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PC1 1
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VICERRECTORADO ACADÉMICO
2) ¿Qué importancia tiene la virtud de la prudencia para Aristóteles en relación con las demás
virtudes éticas y las nociones de hábito y justo medio?
La virtud de la prudencia, en la ética aristotélica, desempeña un papel fundamental en el
desarrollo de una vida virtuosa y ética. Aristóteles enfatiza la importancia de la prudencia en
relación con las demás virtudes éticas y las nociones de hábito y justo medio de la siguiente
manera:
La prudencia como la virtud intelectual principal: Para Aristóteles, las virtudes éticas se relacionan
con el carácter y la disposición moral, pero la prudencia es una virtud intelectual que guía a las
demás virtudes éticas. La prudencia implica la capacidad de discernir y tomar decisiones
racionales, basadas en la razón, en situaciones específicas. Es la virtud que nos permite determinar
cuál es el "justo medio" en una situación particular.
El papel de la prudencia en el hábito: Aristóteles sostiene que la virtud se adquiere a través del
hábito (ética de la virtud), y la prudencia desempeña un papel esencial en la formación de estos
hábitos virtuosos. La prudencia nos permite tomar decisiones adecuadas y considerar las
circunstancias y particularidades de una situación para actuar de manera ética. A medida que
practicamos actos virtuosos con la guía de la prudencia, desarrollamos hábitos virtuosos.
La prudencia y el "justo medio": Aristóteles propone la noción del "justo medio" (también
conocida como la doctrina del término medio) como un componente clave de la ética. Según esta
idea, la virtud se encuentra en un punto medio entre dos extremos viciosos. La prudencia es
crucial para determinar dónde se encuentra ese justo medio en una situación particular, ya que
implica un juicio práctico y equilibrado. Por ejemplo, el valor se encuentra entre la cobardía y la
temeridad, y la prudencia nos ayuda a determinar cuándo y cómo actuar con valentía.
En resumen, la prudencia, en la ética aristotélica, desempeña un papel central como la virtud
intelectual que guía y coordina las demás virtudes éticas. Ayuda en la toma de decisiones éticas,
en la formación de hábitos virtuosos y en la identificación del "justo medio". La prudencia es
esencial para vivir una vida ética, equilibrada y virtuosa, según la perspectiva aristotélica.
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