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1.1 Teoria Del Salvamento ATEMAC
1.1 Teoria Del Salvamento ATEMAC
Salvamento y
Socorrismo
Asociación Técnicos en EMergencías ACuáticas
Salvamento y Socorrismo
Salvamento y Socorrismo
www.atemacsocorrismo.info
INDICE
1. Salvamento y socorrismo
1.1. Referentes históricos del salvamento y socorrismo
1.2. Organización y desarrollo del salvamento y socorrismo en España
1.3. Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla-La Mancha
1.4. Regulación y formación de socorristas en España
1.5. Cualificaciones profesionales y enseñanzas deportivas de régimen especial
2. El socorrista acuático
2.1. Cualidades del socorrista acuático
2.2 Competencias profesionales del socorrista acuático
2.3. Autoprotección y seguridad en el ejercicio del salvamento
2.4. Compromisos legales y deontológicos del socorrista
5. Bibliografía
1. Salvamento y
Socorrismo
“La inmersión apareja un riesgo que no por asumido es menos cierto y
cuando el accidente ocurre, no siempre es fácil encontrar personal
técnicamente preparado e instalaciones equipadas adecuadamente” 1
E l uso del agua como medio para la actividad deportiva o como elemento de ocio y
esparcimiento marcha inseparablemente unido al desarrollo de la sociedad, estando
cada vez más extendido el número y la utilización de instalaciones y espacios
dedicados a las actividades acuáticas. Es patente, sin embargo, que el uso y disfrute del agua
conlleva un riesgo muy importante, si no se utiliza adecuadamente y si no se toman las
precauciones debidas, hasta el punto de que la muerte por ahogamiento constituye una de las
principales causas de muerte accidental en las sociedades industrializadas de todo el
mundo, con una incidencia especialmente significativa en las edades más tempranas.
Entre otras, este riesgo aparejado a la inmersión
vendrá principalmente generado por determinadas
características del medio acuático que condicionan su
uso por el ser humano y que es necesario considerar:
Como medio es ajeno al hombre
Su uso exige destrezas específicas
Puede resultar hostil
Con estas premisas, se entiende que el ejercicio del
salvamento acuático constituye una acción intensa,
no exenta de peligro, cuyo desarrollo requiere una
adecuada formación y una específica preparación
y que impone al personal que lo practica la presencia
de unas cualidades concretas y un perfil profesional
determinado.
Resulta, sin embargo, apreciable que, en muchas ocasiones, las propias circunstancias que
rodean el trabajo del socorrista, generalmente en época estival, en entornos de recreo y
esparcimiento, con largos periodos de aparente inactividad, unido a otros factores como la
predominancia de jóvenes entre los profesionales del salvamento, pueden llegar a difuminar
su función, distorsionando la imagen de esta figura profesional de indudable responsabilidad y
necesaria preparación.
El ámbito territorial de la misma será todo el territorio nacional español, con vocación
de actuación internacional.
Dotada de personalidad jurídica y plena capacidad de obrar, las titulaciones que ofrece
en ejercicio de sus fines estatutarios tienen plena validez y efectos en todo el territorio
nacional y, tras los trámites administrativos que en cada caso puedan corresponder,
capacitan para el ejercicio profesional en cualquier instalación acuática del país.
2. El socorrista
acuático
E l socorrista acuático es un elemento fundamental en el marco general de un
sistema de emergencias, activo en la prevención y actuación ante accidentes o
patologías súbitas en el medio acuático o en su entorno, capacitado para prevenir
situaciones de riesgo, realizar rescates en agua y aplicar
primeros auxilios y medidas de soporte vital básico a
cualquier tipo de accidentado, en tanto éste es
atendido por los correspondientes servicios médicos
de urgencia.
2.1.1. Capacidades.
Capacidades físicas y psíquicas; resumidas en el dominio del medio acuático, la
resistencia y las facultades físicas y psíquicas necesarias para el ejercicio de las
funciones que le corresponden, en las circunstancias que se le planteen.
Capacidades intelectuales; basadas en la adquisición de los conocimientos y
destrezas necesarias para el desarrollo de sus competencias profesionales con garantía
de eficacia.
2.1.2. Valores.
Responsabilidad; determinada por la capital
importancia de su trabajo; en su mano puede estar
evitar un accidente y de él podrá depender la vida de
una persona.
Madurez; resumida en su capacidad para resolver, necesaria ante las decisiones que
en muchas ocasiones tendrá que tomar, en circunstancias difíciles y con total
diligencia. El socorrista deberá conocer sus propias limitaciones, sabiendo hasta
dónde puede llegar sin poner en peligro su vida o la de las personas bajo su
responsabilidad.
Vocación y espíritu de servicio; claves para afianzar su profesionalidad, mantener
sus capacidades en todo momento y afrontar la dureza que en muchas ocasiones
conllevará el ejercicio de su trabajo.
4 Ministerio de la Presidencia; RD. 295/2004, de 20 de febrero. “Cualificación Profesional Socorrismo en Instalaciones Acuáticas”.
En uno y otro caso, las propias características que el ejercicio del socorrismo acuático
conlleva, van a imprimir una carga adicional sobre el profesional del salvamento. Afrontar un
rescate acuático puede llegar a ser tremendamente estresante y agotador, tanto para el
cuerpo como para mente del socorrista. En su dimensión física, la exposición a riesgos
extraordinarios va a ser innegable; en el ámbito de la carga psicológica, las decisiones y
acciones que emprenda el socorrista, dependiendo de los resultados, van a ser todas ellas
susceptibles de ejercer un efecto positivo o negativo para el resto de su vida.
El estrés que puede conllevar la responsabilidad de salvar vidas en situaciones difíciles puede
incidir negativamente en el equilibrio emocional del socorrista. En este sentido, aunque
no hay dos personas que respondan al estrés del
mismo modo, es habitual observar determinadas
reacciones comunes a las situaciones críticas.
Los efectos emocionales de una experiencia de rescate traumática nunca pueden eliminarse
por completo, pero determinadas opciones pueden ayudar a afrontar la experiencia negativa:
Completar los trámites administrativos necesarios de la forma más precisa y
completa, sin infravalorar la importancia de inlcuir uno u otro dato que puede resultar
crucial para resolver posibles responsabilidades legales de la intervención.
Resultado de la intervención
¿Cuál ha sido el resultado final?
¿Por qué?
¿Podría haberse mejorado este resultado?
Conclusiones finales y propuestas de mejora.
3.1.1.1. Definiciones
Vaso: recipiente de agua destinado al baño. Dependiendo de su utilización y tipo de
usuarios a los que se destinan, los vasos se clasifican en vasos para deportes de
competición y saltos, infantil o chapoteo, de recreo, de enseñanza y de utilización
múltiple.
Andén o playa: zona horizontal o poco inclinada que rodea al vaso. Deberá tener de
uno a tres metros de anchura, construida con materiales antideslizantes y estar
acondicionada para evitar la acumulación de agua, encharcamientos y reflujo del agua
hacia el vaso. Su acceso deberá ser restringido a los bañistas descalzos o con calzado
adecuado para esta zona..
Lámina de agua: Superficie o suma de las superficies del vaso o vasos que
componen la piscina, expresada en metros cuadrados.
Zona de baño: zona constituida por el vaso y el andén o playa que rodea a éste.
Zona de estancia o reposo: áreas contiguas a la zona de baño, de hierba u otro
pavimento, que sirven para el juego, el descanso o la permanencia de los usuarios.
10 Consejería de Sanidad JCCM. Decreto 288/2007, de 16 de octubre. “Condiciones higiénico sanitarias de las piscinas de uso colectivo”.
Aforo del vaso: número máximo de usuarios que pueden utilizar simultáneamente el
vaso. Será el resultante de establecer, en las piscinas al aire libre, un metro cuadrado
de superficie de lámina de agua por usuario. En piscinas cubiertas se establecen dos
metros cuadrados por usuario. El aforo se deberá exponer en un lugar visible a la
entrada y en el interior de la piscina.
Aforo de la instalación: número máximo de usuarios que pueden acceder a la
instalación, sin que suponga un incremento del riesgo no controlable para su salud y
seguridad. Estará establecido por el titular del establecimiento de forma que cada
usuario cuente con, al menos, cinco metros cuadrados de la superficie de la piscina.
Además de los riesgos intrínsecos al uso y disfrute del medio acuático, el uso de las piscinas,
como cualquier otra actividad, puede entrañar riesgos para la salud, pudiendo clasificarse los
riesgos sanitarios derivados del uso de las piscinas en dos grupos:
Derivados del diseño inadecuado o del mal
uso de las instalaciones: accidentes.
Derivados de la deficiente calidad del agua y
estado higiénico-sanitario de las instalaciones:
infecciones.
3.1.3. Accidentes.
Consecuencia de un diseño inapropiado de las instalaciones, o por el mal uso que puedan
hacer los usuarios de las mismas, los accidentes en piscinas se pueden clasificar en dos
tipos, según la causa:
Lesiones traumáticas. Las lesiones traumáticas pueden
ser ocasionadas por golpes, caídas, resbalones…, que
pueden originar desde lesiones leves, como heridas
rozaduras y pequeños cortes, a traumatismos graves como
fracturas, o lesiones vertebrales, estas como consecuencia
de zambullidas en zonas poco profundas o desde gran
altura.
Accidentes por inmersión. Pueden ser ocasionados por
retenciones subacuáticas, deficiente protección del sistema
de desagüe, inadecuadas medidas de prevención o de
seguridad, mal uso por parte de los usuarios, etc.
11 Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. “Recomendaciones higiénico sanitarias en piscinas de uso colectivo”. 2001
García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo
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Salvamento y Socorrismo
Diseño apropiado.
Todas las piscinas de uso colectivo deberán cumplir unas normas de diseño que
garanticen la seguridad de los usuarios, como son:
Separación de los vasos infantiles y los del público en general, que evite el acceso
accidental de los niños al vaso de los adultos.
La playa tendrá una anchura mínima de un metro y será de material antideslizante,
para evitar resbalones.
Los cambios de pendiente en el suelo de la piscina serán moderados y progresivos.
Los puntos de máxima y mínima profundidad estarán señalizados.
El suelo del vaso será de material antideslizante.
El sistema de desagüe del fondo del vaso estará protegido por un dispositivo de
seguridad.
Las escaleras estarán empotradas y no podrán sobresalir del plano de la pared del
vaso, teniendo los dos brazos una diferencia de al menos treinta centímetros.
Vigilancia permanente.
Para la prevención, vigilancia y actuación en caso de accidentes, así como en la prestación
de primeros auxilios, toda piscina de uso colectivo cuya superficie de lámina de agua sea
superior a los 100 m2 deberá contar con un servicio de socorrismo acuático, atendido
por personal debidamente titulado y con experiencia en salvamento acuático y prestación
de primeros auxilios.
Los usuarios deberán seguir en todo momento las instrucciones de los socorristas y
cumplir las normas del reglamento de normas de uso interno obligatorio en toda piscina
de uso colectivo.
3.1.4. Infecciones.12
Para garantizar la calidad sanitaria del agua, y evitar así riesgos para la salud de los bañistas, el
agua deberá ser tratada.
El tratamiento del agua tiene como finalidad evitar las alteraciones de la calidad que pueden
ser producidas por diversos agentes contaminantes, como son:
Bacterias: causantes de enfermedades como otitis, conjuntivitis, gastroenteritis, etc.
Virus: como los causantes del papiloma y la hepatitis A.
Hongos: que suelen desarrollarse en las zonas húmedas anexas al vaso, provocando
enfermedades como el pie de atleta o la candidiasis.
Algas: que pueden proliferar debido a tratamientos inadecuados del agua o a la
presencia de nitratos, y contribuir a la aparición de los anteriores.
Los procesos más frecuentemente relacionados
con el uso de piscinas son las infecciones
dérmicas, de mucosas y gástricas, al ser estas
las vías de entrada de los gérmenes al
organismo en contacto con el agua.
A través de la piel pueden penetrar hongos
dermatofitos, causantes de enfermedades
como el pié de atleta, virus que provocan la
verruga plantar y estafilococos que son origen
de forúnculos.
En mucosas, las infecciones se localizan en la rinofaringe, ojos y oídos, provocando rinitis,
conjuntivitis y otitis.
12 Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. “Recomendaciones higiénico sanitarias en piscinas de uso colectivo”. 2001
La infección gástrica más frecuente causada por los gérmenes que se encuentran en el agua
del vaso de las piscinas es la gastroenteritis.
Además de esta contaminación biológica, puede existir una contaminación química: debida
a un inadecuado funcionamiento del sistema de depuración, por el uso de sustancias químicas
no autorizadas o por el mal uso de las que se añaden durante el proceso de depuración.
La contaminación química puede provocar irritaciones de piel y mucosas causadas por la
acción de desinfectantes, principalmente el cloro, por el pH alcalino o por el contrario cuando
el pH es ácido.
PROHIBICIONES:
Entrada en la zona de baño con ropa o calzado de calle
Comer, fumar o beber en la zona de baño
Introducir recipientes de vidrio o material cortante en el reciento de la piscina
Abandonar desperdicios o basuras en todo el recinto, debiendo utilizarse
papeleras u otros recipientes destinados al efecto
Acceso de animales en todas las instalaciones, a excepción de aquellos
adiestrados de las personas con algún tipo de disfunción visual
Entrada de personas con enfermedades infectocontagiosas
OBLIGACIONES:
Ducharse antes de bañarse
Utilización necesaria de gorro de baño en las piscinas cubiertas, siendo también
recomendable la utilización de gafas
Evitar juegos y prácticas peligrosas
Respetar el baño y estancia de los demás
Mantener en perfectas condiciones higiénicas la piscina
Utilización de chanclas o zapatillas de baño individual y de uso exclusivo en los
locales destinados a vestuarios y aseos
Residuos sólidos.
Uso de las papeleras para depositar los residuos sólidos.
Es aconsejable que las papeleras tengan tapadera, para evitar que los residuos no puedan ser
dispersados por el viento y lleguen al vaso.
Recogida diaria de los residuos producidos.
Desinfección, desinsectación y desratización (DDD).
Todos los espacios e instalaciones de las piscinas de uso colectivo deberán reunir las
condiciones necesarias de saneamiento e higiene que impidan la proliferación de
insectos y roedores.
En las piscinas de uso temporal, durante el periodo en que no se utilicen, deberán
adoptarse las medidas preventivas o correctivas que impidan el desarrollo de larvas de
mosquitos culícidos en el agua contenida en el vaso o en cualquiera de las
instalaciones anexas al mismo que contengan agua estancada.
Cuando se realicen tratamientos DDD en zonas de pública concurrencia, deberán
adoptarse medidas de seguridad que garanticen su inocuidad para las personas,
respetando los plazos de seguridad señalados en la etiqueta de los productos y al
menos un periodo de 24 horas para aquellos en los que no se especifique plazo
alguno, durante el cual no se permitirá el acceso de los usuarios a los recintos tratados.
La utilización de polvos, cebos u otros plaguicidas no volátiles quedará restringida a
las zonas no accesibles al público o a la época de cierre de la piscina, siendo, en
cualquier caso, señalizadas de forma inequívoca y visible.
Los tratamientos DDD los realizarán empresas especializadas e inscritas en el
Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas o el propio personal de la
piscina cuando esté debidamente cualificado y autorizado para ello.
Todas las operaciones de limpieza se realizarán fuera del horario de apertura
13
Comparación de ambientes acuáticos (Brewster, 1995)
3.2.1.1. Definiciones
Aguas de baño: cualquier elemento de aguas superficiales donde se prevea que
puedan bañarse un número importante de personas o exista una actividad cercana
relacionada directamente con el baño y en el que no exista una prohibición
permanente de baño ni se haya formulado una recomendación permanente de
abstenerse del mismo y donde no exista peligro objetivo para el público.
Álveo o cauce natural de una corriente continua o discontinua: terreno cubierto
por las aguas en las máximas crecidas ordinarias.
Cuenca hidrográfica: territorio en que las aguas fluyen al mar a través de una red de
cauces secundarios que convergen en un cauce principal único.
Lecho o fondo de lagos y lagunas: terreno que ocupan sus aguas en las épocas en
que alcanzan su mayor nivel ordinario.
Lecho o fondo de un embalse: terreno cubierto por las aguas cuando éstas alcanzan
su mayor nivel a consecuencia de las máximas crecidas ordinarias de los ríos que lo
alimentan.
13En Abraldes Valieras, JA y Rubio Asensio, JA; “Factores de peligrosidad para la valoración del riesgo de accidentes en playas”. www.efdeportes.com/ Revista
Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 91 - Diciembre de 2005.
14 Ministerio de la Presidencia. “Real Decreto 1341/2007, de 11 de octubre, sobre la gestión de la calidad de las aguas de baño”. 2007
García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo
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Salvamento y Socorrismo
Considerando que las zonas de baño, en término generales, se identifican con las playas,
continentales o marítimas, de aguas tranquilas o aguas en movimiento, en atención a sus
condiciones normales para el uso pueden ser diferenciadas en tres clases distintas de
playas, si bien esta consideración puede modificarse temporalmente cuando las condiciones
meteorológicas u otras así lo aconsejen15.
Playas de uso prohibido: las que por razón de sus características supongan grave
riesgo para la vida humana.
Playas peligrosas: las que por razones permanentes o circunstanciales reúnan
condiciones susceptibles de producir daño o amenaza inmediata a la vida humana.
Playas libres: las no comprendidas en los apartados anteriores.
La inclusión de una playa en cualquiera de los tipos mencionados indica que es el que le
corresponde normalmente, si bien pueden modificarse temporalmente cuando las
condiciones meteorológicas u otras sí lo aconsejen.
15 Presidencia del Gobierno. “Orden de 31 de julio de 1972, por la que se dictan normas e instrucciones para la seguridad humana en lugares de baño”. 1972
16 Abraldes Valieras, JA y Rubio Asensio, JA; “Factores de peligrosidad para la valoración del riesgo de accidentes en playas”. 2005.
FONDO. Parte de la zona de agua que conforma el relieve del suelo marino, en este punto
se recogen las siguientes variables:
* Cambios: modificaciones que se dan en el suelo marino, ya sean naturales o
artificiales, que presenten un peligro potencial para el usuario.
Hoyos: agujeros de forma permanente o habitual en el fondo marino que sobrepasen
la profundidad de 0,5 m. y tengan un diámetro superior a 0,5 m
Escalones: diferentes niveles de altura en el fondo marino, éstos deberán ser
permanentes o comunes y ser mayores de 0,25 m. para ser considerados como tal
Barreras de arena: acumulaciones de arena de forma alargada que provoca un
cambio de nivel en el fondo marino, este cambio debe ser mayor a 0,25 m. para que
se considere como tal
Emisarios: canalizaciones que sirven para evacuar las aguas residuales de una
población hacia una depuradora o hacia el mar
Arrecifes: bancos o bajos formados en el mar por piedras, puntas de roca o corales,
casi en la superficie de agua
Rompeolas: dique natural o artificial avanzado en el mar, que provocan la rompiente
de la ola antes de llegar a la orilla
* Obstáculos: objetos, que dificulten el desplazamiento de los usuarios por la zona de
agua y que se encuentren en la zona de baño.
Rocas: piedra o agrupación de las mismas que se encuentre por debajo de la lámina
de agua
Edificaciones: cualquier tipo de estructura construida por el hombre y que se
encuentre total o parcialmente en la zona de agua
Residuos: cualquier tipo de material no perteneciente al entorno natural que
permanezca en el fondo de la zona de baño y que deberá ser especificado
* Fauna marina: especies habituales en la zona de baño.
Medusas: celentéreos con cuerpo de aspecto acampanado con tentáculos colgantes
en sus bordes
Erizos de mar: animal equinodermo, cuerpo redondo cubierto de espinas articuladas
Peces araña: pez venenoso que habita en zonas arenosas semienterrado, su tamaño
alargado oscila entre 15-50 cm., con una aleta dorsal que contiene espinas venenosas
Otras especies animales: cualquier otro tipo o especie animal que no contemplada y
que represente un peligro para los bañistas deberá ser especificada.
* Presencia de olas: formadas por los vientos que barren la superficie de las aguas,
las olas mueven al agua en cilindro, sin desplazarla hacia adelante, pero cuando
llegan a la costa y el cilindro roza en la parte baja con el fondo inician una rodadura
que acaba desequilibrando la masa de agua, produciéndose la rotura de la ola.
La diferencia entre marea alta y marea baja puede llegar a ser de unos nueve metros.
El movimiento de subida y bajada de las mareas actúa de la misma forma que el
movimiento de un péndulo. Cuando la marea se inicia puede subir 1,5 metros en 30
minutos, lo cual puede ser muy peligroso para niños que pueden quedar aislados en
zonas de rocas. Se debe tener en cuenta que los grandes oleajes incrementarán de
forma notoria el alcance de las mareas.
Todas las embarcaciones o artefactos flotantes, cualquiera que sea su medio de propulsión,
que salgan o se dirijan a la playa, deberán usar obligatoriamente los canales balizados. De no
haberlos, deberán hacerlo perpendicularmente a tierra, navegando con precaución y
siempre a menos de tres nudos desde los 200 metros hasta la costa, o viceversa
Está prohibido fondear en los canales de acceso a los puertos, calas y playas (si están
balizadas), y dentro de las zonas de baño debidamente balizadas. En todo momento debe
respetar estas zonas, tanto por su seguridad como por la de los demás.
No obstante, siendo el litoral español tan extenso, existen muchas playas y zona de baño sin
ninguna señalización ni vigilancia. En estos lugares y circunstancias es crucial extremar la
prudencia y evitar todo riesgo.
19 Departamento de Interior del Gobierno Vasco; “Autoprotección en el medio acuático. Unidades didácticas de educación primarias”. 2008.
20 Presidencia del Gobierno. “Orden de 31 de julio de 1972, por la que se dictan normas e instrucciones para la seguridad humana en lugares de baño”. 1972
4. El servicio de
salvamento y
socorrismo
E n gran medida, la seguridad de una instalación o espacio acuático, vendrá dada por la
disposición de un eficaz sistema de prevención y respuesta ante situaciones críticas, basado
en la adecuada organización del servicio de salvamento y socorrismo y la correcta
protocolización de las acciones a desarrollar ante potenciales emergencias.
El servicio de salvamento y socorrismo de una
instalación o espacio acuático, determinado por la
regulación normativa que le afecte y por las propias
características y disposición de recursos de la
instalación de la que se trate, es una estructura
integrada por los recursos materiales y humanos
asignados, la organización de los mismos y los
procedimientos de actuación ante situaciones de
emergencia, plasmados en un plan previamente
establecido y conocido por todo el personal
empleado en la instalación, muy especialmente por
todas aquellas personas directamente implicadas. En
todo caso, el sistema debe ser lo suficientemente flexible
para que pueda adaptarse a las situaciones cambiantes,
recogidas o no el en plan de actuación, adaptación
que deberán llevar a cabo los coordinadores o
responsables de dicho servicio de salvamento.
El plan de actuación deberá definir procedimientos para prevenir situaciones riesgo y
actuar en caso de que se materialicen estas situaciones críticas, tanto a nivel individual
como colectivas, así como desarrollar en las personas destrezas y condiciones, que les
permitan responder rápida y coordinadamente frente a una situación crítica. Todo ello con el
objetivo de minimizar el riesgo de accidentes.
4.1.2.1. La Previsión
La previsión se entiende como el conjunto de acciones
dirigidas a identificar y anticiparse a la aparición de
un peligro con objeto de prevenir y anular sus
consecuencias, analizando las hipótesis más
probables y las más peligrosas que pudieran
aparecer, supervisando las zonas bajo su
responsabilidad para descartar cualquier peligro para el
propio socorrista o para los usuarios de las
instalaciones, comprobando que no existe ningún
elemento ni circunstancia que represente algún tipo de
amenaza, disponiendo y preparando los medios
convenientes para atender con eficacia las funciones
que como socorrista le corresponden, verificando el
correcto estado y disponibilidad de los materiales
propios de su trabajo y emprendiendo las actuaciones
necesarias para evitar o mitigar el peligro.
4.1.2.2. La Vigilancia
La vigilancia es el componente de carácter operativo
más relevante de todo el sistema de prevención
encaminado a impedir las situaciones de peligro, y en
caso de producirse, a detectarlas precozmente a fin de
evitar o limitar sus efectos.
La experiencia demuestra que, a excepción de aquellas
que se ahogan como consecuencia de un proceso o
patología previa, un buen número de las víctimas que se
producen en instalaciones acuáticas lo hacen en un
contexto de negligencia del socorrista, por no llegar a
identificar la situación de riesgo o por interrupción de la
vigilancia, bien por distracción o por desarrollo de otras
actividades ajenas a su trabajo. Esto hace que la mayoría
de estos casos respondan al concepto de “accidentes
evitables”, siendo precisamente éste el objetivo
inmediato de la vigilancia: detectar precozmente las
situaciones de riesgo.
En este sentido, conocidas las caracteristicas del lugar donde desarrolla su trabajo, el
socorrista deberá valorar las actividades que se desarrollan en su zona de responsabilidad,
tanto si son organizadas como no; de igual forma, deberá tener especial cuidado en
detectar a usuarios que por sus características puedan presentar un mayor riesgo: niños,
personas mayores o con exceso de peso (también excesivamente delgadas), discapacitados
o personas forasteras o que desconozcan los
riesgos de la instalación, personas con exceso de
alcohol o drogas, comportamientos extraños y
personas que utilicen elementos de flotación o
equipos inadecuados a la instalación o actividad
que realizan. También serán objeto de atención
especial por parte del socorrista los grupos de
adolescentes o colectivos cuya hiperactividad
pueda generar alguna situación de riesgo para
ellos mismos o para el resto de usuarios de la
instalación.
Una de las causas más frecuente de accidentes en piscinas está relacionada con la
inadecuada utilización que hacen los usuarios de las instalaciones, tal es el caso de
las lesiones traumáticas que se derivan del uso de trampolines, palancas o poyetes
de salida. Por ello, la utilización de estos elementos debe estar prohibida o
restringida fuera de las actividades deportivas de competición.
Distrés acuático
Fatiga, cansancio, miedo, frio, calambres, o
cualquier problema sobrevenido puede hacer que un
nadador aparentemente sin problemas entre en una
situación de distrés acuático. Continúa respirando y
pide ayuda, con una posición del cuerpo que tenderá
a la diagonal o, incluso, verticalidad; los
movimientos de extremidades si bien presentan
cierta coordinación relativa, son empleados principalmente para mantenerse a
flote, con escaso o nulo desplazamiento.
Victima Activa
En una víctima activa la respiración se va a presentar angustiosa, reflejo de su
lucha para respirar que le impedirá pedir ayuda. Con el cuerpo en posición vertical,
los brazos se situarán a los lados, empujando el agua hacia abajo y con una patada
ineficaz con una descoordinación evidente y nulo movimiento que le llevará
hundirse en 20 ó 60 segundos.
En su lucha por respirar, la víctima puede inhalar agua y presentar un espasmo
reflejo de la laringe que, al cerrar la vía aérea convertirá a la victima activa en
victima pasiva.
Víctima pasiva
Con la vía aérea sumergida, la víctima no respira y se sitúa flotando boca abajo o
flotando. No presenta movimientos ni desplazamiento, en pocos segundos morirá
si no es rescatada.
Sea cual fuere el entorno donde el socorrista acuático desarrolle su función, siempre
tendrá presente su carácter de salvaguarda de la seguridad de los usuarios,
debiendo estar atento a cualquier incidencia que pudiera sobrevenir, actuando en
consecuencia para evitar situaciones de riesgo o contrarrestar sus efectos en caso de
producirse. En cada caso, deberá tomar las decisiones más adecuadas para garantizar
la seguridad de los usuarios, que pueden llegar incluso al desalojo de la instalación.
Del mismo modo, deberá verificar periódicamente la correcta disposición de los
carteles informativos sobre medidas de prevención y seguridad en su zona de
responsabilidad, exigiendo a los usuarios el cumplimiento de la normativa general y
particular correspondiente al espacio en el que desarrolle sus funciones.
21 Departamento de Sanidad Gobierno Vasco. “Guía práctica para el diseño de programas de autocontrol de piscinas”. 2003
Control de aforo.22
El exceso de aforo puede conducir a un incremento de la accidentalidad, por ello su
control constituye una de las acciones a llevar a cabo en el plan de actuación en cuya
descripción se indicará el aforo máximo permitido para la instalación y para cada vaso.
¿Quién controlará el aforo?
En el plan de actuación se indicará las personas
y el número de éstas responsables de dicho
control, sean socorristas, conserjes u otro
personal.
¿Cómo se controlará el aforo?
Se señalará la manera de realizar estos
controles. El control del aforo de la instalación
podrá llevarse a cabo por contaje con torno
automático, numeración de tiques de entrada,
circuito cerrado de televisión, etc. El control
del aforo de los vasos, generalmente, consistirá
en la inspección visual, de forma continuada
del número de bañistas en cada vaso.
¿Dónde se controlará el aforo?
Se señalará las zonas de la instalación en la que realizará el control del aforo. El
control del aforo de la instalación se podrá realizar en la entrada de ésta ó en el propio
recinto de baño, mientras que el de los vasos, se habrá de realizar en cada vaso.
¿Cuándo se controlará el aforo?
El control del aforo se ha de realizar durante la apertura al público de la instalación en
los momentos en los que se prevé máxima afluencia.
23 Departamento de Sanidad Gobierno Vasco. “Guía práctica para el diseño de programas de autocontrol de piscinas”. 2003
Comunicación.
En cualquier sistema de respuesta en
emergencias, la comunicación es una pieza
determinante de la eficacia de las
actuaciones, tanto entre los propios
miembros del equipo de respuesta como la
comunicación con los usuarios o las
víctimas de un accidente y/o sus familiares.
En el primer caso, para lograr los apoyos
necesarios para el éxito de la intervención,
minimización de riesgos añadidos o la rápida
activación del servicio, y para transmitir
indicaciones que eviten o beneficien la
resolución del incidente o como parte del socorro
prestado a las víctimas en el segundo.
ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN
4.5.2. El proceso de comunicación Emisor.- Sujeto que produce el acto de
Se entiende la comunicación como el acto mediante el comunicación
cual un individuo establece con otro u otros un Código.- Conjunto de signos,
contacto que le permite transmitir una determinada relacionados entre sí, y de reglas de
información. construcción
Una acción comunicativa puede responder a Mensaje.- Resultado de la codificación,
diferentes finalidades como transmitir una portador de la información o conjunto
información, pretensión de influir en los demás, de informaciones que se transmiten
manifestación de los propios estados o pensamientos, Canal.- Medio físico por el que circula
realización de determinados actos, etc. el mensaje
CIEGOS
"Oiga, no soy sordo; soy ciego, así que no me grite".
Los ciegos no reciben las señales no verbales de su interlocutor que les indiquen cuando
seguir hablando y cuando callar, tienden a seguir hablando; cuando necesitemos interrumpirle para
decir alguna cosa, no dudemos en tocarle suavemente.
Es necesario verbalizar nuestro feedback, nuestras reacciones: “si, no, comprendo”,
expresando todo con palabras.
Cuando andemos con una persona ciega debemos guiarla sin arrastrarla, ofrecerle el brazo para
sea ella la que se agarre.
SORDOS
Una persona que no oye pierde total o parcialmente una parte importante de la
comunicación interpersonal
Debemos hablarle lentamente, incluso elevando la voz, abriendo la boca y articulando muy bien
Poniendo emoción en nuestra voz y en nuestras palabras, así como en nuestro lenguaje facial
Cuidar que la persona sorda nos vea la cara para que pueda leer los labios
a) mano señalando: indica una dirección o llama la atención b) puño alzado: significa que se necesita ayuda; puede ir
sobre un punto determinado. acompañado de dos pitidos cortos.
c) Brazos cruzados por encima de la d) pulgares alzados: con los pulgares e) mano sobre la cabeza: estando de pie
cabeza: señal que detiene la acción que alzados se continúa la acción que estaba indica a otros socorristas que tenemos
se está ejecutando en ese momento por efectuando otro u otros socorristas; suele que abandonar nuestro puesto y deben
otro socorrista; puede ir acompañada de ir acompañada de dos pitidos cortos. cubrir nuestra área de vigilancia
un pitido largo o dos para indicar que está
en marcha un intento de rescate.
24 Ellis&Associates; International lifeguard training program. Jones and Bartlett Publishers. 2007.
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