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CANTO 2

Al amanecer, Telémaco convoca a una asamblea con los pretendientes y otros habitantes de la
isla. Habla a la asamblea del comportamiento vergonzoso de los pretendientes y, furioso, trata de
avergonzarlos para que se vayan. Pero Antínoo le echa la culpa a Penélope, aludiendo que ha
estado burlándose de ellos y engañándolos durante años, como cuando prometió casarse después
de terminar de tejer un sudario para el padre de su esposo, Laertes. La astuta Penélope destejió
por las noches el progreso de cada día durante tres años (finalmente se descubrió su truco y tuvo
que terminarlo). Antínoo, uno de los pretendientes, le da a Telémaco una opción: desalojar a su
madre o hacer que se case con uno de ellos. Telémaco rechaza la oferta, le dice a los
pretendientes que se vayan y le pide ayuda a Zeus.

Zeus envía rápidamente dos águilas para atacar a los pretendientes, un presagio de muerte, pero
los pretendientes niegan el augurio e insisten en que las cosas seguirán como hasta ahora: han
estado esperando demasiado tiempo el premio de Penélope. Telémaco cambia su táctica y solicita
una nave y una tripulación para encontrar noticias de su padre en Pilo y Esparta. Si descubre que
está muerto, permitirá que su madre se vuelva a casar. Antes de que la asamblea se disuelva, se
decreta que Mentor y Haliterses, viejos amigos de Ulises, lo ayudarán a conseguir la nave y la
tripulación.

Telémaco llama al dios que lo ayudó el día anterior. Atenea vuelve bajo el disfraz de Mentor,
elogia las habilidades que Telémaco ha heredado de su padre y le asegura que su viaje será
exitoso. Promete conseguirle un barco y una tripulación, y también ayudarlo a navegar, y le dice
que prepare las provisiones en su casa. Allí, Antínoo intenta hacer las paces y le ofrece ayuda para
conseguir un barco y una tripulación, pero Telémaco lo rechaza fríamente. Los pretendientes se
burlan de Telémaco mientras este se prepara para el viaje, con cuidado de no informar a su madre
sobre sus planes.

Mientras tanto, Atenea camina por la ciudad disfrazada de Telémaco, invitando a los hombres a
encontrarse al anochecer en un barco que ha tomado prestado. Por la noche, hace que los
pretendientes se duerman y, nuevamente en forma de Mentor, informa a Telémaco la llegada de
su tripulación. Lo lleva a su barco, su tripulación recoge las provisiones y desembarcan con Atenea
a bordo. Beben en honor a los dioses, especialmente a Atenea.
CANTO 3

Resumen:

Telémaco y su tripulación llegan a Pilo, donde se está llevando a cabo un sacrificio de docenas de
toros en honor a Poseidón. Atenea anima al tímido Telémaco a buscar al viejo Néstor. Él y sus
hombres son invitados a celebrar y rendir homenaje a Poseidón. Atenea ora a Poseidón por el
éxito de su misión. Después de comer, Telémaco le dice a Néstor, quien luchó junto a Ulises en la
Guerra de Troya y fue un gran amigo suyo, que está buscando información sobre su padre. Néstor
no sabe qué le sucedió. Cuenta que después de la caída de Ilión (Troya), Atenea provocó una pelea
entre los hermanos Menelao y Agamenón y dividió a los aqueos en dos bandos: los que estaban
bajo el mando del primero se fueron, mientras que el otro grupo se quedó. Ulises se fue, pero
pronto tanto él como su tripulación regresaron para complacer a Agamenón. Néstor y su
tripulación llegaron a destino, al igual que otros grupos, pero muchos no lo lograron.

Telémaco se lamenta por su situación con los pretendientes, y Néstor le sugiere que Ulises podría
regresar, o que quizás Atenea lo ayude, tal como solía hacer con su padre. Telémaco cree que los
dioses no lo ayudarán, y que incluso si lo hicieran sería en vano. Atenea no está de acuerdo.
Telémaco le pregunta a Néstor cómo logró matar Egisto a Agamenón. Néstor le cuenta que
mientras Agamenón y Menelao estaban lejos, luchando, Egisto finalmente se ganó a la reina de
Agamenón, Clitemnestra. Gobernó sobre el reino de Agamenón como un tirano durante siete
años, antes de que Orestes lo matara a él y a Clitemnestra.

Néstor le advierte a Telémaco que no cometa el mismo error de mantenerse alejado de su casa
demasiado tiempo. Lo alienta a que busque a Menelao para obtener más noticias y le ofrece
caballos, un carro y a sus hijos para que lo acompañen. Atenea elogia esta idea, y luego
desaparece con la forma de un águila. Los hombres quedan aturdidos, y la prueba de que los
dioses están del lado de Telémaco inspira a Néstor, quien se compromete a hacer sacrificios para
Atenea. Por la mañana, él y sus hijos sacrifican una novilla de cuernos dorados, y su hijo, Pisístrato,
acompaña a Telémaco en un carro. Llegan a Feras por la noche, a Laconia al día siguiente, y
continúan hacia su destino final: Esparta.

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