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CAS. N° 2884-2007 LIMA. Indemnización.

Lima, veintiuno de julio del año dos mil ocho.-

LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPUBLICA; vista la causa número dos mil ochocientos ochenticuatro guión dos
mil siete, en el día de la fecha, expide la siguiente sentencia:

MATERIA DEL RECURSO.- Se trata del recurso de casación interpuesto a fojas


seiscientos cuarentidós, por Marcial Benigno Guadalupe Brañez y otra contra la
sentencia de vista de fojas seiscientos veintinueve, su fecha once de enero del
año dos mil siete, expedida por la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Lima, que confirma la sentencia apelada obrante a fojas quinientos
sesenticuatro, su fecha catorce de noviembre del año dos mil cinco, que declara
infundada la demanda de indemnización de daños y perjuicios, propuesta por
Marcial Benigno Guadalupe Brañez contra el Colegio Médico del Perú.

FUNDAMENTOS DEL RECURSO.- Esta Sala Suprema, mediante resolución de


fecha diecisiete de septiembre del año dos mil siete, obrante a fojas cuarentitrés
del presente cuadernillo, ha declarado procedente el recurso de casación por las
causales previstas por los incisos primero, segundo y tercero del artículo
trescientos ochentiseis del Código Procesal Civil, relativas a la interpretación
errónea de una norma de derecho material, la inaplicación de una norma de
derecho material y la contravención de las normas que garantizan el derecho a un
debido proceso, bajo los siguientes términos: 1) Interpretación errónea de una
norma de derecho material; en cuanto a este extremo sostiene que el Colegiado
habría interpretado erróneamente el numeral mil novecientos setentidós del
Código Civil, puesto que no existe conexión lógica entre tener la profesión de
médico y ahogarse, por lo que no puede sostenerse que la causa del daño o
consecuencia dañosa fue el obrar de un profesional de medicina; agrega que de
una adecuada interpretación del numeral glosado se descarta que la
consecuencia dañosa sea resultado de un evento imprevisible (puesto que en toda
piscina existen riesgos de accidentes), irresistible (porque pudo evitarse la
consecuencia fatal si hubiera existido una posta médica o salvavidas) y
extraordinario (no resulta ajeno a la actividad de natación); asimismo, se descarta
la conducta de un tercero y la imprudencia de quien padece el daño toda vez que
las consecuencias dañosas fueron el resultado de la inexistencia de medidas de
auxilio en la piscina del centro de esparcimiento así como el incumplimiento de las
reglas de seguridad necesarias, impuestas por ley; II) La inaplicación de una
norma de derecho material, sosteniendo que el Colegiado habría dejado de aplicar
los siguientes numerales: 11.1) El artículo mil novecientos ochenticinco del Código
Civil, referido a la teoría de la causa adecuada, afirmando que la Sala Superior no
efectuó indicación alguna ni análisis del numeral invocado puesto que la causa del
daño no está determinada correctamente; no obstante, no estudia ni evalúa cada
uno de los elementos en el contenido de la sentencia por lo que su argumentación
es muy pobre y carente de contenido; y, 11.2) El artículo mil novecientos setenta
del Código Civil puesto que la Sala Superior no efectúa un análisis adecuado de
la actividad riesgosa, que implica la implementación y uso de una piscina, así
como la actividad de natación, toda vez que el uso de estos bienes así como el
deporte de natación conlleva una serie de peligros previsibles e imprevisibles,
tales como los golpes por resbalos, fracturas por caídas en las locetas, cortes por
piedras o locetas rotas, calambres abdominales y etcétera; y, III) La contravención
de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, sosteniendo en
este extremo que la resolución recurrida carece de una motivación adecuada,
puesto que no hay un análisis exhaustivo y preciso de la responsabilidad
extracontractual y por ello la Sala Civil no realiza una construcción argumentativa
coherente y adecuada, por lo que se afecta el deber de motivar las resoluciones
judiciales y con ello la tutela jurisdiccional efectiva, contraviniendo de esta manera
los artículos ciento veintidós, inciso tercero, del Código Procesal Civil y 1 del Título
Preliminar del mismo cuerpo legal; agrega que la Sala no toma atención los
hechos tal como realmente sucedieron, obviando el estudio de la situación
riesgosa y el incumplimiento de los deberes de protección del centro de
esparcimiento.

CONSIDERANDO:

Primero.- Habiéndose declarado procedente la denuncia casatoria por las


causales antes mencionadas, de primera intención, debe examinarse la causal in
procedendo, pues, de declararse fundado el recurso por dicha motivación
resultaría innecesario examinar las otras causales que tienen relación con la
infracción de normas de derecho material.

Segundo.- La doctrina ha conceptuado el debido proceso como un derecho


humano o fundamental que asiste a toda persona por el sólo hecho de serlo, y
que le faculta a exigir al Estado un juzgamiento imparcial y justo ante un Juez
responsable, competente e independiente, toda vez que el Estado no solamente
está en el deber de proveer la prestación jurisdiccional a las partes o terceros
legitimados, sino a proveerla con determinadas garantías mínimas que le
aseguren tal juzgamiento imparcial y justo, lo que se conoce como el debido
proceso en su dimensión procesal o adjetiva; en tanto que el debido proceso
sustantivo no sólo exige que la resolución sea razonable, sino esencialmente
justa.

Tercero.- Dentro de las reglas que garantizan el debido proceso encontramos uno
de los principios importantes cuya afectación comporta la declaración de nulidad
por parte de esta Sala de Casación, esto es, el principio de motivación de las
resoluciones judiciales, que tiene rango constitucional, y que exige al juzgador
exponer las razones que justifican su decisión, la que debe ser cierta, coherente
y verificable, la que debe respetar el principio de congruencia procesal consagrado
por el numeral VII del Titulo Preliminar del Código Procesal Civil, concordante con
los artículos ciento veintidós, inciso cuarto, y cincuenta, inciso sexto, del mismo
cuerpo de leyes.

Cuarto.- Para efectos de determinar si en el caso en concreto existe


contravención del principio de motivación de las resoluciones judiciales, es
indispensable hacer las siguientes precisiones: a) Los demandantes, Marcial
Benigno Guadalupe Brañez y Celia Bravo Sánchez de Guadalupe, reclaman del
Colegio Médico del Perú una indemnización de daños y perjuicios por
responsabilidad extracontractual en la suma de un millón quinientos mil soles, por
la muerte de su hijo, Edwin Marcial Guadalupe Bravo; b) Entre las preces de su
demanda, expresan que el día tres de marzo de mil novecientos noventinueve, su
hijo, Edwin Marcial, en compañía de un amigo, acudieron al Centro de
Esparcimiento "El Tumi", perteneciente al Colegio Médico del Perú, utilizando la
piscina que — según aducen — no tenía ninguna señalización de profundidad o
de forma, ni personal alguno en sus alrededores; c) Precisan que a las once y
trenta minutos de la mañana, Edwin Marcial pierde la vida ahogado en dicha
piscina cuando en ese momento no había nadie para socorrerlo, pues su amigo,
Sandro Bustamante, no pudo auxiliarlo porque no sabía nadar; d) El Colegio
Médico del Perú contesta la demanda, sosteniendo que dicho accidente se debió
a la irresponsabilidad del mismo fallecido y de su amigo, pues al ser personas
adultas tenían pleno conocimiento de los peligros que importa el uso de una
piscina la cual se había constatado que no tenía señalizaciones' por lo que —
según afirman — es de aplicación el supuesto de ruptura del nexo causal previsto
por el numeral mil novecientos setentidós del Código Civil; agregando que dicha
muerte podría deberse también a la acción de su amigo, ya que existe un proceso
penal en trámite en su contra por delito de homicidio; e) El Juez, mediante
sentencia obrante a fojas quinientos sesenticuatro, declara infundada la demanda,
bajo el fundamento que el hecho dañoso se habría producido como consecuencia
de la comisión del delito de homicidio en agravio del hijo de los demandantes por
parte de su acompañante, Sandro Bustamante, cuya responsabilidad penal y civil
subsiste, mientras no concluya el proceso penal en referencia; agregando que
también se configura el supuesto de imprudencia de la propia víctima;
concluyendo que sería de aplicación los supuestos de fractura causal, previstas
en el numeral mil novecientos setentidós del Código Civil, esto es, por hecho
determinante de tercero y de la imprudencia de la propia víctima; f) Impugnada
dicha decisión, la Sala Superior confirma la apelada, sosteniendo los mismos
fundamentos del Juez, agregando que la víctima del daño actuó con impericia
pues dada su condición de profesional de la medicina contaba con las suficientes
condiciones intelectivas para adoptar las medidas necesarias y oportunas que le
permitan usar en forma correcta las piscinas ubicadas en el interior del centro de
esparcimiento, sin asumir riesgos temerarios para su integridad física.

Quinto.- La motivación de las sentencias puede presentar vicios, que pueden ser
objeto de control casatorio, estos son: 1) la falta de motivación; y, 2) la defectuosa
motivación. La defectuosa motivación se divide en tres agravios: a) motivación
aparente; b) motivación insuficiente; y c) motivación defectuosa en sentido
estricto; en ese sentido, la doctrina señala, según Olsen Ghirardi, que existen
hasta tres tipos de vicios vinculados a la motivación, a saber, la motivación
aparente, la cual se da cuando la decisión se basa en pruebas no actuadas o en
hechos no ocurridos; la motivación insuficiente, que se presenta cuando vulnera
el principio de la razón suficiente y la motivación propiamente defectuosa, la cual
se da cuando el razonamiento del juez viola los principios lógicos y las reglas de
la experiencia. Los vicios o errores en el razonamiento del juzgador son
denominados en ladoctrina como "errores in cogitando".

Sexto.- En tal sentido, examinada la resolución recurrida se desprende que el


Colegiado, para desestimar la demanda, sustenta su decisión en la aplicación del
supuesto previsto en el numeral mil novecientos setentidós del Código Civil, esto
es, los supuestos de fractura causal, entre ellos, que el daño se debió a hecho
determinante de tercero y por la imprudencia de la propia víctima; sin embargo,
se advierte que la Sala Superior no ha analizado la naturaleza jurídica de dicha
figura (fractura causal), pues a decir del autor Taboada Córdova "(..) en todo
supuesto de fractura causal una de las conductas o causas habrá producido o
causado el daño y la otra no habrá llegado a causarlo justamente por haber sido
el mismo consecuencia de la otra conducta. Y es por ello que a la conducta que
no ha llegado a causar el daño se le denomina causa inicial, mientras que a la
conducta que sí llegó a causar el daño se le denomina causa ajena. Todo
supuesto de fractura causal implica, pues, un conflicto entre la causa ajena y la
causa inicial, siendo el daño consecuencia de la causa ajena y no existiendo
ninguna relación de causalidad respecto de la causa inicial'' sin embargo, en el
caso en concreto, el Colegiado no ha esgrimido las razones por las que considera
que la supuesta impericia de la víctima al ingresar a la piscina pese a ser un
profesional, constituye la causa ajena única y determinante para provocar el hecho
dañoso, pues, no ha analizado la conducta de la demandada de no haber tomado
las medidas necesarias para que la piscina sea segura en virtud a lo dispuesto
por las leyes pertinentes, afirmación que se corrobora de la propia contestación
de la demanda, cuando sostiene que no existía señalizaciones en dicha piscina;
por otra parte, el Colegiado también atribuye fractura causal por hecho
determinante de tercero, esto es, porque el daño se debió a la acción del amigo
del fallecido, Sandro Bustamante, en base a que existe en su contra un proceso
penal en trámite por delito de homicidio en agravio de la víctima, por los hechos
que son objeto de litis; no obstante, durante el desarrollo de este proceso no se
ha acreditado que exista sentencia condenatoria contra Sandro Bustamante; por
lo que la Sala al llegar a dicha conclusión habría dejado de lado uno de los
derechos constitucionales reconocido en el artículo dos, numeral veinticuatro,
inciso e, de la Carta Política, según el cual toda persona es considerada inocente
mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad.

Séptimo.- Consecuentemente, esta Sala Suprema concluye que la resolución


impugnada contraviene el principio de motivación de las resoluciones judiciales,
pues incurre en una motivación insuficiente, la que se presenta cuando se vulnera
el principio lógico de razón suficiente, pues, este principio se enuncia diciendo que
"Nada hay sin una razón suficiente", toda vez que el razonamiento suficiente
significa que el mismo resulta bastante, capaz, eficiente, conveniente, preciso y
adecuado, supuestos que no se presentan en la recurrida; por tanto, la causal de
contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso
merece ser amparado, careciendo de objeto pronunciarse respecto de las otras
causales. Por las razones anotadas y en aplicación del inciso primero del artículo
trescientos noventiseis del Código Procesal Civil: declararon FUNDADO el
recurso de casación interpuesto; CASARON la sentencia impugnada; en
consecuencia, NULA la sentencia de vista obrante a fojas seiscientos veintinueve,
su fecha once de enero del año dos mil siete; ORDENARON que la Sala Superior
expida nueva resolución con arreglo a ley; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los
seguidos por Marcial Benigno Guadalupe Brañez y otra contra Colegio Médico del
Perú, sobre indemnización; y los devolvieron; Vocal Ponente señor Castañeda
Serrano.- SS. ROMÁN SANTISTEBAN, TICONA POSTIGO, SOLÍS ESPINOZA,
CASTAÑEDA SERRANO, MIRANDA MOLINA

Publicado 03-08-09 página 25335

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