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Salvamento y
Socorrismo
Asociación Técnicos en EMergencías ACuáticas
Salvamento y Socorrismo

Salvamento y Socorrismo

Documentación de uso interno para la

ASOCIACION DE TECNICOS EN EMERGENCIAS ACUATICAS


Atemac.salvamento@gmail.com

www.atemacsocorrismo.info

José Antonio García Carrasco


ATEMAC

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


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Salvamento y Socorrismo

INDICE
1. Salvamento y socorrismo
1.1. Referentes históricos del salvamento y socorrismo
1.2. Organización y desarrollo del salvamento y socorrismo en España
1.3. Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla-La Mancha
1.4. Regulación y formación de socorristas en España
1.5. Cualificaciones profesionales y enseñanzas deportivas de régimen especial

2. El socorrista acuático
2.1. Cualidades del socorrista acuático
2.2 Competencias profesionales del socorrista acuático
2.3. Autoprotección y seguridad en el ejercicio del salvamento
2.4. Compromisos legales y deontológicos del socorrista

3. Entorno laboral del socorrista


3.1. Instalaciones acuáticas cerradas
3.2. Espacios acuáticos naturales

4. El servicio de salvamento y socorrismo


4.1. La prevención: función primordial del socorrista
4.2. Factores de detección precoz de situaciones de riesgo
4.3. Características de la vigilancia: diseño de cobertura
4.4. El servicio de salvamento y el plan de actuación
4.5. Protocolos de actuación en la prevención e intervención
4.6. La comunicación en el servicio de salvamento

5. Bibliografía

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


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Salvamento y Socorrismo

1. Salvamento y
Socorrismo
“La inmersión apareja un riesgo que no por asumido es menos cierto y
cuando el accidente ocurre, no siempre es fácil encontrar personal
técnicamente preparado e instalaciones equipadas adecuadamente” 1

E l uso del agua como medio para la actividad deportiva o como elemento de ocio y
esparcimiento marcha inseparablemente unido al desarrollo de la sociedad, estando
cada vez más extendido el número y la utilización de instalaciones y espacios
dedicados a las actividades acuáticas. Es patente, sin embargo, que el uso y disfrute del agua
conlleva un riesgo muy importante, si no se utiliza adecuadamente y si no se toman las
precauciones debidas, hasta el punto de que la muerte por ahogamiento constituye una de las
principales causas de muerte accidental en las sociedades industrializadas de todo el
mundo, con una incidencia especialmente significativa en las edades más tempranas.
Entre otras, este riesgo aparejado a la inmersión
vendrá principalmente generado por determinadas
características del medio acuático que condicionan su
uso por el ser humano y que es necesario considerar:
 Como medio es ajeno al hombre
 Su uso exige destrezas específicas
 Puede resultar hostil
Con estas premisas, se entiende que el ejercicio del
salvamento acuático constituye una acción intensa,
no exenta de peligro, cuyo desarrollo requiere una
adecuada formación y una específica preparación
y que impone al personal que lo practica la presencia
de unas cualidades concretas y un perfil profesional
determinado.
Resulta, sin embargo, apreciable que, en muchas ocasiones, las propias circunstancias que
rodean el trabajo del socorrista, generalmente en época estival, en entornos de recreo y
esparcimiento, con largos periodos de aparente inactividad, unido a otros factores como la
predominancia de jóvenes entre los profesionales del salvamento, pueden llegar a difuminar
su función, distorsionando la imagen de esta figura profesional de indudable responsabilidad y
necesaria preparación.

1 Gallar Montes, F. “Medicina Subacuática e hiperbárica”. MTSS, 1995

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1.1. Referentes históricos del salvamento y socorrismo


Esta preparación no puede ser superficial, y si se
concibe al socorrismo en general como un conjunto
de acciones sencillas destinadas a prestar ayuda a
inmediata a personas que se hallen en peligro, el
salvamento y socorrismo acuático se perfila
necesariamente como una “especialización” de aquel
que puede definirse como el conjunto organizado
de acciones y medios encaminado a ayudar a
una persona que se encuentra en peligro,
hallándose en el agua.
La búsqueda de esta organización no es nueva, aunque sería difícil establecer un origen
claramente definido del salvamento organizado. No obstante, sí se puede afirmar que su
periplo histórico nace con la propia civilización y que discurre en paralelo al desarrollo de la
utilización del medio acuático por el hombre.
Posiblemente los primeros antecedentes que se puedan reseñar en el salvamento acuático
organizado estén vinculados a las civilizaciones cuya cultura tuvo un especial referente el uso
del agua, pero no existen muchos datos que, más allá de actuaciones puntuales, confirmen la
existencia real de servicios organizados.
Sería ya en la era moderna, con la fundación en 1785 de la
Massachussets Human Society, en los Estados Unidos, o ya
entrados en el siglo XIX, con los “salvadores del Sena” de Paris,
cuando se establecieran los que pueden considerarse los primeros
hitos de la historia de los servicios organizados de salvamento.
La última década del siglo XIX presenta los referentes más
consistentes de la organización del salvamento en el ámbito
internacional, con un punto de partida en el Primer Congreso
Mundial de Salvamento, celebrado en 1878 en Marsella, o la
creación en 1899, veinte años después, de la Association Nationale
des Sociétés de Natation et de Sauvetage, gracias al impulso de
Raymond Piet.
Este encuentro de profesionales del salvamento, dejaría también
constancia de la primera competición oficial de salvamento y socorrismo
de carácter internacional documentada, estableciéndose igualmente el
embrión de lo que a partir de 1910, con la consititución de la
Federación Internationale de Sauvatage, sería la organización del
salvamento deportivo federado.
Paralelamente, diferentes organizaciones, como la United States
Lifesaving Service, fundada en Estados Unidos en 1878, la Sociedad
Española de Salvamento de Náufragos, en España en 1880, la Royal
Life Saving Society, en Inglaterra en 1891, el Instituto de Socorro a
Náufragos de Portugal, en 1892 o la Surf Life Saving Association,
creada en Australia en 1894, fueron apareciendo en distintos países y
jalonando las historias nacionales del salvamento organizado.

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En el contexto deportivo internacional, en 1910 se fundaría en Saint-Ouen (Francia), la


Federation Internationale de Sauvetage Aquatique (FIS.) que en 1987 sería reconocida
por el Comité Olímpico Internacional. En marzo de 1971 en Cronulla (Australia) aparecería la
Word Life Saving (WLS.), fusionándose en 1994 con la FIS. para contituir la Internacional
Life Saving (ILS.), entidad federativa internacional que actualmente agrupa a más de 130
organizaciones nacionales miembros.
Ligado pues desde sus orígenes a los encuentros y al intercambio de experiencias y
perfeccionamiento de técnicas y procedimientos de los profesionales del salvamento,
esta asociación de la faceta deportiva del salvamento y de su dimensión preventiva y de
seguridad, llevaría a la Internacional Life Saving a reflejar esta circunstancia en sus propios fines,
resumidos en:
 Desarrollar los procedimientos óptimos de salvamento acuático, reanimación de
las víctimas de ahogamiento y cuidados de emergencia.
 Enseñar técnicas de primeros auxilios y
promocionar los intercambios de técnicas,
procedimientos y experiencias científicas en
el ámbito del salvamento acuático.
 Promocionar la actividad de las escuelas
de salvamento en todo el mundo, así
como la uniformidad relativa a
equipamientos, información, símbolos y
normativa que redunde en un mejor control
y regulación del uso del medio acuático.
 Promover y regular el salvamento deportivo y organizar periódicamente
competiciones internacionales para estimular el desarrollo y la mejora de técnicas y
habilidades para salvar a personas que estén en peligro en el medio acuático.
 Promocionar medidas para la prevención de la contaminación de las aguas y
las playas y otros aspectos que puedan representar un peligro para los usuarios del
medio acuático.
De este modo, la doble dimensión del salvamento y socorrismo federado, queda organizada
en función de dos ámbitos de actuación diferenciados, pero complementarios e inseparables:
 Competición deportiva; con el fomento, promoción y desarrollo de la práctica
del salvamento deportivo, modalidad que permite cultivar en sus practicantes
cualidades de gran valía humana y social, y que representa una inmejorable
herramienta de entrenamiento de las habilidades necesarias para el ejercicio
del salvamento profesional y un extraordinario escenario de investigación y
desarrollo de las técnicas empleadas en los rescates.
 Prevención y seguridad; mediante el estudio y la investigación de los
procedimientos, técnicas, habilidades y materiales más adecuados en el
salvamento acuático, así como a través de la formación, acreditación y
actualización del personal responsable de salvaguardar la seguridad de los
usuarios de instalaciones acuáticas y zonas de baño.
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1.2. Organización y desarrollo del salvamento y socorrismo en España


Posiblemente el primer referente de la organización del salvamento y
socorrismo en España sea la fundación de la Sociedad Española de
Salvamento de Náufragos, institución benéfica constituida en
Madrid el 19 de diciembre del año 1880 bajo el patronato de S.M. la
Reina doña María Cristina y la protección de S.A.R. la Infanta doña María
Isabel, con el objeto del salvamento de náufragos en las costas de la Península,
islas adyacentes y colonias.
Esta sociedad nacería por el impulso del Ilustre D. Martín
Ferreiro, con su Memoria sobre el Salvamento Marítimo. Conveniencia
de establecer una Sociedad Española de Salvamento de Náufragos,
publicada en 1880, así como otros trabajos divulgativos que
realizaría con este noble propósito. Todos ello, sensibilizado
por el drama humano de los naufragios que había podido
conocer gracias a su trabajo en la elaboración de las estadísticas
sobre los naufragios ocurridos en las costas de la Península e
Islas Baleares que anualmente publicaba la Dirección de
Hidrografía del Ministerio de Marina y mediante el que pudo
constatar los cerca de dos mil ahogamientos registrados durante
un periodo de 15 años.
Además de la publicación de noticias relacionadas
con los salvamentos o la elaboración de
reglamentos y normativas sobre el uso de diferente
material empleado en el salvamento de náufragos,
la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos,
pretendía sus fines mediante la promoción de las
Juntas de Salvamento, grupos locales que ya en 1898
sumaban 64, distribuidas en diferentes puntos de
las costas españolas. Estas Juntas organizaban,
sostenían y atendían las llamadas Estaciones de
Salvamento encargadas de asistir en los sucesos
ocurridos en las inmediaciones de sus localidades.
Con el paso de los años, la Sociedad de Salvamento iría sorteando las distintas vicisitudes
históricas y sociales por las que fue atravesando España y en 1957 promovería, junto a la
Cruz Roja Española, la creación en el seno de la Federación Española de Natación, de la
llamada Comisión Nacional de Salvamento, con el objetivo de crear un cuerpo técnico
voluntario capaz de ayudar a sus semejantes en caso de emergencia con rapidez y eficaz y
promover cursillos para formar socorristas que, diseminados por todo el territorio nacional, pudieran
acudir en cualquier momento que fueran requeridos sus servicios.
Del mismo modo, la Comisión de Salvamento comenzaría a desarrollar y extender por todo el
territorio nacional una nueva modalidad deportiva que ya venía dando sus primeros pasos
circunscrita a la región catalana, por iniciativa de la Federación Catalana de Natación y la
Cruz Roja local. En muy poco tiempo, las actividades de la nueva Comisión alcanzarían gran
difusión a través de las federaciones regionales de natación y la Cruz Roja de provincias, presentando
ya un equipo de competición en los Campeonatos Internacionales de Salvamento y
Socorrismo de Chalons-sur-Marine (Francia) de 1958 y consiguiendo una año después un
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primer puesto en una de los pruebas celebradas en los Campeonatos Internacionales de


Wiesbaden (Alemania) de 1959, fecha en la que el salvamento y socorrismo español asumiría la
presidencia de la Federación Internacional de Salvamento.
En 1960 esta competición internacional, en su undécima edición, se celebraría en Madrid,
resultando subcampeón el equipo español, inmediatamente después de las “Llamas de Oro del
Salvamento” italianas.2
En enero de 1961, el Salvamento y Socorrismo asumiría identidad propia con la creación de la
Federación Española de Socorrismo y Salvamento por la Delegación Nacional de Deportes,
separando las organizaciones peculiares de esta especialidad de las típicamente natatorias, a las
que estaban hasta ahora unidas dentro de la Federación Española de Natación.
El 22 de octubre de 1962 se celebraría en Madrid la Copa
Federación de Salvamento y Socorrismo, en la que
intervendrían un equipo de la Federación Castellana y otro de la
Catalana, junto a representantes de las Federaciones Alicantina,
Canaria, Gaditana y Coruñesa. Ésta que posiblemente pueda ser
considerada como la primera competición de carácter nacional
celebrada en España, serviría para designar al conjunto que
representaría a España en el Campeonato del Mundo de
Salvamento y Socorrismo que se celebraría en Roma en ese
mismo año y en el que, con la participación de Alemania, Francia,
Austria, Italia, España, Argelia, Irán, Marruecos y Túnez, obtendrían
medalla de oro los españoles Manuel Plaza y Conchita
Fernández Misa.
Sería ya en 1963 cuando se verificara en Barcelona el primer Campeonato de España de
Salvamento y Socorrismo, con la participación de ocho federaciones regionales con equipos
masculinos y tres con equipos femeninos. Castilla, La Coruña y Cataluña se clasificarían en los
tres primeros puestos.
Junto a este desarrollo deportivo, el salvamento y socorrismo federado seguiría aprovechando
el caudal de riqueza física y preparación que ofrece la práctica deportiva en favor de la
dimensión social y humanitaria de sus orígenes, dando continuidad a los objetivos de la que
fuera Comisión Nacional de Salvamento en la formación de socorristas, así como en su
colaboración con las autoridades en el empeño de alcanzar la meta de “ni una playa, ni una
piscina, ni un lugar donde se bañe la gente y aceche la ‛muerte húmeda’, sin
socorristas o salvadores dispuestos a evitar accidentes irreparables” .
Paralelamente, la actividad de la Sociedad Española de
Salvamento de Náufragos fue poco a poco
languideciendo, poniéndose de manifiesto tras la
adhesión de España, en 1960, al Convenio
Internacional para la Seguridad de la Vida
Humana en la Mar (SOLAS), la urgente necesidad
de dinamizar también la faceta marítima del
salvamento y socorrismo y reorganizar los servicios
de salvamento de náufragos, promoviéndose en
1971 la creación la Cruz Roja del Mar, que
2 Martel, I. “El Salvamento de Náufragos”. ABC, 23 de octubre de 1960.

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posteriormente, en virtud del acuerdo de la junta general de la propia Sociedad de Salvamento de


Náufragos firmado el 22 de febrero de 1972, asumiría las funciones y recursos que aún
conservaba la Sociedad de Salvamento.
En 1993, entraría en funcionamiento la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima
(Salvamento Marítimo), Entidad Pública Empresarial a la que actualmente corresponde, entre
otras funciones, la prestación de servicios de búsqueda, rescate y salvamento marítimo.
Adscrita al Ministerio de Fomento a través de la Dirección General
de la Marina Mercante se crearía en 1992 por la Ley 27/92, de
24 de noviembre, de Puertos del Estado y de la Marina
Mercante, que, en su artículo 90, señala que el objeto de la
Entidad de Salvamento y Seguridad Marítima es la “prestación de
servicios de búsqueda, rescate y salvamento marítimo, de
control y ayuda del tráfico marítimo, de prevención y
lucha contra la contaminación del medio marino, de
remolque y embarcaciones auxiliares, así como la de
aquellos complementarios de los anteriores''.
Salvamento Marítimo es el órgano nacional para la coordinación global de los servicios de
búsqueda y salvamento de acuerdo con lo estipulado en el Convenio Internacional SAR-79.
De esta manera se da cumplimiento a los compromisos internacionales adquiridos por
España, ofreciendo respuesta a todas las emergencias que pueden surgir en la mar: rescates,
búsquedas, evacuaciones médicas, remolque, lucha contra la contaminación, difusión de avisos a la navegación,
potenciación de la seguridad del tráfico marítimo así como la recepción e inmediata respuesta a las llamadas
de socorro desde la mar.
Para ejercer estas funciones, Salvamento Marítimo coordina, desde sus 21
Centros de Coordinación de Salvamento repartidos por toda la costa,
los medios humanos y materiales propios, o pertenecientes a otras
instituciones y organismos colaboradores regionales, locales o
internacionales.
El colectivo humano que conforma Salvamento Marítimo asciende a
cerca de 1.500 profesionales que trabajan para prestar el servicio 24
horas al día, 365 días al año.
Como medios propios, las unidades de Salvamento Marítimo se distribuyen
estratégicamente por los cerca de 4.000 kilómetros de la costa española,
disponiendo de 16 buques de salvamento, 54 embarcaciones de intervención
rápida (‘‘Salvamares’‘), 9 helicópteros de rescate y 4 aviones de ala fija. Todas
estas unidades han sido diseñadas para el salvamento en la mar y la lucha
contra la contaminación, están tripuladas por personal especializado y
dotadas de los medios técnicos más avanzados.
La flota de Salvamento Marítimo está en proceso de renovación gracias al Plan Nacional de
Salvamento Marítimo 2006-2009, aprobado por el Consejo de Ministros el 5 de mayo de
2006, que ha permitido disponer de una dotación de recursos humanos y medios materiales
suficientes, adecuadamente distribuidos y tecnológicamente avanzados, que convierte a
España en un referente europeo en la materia.

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En esta línea, actualmente el reto


fundamental al que se enfrenta este sistema
es obtener, a través del nuevo Plan
Nacional de Salvamento Marítimo 2010-
2018, un desempeño más eficaz y eficiente,
capaz de maximizar el aprovechamiento de
todas las capacidades disponibles,
garantizando una mayor cultura de
seguridad y respeto al medio ambiente que
permita afirmar que cada día nuestros
mares son más limpios y más seguros.
público, con personalidad jurídica propia y
plena capacidad de obrar para el logro de sus fines y que, conforme al anteriormente
mencionado ordenamiento jurídico, combina esta naturaleza privada con el desarrollo de las
funciones públicas de carácter administrativo que la misma legislación le atribuye.
Los Estatutos de la Federación de Salvamento y Socorrismo de Castilla-La Mancha, publicados por
Resolución de 28 de octubre de 1998, de la Dirección General de Deportes, concretarían las
funciones públicas que corresponden a esta entidad, además de determinar las funciones que,
como entidad privada con personalidad jurídica y plena capacidad de obrar, asume como
propias.

1.3. Creación de la Asociación Española de Clubes de Salvamento Acuático


Con la denominación de “Asociación Española de Clubes de Salvamento Deportivo”
se constituye una Asociación Privada, que se regirá por la Ley Orgánica de 22 de Marzo de
2002, reguladora del Derecho de Asociación en España.

El ámbito territorial de la misma será todo el territorio nacional español, con vocación
de actuación internacional.

Son fines de la Asociación de Clubes de Salvamento Deportivo:

1. Fomentar el desarrollo del Salvamento


y Socorrismo deportivo, en todos sus
aspectos.
2. Desarrollar relaciones amistosas entre
los Clubes Deportivos afiliados, sin
admitir ningún tipo de discriminación frente
a un país o a un individuo por motivos de
raza, religión o política, no permitiendo que
se integran entidades que realicen tales
prácticas.
3. Desarrollar y fomentar la Cooperación
Internacional y los Programas de
Desarrollo en beneficio de la promoción y fomento del Salvamento y el Socorrismo
Deportivo en los países en vías de desarrollo.

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4. Organizar encuentros y eventos deportivos relacionados con el Salvamento


Deportivo, que se regirán por las normativas deportivas internacionales.
5. Elevar el nivel técnico y deportivo de los clubes asociados.
6. Intervenir como mediadora en las divergencias que se pudieran suscitar entre los
Clubes asociados.
7. La realización de cuantos programas y actividades faciliten la consecución de los
anteriores fines.
8. Prestar asesoramiento, formular propuestas y establecer acuerdos con las
Administraciones Públicas e instancias privadas, en todos cuantos asuntos se refieran
a la práctica de esta disciplina deportiva y al fomento de la seguridad acuática y la
prevención de accidentes en el medio acuático.

La Asociación de Clubes de Salvamento tiene


plena personalidad jurídica y capacidad de obrar
para llevar a efecto sus fines, que constituyen su
objeto social, personalidad jurídica y capacidad
legal de obrar que se regulará por las leyes vigentes
al respecto en el Reino de España.
La Asociación Española de Clubes de
Salvamento Acuático (AECSA), siguiendo su plan
de formación, está ofreciendo cursos de formación
de socorristas desde 2013, tanto en el ámbito
deportivo como profesional. Entre otras acciones
la Escuela de AECSA se ha acreditado en la Comunidad de Madrid a través de la
Consejería de Sanidad para impartir cursos de Socorrista en Piscinas e Instalaciones
Acuáticas.

Dotada de personalidad jurídica y plena capacidad de obrar, las titulaciones que ofrece
en ejercicio de sus fines estatutarios tienen plena validez y efectos en todo el territorio
nacional y, tras los trámites administrativos que en cada caso puedan corresponder,
capacitan para el ejercicio profesional en cualquier instalación acuática del país.

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1.4. Regulación y formación de socorristas en España


Con independencia de su vertiente deportiva, el salvamento y socorrismo tiene, ante todo,
una dimensión profesional y, en este sentido, su regulación es competencia de las
autoridades sanitarias, a quienes corresponde organizar y tutelar la salud pública a través
de las medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios, así como el
establecimiento de las adecuadas limitaciones preventivas de carácter administrativo en las
actividades públicas y privadas que, directa o indirectamente, puedan tener consecuencias
negativas para la salud.
Esta regulación del ámbito laboral de personal
socorrista tiene una larga tradición en España,
encontrando que ya la Orden de 31 de mayo
de 1960, sobre piscinas públicas, en el artículo 22
determinaba que “las piscinas públicas tendrán,
indispensablemente, bañeros que sean expertos
nadadores, adiestrados en el salvamento de náufragos,
y conocedores de la práctica de los ejercicios de
respiración artificial en caso de asfixia por inmersión.
El número mínimo de aquéllos será de dos, si el aforo
de la piscina no excede de doscientos bañistas. Cuando
exceda, por cada doscientos o fracción habrá, al
menos, un bañero más”.

Con posterioridad, en base a la configuración descentralizada del Estado español determinada


por la Constitución del 78, la práctica totalidad de las Comunidades autónomas han
venido regulando las condiciones higiénico-sanitarias de las piscinas de uso público, incluyendo la
exigencia de personal socorrista y sus
requisitos. Por su desarrollo destaca la
normativa de la Comunidad de Madrid que
en el Decreto 80/1998, de 14 de
mayo, establece que “en todas las piscinas se
deberá contar con un servicio de socorristas con el
grado de conocimiento suficiente en materia de
socorrismo acuático y prestación de primeros
auxilios, cuya formación será acreditada por el
organismo competente” y mediante la Orden
1319/2006, de 27 de junio, de la Consejería
de Sanidad y Consumo, regula los criterios que
permiten establecer los niveles de formación del
personal que preste sus servicios como socorrista en
piscinas, instalaciones acuáticas y medio natural de
la Comunidad de Madrid.

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Actualmente en España no está


tipificado por las autoridades
educativas competentes (Ministerio de
Educación y Cultura o Consejerías
correspondientes de las CCAA.) el título
oficial de socorrista acuático,
respondiendo todas las titulaciones de
socorrista que se otorgan por
diferentes entidades, al concepto de
formaciones no regladas sin carácter oficial, esto es, conducentes a la obtención de
títulos no oficiales que no tienen validez académica
Son muchas las entidades, públicas y privadas, que ofrecen formación en el sector, cuya
validez vendrá dada por su ajuste a los requerimientos que en cada caso establezcan
los órganos competentes en materia de Salud pública de cada Comunidad autónoma,
generalmente las respectivas Consejerías de Sanidad, con independencia de la entidad que
otorgue las acreditaciones de socorrista acuático. Del mismo modo, la validez profesional
internacional de las diferentes formaciones y titulaciones, dependerá de su ajuste al marco
legal establecido al respecto en cada país, con independencia de la denominación o
entidad emisora de la titulación.

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2. El socorrista
acuático
E l socorrista acuático es un elemento fundamental en el marco general de un
sistema de emergencias, activo en la prevención y actuación ante accidentes o
patologías súbitas en el medio acuático o en su entorno, capacitado para prevenir
situaciones de riesgo, realizar rescates en agua y aplicar
primeros auxilios y medidas de soporte vital básico a
cualquier tipo de accidentado, en tanto éste es
atendido por los correspondientes servicios médicos
de urgencia.

2.1. Cualidades del socorrista acuático


Considerando que rescatar a personas en un medio
acuático es uno de los esfuerzos más estimulantes y peligrosos
que se pueden acometer 3, es fácilmente deducible que el
desempeño del trabajo de socorrista acuático
implique la presencia de determinadas cualidades,
centradas éstas principalmente en torno a su
capacidad y destreza para desarrollar sus
funciones y a la presencia de los valores
necesarios para garantizar la eficacia de sus
acciones.

2.1.1. Capacidades.
Capacidades físicas y psíquicas; resumidas en el dominio del medio acuático, la
resistencia y las facultades físicas y psíquicas necesarias para el ejercicio de las
funciones que le corresponden, en las circunstancias que se le planteen.
Capacidades intelectuales; basadas en la adquisición de los conocimientos y
destrezas necesarias para el desarrollo de sus competencias profesionales con garantía
de eficacia.

2.1.2. Valores.
Responsabilidad; determinada por la capital
importancia de su trabajo; en su mano puede estar
evitar un accidente y de él podrá depender la vida de
una persona.

3 Ellis&Associates; “El profesional del rescate acuático”. Ed. Paidotribo, 2002

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Madurez; resumida en su capacidad para resolver, necesaria ante las decisiones que
en muchas ocasiones tendrá que tomar, en circunstancias difíciles y con total
diligencia. El socorrista deberá conocer sus propias limitaciones, sabiendo hasta
dónde puede llegar sin poner en peligro su vida o la de las personas bajo su
responsabilidad.
Vocación y espíritu de servicio; claves para afianzar su profesionalidad, mantener
sus capacidades en todo momento y afrontar la dureza que en muchas ocasiones
conllevará el ejercicio de su trabajo.

2.2. Competencias profesionales del socorrista acuático.4


De forma genérica, la función del socorrista acuático es la de
salvaguardar la seguridad de los usuarios de instalaciones
acuáticas y espacios naturales dedicados al uso humano,
previendo situaciones de riesgo, previniendo accidentes e
interviniendo de forma eficaz ante cualquier situación de
emergencia.
Para ello, se pueden considerar que las funciones específicas del socorrista acuático se centran
en la prevención, el salvamento y el socorro a las personas que se encuentren en peligro,
hallándose en el agua o en su entorno, y se concretan en las siguientes competencias
profesionales:

2.2.1. Prevenir situaciones de riesgo y accidentes en instalaciones acuáticas,


velando por la seguridad de los usuarios.
Prever situaciones de riesgo y otras eventualidades, conociendo detalladamente
las características de su trabajo y el lugar
dónde se desarrolla, disponiendo lo
conveniente para atender con eficacia las
funciones que como socorrista le
corresponden, verificando el correcto estado y
disponibilidad de los materiales específicos de
su trabajo y supervisando las instalaciónes
para descartar cualquier riesgo, comprobando
que no existe ningún elemento o circunstancia
que represente algún peligro para él o para los
usuarios de la instalación.
Desarrollar los procedimientos de autoprotección y prevención de riesgos
adecuados, utilizando el material y equipamiento personal apropiado, cuidando estos
aspectos en todas sus actuaciones y promoviendo la disposición de cuantos recursos
personales y materiales sean necesarios para el mejor desarrollo de su función. Del
mismo modo cuidará la permeabilidad de las vías de evacuación, comprobando que
éstas estén expéditas permanentemente.

4 Ministerio de la Presidencia; RD. 295/2004, de 20 de febrero. “Cualificación Profesional Socorrismo en Instalaciones Acuáticas”.

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Vigilar su zona de responsabilidad, empleando los procedimientos y las técnicas


apropiadas, para detectar cualquier riesgo, anular o anticiparse al accidente y actuar
con prontitud y presteza en caso necesario.
Transmitir y hacer cumplir las normas generales y particulares de la
instalación, para garantizar la seguridad y la convivencia, empleando técnicas de
comunicación eficaces y adoptando las medidas oportunas ante situaciones
sobrevenidas que pudieran conllevar peligro.
Informar a los responsables de la instalación de cuantas eventualidades o
circunstancias pudieran afectar al desarrollo del servicio, asesorando sobre la
organización del servicio y sobre los aspectos que considere más oportunos para una
mayor eficacia del sistema de prevención.

2.2.2. Rescatar y socorrer a las personas que se encuentre en peligro hallándose


en el medio acuático o en su entorno.
Analizar las condiciones de la situación, y tomar las decisiones de intervención
más adecuadas, con la debida dligiencia y de acuerdo con los principios y los
procedimientos establecidos.
Ejecutar el desarrollo de la intervención, conforme a los
protocolos, procedimientos y técnicas aprendidas,
utilizando los medios y materiales apropiados, actuando de
acuerdo a las propias capacidadades del socorrista y
atendiendo a las circunstancias presentes y a las condiciones
de la propia víctima, con especial atención a la presencia de
lesiones que pudieran requerir una intervención más
específica.
Extraer de forma adecuada al accidentado, en función
de la valoración del mismo, de las circunstancias que
concurran y las capacidades del socorrista

2.2.3. Asistir como primer interviniente a las víctimas de accidente o situación de


urgencia.
Valorar a la víctima, como primer interviniente, buscando signos de lesiones o
alteraciones orgánicas según los procedimientos y protocolos establecidos.
Aplicar técnicas básicas de
soporte ventilatorio y/o
circulatorio, de modo que permitan
restablecer una ventilación eficaz,
proporcionar la oxigenación
suficiente y conservar la perfusión
necesaria para garantizar el
mantenimiento de la vida en tanto la
victima es atendida por los servicios
médicos de urgencia.

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Salvamento y Socorrismo

Prestar los cuidados básicos iniciales adecuados al estado de la víctima, conforme


a los protocolos establecidos y utilizando las técnicas de primeros auxilios e
inmovilización, movilización y traslado de heridos más adecuadas.
Apoyar al médico y/o enfermero en la asistencia a situaciones de urgencias o
emergencias sanitarias y en la aplicación de las medidas necesarias de soporte vital
avanzado.
Auxiliar psicológicamente al accidentado o familiares en situaciones de urgencias o
emergencias sanitarias.

2.3. Autoprotección y seguridad en el ejercicio del salvamento acuático

Con independencia de las características propias de su actividad, el socorrista acuático va a


estar expuesto, como cualquier otro profesional, a diversos riesgos, básicamente agrupados
éstos en dos grandes bloques:
Situaciones que pueden generar lesiones que afectan a la integridad física del
socorrista y repercutir en su estado de salud.
Situaciones que pueden afectar al equilibrio emocional e intelectual del
socorrista, así como a su entorno personal y social.

En uno y otro caso, las propias características que el ejercicio del socorrismo acuático
conlleva, van a imprimir una carga adicional sobre el profesional del salvamento. Afrontar un
rescate acuático puede llegar a ser tremendamente estresante y agotador, tanto para el
cuerpo como para mente del socorrista. En su dimensión física, la exposición a riesgos
extraordinarios va a ser innegable; en el ámbito de la carga psicológica, las decisiones y
acciones que emprenda el socorrista, dependiendo de los resultados, van a ser todas ellas
susceptibles de ejercer un efecto positivo o negativo para el resto de su vida.

2.3.1. Riesgos que pueden afectar a la salud o integridad física.5


 Deshidratación (asociada al calor); causada por una pérdida contínua y excesiva de
fluidos corporales mediante sudor profuso y la actividad prolongada. Para combatir
esta pérdida de fluidos se debe beber agua constantemente, sentarse o descansar a la
sombra, relajarse con frecuencia y tomar comidas ligeras.
 Hipotermia (asociada al frio); enfriamiento generalizado de la
temperatura corporal provocado por una exposición excesiva al
aire, al agua o a las condiciones ambientales frescas o frías. Para
evitarla, al salir del agua, se debe secar y cubrir de inmediato con
ropas secas, evitando con ello que la temperatura corporal baje aún
más cuando el aire entre en contacto con el agua del cuerpo.
 Daños oculares; provocados principalmente por la exposición
excesiva al sol. Para minimizar los riesgos, el socorrista deberá usar
gafas de sol polarizadas y ultravioletas.

5 Ellis&Associates; “El profesional del rescate acuático”. Ed. Paidotribo, 2002

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Salvamento y Socorrismo

 Irrituación de la piel; provocada por la humedad y sustancias del agua, puede


evitarse quitándose la ropa mojada lo antes posible y empolvándose con talco.
 Lesiones en la cabeza; más frecuentes en agua en movimiento, en cuyo caso es
imprescindible usar un casco de rescate adecuado para proteger la cabeza de impactos
con rocas y objetos.
 Infecciones; el socorrista puede estar expuesto al contagio de enfermedades
infecciosas a través de la sangre o fluidos corporales infectados, por lo que deberá
tomar las necesarias precauciones de aislamiento de las sustancias utilizando los
dispositivos barrera adecuados.
 Lesiones físicas o ahogamiento; evitables con un
elevado nivel de preparación, entrenando y practicando
habitualmente las técnicas y procedimientos de respuesta y
rescate.
 Electrocución; riesgo presente siempre que existan o se
manejen equipos o instalaciones eléctricas cerca del agua,
ambientes húmedos o en instalaciones al aire libre ante la
posibilidad de tormentas eléctricas.
 Agua contaminada; algunas zonas acuáticas pueden estar
contaminadas con bacterias y productos químicos que implican la utilización por
parte del socorrista de adecuados dispositivos de protección y posterior
descontaminación. Especialmente visible ante situaciones de riadas o inandaciones.

2.3.2. Riesgos que pueden afectar al equilibrio emocional.6

El estrés que puede conllevar la responsabilidad de salvar vidas en situaciones difíciles puede
incidir negativamente en el equilibrio emocional del socorrista. En este sentido, aunque
no hay dos personas que respondan al estrés del
mismo modo, es habitual observar determinadas
reacciones comunes a las situaciones críticas.

Las reacciones físicas comunes incluyen fatiga, insomnio,


hiperactividad y agotamiento. Entre las reacciones
cognitivas más frecuentes se encuentran la dificultad
para concentrarse y resolver problemas y la pérdida de
memoria. Las reacciones emocionales más comunes
pueden incluir miedo, ansiedad, irritabilidad, depresión y
sensación de impotencia.

Los efectos emocionales de una experiencia de rescate traumática nunca pueden eliminarse
por completo, pero determinadas opciones pueden ayudar a afrontar la experiencia negativa:
 Completar los trámites administrativos necesarios de la forma más precisa y
completa, sin infravalorar la importancia de inlcuir uno u otro dato que puede resultar
crucial para resolver posibles responsabilidades legales de la intervención.

6 Ellis&Associates; “El profesional del rescate acuático”. Ed. Paidotribo, 2002

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Salvamento y Socorrismo

 Hacer alguna sesión de ejercicio físico en cuanto se tenga oportunidad; la actividad


física puede ejercer un efecto positivo en el estado emocional del socorrista.
 Reflexionar sobre el rescate, haciendo hincapié en las acciones que fueron realizadas
correctamente y en las decisiones acertadas que se tomaron.
 Ante un conflicto, las sesiones de preguntas ante las autoridades pueden intimadar al
socorrista; se tiene que asumir que estas sesiones son una parte necesaria y
convencional de un procedimiento legal.
 Esté preparado para aceptar que, ante situaciones mediáticas, los medios de
comunicación pueden llegar a distorsionar algunos aspectos de la situación.
 Mantenga sus hábitos normales. Las rutinas, acciones y personas habituales son
reconfortantes y es importantes mantenerlas.
 Apoye a sus compañeros, todos los implicados necesitaran apoyo.
 Aprovéchese de las personas con más experiencia que puedan ayudarle o aconsejarle.
 Sea consciente de que tal vez nunca llegue a olvidar lo sucedido, pero eso no debe
significar que se recree en ello.

2.3.3. Riesgos legales que pueden afectar al socorrista.

El ejercicio del salvamento y socorrismo acarrea la posibilidad de verse envuelto en un pleito.


Como profesional del salvamento, el socorrista prestará ayuda a personas en peligro, sin duda,
con prontitud y eficacia, y sin poner en peligro a la víctima o a terceros. Desafortunadamente,
no siempre los resultados serán los deseables y, en ocasiones, el fracaso puede acompañar
a la intervención, aún a pesar de haber actuado adecuadamente7.

En estas situaciones, el socorrista puede ser el objetivo de


acciones legales emprendidas por los damnificados, en cuyo
caso, su actuación será medida y juzgada en la medida que
pueda confirmar hechos y acreditar que su actuación
responde a los protocolos establecidos en cada caso,
secuencias de habilidades técnicas conocidas y puestas en
práctica por los expertos ante situaciones específicas.

Para evitar situaciones comprometedoras, el socorrista


deberá documentar a conciencia y correctamente el
incidente como su mejor defensa para las preguntas
relacionadas directamente con un incidente específico,
siendo imprescindible actualizar periódicamente sus
conocimientos y habilidades a través de reciclajes y
validación de su acreditación, así como disponer de la
adecuada cobertura de responsabilidad y defensa legal.

7 Ellis&Associates; “El profesional del rescate acuático”. Ed. Paidotribo, 2002

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Salvamento y Socorrismo

En estas situaciones, puede que el socorrista se tenga que enfrentar a la exigencia de


responsabilidad civil personal y, dependiendo del daño producido, pudiera ser que las
responsabilidades económicas asciendan a cantidades muy importantes difíciles de asumir.

De ahí la importancia de ser precavidos y protegerse ante estas situaciones concertando un


SEGURO DE RESPONSABILIDAD CIVIL que cubra las responsabilidades civiles que
pudieran ser exigidas al socorrista. En este sentido, al
igual que sucede con los profesionales colegiados, las
Federaciones Territoriales de Salvamento y Socorrismo, además
del asesoramiento oportuno, a través de la licencia
federativa anual, protege a sus socorristas concertando
un seguro de responsabilidad civil con las adecuadas
coberturas ante estas situaciones.

2.3.4. Consideraciones sobre el uso de productos químicos para piscinas.8

Si bien no es una función específica, en muchas ocasiones, el socorrista puede entrar en


contacto con diversos productos químicos empleados en las piscinas cuya manipulación
exigen unas específicas medidas de seguridad y autoprotección.

2.4. Compromisos legales y deontológicos del socorrista acuático


Los compromisos del socorrista acuático nacen de la necesidad
de ejercer sus funciones con la mayor prontitud y eficacia.
De él dependerá en gran medida que una situación de riesgo se
evite, se anule o se materialice en un accidente que puede tener
consecuencias fatales para los afectados.
Como ciudadano estará sujeto a las mismas obligaciones y
responsabilidades que cualquier otra persona y, en el ejercicio de
su trabajo, a la normativa general y específica que lo regule; pero
además, tiene una responsabilidad deontológica añadida
derivada de las propias características de su actividad que, sin
perjuicio de las funciones que le corresponden, también le
imponen los siguientes compromisos:
 Perseverar en su formación
continuada para mantener la
capacitación adecuada y conocer los
nuevos procedimientos y técnicas que
pudieran surgir en el ámbito de su trabajo
 Mantener su estado de salud y la
forma física en las mejores condiciones
como garantía de la eficacia en el
ejercicio de sus funciones

8 Centers for Disease Control and Prevention; “Pool chemical safety”

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Salvamento y Socorrismo

 Cuidar de que su imagen responda adecuadamente a las exigencias de su ejercicio


profesional y ofrezca la confianza y seguridad que esperan de él los posibles usuarios
de su servicio
 Respetar y proteger la intimidad de la víctima, guardando el secreto profesional y
cuidando las pertenencias que le puedan ser confiadas
 Velar por que la víctima reciba la atención adecuada y asegurarse de que tras su
intervención es trasladada al centro oportuno
 Sanear y preparar convenientemente el material utilizado o cerciorarse de que es
oportunamente repuesto para garantizar la continuidad del servicio
 Cumplimentar los partes de servicio correspondientes,
al igual que informar a los responsables de la instalación de
las incidencias, comunicar a la Delegación provincial de
Salvamento y Socorrismo correspondiente las
intervenciones de salvamento realizadas y poner en
conocimiento de las autoridades competentes la sospecha
de comisión de delito.
 Evaluar el proceso una vez concluida la intervención, con el fin de detectar y
corregir errores o potenciar aciertos. La evaluación no se ha de realizar
necesariamente nada más resolver el salvamento, será al final de la jornada, tras
realizar las acciones de saneamiento y preparación precisas para garantizar la
continuidad del servicio y, atendiendo tanto a la prevención como la propia
intervención, se deberá analizar la intervención abordando puntos y preguntas como
las siguientes:

 Naturaleza y causas del accidente


 ¿Qué y cómo ha ocurrido?
 ¿Por qué ha sucedido?
 ¿Ha sido evitable o se ha podido prever?
 Desarrollo de las actuaciones
 ¿Se ha identificado la situación oportunamente?
 ¿Se ha actuado con prontitud?
 ¿Han sido utilizadas las técnicas apropiadas?
 ¿Se ha empleado el tiempo adecuado?
 Material empleado
 ¿Ha sido el apropiado?
 ¿Se ha utilizado correctamente?
 ¿Ha cumplido adecuadamente su función?

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Salvamento y Socorrismo

 Resultado de la intervención
 ¿Cuál ha sido el resultado final?
 ¿Por qué?
 ¿Podría haberse mejorado este resultado?
 Conclusiones finales y propuestas de mejora.

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2.4.1. Modelo parte de actuación en incidente.9

9 Protección Civil-112 Principado de Asturias; “Plan de salvamento en playas, SAPLA”. 2009

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Salvamento y Socorrismo

3. Entorno laboral del


socorrista
U no de los factores que más va a condicionar la actividad del socorrista acuático y que
más va a influir en el ejercicio de sus competencias profesionales es el lugar dónde
éstas se desarrollan, pudiéndose diferenciar claramente el trabajo en instalaciones
acuáticas cerradas, como piscinas o parques acuáticos, del realizado en espacios acuáticos
naturales o de aguas abiertas como los ríos, lagos, playas o zonas costeras.
Cada tipo de entorno acuático presentará sus propios retos, directamente relacionados con
los factores variables que cada uno presenta. Así, factores como el agua en movimiento, las
condiciones meteorológicas, la visibilidad o la presencia de obstáculos o seres vivos,
representan dificultades añadidas a las ya de por sí adversas circunstancias en las que se tiene
que desenvolver cualquier rescate acuático.
En cualquier caso, la intervención en un salvamento va a representar un importante desafío
tanto más complicado cuanto más desconocido sea el entorno en el que se deba realizar,
remarcándose la premisa fundamental del socorrista acuático de conocer perfectamente el
lugar dónde desarrolla su trabajo y las características que lo definen.

3.1. Instalaciones acuáticas cerradas


Comprenden básicamente a las piscinas, al aire
libre o cubiertas, y los parques acuáticos,
caracterizados por el acotamiento de la zona y
por una normativa que regula su construcción,
características y uso.
Si bien este tipo de instalaciones también
presentan inconvenientes que se deben analizar y
conocer, generalmente el trabajo en estas
instalaciones va a ofrecer menos
complicaciones que el desarrollado en aguas
abiertas, derivado principalmente de:
 Una mayor regulación normativa de carácter preventivo que les afecta
 El control más amplio que se puede ejercer sobre los usuarios y las actividades
 Las distancias más reducidas que generalmente requieren las intervenciones
 La menor incidencia de factores como el movimiento del agua o la presencia de
obstáculos

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Salvamento y Socorrismo

3.1.1. Piscinas de uso colectivo.10


Por piscina se define al conjunto de construcciones e instalaciones destinadas al baño
como actividad deportiva, recreativa o de esparcimiento, que comprende la existencia de
uno o más vasos, una zona circundante y los espacios y servicios necesarios para el
funcionamiento de las instalaciones.
Las piscinas pueden considerarse como de uso particular o de uso colectivo, considerando
que salvo las primeras, vinculadas a una vivienda o domicilio y con uso dentro del ámbito
familiar, todas las demás piscinas se
consideran de uso colectivo, sea cual
fuere su titularidad y características.
Además, las piscinas de uso colectivo
pueden clasificarse en piscinas de uso
público o de uso privado,
diferenciando aquellas de titularidad
pública o privada de acceso libre a
cualquier usuario, de aquellas con acceso
restringido a determinados usuarios,
sean igualmente éstas instalaciones de
titularidad privada o pública.
Por otra parte, dependiendo del tipo de instalación que las acoge, las piscinas pueden ser
cubiertas, descubiertas o mixtas, en base a si la instalación está protegida del ambiente
exterior, sus vasos se encuentran al aire libre o permite ambas opciones.

3.1.1.1. Definiciones
 Vaso: recipiente de agua destinado al baño. Dependiendo de su utilización y tipo de
usuarios a los que se destinan, los vasos se clasifican en vasos para deportes de
competición y saltos, infantil o chapoteo, de recreo, de enseñanza y de utilización
múltiple.
 Andén o playa: zona horizontal o poco inclinada que rodea al vaso. Deberá tener de
uno a tres metros de anchura, construida con materiales antideslizantes y estar
acondicionada para evitar la acumulación de agua, encharcamientos y reflujo del agua
hacia el vaso. Su acceso deberá ser restringido a los bañistas descalzos o con calzado
adecuado para esta zona..
 Lámina de agua: Superficie o suma de las superficies del vaso o vasos que
componen la piscina, expresada en metros cuadrados.
 Zona de baño: zona constituida por el vaso y el andén o playa que rodea a éste.
 Zona de estancia o reposo: áreas contiguas a la zona de baño, de hierba u otro
pavimento, que sirven para el juego, el descanso o la permanencia de los usuarios.

10 Consejería de Sanidad JCCM. Decreto 288/2007, de 16 de octubre. “Condiciones higiénico sanitarias de las piscinas de uso colectivo”.

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Salvamento y Socorrismo

 Aforo del vaso: número máximo de usuarios que pueden utilizar simultáneamente el
vaso. Será el resultante de establecer, en las piscinas al aire libre, un metro cuadrado
de superficie de lámina de agua por usuario. En piscinas cubiertas se establecen dos
metros cuadrados por usuario. El aforo se deberá exponer en un lugar visible a la
entrada y en el interior de la piscina.
 Aforo de la instalación: número máximo de usuarios que pueden acceder a la
instalación, sin que suponga un incremento del riesgo no controlable para su salud y
seguridad. Estará establecido por el titular del establecimiento de forma que cada
usuario cuente con, al menos, cinco metros cuadrados de la superficie de la piscina.

3.1.2. Riesgos sanitarios derivados del uso de las piscinas.11

Además de los riesgos intrínsecos al uso y disfrute del medio acuático, el uso de las piscinas,
como cualquier otra actividad, puede entrañar riesgos para la salud, pudiendo clasificarse los
riesgos sanitarios derivados del uso de las piscinas en dos grupos:
Derivados del diseño inadecuado o del mal
uso de las instalaciones: accidentes.
Derivados de la deficiente calidad del agua y
estado higiénico-sanitario de las instalaciones:
infecciones.

3.1.3. Accidentes.
Consecuencia de un diseño inapropiado de las instalaciones, o por el mal uso que puedan
hacer los usuarios de las mismas, los accidentes en piscinas se pueden clasificar en dos
tipos, según la causa:
Lesiones traumáticas. Las lesiones traumáticas pueden
ser ocasionadas por golpes, caídas, resbalones…, que
pueden originar desde lesiones leves, como heridas
rozaduras y pequeños cortes, a traumatismos graves como
fracturas, o lesiones vertebrales, estas como consecuencia
de zambullidas en zonas poco profundas o desde gran
altura.
Accidentes por inmersión. Pueden ser ocasionados por
retenciones subacuáticas, deficiente protección del sistema
de desagüe, inadecuadas medidas de prevención o de
seguridad, mal uso por parte de los usuarios, etc.

11 Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. “Recomendaciones higiénico sanitarias en piscinas de uso colectivo”. 2001
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Salvamento y Socorrismo

3.1.3.1. Prevención de accidentes en piscinas

Las medidas de prevención para evitar los accidentes se centran en:


Diseño del vaso y otras instalaciones de la piscina que garantice la seguridad de los
usuarios y mantenimiento adecuado de las instalaciones.
Cumplimiento de las normas de seguridad por parte de los usuarios, previstas en
el reglamento de normas de uso interno.
Vigilancia permanente por personal socorrista.

Diseño apropiado.
Todas las piscinas de uso colectivo deberán cumplir unas normas de diseño que
garanticen la seguridad de los usuarios, como son:
 Separación de los vasos infantiles y los del público en general, que evite el acceso
accidental de los niños al vaso de los adultos.
 La playa tendrá una anchura mínima de un metro y será de material antideslizante,
para evitar resbalones.
 Los cambios de pendiente en el suelo de la piscina serán moderados y progresivos.
Los puntos de máxima y mínima profundidad estarán señalizados.
 El suelo del vaso será de material antideslizante.
 El sistema de desagüe del fondo del vaso estará protegido por un dispositivo de
seguridad.
 Las escaleras estarán empotradas y no podrán sobresalir del plano de la pared del
vaso, teniendo los dos brazos una diferencia de al menos treinta centímetros.

Uso adecuado de las instalaciones.


Una de las causas más frecuente de accidentes en piscinas está relacionada con la
inadecuada utilización que hacen los usuarios de las instalaciones, tal es el caso de las
lesiones traumáticas que se derivan del uso de trampolines, palancas o poyetes de
salida. Por ello, la utilización de estos elementos debe estar prohibida o restringida fuera
de las actividades deportivas de competición.
Otra causa frecuente de accidentes es la caída accidental al vaso cuando las instalaciones
no se encuentran en uso. La prevención de estos accidentes, que en esta situación son los
más graves, ya que normalmente no hay nadie vigilando, consiste en utilizar cubiertas
durante los periodos de cierre. El vallado de la piscina también evitará que los niños se
acerquen a ella o caigan de forma accidental.

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Salvamento y Socorrismo

Vigilancia permanente.
Para la prevención, vigilancia y actuación en caso de accidentes, así como en la prestación
de primeros auxilios, toda piscina de uso colectivo cuya superficie de lámina de agua sea
superior a los 100 m2 deberá contar con un servicio de socorrismo acuático, atendido
por personal debidamente titulado y con experiencia en salvamento acuático y prestación
de primeros auxilios.
Los usuarios deberán seguir en todo momento las instrucciones de los socorristas y
cumplir las normas del reglamento de normas de uso interno obligatorio en toda piscina
de uso colectivo.

3.1.4. Infecciones.12

La presencia de microorganismos patógenos en el agua del vaso y en otros elementos anexos


puede transmitir determinadas infecciones a los usuarios.

Para garantizar la calidad sanitaria del agua, y evitar así riesgos para la salud de los bañistas, el
agua deberá ser tratada.

El tratamiento del agua tiene como finalidad evitar las alteraciones de la calidad que pueden
ser producidas por diversos agentes contaminantes, como son:
 Bacterias: causantes de enfermedades como otitis, conjuntivitis, gastroenteritis, etc.
 Virus: como los causantes del papiloma y la hepatitis A.
 Hongos: que suelen desarrollarse en las zonas húmedas anexas al vaso, provocando
enfermedades como el pie de atleta o la candidiasis.
 Algas: que pueden proliferar debido a tratamientos inadecuados del agua o a la
presencia de nitratos, y contribuir a la aparición de los anteriores.
Los procesos más frecuentemente relacionados
con el uso de piscinas son las infecciones
dérmicas, de mucosas y gástricas, al ser estas
las vías de entrada de los gérmenes al
organismo en contacto con el agua.
A través de la piel pueden penetrar hongos
dermatofitos, causantes de enfermedades
como el pié de atleta, virus que provocan la
verruga plantar y estafilococos que son origen
de forúnculos.
En mucosas, las infecciones se localizan en la rinofaringe, ojos y oídos, provocando rinitis,
conjuntivitis y otitis.

12 Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. “Recomendaciones higiénico sanitarias en piscinas de uso colectivo”. 2001

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Salvamento y Socorrismo

La infección gástrica más frecuente causada por los gérmenes que se encuentran en el agua
del vaso de las piscinas es la gastroenteritis.

Además de esta contaminación biológica, puede existir una contaminación química: debida
a un inadecuado funcionamiento del sistema de depuración, por el uso de sustancias químicas
no autorizadas o por el mal uso de las que se añaden durante el proceso de depuración.
La contaminación química puede provocar irritaciones de piel y mucosas causadas por la
acción de desinfectantes, principalmente el cloro, por el pH alcalino o por el contrario cuando
el pH es ácido.

3.1.4.1. Fuentes principales de contaminación en instalaciones acuáticas


Los usuarios: aportan al agua gérmenes, parásitos y partículas como pelos, cremas,
etc.
Elementos extraños al agua: como tierra, hojas, insectos, etc., que son
transportados al agua por la lluvia, el viento y el mal uso que pueden hacer los
bañistas de las instalaciones.
Las propias instalaciones: filtros sucios, paredes y suelos en malas condiciones
higiénicas, etc.

Factores que contribuyen al desarrollo de infecciones en piscinas.


 Número excesivo de bañistas, que aportan materia orgánica y microorganismos.
 La materia orgánica, además de consumir una parte importante de desinfectante, es
empleada como nutriente por los microorganismos.
 Temperatura elevada del agua, que facilita el desarrollo de microorganismos.
 Niveles de desinfectante bajos o ausentes.
 Las superficies que no son lisas y son de difícil limpieza y fácil acumulo de suciedad
pueden agredir la piel mojada y blanda, lo que favorece la penetración de algunos
microorganismos.
 Un estado inmunitario deficiente, que favorezca la aparición de la enfermedad.

3.1.4.2. Prevención de infecciones


La prevención de las infecciones en este medio exige actuar en dos niveles:
recomendaciones higiénicas para los usuarios y tratamiento del agua de los vasos.
A los usuarios de piscinas de uso colectivo se les debe exigir que cumplan una serie de
medidas higiénicas previas al baño.
Con carácter general conviene hacer las siguientes, ducharse antes del baño para no
introducir en el agua elementos contaminantes, y después del baño, para evitar la sequedad
de la piel y mucosas empleando un jabón de pH próximo al de la piel o sin jabón. También es
aconsejable emplear cremas emolientes. Las personas con las mucosas excesivamente
sensibles deberán, además, protegerse con gafas, tapones de oídos y evitar, en lo posible,
la inmersión de la cabeza.
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Salvamento y Socorrismo

Se deberán usar zapatillas de baño o playeras, cuando se utilicen las


duchas de los aseos o vestuarios, así como conviene utilizar toallas
distintas para el descanso en el césped y para el aseo personal.
Las personas que padezcan alguna enfermedad infectocontagiosa
deberán evitar el uso de las piscinas.
Se debe controlar estrictamente el aforo.

Normas para los usuarios


El usuario de una piscina de uso colectivo debe saber que en todo
momento deberá seguir las instrucciones de los socorristas y
cumplir las normas del reglamento de normas de uso interno, que
estará expuesto públicamente, en lugares visibles, tanto a la entrada
de la piscina, como en su interior y que contendrá, como mínimo,
según establece la normativa, las siguientes prescripciones:

PROHIBICIONES:
 Entrada en la zona de baño con ropa o calzado de calle
 Comer, fumar o beber en la zona de baño
 Introducir recipientes de vidrio o material cortante en el reciento de la piscina
 Abandonar desperdicios o basuras en todo el recinto, debiendo utilizarse
papeleras u otros recipientes destinados al efecto
 Acceso de animales en todas las instalaciones, a excepción de aquellos
adiestrados de las personas con algún tipo de disfunción visual
 Entrada de personas con enfermedades infectocontagiosas

OBLIGACIONES:
 Ducharse antes de bañarse
 Utilización necesaria de gorro de baño en las piscinas cubiertas, siendo también
recomendable la utilización de gafas
 Evitar juegos y prácticas peligrosas
 Respetar el baño y estancia de los demás
 Mantener en perfectas condiciones higiénicas la piscina
 Utilización de chanclas o zapatillas de baño individual y de uso exclusivo en los
locales destinados a vestuarios y aseos

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Salvamento y Socorrismo

Condiciones higiénicas de las instalaciones.


Mantener las instalaciones anexas en un correcto estado de limpieza
durante el periodo de tiempo en que la piscina permanezca abierta,
es una medida tan importante para evitar riesgos sanitarios a los
usuarios, como el mantenimiento de la adecuada calidad del agua de
los vasos.
Previo a la apertura de la temporada de baño, todas las instalaciones
que hayan permanecido fuera de uso, deberían recibir un tratamiento
de limpieza y posterior desinfección.
Aseos y vestuarios
Actuaciones previas a la apertura o reapertura de la temporada de baño
DEPÓSITOS DE AGUA:
Se han de limpiar antes de la apertura o reapertura, con el siguiente procedimiento:
 Vaciarlos y a continuación limpiarlos con un cepillo duro, agua y lejía.
 Limpiar a fondo paredes y suelos.
 Enjuagar bien con agua a presión.
 El personal encargado de realizar estas operaciones deberá llevar protección respiratoria y ropa
adecuada.
GRIFOS Y DUCHAS:
 Realizar revisión, limpieza y desinfección antes de la apertura o la
reapertura.
 Desmontar los elementos, limpiar y enjuagar, posteriormente
sumergirlos en una solución de hipoclorito de 20 ppm (añadir por cada
cinco litros de agua un tapón de lejía) durante treinta minutos.
 Esta operación deberá realizarse también en las duchas situadas en la
proximidad del vaso.
 Los elementos difíciles de desmontar o sumergir se pueden cubrir con
una bayeta limpia impregnada en la misma solución y dejarla durante
el mismo tiempo, posteriormente enjuagar con agua fría.

Actuaciones durante la temporada de baño.


 Realizar limpieza diaria de aseos y vestuarios con productos de uso doméstico.
 Se evitarán las alfombras y enrejados de plástico.
 Los aseos dispondrán en todo momento de agua corriente, papel higiénico, toallas monouso y
dosificador de jabón.

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Salvamento y Socorrismo

Residuos sólidos.
 Uso de las papeleras para depositar los residuos sólidos.
 Es aconsejable que las papeleras tengan tapadera, para evitar que los residuos no puedan ser
dispersados por el viento y lleguen al vaso.
 Recogida diaria de los residuos producidos.
Desinfección, desinsectación y desratización (DDD).
Todos los espacios e instalaciones de las piscinas de uso colectivo deberán reunir las
condiciones necesarias de saneamiento e higiene que impidan la proliferación de
insectos y roedores.
En las piscinas de uso temporal, durante el periodo en que no se utilicen, deberán
adoptarse las medidas preventivas o correctivas que impidan el desarrollo de larvas de
mosquitos culícidos en el agua contenida en el vaso o en cualquiera de las
instalaciones anexas al mismo que contengan agua estancada.
Cuando se realicen tratamientos DDD en zonas de pública concurrencia, deberán
adoptarse medidas de seguridad que garanticen su inocuidad para las personas,
respetando los plazos de seguridad señalados en la etiqueta de los productos y al
menos un periodo de 24 horas para aquellos en los que no se especifique plazo
alguno, durante el cual no se permitirá el acceso de los usuarios a los recintos tratados.
La utilización de polvos, cebos u otros plaguicidas no volátiles quedará restringida a
las zonas no accesibles al público o a la época de cierre de la piscina, siendo, en
cualquier caso, señalizadas de forma inequívoca y visible.
Los tratamientos DDD los realizarán empresas especializadas e inscritas en el
Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas o el propio personal de la
piscina cuando esté debidamente cualificado y autorizado para ello.
Todas las operaciones de limpieza se realizarán fuera del horario de apertura

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Salvamento y Socorrismo

3.2. Espacios acuáticos naturales


Las actividades de ocio y esparcimiento
realizadas en espacios acuáticos naturales
suponen un gran atractivo social, turístico
y deportivo, cada vez más presente en las
sociedades modernas, pero no por ello
exentas de riesgos y peligros. En este
contexto encontramos playas, ríos, lagos,
embalses, zonas costeras y otros
espacios naturales cuya naturaleza y
características van a determinar específicos
sistemas de prevención y la especialización
de las acciones y técnicas de salvamento
que se pudieran requerir.
Así, la utilización del medio acuático natural conllevará riesgos concretos y potenciales
accidentes, derivados tanto de las propias características del entorno como de las actividades
que en él se desarrollan., generando efectos negativos sobre la salud de los usuarios como
infecciones o lesiones por seres vivos, accidentes por inmersión, como hipotermia,
barotraumatismos o ahogamiento, al igual que diferentes lesiones traumáticas ocasionadas
por golpes, caídas, resbalones, etc., que pueden originar desde lesiones leves, como heridas
rozaduras y pequeños cortes, a traumatismos graves como fracturas, o lesiones vertebrales,
estas como consecuencia de zambullidas en zonas poco profundas o desde gran altura.
Si bien todos estos escenarios presentan unas características comunes en relación al
salvamento, como pueden ser la turbidez y falta de visibilidad de las aguas, irregularidad de
los fondos y los espacios, temperatura, presencia de obstáculos o la aparición de seres vivos,
por su importancia, es necesario apreciar situaciones diferentes en relación a la
estabilidad y movimiento del agua:
Salvamento en aguas tranquilas: aguas utilizadas por bañistas, pero que no han
sido especialmente adaptadas para el baño: lagos, embalses, estuarios, rías, bahías,
ríos tranquilos
Salvamento en aguas con oleaje: zonas costeras que presentan una serie de
características propias como rompientes, olas y corrientes: playas y zona costera
Salvamento en aguas bravas: aguas en movimiento, con presencia de fuerte
corriente, obstáculos y remolinos: ríos de aguas bravas

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


33
Salvamento y Socorrismo

13
Comparación de ambientes acuáticos (Brewster, 1995)

3.2.1. Definición de aguas de baño y clasificación de las playas.14


Las aguas de baño se definen como cualquier entorno de aguas superficiales donde se
prevea que puedan bañarse un número importante de personas o exista una actividad
cercana relacionada directamente con el baño y en la que no exista peligro objetivo para el
público o no medie una prohibición expresa y permanente de baño, ni se haya formulado
recomendación permanente de abstenerse del mismo.
A diferencia de lo que sucede con las instalaciones acuáticas cerradas (piscinas y parques
acuáticos), la utilización para el baño de los espacios naturales acuáticos no goza de una
detallada regulación normativa, si bien, durante los últimos años sí se están estableciendo
diferentes normas en vías a preservar la salud y la prevención de enfermedades y lesiones
derivadas de la utilización de este medio.

3.2.1.1. Definiciones
 Aguas de baño: cualquier elemento de aguas superficiales donde se prevea que
puedan bañarse un número importante de personas o exista una actividad cercana
relacionada directamente con el baño y en el que no exista una prohibición
permanente de baño ni se haya formulado una recomendación permanente de
abstenerse del mismo y donde no exista peligro objetivo para el público.
 Álveo o cauce natural de una corriente continua o discontinua: terreno cubierto
por las aguas en las máximas crecidas ordinarias.
 Cuenca hidrográfica: territorio en que las aguas fluyen al mar a través de una red de
cauces secundarios que convergen en un cauce principal único.
 Lecho o fondo de lagos y lagunas: terreno que ocupan sus aguas en las épocas en
que alcanzan su mayor nivel ordinario.
 Lecho o fondo de un embalse: terreno cubierto por las aguas cuando éstas alcanzan
su mayor nivel a consecuencia de las máximas crecidas ordinarias de los ríos que lo
alimentan.

13En Abraldes Valieras, JA y Rubio Asensio, JA; “Factores de peligrosidad para la valoración del riesgo de accidentes en playas”. www.efdeportes.com/ Revista
Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 91 - Diciembre de 2005.

14 Ministerio de la Presidencia. “Real Decreto 1341/2007, de 11 de octubre, sobre la gestión de la calidad de las aguas de baño”. 2007
García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo
34
Salvamento y Socorrismo

 Número importante de bañistas: número mínimo de usuarios que la autoridad


competente considera relevante, habida cuenta, en particular, de las pautas pasadas, de
la existencia de infraestructuras o instalaciones, o de cualquier otra medida adoptada a
fin de promover el baño.
 Playa: margen, orilla o ribera que rodea las aguas de baño marítimas o continentales,
con o sin vegetación, de superficie casi plana formada por la acción del agua o del
viento o por causas naturales o artificiales.
 Riberas: fajas laterales de los cauces situadas por encima del nivel de aguas bajas, y
por márgenes los terrenos que lindan con los cauces.

Considerando que las zonas de baño, en término generales, se identifican con las playas,
continentales o marítimas, de aguas tranquilas o aguas en movimiento, en atención a sus
condiciones normales para el uso pueden ser diferenciadas en tres clases distintas de
playas, si bien esta consideración puede modificarse temporalmente cuando las condiciones
meteorológicas u otras así lo aconsejen15.
Playas de uso prohibido: las que por razón de sus características supongan grave
riesgo para la vida humana.
Playas peligrosas: las que por razones permanentes o circunstanciales reúnan
condiciones susceptibles de producir daño o amenaza inmediata a la vida humana.
Playas libres: las no comprendidas en los apartados anteriores.
La inclusión de una playa en cualquiera de los tipos mencionados indica que es el que le
corresponde normalmente, si bien pueden modificarse temporalmente cuando las
condiciones meteorológicas u otras sí lo aconsejen.

3.2.1.2. Playas libres


Las playas libres se graduarán según la afluencia de público en las fechas de máxima
utilización anual. Como orientación general se señalan los siguientes índices de utilización
ponderados a media marea.
Playas de gran afluencia: menos de 10 metros cuadrados por persona.
Playas de afluencia media: de 10 a 60 metros cuadrados por persona.
Playas de baja afluencia: más de 60 metros cuadrados por persona.
Para la determinación del grado de afluencia podrán tenerse en cuenta además otros factores,
tales como la proximidad de la playa a núcleos urbanos y la extensión temporal de su
utilización según las características climáticas.

15 Presidencia del Gobierno. “Orden de 31 de julio de 1972, por la que se dictan normas e instrucciones para la seguridad humana en lugares de baño”. 1972

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


35
Salvamento y Socorrismo

3.2.2. Señalización y utilización de las playas.


 Las playas de uso prohibido estarán
señalizadas con banderas de color rojo, de
forma rectangular de 1,5 metros de ancho por
un metro de largo, sobre mástiles que
sobresalgan de la tierra, como mínimo tres
metros y, en todo caso, perfectamente visibles
desde todos los accesos de las mismas.
No podrán ser utilizadas para el ejercicio de
baños ni deportes náuticos.
 Las playas peligrosas se señalizarán con
banderas de color amarillo de las mismas
características y análogas condiciones a las
establecidas anteriormente.
Podrá tolerarse su uso con las limitaciones y
la adopción de las medidas de seguridad
que en cada caso se consideren adecuadas.
 Las playas libres se señalizarán con banderas
de color verde de las mismas características y
condiciones antes mencionadas.
Podrán ser utilizadas para el ejercicio de los
baños, deportes náuticos y demás actividades
de tipo recreativo, con arreglo a las leyes.

3.2.3. Factores de riesgo en el medio acuático natural.16


Si bien en playas y espacios con agua en movimiento podemos
encontrar condiciones como el oleaje, corrientes, remolinos o
resacas, que nos adviertan de la presencia de riesgos y la
posibilidad de un accidente, en los espacios de aguas mansas, los
accidentes se pueden producir de manera imprevisible, sin
haber detectado el peligro latente.
Con esta premisa, podemos clasificar los factores de peligrosidad
en los espacios acuáticos naturales en función de las
características propias del entorno y de los aspectos
circunstanciales que se pueden presentar, modificables por
otros aspectos condicionantes relacionados con la adecuación
del entorno y la organización de la respuesta.

16 Abraldes Valieras, JA y Rubio Asensio, JA; “Factores de peligrosidad para la valoración del riesgo de accidentes en playas”. 2005.

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Salvamento y Socorrismo

3.2.3.1. Características del entorno


Espacio terrestre o zona seca.
 Zona de rocas: zona de la playa formada por una piedra, agrupación de las mismas, o
peñascos que superen cualquiera de las dimensiones de 0,5 metros de alto o 0,5
metros de ancho
 Escalones o desniveles rocosos: rocas a diferentes niveles de altura, estos
desniveles deberán estar entre 0,5 y 3 metros para ser considerados como tal
 Acantilados: presencia de declives del terreno de forma vertical mayores a 3 m
 Zona de arena: lugar de la playa formado por depósitos de
partículas o piedras, menores de 0,25 metros de anchura y altura,
erosionadas de rocas que se acumulan en la orilla del mar
 Grandes hoyos: agujeros naturales en la zona de arena que
sobrepasen la profundidad de 1,5 metros y tengan un diámetro
superior a 0,5 metros
 Objetos lesivos: cualquier tipo de objeto de distinto material a la
zona en la que se encuentra y de características tales que puedan
provocar una herida si alguien contacta accidentalmente contra él
 Animales domésticos: animales pertenecientes a cualquier usuario de la playa o que,
sin ningún dueño aparente, se encuentre entre los que comúnmente se suelen
domesticar (ej.: perro, gato caballo...)
 Animales salvajes: animales no pertenecientes al ámbito doméstico que, por norma
general, puedan representar un peligro para la integridad física de los usuarios
 Vegetación: plantas y/o árboles de toda índole en la zona seca de la playa
 Instalaciones recreativas: infraestructuras que posibiliten cualquier tipo de juego,
deporte o actividad física que tenga un fin lúdico-recreativo
 Obstáculos: objetos, infraestructuras, rocas, o similar, que se encuentren de forma
permanente y que dificulten la visión completa de la playa desde la torre, el puesto, o
la silla de vigilancia
Espacio acuático o zona húmeda.
SUPERFICIE. Zona donde se encuentran todos los elementos en contacto con la lámina de
agua y que sobresalen de ella.
 Obstáculos: objetos que dificulten el desplazamiento de los usuarios por la zona de
agua y que se encuentren en la zona de baño, así como aquellos que dificulten la
visión de la playa desde la torre, el puesto, o la silla de vigilancia
 Instalaciones recreativas: presencia de infraestructuras que posibiliten cualquier
tipo de juego, deporte o actividad física que tenga un fin lúdico-recreativo y que se
encuentren en la zona de agua

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37
Salvamento y Socorrismo

FONDO. Parte de la zona de agua que conforma el relieve del suelo marino, en este punto
se recogen las siguientes variables:
* Cambios: modificaciones que se dan en el suelo marino, ya sean naturales o
artificiales, que presenten un peligro potencial para el usuario.
 Hoyos: agujeros de forma permanente o habitual en el fondo marino que sobrepasen
la profundidad de 0,5 m. y tengan un diámetro superior a 0,5 m
 Escalones: diferentes niveles de altura en el fondo marino, éstos deberán ser
permanentes o comunes y ser mayores de 0,25 m. para ser considerados como tal
 Barreras de arena: acumulaciones de arena de forma alargada que provoca un
cambio de nivel en el fondo marino, este cambio debe ser mayor a 0,25 m. para que
se considere como tal
 Emisarios: canalizaciones que sirven para evacuar las aguas residuales de una
población hacia una depuradora o hacia el mar
 Arrecifes: bancos o bajos formados en el mar por piedras, puntas de roca o corales,
casi en la superficie de agua
 Rompeolas: dique natural o artificial avanzado en el mar, que provocan la rompiente
de la ola antes de llegar a la orilla
* Obstáculos: objetos, que dificulten el desplazamiento de los usuarios por la zona de
agua y que se encuentren en la zona de baño.
 Rocas: piedra o agrupación de las mismas que se encuentre por debajo de la lámina
de agua
 Edificaciones: cualquier tipo de estructura construida por el hombre y que se
encuentre total o parcialmente en la zona de agua
 Residuos: cualquier tipo de material no perteneciente al entorno natural que
permanezca en el fondo de la zona de baño y que deberá ser especificado
* Fauna marina: especies habituales en la zona de baño.
 Medusas: celentéreos con cuerpo de aspecto acampanado con tentáculos colgantes
en sus bordes
 Erizos de mar: animal equinodermo, cuerpo redondo cubierto de espinas articuladas
 Peces araña: pez venenoso que habita en zonas arenosas semienterrado, su tamaño
alargado oscila entre 15-50 cm., con una aleta dorsal que contiene espinas venenosas
 Otras especies animales: cualquier otro tipo o especie animal que no contemplada y
que represente un peligro para los bañistas deberá ser especificada.
* Presencia de olas: formadas por los vientos que barren la superficie de las aguas,
las olas mueven al agua en cilindro, sin desplazarla hacia adelante, pero cuando
llegan a la costa y el cilindro roza en la parte baja con el fondo inician una rodadura
que acaba desequilibrando la masa de agua, produciéndose la rotura de la ola.

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38
Salvamento y Socorrismo

 Surgientes: pequeñas ondulaciones de la lámina de agua que no llegan a romper


hasta la orilla.
 Derramantes: ondulaciones que rompen de forma suave y progresiva, formando
capas de espuma, normalmente son mayores que las anteriores y rompen más alejadas
de la orilla.
 Escotadas: ondulaciones que normalmente chocan contra una barrera de arena o
cambio en el fondo y que provoca que ésta rompa de manera brusca y violenta, son
las más peligrosas.
* Presencia de corrientes: movimientos de traslado de agua de una dirección a otra,
cuyos dos tipos principales son:
 Rip currents: (Corrientes de resaca),
masa de agua que se mueve en el mar.
Se mueven rápido y tienen suficiente
peligro para poner a los nadadores en
riesgo de ahogamiento, siendo las más
generalizadas las fijas en las playas de
arena, causadas por la acumulación de
agua en la playa, impulsada por la llegada
de las olas, que buscará su sitio para
regresar mar adentro.
 Lateral currents: (Corrientes laterales), masa de agua que se mueve paralela y cercana
a la costa.
En la mayoría de las situaciones, para un nadador de nivel medio, no hay peligro, ya
que la corriente les arrastrará a lo largo de la playa y no hacía dentro, pero en algunas
zonas, estas corrientes pueden convertirse en “corrientes de desgarre”, debido a
cambios pronunciados del litoral, donde la continuidad de la línea de playa cambie
rápidamente de dirección y el agua puede arrastrar a los nadadores más débiles hacía
el mar.

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Salvamento y Socorrismo

* Presencia de mareas: diferencia de metros existentes entre la pleamar (marea


alta) y la bajamar (marea baja), en metros. Generalmente el mar alcanza su más alto
nivel en la orilla dos veces al día, con un intervalo medio de unas doce horas.
La Tierra y la Luna se atraen en virtud de la Ley
de la Gravitación Universal., siendo la parte más
cercana a la Luna la que será atraída con mayor
fuerza.
Los mares y océanos, formados por agua líquida y
plástica, experimentan esta atracción con las
subida, marea alta o pleamar en la parte más
cercana a la Luna y en el lugar opuesto debido a la
fuerza centrífuga. Por el contrario, en los polos
transversales, al no experimentar esa atracción, el nivel del mar no sube y hay marea
baja o bajamar. Como la Tierra rota en torna a sí misma, el punto frente a la Luna
cambia constantemente, de forma que la marea sube y baja dos veces cada día.

La diferencia entre marea alta y marea baja puede llegar a ser de unos nueve metros.
El movimiento de subida y bajada de las mareas actúa de la misma forma que el
movimiento de un péndulo. Cuando la marea se inicia puede subir 1,5 metros en 30
minutos, lo cual puede ser muy peligroso para niños que pueden quedar aislados en
zonas de rocas. Se debe tener en cuenta que los grandes oleajes incrementarán de
forma notoria el alcance de las mareas.

3.2.3.2. Aspectos circunstanciales


 Meteorología: condiciones atmosféricas de la zona, con especial
relevancia de la temperatura ambiente y del agua, el viento, así
como otras condiciones atmosféricas que influyan en la
peligrosidad de la playa (humedad, precipitaciones, niebla)
 Usuarios: factores que tienen una relación directa con la
posibilidad de que se produzcan accidentes a causa de los usuarios:
número de usuarios, características y actividades que desarrollan,
utilización de embarcaciones, motos acuáticos, objetos,
animales,…

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40
Salvamento y Socorrismo

3.2.3.3. Aspectos condicionantes


 Servicio de salvamento, organización, estructura, recursos humanos y recursos
materiales, incluyendo la planificación y procedimientos de respuesta ante
emergencias y los recursos de evacuación de los que se dispone para atender un
accidente.
 Equipamiento, infraestructura, servicios disponibles u otros aspectos del entorno
que pueden condicionar, positiva o negativamente la seguridad del espacio.

3.2.4. Prevención y seguridad en las playas. 17


Con el fin de prevenir accidentes y aumentar la seguridad en las playas europeas la
International Life Savin Federation of Europe, recomienda abordar las siguientes
estrategias:
Introducción de un sistema de banderas, internacionalmente reconocido, que
informe a los usuarios de las condiciones del mar.
Aumento de la información sobre los peligros específicos de la zona, disponible en
las playas y oficinas de turismo.
Diferenciación de las zonas dedicadas al baño y las zonas reservadas a deportes y
actividades acuáticas.
Ampliación del periodo de vigilancia a las fechas previas y siguientes a la temporada
de verano que permitan el baño
Colaboración institucional entre autoridades y entidades de salvamento para
redactar un conjunto de normas que sirvan de guía a las autoridades locales en la
gestión de sus playas.

3.2.4.1. Sistema de banderas


Las banderas son el dispositivo tradicional para
transmitir información, el cual, si se utiliza
correctamente, puede ser una medida de seguridad
efectiva.
Se deben erigir carteles en los accesos a las playas
y también en las astas de las banderas, explicando
el significado de los diferentes colores de las
banderas.
Existen dos sistemas de banderas, uno ofrece información sobre el estado del mar y
circunstancias de peligro y el otro información sobre las diferentes usos de las zonas de
playa, así como otra información sobre el servicio o zona de vigilancia.
En ambos casos, los sistemas de bandera sólo deben utilizarse en playas designadas y
reconocidas como áreas de baño.
17. International Life Saving-Federation of Europe, ILSE. “Safety on european beaches”, 2005

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41
Salvamento y Socorrismo

Estos sistemas son complementarios y no mutuamente exclusivos.


Información sobre el estado del mar.
Se utilizan los mismo colores rojo, amarillo y verde de las playas
prohibida, peligrosa y libre para indicar el estado del mar u otras
circunstancias que aconsejen limitar o prohibir el baño:
Roja rectangular: “Peligro, prohibido entrar al agua”. Informa
sobre las condiciones peligrosas del agua para el baño o los
deportes acuáticos
Amarilla rectangular: “Cuidado, baño con precaución”. Indica la
presencia de un riesgo evidente para la seguridad de los usuarios
Verde rectangular: “Baño libre”. Todo está en regla, no existiendo riesgos aparentes
División en zonas mediante banderas.
Roja sobre fondo amarillo: señala la existencia de
“socorrista de servicio” (rectangular).
Dos banderas significan que la zona entre esas
banderas es una “zona vigilada por socorristas”
Negra y blanca a cuadros: indica la “zona de
embarcaciones de recreo sin motor”
Informa de que en la zona entre las banderas, es
para actividades recreativas sin motor

3.2.4.2. Aumento de la información. Avisos en las playas


De acuerdo con la distribución y señalización efectuadas, las playas
deberán contar en sitio visible, especialmente en sus accesos, un
cartel o carteles con la descripción gráfica de la misma, en la
que se exprese de menera sucinta el significado de las banderas y
las instrucciones que se estimen convenientes en previsión de
accidentes, y aquellas otras de conocimiento útil para los usuarios
en relación con la utilización de la playa y con la prestación de los
servicios de asistencia.
Del mismo modo, las playas de gran y mediana afluencia y en proporción a su extensión o
índice de utilización deberán contar con sistemas acústicos, visuales o mixtos, destinados
a transmitir avisos relativos a posibles alteraciones del estado de la mar, a la aparición de
cualquier clase de peligro o contingencia o sobre la necesidad de colaborar en las operaciones
de salvamento, socorro, transporte, búsquedas de personas u objetos perdidos o en otros
fines semejante.

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Salvamento y Socorrismo

Modelo de panel informativo Asociación de educación Ambiental y del consumidor, ADEAC-FEE

3.2.4.3. Diferenciación de las zonas


Para garantizar la seguridad de los usuarios de las playas, especialmente de los bañistas, las
autoridades han establecido en la línea de playa zonas de protección, generalmente balizadas.
Por lo general, estas zonas están situadas en el interior de una banda litoral, paralela a la costa,
de 200 metros de ancho, en la cual la navegación está prohibida o condicionada a una
velocidad de 3 nudos en donde no exista balización.
Las zonas son:
Reservadas exclusivamente a los bañistas.
Prohibida a todos los deportes náuticos.
Prohibida para el baño y destinada a dar acceso a la playa a los usuarios de los
deportes náuticos (canales de acceso para las tablas de windsurf, esquí náutico, motos
acuáticas, veleros, embarcaciones a motor, etc.).
En las zonas de baño debidamente balizadas está prohibida la navegación deportiva y de
recreo, y la utilización de cualquier tipo de embarcación o medio flotante movido a vela o
motor. El lanzamiento o varada de embarcaciones deberá hacerse a través de canales
debidamente señalizados.
En los tramos de costa que no estén balizados, se entenderá que la zona de baño ocupa la
zona contigua a la costa de una anchura de 200 metros en las playas y 50 metros en el
resto de la costa. Dentro de estas zonas no balizadas se deberá navegar a una velocidad de 3
nudos.

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43
Salvamento y Socorrismo

Todas las embarcaciones o artefactos flotantes, cualquiera que sea su medio de propulsión,
que salgan o se dirijan a la playa, deberán usar obligatoriamente los canales balizados. De no
haberlos, deberán hacerlo perpendicularmente a tierra, navegando con precaución y
siempre a menos de tres nudos desde los 200 metros hasta la costa, o viceversa
Está prohibido fondear en los canales de acceso a los puertos, calas y playas (si están
balizadas), y dentro de las zonas de baño debidamente balizadas. En todo momento debe
respetar estas zonas, tanto por su seguridad como por la de los demás.
No obstante, siendo el litoral español tan extenso, existen muchas playas y zona de baño sin
ninguna señalización ni vigilancia. En estos lugares y circunstancias es crucial extremar la
prudencia y evitar todo riesgo.

3.2.5. Consideraciones sobre seguridad en las playas.18

3.2.5.1. Datos relacionados con la resaca


 La resaca tiene una velocidad promedio entre 0.3 y 0.6 m/seg., pero se ha calculado
que puede alcanzar hasta 2.5 m/seg. lo cuál es ¡más rápido que un nadador olímpico!
 La resaca puede ser muy angosta pero a veces puede tener más de 45,5 m de ancho.
 A veces la resaca se disipa un poco más allá de la rompiente, sin embargo puede
seguir hacia mar adentro por muchos metros.
 La resaca no sumerge a la gente hacia el fondo
sino que la arrastran lejos de la orilla.
 La resaca no es igual que las corrientes submarinas
o undertow por lo tanto no es correcto
describirla con este nombre.

18 National Weather Service; USLA. “Rip Current Safety”.

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Salvamento y Socorrismo

3.2.5.2. Para su seguridad


 Sepa nadar.
 Nunca nade solo.
 Nade cerca de los salvavidas.
 Obedezca las órdenes y siga las instrucciones de los
salvavidas.
 Manténgase siempre alerta.
 Si no está seguro, no se meta al agua

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Salvamento y Socorrismo

3.5.6 Consideraciones sobre la seguridad en aguas tranquilas.19


Generalmente se tiende a dimensionar el peligro en función de las circunstancias y
condiciones más o menos “significativas” que presenta el entorno natural. Así, la presencia de
oleaje, corrientes, remolinos o mareas que pueden fácilmente detectarse en un entorno de
aguas en movimiento advierten inequívocamente de la presencia de peligro.
Por el contrario, en un entorno de aguas tranquilas estas señales no van a ser tan evidentes
y, no por ello la zona va a estar exenta de peligro; los accidentes pueden producirse de
manera imprevisible y exigirán una actuación inmediata. Además de ser normalmente
entornos menos vigilados, generalmente en estas circunstancias, los bañistas no llaman la
atención, con lo que la activación del servicio de salvamento puede ser mucho más tardía.

3.2.5.3. Riesgos específicos en aguas tranquilas


Aparente ausencia de corrientes, que no significan que no estén presentes
Fondos irregulares y cambios bruscos de profundidad
Fondos de cieno, orillas escarpadas y flora subacuática
Objetos sumergidos, como troncos de árboles y rocas
Utilización de objetos flotantes por parte de bañistas
Usuarios con escasos conocimientos de natación
Zonas normalmente sin vigilancia
Turbidez de las aguas

3.2.5.4. Medidas preventivas en aguas tranquilas


 Si no se domina adecuadamente la técnica de natación, el agua no debe sobrepasar la
cintura, ya que si existiera un desnivel brusco se dejaría de hacer pie y de no ser capaz
de alcanzar la zona menos profunda, el ahogamiento puede ser inminente
 Lagos y embalses aparentemente tranquilos también pueden presentar corrientes,
especialmente en zonas de entrada y salida de agua que deben evitarse
 No se debe entrar nunca en el agua sin avisar a acompañantes y estar vigilado
 No lanzarse al agua desde altura sin estar completamente seguro de la profundidad y
la ausencia de obstáculos sumergidos
 No utilizar objetos flotantes como colchonetas o similares y aún menos para alejarse
de la orilla
 Aunque la calma del agua sea evidente, la travesía a nado en estas zonas debe hacerse
en paralelo a la orilla. Ante el cansancio o indisposición se podrá alcanzar esta con
mayor facilidad

19 Departamento de Interior del Gobierno Vasco; “Autoprotección en el medio acuático. Unidades didácticas de educación primarias”. 2008.

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


46
Salvamento y Socorrismo

 Evitar zonas cercanas a presas, la apertura inesperada de las compuertas puede


generar corrientes suficientemente intensas para arrastrar a una persona. También los
diques de cabecera baja crean fuertes corrientes; suelen presentar una “ línea de
ebullición” causada por el flujo del agua que cae rio abaja y retorno en remolino
hacía el dique, empujando todo lo que encuentra hacía el dique.

3.2.6. Los dispositivos de vigilancia en las playas.


Con el fin de prevenir situaciones de riesgo, los dispositivos de vigilancia de las playas, con
efectivos personales adecuados a su extensión y al índice de utilización de las mismas,
desarrollarán especialmente las siguientes medidas: 20
 Velar por la conservación de las señales y del material destinado a la prevención
de accidentes, vigilancia, salvamento, socorro y transporte de accidentados.
 Hacer respetar la prohibición de que las embarcaciones con motor y los practicantes
de esquí acuático evolucionen y efectúen sus ejercicios en las proximidades de la
orilla, y la prescripción de que hagan sus entradas y salidas por las calles especialmente
señaladas al efecto: todo ello de acuerdo con las disposiciones vigentes.
 Mantener la zona destinada a baños completamente despejada de animales y objetos
que puedan representar peligro para los bañistas.
 Señalizar las zonas de baño de acuerdo con la clasificación establecida, modificando
éstas cuando las circunstancias de tiempo u otras así lo aconsejen.
 En general, evitar toda clase de actividades que resulten peligrosas para los usuarios.

3.2.6.1. Actuación del dispositivo de auxilio y salvamento


El dispositivo de auxilio y salvamento estará en disposición permanente
de actuar durante la época y horario de uso normal en la playa a fin de
intervenir inmediatamente que sobrevenga algún accidente.
La intervención obligatoria del dispositivo terminará tan pronto se
consideren puestas a salvo las personas accidentadas, tras haber
recibido éstas los auxilios necesarios

20 Presidencia del Gobierno. “Orden de 31 de julio de 1972, por la que se dictan normas e instrucciones para la seguridad humana en lugares de baño”. 1972

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


47
Salvamento y Socorrismo

3.2.6.2. Dotación del dispositivo de auxilio y salvamento


Playas libres de gran afluencia.
 Una o más embarcaciones de auxilio a cargo de
socorristas marítimos, provistas —como mínimo— de
chalecos salvavidas y guindolas. En cada caso y
teniendo en cuenta la extensión y afluencia de las
playas, el número y características de las embarcaciones
de auxilio, el material de salvamento y de
comunicaciones que deben llevar, así como las normas
precisas para una eficaz prestación del servicio.
 Local apropiado (Puesto de socorro) provisto de respiradores, equipo de oxígeno y de
botiquín a cargo de socorristas marítimos, salvo que la importancia de la playa
aconseje la presencia de personal médico u otros profesionales sanitarios (DUE,
TES).
 Torretas de observación, guindolas, chalecos salvavidas, aparatos lanzacabos y
balones de goma o plástico.
Playas libres de afluencia media.
 Embarcación de auxilio
 Elementos reseñados en el apartado c) anterior
 Botiquín de urgencias
 Pipetas de respiración artificial.
Playas libres de baja afluencia.
En las playas de baja afluencia este servicio se graduará de acuerdo con la misma, a no ser
que por su escasa utilización sea razonable prescindir de él. En tal caso se hará constar
expresamente en el cartel de descripción e instrucciones de la playa que ésta carece de
servicio de auxilio y salvamento.
Igual prevención a la expuesta en el punto anterior deberá de figurar en los casos en que
no exista servicio de auxilio y salvamento
Playas peligrosas.
En las playas peligrosas y durante los días permitidos de baño el servicio se realizará a
tenor de lo previsto en los apartados anteriores, teniendo presente el límite de utilización
y de modo especial el grado de riesgo de los usuarios.

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


48
Salvamento y Socorrismo

Dotación habitual de material de salvamento en servicios de playas

Zona de uso Zonas de uso


Equipación Función Utilización Ventajas Desventajas
apropiadas no apropiadas
Playas, zonas
Facilita la Fácil de usar, Precisión, poco
Rompeolas, donde se
flotación y la Flotación familar, no manejable,
Salvavidas cuerda asegura vertical
diques, paseos necesita
necesita entrar puede lesionar
maritimos flotación
a la victima al agua a la victima
vertical
Rompeolas,
playas com
gradiente
Fácil de usar,
Recupera la pronunciado ( Uso muy
Vertical u Rompeolas, no hay que
Pértigas victima asida a
horizontal
vigilada o no
diques altos entrar em el
limitado, difícil
la pertiga vigilada), zona de transportar
agua
peligrosa para
entrar em el
agua
Recuperación,
Lanzamiento a En la mayoría Un uso
de la victima Difícil de ser
la victima, de sitios ( acertado,
Bolsas de asida a la bolsa preciso sin
flotación vigilados y suprime la
salvamento ( la flotación
vertical u especialmente necesidad de
estar
depende de la entrenado
horizontal no vigilados) entrar al agua
composición)
Alcanze
limitado, Diques,
suministra una rompeolas, Exige gran
Se lanza o pasa Playas de
flotación donde la dominio de la
a la víctima mucha No hay
Boya torpedo importante,
para evitar el afluencia de
entrada al agua
contacto físico
natación, exige
asegura a la es peligrosa o toma de
contacto físico público
victima, no playas de poca riesgos
contacto con la afluencia
víctima
Exige gran
Recupera al Socorrista nada Playas vigiladas Asegura el lazo
Arnés de Diques, dominio de la
socorrrista a hasta la victima o no vigiladas entre tierra y
salvamento rompeolas natación, toma
tierra sujeto al arnés populares el socorrista
de riesgos

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


49
Salvamento y Socorrismo

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


50
Salvamento y Socorrismo

4. El servicio de
salvamento y
socorrismo
E n gran medida, la seguridad de una instalación o espacio acuático, vendrá dada por la
disposición de un eficaz sistema de prevención y respuesta ante situaciones críticas, basado
en la adecuada organización del servicio de salvamento y socorrismo y la correcta
protocolización de las acciones a desarrollar ante potenciales emergencias.
El servicio de salvamento y socorrismo de una
instalación o espacio acuático, determinado por la
regulación normativa que le afecte y por las propias
características y disposición de recursos de la
instalación de la que se trate, es una estructura
integrada por los recursos materiales y humanos
asignados, la organización de los mismos y los
procedimientos de actuación ante situaciones de
emergencia, plasmados en un plan previamente
establecido y conocido por todo el personal
empleado en la instalación, muy especialmente por
todas aquellas personas directamente implicadas. En
todo caso, el sistema debe ser lo suficientemente flexible
para que pueda adaptarse a las situaciones cambiantes,
recogidas o no el en plan de actuación, adaptación
que deberán llevar a cabo los coordinadores o
responsables de dicho servicio de salvamento.
El plan de actuación deberá definir procedimientos para prevenir situaciones riesgo y
actuar en caso de que se materialicen estas situaciones críticas, tanto a nivel individual
como colectivas, así como desarrollar en las personas destrezas y condiciones, que les
permitan responder rápida y coordinadamente frente a una situación crítica. Todo ello con el
objetivo de minimizar el riesgo de accidentes.

4.1. La prevención: función primordial del socorrista


La mejor medida para disminuir el número de accidentes y, en caso
de producirse, limitar sus consecuencias es, sin duda, la
prevención y ésta ha de ser la función primordial del socorrista
acuático. Conocidas las situaciones críticas que pueden
desencadenar un accidente en el medio acuático, es relativamente
sencillo anticiparse y evitar su aparición: el mejor accidente es el
que no se produce.
García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo
51
Salvamento y Socorrismo

La prevención, entendida como el conjunto de actuaciones y medidas adoptadas para


evitar o disminuir un riesgo, puede ser considerada desde dos vertientes diferenciadas y
complementarias: la prevención general y la prevención específica:

4.1.1. Prevención general.


De carácter normativo. Adoptada por las administraciones públicas (centrales,
autonómicas o locales), se basa principalmente en la regulación de las características de las
instalaciones acuáticas, de las condiciones del agua, de la disposición de material de
salvamento y asistencial adecuado y de la obligatoriedad de contar con socorristas,
ordenando los requerimientos y el sistema formativo del personal responsable del
salvamento.
De carácter educativo y divulgativo. A través de campañas del tipo “ningún niño sin
saber nadar”, fomentando las escuelas de natación y salvamento, la enseñanza de primeros
auxilios y de las técnicas básicas de autoprotección y autosalvamento en colegios y
colectivos de riesgo y desarrollando medidas divulgativas para alertar sobre posibles
riesgos a través de los medios de comunicación, de carteles y folletos informativos o
adoptando y difundiendo sistemas de información y símbolos de diferente naturaleza
fácilmente reconocibles por la población.

4.1.2. Prevención específica.


De carácter organizativo. Adoptada básicamente
por los responsables de las instalaciones, por sí o a
iniciativa del propio socorrista, se basa en la
aplicación de las medidas preventivas de carácter
general y en el establecimiento de un adecuado
sistema de seguridad y respuesta, regulando las
normas de utilización y horario de la instalación,
limitando las actividades de riesgo potencial y
disponiendo los medios para que ésta y otra
información sobre posibles riesgos sea conocida
por los usuarios de la instalación, así como
aportando los medios adecuados para su ejecución,
puestos y puntos de vigilancia o recursos auxiliares
como los puestos de vigilancia, sistemas de
comunicación general y específica entre socorristas.
De carácter operativo. Es la que realiza el propio socorrista, comprende las
necesarias medidas de autoprotección y el desarrollo de las técnicas de servicio
adecuadas que le permitan anticiparse a cualquier situación de riesgo. Sus
componentes más significativos son la PREVISIÓN y la VIGILANCIA de la zona
objeto de su trabajo.

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


52
Salvamento y Socorrismo

4.1.2.1. La Previsión
La previsión se entiende como el conjunto de acciones
dirigidas a identificar y anticiparse a la aparición de
un peligro con objeto de prevenir y anular sus
consecuencias, analizando las hipótesis más
probables y las más peligrosas que pudieran
aparecer, supervisando las zonas bajo su
responsabilidad para descartar cualquier peligro para el
propio socorrista o para los usuarios de las
instalaciones, comprobando que no existe ningún
elemento ni circunstancia que represente algún tipo de
amenaza, disponiendo y preparando los medios
convenientes para atender con eficacia las funciones
que como socorrista le corresponden, verificando el
correcto estado y disponibilidad de los materiales
propios de su trabajo y emprendiendo las actuaciones
necesarias para evitar o mitigar el peligro.

4.1.2.2. La Vigilancia
La vigilancia es el componente de carácter operativo
más relevante de todo el sistema de prevención
encaminado a impedir las situaciones de peligro, y en
caso de producirse, a detectarlas precozmente a fin de
evitar o limitar sus efectos.
La experiencia demuestra que, a excepción de aquellas
que se ahogan como consecuencia de un proceso o
patología previa, un buen número de las víctimas que se
producen en instalaciones acuáticas lo hacen en un
contexto de negligencia del socorrista, por no llegar a
identificar la situación de riesgo o por interrupción de la
vigilancia, bien por distracción o por desarrollo de otras
actividades ajenas a su trabajo. Esto hace que la mayoría
de estos casos respondan al concepto de “accidentes
evitables”, siendo precisamente éste el objetivo
inmediato de la vigilancia: detectar precozmente las
situaciones de riesgo.

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53
Salvamento y Socorrismo

4.2. Factores de detección precoz de las situaciones de riesgo

4.2.1. FACTORES DE DETECCIÓN.


Reconocimiento de las zonas y
circunstancias de peligro
Detección de las actividades y
usuarios de riesgo
Identificación precoz del proceso
de ahogamiento

4.2.1.1. Reconocimiento de las zonas y circunstancias de peligro


El socorrista tendrá que conocer
perfectamente la instalación en la que
desarrolla su trabajo y saber reconocer las
circunstancias reales o potenciales que pudieran
representar algún peligro para él o los usuarios,
prestando especial atención al estado de las
instalaciones y elementos que las configuran
como escaleras, trampolines, salientes, bordes,
cubiertas, instalaciones eléctricas cercanas o
cualquier otro elemento cuyo estado pudiera
influir en la seguridad individual o colectiva. Así
estará atento a la presencia de zonas resbaladizas, objetos cortantes o contundentes, así
como a cualquier otra circunstancia que pudiera generar algún peligro como tormentas
eléctricas, presencia de animales o un excesivo aforo de la instalación.

4.2.1.2. Detección de las actividades y usuarios de riesgo

La diversidad y el uso universalizado de


las instalaciones acuáticas determina
distintas situaciones y la realización de
muy diferentes actividades, en muchos
casos con riesgo evidente, y la presencia
de una gran diversidad de usuarios entre
los que se pueden encontrar personas
que, por sus limitaciones o condiciones,
exigen una atención especial.

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54
Salvamento y Socorrismo

En este sentido, conocidas las caracteristicas del lugar donde desarrolla su trabajo, el
socorrista deberá valorar las actividades que se desarrollan en su zona de responsabilidad,
tanto si son organizadas como no; de igual forma, deberá tener especial cuidado en
detectar a usuarios que por sus características puedan presentar un mayor riesgo: niños,
personas mayores o con exceso de peso (también excesivamente delgadas), discapacitados
o personas forasteras o que desconozcan los
riesgos de la instalación, personas con exceso de
alcohol o drogas, comportamientos extraños y
personas que utilicen elementos de flotación o
equipos inadecuados a la instalación o actividad
que realizan. También serán objeto de atención
especial por parte del socorrista los grupos de
adolescentes o colectivos cuya hiperactividad
pueda generar alguna situación de riesgo para
ellos mismos o para el resto de usuarios de la
instalación.
Una de las causas más frecuente de accidentes en piscinas está relacionada con la
inadecuada utilización que hacen los usuarios de las instalaciones, tal es el caso de
las lesiones traumáticas que se derivan del uso de trampolines, palancas o poyetes
de salida. Por ello, la utilización de estos elementos debe estar prohibida o
restringida fuera de las actividades deportivas de competición.

4.2.1.3. Identificación precoz del proceso de ahogamiento


Para poder detectar precozmente que alguien se encuentra en trance de ahogarse, es
necesario conocer los mecanismos de ahogamiento y saber reconocer el comportamiento
de una persona que se pueda hayar en esta situación.
Así, ante un ahogamiento se pueden diferenciar diferentes patrones de comportamiento,
dependiendo de la situación en la que se encuentre el nadador:
Comportamiento Nadador Distrés Acuático Víctima Activa Víctima Pasiva

Continúa respirando y Lucha para respirar. Vías aéreas sumergidas


Respiración Rítmica puede no respirar o
pide ayuda No puede pedir ayuda. aspirar agua.
Las usa para mantenerse Brazos a los lados,
Movimiento de las a flote, pide ayuda. empujando el agua hacia
Coordinación relativa abajo y patada ineficaz. Inmóvil
Extremidades Relativamente
coordinados. Descoordinación.
Horizontal, diagonal, o Flota boca abajo o
Posición del Cuerpo Horizontal Vertical
vertical sumergido
Escaso o nulo, cada vez Nulo. Se hundirá en
Movimiento Avance Evidente Inmóvil
más incapaz de avanzar 20’’-60’’

Nadador sin problemas


Aun considerando los muy distintos estilos y formas de nado, el nadador sin
problemas presenta habitualmente una posición horizontal, con respiración rítmica,
y movimientos de las extremidades coordinados y efectivos en la propulsión.
García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo
55
Salvamento y Socorrismo

Distrés acuático
Fatiga, cansancio, miedo, frio, calambres, o
cualquier problema sobrevenido puede hacer que un
nadador aparentemente sin problemas entre en una
situación de distrés acuático. Continúa respirando y
pide ayuda, con una posición del cuerpo que tenderá
a la diagonal o, incluso, verticalidad; los
movimientos de extremidades si bien presentan
cierta coordinación relativa, son empleados principalmente para mantenerse a
flote, con escaso o nulo desplazamiento.
Victima Activa
En una víctima activa la respiración se va a presentar angustiosa, reflejo de su
lucha para respirar que le impedirá pedir ayuda. Con el cuerpo en posición vertical,
los brazos se situarán a los lados, empujando el agua hacia abajo y con una patada
ineficaz con una descoordinación evidente y nulo movimiento que le llevará
hundirse en 20 ó 60 segundos.
En su lucha por respirar, la víctima puede inhalar agua y presentar un espasmo
reflejo de la laringe que, al cerrar la vía aérea convertirá a la victima activa en
victima pasiva.
Víctima pasiva
Con la vía aérea sumergida, la víctima no respira y se sitúa flotando boca abajo o
flotando. No presenta movimientos ni desplazamiento, en pocos segundos morirá
si no es rescatada.

4.3. Características de la vigilancia: diseño de cobertura


Las características y criterios de ejecución de la
vigilancia vendrán dados, en gran parte, por el
lugar en dónde ésta se desarrolle, debiendo
abarcar la mayor zona posible de baño, tanto por
su ubicación como por su disposición (elevada,
sin obstáculos que dificulten la visión y segura,
sin elementos o circunstancias de inestabilidad o
que representen algún riesgo), con fácil acceso al
lugar de baño, disponiendo los medios suficientes
para su correcta ejecución y realizada en las
condiciones adecuadas.
En todo caso, la vigilancia debe responder a un periodo perfectamente determinado y
conocido por los usuarios, durante el cual se ha de garantizar, ininterrumpidamente, la
continuidad de la misma.
Para su adecuado desarrollo, la vigilancia se fundamenta en los siguientes

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56
Salvamento y Socorrismo

4.3.1.1. Principios básicos de la vigilancia


Delimitación de la zona de control
Disposición de los puntos de observación
Desarrollo de la técnica de vigilancia

4.3.2. Delimitación de la zona de control.


La diversidad de las instalaciones acuáticas dedicadas al uso humano, exige que para su
correcta vigilancia, se deba delimitar perfectamente la zona a vigilar, diferenciando, por su
prioridad, cada una de las áreas del agua y su entorno inmediato:
Zona primaria. Es el objeto preferente de la
vigilancia y define exclusivamente la llamada
“zona de baño”, constituida por lámina o
láminas de agua objeto del servicio y su andén
más inmediato. Generalmente deberá estar
acotada y en ella se debe asegurar una
vigilancia sin interrupción, siendo el lugar
donde pueden producirse las situaciones más
críticas y, por ello, la zona de máxima
responsabilidad del socorrista acuático.
Zona secundaria. Corresponde a la denominada “zona de playa” y está constituida por
el área contigua a la zona de baño destinada al esparcimiento de los usuarios. Sin ser la
zona preferente de vigilancia, sí exige una observación periódica pues en ella, además de
poder producirse situaciones de riesgo, también pueden se lugar dónde se desarrollen
conductas que nos indiquen futuros problemas en la zona principal.
Pueden existir otra áreas que, aún no siendo objeto directo de vigilancia, también deben ser
periódicamente revisadas con el fin de detectar y anular cualquier circunstancia que pueda
suponer un riesgo, en todo caso, sin descuidar la vigilancia de la zona principal.

4.3.3. Disposición de los puntos de observación.


Disponer correctamente los puntos y puestos de
vigilancia es una tarea especialmente importante dentro
de la responsabilidad del socorrista y su distribución debe
responder a los aspectos de:
Asegurar el control en toda la zona de
responsabilidad
Garantizar la continuidad de la vigilancia sin
interrupción
Posibilitar el acceso del socorrista al lugar dónde pueda requerirse su actuación.

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57
Salvamento y Socorrismo

Para ello, además de la naturaleza de la instalación, se han de considerar también sus


características y peculiaridades propias, tales como tamaño y disposición, las dimensiones
y características de la lámina de agua, el aforo máximo o efectivo de la misma o la presencia
de árboles, vallas u otros obstáculos que dificulten la visibilidad o el acceso del socorrista al
lugar en el que puede producirse un accidente.
En cualquier caso, la disposición de los puntos de vigilancia puede ser variable, atendiendo
al aforo o a las distintas actividades que en diferentes momentos se puedan desarrollar en una
instalación como pueden ser cursillos de natación, entrenamientos deportivos, actividades lúdicas o
actividades destinadas a colectivos especiales.
Del mismo modo, la disposición inicial
puede sufrir variaciones necesarias para
garantizar la continuidad de la vigilancia en
todo la zona de cobertura, por ejemplo,
pudiera ocurrir que uno de los socorrista
tuviera que intentar un rescate y abandonar
su puesto; en ese instante, el resto de
socorristas deberá ampliar su zona de
vigilancia, incluso desplazándose se su
posición inicial si fuera preciso para
garantizar la vigilancia en toda la zona.
Garantizar la continuidad de la vigilancia sin interrupción es una premisa del
socorrista. Para ello se deben tomar las precauciones necesarias ante cualquier movimiento
de éste, bien por implicarse en una intervención o por cualquier otra circunstancia que le
obligue a abandonar su puesto.
Básicamente, ante esta situación la totalidad
de la zona se puede seguir cubriendo
redistribuyendo los puestos de vigilancia o
bien ampliando la zona de responsabilidad
de otros puestos, o ambas. Para facilitar la
continuidad ante situaciones de este tipo, es
imprescindible contar y emplear con el
correspondiente plan preestablecido, así
como con el adecuado sistema de
comunicación entre los socorristas que
alerte de la nueva situación y permita
recabar los apoyos necesarios.

4.3.4. Desarrollo de la técnica de vigilancia.


La vigilancia debe garantizar la detección y anulación de cualquier situación de riesgo. Puede
ser estática o dinámica, en función de las características de la instalación y las premisas
expuestas anteriormente, y se materializa a través de una técnica específica basada en el
“peinado visual” de la zona de responsabilidad, empleando una visión desfocalizada que
analice sistemáticamente toda la zona de responsabilidad, dando pasadas continuamente y
deteniéndose puntualmente sólo ante situaciones que nos puedan alertar sobre posibles
riesgos, focalizando el problema para analizar la situación y actuar en consecuencia o
continuar el análisis genérico que se deberá realizar:
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58
Salvamento y Socorrismo

 Peinando visualmente toda la zona de responsabilidad, continuamente, de lado a lado y de forma


sistemática, empezando por un punto y terminando en otro, sin dejar ningún área sin observar.
 Observando con mayor detenimiento zonas más concurridas o en las que se estén desarrollando
actividades o conductas que así lo aconsejen, o en las que se concentren usuarios identificados como de
mayor riesgo.
 Atendiendo periódicamente al fondo del agua para verificar cualquier situación que nos pudiera pasar
desapercibida desde la superficie.
 Manteniendo el contacto, visual si es posible, con el resto de puntos de vigilancia con el fin de recabar
ayuda o alertarles de situaciones de riesgo en la zona bajo su responsabilidad.

Un momento especialmente delicado en la continuidad de la vigilancia son los relevos


o el periodo próximo a éstos, pues el aburrimiento, el cansancio o la rutina del propio
acto pueden, en algún caso, llegar a descuidar la vigilancia. Conocido esto por el
socorrista, debe extremar las precauciones durante los relevos que habrán de ser
lo más breves posibles y sin desatender la observación de la zona de responsabilidad.

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59
Salvamento y Socorrismo

Durante los mismos, el socorrista saliente deberá informar al entrante de cuantas


observaciones considere de interés, alertándole de posibles situaciones de riesgo
detectadas o previsibles.

Sea cual fuere el entorno donde el socorrista acuático desarrolle su función, siempre
tendrá presente su carácter de salvaguarda de la seguridad de los usuarios,
debiendo estar atento a cualquier incidencia que pudiera sobrevenir, actuando en
consecuencia para evitar situaciones de riesgo o contrarrestar sus efectos en caso de
producirse. En cada caso, deberá tomar las decisiones más adecuadas para garantizar
la seguridad de los usuarios, que pueden llegar incluso al desalojo de la instalación.
Del mismo modo, deberá verificar periódicamente la correcta disposición de los
carteles informativos sobre medidas de prevención y seguridad en su zona de
responsabilidad, exigiendo a los usuarios el cumplimiento de la normativa general y
particular correspondiente al espacio en el que desarrolle sus funciones.

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60
Salvamento y Socorrismo

4.4. El servicio de salvamento y socorrismo y el plan de actuación


El desarrollo organizativo del servicio de salvamento
y socorrismo se ha de materializar en una memoria
SERVICIO DE SALVAMENTO
organizativa en la se recojan las características de la
instalación, los recursos disponibles, los riesgos Y SOCORRISMO
posibles, las hipótesis más probables y más peligrosas,
los procedimientos de intervención en cada caso - Definición
(plan de actuación) y las observaciones o propuestas - Antecedentes
convenientes para optimizar el sistema y minimizar - Objetivos
los riesgos. - Características y dimensiones
Determinadas los aspectos generales del servicio, así de la instalación o espacio
como las características de la instalación, sus recursos - Usuarios y actividades que se
y equipamiento disponible, será necesario analizar ofrecen
los riesgos, ejercicio de identificación de las - Condiciones ambientales y
probabilidades de sufrir un daño, generalmente meteorológicas habituales
estructuradas en dos grupos de riesgo: - Conflictividad o problemática
Riesgos individuales, relativos a lesiones o habitual
situaciones críticas que pueden sufrir los - Imagen pública que se
usuarios o el personal de la instalación. pretenda dar de la instalación
o del propio servicio
Riesgos colectivos, relativos a situaciones de - Recursos humanos
peligro, derivadas o posibilitadas por la - Equipamiento disponible
confluencia de gran número de personas en
- Organización de los recursos
un mismo espacio.
- Análisis de riesgos
En base al catálogo de riesgos determinado, el - Elaboración de hipótesis
siguiente paso sería describir dos hipótesis de - Plan de actuación
situación que pudieran determinar la actuación de los
componentes del servicio:
Hipótesis más probable, basada en el
análisis estadístico de siniestrabilidad, enfermedades u otra problemática ante
situaciones similares de características y factores presentes, así como valorando las
posibles situaciones de riesgo singulares derivadas de las características y
circunstancias propias.
Hipótesis más peligrosa, que implica contemplar la complicación más importante
que razonablemente pudiera ocurrir en la instalación, situación no deseable pero que
entra dentro de unas posibilidades entendidas como remotas.

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61
Salvamento y Socorrismo

4.4.1. Plan de actuación.


El objetivo del plan es minimizar el riesgo de accidentes, que pudieran derivarse de la
utilización de las instalaciones21.
Conocidos todos los aspectos influyentes en la organización del servicio de salvamento, en el
plan de actuación se recogerán las actuaciones QUÉ en una u otra situación habrá que
realizar, QUIÉN ha de realizarlas y CÓMO realizarlas, así como se deberán describir los
procedimientos de comunicación necesarios para el correcto funcionamiento del plan. Del
mismo modo, el plan deberá expresar dónde y cuándo se realizan las acciones.
Las acciones y procedimientos de actuación del plan de actuación que, en cada caso
correspondan, se determinan con los protocolos, acuerdos escritos y detallados de normas y
procedimientos a seguir ante determinadas situaciones.
Estos protocolos permitirán:
Simplificar y facilitar las actuaciones ante situaciones de presión
Homogenizar, validar y actualizar criterios y pautas de actuación
Recoger los datos necesarios de forma ordenada y resumida, que permitan
analizar las actuaciones, disponer de la información necesaria para enjuiciar la
actuación y sacar conclusiones que mejoren el servicio

4.4.2. Estructura del plan de actuación.


En el plan de actuación se especificarán los siguientes factores:
Acciones programadas
Medidas correctoras
Sistema de registro

4.4.2.1. Acciones programadas


Las acciones programadas son aquellas acciones preventivas que se establecen con
anticipación para minimizar las posibilidades de peligro, determinadas por las características y
circunstancias de la instalación y por la organización del servicio de salvamento. En el caso de
instalaciones acuáticas siempre incluirán el control del aforo y la organización de la
vigilancia.

21 Departamento de Sanidad Gobierno Vasco. “Guía práctica para el diseño de programas de autocontrol de piscinas”. 2003

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Salvamento y Socorrismo

Control de aforo.22
El exceso de aforo puede conducir a un incremento de la accidentalidad, por ello su
control constituye una de las acciones a llevar a cabo en el plan de actuación en cuya
descripción se indicará el aforo máximo permitido para la instalación y para cada vaso.
¿Quién controlará el aforo?
En el plan de actuación se indicará las personas
y el número de éstas responsables de dicho
control, sean socorristas, conserjes u otro
personal.
¿Cómo se controlará el aforo?
Se señalará la manera de realizar estos
controles. El control del aforo de la instalación
podrá llevarse a cabo por contaje con torno
automático, numeración de tiques de entrada,
circuito cerrado de televisión, etc. El control
del aforo de los vasos, generalmente, consistirá
en la inspección visual, de forma continuada
del número de bañistas en cada vaso.
¿Dónde se controlará el aforo?
Se señalará las zonas de la instalación en la que realizará el control del aforo. El
control del aforo de la instalación se podrá realizar en la entrada de ésta ó en el propio
recinto de baño, mientras que el de los vasos, se habrá de realizar en cada vaso.
¿Cuándo se controlará el aforo?
El control del aforo se ha de realizar durante la apertura al público de la instalación en
los momentos en los que se prevé máxima afluencia.

Vigilancia de la seguridad de los bañistas.23


La vigilancia es una función básica del socorrista, a quién corresponde la responsabilidad
de garantizar la seguridad de los bañistas.
¿Quién realizará la vigilancia de los bañistas?
Se señalará el número de socorristas presentes
en la piscina durante el horario de funcionamiento
de la misma, que dependerá de las características
de la instalación. Por ejemplo: será necesaria la
presencia de más de un socorrista cuando la
separación de los vasos no permita una vigilancia
eficaz, y/o cuando la instalación cuente con
actividades recreativas tipo tobogán, deslizadores, etc. que requieran una mayor
vigilancia.
22 Departamento de Sanidad Gobierno Vasco. “Guía práctica para el diseño de programas de autocontrol de piscinas”. 2003

23 Departamento de Sanidad Gobierno Vasco. “Guía práctica para el diseño de programas de autocontrol de piscinas”. 2003

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63
Salvamento y Socorrismo

¿Cómo se realizará la vigilancia de la seguridad de los bañistas?


Considerando las graves consecuencias que pueden derivarse de la falta de vigilancia,
el socorrista únicamente realizará actividades enfocadas a velar por la seguridad
del usuario, centradas fundamentalmente en:
 Velar por el cumplimiento de las medidas de seguridad en la zona de baño.
Por ejemplo: vigilar que la zona de salto se encuentre acotada para su uso específico,
impidiendo el acceso al resto de bañistas
 Comprobar el cumplimiento de las normas de régimen interno por parte de los
usuarios
 Utilizar y mantener adecuadamente el local de primeros auxilios y el botiquín
 Informar al titular de la instalación de las deficiencias detectadas en la zona de baño
que supongan un riesgo para la seguridad de los usuarios
¿Dónde se realizará la vigilancia de los bañistas?
Se indicará la ubicación del socorrista en el recinto. Éste, debe permanecer en la zona
de baño, de forma que los vasos y el andén este vigilados ininterrumpidamente.
¿Cuándo se realizará la vigilancia?
La zona de baño ha de permanecer vigilada por el socorrista a lo largo de todo el
horario de funcionamiento de la piscina al público y de forma continuada. En este
apartado se expondrá el horario de funcionamiento de la piscina al público que habrá
de coincidir con el horario de vigilancia.

4.4.2.2. Medidas correctoras


Se expondrán las medidas a tomar en caso de detectarse alguna incidencia. Se
considerará incidencia todos los sucesos que pongan en cuestión la seguridad del bañista, por
ejemplo: situaciones en que se alcanza el aforo máximo de la instalación y/o del vaso,
accidentalidad frecuente asociada a un área, conducta y/o situación concreta, incumplimiento
de las normas de régimen interno por parte del usuario, etc.
Del mismo modo, se deberá incluir en este apartado el protocolo de actuación ante un
rescate acuático, secuencia de actuación, alertas, solicitud de apoyos, continuidad de la
vigilancia, etc.

4.4.2.3. Sistema de registro


En el plan de actuación se deberá incluir un modelo de sistema de documentación a
cumplimentar que al menos incluirá:
Ficha de control del aforo, donde conste la fecha y hora del control, la persona/as
que lo realiza y el número aproximado de bañistas presentes en el vaso y en la
instalación en la hora de máxima concurrencia.
Ficha de accidentalidad, donde se registrará cada suceso ó accidente, la actuación
requerida para resolver la incidencia, fecha, hora y firma del socorrista que ha
atendido esta incidencia.
Ficha de botiquín, donde se recoja el control de caducidad de los medicamentos.
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64
Salvamento y Socorrismo

4.5. Protocolos de actuación en la prevención e intervención.

4.5.1. Ejemplo de protocolo de intervención.

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65
Salvamento y Socorrismo

Comunicación.
En cualquier sistema de respuesta en
emergencias, la comunicación es una pieza
determinante de la eficacia de las
actuaciones, tanto entre los propios
miembros del equipo de respuesta como la
comunicación con los usuarios o las
víctimas de un accidente y/o sus familiares.
En el primer caso, para lograr los apoyos
necesarios para el éxito de la intervención,
minimización de riesgos añadidos o la rápida
activación del servicio, y para transmitir
indicaciones que eviten o beneficien la
resolución del incidente o como parte del socorro
prestado a las víctimas en el segundo.
ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN
4.5.2. El proceso de comunicación Emisor.- Sujeto que produce el acto de
Se entiende la comunicación como el acto mediante el comunicación
cual un individuo establece con otro u otros un Código.- Conjunto de signos,
contacto que le permite transmitir una determinada relacionados entre sí, y de reglas de
información. construcción
Una acción comunicativa puede responder a Mensaje.- Resultado de la codificación,
diferentes finalidades como transmitir una portador de la información o conjunto
información, pretensión de influir en los demás, de informaciones que se transmiten
manifestación de los propios estados o pensamientos, Canal.- Medio físico por el que circula
realización de determinados actos, etc. el mensaje

En el ámbito de su actividad, al socorrista se le Contexto.- Conjunto de factores y


pueden presentar diferentes necesidades circunstancias en las que se produce el
mensaje y que deben ser conocidas
comunicativas:
tanto por el emisor como por el
 Con compañeros y colaboradores receptor
 Con usuarios de la instalación Receptor.- Sujeto que descodifica y
recibe el mensaje.
 Con accidentados y/o familiares
 Con servicios de emergencia (sanitarios, bomberos, policía,…)

Aspectos esenciales de la comunicación.


En todos los casos, es necesario adaptar nuestro lenguaje a las personas con las que nos
pretendemos comunicar, adecuación posible si tienen en cuenta los siguientes aspectos:
 Empatía; capacidad para identificarnos con la persona, o personas, con las que nos
relacionamos, de tal manera que podemos comprender sus emociones y sus
sentimientos.
 Comunicación no verbal; transmitir seguridad a través de nuestra conducta, gestos,
postura, aumentará la credibilidad del socorrista y reforzará el objetivo de la
comunicación

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66
Salvamento y Socorrismo

 Los receptores especiales; discapacidad, extremos de edad, extranjeros, personas


con dificultades de lenguaje,… exigirán un esfuerzo especial de adaptación

4.5.3. La comunicación con receptores especiales


En situaciones de emergencia en las que la comunicación es esencial y en las que transmitir
seguridad y tranquilidad resultará decisivo, las dificultades para establecer una comunicación
normal, refuerzan la necesidad de la comunicación no verbal y el cuidado de los detalles.
Así, si formulamos una pregunta, deberemos esperar a escuchar la respuesta, dando también
el tiempo necesario, además, para que puedan hacernos alguna pregunta a nosotros. En todo
caso, directos y con interés, sin proteccionismos que puedan alterar el mensaje.

Recomendaciones con personas con disminución física motriz.


 Preguntar al interlocutor qué podemos hacer para ayudarle, en que podemos serle útil
 Hablar a una altura que no provoque posturas incomodas, ni a él ni a nosotros
 Presentarse del mismo modo que lo haríamos a otra persona, sin sobreproteccionismo
 Utilizar un lenguaje correcto, de acuerdo con su edad, sin infantilizar
 Respetar el tiempo de su habla, su ritmo de comunicación
 Si se desplaza en una silla de ruedas, despedirse de él como de cualquier otra persona, evitando gestos
como golpecitos en la espalda o en la cabeza
 Si se le ayuda a desplazarse con la silla de ruedas, explicar dónde se le lleva y por qué.
Consultarle primero

Recomendaciones con personas con disminución psíquica.


 Hacerle partícipe de las decisiones, evitando actuar por él; preguntarle y escuchar su respuesta
 Respetarle, no tener reparos o miedo
 Tener paciencia, a menudo estas personas pueden reaccionan con lentitud

Recomendaciones con personas con disminución sensorial.

CIEGOS
 "Oiga, no soy sordo; soy ciego, así que no me grite".
 Los ciegos no reciben las señales no verbales de su interlocutor que les indiquen cuando
seguir hablando y cuando callar, tienden a seguir hablando; cuando necesitemos interrumpirle para
decir alguna cosa, no dudemos en tocarle suavemente.
 Es necesario verbalizar nuestro feedback, nuestras reacciones: “si, no, comprendo”,
expresando todo con palabras.
 Cuando andemos con una persona ciega debemos guiarla sin arrastrarla, ofrecerle el brazo para
sea ella la que se agarre.

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


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Salvamento y Socorrismo

SORDOS
 Una persona que no oye pierde total o parcialmente una parte importante de la
comunicación interpersonal
 Debemos hablarle lentamente, incluso elevando la voz, abriendo la boca y articulando muy bien
 Poniendo emoción en nuestra voz y en nuestras palabras, así como en nuestro lenguaje facial
 Cuidar que la persona sorda nos vea la cara para que pueda leer los labios

4.5.4. Otras consideraciones sobre la comunicación

En el contexto del salvamento y socorrismo,


a menudo, puede resultar difícil establecer
esta comunicación, sea por la distancia, SEÑALES DE SILBATO*
ruido del agua, tumultos, condiciones - UN PITIDO CORTO:
atmosféricas y ruido ambiental o la propia Se emplea para llamar la atención
acústica de la instalación. En estas
de la víctima
situaciones, el empleo de equipos
electrónicos como radioteléfonos, silbatos, - DOS PITIDOS CORTOS:
banderas o señales con las manos pueden ser de Se emplea para llamar la atención
gran utilidad. de otro socorrista
Así, el silbato se presenta como un medio
- UN PITIDO LARGO:
empleado frecuentemente por los socorristas,
sencillo y eficaz para controlar una zona, Está a punto de intentarse un
llamar la atención y comunicar diversos rescate, un socorrista entra en el
tipos de situaciones, tanto a los agua
compañeros de servicio como a los usuarios
- DOS PITIDOS LARGOS:
de la instalación.
Emergencia grave
Del mismo modo, el empleo de señales
(*) Ellis&Associates; “El profesional del rescate acuático”. Ed.
manuales también está muy extendido, Paidotribo, 2002
generalmente en combinación con las señales
del silbato, permitiendo ofrecer una doble
comunicación, visual y acústica, que llegue a
la mayor parte de los usuarios y superar
cualquier limitación.

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


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Salvamento y Socorrismo

Propuesta de señales con las manos: 24

a) mano señalando: indica una dirección o llama la atención b) puño alzado: significa que se necesita ayuda; puede ir
sobre un punto determinado. acompañado de dos pitidos cortos.

c) Brazos cruzados por encima de la d) pulgares alzados: con los pulgares e) mano sobre la cabeza: estando de pie
cabeza: señal que detiene la acción que alzados se continúa la acción que estaba indica a otros socorristas que tenemos
se está ejecutando en ese momento por efectuando otro u otros socorristas; suele que abandonar nuestro puesto y deben
otro socorrista; puede ir acompañada de ir acompañada de dos pitidos cortos. cubrir nuestra área de vigilancia
un pitido largo o dos para indicar que está
en marcha un intento de rescate.

24 Ellis&Associates; International lifeguard training program. Jones and Bartlett Publishers. 2007.

García Carrasco, JA.; Escuela de Salvamento y Socorrismo


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Salvamento y Socorrismo

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