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Crítica Intercultural y Decolonial
Crítica Intercultural y Decolonial
Aunque sea difícil de aceptar esta afirmación, no cabe duda de que en parte su
razón se fundamenta en nuestro accionar, muchos de los trabajadores sociales
hoy en día trabajan en empresas que fomentan el neoliberalismo y la reproducción
del modelo actual. No se puede pensar en que solamente el trabajador social tiene
como finalidad el derrocamiento del orden actual, bien sea por su inequidad o su
inhumanidad; esto es solo un enfoque del profesional social, una posición asumida
desde la crítica y la criticidad como bases reflexivas para que así logren encaminar
no solo a un individuo sino a toda la sociedad como tal, a un devenir equitativo y
más humano.
Esto se logra realizando una “descolonización del mundo” (Grosfoguel, 2010). Tal
y como lo dice Ramón, no se está refiriendo con esto a la concepción del siglo XIX
sobre una descolonización que implicaba una “independencia jurídico política de
un estado en relación con un imperio colonial” (Grosfoguel, 2010), sino más bien a
una decolonialidad del conocimiento, de las relaciones de poder, de la economía
política, la espiritualidad, relaciones de género, etc. Todas las esferas humanas
que al contemplar y realizar una exhaustiva búsqueda hunden sus raíces en el
pensamiento occidental eurocéntrico. Incluso la misma teoría crítica de la cual se
afianza esta postura, proviene de Europa. Se deduce entonces una especie de
cierto cinismo intelectual el tratar de superar o acabar un sistema utilizando una de
sus herramientas; sin embargo, se podría observar también que es el mismo
sistema el que dictamina su no viabilidad futura al reevaluar su proceder. Dicha
afirmación se podría argumentar en cierta medida desde el punto de vista de un
ser racional, el cual es capaz de criticar posteriormente sus acciones y sus
efectos, aunque estos hayan sido devastadores.
CONCLUSIÓN.
Lo más difícil de mirar hacia adentro es ver sueños frustrados o metas sin lograr,
con esto no quiero que se me relacione a cierta noción fatalista que tienen algunos
actualmente, y que, a pesar mío, algunos profesores promueven desde la
academia; por el contrario, me encamino por una sociedad que sea consciente de
sus limitaciones y de sus excesos, que mire a su alrededor y convoque a un nuevo
orden social donde la sensibilidad y la alteridad se conviertan en promotores de un
mundo más humano y feliz.
BIBLIOGRAFÍA.