4, Los derechos humanos

El hecho de establecer o de imponer distinciones,

nacional o étnico y que constituyen una de

de los derechos fundamentales de la persona humana, es
lo
una violación flagrante de $ propósitos y principios
de la Carta [de las Naciones Unidas].
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA?

Una noción nueva. e internacional

Como regla general, puede afirmarse que el dere-

cho internacional clásico nose ha ocupado de las
relaciones del Estado con sus nacionales ni de los
derechos de éstos. Sin embargo, sí lo ha hecho res-
pecto del trato a los extranjeros. Los estados convi-
nieron en respetarse mutuamente en la persona de
sus nacionales. Esta decisión excluyó a los apátri-
das, que carecían de un Estado que reclamara por

* Consecuencias jurídicas para los Estados de la Presencia

Constante de Sudáfrica en Namibia (Sudoeste Africano) No Obs-
tante la Resolución 276 (1970) del Consejo de Seguridad,
opinión consultiva del 21 de junio de 1971.
 Os propios: nacionales, , respecto de los
In
tuviera el derech
nacionales cuando fueran lesionados por actos de.
otro Estado contrarios al derecho internacional
respecto de los cuales no hubieran podido obtener
satisfacción por canales ordinarios.
En ese
ejercía su propio derecho a que se respetaran las
normas del derecho internacional en las personas
de sus nacionales.
A, mediados del siglo XIX, la protección se extien-
de a otro grupo de individuos: los combatientes
regulares, es decir, aquellos que tienen vínculos le-
gales y legítimos con los estados beligerantes. Todo
el derecho internacional humanitario que se desa: ..
rrolla desde el Primer Convenio de Ginebra de. : A
1864 y que cristaliza en las normas del derecho de
guerra, obedece a esta óptica.
Luego de la Primera Guerra Mundial, la caída de
los imperios austrohúngaro y germánico transforma a
sus poblaciones en minorías. No hay un tratamiento
orgánico del tema, pero los fallos de la Corte Perma-
nente de Justicia Internacional hacen espacio al reco-
nocimiento del derecho a profesar su culto, a educar
y educarse en su lengua, a mantener su cultura.
También hay preocupación social por las conse-
cuencias de la revolución industrial sobre las masas
proletarias. La creación de la Oficina Internacional
90
del Trabajo en 1919 procura un tratamiento más co-
herente de las condiciones de trabajo en el mundo.
Sin embargo, éstos no son precedentes sino sólo
,
antecedentes del fenómeno de los derechos huma-
ños que se dispara a nivel internacional a raíz de las
inéditas características de la Segunda Guerra Mun-
02 dial, El trato que los estados del Eje «dan alas perso
nas civiles bajo su jurisdicció ón supone un quiebre
rotundo con la peor de las conductas |
hacer,
bo durante una guerra. De allí que en la constre
ción del orden jurídico-político de la posguerra, el
trato que un Estado dé a sus nacionale $ y, en gene-
ral, a todas las personas bajo sú “jurisdicción sea con-
siderado una cuestión internacional.
En el esquema de cooperación internacional que
|
plantean como política básica las Naciones Unidas,
“el desarrollo y el estímulo del respeto a los dere-
chos humanos y a las libertades fundamentales de
todos, sin distinción por ímotivos de sexo, raza, idio-
ma o religión” están entre los objetivos. La noción
que surge de tal decisión es la de derechos humanos.
Ella se construye sobre una antigua conquista na-
cional pero no universal, la de las libertades públi-
cas que el constitucionalismo clásico o liberal de fi-
nes del siglo XVII y del siglo XIX impuso en los
países hoy conocidos como occidentales mediante
la “Declaración de derechos de Virginia” en Estados
Unidos y la “Declaración de derechos del hombre y
del ciudadano” en la Francia posrevolucionaria. Esa
base requiere de elementos adicionales tales como
91
 todas las personas,
1 ena todo el
“nociónes e institutos vigentes « en los derechos econs-
titucionales nacionales, lo' que supone una trasla--
ción normativa sin más, sino de una noción cualita-
tivamente distinta que surge de un consenso
mundial (Bobbio, 1982) y que se apoya en las no-
ciones de dignidad y libertad comunes a todas las
culturas y civilizaciones (Franck, 1997).
La decisión política de tener derechos humanos
universales -el mejor invento del siglo XX, como di-
jera Carlos Santiago Nino (1943-1993)- condujo al
derecho internacional. La noción de derechos huma-
nos requiere de una formulación válida urbi et orbi. -
Históricamente, los derechos humanos son indivi-
dualizados y enunciados en declaraciones. Se tratá
de pronunciamientos de órganos plenarios, inicial.
mente carentes de valor jurídico, aunque luego lo
adquieren porque su contenido se transforma en
una costumbre internacional, Es el caso de: la “De-
claración universal de derechos humanos” de 1948
—cuya violación por la República Islámica de Irán en
perjuicio de los rehenes en la Embajada y los Con-
sulados de Estados Unidos en Teherán señala la
Corte Internacional de Justicia en una sentencia de
1981-; la “Declaración americana de derechos y de-
beres del hombre” del mismo año -que desde 1970
92
es vinculante para todos los estados miembros de la
OEA-; la “Declaración sobre la eliminación de todas
las formas de intolerancia y discriminación funda-
das en la religión o las convicciones” de 1981; la
“Declaración sobre la protección de todas las perso-
“nas contra las desapariciones forzadas” de 1992.
ES En un segundo momento, esos derechos han sido
3 0 plasmados en tratados, instrume atos jurídicos obli-
gatorios por naturaleza par á-quiene manifiest ten su
consentimaiento en obligarse: por ellos. La variedad
es aquí el dato: hay tratados: univ “»rsales, como la
“Convención internacional sobre la eliminación de
todas las formas de discrimi ación racial” de 1965,
y regionales, como la “E onvención americana sobre
derechos humanos” de 1969 ; relativos a un conjun-
> to de derechos —por ejemplo, el “Pacto internacional
de derechos civiles y políticos” y el “Pacto interna-
cional de derechos económicos, sociales y cultura-
os de e 1966- o a un derec cho en particular, como la
Convención contra la tortura y OÍTOS tratos 0 penas
DN inhumanos o degradantes” de 1984; relati-
vos 3 los derechos de una persona, como la “Con-
vención sobre los derechos del niño” de 1989; y la
lista es larga.
Estos tratados, además, han importado la novedad
de traer consigo un sistema de control ad hoc, esto
es, mecanismos internacionales propios para el con-
trol y reclamo de las obligaciones asumidas por los
estados. El denominado sistema internacional de pro-
tección está constituido por comités de expertos y,
93
 nales, por tribunales de -
derechos protegidos, su
$ ale ance 1 1 mínimo, sus condi-
ciones de vigencia Jas restr ioc iones permitidas
ejercició e incluso la eventualidad de sú suspensión.
en un estado de emergencia y que son válidas para
todo un universo de personas, pero deja espacio
para que cada Estado pueda reglamentarias de
conformidad con su derecho nacional, con su
idiosincrasia.
| No se trata de imponer igualdades a nivel mun-
dial, sino, todo lo contrario, de consagrar el derecho
a ser diferente como una decisión autónoma que
respete la libertad y la dignidad de cada individuo.
Universalidad, interdependencia
e indivisibilidad
Las declaraciones de derechos consagraron dere-
chos civiles, políticos, económicos, sociales y cul-
turales. La decisión de adoptar distintos cuerpos
normativos, para los derechos civiles y políticos,
por un lado, y para los económicos, sociales y cul-
turales, por el otro, es el fruto de la política inter-
nacional aplicada al campo de los derechos huma-
nos. En efecto, la división Este-Oeste, las visiones
94
“antitéticas sobre el papel del Estado en relación
“con los derechos de los habitantes, condujeron a
una perspectiva occidental, que privilegió los de-
rechos civiles y políticos, y a una perspectiva de los
países del Este que pa vivienda, trabajo,
aissu o “educación y salid,.las yge nerac cone es de derec hos ]hu-
- La doctriña de
manos fue edificada cón Éstos ; ele mentos: y ella
procura Sin esto, en mi opinión brindar susten-
to a la existena $ )
dos. Los derechos de primera gegeneración serían los
denominados civiles y políticos. Su consagración se
habría dado en el período: del constitucionalismo
clásico: fines del siglo XVI ) siglo XIX. Serían de-
rechos cuya exigibilidad por la persona humana es
inmediatay para cuya satisfacción se requiere un
no hacer o conducta de*abstención de parte del
Estado. Por el contrario, la segunda generación co
rrespondería a los derechós económicos, sociales y
culturales, cuya cristalización se habría dado desde
los primeros años del siglo XX con el movimiento
del constitucionalismo social. Serían derechos de
realización progresiva que exigen un hacer o con-
ducta de acción del Estado. Finalmente, la tercera
generación de derechos humanos no sería aún de
lege lata (derecho positivo) y comprendería los de-
rechos de solidaridad.
Como se ha dicho, los derechos humanos no son
los derechos individuales o sociales de algunas
constituciones nacionales trasladados al ámbito in-
95
 elos privaría de autoridad en el:
los derechos humanos eenx sentido ypropio. -Finalmén- :
te, a estas alturas de la evolución de los derechos.
humanos parece claro para todos que los derechos
civiles y políticos no se satisfacen con una siraple
abstención del Estado, ya que hacen falta acciones
para gozar de un derecho a la jurisdicción o para no
ser arbitrariamente privado de la vida. En todo ca-
so, basta recordar que la división en dos conjuntos
normativos intentó ser superada por una constante
doctrina de la universalidad, interdependencia e in-
divisibilidad de los derechos humanos iniciada en
la Proclamación de Teherán de 1968 y decidida-
mente impulsada en la Declaración de Viena adop-
tada por la Conferencia Mundial de Derechos
Humanos de 1993. Sin embargo, la historia no ha
¡ido en vano y han quedado huellas en el distinto
tratamiento de unos y otros. La justiciabilidad de
os derechos económicos, sociales y culturales está
Jermanentemente en jaque.
Por otra parte, la caída del Muro de Berlín no
omportó, como en teoría hubiera podido pensarse,
uchar por los derechos civiles y políticos porque
os otros estaban dados, sino casi un empezar desde
Ojas cero,
Respetar y garantizar
de respetar y garan-
Los estados tienen la obligación
“ izar los derechos humanos, así como de adoptar las
“ édidas necesarias'a tales fines. Estas obligaciones
se NA a hedistinta naturaleza. de les derechos,
1 uridica básica, : COLO
€ Único Y
1 aciones de derechos humanos no reparadas. Al asu-
mir la obligación de respetar los derechos humanos,
el Estado admite la existencia. de ciertos atributos
inviolables de la persona humaría que no pueden ser
legítimamente menoscabados por el ejercicio del
poder público; por ello, en la noción de derechos
humanos está necesariamente: comprendida la no-
ción de la restricción al ejercicio del poder estatal,
La obligación de respetar 'exterioriza la alteri-
dad. El Estado se compromete en instrumentos en
los que como entidad no adquiere derecho al guno,
ya que todos ellos son en cabeza de otro sujeto de
derecho, el individuo. |
Tal como lo expresa la sentencia de la Corte Ínte-
ramericana de Derechos Humanos en el caso de la
desaparición forzada de Ángel Manfredo Velásquez
Rodríguez, en Honduras (1988), la obligación de
garantizar el goce y pleno ejercicio de los derechos
protegidos
implica el deber para los estados partes de or-
ganizar todo el aparato gubernamental y, en ge-
97

‘ ‘un derecho no puede ser ejercido porque hace fal-
- dad con la legislación interna la plena efectividad de
igación, ‘los estados deben; prevenir investi
gar y sancionar toda violación de los derechos.
reconocidos por la Convención y prócurar, ade.
más, si es posible, el restablecimiento del dere-
cho conculcado y, en su caso, la reparación de
los daños producidos por la violación de los de.
rechos humanos.
La prevención es una obligación que exige que el
Estado desarrolle una política su propia conducta-
que promueva la salvaguarda de los derechos hu-
manos y que asegure que las eventuales violaciones
sean efectivamente consideradas y tratadas como
un hecho ilícito: En ese caso, el Estado adquiere la
obligación de investigar seriamente lo ocurrido de
modo de deslindar responsabilidades en el ámbito
interno, esto es, identificar el infractor, y de buscar
efectivamente la verdad,
En relación con la obligación de garantía, los esta-
dos tienen el deber de adoptar las medidas necesa-
rias para garantizar el goce y ejercicio de los dere-
chos protegidos. Este aspecto les exige que realicen
actividades concretas para que las personas puedan
disfrutar de sus derechos. Se trata, ni más ni menos,
de la exigibilidad a nivel nacional de los derechos
protegidos. Y si bien el Estado puede elegir con am-
plitud cómo hacer efectivos los derechos en su
98
ámbito, lo que no puede es alegar válidamente que
ta tal o cual norma nacional.
A fia de lograr progresivamente y de conformi-
los derechos económicos, sociales. y Culturales, los
estados deben adoptar las medidas necesarias tanto
de orden interno corao mediante lac cooperación en-
mon To €© “On wr
a.
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A
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A
el máximo de los recursos disponibles y tomar
en cuenta su grado de desarrollo, Se da aquí una
mayor progresividad en la protección de los dere-
chos de la que, en general, puede percibirse en los
derechos civiles y políticos. Sucede que si las nor-
mas no pueden obligar —y, de hecho, no lo hacen— a
un Estado a disponer de recursos para poner en
práctica un programa de salud o de educación, sí
pueden obligarlo -y lo hace a discernir priorida-
des en el manejo de sus £ ecuxrsos propios y de los
que pueda obtener de la ayuda o cooperación inter-
nacional. Resulta entonces que sí es exigible que, al
decidir 5u cuenta de gastos y la distribución de sus
recursos, el Estado conceda prioridad a los planes
conducentes a la efectividad de los derechos econó-
micos, sociales y culturales.
En tal sentido, el Estado tiene la obligación de
actuar expeditivamente y con eficacia hacia la me-
ta de la realización de los derechos de que trata.
Consecuentemente, toda medida de regresión debe
ser justificada. Ello señalará la diferenciación de res-
99
 * quiere reglamentación. La vida es un hecho bioló-
gico al que el derecho le asigna consecuencias
el ámbito de los derechos humanos, el derec
: habrá exponcabilidad a paraa quiéne vida debe "estar protegido por ley”, lo que
ella sea ce a la adopción de normas que penen «
cuencia: de la car ‘ncia’ ‘de recursos
podrá’ éventualmente ser diferente. dio, que regulen los casos de pena de 1
Las obligaciones dé ño- -discriminación y y de adop: o hubiere de euta masía, «de abort to. En
ción de medidas para garantizar el goce y ejercicio
den de ideas, el derecho q la j
de der echos a todas las personas bajo jurisdicción el derecho de toc
del
dul Espaa 3 er ,
ed. . . . q
del Estado son de© cumplimiento ïinmediato. Por tribunal de justicia para. la
derechos, requiere de: legisk:
la obligación MÍNIMA
y que corresponde a cada Esta- de) derechos de que se
establecer los contenidos
do parte de asegurar la satisfacción de, por lo me- los mecanis-
trata, legislación procesal' | prevea
nos, niveles esenciales de cada uno de los derechos mos para reclamar ante fentado o la lesión a ta-
protegidos.
les derechos, legislació; gánica judicial para esta-
blecer tribunales y 7 sus competencias, la
designación de fu narios y magistrados, entre
“La regulación
otras medidas, Ca na
de los derechos humanos
Las restricci legítimas son los límites de tipo
permanente q'e imponen al ejercicio de algunos
Todos los derechos humanos consagrada or el or- derechos en ción a la necesidad de preservar o
den jurídico son esencialmente rel es decir lograr detefhados fines que interesan a la socie-
que son susceptibles de una reg tación razo-
nable. Algunos derechos prote $ pueden ser ob-
jeto de restricciones legítj n su ejercicio e, 1n-
cluso, de suspensión
La reglamenta azonable comporta la regula- s y a la libre afiliación, el derecho de acceso a
ción legal d cicio de un derecho, sin desvir- audiencias públicas en los procesos penales, con-
eza y teniendo en mira su pleno goce "nen en su propia enunciación el criterio válido
o en sociedad. Así, el derecho a la vida re- e autoriza una restricción legitima.

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