James, Daniel. Supervivencia del Peronismo: la resistencia en las fábricas
En septiembre de 1955 asume Lonardi con el golpe de la Revolución Libertadora, adoptó una postura conciliatoria con el movimiento sindical peronista (“ni vencedores ni vencidos”). Él sostiene que se mantendrá la CGT tal como está, hecho amparado al ser nombrado Cerruti como Mtro. de Trabajo. A fines de mes los locales de distintos sindicatos peronistas fueron atacados por grupos antiperonistas armados llamados “Comandos Civiles” (socialistas y radicales) que buscaban aplacar cualquier resurgir peronista; consiguieron apoyo de algunos sectores de las FFAA. En octubre la CGT y Lonardi llegan a un acuerdo de ir a elecciones en los gremios ocupados y poner interventores, a los gremialistas antiperonistas no les gustó y ejercieron presión sobre Lonardi; luego estos gremios se opusieron al proceso electoral sabiendo que el peronismo ganaría en los sindicatos y el poder sobre la CGT. Aquellos sectores socialistas y radicales pidieron al Ministerio de Trabajo que accionara aún más sobre la esfera gremial, se quería evitar la conciliación con los peronistas a toda costa. Muchos interventores no pudieron desalojar los sindicatos antiperonistas entonces el peronismo perdió confianza; Cerruti estableció la eliminación de la autoridad y poner 3 interventores por sindicato y un administrador para los bienes de la CGT. Hacen huelga general el 2/11, pero se llegó a conciliar y no hubo tal huelga, esto esclareció la importancia de la conciliación con los gremios. Esto evidenció para los liberales/tradicionales que Lonardi y su faceta más nacional católica no servían para la revolución contra Perón; Lonardi cae ese mismo mes puesto que sostenían que la CGT debía ser intervenida e investigar los delitos de los peronistas. El 13/11 asume Aramburu, ya no habría conciliación con los sindicatos peronistas. Surgen nuevos ataques antiperonistas (comandos civiles) y se incumple el pacto del 2, entonces la se declara huelga general el 14/11, es declarada ilegal y el gobierno acaba interviniendo la CGT y los sindicatos. Lonardi tuvo una política en la que consideraba la posibilidad de una victoria peronista en elecciones, aunque exigía un peronismo depurado de los vicios que lo llevaron a la derrota; él sostenía que el peronismo continuara con el control de la clase trabajadora e instituciones mientras no hubiera corrupción y que los sindicatos se abstuvieran de implicaciones en el gobierno y solo representaran a los trabajadores. Los nacionalistas antiperonistas tenían ciertas concordancias con Perón puesto que lo veían como anticomunista al impulsar el orden social de índole católico. El problema eran los excesos del grupo y la corrupción de aquellos cercanos a Perón. Los dirigentes sindicales estaban dispuestos a adaptarse, pero no tan así las bases. Pero todo esto siempre tambaleo porque la figura de Lonardi no contaba con el peso suficiente para detener los ataques de los comandos, entonces Cerruti y los nacionales eran débiles para asegurar a los dirigentes sindicales que conciliaban con ellos, y sin las concesiones el rol de Lonardi se debilitaba. Sumado a esto las bases peronistas resistieron con la fe hacia Perón como estandarte. Para fines de octubre comienza a surgir la RESISTENCIA PERONISTA, esta oposición de las bases fue espontánea, instintiva, confusa y acéfala. Esta resistencia fue otro agente en las negociaciones entre gobierno y lideres sindicales, las bases condicionaban a los dirigentes gremiales. Los jefes sindicales no poseían control total sobre sus afiliados, tenían un control limitado. El interregno de Lonardi dejó una clase trabajadora peronista derrotada y confundida pero que espontáneamente defendió lo que sentía que estaba perdiendo y los dirigentes sindicales se mostraron incapaces de actuar. Durante el gobierno de Lonardi la ofensiva antiperonista no llegó al trabajo mismo (taller o planta), esto cambia con Aramburu y Rojas. Su política se basó en un fuerte antiperonismo así como la proscripción del mismo en los sindicatos y la represión del sindicalismo popular, además de un acuerdo entre gobierno y empleadores para la racionalización del trabajo (frenar salarios y negociaciones colectivas). Se crea una comisión reguladora para investigar a dirigentes sindicales peronistas y se eliminan las comisiones internas, todo en línea con la proscripción del Partido Justicialista. Una de las medidas económicas del gobierno es aumentar la productividad de la industria. En el periodo 45-55 el poder dentro del sitio de trabajo pasó a estar en manos de los trabajadores, luego de la crisis del 52 se pensó en una nueva etapa de crecimiento económico donde se produzca maquinaria pesada y bienes de consumo intermedio, primero debía aumentar la productividad. Para lograr esto tenían que disminuir la fuerza social que los trabajadores habían ganado con Perón: aceleraron la producción a través de beneficios, los delegados de las comisiones internas eran un obstáculo para los empleadores (la clase obrera resistió al negarse a cooperar, refutaban su legitimidad y pugnaban por sus cláusulas contractuales). Con Aramburu al poder y los delegados gremiales disueltos, se centró en la productividad donde surgieron nuevos sistemas por fuera de las condiciones de los ya existentes, donde los salarios dependerían de la productividad. Las peores condiciones de trabajo y la debilidad gremial fabril llevo a la creación de la RESISTENCIA por sectores de la clase obrera peronista, fue una respuesta defensiva ante su vulnerabilidad. La policía estuvo del otro bando, con los empleadores; también recibían hostigamiento dentro de los sindicatos puesto que muchos interventores tomaron su nuevo rol en una suerte de “revanchismo” (un revanchismo de los industriales). Sin el poder de las comisiones internas los trabajadores no recibían un juicio imparcial ante disputa con la patronal. El plan del gobierno en cuanto a la racionalización no alcanzo el nivel propuesto porque al momento de los tribunales estos no siempre fallaban a favor del empleador. El revanchismo en las fábricas se vio paleado por un proceso de reorganización en el que los trabajadores buscaban la continuidad de lo logrado con Perón. La Resistencia eran agrupaciones semiclandestinas compuestas de jóvenes que no habían tenido participación militante previa; además se demostró que los peronistas dominaban la clase trabajadora en la planta y que no estaban dispuestos a perder lo conseguido con Perón en manos de la Libertadora. Los SOCIALISTAS consideraban a la Revolución Libertadora quien restablecería la democracia, no era una revolución de clase, sino contra Perón y sus ideales; había que limitar al peronismo, pero tampoco había que doblegar a los trabajadores, por eso es que los socialistas tenían una mirada ambivalente. Todo lo conseguido con Perón estaba manchado de demagogia y paternalismo, por eso se asocia a los socialistas con los empleadores. El PS se mostró ajeno a la resistencia mostrada por los obreros peronistas, sin embargo, criticaban las medidas militares, pero querían reeducar a los peronistas. A fines de 1956 se acabó la idea de eliminar al peronismo de los sindicatos y pensó en como disminuir su consenso y dominio en los gremios para ser solo la representación de la minoría, entonces se permitió más de un sindicato para cada trabajador y autonomía respecto de la CGT. Con Aramburu hubo inflación (devaluación y suba de precios), las negociaciones salariales fueron en crecientes conflictos porque como los trabajadores ya contaban con buenos salarios la suba no les parecía significativa; finalmente los trabajadores fueron los desfavorecidos al caer el salario real. Gobierno y empleadores imponían legal y estatalmente lo que no podían conseguir mediante el mercado laboral. Las luchas salariales de fines de 1956 ayudaron a crecer el movimiento de resistencia, el enojo ante la represión y el orgullo por la resistencia obrera fueron parte decisiva de la cultura militante de ese tiempo.
Comandos y sindicatos: surgimiento del nuevo liderazgo sindical peronista
Las huelgas del 56, sumado a la proscripción de viejos lideres sindicales, llevo a el surgir de nuevas figuras destacadas en la cotidianeidad de la fábrica; muchos de los nuevos creían que eran el “reemplazo” hasta que pudiera volver a su posición. Antiguos dirigentes aun relacionados con el movimiento gremial y peronista se organizaron entre sí y crearon: la CGT Única e Intransigente / Comando Sindical / CGT Negra / CGT. Todas tenían muy poca influencia sobre las bases. Estos grupos (viejos dirigentes) tuvieron roces con la nueva dirigencia, estos últimos habían surgido al calor de la lucha democrática y espontanea en las plantas por lo que no tenían experiencia en la jerarquía sindical peronista y lograron una mayor democratización sindical al formarse durante la resistencia diaria. Los viejos dirigentes cada vez más resentidos al verse cada vez más al margen. Se crea la Intersindical en el 57 para restablecer todos los sindicatos mediante elecciones libres, que reaparezca la CGT, se liberen presos gremiales y se levanten restricciones legales. El impulso de la comisión intersindical fueron los comunistas, luego el predominio peronista fue mayor. La Intersindical era mal vista por los antiguos dirigentes porque era algo que legitimaba el poder de los nuevos al estar amparada por el Estado. La Intersindical proveyó de cohesión al movimiento obrero peronista, algo que habían perdido con la proscripción del Partido Justicialista y de la CGT. Se fundan las 62 Organizaciones en 1957 en un congreso hecho para normalizar la CGT que fracasó, culminó en la formación de las 62 y las 32 Organizaciones Democráticas (antiperonistas). Las 62 O fue el reflejo de que los sindicatos se habían transformado en la principal fuerza organizadora y expresión institucional del peronismo pos 1955, se tradujo en una política muy militante (por ej. el voto por Frondizi en el 58). La Resistencia no solo era en las fábricas, también hacían sabotaje fuera de ella. Al comienzo el accionar contra el gobierno en el 55 fue de terrorismo espontáneo en las calles mientras aumentaba el sabotaje en las fábricas. Al mismo tiempo, desde 1956, había grupos de trabajadores fabriles de una misma fábrica que se reunían para organizar su accionar “comandos”. Pero la gran mayoría eran células clandestinas compuestas por actores de distintas clases sociales. El proceso de armado de bombas sintetizó el simbolismo de la resistencia: no profesionalismo, sacrificio, gente común dispuesta y carencia de elite burocrática que organizara. Toda esta reacción también traía consigo un alto grado de desesperación, de visibilizar el rechazo al statu quo. Algo que les jugó en contra fue la creencia de que la revolución sucedería la próxima semana porque de ser así no necesitaban organización. A mediados de 1956 se centraron en la recuperación de las comisiones internas y los sindicatos. Según Perón el movimiento debía seguir la lógica de “guerra de guerrillas” con el papel primordial de la resistencia civil, había que desgastar al régimen mediante pequeñas, pero millones de acciones, donde los trabajadores trabajaran sin ganas. Había que tornar ingobernable al país y que llevaría a una huelga general revolucionaria. Quienes tenían nexo con los comandos eran los viejos lideres sindicales. A Cooke le inquietaba la diferencia entre el proyecto peronista (tomar el poder mediante la insurrección para lograr una revolución social) y los ajustes tácticos que le imprimía la coyuntura política al movimiento; él y Perón decían que el peronismo iba de la mano con la insurrección, la intransigencia era vital. Pero como se iban abriendo ciertos caminos legales no era viable retirarse al puritanismo y perder el terreno conseguido. A Cooke le preocupara que la Intersindical dejara de ser un instrumento de lucha y sea tomada como un fin en sí mismo; él decidió una negativa a cualquier apertura al sistema institucional. Los comandos y grupos clandestinos mantuvieron la intransigencia al votar en blanco, aunque Frondizi haya ganado en las elecciones del 58. Melon Pirro, Julio Cesar. Espontaneidad y mesianismo militar La resistencia peronista puede rastrearse desde el 56 cuando Perón llamo a la resistencia civil, en oposición a los comandos civiles ellos poseían solo “comandos”; la resistencia peronista se usó para nombrar una serie de actividades apuestas al régimen de facto y no solo de los sectores obreros peronistas. La proscripción del peronismo se llevó consigo el espectáculo de masas ritualizado que era el peronismo y que no pudo reinsertarse orgánicamente en la sociedad una vez hecho el golpe, es así que muchos peronistas comenzaron a visitar la UCRI, sectores del nacionalismo y conservadurismo (muchos para generar disturbios). Los peronistas querían “enfrentar al gorila en las calles”. La espontaneidad de la resistencia se basaba en la necesidad de hacer algo ante la impotencia y el querer expresar la lealtad. Las FFAA, desde el golpe del estado del 55, sabían que tenían subordinados afines al peronismo que querían sublevarse. El sabotaje en las fábricas estaba en manos de los obreros al ver diezmada su “cultura del trabajo” que no dejaban de ser respuestas inorgánicas, solo en caso de afectar la producción era que se producía una posible alarma. La cuestión era si estos hechos de sabotaje correspondían o no a un plan de lucha para alterar el orden público, el ser acéfala se basaba en las directivas generales para todos los peronistas donde Perón, desde el exilio, reivindicaba su liderazgo y la intransigencia, desalentaba el neoperonismo (se dice que realmente quienes resistían no conocieron estas directivas sino hasta después y que su obrar era meramente personal). La resistencia fue la encargada de representar la clandestinidad ante Perón todos creían que de allí se originaria la chispa de la revolución que lo haría volver y creían que sucedería inminentemente, dentro de la misma se avivaron viejas rivalidades y corrían riesgos por su propio desconocimiento. Perón desde el exilio alentaba por una insurrección militar con participación civil, no concebía una militar. El único movimiento militar-cívico fue el de Juan José Valle en junio del 56, un levantamiento dirigido por militares peronistas donde el gobierno ya conocía los planes del mismo. En el levantamiento se haría una proclama en la que se pedirían elecciones y permitir el regreso de Perón y los trabajadores harían huelga, más allá de que todos ya sabían que el gobierno conocía la revuelta. A Perón no le gustó el golpe, él quería la resistencia civil; él atribuye el fracaso del levantamiento al sector militar del mismo y no a “nosotros”. Belini, Carlos y Juan Carlos Korol. Políticas ortodoxas e intentos de transformación (1955- 1966) Desde el 55 al 66 la economía argentina continúo creciendo debido al desarrollo industrial hacia el mercado interno; la economía local sufrió crisis en las balanzas de pago el 55-58-62. En la década 1950-1960 la economía estuvo atravesada por el proceso de stop & go, donde el sector manufacturero era impulsor del crecimiento y el sector industrial demandaba cada vez más bienes extranjeros; la economía se enfrentaba a crisis cíclicas de la balanza de pagos. La fase expansiva comenzaba con un crecimiento de la producción que llevaba consigo políticas monetarias y fiscales expansivas, aumentaban los salarios reales y el consumo, crecía la demanda de divisas y disminuía el excedente exportable. La fase expansiva acababa con la crisis en el sector externo, allí el gobierno debía devaluar la moneda y la redistribución favorecía al sector primario, esto conducía a políticas monetarias y fiscales restrictivas; luego recomenzaba el ciclo. Cuando la balanza comercial dio negativa se recurrió al endeudamiento externo. En el 55 Perón es derrocado debido a una crisis política que dejó al peronismo sin el apoyo de la Iglesia católica y el ejército. La Revolución Libertadora solicitó un informe económico, el Informe Prebisch: criticaba el control del comercio exterior y la excesiva demanda de insumos importados (incluso combustible, empeorando el desequilibrio de la falta de divisas), además de una aguda inflación y una moneda sobrevaluada. Prebisch sostuvo que había que corregir la balanza comercial por lo que había que devaluar la moneda, congelar los salarios y privatizar empresas públicas. El plan total era el desarrollo de industrias básicas, la producción energética y la racionalización del papel estado. El plan no se aplicó en su totalidad, la Revolución Libertadora no tenía una orientación económica definida; sin embargo, con ellos se abandonó el bilaterismo y Argentina fue incorporada a los organismos del FMI y el BM. En 1958 Frondizi gana las elecciones, líder del ala izquierdista de la UCR, este ganó gracias al apoyo que recibió su candidatura por parte de Perón. La postura económica de Frondizi fue el desarrollismo, en él favorecían la industrialización y el impulso de las industrias básicas para mejorar el nivel de vida debido al estancamiento agrario. El Estado no podía tener un rol demasiado activo, debían convocar al capital extranjero para una rápida industrialización. La “batalla del petróleo” propuso el autoabastecimiento de combustible para dejar de importar; la política industrial sancionó dos leyes: 14780: de inversiones extranjeras, estatus similar a capitales nacionales eliminando controles y la ley 14781 de promoción industrial. Frondizi quería saldar las relaciones legales con empresas extranjeras asique además aplico un programa macroeconómico para resolver el déficit externo, así se pactó un crédito con el FMI con políticas ortodoxas. Las consecuencias de este plan sobre la sociedad fueron duras, los salarios reales cayeron y la demanda se redujo, así como también el empleo, esta situación generó tensiones y conflictos sindicales que ni siquiera se vieron apaciguador por la ley de asociaciones profesionales. No obstante, el acuerdo con el FMI impulso el ingreso de capitales extranjeros al país en los sectores del petróleo, la petroquímica y la automotriz. La balanza volvía a ser positiva con la llegada de divisas, pero con la ley 14780 muchas se iban entonces era lo mismo. Las exportaciones continuaban estancadas, muchas empresas tomaban créditos en nombre de la deuda y esta continuaba creciendo; una mala cosecha, la caída de los precios de la carne y la demanda de importaciones. Frondizi tuvo éxito con la política de autoabastecimiento petrolero, sin embargo, no revirtió el déficit, por lo que volvieron a lanzar políticas restrictivas donde una de ellas fue la racionalización de los ferrocarriles y el cierre de ramales. Esto condujo a una huelga y Frondizi retrocedió. Se va a elecciones, el peronismo ganas en BsAs, crisis política. En 1962 Guido, como Pte. del Senado, asume la presidencia, no eran las FFAA, pero ellos tenían una gran influencia sobre él. Intervino todas las gobernaciones provinciales y municipalidades y disolvió el Congreso. El Mtro. de economía Alsogaray aplicó los lineamientos del FMI: devaluación, cayo la demanda y la producción, quiebra de empresas, alto nivel de desempleo, no había gasto ni inversión pública. Estas políticas acentuaron la depresión. Igualmente, las políticas económicas no eran su principal prioridad, en el 63 las FFAA y el gobierno buscaron una normalización institucional para una participación del peronismo en las próximas elecciones, aunque finalmente el peronismo declaró su abstención. En 1963 Illia gana por la UCR del Pueblo, se aplicaron políticas heterodoxas para buscar la reactivación económica y mejorar la capacidad económica de la población, también un ajuste del tipo de cambio mediante pequeñas devaluaciones. Esto lo acompaño una mejora del comercio exportador, pero para que la balanza continuara creciendo positivamente Illia desalentó el ingreso de capitales extranjeros. Se firmaron convenios colectivos en los que los empresarios aceptaban incrementos salariales superiores a las previsiones oficiales, esto era una forma de compensar a la industria privada. Hubo mejoras salariales y creció la demanda doméstica, pero hubo inflación de costos; en 1964-1965 Argentina venia creciendo, en el 66 de desaceleró y la inflación creció y se avecinaba una nueva crisis en la balanza comercial. En el 55 con la caída de Perón los empresarios estaban felices, las cámaras empresariales y las entidades tradicionales no tardaron en apoyar a la revolución. Es por eso que en el 58 el ascenso de Frondizi fue visto negativamente, aunque la CGE y la CGT cobraron más fuerza a partir de 1962. Las entidades empresariales se reorganizaban, el campo gremial luchaba contra los gobiernos militares que intervenía los sindicatos y perseguía a dirigencia peronista, sin embargo, las bases resistieron. Una nueva generación de lideres gremiales se hizo cargo de la conducción del movimiento obrero y en 1957 surgen las 62 Organizaciones y los 32 gremios. En los inicios del frondicismo los sindicatos se mostraron colaboradores Los sindicatos fueron utilizados como armas de negociación política y económica por Vandor, con la ley 14455 de 1958 de Asociaciones Profesionales (sindicato por rama) los gremios se centralizaron. En el 64 Illia intentó modificarla y la CGT sacó el Plan de Lucha donde ocuparían miles de fábricas, es a partir de este año que aumento la participación de los trabajadores gracias al crecimiento económico. Desde el 53 el agro pampeano venia recuperándose, culminando en los 60 con un incremento en la producción de cereales; el incremento venia de la mano de la mejora de la rentabilidad (precios internos remunerativos y nuevas tecnologías). Las políticas oficiales de la Revolución Libertadora fue la mejora de los precios de las manufacturas, Prebisch había recomendado mejorar los precios agrícolas y disolver el IAPI, aunque la producción se mantuvo estancada. Aquí ingresa el INTA con nuevas tecnologías como el tractor y la cosechadora (inversión en activos fijos), la mecanización fue bien vista por la escasez de mano de obra. La recuperación de la agricultura se relacionó con las nuevas semillas y agroquímicos, produciendo un mejor rendimiento. En la ganadería las transformaciones fueron cualitativas ante la pérdida del mercado externo. El agro se recuperaba productivamente mientras que las economías regionales de cultivos industriales estaban en moderada expansión. Ya en 1952 se buscó el desarrollo de industrias básicas, pero había escasez de divisas y contradicciones políticas, es recién en el 58 con Frondizi que esto se vuelve posible. Él busco expandir el mercado interno e implantar ramas tecnológicas más complejas, su política industrial era la búsqueda de la inversión de capitales extranjeros. Ley 14780 otorgaba a los capitales extranjeros los mismos derechos de las empresas argentinas, esto favoreció el ingreso de capitales al país en las industria capital- intensiva (las inversiones se centraron en la química y petroquímica, automotores y siderurgia) impactando en el sector industrial. El sector manufacturero dejo de absorber mano de obra, donde las industrias livianas fueron las más afectadas puesto que muchos empresarios sustituyeron mano de obra por capital. Entre 1954-1958 la industria creció sostenidamente, con Frondizi hubo fluctuaciones; la industria automotriz lideró el crecimiento sectorial y el gobierno permitió el ingreso de partes importadas; el mercado doméstico poseía una fuerte demanda contenida por los problemas de importación de vehículos, pero la política sectorial estuvo errada porque el estado concedió muchos subsidios y no se aprovecharía la especialización. El complejo automotor estimulo la producción local de neumáticos, combustibles y neumáticos favoreciendo la estructura industrial; este desarrollo incidió en la formación de mano de obra local, administrativos y controles de calidad. El ejemplo automotriz ejemplifica como el Estado fracasó en la aplicación de políticas que lo permitieran crecer. Con los tractores sucedió algo similar puesto que el escaso dinamismo tecnológico del sector y los altos costos se trasladaban al sector primario, el mercado de estos productos. En los 60 la industria de los artículos para el hogar se vio tambaleada por el avance del ISI y por las políticas ortodoxas sobre la distribución del ingreso. Luego de 1955 el rol del Estado en la economía, Prebisch había sostenido que el Estado debía intervenir lo menor posible para no ahogar la iniciativa privada y privatizando ciertas empresas contaría con los recursos necesarios para la implantación de las industrias necesarias. La tendencia al crecimiento del gasto público continuó hasta 1958, donde también se deterioraron los salarios de los empleados públicos y se igualaron los salarios de calificados y no. El aplicar políticas económicas ortodoxas implico reducir el gasto público y corregir el déficit fiscal (origen de la inflación para liberales). En el 61 Frondizi aplicó una política de racionalización estatal y privatización empresas públicas (ferrocarriles y la “batalla del transporte” con huelgas que el gobierno no pudo revertir). Guido intentó lo mismo. Illia en el 63 aplicó políticas de expansión del gasto público e incremento del personal estatal, además del estado como impulsor de proyectos de desarrollo de infraestructura básica y producción energética. Entre 55 y 66 ciclos económicos de expansión y recesión, una economía semiindustrializada que demandaba importaciones y un estancamiento en la exportación llevo a crisis en la balanza de pagos y consecuentes políticas ortodoxas. Con la proscripción del peronismo las organizaciones sindicales después del 57 representaron a los trabajadores y al peronismo. Con el ascenso de Frondizi se vio favorablemente las políticas intervencionistas y redistribución progresiva del ingreso, sin embargo, aplicaron políticas ortodoxas con políticas de crecimiento acelerado industrial, esto les quito el apoyo de los sindicatos peronistas y sus partidarios. La recesión del 62, empeorada por una crisis política, luego un ciclo expansivo con Illia. En 1966 la economía creía lenta y había que hacer transformaciones de raíz, y la democracia no parecía ser la vía adecuada. Belini, Carlos y Juan Carlos Korol. El fracaso del autoritarismo desarrollista y de los populismos (1966-1976) A mediados de los 60 la economía venia sorteando los obstáculos, el agro pampeano inició periodo de crecimiento por consiguiente también las exportaciones, el sector manufacturero en nueva etapa por la producción de insumos básicos y la industria comenzó a exportar. Luego de la crisis del 62 el crecimiento sostenido sería hasta el 74. Esto evidencia una clara atenuación de los ciclos de stop & go aunque el sector industrial dependiera del mercado interno y gran parte del mismo dependía del proteccionismo y políticas macroeconómicas fijas. La 1er crisis del petróleo en 73 tuvo efectos económicos a escala local y mundial, en el 75 el Rodrigazo cerró el ciclo del crecimiento y sobrevino la depresión e hiperinflación. En el 66 asume Onganía luego de que las FFAA derrocaran a Illia, esta se llamó Revolución Argentina. Buscaba la transformación de la economía y política del país, es por eso que el golpe se produce en un contexto de crisis profunda. Además, debía destrabarse el empate entre los actores económicos y políticos y para eso había que disciplinar a los sectores populares y sus organizaciones (sindicatos). El empresariado, militares y políticos conservadores/liberales apoyaron el golpe pues lo consideraron una reacción frente a problemas del capitalismo periférico, industrialización incompleta y los desafíos sociales. El Onganiato organizó su gobierno en3 tiempos para asegurar el control del estado sobre la sociedad: tiempo económico- tiempo social-tiempo político. La teoría de los 3 tiempos fracasaría. La Revolución Argentina no constituía un grupo homogéneo, Onganía provenía del grupo católico mas autoritario y conservador mientras que el otro grupo eran militares y civiles liberales. Los golpistas quisieron la adhesión de algunos sectores del sindicalismo por lo que no derogaron la ley de asociaciones profesionales y aprovecharon las fisuras que existían en el campo gremial (vandorismo, 62 org, grupos independientes, PC), obtuvieron el apoyo de los sindicalistas “participacionistas”. El intento de cierta mediación y formar una CGT pro golpe fue mal vista por los empresarios. Todas estas críticas del sector empresarial llevaron a Onganía a decretar a Krieger Vasena Mtro de Economía y Trabajo. PLAN KRIEGER VASENA: marzo 1967. Plan que combinaba instrumentos clásicos de estabilización con medidas para promover el desarrollo económico. Buscaba detener la inflación a toda costa. 1ero se devaluó la moneda y se les aplicaron retenciones a las exportaciones de productos del sector primario (agrario) y reducir los aranceles usados para la protección del sector industrial para que los precios internos no crecieran desmedidamente. Y por último se creó un impuesto para la tenencia de divisas. Para evitar las demandas sindicales se reajustaron los convenios y una suba de los ingresos, donde las empresas obtendrían créditos e incentivos fiscales para la inversión. Busco contener la inflación mediante acuerdos con grandes firmas y la aplicación de política monetaria y crediticia expansiva para favorecer la inversión privada. Este plan obtuvo el apoyo de los círculos financieros internacionales. Al corto plazo funcionó, la inflación bajo y los salarios reales no se vieron muy afectados, se redujo el déficit fiscal y el Estado invirtió en infraestructura. La inflación de esos años hizo que el tipo de cambio complicara al agro que se vio perjudicado por la caída del precio de la carne a nivel internacional. Se estancó el sector primario y se pasaron al bando opositor; al mismo tiempo las medidas tomadas crearon una demanda mayor de importaciones. La apertura económica y el atraso cambiario afectaron a la industria de productos para el mercado doméstico; la desnacionalización de muchas industrias locales agudizo las críticas de los empresarios. El PLAN estaba debilitado por su propia composición, donde el régimen autoritario, la prohibición de la actividad política y la falta de canales para la participación de los intereses sectoriales eran contraproducentes. Una gran parte del sindicalismo apoyo el derrocamiento de Illia en pos de una nueva alianza con las FFAA, en el 68 la CGT se dividió y la figura de Ongaro resaltó; las propias entidades empresariales mostraron desagrado por las políticas oficiales y la no negociación, aunque la protesta social se oyó mucho más fuerte. El 29 de mayo del 69 estalló el Cordobazo, una rebelión popular de obreros y estudiantes que comenzó una serie de movilizaciones sociales que duraría hasta 1975; el suceso derribó el mito del orden, principio fundador del Onganiato. Obreros de las automotrices la lideraron porque en Córdoba la industria automotriz creo en la clase obrera un sector de obreros calificados con sindicatos por planta fuera de los nacionales dirigidos por peronistas “burocracia sindical”. Este nuevo sindicalismo era más combativo y tenía nuevos objetivos. El Cordobazo quebró la confianza en las políticas económicas y creo una grave crisis política, en este contexto renuncia Krieger Vasena. Sumado al descontento general, dentro de las FFAA el comandante jefe del Ejército Lanusse tenía relaciones tensas con Onganía. En junio de 1970 la junta militar pone fin al onganiato y designa como presidente a Levingston, 9 meses donde se intensificó el movimiento popular, se radicalizaron algunos sectores de clase media, organizaciones guerrilleras pusieron en jaque la legitimidad de la dictadura militar. Levingston decide profundizar la Revolución, su mtro de economía Ferrer inició una apertura nacionalista que no evito la caída estrepitosa del PBI. En el 71 Lanusse lo destituye y comienza la normalización del país donde la política era la prioridad, que hubiera elecciones con un candidato pro FFAA, además la idea era incluir al peronismo sin Perón, pero este último lo expuso y llevo al fracaso el Gran Acuerdo Nacional. Perón vuelve al país y apoya la candidatura de Cámpora. El comportamiento macroeconómico de este periodo estuvo signado por tendencias económicas internacionales y en la solución interna a la crisis política que comenzó en el 69. En las elecciones del 73 ganó el FREJULI y los conflictos del peronismo se trasladaron a su interior. Las bases tradicionales, organizaciones gremiales de la burocracia sindical y dirigencia política ahora sumaban la juventud, las organizaciones armadas y las bases obreras radicalizadas. Entre el 73 y 74 la economía estuvo en manos de Gelbard, líder de la CGE, la política oficial se basó en un acuerdo entre la CGT, CGE y Mrio de Economía. El programa se basaba en el Plan Trienal en búsqueda de la estabilización y reformas de largo plazo, un programa que intensificaba el intervencionismo estatal, pugnaba por una distribución más equitativa y medidas pro capital nacional. Su base era el Pacto Social entre la CGT, CGE y el gobierno en una tregua del conflicto por la distribución del ingreso. El pacto tuvo un gran éxito inicial, aunque luego cayo por tensiones inflacionarias por hechos internacionales como la crisis del petróleo. Perón muerto, Isabel apoyada en el ala derecha del peronismo con López Rega. La economía argentina enfrentaba un contexto externo muy crítico y en el interno había una fuerte tensión por el congelamiento de precios, desabastecimiento, mercado negro, etc. López Rega quería borrar la cúpula sindical para independizarse de las bases obreras. En el 75 hubo una crisis en la balanza de pagos y se necesitaba una política ortodoxa, el Rodrigazo (redistribución del ingreso a favor del sector exportador y deprimía la actividad productiva ligada al mercado interno). Los empresarios acordaron con los obreros aumentos salariales para lograr una peor crisis social y política, Isabel anulo las paritarias y la CGT hizo un paro de 48hs donde lograron la renuncia del ala derechista del peronismo. Después del 65 el agro pampeano se recuperó del estancamiento productivo del 30 consolidando su incremento productivo que fue aún mejor en los 70 con las innovaciones tecnológicas y el consecuente aumento de los rendimientos duplicando su valor de producción, con un aumento de la producción ganadera también. Esto tuvo un impacto en las tierras porque llevo a la concentración de las mismas y a su explotación masiva. Sumado a las retenciones que el plan Krieger Vasena le puso al campo en 1968 la ley 18033 se aplicó el impuesto a las tierras aptas para la explotación agropecuaria (único impuesto nacional sobre la tierra). La expansión de la agricultura pampeana y la mejora de los precios internacionales permitió ampliar la exportación argentina. Las economías regionales sufrieron importantes vaivenes desde el 55, es por eso que los movimientos poblaciones son un indicador de las transformaciones económicas, la economía del interior que más sufrió fue la tucumana por la caída de los ingenios. La recesión provoco conflicto social y político y el ERP se instaló allí recibiendo una dura represión militar. Chaco y el algodón fueron otro ejemplo. En otros sitios el periodo del 65-75 constituyó un ciclo de expansión como en Jujuy y Salta, Misiones, Mendoza y San Juan. Luego de la recesión del 62 la industria manufacturera comenzó una expansión ininterrumpida, las industrias lideres fueron las productoras de bienes de consumo durables, equipos y productos básicos “industrias dinámicas” (el automotor fue central por la fuerte demanda interna de automóviles medianos). Este despliegue industrial se relaciona con las inversiones durante el desarrollismo y durante Krieger Vasena, el Onganiato quería mejorar la eficiencia del sector industrial. Las firmas extranjeras poseían ventajas frente a las argentinas por lo que comenzó una “desnacionalización” de la industria. A comienzos de 1970 la industria argentina mostro mejoras gerenciales y tecnológicas. Las transformaciones económicas de 1960-1970 demostró la capacidad para introducir la industrialización al mercado interno, la expansión urbana se favoreció del sector terciario (comercio y servicios personales); aumento considerablemente la clase media asalariada sobre todo de profesionales y técnicos, aunque la participación de los trabajadores en la distribución del ingreso declinó por lo que se normalizó el ingreso de más de un miembro de una familia al mercado de trabajo. A mediados de los 70 la economía argentina comenzó un ciclo de crecimiento que duraría una década, donde las políticas económicas se sucedían de forma opuesta. Krieger Vasena en el régimen autoritario del onganiato aplicó congelamiento de precios y salarios, alentó inversiones extranjeras e inversiones públicas de infraestructura para lograr el aumento de industrias de consumo básico, dio como resultado el desarrollo productivo, la transnacionalización y dependencia tecno de la industria argentina. A partir del 70 se aplicó una mayor intervención estatal que entraron en auge en el 73 con la vuelta del peronismo al poder. Todo estallo con el Rodrigazo con la hiperinflación y la recesión. El sendero de la industrialización finalmente fracasaría. Mónica Peralta Ramos. Paradojas del desarrollo industrial argentino Golpe militar del 55 inauguró una nueva coalición de clases en el poder. Las fracciones más poderosas del campo y de la industria recuperaron el control sobre el poder político, pero no existió una clara hegemonía política de una fracción sobre otra. Con el golpe se quebró la alianza de clases que formaba al peronismo, la burguesía industrial nacional vs. un peronismo que representaba a la clase obrera. Hasta el 66 hubo una lucha por el poder entre la burguesía agropecuaria y la industrial. La agropecuaria quería recuperar lo perdido en el 30 cuando el peronismo impulsó el desarrollo industrial, la industrial quería el liderazgo a través de las ramas más capital intensivas y fuertes subsidios. El agro quería un libre mercado y pugnaba por la devaluación de la moneda, mientras que la industria quería incrementar los subsidios y créditos del gobierno. La lucha por la apropiación de los ingresos derivó en una importante inflación, la devaluación de la moneda impactaba en esto. Los productos que exportaba el agro eran los mismos para el consumo interno, entonces los precios locales dependían de los precios de exportación e hizo que otros ingresos de la economía fluyeran hacia el sector agropecuario. No obstante, la burguesía industrial impuso medidas para un nuevo modelo de desarrollo industrial en las ramas capital intensivas, esta producción se orientaba al mercado interno, aunque los sectores populares no tuvieron incidencia como en el modelo distribucionista; la fracción nacional de la burguesía industrial logró verter sus demandas en el gobierno de Illia en el 63 pero su inviabilidad fue lo que llevo al golpe del 66. Hacia mediados de los 60 8 de las 10 empresas principales ninguna era de capital privado argentino. A pesar de que el sector agropecuario imponía devaluaciones que producían traslaciones de ingresos a su favor también se iba construyendo un modelo de desarrollo industrial basado en el liderazgo de ramas capital intensiva. Las pymes del capital nacional quedaron relegadas a las áreas marginales. Estratificación obrera: en 55 la explotación del trabajo aumento progresivamente con políticas salariales más restrictivas, el nuevo modelo de desarrollo industrial generó un mercado de trabajo heterogéneo y una estratificación de la clase obrera. También influyó el tamaño de la empresa con los salarios que pagaban. La clase obrera se vio estratificada según el sector de la producción en el que estaba insertada y según el tamaño de la empresa; se generó una elite obrera en las ramas más capital intensivas diferenciándose de los obreros que producían bienes salarios que recibían salarios por debajo del nivel de subsistencia. La sobrexplotación de la fuerza de trabajo fue vital para la reproducción de las pymes de capital nacional que eran la mayoría productoras de bienes salarios. Otro inconveniente del modelo de desarrollo fue la incapacidad para incorporar la oferta laboral anual. El empresario nacional quería incorporar tecnología por lo que se vinculó con el capital extranjero, la fracción nacional de la burguesía industrial de ramas bienes salarios aposto por la sobreexplotación de la fuerza de trabajo. Los dos actores del modelo distribucionista, clase obrera y fracción nacional de burguesía industrial, fueron cada vez más antagónicos generando fuertes conflictos sociales. El aumento desmedido de importaciones de bienes de capital e intermedios fue determinante en la crisis de la balanza de pagos, toda expansión de la producción industrial tendía a una crisis en el sector externo ergo recesión. Se produjo una dependencia del sector industrial en relación al agropecuario dándole a este último el poder para reclamar en momentos de crisis políticas de traslaciones de ingresos a su favor. El periodo entre 1955 y 1966 se caracterizó por un deterioro de las instituciones que regulan la lucha de clases, la coerción fue el método predilecto de resolución. La estratificación obrera dio lugar al caudillismo sindical con un consecuente fraccionamiento de la elite sindical donde dirigentes sindicales de la industria capital intensiva adquirieron maniobra política. El fraccionamiento de la cúpula sindical sucedió en un contexto de deterioro de los sindicatos, un progresivo enfrentamiento entre las bases obreras y conducciones sindicales. Existió una crisis de hegemonía en el centro de la coalición en el poder en la búsqueda de que modelo de desarrollo seguir llevaron al uso de la coerción por sobre la negociación. Los sectores más poderosos de la burguesía hicieron de las organizaciones empresarias su instrumento de acción política, aplicando presión sobre el gobierno las que quedaron totalmente desplazadas fueron las pymes pero siendo temidas por las grandes fracciones de que lleguen al poder a través de elecciones. Todo este periodo estuvo caracterizado por una crisis de representatividad partidaria, todos los partidos se dividieron y la mayoría se atomizo. En este periodo se pensaron dos proyectos de dominación, uno en el que la clase obrera peronista era marginalizada políticamente y se profundizaba la revolución militar donde el Estado controlara los sindicatos fuertemente para contrarrestar las demandas obreras, el otro proyecto era neutralizar la clase obrera a través de la integración formal en la toma de decisiones donde no se intervenían los sindicatos, sino que se normalizaban en negociación con la participación del peronismo. El sistema partidario era el campo de lucha de intereses, la caída de Perón en el 55 expuso la desintegración de la alianza de clases que lo formó y a partir de ahí empezó a expresar los intereses económicos y políticos de la clase obrera, el deseo de estos últimos de participar en la política llevo a los gobiernos a considerar peligroso el ejercicio libre de la actividad sindical o política. El deterioro del sistema político llevo a una creciente ilegitimidad institucional que generó las condiciones para una radicalización de la protesta social. La Revolución Argentina golpeó con el fin de hallar una solución a la crisis política, donde querían solucionar el conflicto entre las dos burguesías a favor de la industrial. El gobierno de Illia y su negativa a la coerción habían generado un vacío de autoridad y conducción, el gobierno de Onganía quiso terminar con la inflación y modernizar la estructura económica, aplicaron políticas para impedir que la devaluación hiciera traslación de ingresos a favor del sector agro y se impulsaron las ramas de industrias capital intensivas. Al mismo tiempo se reprimieron severamente los conflictos sociales y buscaron la desmovilización obrera cooptando jerarcas sindicales haciendo que la elite sindical se identificara con los intereses de la patronal y política de los militares. El rol de la burocracia sindical llevó a una radicalización de la lucha obrera que politizó la lucha económica. El 1969 inicia un periodo de violentas manifestaciones populares que nuclearon a sectores obreros y de clase media, fueron de carácter espontaneo y un tanto violentos, se desbordaron las conducciones sindicales y hubo enfrentamiento entre las bases obreras y los jerarcas sindicales, surgiendo el “clasismo”. La radicalización del movimiento obrero se dio en el movimiento contra el gobierno de la clase media, aparecieron organizaciones político militares que usarían las armas para tomar el poder. El peronismo internalizo el conflicto social y a comienzos de los 70 se dividía en burocracia sindical y la otra una tendencia más combativa y revolucionaria. En los 70 ponen al mando Levingston para lograr una salida política a la crisis, pero nuevos levantamientos populares en el interior llevaron a que asuma Lanusse que busco una salida política basada en el consenso donde incluía al peronismo, la alianza con estos sería la única forma de restituir la legitimidad al sistema político. Lanusse propuso el GAN, para contrarrestar la movilización obrera y aislar a los más radicalizados del peronismo; el GAN era un peronismo sin Perón que acatara las ordenes militares.
Portantiero, Juan Carlos. Economía y política en la crisis argentina (1958-1973)
El EMPATE es la incapacidad que muestran las clases dominantes para construir alguna forma de dominación legitima. Es la lógica de un empate entre fuerzas capaces de vetar los proyectos de las otras, pero sin los recursos suficientes para imponer los propios. Derrocado Perón en el 55 el bloque populista entró en proceso de descomposición por cuestiones de inadaptabilidad al nuevo contexto, con su caída ningún gobierno logró los requisitos mínimos para sostener el Orden porque faltaba una legitimidad del sistema basada en fuerza y consenso. El empate comienza con el gobierno de Frondizi en 1958 porque ahí se fundan las bases para el modelo de acumulación y se complejizan las relaciones de clase; el periodo de la Revolución Libertadora fue un intento de las clases dominantes por poner orden a las condiciones del pre peronismo desarmando al sindicalismo y su participación política. Con el desarrollismo de Frondizi es el ingreso masivo de capital extranjero en la industria generando una crisis de hegemonía. El empate político se articularia con una acumulación de capital basada en un poder económico compartido que se desplaza entre la burguesía agraria pampeana (genera divisas y clave ante crisis externa) y la burguesía industrial (volcada al mercado interno). Esta forma de acumulación compartida genera una imposibilidad hegemónica porque es difícil una coalición estable entre las capas más concentradas de la burguesía urbana y rural. Cuando proponen modelos de acumulación alternativo son intentos de romper el empate (casi siempre vienen del sector urbano, Krieger Vasena por ejemplo), los intentos fracasaron y el Estado quedo desbordado por la sociedad mientras que se cancelaba la idea de orden político. El empate era político y social, esta inestructuración entre sociedad civil y estado influyo sobre las FFAA (tensiones internas entre nacionales y liberales), los sindicatos (poder de la clase trabajadora y ejes de la burguesía industrial), los partidos políticos (representaban el sentido común pero no creaban hegemonía) y sobre las empresas y tecnoburocracia. Entre 1962 y 1963 hubo un periodo de recesión por el déficit incontrolable de la balanza de pagos, para salir se estimuló la burguesía agraria devaluando la moneda para poner la relación de precios a su favor. La crisis económica derivó en una institucional y Frondizi fue derrocado, sin embargo, el desarrollismo ya había puesto las bases para la consolidación del capital extranjero radicado en la industria (la burguesía industrial local se amolda y el agro se ve desplazada). Hubo una ola de inversiones extranjeras directas en industrias y servicios, la economía nacional desplazo el principio dinámico del mercado externo a la demanda interior. En el desarrollismo se concentraron las inversiones, la distribución del ingreso benefició a sectores medio y medio-superior y la heterogeneización de la clase dominante. El desarrollismo implica un aumento de las importaciones por lo que también deberían aumentar las exportaciones agropecuarias; un participante primordial fue la tecnoburocracia que llego a representar el establishment, ese estrato era un ejemplo de la modernización de argentina. La modernización política con el sistema de partidos derrotado involucro el ascenso de la burocracia sindical. En el 61 Frondizi devolvió a los sindicatos el control de la CGT, durante Guido es que dentro del sindicalismo peronista se gesta el vandorismo como grupo de presión. Crece el papel del sindicalismo y de la tecnoburocracia como asesora de alianzas con otras fuerzas sociales. Dentro de las FFAA había tensiones durante el 62 y 63, derrotados quienes habían golpeado a Frondizi y puesto a Guido para políticas pro burguesía agraria (marina), las FFAA tenían como líder a Ongania y veían positivamente al desarrollismo. En el 63 gana la UCR con Illia quiso establecer un modelo tradicional gobernando sin estado de sitio ni presos políticos, transitó un ciclo de recuperación luego de la recesión del 62. El golpe de 1966 se autoproclamó para llenar el vacío político que dejaron los partidos, su objetivo era modernizar el país y crear un modelo argentino que reemplazara el viejo (de país agrícola-ganadero a industrializado), construir una industria básica y nuevas como la energética, revolucionar el campo donde todos apoyen la modernización. La Revolución Argentina se fue desvaneciendo ante el vigor que demostraban los sindicatos y los partidos políticos; con Ongania la situación de la crisis hegemónica se agravó (Cordobazo en el 69). La Revolución con sus objetivos puede dividirse en 2 etapas: acumulación y distribución donde la oligarquía político-militar empresaria en asegurar la industrialización a través de inversiones en infraestructura y a contener las presiones populares. Krieger Vasena, como representante del establishment tecnoburocrático y burguesía urbana, quedando fuera los partidos políticos y organizaciones corporativas del capital nacional. El proyecto neocapitalista sacrificó a los partidos políticos, los partidos tienden a ser la forma más nítida de articulación política de sus intereses para el viejo capitalismo nacional urbano y rural, representan el liberalismo ideológico de las clases medias. Durante el empate son instrumentos capaces de bloquear salidas alternativas y con la Revolución Argentina se replegaron haciendo que todos los partidos estuvieran en igual condición con el peronismo con la diferencia que este mantenía el poder en los sindicatos. Krieger Vasena quería evitar grandes transferencias de ingresos de unos sectores a otros beneficiando al sector urbano. Años 69 y 70 estalla la emergencia de crisis social, cultural y política, una crisis orgánica donde la sociedad avanza sobre un Estado desbordado a pesar de su autoritarismo. El fracaso del plan Krieger Vasena se dio porque no pudo superar la crisis estatal en el país. El plan sostenía que los beneficios de la devaluación no serían para la burguesía agraria sino al Estado que retendría las exportaciones, estos recursos son para políticas públicas para infraestructura y de estos beneficios se ayudan la burguesía urbana. Los impuestos al agro generaban un aumento de mano de obra y un descenso del salario real moderado. Los perjudicados fueron la gran burguesía agraria y las pymes, además de acentuar los desequilibrios regionales. Se gestaba una acumulación de fuerzas opositoras tan poderosa. Hacia los 60 las FFAA tenían muchas pugnas internas, pero lo principal era que garantizaran la seguridad, no importara quien dirija el desarrollo solo modernizar la nación. La burocracia sindical fue un actor decisivo, donde tuvo que luchar contra el Estado no la escucha y desde adentro a través de la creación de la CGT de los Argentinos y por el clasismo. El primero compuesto por trabajadores de sectores llamados ineficientes y el segundo eran los trabajadores de punta. Esta burocracia sindical asumió el rol de negociadora de condiciones laborales y otro que la transformó en vocero institucional política de la clase trabajadora. Su objetivo era recrear la coalición que había gestado el peronismo en los 40 y representar políticamente a las masas peronistas. A partir del 70 crecerá su influencia y coincidirá con organizaciones del empresariado nacional y con los partidos, poniendo fin a la Revolución Argentina. En junio del 70 derrocan a Ongania, Levingston buscara la argentinización de la economía a través del poder de compra del Estado y redistribución del crédito bancario que favoreciera a empresarios nacionales. La estructura del poder estaría entre las FFAA, Burocracia Sindical y la tecnoburocracia dejando fuera los partidos políticos. Lanusse se hace con el poder, la balanza comercial daba déficit y Lanusse pensó en la reconciliación con Perón. El GAN le interesaba la seguridad a través de la unión por encima del desarrollo, la legitimidad y reconciliación era el objetivo (Estado, Partidos Políticos y Burocracia Sindical). Era inviable la legitimización de la Revolución Argentina, eso solo lo lograría Perón. Ni siquiera Perón podrá romper las bases sociales y políticas del empate.
Felitti Karina. La revolución de la píldora: sexualidad y política en los 60
En argentina la tasa de natalidad comenzó a caer a fines del siglo XIX. Durante Frondizi se creó la Dirección Nacional de Seguridad y Protección Social de la Mujer, buscaba el cumplimiento de la ley de maternidad y garantizar la dignidad del trabajo femenino sin que pusieran en riesgo la institución familiar. Encima existían condicionantes a la hora de medir puesto que faltaban estadísticas sobre la condición femenina, así como nula presencia femenina en cargos directivos, donde ser mujer era un impedimento. En el 60 se hace un Seminario sobre la Participación de la Mujer en la Vida Pública (importancia del trabajo doméstico, la mujer en la política, gremios y en la vida comunitaria, hogar y familia). Además, se planteó el tema del embarazo adolescente y la solución fue elevar la edad adolescente, todas las medidas eran de asistencialismo con una fuerte impronta religiosa. La Revolución Argentina defendía la sociedad cristiana occidental y quería fomentar una inmigración selectiva, mientras que para aumentar la natalidad dio asignaciones familiares y mejores condiciones salariales. Fueron iniciativas para mejorar las condiciones socioeconómicas familiares y de las mujeres trabajadoras particularmente. En el 68 se creó la Caja de Maternidad y de Subsidios y Asignaciones Familiares, era importante porque reconocían que la participación laboral femenina era antecedente y consecuencia de la modernidad. En el mismo año otra ley les dio plena capacidad cualquiera fuera su estado civil y aseguró igualdad civil entre ambos sexos. Se despenalizó el aborto por violación y al no juzgar a quien acudiera por uno. Se vio un incremento en las publicidades y propagandas sobre planificación familiar alentando el uso de las mismas. Con Lanusse se diseñó el Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad, aunque era un inconveniente la escasez demográfica; en el 70 se instó a aumentar la natalidad y proteger a las familias numerosas, disminuir la mortalidad infantil y ver la inmigración como política selectiva. Culturalmente el Estado promovía un ideal de familia con matrimonio monógamo y heterosexual con una clara división en los roles de género con descendencia numerosa educada en valores de la cristiandad. Se creaba una cultura “nuestra” que debía ser defendida de la penetración ideológica extranjera que llevaba a la perversión y adulterio. El fracaso del GAN y las presiones de las bases hizo que Perón volviera en el 73, donde el nivel de mujeres en el mercado de trabajo respondía a su mayor nivel educativo, apuestas personales y una exigencia económica. El peronismo enfrentó la caída demográfica, entonces a partir del Plan Trienal buscaron aumentar la población mediante un incremento de la tasa de fecundidad, disminución de la mortalidad y fomento de las inmigraciones. Las prácticas para el crecimiento demográfico oscilaron entre estimulo y coerción; dentro de estos últimos se impuso un control sobre la venta de anticonceptivos y se prohibió realizar actividades relacionadas con el control de la natalidad. Esto se condecía con la política de crecimiento demográfico y la idea de un orden de género natural en el que la división natural ubica a las mujeres en la reproducción. Estas restricciones afectaron mayormente a los de menos recursos y la planificación familiar se cargó de estigmas. La AAPF inició una investigación oficial donde los destinatarios eran la clase media donde estarían atacando la fecundidad de los sectores intelectual y económicamente más aptos. Su hipótesis era que la planificación familiar era la fachada de una campaña de control demográfico a nivel mundial. Así se propuso lanzarse por la procreación para evitar una invasión y se jugaron ciertas iniciativas económicas y sociales. El CONAPODE buscó una política nacional de población e intensificar el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la población y una mejor distribución regional. Para “todo el peronismo” los programas de planificación familiar eran herramientas del imperialismo. Es a partir de la vuelta a la democracia en el 83 que el derecho a la planificación familiar y derechos de las mujeres comenzaron ser parte de las políticas públicas, es a partir del siglo XXI que se consigue una política nacional de salud sexual y procreación responsable. La reproducción comenzó a pensarse como un derecho humano básico. En resumen, hubo una 1er etapa que estimulaba tenuemente las políticas públicas, una 2da etapa con el peronismo al poder donde coaccionan el acceso a los anticonceptivos y la 3era en democracia donde se impone el discurso de la importancia de los derechos humanos. Cosse, Isabella. Los nuevos estereotipos femeninos en los 60 y 70: de la mujer domestica a la joven liberada. En estas dos décadas hubo una revolución cultural, donde los jóvenes fueron el eje central. Con la violencia de Estado comenzó a resquebrajarse el modelo femenino de la domesticidad con el consecuente doble código de moralidad. El nuevo prototipo de mujer que surgió a mediados de los 60 contrario al de domesticidad habla de mujeres que priorizan sus deseos (sexuales, profesionales, vitales, etc). El prototipo de joven liberada se radicalizó, ahora es independiente y rebelde. En los 60 ingresaron masivamente en la enseñanza universitaria y creció su participación en el mercado de trabajo, al mismo tiempo que crecieron la consensualidad y los hijos ilegítimos. No obstante, fueron transformaciones moderadas por contradicciones y diferenciadas según la clase de pertenencia, porque, aunque la mayoría impactó en los estratos medios también se vieron implicados la vanguardia cultural y el otro polo. En la vanguardia ya estaba afianzado trabajar y estudiar, ahora iban por romper con los tabúes sexuales mientras que en las capas medias tuvo carácter controversial. Todas las mujeres querían: ser económicamente independientes, sexualmente atractivas y capaces de realizarse fuera del hogar. En los círculos de vanguardia se rechazaban los mandatos tradicionales, diciendo que la nueva mujer ya era hegemónica y celebraban su nuevo estatus, así como tenían conciencia de sus derechos y obligaciones. Las mujeres liberadas estaban erradicando los convencionalismos y la comodidad burguesa. Los medios de comunicación de la modernización cultural creaban el modelo según los estandartes extranjeros de modernización femenina y luego localmente en el universo cultural de vanguardia. Su valoración positiva las ubicaba en el mundo actual en contraposición al mundo atrasado y tradicional; la mujer liberada aceptaba su deseo sexual, buscaba su realización profesional, intelectual o artística y rechazaba la condición de ama de casa. Existía un rechazo militante al modelo doméstico. Las feministas no fueron utilizadas como imagen de la mujer liberada porque su discurso hacia difícil aceptarlas como estándar. No obstante, en temas de moral sexual en las clases medias el tema continuaba siendo bastante limitado por lo que el nuevo modelo femenino se presentó como pertenencia a un círculo más selecto y se diferenció del grueso de la clase media. La oposición entre mujer liberada y la no liberada organizó el patrón de cambio y favoreció el surgimiento de un nuevo sentido común, rechazando la condición de ama de casa y al valor dado al trabajo femenino extradoméstico así como a la satisfacción sexual. El impacto de la nueva mujer también implico reclamos sensibles no feministas. Las mujeres de recursos más modestos las revistas les “ayudaban” con info para que se convirtieran en esas mujeres de vanguardia y se apropiaran de los nuevos códigos sociales, aunque no se impulsaba tanto la realización femenina quizás por su condición de pertenencia social. No se ponía en jaque el rol de la mujer como ama de casa ni el rol del hombre como jefe de familia, aceptaban nuevos vínculos sociales, pero no aceptaban el feminismo. Las revistas evidenciaban la importancia del trabajo y el desprestigio del trabajo doméstico en las capas medias, pero también las impugnaciones y resistencias a modificar la división de género y concepción de los deberes naturales de la mujer. La revista Para Ti aceptaba la polarización de los prototipos femeninos y retrataban el avance del trabajo femenino sin apoyarlo mientras Vosotras propiciaba el estilo de la “nueva mujer” promoviendo el trabajo femenino y hacían eco del malestar femenino por las tareas domésticas. Ines Perez. El trabajo doméstico y la mecanización del hogar. Discursos, experiencias, representaciones. Mar del Plata en los 60 La imagen del ama de casa se condecía con un sujeto invariable en el tiempo, donde ciertas tareas y responsabilidades relacionadas al trabajo doméstico definen qué es ser ama de casa. En la década del 40 comenzó una mecanización a nivel mundial de los electrodomésticos, así como un descenso del precio de la electricidad, en Argentina en los 40 y 50 se vio un acceso masivo a los bienes de primera necesidad (democratización del bienestar), hubo una diversificación en el consumo dentro del presupuesto familiar. Los cambios en los patrones de consumo de los 60 se relacionan con el incremento del control de las mujeres sobre el consumo y el destino de los recursos familiares. Desde mediados de los 70 los artefactos importados comenzaron a tener un peso mayor en el país. Las diferencias de clase y el acceso a modernos artefactos tuvieron lugar para las distintas clases en distintos momentos. Las desigualdades regionales para acceder a estos artefactos también tienen que ver su comercialización. En los 50 Mar del Plata tuvo una ampliación en la comercialización de los mismos; la compra más habitual era financiada en cuotas por la misma casa de artículos para el hogar, los cuales seguían siendo vistos como de “lujo”. Las tradiciones de usos, los modelos de mujer con los que se identifican, acceso a los servicios, diferencias de clase, muestran experiencias y temporalidades en el proceso de cambio del trabajo doméstico que no puede solo explicarse por el uso de los electrodomésticos. Depende quién, el uso de los mismos significa eficiencia o liberación. Las mujeres más jóvenes tienen una identificación con el rol de ama de casa mucho más débil y reivindicaban otros tiempos (de ocio, de disfrute). Hay un estereotipo de las mujeres de antes relacionado con que “antes trabajaban más”. La mecanización del hogar daría lugar al surgimiento de una seria de nuevas tareas que eran físicamente menos demandantes pero que consumían mucho tiempo, igualmente las tareas domésticas ocupan mucho tiempo porque sus resultados son efímeros. También se comenzó a asociar la dedicación al hogar con amor y cuanto más esfuerzo y difícil la tarea mejor el producto, entonces los electrodomésticos serian bienes de confort y no de trabajo. Las desigualdades en el trabajo de las amas de casa de distintos sectores sociales residen más en la desigualdad en el acceso a los diferentes servicios públicos que en el acceso a los artefactos del hogar, siendo un segundo nivel de desigualdad. Las diferencias temporales en el acceso a bienes y servicios fueron quienes originaron gran parte de las desigualdades; los cambios en los servicios fueron más relevantes que los electrodomésticos. El uso de estos artefactos acentuó la división sexual del trabajo y de que las tareas domésticas se realizaban en la vivienda unifamiliar; no obstante, muchos artefactos domésticos trasladables se prestaban entre conocidos. También era bastante común tener “ayuda” doméstica en hogares de sectores medios o altos. En los estratos de clase media y media-baja la ayuda entre vecinas y la solidaridad cotidiana. El ingreso de mujeres al mercado de trabajo se produjo en las décadas del 30 y 50, pero en el 60 era el número mayor de casadas que ingresaban al mercado; ahora tenían trabajo productivo además del reproductivo. El principal cambio es la redistribución del trabajo doméstico.
Brennan, James y Mónica Gordillo. Rebelión popular, protesta y radicalización obrera: el
Cordobazo y el clasismo 29 y 30 de mayo de 1969 constituyeron un punto de inflexión en la historia, el levantamiento tuvo el efecto político de desacreditar al onganiato y debilitar su fundamentación autoritaria. El Cordobazo fue un símbolo de la clase obrera local y la izquierda argentina. La explicación generalizada fue la de una protesta de los sectores privilegiados de la clase obrera, no obstante, el Cordobazo fue una protesta popular con carácter predominantemente obrero con elementos de rebelión popular e insurrección urbana independiente del control obrero. Fue importante la movilización de la CGTA, donde Vandor había conseguido el control de gran parte del movimiento sindical, pero con focos de resistencia en las pcias, siendo Córdoba una de ellas. En Córdoba se dio que la patronal se negó a eliminar la quita zonal, la UOM cordobesa fue un punto de reagrupamiento obrero. También hubo respuesta obrera ante la revocación del “sábado inglés”. En simultáneo a las movilizaciones obreras cordobesas ascendió el activismo estudiantil en consonancia a la revitalizada izquierda cordobesa (identidad latinoamericana); la universidad era una institución igualitaria y un mecanismo de movilidad social en la provincia. También fue importante la influencia de los Sacerdotes del Tercer Mundo con su teología de la liberación (socialismo cristiano). Puede decirse que fue una alianza obrero-estudiantil, donde una causa en común era su oposición al gobierno de Caballero. La CGTA nacional y la CGT de Vandor pactaron un paro general de 24hs para el 30/05, pero en Córdoba los sindicatos decidieron un “paro activo” de 48hs que comenzaría el 29/05 a media mañana en el que se movilizarían al centro de la ciudad. Los 4 principales sindicatos de la protesta (Luz y Fuerza, SMATA, UOM, UTA) tenían sectores separados de la ciudad para coordinar la resistencia en caso de que la policía reprimiera. Los obreros comenzaron a irse de las plantas y tomaban cosas para defenderse, incluso se corrió la voz en sindicatos que inicialmente no participaban. La columna mas compacta fue la del SMATA, donde se les fueron uniendo muchos vecinos en el camino al centro; otra columna recibió el apoyo de los estudiantes en el camino; las columnas siempre tuvieron el objetivo de llegar al centro, aunque en el transcurso se iban tomando los barrios. Con los primeros enfrentamientos con la policía, la gente reaccionó muy violentamente y se armaron barricadas, esto se explica porque los residentes del centro respondían ante el descontento con la acción policial y contra 3 años de autoritarismo. Al comenzar la tarde la policía cordobesa se hallaba desbordada ante la rebelión popular y la ciudad quedó en manos de la gente. Durante los enfrentamientos con la policía se llevaron a cabo actos de destrucción contra locales de empresas extranjeras, evidenciando el ataque a símbolos que representaban al gobierno y al imperialismo. La radio fue el nexo que contextualizaba lo que iba ocurriendo en otros lados e incentivaba la participación al demostrar que era general. La motivación detrás del Cordobazo fue la reacción contra un sistema político, donde los obreros no militantes abandonaron las plantas por solidaridad y disciplina gremial y reivindicaciones, aunque asumen que el onganiato era impopular; la participación se pudo haber dado por un sentimiento de frustración política, falta de libertad intelectual, deterioro económico por centralismo gubernamental. Para cuando ingresó el ejército en Córdoba a la tarde los focos se habían concentrado en los barrios estudiantiles de Clínicas y Alberdi, siendo centros de la resistencia donde además de estudiantes había vecinos, amas de casa, trabajadores y comerciantes, curas, francotiradores. Al amanecer del 30/05 Córdoba era una ciudad ocupada. Este día la inactividad fue total por el paro general decretado a nivel nacional; en Córdoba fueron detenidos los principales dirigentes sindicales y la participación obrera disminuyó. Al finalizar el día el Cordobazo había terminado, un levantamiento que había superado las expectativas y con un carácter más improvisado que organizado. El Cordobazo fue una rebelión popular, un repudio colectivo al régimen de Ongania como resultado de las múltiples frustraciones de los ciudadanos cordobeses que se expreso en su comportamiento excepcional. No hay que pensarlo como el que “inicia” el proceso de lucha popular, sino como la culminación de los hechos previos, pero como génesis de la futura radicalización. La clase obrera había sido el protagonista del levantamiento, pero los intentos de organizar el levantamiento fracasaron, lo cual fue una desventaja cuando el ejército entró en escena. Los principales organizadores obreros se oponían a Onganía luego de 3 años de pérdida de poder en la negociación e influencia. Que los trabajadores reaccionaran tan furiosamente no fue simplemente por una causa de disminución salarial o de reducción de movilidad social, sino contra el desprecio de la dictadura y contra las políticas que limitaban los derechos de los sindicatos; los reclamos laborales eran reales, además de que la frustración era insostenible sumado a la proscripción del peronismo y el rechazo a la democracia formal. Las organizaciones de izquierda vieron el levantamiento según su marco de preceptos: para el maoísmo fue la prueba del poder de las masas y de la huelga para alcanzar el socialismo, para el marxismo/leninistas debían ser mas organizados para que el esfuerzo no se disipara, para guevaristas era necesario un ejercito revolucionario, para la izquierda peronista fue una reivindicación de la esencia revolucionaria peronista que necesitaba el retorno del líder. Una consecuencia inmediata fue la caída de Caballero; trastornó las alianzas sindicales de la ciudad y renacieron los sindicatos legalistas. Con el asesinato de Vandor en junio el gobierno decide eliminar la CGTA, declaró estado de sitio, encarceló a su dirigencia y tomó el control de sindicatos afiliados a ella. Córdoba fue el único lugar donde la resistencia sindical no se quebró, el movimiento obrero cordobés tenía poder propio y actuaba independientemente; pero dentro del movimiento obrero había diferencias ideológicas. El Cordobazo dio el escenario para una redefinición desde abajo donde tomó cuerpo un ciclo de protesta (intensificación de los conflictos y la confrontación que incluye una rápida difusión de acción colectiva de sectores movilizados y no tanto). Durante el 69 se plantearon nuevas formas de desafío colectivo, se fueron definiendo los contenidos del movimiento y se resignificaron símbolos que impactaron en las identidades. El gobierno debía frenar el ciclo de protesta, entonces basó su política frente a los sindicatos en la normalización de la CGT y la flexibilización de los sindicatos. Se abrieron paritarias para promover la participación obrera, se reabrió el tema de las obras sociales en manos de los sindicatos. Cierta apertura de parte del gobierno, removiendo obstáculos para la participación y exteriorización de la protesta, divisiones y crisis dentro de las elites gobernantes y atracción de aliados influyentes que hicieron posible la expresión de descontento social y la acción colectiva. La experiencia de los trabajadores de los sindicatos lideres durante los 60 fue la de movilización permanente mediante las estructuras formales de los sindicatos manteniendo una disciplina sindical como medio para obtener sus reivindicaciones, luego del Cordobazo y del contacto juvenil se abogó por una creciente demanda de autonomía y democracia de base. En la década del 60 hubo un proceso de burocratización sindical que busco conservar el poder mediante una estricta unidad sindical traducida en verticalidad y disciplina. Con el Cordobazo se empleó el llevar la discusión a la fábrica, directo a la producción y sin intermediarios; también se comenzaron a apropiar nuevos espacios como la comunidad fabril. Clasistas. El Cordobazo y la resistencia obrera desencadenaron una serie de cambios políticos, uno de ellos fue la revitalización de la izquierda que radicalizó la vida política en el país, se cambiaron las tácticas de casi todas las organizaciones izquierdistas del país (ya no solo las armas sino también revolucionar las clases obreras desde los sindicatos). El término “clasista” comenzó a ser usado por los grupos de izquierda para indicar un programa de cambio revolucionario en alianza con la clase obrera (no adhería toda la izquierda). La izquierda cordobesa dio importancia a la fabrica de Fiat e Ika-Renault, donde los primeros se rebelaron en los 70 de forma independiente a la izquierda por el hecho de que la representación de las bases por parte de SITRAM / SITRAC era ineficaz. La génesis de la rebelión de las bases Fiat fue por la ineficacia de los sindicatos, puesto que SITRAC era un sindicato pro patronal. La rebelión Fiat comenzó como un repudio espontaneo ante una conducción gremial traidora en un contexto post Cordobazo en la misma provincia (el gobierno nervioso ante cualquier signo de inquietud en la clase obrera local). Los clasistas de Fiat comenzaron como simples trabajadores que se rebelaron contra las frustraciones laborales acumuladas en una empresa empeñada en negarles un tratamiento justo. El termino clasismo y sindicatos SITRAM/SITRAC se convirtieron en sinónimos en la reciente historia laboral, ejemplificaba una desconexión con las cosas que revolución. No había participación peronista en estos sindicatos clasistas, pero tampoco eran antiperonistas, sino que los clasistas querían una dirigencia sindical honesta y democrática donde el socialismo obtuviera su reivindicación. La emergencia del clasismo cordobés se produjo justo cuando se producían los cambios en la política laboral nacional como la democracia sindical. En noviembre de 1970 los principales partidos políticos emiten una declaración pública en la que exigen elecciones directas y el fin del régimen militar con plena participación del movimiento peronista “La Hora del Pueblo”, obtuvo el apoyo de todos los sindicatos excepto Fiat. Las diferencias entre el Cordobazo (29 y 30 mayo 69) y el Vivorazo (12-16 marzo 71): 1- carácter obrero del Vivorazo, estudiantes y población no fue tan importante, los intereses eran centralmente obreros. 2-una presencia mas visible de la izquierda, aliada abiertamente con el movimiento obrero. 3-en el vivorazo hubo una animosidad de clase mucho más presente, la destrucción de empresas estuvo mas extendida, el enemigo era el mismo capitalismo. Si el Cordobazo articulo la sociedad cordobesa y una cultura política local en un momento histórico determinado, el vivorazo expuso las nuevas corrientes ideológicas y alianzas políticas que aparecieran (muchas de las cuales habían aparecido en la protesta previa).