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Como si el tiempo, ese veloz corredor que nunca mira hacia atrás (metáfora), decidiera por un

instante bailar al ritmo de las mariposas en nuestro estómago (símil), aquel suspenso en el
examen se convirtió en una eterna sinfonía de sentimientos (hipérbole). Cada palabra
pronunciada por él era un eco de los susurros de los antiguos poetas, y yo, ávido lector de sus
labios, absorbía cada sílaba como el rocío que absorbe la tierra sedienta al amanecer (anáfora y
metáfora).

Mi corazón, ese intrépido navegante, se debatía entre mares de felicidad y tormentas de


incertidumbre, sin saber hacia qué puerto dirigirse (metáfora). Aquellos días vacíos de
vacaciones, se tornaron en un cruel juego de ajedrez (metáfora) donde cada movimiento me
hacía añorar más su presencia, que brillaba como el faro en la oscuridad de mis noches (símil).

El miedo, ese astuto ladrón de la tranquilidad, amenazaba con robar mis sueños
(personificación). Pero el temor más grande, ese monstruo escondido bajo la cama de mi infancia
(metáfora), no era el rechazo, sino el abrazo cálido y confuso de la aceptación.

Los estereotipos, esos grilletes invisibles, nunca me ataron (metáfora); al contrario, me dieron
alas para explorar el vasto cielo de mi identidad (metáfora). Ser bisexual para mí es ser el agua,
capaz de adaptarse y fluir, firme en un lago, poderosa en una cascada y vapor en el cielo (anáfora
y metáfora).

Revelar mi verdad fue como escalar el Everest sin oxígeno, un reto titánico y a la vez liberador
(símil y metáfora). La ironía, esa dama caprichosa, me mostró que la verdadera aceptación venía
vestida con las sombras del rechazo (personificación y metáfora).

A través de mi bisexualidad, me convertí en el maestro de la orquesta de mis emociones,


interpretando la sinfonía de mi existencia (metáfora). Si pudiera retroceder el reloj (metonimia),
susurraría al joven confundido: "Déjate llevar por la marea, siente el pulso del universo y sigue la
danza de las estrellas" (hipérbole y metáfora). El futuro es ahora una tela en blanco, esperando la
pincelada de mil colores del amor y la experiencia (metáfora).

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