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18 de enero de 1912.
El capitan Scott, acompañado de Evans,
Wilson, Bowers y Oates, alcanza el Polo Sur. Pero fracasa
en la hazaña de ser el primero, sobre el punto de latitud 0
ondea ya la bandera noruega del explorador Amundsen.
Exhaustos y fracasados emprenden el regreso.
No hubo lapida
si hubo platica.
¡Qué Dios salve a la reina!
¡Gloria eterna a los héroes
de la Antartida!
No hubo lapida
si hubo platica.
¡Qué Dios salve a la reina!
¡Gloria eterna a los héroes
de la Antartida!
30 de marzo.
Aqui acaba el diario
de Bowers, Wilson y Scott.
¡Qué las ayudas que nunca a nos llegaron
vayan a los que quedaron
nuestros hijos, nuestras viudas!
Como un inglés
mueren tres.
No hubo lapidas,
no hubo platicas,
no hubo Dios,
no hubo reina,
sólo nieves eternas
de la Antartida.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
La historia de la conquista de la Antártida comienza con el principio de este siglo. Es una historia de grandes
exploradores como Scott, Amundsen, Shackleton y Byrd. También es una historia de los increíbles avances que se
han desarrollado en la tecnología durante los últimos 100 años.
El británico Robert Falcon Scott lideró la primera expedición propiamente dicha a la Antártida en 1901 - 1904.
Construyó una base en la Isla de Ross desde donde los integrantes hicieron trabajos scientíficos. Scott,
acompañado por Edward Wilson y Ernest Shackleton se aventuraron unas 200 millas hacia el interior del
continente antes de verse obligados de volver por enfermedad de Shackleton.
En 1907 Shackleton volvió a la Antártida encargado de una de las expediciones más ambiciosas de la historia. Sus
hombres fueron los primeros en escalar el volcán Erebus (3900 metros), descubrieron el Polo Sur Mágnetico y
abrieron la ruta clásica hacia el Polo Sur. En octubre 1908 Shackleton, Wild, Adams y Marshall con 4 mulas
pusieron rumbo hacia el sur, atravesando la Isla de Ross hasta toparse con el continente, montañoso y lleno de
glaciares. Consiguieron subirse a la meseta polar escalando el Glaciar de Beardmore. En este punto del viaje la
última mula había perecido y los propios hombres estaban tirando de los trineos. El 6 de enero, despúes de 1100
kilómetros y con las provisiones disminuyendo rápidamente, quedó claro que tenían que volver. Andaron durante
un día más -sin trineos- y llegaron hasta 155 kilómetros del Polo Sur. La vuelta era una carrera contra la
desnutrición, pero los cuatro alcanzaron la base sanos y salvos. De haber continuado, casí seguramente hubieran
alcanzado el Polo pero no hubieran salvado la vida.
La expedición de Scott siguió una ruta muy distinta. Aunque el objetivo principal fue llegar al Polo Sur, su grupo
también estaba compuesto por científicos y biólogos haciendo experimentos durante el viaje. Además, la
confianza depositada en unos rudimentarios tractores para mover los trineos fue una equivocación, y al llegar al
glaciar de Beardmore solamente quedaban cinco hombres -Scott, Wilson, Bowers, Lawrence Oates y Edgar
Evans- tirando de un trineo. ¡Estaban solamente a 200 kilómetros del Polo! Aguantaron, paso tras paso,
kilómetro tras kilómetro hasta que el día 16 de enero Bowers observó una bandera lejana: los noruegos les
habían batido. Al día siguiente ellos también llegaron al Polo. Scott escribió en su diario: "Díos mio, este sitio es
terrible." Estaban cansados, hambrientos y todavía tenían 1280 kilómetros por delante
para regresar a la seguridad. Se convirtió en una pesadilla... Evans estaba malherido
en una mano y falleció al pie del glaciar de Beardmore. El 17 de marzo por la noche,
Oates, muy debilitado y dándose cuenta que estaba retrasando los demas, salió de la
tienda para no volver nunca. Los tres sobrevivientes, Scott, Wilson y Bowers pronto se
encontraron en una tormenta sin posibilidad ninguna de avanzar. La última anotación
en el diario de Scott fue el 29 de marzo. "Es una pena" escribió, "pero no creo que
pueda seguir escribiendo. Por el amor de Dios, cuida de mi gente." Se encontró la
tienda la primavera siguiente, con los cuerpos de los tres pioneros dentro. Habían llegado a 17 kilómetros de un
depósito enorme de víveres...
Despues de Scott pasaron 44 años hasta que otro hombre puso pie en el Polo Sur. El Año Internacional Geofísico
de 1957-58 marcó el principio de una nueva era en la historia de la Antártida. Varios países estaban a punto de
construir bases en el continente y los Estados Unidos tenían planes de establecer una base permanente en el
propio Polo, cuya construcción empezó en marzo de 1957. En el mismo año se organizó una expedición con el fin
de cruzar el continente antártico de un lado a otro, bajo la dirección de Vivian Fuchs y Edmund Hillary, el
primer hombre en subir al Monte Everest. Completaron la hazaña en 99 días despues de haber viajado 3450
kilómetros.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
En 1969 Lois Jones y tres colegas se convertieron en las primeras mujeres que visitaron el Polo Sur y la doctora
Michele Eilen Raney fue la primera mujer que pasó el invierno en la base de Amundsen-Scott en 1979. Esta
base que actualmente se sigue usando fue construida en 1974 cuando la base anterior se había quedado
pequeña por el importante aumento en proyectos científicos. Contrario a la base anterior, que se encontró por
debajo de la nieve, la base Amundsen-Scott consiste en una cúpula gigante de aluminio debajo de la cual se
encuentran los diferentes edificios y laboratorios. Desde entonces la investigación desde la Antártida ha
incrementado sensiblemente (mayoritariamente por parte de la astrofísica y el interés generado por el cambio
climatológico y el agujero en la capa del ozono) y ya se está dibujando los planes de una nueva base que
consistirá en edificios construidos sobre palos para evitar la acumulación de nieve que sufren muchos edificos
actuales.
"Lo peor ha sucedido. Una simple mirada nos revela todo. Los noruegos se nos han adelantado..." Diario del
Capitán Robert F. Scott (16-1-1912)
A lo lejos debieron ver entre la nieve y el hielo un punto negro: una tienda, y una bandera noruega atada a un
patín... No habían sido los primeros, Amundsen se les había adelantado.
"Querido Comandante Scott : Como Vd. será probablemente el primero en llegar aquí después de nosotros,
¿puedo pedirle que envíe la carta adjunta al Rey Haakon VII?. Si los equipos que hemos dejado en la tienda
pueden serle de alguna utilidad, no dude en tomarlos. con mis mejores votos, le deseo un feliz regreso.
Sinceramente suyo. Roald Amundsen".
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
En 1910 Robert Falcon Scott, se propuso alcanzar el Polo Sur. Tuvo un inesperado competidor: el noruego
Roald Amundsen. Junto a Wilson, Evans, Oates y Bowers, comenzó su travesía. Su aventura estaría signada
por la fatalidad. Inesperados problemas con los víveres, junto a las inclemencias del riguroso y devastador clima
antártico, precipitaron la tragedia. Todos los expedicionarios entregaron sus cuerpos a las heladas manos de la
tierra blanca. Aquí, en Viajeros y exploradores de Temakel, le presentamos la narración del viaje de Scott y
sus valientes compañeros, entre los que se hallaba el legendario Oates. Este artículo procede de la página
exploradores antárticos (como James Weddell; Dumont D Urville; James Clark Ross; Ernest Shackleton).
Luego, incluimos la última carta de Scott enviada a Inglaterra. En Temakel también puede encontrarse Nieve del
sur, un relato literario personal que, fundiendo elementos reales y fantásticos, traza un homenaje al coraje de
El Terranova llegó a Melbourne el 12 de octubre de 1910. Previamente Scott ya había seleccionado los
hombres que compondrían las dos partes de la expedición. La primera quedaría en el estrecho de McMurdo
llevando a cabo trabajos de investigación, mientras la segunda realizaría el intento de llegar al Polo Sur. Un
pequeño grupo de seis hombres llevado por Campbell denominado del Oriente, sería desembarcado en la tierra
El mismo día en que Scott llegó a Melbourne se llevó un disgusto que no disimuló; en el correo llegaba un
telegrama enviado desde Madeira el 9 de septiembre que decía: "me permito informarle que el Fram se dirige a la
Antártida. Amundsen". Su cara palideció, le acababa de salir un serio competidor que además le llevaba ventaja.
Scott consideró la acción de Admusen desleal por no hacer públicas sus intenciones de acometer la conquista del
Polo Sur. Admunsen había dado a conocer la idea de que se proponía una expedición al Ártico, cuando en
realidad llevaba calladamente el proyecto de llegar al Polo Sur. El noruego llegó a Chistiania a bordo del Fram el 9
de agosto de 1910 con 97 perros, una casa refugio en secciones y provisiones para dos años. Cuando llegó a
Madeira sólo dos miembros de la tripulación, su hermano Leo y el comandante del buque el Lugarteniente
Nielsen, sabían sus verdaderas intenciones. Antes de partir desveló a la tripulación en que consistía su proyecto, y
dejó un telegrama para ser transmitido a Scott con instrucciones de no ser enviado hasta cierto tiempo después
de partir el Fram.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
Scott llegó a Nueva Zelanda el 27 de octubre de 1910, donde concluyeron todos los preparativos de equipos y
animales: 430 toneladas de carbón iban en las estibas interiores, otras 30 toneladas apiladas en sacos en la
cubierta superior, junto con tres trineos a motor que se iban a probar por primera vez. Montones de forraje y
módulos de establos para los 19 caballos manchurianos, Cinco toneladas de comida para los 39 perros, 162
carneros, lechones y otros tipos de carne, además de cientos de artículos variados, que tenían que ser estibados
El 29 de noviembre de 1910 a las 16:30 partían para el Antártico. La mayor parte de estos hombres no
volverían a ver nada de color verde hasta un año y medio después. Otros cinco no
peligrosamente. Las olas golpeaban con tanta virulencia que los perros rodaban
penetrar en los compartimentos interiores. Los ponys sufrieron más que ningún
otro animal; cuando la tormenta amainó dos habían muerto y un perro se había
polvo del carbón en un lodazal y las bombas de achique estaban obturadas. Los Terranova
hornos de las calderas tenían agua casi hasta su nivel, teniendo que ser apagados
todos los fuegos por temor a una explosión, en los primeros momentos se temió la pérdida del buque.
Finalmente, los hombres consiguieron desalojar gran parte del agua transportándola a mano al exterior mediante
cubos. Mientras tanto, se pudo practicar un agujero en el mamparo por donde pasar las bombas, para hacerles
llegar agua limpia con que aclarar las válvulas. Gritos de alegría se escucharon cuando el primer chorro de agua
brotó de las bombas por primera vez. Se perdieron unos diez montones de carbón y 65 galones de gasolina y
alcohol.
El 8 de diciembre se divisó el primer iceberg, y al día siguiente, en 65º 8' de latitud Sur, el Terranova entró
entre los hielos. Durante las siguientes tres semanas la nave fue empujada y golpeada por innumerables hielos
macizos, que obligó a consumir gran cantidad de carbón para conseguir progresar.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
Se emplearon veinte días en avanzar 600 km. El 30 de diciembre llegaron al mar de Ross. El día de Año Nuevo el
monte Erebus apareció a la vista, y el 3 de enero de 1911 alcanzaron el cabo Crozier. Intentaron desembarcar
allí, donde habían planeado instalar el campamento de invierno, pero el mar estaba demasiado embravecido. La
siguiente opción era el estrecho de McMurdo, rodeando el noroeste de la isla de Ross siguieron la costa hasta
cabo Evans, a 23 kilómetros al Norte de la estación Discovery, donde tomaron la decisión de instalar allí los
Se descargaron los primeros dos trineos motorizados que inmediatamente se utilizaron para trasladar las cargas
al campamento. El tercer trineo que era el más pesado y voluminoso tuvo que ser que ser arrastrado por 20
hombres hacia la orilla, pero antes de llegar una abertura en el hielo se tragó el trineo que se fue al fondo del
mar. La casa refugio se construyó muy rápidamente, medía 50x25 pies y 9 hasta los aleros. Se aisló con
acolchados de algas marinas y se le dotó de estufa, cocina e incluso compartimentos independientes, en donde
no faltó la estiba del vino. En dos semanas estaba construida y ocupada. El invierno se emplearía para desplegar
un gran esfuerzo logístico y humano, que les permitiera llegar con éxito al Polo Sur en el siguiente verano.
El 24 de enero se inició una expedición preliminar de dos meses con objeto de establecer depósitos de apoyo al
gran viaje al Polo. La primera parte de ese viaje debía realizarse en la meseta de la Gran Barrera de Hielo. La
distancia desde los cuarteles de invierno de cabo Evans hasta el pie del ventisquero de Beardmore, evitando los
rodeos, era de 750 km. Seguiría después una subida de 2.500 m. por pasos montañosos durante 200 km. más
en medio de peligrosos precipicios. La parte final del viaje abarcaría otros 500 km. por una meseta a más de
3.000 m. de altura. En esa meseta, Shackleton en su expedición de 1908, sufrió un temporal durante el cual la
temperatura llegó superar los 40º bajo cero. La distancia total de la base de cabo Evans hasta el Polo Sur era de
1.450 km., de manera que, caminando a razón de 20 km. por día, el viaje de ida y vuelta debía durar cerca de
cinco meses; se calculó que el regreso a cabo Evans se materializaría a principios de marzo.
Cuando partieron hacia la Gran Barrera llevaban con ellos todos los perros y ocho ponys. Dos días más tarde
Scott con un grupo de perros volvió a la nave a través del hielo, a despedir al lugarteniente Pennell y su
tripulación. Éstos, que regresaban a Nueva Zelanda, habían dejado a Campbell y sus cinco compañeros en algún
lugar de la tierra de Eduardo VII, tal como estaba previsto. Tras regresar a la Barrera establecieron el
campamento con los depósitos, pero a prudente distancia del borde para evitar cualquier peligro de rotura del
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hielo. Llamaron a este lugar Campamento seguro (Safety Camp), y fue desde aquí que se realizaron los
Las primeras dudas sobre la viabilidad de llevar caballos comenzaron al ver como éstos se hundían en la nieve
blanda, que les obligaba a caminar con gran dificultad y alguno de ellos comenzaba a cojear. Se habían traído
unos calzos de nieve para los animales, pero sólo tenían un juego en su poder. Se probó a atar a las patas de
"Willie cansado" el par de que disponían y los resultados fueron excelentes, así que Meares y Wilson se pusieron
de regreso a la base a recoger los restantes. Cuando llegaron a la lengua del glaciar encontraron que el hielo a lo
lejos se había roto, y no había camino para llegar a la base de cabo Evans. Ambos regresaron entonces a
Campamento Seguro, y el 2 de febrero la expedición continuó adelante con provisiones para cinco semanas. Atrás
quedaron dos hombres, Atkinson con una herida en el talón, y Crean para cuidarlo. Marchando en dirección
oriental establecieron un depósito que se llamo Córner Camp, aquí sufrieron la primera ventisca que les confinó
en las tiendas durante tres días. Desde aquí caminaron diez noches hacia el Sur a establecer su depósito final.
Tres ponys empezaban a estar visiblemente debilitados. Cuando se estableció el campamento nº 11 Scott decidió
enviarles atrás para que empujaran con los demás, mientras él continuaría con sólo cinco. En los dos días
siguientes las condiciones del tiempo empeoraron, la nieve se hizo pesada y el avance muy lento. El 17 de
febrero Scott decidió regresar sin alcanzar el paralelo 80º como era su deseo. A 79º 28' Sur, a 142 millas del
campamento base, construyeron una cabaña y depositaron más de una tonelada de reservas que llamaron
Campamento de la Tonelada. Al cuarto día de retorno, a 12 millas del Campamento Seguro, Wilson y Meares
vieron como los perros de Scott desaparecían uno tras otro de la blanca superficie, el trineo quedó colgado al
borde de una grieta mientras los perros se balanceaban aullando y forcejeando sobre un abismo. Dos de los
perros se soltaron de sus arneses y cayeron hasta un saliente. Wilson y Cherry-Garrad acudieron para auxiliar y
arrastraron los perros hasta la superficie con gran dificultad. Abajo, a unos 65 pies, quedaban aun los otros dos
perros gimoteando. Wilson no estaba de acuerdo en arriesgarse a bajar a por ellos, pero Scott insistió en
descolgarse en la grieta, y balanceándose en el aire con su arnés consiguió alcanzar los perros y sacarlos fuera.
Al día siguiente llegaron al Campamento Seguro, donde les esperaban Teddy, Evans, Ford y Keohane, éstos
informaron a Scott que sólo tres ponys sobrevivieron al retorno, los demás habían muerto de agotamiento.
Después de comer algo y descansar unas horas continuaron camino al campamento base. Scott estaba deseoso
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Cuando llegaron al campamento base lo encontraron vacío. Una nota en la pared decía que había una bolsa con
correo del Terranova para el Capitán Scott, pero no encontraron la bolsa ni el correo. Regresaron entonces al
Campamento Seguro, donde hallaron a Atkinson y Crean con el correo. Había noticias de Campbell que Scott se
apresuró a leer. Según Campbell, el Terranova había navegado a lo largo de la Barrera de Hielo hasta la tierra de
Eduardo VII, pero les fue imposible desembarcar. Cuando navegaban de regreso encontraron el 3 de enero a la
altura de la Bahía de las Ballenas, un barco anclado al hielo que reconocieron enseguida como el Fram de
Amudsen. Curiosamente Campbell, Levick y Pennell desayunaron en el Fram, y Amudsen almorzó en el Terranova
con otros dos compañeros. Amundsen ofreció dar algunos perros a Scott, y Pennell por su parte llevar el correo
del Fram a Nueva Zelanda. Cuando Amudsen se acercó al Terranova para almorzar, Raymond Priestly se
sorprendió de como controlaba a sus perros. Al llegar al costado del buque dio un silbato y el grupo entero de
perros se detuvo como uno solo; colocó el trineo en sentido inverso sobre sus huellas, y permanecieron allí sin
moverse durante todo el tiempo que duró la comida. El adiestramiento de los perros era impresionante,
Amundsen había prestado a los animales tanta atención como a sus hombres. Sobre el Fram habían construido
una cubierta falsa para proteger a los perros durante las tormentas, y un toldo para los días de sol. La dieta por
Cuando Scott leyó las noticias escribió: "No hay duda de que el proyecto de Amundsen es una amenaza muy
seria para el nuestro". No solo los medios bien estructurados de Amundsen preocupaban a Scott, también el
emplazamiento que había elegido para iniciar el ataque al Polo Sur. La Bahía de las Ballenas donde Amundsen
estaba acampado, se encontraba 60 millas más cerca del Polo, que el estrecho de McMurdo donde se encontraba
Scott.
Scott recibió las noticias sobre Amundsen de buenas maneras, pero muchos de sus compañeros estaban
enojados y deseaban trasladarse inmediatamente a la Bahía de las Ballenas. Scott se había inquieto por el riesgo
que suponía esa zona; gruesos hielos se rompían cada año de la placa y salían flotando libremente hacia el mar.
Sin embargo, Amundsen se arriesgó al comprobar que la Bahía de las Ballenas que Ross trazara en 1841, seguía
en su sitio cuando Borchgrevink desembarcó en ella en 1900, y cuando Shackleton la navegó en 1908.
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A principios de marzo Scott, Oates, Gran, Bowers, Crean y Cherry-Garrard continuaron la marcha con cinco
ponys a establecer depósitos siguiendo la ruta del mar de hielo. Apenas comenzar "Willie cansado" se derrumbó y
murió. Mientras, Scott, Oates y Gran quedaban en el lugar. Bowers, Crean y Cherry-Garrard siguieron con los
cuatro ponys supervivientes y los trineos cargados sobre el mar de hielo bordeando el cabo Armitage. Cuando los
ponys no pudieron ir más lejos acamparon. Dos horas más tarde se despertaron por un ruido extraño, cuando
salieron fuera descubrieron que el hielo se había resquebrajado; su campamento era ahora una placa flotante,
uno de los ponys había desaparecido y sobrevivir parecía improbable. La única esperanza era tomar los tres
ponys que quedaban y los cuatro trineos, y saltar de placa en placa como pudieran para lograr alcanzar la
Barrera. Seis horas pasaron hasta que consiguieron llegar a la Barrera. Usando trineos a modo de escalera de
mano pudieron subir a ella, pero los ponys flotaban alejados de ellos sobre una placa con las orcas rondándolas.
A la mañana siguiente Bowers vio la placa flotante con los ponys arrimados a un saliente de la Barrera. Bowers y
Oates intentaron alcanzar los ponys, desgraciadamente uno se derrumbó y Oates tuvo que rematarlo con su
hacha. Entretanto, los otros dos ponys estaban arrimados al borde de la placa. Se tiró de ellos pero uno no pudo
saltar, resbaló y cayó al agua. Hizo intentos desesperados por incorporarse mientras las orcas se dirigían hacia él.
Bowers, viendo que no había salvación, tomó el hacha y lo mató. Sólo un pony sobrevivió. La expedición inició las
jornadas de establecimiento de depósitos con ocho ponys; regresaron al campamento sólo con dos.
Ahora debían esperar a que el mar de hielo se hiciera firme de nuevo para continuar hacia cabo Evans. El 11 de
abril Scott y la mitad de la expedición pudieron partir. Cuando llegaron encontraron la base en buena forma, pero
uno de los ponys y otro perro habían muerto. Durante el invierno tres perros más morirían. El 23 de abril el sol
desapareció en el horizonte hasta agosto. Durante ese tiempo se realizó bastante trabajo científico en cabo
Evans.
Scott acordó que la fecha de partida hacia el Polo Sur no debería ser más tarde del 1 de noviembre de 1911.
No podían salir antes porque los ponys no sobrevivirían a las bajas temperaturas. Los primeros en salir de cabo
Evans eran Day, Dashly, Teddy, Evans y Hooper con los trineos a motor, mientras los otros con ponys y perros
les seguían atrás. Una máquina se paró poco más allá del Campamento Seguro, mientras el otro tuvo que ser
abandonado una milla después de Córner Camp. Diez hombres, cada uno con un pony y trineo, componían la
retaguardia: Scott, Wilson, Bowers, Oates, Atkinson, Cherry-Garrard, Wright, Evans, Crean y Keohane.
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Meares y Dimitri les seguían con los perros. Cada paso tenía que ser realizado a pie o con esquíes. Viajaron de
noche porque beneficiaba a los ponys. Al decimoquinto día llegaron al Campamento de la Tonelada. Existió un
cuidado constante de que los ponys aguantaran antes de llegar a realizar el depósito 20, ya que la razón
primordial de optar por llevar ponys era disponer de carne fresca para la vuelta. El 24 de noviembre se mató el
primer pony. Cuatro campamentos más tarde, el 1 de diciembre, se mató el segundo. Se hicieron depósitos a
empezó a tirar de los trineos hacia la cúspide a 10.000 pies de altura. El glaciar alcanzaba 100 millas de ancho, y
en algunos lugares 40. Los hombres lucharon tirando hacia arriba, en una nieve blanda en donde se hundían
hasta las rodillas. Algunos sufrieron ceguedad y varios más cayeron en grietas junto con sus trineos. El 13 de
diciembre, el día que Amundsen alcanzó el Polo Sur, en nueve horas la expedición había avanzado menos de
cuatro millas. Los hombres tiraron al límite de sus fuerzas pero ahora cuatro de ellos tenían que regresar:
Atkinson, Wright, Cherry-Garrard y Keohane. Los hombres que quedaban divididos en dos grupos, siguieron
adelante con dos trineos y el suministro para doce semanas de comida y combustible. En el grupo de Scott
estaba Oates, Wilson y Taff Evans, Mientras Bowers llevaba a Teddy Evans, Lashly y Crean. Siguieron escalando
otros 16 días más para llegar a la cúspide a 10.570 pies de altura. Desde el día de Navidad se realizaron marchas
de catorce a diecisiete millas por día. El 3 de enero de 1912 Scott escogió cuatro hombres para que siguieran con
él al Polo, y envió a otros tres de regreso.Teddy Evans, Lashly y Crean partían entristecidos a 87º 32' Sur, a una
altitud de 10.280 pies, y 169 millas del Polo. El 6 de enero cruzaron la línea de latitud en donde Shackleton tuvo
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Los siguientes días avanzaron con dificultad. El 9 de enero permanecieron en sus sacos todo el día por una
furiosa ventisca. El 10 de enero reanudaron la marcha, estaban a sólo 97 millas del Polo. El 13 de enero cruzaron
el paralelo 89º. El día 14 comenzaron a descender e hicieron su último depósito de comida para cuatro días. El
día 16 hicieron un buena marcha y calcularon que llegarían al Polo al día siguiente.
En la tarde del día 17 de enero de 1912 Bowers divisó algo en la distancia. Hora y media más tarde se dieron
cuenta de que se trataba de una bandera atada al patín de un trineo. Cerca estaban los restos de un
campamento lleno de huellas de trineos y muchos perros. El Noruego Amundsen se había anticipado. Scott
estaba hundido anímicamente, muchos pensamientos venían a su mente, y sobre todo, como encarar el regreso;
El mismo 17 de enero un ventarrón hizo caer las temperaturas a 54º bajo cero. Oates, Evans y Bowers
distancia. Dentro de la tienda había una hoja de papel con cinco nombres: Amundsen, Olav Olavson Bjaaland,
Hilmen Hanssen, Sverre H. Hassel y Oscar Wisting. La fecha de la nota era el 14 de diciembre de 1911.
Amundsen había llegado al Polo Sur vía un glaciar que habían llamado Axel Heiber. El día que Scott llegó al
Polo,Amundsen se encontraba a sólo una semana de su campamento de invierno en Bahía de las Ballenas, a
Se dirigieron siete millas sur-sudeste a una zona que se encontraba a media milla del Polo, en una altura de
9.500 pies. Aquí construyeron un soporte donde plantaron la bandera, para a continuación comenzar el retorno a
la base. Les esperaban 800 millas de penoso caminar. El 7 de febrero alcanzaron la cúspide del glaciar Beardmore
eran capaces de encontrar el siguiente depósito. Hubo de racionar los alimentos ya que no se estaban realizando
las distancias entre depósitos de manera adecuada, y la debilidad empezaba a hacer mella. El 16 de febrero
Evans se derrumbó y se tuvo que levantar un campamento. Al día siguiente siguieron viaje, pero Evans hubo de
ser llevado al siguiente depósito con una mirada desencajada en sus ojos, poco después de medianoche murió.
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carne fresca del pony que habían dejado allí. Parecieron revivir
abandonaran la meseta. El 19 de febrero abandonaron el pie del Oates avanzando entre la ventisca
aquí descubrieron que faltaba combustible, seguramente debido a la evaporación por un cierre inadecuado. En el
siguiente depósito a otras setenta millas se detectó el mismo problema. En estos momentos Oates ya no podía
disimular su dolor, los dedos de sus pies estaban negros por la gangrena. Las temperaturas eran de -40º F. y la
fuerza del viento impedía arrastrar los trineos. Scott mencionó entonces los perros por primera vez, esperaba que
estuvieran esperándoles en el siguiente depósito del monte Hooper, pero los perros que guiaban Cherry-Garrard y
Dimitri se encontraban en el Depósito de la Tonelada, a 72 millas del monte Hooper. El 9 de marzo Scott y sus
hombres llegaron al monte pero los perros que eran su salvación no estaban allí. Entonces discutieron la
situación; anteriormente en cabo Evans debatieron sobre que hacer si se presentaba una situación como esta.
Wilson llevó dosis letales de morfina y opio en su maletín de medicinas por si fuera necesario en un momento
límite. Scott mandó a Wilson repartir las drogas. Wilson entregó a cada hombre 30 pastillas de opio. De todas
formas el suicidio iba en contra de sus creencias, sólo las usarían si la situación era extrema. El 16 de marzo, o
quizá el 17, ya que perdieron la noción de los días, estaban confinados por las ventiscas, se encontraban a sólo
11 millas del Depósito de la Tonelada pero era imposible salir. Scott pensó en que debían salir aunque murieran
sobre sus huellas, pero no se movieron. Sin combustible y con raciones para sólo dos días eran conscientes de la
certeza de sus muertes. Además, Scott no podría andar, la amputación de un pie por la gangrena era segura.
Oates se sintió derrotado, dijo que no quería podía y se quedó en su saco a dormir; más tarde saldría fuera
caminando a lo desconocido, sus compañeros trataron de convencerle de que abandonara esa locura pero no
escuchó, había tomado su decisión para no ser un estorbo en el retorno con éxito a la base. Scott escribió
"Sabíamos que el pobre Oates caminaba hacia su muerte, pero aunque tratamos de disuadirlo, entendíamos que
El 29 de marzo Scott escribió por última vez: "Creo que no puedo escribir más. Por el amor de Dios, cuiden de
nuestras familias".
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En otra hoja garrapateó: "Por favor envíen este diario a mi viuda". Mientras su cuerpo se iba congelando, Scott
pudo sacar fuerzas para completar doce cartas legibles a su esposa y resto de la familia, a sus jefes y camaradas
de la Armada, a las madres de sus compañeros Oates y Bowers, así como a la esposa de Wilson. A su esposa
Kathleen le escribió una carta muy sentida en la que lamentaba no estar para ayudar a sacar a su hijo adelante.
Para ella tenía palabras de consuelo con deseos de que rehiciera su vida y fuera feliz. Finalmente escribió al
público explicando que el desastre de la expedición no fue debido a una mala planificación, sino a un tiempo
desastroso acompañado de la mala suerte, así reconocía: "Iniciamos la expedición conociendo los riesgos y los
asumimos. Las cosas salieron en contra nuestra. Ahora no tenemos ninguna queja", en otro punto aclaraba:
"Cada detalle de nuestros suministros, ropa y depósitos fue llevado a la perfección. No hemos finalizado con éxito
El 12 de noviembre Atkinson, Jefe de la patrulla de búsqueda, halló la tienda enterrada en la nieve. Los tres
hombres estaban en sus sacos de dormir. En el izquierdo estaba Wilson con las manos cruzadas sobre su maletín,
en el derecho estaba Bowers envuelto en su saco. Parecía que ambos habían muerto plácidamente, como en un
sueño. Pero Scott tenía la mitad de su cuerpo fuera del saco, con un brazo estirada hacia Wilson. Estaba
congelado con la piel amarilla. Atkinson se hizo cargo de los diarios y cartas, hizo una ceremonia funeraria y leyó
un pasaje de los Corintios, finalmente se cantó el himno favorito de Scott "Adelante soldados cristianos". Se
desmontó la tienda sobre los cuerpos, se cubrió de montones de nieve y en lo alto se colocaron dos esquíes
cruzados. Aquí, en el lugar llamado Colina de la Observación, quedarían hasta que un día la rotura de la barrera
les hiciera flotar, encontrando el descanso final en algún lugar del mar. Atkinson continuó la patrulla siguiendo los
pasos de Oates en su deambular sin rumbo buscando la muerte. Encontraron su saco de dormir pero nada más.
Cerca del punto donde supusieron que había caído erigieron una cruz con una inscripción.
"Las causas del desastre no son debidas a una organización defectuosa de la expedición, sino a la mala suerte
1º-La pérdida de los ponies ocurrida en Marzo de 1911 me obligó a partir más tarde de lo que había decidido en
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2º-El mal tiempo a la ida, sobre todo la larga tormenta que padecimos en los 83º de latitud, retardó nuestra
marcha.
3º-La nieve blanda en las regiones inferiores del glaciar hizo nuestro avance aún más lento.
Con energía hemos luchado contras esas circunstancias imprevistas y las hemos vencido, pero a costa de
nuestros víveres de reserva. Las provisiones, la ropa y la organización de la hilera de depósitos establecidos sobre
la meseta, como sobre toda la ruta del Polo, de una longitud de 1300 km., han sido totalmente satisfactorias.
Nuestro grupo habría regresado al glaciar Beardmore en buen estado y con un suplemento de víveres si no se
hubiera producido el desfallecimiento sorprendente de Evans, aquel de entre nosotros que creíamos más
resistente.
En buen tiempo el glaciar Beardmore no es difícil de atravesar, pero a nuestra vuelta no tuvimos una sola
jornada verdaderamente buena y la enfermedad de nuestro compañero agravó aún más la situación.
Como ya he dicho, nos aventuramos en una región del glaciar extremadamente accidentada y, en una caída,
Edgar Evans sufrió una conmoción cerebral. Murió de muerte natural. Su desaparición dejó a nuestro equipo
Pero todo esto no es nada en comparación con lo que nos esperaba en la barrera. De nuevo afirmo que las
disposiciones tomadas para asegurar nuestra retirada eran adecuadas y que nadie habría podido prever, en esta
época del año, las temperaturas y el estado de la nieve que nosotros encontramos. En la meseta, entre los 85º y
los 86º de latitud tuvimos -28ºC. y -34ºC.; y en la barrera a 82º de latitud y una altitud de 3.000 metros la más
baja, experimentamos generalmente -34ºC. durante el día y -44ºC. durante la noche, con un perpetuo viento en
contra durante las marchas. Estas circunstancias se han producido en cierto modo de improviso y nuestro fracaso
es debido a la llegada súbita del mal tiempo, fenómeno del que parece imposible descubrir la causa. Jamás seres
humanos han sufrido tanto como nosotros en este último mes. A pesar del frío y del viento habríamos logrado
hubiese acontecido la disminución inexplicable del combustible contenido en los depósitos y, en fin, sin este
último huracán. Nos ha detenido a 11 millas del depósito donde esperábamos hallar los víveres necesarios para la
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
¿Alguien tuvo jamás peor suerte?. Hemos sido detenidos a 11 millas del One Ton
Camp, con víveres para solo dos días y combustible para una sola comida. Desde
hace cuatro días nos ha sido imposible salir de la tienda: el huracán brama a
tanto valor hoy como ayer. Hemos afrontado riesgos, sabíamos de antemano
que íbamos a correrlos. Si las cosas se han vuelto contra nosotros, no debemos
quejarnos, sino inclinarnos ante la voluntad de la Providencia, resueltos a hacer todo lo que podamos hasta el
final...
Hemos vivido, me gustaría tener una historia que contar sobre la fortaleza, resistencia y valor de mis
compañeros que removería el corazón de todos los ingleses. Estas torpes notas y nuestros cuerpos muertos,
contarán la historia..."
Robert Falcon Scott (1868-1912), oficial de marina británico, y explorador de la Antártida, nacido en Devonport,
Inglaterra. Ingresó en la Armada Real cuando contaba catorce años de edad. En 1900 fue puesto al mando de la
Expedición Nacional a la Antártida, en la que también participaba sir Ernest Shackleton. Zarparon de Inglaterra
en 1901. Scott estableció una base terrestre en las costas del estrecho de McMurdo, en la Antártida, y exploró el
área situada al este de la plataforma de hielo de Ross, a la que llamó península Eduardo VI. Además, condujo
una partida que consiguió llegar hasta los 81° 17' de latitud, y recorrió con trineos Tierra Victoria. La expedición
regresó en 1904 después de haber realizado descubrimientos científicos muy importantes.
En 1910 Scott partió para una nueva expedición a la Antártida que tenía como objetivo llegar al polo sur por
primera vez. Nuevamente desembarcó en el estrecho de McMurdo desde donde emprendió con otros cuatro
companeros el asombroso viaje de 2.964 kilómetros, el viaje más largo realizado jamás a las regiones polares,
sin interrupción y en trineo. Scott llegó al polo sur el 18 de enero de 1912, y a su llegada encontró la tienda y la
bandera que había dejado el explorador noruego Roald Amundsen, el cual había logrado su meta cinco semanas
antes. En el viaje de vuelta murieron Scott y todos sus hombres. El sargento de marina Edgar Evans falleció a
consecuencia de una caída, el capitán Lawrence Oates sacrificó su vida con la esperanza de poder salvar a sus
companeros, y Henry R. Bowers, el doctor Edward Wilson y el propio Scott fallecieron a causa del hambre y las
penalidades sufridas el 29 de marzo de 1912, cuando se hallaban a menos de 18 kilómetros del campamento
base. Sus cuerpos fueron encontrados junto con valiosos diarios y especímenes que Scott había dejado en su
tienda, dos semanas después. Sus diarios y otros informes y relatos se publicaron con el título de La última
expedición de Scott (1913). También escribió la obra El viaje del Discovery (1905).
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Siempre le atrajo el mar, ya desde joven, Ernest Henry Shackleton, nacido en Irlanda,
descendiente de una familia inglesa, se enroló en diferentes barcos. A los 24 años, ya estaba
cualificado para comandar cualquier barco de la marina británica.
En el verano del año 1900, el capitán Robert Scott estaba organizando la Expedición
Nacional Antártica, Shackleton escribió, y cuatro días más tarde hablaba personalmente con
los oficiales de la expedición. Quería ir al Polo Sur.
Ese mismo año, se entrevistó con Lewellyn Longstaff, el mecenas de la Expedición Nacional
Antártica, y en 1901, Shackleton partía en la expedición de Scott (como oficial), a bordo del
Discovery, rumbo al Polo Sur. El Discovery pasa el invierno de 1902 en Hut Point, en la isla
de Ross, y a comienzos de Noviembre, Scott, Wilson y Shackleton, parten hacia el Polo Sur,
usando perros que fueron sacrificando una vez estos se tornaban inservibles (Scott siempre
estuvo en contra de esta práctica, y en su siguiente expedición los sustituyó por ponies
siberianos).
A finales de Diciembre, los tres hombres dan media vuelta, asediados por el hambre y
preocupados porque Shackleton ha contraído el escorbuto. Habían llegado al punto más al
Sur: 82º 23', a unas 530 millas del Polo. La enfermedad de Shackleton se agrava y es
repatriado a pesar de sus deseos a Inglaterra en Enero de 1903 en el buque de apoyo
Morning. Scott, permaneció en la bahía de MacMurdo otro invierno más. El Discovery fue
atrapado por los hielos y tuvieron que usar dinamita para liberarlo. Volvió a Inglaterra y fue
recibido como un héroe.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
En los preparativos Shackleton había incluido ponies siberianos en vez de perros, en base a
unos sencillos cálculos : un pony tira de 800Kg. y come 5 Kg. de alimento al día, mientras
que un perro arrastra 50 Kg. y necesita 750 gramos de comida al día. Pero Shackleton olvida
que los ponies se hunden en la nieve blanda y sobre todo sufren con las bajas temperaturas
de la Antártida pues transpiran por todo el cuerpo y su piel se cubre de hielo. Los perros, por
el contrario, solo transpiran por la lengua, por lo que resultan más resistentes.
A finales de Enero de 1908, alcanzan la bahía de las Ballenas, pero imposibilitados alcanzar
tierra debido a la gruesa capa de hielo y a los peligrosos e imprevisibles icebergs, deciden
poner rumbo a la bahía de McMurdo. Ya entonces los ponies dieron las primeras muestras de
debilidad, el primero de ellos tuvo que ser sacrificado.
En Septiembre de 1908, la expedición liderada por E. David, sin ningún tipo de experiencia
en exploraciones polares, y sin la ayuda de tracción animal, parte hacia el Polo Sur
Geográfico. En más de una ocasión cayeron en las grietas de los hielos, el frío agrietaba la
piel, la mejilla derecha de Mawson y la nariz de David estaban casi congeladas, por las
mañanas Mawson se despertaba con los labios pegados, la sangre que fluía de sus labios
agrietados, se congelaba al salir al exterior.
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El 5 de Febrero de 1909, los tres hombres regresaron al Nimrod, habían viajado 1260 millas
sin perros ni ponies en el lugar más frío de la tierra.
Por su parte, Shackleton y sus hombres partían de Cape Royd el 29 de Octubre de 1908, los
ponies seguían sufriendo, se tornaban inservibles y eran sacrificados, la escasa visibilidad
hacía muy difícil el avance, las grietas se abrían de repente ante ellos. El 26 de Noviembre de
1908, sobrepasan el punto más al Sur alcanzado por la expedición del Discovery de Scott en
1902, y alcanzan una impresionante ruta de acceso a la meseta antártica, una larga y suave
pendiente de hielo de 200 Km. de longitud y que alcanza una altura de 2.000 metros, a la que
pusieron el nombre de Glaciar Beardmore (en honor al industrial que sufragó la expedición).
El 11 de Diciembre tenían por delante 205 millas, hasta el Polo Sur y los víveres escaseaban.
"Cada vez que alcanzamos la cima de una cresta decimos 'quizás esta es la última', pero
nunca es la última", escribió Shackleton. El 27 de Diciembre alcanzan por fin la meseta
antártica, con unas condiciones climáticas durísimas. El 30 de Diciembre una violenta
ventisca, les obliga a detenerse. Estaban débiles, hambrientos y sus extremidades al borde de
la congelación. El 4 de Enero Shackleton escribe : "El final está cerca. Sólo podemos
continuar por tres días como máximo, nos estamos debilitando rápidamente". Lucharon en
contra de la ventisca los 3 días siguientes, el día 7 se detienen a 100 millas del Polo Sur, el 8
no pueden salir de tienda.
"He pensado que preferirías un burro vivo a un león muerto" Shackleton escribe a su mujer.
Comenzaron el regreso, ayudados por los vientos que tanto les habían perjudicado en su
avance. El día 1 de Marzo de 1909, los cuatro hombres estaban a bordo del Nimrod, habían
caminado 1700 millas, y estaban vivos, pero no habían llegado al Polo Sur.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
Tras la conquista del Polo por Amundsen en 1911, ya sólo queda realizar la gran travesía
antártica, es decir, atravesar la Antártida. Shackleton organiza una nueva expedición que
consistiría en atravesar el continente helado desde el mar de Weddell, pasando por el Polo
Sur geográfico, y llegar al mar de Ross; aproximadamente 1800 millas. Aparte de su valor
histórico, en el viaje desarrollarían estudios científicos.
Para la expedición contaban con dos barcos el Endurance, que sería el que transportaría la
expedición trans-continental hasta el mar de Weddell y el Aurora, el barco de Mawson, que
recogería la expedición en el mar de Ross. La duración de la travesía fue estimada en 120
días por Shackleton .
" La posición es 69º 5' de latitud Sur, 51º 30' de longitud Oeste. La temperatura -20º C. una
delicada brisa del sur sopla y el sol brilla en un claro cielo. Después de largos meses de
ansiedad y tensión, después de momentos en los que la esperanza afloraba y momentos en
los que el futuro se nos presentaba negro, nos vemos obligados a abandonar el barco, que se
encuentra destrozado y sin posibilidad de reparación, estamos vivos y bien, y tenemos
víveres y equipamiento para alcanzar nuestro objetivo. Nuestro objetivo es alcanzar tierra
con todos los miembros de la expedición. Es duro escribir lo que siento." Shackleton.
Tras desembarcar todo lo que pudiera serles de utilidad, los 28 hombres establecen un
campamento sobre el hielo al que llamaron Ocean Camp, a media milla del naufragio del
Endurance. El 20 de Diciembre levantan el campamento y deciden dirigirse sobre la
banquisa a la isla de Paulet, situada a 346 millas de distancia. Arrastrar los tres botes
rescatados del naufragio del Endurance sobre el hielo hacía la travesía muy lenta y dura.
Shackleton decide situarse sobre una gran masa de hielo y dejar que las corrientes marinas
les llevaran hacia el Norte. El 31 de Diciembre de 1915 sobrepasan la línea del Círculo Polar
Antártico. Frank Wild, uno de los lugartenientes de Shackleton y antiguo compañero en la
expedición del Nimrod, organizó la vida sobre el pack de hielo. Pusieron los botes invertidos
de forma que les sirvieran de habitáculo, cazaban focas y pingüinos disputándoselos a las
orcas (capaces de atravesar el hielo para capturar a la presa), practicaban cantos corales, se
celebraban los cumpleaños y se leía la Enciclopedia Británica. Había que mantener la moral.
En Abril de 1916 la masa de hielo comenzaba a fragmentarse, decidieron echar al agua las
tres embarcaciones y derivar sobre ellas "Los trozos de packs, los floes, estaban cada vez
más fragmentados debido a los incesantes movimientos del oleaje y el viento. Echar al agua
las embarcaciones era extremadamente peligroso, pero acampar sobre la banquisa
entrañaba también grandes riesgos". Frank Hurley, fotógrafo de la Expedición.
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Shackleton es consciente de que en ese rincón perdido del mundo no podrán resistir mucho
tiempo. Decide dirigirse 800 millas rumbo este-noreste a la isla Georgia del Sur, en cuyo
lado norte estaba situada una estación ballenera noruega, atravesando el mar en una de las
embarcaciones, el James Caird, bote ballenero a vela de 6.7 metros de eslora y 1.8 metros de
manga lastrado con dos toneladas de piedras.
El 5 de Mayo Shackleton estaba al timón y divisó una línea clara en el cielo entre el Sur
SurOeste. Escribió en su diario : "Les dije a los otros hombres que el cielo parecía
despejarse, y un minuto después me di cuenta de que lo que yo había visto no había sido un
claro entre las nubes sino la blanca cresta de una enorme ola. A lo largo de 26 años de
experiencia en el Océano, y habiendo conocido todo tipo de adversidades, jamás había visto
una ola tan gigantesca. Experimentamos una terrible sacudida... la espuma surgía blanca
del mar abierto que nos rodeaba, sentimos como nuestro bote era elevado y quedaba
suspendido como un corcho en medio del oleaje... de alguna manera el bote consiguió
aguantar lleno de agua hasta la mitad... Luchamos con la energía de los hombres que
luchan por salvar su vida, achicando el agua con cualquier recipiente que caía en nuestras
manos y después de 10 minutos de incertidumbre, sentimos como el bote revivía igual que
nosotros".
Inmediatamente Worsley parte hacia el lado Sur de la isla para recoger a los tres hombres
que habían quedado allí.Los encuentra esperando bajo el James Caird que había sido
volteado, como ya hicieran sobre el pack de hielo. Por su parte Shackleton, consigue el
ballenero Southern Sky y junto a Caird y Worsley parte hacía isla Elefante a recoger al resto
de sus compañeros. El hielo les hace retroceder hasta las Islas Falkland, donde el gobierno
uruguayo pone un barco arrastrero, el Instituto de Pesca a su disposición; nuevamente el
hielo les hace retroceder. Desde Punta Arenas, con la ayuda de los residentes británicos fleta
una goleta, la Emma, que también fracasa en el intento.
Por fin, el 30 de Agosto de 1916, a bordo del remolcador chileno Yelcho, Shackleton
consigue llegar a la Isla Elefante. Desde cubierta cuenta los hombres que se arremolinan en
la playa y grita a Wild: ¿Estáis todos bien?, Wild responde: Todos a salvo, todos bien.
Habían sobrevivido en la isla 105 días.
Shackleton no había perdido ni un solo hombre en los tres años que duró su expedición. La
aventura de Shackleton, es posiblemente la más importante de cuantas se han vivido en los
Polos, y aunque no aportó ningún beneficio material, ni ningún avance científico, a
excepción de la experiencia personal de los protagonistas, la supervivencia de todos los
participantes supone en si misma un triunfo, una victoria del hombre sobre los elementos
basándose en dos principios fundamentales: la solidaridad y el espíritu de lucha.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
5. ROALD AMUNDSEN.
En 1996 se cumple el ochenta y cinco aniversario de la conquista del Polo Sur por Roald Amundsen.
El 14 de diciembre de 1911, el explorador noruego alcanzó la meta por tantos soñada. Por primera
vez en la Historia, voces humanas rompían el impresionante silencio del extremo meridional de la
Tierra.
Amundsen y sus compañeros alcanzaron la fama con su hazaña. Sin embargo, el verdadero objetivo del
ambicioso explorador noruego había sido la conquista del Polo Norte. En una carta donde expresa sus
sentimientos de entonces, admite abiertamente: "no creo que haya existido jamás alguien que se encuentre en
un lugar tan diametralmente opuesto a la meta deseada". Amundsen siempre atisbaba nuevos desafíos en la
lejanía. Él mismo describía su vida como "un continuo avanzar hacia la meta final".
Roald Amundsen nació en 1872, en Borge, localidad cercana a la ciudad de Sarpsborg, en la región sudoriental de
Noruega. Desde los años mozos, su meta en la vida era evidente y ninguna duda lacerante logró hacer mella en
su inconmovible determinación de ser explorador polar. Amundsen devoraba cuantos libros sobre expediciones
polares llegaban a sus manos, especialmente los que narraban la desventurada expedición de Sir John Franklin,
que con los buques Erebus y Terror partió en 1845 en busca del paso del Noroeste, para no regresar jamás. Al
igual que Fridtjof Nansen, Amundsen dedicaba mucho tiempo a fortalecer su físico y a entrenar el cuerpo para
hacer frente en su día a las duras pruebas que le esperaban.
Con todo, Amundsen se portó como buen hijo cumplidor de su deber, cediendo al deseo materno de estudiar
medicina. Pero a los 21 años cumplidos, ya huérfano de padre y madre, vendió en seguida todos sus libros de
medicina, puso a buen recaudo la calavera que había usado en sus estudios y proclamó su intención de ser
explorador polar.
Estudiando con atención la bibliografía sobre expediciones polares, Amundsen llegó a darse cuenta de una
debilidad muy corriente; a saber: que los exploradores polares no habían aprendido a navegar. Con su habitual
minuciosidad sistemática, Amundsen decidió obtener el título de capitán de buque y, en 1894, se embarcó a
bordo de un cazador de focas.
Tres años más tarde fue de segundo oficial a bordo del Bélgica, buque de una expedición a la Antártida
financiada con capital belga y dirigida por el explorador polar Adrien de Gerlache de Gomery. El objetivo del viaje
era reconocer el litoral de la Antártida, pero la expedición estuvo a punto de terminar en catástrofe: la
embarcación quedó apresada por los hielos cerca de la isla de Pedro I, debido a la falta de experiencia del jefe de
la expedición en las zonas circumpolares. Los expedicionarios vivirían trece meses de inseguridad y aislamiento
hasta conseguir el Bélgica liberarse de los hielos y salir a mar abierto. Fueron meses de pruebas durísimas.
Prácticamente toda la tripulación llegó a padecer de escorbuto y, al caer enfermo el capitán del barco, Amundsen
se hizo cargo del mando. Pronto se haría dueño de la situación, poniendo a los tripulantes a cazar focas y
pingüinos y a hacer ropas de abrigo con mantas de lana. El Bélgica seguía bajo el mando de Amundsen cuando
logró liberarse de los hielos en marzo de 1899. Así fue aquella la primera expedición que jamás invernase —
aunque fuera involuntariamente — en la Antártida.
Ya con el título de capitán de barco en el bolsillo, Amundsen empezó a planear su propia expedición a las
regiones árticas. Pretendía ir en busca del paso del Noroeste, la ruta marina que se creía iba del Atlántico al
Pacífico bordeando la costa de América del Norte, y que muchos habían intentado descubrir. Amundsen
comprendía que, para lograr apoyo económico, la expedición debería tener una finalidad científica, y pensó que el
Polo Norte magnético sería un proyecto adecuado. Así las cosas, se trasladó a Hamburgo, donde estuvo
estudiando magnetismo terrestre y, a la vez, haciendo preparativos concienzudos de la expedición.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
La nave elegida por Amundsen para la expedición fue el Gjøa, especie de balandra de 70 pies de eslora y 47
toneladas de arqueo neto. Cargada hasta la misma regala, la embarcación zarpó del puerto de Cristianía (hoy
Oslo) en junio de 1903. El Gjøa cruzó el Atlántico norte, bordeando después la costa occidental de Groenlandia
antes de dirigirse al extremo septentrional de la isla de Baffin. La nave se adentró por el estrecho de Lancaster,
donde cautelosamente fue hallando su rumbo entre el laberinto insular de la costa noroccidental del Canadá.
Enormes témpanos de hielo, fuertes vientos, niebla y aguas poco profundas constituían una amenaza constante.
Hacia el fin del verano, los expedicionarios hallaron un puerto natural en la isla del Rey Guillermo, al NO. de la
Bahía de Hudson. El lugar era favorable también porque, estando tan cerca del Polo Norte magnético, se podían
efectuar exactas mediciones científicas. La expedición permaneció dos años en el lugar, que llamaron Gjøahavn
(Puerto Gjøa), erigiendo observatorios equipados con instrumentos de alta precisión y realizando estudios que no
sólo determinaron la posición del Polo Norte magnético, sino que también abarcaron observaciones de tal
exactitud que proporcionaron a los expertos en magnetismo polar suficiente material para trabajar durante veinte
años. De los esquimales aprendió Amundsen a conducir tiro de perros. También se fijó en la vestimenta,
alimentación y modo de vida de los esquimales. Todo lo guardaba en su memoria privilegiada, pensando en que
podría ser de utilidad en posteriores viajes por las regiones polares.
En agosto de 1905 se concluyó la labor científica, y el Gjøa prosiguió rumbo al oeste, a través de nieblas y hielos
flotantes. Las aguas del estrecho eran tan poco profundas que, en cierto lugar, sólo había una pulgada de agua
bajo la quilla. Mientras que el Gjøa, lentamente, iba surcando las traidoras aguas, Amundsen y sus hombres se
daban cuenta de que iban acercándose a zonas conocidas y cartografiadas por navegantes que habían partido
desde Alaska hacia el E. De no surgir más impedimentos, cubrirían la última etapa de la travesía del paso del
Noroeste. Un día, al cabo de tres semanas con el alma en un hilo, la expedición divisó un ballenero de San
Francisco. El Gjøa había alcanzado su objetivo: era el primer barco que conseguía atravesar el paso del Noroeste.
Poco después, empero, la nave quedaría aprisionada por los hielos, permaneciendo inmovilizada todo el invierno.
Amundsen ardía en deseos de dar a conocer al mundo la gran hazaña. En octubre partió en un trineo de perros,
junto con un compañero norteamericano. Recorrieron 800 kilómetros atravesando las masas heladas hasta llegar
a Eagle City, en Alaska, donde había comunicación telegráfica con el mundo exterior. Este viaje, el primero de
larga duración que realizaba con trineo de perros, le llevó a traspasar montañas de 2.700 metros de altura. El
cinco de diciembre llegó a Eagle City y la noticia de su proeza fue difundida por el mundo.
Cambio de planes
Convertido en un famoso descubridor, Amundsen dio varias conferencias por todo el mundo para cubrir los gastos
de la expedición al paso del Noroeste y reunir fondos para el más arriesgado proyecto que aún quedaba por
realizar en las regiones árticas: la conquista del Polo Norte. Con su recién ganada fama reuniría pronto el capital
necesario, procediendo en seguida a efectuar sus planes, que consistían en ir atravesando el Polo a la deriva en
una embarcación aprisionada por los hielos. Amundsen había incluso conseguido el barco. Se había puesto en
contacto con Fridtjof Nansen, pidiéndole que le dejara el Fram, buque utilizado por éste y sus hombres durante
tres años, de 1893 a 1896, y en el que habían ido a la deriva con los hielos desde Siberia hacia al Polo Norte. El
mismo Nansen tenía proyectado emplear el Fram, pero su generosidad le hizo acceder a la petición de Amundsen.
Los planes del explorador noruego, empero, quedaron desbaratados al llegar, en abril de 1909, la noticia de que
el norteamericano Robert Peary había alcanzado el Polo Norte. En seguida, Amundsen viró en redondo,
cambiando el objetivo de la expedición. Y ello sucedió "con la misma rapidez que la noticia (la proeza de Peary)
había circulado por el hilo", según palabras del mismo Amundsen. Los preparativos siguieron su curso, pero ahora
con un nuevo destino: el Polo Sur. Era bien sabido que el inglés Robert Falcon Scott estaba preparando su
segundo intento de alcanzar el extremo meridional de la Tierra, y Amundsen — empujado por la ambición de ser
el primero — decidió aceptar el desafío. Hasta la llegada del Fram a la isla de Madera, en el verano de 1910,
Amundsen no hizo saber al mundo que pretendía la conquista del Polo Sur. Un telegrama con la noticia fue
recibido por Scott justamente cuando su expedición estaba a punto de abandonar Nueva Zelanda. En enero de
1911, el Fram anclaba en la Bahía de las Ballenas. Amundsen había elegido cuidadosamente esta base antártica
debido a su situación: 100 km. más cerca del Polo que la base de Scott, en el Cabo Evans. En el curso de febrero
y marzo los expedicionarios dispusieron siete depósitos de víveres y carburante a lo largo de las primeras etapas
de la ruta que habrían de seguir. Con su espíritu práctico, Amundsen mandó marcar el itinerario con pescado
seco, que luego pudiera servir de alimento.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
El 19 de octubre se inició la memorable marcha hacia el Polo Sur: Amundsen al frente de cuatro hombres y cuatro
trineos ligeros, tirados cada uno por trece perros. La primera parte del viaje transcurrió, sorprendentemente, sin
dificultades. A veces hasta podían dejar que los perros tirasen de los trineos mientras los hombres, sujetando las
riendas, iban
esquiando a remolque placenteramente. Pero esto terminaría bruscamente al surgir obstáculos poderosos en
forma de grietas sin fondo e interminables crestas heladas en el glaciar Axel Heiberg. La resistencia y el valor de
los bien entrenados expedicionarios fueron puestos ahora realmente a prueba. Mas, una vez superados estos
impedimentos, atravesaron con relativa rapidez la vasta meseta en dirección al Polo Sur. La tensión iba en
aumento según se iban acercando los expedicionarios al Polo. Temían, naturalmente, que Scott les hubiera
ganado la partida ante la misma línea de meta, aunque, no obstante, Amundsen albergaba la esperanza de que la
rapidez de su marcha les hubiera asegurado la victoria. Al fin, el 14 de diciembre alcanzaron el extremo austral de
la Tierra.
El triunfo de Amundsen en la carrera hacia el Polo Sur no había, en modo alguno, colmado sus ansias de nuevas
metas que conquistar. A su regreso de la Antártida, comenzó de seguida los preparativos de una nueva
expedición. Las regiones árticas seguían acaparando su interés principal y se propuso explorar las zonas
desconocidas y emular la tentativa de Nansen de pasar a la deriva por el Polo Norte. La I Guerra Mundial hizo
retrasar la ejecución del proyecto. Al fin, en junio de 1918, la expedición partía de Noruega. El Fram ya no servía,
por lo que Amundsen se hizo construir su propia embarcación, el Maud, que no fue bautizado con champaña, sino
— peculiarmente, en verdad — con un bloque de hielo.
La expedición del Maud fue equipada con instrumentos para realizar observaciones oceanográficas,
meteorológicas y del magnetismo terrestre, y era la expedición geofísica de exploración polar más importante y
mejor pertrechada hasta entonces. Sin embargo, el viaje sería causa de muchas decepciones. Al adentrarse el
Maud por aguas árticas, quedó aprisionado por los hielos, permaneciendo los expedicionarios abandonados a su
suerte durante dos largos inviernos. El barco necesitaba grandes reparaciones urgentemente, que fueron llevadas
a cabo en la ciudad de Seattle, donde fue equipado y abastecido para pasar varios años en los hielos. En junio de
1922 el Maud ponía rumbo al norte de nuevo, para quedar otra vez aprisionado por los hielos junto a la isla de
Wrangel, frente el extremo nororiental de la URSS. Durante tres años, la embarcación fue a la deriva con los
hielos a lo largo de las costas de Siberia nororiental. De este modo, la ambiciosa expedición no alcanzaría su meta
geográfica, pero los datos geofísicos reunidos, sobre todo por el meteórologo y oceanógrafo Harald Ulrik
Sverdrup, han dado fama a la expedición del Maud de ser uno de los proyectos de exploración ártica más
importantes de todos los tiempos. El viaje proporcionó nuevos conocimientos. De eso queda constancia, pese a
todas las decepciones sufridas.
Desde época temprana, Amundsen había mostrado interés por los aviones como medio auxiliar de exploración
polar. En su último viaje a las regiones árticas, el Maud llevaba dos pequeños aeroplanos a bordo. El uno sería
empleado para realizar observaciones. Con el otro, que era de mayor tamaño, pensaba Amundsen volar hacia el
norte desde Alaska. Sin embargo, ambos aviones sufrieron averías bastante pronto, aunque los pilotos
sobrevivieron a los accidentes.
Después de los intentos fracasados del Maud por alcanzar su primer objetivo, pocos creían que fuera posible
conquistar el Polo Norte desde el aire. Amundsen despertaba poco interés al tratar de reunir fondos para su
última temeraria aventura: ser el primero en volar sobre el Polo Norte.
Cuando, descorazonado, llegó a Nueva York, tras una malograda gira de conferencias, fue contactado por Lincoln
Ellsworth, un norteamericano a la sazón totalmende desconocido para el explorador noruego. Para gran alegría
de Amundsen, Ellsworth se ofreció a financiar la adquisición de dos hidroaviones y cubrir los demás gastos a
cambio de participar en la expedición. Amundsen consiguió pilotos y mecánicos y el 21 de mayo de 1925
despegaron de Spitsbergen rumbo a Alaska. A la mañana siguiente, empero, el depósito de gasolina de uno de
los vehículos aéreos sufrió una fuga, y el otro tenía problemas con el motor. A unos 150 kilómetros del Polo,
aterrizaron ambos hidroaviones en los hielos y sólo uno de ellos pudo utilizarse después.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
Luego de haber aplanado los seis hombres la superficie helada con herramientas manuales, hasta hacer una
primitiva pista de despegue, el piloto, Hjalmar Riiser-Larsen, realizó la proeza aeronáutica de despegar con todos
a bordo. El avión llevaba exceso de peso, pero, con las últimas gotas de gasolina, lograron llegar a
Nordaustlandet, isla del archipiélago de Svalbard, donde los seis expedicionarios fueron rescatados del mar y
llevados de regreso a Noruega.
Contra todo lo que se esperaba, el viaje despertó admiración por doquier, a pesar de que fue la expedición polar
más desafortunada de Amundsen y otra vez sería el héroe recibido con
entusiasmo a su regreso a Oslo. El explorador noruego describió la bienvenida como el recuerdo más feliz de su
vida.
Por entonces estaba convencido Amundsen de que el avión no era todavía vehículo apropiado para viajes aéreos
sobre el Polo, pero pensó que sí sería factible volar de continente a continente en dirigible. En muy breve tiempo
consiguió los medios necesarios para su atrevido viaje. El 11 de mayo de 1926, el infatigable explorador
abandonaba Spitsbergen a bordo del dirigible Norge. Con Amundsen iban el norteamericano Lincolsn Ellsworth, el
italiano Umberto Nobile, que había construido el dirigible y que también lo mandaba, así como el hábil piloto
Hjalmar Riiser-Larsen, que iba de navegante. Había, además, una tripulación de doce hombres.
Al cabo de sólo 16 horas de vuelo, los expedicionarios, radiantes de alegría, pudieron dejar caer las banderas
noruega, estadounidense e italiana sobre el Polo Norte, y el 14 de mayo aterrizaba el Norge en Teller (Alaska).
Sus tripulantes habían recorrido 5.456 kilómetros en 72 horas, siendo los primeros en volar de Europa a América.
La ruta seguida por el Norge había atravesado regiones polares desconocidas, y Amundsen pudo hacer constar
que no existían territorios en aquellas latitudes. La última zona en blanco del mapamundi había sido eliminada.
El homenaje rendido al explorador noruego alcanzó cotas inéditas. Especialmente en los Estados Unidos y el
Japón, su nombre inspiraba gran respeto. Sin embargo, la enojosa disputa entre Amundsen y Nobile arrojaría
oscuras sombras sobre esta época. Nobile trató de menospreciar el papel de Amundsen en el viaje del Norge,
mientras que éste, por su parte, criticaba la construcción del dirigible.
Con todo, Amundsen no dejaría de mostrar su espíritu magnánimo al recibirse la noticia, en mayo de 1928, de
que el nuevo dirigible de Nobile, el Italia, había sufrido un accidente en las regiones árticas.
Sin dudarlo, Amundsen se ofreció voluntario para una tentativa de salvamento, siendo uno de los seis hombres
que, en junio, despegaban de Tromsø en el avión francés Latham. Nobile y sus hombres fueron salvados el 22 de
junio. Pero el aeroplano de Amundsen transmitiría sus últimas señales tres horas después de despegar. El avión
no regresaría jamás.
Si se sabe con certeza cuál fue la primera expedición que llegó al Polo Sur, investigaciones recientes han puesto
en tela de juicio que Peary, en 1909, fuera el primer hombre en pisar el Polo Norte. Voces de crítica arguyen que
Peary a duras penas podía haber tocado el punto del Polo con el tiempo escaso que había tenido a su disposición.
A esto se suma que se han hallado varios puntos oscuros en la documentación presentada. La decisión de
proclamar a Peary conquistador del Polo Norte obedeció a motivos políticos, dicen algunos.
Puesta en duda la proeza de Peary, el honor debería corresponder al americano Richard Byrd, que 17 años más
tarde sostuvo haber volado sobre el Polo Norte en un monoplano Fokker. La investigación moderna, entretanto,
duda igualmente de esta afirmación. Dennis Rawlins, investigador americano experto en navegación polar, tras
haber estudiado detalladamente el relato del viaje en el diario del aviador, mantiene que Byrd nunca llegó a
alcanzar el punto del Polo y que tuvo necesariamente que ser consciente de este hecho.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
Por otra parte, no existe la menor duda al respecto de que Roald Amundsen dejó Svalbard a bordo del dirigible
Norge sólo unos días después de que Byrd hubiera despegado en dirección norte.
Mientras que las afirmaciones de Peary y de Byrd no queden suficientemente demostradas, hay indicaciones de
que Amundsen puede haber sido el primero en alcanzar ambos Polos. Esperemos que este asunto se aclare en el
futuro.
6. STEFAN ZWEIG.
Napoleón, Goethe, Händel, Tolstoi, el capitán Scott, Dostoyevski y otras figuras que han
vivido momentos decisivos de exaltación o de gloria son los protagonistas de estas
bellas páginas. Zweig ha elegido en diferentes tiempos y ambientes esos instantes de
supremo fulgor, demostrando que "a veces la historia brilla como las aguas torrenciales
siguiendo un curso fatal, o arremolina y arrebata los acontecimientos al capricho
desordenado del viento".
ISBN: 84-261-0102-X
Formato: 11 x 17,5 cm 254 páginas
Precio sin IVA: 6,73 €
Precio con IVA: 7 €
Colección Z
Stefan Zweig
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Stefan Zweig (28 de noviembre de 1881 - 22 de febrero de 1942) fue un escritor austríaco
Biografía
Escritor austriaco de lengua alemana. Zweig, nació en Viena, en el seno de una familia acomodada,
estudió en la Universidad de Viena en la que obtuvo el título de doctor en Filosofía. Durante la primera
guerra mundial tuvo que exiliarse a Zurich a causa de sus ideas pacifistas. La solvencia económica de su
familia le permitió ejercer su gran pasión: viajar; y así adquirió una gran conciencia de tolerancia que ha
quedado plasmada en sus obras, las primeras en protestar en contra de la intervención de Alemania en la
guerra. Zweig vivió en París, en Bath (UK) y Londres antes de viajar a los Estados Unidos y en 1941 a
Brasil, donde se suicidó en Petropolis, junto a su segunda esposa, desesperados ante el futuro de Europa
y su cultura (después de la caída de Singapur, creían firmemente que el nazismo se extendería).
De origen Judío, fue defendido por el compositor Richard Strauss que se negó a eliminar el nombre de
Zweig como libretista del cartel de la obra "Die Schweigsame Frau" (La mujer Silenciosa), estrenado en
Dresde. Hitler rehusó ir al estreno como estaba planeado y la obra fue prohibida poco tiempo después
tras solo tres representaciones.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
Trabajó durante más de veinte años en su obra Momentos estelares de la humanidad que retrata los 14
acontecimientos de la Historia mundial más importantes desde su punto de vista
Sin embargo, desde su muerte y a pesar de la importancia de su obra en vida, ha venido siendo olvidado
Obras
Fue autor de biografías, ensayos políticos o literarios, novelas y dramas.
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LA CARRERA POR EL POLO SUR – SCOTT EN LA ANTÁRTIDA
Autobiografía
Qué: «Cada uno de estos momentos estelares —escribe Stefan Zweig con acierto—
marca un rumbo durante décadas y siglos», de manera que podemos ver en ellos unos
puntos clave de inflexión de la historia, que leemos en estas catorce miniaturas
históricas con la fascinación que siempre nos produce este gran escritor. Éste es
probablemente el libro más famoso de Zweig. En él lleva a su cima el arte de la
miniatura histórica y literaria. Muy variados son los acontecimientos que reúne: el
ocaso del imperio de Oriente, en el que la caída de Constantinopla a manos de los
turcos en 1453 adquiere su signo más visible; el nacimiento de El Mesías de Händel en
1741; la derrota de Napoleón en 1815; el indulto de Dostoievski momentos antes de
su ejecución en 1849; el viaje de Lenin hacia Rusia en 1917...
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