Está en la página 1de 29

1

OTRA DE VAMPIROS

(Obra registrada)

Autor: Carlos Cazila

carloscazila@gmail.com
mensaje70@yahoo.com.ar

PERSONAJES
SUSY ……… Mujer joven
ROMAN………. Hombre joven
SIRVIENTE ……... Hombre maduro
BELLA……….. Mujer joven
LUCAS……….. Hombre joven
CONDE ………… Hombre maduro
CONDESA SANGRIENTA… De fugaz aparición

LA ACCION TRANSCURRE EN EL AMBITO DEL CONDE.

Comienzo: Llegan Susy y Román.


SUSY: ¿Te va este lugar?
ROMAN: No sé, es cuestión de investigar.
SUSY: No coincide mucho con las fotos que mostraron.
ROMAN: La verdad que no. Lo primero que voy a hacer es quejarme a la
agencia.
SUSY: Ese hombre, el cuidador, dice que no hay teléfono.
ROMAN: ¿Cómo no va a haber teléfono?
SUSY: O que no anda, algo así…
ROMAN: Esperemos que vuelva para salir de dudas.
SUSY: No sé para qué vinimos. Mirá que viajar tanto nada más que por
una experiencia…..
2

ROMAN: ¿Y sos vos la que decís eso?


SUSY: ¿A ver? Por qué?
ROMAN: Planes tuyos para poder inspirarte.
SUSY: ¿El planteo fue mío?
ROMAN: Fue tuyo, hacé memoria.
SUSY: ¿No quedamos en que a la historia la escribíamos entre los dos?
ROMAN: Pero la que se queja sos vos. Para escribir una auténtica obra de
Teatro, hay que conocer el lugar.
SUSY: Eso lo decís vos.
ROMAN: Yo no lo dije. Te di la razón, que no es lo mismo.
SUSY: Pero ahora… ¿Te parece que para escribir una obra tengamos que
quedarnos acá?
ROMAN: Cuando venga ese hombre…
SUSY: ¿Tomás?
ROMAN: ¿Tomás se llamaba?
SUSY: Creo que sí. Esperemos que vuelva ese hombre, Tomás, y ayude en
algo.
ROMAN: No sé, ahora estoy pensando otra cosa.
SUSY: ¿Qué?
ROMAN: ¿Qué título le vamos a poner?
SUSY: ¿No se te ocurre nada?
ROMAN: No. Pero podría ser “Vampiros de medianoche”
SUSY: ¿Por qué de medianoche, si son peligrosos a cualquier hora?
ROMAN: Pero tiene fuerza...El título tiene que ser atractivo.
SUSY: Si, pero ese...
ROMAN: ¿A ver? ¿Cuál entonces?
SUSY: No sé. Alguno se me va a ocurrir…Algo de…de…”Colmillos
afilados”… ¿No andaría mejor?
ROMAN: No. No andaría mejor…y pensándolo bien, ¿por qué habría que
empezar por el título? ¿No puede haber historia sin título?
SUSY: Pero necesito sentirme motivada. Para motivarme necesito un
título.
ROMAN: ¿Tenés que motivarte para buscar un título que te motive? ¿Eso
querés decir?
SUSY: Sí, quiero verlo escrito. Algo en concreto.
ROMAN: Bueno, poné el que quieras.
SUSY: “El que quieras” Ese me gusta.
ROMAN: ¿Eso te gusta? “¿El que quieras?”
3

SUSY: O mejor, “El vampiro que quieras”, “El vampiro que te ame”
ROMAN: (en sorna) Ese, ese también.
SUSY: No, no es cuestión que me des la razón en todo, como a los locos.
ROMAN: No es que te dé la razón. Estás loca, bueno, loca no, pero no voy
a discutir.
SUSY: Pero vos sos el director. Tenés que imponerte.
ROMAN: Si trato de imponerme, temo que me asesines.
SUSY: No. No. ¡Tenés que imponerte, ya es hora!
ROMAN: Entonces acepto y te digo que estás en condiciones de entrar en
un trance…en un extraño trance…
SUSY: ¿Cómo?
ROMAN: Me refiero a tu personaje en la obra.
SUSY:¿Pero el loco sos vos? ¿Por qué voy a tener que entrar en trance, y
justo acá?
ROMAN: Habías pedido que me impusiera.
SUSY: Sí, pero no tanto.
ROMAN: ¿No tanto? Todo esto me parece dudoso. Yo, mejor, renuncio.
SUSY: ¿A qué?
ROMAN: Al libro, a la dirección, a lo que sea.
SUSY: Ah, ¿entonces yo me tendría que hacer cargo de todo?
ROMAN: Si no es posible llegar a un acuerdo….
SUSY: No, no es posible. No me gusta entrar en trance. Me parece
peligroso.
ROMAN: Pero acá estoy yo para cuidarte.
SUSY: Por eso mismo.
ROMAN: ¿Qué? ¿No te sentís segura a mi lado?
SUSY: Creo que me sentiría más segura estando sola.
ROMAN: En realidad, lo que me parece es que querés sacarme del medio.
Pues bien…
SUSY: Pero, ¿como se te ocurre?
ROMAN: Dijiste “preferiría estar sola”. ¿No es bastante?
SUSY: Veo que nuestra relación ha ingresado en zonas oscuras. No es lo
mismo decir preferiría estar sola, que escribir todo, yo sola.
ROMAN: No sé. No sé qué ocurrencias tendrás. Va a ser mejor que me
tome la bicicleta.
SUSY: ¿Serías capaz de hacer eso? ¿Serias capaz de abandonarme en estas
circunstancias?
ROMAN: Todavía no sé qué circunstancias.
4

SUSY: En este ambiente lúgubre, esperando a ese hombre enigmático.


Sería mejor que me vaya yo.
ROMAN: Un momento. Todavía no dijimos cuantos personajes.
SUSY: Ah, entonces la obra te sigue interesando.
ROMAN: ¿Y si te digo que sí?, ¿qué?
SUSY: Bueno, de ser así, no discutamos por pavadas.
ROMAN: ¿Pavadas, te parece? ¿Quién escribe, quién dirige?
SUSY: Eso está muy claro. Yo.
ROMAN: ¿Cómo? ¿No querías distribuir los roles?
SUSY: Se distribuyen, sí, pero los dos me tocan a mí.
ROMAN: ¿No era que…?
SUSY: Era lo que era, pero he sido agraviada, tildada de caprichosa,
amenazada de abandono.
ROMAN: Bueno, dejemos eso, ¿pero cuántos personajes?
SUSY: ¡Ay, Román, hemos venido nosotros dos, solos!
ROMAN: ¿Y eso qué tiene, ¿con la imaginación no es suficiente?
SUSY: Para mí, no
ROMAN: Yo sé. Yo sé que es.
SUSY: ¿A ver? ¿Qué?
ROMAN: Eso se llama vedetismo.
SUSY: ¿Vedetismo? Estás absolutamente equivocado.
ROMAN: Sí, estoy seguro. Cuántos menos haya, más pensás lucirte, y a mí
querrás ubicarme debajo del decorado.
SUSY: ¿Pero cómo se te ocurre? Nada más alejado a mí. Esta tarde no
estoy recibiendo más que críticas y agravios de tu boca.
ROMAN: Bueno, está bien, dejemos eso. Decía ese hombre…
SUSY: Tomás.
ROMAN: Decía ese hombre, Tomas, que quizá venga otra pareja. Nos
puede servir.
SUSY: La verdad es que yo no pienso incluir más gente, porque cuántos
más, mayores conflictos.
ROMAN: Ah, sí, los que generás vos.
SUSY: ¿Que yo genero…?, ¿querés decir que yo soy conflictiva?
ROMAN: ¿Vos? ¡No, que va!, ¿a quién se le ocurre una cosa así?
SUSY: Te oí. lo dijiste.
ROMAN: ¿Yo? ¿Qué dije?
SUSY: Hacete el desentendido, como siempre.
5

ROMAN: Bueno, está bien, hagamos las paces. Hoy podemos recorrer
todo, y mañana nos vamos.
SUSY: ¿Y quién hablo de irse?
ROMAN: Soy yo el que lo digo. Acá las cosas no van y vos me pediste que
me impusiera, ¿no es así?
SUSY: Sí, no. No sé qué dije…Tenemos que quedarnos, si… Hablemos de
los personajes….¡Ay!... ¿Sabés? ¡De pronto me vino un presentimiento!
¿Qué te parece si nos vamos?
ROMAN: El coche vuelve mañana. ¿Salimos en bicicleta?
SUSY: Eso, mismo, afuera hay una bicicleta.
ROMAN: Esperemos que vuelva ese hombre.
SUSY: ¿Tomás?
ROMAN: Ese hombre, Tomás, podrá aclarar.
SIRVIENTE: (entra) Perdonen la tardanza, una cuestión doméstica.
SUSY: ¿La bicicleta anda?
SIRVIENTE: ¿La bicicleta?, ¿qué bicicleta?
SUSY: Esa, que vimos afuera.
SIRVIENTE: Ah, no, lo lamento pero es del cartero.
SUSY: ¿Acá llegan cartas?
SIRVIENTE: Ninguna.
ROMAN: (en sorna) Ah, que bueno… ¿y para qué el cartero?
SIRVIENTE: Para ver si estamos vivos.
SUSY: ¿El cartero?
SIRVIENTE: No, el cartero desapareció.
SUSY: Pero la bicicleta…
SIRVIENTE: ¿Qué pasa con la bicicleta?
SUSY: La bicicleta, entonces…
ROMAN: Yo no me atrevería…
SUSY: ¿Cuántas personas puede llevar?
SIRVIENTE: Nunca se calculó. Pero dado que está en llanta…
ROMAN: ¿Alguna gomería por acá cerca?
SIRVIENTE: Se habrán dado cuenta de que el poblado está muy lejos, y aún
así, no sé para que querrían una bicicleta.
ROMAN: Ah,no, yo tampoco.
SUSY: Es tan sólo un paseíto… distensión, eso mismo.
SIRVIENTE: Discúlpeme, pero no lo apruebo.
ROMAN: El señor tiene razón. En realidad, fue un capricho venir, aunque
no nos ponemos de acuerdo de quién fue el capricho.
6

SIRVIENTE: De los dos, sin duda.


ROMAN: Eso mismo, ¿y ahora, por tres caprichos, te querés ir?
SUSY: ¿Cómo tres caprichos?
ROMAN: El tuyo, el mío, y el de los dos.
SIRVIENTE: ¿Quién habló de irse?
ROMAN: Irse…bueno, es un decir…
SIRVIENTE: Sería por demás desaconsejable, el bosque es peligroso y está
poblado de fieras.
ROMAN: (a Susy) ¿Oíste eso?, ¡fieras!... (a Tomás) Y digo yo…¿atacan?
SIRVIENTE: ¡Qué pregunta!
ROMAN: Entonces, si tuviera que salir precipitadamente…
SIRVIENTE: ¿Para qué salir, si con todo lo que hay acá adentro alcanza y
sobra?
SUSY: ¿Cuándo funciona el teléfono?
SIRVIENTE: Ah, no se sabe cuándo funcionará, pero que será muy pronto,
de eso, estén seguros…
SUSY: ¿Pronto como cuánto?
SIRVIENTE: ¿Cuánto qué?
ROMAN: ¿Cuánto tiempo?, ¿qué va a ser?
SIRVIENTE: Ah, podrán ser horas, días, años…es decir, pronto. Acá no
medimos el tiempo con relojes.
ROMAN: ¿No miden, quiénes?
SIRVIENTE: En este momento estoy yo solo a cargo, y también el Conde,
por supuesto. La otra pareja finalmente, no vendrá.
ROMAN: ¿Podremos conocer al Conde?
SIRVIENTE: Desde luego, si es que se digna en venir.
SUSY: Pensé que estaba acá.
SIRVIENTE: Está y no está. Que venga o no, depende de su disposición.
SUSY: ¿Y en qué viene?
SIRVIENTE: ¿En qué puede venir si no es volando?
SUSY: ¿Cómo…?
SIRVIENTE: Volando, sí, tiene un helicóptero… ¿O qué pensaron?
SUSY: ¿De manera que si me quisiera ir ya mismo?
SIRVIENTE: Sí, le convendría.
SUSY: ¿Qué?
SIRVIENTE: Le convendría volar… ¡Ja, qué ocurrencia!…Piénselo bien,
tenemos programada una cena en honor de ustedes…
ROMAN: Tiene razón. No han sido más que ocurrencias de ella.
7

SUSY: No sé. No sé qué hacer.


SIRVIENTE: Como humilde servidor, me permito ofrecerles algo para
beber, antes de optar por alguna otra cosa.
ROMAN: Cierto, un traguito no nos vendría mal.
SIRVIENTE: Muy bien. Con su permiso. (sale)
SUSY: ¿Qué hacemos, entonces?
ROMAN: No hay mucho que hacer. Por lo pronto, alejar fantasmas.
SUSY: ¡¿Fantasmas?! ¿Dónde?
ROMAN: Fantasías, ideas extrañas.
SUSY: ¿Te parecen extrañas, luego de haber quedado aislados?
ROMAN: Aislados, es un decir.
SUSY: ¿Un decir? Yo no sabía que no había coche ni teléfono ni bicicleta.
ROMAN: Volemos, entonces.
SUSY: No estoy de animo.
ROMAN: Bueno, vamos, vení, sentate al lado mío, pensá que nos dijo que
con lo que hay acá adentro, alcanza y sobra, y acá estamos los dos,
juntitos… ¿no es así?
SUSY: Ay, esos mimitos me aplacan…
ROMAN: Sí, claro, sí…comprendo que en realidad, no es más que la
ansiedad de dos creadores.
SUSY: Sí, será eso. Culpa del proceso creativo.
ROMAN: Bien, entonces.
SUSY: Entonces, no. Tengo que hacerle algunas preguntas a ese hombre.
ROMAN: ¿Tomás?
SUSY: Tomás, ese hombre, sí.
ROMAN: ¿Y ahora qué?
SUSY: Hay algo que no entiendo. Si dijo que ya sabe que la otra pareja no
viene, ¿Cómo se enteró?
ROMAN: Se habrá guiado por la intuición. No creo que tenga importancia.
Vení.
SUSY: Para mí todo es importante. Que se apure. Quiero saber (llama )
¡Tomás! …¡Tomás!...¡Tomás!
ROMAN: (la ayuda en el llamado) ¡Tomas!... ¡Tomás!
SUSY: (a Román) No seas impaciente, ya va a venir. ¡Tomaaás! ¡No viene!
¿Qué significa esto?
ROMAN: ¿Algún significado oculto?
SUSY: Dijo que fue a buscar...
ROMAN: Y bueno, la bodega quedará lejos.
8

SUSY: ¿Bodega dijiste? ¿Pensás tomar alcohol?


ROMAN: No dije eso.
SUSY: ¡Tomaaaaás!… ¿Le habrá pasado algo?
ROMAN: ¿Algo como qué?
SUSY: No sé…Algo como…algo…(Él la toca por detrás. Ella se asusta) ¡Ay!
(ENTRA TOMAS CON UNA MESITA)
SIRVIENTE: Señores…
SUSY: (también se sorprende) ¡Ay…!
SIRVIENTE: Los tragos están servidos.
ROMAN: Tomas, ¿no oyó que lo llamábamos?
SIRVIENTE: ¿Han invocado a Tomás?
SUSY: ¿Usted no es Tomás?
SIRVIENTE: No. Discúlpenme. Se están confundiendo con un alma que
anda errante.
SUSY: ¿Cómo?
SIRVIENTE: Mi nombres es Klauss.
SUSY: Dijo Tomás, estoy segura.
ROMAN: Los dos somos testigos.
SIRVIENTE: Si me permiten los señores, creo que se trata de un equívoco
insignificante.
SUSY: ¿Insignificante un alma que anda errante?
SIRVIENTE: Tranquilícese. Errante allá en el bosque A lo lejos.
SUSY: ¡Ay! ¿Eso podría ser peligroso?
SIRVIENTE: Podría serlo, para los extraños que se aventuren por esos
lados…
SUSY: Ni pienso. Mañana nos vamos.
SIRVIENTE: ¿Alguna queja respecto a mi hospitalidad?
ROMAN: No, ninguna, pero, todavía no entiendo eso de su nombre.
SIRVIENTE: Bueno, una equivocación puede tener cualquiera. Quizá en ese
momento, el espíritu de Tomás hizo carne en mí. Ustedes creen haber
cometido un error en venir, y yo espero poder persuadirlos.
ROMAN: De manera que el alma errante ataca afuera, y aquí, no…
SIRVIENTE: Por supuesto que no. Y pensándolo bien, afuera tampoco, si se
saben conducir. En el fondo, es demasiado amigable.
SUSY: Bueno, de cualquier manera cuando venga el auto, nos vamos.
ROMAN: O el helicóptero del conde, ¿vendrá?
SIRVIENTE: ¡Ja, ja, ja!, ¿ustedes quieren que el conde les enseñe a volar?
SUSY: No le encuentro la gracia.
SIRVIENTE: Yo tampoco. Me río por cuestiones íntimas. Y hablando de
cuestiones mías… ¿No piensan tomar lo que les preparé?
9

SUSY: ¿Tiene alcohol?


SIRVIENTE: De ninguna manera, puede olerlo usted misma.
SUSY: ¿Es una simple granadina?
SIRVIENTE: Por supuesto. ¿Acaso pensó en el Bloody Mary? Ese sí que
lleva alcohol, y otras cosas más. Pero eso será cuando ustedes lo pidan.
Les ruego que prueben esto, y ahora, si me dispensan, debo ocuparme de
algo.
ROMAN: Atienda, nomás, atienda.
SUSY: Ay, lo probé sin pensar.
ROMAN: ¿Sin pensar tres deseos?
SUSY: No, pero está bueno, probalo, dale probalo.
ROMAN: Antes, chin-chin.
SUSY: Por la obra. La más exitosa.
ROMAN: Por la obra…Humm…De veras que es bueno.
SUSY: ¿Sabés? Ahora me siento más relajada. En realidad, no deberíamos
haber sospechado de ese hombre.
ROMAN: Klauss.
SUSY: Ese hombre, Klauss…Pensandolo bien, es un ser transparente… ¡qué
rico lo que nos trajo!
ROMAN: Sí, pero un poco diurético.
SUSY: Tenés razón. ¿Dónde estará el baño? ¡Klauss! ¡Klauss!
ROMAN: ¡Eh, Klauss!
SUSY: (sale) ¡Klauss!
ROMAN: ¡Esperame! (sale detrás de ella)
ESCENA SIGUIENTE.
BELLA: (entra algo agobiada. Se sienta y llama) ¡Hans!..¡Hans!
SIRVIENTE: (entra) ¿Deseaba algo la señorita?
BELLA: ¡Señorita! Hace años que estoy casada.
SIRVIENTE: Para mí, usted siempre será la pequeña…
BELLA: No hablemos del pasado, Hans. ¿Podrías traerme algo?
SIRVIENTE: Siempre a su servicio.
BELLA: Un vaso de agua, por favor.
SIRVIENTE: ¿Agua?
BELLA: Solo agua. Mi marido también querrá un trago.
SIRVIENTE: ¿Bloody Mary?
BELLA: Por supuesto. O cualquier otro que contenga sangre.
SIRVIENTE: ¿Pero usted, está segura de que quiere agua?
BELLA: Si Hans, ya te lo he dicho. No preguntes más.
SIRVIENTE: Como mande la señorita. (sale)
10

BELLA: (para sí) Señorita…Es lo que quisiera. Pero ya sabés, Hans, no se


puede volver atrás.
LUCAS: (entra) ¿Decías?
BELLA: ¿Para qué preguntás? Creo que ya me oíste.
LUCAS: ¿Me hablabas a mí…?
BELLA: No. A ese hombre.
LUCAS: ¿Hans?
BELLA: Ese hombre, Hans, todavía me ve como a una niña.
LUCAS: Como sea, pero no me gusta que te mire.
BELLA: ¿Hans?
LUCAS: Ese hombre, Hans.
BELLA: Solo que para mí no representa un hombre.
LUCAS: ¿Y qué, entonces?
SIRVIENTE: (trae las copas) Permiso, señores.
BELLA: Suyo.
SIRVIENTE: Aquí les dejo las copas.
LUCAS: Retírese ya, Hans.
SIRVIENTE: Como ordene el señor.
LUCAS: Y trate de no interrumpir.
SIRVIENTE: Como usted mande. (sale)
BELLA: ¿Por qué lo tratás así?
LUCAS: Recién estábamos en que…
BELLA: ¿No podés olvidarte de tus celos?
LUCAS: No puedo. No.
BELLA: ¡Ya estoy harta! (comienza a desplazarse)
LUCAS: ¿De mí?
BELLA: Harta de todo.
LUCAS: ¿Y qué es todo?
BELLA: Todo es todo.
LUCAS: Hablemos, si te parece. Pero sentate.
BELLA: No puedo estar quieta.
LUCAS: (por su copa) ¿Tampoco querés de esto?
BELLA: No puedo. Ya no puedo beber sangre…
LUCAS: Diez días… ¿no te parece mucho?
BELLA: No sé. No sé qué me pasa…No sé cuál es el destino de un vampiro
inapetente.
LUCAS: ¿Qué estás pensando? Nosotros somos inmortales.
BELLA: ¿No te parece demasiado? Yo no elegí ser inmortal. Esto no es más
que un exceso.
LUCAS: Hablás así y me hacés sentir culpable.
11

BELLA: ¿Culpas vos? ¿Acaso sentiste alguna culpa cuando me mordiste


aquella vez?
LUCAS: No, porque seguramente no fui el primero.
BELLA: ¿Hasta ese punto llega tu desconfianza?
LUCAS: Siempre sospeché del Conde.
BELLA: Del Conde y de todos. ¿No sabés acaso que odio al Conde?
LUCAS: ¿Tanto como yo?
BELLA: Es posible.
LUCAS: ¿Por qué no nos vamos a otra parte?
BELLA: ¿Irnos? ¿A dónde?
LUCAS: ¿Ves que estoy en lo cierto? Te es imposible imaginar una vida
lejos de él.
BELLA: No es por él. No conozco otro lugar. Tengo miedo. No sé… ¡No sé!
LUCAS: Bueno, no te pongas así. Tomá un poco…
BELLA: No, dejame, siento asco.
LUCAS: ¿No andarás mordiendo por ahí?
BELLA: No me humilles. Sabés que no salgo.
LUCAS: ¿Así que no salís? ¿Qué pasa con ese otro hombre?
BELLA: ¿Mi analista? ¿También lo vas a celar?
LUCAS: No sé. Desde que vas, te están pasando cosas raras. Hasta de da
por escribir poemas…
Bella. Fui a verlo porque me pasan todas esas cosas raras.
LUCAS: ¡Te veo mintiendo!¡Quiero saber qué dicen esos poemas!
BELLA: ¡Callate, sos un vampiro vulgar!
LUCAS: ¡Mentís, sí, mentís!
BELLA: ¡Hans! ¡Hans!
SIRVIENTE: ¿Señorita?
LUCAS: Retírese.
SIRVIENTE: Como mande.
BELLA: ¡Hans!
SIRVIENTE: ¿Señorita?
LUCAS: Retírese.
SIRVIENTE: Como mande.
BELLA: ¡Hans!
SIRVIENTE: ¿Señorita? (a Lucas) Como mande.
LUCAS: ¡Hans!
SIRVIENTE: ¿Señor?
BELLA: Retírese.
SIRVIENTE: Como mande.
LUCAS: ¡Hans!
12

SIRVIENTE: ¿Señor?
BELLA: Retírese.
SIRVIENTE: Como mande.
BELLA y LUCAS: ¡Hans!
SIRVIENTE: (a ellos) Mejor me mando mudar. (sale)
BELLA: ¿Entendés ahora?
LUCAS: ¿Si entiendo qué?
BELLA: Estamos haciendo el ridículo.
LUCAS: Ya te dije. Toma un trago.
BELLA: Un trago. El ritual de siempre en esta casa. No más que fijación
oral…¿Pensás que con un trago va a cambiar todo?
LUCAS: Todo no, pero…
BELLA: Sí, para mí será el último (toma el vaso del agua y trata de beber
compulsivamente. Se atraganta. Tose)
LUCAS: Salud, salud…¿Estás bien? …¿Fuiste capaz de suicidarte por mi
culpa?
BELLA: No solamente por tu culpa.
LUCAS: ¿Qué? ¿Hay alguien más?
BELLA: No nadie. Nadie más. (intenta beber nuevamente)
LUCAS: ¡No! ¡No lo hagas! Perdón, perdón, te ruego tu perdón…
BELLA: Nos estamos lastimando demasiado. Ya te insinué una posible
solución.
LUCAS: Ni se te ocurra.
BELLA: Pero yo lo creo.
LUCAS: Eso, nunca. Yo, a un analista, jamás.
BELLA: Si tan solo pudiera…Si pudiera…
LUCAS: ¿Qué?
BELLA: Romper el contrato con el Conde.
LUCAS: ¿No valdría la pena con tal de salvar lo nuestro?
BELLA: ¿Intentar una vida nueva? Como la gente común y corriente? Lo
pienso, y no...Mi deseo es de otra cosa. No sé de qué, pero otra cosa.
LUCAS: ¿No será influencia de ese analista?
BELLA: El, hasta ahora no habló
LUCAS: ¿Nunca?
BELLA: Nunca
LUCAS: ¿Y cómo sabés si está vivo?
BELLA: ¿Qué? ¿Querés insinuar que yo…?
LUCAS: No, lo dije sin pensar. Pero entiendo que te sientas atada.
BELLA: ¿Al conde?...No quisiera. Pero un pacto es un pacto, y hay ciertas
cosas que él cobra muy caras.
13

LUCAS: Ya lo sé. ¿Creés que no?...Para mí también es dificil…


BELLA: Si al menos pudieras dejar tus celos de lado…
LUCAS: ¿No te gusta que te celen?
BELLA: ¿Que me celes? No sé. No sé…Hay ciertas cosas que quisiera poder
hablar con el….
LUCAS: ¿Con quién?
BELLA: Mi analista. ¿Con quién va a ser?
LUCAS: ¿Y qué te lo impide?
BELLA: Mi analista también es celoso.
LUCAS: ¿Cómo?
BELLA: Nada. Celos en el buen sentido. El quiere mi bienestar.
LUCAS: ¿Y por qué no podés hablar?
BELLA: Porque también es vampiro. Vos tampoco me entendés. Nadie me
entiende.
LUCAS: Si te quedaras un poco quieta, podría intentar.
BELLA: (se sienta) No estoy acostumbrada a caminar. Me duelen los pies…
LUCAS: Dejame que te ayude….Zapatos nuevos (se los quita), me excitan…
BELLA: No, escenas perversas no, por favor…
LUCAS: (respecto al pie desnudo) Estos pies…estos tobillos.
BELLA: ¡No lo intentes!
LUCAS: Dejame morderte.
BELLA: Fuera. Asqueroso, fetichista.
LUCAS: (en su fervor, retuerce el zapato) Habías prometido no insultarme.
BELLA: Perdoname, estoy excedida de angustia.
LUCAS: Si lo habláramos en la habitación…
BELLA: Lo hablamos en todos lados. Tenés que entender que ya no te
deseo.
LUCAS: Eso puede ser normal. A veces tiene solución.
BELLA: No tiene solución. Y lo peor que…
LUCAS: ¿Qué?
BELLA: Estás arruinando mis zapatos.
LUCAS: Tus zapatos, tus zapatos. Lo único que te preocupa.
BELLA: Sabés bien que no… Tu presencia se instaló en mí, como un
trauma.
LUCAS: ¿Qué estás diciendo? Otras se sentirían felices.
BELLA: Fui mordida a la fuerza.
LUCAS: Eso no es cierto.
BELLA: Es bien cierto.
LUCAS: Hubo consentimiento.
14

BELLA: ¿Consentimiento? Yo, apenas una joven inocente que solo deseaba
coquetear…
LUCAS: Lo estás reconociendo.
BELLA: Coquetear como cualquier otra, jugar, nada más.
LUCAS: Para mí no es juego.
BELLA: Ya veo que no. Todo lo tuyo es siniestro.
LUCAS:¿Me negás tus pies y también me llamás siniestro?
BELLA: Siniestro, sí. Te interesan más mis pies que mi alma.
LUCAS: ¡Ah!, ¿Qué decis?
BELLA: Sí, aunque no lo creas, he descubierto que tengo alma.
LUCAS: Bueno, esto no lo escuché nunca. Qué va a decir el conde…
BELLA: ¿Pensás contárselo? ¿No puedo evolucionar?
LUCAS: ¿Con alma, vos?
BELLA: Aunque lo niegues es así.
LUCAS: ¿Otra cosa más de tu análisis?
BELLA: ¿Mi análisis? Estoy dispuesta a dejarlo.
LUCAS: ¿Y a mí también estás dispuesta a dejarme?
BELLA: Sabés que eso sería un disparate.
LUCAS: Por eso mismo. Sé que sos capaz de hacer muchos disparates.
BELLA: Nuestras leyes lo prohíben. Terminarían por descubrirlo. Me
aniquilarían.
LUCAS: Eso quiere decir que estamos juntos solo por deber.
BELLA: Así lo mandan. Y no pienso luchar por los derechos civiles.
LUCAS: El conde decretó que para anular la unión, hay que fulminar a los
cónyuges.
BELLA: ¿A los cónyuges o al conyuge?
LUCAS: ¿Serías capaz de aniquilarme?
BELLA: Nunca. Me da mucho miedo.
LUCAS: Entonces es sólo por miedo. ¿De lo contrario serias capaz?... ¿Por
qué me odiás tanto?
BELLA: Me sentí dominada, violada. Me mordiste un tobillo y yo era una
virgen. Yo era una virgen.
LUCAS: De ese pié, sí.
BELLA: ¿Qué querés decir?
LUCAS: Solo puedo dar cuenta de ese tobillo…lo demás, muy bien no lo sé.
BELLA: Hablás así. ¿Cómo no voy a tener motivos para odiarte?
LUCAS: Nunca he revisado tu cuello, ¿no te parece raro en alguien tan
celoso?
BELLA: Porque solo te interesan mis pies. ¡Qué humillación!
15

LUCAS: ¿Humillación? Pero también podría probar tu cuello…Por aquí veo


marcas recientes.
BELLA: La cena del sábado. Estuviste presente.
LUCAS: Es cierto, sí. Por eso no te eliminé. Tengo bien calculada la
distancia de cada una de las marcas. Pero sospecho.
BELLA: ¿Qué?
LUCAS: Que alguien te muerda en el mismo agujero.
BELLA: Esto es el colmo. Me denigrás, cuando hay cosas que sólo hago por
obligación.
LUCAS: Para cumplir con el conde. ¿Para que nos siga protegiendo?
BELLA: Vos siempre insististe en eso.
LUCAS: Yo tampoco estoy bien... Si pudiera liberarme…Pero, ¿qué otro
proyecto de vida sería posible?
BELLA: ¿La conversión?
LUCAS: ¿Convertirnos en mortales? Eso es un disparate.
BELLA: ¿Dejar todo esto? ¿Dejar este hastío?…Tendrías que comprender lo
desolador que es vivir en la insatisfacción, harta de todo.
LUCAS: ¿De todo? ¿De las fiestas con el Conde también?
BELLA: Odio esa infidelidad compartida.
LUCAS: Hay dos víctimas posibles en la otra habitación.
BELLA: ¿Y con eso, qué?
LUCAS: Al menos podrías recuperar algo de hemoglobina.
BELLA: No tengo deseos. ¿No entendés que cosa es no tener deseos? Es
doble condena, todo este resentimiento que nos une, y toda esta
insatisfacción que se traduce en un síntoma.
LUCAS: ¿Un síntoma?
BELLA: Anorexia.
LUCAS: ¿Anorexia?
BELLA: Así se llama. Anorexia sanguínea…No puedo morder.
LUCAS: ¿No entendés que te vas a ir consumiendo? Dejame tocarte, sí
estás más delgada. Te vas a poner muy fea.
BELLA: Es tristísimo…
LUCAS: Al fin y al cabo, ya no te interesa gustarme…Pero también va ser
dificil que te miren otros, lo digo sin ninguna crueldad, claro.
BELLA: …Es tristísimo afearse por no tener deseos. Si al menos, esta noche
pudiera morder.
LUCAS: Vas a poder, vas a poder.
BELLA: No. No. Sólo sé que necesito una transfusión.
LUCAS: ¿Me lo estás pidiendo?
BELLA: No sé, no lo sé, me siento desintegrar.
16

LUCAS: Vamos, Bella, yo aun te amo.


BELLA: ¿Qué estás diciendo? ¿Es cierto eso?
LUCAS: No esperaba confesártelo. Quiero ayudarte en lo que sea.
BELLA: ¿Podré confiar en vos?
LUCAS: Sí, Bella, sí, todavía te amo y te deseo….Sólo…
BELLA: ¿Sólo qué?
LUCAS: Necesito poder quitarte la venda del tobillo izquierdo. (ella vacila)
Es una orden
BELLA: (sumisa) Como mande mi señor.
LUCAS: Claro que sí. No me importa el Conde. Yo soy tu señor. (acerca los
dientes al tobillo)
BELLA: ¡No, por favor!
LUCAS: No, no lo haré. Estos hermosos pies se están poniendo muy
pálidos. Esta noche, en la cena, voy a morder como nunca, y luego te
inocularé la sangre.
BELLA: ¿Serías capaz?
LUCAS: Por supuesto. ¿En qué piecito?
BELLA: Esta noche en el cuello.
LUCAS: Sí, mi insatisfecha.
BELLA: Anoréxica.
LUCAS: Anoréxica…Ah, pero me acordé de algo.
BELLA: ¿De qué?
LUCAS: En la biblioteca del Conde, creo que hay un libro. ¿Me acompañas?
BELLA: Ya no creo en los libros.
LUCAS: No importa. Yo sí. (sale)
BELLA: Hans…Hans…¿Estás ahí? ¡Hans! (sale. Se oye un grito de ella)
ESCENA SIGUIENTE: SUSY Y ROMAN, FURTIVOS, CERCA DE LA SALIDA
SUSY: (a Román) No hagas ruido. Me pareció escuchar un grito.
ROMAN: Pero irnos…¿A esta hora?
SUSY: Shhh. ¡Vamos!
CONDE: (entra) Un momento. ¿Hacia dónde se dirigien?
ROMAN: ¿Nosotros?
SUSY: A tomar un poco de aire.
CONDE: Va a ser difícil que puedan salir…La cerradura ha fallado.
SUSY: ¿Qué? ¿Estamos encerrados?
CONDE: Pero no se preocupen…Mientras tanto, les ruego que se sienten.
ROMAN: Sentarnos…Pero…
CONDE: Como se habrán dado cuenta, soy El Conde. Más que conde,
príncipe, en realidad…Sucede que soy muy humilde ¿se me nota, no es
17

cierto? Prefiero que me llamen simplemente, conde. Ah, un dato: Hace


tiempo que esa cerradura and mal. Se lo dije a Hans.
ROMAN: ¿Hans?
CONDE: Hans, el encargado.
ROMAN: Hans, ¿ese hombre?
SUSY: Dijo que se llamaba Klauss, y antes, Tomás.
CONDE: Vaya, vaya, con este hombre. Problemas de identidad.
ROMAN: Identidad y…
SUSY: Habló de un alma en pena.
CONDE: La única pena es que no haya ningún ánima…Es una broma. He
querido decir que es una zona desolada, como habrán visto.
SUSY: Pero la cerradura. ¿Cuándo la arreglan?
CONDE: Hans se encuentra trabajando en eso. Ha buscado las
herramientas POR todo el sótano. Aunque… dudo que pueda arreglar algo,
en realidad, sólo empeora las cosas.
SUSY: ¿Y entonces?
CONDE: Mis huéspedes pasarán aquí la noche.
ROMAN: El auto, ¿vuelve mañana?
CONDE: Indefectiblemente. Es decir, casi nunca.
SUSY: Por favor, señor Conde, ¡quiero que comprenda que yo siento
mucho miedo!
CONDE: ¡Miedo!, ¿pero cómo puede sentir miedo en un lugar como éste?
¿No es acaso un ejemplo de calidez?
ROMAN: Mire, no. Disculpe, pero cálido como quien dice, no resulta.
CONDE: Es comprensible. Ustedes, como tantos otros, habrán venido
influenciados. Sin duda, conocen mi historia.
ROMAN: Algo, no demasiado.
CONDE: Bueno, tendremos toda la noche por delante. Aun falta una hora
para el agasajo.
SUSY: ¿La cena?
CONDE: ¡La cena! Nunca dejo de festejar a mis visitantes. Además, hoy es
un día sagrado para la vampiridad.
SUSY: ¡¿Entones, usted?!
CONDE: Así es. Reconozco que soy el temible Vlad, pero esta noche, una
vez al año, suelo guardar abstinencia.
SUSY: Ay… (se aferra a Walter)
CONDE: Ya le he dicho que puede confiar. Mañana habrán de retirarse.
SIRVIENTE: Señor. Lo he intentado, pero no se puede.
18

(Susy se escabulle)
ROMAN: ¿Pero con qué? ¿Con qué lo intentó?
CONDE: No es tu obligación explicarlo, Hans.
SIRVIENTE: Para que el señor Román se quede tranquilo, puedo decirle
que he probado con una llave maestra y hasta con un destornillador.
ROMAN: ¿Y eso es suficiente?
CONDE: ¡Más que suficiente! Podés retomar tus tareas Hans.
SUSY: (entra) Es cierto, no se puede abrir.
CONDE: No se puede. Claro que no se puede. Es necesario que entiendan,
que aprendan a confiar en mi palabra. Tampoco está nada bien cuestionar
los métodos de Hans. El pobre, es muy susceptible, y en este momento,
sin duda, se encuentra llorando. Con esto quiero decirles que por las
buenas, todo puede andar muy bien. (hace una señal para que se sienten)
ROMAN: Por las buenas, sí, claro.
SUSY: Pero yo tengo miedo.
CONDE: El miedo es muy simple y muy pasajero. Ya se alegrará usted con
el banquete.
ROMAN: ¿No era día de abstinencia?
CONDE: La abstinencia consiste en que esta noche no se ha de morder a
los humanos.
SUSY: ¿Y mañana?
CONDE: De día, tampoco se muerde. Por eso mi consejo de que traten de
sentirse seguros.
SUSY: Sí, sí, ya estamos más tranquilos. Pero, ¿por qué?
ROMAN: ¿Por qué se dice que es tan temible?
CONDE: Veo que es cierto que desconocen mi historia. ¡Es notable!...
¡Haber venido con tan poca información!... O quizá ninguna.
SUSY: Y…Nosotros somos así.
ROMAN: Dejamos que fluya…
CONDE: ¿Como la sangre, no es cierto?
SUSY: ¿Eh? Sí. No. No, no. Eso no.
CONDE: Claro que sí. Y en abundancia. Les comentaba que he llegado a ser
príncipe, hace ya varios siglos. Tanto mi padre como yo pertenecemos a la
Orden del Dragón. De ahí mi nombre de Drácula.
SUSY: ¡¿Ay, usted, Drácula?!
CONDE: Así es. Es un honor compartir conmigo, ¿no es cierto? En mi reino,
siempre hice gala de grandes virtudes. Los principios éticos han sido un
blasón eterno en mí, y me enorgullezco de haber inculcado un grado de
19

honradez tal en mi súbditos, que he podido probarlo dejando una copa de


oro en el centro del poblado y tanto es así, que los habitantes nunca se
atrevieron a intentar robarla, aunque sí podían saciar su sed en ella. ¿No
es cierto que he sido justo? ¿No es cierto, señor?
ROMAN: Sí, sí, claro.
CONDE: Mi mayor virtud es la de todo un héroe. Todavía lo sigo siendo en
la memoria de mi pueblo. Y si bien en mis años más jóvenes he sufrido la
desdicha de haber pasado largos años en una prisión de Turquía,
finalmente he logrado liberarme y luego enterarme de que mi padre había
sido traicionado y enterrado vivo. Como comprenderán, clamaba
venganza. Tenía algunas sospechas, pero no sabía claramente quienes
eran los culpables de esa traición. ¿Qué pude hacer entonces? Diga usted
señora.
SUSY: No. No. Yo no.
CONDE: Fue necesario preparar un banquete para unos quinientos
invitados que luego fueron atravesados por estacas. Nunca antes había
tenido tantos muertos tan juntos. Por eso no comprendo cómo dos
invitados pueden asustarse siendo sólo un número tan chico…Adoro la
grandeza, la fastuosidad, y sobre todo, que se cumpla mi ley. Sepan que
aquellos que evadían impuestos, que no eran capaces de aportar lo que
correspondía, eran directamente empalados sin importar la suma de la
deuda. También he luchado contra los robos, con algunas variantes, claro,
como ser, cocinar al infractor y darlo de comer a su familia. ¿Reverencian
mi justicia, no es cierto?... Además de todo esto, no podía pasar sin hacer
algo por los pobres, ya que siempre me conmovieron, y a tal fin, organicé
un festín en una casa de las afueras, a la cual se los invitó y se les ofreció
comida en abundancia y todo el vino que quisieran. Finalmente, cuando
pudieron saciarse, he irrumpido con mi guardia y pregunté a todos ellos si
anhelaban pasar una vida sin privaciones, a lo que los mendigos
respondieron que sí. Entonces, sin más, mandé a mis soldados a cerrar
todas las puertas y que prendieran fuego a la casa. No quedó nadie vivo.
Es así como erradiqué la pobreza en mi tierra. Pero no teman señores. Si
bien las puertas de esta casa también han quedado cerradas, muy distinta
será la suerte de ustedes. ¿O es que acaso son pobres?
ELLOS: No, no…
CONDE: Me he ganado la fama de terrorífico porque se me atribuyen
cerca de cien mil víctimas, pero, pensándolo bien, no ha sido un cálculo
exacto, ¿y saben por qué?
20

SUSY: No, no…


CONDE: ¿Por qué? Porque aún me faltan uno o dos más. Como
comprenderán, los festines de sangre siempre han sido un problema…
para los otros, quiero decir….¿pero qué está pasando? No hago más que
hablar de mí, y en cambio, no sé nada de ustedes…
ROMAN: Bueno, nosotros….
SUSY: Eso mismo…
CONDE: ¿Les ha resultado interesante el relato?
SUSY: Que diga el.
ROMAN: Igualmente. Igualmente.
SUSY: Por momentos quiero gritar.
CONDE: Grite, grite sin reprimirse.
SUSY: ¿Puedo?
CONDE: Sí, vamos de una vez.
SUSY: Pruebo… (trabada) Iiiqqq….
CONDE: Está bien, no se esfuerce….¿El caballero, acaso?
ROMAN: (igualmente) Agghhhh…
CONDE: Así, muy bien, y después del intento, espero que ya puedan
hablar
ROMAN: ¿De qué?…no sé de qué quiere que hablemos.
CONDE: Quiero escucharlos. Por ejemplo, podemos comenzar por lo más
formal, como ser el clima, la salud…
ROMAN: El clima, inestable…Y de salud…
SUSY: Tenemos sangre contaminada.
CONDE: Cuánto lo siento…¿contaminada de qué?
ROMAN: Mi suegro tiene campos….
CONDE: ¿Y bien?
SUSY: Los cultivos tienen plagas…
CONDE: Vaya, vaya, adorables insectos, a veces es un placer
mordisquearlos….
ROMAN: Cuando los cultivos tienen bichos…
SUSY: Tenemos glifosato.
ROMAN: De eso, de eso estamos contaminados.
CONDE: ¡Pero qué contrariedad! Para ustedes digo, A mí, por ejemplo, no
me ataca.
SUSY: ¿El glifosato?¿No?
CONDE: De ninguna manera, pero no crean que esta no me resulta una
charla absolutamente amena…Perdonen ustedes (llama) ¡Hans! ¡Hans!
21

SIRVIENTE: (entra) Disculpe, señor, ya no soy Hans.


CONDE: ¡Oh, detalle! Entonces te llamaré August…He solicitado tu
presencia porque quiero que sirvas algo especial para todos.
ROMAN: Por nosotros no se preocupe…
SIRVIENTE: Las órdenes del Conde son leyes en la casa. Deberán seguir
bebiendo.
CONDE: Las sugerencias de August también son órdenes…¿Entendido?
SUSY Y ROMAN: Sí…sí…
CONDE: Entonces ya sabés, August…Sangre para mí, naranjada para ellos.
SIRVIENTE: Enseguida, señor. (sale)
ROMAN: ¿No era que hoy, no…?
CONDE: ¿Hoy no, qué?
ROMAN: Eso, eso de la sangre.
CONDE: Hoy no habrá mordidas, pero de los gustos, no hay que privarse,
¿no les parece…?
ROMAN: Yo…le pido permiso…¿Podría acercarme a la salida?
CONDE: Por supuesto, esta es su casa. (Román sale)
SIRVIENTE: (entra) Aquí tiene, Señor (sale)
ROMAN: (entra) Es cierto, está cerrado.
CONDE: Siéntese y beba. No me gusta que desprecien mi hospitalidad.
¡Eso podría llegar a irritarme!
ROMAN: No, no, de ninguna manera quise contrariarlo. Lo mío ha sido
claustrofobia repentina, ¿se entiende?
SUSY: Lo mío también, comprenda.
CONDE: ¿Cómo no voy a entenderlo? He visto tanta gente desesperada,
¡pero ahora es el momento de beber por el encuentro!
SUSY: (tartamudea)Te…Te…¿Tenemos que tomar?
CONDE: ¿Prefieren otros métodos?
ROMAN: ¿Otros métodos?
CONDE: Otros métodos de persuasión.
ROMAN: No, no…¿entonces?
CONDE: ¡Beban! Es una orden, ¡beban!
ELLOS: Sí, sí… (beben con dificultad)
CONDE: ¿No está ríquismo acaso?
SUSY: Claro, sí, pero…
CONDE: ¿Pero qué?
ROMAN: ¿Usted no?
22

CONDE: Por supuesto…Ya estoy mojando el panecillo…Es algo así como


una delicia antes de la cena…Y ya alcanzo a ver que sus párpados
comienzan a pesarles, que el sueño va llegando poco a poco a dominarlos.
Duerman si es necesario, no lo considero un agravio. Duerman, si lo
desean….¡August! ¡August!
SIRVIENTE: (entra con unas sogas) Soy Elmer, señor.
CONDE: Seas quién seas, ya estoy harto de tus espíritus. Pero procedamos
ya. (atan con sendas sogas a Susy y Román)
SIRVIENTE: Ya vio el señor que supe adivinar qué es lo que necesitaba.
CONDE: Es cierto. De eso no puedo quejarme.
SIRVIENTE: Años y años a su servicio, parecen siglos.
CONDE: Son siglos. Hubiera preferido no tener que hacer esto. Pero sabés
cuánto me gusta agasajar y muchos son rebeldes, vaya a saber porqué.
Cuando despierten evaluaremos si conviene o no amordazarlos.
SIRVIENTE: Esperemos que no. No hay nada más adorable que el diálogo.
CONDE: ¿Falta mucho para la cena?
SIRVIENTE: Siempre puntual, siempre a las doce.
CONDE: Yo diría que la cena ya está servida.
SIRVIENTE: Me emociono al mirarlos. Duermen como inocentes.
CONDE: La inocencia…Es lo que más aprecio. Será un placer degollarlos.
SIRVIENTE: ¿Degüello, entonces? Cuanto tiempo hace que no….
CONDE: He prometido no morder, y mi palabra es de honor.
SIRVIENTE: Ya lo sé, mi conde….
CONDE: Sólo que…
SIRVIENTE: ¿Qué, mi conde…?
CONDE: No olvides que soy un príncipe.
SIRVIENTE: Sí, mi conde.
CONDE: Perfectamente, quería decirte que es preciso que me traigas el
cuchillo que más aprecio.
SIRVIENTE: ¿El cuchillo del ritual?
CONDE: Ese mismo.
SIRVIENTE: Bueno, en fin…Ese instrumento quedó en manos del señor
Lucas.
CONDE: ¿Sin mi permiso? Que comparezca inmediatamente.
SIRVIENTE: No lo he visto en las últimas horas.
CONDE: ¡No importa! ¡Me lo traés de inmediato!
SIRVIENTE: ¿Al cuchillo? ¿a Lucas?
CONDE: A los dos, o de lo contrario…
23

SIRVIENTE: ¡Sí, si, mi príncipe! (sale)


LUCAS: (Entra. Al conde) No sabía que estaba aquí.
CONDE: ¿Qué? ¿Te sorprendí en algo?
LUCAS: No, nada, buscaba a mi esposa.
CONDE: Buscabas a tu esposa y Elmer fue a buscarte a vos.
LUCAS: ¿Elmer?
CONDE: Elmer, ese hombre…Pero, ¿qué estás tratando de esconder?
LUCAS: Nada, nada…
CONDE: ¿Nada? ¡Dejame ver! (se trata de un libro) ”Adiós al vampiro”,
¡Oh, sumamente interesante! ¿es que acaso pensás despedirte de
alguien?
LUCAS: No, nada de eso…
CONDE: ¿Y entonces?
LUCAS: Solo por mi propia seguridad.
CONDE: Vaya, vaya, ¿así que preocupado por tu seguridad? Todos saben
que no es bueno guardar temores. Jamás en esta casa…Al menos
que…estés tramando algo que no me puedas confiar, ¿es así?
LUCAS: No, no, nada mi señor…Sólo me preocupa mi mujer.
CONDE: ¿Qué pasa con tu mujer?
LUCAS: La ando buscando. Temo que haya desaparecido.
CONDE: Desaparecer no es posible. Aun no está capacitada para atravesar
las paredes.
LUCAS: Entonces, seguiré buscando.
CONDE: ¿Tanto sospechás de ella, que temés que haya desaparecido ¿Es
que todavía dudás de su fidelidad?
LUCAS: Usted sabe...
CONDE: Te adivino el pensamiento. ¡Estás sospechando de mí!
LUCAS: No. No es eso. De ninguna manera yo podría.
CONDE: Si que podés, pero todo será cuando yo lo decida y me convenga.
LUCAS: No, es decir sí, sí. No. Ahora tengo que seguir.
SIRVIENTE: No va a ser necesario. Acá la traigo. (Bella se encuentra
desfalleciente)
LUCAS: ¡Bella! ¡Bella!
SIRVIENTE: Se arrojó de la escalera y cayó en la despensa.
LUCAS: ¿Pero por qué? ¿Por qué?
BELLA: Aquí va mi poema: Te dejo en libertad de acción, seguirás
mordiendo y las noches no serán mi perdición. Ya no me halagará el canto
de los sapos, ni haré gala de ninguna insatisfacción. La luna seguirá en su
24

lugar, las estrellas también y los otros planetas continuarán su andar. El


viento sopla y las copas de los árboles hace silbar, los mosquitos picarán
en mi lugar. Sí, en lugar mío, bramarán los mares, los lagos, los ríos. La
torre del castillo, de fiesta, allá arriba, mientras que aquí abajo, muero al
haber caído sobre una riestra de ajos.
LUCAS: ¡Ajos!
CONDE: ¡Ajos!
LUCAS: ¿Pero, por qué este final?, ¿por qué? ¿por qué?
BELLA: Lo sabés muy bien, adiós, ¡muerta soy!
LUCAS: ¡Bella! (le quita un zapato) Al menos me queda este
recuerdo…¡Bella! ¡Bella!
CONDE: ¡Mordela! ¡Te obligo a que la muerdas!
LUCAS: ¿Morderla, ahora?
CONDE: ¡Te lo ordeno!
LUCAS: Sería la última vez.
CONDE: Claro que la última.
LUCAS: ¡!Aaagg!! (le muerde un tobillo) ¡Agg, muerto soy! (se desploma)
SIRVIENTE: ¡Impetu suicida!
CONDE: Mis órdenes son mis órdenes. Y aquí no veo más que desorden.
Tendremos que acomodar los cadáveres.
SIRVIENTE: Sí, sí, señor.
CONDE: Así, todo prolijo. Siempre amé la prolijidad.
SIRVIENTE: Eso, nadie lo duda.
CONDE: (observando a los caídos) Decime: ¿No es una hermosa escena?
Dos muertes, y otros que pronto la tendrán. ¿Has encontrado el cuchillo,
Elmer?
SIRVIENTE: Sé dónde está. Voy a buscarlo.
CONDE: Apurate, que ya están por dar las doce…!Y ustedes, bueno, ya
basta! (hace un gesto) ¡A despertar ahora!
SUSY: Eh…
ROMAN: ¿Que pasó?
CONDE: ¿Qué les parece que puede haber pasado?
ROMAN: No sé. ¿Qué hacemos así?
CONDE: ¿Tan pronto me han olvidado? ¿Ya se olvidaron que vinieron por
una obra?
SUSY: ¡Ah! ¡El conde!
CONDE: El conde, sí. El adorable príncipe que dispondrá de ustedes,
cuando den las doce.
25

SUSY: ¡Ay!
ROMAN: ¿Y ahora qué hora es?
CONDE: No se impacienten. Estamos próximos. Elmer ha ido a buscar un
cuchillo.
SUSY: ¡No!
CONDE: Eso, eso, griten. Les concedo ese privilegio.
AMBOS: ¡Ayyy!
CONDE: Ya ven. Han logrado gritar, y nada ha pasado. ¿Qué otra cosa se
les ofrece?
ROMAN: ¿Con…con un cuchillo, dijo?
CONDE: Con un cuchillo, pero si lo pienso bien, y tratándose de tan
amables visitantes, digo, tratándose de ustedes dos, soy capaz de dejarlos
si adivinan un par de acertijos ¿Les parece? (los otros asienten) Pues bien,
acá va el primero: “Si ando bajo la lluvia, no me mojo? ¿Quién soy?”
AMBOS: Usted.
CONDE: Muy bien. Acá va el otro: “¿Quiénes serán mis dos próximas
víctimas esta noche?” ¿Eh? ¿Quiénes? ¿No saben?…¿No arriesgan?... Han
perdido entonces ¿Lo sabremos a las doce?...¿O prefieren un acertijo de
gracia? (ellos asienten)
El SIRVIENTE SE ACERCA RAPIDAMENTE POR DETRÁS DEL CONDE Y PONE
ALGO EN SUS NARICES. EL CONDE CAE MORTALMENTE
SIRVIENTE: ¿No esperaban esto, no? Tan solo un golpe, un shock de ajo,
de ajo mortal….
SUSY: ¡Desátenos, por favor!
SIRVIENTE: ¿Desatarlos? No sé si sería de mi agrado.
SUSY: ¡Se lo ruego!
SIRVIENTE: “Por favor…se lo ruego”… ¿Saben acaso cuáles son mis planes?
¿No? Yo sí. Ya conocen la historia de un príncipe glorioso, pero no la de un
criado ejemplar, que siempre le rogó a ese príncipe poder entrar en el
círculo de los mordientes y al que el sádico siempre se lo negó.
ROMAN: Con más razón entonces.
SIRVIENTE: Claro que con más razón entonces, ansioso por estrenar mis
artes…Ahora sit Butcher, el Destripador. Este cuchillo ha sido siempre mi
debilidad, y pronto podrán comprobarlo. ¿Alcanzan a ver su filo? ¿Qué tal
quedaría en sus yugulares?
SUSY: (sale de su rol) ¡Bueno, basta!
SIRVIENTE: (también sale) ¿Qué?
SUSY: Suficiente por hoy. Ayúdenme a desatarme.
26

BELLA: ¿Por qué, qué pasa?


SUSY: Ya me cansaron.
ROMAN: ¿En qué?
SUSY: Se hicieron muchas cosas que no estaban previstas.
CONDE: Bueno, estamos probando.
SUSY: Si, pero el texto es el texto.
SIRVIENTE: Lo que hicimos fue bastante similar.
SUSY: No estoy de acuerdo.
BELLA: Bueno, será cosa de ver cómo hacer para qué se desaten al final.
SUSY: Sí, pero no es eso… Cuando se trata una idea hay que respetarla. Yo,
asi, no sigo .(murmullos en los otros)
ENTRA LA CONDESA Y SE PLANTA ALTIVA EN EL MEDIO DE LA ESCENA
SUSY: ¿Y esta mujer?
CONDESA: Muy buenas noches. Esta mujer es la Condesa Sangrienta.
LOS OTROS: ¿Quién?
CONDESA: ¡!!La condesa sangrienta!!!
LOS OTROS: ¡!!!No…!!!.

FINAL
2016

Autor: Carlos Cazila


carloscazila@gmail.com
mensaje70@yahoo.com.ar

Origen: Argentina
27
28
29

También podría gustarte