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Crónica
Crónica
instante bailar al ritmo de las mariposas en nuestro estómago (símil), aquel suspenso en el
examen se convirtió en una eterna sinfonía de sentimientos (hipérbole). Cada palabra
pronunciada por él era un eco de los susurros de los antiguos poetas, y yo, ávido lector de sus
labios, absorbía cada sílaba como el rocío que absorbe la tierra sedienta al amanecer (anáfora y
metáfora).
El miedo, ese astuto ladrón de la tranquilidad, amenazaba con robar mis sueños
(personificación). Pero el temor más grande, ese monstruo escondido bajo la cama de mi infancia
(metáfora), no era el rechazo, sino el abrazo cálido y confuso de la aceptación.
Los estereotipos, esos grilletes invisibles, nunca me ataron (metáfora); al contrario, me dieron
alas para explorar el vasto cielo de mi identidad (metáfora). Ser bisexual para mí es ser el agua,
capaz de adaptarse y fluir, firme en un lago, poderosa en una cascada y vapor en el cielo (anáfora
y metáfora).
Revelar mi verdad fue como escalar el Everest sin oxígeno, un reto titánico y a la vez liberador
(símil y metáfora). La ironía, esa dama caprichosa, me mostró que la verdadera aceptación venía
vestida con las sombras del rechazo (personificación y metáfora).