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Sorpresa en la lexicografía: el diccionario de 1780 tuvo dos versiones

Entre 1780 y 1783 se publicaron la primera y la segunda edición del Diccionario de la


lengua castellana, el primer diccionario académico. Recientemente, el profesor
universitario de Lengua Española Prieto descubrió otra edición de 1781 que tenía
mejoras con respecto a la primera que no se mantuvieron en la edición siguiente. La
revisión, que consiste en correcciones y cambios de comas y tildes, cubre menos de la
mitad de todo el diccionario, dejando el resto igual a la primera edición.
Según nos cuenta Prieto, compró en Internet dos ejemplares supuestamente idénticos del
diccionario de 1780. Sin embargo, a lo largo de su investigación se dio cuenta de que
uno no se correspondía completamente con el otro y tampoco con su versión digital.
Entonces, en realidad poseía una versión que valía mucho más de lo que pensaba y de lo
que había gastado para comprarla.
Además, Prieto niega que la Academia española pueda haber ocultado voluntariamente
la reimpresión desconocida, ya que se creía que existía una única versión de la primera
edición. De hecho, los catálogos bibliográficos solo reconocen la primera impresión de
1780 y los impresores establecieron un mismo número de páginas para sendas
versiones.
Analizando la entera cuestión de la versión oculta de forma retrospectiva, algunos datos
permiten concluir que algunas bibliotecas y archivos tienen ejemplares de la versión
más reciente y David Prieto, gracias a estos datos, confirma que existen algunos
ejemplares de esta versión en varias bibliotecas de todo el mundo.
B
Sorpresa en la lexicografía: el diccionario de 1780 tuvo dos versiones
El primer diccionario de la Real Academia fue publicado entre 1726 y 1739. En este
diccionario aparecían citas que con el paso del tiempo resultaron ser incomoda y por
este motivo el diccionario fue simplificado con una nueva edición en 1780. La segunda
edición del diccionario fue publicada en 1783.
Sin embargo, David Prieto que es profesor universitario de Lengua Española, descubrió
que hay también una edición oculta, una reimpresión corregida de 1781. Esta edición
escondida, que lleva también fecha 1780, se distingue por algunos ajustes de grafía e
imprenta (ej. “Pasqüa” se queda en “Pasqua”), pero las revisiones llegan solo hasta la
hoja 320 de las totales 955; además los impresores hicieron que el número de páginas
fuera el mismo que otra edición.
Prieto se dio cuenta de la existencia de la reimpresión de 1781 por casualidad. Entre
2020 y 2021 él compró dos ediciones de la primera edición del diccionario a distintos
precios. Mientras que el profesor hacia uno de sus trabajos vio que una palabra en uno
de sus volúmenes estaba escrita de manera diferente en la versión digital del diccionario
en el portal de la Real Academia. Otras palabras estaban escritas de manera diferente y,
dado que la versión digital es idéntica a la versión de 1780, él entendió que existía otra
edición desconocida por la Real Academia.
El profesor no cree que la Academia ocultara la versión desconocida, sino que al haber
una primera edición de 1780 y enseguida una otra en 1783, la Real Academia no sabía
de la existencia de una segunda reimpresión de la primera.
Esto descuido fue posible porque los siete ejemplares de ese diccionario guardados en la
Real Academia corresponden a la primera tirada, también el portal digital de la
Academia nos muestra la primera den 1780 y lo mismo pasa con las fuentes
bibliográficas y archivos internacionales.
Queda claro que existen otras copias de la reimpresión y de hecho David Prieto las ha
buscado y las ha encontrado en varias bibliotecas en el mundo como por ejemplo en
Madrid o en Nueva York.
C
Sorpresa en la lexicografía: el diccionario de 1780 tuvo dos versiones

La primera publicación del primer diccionario de la RAE, o diccionario de las


autoridades, remonta a la primera mitad del siglo 18, entre 1726 y 1739. El diccionario
contenía las citas de los grandes autores que atestiguaban el uso previo del término y, en
1780, fue simplificado identificándose como el primer diccionario académico como lo
conocemos hoy.
Una reimpresión desconocida de 1781, la cual presentaba retoques y correcciones, fue
descubierta por David Prieto García-Seco, especialista de la lexicografía que tenía las
dos ediciones en casa. Esa edición era desconocida aún por la RAE, y la diferencia de
precio entre las dos era increíble.
Diferentes son los factores que, en los siglos siguientes, han contribuido a la
desaparición de la reimpresión de 1781 a favor de la edición originaria de 1780, aunque
algunas bibliotecas y archivos conservan ejemplares de la nueva versión.
D
En la primera mitad del siglo XVIII vio la luz el primer diccionario de la Real
Academia, el ‘Diccionario de autoridades’, que presentaba las citas de las principales
obras literarias. Como este costaba leerlo, se publicó una segunda versión en 1780, más
fácil de entender. A seguir apareció otra versión en 1783. Recién descubierta es la
versión intermedia de 1781 por David Prieto García-Seco, profesor universitario. La
copia de 1781 tiene unas mejoras ortográficas, además de refinar el orden de los
vocablos y las definiciones. Pero, estas modificaciones interesan un tercio de la obra.
Las investigaciones realizadas por Prieto resultaron en su libro ‘Un eslabón recuperado
de la lexicografía española’. Fundamental ha sido la aportación de las dos ediciones que
él había comprado en línea, con una marcada disparidad de precio. Más tarde, mientras
estaba consultando la versión digital del diccionario, se dio cuenta de que el contenido
de la edición de 1780 que poseía no coincidía con la versión oficial publicada en la web
de la RAE. Prieto subraya como la Academia nunca quiso ocultar la existencia de esta
‘otra’ versión, simplemente sobrepusieron las versiones por su proximidad cronológica.
La coincidencia en el número de páginas ha provocado una confusión por la que
archivos y bibliotecas españolas y del extranjero estaban convencidos de la existencia
de una única versión. Las bibliotecas de todo el mundo ya poseían la edición ocultada y
se dieron cuenta solamente después de la publicación de Prieto.
E
La linealidad de la evoluciòn de los diccionarios españoles encuentra un lìmite en el
descubrimiento, por parte del profesor de la Universidad de Murcia David Prieto
García-Seco, de una versiòn de 1781 desconocida durante dos siglos y medio, en la cual
hay muchas correcciones con respecto a la de 1780; lo más raro es que estos cambios no
se mantuvieron en las versiones sucesivas.
A partir de su primera edición, publicada entre 1726 y 1739, el diccionario de la Real
Academia ha evolucionado en el tiempo y uno de los cambios más grandes fue
introducido a partir de la versión de 1780, en la cual no hay más citas junto a cada
palabra; junto a el de 1783 se trata de los primeros diccionarios académicos tal como los
conocemos hoy.
Al descubrir la versión de 1781, en enero de 2021, Prieto empezó su investigación.
El especialista tenía en casa dos ejemplares del diccionario de 1780, ambos comprados
en internet: el primero por 1.200 euros y el segundo solamente por 70. Tiempo más
tarde, se dio cuenta que el libro que le había costado más era en realidad una
reimpresión desconocida, mientras el de los 70 euros correspondía a la primera versión.
Entonces el profesor empezó a preguntarse sobre el valor actual de la reimpresión y por
qué la Academia había ocultado esta versión, llegando a la conclusión que algunas
circunstancias contribuyeron a creer que solo existía una versión originaria.
Una vez conocida la versión oculta, David Prieto ha comprobado que algunos
ejemplares de esta reimpresión se hallan en algunas de las bibliotecas más importantes
del mundo.
F
Después de haber reconocido la complejidad y la incomodidad del Diccionario de
Autoridades, en el que, después de algunas palabras, se citaban las obras más
importantes donde aparecían estas últimas, la Real Academia publicó en 1780 el primer
Diccionario de la Lengua Castellana, un diccionario que no presentaba citas y por eso
era más fácil de entender. En 1783 se publicó la segunda edición. Sin embargo, nadie
estaba al tanto de que había sido reimpresa una ulterior edición en 1781, una versión
con numerosas diferencias en cuanto a la tipografía, a la ortografía, a todo lo que
concierne las comas, las tildes y que retoca las grafías. Un detalle de esta versión
desconocida es que presenta diferencias con la primera edición solamente hasta la
página 320. Su descubrimiento fue posible solamente en 2021 gracias al profesor Prieto,
especialista en historia del léxico y de la lexicografía. Este último, tras este importante
hallazgo, publicó los resultados de su investigación en el libro “Un eslabón recuperado
de la lexicografía española”. Durante uno de sus trabajos, el profesor descubrió que dos
de los libros que estaba consultando, y que había comprado en Internet, eran, en
realidad, uno la reimpresión desconocida del diccionario de 1780 y, el otro, la primera
tirada hasta aquel momento conocida de este último. Sin embargo, la Real Academia no
estaba al tanto de la existencia de esta reimpresión mejorada porque en esta última
aparecía como datación el año 1780 en lugar de 1781. Existen, todavía, algunos
ejemplares de la versión más reciente del diccionario en Nueva York, Lyon, Madrid y
Navarra.
G

Un estudio sobre la presencia de diferencias en los terminos contenidos en algunos


tomos del diccionario de la Real Academia permite suponer que hay mas que una sola
edicion, algunas desconocidas; las reimpresiones que contienen esos datos diferentes se
pueden encontrar en las bibliotecas de Nueva York, de Lyon, de Madrid y en la
Universidad de Navarra.
Entre las dos primeras ediciones, el profesor Prieto ha descubierto una tercera corregida,
revelando asì un secreto y llevando a preguntarse por qué los cambios de esta tirada no
se mantuvieron;
Junto a su director de la tesis doctoral hizo un analisis en su libro y revelò que posee dos
ediciones del diccionario de 1780.
Notò que en las dos, la palabra ‘cabrerya’ estaba escrita de manera diferente y descubriò
que uno de los dos tomos que tenìa, era una reimpresión hasta entonces desconocida.
A partir de uno estudio de una revisiòn de 320 paginas, se descubriò el hecho de que en
la reimpresiòn existìan palabras diferentes desde la versiòn conocida antes, como por
ejemplo la palabra “Pasqua” que pirdiò la dièresis, y tambien “liquor” que pasò a ser
“licor”.
En realidad, este estudio, puse en luz el porquè de esta desapariciòn en la historia de la
Real Academia:hay un error entre los anos de publicaciones y por eso una ediciòn faltò,
aunque tenemos una edicciòn mejorada.Hay pero muchas razones para explicar el
porque de este falta: por ejemplo tenemos ejemplar igual a la primera tirada que hace
referencia al siglo XVIII. Por si fuera poco, tambien el acceso digital conduce a la
version originaria con tambien el mismo numero de paginas.
H
David Prieto, profesor y especialista en historia del léxico y de la lexicografía, descubre
en casa dos ejemplares del diccionario de 1780; su investigación comienza cuando se da
cuenta que la versión que él compra a 1200 euros es una reimpresión desconocida y la
otra, de 70 euros, es similar al primer diccionario; algunas de estas se hallan en
diferentes bibliotecas del mundo.
Prieto también ha descubierto una reimpresión corregida en 1781 que ningún
lexicógrafo había descubierto antes, esta reimpresión arregla algunas características
gramaticales y también reordena los vocablos y retoca definiciones. Antes esta
reimpresión, fue publicado el primer diccionario académico: el Diccionario de la
Lengua Castellana; más simple del Diccionario de Autoridades, publicado en seis tomos
entre 1726 y 1739, llamado así porque tenía cita de obras de grandes autores.
I
El Diccionario de autoridades fue el primer diccionario de la Real Academia publicado
en seis tomos entre el 1726 y el 1739, en esa versión había alguna referencia que
testificaba el uso precedente del término. Pero esa edición era cara y aburrida y por eso,
luego fue publicado un ejemplar sin aparato de citas, llamado el Diccionario de la
lengua castellana que es lo que conocemos hoy, el cual presenta diferentes principios
como: eliminación de algunos desajustes tipográficos, supresión de numerosas comas y
reordenación de vocablos que se habían perdido el orden alfabético.
El profesor Prieto que es un especialista en la historia del léxico y de la lexicografía
menciona que tiene dos ediciones del diccionario de 1780 y utilizando para sus trabajos
la edición que se encuentra en el portal de la Academia, notó que uno de los libros que
tenía era una reimpresión desconocida y el otro correspondía con la primera.
A esa desaparición influyeron tres circunstancias: la primera es que los siete tomos de
ese diccionario coinciden con la primera tarda, la segunda es que se publicara a partir de
uno de ellos la edición facsimilar de 1991 y la tercera es que el acceso a la página web
de la Academia conduce a la versión originaria.
A través el descubrimiento de la versión oculta, se han determinado algunos datos que
han permitito comprender que unas cuantas bibliotecas y archivos presentan ediciones
de la nueva versión y gracias a esos datos, Prieto ha constatado que diferentes
publicaciones de esa reimpresión se encuentran en la Biblioteca Pública de Nueva York,
en la Biblioteca Municipal de Lyon, en la Residencia de Estudiantes de Madrid o en la
Biblioteca Central de la Universidad de Navarra.
J

David Prieto García-Seco es profesor de Lengua Española en la Universidad de Murcia


y especialista en historia del léxico y de la lexicografía. Al comienzo de 2021, empezó
un estudio sobre la primera versión académica del diccionario de la RAE publicada en
1780 y lo insertó en su libro “Un eslabón recuperado de la lexicografía española”.
En 2020 Prieto compró dos ejemplares del Diccionario de autoridades de 1780 y
durante uno de sus trabajos individuó unas diferencias entre las dos copias. Él estaba
utilizando la edición presente en el portal de la RAE que se suponía ser la misma de los
que poseía; el diccionario que pagó menos era idéntico a esta, mientras que el ejemplar
que le fue más caro presentaba formas diferentes de las que encontró en la versión que
utilizó por su investigación (por ejemplo, la palabra “cabrerya” se convirtió en
“cabrería”).
Así se dio cuenta de la unicidad de la que luego descubrió ser una reimpresión de la
versión originaria del diccionario. De hecho, en 1781 se editó la copia revisada de la
primera impresión que solo se descubrió más de dos siglos después.
Aunque pueda parecer que la RAE ocultó esta edición, ya que las mejoras aportadas no
se mantuvieron, en realidad no es así. Efectivamente, se creía que había una sola versión
del diccionario porqué la fecha que aparece en la portada no es 1781, sino 1780, así que
la Academia no consideró la reimpresión corregida.
Hay otras razones por las cueles se verificó esta desaparición temporánea: las copias
guardadas en la Academia son iguales a la primera edición y la versión facsimilar de los
años 90 del siglo XX fue publicada basándose en esas copias. Además, el portal de la
Academia solo permite acceder a la primera impresión. Asimismo, las fuentes
especializadas del Setecientos prenden en consideración exclusivamente la versión
originaria. Por último, la numeración de las páginas es la misma, así que es muy fácil
ignorar las diferencias entre las dos versiones.
Muchas de las correcciones presentadas en la reimpresa afectan a erratas, puntuación y
grafías como el pasaje de “x” en “j” (por ejemplo “quexarse” pasa a ser “quejarse”) y la
caída de la diéresis en palabras como Pasqüa (aunque esta modifica no afecta a todos los
términos que la presentaban).
Además de cambios que influyen en la manera de escribir un vocablo, unos retoques se
encuentran también en el orden en que estos están escritos y en sus definiciones. Sin
embargo, la corrección solo se aplicó aproximadamente a la tercera parte al principio
del diccionario.
El profesor Prieto comprobó la presencia de copias de la segunda versión del
diccionario en diferentes bibliotecas muy importantes en todas partes del mundo. Esto
fue posible gracias a la aplicación de una mirada retrospectiva a los ejemplares, gracias
a la que fue posible identificar otras copias de la reimpresión corregida.
K
David Prieto García-Seco, un especialista en historia del léxico y de la lexicografía de la
Universidad de Murcia, publicó en 2021 Un eslabón recuperado de la lexicografía
española, obra en la que cuenta su investigación sobre los primeros diccionarios de la
lengua castellana. El primer diccionario publicado por la RAE se remonta a la primera
mitad del siglo XVIII, se trata de seis tomos imprimidos entre 1726 y 1739. Desde que
sus entradas contenían demasiada información, se decidió imprimir otra edición
compactada en 1780, con un solo tomo. Luego, en 1783 fue publicada otra edición.
En realidad, Prieto descubrió que en 1781 hubo algunos lexicógrafos que empezaron a
corregir la versión de 1780; pero esta edición se quedó incumplida, de hecho llegó solo
hasta la página 320 sobre 955. Esta reimpresión nunca fue considerada por parte de los
intelectuales y de la RAE.
Surge la pregunta sobre el porqué de su escasa toma en consideración. Hay tres posibles
motivaciones: la Academia solo tiene siete ejemplares que son todos de 1780; en 1991
fue imprimida una edición facsimilar y considerada solo la versión de 1780; la
ciberpágina de la RAE conduce a la misma edición. Además, otras instituciones del
sector (bibliotecas, archivos…) tienen en cuenta solo la versión de 1780.
Prieto tiene en su casa dos ejemplares del diccionario, y él consideraba los dos de 1780.
Uno le costó €1.200 y el otro €70. Al confrontarlos con el que se encuentra en el portal
de la Academia, notó que la versión más costosa era una reimpresión desconocida del
diccionario, es decir la de 1781. Prieto se dio cuenta de que la palabra “cabrerya” de
dicho ejemplar se plasmaba como “cabrería” en el digital (lo que, por otro lado, tenía
más sentido y no debería haberse cambiado en la reimpresión).
En conclusión de su investigación, una vez conocida la nueva versión, Prieto entendió
que en realidad hay versiones de 1781 en bibliotecas como la Biblioteca Pública de
Nueva York, la Biblioteca Municipal de Lyon y muchas otras, pero antes las
consideraban como si fuesen de 1780.

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