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PARTE l
El concepto de, liturgia
3. El signo en la liturgia . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
El criterio de su existencia e interpretación, 48. - Grupos
principales de Jos signos litúrgicos, 52.-EI signo palabra, 52.-
Los signos gestos, actitudes y movimientos, 54.-Los signos
elen1entos y objetos, 54.-El arte como signo en la litur-
gia, 55.-·-l.flS signos personas, 65.-¿ Por qué se realiza el
encnentro entre Dios y los hombres en un régimen de sig-
ltOs? 1 G6,
Págs.
Págs.
4. Los caracteres sacramentales y el culto cristiano ........ . 138 CAPÍTULO VIII.-El único Liti:rgo y la única iitu.rgia ........... . 234
5. El sacerdocio cristiano y el sacerdocio de todos los fieles. 142 l. El sacerdocio celeste de Cristo ................................ . 234
La cuestión, 143.-Ensayo de sistematización del concepto 2. !Liturgia celeste y liturgia terrestre .......................... . 238
de sacerdocio cristiano, 145.--Sobre el concepto de sacerdo-
cio, 146. - Concepto de sacrificio, 147. - Sacerdocio de Cri s- 3. Consecuencias para la naturaleza de la liturgia ........... . 245
to, 149.-Sacerdocio de los cristiano~·, 150.-Naturaleza del
::;;acerdocio jerárquico y su diferencia del sacerdocio c01nún IX.-La liturgia y la ley de la salt'ación en comunidad.
a todos los fieles, 151.
CAPÍTULO 247
l. Sentido comunitario protestante y sentido comunitario
CAPÍTULO V.-La noción de la liturgia y !a Misa como realiza- católico ............................................................ . 248
ción y cxpre5ión de todo el conjanto litúrgico .............. . i56 2. Historia sagrada y salvación en comunidad según la
l. Cómo la cuádruple dimensión de los signos litúrgicos revelación ........................................................ . 251
encuentra en ía Misa su máximo grado de expresión. 157 3. Iglesia y liturgia en la ley de la salvación en comunidad. 256
2. La expresión litúrgica de este hecho en las anáforas ... 161 4. Expresión ritual de la naturaleza comunitaria de la li-
Las anMoras orientales, 162. -J..,.a anáfora griega de San Ba~ turgia: historia y actualidad ................................ . 259
silio, 16? -Canon romano, 167.
En la Misa, 259.-F,n los otros sacramentos, 265.-En °el estilo
3. En la liturgia todo está ordenado a la Misa .............. . 168 de las oraciones litúrgicas y en el breviario, 269.
4. El sentido de las fiestas litúrgicas y de los ciclos litúr- CAPÍTULO X.-La liturgia y la ley de la encarnación ........... . 271
gicos .......................................................... . 172
l. La ley de la encarnación en las relaciones entre el hom-
bre y Dios ...................................................... . 271
2. La encarnación y la liturgia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. .. .. . 275
fNDICE GENERAL fNDICE GENERJ\,L IX
~-----------~· ~~~-
P!ga. rágs.
CAPÍTULO XI.-La liturgia y la ley de la unitotalidad cósmica 5. La lucha contra Satanás en la liturgia de los otros sa-
del reino de Dios: l. Liturgia, hombre g mundo infrahumano. 271 cramentos ........................................................ .. 383
1. La liturgia y la actualización plenaria de todo hombre ... 278 La liturgia de la penitencia, 383.-La litu·rgia de los enfer-
mos, 387.-La liturgia de los órdenes eclesiásticos: el exor-
I..,.a revelación considera el hombre coino una unidad sustan- cistado, 390.-La liturgi.•. matrimonial, 392.
cial, 278.-La liturgia hace lo mismo: alma y cuerpo, 281.-
Actualizació_n armónica de todas las· facultades psicológi- 6. La lucha contra Satanás en los principales sacramen-
cas•, 2.SS. - Inteligencia, voluntad, sentimiento en la litur- tales no unidos íntimamente con los ritos de los siete
gia, 287.-Diversas actividades de la vida: sentido estético;
eficacia pedagógica, 289. sacramentos mayores ......................................... . 393
En general, 394.-El agua lustral, 394.--1,os conjuros contra
2. La liturgia y la actualización cúltica del mundo infrahu- los temporales, 397 .-La consagración de las vírgenes, 397.-
mano a los fines del reino de Dios ....................... . 292 l,a profesión monástica, 39S.-La liturgia por los difuntos, 400.
La unidad entre el, hombre y la criatura infrahumana en la 7. La lucha contra Satanás en el ciclo del tiempo y en el
revelación, 292.-La unidad entre el hombre y la criatura
infrahumana en la liturgia, 298. ciclo de los santos ........................................... .. 401
Tiempo de Adviento-Epifanía, 402.·-La Cuaresma como lucha
CAPÍTULO XII.-La liturgia y la ley de la unitotalidad cósmica de los, fieles contra Satanás, 403.-La lucha y el triunfo de
def/. reíno de Dios: ll. Liturgia, santos y ángeles .............. . 302 Cristo sobre Satanás en la liturgia desde el domingo,, de
Pasión hasta la Ascensión, 406.-La lucha contra Satanás
1. La liturgia y los justos que han llegado al término .... .. 303 en el S•antoral; e~ martirio, especiahnente de las mujeres
y niños, como victoria sobre Satanás, 408.-Los ángeles y la
Comunión con las almas del purgatorio, 304.-Comunión con Virgen y la lucha contra Satanás, 410.-La lueha contra
los santos del cielo, 307. Satanás en el oficio ferial, 412.
2. La liturgia y el mundo angélico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 311
Unidad con el mundo angélico segÚn la revelación, 311.- PARTE lll
Unidad con el mundo angélico en la liturgia: ángel del sa·
crificio, 316.-Angeles y Misa, 318.-Angeles y bautismo, 321.- Liturgia y Biblia
Angeles, penitencia, m::itrimonio, ordenaciones, 323.-Angeles
y liturgia de los• enfermos, 323.-Angeles, .oficio canónico,
bendiciones, 324.-Angeles y año litúrgico. 325. CAPfTuLo XIV.-Modb en que la liturgia usa la ES(:riturn ...... 415
CAPíruLOXIII.--Las dos ciudades: La litur¡¡ia y la lucha contra l. El fundamento: el concepto de la unidad de los dos Tes-
Satanás .......................................................... ,..,,........ . 328 tamentos y de la historia sagrada .. . .. . .. .. . .. .. . .. .. . .. . 416
2. La cuádruple profundidad del único sentido de los textos
l. La lucha contra Satanás en el Nuevo Testamento ..... . 328 escriturísticos en general . . . .. .. . .. . .. .. .. .. . .. .. .. . .. .. .. .. .. 418
El hecho de Satanás en el Nuevo Testamento en gene- 3. La profundidad de los contemporáneos en los textos bi-
ral, 330.-La misión v la obra de Cristo como lucha contra
Satanás, 333.-La misión de los apóstoles como lueha con- blicos usados por la liturgia . .. . . . .. .. . .. .. .. . .. . .. .. .. .. .. .. 423
tra Satanás, 337.-La situación general del cristiano y el i. El profundizamiento de la perspectiva de los contempo-
mundo de frente a Satanás después de Cristo, 339.-La vida
de cada cristiano como lucha contra Satanás,, 343.-Lo lucha ráneos en los textos del Antiguo Testamento usados
contra Satanás en los últimos tiempos, 348. por la liturgia .. .. . . . . . . .. .. .. .. .. .. .. .. . . . .. . .. . .. . .. .. . .. . .. .. . 425
2. Los principales desarrollos de la tradición posterior fuera Afirmaciones doctrinales, 425. - Preceptos y amonestacio-
350 nes, 430.-Profecías propiamente dichas, 433.-El significado
de la liturgia en torno a la lucha contra Satanás ..... . de personas, cosas, acontecimientos• históricos, instituciones.
Demonios, cuerpo hu1nano, vida pagana, elementos natura- La tipología, 437.
les, 351.-Demonios, bautismo, vida monástica, juicio par-
ticular, 353. 5. Los textos del Nuevo Testamento en la liturgia: su pro"
fundizamiento .................................................... . 442
3. Qué cosa es de fe y qué no lo es en las afirmaciones del
Nuevo Testamento y de la tradición posterior en tor- CAPtrur.o XV.-Nota sobre los temas centrales de !'os salmos y
no a la lucha contra Satanás ............................ .. 356 sobre su referencia al misterio de Cristo e.n la litutgia ...... 448
4. La liturgia de la iniciación cristiana y la lucha contra l. La consideración de los salmos desde el punto de vista
Satanás ........................................................... . 363 de los grandes temas teológico-bíblicos de la historia
Los ritos sobre los "audientes", 365.-Los ritos sobre los sagrada, misterio de Cristo ............................... .. 449
"competentes<'', 368.-La bendición de la fuente y la unción 2. Reagrupamiento general de los salmos según el tema
posbautismal, 376. - La confirmaci6n, 378. - La eucaris-
tía, 3,79. principal de cada uno en orden a la historia sagrada
X ÍNDICE GENERAL
452
lidad efectiva, 518.-Asimilación insufidente del material Ji.
túrgico en la positivo-escolástica por exageración de la pre-
ocupación apologética, 522.-Conclusión, 527.
-- Págs.
blo de Dios, 461.-IX. El jus·to y piadoso israelita, el teme- sacramentos en general, 531.-Teología del culto de la ley
roso de Dios, el "pobre de Yavé", en el J)¡Ueblo de Dios, 461.- antigua, 434.
X. Atributos de Dios e invitación a alabarlo como terna
directo y principal de algunos s<llmos, 462. 2. Inserción directa metódica del aspecto teológico-litúrgico
en las cuestiones de teología sintética general en San-
to Tomás ......................................................... . 536
PARTE IV En el tratado de 10s sacramentos en especial, 537 .-En el
tratado de la virtud de religión, 539.-En el tratado de la
Liturgia, fe y teología ley antigua, 540.
1
4. Observaciones sobre los programas y enseñanza de la CAPfnILO XXII.-El ejemplo de¡ una mística: Santa Gertrodis
liturgia en los seminarios y en las facultades teoló- y la eS'pititua(idad liiúrgica ........................................... . 70t
gicas ........................................................ . 599 l. Premisas .............................................................. . 707:
Estado actual, 600.-Consecuencias de la unidad del saber Liturgia y ef;piritualidad en las obras <le Santa Gertruclis
teológico y especialmente de la unidad de la liturgia teoló- en general, 702.-Sctltido y valor que Gertrudis daba a sus
gica con la teDlogía sintética general y la E,scritura, 600.~ visiones• imaginativas, 703.-Expresiones e imágenes de la
Relaciones recíprocas del aspecto histórico, jurídico, teoló- vida nupcial, 709.-CuadrOI rle la vida externa de Santa Ger-
gico, ascético-rn.ístic 0 y pastor<:~} en una iniciación general trudis, 710.
íntegra a la liturgia, 603.
2. Purificación, ejercicio de las virtudes y vida litúrgica en
Santa Gertrudis ................................................. . 712'.
PAR.TE V En general, 712.~I~a "compunctio", 715.-Fuerza purifica,dora
de la 1'itu1·gia, 719.-Esfuerzo ascético y consciencia de la
Liturgia y vida gracia., La "suppletio", 721.-Amor como incesante homenaje
de alabanza y de acción de gracias, 722.
CAPÍlULO XXl.-Liturgia y espiritualidad 606 3. La atención vital relativa dada a los diversos dogmas de
l. La espiritualidad y las espiritualidades ................... .. 606 la fe y la vida litúrgica en Gertrudis .................... . 722
Noción de espiritualidad, 610.-Diversas espiritualidades en La Trinidad, 723. - Cristo 1netliador, 726. - titurgia celes-
el seno del catolicismo, 611.-Fin común a toda espirituali<lad te, 727.-La unitotalidad del cosmos, 728.-María, 728.--An-
católica, 611.-Los 111edios comunes si se consideran genéri- geles, 729.-Santos, 731,-Almas del p urgatorio, 731.-lglesia
1
camente, 612.-Conclusión, 619. inilitante como cuerpo místico y c0mt111ión de los san-
tos, 732.-Toda la creación, 734.-La Misa, 736.
2. Noción y características generales de la espiritualidad
litúrgica .......................................................... .. 620 4:. Vida mí~tica y vida litúrgica en Gertrudis .............. . 738;
Noción, 620.--Algu11as característica& generales de la espi- La vida mística, aspecto principal en Gertrudis, 738.-Gra-
ritualidad litúrgica consideradas en la acción Iitúrgic:i mis- cias místicas sin tensiones psicológicas con la vida litúr-
ma, 623.-Espirituali<lad litúrgica y tormas extralitúrgicas gica, 739.-Principales gracias místicas recibidas por Gertru-
dis en la misma acción litt'trgica o en conexión con ella, 741.-
de piedad, 628.-Espiritualirlad litúrgica y actividades extra- La lección de Gertrudis en torno a las• relaciones entre vida
Iitúrgicas·, 633.~¿ E:s la espiritualidad litúrgica una entre otras mística y vida litúrgica, 752.
tantas escuelas de espiritualidad?, G35.-¿ Es la espiritualidad
litúrgica una espiritualidad benedictina?, 639, 5. Oración extralitúrgica, meditaciones, devociones y espí-
3. El! esfuerzo ascético en la tendencia a la perfección y ritu de la liturgia en Gertrudis ......................... .. 753,
la espiritualidad litúrgica .................................... . 643 "Ut devotio illius concordaret cun1 officiis Ecclesiae", 754.-
Ejercicios de Santa Gertrurlis y liturgia, 755.-Las devocio-
La espiritualidad litú,rgica y el esfuerzo ascético en gene- nes y la liturgia en Gertrudis, 758.-La devoción a la huma~
ral, 643.-El valor de la meditt;\ción discursiva incluído en la
:XIV ÍNDICE GENERA.L
Págs.
PROLOGO A LA EDICION ESPANOLA
nidad de Nuestro Señor Jesucristo en general, 759.-La de-
voción al Sagrado Corazón, 760.-Devoción a los miembros,
a las llagas, a la pa:3ión de Nuestro Señor Jesucristo, 762.-
Conclusión, 764.
rio Righetti en cuatro volúmenes 4 • resaltan •en ellos; todos éstos son puntos de vista sintéticos
He aquí, por ejemplo, cómo concibe Righetti la ciencia li- que los hacen comprensibles. De aquí se deduce, en primer
túrgica: "La ciencia litúrgica es esencialmente una sección de lugar, que la continuación y el perfecdonamiento de estos es-
la historia eclesiástica. En la esfera de su competencia entran tudios •es, evidentemente, indispensable y que los resultados
todos los elementos r•elacionados con el culto, considerados no de las investigaciones históricas se han de tener siempre pre-
sólo tal cual parecen hoy en el cuadro ritual cristiano, sino sentes en ulteriores profundizaciones de la liturgia; son una
principalmente como existieron en su origen, en su desarrollo base fuera de la cual sería ridículo construir otras explícacio-
histórico, tanto en sí mismos cuanto en su reciproca relación nes de la liturgia, aunque fuesen teológicas y místicas.
y 'en el ambiente en que fueron establecidos" 5 • Nada habría Pero, esto admitido, tengo por cierto que hoy, en el estu-
que decir a esta afirmación si Righetti, en vez de decir: "La dio de la liturgia, es de urg•ente necesidad, aun basándose en
ciencia litúrgica es esencialmente ... ", hubiese dicho: "La cien- !ª investigación histórica cuantas veces lo exigie-re la materia,
cia litúrgica histórica es esencialme;nte ... ", como él, con exac- mtentar superar la fase pura o prevalentemente histórica. El
titud, titula su obra, a la que precisamente llama Historia de movimiento litúrgico actual, con s'er él mismo un poderoso fer-
la liturgia. Efectivamente, consultando a Righetti se tendrá mento de la investigación histórica en la liturgia, de la cual,
una óptima introducción general a la historia de cada uno de a su vez, recibe fortísimo impulso, incita justamente al mismo
los objetos y materias litúrgicas consid'eradas separadamente. tiempo a superar esa fase histórica en tres direcciones: ten una
dirección ascética, que, más allá de la simple comprensión his-
• Véase, p.ej., ,el elenee> que da RIGHETTI, ed. esp., vol.1 P' •.S3ss. Estos
estudios han tanido su enciclopedia, desafortunadamente no exenta de de-
fectos por el hecho de que, después del primar volumen, ha sido cc.>mpi- • P·ara suplir este defecto se podrá recurrir, p.etj., a A. BAUMSTARK
lada casi úni,camente Por un se>lo redactor (H. LECLERCQ, D~ctionm,l(Lire Vo1m geschichtlichen Werden d~r LitwrgiB (J!''reiburg i. B., Herder, 1923):
d'archéoio,qie; chrétiennc et de liturgie, París, a partir de 1903). ~ a la óptima obra del ang!Icano, G. D1x, The1 shap(J of the• liturgy
• Hanrlbuch der katholischen Liturglik, 2 vc.>ls. (Freiburg i. B., Her- (Westminstar 1945, reimpresa en 19'54). En 1949, TH. KLAUSER publicó
der, 1932). Editada por seg¡unda vez en 1941-42. El mismo autor hizo ,un artículo panorámico sobre la misma materia: AbendUirvdische Litur-
de ella un corr.pendic.>: Grund>riss der katholischen Liturg'il¡,; traducido giegeschichte (Bonn, Hanstein, 19'49) (separata de Elmitheria, Heft I,
al espafiol: Compendio de liturgia (Barcelona, Herder, l.'ª ed. en 1940; !'949) ; trad. franc. : Petite histoire d(J la litu'l'gie ocmdentale (París
2.'ª ed. en 1947; 3.• ed. 2n 1950). E! compendio alemán ha sid<.> reali- 11957). J. A. JuNGMANN, en su Missaru,m solle1n>ida, dedica a la misma
zado por J. LECIINER, <frundr'iss der Lituirgik des riimischenl Ritus (Frei- cuestión, pero a propósito de la misa, una jugosa exposición: El sacri-
lmrg i. B., .tler,der, 1950). ' ficio de la 1/L'isa,, ed. esp. (BAC, lVladr·id, ed.2.·•, 1953), p.23-21!)'. Buen
• M. RIGHETTI, Historia de ia Tliturgia, ed. esp. (Madrid, BAC, 2, vols. panorama del de:sarrollo general de la liturgia por épocas se tiene, pero
[1955-1956]. l. Introducción general; el afie.> litúrgice>; •el Breviario. un sentide> luterano, en R,. STAEHLIN, Die Geschichte; des christliche Got-
11. La eucaristía, los sacramentos, l<>s sacramentales). tesdierMes von, der Ur/circhB bis ziw Gege'f/Jwart: Leiturgia 1 (Uúlssel 1954)
• 1 p.42. J,l.1-80.
6 7
tórica, conduce a recoger en la liturgia el fruto de doctrina y pensamiento teológico de la liturgia, naturalmente inseparable
d•e fermento de vida espiritual; en una dirección pastoral, que del pensamiento bíblico y espiritual.
se preocupa, además, de los medios más aptos para llevar al Es cosa clara que la comprensión teológica de la liturgia
pueblo cristiano a la liturgia, y la liturgia al pueblo cristiano; es requisito es'encial para su comprensión espiritual, como tam-
en una dir~cción más prop!amente teológica, que se preocupa bién para obtener un buen resultado pastoral que sea durade-
de profundizar en la liturgia a la luz de la última sínt'esis del ro; sólo una liturgia teológica en que se considere la realidad
pensamiento, que sólo puede dar la teología sintética general, . litúrgica a la luz de sus últimos principios y en 'el cuadro de la
llamada hoy dogmática. visión general del mundo, dada por la revelación y estudiada
Desde hace unos quince años a esta parte la considera- por la teología general, llega al meollo del pensamiento litúr-
ción pastoral de la liturgia ha tomado, felizmente, un desarro- gico; ella es, por tanto, la única base sólida d'e una espiritua-
llo que va aumentando cada día. La pastoral litúrgica es hoy lidad y de una pastoral litúrgicas. Así, pues, me parece urgente,
la gran fuerza dinámica 'del movimiento litúrgico. Es •ella, sin en el tiempo en que nos hallamos, exponer y desarrollar lo más
duda, la que ha hecho del mismo un movimiento verdadera- profundament•e posible una liturgia teológica. Es de suponer,
Il\ente mundial, que interesa profundamente no sólo a un gran según creo, que serán bastante más numerosos de cuanto han
sector del pueblo cristiano, sino también a un núm'ero cada sido hasta aquí los teólogos que se ocupen de la liturgia. Y
vez más considerable de sacerdotes con cura de almas y de es muy probable que esto, si se verificas'e en gran escala, trae-
pastores jerárquicos responsables. Esta misma preocupación pas- . ría grandes ventajas .no sólo a la liturgia y al movimiento li-
toral ha sido el motivo decisivo de las r'ecientes y famosas re- túrgico, sino también a la misma teología.
formas litúrgicas. Parece, en efecto, que, en el mismo movimiento litúrgico,
Más aún: en este momento el movimiento de pastoral li- tel aspecto de liturgia teológica, aunque incluido en él como
túrgica está todo en la euforia de estas reformas conseguidas germen, no ha sido hasta ahora objeto de un cuidado igual a
o deseadas: r•eforma de estructura, de lengua, de canto; nue- la importancia que realmente posee. No queremos decir que
vas formas que se desean y se elaboran. Mas, por los felices no se ha hecho nada. La •encíclica Mediator Dei, en particular,
resultados obtenidos, es desde ahora evidente que la cu'estión recoge felizmente los mejores y más seguros resultados inclu-
de las reformas y de la misma creación de nuevas formas li- so de la investigación teológica litúrgica obtenidos por el mo-
túrgicas, aunque importante, no puede s'er sino una etapa para vimiento litúrgico desde haC'e un siglo. Además, se han hecho
alcanzar •el fin mismo de la pastoral litúrgica; un instrumento y se hacen ensayos de cierta importancia 7 • Pero, al parecer,
para facilitar su consecución. Un instrumento, que no es si- queda todavía mucho que hacer en este campo. Y precisamen-
quiera el más decisivo en la ruta hacia la meta. Si el fin de la te a esa insuficiencia se ha de atribuir en gran parte el que
pastoral litúrgica es llevar la liturgia, y en la liturgia, a Cris- el movimiento litúrgico, y especialmente sus valores espiritua-
to mismo, al pueblo, y al pueblo a la liturgia y en la liturgia les y pastorales, no haya producido en todos los ambientes,
a Cristo, el medio decisivo será siempre el de la comprensión,
mejor dicho, el de la penetración vital del alma d•el mundo li- ' L?s ensaY:O!l más importantes en el cam¡io teológic.o-litúrgico pareee
han sido los mtentos de O. Casel en torno• a la teologf.a del misterio.
túrgico. Las reformas de estructura, de lengua y de canto; Aparte de la teoría t>Specífica de Gas.el acerca d~ la mpresentación de1
la misma creación de nuevas formas litúrgicas, no pueden ser las acc~o~rns salutíferas· históricas de Cristo, estos intrnto'"• incluso por
la oposición que han suscitado, han dadC" ocasión de precisar y avalo-
más que una ayuda, todo lo important'e que . se quiera, pero r,an cierto número de ideas notables. Interés por el aspecto teológico de
sólo una ayuda para hacer penetrar al pueblo en el corazón la liturgia mostró dom Lamberto Beauduin, iniciador dfll c:entro litúr-
. gico dt> Ia abadía de Mont Cé,,ar, en Lovaina; in,terés q,ue luego ha
del mundo de la liturgia. Que esta ayuda no sea decisiva lo sid<.> continuado por las publicaciones de aquel centro, especialmente en
comprendía muy bien aquel sacerdote francés que, a qui'en, Les qiwstfoms liturgiques ()lt paroisisiales y en Jos O.ottrs et conjérences
aes semwines liturgique:s (desde 1M2). También el Oentire; ae Pasforale
discutiendo sobre la reciente y feliz reforma de la Semana San- JAturgiqUiei, de París, ha considerado este aRpecto. 1en ha rmaisoen Di.eu y
ta, tocó la cuestión de la lengua litúrgica, le dijo: "La liturgia, en la colección Lem Orandi. La colec¡ción Eodesia Orans y las revistas
Jahrbu.ch für Liturgiewissenschaft (1921-1941) y Arc./IÁ!V /ür Ditutrgie-
'esté en latín o esté en francés, para mi pueblo siempre estará wiMenschaft (desde 1950), de María Laach, han tratado también •este
en hebreo''. Y estará. siempre en hebreo no sólo para el pue- punto. Más recientemente han descubieTfo Ja importancia de un carácter
más decididamente teológico en el ,estudio de la liturgia J. DanielCou
blo, sino también para el clero. Incluso en las reformas hechas y L. Bouiyer. El P. Danielou se ha esforzado en la rehabilitación crítica
se advertirá bien pronto, pasado •el primer fervor de la no- de la tipología bíblica y .patrística, especialmente en las dos obras Sa-
, cra1mentum futuri (París 1940) y BibUe et Liturgie. La théologie bi-
vedad, el corto camino recorrido hacia la meta, si el clero no ·, blique des sacram.ents' e:t des fétes a•apres des Peres de l' Eglise (Pa-
1
aprendiere mientras tanto ese hebreo y si no se cuidare de rís 1951). De L. Bouyer son notables: Le m11s·til'f"ei p!Mc!al (París 1947) ;
' Litu•rgioal piety (N<>tre Dome Pres~. 1955) ; ed. fraln¡c. La vie d!J la l~-
'enseñárselo al pueblo. El hebreo de que aquí se trata es el
8 PRÓLOGO
Esta s'egunda edición, a los seis meses de la publicación de Hay un modo de considerar las cosas propio de las ciencias
la primera, sale corregida, mejorada en la presentación tipográ- humanas, de la especulación metafísica, el cual se puede llamar
fica y, en algunas materias de cierta importancia, precisada y entitativo u ontológico, porque principalmente se preocupa de
completada en cuanto al pensamiento y la bibliografía. Un ín- determinar la posición de una cosa cualquiera •en el orden de
dice analítico de autores y dte materias facilitará su consulta. los seres o esencias. Si, analizando lo que es este hombre,
v.gr., Ticio, me fijo en que es un ser, una sustancia, un ani-
D. c. VAGAGG!NI, O. s. B. mal racional, que tien•e el poder radical de reír, de estudiar,
Roma, Ateneo Pontificio de San Anselmo, miércoles de Ce- que es social, que puede ser . religioso y en otras cosas seme-
niza, 19 de febrero de 1958. jantes, considero a Ticio, ante todo, en el aspecto entitativo,
ontológico.
tur11ie1: LPx Orandi [París 19fi7]; Pd. esp., Pfo1d.ad litúrgica. Ediciones La reV'elación cristiana, especialmente en la Sagrada Es-
Benedictinas [C'uernavaca 19,57). Otrns' cuestiones tienen también cierto critura, no se nos presenta, ante todo, como un sistema expli-
número de ,2nsa:rns particulares, a lo·s 'Cuale·s nos referirem1os en el curso cativo de las cosas vistas en su aspecto entitativo, de forma
de este estudio. Como quiera QJUe sea, ace:rca de la teología litúrgica, se
tiene la impresión de que con bastan.te fr,2,cuencia, más que acudir a la análoga a la de una explicación metafísica del ser; el asp'ecto
investigación técnica y sistemátiro, base ne:cesaria de todo trabajo pro- primario y preponderante en que se nos presenta a nosotros
fundo, ,se ha utilizado, en general, ensay<:>s esporádicos y de amplia di-
vulgación. la revelación, no es una especi'e de metafísica revelada. No
P.1." CONCEPTO DE LA LITURGIA
C.1. PANORAMA GENERAL DE LA LITURGIA 11
--------- - - -
intento decir, por supuesto, que en la revelación, y más con- distingue profundamente, y a simple vista, de cualquier sistema
cretamente en la Escritura Sagrada, no haya un número más filosófico o moral.
0 menos considerahl'e de afirmaciones de valor entitativo y me- El mundo, por ejemplo, presenta aspectos puramente filo-
tafísico de capital importancia objetiva, pues es claro que ta- sóficos, de los que no se desprend•e ninguna norma de vida
les a~irmaciones existen; sólo intento decir: primero, que las práctica; los considera el platonismo, el aristotelismo, el ploti-
afirmaciones de tal género son relativam•ente raras y esporádi- nismo, el kantismo, el hegelianismo. Otros aspectos, en cambio,
cas; segundo, que no puede hablarse de ellas como de un sis- dan origen a una norma de vida, a una moral, cual lo es 'el con-
tema que explique metafísicamente 'el cosmos, mas· ni siquiera fucionismo, y también, según parece, el budismo primitivo. Otros
como de fragmentos o fundamentos que, ulteriormente des- aspectos se refieren, ante todo, a suttsos históricos: la conquis-
arrollados y perfeccionados, pudieran servir para la construc- ta de Asia por Alejandro Magno, el descubrimiento de América
ción de dicho sistema; en tercer lugar, y principalmente, que por Cristóbal Colón, las invasiones de los bárbaros en el impe-
esas afirmaciones, aunque importantes en sí mismas, no están rio romano, 'etc. El De bello gallico refiere un acontecimiento
en el plano primero de la atención, del interés y de las pre- histórico, y es, ante ·todo, una historia.
ocupaciones de la revelación, sino qu'e son como presupuestos Ahora bien, la misma revelación cristiana se presenta tam-
naturalmente aceptados, a los cuales algunas veces se alude, bién como una proeza del orden de los acontecimientos histó-
pero sin hacerlos, por lo demás, objeto de preocupación y ricos: la historia del irrumpir siempre 'en acto de una persona
atención primaria. concreta, Dios, en el espacio y en el tiempo, para hacer real
Ni siqui•era sería preciso decir que la revelación se nos pre- su trato y aproximación a personas concretas, los hombres,
senta en primer lugar, y de modo especial, en la Sagrada Es- puestos y mantenidos por él mismo en el s•er, mas de los cua-
critura, como una norma práctica de vida, como un conjunto les desea la libre sumisión, con vistas a realizar en ellos cier-
de reglas y preceptos morales, no es el contenido primario de tos designios de su reino cósmico. Este es -el rnadro principal
la Sagrada Escritura, como debería s•erlo si éstá se nos pre- de la revelación cristiana.
sentase, ante todo, como norma de vida y como una moral. Es Si luego en ese cuadro se advierte un fondo metafísico,
innecesario decirlo, repito, porque, aunque en la Sagrada Es- ello se debe a que no hay historia que de él pueda prescindir.
critura se dan normas morales bien explícitas y manifiestas, Por eso, también 'en el De bello gallico hay un fondo de afir-
siempr'e se proponen como consecuencia inmediata de alguna maciones metafísicas, aunque sólo de carácter general. Es evi-
otra cosa, como derivación natural e insustituible de otro ele- dente, en efecto, que destruiría completamente •el mismo valor
mento del que inmediatamente depende todo lo demás y que histórico del De bello gallico quien no admitiese desde el prin-
es •el solo que figura en primer plano. cipio •el valor objetivo, por ejemplo, de los conceptos de hom-
La revelación, especialmente en la Escritura, se presenta, bre, imperio romano, celtas, guerra, libertad humana, respon-
ante todo, como una historia, como una historia siempre actual, sabilidad, tiempo, espacio, etc., etc. Negados estos y semejantes
como una sagrada historia siempre actual, en que se pr•esupone, conceptos no ti'enen ningún sentido el acontecimiento histórico
y a veces se afirma, cierta metafísica; de ella se deriva, de ma- que el De bello gallico nos refiere, ni el mismo libro. De donde
nera inmediata y muy clara, una norma de vida, una moral. se sigue que, aunque el autor del libro no intente ci'ertamente
Esta historia sagrada siempr'e en acto es la historia de las in- preocuparse de metafísica, a pesar de eso no puede menos de
presuponer, y quizá de cuando en cuando afirmar explícitamen-
tervenciones de Dios en el mundo, para atraer a sí a la cria-
te, cierto número de conceptos de valor propiamente metafí-
tura racional, comunicarla su vida divina, y realizar de ese mo-
sico. Mas no es menos daro que en una narración histórica
do su reino cósmico; es, al mismo tiempo, la historia siempre
como el De bello gallico la metafísica entra sólo como fondo,
en acto de cómo corr'esponde a las intervenciones de Dios la como cosa naturalment'e presupuesta, y acaso, a veces, más
criatura racional. Este es el aspecto dominante y específico o menos explícitamente afirmada, y siempre al servicio de la
que la revelación considera en todo aquello de que trata; por narración histórica, es decir, en tanto en cuanto es necesario
lo mismo no tiene •ella una dominante metafísica, ni moral, sino para salvaguardar y hacer comprender •el valor de la historia.
histórica, con un fondo metafísico y una derivación moral Lo mismo sucede en la revelación cristiana: la metafísica se
bien marcada. encuentra en el fondo del cuadro y allí es objeto de afirma-
En todo esto hay algo más que una simple graduación. La ciones, p'ero en tanto en cuanto es necesaria para salvaguardar
nota distintiva de ser ante todo una historia sagrada siempre y hacer entender el valor de la historia siempre en acto de las
en acto, con un fondo metafísico y una moral bien explícita, da intervenciones de Dios en el mundo, ni más ni menos.
a la revelación judíocristiana su fisonomía especifica, que la
12 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA c.1. PANORAMA GENERAL DE LA LITURGIA 13
El hecho de que en la revelación cristiana la norma moral que habita en medio de los israelitas: "Porque Y avé, vuestro
de vida sea bien manifiesta, proviene de la naturaleza misma Dios, es el Dios de los dioses ... , que no hace acepción de
de la historia narrada. Es una historia sagrada, que por la na- personas ni recibe regalos ... y ama al extranjero suministrándo-
turaleza de su protagonista principal. Dios, y por la intención le alimento y vestido. Amad también vosotros al extranjero,
que el mismo Dios persigue en 'ella, envuelve y compromete porque extranj'eros fuisteis en la tierra de Egipto" (ibid., vv.
directamente en sus raíces más profundas toda la vida y obrar 17-19).
del hombre, sus derechos y sus deberes. Esto no basta para que Ya los profetas lo veían todo en esa perspectiva: del modo
en la revelación cristiana se trate de una moral que en su fiso- de obrar de Dios en la historia con Israel, modo de obrar de
nomía concreta y propia dependa inmediatamente de una his- padre y de esposo, mas también de juez remun'erador, se dedu-
toria, y no simplemente de una metafísica. Ateniéndonos, por cen los deberes de Israel para con Dios y la medida de la gra-
tanto al modo como presenta las cosas la revelación cristiana, vedad de sus pecados. De aquí, por ej'emplo, el gran tema pro-
el ho~br'e ha de obrar de tal o cual manera, no sola y simple- fético del amor de Dios, esposo para Israel, su esposa; el de la
mente por razones metafísicas o por otros motivos, sino inme- infidelidad de la esposa para con el esposo y el de los lamen-
diatamente porque Dios, persona concreta, ha interveni?? e in- tos de Dios, esposo, contra la esposa infiel; y, finalmente, el
terviene concreta y librem•ente en Cristo, en el Espmtu, de de las interminables tribulaciones qu'e por su infidelidad sobre-
tal o cual modo en la historia del mundo, en la historia del vienen a la esposa: tema dramáticamente desarrollado 'en Oseas
hombre, en la de cada hombre; en tu propia historia .. La reve- (l,2; 2; 3,15; 4,10-19; 5-10; 14,2ss.).
lación cristiana dice al hombre: Dios ha obrado hbrem'ente, El mismo concepto de creación y de un Dios creador, que
y obrará y obrará de ese modo con los hombres, contigo; lue- tanta importancia tiene en el Antiguo Testamento, cual motivo
go deber tuyo es obrar así y no de otra forma. d'e las relaciones entre Dios y el mundo, no se considera, par-
Norma distintiva del Antiguo Testamento es tomar el mo- ticularmente en los textos más antiguos, tanto en su valor
tivo de la ley moral inm•ediata, concreta y principalmente del metafísico, cuanto en sus relaciones con la historia. En ellos se
pacto que Dios .firmó con Israel. Vé"ase, por ejemplo, Ex 20,2ss., considera la creación, sobre todo, como principio de la historia.
donde se trata del decálogo. Al primer mandamiento: "No ten- En todo esto se observa siempre el mismo fenómeno: la
drás otro Dios que a mí", precede como motivo inmediato: ·norma moral depende inmediatam'ente y concretamente de una
"Yo soy Y avé, tu Dios, que te ha sacado de la tierra de E.gipto, historia, y no simplemente de una metafísica; mucho menos de
de la casa de la servidumbre" (v. 2). Al segundo mandamient'?,: una necesidad simplem•ente práctica y hedonística del hombre.
"No te harás imágenes talladas ... , no te postrarás ante ellas , En ést'e, como en otros muchos puntos, el Nuevo Testamen-
sigue el motivo: "Porqu'e yo soy Yavé, tu Dios, un Dios celo- to es simplemente 'el heredero y fa continuación del Antiguo.
so ... " (vv. 4-5). Al mandamiento de la observancia del ~ábado Sólo que aquel obrar divino, del que se deriva inmediatamente
se da como motivo: "Pues en seis días hizo Yavé los cielos Y la moral, 'es ahora una historia en sumo grado más extraordi-
la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, y el séptim~ ~·e_s;, naria que la que habían conocido los antiguos israelitas. Y esa
cansó; por eso bendijo Yavé el día del sábado y lo santifico historia se resume en el hecho de que, en la persona de Cristo,
(v. 11). En el mismo s'entido puede verse también Deut 4,2. Dios mismo vino personalmente a nosotros y habitó con nos-
7-9.15.16.32-40; 5,6; 7,6-11; 10,12-11,9. Entre todos estos textos otros, y "después de haber hablado Dios muchas veces y de
es sumamente singular el motivo del gran mandamiento d~ amar muchas maneras en otro tiempo a nuestros padres por minist'e-
a Dios sobre todas las cosas: "Ahora, pues, Israel, ¿que es lo rio de los profetas, últimamente, en estos días, nos ha hablado
que de ti exige Y avé, tu Dios, sino que temas a Y avé, tu Dio~, por su Hijo" (Heb 1,lss.). "Porque tanto amó Dios al mundo,
siguiendo por todos sus caminos, amando y sirviendo a Yave, que le dió a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en :f:1
tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y guardando no perezca, sino que tenga la vida 'eterna" (lo 3,16)·. Más tarde,
los mandami'entos de Yavé, y sus leyes, que hoy te prescribo
Cristo, después de haber dejado este mundo, mandó de cerca
yo, para que seas dichoso? Mira: De Yavé, tu Dios, so~ los del Padre a su Espíritu, que está ahora constantemente presente
cielos de los cielos, la tierra y todo cuanto en ella se contlen~. en los fieles y obra en ellos la filiación divina, transformándo-
Y sólo con tus padres se ligó amándolos, y a su descendencia los y configurándolos a semejanza de Cristo, con el fin de con-
después de 'ellos, a vosotros, os ha elegido entre todos los ducirlos a la última meta: la resurrección gloriosa en la vida
pueblos, como hoy. Circuncidad, pues, vuestros corazone~, Y no bienaventurada con Cristo (véase, por ejemplo, lo 14,15-21. 25-
endurezcáis más vuestra cerviz ... " (Deut 10,12-16). Observese, 31; Rom 8). De esta intervención extraordinaria de Dios en el
asimismo, cómo se motiva el precepto del amor del forast'ero
- - - - - -c.1. PANORAMA GENERAL DE LA LITURGIA 15
14 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA ---- ---~--·· -·-----------
la época de la escolástica 4, la cual, como es sabido, prestó su la unidad cósmica; origen de las dos ciudades, la de Dios
máxima atención a considerar la revelación 'en otro aspecto, en y la del diablo, en continua lucha dramática; fracaso de
el aspecto entitativo. A simple vista se nota que el símbolo de la primera fase; promesa del Redentor.
la fe, sobre todo en su forma más antigua, la conocida con el
nombre de símbolo apostólico, se compuso teniendo presente el Segunda fase: EN CRISTO, SE'GUNDO ADÁN: Se reanuda la eje-
elemento que domina en la histo.ria sagrada de las intervenciones cución del plan en Cristo Redentor:
de Dios en el mundo. La preponderancia del aspecto entitativo Tiempos de preparación a Cristo Redentor:
en algunos puntos doctrinales d'e las fórmulas del mismo símbo- De Adán a Abraham: setitas; cainitas; Noé; el diluvio;
lo fué obra, como es sabido, del magisterio extraordinario y de- los semitas.
bida a las intervenciones polémicas contra las desviaciones de De Abraham a Moisés: los patriarcas: Abraham, Isaac,
los herejes 5 • Jacob; el pueblo en Egipto.
En suma, la conclusión es si•empre la misma: toda la reve- De Moisés a Cristo: la teocracia de Israel:
lación judío-,cristiana s'e apoya sobre una historia, y sobre todo Moisés: liberación; éxodo; alianza; peregrinación en el
se presenta comó una historia, una historia siempre en acto, desierto.
mas que cuenta con un largo pasado y no se concluirá sino en Entrada en la tierra de prom1s1on.
lo futuro: historia de las libres y amorosas intervenciones de Los jU'eces; los reyes, especial~ente David, Salomón; el
Dios en el mundo y de la re~puesta libre de las criaturas. templo, el oulto.
Los profetas.
2. LAS GRANDES FASES DE ESTA HISTORIA El destierro.
El mesianismo.
¿Cuál es en sentJdo más concr'eto esta histo~ia? En resu- La restauración: la sinagoga.
men se pueden considerar sus fases esenciales en el esquema San Juan Bautista.
siguiente: La Virgen María.
ETERNIDAD: Dios, el Padre por apropiación, d•ecide, li- La plenitud de los tiempos: los últimos tiempos en acto:
bremente y por amor, hacer partícipes de su vida divina a las Comunicación y manifestación plenaria y definitiva de Dios en
criaturas con vistas a realizar en ellas su reino unitario es- la persona d'e Cristo Redentor:
piritual y cósmico (debajo del primado de Cristo); este rei-
no tendrá su pl•ena realización en la Jerusalén celestial. Pre- María, la encarnación; nacimiento; epifanía; vida oculta.
destinación (de Cristo y) de los elegidos (debajo de dicho Ministerio público de Jesús.
primado). Creación de los ángeles antes del tiempo; drama Misterios pascuales de Jesús: institución de la eucaris-
en el mundo angélico: ángeles freles y ángeles infieles. tía y del sacerdocio; pasión; muerte en la cruz; sepul-
tura; bajada a los infi'ernos; resurrección; los 40 días con
TIEMPO: Ejecución del plan predicho en el mundo visible y los discípulos; Ascensión; sentado a la diestra del Padre.
en el tiempo:
Participación de la plenitud de Cristo Redentor, Sacerdote,
Primera fase: EN ADÁN: Tendencia a la ejecución del plano realizada en cada alma, en la Iglesia, en el tiempo int'ermedio
con la inclusión de Adán como cab'eza espiritual del gé- de la Ascensión a la parusia final:
nero humano (pero subordinado a Cristo); creación; ele- Venida del Espíritu Santo, enviado por Cristo de cerca
vación; estado paradisíaco; unidad cósmica; precepto; ten- del Padre: Pentecostés.
tación por los ángeles malos; caída; quebrantamiento de Efectos de la venida del Espíritu Santo (la salvación in
• Fué doctrina cMD.ún en la escolástica qui; toda la1 fe está contenida
Spiritu):
en lo.s artículos del símbolo apostólico, en cuanto que aquellos puntos Nacimiento de la Iglesia visible, de organizac1on jerár-
de la fa que no' están 0ontenidos ali! directamente pueden ser reducidos quica, como manifestación plenaria y social, sobre la
a 1uno que J.o está, bien como supuesto <.> como consecuencia (véase, p.ej.,
A. DE HALÉS, Surm¡ma, 3' <J.39 ['cd. Quaracchi, IV n.6918s¡¡.]; BUENAVEN- tierra, de la vida divina en Cristo y en el Espíritu
TURA, 3 d.25 q.1). Santo (cuerpo místico).
• Caso tfpiro: las morlificaciones que el concilio Nice:nK" introdujo en
el sfmbolo1 para defender la doctrina ortodoxa con los ani,,¡nos. También Crecimiento de la Igl•esia, cuerpo de Cristo hasta la
el llamado símbolo· atanasiano, con 1'111 grandísima insistencia sobre el parusia final :
aspecto entitativo de la Trinidad y de la Encarnación, es una composi-
ción netameinte polémica. Esencialmente y en primer lugar por medio de la
18 P.1." CONCEPTO DE LA LITURGIA
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siguientes, superado en cada fase posterior y perfectamente lo- Mas, considerada en sí misma esta historia sagrada, 'este
grado en la fase final. misterio, según el pensar de San Pablo, está todo concentra-
Esta historia va marcada de un profundo dinamismo 'esca- do en Cristo. El hecho resalta más aún si, con algunos teólo-
tológico. Efectivamente, las fases precedentes se otdenan a las gos (problema discutido que, por eso, en el 'esquema hemos
siguientes y todas juntas a la final; todos los tiempos se orde- incluido entre paréntesis) se admite que Dios quiso desde la
nan a las siguientes y todas juntas a la final; todos los tiempos eternidad la existencia de Cristo, a quien constituyó cab•eza
s'e ordenan a los tiempos últimos (ta eschata), los cuales de de toda criatura antes e independientemente, lógicamente ha-
este modo ejercen una fuerza intrínseca de atracción, engen- blando, de la previsión d•el pecado de Adán; esto es, si se
dradora de dinamismo, sobre todas y cada una de las fases admite que en cualquier hipótesis, según el plan de Dios, aun-
del proceso, a las que dan un sentido inteligibl•e. que Adán no hubiese pecado, el Verbo se habría hecho hom-
Esta historia no es simplemente un proceso cosmológico bre 8 • De todos modos, el conjunto d•e la historia sagrada se
necesario, sino un proceso dramático, porque los protagonis- divide claramente en dos partes: antes de Cristo y después
tas, Dios, los ángeles y los hombres, son personas libres y de Cristo; antes de Cristo, al menos a partir del pecado de
porqu'e los ángeles y hombres, criaturas libres y falibles, tie- Adán, todo tiend•e hacia él. y después de Cristo todo se de-
nen en este proceso libre elección para contraria! los planes riva de él. Por eso, a esta historia, a este misterio, se le puede
d'e Dios o para promoverlos. De hecho, una parte de los ángeles llamar simplemente con lenguaje paulino: "el misterio de Cris-
y de los hombres los han aceptado y favor•ecido libremente: to". Es ci'erto que San Pablo, con la expresión "el misterio de
son los elegidos. Mas la otra parte de los ángeles, y, por ins- Cristo" (Col 3,2; 4,3; Eph 3,3), estrictamente hablando, sólo
tigación de éstos, la otra parte de los hombres, los han recha- entiende de la vocación de los gentiles, juntamente con los ju-
zado y les han puesto obstáculo. Esta escisión de la criatura díos, a la salvación, por medio de Cristo y en el cuerpo de
libre hac'e que toda la historia sagrada sea en el tiempo una Cristo, que 'es la Iglesia. Mas en el contexto de los pasajes
lucha dramática entre dos ciudades: de una parte, los ángeles antes citados, en que se habla de la historia sagrada como mis-
rebeldes a Dios con los hombres que los siguen; de otra, los terio, misterio de Dios, es cosa clara que toda la atención de
ángeles fieles con los hombr•es elegidos. Protagonista de este San Pablo se concentra en Cristo como centro y nudo de los
drama es Dios; el escenario es el cosmos: el mundo y el cielo. consejos d'e Dios, de sus planes, en la historia religiosa, en el
misterio. Por eso San Pablo puede pensar en todo el con-
junto de la historia sagrada como concentrada en Crist~ aun
Es el "misterio", cl misterio de Cristo. hablando simplemente del misterio que se refi'ere a Cristo
y a la Iglesia" (Eph 5,32); "el misterio del evangelio" (Eph
Toda esta historia, en cuanto historia sagrada, segun el 6, 19); "el misterio ae la fe" (1 Tim 3,9); "el mistierio de la
significado que ella ti'ene a los ojos de Dios, significado que Él piedad" (1 Tim 3,16). También en 1 Tim 3,16 (y en Col 2,2,
solo por naturaleza conoce, mas que ahora, "en los últimos según la variante que parece debe ser preferida) "misterio"
tiempos", ha revelado a los cristianos, especialmente en la per- qui•ere decir simplemente Cristo y todo cuanto él, por voiun-
sona de Cristo, es llamada por San Pablo: "el místerio" (por tad de Dios, significa para el mundo. Es, pues, respetar la
'ejemplo, Rom 16,25; 1 Cor 2,7; Eph 5,32; Col 1,26.27), "el doctrina y la mente de San Pablo el llamar con la expresión
misterio de la voluntad de Dios" (Eph 1,9), "el misterio es- "misterio de Cristo" todo cuanto Cristo, hombre-Dios, reden-
condido desde los siglos en Dios" (Eph 3,9. Cf. 16,25; Col tor y sumo sacerdote del gén'ero humano, es en los planes de
1, 16). S'e está ahora de acuerdo en reconocer 7 que este modo Dios y en su realización, tanto en sí mismo como respecto a
de concebir las cosas en San Pablo no debe nada al concepto las otras criaturas en la historia sagrada siempre en acto de
de los misterios paganos, sino al desarrollo que a la luz del
cristianismo adquirió el concepto existente 'en el Viejo Testa- 8 Se trata de la cono'Cida discusión entre 1001 teólogos 'Elscotistas y to-
mento (por ejemplo, Dan 2,20-30); que el desarrollo de la his- mista~. En la teoría escotista, aceptada hoy por muchos, el Verbo se
hubiera encarnado también aunque Adán no hubiera pecado; pero en
toria y su profundo y verdadero significado, que no puede me- ese caso, también Adán hubiera sido cabeza espiritual de la humanidad,
nos de s•er significado religioso, es naturalmente conocido de Hi bien baj<:> la Cabeza s,uprema, Cristo, el cual de este modo hubiera
Hiflo Cabeza suprema y mediador, pero n¡o redentor. La cuestión se ex-
Dios solo, de la sabiduría de Dios; que es un secreto, un mis- tiende también a los ángeles. Los datos de la Escritura y de Ja tradi-
terio, un arcano de su sabiduría, y que los hombres no llegan ción no bastan para dirimirla. Sin '2mbargo, parece innegable que la
a conocerlo si Dios mismo no se lo revela. tendencia y el .~ecreto desarrollo del pensamiento de San Pablo vaya en
<'sta direicción (Col. 1,15-20). Mas San Pablo no Ja ha explicado. Este
punt°' de vista da al plarno divino y a toda la histor;,a sagrada una
7
C<:>ntra la t2oría de dom O. Case!. unidad mucho mayor.
_2_2_ _ _ _ _ _ _ _P_.l_." CONCEPTO DE LA LITURGIA C.1. PANORAMA GENERAL DE LA LITURGIA 23
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sus relaciones eón Dios. Se puede, pues, d'ecir: historia sagra- ducción de su misterio en las criaturas hasta el fin de los
da, misterio, misterio de Cristo, porque se trata de una sola tiempos y hacer por que cada vez participen más de él y apa-
realidad, ya que el centro de esta historia, de 'este misterio es guen la sed en su plenitud, es cosa fundamental para com-
precisamente Cristo 9 • prender el mundo de la liturgia. La liturgia, en efecto, no es
Así, pues, el tiempo antes de Cristo, al .menos a partir del más que un modo por el que Cristo, en el tiempo presente que
pecado de Adán, tiene el significado esencial d'e ser una prepa- media entre Pentecostés y la parusía, en •este tiempo escato-
ración ~ Crist~ Redentor, M•ediador, Sacerdote, y es como lógico ya en acto, comunica la plenitud de su vida divina a
una sene sucesiva de esbozos de la realidad que se cumple cada una de las almas, reproduce en ellas su misterio y las
toda en Cristo. El tiempo después de Cristo no tiene otro sig- atrae hacia el mismo.
nificado que r'ealizar en las criaturas que se presentan en el
teatr.o .del. ~undo hasta el fin de los tiempos, la participación Es el misterio de la Iglesia.
Y asimilac10n de aquella realidad de vida divina que existe en
Cristo y que Cristo las comunica. El tiempo que corre desd'e Est~ tiempo desde Pentecostés a la parusía, tiempo en el
la Ascensión al retorno glorioso del Señor en la parusía no que todo está ya sustancial y radicalmente realizado y se es-
es más que el intervalo en que Cristo quiere comunicar su pera sólo que se cumpla el número de los hermanos (cf. Apoc
propio ser y su propio obrar a los hombres que comparecen 6,11), a los cuales ha de ser comunicada la realidad divina
sucesivamente en la historia, atrayéndolos así a su misterio, aportada por Cristo, es el tiempo específicamente eclesial, el
a la plenitud de vida divina que en él sobreabunda. tiempo de la Iglesia. En ella Cristo, mandando visiblement'e a
. Todo esto es verdad, porque el fin intentado por Dios al los apóstoles y a sus sucesores en la jerarquía, dotados con
disponer y dirigir la historia, el comunicar su vida íntima a esp:ciales po~eres ~e santificación, magisterio y gobierno, y
las criaturas, s•e realiza en la persona de Cristo de modo ab- 'enviando al mismo tiempo de modo invisible al Espíritu Santo,
solutamente perfecto y definitivo. En él la comunicación de la que vivifica interiormente su obra, realiza su misterio en las
vida divina alcanza su cenit y su epifanía absoluta. Después a~mas, y así da cumplimiento al sentido de la historia. La Igle-
de él no es posible esperar nada sustancialmente nuevo que sia es, pues, ese cuadro de vida divino y humano, visible e
no esté todo presente en su persona; sólo es posible esperar invisible, •espiritual, pero socialmente organizado, querido por
la extensión participada de esa realidad de Cristo a las demás Cristo y mantenido y vivificado constantemente por él median-
criaturas y la manifestación gloriosa y cósmica de estas trans- te el Espíritu Santo que comunica a las almas; este Espíritu
formaciones, que tienen su realización plenaria en Cristo, ma- es el medio insustituible de que Cristo se sirve para comuni-
nifestación qu•e se realizará en su retorno glorioso y en la re- car la plenitud de su vida, de la vida de qu'e él está lleno, a
surrección de los cuerpos. De este modo el sentido del tiempo los hombres que sucesivamente van apareciendo en el tiempo
que va de la Ascensión a la parusía es el reproducir en cada desde Pentecostés a la parusía.
uno la historia de Cristo, el misterio de Cristo, hacerle en- La Iglesia es igualmente la comunidad mesiánica de los úl-
trar en ese misterio y dejarse absorber de él. timos tiempos, compuesta por un gran número de gentiles y
La aparición de Cristo sobre la tierra señala el comienzo un pequeño resto de judíos fieles, anunciada por los profetas
de. los últim~s tiemp~s, los eschata, precisam'ente porque en (cf. Rom 9,27-29), convocada por Dios en torno al M~sías
Cnsto el sentido del tiempo y de Ja historia se realizan plena- Cristo Jesús como actuación, sobre la tierra, de todo el influjc,
mente. Estos eschata están ya en acto a partir de es'e mo- vital divino que se expande de Cristo, y preparación de fa,
mento. ~~ tiempo de la Ascensión a la parusía, en el que nos- convocación final en la gloria de la Jerusalén celeste (d. Heb
otr?s. vivimos, fo:ma yarte de estos eschata, es ti•empo esca- 12,18-24).
to!og~co que ~ermmara con el retorno glorioso del Señor y el La Iglesia es, asimismo, el pueblo santo, elegido y amado
transito del tiempo a la eternidad sin tiempo. de Dios, cuya conquista se había propu'esto Dios como fin al
Entender qu'e toda la historia sagrada es misterio de Cris- disponer y dirigir la historia (d. 1 Petr 2, 9-10) . En este pue-
~o, que en el!~ antes ,de él todo tiende hacia él, y después de blo se actualiza pr'ecisamente el misterio de Cristo, la comu-
el todo se de~iva de el; entender que después d'e su venida no nicación de la plenitud de Cristo a los hombres (cf. lo 1,11)
hay nada radicalmente nuevo que esperar, sino sólo la repro- la atracción que Cristo hace hacia sí de todos los hombre~
(d. lo 12,32) que el Padre le ha dado (cf. lo 10,27-29), antes
• Par:; el con.cepto de mist"rio· en San Pablo véase, p.ej., D. DEDEN, de reunirlos a todos en la Jerusalén cel'estial.
La mystere pauUen: IDph. '.l'heol. Lov. (1936) 405ss.; G. SOENNGEN Der
~esensauf~am; des Mysteriums (Bo•m 1938) ;• J. T. TRINIDAD The ~nys~ery Así como Cristo realiza y expresa en su propia persona
in God: Blbllca 31 (1950) lss. ' 1..oncreta el sentido de la historia por ser la expresión encar-
24 ¡>J.• CONCEPTO DE LA LITURGIA 25
------- C.l. PANORAMA GENERAr. DE LA LITURGIA
nada de Dios, su imag'en perfecta y exhaustiva, ya que en él es enemigo, es profano. No puede tener a Dios por Padre
"habita corporalmente la plenitud de la divinidad" (Col 2,9; quien no tiene a la Iglesia por madre" 1'2 • •
cf. lo 14,9-11; 2 Cor 4,4.6; Heb 1,3; Col 1,15), del mismo La Iglesia es todo esto: humana y divina como Cristo,. su
modo la Iglesia expresa y realiza en sí el sentido de la histo- expresión concreta y vital en el mundo; su cuerpo, el va_s? vivo
ria, porque ella (guardadas las debidas distancias, ya que 'en- que contiene íntegram•ente la eterna juventud del Esp1ntu; el
tre Cristo y la Iglesia no existe una unión física de personas, nuevo pueblo de Dios, anunciado por los profetas, compuesto
con todas las consecuencias que de ahí se derivan) es sobre de muchos gentiles y de un pequeño resto de judíos fieles; iel
la tierra la 'expresión plena humano-divina del ser y del obrar cumplimiento de la historia precedente (cf. 1 Cor 10,11) Y la
de Cristo, quien, por el Espíritu que la comunica, la vivifica preparación de la Jerusalén c•elestial (cf. Gal 4,25ss.; Heb
interiormente, pudiendo ser considerada semejante al cuerpo, 12,18-24; Apoc 21,9-22), la madre de todos los vivientes Y
expresión visible del alma invisiblie que intrínsecamente lo vi- la única esposa de Cristo; y todo esto constituye "el misterio
vifica, su esfera completa y concreta de acción vital hacia el de la Iglesia", aquel misterio que es grandie relativamente a
exterior (cf. Eph 1,23). Cristo y a la Iglesia (Eph 5,32); aquel "misterio cósmico de
Finalmente, así como todo cuanto de vida divina hay en la Iglesia" del que habla la Didaché 113 ; el totius Ecclesiae tu~e
el mundo, se da todo en Cristo, hombr•e-Dios, sin que ningu- mirabile sacramentum d'e la liturgia 14 • De este modo la his-
no se salve si no está real y actualmente unido a Cristo por toria sagrada, misterio, misterio de Cristo, misterio de la Igle-
la gracia, participando por medio de él de la plenitud de su sia son inseparables y, sobre todo, constituyen una sola rea-
vida divina; del mismo modo, después de Cristo, todo cuanto lidad, tanto que podría con todo derecho encerrarse •en un
hay de vida cristiana y divina en iel mundo, todo se halla en solo concepto: historia sagrada, misterio, misterio de Cristo,
la Iglesia, humana y divina, visible e invisible al mismo tiem- misterio de la Iglesia. Estas expresiones, aunque con diversos
po, y nadie se salva si no está en unión real y actual, al me- matices, significan lo mismo, y así usamos indif•erentemente una
nos invisible 1 'º con la misma Iglesia. El Espíritu Santo está por otra.
todo contenido en ella: "como 'en un vaso bueno que contie- Todo esto no lo hemos diffio por un vago lirismo, sino
ne un tesoro precioso siempre nuevo y que comunica su pe- como expresión muy sobria de una desnuda realidad. Expli-
renne lozanía al vaso que lo contiene... (Por lo cual) Dios ha car más particularmente cada uno de los aspectos especiales
puesto en la Iglesia los apóstol•es, los profetas, los doctores es oficio de la teología de la Igl•esia o Eclesiología; de algunos
(d. 1 Cor 12,28) y la íntegra operación del Espíritu. Del cual de ellos hablaremos también nosotros en un próximo capítulo.
Espíritu no participan quienes no pertenecen a la Iglesia, pri- Aquí no hemos hecho más que diseñar un panorama para dejar
vándose de la vida por su errónea doctrina y pésima conduc- entrever que la liturgia es incomprensibl'e si no es refiriéndola
ta. Porque don<l'e está la Iglesia, allí está el Espíritu de Dios, a la Iglesia, como la Iglesia es incomprensible si no se la re-
y donde está el Espíritu de Dios, allí está la Iglesia y toda laciona con Cristo, y Cristo es incomprensible si no s'e le pone
gracia; y el Espíritu es la verdad. Por lo cual, cuantos no 'en relación con ef plano general de Dios en la historia sagra-
participan de él, no son alimentados por los pechos maternos da. De donde resulta que la liturgia no se puede comprender
y no tienen parte en la purísima fuent•e que mana del cuerpo si no se la considera en el conjunto de la historia sagrada,
de Cristo" l 1 • Por esto, en la tierra, desde Pentecostés a la misterio, misterio de Cristo, misterio de la Igl'esia. La liturgia,
parusía, la Iglesia, verdadera y nueva Eva del nuevo Adán, en efecto, no es más que un modo propio, el camino esencial
~s la madre de todos cuantos viven la vida divina; la única y primario, por el cual desde Pentecostés hasta la parusía se
esposa, esposa inmaculada (cf. Eph 5,24-27), que engendra hi- realiza la historia sagrada, misterio, misterio de Cristo, mis-
jos para Cristo. Sola "ella destina al reino los hijos que ha en- terio de la Iglesia.
gendrado. Quien está separado de la Iglesia... es extranjero,
12 CIPRTANO, De cath. ec:cl. unitat6 6.
"" Todo hombre de buena fe que vive rectame:nte según su conciencia, "' 1111. .
por el mismo hecho, se adhiere, al menos implíclitamente, a te>do lOI que "' Ad.al ro•m:ano, sábado santo., oración despué& de la segunda pro-
le desea Ja voluntad divillia, está dispuesto a lmc-~r todo· aquello q¡ue de fecía antes de la reforma del rito de la s,~mana Santa.
~l exige esa voluntad apenas la conozca. De ester modo tiene e.l des<>o,
al menos implícito, ª" adherirse también visiblemente a la Iglesia, pues
tal es Ja voluntad d~ Dios con respecto de todo hombre. Por este des"o,
el hombre de buena fe recibe la gracia de Dios, y éste lo agrega real
y actualmente, aunque toa.avía invisiblemente, a la únfoa Iglesia ver-
dadera, que es también v!s1b1a, y eso basta para salvarse.
ll IllENEO, Haer. Ill,24,1.
26 - - - - - - -P.1.ª CONCEl'>TO DE LA LITURGIA
-~-·-------- --------- c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 27
la liturgia, convienen en el concepto de signolS sensibles. Son visibles a qu'e se refieren los signos de- la liturgia, así como los
signos sensibles de cosas sagradas, espirituales, invisibles, que fines por los que estos signos fueron instituidos y son pues-
no son directamente percibidas por los sentidos. El sacrificio tos continuamente en obra se ordenan, por una parte, a la san-
litúrgico, si'endo también externo, no tiene valor formal de sa- tificación que Dios hace de la Iglesia, y por otra, al culto que
crificio sino como signo sensible de un sacrificio interno invi- la Iglesia como tal rinde a Dios. Por m•edio de la actuación
sible que se verifica en el ánimo de Cristo por lo que atañe a de estos signos Dios santifica a la Iglesia y la Iglesia rinde su
su propio sacrificio, o en el de los fieles que participan d'el culto público a Dios. Ambos aspectos son inseparables.
sacrificio de Cristo y ofrecen el suyo propio apropiándose el Mas Dios santifica siempre por medio de Cristo, Dios y
mismo de Cristo. Habíalo ya observado magníficamente San hombre. Al menos después del pecado cite Adán, no existe gra-
Agustín: "El sacrificio visible es, por tanto, sacramentum, o cia ni santificación que no sean gracia y santificación de Cris-
signo sagrado, d•el sacrificio invisible" 4 • Para los siete sacra- to y en Cristo, es decir, merecida por Cristo, causa de la unión
mentos está la doctrina conocidísima de Santo Tomás: "Pro- real con Cristo y, a partir de la Encarnación, causada por la
piamente se llama sacram'ento aquello que es signo de una cosa humanidad de Cristo como instrumento conjunto de su divi-
sagrada que se refiere al hombre, de que propiamente se llama nidad. De igual modo, todo culto rendido por la Iglesia a
sacramento aquello que es signo de una cosa sagrada 'en cuan- Dios, lo es siempre en Cristo, en unión con Cristo y a través
to santifica a los hombres" '5 • También los sacramentales de Cristo, cabeza de la Iglesia. Hablando con más propiedad,
son signos de cosas espirituales invisibles; en esto no se di- el culto de la Iglesia no es otra cosa sino la participación de
ferencian de los sacramentos. Lo mismo hay que decir de los la Iglesia en el culto que Cristo, cabeza del cuerpo místico,
ritos y de las ceremonias de toda especie que el concilio Tri- rinde a Dios; es, pues, el culto de Cristo, tributado como ca-
dentino llama precisamente "signos visibles de la religión y de beza del cuerpo místico a Dios; el ejercicio de su sacerdocio
la pi•edad" 16 • La oración litúrgica, finalmente, siendo asimismo, continuado en la Iglesia, por la Igl•esia y con la lgles~a. que
por su naturaleza, externa y vocal, se incluye también en el es su cU'erpo 7 • Así, pues, en la liturgia, la santificación que Dios
concepto de signo, ya que la palabra es por definición un signo hace de la Iglesia y el culto que la Iglesia rinde a Dios, se
convencional de los conceptos y afectos internos. Así, pues, realizan "in Christo".
todos los el'ementos de que consta la liturgia convienen en el Si se realizan "in Christo", se r•ealizan también in Spiritu,
concepto de signos sensibles de cosas sagradas, espirituales, ya que, según la doctrina general del Nuevo Testamento, la
invisibles. Estos signos sensibles de la liturgia tienen como acción de Cristo y la acción del Espíritu Santo son insepara-
propio el haber sido instituidos por Cristo (lo esencial del sa- bles y no se está unido a Cristo sin la presencia y pos'esión de
crificio y de los siete sacramentos) o por la Iglesia (los sacra- su Espíritu; por lo cual el culto in Christo es necesariamente
mentales, las ceremonias, las oraciones). culto in Spiritu. No sólo el bautismo se realiza in Spiritu 8 , ni
En segundo lugar, sacrificio, sacramentos, sacramentales, ce- se recibe el Espíritu tan sólo en la confirmación, 'en la peni-
remonias y oración canónica, precisamente por ser signos sen- tencia, en la eucaristía y en el orden 9 , sino que todo sacri-
sibles de cosas espiritual•es, invisibles, no pertenecen a un hom-
ficio y toda oración cristiana es sacrificio ~ plegaria !!2 Sp~
bre, a una sociedad cualquiera, sino a Cristo y a la Iglesia, ritu 1 '0. En este sentido preciso el culto cristiano 'es esp1r1-
pues, instituidos por Cristo y por la Iglesia y usados como tual" :i:i y los cristianos, siéndolo in Christo, son un templo
instrumentos de Cristo y de la Iglesia, tienen una eficacia muy santo en el Señor, en el cual "son coedificados para formar
propia en orden al fin para el qu'e fueron instituidos. Estos
una habitación de Dios en el Espíritu" (Eph 2,21). De ellos se
signos son siempre eficaces respecto a lo que significan. Mas
puede decir, con fórmula paulina comprensiv~: manifes~adora
esta eficacia es de distinta naturaleza, según se trate del sa- de la naturaleza del culto que ejercen, que por medio (de
crificio y d'e los siete sacramentos instituídos por Cristo e Cristo) tienen acceso en el Espíritu al Padre" :1'2 ; el Padre (por
instrumentos de Cristo (que principalmente obran, según se
dice, ex opere operato), o de los otros signos de institución
1 lVID n.2,3; 20,22.
eclesiástica e instrumentos de la lgl'esia (que obran ante todo • Véase p.ej., 1 Cor. 12,13.
ex opere operantis Ecclesiae). o Véase, p.ej., Act. 8,15ss. ; I<>. 20,23; 1 Tim. 4,6-14 y .Act. 20,28. .
10 Véase Ho1n. 15,15s~.; cf. también Heb. 9,14 co1n la variante hayion"
En tercer lugar, las realidades sagradas espirituales e in- Rom. 8,2üss. ; Gal. 4,6; Eph. 6,18; Iudl. 20. . .
11 Cf. Phi!. 3,3; directament~, ~ la palabra 1Th~·.; m1,1rectamente,
• Véase, p.12j., ARISTÓTELES, II Post. Analyt. c.13-14. en la palabra Theou. El culte> cristiano es "culto espintual no .porque
• De civ. Dei X,5. se exc~uya <"! culto' e.xterno y sensible, sino porque, aunque también ex-
• Su1ruma 2 q.60 a,,2. terno 'Y' sensible, es realizado in Spiritu.
• Sess.22 c.5. "'J!Jls casi literalmente la fórmula de San Pablo (Eph. 2,18). Nótese
30 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES :ti
segundo plano, consideran principalmente el aspecto de distin- vo, se refieran a Cristo o a los cristianos, cuanto de laH '"'"
ción y diversidad real. lidades del Nuevo Testamento comparadas con las realkLrd•"•
Ya al principio del siglo Harnack, a propósito de la doc- futuras escatológicas 27 ; la intelig•encia de toda la teologi;i ~"
trina de la antigüedad cristiana sobre la eucaristía, hizo una cramental patrística y de modo especial la de la teología Jl·•
prueba fundamental de lo que acabamos de decir. En cuanto al trística sobre la eucaristía 28 ; finalmente, la comprensión de h, .
cuerpo y la sangre de Cristo en la eucaristía, "por lo que a fundamentos teológicos d'e la lucha de los Padres griegos d1·
nosotros nos es dado juz\:Jar, dicte él, para nadie hubo ningún los siglos VII y VIII contra la herejía iconoclasta '2 9 •
problema" (sobre si se hallaba real o simbólicamente). El símbo- Por lo que atañe a la liturgia, sólo con la mentalidad de
lo era un misterio y el misterio no se concebía sin el símbolo. los antiguos en cuanto al concepto de signo y conceptos co-
Hoy con el nombre de símbolo entendemos una cosa distinta nexos es posible 'entender el verdadero pensamiento de los Pa-
de la significada; entonces entendían por símbolo una cosa dres cuando hablan de las realidades litúrgicas, como copio-
que de algún modo real es la misma cosa significada; además, samente lo hacen con los términos de mysterium, sacramen-
según el modo de entender antiguo, la realidad celeste estaba tum, imago, species, etc.; entonces s'e percibe el aspecto pro-
siempre present'e en la forma o debajo de la forma en la cual fundamente realístico del pensamiento encerrado en tales ex-
se manifiesta, sin que por eso se identificase completamente presiones. Así, pues, sólo con dicha m'entalidad es posible co-
con ella aquí en la tierra. Por esto se debe rechazar en abso- nocer el sentido Rreciso de tantos textos litúrgicos antiguos,
luto la distinción de concepto simbólico y concepto realístico todavía hoy en uso, como, por ejemplo, éstos:
de la eucaristía" 124 si se quiere entender el pensami'ento de los
antiguos. Esto, pues, quiere decir que, para entender tal pen- .. Aeter?ae pig~u~ vitae c~pi~ntes. humilitec imploramus ut aposto-
licts fulti patrocmus quod m imagine gecimus sacramenti manifesta
sami'ento, el preguntar si, según él, se halla el cuerpo de Cristo perceptione sumamus "'.
en la eucaristía real o simbólicamente presente, es plantear la . Perficiant in r.obis Domine, quaesmus, tua sacramenta quod conr
cuestión de un modo equivocado, porque es plantearla presu- tment, ut quae nunc specie gerimus, rerum veritate capiamus ".
poniendo el concepto moderno de que lo que •está simbolizado Quorum oblationem benedictaim ratam acceptabilemque facere
no existe en el símbolo con existencia real. Las investigaciones dignaris, quae est imago et similitudo corporis et sanguinis lesu
históricas recientes sobre los conceptos v.gr. de eikon, sym- Christi filii tui ac cedemptoris nostri 32 ,
bolon, mysterion, typos, signum, imago, figura, species, sacra-
mentum, mysterium en los antiguos 12'5 , han confirmado plena- Mas, para comprender en conjunto la liturgia y, por de-
mente la exactitud de lo que Harnack acaba de decir, y ello cirlo así, el estilo litúrgico, importa mucho hacer r'esaltar de
tiene suma importancia, no sólo histórica, sino también ac- · un modo especial la conclusión general que se deduce de la
tual. así para la teología general como para la liturgia. respectiva mentalidad de los modernos y de los antiguos en
cuanto a los mencionados conceptos. Si, en efecto, la litur-
De 'ello depende en teología general: la exacta compren-
gia es un conjunto de signos debajo de cuyo velo y por cuyo
s1on del tema escriturístico y patrístico de Cristo en cuanto
medio se verifica hoy en nosotros el sentido de la historia
imagen de Dios invisible 126 ; la recta valoración del llamado
sagrada, misterio de Cristo y mist•erio de la Iglesia, por ser
alegorismo o tipologismo bíblico y patrístico, tanto de las rea-
comunicación de la vida divina que Dios por medio de Cristo
lidades del Antiguo Testamento comparadas con las del Nu'e-
nos hace a nosotros, y. por ser, de parte nuestra, correspon-
04 D'Ofpmengeschiehte 1 ed.4.ª (1909) p.476. dencia a la acción de Dios en Cristo, es fácil intuir qué con-
"' Para una primera orientación general en• e·sta mate.ria véase T CAM-
MELOT, Simbolo e si.mboUsmol: Eneidopedia Oattolica 11 (1953) 6Ú-616
con, bibliografía. Entre otre>s trabajos, son dignos de notarse : H. 'VILLMs' ~ Véa~e, p.ej., r. DANIELOU, Or1gene (París 1948) ; Sacramentnm I<'u-
Ei/con. Eine Begrifgesahichtliahe Unte'f'sujchung zum PZa.tonjismus (l\lüns'. turt (Parrs 1950·) ; H. DE LUBAC, Histoire et esprit (Parfs· 1950) : L. CHAR-
ter 1935) ; el artículo Bild: Reallexil¡:on für Anti.ke und Chri.«tentum LIER, La leüwra oristiana. de la Bibbia, ed. Paoline (Roma 1956) P· 2,50-
de TH. KLAUSER, escrito p·o·r H. E. Kili~ y M. Hoefner en. los gri~gos 284. .
y romanos, y en los cristianos, por ;r, Kollwitz ; este último especial-
28 Véase, p:~j.,una breve exposicdón de la cue'ltión .en T. CAMMELOT,
mente desde 336-341; L. HocH, Zur TheoWgie des Christus-i/wne: Be- Símbolo e sirnbolismo: Enciclopedia Cattolica 11 (1953) 611-16.
29 Entre Ios trabajos en la nota 25, véans~ a este propósito los de
n~dlktinische Monatschrift 19 (1937) 375-387; 20 (1938) 32-47; 168-175;
281-288; 437-452; W. DtlRING, Imago'. Evne Beitrag zur Te<rrndnologie wnd KOch, Menges, ;Kollwitz.
30 Salor(J)m'entario leoniano (ed. Mohlberg) ; Sa,cram. Ve'f'Onen,se n.335.
lehre des hl. Joannes von Damaskus (Münster 1937) ; H. MENGES, Die BUd- 01 Saoram.entario geilai,tian<> (ed. Wilson) 11,60,202 (véase también en
l@hre .aes hl. Joannes vo1V Damaskus (:M;ünster 1937) ; H. 1KLEINECHT, D&r
griech{isaha S'prachgebrau.ch von m/con: Theol. Wort. zum N.T. 2,386ss.; el misal romano la poscomunión del ,,ábado de las témporas de sep-
U. RAHNER, Mysterion, trad. Paredi (Breseia 1952). tiembre) •
.. Véasa Col. 1,15. Cf. KLEINESCHT: Theol. Wilrt. zum N.T. 2,386ss. •• Litnrgia mozarábica, Liber OrdAnum (ed. Férotin) 322 (véase trum-
En el pensamiento patrístico vuelve :a aparecer este mismo conciepto en bién J". QuASTERN Mon;um,enta eucarística et Ziturgioa vetustiBsima [Müns-
la contienda 11.Iltiarriana y luego en las luchas cristodógica-s. ter 1936] p.160).
C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 45
44 _ _ _ _ _ _ _P_J_._ª_CONCEPTO DE LA LITURGIA
tero, y en el mundo sensible particularmente, sus lazos de
secuencias tendrá, para 'el modo de entender y de v1v1r la li- t:nión con el mundo espiritual y suprasensible 33 •
turgia, la idea o concepto que nos formemos de los signos. Te- En los pensadores paganos, esta mentalidad padece de la
ner la persuasión de que debajo del velo del siqno, de cual- deficiencia de su conC'epto de Dios; tiene también el defecto in-
quier signo, s•e percibe la realidad de la cosa siqnificada y que, herente al concepto que se formaron de la analogía, la cual para
a través de ese velo sensible, aquella realidad llega a nosotros ellos casi sólo consistía en la diferencia de gradación cuantita-
porque entre el signo y la realidad significada existe cierta tiva, en que no se salvaguarda la distinción esp'ecífica de los
identidad r'eal. aunque sólo sea parcial; saber que el signo es seres; pero cojea sobre todo por ignorar el concepto de crea-
el puente sobre el que se realiza nuestro encuentro con la rea- ción; ésta la conciben los pensadores paganos como una parti-
lidad invisible y se hace presente para nosotros •esa realidad, cipación desde el grado supr'emo hasta el ínfimo, y así, para
a pesar de que ese encuentro y esa presencia sean siempre ellos, los conceptos de imagen y demás conceptos conexos vie-
muy imp'erfectos, ya que el signo nunca puede contener ni trans- !'en a ser como simples emanaciones de una misma forma. Re-
mitir toda la riqueza de lo invisible expresado por él; tener, sultado de todo 'esto es un sabor monístico intenso, acrecenta-
digo, una firme persuasión de todo esto, parece ser una pre- do tanto en el neoplatonismo, como en las tendencias sincretís-
disposición favorable para entender •el dominio de la liturgia. ticas gnósticas de la época, por el hábito religioso y místico.
Creer, por el contrario, a priori que, por no identificarse Mas no se crea que, por lo que acabamos de decir, padezca
totalmente el signo con la cosa significada, son entre sí cosas detrimento la doctrina die los antiguos escritores cristianos, in-
completamente ajenas, unidas sólo de un modo puram•ente ar- cluso de los imbuidos del pensamiento platónico y neoplatónico
tificial, esto parece suponer una disposición de ánimo que, un (como Clemente Alejandrino, Orígenes, Gregorio Niseno, el
tanto fomentada y desvalorizando la virtud real de todo signo Pseudo-Dionisio, Ambrosio, Agustín); porque, aunque su for-
y su contenido real, podrá llevar a ver en la liturgia un juego mación filosófica los ayudas•e a concebir de un modo realista la
absolutamente arbitrario y como de niños: juego de signos va- economía cristiana en el cuadro de realidades de signos, imáge-
cíos de sentido. Habrá dificultad psicológica para admitir que nes y símbolos, no por eso dependen, en lo esencial de su ac-
Dios pueda o de algún modo qui•era realizar en nosotros el titud, de lo que 'en el platonismo y neoplatonismo hay de cadu-
misterio de Cristo por medio de signos y que por medio de co o tendenciosamente erróneo, sino que apoyan su doctrina so-
signos el hombre rinda verdadero culto a Dios, expresando bre bases bien firmes.
eficazmente 'en ellos su culto interno y espiritual, como tam- La primera de estas bases es la verdad m'etafísica de los
bién la habrá para admitir que los signos sensibles sean pro- grados del. s~r, ~: la unidad analógi~a de ~odos estos grados y
piamente en la economía actual como el lugar principal y de la partlc1pac10n; verdad que fue el nucleo vital de la in-
connatural del encuentro entre Dios y el hombre. tuición platónica y neoplatónica y que Santo Tomás d'.ebía lue-
No s'e puede negar que para admitir mucho más fácilmen- go reivindicar purificada de la escoria de que estuvo recubier-
te que nosotros esta economía de signos, imágenes, simbolos, t~ _en:1. pensam~ento pagano ~riego 34 • La metafísica de la par-
etcétera, ayudó mucho a los antiguos la mentalidad platónica tic1pac1on, del signo y de la 1maq en, la intuición platónica, en
1
y neoplatónica. El platonismo con su profunda distinción en- lo que tiene de verdad. es, en efecto, perfectamente conserva-
ble en el ord•en cristiano, incluso en la metafísica aristotélico-
tre el mundo espiritual. suprasensible, eterno. el solo verda-
tomista, donde con la negación de todo monismo y emanacio-
dera y totalmente poblado de seres, y el mundo sensible, som-
nismo, se enseña la doctrina de la creación, de la distinción es-
bra e imagen del mundo suprasensible, cuyo valor estriba ex-
pecífica de los seres, la analogía, la producción por causalidad
clusivamente en s•er participación y expresión del mundo su- efici'ente.
prasensible y servir de escalera al hombre para que, por me-
Toda producción de efecto por una causa eficiente va acom-
dio de lo sensible, retorne a lo suprasensible y •eterno; el neo-
pañada de una participación de la forma de la causa en el efec-
platonismo, haciendo resaltar con insistencia el concepto de
to Todo ser obra por su forma: omne agens agit sibi simile. Por
los grados del ser, derivados del supremo en 'escala descen- lo cual el 'efecto es signo real de la causa eficiente, de cuya
dente ininterrumpida, para quien toda forma imprime en el forma participa, porque no existe en el mundo causalidad efi-
grado inferior la imagen y semejanza de sí misma, y todo ser, cknte en que no vaya implícita la acción directora de un enten-
por lo qu•e tiene de más perfecto, se une con el grado superior
y, por lo que tiene de más imperfecto, con el grado inferior; º'Véase, p.ej., R. WrLLMS, Ei~on (l\Iünster 1935). Véasa también
PLOTINO, ,li:-nneadeTll,6,11-14. .
toda esta tradición de pensamiento, digo, consideró constan- " 'C:f. Summa1 3 q.60 a.2 y 3; O. FABRO, J,a n•oz¡ione1 mt}tafiaica dr,Ha
temente la profunda unidad del cosmos, acostumbró a las men- partee»one sec1mao s.
TQmmJaso et' A. ed.2."' (Milano 1950).
tes a V'er en cad¡i ser sus lazos de unión con el universo en-
46 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES
.___, ,¡
dimiento, de una idea y de una causalidad 'ejemplar, al menos salvación, cuyas fases precedentes preparan, bosquejándola1, rl,;
del entendimiento divino y de la idea divina. En la causalidad las fases siguientes, las cuales a su vez son la r•ealización di
específicamente humana también el entendimiento humano y la las antecedentes, mientras todas tienden a la realización de l•
idea humana 'es causa formal ejemplar de la acción y del efec- última fase final, la de la celestial Jerusalén, qu'e da en sí cum•
to. Así, pues, todo efecto de causalidad eficiente, por suponer plimiento a todas; el tema de la unidad de todo el cosmos infra•
siempre la realidad de una causa ejemplar, encierra siempre 'en humano, humano, angélico y divino; el tema del hombre ima·
sí una participación ae la forma del agente, sobre todo de Dios gP.n de Dios, unidad sustancial de materia y d•e espíritu, que se
mismo. Por esto todas las cosas son siempre r'eal y necesaria- expresa en lo sensible y por medio de lo sensible se eleva hasta
mente signos, vestigios, imágenes de Dios, de quien realmente Dios; el tema de la cognoscibilidad d'e Dios mediante las cosas
participan y en las cuales él está realment'e presente, sin que .sensibles y materiales; el tema de la Encarnación y de Cristo,
con semejante afirmación, se deba necesariamente caer en el mo- imagen perfecta del Padre, en cuya faz se puede contemplar al
nismo, en el pant•eísmo o simplemente en un malsano misticismo, mismo Padre: "a fin de que, conociendo visiblemente a Dios,
o admitir en toda su amplitud la metafísica que históricamen- seamos arrebatados al amor de las cosas invisibles" 35 • De es-
te perteneció al platonismo y al neoplatonismo. Luego todas las to8 temas y de su importancia para entender la liturgia, habla-
cosas, en cuanto obran unas en otras, y especialmente en cuan- remos detenidamente en seguida. Baste aquí haberlos insinuado
to h'echas y dirigidas por el sumo entendimiento según un plan para darnos cuenta d'e que, cuando hoy los liturgistas (y no ellos
único, unitario, en el que en cierto modo todas están recíproca- solos) nos invitan a considerar más equitativamente el valor
mente relacionadas y solidarizadas, son de algún modo real- real del signo, de la imagen y del símbolo, y nos auguran que
nente semejantes entre sí, y signos unas d'e otras, y mediante el en este campo podemos reconquistar algo del sentido realista
conocimiento de una puede llegarse al de otra. Este es el fondo de los antiguos, no hay por qué temer en seguida el peligro de
de verdad d'el gran tema estoico y gnóstico de la armonía y sim- un malsano y nebuloso misticismo, sino que realment'e mucho
patía universal. El hombre, finalmente, de modo especial, se ex-
nos va en examinar la cuestión con objetividad y calma.
presa realmente y casi imprime realmente algo d'e sí mismo en
sus acciones sensibles externas y en las obras que produce como 3. EL SIGNO EN LA LITURGIA
artífice.
Luego es un f'enómeno de valor general el del artista que se Los signos, como incluídos en el simbolismo de que hacen
expresa realmente a sí mismo en su obra de arte, imprime y en- uso las religiones 3 ", han de tener naturalment'e en la liturgia
curna en ella sus ideas, sus amores, sus sentimientos, toda su católica un valor religioso; son signos sagrados: significan las
prrsonalidad, d'e modo que la obra artística participa de todo relaciones que hay entre Dios y los hombres, principalmente las
eso, y todo eso lo puede ver en ella quienquiera que sepa mirar; que existen entre Dios y el hombre en la religión cristiana, y
este fenómeno se reproduce a su modo •en toda causalidad que más explícitamente las que se dan entre Dios y el hombre en la
se realiza en el. mundo. Como el artista en el lienzo, Dios se Jtilesia católica.
imprime a sí mismo en todos los seres; el hombre se imprime a Lo primero que hay que notar, es que en la liturgia todo se
sí mismo en todos sus gestos y en sus obras; las cosas se im- l1ace debajo del velo de signos sensibles y por medio de ellos.
primen a sí mismas unas en otras en cuanto que unas obran so- Por eso mismo la liturgia, y cada una de sus partes, tiene valo!
bre otras. Luego el principio del ejemplarismo universal de los de signo; en toda ella se verifica siempre lo de aliud videtur et
antiguos, incluso a la luz d'e la sana filosofía, no es puro antojo. a/iud íntelligitur 37 • La sola presencia de una comunidad de fie-
Lo cual, por otra parte, no justifica del todo el modo en el que 1.¿s en una iglesia para una celebración litúrgica tiene ya valor
los antiguos, y especialmente sus secuaces medievales, interpre- de signo; es una expresión sensible d'e las relaciones actuales,
t<1ron a menudo en casos particular'es este ejemplarismo univer- secretas e invisibles que se dan en Cristo entre Dios y los hom-
!<al. También en un lienzo, aunque todo en él revele al artista, bres dentro de la economía d'e la gracia. No es una asamblea
con todo eso, hay que saber interpretar rectamente sus particu- cualquiera, sino que, para quien sabe ver a través del velo del
laridades para poder d'ecir en qué medida le revelan y no hacer signo, es una convocación en Cristo Jesús, una ekklesia, hecha
afirmaciones arbitrarias y subjetivas. 35
Prefacio de Navidad.
La segunda base en la que se apoya el ejemplarismo cris- "" Viéase, p.ej., para este fenómNJO religioso N. Tu&CHI, Simbolo e
tiano antiguo, es la misma revelación. Tiene aquí suma tm- Nimbolismo nelle •·elifliOni n;on cristiane: filnciclo¡l€{1ia Cattolicla 11 (1953)
portancia una serie d'e temas contenidos en la revelación: el tema ü3¡9ss., co:n bibliografía; C. A. BERNOULLI, Sy,mboW: Die Religion ill
Geschichte und Gegen'Wart V (1935) 935ss.
de la unidad de la historia sagrada y del plan de Dios en la "' SAN AGUSTÍN, Ser'TWO 272.
48 P.1.• CONCEPTO DE LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 49
por Dios 38 , una reunión "en el nombr•e" de Cristo ~ 9 ; cuanto tos son ante todo instrumentos de Dios, pero ni siquiera cuan-
allí se adviert•e, se hace o se dice, es a su modo un signo sensi- do se trata de los demás signos litúrgicos. En este último caso
ble de un estado invisible. ¿Se intentará con esto inducir nu•e- la única competente 'es la Iglesia, que no procede por dele-
vamente al hombre moderno a admitir el arbitrario e ingenuo gación de los hombres, sino por autoridad recibida de Dios
pansimbolismo litúrgico medieval de un Amalario o de un Du- en su organización jerárquica autoritativa. Tal competencia no
rando? la tiene jamás un hombre privado, como tal. Y esto se debe
a que la liturgia, como culto, •es acción de la Iglesia y, por
Norma paira discernir la existencia, eso, los signos en los que se expresa sensiblemente el culto
de los signos y para su interpre- litúrgico han de ser signos de la Iglesia y no de una persona
tación. privada. No queremos decir que tales signos sean o puedan
ser extraños a los individuos (en su lugar trataremos de la re-
Aunque todo en la liturgia tiene valor de signo, no todo lo lación que en el culto se da entre el individuo y la Iglesia),
que hay •en ella es apto para significar cualquier cosa; no es el sino en el sentido de qu'e, para el individuo, dar el verdadero
capricho ni el antojo quienes en ella determinan la existencia Y y personal culto a Dios en Cristo en la liturgia, implica ne-
el valor preciso de cada uno de los signos. cesariamente hacer suyos también de modo personal los sig-
El signo litúrgico, notémoslo bien, no es nunca pura y li- nos de la Iglesia y la realidad que ella •expresa a través de los
samente un signo natural; en la liturgia no hay más qu'e signos signos, sintonizarse con los signos y con la realidad 4 '°.
libres, es decir, determinados a significar lo que significan, por Naturalmente, Dios mismo y la Iglesia, en la libre elec-
libre y positiva voluntad de Dios o de la Iglesia. Las realida- ción de los signos litúrgicos para significar las realidades sobre-
des invisibles de que los signos son expr•esión sensible en la naturales cristianas, no han proc'edido ni proceden de un modo
liturgia, son las realidades sobrenaturales de la vida divina co- arbitrario, sin tener cuenta con el valor que esos signos tie-
municada por Dios a la Iglesia, y del culto sobrenatural y cris- nen, ya por naturaleza, ya por convención más o menos gene-
tiano que la Iglesia rinde a Dios como participación del culto ral de la sociedad en que se ha desenvuelto y se desenvuelve
que Cristo mismo le rinCl•e. Ahora bien, no hay cosa sensible la Iglesia. La verdad es todo lo contrario. Libremente escogió
que sea signo puramente natural de tales realidades, como el Jesucristo el agua como signo de la ablución del pecado y del
humo lo es del fuego o determinados gritos lo son del dolor, renacimi•ento a nueva vida sobrenatural, fuese por el uso que
porque la realidad sobrenatural está por encima del orden de de ella se había hecho antes en la sociedad hebraica, por ejem-
lo sensible. La inmersión y emersión del agua, que naturalmen- plo en el bautismo de Juan, fuese por lo que naturalmente ella
te puede bien significar un desaparecer y reaparec'er, no signi- significa. Por su significado natural y por el uso que se hacía
fica naturalmente la muerte al pecado ni la resurrección a la en el judaísmo, por ejemplo en el banquete pascual, Cristo 'es-
vida sobrenatural en Cristo. La ablución con el agua significa cogió el pan y el vino como signo de su sacrificio en la euca-
naturalm'ente la purificación física y no la purificación del pe- ristía. La imposición de las manos y las unciones eran signos
cado. Una asamblea no significa naturalmente la convocación conocidos y usados entre los judíos. Casi todos los signos li-
de Dios en Cristo Jesús, una reunión "en el nombre" de Cris- túrgicos escogidos para 'el culto por la antigua Iglesia es cosa
to. Un abrazo no significa de modo natural el amor fraterno sabida que eran conocidos y usados en el orden religioso y
en Cristo. Una inclinación tampoco significa naturalmente el en el civil por la sinagoga o el mul}do helenístico y romano;
culto a Dios en Cristo. y lo mismo hay que decir de los signos litúrgicos introducidos
En todo 'esto debe, pues, intervenir siempre la libre y po- en el medievo respecto al mundo germano medieval 4 '1 • Los di-
sitiva voluntad de Dios o de la Iglesia, que quieren expresar versos signos litúrgicos han sido, pues, libremente escogidos
con tales signos precisamente tal o cual realidad y no otra; por Cristo y por la Iglesia para significar realidades espiritua-
ni un hombre ni muchos, a título de personas privadas, tienen les sobrenaturales que los mismos signos por propia virtud so-
autoridad para det•erminar la naturaleza y el significado de los brenatural o por conV'ención puramente humana no significa-
signos litúrgicos, no sólo cuando se trata del sacrificio y de
40 Véase tanbién SAN'ro TmrAs, S'urnrna 2 q.60 a.5.
los siete sacramentos en lo que tienen de sustancial, caso en ., Véase, p.ej., la bibliografía en G. Low. Sirnbolo e sirnbolisrno litur-
que el único competente es Dios, porqu'e los siete sacramen- g'co: Enciclopedia CattoHca 11 (1953) 621, así como cada una de e.sta;~
palabras en el lJict. d'arc.héoL chJ1ét. et de lit., y ahora e:n el Rea!le~i¡con
38 Cf., p.ej., 1 The"'· 1,1; 2 Thes. 1,1. für Antike und Christenturn, de IKLAUSER, donda mda une> de .los. signos
00 llH. 18,20. Véase en R WILL (Le culte II p.4.7) una descripción y ritos litúrgicos ~on expl~cados cuan?o ocurre, y ocurre casi s1emp:e,
fenomenológica de lo que suscita en el cre1yente el fenómeno asamblea por el uso de semejantes rlte>s en la smagoga o en el mundo helenístico
· r?ligiosa. romano o eu 'el wedie1'al romane>,
50 P.1.• CONCEPTO DE LA LITURGIA
c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 51
ban; pero la elección se hizo atendiendo a cierta analogía exis-
tente entre el significado natural o convencional de los signos veces se debe, por lo contrario, a que el rito simbólico ha qu'e-
y las nuevas realidades sobrenaturales cristianas a cuya ex- dado materialmente tan reducido, que es difícil llegar a perci-
presión fueron destinados desde entonces. birle como rito simbólico; esto sucede, v. gr., 'en el hecho de
De todo esto s'e deduce la norma general para discernir en levantar el sacerdote ligeramente la mano hacia el penitente
los casos particulares la existencia y el sentido exacto de cada cuando, administrando el sacramento de la penit'encia, va a dar
signo en la liturgia. Esta existencia y este sentido predso de- la absolución; el pleno simbolismo del rito bautismal apenas se
penden esencialmente de la libre y positiva voluntad de Dios puede percibir en el rito actual ordinario, según el cual se
y de la Iglesia. La de Dios nos la da a conocer la revelación vierte un poco de agua sobre la cabeza del bautizando; lo mis-
y se puede determinar por las normas generales de la teología, mo hay que decir del sentido pleno de la mesa en muchos
como se determina, v. gr., la materia y la forma de los sacra- altares de hoy.
mentos. La de la Iglesia la conocemos en primer lugar a través Por todas estas razones hay que afirmar, como regla gene-
de los documentos auténticos en los que la Iglesia manifiesta ral práctica, que, para conocer exactamente los signos litúrgicos
explícitamente su intención, por ejemplo, a través d•e las pala- y lo que por precisa voluntad de la Iglesia, que los ha adoptado
bras litúrgicas que acompañan la posición del signo y determi- y determinado, significan, especialmente, cuando los textos no
nan también con pr,ecisión su sentido. Así, el hecho de que en el los explican de un modo expreso, es indispensable el estudio
rito de mezclar unas gotas d'e agua en el vino del cáliz en el histórico del origen y desenvolvimiento de los ritos. Con todo
ofertorio de la misa hay simbolismo ( mysterium) y cuál es su eso, nunca está permitido recurrir a interpretaciones capricho-
sentido lo dice determinadamente la oración que a este rito sas y subj•etivas. No es la autoridad privada la que determina
acompaña; en la oración Deus qui humanae substantiae .. ., s'e el valor de los signos litúrgicos. Ni siquiera basta en esta ma-
dice, en efecto: "Concédenos, por el misterio de este agua y teria la opinión privada de un Padre de la Iglesia. Hay que mi-
de este vino, participar de la divinidad de aqu•el que se dignó rar siempre si realmente ha sido tal el pensamiento de ella, por
participar de nuestra humanidad". El significado simbólico de lo menos en el sentido de haber aceptado tal o cual simbo-
la incensación del altar se halla explicado por la oración que lismo, aprobándole con su autoridad y Haciéndole de est'e modo
la acompaña: "Dirigatur, Domine, oratio mea ... Suba, S•eñor, expresión de su culto. Todo simbolismo litúrgico no abonado
mi oración, como el incienso, ante tu acatamiento". El sentido de alguno de los modos predichos se ha de rechazar por arbi-
simbólico penitencial de la imposición de la ceniza el miércoles trario y carente de fundamento.
de ceniza lo explican las oracion'es que acompañan su bendición De est'e modo se hace justicia contra las fantasías hiper-
e imposición: " ... dígnate por tu piedad bendecir estas cenizas simbolísticas a que, desde Amalario de Metz 43 , se entregaron
que, en señal de humildad y para obtener el perdón, vamos a muchos intérpretes medievales. Su defecto estuvo en no mostrar-
recibir sobre nuestras cabezas ... " 4 :2 • El significado de la proce- s'e bastante solícitos por expresa¡; el pensamiento de la Iglesia,
sión con las palmas en el domingo de ramos estaba explicado prefiriendo exponer demasiadas opiniones personales que, ade-
en la oración quinta de su bendición: " ... que los devotos cora- más, se basaban muchas veces en analogías extravagantes. Ta-
zones de tus fieles entiendan provechosament'e los misterios que les exageracion'es, por la reacción que suscitaron, fue:::on la
se encierran en el hecho de aquel pueblo (quid mystice designet causa principal del injusto descrédito en que también cayó el
in facto) que, alumbrado de luz celestial. salió en este día a re- verdadero sentido simbólico de la liturgia en la época siguiente
cibir al R'edentor, echando a sus pies ramos de palma y de olivo. a partir del Renacimiento. Sabido es que algunas de esas infun-
Los ramos de palma significan el triunfo sobre el príncipe de dadas interpretaciones simbólicas de los liturgistas medievales
la muerte; y los de olivo proclaman en cierto modo que ha ha sobrevivido incluso en algunos devocionarios modernos, co-
llegado ya la unción espiritual... Nosotros, pues, recibiendo con mo aquella de querer v'er significado en cada una de las partes
toda la fe el h'echo y lo que significa ... f actum et significatum de la misa un episodio de la pasión del Señor, y en los adornos
retinentes ...". de la casulla sacerdotal los instrumentos de ella.
Muchas veces en la liturgia, en su forma actual. 'es oscuro
el sentido simbólico y exacto de un rito. Quizá ello se deba '" Muerto en el 850. Solbre los principales alegoristas medievales y sus
a que los textos, actualm•ente en uso, no lo explican, como se obras puede leerse con prov~cho' Righetti, ed. esp., vol.1, donde pueden
leerse también algunos ejempl('S de este alegorismo.
explican, por ejemplo, por qué en la consagración de una igle-
sia se traza sobre su pavimento una gran cruz transversal. Otras
.. Milsal romano, segunda oración de la bendictón de las cenizas.
52 P.1.• CONCEPTO DE LA LITURGIA
C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 53
Principales grupos de los signos litúrgicos. carne: "Es también cosa común a todos (los sacramentos) el
constar de palabras y el•ementos corporales, al modo como el
Verbo se hizo carne en Cristo, que es el autor de los sacra-
Pasar revista a todos los signos litúrgicos, explicar su sen-
tido, examinar los prob]'emas que en la liturgia suscita su recto mentos. Y así como la carn'e de Cristo fué santificada y tiene
virtud para santificar porque el Verbo se unió a ella, así tam-
uso, su eficacia, su comprensión, es uno de los deberes esen-
ciales de la liturgia especial. Baste aquí una breve exposición bién los elementos materiales de los sacramentos son santifica-
dos y tienen virtud para santificar por razón de las palabras
de los grupos principal'es. Considerando los signos de institu-
que sobre ellos s'e pronuncian. Por esto dice San Agustín: "Se
ción divina y los de institución eclesiástica, creemos que se
añade la palabra a la materia y se hace sacramento". He ahí
pueden reducir a cinco grupos.
por qué se llaman formas de los sacramentos las palabras por
El signo palrabra.-La palabra es el signo principal y máxi- las que son santificados los elementos sacramentales, y por qué
mo de que se sirve la liturgia, tanto la de institución divina se llaman éstos mat'eria de los sacramentos, como llamamos al
como la de institución eclesiástica. En la sustancia misma de agua materia del bautismo y al crisma materia de la confir-
los sacramentos la palabra es el coeficiente determinante (la mación" 46 •
forma)· del sentido que tiene el el'emento que hace las veces En el sacramento, por el que Dios, estando en él como
de materia determinable. Así la inmersión en el agua y la emer- encarnado, transmite en Cristo y por medio de Cristo la vida a
sión no significan por sí solas una realidad sobrenatural. y mu- los hombres, la palabra es manifestación sensible de las inten-
cho m•enos la participación en la muerte y resurrección de ciones y del querer positivo de Dios y de Cristo, aliud videtur
Cristo. Las palabras: "yo te bautizo en el nombre del Padre ... " et aliud intelligitur, de un modo semejante a como Cristo
son, por lo contrario, el elemento determinante que hace que mismo, por ser el Verbo encarnado, es en el mundo la mani-
la inmersión y la emersión signifiqu'en la realidad sobrenatural festación personal y sustancial de las intenciones y d•el querer
de la participación del fiel bautizado en la muerte y resurrec- de Dios para con los hombres 47 • En ambos casos s'e actualiza
ción de Cristo. Y cosa parecida hay que decir de todos los la •economía del signo, del sacramentu:m, del myisterium como
demás sacramentos. La palabra es 'el coeficiente por el que el habrían dicho los antiguos. El signo palabra es, pues, esencial
elemento determinable es elevado a significar determinantemente a los actos por los que Dios santifica a la Iglesia en la litur-
la realidad espiritual cristiana propia d•e cada sacramento, y gia. Esa palabra es instrumento de Dios y de Cristo y, por 'ern,
junto con él. en una unidad moral de significado, constituye el en su significación sustancial ha tenido que ser instituida
signo único sacramental. que consta precisamente de cosas y por él.
palabras, rebus et verbis, como dicen los teólogos 44 , San Agus- Igualmente en la liturgia de institución eclesiástica ocupa
tín, a propósito del bautismo, escribía lo sigui'ente: "Quita las la palabra el prim•er lugar entre los signos. Es el principal sig·-
palabras y entonces ¿qué es el agua sino simple agua? Añade no instrumento en que se encarna y expresa, más directamente
la palabra a la materia y se tiene el sacramento, accedit verbum que en cualquier otro, cómo corresponde la Iglesia a la santifi-
ad elementum et fit sacrame.ntum, y eso aun como palabra vi- cación de Dios, esto 'es, el culto interno de la Iglesia. Culto
sible" 45 • De este modo, si se piensa en la importancia de la interno, encarnado más directamente en la palabra oración, en
economía sacramental en el plan querido y observado por Dios todas sus formas (adoración, acción de gracias, expiación, peti-
para comunicar la vida divina en Cristo desd'e Pentecostés a la ción o impetración con todos sus grados y subdivisiones), y, de
parusía, se ve inmediatamente la importancia que tiene el signo modo más indirecto, en la palabra anunciadora e iluminadora
palabra en la realización del sentido de la historia sagrada, mis- que, •expresada en conexión próxima con la acción litúrgica, se
terio de Cristo, misterio d'e la Iglesia, en este tiempo intermedio hace signo instrumento de la Iglesia para disponer inmediata-
preparatorio a la segunda venida del Señor. mente a los fieles a recibir la acción santificadora de Dios en
Santo Tomás compara con razón la dignidad de la pala- la liturgia y a participar en la misma del culto que Cristo reci-
bra ver bum 'en los sacramentos con la dignidad del Verbo, be 'en la Iglesia y por medio de la Iglesia. El signo palabra.
segunda persona de la Santísima Trinidad, en la Encarnación, y como expresión de la oración interna de impetración de la Igle-
concibe 'el sacramento como palabra en cierto modo hecha
•• De arti<Julfa fid:ei et Ecclesiae sacramern1tlis n.614; O¡¡usmtia theo·lo-
.. Cf., p.ej., SANTO TOMÁS, Summaj 3 q.6Ó a.4-8. Por ejemplo: Ex (fica, ed. Verardo (Marieti 1954) 1 p.148 .
rebus et ver/Ji.• fit quorla,11111no.do wrwm in, .wicramenti.• sicut e:v forma et <7 Cf. Heb. 1,1.'s: Desvués de haber hablado Di.os re¡¡etidas veces y
materia:• 1nquantuni scilic€t ,per verba. ¡¡erfi·r'ttnr sign~ficatio rerum (ibid en modos <livers•os por· melti() de los ¡¡r1>fetas, ahora, al fin, de los trfem-
a.7 ad 2). ·• pos, ha hablad'o vor ,rnedio de s!i Hijo·, a quiCln ha c'rmstitwf.do· heredwo
'" In lo. tract. 80,3. 11nivwsal y, mediante e~ cual ha. crootfu el ttwiver8o. Este es el fulgor de
s·1t gloria y la i'1"'¡¡ronta de su susta1Jvia ...
54 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGJÁ
c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 55
sia, domina también toda la economía de los sacramentales es-
trictamente dichos, ya se trate de los sacram'entales cosas (co- as tinieblas, el tiempo; día, noche, semana, año. Igualment•e son
mo el agua bendita) o los sacramentales acciones (consagracio- signos y tienen, por tanto, valor simbólico; el mismo edificio
nes, simples bendiciones, exorcismos). En los sacramentales, de la iglesia, especialmente el altar (véase, por ej'emplo, la li-
efectivam'ente, instituídos a semejanza de los sacramentos, la turgia de la consagración de una iglesia o de un altar), los
palabra, como impetración de la Iglesia, es el coeficiente deter- ornamentos sagrados (véanse, por ejemplo, las oraciones que 'el
minante por el que la cosa o la acción son signos significativos sacerdote retita al ponérselos) y, hoy, también el color de los
de las realidades invisibles qu'e, en atención a la plegaria de mismos (reservado cada uno a expresar determinado sentimi'en-
la Iglesia, Dios otorga a quien recibe o usa un sacramental con to más bien que otro). Pueden también incluirse en la amplia
las disposiciones debidas. categoría de signos objetos los signos figuras: decoraciones, pin-
Así se ve cómo, entre los signos sagrados de la liturgia ( sig- turas, estatuas.
na rei sacrae, sacramenta), ocupa la palabra indudablemente el El arte como signo en la Uturgia.-El arte en la liturgia 49 es
primer lugar, bien que en íntima unión con los signos gestos y una cualidad asimismo s•ensible con funciones de signo, de
los signos elementos. Dios quiere dar suma importancia a la que pueden ir revestidos, pero no necesariamente, los demás
palabra sensible como puente de contacto entr'e él y los hom- signos litúrgicos, aunque principalmente acompaña al signo pa-
bres en la economía sobrenatural en Cristo. De aquí se deduce labra, se da también en objetos labrados, en los gestos, acti-
el profundo carácter social. no sólo puramente 'espiritual e in- tud•es y movimientos de las personas. De hecho cualquier acción
terno, que tiene esta economía en Cristo, y el gran caso que y todo el ambiente del culto van revestidos de los esplendores
en todo esto Dios ha hecho de las más connaturales tend•en- del arte: arte de la palabra y del canto, música instrumental,
cias de la naturaleza humana, dado que la palabra es entre arquitectura, artes plásticas, coreografía, orfiebrería y otras de
los hombres el signo vehículo connatural para la comunicación menos monta.
específicamente humana de los pensamientos y de los afectos ~ 8 • La liturgia, añadiendo a los otros signos la forma artística,
Cuando usa, pues, la liturgia palabras metafóricas y lenguaje multiplica su valor porque los eleva en cuanto signos al nivel
lleno de imágenes, como sucede con muchísima frecuencia, la de expresión e impresión a que sólo el arte, entr•e todos los
palabra viene a ser, por d'ecirlo así, como un signo de dos medios humanos de expresión y comunicación, puede llegar.
grados; es signo vehículo de otros signos. Entre todas las artes tienen partioular importancia en la li-
Los signos gestos, actitudes y movimientos.~La importancia turgia las que realzan el valor del signo palabra; la retórica,
de los signos gestos, actitudes, movimientos, tanto en los par- la poesía y, especialmente, el canto; la música instrumental se
ticulares, como en los grupos o en toda la comunidad cristia- puede considerar como un d•escubrimiento autónomo del signo
na, se funda en el hecho die que, con ellos, los pensamient03 canto. De todos los medios de expresión artística el más ínti-
mamente unido a la naturaleza de la liturgia es el canto, que
y sentimientos internos del culto se manifiestan también en todo
dimana connaturalmente de 'ella, por ser el medio más a propó-
el cuerpo; lo cual. a su vez, influye en los pensamientos y sen-
sito de expresar y crear el sentido comunitario con la sintonía
timientos internos, tendi'endo de este modo a crear la sintonía
de vibraciones de gran intensidad.
completa de toda la persona con la realidad litúrgica. Signos
de esta clase, por ejemplo, las inclinaciones, las genuflexiones, En la liturgia la palabra y los objetos, etc., precisamente
las postraciones, el tener las manos extendidas o juntas, 'el ha- por ser signos, no s'e admiten, sino en la medida que lo exigen
cer la señal de la cruz, sea sobre el pecho, sea en forma' de las realidades invisibles que mediante ellos quiere expresar la
lgl'esia, las cuales se resumen en hacer presente, hic et nunc, el
bendición, el golpearse el pecho, el estar de pie, el gesto de
misterio de Cristo, historia sagrada, como medio de santifica-
la imposición de las manos en muchos sacramentos, las insu-
ción de la misma Iglesia y del culto que ella rinde a Dios.
flaciones, finalmente los movimientos uniformes de todos jun-
Así se compr'ende que el arte con que adquieren realce los otros
tos, ya die los ministros, ya de toda la asamblea, como, por
signos no sea en la liturgia un arma absoluta; no se la da en-
ejemplo, en las procesiones. trada en ella por su propio valor, ni por el fin intrínseco y espe;:
Los signos, elementos y objetos.-También los elementos
natnrales son 'en la liturgia instrumentos y signos de las reali- •• Véase, p,,2j., Mediator Dei n.193ss.; Musícae sacrae disciplina, es-
pecialm.€.nte Jos núm2ros 2 y 3 (véase '""' Enci<>lov,edi,a liturgica, dirigida
dades sagradas de la santificación y del culto. Lo son el pan, por R • .Aigrain, trad. ita!. [cd. Pao!ine, ll:J,57] p.1009ss.) ; P. R. RÉ-
el vino, el agua, el crisma, el aceite, el incienso, la sal, la luz, GAMEY, Art saci~é au XX sicCle? ed1.2.·• (l'arís 1957); G. WAGNER, El
wrte Utúrgfieo y la pa.<toral, relación en el Congreso de As'ís (véase
Pio XII y la lit·urgia pa.<toral. E,stu<Uos rlfJl I Congres·o1 Jln1ternacionai de
.. Véase SAN AGUSTÍN. De d·OCtr. christ. Il,4. Liturgia Pasto~ai J. N. de A. L., 'l'oledo, 1967, p ..9.9-1~').
56 P.1." CONCEPTO DE LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SF.NSlll!.1'.J 57
cífico a que por su naturaleza se ordena (sería cultivar 'el arte más o menos, simultáneamente; esta fruición es proporcionada
por el arte) ; es como una noble dama que sirve. a señora de a las disposiciones innatas o adquiridas, esto es, propordonada
más noble alcurnia. El fin del arte está supeditado en la litur- al apetito innato de dichas potencias.
gia al fin sup'erior de la misma liturgia, que, una vez más lo La fruición •en que consiste el placer estético, se distingue
decimos, es la santificación y el culto de la Iglesia en Jesucris- de cualquier otra por ser desinteresada, es decir, por no prove-
to; a expresar esto con más viveza y a realizarlo con mayor nir de la posesión física o material de una cosa, sino de la po-
perfección, coopera el arte con la liturgia creando en las almas sesión de un objeto mediante la cont•emplación, cuando ésta
las disposicion'es oportunas. acaece del modo que le cuadra a las disposiciones de la poten-
Para comprender la manera y condiciones de suceder esto, cia cognoscitiva. El placer estético es apacible y estimulante a
sería preciso hacer un previo análisis de la esencia del arte en la vez, porque, verificándose por secreta armonía del modo de
gen•eral (y primero de cada una de las artes, sobre todo de la ser con el modo de obrar de las potencias, sobre todo si son
música vocal, arquitectura y pintura), de la esencia del arte diversas, da la impresión de que se aúnan la plenitud d•el ~er
religioso o sacro especial, y poner de manifiesto las posibles y la del obrar.
relaciones existentes •entre el fin propio del arte y el fin propio La cualidad artística no está en las cosas real'es, imagina-
de la liturgia, para concluir determinando el concepto de arte das o pensadas, consideradas de un modo absoluto y en sí
litúrgico. Pero bien sabido es que los conceptos de arte y d'e mismas, sino según determinada relación con las potencias del
arte religioso todavía son discutibles ·50 • Basten, pues, ,a nu•estro conocimiento. Por exigir cierta consonancia entre las cosas y
intento las observaciones siguientes. las potencias, el arte tiene dos caras: una subjetiva y otra
El concepto d•e arte (aplicado a las bellas artes) se debe de- objetiva.
finir con relación a lo bello 51 , Ahora bien, lo bello sólo se Las potencias cognoscitivas humanas son fundamentalmente
puede definir con relación al placer especifico que produce, iguales en todos los hombres, pero admiten amplio margen de
que es el llamado placer estético. Y así, según esto, el arte se diversidad en las disposiciones innatas o adquiridas, no sólo de
puede definir: la capacidad de percibir y expr'esar sensiblemen- época en época, de grupo •en grupo, de persona en persona.
te en las cosas la cualidad que las hace aptas para causar un sino también en un mismo individuo según los tiempos y las
placer estético 52 • circunstancias. Por esto mismo, el gusto, es decir, la aptitud
La definición del placer estético, cuyo conocimiento empí- para vibrar de fruición estética, por conformidad con ciertas
rico es más fácil qu'e el análisis de su concepto, presupone tam- cosas, admite amplios márgenes de variabilidad y está su¡eto
bién cierta psicología. En términos de psicología aristotélico- a educación.
tomista, es la fruición del apetito elícito humano en el mismo La perc'epción estética es instinto o intuición precisamente
ejercicio de las potencias cognoscitivas, especialmente de la vis- porque supone cierta connatural armonía entre el objeto y las
ta, oído e imaginación 53 , sobre todo cuando se actúan, poco disposiciones de las potencias cognoscitivas del sujeto. Así, pues.
la percepción estética no es analítica, mas sintética; no pued•e
00 Véase, p.ej., A PRANDI, Arte: J<Jnciclopedia C:att<:>liea 11 (1949) 33- comunicarse a otros por vía directamente discursiva, como cuan-
44, eon bibliogra.ffa anteeedente p.43ss. Entre lo:s autores antecedentes
hay que nombrar a J. MARITAIN, Art et soolastique ed.2.• (1927) ; do se anuncia a un alumno un teorema geométrico, sino sólo por
A. CARLINI, La religi-Osita deWarte e (Ll!lla filos.ojtia (Florencia 1934) ; vía indirecta, es d•ecir, tratando de suscitar entre otro por de-
P. M. LÉONARn, Art et Rpiritualité: Dictio·nnalre de Spiritualité 1 (1937)
89'9-9·34; G. VAN DER LEEUW, Vom Heiligen in der Kunts (Gütersloh 1957). terminados medios sensibles las disposiciones en que se encuen-
• 1 No basta sólo el coUt'epto de creación, p<:>rque, entre otras cosas, este tra el artista, de modo que, puesto en presencia d'e un mismo
concepto no distingue bastant2 el arte de la técnica, no de la ciencia.
Tampoco distinguen el arte de la 11écnic'a los concepto1s1 ª" expresionabi- objeto, haga igual experiencia estética.
lídad ni de enrurnación del espíritu en la materia, etc. Las ideas afines
d? sublime, gracioso, dramático, etc., no se entienden cc>mo casi especie sensible ext2rna de1 la obra). Intuitiva no en el sentido de que, mientra•
de lo bello. estemc>s en esta vida, nuestro entendimiento pueda terminar intuitiva-
"" El arte--y, por lo mismo, ·2! concepto de artista-incluye en :s1U n1ente en las costas singulareR sen.sible:S, ·2n la:~I que term~nan intuitiva-
integridad la acltltud a Ja percepción y a Ja expresión sensible. Quien mente Jos sentidos externos. Tal terminación intuitiva del entendimien-
tiene la primera y carece de la segunda, puede sE·r llamado artista sólo to, en psiclología y noética tomista-que aquí suponemos-, 2s imposibl1",
~n el ánimo. Sin embargo, en la tradición aristotélica, la actitud a per- porq1ue el objeto formal y propio del entendimient~ en esta vida e1<1 111
cibir las cosas en la cualidad en que son aptas a suscitar el placer e,s- quidditas abRtrac1t'<11 ( = la esencia) de las cosas sensibles. Mas el entenill
tético se c<:>n:•,ideraba com-0 la parte esencial en d CO'n:cepto de arte r¡ miento, cuando él miRmü está en acto .en modo· di8cursivo más o me1111~
de artista. La da la expresión se considieraba como prc>pia de la habili- ordinario puede percibir indirectame:n¡te a sí mi1'mo· y al propio yo :i•·
dad técnieta, de orden más bien material. tuado en' tal o cual modo co,nforme a la propia natural2za, y eUo ""11
., También la actuación del entendimiento se incluye como' una parte una percepción intuitiva y no discursiva. Lo cual sucede precisame1il"
esencial en el fenómeno estético. Mas no se trata de una actividad dis- también en la percepcaón estética, en la cual también el entendimie1il"
cursiva sino de una actuación intuitiva (mientras que se para ,uno Pn pe1rdb~ in:tuitivamente eJ propio· yo actuado en sus se.ntidos conforru(' 11
la simple contemplación-fruición estética y/ no se pasa a la ej2cución su apetito innato,
58 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES ' 59
El fin intrínsecamente específico del arte, fin d'e la obra ¿De qué modo? El fin de la religión es producir en el hom-
como dicen los escolásticos, es simplemente ejercitar las po- bre la actitud sustancialmente int•erna, de sumisión, de admira-
tencias cognoscitivas, de modo que se produzca 'en el sujeto ción, de precación, fe, esperanza y sobre todo de amor de Dios.
el placer estético, y nada más. Este placer estético,. e~ su asi:: ec- El arte, sin dejar de serlo, se somete formalmente al mismo
to moral, es cosa indiferente, como lo es el conoc1m1ento cien- 1
ti'empo al fin de la religión, siempre que el placer estético, fin
tífico y el conocimiento técnico 54 ; será acción buena o mala suyo propio, está determinadamente, no añadido, sino efectiva-
según el fin bueno o malo que, procurándoselo,_ prete~da el mente ordenado y subordinado al fin superior de la actitud re-
agente, o, hablando en términos escolás!icos, .segun el ~m del ligiosa. Así tiene que ser primerament.'e el artista; luego en los
operante. De aquí se sigue que no es 1mpos1ble revestir una medios sensibles por los que el artista quiere transmitir a otros
cosa o acción moralmente malas con las cualidades del arte el placer estético; finalmente, en •estos otros que lo quieren ex-
para que en consideración o repr'esentación produzca placer perimentar en si mismos sirviéndose de tales medios sensibles.
estético, y, por lo contrario, que éste no puede obtenerse tan Dándose estas condiciones, habrá fusión y consonancia formal
sólo por ser el objeto o la acción moralmente buenos o por entre el arte y la religión, entre la actitud estética y la actitud
ten'er el artista intención moralmente recta .. religiosa.
Con todo, nunca está permitido al artista, y en general al Ahora bien, la fusión y consonancia del arte con la reli-
que se crea con el placer estético, el no subordinar su acto a la gión admite diversos y determinaciones porque también existe
norma de la moralidad, fundada en la relación qu'e hay entre esa variedad en la actitud religiosa y en la misma cualidad
cualquier acto concreto y el fin último del hombre; l?orque, 'estética.
fuera de que los artistas no dejan de ser hombres, el bien del
Que esa fusión y consonancia sea posible, es cosa palma-
art'e es para el hombre un bien particular, un bien de sus po- r;a, como que consta por la experiencia psicológica y por mu-
tencias cognoscitivas, pero no su bien total y absolutamente
chos ejemplos de obras universalmente reconocidas por religio-
último.
sas y artísticas, v. gr., el canto gregoriano, las obras d'e arte
Si el hombre, cada vez que busca el placer estético o goza Je fray Angélico, las esculturas de la fachada de la catedral
de él, quiere obrar ordenadamente, es n'ecesario que lo haga
de Chartres, la antigua arquitectura de las basílicas cristianas 56 •
subordinándolo a su bien último y total. que es el bien moral.
En este sentido, atendiendo al fin del operant'e, el arte ha de También en la historia se observa de un modo g~neral la fu-
estar supeditado a la norma de la moralidad. sión del arte con la religión 57 •
Este es el momento de engarzar con lo que se ha dicho Su posibilidad, en último análisis, depende de la naturaleza
la cuestión sobre la posibilidad del arte religioso o sacro. En de la actitud estética y de la actitud religiosa. El proceso cog-
la práctica el arte, siempre que, conservando las exigencias noscitivo-estético tiene algo de común con la actitud religiosa
intrínsecas de su naturaleza, se subordina al fin especifico de y mística, y con ciertas precauciones la puede servir de pre-
la religión 55 , es por eso mismo art'e religioso y sagrado, y da paración psicológica, aunque uno y otro sean de naturaleza
realidad conjuntamente a las dos cualidades de ser artístico esencialmente diversa.
y religioso. Conocidos son en la vida espiritual los medios psicológicos
recomendados para prepararse más o m'enos próximamente a la
"' Para la in<12pendencia, en virtud del fin mismo de la obra, de todo oración, oración vocal u oración mental. Entre ellos figuran
arte y de toda ciencia de la moralidad, véase SANTO T'o~IÁS, Sttmma 1-2 algunos de orden puramente físico-psíquico y natural, endere-
q.57 a.2-4. . . . .
"' Esta s;umisión tiene grados. Entre otras, .exI .te una sumisión. que
0 zados a crear una atmósfera psicológica general, apta para dis-
pu2de decirse materia.!, de sólo contenido. E 1s la que consiste en tomar poner los s'entidos y, mediante ellos, la atención y toda la
como sujeto de una composición artística un <:>bjeto :eligioso.: p~ner en
canto palabras religiosas, pintar una Virgen, eon•str_uir un:~ .iglesia, etc. persona. Así, San Ignacio aconseja que, para meditar, se cierre
M3'S artísticamente hablando se puede tratar un SUJeto rellg10so en una
for·~ distinta que1 la r2ligfo~a, aunque verdaderamente artística. Muchas
la ventana y se •esté a oscuras o con poca luz; que se rece
vírgenes pintadas o esculpiflas son verdaderamente artísücas ; mas• la cua- despacio, pronunciando las palabras a ritmo de la inspiración
lidad Ja forma artística,. no va sobre el sujete.> Virgen, sin:o sobre el s,u- y explicación; que s'e guarden ciertas actitudes corporales lle-
jeto :' "la madre", a !Ja que la Virgen! sir".e d2 pretexto. Efe~t!vamente,
la Virgen no es una madre cualq'!iera, smo .un.a. madre nhg;o·~mente vándose, v. gr., la mano al pecho, fijando los ojos en el vacío
muy especial: por lo cual, a propósito de Ja Virgen, tratar artisticam~n
te ·2! tema "le madre", no significa haber hecho· .t-0da,vía arte1 sacr\>, smo 00
Son ejemplo·s no exclusivos. Precisamente P<"~que, como exi.sten di-
en un sentido puramente material. Solamen:te s1 la forma artística va versas enicar:naciones de arte auténtico, así también de a,uténtlco arte
sobre lo que la Virgen tiene de religiosamente específico, se tendrá ~rte religioso. No se quiere, pues, indicar aqueUf!S ejemplos. e.orno modelos,
formalmente sacro. Col!l1lo sucede, p.ej., en las virgene•s de Fr. AngJéI1co. fuera de lo,~ cuales no pudiera existir auténtico arte r.e!lgwso.
Cuando hablamos aquí de la suulisión del arte a la reHgión, entendem1os "' Lo cual, nótese bien, vale también en modo aJmll(Jante1 acere~ .del
la sumisión form;il, Antiguo Testamento para el arte de la palabra, del canto1 de la musrna,
de la arquitectura.
60 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
~~~~~~~~~~~~~~-
profunda es, más exige cierta superación de la actividad vul- melodía de lo." cantos suaves con qua se suele cantar el Salterio de Da-
gar y superficial de los sentidos y del alma, por razón de la vid, pareciéndome más seguro lo que reeuerdo habe•r oíd(' decir muchas
veces del obispo de Alejandría, Atanasio, quien hacía que el !actor ·can-
unidad sustancial físico-psíquica-exp'erimental del hombre y de tase los salmos con tan débil inflexió~ de voz, que1 pareciese más. reci-
la influencia recíproca de una parte en otra. Por eso hay ele- tarlos que cantarlos. Con tode>, e¡ua11do recuerdo las lágrimas que derramé
con los cántic<>> de la iglesia en los comienzos de mi conversión y lo
158 V'éase, p.ej., Ejercicios, prfan¡era se1nana, erxam1?n partiC'ular y co~ que ahora me conmuevo, no con el canto, sin{ll con lB;S cosas que se ca.n:.-
1
tidiano, prime.ra adición (of. P. BoNDWLI, GU esercizi sp¡;rit1lali de S. l.Q· tan, cuando se cantan con voz clara y una modulación convenientísfan:a
nazio di Loyola ed.2.•: Vita e Pensiero [Milán 1944] p.40) · adiciones al reconozco Oe nuevo la gran. utilidad de esta costumbre. Así fluctúo entr~
fin del quinto ejercido, n.6-9· (ed. cit.) p.86ss. ; cuarta s2m'.aua, lc>s tres el peligro del deleHe y la experiencia del pre>vecho, aunque me inclino
métodos de oración, el segundo y el tercero (ed. cit.) p.216,220ss. más-sin dar en esto sentancia irrevocable---,a aprobar la costumbre de
09 Véa'e, p.ej., P. M. lJÉOl'IARD, Art et spiritualité.: Dictionna.ire de cantar en la iglesia, a fin de que el espíritu flaco se despierte a piedad
con el deleite del oído. Sin ·embargo, cuando me siento más movido por
spiri~ualité 1 (1937) 925ss. ; H. BRÉMOND, Priere et poési·6' (París 1916). el canto que por lo q¡ue se can:ta, ·cc>nfieso que peco en ello y merezco
62 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 63
Lo dicho vale del arte religioso en g'eneral. Quien al mismo la pintura. De estos principios es posible deducir un conjunto
tiempo fuera sinceramente religioso y artista de verdad, ése de normas sobre todo arte religioso y especialmente sobre el
sólo será capaz de producir auténtico arte religioso. arte litúrgico 6 '2 •
Mas no todo art'e religioso es arte litúrgico. Para elio la Con tal que tales reglas s'e observen, la liturgia abre de
obra, además de ser belia y capaz de producir un placer esté- par en par sus puertas al arte. Así lo ha hecho desde el prin-
tico que disponga a una actitud religiosa en general. es nece- cipio, primero y principalmente con el arte de la palabra y del
sario que sea apta para producir precisament•e la actitud reli· canto; después, a partir de los siglos m y IV, con la arquit'ectu-
giosa exigida por la liturgia. ra, el mosaico, la pintura, la coreografía y otras artes meno-
Ahora bien, la religiosidad litúrgica, comparada con la re- res; más tarde, con la estatuaria y la música polifónica e ins-
ligiosidad en general, incluye ciertas notas distintas que más trumental.
detenidamente explicar•emos después. Fijémonos ahora en que Y como, según hemos dicho, el arte y el gusto tienen tam-
la liturgia es por esencia acción; es una acción común de todo bién un aspecto marcadam'ente subjetivo, que cambia con los
el concurso presente a la celebración litúrgica, concurso jerá•- hombres, lugares y tiempos y hace constantemente posibles en
quicamente organizado, •en que no tiene lugar la confusión, ni el mundo estético formas nuevas, por eso mismo la liturgia
alcanzan las personas igual nivel, sino que cada una tiene su se muestra generosa en admitir las más variadas manif'estacio-
parte activa propia; la liturgia es una acción común concentra- nes de gusto y de estilo, hasta llegar a conceder a los artistas
da en el sacrificio de la misa y en los sacramentos; en ella de hoy el derecho de profesar el art'e litúrgico 63 • Lo cual tanto
se vive el conjunto de todos los dogmas a los rayos del mis-
terio de Cristo, historia sagrada, siempre en acto; con un mo-' 02 Como hace precisamente la autoridad eclesiástica. Véase Mediator
do propio de proponer los dogmas en determinada gradación De'li n.193ss.: Music•ae sam-aB disci¡plina, íntegra; Jstriflzi-<JnfJ sull'arte sa-
cra della Suprem·a Sacra Congregazione ae:i S. Officiol diretta a, i Veseovi
y con modo también propio ·ae estimular en el hombre sus di- di tutto il m·ond·O, 30 de junio de 1952 (véase, p,.ej.: Enc¡iclop·edia LitúY-
versas facultades 61 • Est'e aspecto religioso y especifico de la qica, bajo Ja dirección de R. Aigrain, trad. ital. [ed. Paolíne, 1957 J
p.1016-l!J) ; Cardena.J CELso y llions. G. CosTAN'rINI, L'Istrudio11Je del
liturgia debe respetarlo el arte, aunque manteniéndose fiel a sus S. Ojficio suU'arte sacm (texto y comentarios) (Roma 1952) ; G. llfA-
exigencias natural•es; pero no solamente lo debe respetar, sino RIANI, La ie:gislazim~e. ec<ll.esiastica in ,materia d'arte sacra (Roma, 1945)
(véase también la EnC'icloped4w Oattolica 2 [194)91] 44ss.). Para las exi-
que además debe a su manera expresarlo y favorecerlo y ayudar gencias litúrgicas de la arquitectura véase TH. KLAuSER, Riclh,t'~;nien
a que S'ea realidad, enderezando a todo esto el placer estético für die Gestaltung des Gotteshauses aus dem Geiste d6r romischen Li-
turgie (Münste•r i. 'W. 19·49) (tr,ad. franc.: T'H. KLAUSER, Petite histoi-
que a a mismo, al arte, Je toca producir. re de la liturgie ocoiderntale, Eid. du Cerf [París 1956] p.102-36; S. E.
Por donde se ve que si el artista, además de serlo de ver- Car<l'rnal LERCARO, Prolusione al congresso, <U Bologn!a del 1955 (cf. Dieoi
anni di architettura, sacra in Jtali1a 1945-55: Actas del Congreso, [Bolo-
dad, no está vitalmente penetrado de la religiosidad en gene- nia 1956] p.17-20); R. BEVILACQUA, La ohie&a nella cittd¡: Ponencia del
ral y, al mismo tiempo, de la religiosidad litúrgica, no podrá mismo Ceongre,so (ibid.) p.25-27 ; T. CosTERMANEL,LI, Ar0hitett11ra sacYa
producir una obra auténtica de arte litúrgico. (Milán 1956). Pa.ra las exig·encias Jitúrgicasi de Ja arquiteci;ura eu el al-
tar, véase especialmente: P. R. RÉGAMEI, Arc,hi.teature de l'autel et exi-
Innumerables son las consecuencias prácticas que de todo gences liturgiqu,e'B': La maison Dieu n.29' (]J952) 71-87'. En el mismo
esto se derivan •en las diversas ramas del arte que pueden rela- número se encuentran tam¡bién muchas otras noticias teológicfL:', histó-
ricas 'Y' litúrgico-arqueológicas en torno al altar. Para toda esta materia
cionarse con la liturgia, pero más particularmente en el arte del véase también En<>i.elop. Lit., dirigida. por R. Aigr~in, trad. ita.J. (ed.
canto, en el de la música instrumental, en la arquitectura y en Paoline, 1957) p.96-279, con bibliografía.
oa Véase llll1UY explícitamente en e;s,te sentido la Mertiator Dei (n.93),
donde, junto a las reglas inaHwables de todo, arte sagrado y litúrgico
castigo, y entonces quisiera más no oír cantar. j Ifo a<¡uí en qu& cstad-0 en particular, se proclama altamente el derecho al arte sagrado moder-
me hallo! Llorad conmigo y por mí los que en vruestro interior, de no: "Lo que hemos dicho de la m1úsica, vale también para. el arte, IYi es-
donde proceden las obras, tratáis con vosotros mism,os algo bueneo. pecialm~nte para la arquitectura, la escultura y la pintura. No se deben
Porque los que no tratáis de tal~·s cosas, n0> os habrán de mover estas despreciar genléricamente y por ig,ual las forma.si e imágenes más recien-
1nías. Y tú, Señor, D'ios n1ío escucha, n1ira y ve y compadécete y sá-
1
tes, lllllÍS adaptadas a lo<s materiales ceon los que ellas son hoy fabricadas;
name ; tú, en cuyos ojos estoy hecho un enigma, y ésta es mi enferme- pero evitando con prudente equilibrio el excesi,vo realismo, por una par-
dad" (Confesiones X,33). Para la posición completa de Han Aigustfn y te, y, por otra, el exagerado simbolismo, (fi t~niendo en cuenta las e xi- 1
de los Padre;;' de la Iglesia en torno al canto', véase, p.ej., H. EDELS- genc.ias de la comunidad cristiana mucho más que el juicio y el
TEIN, Die ]}f'usi/canscha,uung ÁU{f'ltstins wach seiner Schrift "De mus!ca" gusto personal de Jo,s artistas, es absolutamente necesario dar campo li-
(Freiburg 1929), TH. GEROLD, Les Peres de l'Egl:se et la 'mAl&ique (Pa- lme también al arte mode'rno, si sirve con la debida, reverelll/¡::ia y el de-
rís 1931) ; A. DoHMES, Der pn6'umatisehe Chara¡cter des K•;ltgesa.nger bido honor a los edificios y ritos sagrados; de1 modo que también dicho
nach frühchristlichen Zeugindssen: Vom christlichen l\fy1s1teriurn (Düssel- arte pueda unir su voz al admiral:>le cántico· de gloria. que los g?nieo;;
uorf 19'51) p.35-53. han cantado en los siglos pasados a la fe, católica'':. Para la situación
01 Las características pro•pias de la piedad litúrgica son. un punto de- exi.-tente hasta estos últimos años en Italia, S?, ha hablado de guerra
terminante en el concepto de ;irte litúrgico. Toda esta obra prácticame•nte fría entr,e eJ clero y los artistas modernos. Muyl interesantes son, desde
quiere m<plicar cuále• sean estas características. Véase 1especialmente el eHte P\Unto de vista, las reacciones de lo•s arquitecto,s al C-0n,greso' de Bo-
artículo seg¡undo del capitule- 21: "Nocioin1es y caracterfsticaa generales Ionia del 1955. Entre las obras que en Italia buscan contribuir a la so-
de la espiritualidad litúrgica." lución del problema d~l arte sacro hay que1 notar en general : Carldenal
P.1.~ CONCEPTO DE LA LITURGIA c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 65
más es de ponderar, cuanto que no solamente los sentimientos expresar y en cierto modo realizar, y debe además someterse
artísticos, sino también los mismos sentimientos religiosos, son a sus exigencias.
en grado sumo variabl•es y, por consiguiente, muy diversa es
la manera de reaccionar, en unos y en otros, 'el sentimiento natu- Los sigllos persopas.-Toda la asamblea cristiana, en cuanto
ral ante el sentimiento religioso propiamente dicho. tal. como antes indicábamos, tiene valor de signo en la litur-
,Mas, como en las relaciones entre el arte y la religión en rria, 'en cuanto que es la convocación de Dios en Cristo Jesús,
general, así también entre el arte y la liturgia en especial puede la agrupación "en el nombre" de Cristo, la reunión del "popu-
haber peligros; no sólo el peligro común de 'estetismo, como lus Dei'', y, como tal, realiza en sí la ekklesia de Dios (Qahal
cuando se ejerce la función estética por sí misma, sin subordi- Jahweh) del Antiguo Testamento, y viene a ser como 'el pri-
narla a la actitud religiosa, sino también el peligro específico mer esbozo, la sombra anunciadora de la liturgia cósmica y
de que esta función, salvo su carácter religioso general. no perfecta de la Jerusalén celestial de que habla el Apocalipsis.
corresponda a los requisitos propios de la liturgia, sobre todo Con mayor razón ti•enen valor de signo los ministros jerár-
el de su acción común. cmicos de la liturgia, y a ellos se aplica de modo especial lo
de aliud videtur et aliud intelligitur, ya o.ne son especiales re-
Hablando más detenidamente, sabido es que en este defecto
han incurrido no raras veces el canto, la música instrumental y nresentantes y del'egados de Tesucristo. Considerando el pro-
la arquitectura. Así, cuando con el pretexto de hacer una fundo sentido del valor de siqno de las personas que concu-
rren en la liturgia, escribía San Ignacio de Antioquía a los
obra lo más perfectamente posible en el aspecto estético, se
maqnesios: "Os amonesto a hacer todas las cosas en la con-
dieron a los cantos litúrgicos formas y giros quizá estéticamen-
rnr'clia de Dios, pr'esididos por el obispo, que ocupa el lugar
te bellísimos y de naturaleza verdaderam'ente religiosa, pero de
de Dios, y por los presbíteros, que tienen el lugar de los após-
ejecución difícil e incluso imposible para el pueblo, fué nece- toles, y por mis amados diáconos, a quienes se ha confiado el
sario sustraérselos a éste y reservarlos a un grupo de l:!spe- ministerio de Jesucristo ... Así como el Señor, ni por sí mismo,
cialistas. ni por los apóstol'es, hizo cosa alguna sin el Padre a quien es-
Igualmente se privó al pueblo de tomar parte activa en la t<1ba unido, de igual modo tampoco hagáis vosotros cosa al-
función litúrgica, en aquellas iglesias que en su aspecto estético r¡una sin el obispo y los presbíteros ... Sea una la oración, una
acaso fu•esen bellísimas, cuya arquitectura quizá estuviese pe- la súplica, uno el pensamiento, una la esperanza en la caridad
netrada de un sentido religioso profundo, pero en las cuales y en el gozo inmaculado que es Cristo Jesús, fuera del cual
la masa del pueblo, alejada del altar, no podía ver o no podía no exist'e cosa mejor. Todos unidos corred como a un solo
ver fácilmente lo que se hacía allí. templo de Dios, a un solo altar, a un solo Jesucristo, el cual
También es un def'ecto el colocar el altar en el fondo de vino de un solo Padre, existió en la unidad de un solo Padre
la iglesia, a distancia del pueblo, donde puede parecer o un y retornó a él" 64 •
espléndido zócalo de exposición, o el amplio respaldo de un Si se consideran los sicmos sensibles de la liturgia por la
trono, mas no la mesa eucarística convival y del sacrificio a la parte de los diV'ersos sentidos a los cuales se dirigen inmedia-
qu'e de ordinario deben rodear todos los presentes. tamente, se observa aue predomina en ellos el ejercicio del
Cosa bien fácil sería multiplicar los ejemplos. Todos pro- oído y el de la vista. En esto nada hay de extraordinario, por~
vienen de la misma raíz, esto es, de olvidar que el arte ti'ene qu'e en todo el campo de las comunicaciones y de las expre-
que desempeñar 'en la liturgia una función estética, no genéri- ~:iones humanas. estos dos sentidos predominan por su mayor
camente religiosa, sino específicamente litúrgica. El arte es un Inmaterialidad. Optimamente lo observó San Agustín: "Entre
signo, y es función esencial de cualquier signo el 'expresar y los signos por los cuales los hombres se comunican recioroca-
en cierto modo efectuar aquello que significa. Por tanto, quien- mente sus pensamientos y afectos, algunos se r'efieren a la vis-
quiera que se sirva d'el signo arte en la liturgia, debe prime.ro ta, la mayor parte al oído, poquísimos a los otros sentidos.
asimilarse la realidad religioso-litúrgica que aquel signo ha de C:nando mediante un lioero movimiento, hacemos alguna se-
flnl. ha~emos un signo .;, los ojos de aquel a quien por medio
C. y l\Ions. CosTANTINI, Fede e arto. Manuale pcr _qli artisti 3 vols.
(Roma 1945ss.) ; L. BARTOLI, L'airte nel!ol oasa di D1i-0 (Turfn 1,9,50) ; .. Marme.•. 6,1-7,2. Tambif'n puecb ser meneionadn el valor de si1mo
A. RAULE, L'arte nella chiesa (Milán) ; Fed,e e ,arte (1953). de. la Pon- ''"" la liturgia según la costumbre de foda la tradición antigua ta,nto
tificia Comisión Central d~ Arte Sacro (Roma). Eln Francia, véase 11 .. hrnira como 'helPnísticR, atribuyó a ciertos números. La cosa aparece
J'. PICHARD, L'arte s<Wl'(é mode>rne (perfod0< 19l4-Hl53) (París 1954). 11wjor en el Jen~11aje litúrJ!ÍC'O, bíblico º' de compe>sición :iclesiástica; :qias
1
Entre las revistas: L'Art d'E 0 liui (que "'n 1950 sucedió a L'Artfaan lii- "" · fnltan ejPmple>s en los ritos: v.gr., las doce cruces en la consagración
turgiquoe, que salía desde 1932' (abadía de San Andrés, Brujas, B~Igica) ; ,¡,. 111rn iglesia, para signifi'Car los doce apóstoles y las doce puertas de la
I!Art E;'awé (París, a partir de l946), .1 •1'11N1tlén celeste.
lfo111t. teol. Uturg. 3
c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 67
66 P.l.'ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
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una materialización y un obstáculo a la espontaneidad y a la
de esa señal que::emos manifestar nuestra voluntad. Hay quie- sinceridad religiosa. El problema será examinado en seguida.
nes expresan casi todas las cosas con movimientos de las ma-
~
ntre tanto baste notar lo que sigu'e.
nos; los histriones hacen signos con movimientos de todos los
La última respuesta satisfactoria a esta cuestión no pue-
miembros y casi hablan con sus ojos a quienes los pueden en-
e tomarse más que de la libre voluntad de Dios, que ha que-
tender; las banderas y dragones militar'es transmiten por me-
do y quiere tal régimen 'en las relaciones entre él y los hom-
dio de los ojos la voluntad de los jefes; y todas estas cosas
bres. Absolutamente hablando, tal régimen no es necesario.
son como palabras visibles. Los signos que pertenecen al oído
Dios pudo haber adoptado un régimen de cosas del que la
son, como he dicho, muchísimos, y consisten especialm•ente en
religión hubiese resultado asunto •exclusivamente individual e
palabras. También la trompeta, la flauta y la cítara lanzan
interno sin que intermediasen otros hombres o cosas exterio-
sonidos que, además de ser agradables, al mismo tiempo sig-
nifican algo. Mas todos estos signos, comparados con la pa- res. Mas la primera ley, la que domina en toda la liturgia y
labra, son poquísimos. La palabra tiene entre los hombres la sobre la cual será n•ecesario volver a hablar en seguida, es
primacía para significar cualquier concepto y af•ecto que quie- la ley de la objetividad: el camino por el que podemos y de-
ra manifestarse. Es cierto que el Señor, en el olor del un- bemos ir a Dios, no le ha dejado a nuestra libre elección, mu-
güento con que fueron perfumados sus pies, dió un signo; y cho menos a nuestro capricho; nos l•e ha trazado Dios mismo.
también significó lo que pretendía dando a gustar 'el sacra- Nuestra salvación sólo podrá realizarse si siguiéremos ese ca-
mento de su cuerpo y de su sangre; también tiene cierto sig- mino que objetivamente se nos ha mostrado, si le aceptáremos,
nificado aquella mujer que curó al tocar la fimbria de sus ves- si nos adaptáremos a él. Ahora bien, es•e camino es una vía
tidos; con todo eso, la mayor parte de los signos con qu'e los de encarnación, via incarnata, la cual consiste en que Dios se
hombres exteriorizan sus pensamientos, la forman las palabras. comunique a los hombres y los hombres vayan a Dios sirvién-
Tocios los otros signos que brevemente he recordado, he po- dose, como de medio, de los mismos hombres y de cosas ma-
dido enunciarlos con la palabra; mas la palabra no habría po- terial•es y sensibles. El prototipo de esta ley es el mismo Cris-
dido de ningún modo enunciarla con los otros signos solos" "5 • to, Dios y hombre, cammo único para ir al Padre; 'en él lo divi-
Fijémonos, por último, 'en el concepto de rito. Un rito es no bajó totalmente a lo humano, y lo humano se encontró total-
la realización del conjunto de todos los signos (palabras, can- mente con lo divino. Continuación, expresión e instrumento de
tos, gestos, actitudes y movimientos hechos en torno a ciertos Cristo, construido enteramente según el primer molde encarnado,
objetos por determinadas personas) mediante los cuales se efec- que es Cristo mismo, es la Iglesia, divina y humana, invisible,
túa una acción litúrgica. Así hablamos del rito del bautismo, pero visible en cuanto social; a través de ella y en ella Cristo,
de la misa, de la consagración de una iglesia, de las víspe- desde Pent'ecostés a la parusia, comunica su vida divina a los
ras, etc. Rito romano, bizantino, ambrosiano, etc., significa el hombres y éstos rinden su culto perfecto a Dios. Instrumento
conjunto de los ritos litúrgicos según la ordenación y práctica de Cristo y de la Iglesia, construido según el mismo modelo
romana, bizantina, ambrosiana, etc. encarnado, por el cual y en el cual Dios, por medio d•e Cristo,
santifica a la Iglesia y la Iglesia, por medio de Cristo y en
Cristo, rinde su culto a Dios; eso precisamente es todo el ré-
¿Por qué se realiza el encuentro gimen de signos •en que consiste la liturgia.
entre Dios y los hombres en un Ley de objetividad, ley de la encarnación, ley comunitari<:!,
régimen de signos1 eclesial, de la salvación: ésta es la razón última que responde
a la pregunta de por qué el •encuentro entre Dios y los hom-
Al llega:r a este punto, brota espontáneament'e la cuestión bres se realiza ahora en un régimen de signos, in sacramento,
de por qué el encuentro entre Dios y los hombres, la actua- in sacramentis, como dirían los antiguos. Del grande y pri-
ción en cada uno de ellos del mist•erio de Cristo, la transmi- mordial sacramentum que es Cristo, se deriva •el sacramentum
sión a cada uno de ellos de la vida en Cristo, ha de realizar- general que es la Iglesia y esto se expresa principalmen-
se en un régimen de símbolos, debajo del velo de símbolos y, te en los sacramenta que constituyen la liturgia. En to-
por así decirlo, mediante ellos. Esta cuestión adquiere una for- das estas fases la transmisión de la vida divina a los hom-
ma verdaderamente angustiosa •en el hombre moderno que, por bres y el retorno de éstos a Dios se realiza por el ca-
tantas circunstancias de ambiente y de educación, teme ver en mino llamado via incarnata, en un régimen de signos: in sa-
esta intromisión de signos sensibles entre cada p'ersona y Dios, cramentis donde aliud videtur et aliud intelligitur. Si se piensa
85 De dactr. christ. II,4. lu<>go que la misma Sagrada Escritura está toda basada en el
68 P.l.'ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES fl!l
concepto de signo, tanto del signo palabra como del signo dio es santificado el hombre, es natural que el significado de
cosa y persona (porque a causa de la profunda unidad de la los sacram•entos se realice en alguna cosa sensible" 68,
historia sagrada, como luego habremos de explicar en sentido Esta razón general de la conveniencia del signo con la mis-
más preciso, las mismas cosas y personas de que allí se habla, ma naturaleza humana puede ser muy desmenuzada y profun-
tienen, en la intención de Dios, relaciones intrínsecas a otras dizada a la luz de la psicología por medio de un análisis des-
realidades sagradas), nos daremos cuenta cómo por todas las criptivo y minucioso del modo y de la eficacia con qu'e se
fases de las relaciones sobrenaturales entre Dios y los hom- lleva al cabo el proceso del conocimiento y de la expresión
bres que constituyen la historia sagrada, pued'e repetirse cual religiosa en cada uno de los signos litúrgicos y en el conjunto
principio general lo que dijo Orígenes a propósito de la his·- de la misma acción litúrgica. Ya San Agustín sintió profunda-
toria de Abraham: in sacramentis enim fiunt cu.neta quae mente 'esta eficacia psicológica vital del signo y de la expre-
fiunt 66 • Dios ha dispuesto que lo que él quiere al fin y al cabo. sión simbólica y alegórica en general: "Todas estas cosas que
no tenga más razón que su libre voluntad; al hombre no le queda se nos han insinuado en figura, tienen por fin nutrir y como
otra cosa que comprobarlo y aceptarlo. encender el fuego del amor por cuyo medio, como por una
Mas no puede decirse que Dios, en todo' esto, siga un modo fu•erza, somos arrastrados a lo alto o al interior de nosotros
d'e obrar en el que no podamos entrever su profunda sabidu- mismos hacia la paz. Así propuestas, mueven y encienden más
ría. Dios no hace otra cosa sino tratar al hombre al estilo del el amor que si fuesen expuestas desnudas y sin ninguna se-
hombre, como connaturalmente lo exige la naturaleza misma mejanza de misterio. Es difícil decir el porqué d'e esto; pero
del hombre; unidad sustancial de alma y de cuerpo, de 1espi- es cierto que una cosa propuesta por medio de una significa-
ritualidad y materialidad; el alma 'espiritual conoce y por lo ción alegórica mueve más, deleita más y es más amada que si
mismo se perfecciona mediante el cuerpo y las cosas sensi- fues'e dicha clarísimamente con sus propias expresiones. Creo
bles, y, a su vez, se perfecciona y se manihesta en el cu•erpo que el mismo· movimiento del alma es más lento a inflamarse
y en las cosas sensibles, imprimiendo en ellos algo de sí mis- en tanto esté ligado a las cosas terrenas; si, por lo contrario,
ma. A tal naturaleza, espíritu encarnado, convi•ene sumamen- va encaminado a las semejanzas corporales y por ellas diri-
te la vía incarnata y el régimen de signos. gido a las cosas espirituales qu'e se la muestran en figura, por
Los antiguos escritores eclesiásticos no habían dejado de ese mismo proceso y, como un hacha de fuego agitada, se en-
observarlo precisamente a propósito de los sacramenta, y <l'e ciende y con amor más ardiente es arrastrado a la paz" 69 •
modo particular a propósito de los siete sacramentos. San Juan Lo que San Agustín, guiado por un fin psicológico, había
Crisóstomo, por e¡emplo, obs•erva los siguientes, a propósito presentido, los modernos, mediant'e el análisis psicológico, fe-
de la eucaristía y del bautismo: "El Verbo dic•e: éste es mi nomenológico, se han esforzado por describirlo minuciosamen-
cuerpo; asintamos y considerémosle con los ojos de la inteli- te incluso en el campo preciso del culto. Entre los católicos
gencia. En efecto, Cristo no nos ha dado en esto algo pura- se ha interesado particularmente de este aspecto de la liturgia
mente sensible, sino en cosa s'ensible, algo inteligible. Cosa Romano Guardini 70 • Entre los protestantes hay que señalar la
igual pasa en el bautismo; mediante una cosa sensible, el agua, obra de Roberto Will, El culto, en tres volúmenes 71 , de los
nos ha dado un don; la cosa inteligible que se realiza, es la cuales el segundo d•edícalo todo al estudio de la fenomenolo-
:teg'eneración y la renovación. Si tú tueses incorpóreo él te ha- gía del culto, incluido el culto católico. El autor trata el tema
bría dado dones sin ropajes e incorpóreos; mas porque el alma muy detalladamente, esforzándose por penetrar en el proceso
está unida al cuerpo, te ha dado en cosas sensibles, cosas es- psicológico de la eficacia religiosa del culto en sus elementos
pirituales" 67 • "La sabiduría divina, observa a su vez Santo simples o complejos que caen bajo los sentidos para actuar el
f omás, provee a todas las cosas s•egún el modo que corres- encuentro entre Dios y el hombre. Aparte, naturalmente, de
ponde a cada una, y por eso se dice que "todo lo dispone cou
~ Su1mm~ 2 q.60 a.4. Eln 3 _q.61• a.1, Santo Te>más pTecisa; "Así, por
suavidad" (Sap 8,1) ... Ahora bien, es connatural al hombre as- medio de los. ,sacramerüos, e,s rnstruído conveni<Jntemente en su natura-
cender a las cosas inteligibles por las sensibles. Signo es todo leza; es hur_mllado, debiéndose reconocer sujet(} a las cosas corporales, (Ya
q~e ,es aux1llado por cosas corporales; es preservade> de acciones peca-
aquello por cuyo medio se llega al conocimiento de otra cosa. mmosas ( ~ recursos a ritos supersticiosos) por los saludables ejercicios
Por eso, dado que las cosas sagradas significadas por los sa- de lo,s sacramentos." Véase también una exposición largia y óptima en
O. Gent. III,119.
cramentos son bienes espirituales e inteligibles por cuyo me-· 69 Ep. 55,21.
ciertas d'eficiencias congénitas a la mentalidad de un protes- dora del Espíritu, el culto es, pues, una oración sobreabundan-
tante cuando habla del culto católico, muchas observacion'es te, derivada de la oración personal, pero de un flujo mejor ca-
de Will sobre la necesidad y eficacia psicológica de la liturgia nalizado y más largo, una oración sensible y colectiva" 76 • "En
en su estructura como conjunto de signos son justísimas y al- suma, el culto, prolongación de la acción m'ediadora de Cris-
gunas de sus páginas, particularmente eficaces, pu'eden ser ple- to, es el símbolo religioso por excelencia. Construyendo el
namente aprobadas, con poquísimas mutaciones, por un cató- puente que conduce de la trascendencia a la inmanencia tien'e
lico. Así, por ejemplo, sobre la necesidad psicológica del cul- por misión de contribuir a hacer que el universo sea penetra-
to encarnado-via incarnata-en los signos, dice: "Todo cul- do de la pres'encia divina" 77 •
to requiere formas expresivas de imágenes, sonidos, palabras, Estas y semejantes observaciones de un protestante las con-
gestos, ritos, personas. Estas formas, interponiéndose entre siderará el católico con agrado como una prueba de la suma
Dios y los fieles, sirven de conmutadores a las corrientes de eficacia, connaturalidad, incluso necesidad moral, de que •el en-
vida que juntan el polo objetivo con •el subjetivo y viceversa. cuentro entre Dios y el hombre, considerando las cosas desd•e
Ellas elevan y hacen objetivas las aspiraciones de las almas el solo punto de vista psicológico, se realice 'en un régimen de
y, por otra parte, concretizan y canalizan las gracias que des- signos cultuales. El comprenderá mejor la parte insustituible
cienden de lo alto. Al servicio del sujeto religioso y del ob- del culto en un régimen de signos a fin de que el justo equili-
jeto divino, el fenómeno cultual responde, pues, a una doble brio psicológico d'e la vida religiosa sea siempre observado; que
necesidad, una de orden psicológico, y otra de orden metafí- lo subjetivo y lo objetivo sean dosificados en justa medida y
sico. En otras palabras, la naturaleza del hombre lo requiere eviten los peligros de un subjetivismo incontrolado, de un in-
y la esencia de la revelación lo exige" 72 • trospeccionismo y psicologismo excesivos, de un ideologismo
Más aún: "Las prácticas cultuales apoyan, pu•es, como me- .<:in eficacia vital y de un moralismo que no distinga sufici'ente-
dios destinados a conservar los valores objetivos de la reli- mente la religión cristiana de una simple filosofía ética. Todas
gión porque están destinadas a trasladar en el campo fenome- los peligros que el protestantismo no ha sabido evitar, en gran
nológico los datos suprasensibles de la revelación divina. Sin parte, por su casi general oposición violenta-sólo el anglica-
•esta figuración, la religión, puramente subjetiva, correría el pe- nismo, con su caráct•er ecléctico, puede ser considerado como
ligro de perderse en los estados de ánimo místicos, en las frías una excepción-a la forma encarnada ( via incarnata) del cul-
ideologías o en las aplicaciones morales... La religión que se to católico, mientras que el catolicismo, gracias a su culto
desinteresa del culto •entristece la atmósfera enrarecida de un ~ncarnado ( via incarnata), ha sabido conservar un equilibrio
espiritualismo excesivo 73 • En una palabra, tan inadmisible es psicológico, que el mismo Will, con gran entusiasmo, no se
separar la figuración sensible de la inspiración trascendental cansa de reconocer como muy superior: "Es un hecho, dic'e
como de la aspiración psíquica. La transposición de las reali- Will, que las Iglesias protestanées, y especialmente el purita-
dades trasc'endentales en el mundo sensible es un postulado nismo reformado, han desequilibrado la balanza de los dos he-
de la esencia divina vuelta al mundo 7 4, como la figuración misf'erios de lo externo y de lo interno en favor del último. La
concreta de los datos de la conciencia religiosa es un postu- espiritualidad indigente que de esto ha resultado no responde
lado de la naturaleza humana" 75 • ni a los postulados de nuestra naturaleza dualista, ni a las ne-
O también esta observación sobre la vida religiosa priva- cesidades de la piedad popular, ni a las tendencias d'e nues-
da y el culto: "La experiencia cultual será una prolongación tra generación ávida de realidad, de objetividad y de vida in-
empírica y un aumento concr•eto de experiencia religiosa. tensa" 78 • Esta observación, justa desde el punto de vista psi-
El encuentro cultual será la convergencia y la combinación de cológico, adqui'ere toda su gravedad cuando se añade que tal
todas las experiencias, fruto d'e un previo contacto con Dios desequilibrio no responde ante todo a la voluntad positiva de
en nuestro acto de fe y en nuestra oración. La realidad divi- Dios y de Cristo, porque además de las leyes de la psicología,
na de la fe alimenta los dinamismos de nuestra fe subjetiva ignora también las leyes de la historia sagrada que Dios ha
que se vU'elcan en el culto. En virtud de la acción engendra- querido observar 'en sus relaciones con los hombres: ley de la
objetividad, d'e la encarnación, de la salvación comunitaria,
'i12I P.13. Al decir "e·xige", entiéndase: lo l'Pquiere para comnnioars:a en la que Dios salva a los hombres por medio de otros hom-
connaturalmente ,con el hombre.
,, O como decía, el autor ante1s: de un jdeologiSJno' frío o d0 un mo- bres. Así se entiende que el descubrimiento d'e la liturgia, aun-
ralismo exagerado. . ..
,. Más precisamente: e's el hecho de una llbre vc•luntad positiva de
Dios en el comunicarse al mundo, que, ad~más, corresponde a la misma '" P.3.8.
naturaleza del hombr~. "' P.25.
8
" P.26ss. ' P.9.
72 P .1.'ª CONCEPTO DE LA LI!_tJRGIA -----~----- C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 73
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que sea ocasionado principalmente desde el punto de vista psi- como es precisamente el régimen litúrgico, aparec'e: como una
cológico, como hoy lo es para los protestant'es 79 , lleva con- protección y garantía no sólo de objetividad y de encarnacio-
sigo, en germen, el descubrimiento de tales valores que, des- nismo contra el peligro del subjetivismo y de un espiritualismo
arrollados lógicamente, deberán llegar hasta el hallazgo d'el ca- desencarnado, mas también de sano sentido comunitario con-
tolicismo. tra los peligros de un individualismo exagerado. Quien ha des-
A todas estas consideraciones se agrega otra a la que nues- cubierto el valor del aspecto comunitario de la religión y de
tra generación es particularmente sensibl•e; y es la de la natu- la piedad cristiana no sólo no teme al simbolismo litúrgico,
raleza social del hombre y de todas las manifestaciones, inclu- sino que en él s•e encuentra a su gusto, porque llega a intuir
so las más profundas, de su vida y vitalidad y, por lo mismo, connaturalmente el valor social del signo litúrgico 80 •
también de la religión. Socialidad de la religión y régimen de Naturalmente, muchas y graves consecuencias, sobre las
signos s'ensibles son cosas profundamente unidas porque socie- que hemos de decir algo todavía, se derivan del hecho de que
dad implica unidad, unificación, en cuanto que lleva consigo el signo litúrgico tiene entre otras cosas. un valor esencial-
las relaciones entre los individuos en la comunicación de co- mente comunitario y social. Baste insinuar el hecho d'e que el
nocimientos, de amores y de afectos dirigidos a la consecución signo litúrgico es realizado por la comunidad y debe ser com-
de fines comunes, utilizando medios comun•es y con la ayuda prendido por ella so pena de perder su eficacia psicológica.
recíproca. Mas si la sociedad de que se trata no abarca a to- Esta simple observación soluciona con toda s'e:guridad la cues-
dos los hombres, implica ella también no sólo unidad y unifi- tión de la pastoral litúrgica.
cación, sino también distinción. La sociedad une y distingue.
Ahora bien, todo esto, entre individuos, que son espíritus sus-
tancialmente unidos a cuerpos, no se establece sino a través 4. LAS COSAS SIGNIFICADAS POR EL SIGNO DE LA LITURGIA
de lo exterior y de lo sensible, como expr•esión de los cono-
cimientos, de los amores y de los afectos, que por su natura- Después de haber explicado el concepto de signo en ge-
leza no caen bajo los sentidos, y por lo mismo debe realizars'e neral y de haber comprobado su dominio universal en la li-
a través de signos sensibles en los que tales conocimientos, turgia, se nee'esita determinar más cuidadosamente cuáles son
amores y afectos se encarnan. Los signos sensibles, 'en una las cosas sagradas invisibles que hacen referencia a las rela-
sociedad, son precisamente expresión y causa de unión con ciones entre Dios y el hombre, y que son significadas por los
todos los miembros y de distinción de los demás. signos litúrgicos.
Por lo mismo, no se da sociedad ni vida social sin un lar-
guísimo uso d•e signos sensibles: convenios, fiestas conmemo- Las cuatro dimensiones del signo
rativas, divisas y distintivos jerárquicos, emblemas, cantos, ce- litúrgico en general.
remonias y toda suerte de ritos externos y hechos en común
con participación distinta y ordenada de los diversos grupos Sabemos que la liturgia es el conjunto d'e ~ignos sensibles
de que se compone la soci'edad, especialmente del que cons- por cuyo medio Dios, en la forma antes dicha, santifica al
tituye en cierto modo la autoridad de la misma. La misión del hombre, y el hombre rinde su culto a Dios. Así, el signo litúr-
signo sensible en la vida social es, pues, capital. El hecho po- gico, en el régimen querido efectivament•e por Dios, es el lu-
sitivo de que Dios ha querido librem'ente que el encuentro en- gar del encuentro entre Dios y el hombre, donde Dios des-
ciende hacia el hombr•e y el hombre sube hasta Dios. Las rea-
tre El y el hombre en Cristo se realizase en un régimen de
signos sensibles aparece de 'este modo como consecuencia na- lidades significadas por los signos litúrgicos son, pues, aqué-
llas que constituyen el encuentro entre el hombre y Dios: la
tural del otro hecho positivo que él también ha querido, es
santificación que Dios hace a la Iglesia en Cristo y el culto qu'e
decir, que el mismo encuentro tuviese un carácter profunda-
la Iglesia en Cristo rinde a Dios. Santificación y culto son
ment'e social y comunitario, y tanto el uno como el otro res-
dos cosas que, como explicaremos más detenidamente en se-
ponden a las tendencias más profundas de la naturaleza huma-
guida, evocándose n•ecesariamente la una a la otra, son inse-
na. Así, el régimen religioso estructurado por signos sensibles,
parables en la realidad litúrgica. Por lo mismo son significa-
79
das en todo signo litúrgico. Mas lo son en planos diversos,
Es notorio cómo descle. h::ice unos veinticinco años existe enfoe los
protestantes un notable mov1miente> en pro ile la restauración de,l <iulto. según los casos; porque considerando cada uno de los signos
Véas~, p.,ej., una breve resefia con b.ibliografía para lo que atañe al Ju-
teramsmo en' R. STAEHLIN, Der Wiedergewinmwng der Liturgie in der sq El aspecto social del signo litúrgko ha 'sido puesto de relieve es-
evangelischen Kirche: Leiturgia (Handbuch der evangelischen ·Gottesdien- pec!almen te por' C. M, TRAVERS, Valeur 8,0ciaZe' tie la liturgie ti'apre11
ses) 1 (IKassel 1954) P'· 74ss. S. Thomaa d!A, (Pa.rls), p.ej., p.313·317,
74 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA ~~~~~~~~
c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 7fí
litúrgicos, en unos aparece la santificación en primer plano y y jamás un acto puramente mecánico de los qu'e pertenecen al
por lo mismo será significada directam'ente, mientras que el orci'en de las operaciones fisiológicas. Cuando se dice de los
culto aparecerá en plano segundo y será significado indirecta- siete sacramentos que confieren la gracia ex opere operato, se
mente; en otros, por el contrario, el culto aparece en primer quiere decir que la dan siempre a quien no pone obstáculos
plano y será significado directamente y la santificación en se- del orden moral. obstáculos qu'e equivalen a la falta de las
gundo plano, y será significada indirectamente. De oualquier disposiciones morales requeridas, y por lo mismo humanas y
modo que sea, todo signo litúrgico significará siempre aque- libres. Sin estas disposiciones, no hay gracia.
llas realidades espirituales suprasensibles •en las que consiste Por •esto, contra todas las incomprensiones de los protestan-
la santificación que Dios en Cristo da a la Iglesia y el culto tes y racionalistas en este campo, la teología católica no se
que la Iglesia en Cristo rinde a Dios. cansa de repetir que el proceso en el que se realiza la santifica-
ción en los siete sacramentos, trascendiendo inmensamente la
* * * posibilidad del esfuerzo moral de sólo el hombre, no tiene nada
qu•e ver con un proceso mágico. En el proceso mágico es el
¿Cuáles son, con más prec1s10n, estas realidades? Muchas hombre quien. por vía físico-mecánica, cree forzar una potencia
cosas diversas concurren a constituirlas bajo diversos aspec- divina y ponerla a su disposición y esto realizado independien-
tos. Los signos litúrgicos, bajo aspectos diferentes, refiriéndose temente de sus disposiciones morales en relación con esa po-
a todas estas cosas, las significan en modo diverso. Cuáles son tencia. En los sacramentos, por el contrario, el hombre se so-
exactamente sólo lo sabremos analizando los diversos elemen- mete a la voluntad de Dios que ha establecido comunicar doe
tos espiritual•es suprasensibles que la santificación y el culto tal modo la vida divina y acepta este modo; y el efecto de la
encierran en cualquier modo según los órdenes diversos de comunicación de la gracia en el adulto está siempre condicio-
causalidad. nado a sus disposicion'es morales. Además, a estas disposiciones
La causa formal intrínseca de la santificación está consti- morales está siempre condicionada, en el adulto, la conservación
tuida por la gracia santificante con todas las virtudes infusas de la santificación recibida en el sacramento y, mientras viva
que la acompañan. La del culto en la actitud interna <l'e vene- aquí abajo, permanece siempre íntegra la posibilidad d<e la caí-
ración hacia Dios, basada sobre el reconocimiento de su exce- da por introducción de disposiciones morales contrarias. Lueqo
lencia. Se realiza por la admiración, la estima, el honor, la ple- a la indispensable causalidad del orden material en la santifi-
garia, asi como por la humildad y la protestación de sumisión cación pertenec"'en las disposiciones morales de aquel que la
qu'e incluye el arrepentimiento y la voluntad de satisfacción en recibe.
el caso de haber pecado. El conjunto de todo esto es la ex- Entre estas disposiciones morales se ha de contar el com-
presión de la virtud de religión con todo lo que ella lleva con- promiso moral para el futuro de vivir como corresponde a las
sigo, virtud que hace que se rinda a Dios todo lo qu•e a El es exigencias del nu'evo modo de ser que se recibe en el acto san-
debido en cuanto es precisamente el principio creador y go- tificador. Este compromiso es más o menos explícito en el adul-
bernador de todas las cosas. to que recibe la santificación, precisamente porque ésta impli-
Al orden de la causalidad material invisible en la santifi- ca siempre el ord<en moral de la libre cooperación. En este
cación cristiana y en el culto cristiano pertenece, en primer sentido todo sacramento es para el adulto que lo recibe un
lugar, el alma como sujeto suprasensible de la santificación. JURAMENTO.
Mas considérese atentamente qu•e no se trata de alma indivi- Esto vale lo mismo para el culto: las disposiciones de áni-
dual, considerada separadamente de la Iglesia, sociedad inclu- mo en las que el culto interno consiste no s'e conciben sin el
so invisible de los creyentes en Cristo, mas del alma •en la compromiso u obligación, al menos implícito, de vivir en <el fu-
Iglesia. En este sentido dícese que es la Iglesia la que en la turo como lo exige de nosotros la excelencia de Dios que reco-
liturgia es santificada y 'en la Iglesia y por su medio, toda noc'emos en el culto y la sumisión que le profesamos. Todo acto
alma. En segundo lugar al orden de la causalidad material in- litúrgico en el que el hombre recibe la santificación y rinde su
visible de la liturgia pertenecen las disposiciones morales de culto a Dios, encierra, pues, un compromiso, una obligación
ánimo, principalmente las que al alma son necesarias para po- para el futuro libremente aceptada, un implícito juramento, y
der ser sujeto apto para recibir la santificación y para rendir de est<e modo el pecador cristiano, rompiendo los pactos jura-
el culto cristiano a Dios. En esto hay necesidad de insistir. dos con Dios, es necesariamente un traidor.
En el adulto el recibir la santificación y el dar el culto a Dios Causa eficiente principal. invisible, de la santificación es
es un acto plenamente humano, y por lo mismo libre y moral, Dios; Cristo en su humanidad es la causa eficiente instrumental
76 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 77
invisibl'e, porque de ella, como de un instrumento conjunto, se ánimo en las que 'el culto consiste. Este es el elemento central
sirve la divinidad para santificar. Causa eficiente meritoria de y primario que significan inmediatamente y en primer lugar
la misma santificación son las acciones salutíferas de Cristo en los signos litúrgicos. Todos los demás signos lo significan en
su vida mortal, principalmente su pasión y su muerte en la cuanto se ordenan necesaria e intrínsecamente con el 'elemento
cruz. Causa eficiente suprasensible principal del culto que la primario y central en el que converge ante todo la función siq-
Iglesia rinde a Dios es el mismo Cristo, porque el culto de la nificativa y representativa dtel signo litúrgico. Nuestra santifi-
Iglesia no es otro que el culto que Cristo rinde a Dios por me- cación y nuestro culto presuponen, entre otras cosas, nuestro
dio de la lgl•esia, cuyas disposiciones de ánimo son, por lo compromiso moral para el futuro; lue1-10, los signos litúrgicos,
mismo, instrumentos de que Cristo se sirve y participación a las significando directamente nuestra santificación y nuestro culto.
disposiciones de ánimo de Cristo. significan también nuestras disposiciones, esp'ecialmente nuestro
Causa final propia de la santificación (la que es común a compromiso y obligación para el futuro; son signos empeñati-
todas las cosas es siempre la gloria de Dios), es la gloria fu- vos. Después: nuestra gracia viene de Dios, mas por medio
tura en la visión beatífica a la qu'e la gracia está intrínseca- de Cristo redentor; El nos la ha merecido principalmente 'en su
mente ordenada como la semilla está intrínsecamente ordenada pasión; El nos la transmite haciéndonos partícipes de la santi-
al árbol. Causa final propia del culto en esta tierra es el culto dad o vida divina que El posee plenamente. El culto que nos-
eterno y cósmico d•e Dios en la Jerusalén celeste. otros rendimos a Dios es 'el culto que Cristo rindió sobre la
Causa ejemplar de la santificación y del culto que se reali- tierra y siempre rinde a Dios, al cual El nos asocia. Así, ne-
za en nuestra liturgia, en cierto aspecto es el mismo Cristo, en cesariamente, el signo litúrgico, significando ante todo nuestra
cuya santidad y en cuyo culto participamos nosotros y a santificación y nuestro culto, significa, por consiguiente, Dios
cuya imagen somos modelados en la liturgia. En otro aspecto obrando en nosotros, y Cristo y su santidad y su pasión y su
todas las santificaciones y todos los cultos, al menos los que culto. Mas porque nuestra santificación y nu'estro culto están
se realizaron en la tierra después del pecado de Adán hasta dirigidos a la Jerusalén celeste, también la gloria y la Jerusa-
la venida de Cristo, especialmente los que s•e realizaron en la lén celeste estarán significadas en el signo litúrgico. Dado, tam-
historia del pueblo de Dios, tienen una relación de ejemplari- bién, que nuestra santificación y nuestro culto realizan en sí,
dad en orden a la santificación y al culto en nu'estra liturgia, como la estatua más p'erfecta el esbozo, todo lo que, después
porque no eran otra cosa que primeros esbozos imperfectos del pecado de Adán y antes de la venida de Cristo, existió en
de la santificación y del culto que se realizó antes en Cristo el mundo de santificación y de culto agradable a Dios, princi-
mismo y se realiza ahora 'en nuestra liturgia también en Cristo. palmente en el Antiguo Testam'ento, necesariamente, los signos
En un tercer aspecto causa ejemplar de la santificación y del litúrgicos significarán también las santificaciones y los cultos
culto que se realiza en nuestra liturgia es la perfecta santifica- anteriores a Cristo.
ción y el perfecto culto de la Jerusalén celest•e, de la que nues- Notamos que, considerando todas estas sagradas realidades,
tra santificación y nuestro culto no son otra cosa que esbozos invisibles, significadas por los signos litúrgicos, en el aspecto
y bosquejos todavía imperfectos que tienden a ella como a su del pres'ente, del pasado y del futuro, los signos litúrgicos sig-
supremo ideal y en la cual encontrarán su perfecto cumpli- nifican a toda la historia sagrada, presente, pasada y futura.
miento. Significan efectivam"'.nte una serie de realidades suprasensibles
Todas 'estas cosas son, pues, las realidades espirituales su- como presente hic et nunc en la acción sagrada: la gracia san-
prasensibles implicadas por la santificación y por el culto en tificante con las virtudes infusas, en las cuales consiste formal-
la liturgia y todas estas realidades son significadas, a su modo, mente la santificación significada por los signos; la disposición
por los signos litúrgicos. Todo esto es lo que intelligitur-se de ánimo cultual como expresión de la virtud de la religión 'en
entiende-en los signos litúrgicos, en los qu'e aliud videtur et
aliud intelligitur. sus diversos aspectos, en la que consiste formalmente el culto
significado por los mismos signos; el presupuesto compromiso
* * * para el futuro; Dios obrando como causa principal efici'ente
de la santificación y como objeto último del culto; Cristo como
Todas estas mismas realidades son significadas, sin embar- causa ejemplar e instrumental de la santificación y causa prin-
go, por los signos litúrgicos· según un cierto orden determinado, cipal eficiente y ejemplar del culto; la Iglesia como pueblo de
en cuanto todas tienen cierta r'elación respecto al elemento for- Dios 'en su aspecto visible, objeto de la santificación y causa
mal, intrínseco de nuestra santificación y de nuestro culto, que instrumental del culto que por medio de ella Cristo rinde a
es, precisamente, la gracia santificante y las disposiciones de Dios.
78 p .1.'" CONCEPTO DE LA LITURGIA
c.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 7)
Una segunda serie de las realidad•es sagr~das invi$ibles sig- del culto; de Cristo, causa instrumental y ejemplar de la san-
nificadas por los signos litúrgicos s~n las reahda~es del pasado: tificación y causa principal y ejemplar del culto; de la Iglesiu,
son las acciones salutíferas de Cristo en su vida terrena, es- objeto de la santificación y causa instrumental del culto. Es
pecialmente 'en su pasión y m~erte, ~u.e s.on causa meritoi;ia de signo empeñativo presente de las acciones morales futuras de
la gracia significada por los sign.os liturgico.s y que constit?Y:- quien recibe la santificación y rinde el culto. Es signo reme-
ron el principio del culto de Dios que Cristo ahora continua morativo de las acciones salutíferas de Cristo, principalmente
en la liturgia; son las santificaciones y los cultos que, después de su pasión y de su muerte, así como de los cultos y de las
del pecado de Adán, tuvieron lugar. sobre la tierra y fu'eron santificacion•es que se realizaron en el mundo después del pe-
las primeras sombras y los esboz?s imperfe~tos .de los que la cado de Adán y antes de Cristo. Es signo pref igurativo o pro-
santificación y el culto que se r'eahzan en la liturgia son el cum- fético de la gloria en la visión beatífica y del culto de la Je-
plimiento qu'e se avecina mucho más a l~ perfec~ió~ .definitiva. rusalén celeste.
Finalmente, una tercera serie de realidades s1gmficadas por Hay que observar, sin embargo, que las realidades die! pa-
los signos litúrgicos son las realidades del futuro'. esto e~, la sado y las del futuro no son significadas en los signos litúr-
gloria y el culto de la Jerusalén cel'este, que son .~l fi.n Y_ el e¡em- gicos como cosas exclusiva y puramente pasadas o futuras de
plar perfecto al que tienden como a su perfecc10n mtrmseca la tal modo que, en cierta man'era realísimo, no sean aún o ya real-
santificación y el culto de la liturgia aquí abajo. m'ente presentes en la acción sagrada de la liturgia. Las reali-
De este modo todo signo litúrgico mira al present'e, al pa- dades sagradas del pasado y las del futuro, significadas por los
sado y al futuro. Pero como signo del presente tiene el signo signos litúrgicos, son, en cierto modo, significadas como pre-
litúrgico dos funciones que es oportuno distinguir con toda pon- sentes. La cuestión ,de cómo deba ser concebida esta presencia
deración. En efecto: muchas die estas realidades presentes indí- de la realidad sagrada pasada, en la acción litúrgica actual,
calas el signo litúrgico comÓ simplemente presentes: así la gra- cuando se trata de las acciones salutíferas de Cristo en su vida
cia santificante y las disposiciones de ánimo en las que el culto mortal, y especialmente de su pasión, por su especial dificul-
interno consiste formalment'e; Dios, obrando la santificación y tad, será examinada aparte. Mas, ya desde ahora, es claro que
objeto del culto; Cristo, causa instrumental y ejemplar de la las santificaciones y los cultos que tuvieron lugar antes de
santificación, así como causa eficiente principal y causa ejem- Cristo son significados 'en los signos litúrgicos incluso como
plar del culto; la Iglesia objeto de la santificación y causa ins- presentes, en cuanto el signo litúrgico significa, como presente,
trumental d'el culto. Mas, por otra parte, existe una realidad la santificación y el culto cristiano, el cual, de modo eminente,
que el signo litúrgico la indica como presente, pero que mira realiza en sí mismo y hace present'e las santificaciones y cul-
intrínsecamente a las acciones futuras de la vida; esta realidad tos antes de Cristo, como la estatua más perfecta realiza y hace
es la disposición de ánimo requerida 'en aquel que recibe la presente el esbozo que la ha prec•edido. Por el contrario la
santificación o rinde el culto, por la que se compromete actual- gloria futura y el culto de la Jerusalén celeste son significadc:is
mente a vivir en el futuro en conformidad con las exigencias en el signo litúrgico también como presentes, porque la gracia
de la santificación recibida y d•el culto interno manifestado. d'e la santificación y el culto significados en la liturgia so~
Así el signo empeñativo tiene alguna cosa del signo presente realmente la semilla y el primer esbozo de la gloria futura y del
y del signo futuro. Su importancia es capital, ya que, por una culto de la Jerusalén celeste. El pasado y el futuro son, pues,
parte, hace ver cómo la vida litúrgica entalla viHorosament'e en significados en los signos litúrgicos como en un supratemporal,
la cooperación libre y en la vida moral que ella exige estric- porqu'e las realidades sagradas invisibles significadas, en cierto
tamente y, por otra, demuestra cómo la vida moral y ascética, aspecto, son como pasadas o futuras, Y. en otro aspecto, s~m
fuera de la acción litúrgica, no 'es una cosa sin conexión con significadas como concentradas en la realidad presente. Los sig-
la vida litúrgica, sino su connatural derivación exigida, como nos litúrgicos encierran, pues, en su significado litúrgico toda
en germen, en toda acción litúrgica. la realidad de la historia sagrada en su presente, pasado y
futuro.
* * * Sie observará que en todo esto no he hecho otra cosa que
completar y adaptar a la realidad litúrgica en todos sus aspec-
En conclusión: el signo litúrgico tiene, pues, cuatro dimen- tos lo que, a propósito del significado de los signos litúrgicos,
siones: es signo demostrativo de las realidades sagradas invisi- Santo Tomás había afirmado de los siete sacramentos, especial-
bles presentes; ante todo de la gracia santificante y del culto mente cuando veía en ellos un triple significado: "Llámas'e sa-
interno; luego de Dios obrando la santificación y como objeto cramento--decía el Santo Doctor-restringiendo el antiguo con-
80 p,l." CONCEPTO DE LA LITURGIA
C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES_ _ __ KI
escritores edesiásticos después de él 85 , expresen un pensa- "Si hemos sido injertados en El por la semejanza de su muer-
miento escriturístico, cuando bajo el mismo concepto de sa- te, también lo ser'emos por la de su resurrección... Si hemos
cramentum, hacían semejante el bautismo al sacramentum mi- muerto con Cristo también viviremos con El" 92 •
litiae, que antiguamente era al mismo ti•empo juramento mili- La eucaristía.-Puede leerse para su comprobación la na-
tar y rito de iniciación y consagración religiosa 86 ; tanto más rración de la institución en los sinópticos (Mt 26, 17-29; Me
cuanto que el rito de la iniciación en los misterios paganos 14,12-25; Le 22,7-38); las reflexiones de San Pablo: 1 Cor
era con frecuencia considerado como un juramento y una ini- 10,16-21; 11,23-30; el discurso eucarístico en 'el capítulo sexto
ciación a la milicia sagrada 87 y que, además, 'en el mismo rito del evangelio de San Juan. La eucaristía es signo demostrativo, ,
bautismal antiquísimo existía ya la explícita renuncia a Sata- ante todo, del cuerpo y de la sangre de Cristo allí presente:
nás, a sus pompas y a sus ángeles 88 ; lo cual tiene valor de "Este es mi cuerpo ... ésta es mi sangre" (palabras de la insti-
verdadero juramento. Así Tertuliano podía decir: "Somos lla- tución). "El pan que yo daré es mi carne por la vida del mun-
mados a la milicia de Dios... cuando respondemos con las pa- do ... Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y bebiereis
labras del sacramentum" 89 ; y San Cipriano hace decir al con- su sangre... Quien come mi carne y bebe mi sangr'e ... " (lo
fesor de la fe: "yo, ciertamente, quise combatir fuertemente; 6,Slss.}; "El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es la co-
acordándome de mi sacramentum empuñé las armas de la de- munión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es
voción y de la f'e" 90 • De este modo todo pecado grave del la comunión del cuerpo d'e Cristo?" (1 Cor 10, 16). Además,
cristiano 'era considerado como una tentativa de "evadirse de la eucaristía es signo demostrativc de la vida d~yina. y de la
los sacramenta benedíctíonis", es decir de las obligaciones del gracia de unión con Cristo y entre nosotros: Q~1en co~e
juramento bendito en •el bautismo 91 • mi carne y bebe mi sangre en mí mora y yo en el... 9men
El bautismo es signo "rememorativo" de la acción salutí- m'e come vivirá a causa de mí" (lo 6,56ss.; cf. 6,50-52). Por-
fera pasada de Cristo, esto es, de su muerte: "¿O ignoráis que el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos
que cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús fuimos bau- participamos de ese único pan" (1 Cor 10, l 7).
tizados para participar en su mu'erte? Con El hemos sido se- De la eucaristía como signo empeñativo, en orden a la
pultados por el bautismo, para participar en su muerte... Por- conducta moral. habla San Pablo explícitamente en 1 Cor
que si hemos sido injertados en El por la semejanza de su 10, 14-22 para hacer V'er a los cristianos cuánto estamos obli-
muerte... " (Rom 6.3ss.). gados a huir de la idolatría: "Por lo cual, amados míos, huid
Cómo el bautismo es también signo "rememorativo" de la la idolatría. Os hablo como a discretos. Sed vosotros jue-
historia sagrada pasada ant'es de Cristo, muéstral~. San P~~lo ces de lo que os digo: El cáliz de bendición que bendecimos,
en 1 Cor 10,1-11: el bautismo de los israelítas en M01ses, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? Y el pan qu'e par-
bajo la nube y por el mar ... Esto fué en figura nuestra ... To~as timos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? ... lo que sa-
estas cosas les sucedieron a ellos en figura y fueron escritas crifican los gentiles, a los demonios y no a Dios lo sacrifican.
para amonestarnos a nosotros, para quien'es ha llegad.? la ple- Y no quiero yo que vosotros tengáis parte con los demonios.
nitud de los tiempos". Y también en 1 Petr 3,20 ss.: .... ci;an- No podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios.
do en los días de Noé los esperaba la paciencia de D10s, mien- No podéis ten'er parte en la mesa de Dios y en la mesa de
tras se fabrica el arca en la cual pocos, esto es, ocho personas, los demonios. ¿O queremos provocar la ira del Señor? ¿Somos
s'e salvaron por el agua. Esta os salva ahora a vosotros, como acaso más fuertes que El?". El concepto de eucaristía signo
anticipo, en el bautismo". . . empeñativo y del modo de conducirse para con Dios est~ in-
Que el bautismo es signo profético de la glona futura, m- cluido en 'el concepto de eucaristía nuevo pacto, nueva alianza
cúlcalo San Pablo en el m:smo texto a los Rom 6,2-11: en la sangre de Cristo (Mt 26,28; Me 14,24; Le 22,20; 1 Cor
11,25) que reclama el concepto del pacto alianza del Antiguo
""Véa''"' A. BLAISE, DicUonnair•e latin-franr;ais á:es rmt:ores ch_rétiens
(Strasbourg 1954), en la palabra Saqrainvootu,rn, donde se cita, p.eJ., San Testamento con la fuerte acentuación de lo que él lleva con-
Cipriano Arnobio, Optato Mile,vetano, San Hilano. , I sigo de cons'ecratorio y de irrevocablemente obli~atorio para el
... v¡¿~se, p.ej., F. DoELGER, Ant~ke wnd Ohriistenttrwrn (193 0 ) p. 28 ;
Jahrb. fiirr Lituryi1w. (1923) p.227; O. CASEL :1 Theo,Jog1sche Revue (1925) hombre que recibe la alianza de Dios, compromiso consagrado
en la sangre de la víctima y del banquete sagrado delante de
·p.4¡,- Cf. T~rnTULIANO, De' corona 15, a propósito de la iniciación en los
Dios" (cf. Ex 24; Deut 29,30) 93 •
ritos de Mitra.
"' Véase, T'ERTULIANO, De spectac 4.
1
""Ad Martyr. 3.
00 De iapsis 13. era mucho, más expresivame,nte nfirmada en el rite> antiguo del bautismo
., TERTULIANO, De pudio. 14. por inmer,sión. Véa"le RIGHETI, vol.2 p.631.6~3s~. (ed. e sp.).
1
.
oo Para la conexión de los conceptos sacrificio-banquete, sagrado-aJm.n-
84 P J ;ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 85
El concepto de la eucaristía, signo "rememorativo" de la demás sacramentos, por el contrario, hay que deducir esto por
cena y del Gólgota, está contenido en los textos siguientes: razonamiento de la teología general de cada uno. He aqul,
"El Señor ... tomó el pan, y después de dar gracias, lo partió brevemente, cómo de la natural•eza de cada uno de los demás
y dijo: Esto es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esta sacramentos se deduce el cuádruple significado del signo re-
en memoria mía. Y asimismo, después de cenar, tomó el cáliz lativo.
diciei:do: Este cáliz es el Nuevo Testamento (nuevo pacto) La confirmación es signo demostrativo de la gracia como
en mi sangr'e; cuantas veces lo bebáis, haced esto en memoria efusión plenaria del Espíritu qu'e viene al fiel en el momento
mía. Pues cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz mismo del acto litúrgico. Es signo empeñativo para el resto
anunciáis la muerte del Señor" (1 Cor l l ,23ss.). de .la vida como sello, carácter de pertenencia, consagración a
La referencia de la eucaristía a la historia sagrada prec\> Cristo y habilitación a su milicia. Es signo rememorativo de
dente se expresa en los textos siguientes: "Este cáliz es el su pasión porque la 'efusión plenaria del Espíritu Santo es el
nuevo pacto 'en mi sangre" (1 Cor 11,25; d. Mt 26,28; Me efecto de la pasión de Cristo que en la cruz mereció comuni-
14,24; Le 22,20), alusión al pacto antiguo al pie del Sinaí en carlo a los fieles. Signo rememorativo de las comunicaciones
la sangre del cordero (Ex 24,8) y a las profecías del futuro,
Y efusiones del Espíritu de Dios •en el Antiguo Testamento, las
pacto que Dios habría hecho con el nuevo pueblo en los días
cua!es eran esbozos y primeras figuras de su comunicación ple-
del Mesías (d. Ier 31,31; Zach 9,11). R'elaciones entre la eu-
naria en el Nuevo Testamento. La confirmación es, finalmente,
caristía y el maná en el desierto: "Vu estros padres comieron
signo profético de la pl'enitud del Espíritu en la gloria celeste
del n;ianá en el desierto y murieron. Este 'es el pan que baja
c~ando esta plenitud será tal que resucitará y transformará los
d~l c1el~ para qu~ el que coma de él no muera. Y o soy el pan
vivo ba¡ado del cielo ... y el pan que yo daré 'es mi carne para mismos cuerpos a semejanza del cuerpo glorioso de Cristo 94 •
la vida del mundo" (lo 6,49 ss.; d. 6,32ss.59. Véase también La penitencia.-Bl hecho mismo de que un penitent'e, de-
1 Cor 10,1-4). testa?d~ .sus propios pecados, los confiesa y los somete al po-
d~r ¡ud1c1?l. de la Iglesia haciendo el propósito para el porve-
El sentido escatológico de la eucaristía y, por lo mismo, la
mr_ Y r'ec1b1r la absolución, es, por eso mismo, un signo del
eucaristía como acto profético de la gloria futura, es un con-
cuad~1;1Pl~- aspecto predicho. Es signo demostrativo de la re-
cepto que se encuentra con mucha frecu'encia: "Cuantas ve-
conc1hac1on con Dios por la nueva vida reconquistada por la
ces comáis este pan y bebáis este cáliz anunciáis la muerte
del Señor hasta que El venga" (1 Cor 11,26). "Ardient'emente que el fiel en el rito de la penitencia pasa nuevamente d'e la
he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer, muerte a la vida. Esta nueva vida es la gracia y el Espíritu
porque os digo que no la comeré más hasta que sea cumplida Santo, .que Dios restituye al p'enitente, como participación a
'en el reino de Dios'.' (Le 22,15ss.). La conexión ideal de la la ple~1~ud. _de la vida divina de Cristo y por lo mismo como
últ!ma cen~ celebrada por Cristo con el banquete pascual ju- reconc1hac10n con la Iglesia y con los hermanos en Cristo. To-
daico es cierta; y no menos cierto es el sentido escatológico das estas realidades invisibles son demostradas por el signo
del banquete pascual judaico; por lo cual, también por este d~ la penitencia. El valor del signo empeñativo en la peniten-
V'erso, aparece verdadero el sentido escatológico de la última c1~ es vigorosamente manifestado por el propósito de nunca
cena. Y la conexión de la eucaristía con la gloria futura y la ma.s pecar. También es signo rememorativo de la pasión de
resurrección aparece, por ejemplo, en los textos siguientes de Cnsto, porque todo el rito no tiene s•entido más que refirién-
San Juan: "Quien come mi carne y beb'e mi sangre tiene la dose a esa pasión, de la que, como de causa meritoria, viene
vida eterna y yo lo resucitaré el último día ... no como vuestros la posibilida5 de la reconciliación con Dios y, por lo mismo,
padres, que comieron el maná y murieron: quien come este pan con la Iglesia, la eficacia del poder de la Igl'esia de perdonar
vivirá et•ernamente" (6,55.59). los pecados y la utilidad sobrenatural de las disposiciones de
La confirmación.-Mientras que para el bautismo y para
la eucaristía, los dos sacramentos cuya naturaleza se encuen- . "' C!f. R?m. 8,llss. En la historia y en e1l rito· actual de la co·nfirma-
crón es fácil encontrar los r1uatro significados. La imposición de las ma-
tra muy explícita en la Sagrada Escritura, la cuádruple di- nos . con la invocación epiclética del Espíritu Santo hace ver la confir-
mensión del significado de sus signos relativos es también afir- ~ac~ó_n como signCo uemostrativo de la efusiónl plenaria y perfecta del
,8 P1ritu. La. consign:auo~ es decir, el :s;gno de la cruz en la frente, que
mada explícitamente 'en la misma con toda claridad; para los fª eu los ritos an t1g11os acompaftaba con frecuencia a la imposición de
as .manos (vléase, p,'cj., RIGHETTI, II, 722ss.) y en el rito moderno ha
vemdo a ser _la fórmula del sacramento (Signo te signo orucis ... ), indica
za-obligación, véas0, p.ej .. W. Eíchrodt, Theol·ogíe de8 A. T. l (1948) cól!le> la confirmación es un signo rememorativo también de la pasión. de
p.69-70, y en el Thwl. Wiirt. zwnh N. T., las pabras diate[rn (II,106ss), Cnsto, así como signo empefiativo, casi una sl'ñal de pertenencia a Cris-
/¡;oinomos (III,802.805>1S.). fºió ~a fórmula del gela_siano indicaba explícitamente el significado esca-
º g co de Ja, ~onfirmac1ón : Signu,nv Ohris-Pi in vitam aeternam.
86 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 87
ánimo del penitente. En efecto, en el penit'ente, detestación, también signo rememorativo de todos los sacerdotes de l~ hi)'-
confesión, propósito no son actos vitales para obtener la re- toria antes de Cristo, especialmente de los del Antiguo 1 •est¡¡·-
conciliación más que en cuanto son una participación a las dis- mento, los cuales no eran sino un esbozo del sacerdocio de
posiciones de ánimo de las cual•es Cristo, principalmente en Cristo y de la participación que ahora hace El a sus ministros.
su pasión, estuvo animado con respecto a los pecados de los Es signo profético de la gloria futura como fruto pl•enario del
hombres. Y, ,finalmente, la penitencia es signo profético de la sacerdocio de Cristo y del de sus ministros 99 •
gloria futura y de la vida feliz, porque la gracia allí recon- El matrimonio.-Es signo demostrativo de la gracia santi-
quistada 'es el germen que de modo natural exige su desarrollo ficante como gracia de unión entre los dos esposos en orden
completo y fructificación en la gloria y en la vida bienaven- a la procreación y educación de los hijos, que deberán ser
turada 95 • miembros de la Iglesia y ciudadanos de la ciudad celeste, y
La extremaunción.-La extremaunción, dice Santo Tomás: todo esto como participación a la gracia de Cristo que en la
"Es el sacramento que, en cierto modo, conduce a feliz tér- Iglesia y por la Iglesia engtendra los hijos para Dios. Es sig-
mino todo el proceso d'e la cura espiritual y por el cual el no empeñativo de la vida futura de los esposos según las exi-
hombre viene como preparado (entiéndase inmediatamente) gencias del matrimonio cristiano. Es signo rememorativo de la
para participar en la gloria" 96 • Es signo demostrativo de la pasión de Cristo, donde El se conquistó la Iglesia como a una
gracia santificante como robustecimiento espiritual contra la 'esposa (Eph 5 ,25ss.), es decir, donde consiguió el derecho de
debilidad 'espiritual que, por el influjo del diablo, todavía no santificar a los hombres y de hacerlos, con títulos diversos,
del todo eliminado, proviene del pecado original y habitual. cooperadores de su acción engendradora en orden a la vida
aunque ya estén perdonados 97 • Es signo empeñativo de los divina. Al mismo tiempo es signo rememorativo de todos los
actos futuros, ya que no existe absolución del pecado de cual- matrimonios como gracia de unión primera en Cristo, ya qu•e
quier modo qu'e sea que no implique en quien la recibe un pro- fueron los primeros esbozos de la gracia de unión matrimo-
pósito de enmienda. Es signo rememorativo de la pasión de nial en Cristo. Es signo profético de la futura gloria celestial
Cristo que es causa meritoria de tal curación; y es signo pro- concebida, como dice el Apocalipsis ( 19,7; 2,9), como las per-
fético de la gloria futura, que es la flor connatural de esta fectas y definitivas nupcias del Cordero 100 •
curación y la que inmiediatamente prepara la extremaunción 98 ..
El orden.--El orden es signo demostrativo de la gracia v
del carácter sacerdotal CQmO participación especialísima del La cuádrup:e dimensión de los signos
sacerdocio die Cristo. Es signo empeñc1tivo; el mismo sacerdote litúrgicos de institución eclesiástica.
pondrá su vida al servicio de Cristo, según lo exige el minis-
terio sacerdotal. Es signo rememorativo de los actos salutífe- Los signos litúrgicos de institución eclesiástica pueden dis-
ros de Cristo y principalmente de su pasión, porque en 'esos tinguirse en tres grupos: ceremonias, es decir, gestos, actitu-
actos futuros que aún pueden realizarse en la vida, porqu'e de des, movimientos, con los qu•e la Iglesia en la celebración del
el sacerdocio del que ahora participan los sacerdotes, sus mi- sacrificio y en la administración de los siete sacramentos, acom-
nistros, y 'en ellos mismos es donde mereció que su gracia sacer- paña y, por así decirlo, reviste al núcleo esencial que en ellos
dotal. con todo lo que ella lleva consigo, fuese participada. E~ es de institución divina, y también a las horas canónicas; las
"' También quedan bien t>xpresndos en los> ritos tanto históricos como
oraciones d•e institución eclesiástica en la celebración del sa-·
actuales de Ja p0nit0ncia. Po-rl ejempI0<, en· el rito actual, la oración des- crificio y en la administración de los siete sacramentos, pero
pués de la fórmula de la absolución : que, especialmente constituyen el oficio de las horas canóni·
Passio Do1m.irlli nostri Iesu Christi ... cas; los sacramentales entendidos •en el sentido estricto de nues~
,,¡t tibi in reimissionem pecaato'l'Uirni,
augmentum gratiae 1
,
tras días. No es menester, para el fin que nos proponemos,
et praemium. vitae aete'r'mae. discutir las cu•estiones que podría levantar un agrupamiento se-
En la antigua penitencia, todo esto era: expresado mucho más vigoro-
samente que ahora (véase, p.ej.. en· el Pontifical roman-0, el prefacio mejante d•e los signos litúrgicos de institución eclesiástica.
para la reconciliación de los penitentes el Jue·ves Santo ; para la historia
de esta fórmula, vflase RIGHETTI, II p.803.ss.). Véase tambijén la fór- 00
mula de absolución ibid., al fin del rito: Domdnus !&'1.18 Christus ... En lo'"' diversos prrfacios de ordenación de los ritos actn:i lrs Re
06 C. Gent. IV,73. '.1-cent_úa mucho el concepto de la gracia del 8acerdocio por mi>dio "" Ja
"' Véas·0 SANTO T'OMÁ,s, 8unima 3 suppl. q.30 a·.1. infus1ón. del Espíritu Santo; del ~ign°' reme1norativc- del sacerdocio, P1<·.,
'lll :rnn los ritos actuales de la extremaunción e•s expresado el valor de del Antiguo Testamento, y dN signo emp!'ñativo ¡;ara el resto de Ja vida
signo demostrativo de la salud y d2l robustecimiento del alma (véa- <1e! ord~nado.
100
se, p.ej., Rif1tal romano n.7; el rito• dE' la unci6n; la e>ración Respioe .. ., Los ritos actuales del Rit'ual rormano para. Ja 'bendición del matri-
en, el n.12). monio son muy sobrios, r>c>r no decir p<>bres. El ritual blzant~no, p.ej.,
es mucho más rico.
88 P.J.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 89
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - · - · . - - - --- - -
Aunque en la liturgia de institución eclesiástica el culto y de Cristo a Dios, del que el de la Iglesia no es. otra cosa que
la santificación son dos realidades que no pueden ser disocia- una participación y un instrumento. La genuflexión es también
das, sin embargo en ella, sin excluir los mismos sacramenta- un signo empeñativo para la vida moral futura de quien la
l•es, el aspecto culto aparece en primer plano y predomina so- hace; si el que hac'e la genuflexión no tuviera esta disposición
bre el aspecto santificación. Es, pues, la realidad culto la que de ánimo en orden al futuro de modo más o menos explícito,
significan ante todo estos signos; mas también en el modo de >ino que intentase, por ejemplo, reservarse la libertad de p'ecar,
significar esta realidad se encontrará, a su manera, la cuádru- su genuflexión no sería, en efecto, un acto de culto; como acto
ple dimensión del signo litúrgico: demostrativo del presente, real de culto implica 'ella necesariamente un compromiso moral
empeñativo para el resto de la vida, rememorativo del pasado y para el futuro ·102 • También es un signo rememorativo del pa-
prenunciativo o profético del futuro. La realidad invisible del sado; ante todo, porque hecha delante del Santísimo Sacramen-
presente, de la que el signo litúrgico •es demostrativo, será aquí, to, proclama que el Verbo se encarnó, murió y r'esucitó, subió
ante todo, la disposición de ánimo interna de la Iglesia en que a los cielos, está sentado a la diestra de Dios Padre y está
consiste formalmente el culto litúrgico; será igualment•e la dispo- ahora sacramentalmente presente en la 'eucaristía; reconoce tam-
sición de ánimo de Cristo en que consiste su culto a Dios y bién que la disposición de 'ánimo, en la que consiste el culto
d•el que el culto de la Iglesia no es otra cosa que una partici- de veneración y de adoración expresado 'en la genuflexión, no
pación y un instrumento. La realidad presente de la que el cul- sería posible si Cristo no nos la hubiera merecido, como gra-
to es signo empeñativo, será la vida moral del fiel. El pasado cia, sobre la cruz y que, en cuanto que el culto de veneración
del que el culto es signo rem'emorativo será, ante todo, el cul- y d•e adoración se diriqe a Dios, no es otra cosa que la parti-
to que Cristo rindió a Dios sobre la tierra, principalmente en· cipación al culto que Cristo rindió a Dios en su vida terrena,
su pasión, iniciando de ese modo el culto que hoy se continúa principalmente sobre la cruz. También es signo rememorativo
en la Iglesia y m'ereciendo hacer que esta Iglesia participe en la genuflexión de todos los cultos que se rindieron a Dios antes
él; en segundo lugar, serán signos de todos aquellos cultos de Cristo, al menos d•espués del pecado de Adán, porque aque-
que se rindieron a Dios después del pecado de Adán y antes llos cultos no eran otra cosa que una sombra y un esbozo del
de la venida de Cristo, los cuales no •eran otra cosa que esbo- culto futuro que la Iglesia en Cristo habría de rendir a Dios.
zos y primeras sombras del culto de Cristo y de la Iglesia. Fi- Finalmente, la genuflexión es aún un signo profético de la fu-
nalmente, la realidad futura de la que el culto es signo profé- tura veneración y adoración qu'e nosotros rendiremos a Dios y
tico será el culto imperf•ecto de la Jerusalén celeste en la glo- a Cristo en la Jerusalén celeste, ya que nuestra adoración aquí
ria. Sin embargo, para comprender con qué matices propios se abajo es ya realmente, aunque de modo imperfecto y sub signis,
encuentra en todo signo de institución eclesiástica este cuádru- nuestra futura adoración allá arriba.
ple significado, hay que examinar más particularm•ente los tres Se podría hac'er un razonamiento análogo sobre todo gesto
grupos de signos arriba indicados. o movimiento litúrgico considerando con atención, naturalmen-
Las ceremonias.-Todo gesto, actitud, movimiento, en los t.~. la naturaleza propia y el objeto propio de cada uno de
que consisten las ceremonias, tienen por fin expresar y, al mis- ellos. Por ejemplo, sobre una simple inclinación delante del al-
mo tiempo, crear en el que los realiza y los que lo presen- tar o delante de la cruz, o sobre las muestras de respeto mani-
cian varias disposiciones · internas, en las que consiste for- festadas a las personas como al obispo, al sacerdote, a la mis-
malmente el culto interno que la Iglesia rinde a Dios, como ma asamblea de los fieles; porque con estos gestos la Iglesia
adoración, veneración, humildad, compunción, plegaria. Por lo honra, en dichas personas, su carácter espiritual invisible; tam-
mismo, todo gesto, actitud o movimiento d'e las ceremonias será, bién vale aquí 'el aliud videtur alíud intelligitur, y, por lo mis-
mo, es siempre a Dios, a Cristo y a su obra redentora a quie-
i1 su modo, signo de la cuádruple dimensión arriba indicada.
nes tales gestos, como signos litúrgicos, s'e dirigen; es decir,
Una simple genuflexión delante del Santísimo Sacramento, por
estos signos son también actos de culto a Dios y a Cristo.
ejemplo, es un signo demostrativo del sentimiento de venera- Las plegarias.-Estas plegarias, en todas sus formas d•e: ado-
ción y adoración que tiene la Iglesia hacia Jesucristo que no ración, acción de gracias, petición, impetración, expiación, son
se considera aislado, sino en unión con el Padre y el Espíritu
Santo 101 • Es también un signo demostrativo del culto interno 102 Los antiguos, e'Xplicafülo falsamente la etimología de la palabra
religión) de re-ligare, habían entendido, sin embargo, que en\ todo acto
de culto el hombre '"' Jiga a Dios : "El culto• de Dios-dice Santo Tomás-
1!11 Padre y Esp.fritu Santo; tambi(>u ellos, romo e,1 sqb 1do, p~·esentes fe llama religión porque•, por medie> de estos actos, ·el hombre, en cierto
en la eucaristía 1.;or ronromitancia inmediata, corno se <l1ce técmcaimen- modo, se liga a Dios para no divagar lej-0s de El, y tamb.ijén para q¡ue
te, es, decir, a causa de la unidad de naturaleza con el Hijo, el cual está por eierto instinto natural, sienta estar obligado hacia El" (0. Gent'.
PrE>sente en la eucaristía en virtud d•e la unión hipc>atática cou la hu- III,119<).
manidad eu Cristo.
C.2. LITURGIA Y SIGNúS SENSIBLES 01
!J._O
_ _ _ _ _ _ _P_.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA __________________ _
el medio principal. entre los signos instituidos por la Iglesia, por ciertos ritos, instituidos por la Iglesia, que por sí no forman
los cuales ella, en Cristo, rinde su culto a Dios. Medio prin- parte de la celebración del sacrificio ni d'e la administración
cipal. precisament'e, en virtud del predominio del signo palabra de los siete sacramentos, mas son de estructura semejante a la
sobre los otros signos sensibles en las comunicaciones entre de los sacramentos y que la Iglesia suel'e usar para obtener con
Dios y los hombres. También estos signos plegaria tienen la su impetración efectos principalmente espirituales ~ 04 •
consabida cuádruple dimensiün. Se distinguen, generalmente, entr•e estos sacramentales, los
Las oraciones litúrgicas son signos demostrativos directa- sacramentales cosas y los sacramentales acciones. Los sacra-
m'ente de las disposiciones de ánimo de la Iglesia, en las cua- meutales ·cosas son los que perduran de modo permanent'e in-
les consiste, formalmente, la plegaria interna de adoración, ac- cluso después de la acción con la que han sido constituidos y
ción de gracias, petición, impetración, expiación. Y, por lo por ese motivo pueden utilizarse después de la acción; como
mismo, también de las disposiciones de ánimo correspondientes el agua bendita, las cand•elas benditas, los ramos de olivos y
en Cristo mismo, ahora glorioso a la diestra d'el Padre, ya que de palmas benditas, las c•enizas del miércoles de ceniza. Los
la pleqaria de la Iglesia no es otra cosa que la plegaria de Cris- sacramentales acción son los que pasan con la acción misma con
to a Dios, a la que ella se asocia y participa, o mejor, a la cual la cual han sido constituidos y se distinguen en tres clases. La
Cristo asocia y hace participar a la Iglesia. La plegaria de la primera son las consagraciones qU'e, por una bendición llamada
Iglesia es signo 'empeñativo para quien la recita en nombre de constitutiva, separan de modo estable las cosas o las personas
la Iglesia haciéndola también suya personal, siempre por el del uso profano y resérvanlas para el servicio de Dios, por
mismo motivo de que ningún acto de culto, y por lo mismo nin- ejemplo: la consagración de una iglesia, de un altar, de un cáliz;
guna oración, es tal si quien la hace no se compromete en cier- la tonsura clerical; la bendición de un abad; la consagración
to modo para el futuro. La oración d•e la Iglesia es signo re- de una virgen; la profesión monástica o religiosa. La segunda
memorativo del culto de oración que Cristo rindió a su Padre clase la forman las simples bendiciones invocativas hechas so-
en su vida terrena, principalmente en su pasión, por el cual bre una cosa o persona para atraer sobre ella la protección y
Cristo inició la oración cristiana de la que la Iglesia no es otra beneficios divinos, por •ejemplo: la bendición nupcial, la ben-
cosa sino su continuación. y mereció poci'er asociar a los hom- dición de los niños, de los enfermos, de todo el pueblo con el
bres a su misma oración. Es también signo rememorativo de to- Santísimo Sacramento, de los campos, de los utensilios. La ter-
das las plegarias hechas a Dios en el tiempo que medió desde cera clase está formada por los exorcismos, para a1'ejar del in-
el pecado de Adán hasta Cristo, porque 'ellas no eran otra cosa flujo del demonio a la cosa o p'ersona sobre las que se hacen.
que un primer esbozo imperfecto que tuvo su cumplimiento en Los sacramentales consisten inmediatamente y en primer lu-
la oración de Cristo, a la que ahora El asocia a su Iglesia. gar 'en una oración impetratoria que la Iglesia dirige a Dios, y
Finalmente, la oración de la Iglesia 'es signo profético de sólo en segundo lugar y mediatamente, esto es, mediante esta
la oración perfecta y eterna de adoración. de acción de gracias oración intercesora de la Iglesia, en una santificación, en cuan-
y de alabanza en la Jerusalén celeste junto con los ángeles, to que la Iglesia, por medio de estos ritos impetra precisamen-
d'el mismo modo que el germen contiene ya en sí mismo y pre- te de Dios la santificación de las personas o de las cosas.
figura el árbol perfecto (d. Apoc 5,8-14). Aquí, el concepto de santificación, aplicado a las personas
Los sacramentales.~Como en torno a los sacramentales rei- y a las cosas no tien•e evidentemente el mismo sentido. Es claro
nan con frecuencia muchos pareceres encontrados lW, para dar- que sólo la persona, e inmediatamente el alma, es sujeto apto
se cuenta precisa sobre 'el modo en que se realizan en ellos las
cuatro dimensiones del significado de los signos litúrgicos, es '°' Cf. Oodew Juri& ca1wnici c.1144; J\IJCHEL, l.c'.; GuAlWINI, l.c. La
extensión que se ha de dar al concepto de wcramenta,Z, y, pe>r 101 mismo,
necesario recordar algunas nociones, entre las aceptadas hoy su definición precisa, 11a tenido muchas variaciones a lo largo de la his-
día por los teólogos en esta materia, y precisar otras. toria. Hacia el siglo x1n se quebró e1 antiguo concapto de sacramentum
para distinguir mejor lo que füinen de propio· nuestros siete sacramentos
Hoy, la tendencia común es la de excluir de los sacramen- actuales de los oitre>s ritos que se comprendían antes •2n el concepto sa-
tales las simples ceremonias que acompañan la celebración del Cf'amientu,m, y se comenzó a. llamar a estos últimos s.acramental6B, es
decir, pequefíos sacramentos. Bntre estos sacramentales se comprendía
sacrificio y la administración de los si'ete sacramentos, así como no sólo todos los ritos ac·cesorios en la celebración de los 1sriete sacra-
las obras pías y toda la oración oficial de la Iglesia. Existe mentos, sine> también todas las simples ceremonias en la cer2bración de
los sacramentos ·Y' del .sacrificio asi como muchas1 ceremonias (y objeto¡;)
también la tendencia de reservar la noción de sacramental a realizadas en otras ocasione•s ; algunas oraciones, como el padrenuestro ; _
todas las horas canónicas; alg1unas c;bras pías, como la Iimos•ia, el ayu-
100 Véase, p.ej .. A. M.rcJrnL, Sa1cra1in:entauxi: Dict. de T'héol. Cath. 14 no, ate. Sólo en é¡poca más reciente, sobre todo a partir de Belarmino,
sé manifestó la tendencia de restringir el concepto d~ sacramenttales,
(1930) 402-82; A. 8ADOARDI. Sacramental~: Elnciclopadfa Cattolica 10 excluyendo de ellos las simples ceremonias, la.~ obr.as pías y todas las
(1953) 1555-58 horas canónicas de la Igl2sia.
92 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
-~~~~~~--~~~- C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 93
para recibir la santificación, como participación formal de la
das, hace que el que las posea o se sirva de ellas con las de-
vida divina. Para los cuerpos y las cosas externas se puede
bidas disposiciones, pueda tener ocasión de realizar mejor su
hablar de participación a la vida divina, 'es decir, de santifi-
salvación. Todo 'esto lo realiza Dios en consideración de la
cación, en tres casos diversos, de los cuales sólo el tercero es
impetración de la Iglesia en los ritos de tales sacramentales,
el que se realiza en los sacramentales.
como en la bendición de los enfermos, de los campos, de los
En primer lugar, se pu•ede hablar de santificación de los utensilios. '
cuerpos y de las cosas externas cuando Dios las usa como ins-
La especial aceptación qu•e Dios, siempre en consideración
trumentos para transmitir la vida divina a los hombres. Así,
de la impetración de la Iglesia, hace de ciertas cosas, se reali-
Santo Tomás mantiene, justamente, que, en Cristo también el
za de dos modos: primero, cuando Dios, en consideración de
cuerpo es instrumento conjunto, santo y santificador, del qu'e
la impetración que la Ig!•esia hace en lo ritos que constituyen
se sirve la divinidad para transmitir la gracia a los hombres H' 5 •
También en los sacramentos, según Santo Tomás 106 , el ele- los s.acramentales cosas, c?n si~~le bendición, como el agua
mento material es el instrumento físico separado d'e Cristo, me- bendita, las candelas benditas, cmos benditos, etc., determina
diante el cual, la divinidad transmite la vida divina a los hom- dar gracias especiales en ocasión del uso qu•e los fieles han de
hacer de ellos con las disposiciones debidas; segundo, cuando
bres.
En segundo lugar se puede hablar de la santificación de los Dios, en consideración de la impetración que hace la Iglesia
cuerpos y cosas externas cuando •ellas, sin ser destruidas en su en los ritos qu•e constituyen los sacramentales cosas, con ben-
naturaleza, sin embargo son profundamente perfeccionadas y dición constitutiva o consagración, acepta estas cosas, o tam-
elevadas en sus cualidades por el influjo de la vida divina con bién estos cuerpos, como reservados a sí y a uso exclusivamen-
el fin de cooperar más perfiectamente a la vida del espíritu. Así te divino: como un cáliz consagrado, una iglesia consagrada,
sucederá perfecta y permanentemente en la res:urrcción glorio- una virgen consagrada, el monje en la profesión solemne. Esta
sa de los cuerpos y en la transformación del cosmos d•espués aceptación d•e reserva especial de las cosas o personas consa-
de la parusía, cuando existirá un cielo nuevo y una tierra gradas hace que quien culpablemente las desviase del uso para
nueva. Así sucedió ya, en cierto modo, en el paraíso, antes del el que han sido reservadas, cometería también un sacrilegio;
pecado, mediant•e los dones preternaturales. Así sucede, mas además, tratándose d'e cosas consagradas, la aceptación de Dios
sólo como tendencia y de un modo más imperfecto, en la vida implica que El dará gracias especiales a cuantos las utilicen
ascética de todo cristiano en esta tierra. Así sucede igualmen- con las debidas disposiciones de ánimo; finalmente, tratándose
te, a su modo, en la obediencia d'e las cosas al influjo transi- de personas consagradas, crea en estas mismas personas un tí-
torio milagroso de Dios y de aquellos a quienes Dios concede tulo moral para con Dios con 'el fin de obtener de El a su de-
a veces este carisma. bido tiempo las gracias de estado necesarias para cumplir los
En tercer Iugar,· el cuerpo y las cosas infrahumanas son deberes que lleva consigo esa permanente consagración.
santificadas •en el modo que corresponde a los sacramentales. En conclusión, como se ve, un sacramental, en el s•entido
En estos las cosas no son causa instrumental de la gracia, ni restringido de hoy, consiste inmediatamente y en primer lugar
son perfeccionadas ni elevadas en sus cualidades naturales, con en una oración de impetración por parte de la Iglesia y m•e-
todo, en vista de la oración impetrativa de la Iglesia, son to- diataniente, es decir, mediante esa oración de impetración, en
madas bajo la especial protección o aceptación divina para bi'en una santificación que, tratándose del alma, •es una santificación
espiritual de quien las posee o las usa con las supuestas debi- formal, y tratándose del cuerpo o de cosas exteriores, es una
das disposiciones. protección especial o aceptación divina para el bien espiritual
Esta especial protección de Dios se manifiesta protegi•endo de qui•en las posea o las use con las debidas disposiciones.
o librando las cosas del eventual influjo del demonio en consi- La santificación formal del alma lleva consigo, en fin de
deración de la impetración que la Iglesia hace •en el exorcismo. cuentas, la gracia santificante. Mas se mantiene, por lo demás,
Más aún: protegiéndolas, por especial providencia y· al menos que en los sacramentales la Iglesia impetra y obtiene inm'edia-
por un cierto tiempo o en una cierta ocasión, de la corrupción tamente gracias actuales, como la contrición de los pecados,
natural o de los impedimentos natural•es de otras causas segun- los actos de fe, de esperanza, de caridad, qu•e son disposicio-
nes favorables al buen uso de los sacramentos o a los actos
: VéaBe, p.ej., S1'.1inrna 3 q.8 a.1 ad 1 ; q.2 a.4 ad 4; q.43 a.2; q.49 a.(J. de caridad perfecta, a los cuales, es decir, a ese buen uso de los
Esta pare•se, c1l'rtamente, la mente de Santo Tomás, si bien algu- sacramentos y a esos actos de caridad perfecta Dios ha reser-
n<>s autores habian quer1do ponerl<:l en duda. Cf. Suinlma 3 q.62; A. M.
RouuET, Les sacraments (•f!. Thomas d.'A.': La So~mme ed. Rev. des Jeu- vado dar inmediatamente la gracia santificante o 'el aumento de
ne'll, París l!t45) .p.353ss. ' la misma.
94 P J." CONCEPTO DE LA LITURGIA c.2. LITI.lRGIA Y SIGNOS SENSlBLES 9fí
Se ve, pues, qu~ cuando un sacramental (exorcismo, simple lo demás, signos demostrativos de la reintegración inicial de
bendición o consagración} tiene por objeto una cosa, la espe- las cosas material•es al servicio de la vida divina.
cial protección o aceptación divina qu•e le obtiene la Iglesia por Todo sacramental, aunque se trate de una simple bendición
medio del rito del sacramental y en la que consiste su santifi- de una casa, o de un utensilio, o de un simple signo de la cruz
cación, implica, en el fondo, una reintegración inicial y todavía en cuanto lleva consigo una santificación, es, para quien lo re-
imperfecta de esta cosa al servicio de la vida divina, como su- qui'ere o hace uso de él con las debidas disposiciones morales,
cedió ya en el paraíso terrestre antes del pecado y como su- un signo de estas disposiciones suyas y a la vez es un signo em-
cederá perfectamente en la Jerusalén celeste con la resurrec- peñativo para el resto de su vida. Esto, como es obvio, vale
ción de los cuerpos en un cielo nuevo y en una ti'erra nueva. de modo especial para las personas que reciben los sacram'en-
Todo esto era menester recordarlo o precisarlo para ent•en- tales consagratorios, como sucede en la consagración de una
der en qué sentido se encuentra también en los sacramentales virgen, en el rito de la tonsura clerical o en la profesión r•e-
el cuádruple significado de los signos litúrgicos en general. To- ligiosa.
do sacramental, implicando en primer lugar e inmediatamente Todos los sacramentales, en cuanto llevan consigo una san-
una oración de impetración de la Iglesia, es, ante todo, un tificación, son también signos rememorativos de la pasión de
signo demostrativo de esa ornción impetrativa de la Iglesia, y Cristo como causa meritoria de tal santificación; así como de
por lo mismo lo es de la oración de Cristo, que s'e sienta a la las santificaciones qu'e se realizaron antes de Cristo y después
derecha del Padre, de la que la de la Iglesia no es sino una par- del pecado de Adán en cuanto fueron figuras y primeros esbo-
ticipación. Es también signo •empeñativo para quien recita o zos de las que se realizan ahora en la Iglesia.
acepta esa oración también en nombre propio. Es signo reme- Finalmente, los sacramentales, en cuanto ll•evan consigo una
morativo de las impetraciones de Cristo en su vida terrena, es- santificación, son también signos proféticos de la gloria futura,
pecialmente en su pasión, y lo es asimismo de las imp'etraciones donde se tendrá la santificación perfecta y la reintegración
dirigidas a Dios después del pecado de Adán y antes de Cristo, consumada del cosmos al s•ervicio de la vida divina de la que
que eran figuras de las que habían de hacer Cristo y la Iglesia. las santificaciones y reintegraciones que se realizan ahora en
Es, finalment•e, signo profético de la oración de la Jerusalén los sacramentales no son sino figuras y esbozos imperfectos.
celeste cuando la impetración será cambiada, como meta per- Fiestas y ciclos litúrgicos.-Si el sacrificio, los siete sacra-
fecta a la cual tiende, en la alabanza cósmica y eterna. mentos, los sacramentales, las ceremonias y las oraciones de la
Todo sacramental, al llevar consigo en segundo lugar una Iglesia son todos signos litúrgicos de la cuádrupl•e dimensión
santificación en •el modo antes explicado, será también un sig- arriba explicada, otro tanto habrá que decir de las fiestas li-
no demostrativo de esa santificación. Si se trata de sacramen- túrgicas y de los ciclos litúrgicos. En efecto, una fiesta es un
tales que tienen por· objeto inmediato obtener la santificación conjunto formado por el sacrificio, los sacramentos, los sacra-
del alma por la impetración de la Iglesia, son inm•ediatamente mentales, las ceremonias y las oraciones de la Iglesia, y un
signos demostrativos de las gracias actuales que la Iglesia pide ciclo litúrgico es una agrupación de fiestas o de días litúrgicos
en el rito que dispon•en a los fieles a obtener la gracia habitual que tienen una idea propia.
o al aumento de la misma. Mediante estas gracias actuales, ta- Quiero decir, pues, que la clave de la comprensión de esas
les sacramentales serán también signos demostrativos de la gra- fiestas y de esos ciclos será necesariamente la comprensión de
cia habitual. Si se trata, por el contrario, de sacramental•es que su objeto especial y la consid'eración del mismo bajo la cuádru-
piden inmediatamente la protección o la aceptación especial de ple dimensión propia de todo signo litúrgico. La visión del
Dios sobre el cuerpo o sobre las cosas exterior'es, son signos objeto propio de cada una de las fiestas y de los ciclos litúr-
demostrativos de esa protección y aceptación con todo aquello gicos, sobre el fondo de las cuatro dimensiones, manifestada
que llevan consigo, según los casos: protección o liberación del más o menos 'explícitamente y más o menos integralmente, ya
influjo eventual del demonio en los exorcismos, protección de en una parte ya en otra o incluso en todo su conjunto, consti-
la corrupción natural o impedimentos naturales en los sacramen- tuirá connaturalmente el cuadro general de toda fiesta y de todo
tales acción, gracias que se nos conceden en el uso, siempre ciclo. Explicar esmeradamente cómo se realiza •esto es objeto
con las debidas disposiciones, de los sacramental•es cosas cons- de la parte de la liturgia teológica especial que se ocupa del
tituidos por una simple bendición, habilitación especial y re- año litúrgico.
serva para servicio divino de personas y cosas en los sacra- Por ejemplo: el objeto del ciclo litúrgico adviento-epifanía
mentales consagratorios. Todos los sacramentales que ti'enen es el misterio de Cristo como venida epifánica del Señor. Esta
por objeto inmediato el cuerpo y las cosas exteriores, son, por venida epifánica será considerada según las predichas cuatro
96 P.1.•ª CONCEPTO DI\ LA LITURGIA C.2. LITURGIA Y SIGNOS SENSIBLES 97
dimension'es: como signo demostrativo indicará este ciclo la ddetur et aliad intelligitur, proclama a los ojos de la fe la
venida epifánica del Señor como realizándose de modo pre- ekklesia organizada por Dios Padre en Cristo Jesús ( cf. I Tim
sente en toda misa y en toda alma; como signo rememorativo 1,1; 2 Thes 1,1; Dt 4,9-13; 9,10; 18,15-18; Heb 12,18ss), la pre-
indicará la misma venida epifánica realizada un día histórica- sencia siempre actual y vivificante de Cristo entre los hombres,
ment•e en Palestina y preparada, deseada, anunciada, prefigura- ~tl unidad de los fieles con el Padre por Cristo en presencia del
da, etc., en el Antiguo Testamento; como signo empeñativo Espíritu Santo y la unidad en Cristo de los fieles entre sí en un
el mismo ciclo indicará las exigencias de vida moral que la solo cuerpo. Proclama luego el pacto y el empeño de Ia Iglesia
misma venida impone a los fieles como preparación para que a seguir a Dios en Cristo, a caminar según Cristo que es lo
sean dignos y como cons•ecuencia por haberla recibido; como sig- propio de toda vida cristiana extralitúrgica. Proclama en tercer
no profético del futuro el mismo ciclo hablará de la misma ve- lugar la intervención de Dios en la historia, la unidad de esta ·
nida que se realizará perfecta y definitivamente en la parusía. historia sagrada dirigida por Él, la manif'estación plenaria y
Del mismo modo se ha de razonar respecto del ciclo litúr- sustancial de Dios en Cristo, temporibus novissimis, la muerte
gico s'eptuagésima-pentecostés, cuyo objeto es el misterio de y resurrección de Cristo, su triunfo glorioso a la derecha del
Cristo como redención. Se tratará de la redención como nece- Padre. Y, en fin, proclama, anuncia, espera, evoca su retorno
sari.:i, anunciada, prefigurada, preparada en el Antiguo Testa- glorioso como juez y la gloria futura de la ciudad bi'enaventu-
mento y realizándose históricamente en Cristo mismo 'en Pa- rada cuando Dios será todo en todos sus moradores.
lestina, especialmente en los misterios de su pasión, muerte, Naturalmente, todo esto no es perceptible más que a los
resurrección y ascensión. Se tratará aún de la redención reaJi,- ojos de la fe. Aquí no basta ni una visión del mundo puramente
zándose cada año para los hombres: mediante el sacrificio y filosófica o ética, ni un simple repl'egamiento de introspección
los sacramentos para los catecúmenos admitidos a la iniciación psicológica. Se requiere el sensus Christi. Tampoco basta un
cristiana; para los penitentes en la reconciliación; para los fie- sentido cristiano genérico, sino que es necesario haber sido
les ordinarios en 'el aumento de su vida de gracia por la parti- deslumbrado por aquella realidad del misterio de Cristo como
cipación a los misterios pascuales cada año. Se pondrá de relie- lo explica San Pablo, precisamente porque no se trata de
ve el aspecto moral como preparación a la digna recepción de otra cosa sino de la concretización siempre en acto, bajo el
dicha redención y como exigencia consigui•ente a la misma. El velo de signos, d'el misterio de Cristo, de la historia y de la
aspecto escatológico (efectivamente menos desarrollado en la Iglesia. Se trata de aquella sabiduría de que hablaba San Pablo:
liturgia romana que en el ciclo, v. gr .. de adviento-epifanía) "Hablamos, sin embargo, entre los perfectos, una sabiduría que
s'erá la consideración de la redención plenaria que se verificará no es de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que quedan
con la parusía, la resurrección de los cuerpos y la visión bea- desvanecidos: sino que enseñamos una sabiduría divina, mis-
tífica. teriosa (in mysterio), escondida, predestinada por Dios antes
* * * de los siglos para nuestra gloria; que no conoció ninguno de los
príncipes die este siglo ... A nosotros lo reveló por su Espíritu ... ;
Al concluir este capítulo es fácil colegir cómo la liturgia, rosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Es-
gracias precisamente a su estructuración en un régimen de sig- píritu de Dios, para qu'e conozcamos los dones que Dios nos
nos, es como un espejo 'extraordinario en el que se reflejan ha concedido... Pero el hombre animal no percibe las cosas
y se compendian como reales y presentes todas las relaciones del Espíritu de Dios; son para él locura y no puede entender-
entre Dios y los hombres, incluso entre Dios y el mundo en ge- las, porque hay que juzgarlas espiritualmente ... nosotros pos'ee-
neral. que constituyen la historia sagrada, misterio de Cristo, mos el pensamiento de Cristo" (1 Cor 2,6ss).
misterio de la Iglesia, en su realidad pasada, futura y present'e. Me parece que jamás puede repetirse suficient'emente que,
No es, pues, un vano juego de imaginación el afirmar que la fuera de esta perspectiva, la liturgia no puede ser comprendida.
liturgia tiene perspectivas y dimensiones cósmicas, como la his- y mucho m'enos eficazmente vivida, en toda su plenitud. Como
toria sagrada, como •el misterio de Cristo, como el misterio de también que no existe, fuera de la liturgia, medio más eficaz
la Iglesia, porque precisamente, bajo el velo de signos, in sa- para entender y especialmente para vivir en toda su ieficad3
cramentis, in mysteriis, concentra en sí todo el significado de esta perspectiva qu'e es el jugo mismo de la doctrina bíblica,
la historia sagrada, del misterio de Cristo y del misterio d'e la especialmente paulina, misterio de Cristo, misterio de la histo-
Iglesia. ria, misterio de la Iglesia. De modo particular no puede enten.-
Especialment'e toda asamblea litúrgica, por el hecho mismo d'erse, fuera de esta perspectiva, el verdadero cauce de los tex-
de ser una reunión in nomine meo (de Cristo) , en la cual aliud tos litúrgicos. Se verá pronto en un capítulo próximo cómo el
l'Jenrt. teol. Ut11ru. 4
98 p.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA ~~~~~~~~C_.2_._L_I_TUR~G_I_A~Y~S_IG_N_O=S_::S~EN=S=I=BL=E=S:__~~~~~_:_gg
sentido que toman los textos bíblicos usados en la liturgia de- rativo está incluido 'en el concepto de la celebración del naci-
pende todo de la cuádruple dimensión del signo litúrgico. Mas miento histórico de Nuestro Señor. Su valor profético, en el
lo mismo vale decir, esencialm•ente, de los textos litúrgicos de de lle~ar a su compañía en la gloria, que conseguiremos con
composición eclesiástica. No ya que en todos y cada uno de una vida santa con la ayuda de la gracia.
los textos se encuentre explícitamente el esqu'ema íntegro de Oración de la misa segunda del día del N aviciad:
las cuatro dimensiones arriba explicado; sino en el sentido de Rogamos, Dios todopoderoso, nos concedas que, pues somos ilu-
que tal esqu'ema ante todo se presupone siempre como el fon- minados con la nueva luz de tu Verbo encarnado, resplandezca en
do común sobre el que se mueve toda acción y todo pensamien- nuestras obras lo que por la fe brilla de nuestra mente.
to de la liturgia, y luego en el sentido de que todo texto litúr-
. gico expresa también, explícitamente y de modo más o menos La nueva luz d'el Verbo encarnado que nos inunda es la
directo, uno o más aspectos de la cuádruple dimensión. He aquí realidad de la gracia de la que la celebración litúrgica es signo
algunos ejemplos tomados del misal: la oración de la vigilia demostrativo. La traducción de esa realidad en obras está in-
de Navidad: dicada por la misma celebración como signo empeñativo.
Igualment'e es característica, desde el punto de vista que
¡Oh Dios, que cada año nos alegras con la expectación de nues- nos ocupa, la postcomunión de la tercera misa de N aviciad:
tra redención!, concédenos que, pues recibimos gozosos a tu Hijo
como Redentor, también veamos seguros venir como Juez al mismo Rogámos~e. Dios todopoderoso, nos concedas que el Salvador del
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro ... mundo, nacido en este día, así como es autor de nuestra adopción
divina, así también nos otorgue la inmortalidad.
En esta oraci<;m la fiesta de la vigilia de la Navidad de Nues-
tro Señor •es considerada como signo en el que se expresa . El Salvador nacido hoy, autor de nuestra regeneración, in-
nuestra disposición de ánimo cultual de espera del aumento en dica en la celebración !Húrgica el signo demostrativo de la
nosotros de la redención, y como signo de la venida de Cristo gracia que en ella s•e nos concede: hoy, en la misa, nace nue-
a nosotros como redentor que se r'ealiza en esta fiesta litúr- vamente en nosotros y realiza nuevamente en nosotros la re-
generación. Indica asimismo el signo rememorativo de la veni-
gica y en la de mañana, especialmente en la misa misma. La
da histórica d'el nacimiento de Jesús: nacido hoy, como autor
conciencia tranquila que implora de Dios por el futuro juicio
de nuestra regeneración, ya que lo que hoy se celebra es la
alude al valor de signo empeñativo que mira a la correspon-
conmemoración de aquel hecho histórico. El deseo de que 'el
diente vida moral futura que esta fiesta tiene para quienes to- mismo Señor nos dé un día la inmortalidad señala el valor de
man parte en ella: son las buenas obras en las que 'estamos signo profético de la misma celebración.
nosotros obligados a traducir nuestra participación a la acción En la oración de la misa del Sábado Santo se expr'esan el
litúrgica, buenas obras que solas podrán darnos la conciencia carácter demostrativo, rememorativo y empeñativo de la cele·
tranquila para el juicio final y que nosotros pedimos a Dios bración litúrgica de la resurrección, sin aludir explícitamente
que nos la conceda con su gracia. El concepto de la espera al caráct'er profético de la gloria futura:
anual d'e nuestra redención alude también al valor de la actual
fiesta litúrgica como signo rememorativo de la venida históri- ¡Oh Dios, que ilustras esta sacratísima noche con la gloria de
ca de Cristo sobre la tierra. El pensamiento de la venida futu- la resurrección del Señor! ~= carácter rememorativo y también de-
ra de Cristo como juez expresa el sentido de la fiesta como mostrativo), conserva (carácter empeñativo) ien los nuevos hijos de
signo profético de la parusía y .de la gloria futura. tu familia el espíritu de adopción que les has dado {alusión a los
nuevos bautizados: carácter demostrativo), para que, renovados en
Postcomunión de la misa de la noche de N aviciad: cuerpo y alma (carácter demostrativo), te sirvan con pureza (carác-
Concédenos, suplicamos, Señor Dios nuestro, que, pues celebra- ter empeñativo).
mos gozosos la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo frecuentando
los divinos misterios, merez1camos con santas costumbres llegar a la El cuarto carácter, por el contrario, está perfectamente ex-
compañía de Aquel que vive y reina ... presado en la epístola de la misa: "Si habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado
Aquí la celebración litúrgica del nacimiento de Nuestro S'e- a la diestra de Dios; sabor•ead las cosas del cielo, no las de
ñ?_r e~ considerada como signo (en misterio) de nuestra celebra- la tierra. Porque ya habéis muerto, y vuestra vida está 'escon-
ci?n mterna de gloria y de gracia (celebrar 'en la gloria, en dida con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, que es vues-
~1sterio, el nacimiento de Nuestro Señor). El modo de vivir tra vida, apareceréis también con Él en gloria" (Col 3,1-4).
digno alude al valor empeñativo del signo. Su valor rememo-
c.3. LITURGIA Y SIGNOS EFICACES lOL
100 P.t.• CONCEPTO DE LA LITURGIA
de cómo el signo litúrgico sacramental actualiza presencialmen- En todo semejante a este último modo, p~ro invirtiend?, por
te las acciones históricas salutíferas de Cristo 'en su vida mortal. decirlo así, el orden de los términos, consiste la eficacia d~l
signo sacramental en 'el actuar como presen.tes aquellas r~ah
dades de santificación y de culto que se realizaron en l.a histo-
* * * ria sagrada después del pecado de Adán y ante~ de ~nsto, es-
La presencialidad de las realidades espirituales significadas pecialmente las santificacion'es y el culto de la liturgia del ~n
por el signo sacramental.-Antes hemos dicho que el sign? li- tiguo Testamento. En virtud del opus operaJtu.m, estas reahd~
túrgico, como signo demostrativo, cuando se trata de un s1~no des, a las que reflérese el sacramento como signo rememora~1-
que, como sucede precisamente en los sacramentos, se refiere vo, son hechas por él realmente presentes y actuadas del mis-
inmediatamente y ante todo a la santificación y sólo mediata- mo modo que la estatua hace presente y actúa el esbozo. .
m'ente al culto significa inmediatamente la gracia santificante y Como puede verse, en virtud del opus operatum, la 'eficacia
mediatamente las otras realidades, es decir: las disposiciones de del signo litúrgico en los siete sacramentos y su poder de h~c~r
ánimo cultuales; Dios obrando presentemente como causa prin- realmente pres•ente la realidad espiritual significada, no es~a li-
cipal de la santificación ·y causa principal del culto; Cristo, in- mitado sólo a la gracia, sino, a su modo, a todas las pred1ch~s
cluída su humanidad como causa instrumental de la santifi- realidades según los diversos planos significativos del signo li-
cación y causa principal del culto; la Iglesia, como objeto túrgico. En todo esto no existe dificultad especial.
de santificación y causa instrum•ental del culto que Cristo
rinde a Dios. Luego, en los signos litúrgicos de los sie-
te sacramentos, en virtud del opus operatum, todas estas rea-
lidades son hechas presentes de modo r'ealísimo, si bien cada La cuestión de la actualización presencial en el signo sacra-
una a su modo, y como actuadas presencialmente por la posi- mental de las acciones hisMricas salutíferas de la vida mortal
ción válida y fructuosa del signo. En efecto, por tal posición, de Cristo.-Mayores dificultades presenta la cuestión de saber
la gracia santificante es real y presencialmente producida por la en qué sentido preciso puede decirse que el signo sacramental,
virtud operante de la divinidad, por medio de la humanidad de como signo rememorativo eficaz ex opere operato, actúa y hace
Cristo como instrumento conjunto, en el interior invisible de realmente presente en la acción litúrgica las obras salutíferas
las almas en cuanto son mi•embros de la Iglesia, cuerpo místico que Cristo r'ealizó en su vida terrena, y principalmente su pa-
de Cristo. Igualmente, la posición válida y fructuosa del signo sión y muerte. ¿Cómo entender exactamente y respecto a todos
sacramental implica necesariamente como realidad presencial y los sacramentos el recolitur memoria passionis eius del O sa-
realmente actuada las disposiciones de ánimo, en lo cual con- crum convivium?
sist'e formalmente, para quien recibe el sacramento, el culto que En esta materia inició •el P. Odón Case! hace unos treinta
rinde a Dios por medio de Jesucristo, cabeza de la Iglesia, su años una controversia entre los teólogos que aún dura. He aquí,
cuerpo místico. a modo de información, los puntos esenciales de la teoría es-
Se comprende fácilmente cómo, en la posición váHda y pecífica y personal de Case! 5 • Según Case!, en la acción sacra-
fructuosa del signo sacramental, esté implicada como realidad mental, se hace objetivamente presente no sólo el efecto de las
actuada pres•encialmente la realidad espiritual invisible signifi- acciones salutíferas históricas de Cristo, y de modo especial las
cada por el signo sacramental como signo empeñativo y que no de la pasión, es decir, no sólo se hace presente la gracia, sino
es otra cosa que las disposiciones de ánimo de quien recibe el
también la misma acción salutífera pasada, de modo especial la
sacramento que se obliga y se comprom'ete para el futuro. Efec-
pasión •en el Gólgota, pero no con todas sus mínimas circuns-
tivamente, sin esas disposiciones no existe posición fructuosa
del signo. tancias de personas y de ambiente, sino, como él dice, en lo
que tenía de esencial, en su sustancia. De este modo, según
Las realidades espirituales invisibles que el signo litúrgico
significa, en los si'ete sacramentos, como signo profético son la Casel, en el rito que se realiza en la liturgia, 'en el espacio y en
el tiempo, las acciones salutíferas históricas de Cristo en la
gloria y el culto perfecto de la Jerusalén celeste. En virtud del
tierra, y especialmente su pasión, son "conmemoradas", 'en el
opus operatum estas realidades son, a su modo, actuadas como
sentido de que las hace objetivamente presentes, re-presentadas,
realidades ya presentes hic et nunc, del mismo modo que la
bellota hace ya realmente presente la encina, es decir, en ger-
• Véase ,2fi Jahrbuch für Liturgie1wi.ssenschaft 6 (1926) 113-204; Das
men, y el esbozo hace realmente presente la futura estatua, si Christliche Kulf!rmysteriwm (Regensburg 1935) ; Tli. Fn,THAUT, Die Ko'n-
bien sólo incoativamente. troverse über die Mysterienlehre ('Warendorf 1947).
108 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.3. LITURGIA Y SIGNOS EFICACES 109
y, nótese bien, numéricamente las mismas, si bien, y también culto, sino qu•e refiérelo simplemente a la historia sagrada en
esto está cuidadosamente anotado en la posición de Casel, de general
un modo propio completamente sui generis. El segundo punto es que Casel, bajo el influjo de Reit-
Este modo propio, según Case!, trasciende el 'espacio y el zenstein, ha revalorizado el verdadero significado de los cultos
tiempo, mientras que el mismo rito litúrgico se realiza en el es- mistéricos paganos sin hacer resaítar lo suficient'e su fondo sim-
pacio y en el tiempo; y llámalo modo "misterioso", "misterio" plenamente naturalistico como simple simbolismo del ciclo de la
Así él da a la expresión tradicional de misterio, a propósito de vegetación en el sucederse de las estaciones, simbolismo biten
la liturgia, este sentido específico y determinado, propiamente lejos del concepto de un personaje histórico, o al menos supues-
nuevo (si bien creyó poder demostrarlo también por el uso qu'e to tal, red'entor por medio de su muerte y de su resurrección.
hicieron de esa palabra los Padres en relación con la liturgia y Además, Case! es notablemente inexacto al concebir las rela-
con los mismos textos litúrgicos), de rito cultual que, bajo el ciones de la tradición cristiana, especialmente la más antigua,
antes del siglo IV, con los misterios cultual•es paganos. No sólo
velo de signos y en un modo que trasciende el espacio y 'el tiem-
no han tenido influjo los cultos mistéricos paganos en la cons-
po, harían objetivamente presente la misma acción salutífera
titución histórica de la esencia del culto cristiano, sino que la
de Cristo, en su individualidad numérica, principalmente su pa-
misma explicación teológica patrística que ve el culto cristiano
sión. Para Castel, especialmente en la eucaristía, se hace pre-
sobre el fondo de los conceptos d'e mysterion, mysterium, sa-
sente, en el modo predicho, no sólo Cristo, que padeció sobre cramentum, se desarrolla, esencialmente, a partir del concepto
el Gólgota y está ahora glorioso a la derecha del Padre, sino y de la realidad escriturística de la historia sagrada, de la di-
también la misma acción histórica de la pasión, y en este sen- mensión al'egórica y típica de los hechos, de los textos y de
tido preciso, no sólo Cristo que padeció, sino también la misma las personas del Antiguo Testamento, en contacto con la men-
pasión de Cristo. talidad general de la tradición platónica que en las realidades
Casel no sólo se esforzó por apoyar estas explicaciones su- de este mundo veía ante todo imág'enes y símbolos de las reali-
yas en textos patrísticos y litúrgicos, sino que creyó que el con- dades del mundo ultraterreno 6 •
cepto del misterio cúltico cristiano, en el sentido pr'eciso en que El tercer punto sobre el que ya se está cada. vez más de
él lo entendía, habría sido, históricamente hablando, la respues- acuerdo •es que el concepto del misterio cúltico, entendido del
ta cristiana verdadera y trascendente a aquellas aspiraciones g'e- culto cristiano, en el sentido preciso y personal que Case! da
nerales religiosas de los hombres que, en la antigüedad, se ma- a esta expresión, es desconocido tanto de los Padres como de
nifestaron en las desviaciones de los cultos mistéricos paganos. la liturgia 7 • Aquéllos, cuando hablan del mysterfon, mysterium y
En estos cultos paganos, piensa Case], bajo el símbolo del rito de sacramentum a propósito del culto cristiano, hácenlo simple-
cúltico, que representaba las vicisitudes históricas de una divi- mente en el sentido que en su lugar hf?mos explicado brevemen-
nidad supuesta salvadora, principalmente su muerte y r'esurrec- te y sobre •el que todavía nos queda algo que decir, de signo
ción (por ejemplo: Mitra, lsis, Osiris), el iniciado estaba per- sensible que significa una cosa sagrada en relación a la trans-
suadido de revivir en sí mismo, por vía cultual y arcana asi- misión de la vida divina de Cristo en el mundo que, en cierto
milación, las mismas vicisitudes históricas del dios, principal- modo, contiene y obra esta realidad sagrada. Mas llegar a die~
mente su muerte y resurrección, y obtener de este modo la so- cir lo que dice Case! equivale a sobrepasar con mucho el pen-
teria, la salvación. samiento de los Padres.
No es mi intención entrar en las particularidades de la con- Con todo, es perfectam'ente legítimo intentar dar, en este
troversia suscitada por esta teoría y en las tentativas de arre- campo, explicaciones teológicas más extensas y más determi-
glo y adaptación realizadas por algunos teólogos. Basten, para ~ V!éas~ el capítulo 19, donde ,se habla de la teología y liturgia en
nuestro fin, algunas observaciones. Ante todo, la investigación los Padres .
• Véa"e, p.ej., los estudie>s de G. SoEHNGEN, Der Wesensau.jbau aes
histórica ocasionada por la teoría de Case! ha establecido, pue- Mysteriums (Bonn 1938) ; H. MARSH, 'The wse of Myst·Erion in the
de decirse definitivamente, tres puntos de capital importancia, '!Witmus of Clement of Ale:»amdria: .Tournal of Theological Studbs (1936)
p.64ss. ; H. VON BALTHASAR, Lo mysterion d'Origene: Rech. Se. Relig. 26
sobre los cuales hay tendencia a llegar a una unanimidad entre (1936) 513ss.; 27 (1937) 38ss.; G. FILTKAUT, Decr Begriff des Myste-
los estudiosos. El primer punto es que la teoría d'e Casel no riums bei Joan1ws Chysoistomus (Bonn 1953). Sobre la obra de J. BE'l'Z
Die Euchari.sUe in der ZeM1 qm Abendmahl naah der vorephesinischen1
puede evocar el concepto de mysterion del Nuevo Testamento, grieChischen Patristilf (Freiburg 1955), en la cual el aute>r defiende la
especialment'e de San Pablo. Hemos hablado ya en el capítulo teocría de Casel---0parte del intento de explicar en modo diV'e<rso la re-
presE'ntación de la obra salutífera de Cristo~, véase la severa, mas, a
primero del mysterion en San Pablo y hemos visto que el con- mi parecer, sustancialmente justa, recensión de ;r. BA.RBEL en Pheolo-
cepto encerrado en esa expresión no se aplica en San Pablo al gisohe Revufi 53 (1957) 61-71.
lIO P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA c.3. LITURGIA Y SIGNOS EFICACES 111
nadas de las que pueden encontrarse en la Escritura o e~ la acc1on en cuanto entidad sucesiva, es determinante que haya
tradición patrística. Mas, considerada d'esde este punto de vista, sido hecha sin interrupción en 'este espacio de tiempo y no en
tampoco parécenos satisfactoria !~ ~eoría de Case!. Pu~de ~d otro 8 • Síguese que es metafísicamente imposible, y por lo mis-
mitirse como legítima la finalidad ultima que con su teona quie- mo, ni por milagro puede hacerse, por haber contradicción en
re Case! conseguir, es decir, hacer resaltar vigorosam'ente la los términos, que una acción pueda s'er reproducida o represen-
naturaleza realista del vínculo que establece la gracia sacramen- tada numéricamente la misma después de una interrupción de
tal significada y producida por el rito sacr~~ental, no sól~. que tiempo, en un espacio de tiempo sucesivo. Por lo tanto, no es
en 'e1la se considere a Cristo en modo gener1co, mas tamb1en a posible hablar de la pasión de Cristo y, en g•eneral, de acción
su acción salutífera histórica, aquello que Cristo obró y pade- salutífera histórica de ·Cristo como entidad de naturaleza su-
ció en la carne, principalmente sobre el Gólgota. Estas accio- cesiva representada objetivamente en sí misma, numéricamente
nes son con toda propiedad en Cristo la causa meritoria y sa- la misma, •en un tiempo sucesivo. Si es realizada en un espacio
tisfactoria de donde fluye la gracia para nosotros. Es, por lo de tiempo distinto por interrupción del momento primero, por
mismo, justo poner d•e relieve, en el conocimiento de los fieles, el mismo hecho, no es ya numéricamente la misma, sino una
que, en el rito sacramental, ellos se ponen, e~ ciert~ ~o?o real. nueva acción.
en presencia y en contacto con aquellas acc10nes h1stoncas sa- No vale decir que, aunque sea propiamente la acción histó-
lutíferas. rica, la qu•e en su singularidad numérica es hecha presente en
Mas en las accion'es históricas de Cristo se pueden consi- el rito litúrgico que se realiza en el espacio y en el tiempo, sin
derar dos elementos: uno de naturaleza sucesiva, que son las embargo se hace esto d•e un modo peculiar que trascienda el
acciones mismas en su individualidad numérica que pasaron con espacio y el tiempo. Pues se le puede responder, en efecto, que
la posición misma del acto; el otro, de naturaleza permanente, propiamente este modo, en el caso presente, implica contradic-
qu'e es la disposición de ánimo permanente, es decir, el hábito ción con la naturaleza misma de la acción individual; por esto,
operativo, del que, como de raíz psicológica estable, emanaron a quien tal afirmación hace, quédale por explicar cómo pueda
cada una de las acciones salutíferas durante toda la existencia ser conservada, aunque sea puramente por milagro, para poder
terrena de Cristo. luego ser repr'esentada, en su singularidad numérica, una enti-
Puesto que se trata de saber si, en el rito sacramental. cada dad de naturaleza sucesiva, individuada en su singularidad por
una de las acciones se hacen real y numéricamente presentes en el tiempo en que fué hecha, si este tiempo viene a ser interrum-
si mismas, como lo quiere Case!, es inevitabh:: que, a este fin, pido y a ca'er en la nada.
se deba analizar metafísicamente la naturaleza de la acción y Así se responde también a la afirmación de Case! cuando
ver de dónde proviene la individualización de cada una de las dice que la acción salutífera histórica de Cristo, en la liturgia
accion•es para darse cuenta de si tal representación numérica es sacramental, es re-presentada numéricamente la misma, no en
posible, al menos por milagro. En torno a la naturaleza de la sus particularidades d'e espacio y de tiempo, sino en su sustan-
acción baste notar aquí que la acción en sí misma es una en- cia. De lo dicho anteriormente, aparece que, perteneciendo ne-
tidad de naturaleza no permanente que, saliendo eficientem'ente cesariamente los elementos individuant•es a la sustancia de una
como acto de la potencia operativa, se desarrolla en un deter- acción histórica numéricamente individual, pertenece también el
minado momento de tiempo y cesa de existir con la interrupción elemento tiempo. Por lo mismo es contradictorio decir qu'e la
del influjo eficiente actual de la potencia. Y nótese bien que esto acción es re-presentada en su sustancia numéricamente indivi-
vale de toda acción humana hecha en esta vida, sin excluir las dual, pero sin la circunstancia de tiempo.
acciones propiam'ente espirituales de la inteligencia y de la vo- Tampoco favorece del todo r•efutar el análisis metafísico
luntad. También ellas, en virtud de la conexión y dependencia que distingue entre entidad permanente y entidad sucesiva y
del ejercicio de estas potencias espirituales de los órganos cor- determina el modo de individuación de la una y de la otra, para
póreos, caen bajo •el tiempo, se desarrollan en un determinado refugiarse en un intuicionismo vitalista y antiintelectualista: pri-
momento de tiempo y cesan de existir con la interrupción en mero, porque negar las exigencias de la razón conceptual y del
el tiempo del influjo eficiente actual de la potencia. razonamiento metafísico no es resolver las cuestiones que eso
A causa de la natural'eza no permanente de la acción, entra inevitablem'ente plantea, y, segundo, porque ello significaría po-
esencialmente en su individuación el elemento tiempo. La inte- ner en cuestión los principios fundamentales de filosofía fuera
rrupción en el tiempo de un acto interno, y también externo, lo de los cuales la fe misma y la teología como tal no pueden
distingu'e numéricamente de cualquier acto antecedente .o sub- subsistir.
siguiente de la misma especie; así, para la individuación de toda
ªVéase, p.ej., J. GREDT, E!Omenta pMlosophiae n.779-,82; 302ss,
112 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.3. LITilRGIA Y 5IGNOS EFICAC~ 113
Entte las dificultades que justamente se mueven sobre la de la cual aquellas acciones fueron el fruto, y al culto que en
teoría caseliana no se oculta tampoco ésta: que si la pasión so- ellas el mismo .Cristo rindió a Dios y del cual nuestro culto no
bre el Gólgota fuese representada en la Misa en su individua- 'es más que su continuación. De este modo las acciones salu-
lidad numérica, la Misa sería un sacrificio cruento, y Cristo 'en tíferas de Cristo, también en su individualidad numérica ya pa-
ella nuevamente merecería. sada y no reproducible, son hechas realmente presentes en el
Hay que decir, pues, que el rito sacramental no hace pre- rito litúrgico del mismo modo que la imagen viva hace pres'ente
sente obj•etivamente en sí mismas las acciones salutíferas his- el prototipo que representa porque participa de él.
tóricas de Cristo consideradas en su elemento de naturaleza Por lo cual la "rememoración" de las acciones salutíferas de
sucesiva individuado numéricamente por el tiempo en que fue- Cristo en los ritos litúrgicos, incluso considerando estas accio-
ron hechas. nes como entidad no permanentes ni reproducibles objetiva y
Es insist•ente la doctrina de Santo Tomás acerca de que físicamente en su individualidad numérica, jamás se reduce a un
todas las acciones históricas de Cristo continúan ejerciendo simple recuerdo de cosas pasadas. En 'el rito litúrgico están
el influjo de causalidad eficiente sobre todas las gracias por realmente presentes en sus efectos ontológicos. A través de
cuyo medio se aplica la salvación de todos los hombres en to- estos efectos el fiel s'e pone en contacto no sólo con Cristo
dos los lugares y en todos los tiempos. La razón d•e esto es por- en modo genérico, sino también con aquello que hizo y padeció
que las acciones de Cristo no fueron acciones simplemente hu- en su carne 11 •
manas; sino acciones teándricas, humano-divinas. Por el elemen- Si en las acciones históricas salutíferas de Cristo se con-
to humano, como por un instrumento, obraba la virtud divina: sidera por el contrario la disposición d'e ánimo presente o el
"la cual abarca presencialm•ente todos los lugares y todos los hábito, como dicen los escolásticos, de donde fluyeron, es inne-
tiempos" 9 • De este modo aquellas acciones, limitadas en su ele- gable que, en el tito sacramental, el fiel es puesto en contef;:to
mento humano, en el espacio y en el tiempo, alcanzaron en su con 'ellas y en su presencialidad de un modo todavía mucho
ef'ecto total todos los lugares y todos los tiempos 10 • más profundo. Porque aquella disposición de ánimo en Cristo
Además continúan influyendo en la gracia que nos es dada no era una entidad sucesiva, sino permanente en su naturaleza
como causa meritoria; ya que, estando intencionalmente presen- y, desde el primer instante de su exist'encia, permanece siempre
tes en la aceptación divina, influyen moraltnent'e, por decirlo numéricamente la misma hasta el último respiro de su vida te-
así, en la voluntad de Dios, quien concede la gracia, teniendo rrestre y continúa en Cristo ahora glorioso a la diestra del
presente estas acciones. Padre.
Finalmente, son también causa ejemplar de nuestra santi- En la Eucarístía, donde la persona misma de Cristo, y no
ficación y de nuestro culto. En nosotros, la santificación y el sólo su virtud sobrenatural. está realmente presente en su. divi-
culto no sos más que participaciones de la santidad de Cristo, nidad y en su integra humanidad gloriosa: cuerpo, alma, inteli-
• Su11ima 3 q.56 a.1 ad 3. gencia y voluntad, la presencialidad objetiva de aquella disposi-
1
º Re"Valoriza la teología de Santo Tomás' en este punto: J". VrLANOVA, ción p'ermanente del ánimo de Cristo es evidentemente de na-
Per una teologia de l'any liturgfoo•: Cardinali l. A. Schuster in mem('- turaleza especialísima por fuerza y realismo. Llamémosla presen-
riam (l\iontsenat 1956) separata 4-10. Entre los textos de Santo• Tomás,
nota los sig,uientes: cialidad petsonal en cuanto va implicada en la presencia real
Afirmacic>nes generales, Omines aotiones et passiones Christi i1istru- de la persona misma de Cristo en la Eucaristía.
menta!iter operantur in virtu.te divinitat~s ad sa!utem rw•man'µm (.Sum-
ma 3 q.48 a.6c). Sicut alia quae Ghristus fooit ve¡ passu.s est, ea; vir- En los otros sacramentos aque.11a presencialidad es virtual y
tute divinitatis eius swnt nobis saluta'l'ia, ita et resurrectio Ghristi est no personal, y el fiel es puesto en contacto objetivo virtual-
causa efjiciens nostrae r(Jsurrectionis virtute divina ... quae virtus praesen-
tialitm- attingit omnia loca et tempora (ibid., 3 q.56 a.1 ad 3). Quae hu- mente con aquella disposición permanente del ánimo de Cristo.
manitatis GhriNti gesta sunt, non solum sunt gesta secunidwm virtutcm Mas aquella presencia y aqu•el contacto auténtico, pero no de
hum,an•,a:m, sed virtute divim,itatis sibi unitae. Unde 8Jicut tactus suus CU•-
rabat leprosum vnquantum instrumentum divinitatlis, sic et resurrectio modo personal sino virtualmente, no es un simple recuerdo, ni
Ghristi oousa est nostrae resurrectiomis (In 1 Thes. IV le.ct.2). Proptrir
infin,'itam virtutem Ghristi, sicut ea; contactu cartiis suae vis regenerativa
11 La ·2ncfCUca Mediator D•ei, en un pasaje donde habla de los ritos
perv1mit non solumi ad iUas aqua" quae Ghristum tetigerunt, sed ad om-
?H'8 ubique t<órrarum per omttia saecula futuro, ita etiam ea; proiatic.ne del afio litúrgico, hace una alusión fayorable al intento de explicación
ipsius Ghristi haec verba (las de la institueión) ·ioirtutem consecrativa.m de Case!: "Estos misterios permanecen constant2mente presentes y obran,
sunt co1tsecuta a qU()cumque sacerdote dicantur ac si Ghristus ea prae- pero no en el modo incierto y bastante e>scuro en que hablan ciertos
sentialiter profeirret (Sumrna 3 q,78 a.5 c; véase a.4 c. escritores sino como nos lo ensefia la doctrina católica. Según los de>c-
Para la pasión de· Cristo come> causa efici2nte, ejemplar y mer'itorla, tores de la Iglesia, ellos son, efectivamente, exce,Je,ntes modelos d2 la
véase la Summa 3 q.48 a 6 c; ibid,, ad 2 y ad 3; q.56 a.1 ad 4; a.2 perfección cristiana; a causa de los méritos Y de las oraciones de Cris-
ad 4. Para la rei;;urrección de Cri,to como causa e:!lcieute lY ejemplar de te>, ellos son la fuente de la gracia divina; se prolongan en nosotros por
nuestra resurrección, véase su.mima 3 q.56 a.1 e y ad 4; a.3 ad 4; In su~ efectos, ya que cada uno, según la propia naturaleza, viene a ser, a
'l'hes. 1'' lect.2. · su modo, causa de nuestra salvación" (n.16a).
C.3. LITURGIA Y SIGNOS EFICACES 115
un simple conocimiento o afecto en el fiel. Pertenece a un orden m1s1on del Espíritu en Pentecostés, porque sólo con todo esto
que los teólogos, para distinguirlo precisamente. del que proce- Cristo recogió por sí mismo y para nosotros los frutos d'el Gól-
de del simpl•e conocimiento, afecto o recuerdo, llaman físico. gota y nos los comunica. Estos frutos para nosotros se resumen
Efectivamente, toda transmisión de la gracia en los sacramen- en el Espíritu que Cristo nos comunica con todo lo que el Es-
tos es causada, como por instrumento vivo de la divinidad, de píritu y su presencia entre nosotros y en nosotros trae consi-
la íntegra humanidad de Cristo ahora glorioso, comprendidas go: Iglesia, sacramentos, gracia, virtudes, dones. Finalm•ente el
sus disposiciones de ánimo, de las cuales, 'en su vida terrena fruto del Espíritu no tiene sentido sino en orden a la instaura-
fluyeron todos los actos salvadores. ción definitiva y cósmica del reino de Dios que tendrá lugar
Es de notar, en fin, que las acciones históricas salutíferas en la parusía.
de Cristo, en su vida terrestre fueron muchas, porque comenza- Quiero decir qu•e todo signo sacramental, como signo "reme-
ron con 'el primer instante de la encarnación del Verbo y ter- morativo" eficaz de las acciones históricas salutíferas de Cristo,
minaron con el último respiro de Cristo en la cruz. Además cada no actúa sólo presencialmente, en el sentido antes explicado,
una de ellas era por sí misma suficientísima para redimirnos. una acción histórica salutífera de Cristo, sino todas las accio-
Con todo, en el orden querido efectivamente por el Padre y nes históricas salutíf'eras de Cristo, todos los misterios de la
aceptado libremente por Cristo, concurrían todas como causas vida d•e Cristo desde la Encarnación a la cruz, a la resurrección
parciales a formar la causa total única de nuestra salvación que y a Pentecostés; y como signo profético adúa eficazmente la
se realizó, 'en su integridad, sólo con el último respiro de Cristo segunda venida. Así el signo sacramental actúa eficazmente ex
en la cruz. Todas las acciones salutíferas de Cristo en su vida opere operato el misterio de Cristo en su plenitud como un sol
mortal tendían, pues, a la cruz como a su realización, de ella total, si bien de diversos modos según sus diversos aspectos.
tomaban sentido y sólo sobre la cruz comenzó, en su integri-
dad, como cosa completa, el culto cristiano. La cruz, pu'es, com-
pendia y termina en sí todas las acciones salutíferas preceden- 2. EFICACIA DE LOS SIGNOS LITÚRGICOS DE INSTITUCIÓN
tes de la vida de Cristo. Por esto todos los misterios redento- ECLESIÁSTICA
res de la vida de Cristo implican el misterio de la cruz. Más
aún, toda la vida de Cristo no es sino un misterio redentor que Mirando a la eficacia propia de los signos litúrgicos insti-
se termina en la cruz. tuidos por la jerarquía eclesiástica, la encíclica Mediator Dei
Hay que observar que la resurrección y la ascensión, con la dice que ella: "depende ante todo del ex opere operantis Eccle-
colocación de Cristo a la der'echa del Padre y la venida del Es- siae en cuanto es santa y en su actividad está unida estrecha-
píritu Santo, no han sido actos meritorios y en este sentido mente a su Cabeza".
redentores, como no lo será la segunda venida de Cristo. To- Se dice ... depenci'e anite todo ex opere operantis Ecclesiae,
da vía más, en el rito sacramental. e incluso en la c'elebración porque no depende exclusivamente de ello. Aquí se alude ante
litúrgica en general. como la actuación presencial, en el modo codo al hecho de que, •en los favores obtenidos en los ritos de
arriba explicado, de todos y cada uno de los misterios histó- institución eclesiástica, Dios, en segunda línea, mira también
ricos de la vida de Cristo no está jamás s'eparada de la actua- a la dignidad moral, al mérito y a la santidad de la vida de
ción presencial del misterio de la cruz, del mismo modo que quien recibe estos ritos o de quien los pone, concediendo, por
ésta tampoco está jamás separada de la actuación rememora- este motivo, gracias actuales mayores. Además, en los ritos de
tiva eficaz de la resurrección, d'e la ascensión, de la colocación institución eclesiástica, algunos efectos, según la opinión de los
a la derecha del Padre y de la misión del Espíritu. Ni tampoco teólogos, se obtienen también infaliblemente por la misma po-
está jamás separada de la actuación presencial eficaz profética sición objetiva del rito, y por lo mismo como por un cierto
de la futura venida del Señor. opus operatum.
Todo esto porque todas las fases de la vida histórica y "me- El efecto •espiritual obtenido infaliblemente por la simple
ta histórica" del Señor, hasta su segunda venida inclusive, están posición del rito o por la oración instituida por la jerarquía,
de tal modo unidas estrechamente 'entre sí que no forman sino aunque hechos por personas autorizadas expresamente para ello
un solo gran misterio: el misterio de Cristo redentor. De la por la misma jerarquía y con la intención y según las prescrip-
Encarnaciót; ~ la n:uer~e en la cruz, todo tendía al Gólgota ciones por ella estab1'ecidas, es ante todo la impetración misma
como a su ap1ce y termmo del cual todo lo demás tomaba s'en- de la Iglesia como tal, que aquellos signos litúrgicos de insti-
tido. Mas el Gólgota mismo tendía con todo su peso a la resu- t~c.ión ecle~iástica .tienen precisamente por fin inmediato sig-
rrección, ascensión, colocación a la derecha del Padre y a la mf1car. Qmero decir que, 'en las ceremonias, oraciones o sacra-
116 P.t.• CONCEPTO DE LA LITURGIA C.3. LITURGIA Y SIGNOS EFICACE5 117
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ciones litúrgicas. Por ejemplo, la recitación pública y solemne o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de
del rosario en una parroquia bajo la dirección del párroco, acon- ellos" (Mt 18,19ss).
sejada o preceptuada por la autoridad jerárquica, obispo o pa- Más aún es verdad que un grado cualitativo mayor de la
pa, me parece que es una acción pública de la Iglesia misma Y actuación de la Iglesia se tiene cuando se trata de acciones so-
no sólo de los freles en particular o de un grupo privado de btrenaturales de los fi'eles unidos genéricamente a sus pastores,
fieles en la Iglesia. Los frutos espirituales que Dios concederá en virtud de los poderes que ellos han recibido no de los fieles
a esta acción serán concedidos, ante todo, ex opere operantis sino de Cristo y por lo mismo, ante todo, cual mandatarios y
Ecclesiae. Pero no por esto s•e deberá decir, sin otro motivo, representantes de Cristo, y sólo consiguientemente como cabe-
que esta acción es una acción litúrgica. zas de los fieles y sus representantes delante de Dios, porque
Habrá, pues, que concluir que una es la naturaleza y la fuer- Cristo, del cual ellos son especial•es mandatarios, es su cabeza
za del opus operantis de la Iglesia como tal en la liturgia (lla- delante de Dios. En tal acción, por ejemplo, en una oración
mémoslo opus operantis Ecclesiae público y oficial) y otra la hecha en tales condiciones, la Iglesia está formalmente como
naturaleza y la fuerza del opus operantis de la Iglesia también tal mucho más emp•eñada que en el primer ejemplo. El indivi-
como tal, mas fuera de la liturgia (llamémoslo opus operantís duo como tal aparece allí mucho más relegado al segundo pla-
Ecclesiae público pero no oficial). Por todo esto, como se v'e, no como acción de aquella sociedad que, no obstante hecha de
se quiere precisar en su naturaleza y en su respectiva eficacia individuos, trasciende a los mismos individuos.
los grados diversos de la intervención d'e la Iglesia en su inter- En efecto, aquella acción es acción dir'ecta de Cristo mismo
cesión ante Dios, lo cual creo necesario para entender la natu- cabeza de sus miembros y que obra a través de sus especiales
raleza y eficacia propia de la liturgia de creación eclesiástica. representantes y mandatarios visibles, a los cuales dió un espe-
Para mayor claridad nót'ese aún cuanto sigue. En cierto sen- cial mandato explicito para tal fin que los otros fieles no tie-
tidb es verdad que cuando un simple fiel, por ejemplo, ora en nen. De suerte que Cristo mismo considera tal acción como su-
privado y sólo mentalmente si él está unido a la Iglesia, es de- ya y lo es r'ealmente de modo especialísimo, ya que, a través
cir, a la jerarquía y mediante ella a los otros fi'eles, en esta ora- de sus mandatarios visibles jerárquicos, Él la realiza delante de
ción suya delante de Dios no es jamás un aislado, él en este Dios como cabeza de sus miembros, es decir, de la Iglesia.
caso no realiza una acción que tenga interés sólo por sí mismo, Él está allí, por así decirlo, más obligado que en 'el ejemplo
ni Dios lo considera separadamente d•e toda la Iglesia. Antes primero.
al contrario Dios lo considera sólo como unido a la Iglesia, Según esto, los liturgistas, para distinguir la eficacia espi-
como miembro de la Iglesia, y así como unido a Cristo y miem- ritual mucho mayor que tal acción tiene delante de Dios que
bro de Cristo. De este modo en cierto sentido, es verdad qU'e, aquella que tien'e la acción privada del simple fiel hecha inclu-
so en unión c:on Cristo y con la Iglesia, han recurrido al con-
cuando este fiel ora, es la Iglesia quien ora en este fiel y por
cepto del opus operantis Ecclesiae, que no es otro que el opus
m•edio de este fiel. Por lo mismo toda acción de valor sobrena-
tural de cualquier hombre, así como es siempre una acción in
operantis de Cristo mismo cabeza de sus mi•embros, a través de
la acción instituida y realizada por la jerarquía a la que ha
Christo, así también es siempre una acción in Ecclesia, fuera dado poderes especiales para este fin.
de la cual no se tiene unión con Cristo ni salvación 13 • Por lo
Tal opus operantis Ecclesiae se tendrá ya 'en un cierto gra-
mismo, en toda obra buena sobrenatural, en toda oración con do en el caso de los fieles que en una parroquia recitan el ro-
valor sobrenatural, en algún modo real actúa la Iglesia. sario bajo la dirección de su párroco, porque el párroco, como
Con mayor razón se deberá decir que actúa la Iglesia cuan- miembro de la jerarquía, ha recibido, a través de los órganos le-
do muchos fieles se reúnen para orar juntos, sea en un lugar gítimos, el mandato especial de Cristo de ser su representante
profano, como en una casa privada, y sin la presencia y direc- y mandatario en la oración pública que los fieles hacen a Dios
ción de un miembro de la jerarquía: "porque si dos de vosotros o mejor, que Él, como cabeza d'e los fieles, hace a Dios con lo~
conviniereis sobre la tierra en pedir cualquier cosa os lo otor- fieles y por los fieles. Mas, dado que el rosario, en sus fórmu-
gará mi Padre, que está en los cielos. Porque donde están dos las y en sus ritos, aunque apr9bado por la jerarquía, no es, al
menos por ahora, aprobado por la jerarquía (sola competente
13 Se sabe que para la salvación e,s necesaria una unión real y actual
C'On la Iglesia vi~ible; pero !>asta que esta unión sea invisible por me-
'en este campo por mandato especial de Cristo) como oración
dio de la gracia que Dios' da a quien', viviendo según su ¿onciencia oficial de la Iglesia, es decir, aquella que la Iglesia, o mejor
tiene la disposición de! ánimo de hacer lo que Dios, quiere de él en e¡uan'- Cristo, considera en todo y por todo como suya, en la cual
to conociere •;,sta voluntad y así tiene también el dese<:> implícito del
bautü1mio y de la unión también visible con la lg1esia visible. por así decirlo, se considera totalmente comprometido delant~
120 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
_________c_.3_. LITURGIA. Y SIGNOS EFICACES 121
d'e Dios, el opus operantis Ecclesiáe que.se tiene en tal caso del hecho ,de que se difiere concebir la Iglesia como algo más que
rosario, no es aún el sumo grado posible. la simple suma de las personas privadas de los fiel'es que creen
. La actuación suma del opus operantis Ecclasiae y por lo en Cristo. Así no se ve en la personalidad de la Iglesia más
mismo del hecho de que Cristo, como cabeza de sus miembros, que un concepto jurídico y quizá una función jurídica; por lo
asume, por decirlo así, delante de Dios la responsabilidad de cual no se llega a comprender cómo la dignidad moral de la
l~ acción de la oración y del rito, que Él, por mandato espe-
lgl'esia sea más grande que la suma de la dignidad moral de
cial, ha dado poder a la jerarquía para instituir y realizar en los individuos privados que la componen y la oración de la
su nombre como cabeza de la Iglesia, se t•endrá en los ritos Iglesia sea delante de Dios más eficaz que la simple oración
y en las oraciones litúrgicas propiamente dichas de institución .de los individuos que la recitan en su nombre.
e~lesiástica. ~stos ri~os y estas oraciones no son ritos y ora-
Si luego se añade lo qu'e habíamos observado antes, es de-
ciones de Cristo realizados por medio de sus ministros del mis- cir, que también la oración privada y mental de cualquier fiel
mo título que los sacramentos que obran ex opere operato, sino en la Iglesia es, en cierto modo, oración de la Iglesia, no se
con un título inferior, si bien superior al de las acciones so- ve del todo por qué razones la oración "oficial" ha d'e ser más
brenaturales y oracion'es que los simples fieles, unidos a Cristo eficaz que la no oficial en igualdad de condiciones. Y algunos
y en la Iglesia, hacen a Dios, como privados. tal vez creerán que cuando los liturgistas engrandecen la Igle-
¿Por qué motivo los ritos y oraciones instituidos por la je- sia y la eficacia trascendent'e de la oración de la Iglesia s;bre
rarquía de la Iglesia son ritos y oraciones de Cristo a un tít.u- la plegaria simplemente privada y cosas semejantes, no distan
lo inferior al que se nota en los sacramentos? La única respues- mucho de caer realmente en el error que algunos prot'estantes
ta definitiva 'es la voluntad positiva de Dios conocida por me- reprochan a los católicos: de hacer de la Iglesia una especie
dio de la r•evelación propuesta por la Iglesia. Por ésta consta de entidad platónica hipostatizada. Sin 'embargo, el concepto
que Cristo no ha dado a la Iglesia el poder de instituir ritos del opus operantis Ecclesiae es innegablemente teológico y jus-
y oraciones que ex opere operato confieran la gracia a qui'en to, como lo prueba su consagración oficial por el maoisterio.
no ponga impedimento. Además, la misma encíclica Mediator Dei, cuando 'explica las
Mas ha dado a la jerarquía el poder de instituir y reali- relaciones entre la oración litúrgica y la oración privada, tiene
zar ritos y oraciones, que, si bien, son realizados por hom- esta frase: "Sin duda alguna la oración litúrgica, por el mero
bres determinados por la jerarquía misma, no serán sin em- hecho de ser la oración pública de la ínclita esposa d'e Tesu-
bargo, ritos y oraciones de estos hombres a título de indivi- cristo, tiene una dignidad superior a la de la oración privada" 14 •
duos privados, sino oraciones Y. ritos de la Iglesia misma, pas- Hay, pues, que creer que los predichos prejuicios contra el opus
tores y fieles, como cuerpo del que Cristo es cabeza, o esposa
operantis Ecclesiae provienen del olvido de algún punto impor-
tante de la doctrina católica.
de la cual Cristo es el esposo. A estos ritos y oraciones Dios
La doctrina olvidada es, nada menos, que la Iglesia no es
concederá los beneficios requeridos, no ex opere operato en
una sociedad como las otras, ni siquiera como las otras socie-
virtud de la simpl•e realización del rito debidamente hecho, ni
dades religiosas, en las cuales ningún individuo tiene, por man-
mucho menos sólo según la dignidad moral privada de aquellos
dato divino esp•ecial 1 5 , más poder que los otros. En las otras
individuos que los realizan o son objetos de aquellos ritos u ora-
sociedades civiles y religiosas la organización de la sociedad,
ciones, sino según la dignidad moral de la Iglesia como esposa
su constitución, así como la designación de los individuos que
íntimamente unida a Cristo su esposo, o cuerpo íntimam'ente uni-
do a Cristo su cabeza. Los individuos que realizan aquellos ri- ejercerán en ella la autoridad, depende inmediatam'ente de los
tos y oraciones no son sino mandatarios de la Iglesia, autén- 14 N.37. Sobre la eficacia especial d'~ la oración coono tal, que supera
ticamente delegados de la jerarquía que tiene de Cristo el po- la eficacia de la oración privada, v.Sase el texto, d~ San Ambrosio (In
der de hacerlo, y por lo mismo auténticamente aceptados como L".. V n.11) : M_qgn1ts Dominus qui. alion!'m merito ignosc<t alii.•, et dwm
alío.~ JJ'l'Obat. al'.M rela;rat errat'! Cur qv11d te homo collega non valet,
tales por Cristo y por Dios. cum apmt Dom•n1l'm serv11s e't intervenienti meritwm et i1M habeat vm-
p~trandi? Si graviu,m pec>eat.orum diffidAs vemliam, adhihe premtores, ad-
hibe eccles1am, q11ae pro te pre,cetur, ouius conte'mp,latione quod tibi
Fundamento de la eficacia de la liturgia "ex Domi·nus negare .vosMt, ignoscat.
"' Se dice espec'al porqne pned<> decirse qu~. en cierto m-0do, en toda
opere operantis Ecclesiae". sociedad, tan~o civil come- religios,a. la autoridad. que ase.gura el buen
orden y fnnr101:romientn, "" d~ orio:rn divino: pero general. en t:'Uanto
La raíz de la dificultad que se siente en el concepto de opus Dios. ciertamente, exio:e flp Jo,~· súbditos la obediencia por el bien común;
mas en las otras sociedades son los súbditos q,uien~s delegan la antori-
oper~ntis J?cclesiae como distinto de.l opus operantis de un sim- dad, y, por l" mismo, pueden tamb1én cambiarla, ,si lo creen oportuno,
ple fiel privado o de un grupo de flel\:s privados, proviene del para el bien de la comunidad.
122 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
C.3. LITURGIA Y SIGNOS EFICACES 123
hombres, los cuales, con los mismos poderes que la constitu- cia d~l Espíritu con los poderes de gobierno y de doctrina de ·
yeron, pueden cambiarla por un motivo razonable del bi•en co- santificación no hay Igl'esia. Hay que darse perfecta cuenta de
mún según lo crean más oportuno. Lo cual demuestra que en que en la Iglesia la estructura jerárquica tiene una parte insus-
e~los, la autoridad es de origen inmediatamente humano y que tituible; en ella reside un ser, y de los poder'es que trascienden
s1 pu•ede llamarse de origen divino, lo es sólo de modo me- e1 ser y los poderes de cualquier privado, comprendidos los
diato. jerarcas mismos como privados, d'epende el nacer, el subsistir
La Iglesia, por el contrario, no se forma de lo bajo, sino y el crecer de los fieles en Cristo. l\fas aún, la jerarquía sola no
de lo alto, porque ella se forma por el hecho de que Cristo es la Iglesia. Mucho menos puede decirse que todos los fieles
agrega a sí a los hombres transformándolos intrínsecamente por como privados son la lgl•esia. La Iglesia es el conjunto indiso-
la comunicación que les hac'e de la vida divina en un modo y luble que resulta de Cristo cabeza, de la jerarquía como estruc-
orden bien determinado. Él hace de algunos hombres sus repre- tura mediadora humana divina, mandataria y representante de
sentantes e intermediarios respecto de los otros hombr•es, con Cristo, por su voluntad insustituible, y del pueblo que a través
especiales poderes. Estos poderes, no sólo jurídicos sino tam- de la j'erarquía está unido a Cristo cabeza 17 • La Iglesia es la
b~én reales, son poderes de santificación, de doctrina y de go- suma de estos elementos. De lo cual se ve cuánto sobrepasa la
bierno, a cuya mediación real y no sólo jurídica todos los de- Iglesia a la suma de los hombres que, como individuos priva-
más hombres deben someterse para obtener, conservar y hacer dos, la componen.
crecer la unión real con Cristo y, med~ante Cristo, con Dios. . Cuando se hable, pues, del opus operantis Ecclesiae. que so-
Aquellos poderes incluyen, sin embargo, como fundamento, un brepasa el opus operantis del simple individuo privado, o de un
auténtico mandato de naturaleza también jurídica, mas sobre- grupo de individuos privados, es en la Iglesia antes descrita
pasan en su naturaleza el plano puramente jurídico de las so- en la que hay que pensar; se trata de ella: plebs sacerdoti
ciedades civiles y religiosas puramente humanas. Cristo, en efec- adunata, et pastori suo grex adhaerens 18 , y uno y otros unidos
to, con aquel mandato auténtico que contiene en sí también la a Cristo como el cuerp0 a su cabeza y como la esposa a su
fuerza de los mandatos jurídicos humanos, transmite a sus re- esposo. Y aunque, como hemos dicho, también en la oración
presentantes y mandatarios especiales una realidad sobrenatu- de un simple fiel en la Iglesia, •es, en cierto modo, la Iglesia
ral que ningún mandato jurídico humano puede transmitir: el quien ora, sin embargo mucho más aún esta actuación de la
carácter del orden y la asistencia del Espíritu. Esta realidad Iglesia como tal alcanza su máximo de realidad y de intensidad
espiritual cae r'ealmente sobre el ser y poder de obrar de estos en la acción litúrgica; la acción litúrgica es aquella que la j'erar~
hombres en acción de intermediarios y representantes de Cristo quía, en virtud de los poderes especiales que, para esto, ha re-
respecto de los otros hombres. cibido de Cristo, determina llegar al sumo grado la oración de
Dedúcese de aquí que los demás hombres, porque Cristo lo la Iglesia como cuerpo místico de Cristo, es decir, del puebló
ha querido así, dependen de estos intermediarios y de su poder, cristiano informado por la jerarquía como un todo íntimamente
no sólo por pura ficción jurídica y mucho menos en la línea unido a Cristo. Aquellos poderes dados por .Cristo a la j'erar-
de la causalidad moral del afecto o del conocimiento, sino 'en quía, como a su representante y mandatario, siendo, delante de
la línea de la causalidad física, o, si se quiere, por no caer en Dios, poderes reales y eficaces y no fingidos, la realización del
una terminología materializada, transfísica o superfísica. Qui'ero rito o CÍ'e la oración determinados por la jerarquía como rito
decir que quien está en contacto con aquellas realidades y aque- y oración de la Iglesia como tal es mucho más aceptable. a
llos poderes que obtiene la vida divina, está realm'ente agregado Dios. De aquí, creo, pueden entenderse mejor las palabras de
a Cristo y por lo mismo unido a Dios 16 , y realmente, en el or- la Mediator Dei, según las cuales 'en los ritos litúrgicos insti-
den de la vida divina agregado y unido con los otros herma- tuidos por la jerarquía, la eficacia "depende ante todo ex opere
nos en Cristo con un vinculo mucho más profundo y real que operantis Ecclesiae en cuanto es santa y en su actividad •está
'el jurídico y puramente moral. estrechamente unida a su Cabeza" y que "la oración litúrgica,
De todo esto resulta que la Iglesia no es simplemente la por el hecho mismo de ser la oración pública de la ínclita
suma o la organización humana de los individuos privados que esposa de Jesucristo, tiene una dignidad superior a la de la ora-
están en su seno, sino una entidad sui geineris mucho más pro- ción privada".
funda e inmensam'ente más real que cualquier reunión pura- " Optimamente dico San Cipriauo: IUi sunt eeciesi,a: plebe saceraot,¡
mente humana jurídica o moral. Sin Cristo no hay Iglesia; sin (quiere decir oMspo) adun,ata et pastori- suJJ grex adhatrlJYW;. U1*J,e sc¡irie
la jerarquía hay Iglesia; sin el carácter del orden y la asisten- áebes episcopum. ~n eclc~esia es se et eaq!e,sia'm in episco.po, et si qui cum
episcopo non sit, in wolesia non es se ( Ep. 66,.S).
16
18 SAN CIPRIANO, l.C.
Corno hemos dicho en la nota 11, basta el contacto invisible.
124 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.i. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO 126
Se trata del sentido general de la virtud de religión en la vida Por esta razón todos los teólogos, al parangonar la virtud
cristiana como respuesta del hombre a su gran deuda para con de religión con las otras virtudes morales, están de acuerdo en
Dios, autor y fin de todos los seres; del hecho de que la virtud darla un puesto eminente sobr'e las demás. Todos cuantos acep-
de religión trasciende las otras virtudes morales, y, finalmente, tan el concepto de religión como anejo de la virtud cardinal de
del h'echo de que la virtud de religión está en íntima conexión la justicia, no descuidan jamás el exaltarla por encima de todas
y proximidad con las virtudes teologales, las cuales son como las otras virtudes morales, en cuanto todas 'estas otras virtu-
la materia de la que se sirve la virtud de religión y su fuente des morales regulan nuestros actos que se refieren inmediata-
propia y, a su vez, la virtud de religión es un terr'eno óptimo en mente a una cosa creada, como la templanza regula nuestros
el que prosperan y se desarrollan las virtudes teologales. actos 'en orden a la comida y a la bebida, la fortaleza en orden
Porque el ser es uno, es ley natural qu'e todo efecto retorne a los peligros, mientras que la religión regula los actos nuestros
en cierto modo a su causa. Esto se verifica en el hombre, entre que se refieren directa e inmediatamente a Dios en cuanto le
otras cosas, por la virtud de religión, en cuant() él es 'efecto rendimos •el culto que le es debido como creador sumo y go-
conocedor, consciente y amante de Dios, totalmente dependien- bernador de las cosas. "La religión, dice Santo Tomás, se acer-
te de él en su ser y en su obrar. Por 'eso el hombre conoce ca a Dios más que las otras virtudes morales, en cuanto que se
su total dependencia. Puesto delante de la majestad trascen- ocupa de cosas que directa e inmediatament'e están ordenadas
dente del ser divino 9 , él concibe n'ecesariamente el sentimiento al honor divino; y, por lo mismo, la religión sobresale entre las
de admiración, temor, reverencia y sumisión delante de aquel otras virtudes morales" 10• Los teólogos que no aceptan el con-
tremendum que le trasciend'e y le oprime, lo cual es ya el sen- cepto de la religión como anejo a la virtud de la justicia están
tido primordial y espontáneo de adoración. Volviendo luego inclinados a hacer lo mismo desde el punto de vista teórico, pre-
reflexivamente sobre este sentimiento, •el hombre lo aprueba como cisamente por la evidente trascendencia que no ven bastante-
justo y necesario, como el más primordial y el más inevitable m'ente resguardada, relegando la virtud de religión entre los
de los deberes qu'e él tiene para con el ser supremo; es la res- simples anejos de la justicia. Entre éstos, por ejemplo, el P. Lot-
puesta libre del hombre a la visión de la obligac:ión de depeTh- tin propone la distribución general de las virtudes morales en
dencia que él tiene para con el que es 'el primer principio y el cinco clases: 1) virtudes que regulan nuestro comportamien-
último fin, creador y gobernador de todos los sen~s. Así el hom- to con nosotros mismos: la templanza y la fortaleza; 2) las
bre acepta y proclama la excelencia de Dios y la propia sumi- que regulan nuestro comportamiento con nuestros iguales: be-
sión y d>ependencia de El; lo alaba, le da gracias y, no pudien- nevolencia y justicia; 3) las que regulan nuestro comportamien-
do hacer otra cosa mejor, se pone a su total disposición. Com- to para con las criaturas superiores a nosotros, padres, maes-
prendiendo, además, que Dios es su bien sumo, incluso perso- tros, patria: sumisión a la autoridad; 4) virtud que regula nues-
nal. ámalo y desea poseerlo y pídele que le afrenda y que le tro comportamiento para con Dios: la religión; 5) virtud por
conceda todo cuanto le es necesario para llegar a este fin su- la cual nuestros actos están dirigidos por la recta razón: la pru-
premo. Y se esfu•erza por vivir en la vida cotidiana una vida denc'.a. También en •esta distribución es evidente la eminente
moral que sea más aceptable a Dios. De este modo la admira- dignidad de la virtud de religión, puesto que, sola entre todas
ción, el temor reverencial, la protestación y aceptación libre de las demás, tiene a Dios por objeto y, por lo mismo, lógicamente,
la propia sumisión, la adoración, 'el amor, la alabanza, la acción es superior a las demás que s'e refieren inmediatamente a cosas
de gracias, el deseo, la petición, la voluntad de vivir conforme creadas y señala de este modo el ápice de la vida moral 11 •
a lo que a Dios place y otros sentimientos del mismo género, Igualmente están de acuerdo todos los teólogos cuando se
son todas disposiciones de ánimo que provienen de una actitud trata d'e afirmar la íntima conexión entre la virtud de religión
fundam'ental única que puede decirse ser la respuesta en con- y las virtudes teologales. Santo· To más caracteriza las virtudes
junto del hombre sentida como un deber riguroso que él tiene teologales como las que tienen por objeto inmediato a Dios
para con Dios en cuanto es supremo creador, gcibernador y úl- mismo y retiene que esto sólo se da en la fte, la esperanza y la
timo fin de las cosas. Esta actitud es la actitud religiosa. Aquí caridad, y no en la virtud de religión. Esta, según Santo To-
se nota cuán profundamente todo 'esto envuelve toda la vida más, tiene ciertamente a Dios por fin al que se refi'eren inme-
del hombre y corteja, en cierto modo, también a todas las otras diata y directamente todos sus actos, y por esta razón es su-
virtudes en una cierta dirección, es decir, en la dirección de sa- perior a todas las virtudes morales, mas no tiene a Dios por
tisfacer, en 'el modo que es propio al hombre, a la profunda obli-
gación que él tiene para con Dios. 1'º Surmma 2-2 q.,Sl n.U e.
11 O. LoTTIN. La rléfinition !C'laRsique d~ w vert11. d~ reUrtion,: Ephemer.
• Cf. LoTTIN, ibld. Theol. Lovan. 24 (194S) p.350.
8ent. teol. litur{J,
131
13(1 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
Como quiera que fuere, el dominio de la virtud de religión
objeto inm•ediato como las virtudes teologales; y ésta es, para en la vida cristiana es cuantitativa y cualitativamente profundí-
Santo Tomás, la razón de que la religión sea inferior a la fe, simo. Comenzando con una admiración contemplativa de la ex-
a la esperanza y especialmente a la caridad, la reina por ex- celencia de Dios, creador sumo, gobernador y fin de las cosas,
celencia de todas las virtudes 12 • ella suscita en el alma el sentimiento reflejo y libre de la com-
Sin 'embargo, también para Santo Tomás, la conexión entre placencia y sumisión r'everencial que se traduce en la adoración
la virtud de religión y las virtudes teologales es estrechísima y interna. Esta disposición interior de la voluntad, alma de todo
del todo singular. El retiene ante todo que las virtudes teolo- el culto, se expresará connaturalmente al exterior en actitudes,
gales son la raíz presupuesta d•e la virtud sobrenatural de re- gestos y palabras de toda especi'e, po.rque la ;'º!untad interior
ligión: "con su imperio causan el acto de religión" 13 ; efectiva- moviliza para expresarse a las potencias extenores y las man-
mente, para honrar a Dios sobrenaturalmente en el acto de re- da. No sólo impera a las facultades exteriores, mas también
ligión, se presupone que creemos que Dios es creador, gober- a Ja inteligencia misma que dirija la at•ención a la contempla-
nador y fin último de las cosas 14 , que tenemos la esperanza de ción, incluso prolongada y penosa, y, naturalmente, a la imagi-
que Dios acepta nuestros dones y que tenemos la voluntad con- nación y a las otras facultades internas, de tal modo que todas
formada a la suya, que es la caridad; de est•e modo, las virtu- hagan la corte del acto de religión.
des teologales, en especial la caridad, son "principio de la re- Más aún, aquella disposición interior de la voluntad manda
ligión" 15 • a toda la persona y llega a ofrecerla entera a Dios en perfecta
.Mas luego Santo Tomás reconoce con todos los demás teó- sumisión, a ponerla, por así decirlo, libremente a la disposición
logos que la virtud de r'eligión tiene de especial que es también discrecional del creador hasta la destrucción, si así Él lo juzga-
una virtud general que se sirve de todas las otras virtudes, com- ra oportuno; es el sacrificio interior la suma expresión de la
prendidas las virtudes teologales, para actuar ella misma ofre- religión, de la qu'e los sacrificios exteriores son manifestacio-
ciendo los actos de todas estas otras virtudes 'en debido ho- nes y las cosas ofrecidas externamente sustitutos suyos. La ex-
menaje a Dios como creador sumo, gobernador y fin de las co- presión máxima de aquel sacrificio interno de la propia perso-
sas. Así todas las demás virtudes son como la materia de la na hasta la destrucción, si así el creador lo juzga oportuno, es
cual se sirve la virtud de religión: "La virtud de religión mis- •el martirio, del que la vida religiosa en todas sus formas y la
ma... ti'ene... por materia todos los actos de la fe o de otra virginidad consagrada a Dios, son sus sustitutos. Todos estos
virtud, que ella ofrece a Dios como homenaj'e debido a Él" 16 • son actos de la virtud de religión, su expresión.
Finalmente, por un reflujo recíproco. bajo aspectos diver- Si se añade luego que ella se sirve de los actos de todas
sos, la virtud de religión que brota de las virtudes teologal'es,
las otras virtudes, especialment'e, tratándose de religión sobre-
especialmente de la caridad, nutre a su vez a las virtudes teo-
natural, de la fe, esperanza y caridad, como de materia que
logales, incluso a la caridad: " ... La caridad causa la devoción ....
ella ofrece a Dios como la propia expresión, se admitirá fácil-
mas también la caridad es nutrida por la devoción, como toda
mente qu'e, como se ha observado justamente 20 , la virtud de
amistad s'e conserva y se aumenta por el ejercicio de las obras
religión es como el aglutinante general que unifica toda la vida
de amistad y por la meditación" 17 ; y dígase lo mismo de la fe
moral, y tratándose de la virtud sobrenatural de religión, toda
y de la esperanza.
La conexión entre la virtud de religión y las virtudes teolo- la vida sobrenatural del cristiano. Ella se encuentra 'en todas
gales es tal que no falta entre los teólogos quien haya soste- las buenas acciones de la vida contemplativa y vida activa
nido que a la virtud de religión, teóricamente hablando, no fal- acompañándolas al fin único general de rendir a Dios el home-
ta nada para ser clasificada la cuarta entre las virtudes teolo- naje debido como creador sumo, gobernador y fin d'e todas las
gales 18 , más aún, como la síntesis general d'e las virtudes teo- cosas.
logales 19 • La "devotio".
"'cr. /!IU!m<1111 :!·:! ~.!ll a.5.
"' Ibid., ad l. Entre los actos de la virtud de religión Santo Tomás con-
"'Cf. Í1• Bo•eth. de T1'i·1titate lect.1 \1.1 a.:!. sidera de modo especial la oración y la devotio. Me parece
u Su,mlni.ai 2·2 q.82 a 2 ad 1,
••In Boeth. de ·T'rinitatc le<'t.1 lJ.l a.2. que tiene int'erés especial en el estudio de la liturgia el concep-
u Sum11111a 2-2 q 82 a 2 ad 2 to de devotio.
18 It. HOURCADE, Da vert11 de reUgiorn<: Bnllc•tiu 1\P Lit. Ec<'l. de 'l'ou-
lou,e (1944J p.181-219. Hoy nuestra palabra devoción sugiere más bien o una cier-
:w A. MARTINET, Jn.o..;fif11Hunurn the.ologi.oarum qu11rfo par.~ se11• theoto-
gia rrnoraU." (París 1867) 1 q.355 (citad<:> por LoTTIN, Morale fou.dawen~ ., o. LOT'l'JN, Mora.le fondamentale p.362.
''ªª p.354).
132 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA _ _ _ _ _ _ __
c.4. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO 133
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ta propensión, especialmente del sentimiento s•ensible, a las co- se tiene frente a ello. Es, pues, radicalment•e, una cierta acti-
sas de religión en general y en este sentido se dice qu'e uno tud interna hecha no sólo de admiración, de estima y de honor,
es devoto, es un devoto-o, con más precisión todavía, una sino también de humildad y de protestación de sumisión.
cierta propensión a ciertas consid'eraciones o aspectos particu- Esta actitud pued'e expresarse en actos diversísimos, mas
lares de la doctrina religiosa o a ciertas prácticas religiosas el acto de culto propiamente dicho para con un ser se mantie-
particulares-; así decimos: tener devoción al Sagrado Cora- ne sólo en el que tiene por objeto directo este ser. Así, el acto
zón, a la Pasión de nuestro Señor, a San José... por el que el hijo estudia para honrar a sus padres o el ciuda-
El concepto antiguo de devotio •es algo más profundo. "De- dano se comporta bien 'en el exterior para honrar a su patria,
votio, dice Santo Tomás, proviene de devovere (entregarse a, o el fiel da limosna o cura a un enfermo por amor de Dios, no
darse enteramente a ... hasta la muert'e) ; por lo mismo se llaman podrá decirse culto de los padres, de la patria o· de Dios sino
"devotos" aquellos que en cierto modo se entregan a Dios para en un sentido lato, porque en los casos predichos tal cuidado
estarle enterament'e sometidos. Por esto, antiguamente, para los no tien'e por objeto directo a los padres, ni la buena conducta
paganos se llamaban "devotos" cuantos se entregaban a la muer- a la patria, ni la limosna o la cura del enfermo a Dios. Mien-
te por la salvación del ejército, como narra Tito Livio (VIII, 9) tras que el acto de veneración de la bandera, no teniendo por
de los Decíos. Luego la devotio no es otra cosa que una cier- objeto directo aquel trozo de paño, sino a la patria de la qu'e
ta voluntad dispuesta para darse a todo cuanto miria al servi- aquel paño es su símbolo y, por así decirlo, sustituto suyo, será
cio de Dios" 2'1. "La devotio es un acto de la voluntad del que un acto de culto a la patria. Dígase lo mismo de la oración
s•e ofrece a sí mismo a Dios para servirlo" 22 • hecha a Dios o del sacrificio que le es ofrecido. Estos son actos
De este modo la devotio es una decisión de la voluntad por de culto 'en sentido estricto.
la cual se pone en actitud radical siempre dispuesta para el
servicio de Dios; es un darse total que el hombre hace de sí mis- Divisiones.
mo a Dios, dirigiendo su propio querer y placer hacia el único
fin de su servicio, siempre preparado a obligarse en todo aque- Del concepto de culto pueden tenerse diversas divisiones,
llo que conci'erne a su honor. Es, pues, una actitud de volun- según el fundamento que se considera para hacerlas.
tad tranquila y viril, fr.uto de una decisión refleja. Es como .la Por el fundamento objetivo de la excelencia.-Siendo la base
primera disposición psicológica fundamental, fruto de la vir- objetiva del culto la excelencia del ser que se venera en el
tud de religión que penetra toda la vida, dando orientación, culto, se tendrán tantos cultos de naturaleza diversa cuantas
modo y forma a todos los actos subsiguientes en los que est'e sean las excel'encias diversas que se observan en él.
servicio se concretiza 23 • La devotio es como el humus inmedia- He aquí un esquema:
to sobre el que germina y crece el culto.
3. EL CULTO EN GENERAL.
Culto .... ¡
Profano
Religioso /
) Natur.al
Sobrenatural ¡ ¡
Judaico
Absoluto: latría, hi-
Es n'ecesario en este punto recordar la noc10n general de Cristiano perdulía, dulía.
culto y sus grandes divisiones. Lo haremos brevemente 24 • Relativo.
por sí y se reduce a él, d'e este modo el culto religioso de al- Iglesia, por medio de su Iglesia y a favor de su Iglesia; la cual
gún ser creado pudiendo ser también un verdadero culto de este no hace otra cosa que participar y asociarse al culto de Cristo.
ser creado y no sólo de Dios, sin embargo, en último término La excelencia propia de la vida divina sobre la que se basa
siempre se refiere a Dios, causa última de aquella excelencia. formalmente •el culto cristiano es, pues, la vida divina manifes-
En un orden hipotético puramente natural, la excelencia di- tada en Cristo.
vina, base objetiva del culto, sería formalmente la vida divina Sólo la naturaleza intelectual, la persona, tiene formalmen-
en sí misma o participada, sólo en cuanto Dios es autor del te en sí una excelencia religiosa que la hace digna de venera-
orden natural, y s'e tendría de este modo un culto religioso pu- ción y, por lo mismo, de culto. Por esto la persona puede ser
ramente natural. objeto de culto en sí misma, y el culto a 'ella tributado por este
En el orden sobrenatural, por el contrario, la base objetiva motivo y en este sentido, se dice culto absoluto.
del culto es formalmente la vida divina en si misma o partici- Los objetos, por el contrario, si tienen alguna excelencia en
pada en cuanto Dios es autor del orden sobrenatural. El culto relación a la vida divina, no pueden tenerla formalmente en sí
sobr•enatural presupone, pues, una revelación sobrenatural y mismos, sino sólo por una cierta relación suya con la persona,
presupone en nosotros la fe por la cual nos adherimos a esta en cuanto en algún modo pertenecen a ella. Si, pues, se rinde
revelación, porque la vida divina sobrenatural no nos es cono- un culto cualquiera a los objetos, esto debe r•eferirse todo a
cida más que a través de una revelación sobrenatural a la cual la persona a quien de algún modo pertenecen. Por •eso ese culto
nos adherimos con la fe sobrenatural. se dice que es r•elativo, es decir, relativo a la persona. Así, por
ejemplo, el culto con que son honrados los objetos que ~ie~en
El culto judaico del Antiguo Testamento era ya un culto
cierta relación con la persona de los santos, como sus reliquias
religioso sobrenatural porque estaba basado sobre una revela- de cualquier clas'e que sean y sus imágenes, es puramente re-
ción sobrenatural y sobre la fe. En él Dios era honrado con lativo, porque las reliquias y las imágenes de los santos no tie-
actos que tenían por objeto directo a Dios mismo como crea-
nen excelencia religiosa alguna por un valor suyo íntimo de vida
dor supremo, autor del pacto con Israel, su pu'eblo elegido, en
divina, sino únicamente por la relación que quien las v'enera
orden al establecimiento de su reino sobrenatural en el mundo. establece mentalm•ente entre ellas y la persona de los santos.
Mas todo el Antiguo Testamento, visto en el conjunto de los De este modo el culto con el cual son veneradas va dirigido
consejos divinos que se explican en la historia sagrada, tiene sólo todo a los sanfos, en cuanto participan de la vida divina.
un sentido de incoación y preparación: es la primera concreti- Más aún: existe una gran diferencia en el ámbito mismo del
zación, momentánea e imperfecta de aquella idea divina que culto absoluto, entre el que se rinde a Dios y el qu'e se rinde
Dios debía luego realizar pl•enamente en Cristo mismo y en la a las criaturas por ser santas. El culto supremo tributado a la
economía cristiana y que se manifestará y terminará perfecta- naturaleza misma divina, que es el culto de adoración, en el cual
mente en la Jerusalén futura. El culto del Antiguo Testamento el hombre profesa a Dios su total sumisión, s'e llama culto de
debe s•er encuadrado en esta perspectiva general que determina latría (latreia = servidumbre) y es debido sólo a la Santísima
su sentido profundo. Aq~ello era sólo un primer esbozo, una Trinidad y a cada una de las tres divinas personas, así como,
primera figura y un primer bosquejo del culto que C:r~sto habría en virtud de la unión hipostática, a Jesucristo, en quien, tam-
de inaugurar en su vida mortal, del que el culto cnsha!1;o no es bién bajo las especies sacram'entales, la humanida~. es adora-
más que la continuación bajo •el velo de signos y de s1mbolos, da junto con la divinidad con sólo acto de adoracion.
y el culto de la Jerusalén celeste futura, el cumplimiento per- La excelencia religiosa de los ángeles y de los santos, estan-
fecto en la gloria. Es conocido que esta idea es uno de los te- do toda en ser ellos fieles siervos de Dios, el culto que se les
mas principales de la Epístola a los Hebreos '25 • tributa se llama dulía ( douleia = servicio). Mientras que María
El culto cristiano es el culto de Dios iniciado por Cristo en Santísima, que tien'e, entr~ todos los siervos de ~ic;is. un pues-
su vida mortal, principalmente sobre el Gólgota, como reden- to privilegiadísimo, es ob¡et~ de ~n c~lto qu_e, s1. bien es esen-
tor y cabeza de la humanidad redimida, para form.arse s~ Igle- cialmente diverso al de latna e mfenor a el, sm embargo es
sia, su cuerpo y su esposa, que 'exprese en sí a Cristo mismo Y sup'erior al de los otros santos y ángeles, y se llama por eso
continúe su obra en el mundo hasta su glorioso retorno. Es, hiperdulía. Como la excelencia religiosa de los santos es. par-
pues, el culto de Dios en Cristo y por medio de Cristo, es ticipada, porque consiste en el he~ho de que, co~ la ~r~cia de
decir, iniciado por Cristo, continuado invisiblemente por Él 'en Dios, participan en un grado ..emmente d'e la vida. ~hvma, su
nosotros y por m•edio de nosotros y a nuestro favor; en su culto, aunque va dirigido tamb1en a ell?s'. com~ p~rhc1pante~ .de
la vida divina, sin embargo, en su ultimo termmo, se dinge
.. V~se C. SPICQ, J) E¡¡itre ati.t héln'eux l,280-83; 29'li!S. ; 311-24.
c.4. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO 137
136 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
sólo interno o interno y externo al mismo tiempo. El público es el carácter bautismal y el culto cristiano, es aceptada general-
necesariamente externo e interno al mismo tiempo; el hombre mente por los teólogos y admitida también por la encíclica
no está en comunicación con los otros hombres sino a través Mediator Dei '27 • No expondré sobre esto más que un resumen,
• de lo exterior. El culto público oficial es el que es rendido por al que añadiré algunas anotaciones de interés litúrgico.
la sociedad como tal, es decir, por los hombres en cuanto cuer- Como es conocido, para Santo Tomás el fin propio de los
po social estructurado jerárquicamente. Del mismo modo qu'e sacramentos cristianos es doble: santificar al hombre limpián-
los hombres forman un cuerpo social formalmente en cuanto d?lo del pecado y habilitarlo para el culto cristiano: "la gra-
los individuos dependen, en aquello que· mira al fin de la so- cia sacramental es ordenada principalmente a dos fines, esto
ciedad, de la autoridad qu•e los informa, dirige. representa y es: quitar los defectos de los pecados pasados, en cuanto se
obra en su nombre, el culto público oficial es sólo el que está refieren al acto, no a la p'ena; segundo, habilitar al alma en
reconocido por la autoridad legítima de esta sociedad como orden al culto de Dios, según la religión de la vida cristiana" n.
punto de la sociedad y por lo mismo ordenado o reconocido Con respecto al culto como fin específico de los sacramentos
por esa autoridad o rendido por ella, como forma y repres•en- cristianos, nótese bien que, por m•edio de los sacramentos, se
tante de todo el cuerpo social. trata de habilitar al fiel no ya a un culto cualqµiera de Dios,
La legitimidad, más aún, la necesidad de un culto público mas al culto especificamente cristiano de Dios. Sabemos que el
para el hombre en general se deriva de su misma naturaleza culto cristiano es el culto que Cristo rindió a Dios •en su vida
social. por lo cual él no nace, no subsiste, no se desarrolla y mortal, principalmente sobre el Gólgota. y que ahora siempre
no alcanza su perf•ección, bajo cualquier aspecto, sino en so- continúa rindiéndolo. Sabemos que para Santo Tomás, aunque
ciedad, como miembro estructurado por una autoridad. Por lo todos los sacramentos habilitan al culto cristiano de Dios, in-
mismo, también como ser social y miembro de un cuerpo so- cluso todo sacramento es ya un ejercicio del culto cristiano, sin
cialmente estructurado, debe el hombre rendir su culto a Dios, embargo, no todos los sacramentos están del mismo modo o en
lo cual implica la necesidad de qu'e en este culto intervenga la igual medida dirigidos al culto.
sociedad como tal jerárquicamente estructurada a través de su Santo Tomás junta de modo especialísimo 'el bautismo, la
autoridad legítima. El grado y el modo concreto específico de confirmación y el orden con el aspecto cultual de los sacra-
socialidad del culto cristiano, depende, ad•emás, de la libre vo- mentos y esto a causa del carácter indeleble que estos tres sa-
luntad positiva de Dios, el cual ha decidido no comunicarse con cramentos, y sólo ellos, imprimen en quien los recibe. La re-
los hombres más que en Cristo y en aquella sociedad determi- lación especial entre estos tres sacramentos y el culto divino
nada que es la Iglesia con sus m•edios determinados de santifi- está en que el fin propio del carácter indeleble es precisamente
cación y con sus determinados poderes jerárquicos de gobierno habilitar directamente para el culto cristiano. El carácter del
y de doctrina. Este último pensamiento será ulteriormente ex- bautismo y de la confirmación '29 , para Santo Tomás habilitan
plicado •en un capítulo próximo. directament'e al culto divino cristiano en cuanto este ~ulto con-
De todas las divisiones precedentes del culto se ve que la siste en participar activamente en los otros sacramentos, y ante
liturgia católica como culto es el culto religioso, sobrenatural, todo en la eucaristía, a recibirlos, mas no de un modo puramente
cristiano, principalmente interno, mas también esencialm•ente ex- pasivo. El carácter del orden habilita, por el contrario, al culto
terno, público y oficial de la Iglesia. cristiano 'en cuanto habilita a dar a los otros los sacramentos so.
El culto cristiano no es otro, como ya mucho se ha repe-
4. Los CARACTERES SACRAMENTALES y EL CULTO CRISTIANO ,, N'.8.7.103.
"" Sn·mma 3, r¡.62 a.5 '" .
2
[1 Para 21 l.Jnutismo ll(\I exiHte dificultad alguna; la coHa eH tan1bién
Una. de las mayores características de la explicación teoló- •
v1gorosam<>ntE1 acentuada !lOr la práctica litúrgica : sólo los bautizados
gica que Santo To más propone de los sacramentos, es la ínti- pueden recibir lo.si sacramento~, y, en la antigüedad sólo los bautizados
ma con'exión que él establece entre los sacramentos y el culto podían asistir al sacrificio. Para la eonfirmación ~iste aJ.g¡una dificul-
tad, por el modo en qne· he>y se Ja coneibe; así tambi!én en San'to Tomás.
cristiano. Aunque no se pueda decir que, en este campo, las qne la considera ord3llada a la. eucaristía: 11t hoJmiO' •ion ve1reatur se
explicaciones de Santo To más deban retenerse como dogmas Rnbtrahere a tali 8a.cra.m.dnto (S11m1ma 3 q.66 a.2 c). P·or el contrario
pare~'e qu~ esta dificulta~ no exiHtía en el uso antiguo, ya r¡ne en él lá
de fe ni tampoco como única explicación posibl•e, especialmen- c~rnf1rma<;1ón se1 rec1bh siempre ª"'spués del baut'i.ctrno y antes de la comu-
te en todas sus particularidades, sin embargo, en su conjunto, món (p.eJ., en la noche del Sábado Santo; entre los griegos persiste e,,e
es una explicación no sólo muy satisfactoria de los datos de uso aún para los nifios). Así, eu la antigüedad la confirmación aparecía
rerdaderament~. C'º'll'!º Ullll; ~arte esencial d~ .la iniciación, y, por lo mis-
la revelación, sino también de incontestable grandiosidad. Más mo, de la hab1l1tac-16n cnstiana a,J culto divino de J.a eucaristía.
aún, en aquello qu'e se refiere especialmente a la relación entre 3" Cf. S11mma 3 q.63 a.6.
140 P.1.ª CONCEPTO DB LA LITUltGIA
c:4. LITURGIA, SANTIPICACIÓN, CULTO 14J
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tido, que el culto mismo de Cristo a Dios, que Él inició en su como también decimos de los objetos que son santificados 'en
vida terrena, principalmente en el Gólgota, y que ahora siempre cuanto quedan habilitados para el culto divino" 3 '. Santo Tomás
continúa como sumo sacerdot'e, mediador entre Dios y los hom- piensa que el carácter reside en las potencias del alma, y con
bres y cabeza de su cu'erpo místico que es la Iglesia. El carác- más precisión en la potencia cognoscitiva 81 •
ter sacramental que habilita precisamente para el culto cris- De todo •esto deriva Santo Tomás la explicación por qué el
tiano, no puede, pues, hacer otra cosa qu'e habilitar al hombre carácter sacramental es indeleble. En efecto, el sujeto en quien
para el culto que Cristo, como cabeza de la Iglesia, su cuerpo ri?side, el alma, el entendimi'ento, es por sí mismo indeleble y
místico, rinde a Dios. Todo carácter sacramental es por lo mis- perpetuo, a menos que Dios quiera aniquilarlo; y el sacerdocio
mo una participación en el sacerdocio de Cristo. de Cristo, de quien el carácter es una participación, 'es eterno;
"El carácter, propiam'ente hablando--dice Santo Tomás-, por lo mismo lo que es consagrado por una participación de
es una señal ( singnaculum) con el que se marca una cosa en este sacerdocio, permanece siempre consagrado, a menos que
cuanto está ordenada a algún fin determinado; así, v. gr., se no s'ea destruído 86 • "Si bien después de esta vida no perma-
marca el dinero para el uso de los consumidores y los solda- nece el culto exterior, permanece, sln embargo, el fin de aquel
dos son señal,ados con la marca que los habilita para la mili- culto. Por lo cual también después de esta vida permanece el
cia. Ahora bi•en, el fiel es habilitado a dos cosas: ante todo caráct'er, en los buenos para su gloria, en los malos para su ig-
y principalmente a la fruición de la gloria, y para este fin es nominia; como también el signo militar permanece en los sol-
señalado con la marca de la gracia... Después el fiel es habili- dados después de la victoria, en los que vencieron para su
tado a recibir o a dar a otras cosas que miran al culto divino. gloria y en los que fueron vencidos para su pena" 21.
Mas, todo rito de la religión cristiana se deriva del sae'erdocio Santo Tomás llega, pues, a proponer, a propósito d'el carác-
de Cristo. Por lo mismo, es claro que el carácter sacramental ter sacramental, una grandiosa perspectiva sintética. Ante todo,
es, en modo especial, el carácter de Cristo, al que 'el sacerdocio la economía sacramental aparece allí toda ordenada, como a su
y los fieles vienen configurados según los caracteres sacramen- fin específico, en primer lugar y esencialm'ente al culto cristia-
tales, los cuales no son otra cosa que ci'ertas participaciones no de Dios, como prolongación en nosotros del culto de Cristo
del sacerdocio de Cristo, derivadas del mismo Cristo" 3 '1 • Por a Dios. El otro fin esencial de los sacramentos, la santificación
el carácter sacramental que imprime en los fieles, haciéndoles del hombre, aparece en 'ella todo ordenado al culto cristiano
partícipes de su propio sae'erdocio, Cristo ejerce su mismo sa- de Dios. Este hecho debe ser bien notado: la santificación del
cerdocio, como la causa principal ejerc'e su acción por medio del hombre está ordenada a la adoración; a la gloria, que se da a
instrumento y de la virtud instrumental 32 • Dios en 'el culto cristiano y no viceversa. Los dos fines insepa-
Por medio de cualquier sacramento el hombre en cierto mo- rables de la liturgia: santificación y culto, no son fines para-
do participa d'el sacerdocio de Cristo, al menos en cuanto par- lelos e independientes, sino subordinados: la santificación está
ticipa de sus efectos y, al recibir los sacramentos, hace acto de ordenada al culto.
culto a Dios, pero en los tres sacramentos de bautismo, con- Es evidente que toda la economía sacramental, incluso toda
firmación y orden, esta partidpación es mucho más íntima y la liturgia, lleva consigo un color fu•ertemente teocéntrico; en
profunda, preé:isamente por medio d'el carácter que imprimen, el interior de la liturgia todo está ordenado a rendir homenaje
porque por él, en estos tres sacramentos, se recibe una habili- a Dios, también la misma santificación del hombre. Con má-
tación a realizar o a recibir activamente algo que es propio al yor razón deberá considerarse como estrictamente subordinadc
sacerdocio die Cristo 33 • al fin de adoración y d'e culto todo lo que en la litur$J'ia tien<>
El carácter es de este modo una cierta consagración obje- por fin de amonestar e instruir, como lecturas, predicación,
tiva en cuanto lleva consigo una separación del uso profano eventuales explicaciones ... El fin didáctico y moralizador de la
y una destrucción para el culto divino. "El hombre es santifi- liturgia está fuertemente subordinado al fin cultual. Por esto.
cado por todos los sacramentos, en cuanto la santificación lleva en la liturgia, todo este aspecto didáctico y exhortativo debe
consigo la purificación d•el pecado que se hace por la gracia. ser siempre regulado de tal modo que jamás se pierda de vista
Mas de un modo especial, por algunos sacramentos que impri- el fin preciso al que está inmediatamente ordenado. Si se pi'en-
men carácter, el hombre es santificado como por una cierta sa luego que todos los sacramentos y, con mayor razón, toda
consagración, en cuanto viene habilitado para el culto divino; la liturgia de insfüución eclesiástica, están ordenados a la euca-
.. Ibld., ad 2.
01Summa 3 q.(13 a.3 c. "" Sttmma 3 q.63 a.4 ad 2 y ad 3,
02 rn.
Sumima 3 q.631 a.5 ad 1 e y ad 2. .. S'umm·a 3 q.63 a.5.
" Cf. Sum1ma 3 q.63 a.6 ad 1, " 811mma 3 q.63 a.5 ad 3.
__________ c.4. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO 143
142 P.1." CONCEPTO DE LA LITURGIA
ristía, como ens'eña Santo Tomás 38 , y nosotros debemos aclarar que ci'ertas participaciones al sacerdocio de Cristo, derivadas
del mismo Cristo" 40 , toma, finalmente, su justo e íntegro sig-
en seguida, se comprende cómo toda la obra de la santificación
nificado, sin exorbitaciones, pero también sin injustas minimiza-
y con mayor razón toda la obra de doctrina y gobierno en la
ciones, el concepto del sacerdocio universal de todos los fie-
Iglesia, esté ord'enada al culto cristiano de Dios en el sacrifi-
cio de la Misa. Se entrevé así, una vez más, cómo todo en la les y por lo mismo d•e su participación activa en la acción li-
túrgica, principalmente en la Misa.
liturgia y en la vida cristiana, concebida y vivida teocéntrica-
mente, tiene por centro y sol el sacrificio de la Misa.
Además, mediante la predicha doctrina de los caracteres
La cuestión.
sacramentales, todo el sistema de santificación del hombre y
Desde hace algunos decenios, la cuestión del sacerdocio
de culto a Dios aparece vivamente enC'entrado en el sacerdocio
universal de todos los fieles reclama nuevam'ente la atención de
de Cristo y en el culto que Cristo rinde a Dios, y por lo mismo
los teólogos, los cuales se han dado a estudiarla de nuevo er.
en su participación y extensión actual a toda la Iglesia, ante
la Escritura, en la tradición patrística, litúrgica, teológica y en
todo y de modo singular a la jerarquía mediant'e el carácter
sus aspectos t'eóricos ·n. Dos causas los impelen en este sen-
del orden, mas luego, de modo bien diverso, pero verísimo y
realísimo, también a todo fiel, por medio del carácter del bau- tido: el renovado sentido litúrgico, con el deseo consiguientL
tismo y de la confirmación. El culto de la Igl•esia es el culto de aclarar mejor desde el punto de vista teórico y de valorizar
de Cristo, cabeza de la Iglesia, que hace participe de su culto mejor prácticament'e la parte activa de los fieles en la acción
a todo su cuerpo; el sacerdocio de la Iglesia es el sacerdocio litúrgica, y las reflexiones más atinadas en torno a la parte de
de Cristo, cab•eza de la Iglesia, que hace partícipe de su sacer- los laicos en la Iglesia.
docio a todo el cuerpo. Existe, ante todo, un hecho, desde el punto de vista teoló-
De aquí se advierte el carácter propio del culto cristiano, gico, del qu•e debe partir toda consideración en esta materia:
como prolongación y participación del culto de Cristo a Dios, es decir, que la Escritura, la tradición litúrgica, la patrística,
que no tiene comparación alguna posible en lo que el hombr•e no tan sólo la de los teólogos medievales y modernos, hablando
ha podido jamás pensar o realizar. Aquí se ve cuánto la sola de todos los fieles, les atribuyen la cualidad de sacerdotes y
filosofía, o la simple historia de las religiones, o la desnuda psi- habla~ de sacrif~cio a propósito d•e lo que ellos ofrecen, para
cología religiosa, estén bien lejos de poder sospechar semejante un numero considerable de acciones y situaciones. Así se ha-
profundidad, y cuán superficial sea el aspecto que estas cien- bla de sacerdocio y de sacrificio de todos los fieles a propó-
cias, a la luz de sí mismas, puede sorprender en d culto cris- sito de su oración, principalmente de alabanza; de su mortifi-
tiano 39 • cación; d•e la virginidad y de la vida monástica y religiosa en
g~neral; del martirio; del cumplimiento de los deberes del pro-
De aquí se comprende cómo sólo quien está señalado con
el carácter del bautismo tiene un culto cristiano y puede parti- pio estado; del ministerio apostólico; de la enseñanza de la
cipar en él mismo, p.dncipa!mente en el sacrificio de la Misa. verdad cristiana; de la participación d•e todos los fieles en el
Así se explica la disciplina antigua que no admitía en él a los sacrificio eucarístico; del hecho de que los esposos se adminis-
no bautizados ni siqui'era como simples asistentes. tran a sí mismos el sacramento del matrimonio; de la vida de
los padres y madres de familia; de la administración de algu-
nos sacram'entales; de la acción católica. En total unos trece
5. EL SACERDOCIO CRISTIANO Y EL SACERDOCIO DE TODOS casos diversos. Además de esto existen muchas afirmaciones
LOS FIELES explícitas generales sobre la existencia de un sacerdocio .sui
generis que comp'ete a todos los fieles.
De la doctrina del carácter sacramental. como: "carácter
40 SANTO 'l'oMAS, Bwnnma. 3 q.H3 a.:3 <'.
de Cristo, al que están configurados el sacerdocio y los fieles
·~El estudio' más reci•_nte y, desde l'l punto rle vista teórico, el mejor,
según los caracteres sacramentales, los cuales no son otra cosa a m1 parecer, es el rb ) . CoNGAn. Jalonl'< pour ttne théologi.c dtt la/eat
(Par!s 195:3) p.l.59-366. Véase tambi·én A. PIOLA~Tr. Íl sacerdocio' d;ei
38 FJu1n,,ma, 3 q.65 a 3.
fideli: Enc1dopedla del Sacerdocic>, ed. eqi. (ed. Taurus, Madrid). Entr'e
09 Por es~o el teólogo católico, al admirar en algunos casos un J":ran
otros estud10s hay que notar también: P. DABIN, Le sacerd,oce royal des
fideles dans la tradition anci&mne et mo>dern·e (Bruselas-París 1950) ;
n.úme,ro de IDt'eTes!lnte" (l<bservacíones fenomenológicas de psicología relí- P. J. ~ECuYER, Essai sur le sffoe>rdooe des firtUeis' c!heo1 ies Peres: La mai-
g10sa, no puede de¡ar de notar qué vacías son ,]as obras de los acatólicos "ºn Dieu. n.27 (195!-53) p. 7-50. l!.'n Espafía tuvieron gran resonancia
cuando hablan del C'ulto cristiano; ellos no pueden percibir más que la lc>s estudios del P. E. Sauras ·2n la Samana Teológica Española de 1953.
corteza de esta realidad. Así, p.ej., ·w. Jame~ Pelazzonl, Yung, Otto. r,a revista "Litur¡:ia" también ha aclarado mucho esta cuestión, sobre
La observación1 vale también para las obras de los Illi."dernistas tipo Ty- to<lo en los artículos del P M.. Garrido.
rell r Ilona~qjci,
_144
_______________P_.__l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA ----'------~ ~TURG~ SANT~!~CI(}_!'.1.:_C:~!~------ _ 1.J-;)
\
Estos aspectos no se han explicitado todos juntos en la his- toda .'esta materia? Los ensayos en este sentido han sido mu-
toria de la teología, sino sucesivamente. El cuadro general del chos y muy diversos.
desarrollo histórico de los diversos puntos es, poco más o menos, Sin hablar de las desviaciones netamente heréticas en este
el siguiente: en la Escritura se encuentran ya explícitos los pun- campo que, desde Tertuliano a Lutero, quitan explícitamente
tos siguientes: 1. Ante todo, la afirmación general del sacerdocio cualqui'er distinción esencial entre el sacerdocio jerárquico y el
de todos los cristianos: 1 Petr 2, 4-10; Apoc 1,5-6; 5,9-1 O; 20,6. común a todos los fieles 45 , entre los mismos católicos se va
A estos textos que traen la palabra misma sacerdocio a propó- desde la posición minimista que interpreta la palabra sacerdocio
sito de todos los fieles, se añaden los siguientes: 2. Los textos referida a todos los fieles en orden al sacerdocio jerárquico 'en
en que se dice que ahora, en Cristo, nos acercamos (prosercho- sentido puramente metafórico, incluso en sentido equívoco 46 ,
mai) a Dios: Heb 4,14-16; 7,19; 10,19-22; o que en Cristo en- a la posición diametralmente opuesta qu'e exaltan de tal modo
tramos (prosago) o tenemos acesso (prosagoge) a Dios: Eph la realidad del sacerdocio común a todos los fieles hasta hacer
2,18-22 (cf. también Eph 3,12; Rom 5,2; 1 Petr 3,18). Este tema temer una tendencia latente que no salve bastante su distinción
de acercar y tener acceso tiene, indiscutiblemente, un valor cúl- •esencial con el sacerdocio jerárquico, por este motivo la encí-
tico sacerdotal 42 ; se nos acerca a Dios para realizar un acto clica Mediator Dei 47 puso en guardia contra semejantes ten-
cúltico; quien se acerca y tiene acceso a El son principalmente dencias.
los sacerdotes (véase en los Setenta: Num 12,2-7; Ex 29,10; Lev Ensayos de sistematización del concepto
4,14; 7,6; ler 7,15; véase también I Clem. 31,3; Ad Diog. 3,2). de sacerdocio cristiano.
En tercer lugar existe el testimonio explícito de que los fieles
,,
ofrecen culto y sacrificio a Dios: Phi! 3,3 (culto 'en general); Teniendo en cuenta las obs•ervaciones hechas recientemente
Phi! 4,18 (sacrificio como socorro financiero a los misione- por los t'eólogos en este campo, sugiero el siguiente esquema-
ros); Rom 12,1 (sacrificio de los propios cuerpos; véase tam- síntesis en torno al concepto del sacerdocio de Cristo y de su
bién Phi! 2,17; 2 Tim 4,6); Heb 13,15-16 (sacrificio de alaban- participación a los cristianos. Fin de este esquema es aclarar
za y de caridad para con el prójimo); Rom 15,16 (San Pablo el concepto de sacerdocio general d•e los fieles, según las di-
ofrece en sacrificio a los gentiles como fruto del propio apos- versas acepciones afirmadas por la Escritura y por la tradición
tolado). encuadrándolo en el concepto general del sacerdocio cristiano
La tradición patrística 43 , además de los puntos ya •expre- y mostrando las relaciones con •el sacerdocio de Cristo y con
sados directamente en la Escritura, expuso especialmente los el sacerdocio jerárquico.
conceptos del sacrificio y del sacerdocio del martirio y de la
virginidad; se encu•entran también explícitamente los concep-
tos del sacrificio y del sacerdocio de la predicación y del padre SACER'DOCIO DE CRISTO
y de la madre de familia 44 •
en sí mismo:
El medievo aclaró especialmente el conc'epto del sacerdocio participado por los cristianos: _
y del sacrificio eucarístico también del laico, con explícita re-
rerencia a los caracteres sacramentales del bautismo y d'e la l. Mediante el carácter del orden ( = sacerdocio jerárquico) :
confirmación; mientras que los conceptos de sacrificio y sacer- A) para realizar, in persona Christi, el sacrificio euca-
docio universal en la administración del matrimonio, en el uso rístico 'en sí mismo;
de los sacramental•es y en el apostolado de la acción católica B) para realizarlo en sus presupuestos y consecuen-
son ideas puestas de relieve por la teología moderna. cias;
La cuestión que se presenta ante el teólogo a propósito de 1. Ante los fieles.
'este lenguaje de la Escritura, de la tradición patrística y teoló- a) En los presupuestos y consecuencias de naturale-
gica, es la siguiente: ¿Cómo ordenar todos estos datos en un za litúrgica:
sistema explicativo unitario sobre el sacerdocio común a todos administración de los otros sacramentos;
los fieles? {!Cuál será el principio de explicación teológica de institución y ejecución d•e los sacramentales, ce-
remonias, oraciones, alabanza divina .
.. Véa~e IK. L. SCHMlD1', Prosauo, pf'O·M·(/O(/f!." Th~ol. Wort. zuro N.T.
I,131-34; J. SCHNEIDER, Proserahomai: ibid., II,680-82. ., El error protestante f,ué condenado en Tr2n:tC'; véase Denz. n.690.
., Cf. especialm<>nt·e las obras de Dabin y L~cuycr antefl citarlas . •• Asf. prártirnment0, B. Capelle y el periódico Des Question8 Litur-
.. Véase, p.ej., los texto.s de J,ustino, foeneo, O:rfgenes, J. Crisóstomo, giqttes et Paroi•siales {>TI numeros-0s artículos.
León Magno, citarlos ¡;ie>r PIOLANTr, l.c. p, 71.7ss. ""' N.81-83.
146 C.4. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO 147
b) En los presupuestos y consecuencias de natura- cialmente la mediación 48 • En tal caso, hablar de sacerdocio
leza extralitúrgica: de todos los fieles junto al sacerdocio de Cristo y de la jerar-
gobierno de la Iglesia; quía, o también del Antiguo Testamento, sería usar una 'ex-
enseñanza <l'e la doctrina. presión simplemente equívoca.
2. Ante los infieles: apostolado misionado. Ahora bien, ya la Escritura, cuando habla del sacerdocio
de todos los fieles, intenta manifestar una analogía entre el
II. Mediante el carácter del bautismo y de la confirma-
sacerdocio d'e los fieles y el sacerdocio del Antiguo T estamen-
ción ( = sacerdocio común a todos los fieles): to. Esta analogía está 'en la oferta de la víctima (thysia) y por
A) para participar activamente en el sacrificio eucarís- lo mismo del sacrificio 49 : "Vosotros como piedras vivas sois
tico y hacerlo suyo en sí mismo. edificados en casa espiritual (pneumatikos) y sacerdocio santo,
B) para participar en él activamente y hacerlo suyo para ofrecer sacrificios espirituales (pneumatikás thysias), acep-
en sus presupuestos' y consecuencias. tos a Dios por Jesucristo" (1 Petr 2.5). El sacerdocio de los
1. En sus presupuestos y consecuencias de naturaleza fieles se pone, pues, en relación con la oferta de las víctimas.
litúrgica. El tertium comparationis entre el sacerdocio del Antiguo Tes-
tamento y el sac'erdocio universal de todos los fieles no es
a} De naturaleza litúrgica sacramental: otra cosa que la oferta de un sacrificio: los fieles del Nuevo
para recibir la p•enitencia, la extremaunción, el Testamento son todos sacerdotes, análogamente a los sacerdo-
orden; tes del Antiguo Testam•ento, porque también los fieles del Nue-
para administrarse y vivir el matrimonio cris- vo Testamento ofrecen víctimas 50 • El sacerdocio universal de
tiano. todos los fieles es, pues, definido en orden a la oferta de víc-
b) De naturaleza litúrgica no sacramental: timas para 'el sacrificio.
- para recibir los sacramentales y también para Sobre e/ concepto de sacrificio.-Mas, ¿cuál es la noción
administrarse algunos; precisa de sacrificio que se ha de adoptar? Se sabe que tam-
para participar en la alabanza divina litúrgica. bién es esta cuestión muy discutida entre los teólogos. Sin l::n-
2. En sus presupuestos y consecuencias de naturaleza trar en las particularidades de esta cuestión, propongo la no-
extralitúrgica: ción siguiente: sacrificio, en sentido latísimo, es el acto interno
a) Santidad d•e vida: de pon'er a disposición completa, hasta la destrucción total si
mortificaciones; ocurriese, una cosa, hecha a otra persona o cosa, en recono-
virginidad y vida religiosa; cimiento de su superioridad sobre la cosa que se le pone a dis-
deberes del propio estado; posición. De este modo se puede hablar: de sacrificar una
ejercicio de la caridad para con el prójimo; cantidad de dinero a cualquier cosa o cualquiera; de sacrificar
oración privada. la propia carrera o la propia reputación a cualquier cosa o a
b) Apostolado seglar en unión con la jerarquía. cualquiera, y, especialmente, de sacrificar a cualquier cosa o
c) Confesiém de la propia fe hasta el martirio si fue- a cualqui•era una persona o una cosa viva, llamada precisamen-
r'e necesario. te, como tal, víctima.
El concepto de sacrificio incluye así necesariamente: l.º El
Una serie de anotaciones servirá para explicar el esquema. concepto de oblación: se ofrece, se pone a disposición. 2.º El
Sobre e/ concepto de sacerdocio.-La primera cuestión que, concepto de destrucción, al menos potencial. de la cosa ofreci-
entre los teólogos, da origen a pareceres diversos en torno al da, la cual destrucción, tratándose del sacrificio de un ser
concepto del sacerdocio común de todos los fieles. es el con. vivo, o víctima, se llama inmolación; mas la destrucción acep-
cepto mismo de sacerdocio en general. Ante todo: ¿el concepto
d•e mediación entra esencialmente en el concepto mismo de
48
E'xceptuarlo. tal v2z en 01 caso <>n qne el simple fiel, c-on' sns oracio-
nes ele alabanza e intereesión, hare d<> "mediador" entre Dios y los otrC>s
sacerdocio de tal modo que, faltando eventualmente la media- hombres y la naturaleza infrahumana. l\ias, según¡ me consta, de tal
";~iacerdoeio" no hablR. la füscritura ni, a Jo· que creo, la tradición, al m·e ..
ción, falta, por el mismo hecho, el concepto de sacerdocio? Si nos en modo notable.
así fuera, el "sacerdocio" común a todos los fieles, sea en torno 1"' 'l'ysia, victima, es término sacrificial ell' el Antiguo Testamento.
a la eucaristía, sea en torno a otras cosas, no tendría analogía , '"" Nótese que Hebr. 5,1: TodJo P'o1ntíficl'J tomado de entre los hombres,
en favor de los hombres es instituido para las co1sas que miran a Dios,
alguna, ni siquiera metafórica, con el sacerdocio de Cristo y de para ofreoer ofrendas y sacrificios por los' pecado,s, no quiere ser una
definición del sacerdocio en generaJ, ~no que nabla del s.umo sacerdociQI
la jerarquía, porque, en •el sacerdocio de los fieles falta esen- 11ron1tico.
148 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA C.-i. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO 149
t<::da de antemano por el oferente no deb'e, necesariamente, ser II. Materia simbólica: no aquella que se pone a disposi-
también actual; lo esencial es que sea aceptada de antemano ción, sino otra que simboliza la materia real (como un animal.
por el oferente, si las circunstancias lo requiriesen. 3.-0 El con- símbolo de la propia vida).
cepto de reconocimiento de la superioridad de la cosa o de la El sacrificio puede p'ermanecer puramente interno o tam-
persona a quien se sacrifica sobre la cosa que le es sacrificada. bién exteriorizarse, ya imperfectamente (por ejemplo, con solas
En el sacrificio religioso el hombre s•e pone a sí mismo a palabras), ya perfectamente (acción sacrificial externa propia-·
disposición de la di'vinidad o alguna otra cosa hasta su destruc- mente dicha).
ción, si ocurriese, para reconocer el soberano dominio de la S•e sabe que los fines absolutos del sacrificio religioso son
divinidad sobre las cosas y sobre sí mismo. En el sacrificio re- la adoración, la alabanza, la acción de gracias; mientras que
lig;oso, si es hecho por qui'en tiene recto concepto de la divi- la expiación es un fin hipotético, que tiene lugar si ha prece-
nidad, la cosa ofrecida debe incluir siempre necesariamente en dido una ofensa. En el siacrificio la religión y la devotio alcan-
cierto modo la vida propia y la persona íntegra del oferente, zan especialmente su grado máximo y constituyen su acto más
de otro modo no existiría un reconocimiento real del efectivo p'erfecto.
dominio y superioridad de la divinidad, incluyendo este domi- Sobre el sacerdocio de Cristo.---Cristo es esencialmente ca-
nio necesariamente la vida misma y la personalidad íntegra beza y mediador, porque así ha sido constituido por libre vo-
del hombre. Quien intentase excluir del acto sacrificial el re- luntad de Dios, el cual hizo a Cristo solidario con nosotros
conocimiento del dominio de la divinidad sobre la propia vída y a nosotros solidarios con Cristo. En Cristo el sacerdocio cs.
y persona no realizaría ciertamente un sacrificio, sino una ofen- pues, •esencialmente un sacerdocio capital y mediador, y de
sa a la divinidad. modo semejante, su sacrificio es esencialmente u::i sacrificio ca-
Puesto qu'e el concepto de sacrificio religioso incluye ne- pital y mediador.
cesariamente como materia ofrecida la persona total, las otras Por lo mismo, en Cristo, el sacrificio es formalmente el acto
cosas no pueden ser materia de sacrificio religioso sino en de la disposición de su voluntad por el cual, como cab•eza me-
cuanto tienen alguna relación con la persona, sea como símbo- diadora responsable de toda la humanidad, desde el primer ins-
lo (materia simbólica), sea como efecto y manifestación de la tante de su existencia, ha puesto a disposición de Dios su
persona misma (como la salud, las diversiones, el honor, la propia persona hasta la destrucción total de su vida, pu•es tal
gloria), sea como objetos poseídos por la misma persona (dine- era la voluntad del Padre, para reconocer el soberano domi-
ro, bienes terrenos). Se ve ya, por esto, cómo el concepto de nio absoluto de Dios sobre sí mismo y sobre toda la huma-
sacrificio religioso contiene necesariamente una analogía de nidad 51 •
atribución y se diga en primer lugar del sacrificio de la per- El sacrificio, y por lo mismo el sacerdocio de Cristo, se
sona y sólo subordinadamente de los otros sacrificios, en cuan- extiend'e a toda su vida porque desde su primer instante ofre-
to tienen alguna relación con la persona como símbolo, efecto ció el sacrificio. Todos los actos de su vida fueron sacrificia-
de la persona u objeto pos'eído por la misma persona. les, porque todas las manifestaciones de su vida fueron ofre-
En la constitución interna del sacrificio se puede distinguir cidas por él en sacrificio como materia intrínseca, parcial y
algo que es como la forma y algo que es como la materia. La secundaria del sacrificio. Mas este sacrificio de todas las ma-
forma del sacrificio es el ánimo interno, la voluntad, la inten- nifestaciones de su vida y el sacerdocio correspondiente, era un
ción de qui'en haciendo la ofrenda se sacrifica a sí mismo u otr2 sacrificio en orden al sacrificio de la materia intrínseca prima-
cosa para reconocer la superioridad y el dominio de la perso- ria y total. es d•ecir, de su propia vida. Este últmo sacrificio
na o de la cosa a quien hace el sacrificio. La materia es la también se inició desde el primer instante de la existencia de
misma cosa que es ofrecida, puesta a disposición. Esta mate· Cristo, pero se terminó sólo en el Gólgota, porque allí se rea-
rJa pued•e distinguirse según el esquema siguiente: lizó la destrucción efectiva de la vida ofrecida en sacrificio
l. Materia real: la misma que se pone. a disposición: y querida efectivamente por el Padre. Así, en Cristo, todos
los actos sacrificiales, y por lo mismo todo el sacerdocio, se
l. Intrínseca a la persona del oferente: refiere al Gólgota como al acto sacrificial y sacerdotal al cual
a) total y primaria: la persona total, la vida; miraban todos los otros actos y del cual se derivan tomando
b) parcial y secundaria: las manifestaciones más ya- d'el mismo el carácter de sacrificio y de sacerdocio.
riadas de la persona, de la vida (como salud, tra- El sacrificio de la última cena fué tal en orden al Gólgota
bajo, honor ... ).
2. Extrínseca: cualquier bien extrínsec~ a la persona. "' Véase, p.ej., una expresión eficaz de esta<. ideas en C. SPICQ, Epltre
(como dinero y otros bi~nes). aum hébrewe I,29l-324; II,136ss.; 303ss,
150 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA ---------~-~1:_l"j'~RGIA_,~)\1'¡!!~l~ACIÓN, CULTO _ _ __ 151
del que fué una anticipación sacramental. El sacrificio de la del sacrificio común a todos los fieles y de los otros sacrificios
Misa lo es realmente en orden al .Gólgota, del que es una re-- fuera de la Misa.
producción sacramental incruenta. Por consiguiente, en el sa· En el_ sacerdocio y en el sacrificio jerárquico el concepto de
crificio de la Misa está incluída esencialmente no sólo la obla- sacerdoc10 y de sacrificio se verifica, ante todo, en el sacerdo-
ción, sino también la inmolación efectiva como sobre el Gólgo- cio y. ~acrificio. eu~~rístico y sólo derivadamente y como pr'e-
ta, si bien, a difer'encia del Gólgota, en la Misa se realiza sólo parac1on y denvac10n en el sacerdocio y en los sacrificios no
incruentamente y de modo sacramental. El ejercicio de la me- eucarísticos. Así el gobierno de la Iglesia, la enseñanza de la
diación que Cristo ahora glorioso ejerce a la derecha del Pa- doctrina, el apostolado entr'e los infieles, no pueden llamarse
dre 'es mediación sacerdotal con referencias al sacrificio del ac~~s. sacrificiales y sacerdotales sino en cuanto preparan al sa-
Gólgota. La cruz del Gólgota domina, por consiguiente, toda cnfic10 y sacerdocio eucarístico o se derivan de él.
la figura y toda la vida de Cristo, como domina toda la Iglesia Entre los simples fieles sacerdocio y sacrificio se dicen ta-
y toda la historia. l'es, en primer lugar, de su sacerdocio y sacrificio respecto a la
Sobre el sacerdocio de los cristianos.-Desde el pecado de eucaristía en la Misa y sólo derivadamente de su sacerdocio
Adán, todo sacrificio y todo sacerdocio aceptado por D:os. y sacrificio respecto a las otras cosas: como vida santa, mar-
también entre los paganos, no fué y no 'es tal sino en orden y tirio, acción apostólica, en cuanto este segundo aspecto de su
referencia al sacerdocio y sacrificio de Cristo sobre el Gólgo- sacerdodo y sa~ríficio no es tal sino como presupu'esto y
ta, como toda gracia, dada por Dios, lo era siempre en re"fe- como cons'ecuencia del sacerdocio y sacrificio de los fieles res-
pecto a la eucaristía en la Misa.
rencia y orden a Cristo, era gracia de Cristo y participación
a la pl•enitud de su gracia. Con mavor razón aún el sacerdocio Como el sacrificio mismo de la Misa está todo vuelto ha-
y los sacrificios del Antiguo Testamento tenían relación intrín- cia el sacrificio de Cristo sobre el Gólgota, se comprende cómo
seca esencial con el sacerdocio de Cristo y el sacrificio sobre el sacrificio de los fieles en la vida santa, 'en la virginidad, en
el Gólgota. el martirio, etc., no sea tal sino en orden al sacrificio del Gól-
gota a través de la Misa. Como Cristo es sacerdote esencial-·
Tanto más entre los cristianos, sacerdocio y sacrificio, en
mente sobre el Gólgota y en el resto de su vida en cuanto se
cualquier s'entido que se diga, se dirá siempre en orden y refe-
refería al Gólgota como preparación y consecuencia, del mismo
rencia al sacerdocio y al sacrificio de Cristo y por lo mismo
modo el sacerdote jerárquico es esencialmente tal en la Misa
al Gólgota, que es así, necesariamente, el punto de referencia
y en el resto de la vida y actividades en cuanto se refería a la
analógico principal al que se refier'e todo sacerdocio y todo
Misa como preparación o consecuencia también el sacerdocio
sacrificio cristiano; del cual se d_eriva, participa y es deno-
común a todos los fieles es esencialmente tal en la Misa y en
minado. el resto de la vida y actividades únicam'ente en cuanto se re-
El concepto de sacrificio y de sacerdocio cristiano, com- fiere a la Misa como preparación y consecuencia.
prendiendo el de Cristo mismo y el de los cristianos, 'es, pues,
. Sobre la diferencia del sacerdocio jerárquico y su diferen-
un concepto que incluye necesariamente una analogía de atri-
cia con el sacerdocio común a todos los fieles.-El sacerdocio
bución: tal sacrificio y sacerdocio se verifica, en primer lugar,
jerárquico, como todo sacerdocio entre los cristianos, es una
'en el sacri fido y sacerdocio de Cristo y sólo derivadamente
P::1_rticipación del sacerdocio de Cristo, mas es una participa-
en el sacerdocio y sacrificio de los cristianos, ya que el sacrifi- c10n de grado y naturaleza esencialmente diversa de la qu'e
cio y sacerdocio de los cristianos no es tal sino en cuanto tiene el sacerdocio común a todos los fieles. Esta participa-
es una participación del sacerdocio y sacrificio de Cristo. In- c1on se basa sobre un sacramento especial y sobr•e un carácter
cluye siempre el sacrificio y sacerdocio d'e Cristo. En el sacer- especial: el orden. El jerarca en el ejercicio de su sacerdocio
docio de los cristianos es siempre Cristo quien ejerce su propio obra como representant'e directo y especial y como instrumento
sacerdocio. El sacerdocio de los cristianos es instrumento del directo y especial de Cristo. Es cuanto se quiere significar
sac'erdocio de Cristo. cuando se dice que él obra directamente in persona Christi y
En Cristo mismo sacerdocio y sacrificio se realizan, en pri- no directamente in persona fidelium. Él no representa a los fie-
mer lugar, en el sacerdocio y sacrificio del Gólgota y sólo les sino en cuanto representa directamente a Cristo cabeza de
derivadamente en el sacrificio y sacerdocio de toda su vida, la Iglesia, su cuerpo, nunca separado de Él.
en la cena, en la misa, 'en el cielo. Esta es la doctrina inculcada fuerte y largam'ente por la
Entre los cristianos sacerdocio y sacrificio adquieren su encíclica Mediator Dei 52 contra algunas expresiones, o directa-
valor, en primer lugar, del sacerdocio jerárquico y del sacrifi-
¡;jg de la Misa, y sólo derivadamente y dependi'ente de éstos, .., N.70-102.
152 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA c.4. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO 153
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mente contra algunas tendencias ambiguas, que, en este campo, cio. El acto sacerdotal propio del sacerdote jerárquico en la
se manif'estaban en algunos ambientes en estos últimos dece- Misa, no incluye como necesario, para la validez y realiza-
nios 53 • "Creemos oportuno recordar que el sacerdote (jerár- ción del sacrificio que Cristo hace sacramentalmente d•e sí mis-
quico) sustituye al pueblo únicamente porque es representante mo, la ofrenda de la propia vida del sacerdote. Esta, por el
d•e la persona de nuestro Señor Jesucristo en cuanto cabeza contrario, unida a la ofrenda de la víctima que es Cristo mis-
de todos sus miembros por los que Él mismo se ofrece; se acer- mo, viene a ser n'ecesaria para el sacerdote jerárquico, como
ca, pues, al alta1 en cuanto ministro de Cristo, inferior a Cristo, para cualquier otro fiel, si él mismo hace también personalmen-
pero superior al pueblo" 54 • "La inmolación incruenta por la te suyo el sacrificio que Cristo realiza de sí mismo por su
cual, después de las palabras de la consagración, Cristo 'es he- intermediario, y de este modo ej'erce también en la Misa, ade-
cho presente sobre el altar en estado de víctima, es realizada más de su sacerdocio jerárquico, el sacerdocio que él tiene en
sólo por el sacerdote (jerárquico) en cuanto repr•esenta a la per- común con todos los fieles.
sona de Cristo, no en cuanto representa a la persona de los "Que los fiel•es ofrecen el sacrificio por medio de los sacer-
fieles" 55 • ' dotes es claro--dice la encíclica Mediator Dei-, por el hecho
Entre los simples fieles no 'existe sacerdocio ni sacrificio de que el ministro del altar obra en persona de Cristo en
sino en dependencia y unión con el sacerdote jarárquico, en cuanto cabeza, qu'e ofrece en nombre de todos los miembros,
último término con la Misa. Esto porque entre los simples fie- por lo que con justo derecho se dice que toda la Iglesia, por
les todos los actos sacerdotales, fuera del que ellos ejercen par- medio de Cristo, realiza la oblación de la víctima. Cuando se
ticipando en la Misa, no son tales sino en cuanto son prepa- dice que el pueblo ofrece conjuntamente con el sacerdote, no
ración y consecuencias de aquél. Ahora bien, el ejercicio del se afirma que los miembros de la Iglesia, a semejanza del pro-
sacerdocio de Jos fieles en la Misa misma implica n'ecesaria- pio sacerdote, realicen •el rito litúrgico-el cual pertenece sola-
mente la unión y dependencia con el sacerdocio que Cristo mente al sacerdote de Dios para ello designado-, sino que
ejerce en la Misa por medio del sac•erdocio jerárquico. une sus votos de alabanza, de impetración y de expiación, así
Los fieles, en la Misa, en virtud de su carácter bautismal. como su acción de gracias a la int'ención del sacerdote, ante
ofrecen un sacrificio de carácter cristiano, y así, ejercen un el mismo Sumo Sacerdote, a fin de que sean presentadas a Dios
sacerdocio de carácter cristiano, que, respecto a los conceptos Padre en la misma oblación de la victima y con el rito externo
antes definidos, es tal no ya equívocamente, ni sólo metafó- del sacerdote. Es nec'esario, en efecto, que el rito externo del
ricamente, sino real y formalmente. Esto consiste propiamente sacrificio manifieste por su naturaleza el culto inte!'no; ahora
en el hecho de qu•e ellos ofrecen como su propio sacrificio, in- bien, el sacrificio de la nueva ley significa aquel obsequio su-
cluyendo siempre en él la ofrenda de sí mismos hasta la des- premo con el que •el principal oferente, que es Cristo, y con Él
trucción de su propia vida si así agradare a Dios, el sacrificio y por Él todos sus miembros místicos, honran debidamente a
que Cristo ofrece por medio d•el sacerdocio jerárquico. Aunque . "56 •
D IOS
sólo los sacerdotes jerárquicos son instrumentos de Cristo al El fiel no hace suyo el sacrificio de la Misa sino en cuanto,,
realizar la consagración de las especies eucarísticas, sin em- junto con el sacerdote, se ofrece a sí mismo, y toda su vida.
bargo cualquiera de entr'e los fieles robustecidos con el ca- en unión con Cristo y por m'edio de Cristo sobre el Gólgota,
rácter bautismal puede hacer propio aquel sacrificio, ofrecien- porque sólo la vida del oferente es materia real intrínseca total
do la víctima, Cristo, junto con el sacerdot'e jerárquico y por y primaria del sacrificio a Dios. Todo el resto no tiene valor
medio de él. incluso junto con el mismo Cristo y por su medio, de sacrificio personal sino en cuanto incluye y manifiesta la
y (condición esencial al fin predicho) incluyendo la ofrenda propia vida. Si el fiel excluyese completamente en la Misa esta
de la propia vida. ofrenda total de sí mismo, no participaría en modo alguno de
Tal ejerdcio del sacerdocio común a todos los fieles difiere la .Misa, no haría en modo alguno de ella su propio sacrificio.
del ejercicio del sacerdocio jerárquico como tal en la Misa, en Por el contrario, cuanto más consciente, real y perfe<ita se.:i
cuanto que el ejercicio d•el sacerdocio jerárquico en la Misa esta ofrenda de sí mismo, tanto será más perfecta y real su
consiste propia y formalmente en ser él solo, en virtud del participación en la Misa. "Para que la oblación con la qu•e
carácter del orden sacerdotal, el instrumento vivo por cuyo en este sacrificio los fieles ofrecen la víctima tlivina al Padre
medio Cristo realiza incru'entamente y ofrece el propio sacrifi- celestial tenga su pleno efecto-continúa dicfendo la encícli-
ca-, es n•ecesaria todavía una cosa, a saber: que se inmolen
1111 N.82. a si mismos como víctimas ... Al asistir al altar debemos, pues,
"'N.83.
""N.92.
l!í4 P.l.ª CONCEPTO DE LA LITUR.~61~A:.:__ _ _ _ _ _ __ C.4. LITURGIA, SANTIFICACIÓN, CULTO
----
l!í5
transformar nuestra alma de forma que se extinga radicalmente participación al sacrificio y sacerdocio de Cristo sobre el Gól-
todo pecado que haya en ella, que todo lo que por Cristo d;-1 gota renovado sacramental e incruentamente •en la Misa.
la vida sobrenatural sea r•estaurado y reformado con toda dili- 5. El sacerdocio jerárquico entre los cristianos es una ha-
gencia, y así nos convirtamos, juntamente con la hostia inmacu-- bilitación mediante el carácter del orden para ser instrumento
lada, en una víctima agradable a Dios Padre... En el sacra- de Cristo con el fin de renovar sacramentalmente en la con-
mento del altar-según el mismo San Agustín escribe-se de- sagración de la Misa el sacrificio de Cristo sobre el Gólgota.
muestra a la Iglesia qu•e en el sacrificio que ofrece, es ofrecida Los otros actos sacerdotales especificamente jerárquicos litúr-
también ella. Consideren, pues, los fieles a qué dignidad los gicos o extralitúrgicos son tales como preparación o conse-
eleva el sagrado lavado del bautismo, y no se contenten con cuencia del de la Misa.
participar en el sacrificio eucarístico con la intención g'eneral 6. El sacerdocio común a todos los fieles cristianos es
que conviene a los miembros e hijos de la Iglesia, sino que li- una habilitación mediante el carácter del bautismo y de la con-
bremente e íntimamente unidos al Sumo Sac'erdote y a su firmación que permite a cada uno hacer personalmente suyo
ministro en la tierra, según el espíritu de la sagrada liturgia, el sacrificio del Gólgota que Cristo, mediante sólo el saC'erdo-
únanse a él de modo particular en el momento de la consagra- te jerárquico, renueva sacramentalmente en la Misa, partici-
ción de la Hostia divina y ofrézcanla conjuntamente con él cuan- pando de ese modo en el sacrificio y sac•erdocio de Cristo,
do son pronunciadas aquellas palabras: "Por Él, en Él y con cabeza de la humanidad. Esta participación activa por la cual
Él, y a Ti, Dios Padre omnipotente, sea dado todo honor y glo- todo cristiano, en acto realmente sacerdotal y no sólo metafó-
ria por los siglos de los siglos", a cuyas palabras el pueblo ricamente, hace suyo el sacrificio de Cristo, se r'ealiza, cuando
responde: Amén. Ni se olviden los cristianos de ofrecerse a sí él. en la Misa, unido de voluntad a Cristo, en acto sacerdotal
mismos con la divina Cabeza crucificada, así como sus preocu- y sacrificial, ofrece a Dios Cristo mismo junto con la propia
paciones, dolores, angustias, miserias y necesidades" <>7. Así toda vida para reconocer, siempre unido a Cristo, su dominio sobe-
la vida de la Iglesia, concurriendo, como en su centro, en la rano. Los otros actos que la Escritura y tradición llaman sacer-
noción de sacerdocio y de sacrificio, concurre por el mismo he- dotal'es y sacrificiales, comunes a los cristianos, litúrgicos y ex-
cho 'en la Misa y en el Gólgota. tralitúrgicos (mortificaciones, virginidad y vida religiosa, debe-
res del propio estado, caridad para con el prójimo, oración
* * * privada, apostolado, martirio, ofrenda de los bienes) son tales
porque o son disposiciones al acto sacerdotal de la Misa o sus
En conclusión, la explicación teológica propuesta del sacer-
efectos y manif•estaciones. Del mismo modo que una medicina
docio de todos los cristianos puede ser resumida en las pro-
posiciones siguientes: es sana o un ambiente es sano porque dispone a la salud del
organismo y el color del semblante es sano porque es un efecto
1. El sacerdocio en general se d'efíne como un poder de
sacrificio. de la salud d'el organismo y la manifiesta.
2. El sacrificio religioso se define formalmente como el 7. El concepto de sacerdocio, y por lo mismo de sacrW-
acto interno de poner a disposición completa de Dios la propia cio cristiano, en los casos diversos en que se usa en la Escri-
vida, hasta su destrucción total ef'ectiva, si así place a Dios. tura y en la tradición patrística y teológica, es un concepto aná-
sea realmente en sí misma, es decir, o totalmente o en sus ma- logo. Según los casos diversos de que s'e trata en concreto,
nifestaciones parciales, sea simbólicamente mediante un símbo- esta analogía es, por usar una terminología escolástica, ya una
lo qu•e hace sus veces, en reconocimiento de su supremo do- analogía de proporcionalidad propia que incluye en el mismo
minio. tiempo una analogía de atribución, o ya una analogía solamen-
3. El sacrificio de Cristo es formalmente el acto de volun- te de atribución. Las mismas expresiones de sacrificio de ala-
tad por el cual Él, como cabeza de la humanidad con la éual banza y de ofrenda de victimas espirituales que son las alaban-
Dios _lo había hecho solidario, puso a la total disposición de zas hechas a Dios, no son términos y conceptos equívocos, ni
Dios la propia vida hasta su destrucción total efectiva queri- siquiera solamente metafóricos, porque la alabanza a Dios, en
da por Dios para reconocer su dominio soberano sobre la hu- su sentido consci'ente y plenario, no es otra cosa que una con-
manidad 'entera; este sacrificio se inició en el primer instante secuencia y una manifestación del acto interno del hombre con
de su vida y se concluyó sobre el Gólgota. el cual pone a la completa disposición de Dios la propia vida.
4. El sacrificio y el sacerdocio ..-itre los cristianos es ;;u hasta su destrucción total efectiva si así agradase a Dios, en
reconocimiento d'e su dominio soberano de creador y provi-
"'N.97-103. dente de todas las cosas.
156 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA c.5. NOCIÓN DE LA LITURGIA Y MISA 157
La naturaleza del sacerdocio jerárquico, como toda entidad bre, y en el culto que, bajo esos mismos signos y por su medio,
instrumental, no es comprensible más que en relación con la el hombre, en Cristo, rinde a Dios.
causa principal, es decir, con el sacerdocio de Cristo del cual Parece útil, 'en este punto, casi como justificación de la exac-
todo depende; se reduce completamente al mismo gén~ro y a la titud y fecundidad del concepto de liturgia arriba explicado,
misma especie. Es verdad que, en cierto s'entido, todo sacer- mostrar cómo, partiendo de él, es fácil captar toda la importan-
docio cristiano, incluso el sacerdocio de los fieles, es instru- cia de una de las verdades capitales de la ciencia litúrgica, cono-
mento d'e Cristo. Mas esto se realiza de modo diverso en el cida por otros medios, esto 'es, que la Misa es el centro y el
sacerdocio jerárquico y en el de los fieles. El sacerdocio je- sol de todo el complejo litúrgico.
rárquico puede ser considerado como sacerdocio puramente ins- Si, efectivamente, la liturgia no es otra cosa que la expre-
trumental de Cristo, hasta tal punto qu'e puede un sacerdote sión, bajo el velo de signos sagrados eficaces, del mist'erio de
celebrar válidamente la Misa sin que exista el sacrificio perso- la historia, misterio de Cristo, misterio de la Iglesia, por el cual
nal del sacerdote celebrante; lo cual se tiene cuando 'el sacer- Dios santifica a los hombres en Cristo y los hombres rinden
dote celebra en estado de pecado mortal. Lo mismo puede dc- en Cristo su culto a Dios, es nee'esario afirmar también como
cirs•e de los demás sacramentos. principio general, que en toda Misa, bajo el velo de signos sa-
El sacerdocio común a todos los fieles, con relación al sa .. grados eficaces, la liturgia actúa concentradamente de modo
cerdocio de Cristo, es un sacerdocio análogo con analogía de plenario, de tal manera qu•e todo el resto de la liturgia no es
proporcionalidad propia, aunque específicamente diverso, e in- otra cosa que preparación o consecuencia de este acto esencial
cluyendo además una analogía de atribución. Ef'ectivamente: en y no hace otra cosa que poner de relieve suc•esivamente uno
los dos casos el sacerdocio supone el poder ofrecer en sa- u otro aspecto del único misterio expresado y realizado todo
crificio la propia vida para reconocer el sumo dominio de Dios; entero y sintéticamente en toda Misa.
es específicament•e diverso porque en Cristo el sacrificio y el El motivo fundamental d'e esta afirmación es que toda Misa
sacerdocio son sacrificio y sacerdocio de la Cabeza e incluyen es al mismo tiempo sacramento y sacrificio y que como sacra-
la gratia capitis; incluye una analogía de atribución porque el mento contiene y comunica a quien lo recibe a Cristo en per-
sacrificio y el sacerdocio de Cristo son el punto de arranqu'e sona, divinidad y humanidad, cuerpo y alma, autor supremo
(prima analogata). Después del pecado ningún hombre tiene el de toda santificación, como Dios; mediador universal de toda
poder de ofrecerse a Dios sino con refer'encia al sacrificio de santificación, como hombr•e; mientras que, como sacrificio, la
Crisfo. Misa es el sacrificio del mismo Cristo, fuente primaria, ex-
Respecto al sacerdocio y al sacrificio puramente instrumen- presión suma y punto de referencia de todo culto que los hom-
tales propios de la jerarquía, el sacerdocio común a todos los bres rinden a Dios. Sacrificio que Cristo mismo, por el minis-
fiel'es es tan sólo por analogía de atribución, porque el sacer- terio del sac'erdote, ofrece a Dios, y toda la Iglesia hácelo su-
docio común a todos los fieles es efecto del sacerdocio pura- yo como expresión máxima de su culto, en cuanto lo ofrece
mente instrumental de la jerarquía. con el sacerdote junto con Cristo y ella misma se ofrece en
sacrificio junto con Él. De este modo 'en la Misa, bajo el velo
de signos eficaces, se actualiza en sumo grado posible la san-
CAPITULO V tificación que Dios hace a la Iglesia en Cristo, y el culto que
la Iglesia en Cristo rinde a Dios, es d'ecir, se realiza todo el
La nocwn de la liturgia y la Misa como realización y' sentido de la misma liturgia. La Misa es, pues, el primero y el
expresión sintética de todo el conjunto litúrgico principal de los signos sagrados eficaces, bajo cuyo velo se
realiza, desde Pentecostés a la parusía, el encuentro entre el
hombre y Dios.
El lector ha podido darse perfecta cuenta de qu'e el cuidado
principal de los capítulos precedentes ha sido aclarar el concep-
to de liturgia considerándolo encuadrado en el panorama ge- 1. CóMO EN LA MISA ALCANZA EL SUMO GRADO DE EXPRESIÓN
neral de la historia sagrada. La liturgia, considerada así. re- Y DE EFICACIA LA CUÁDRUPLE DIMENSIÓN DE LOS SIGNOS LITÚRGICOS
sulta como el modo específico por el que, desde Pentecostés
a la parusía del Señor, se actualiza la historia sagrada, miste- En la Misa el signo litúrgico consigue el sumo grado de ex-
rio de Cristo, misterio de la Iglesia, modo específico qu'e se presión y de eficacia respecto a las realidades espirituales que
concentra todo en la santificación que, bajo el velo y por medio 11111 son significadas y •eficazmente realizadas como presentes.
d'e signos sensibles eficaces, Dios, en Cristo, realiza en el hom- ENtus realidades son, ante todo, Cristo mismo, que en la especie
158 P.1! CONCEPTO DE LA LITURGIA c.5. NOCIÓN DE LA LITURGIA Y MISA Jl\9
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eucarística está realmente significado como presente en perso- Sumamente expresiva y eficaz entre todos los demás signos
na y no sólo virtualment'e. La Misa significa por consiguien- litúrgicos es la Misa respecto a la realidad pasada a la que
te, y actúa en grado sumo, la unión entre Dios y el hombre ella se refiere como signo rememorativo. Efectivam'ente, aquí
en Cristo, ya que, en ella, entre la persona misma de Cristo l.'n sumo grado recolitur memoria passionis eius, puesto que la
y el que comulga, se establ•ece una unión no sólo moral y de Misa no es otra cosa que el mismo sacrificio del Gólgota
gracia, sino, ante todo, sacramental, y, consiguientemente, mo- r'enovado incruentamente en el sacramento. Por lo mismo, en
ral y de gracia. En la Misa la unión en Cristo entre los mismos sumo grado también, se reactualiza en ella el sacerdocio de
hombres llega asimismo al sumo grado, pues todo concurre en Cristo y el culto de Cristo en su vida mortal, así como todos
'ella a un solo y único principio de vida espiritual. comiendo los sacrificios, las santificaciones y los cultos aceptados por
de un solo pan y bebiendo de un solo cáliz, esto es, recibiendc Dios desde el pecado de Adán hasta el mismo Cristo, los cua-
sacramentalmente a Cristo mismo, único principio inseparable les no 'eran sino figuras y sombras del sacrificio del Gólgota
de vida sobrenatural. En la Misa la realidad culto está tam- renovado ahora en el sacramento. Así, la realidad sacra! que
bién presencialm•ente significada y actualizada en grado sumo, se realiza en toda Misa es realmente el término al que conver-
porque el sacrificio es el máximo acto del culto, y el sacrifi- ge una red inm'ensa de energías que desde la creación tendía
eio de Cristo sobre el Gólgota, del que la Misa es una reactua- sucesivamente a ella como a su realización y a su única razón
lización incruenta, es la fuente y 'el punto de referencia de de s'er. En efecto, en el misterio de Cristo, historia sagrada,
todo culto y de todo sacrificio cristiano. Principalmente en la toda la fase de la preparación histórica del Antiguo Testam'en-
Comunión une Cristo a su sacrificio a todos los fieles que, jun · to tendía a la fase de la realización histórica en la misma vida
to con el sacerdote, y también con Él, Sumo Sacerdote, ofre- terrena de Cristo, encarnación, pasión y muerte redentora, re-
cen la sagrada Víctima al Padr•e, y ellos mismos se ofrecen surrección y ascen5ión.
juntamente con Él al Padre, haciendo de este modo del sacri- A su vez, la vida histórica de Cristo, hasta su glorificación,
ficio de Jesús su propio sacrificio, dando a toda su vida un tendía intrínsecamente como a transfundirse en los hombres,
sentido de culto sacrificial al Padre en Cristo, y actuando al realizando su sentido mismo en la vida de las almas, comuni-
máximo el poder sacerdotal que han recibido en el bautismo en cándole la vida divina que por darla el Verbo se había encar-
la mayor participación al culto y al sacerdocio de Cristo. nado. Ahora bien, esto se realiza ante todo en la Misa. Así
La J\tlisa es también el sumo de los signos empeñativos de resulta claro que la realidad sacra! de la misa es el punto de
todo el culto cristiano por el hecho mismo d•e ser el sumo y el convergencia de toda la historia cósmica antecedente, puesto
más eficaz de los signos de la santificación que el hombre li- que ésta, en la intención de Dios, toda convergía al Gólgota
bremente recibe del culto que él libremente rinde a Dios. histórico, mientras que el Gólgota histórico tiende al Gólgota
La Misa, entre los demás actos cristianos, es por 'exce- 111istico de la Misa.
lencia el nuevo pacto, la nueva alianza en la Sangre de También como signo eficaz anunciador del futuro, y por
Cristo (d. Le 22,20 y paralelos); quien participa en ella, lo mismo, como acción profética, la misa ocupa el primer pues-
especialmente 'en la comunión, acepta ese pacto y lo hace to en la liturgia. En la misa, bajo el velo de signos, se realiza
solemn'emente suyo. Ahora bien, quien dice pacto, dice empeño una nueva epifanía del Verbo encarnado en persona no sólo
y obligación. Por eso dice San Pablo: "No podéis beber el virtualmente, sino del mismo Verbo encarnado inmolado, re-
cáliz del Señor y el cáliz de los demonios; no podéi5 participar sucitado, transfigurado. Es ya el r'etorno del Señor, que di-
en la mesa del Señor y en la de los demonios" ( 1 Cor 10,21). fiere del retorno definitivo, en sustancia sólo porque el que
Por eso añad'e también: "Así, pues, quien come el pan y bebe st· realiza en la misa se hace bajo el velo de signos y no en
el cáliz del Señor indignamente será reo del cuerpo y de la forma descubierta y gloriosa. La Misa es aquel banquete de los
sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre a sí mismo y tiempos mesiánicos esperado en el Antiguo Testamento que
·entonces coma del pan y beba del cáliz; pues el que sin dis- difiere del banquete definitivo "in regno Patris mei" (Mt 26,29)
cernir come y bebe el cuerpo del Señor se come y bebe su
propia condenación" 1 . Ht'rum invice:tn, seque ~acra 1ment.o non, ·in 1SVel1rn a.liqu-od t>ln;t·i"inyer·e, sed
1
que bajo el velo de signos sagrados eficaces, viven y se con- lcrrena, al menos a partir de la última cena (en la que se in·
C'entran todas las fases del misterio de Cristo, historia sagra- c;ntan las palabras de la institución de la eucaristía) a la As-
da, misterio de la Iglesia: término sumo del pasado, realización ,· ,~nsión. En la expresión explícita de los otros misterios par-
plenaria del presente, tendencia hacia el futuro que profetiza, 1 iculares de Cristo existe gran variedad, unas veces apenas se
anunci<1, inicia y al que está toda dirigida: insinúan, otras, por el contrario, se desarrollan considerable-
O sacrum convivium in quo Christus sumitur; 111cnte; otras, en fin, aparecen encerrados en cualquier expre-
recolitur memoria pa~sionis <Cius; ·.i{m general qu'e incluye y afirma genéricamente todo cuanto
mens impletur gratia ··s el misterio de Cristo que se realiza sintéticamente en la Misa.
et futurae gloriae nobis pignus datur. Se sabe que el texto más antiguo de anáfora que ~ ha con-
• 10,5 ,•·is. En un pap·iro eopté'·, probablernenh del eig-lo v, que trae un
. 1·rvado hasta nuestros días es el de la Traditio Apostolica de·
t~xü> interpolado y con alg-unas variantes de la Didaché, el Maran atha 1 lipólito. Mas se sabe también que más que de una anáfora
de la Di<J;aohé (X,6), que cierra la oraeión, es traducción: "El Selíor vie- • ompletam•ente desarrollada se trata de un esquema de anáfora.
ne. Amén". Cf. G. HoRNER, Th¡j new pa1pyru.s fragment of the Diáaohe
in coptic: Journial of Theologieal Studle" (1924) p.230. 1)e todos modos, una de las características del texto de Hipó-
Nt·11,t. tcol. liturp.
_ _ _ _ _ _ _ _C_._5_._N_O_C_I_ÓN DE LA LITURGIA Y MISA 163
162 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
5 Cf. L. liJ'1SENHÜFER, Oanon Jiissue ¡-.oma·¡uw (¡loma~ 1954) p,33, c•ru1nr-nt0is, la .perfección de los F:acran1ernto;s1.
~ ·/fumma 3 q. 65 a,3 c, " Hier. ecci. III,l : I'G 3,424-25.
"' Cf. 4 ad 8 q.1 a.l, ed. l\Joos, p.308 n.19; p.310 n.34.
c.5. NOCIÓN DE 'LA LITURGIA Y MISA, 171
170 P.t.• CONCEPTO DE tA tITU~GIA
dona la vida espiritual a fin de que el hombre sea perfecto en La expresión litúrgica.
sí mismo por la unión con Dios" 11 •
Esta doctrina •es la base de la recomendación que el cate- Expresión litúrgica connatural de esta ordenación de todos
cismo del Concilio de T rento hace a los pastores de almas los sacram'entos a la Misa es la práctica litúrgica de la an-
cuando les obliga a mostrar a los fieles qué abundancia de bie- tigüedad, en la que se quería que todos percibiesen y respe-
nes está encerrada en los misterios de la eucaristía. "Lo harán tasen lo más que pudiesen el significado y la fuerza de qu•e to-
d'e este modo si, al explicar la naturaleza y eficacia de todos dos los demás sacramentos son administrados naturalmente Y se
los sacramentos, comparan la eucaristía a la fuente y a los de- reciben en conexión inmediata con la Misa. Esto sucede a fin de
más sacramentos como a los riachuelos o canales que de ella qu'e el fiel pueda, como lo requiere la naturaleza misma de las
proceden. En efecto, hay que decir que ella •es la fuente de toda cosas, llevar inmediatamente la santificación recibida en los otro,r
grncia, pues contiene la fuente misma de los carismas celestes sacramentos y el acto de culto en ellos ejercido a su natural
y los dones, y al autor de todos los sacramentos, Cristo Señor. perfeccionamiento mediante la participación al sacrificio euca-
De est'e sacramento, como de una fuente, se derivan para los rístico 'en la comunión, al que tienden precisamente todos los
demás sacramentos los bienes y perfección que tienen" 1 ~. otros sacramentos.
Compr'endida naturalmente la fuerza del culto rend~do a Di.os Se sabe que el bautismo, la confirmación y .la c?~unión, en
contenida en los otros sacramentos. En esta perspectiva adquie- la iniciación cristiana antigua, formaban un nto umco Y ho-
ren toda su fuerza las palabras de Nuestro Señor en San Juan: mogéneo, comenzado en la fu.en~e bautis~~l y termin.~do en la
"Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su comunión primera en el sacrificio eucanstlco. Tamb1en la re-
sangre no tendréis vida en vosotros" (lo 6,54). conciliación de los p'enitentes se realiza~.ª d.e modo natur.al. en
Hay que observar atentamente que si es verdadero que los conexión con la Misa del Jueves Santo: a fm de que, recibien-
otros sacramentos están todos ordenados al sacrificio de la Misa do el vestido nupcial merezcan participar en la mesa real de la
y del mismo obtienen toda su fuerza santificadora y cultual, es que habían sido apartados" ·13 • Tam~ién hoy el ri~o. ~'e la pre-
verdadero y con mayor razón aún que todo cuanto en la Igle- paración de los enfermos a la gl~:1~ celeste se 1mcia con la
sia, fuera de la liturgia, tiene alguna virtud santificadora y de extremaunción y culmina ·con el viatico. Todos los ordenados
gloria a Dios, sea en la vida privada llamada ascética y mística por el sacramento del orden, en sus grados diversos, l;i. son d'e
de toda alma, sea en la vida pública, como la administración, el modo natural durante una Misa y a eilla deben participar de
apostolado, la enseñanza, no posee tal virtud si no es en re- modo natural en la comunión del sacrificio. Y;a el Pseudo-Dio-
lación al sacrificio de la Misa, como preparación o derivación, nisia en un texto citado también por Santo Tomás, había ob-
y por un cierto voto del mismo sacrificio de la Misa. Esta ob- serv~do: "Ninguno vien'e a ser perfecto en un grado jerárquico
s'ervación es de capital importancia para la solución de las cues- si no es por la divinísima eucaristía" 14 • Finalmente, la .celebra-
tiones que plantean las relaciones entre la liturgia y la espiritua- ción connatural del matrimonio se realiza durante la Misa, o al
lidad y entre la liturgia y la pastoral. menos, en conexión inmediata con ella, y la naturaleza misma
La razón teológica última del hecho de que a la eucaristía de l:as cosas requiere no menos perentoriam1mte que los espo-
están ordenados todos los sacramentos y qu'e de la eucaristía sos sellen su mutua unión con la participación común al sa-
todos los demás sacramentos obtienen su virtud santificadora crificio eucarístico.
es que el fin de los sacramentos es la santificación de los hom- De este modo, permaneciendo verdadero que la adminis~ra
bres y el culto rendido a Dios en Cristo. Mas el Gólgota 'e~ la ción de los otros sacramentos en unión inmediata con la Misa,
fuente de toda santificación que Dios hace al hombre en Cnsto no se requi'ere para la validez de ninguno de ellos; sin e~bar
y de todo culto que el hombre en Cristo rinde a Dios. Así, el go, su conexión con la comunión en el s~crific;:io eucarístl~o es
hombre no es santificado ni rinde culto a Dios si no en cuanto tan íntima que la mente profunda de la liturgia y, por as1. de-
se pone en contacto con el Gólgota y participa de él. Ahora cirlo, su carril natural induce a expresarla también en los ntos.
bien, la Misa es el Gólgota renovado sacramentalmente y del De esto síguese que cada uno, en cuanto esté de su parte, ha de
cual participa el hombre plenariamente en la comunión. La 'eu- guardarse bien de frustrar esta mente o de privar al p~eblo ~e
caristía, sacramento y sacrificio, realiza, pues, en grado máxi- percibir o vivir tal significado profundo. De lo contrano, sena
mo la noción y los fines de todos los sacramentos. - ~~-
•• ¡¡" ecc•l. hier., III: PG 3,424, citadoo por SANTO TOMÁS, Suimma
lll P.2.• c.4 n.47-48. :.l 1¡.fíú 11.3 Sed ooontra.
1_7_2_ _ _ _ _ _ _P_._1_.ª_CONCEPTO DE LA LITURGIA c.5. NOCIÓN DE LA LITURGIA Y MIS/\, 173
pon.er en_ ju:go la comp~ensión d•el misterio de Cristo y su efi- efecto, en la Misa se concentran sacramentalmente y litúrgica-
caCJa practica en la vida del pueblo cristiano. mente con sumo grado de expresión y de eficacia todas las
. Cuanto_ se ha dicho de los sacramentos vale con mayor ra- fases del misterio de Cristo, hay que decir que toda Misa es un
zon todav1a de todos los ritos de institución eclesiástica en la Adviento, Navidad, Epifanía, Jueves Santo, Viernes Santo, Pas-
liturgia: ceremonias, sacramental•es, oraciones y, de modo es- cua, Ascensión, Pentecostés, Cristo Rey, Todos los Santos.
pecial, el oficio divino. El motivo fundamental es el mismo: sa- Una fiesta litúrgica no puede ser cualquier cosa que no esté
bemos que todos estos ritos de institución eclesiástica en la li- ya realmente contenida en toda y cada una Misa.
t~rgia .1:1º tienen otro fin que el culto divino 'en Cristo y la san-
He aquí, pues, la relación precisa entre la Misa y una fiesta
tJficac10n del hombre también en Cristo. Ahora bien, estas dos
litúrgica: teológica y litúrgicamente, toda Misa expresa sinté-
cosas no existen, de hecho, sino como participación en el sacri'
ticamente y, a su modo, realiza eficazmente, todo el misterio de
fido del Gólgota, y como derivación suya del sacrificio que s'e
Cristo. Mas nosotros, de tal modo estamos hechos en nu'estra
renueva sacramentalmente en la Misa. Luego todos esos ritos
limitada capacidad psicológica, que no podemos penetrar de una
en tanto significan algo en cuanto son disposiciones, más o me- sola V'ez todas las riquezas de la gracia del mi~terio de Cristo,
nos inmediatas, a la comunión en el sacrificio eucarístico o de- que se expresa y se realiza eficazmente en toda Misa en un solo
rivaciones del mismo. punto del espacio y del tiempo. Necesitamos, pues, que este
Es, pues, natural que en la liturgia de institución eclesiásti- misterio nos venga sucesivamente como dividido y analizado 'en
ca, de modo especial en el oficio divino y en la administración
sus diversos aspectos, aunque siempre estén todos y simultá-
de los sacramental•es, especialmente de los más importantes
neamente presentes, a fin de poder conC'entrar ininterrumpida-
entre las bendiciones y consagraciones, la lógica misma de ías
mente, con calma y con suficiente eficacia psicológica, nuestra
cosas había inducido a la Iglesia a realizar su celebración en
atención, ya sobre uno, ya sobre otro, y llegar así, paso a paso,
ínti~a relación con el sacrificio de la Misa. Así, por •ejemplo,
a penetrarnos siempre más del sentido pleno de cada Misa.
el idteal al que tiende la liturgia es que la celebración de la
Este poner de relieve ya uno, ya otro de los diversos aspectos
Misa,. a.l m~n?s la conventual, siga a la recitación de una parte del único misterio de Cristo que se realiza simultáneamente 'en
del o~c.1? divmo; que las grandes bendiciones y consagraciones toda Misa se llama, precisamente, celebrar una fiesta litúrgica 16 •
(bend1c1on de un abad, consagración de una iglesia, de una vir-
gen, profesión monástica) se efectúen en el curso de una IvHsa; Muchas fiestas se organizan litúrgicament'e en ciclos de fies-
que las exequias de los difuntos se hagan en conexión con la tas, es decir, en conjuntos orgánicos que periódicamente hacen
Misa y por el mismo sacerdote que la ha celebrado. Es conoci- ante nosotros su aparición. Dejamos, naturalmente, un tratado
do que muy pronto se .usó bendecir un gran núm'ero de obje- especial para explicar particularmente la formación histórica
tos (agua, leche, miel, aceite para los enfermos y especialmente y el contenido teológico-litúrgico de cada ciclo litúrgico. Aquí
basta insinuar su significación genérica en relación a la expre-
a!imentos de toda especie: uvas, hu•evos, cordero pascual, pan
vmo, frutas) en el curso mismo de la Misa, al fin del canon y sión litúrgica general del misterio de Cristo, historia sagrada 17 •
con la fórmula: per quem haec omnia 15 • La misma estructura Se sabe que •en la liturgia romana existe el ciclo del tiempo
del oficio divino fué vinculada establemente a la Misa del día, litúrgico y el ciclo de los santos; el ciclo festivo del tiempo com-
por 'ejemplo, mediante la recitación de la misma oración. pr•ende el período festivo de Adviento-Epifanía y el de Sep-
tuagésima-Pentecostés. El período festivo de Adviento-Epifa-
nía expresa todo el misterio de Cristo, mas bajo la luz de la
4. EL SENTIDO DE LAS FIESTAS LITÚRGICAS Y DE LOS venida epifánica del Señor. Esta venida epifánica del Señor
CICLOS LITÚRGICOS es considerada continua y variadamente según las div•ersas eta-
pas o fases en que se desarrolla el misterio de Cristo: la fase
Del hecho de que en la Misa bajo el velo de signos sensibles de la preparación histórica a la venida del Señor (•el Antiguo
y eficaces, viven y se concentran en sumo grado todas las fases Testamento considerado como tendencia a una cosa, prepara-
del misterio de Cristo, historia sagrada, pr'esente, pasada y fu- ción, anuncio, prefiguración de la venida epifánica del Señor);
tura y que todas las otras partes de la litmgia están ordenadas la fase de la realización histórica de la venida del Señor en su
a la Misa como a su centro, nos es dado a conocer cuál sea el nacimiento y manifestación sobre la tierra (Navidad, Epifanía);
sentido de las fiestas litúrgicas y de los ciclos litúrgicos. Si, en la fase de la realización de la venida epifánica del Señor his-
" .Cf. J. JuNGMANN, Missarum. sollom.nia, ed. esp. (BAC, Madrid, ed.2.•,
16 Cf. O . .CASFJL, Zur idee der lit!lrgis,chen Festfeier: M:vst?rium. Ge-.
1953) p.941ss. Hamelte Arbeiten laacher Monche (l\fünster 19·26) p.53-61.
11 Cf. c.2 p.95.
174 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
c.5. NOCIÓN DE LA LITURGIA Y MISA l 7á
tórico-mística en el período actual. bien de un modo litúrgico realidad que ya se encuentra entera y simultáneamente en toda
'en el . s?cr!ficio y en los sacramentos y sacramentales, o bien Misa.
extrahturgico mas preparatorio a la litúrgica y de ella deriva- En modo análogo las fiestas marianas, las de los ángeles, las
do, en la transformación privada moral-ascética de cada alma de los santos, no hacen otra cosa que poner cada una de re-
cual empeño moral y respuesta a la venida litúrgica del Señor; lieve cualquier aspecto del misterio de Cristo ya presente en
finalmente, l~ fase de la venida 'escatológica del Señor, desde toda Misa. Las de la Virgen no hacen otra cosa que poner de
ahora anunci~~a, prefigurada, iniciada en la venida litúrgica y relieve de modo particular el lugar que, por disposición divina,
que se cumphra perfectamente en el segundo adviento del Se- corresponde a María en este mismo misterio: las maravillas de
ñor proclamado y esperado. Ésta es la clave para entender la Dios en la Virgen, ya, en cierto modo, preparadas y figuradas
li~urgia. del Advi•ento, de Navidad y de Epifanía. El Señor de- 'en el Antiguo Testamento, para hacerla apta a desempeñar la
b1a vemr; el Señor vino; el Señor viene cada día, en cada alma, parte precisa que Él la habia señalado en la realización del mis-
por :Vía sacramental, especialmente en la Misa; por vía moral, en terio de Cristo en sus diversas fases; la acción efectiva de Ma-
la vi~a moral d~ cada uno; el Señor vendrá: he aquí los temas ría en esta misma realización, en su vida t'errena y ahora en la
esenciales de este período litúrgico. Basta recorrer d'esde este gloria. Asi en la liturgia, junto al misterio de Cristo, se desen-
punto de vista el misal y el breviario de este período para dar- vuelve paralelamente, mas en sentido muy lato y en todo sub-
se cuenta d'e ello. ordinado al misterio de Cristo del que forma parte, el miste-
rio de María; preparado en el Antiguo Testamento; realizado
~ :n un sentido. análog~ se entiende todo el ciclo de Sep-
tuages1ma-Pentecostes. Aqm, de nuevo se considera todo el históricamente en su vida terrena, y operante ahora místicamen-
misterio die Cristo, pero bajo el concepto de redención. 1) Re- te en las almas en cuanto las dispon•e a recibir y vivir el mis-
~ención necesaria, anunciada, preparada, prefigurada en el An-
terio de Cristo.
tiguo Testamento; 2) redención realizada históricamente en la Las fi~stas d~ los. ángeles cons!der~n la parte de los ángele~
vida de Cristo y principalmente en su pasión, muerte, descen- en esta misma historia sagrada, misterio de Cristo, 'en sus fases
sión a los infiernos, resurrección, ascensión y colocación en la diversas, desde el principio del mundo a los triunfos del Apo-
gloria a la diestra del Padr'e; 3) redención realizada y realizán- calipsis. En efecto, como se explicará en un capítulo próximo,
dose continuamente en la Iglesia a partir de Pentecostés, ante la historia sagrada, misterio de Cristo, incluso en su refl'ejo
to~o, mediante la comunicación del Espíritu Santo hecha por
litúrgico,. es un todo cósmico que incluye también a los ángeles.
C:r~sto .ª l~ Iglesia y la fundación visible de esta lgl•esia como
Las fiestas de los santos ponen de relieve los frutos y los
u?ico mstitut? social de salvación (Pentecostés); luego reali- modelos de la redención de Cristo entre los hombres. El miste-
zandose ulteriormente en cada alma. Esta ulterior realización rio de Cristo siempre en acto entre los hombres, obra en cada
en cada alma se hace o por vía litúrgica, •especialmente en d uno de ellos con matiz especial. Ninguno realiza en sí, per-
sacrificio y en los sacramentos-sacramentos de iniciación cris- fectam'ente y bajo todos sus aspectos, este misterio que con-
tiana administrados oficialmente en la noche del Sábado Santo siste en reproducir en sí los rasgos de Cristo; cada uno re-
y en la vigilia de Pentecostés, sacramento de la p•enitencia en produce en modo especial cualquier rasgo particular, y así cada
la reconciliación de los penitentes el Jueves Santo, sacramento uno tiene su fisonomía propia y un pu'esto particular se-
del orden administrado en las cuatro témporas o en la vigilia ñalado por Dios en la realización general entre los hombres
pascual-, o por vía extralitúrgica, mas como preparación a la de este misterio. La fiesta de Todos los Santos pone vigorosa-
acción litúrgica o derivación de ella en la vida moral y ascética mente de relieve el aspecto escatológico triunfal final del mis-
de todo fiel, de modo especial el ayuno, penitencia, limosna, terio de Cristo, la Jerusalén celeste, término último de este mis-
terio, de toda la historia sagrada, misterio de la lgl•esia, y por
buenas obras todo esto es puesto fuertemente de relieve en el
lo mismo de toda la liturgia. Como es obvio, todas estas co-
período cuaresmal; 4) finalmente, redención plena, a la cual nos
sas están ya presentes en toda Misa.
prepara la realización siempre más perfecta de la redención
Por esto todas las fiestas se celebran siempre 'esencialmen-
hecha en nosotros en esta vida en el modo antes indicado. Es- te en una sola Misa. Los diversos formularios de los que ella,
tas ideas son la clave para entender este período de fiestas siempre la misma, se reviste, por así decirlo, •en las diversas
litúrgicas. ocasiones, no tienen otro fin que poner de relieve con más
\ Es fácil ver cómo los dos grandes ciclos festivos del tiem- vivos caracteres ya uno ya otro de los aspectos, qu'e están
po en la liturgia romana no hacen efectivament•e otra cosa, a siempre presentes y que constituyen el único e integral miste-
su modo, que poner psicológicamente en relieve y analizar su- rio de Cristo.
cesivamente, para poner más fácilmente a nuestro alcance una
176 P.1.ª CONCEPTO DE LA LITURGIA
de la gracia como elevador físico al orden divino y la realidad el sujeto, y psicologismo interior e individualista con tenden-
de la sacramentalidad en la transmisión de esta gracia. cia egocentrista, he aquí los dos grandes enemigos de la li-
Es, pues, imposible penetrar en el mundo de la liturgia sin turgia.
una mentalidad objetiva, o, si se prefiere, sin una mentalidad
realista, en la cual los valores de la subjetividad y de la inte- 2. MATICES DE POSIBLES ACTITUDES DIVERSAS Y EL PLENO
rioridad no se realizan sin una armonización del sujeto con •el RENDIMIENTO DE LA LITURGIA
objeto distinto de sí e independiente. De este modo, a propó-
sito de un punto particular, la liturgia, tocamos nuevamente c;on La liturgia no puede tener pleno rendimiento sino en un
las manos la profunda unidad de toda la visión católica d•e! clima donde la majestad trascendente d'el objeto domina efec-
mundo, fundamentalmente realista y objetivista en toda su línea. tivamente en la psicología del sujeto y donde el sujeto hace
Es el equilibrio específicamente católico del binomio sujeto- suyo al objeto respondiendo vitalmente a la norma obj•etiva.
objeto; equilibrio que afirma fU'ertemente no sólo la realidad Por esto en este campo del equilibrio que hay que obser-
inconfundible de dos polos sin permitir jamás que uno de los var entre la objetividad y la subjetividad, la ext•erioridad y la
dos términos sea suprimido para dejar subsistir sólo eI otro, interioridad, podemos tener entre los católicos y dentro de los
sino que quiere, además, que los dos términos salvaguardados límites de la más incensurable ortodoxia, pequeñas dif'erencias
en su individualidad, estén cuidadosament'e subordinados el uno en las actitudes generales, aunque no todas serán de igual mo-
al otro, es decir, el sujeto subordinado al objeto y en todo do favorables a la plena comprensión y a la plena eficacia d•e
dirigido por él. la liturgia. Naturalmente, entre catélicos, no se podrá tratar
El objeto y la norma objetiva en el catolicismo significa: sino de diferencias que salvaguarden los puntos esenciales e in-
Dios, Cristo, la Iglesia con sus poderes de santificación, de violabl•es. En el campo católico no hay ni puede haber piedad
gobierno, d•e magisterio, los sacramentos, los sacramentales, las o espiritualidad si no es en cierto modo formalmente objetivis-
oraciones, las ceremonias. La reacción individual e íntima del ta, y por lo mismo, sacrificial, sacramental, eclesiástica y litúr-
sujeto significa: el hombre. La subordinación del sujeto al ob- gica. Como tampoco puede haber espíritu o piedad litúrgica
jeto significa: el vibrar del hombre al unísono con 1a realidad realmente católica si no incluye y s•e preocupa esencialmente
erística, eclesiástica y litúrgica, haciéndos'e una misma cosa con de la cooperación y sintonía vital individual, personal, del su-
ella y tomando de ella toda su norma. Equilibrio de manejo más jeto frente a la realidad objetiva, litúrgica, sacrificial, sacramen-
delicado de lo que a primera vista puede creerse. Cualquier tal, eclesiástica. Sobre este punto, qu•e debe ser absolutamente
desconcierto, aunqu'e sea puramente tendencia!, de la preocu- claro para todos, Pío XII ha llamado vigorosamente de nuevo
pación íntima o del acentuamiento de algunos de sus factores, la atención en la encíclica Mediator Dei 1 . La advertencia era.
tendría su repercusión en el modo de considerar la liturgia y sin duda, oportuna contra la mentalidad nebulosa d'e algunos,
su función en la vida cristiana. Tal sería, por ejemplo, un fu•er- que, haciéndose paladines de una piedad llamada por ellos "ob-
te aumento dado a la introspección, al autoanálisis, a la expe- jetiva", identificada con la piedad litúrgica y opuesta por ellos
riencia psicológica de los propios estados íntimos y de las reac- a una piedad "subjetiva", en realidad no proponían otra cosa,
ciones de las propias facultades del conocer, d'el querer y del como se ha dicho justament•e '2 , sino "una caricatura de piedad
sentir, aunque sea en orden a Dios y a Cristo, pero con la que transformaría la liturgia en una especie de magia". Sobe
tendencia más o menos consciente a entreten•erse en la propia esta cuestión habremos de hablar detenidamente en el capítulo
experiencia, en las propias reacciones psicológicas, en los pro- qu'e dedicamos a la espiritualidad litúrgica. Allí se verá, cómo,
pios actos psíquicos, en los propios estados fruitivos, como en en la práctica, la eficacia de la misma liturgia impone que los
la cosa es•encial y primariamente deseada en nuestras relaciones fieles estén formados en una intensa vida espiritual interior
con Dios, en vez de considerar, como cosa esencial y primaria, que no· se limite exclusivamente a los solos momentos ci'e la
simplemente a Dios mismo, a Cristo mismo, es decir, al objeto asistencia a la celebración litúrgica, sino que se extienda a toda
de nuestros actos y nada más. -Ruptura del equilibrio no me- la vida in=luso extralitúrgica; intensa vida interior, pero conce-
nos fatal a la comprensión d•e la liturgia y a su eficacia sería, bida si'empre como preparación a la acción litúrgica y como
naturalmente, el pararse de tal modo ante la objetividad, ante una consecuencia y por lo mismo en una conexión estrecha
el dato extrínseco puesto de frente, que llegase uno a no pr•e- y próxima con ella, y no sólo remota.
ocuparse más de sintonizarse subjetivamente con él, de vibrar Admitido, pues, que las diferencias que se pueden manifes-
como individualidad íntima ante él, de hacerlo suyo interiori.. 1
N.2fi-32
zándolo. Exterioridad muerta, sin repercusión íntima y vital en 'A. M. R-oguet, en la edición de Ja encídica, ¡;;.15 nt.28.
182 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.6..LEY DE LA OBJETMDAD 183
tar entre los católicos 'en este campo, no pueden ser sino pe- en el mundo litúrgico se mira como oblicuamente por connota-
queñas y, a la luz de la fe y de la ortodoxia, secundarias, no ción, como quien en un campo visual determinado donde hay
se puede negar, creo, que esa misma diversidad de actitudes muchos objetos, fija su atención sobre uno de ellos, bien que
generales, mirando a la cuestión sujeto-objeto, tiene su real vea los d'emás, pero sin que lleguen a ocupar el primer plano
importancia para la comprensión y plena eficacia de la litur- de su conciencia, donde impera soberanamente el objeto direc-
gia. Puede, pues, existir en un católico, dentro de los límites tamente fijado. En la liturgia la terapéutica del sujeto se hace
de la ortodoxia, una forma de mentalidad que frent•e al bino- más por concentración d'el sujeto sobre el objeto que por re-
mio objeto-sujeto esté dirigida en tal modo al aspecto sujeto, torno del sujeto sobre sí mismo 3 •
individuo, experiencia psicológica personal, autoconsciencia de Todo esto nos ayuda a comprender una de las causas, y
los propios actos psicológicos antes que al asp'ecto objeto, rea- probablemente una de las más profundas, por qué entre los
lidad sacrificial, sacramental, comunitaria, eclesial, que tendrá mismos católicos, incluso fervorosos y solícitos de llevar una
tendencia a disminuir bastante, y tal vez a reducir al mínimum intensa vida espiritual, no ll'egaron ni actualmente llegan todos
indispensable el contacto con el mundo litúrgico y a refugiarse a una comprensión igualmente profunda de la liturgia y a una
preferentemente en una forma de piedad más individual o. por asimilación igualmente abundante y eficaz de la misma en la
lo menos, extralitúrgica, con un contacto muy débil y remoto vida 4 • Ni parece casual que en nuestros días, entre los cató-
con la misma liturgia. Esta piedad más individual y extrali- licos qu'e sienten y manifiestan más que los otros las necesi-
túrgica le parecerá poner menos lazos a la libertad y cre'!tivi- dades de su propia generación, exista un ardiente deseo de des-
dad espiritual individual y satisfacer mejor la gran preocupa- cubrir nuevamente el mundo de la liturgia. Son, por lo demás,
ción e introspección psicológica, d'e autoanálisis, y de autocons- aquellos mismos hombr•es que sienten la necesidad de un equi-
ciencia de los propios actos psíquicos, mientras que un contac· librio de la vida más eficaz para nosotros, en el cual, entre
to menos parsimonioso con la liturgia le parecerá impedimento otras cosas, se da al dato objetivo, realista y comunitario, una
o al menos distracción y por lo mismo menos eficaz al fin que atención más directa y mucho mayor de cuantas se han dado en
se propone. el pasado inmediato, sin negar por esto algunas de las inne-
Para quien qui'era penetrar a fondo el mundo de la liturgia gables conquistas en el campo de lo subjetivo y de lo indi-
y experimentar su eficacia con pleno rendimiento, la predicha vidual.
actitud general de espíritu no es la más conveniente. En efecto, Finalmente, cuanto hemos dicho precedentemente nos ayuda a
'este mundo da especial realce a la norma objetiva de la sal· comprender cómo todo el gran probl•ema litúrgico consiste en
vación como dato independiente del sujeto; se preocupa, sí, el fondo en esto: cómo hacer que los cristianos vibren nueva-
r1e inducir al sujeto a ciertas determinaciones, a actos persona· mente como subjetividades personales e individuales ante 'el
les y a estados psicológicos individuales y sentidos, p'ero todo mundo objetivo de las realidades litúrgicas: realidad erística,
este aspecto subjetivo es principalmente considerado como la sacrificial, sacramental, comunitaria eclesial, hasta hacerlas el
debida respuesta del sujeto a la norma objetiva que Dios l'e propio mundo int'erior, en la armonía del sujeto con el objeto
pone por delante; como un sintonizarse del sujeto con las rea- y debajo de la primacía del objeto como elemento determinante
lidades litúrgicas, siempre en el prim'er plano de la conciencia, y regulador.
como un apropiarse estas realidades, como un participar en 3 Un '~xcelente conocedor de la literatura místic'a moderna, Enrique
ellas. Brémond, después de hab·er analizado las oraciones de un1 tal Duguet,
pasando' luego a las corrientes de espiritualidad de tipc- litúrgico, se ex-
En este mundo litúrgico se da la gran preocupación de que pre,saba de esta mani~ra: "Una de las ventajas de esta última (=las fór-
las actividades del suj'eto, sus experiencias psicológicas perso- mulas litúr·gicas), urnt de sus glorias, es, precisamente, de atajar corto
nales, considerado todo como indispensable en el encuentro de a estas introspecciones apasionadas, de q,ue las: oraciones de Duguet nos
ofN·cen un ejemplo tan patético y al mismo· tiempo tan desconcertante.
Dios y el hombre en Cristo, no sean mal entendidas como si La liturgia no sólc- n() permite expresarse, y, por lo mismo, exagerarse,
tuviesen fu•erza y valor de salvación independiente del objeto, en esta timidez¡ easi mórhi<la, mas, por el conttrario, la cura in radice.
Impidiéndonos pensar de tal mo<lo en nosotro:s mismos, la liturgia nos
es decir, de la realidad erística, sacrificial, sacramental, eclesial. hace vivir, ¡.;l.in esfuerzo y sin darn1os cuenta, la religión más elevada,
Por esto, más que preocuparse constantemente de introspección r1ue es adoraeión desintnesada y puro amor" (Hist-Ovre a.u, sentiment reU-
11ieum en Fra•nce, X p.288 nt.2).
psicológica para analizar el propio •estado psíquico, el mundo • Quien deseE> más d~talles sc-bre la cuestión a quE> aludimos aquí, pue-
litúrgico dirige ante todo la atención y la mirada hacia Dios de, leer, p.ej., il'l•ssarum solttmnia, de J. A. JuNGMANN, 2.• ed. esp. (BAC,
Madrid 19·53) p.113ss. Véase también la controversia a que alnde I. MEN-
y hacia las realidades objetivas: Cristo, misterio de Cristo, re- NJ~SIER: S. Thomas d'A., So,m,me théoiogique, ed. Rev. dw Jeunes, La re-
dención, Iglesia. Repetimos una vez más, no queremos decir U¡¡ion 1 (París 1932) p 327.
con esto que el sujeto no se preocupe de sí mismo, sino que
C.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓG!CO-TRINITA<R!A 185
184 P.2.• LITURGIA Y COSMOS
de la unidad de naturaleza. Se dirá: unidad numérica de la na- aún la necesidad d'e insistir sobre el aspecto trinitario de la
turaleza, pero tal que no impida la trinidad de personas real- visión cristiana del mundo, y, lo que principalmente ha suce-
mente distintas. dido, en efecto, ha sido que no se nos ha abandonado a la ten-
En est'e modo de considerar la Trinidad, la dificultad, para dencia de limitar prácticamente nuestras consideraciones religio-
el razonamiento, no será de salvar en Dios la naturaleza, que sas en torno a Dios simplemente al Dios de los filósofos y, a lo
ésta está bien clara y admitida como punto de partida, pero sumo, del Antiguo Testamento, y de Cristo. Comúnmente se
será, por lo contrario, salvar la distinción real de las tres per- admite como cierto que este modo de cons1derar la Trinidad,
sonas. El problema será: cómo 'en una naturaleza numérica- aunque, repetírnoslo, perfectamente legítimo desde el punto de
mente una pueden subsistir tres personas realmente distintas. vista teológico, incluso desde el punto de vista que tiene, como
Aquí el callejón sin salida, para el razonamiento, es que no se ha dicho, sus reales ventajas, como es la de atajar en sus
se ve cómo d•e una naturaleza númericamente una se pueda
principios el peligro arriano, y aunque ortodoxo desde el .P1:1nto
hacer salir tres personas realmente distintas '2 • El Dios de los
de vista de la fe, no es el punto de vista bajo el que la Trmidad
filósofos, y, a lo sumo, el Dios del Antiguo Testamento, es cla-
viene' ante todo presentada en la Escritura y, consiguientemente,
morosamente afirmado y puesto en salvo en la psicología viva
del creyente; pero ¿y las tres personas realmente distintas Pa- como suele suceder, en la liturgia, y por lo mismo no prepara
a penetrar toda la profundidad de las dimensio.nes reales trini~
dre, Hijo y Espíritu Santo? El peligro psicológico, que amenaza
a quien considera de este modo el misterio de la Trinidad, es tarias de la visión cristiana del mundo y de la vida en el Nuevo
de no tomar suficientemente en s•erio, en su aspecto vital. la Testamento y en la liturgia.
distinción real de las tres personas en Dios, y, de frente a Dios, Existe, en efecto, otro modo posible de formular el mismo
de refugiarse en una psicología de filósofo, o, si s'e quiere, de misterio d•e la Trinidad, partiendo mentalmente no ya de la
judío, tanto más cuanto que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo unidad de naturaleza, para alcanzar luego en un segundo mo~
especialmente el Padre y el Espíritu Santo 3 , son en la psicolo- mento psicológico la trinidad de las personas realmente distin-
gía religiosa realidades poco vividas; por lo mismo existe el tas, sino siguiendo el proceso inverso, partiendo, e~~o es, d'.e. la
peligro de que no se tenga una psicología religiosa vivamente trinidad de personas realmente distintas Padre, Hi¡o, Esp1.ntu
Santo, y consiguiendo después, en un segundo momento psico-
trinitaria.
lógico, que estas tres personas realmente distintas subsist~n en
Es cosa conocidísima en la historia de las doctrinas trinita-
una naturaleza numéricamente una. En este modo de considerar
rias que en Occidente, a partir especialmente de San Agustín,
la Trinidad, la distinción de las tre.3 personas está en el primer
prevalece este modo de aproximar el misterio trinitario par-
plano de la conciencia del creyente, mientras que la unidad
tiendo de la unidad divina y que con San Anselmo, y principal-
de naturaleza se encuentra relegada, por. así decirlo, al segundo
mente con Santo Tomás y los escolásticos del siglo xm, puede
plano, casi como corrección de la afirmación de la distinción
decirse que ese modo vino a ser exclusivo 4 • Todo esto cae f.u~r
real de las tres p'ersonas. En este caso el problema intelectual.
t'emente, con sus ventajas y sus inconvenientes, no sólo sobre
ante el que ha de enfrentarse el razonamiento teológico, ser~:
el modo en que, entre nosotros, se nos esforzó a explicar en
cómo salvar, en la distinción real de las tres personas, la um-
teología la doctrina trinitaria y se miró el problema entero de
dad numérica d'e su naturaleza; cómo reducir la trinidad a la
Dios, sino también sobre el modo en qu•e fue presentada la
unidad 5 • El peligro específico de que deberá guardarse atenta-
Trinidad en el catecismo y en la predicación, y tanto es que
mente quien considere de este modo la Trinidad, será el insistir
en la predicación y en la instrucción de los fieles se ha notado
d•e tal forma en la distinción real de las tres divinas personas,
-- .-~;;-¡;e que la teoría explicativ'.1, llamada, psicol~gica, ~e la,. Tri!li- Padre, Hijo, Espíritu Santo, que deje bastante osc1;1recido en
dad creada por Sai~ Agustín más !nen corno descr1pc16n ps1co1lógica 111-
tuitlva trasladada por San Anselmo a un plano metafísic0o y perfeccio- su conciencia la unidad real de su naturaleza y olvide su ab-
nada por Santo Tomás, es precisamente un. intento para intuir en cierto soluta igualdad en la et•ernidad, potencia, ciencia, sabiduría, etc.
modo cómo 'ello pueile sm~eder en e~ta 'V1sual, en que se part~ de la Uuien considere así la Trinidad, tendrá profunda y vivisima la
unidad de la naturaleza, . . .
• Porque miró al Hijo, si~ podrá conserva~ siempre una v1v3: r>;s1cologfa conciencia trinitaria; su Dios no será simplemente el Dios de
religiosa considerando el Hijo encarnado, Cr1s~o; mas el conocimiento del
Padre 1y' del Bspíritn Santo como personas dl~tmta" S<>rá, por el co,ntra-
rio, muy atenuado. Prácticamen'W,, elJ! la ps1co logfa. religiosa dornrnará
1
1ts I..1os Padres 1gri~~·os y latinos antes de San Agusti~, que considera-
Dios-el Dios de los filó.sofos y, a lo, sumo, del Antlgu~ Testamento-y hnn ¡>recisamente Ja -Trinidad en esta segnndf!. i,na1,1e,ra, mtentabarn expo-
Cristo. En teoloµ;ia sr- t?ndrá un D(') Deo ·uno~muy semeJant~ a nna teo- 11111·!11 afirmando fuert,emente, después de la dJ.,,1tmc1ón real. de .las Pe~so
dicea filosófica ilustrada con textos de la :ipscritnra Y de los Padr~s """· su inseparabilidad y unidad de eternidad, poder, sab1diuna, acción,
Y una cristología, mien,tras que la rmrportancia del tratado de Ja, Tnmdad 111 ('t'•tera, ayudándose COfl/ el Tecurso a las m•e-táf 01ras del sol, de su rayo
1
se quedará necesariampnte muy uubl••da .v dn 811 calor ; de la fuente, del riachuiolo que de ella na:ee Y ldel lago
• Dilucidada p<:>r De Thégnon, 111m ~e forma de él.
W8 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS c.7. n!ALÉcncA c1usTOLóG1co-TRINITA.R1A 189
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gloria ... En el cual (Cristo) también vosotros ... habéis creído, jante del Hijo encarnado >en cuanto a la fórmula per o a la idea
fuisteis sellados con el sello del Espíritu Santo prometido, pren- en ella contenida y del Espíritu Santo en cuanto a la idea ex-
da de nuestra herencia ... para alabanza de su gloria" (1,3-14). presada por el in.
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con En los pasajes citados San Pablo escribe esta fórmula in-
que nos amó, y estando nosotros muertos por nuestros delitos, cidentalmente y sin ninguna •explicación, lo que demuestra que
nos dio vida por Cristo ... por él tenemos los unos y los otros era clarísima y muy común entre los fieles de los primeros si-
(judíos y gentiles) <!l poder de acercarnos al Padre en un mis- glos la visual cristológico-trinitaria, ya antes de que fuesen es-
mo Espíritu. Por tanto, ya no sois extranj>eros y huéspedes, sino critos los evangelios. Este h>echo está confirmado por la cate-
conciudadanos de los santos y familiar'es de Dios, edificados quesis primitiva, según se refiere en los discursos de los Hechos
sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo de los Apóstoles (véase, por 'ejemplo, Act 2,32ss.; 5,30-32;
piedra angular el mismo Cristo Jesús, en quien bien trabada 15,7-11).
se alza toda la edificación para templo santo en •el Señor, en Naturalmente, repetírnoslo, este modo de ver las cosas pone
quien vosotros también sois edificados para morada de Dio's a la reflexión teológica ulterior una serie de cu'estiones nada
en el Espíritu" (2,4-5.18-22). Léanse también los pasajes si- fáciles. Sería ingenuo creer que bastó ponerse resueltamente
guientes: "Dios, enviando a su propio Hijo en carne semejante 'en el ángulo visual del Nuevo Testamento para que ante nues-
a la del pecado, y por el pecado, condenó al pecado en la car- tro razonamiento discursivo desaparecieran las dificultades del
ne ... , pero vosotros no vivís seqún la carne, sino según el es- misterio.
píritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros ... Por- Sólo para indicar estas dificultades es verdadero que no pa-
que los que son movidos por el Espíritu de Dios, éstos son hi- rece del todo necesario, teológicament'e hablando, explicar la
jos de Dios. Que no habéis r'ecibido el espíritu de siervos para fórmula a, per, in, ad, reduciéndola pura y simplemente a lo
recaer en el temor, antes habéis recibido el espíritu de adop- que en teología trinitaria se llama una apropiación, como mu-
ción, por el que clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo chos teólogos 12 creen deber hacer bastante superficialmente.
da testimonio a nuestro espíritu de qu'e somos hijos de Dios, y No podemos contentarnos con interpretar la fórmula en
si hijos, también herederos, herederos de Dios, coherederos de sentido puramente apropiativo sólo por lo que en ella se ma-
Cristo" (Rom 8,3-17). "Mas al llegar la plenitud de los tiem- nifiesta de causalidad efici'ente de las personas en el mundo.
pos, 'envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Por lo contrario, puede dársela un valor ampliamente personal
Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, para que re- por cuanto mira especialmente a las relaciones, siempre reales
cibiésemos la adopción. Y por ser hijos envió Dios a nuestros por parte de la criatura, mas de sola razón por parte de las
corazones el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba, Padre!" personas divinas, de causalidad formal, sea intrínseca (para la
(Gal 4,4-6). "¿O no sabéis que v,uestro cuerpo •es templo del segunda persona solamente en orden a la naturaleza humana
Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, tomada por ella en la encarnación), sea extrínseca o ejemplar.
y que, por tanto, no os pertenecéis? Habéis sido comprados a En 'esta línea de la causalidad ejemplar o de semejanza puede
precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo" (l Cor creerse que en la fórmula a, per, in. ad se expresa la relación
6,19-20). especial que las criaturas tienen también con aquello que a cada
No menos frecU'ente se encuentra el esquema con sólo tres una de las personas d•e la Trinidad es propio respecto a las
términos a, per, in (véase, por ejemplo, Eph 4,4-7; Rom 8.3-4; demás, es decir, los propria de cada una de las personas, como
15,lSss.; 1 Cor 12,4-6; 2 Cor 1,2lss.; 13,13). Más frecuente- se dice en teología. Con todo, es cierto que, apenas se intente
mente aún la fórmula a, per, in, ad, se encuentra naturalmente d>eterminar mejor la naturaleza íntima de aquello que es pro-
con sólo dos términos y hasta con uno, cuando, por ejemplo, 'en pio de cada ·una de las personas y que está expresado en la
un contexto en donde se habla de la primera persona, sea con
el nombre del Padre o con el de Dios, según la conocida ten- "' Se sabe que 211 teología trinitarie. se distingue propiedad y apro-
piaciones. Propiedad, estTictarn<?nte hablando, se llama aquellt> que en
dencia del Nuevo Testamento de reservar el nombre de Dios a rada una de la~ personas de la Trinidad existe estrictamenb propio y
la primera persona 10 viene presentado como el origen o como distintivo, innascibilidad (principio no principiado) y vaternídad, para
"' Padre; filiación pasiYa (principio principiado), para el Hijo; aspi-
el fin último de toda la economía ad extra 11'; en modo seme- ración pasiva, para el E~píritn Santo. Apropiación, por el contrario, se
llama, según cierto rnc>clo de hahlar especialmwte de la EscritUi·a, a
m Véanse, p.Pj., Ce•!. 3,16-17; 1 Tim. 2,5 comparándolo con l. C'or. <'iertas cualidadE'x que se atrib,11~·en a una persona determinada, cuando
8.4-6; Rom. 1,8-10; ,8-5; 8,35 comparándolo con 1 lo. 2,1 y con Heb. <'n realidad p~rtenecen a las tres, como el poder al Padre, la inteligencia
7,25; Gal. 4,6; l Cor. 1,3; Col. 1,3; 1 P,etr. 1,3. 111 Hijo, el amor nl Espíritu Sant-0, o también ac~iones de causalidad
11 fVéanse, p.ej., Rom. 3,21-26; 5,8-11; 8,26-30; 2 Cor. 5,18-19; ,.,. el mundo, como la creación al Padre, la acción eficiente 1santifica-
Gal, 4 14-7; Eph, 1,3-14; 2,4-10; Tit. 2,11-l4. 1lora al Espiritu Santo.
Sl'mt. teol. litu-rn. 7
194 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS c.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICO-TRINITAR!A 195
fórmula predicha con las partículas a, per, in, ad, se debe ne- los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces poseerán el reino
cesariamente llegar al misterio. de Dios (ad Patrem). Y algunos esto erais, pero habéis sido
Mas 'esta necesidad no quita nada al hecho verdadera y lavados; habéis sido santificados; habéis sido justificados en el
principalmente incluido en el esquema a, per, in, ad, de que el nombre del Señor Jesucristo ( per Christum) y 'en el Espíritu
Nuevo Testamento instruye a los fieles sobre la realidad trini- de nuestro Dios (in Spiritu) ... El cuerpo no es para la for-
taria; además, 'el Nuevo Testamento concibe a la luz de este nicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo; y Dios,
esquema, de un modo concreto, la vida trinitaria de los fieles, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por
a los cuales exhorta a vivirla. Por esto el Nuevo Testamento su pod•er. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de
nos recuerda incesantem'ente que todo bien de que estamos col- Cristo? ¿Y voy a tomar yo los miembros de Cristo para ha-
mados procede de la pura bondad del Padre y que Jesucristo, cerlos miembros de una meretriz? ¡No lo quiera Dios!. .. ¿O no
el Hijo de Dios encarnado, es el sumo e imprescindible m'edia- sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que
dor, sin el cual nadie recibe bien alguno del Padre, ni puede está en vosotros (in Spiritu), y habéis recibido de Dios (a Pa-
acercarse al Padr•e, mientras que sin el Espíritu Santo, que nos tre), y que, por tanto, no os pertenecéis? Habéis sido com-
mereció Cristo y nos mandó del Padre, presente y morador en prados a precio ( per Christum). Glorificad, pues, a Dios (ad
nosotros, personalmente y con sus dones, ninguno estaría uni- Patr:em) en vuestro cuerpo" (1 Cor 6,10-20).
do a Cristo, ni podría alcanzar su fin último, que es retornar Estas simples líneas pueden bastar, creo, para hacernos ver
al Padre por m•edio de Cristo. que, si bien el aspecto de las relaciones de la criatura con Dios
Para el Nuevo Testamento, esta realidad, presentada en este en el esquema a, per, in, ad constituye, en el fondo, un gran mis-
preciso aspecto, es algo esencialmente incluido •en la vida con- terio, ello no impide del todo, en la mente del Nuevo Testa-
creta religiosa de los fieles. Esta gran perspectiva cristológica mento, que la conciencia de estas relaciones en esta perspec-
trinitaria a Patre, per Filium eius lesum Christum, in Spiritu tiva pueda dar a la vida cristiana de cada día un impulso y
Sancto, ad Patrem, anima su fte, esperanza y caridad, como se una profundidad incomparabl'e.
puede ver fácilmente leyendo, por ejemplo, con tal sentido, el
capítulo octavo de la Epístola a los Romanos. Este aspecto es La fónnula "a, per, in, ad" en la an-
la fuente inagotabl'e de su adoración, admiración, gratitud a tigua tradición.
Dios, como se ve en los tres primeros capítulos de la Epístola
a los Efesios, especialmente 1,3-14; 2,11-21; y el tercero íntegro. Por esto, la misma gran perspectiva cristólógico-trinitaria de
El d'etermina su modo de orar. Se sabe, en efecto, que teoría la historia sagrada y de la salvación señaló profundamente la
explícita y práctica de San Pablo es que la oración de los cris- conciencia religiosa de las primeras generaciones cristianas. En
tianos, especialmente la de acción de gracias, se hace al Padre el año 96 describía Clemente Romano a los corintios la fun-
por medio de su Hijo, Jesucristo, con conocimiento de qu'e no dación de la Iglesia en el mundo de esta manera: "Los Após-
se puede hacer sin la presencia activa en nosotros del Espíritu toles fueron enviados por nuestro Señor Jesucristo ( per Chris-
Santo rn. De la conciencia viva de que todo viene d'el Padre, tum) a llevar la bu•ena nueva; Jesucristo fué enviadc por Dios
por medio de su Hijo, Jesucristo, en la presencia del Espí- (a Patre). Cristo viene, pues, por Dios y los Apóstoles por
ritu Santo y que de igual modo todo retorna y debe retornar Cristo. Ellos proceden ordenadamente por la voluntad de Dios.
al Padr'e, toma. el cristiano los motivos específicos más fuertes Recibido su mandato y asegurados de la resurrección de nues-
y profundos que determinan su acción moral en las diversas tro S'eñor Jesucristo y confirmados en la palabra de Dios, y
circunstancias de la vida y en la lucha por el bien, ya se trate con la confianza del Espíritu Santo (in Spiritu), marcharon a
de la obligación de vivir según las exigencias de la vida cris- anunciar la buena nueva y que se acercaba el reino de Dios
tiana en gen'eral (v.gr., Rom 8,1-18), o, en especial, de ser be- (ad Patrem). Predicando por los campos y por las ciudades,
nignos y misericordiosos (v.gr., Eph 4,30-5,2), solícitos para constituyeron sus primicias, que probaban en el Espíritu, a los
conservar la unidad entre los hermanos (Eph 4,1-6), o más obispos y a los diáconos de los futuros creyent'es" N. Reco:~
especialmente, para evitar la impudicicia y el adulterio. dando los temas paulinos, el mismo Clemente Romano podia
Vale la pena, como ejemplo, de transcribir ínt'egramente el exhortar a los corintios a la unidad con estas palabras: ¿Por
razonamiento de San Pablo sobre este último punto: "Ni los qué existen entre vosotros contiendas, ·iras, disensiones, cis-
afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni mas y guerra? ¿No t•enemos nosotros un Dios único, un Cris-
"' Véanse, p.ej., Col 3,17: Eph 5,18ss.; 15,18; ltom 6,25-27; 7,25; 14 1 Cor 42.
1 Cor 1,4; 15,57; Eph 1,3-14; 5-20; 1 Tim 1,2; H(lllll 8,2.6ss.
196 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
C.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICO-TRINITARIA mi
para quienes se salvan ... ellos avanzan por estas etapas: por el
to único, un único Espíritu de gracia difundido sobre nosotros, Espíritu Santo llegan al Hijo y por el Hijo llegan al Padre" 1 9 •
una sola vocación en Cristo?" 15 • En todos •estos textos, y se podrían multiplicar, es fácil darse
San Ignacio de Antioquía, en el año 107, podía resumir el cuenta de cuán eficazmente obró en la psicología religiosa de
sentido de la vida cristiana escribiendo a los efesios: "Sois las las primeras generaciones cristianas la conciencia cristológico-
piedras del templo del Padre, preparadas para ser construidas trinitaria en el concepto bíblico del esqu'ema a, peri, in, ad.
en edificio a Dios Padre (ad Patrem), elevadas hasta la cús- En los siglos IV y v no se olvidó este aspecto, aunque, por
pide por medio de la máquina de Jesucristo, que es la cruz ( per la necesidad de la polémica antiarriana, los Padres con aquella
Christum) con el cable del Espíritu Santo (in Spiritu)':; vues- misma fórmula piensan más explícitamente •en la vida intra-
tra fe es la palanca que os levanta y la caridad es el camino trinitaria de cada una de las personas y más que en Cristo pien-
que os conduce a Dios" (ad Patrem) 16 • Ciertamente, para San san en el Verbo. He aquí, por ejemplo, cómo San Atanasia y
Ignacio no se trataba de una simple fórmula privada de fuer- San Gregario Niseno formulan la ley trinitaria de las interven-
za vital. ya qu•e en el ardor del martirio, él no concebía el ciones de Dios en el mundo, de un modo generalísimo y abso-
significado profundo y la amabilidad de su inminente inmola- luto: "El Padre hace todo por medio del Verbo en el Espíritu
ción, s.ino en la acostumbrada perspectiva cristológico-trinita- Santo" 20 • "Cualquiera operación que llega de Dios a la cria-
ria, según la cual todo viene del Padre por medio de Jesu- tura ... tiene su origen en el Padre, se continúa por el Hijo, y
cristo, su Hijo, en el Espíritu Santo y retorna al Padre. Por se cumpl•e en el Espíritu Santo" 21 •
esto, escribía a los romanos: "Después de muchas oraciones a En la lucha que tuvo que sostener la Iglesia contra quie-
Dios he obtenido la gracia de ver vuestros santos rostros; in- nes negaban la divinidad del Espíritu Santo, los Padres recu-
cluso he recibido más de lo que yo había pedido: en efecto, rrieron para defender la fe a la acostumbrada perspectiva •es-
espero poder saludaros, encadenado por Jesucristo, si la vo- criturística: el Espíritu Santo es verdaderamente Dios, argüían,
luntad de Dios me cree digno de llegar hasta la meta. El co- porque el Espíritu Santo está en nosotros que hemos sido h•e-
mienzo es bueno: pueda yo obtener la gracia (a Patre) de al- chos conformes al Verbo y por medio del Verbo al Padre,
canzar sin obstáculos mi herencia ... Dejad que yo imite la pa- en la cual conformidad consiste precisamente nuestra deifica-
sión de mi Dios (per Christum) ... Mis deseos terrenos están ción, mientras qu•e ninguna criatura puede hacernos partícipes
crucificados; no •existe en mí ansia alguna por la materia. El de la naturaleza divina. "El Espíritu Santo es ungüento y sello
agua viva (in Spiritu; véase lo 7,38ss.) murmura dentro de mí con el que el Verbo unge y señala todo ... Así señalados, justa-
y dice: ven al Padre" (ad Patrem) :IJ7. mente llegamos a ser partícipes de la natural•eza divina, como
Igualmente, no se lee sin emoción, por el sentido cristológico- dice Pedro, y así la criatura llega a ser partícipe del Verbo en
trinitario que la invade, la oración que, en •el año 155, hizo San el Espíritu y por el Espíritu somos partícipes de Dios ... cada
Policarpo ante la hoguera de su martirio, 'en la que recuerda vez qu'e se dice que somos partícipes de Cristo y partícipes de
ciertamente algo de la gran oración eucarística (anáfora o ca- Dios se da a entender que aquella unción y aquel sello que está
non) que San Policarpo acostumbraba a hacer en la misa ant•e en nosotros no es de naturaleza criada, sino que es del Hijo, el
la asamblea de los fieles: "Señor, Dios omnipotente, Padre de cual por •el Espíritu que está en él nos une con el Padre" 22 •
Jesucristo, tu Hijo amado y bendito, por cuyo medio nosotros Este razonamiento es común entre los Padres de aquella época;
te hemos conocido ... Yo te bendigo porqu•e me has juzgado dig- no es necesario insistir. Baste sólo observar de qué modo en
no de este día y de esta hora, y de tener parte, en el número aquellos siglos aquella manera escriturística d'e considerar las
de los mártires, en •el cáliz de tu Cristo, en orden a la resurrec- c:osas estaba profundamente enraizada en la mente de todos, ya
ción de la vida eterna en alma y cuerpo, en la incorruptibili- que los Padres podían tranquilamente partir de la misma, como
dad del Espíritu Santo ... Por éste y por todos los demás bene- de un presupu•esto a todos conocido y por todos pacíficamente
ficios te doy alabanza, bendición y gloria, por medio del et•erno ndmitido, para refutar luego los errores de los herejes.
y celeste pontífice Jesucristo, tu amado Hijo, por el cual y con Naturalmente, insistimos, cuando se dice que la perspecti-
el cual y el Espíritu Santo, sea para ti la gloria ahora y en los va de la historia sagrada y de la salvación 'en la visual a, per, in,
siglos futuros. Amén" 18 • 11J, entra profundamente en la visión cristiana del mundo y
Entre el año 180 y el 199 formulaba así San lren'eo la ley de la vida en la Escritura y en la tradición más antigua, no se
de todo retorno a Dios: "Esta es la ordenación y disposición 19 Hacr. V,36,2.
10 Ibid., 46,5ss. :lo ATANASIO, Ad Sera p. 1,28.
1• Eph, 1),1. ::u GREGORIO NISENO, Q1f0d non bint tres dii.
17
Roro l,lss.; 6,3; 7 .2 . ,, ATANAsro, Aa Serap. 1,2a.
.. Mart. Pol¡¡c. 14.
198 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
.. C.]. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICO-TRINITA<RIA 199
quiere decir que en el Nuevo Ttestamento y en aquella tradi- otra cosa que poner en práctica, según su modo específico, la
ción, cuando se habla de las relaciones entre Dios y el hom- Escritura y la tradición más antigua.
bre, de los beneficios de Dios, de la oración, etc., siempre y El primer punto que hay que observar es que •el Dios de la
en todas partes se vea ese esquema en toda su integridad. Sería liturgia no es el Dios de la Sinagoga ni el Dios de los filósofos,
fácil aducir testimonios en los cuales •el autor parece fijarse sino el Dios específicamente cristiano, el Dios Trinidad. No que
sólo en Dios en general, en Dios Padre y en Cristo, en Cristo en la liturgia 'esté ausente la consideración de la unidad de la ·
solo, o en el Padre solo, o en el Espiritu Santo solo. Se quiere naturaleza divina en el sentido del monoteísmo más íntegro;
sólo decir que cuando estos autores quieren considerar la sín- antes al contrario, ésta es siempre presente, especialmente 'en
tesis completa de las relaciones entre Dios y el hombre en la la afirmación de la unidad junto con la trinidad y mediante el
historia sagrada según la visión especificamente cristiana del uso que la liturgia hace de los textos d•el Antiguo Testamento
mundo y de la vida, esta síntesis s'e concreta siempre según el
que hablan de Dios. Este uso, especialmente, hace que en la
modo predicho. Cristo, el Espíritu, el Padre, considerados se-
liturgia no se pierda ninguna de las riquezas incomparables d'el
paradamente, no son para ellos sino elementos de aquella sín-
tesis completa qu'e siempre está al menos sobrentendida y en la concepto de Dios en el Antiguo Testamento como Dios tras-
subconsciencia, como lo demuestra el hecho de que ellos la ha- cendente, criador, Señor, juez sumo e infalible director d'e la
cen explicita cuando intentan proponer todo el ciclo del exitus historia del mundo y de los individuos.
de las criaturas a Deo y d•el reditus ad Deum 2". Mas la liturgia no permite jamás que se olvide, aunque sea
prácticam•ente, que aquel Dios mismo que se reveló en el Anti-
guo Testamento en la unidad de su naturaleza es en realidad
2. PERSPECTIVA GENERAL CR1STOIJÓGICO-TRINITARIA un Dios en cuya unidad numérica de naturaleza subsisten tres
EN LA LITURGIA personas realmente distintas. El contexto, remoto o próximo,
d'e la liturgia traspone siempre los textos del Antiguo Testa-
El largo párrafo precedente constituye la· premisa indispen- mento que hablan de Dios en un sentido trinitario cristiano.
sable para quien quiera entender cómo la liturgia está toda com- En la liturgia romana, por ejemplo, al menos desde el siglo IV,
penetrada de la visión cristológico-trinitaria del mundo. En los salmos son explícita e fnmediatamente cristianizados me-
efecto, aquí, como en tantos otros puntos, la liturgia no hace diante la doxología del Gloria Patri. Mas también cuando aún
no 'existía ese uso, el contexto litúrgico, con su visión trini-
2.'l Nótese que este modo de presentar la 'l:'rinidad de la tradición
más antigua, cuando se limita ·<" cons1d'erar a las per8onas divi.nias en
taria expresada en fórmulas ternarias, o también binarias, como
sus relaciones extratrinitarias y a expre-sa.-las con las partículas A, se verá más adelante, obtiene siempre el mismo efecto. En este'
PER IN AD no constituye una cierta teoría teológica particular para sentido preciso pu'ede decirse que el culto del Dios uno no
expÜcar' la fe trinitaria, sino simplemente el enunciado mismo de ·~sta sim-
ple fe corno ha sido hecho por la Escritura ; ni más ni menos. La que el l'Xiste en la liturgia.
1'. De Régnon ha llamado teo.ría explicativa "griega" de la fei trinitaria,
por oposición a la "latina", 0ornienza precisamente cuand<:>, yendo má.~ Segundo punto que hay que tener presente: del modo es-
allá de las simples nfirmneíc.nes de la. Jj]scr~tiura :r de la fe, y fun?án.- niturístico de considerar la Trinidad adopta simplement•e la li-
dose sobre el principio-por lo demás JUstis1mo-de que de las mamfe<;- 111rgia, como la tradición patrística más antigua, la visual que
taciones extratrinitarias de cada una de las personas se puede llegar a
sus relaciones intratrínitarias, se trasp0'ne el esqu~rn.a escr1turísticü ex- <'onsiste en poner en el primer plano de la atención y de la con-
tratrinitario a, per, in, ad' ª· .la _vida í1:t1:atr~nitaria y se in!enta explicar, ilencia la distinción real de las personas y afirmar su unidad de
en cuanto es posible, esta vida rntratr1mtaria sobr~ este ~:nsmo esq_uerna.
En e,. . ta línea se de~arrolla, dentro tle la teor1a gr1ega , la teona ex- 11atural'eza sólo en .un segundo momento psicológico.
plicativa llamada "econúmica"-porque precisam·ente por la "economía",
0 modo de compc>rtarse las personas ad extra, se llegll: a su n.1º?,<! de ~er
Mirando luego al hecho de que la Escritura, en materia tri-
ad intra-, de los doctores del siglo III, corno Tertulian<:>, II1po,Jto, No- nitaria, considera a aquellas mismas personas en sus relaciones
vaciano y, en el fondo, Oríganes y su escuela, lo·s Cfü1!es, por. lo demás, n:tratrinitarias de la historia sagrada y de la salvación según
no llegaron, teológicamente. hablando, a superar satisfactoriamen:te el
subordinacianismo. C<:>rno qmera que sea, y esto es lo que aqu.í 1:1rge re- 1•! esqu'ema a, per, in, ad, la liturgia, en su evolución histórica,
velar cuando la liturgia habla da la visual a, veir, in, ad, ll!mtándo:,,e ll1~va consigo modificaciones muy variadas. En los textos de
a co 1;siderar en ella Jas r~Jaciones extra trinitarias, Y esto, a rn1 par<;cer,
sucede casi siempre en la liturgia romana, mientras que las cornpos1c10- '1rl11en más antiguo, atendiéndose más de cerca a la Escritura
nes litúrgicas 'Q1riental2s, especialmente poster1ores, transfieren a vecei~ el 111\sma, prevalece con mucho la consideración de las personas
esquema a Ja vida i',ltra!,rinitaria, mas ell~ .~º, depe_nd~ en esto de .1~
teoría explicativa "griega y mucho menos econónuca , de la fe tu divinas en sus relacion'es extratrinitarias de la historia sagrada
nitaria, sólo hace repet.ir Ja visual escriturístic1'.l· El n<:> hal:;"r observado v de la salvación, según el esquema a:, per, in, ad. En estos tex-
·esto, quita mucho, a rn1 parecer, a las <:>bseryac~ones del P .. M. Capp,uyus
en este campo ( LJiturgie et théologie: Le vra1 v!sage de la 1Jturg1e. Cours 1<>8 más antiguos domina por lo mismo la visual cristológico-tri-
et co,aférance des semaines liturgiques [Louva1n 19'38] p.194-209). 1dl arla. Pu'ede decirse que esta visual cristológico-trinitaria cons-
C.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICQ-TRINITAfüA 201
200 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS
assistitur, semper ad Patrem dirigatur oratio ·27 • Esta regla se bien no sólo el Padre, mas, no obstante el rígido monoteísmo
funda, además de en la tradición más antigua, en las exhorta- también ~l Hijo, Jesucristo, es considerado verdadera y propia~
ciones explícitas.. de San Pablo, el. cual 'escribía, por ejemplo, a mente D10s, y valga lo mismo del Espíritu Santo :29 , con todo
los colosenses: La palabra de Cristo habite en vosotros abun- eso, exist'e una fuerte tendencia: l.º, a reservar el nombre de
dantemente, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con toda Dios sólo al Padre 30 ; 2.º, a considerar también como "padre
sabiduria, con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando nuestro" no ya simplemente a Dios, sino al "Padre", la primera
y dando gracias a Dios en vuestros corazon•es. Y todo cuanto persona ~~ la Trinidad, cuyo "Hijo", hyos, es Jesucristo y del
hacéis de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del que tamb1en nosotros somos sus hijos adoptivos 31 ; 3.º, a consi-
Señor Jesús,. dan~o gracias a Dios Padre por él" (Col 3, 16ss.). derar, como dicho del Padr'e, primera persona de la Trinidad,
Y a los efesios dice en un texto todavía más fuertem•ente trini- lo que el Antiguo Testamento decía simplemente de Dios 32 •
tario: "Llenaos, al contrario, del Espíritu Santo, siempre en Es, pues, cosa bien sabida que los esquemas de las doxo-
salmo~, himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando
logías cristianas en el Nu'evo Testamento, especialmente en San
al Senor en vuestros corazones, dando siempr'e gracias por to- Pablo, así como el de las oraciones, especialmente el de la gran
da.s l~~ cosas a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesu- oración eucarística (anáfora, canon) en la Misa proceden de los
cristo (Eph 5,18ss.). Se sabe que en San Pablo la práctica esquemas judíos que se dirigen a "Dios'', cuyos atributos y ope-
responde a la teoría '28. raciones enumeran, especialmente la omnipotencia, la creación,
De aquí se comprende el esquema antiguo de la oración li- el juicio, la providencia, la paternidad para con Israel. Pero
túrgica. El orante se dirige ante todo al Padre, al que muchísi- también es conocido que •el Nuevo Testamento y la primera
mas veces, desde las primeras palabras, invoca directamente tradición cristiana, cristianizan estos esquemas por el h•echo de
que en el contexto entienden más o menos explícitamente aquel
como Padre, Dios, Señ<:r, Señor Dios, etc., y del qu'e siempre
conmemora, de modo mas o menos amplio e insistente, algunos "Dios" del Padre, no sólo Padre nuestro sino también prime-
ra persona de la Trinidad, porque s•e hace siempre mención de
atributos y algunas operaciones para con nosotros, como: om-
su "Hijo" y de su manifestación en él.
nipotente, eterno, criador, que enviast•e a nosotros tu Hijo,
Esta cristianización existe realmente también si aquel hijo,
que en el Antiguo Testamento operaste tales y tales prodigios
de quien se hace mención, es simplem'ente el siervo (país, puer),
o dispusiste tales y tales prec'eptos, que en tal santo operaste
Cristo, el Mesías. En el Nuevo Testamento, en efecto, la reve-
tal o cual virtud, que en este momento nos concedes tal o cual
lación de la pluralidad d'e las personas en Dios no se hizo de
beneficio, nos permites tales o cuales acciones. Existe, pu•es,
modo primordial por vía abstracta, sino concreta, a saber, cuan-
desde el principio, un fragmento de historia sagrada vista de la
do se dió a los apóstoles a entender que aquel hombre, el Me-
parte del Padre ut a quo onmia.
sías, el siervo de Y avé, Jesús, era hijo de Dios con un título
HaY'. _que. n_ot~r, a est'e propósito, que aquel a quien se dirige >especialísimo y que por lo mismo "Dios", el Dios del Antiguo
la orac10n ht:ir~1ca es ver~adera.mente el Padre, primera per- Testamento, aunque era Padre nuestro, era más aún y de modo
sona de la Trinidad, y no solo Dios, en común. Esto se verifica especialísimo "Padre" de Cristo. Ninguna maravilla existe, por
no sólo cuando es invocado con el nombre de Padr•e y cuando lo mismo, en que los textos arcaicos que hablan del Padr'e y
en el contexto se habla d•e sus relaciones especialmente intratri- del Hijo estén aún vigorosamente en la visual del Dios del An-
nitar~~s con el Hijo (hyos, filias) y con el Espíritu Santo, sino
tiguo Testamento y de su siervo el Mesías; en 'efecto, en esta
tambien cuando es invocado simplem•ente con el nombre de perspectiva y como partiendo de ella fué revelada a los após-
Dios, o Señor (Déspota), Padre nuestro, con atributos u ope- toles pedagógicamente y cada vez con mayor claridad la 'exis-
raciones por sí mismas comunes a todas las personas, como om-
nipotente, creador, juez y cuando se hace mención de Cristo 29 Véai~se, p.ej., Mt 11,27; 28,18ss.; lo 1,14; 20,28; Rom: 9,5; Tit
como su país, puer, si'ervo, título específicamente mesiánico, in- 2,13.; Pb1I 2,5ss.;. Col 1,19; 2,9. Para el Espíritu Santo hay qu<.> re-
«11rrir a las operae1ones verdaderamente divinas en: nosotros que Je son
cluso aunque no se haga luego ninguna mención del Espíritu ut.rihuídas; véanse el'pecialmente Rom. 8,1-39; 1 Cor. 2,7-16; 12,1-11.
Santo. El motivo de ello es que en todo esto la liturgia no hace ••Véanse, p.ej., Col 3,16ss.; 1 Tim 2,5 comparándolo con 1 Cor.
H,4-6; Re>m. 1,8-10; 8,5-55 eomparándolo con 1 lo. 2,1 y con Heb. 7,25;
otra cosa que conformarse al uso primero cristiano, como está l:al 4,6 ; 1 Cor 1,3; Col 1,3; Petr 1,3.
consignado en la Escritura. • 1 En otros muchos textos de San Pablo, la identificación, real del
"Padre nuestro1" con la prim,era persona da: la Trinidad, Padre de Nues-
Es conocido, en ef'ecto, que en el Nuevo Testamento, si 1ro Señor Jesucristo-que es su Hijc>, hyos~, es tan ins.istente, que se
h11 de suponer también donde no es explícita. Véans~, p.ej., Rom 1,1-9';
27 l\IANSI, llI,884. l Cor 1,3-9'; 2 Cor 1,2ss; Gal 1,1-16; 2,19-21 ; 4,4-7; Eph 1,1-3;
"' Véanse, p.ej., Rom 1,8-10; 8,34 y, en general, los comienzos de las r.01 1,2ss. ; 1 Thes 1.1-10. Véase también 1 lo 1,12-14.
epf.stolas, ~omo 1'Jph l,3ss.; 1 Cor 1,4-9; 2 Cor 1,3-6; Gal 1,2·5; .. Véase, p.ej., Heb 1,7.
C<>l 1,3ss; 1 Thes 1,2ss.
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tencia de una pluralidad de personas en Dios, como sucedió a gico trinitaria con la consideracién de las personas ad extra en
partir de la experiencia concreta del Espíritu Santo en ellos el esquema a, per, in, ad.
cuando entendieron siempre con mayor claridad la existencia de La oración tien'e también una conclusión. Como muy justa-
una tercera persona en Dios. Por estos motivos, las oraciones mente notó el padre Jungmann 3 ·1 , cuyas apreciaciones pueden
que, según su primer aspecto, parecerán dirigidas simplemente a servirnos de base en este punto de nuestro estudio, :aquel pro-
Dios en generai o también al Padre nuestro, están rnalmente di- gresivo acentuarse de la afirmación de igualdad de las personas
rigidas por los cristianos al que conocían como Padre de Jesu- de la Trinidad en función antiarriana a que antes hemos alu-
cristo, a la primera persona de la Trinidad, según la bien cono- dido, se manifiesta, en el período antiguo, especialmente en las
cida exhortación de San P1ablo. La cosa, por el contexto neta- liturgias, en el desarrollo histórico de la conclusión d'e las ora-
mente trinitario, es manifiesta en Act 4,24-31, la oración de los ciones.
cristianos después del retorno de los apóstoles que habían estado La conclusión de las oraciones en la tradición oriental con-
en la cárcel; y por Clem•ente Romano, 1 Cor 58-61, introducida tiene casi siempre una doxología, no así en la liturgia latina
en un contexto netamente trinitario (véase también 46,6). romana. Pero en los dos casos la conclusión contiene siempr'e
Pero creemos que también la Didaché 9,2-4; 10,2-5, no obs- una mención a Cristo mediador 34 • La más simple de estas con-
tante dirigir la oración al "Padr'e nuestro", "Padre santo", no clusiones es el romano: "Per Christum Dominum nostrum", que
hace, en realidad, otra cosa que poner en práctica la admoni- en el Leoniano es la conclusión exclusiva de las colectas, secre-
ción de San Pablo: " ... dando siempre gracias por todas las tas y poscomuniones, y se conserva aún con mucha frecuencia
cosas a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo". en la liturgia romana actual. El sentido es claro: Padre, t'e da-
Con mayor razón por los motivos antes dichos y por la antigua mos gracias, te adoramos, te rogamos por Cristo Señor nuestro,
y rígida regla 'eclesiástica reclamada por el concilio de Hipona es d•ecir, refiriéndonos a él, en unión con él, en su nombre, a
del año 393, no debe dudarse de que el Deus a quien, sin ulte- través de su intercesión, como cabeza nuestra. Es la simple eje-
riores indicaciones trinitarias, van dirigidas muchas oraciones de cución de la exhortación de San Pablo, varias veces recordada,
la liturgia romana tanto antigua (en el Leoniano casi la totali- y de la doctrina del Nuevo Testamento, acerca de Cristo inter-
dad y muchas aún en •el Gelasiano) como moderna, con la sim- cesor nuestro ante el Padre (1 fo 2,1; Rom 8,34; Heb 7,25;
ple conclusión: per Christum Dominum nostrum, es realmente lo 13,16; 16,23).
el Padre, la primera persona de la Trinidad. Una magnífica explicitación de todo cuanto contiene el Per
El cuerpo de la oración antigua constitúyenlo las expresio- Christum Dominum nostrum, se tiene •en la conclusión de la gran
nes de adoración, áe acción de gracias, de arrepentimiento, de oración de San Cl•emente romano en la epístola a los corintios,
petición de protección y de nuevas gradas. Las más frecuentes oración calcada sobre el tipo de la oración litúrgica, y que ter-
son la de acción de gracias y la de petición. ,Más tarde esta mina así:
adoración, acción de gracias, arrepentimi'ento, petición, vienen "A ti, que sólo tienes el poder de obrar estos bienes
fácilmente expresadas en modo más o menos amplio: el orante y otros mayores para nosotros,
expresa por qué quiere adorar, agradecer, arrepentirs'e, pedir. te damos gracias, por medio del gran Sacerdote
Aquí, con muchísima frecuencia, se pres•enta nuevamente algún y patrono de nuestras almas, Jesucristo,
trozo de la historia sagrada: se da gracias al Padre por los por el cual te sea dada gloria y loor
b•eneficios que nos ha hecho, a menudo con la mención explíci- ahora
ta de que nos los ha hecho por medio de Jesucristo o mandán- y de gener'ación en generación
donos el Espíritu; se toma también ocasión de los beneficios y por los siglos de los siglos. Amén"'"".
presentes, por ejemplo, el de participar en los misterios de la
Misa, el de celebrar una fiesta; se piden nuevas gracias tempo- La misma fórmula se repite en el capítulo 64, y sustancial~
rales y espiritual'es: para la Iglesia, para que pueda cumplir efi- m'ente en el Martyrium Polycarpi 36• El mismo Clemente romano
cazmente su misión; por todo el pueblo cristiano, para que pue- "' Die Stellung Ghrist> imi litur'gischürn Gebet (:Mlünster i.W. 1!}25),
da alcanzar felizmente su fin, que es el retorno al Padre en la obra que, en 'el campo que aquí nos intere>a, ha roturado, ampliamente
el terreno'.
vida eterna; por un individuo d'eterminado, para que Dios le "' En las oraci<>nes inciufdas en la Did<Y;'ch1é (9 y 10), y s,oJamente en
conceda las gradas del sacramento que recibe (y aquí con fre- este caso, en ~nanto me consta, Ja mención de Cristo mf'diador no se
1 ~ncuentra propiamente en la conclusión de la oración, sino inmediata-
cuencia entra la mención del Espíritu Santo, rogando al Padre mente antes.
que se lo conceda al interesado), o d'el sacramental que se la ha •• 1 Cor 61,3.
"" 14,3. JUNG~fANN (Die Ste1llung ... p.127ss.) rnfiala la misma fórmu·
impartido. En todo esto predomina siempre la visual cristoló- la en el fragmento de una oración, probablemente Jitúrgi<J¡l, de un pa-
206 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS
C.7. DIALÉCTICA CRlSTOLÓGICO-TRINITMllll 207
ilustra el sentido cuando explica qué cosa sig1:1ifica para nos- la que se ajusta a la línea propuesta por el padre Botte: la am-
otros la mediación de Cristo: "Este es el camino, oh carísimos, pliación de la antigua conclusión fué ocasionada por la preocu-
en el que encontramos nuestra salvación, Jesucristo, el sumo pación de la polémica antiarriana. Hemos visto cómo las ora-
Sacerdote de nuestras oblaciones, el patrón y la ayuda de nues- ciones litúrgicas 'en su antiquísima estructura no sólo conside-
tra debilidad. Por su medio fijamos la mirada en lo más alto raban las divinas personas en la visual predominante de su real
de los cielos; por su medio vemos como en un espejo (cf. 2 Cor distinción, sino que esto hacíanlo ante todo en sus relaciones
3, 18) la inmaculada y sublime imagen de Dios; por su medio e>- ad extra, según el esquema a, per, in, ad, y 'en esto mismo fiján-
tán abi'ertos los ojos de nuestro corazón; por su medio nuestra dose principalmente en el Padre y en el Hijo siempre men-
mente, antes abstrusa y tenebrosa, se abre como la flor a la luz; cionados, mientras que el Espíritu Santo no lo •era siempre.
por su medio quiere hacernos gustar el Señor la ciencia in- En protesta contra la herejía arriana, sin mudar nada de
mortal" 37 • la antigua tradición respecto al comienzo y al cuerpo de la
La conclusión: por Cristo Señor nuestro, o mejor aún, por oración, se amplió la conclusión nombrando a las tres personas,
Cristo nuestro sumo Sacerdot'e, inicia, pues, la perspectiva so- transportando la atención del plano directament'e extratrinita-
bre la idea de que la oración litúrgica no es posible, no tiene rio al de la vida y reino intratrinitario, y del plano en el que
sentido ni valor, sino como unión de la oración de la Iglesia predominaba su distinción al del que pr'edomina su unidad e
con la oración de Cristo ahora glorioso ante el Padre, como igualdad. Así, después de las palabras tradicionales: per Chris-
cabeza 'e intercesor nuestro ante él; como oración éle Cristo, ac- tum Dominum nostrum (o per Dominum nostrum Iesum Chris-
tivo y presente ahora en la Iglesia. No podemos presentarnos tam) se añadió una fórmula que expresa la idea de que Cristo,
al Padre sino escondidos en Cristo. En seguida habremos de el Hijo del Padre, vive (vive y reina) etiernamente junto con el
insistir sobre estas ideas. Padre y con el Espíritu Santo. Las fórmulas precisas para ex-
Mas, ya podemos ver desde ahora cómo las oraciones que presar esto fueron varias. Parece cierto que la expr'esíón: cum
tienen esta conclusión, incluso sin la mención expresa del Es- Spiritu Sancto, precedió a la de: in anitate Spiritas Sancti y
píritu Santo, están siempre en la línea trinitaria de la conside- que hacia los años 420-430 de aquélla pasó a ésta, y más
ración de las personas ad extra según 'el esquema a, per, in, ad. tarde, en la s'egunda mitad del siglo v, fué aceptado rápidamen-
Ellas están siempre sobrentendidas en la consideración del Pa- te y en casi en todas partes en Occidente, exceptuada España.
dre como origen a qua y término ad qaem de la economía ad De todo esto, no obstante la dificultad del sentido preciso
extra, y del Hijo encarnado y ahora glorioso ante el Padre ut de esta cláusula: in anitate Spiritas Sancti, cuyo sentido no fué
per quem de la misma economía. percibido hasta el siglo vr, parece que el sentido de la fórmula
Un nuevo desarrollo de la conclusión de las oraciones litúr- ampliada haya sido: Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, el
gicas se tiene con la unión del Espíritu Santo a la mención de cual contigo vive y reina, en la unidad de la naturaleza divina
Cristo mediador. Los textos en l•engua griega pueden estudiar- qu'e tenéis junto con el Espíritu Santo por todos los siglos de
se, en este aspecto, juntamente con las doxologías, porque en los siglos. Induce a esta interpretación en modo especial la afi-
la tradición griega las oraciones se concluyen con una doxo- nidad con ciertas conclusiones que se encuentran en Arnobio
logía que sólo en un s'egundo tiempo mencionó al Espíritu Santo. el Joven, que vivió en Roma y murió hacia el año 450 39 •
En la conclusión de las oraciones romanas latinas la mención Como quiera que sea, esta mayor acentuación desde el pun-
del Espíritu Santo se introdujo mediante una ampliación de la to de vista antiarriano en las conclusiones de un cierto número
antigua conclusión simple: Per Christum Dominum nostrum. Es- de oraciones litúrgicas romanas no les quita el carácter predo-
ta ampliación dió origen a la fórmula más desarrollada de todas: minante de ser concebidas sobre el fondo de la visual cristoló-
Per Dominum nostrum Iesum Christam (filiam tuam), qui te- gico-trinitaria de la historia sagrada según el esquema a, per,
cam vivit et regnat in anitate Spiritas Sancti (Deas) per omnia in, ad; sólo que la nueva conclusión, a la visual cristológico-
saecula saecaloram. Se discute el sentido preciso de la cláusula: trinitaria antigua, añadía también una visual más directa y sim-
in unitate Spiritas Sancti, la cual, como se sabe, reaparece en plemente trinitaria.
la doxologia conclusiva del canon romano. Aunque 'esto no esté
rum sol!emnia ed. esp. (BAC, 1953) p.488ss.; P. BOTTE, L'ordinaire de la
aún del todo aclarado 38 , parece ser la opinión más probable messe (París-Lo vaina 1953') p.l 33ss.
30 Puestas de reliev~ por BoTTE, Le., p.136: Per ipsum Dominum ·nos-
piro de JQ-s AigJ.03 rr-rrr, Y• n(>ta la misma idea Pn Tertullauo (Adv. Marc. trum Jesu,-m Ghristum qui regmat in unitate Patris et Spiritus Sancti
IV,9) Y Cl2mente de Alejarn:lría (Strom. VI,6). Signos todos de que en in saecula saeoolorwm. Q·ui regnat OU·m Patre et Spiritu Sancto in umi-
los siglos u-ru la fórmula debía ser bastante común. tate deitatis. No hay nada que auto•rice a ver en la cláusula la teoría,
37 1 Cor. 36. específicamente agustiniana, de que el .l!.:spíritu Santo es la unidad entre
'" Véase la discusión en JUNGMANN, Die -S'teUwn'rJ ... p.l 79ss.; Missa• ~l Padre y el Hijo en la Trinidad.
208 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.7. Dli'iLÉCTICA CRISTOLÓGICO•TRINITA,RIA 209
Así el predicho carácter cristológico-trinitario de las ora- a terminar con una doxología no sólo la gran oración euca-
ciones se mantiene en la antigüedad hasta que se observó la rística (anáfora o canon) de la Misa, sino también cualquier ora-
r•egla antigua de que las oraciones litúrgicas fueran dirigidas al ción litúrgica, según el frecuentisimo uso judío. Y muy pronto
Padre por medio de Cristo. Por el contrario, debían tomar ne- creó doxologías separadas como partes propias. La tradición
cesariamente otro carácter aquellas oraciones que, abandonando romana latina no siguió el uso de terminar toda oración litúr-
la regla antigua, fueron dirigidas directamente a Cristo o al Hi- gica con la doxología, pero admitió siempre la costumbre uni-
jo 40 • A éstas la antigua conclusión no se adaptaba ya. La nue- versal de terminar con ella el canon de la Misa, adoptó un
va conclusión fué: Qui vivis et regnas ... Esta comienza a apare- cierto número de doxologías de la tradición griega-esp•ecial-
cer en el sacramentario Gregoriano antiguo en una serie de ora- mente el Gloria Patri, el Gloria in excelsis, tel Te decet Laus-
ciones de misas de Adviento dirigidas al Domine o al Deus, en a las que añadió también el Te Deum, de origen occidental, y
quien se entendía no ya el Padre, sino el Hijo. En el medievo terminó sus himnos con doxología propia.
se compusieron también una serie de nu•evas oraciones dirigi- Las doxologías también están construidas sobre la perspec-
das claramente al Hijo; y así. a partir del siglo xv, algunas de tiva cristológico-trinitaria, pero con matices diversos. Pocas que-
éstas comenzaron con Domine lesu Christe ... dan •en los textos litúrgicos que vayan dirigidas sólo al Padre • 2 •
Más aún se apartaron de la tradición antigua aquellas ora- Todas las demás o son binarias (nombran al Padre Dios - Señor
ciones medieval•es que se dirigieron directamente a la Trinidad. y - Cristo - Hijo -) o ternarias (Padre, Cristo - Hijo - Espíri-
Este nuevo tipo de oraciones estuvo bien lejos de prevalecer so- tu Santo).
bre el tipo antiguo en la liturgia romana actual. Jungmann 41 , en Naturalmente, también en las doxologías, o mejor, princi-
un total de cerca de un millar de colectas, secr•etas y poscomu- palmente en las doxologías, se refleja la polémica antiarriana.
niones que se encuentran en el misal romano actual, sólo cuenta Ya antiguamente mucho antes de testa polémica existieron do-
sesenta y cuatro del nuevo tipo, y todavía diecisiete de éstas xologías en las que las personas se sucedían con la simple par-
son simplement•e antiguas oraciones del tipo acostumbrado di- tícula coordinativa y ... y. Así, por ejemplo, en el antiguo himno
rigidas al Padre, pero que posteriormente se concibieron como vespertino de los siglos IHII: "Luz gloriosa de la santa glorb
dirigidas al Hijo. ' del Padr•e inmortal. celeste, santo, feliz, Jesucristo. ¡Llegados a
la puesta del sol, contemplando la luz vespertina, alabamos al
Las doxologías. ·Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!" San Basilio, que en el
capítulo 29 de la obra sobre el Espíritu Santo recuerda este
Se sabe que las doxologías en la liturgia dependen de las hecho a los arrianos, cita también una seri•e de autores antiguos
del Nuevo Testamento y éstas, a su vez, tienen estrecho pa- que usaron semejantes doxologías, entre las cuales cuenta a
rentesco con las doxologías del Antiguo Testamento y de la Dionisio Alejandrino, Julio Africano y Gregario Taumaturgo.
tradición judaica posterior. Este tipo de doxologías, en el cual la igualdad de las pu-
En el Nuevo Testamento una serie de doxologías están di- sonas se ponte bastante en relieve, ya que vienen simplemente
rigidas sólo al Padre (Dios, Dios y Padre nuestro: Rom 11,36; coordinadas y consideradas en modo absoluto sobre el plano
Gal 1,5; Phil 4,20; 1 Tim 1,17; 6,16; 1 Petr 5,11; Apoc 4,9-11; intratrinitario como único objeto de la gloria que a ella rendi-
7,12); tres van dirigidas al Padre por Cristo (Rom 16,27; 1 Petr mos, parece proceder de la fórmula bautismal (Mt 28, 19). Mas
4, 11; ludas 25); cuatro van ciertamente dirigidas solamente a este tipo antiguamente •era bastante raro. A partir de la con-
Cristo (2 Tim 4,18; Heb 13,21; 2 Petr 3,18; Apoc 1,6); una lo tienda arriana es cuando lo multiplicaron los católicos. Sabemos
'es probablemente (Rom 9 .5); una va dirigida a Dios y a Cristo que en Antioquía, •en el año 350, cantaban la fórmula: "Gloria
(Apoc 7,10) y una va dirigida al Padre en la Iglesia y en Cristo al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y en
(Eph 3,21). La ocasión próxima de estas doxologías es la con- los siglos de los siglos. Amén", en sentido netam•ente antiarria-
sideración de los atributos de Dios (1 Tim 6,16). de sus opera- no. Esta fórmula hizo fortuna. San Basilio, hacia el mismo tiem-
ciones en la creación (p.ej., Apoc 4,11) y especialmente en la po, introdujo, siempre con intención antiarriana, una nueva fór-
historia sagrada de la salvación y d•e la redención. mula del mismo tipo: "Gloria a Dios y Padre ... con (metá) el
De este fondo nacen las doxologías de la liturgia. Ellas abun- Hijo y con (syn) el Espíritu Santo". En todo el Oriente, du-
daron particularmente en la tradición griega, que acostumbraba rante los siglos IV y v, s•e multiplicaron estas fórmulas coordi-
nadas. Las más frecuentes fueron: " ... con el cual (met'ou) seas
.. En los textos litúrgico·s de lengua griega se encuentran los primeros
ejemplos en la liturgia de las Constittwiones Apostólfoas (VII,43; VIII,7),
compilación, según se cree, de fines del siglo IV 01 pr!ndpi-os del siglo· v • .. Didac:hé 9.10; fin de la oración de los fieles enl el papiro da Ded
., Die /SteUung... p.103. Ballze (II,10).
210 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICO•TRINITA,RIA 211
bendito junto con el Espíritu Santo", "Gloria al Padre y al Hi- Pero, en Oriente, antes de la lucha arPiana, la fórmula or-
jo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los dinaria de la doxología fué aquélla en la que a la gloria del
siglos"; "A ti se debe la alabanza, a ti se debe el himno, a ti se Padre se asociaba a Cristo - 1el Hiijo - y al Espíritu Santo con
debe la gloria, Padre e Hijo y Espíritu Santo". las partículas: per. .. in. Así Orígenes recomienda explícitamente
Por el contrario, antes de la lucha antiarriana, el tipo de que la oración se concluya: "alabando al Padre de todas las co-
doxología mucho más frecuente era aquel en qu'e las personas sas por medio de Jesucristo en el Espíritu Santo" 4 tT. La con-
se sucedían con la partícula relativa: per ... in. Se encuentran clusión ordinaria de las oraciones en el sacramentario de Sera-
indicios de doxologías bfoarias en las que se daba gloria al Pa- pión es: "Te damos gracias, te rogamos ... por medio de Cristo
dre por Cristo - Hijo sin nombrar al Espíritu Santo 43 • (de tu Cristo, de Cristo esperanza nuestra, etc., sólo a veces:
Otra fórmula, ternaria, daba gloria al Padr'e por medio ( diá) de tu unigénito Jesucristo) en el Espíritu Santo, por medio del
del Hijo y por medio del Espíritu Santo. Así San Justino dice cual sea a Ti la gloria y la veneración en el Espíritu Santo,
de modo general: "nosotros... por todo cuanto nos nutrimos ahora y siempre en los siglos de los siglos. Amén". El texto
bendecimos al Hacedor de todas las cosas por medio ( diá) de más antiguo del Te decet laus que se encuentra en las Cons,ti-
su Hijo Jesucristo y por medio (kai diá) del Espíritu Santo" 44 ; tuciones Apostólicas 48 es: "A Ti se debe la alabanza, a Ti se
y a propósito de la gran oración eucarística (anáfora o canon) debe el himno, a Ti se debe la gloria de Dios y Padre por me-
de la Misa: "Después qu'e se ha llevado al propósito de los dio del Hijo en el Espíritu Santo en los siglos de los siglos.
hermanos pan y una copa de vino mezclado con agua, y tomán- Amén" 49 •
dolos en sus manos, da alabanza y gloria al Padre de todas las El s•entido de esta fórmula es claro para quien conoce el
cosas por medio ( diá) del nombre del Hijo y del Espíritu San- esquema cristológico-trinitario de la Escritura a, per, in, ad, en
to" 45 • También Clemente Alejandrino escribe: "Al cual - Pa- la visual escriturística que considera las personas ante todo en
dre - por medio d'e su siervo - pais - Jesucristo, Señor de los sus relaciones extratrinitarias de la historia sagrada y de la sal-
vivos y de los muertos, y por medio del Espíritu Santo sea la vación: Padre, te damos gracias, te rogamos, t'e glorificamos
gloria" 46 • por medio de Jesucristo, tu Hijo encarnado, pontífice nuestro,
43 CLEMENTE ROMANO: 1 Cor 48,2; 61,3; 64; fragmento de la anáfora cabeza y mediador, y hacérnoslo en virtud del Espíritu Santo
de San Marco~ ('2d. QUASTEN, Monumenta 6uch'lristica et Uturgica v~ presente en nosotros y nos da el valor para hacerlo; a Ti, Pa-
tustissi,ma I p.'19) ; oración para la bendición de los frutos en la Trad't-
ción, de Hipólito, según la edición crítica de D1x, p.54. De este tipo el dre, os damos gloria, por medio de Jesucristo, tu Hijo encarna-
texto, d~ origen sirio (Gonstit1wiones Apostólicas VIII,47, hacia el do, pontífice nuestro, cabeza y mediador, en virtud del Es-
añt> 380), del Gloria in ru:cel.si' Deo, que es simplemente una doxología píritu Santo presente en nosotros que nos da el valor para ha-
al Padre por medio de J"esucristo, Sumo Sac:2rdote (cf. J"uNGMANN, Die
Stellung ... p.144ss.): Diversos autores, a los que contradic~n otro•s, man- c'erlo. La doxología: per ... in correspondía, pues, mejor que cual-
tienen que esta redacción siria del aiootia es la más antigua <Y. que de quiera otra a la visual cristológico-trinitaria compl'eta del N ue-
ella procede la recensión alejandrina más desarrollada y el texto d? la
liturgia biz<intina actual, con un sentido antiarriano más pronunciado vo Testamento, así como a las recomendaciones de San Pablo
y con la mención explícita del E.>píritu Santo. De este último texto se en torno al modo en que se debe hacer la oración cristiana 50 •
derivó más tarde el de nuestro Gloria in eawelsis, con las mismas ca-
racterísticas antiarrianas. Por el hecho de que la recensión siria n<J
tenga por objeto la gloria del Hijo (sino la del Padre por medio de 47 De orat. 33.
Cristo) y que no menciona al Espíritu Santo, quieren¡ ver en ella al- 48 VII,48,3'.
gunos autores cierto influjo arriano. Mas el argumento no convence; '" La fórmula a ver in siendo antigua, no me parec2 que baste para
baste observar que las doxologías del tipo de la recensi~n s!ria son, an- observar qne la d~o-logf:t e'.n las Gon.stitucioneis es .d'.'l tip'? a, Pe?'., in~. por
tiquísimas y, de suyo, nada tienen de arrianas o subordrnac1anas. 1-1os pecharse in ca,su,, com10 piensan algunos, rem1n1sce·nc1a.s arr1.anas en
1
., Apo. I,67 . I'.! texto, máxime si existen otro1s' Í'ndicios de la tendencia arriana del
•• lbicl., 65. 1111tor.
"' Q·uis aives salvetur 42,20. La doxología del Martyrit11n Polyc<arpi, "" ffis conocida la particularidad dEl ta doxología final de la anáft>ra
si es auténtica en la forma que ahora la l.2emos, combina la antiquísima do Hipólito ... la1üd,antes per P'uertt'm, tuu,m Ghristu.m Iesum, per quem
fórmula binaria: "al Padrl' por Cristo, su siervo ... " con ,una fórmula t ihi gloria. ~t vW-hts Patri et Jílilio oum Spiritu S'an:c.to, in san()ta ecclesia
ternaria del tipo conocido : "Dios ... te glorifico nor medio del eterno y •'t nuno et in saeoula saeculOrttm. PartiQular es la me1nción de la Iglesia.
celeste Pontífice, J"esucristo, tu amado sierv0'--1Jais-, por medio del cual .Jungmann (Di1ei Stellting ... 13'2ss.) cita diversos ra.sgos litúrgicos que J.ia-
a ti, con Él y el Espíritu Santo (syn aiitó kai) gloria ahora y en los '"'ll menester que la m,?nción de la Iglesi.a en las doxologí~s no ha sido
siglos futuros Amén." A e'te grupo intermedio entre el tipo de doxolo- 11111 rara en la antigüedad. La cosa nt> tiene nada de particular, porque
gía sólo con partículas relativas y el otro con sólo partículas coordi- 110 hace otra cosa que recoger la expresión de San Pablo: A Él sea la glo-
nativas p2rtenece también la fórmula muy freeuente después de las lu- , in en la Iglesia y en Cristo J~sús, en todr,is la1s gem<Jramones, por l_o.•
chas arrianas. " ... por medio del cual y con el cual" (d·i o-u kai meth'ou). ·1iqlos de los siglos. A•mén (Eph 3,2,1), y qmere subrayar que la Iglesia,
Por esto, el texto actual de la doxología de Policarpo es sospechoso. En ,,,,; cuanto cuerpo de Cristo y e·xclusivo lugar del Espíritu en este m,un-
el mi.smo Martyrium Polycarpi, Ja fórmula binaria se ha conservado en ,¡., ("Donde está la Iglesia, en efecto-d?cía Ireneo-, allí está el Espf-
el 19 y en el 20, ciertamente antiguos, mientras que se tiene una fór- 1'1 tn de Dios, y dc-nde e.,t>\ el Espírit;u de Dios, allí la Iglesia y toda
mula ternaria en t>l 22, ciertamente posterior, cowo tamb1én en la an- 1rr·1tda" · Haer 3 24 1) es el único lugar donde se glorifica a Dios Padre
tlgua versión la tina. · ,;ollrn3 la tierr~. ,;N ~ seremos perfectos de otrn modo--dice San Cirilo de
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C.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICO-TRINIT/\RIA 213
- - - - - - - - - - - ··-· ·----- ·-----
Que esta doxología, inmediatamente antes de la lucha an-
tiarriana, fuese efectivamente la más común en Oriente, lo de- la cláusula sicut erat in principio 5'2 , que acentúa aún más el
muestra la lucha que se entabló 'en torno a ella entre arrianos sentido polémico antiarriano. Así también •el Te dccC't lmts con
y católicos, como nos lo hace entrever la obra de San Basilio las partículas coordinativas que San Benito ya prescribía en la
sobre el Espíritu Santo, escrita en el año 375, y su carta a liturgia a sus monjes 53 • Así el Gloria in excelsis Deo, en la
.Anfiloquio. La doxología: per ... in, precisamente porque no ha- recensión alejandrina con la manifiesta y directa afirmación de
cía otra cosa que repetir la visual cristológico-trinitaria propia la divinidad de Cristo y la mención •explicita del Espíritu San-
to. El Te Deum, por el contrario, es de origen occidental;. mas
de la Escritura, poniendo en el primer plano de la atención la
sobre su autor y su evolución en el texto reina gran oscuridad.
distinción real de las personas divinas y considerándolas, ant'e
El texto actual es ciertamente fruto de retoques y añadiduras
todo, en sus relaciones con la historia sagrada en el esquema
sucesivas, un centón, más que un fragmento original. La prime-
a, per, in, ad, llevaba consigo el peligro, como antes s'e ha no- ra parte, muy desarrollada, mira al Padre; la segunda part:,
tado, de que el fiel no se acordase bastante de la unidad de
i3ualmente muy desarrollada, mira a Cristo, el Hijo; el Esp~
naturaleza ni de la igualdad de las personas divinas considera- ritu Santo s•e inserta en una doxología más simple entre la pri-
das 'en el plano intratrinitario. Este peligro no urgía cuando la mera parte y la segunda y donde se nombra a las tres perso-
fe en esa unidad e igualdad fué cosa pacíficamente admitida y nas: Patrem inmensae maiestatis; venerandum tuum verum et
no discutida. Pero vino a ser inminente cuando comenzó a in- unicum Filium, sanctum quoque paraclitum Spiritt.tm. Se tien'e
ferirse la propaganda arriana que la negaba directamente. la impresión de que esta doxología directamente trinitaria es
Los arrianos entendieron la doxología tradicional como si una añadidura antiarriana al texto primitivo.
las partículas per ... in incluyeran necesariamente una subordi- También la gran doxología final del canon romano se des-
nación esencial del Hijo y del Espíritu Santo respecto al Pa- arrolla teniendo present'e el predicho cuadro histórico. "Por
dre. Los católicos explicaron que en las partículas a ... per ... in, Cristo nuestro Señor, por el cual tú creas todas estas cosas
se tratataba, ant•e todo, de una consideración de las personas buenas, las santificas, vivificas, bendices y nos las das; por él
divinas en sus relaciones con el mundo; con ello quería sólo y con él y en él vaya a ti, Dios Padre omnipotente, en unión
decirse que todo bien nos viene del Padre por medio del Hijo con el Espíritu Santo, todo honor y gloria". La cláusula: en
encarnado mediador, en la presencia del Espíritu Santo, sin ne- unión con 'el Espíritu Santo, se ha de explicar, conforme a lo
qar por esto la unidad de naturaleza de esas personas expre- que antes se ha dicho cuando hablamos de las conclusiones de
;ada claramente en otra parte 51 • Mas siendo entonces el peli- las oraciones, como significando lo mismo que: en la unidad di-
gro arriano muy inmin•ente para atar corto, en el curso de los vina que tenéis junto con el Espíritu Santo, y por lo mismo
siglos 1v y v se pensó mejor abandonar en la práctica la anti- inserta en esta doxología una protesta expresa contra la her•e-
gua fórmula de la doxología y sustituirla con la que en la posi- jía arriana, uniéndola a la mención de la tercera Persona y
ción católica antiarriana estaba mejor expresada. Fueron, pues, transportando la atención sobre el plano directamente intratri-
las circunstancias ocasionales de la polémica y de la defensa nitario. Por lo demás, la doxología 'es de carácter netamente
apologética, a partir del siglo IV, las qU'e hicieron relegar un antiguo: el Padre es considerado en ella como origen de todo
poco a la sombra en las doxologías de las liturgias orientales la bien, porque 'es Él quien crea estas cosas, las s~ntifica, las ben-
perspectiva escriturística cristológico-trinitaria a, per, in, ad. dice y nos las da, y como fin de toda cosa, a El va dirigido el
Para entender el estado de la liturgia romana actual en honor; Cristo, nu•estro Señor, es considerado como el gran
torno a las doxologías hay que tener 'en cuenta esto. La antigua mediador, por cuyo medio hace el Padre todo: crea, santifica,
liturgia romana latina, en est'e campo, acepta el tipo, y con fre- vivifica, bendice todo bien y lo da a los hombres, y por cuyo
cuencia, poco a poco, el mismo t<?xto, de las doxologías griegas medio, junto con :é.l y en unión con Él, como cabeza nuestra
de carácter directamente antiarriano o también d•e carácter más -y, por lo mismo, alúdese al concepto de Cristo sumo sacer-
antiguo, pero modificado luego en sentido antiarriano. f\sí su- dot'e-, damos nosotros toda gloria al Padre. Padre e Hijo son
cedió con el Gloria Patri, con la añadidura al texto griego de considerados, ante todo, como distintos, en sus relaciones con
las criaturas y según el esquema a, per, in, ad, de la historia
Alejandría~sino en cuanto seamc>s agrailables a Dios Padre, e,n la Igle-
sia, ofreciéndonos Cristo en cuanto sacerdote" (De a.doratio·M et culto sagrada y de la salvación.
in spiritu et veritate XVI: PG 68,1016, A). Es cierto, que era muy amada Las doxologías occidentales de origen medieval-y fueron
a tllpólito esta idea que asocia la mene· ón der la Iglesia a la del Espíritu
Santo en la gloria que damos al Padre porr medio de Cristc>; dernués- °" Para la historia del Gloria Patm en Occidente, véase H. LECLl'JRCQ:
tranio las doxologías da la Tradioión (a 6,4: re! principio general) y sus Dict. d'Arch. Chrét. et Lit. V,15425-28: P. S!FFRIN ¡ I!lndcl. Catt. 6
otras obras . (1951) 669ss.
., Véase SAN BASILIO, fí,obre el Flspíritu• S'anW' 4-S. "' RBgula 11.
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num'erosas, como se sabe, especialmente en la conclusión de "Te damos gracias, ¡oh Dios!, por medio de tu amado siervo Je-
los himnos-fueron todas trinitarias en la visual directamente sucristo, que tú nos has enviado en los últimos tiempos como Sal-
antiarriana. Especialmente en España y en las Galias vino a vador, Redentor y mensajero de tu bondad; el cual es tu Verbo In-
separable, por cuyo medio tú hiciste todo y en el cual tú te com-
ser esta visual tan exclusiva en las doxologías, que dieron ori- placiste; que tú enviaste desde el delo al seno de la Virgen; y que,
gen a aquellas composiciones doxológicas qu'e se dirigen dire::- concebido en el seno, se encarnó y fué mostrado Hijo de Dios na-
tamente a la Trinidad como tal. como puede verse de modo cido del Espíritu Santo y de la Virgen. Cumpliendo tu voluntad y
especial en el oficio de la fiesta. Mas estas últimas subsisten conquistándote un pueblo santo, El extendió las manos para sufrir
en g'eneral. en un número bastante restringido en la liturgi~ y librar del sufrimiento a cuanto¡; han creído en ti. Cuando fué de-
romana actual. en cuyas doxologías predomina netamente el ~ignado para que se entregase voluntariamente a la pasión, para
tipo trinitario antiarriano más antiguo. abolir la muerte y romper los lazos del diablo y aplastar el poder
del infierno e iluminar a los justos y establecer el orden y mani-
festar la resurrección, tomando e] pan y dándote gracias, dijo: tomad,
El sacrificio de la Misa comed: éste es- mi cuerpo, que es entregado por vosotros; igualmente
el cáliz, diciendo: ésta es mi sangre, que es derramada por vosotros.
Que el sacrificio de la Misa, como aparec'e en la liturgia, Cuando hagáis esto, haced mi anamnesis.
esté estructurado esencialmente sobre la visual cristológico-tri- Haciendo, pues, la anamnesis de su muerte y resurtección, te
nitaria, según el esquema a, per, in, ad, y en el sentido, ante ofrecemos· el pan y el cáliz dándote gracias a ti, porque nos! has con-
todo, extratrinitario, como se ha dicho tantas veces, pu'ede verse siderado dignos de estar ante ti y servirte. Y te rogamos ~que envíes
por la forma esencial de su parte central. es decir, lá anáfora
o canon.
tu Santo Espíritu a la oblación de la santa Iglesia), que concedas
a cuantos participan de estas santas cosas estar unidos (a ti) para
.
Tanto si se consideran los documentos más antiguos de la ser llenados del Espíritu Santo porr la consolación de la fe en la ver-
gran oración eucarística, como si se observan las anáforas toda- dad, a fin de que te alabemos y te glorifiquemos po!1 medio de tu;
siervo (amado) Jesucristo, por el cual, a ti la gloria y el honor con el
vía en uso, 'es evidente que su estructura fué siempre, y es aún, Espíritu Santo en tu santa Iglesia, ahora y en los siglos de los si-
esencialmente en todas-incluso en el canon romano, si bien glos. Amén."
de modo menos perfecto y menos reconocible-, la bien cono-
cida estructura cristológico-trinitaria en 'el esquema a, per, in, Como se sabe, el texto de esta anáfora ofrece dificultad en
ad. El Padre aparece en ellas como el principio a quo y el tér- algunos puntos textuales, especialmente en cuanto a las pala-
mino ad quem de la oración eucarística; el Hijo encarnado, Cris- bras qu•e aquí, con Dix, hemos puesto entre paréntesis y que
to, aparece como el sumo sacerdote, Aqu•el por cuyo medio ha- comprende precisamente la llamada epiclesis para la venida
cemos nosotros esta misma acción; el Espíritu Santo aparece del Espíritu Santo. Como quiera que sea, haciendo caso omiso
ut in qua, es decir, Aquel con el que y en cuya presencia se de aquella epiclesis, y sin pret'ender relevar las particularidades
realiza esta misma acción hic et nunc 54 • Esencialmente aparece
de esta anáfora, su construcción cristológico-trinitaria, según el
siempre la visión de la historia sagrada en relación con las per-
conoci~o esquema a, per, in, ad, es manifiesta. La acción que
sonas divinas. También aquí, sólo a partir de la polémica an-
tiarriana, se acentuó más la afirmación de la unidad e igualddd se realiza en •esta gran oración, la eucaristía, se concibe como
de las personas divinas y de la visual intratrinitaria. anamnesis, es decir, como una acción que lleva ante Dios real-
El texto más antiguo que tenemos die la anáfora íntegra, mente un suceso que tuvo lugar en el pasado, pero en tal modo
como se sabe, es el de Hipólito. V ale la pena transcribirlo aquí qu•e sus consecuencias tienen efecto en el presente 56 • Aquí la
íntegro, por su testimonio tan claro en la cuestión que nos in- anamnesis es la de la muerte y resurrección del Señor que libra
teresa. Seguimos la •edición crítica de Dix 55 • del diablo y del infierno y de la muerte e ilumina a los justos
'en orden a la resurrección. Tal anamnesis, según el orden esta-
°' La idea que el sacrificio se realiza in Spirit'U es bíblica. San Pablo blecido por el Señor mismo, se hace con la repetición de la
la sup-one en Rom 15,15ss. Véas~ también Heb 9,14, pero en la lectura eucaristía (acción de gracias) hecha a Dios por Cristo en la
~etl'matos hagiou; mas también en la lectura probable pneiimatos ha-
gio1t, porque, en la J:Dpístola a los Ifebreos, "·aionios" no significa sólO! última cena, comprendiendo la oración de acción de gracias a
sin fin, de una duración infimita, sino también que tiene podern<, y vir- Di~s. ?ºr la r'edención, con la ofrenda del pan y del cáliz, y Ja
tudes divinas" (C. SPICQ, Vépitro awc hébreux [París 1952] p.296 n.l),
si bien luego e-! mismo Spícq (l. c., II p.258ss.) en el pneumatos aioni-ott pet1c1on de la venida del Espíritu Santo-si se admite la auten-
ve la naturaleza divina de Jesús. Véase también SAN BASILIO, De Spir. S'. ticidad de la epiclesis-o, como quiera que sea, la petición de
26: PG 32,184ss.
"' The treatise; of the Apostolio Tractitio,1i of St. llippolytus of Rome
(Londres 1937) p.7-9. ,. Véa;re ibid., p, 73·75 .
.ir
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foras ori'entales ha dejado sus huellas la lucha arriana en el
ser ll'enados del Espíritu Santo como efecto espiritual de la sentido de una mayor acentuación de la unidad e igualdad intra-
participación en los dones santos. trinitaria de las personas. Notable, desde este punto de vista,
En todo esto, la oración va dirigida al Padre, término ad es, por ejemplo, la anáfora de San Juan Crisóstomo. Incluso
quem de la oración y de la alabanza, como primer origen de to- se han infiltrado aquí y allá trazas, a v'eces notables, de especu-
dos los beneficios, no sólo de los pasados de la redención, sino laciones teológicas sobre la Trinidad, especialmente sobre d
también de los px'esentes en cuanto nos considera dignos de Verbo. Pero el fondo de la visual antigua prevalece en todas
estar ante Él y realizar este misterio sacerdotal, así como de las anáforas ori•entales.
aquellos beneficios por los que ahora rogamos: es decir, de Es innegable que el canon romano en el estado actual de su
enviar el Espíritu Santo sobr•e la oblación, o sobre los fieles texto, al distanciarse más de la línea lógica y de la simplicidad
que participan de los dones santos. del esquema antiguo de las anáforas y al ten'er principalmente
El gran mediador de todo esto es siempre Cristo. Por su la apariencia de un centón de oraciones, cuya conexión con
medio damos nosotros gracias y alabamos al Padre y le glori- la acción eucarística es, a primera vista, difícilmente inteligi-
ficamos, porque por su medio nos ha redimido el Padr•e y en la ble, s•e presenta, en primer lugar, a la visual general cristoló-
presente acción "eucarística" no hacemos otra cosa que la anam- gico-trinitaria con cierta desventaja sobre. las anáforas orienta-
nesis de su muerte y resurr'ección, repitiendo lo que Él hizo en les. Es el conocido problema del canon romano el que se re-
la última cena y según su mandato. fleja también aquí. Sin embargo, un ojo atento, sin gran difi-
El Espíritu Santo aparece en ella como Aquel en quien y cultad, pued•e llegar a entrever también en él la tradicional
con cuya pres'encia se realiza la oblación de la Santa Iglesia visual cristológico-trinitaria. Fijémonos en los textos siguientes:
o al menos como Aquel a quien reciben l~s creyentes en 5U
participación en los santos dones y con cuya presencia pueden "El Señor sea con vosotros... Demos gracias al Señor, nuestro
alabar y glorificar al Padre por medio d'e Jesucristo. Que la Dios ...
mención del Espíritu Santo en la anáfora, aparte de la cuestión Es verdaderamente digno y justo, equitativo y sa1 udable, que siem-
de su concretización en una epiclesis consecratoria, sea cosa an- pre y en todas partes te demos gracias a ti, Señor santo, Padre omni-
tiquísima, demuéstralo también la alusión que hace San Jus- potente, eterno Dios: por medio de Cristo, Señor nuestro (los diver-
tino 57 • sos prefacios ponen de relieve alguno que otro aspecto de la obra
Para la cu'estión que aquí interesa, se sabe que este esque- redentora del Padre por medio de Cristo) ... Por cuyo medio alaban
ma fundamental de la anáfora, con algunas variantes y am- a tu majestad los ángeles ...
pliaciones más o menos considerables-especialmente con una A ti, pues, clementísimo Padre, humildemente te rogamos y te pe-
mención mucho más larga de la obra creadora del Padre, de la dimos, por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendi-
historia d'el Antiguo Testamento y la inserción del sanctus- gas estos dones, estos presentes, estos santos sacrificios ilibados ...
La cual oblación, te suplicamos, ¡oh Dios!, te dignes bendecirla
constituye el esquema al que se atienen-salvas las particula- plenamente, aceptarla, ratificarla en hostia espiritual y digna de agra-
ridades de cada una-las anáforas orientales desarrolladas en darte, a fin de que llegue a ser para; nosotros cuerpo y sangre de tu
la liturgia: signo evidente de la tradicionalidad •esencial del es- Hijo amadísimo, nuestro Señor Jesucristo.
quema cristológico trinitario propuesto por San Hipólito. Puede El cual. el día antes de morir, tomó el pan ... Igualmente ... tomó
verse el desarrollo completo de este esquema 'en un tipo etió- ... este precioso cáliz ... Cuantas veces hiciereis esto, lo haréis en me-
pico en la anáfora de Serapión (siglo rv), en un tipo sirio en moria de mí.
la liturgia de las Con'stituciones Apostólicas, libro VIII (fines Por lo que, acordándonos también, Señor, nosotros, tus siervos, Y
d'el siglo IV) y en un tipo bizantino en la anáfora de San Ba- tu pueblo santo, de la bienaventurada pasión del mismo Jesucristo,
silio (probablemente también de la segunda mitad del siglo IV), tu Hijo, nuestro Señor, y de su resurrección del sepulcro, y también
que hemos reproducido en un capítulo precedente. Naturalmen- de su gloriosa ascensión a los cielos, ofrecemos a tu preclara ma-
te, también en la visual cristológico-trinitaria de no pocas aná- jestad, de tus dones que tú nos has dado, la Víctima pura, la Víctima
santa, la Víctima sin mancha, e1 Pan sagrado de la vida eterna y el
.., Apología I,65.67: "El prepó.sitc> de los hermanos ... alaba y glorifica cáliz de la salvación imperecedera. Sobre los cuales (dones) dígnate,
al Padre del universo- Jl-Or nombre del Hijo y del fiJ8píritu Saiu.to"; "l'~r
todas las CO·sas con que nos alimentamos, bendecimos al Seifor del um- Señor, mirar con rostro propicio y sereno, y acéptalos, como te dig-
verso por miedio de su Hijo Jesucristo y po1r medéo del Espíritu Santo"· naste aceptar los dones de tu si·ervo el justo Abe!... Rogámoste hu-
Por •21 contrario, existen serios argumentos que hacen sospechar que la mildemente, ¡oh Dios omnipotente!, mandes que estos dqnes sean lle-
mención del Espíritu Santo en las anáforas no se haya concretado en una
epiclesis propiamente consecratoria sino bastante más tarde, tal vez hacia vados por las manos dei tu santo Angel a tu sublime altar, ante tu
fines del sigh> nr y prin\cipios del sigh> rv (cf. P. Drx, The Sliape_ ... divina Majestad, para que todos los que, participando de este altar,
p.277,ss.). Sin embargo, siempre fué una persuasión geneiral que los fie- recibiéramos el sa<;r'osanto cuerpo y la sangre de tu Hijo, seamos
les reciben en la eucaristía al Espíritu Santo (cf. Drx, ibid., .P.266ss.) ·
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oolmados de toda bendición celeste y de toda gracia, por el mismo dos veces la mención del Espíritu Santo en 'el lugar donde aho-
Cristo Señor nuestro. Amén. ra está el Quam oblationem y el Supplices.
Por quien, Señor, siempre creas todos estos bienes, los santificas. No es necesario, para ilustrar ulteriormente nuestro tema de
los vivificas, los bendices y nos los das a nosotros; por Ét y con r-;1 la 'estructura cristológico-trinitaria de las anáforas, pararse mu-
y en Él llegue a ti, Dios Padre omnipotente, en unión con el Espíritu cho• tiempo en las liturgias galicana y mozarábiga. Basta re-
Santo, todo honor y gloria por todos los siglos de los siglos. Amén."
cordar dos hechos de todos conocidos: el primero, es que estas
Es evidente que, respecto al Padre y a Cristo, la perspec- liturgias, en cuanto se refieren a la estructura fundamental de
tiva cristológico-trinitaria, según el esquema a, per, in, ad, en las anáforas, son es'encialinente semejantes a la liturgia roma-
la visual de la historia sagrada no es menor que. en la anáfora na, salvo notables particularidades. Se sabe que entre estas
de Hipólito o eri las anáforas orientales. Sólo que en el texto ac- particularidades existe •especialmente una adaptabilidad muy
tual, el Espíritu es ID'encionado únicamente en la doxología final grande de las diversas partes de la anáfora a las diversas fies-
con la fórmula: "en unión con el Espíritu Santo", la cual, como tas y circunstancias, y por lo mismo una gran mutabilidad en
hemos dicho antes, parece deba ser entendida en el sentido de toda misa, semejante, por ejemplo, a la variabilidad de los di-
una protesta antiarriana en la visual intratrinitaria d•e la unidad versos prefacios 'en la misa romana, aún en la época del Leo-
de naturaleza entre las tres personas. Fijándonos, pues, en el niano. El segundo hecho es que la liturgia galicana y mozará-
texto actual del canon, la tradición romana latina no haría men- biga antigua tenían regularmente la epiclesis al Espíritu Santo,
ción en su anáfora de la parte, por decirlo así, propia del Espí- ante todo, según me parece, en una de 'estas oraciones muta-
ritu Santo 'en la realización de la acción eucarística. Pero, ¿es bles, llamada: Post mysterium, Post secreta, Post pridie, in-
verdaderamente así, históricamente? Esto está unido con la cues-
cluso si se mantiene que la forma precisa de la epidesis en la
tión de la existencia o no de una epiclesis (invocación) al Es-
píritu Santo en el antiguo canon romano. Como se sabe, es ésta liturgia mozarábiga se calcó en los modelos orientales. Salaville
una cu•estión discutida entre los liturgistas '58 • Me parece que afirma que sólo a partir del siglo VI, y en época difícilmente de-
quien niega la existencia de tal epiclesis en el antiguo canon t'erminable, la epiclesis en muchas misas de estas liturgias fué
romano, además de otras dificultades menores qu'e le saldrían variada, atenuada, a veces incluso suprimida; en el Liber mo-
al encuentro, no puede explicar de modo satisfactorio los pe- zarabicus sacramentorum, editado por Férotin, se encuentra mu-
rentorios testimonios del papa Gelasio ( 492-96) 59 • Jungmann, chas veces 6'2 •
aunque suscribe la tesis que de este texto no se puede deducir En la historia del canon de la misa ambrosiana, casi en todo
con certeza la existencia en el antiguo canon romano de una semejante, como se sabe, al romano, es más difícil demostrar
epiclesis consecratoria al Espíritu Santo, concede, sin embargo, positivamente una mención de la parte del Espíritu Santo en
que: "Gelasio ... podía considerar qu•e la invocación del Espí- la acción eucarística 63 • En el texto actual el Espíritu Santo (:S
ritu Santo estuviera comprendida en el canon en la petición de mencionado sólo en la doxología final con la cláusula: in uni-
la bendición, sin nombrar explícitamente a la tercera Persona" 60 • tate Spiritus Sancti, como en •el canon romano. Pero es cierto
Será difícil admitir qu'e tal explicación interprete adecuadamen- que San Ambrosio conocía una invocación del Espíritu Santo
te la fuerza del texto ( ... Quomodo ad divini mysterii consecra- en la Misa, dice en efecto: "¿Cómo puede decirse que el Es-
tionem coelestis Spiritus invocatus adveniet ... ), pero, aunque pritu Santo no posee ent'eramente la naturaleza de Dios, si
fuera verdadera, demostraría que tampoco >en Roma se conce-
ÉÍ, junto con el Padre y el Hijo, es nombrado por los sacerdotes
bía la gran oración y acción eucarística sin pensar en la parte
propia, por así decirlo, que en ella compete al Espíritu Santo en el bautismo, y es invocado en las oblaciones y celebrado
y que en este sentido s'ería interpretada entonces la oración junto con el Padre y el Hijo por los s'erafines en el cielo, junto
Quam oblationem o Supplices te rogamus. También Righetti, en con el Padre y el Hijo habita en los santos, es infundido en
su intento de reconstruir el canon romano antiguo 61 , inserta los justos e inspirado en los profetas?" 64 •
168 En Rentirloi: r.:::ith?"ente y mág bien negativo, .TuNGMAN'N, ]l:fi.~.<m1•11rn sol- .,., Véanse, p .. ~j .. s. SALAVILLE, Epiclese: Dict. de Théol. Cath. 5 (1!139)
lmnnla (2.• ed. esp., BAC), p.8fi2-861; en sentido positivo véase, p.ej., 216ss.; S. PORTIER, The niozarabic Post prilt.ie: Journal of TheCologica!
s. SALAVILLE: Dict. de Théol. Cath. fi (193.9') 218ss.; RIGHETTI, vol.2 Studies (1943) p.182ss.
p.343S'S, SI Véas~ s. SALAVILLE (l. c., 218) y BoRELLA; en RIOHE'.l'TI, Il p.608ss.
09
Carta al obispo W!pidio de Volterra ('THIEL, .E'[JiJstol.ae... I,484)'. G4 De Spir. S. 3,16,22.
Véanse otros textos en RIGHETTI, l. c.
00 Missarum, sollemnla (2.• ed. es]l'.) p.860, n,.37 .•
1
• III p. 386ss.
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Filii et Spiritus Sancti qui aequalis est. En esta fórmula se ve tienen el punto de vista trinitario ontológico con, sentido po-
de nuevo cómo cedió el paso la visual cristológico-trinitaria a lémico antiarriano (por 'ejemplo, la fórmula actual ego te bap-
la visual ontológico-trinitaria en sentido polémico antiarriano. tizo; la oración Omnipotens en el ritual para el bautismo de
La antigua forma del bautismo, precisamente porqu'e conside- adultos número 3; el número 5: Si vis}, conserva todavía mu-
raba directamente las tres personas en sus relaciones extra- chísimo desde el punto de vista antiguo cristológico-trinitario
trinitarias, según el esquema a, per, in, ad, podría haber sido (por ejemplo, el número 7: la interrogación que s'e hace al ca-
'entendida por alguno en un sentido subordinaciano o arriano. tecúmeno en torno al símbolo; número 8: el exorcismo peque-
Ya San Ambrosio se preocupaba con insistencia de alejar ese ño; las oraciones dirigidas generalmente al Padre; la parte del
sentido 73 • La nueva fórmula de los Cánones de Hipólito, que Espíritu, por ejemplo, número 14; los exorcismos, por ejemplo,
zanjaba corto aquel peligro, penetró en Occident'e a partir del números 13, 19, 33, 37; las interrogaciones sobre la fé, núme-
siglo vm 74 • ro 38).
En el contexto de la forma antigua del bautismo será fá- La conf irmación.-El sentido profundo cristológico-trinita··
cil reconocer la 'estructura cristológico-trinitaria del antiguo rio de la confirmación provien•e, esencialmente, de su íntima
símbolo romano, el llamado símbolo de los Apóstoles, tanto en conexión con el bautismo, por lo que siempre se consideró
su forma más antigua 75 cuanto en la más reciente y todavía como un rito sacramental para dar una especial infusión del
actual. El símbolo está dividido en tres partes, que tratan, res- Espíritu Santo en vista de perfeccionar y como fortificar y se-
pectivamente, d•el Padre, de Cristo, el Hijo de Dios encarnadc, llar la obra de Dios •en el neófito. De aquí su nombre de sello,
nuestro Señor, y del Espíritu Santo. Cada una de las tres signáculo, consignación, confirmación. Y, por lo mi5mo, sobren-
personas es considerada en sus relaciones con la historia sa- tendido que por medio de una presencia especial del Espíri-
grada y la salvación según la parte propia o casi propia de tu Santo en el fiel es como éste alcanza su perfección y como
cada una, que vien'e rápidamente explicada después de ser su 'estatura de adulto en el ser cristiano. Es, pues, el sacra-
nombrada cada una: para el Padre, la creación; para Cristo, el mento que inculca de modo especialísimo la parte casi especial
, Hijo encarnado, su encarnación, su vida y muerte redentora en del Espíritu Santo en la vida cristiana como el último sello de
la tierra, su estado ahora glorioso ante el Padre y su futura los dones de Dios, en el que se realiza toda la perfección cris-
parusía; para el Espíritu Santo, la Igl•esia con sus medios de tiana; es la ejecución litúrgica del concepto bíblico que consi-
santificación en vista a la resurrección de la carne y del último dera el Espíritu ut in quo.
término de todo el proceso del exitus y del reditus en la vida Por esto, San Ambrosio, repitiendo el concepto <l'e toda la
eterna. Y a San Ireneo com•entaba la regla de la fe en un sen- tradición antigua 79 , dice: "viene luego el sello ( signaculum)
tido sustancialmente idéntico 76 • espiritual, del que habéis oído leer hoy, porque después de la
Esta estructura cristológico-trinitaria permanece esencial- fu'ente queda realizar su perfeccionamiento (post f ontem su-
mente inmutada también en los símbolos posteriores, como en perest ut perfectio f iat) cuando, a la invocación del sacerdote,
el símbolo nic•eno 77 y el llamado niceno-constantinopolitano, viene infundido el Espíritu Santo" 80 • San Cipríano había dicho
que es el que ahora se dice en la Misa, los cuales no hacen que era una cosa ya admitida que: "cuantos son bautizados en
otra cosa que ampliar ciertos puntos, en vista de la polémica la Iglesia sean presentados al obispo de la lgl•esia y así, por
antiarriana, la antigua estructura de los símbolos para defen- nuestra oración e imposición de las manos, reciban el Espí-
der la divinidad d'el Hijo y del Espíritu Santo. Sólo el símbolo ritu Santo y sean perfeccionados con •el sello del Señor: signacu-
llamado Quícumque o de San Atanasio (del siglo v), que en /o Dominico consummentur" 81 • Y es, en el fondo, el concepto
la liturgia romana sólo se recita en la hora de prima de la expresado ya por San Pablo: "Cuantas promesas hay en Dios
fiesta de la Santísima Trinidad, es de otra hechura, todo él son en Él (Cristo), y por Él decimos amén, para gloria de
está concebido en vista a afirmar polémicam'ente la fe católica Dios en nosotros. Es Dios quien a nosotros y a vosotros nos
contra las herejías trinitarias y cristológicas 78 • confirma en Cristo, nos ha ungido, nos ha s•ellado y ha depo-
También la actual práctica bautismal romana, ante todo en sitado las arras del Espíritu en nuestros corazones" (2 Cor
el bautismo de adultos, junto a un buen número de textos que 1,20-22).
La unción de que aquí habla San Pablo es casi ciertamente
.,. Véase RIGHETTI, II p.690'. el bautismo al que Dios nos ha llamado y en el que nos ha
•• Cf. Denz. 2.
,. Demonstr. 6.
"'Demt. 54. '" De. sacr. II,2,8.
"' Ibid., 39ss. "" Ep. 73,9,2.
'8 Cf. RIGRJilTTI, Il p. 72,21111. 01 De myst. VII,42.
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fundado y establecido firmes •en Cristo; para mayor garantí&J antigua ponía fuertement'e de relieve el hecho de que la re,,
y seguridad, como un sello que se pone a una envoltura qt.ie conciliación del penitente se hacia esencialmente mediante l;;i
contiene cosas preciosas, a este primer don ha añadido Dios el imposición de las manos y la imi:lo:ación de la :'e~ida del És-
don del Espíritu Santo (casi ciertam'ente la confirmación). que píritu Santo, según 'el concepto b1bh~o, que u~~ mtlmamente la
es la fianza del don total que nos dará en la otra vida. El Es" remlsión de los pecados y la presencia del Espmtu .Santo (c~. Io
píritu, naturalmente, para San Pablo es el Espíritu de Cristo: 20,23). El concepto antiguo fué que el pecado ale¡a el Esp~ritu
"Y por ser hijos envió Dios el Espíritu del Hijo que grita e, Santo del alma y la reconciliación del pecador se hace m'ed1an-
nuestros corazones: Abba, Padr•e" (Gal 4,6; cf. también Ro:Ol te el retorno del Espíritu a la misma. Por esta venida del Es-
8.5-18, que puede ser considerado como texto paralelo y ~;V píritu Santo se imponían las manos y se rogaba en el rito de
plicativo). Es fácil reconocer en todos estos textos de San Pa" la reconciliación.
blo la visual cristológico-trinitaria en el esquema a, per, in, ad· Los Padres hacen con frecuencia alusión a ello. San Jeró-
En esta teología paulina se encuentra la base de la liturgia de nimo dice: "el sacerdote ofrece efectivamente la oblación por
la confirmación. San Ambrosio podía enaltecer el significado el penitent'e, impone sus manos sobre ~l.' que está en _a~titud
cristológico-trinitario a los neófitos: "Recordad, pues, que ha" de sumisión, invoca el retorno del Espmtu Santo y as1 mtro-
béis recibido el signáculo espiritual, el Espíritu de sabiduría y duce hacia el altar al que había sido consignado por Satanás
de inteligencia... Guardad lo que habéis recibido. Dios Padre por la muerte de la carne, a fl,n de q~~ fuera salvado el espí-
te ha señalado, Cristo te ha confirmado dando a tu corazón Ja ritu" ss. San Ambrosio, con una alus1on m'enos clara al nto
fianza del Espíritu, como has escuchado en la lectura del Após-- litúrgico y con una acentuación mayor a la invocación de las
tol" 82 • tres personas de la Trinidad en una visual ontológica antiarria-
Las fórmulas litúrgicas de la administración de la confirma- na, insinúa, sin embargo, de un modo bastante claro, una parte
ción variaron, como se sabe, en •el curso de los siglos. En la casi propia del Espíritu Santo en la remisión de los pecados
antigua liturgia romana latina, ref.erida por el ~elasiano anti- por ministerio de los sacerdotes: "He aquí, pues, que por el
guo ss e insinuada por San Ambrosio 8 '4 , es esencialmente l~ ora-
Espíritu Santo son perdonados los pecados. Los hombr.es, en
ción epiclética qu•e, en la liturgia actual romana, es la primera
la remisión de los pecados, no son otra cosa que sus mstru-
del rito: "Omnipot'ente y sempiterno Dios, que te has dignad?
mentos y no ejercen poder alguno con derecho propio. Ef'ecti-
regenerar a estos tus siervos por medio del agua y d:l Espi-
vamente, no perdonan los pecados en nombre propio, sino en
ritu Santo y que les has perdonado sus pe~ados: envia _so?re
el nombre del Padre y del Hijo y diel Espíritu Santo" 87 • El
ellos desde el ci'elo tu Espíritu Santo, septlforme y paradito.
texto de San Jerónimo demuestra de modo más claro en la li-
Espíritu de sabiduría ... Llénales d:l Espíritu de tu te~or, y en
tu benevolencia, séllales con la senal de la Cruz de Cnsto para turgia antigua .una invocación epiclética del Espíritu Santo jun-
la vida eterna 85 • Por 'el mismo Señor ... ". En la fórmula .. actual to con la imposición de las manos en la reconciliación pública
de la confirmación, que aparece a partir del siglo XIII: Y o te de los penit'entes. Este concepto sugiere rápidamente que tal
signo con el signo de la cruz ... ", se ha perdido bastante .~l as· reconciliación se hacía en la visual cristológico-trinitaria.
pecto cristológico-trinitario; sin embargo, las Pª!.abras: en_ el Esta visual, en cuanto me consta, casi no aparece en las
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo , que se ana- fórmulas posteriores de la penitencia, tanto pública como pri-
den al fin de la fórmula-aparecen hacia fines del siglo vm Y vada. En el rito actual de la administración de est'e sacramento
muchos teólogos mantienen que no pertenecen e_se.ncial~~nte. a el único vestigio, apenas reconocible, es la rúbrica y la prác-
la fórmula misma-ac•entúan el aspecto ontolog1co-tnmtanc, tica de que el sacerdote, en el momento de dar la absolución,
como de costumbre. 'extiende ligeramente la mano sobre el penitente, único vestigio
La penitencia.-En la forma actual en l~ qu~, en .1~ ~iturgia de la antigua imposición de las manos y de la invocación epi-
romana se desenvuelve el rito de la pemtencia, dific1lmente dética al Espíritu Santo.
pued•e ~erse algún aspecto de la concepción c~istológico-t:ini El orden.-La liturgia manifiesta, ante todo, su concepción
taria de este sacramento. Sin embargo, en los ntos de l~ htu7- del orden sobre el fondo cristológico-trinitario en los prefacios
gia antigua este sentido era evidentísimo. En efecto, la. liturgia consecratorios de los diáconos, de los sacerdotes y d'e los obis-
pos, los cuales prefacios, tanto en la liturgia antigua como en
B2 ,Ed. WILSON, n.44 P.87. . 1 la moderna, están concebidos en esta perspectiva. Se trata, en
•• De rnyst. VII,42; De sacr. IIl,2,8 ; para la primera J!arte de a efecto, de una verdadera y propia epiclesis para la venida del
fórmula De sacr. II, 7,24 e.n relación con la unción posbautI:stmial.
•• Esta última cláusula se añadió €'ll el siglo x.
"" Dia,z. adv. lucif. ó. "' De Spir. S. 3,18,137.
"" TraiUtio 3.
Sen>t. teol. liturg. 8
226 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICQ.lrRINITAIUA
Espíritu Santo, acompañada de la acostumbrada imposición de ti la gloria y el imperio en el Espíritu Santo ahora y en todos los
las manos. siglos de los siglos. Amén" "'.
En la tradición romana, desde Hipólito al rito actual, esta La extremaunción.-En el rito litúrgico del sacramento de
epiclesis consecratoria de los diáconos, de los sacerdotes y de los la extremaunción aparece raras veces el esqu'ema cristológico-
obispos ha permanecido sustancialmente inmutada. Su forma trinitario, según me consta, en la iorma misma del sacramen-
más pura, desde 'el punto de vista que aquí nos interesa, se to, que, como se sabe, cambió en el transcurso de los siglos ro.
encuentra, sin embargo, en el texto mismo de la Tradición; las Apar'ece, por el contrario, muy manifiesto en las oraciones epi-
ligeras adaptaciones posteriores han atenuado un poco, no bo- cléticas para la bendición del óleo de los enfermos, tanto en
rrado, el carácter cristológico-trinitario en el prefacio cons'e-- el rito romano actual como en el gelasiano antiguo 94 •
cratorio de los sacerdotes y de los obispos. En el sacramento del matrimonio no me consta la perspec-
He aquí el t'exto de la Traditio para la consagración de los tiva cristológico-trinitaria.
obispos:
Los sacramentales.
"Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo... Tú que has es-
tablecido el orden en tu Iglesia por d "Verbo de tu gracia" (cf. Para la cuestión que nos int'eresa, no es menester detener-
Act 20,32) ... se mucho en los sacramentales. En ellos, en su mayor parte,
Infunde ahora aquella virtud que viene de ti, la del "Espíritu encuéntrase una situación semejante a la de los sacramentos:
magnánimo" que diste a tu amado Hijo Jesucristo y que Él dió a los muchas entre las antiguas e important'es fórmulas de los sacra-
Apóstoles, los cuales es,tablecieron la Iglesia en cada !'egión para
mentales tienen todavía de modo patentísimo una estructura
alabanza y gloria indefectible de tu nombre... Conocedor de los
corazones, concede a tu siervo que has elegido para el episcopado...
cristológico-trinitaria en forma epiclética. Son notables desde
que-, por el Espíritu del sumo sacerdodo, tenga él poder de perdo- este punto de vista: la bendición d•e la fuente bautismal y del
nar los pecados, según tu mandato, de "señalar los elegidos"" (d. agua bautismal tanto en los ritos orientales como en el rito
Act 1,26) según tu precepto, de "desatar todo vínculo" (d. Is 58,6; romano, en el que la estructura cristológico-trinitaria aparece
Mt 10.l) según el poder que diste a los Apóstoles, de agradarte en ante todo en el gran prefacio qu'e se encuentra en el Gelasia-
ia mansedumbre y con el corazón puro, mientras te ofrecerá el sa- no antiguo 95 ; la bendición del óleo de los enfermos, que, por
crificio en olor de suavidad, por tu siervo Je'sucristo, por el cual la oración epiclética se encuentra ya 'en el mismo sacramen-
sea a ti la gloria, el poder, el honor, con el Espíritu Santo ahora tario 96 ; la consagración del myron 'entre los griegos; la consa-
y en todos los siglos. Amén" "".
"' Véase RIGHETTI, II p,893 .
.. N. 40 (2d. WILSON) p. 70 : E;mitte.
En todo semejante a ésta es, desde el punto de vista cristo- "' N. 44 (ibid.) p.85ss.
lógico-trinitario, la fórmula de la consagración de los sacerdo- "" N. 40 (ibid.) p. 70.
tes y de los diáconos 09 en la Tradición, de Hipólito. Esta es- "" E.s, pues, nuevamente la gran visual de la historia sagrada en la
perspectiva cristológico-trinitaria a, per, ii~, ad. Toda esta historia sa-
tructura se 'encuentra en toda la antigüedad, como puede verse grada es considerada aquí bajo el aspecto de justificación o r2dención
en el sacramentario de Serapión 90 y en las Constituciones Apos- que presupone nuestro pecado : el origen primero de esta justificación del
pecado es la caridad gratuita de Dios Padre para con no,sotros, el dual
tólicas 91 • Véase, por ejemplo, cómo aparece el esquema a, pee, por nosotros, en la plenitud de: lo.s tiempo<',, envió a. su Hijo, como se
in, ad en el sacramentario de Serapión a propósito de la con- se>brentiende (cf. Gal.· 4,4-6), y luego difundió el Espfritu Samto en n-0s-
otros. Quiw nos alcanzó esta justificación es Cristo, el gran mediador,
.sagración de los sacerdotes: por su sangre. 1ill fin a que tiende todo este proceso es nuestra partici-
pación a la gloria de Dios, que es, 2n último térlmino, a la gloria del
Padre mismo (cf. Eph 1,14), participación que ahora la tenemos ya en
"Señor, Padre de tu Unigénito, os rogamos que venga sobre es- ~speranza. Condición p<.>r nuestra parte para aprnvecharno's d,e los méri-
te hombre el Espíritu de verdad... para que pueda regir a tu pue- tos de Cristo es la fe, a la que sig¡uen las buenas obras (ef. Gal. 5,6),
blo y dispensar tu divina palabra y reconciliar a tu pueblo con- y que no está separada de los sacramentos (cf. Rom. 6). Signo y pTenda
de que alcanzaremo!S el fin es la presencia actual d2l Espíritu Santo,
tigo, Dios increado .. ., tU que por e!l espíritu de M:oisés concediste que el Padre ha difundido en n-0sotros.
eJ Espíritu Santo a cuantos habían sido elegidos, da también a éste También el segundo gran ciclo del temporal en laJ liturgia romana, el
el Espíritu Santo por el Espíritu de• tu Unigénito en don de sabi- que va desd? el Advientc- a Epifanía, está construido sobre la visual
duría, de conocimiento, de recta fe, para que pueda servirte con cristológico-trinitari:!; mas en él la parte del Espíritu Santo se pone
menos de relieve. El concepto de este ciclo es de nuevo, como s~ sabe,
conciencia pura, por tu unigénito Jesucristo, por 'Cuyo medio sea a toda la histoda sagrada, mtsterio' de Cristo, mas bajo el aspecto de la
venicla, manifestativa d2l Sefior; venida preparada v anunciada en el An-
tiguo Testamento, realizada históricamente en el nacimiento y vida de
""C.8 y 9. Cristo, y sacramental y místicamente, cada día en toda alma, y esperada
.. 12-14. en la parusía del S2fior. Ei11¡ este proreso, la liturgi,a romana pone de
oo VIII,5,3-7; 16,3-5; 18. x·elieve, ante todo, la parht del Padre y del Hijo, encarnado.
411 J.2.. 1 •
C.7. DIALÉCTICA CRISTOLÓGICO•T!UNITARIA
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es puesto al primer plano de la atención de la liturgia. Mas el vers: cómo en la formación de este ciclo ha sido guiada la
Padre está también allí presente, como aquel del que tiene ori- Iglesia por una intuición unitaria y como por un instinto fun-
gen; en último término, esta historia sagrada de Cristo pacien- d~m~ntal simplicísimo, que consistía únicamente en poner li-
te y glorificado, historia que ?l ha querido así y la dirige in- turgicamente en obra el pensami'ento que ha expresado San Pa-
faliblemente desde su gloria. El ha prefijado la hora de Jesús; bl~ de un modo sintético, poco más o menos completo, en Ia
el sacrificio de Jesús es un sacrificio que Él hizo de sí mismo al ep1st_ola que se lee el sábado de las cuatro témporas de Pente-
Padre para satisfacer por nosotros y reconciliarnos con Él; es costes (Rom 5,15). al fin, y como conclusión, de todo el ciclo:
el Padre quien ha conducido a su propio Hijo Jesucristo a la "Jus~ificados por la fe, tenemos paz con Dios nuestro Señor Je-
pasión por el amor excesivamente grande con que nos ha sucnsto; por el cual tenemos también acceso por medio de la
amado. Es Él quien aún lo ayuda en esta pasión-por lo cual fe a esta gracia, en la cual estamos, y nos gloriamos de la \!s-
en este período toda la liturgia •está llena de las oraciones que pe:anza de la gloria de los hijos de Dios ... La esperanza no en-
Jesús _dirigió a su Padre-. Es el Padre quien lo resucita y en garra, porque la caridad de Dios ha sido derramada en nuestros
las misas de la semana de Pascua aparece Él como el principio corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado". Lue-
y fin de todo el misterio pascual de la regeneración de los hom- ~o también en la creación de las fiestas es la perspectiva a, per .
bres a. ~na nueva vida por el bautismo. En el período de la m, ad, la que dirige desde el principio el espíritu más profun·
Ascension se divisa también al fin de todo la figura del Padre, do y como el instinto de la liturgia 97 •
porque es el Padre quien en la Ascensión glorifica de modo Y ~qui se tiene la última clave para entender por qué motivo
definitivo al Hijo y lo hace sentar a su derecha en la gloria, .en la liturgia antigua no sólo no existió una fiesta al Padre con-
mientras que Jesucristo, allí, no hace otra cosa que interced'er siderado en su vida intratrinitaria 98 , cómo no existió una fiesta
por nosotros ante el Padre; ruega al Padre que nos envíe el del Hijo, o del Verbo, o del Espiritu Santo considerados cada
Espíritu y prepara para nosotros un lugar ante el Padr•e. En la uno en la vida misma intratrinitaria independientes de sus in-
t'erve~ciones en la historia sagrada de nuestra salvación, sino
última fase del ciclo, desde la Ascensión a Pentecostés, es el
Espíritu quien se encuentra en el primer plano d'e la atención. que m siquiera existió una fiesta de la Trinidad como tal, con-
Aquí se desarrolla litúrgicamente el concepto de cómo todo el siderada directamente y ante todo en la unidad de la natura-
leza divina. La introducción de una fiesta tal, que comienza a
negocio de la redención d•e Cristo en todos y cada uno de los
aparecer sobr•e el suelo gálico en el siglo Vlll y se afirma en
hombres, desde el momento en que Cristo se sentó a la dere-
la misma región en el curso del siglo x, corresponde, en el cam-
c?a del Padre en la gloria, se r•ealice in Spiritu, con la presen-
po de las fiestas litúrgicas, a aquel fenómeno ya considerado
cia y la obra del Espíritu que anima a la Iglesia y vivifica sus
en las otras partes de la liturgia, qu'e hace ver cómo, en reac-
medios de santificación, de doctrina y de gobierno. Cristo, en ción contra la herejía arriana, se ha desarrollado fuertemente
est: período, aparece sobre todo como Aqu•el que nos ha me- en la !glesia la necesidad psicológica de juntar explícitamente a
recido el Espíritu y nos vivifica dándonos el Espíritu. El Pa- ~a antigua p•erspectiva cristológico-trinitaria del esquema a, per,
d.re es el que, por la intercesión de Cristo, nos envía el Espí- m, ad, la afirmación directa de la unidad de naturaleza divina
ntu y al que 'el mismo Espíritu tiene por misión conducirnos. en la Trinidad beata considerada directamente en sí misma en
No es del caso entrar en particularidades para ilustrar li- la visual que trasciende el tiempo y la historia.
túrgicamente estos conceptos y demostrar que ellos, efectiva- ¿Fué esto un efecto de falta de espíritu litúrgico? No me
mente, constituyen el •esquema ideológico de todo el ciclo, des- P:1r~ce así. Como no me parece sea una falta de espíritu li-
de Septuagésima a Pentecostés. Es oportuno, por el contrario, turgic_o el. haber d'esarrollado en las conclusiones y en las do-
poner de relieve una vez más todavía cómo la liturgia, en su xolog1~s, ¡unto a la antigua perspectiva cristológico-trinitaria,
mismo ciclo principal, mira a las personas de la Trinidad, sobre una visual más reciente en la que se afirmó más directamente
todo 'en la visual de su real distinción y ·considerándolas en las el aspecto ontológico-trinitario de la unidad de la naturaleza
relaciones propias o casi propias, de cada una con la historia divina entre las tres personas. Como decíamos al principio de
sagrada de nuestra salvación. En relación a los acontecimientos este capítulo, el misterio de la Trinidad, abarcándolo dos tér-
de esta historia de nuestra salvación considera la liturgia en
las fiestas al Padre, a Cristo, el Hijo encarnado, nuestro Rte- . ~ Más de 1un3: vez, l~cluso •en ti.empos. r.e6~ntes, ha habido1 qnlen ha
mt.ntrrdo hacer mtroduc1r en los ciclos 11turg1ce>s' una fie.>ta del Padre.
dentor y cabeza, y al Espíritu Santo. Pe~o Rom;a s~empre la ha negado. Véase BENEDICTO XIV, De servorum
..El ciclo litúrgico desde Septuagésima a Pentecostés, his- Dei be.atificr:twne p.2.• 1.4 c.31; M. CAILLAT, La dévotio1n a Di<¡_u le Pere:
1
minos anHtéticos, de cualquier modo en que se formule tendrá un acaecimiento histórico de nuestra salvación o, a lo sumo,
necesariamente sus inconvenient'es y sus peligros desde el pun- una idea, sí; p'ero concretizada en uno o más sucesos históricos
to de vista de la eficacia psicológica. Por lo cual. en general. de la historia sagrada de nuestra salvación. Se comprenden por
parece inevitable que no exista más que un camino s'eguro: lo mismo las indecisiones de Roma, en tiempos no recientes,
nada más haber afirmado de modo bien vivo y concreto la dis" cuando se trataba de hacer algunas exc'epciones a esta regla
tindón real de las personas, tener cuidado de revalorizar la fundamental de la tradición. Multiplicando, en efecto, las ex-
unidad de naturalieza en las mismas. Es lo que ha hecho la cepciones a esta regla fundamental, se va al encuentro del grave
liturgia, tanto en la conclusión de las oraciones y de las doxo" inconveniente de proponer esquemas abstractos y, por lo mismo,
logias, como en las fiestas litúrgicas. Por esto ha instituido al no permanentem'ente eficaces, a la piedad del pueblo cristiano,
fin del ciclo Septuagésima-Pentecostés una fiesta, en la cual. y especialmente se hace que este pueblo olvide la gran pers-
como compendiando y completando en modo psicológicamente pectiva bíblica y litúrgica de la historia sagrada, que es toda
~ficaz toda la visión cristiana del mundo y de la historia sa- una con el misterio de Cristo, con el misterio de la Iglesia, con el
grada que se ha desarrollado en este período según el antiguo misterio por el cual todo viene del Padre, por medio de Cristo,
esquema a, per. in, ad, se concentre explícitamente la atención y en el Espíritu Santo, todo vuelve al Padre; misterio que cons-
el afucto del creyente sobre la unidad de la Trinidad conside- tituye la visual connatural fuera de la cual, como ha podido
rada en sí misma. vers'e, ni se comprem:le la Biblia ni se vive la liturgia.
Creando esta fiesta la liturgia, en el fondo no hizo otra Qué es lo que significa, en la doctrina y en la vida espiri-
cosa que obedecer a aquella preocupación, jamás inevitable des- tual práctica, el descubrimiento y la celosa salvaguardia de
pués de la herejía arriana, de presentar ·al pueblo cristiano en este misterio en esta perspectiva, nos lo dice San Cirilo Al'e-
modo completamente equilibrado la visión de sus relaciones jandrino después de otros muchos antes que él. El que mejor
con Dios. Preocupación que, por ejemplo, San Ambrosio asi conoce actualmente su doctrina espiritual ha podido escribir:
expresaba: "Por todas partes el Padre, 'el Hijo y el Espíritu "El destino del cristiano es el de llegar a ser en la unción y
Santo; una operación, una acción santificadora; aunque exista, por medio de la unción del Espíritu Santo, conforme a la ima-
según parece, alguna cosa especial para cada uno ... Tú tienes de gen del Hijo, único mediador, el cual nos conduce al Padre;
especial que es Dios quien te ha llamado, miientras en el bau- tal es el motivo dominante de la doctrina espiritual de San 0-
tismo, de modo especial, has sido crucificado con Cristo, y, por rilo. Su enseñanza ascética y su mistica s'e nos presentan, repi-
lo mismo, cuando has recibido de modo especial el sello espi- támoslo, esencialmente trinitarias. El Padre envia a su Cristo;
ritual; ve que existe distinción de persona, pero todo iel mis- junto a Cristo y por medio de Él, envia al Espíritu Santo; y
terio de la Trinidad está unido" 99 • en el Espíritu Santo y por medio del Hijo se realiza nuestro
Y la liturgia mozarábica, en un sentido análogo, ruega así retorno ascensional al Padre" 1 '01. San Cirilo mismo se expresa-
el dia de Pentecostés: ba, en pocas palabras, de esta manera: "Santificar, entendién-
dose, como se acostumbra (en la Escritura), por consagrar y
"Rogamos suplicantemente a tu omnipotencia, ¡oh Dios!. santo ofrecer, decimos que el Hijo se santificó a sí mismo por n08-
Padre omnipotente, que nos llenes del don de tu Unigénito... y de su otros (d. lo 17,19). Efectivamente, se ofreció como sacrificio
&plritu Santo: para que cuantos tú creaste y los rescataste por medio y víctima santa a Dios y Padre, reconciliando con Él al mun-
de tu Hijo, te dignes conducirlos a la perfección por medio del &pi- do y restableciendo en amistad lo que estaba caído, es decir,
rltu Santo. No ya que la operación de la Trinidad sea separada o de-
~jante, sino para que a1parezca evidente la 1-iconfundida igualdad
el género humano. Él, efectivament'e,' es nuestra paz, como
de las perwnas distintas en la única deidad"'"'º. está escrito. Nuestro retorno a Dios no se entiende hecho di-
versamente por Cristo Salvador, sino por medio de la partici-
Roma, no obstante todas las insistent'es solicitaciones que pación y ci'e la santificación del Espíritu Santo. Aquel que no1
comenzaron desde el siglo VIII, opuso larga resistencia duran- acerca y, por decirlo así, nos une con Dios, es el Espíritu, re-
te seis siglos a la aceptación de esta fiesta en su liturgia. Es cibiéndole somos partícipes y consortes de la naturaleza divina
porque el instinto tradicional fué siempre fortísimo 'en Roma, y lo recibimos por medio del Hijo, y en el Hijo recibimos al
asi como la antigua intuición instintiva de que una fiesta litúr- Padre" 102 • La liturgia, si sabemos 'entenderla y vivirla más y
gica no tiene por objeto simplemente una idea abstracta, sino mejor que cualquier otro medio, puede hacernos penetrar y
mantenernos en estas maravillosas realidades.
• lAb~ .mm. aacr. (ed. Wrotln) n.785.
- B. DU MANOIJt, Oyrille a' Ale:».: Dict. d~ Spiritualité 2, col.2682. El .
allllllo P. Dn Manolr explica largamente esta conclusión en su ~ra Do(J· lC In lo. 10: PG 74,544 D H.
-.. .t apffituaj¡tl ch.111 8. O¡¡ri!I" d'Al&ll. (París 1944).
C.8. EL ÚNICO LITURGO 235
234 P.2.ª LITURGIA y cósMOS
fundo que todo esto. Pertenece a otro orden. La acción y la
presencia de los antiguos maestros es •entre sus discípulos de
CAPITULO VIII un orden sólo psicológico, moral. La acción y presencia de
Cristo en la Iglesia es, sobre todo, de un orden físico y, por lo
El único liturgo y la única liturgia mismo, como consecuencia, de un orden también moral.
Para 'entender la profundidad de esta acción y presencia de
La visual: del Padre, por •el Hijo, en el Espíritu Santo, al Cristo en su Iglesia, especialmente en la liturgia, hay que po-
Padre, nos da el ciclo completo de la descensión de Dios entre nerse en la gran síntesis de la historia y de la vida cristiana
los hombres y del retorno de los hombres a Dios. Pero, des- propuesta en la epístola a los hebreos 1 •
pués de cuanto htemos dicho en el capítulo anterior, es necesa- El autor d'e esta epístola, pensando en el significado último
rio precisar mejor la parte propia que en la liturgia corres- de toda la historia y de toda la vida, no sólo la encuadra, como
ponde a Cristo en este ciclo, por el cual. en el Espíritu, todo hacen todos los autores del Nuevo Testamento, en el gran
viene del Padre y vuelV'e al Padre. ¿Qué cosa significa exacta- panorama circular por el cual todas las cosas vienen del Padre,
mente en la liturgia Per Christum Dominum nostrum? ¿Qué por Cristo, en el Espíritu Santo, y de 'ese modo vuelven al Pa-
cosa quiere decir San Clemente Romano cuando, con una ex- dre-panorama que él supone, aunque no insista mucho sobre
presión niagnífica, dice: "Jesucristo, el sumo sacerdot'e de nues- la persona del Espíritu 2- , pero, además, considéralo princi-
tras oblaciones, el patrono y la ayuda de nuestra debilidad"? palmente y sobre todo bajo el aspecto de santificación y de
culto. Es, 'efectivamente, la historia sagrada y la vida cristiana
consideradas como liturgia que el autor nos presenta.
1. EL CELESTE SACERDOCIO DE CRISTO. La Epístola a los Hebreos es una exhortación y arenga des-
tinada directamente a un grupo de sacerdotes y levitas htebreos
Se trata, en una palabra, de esto: en nuestra liturgia la par- convertidos a Cristo y que, en medio de las dificultades de la
te de Cristo es de tal modo real. viva, pr'esente y preponde- persecución, estaban tentados de d•eplorar la eficacia santifi-
rante que, en el fondo, no exsite en el mundo sino un solo cadora y el esplendor cúltico de la liturgia judaica del templo
liturgo, Cristo, y una sola liturgia, la de Cristo. frepte a lo que podía parecerles un descarnado espiritualismo
Cuando se trata de la acción y de la presencia d'e Cristo d•e la nueva religión de Cristo y del nuevo ·culto. Por esto el
en su Iglesia, especialmente en la liturgia, existe un peligro y autor no piensa en otra cosa que en demostrar e ilustrar por
es éste: que más o m.enos consci'entemente la concebimos como todos los modos posibles la inmensa trascendencia de la vida
una cosa acaecida una vez para siempre en la vida terrestre cristiana como santificación y como culto sobre la liturgia del
de Jesús desde su encarnación hasta su muerte 'en la cruz, y Antiguo Testamento 3 • Para esto presupone que toda la vida
que ya no está presente sino en el campo puramente sicoló- d'e los fieles ante Dios en esta tierra no es otra cosa, en el
gico del conocimiento y de los af•ectos. De nuevo, el peligro del fondo, que una inmensa procesión litúrgica de peregrinos ha-
pansicologismo y del panmoralismo. En el fondo hay tenta- cia el santuario donde habita Dios, para ser admitidos en su
ción de concebir a Jesús solamente como un gran maestro que presencia, para verlo, alabarlo y ofrecerle nuestros sacrificios.
nos ha dado una admirable doctrina moral para caminar hacia Luego son bien conocidos los t•emas fundamentales de la epís-
Dios; como un admirable modelo a quien imitar; tal vez se Ue- tola, puestos óptimamente de relieve por Spicq: el pueblo de
gue a no olvidar que J-;sús es quien aceptó expiar voluntaria- Dios peregrinante; el pueblo de Dios comunidad cultual; Cris-
mente por nosotros, sobre la cruz, y así, una vez para siempre, to, el Hijo de Dios, Sumo Sacerdote, redentor, santificador (a
nos dió la posibilidad de obtener nuevamente de Dios todas causa del pecado que ha pre_cedido) , cabeza y guía de esta co-
las gracias necesarias para alcanzar la gloria, donde Él nos munidad peregrinante y cultual; la vida moral de los cristianos
espera. como presupuesto y consecuencia de su participación en la ac-
Pero si el significado de Cristo para nuestra vida se limitase ción santificadora y cultual d•e Cristo, su cabeza; las santifica-
sólo a estos aspectos, Él, en el fondo, no sería otra cosa que
1 Véase C. SPICQ, L'épitre •a11x héb1·e11m 2 vols. (ParíS" 1953-54), espe-
un gran santo y sólo por esto, ma'estro y modelo. Su presencia cialment~ 1,286-329.
y acción actual entre nosotros, en la Iglesia, no se diferencia- • Véase ibid., I,147Rs. Del Padre habla el atüor con mucha frecuen-
ría de la presencia y acción de un filósofo entre sus discípulos, cia con el nombre de Dios• (véase ibid., Indfoes Il,446 s.v. Dieu. Para el
J<Jspíritu Santo véase ibid., 446 s.v. Esprit Saint).
o de un gran santo entre sus devotos, o de un gran fundador • T'oda la terminología base y característica de Ja Epístola es especí-
entre los miembros de su Orden. Ahora bien, Cristo, su acción, fi_camente litúrgica: acercarse, presentarse, ofrecer, santificar, expiar, pu-
r1f1car, altar, sacerdote, c>t<l,
su presencia, es para la Iglesia algo inmensamente más pro-
1'.2.ª LITURGIA Y COSMOS c.3. J!:L ÚNICO LlnIRGO 237
clones y el culto del Antiguo Testamento como figuras y som- encontrarse efectivamente en este texto y 'en el citado algo más
bras de las santificaciones y culto de Cristo y en Cristo; la arriba los grandes temas ahora enunciados. La vida cristiana es
actualidad presencial, sin fln. de la liturgia celeste de Cristo una procesión litúrgica de peregrinos cuyo fin es ll•egar al tér-
glorioso a la derecha del Padre en la asamblea litúrgica y fes- mino donde está la perfección ( teleiosis), de acercarse al snn-
tiva ( panegyris) de los ángeles y de los justos que ya han tuario a Dios, de comparecer ante Él. El santuario, en último
alcanzado su fln, asamblea en la que ya los cristianos, en cier- término, 'es el santuario del cielo, donde en torno a Dios están
to modo, por la peregrinación y en la fe, toman realm'ente reunidas en asamblea festiva las miríadas de los ángeles y los
parte. hombres justos, que ya han llegado a la perfección a la que ha-
Centro de toda esta perspectiva es el concepto del sacer- bían sido llamados por Dios, porque han llegado al término de
docio de Cristo, Hijo de Dios. Sacerdocio verdadero, perfec- su camino (tete/eiomenon). Los cristianos, abrazando la nueva
to, eterno, del que todos los anteriores no eran sino sombras fe y la nueva vida, también en cierto modo han alcanzado el
y figuras. Sacerdocio comen~ado en. la. encarnación, actu~do en término de su peregrinación litúrgica, se han acercado en acto
toda la vida terrestre de Cristo, prmcipalm'ente en el Golgota, Htúrgico a aquella Jerusalén y al santuario del ~ielo en un z:io-
que alcanzó la última y eterna fase de perfección y eficacia en do r'ealísimo, si bien aún no perfecto. Esto ha sido y es posible
el delo, a la derecha del Padre, y qu•e se proyecta continua y gracias al sumo sacerdote mediador de la nueva alianza, Jesús,
eficazmente sobre esta tierra para cuantos se adhieren a Él en el cual. aspergeándolos con su sangre, purificándolos de sus pe-
la fe y en la vida cristiana. Es éste 'el punto cap~tal reasunti- cados y santificándolos, los ha introducido, ya ahora realmente,
vo (kephalaion, Heb 8,1) de toda esta doctrina superior en el santuario de la santa Sión y los ha juntado allí realm'ente
desde ahora a la asamblea litúrgica de los ángeles y de los jus-
(cf. Heb 5,11) que el autor quiere explicar a sus correspon- tos en la cual Él es el sumo y eterno sacerdote a la derecha del
dientes: "que ten'emos un Pontífice que está sentado a la de-
Padre, liturgo del santuario y del tabernáculo verdadero, siem-
recha del trono de la Majestad de los cielos, ministro del san-
pre vivo para interceder •en favor de los suyo~. El culto •. las
tuario y del tabernáculo verdadero, hecho por el Señor, no por
santificaciones, la liturgia entera y el sacerdocio del Antiguo
un hombre" (Heb 8.lss.). Un sacerdote, el cual: "por cuanto
Testamento no eran otra cosa que sombras y figuras (Heb 8,5;
permanece para siempre, tiene un sacerdocio perpetuo. Y es, 10,1) de este verdadero sacerdocio, de este verdadero culto y
por tanto, perfecto su poder de salvar a los que por Él• se de esta verdadera santificación de la que Cristo es el liturgo
acercan a Dios, y si'empre vive para interceder por ellos. Y tal y de la que los cristianos ahora son realmente participei. Así
convenía que fuese nuestro Pontífice, santo, inocente, inma- la antigua economía saC'erdotal, santificadora y cúltica, del An-
culado apartado de los pecadores y más alto que los cielos; tiguo Testamento, ha sido para siempre abolida y no subsiste
que n; necesita, como los pontífices, ofrettr cada día víctima, más que la economía sacerdotal, santificadora y cúltica de Cris-
primero, por sus propios pecados; 11:1~go, por l?s ~el I?,ueblo; to, en la que tienen ya parte real los cristianos. De aquí se ve
pues esto lo hizo una sola vez, ofreciendose a si mismo (Heb cómo la su'erte de éstos trasciende inmensamente a la de los
7,24ss.). hebreos.
¿Qué sentido toma la adhesión a la fe y a la vida cristiana Todo se resume, pues, en este único razonamiento: Cristo,
tm esta perspectiva? Dícelo el autor de la epístola en un texto único y perfecto sacerdote, después de haber realizado su litur-
que resume, poco más o menos, todos los grandes temas a los gia de sanitificación y alabanza al Padre sobre la tierra, prin-
que ahora alu~!ª· cuando ~ice. a lo.s. cr~stianos que ello~ n? se cipalmente en el Gólgota, ahora, siempre vivo, presente y glo-
han "acercado (siempre termmo hturgico) al monte Smai, al rioso a la derecha del Padre, como único liturgo, en el único
que se acercaron a los hebreos en el momento del pacto, en el santuario, continúa allí en acción intercesora la única liturgia
conocido escenario extraordinario de majestad y de terror, si- de santificación y de alabanza que inició sobre la tierra y atrae
no: "vosotros, por el contrario, os habéis acercado al monte y admite realmente en ella también a sus fieles todavía peregri-
Sión, a la ciudad de Dios vivo, a la J'erusalén celestial y a las nantes, y les da la firme esperanza de llegar mediante la p'er-
miríadas de los ángeles, a la festiva asamblea ( panegyrei) y a severancia y la buena vida al término perfecto en el santuario
la iglesia ( ekklesia) de los primogénitos inscritos en el censo celeste.
de los cielos, y a los espíritus de los justos llegados a la con-
sumación, y al M'ediador de la nueva alianza, Jesús, Y, a la san-
gre de la aspersión, que habla mejor que la de Abel (Heb 12,
22ss.).
Se ve, desde d punte> de vbta que nos interesa. cómo puede
238 P.2;ª LITlliRGIA Y COSMOS c.8. EL ÚNICO LITilRGO 239
mundo hace Cristo, ahora glorioso a la derecha del Padre, rea- simplement'e privada de un cristiano o de una oración en común,
lizalo por medio del Espíritu Santo, que Él mismo envía del pero no propiamente litúrgica. De aquí, precisamente, el con-
Padre, de modo que la acción de Cristo y la acción del Espíritu cepto de la eficacia de la alabanza divina y de los ritos litúrgi-
Santo no son dos acciones diversas, sino una acción de Cristo cos de institución eclesiástica ex opere operantis Ecclesiac in-
en el Espíritu Santo o por medio del Espíritu Santo. Teórica- termedio entre el opus operatus y el opus operantis individui.
mente hablando, puede ponerse en buena hora de reli•eve lo que La eficacia ex opere operantis Ecclesiae, •especial de los ritos
se considera parte del Espíritu Santo en la Misa, sin que por instituídos por la Iglesia y de la alabanza divina, proviene pre-
esto se abandone la id'ea de que Cristo, nuestro sumo sacerdote, cisamente del hecho de que Cristo forna de modo 'especial a
ahora en el cielo a la derecha del Padre, es el ministro prin- cuenta suya estos ritos y esta oración, mucho más que de cual-
cipal del sacrificio eucarístico. quier oración simplemente privada o no oficial de uno o más
Como quiera que sea, es evidente la antigüedad y la uni- cristianos.
versalidad del concepto de que es verdaderamente Cristo mis- Si el fundamento d'e la eficacia de toda oración cristiana,
mo quien en la Misa ofrece su sacrificio. El concilio de Trento incluso privada o no litúrgica, es siempre la unión del cristiano
no hizo otra cosa que reafirmar esta idea cuando dijo que en con Cristo como del miembro con su cabeza, por lo cual en
el sacrificio de la Misa: "Es la única y misma víctima que, por toda oración es siempre la Iglesia y Cristo los que ruegan,
el ministerio de los sacerdotes, se ofrece ahora a sí mismo, y que hay, pues, que decir qu•e eso se realiza en un grado y con una
se ofreció un día en la cruz" 11 • cualidad superior cuando esta oración es la oración litúrgica.
Se sabe que la cuestión de determinar más precisamente 'el Con mayores razones y de un modo más eminente se deberá,
modo en que Cristo, ahora glorioso a la derecha del Padre, pues, aplicar a esta oración (incluso a todos los ritos litúrgicos
ofrece realm'ente, como ministro principal, todo sacrificio que instituídos por la Iglesia, ya que, como sab•emos, ellos obran
se realiza en la tierra, da lugar, entre los teólogos, a opiniones esencialmente a modo de oraciones) lo que dice San Agustín
bastante diversas, en las que no creo oportuno entrar 12 • de la oración del cristiano en general: "Dios no podía conce-
No conviene tampoco insistir sobre el concepto general de der a los hombres mayor don que aqu'el por el cual les dió por
que en los diversos sacramentos Cristo mismo es siempre el Cabeza al Verbo, por cuyo medio hizo todas las cosas y los
ministro principal. Se sabe que esta doctrina fué explicada hizo sus miembros, de modo que Él es Hijo de Dios e Hijo del
esencialmente por San Agustín, 'en orden a la controversia de hombre, Dios con el Padre, y hombre con los hombres; y cuan-
la validez del bautismo conferido por los donatistas, en cuya do hablamos .nosotros a Dios en la oración no s•eparamos el
ocasión escribió aquellas famosas palabras: "Pedro bautiza, pe- Hijo de Dios, y cuando ruega el cuerpo del Hijo no separe de
ro es Él (Cristo) quien bautiza. Paulo bautiza, pero es Él quien sí a su Cabeza; y Él es el mismo Señor nuestro, Jesucristo,
bautiza. Judas bautiza, pero es Él qui•en bautiza" 13 • La doctri- 1 Hijo de Dios, Salvador de su cuerpo, que ruega por nosotros
na de la .eficacia d'e los sacramentos ex opere operato está to- · y ruega en nosotros y es rogado por nosotros. Ruega por nos-
da fundada sobre este presupuesto. otros como sumo sacerdote; ruega en nosotros como Cabeza
Y en general, a •este propósito, hay que recordar la doctrina nuestra; es rogado por nosotros como nuestro Dios. Reconoz-
de Santo Tomás, de la que se ha hablado en un capítulo pre- camos, pues, en Él nu•estras voces y en nosotros la suya... iO.uie-
cedente, que toda santificación que obra Dios en los homb:.:es, re hacer suyas las palabras del salmo, cuando pendía de la cruz
se hace a través de la humanidad d•e Cristo, como instrumento y decía: Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?
físico de su divinidad. Es, pues, rogado en la forma de Dios, ruega en la forma de
También en los sacramentales y en los ritos litúrgicos de siervo; allí Creador, aquí creado. Asumió sin cambio la cria-
institución eclesiástica, como en la misma alabanza divina, es tura que d'ebía mudar y nos unió a sí mismo un solo hombre:
siempre Cristo el autor principal. Como se ha explicado en un Cabeza y cuerpo. Luego nosotros rogamos a Él, por Él y en
capítulo ant'erior, esto se realiza de un modo y grado diverso Él; hablamos con Él y habla con nosotros; decimos en Él y
que en los sacramentos que obran ex opere operato, pero de Él dice en nosotros la oración de este salmo ... Por lo mismo na-
un modo claramente superior al que se realiza en la oración die diga, cuando oiga estas palabras: no es Cristo quien las
dice; o diga, por el contrario: no soy yo qui'en las digo; antes
" Denz. 940. S1~ sabe que este concepto abasteció, en la historia del
arte, el tema iconográfico de. Cri1~t-0 que ofrece Él mismo la propia misa. al contrario, si se reconoce parte del cuerpo de Crisfo, debe
Véase, p.ej., G. MILLET, Mo.nu,menjts de l'"1th08 I (París 1927), tablas decir lo uno y lo otro: Cristo lo dice y: yo lo digo. No decir
64,l y 2; 118,2; 168; 218,2; 219,3; 25G; 257; 2.61 ; 2G2,1 y 2.
"' Véase, :p.ej., A. COELHO, Curso de Litnrui1a Roma•ia (ed.3.• Singe- nada sin Él, Él no dice nunc¡:¡ nad¡:¡ sin ti" 14 • Li,1 gran idea es
verga-Negri~os 1950) p.
"'In; Jo. t.raot. VI, 7. u .e'IWlrrat, in Ps, S5,¡,
244 P.2.• LITURGIA Y COSMOS C.8. EL ÚNICO LITURGO 245
que la orac1on de la Iglesia es la oración de Cristo y la ora- cuando llamó a Cristo catholicum Patris sacerdos '2o, el univer-
ción de Cristo es la oración de la Iglesia. Cristo y la Iglesia, sal y único sacerdote del Padre.
dice en otra ocasión el mismo San Agustín, porque son esposo
y esposa son dos como en una misma carne: "De dos vienen 3. CONSECUENCIAS PARA LA NATURALEZA DE LA UTURGIA
a ser una misma persona, cabeza y cuerpo, esposo y esposa ...
Si son dos en una sola carne, ¿por qué no han de ser en una Síguese de aquí que el culto que la Iglesia rinde a Dios so-
sola voz? Habla, pues, Cristo, porque en Cristo habla la Iglesia bre la ti'erra no puede ser otro que el unirse la Iglesia al culto
y en la Iglesia habla Cristo; el cuerpo en la cabeza y la cabeza que Cristo rinde a Dios. O de otro modo: el culto de la Iglesia
en el cu•erpo" 15 • es el culto que Cristo rinde a Dios en la Iglesia, sirviéndose
No sin razón cita la encíclica Mediator Dei 16 el primer pa- de ella como de instrumento y asociándola a su propio culto.
saje de San Agustín para dar a entender cómo el oficio divino Nuestra liturgia t'errestre, vista de la parte de Cristo, es pues,
es de modo eminente la oración del mismo Cristo, por lo cual bajo el velo de signos sensibles, una continua epifanía del sa-
puede decirse de este oficio que: "el Verbo de Dios, tomando cerdocio de Cristo ahora glorioso ante el Padre, epifanía que
la naturaleza humana, trajo Él mismo a esta tierra de destierro Él mismo realiza continuamente entre nosotros asociando en
el himno que perpetuamente se canta en las mansiones celestes. actualidad a la Iglesia a su sacerdocio siempre en acto. Vista
Uniendo 'en sí toda la comunidad humana, Él se asocia a este de la parte de la Iglesia, la liturgia no es otra cosa que una
canto de alabanza" 17 • participación actual y real de los hombres al acto sacerdotal
En cualquier parte que se considere la liturgia, es siempre d'e Cristo siempre efectivo ante el Padre, continuando, por lo
y principalmente Cristo quien está en el primer plano: Cristo mismo, en la gloria la acción sacerdotal que Él comenzó en
es qui•en ofrece el sacrificio de la Misa; Cristo quien santifica la tierra desde el primer instante de su encarnación.
y distribuye las gracias en los sacramentos; Cristo quien ruega Se ve cómo estas afirmaciones suponen en la realidad litúr-
y alaba al Padre en los sacramentales y en la oración de la gica una presencia actual de Cristo que trasciende inmensa-
Iglesia, y en la alabanza divina. La Iglesia de Cristo, sus mi- mente la simple esfera psicológica del conoc'er y del querer y
nistros, sus fieles, son en la liturgia como su sombra qu'e f:.l se fundamenta, a su vez, en la unión hipostática, en la doctrina
arrastra tras de sí; a todos los cubre Él consigo mismo, los del cuerpo místico y de la gratia capitis. En la realidad litúr-
identifica consigo mismo; el Padre mira la liturgia como cosa gica Cristo está siempre pres'ente como una realidad física; en
de Cristo; así la ve, así la escucha, así la ama. En la liturgia su persona (eucaristía, sacrificio) o al menos en su virtud san-
no ve Dios a los hombres que obran, sino sólo a Cristo que· tificadora real y físicamente operante (en los otros sacramentos,
obra por los hombres y los asocia a sí mismo. sacramentales, alabanza divina). En suma, para entend>er la li- ·
Si a esto se añade la doctrina 'expresa del Nuevo Testamen- turgia es indispensable haber descubierto esta verdad: Cristo
to, especialmente de San Pablo y de la Epístola a los Hebreos, está en ella presente hic et nunc, no como una id•ea abstracta,
que Cristo es cabeza también de los ángeles 18 , así como el p'en- sino como una persona viva y como una fuerza viva que emana
samiento de la liturgia romana que afirma que a través de de una persona también viva: "y por esto puede salvar perfec-
Cristo es como los ángeles alaban a Dios 19 , se comprenderá tament'e a cuantos por Él se allegan a Dios, estando siempre
plenam•ente cómo Cristo es el único "liturgo de los lugares san- vivo para interceder a su favor" (Heb 7,25), incluso para obrar
tos y del tabernáculo verdadero que fijó el Señor y no el hom- en ellos, por medio de ellos y junto con ellos.
bre" (Heb 8,2) en los cielos; y cómo 'es al mismo tiempo el Así, en la realidad litúrgica, la acción actual sacerdotal de
único gran liturgo de nuestra liturgia terrestre que, bajo el velo Cristo, que comenzó con la en::arnación, se realizó sobre el
de signos, cual envoltura sensible humana, hace presente y ac- Gólgota y se prolonga ante el Padre, viene a ser una realidad
tualiza entre nosotros aquella misma liturgia celeste que Él rea- que nos asaita real y presencialmente. El tiempo 'es allí supe-
liza ante el Padre. Siempre se vuelve al gran concepto tan vtvo rado y como suspendido: Cristo, su sacrificio, su virtud santi-
en la antigua Iglesia y que T•ertuliano expresó magníficamente ficadora, su oración, su acción mediadora ante el Padre, están
allí realmente, físicamente bajo el V'elo de signos sensibles. To-
" Enarrat. vnl Ps. 30,4. dos los hombres en el correr de los siglos, individualmente, uno
16N.142. por uno, participando en la realidad litúrgica, pueden Hegar a ser
Ibid.
17
Véanse, p1.ej., Ool. 1,15-20 y Heb. 1,5-2,18. Que Cristo sea cabeza
18 contemporáneos de Cristo en un modo que Kierkegaard, pro-
de los ángeles es cue•tión aparte de saber si lo es también en el sentido testante como era y todo sumergido en el puro psicologismo, no
de que Ja gracia de Ios ángeles es también la gracia de Cristo.
"' Per qu,wi maliestate1n tua-i¡i !audant angeU. '"' A.di'. Miara. 4,9.
246 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
c.9. SALVACI6N EN COMUNiblltl 247
pudo ni siqui'era sospechar. No es que el hombre, prescindiendo
del tiempo y del espacio, se transporte a los tiempos de Cristo, exageradamente favorable. Esta doctrina de todos los liturgis-
sino Cristo, siempre vivo y presente, quien atrae a sí a todo tas ha sido también recientemente y con gran autoridad refren-
hombre en la órbita de su acción sacerdotal, sacrificial, m•edia- dada en la encíclica: "En las celebraciones litúrgicas, se dice,
dora, que trasciende todo espacio y todo tiempo. especialmente en el augusto sacrificio d'el altar, la obra de
A esta luz deberá aparecer como expresión muy sobria de nuestra redención es verdaderamente continuada y aplicado su
una simple realidad bi•en firme una serie de afirmaciones en fruto. Cristo, en los sacramentos y en su sacrificio obra cada
torno a la naturaleza de la liturgia que, por el contrario, se día nuestra salvación; por ellos Él purifica y consagra continua-
toman con frecuencia por exageraciones más o menos poéticas m'ente a Dios el género humano" '23 • En estas frases se reco-
de los liturgistas que viven lejos de la realidad de este mundo nocen fácilmente los pensamientos que la liturgia misma expre-
sa claramente más de una vez. Así dice, por ejemplo, la secre-
y de las necesidades del apostolado moderno. Así, por ejemplo,
ta del domingo noveno después de Pentecostés, citada por la
cuando se dice que la liturgia, bajo el velo d•e signos sensibles,
misma encíclica 24 : "Concédenos, ¡oh Señor!, te lo rogamos, to-
es la actuación y la prolongación temporal y espacial de la mis-
mar parte dignam'ente en estos misterios que repetidamente ce-
ma acción sacerdotal mediadora de Cristo, que :f:1 inició en la
lebramos, para que cada vez que se celebra, conmemorando,
tierra y continúa ahora siempre ante el Padr'e: actuación que
este sacrificio, se realice la obra de nuestra redención" 25 •
se realiza por Cristo en la Iglesia, por medio de ella y a su
Todo esto no es más que una simple consecuencia de .la rea-
favor. lidad encerrada en aquellas cuatro palabras: Per Christum Do-
Se observará que esta noción de la liturgia, más que ser una minum nostrum. Realidad del único sacerdote, del único media-
~xageración de los liturgistas, no hace otra cosa que repetir dor, del único liturgo y d•e la única liturgia que, en los planes
con otras palabras el pensamiento profundo de la misma en- queridos y realizados efectivamente por Dios, domina todo el
cíclica Mediator Dei, cuando escribe: "En toda acción litúr- mundo de la santificación y del culto en el cual se concretizan
gica, al mismo tiempo que la Iglesia, está presente su divino las relaciones entre el hombr'e y Dios,. Per ipsum, cum ipso et
Fundador. Cristo está present'e en el sacrificio del altar, sea in ipso.
en la persona de su ministro, sea especialmente, bajo las espe-
cies eucarísticas. Está presente en los sacram'entos por la vir-
tud que les infunde para que sean instrumentos eficaces de la CAPITULO IX
santidad; está presente, 'en fin, en la alabanza y en las oraciones
dirigidas a Dios ... La santa liturgia es, pues, el culto público La liturgia y la ley de la salvación en comunidad
que nuestro Redentor rinde al Padre como cabeza de la Iglesia;
es también el culto rendido por la soci•edad de los fieles a su Con esta ley se entra en lo más vivo de una de las cuestio-
Cabeza y, por Ella, al Eterno Padre; es, en una palabra, el nes más espinosas que la liturgia pone al espíritu moderno: las
culto integral del cuerpo místico de Jesucristo, es decir, de la relaciones entre el individuo y la sociedad, entre el individua-
Cabeza y de los miembros" 21 • Con mucha razón comenta lismo y el sociedalismo, en el campo mismo más celosamente
el P. Roguet este pasaje, diciendo: "La Iglesia no sucede a íntimo y personal de nuestra piedad, de nuestras relaciones ín-
Cristo; no lo sustituye. El culto que ella rinde a Dios, los sa- timas con Dios.
cramentos que ella administra, no sólo fueron instituidos por El espíritu moderno, como se ha desarrollado d•esde el alto
Jesucristo. Cristo está allí pr'esente, por medio de su asistencia Medievo y del Renacimiento, tiende a acentuar fuertemente el
a la Iglesia, por su presencia en la comunidad, por su eficacia aspecto estrictam'ente individual y personal de nuestras rela-
santificante. De aquí procede la grandeza de la liturgia: obra ciones con Dios. Esto hace temer a todo factor que pretenda
de la Iglesia y obra de Cristo al mismo tiempo. La liturgia es, in~ervenir para determinar las relaciones entre el individuo y
pues, algo más qu'e un ceremonial o un memorial" 22 • Dios. Y a se llam'e este factor hombre, cosas sensibles o sim-
Más aún: la liturgia, bajo el velo de los signos sensibles, plemente comunidad, sociedad o tradición, la mente moderna
es simplemente la continuación y la aplicación continuada en está instintivamente tentada a considerarlo como intruso. Sólo
cada individuo, a través de los tiempos, de la acción redentora así, parécele, puede salvaguardarse la espontan'eidad, la since-
de Cristo. Tampoco aquí ha de temerse un juego de prestidigi- ridad, la vitalidad, etc., de la actitud religiosa, contra la exte-
tación intentado para hacer aparecer a la liturgia bajo una luz 23 N.29.
,. N.78.
25 Quo0ties h11ius ho.•tiae oonimemoratio ee.ieb1·atur, opus nostrae re-
"'N.20.
"' l<Jd. de la Mediator Dei p.10, aemptfon,s 6tv<e1"Mtwr.
248 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
C.9. SALVACIÓN EN COMUNIDAD 249
rioricidad ritualista, el mecanicismo privado de vida, el vacío
conformismo de las costumbres sociales. guientemente de orden psicológico. Nos explicaremos mejor.
Ahora bien, qui'en dice liturgia dice no sólo cosas externas Para el protestante la santificación del hombre no supone en el
y sensibles, sino también ceremonias oficiales, presididas por hombre mismo un efecto real y físicamente transformador, no
autoridades oficiales, que obran en nombre de la sociedad como supone participación física de la naturaleza divina que eleva
tal: donde se invita a los fieles a conformar sus sentimientos y transforma físicamente al hombre a un orden de ser y de
religiosos a pensamientos y estados de ánimo que se suponen obrar divinos; en el creyente (luterano) supone sólo un efec-
ser los de toda la comunidad, expresados en formas transmitidas to de orden psicológico: el sentimiento de confianza en la
de g'eneración en generación y tal vez muy lejanas a nosotros. misericordia de Dios. Para el protestante los sacramentos no
Esto es más que suficiente para hacer surgir ante una mente son verdaderos y propios instrumentos d'e la gracia, que, pre-
moderna el espectro del colectivismo, de lo jurídico, de lo abs- supuestas las debidas condiciones, también psicológicas, del que
tracto, del conformismo, introducido en 'el mismo santuario de los recibe, producen realmente en él lo que significan, sino
la conciencia religiosa. únicamente símbolos destinados a excitar en el creyente el pre-
Para resolver este problema es necesario demostrar cómo dicho sentimiento de confianza en la misericordia de Dios. Un
el aspecto comunitario, oficial y tradicional, del mundo litúr- sacramento así entendido, en el fondo se agota todo en una
gico, no sólo nu daña a las legítimas exigencias d'el individuo predicación sui generis.
en el campo religioso, antes al contrario; estas justas exigencias Especialment'e, para el protestante, la eucaristía no contiene
no pueden encontrar verdadero alimento y desarrollo sino en real y físicamente a Cristo; la Misa no eis en sí misma real·
íntima conexión con 'el mundo litúrgico, con su carácter comu- y físicamente un sacrificio, la continuación incruenta del sa-
nitario, oficial y tradicional. crificio del Gólgota, sino sólo un memorial, un recuerdo, desti-
nado, en el fondo, sólo a 'excitar los buenos sentimientos de los
l. EL SENTIDO COMUNITARIO P:ROTESTANTE Y EL SENTIDO COMU-
fieles. Consiguientemente el sacerdocio, para el protestante, no
NITARIO CATÓUCO
es una participación real y física del sacerdocio de Cristo que
realiza actos real y físicamente para ser, en las manos de Cristo
A este fin acúdese con frecuencia a la naturaleza estric- instrumentos reales por cuyo medio 'f:l renueva real y físicamen~
tamente social del hombre en virtud de la cual el individuo te su sacrificio y santifica real y físicamente a los fieles. El
mismo no puede encontrar su pleno desarollo religioso sino en sacerdocio, para los protestantes, es simplem'ente una deputa-
una forma de religión también social. Es cierto que la naturaleza ción que un grupo de hombres da a otro hombre para que él
social del hombre se toma en consid'eración como elemento ex- los instruya y excite en ellos sentimientos de piedad. El minis-
plicativo del carácter social del mismo. Pero, por sí sola, no tro del culto 'en el protestantismo .es simplemente un delegado
me parece que esta consideración toque el nudo del problema. y repres~ntante de la comunidad y no de Cristo. Finalmente,
La naturaleza social d'el hombre exige ciertamente por sí mis- la comumdad protestante no es sacerdotal en el sentido de que
ma que la religión por él practicada tenga cierta impronta de el saC'erdocio no la constituye como elemento esencial y deter-
socialidad, pero no determina el grado ni la intensidad concre- minante. La comunidad protestante es simplemente la suma de
ta y especialmente el sentido de 'esa impronta. Para satisfacer los fieles que tienen fe-confianza. Fuera de esto no exist'e nin-
la naturaleza social del hombre en el campo religioso puede bas- gún elemento físico divino que sea necesario para constituirla.
tar, por ejemplo, el grado de socialidad qu'e reviste el culto ~or lo mism?, t?d.o para el protestant'e se limita al plano
religioso entre los luteranos o entre los yogas hindúes. Mas el estrictamente ps1colog1co. Por esto la asamblea cúltica protes-
carácter social del culto católico es inmensamente más pro- tante en modo alguno sobrepasa este plano puramente psicoló-
fundo del qu'e lógicamente puede admitir un luterano o un yoga gico. Todo el culto protestante se reduce, pues, esencialmente,
hindú puede soñar. a una predi~ación, y el carácter comunitario de su religión se
Para un protestante la socialidad de la religión y del cul- concentra todo en una predicación. No sin razón en un templo
to agota toda una función de orden psicológico para con el auténticamente protestante ocupa 'el púlpito el lugar principal.
individuo; para el católico, ti'ene ella una función primera y Síguese de aquí que, en la lógica protestante, los actos cúlticos
esencialmente de un orden mucho más profundo, que con los y la asamblea cúltica no son físicamente necesarios para la
teólogos llamamos física, aunque sobrenatural 1 , y sólo consi- transmisión de la vida divina. En las relaciones 'entre Dios y el
hombre tienen ellos, en fin de cuentas, sólo una utilidad psi-
1 Se sabe que "físico" teológicMnJent<>, en semejante contexto, se opo-
ne a puramente moral, y no Silfl!ifica. materia[ o sensible. cológica, de la cual el creyente (luterano), si descubre medios
concretamente más eficaces para él, puede también lógicamente
250 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.9. SALVACIÓN EN COMUNIDAD 251
echarlos de menos. En una palabra, la comunidad en el pro- viduo de insertarse realm•ente (si no visiblemente al menos in-
testantismo no es para el individuo intermediaria de la vida visiblemente) en la comunidad, Iglesia católica concreta y vi-
divina sino en el sentido de que ella es un medio útil para sible bajo la jerarquía auténtica; de estar en contacto real, al
>excitar en el individuo conciencia recta y buenos sentimientos, menos invisible, con ella no provi•ene de una simple utilidad
especialmente el sentimiento de fe-confianza. de orden psicológico, para alcanzar más fácilmente un fin tam-
Es fácil intuir cómo, en la visión católica del mundo, el ca- bién psicológico, sino 'que es una necesidad de orden físico;
rácter comunitario de la vida religiosa es inmensamente más sin esta inserción, el individuo es físicamente incapaz dte parti-
profundo. Ant'es de ser del orden psicológico pertenece al or- cipar de la vida divina. Como sin un aparato es físicamente
den físico, y por eso aquí el individuo, en sus relaciones con incapaz el hombre de elevarse en el aire, así, 'en la doctrina
Dios, depende de modo más sustancial de la comunidad. Efec- católica, la vida religiosa del individuo depende radical y fí-
tivamente, aquí, cuando se dice que Dios santifica al hombre, sicamente de la comunidad-Iglesia, como tal, bajo la legítima
quiere decirse que Él lo transforma real y físicamente en su j'erarquía. Estamos muy. lejos de la posición p~otesta~t.e. Para
ser, haciéndole partícipe de su propio modo de ser y de obrar. justificar una dependencia tan profunda de la vida religiosa del
Esta transformación real no se realiza sin los sacramentos, in re individuo de la comunidad, como tal. jerárquicamente estruc-
o in voto, como suele decirse. Estos son instrumentos real'es turada, no basta recurrir a la naturaleza social genérica del
y canales reales de la gracia y producen realmente aquello que hombre.
significan. Todos los sacramentos están ordenados al sacrificio.
El sacrificio mismo no s'e realiza sin el sacerdocio sacramental 2. HISTORIA SAGRADA Y SALVACIÓN EN COMUNIDAD SEGÚN
jerárquico, el cual es una participación real y física del sacer- LA REVELACIÓN
docio de Cristo, que habilita real y físicamente a santificar a
los hombres real y físicamente; esto hace que un grupo formado Necesitamos remontarnos a otro capítulo y r'ecordar que
en comunidad 1l'egue a ser Iglesia. las relaciones entre Dios y el hombre han sido impuestas so-
Seqún la doctrina católica, en efecto, no existe Iglesia sin bre la ley de la objetividad: el camin? por e~ que Dios. des-
sacerdocio sacramental y jerárquico, incluyendo siempre al Pa- dende al hombre y el hombre va a D10s ha sido determmado
pa. Por lo cual la Iglesia, en la doctrina católica, no es sim- al hombre en sus muchas particularidades por la libre volun-
plemente la suma de los creyentes en Cristo, sino que ésta tad de Dios. Al hombre no le queda más que conformarse a
añade, además, un elemento físico divino nuevo: el sacerdocio esta libre voluntad y someterse a ella como a cosa ya hecha.
sacramental jerárquico, incluyendo siempre al Papa. Los cre- Conocemos la libr•e voluntad de Dios por la revelación. Es
yentes no son comunidad, no son Iglesia, sino •en cuanto están ésta, y únicamente ésta, la que hace conocer hasta qué ~unto
unidos a este sacerdocio sacramental y jerárquico, en cuanto ha querido Dios ligar la vida religiosa del individuo a la mser-
se insertan en él. En la doctrina católica el sacerdote no es el ción y sumisión a una determinada sociedad; y si d~ esta ~e
simple del'egado del pueblo ni siquiera su representante, sino, terminación ha querido Dios hacernos conocer algun motivo
ante todo, y esencialmente, es el delegado y el sustituto de que la haga más comprensible, hay, del mismo modo, que acu-
Cristo, Cabeza de su cuerpo místico, que Cristo habilita para dir a la revelación para conocerlo.
ser tal por medio d'e una cualidad especial de orden no sólo Efectivamente, la revelación nos hace conocer un aspecto
moral o puramente jurídico, sino físico sobrenatural: el carác- importantísimo d•e los fines y planes de J?ios. _en sus rel~cion~s
ter y la gracia sacerdotal transmitida por el sacramento del or- con los hombres, y es éste: en la comumcac10n de su vida di-
den. Sólo porque el sacerdote es, en el modo pr•edicho, dele- vina al mundo, Dios no ha querido solamente atraer a sí a un
gado de Cristo, Cabeza del cuerpo místico, es, derivadamente cierto número de individuos, considerados aisladamente los
también representant'e y como delegado de los fieles. Es la unos de los otros y como atomísticamente, sino que ha qu'eri-
doctrina recordada explícitamente por la encíclica Mediator do fundar una ciudad, una sociedad orgánica divina, un pue-
Dei, "creemos un deber recordar que el sacerdote haC'e las veces blo, un reino, de modo que los individuos ~n el plan? sobre-
del pueblo, únicamente porque representa la persona de nu'estro natural no pueden ni existir en el modo querido por D10s-por
Señor Jesucristo, como Cabeza de todos sus miembros que se lo tnismo, sobrenaturalm'ente, no pueden existir del todo-ni
ofrece por >ellos. Por esto, el sacerdote se acerca al altar infe- desarrollarse sino en estrecha conexión y dependencia, tam-
rior a Cristo, pero superior al pueblo" 2 • bién física c~n esta comunidad, con este pueblo, como Dios lo
Por esto en la doctrina católica, la necesidad para el indi- ha querid¿ efectivamente. Es la l'ey de la salvación en comu-
~ N.83. nidad. Consecuencia inmediata de esta ley es que, en el campo
252 P.2.• LITURGIA Y COSMOS _______ c.9. SALVACIÓN
_EN
__COMUNIDAD
_:::::_:_~=-.:c:..=____ _ ----------
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sobrenatural, entre el bien d'e la sociedad y el bien del indivi- idea: Dios quiere no sólo ocuparse de los individuos, sino for-
duo es simplemente imposible, porque estos dos bienes coinci- marse un pueblo, una teocracia. A este pueblo como tal está
den formalmente y, por libre voluntad de Dios, no forman sino confiada la misión extraordinaria de ser el instrum'ento de la
un solo bi'en sobrenatural del individuo y de la sociedad, mejor instauración del reino de Dios en el mundo, según los planes
aún, del individuo en la sociedad. queridos por el mismo Dios: salvaguardia de la fe mon_oteísta,
Para demostrar la realidad de la ley de la salvación en co- preparación del ambient'e donde ha de aparecer el Mesias; ro-
munidad habría que explicar todo el concepto teológico del bustecer las primeras falanges del reino mesiánico; ser como el
pueblo de Dios, del pacto, del r'eino de Dios, en el Antiguo y punto de partida desde el que este r'eino había de salir a la con-
en el Nuevo Testamento. Equivaldría esto a explicar toda la quista del mundo.
teologia de la historia en la revelación cristiana. Bastará aquí En Israel el individuo no puede participar en los bienes me-
recordar brevem'ente los grandes rasgos, el esquema esencial, siánicos, en parte ya pres•entes y en su mayoría futuros, sino
poniendo de relieve aquí y allá algunos puntos que pueden ser como miembro del pueblo elegido. Fuera de esta inserción en el
de mayor interés para nuestro fin. pueblo por la sangre, por la fe, por la circuncisión, por la ob-
El concepto del pueblo de Dios y d'el reino de Dios está ya servancia de la l'ey, por la práctica del culto, el individuo en
presente en las primeras páginas del Génesis donde se hace Israel está completamente fuera de la corriente de vida . que
ver cómo toda la creación material, en la intención die Dios, Dios imparte. Este es, en sustancia, el concepto d•el Antiguo
ha sido ordenada a la creación del hombre y la misma creación Testamento; pero también es verdadero que los profetas, es-
del hombre ha sido ordenada al establecimiento y desarrollo pecialmente a partir de J'eremías 4 , han reaccionado fuertem:n-
de aquellas relaciones amistosas entre Dios y los hombres con te contra la exageración grosera que muchos en Israel habian
la gracia y los dones preternaturales de que gozaron nuestros estado tentados de hacer de este concepto d•e religión y de
primeros padres antes del pecado. Para el autor sagrado, aquel moral comunitaria reivindicando los justos derechos y deberes
estado inicial era el punto dte partida ideal por el que la hu- del individuo en sus relaciones con Dios.
manidad debiera haberse desarrollado. Para él. aquel estado Esta reivindicación profética, 'en efecto, no era para alejar
ideal debiera haberse transmitido desde Adán a todos sus des- al individuo del concepto de salvación en comunidad, sino para
cendi•entes, y si, de hecho, no ha sucedido así, la causa ha sido recordar que esta misma realidad comunitaria no dispensa al in-
el pecado de nuestros primeros padres. De este modo, desde dividuo de las responsabilidades morales de una religión íntima
las primeras páginas, mira la Biblia como estado de hecho que- y sentida. Así, el fuerte concepto de la salvación en com1:1ni-
rido por Dios la solidaridad religiosa en •el bien y en el mal dad en Israel no quería decir, como a veces se ha pretendido,
de todos los individuos humanos con Adán. Para la Biblia, re- que en Israel la individualidad religiosa del individt1:o esté con;-
ligiosamente hablando, entre Dios y todo individuo humano pletam'ente estrujada por los fuertes lazos colectivos; quena
existe por medio Adán, y éste aparece de este modo no sólo sólo decir que en Israel no se concibe el desarrollo de la per-
fuente física d'e todos los individuos, sino también cabeza re- sonalidad individual religiosa sino en el ámbito del cuadro co-
ligiosa de los mismos individuos, libremente constituidos por lectivo. En el Antiguo Testamento no 'existen rasgos de indi-·
Dios junto con él en una solidaridad y sociedad sui generis vidualismo religioso si éste es entendido en el sentido de que
bajo el poder real de Dios mismo. La doctrina cristiana del pe- la vida religiosa del individuo pueda nacer, desarrollars'e, al-
cado original, y por lo mismo de la redención, no ti'ene sentido canzar su fin, sin proyección alguna al vínculo religioso con. el
si no se supone como libremente querida por Dios para todos pueblo teocrático como tal. Religiosamente es el pueblo qme~
los hombres la ley de la salvación en solidaridad con un deter- lleva al individuo, y el individuo •en tanto vale en cuanto esta
minado individuo como cabeza de esa sociedad, en el pueblo y se desenvuelve a través del pueblo.
Tal ley aparece aún más decididamente aplicada en cone- En el Antiguo Testamento la de~ominación ca:a~~eríst~ca ~e
xión con la sociedad religiosa de Israel como fué concretamen- est'e pueblo teocrático, además de pueblo de D10s . es i~lesia
te querido por Dios. Es cosa vivamente puesta de relieve por de Dios Qahal lahweh, Ekklesia tou Theou, Ecclesia Dei (Dt
todos los estudiosos del Antiguo Testamento la natural'eza pro- 4,8-13; :Í3,l-9). Y significa asamblea de Dios, congr:g.ación de
fundamente social. comunitaria y colectiva c;le la religión de Is- Dios, y quiere indicar que Israel .es un l?ueblo ~ehg10so que
rael 3 • En el concepto del Antiguo Testamento toda la acción por libr'e y amorosa voluntad de Dios ha sido elegido, llamado.
de Dios para con Israel está dirigida 'esencialmente por esta
• Véase p.ej. F. SPADAFORA, C-0llettivismo e. individlu_alis.no nel Ve.c-
• Véase, p.i~j., W. JJlrcHRODT, TheoloUie des alten Teitaments vol.~ ohio Testamento' (Roma 1953) ; A. GELIN, Les idées maitresses de l'An-
(ro.2.•, Berlín 1948) p.lss. oien Testament (ed.4.•, París 1952) p.49ss.
254 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.9. SALVACIÓN EN COMUNIDAD 255
separado de los demás, congregado en comunidad y consagrado el individuo pueda religiosamente nacer, desarrollarse, perf'ec-
en modo especialísimo a Dios, en vista a una misión especial 5 • cionarse, sin esta unión físico-mística con Cristo y su comple-
Significado esencialmente semejante tien'en en el Antiguo Tes- ta sumisión a Él como a fin querido de hecho por Dios.
tamento las otras denominaciones características de Israel como Mas esta misma unión ninguno la alcanza si no se inserta
comunidad religiosa: posesión de Dios, su heredad, g'ente santa, en la comunidad fundada por Cristo, como su cuerpo, su pue-
amada por Dios, pueblo sacerdotal objeto de las promesas de blo, su Iglesia. Esta Iglesia de Cristo es simplemente aquel pue-
Dios 6 • blo cuya realización ha sido siempre, según los libros sagrados,
El Antiguo Testamento anuncia también claramente en qué el fin querido por Dios a través de toda la historia; mi Igle-
modo este pueblo d•e Dios, al fin de los tiempos, cuando apa- sia (Ekklesia), dic•e Cristo 9 ; la Iglesia (Ekklesia) de Dios en
rezca el Mesías, alcanzará de hecho el término de su misión Cristo, dice San Pablo 1 º; el nuevo Israel. el Israel de Dios, los
mesiánica. Los profetas anuncian que la mayoría de los indi- herederos de las promesas, los hijos verdaderos de Abraham 11 ;
viduos que componen el pueblo, cuando aparezca 'el Mesías, el pueblo santo, el'egido, amado de Dios 12 ; todas las denomina-
no entenderá la solemnidad del momento, desobedecerá a Dios ciones que, transferidas a la Iglesia cristiana de la sociedad
y será infiel. Sólo un grupo pequeño p'ermanecerá fiel: "los religiosa del Antiguo Testamento, señalan la estrecha unidad
testigos de Israel", la semilla permanente de Israel. Ellos for- entre las dos comunidades y •el carácter estrictamente social de
marán en torno al Mesías un nuevo pueblo religioso, continua- la nueva economía no menos que de la vieja. De este modo
ción, her'edero espiritual y complemento del antiguo Israel in- pudo San Pedro decir, dirigiéndose a los nu'evos cristianos:
fiel, aquel pueblo mesiánico mismo que Israel tenía la misión "Vosotros sois estirpe el'egida, real sacerdocio, gente santa,
de preparar 1.• pueblo de su patrimonio, para que proclaméis las grandezas de
Viene el Mesías y realiza todos los deseos de Dios. Aho- aquel que de las tinieblas os llamó a su admirable luz; vosotros
ra bien, es clarísimo en el Nuevo Testamento el concepto de erais mirados sin misericordia, mas ahora fuisteis mirados con
que estos deseos de Dios, realizados por el Mesías, Jesucristo, misericordia" (1 Petr 2,9ss.). Y San Pablo insiste d'e tal modo
no son otros que los que Dios había tenido siempre desde la sobre el aspecto social comunitario orgánico de la Iglesia cris-
creación del hombre: no sólo la salvación de los individuos, sino tiana que la compara a un cuerpo vivo en el que los diversos
la creación de un pueblo, de una sociedad fuertemente comu- miembros no sólo cooperan al bien común, sino que de ningún
nitaria que fuese para los individuos medio inderogable y asilo modo pu•eden subsistir sin su inserción vital en el cuerpo como
de salvación. Y sobre todo, •el Mesías es el -nuevo Adán que, unidad. Y este cuerpo, esta unidad total, y no sólo un agregado
por caminos nuevos y maravillosos, restablece, en un grado de individuos es lo que, según San Pablo, ha intentado Cristo
inmensamente superior, la situación religiosa de la humanidad formar: "Él es la cabeza de la Iglesia, Salvador del cuerpo ...
renovada a la del primer Adán y aparece así de un modo mu- (que) amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para
cho más maravilloso aún qu'e en el primer Adán como cabeza santificarla, purificándola con el lavado del &gua mediante la
de la humanidad renovada, redimida 8 • De este modo, todos los palabra de la vida, a fin' de hacer aparecer ante sí gloriosa a
hombres son en la redención solidarios con Cristo. Esta unidad la Iglesia, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida,
de todo individuo con Cristo, indispensable para tener la vida sino que s•ea santa e inmaculada" (Eph 5,23ss.).
divina, es inmensamente más profunda y r'eal que una unión En la primera comunidad cristiana, como se ve en los He-
puramente moral. Sin embargo, ella no es física, si por unidad chos de los Apóstoles, este sentido comunitario eclesial, y por
física se entiende la unidad que existe entre mi mano y mi lo mismo sacramental y litúrgico, de la nueva religión apa-
cuerpo, porqu'e la individualidad personal entre Cristo y el re- rece con fuerza y lozanía maravillosa. Véase qué cosa res-
dimido permanece estrictamente distinta. Es la unidad que ge- pondió San Pedro el mismo día de Pentecostés a los primeros
neralmente se llama "mística", no porque con ello se niegue convertidos que preguntaban a los apóstoles: "Hermanos, ¿qué
que p'ertenezca a un orden físico, sino para afirmar que es de cosa hemos de hacer?", y cómo describió San Lucas la vida de
un orden físico misterioso, sobrenatural y que deja íntegra la 'este primer grupo de cristianos: "Y Pedro les dijo: Arrepen-
distinción individual. Es absurdo, en la economía cristiana, que
• l\ft. 16,1.8.
• Véase, p.ej., K. L. SCHl\IIDT, Ekklesia: Teologiscl!es 'Wüterbuch zum 'º
11
Cf. 1 'l'l!es. 1,1 ; 2 Thes. 1,1.
Neuen Testa.ment 3 (1938) 502-39. Cf. Rom. 9-11; Gal. 3,29; 6,16; 1 Cor. 10,18.
12
• Véase, p.ej., H. TRATHMENN-R. l\IEYER, La.os': ibid., 5 (1942) 29-57. Cf. Rom. 8,27; 8,33; 1 Cor. 6,lss.; Phi!. 4,21; Col. 3,12. Para la
• V]éase, p.ej., S. GAROFALO, La no~ioneJ profetica del resto d' Israele teología del pueble> de Dios en el Kuevo· Tc·stamento en general, v(lase,
(Roma 1942). por ejemplo, L, CEI\FAUX, La théologie de l'EgMse suivant S, Pa.ul (ed,2,•,
8 Véase San Pabfo, Rom. 5,12-17. París 1948),
C.9. SALVACIÓN EN COMUNIDAD
sensibles por todos los presentes. No existen oraciones dichas realiza en el sacrificio. A los asistentes que no han podido asis-
secretamente en voz baja ni por el sacerdote ni por otros. tir se !•es lleva la comunión, precisamente para que puedan par-
No existe superposición de oraciones, de cantos o de otros ticipar en el sacrificio realizado 15 •
ritos, como sucede cuando el sacerdot'e dice una oración o una En el curso del siglo m aparece el rito del ofertorio de todo
fórmula, mientras el coro canta otra cosa o cuando el coro can- el pueblo: el pueblo ofrece al sacerdot'e mismo la materia del
ta alguna cosa que no tiene relación inmediata con lo que hace ~acrificio que él ha de consagrar. Se acentúa de este modo muy
el sacerdote. fuertemente el caráct'er comunitario de la acción eucarística:
Las partes cantadas o leídas para todos son cantadas o 'es- todos ofrecen y todos comulgan, aunque sólo el sacerdote con-
cuchadas por todos, comprendido el sacerdote. Este no lee por sagra. Se sabe que esta práctica se mantiene en Occidente has-
sí las partes cantadas por todos o leídas para todos por el ta el siglo xr y también después rn.
diácono o el lector. Otra magnífica expresión del carácter comunitario de la
Las mismas oraciones son siempre oraciones para todos los , Misa es el uso romano (y también de otros obispos) del fer-
pres•entes, dichas en nombre de todos los presentes o por todos mentum, por el cual el Papa, en los días festivos, en señal de
los hermanos o por todos los hombres o categorías de hombres. comunión, mandaba a los sacerdotes párrocos de Roma y a los
No existen oraciones en las cuales el sacerdote ruega en nom- obispos suburbicarios una partícula del pan consagrado por él
bre propio o sólo directament'e por sí, aunque esté en relación en la Misa solemne, partícula que luego aquellos párrocos y
directa con el acto sacrificial qu'e está realizando. La Misa está obispos echaban en el cáliz del sacrificio celebrado por ellos.
redactada en una lengua comprendida o supuesta comprendida En Roma se mantuvo este uso hasta el siglo IX 11 .
por todos los asistentes. Cuando esta suposición no pued•e sos- Quien no tiene parte en la comunidad •eclesial no puede asis-
tenerse, no se tardó mucho en cambiar la lengua, como hízolo tir a la Misa. La Misa es el acto por excelencia de la comuni-
Roma en el curso del siglo IV. La Misa no es la oración del dad eclesial y sólo de ésta.
sacerdote solo que la comprend•e, sino de toda la comunidad Con ser la Misa una acción esendalmente comunitaria, per-
que asiste, por lo cual parecía obvio que debían estar redacta- manece siempre como una acción diferenciada en la cual cada
das sus fórmulas en una lengua comprendida por todos. uno tiene su función específica. Acción de todos, de cada uno
El obispo, o su delegado, antes de la oración que ha d'e ha- a su modo. Clemente Romano tuvo que reaccionar en este sen-
cerse en nombre de la comunidad, interpela a todos: El Señor tido contra las tendencias de desorden en la comunidad de Co-
sea con vosotros; demos gracias a Dios; oremos; la paz sea con rinto: "Debemos hacer con orden cuanto el Señor nos prescribió
vosotros, o con fórmulas semejantes. Al fin de la oración dicha realizar en tiempo oportuno. Él nos mandó realizar la ofrenda
en nombre de todo el pueblo, todo el pueblo la hace suya y la y los servicios sagrados (leitourgias), y no casualmente y sin
ratifica explícitamente con el amén. Esto se observa más estric- orden, pero en tiempos y en horas determinados. Y Él mismo,
tamente 'en la gran oración eucarística de la Misa, la anáfora} con su soberana voluntad, determinó dónde y de quiénes quiere
sólo el obispo, o el presbítero que hace sus veces, tiene, entre que sean celebrados a fin de que siendo toda cosa hecha santa-
todos, el derecho de decirla. Sólo él consagra la ofrenda di- mente según su beneplácito, sea grata a su voluntad. Al sumo
ciendo precisamente esta gran eucaristía (el canon o anáfora) . sacerdote, en efecto, están conferidos particulares oficios litúr-
En ella él repite lo que hizo Cristo en su lugar y como su re- gicos; a los sacerdotes se les ha señalado un lugar especial y a
pres'entante. Pero tampoco en ella es separado el pueblo; por los levitas incumben servicios particulares; el laico está obligado
esto todo el pueblo dice el amén final. También en la comunión a los preceptos de los laicos. Cada uno de vosotros, hermanos,
aquel que recibe el cuerpo y la sangre de Cristo del obispo o de en el propio lugar, busque de agradar a Dios, con recta concien-
los diáconos, responde amén a la fórmula r'elativa por éstos cia y gravedad, sin transgredir la regla establecida por su oficio
recitada. (foitourgias) 18 • Se observará cuánto dista este texto de la men-
El pueblo está en torno al altar, el cual no se encuentra re- talidad protestante y del nivelamiento esencial de los poderes
legado en lugar lejano de la iglesia, apartado de los asistentes, en la acción litúrgica.
qu'e sólo pueden verlo desde lejos, y malamente, lo que junto La expresión más completa de la Misa como acción unita-
a él se realiza. Mucho menos se encuentra el altar escondido al ria de toda la comunidad eclesial en el ord'en y en la diferen-
pueblo. ·
No se concibe la asistencia a la Misa sin la comunión. Quien 16 Cf. SAN JusTINO, ApoT. I,65.
16 Cf. RIGHETTI, II p.268ss.
asiste, comulga, porque la comunión es, esencialment'e, y en el 17 Cf. ibid., p.436ss.
ciac10n queridos por Cristo fué el uso antiguo (pero no pudo r~t~al ~~presivo y eficaz de esta ekklesia no es otro que la par-
mantenerse por mucho tiempo por las necesidades prácticas con- tic1pac10n de todo el pueblo, en una sola eucaristía, una sola
siguientes al crecimiento numérico d'e los fieles) de que en toda oración, una sola súplica, en un solo espíritu, en una sola espe-
comunidad local, incluso en los domingos, no se celebrase más ranza y caridad en torno a un solo altar donde preside 'en per-
que una Misa, presidida por el obispo rodeado por su presbi- sona el obispo, cabeza de toda la comunidad local, rodeado del
terio, por sus diáconos, por los otros clérigos y por todo su colegio de sus presbíteros y de sus diáconos, y en la eucaris-
pueblo. , tía todos los fieles se unen entre sí porque todos participan de
El expositor más elocuent•e y magnífico de este ideal anti- un solo pan y de un solo cáliz que los une en la única carne
guo es San Ignacio Antioqueno, cuyas instantes recomendacio- y en la única sangre de nuestro Señor Jesucristo.
nes a las comunidades del llsia Menor son conocidísimas: "Se- En esta visual puede apreciarse qué cosa significa 'en reali-
guid todos al obispo, como sigue al Padre Jesucristo, y al co- dad toda celebración litúrgica realizada por toda la comunidad
legio de los presbít'eros como a los apóstoles; en cuanto a los ecksial en torno al propio obispo y, por analogía, qué cosa sig-
diáconos, veneradles como a la ley de Dios. Nadie haga sin el nifica toda celebración litúrgica realizada por la comunidad
obispo algo que mira a la Iglesia. Considérese válida aquella eclesial menor, la parroquia., en torno al propio párroco, del'e-
eucaristía que se ce!'ebra por el obispo o por quien ha recibido gado y representante del obispo, y la celebración litúrgica de
autoridad de él. Donde aparece el obispo esté la comunidad, la comunidad eclesial universal. al menos por repres•entación,
como está la. Iglesia católica donde está Cristo. Sin el obispo realizada en torno al Papa, como puede verse en algunas oca-
no es lícito bautizar ni celebrar el ágap'e; todo lo que él ha siones en San Pedro de Roma. Se ve, pu'es, cómo el obispo es
aprobado es grato a Dios. De este modo todo cuanto se haga principalmente el liturgo por excelencia de una comunidad local,
será seguro y válido" 19 • "Como el Señor jamás hizo, ni por sí Y por esto debe augurarse que hoy todos, jerarcas y fieles, ten-
mismo ni por sus apóstoles, cosa alguna sin el Padre, porque gan algo de este antiguo sentido de la ekklesia en su expresión
era una misma cosa con Él, así tampoco vosotros debéis hac'er comunitaria litúrgica para reavivar el sentido <l'e la naturaleza
algo sin el obispo y los presbíteros. En vano intentaréis hacer esencialm'ente y sobre todo comunitario y sacra] de la Iglesia.
aparecer laudable alguna cosa que vosotros hayáis hecho guia- Desafortunadamente, no puede negarse-Dix y Jungmann
dos de criterios propios; sólo lo que hacéis en C'omún es lau~ lo han investigado en sus esenciales particularidades-que, a
dable. Una sola oración, una sola súplica, un solo espíritu, una partir del siglo IV, pero especialmente en el Medievo, en Occi-
sola •esperanza, animada por la caridad, en la gloria sin man- dente, aquel sentido de la Misa como acción de toda la comu-
cha; esto es Jesucristo, más excelente que Él no existe nada. nidad estructurada y jerárquicamente diferenciada, tuvo en su
Corred todos a un solo templo, a un solo altar, es decir, a expresión litúrgica, y, por lo mismo, innegablemente, también
Cristo, que es uno y que, procediendo d•e un Padre, permanece en la psicología de los fieles, notable disminución y oscureci-
unido a Él, y a É] ha retornado" ~20 • "Procura, pues, participar miento. Nacieron así aquellas anomalías y aquellos contrastes
en una sola eucaristía; ya que una es la carne de nuestro Se- entre la naturaleza profundamente comunitaria de la realidad li-
ñor Jesucristo, uno es el cáliz que nos un•e en su sangre, uno túrgica que se realiza en la Misa y su expresión ritual y ru-
'es el altar, como uno es el obispo, circundado del colegio de los bricista, que pueden observarse, en parte, también en la Misa
presbíteros y de los diáconos, mis compañeros de ministerio. De en su estado actual entre nosotros.
este modo todo cuanto hagáis será hecho según la voluntad de En Oriente, por ejemplo, d partir del siglo rv, como en el
... ~1 •
D lOS '
Sacramentario de Serapión, aparecen una serie de oraciones que
Se ve nuevamente hasta qué punto la antigua Iglesia distaba han de recitarse en la Misa sólo por el sac'erdote, además, natu-
die! presupuesto fundamental de todo protestantismo lógico, es ralmente, de la gran oración eucarística siempre a él reservada.
decir, la autosuficiencia esencial de todo individuo respecto a De este modo se aumenta la parte res'ervada solamente al cle-
los demás en sus relaciones con Dios. En la antigua Iglesia, por ro. En los siglos 1v-v aparece el ofertorio del pueblo. En Orien-
el contrario, existía de modo muy vivo la conciencia de que el te ante el altar !le encuentra el iconostasio que, desarrollándose
individuo, fu•era de la ekklesia jerárquicamente estructurada, des- cada vez más, termina por esconder casi completamente el altar
de el punto de vista sobrenatural, es absolutamente nula. Como a los ojos del pueblo, especialmente 'en el momento más solem-
era igualmente muy viva la conciencia de que el máximo signo ne de la anáfora. Se introduce luego el uso de que el sacerdote
recitase 'en secreto las oraciones por todos, mientras que el diá-
m S/tln'yrn. · 8. cono y el pueblo cantaban las letanías y otros cantos, elevando
illagnes. 7.
:Ju
1
sólo la voz en la conclusión final ( ecfonesi), a fin de que el
" Philudd. -1.
264 P.2.' LITURGIA Y COSMOS 265
pueblo pudiese responder Amén. Sobr'e todo, también se intro- voz baja. En las Misas cantadas, no sólo el permiso, sino tam-
duce en Oriente el uso de que el sacerdote recitase la anáfora bién la obligación hecha al sacerdote, de recitar privadame_nte,
del mismo modo, es d•ecir, secretamente, exceptuadas algunas en voz baja, las partes cantadas por todo el pueblo o leidas
ecfonesis. por el diácono, por el subdiácono o por el lector para todo el
Pero, con todo, paréceme que la disminución del sentido co- pueblo. La supresión, como en Oriente, del ofertorí~ del puebl?,
munitario de la Misa fué y es más notable en Occidente que así como la disminución, y, en ciertos períodos, casi la ausencia
en Oriente. Los rasgos principal.es en este sentido, en la liturgia total, de la comunión del pueblo. La comunión fuera de la Misa,
occidental, son: la lengua litúrgica no entendida por el pueblo. incluso a quienes han asistido a la Misa. La schola cantorum
El desarrollo de la Misa rezada y su enorme multiplicación por que canta sola las partes que corresponden al pueblo, mient~~s
simple devoción, en algunos períodos del l'viedievo occidental. que éste no las cantaba, ni podía cantarlas por su gran dif_i-
El hecho de que en las mismas Misas rezadas exista sólo un mi- cultad en ello, tanto en las melodías gregorianas, como, y mas
nistro, el cual, entre otras cosas, no sólo podía y debía, cuando aún, en las polifónicas. La costumbre generalizada en el pueblo
no había otra asistencia, responder al sac'erdote en aquellas de rezar durante la Misa otras oraciones privadas sin relación
partes que por su misma naturaleza·corresponden al pueblo-co- alguna, o con unas relacion'es muy remotas, con la Misa a la
sa naturalísima-, sino también, sólo entre todos había tenido que asistían. La prohibición que duró mucho tiempo de trad~
el derecho de dar aquellas respuestas, incluso cuando era mu- cir el Misal y especialmente la Misa en lengua vulgar. Los lai-
ch2 la asistencia, a la que normalmente i'c: correspondía hacerlo. cos reducidos casi completamente a "asistir" y a mirar 23 •
De este modo la ley prohibía a éstos ejercitar su derecho con- No hay por qué insistir más. Es evidente que, si bien mu-
natural de participar activamente en el sacrificio. La introduc- chos usos o abusos medievales contra el carácter comunitario
ción en la Misa misma no sólo de oracion'es secretas recitadas de la Misa han sido eliminados o disminuidos de la reforma de
privadamente por el sacerdote, sino también de oraciones de Pío V y de otras reformas sucesivas, sin embargo quedan toda-
carácter acentuadamente privado, en las cuales el sacerdote vía una buena part'e de los arriba enumerados. En primer lugar:
ru'ega por sí mismo y en nombre propio ~ 2·2 • El canon dicho en la liturgia no comprendida por el pueblo, el canto litúrgico,
22 Se sabe que estas oraciones de origen medieval galica,no se han con- canto de especialistas y no canto popular; la recitación del ca-
centrado prácticamente en la misa a .la 1=ntrada, al ofertorio y a la co- non en voz baja, no sensible al pueblo. No quiero decir, natu-
munión. Para la entrada: Iudiaa me• Deus ;· Jntroibo· ad altare Dei; Adiu-
torium nostrnon; C.onfiteor: Misereatur; Inidulgenfi.atn; Deus ti; conver- ralmente, que tocar •estos puntos en la Misa no llevan consigo
su.y; _; Ostende no bis_; Do1mine, ewa,u.di oratio1n1mn. 1meam; Aufer a n·obis; Ora- una serie de grandes dificultades; quiero sólo poner de relieve
mi;s te, Domine. Para el ofertorio : Susoipc San)ctc Pate.r; Detl•S qui hu- que, en buena parte, de estos hechos surge el problema litúrgi-
1 manae s·ubstantiae; Of!erimus tibi; I"4 spiritu humiUtaPis; Veni Sancti-
ficat.or; Incen:siun istud; Lavabo ínter inno1aemtes; ·S'uscipe Sancta Tri- co actual: cómo conducir el pueblo a la participación activa de
nitas; Orate fratres; Suscipiat. Para la comunión, Do1mfoe1 Iesu Christe, la Misa como acción comunitaria de toda la comunidad eclesial
q11.~ clixixti; D·omine Iesu Christ.e, Filii Dei vivi; Perc,eptio oorporis tui:
Panmn caelestem acci.piam.; Do m·ine, non1 sum d!ignus; Corpus Domini nos-
1 jerárquicamente estructurada y diferenciada. Es evident'e que
tri Iestt Christ·i; Qi;icl retr\bzwm Domino; Sanguis Doinini 1~ostri Jes11 el estado actual de la Misa, desde el punto de vista ritual y
Ohiristi _,· Q-uod ore s11mPsi11uts; Corpus tu111m, D oimine.. :rnst'ls oraci0'nes1 van
1
casi todas en singular, y las que van .en plural se r~fieren, ante todo, rubricístico, hace todavía difícil a nuestra generación, tan •em-
al misuruo sacerdote. En, buena parte constituyen las llamadas "apologías''. bebida de individualismo y de psicologismo, plasmar la pro-
porque 01las se presentan romo una especie de confosión o de a.r,usadón
que el sacerdote hace ante Die>>< para excusar, en cierto modo, su atl'?· pia sensibilidad religiosa en armonía con la naturaleza profun-
vimiento a celebrar tan altos misterios, y, por lo mismo, corno una prc>- damente comunitaria que, a pesar de todo, conserva natural-
testa de indignidad por Jos proriios pecados, que, genérica o •3specífica-
mente vienen inuic~dos ... Las anoiogías, siendc> la expresión de .<enti- mente la Misa.
nüenths personales, que-, justam1~nte por lo demás, animan al sacerdotf~
en cier. tos momentos de )a ro.isa, vienen ~xpr.esadas en singular, son. re- En los sacramentos.
citada' por él en voz !Jaj'a, con la frente 1ruclmaua y con las rnanos1 Jun-
tas sin que la asamblea tom" parte; se dirigen a Cristo 0< la Santfsi1111a
TrÚ1id'l.d, no tienen por sí mismas una finalidad espec'ial, sino comentar Algo semejante de lo que se ha dicho acerca de la Misa
una fórmu.la, un gesto o una cer,emonia litúrgica, u ocupar piadosamen-
te al cele!Jrante d 1urante el 1c.anto clll la sclwla; 1~lernentos todos que con- en relación a la expresión ritual de su naturaleza esencialmente
trastan claramente con las co" tumbres litúrgicas de la Iglesia antigua ... comunitaria, podría decirse acerca de los sacramentos. La natu-
Tedavía hoy las apologías mantienen oficialmente su carácter privado.
En el tii?mpo que el celebrante recita, con los ministros, las oraciones raleza intrínseca esencialmente comunitaria de cada uno de los
al pie del altar, la schnla preseinde de ello y canta la antffoJ!a y salmo
del introito; ,y1 Jo mismo hace durante el canto del ofertorio mientras qu<i
Ja asarnlblea de los fiel?.s se encuentra sentada, muda espectadc>ra de la artfrulos de J,. NúÑEZ-GARCILAZO El espíritu c•o.munitari.o de la celebra-
escena litúrgica (cf. RIGIIETTI, II p.l,71ss.; 2.88ss.; 309ss.; 4G2ss.). N. DEL c:ón litúrgica ~· el de M. F. DE A. VALCAM ¿Tienen sig1n~ficlación co11111-
TR. : La revista Liturgia dedicó el segundo número de 1958 a e.studiar nita11ia to«ia8 la8 fórnwlas litú.rgic·as?
03 Para mayores detalles históricos. léas~ sobre esto el excelente cua-
este aspedo comunitari-0 de la liturgia. ~Iere,c1"11 especial mención lo'
dro trazado por JuxGMA"IN, Missarwm so/lrnnniff (ed.2.• esp., BAC) p.196ss.
c.9. SALVACIÓN EN COMUNIDAD 267
266 P.2.ª LITURGIA y' COSMOS
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presencia de toda la comunidad eclesial del lugar, presidida por ante> el obispo.
su obispo que, como cabeza de la ekklesia, introducía nuevos "" VéH,se, p.1~j., RIGHErrr, II p. 765ss.
26 TERTULIANO, Apologético 39,4.
miembros en la comunidad sacra! de los fieles. En aquella at- llT Cf, RIGnETrI, U p.770.
mósfera era intuitivo y fortísimo el significado del acto de la
268 P.2.ª LlTURGIA Y COSMOS C.9. SALVACIÓN EN COMUNIDAD 269
Cristo, Verbo encarnado, hombre-Dios, es el prototipo en fué la vía objetiva, ineludible, qute impuso Dios a los hombres
el que la l'ey predicha se verifica en grado sumo bajo todos sus para llegar a ÉL
aspectos. Y es natural que así sea, ya que Cristo es la síntesis Este modo, verdaderamente sorprendente para la sabiduría
concreta de toda la economía de Dios para con los hombres, puramente humana, en el que Dios ha querido aparee'er en el
el nudo entre Dios y el hombre. En Él la natural•eza humana, mundo y comunicarse a los hombres, es de una grandísima im-
desde el primer instante de su ser, fué asumida por la natura- portancia para entender, por así decirlo, los modos de obrar
leza divina. Es el misterio de aquella unión inaudita que la teo- Dios para con los hombres y el camino que 'ellos han de reco-
logía llama hipostática, por cuyo m•edio la naturaleza humana rrer para llegar hasta ÉL En efecto, el camino de la encarna-
en Cristo está toda compenetrada por la persona divina y como ción para llegar a Dios no sólo fué impuesto a los contempo-
toda embebida en la divinidad, no sólo en el orden del conocer ráneos de Jesús, sino también hoy es el único camino que con-
y del querer, sino, más radicalmente aún, en el orden del ser. Es dm.•e al Padre. Es una ley. Puede decirse, de algún modo, que
la santificación más real y más plenaria que sea posible a ser lo que fué la humanidad de Jesús para sus contemporáneos, lo
creado. Es lo divino que baja a lo humano en el modo más per- son, sobre todo para nosotros, los sacramentos. Nosotros no
fecto que pueda con~ebirse. Es, por lo mismo, el teandrismo podemos llegar hasta Dios sino pasando al mismo tiempo por
en su misma fuente y en su máximo prototipo, del que todas las el trámite de estas cosas sensibles y espirituales que son los
demás elevaciones al orden hipostático no podrán ser sino imi- sacram•entos, por cuyo medio obra la virtud divina santificado-
taciones y participaciones 1 • ra. Los sacramentos no sólo son símbolos cuyo valor consistiría
Ahora bien, esta comunicación en Cristo 'es .una encarna- en evocar ciertas ide<>s en nosotros y en excitar en nosotros cier-
ción. Es verdad que el Verbo divino no asumió sólo un cuer- tos afectos y quereres. No; son verdaderamene instrumentos,
po humano, sino también una naturaleza humana íntegra, alma canal•es de la gracia. Y esta gracia que Dios nos comunica por
y cuerpo. Pero en Cristo, durante su vida mortal, estuvo es- su medio nos transforma realmente en el orden del ser, y no
condida la divinidad bajo el velo esp•ecialmente de esta cosa sólo en el del conocer y en el del sentir. En el orden del ser
sensible y material que era su cuerpo humano. Por esto la en- hemos dicho y, por lo mismo, en el orden de obrar. Son para
carnación fué al mismo tiempo la manifestación plenaria de nosotros instrumentos sensibles que obran instrum•entalmente en
Dios al mundo, la epifanía de Dios 2 y su 9cultamiento. En el nosotros un ser y una vida teándrica. Esta vida no es otra
hombr•e-Dios, Cristo Jesús, Dios se oculta al mismo tiempo que cosa que un reflejo, una derivación y participación de la vida
se manifiesta 3 • teándrica de Cristo. Por lo mismo, el mundo sacramental está
No bastaba a los contemporáneos de Jesús de Nazareth ver- todo construido según la ley d'e la encarnación. También aquí
lo, vivir, ¡ojalá!, junto a Él, para ver en Él al hombre-Dios. La es lo divino que desciende sobre lo humano, sobre lo sensible
divinidad que en Él se manifestaba en modo tan misterioso no mismo, para elevar al hombre a su mismo modo de ser y de
podía ser vista más qute por los ojos de la fe. A los soberbios, obrar divinos. No sin razón Santo Tomás, para explicar con
mayor det'ención lo que en este campo la fe simplemente afirma,
a los satisfechos de sí mismos, la humanidad de Jesús, su visi- dice que los sacramentos son instrumentos separados del Hom-
bilidad, su corporeidad, fué un obstáculo que ocultó la divi-
·bre-Dios, como la humanidad de Cristo es el instrumento con-
nidad. Sólo quien mediante la fe supo penetrar en aquel obs-
junto con la divinidad. Y lo que aquí se dice de los sacramen-
táculo, pudo alcanzar a través del mismo la divinidad. Esta
tos vale a su modo también para los sacramental•es propiamen-
te dichos, con la sola diferencia de que los sacramentos obran
1
Yéase, p.ej., la magnífica oradón para la fiesta de Navidad en
el c.d. sacramentario Ieoniano : Omnipoten\s ,c;e1mrpiterne Deus, q·u.i in Do· ex opere operato y los sacramentales ex opere operantis Ec-
niini nostri Jesu-Ohristi ffüi tui nativitate trib·uisti totius religionis in~ clesiae.
ti11.111 perfecfJionemqoue constare; da no bis, qiwesumu.s, in eius portione
censeri, i1~ qtto totius salutis hwm,anae summa consistit (n.1248 [ ed. MOHL- No sólo los sacramentos están estructurados según la ley
BERG] p.159). Cristo, que aparece en el mundo el día de, p,u navidad, de la encarnación, sino toda la Iglesia está constituida de este
constituye no sólo la fuente inicial de que sz de deriva todo culto agrada-
ble a Dios (religionis imiti111n), sino también la perfoeción máxima de modo. Es exacto decir, como se ha dicho, que Dios se comu-
este culto y de toda ,eantificación que Dios hace a ios hombres (.perfec- nica a nosotros no sólo a través de cosas-sacramentos, sino a
tio; sumiina). Para los hombre>, se trata sólo de estar unidos a Cristo través de hombres-sacramentos. Es decir, en la Iglesia existen
y de participar de su plenitud (irv eiu8 portione cen¡seri).
2 Cf. Tit 2,11 ; 3,4. hombres que tienen, por voluntad de Dios, la función especí-
• Justanmnte dice el Pseudo-DionisJ.o: "Dn la humanidad de Cristo, fica, auténtica de comunicar a los otros hombres la vida divi-
el Suprarnencia.! se ha manifestado en la esencia humana, sin q,ue d~je
de estar escondido de8pués de e',ta manifestación, o, para expresarme '~n na, de modo qu•e a estos otros hombres es indispensable con-
un modo más divine>, en esta misma manifestnrión'' (,l!::p. 3: PG 3,1069 B). servar el contacto con los primeros para no ser alejados de la
274 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS c.10. LITURGIA Y ENCARNACIÓN 27ii
corriente de la vida. Estos hombres son la jerarquía auténtica y visibles: el sacrificio, los sacramentos, los sacramentales. La
de la Iglesia católica: Papa, obispos, sacerdotes. Nosotros de- jerarquía humana y bien visible de la Iglesia, cosas que son,
bemos pasar a través de •estos hombres para ir a Dios. Son cada una a su modo, como la prolongación de la encarnación
instrumentos, intermediarios bien visibles y sensibles, entre nos- y, cada una a su modo, ponen a todo creyente, individualmente,
otros y Dios. Son, entre otras cosas, los poseedores del sacri- en el sucederse de los siglos, en contacto personal con aquel
ficio, los administradores de los sacram•entos, los que presiden acontecimiento único en la historia. A través de estas cosas, di-
la oración pública y oficial de la Iglesia. Y tienen para esto un vinas y humanas, al mismo tiempo, espirituales y s'ensibles, todo
auténtico mandato, siempre por voluntad de Dios. También aquí, individuo que, en el curso de los siglos, se presenta por breves
por lo mismo, lo divino se comunica a través de lo humano y horas ante el escenario de la historia, puede y diebe insertarse
de lo sensible, y esto sensible hace pr'esente, manifiesta, lo di- en aquel acontecimiento extraordinario y siempre permanente
vino y, al mismo tiempo, en el mismo acto en que lo manifiesta, y vencer de este modo el espacio Y· el tiempo.
lo oculta. Siempre la misma ley de la encarnación. Es la en~ Sabemos que Dios en su comunicación con los hombres hu-
carnación qu'e llega a cada uno de nosotros individualmente 4 • biera podido escoger otro camino, pero, al escoger libremente
Jamás podremos decir que consideramos bastante estos mis- el de la encarnación, no ha hecho otra cosa 'en sustancia que
terios de nuestra fe. Existe siempre. la fuerte tentación de ase- haber tenido presente la misma naturaleza del hombre y tratar
mejar al cristianismo a un simpl•e sistema filosófico sui generis; al hombre, espíritu encarnado, al estilo del hombre.
a un sistema ético, a una simple moral; a reducirlo todo, a lo
sumo, a una experiencia religiosa. Esta tentación es fuerte no 2. LA ENCARNACIÓN Y LA LITURGIA
sólo para quienes están lejos de la fe, sino también para los
mismos creyentes. Mas, si se cede a la tentación, se está toda- Con todo esto nos hiemos aleiado algo de la liturgia. Para
vía muy lejos de haber penetrado las auténticas profundidades encuadrar a la liturgia en su verdadero ambiente hemos habla-
del ser cristiano, ya que no se ha tomado en serio la encarna- do de la encarnación. La liturgia es un caso privilegiado de esta
ción y no se entiende aún su alcance pr'eciso en la visión cató- ley. El mundo litúrgico, más que cualquier otro aspecto de la
lica del mundo. lgl'esia, es el mundo de la encarnación prolonqado, hecho pre-
Jamás insistiremos bastante sobre lo que ya hemos puesto sente y participado a los hombres Eln la santificación que Dios
de relieve en el concepto d•e la historia sagrada, es decir, que hace de la Iglesia y en el culto que la Iglesia rinde a Dios. La
el cristianismo, antes de ser un sistema de doctrina, antes de liturgia es aquella cosa en la que los hombres, a través diel velo
ser una ética o una experiencia psicológica, •es un suceso, un de cosas también simbólicas y sensibles, sacrificio, sacramentos,
acaecimiento. Aquí hay que precisar qlle este acontecimiento se sacramentales, ceremonias y oficio divino, en el culto oficial je-
llama, ante todo, encarnación del Hijo de Dios; la manifesta- rárquico de la Iglesia, s•er humano-divino, se insertan en el acon-
ción d'e Dios en la tierra; su comunicación a los hombres en tecimiento de la encarnación del Hijo de Dios, participan de éL
el hombre Cristo Jesús. Quien no ha entendido esto no puede se lo apropian, hasta ser por él transformados y elevados a un
entender nada de San Pablo. Ser cristiano significa, ante todo, ser y a un obrar teándrico, a imagen de Cristo. Todo esto hay
aceptar este acontecimi•ento, este hecho de la encarnación con que entenderlo en un sentido estrictamente realista y objetivo.
todas las consecuencias que ello lleva consigo para las relacio- Fuera de esta ley jamás se entenderán dos caracteres esen-
nes entre Dios y el hombre. Ahora bien, estas consecuencias las ciales y sugestivos de la liturqia, es decir, que tanto como séln-
h•emos visto: lo divino para transformarnos entitativamente, en tificación cuanto como culto, ti'ene un carácter también sensible
la esfera del ser, nos elevó hacia sí para ser nosotros, a se- Y externo y que es una acción jer?rquica, es decir, regulada ofi-
mejanza de Cristo, seres teándricos; se comunica a nosotros a cialmente por la autoridad y presidida por hombres oficiales y
través y bajo el velo de cosas bien obj•etivas, también sensibles responsables. Dos caracteres que hacen a la liturgia tan anti-
4 Es evidente que s2ría muy útil en la actualidad que de esta ley de
pática no sólo a todo id'ealismo desencarnado, sino también a
la encarnación se hiciesr~ una reflexiva meditacJón y se totnase viva con- todo individualismo y psicologismo antropocéntrico.
ciencia de ella. J<Jspecia.lmente ~e puede señalar la oo.·-,a a todos los am- Por esto en la liturgia es siempre amenazador el escándalo
bientes de acción catblira y c]ondP. se desarrolla una renovación m agn'í-
de la encarnación: nonne hic est f ilius loseph? ¿Ocúltase pro-
1
dependido de él, no se hubiera 'elegido la vida de la encarna- Este •encarnacionismo de la concepción católica del mundo,
ción para redimir al mundo, y, como quiera que fuese, no aque- tan característicamente expreso en la liturgia, representa tam-
lla de la encarnación en la forma ser vi, por la cual apareció bién el punto en el cual catolicismo y protestantismo se separan
Dios sobre la tierra in similitadine hominam factam et habita tal vez más profundamente. En la profunda psicología d'e todo
inventas at horno. protestantismo lógico consigo mismo existe, en efecto, un des-
Cristo mismo, cuya humanidad era un velo transparentísimo conocimiento radical de la ley de la encarnación. Porque en la
a través del cual. a los ojos de la fe, resplandecía la divinidad, raíz del protestantismo 'existe el repudio de aceptar, entre el
no pudo impedir que aquella misma humanidad fuera para mu- alma individual y Dios, cualquier intermediario humano del que
chos piedra de escándalo. Tanto más será inevitable que la •ex- dependa el alma esencialmente en sus relaciones individuales con
terioridad y la humanidad en la liturgia, actuada por hombres Dios. Como si la humanidad en Cristo Hombre-Dios no fuese
malos conductores de lo divino, sea ocasión de tropiezo y de precisamente, para todos los hombres, en virtud de la misma
escándalo para muchos. Pero en cuanto a aqu'ellos ministros del encarnación, un intermediario esencial de quien, por voluntad
santuario que en la acción litúrgica, en vez de facilitar en cuan- divina, ningún individuo, después del pecado de Adán, ha po-
to puedan la perfección, ya de suyo difícil, de la fe de los cre- dido, pued'e o podrá jamás prescindir; como si, por la misma
yentes, no haC'en otra cosa que agravarlo con su negligencia, voluntad de Dios y la institución positiva de Cristo mismo, la
grosería y falta de conocimiento de la parte que a ellos corres- ley, que rige ahora las relaciones entre los individuos y Dios,
ponde en la casa de Dios, podrían repetírseles las palabras de no fuera aquella misma ley de la encarnación de la cual depen-
Jesús: necesse est enim ut veniant ·scandala; verumtamen vae dían las relacion'es de los contemporáneos de Cristo con Dios.
homini il/i, per quem scandalam venit. Por esto todo protestantismo, lógicamente desarrollado, es pro-
Mas la liturgia, como Cristo mismo, puede repetir su: beatus fundamente antilitúrgico y en su seno toda reviviscencia del es-
qui non fuerit scandalizatus in me. Quien, mirándola y viéndo- píritu litúrgico es reacercamiento a la tradición católica, por-
la, llega a superar el escándalo de la encarnación, pued'e decir- que toda reviviscencia del espíritu litúrgico es reviviscencia del
se que ha descubierto la vida et hauriet salutem a Domino. Por- espíritu de la encarnación.
que la liturgia, como la Iglesia misma y los sacramentos que
en 'ella se realizan, es la continua epifanía encarnada de Cris-
to, como Cristo era en la tierra, a los ojos de la fe, la epifanía CAPITULO XI
encarnada de Dios. En ella, más que en otras man'festaciones
de la Iglesia, los ojos del creyent'e, una vez superado el tropie- [,a liturgia y la ley de la unitotalidad cósmica del reino
zo de la exterioridad y de la materialidad y el escándalo de la de Dios: l. Liturgia, hombre y mundo infrahumano
encarnación, contemplan la epifanía de nuestro gran Dios y
Salvador Cristo 5 , que •el creyente en la liturgia, a su modo,
ve, escucha y palpa. Este ere.yente, fuera de la liturgia, princi- Con la ley que llamamos de la unitotalidad cósmica del rei-
palmente en la Misa, puede hacer propias, en cierto modo, las no de Dios, entiendo simplemente afirmar el hecho de que, en
•el orden de las cosas querido efectivamente por Dios, el hom-
palabras de San luan: "Lo que hemos visto con nuestros ojos 6 ,
bre, en la totalidad de su estructura física, psíquica, espiritual.
lo que contemplamos y nuestras manos tocaron acerca del
individual y social. la criatura infrahumana y el mundo angé-
Verbo de la vida 7 , y la vida se manifestó, y la hemos visto lico, han sido ordenados, cada uno a su modo, en una unidad or-
y damos testimonio, y os anunciamos la vida eterna, la que gánica-salvando, sin embarqo, las posibilidades y las caracte-
estaba cabe el Padre, y se manifestó a nosotros, lo que hemos rísticas de todo ser-a un fin único común: conseguir, en fin
visto y oído os lo anunciamos a vosotros, para que también de cuentas, el reino d'e Dios en la Jerusalén celeste. Así, este
vosotros tengáis comunión con nosotros. Y nuestra comunión reino de Dios tiene el carácter y las dimensiones de una uni-
es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Y estas cosas escri- totalidad cósmica extensiva e intensiva que abarca el todo d•e
bimos nosotros para que nuestro gozo sea completo" 8 • todas las criaturas, ordenadas al fin común orgánicamente y, por
º rf. T;t 2.11-rn: ll,4. lo mismo, con una cierta solidaridad e interdependencia recípro-
• J,a liturgia griega. dPspué~ de ltt comunión <le lo• t!ele•. nHttt or- ca y, por así decirlo, en una sola sinfonía univeirsal. y no por
dluariamente una antffona, que comienza: .. liemos visfo la lnz V('rdad''-
ra, hemos recibirlo ,~¡ espfritu ce!Pste ... " simpl•e yuxtaposición 1 •
7 Antiguamente, todo fiel podía de<'irl<' Jit<•ralmente después de la co-
1 Los condenados, ánge1les y homb1,es, que. contra la voluntad de Dios,
munión en la mü·a, en la cual r¡icibía el pan consagrado en las pMpi!\R
manos. Cf. JuNGMANN, (c>d.2.• esp., BAC) P.109lss. n:O alcancen de hecho el fin al que fueron destinados, se sustraen a los
• 1 Io 1,1-4. ~Janes de la mlseric'ordia de Dios, mas' n<> huyen de su justicia .
2i8 r>.2.ª LITU!!GJA Y COSMOS
-·---~--·-----------~------~-·-
c.l J. LITURGJA, HOMBRE Y MUNDO
__ ....l.. ____ -----------~---·----~----
27\l
Comprendiendo esta ley suprema, no nos maravillaremos c.:: po y del alma: hombre perfecto, no menos que perfecto Dios.
hacer constar el hecho de que también en la liturgia aparece el En el hombre mismo, sólo entonc'es alcanzarán la bienaven-
cosmos 'entero actualizado cúlticamente como unitotalidad. Es-
turanza y la redención su término perfecto. cuando la vida di-
to nos hará comprender un gran número de rasgos particulares vina transforme, sin aniquilarlo, al hombre •entero, alma y cuer-
característicos de la liturgia que pueden considerarse como ma- po, en la unidad sustancial de su ser. De aquí se comp-rende la
nifestaciones particulares de aquella ley gen'eral que encuentra razón suma y la conveni•encia del dogma de la resurrección de
en ella su particular actuación notablemente perfecta, cuanto lo los cuerpos. Y en esta precisa perspectiva defendían los anti-
permite nuestro estado de s'eres terrestres. guos Padres de la Iglesia este dogma contra los paganos que
tenían tanta dificultad en admitirlo 3 .
J. LA LJTURGIA Y LA ACTUALIZACIÓN PLENARIA DE TODO EL De aquí se comprende también la lucha que ha sostenido
HOMBRE siempre la Iglesia contra todo ascetismo que ha tenido por
fundamento el concepto de que la materia, y especialmente el
Según la revelación, todo el hombre, plenariamente, como cu'erpo, fuese algo malo en si misma 4 • Desde este punto de
unidad viva, en todos los aspectos de sus sustancias y de su vista nada más extraño a la profunda mentalidad católica que
vida física, psíquica y espiritual, está ord•enado a conseguir la el espiritualismo desencarnado de la tradición órfica, platónica,
vida divina en la Jerusalén celeste. Tiene aquí particular impor- neoplatónica, con su fortísima tendencia de reducir todo el hom-
tancia el dogma de la unidad sustancial del hombre como ser bre al alma humana, y por lo mismo a pura interioridad; a con-
corpóreo y espiritual al mismo tiempo, cuyas partes componen- siderar el cuerpo, por su misma materialidad, como prisión y
tes, cuerpo y alma, no son en cuanto al ser y al obrar un todo tumba del alma, y los sentidos, como cadenas que no sirven para
que subsiste y obra por sí mismo, sino sólo partes de un todo otra cosa que para impedir al alma el vuelo libre hacia su pura
que subsiste y obra por sí mismo 2 • espiritualidad d'e origen.
Para el dogma, este compuesto sustancial, en la unidad de Se sabe cómo, en la historia d•e las teorías y de las prácti-
su ser, el sujeto concreto constante y total de todas las fases cas ascéticas, más de un· doctor privado, con propio descalabro
doe las intervenciones de Dios y del desarrollo de la vida divina y peligro, se ha dejado llevar de aquello que semejante menta-
en nosotros: creación, elevación, caída, redención, lenta y peno- lidad podía parecer ser un •estímulo para una perfecta vida cris-
sa ascensión a Dios en el esfuerzo de la purificación y de la tiana, que siempre debe apartarse de las cosas de aquí abajo
ascesis para cooperar con su gracia, y, finalmente, 'en el estado y tender a las realidades sobrenatural•es.
de la última perfección que todos anhelamos esperanzadamente. Mas, en la visión católica del mundo, en esta tensión hacia
En todo este desarrollarse de nuestra historia sagrada y 'en cada las realidades sobrenaturales, el cuerpo debe ser consiclterado
uno de todos sus momentos, el cuerpo, no menos que el alma, como sujeto e instrumento, y no como puro enemigo. Entién-
a su modo, es investido, obra y coopera en la unidad sustan- dase bien, sujeto e instrumento qu•e conserva la parte que por
cial del todo. Por lo mismo son investidas y coop•eran, cada naturaleza le corresponde, es decir, que se pone' al servicio del
una a su modo, no sólo las facultades psíquicas, sino también bien superior del todo. Toda t'endencia a romper el equilibrio
las físicas; y entre las facultades psíquicas, son investidas y y la unidad y a hacer del cuerpo el beneficiario total de todo
cooperan no sólo las espirituales: el entendimiento y la volun- el obrar humaµo, deberá, por lo mismo, r~primirse en la mor-
tad, sino también las sensitivas: sentidos externos e int'ernos, tificación y en la ascesis. Pero, •en la visión católica del mun-
pasiones y afectos. do, la mortificación del cuerpo y de los sentidos y el deseo mis-
A la luz de este dogma se han de considerar los dogmas mo de la muerte no es sino un medio momentáneo para man-
de la encarnación, de la resurrección de la carne y todos los tener la part'e al servicio del todo y que, en fin de cuentas,
que miran a la práctica ascética en el catolicismo. El Verbo, redunda al máximo bien del mismo cuerpo para toda la eterni-
al querer salvar al hombre, no asumió, en la unión hipostática dad de modo definitivo en la resurrección gloriosa. La morti-
de la persona divina, solamente un alma humana, ni sólo un ficación cristiana del cuerpo y de los sentidos está, pues, orde-
cuerpo humano, sino "se hizo hombre", es decir, asumió ínte- nada, en el fondo, a su verdadera y perpetua vivificación. Ja-
gramente Ia naturaleza humana en la unidad sustancial del cuer· más se trata de aniquilar el cuerpo y los sentidos, sino de ser-
virs'e de ellos, como dóciles y flexibles instrumentos, en orden
2 Se sabe que se llama unión sustancial una unión en la cual cada
3 Así, .11.c~J., SAN JuS'l'IXO. De 11e1surre!ofiarue jrarnn. 8; ATEXÁGORAS, De
una de la< partes <'MJJpornrntes no son fJil 'el ser y en e1 obrar un todo resu1rrectione mortuor111m 15; SAN IRENEO, Haer. Y,6; TERTULIAN<!> De
por sí subsistente y operante, sino "ólo parte's de un tO'dO subsistent() y reswrectiione crwni.s 53. '
operapte .POr si mismo, • Véase, p.ej., CL,EMEKTE Ar,EJAKDRINO, 8tromata l.3 íntegro.
280 C.11. LITURGIA, HOMBP.!i Y MUNDO 281
a la vida divina en nosotros, que somos una unitotalidad sus- tiva estética, su trabajo por someter el mundo valiéndose de la
tan~ial corpórea y ~~piritual. Se trata sólo de hacerlos cooperar técnica y organizarlo a los fines de la vida humana. El "cre-
debidamente, sometiendolos a este fin, es decir, apartarlos lo ced y multiplicaos, y poblad la tierra y sometedla" (Gen 1,28)
más posible del influjo del p'ecado y someterlo a la vida divina. contiene en germen la justificación y la posibilidad de santifi-
San Agustín mismo en los primeros áños de su conversión, cación de todas estas actividades, tanto individuales, cuanto
aún en la euforia del espiritualismo neoplatónico, no advertía sociales, en las cuales el hombre es cooperador de Dios en la
bien có~~ el espiritualismo de esta filosofía, con apariencias obra de la creación y de la organización del mundo 7 •
muy r'ehg10sas, estaba muy lejos del espiritualismo cristiano En suma, en la visión católica del mundo, es el hombrt> todo
que enseña la encarnación y la resurrección de los cuerpos. Pe- entero, vivo y concreto, en la pl•enitud y en la unidad sustan-
ro se agudizó en él el sentido católico, en Cristo descubrió fi- cial de su ser corpóreo, psíquico y espiritual. individual y so-
nalmen~e al hombre; en el hombre, el cuerpo y los sentidos y en cial. quien ha de ser actualizado por la vida divina e insertado
la Iglesia, los sacramentos y la liturgia. Por lo cual. más tarde, de este modo en el reino d•e Dios.
en ~ás de. ~na ocasión puso a sus lectores en guardia contra
~?s imprecisiones de su primer pensamiento en •esta materia.
La liturgia hace lo mismo: alma y cuerpo.
Tampoco me agrada--decía él a propósito de su libro De vita
beata ... - , haber dicho que, eh esta vida, solamente habita la
No se ha investigado en otra parte el último motivo por qué
bienav•enturanza en el ánimo del sabio, interesa poco cómo esté
precisamente en esta precisa visual de la unitatolidad plenaria
su cuerpo. Mientras que el Apóstol espera el conocimiento per-
consid'era la liturgia al hombre y lo actualiza, a su modo, en la
fecto d~ Dios, es decir, el mayor que pueda tener •el hombre,
unidad concreta de su ser habilidoso: como individuo y como
en l~ vida fu,t_ura, que sola ~a de llamarse vida feliz, y que en ser social; cuerpo y alma; con todas sus facultades y todas sus
aquella tamb1en el cuerpo, incorruptible •e inmortal, sin moles-
actividades, ordenadas cada una en la unidad orgánica del con-
tia y sin coacciones, será sometido al espíritu" 5 • Otra vez ex-
junto, al fin único de recibir de Dios la santificación y de dar-
plica exactamente cuál es la diferencia entre el d•esprecio del
le culto bajo el velo de signos sensibl'es.
c_uerpo y de los sentidos practicado por los filósofos y el prac-
Es fácil poner de relieve cómo en la liturgia no sólo el
ticado por los cristianos y principalmente por los mártires: "Con
alma del fiel, sino todo el fiel concreto, en la unidad sustancial
muchísima prudencia, pues, los mártires no d'espreciaron sus
de su s'er: cuerpo y alma, es santificado por Dios, es consagra-
cuerpos. Perversa y mundana es semejante filosofía: la de aque-
do a Él, y a Él le da culto. En la liturgia, tanto el cuerpo como
llos que no creen en la resurrección de los cu•erpos. Créense
el alma es actor y beneficiario, cada uno según sus propias
grandes despreciadores del cuerpo, porque consideran los cuer-
exig•encias y posibilidades, en 1á unidau sustancial del ser hu-
pos como cárceles en las cual'es creen que han sido recluidas
mano. Por esto, en la liturgia, se requi'ere, tanto de los fieles
las almas por haber pecado en un lugar premundano. Mas
como de la jerarquía, no sólo la armonía interna del alma con
nuestro Dios ha hecho el cuerpo y el espíritu; es el creador
la acción litúrgica que se realiza-sin un cierto grado de esta
del uno y del otro, y del uno y del otro redentor; del uno y del
armonía la participación del fiel en la liturgia sustancialmente
otro autor'. del un_o y ~el .otro reparador. Los mártires, pues, no aparecería-, sino también, a su modo, la armonía del mis-
no desprec~aron ru persigmeron la carne como enemiga. Nin-
mo cuerpo con esta misma acción.
guno, ef'ectivamente, ha odiado jamás a su carne. Antes al con-
Esta armonía del cuerpo exige, ante todo, esencialmente la
trario tuvieron cuidado de ella cuando propiamente parecían
presencia corporal a la acción litúrgica en un lugar y en un
que la descuidaban. Cuando, todavía en la carne, pero en la fe, tiempo determinado. Explícase d'e este modo, entre otras cosas,
sopo~~aban los torme~!os temporales, procuraban eterna gloria
la ley de la presencia corporal para satisfacer la obligación de
tamb1en para la carn'e 6 • He puesto de relieve el caso de San la asistencia a Misa 8 • Ella exige, secundariamente y connatu-
A~ustín rorque: creo, que la tentación neoplatónica es algo
ralmente, conformarse con diversas actitudes corpóreas a lo
mas que irreal. incluso en la actualidad.
sugerido en todo momento por la acción litúrgica o por el sen-
Añádase todavía que, según la revelación, la vida divina
no s~lo int_ere_sa a tod~ el hombre, cuerpo y alma y a todd 7 E..:, ~orno se sabe, .el fundn1nentc~ de la qne hoy HI? llanta l:i teología
su psicologia mt'egral. sino también santifica todas sus activi- del traba¡o, de la técmca y, •m general, de las realidades terrenas. Cf,
G. THILS, Théolo,oie des réalités te1'rcstres 2 vols. (París 1946-49) ·
dades por sí mismas honestas, especialmente su actividad crea- Y. CONGAR, La théologie dtt, travail (P'll'ÍS 19'55). •
8 La anomalí'.L. del rnat~imonio por procurador parece p,rovenir del he-
'5 Retractat I 2 · también I 4 3 cho que la brnd1c16n nupcial no es el sacramentc- deJ rnatrimo,n~o, sino que
,, Serm.o 27'7 ~.3'. ' •' · éste es el contrato que consiste en. el solo con.<entlmoento de los esposos.
~
28:! P.2." Ll1U~GIA Y C05MOS c.11. LITURGIA, HOMBRE Y MUNiJO 283
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t.ido connatural de las cosas y de los sentimientos expresados, Dios la salud y la salvación también del cuerpo en los predi-
o por los usos recibidos en la Iglesia y en la sociedad 'e impues- chos límites del fin superior y del término final del hombre;
tos por prescripciones de fü1turaleza rubricista y ceremonial. demuéstranlo en la liturgia romana las numerosas postcomu-
Por lo mismo, en la ley del carácter cósmico plenario de la sal- niones en las que, sobre el fondo del conc'epto general. bíblico
vación, donde, en último término, se encuentra la justificación y tradicional de la eucaristía como medicina de incorruptibi-
de las ceremonias v de las rúbricas que imponen a los minis- lidad y de inmortalidad también corporal, se pide a Dios que
tros y a los fieles determinadas actitudes del cuerpo en los di- se digne extender también a nu'estro cuerpo los efectos de su
versos momentos de la acción litúrgica: genuflexiones, pos- redención. La idea está magistralmente expresada y compen--
traciones, inclinaciones, estar de pie, golpearse el pecho, ele- diada en la postcomunión de la Misa del Domingo XI despué5
var los ojos, juntar o elevar las manos y cosas semejantes. de Pentecostés: "Suplicámoste, Señor, hagas que, con la recep-
Es que todo el hombre ha de armonizarse con la acción litúr- ción de tu Sacramento, sintamos su ayuda en el alma y en el
gica; la armonía del cuerpo es comparte sustancial de la armo- cuerpo; para que, salvados en ambos, nos glori'emos de la ple-
nía del hombre, ya que al mismo tiempo el cuerpo es, junto nitud de tu celestial remedio" 9 • Y otras muchas veces que la
con el alma, comparte sustancial del hombre. Se sabe, por lo liturgia pide expresamente que la participación en el sacrificio
demás, qu'e, según las leyes de la psicología, cuerpo y alma sea: "rteparación de la mente y del cuerpo" 1'0 ; "salud dz la
tienen una acción recíproca, porque la actitud corporal es con- mente y del cuerpo" 11 ; "salvación de la mente y del cuerpo" 12 ;
natural expresión de la actitud interna del alma cuando ésta "remedio y defensa de la mente y del cuerpo" 13 • Es conocido
ya existe, y, a su vez, es preparación e incitamiento a la actitud que el sacramento de la extremaunción tiene por fin seicundario
interna d•el alma cuando ésta no se ha producido todavía o la la salud corporal. si así place a Dio5' 14 • Existen en todas las
refuerza si ya se ha producido. El hecho de que la actitud ex- liturgias, tanto históricas como actuales, oraciones y misas por
terna corpórea pueda ser, a su modo, provocadora del senti- los enfermos i 0 , así como numerosas unciones y bendiciones
miento correspondiente en 'el alma, explica por qué no se trata para los mismos según diversas especies de enfermedades 16 •
enteramente de hipocresía si el fiel se somete a estas actitudes No menos elocuente testimonio del cuidado que la liturgia tie-
'externas corpóreas, incluso si su alma no se encuentra todavía ne del cuerpo son todos los ritos de las exequias de los difun-
impregnada del sentimiento int•erno con el que aquellas actitu- tos. Finalmente, la resurrección gloriosa final está siempre en
des externas están en relación. En este caso, la voluntad im- el fondo último d'e nuestra historia sagrada, la cual siempre
pone, más o menos reflexivamente, al cuerpo una d•eterminada se encuentra ante los ojos de la liturgia.
actitud con vista a crear la correspondiente sintonía en toda Este respeto y este cuidado de la liturgia por el cuerpo en
el alma. Con tal de que exista siempre la predicha voluntad, al general, abarca también, en modo esp'ecial, a los sentidos hu-
m'enos virtual, como se dice, no hay absolutamente nada re- manos. Me contento con traer aquí, como prueba, la santifi-
prensible en este modo de obrar. cación de los sentidos como se realiza e.n la liturgia romana
He aquí por qué en la liturgia, y especialmente en la Misa, en los ritos actuales del bautismo y de la extremaunción: la
la parte que, como actor, toma el cuerpo mismo en sus diver- primera y la última interv'ención de la liturgia en la vida del
sas actitudes físicas, es tan relevante y objeto de atentísimo hombre.
cuidado. El actual ordo del bautismo de los adultos, según un b0lli-
Pero en la liturgia, y especialmente en la Misa, el cuerpo simo uso de tipo galicano y oriental. desarrolla el antiquísimo
no es solamente co-actor esencial, sino también co-esencial be- rito con el cual el catecúmeno era signado en la frente con el
neficiario. Quiero decir que la liturgia, especialmente la Misa, signo de la cruz, repitiendo esta signatw crncis sobre los de-
se preocupan de la "salud" o salvación sobrenatural no sólo
del alma, sino también del cuerpo, si bien, como es natural, el 9 8e111tia 1n.u$,
1
quaesu1nus, nomdne) f,u,i percepti..onc sacramentiJ subsí-
cuerpo jamás se considera separadamente del alma o 'en des- dium mentis et corporiit; •tt in\ i1otroqwB itabv,ati, caelestís remedii pleni-
armonía con el fin total y supremo de todo el hombre. tudine gioriemur.
"' Reparatio ... (pose. del dom.7 de,pm\s di' l'entPcostés).
Que la "salud" del cuerpo que la liturgia nos hace suplicar 11 Sa.nlitas ... (secreta de la fer.6 después del dom.4 de Cuaresma).
12 Salvatio ... (pose. Ot'ati.01ws diversue n.19).
se enti•enda siempre en armonía con el fin total, que, a su vez, "' •Tutamentum ... (canon de la misa romana, 1J2rcera oración del sacer-
puede suplit:ar, incluso lo suplica siempre con cierta medida, la dote antes de la comunión).
14 Véanse en el Ritual roniano (n.10) Jos tres oremus finales.
mortificación del cuerpo, demuéstralo bastante, por ejemplo, 15 Véase, p.ej., el f:!a,et·mn. 11~lasia.iM (ed. \YrLsox) p.282ss. En el Mi-
la liturgia penitencial y de ayuno de la Cuaresma. Mas al mis- sal romano actual, entr•2 las misas votivas para circunstancias diversas.
mo tiempo prcocúpase sinceramente la litur5ia de obtener de 10 Cf. en el Rit•uaJ romano actual (tít.9 c.4 n.6.7.8) y la bendición de
iilan Bias el día de Ja Cand<"laria (tit.9 c.3 n.17).
P.2.' LITURGIA Y CO::iMOS c.1 J. LITURGlA, liüMBRE Y MUI\LO 285
qu'e un Oet•)poúµ.e\IO\I o que una fJe:Cilplcx:, como dirían losan- del sacerdote y de los fieles, incluso fortísima y de orden psi-
tiguos. Los momentos que tienen directamente un fin medita- cológico, sin excluir el del género llamado propiamente pasivo
tivo, en el sentido predicho, son rarísimos, si existen de hecho, Y místico; tanto menos hay que decir qu'e tal concentración
en la liturgia actual. no sea posible en la liturgia, incluso en la Misa. Se quiere sólo
En la liturgia romana antigua, en la sinaxis d'e la primera decir que, si en la liturgia ha de suceder esto, o si de hecho
parte. de la. M.isa'. existían momentos en los cuales el pueblo suc'ede--la cuestión será mejor examinada cuando hablemos de
y la ¡erarqma, mv1tados a ello por el diácono: flectamus genua, liturgia y espiritualidad-, el camino que a tal fin propone h~
estaban en silencio meditativo y en oración privada durant'e liturgia misma es el de una abundank, variada y continua, si
un intervalo de tiempo, según parece, no muy largo, interrum- bien dulce, actualización comunitaria y bastante simultánea de
pido por la invitación del mismo diácono: levantaos, y por la toda la psicología humana: movimientos corporales, diverso~
plegaria común en alta voz del sacerdote: Oremus. Mas las sentidos-especialment•e el ojo y el oído-, imaginación, senti-
intenciones mismas de aquella oración privada eran sugeridas mientos, afectos, inteligencia, voluntad; y todo esto en el curso
antecedentemente a toda la asamblea por el mismo sac•erdote: de una acción· sagrada que se desarrolla ininterrumpidamente
Oremos por la Iglesia de Dios ... ; oremos por nuestro beatísimo y en la que jerarquía y fieles, cada uno a su modo, han de
Pontífice ... , por los presbíteros, diáconos, etc ... , por el 'empe- tomar parte activa. La liturgia no invita a los fieles, y mucho
rador.... , por los catecúmenos, y otras intenciones. Todavía hoy menos al celebrante, en vista a orar y a unirse con Dios, a ais-
puede verse este tipo de oración litúrgica en la sinaxis del Vier- larse lo más posible de los comunes movimientos, cantos, pala-
n•es Santo. Otro rasgo puede verse en el f lectamus genua y en bras, respuestas y del ambient•e de lo que se dice o se hace.
el [evate que. en las misas de las cuatro témporas, excepto las T orlo esto, es verdad, presenta un cierto problema, que a st1
de Pentecostes, preceden al oremus. Pero hoy el [evate sigue tiempo se ha de examinar, es decir, por esto mismo no 'es del
inmediatamente al flectamus genua y no existe oración privada caso acusar a la liturgia de favorecer poco "el recogimiento
entr'e· el uno y el otro (algo más conforme con el rito antiguo de los sentidos" y de ser, por el contrario, causa de distracción
puede verse en las nuevas reformas de la liturgia de la Semana y, 'en el fondo, ser un camino de unión con Dios superficial y
Santa). Puede admitirse que antiguamente, en el oficio divino muy extrinsicista y popular, buena, a lo sumo, para la genera-
monástico, •entre la recitación de los salmos, existían, a veces, lidad de las almas, aún muy imperfectas. Por el momento baste
momentos más o menos prolongados de oración privada en si- haber consignado el hecho aludido.
lenci~. Como quiera que sea, en la Misa propiamente dicha, en
la Misa llamada de los fieles, no existe ni existió ningún rasgo, La inteligencia, la voluntad y d sentimiento en
me par•ece, de semejantes momentos suspensivos oficiales de la liturgia.
oración y de meditación privada 20 • La Misa es la acción sagra-
da por excelencia; es una cosa que se hace: eucharistiam f acere: . En cuanto al sustento del entendimiento en la liturgia: ·es
oblationes f acere. cierto que este sustento no es casi nunca de tipo escolástico.
La Misa es, simplem'ente, en sustancia, la repetición de io Quiero decir que, si nos acercamos a la liturgia con la intención
que hizo Cristo en la última cena; haced esto en memoria de de encontrar a!lí aquel tipo de preocupaciones y de cuestiones
mí. A~ora bien, . C~isto, ha~i~ndo la eucaristía, partió el pan intelectuales en torno a las cosas reveladas qu•e constituyen la
y lo dio a los ?~sc1pulos, diciendo: tomad, esto es mi cuerpo; preocupación de gran parte principal de la teología escolástica,
1gual~:nt•e el cahz: d.ando gracias, lo distribuyó a los discípu- especialmente antigua, pero también de la postridentina, se en-
los diciendo: tomad, este es el cáliz de la nueva alianza en mi contrará poca cosa. Incluso por la razón simplicísima de que la
san.gr~. ~ra simplemente, transformada, la acción sagrada "eu- liturgia, en su conjunto, hacía ya mucho tiempo que estaba for-
canstlca de los banquetes judios. Y como acción sagrada per- mada cuando apareció la escolástica 2 ·1'.
manec'e siempre esencialmente. .Mas esto no significa del todo que la intelig•encia no se nu-
Naturalmente, con todo esto no se quiere decir enteramente tra largamente en la liturgia. Ninguna oración, sin llegar a trans-
que en la liturgia, en la misma Misa, aunque sea Misa pontifi- mutarse en disquisiciones escolásticas. es más dogmática que la
cal, no sea des•eable que se tenga una concentración individual
21 Aquella preor,upaeión dom\nante de la e~eol{>.st1ea fué la de \ndagar
20 La interrupción actual del Meimecnto de los vivos y de los difuntos ol <lat~ reVoelado an~e todo,, y principa.Jmente bajo el :rnpecto ontológi'co,
·~n el cano!1 !ºmano, por su naturaleza, no está destinada a otra cosa
m1l ltat1vo o meta.fís1co•, segun se quiera decir. Probablemente, en la li-
que a sustituir la a1_1t1gua práctica de la lectura de Jos nombres en alta 111r¡.:l11 ro!llan~ actual, el oficio del Corp!t8 Do·mdn<i-por lo demás, bellí-
voz? hecha. P<Jr el. dlácone> en los rlípti('los. n1 e11mhio Re realizó cuando "'"'º .v. lltúrgicamente hablando, de sentido muy tradicional--es el úni<'o
se mtrodUJO la misa razada. •llil' llPva nlgunas trazaF-, no rnucha.~1, de esti? punto de vista esco<lástko.
c.11. LITURGIA, HOMBRE Y MUNDO 289
288 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
miento, especialmente por la contemporaneidad del culto paga- Con todo, la misma liturgia romana actuial, a pesar de
no en el que todas estas cosas eran abundantes. La Iglesia las apariencias, a veces lejanas, de la sensibilidad viva y popu-
se preocupó de inculcar, ante todo, también psicológicamente, lar de quien la usa, no es simplemente, como se s1abe, la litur-
a sus fieles la diferencia esencial 'entre el culto pagano y el gia romana antigua, sino el fruto de esta misma, modificada y
cristiano. Pasado el peligro, la liturgia siguió y sigue en larga aumentada por influjos notables gálico-germánicos medievales.
escala su pendiente congénita. Que, con algún autor, se nos dé grian gloria en revelarlo ·216,
No se niega, naturalmente, que 'este desplegamiento esté- o bien, que de frente a este fuerte influjo, no se olvide, con
tico puede presentar peligros-como cualquier otra cosa huma- otros autores, el revés de la medalla '27 , el hecho, sin embargo,
na si no se la usa ordenadamente, sin excluir las compenetra- subsiste y muestra la vitalidad de la liturgia. La encíclica Me-
ciones físicopsíquicas usadas en los diversos métodos de ora- diator Dei, ha puesto recientemente de relieve, uIJJa vez más,
ción y de meditación-. Aquí el peligro estaría en dejarse lle- el hecho y la legitimidad del desarrollo de la liturgia y de sus
var de este desplegamiento estético de la liturgia en un 'este- adaptaciones 1a las diversas necesidades '28 • Y de esto da nue-
tismo sin profunda vida religiosa. Pero sería absurdo decir que vamente la liturgia romana en este momento (después de la
un sabio empleo del sentido estético no pu'eda servir poderosa- fase postridentina, que, comparada con otras épocas en la
mente a los santos fines de la actualización religiosa en la li- historia de la liturgia, podría considerarse fase de relativo 'e3-
turgia, precisamente en virtud de la profunda unidad del hom- tancamiento) una demostración práctica notable '29 , siempre mo-
bre, unitotalidad corpórea psíquica y 'espiritual al mismo tiem- tivada del gran principio que la liturgia se dirige al hombre
po 25. concreto y vivo en la totalidad de su s•er, y que, por lo mismo,
De este principio fundamental de la liturgia de tomar y ac- ha de estar muy próxima a él.
tualizar cúlticamente todo el hombre concreto, plenariamente De este hecho fundamental de la adhesión de la liturgia a la
como es, dedúces'e ciertamente, en su mayor parte, su extraor- psicología concreta y total del hombre, se explica la sem'ejanza,
dinaria eficacia pedagógica reconocida por todos. En la litur- a veces notable, que los ritos de la liturgia cristiana pueden te-
gia, por decirlo así, el objeto religioso enviste completamente ner con ritos más o menos paralelos incluso de cultos no cris-
al hombre y penetra en su interior a través de todos los poros tianos, esp•ecialmente antiguos, o también el hecho de que la
de su psicología, casi sin que se dé cuenta. Toda edad, toda liturgia cristiana antigua adoptó y cristianizó diversos usos, in-
cultura, todo estado de ánimo y todo grado de perfección, cada cluso cultuales, del ambiente helenístico y romano. Todo esto
uno a su modo y en su grado, encuentra en ella mat'eria abun- es natural. Siendo la naturaleza humana siempre la misma, es
dante de qué nutrirse. lógico que también las expresiones psicológicas 'en las cuales
Creo que, de este genio fundamental de tomar plenamente se encarna y se exterioriza s•ean también las mismas. La litur-
al hombre concreto como es, se explica, en buena parte, el gia cristiana, respetando profundamente esta psicología, era na-
hecho histórico de que en la liturgia (no obstante el carácter tural que en diversos puntos sus ritos tuviesen también una no-
esencial de cosa notablemente tradicional y transmitida) no table semejanza que la misma naturaleza humana había creado
sólo una gran época, sino también cualquier grupo notable étnico en otra ocasión. O bien: los ritos cultuales del ambiente hele-
que hace uso de ella, consigue dejar su impronta y expresar 26 Véase, p.ej., TH. KLA\JSIOR, Abendianrüsche Liturgiegeischichte (Bonn
sus particulares necesidades en ella. Y esto constituye un prin- 1949) p.14-20: romana est, sed etiam nostra (p.19).
27 Por ejemplo, l. HrmWEGEN, Anti/ce, GhristeJt(tWm 1Mn>d (Jermanentu.rn,
cipio de desarrollo y de continua adaptación en la liturgia, que, (Salzburg 1932) ; A. M. JUNGMANN, Missarum ... p.196ss y 216ss
junto al principio de conservación, muy activo en ella, hace, sin ""N.48ss, .
embargo, que todo venga a ser cosa viva y que jamás se trans- "" Es de,rto que hoy la liturgia romana ha >entrado felizmente en una
nu2va faH2 1 de adaptabilidad y de creatividad, l'On10 lo prueban, entre
forme en una sección de museo. Esta fuerza de adaptabilidad otras cosas, Ja nueva ley sobre el ayuno eucarístico y las misas vesper-
de la liturgia a las particularidades étnicas, especiales y tem- ,linas; la reforma litúrgica de la Semana Santa; el pe1rmiso, dentro de
ciertos límites, de¡ uso de la lengua vulgar en el ritual; incluso la li-
porales, ha sido evidentemente mucho más manifiesta y eficaz t~<\ucia, conci?-dida en grande escala, aunque las circunstancias no. han
en la época de mayor florecimiento de las liturgias particula- permitido aplicar, del uso, notablem,ent~ más amplio, de una lengua vul-
¡,:ar (el chino) en la mi$ma misa; el trabajo .en curso para Ja revisión
res, tanto en Oriente como en Occidente. Lo es, por el contra- del misal, del breviario, etc. Es evidente que a todo esto ha cooperado
rio, bastante menos en el régimen de unificación litúrgica, espe- ,,, eoopera sustancialmente todo el movimiento litúrgico y los estudios
litúrgicos de todo género, también de cará;cter erudito y estrictamente
cialmente en Occidente. t.<•enico. No es menos notable, sin embargo, qul' toda esta renovación
1•0111«> hacía resaltar explícitamente el P. Antonelli a propósito- de l~
r111"orm,a litúrgica de la Semana San1ta, "en su origen y en su actuación
,. Se sabe que RomaNo Gl!ardini ha insistido mucho en sus, diversas 1·1•ncreta, tiene carácter y fin eminentemente pa~toral" (L'Osservatore Ro·-
obras acerca de la liturgia solJre el con~epto de liturgia como "actividad mu.110 27 noviembre 1955 p.2 col.1).
desin~eresada" ~ sobre el concepto- de "juego litúrgico",
292 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.! l. LITURGIA, HOMBRE Y MUNDO 293
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nístico y romano en los que prim'eramente se desarrolló la reli- autor da a entender claramente qu'e el fin supremo de la mis-
gión cristiana, siendo no raras veces expresiones ~onnat_urak.; ma vida del hombre aquí abajo estaba constituido por aquellas
o, como quiera que sea, por sí honestas, de la psicologia hu- relaciones gratuitas y amistosas con Dios de que gozaban nues-
mana nada de extraordinario es que la religión cristiana, •en tros primeros padres antes del pecado: •el estado paradisíaco.
ciertC:s momentos, haya creído oportuno adoptarlos y cristla· Para el autor sagrado, aquellas relaciones íntimas y familiares
nizar profundamente el espíritu de los mismos. con Dios constituían •evidentemente el ideal de la vida, del que
hubiera debido desarrollarse, sin desviación, la historia de la
humanidad. Esta, por el contrario, para su desgracia, por el
2. LA LITURGIA Y LA ACTUALIZACIÓN CÚLTICA DEL MUNDO
pecado de nuestros primeros padres, se torció de aquella línea
INFRAHUMANO A LOS FINES lj)EL REINO DE Dms
ideal. Esta desviación, para el autor sagrado, fué causa de que
se crease no sólo antagonismo y una enemistad entre el hom-
bre y Dios, sino también una tensión entre el mismo hombre
La unidad entre el hombre y la criatura infrahu- y la creación inferior, que no le está sometida como al principio
mana en la revelación. y le opone resistencia.
Por voluntad expresa de Dios, que de este modo castiga
Según la revelación existe una íntima conexión •entre. la la rebelión del hombre a su dominio supremo, el mundo infra-
criatura infrahumana y el hombre en el plano general del remo humano viene a ser para el hombre causa de trabajos y de do-
de Dios. Incluso la creación infrahumana está destinada a ser- lores (Gen 3, 16-19). Aunqu•e el hombre después del pecado ori-
vir a los fines de este reino. Ella, sin embargo, lo alcanza en ginal conserva aún el derecho y el deber de someter a la cria-
el hombre y a través del hombre, en cuant~ sirve al hom?re tura infrahumana, pero, por la historia primitiva de la huma-
para alcanzar el propio fin que Dio? le ha asigna?? en el re~no nidad, se ve que el progreso de este dominio, efectivamente,
común. La criatura infrahumana esta toda al servicio de la vida después del pecado original ha sido muy lento y penoso 31 y
divina en el hombre. debió partir, por así decirlo, de cero. En todo esto es bien
Algunos rasgos •esenciales de este pensamiento d~ la íntima claro el pensami'ento fundamental: rota, en cierto modo, la m1i-
unidad entre el hombre y la criatura infrahumana estan ya pre- dad entre el hombre y Dios por el pecado, se rompió también
sentes, a su modo, en los tres primeros capítulos del Génesis. en cierto modo la unidad entre el hombre y la criatura inferior.
El capítulo primero, en la narración de la creación, ju~to c~n Esta en sus relaciones con •el hombre sigue, de alguna manera,
la trascendencia d•e Dios, subraya fuertemente, por med10 de La la suerte de las relaciones del hombre con Dios.
distribución esquemática y progresiva de los días y de las cos~s Este mismo concepto fundamental se encuentra muy arrai-
en ellos creadas, el orden y la unidad del cosmos: toda la obra gado en todo el Antiguo Testam•ento, que lo acentúa y des-
de Dios culmina en la creación del hombre, a cuyo uso y do- arrolla de modo diverso.
minio, como repr•esentante y vicegerente inmediato de Dios, El concepto de Dios, sumo creador y dueño absoluto de la
todo lo demás, de iute, está cometido y ordenado, e incumbirá criatura infrahumana, no menos que de todas las demás cria-
al hombre mismo, mediante su trabajo, realizar efectivamente turas, está, naturalmente, en todas partes pr'esente en el Antiguo
en toda su plenitud est'e dominio (Gen 1,28-30). Es aquí claro Testamento, y, en algún pasaje, viene cantado y desarrollado
que el mundo infrahumano se concibe esencialmente como el de modo particular, como, por ejemplo, en lob 38-41.
escenario donde se desarrollará la historia del hombre y como
m'edio a los fines que el hombre ha de alcanzar. Estos fines del formación metafísicamente esencial, aunque ·fuese me>rfológicament.~ de
hombre no están precisamente en este capítulo primero. poca eutrdad, el cuervo del br,uto para s•€1r adaptado receptáculo· del
Lo están, por el contrario, inmensamente en la narración de alina hurnur.a, y, por lo n11sn10, un cuerpo forn1allnent3 hu1nauo. Hay
que notar que, si se ad111ite .e1 evolucionum10 en este se~tid~, la c.:011ex1óu
los capítulos s'egundo y tercero. Incluso aquí, ante todo, plan· entre el mu1H10' ülirallu11uu10 y el ho111bre, el dis3ño unitario del cosmos
tas y animales aparecen vivamente ordenados al hombre, como ~.., la providencia de Dto~·, uo sólo 110 se disminuyen, ,1,,jno que aparecen
mucho más maravillosos. De hecho, en semejante teoría, todo el mundo
señor y dueño, bajo el supremo dominio de Dios 30 • Además el iuter.or, in . . neral, bot::tn1co, zoo·!óg1co, apa1ece como tendiendo y coope-
rnndo, en una inmensa trabazón m11taria, a la fonnadón del cuerpo del
hombre ; ésta luego, por intervención de Dios, es receptáQulo del alma
"" Véanse 2,8.9.17-21. .b:s conocida la cuestión de si se puede admitir espiritual, y e1l hombre entero es hecho sujeto de la nda divina p:irti-
una conexión genética mtre el cuerpo lwmauo primitivo y el cuerpo de cipada.
animales brutos. Se habe que semejante evoluc.0111smo se puede admitir, "'- Véase la invención de los oficios en Gen 4,17s.s., de la, misma tra-
teológicam.:;nte hab1ando, aun para el ll01nbre, dentro da ciertl>s límites; dición yallveísta que Uen 2 y 3. El der·~cho 1y el deber del hombre de
ant.:; todo· naturalmente, que se refieTa sólo al cuerpo y no al alma; someter la tierra también después del pecado original, .:;s expresamente
luego, tailibién para el ctwrpo qu~ en ·21 momento decí~iyo haya existido puesto de relieve por la tradición saeerdotal en Gen 9 ,1-7.1
pueblo de Israel de Egipto: 1510 ... La 194.' olimpiada; año cimiento inicial en Cristo, como primicia, ahora, y definitivo
de fundación de Roma 752, año 42.º del imperio de Octavio Y. ~ompl~to en la resurrección de los cuerpos: "Pues la expecta-
Augusto: todo el mundo en paz, Jesucristo, Dios eterno, e Hi- c10n ansiosa de la creación está aguardando la revelación de
jo del Padre eterno, queriendo consarrrar el mundo con su pia- los hijos de Dios. Porque la creación fué sometida a la veni-
dosísima venida, concebido por el Espíritu Santo, nueve me- da, no de grado, sino en atención al que la sometió, con espe-
ses después de su concepción, haciéndose hombre, nació en ranza de que también la creación misma será liberada de la
Belén de Judá". servidumbre de la corrupción, pasando a la libertad de la gloria
de los hijos de Dios. Porque sabemos que la creación entera
Por lo mismo nada hay de extraordinario qu«~. en la vida
lanza un gemido universal y anda toda ella con dolores de parto
de }'esús, todo el mundo infrahumano aparezca perfectamente
hasta el momento presente". La vanidad y la servidumbre de la
sometido a Él y a su completo servicio 35 • Su actitud para con
corrupción, a la que ahora está sometida la criatura material, es
la criatura inferior es el sumo modelo de la actitud que, en
este campo, debería ser de todo hombre: la domina perfecta el pecado del hombre que se sirve de ellas abusivamente contra
y tranquilamente; la usa simplemente y s'n sombra de dualis- el orden establecido por Dios y todas las consecuencias morales
mo, a los fines honestos de la vida humana (d. Me 7,14ss. y .fí~icas de es_te pecado. Supónese que antes del pecado no
y paralelos), dando asi la norma fundamental a la futura con- exisha tal servidumbre; el hombre entonces, sometido a Dios,
ducta de los apóstoles 31G. Pero sabe muy bien que el hombre servíase también rectamente de la criatura. La gloria futura
fácilmente viene a ser esclavo de la criatura inferior, desviando de los hijos de Dios es la resurrección de los cuerpos y el
estab~.ecimeinto def~nitivo de la última ec:?nomía en la gloria
su significado y su recto uso 37 • Por lo mismo, las continuas
exhortaciones para ser libres interiormente. Para Jesús, la crea- con los nuevos cielos y la nueva tierra (1 Petr 3,13) que
ción inÍ'erior es un espejo purísimo en el que se revela siempre esperamos, donde se tendrá el perfecto y más sublime resta-
bl•ecimiento del orden primero. Este restablecimiento es, por
el Padre. En sus parábolas y comparaciones transparenta tener
aI:o~a, sólo inic_i~l Y. parcial en nosotros, "que tenemos las pri-
un maravilloso sentido de la naturaleza; pero ésta, para Él, es
~1cias del ~spmtu , pero, tratándose sólo de una primicia:
siempre el punto de partida del que se remonta a Dios y a la
r'ealidad de la vida divina y de que se sirve para ilustrar la nosotros mismos--continúa el texto de la Epístola a los Roma-
providencia y las leyes de la economía de Dios y de la vida nos antes citado (Rom 8,23ss. )-gemimos dentro de nosotros
divina en el mundo 38 • Finalmente, en la institución d~ la euca- mismos, anhelando la adopción filial, el rescate de nuestro cuer-
ristía y del bautismo, cosas materiales y de uso común están po; porque en esperanza es como h•emos sido salvados"ªª·
íntimam'ente asociadas a los fines más altos de la transmisión . Finalme~te, en el Ap_ocalipsis se acentúa también con gran
de la vida divina a los hombres. vigor esta idea de la umdad del cosmos, comprendida la cria-
En San Pablo existe ya explícitamente la teoría misma de tura infrahumana, a los fines de una sola ciudad y pueblo d'e
la unidad primitiva de todo el cosmos, comprendida la criatura Dios, en la Jerusalén celeste: uso de los elementos materiales
infrahumana, en los planes de Dios; de la ruptura de esta uni- para •el castigo. definitivo de los enemigos de Dios; plagas; án-
geles qu~ domman a los _elementos infrahumanos, especialmen-
da~ por el_ p'ecad~; ~e su restablecimiento en Cristo y por
Cristo y ba¡o su principado, restablecimiento real y radical aquí te materiales, para que sirvan a las órdenes de Dios; la rem-
bajo en los redimidos y en los medios de redención, y perfecto rrección glori~sa. de los hijos d•e Dios y oprobiosa para los
en la vida futura en el cielo, con la resurr'ección. Los textos m~lvados;. el mfierno y los tormentos para los enemigos de
principales son: Col 1.15-20: unidad primitiva de todo •el cosmos D10s castigados por medio de los elementos materiales· los
en Cristo y su restablecimiento baio Cristo cabeza; Rom 8,19- cielos nuevos y la nueva tierra, como •escenario perfecta~en
22: teoría explícita de la ruptura de la unidad entre la criatura t~ correspondiente al estado del hombre en el que la vida di-
infrahumana y el hombre a causa del pecado, y de su restable- v~na . ha alcanzado su pleno desarrollo; la liturgia eterna y
cosmica de alabanza, a la qu•e se asocia la criatura infrahuma-
°'Of. Mt 8.2~ss. y riaralE>los: la tempestad del lago calmaila na. "Y toda criatura que está en el cielo y sobre la tierra y
"" Of. Rom 14.4. Reacción ile San Pablo contra Jos tenile~cias ile
mentalidad dualística: 1 Cor 8,10. e.'pedalm€nte 10,2l'>ss.; Col 2,22 ·
debajo de l_a tierra, ~ sobre el mar, y todas cuantas cosas hay
1 Tim 4,3b-5; Tit 1,14ss. ; Heb 13 9 · 1 Cor 7 · 1 Tim 2 15 · 4 3a '. en ellos, oi que decia: Al que está s•entado sobre el trono y
1 Cor 11,9; 1 Tim 4,4. ' ' ' ' ' ' ' '
"' Véase, p.ej., la parábola d~ los invitailos: ... ali118 in villam stW'm· 39 Para ~ste tema en San Pablo véa.>e, p.ej., L. CEnFAUX, Le Christ
alius vero ad nleqotiat'o·n.em' suam ... (Mt 22: Le 14,16ss.). ... dans la theologie. de S. Paul (París 1951) p.315ss. Se sabe que el tema
"" Vi'as~ los lirios de lc>s campos y! las aves del cielo; la vid y los s<tr- d~ la reco1~strucc,1~m de la unidad del cosmos en Cristo cabeza, compren-
mlentos;. el color. ro'f!áceo del cie'1o ... ; Ved la hi.r¡uera y todo.• los árboles: d1da la criatura mfrah1,1mana, ha sido luego desarrollado e·specialmente
cuando tienen ho7a.~, •abe<l que se aveC'lln1a el veir<1nQ _; la pará.bola d~l sem.• por San Ireneo, que lo rncluye an la doctrina de la anakephalaiasis,
llrador; la de la cizaña, etc, ·
c.11. LITLFRGIA, HOMBRE Y MUNDO 299
298 P .2. • LITURGIA Y COSMOS
mka de la redención en Cristo como liberación del imperio de peregrinos 'en este mundo y todos los justos que, desde el
Satanás; 4), el hombre como microcosmo y nudo del univer- principio del mundo, han conseguido ante Dios el fin último
so; 5), el valor sagrado de las cosas sensibles como don de de toda vida. Incluso la revelación y, por lo mismo, como
Dios al hombre e instrumento del hombre para ir a Dios. Todo siempre, también la liturgia, establece una profunda unidad
esto se opone en sumo grado al panteísmo, al politeísmo, a la entre los hombres que aún están aquí abajo y iel mismo mun-
magia, al naturalismo, a la profanación. do angélico.
No 'es del caso ilustrar largamente cómo en la liturgia lau-
datoria viene asociada toda la creación a la alabanza de Dios.
Sábese que esto se realiza ante todo con las mismas palabras 1. LA LITURGIA Y LOS JUSTOS QUE LLEGARON AL TÉRMINO.
de los salmos y de los himnos del Antiguo Testamento, espe-
cialment'e con el salmo 148: Laudate Dominum de caelis y con Una expresión sintética de este concepto de la unidad de
el himno Benedícite omnia opera Domini Domino. Otro cami- los fieles de esta ti'erra con los justos y con el mismo mundo
no por el que la liturgia asocia la criatura inferior a la alaban- angélico en la Jerusalén celeste, se tiene en la Epístola a los He-
za de Dios y se sirve de ella para encontrarlo y elevarse has- breos 12,21-23. La idea general d'e este texto es la siguiente: el
ta Él, es 'el simbolismo del mundo infrahumano, o mejor, el antiguo Israel fué constituido como pueblo religioso, como Qa-
ejemplarismo del mundo suprahumano estampado en el mun- hal Y ahweh en el pacto sellado con la sangre del cordero a
do infrahumano. Conocidísimo desde este punto de vista es los pies del Sinaí, precedido de un 'escenario de majestad y de-
el delo de la luz y de las tinieblas en los himnos de las horas terror, apto para inculcar en el pueblo el más profundo respeto.
d'e la liturgia romana. Los cristianos son constituidos como Iglesia de Dios, nu'evo
Así, en el hombre y por el hombre, todo el inferior al- pueblo de Dios, nuevo Israel, por el nuevo pacto en la sangre
canza su fin supremo en el acto litúrgico: llevar al conoci- de Jesús. De este modo, quien entra en la Iglesia s'e acerca no
miento, a la glorificación y a la adoración de Dios. La litur- a un monte material en un escenario de majestad y de terror,
gia presta una conciencia y una voz-que es la misma de la sino a un monte •espiritual, celeste, más majestuoso y divinamen-
Iglesia, m'ejor aún, la misma de Cristo-a todas las cosas in- te tremendo. Es el monte santo de la Sión supraterrena, de la
frahumanas Jerusalén celestial. Ahora bien, la Jerusalén celeste es la ciu-
dad d'e Dios viviente donde están los ángeles y los justos que
han llegado al término de su peregrinación. A éstos, como a la
CAPITULO XII ciudad de que forman parte, se encamina, se acerca todo cris-
tiano en la unidad general del reino de Dios, j,unto con los jus-
La liturgia y la ley de la unitotalidad cósmica del reino tos ante Dios y los ángel'es: "Os habéis llegado al monte Sión
de Dios: II. Liturgia, santos y ángeles. y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celeste, a miríadas
de ange1es, a la festiva asamblea ( panegyris) y a la Iglesia
( ekklesiai) de los primogénitos inscritos 'en el censo de los cie-
La liturgia se1 dirige a todo el hombre concreto en la unito- los, y al Juez, Dios de todos, y a los espíritus de los justos
talidad de su ser, que también tiene contactos profundos con ( teteleiiomenon) llegados a la consumación, y al Mediador de
el mundo infrahumano. Pero esta totalidad del ser concreto la nueva alianza, Jesús y a la sangre de la aspersión, qu'e ha-
humano no se agota del todo si s'e considera al hombre como bla mejor que la de Abe!''.
un individuo separado de los demás individuos. El hombre es Nótense, especialmente en este texto, los términos allegarse,
un ser social. panegyris, ekklesia, que se refieren a la Jerusalén celeste y, con-
Que la revelación, y por lo mismo, la liturgia, no consi- siguientemente, a la misma Iglesia en esta tierra, sobre el fon-
dere al hombre simplemente desde 'el punto de vista indivi- do d'e un concepto litúrgico: la Iglesia aquí abajo es algo que
dual. sino también desde el punto de vista social en sus rela- se encamina, que se acerca en acto litúrgico y forma ya parte
cion'es con los demás hombres que aún viven en este mundo, de la f'estiva asamblea litúrgka de la Jerusalén celeste junto con
ha sido explicado bastante en un capítulo precedente, donde los justos ya perfectos, porque han llegado al término de su vida,
se ha analizado la ley de la salvación en comunidad. Hay que como procesión cultual, y, junto a miríadas de ángeles, todos
añadir ahora que la r'evelación, y por lo mismo la liturgia, pro- conciudadanos de una misma ciudad :i'.
longa esta consideración del aspecto social de todo individuo
con los demás hombres que han pasado a la otra vida, en l Para el sentido cultual litúrgico de toda esta perspectiva, vJ;ase
C. SPICQ, L'Epftne WIUD Hébreu11J I,227ss.; 280ss.; 31lss.; II,214ss.;
cuanto ~stablece u.n,a profUlld9 unidQd entre los fieles ahora 404ss.
304 P.2.• tl'TURG!A Y COSMOS C.12. LITURGIA, SAN'TOS Y ÁNGELES 305
En el párrafo presente y en el siguiente no haremos otra salúdale con la celebración de la eucaristía y con la orac10n
cosa que •explicar la idea expresada in nuce en este texto de la 'en torno a su cadáver" 3 ; y en el apócrifo Acta loannis, hacia
Epístola a los Hebreos, ilustrando las relaciones de nuestra li- el año 150, se muestra al apóstol San Juan celebrando "la frac-
turgia terrestre y peregrina con el mundo de los justos que ya ción del pan" sobre la tumba de Drusiana 4 • En Cartago t~
han llegado al término y con el mismo mundo angélico. uso está testimoniado por Tertuliano y luego por San C1-
priano 5 •
Abundan los testimonios en los siglos rv-v 6 • El Leoniano
Comunión con las almas del purgatorio. y el Gelasiona tienen ya formularios propios_ d~ Misas de d~
funtos 7 • Se estiló, en tales misas, nombrar pubhcamente al di-
Los justos que han ll•egado al término han de considerarse funto por el que se celebraban tales misas. De aquí nacieron,
no sólo los santos ya en la gloria de la visión beatífica, de los en s•eguida, los dípticos de los difuntos o listas enteras de nom-
cuales habla directamente el texto de la Epístola a los Hebreos, bres de difuntos que eran leídas por el diácono durante la
sino también las almas del purgatorio. Si bien éstas, absoluta- Misa celebrada en sufragio de los mismos. De allí, finalmente,
mente hablando, no han fregado todavía al fin último; sin em- se vino a una conmemoración de los difuntos con fórmula ge-
bargo, son almas verdaderamente salvadas y seguras de alcan- neral, en todas las Misas, como en el Memento de difuntos de
zar aquella visión beata. Enseña la revelación que también con la liturgia romana. Todos éstos son fenómenos comunes a to-
ellas tenemos nosotros una comunión profunda de vida sobre- das las liturgias. Su sentido fundamental es claro: la Misa es
natural y d'e intereses. Este dogma, naturalmente, se refleja tam- cosa que interesa también profundamente a los difuntos muer-
bién vigorosamente en la liturgia. tos en la Iglesia; de ella pueden obt•ener grandísimo fruto. ¿Qué
El dogma de la revelación, que interfiere sobre este punto fruto sino el de ser purificados del efecto de los pecados de
de las relaciones de la liturgia con todos los justos que han los que eventualment'e tienen todavía necesidad de ser purifi-
llegado al término <l'í" su peregrinación, es, fundamentalmente, cados y de ser de este modo admitidos finalmente a gozar de la
el dogma de la comunión de los santos, que une a los fieles to- paz perfecta y de la bienaventuranza de los cielos con los s~~
davía peregrinos en esta tierra con los santos del paraíso y tos, con los áng•eles y de lo cual esperamos nosotros tambien
con las almas del purgatorio. Derivaciones de est'e dogma fun- un día ser partícipes'/ Se recitan públicamente los nombres de
damental son los dogmas de la licitud y utilidad del culto de los difuntos en las Misas que por olios se celebran, dice San
los santos, principalmente el culto de la Santísima Virgen; el Epifanio: "para que cuantos asisten se pers~adan co~ C'erteza
de la intercesión de los santos para con nosotros, 'el de la efi- de que los difuntos viven todavía, y no han sido reducidos a la
cacia del sacrificio de la Misa, de las oraciones de la Iglesia y nada, sino que existen todavía y viven ante Dios; como tam-
de las obras piadosas a favor de las almas del purgatorio. bién para que sea proclamado aquel piadosísimo dogma, por el
Para el fin que perseguimos en est'e capítulo, que es el de cual quien ruega por los h•ermanos es claro que tiene para ellos
hacer ver cómo en la liturgia está siempre la ley de la unitota- buena esperanza, como para cuantos han salido para un largo
lidad cósmica de la salvación, no es del caso insistir mucho so- viaje ... Hacemos memoria de los justos y de. los. pec~dores; de
bre estos dogmas de la revelación cristiana. Hay que mostrar, los pecadores, para implorar para ellos la misencordia del Se-
por el contrario, cómo ellos son profunda y continuamente ejer- ñor" 8 • Y San Cirilo <l'e Jerusalén: "Después de rogar también
citados y actualizados en la misma liturgia. por los difuntos Santos Padres y obispos y, en general, por to-
Por esto mismo no necesitamos tampoco referir la historia dos cuantos mueren entre nosotros, creyendo que esto será de
del culto de los santos y de la liturgia de los difuntos 2 , sino gran ayuda a aquellas almas por las cuales se ora mientras está
rewlar su sentido y su profunda irradiación en la liturgia. Y, alli pr•esente la santa y tremenda víctima.... Así ta~bién nos-
ante todo, se sabe que la expresión más genuina de aquella otros ... ofrecemos oraciones a Dios por los difuntos, mcluso pe-
unión que los cristianos estaban persuadidos de conservar siem- cadores... ofrecemos por nuestros pecados a Cristo inmolado
pre con todos cuantos habían muerto en comunión con la Igl•e-
sia fué, al menos desde cerca de la mitad del siglo segundo, la • Fragmento de la Apología editada por MILNE : Journal of T'heological
celebración por ellos de la Misa, ya en el momento de su Studies (1923-24) p.7.7; cit. por RIGHETTI I p.983. .
sepultura, y 'en los aniversarios de su tumulación, o de posi- • Cf. J. SOLANO, Textos wcarísticos prim1itivos I (BAC, Madrid 1952)
p. 721.
ción, como se decía, o de su martirio. Desde el año 140 decía o Cit. por RIGHETTI I p.983&s.,
el apologista Arístides: "si llega a morir alguno de los fieles, • Cf. Con,t. Apost. VI,30,2-7.
T Leoniano (ed. J\ioHLBERG); Saora'menWrium veronense n.1138ss.; Ge-
lasiano (ed. WILSON) p.301ss.
# Cf. RIGHETTI I p.916; p.968ss. • Haer. 75,3.8.9.
306 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS c.12. LITURGIA., SANTOS Y ÁNGELES 307
común en la cual todos, un día, tenemos la esperanza de en- Satnrmno ~e Tolosa data de las ai'íos 480-450, y, por lo mismo, no per·
tenece al R1glo in.
contrarnos. 14 Ep. 3'9,3,1.
'" 15.-N. del Tr.: llf~R Ja Vita C11priani dice R'Ólo que Ja n:o!'he: que
i>r2cede a la cornrn.emorac1ón del martiric> del obispo, el pueblo vela ant"'
• Catech. myst,. V,9,10. su tumba.
10 Para toda este tema cf. RIGHETTI I p.9'77ss. 1• C.18. Que se tratase verdaderamente de la vigilifl con el sacrificfo,
para siempr'e ante Dios, comunión que se realiza en qrado sumo de los santos como intercesores nuestros, que se presupone en
en la acción litúrgica y ante todo en la acción sacrificial. Esta todas las invocaciones litúrgicas de los santos, por ejemplo, 'en
aparece de este modo como el lugar por excelencia del en- las oraciones de su fiesta y en las letanías de los santos en la
cuentro entre la Iglesia p'eregrinante y la Iglesia purgante y liturgia romana, se aqrecra también la idea de que en la liturqia,
triunfante. y especialm•ente en la Misa, nosotros damos también gracias
Naturalmente, de este mismo concepto fundamental se des- a Dios por las maravillas de vida divina que ha obrado en los
arrolló también, en los formularios mismos de todas las aná- santos. Lueqo también el concepto de que, con todo esto, hon-
foras, desde el siglo v, por la conmemoración de los difuntos ramos también a los santos mismos por la excelencia de la vida
en general, una conmemoración explícita de los santos. como divina que, con la gracia de Dios, han alcanzado realmente y
de la parte más noble de aquellos fieles que han consequido para que nos los proponemos de este modo como ejemplos, mientras
siempre ante Dios el fin de su peregrinación 17 • De aquí el que esperamos ser un dia sus conciudadanos en la gloria de
Communicantes en nuestro canon romano. Diversamente de lo la Jerusalén c•e!este 20 • Teniendo todo esto ante los oios se com-
que aparece en otras anáforas esta memoria de los santos en el prenderá toda la extensión y la profundidad de aquella reé1lidad
canon romano está notab!em•ente separada del Memento de los de nuestra comunión con los santos del paraíso que, bajo el velo
difuntos y se encuentra, por el contrario, inmediatamente des~ de siqnos sensibles, se actualiza realm•ente en la liturqia, y se
rués del Memento de los vivos. Su sentido en este contexto percibirá meior con qué fuerza la inunda efectivamente la ley
par'ece indudablemente y podría parafrasearse así: "Acuérdate, de la unitotalidad cósmica de la salvación.
Señor, de tus siervos y de tus siervas ... por los cuales te ofre- Todas las liturgias han dado a 'estas ideas una concretiza-
cemos, o ellos mismos te ofrecen, este sacrificio ... Tanto más ción particularmente eficaz en una fiesta en honor de todos los
cuanto que los hacemos unidos en comunión, ante todo con la santos, que fué el fruto del desarrollo de una fiesta en honor
gloriosa siempre Virgen María, Madre de Dios, y también con de todos los mártires, atestiguada, en diversas part•es del Orien-
tus santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo ... , cuya memo- te, desde el siglo v.
ria también celebramos ... y por los méritos y las oraciones de En la liturgia romana, la fiesta del primero de noviembre,
los mismos concédenos que en toda cosa seamos asistidos de cuyos orígenes, bajo formas y fechas alqo diversas, s'e remon-
la ayuda de tu protección". tan al menos al siglo vr, actúa, de un modo felicísimo, esta rea-
Aquí, como en muchas otras anáforas 18 , el concepto de co- lidad de la unión profunda de nuestra lqlesia peregrina, y par-
munión s'e determina ulteriormente en la intercesión de los san- ticularmente de nuestra liturqia con las filas Í'estivas de los san-
tos por nosotros y en nuestra veneración por ellos. Y todo esto tos en el cielo. El Vidi turbam maqnam, que constituye como
se hace de modo especialísimo en la Misa. "Después de que, el tema central y e! motivo guía de la fiesta; la enumeración
dice San Cirilo de Jerusalén, hacemos m'emoria también de los que los himnos, antífonas y responsorios hacen de las princi-
difuntos, sobre todo de los patriarcas, de los profetas, de los pales categorías de los santos que invocamos, celebramos, nos
apóstoles, de los mártires, a fin de que Dios, por sus oraciones proponemos como modelos y a los cuales nos unimos; espe-
e interces:ones, ac'epte nuestras plegarias" 19 • A este concepto cialmente la descripción de la gran liturgia que, en •el cielo, bien-
aventurados y ángeles realizan ininterrumpidamente en torno al
17 Cf. JUNGMANN, Missarum sollmnnia (ed. esp.) p.831 ss. ; 836ss. trono de Dios y al Cordero según el Apocalipsis (7.9-12), li-
,. Véa.ce F. E. BRIGHTMANN, JiJastern Liturgfos ri.48,12; 57,8ss.; 94, turgia que 'está constantemente ante los ojos de la Iglesia en
32ss.; 196,2lss.; 264,25s,,.; 332.lss; 38.8,19ss.; 40H,3l ss.
"' Catech. myst. V.9. Es sabirlc> que la fórmula primitiva para indicar esta fiesta, constituyen, al fin del año litúrqico, un grandioso
•2n qué sentirlo se ofrecía el sacrificio y ,,e rogaba en la misa resp cto
0
rE:'sumen y un grandioso ejercicio de la realidad de la comunión
a los mártires, y a Jos santos fué porque se hada por (hJ!per) ellos. Era.
pues, la misma fórmula ge'nérica usada también respecto a los difuntos de los santos que nos une a la Iglesia triunfante y que, en 'el
comune.~. El sentido ~ra genérico: hyper = respecto a. Jungmann (Die resto del año, está esparcida en toda la liturgia.
Stell1mg Christi.... c.234) observa que en la liturgia copta jacobita, en
el momento del ev~ngelio, €1 diácono invitaba en griego al nnebJ.o a orar La idea de que nuestra liturgia de aquí abajo no es otra
con la fórmula: "Orad por el santo evangelio•", y el pueblo responrlfa: cosa que un comi'enzo, un eco y una sombra-como conviene
Kyrie eleison (BRIGHTMANN. JiJastern liturgies p.155,34ss.). Más tarde, al
suscitarse la cuestión de determinar con más precisión esto, existió. en precisamente a la fase de peregrinación de la lqlesia que vive
algunos autc>res antiguos, cierta excitación en torno al modo de explicar en la lucha y en la fe-de la liturgia que se realiza •eternamente
aquel hypcr. A partir d~l ,,-,jgJo v, aunque quedaron algunas huellas de
la antigua fórmula, sin embargo desaparecieron las dudas en torno a su en la gloria de la Jerusalén celeste, se manifiesta en las litur-
interpretación: "En el altar no los conmemoramos (los mártires) en el gias solamente, en cuanto m'e consta, en relación a los coros
mismo sentidc> que a los difunto-s en la paz, como si rogásemos por ellos,
sino más bi2n para que ello.s rueguen por nosotros y a fin de que nos-
otros sigamos sus ejemplos" (SAN AGUSTÍN, 11v .(q, 84,l; cf. JUNGMANN, "" E'ste último c<:>ncepto es expresado en el canon ro,mano especial-
J)ie Stel!ung Christi ... p,233ss,), mente en el Nabis quoque peccatoribus,
310 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS c.12. LITURGIA, SANTOS Y ÁNGELES 311
angélicos, a cuyas alabanzas pedimos a Dios, en el Sanctus de es la Misa, se añade luego la eucaristía (acción de gracias)- de
toda Misa, podamos unir nuestras voces; Sin embargo, en rea- todo 'el resto de la liturgia en los sacramentos, en los sacramen-
lidad, es innegable que nuestra liturgia es el comi'enzo, el eco tales y en la alabanza del oficio divino. Y en todo esto la
y la sombra no sólo de la liturgia angélica, sino también de Iglesia peregrinante no hace otra cosa que asociar su himno al
la liturgia de los bienaventurados, y también a ellos va dirigi- himno de los bienaventurados en el cielo.
da nuestra petición a Dios: cum quibus et nostras voces ut ad-
mitti iubeas deprecamur. Liturgia angélica y liturgia de los bien-
aventurados en la Terusalén celeste es la única liturgia de la 2. LA LITURGIA Y EL MUNDO ANGÉLICO
única Ekklesia, en la única panegyris. Concebir nuestra litur-
gia como un comienzo, un eco y una sombra de la liturgia de Para entender las relaciones entre la liturgia y el mundo an-
los ángeles es concebirla necesariamente como un comienzo, un gélico es necesario, nuevamente, darse couenta, ante todo, ~e. la
eco y una sombra de la liturgia celeste de los bienaventurados. unidad que, según la revelación, existe entr•e el mundo angehco
"Tras esto, vi, y he aquí una gran muchedumbre, la cual nadie y el resto del cosmos: hombre y mundo infrahumano.
podía contar, de todas las naciones, y tribus, y pueblos, y len-
$TUas, de pie d•elante del trono y delante del Cordero, vestidos Unidad con el mundo angélico según la
de ropas blancas, y palmas en sus manos: y clamaban con voz revelación.
poderosa, diciendo: La salud a nuestro Dios que está sentado
en el trono y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en de- Ahora bien, en este campo, el pensamiento de la r•evelación
rredor del trono y de los ancianos, y de los cuatro seres vivien- es clara y fuertemente inculcado tanto en el Antiguo Testamen-
tes, y cayeron sobre sus rostros en presencia del trono y ado- to como en el Nuevo. Esencialmente se trata de esto: para
raron a Dios, diciendo: Amén. La bendición, y la gloria, y la los fines queridos por Dios, el mundo angélico constituye una
sabiduría, y la acción de gradas, y el honor, y el poderío, y la unidad irrompible con el mundo humano e infrahumano. Dios
fuerza. a nuestro Dios por los siqlos de los siglos. Amén" (Apoc no trata estos tres órdenes como mundos separados e indepen-
7,9-12). "Nos has redimido, ¡oh Señor Dios!, en tu sangr•e, de to- dientes, sino como un cosmos único con vista a un fin g•eneral
da tribu y lengua y pueblo y nación y nos has hecho para nues- común único, en cuya consecución todo orden tiene una parte
tro Dios" (cf. Apoc 5,10). Y la misma (cf. Ps 148,14; 149,9) específica inalienable, pero con independencia jerárquica, de mo-
añade en otra antífona: "Este himno se dirige a todos sus san- do que la suerte y la historia de todo orden interesa sumamen-
tos; a los hijos de Israel, el pueblo que se acerca a ~l; es ésta te a los demás órdenes, los cuales están, en cierto modo, recí-
la gloria d•e todos sus santos". Estos hijos de Israel, el pueblo procamente complicados en la suerte y en la historia de los
que tiene el privilegio de acercarse a Dios; aquel reino de re- demás.
dimidos por el Cordero de toda tribu y lengua y pueblo y na- La inclusión del mundo angélico •en la unitotalidad cósmica
ción: somos también nosotros junto con los bienaventurados general es ya clarísima en el relato de los capítulos segundo
del ci'elo. Aquel himno que se dirige a los redimidos es, para y tercero del Génesis, si bien a modo de filigrana y colocada
los bienaventurados en el cielo, el gran clamor de bendición, en el segundo plano de la at'ención. El relato de la creación,
de gloria y de acción de gracias que, ininterrumpidamente, en del estado paradisíaco, de la caída y de la expulsión del hom-
la gloria, dirigen a Dios que s•e sienta en el trono y al Cordero. bre del paraíso se cierra con la indicación de que Dios "expulsó
Para nosotros es, ante todo, el gran clamor de bendición, de a Adán y puso delante del jardín de Edén un querubín 22 , que
gloria y de acción de gracias qu~ la Iglesia peregrinante diri- blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de
ge, por decirlo con San Justino 21 , al Padre del universo en el la vida" (Gen 3,24).
nombre del Hijo y del Espíritu Santo, haciendo la eucaristía, Los querubines, en la tradición bíblica, son seres angélicos
cuando está en su poder, en memoria de la última cena, de la al servicio de Dios, que habitan el lugar mismo dond•e habita
pasión, muerte, r'esurrección de Cristo, de su oloriosa ascensión Dios, y son considerados ,como su cuerpo de guardia y los
y de su futura y tremenda venida, en acción de gracias a Dios vigilas de su habitación. Aquí, ellos cumplen las órdenes de
por la obra de la creación y de la redención y porque nos ha Dios contra el hombre después del pecado de ést'e y, desde
hecho dignos de estar ante ~l como ministros del altar. A •esta aquel momento, aparecen claramente enemigos del hombre, en
gran eucaristía (acción de gracias) de la Iglesia de la tierra que cuanto el hombre s'e ha hecho enemigo de Dios. El autor del
relato supone, naturalmente, que estos seres angélicos, g,uar-
'"' Cf. Apologia I,65,67.
"" Hacia 1el wiente, donde estaba la única puerta del paraíso.
c.12. LITURGIA, SANTOS Y ÁNGELES 313
312 t>.2.• LITURGIA Y COSMOS ~~~~~~~~
Dios (Tob 3,24-25; 12,12-15); ánqeles consoladores (Gen 24,7; (Le 2,10-12), porqu'e, supónese, que ellos mismos están inmen-
1 Reg 19,5; 2 Reg 1,15; 13,18; Dan 3,25; 6,22). Numerosos samente interesados; huida y retorno de Egipto; comienzo del
textos ·29 hablan de los án\'¡eles intermediarios de Dios para cas- misterio público de Jesús (Me 1,13; Mt 4,11); más tarde en la
tigar a los hombres; entre éstos aparecen los ángeles 'exter- pasión (Le 22,32; Mt 26,53); en la resurrección; en la ascen-
minadores 30 • sión; en la parusía futura (Mt 16,27 y paral'elos; 13,39; lo
Es conocido que en la teología judaica posterior, apócrifa 1,51).
y rabínica, este concepto de la unidad cósmica, que incluye El segundo capítulo doctrinal es que los ángeles tienen su-
también al mundo anqélico, ha sido cada vez más desarrollada. mo interés y toman parte activa en la vida de la Iglesia y de
En ella toma la angelología un lugar muy considerable M. Esta los fieles, porque se consideran sumam'ente interesados en todo
acentuación se manifiesta, por ejemplo, en el concepto de los cuanto mira a la vida divina en los hombres. Existe un ángel
ángeles guardianes, especialmente en diversas circunstancias d'e del Señor, especial protector de la Iglesia, nuevo Israel, como
la vida (Test. los 6; Targum ps. lo. in Gen 33,10; 48.6); en el lo había sido en •el antiguo Israel (por .ej., Mt 1,24; 2,13-19;
concepto del ángel que acompaña a toda alma ante Dios des- 28,2; Act 5,19; 12,7ss.). Existen ángeles que tienen especial
pués \i•e la muerte (Tes. Aser 6; Tes. Levi 5); en el col):Cepto, cuidado de los niños (Mt 18, 10). Los ángeles alégranse inmen-
muy c1esarrollado, de los ángeles propuestos por Dios en el qo- samente de la conversión de los p'ecadores (Le 15,7). Aparecen
bierno de los elementos materiales, como estrellas, vientos, llu-
los ángeles en los Hechos de los Apóstoles como protectores
vias; en la det'erminación de las diversas clases de ánqeles;
y amonestadores de los mismos, especialmente en orden al
en el desarrollo del recurso a su intercesión y de su culto en
general. ministerio apostólico (Act 12,15; 8,26; 10,7.22; 1 Cor 4,9).
El Nuevo Testamento, respecto al concepto d•e la unidad El mismo concepto de la profunda unidad entre el mundo
entre el mundo angélico y el humano, continúa simplemente la humano y el mundo angélico está magníficamente expresado
tradición del Antiguo Testamento. Sin embargo, aquí el con- en 'el Apocalipsis. Es conocidisimo el esquema general del úl-
cepto toma un color 'especial a causa de la gran revelación de timo libro de la Escritura; los justos de aquí abajo y la Jeru-
Cristo, Hijo de Dios encarnado, en el cual y por el cual Dios salén celeste no forman sino una sola ciudad y un solo reino,
mismo ha descendido sobre la tierra, e instaurado Él mismo su cuya cabeza es Dios y el Cordero. Mas esta única ciudad se
reino, la Iglesia. De este modo restableció, ante todo •en sí encuentra en dos fases distintas de desarrollo que tienden a
mismo, de un modo más maravilloso y en un grado más alto unificarse en una realidad única: existe la fase del cielo, donde
y más espiritual, la unidad primera del cosmos entero, rota están, junto a Dios y al Cordero, los ángeles fie1'es y los hom-
por el pecado original. San Pablo expresa directamente este bres justos que han llegado ya al término en la paz y en la
concepto sintético en Col 1,15-20. gloria. Existe la fase de la tierra, constituida por los fieles
Los puntos de doctrina que, en el Nuevo Testamento, pa- todavía en lucha contra la ciudad contraria de Satanás y la
recen de mayor importancia, desde el punto d'e vista que aquí bestia.
nos preocupa, creo pueden reducirse a dos capítulos principa- Mas •entre las dos fases de la misma ciudad existen conti-
les. Ante todo, el concepto de que siendo los áng'eles, por ex- nuas interferencias y como una procesión ininterrumpida de
celencia, la corte de Dios y sus ministros, están presentes, la una a la otra. Los del cielo, tanto los ángeles como los
aunque en el sequndo plano de toda la visual. a lo largo de justos, se interesan sumamente de los hermanos que están aún
toda la vida de Cristo y de su obra; anunciación del nacimien- en la lucha y 1'es ayudan de diversas formas: ofrecen a Dios
to de Juan Bautista y anunciación a la Virgen María; admoni- las oraciones de los fieles; ruegan espontánea y continuamente
ción a San José; nacimiento de Cristo, en el que los ánqeles a Dios por ellos; los ángeles sirven de intermediarios entre
que cantan el gloria in excelsis manifiestan explícitamente el Dios y los fi'eles de aquí abajo; revélanles los designos de
concepto de la unidad restablecida del cosmos, va que desde Dios; intervienen en la batalla como ministros de Dios paca
entonces los hombres son nuevamente objeto del ben•eplácito castigar a los enemigos y a fieles de la bestia, especialmente
divino ( eudokia; bona voluntas ), cosa de la cual los mismos mediante los elem'entos materiales de los que tienen el poder
ángeles se alegran inmensamente y alaban por ello a Dios por voluntad de Dios; conducidos por su jefe, Miguel, em·
"" P.ej., J'ix 12.23; 2 Sam 24,16: 1 Reg 21.:.: 2 RPg 19.:li'í.
prenden también directamente la lucha contra Satanás y sus
3
1> Cf. FJ!x 12,23; 24,16; l<Jx 9-10; Iob 2:!,22; S.ap 16,,]4: Ps 77 satélites. La ciudad de Dios que aún lucha sobre la tierra
(Vulg.), 49. 'envía de cuando en cuando sus ciudadanos a la ciudad del cie-
"' Cf. G. Boe\'SIRVEN, Il giuitai8mo palestinese al telmpo tU N. B'. (Ma·
rietti 1!H50) p.28ss. lo; a fin de que, llenado el número de los predestinados, las dos
316 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
C.12. LITURGIA, SANTOS Y. ÁNGELl!S 317
---~-
fases de la umca ciudad de Dios se reúnan en una sola: la en la liturgia. Enrique Peterson 32 , y otros autores d•espués de
Jerusalén celeste, en la liturgia cósmica y •eterna. él 33 , han investigado largamente este hecho. Para darnos cuen-
La fase final está representada por la gran doxología dei ta de ello basta recordar aquí lo esencial de sus observacion•es
capítulo quinto: ··y cuando (el Cordero) tomó el libro, los y quien desee conceptos más amplios sobre casos particulares
cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron puede acudir a los referidos autores.
delante del Cordero, teniendo cada uno de ellos una cítara y En lo qU'e atañe a la Misa, la tradición litúrgica y patrística
copas de oro llenas de pertumes, que son las oraciones d'e los puso de relieve la idea de la .unidad del mundo angélico con los
santos. Y canta un cantar nuevo, diciendo: Digno eres de to- hombres, ante todo en el concepto del ángel del sacrificio.
mar el libro y de abrir sus sellos, pues fuiste degollado y nos Así como el Apocalipsis habla del ángel que, 'en el paraíso,
rescatast•e para Dios en tu sangre de toda tribu, y lengua, y ofrece al Altísimo las oraciones de los santos sobre el simbó-
pueblo, y nación, y los hiciste para nuestro Dios reyes y sacer- lico altar de oro que está delante del trono de Dios (Apoc 8,
dotes, y reman sobre la ti'erra. Y vi y oi co.mo voz de muchos 3-5) , d'el mismo modo esto debía verificarse principalmente en
ángeles en derredor del trono y de los s'eres vivientes y de lot- la grande y principal oración de los fieles, es decir, en la Misa.
ancianos; y era su número miríadas de miríadas y miliares de Se pensó, pues, que el sacrificio que los fieles ofrecen aquí
millares, que decían con voz potente: Digno es el Cord•ero, que aba¡o, s'ea presentado en el cielo delante de Dios por media-
iué degollado, de recibir la potencia, y riqueza, y sabiduría, y ción de un ministerio angélico. Este concepto es comunísímo
fuerza, y honor, y gloria, y bendicion. Y toda criatura que en las liturgias 34 • En la liturgia romana se halla especialmente
está en el cielo, y sobr'e la tierra, y debajo de la tierra, y sobre expresado en el Supplices le rogamus, según la interpr'etación
el mar, y todas cuantas cosas hay en ellos, oí que decían: Al que parece con muct10 la más probable: "Rogámoste humilde-
que está sentado sobre el trono y al Cordero la bendición, y mente, ¡oh Dios omnipotente!, mandes que estos dones sean lle;
el honor, y la gloria, y el pod'erío por los siglos de los s1glos ' vados por las manos de tu santo ángel a tu sublime altar, ante
\'.>,lí-l':J:) • .bn esrn vision nos encontramos en el ápice y en la tu divina Majestad ... "; que, no obstante la diversidad de inter;
pretaciones que se han dado sobr•e esta oración 35 , podemos
conclusión final de la idea, pro±undamente arraigada en toda
asegurar que se ruega en ella a Dios para que el sacrificio de
la revelación desde ·las pnmeras pagmas del Génesis y los es- la iglesia vaya presentado a Él por el ministerio de un santo
critos msplrados más antiguos, de la íntima unidad de todo el áng'd, incluso de los ángeles en general, para que de este modo
cosmos humano, inirahumano y angélico concebido como uni- sea bien aceptado por el mismo Dios. Esto parece indicar un tex-
tota1iaad extensiva e intensiva en relacíon al fin común y últi- to paralelo de .San Ambrosio en el tratado De Sacramentis. Allí
mo del remo de Uios. La vision del Apocalipsis nos muestra reLere .San Ambrosio una oración que responde al :iupra quae
aquel mismo cosmos que se 'encuentra en el arama de las pri- y al Supplices del actual canon romano: '·Haciendo, pues, me-
meras págmas del Genes.is, junto a tantos otros dramas, tra- mcria de su gloriosísima pasión, de su resurrección de los in-
ba¡os y aowres descritos y expllcados por la hscritura, a cuyo fiernos y de su ascensión a los ci'elos, te ofrecemos esta víctima
tin toao tendía. bste fin es la panegyns de la liturgia cósmica inmaculada, víctima espiritual, víctima incruenta, este pan santo
y eterna cl'e todas las criaturas en la adoración y en la alaban- y este cáliz de vida eterna, y te pedimos y rogamos que acep-
za al Cordero y al que vive por los siglos de los siglos. tes esta oblación en tu C'eleste altar por las manos de tus san-
tos ángeles ... " 36
La misma idea se encuentra expresada, por ejemplo, en la
Unidad con el mundo anuélico en la liturgia: liturgia griega-egipciaca de .San l\llarcos: "Los dones de sacri-
el ángel del sacrificio. ficio, d'e ofrenda, de acción de gracias, de cuantos aquí lo han
o_frecido, recibe!os, ¡oh Dios!, sobre tu altar santo, celeste, espi- Naturalmente, el concepto de que los ángeles están pre-
ritual, en lo mas alto de los cielos, por medio del ministerio sentes en 'el sacrificio de la Misa no es arbitrario. Se apoya
de tus arcángeles" 37 • sobre la doble afirmación de la revelación antes explicado:
que los ángeles son la corte de Dios, Rey suyo y nuestro, y
Los ángeles y la Misa. por lo mismo están pres•entes dondequiera esté presente su Rey,
Cristo; que los ángeles son nuestros conciudadanos, nuestros
~o menos común es •el concepto general de la presencia de custodios e intermediarios ante Dios. Si esto es verdad en
los angeles en el sacrificio de la Misa. Algunos ejemplos: en general, lo es, sin duda, principalment•e en el acto más sublime
la tradición bizantina la idea se encuentra vigorosamente puesta sobre esta tierra: la Misa, donde se juntan el cielo y la tierra
de reli•eve, a partir del siglo VI, en el himno llamado cheroubikon, de un modo realísimo, aunque misterioso.
q_u_e se canta en el momento de la gran entrada de la proce- En este sentido pr•eciso explican los Padres la presencia de
s1on de las ofrendas cuandos éstas se llevan solemnemente al los ángeles en la Misa. He aquí, por ejemplo, tres textos ca-
altar: "Nosotros, qu'e místicamente representamos a los queru- racterísticos: San Ambrosio dice "que el ángel asiste cuando
bmes y cantamos el himno trisagio a la vivificante Trinidad, Cristo está presente, cuando Cristo es inmolado". "Si está aquí
depongamos todo cuidado terreno, porque hemos de recibir al el cuerpo de Cristo, también están aquí presentes los ánge-
Rey del universo acompañado invisiblemente de las filas angé- les" 40 • "San Juan Crisóstomo afirma que cuando el sa<;:'erdote
licas. Aleluya". En la Misa de presantificados de la misma li- se acel:'ca al altar para ofrecer el sacrificio incruento, "los
turgia en la misma procesión de las oblatas ya consagradas, se ángeles rodean al sacerdote; a todo el santuario y el espacio
c~nta: "A?ora adoran invisiblemente con nosotros las poten- en torno al altar está llieno de filas celestiales para honrar al
cias celestiales. He aquí, en efecto, que avanza el R•ey de la que está sobre el altar" 41 • Es célebre el texto de San Gregorio
gloria. He aquí, es llevado el místico sacrificio ya realizado. Magno: "¿Quién de los fieles podrá dudar de que en el momen-
<;:on fe y temor acerquémonos a participar de la vida et'erna". to mismo de la inmolación, a la voz del sacerdote, se abren
Siempre en la misma Misa bizantina, se expresa en la oración los cielos; que en aquel misterio de Jiesucristo están presentes
de la entrada menos solemne, el concepto de que los ángeles los coros de los ángeles, las cosas ínfimas se asocian con las
celebran la liturgia de .la Misa juntamente con nosotros: "Due- sumas, las terrestres se unen con la celestes, y se hac'e una
ño, Señor, Dios nuestro, que has establecido en los ci'elos sola cosa de lo visible y de lo invisible?" 42
órdenes y ejércitos de ángeles y de arcángeles para la liturgia De estos dos conceptos del ángel del sacrificio y de la pre-
de tu gloria, haz que junto con nosotros entren también los sencia de los ángeles durante la Misa, se comprende aún mejor
ángeles y celebren con nosotros la liturgia y con nosotros can- la idea incluida en la gran oración eucarística (canon, anáfo-
ten tu gloria". ra) de la Misa m•ediante la inserción del Sanctus. Es cierto que
En la traducción griega de la liturgia siria de Santiago, el la triple aclamación de Santo que, según Isaías (6,3), gritaban,
cheroubikon es éste: "Calle toda humana carne; esté con temor alternando, los serafines al Señor, era usada por los hebreos
y temblor y no tenga ningún pensami'ento terreno. El Rey de en la liturgia del servicio de la sinagoga y s'e denominaba
~os reyes, en efecto, Cristo, nuestro Dios, avanza para ser Kedushah, 'es decir, la "santificación", santificación del nom-
inmolado y darse en comida a los fieles. Precédenlo los co- bre de Dios <1'3 • No sería una cosa sorprendente que del uso
ros de los ángeles con todas las pot'estades y las dominaciones;
"" In LrJ. J ,12; C81~L p.28,J 2ss.; De sacw. T,6; cf. IV, 7.
los querubines de muchos ojos y los serafines con las seis alas 41 De sacerdotio VI,4.
que se cubren el rostro y gritan el himno. Aleluya" ss. 42 Diálogos IV,58. De esta misma idea. tan magistralmente expresada
por San Gr,e,gorio, se desarrolló entre los Padres el tema de que Ja misa
En la liturgia egipciaca, probablemente del siglo VI 39, en es una representación eficaz in sacram1m1to, o mysterio del sacrificio ce-
el momento del beso de la paz, anuncia el diácono: "Tened leste, en e·l ciual el altar es la figura di2 Cristo, que se. ofrece al Padl'e
y los diáconos son la figura de los ángeles que lo rodean. C'f. J. DANIE:
vuestros corazones en el cielo. Si alguno ha tenido algún al- LOU, Bible et liturgie 2 (París 1951) p,176ss.
tercado con •el prójimo, reconcíliese. Porque el Padre de los 43 Por ejemplo, en la oración llamada Shemon2h Esreh, la Kedushah
hombres, su Hijo unigénito, y el Espíritu Santo, están presen- e.-a a<.í irntroducida después de la tercera bendición en un texto que
antiguamente pudo haber sido más breve l " ... Tú er2s santo, y santo- es
tes, miran nuestras acciones y examinan nuestros pensamientos· tu nombre, y los santos te alaban todo el día. Bendito seas tú, i 0•h Se-
y los ángeles se mueven y se mezclan •entre nosotros". ' fior, Dios santo !-El lector: "Nosotros santificamos tu nombre en el mun-
da, como ellos l<.> santifican e1n lo má,s alto de los ci2los, según está es-
crito por la mano de tu pr0-feta". (Y ellos grita han dialogando y decían.).-
., BRIGHTMANN, Eastern liturgiM 121!. La asamblea: ''.S'an:to, santo, >anto es el Señor de lo,s e,iéraitos; toda la
"" !bid., 41.>-s.
tierra está llena de tu gloria" (Is. 6,3) .-El lect-or·: "Y ellos, 1estando de-
'"' Cf. A. BAUMSTARK: Oriens Christianus (11!01) p.lss. lante, decian ; Bendita" ,-fa¡, asamblea; ".fJend<ita 8ea la gloria ae1 Señor
320 P.2. ª L!TlJ1RGIA Y COSMOS C.12. LITURGIA, SANTOS 'Y ÁNGELES 321
judío haya pasado a la oración de los cristianos de los primer convenido allí: socia exultatione ellos elevan el himno de ala-
ros tiempos, ya que en la misma oración domlnical pedían ellos b2nca y sine fine" H. A este gozo <l'e todo el cielo quiere el
todos los días a Dios que sea "santificado" en la tierra su pueblo cristiano asociar su voz y unir su liturgia, interpretan-
nornhre del mismo modo que lo es en los cielos por los ánqeles. do la gran oración eucarística con la triple aclamación del
Es sumamente probable que un texto de Clemente Romano Sanctus. Aquí, verdaderamente, como decía San Gregario, "las
aluda efectivam'ente a un uso litúrgico del Sanctus 44 • Como cosas ínfimas se asocian a las grandes, lo terr'eno se une con
quiera que sea, a partir de los siglos rv-v, desde el eucoloaio lo celeste y se hace una misma cosa de lo visible y de lo in-
de Serapión, su inserción en la anáfora es atestiquado como . visible".
cosa común en Oriente, de donde pasó lu'ego a España. a las Es, pues, vivísimo en la tradición litúrgica y patrística el
Galias y a ItaHa. En Roma parece haber sido acogido en la pri- concepto de la unidad del mundo angélico y ·de los hombres
mera mitad del siglo v 45 • Desde aquella época es un hecho en la Misa.
común a todas las liturgias. Esencialmente, por su naturah~za,
el Sanctus en la anáfora es el canto de toda la asamblea litúr- Los ángeles y el bautismo.
gica: sacerdote, clero y pueblo 46 • La Misa se presenta, ante
todo, en el cuadro d•e una gran acción de gracias, de alabanza Algo semeiante puede afirmarse a propósito de los demás
v de bendición a Dios, lo cual se expresa, en primer lugar, en sacramentos. En las liturgias y en la tradición patrística existe
la gran oración eucarística. La inserción del Sanctus quiere, tamblén el concepto d•e un ángel del bautismo que toma espe-
pues, subrayar vigorosamente que aqu'ella suma acción de ara- cial cuidado del catecúmeno, interviene en la santificación del
das, aauella suma alabanza y bendición que rendimos a Dios agua bautismal en orden al conferimiento del sacramento, está
en la Misa es nuestro modo máximo por el que nos asociamos presente en el momento solemne del mismo bautismo y luego
aquí abajo a la liturgia eterna de los cielos, donde encu'entra toma baio su especial protección al bautizado durante toda
su máxima expresión la unidad entre el mundo angélico y el su vida. Por esto en el ritual romano actual, en la primera parte
mundo humano. del rito bautismal de los adultos, que es simplemente 'el rito
En efecto, todas las lituraias cristianas, entre las diversas ant;guo ad catechumenum f aciendum, se hace clara alusión al
modificaciones que han introducido •en el texto de Isaías, han ángel del bautismo: "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de
subrayado fuertemente que aquel Srmctus de los ángeles, al Jacob, Dios que te apar'eciste a Moisés, tu siervo, en el mon-
que nos asociamos nosotros en la Misa, no es sólo la aclama- te Sinaí, e hiciste salir a los hijos de Israel de la tierra de
ción de los serafines en el t•emplo de la Jerusalén terrestre, Eaipto. asignándoles el ángel de tu misericordia que les prote-
sino, también, la liturgia solemne que realizan todas las filas giese día y noche: te rogamos, ¡oh Señor!, te dignes enviar des-
angélicas en la Jerusalén celeste (cf. Apoc 4,8). Los cielos y la de el cielo a tu santo ángel que proteja igualmente a este
tierra están llenos de su gloria, dic'e el canon romano: "Se ha siervo tuyo N. y lo conduzca a la gracia del bautismo. Por
unido el cielo con la tierra, y esto en todas las liturgias cristia- Cristo ... " 48 La intervención del ángel en la preparación del
nas y sólo en ellas ... El trisagio no resuena más en el templo agua bautismal-con probable derivación de lo 8,4-ha sido
de Jerusalén, y ya no son solos los serafin'es para cantarlo, ilustrada por Peterson 49 , con textos de Tertuliano y de diver-
sino que el cielo ha venido a ser el escenario, y todos los es- sas liturgias. Tertuliano, por ejemplo, dic'e que "las aguas son,
píritus bienaventurados, la entera militia caelestis exercitus, han en cierto modo, sanadas por la intervención del ángel" 50 , y que
nosotros "en el agua, purificados bajo la dirección del ángel.
etv 811 Raiutn lu.!Jar" (Ez. 3.12) .-P:l lector: "Y en tu.• santas palahras está
·?~Pr'ito" .-l1n aRWmblea: "F!l Sefior ·rPin,ará 'f)arrt .~?.empre. tn nfoR, ? oh somos preparados por el Espíritu Santo" 51, o también que "el
Sif6n!, en toda• las generaciones. Alelwya," (Ps. 145,10) .-El lector: "Por áng•el del bautismo, cual mediador, prepara el camino a la ve-
torloi;;.: lrn~ Ri.1doR prn<'latnRrewoq tn g-rnnrt~z., v por ton.a 1n 0tPrnirlarl ::tcln-
maremcrs tu .•antidad. Tu alabanza, ¡oh Dios nuestro!, jamás cesará de nida del Espíritu Santo por la abolición de los delitos" 52 • Esta
nueRtra boca, porone tlí. PreR nn D'oR y Rcifior Rnnto 1Y granrle'' (ef. W. O. misma idea se encuentra, por ejemplo, en el Gelasiano antiguo
E. ÜES'l'F:RLlW, The jewi8h b,aolc{fround of the christian1 liturgy [Oxford para la bendición del agua bautismal en caso de necesidad en
1921)] p.143).
., 1 Oor. 34,5-7. CMno obsPrva, C'On mncha razón, J"nn¡nnann (Mi•- orci'en al bautismo de un catecúmeno enfermo: "Señor ... supli-
sar11,m ... p.784), esto hace pe,nsar como rirobable que se trate realmente
<l~ 111ul !l]H~ifrn a 111n 11~0 litúr.dro: 0~ la uni6 11. 0n r1 tPxto fü~ Clementf!,
de Dan. 7.10 con Is. 6,3, como aparece en sP.irniila ..,,, la mayor pftrte ile " Ibi el., 786ss.
las anMorn.•· ori,Pntales. También el verso 7 parece al,udir a una asam· 48 Ordo baptismi adnltorum n.17.
blea litúrgica. 49 Das R11eh von den Engeln (Leipzig 193,5¡ p.60.
•• RJGHF:T'l'I, lI p.223-224. "" De baptí&mate 6 .
... Muy justamente puesto
Missa"'!tm,.. p. 782,
ª·' relieve y documentado por JllNGMANN, 51 Ibid.
•• lbid.
Sen1t. teol. Utwr{T. 11
322 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS c.12. LI1URGIA, SANTOS Y ÁNGELES 323
cámoste ... envíes sobre estas aguas preparadas para lavar y vi- ,os ángeles de Dios por un pecador que hace penitencia, puede
vificar a los hombres, tu santo ángel, para que él, lavados los mponerse cuál será su gozo por la regeneración de p'ecador
pecados de la vida pasada y desaparecida la pena, procure l la vida divina.
en los regenerados una digna habitación al Espíritu Santo" 5~.
Sobre la presencia de los ángeles en el momento mismo Los ángeles, la penitencia, el matrimonio y las
del bautismo, Orígenes, por ejemplo, dice: "cuando se te ha ordenaciones.
dado el sacramento de la fe, estaban presentes las virtudes
celestes, los ministros angélicos y la Iglesia de los primogéni- "Alégranse los ángeles de Dios por un pecador que hace
tos" 54 • Dídimo. Alejandrino atestigua a su vez: "visiblemente Jenitencia" (Le 15,10), es éste, pr•ecisamente, el fundamento
la piscina engendra nuestro cuerpo visible por el ministerio iel concepto patrístico y litúrgico del ángel llamado de la pe-
de los sacerdotes. Invisiblem'ente el Espíritu de Dios invisible litencia, ya porque exhorta a la penitencia, ya porque descu-
a toda inteligencia, se inmerge a sí mismo y regenera al mismo Jre los pecados o también porqu'e tiene alguna parte en el he-
tiempo a nuestro cuerpo y a nuestra alma con la asistencia de :ho por el que han sido perdonados al pecador 58 •
los ángeles" 55 • La parte de los ángeles en el matrimonio está expresada en
El sumo interés de los ángeles en el bautismo de todo hom- m texto de Tertuliano, qu•e proclama: "la felicidad del matri-
bre viene expresado egregiamente en la tradición patrística por nonio quod ecclesia conciliat et conf irmat oblatio et obsigna:t
el t'ema de la admiración de los ángeles por el bautizado que ¡enedictio, angeli renuntiant, pater ratum habe¡{' 50 • La presen-
sale de la piscina. San Cirilo de Jerusalén dice a los neófitos: :ia de los ángeles en la ordenación del obispo va consignada
"los ángeles danzan en coro en torno a vosotros, cantando y :n las Constitucione:s Apostólicas, donde se recuerda que, cuan-
diciendo: ¿quién es esa que sube con vestidos blancos y apoya- lo el pueblo atestigua en la misma ordenación que el neo-
da en su amado?" 56 • San Ambrosio desarrolla de 'este modo esa :lecto obispo es verdaderamente digno de tan elevado cargo
misma idea hablando de los neófitos que están a punto de >ara el que ha sido designado, ha de hacer esto: "como de-
acercarse al altar: "Habéis comenzado a acercaros. Los án- ante del juez Dios y Cristo, en la presencia del Espíritu Santo
geles os han observado y os han visto acercar; han observado ' de todos los santos espíritus encargados del ministerio" (cf.
aquella condición humana qu'e estaba antes manchada por la i•eb 1,14) 60 •
ángeles y el momento en el que somos hechos conciudadanos de Ceniza, en la bendición de la que había de imponerse a los que acep-
taban la penitencia püblica, se hace clara la alusión a la intervención de
efectivos, miembros de la Iglesia y miembros electos de la un áng2l: " ... dígnate enviar desde el cielo a tu santo ángel, que bendiga
Jerusalén celeste junto con ellos. Por lo mismo no hay por qué y santifique estas cenizas.... "
No parece estar fuera de lugar recordar a este respecto el ángel que
creer qu'e están ellos ausentes o desinteresados en un momen- a la entrada deI purgat<>rio señala sobrn la frente de Dante las siete P
to tan importante en nu'estra vida y en las suyas. Si alégransc ( Pwrgatorio IX,103-ll::l), que luego serán borradas en los cercos sucesivos
de la montaña de la penitencia y de la purificación por el ministerio de
otros ángeles (cf. Pu1'gatorio XIII,98; 115-135).
"" Ed. WILSON, p,116. "' Ad uwor·mn II,S.
04 In J.08. h<>m.9,4. Otros Padres citados por PETERSON. Le., 62c;s. •o Const. A:post. VIII,4,5.
01 Cit. por PETERSON, l.c., 74ss. Una larga investigación: sobre la
Cf. también PER LUNDBERG, La ty:po!Ogie ba,ptis'l11ale dan" l'ancien'ne
égli,<1e (París 1942) p.44. intervenl'ión de Jc>s ángele,s en la muerte y en el viaje al otro mundo
"' De Trin. II,12: PG 39,672 c. según la opinión de los Padres alejandrinos y capadodos, ha sido hecha
"' Oatech. 3; De ba,ptismo n.16: PG 33,44,8. por A. RECHELS, Enge1l, '1 od und seelereise, en una tesis manuscrita de-
1
"' ne saor. rv,5. fendida en el Pontificio Ateneo de San Anselmo (Roma 19'53).
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t'e crió; en el no.mbre de Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que oficialmente r•eunidos por la gloria de Cristo, está el ángel de
por ti padeció; en el nombre del Espíritu Santo, que en ti se cada uno alrededor de cuantos lo temen y esté con el que está
infundió; en el nombre de la gloriosa y santa Virgen María; encargado de custodiarlo y de dirigirlo; de modo que cuando
en el nombre de San José, ínclito esposo d'e la misma Virgen; están los fieles reunidos, existen dos asambleas: la de fos hom-
en el nombre de los ángeles y de los arcángeles; en el nombre bres y la de los ángeles" 6 •5 • San Benito sintetizó d•e este modo
de los tronos y de las dominaciones; en el nombre de los en pocas palabras, en su Regla, el modo en que los monjes
principados y de las potestades; en el nombre de los querubi- han d'e recitar el oficio: "Creemos que Dios· está presente en
nes y de los serafines; en el nombre de los patriarcas y de todas partes .. ., pero sobre todo debemos creerlo sin ninguna
los profetas... Descansa hoy en paz y habita en la santa vacilación cuando asistimos al oficio divino. Por eso acordé-
Sión" 62 • Es fortísimo en esta oración el sentido de unidad del monos siempre de lo que dice el profeta: Servir al Señor con
mundo humano con el mundo de los ángeles. No menos fuerte temor. Y también: Cantad sabiament'e. Y, en presencia de los
se manifiesta este sentido en las oraciones siguientes: "Her- ángeles, te alabaré. Consideremos, pues, de qué manera hemos
mano carísimo, te encomiendo al Dios omnipotente y te entre- de asistir ante la presencia de la Divinidad y de sus ángeles,
go al mismo que te crió... Cuando tu alma se separe del cuer- y •estemos en la salmodia de tal modo que nuestra mente con-
po, sálgale al encuentro el espléndido escuadrón de los ánge- cuerde con nuestros labios" 66 • Esta idea ha permanecido siem-
les, venga a ti el senado de los apóstoles, que te ha de juz- pre viva en la tradición monástica. Entre los textos citados
gar ... " 6~. "Auxiliadle, santos de Dios; salidle al encuentro, por Peterson 67 , baste notar el pasaje gracioso que Alcuino re-
ángeles del Señor; recibid su alma y presentadla al Altísimo. fiere de San Beda: "Cuéntase que había dicho San Beda: sé
Recíbat'e Cristo, que te ha llamado, y llévente los ángeles al que los ángeles están presentes a las horas canónicas ... ¿Qué
seno de Abrahán". "Al paraíso te lleven los ángeles y a tu pascrá si no me encuentran junto a .los otros hermanos? ¿No
entrada recíbante los mártires y condúzcante a la santa ciudad podrán d'ecir: Dónde está Beda?" 68 •
de Jerusalén. El coro de los ángeles te reciba y con Lázaro, Se sabe también que la mención de los ángeles aparece fre-
el pobre, tengas reposo eterno" 6 4. El ritual romano de las exe- cuentemente en las diversas consagraciones y bendiciones d'el
quias habla hasta de un ángel custodio del sepulcro: "¡Oh Dios!, ritual. Especialmente son clásicas en este sentido las dos ora-
por cuya mis•ericordia tienen reposo las almas de los fieles, ciones para la protección de los lugares: "Escúchanos, Señor,
dígnate bendecir 'este sepulcro y asignarle tu santo ángel cus- Padre santo, omnipotente eterno Dios, y dígnate enviar desde
todio ... ". A propósito de la lucha contra Satanás, en la liturgia los cielos a tu santo ángel que custodie, sostenga, proteja, v -
de los difuntos se hablará de la opinión de la parte de los án- site y d'efienda a todos los habitantes de este lugar" 69 • "Supli-
geles buenos, ad'emás de la parte de los demonios, en el juicio cámoste, Señor, visites esta habitación y alejes de ella todas
particular y de la teoría de los thelonia. las asechanzas del enemigo: moren en ella tus ángeles santos,
los cuales nos guard•en en paz: y tu bendición sea siempre
con nosotros". Se verá en el capítulo próximo la parte im-
Los ángeles, el oficio canomco y las portante que, según la liturgia, se refiere a los ángeles en nues-
bendiciones. tra defensa contra los ataques en general de Satanás y de los
demonios.
La presencia de los ángeles en la liturgia laudatoria del ofi- Los ángeles y el acto litúrgico.
cio divino es un tema comunisimo. Y a Orígenes había escrito
d'e la ~ración en común de los cristianos: "Sobre los ángeles Considerable es en la liturgia el lugar de los ángeles 'en el
he aqu1 lo que se ha de decir. Si el ángel del Señor esta en tiempo litúrgico de Adviento y de Epifanía. Revive de este
torno a cuantos lo temen, es natural que, cuando ellos están modo cada año en est•e período litúrgico el recuerdo de su im-
62
portancia en la historia sagrada de la salvación y, especialmen-
El Profisüioere se encuentra ya en los sacramentarios gelasiano> del
sigl(} VIII. La mención de' la Virg3n y de 8an José es m.c>derna. · te, de su ministerio en la infancia de Jesús. En la fiesta de
"'Véase ;ya en el Gelasiano antiguo (ed. Wn,soN, p.299): "¡Oh Dios, Navidad los ángeles están por todas partes pr•esentes como per-
por qmen vi ven tod.os los mortales ... !, suplicantes, te rogamos mandes sonajes esenciales de toda la escena.
que el alma d". tu ,>-iervo N. sea recibida por Ja mano d3 tus santos án-
geJ~ Y conducida. al sen~ de tu amigo! el paüiarca Abrahán ... " 113
Véanse también, p.eJ., en el Gela.~iano antiguo las oraciones para la De orat. 25.
00 C.19.
sepultura (ed. ,WILSoN, J,).296) : Suscipe .•. ad te revertentem de Aegypti 07
partib-us; y: Suscipe ... re1;oerttntem ad te: Veste11n .. ., y en la p.2!18 la L.c., 76ss.
oración .Op<us. \%ase también el ofertorio de la mosa de los difuntos: '"' Epístola 219.
. . . Sed &ignifer Sa'll;otus Micnael, repraesentet ea.s, in luoem sanotam. '"'E.x:iste ya en el Golasimw n.75 (ed. 'WmsoN) p.286 .
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El Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae Como conclusión de toda esta exposición sobre las relacio-
voluntatis, que ellos cantaron 'en el nacimiento de Jesús, fué nes de la liturgia con el mundo de los justos y con el mismo
tomado, a lo que parece ' 0 , desde la más remota antigüedad cris- mundo angélico, pueden citarse las palabras de San Agustín.
tiana como principio de la gran doxología, que se presenta de quien, tal vez mejor que ningún otro, ha sentido y 'expresado
este modo como una paráfrasis y una ampliación del himno la íntima unidad del mundo angélico y del mundo humano en
angélico, y pasó, al menos a partir d'el siglo IV, a la liturgia el cuadro general de la ciudad de Dios, unidad íntima de la
antes de maitines, y luego, en Occidente, también antes de la que nuestra liturgia de aquí abajo está toda compenetrada co-
Misa. Toda vez que se recita o se canta en la Misa, se re- mo anticipación, bajo el velo del misterio, de la liturgia cósmi-
cuerda brevemente el restablecimiento de la paz rota por el ca de la Jerusalén celieste: "Todos juntos somos miembros de
primer pecado, entre el mundo angélico y el mundo humano Cristo y de su cuerpo. No sólo nosotros, que estamos presen-
por la venida de Cristo sobre la tierra. La idea aparece muy tes en este lugar, sino por toda la tierra. Y no sólo nosotros
bien comentada en la colecta siguient'e ad pacem del Missale
que vivimos en este momento. ¿Qué decir? Desde el justo Abel.
gothicum en el día de Navidad: '"Omnipot'ente, sempiterno Dios,
que consagraste este día por la encarnación y por el parto de hasta el fin del mundo, mientras los hombres engendren y sean
la bienaventurada Virgen María; tú, que, cual piedra angular, engendrados, todo justo que pasa por esta tierra, todo justo
has reparado en la unidad por tu encarnación la antigua discor- que 'está actualmente no sólo en este lugar, sino en esta vida,
día entre los ángeles y los hombres causada por la transgresión todo justo que ha de nacer, todos juntos forman el cuerpo
del antiguo árbol, concede a tus siervos en la gloria de esta de Cristo; cada uno de ellos es miembro de Cristo. Si todos
solemnidad, que, alegzándose de tenerte copartícipe en la pro- son cuerpo y cada uno es miembro, está también allí la Ca-
ximidad de la carn'e, sean conducidos en unión con los supre- beza de est'e cuerpo. :Él es la cabeza del cuerpo de. la Iglesia.
mos ciudadanos sobre los que has elevado el cuerpo que to- dice la Escritura, el primogénito, que tiene en todo el puesto
maste" 71 • primero. Y ya que de :Él se ha dicho también que es siempre
Para tener un panorama general de la parte de los ángeles la cab'eza de todo principado y potestad, esta Iglesia que ahora
en la liturgia, añádas'e, finalmente, el desarrollo de su culto peregrina se une a aquella lqlesia celeste donde los án11eles
directo, que, concretizado principalmente en la persona de San son nuestros conciudadanos ... De este modo una sola es la Igle-
Miguel, aparece en Oriente desde el siglo IV, y se encuentra en sia, la ciudad del gran R'ey" 74_
plena florescencia en Occidente en el siglo v. Tal culto estuvo,
La Iglesia que peregrina se une a la Iglesia celeste donde
al principio, 'en conexión, ante todo, con numerosos santuarios
dedicados al arcángel en toda la cristiandad. El Leoniano tiene los ángeles son nuestros conciudadanos y Jos justos nos han
ya diversas fórmulas de Misas para la dedicación de una basí- precedido, y de est'e modo una sola es la Iglesia, la ciudad del
lica al ángel en la vía Salaria el 30 de septiembre 72 • El Ge- gran Rey ... No sólo se realizará esto plenamente en la Jeru-
lasiano, y luego 'el Gregorié\nO, conocen una fiesta semejante salén celeste, sino que ya se realiza ahora r'ealmente en la'
el 29 de septiembre, fecha que ha permanecido también en la tierra. El momento y el lugar donde esto se verifica princi-
liturgia romana actual, en conexión con la dedicación del san- palmente es la celebración litúrgica, donde, 'en sumo grado,
tuario del arcángel en el Mont'e Gargano, célebre desde fines aquí abajo se verifica aquella única ciudad bajo un solo Rey
del siglo v y principios del vr. En estas fiestas viene conside- y como una sola provincia bajo un solo Emperador" 7 5, por-
rado San Miguel como sumo jefe de las milicias angélicas, las que en toda la liturgia, como decía San Gregorio, especialmente
cuales, de este modo, junto con él, son consideradas también en la Misa, "las cosas ínfimas se unen a las grandes, las te-
como objeto de la celebración litúrgica. La fiesta de los ánge- rrenas a las celestes y se hace una sola cosa de lo visible y de
les custodios del 2 de octubre, celebrada ya en España y en lo invisible".
Francia •en el siglo xv, fué extendida a toda la Iglesia el
año 1670. 74 Sermo 3'41,11 (IX).
75
SAN Aon:;;rrí N, FJnarrat. in Ps 36 ~ermo 3.
1
* * *
w R1GHETTI I p.22lss.
11 .lé1d, BANNISTER n.16 p.5.
,,, ]]d. MoHLBERG n.844ss.
73 Cf. RIGHET'l'I I p.942ss.
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ahora el príncipe de este mundo será expulsado fuera" (I no están unánimes 5 , puede referirse. a esta idea y slgnlflcar
12,31); "el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado" (1 n()) sólo la superioridad d'e Cristo sobre las potencias angéli-
16,11). También nota San Juan que "mojando (J•esús) el pa, cas de todo género, ahora claramente sometidas a él y pues-
lo toma y lo da a Judas... Y, tras el bocado, en el mismo int- tas a su servicio (cf. Col 2,10), más especialmente, su triun-
tante entró en él Satanás" (lo 13,26ss.). '1 fo, obtenido por medio de la muerte en la cruz, sobre los s'e-
Que San Pablo considerase la pasión de Jesús como utja res angélicos pervertidos que, aprovechándose de la debilidad
~~cha c~mtr:i Satanás me parece innegable por 1 Cor 2,6ssl: del hombre, según un conocido tema paulino, abusaban tam-
... sab1duna, empero, no d'e este mundo ni de los jefes qe bién d'e la misma ley mosaica para arrastrarlo muchó más a
este mundo, condenados a perecer; sino que hablamos de s4~ las transgresiones y al pecado. Cristo, aboliendo con su muer-
biduría de Dios, encerrada en el misterio, la escondida, la qt.je te en la cruz la ley mosaica, que, contra la intención de Dios,
pred'estinó Dios antes de los siglos para gloria nuestra; la cual había llegado a ser para la humanidad ocasión de mayor pe-
ninguno de los jefes de este mundo conoció, que, si la cono- cado, extirpó también a Satanás y a los suyos con esta arma
cieran, jamás al Señor de la gloria crucificaran". No me pa- suya, colgándola, como trofeo, sobre la cruz: "habi'endo des-
rece posible entender de otro modo la •expresión: "los prínci- pojado a los principados y a las potestades, los exhibió a la
pes de este mundo", sino de las potencias demoníacas adver- vista de todo el mundo con osada gallardía, triunfando de ellos
sas que reinan en est'e mundo. La expresión en .San .lJablo evo- por la cruz" 6 •
Así, toda la vida de Jesús está claramente concebida en
ca a otras semejantes en las cuales se trata evidentemente de
el Nuevo Testam'ento como una continua lucha personal con-
tales potencias (Eph 2,2; 6,12; 1 Cor 15,24ss.; Gal 4,3-9; Col
tra el diablo y los demonios y el significado de su obra como
2,8). En la crucifixión, pues, para San Pablo como para los un triunfo sobre Satanás y sus satélites, nuestra liberación y
~vangelistas, actuaron Satanás y sus ángeles.
la liberación del mismo mundo material de la esclavitud de
Si, en la tradición del Nuevo Testamento, la pasión y la Satanás. Está, pues, en •el plano primero del Nuevo Testa-
crucifixión de Jesús constituyen el momento supremo, decisivo mento la imagen de Cristo, expresada por Él mismo, como el
de su lucha contra Satanás, es natural que el triunfo de Je- más fuerte que entra dentro de la fortaleza del enemigo ar-
sús, su exaltación manif'estada en su descensión al infierno, en mado, supéralo, le quita las armas, átalo y distribuye en botín
su resurrección de entre los muertos y en su ascensión haya sus bienes (cf. Le l l ,20ss. y paralelos).
sido considerado como un triunfo contra Satanás y las poten-
cias demoníacas. La expresión general de este concepto se tie-
ne en el mismo texto de la Epístola a los Filipenses: " ... se aba- La mtS1on de los apóstoles como
tió a sí mismo, hecho obedi'ente hasta la muerte y muerte de lucha contra Satanás.
cruz. Por lo cual, a su vez, Dios le exaltó soberanamente y
le dió el nombre que es sobre todo nombre, para que en el Esta imagen resaita todavía más si se considera el modo
nombre d•e Jesús se doble toda rodilla de los seres celestes, y en que se concibe en el Nuevo Testamento la misión de los
de los terrenos, y de los que están debajo de la tierra" (Phil apóstoles enviados por Cristo y encargados de continuar su
2,8-10). Cielo, tierra, regiones subterráneas, son partes con~ m,sma obra. Existe completa coincidencia entre el modo de
vencionales para indicar todo •el universo (d. Apoc 5,3-13). " Véase, j}.ej., T. K. AnnoT, .E'J)istels to the cphesians and to the rr1-
Después de su muerte, Cristo glorioso, en expresión de vic- losian8 (Thc útternationat critica¡ oom11i.entary) (Edimburgo, reimpn,;a
en lfJ46) p.257ss.
toria, como recorriéndolas todas, por su descensión a los in- 6 El texto indica claramente una lucha de Cristo contra este>s prinei-
fiernos, su resurrección y su ascensión, ha tomado posesión pados y potestades, su despojo violento, contra el cual resisten, y su cas-
tigo. Todo esto es incomriren:·übl 1 ~ si set tratase de seres angélicos buenoi:o;,
de 'ellas como triunfador y Señor: "Y eso de que "subió", ¿por y se explica, por el contrarie>, muy bien relacionándolo con, el tema ge-
qué es si no porque descendió primero a las partes más bajas neral, b.en conocido, de la lucha de Cristo contra las .potencias dEmo-
níacas. Que luego se juntm aquí potencias adversas que se sirven de
de la tierra? El que descendió es el mismo que también subió 1a ley mosaica coutra nosotros, no va contra el te:mra, varias vec-es re-
r>~tido en San Pable> y en ge11eral en el Nuevo 'l'estam.ento, de que Jos
por encima de todos los cielos para llenarlo todo" (Eph 4,9ss.). intermediarios y administradores de la ley mosaica son los ángeles bue-
:Él consiguió así, •en modo especial, su triunfo sobre Satanás y nos. Efectivam?nte, en San Pablo existe también un tercer tema, clara-
mente acentuado en irnestro texto (Col. 2,14), esto Es, a causa de la
sus satélites. Él tiene, de aquí en adelante, "las llaves de la fragilidad del hombre, la ley mosaica, independientemente de su origen
muerte y del infierno" (Apoc 1,18; cf. 9,1). También es cono- cL viwo y del hecho de que los ángeles buenc:-s fueron administradores, en
cido el texto a los Colosenses 2,15, sobre cuya int'erpretación, la prác-tiC'l fué para 21 hombre ocasión de mayor pecado, y, por lo mismo,
en la lógica de San Pablo y de todo el Nuevo Testamento, también ins-
sin embargo, la tradición y los mismos intérpretes modernos trumento de Satanás.
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Si fuera de la asimilación y participación de Cristo mismo espíritu que ei'erce ahora su acción en los hijos de la rebeldía"
no existe salvación para el hombre, se ha de decir que, después (Eph 2,lss.). Y Satanás que cie~:¡a a cuantos no quieren creer:
de Cristo, quien p•ermanece fuera de su influjo permanece en "Que si todavía queda velado nuestro Evangelio, para los que
la esclavitud de Satanás. No existen en adelante más que dos perecen está velado, para los incrédulos, cuyas inteligencias ce-
reinos: el -reino de Dios en Cristo y el reino de Satanás; quien gó el Dios de este siqlo, para que no columbrasen la esplendo-
no >está en uno está en el otro. rosa irradiación del Evangelio de la gloria de Cristo, que es
Si Satanás no abandonó hasta el último momento la lucha imaqen de Dios" (2 Cor 4,3ss.). Quien resiste a la verdad de la
contra Cristo, más aún, en el momento de su pasión llegó al pa- predicación es encadenado por el diablo (2 Tim 2,25). Especial-
roxismo de sus ataques, tampoco abandonará hasta el último mente la idolatría, antes y después de Cristo, como verdadero
respiro a cada uno de los fieles ni a la misma Iglesia. De este culto de los demonios (1 Cor 10,20ss.; 2 Cor 6,15ss.; Apoc 9,
modo el mom'ento de la muerte para cada uno y los últimos 20) constituye el dominio privilegiado de Satanás. Uno d•e los
tiempos para toda la Iglesia constituirá. naturalmente, los pun- temas principales del Apocalipsis es qu•e el culto imperial, espe-
tos del esfuerzo supremo de Satanás. Todo esto aparece claro cialmente el culto de la bestia apocalíotica, es el culto de Sa-
a priori por simple consecuencia lógica considerando, según el tanás. ·
Nuoevo Testamento, las relaciones entre Cristo y Satanás y en- En la situación del mundo después de Cristo, el primer cui-
tre el cristianismo y Cristo. dado y el máximo esfuerzo de Satanás es, pues, impedir que
No se trata, sin embarqo, sólo de deducciones apriorísticas, V'enqan los hombres a la fe. Es el diablo quien hace salir la
aunque sean lógicas. Efectivamente, la s'tuación de la vida cris- palabra de vida del corazón de cuantos han escuchado la buena
tiana. tanto de los individuos cuanto de la lqlesia en !Jeneral, nueva "a fin de que no crean ni sean salvados" (Le 8,12; cf. Act
'está bien descrita con abundantes particularidades en el Nue- 13, 10; Le 10.18). El impide la labor misionada de los apóstoles
vo Testamento. En el mundo, después de Cristo, según el Nue- (1 Thess 2,18; 3,5).
vo Testamento, la situación general de la lucha contra Satanás Los cristianos han sido radicalmente libertados de la 'es-
y su reino aparece de este modo: El mundo s'e divide en dos clavitud de Satanás, ya que han sido arrancados del poder de
reinos (cf. Mt 12,30 como conclusión de toda la perícopa: 13, las tinieblas y transportados al reino de Cristo (cf. Col 1, 13).
36ss.) : los hijos de Dios en Cristo, los hijos de Satanás; Cris..! pero son aún, durante toda su vida, objeto de sus continuos
to ha vencido a Satanás y al mundo en cuanto se consideraba ataques. Satanás es el l eón rugiente que qira en torno de los
1
como dominio de Satanás (lo 16.33; Mt 12.24ss.). Ouien se cristianos buscando a quién devorar (l Petr 5,8; cf. 2 Cor 2,
adhi'ere a Cristo, y en tanto en cuanto se adhiere a Cristo, es ll; Iac 4,7). Él tienta por todos los modos: por mentiras (Act
liberado de la esclavitud de Satanás y transportado del poder 5,3). por soberbia (1 Tim 3,6ss.). por incontinencia (1 Cor
de las tinieblas a la luz del reino de Cristo (Col 1, 13); quien 7,5), y puede obrar bajo las apariencias d•e celo y de piedad
no se adhiere a Cristo poraue peca, y en cuanto no se adhi•ere. transformándose en áng•el de luz (2 Cor 11,14).
está bajo la esclavitud de Satanás, es su hijo (1 lo 3,8-10). Los Tambien los medios físicos y las enfermedades de todo gé-
judíos que resisten a Cristo v a su fe están, pues, baio la escla- nero (cf. 2·cor 12,7) pueden ser en las manos de Satanás ins-
vitud de Satanás, ti'enen a Satanás por padre (lo 8,44; Act 13. trumentos para combatir el r'eino de Dios 9 • De este modo, en
10). Son ellos la sinagoga de Satanás (Apoc 2.9). Los fieles la lógica del Nuevo Testamento, toda suerte de cosas, espiritua-
cristianos que abandonan la fe recaen bajo el dominio de Sa- les o materiales, por sí moralmente buenas o indiferentes, y los
tanás (1 Tim 5,15). Y, en qen'eral, todos cuantos resisten a la fe mismos cuidados d'e la vida, siendo para el hombre, en su es-
y se ponen •en actitud rebelde contra ella, están bajo Satanás. tado actual, ocasión de tentación y de pecado 10 , y estando el
Éste, según San Pablo (Eph 2,2). continúa todavía su obra maligno en cierto modo detrás de toda tentación y de todo
en todos los espíritus incrédulos y en rebelión contra Dios, no pecado, puede considerarse como instrumento, al menos poten-
obstante haber venido Cristo, como la ejercía sobre los mismos cial, en las manos de Satanás contra el hombre.
cristianos antes de su conversión del pac:ranismo: "Y a vos-
otros, qu•e estabais muertos por vuestros delitos y pecados, en 9
E~ el ángel de Sa.tanás, a c¡uien S'.ln Pablo también zahiere. ComC>
es sabido, s2 tratrr casi ~on toda certezrr de una enfermedad crónica qne
los cuales un tiempo caminasteis conforme a la corriente de estorbaba a San Pablo en su obra misionera. No existe en el contexto
este mundo, conforme al príncipe de la potencia del aire 8 , el nada q,ne sugiera se trate de tentacione'8 carnales.
10 Véanse, p.ej., Mt. 13.3ss. y paral2los la parábola del .<embrado.r;
6,25ss., sc>bre el c~id9;do desmedido de la comida y del vestido; 22lss ..
• Entre los antiguos se consideraba el aire como la habitación con- la parábola de los mv1tados a las nupcias; 1 Jo, 2,16: todo lo que está
natural de los mrrlos espíritus. San Pablo, al expresars" de est~ modo, e~iel mttndo e~ conmipiscencia de la carne c:oncttpiscencia de los ojos y
supone esta c>pinión común, sin discutirla ni hacerla objeto de fe. soberbia de la vida. '
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C.13. LAS DOS CIUDADES 343
La vida de: cada cristiano como lu~ Entre los medios notables que permiten al cristiano luchar
cha contra Satanás. eficazmente contra Satanás existe, en general, la actitud de un
espíritu verdaderamente cristiano (Eph 6,llss.), especialmenk
Que la vida del cristiano sea efectivamente una lucha con· existe la oración (Eph 6,18; Mt 17,21; Me 9,29). Muchas ve-
tinua contra Satanás y sus satélites, lo ha 'explicado de un ces aparecen unidos en la Escritura la oración y el ayuno (T ob
modo muy claro y expresivo San Pablo en la Epístola a los Efe- 12,8ss,; Le 2,37; Act H,23; 13,3). De este modo en un pasaje
sios (6, 10-20), donde exhorta a los cristianos a vestir la arma- de San Marcos (9 ,29), atestiguado también por la tradición ma-
dura de Dios para resistir los ataques de Satanás: "Vestíos de nuscrita, s•e menciona al ayuno junto con la oración para ex-
toda la armadura de Dios para qu't': podáis resistir a las insi- pulsar a los demonios. Además, comparando 1 Petr 5,8: "sed
dias del diablo, que no es nuestra luch.a contra la sangre y la sobrios y vigilad, porque vuestro adversario, el diablo, gira en
carne 11 , sino contra los principados, contra las potestades, con- torno vuestro, buscando a quién devorar", con Mt 24,24-44.49
tra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espí- donde la sobriedad requerida para quien vigila se entiende cla-
ritus malos de los aires. Tomad, pues, la armadura d'e Dios, ramente qu'e es la sobriedad en el comer y en el beber, y por lo
para que podáis resistir. en el día malo, y, vencido todo, os mismo puede inferirse que también el autor de la 1 Petr reco-
mantengáis firmes. Estad, pues, alerta, ceñidos vuestros lomos mienda tal sobriedad como arma en la lucha contra el diablo.
con la verdad, revestida la coraza de la justicia, y calzados Otro medio indicado por San Pablo (Eph 6, 17) es "el yelmo
los pies, prontos para anunciar el Evangelio de la paz. Embra- d'e la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de
zad en todo momento el escudo de la fe, con que podáis hacer Dios" ( cf. también Heb 4,12), es decir, la Escritura meditada
inútiles los encedidos dardos del maligno. Tomad el yelmo de y tomada como norma de vida, la cual es como la espada de
la salud y la espada del espíritu qu'e es la palabra de Dios con la armadura. cristiana. Cristo mismo, en la escena de la tenta-
toda suerte de oraciones y plegarias, orando en todo tiempo ción, rechaza a Satanás oponiéndole palabras de la Escritura
con fervor" (Eph 6,11-18). Suma viqilancia ha de tener el cris- (Le 3,4ss.).
tiano para no dar oídos al diablo (Eph 4,27). Por algo la ora- En todas partes del Nuevo T•estamento la invocación del
ción del Señor termina con la petición (Mt 6,13) y no nos nombre de Jesús aparece como la gran arma en la lucha contra
dejes caer en la tentación, mas líbranos del maligno" ' 2 • Los el demonio (Me 9,38; 16,17; Mt 7,22; Le 9,49; 10,17; Act 16,18.
deseos más ardientes del cristiano pueden compendiarse 'en la 19.13; Phil 2,10; d. Iac 2,19). Es simplemente la aplicación,
oración que el Dios de la paz aplaste pronto a Satanás bajo sus llamésmosla ritual, del principio de la catequesis primitiva enun-
pies (Roro 16,20). ciado por San Pedro: "Sea manifiesto a todos, vosotros y a
En la lucha contra Satanás puede tener el cristiano total- todo el pueblo de Israel que en nombre de Jesucristo Nazareno,
m'ente el socorro de Dios, quien no permite que seamos tenta- a quien vosotros habéis crucificado, a quien Dios resucitó de
dos sobre nuestras propias fuerzas, sino que con la tentación entre los muertos, por Él, éste se halla sano ant'e vosotros ...
procura también el modo de poder sostenerla (1 Cor 10,13). En ningún otro hay salvación, pues ningún otro hombre nos ha
Especialmente en el Apocalipsis aparece' que los ángel'es bue- sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos
nos, como mensajeros e instrumentos de Dios para con los hom- ser salvos" (Act 4,lOss.). Sin embargo, la invocación del nom-
bres, luchan activamente contra Satanás y sus satélites en so- bre de Jesús no s•e concibe como efecto mecánico de una pala-
corro d'e los fieles (cf., por ejemplo, Apoc 12,7-10; 20,lss.). En bra mágica" (Me 9,13-28 y paralelos; Act 19,13-16). Supone fe,
la Escritura, por lo demás, en el plano segundo de la lucha en- oración, mortificación y, en general, disposiciones morales. Su
tre el reino de Dios y el reino de Satanás, aparecen siempre invocación contra los demonios equivale, pues, a una oración
Jos ángeles bu'enos por parte de Dios (Gen 3,24; Me 1, 13 y pa- a Dios por medio de Jesús contra ellos. Los discípulos han d•e
ralelos. Apoc). . recordar, además, que el don de expulsar a los demonios es
11 J<Jn el lenguaje bfblico, carne y sangre significan simplemente el
un carisma y que es mucho más importante el que ellos mis-
hombre. D~ aqní se pnede ver 1<Juánt<.> difiera el modo de ver de San mos sean gratos a Dios (Le 10, 18-20).
Pablo 1y nuestro moderno psicologismo naturalista, que tiende a concebir
toda Ja lucha del hombre contra el mal simplemente como una lucha con-
tra las pasiones y las mal>rn tenr!encias humana$, La vida de la Iglesia como lucha
12 Api0 tou ponero11.: gramaticalmente puede signific1ar "del mal" o
"del maligno". l\1as, CO'm10 hernos clernoRtrado ya suficientemente, pn esta contra Satanás.
mate·ria toda la mente del Nuevo Testamento es concreta y persnnalísima.
El cristiano tiene necesidad <le ser libertado no .s.ólo del mal impersonal
i<in<.> de Satan{ts, origen de todo mal Y d~ t(>da teutación. ' Lo qu'e ahora hemos dicho de la vida de cada cristiano con-
siderada como una lucha continua contra Satanás vale lo mis-
C.13. LAS DOS CIUDADES ?45
344 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS ~~~~~~~~~
Boismard 18 lo resume: "El texto segundo ofrece el esqu'ema Apocalipsis al pueblo de Dios, desd'e ~l pec~do de Eva, y. más
más simple. Satanás, por enojo de haber sido expulsado del particularmente a la misma Iglesia en su vida s.obre la tier_ra
cielo, dirige su cólera contra los habitantes de la ti'erra (12, 7.12); como el escenario adecuado de la lucha entre D10s y Satanas.
para tener mejor éxito, toma a su servicio la bestia de los Este aparece allí como •el gran enemigo y antagoni~ta de Dios,
siete cuernos (el Imperio romano), quien desencadena una vio- y esto tanto en la primera como en la segunda _sene_ de textos.
lenta persecución contra la Iglesia (v.13). Afortunadamente apa- La parte que él tiene en la historia humana y como el ~~ padre
recen prespectivas de salvación: la visión d•e paz de los fieles d'e todo pecado y de todo pecador y de toda pe:secucion con-
de Cristo (14.1.5), el anuncio profético de la caída de Babilo-
nia (Roma) (14,6.13), la visión simbólica que anuncia el ex-
tra la Iglesia, se explica especialmen~e. :n
los capit~los 12 y 20.
El capítulo 12 contiene la célebre vis10n de la mujer Y el dra-
terminio de las naciones paganas (14,14-20). Después de un gón. La mujer descrita con signo de espl•endor (12,l; d. Gen
intermedio d'estinado a justificar el aparente rigor de los de- J7,9; Cant 6,9), que da a luz con dolor, que es tentada y p~r
cretos divinos (15,1-4), una serie de azotes sobrevienen a Ba- seguida por Satanás, directamente en ella y en su de~c~~dencia,
bilonia, la cual, finalmente, es arrastrada por la invasión de los es el pueblo de Dios, que sólo en el dolor y en la afhccion llega
pueblos que habitan más allá del Eufrates (los partos) ( 15.5- a los tiempos mesiánicos 19 •
16,21); por fortuna, los fiel'es de Cristo, advertidos a tiempo, El dragón bermejo enfurecido es Satanás. Su cola que arr~~
han podido huir (18,4,8). Un gran llanto sobre Babilonia, acom- traba a la tercera parte de las estrellas del cielo hace alus10n
pañado de gritos de triunfo, cierra este primer episodio del a la caída de los ángel'es que siguieron a Satanás. El hijo dado
"gran día" de la cólera (18.14.22.23.20; cf. 16,14). Luego, a a luz por la mujer es el Mesías. Cuando se dice que el dragón
su vez, son exterminadas las naciones paganas coligadas por estaba a punto de devorar al recién nacid~, se alude a.~ª lucha
la bestia (19,11-21). Entonces tkne lugar el juicio, que señala de Satanás contra Cristo; y cuando se dice qu•e el hi¡o dado
el triunfo de los fieles de Cristo (20, 11.12), el fin del mundo a luz por la mujer fué llevado ante I:?~os y a su trono, s~. alude
presente y la aparición de la Jerusalén celeste ... " (21,1.8). al triunfo de Cristo en su resurrecc10n y en su ascens10n. La
El texto primero ti'ene poco más o menos el mismo esque- expulsión de Satanás y de sus ánge_les de l~s re~ioi_ies del cielo
ma... En una visión inicial, Dios, que se sienta en el trono de aéreo a las bajas regiones de la tierra qmer.e. mdic~r su d:s-
los cielos, confía al Cordero los destinos del mundo, o más tronamiento por obra de Cristo, a cuyo servicio estan los '.'ln-
exactamente, el libro sellado que contien'e los decretos de exter- geies freles. Entonces Satanás se pone en lucha contra la mujer,
minio contra las naciones paganas y perseguidoras (4-5; cf. Ez es decir, la Iglesia y sus fieles, y desencadena per~ecuc10nes
1 y 1O) . Una serie de visiones anuncian la venida del "gran contra ella 20 • Todo esto está contenido en el capitulo duo-
día" de la cólera (cf. 6,17; 9,15; 11,18) bajo la forma de una décimo.
invasión de los partos y de su fantástica caballería ( 6, 11, menos Los capítulos 13 y sigui•entes indican cómo, para realizar es-
las interpolaciones que provienen del texto 2.º). Finalmente, to Satanás se sirve de instrumentos humanos y, ante todo, de
voces celestes anuncian: 1) el próximo juicio; 2) el exterminio la' fuerza política religiosa de las potencias paganas persegui-
de las naciones paganas; 3) la destrucción de cuantos corrom- doras y de los falsos profetas seductores y a su servicio. Luego
pían la tierra ( 11, 18). Babilonia (Roma) , la prostituta, la co- sigue la d'escripción de las persecuciones y la destrucción d.e
rruptora de los pueblos, es exterminada la primera (17, menos las potencias perseguidoras. La gran potencia pagana persegm-
las interpolaciones; 18.1-3; cf. Ez 16 y 23) y su caída es acom- dora, el Imperio romano, es destruido. Sigue después un pe-
pañada de una gran lamentación (18,9-13.15-19.21.24; cf. Ez riodo de paz para la Iglesia en la que se vigoriz~. 'el .reino <;f el
27) y por cantos de triunfo en el cielo (19,1-10); la caída de Mesías. Satanás en este largo período, de dura~~on imprecisa
Babilonia señala una era d'e paz para la Iglesia, se establece el (el milenio), es atado y conducido al abismo: para que no
reino m'esiánico (20,1-6; d. Ez 24-37), precedido de la resurrec- seduzca más a las gentes (paganas), hasta qu'e se hayan cum-
ción simbólica de los mártires (20,4; cf. Ez 37,lss.). Al fin de plido los mil años" (20,3). Esto, :n la me~te del autor, ~o im-
los tiempos las naciones paganas (Gog y Magog) intentan un plica, ciertamente, durante el mismo periodo, la cesac1on ~e
último asalto contra Jerusalén (la Iglesia) y son aniquiladas todos los males y de todo pecado sobre la ti'erra, ya que exis-
(20,7-10; d. Ez 38-39); finalmente, vi'ene el juicio (20.13-15; tirán todavía naciones paganas que al fin de los tiempos des-
cf. Ez 39,21) y la descripción de la Jerusalén futura (21,9-22;
22,6-15; cf. Ez 40-47)". '" Cf. Mich 4,9ss. ; Is 66,5ss. Ko es necesario tocar a.qui la c~es
tión de si en la mujer del Apocalipsis ha visto el autor alguna relación
Es fácil entender, en este cuadro, cómo puede presentar el a la Santísima Virgen.
;xi Sobre este mismo tema véanse los comentarios al c.12. Por ejemplo,
m Ibid., p.13ss. BOISMARD, l.c.
348 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS C.13. LAS DOS CIUDADES 349
encadenarán todavía un último esfuerzo de persecuc1on gene- tesalonicenses con el Apocalipsis sobre el concepto de la lu-
ral (20,7ss.). Quiero decir que, para el autor, en el milenio me- cha suprema qu•e tendrá lugar en los últimos tiempos entre
siánico, Satanás está reducido a una impotencia relativa. Al fin Satanás y la Iglesia. El encadenamiento de Satanás en el fon-
de los tiempos Satanás será nuevamente dejado en libertad con do del abismo durante el milenio mesiánico (Apoc 20,1-2) res-
grandes facilidades para dirigir el último ataque a la Iglesia ponde al pensamiento de la segunda a los t'esalonicenses de que,
(20,7ss.). por el momento, el misterio de la iniquidad obra en secreto
En suma, lo qu'e dice San Mateo de la Iglesia bajo la figu- porque existe un obstáculo que impide su plena manifestación
ra de la ciudadela construida sobre la roca, pero objeto de (2 Thess 2,6ss.). La libertad de Satanás al fin de los tiempos
incesantes ataques de Satanás y 'de sus satélites, el último libro para un último ataque general contra la Iglesia de que habla
del canon, tomando pi'e de las primeras persecuciones romanas, el Apocalipsis (Apoc 20,3), responde bastante bien a la ma-
nos lo hace ver en un potente final apocalíptico de la historia nifestación del anticristo de la segunda a los tesalonicenses
general vista toda y de un modo realísimo y concreto como lu- (2 Thess 2,8). Paralelismo también entre los prodigios del an-
cha entre •el reino de Dios y el reino de Satanás. ticristo y su fuerza seductora por obra de Satanás de la segun-
da a los tesalonicenses (2 Thess 2,10-12) y la seducción y la
persecución general que, según el Apocalipsis, desencadena Sa-
La lucha contra Satanás en los últimos
tanás, en los últimos tiempos, contra la Iglesia por medio de
tiempos.
las naciones paganas (Apoc 20,8ss.). Finalmente, último y defi-
Un último rasgo: según el Nuevo Testamento, el paroxismo nitivo acto d•e la lucha entre el reino de Dios y el reino de
de la lucha de ~atanás contra los cristianos y la Iglesia se Satanás, la reducción a la impotencia absoluta de toda fuerza
tendrá en los últimos tiempos del mundo, de tal modo que, con adversa a Dios, es decir, de Satanás y de sus satélites: "y bajó
el correr de los tiempos, según la Escritura, no parece se deba fuego del cielo y los devoró. Y el diablo que los seducía, fué
una disminución, sino una intensificación de los ataques del arrojado al estanque d'e fuego y de azufre, donde están tam-
maligno y de su aparente éxito contra el reino de Dios. bién la bestia y el falso profeta y serán atormentados día y
En la epístola segunda a los tesalónicenses recuerda San noche por los siglos de los siglos" (Apoc 20,9ss.; cf. 20,14ss.;
Pablo su ens'eñanza sobre los últimos acontecimientos y los 2 Thess 2,8). Seguirá luego la venida del nuevo mundo de. la
signos que precederán a la última venida del Señor. Debe so- Jerusalén cel'este.
brevenir antes la gran separación de Cristo, la apostasía, y la
manifestación del anticristo. "El misterio", el s'ecreto, "de la
iniquidad está ya actualmente presente en acción" (2 Tim 2,7), En conclusión; es fácil ver cuán profundamente esté arrai-
pero, por el momento, desarrolla su acción secretamente. Exis- gado en el Nuevo Testamento el concepto de que toda la
t'e, en efecto, por ahora un obstáculo que retiene o impide su historia del mundo, especialm•ente toda la obra de la redención,
plena manifestación 21 • Mas apenas se quite ese obstáculo apa- en Cristo mismo, en todo cristiano individualmente y en la
recerá la defección de Cristo y se manifestará "el hombre de Iglesia en todos sus aspectos, contiene, esencialmente y como
pecado, el hijo de la perdición, el adversario que se exalta so- cosa que se halla •en el primer plano, una incesante y mortal lu-
bre todo lo que es Dios, o que es objeto de veneración, hasta cha no sólo contra el mal personal y nuestras pasiones, sino
el punto de sentarse en el templo de Dios, proclamándos'e a sí contra la misma persona del maligno y contra la persona de
mismo como Dios" (2 Thess 2,3ss.8). "Cuya venida será, por los ángeles satélites suyos. No existe en esto rasgo de un
la enérgica acción de Satanás, en toda suerte de obras maravi- verdad-ero dualismo en el Nuevo Testamento, porque Dios per-
llosas y portentos y prodigios de mentira, y en toda seducción manece siempre como el supremo creador y señor de todas las
de iniquidad en daño de los que perecen, en pago de no haber cosas. En el Nuevo Testamento es siempre vivo y esencial iel
abierto su corazón al amor de la verdad para ser salvos. Y por concepto expresado poéticamente en el prólogo del libro de
esto envíales Dios •eficiencia de seducción, para que den fe a Job (16ss.), que Satanás no sólo •es inferior a Dios y nada pue~
la mentira" (2 Thess 2,9ss.). de hacer sin su permiso, sino también, en cierto modo, contra
Es notable el paralelismo sustancial de la segunda a los su misma voluntad perversa, permanece al servicio de los ines-
21 crutables, mas infalibles, designios de Dios y no huye a su di~
2 Thes. 2,6ss. Se $,abe que la deter1ninación de este obstáculo &egún
el pensamiento de. San l'aolo es cuestión muy dis~utida y prC>bablemrente rección 22 •
insoluble. Cf., p.e¡., J. EVERRET FRAME, Epistles of S'. Paul to the thes-
salonictans (.Tho intern(ltional critical commentary) (lildimburgo, reimpre- 22 Cf. Le. 22,31: JI" buscadff y enco·111trad.o; 22,53; 2 Thes. 2,11: Por
sa en 1946) p.259ss. lo 1mismo, el Señor enviará; Ap. 22,3-7.
C.13. LAS DOS CIUDADES 351
350 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
Por 'eso nada hay de desesperación, ni de pesadilla, ni de ia fácil, pero de ningún interés, traer un gran número .de testi-
temor al demonio, ni siquiera pesimismo en el Nuevo Testa- 1onios extralitúrgicos, de los cual'es resulta que la visual d~l
mento, sino optimismo y confianza. Cristo es el más fuerte 'fuevo Testamento ha sido siempre conservada por la tradi-
(Le 11,12). Él ha vencido al mundo (lo 16,33). La victoria fi- ión patrística y, en el fondo, también por !ª
tradición esco-
~stica '2A. Por el contrario, interesa mucho mas relevar alg~r;i?s
nal está asegurada. Por esto es suficient•e estar unidos a Cris-
to (cf. 1 lo 2,13; 4,4; 5,4). Quien está unido a El vence infali- mntos de la literatura no litúrgica, en los cual'es la tradic10n
blemente al acusador en la sangre del Cordero (d. Apoc 12, 1osterior no sólo ha repetido lo que se encuentra en el Nuevo
1Oss.). Sin embargo, es innegabl•e que la revelación cristiana restamento, sino también, en cierto modo, lo ha desarrollado
está muy lejos de reducir toda la lucha entre el bien y el mal, , det•erminado.
en el hombre mismo y fuera del hombre, a una simple CU'estión
de naturaleza o de psicología, de tendencias y de pasiones. La Los demonios, el cuerpo humano, la vida paga~
Escritura está lejos del moderno pansicologismo naturalista. Ella, na y los elementos naturales.
como si'empre, también es en esto inmensamente personalista
y concreta. Los datos esenciales que se leen en el Nuevo Testamento
"obre la cuestión de cómo, con qué frecuencia y en qué s'entido
Juede estar presente el demonio en el cuerpo del hombre, 'en
2. Los PRINC1PALES DESARROLLOS DE LA TRADICIÓN POSTERIOR os elementos y en las cosas materiales en gen'eral, se reducen
FUERA DE LA LITURGIA EN TORNO A LA LUCHA CONTRA SATANÁS1
1 éstos: detrás de todo mal, moral o físico, está siempre el
nflujo de Satanás; su influjo sobre el cu'erpo humano y ~obre
Si tenemos bien clara en la mente la posición del Nuevo as cosas s'ensibles es también real y puede llegar hasta la mha-
Testamento en la cuestión de la vida del cristiano y de la Igle- Jitación y posesión propiamente: dicha; este influjo ~e Satanás
sia como lucha incesante contra Satanás y sus satélit'es, no es :s particularmente grande sobre las cosas que en: cierto modo
necesario, especialmente en orden a la explicación de la litur- ienen relación con el culto idolátrico.
gia que es nuestro fin preciso, pararse largamente so?r'e el pen- La tradición patrística recib'e estos datos esenciales d': la
samiento de la tradición y de la teología cristiana fuera de la :e en su generalidad. Quedaba, sin embargo, por saber como
liturgia sobre la misma materia. . :xplicar ulteriormente y representarse: concretamen~e, por dte-
El pensamiento cristiano posterior en torno a la d'emomo~o cirlo así, su aplicación: cuestión esta no de fe, smo de ex-
gía, desarrollado a partir del Nuevo Testamento con el in- plicación de la fe. . .
tento de determinar mejor los datos, se ha ejercitado, en •efec- Aquí, en la época patrística, 'en la misma Iglesia (sm em-
to, en torno a una serie de cuestiones que tienen su real im- bargo infinitamente menos que en las sectas heterodoxas), tu-
portancia para la t'eología en general, principalmente aquella vieron amplio curso una serie de opiniones que, en esta mate-
que trata de la naturaleza de los demonios y del modo pre- ria, se habían consignado 'en ciertos apócrifos judaicos (Testa-
ciso en que se realizó su caída '20 , o en torno a otras que inte- mento de los doce patriarcas, Libro de Henoch}, y algun as 1
resan directamente a la historia de la 'espiritualidad o de la otras derivadas de una adaptación cristiana de ciertos tratados
ascesis, como la de la psicología de las tentaciones y del dis- de demoniología del ambiente helenístico. De estos influjos ju-
cernimiento de espíritus. Pero estas cuestiones no ti'enen inte- daicos y h•elenísticos deriváronse en el modo de explicarse ulte-
rés directo para nuestra investigación. De ellas, poco más o riormente la fe algunas opiniones que con frecuencia se han
menos, no se encuentran rasgos en la liturgia. En torno al pun- encontrado en la antigüedad cristiana.
to que propiam'ente nos interesa, es decir, al concepto de la Los demonios, según tal modo de pensar, se introducen o
vida cristiana y de la Iglesia como lucha contra Satanás en habitan en el cu'erpo del hombre; incluso, se dice que deter-
general, puede sintetizarse la posición de la tradición y de la minados demonios, autores de determinados vicios, y como es-
teología posterior en los términos siguientes: ' pecializados en ellos {por ejemplo, los siete u ocho vicios capi-
Ante todo: la sustancia y también, hablando cuantitativamen- tales), se introducen y habitan en dteterminados órganos r1 ~1
t'e, la mayoría de las afirmaciones de la tradición posterior so-
' 1 "~'"'"'T.,;r;
bre este punto, está constituida simplemente por la repetición
24 Léa8e para mayor conven<'.ilniento el panorama de toda la euestión,
de cuanto a este propósito se lee en el Nuevo Testam'ento. Se- trazado desde un punto d3 vista mul)'' cercano al nuestro, en Dfot. de
S.vir., fasc.18-19 (l!H:i4) 152-234; J. DANIEiLOU, D!émon dans la littéra-
""Véase la mejor expl""ición en MANGE,NO'l' y T. ÜRTOLAN: Dict. de tu.re écclesiastique jusqu!d OrigiJ,ne; A. y C'. GUILLAUMONT, Dan,s la plus
'.Dhéol. Cath. 4 (1924) 339-407.
ancWnne littérature monastique; F. VANDERBROUCKE: Occident.
352 P.2.ª LITifRGTA Y COSMOS C.13. LAS DOS CnIDAD~S 353
cuerpo humano, en donde excitan pasiones, inducen al pecado nlos sobre los elementos, las plantas, los animales, para dañar
y atormentan el alma 25. al hombre e impedir que alcance su salvación. Tertuliano, por
Otra opinión es que· los demrnios están siempre presentes ejemplo, dice: "su obra consiste en dañar a los hombres ... De
donde domina la vida pa\'.l'ana idolátrica; se identifican con los este modo infHgen en los cuerpos enfermedades y desgracias;
dioses paqanos; se esconden dentro de los ídolos para recibir al alma, repentinas turbacion'es violentas. Para atacar ambas
honores divinos y aspirar el olor de !ns sacrificios y d•el in- partes en el hombre poseen su maravillosa sutileza y suavi-
cienso, en los que se deleita su pasionalidad material; presiden dad. Muchas cosas son posibles a las fuerzas espirituales; sien-
los cultos paaanos, dando oráculos, actuando en la magia, en do invisibles e imperceptibles s'e manifiestan m&ls en sus efec-
la astrología; causando sueños, turbaciones, pesadillas de todo tos que en sus acciones, si, por ejemplo, por medio de no sé
género; realizan malabarismos de todas formas para inducir a qué venenoso soplo invisible perjudican las frutas y las semi-
los hombres al engaño 26 • llas en flor; las dan muert•e, cuando germinan; las hieren, cuan-
Toda la vida paqana, no sólo la directamente cultual, sino do crecen; o también vician el aire por caminos desconocidos
también la civil. militar, comercial, las diversiones del teatro, a nosotros, expanden miasmas pestilenciales" 211 •
los honores militares y civiles, ya que toda ella está indisolu- Es fácil ver cómo en los tres casos precedentes: introduc-
blement•e unida con el culto pagano, es considerada como in- ción y habitación dte los demonios en el cuerpo del hombre;
festada por el culto demoníaco y formidable instrumento de vida pagana, incluso civil, infestada por el culto demoníaco; in-
Satanás para atar a los hombres en su esclavitud. Tertuliano, flujo nocivo de los demonios sobre los elementos naturales; la
que insiste particularmente sobre este t'ema, llama a todo este influencia de las opiniones judaicas y helenísticas no crea nue-
conjunto, como instrumento de Satanás, pompa diaboli 27 • vos puntos doctrinales, sino que sólo hac'e determinar o con-
Otra opinión todavía, que determina algo más los datos cretizar mejor los conceptos contenidos ya esencialmente en
ciertos del Nuevo Testamento junto con algunas opiniones de el Nuevo Testamento. Se ve también cómo una serie de ritos
los apócrifos judíos y helenos 2 3, es la cuestión de conside- litúrgicos de sentido antidemoniaco han nacido en este clima:
rar con muchísima frecuencia y casi naturalmente, de modo exorcismos del hombre antes del bautismo y b'endiciones con
especial en el ambiente pagano, el influjo actual de los demo- sentido antidemoníaco de personas normales, incluso después
del bautismo; el rito de la renuncia a Satanás y a sus pompas
"" Es, pues, la idea de Jo,s demonios eflpecializados en cada une> de Jo~ relacionado con el bautismo; los exorcismos y las bendicion'es
vicios y de su in,inuaci6n y habitación en el cuerpo humano. Tal idea
aparece en el 'Testamento de los do1ce patriarcas: Rubén (3,3,6). Se vuel- · antidemoníacas de cosas y de elementos de la naturaleza. No
ve a enrontrar t•n el Onrp11s hermetioum, p.ej., XVI,14-15; y se repite puede decirse, sin embargo, que estos ritos han nacido esen-
largament~ en las sectas hetere>doxas, romo en los escrito.<, pseudoclemen-
tinos, p.ej., Hom. IX,10: en los gnósticos, p,ej., en Valentín (<,f. CLE- cialmente en el terreno de falsas opiniones judías y helenas,
MENTE DE ALE;fANDUfA, Strom. II,20,14). Ecos de tales ide'1S aparec?n sino iniciados esencialment~ en el terreno de la misma Escri-
también en Tat'iano, Orntio 18; CLEMENTE DE ALEJ ANnRfA. Paeday. II,1.15; tura, cuya comprensión, en esta materia, puede decirse haber
On.fGENES, In J.os. ho,m. XV,6; J\'IINUCIO FÉLIX, Octav. 27,1-4.
26 En todo este> los cristianos aceptan ante todo la afirmación gene- sido facilitada en la 'edad patrística, incluso por la convergen-
ral de Ja Escritura, que dire que el culto ido,látrico es uni culto demo- cia, en el mismo sentido, a los ojos d'e los cristianos, de cier-
níaco. I-1uego ac?ptan la<;;. opiniones helenísticas en torno a los d·ai1no,nia,
espífitus intermediarios entre los die>ses y fos hombres que se ponen en tas opiniones derivadas de los apócrifos judíos o del ambiente
relación con el culto, los sueños, etc. Mi?ntras en el mundc> helenístico helenístico.
se co!1'sideraban a estos claimonia como seres benéficos, los cristianos, por
e1 contrario, considerándolo¡.., como srre.s maléficos, como dernonjos en el
sentido nuestro, satélites de Satanás. Cf., p,ej., SAN JusTINo, Apol. Los demonios, el bautismo, el martirio, la vida
II,5,2-6; ATENÁGOUAS, LegaLo 23-26. Luego el tema viene a ser común.
"'Cf. .T. H. WAszrNK, Pompa diaboli: Vigiliae Christianae 1 (194.7) monástica y el juicio particular.
13-41. Hobre la postura de Tertuliano en torno a nuestra cue.otión, véa-
se un buen resumen en, J. DANIELOU, Démon drans la littérat11re écclé- La tradición patrística,- en el 'Cuadro general del tema de la
sia.stiq1te jusqu'tt Origene: Dict. de Spir. fasc.18-19 (1954) 174-82. Esta
posición d~ Tertuliano en terne> a la ciudad p'1gana, inde1nndientPmente vida cristiana como lucha contra Satanás, ha explicado vigo~
de la cuestión de si el influjo es directo o indirecto, natural, filosófica- rosam'ente, además, incluso fuera de los textos litúrgicos, el
mente hablando, o no simplemente natural, no hace otra co,ea que seguir
fos principi0,~, del Nn?VO Testamento, especialmente en San Pablo, sc>bre sentido antidemoníaco de toda una serie de manifestaciones de
el culto idolátrico como culto de los demonios, y del Apocalipsis, sobre la vida cristiana, cuyo significado antagónico contra el demo~
las r>otencias paganas como instrumente>s de Satanás.
"' Se trata de la idea de que a todü elemento material presid~n Jos nio era sólo implícito o apenas acentuado en el Nuevo Testa-
ángeles, según Jos apócrifos (ángeles de la.s lluvias, del granizo, de los mento. Estos dtesarrollos tuvieron, a veces, grande importan-
vien.tos, 'etc.) : los demonios, según la doctrina helenística. En los am-
bientes cristianos se admitió que, inicialmente, se trataba de los ánge- cia en la misma expresión litúrgica, como tendremos ocasión
les buenos, colocados para la administración del universo; mas que lue-
go algunos de ellos cayeron, ,en, pecados y se hicieron perversos. "" Apol. 22,4ss.
Senrt. teol. Zit,,rg. 12
354 p.2.ª LITII'RGIA Y COSMOS
c.13. LAS DOS CIUDADES 355
de verlo mejor en seguida. Se trata, ante todo, del sentido an-
tidemoníaco del bautismo, tema contenido •equivalentemente en grado de santidad, incluso a vejaciones externas de toda espe-
el Nuevo Testamento en el concepto del bautismo como muerte cie, visibles y sensibles M. No necesitamos detenernos en todo
y resurrección con Cristo, muerte al pecado, a la carn'e, re- esto para nuestro fin de la explicación d'e la liturgia.
nuncia al hombre viejo, principio de la nueva criatura en Cris- Por el contrario, debemos mencionar, a causa de la influen-
to, etc. Viene luego un notabilísimo desarrollo del sentido anti- cia que ha tenido en las liturgias antiguas y actuales, la opi-
demoníaco del martirio 30 , tema sólo acentuado, si bien explí- nión que Orígenes tomó del mundo hel'enístico 35 , de la parte
citamente, en la Escritura (Apoc 12, 11). que corresponde aun a los demonios también después de la
Bautismo, martirio, vida ascética de las vírgenes y vida muerte en el juicio particular. Cree él que el juicio particular
monástica son conceptos y realidades íntimamente unidos en de toda alma después de su muerte, durante cierto espacio de
la tradición antigua, porque el martirio es considerado como tiempo, según parece, se desarrolla a través de los espacios de
el testimonio y el desarrollo supremo del bautismo, y la vida las esferas celestes que rodean esta tierra y que toda alma ha
ascética y monástica se consideran como sustitutos del marti- d'e atravesar necesariamente para unirse a Dios. En la entrada
rio 31 • Por lo mismo, nada hay de extraordinario que, por la de toda esfera están los demonios representados ya como leo.
manifiesta percepción del sentido profundamente antidemonía- nes prontos a devorar el alma o a impedirles el camino, ya
co del bautismo y del martirio, se llegas'e a ver la vida ascética como examinadores delante d'e los cuales ha de ser examinada
en general, y, a partir del desarrollo del monaquismo, la vida el alma y, según los pecados y vicios que traiga consigo, ha
monástica en particular, especialmente en su forma eremítica, de pagar el tributo de los mismos 36 • Este modo imaginativo,
como formas eminentes de la lucha contra Satanás que dis- tomado del helenismo, de representar y concr'etizar lo que
tingue al cristiano. impone la fe cristiana en torno al juicio particular de toda al-
Orígenes da tal desarrollo al tema primero, que toda su doc- ma, ha tenido grandísima aceptación en la antigüedad, tanto en
trina espiritual, en su aspecto principalmente negativo de asce- Oriente como en Occidente, especialmente en algunas partes,
sis propiamente dicha, se desarrolla prácticamente en todos sus hasta el siglo XIII 37 • El viaje del alma a través de las diversas
detalles en el cuadro de la lucha contra el demonio 32 • El tema esferas, estaciones, oficinas, thelonia,, para sufrir el examen,
segundo, la vida monástica, especialmente eremítica, como for- acompañada de los ángeles bu'enos, que patrocinan la causa,
ma eminente de lucha contra Satanás, constituye uno de los especialmente de San Miguel, el gran conductor de las almas,
conceptos básicos de la Vita Antonii de San Atanasia y s'e en- o psicopompo, en este peligroso viaje 3 •8 , y acosada por los de-
cuentra luego muy acentuadamente en toda la hagiografía mo- monios, examinadores y tasadores que quieren impedir su as-
nástica siguiente, como en la vida de San Pablo Ermitaño, de
San Hilarión, de Maleo, escritas por San Jerónimo, y 'en las "' Para la misma cuestión en Orígenes. cf. BETTENCOURT (cit. en Ja n.30)
p.67:<~. En E.vagric>, cf. Diot. de Spir. fasc.18-19 (1954) D'ém.on 203.
descripciones de la vida de los monjes que aparecen en la His- La V•t·a 1lntomi da el ejemplo v·ráctico más célebre de la literatura an-
toria monachorum, en la Historia Lausiaca, en los Apotegmas tig¡ua.
1'" Cf.
de los Padres, en las Colaciones de Casiano. Evagrio Póntico p. 'VFJNDLAND, D·ie he!lenistische rorndsche K11ltur (Tiihingen
1912) n.35; 170ss.
es quien más ha teorizado este aspecto de la vida monástica 3 3. ,. In J,c. ho·m. 23 (ed. Rauer) p.154ss. Nótese, ;in <>mhargo, que Orí-
Incluso se formuló, generalmente, el principio de que cuanto gmes, al expresar esta teoría, tiene conciencia de expresar una cosa
desacost~mbrada para la fe de] simple pueblo •ciristiano: "Els cosa peli-
más sub'e la vida del cristiano a la perfección, tanto más aumen- grosa; ,sin embargo ... "
tan y se ha.cen astutos los esfuerzos de Satanás para hacerlo 07 Of. J. RrvIERE, Le role d.u démon au jugmnent partici;lier e.hez l<s
Pi"1res: Rev. des Sciences Relig. 4 (1924) 43-64 ;· B. SE'RPILLI, L'offer-
caer, llegando, principalmente contra quienes están en un alto torio d.ella messa aei defunti (Roma 1946) p.64ss. Cf. también la tesis
manuscrita de A. RECHEIS, Engtl, Tod unid ,r;;eelenrei8e, defendida ~n
00 Véanse algunos testimonios lle Hermas, San lg-nado de .A.ntioquía y S;i:;n ~nse~mo . (Roma 1953'). Se trata, naturalmente, de una repcresenta-
diYersas actas de martirios en J. DANJE:LOU: Dict. de Spir. fac.1,8-19 c10n imagmar1a y no de una exposición dogmática del modo en que se
{1954) 17!J-8,2. Las aetas de• Santa Perpetua han sido estudiadas desde realiza el juicio parti<\ular; más 01 meno$., como también hrny. se continua
esü punto de vista poi· F. DiiLGER, Der Kairnpf mit dem Aegypter in der describiendo con colores concretos los tormentos del infierne> y Jos goces
Perpetua Visi·on. Das Jlfartyriurn als Kampf mit ítem Telufel: .A.ntike und del paraíso•. San Cirilo de Alejandría, que más que ningún otro l'adre
Christentum 3 (1932) 177-188. Para la misma cuestión en Orígenes, prodigó las uPscrípciones· del juicio particulacr del alma ( Hom. 14 de exi-
véas~ S. BETTENCOURT, Dodi'imiw Origenis asoetiO(IJ, seu qu,j,d do·c-uerit de tu anirn.aa: PG 77,1072ss.), no de-ja de amonestar : "Mas en aquel juicio
ratio""e anima1e hn1nanae cum d.aemombtts: Studia Anselmíana 16 (Citta no. se ~iene n:lcesidad de acusadores, de testigos, de demostraciones y de
del Vaticano 1945) p.11 '.!ss. refutac10nes. Todo aquello que hayamos hecho, dicho, querido, Él lo prc>-
"' Cf., p.ej., E. MALONE, The •mlO""~ •and. the martyr. Th0 monk as the pone ante los ojo:~ de los culpables" (ibid., 1072). Las descripdones del
successor of the ma¡rtyr (Wáshington 1950). viaje o de los exám:lnes del alma en las altas esferas, entendidas como
"" Cf. BETTENCOUltT, c-it. en la n.30. descripciones imaginarias, no suscitaban dificultades do,gmáticas incluso ,si
"' Cf. detalles en _A. e, GUI.LLA)JJllO!l'.l': Dict. de Spir, fasc,18-;Lll {1954) algunos de· aqu·~llos que las usaban no distinguían con mucha claridad
j)é#t0$ 189-212, la descripción imaginaria y la realidad dogmática .
.. Cf., p.ej., SERPILL.r, !.c., 87ss.
356 P.2. ª LIWRGIA Y COSMOS
C.13. LAS DOS CIUDADES 357
censión a Dios, es un tema que se encuentra frecuentemente tas, Orígen'es, y tantos.otros después de él, nos han representado
en los Padres, en los apócrifos y en las liturgias. También fué las relaciones entre el alma individual y los demonios inme-
esto un modo d'e traducir y de representar en la imaginación, diatamente d'espués de la muerte, en el juicio particular. Los
según las ideas cosmológicas y demoniológicas del ambiente thelonia (oficinas de registro o examen) fueron una opinión
helenístico, el gran tema de la Escritura de la vida cristiana sobre el modo de imaginar concretamente un hecho afirmado
como una lucha continua e incesante contra Satanás y los de- en su sustancia por la fe: el juicio particular; opinión que no
monios, sus satélites. De 'esto puede juzgarse, una vez más, has- ti'ene ninguna tradición dogmática y, objetivamente habland0,
ta qué punto este concepto de la fe cristiana haya permanecido fué reconocida luego como errónea.
vivo en la psicología religiosa de toda la antigüedad. En seme- El segundo punto que hay que observar es que no se tra-
jante clima han nacido y se han _formado la~ liturg~as en el ta evidentement'e de aceptar, sin otro examen, la realidad de
curso d'e los siglos. Se comprendera, por lo mismo, como apa- todas las supuestas visiones demoníacas de las que, por ejem-
rece en la liturgia la realidad de la lucha contra Satanás como plo, se habla largamente en la literatura monástica y hagio-
un aspecto esencial de la visión cristiana del mundo. gráfica antigua. Supongamos que las bestias vistas por San
Antonio, según la Vita Antonii o los p•equeños "etíopes" que
creía ver Macario por la iglesia mientras salmodiaban los mon~
3. Qué COSA ES DE FE Y QUÉ COSA NO LO ES EN LAS AFIRMACIONES jes y tantos otros casos semejantes, hayan sido verdaderamen-
DEL NUEVO TESTAMENTO Y DE LA TR!'IDICIÓN POSTERIOR EN TORNO te apariciones diabólicas. Desde el punto de vista teórico-teo-
A LA LUCHA CONTRA SATANÁS lógico es perfectamente posible. Desde el punto de vista his-
tórico no se ve por qué, a muchos casos d'e éstos, se deba ne-
Llegados a este punto no puede 'eludirse la cuestión siguiente: gar a priori toda probabilidad. Todo esto no es inaudito en la
¿Se quiere tal vez decir que la Lucha contra Satanás, como se ha vida de los santos, como, por ejemplo, en la vida del cura
delineado en el Nuevo Testamento y más aún 'en las opiniones de de Ars. Pero otra cosa es que todas esas narraciones sean
la tradición patrística, no presenta, objetivamente hablando, nin- auténticas. Se nec'esitaría tener otras posibilidades de control
guna cuestión al teólog~, .Y que aque.llas. ?fir~aciones,. tal. ~o y de crítica de textos y de hechos para llegar a una opinión
rno 'están, no requieren mnguna exphcac10n m determmaaon? fundada. Mas, desde el punto de vista teológico, la cosa no
Afirmarlo sería, a mi parecer, una cosa evidente. No parece tiene importancia.
posible pueda evitarse la cuestión espontánea del lector actual El tercer punto y el más importante 'es que, admitido el
que ha leído las afirmacion'es del Nuevo Testamento y espe- fundamento de las dos observaciones precedentes, queda to-
cialmente de la tradición posterior en torno a estas materias; davía, en el Nuevo T estam•ento y en la tradición, un material
pero, en el fondo, ¿qué cosa se ha de admitir en todo esto? inmenso de afirmaciones demoniológicas ante el oual se prue-
Y tal vez diga alguno: ¿no se intenta con esto. remontarno~ a ban las dificultades aludidas. ¿En qué consisten estas dificul-
las opiniones ingenuas de los antiguos en cuest10nes demomo- tades? Helo aquí: exceptuados tal V'ez algunos casos raros en
lógicas? No veo cómo poder negar que •es justificado el temor los que ningún católico piensa negar que se trate de verda-
del hombre moderno de sentir cierto desasosiego ante las afir- deras y propias obsesiones o posesiones diabólicas, en la inmen-
maciones de las opiniones patrísticas y, en cierto modo, tam- sa mayoría de los casos se narran desgracias físicas, psíquicas y
bién de las d'e la misma Escritura, sobre la parte de los demo- morales de todo género, a propósito de las cuales el Nuevo
nios en las desgracias físicas y morales de todo género que Testamento y la tradición posterior hablan de influjo demo-
nos afligen. ¿Dónde está la r_aíz de este desasosi~go Y. c~ál. será níaco, de posesiones demoníacas, de lucha demoníaca, 'etc., ¿no
el criterio que nos p'ermitira hacer las necesarias d1stmc1ones
se trata tal vez de fenómenos físicos, fisiológicos, psicológicos
y precisiones? He aquí lo que, según mi parecer, se deba decir
y morales simplemente naturales? ¿Por qué admitir la inter-
a este propósito. . . vención personal d'el demonio? Y si todos estos casos son na-
Ante todo: que los demonios habitan de modo 'especial en
turales, ¿qué queda de la afirmación general de la Escritura y
el aire fué una opinión helenística a la que alude San Pablo,
de la tradición de que toda la vida del cristiano y de la Iglesia
pero, como nos afirma el dogma, sin hacei;l~. objeto d.e fe. No
existen afirmaciones dogmáticas sobre la op1mon postenor de los es una lucha continua contra Satanás y los demonios? Si se
trata de fenómenos natural'es, en el fondo, ¿no sería más pre-
demonios especializados en algunos vicios; ni tampoco e~ la
ciso, invirtiendo el texto de San Pablo, decir que nuestra lu-
de San Miguel como especial conductor de las almas o ps1c~
cha no es, ante todo, contra los príncipes, las potestades y los re-
pompo. Excluyamos también ~l. modo imagin~ti':'º. en q~e, ~1- gidores de est'e mundo de tinieblas, sino, simplemente, contra
guiendo las opiniones cosmologKas y demornolog1cas helems-
C.13. LAS DOS CIUDADES 359
358 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
re analizar ,en su 'estructura metafísica, que abstrae de lo con- pués del pecado. Mas para entender 'este mismo poder no de-
creto del tiempo y del espacio y de los individuos: distingue, bemos partir de la consideración puramente filosófica y abs-
ante todo en una cosa, lo que en ella, en todo estado y con- tracta de la naturaleza del hombre y del mundo, sino de la
dición de tiempo, de 'espacio y de individuo, es necesario, y consideración del estado concr•eto histórico y del hecho del
lo que no lo es, y determinar todo aspecto según los grados hombre mismo y del mundo antes del pecado en el paraíso
diversos en la escala del ser necesario y universal. En esta terrenal.
perspiectiva la "naturaleza" de una cosa es la misma esencia Ahora bien, concreta e históricamente hablando, el mal mo-
metafísica de esa cosa: esencia necesaria, universal, idéntica ral y físico, si se ha ensañado sobre el hombre, no es, cierta-
en todos los individuos y estados concretos diversos en que mente, por simple efecto d'e la voluntad del hombre, sino por
pueden encontrarse suc'esiva o simultáneamente; y, con mayor efecto de la volunttád del hombre instigado e influido por Sa-
precisión, es la esencia metafísica de esa cosa en cuanto es tanás y como manifestación de la Lucha no sólo entre el bien
principio de sus operaciones específicas. Vista de 'este modo, y el mal, sino entre Dios y Satanás, entre el reino de Dios y
una cosa es natural en cuanto pertenece a esa "naturaleza"'· el reino de Satanás. El estado de la expoliación de los bienes
sea porque la constituye (como son naturales al hombre 'el de la gracia y de los dones sobrenaturales, en el que ha caí-
cuerpo y el alma) , sea porque procede de ella necesariamente do 'el hombre por influjo de Satanás, es un estado de verda-
(como el ser corruptibl•e el hombre, poder tener dolores, enfer- dero pecado, de aversión a Dios y de esclavitud bajo Satanás.
medades, ser mortal, tener pasiones, pod'er usar mal de la li- Toda consecuencia del pecado original, a la que todavía esta-
bertad y cosas semejantes), sea porque lo exige la misma na-
mos sometidos, es siempre ejercicio del pod•er de Satanás so-
turaleza como m'edio necesario para poder alcanzar un fin ne-
bre el mundo y sobre nosotros; no sólo pecados personales,
cesario (como es para el hombre el ser sostenido por Dios en
sino también tentaciones de toda suerte, pers'ecuciones, tribu-
cualquier acción suya, sin lo cual no podría obrar de ningún
modo). laciones, influjos nocivos de los elementos infrahumanos, in-
La visual filosófica en el concepto de naturaleza no se in- fortunios, enfermedades de todo género, muerte; 'en la escala
teresa de hecho del estado histórico, concreto, de las cosas, infinita de males físicos, psíquicos y morales, a los que ahora
sino de su estructura metafísica. Si se encuentra una cosa en estamos sujetos y también el mundo, se manifiesta efectiva-
el hombre o en el mundo dentro de la línea de su estructura m'ente el influjo de Satanás, su poder, su lucha incesante con-
metafísica, 'en el sentido predicho, el filósofo no se preocupa tra el reino de Dios. Tales aparecen sin dificultad las cosas a
al considerarla de saber si, históricamente hablando, tal cosa quien, siguiendo la revelación, las considera históricamente a
se manifestaba efectivamente y mucho menos si debía mani- partir del estado paradisíaco donde el hombre, en virtud d'e la
festarse en el estado histórico primitivo d'el hombre y del mun- gracia y de los dones preternaturales gozaba de inmunidad de
do; para él será simplemente "natural". Así que el hombre todos estos males.
esté de hecho sujeto a la corrupción, reciba efectos nocivos d'e Hoy hemos olvidado demasiado los dones preternaturales
los elementos naturales, tenga dolores, enfermedades, muera, de que gozó el hombre antes del pecado y, por voluntad po-
tenga pasion'es, use a veces mal de la libertad, para el filósofo sitiva de Dios, hubiera debido gozar siempre. Aunque tales do-
a la luz solamente de la perspoctiva filosófica, todas estas co- nes 'estaban sobre las exigencias de la naturaleza filosóficamen-
sas son y han de ser dichas simplemente cosas "naturales", aun- te considerada, sin embargo, formaban parte del estado en que
que no hayan pertenecido al estado histórico de la humanidad. se encontró primitivamente la naturaleza del hombre. Por vo-
Para explicar todo esto, para quien se atiene a la visual sim- luntad divina debieron siempr'e formar parte de él. Haberlos
plemente filosófica, no es necesario recurrir a procesos y a perdido significa para el hombre estar en un estado contra la
agentes fuera de los límites de la "naturaleza" del hombre voluntad de Dios y diferente de lo que fué primitivamente; sig-
mismo. nifica estar en 'estado de pecado. Si se echa en olvido los do-
Estas observaciones son, a mi par'ecer, la clave para re- nes preternaturales no puede entenderse el pecado original ni
solver la cuestión que nos interesa. Si queremos entender la sus consecuencias, y, por lo mismo, no puede entenderse el in-
mentalidad de la Escritura y de la tradición antigua -y, por flujo real de Satanás sobre el hombre y sobre el mundo des-
lo mismo, de la liturgia-al concebir la redención y toda la pués del pecado original, ni hasta dónde se extiend'e efectiva-
vida d'el cristiano y de la Iglesia como lucha personal y con- mente la lucha que nosotros debemos entablar actualmente
creta contra Satanás, debemos esforzarnos por entender cómo contra él. La Escritura, cuando pone al primer plano de la
concibe la Escritura el poder real y personal de Satanás des- atención en ~ concepto de redención la lucha personal contra
c.13. LAS DOS CIUDADES 363
P.2.' LITURGIA y cosMos
impedirnos exagerar 'el influjo de Satanás sobre nosotros y de
Satanás, no hace otra cosa que ponerse lógicamente en esta concebirlo como si se ejercitase por caminos que, filosófica-
visual histórica. mente hablando, están todos y siempre sobre las fuerzas na-
En esta perspectiva, la obra de Cristo y los dones que Él turales, como se realiza •en los casos que hoy llamamos pose-
nos obtiene no son solament'e algo que viene a perfeccionar y sión u obsesión propiamente dicha. Que la revelación no nos
coronar un mundo y una naturaleza en estado casi indiferente impone creer ni siquiera cuando el Nuevo Testamento habla
o neutral delante de Dios-como desearía creer en modo más en su sentido, d'e "posesión" o de acción diabólica. '
o menos consci'ente el naturalismo, muy difundido en la actua- Mas no veo cómo puede negarse; tal aspecto de la cues-
lidad-, sino que son una "redención", un "rescate", una "li- tión permanece todo sintetizado, secundario, ya que, detrás
beración" del hombre y de todo el cosmos, y esto no sólo de de todo mal físico y moral que nos hi•ere, está efectivamente
un estado adverso a Dios, sino también y principalmente de el influjo personal de Satanás. Y, en efecto, tal preocupación
una persona adV'ersa a Dios, a aquel Dios que nos "ha arran- no se encuentra en la Escritura ni en la tradición antigua, ouya
cado del dominio de las tinieblas y nos ha transportado al rei- perspectiva, tanto en el modo de consid'erar todas las cosas,
no de su Hijo amado" icol 1, 13). · como en el modo de considerar nuestras relaciones con Sata-
Ésta es la gran catequesis que la Escritura y la tradición nás, no es, repitámoslo una vez más, en primer lugar, entitati-
antigua, bajo el tema de la lucha contra Satanás, dan a nu'es- va, sino histórica, porque 'ella ve todas las cosas, ante todo, en
tro moderno naturalismo: el hombre, después del prim'er pe- la perspectiva de la historia sagrada.
cado, no se encuentra en un estado normal y de indiferencia
filosófica ante Dios, sino en un estado catastrófico de aver-
sión a Dios, y en •este estado él no está solo ante Dios, sino 4. LA LITURGIA DE LA INICIACIÓN CRISTIANA Y LA LUCHA
que ha elegido entre Dios y su enemigo y de este modo se CONTRA SATANÁS
encuentra implicado en la gran lucha dramática y cósmica que,
desde la caída del áng•el, separa el reino de Dios del reino de Con lo dicho, creo que estamos suficientemente prepara-
Satanás. La misma redención en Cristo, porque nos devolvió dos para estudiar y entender la liturgia sobre el tema die la lu-
la gracia, mas, por el momento, todavía no los dones preter- cha contra Satanás. Si, efectivamente, la lucha contra Sata-
naturales, nos reintegró nuevamente diesde ahora en las filas nás aparece con caracteres tan vivos en la historia sagrada,
del reino de Dios, pero no nos sustrae todavía al posible y misterio de Cristo, misterio d•e la Iglesia, que la revelación
muy personal y efectivo influjo de Satanás y de sus satélites, cristiana nos propone como visión general del mundo, no hay
influjo que s•e ejerce sobre nosotros toda vez que nos infiere por qué extrañarse de que aparezca vigorosamente acentuada
algún mal físico o moral. Por lo cual, realmente, nuestra lu- en la liturgia, que no quiere s•er otra cosa que la concretiza-
cha no es sólo contra la carne y la sangre, sino, principalmen- ción y actualización del misterio de Cristo bajo el velo de sig-
te, contra Satanás y sus satélites, que obran también a través nos sensibles y eficaces.
de las molestias que nos afligen la carne y la sangre. Como en la revelación en gen'eral, del mismo modo tam-
Admitido esto, 'es plenamente legítima y útil y nada con- bién· en la liturgia Satanás está si'empre en todas partes pre-
traria a las predichas verdades, la preocupación de determinar sente, al menos en el plano segundo, como el gran antagonis-
en cada caso concreto de mal físico o moral, si el influjo per- ta d•el reino de Dios y, por lo mismo, de la actuación del mis-
sonal de Satanás o de sus satélites, que obra a través de los terio de Cristo. El material litúrgico de las liturgias históricas
males dichos, •es directo o indirecto, próximo o remoto; si se Y actuales es, en este aspecto, abundantísimo. No es inten-
ejerce a través de fuerzas y procesos que, filosóficamente con- ción mía referirlo íntegramente en su materialidad. M'e intere-
siderados, están sobre la "naturaleza" o son, por el contrario, sa principalmente conseguir una integridad formal, es decir,
simplemente "naturales"; hasta qué punto y d'e qué modo, en recorrer todo el campo de la liturgia, dividido en liturgia de
un caso determinado, los elementos de influjo demoníaco que, los si'ete sacramentos, junto a los demás ritos en conexión con
filosóficamente hablando, son "naturales", se entremezclan 'en la administración de los mismos; en liturgia de los sacramen-
aquellos que, en la misma consideración, no lo son. Esta pre- tales, que no forman parte inmediatamente de los ritos de los
ocupación es plenamente legítima y una consideración más siete sacramentos y en la liturgia de los ciclos litúrgicos; pre-
atenta y un conocimi'ento más preciso de la "naturaleza" del sent~r la ~?cum•entación suficiente para hacer ver que, en la
hombre y de las cosas, así como de los procesos y de las fuer- cons1derac1on de la liturgia histórica y actual y al segundo
zas de esta "naturaleza" a la luz de la sola filosofía nos ayu- plano de su perspectiva, Satanás está efectivamente presente
dará a satisfacerla. Y tiene esto también su real utilidad para
364 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS c.13. LAS DOS CillDADl':S 365
'
como el gran antagonista del reino de Dios y del misterio de Paélres, un sentido directamente antidemonia~o. Para darnos
Cristo. cuenta de esto basta repasar brevemente los .ritos bautismales
La cosa, litúrgicamente, se concretiza, ante todo, en los que 'estuvieron en vigor en los siglos 1v-v "1 . Así se compren-
ritos de la iniciación cristiana, especialmente en los ritos bau- derá también el valor de los temas antidemoníacos conservados
tismales. Efectivamente, ya en la Escritura (Rom 6, 1ss.), se en el Ordo baptismi de nuestro actual ritual romano.
presenta al bautismo con un tema principal único; pero con
doble aspecto: muerte y resurrección; muerte al pecado, nue-
va vida de la gracia en Cristo; mu'erte al hombre viejo, naci- Los ritos sobre los audientes.
miento del hombre nuevo en Cristo. Pero sabemos que, para
la misma Escritura, pecado y Satanás, hombre viejo y Sata- Las mismas ceremonias que acompañaban la admisión dr
nás están indisolublemente unidos. Por lo mismo, es natural alguno al simple catecumenado en la categoría de audientes
que ya las prim'eras generaciones cristianas formulasen y con- o auditores 42 se concentraban todas sobre el tema: liberación
cretizasen incluso ritualmente el tema del bautismo simplemen- de Satanás y camino abierto a Cristo. De este modo, desde el'
te como una liberación de la esclavitud de Satanás y nacimien- principio, la c'eremonia de la insuflación sobre el rostro iba
to de la vida en Cristo en la lib'ertad de hijos de Dios. acompañada de una fórmula de exorcismo. La insuflación era
Además, según el mismo Nuevo Testamento, el bautismo un gesto despreciativo contra Satanás, cuyo significado era in-
señala precisamente el momento decisivo inicial del gran paso mediatamente subrayado por el exorcismo. El significado de
de las tini'eblas a la luz y el comienzo de la vida nueva que toda la ceremonia lo resume Juan Diácono de 'este modo:
luego deberá crecer y expansionarse durante su peregrinación "después de la insuflación el catecúmeno es exorcizado, a fin
por este mundo, la reintegración del hombre de la esclavitud de que, expulsado Satanás, sea preparada en él la entrada d'e
d~ Satanás en las filas de los hijos de Dios. Era natural que Cristo, nuestro Dios" 43 • El significado en la antigua Iglesia
los cristianos concibiesen el bautismo como el gran momento de esta ceremonia para tener viva en torno al hombre y al
inicial de la lucha contra Satanás, el momento decisivo de la mundo la concepción histórica, sobrenatural y antagonista con-
primera fase en la que Cristo y Satanás se dan batalla en cada tra Satanás, era profunda, como puede verse por el razona-
una de las almas: Satanás, para conservar al alma en su 'escla- miento que San Agustín no se cansa de inferir contra el natu-
vitud; Cristo, para liberarla y traerla a la luz. Finalmente, ya ralismo pelagiano por el hecho de que la insuflación no se omi-
que, según toda la Escritura, el influjo de Satanás es más activo tía ni siquiera en los niños 44 • El rito, como se sabe, está toda-
y manifiesto en el paganismo y en el culto de los ídolos, era
también natural que 'el valor antidemoníaco del bautismo fuera ' 1 Cuáles sea~1 estos ritos, ~~ puede ver, p.ej., en RIGHETTI, II p.652-
680. Un materrnl bastante rico sobre este punto, sacado esencialmente
ante todo percibido y puesto de relieve entre los convertidos del de Jos PadreR griegos del si,::lo IV, se encuentra "n J. DANIELou, Bible
paganismo. et lit1t.-gie (París 1951) p.30-96, donde se resefían los temas principales
de los ritos bautismales en la explicación que han dado: d" ellos Jos
De hecho, ya San Justino, hablando de la invocación del Padres.
42 Se sabe que ellos formaban, entre los mismos catecúmeno,.., una ca-
nombre de Jesús con valor exorcitatorio, en conexión, según
tegoría distinta de la de aquellos que, al principio de la Cuar"sma se
se cree, con una profesión de fe que podría ser la profesión habían obligado a redbir el ba,utismo en la próxima Pascua, sometiéndose
de fe bautismal, parece aludir realmente al valor antidemonía- Juego, durante el miismo verfodo, a una bien determinada preparación in-
madiata al sacramento, y eran los llamados comp•onente·s, electi, photi-
co y exorcitatorio del bautismo 39 • También, en Tertuliano, se zo,11ie1Wi.
manifiesta claramente el sentido antidemoníaco del bautismo .. Emsufflatus igitur elIJ(Jrcizatur, u1t, Jugato diab.olo, Chri8to Deo nos-
mediante la ceremonia de la renuncia a Satanás '4º y aparece tro paret1tr inJtroitus (Carta a Henario 3).
44 Cf., p.ej., De nupt. et oonci1p. I.22,20; Contra lul. VI,11-5 · De
en plena liUz en las ceremonias del bautismo 'en los siglos IV gratda Christi et de pecoato origina U IJ,45 ; Opus imperfectum nr' 182.
y v y en las explicaciones que dan los Padres de la misma Léase, p.ej., el pasaje siguienta: "La fe cristiana, que los herejes re-
cientes han comenzado a impugnar, no d.uda de que cuantos han sido
época. Los ritos más característicos en este sentido y que se limpiados por el lavado de la regeneración, han sido rescatados del poder
encuentran en todas las liturgias fueron los exorcismos y la¡ del diablo, y qua cuantos no han sido re' catados por medio de esta re-
generación, incluidos Jos nifíos hijos de quienes ya han sido redimid-Os,
renuncia a Satanás. También la bendición del agua bautismal, son esclavos del voder del mismo diablo, a menos que sean ellos redi-
común a todas las liturgias, contiene siempre y esencialmente mide>s por la miITTlla gracia de Cristo. No dudamo.,, nosótros que se axtl0n-
da a to<las las ed'.ldes aquel benefirio de Dios de! qua habln el Apóstol;
un sentido antidemoníaco. Pero, además, a casi todos los de- de aquel Dios el cual nos ha sustraído del poder de las tinieblas y nos
más ritos se añadieron, al menos 'en la explicación de algunos ha transporta!lo al raino de su Hijo amado. Cualquiera que nie¡:::1 que
los nifíos, cuando han .>ido ba.utizados, son arrancados de este poder de
las tinieblas, del que el diablo es el príncipe, es decir, del po¡ler del
.. Dial. 30.85. diablo y de sus ángeles, es refutado por la verdad de los mismos sacra-
~ DIJ speot. 4 ; DIJ Oar, l3; ])e amma SIS. mentos de la Iglesia, a los que a ninguna herética novedad ll$t!\ permi-
366 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
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vía en vigor en el ritual romano 45 • A la insufla.ció? y al e:i/or- huy.en a esconderse y éstos la rodean como a miembro de la
cismo seguía la imposición de las manos para s1gmficar la san- familia" 47 •
tificación del alma en su aspecto positivo. .' Para comprender plenamente el s'entido de la consignatio
En Occidente venía luego (otras veces se hacía en diversos hay 'que situar esta ceremonia en e~ cuadro general del sig.ni-
momentos d•e la ceremonia) la· imposición del signo de lal cruz ficado que los cristianos daban al signo de la cruz en la vida
sobre la frente del candidato ( consignatio: :.Sphragis). El signo en ~neral. Ahora bien, entre otros, el significado antidemo-
de la cruz es fundamentalmente signo de pertenencia y de con- níaco de la cruz en la vida cristiana en general es acentuado
sagración a Cristo, a su grey, pero.'_ por der~vaci~n, también vigor6samente. Así se expresa, por ejemplo, la Trnditio, de
signo de reconocimiento, de proteccion, de ahsta~iento en ~l HipóÜto: "Cada vez que er'es tentado señala con .reverencia
ejército de Cristo y estandarte de lucha. Por lo m_ism~, .era fa- tu frente con el signo de la cruz. En efecto, el signo de la
cil ver en ello un aspecto antidemoníaco. Tanto mas facil ou~n pasión es trazado contra el diablo si se hace con fe, no para
to que el signo de la cruz, refiriéndolo a Cristo, no es ~n sig- que lo vean los hombres, · sino con espíritu cristiano ( per
no convencional cualquiera, sino iel instrumento y el simbolo scientiam), oponiéndolo como escudo. Si el adversario ve la
de su pasión y, por lo mismo, de su máxima batalla y supre- fuerza del Espíritu trazada externamente, pero saliendo del in-
ma victoria sobre Satanás. Por algo más de una vez se re- terior ... se pone 'en fuga temblorosamente" '48 • A su vez, Ter-
cuerda en el Nuevo Testamento la victoria de Cristo sobre tuliano nos hace ver el uso común de los cristianos: "si nos
Satanás en un cont'exto donde se habla de su muerte y de su
ponemos en camino, si salimos o entramos, si nos vestimos,
cruz 4 ". Los Padres y las liturgias no pusieron de relieve ar-
si nos lavamos o nos sentamos a la mesa, si vamos al lecho,
bitrariamente 'el sentido anrtidemoníaco de la consignatio crucis.
si nos sentamos, 'en estas y en todas nuestras acciones nos sig-
San Cirilo de Jerusalén, por ejemplo, dice que en el alma el
namos la frente con el signo de la cruz" 49 • ¡Qué terror causa
Señor "imprime su saludable y admirable sphragis que temen
los demonios, reconocen los ángeles, de modo que aquéllos este signo a los demonios!, dice Lactando; sábelo quien los ha
visto huir, cuando se traza sobre los cuerpos de los posesos. 60 •
tido' suprimir o .cambiar en la lgle,.ia de Cristo, porque la Cabeza rige San Cirilo de Jerusalén insiste con freouencia sobre la eficacia
y ayuda a tc>do el cuer1po, a los g1'andes y a los p2-Quelios. Con toda ve·r- antidemoníaca d•el signo de la cruz y recomienda a los cristia-
dad, pues, y no erróneamente es exorcizado el poder del diablo en los nos a hacerlo en teda ocasión. "No nos avergoncemos, pues,
nifios, y a él renuncian los nil!os por los corazones •Y los labios de aque-
llos que !01s timen en sus brazos, ya que no pueden hacerle> con el pro- del signo de la cruz de Cristo. Si otros lo ocultan, tú hazlo
pio corazón ni ·con los propios labios; a fin de que, arrancados del poder abiertamente sobre la frente, para que los demonios, al ver el
de las tinieblas, sean trasladados al reino de s,u Selior. ¿Qué cosa hay
en ellos por la que estén sc>metidos al poder del diaJ:ilo hasta e) mom?nto signo diel Rey, huyan temblorosos. Haz este signo cuando co-
que son arrancados de él por el .mcramento del bautismo de Cristo? ¿Qué mas o bebas, cuando te sientes, cuando vayas al lecho, cuando
sino el pecado? El diablo no puede encontrar allí otra cosa por la cual
pu?da someter a su poder la naturaleza que el buen creador creó buena. te levantes, cuando hables, cuando camines, en una palabra, en
Ni lc>s nilios cometieron en su vida algún pecado personal. Queda, pues, toda ocasión" fü. San Agustín observa que el signo de la cruz,
el pecado original, por el cual ellos son esclavos del diablo, a menos que
no sean rescatado.s por el lavado de la regeneración y de la sangre de "si no se hace sobre la frente de los creyentes, sobre el agua mis-
Cristo y pasen al reinry de su redentor después de haber sido anulado ma por la cual somos regen•erados, sobre el óleo del crisma por el
el poder de quien le tenía esclavizado y haber recibidc> el poder por el
que de hijo de este siglo vie•ne a ser hijo de Dio."" (J"!e .nupt. et conCI. que somos ungidos, sobre el sacrificio por el que somos alimenta-
1,22,20; 'cf. también Contra Jul. Vl,11,5; De gratia Chrtstt et de pecca~o dos, nada de esto se hae'e como es requerido" 52 • La tradición
origina•U 11,45; Opus i!mperj. 111,182): Sería absolutamente erróneo atr!-
buir este modo de hablar a exageraciones de San Agustín. Su lenguaJe ha precisado, pues, en el signo de Cristo, en el signo de la
es abso•lutamiente corncto e indiscutible. Sólo que en él, c<>mo en el cruz, aquel signo de Dios por el cual, según el Apocalipsis,
mismo Nuevo Testamento, queda todavía un punto sin determinar, como
antes hemos explicado. Todo Quanto dice San Agustfn se ha de mantener·
como verdadero: el poder de Satanás, también sobre los nilic>S aún no bau-· •1 Catech. I,:l.
tizadc>s, es na! y personal__,y, recordarlo a nuestro m'?derno pelagianismo.
no e·s menos necesario que defenderlo co•ntra el antiguo-. Mas no es· '" Tra.d. A.ri.ost. 37 (ed. D1x) 68ss. En la frase dejó algunas palabras
m2nester que esto se realice pc>r medios que, filosóficamente hablando.,_no. de difícil intPr1irPta.ción. Probablemente quien d0cir .San Hipó lit<_> en ellas
sean.. naturales. No es, puf's, necesario, manten~r que en aqueUos n1noR que trazar el signo de la cruz sobre la frente eq,mvale a mamfestar al
se trate, p.ej., de lo que hoy llamamos posesión diabólica, porque, para exterior la fu<•rza interna del Espíritu Santo, del que el fiel en el bau-
no·sotros, posesión diabólica significa influjo da Satanás sobre el cuerpo tismo ha venido a s2r su templo ; y que por ello huye el demonio con
de un hombre ejercido por medios que, filosóficamente hablando, no son. la presencia <le tal signe>, como puesto en fuga por el mismo Espíritu
naturales. Santo.
"" De cor. 111.
•• Ordo bwpUsmi adultoru.m n.8 ; Ordo baptism~ parvu.lorum n.3. . oo lnst. IV,27 .
.. lo. 12,31-33: "Ahora es el juicio de este rmtndo; ahora el príncipe· •
1
Catech. IV,14. C'f. también IV,13; XIIl,3; 2.2; 40; 41. J. Danl?lou
de este mundo serd arrojado• Juera, y yo, si fuere l~vantado die Za tierra,
(BibUe et Ziturgie p.87) llama la aten(lión sobre la Vita Antonii 13; y
atraeré todos a mí. Esto Zo de<ia indioanao d(J qué Wl((("'tll había de m.or"ir·
(¡>hil, 2,8-11; + Cor, 2 16). ' ·· sobre Gregorio Nisen<:>, De vita S. Grego'l'Í!i Thaumattt·rgi: PG 46,952 A-C.
02 In la ttract. 118,5.
368 P.2. ª LITURGIA Y COSMOS C.13. LAS DOS CIUDADES 369
son signados los fieles de los últimos ti'empos corr10 signj : didas como para orar y la vista baja .57 • Toda esta actitud con-
protección contra las potencias infernales y sus satélites 5:/. cretiz¡:i simbólicamente lo dicho anteriormente: de este modo
Después de la consignatio con el signo de la cr11z, en }\fri- el candidato quiere "''exteriorizar la servidumbre en que le te-
ca y en Roma, a partir de los siglos IIHV, tenía lugar 1¡1 de- nía Satanás y excitar la compasión del juez" '58 • Estando de
gustación de la sal, previam'ente bendecida y exofcizadd. ce- esta forma d'elante de los jueces eclesiásticos, debía creerse
remonia que subsfate todavía en el ritual romano 54 • Además 'en actitud de lucha contra el diablo semejante al mismo Cristo
del significado simbólico de la conservación por n1edio •de la tentado en el desierto. En la alfombra de cilicio, cuyo signi-
sabiduría divina, también se daba a este rito un :ootabl~ sen- ficado primitivo parece no haber sido otro que el de peniten-
tido apotropéutico para ten'er lejos a los demonios. Estp mis- cia, ve Teodoro simbolizadas aquellas "'túnicas de piel•es" (Gen
mo expresa partiuularmente el exorcismo de la sal qu~ trae, 3,21) con las cuales revistió Dios a Adán y Eva después del
por ejemplo, el Gelasiano y todavía se conserva en el ritual pecado, como símbolo de su nueva condición empobrecida en
romano: "'Te 'exorcizo, sal, en nombre de Dios Padre omni- la que se encontraba todavía el candidato al bautismo, mas d'e
potente, en la caridad de nuestro Señor Jesucristo y en la vir- la que se preparaba a liberarse 59 • La inscripción en los re-
tud del Espíritu Santo. Te exorcizo por el Dios vivo y ver- gistros de la Iglesia entre los candidatos para el bautismo en
dadero que te creó para protección d•el hombre y que ordenó la próxima Pascua era como el asp'ecto positivo de esta nueva
que fueras consagrada por medio de sus siervos en favor de victoria sobre Satanás.
los nuevos cristianos. Te rogamos, pues, Señor Dios nuestro, Como es conocido, para los competentes existían durante
que esta sal s'ea sacramento de salvación para poner en fuga la Cuaresma dos grupos de ceremonias: el grupo primero, de
al enemigo. Tú, ¡oh Señor!, santifícala, bendícela, a fin de que carácter más propiamente cat'equjstico, estaba centrado sobre
sea para todos cuantos la gusten medicina perfecta y durade- la explicación del símbolo apostólico ( traditio symboli) y del
ra, en nombre de nuestro S'eñor Jesucristo, el cual vendrá a Padrenuestro (traditio orationis dominicae) que, en cierto mo-
juzgar a ios vivos y a ios muertos por ei Íuego" "'"'· Es '.i:ácii mento, debían '.mego ~OS t:aT10iOa'tos Stl capaces ne recitar Cre
darse cuenta de todo cuanto precede que la misma admisión memoria ( redditio symboli, redditio orationis). En Roma, a
al simple catecumenado era y es consid'erada esencialmente en partir del siglo VI, se permitió también una breve iniciación en
la ·visual de la liberación de Satanás y de la adhesión a Cristo. los cuatro evangelios (traditio evangelii). El segundo grupo
de ceremonias (los scrutinia) eran de carácter más directamen-
te purificatorio, consistente sobre todo en exorcismos y en ora-
Los ritos sobre los competentes. ciones. El 'escrutinio más importante era el último, que se ha-
cía en la misma mañana del Sábado Santo.
Tales eran, pues, las ceremonias realizadas durante toda El carácter antidemoníaco no faltaba en el grupo primero
la Cuaresma como preparación próxima al bautismo sobre los de ceremonias de carácter más directamente catequístico. Así,
catecúmenos llamados competentes, los cuales, al irn;cribirse en en la traditio symboli, según •el Gelasiano, el pontífice, des-
los registros oficiales de la Iglesia, habían tomado la obliga- - pués de haber modulado el símbolo ante los candidatos, co-
ción de recibir el sacramento en la próxima Pascua. Y a 'el exa- menta brevemente su importancia, diciendo entre otras cosas:
men preliminar que todo ·candidato debía sufrir oficialmente an- "'Por lo mismo, vosotros debéis retener en vu•estros corazones
tes de ser admitido entre los competentes, r'evestía un sim- esta brevísima fórmula que contiene todo de tal modo que, en
bolismo que concretizaba desde el principio el temét de la lu- todo momento, os sirva de protección esta confesión. La fuer-
cha contra Satanás para sustraerse a su dominio y adherirs'e za d'e estas armas es siempre invicta y sirve al buen soldado
a Cristo. de Cristo contra las insidias del enemigo. Que el diablo, que
Así en Siria, según aparece por la catequesis de Teodoro no cesa jamás de tentar al hombre, os encuentre siempre ar-
de Mopsuestia y como ha puesto justamente de relieve el mados de este símbolo; para qu'e, vencido el adversario, al que
P. Danielou 56 , el candidato, durante el examen en el que vosotros renunciáis, podáis conservar incorrupta e inmaculada
se discutía su caso, d'ebía estar en pie sobre un cilicio con los hasta el fin la gracia del Señor, con la ayuda de Aquel que
pies descalzos, vestido sólo con la camisa, las manos exten- vosotros confesáis" 60 • Tampoco falta, naturalmente, en la tra-
ditio orationis dominícae la alusión al diablo, ya que el mismo
.. Véas-~. p.ej., R. H. CHRALES, The revelation of S. J.olJ,n (The in-
ternational critica! commentary) I (Ii:dimburgo 1950) p.19488. ., TEODORO DE MOPSUESTIA, Catechesi XIII,1.
"' Ordo baptismi parvulorum- n.6-7; Ord-0 ba;ptismi adultorum n.13-15. "' lbid., XII,24 .
oo Ed. WILSON, n.31. ... 01'. DANIELOU, Bible et liturq·ie p.32ss.
'" J.Hble et uturqie (París 1~51) p.30-33. "° Ed. WILSON, n.36 p.56.
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P.1: LITURGIA y cósMbS
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han conservado numerosas huellas por fuerza de inercia en la decir todo el modo de hiablar y obrar de la Escritura en esta
misma liturgia actual. materia~a simple fantasía popular, exceptuando sólo aquellos
Espero haber demosttado que semejante modo de explicar casos rarísimos, por lo demás incontrolables, en los cuales se
las cosas es inmensamente muy simple y apresurado. Se nece- trata verdadera y propiamente de posesiones diabólicas en el
sita, por el contrario, decir, a mi juicio, que era justísima la sentido actual de la palabra 67 •
viva preocupación que tuvieron aquellos siglos acerca de los Por lo mismo podemos concluir de esta forma: tratándose
malos espíritus, de su poder y de la necesidad de libertar no de exorcismos sobre los bautizandos, hay que decir que son ple-
sólo las almas, sino también los cuerpos y la naturaleza misma namente justificados, admitiendo, sin embargo-cosa que no
1animada e inorgánica. Y que se hacía bien en creer que todo aparece explícita ni en la Escritura ni en la tradición, y por
objeto, sobre el que no fuera invocado resueltamente (!) el lo mismo ni en la liturgia-, que, en la inmensa mayoría de los
nombre de Jesucristo, se encontraba sometido a la acción del casos, no se trata de posesiones propiamente dichas en el sen-
demonio y capaz de transmitirla. De lo contrario, sería una fá- tido actual. El exorcismo, en este caso, tiene el sentido de una
bula cuanto nos dice la r~velación del estado paradisíaco sobre oración de la Iglesia para obtener de Dios, en favor del bauti-
la caída del hombre, sobre el pecado original y sus consecuen- zando, g:r:acias actuales de varios géneros. En primer lugar: para
cias, entre las cuales hay que contar la esclavitud del hombre que se impida sea ejercido el influjo diabólico con el fin de
y del mundo bajo Satanás, y sobre la redención de Cristo como hacer su::rgir obstáculos de toda suerte: físicos, morales, perso-
lucha contra Satanás y nuestra liberación y del mundo de la nales, sociales, externos e internos, con vista a impedir el bau-
misma esclavitud. tismo. En segundo lugar: para obtener, para el bautizando, gra-
Hay que repetirlo de nuevo: si en el modo de ver las cosas cias actuales internas que lo dispongan a recibir con mayor
los antiguos y por lo mismo en nuestra liturgia existía o existe ftuto posible el bautismo.
algo imperfecto o que podía o puede dar lugar a exageraciones Este segundo efecto obtiénelo el exorcismo, entre otras co-
y desgracias injustificadas, esto no está en el hecho que creían sas, porque simboliza anticipada y vivamente, a los ojos del
en el poder de los espíritus malos, en la necesidad de libertar mismo bautizado y de cuantos han de rogar por él. uno de los
no sólo el alma, sino también los cuerpos y la misma naturaleza aspectos de la gracia del futuro bautismo, que es precisamente
animada o inorgánica; y ni siquiera en el hecho que admitían el de la liberación del bautizado de la esclavitud de Satanás.
que todo objeto sobre el cual no fuera invocado el nombre de De este modo el exorcismo es también uDJa catequesis para el
Jesucristo estaba bajo la sumisión del demonio y era capaz de bautizando y para los que han de interesarse por él. que dis-
transmitirla, sino simplemente en el hecho de que en los textos pone a entender mejor, acercarse y desear y por lo mismo re-
antiguos, muchos de los cuales están todavía en uso, queda in- cibir la gracia bautismal. También desde este punto de vista
determinado, porque ni siquiera se pone la cuestión si el influjo queda el exorcismo plen<amente justificado incluso si se prac-
del demonio se ejerce po:r vías y procesos que, filosóficamente tica sobre los niños, en vista a la catequesis y a la exhortación
hablando, son "naturales" o bien no simplemente "naturales"; de cuantos han de interesarse por él. Es innegable, sin embar-
y, por lo mismo, queda indeterminado hasta qué punto se trata go, que la unión actual de los ritos de los catecúmenos con
o no se trata de verdaderas y propias, posesiones en el sentido los que se refieren inmediatamente al bautismo, y más aún la
moderno de lia palabra. ignorancia de su significado, impide en larga escala su efecto
Mas existe una be.!la diferencia entre las dos actitudes si- catequístico.
guientes: la primera consiste en admitir que el influjo demonía- También los exorcismos sobre cosas infrahumanas, incluso
co, ejerciéndose, por lo demás, por vías y procesos que, filo- inorgánicas, son plenamente justificados, aun cuando eIIos, Io
sóficamente hablando, scm naturales, es, después del pecado cual sucede comúnmente, no sean precisamente obsesos o po-
de Adán, real, personal y universal; que se manifiesta donde- sesos en el sentido actual de la palabra. Y esto, porque el in-
quiera que el hombre es Victima de un mal físico o moral; que flujq diabólico sobre ellos, con vista a dañar al hombre, puede
la vida del cristiano y de la Iglesia es una lucha continua con- ser realísimo incluso si se ejerce por vías y procesos, filosófi-
tra este influjo; y que todo el conjunto litúrgico de los medios camente hablando, naturales. El exorcismo, en este oaso, tiene
de santificación y de culto posee justamente, entre otras cosas, el significado de una oración a Dios a fin de que impida que
especialmente en los exorcismos, este aspecto de ayudar al cris- el influjo diabólico se sirva de tales cosas para conducir o te-
tiano en la lucha predicha. El segundo consiste en atribuir inte-
srament\'! la práctica de los exorcismos en la Iglesia-por no ff Ordo, baptis.mi parvulorwm n.13; ... adultorum n.34.
374 • P.2.' LITU~GIA Y COSMOS
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c.13. LAS DOS CIUDADES
ner al hombre en el pecado, y a fin de que cuantos se sirvan
de estas cosas, con las debidas disposiciones de ánimo, obten- sus cuerpos y sus espíritus de todo signo de pecado y de. llll-
gan del mismo Dios toda especie de gracias actuales que los quidad o del influjo diabólico, concediéndoles por su. gr~c~a el
proteja del influjo diabólico y los disponga siempre mejor al perdón, a fin de que, libres del pecado, vivan en la ¡ustic1a, Y
influjo divino de la gracia s;antificante. reformados por esta unción, purificados por el lavado y reno-
Entre los escrutinios, el del Sábado Santo por la mañana vados en el espíritu, tengan el poder de vencer en adelante
tenía particular solemnidad e importancia como el más inme- todas las fuerzas adversas y los engaños de esta vida" 74 •
diatamente preparatorio al bautismo. En él. además de un exor- En Roma la renuncia a Satanás tenía lugar después de la
cismo de forma acostumbrada y de la redditio symboli, exis- predicha unción, y en tiempos más antiguos se hacía en el bap-
tían tres ritos especiales, todos de carácter directamente anti- tisterio. En los elementos antidemoníacos de los ritos bautis-
demoníaco: el rito del effeta o de la a.peritio aurium; la unción males el rito de la renuncia a Satanás se considera entre los
y la renuncia a Satanás. La aperitio aurium está en conexión más antiguos 75 y, naturalmente, se conserva aún en el ritual
con el exorcismo inidal y ocupa el lugar que antiguamente te- actllial ro. En eilla se concentra todo el simbolismo del bautismo
nía un simple signo de la cruz que se encontraba con frecuen- como liberación de Satanás y adhesión a Cristo. La fórmula
cia al fin de los exorcismos. El sentido antidemoníaco del eff e- es sencillamente la misma en las diversas liturgias: el objeto
ta, aperitio aurium, es claro en la fórmula que lo acompañaba, de la renuncia se manifiesta en tres nombres: Satanás, sus pom-
conservada también en el ritual actual 68 : "Effeta, que significa pas y sus ángeles o sus obras. El sentido de la expresión "las
¡abríos! En olor de sµavidad. Y tú, diablo huye porque se pompas de Satanás" parece suficientemente claro 77 : se trata,
acerca el juicio de Dios" 69 . especialmente, de las manifestaciones del culto pagano, sobre
La unción con el óleo sobre el pecho y en la espalda (en todo en las procesiones y en los juegos a los que los cristianos
Oriente se ungía todo el cuerpo) también se conserva en el eran tentados frecuentar todavía. En los ángeles de Satanás
ritual actual 70 y tiene un sentido eminentemente antagónico y parece difícil no ver una alusión, al menos en el significado
antidemoníaco. El catecúmeno, que está para afrontar la lucha primitivo de la palabra, a los demonios, según la expresión del
suprema contra Satanás renunciando definitivamente a él y es- Nuevo Testamento (Mt 25,41; cf. 2 Cor 12,7; 2 Petr 2,4; lud 6;
capando definitivamente de su esclavitud por la inmersión bau- Apoc 9,11; 12,7.9); sin embargo, algunos Padres interpretaron
tismal, es previamente ungido para ser rejuvenecido y fortifi- la expresión no de los demonios, sino de los hombres, instru-
cado con la fort,aleza de Cristo como un atleta que está para mentos de Satanás para obrar el mal y tentar a los cristianos 78 •
comenzar la pelea, ante todo en estos dos actos definitivos, En este sentido la expresión se acerca a la variante "y sus
mas luego también para el resto de la vida 7 '1 ; pelea cuerpo a obras" conservada por la tradición romana 79 con referencia
éuerpo contra el enemigo. Así lo expresa brevemente San Am- a los pecados de todo género.
brosio: "Llegamos a la fuente; has entrado, has sido ungido ... En Oriente el sentido antidemoníaco de toda la ceremonia
Has sido ungido como atleta de Cristo, como si fueras un lu- estaba subrayado por una serie de gestos y actitudes simbóli-
chador" 712 • La tradición oriental es unánime en este sentido 73 • cas, especialmente por el hecho de pronunciar la renuncia vuel-
El sacramentario de Serapión, por ejemplo, acompaña la un- tos hacia occidente y extendiendo la mano. La tradición griega
ción con esta oración: "Ungimos con esta unción a aquellos ponía en Occidente las puertas del hades; el Occidente fué, por
(o a aquellas) que se acercan a esta divina regeneración, ro- lo mismo, considerado en la tradición de los Padres como el
gando que nuestro Señor Jesucristo les conceda fuerza reinte- lugar del poder de las tinieblas. Por consiguiente, el significado
grante y confortante y descubra y sane por eUa sus almas Y del gesto era bien claro: "siendo el demonio tinieblas, tiene su
imperio en las tinieblas. He aquí por qué renunciáis a aquel
'"' Gel111siaoo (ed. \VILSON) n.42 p. 79.
" Ordo b,aptismi pai·vul,orum n.15; ... adultorum n.36. príncipe de las tinieblas y de la ofuscación, vueltos simbólica-
11
Los textos de la liturgia y d~ los Padres consideran también toda mente hacia occidente", decía San Cirilo de Jerusalén 80 • Al
la vida que sigue al bautismc>.
72 De sacr. 1,2,4. hacer esta renuncia el candidato extendía la mano o las manos,
7
' Puesta de relieve nor X. DANIELOU, Bible et liturgie p.57-60. Cf.,
p.ej., CIRILO DE JERUSALEN (Catech. mystag. II,3) : "Como las insufla- ,_ 22 (15) (ed. FuNK) p.185,
ciones de los fieles y la invocación del nombre de Dio,s, cual llamas de .,. Cf. TERTULIANO, De Cor. 13.
fuego vehemente, queman y ahuyentan a los demonios, así también e1 "" Ord'o baptis,mi parvu,iorum 14; ... adultorum 35.
óleo exorcizado, por la invocación de Dios y Ja oración', recibe tai_ita TI Cf. la discusión d" X. H. WAsz1NE1 Pom,pa diaboTv: Vigiliae Chris-
virtud, que no sólo quema y pone en fuga lc>s vestigios del pecado, sino tianae 1 (1947) lss.
también todas las potencias invisibles del mal", ""Of. p.ej., T'EODoRo DE Moe,sUESTIA, Catech. XIII,7-8."
'"' Ya en la Traditio, de Hipólito, c.31.
'" Catech. mystag. I,4.
C.13. LAS DOS CIUDADES 377
376 P.2. ª tl'rtl'RGIA Y COSMOS
tianos, tan profundamente embebidos, por la catequesis y por la fuerza protectora de la eucaristía contra los e~píritus malig-
la liturgia, del pensamiento de la redención como liberación de nos, lo demuestra la siguiente narración de San Agustín: "Es-
Ia esclavitud de Satanás y de la vida cristiana como lucha con- perio, hombre que ha ejercido cargos jurídicos, es de nuestra
tra su reino, aplicarlas a la eucaristía como protección y arma región. Posee en Fussala una heredad, llamada Zubedi. Ha-
contra Satanás. biendo observado que su casa estaba infestada por influjos no-
Es lo que hace explícitamente, por ejemplo, San Cirilo de civos de espíritus malignos, con daño de sus animales y de sus
Jerusalén, cuando, después de haber insistido sobre la realidad siervos, en mi ausencia, rogó a nuestros presbíteros que fueran
del cuerpo y de la sangre de Cristo en la eucaristía, continua- algunos a dicho lugar para rogar y expulsar a los malos espí-
ba de esta forma dirigiéndose a los neófitos: "Explícatelo el ritus. Fué uno. Ofreció allí el sacrificio del cuerpo de Cristo,
bienaventurado David con todo vigor cuando dice: Tú pones rogando, cuanto pudo, que cesase aquella molestia. Por mise-
ante mí una mesa, enfrente de mis enemigos. El sentido es éste: ricordia de Dios, cesó inmediatamente" ll7.
Antes de tu venida los demonios habían preparado a los hom- Todavía más característica tal vez fué la disciplina obser-
bres una mesa contaminada e infeccionada y llena de virtud vada en la antigüedad, aunque no sin alguna contradicción, de
diabólica. Pero después de tu venida, ¡oh Señor!, tú has prepa- que a los mismos que se creían poseídos del demonio, con tal
rado ante mí una mesa. Cuando el hombre dice a Dios: Tú que se comportasen honestamente y tuviesen cuidado de obe-
pones ante mí una mesa, ¿qué quiere significar sino la mesa decer a los clérigos para ser curados, se les permitiese la par-
mística y espiritual, que Dios nos preparó de frente, esto es, ticipación en la Eucaristía, precisamente porque se consideraba
en oposición a los demonios? Y justamente: la mesa precedente que ésta era una óptima medicina contra el demonio y que era
era comunión con los demonios, mas ésta es comunión con muy peligroso privar de ella a estos enfermos.
. "94 .
DlOS El canon 14 del Concilio de Orange del año 441, dice:
El tema de la eucaristía, arma y protección contra los de- "A los energúmenos ya bautizados, si tien~n cuidado de la pro-
monios, corre luego con frecuencia en los Padres. San Juan pia purificación y se someten a la vigilancia de los clérigos,
Crisóstomo dice: "Dios me ha dado también otra arma protec- sea permitido absolutamente comulgar, ya para que por la vir-
tora. ¿Cuál? Me ha preparado una mesa, me ha mostrado un tud del mismo sacramento sean protegidos contra los ataques
manjar con el cual me sacia, para que después de haber sido del demonio que los infesta, ya par,a que sean purificados me-
alimentado s1abrosamente pueda superar con más fuerza al ene- jor si su vida es ya más pura que antes" 98 • En las Colaciones
migo. Cuando el enemigo te ve salir del banquete del Señor te de Casiano, el abad Sereno no aprueba el usoi de algunas igle-
huye como si arrojases fuego por boca de león. Se aparta de sias de privar para siempre a los energúmenos de la comunión:
ti más velozmente que el viento y no osa acercarse. Cuando "No recordamos que jamás les haya sido prohibida la santa
aquel cruel enemigo ve tu lengua ensangrentada, créeme, no comunión por nuestros Padres; antes al contrario, pensaban
resiste. Cuando ve illamear tu boca con temor camina hacia ellos que, si fuera posible, habría que administrársela todos los
atrás" 95 • San Cirilo de Alejandría dice a su vez: "Considera días. No hay que creer, efectivamente, que la santa comunión
nuevamente cuán útil sea tocar su santa carne. Desaparecen va a ser de este modo comida de los demonios, según el dicho
muchas enfermedades y la multitud de los demonios; destruye del Evangelio, que vosotros habéis interpretado muy imper-
el poder del diablo y en un momento cura a una gran multitud ... fectamente: no dad las cosas santas a los perros; antes bien,
Tóquenos también a nosotros (] esús), o mejor, toquémoslo nos- ella viene a ser protección del alma y del cuerpo. Cuando es
otros en la mística eulogia, para que seamos libres también recibida por el energúmeno, ella, como un fuego abrasador,
nosotros de las enfermedades del alma, de las invasiones y tira- expulsa a aquel espíritu que mora en sus miembros o busca
nías del demonio" 96, esconderse. No hace mucho, hemos visto curado, por este modo,
Hasta qué punto fué común en los fieles la persuasión de al abad Andrónico y a muchos otros. El enemigo molestará
siempre más al obseso si lo ve privado de esta medicina celeste.
"', Catechesi my•tagogi,oa, IV,7. El P. DANIELOU (Le .. p.248) cita tam· Y lo tentará más duramente y con mayor frecuencia si lo ve
bién el pasaje slg¡uíenfe, de San Círílo : "La mesa sacramental es la carne
de] Señor, que nos fortifica contra las pa,- iones y los demonios. En efeC· alejado de este remedio espiritual" 99 •
to, Satanás teme a cuanto• participan con reverencia en los misteric>s".
•• Homilía a los bautizado,s, no aceptada por l\1igne, mas hoy consi-
La comprensión de este aspecto de la 'eucaristía como pro-
derada como auténtica. Cf. J. SOLANO, Tewtos eucarístio.os pr1ii1nitivos I
(Madrid, BAC, 1952) p.661 n.952. "' D" cil!. Dei XXII,8,6 .
.. In Le. 4,38-41. Cf. ibid .. II n.606. Cf. también De auorat. iin sp. '" Cf. HEFELE·LECLERCQ, Histoir~ aes conüile.• U, 1 p 122.-11 ,
6t verit. III,68,285; ibid. Il,53,3'. '" Co¡¡, VII c.30.
c.13. LAS DOS CIUDADES 383
382 P.2." LITURGIA Y COSMOS
mismo su paralelismo con el prim'ero aparecía con caracteres etcétera ios, y el tema de su reintegración, en el perdón divino, en
más vivos 106 • la gracia divina, en la Igl•esia, en la comunidad eucarística jun-
Como quiera que sea, es fácil el paso del concepto de peni- to con los demás hermanos, y su liberación del poder del diablo.
tencia, nuevo o segundo bautismo, al concepto de penitencia, El acto jurídico y público por el cual alguno era puesto ofi-
nu'evo y segundo dominio sobre la esclavitud de ~atanás, en .la cialmente entre los penitentes era la excomunión. Como sepa-
que el cristiano, por determinados pecados despues del bautis- ración oficial del p'enitente del cuerpo de Cristo, de la parti-
mo, había nuevamente incurrido. He aquí, por ejemplo, cómo cipación en los sacramentos, prinr:ipalmente en el de la euca-
Tertuliano nos presenta la cosa: "Contra mi voluntad hablo ristía, y de la comunidad de los fieles, era considerada. según
de una segunda, más aún, última 'esperanza, por temor de que, el mismo concepto de San Pablo ( 1 Cor 5.5; 1 Tim 1.20), y co-
tratando de ulterior posibilidad de penitencia, parezca mostrar mo h'emos insinuado antes a propósito de un texto de San
licencia de pecar aún ... Ninguno, con el pretexto de que Dios León, como un abandono del penitente en las manos de Sata-
es bueno, s'ea peor, tornando a pecar porque puede ser perdo- nás, "para ruina de la carne, a fin de que el espíritu sea sal-
nado ... Hemos sido salvados una vez; no nos expongamos al vado ... " 10 ª En el Medievo se dió un desarrollo dramático a
peligro, con la esperanza de salir ilesos... Pero el implacable b 'escena 11 º y el Ordo excommunicandi et absolvendi de nues-
enemigo no dejará en ningún tiempo d'e poner en obra sus ar- tro Pontifical actual, procedente directamente de los usos me-
tes malignas; y principalmente ataca cuando ve al hombre ple- dievales, acentúa fuertemente el concepto antes dicho: " ... lo
namente libertado; se enfurece mucho más cuando s'e siente separamos d'e la recepción del precioso cuerpo y sangre del Se-
vencido. Es inevitable que se duela y gima al ver destruidas, ñor y de la sociedad de todos los cristianos y lo excluimos del
por el perdón de los p'ecados, sus artes malignas que inflige al gremio de la santa madre Iglesia en el cielo y en la tierra. Es-
hombre, al ver cancelados tantos títulos de la antigua conde- tablecemos que sea 'excomulgado y anatematizado. Lo juzga-
nación de éstos. Se duele de que un siervo de Cristo, aquel mos condenado con el diablo y sus ángeles. hasta tanto que
mismo pecador, deba un día juzgarle a él mismo y a sus ánge- no se arrepienta de los lazos del diablo, no vuelva a la correc-
les. Por esto observa, ataca, asedia, para ver si por cualquier ción y a la penitencia y no satisfaga a la Iglesia d'e Dios que
modo puede herir los ojos con la concupiscencia carnal. o en- ha herido, abandonándolo a Satanás para la muerte de la carne,
redar el ánimo con alicientes mundanos, o sacudir la fe por el a fin de que su espíritu sea salvo en el día del juicio".
temor d'el poder secular, o hacer apartar del recto camino por El concepto de que el p•enitente, como excomulqado, está
medio de perversas costumbres. No cesan sus trampas ni sus bajo el poder de Satanás, aparece. por ejemplo, también en las
tentaciones. Por lo mismo, previendo Dios sus artes mortífe- oraciones que se decían durante la Misa por los pecadores pú-
ras, aunque esté cerrada y atrancada la puerta de la inoe'encia blicos 111 • Así. 'en la liturgia del libro octavo de las Constitucio-
bautismal. sin embargo todavía dejó abierto un camino. Colocó nes apostólicas. antes de< la despedida de los penitentes, al final
en el vestíbulo la puerta d'e la segunda penitencia, que abre a de la primera parte de la Misa, se prevé unas letanías recitadas
quien a ella llama. Mas sólo por una vez, porque no hay más por el diácono, a las que r'espondia el pueblo Kprie eleison: y
después de la segunda; después de ésta, es inútil el llamar" 107 • terminaba todo con una oración del obispo por los penitentes
Dadas estas premisas 'era natural que, en el desarrollo de acompañadas, sin duda, de una imposición de manos. E~tas leta-
la disciplina y de la práctica litúrgica penitencial en sus mis- nías dicen, entre otras cosas: "Los penitentes, rogad. Suplique-
mos ritos y en sus mismas fórmulas, entre tantos otros concep- mos todos por nuestros hermanos que están en la penitencia,
tos ,diversos, se expresase también el tema del pecador caído para que el Dios misericordioso los quíe en el camino de la
por instigación diabólica, envidia diabólica, arte diabólica, pen:tencia, reciba su acusación y confesión y "pronto aolasta-
do Satanás baio sus pies" y libres del "lazo del diablo" y d'e
106 Sobre este concepto en general,_ cf., p.ej., el anónimo Co.ntra. No- las amenazas de los demon'os, los guarde de toda palabra ilici-
vatianum: "Así como el hombre bautizad.o por el .>acei:dote es 1Jummado ta, de toda acción torpe y de toc;lo pensamiento malo" 112 •
por la gracia del Espíritu Santo, del m.1smo modo q~1en haca exomolo-
gesis (la confesión en Ja IJ(lnitencia), obtiene, I>Or medio del sacer~ote, la
remisión en la gracia de Cristo" (entre las t>bra.s1 d~ San Atanasio: PG
26,1315). "La múltiple misericordia de Dios viene en ayuda de la natural~Zll ""' Cf., p.ej., lo• formnlnrio~ p11r11 fa rP~onrili11Clón de 1011 p:n_ltpn!e11
humana calda, de tal modo que le es restituida la esp~ranza de la _v:da en el GelaRinno (0d. WILSON) n.38 p.64: diabolo Bttadente ... insidia dia-
eterna no sólo por la gracia del bautismo, .' ino también por la med1cma boli ... diabolica f1·a11de ...
de la penitencia" (SAN LE,ÓN MAGNO, Ep. 18,3: PL 54,1011). El Pasto'!', 100 1 Cor. 5,5. Cf. SAN LEÓN MAGNO, Ep. 10,8; 8A.N JERÓNIMO, .ild•.
de Hermas, llama al bautismo la !)rimera penitencia, y a la pe111tenc1a Lucí/. 5.
canónica, la segunda p~nJ.tencia, mas ésta sólo s11 CN!cede una ve-,, 11c RrnITB'fTI, II p.83'1.e•.
111 Cf., p.ej., SAN JUAN Cnr,sósToMo. De inoo,mprehensibili hom. 3,7: PG
(Mand. IV,3).
"" De poentit. 7,2ss 48, 726; In Mt. hom. 71,4: PG 58,666; Const . .Apost. Il,57,14; VIIl,9.
m Oonst. A.post. VIII,9.
E!ent. teol. Uturg. 13
c.13. LAS DOS CIUDAD_E__csc__ _ _._ _ __ 387
386 P.2.• LITURGIA Y COSMOS -----
tal modo more allí y lo defienda, que toda la Iglesia se congra-
En esta perspectiva, la reconciliación del penitente era con- tule. Concédele, ¡oh Señor Dios nuestro!, a partir de este día,
sid'erada, naturalmente, como su liberación de Satanás. San Je- acercarse a tu altar para que en adelante le sea permitido ofre-
rónimo resume de este modo los actos y los conceptos esen- cer sacrificios con mente sincera por medio de tus sacerdotes y
ciales de la reconciliación: "El obispo ofrece por el laico su acercarse al manjar de tu mesa celeste. No permitas que él ye-
oblación, le impone las manos, invoca sobre él el retorno del rre en la verdad y en las admonicion•es de tus mandamientos,
Espíritu Santo, y así, haciendo rogar al pueblo, reconcilia en el para que, conseguida la paz, merezca recibir el premio de la
altar al que había estado abandonado a Satanás para la muerte inmortalidad" 117. "Hermanos carísimos, ayudadme con vuestras
de la carne, a fin de que sea salvado el espíritu. No restituye oraciones en favor del siervo d•e Dios N. que hoy nuestro Señor
un miembro a la salud antes de que todos los miembros hayan Jesucristo se ha dignado reconciliarlo con el gremio de su santa
llorado juntos. El padre perdona fácilmente al hijo, si la madre Iglesia. Que :Él le cure la pésima enfermedad hasta el último
se lo ruega mis'ericordiosamente" 113 • Las fórmulas de la re- cuadrante. 01u'e el Señor lo renueve en su santa Iglesia católica
conciliación del Gelasiano insisten repetidamente sobre el con- sin mancha alguna y que el diablo no tenga poder alguno sobre
cepto de "que el enemigo no se alegr'e del daño ocasionado él. Séale permitido acercarse al altar santo del Señor y parti-
a tu familia... que el enemigo no tenga en adelante poder sobre cipar del cuerpo y del cáliz como acostumbraba antes" ns.
su alma... Renu•eva en él, piadosísimo Padre, todo cuanto ha
sido corrompido por fragilidad humana o violado por engaño
diabóHco... lo que ha sido viciado en acción, palabras, en el Liturgia de los enfermos.
mismo pensamiento por engaño diabólico" 114 •
Repítense en el actual Pontifical Romano u 5 y han encon- La liturgia de los enfermos comprendía y comprende: la
trado una noble expresión también en la liturgia mozarábica, penitencia, los santos óleos, el viático, la commendatio animae.
cuyas dos oracioll'es que aquí citamos íntegramente están lle- En todo esto se acentúa notablemente el aspecto antidemonía-
nas de aquella profunda teología, de la que es portadora la co. Otra vez h•emos de recordar que nada hay de extraordina-
auténtica tradición litúrgica: "Señor, santo Padre eterno, eter- rio, si se piensa 'en la íntima conexión que, según el Nuevo
no Dios, rogamos suplicantes a tu bondad clemente, llena de Testamento, existe entre el pecado, enferm'edad, muerte, Sata-
indulgencia si'empre aplacable y dulce. Tú que estás pronto a nás; librar de la enfermedad, de la muerte, del pecado, d'e Sa-
la misericordia y eres fácil para el perdón; tú que raras veces tanás. Se ha de notar cuidadosamente la conexión que, según
castigas y perdonas con mucha frecuencia; tú que no sólo no San Marcos, existe entr•e: predicar la penitencia, expulsar los
deseas que ninguno perezca, sino que buscas a cuantos •están demonios, ungir a los enfermos y sanarlos: "Partidos, predica-
en vías de perdición; tú que después de habernos concedido la ron que se arrepintiesen, y echaban muchos demonios, y un-
gracia del bautismo, te has dignado darnos todavía una segun- giendo con óleo a muchos enfermos, los curaban" (Me 6, l 2ss.).
da gracia para cuantos han caído, a fin de excluir si'empre el En decto, en los ritos de la liturgia de los enfermos, la idea
dominio de la muerte 1113 • Además, a fin de sernos siempre pro- antidemoníaca se expresa vigorosamente en la misma bendición
picio, te has dignado constituir a Cristo intercesor nuestro ante del óleo con el que habían de ser ungidos los enfermos. La pri-
ti de tal modo que siempre pu'edas escucharlo de buen agrado mera fórmula de tal b•endicióru se encuentra en la Traditio Hip-
en favor de nuestras culpas. Por :Él, Señor, te rogamos mires politi 1 .rn. Pero su uso es ciertamente mucho más antiguo. San
las entrañas fatigadas de tu siervo N.; robustécelo, nútrelo con Ireneo narra de ciertos gnósticos, marcosianos, que, recitando
tu indulgencia. Dale el reposo después del trabajo y restitúyele determinadas invocaciones, acostumbraban a ungir con óleo
el vestido primero después que lo ha perdido, para que de ti mezclado con agua a los fiel'es en el momento de morir: "para
reciba el vestido nupcial. Restaura lo que ha venido a ser ruina, rescatar a los fieles que estaban para dejar esta vida .. ., a fin
reconstruye los fundamentos de tu templo para que vuelva a de que los muertos no sean tomados y retenidos por los prin-
ser habitación propia del Espíritu Santo y la estancia de su cipados y potencias superiores y a fin de qu'e el hombre inte-
residencia como lo era antes y que :Él, habitando allí nueva- rior invisiblemente suba más alto" 1 :1<0 • C. Ruch, que cita este
mente, después de haber consagrado de nuevo las paredes, d•e texto 1:21, observa que San lreneo afirma que los gnósticos han
m Adv. Ludf. 5.
111 Liber ordinU1n 'niozarabicÍls' (ed. FÉROTIN) p.98.
N.38 (ed. WILSON) p.65-66s~.
U.4
11• Ibid., p.99.
110
Cf. el Ordo reconmliati>onis poooitentiuAn qu.<rn Jit ,in fe,rfo, V c.oenae
1119 C.5, durant2 la misa.
Dotndn~; p.ej., la pi'tición del ardpreste: Redintegra in eis ... ; el prefa-
120 liaer. I,21.
121 Dict. de Théol. Oath. v. Ea:trom~e onc,tion V,2 (1913) 1931.
cio de la -reconciliación: ne~lB' misericors, Deus clemi;n,s.
11• JDc¡uivalcnte aJ do,¡ninio de, Satanás.
388 P.2.'ª LITURGIA Y COSMOS c.13. LAS DOS CIUDADES
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mezclado en su culto prácticas y ceremonias paganas con ritos ángel del cielo y "custodie, favorezca, proteja, visite y defien-
cristianos más o menos desfigurados; por lo cual: "se puede da a todos los que habitan en esta morada" 1 '27 •
preguntar si la ceremonia marcosiana no sea la transposición Viene luego la administraéión de la penitencia. Antigua-
de un rito católico destinado a salvar el alma del pecado y del mente 'entraba en este rito la recitación del Padrenuestro y del
diablo, y a suprimir los obstáculos que la impid'en ascender ha- Credo: "El símbolo era considerado, ante todo, como un antí-
cia el paraíso". doto contra el demonio y una defensa contra las tentaciones" 128 •
Como quiera que sea, es cierto que en las primeras noticias En 'el ritual actual las unciones propiamente dichas están
seguras que tenemos de una costumbre católica de bendecir ól eo 1 precedidas de una oración, la cual no es otra cosa que la anti-
para ungir a los 'enfermos, se trata de un óleo mezclado con gua fórmula del sacramento que en el siglo XI se decía mientras
agua 1 ~ 2 • y que, en Oriente, las primeras fórmulas de bendición se ungía la cabeza. Tiene ella un sentido •explícitamente antide-
dan a la misma unción futura un explícito y acentuado carácter moniaco: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo se extinga en ti todo poder del diablo por la imposición
antidemoníaco: "Bendecimos en el nombre de tu unigénito Je- de nuestras manos" 1'2 0.
sucristo estas cosas; nombramos sobre esta agua y sobre •este Todo 'el sentido teológico que la liturgia agrega a la un-
óleo el nombre de Aquel que padeció, fué crucificado, resucitó ción de los enfermos con el óleo santo está óptimamente ex-
y se sentó a la derecha del Ingénito. Concede a 'estas cosas presado en la liturgia mozarábica. En una antífona que pres-
virtud curativa, a fin de que quien bebe de ella o sea ungido cribe recitar en la administración de este sacram'ento, junta
sea librado de toda fiebre, d•e todo demonio, de toda enferme- simplemente tres textos de nuestro Señor referidos en los 'evan-
dad, y venga a ser remedio de curación y de integridad su re- gelios: "El Señor dijo a sus discípulos: recibid el Espíritu
cepción en el nombre de tu unigénito Jesucristo, por el cual Santo; expulsad los demonios en mi nombre, e imponed las
s'ea a ti la gloria y el imperio en el Espíritu Santo por todos manos sobre los enfermos y sanarán" 130 • Santificación del al-
los siglos de los siglos. Amén" 123 • Del mismo tenor es la fór- ma, expulsión del demonio, curación también corporal, son exac-
mula del libro octavo de las Constituciones apostólicas, donde tamente los tres fines de los santos óleos según la liturgia y la
se ruega a Dios: "santifica, por Cristo, esta agua y este óleo ... , tradición.
dales virtud curativa, qu•e aleje las enfermedades, ponga en fu- Después de la administración de los santos óleos la litur-
ga a los demonios, expulse toda insidia ... " 12 4. En la tradición gia prevé el viático. Del concepto del valor también antidemo-
romana de los sacramentarios, se tuvo primeramente, para la níaco de la eucaristía, que antes hemos expuesto, es fácil en-
bendición del óleo de los enfermos, una oración que sólo implí- tender cómo ha sido revelado el sentido antidemoníaco del
citament'e contenía un sentido antidemoníaco 125 , mas, a partir viático por la tradición y por la liturgia. La fórmula actual
del siglo IX, se permitió un exorcismo propiamente dicho 126 , del ritual romano es muy explícita en este sentido: "recibe,
que, naturalmente, puso mucho más en relieve este sentido. hermano, como viático, el cuerpo de nuestro Señor J'esucristo,
En la misma administración del ól•eo santo, según el ritual el cual te guarde del maligno enemigo y te lleve a la vida
romano actual, acentúase repetidamente en todo el rito el sen- et'erna" 131 •
tido antidemoníaco. La primera parte de este rito no contiene La commendatio animae es el último acto litúrgico con el
otra cosa qu'e el saludo del sacerdote que entra en la casa cual la Iglesia asiste a los vivos. Después de cµanto hemos vis-
del enfermo y la lustración de esa misma casa con sentido y to hasta aquí, nada tiene de extraordinario que también 'en el
fórmula netamente antidemoniaca: "huya de este lugar todo cuidado que tiene la liturgia de los últimos instantes de la vida
acceso diabólico, acudan los ángeles de la paz ... ; aleje el Se- del hombre sobre esta 'tierra, 'en último término, los que deciden
ñor de los moradores de esta casa "toda potestad contraria, la suerte eterna del alma, aparezca con notable relieve la lucha
sáquelos de todo temor y de toda perturbación ... ; esté aquí el contra el demonio. En el actual ritual romano aparec•e esto fuer-
temente en la segunda parte del rito que consta de una fórmu-
la en parte augural y en parte con carácter exorcístico (Com-
= Traditi-0 de San Hipól!to, c.5; Eucologio de Serapión 17 (5) ; Const.
A.post. Vlll,29. mendo .. .), seguida de una oración a Dios con catorce peticio-
m Eucoloyi.o de Serapión 17 (5). nes de liberación del alma que está para dejar este mundo ( Li-
124 Const. A.post. Vlll,29.
= La orncióu Emitte (Uelas. 40; ed. WrLSON 70), .conservad11. en el
actual Po11 tifical romano. t 27 Ordo adm. emtJCe1n. unct. n.5.
120 En primer lugar el exorcismo Exorcizo te, creatura olei, que lc-s 128 RIGHETTI, 11 p.895.
1
antiguos sacrameutarios contenían para el exorcismo del óleo para hacer "' N.7.
el crisma; des,Llués, el actual exorcismo de nuestro Pontifical: E(l)orcizo ""' Líber ordtnum (ed. FÉROTIN) p. 72.
t• ~m,mwn~~im~ 1ptritua. "' De eommunlion'8 inji.-,niorum n.19.
c.13. LAS DOS CIUDADES 391
390 P.2.'" LITURGIA Y COSMO:_S_ _ _._ _ _ __
demuestra, naturalmente, la importancia que . se daba en la litúrgico de la bendición de la cámara nupcial, conservado to-
Iglesia al concepto y a la realidad de la lucha contra Satanás. davía en nuestro ritual. Muchas de la fórmulas relativas a esta
También hoy, aunque no existan más ordenados exorcistas que bendición presentan "un carácter apotropéutico, invocando al
no sean destinados a asC'ender al sacerdocio, por lo cual la S'eñor para que aleje de la estancia las insidias del demonio y
función del exorcista está hoy relegada al sacerdote y al obis- los maleficios de los hombres malvados" 141 • Es cierto que en
po, y que, incluso en muchas diócesis, ella no puede ser ejer- el Medievo contribuyó a dar también este sentido al rito la
cida sobre los 'energúmenos propiamente dichos, sino con per- creencia demasiado fácil de que los espíritus malignos influían
miso especial del obispo, sin embargo, su existencia de hecho, ef'ectivamente con frecuencia contra el éxito feliz del matri-
como orden en sí, es para demostrar, en el pensamiento de la monio por vías y medios sobrenaturales. Sin embargo, no era
Iglesia, la si'empre perdurable actualidad de aquella lucha. La falsa la persuasión de que detrás de semejantes infelices éxitos
cual es, a veces, recordada explícitamente también en las fórmu- se deba ver 'en algún modo el influjo de Satanás. Aparte, pues,
las de los ritos de la ordenación de las otras órdenes, como de las ingenuas opiniones medievales, la Iglesia fundamental-
en nuestro adual pontifical romano, para la ord'enación de los mente no se equivocaba cuando, mediante oraciones y lustra-
diáconos. ciones, invocaba ·la prot'ección de Dios sobre la feliz marcha
del matrimonio y lo protegía contra el influjo demoníaco.
La liturgia matrimonial. Nuestro ritual trae también una bendición de la mujer du-
rante el período de gestación. Es una oración hecha a Dios
También 'en la liturgia matrimonial ha dejado sus trazas el por la protección de la madre y de la prole y de su defensa
concepto de la lucha contra Satanás. Uno de los motivos por contra las insidias del enemigo: "recibe el sacrificio del cora-
el cual se sintió la necesidad de que en el matrimonio de los zón contrito y el ferviente deseo de tu sierva que humild•emente
cristianos interviniese la bendición de la Iglesia fué precisa- te suplica por la conservación de la prole que le has conC'edido
m'ente a fin de que la nueva familia que se fundaba estuviese concebir en su seno; guárdanos tu h>eredad y defiéndela de
libre de las insidias del demonio, contra cuyas insinuaciones toda astucia e injuria del cruel enemigo; a fin de que, extraída
en las relaciones matrimoniales había ya puesto en guardia San por tu mano misericordiosa, venga la criatura felizmente a la
Pablo a los cristianos (1 Cor. 7,2-5). "Hay que llamar al sacer- luz y sea conservada por la santa gen•eración, te sirva siempre
dote-dice San Juan Crisóstomo-y consagrar la unión de los en todo y merezca conseguir la vida eterna". No es un temor
esposos con oraciones y bendiciones; para que aumente el amor pueril al demonio lo que ha dictado semejantes oraciones a la
del esposo y crezca la continencia de la esposa y que todo fe de la Iglesia, sino una maravillosa y sobrenatural visión de
tienda a introducir la virtud en la casa y sean removidas to- todo el plan de la salvación considerado en su integridad sin
das las insidias del diablo y que los mismos esposos unidos olvidar la parte real que, como continuo antagonista de Dios,
con la ayuda de Dios tengan una vida f•eliz" rns. La protec- tiene también en él el demonio. La bendición termina con una
ción de los nuevos cónyuges de las insidias diabólicas es, pues, lustración y una nueva oración, a fin de qu'e los ángeles san-
un tema que abunda en las liturgias matrimoniales en los for- tos protejan la casa, a la madre y a la prole.
mularios más antiguos que han llegado hasta nosotros. Así, en
la bendición solemne d•e la esposa que se encuentra en el Leo-
niano se ruega a Dios para que la robustez·ca con todas las 6. LA LUCHA CONTRA SATANÁS EN LOS PRINCIPALES SACRAMEN-
necesarias virtudes, y se añade, en una frase conservada sus- TALES NO RELACIONADOS INMEDIATAMENTE CON LOS RITOS DE LOS
tancialmente también en el actual ritual 'en la bendición al fin SIETE SACRAMENTOS MAYORES
de la misa por los esposos: "nada de sus actos usurpe en ella
el autor de la prevaricación" 139 • En una fórmula paralela del Reseñada de este modo, desde el punto de vista de la lucha
Gelasiano se dice: " ... dígnate corroborar la unión d•e estos contra Satanás, la liturgia de los siete sacramentos con todo 'el
esposos como corroboraste la de nuestros primeros padres; es- conjunto de los ritos que tienen íntima e inmediata relación
tén lejos de ellos todas las insidias del enemigo, a fin de que , con ellos, podrá ser más breve el examen de la liturgia d'e los
imit'en también en el mismo matrimonio la santidad de los pa- sacramentales no conexos inmediatamente con la administra-
dres" i4o. ción de los siete ritos mayores. Muchas observacion'es que se
Al menos desde los siglos VI-VII se introdujo también el rito podrían hacer a propósito de esta parte de la liturgia, han si-
""' In Gen. hom. 48,6.
- Ed. MOHLREIW, n.1110 p.140,24ss. "'' RJGHETTI, 11 p.1016, quien para la documentación cita a FRANZ,
:WO N.52 (ed. WILSON) p.267. D.~e kimhlichen Bene<U.ktionen im Mittelaiter II,176ss.
394 P.2.• LITURGIA Y COSMOS c.13. LAS DOS CIUDADES 395
do ya hechas en el análisis de los ritos que acompañan a los nos, según parece, s'e comienza a tener trazas de una bendición
siete sacramentos. del agua y de su uso ritual fuera del bautismo.
El sacramentario de Serapión nos presenta el caso de una
En general'. oración, cuyo fin primitivo era evidentement1e servir sólo para
la bendición del óleo de los enfermos, adaptada posteriormente
En gemral, tomando también sólo el ritual y el pontifical pura servir también de bendición para el pan o para el agua 144 ,
romano actual, no puede dejarse de notar el gran número de Es muy int•eresante por el sentido acentuadamente antidiabólico
ritos, además de aquellos que hemos insinuado en la exposición que ella da al uso de estas cosas benditas y su contenido ge-
precedent'e, que contienen expresamente, en modo más o menos neral muy semejante al contenido de las fórmulas típicas poste-
relevante, el concepto de la lucha contra Satanás y su reino. riores para la bendición del agua lustral: "Te invocamos, tú
Quien ha hecho el elenco de ellos, ha llegado al número de qu'e tienes toda potestad y poder y eres salvador de todos
cerca de cincuenta bendiciones, consagraciones y ritos diversos, los hombres, Padre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo,
con frecuencia breves, pero a veces bastante largos, como la y te rogamo.<; que envíes desde el cielo la virtud curativa de tu
dedicación de una iglesia o la liturgia de los difuntos 14'2 • Re- Unigénito sobre este ó1'eo, a fii1 de que cuantos sean unigidos
fiérense a las circunstancias más variadas de la vida ecle- o percibiesen estas criaturas tuyas, les sirva para alejar todo
siástica y cristiana en general; tanto a las más ordinarias y co- dolor y enfermedad, como antídoto contra el demonio, a ahu-
tidianas, como la b•endición de una casa, de un establo, la ben- yentar todo espíritu impuro, a expulsar todo espíritu maligno,
dición contra los insectos nocivos .. ., como a las más extraor- a 'extirpar toda fiebre y frío y toda fragilidad, a recibir la
dinarias y solemnes, como la consagración de una virgen, la gracia y la remisión de los pecados, para remedio de la vida
dedicación de una iglesia, la liturgia de los difuntos. y de la salvación, para salud e integridad del alma, del cuerpo
Es un signo evidente cuánto esta lucha contra Satanás y su y del espíritu, para salud perfecta. ¡Oh Señor!, toda operación
reino sea una realidad profundamente pr'esente también en todo diabólica, todo demonio, toda insidia <l'el adversario, toda pla-
el conjunto litúrgico de los sacramentales que no tienen rela- ga, todo suplicio, todo dolor, toda pena o persecución o agi-
ción inmediata con la administración de los siete sacramentos tación o sombra maligna, tema tu santo nombre que ahora nos-
y que invad'en toda la vida del cristiano. Para tener un cono- otros invocamos y el nombre de tu Unigénito, y se alejen del
cimiento suficiente de esta parte de la liturgia desde este punto interior y del exterior de tus si'ervos, a fin de que sea glorifi-
de vista, bastarán algunas observaciones en torno al agua lus- cado el nombre de Aquel que por nosotros fué crucificado y
tral y a las lustraciones, en tomo a los conjuros contra los resucitó y llevó en sí nuestros dolores y nuestras miserias;
temporal'es, a la bendición de las vírgenes y de los monjes y a y vendrá a juzgar a los vivos y a los difuntos".
la liturgia de los difuntos. En Occidente introdújose el uso del agua lustral en el cur-
so del siglo VI. El Gelasiano antiguo contiene ya todo el rito.
El agua lustral. E'1tre otras cosas s'e tiene: la bendición del agua, el exorcismo
sobre la misma, la oración mientras se asperja 1el agua, el exor-
El uso del agua bendita con fin extrabautismal no parece cismo de la sal 145 • Lo esencial de las expresiones y del sen-
haber sido favorecido en los primeros siglos de la Iglesia, tal tido de las fórmulas posteriores para la bendición y la aspersión
vez porque ese uso, especialm'ente con fin lustral, podía su- del agua lustral, 1está todo contenido aquí: se trata esencial-
gerir usos paralelos judáicos, paganos o también de sectas sin- mente de un rito purificatorio del influjo demoníaco de todos
cretistas 113 • Mas, en Oriente, a partir del siglo v, más o me- los lugares y cosas o personas sobre las ouales ha de ser as-
perjada este agua. Algunas expresiones caract'erísticas de esta
"' Cf. E. von PETERSDORFF, Df} dac•monib·us i!V liturgia m1Jnioratis:
2
Angelicum 19 (1942) 326-28. Si esto· puede inter2sar a alguno, he aquí bendición lo demuestran mucho más claramente: infunde a este
una lista: Del Ritua,l: bendición de las candelas; del pan; del óleo sim- elemento "la virtud de tu bendición, a fin <l'e que tu criatura,
ple; pr·ocesiones; letanías; bendición d21 ore>, del incienso y de la mirra: sirviendo a tus misterios, tenga eficacia para poner en fuga
bendición de las cruces : de las hierbas ; de una escuela ; de una fuente ;
de ,un pozo ; d2 un horno de cal ; de los campos ; de un adulto enfermo ; --~-·- !"T''T
de lienzos para los enfermos; de la sal y de la avena para los amima- '1" ' C.19 (17) (ed. FuNK) p.190ss. La cc>sa nos parece c1Nta a tenor
les; de un establo ; de las campanas; contra los animales nc>civos; de de Ja oración. La adaptación ha ".ido hecha en el título; donde, después
l?S liri-0s de San Antonio; de los niños; de las 2staciones del vía cru- de "Oración para el óleo de los enfermos'', se añadió : "O para el pan
cis; diversas bendiciones de escapularios y aguas en honor de Jos santos. o 01 agua". En la n1isma fór1nula se habla an,tes ele sólo el ó11eo; mas
~el Pontifical: consagración de una virgen : bendición de una primera Luego, para incluir en ella eventualmente el pan o el agua, se hace men-
piedra ; dedicación de una iglesia ; bendición: de ,un cem2nterio ; de los ción "de estas criaturas tuyas", palabras evidentemen,te int·2rp-0ladas Y
ornamentos .sagrados ; de una nueva cruz ; de los vasos sagrados y de que se conforman mal con todo el texto.
1. . N.75-76 (ed. WrLSON) p.258-87.
relicarios; de campanas; de la cruz para los cruzadog, Liturgia de los
difuntos.
,., TERTULIANO, De baptismo' 5.
396 P.2.'ª LITURGIA Y COSMOS
tus malignos. Ciñe su costado con la fuerza de la verdad, y re- En el rito actual de las eX'equias, tenemos, en la oración:
vístelo con la armadura <l'e tu justícia y de tu gozo, y calza Deu:s cui proprium est misereri , la frase: "no la entregues en
sus pies con la preparación que da el evangelío de la paz. H¡:¡zlo manos del enemigo, ni la olvides para siempre, mas ordena qu'e
prudente para tomar el escudo de la fe, con el cual p~da sea llevada por los santos ángeles a la patria del paraíso".
defenderse de todas las saetas inHamantes del maligno, y para Semejantes e incluso más claras alusiones en est'e sentido se
recibir el yelmo de la salud y la espada del Espíritu que es tu encuentran fácilmente en las liturgias históricas y actuales 160 •
palabra" 155 • ' El caso más célebre es el ofertorio de nu'estra Misa por los
Además de otras diversas alusiones a los mismos concep- dif1:mtos, concebido completamente en ese esquema: "Señor
tos, es notable que 'en el rito las diversas prendas del hábito Jesucristo, Rey de la gloria, libra las almas d'e todos los fieles
monástico, que reviste el nuevo monje, son interpretadas pre- difuntos de las penas del infierno y del lago profundo; líbralas
cisamente como simbolos de aquella coraza de la que antes s'e de la boca del león, para qu'e no las absorba el tártaro, ni cai-
hacía mención, para luchar contra Satanás 156 • Incluso, particu- gan en lo oscuro; sino que el abanderado San Miguel las pre-
larmente característico, la epístola que se lee en la Misa du- s'ente en la santa luz; que en otro tiempo prometiste a Abra-
rante la cual se d•esarolla todo el rito no es otra que el pasaje ham y a su descendencia" 161 •
en el cual San Pablo exhorta al cristiano a revestirse precisa- Desde el punto de vista dogmático hay que observar que
mente de esa coraza para luchar contra Satanás (Eph 6,10-17). ésta y semejantes oraciones hechas por los difuntos y cons<:'.1-
vaoas todav1a en la liturgia, hoy son y deben s'er entendidas,
en el cuadro general de la teología de los novisimos, plenamen-
La liturgia por los difuntos. te desarrollada, como oraciones por la liberación de las penas
del purgatorio, apart'e del sentido histórico que tuvieron cuan-
También aparece el conttpto de la lucha contra Satanás do tueron compuestas y de las mismas expresiones materiales
en la liturgia de los difuntos. Hemos ya insinuado dos veces que contienen 162 •
el modo con el cual, en la antigüedad, se representó a la ima- También es verdadero, sin embargo, que, en un sentido ple-
ginación el desarrollo del juicio particular <l'espués de la muerte nam'ente ortodoxo, se puede todavía hablar, en cierto modo, de
de todo hombre como un examen del alma en el cual intervie- la lucha del alma contra Satanás después de la muerte, mien-
nen, en sentido contradictorio, demonios y ángeles, y que s'e tras tanto que se encuentre el alma en el purgatorio; ya que
desarrollaba ante los tribunales inquisitoriales ( thelonia) en el es una huella, o mejor, una consecu'encia, notable del poder
viaje del alma a través de las diversas esf•eras antes de llegar de Satanás sobre las almas después del pecado <l'e Adán, el
al paraíso. En esta representación imaginativa se concretiza hecho de que no gocen todavía de la visión beatífica. El poder
en las liturgias por los difuntos el concepto de una cierta con- de Satanás y sus cons•ecuencias serán plena y definitivamente
tinuación de la lucha contra Satanás inmediatament'e después destruidos sólo con la resurrección general, cuando novissima ...
de la muerte de cada uno. Y a en el Gelasiano, por ejemplo, inimica destruetur mors (1 Cor 15,26).
se encuentran alusiones a éstos: "Recibe, ¡oh Señor!, el alma
de tu siervo N., que retorna a Ti de la región del Egipto. Envía
a tus santos ángeles para que salgan a su encuentro y- mués- 7. LA LUCHA CONTRA SATANÁS EN EL AÑO LITÚRGICO Y EN EL
tral'e el camino de la justicia. Abrele las puertas de la justicia SANTORAL
y aleja de ellas al príncipe de las tinieblas" 157 ; "DígnatP., Se-
ñor, darle la región de la luz, del refrigerio y del descanso. Para darse una idea sustancialmente completa del lugar que
Séale permitido pasar las puertas d•e los infiernos y los cami- en la liturgia ocupa el concepto y la realidad d'e la lucha con-
nos de las tinieblas y pueda morar en la habitación de los tra Satanás, quedan todavía por examinar los ciclos litúrgicos.
santos, en la luz santa, que tú prometiste un día a Abraham Se trata esencialmente de considerar desde este punto de vista
y a su descendencia" 158 • "Asístala el ángel de tu testam•ento, el t•emporal y el santoral del misal y, en un porcentaje bastante
Miguel. Líbrala, Señor, de los príncipes de las tinieblas y de menor, del breviario.
los lugares del suplicio" 159•
'"" Ibid., p. 244ss. 1•° Cf. los textos en B. SERPILLI, L'offertorio, della messa dei defunti
™ Ibid., p.248. (R<>ma 1946) p.69-80.
, "'" N .91 (ed. WILSON) p.296. Otra cuestión e~ ~¡ estos elementos per- 1
'" SERPILLI (Le.) opina que se trata de un texto de origen irlandés
tanecen al Gelasiano antiguo O' no. o· galicano. ·
1"' El texto del ofertorio de la misa de los difuntos resistl' más que
,.. lbid.. p.297.
,.. lbid., p.298. los otros esta interpretación.
402 P.2." LITURGIA Y COSMOS cJ.3. LAS DOS CIUDADES 403
gos" 1165 • "¡Oh Dios, que no has permitido que, por la malig-
Tiempo de Adviento~Epifania. nidad del diablo, pereciera el hombre que tú creaste!, aplica
los remedios de tu misericordia, a fin de que el engaño del
El ciclo litúrgico del tiempo desde Adviento a Epifanía enemigo no prevalga contra él, sino que, por el contriario, ob-
tiene como tema general el misterio de Cristo como venida tenga la redención de tu bondad" 1 f6 6 •
epifánica (manifestativa) del Señor, preparada, anunciada, pre- En el Gelasiano se encuentra la idea de que tenemos nece-
figurada en el Antiguo Testamento, realizada históricamente sidad de la protección de Dios contra Satanás para poder ce-
en Palestina, que se realiza in mysterio, mí ;ticamente en nos- lebrar dignamente el Adviento y la N aviciad y se ruega que
otros y que prepara y prefigura la venida epifánica escatoló- esta fiesta nos libre de su influjo: "En virtud de estos dones,
gica. Es igualmente tema esencial en todas las liturgias histó- ¡oh Señor!, te rogamos alejes para siempre de nosotros las ma-
ricas y actuales considerar esta venida epifánica en todos sus quinaciones diabólicas, a fin de que podamos celebrar con
aspectos como venida epifánica redentora, es decir, poner en mente pura la Navidad de nuestro Redentor" 1 16 1 • "Apresu-
relieve su valor redentor. Pero así como en la Escritura, y en raos, no tardes, Señor, Dios nuestro, y líbranos con tu poder
la tradición, como ya sabemos, la redención incluye necesaria- del furor diabólico" if6s. El Míssale gothicorum ruega a Dios
mente una lucha contra el diablo y nuestra liberación de su que la fiesta de Navidad signifique para nosotros nuestra libe-
esclavitud, era natural que también ese sentido se reflejase en ración de Satanás if6 9 , y pone de relieve que Cristo, sometién-
los ciclos litúrgicos, no sólo implícitamente, sino explícita- dose a la ley de la circuncisión, ha arrojado de nuestro cuello
mente. el yugo del diablo '170 • El Misal ambrosiano, en el prefacio de
En el misal y en el breviario romano actuales el tema ape- la fiesta de la Virgen, en el domingo sexto de Adviento, en el
nas se insinúa en la segunda y cuarta estrofa del himno de cuadro del tema Eva-María, opone la obra de la serpiente en
~i\dviento: Creator alme siderum 1163 y especialmente en la no- Eva y por Eva y la obra de la Virgen, por lo cual aparece
che misma de Navidad en las lecciones del segundo nocturno, ésta como la destrucción de la obra de la serpiente y de Eva.
tomadas de una homilía de San León Magno. En ella se revela En la lnlatio del misal mozarábico para el domingo cuarto de
muy explícita y profundamente el sentido antagónico de la Adviento, aparece el misterio de Cristo como venida epifánica
encarnación del Hijo de Dios contra Satanás: "Al llegar la ple- del Señor, en sus fases diversas: en su anunciación en el Anti-
nitud de los tiempos, señalada por los designios inescrutables guo Testamento, en su realización histórica en Palestina, en su
del consejo divino, tomó el Hijo de Dios la naturaleza huma- realización mística en nosotros, en la parusía futura, y visto
na para reconciliarla con su autor y vencer al diablo, inventor como teniendo por fin arrancar al hombre de la esclavitud de
de la rµuerte, por la misma naturaleza que él había dominado. Satanás 171 •
En esta lucha, emprendida para nuestro bien, se peleó según
La Cuaresma como lucha de los fieles contra
las mejores y más nobles reglas de la equi.dad, pues batió el
Satanás.
Señor todopoderoso al cruelísimo enemigo, no en su majestad,
sino en nuestra humildad, oponiéndole una naturaleza humana,
Sin embargo, donde el tema de la lucha contra Satanás ocu-
mortal como nosotros, aunque libre en todo de pecado ... Re-
pa un lugar eminente es en el ciclo del tiempo desde Septua-
conoce, ¡oh cristiano!, tu dignidad ... Ten presente que, arran-
gésima a Pentecostés, especialmente durante la Cuaresma. Se
cado del poder de las tinieblas, se te ha trasladado a la luz y
puede conjeturar esto fácilmente de lo que ya hemos dicho
al reino de Dios" lill 4 •
acerca de la importancia de este tema en la liturgia de la ini-
El mismo tema se encuentra con frecuencia en los sacra- ciación cristiana y de la liturgia penitencial, cuyos ritos, como
mentarios antiguos. El Leoniano contiene estas dos oraciones
para la fiesta de la Navidad: "Concede, te lo rogamos, ¡oh Se- 1os N.1251.
106 N.1275.
ñor Dios nuestro!, que quien hoy ha nacido para destruir al 101 N.3 (ed. \VII.SON) p.3
diablo y perdonar los pecados, nos purifique de las manchas ""' N.84 (ed. W1LSON) p.219. Aunque no directamente, hay· que decir
que toca el tema mrny de cerca, pues por el pecadc> no.,, hacemos ~~clavos
de las culpas y nos defienda de los ataques de los enemi- del demonio. Cf. el Gelasiano rn.84 (ed. WILSON) p.219, oración: Con-
cede qwaesumu,s, ommipotens Dells, ut qwibiis pecoati iugo ... ; el Grego-
rfiano (ed. WILSON) p.115, ('ración : CorrlAMde quaesu1mus ... ; Misal romano,
'"' Más explícitamente en la corrección de Urbano VIII, como le> tie- oración de la tercera misa del día de Navidad.
ne el breviario romano, qu2 en Ja forma antigua: Qiii dae,monlis ne frau- l . . Ed. BANNISTER, n.11 p.4,2ss.
dib·u.s periret orbis, impetu amoris actus, languidi nwndi 1n,edela faotus es. '"' Ihid., n.55 p.18,15ss.
1"" Segundo nocturno, lecciones 5 y 6. !71 Liber sacramentoruan (ed. ~ÉR.OTIN) n.32.
c.13. LAS DOS CIUDADES 405
404 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS
chen algo del polvo del mundo. Por eso la divina Providencia
se sabe, se desarrollaban en la antigua Iglesia en ese período. ha dispuesto muy saludablemente que, para reparar la pureza
No repetiremos aquí lo que ya se ha dicho a propósito de la
del alma, tuviésemos la medicina de cuarenta días de ejercicios,
administración de estos sacramentos a los catecúmenos y a
en los cuales las obras buenas pudiesen redimir las culpas de
los penitentes públicos. Por el contrario, debemos poner de
los otros tiempos y los castos ayunos hacerlas desaparecer" 172 •
relieve cómo todo este período, especialmente la Cuaresma, En este cuadro puede fácilmente esperarse que la Cuares-
se concibe como el período por excelencia de la lucha contra
ma sea comúnmente considerada por las liturgias históricas y
Satanás, no sólo para los catecúmenos y los penitentes públi-
actuales como el tiempo por excelencia en el cual el cristiano
cos que se preparan para recibir en Pascua los sacramentos de
entra en lucha contra Satanás. Este concepto, efectivamente,
la iniciación y de la reconciliación, sino también para todos los
es notablemente acentuado. De este modo conciben la Cuares-
fieles que cada año celebran en ese período de modo especial ma el misal y el breviario romano en su estado actual. Dícelo
y realizan siempre más profundamente en sí mismos el miste-
con toda claridad la oración que como tal se encuentra ya en
rio de Cristo como redención. el Gregoriano, concluye la ceremonia de la imposición de las
La Cuaresma es considerada como un período de grandes cenizas: "Concédenos, Señor, la gracia de comenzar con san-
ejercicios espirituales anuales de toda la Iglesia, encentrados tos ayunos la carrera de la milicia cristiana; ?ªra que, al luch~r
sobre el sol del misterio de Cristo como redención hecha ne- contra los espíritus malignos, seamos protegidos con los auxi-
cesaria, preparada, prefigurada, anunciada en el Antiguo Tes- lios de la abstinencia". Se trata, evidentemente, de una oración
tamento, realizada radicalmente en la vida mortal terrena del para el comienzo de la Cuaresma, la cual se concibe como un
mismo Cristo Jesús, especialmente en su pasión, muerte, resu- tiempo en el que los fieles, ordenados en cuadrilla como sol-
rrección, ascens.ión, que se realiza in mysterio continuamente, dados de Cristo en lucha contra los espíritus malignos, se pre-
pero de modo especial en ese período, no sólo en los catecú- ocupan, desde el primer momento de la campaña, de levantar
menos y en los penitentes, sino también en los demás fieles, mediante el ayuno material. valioso muro de defensa contra
como principio y prefiguración de su realización completa en
el en?migo.
la parusía. En el mismo sentido está estructurada la liturgia del do-
Los grandes medios de esta realización para todos los fie- mingo primero de Cuaresma, tanto en el rito romano como en
les son, en primer lugar: la participación en los sacramentos el ambrosiano. Tal es el significado de la elección del evan-
pascuales en su íntegro conjunto litúrgico: los sacramentos de gelio: la tentación de Jesús según San Mateo 4,1-_l_l, y de la
la iniciación para los catecúmenos, de la reconciliación y de epístola: las virtudes cristianas, con una clara alusion a la ar-
la eucaristía para los penitentes, de la eucaristía para los otros madura de que ha de revestirse el cristiano como soldado de
fieles. En segundo lugar: la oración, el ayuno, las obras bue- Cristo según 2 Cor 6,1-10, paralelo a Eph 6,11-18. Este evan-
nas para con los otros, especialmente la limosna a los necesi- gelio y esta epístola fueron elegidos para Ia Misa que antigua-
tados, la lectura y la meditación de la Escritura, y, en general, mente iniciaba la Cuaresma, con la clara intención de paran-
una práctica más intensa de las virtudes cristianas durante este gonar la Cuaresma, en la que los fieles están para entrar'. con
período. Es, pues, una intensificación general de la vida cris- la cuarentena de Cristo en el desierto después de su bautismo
tiana en todos sus aspectos, encentrada en la vida litúrgica de y antes del comienzo de su ministerio público, concebidas la
los misterios pascuales. una y la otra como una lucha en campo cerrado contra el de-
Durante la Cuaresma todos los fieles, en la intención de monio. En el mismo sentido van redactados el introito, el gra-
la Iglesia, deben acercarse un poco a aquel tipo de vida cris- dual, el ofertorio, la communio, donde se manifiesta la pro-
tiana más perfecta que los ascetas, entre otros cristianos, tie- tección de Dios y de sus ángeles concedida contra el enemigo.
nen por ideal realizar continuamente en su vida. Son conoci- Este tema del sentido qeneral de toda la Cuaresma como
dísimas las palabras de San León: "A tan grandes misterios un período de lucha especial contra Satanás, ha sido acentuado
debemos corresponder teniendo incesable devotio y continua vigorosamente y con bastante acierto por la liturgia mozará-
reverencia de permanecer siempre del.ante de Dios en aquel bica. He aquí algunos textos característicos. El modelo tercero,
estado en el que deberíamos encontrarnos en el día de Pascua. además de Moi¿és y de Elías, que los fieles han de imitar en
Sin embargo, esta perfección es de pocos. Mientras la auste- la Cuaresma es el de Cristo mismo: "el cual. retirado en lo
ridad se relaja por la fragilidad de la carne, y nuestra preocu- interior del desierto por cuarenta días íntegros, frustró todos
pación se desliza por diversos negocios de esta vida, es inevi-
table que también las almas sinceramente religiosas se man- " 2 Hl'milía del segundo nocturno del primer domingo de Cuaresma.
406 P.2.ª LITURGIA Y COSMOS C.13. LAS DOS CIUDADl!S 407
los intentos del diablo" 173 • "Él ayunó, triunfó gloriosamente mico, suprimida en el nuevo Ordo: " ... Los ramos de las pal-
sobre el diablo y, con su ejemplo, indicó a los propios soldados meras indican los triunfos sobre el príncipe de la muerte; y los
el modo de combatir" 174 • Por lo cual, durante la Cuaresma: ramos de olivos proclaman en cierto modo que ya ha !legado
"con toc'.o cuidado, carísimos hermanos, debemos observar la la unción espiritual. Porque 1aquella dichosa multitud de hom-
práctica del ayuno y la lucha contra el diablo como contra bres entendió ya entonces que con ello se prefiguraba el que
los enemigos de otra raza, atacando diariamente, día y noche; nuestro Redentor, condoliéndose de las miserias humanas, ha-
porque el diablo desconcierta con pensamientos malos a quien bía de luchar con el príncipe de la muerte por la vida de todo
no ha podido inducir a realizar malas obras y solicita con el mundo, y que había de triunfar muriendo. Y por eso, al ren·
falsas ilusiones en el sueño al que no ha podido tentar des· dir aquel obsequio, lo hizo de tal manera que con ello quiso
pierto" 17 5 • declarar los triunfos de su victoria y la abundancia de su mi-
Y:a que el sentido general de la Cuaresma es de ese modo, sericordia. Cuyo hecho y significado conservamos también nos-
hay que entender explícitamente numerosas expresiones de las otros con plena fe, suplicándote humildemente a ti, i oh Señor
liturgias que, en ese tiempo, piden protección a Dios contra santo, Padre omnipotente, eterno Dios!, por el mismo Jesu-
los enemigos, como referidas a La lucha contra Satanás 176 • cristo, nuestro Señor, hagas que, después de triunfar del im-
perio de la muerte en Aquel y por Aquel cuyos miembros has
La lucha y el triunfo de Cristo sobre Satanás querido hacernos, merezcamos ser partícipes de su gloriosa
en la liturgia desde el domingo de Pasión a la resurrección".
Ascensión. La muerte en la cruz como victoria de Cristo sobre el dia·
blo, según el pensamiento mismo del Nuevo Testamento y de
En la liturgia de este período litúrgico, a partir del domingo la tradición, especialmente a partir del siglo IV después de la
de Pasión hasta la Ascensión, se pone vigorosamente de relie- invención de la cruz, es un tema bien conocido en las liturgias.
ve, como en el mismo N'uevo Testamento, el concepto de que En la liturgia romana tal idea es bastante desarrollada en !a
la pasión, la muerte sobre la cruz, la descensión a los infiernos, ceremonia de la adoración de la cruz. El sentido general del
la resurrección y la ascensión de Cristo, son otros tantos actos rito es la adoración y la glorificación de la cruz como trofeo
de la lucha de Cristo contra Satanás y de su triunfo sobre él. triunfal de Cristo. Triunfal precisamente contra las potencias
De este modo en la liturgia romana la semana de Pasión des- del infierno. El pensamiento está líricamente expresado en el
cribe la oposición cada vez más irreconciliable entre Jesús y himno de Venancio Fortunato Pange lingua gloriosi, en sus tres
sus enemigos, detrás de los cuales hay que ver siempre a Sa- primeras estrofas: "Canta, ¡oh lengua!, la victoria del combate
. tanás. De modo especial se pone de relieve esa oposición el más glorioso; de la cruz ante el trofeo resalta el más noble
sábado de Pasión mediante la lectura del evangelio lo 12,10-36, triunfo; cómo el redentor del mundo, siendo inmolado, venció.
donde Jesús exclama: "Ha llegado el momento en el que será Del error del primer padre condolido el Creador, cuando en
juzgado el mundo; ahora será expulsado el príncipe de este el fruto funesto al morder halló la muerte, designó ya él mis-
mundo. Y yo, cuando sea elevado de la tierra, atraeré todas mo el árbol que el mal de árbol pagara. De nuestra salud el
las cosas a mí". orden esta empresa reclamaba: que tel arte burlada del disfra-
Luego, en el domingo de palmas, el concepto dicho es fuer- z,ado traidor, y el remedio allí encontrara do el enemigo dañó".
temente a('.entuado por la procesión de las palmas, cuyo signi- El mismo concepto se encuentra en el prefacio de la cruz que
ficado antagónico contra Satanás es afirmado por la oración en el rito romano se dice durante todo el tiempo de Pasión,
Benedic, todavía conservada en el nuevo Ordo de la Semana en las fiestas de la cruz y de la preciosa sangre de Cristo: "Tú
Santa 111, y más explícitamente aún en la oración Deus, qui pusiste la salvación del género humano en el árbol de la cruz,
para que, de donde se originaba la muerte, de aillí surgiese Ja
"' I.Aber m.o'5aral;<Ocus 8aora•m·entorwn. (ed. FÉROTIN) n.318.
,,. Ibid., n.477. Cf. todo el texto•. vida, y el que era vencedor de un árbol, en otro árbol también
1'7G !bid., n.473. Sobre el tema del ayuno como lucha contra Satanás,
fuese vencido por Cristo, nuestro Señor".
cf. también ibid., n.345.346.514.
m1 Así, en la liturgia romana actual: la poscomunión del miércoles Los mismos conceptos se encuentran en las fiestas de la
de la primera semana de· Cuaresma, oración que se encuentra en el Gre- cruz, que son como una prolongación del Viernes Santo. Ca-
gori.ano; la oración s1tper pop1llwm del martes de la primera semana,
que también se encu2ntra en el Gregoriano; la o•ración del segundo do-
mingo de Cuaresma. pueblo en v2neración tuya, lo haga espiritualmente con verdadera dev<'-
,,,. "S.uplicámoste, Sefíor, que bendigas estos ramos de palmas (u oli- ci.ón, alcanzando victoria del enemigo y amando con todas veras las
vo o de otros árboles) y hagas que lo que practica hoy corporaJrm.e11te tu obras de misericordia."
408 P.2.'ª LITURGIA Y COSMOS c.13. LAS DOS CIUDADES 409
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racterísticas en este aspecto son las antífonas de las dos fies- da con toda la teología del martirio, que no de otra forma la
tas de la liturgia romana de la exaltación y de la invención de entendían los antiguos cristianos. El martirio, como dedica-
la cruz: "He aquí la cruz del Señor; huid, advernarios; ha ven- ción total a Dios en el modo más pleno posible, es consiJerado
cido el león de Judá; el vástago de David"; "Por el signo de como la imitación más perfecta de Cristo y por lo mismo el
la cruz, ¡oh Dios nuestro!, líbranos de nuestros enemigos"'; "Por ápice de la perfección y de la vida cristiana. Por consiguiente,
el leño fuimos hechos esclavos y por la santa cruz hemos sido es natural que fuese considerado también como la victoria suma
liberados". Pueden verse en el mismo sentido expresiones de del cristiano, mejor aún, la victoria suma de Cristo mismo en
la liturgia mozarábica 173 , de las liturgias galicanas 1 7 ~, de la sus miembros, contra Satanás. La derrota de Satanás en el
liturgia bizantina 280. martirio de los fieles ha sido considerada por la tradición como
Del mismo modo es tema común a las liturgias, según los particularmente grande y para él vergonzosa, cuando le ha sido
conceptos del Nuevo Testamento, el de la descensión de Cristo infligida por una mujer. La idea se relacior1a con el concepto
a los infiernos, de su resurrección y de su ascensión como del sexo débil y con el hecho de que Satanás, habiéndose ase-
triunfo sobre Satanás 181 • Cristo "descendió al infierno, venció gurado la victoria en el paraíso sobre el género humano a tra-
la muerte, hizo impotente al diablo, sobrepasó las leyes del vés de la mujer, su derrota en el martirio de una mujer es una
tártaro y en sí mismo, que había muerto según su condición represalia más espléndida del género humano contra él.
humana, hizo resurgir a todo -el género humano que en sí mis- Estas ideas se encuentran con mucha frecuencia en el Leo-
mo engendraba a una vida nueva" 182 • "Nos has libertado de niano y siempre en los prefacios propios de los mártires. Lo
los peligros del infierno ... , nos has reconciliado con Dios ... cual explica cómo estos textos han sido muy reducidos en
Habiendo aniquilado todo derecho que en nosotros tenía la los sacramentarios romanos posteriores, los cuales, como es
muerte ... , diriges tú la esperanza de nuestra libertad hacia la conocido, dejaron una gran parte de los prefacios del Leoniano,
bienaventuranza celeste. En las primicias de tu victoria y de y cómo, desafortunadamente, desaparecieron luego completa-
tu resurrección, nos llamas a los dones de la bienaventuranza mente de nuestro misal romano. He aquí un ejemplo típico del
eterna. Queriendo dar un puesto a los redimidos en el cielo, Leoniano a propósito de Santa Cecilia: "Es verdaderamente
te elevas cual precursor a Dios Padre mientras nos llamas, y digno... que, para que fuem mayor el triunfo del género hu-
así, redentor en la tierra, intercesor en el cielo, tú libras a cuan- mano sobre el enemigo, no sólo aniquilaste la tiranía del diablo
tos sufren aquí abajo y defiendes a los esclavos, llamándo- por Cristo nuestro Señor; ni sólo por el sexo viril y el mérito
los a ti" 183 • de los bienaventurados mártires, sino también reprimiste al
causante de la caída del primer hombre por medio de la mujer,
La lucha contra Satanás en el Santoral. tuerces justamente la venganza contra el enemigo de nuestra
madre Eva; a fin de que aquel que postró a ambos sexos mala-
En el santoral el tema principal que campea en las liturgias, mente confiados de su felicidad paradisíaca, ahora, por tu gra-
especialmente históricas, en la materia general de la lucha con- cia, sea por ambos sexos vencido" 184 • Otro ejemplo a propó-
tra Satanás, es el del martirio, especialmente de las mujeres, sito del prefacio de la Misa de San Esteban: "Es verdadera-
como victoria sobre el diablo. La cosa, naturalmente, está uní- mente digno ... ya que no sólo por Jesucristo, nuestro Señor,
nos has hecho el don de la adopción de hijos tuyos a fin de
178 Liber mazar. sacra1m,. (ed. FÉROTIN) n.739ss. especialmente el n 743
~'"'. Cf., p.ej., Missale gothic"1n (ed. BANNIST~R) n.317ss.; JJfisa:l de que fuese vencido el aguijón del infierno cruel y del que había
Bo~~o (ed. LOWE) n.288ss., esp~cialmente la Contestatio n.292. recibido su poder el diablo; y para que la muerte, pena del
C~. la fie,ta del 14 de septiembre y el domingc> tercero de Cuares- pecado cuando fuese soportada por la justicia, se transformase
ma 18\Triodion le.o. Homa 1~79], P:ej., p.349 351 353 356 etc.).
".éase? p.eJ., 11na óptima y Jugosa expresión gweral de estas ideas en premio; mas la largueza de tu gracia sobreabundante es tal
en la hturg1a mozárabe (Liber moz. sacram. [ed. FÉROTIN] n.615 616 679 que Ia naturaleza humana percibió todo esto no sólo en nues-
7.0~ 707 752 753). Cf. el Gelasiano n.45 (ed. WILSON) p.88; n.63 praef.
(lb1d.). p.107; n.74. P_raef. (ilnd) p.108; n.75 praej. (íbid.) p.10\l: Ml tro Redentor, sino también en la testificación de la fe de todos
a:euoriano,_ en el cod1ce ottobomanc> 313, Praef. in feil:a II l post domi- cuantos creen en El. La serie de estos dones y de estas victo-
n.ica!n VI. '!1- palm·es (ed. WILSON) p.263; prefacio de la fie-ta de Ja As-
<l?nsión (1b1d.) p.275ss. En la. liturgia romana actual, p.ej., en los dos rias inició la San Esteban, levita del Nuevo Testamento y pri-
hinlJ?OS pa~c~ales: Aurora l_ucis rutilat (brev. monástico) y Ad caenam mer mártir después de la pasión del Señor" is 5 •
Agni l!rovidii (brev. monástico) : las homilías del segundo nocturnc> del
lunes y del martes de Pascua; el himno Aeterne rem altissimlJ · el himno
lesu nostra redemptio (brev. monástico); la homilía de San León en el
segundo nocturno de la fiesta de la Ascensión. ' '"' N.1180.
"""Lib. moz. sacr. (ed. FÉROTIN) n.704. ""' N.678. Cf. en el mismo Leoniano, n.29 159 161 164 784 826 837 839
""lbid., n.707. 1183 1185.
410 P.2.• LITURGIA Y COSMOS c.13. LAS nos CIUDADES 411
De prefacios semejantes encuéntrase uno en el sacramen- misma piedad en una época en que las liturgias- estaban ya
tario gregoriano 186 y varios en recensiones especiales del mis- esencialmente constituidas.
mo 1 s1 • Tampoco son raros estos con~~ptos en el Líber sacra- La mención litúrgica explícita más antigua de la oposición
mentorum mozarábico rns. Hay que deplorar que hayan des- entre Satanás y la Virgen María, como también la invocación
aparecido todos en nuestro mis,al actual; están concebidos con más antigua a Dios para que por intercesión de la Virgen nos
un notable fondo bíblico (Apoc 12,7-12), profundamente tra- defienda del demonio, se encuentra en una Misa del Missale
dicional, y con una gran importancia objetiva de la teología gothicum, que el editor Bannister lo fecha hacia fines del si-
del martirio. En el misal romano actual podemos notar dos ora- glo vn o principios del vm. En la Contestatio de la Misa de la
ciones en las cuales la Iglesia pide a Dios protección contrn el Asunción, María es llamada: "tálamo espléndido del que se
diablo por intercesión de los santos 1 '89 • adelanta el digno esposo; luz de los ángeles; esperanza de los
fieles; salteadora de los demonios" 191 ; salteadora de los de-
monios, sin duda, para indicar que ella extirpó todo el botín
Los ángeles y la Virgen y la lUcha a los demonios. Luego, en Ia misma Misa, en la oración des-
contra Satanás. pués del Pater noster, ruega a Dios de este modo: "Líbranos
de todo delito, ¡oh Dios!, autor de todos los bienes y creador,
Otro tema bíblico y tradicional, y por lo mismo común a y, por intercesión de la bienaventurada Virgen María, tu Ma-
todas las liturgias actuales e históricas, es la importancia de dre, defiéndenos diariamente contra las cotidianas asechanzas
los ángeles buenos en la lucha contra Satanás; Ia ayuda que del enemigo, Salvador del mundo que, junto con el Padre y el
ellos nos otorgan para este fin, las oraciones que nosotros di- Espíritu Santo, vives y reinas ... " J.g·z
rigimos a Dios o a los mismos ángeles a fin de que esa ayuda No se encuentran frecuentemente textos litúrgicos del mis-
no nos falte. En el ciclo litúrgico del santoral aparece esto, mo estilo ni siquiera en el Medievo. Puede ser que una inves-
sobre todo en la fiesta de San Miguel, y en el rito romano tigación metódica de los documentos enriquezca en cierto modo
actual, en la fiesta más reciente de los ángeles custodios, el la documentación que ahora se tiene sobre ese tema. Egon von
2 del octubre. Este tema en el rito romano actual se expresa, Petersdorff, que investigó sobre este tema, dice que el texto
ante todo, en los himnos del breviario. También se encuentra más antiguo que ha podido encontrar pertenece probablemen-
en la reciente oración que León XIII mandó se recitase al pie te al siglo XIII, después de los que ha encontrado en el Sacer-
del altar al fin de la Misa, y en la oración que el mismo Papa dotale romanum del siglo XVI, que viene a ser el precursor de
mandó precediese al exorcismo contm Satanás y los ángeles nuestro ritual romano, y que ha encontrado muchos en com-
apóstatas y que prescribió fuese insertada en el ritual ro- posiciones litúrgioas recentisimas de los siglos x1x y xx w 3 •
mano 190 • Efectivamente, en las fiestas marianas de institución reciente
Por el contrario, el tema de la parte de María en la lucha aparece con frecuencia el tema antidemoníaco y se expresa en
contra Satanás aparece en las liturgias relativamente tarde y estos dos aspectos: María ha vencido la serpiente antigua, ha
sólo en composiciones contemporáneas ha tenido alguna con- aplastado su cabeza, con referencias al texto del Génesis; Ma-
sistencia. Lo cual no significa que esta parte de la Virgen no ría nos defiende de las asechanzas diabólicas; "Torre inacce-
sea, objetivamente, grandísima-antes é!l contrario, el rnzona- sible al dragón-dice el himno Praeclara custos virginum de
miento teológico, basándose sobre los principios desarrollados la fiesta de la Inmaculada Concepción-, estrella amiga de los
en esta exposición, demuestra fácilmente que esa parte es suma náufragos, defiéndenos de sus engaños y condúcenos con tu
e inmensamente superior a la de cualquier ángel o santo-, mas luz" l·9·4.
es un simple reflejo del desarrollo relativamente tardío de la
teología mariana y del desarrollo en larguísima escala de la 191
Ed. BANNISTER, n.98.
1 12
• !bid., n.102.
'"' E. voN PETERSDORFF, De daeimonibus in liturg·ia 'memoratfa: Ange-
,,. IDd. "\VILSON, p.10, para Santa Anastasilt. licum 19 (1942) 332.
m Códice R. : Praefatio de pluribus virginibus (ed. WILSON) p.242; có- "" Cf. con el mi.>mo sentido en la fiesta da la Inmaculada Concepc~ón:
dice <>ttoboniano 313: para los Santos Tiburcio, Valcriano, Máximo (ibid., la lectura del Génesis en el primer nocturno con el respe>nsorio después
p.273) ; para San Jorge (ibid., p.286); para una virgen (ibid., p.2!J7) ; da la primera lección; la antífona Ad Bened!ictus; el himno de laude,,,
para muchas vírgmes (ibid., p.247). estrofa tercera. En la fiesta de la aparición de la Inmaculada en Lour-
"'' Cf., p.ej., ed. FÉROTIN, n.72.81.96. des, el 11 da febrero : el himno 'Te d~ci•mus praecornio, estrofas 3 y 5 ; la
''" Poscomunión de la misa de San Juan de Capistrano, el 28 de mar- novena lección de San Bernardo; el himno Aur0tra so-li, estrofas 4 y 5.
zo; o<ración de la misa de San Ubaldo, el 16 de ¡nayo. En la fiesta de Ja Divina Maternidad de la Virgen, el 11 de octubre : el
100 Tít,13 c,3, himno de laudes. estrDfa tercera, En la fiesta de ~Iaría Auxiliadora.
4:.:1:.:2:..__~______P_._2_.ª_LI_TURGIA Y COSMOS·----------
_____________413_
______________::::.:.::._.:___::::.::::__::_
c.13. LAS DOS CIUDADES
genéricas y con fórmulas más específicas que hemos tenido PARTE TERCERA
ocasión de examinar aquí, a los fieles a la lucha contra Sata-
nás, de pedir a Dios protección para los fieles y para la Iglesia
contra Satanás y sus ángeles. "Sed fuertes en la guerra, y lu- Liturgia y Biblia
chad contra la serpiente antigua y recibiréis el reino eterno",
amonesta la liturgia romana en la antífona para el Magnif icat
de las segundas vísperas de los apóstoles. Muy bien la liturgia
mozarábica, al fin de las fiestas pascuales, en la consideración
de todo el período preparatorio, incluso de toda la vida cris-
tiana, como de una lucha contra Satanás y de un triunfo sobre
él, ruega: "No permitas, Señor, que perezca en 'nosotros el co-
nocimiento de los bienes que nos has dado resucitándonos a la CAPITULO XIV
salvación cuando estábamos perdidos: Pon entre nosotros y el
inconvertible diablo un odio perfecto, para que no sólo no En qué modo la liturgia usa la Escritura
pueda dañarnos, por tu gracia, sino que ni siquiera pueda os-
curecer más, respecto al conocimiento de tu verdad, a cuantos
Como ha podido verse en la primera y en la segunda parte
tú has iluminado" 1016 • El motivo de la necesidad de esta pro-
de esta obra, la liturgia no se ocupa de otra cosa que del mis-
tección divina explícalo muy bien la misma liturgia mozarábica:
terio de la historia sagrada, misterio de Cristo, misterio de la
"La gracia ha adoptado ya al hombre; pero el demonio no ha
Iglesia. Mas este misterio no lo inventa la liturgia: ella no hace
sido confinado aún al infierno. El pecado ha perdido violen-
otra cosa que leerlo en las Escrituras. Por esto la expres10n
cia, mas no ha mudado la naturaleza; hemos recibido el poder
litúrgica del misterio de Cristo es enteramente escriturística,
de luchar, pero no la facultad de estarnos seguros en ocio. El principalmente en la liturgia romana. Puede decirse que en la
adversario ha sido expoliado, pero no anonadado. Es inevita- liturgia romana las composiciones no escriturísticas no sólo
ble que él rechine los dientes contra aquellos sobre los cuales forman una cantidad relativamente reducida, sino que, en su
dominaba, pero que ahora ha perdido" 1 ª7 • mayor parte, no hacen otra cosa que coordinar, subrayar e in-
,.. Libe>r. moz. saarami. (ed. FÉROTIN) n.713. Cf. también en las litur- terpretar con gran discreción los pensamientos de los pasos
gias antiguas otras oracioneg generales para obtener la protección c<ontra escriturísticos que ocupan siempre el puesto principal.
Satanás; p.ej., en el Le.onia1w, n.78 140 182 184 266 3'91 418 516 518 520
533 631 1272; en el Gelasiano, n.28 (ed. \VILSON) p.44 la primera O·ra- Mas la liturgia lec la Escritura en un sentido bien determi-
ción ad populwm. nado, todo suyo, bajo una luz propia que constituye como la
191 Líber. •m·oz. sa.aram. (ed. FÉROTIN) n.657.
forzaré en considerar la cuestión desde el punto de vista 'es- una de las realidades de las fases en que se concretiza histórica
trictamente teológico-litúrgico. y sucesivamente este misterio, además de ser y de significar lo
que es en sí misma, tiene también un sentido funcional algo
fuera de sí misma y que es como la meta futura a la cual tien-
1. EL FUNDAMENTO: EL CONCEPTO DE LA UNIDAD DE LOS DOS de, para realizar siempre más perfectamente aque.lla idea de
TESTAMENTOS Y DE LA HISTORIA SAGRADA Dios de la cual ella misma es una concretización parcial. El
misterio de Cristo en el desenvolvimiento de la historia sa-
Puede formularse esta ley diciendo: la liturgia lee la Escri- grada se realiza, pues, como por esbozos sucesivos, en los cua-
tura a la luz del principio supremo de la unidad del misterio les los que anteceden preparan, anuncian, prefiguran a los que
de Cristo, y por lo mismo de los dos Testamentos y de toda siguen.
la historia sagrada, unidad orgánico-progresiva bajo la prima- Ahora bien, las realidades de las fases en que se concretiza
cía del Nuevo Testamento sobre el Antiquo Testamento y de histórica y sucesivamente el misterio de Cristo las conocemo&
las realidades escatológicas sobre la realidad de la economía nosotros a través de los textos de la Escritura, del Antiguo y
actual. del Nuevo Testamento. Síguese de aquí que para entender
Para entender el alcance de esta ley hay que tener presente exhaustivamente el significado que a los ojos de Dios y en
el capítulo primero de esta obra, y especialmente aquella sín- verdad tienen las realidades de que habla la Escritura, es ne-
tesis en que hemos trazado esquemáticamente las diversas fa- cesario considerarlas también en relación al desenvolvimiento
ses del misterio de Cristo, de la historia sagrada, y darse cuen- siguiente de la misma historia sagrada, ya que sólo en ese
ta de la profunda unidad que une todas estas fases entre sí. desenvolvimiento siguiente toda realidad de la historia sagra-
Esta unidad intrínseca depende toda del hecho que la historia, da encuentra su connatural cumplimiento, su pleno significado.
encentrada en Cristo, está toda ella en las manos de un regidor De este modo todo el Viejo Testamento y las realidades
omnipotente, Dios, que, atando firmemente todos los hilos, con de que él nos habla, además de ser aquello mismo que son, pre-
el respeto absoluto a la libertad humana, dirige infaliblemente paran, anuncian, prefiguran como en un primer esbozo aquellas
el curso de la historia, tanto en sus rasgos generales como en realidades que se realizaron luego en la vida histórica de Cristo
sus más mínimos detalles, a un fin único y preciso: la consti- y se realizan continuamente en la vida real. mística, litúrgica
tución de la Terusalén celeste de los redimidos en Cristo junto y extralitúrgica de los cristianos en la Iglesia, en la economía
con los ángeles fieles. presente entre la ascensión y la parusía final. A su vez, las
En el desenvolvimiento histórico sucesivo de este plan nada realidades de la economía presente preparan, anuncian, prefi-
escapa al supremo intento de Dios: las fases que se suceden guran las realidades que se cumplirán en la última escatología.
son todas, en el fondo, realizaciones y concretizaciones de una Esto significa prácticamente que el significado completo
misma idea suprema; acercamientos siempre más perfectos a un de las realidades de que habla el Antiguo Testamento puede
único ideal. porque quien las realiza, no las deja sucederse entenderlo sólo quien las pone en relación con las realidades
caóticamente, sino ordenadamente, teniendo siempre presente de que habla el Nuevo Testamento y con las que se realizan
todo el conjunto y la última meta. De este modo, entre estas ahora en la Iglesia, en la vida real mística litúrgica y extrali-
fases diversas existe un nexo intrínseco: cada una prepara y túrgica de los cristianos. Viceversa, para entender todo el al-
anuncia a la siguiente y viene a ser como una realización im~ cance de las realidades que se efectúan en la Iglesia, en la vida
perfecta, un primer esbozo, un primer bosquejo, mientras que real mística de los fieles, hay que considerarlas mirando antes
todas se realizan en modo perfectísimo en la última, meta ge- hacia atrás a la luz de las realidades de que hablan, así el Nue-
neral hacia la cual tienden. vo como el Antiguo Testamento; luego, mirando hacia adelan-
Y ya que todas las fases no son otra cosa que una realiza~ te, al futuro, a la luz de las realidades futuras de la escatología.
ción cada vez más perfecta del único misterio de Cristo, cada En efecto, sólo así se entenderá cómo las realidades que se
efectúan ahora en la Iglesia, en la vida mística real de los fie-
escriturfsticas de la misa, con frecuencia en concordancia con las lec- les, fueron preparadas, anunciadas, hechas posibles, prefigu-
turas del ofir.io espedalmente en las fiestas y rn ~l período pnscual.
Más tarde IJrev~leció, especialmente bajo el influjo del mo11acato, el sis- radas en la historia del mundo antes de Cristo. Lo fueron a su
tema de la llamada lectio continua, es decir, el hecho de l~er durante modo realizadas en la vida del mismo Cristo, y a su vez pre-
un año especialmente en el oficio, los textos de la Escritura en el orden
~n que' se encontraban en las colecciones de los libros rngrados. El es- paran, anuncian, prefigµran las realidades escatológicas a las
tado actual del uso de la Biblia en la liturgia romana se deriva de esto~ cuales tienden.
antecedentes históricos.
SeJnlt. teol. lit11rg. 14
418 P.3.'ª LITURGIA Y BIBLIA ,___C_.1_4_. EN QUÉ MODO LA LITURGIA USA LA ESCRITURA 419
Encontramos de este modo, a propósito de la Escritura, el cuentran aplicaciones arbitrarias acerca de la afirm1ación de
gran concepto de las cuatro dimensiones del signo litúrgico. He principios verísimos. Estas no provienen de los fundamentos
aquí descubierto el principio esencial que debe necesariamente Y tradiciones escriturísticas, sino de teorías y tendencias extra-
guiar al cristiano en la lectura y en la interpretación de la Escri- ñas, especialmente del método alegórico que se usó a grandes
tura, de los misterios de la Escritura, principio repetido continua- dosis en la última fase del helenismo en orden a la interpreta-
mente por los Padres de la Iglesia y que San Agustín formuló ción moralizante y filosófica de los poetas y de los mitos anti-
más o menos así: En el Antiguo Testamento se esconde el guos, método que Filón Alejandrino había ya aplicado a la in-
Nuevo, y en el Nuevo se manifiesta el Antiguo: In V eteri terpretación moralizadora filosófica del Antiguo Testamento
Testamento Novum latet et in Novo Vetus patet 2 • Puede for- en el espíritu de la filosofía helenista medio platónica 3 •
mularse también de este modo: La economía cristiana, prepa- Por lo general, en la determinación teorética de la cuestión
rada, hecfia posible y prefigurada por la economía antigua, de los .llamados sentidos de la Escritura, dejando aparte la
prepara, nace posible, prefigura la economía futura escato- cuestión de la teoría y de la terminología patrística o medieval,
lógica. puede afirmarse directamente cuanto sigue: los textos de la Es-
Esta es la clave para entender con qué espíritu y según qué critura, especialmente del Antiguo Testamento, para ser enten-
leyes usa la liturgia la Escritura. didos exhaustivamente, vienen examinados bajo cuatro luces y
como sondeados en cuatro profundidades diversas.
por la Iglesia y por el fiel en este cuadro, i~terpreta estos mis- esta luz, que es precisamente la de la liturgia, adquieren un
mos atributos bajo una luz inm'ensamente más profunda de la sentido inaudito versículos como los que siguen:
que podían percibir los judíos. En efecto, estos atributos en
la Escritura no vienen propuestos y analizados especulativa- "Qui in humilitate nostra memor fuit nosfri, quoniam in aieter-
mente, entitativamente, como haría un filósofo de cultura grie- num misericordia eius.
ga, sino que la Escritura mu•estra estos atributos ses:¡ún el modo Et liberavit nos ab inimicis nosfris, quoniam in aeternum mised-
cordia eius.
en que Dios obra en el mundo. Por ejemplo: la Escritura no Qui dat escam omni carni, quoniam in aeternum misericordia
analiza filosóficamente qué cosa es la sabiduría de Dios, o la eius.
bondad, o el poder, o la libertad; sino que muestra a Dios Laudaóe Deum cadí, quoniam in atemum misericordia eius."
obrando en el mundo con poder, sabiduría, bondad, 'etc.
Ahora bien, la historia de las intervenciones de Dios en Del mismo modo, cuando el mismo salmo (vv. 10-12) alaba
el mundo es la historia sagrada, que, como sabemos, está toda la misericordia eterna del Señor en la liberación del pueblo
concentrada en el misterio d'e Cristo. Es daro, por lo mismo, hebreo de Egipto y en el cuidado que toma de él hasta la 'en-
que con la manifestación de Cristo y de las realidades cristia- trada en la tierra de promisión, piensa el cristiano que aquella
nas, los atributos de Dios, afirmados y cantados en el Antiguo acción providencial de Dios para con el pueblo hebr•eo estaba
Testamento, aparecerán con una profundidad insospechada en toda dirigida a la formación del pueblo cristiano y de la Igle-
el Nu•evo Testamento, pero patente sólo a la luz de la nueva sia y que él mismo forma parte de este pueblo, de esta Iglesia,
realidad. Es precisamente lo que sucede cuando los textos del la cual. a su vez, no 'es sino una participación y una sombra
Antiguo Testamento, en los que se afirman los atributos de de la futura Jerusalén celeste. Por lo cual aquí también el ver-
Dios como podían aparecer a la luz de las realidades del An- sículo: "porque es eterna su misericordia" se ilumina con una
tiguo Testamento, son recitados en la liturgia a la luz ulterior luz inmensamente más profunda que la que podía s'er aquella
de las realidades de Cristo, de la economía cristiana y de la concedida a un hebreo que lo cantaba.
futura escatología. ¿Cuál será esa luz y qué fuerza vital tomará si el cristia-
Así, por ejemplo, en el salmo 135 (Vulg.): Confitemini Do- no que canta el salmo no es un cristiano mediocre que s'e con-
mino quoniam bonus (nueva versión: Laudate Dominum quo- tenta con vivir en estado de gracia y lleva luego una vida to-
niam bonus), en el que se intercala el estribillo quoniam in davía llena de imperfecciones, sino un cristiano que se ha dado
aeternum misericordia eius, se exalta la bondad y la mis'eri- s'eria y enteramente a Dios, hasta conseguir los estados eleva-
cordia de Dios, como se manifiesta en la creación y constitu- dos de la perfección cristiana en la vida ascética y mística, con
ción del mundo, en su providencia para con su pueblo, en el la experiencia íntima del misterio de Cristo en sí mismo? Este
cuidado continuo que El toma de todos los hombr•es. Es claro, cristiano, en efecto, al cantar este salmo y su estribillo quoniam
sin embargo, que cuando este mismo salmo es cantado en la in aeternum misericordia eius, tendrá delante de sus ojos no
liturgia cristiana, este mismo atributo de la bondad y de la mi- sólo toda la economía creadora y redentora de Dios en Cristo
sericordia de Dios adquiere un significado inmensamente más para con los hombres en general, y ni siquiera sólo para con
profundo qu'e el que podía tener un judío. los cristianos en general, sino también para consigo mismo, hic
En efecto, al decir el cristiano: alabad al Señor porque es et nunc, especialment'e.
bueno, porque eterna es su misericordia, piensa no sólo en la Los atribetos de Dios le aparecerán no sólo en las inter-
creación y en la providencia de Dios para con 'el pueblo israe- venciones de Dios en el mundo, sino también en aquellas in-
lita, que manifiestan ya grandemente la bondad y la misericor- tervencion•es de Dios en su propia persona, por las cuales Dios
dia del Señor, sino piensa que Dios ha amado tanto al mun- lo ha amado, elegido, purificado y le ha hecho experimentar su
do que ha entregado su Hijo unigénito por la salvación del inefable intimidad, la cual, a su vez, él bien lo sabe, no es
mundo, y que Dios 'es caridad, Padre del hijo pródigo y Pa- sino una pálida sombra, un pequeño anticipo y una lejana pre-
dre nuestro; y que, siendo nosotros pecadores, nos ha salva- paración a la inm•ensamente más sublime para la que Dios lo
do por pura misericordia y nos ha hecho hijos suyos adopti- encamina en la Jerusalén celeste. De todas estas realidades,
vos en Cristo y nos da continuamente su Espíritu. Incluso nos con el más escrupuloso respeto a la verdad y al único sentido
ha predestinado en Cristo y nos da todas las gracias necesa- del texto bíblico, se iluminará su canto dtel quoniam in aeter-
rias para conducirnos a la visión beatífica en una paz y 'en num misericordia eiius. Es conocido el canto de Santa Teresa a
una felicidad que ni ojo jamás ha visto ni oído ha esouchado, propósito del versículo: misericordia Domint' in aeternúm can-
pero que Dios prepara a cuantos lo aman. Es daro que, a ;·abo. Tendremos ocasión de tratar todavía acerca de ~ste tema
428 P.3.ª LITURGIA Y BIBLIA C.14. EN Qlrt MODO LA LITURGIA USA LA ESCRITURA 429
a propósito de las relaciones entre la vida litúrgica y la vida obras más maravillosas de la Sabiduría divina: beatam me dicent
mística. omnes generationes quia fecit in me magna qui potens e'.St. Por
Otro ejemplo: en el libro de la Sabiduría, 10,20ss., se lee lo mismo, no es arbitrario insertar a María en el fondo de los
de los h'ebreos después del paso del mar Rojo: "celebraron, pasajes escriturísticos qu'e alaban la sabiduría de Dios mani-
Señor, tu santo nombre, y a una alabaron tu diestra vencedo- festada en la creación, en la providencia y en la Thora.
ra. Porque la sabiduría abrió la boca de los mudos e hizo elo- También aquellos textos tan frecuentes en el Antiguo Tes-
cuentes las lenguas de los niños''. Y el salmo 97 comienza de tamento, donde se habla d'P. Dios creador, cuando se leen en
este modo: "cantad al Steñor un cántico nuevo porque hizo la liturgia toman una luz completamente nueva por el contexto
maravillas". Se exalta la potencia de Dios mostrada por Él cristiano en que son insertados. En efecto, como ya lo hace
librando a su pueblo de sus enemigos en una victoria maravi- el Nuevo Testamento (véas'e, por ejemplo, Col 1,15-20), en
llosa. la liturgia se lee la obra de la creación a la luz de Cristo y
Ahora bien, 'estos textos, en la liturgia, se leen el uno junto de la obra de la redención y de la futura escatología, por lo
al otro 'en el introito de la misa del jueves de Pascua y se re- cual la visión que el judío podía ten'er de Dios creador es dis-
fieren evidentemente a la situación de los neófitos bautizados tinta de la que tiene el cristiano. Por ejemplo, la oración des-
el Sábado Santo. En este contexto no es difícil entender cómo pués de la novena profecía del Sábado Santo decía: "Omni-
el poder d'e Dios, alabado en esos textos, según el sentido que potente y sempit'erno Dios, que eres tan admirable en la dis-
ellos tenían para los contemporáneos, para los cuales fueron pensación de todas tus obras: entiendan tus redimidos que la
escritos inmediatamente, tome aquí un significado inmensamen- . creación del mundo, en el principio, no fué mayor maravilla
te más profundo. En efecto, aquel mismo pod•er de Dios que que el haberse inmolado Cristo, nuestra Pascua, al fin de los
se manifestó en la liberación de su pueblo antes de los egip- siglos". Y la oración d'espués de la primera profecía, en la
cios y luego de sus otros enemigos, se manifiesta 'en modo cual se lee precisamente la creación de las cosas y del hom-
todavía más sorprendente en las maravillas del bautismo que bre. dice: "¡Oh Diosl, que creaste al hombre admirablemente y
es, en modo más maravilloso, para todos los hombres y para le redimiste más admirablemente aún ... " y puede añadirse, más
la Iglesia lo que fué para los hebreos la lib'eración de Egipto admirablemente lo redimirás ...
y de lps otros enemigos temporales. El Antiguo Testamento habla con frecuencia de Dios pre-
En el Eclesiástico, 24,5-32, se hace el encomio de Dios, sente en su pueblo, especialmente 'en el santuario. Fortísimo
que se manifiesta 'en la creación, como Dios la ha concebido es el sentido de esta presencia de Dios en el santuario en 'el
y como la ha realizado (vv. 5-12), y luego, especialmente, en pasaje del libro segundo de los Paralipómenos 6-7, donde se
la ley que Él ha dado al pueblo elegido (vv.13-32). El pasaje narra la dedicación del templo de Salomón. Es obvio el pro-
comienza así: fundizamiento del sentido de estos textos cuando son leídos
Y o salí de la boca del Altísimo, primog¿nita ante toda criatura. en la liturgia cristiana de la dedicación de una iglesia, edificio
material de la Iglesia espiritual, donde Dios s'e hace presente
Y termina: en el sacrificio eucarístico y donde el flujo de gracia santifica-
'El que me escucha no será confundido, y los que me sirven no dora que emana ;¡ara toda alma y que puede llegar hasta la
pecarán; los que me dedaran tendrán Ca vida eterna. Todo esto es experi'encia mística de la presencia en sí misma de las perso-
el libro de la vida y de la alianza del Altísimo, y el conocimiento nas de la Santísima Trinidad, es inmensamente más grande que
de la verdad." en el templo de Salomón. Incluso en el oficio de la dedicación
Ahora bien, este pasaje se lee con mucha frecuencia en la de una iglesia, las continuas alusion'es a la presencia más ex-
liturgia como epístola de las misas marianas con referencia a traordinaria de Dios entre el pueblo de la Jerusalén celeste
la Virgen. En 'este contexto el sentido que adquiere el enco- (véase, por ejemplo, el responsorio de la lección X y de la XII,
mio de la Sabiduría de Dios es éste: la Sabiduría de Dios, en el oficio monástico, el capítulo de laudes, los himnos Urbs
que se manifestó de modo maravilloso en la creación del mun- [erusalem beata y Angularis fundamentum, la epístola de la
do y en la ley mosaica, se manifiesta de modo más maravillo- Misa [Apoc 21,2-5]) prolongan el sentido de los textos de los
so aún en la Virg'en. Y, en efecto, quien piensa en las estre- Paralipómenos sobre la presencia de Dios hasta los triunfos
chas relaciones entre María y Cristo, Sabiduría de Dios con- del Apocalipsis.
cretizada y encarnada, quien piensa en las maravillas que Dios Los profetas del Antiguo Testamento cantan con frecuen-
ha obrado en María, en el lugar que ella ocupa en la vida de cia la ternura y la grandeza del amor de Dios para con su
los cristianos, no pu~de menos de computar a María entre las pueblo comparándolo al de un ~sposo para con su espºªa
430 PJ.• LITURGIA Y BIBLIA c.14. EN QUÉ MODO LA LITURGIA USA LA ESCRITURA 431
(Os 1,2; 2,3-15; 4,10-19; Ier 12,7-9; 31,3; Is 54,5-8; 62,4ss.; Ez hijos de Dios, aunque no se ha manifestado lo qu'e hemos de
16,23; Mal 1,2). Todo el Cantar no hace otra cosa que procla- ser. Sabemos que cuando aparezca seremos semejantes a Él,
mar en sentido parabólico este amor conyugal entre Dios e Is- porque le veremos tal cual es. Y todo el qu'e tiene en Él esta
rael. Los textos del Cantar de los Cantares se leen a veces en la esperanza, se santifica, como santo es Él... Quien ha nacido de
liturgia en las fiestas de la Virgen (por ejemplo, la epístola de Dios no peca, porque la simiente de Dios está en él... El qu'e
la misa de la Visitación) y de algunas santas particulares. Tras- no practica la justicia no es de Dios, y tampoco el qt,te no ama
ladados a este ambient'e cristiano, esos textos se leen a la luz a su hermano. Porque éste es el mensaje que d'esde el prin-
de todas las manifestaciones del amor de Dios para con la cipio habéis oído, que nos amemos los unos a los otros ... Ca-
Iglesia y para con cada una de las almas dentro de la Iglesia, rísimos, amémonos unos a otros, porque la caridad procede de
especialmente para con María, de las cuales las relaciones en- Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y a Dios conoce.
tre Dios e Israel no fueron sino una pálida sombra. Y en el El qu'e no ama no conoce a Dios, porque Dios es caridad. La
fondo se ve siempre a la Jerusalén celest'e, donde tendrán per- de Dios hacia nosotros se manifestó en que Dios envió al mun-
fecto cumplimiento las nupcias del Cordero con la Iglesia y do a su Hijo unigénito para que nosotros vivamos por ÉL En
con cada una de las almas (Apoc 19,7.9; 21,2ss.). eso está la caridad, no que nosotros hayamos amado a Dios,
Con muchísima frecuencia se canta en los Salmos y en los sino en que Él nos amó y envió a su Hijo, víctima expiatoria
libros ·sapiencial'es a Dios como protector del justo y piadoso de nuestros pecados. Carísimos, si de esta man'era nos amó
israelita. Estos textos se leen frecuentemente en la liturgia a Dios, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios
la luz de la protección más admirable todavía que Dios ha nunca le vió nadie; si nosotros nos amamos mutuamente, Dios
concedido a los justos del Nuevo T'estamento (véase, por permanece en nosotros y su amor es en nosotros perfecto. Co-
ejemplo, las misas del común de un mártir no pontífice, de nocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros en que
muchos mártires fuera del tiempo pascual y de un mártir en nos dió su espíritu. Y hemos visto, y damos de ello testimo-
el tiempo pascual, de un confesor no pontífic•e, de una virgen nio, que el Padre envió a su Hijo por Salvador del mundo.
mártir). Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanec'e
En suma, todos los textos de tipo doctrinal del Antig.uo en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído la
Testamento, en los cuales se afirma algún atributo de Dios caridad que Dios nos tiene. Dios es caridad, y el qu'e vive en
algo vinculado con las relacion'es entre el mundo y Dios, leí- caridad permanece en Dios y Dios en él" (1 lo 3,1-4,16). Poi
dos en la liturgia, son como profundizados y prolongados por lo mismo, plena continuidad con el Antiguo Testamento y al
ella a la luz de las realidades presentes en Cristo y en la Igle- mismo tiempo inaudito profundizamiento.
sia y de las realidades futuras de la última escatología. Del mismo modo también, los preceptos d'el Antiguo Tes-
tamento contra la impureza se han conservado naturalmente
Preceptos y amonestaciones, en la nueva economía, pero motivados por una luz inmensa-
mente más profunda, aquélla explicada por San Pablo: "¿No
Los preceptos y amonestaciones moral'es, litúrgicos, jurídi- sabéis que vuestros cu•erpos son miembros de Cristo? ¿Y voy
cos de toda especie que, en el Antiguo Testamento, se dirigen a tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de
inmediatamente a los israelitas, s'e reciben con frecuencia en el una meretriz? ¡No lo quiera Dios!. .. ¿O no sabéis que vuestro
Nuevo Testamento y se tienen como válidos en la nueva eco- cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y
nomía y, por lo mismo, también se repiten en la liturgia. Mas habéis r'ecibido de Dios y que, por tanto, no os pertenecéis?
es claro que 'estos preceptos y amonestaciones leídos en la li- Habéis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a Dios en
turgia se iluminan con una luz toda nueva, precisamente por- vuestros cuerpos" (1 Cor 6,15ss.).
que se ven en la gran realidad de Cristo, de la Iglesia y de Del mismo modo, todas las amonestaciones a una vida san-
las realidades futuras. ta y a hacer buenas obras que el Antiguo Testamento dirige
Por ej'emplo, el mandamiento del amor de Dios y del pró- al piadoso israelita, se leen •en la liturgia a la luz del sermón
jimo, en los que se resume todo el decálogo, adquiere en el de la Montaña (Mt 5-7,27) y de la teología de San Pablo y
Nuevo Testamento una profundidad insospechada en el An- de San Juan. Especialmente los temas de la oración, de la li-
tiguo. En ef'ecto, el sentido preciso de ese supremo manda- mosna, del ayuno, tan frecuentes •en el Antiguo Testamento,
miento aparece ahora no ser otro que el explicado por San se conservan todos en la nueva economía, pero sondeados a la
Juan: "Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos luz de la doctrina y los ejemplos de Cristo (Mt 6,1-7,23): los
llamados hijos de Dids y lo seamos .. ~ Carísíro.os, ahora somos cuarenta días en el desi'erto de Jesús; su vida de oración; así
432 P.3.ª LITURGIA Y BIBLIA
c.14. LITt.tRGIA Y ESCRITURA
Pentecostés y leída 'en el primer nocturno de los maitines del El pasaje, también 'en el sentido de los contemporáneos, es el
martes después de Pentecostés y en la misa del viernes de las anuncio profético del Redentor que ha de nacer de la mujer
cuatro témporas de Pentecostés. y de la victoria que por medio de este fruto de la mujer al-
Las dos profecías del salmo 21 y del si'ervo de Yavé de canzará el género humano sobre el poder del mal. causa de
Isaías miran al Mesías paciente y redentor y en cada una de nuestra primera caída. Es notoria la Luz esplendorosa de esta
ellas se hace breve alusión a su triunfo y a los frutos mara- profecía en la liturgia, en donde se lee a la luz de la doctrina
villosos de su obra. A la luz del hecho de Cristo, die los de- sobre la Madre de Dios y sobre la Inmaculada. Con todo de-
talles de su pasión, muerte y resurrección, de la noción clara recho puede comentar la liturgia: "Por un hombre entró el
de su divinidad, de la naturaleza espiritual y de la universali- pecado en este mundo y por el pecado la muerte, en 'el cual
dad de su red'ención, cuyo fruto último es la Jerusalén celeste, todos pecaron. No temas, María; tú has encontrado gracia
es claro cuánto la liturgia, en la lectura de estas profecías, delante de Dios" (Respons. después de la primera l'ección).
trasciende el sentido de los contemporáneos. En la fiesta del Sagrado Corazón tienen gran relieve en
Se intuye así en esa luz a qué p'erspectivas tan profundas las lecturas del breviario las profecías d'e Jeremías sobre la
aluden pasajes como los siguientes, contenidos en estas profe- instauración de un nuevo y eterno pacto entre Dios y el pue-
cías: "Los que teméis a Y avé, alabadle. ¡Descendencia toda blo en los tiempos del Mesías, pacto basado esencialment'e so-
de Jacob, glorificadlie! ¡Reverenciadle todos los descendientes bre el amor de Dios por el pueblo y la correspondencia sin-
de Israel! Mi posteridad te servirá, hablará de Y avé a las ge- cera del pueblo al amor de Dios. Estas profecías toman 'evi-
neraciones venideras. Y predicarán tu justicia al pueblo que dentemente un significado profundo, leídas, como Io son en
ha de nacer, por haber hecho 'esto Yavé" (Ps 21,24.32). El la liturgia, a la luz de la revelación del Dios, amor en Cris-
pueblo futuro, en el que piensa aquí la liturgia, es la Iglesia y to, como aparece en San Pablo y 'en San Juan, y de la Iglesia,
la Jerusalén celeste. "El Señor, Yavé, me ha socorrido, y por nuevo pueblo de Dios que se prolonga hasta la Jerusalén ce-
eso no cedí ant'e la ignominia e hice rostro como de pedernal. leste.
sabiendo que no sería confundido. Cerca de mi defensor,
El significado de personas, cosas,
¿quién quiere contender conmigo?" (Is 50,7ss.). Este pasaje
léelo la liturgia a la clara noción de la divinidad de Cristo y acontecimientos históricos, institucio-
de aqu'ello que Él mismo dijo: "Yo doy mi vida para tomarla nes. La tipología.
de nuevo. Nadie me la quita, soy yo quien la doy de mí mis- El sentido más profundo, por cuyo medio el Nuevo Testa-
mo. Tengo poder para darla y para volver a tomarla. Tal es mento y la liturgia superan 'el simple sentido que daban los
el mandato que del Padre he recibido... Y o y el Padre somos contemporáneos a ciertos textos del Antiguo Testamento,
una sola cosa" (lo 10,17ss.30). Es claro qu'e también la litur- cuando se trata del significado anejo a personas, cosas, acon-
gia lee toda la profecía de Is 53, 1-12 a la luz del texto de San tecimientos históricos, instituciones, tiene un nombre 'especial,
Pablo a los filipens'es (2,5-11) y de la primera epístola de . ya usado, si bien no exclusivamente, en el Nuevo Testamen-
San Pedro (2,21-25). to y que hoy es cada vez más universalm'ente aceptado: se
En qué sentido entienda la liturgia la profecía de Jo'el so- llama el sentido tipológico. Es necesario examinar más atenta-
bre el don del Espíritu de Dios a los fieles de los tiempos me- mente este caso especial.
siánicos (loe! 3,1-5), leída en el breviario 'el martes de Pente- La tipología, en la Biblia y en la liturgia, es una ci'erta re-
costés, es bien claro por la interpretación dada por el mismo lación que existe entre dos cosas diversas en las cuales se
San Pedro (Act 2,15-18) y, en general, por la doctrina de San concretiza el mismo misterio de Cristo en sus diversas fases
Pablo sobre el don del Espíritu dado a los cristianos, su parte d'e realización sucesiva, cuando las dos cosas, en la intención
'en la vida que ellos han de llevar, la futura glorificación glorio- de Dios, realizan el mismo acto de este misterio en sus fases
sa del cuerpo en la resurrección como fruto último de su pre- diversas de desarrollo histórico sucesivo, de modo que la cosa
sencia entre nosotros (véase, por ejemplo, Roro 8, todo entero). históricamente antecedente, a los ojos de Dios, haga posible,
Entre las fiestas particulares en las qu'e la lectura de las prepare la cosa siguiente y sea como una realización prime-
profecías propiamente dichas del Antiguo Testamento tiene al- ra, todavía imperfecta, como en esbozo y en bosquejo: ante-
guna importancía nótense: la Inmaculada Concepción y la lec- realización qu'e tiene toda su razón de ser en la cosa subsi-
tura en el breviario, d'el pasaje del Génesis 3, 14ss.: "Pondré guiente que la realiza.
enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la La cosa antecedente es el tipo, una expres1on primera, un
suya; ella te aplastará la cabeza y tú morderás su calcañar". primer esbozo, un primer bosquejo prefigurativo; la cosa sub-
438 P.3." LITURGIA Y BIBLIA C.14. LlntRCIA Y l!.SCRITURA 439
sigui'ente es el antetipo, la realización más perfecta y más com- El gran nuevo anuncio, qU'e el Nuevo Testamento dirige a
pleta de una misma idea. Entre el tipo y el antetipo exist2, los judíos, es simplemente éste: todo lo que ha sido preparado,
pues, a los ojos de Dios y en realidad, una relación intrínse- anunciado, prefigurado como en ·Un bosquejo primero en el An-
ca de preparación y de prefiguración: Dios, al r'ealizar la cosa tiguo Testamento, se ha cumplido ahora en la persona d'e
antecedente, tenía ya a la vista la cosa subsiguiente. Es claro Cristo y en los cristianos. Todos los libros del Nuevo Tes-
que el significado pleno o la razón plena de ser del tipo, en 'el tamento están llenos de esta idea 4 • San Pablo hace de ella
desenvolvimiento histórico del misterio de Cristo, historia sa- una teoría 'explícita. Es su concepto de la plenitud de los tiem-
grada, no puede ser entendido sino con referencia al antetipo. pos (Gal 4, 4; Eph 1, 1O), de la ley pedagogo que conduce a
Por lo mismo, en la tipología existe una cosa que prepara, Cristo (Gal 3,24; Rom 10,4), de los cristianos, meta hacia la
prefigura y esboza otra cosa, en orden a una realización suce- cual tendía toda la historia precedente (1 Cor 10, 11), verda-
siva siempre más perf'ecta del misterio de Cristo; esta cosa dero Israel que Dios tenía el propósito d'e formar cuando se
puede ser cosa inanimada, persona, acontecimiento o institu- ocupaba del Israel histórico (Gal 6, 16), verdaderos hijos de
ción. Es claro que la tipología presupone la unidad de los dos Abraham, en los cuales se cumplen las promesas hechas a él
T estam'entos y de la historia sagrada, como ha sido explicada (Rom 9,7ss.), y el concepto de la ley, primer esbozo imper-
al comienzo de 'este capítulo. Ella expresa esta unidad de la fecto y prefigurativo de la nueva economía (Heb 10,l).
historia sagrada en el misterio de Cristo no sólo mediante un En estos conceptos generales, que expresan vigorosament'e
profundizamiento cada vez mayor del valor total de afirma- la unidad continuadora de los dos Testamentos y de toda la
ciones generales abstractas, sean doctrinales, morales o prof'e- historia, la tipología propiamente dicha tiene un lugar impor-
síonales; pero mediante una relación intrínseca preparativa y tantísimo: el Antiguo. Testam'ento no sólo prepara y anuncia
prefigurativa de cosa a cosa. al Nuevo mediante una simple sucesión cronológica o median-
La existencia de la tipología 'en línea máxima en el Antiguo te doctrinas y afirmaciones teóricas, sino que las cosas, las
y Nuevo Testamento es absolutamente cierta. La cosa apare- personas y los acontecimientos del Antiouo Testamento tien'en
ce ya en el Antiguo Testamento en los profetas, en qui'enes se también valor de primeras realizaciones imperfectas y prefigu-
pone de relieve la tendencia a interpretar los acontecimientos rativas de cosas, personas y acontecimientos del Nu'evo Tes-
de la historia d•e IS'rael no sólo a la luz histórica, como pudie- tamento.
ron aparecer también a los contemporáneos de los profetas, Esta relación entre las realidades del Antiguo Testamento
sino a la luz de acontecimientos futuros. Los sucesos pasados y las realidad'es del Nuevo es llamada en cuatro casos explíci-
son considerados como preparadores, anunciadores y prefigu-
radores de las realidad•es futuras que se verificarán en los tiem- tamente: Typos, Antitypos: relación entre Adán y Cristo
pos del Mesías. En efecto, en los tiempos mesiánicos, tal es el ( Rom 5, 14); relación entre los acontecimientos del éxodo y la
pensamiento de los profetas, se renovarán, en ci•erto modo, los vida cristiana ( 1 Cor 10,6); relación entre el sacerdocio y la
sucesos más memorables de la antigua historia de Israel, no liturgia del tabernáculo de una parte, y el sacerdocio y sacri-
como repetición mecánica y material, sino como una transpo- ficio de Cristo de la otra; santuario del, templo y santuario del
sición más sublime y admirable. cielo (Heb 9,24; cf. 9-10,8): relación entre el arca de Noé y
Ant'e todo, se 'Considera en esta luz la historia del Exodo, el bautismo ( 1 Petr 3,21 ) .
desde la salida de Egipto hasta la entrada en la tierra de pro- Sería evidentemente arbitrario decir que éstos son los úni-
misión (véase, por ejemplo, Is 11,11-12,6; 43,16-21; Ier 23,7ss.; cos pasajes de interpretación tipológica cierta en el Nuevo
31,31-33). De este modo, los rasgos esenciales de la historia Testamento. En efecto, en muchos otros oasos, sin que llegue
del antiguo Isra'el, además de conservar todo su valor de rea- a usarse la palabra typos, antitypos, el Nuevo Testamento in-
lidad histórica pasada, adquieren un valor ulterior de ante- terpreta el significado de cosas, personas, acontecimientos del
realización imperfecta de lo que hará Dios en los tiempos me- Antiguo Testamento, con un procedimiento idéntico, o del todo
siánicos: existirá, en modo bastante más maravilloso y subli- similar, que hace difícil ver cuál sea su diferencia con los ca-
me que suc•edió en el primer Exodo, un nuevo paso del mar, sos precedentes. Así, mirando las cosas de cerca, es imposible
una nuevi! marcha del pueblo por el desierto, existirán nuevas evadir la impresión que en el Antiguo Testamento el procedi-
aguas vivas que salen de la 1roca, una nueva columna luminosa
de nubes y, especialment'e, una nueva y eterna alianza. Esta
• Cf., p.ej., L. GoPPELT, Typo>~. Die typologis'IJhe Deutung des Altcin
tendencia es aún acentuada en el judaísmo posterior. En el Testaments im Neuen (1939) ; P. LESTRINGANT, Essai surr l'unité de la
Nuevo Testamento toma ella un gran desarrollo. réoiélation biblique (París 1943) ; P. VAN DEN PLoEG, L' Anmen Testa'm,ent
d-an8 l' Epítre aux Hébreuw: Revue Biblique (1347) 187'ss.
440 P.3." LITtlRGIA V BIBLIA c.14. LITURGIA Y ESCRITURA 441
miento de interpretación tipológica se ha usado efectivamente podemos conocer con certeza si Él, de algún modo, no nos
en larga escala. manifiesta esa intención y esa voluntad 7 •
He aquí algunos ejemplos que he podido notar: 1. El maná Parece que también la doctrina de los Padres, y la de la
(el agua de la rocaHa eucaristía (lo 6,48-58; d. 1 Cor 10-3). misma liturgia, en este campo, no puede ser decisiva como de
2. Jonás sale después de tres días del vientre de la ballena-Ia fe, sino en cuanto, según todos los criterios generales de la
resurrección de Cristo después de tres días (Mt 12,39); si bien teología, llena las condiciones de unanimidad moral para im-'
poner la cosa como de fe, como la metodología general teológi-
aquí se trata tal vez de un caso especial. 3. Elías-Tuan Bau-
ca enseña ser necesario a fin de que de los Padres soloo. o de la
tista (Mt 17,12). 4. Cordero pascual-Cristo (Mt 26,28 y para-
liturgia sola pueda obtenerse un argumento apodíctico para
lelos; 1Cor5,7; d. Ex 24,8; Ier 31,31; Zach 9,11; Heb 9,19ss.).
afirmar que una cosa se ha de creer como de fe. Estas con-
5. La serpiente en el desierto-Cristo en la cruz (lo 3, 14).
dicion'es difícilmente se verificarán en casos que no estén ya
6. Jerusalén terrena-Iglesia-Jerusalén celeste (Gal 4,25-27; claramente propuestos por la Escritur.a. Desde este punto de
Heb 11,10; 12,22; 13,14; Apoc 3,12: 11,2; 20,9). 7. La antigua vista, no basta mostrar que cierta tipología ha sido afirmada
alianza-el Nuevo Testamento (Mt 26,28; 2 Cor 3,6.14; Gal 4,24; por uno o incluso por varios Padres, o en algún texto de una
Heb 7,22; 8,8ss.; 9,15; 10,29; 13,20). 8. Moisés-Cristo (lo 6,32; liturgia histórica o actual, para que pueda inmediatamente, sin
1,17; Act 7,37; 1 Cor 10,2; Heb 3,2ss.; 11,26). 9. David-Cristo más, concluirse que tal tipología ha de considerarse como de fe.
(Act 2,25ss.). 10. Jacob y Esaú-cristianos y judíos (Rom 9). Por el contrario, conocer el pensamiento de los Padres o
11. Observancias ascéticas y fiestas judías-Cristo y las reali- de algunós Padres en torno a la interpretación tipológica de
dades cristianas (Col 2, 16-23). cualquier pasaje de la Escritura o de la liturgia, será, natural-
Establecida en línea máxima la existencia y la legitimidad mente, utilísimo para entender el sentido simbólico que ellos
de la interpretación tipológica, la cuestión ulterior, que hoy in- agregaban a la Escritura o a la liturgia, si bien no se siga que
teresa principalmente, es de saber cuáles son las reglas precisas este significado deba admitirse como cosa de fe. En este sen-
que permitan en un caso determinado particuiar establecer con tido los trabajos de Danielou, Sacramentum futuri y Bible et
seguridad, sin caer en lo arbitrario, hasta dónde se extienda liturgie, deben ser aceptados como muy útiles.
exactamente en sus detalles la relación tipológica entre una Como quiera que sea, el uso de la tipología en la liturgia,
realidad del Antiguo Testamento y del Nuevo. Es demasiado aunque es muy abundante en la liturgia, pero, si se observan
evidente, en efecto, que, al querer revalorizar el principio de atentamente las cosas, se nota que, en general, la liturgia ro-
máxima interpretación tipológica contra las exageraciones cien- mana se atiene a los casos ya clarísimos, o relativamente cla-
tífico-filoJógicas que han prevalecido desde hace un siglo a ros, en el Nuevo Tiestamento. Por eso los casos antes señala-
esta parte 5 , no podemos en modo alguno recaer en las no me- dos se encuentran fácilmente en la liturgia. Basten algunos
nos evidentes exageraciones arbitrarias en que cayeron muchos ejemplos:
Padres y especialmente los autores medievales, partiendo del Sobre la tipología: paso del mar Rojo-bautismo, véase el
recto principio de la interpretación tipológica. sábado santo: oración después de la segunda profecía; vigilia
Me parece que no se puede negar que la cuestión, con ha- de Pentecostés: oraciones dzspués de la segunda y cuarta pro-
ber sido objeto de diversos estudios 6 , tiene todavía necesidad fecía; introito de las segundas Misas del jueves santo, del vier-
de ser mejor dilucidada. Parece que la regla práctica más se- nes, del sábado después de Pascua y del domingo in albis.
gura sea simplemente la de atenerse a aquellos casos de tipo- Sobre la tipología de la eucaristía, véase la Misa y el oficio
logía ya claramente atestiguados por la Escritura o al menos del Corpus Christi. Sobre la tipología diluvio-bautismo, véase
insinuados en ella. Y la razón principal me parece la de que, el prefacio da la bendición del agua bautismal el sábado santo
siendo la tipología una relación de preparación y prefiguración y la oración después de la que· fué segunda profecía del mis-
entre dos cosas en fases diversas de la historia sagrada, una mo día. Sobre la tipología: entrada en la tierra prometida-bau-
relación intrínseca entre las mismas cosas, porque Dios mismo tismo y entrada en la Iglesia, véase el introito de la Misa del
lo ha dispuesto así, ello depende necesariamente de la inten- lunes después de Pascua. Sobre Elías-Juan Bautista, véase la
ción y de la libre voluntad creadora de Dios que nosotros no fiesta del 24 de junio, las lecciones del primer nocturno del
brevíario. Sobre la tipología Esaú-Jacob, Ismael-Isaac y judíos
• Cf. c. CHARLIER, La lectúre ... p.6ss. 7 En este sentido habla también la encíclica Div~nk> af/lante Spiritu;
• A esto se r2fieren precisamente en buena parte las dos <>bras ae· cf, AAS 35 (1943) 311.
DANIELOU Sacramimtum futuri y Biblia et liturgw.
442 P.3. ª LITURGIA Y BIBLIA C.14. LITURGIA Y ESCRITURA 443
Y cristianos, véase la Misa del sábado después del domingo sentido. Nosotros, que vivimos hoy y leemos los textos del
segundo de Cuaresma y la Misa del domingo cuarto de Cua- Nuevo Testamento, no estamos, respecto a los discípulos in-
resma. Sobre la tipología Jerusalén terrena-Iglesia-Jerusalén ce- medi1atos de los apóstoles para los cuales ellos mismos escri-
leste, véase la Misa del domingo cuarto de Cuaresma, así como bieron inmediatamente, en una situación sustancialmente di-
la Misa y todo el oficio de la dedicación de una iglesia. Sobre versa, como lo fueron, por el contrario, los apóstoles respecto
la tipología serpiente en el desierto-Cristo en la cruz, véase a los judíos antiguos en lo que miraba a la posibilidad de com-
la fiesta de la Exaltación de la Cruz el 14 de s•eptiembre: :lec- prensión de los textos del Antiguo Testamento. Desde el mo-
ciones del primer nocturno del breviario. mento en que fueron escritos los textos del Nuevo Testamento
Además de estos casos de tipología de origen cierta y di- hasta hoy, no ha acaecido en el misterio de Cristo, historia
rectamente bíblico, añade la liturgia un cierto número de casos sagrada, nada sustancialmente nuevo, ya que después de los
de origen patrístico, algunos de los cuales, sin embargo, pue- apóstoles no se ha hecho ni se hará nueva revelación pública
den ser considerados fácilmente como un simple desarrollo de en la Iglesia. El desarrollo de la historia sagrada hasta el mo-
elementos ya contenidos en el Nuevo Testamento. En torno mento de la parusía no lleva, pues, consigo ningún aconteci-
a la Virgen, desarrolla la liturgia toda una tipología que no es miento que pueda permitir a los contemporáneos ver los textos
explícitamente escriturística: Eva-María: tema muy desarrolla- del Nuevo Testamento en una luz y profundidad sustancial-
do en la tradición patrística 8 y que en cierto modo se relaciona mente nueva, comparándolos con la que trajo consigo la venida
con Gen 3,14ss.; la promesa del Redentor que ha de nacer de de Cristo y de la Iglesia para la comprensión de los textos del
una mujer; Judit-María; Ester-María. Véase en las fiestas de Antiguo Testamento. Lo que nosotros podemos conocer ahora
la Virgen, por ejemplo, en la fiesta de la Inmaculada, los mu- en los textos del Nuevo Testamento, pudieron conocerlo aque-
chos textos tomados de los libros de Judit y de Ester. La tipo- llos para los cuales fueron inmediatamente escritos, ya .se con-
logía de la euoaristía se desarrolla especialmente mediante los sideren estos textos y las cosas de las que ellos hablan en sí
elementos sacrificio de Isaac-eucaristía 9 , sacrificio de Melqui- mismos, ya se consideren sus relaciones con las realidades pa-
sedec-eucaristía 10 • La del bautismo es desarrollada, por ejem- sadas del Antiguo Testamento, o con las realidades futuras
plo, mediante el elemento paraíso terrenal-bautismo i 1 . Desde de la escatología ya en cierto modo enunciadas.
el domingo de Pasión al viernes santo es muy desarrollada en Sin embargo, bajo otro aspecto, es ciertísimo que los textos
la liturgia la tipología Jeremías-Cristo u. del Nuevo Testamento leídos hoy en la liturgia se iluminan de
una luz toda propia. Esta luz toda propia y en cierto modo
5. Los TEXTOS IDEL NUEVO TESTAMENTO EN LA LITURGIA¡: su nueva, proviene, me parece, de tres fuentes. Ante todo del des-
PROFUNDIZAMIENTO. EJEMPLOS arrollo de Ia historia eclesiástica y de la vida de la Iglesia
como se ha realizado desde los apóstoles hasta hoy. Este des-
El uso de los textos del Antiguo y Nuevo Testamento en arrollo permítenos entender, bajo cierto aspecto, más profun-
la liturgia presenta dos oasos bastante diversos en cuanto que damente que los contemporáneos .de los apóstoles el sentido
su interpretación litúrgica se hace bajo dos perspectivas diver- preciso de algunos t.extos del Nuevo Testamento. Así, por
sas. En efecto, el sentido que los contemporáneos, para los ejemplo, el crecimiento de la Iglesia nos hace entender mejor
cuales fueron escritos inmediatamente, pudieron ver en los tex- el sentido de la paráboia del grano de mostaza ( Mt 13 ,31 ss.) ,
tos del Nuevo Testamento, es ya, en cierto modo, todo su de la levadura (ibid., 33ss.), de la cizaña (ibid., 24ss.) y, en
general, la doctrina sobre la misma Iglesia. De este modo, esos
s Cf. La nouveUe Eve I.II: Études Mariales. Bullet. de la Soc. Ma- pasajes, leídos en la liturgia (cf. domingos V y VI después de
1·iale fran~. (1954-1955); y también J. DANI.ELOU, La· typ.ol·o(lie de la fern- Epifanva), se iluminan con la experiencia presentada por la
m,e dans l'AncienJ Testa1men:t: La Vie Spirituelle (19·49) p.491-510.
• Cf. J. DANIELOU, S'Wül'a,mentum. f!lturi p.9·75s. historia de la Iglesia.
16 C'f. J. DANIELOU, Biblie et litwrgie (París 1951) p.194S'S. La tipo-
logía sacrificio de l\Ielquisedec-eucaristía está ac~ntuada bastante en el
Otra fuente de nueva luz más abundante todavía es la evo-
fondo por la misma Escritura en Ja tipología Malquisedec-Cristo. lución o explicitación sucesiva de los dogmas y de las doctri-
11 Cf. J. DANIELOU, Saocramentum juturi p.13S$.; ID., T'rre rt pa-
radis chez les Peres de l'Eglise: Eranos Jahrbuch 22 (1953) 433-72; ID., nas como se admite en la Iglesia católica. Efectivamente, a la
Oathéchese pa.~calB et retour au, para,dl's·: La maison . Di('U n.45 (1956) luz de las doctrinas clarificadas y de los dogmas desarrollados
99-119. T'ambién wta tipología paraíso terrestre-bautrnmo es destarada y definidos, muchos textos del Nuevo Testamento adquieren
por la Escritura en la tipología Adán-q'risto. .
12 También es re.rnltada por la Escritura esta tipología, donde Cristo una profundidad de sentido que no vieron ciertamente con tal
es :p·resentaqo co:rno "el justo" y "el profeta" pe>r exc~lencia, precisión los mismos contemporáneos de los apóstoles.
444 P.3.ª LITURGIA Y BIBLIA c.14. LI'I1llRGIA Y ESCIUTURA 445
Así, por ejemplo, la doctrina de la Inmaculada Concepción, hemos ya visto, la liturgia, en algún modo, in sacramento, hace
plenamente conocida en los tiempos modernos, ilumina con una presente realizándolo en Las almas todo el misterio de Cristo
luz profundísima, que no vieron ciertamente con tanta claridad historia sagrada. Ahora bien, todos los textos del Nuevo Tes~
los contemporáneos de los apóstoles, el sentido de la saluta- tamento y las cosas de que ellos nos hablan no hacen otra
ción del ángel a María: "Dios te salve, llena eres de gracia; cosa que expresar, bajo algún aspecto, este misterio de Cristo,
el Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres" {Le 1,28). historia sagrada. Por esto la liturgia actualiza el sentido de
Este texto, por el simple hecho de ser leído en la liturgia de la los textos del Nuevo Testamento que ella utiliza,
fiesta de la Inmaculada Concepción {evangelio de la Misa), Así, por ejemplo, los pasajes históricos del Nuevo Testa-
adquiere un comentario mucho más elocuente. Un comentario mento sobre el nacimiento de Nuestro Señor, sobre la Epifa-
todo propio recibe el texto del Apocalipsis sobre la mujer co- nía, sobre la Resurrección, sobre la Ascensión, sobre Pentecos-
ronada de doce estrellas por el simple hecho de haber sido tés, leídos en la liturgia de las respectivas fiestas, en el cuadro
traído a la nueva Misa de la fiesta de la Asunción de María, litúrgico en que son leídos, no tienen sólo el significado de
que es la fiesta de su triunfo en el cielo, en cuerpo y alma. una conmemoración puramente histórica de acontecimiento ya
Y, en general, el desarrollo de los dogmas marianos ilumina pasado a que se refieren, mas tienen también el significado de
con una luz maravillos,a el Magníficat de la Virgen: "Mi alma una aplicación actual a cada uno de los fieles en la acción li-
engrandece al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi túrgica, de una aplicación del valor y fruto redentivo de estos
Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva; por eso acontecimientos históricos del pasado. Así, la virtud redentiva
todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha de estos acontecimientos históricos del pasado es, a su modo,
hecho en mí maravillas el Poderoso ... Desplegó el poder de nuevamente actualizada y prolongada, porque es nuevamente
su brazo ... Derribó a los potentados de sus tronos y ensalzó aplicada, de modo que se puede decir con toda verdad que
a los humildes" (Le l,46ss.). estos acontecimientos históricos, en la liturgia, vienen real-
Igualmente, el desarr0illo de los dogmas del primado e in- mente actualizados, no ya como acontecimientos históricos
falibilidad del Romano Pontífice hizo aparecer en todo su sen- (como si, por ejemplo, la misa de Navidad renovase el naci-
tido el significado de la palabra de Jesús a Pedro: Tú eres Pe- miento de Cristo del mismo modo que toda Misa renueva a
dro y sobre esta piedra yo edificaré mi Iglesia, y las puertas su modo incruentamente el sacricio del Gólgota) , sino en su
del infierno no prevalecerán contra ella... Lo que ligares en virtud redentiva. En este sentido se dice justamente que la
la tierra será ligado en el cielo, y lo que en la tierra desatares fiesta de Navidad trae al alma de cada uno de los fieles que
será desatado en el cielo". Estas palabras, leídas en la nueva en ella toma parte con las debidas disposiciones un nacimien-
Misa del común de sumos pontífices, son comentadas por el to de Cristo cada vez renovado; la Epifanía, una renovada
mismo cuadro en que se han insertado por la liturgia. manifestación de Cristo; la Resurrección, una renovada parti-
La tercera y abundantísima luz que reciben muchos textos cipación en su vida divina; la Ascensión, una participación en
del Nuevo Testamento por la liturgia es su relacionarse a su gloria junto al Padre; Pentecostés, una nueva venida del
la acción litúrgica en l:a cual, hic et nunc, son insertados y Espíritu Santo a sus corazones,
por lo mismo a la situación personal del fiel que en ese mo- De este modo, cuando el día de Navidad se lee en la li-
mento vive esa misma acción litúrgica. Así, muchos textos del turgia: "En aquel tiempo salió un edicto de César Augusto
Nuevo Testamento, ya se trate de textos históricos sobre la que ordenaba hacer el empadronamiento de todo el imperio ...
vida de nuestro Señor o de la Iglesia primitiva, ya se trate de y (María) dió a luz a su hijo, primogénito, lo fajó y lo colocó
textos doctrinales o de amonestaciones a una vida cristiana, en un pesebre", el sentido de esta lectura no es sólo el re-
salen de la esfera abstracta de la simple historia pasada o de cuerdo de aquel acontecimiento histórico sucedido en Pales-
la amonestación doctrinal en general, y vienen a ser realidades tina, sino también afirmar que aquel hecho, en su virtud re-
personales presentes y operantes en mí en este mismo momento. dentiva, se actualiza hoy mismo en cada uno de los fieles que,
Esta actualización del sentido de los textos del Nuevo Tes- con las debidas disposiciones, toma parte en la acción litúrgi-
tamento es posible sólo en la liturgia porque sólo ·ella está ca que se realiza en aquel momento. Así la narración de San
toda encentrada en el sacrificio, en los sacramentos y en los sa- Lucas no es un puro hecho histórico como todos los demás,
cramentales, y que en ellos, en modo misterioso y diverso, se- sin tener contacto real conmigo ni con lo que yo estoy hacien-
gún los casos, pero, en modo realísimo, se hace presente o Cris- do en este momento, sino una realidad viva que me toca a roí
to mismo en persona {eucaristía) o en su virtud redentora. Como personalmente. De la virtud redentiva del nacimiento de Cris-
446 P.3.• LITURGIA Y DieLIA c.14. LITIURGIA Y ESCRITURA 447
to participamos nosotros la vez primera y radicalmente en el producen en todo cristiano, son leídos como dirigidos a cada
bautismo, luego, durante tola la vida, nos la asimilamos cada uno de los fieles presentes en la acción litúrgica. Así, el ser-
vez más en la participación al sacrificio, a los sacramentos, a món de la Montaña (véase, por ejemplo, el domingo quinto
la vida litúrgica de la Iglesia, y en nuestra vida cristiana ex- después de Pentecostés; domingo cuarto después de Pente-
tralitúrgica. Toda Semana Santa es para nosotros una nueva costés; fiesta de Todos los Santos-las bienaventuranzas, con
muerte y una nueva resurrección en Cristo. La narración de este significado ulterior: el de que esos preceptos y amonesta-
la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles que se lee en ciones han sido como el camino que, ha conducido los santos
la epístola del día de Pentecostés, en el cuadro litúrgico en a la gloria-). Así también cuando el día de Pentecostés se
que se lee, al mismo tiempo que recuerda tal acontecimiento lee el evangelio donde Jesús promete la venida del Espíritu
histórico proclama su realización sacramental mística en las Santo y explica las condiciones necesarias para recibirlo y los
almas de los fieles en la acción litúrgica. efectos de su venida (lo 14,23-31): "Si alguien me ama, ob-
Por los textos del Nuevo Testamento utilizados en la li- servará mis palabras, y mi Padre le amará, y vendremos a él,
turgia, que contienen alguna amonestación moral, aparece cla- y haremos nuestra morada cabe él...", todo esto interprétalo la
ra su relación a la acción litúrgica actual, así como a la situa- liturgia como dirigido a cada uno de los fieles allí presentes.
ción personal del fiel que torna parte en ellos. Por ejemplo: De las simples noticias dadas en este capítulo sobre el uso
en la noche del sábado 5,anto se lee en la Misa la epístola de de la Biblia en la liturgia se infiere inmediatamente la impor-
8an Pablo: "Hermanos, si habéis resucitado con Cristo, bus- tancia que tiene el tratar de entender las leyes teológicas que
cad lo que es de arriba, donde está Cristo, sentado a la dies- lo ordenan.
tra de Dios; saboread lo que es de arriba, no lo que hay sobre De cuanto hemos dicho se desprende con toda claridad el
la tierra. Porque estáis muertos, y vuestra vida está escondida hecho de que la Iglesia vive ante todo una historia sagrada,
con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vuestra vida, del mismo modo que la revelación _se presenta ante todo como
entonces apareceréis también vosotros con Él en la gloria" (Col una historia sagrada. Además, aparece sumamente destacado
3, 1-4). El sentido de esta epístola ne es una simple repetición
el cristocentrismo de la liturgia. La historia sagrada es mis-
de lo que San Pablo escribía a los colosenses. Sino que, por terio de Cristo; en Él y en sus fieles aparece el mismo Cristo
el mismo hecho que este pasaje se ha leído en la misa de Pas-
como el centro de toda la liturgia, de toda la Biblia, de toda
cua a los fieles que poco antes, o en época más lejana, han re-
la historia, de toda la vida de los fieles.
cibido el .bautismo y la confirmación y están a punto de partici-
par en el sacrificio eucarístico, las amonestaciones de San Pablo Toda la unidad de los dos Testam,entos y de la historia se
se consideran como dirigidas personalmente :a estos fieles aquí encuentra precisamente en el misterio de Cristo, leído en la
presentes en relación con su bautismo, recibido recientemente Biblia y realizado en la acción litúrgica.
o en época más lejana, en relación con su participación en la Se ha encontrado la vitalidad y la actualidad de la Biblia
eucaristía, en relación con sus obligaciones por cuyo cumpli- entera, no artificiosamente, sino realmente y en relación de
miento cada uno de ellos ha de alcanzar la meta de toda [a todo lo que la investigación crítica moderna nos ha aportado
vida, que es la gloria, junto con Cristo y a semejanza suya. en ese estudio. La Escritura no es ya una simple historia sin
No es sólo la. historia de los colosenses lo que aquí se me ex- conexión con mi situación personal hic et nunc. Y o mismo es-
pone, sino mi propia historia, la historia de los que en tal mo- toy metido en esta inmensa corriente dinámica: la Biblia es
mento participan en la acción litúrgica de la noche de Pascua. mi historia tal como la vivo ahora en la acción litúrgica, como
Es a mí a quien se dirigen estas otras amonestaciones de la vivo fuera de la liturgia, como la viviré en la 'escatología;
San Pablo: ·'Alejad la vieja levadura para ser masa nueva, no puedo comprenderme sino a través de la Biblia en la acción
como s'ois ácimos, porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido [itúrgka.
inmolada. Así, pues, festejémosla, no con la vieja ievadur&, Esta lectura litúrgica de la Biblia es la lectura específi-
no con la levadura de la malicia y la maldad, sino con los mente cristiana de la Escritura. Es la única lectura que agota
ácimos de la pureza y de la verdad" ( 1 Cor 5,7ss.). todo el sentido que e.lla tiene a los ojos de su autor principal.
Del mismo modo es bien claro que todos los otros pasa- Es la lectura teológica de la Biblia. La lectura dicha filológica,
jes del Nuevo Testamento, leídos en la liturgia y que se re- crítica, que, por definición, intenta pararse en el sentido de
fieren a una enseñanza moral de Jesucristo o de los Apóstoles, los contemporáneos, es útil, legítima, incluso necesaria, ya que
o que describen las realidades de la vida sobrenatural que se toda ulterior lectura debe partir de ésta, mas es parcial e in-
448 P.3.• LITURGIA Y BIBLIA c.15. TEMAS DE LOS SALMOS 449
completa. La lectura litúrgica de la Biblia e:; la catequesis bí- mos-y escatológicas; es decir, en una palabra, hasta el mis-
blica de la Iglesia. terio de Cristo 'en toda su extensión.
La ignorancia entre los fieles del misterio de Cristo, c?mo
se ha enseñado en la Biblia, el hecho que eillos no lo Vivan l. LA CONSIDERACIÓN DE LOS SALMOS DESDE EL PUNTO DE VISTA
proviene ciertamente en gran parte de la ignorancia de la li- DE LOS GRANDES TEMA$ TEOLÓGICO-BÍBLICOS DE LA HISTORIA
turgia, del hecho que ellos no viven la liturgia. SAGRAIDA, MISTERIO DE CRISTO
El modo litúrgico predicho de leer la Biblia, que es el modo
mismo en que fué leída por Cristo, por los Apóstoles, por .la De esta prolongación depende, claro está, tanto la com-
primitiva catequesis cristiana, por los P,adres de la lg~esia,
penetró tan profundamente en la mente de los fieles anb~uos
prensión del uso que la liturgia hace de los salmos, cuanto !ª
posibilidad de que todo orante haga de los salmos su plegaria
y medievales, que la iconografía ~ristiana ª?tigua Y ~ediev~l personal. Cuando s'e considera la parte enorme que ocupan los
(en parte también en el Renacimiento) es mcompren~ible sm salmos en la oración obligatoria de todos cuantos están su-
tener esto presente 13 • AUí se toca con las manos la umdad en- jetos al rezo del breviario, se entiende fácilmente la impo~
tre la teología, la liturgia, la cultura y el arte:. tancia capital que existe de encontrar la clave, no ya arbi-·
traria, sino objetivamente verdadera, que nos permita, en el
sentido de la liturgia, hacer de los salmos nuestra oración
CAPITULO XV p'ersonal. .. ,,
Por esto, compréndase bien, no basta entender los sal-
Notas sobre los temas centrales de cada uno de los sal- mos en el sentido de leerlos en una buena traducción y de
mos 'Y su rel«dón eon el misterio {{e Cri11,to en. la liturgia conocer lo que arriba hemos llamado el s'entido de los contem-
poráneos. Quiero decir que un estudio puramente filológico-
histórico, como suele decirse, aun siendo la base indispensa-
El modo en que se utilizan los salmos en la liturgia merece ble para la comprensión litúrgica de los salmos, no basta por
un estudio particular, tanto por la abundancia d~ es'e 11so, prin- sí mismo para conseguirla. Desde este punto de vista, por
cipalmente en el breviario, cuanto por las dificultades espe- ejemplo, la obra, por lo demás tan importante, de Gunkel 1,
ciales que surgen para entender el sentido 'en que lo entiende sobre los géneros literarios de los salmos, está todavía bas-
la liturgia. Me limito sólo a algunas reflexiones, dirigidas más tante lejos de satisfacer los deseos de quien quiere compren-
directamente a aclarar los principios generales que, 'en la li- d<"r y vivir la liturgia. Baste decir, por ejemplo, qu•e el agru-
turgia, ordenan la prolongación, profundizamiento, o transpo- pamiento de los salmos que él propone en diez títulos diver-
sición, como quiera llamársela, del sentido literal de los con- sos ~ es hecho esencialmente desd•e el punto de vista literario-
temporáneos en los salmos hasta aquellas realidades erísticas, filológico de la expresión y no del pensamiento expresado en
eclesiales-incluso individuales de todo fiel que recita los sal- tal lenguaje, es decir, de su cont'enido.
Por el contrario, para entender los salmos en su profun-
"' Del arte cristiano antiguo ha podido escribir ,un especialista, L. de
Bruyne: "Haciendo abstracción de algunas represontaclones tomada_s di- didad real, es menester ponerse, ante todo, en 'el punto de
rectamente del arte profano (Orfeo, Amor, Psichjé, etc.) Y pomendo vista de su pensamiento y buscar comprenderlos en el fondo
aparte Ic>s signos simbólicos, las motivos decorativos Y los recuer?os d~
la vida terrena, el repertorio de este arte se compone. de figuras su~bóli general del mist•erio de la historia sagrada, misterio de Cristo.
cas y de esc 0 nas históricas, alegóricas y representativas, fodas orienta-
1 ,T?·•nileitunll in die P8alrnen (Giittingen 1933).
was a evocar e ilwstrar UI Cristo· Salvador y sn, obra soJvadora, prepariada
tn el Antigno Testaimento', rea~izada dnran'te su 'U~da t&rren~ Y co·nUnua-
2
1, Lamentac:ione~ de individuos privados. 2. Himnos. 3. SaJrnos de
da despttés de stt muerte por la lg-lesia. y c.iwonada en .la vida bienaven:- acción de gracia~. 4. Salmos regios. 5. Lamentaciones del pueblo. 6. Sal-
tttrada... Después de la paz de la Iglesia, el arte cri5tJRno se. desarre>lló mos sapienciales. 7. Salmos alfabéticos .•8. Salmos q,ue hablan de la
libremente también en composiciones monum"ntales para .servir directa- snertP de IRrael. H. ~!llmos qui' contienen l'Platos históricos. El P. Tomt-
mente a Ja liturgia y a la educación de los fieles. La téc:mca del ~º·'aico NAY (l1f'8 P8U1t'infiN 1ll-i/J/cl llB Jér.] [ed.2.'", l"arís Jít55J p.fí!J-6]) reagru-
Je aseg¡uraba un esplendor secular. JJ;stando plenam2nte conven·clda de pa los salmos, según el género· literario, en cuatro títulos: himnos, ple-
su nueva misión, no renuncia, sin _embargo, !1 su . carácter fundamental- garias, salmos didáctieos, salmos proféticos y escatológicos. G. CASTELr,1-
NO ( Li/Jl'o dei Sa/,imi [La sacra Rihhia] l\iarietti, 1951'0 roagrnpa los sal-
mente vrimitiv'o, y vermanece esencialmmte SIJl!bóhca, Ta_nto. en los bau-
tisterios y en Jos nwr-tyria cuantc:> en las basihcas, .sos ciclos .de escenas mos 2n e>nce títulos: lamentaciones individuales; .'almos de confianza;
bíblicas, aparentemente sólo narrativos, rev2Jan cada vez m~Jor que Ja lamentaciones públicrrs; canto-s de acción de gracias; himnos; salmos
elección y la distribución de sus escenas obedecen a leye-s simbólicas o regios; salmos de Sión; salmos de Yavé; liturgia de la fidelidad yav~ís
tipológicas. Forman de este modo una tran~ición natural entre ~¡ sim- tica ; salmos sapi0nciales ; plegarias vari!ls. En esta obra de Castellrno
bolismo primitivo de las catacumbas y las verdaderaG c:onc?;rdancias del se ti2ne un óptimo fundamento para dedicarse a la pnmera fase del es-
Antiguo y Nuevo Testall!ente> con:o las conocerá el Medievo (Arte cris- tudio de los salmos, que es su consideración a la simple luz filológica,
tiana antica: Enciclopedia Cattollca [1949] 48ss.). crítica e histórica, ,,l'gún los progresos de la ciencia moderna.
45() P.3.• LITURGIA Y BIBLIA c.15.
TEMAS DE
_ _ _ _ _ _ _--=:._::~:__::_=:::::_:::._: LOS SALMOS
_______ ---- -- 451
------"-·--- -------·
Se necesita, en otras palabras, teniendo en cuenta todo cuan- lógico-bíblico del mismo agrupami'ento general de los salmos
to la exegesis y la teología bíblica moderna nos han dado y debe ser el de la historia sagrada, misterio de Cristo, por-
nos dan cada vez con mayor perfección, tomar decididam•ente que, como se ha explicado en su lugar, este punto <l'e vista
el estudio de los salmos-como el r'esto de la Biblia-, desde es primario y capitaL En él la Biblia, y por lo mismo los sal-
el punto de vista que fué esencialmente el de los Padr•es 3 . mos, hablan de todo cuanto hablan. El agrupamiento de los
Cuando se dice que en ese estudio es menester tener 'en cuenta salmos ha de ser hecho por lo mismo desde el punto de vista
todo lo que nos enseñan la exeg'esis y la teología bíblica mo- de los grandes temas teológico-bíblicos de la historia sagrada,
derna, se esclar•ece con ello mismo que imitar a los Padres misterio de Cristo, según el esquema que se hizo en el capítulo
en el estudio de los salmos sobre el fondo sintético teológico primero, pero teniendo en cuenta aquellos matices especiales que
de la historia sagrada, no se quiere decir precisamente imi- estos grandes temas tienen en el salterio.
tarlos en los detalles de s.u interpretación, cuando, por ejem- Aquí se ofrece una dificultad: incluso poniéndose desde
plo, propiamente en tal texto particular, y no en otro, veían el punto de vista de los temas teológico-bíblicos de la his-
tal tema particular y no otro de la dimensión erística, edesio- toria sagrada, misterio de Cristo, un mismo salmo puede con-
lógica, ascética y mística o escatológica de los salmos. tener, y contiene con frecuencia, de hecho, diversos temas
De los comentarios patrísticos de los salmos se conseguirá, de éstos, más o menos yuxtapu'estos, o también mezclados.
ante todo, el sentido de la visión sintético-teológica del cos- La observación es justa. Y por ello se explica el hecho
mos como historia sagrada, y, en segundo lugar, el hábito que, también entre cuantos se han esforzado por agrupar los
mental gene~al connatural qe no considerar jamás como ago- salmos, en todo o en parte, según est'e criterio, los elencos
tado el sentido de cualquier cosa, acontecimiento o texto de de los salmos comprendidos bajo todo tema-supuesto que el
la Biblia, antes de haber entrevisto la relación real que, a los mismo tema sea admitido por diversos autores-, se diferen-
ojos de Dios, tiene tal cosa, acontecimiento o texto, con las cian con faecu'encia sensiblemente. Así, por ejemplo, entre los
diversas fases de la historia sagrada, misterio de Cristo, hasta salmos que tienen por tema el rey en el pueblo de Israel. V on
la última escatología. Es claro que en los detalles d'e la inter- Rad 4 cuenta ocho, en este orden, según la numeración d'e la
pretación de cada salmo, y especialmente por lo que atañe Vulgata (que sigo siempre en este capítulo): 2; 19; 20; 44; 71;
a la base filológica e histórica de esa interpretación, d'ebemos 100; 131; 143. Lepin, en cambio 3 , cuenta quince, según este
recurrir a la exegesis y a la teología bíblica moderna. ord•en: 2; 17; 19; 20; 32; 44; 60; 68; 71; 88; 109; 117; 131;
Cuando ese género de estudios se haya desarrollado y su 137; 143. Entre los salmos penitenciales, el mismo Lepin sólo
cuenta cinco: 24; 31; 50; 102; 120; mas Bernini 6 , cuenta once,
fruto se haya popularizado, s•e habrá dado un notable paso
adelante en la comprensión de los salmos, de la liturgia y de como oraciones penitenciales individual•es: 18; 24; 31; 37; 38;
sus mutuas r•elaciones, así como de las relaciones entre la Bi- 39; 40; 50; 68; 129; 142; tres, como oraciones penitenciales co-
blia, la liturgia y la vida espiritual. Creo, incluso, que tal paso lectivas: 78; 89; 105, y, en fin, añade también tres himnos: de
será todavía más important•e y decisivo por la misma reforma acción de gracias: 64; de oración: 84; de alabanza: 102, en re-
del breviario, cuestión que tanto preocupa hoy en los círculos lación con el perdón de los pecados. Podrían multiplicarse los
eclesiásticos, con vista a conseguir la meta de hacer un libro ejemplos.
de oración y de vida para quien lo usa. Sin embargo, esto no es tan grave como a primera vista
pudiera parecer. Porque, aparte del hecho de que para algunos
. .Como quiera q1:1e sea, para Uegar a este resultado, parece
md1spensable estudiar los salmos, no ya simplemente uno des- salmos puede dudarse verdaderamente si en él se trate un tema
pués de otro en el orden •en que se presentan en la Biblia con preferencia a otro (por ejemplo, en el salmo 100, ¿se trata
en su agrupación actual, y, ni siquiera al menos en los prime- d'e los buenos propósitos de un soberano o de un piadoso is-
raelita privado?), en muchos salmos existen diversos temas, a
ros momentos, e1;;. e.l orde~ ei:i qu'e están en el breviario, por
e¡emplo, en el onc10 ordmano de la semana, sino agrupán- veces también numerosos, más o menos yuxtapuestos 'e incluso
dolos desde el punto de vista de su contenido ideológico- mezclados, y, por lo mismo, bajo un aspecto se pueden cata-
teológico-bíblico. Con más precisión, este punto de vista teo· logar en un apartado y bajo otro aspecto en otro.
Se quiere decir que, en el agrupamiento general de los sal-
mos, según los temas teológico-bíblicos d'e la historia sagrada,
• '3 I~l
¡wiin.ero San. ~'\gur..tí!l en SUR Rnarrutio1te8. l\IaH' antesi, que él hi-
c1er~n lo m1s,mo, p.eJ.,, Or1genes, San Atanasio, San Iiilario, San Am- I, ~ ~n
5 4Le
Theologf,Rches Wiirterbuoh zum n.eucn •Testament s.v. Basileus
bros1? y otros más; cf. la lista en G. CASTELLINO, l.c., p.34-37; cf.
también B. FrnHER, Drn _PNaV/rvenfrommivkeit aer Jlfartyrer/cirche (Frei- 0 psautier logique II Ü'arí.s 1937) p.413.
l:J,nrg 1949); P. SALMON, Le problemo des Psaumes: L'Ami du C!ergé 64 ' G. BERNINI, L,fJ preghiere penitenziali del salterio (Roma 1953).
(1954) 161-73.
452 P.3.ª LITURGIA Y BIBLIA
c.15. TEMAS DE LOS SALMOS 453
misterio de Cristo, hay qu•e atenerse, ante todo, al criterio del cas-y escatológicas del misterio d'e Cristo en toda su exten-
tema principal de cada salmo. Si se encu•entran dos o más te- sión. Esta transposición permite, ipso facto, al individuo que
mas que parecen igualmente principales, el mismo salmo habrá recita aquellos salmos siguiendo la liturgia, recitarlos como ple-
de ser catalogado bajo diversos temas (v.gr., •el salmo 18,1-7 garias también personales que le interesan inmediatament'e.
trata del tema de la creación, pero desde el v.8 al 11 trata del Sin dar a este intento un sentido absoluto, me parece que
tema de la ley). Finalmente, quiero decir que, para estudiar todo el salterio, desd•e el punto de vista que aquí interesa, pue-
integralmente un tema de los salmos, hay que estudiarlo, ante de dividirse en diez apartados: I. Creación y providencia gene-
todo, en los salmos donde se encuentra como t'ema principal. ral. II. Elección, separación, formación, restauración del pueblo
mas, luego, será indispensable, prácticamente, recorrer todo el de Dios. lll. El rey, cabeza del pueblo de Dios. lV. Jerusalén,
salterio, para notar los puntos donde es tratado como tema se- capital del pueblo de Dios. V. El templo de Dios, el arca san-
cundario o incluso por vía d•e simple alusión. ta, Sión, e1l monte santo. VI. La ley del pueblo de Dios.
Sin olvidar, naturalmente, que el estudio del tema se pro- VII. Los enemigos del pueblo d1e Dios y las luchas del pueblo
longa a través de todo el Antiguo Testamento, porque es evi- de Dios contra ellos. VIII. El pecador arrepentido en el pue-
dente que no se pu•ede aislar el salterio del resto del Antiguo blo de Dios. IX. El justo y piadoso en el pueblo de Dios.
Testamento. Desde este punto de vista parece que el método X. Atributos de Dios e invitación a alabarlo dir'ectamente como
general seguido por Bernini 'en el estudio de los salmos peniten- tema principal en algunos salmos. Se justificará, en su lugar,
ciales sea bastante bueno y recomendable. la necesidad de este último apartado, no obstante que todos
Incluso, para encontrar todo el fondo de la historia sagra- los salmos tengan en el fondo por objeto general 'el cantar
da a propósito de un tema del salterio, no es m'enos indispen- a Dios y a sus atributos.
sable perseguir el estudio de tal tema también a través del N ue-
vo Testamento, sin ignorar, además, aquellas realidad'es del mis- I. Creación y providencia geneiral.-Se trata de aquellos
terio de Cristo que la teología nos hace conocer siempre en salmos cuyo tema principal es cantar a Dios como creador
acto en la Iglesia y en las almas, bajo diversas formas y en universal, gobernador y providente de todas las cosas y de to-
la misma 'escatología. dos los hombres. Son los salmos siguientes, según la num•era-
En suma, según cuanto se ha dicho en el capítulo preceden- ción de la Vulgata, que siempre seguimos: 8; 18,1-7; 28; 32; 89
te, lo que importa, desde el punto de vista litúrgico, es el es- (bajo otros aspectos podrían también incluirse en esta sección
tudio de la Biblia, y especialment'e de los salmos, se haga desde los salmos que tratan de Israel y sus enemigos, o bi'en en la
el punto de vista primario y preferentemente de los grandes sección de los salmos penitenciales); 91, 1-7 (pero todo el salmo,
temas teológico-bíblicos d'e la historia sagrada, misterio de bajo otro aspecto, podría ser incluido en la sección: el justo
Cristo, y que, a propósito d•e todo tema, se tenga siempre pre- en el pU'eblo de Dios; la diversa suerte del justo y del pecador);
sente la íntima conexión real que, a los ojos de Dios, tienen 94 (bajo otro aspecto, podría ser incluido en la sección: los
entre sí las diversas fases de la historia sagrada, misterio de atributos de Dios directamente cantados: la realeza de Dios) ;
Cristo. Así, el texto que habla dir'ectamente, para los contem- 103; 148.
poráneos, de una de estas fases, será visto por nosotros en La liturgia, al utilizar estos salmos, no se para en la con-
intima conexión con las fases antecedentes y subsiguientes de sideración de las maravillas de la cr'eación y de la providencia
la misma historia sagrada. general-que, sin embargo, ella contempla naturalmente, no me-
nos que podían ha.cerio los judíos--, pero profundiza y pro-
2. AGRUPAMIENTO GENERAL DE LOS SALMOS SEGÚN EL TEMA PRIN- longa este tema, pensando que en las intenciones de Dios, y por
CIPAL DE CADA UNO, EN RELACIÓN CONi LA HISTORIA SAGRA'DA Y SU lo mismo realmente, la creación y la providencia general esta-
PROLONGACIÓN HASTA LAS REALIDADES CR.ÍSTICAS, CRISTIANAS Y ban todas dirigidas a la redención y a la providencia especial
ESCATOLÓGICAS en Cristo. "De modo admirabl•e creaste al hombre, pero más
admirablemente todavía lo has redimido", dice la oración des-
Desde este punto de vista creo útil intentar un agrupamiento pués de la primera profecía del sábado santo, donde se lee la
general de los salmos según el tema principal de cada uno en creación de las cosas y del hombt'e. O bien en la oración des-
relación con la historia sagrada, misterio de Cristo, e indicar, pués de la novena profecía, ant'es del nuevo Ordo: " ... la crea•
para cada tema, el tipo de razonamiento transpositivo y pro- ción del mundo, en el principio, no fué mayor maravilla que
f unditivo por cuyo medio la liturgia que ha,ce uso d•e él, avan- el haberse inmolado Cristo, nuestra Pascua, al fin de los
zando sobre el sentido de los contemporáneos, ve en todo salmo siglos".
las realidades erísticas, eclesiales-también ascéticas y místi- Así, por ejemplo, pensará la liturgia no sólo en la creación
C.15.
TEMAS DE LOS SALMOS 455
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454 P.3.ª LITURGIA Y BIBL_~IA_ _~--~~-~~
--------~-
El prolongamiento se hace así: del mismo modo que Israel, por una parte; por otra, Cristo mismo y su culto a Dios; lue-
como pueblo de Dios, t•enía en las intenciones de Dios todo go: Iglesia universal; toda alma como templo de Dios en cuan-
su significado, en relación con la Iglesia futura, así, el rey en to vive en Cristo; edificio material de las iglesias cristianas y
Israel, en cuanto representante de Yavé en medio de su pueblo, culto católico dado a Dios en ellas; finalment'e, templo celeste
obj•eto especial de su amor y de su prote.cción, su instrumento y liturgia celeste en la Jerusalén del cielo.
para realizar su reino, no era otra cosa que un primer esbozo La presencia de Dios en su pueblo, concretizada y simbo-
imperfecto de lo que· luego Dios realizó efectivamente en Cris- lizada en el arca y en •el templo de J er.usalén, no era más que
to. Los salmos "regios", en los cual•es se expresa la teología una pálida sombra preparativa y prefigurativa de su presen-
del rey y de la realeza en Israel, se ven todos, por lo mismo, cia y de la manifestación de su gloria mucho más extraordina-
en su prolongación tipológica en Cristo. Tanto más se debe- ria que Él realizó, ante todo, en Cristo y, por su medio, en la
rá ver a Cristo mismo en aquellos salmos qu•e ya según la cons- Iglesia uniV'ersal, su nuevo pueblo y verdadera Sión, a la que
ciente intención del autor humano se referían directamente a! estaba ordenado el pueblo hebreo antiguo y la antigua Sión.
Mesías y sobre todo en el salmo 109. Era también una pálida sombra preparativa y prefigurativa de
Estos salmos son: 2; 17; 19; 20; 44; 71; 100; 109; 131; tal la presencia de Dios en las almas que viven en Cristo in Spi-
vez también el 143. ritu y son así; en modo eminente, templo de Dios y lugar don-
IV. Jerusalén, la ciudad santa, capital del pueblo de Dios.- de se manifiesta su gloria. Ulteriormente lo era también de la
Es el tema de Jerusalén, capital del pueblo de Dios, escogida presencia de Dios en toda la Iglesia católica, la cual, en virtud
por Él entre las demás, amada, protegida, adornada de gloria, de la presencia 'eucarística, es, en modo más verdadero y ex-
centro espiritual y de unidad del pueblo de Dios, y destinada traordinario, que el arca y el templo de Jerusalén, el lugar de
a llegar a ser centro glorioso de todo el mundo en los tiem- la presencia de Dios en su pueblo y del encuentro' 'entre Dios
pos del Mesías. y los hombres sobre esta tierra y el lugar donde se manifiesta
La prolongación se hace de esta forma: la Jerusalén te- aquí abajo la gloria de Dios. Finalmente, la misma lgl'esia ca-
rrena es tipo de la Iglesia y de la Jerusalén celeste. Los cui- tólica universal y los templos católicos son una sombra pálida
dados de Dios por la Jerusalén terrena, las prom•esas de gloria prefigurativa y preparativa del templo de la Jerusalén celeste,
hechas a ella, miraban todas a la formación de la ciudad santa, en el cual la presencia de Dios y la manifestación de su glo-
la Iglesia, la cual, a su vez, prepara y prefigura la Jerusalén ria alcanzan el ápice y el fin último a que estaban ordenadas
celeste del Apocalipsis. todas las presencias divinas y las manifestaciones de su gloria
Los salmos que se refi•eren a este tema son principalmente: antecedent•e. Se sabe que estas perspectivas, en la liturgia ro-
45; 47; 86; 121; también puede r•eferirse a este tema el 124. mana, son aplicadas, en modo especial, en la Misa y en el
Bajo cierto aspecto pueden incluirse también aquí el grupo de oficio de la dedicación de una iglesia 1'2 • Los salmos que se
los llamados salmos gradual•es (119-127) 11 • refieren esp•ecialmente a este tema son el 14; 23; 49; 67; 83;
86; 121 (se refiere también al tema de Jerusalén}; también pue-
V. El templo de Dios, el arca santa, Sión, el monte santo. den referirse a est•e tema el 126; 132; 133.
El tema del templo está muy próximo al tema precedente de
Jerusalén, ciudad santa. El templo, el arca, es el lugar y el VI. La ley del pueblo de Dios.-Son los sa"mos. que por
símbolo de la morada especialísima d•e Dios en su pueblo, de tema principal tratan de la teología de la ley mosaica: su ori-
su presencia protectora sobre la ciudad santa, de la manifes- gen divino, la ley como manifestación de la sabiduría y del
tación de su gloria. Es, por lo mismo, el lugar del encuentro amor de Dios, su eficacia como guía s'egura de una vida según
especial entre Dios y el hombr'e, el corazón de la nación, el la voluntad de Dios, y, por lo mismo, el único medio hacia la
lugar por excelencia de la oración, de las aspiraciones más san- felicidad, la paz, la seguridad en los trabajos, la recta estima-
tas de todo piadoso israelita, de la morada del sacerdocio y del ción de los valores de la vida. Por consiguiente, la ley constan-
culto de todo el pu•eblo y a nombre de todo el pueblo. te, e incluso único objeto de las continuas solicitudes del piado-
El profundizamiento de estos temas sobre el fondo gene- so israelita, el cual pide a Dios le dé la inteligencia de la ley
ral de la historia sagrada, misterio de Cristo, se hace en la y le conceda la fuerza para observarla.
línea siguiente: arca santa, t•emplo de Jerusalén y culto hebreo, La transposición se hace de este modo: la ley mosaica no
era más que una pálida sombra de la economía de la gracia
" Para este aspecto y para el estudio general del tema de Jerusa-
lén, cf., p.ej., ITH. MAERTEN,s, Jeru.~alem, la cité deJ Dieu (Abbaye !le inaugurada con Cristo; ella estaba destinada en las intencio-
S. André [Bélgica] 1954) ; J. CALES, Le Ps. 87 (86): Sion, za· cité de
Diea, m·ere des p&uples: Rech. de Scien. Itelig. (1922) p.211ss, 12 Para el terna del templo cf. también J. DANIELOU, Le signe du tem-
ple (París Hl45).
\ c.15. TEMAS DE LOS SALMOS 459
458 PJ. • LITURGIA Y BIBLIA
el cristiano debe pensar en Satanás, también en cuanto obra VIII. El pecador arrepentido en el puebfo de Dios.-&
por medio de los p'ecadores enemigos de la Iglesia, contra el el tema del piadoso israelita que se siente individualmente pe-
pueblo de Dios. Pero el cristiano no puede augurar males de cador, confiesa su p•ecado, se humilla, pide perdón a Dios in-
ninguna clase, ni morales ni materiales, a los mismos pecadores vocando su inmensa misericordia, le da gracias por el perdón
ni a los enemigos de la Igl'esia. Su pensamiento se fija en el recibido y por la paz alcanzada.
deseo de la destrucción y del exterminio del mal, es decir, del La transposición se hace así: los sentimientos del piadoso
influjo de Satanás en el mundo y de todos· los gérmen'es del israelita, consciente y arrepentido de los propios pecados, han
mal que Satanás inocula en la tierra. El "bienaventurado quien d'e ser, con mayor razón, los sentimientos del cristiano peca-
cogerá tus niños y los estrellará contra las piedras", en la bo- dor, ya que la ofensa a Dios hecha por el cristiano es tanto
ca del cristiano significa necesariam•ente: bienaventurado quien más grave cuanto que él ha sido mayormente objeto de su bon-
puede extirpar los gérmenes del mal que Satanás inocula re- dad y de sus beneficios, como lo demuestra toda la economía
curriendo al supremo e invencible opositor de todo pecado: en Cristo.
Los salmos que se refieren a este t'ema son, principalmente
Cristo, Dios. el 6; 24; 31; 36; 37; 50; 129; 142.
Por lo mismo, no es d'el todo arbitraria la interpretación
patrística tradicional de este versillo referido a las realidades 1IX. El justo y piadoso israe:ita, el que teme a Dios, el
erísticas y cristianas: "¿Quiénes son los niños de Babilonia? "pobre de Yavé", en el puebio dei Dios.-Este tema es, entre
Los malos deseos, cuando están a punto de nacer ... ; cuando todos, el más abundante en todo el salterio. Se trata de aque-
son pequeños, hay que estrellarlos sobre la roca; y la roca era llos salmos en los que el jiusto y piadoso israelita, que se dice
Cristo" M. Y haciendo así, aunque no sea del modo en que en- también que t'eme a Dios, pobre de Y avé, se dirige a Dios
tendieron este versillo los israelitas y los contemporáneos, el en las diversas circunstancias que se le pueden ofrecer en la
cristiano alc1anza verdaderamente ei sentido profundo que Dios vida 18 •
tenía a la vista, porque la ley del talión que É,l, pedagógica- El ahondamiento de estos temas a la luz de las realidades
mente, dió a los hebreos, y según la cual estaba redactado ese cristianas se hac'e de este modo: todo lo que vale para el justo
versículo, no era en sus int'enciones más que una condescen- del Antiguo Testamento, vale, pero en modo más perfecto, y
dencia a la imperfección de aquel pueblo y un esbozo primero por lo mismo más profundo y espiritualizado aún, para el justo
Y lejano 16 , todavía bastante imperfecto de la ley de la cari- del Nuevo Testamento, ya que el ideal de justo d'el Antiguo
dad que más tard'e seria dada a los cristianos. En virtud de Testamento no es más que un esbozo y como un reflejo pá-
ésta, los cristianos han de ser sólo enemigos irreconciliables lido del ideal del jiusto en 'el Nuevo Testamento. En modo es-
del. P:~ado, así como de Satanás y de los condenados, porque, pecialísimo el ideal del justo trazado en el Antiguo Testamen-
defm1tiva e irreparablemente, •están enraizados er.. el pecado, to y su modo de comportarse en las diferentes circunstancias
mientras que siempre han de rogar y esperar la conversión de de la vida, fué realizado en modo inmensamente más sublime
todo hombre pecador que todavía vive. por el mismo Cristo, el justo por excel'encia y el modelo de
todos los justos (véase cómo estos salmos, especialmente los
Los s~mos qu'e se refieren al tema de los enemigos del pue-
blo de Dtos son, principalmente: 43; 46; 59; 65; 67; 73; 78; 79; de los subtemas a, b, e, pónelos la liturgia en boca de Cristo;
desde el Domingo de Pasión al Vi•ernes Santo); subordinada-
82; 88; 97; 117; 122; 123; 124; 128; 136; 143; 149. También
mente, este ideal se realiza, en modo especial, en todo santo
puede incluirse el salmo 87 11.
de la nueva economía (véase 'el uso de estos salmos en las
15 fiestas de los santos).
SAN Aau,S'rl'N, Bnarrat. in Ps. 136,12. En el mismo sentido lo inter-
P_retaron Orígenes, San IIilario,, San Ambro·sie>, San Jerónimo· luego, Ca- Algunos de estos salmos entran en la categoría literaria de
~';~º¡' San Bmito en la Regla, pról., 28; cf. ed. LENTTNt (~font0casino los salmos llamados imprecatorios. Su transposición en el ré-
d. 'd J P.19ss.: G. COLOMBÁS, Sa.ti, llmiito1: S1l virta y su Regia. (TlAC, Ma- gimen cristiano se hace, •en línea máxima, según los principios
n,. ~54) p.206. ·
h J<,n cuanto que en la ley 'd·?l talión Dios c;rdenaba que, si ''" querín antes expuestos para los salmos del mismo carácter en el gru-
r a~ei: venganza contra el enemigo, no se exigiPs? en ell'1 más del dafto po VII.
ec 1 ~ 1 d~; sólo un diente po·r un diente: sólo un ojo por nn ojo, etc.
1 D1ve.r,,os salmos de éstos se refieren a las guerras de Isra<·~l contra
sus ~nem1gos, p.ej., salmos 46, 59, etc. A semejante tema s0 refieren
18
,Para este t~a del ,piadoso israelita. pobr2 de YaV(é, etc., cf., p.ej.,
~amlHén algunos salmos que tratan del rey d<' Israel o también de Je- A. CAUSf!E . . L_es pmuvres d'J,qrae¡ (Strnshourg 1922); G. CASTEr,LINO. 1,e
nsalén, la ciudad .rnnta. Sobre este tema de las guerras de Israel y de la11nentaz10ni indi•Ltiduali c; gli inni i•nl Babilonia e in Israele (Torino 1940)
~ cará~~er r.-ligioso, cf., p.ej., FR. Sc'HWALLY, Semitische Altertümer. l. Y )a not~ sobre. los enemigos Pn los salmo.s: individuafas, Pn su obra TAbr¿
er heiliget Krieg m aiten Israel (Leipzig 1901) ; G. VON RAn, Deute deJi ~almi (Manetu, 1955) p.254-263; A. GELIN Les :¡ui·uvres de Jahvé
ronom.y and the holy war: Studies in Deuterouomy ():,Qndon 11:!53) p.45-59. (Par1s 1953). '
462 P.3.ª LITURGIA Y BIBLIA 4()3
Los salmos que se refieren principalmente a estos temas for- ve~ para manifestar o poner de relieve aquellos atributos de
man más d'e la mitad de todo el salterio, y son: Dió¡; (majestad y poder real y judicial; clemencia, benignidad,
a) El justo, temeroso de Dios, pobre de Y avé, implora de sabiduría, bondad) y a invitar a alabarlo. Pero en estos salmos
Dios su ayuda en las diferentes circunstancias difíciles de la se trata sólo de breves alusion'es, mientras que el fin principal
vida; especialmente contra las persecuciones ci'e los enemigos, es siempre cantar estos atributos en su generalidad o invitar
pecadores, incrédulos, calumniadores, opresores: Ps. 9,22-39; en m1¡>do general a alabar a Dios.
11; 16; 21; 25; 27; 30; 34; 35; 38; 41; 42; 53; 54; 58; 68; 69; Lé\ transposición de estos salmos en el régimen cristiano
70; 85; 87; 93; 101; 108; 119; 139; 140; 141. es int\litiva: el cristiano canta los atributos de Dios con tanta
b) El mismo justo en las diferentes circunstancias difíciles mayor razón cuanto que ve cómo se manifiesta, en modo in-
de la vida, esp'ecialmente en las persecuciones de sus- enemigos, mensamente más profundo y magnifico, en Cristo mismo, en la
manifiesta a Dios su completa confianza en Él: Ps. 10; 12; 21; Iglesia, en las realidades eclesiales, err las realidades de la
26; 40; 55; 56; 61; 130. vida íntima de perfección del cristiano y en la escatología fu-
e) El justo eleva a Dios su oración de acción de gracias tura ya anunciada. Del mismo modo la in-1itación general a
y de alabanza después de los beneficios recibidos de su mano, ¡¡!abar a Dios es r•ecogida y reforzada por el cristiano, porque
especialment'e en las diversas tribulaciones de la vida y en las en el cristiano esta invitación brota del convcimiento y de la
persecuciones de los enemigos, pecadores, opresores, calumnia- experiencia de las realidades erísticas, eclesiales-también in-
dores, incrédulos; Ps. 9,1-21; 17; 22; 27; 29; 30; 33; 39; 60; dividuales-y escatológicas futuras.
64; 66; 74; 114; ] 15; 137; 143; 145. Los salmos que s'e refieren a estos temas son precisamente
d) El salmista canta la suerte diversa del hombr'e piado- la serie de los salmos que cantan a Dios Rey universal. podero-
so y del impío, del justo y del pecador. Este tema se toca so, salvador, santo, juez justo de Israel y del mundo: 92; 93;
con freouencia en los salmos de las tres categorías preceden- 94; 95; 96; 97; 98. En estos salmos se canta la realeza de Y avé
tes, pero lo es principalmente en los salmos siguientes: 1; 13; en los aspectos dichos ant'e:riormente. El salmo 102 canta la
15; 36; 48; 51; 52; 57; 62; 63; 72; 90; 91,8-16; 111; 126. demencia de Dios; el salmo 112, su gloria y benignidad; el sal-
mo 138, su omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia; .el sal-
X. Atributos de Dios e invitación a alabarlo como tema
mo 144, su majestad y su bondad. Los salmos 116 y 150 son
directo y principal de algunos salmos.-Todo el salterio, como
invitaciones generales a alabar a Dios por su misericordia y
los demás libros de la Biblia, tiene en el fondo por tema único:
fid•elidad, por sus maravillas y por su majestad.
Dios y sus atributos. Dios y sus atributos, que el salterio-co-
mo toda la Biblia-no trata de considerar o de analizar con
procedimiento filosófico, o incluso simplement'e con menta- * *
lidad filosófico-metafísica, sino de describir concretament'e, y,
por decirlo así, de mostrar cómo aparecen de hecho en sus En conclusión: de estos dos capítulos sobre la Biblia y la
intervenciones en el mundo, en su acción creadora y en su liturgia, puede afirmarse que comprender las relaciones entre
providencia para con los hombres y especialmente para con la Biblia y la liturgia, penetrar en el espíritu profundo que ani-
Israel. Es igualmente verdadero que todo el salterio es una ma el uso de la Biblia en la liturgia, es de capital importancia
invitación a alabar a Dios y sus atributos de tal modo consi- para penetrar en el mundo de la liturgia. Añado, incluso~no
derados. Desde este punto de vista, en la agrupación general desagrade a los exegetas que cuidan poco la cuestión de las
d'e los salmos, no debe existir un gmtpo que trate de Dios, relaciones entre la Biblia y la liturgia-, qu'e es de capital im-
de sus atributos, de la invitación a alabarlo, porque todo esto portancia para llegar a la comprensión total de la Biblia, como
se encuentra a través· de todo el salterio. debe ser comprendida en un régimen cristiano eclesial. y para
Sin embargo, mirando de cerca algunos salmos, advertimos llegar a hacer que la Biblia sea verdaderamente el alimento d•e
que, desde este punto d'e: vista del tema de Dios, de sus atri- las almas y d'e toda la vida del cristiano. En efecto, es prin-
butos y de la invitación a alabarlo, tienen algo especial que cipalmente en la liturgia donde la Iglesia pone en obra y vive
no se encuentra en los otros. Y es que estos temas constitu- la Escritura.
yen su objeto directo, inmediato, y, por así decirlo, exclusivo Por esto la renovación litúrgica y el movimiento bíblico es-
del canto. Incluso en ellos, casi siempre, hace el salmista alu- tán profundamente unidos y deben andar, por decirlo así, al
sión a alguno de los temas que hemos agrupado en las nueve mismo paso. Prácticament•e es ilusorio creer poder llevar a los
categorias precedentes: creación, providencia general, providen- cristianos a las fuentes d•e la Biblia si no se los lleva a las fuen-
cii'l especial para el pueblo de Israel, etc. Estas alusiones sir.. tes de la liturgia, como, viceversa, es ilusorio creer poder lle-·
P.3." LITURGIA Y BIBLIA
1-
var a los cristianos a las fuentes de la liturgia si no s'e los lleva PARTE CUARTA
a las fuentes de la Biblia. Esto es lo que han compren4ido
felizmente aquellos promotcres del movimiento litúrgico: que
se esfoerzan por afianzarlo en un estudio renovado de la Bi- Liturgia, fe y teología
blia 19 • .
Mas ·es también evidente que el estudio de la Biblia no llega
a esta función suya, alimentadora de la vida de la Iglesia, si
no supera la fase puramente, o muy preferentemente, filosófico-
h' stórica, o incluso apologética, para elevarse netamente en to-
da cuestión al plano de la teología bíblica integral. Y esto no CAPITULO XVI
sucede sino por medio del estudio de los temas teológico-bíbli-
cos en su desarrollo a través de toda la Biblia sobre el fondo Liturgia y fe
de la historia sagrada en sus diversas fases, todas unidas entre
sí hasta la última fase escatológica. Probablemente no es 'exa- ¿Cuáles son los precisos contactos entre la liturgia y la fe, •
gerado decir que cuando se haya nuevamente generalizado en- liturgia y teología? En un sentido más concreto: ¿hasta qué
tre los cristianos el sentido de encontrar connaturalm'ente la punto la liturgia obliga a la fe del creyente y qué uso se pue-
Biblia en la liturgia y la liturgia en la Biblia se habrá dado un de y se debe hacer de la liturgia en teología? Estas cuestiones
gran paso hacia una vida cristiana más intensa, porqu'e se ha- tienen una importancia mucho más concreta de cuanto a pri-
brá encontrado la clave . de la unidad entre la Biblia, la litur- mera vista se puede creer, no sólo en orden a la recta com-
gia y la vida. Era este fin esencial al cual tendía y tiende siem-
prensión teórica de la liturgia, sino también de la eficacia de
pre el antiguo método monástico de la lectio divina, que 'es al
penetración práctica del movimiento litúrgico en J,a Iglesia.
mismo tiempo estudio teológico, meditación y oración, esencial-
mente en torno a la Biblia vista •en la liturgia y a la liturgia Esta eficacia depende esencialmente del hecho si el clero mis-
entendida por la Biblia. mo está persuadido de su verdadera utilidad. Mas no me pa-
Naturalmente, con todo 'esto no quiero decir que baste te- rece que se pueda esperar seriamente que el mundo de la li-
ner una visión intelectual discursiva clara de los grandes te- turgia venga a ser una cosa connatural al pensamiento teórico-
mas bíblicos y de sus relaciones con la vida litúrgica para que religioso y a la sensibilidad religioso-práctica d•el clero, hasta
el cristiano viva indefectiblemente la liturgia con toda la inten- tanto que no se dé cuenta del puesto preciso que tiene el mun-
sidad deseable. Para esto es menester otra cosa todavía. Es do de la liturgia en el cuadro general de la revelación y de
menester una vida santa, como habremos de explicar más de- la vida de la Iglesia, que él ha solido sacar-o debe sacar-del
tenidamente en el capítulo sobre la liturgia y la vida espiri- estudio de la teología. Ahora bien, esto depende, en buena
tual. Quiero sólo decir que habituándose a saber 'encontrar na- parte, de la solución de las cuestiones predichas.
turalmente las relaciones entre la Biblia y la liturgia mediante Ante todo ¿cuáles son precisamente las relaciones entre •
la compr•ensión de los grandes temas teológico-bíblicos sobre la fe y la liturgia? En sustancia se responde: Lex orandi, !ex
d fondo de la historia sagrada concebida como una unidad, credendi, el modo en que se ora en la liturgia indica lo que
disponemos convenientemente nuestra inteligencia para que co- se ha de creer; y lo que se ha de creer influye en el modo de
opere lo mejor posible según su modo esp'ecífico a la obra de obrar; la liturgia es, o implica, un cierto modo de proponer
nuestra santificación en la vida litúrgica de la Iglesia. la fe a la adhesión de los fieles, y es, o implica, una cierta ex-
presión de esta misma fe del magisterio y del pueblo. Se aña-
"' Hay que resaltar en este sentido las revistas Bibel un'fl Liturgie, de de: la liturgia es una manifestación del magisterio ordinario
Klo.,terneubnrg, junto a Viena; Parroisse et Lit11rgic, de la abadía de
San Andrés (Brujas.), en ~l Supplemon1t: Lumiere et Vie, desde junio de la Iglesia.
dB 19ú1. '.rnmUjPn la~ puhlirndone.s del Centre de LHurgie Pastora!e, de Que todo esto tenga necesidad de ser aclarado y precisa- •
París, dan notable importancia, a este aspecto del movimiento litúrgico.
do demuéstralo la simple observación de que, si se toma la
liturgia en su conjunto, en cuanto comprende tanto las litur-
gias histórioas cuanto las que están en vigor hoy día, y se va
un poco más de cerca a lo que en ellas se contiene, nos en-
contramos ante un conjunto, no sólo de gran extensión y va~
riedad, sino también de valor notablemente diverso respecto
411() P.4.ª LITURG!i\, FE Y TEOLOGÍA _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _c_J_6_._L_I_TU_R_G_I_i\_Y_F_E_ _ _ _ _ _ _ _ _4_67
--------------- ------------------+---
a la fe. Piénsase, por ejemplo, desde este punto de vista, en dad, a una seria penetración de la liturgia en la teología. Se
un conjunto de fiestas como las siguientes: Ia Asunción hoy; verá luego el porqué de esto, según nuestro parecer.
la Asunción inmediatamente antes de la definición dogmática; En época más reciente algunos liturgistas y teólogos han
la Asunción en los siglos vu--vm; la fiesta de la presentación tentado reexaminar la misma cuestión de las relaciones entre
de la Virgen en el templo; la fiesta de la aparición de la Vir- la fe y la liturgia. Carlos Federer ha hecho un buen estudio
gen en Lourdes; la fiesta de María Medianera de todas las de índole histórica examinando, sobre este punto, el pensa-
gracias, concedida en 1921 por Benedicto XV a muchas dió- miento de los Padres latinos hasta el siglo v 4 • En un escrito
cesis; la fiesta de la traslación de la santa oasa de Loreto ce- del P. F. Oppenheim se puede leer una compilación de lo que
lebrada igualmente en muchas diócesis; la fiesta de las llagas los autores, generalmente, hoy dicen, desde el punto de vista
de San Francisco. Es claro que el principio: Lex orandi, lex teórico, en torno a la misma cuestión 5 • El P. M. Pinto ha
credendi, en todos estos casos diversos tiene casi necesaria- hecho también una compilación semejante, a la que ha añadido
mente un sentido notablemente diverso, y que el magisterio de además el aspecto histórico y se ha esforzado en ordenarla en
la Iglesi1a y la misma adhesión de los fieles están diversamen- lo que él Uama un esbozo de tratado teológico completo sobre
te comprometidos en cada uno de ellos. el valor teológico de la liturgia 6 •
Es conocido a los especialistas que, en el curso de la his- En torno a la teoría de las relaciones entre la fe y la li-
toria, en ciertas épocas, en algunas liturgias, por lo demás or- turgia me parece que muchas cosas esenciales fueron dichas
todoxas y católicas, se infiltraron también errores doctrinales ya por Zaccaria y pueden considerarse como puntos definitiva-
o, por lo menos, fórmulas de una teología imprecisa y anti- mente conseguidos. Mas creo que hoy se pueden precisar y
cuada, mas fueron eliminadas muy presto. Así. por ejemplo, simplificar gracias a tres puntos doctrinales sobre los cuales
ciertas fórmulas en la liturgia mozárabe, a las cuales se unie- la teología de nuestros días puede decir algo más y mejor que
ron más tarde los adopcionistas Elipando y Félix de Urgel 1. la teología del siglo xvm, es decir: gracias a una noción más
Toda vía en los documentos litúrgicos del Medievo se encuentra comprensiva y exacta de la misma liturgia; gracias a la con-
la rúbrica que afirmaba la consagración del vino en el cáliz ciencia más precisa de la noción del magisterio de la Iglesia,
por el simple contacto con la hostia consagrada y un formu- de sus relaciones con la Escritura, la tradición, la historia, así
lario de Misa "pam aliviar las penas del infierno" 2 • También como del hecho de que lo que el magisterio propone a los
en semejantes casos, evidentemente, la responsabilidad del ma- fieles propónelo con grados muy diversos de autoridad y auten-
gisterio y la adhesión de los fieles son cosas que, teológica- ticidad; finalmente, gracias a una conciencia más sensible al
mente, requieren algunas explicaciones. hecho de la evolución de los dogmas y de las doctrinas y a
Por esto hasta los siglos xvu-xvm, es decir, hasta el mo- los diversos factores que allí concurrieron. En estas luces me
mento en que la ciencia litúrgica moderna comenzó a tomar esforzaré en reexaminar la cuestión.
consistencia real y que, en las controversias con los protes-
tantes, se comenzó a tomar en consideración el recurso a la
liturgia, no se sintió la necesidad de determinar más precisa- J. EN QUÉ SENTIDO LA LITURGIA ES LA "DJIDASCALiA" DE LA IGLESIA
mente las relaciones entre la fe y la liturgia, así como lias re-
glas interpretativas y las condiciones mediante las cuales este Ante todo: ¿en qué sentido el magisterio está implicado en
recurso sería eficaz en la exposición y en la defensa de la fe, la liturgia? En una audiencia privada 7 Pío XI dijo: "La litur-
Después del P. F. A. Zaccaria 3 , que fué el principal autor gia... es el órg,ano más importante del magisterio ordinario de
que se ocupó entonces de esta precisa cuestión, eilla no cesó la Iglesia ... La liturgia no es la didascalia de uno u otro 5.n-
de atraer algún tanto la atención de cualquier teólogo, mien- • [(. FEDERER, IAtu1·gie 111ul (llaube,. "Legeni credendi, lem statuat
tras explicaba el método de la teología en el tratado de los s1tpplican<li". Eine '1'/1.eologic(!e-'ohichtliche Unters1!chun(! (Freiburg; i. S.
1950). El abad dom Bernardo C'apelle ha puesto de relieve la relaclión
lugares teológicos. Es cierto que todo esto quedó siempre en entre la autoridad de la litnrt(ia y el origen apostólico de la misma
el campo puramente teórico, porque jamás se llegó, en reali- (verdadero o sup,uesto) según Jos Santos Padres: A,utorité de la liturgie
ohe:; les· Peros: Recherches de T'h\\ologie Ancienne et M\\diévale 31 (1954)
1 Cf. D. mi Bnunrn, De !'origine' de qu.elques teretes litnrg·iq.,¿es mo- 5-22.
zarabes: Revue Bénédictine 30 (1913), 421-26. Cf. el co·ncilio de Franu- • Principia theol-Ogiae liturgicae1 (T-orino 1947). Bibliografía .general
fort del 794: MAN.SI, 13 p.886 B SS. anterior sobre la misma cuestión p.xII1-x1x.
• Ctf. M. ANDRIEU, J•mlmimtio et consecratio• (París 1!)24) ; ZACCA- • o valor teologico da litiirgia (tesis de la Facultad Teológica S.I. de
RIA, BibliotheDa ritu.alis (Roma 1776-81) t.1 p.LVII. Granada) (Braga 1952).
• E·specialmente, Thesawrus theologious 12 vols. (Venecia 1762) ; Bi- < Cf. el texto en BuGNINI, Dom1me,nt.a1 porn,tifiMa ad instauratiornem
bl!iotheca ritu.alis 3 v-ols. (Roma 177'6-81). Hturgiae .spectantia (Romae 1953) p.70ss.
468 P.4. ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.16. LITURGIA Y FE 469
dividuo, sino la didascalia de la Iglesia." Se compedian así, en to mismo, a través del velo de signos sensibles y eficaces, res-
pocas palabras, las relaciones que median entre la liturgia y ponde adecuadamente a la acción santificadom de Dios, en
el magisterio de la Iglesia. En pocas palabras que han de ser un encuentro plenario de lo humano y de lo divino. Todo esto
explicadas. Porque si es verdad que la liturgia es la didasca- es algo más que un simple ejercicio del poder doctrinal de la
lia de la Iglesia y el órgano más importante del magisterio or- jerarquía para con los fieles. Es algo en que convergen y se
dinario, es también verdadero que todo esto lo es la liturgia ponen en obra: el poder doctrinal de la jerarquía, su poder de
en un sentido muy particular, que la distingue profundamente gobierno y su poder de santificación, así como la respuesta de
de la forma de magisterio que la Iglesia ejerce fuera de la li- los fieles a todo esto y, ante todc, la acción misma de Cristo
turgia, por ejemplo, por medio de los catecismos, de las pro- y de Dios. Más que el ejercicio del poder doctrinal de la je-
fesiones de fe, de las cartas encíclicas o pastorales. Este modo rarquía, la acción litúrgica-siempre supuestas las debidas con-
especial depende todo de la naturaleza propia de la liturgia. diciones-es, pues, bajo el velo de signos sensibles y eficaces,
el encuentro vital máximo en Cristo entre el hombre y Dios,
La liturgia, acción vital de toda que el poder doctrinal, el poder de gobierno y el poder de
la Iglesia. santificación dado a la jerarquía tienen en este mundo por fin
común y último suscitar y actuar.
Esta naturaleza de la liturgia, en el fondo, nos hemos es- Todo esto hay que tenerlo bien presente si se quiere pre-
forzado nosotros de explicarla en todos los capítulos que cisar cuáles son las interferencias entre el ejercicio del magis-
preceden, principalmente en la primera parte de la obra, que terio de la Iglesia y la liturgia, comprender las modalidades
trata precisamente de la noción de liturgia. Recordemos especiales que este ejercicio reviste allí y las reglas especiales
• algunos puntos esenciales. La liturgia es el conjunto de signos de interpretación.
sensibles eficaces de la santificación y del culto de la Iglesia. El fin didáctico de la liturgia está
En elLa, a través del instrumento y del velo de los signos sen- sometido a su fin cultual inmediato.
sibles, Dios santifica a la Iglesia por medio de Cristo, su ca-
beza, y la Iglesia unida a Cristo como los miembros del cuer- Es claro, en efecto, que este ejercido del magisterio de la
po están unidos a su cabeza, y por medio de Él rinde su culto Iglesia en la liturgia es realísimo, en cuanto la liturgia implica,
a Dios asociándose al culto mismo que Cristo rinde al Padre entre otras cosas, una enseñanza, una didascaHa, del magiste-
haciéndolo suyo 8 • La liturgia, como coniunto de signos sen- rio, así como la expresión de la adhesión que los fieles dan a
sibles eficaces de la santificación y del culto de la Iglesia, es esta enseñanza, la cual. 'ª su vez, puede conocerse. Mas ¿con
el lugar privilegiado del encuentro entre el hombre y Dios, en qué precisa modalidad implica la liturgia una enseñanza del
el cual el hombre, por medio de Cristo mediador y cabeza, en magisterio? Podemos deducirlo de la doctrina general de las
posesión del Espíritu Santo, recibe todo bien del Padre y re- relaciones entre la liturgia---ejercicio máximo de la virtud de
torna al Padre, en la viva y concret.a actuación en si del mis- religión-y las virtudes teologales. Esp~cialmente de la relación
terio de Cristo, de la historia sagrada, de la· Iglesia y de !a entre la religión y la fe, que la enseñanza del magisterio tiene
unidad de todo el cosmos. Espero que el benévolo lector, que por fin inmediato suscitar y que manifiesta la adhesión de los
ha tenido paciencia de seguirme hasta aquí, no tome estas no- fieles a esta enseñanza.
ciones como un desahogo de lirismo. Santo Tomás, sobre esta cuestión: "qué relación existe en-
Si así es, toda acción liturgica-y toda la liturgia es esen- tre la fe y la religión", llega a esta conclusión: "Es claro que
cialmente y en primer lugar una acción-es algo más y mejor el acto de fe pertenece materialmente a la religión, como tam-
que el simple ejercicio didascálico del magisterio de la Iglesia. bién los actos de las otras virtudes; incluso allí pertenece más,
Es, en el orden sobrenatural, una acción vital general y compleja ya que el acto de fe es el primer movimiento de la mente hacia
de toda la Iglesia como tal, orgánicamente estructurada---je- Dios ... Además, la fe tiene relación con la religión en cuanto
rarquía y fieles, cada uno en su puesto y a su modo-acción que la fe es la causa y el principio de la religión. Nadie, en
vital en la cual toda aquella misma Iglesia-supuestas las de- efecto, daría culto a Dios, si no creyese que Dios es creador,
bidas condiciones-alcanza en este mundo su máxima actua- providente y remunerador de los actos humanos" 9 • Se reco-
ción de cuerpo de Cristo, porque en unión con su cabeza, Cris- noce fácilmente, a propósito de la fe especialmente, la doctrina
• In, BoethiA,: De Trinitate lect.1 q.1 a.2 (alias 11), ed. l\Iarietti,
cul~o ~~ ¡~ª~iie~~~uralmeute, que Cristo mismo e~ ta:wl!iéµ Qbjetu \!el Opuscm.la Il,3'45.
470 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
C.16. LITURGIA Y FE 471
de los géneros literarios, habría que decir que ella constituye simple mirada amorosa, respecto a los actos distintos de las
un género liter,ario todo propio. En eilla sobre los medios de potencias, es el fin y no el medio 10 • Cuando la liturgia pone
expresión que quieren comunicar o simplern ente expresar con- en segundo plano el aspecto didáctico, no hace otra cosa que
ceptos daros y distintos de tipo raciocinativo o con fin inme- aplicar esta ley, recordando que, en cuanto culto, es ante todo
diato de enriquecer la inteligencia, predominan con mucho las una oración y no una forma de enseñanza.
~ue_ están en conexión más inmediata con la voluntad y el sen- Esto es también, me parece, el fondo de verdad que se en-
timiento, en todos sus matices, con vistas a crear o manifestar cuentra en el argumento usado por los adversarios de la len-
estados de ánimo afectivos e intuitivos más que simplemente gua vulgar en la liturgia, cuando dicen que es cosa esencial a
conceptuales. ' la liturgia conservar un cierto carácter de indistinta misterio-
Así en la liturgia romana los diversos tipos de oraciones; sidad, carácter que se hubiera perdido si la liturgia se realizase
los diversos tipos de himnos: himnos propiamente dichos, sal- en lengua vulgar. Fondo de verdad insuficiente, entiéndase
mos, cánticos, tractos, secuencias; los estribillos o antífonas; bien, para justificar que se perpetuase en la liturgia el uso de
los prefacios consecratorios, sobre todo la gran oración euca- una lengua no entendida por el pueblo, pero que debería ser
rística de la Misa o canon; los exorcismos. Cosas todas que, suficiente para hacer entender a todos que el simple hecho de
desde el punto de vista del género literario, son medios típicos hacer, sí, que él tenga una liturgia en su lengua viva, pudiendo
de la expresión del querer, de los deseos, de las peticiones, de ser esto un medio poderoso para alcanzar su participación to-
la acción de gracias, de la admiración, de la alabanza, del arre- · tal y sentida al culto, no es precisamente la panacea infalible
pentimiento, o simplemente de la fe, de la esperanza, del amor. y suficiente por sí sola pam alcanzar este fin desiderabilísimo.
Por esto también en toda liturgia, más que el tipo simple- Se necesita aún otra cosa. Precisamente porque la liturgia no
mente expositivo, predomina, con mayor o menor sobriedad, es sólo, ni principalmente, la enseñanza de una doctrina, sino
una tonalidad lírica o retórica. Se comprenderá la amplitud de un acto de culto, una oración. Podemos decir que todos los
este fenómeno si a todo esto se añade el profundo enraiza- clérigos ·más o menos conocen el latín; muchos de ellos se ima-
miento del simbolismo y de la tipología en toda la expresión ginaron, un poco ingenuamente, que, gradas a la nueva tra-
litúrgica, como explicado largamente, y, finalmente, la actua- ducción del salterio que nos ha dado un texto que "se entien-
ción simultánea y como la reunión armónica que en ella se de", tenían finalmente resuelto el problema del oficio divino
tiene de todos los sentidos del hombre, como se ha demostrado pasado el primer efecto de la novedad, pudieron fácilment~
en su lugar. avalorar estas observaciones.
Todo esto demuestra que la liturgia, más que comunicar _Todo est~ debe hacer más cautos a algunos que parecen
simplemente conceptos claros y distintos, más que enseñar, se sonar con el ideal de transformar la liturgia en una tribuna de
preocupa de sintonizar todo el hombre concreto y sumergirlo propaganda de un gran plan de enseñanza metódica de la doc-
en un ambiente general de oración y de entrega a Dios, es de- trina de la Iglesia o, por lo menos, de las doctrinas de las cua-
cir, en aquel ambiente de devofio que es el alma del culto. les hoy el mundo parece tener mayor necesidad. Tribuna de
Ahora bien, para crear sepiejante ambiente de devotio, la propaganda, s~ se quie.re, ~ero con tal que no se olvide que,
enseñanza, el concepto claro y distinto, no puede ser usado como culto, be~e la liturgia por fin primario hacer rogar al
sino con cierta medida y con parsimonia. Existe una ley de pueblo y que, s1 no se llega a tanto, se quita a la liturgia su
psicológica religiosa conocida, aunque sólo sea oscuramente, verdadera fuerza.
a todos cuantos tienen alguna experiencia de la oración mental Mas, sin embargo, la liturgia tiene
y sobre la cual, bajo diversas formas, no dejan de insistir los una gran eficacia didáctica.
místicos. De este modo, cuando recomiendan que la meditación
no consiste toda en la consideración intelectual ni en racioci- Mas, si el asp.ecto de oraci.on s~ conserva en el primer pla-
nios, y que se tenga cuidado de poner en acción a la voluntad no, entonces es cierto que la liturgia es un incomparable medio
y se haga cooperar el sentimiento, y cuan do advierten que a de enseñanza, aunque sea indirecto. Incluso, tal vez, más eficaz
partir de un cierto momento de desarrollo de la vida espiritual y universal cuanto que es indirecto y se encuentra metido en
se guarde bien de preocuparse el alma de hacer en la oración
actos claros y distintos de inteligencia e incluso de la volun- 'º Cf., p.t>j., SAN JUAN DE LA CRu:z, Llama de' armo<r vfoa. III 30-62 .
tad, y, a tanto impulsa el Espíritu, se contente, por el contra- SANTA TERESA, Autobiografía XY n.Gss. : "Mas, si Ja doctril;a es "ci~
grande ayuda antes y después de la oración, me parece que mientras
rio, con una simple mirada amorosa, porque en la oración, esta se reza, deba ayudar bien p<.>co, si no es para inflar la voluntad,"
474 P.1.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
~~~~~~~~~~~~-
c.16. LITURGIA Y FE 475
todo un mundo complejo de actos y de posturas que, casi m-
después de Melchor Cano, que se había esforzado por determi-
conscientemente, y como por todas las entradas posibles de la
psicología, penetran en el ánimo del hombre de cualquier grado nar las reglas para resolver las cuestiones predichas respecto
y cultura que sea. Podría afirmarse que la eficacia propia de a la Escritura, a la tradición y a los llamados lugares teológi-
cos, buscaron hacer lo mismo respecto a la liturgia, de la qu~
•· la liturgia, incluso como didascalia, proviene del hecho de que
eUa, más que "enseñar", hace vivir la doctrina. Sin pretender Cano no había dicho ni palabra. A partir especialmente de Zac-
por esto mismo que toda participación verdadera en la acción earía, los teólogos propusieron y proponen, pues, una serie
litúrgica 1lleve necesariamente un conocimiento y una experien- de reglas bastante complicadas paria poder determinar en cada
cia de las cosas divinas propiamente mística en el sentido en caso lo que suelen llamar autoridad teológica de la liturgia.
que hablan de mística propiamente dicha los escritores de vida
espiritual, es, sin embargo,, innegable que la liturgia está diri- Investigación, filosófica, crítica histó-
gida a una comunicación y penetración de las cosas divinas rica y ulterior juicio teológico.
más experimental que no simplemente conceptual. Ahora bien,
se sabe que Ia eficacia vital de la penetración experimental es A este propósito, me parece, podrían hacerse las observa-
ciones siguientes. Ante todo,- el teólogo que examina un ele-
inmensamente superior a la de la comunicación simplemente
conceptual. mento cualquiera de la liturgia, texto, rito, uso, actual o sim-
.. Así considerada, la liturgia aparece verdaderamente como plemente histórico, de la liturgia romana o de cualquier otra..
·el medio principal de la Iglesia pam hacer penetrar su visión liturgia, ha de darse cuenta qué cosa puede deducirse, en tor-
del mundo en el ánimo de los fieles, incluso si, en su conjunto, no al significado de estos elementos, de la simple y pura luz
es un medio de comunicación de doctrina, menos directo, me- de la filología y de la historia.
nos conceptualmente preciso y menos intelectual que los otros En esta fase de investigación, hay que esforzarse simple-
medios de que usa habitualmente el magisterio ordinario. Medio mente por ver el significado filológico de una palabra o de un
principal en el sentido preciso que es más vitalmente eficaz, texto; qué cosa puede obtenerse eventualmente del contexto,
más continuo, más intuitivo y penetrante, más popular y uni- próximo o remoto, de la historia del origen, del desarrollo, de
versal. las peripecias de un texto, de un uso, de un objeto. Aquí no
se pide otra cosa que aplicar esmeradamente y con toda pureza
las leyes de la filología y de la historia. Todo esto es requerido
2. ALGUNAS REGLAS GENERALES PARA DETERMINAR HASTA QUÉ
simplemente porque la liturgia está compuesta de palabras, de
PUNTO IMPONE LA foLESIA EN LA LITURGIA ALGUNA
frases, de usos, de objetos, etc., y porque estos elementos han
COSA COMO DE FE
tenido eventualmente también un contexto y una historia. Hasta
Precisamente porque la liturgia, como medio de enseñanza, aquí, creo, puede darse razón a aquellos liturgistas modernos,
lo es del magisterio ordinario y, además, en su conjunto, es que pueden llamarse de la zscuela filológico-histórica, los cua-
menos conceptualmente preciso que los otros medios, presenta les no cesan de insistir sobre la necesidad de la investigación
en muchos casos particularísimas dificultades al teólogo cuan- esmerada, técnica, filológica e histórica en la liturgia. Tienen
do la considera con el fin preciso de saber hasta qué punto, razón, creo, en cuanto tal investigación ha de constituir nece-
en un caso determinado, puede recurrirse a la liturgia para co- saria:11ente la base indispensable para el estudio de la liturgia.
nocer conceptualmente la enseñanza del magisterio. Esta dificul- Sm embargo, esta fase de investigación está lejos de cons-
tad se hace sentir especialmente si se quiere determinar con- tituir toda la indagación litúrgica. Más aún: eso no es más que
ceptual y precisamente qué cosa es propiamente de fe en la e~ comienzo. Los resultados de esta primera fase no son pre-
liturgia, en un punto determinado, y qué cosa no lo es, y qué c1sai:nente los resultados definitivos a los cuales el teólogo, o
grado de adhesión se ha de dar a cada uno de sus elementos. el fiel como tal, pueda atenerse en torno al significado y al
La cuestión tiene su importancia real, ya que uno de !os valor de un elemento cualquiera de la liturgia. Para llegar a
deberes esenciales del teólogo es precisamente determinar con esto hay que proseguir una nueva fase de investigación. Esta
precisión en toda cuestión qué cosa propone el magisterio Y fase ulterior comienza en el momento preciso en que de los
con qué grado de autoridad lo propone. De la precisión de element~s . ~btentdos. en la fase filológica e histórica se quiere
estos elementos dependerá, en buena parte, el uso que se hará dar un JUlci.o superior a la luz de la doctrina de la fe, por [a
de la liturgia en teología. Por esto los teólogos postridentinos, cual se admite como verdadero todo aquello que Dios ha reve-
lado y la Iglesia católica, por sus órganos responsables, nos
476 P.4.' LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
propone creer. Sólo al fin de esta fase ulterior se tendrá el do, existen elementos diversos: existen textos de la Escritura;
pleno juic.io teológico, aquel, pues, que da al creyente, en cuan- pueden existir en ella documentos emanados o aprobados como
to e~ posible, la luz última y definitiva en torno al valor y al d'e fe por los concilios ecuménicos, como el credo niceno-
sentido de un elemento cualquiera de la liturgia. Tal vez este constantinopolitano; y otros muchos elementos de origen y na-
definitivo juicio teológico de la liturgia confirmará simplemente, tumleza muy diversos. En la liturgia el magisterio directamente
P?_r ot:o _c~mino _Y ~aj.o otra luz, el resultado de la investiga- implicado es el magisterio ordinario. Es claro que en ella el
cion histonca y filologica. Mas no es necesario que sea de ese magisterio propone como de fe, si bien por vía ordinaria, los
modo. Como quiera que sea, sólo ese definitivo juicio teológico pasajes de la Escritura y las decisiones de fe de los concilios
puede dar al creyente la última respuesta hasta qué punto está ecuménicos contenidas en la liturgia. En estos documentos,
im~licada la fe en .c_ada u_no d_e los elementos de la liturgia y ciertamente de fe, podrá existir, a lo sumo, alguna duda sobre
que grado de adhes10n esta obligado a dar el simple fiel a cada su interpretación precisa, mas no que en ellos la Iglesia, incluso
uno de estos elementos de la liturg1a. en la liturgia, proponga alguna cosa como de fe.
Por el contrario, la dificultad de saber si verdaderamente
el magisterio, en un elemento dado de la liturgia, propone al-
Cuatm reglas principales para 'llegar guna cosa como de fe o no, está toda en los otros elementos
al juicio teológico, de naturaleza y origen muy diversos. Para resolver esta pre-
cisa dificultad los teólogos se esfuerzan en proponer algunas
Esta respuesta se obtiene siguiendo las reglas enseñadas reglas metodológicas directivas. Me parece que, en suma, las
po: la metodología _general para conocer qué cosa es de fe y reglas principales a este fin pueden reducirse a cuatro.
que no lo es. Recuerdese ante todo de modo especial la doc-
REGLA PRIMERA.-Los diversos elementos de la liturgia im-
trina católica de que la revelación se contiene en la Escritura
y en la tradición dogmática oral apostólica y que es explicada plican aquella precisa autoridad doctrinal propositiva ordinaria
y propuesta a la fe de los creyentes por el magisterio de la de la cual participan los miembros de la jerarquía que los han
Iglesia. Este magisterio de la Iglesta precisamente porque, por redactado o aprobado.
volu~tad de Cristo, puede conocerse y probarse también por Recordamos: siendo la liturgia por su naturaleza esencial-
un simple examen histórico-filológico del Nuevo Testamento, mente un acto oficial de la Iglesia como tal, jerárquicamente
es también, por el mismo hecho, el criterio próximo supremo estructurada, depende esencialmente de la jerarquía auténtica
por cuyo medio sabe el creyente lo que ha de creer. de la Iglesia. Y como la liturgia es una cosa habitual de todos
Se sabe que el criterio próximo infalible de la fe es, preci- los días, el magisterio de la jerarquía auténtica en ella conteni-
samente, el magisterio de la Iglesia actual y vivo, y nunca la do no es el extmordinario, sino el ordinario. Organos autén-
simple ~azó1: individual. ni filosófica, ni histórica, ni filológica. ticos del magisterio ordinario son los obispos en sus propias
El magisterio actual y vivo es el intérprete supremo no sólo diócesis, y el Romano Pontífice para toda la Iglesia. A un
de la Escritura y de la tradición apostólica dogmáticia oral, obispo cualquiera, no unido con el Romano Pontífice, no com-
sino también del propio pensamiento y de los propios docu- pete ninguna autoridad doctrinal en la Iglesia. Un obispo, in-
mentos expresados en tiempos más o menos remotos. cluso en su vida habitualmente unido con el Romano Pontífice,
Es también conocido que los órganos auténticos del ma- no es infalible, si se considera individualmente. A los obispos
gisterio infalible de la Iglesia son: los obispos católicos, dis- '1ispersos por sus diócesis y unidos con el Romano Pontífice
persos en toda la tierria, unidos con el Romano Pontífice, cuan- compete autoridad infalible cuando prop~men una doctrina que
do, con unanimidad moral. proponen alguna cosa como de fe mira a la fe y a las costumbres en el caso en que, junto con el
(ma~i~terio lla1!1~do o.rdinario y universal de la Iglesia); los Romano Pontífice, están todos moralmente de acuerdo al pro-
concilio~ ecumemcos ¡unto con el Romano Pontífice, que al ponerla como de fe divina y católica.
menos el los aprueba como tales; el mismo Romano Pontífice Se sabe que, antiguamente, la composición y ordenación
cuando habla ex cathedra. También por la fe .del pueblo cris- de la liturgia se dejó a cada obispo para la porción de Iglesia
tiano, unido a sus obispos y al Romano Pontífice, puede co- que se le había confiado. La liturgia era entonces, como se
nocerse qué cosa es de fe para un creyente, en cuanto por Ja dice, de derecho episcopal. Quiero decir, pues, que, en las li-
fe de tal pueblo cristiano puede conocerse qué cosa el mismo turgias antiguas, está implicada únicamente aquélla autoridad
magisterio propone como de fe. doctrinal que compete a cada uno de los obispos individual-
Obsérvese también que en la liturgia, materialmente hablan- mente en unión con el Romano Pontífice y que la dictaron o
_47_8________P.4. ª LITURGIA, FE_Y_T_E_O_L_O
__G_ÍA
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C.16. LITURGIA Y FE 479
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aprobaron, al menos por el uso que cÍe eillas hicieron. Sólo en la intención del magisterio, dan una adhesión de diverso grado
tiempos relativamente recientes (en el siglo xvr), después de y cualidad.
varios intentos, se reservó al Romano Pontífice la suprema Es ésta simplemente una regla de metodología teológica
aprobación explicita de los textos y ritos litúrgicos en toda la general: no todo lo que el magisterio propone es propuesto por
Iglesia católica. Desde aquel momento la liturgia en la Iglesia él con el mismo grado y la misma fuerza autoritativa, con la
católica es de derecho pontificio y la autoridad doctrinal ordi- intención de implicar del mismo modo su responsabilidad y
naria (no necesadamente ex cathedra) del Romano Pontífice autoridad doctrinal y la fe de los creyentes. Algunas son pro-
está en ella más dirzctamente implicada, incluso en las litur- puestas por él para ser creídas con fe divina y católica bajo
gias no romanas usadas hoy en la Iglesia católica. pena de naufragar en la misma fe; en ellas el magisterio im-
Las observaciones precedentes ·permiten establecer algunas plica toda su autoridad infalible. Otras por el contrario, lo son
normas de no pequeña importancia, cuando se trata de deter- con un grado autoritativo inferior. Este, a su vez. puede variar
minar lo que en las liturgias históricas o actuales es propuesto, del grado que los teólogos llaman próximo a la fe, sin ser, sin
y ha de ser creído, como de fe divina y católica o no. embargo, estrictamente de fe, hasta la opinión simplemente ad-
Primera consecuencia: no existe dificuJt,ad alguna en que mitida como tal. o a la simple hipótesis, más o menos general-
en alguna liturgia particularmente antigua, por un cierto tiem- mente admitida, que el magisterio no intenta hic et nunc con-
po, se hayan infiltrado fórmulas o doctrinas no correctas o tradecir pero que, aun presuponiéndola, no intenta tomar sobre
francamente con errores. Los obispos individualmente consi- la misma ninguna responsabilidad especial. Entre estos dos ex-
derados no son infalibles. De este modo se resuelve el caso, tremos pueden existir un número indefinido de grados y de
por ejemplo, de la Misa "para aliviar las penas del infierno" matices.
en algunos misales antiguos. Del mismo modo los fieles no deben dar a todo cuanto pro-
Segunda consecuencia: si existen elementos comunes, o mo- pone el magisterio el mismo grado y la misma naturaleza de
ralmente comunes, a todas las liturgias, al menos para un cierto adhesión. La regla general es que el fiel dé a cada proposición
período de tiempo, especialmente si ello se verifica desde la del magisterio aquel grado y aqudla naturaleza de adhesión
antigüedad, y si consta que, en ellas, estos elementos son pro- que el magisterio exige de él, ni más ni menos. Lo que el ma-
puestos como de fe, este simple hecho demostraría por sí solo gisterio propone como de fe divina y católica bajo pena de
que la cosa es realmente de fe. Por lo demás, será dificilísi- naufragio en la misma fe, ha de ser creído por el fiel con fe
mo 11 probar por la sola liturgia que la cosa haya sido verda- divina y católica y con la adhesión suma que requiere Ia auto-
deramente propuesta como de fe y ello con moral unanimidad. ridad de Dios que revela, que es el motivo formal de, la fe di-
En muchísimos casos se podrá, por el contrario, demostrarlo vina. A todo lo demás se debe adherir con una adhesión de
fácilmente recurriendo a otras pruebas extralitúrgicas, y sin naturaleza y de grado inferior según la naturaleza y el grado
olvidar la evolución de los dogmas en cada período. Así, por de la proposición del magisterio.
ejemplo: la licitud del culto de los santos, de las reliquias, de Esta regla general vale, naturalmente, también para aquella
las imágenes, la utilidad de la invocación de los santos, el bau- proposición de doctrina del magisterio que sucede, a su modo,
tismo de los niños para la remisión del pecado original. la uti- en la liturgia. En los elementos diversos de la liturgia estos
lidad de la oración y de la ofrenda del sacrificio por los difun- grados de proposición son diversísimos. Tanto más diversos y
tos y otras muchas cosas semejantes. difíciles para distinguirles cuanto que en la liturgia, como se
Tercera consecuencia: desde el momento de la aprobación ha explicado, el fin didáctico es sólo indirecto y la expresión
~xplícita dada por el Romano Pontífice, incluso, como ejercicio didáctica, explícita y precisa, bastante rara.
oel magisterio ordinario, a las liturgias usadas hoy en la Iglesia Tomemos el ejemplo de las fiestas litúrgicas. Muchas fies-
católica, pueden considerárselas prácticamente como inmunes tas proponen un cierto hecho histórico, que, en cierto modo,
de error contra la fe y las costumbres. es el objeto de la fiesta. Pero el grado autoritativo, con el que
propone el magisterio este hecho y los fieles lo aceptan como
REGLA SEGUN'DA.-Aquello que, en la Nturgia, propone el ma·
verdadero, varía muchísimo. El hecho de la resurrección de
gisterio a la adhesión de los fieles y los fieles aceptan, es pro- Nuestro Señor, que es el objeto de la fiesta de Pascua, es pro-
puesto con grado de autoridad dogmática diversísimo, según puesto y creído como de fe divina y católica. Así también, hoy,
los casos, y los fieles, del mismo modo, bien adoctrinados de después de la definición de la Asunción, el hecho de la Asun-
11 C'f. cuarta regla. ción al cielo de la Virgen en la fiesta homónima. M,as, antes de
480 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.16. LITIJRGIA Y FE 481
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la definición, este hecho no era propuesto como de fe divina especial. La liturgia puede reflejar más o menos abundante-
y católica, a lo sumo como inmensamente probable, próximo mente las opiniones teológicas de una época y la evolución
a la fe. En tiempos más antiguos, el mismo hecho era propues- de las mismas. Así la fiesta de la Inmaculada Concepción en
to por la liturgia como una piados,a opinión. el siglo xrr y xm no reflejaba más que una opinión teológica
El hecho de la presentación de la: Virgen en el templo, que y existía entre los teólogos notable divergencia acerca del ob-
es en cierto modo el objeto de la fiesta del 21 de noviembre, jeto de la fiesta. Mas la misma fiesta al principio del siglo xix,
es presentado, por el contrario, por el magisterio sólo como en la proposición del magisterio y en la adhesión de los fieles,
una piadosa leyenda, aunque en la fiesta misma existen ideas reflejaba otro estado de la doctrina; y hoy refleja aún otro
que son propuestas ciertamente con un grado muy grande de diverso. La fiesta de la Virgen Medianera de todas las gra-
autoridad, como la idea de que la Virgen, desde su infancia, das, en la actualidad concedida a muchas diócesis, expresa
estuvo consagmda de modo especialísimo a Dios. También el sólo una opinión teológica; pero no puede decirse que perma-
hecho de la traslación de la santa casa de Loreto, que en necerá siempre en esa fase.
cierto modo está implicado en la fiesta homónima, lo presenta Se comprende, pues, que, con el progreso de la evolución,
el magisterio sólo como una piadosa leyenda. Los hechos de existan cambios en la liturgia. Así, en los libros litúrgicos, a
las fiestas que tienen por objeto supuestas aparkiones, mila- partir del siglo XII, desapareció poco a poco la rúbrica que su-
gros no narrados en la Escrituria, revelaciones privadas o cosas ponía: que el vino en el cáliz podía ser consagrado por el sim-
semejantes, son propuestos por la Iglesia únicamente como he- ple contacto con la hostia consagrada 12 • Recientemente, han
chos en los cuales se puede lícita y piadosamente creer: tales sido modificadas por la Constitución Apostólica Sacramentum
como la aparición de la Virgen en Lourdes y la impresión de Ordinis las rúbricas en torno a la materia y a la forma del sa-
las llagas de San Francisco. Del mismo modo, en las fiestas cramento del orden, después de las decisiones de Pío XII. En
que tienen por objeto una idea, una doctrina, esta idea y esta la nueva Misa y en el nuevo Oficio de la Asunción no se hace
doctrina es propuesta por el magisterio, según los casos, con ya mención de la muerte corporal de la Virgen, porque la opi-
grado diversísimo de autoridad. Así, por ejemplo, la fiesta de nión de que la Vir~en no murió comienza a abrirse camino.
Cristo Rey incluye una idea de fe, mientras que la de la Virgen El nuevo común de Sumos Pontífices refleja el desarrollo actual
Medianera universal de todas las gracias es, por ahora, una de la doctrina teológica en torno al Romano Pontífice y la
opinión teológica. práctica actual del ejercicio de su autoridad. Las grandes lu-
REGLA TERCERA.-La evolución de los dogmas, de las doc- chas dogmáticas de los siglos IV-VIII: trinitarias, cristológicas,
trinas y de las opiniones, como es admitida por la [e católica mariológicas, en torno a la gracia y en torno a las imágenes,
y demostrada por la historia, re[léjase también en la liturgia. han dejado huellas notables en las liturgias.
Es sabido que la fe católica, aunque rechaza el concepto La misma evolución puede hacer también que se interpre-
transformístico modernista de la evolución de los dogmas, ad- ten de modo diverso fórmulas y ritos antiguos, que, al princi-
mite, sin embargo, una evolución de los mismos en el sentido pio, no tenían precisamente tal sentido para quienes los com-
de una mayor explicitación de la misma verdad sustancial, pusieron y los adoptaron. Así, tal vez, el texto del ofertorio
según los tiempos y las circunstancias. en la Misa romana de los difuntos·, la epidesis en las liturgias
Con mayor razón se admite una verdadera evolución en orientales; el objeto de la fiesta de la Concepción de la Vir-
las simples doctrinas y en las simples opiniones. Así, un punto gen; el objeto de la fiesta de la Asunción.
que en cierto momento de la historia figuraba como simple A este propósito tenemos algo que hacer notar. Suponga-
opinión más o menos fundada o difundida, al desarrollarse y mos que el texto hoy todavía en uso en la liturgia romana, en
profundizarse el pensamiento teológico, pudo llegar a ser doc- el ofertorio de las Misas de los difuntos, implicase para su
trina más o menos común y también, en cierto momento, ser primer compositor realmente la opinión de la retribución dila-
propuesto como dogma de fe divina y católica por los órganos tada y no inmediata a las almas de los difuntos. Como quiera
competentes del magisterio infalible. Por el contrario, una opi- que esto sea, es cierto que tal texto no ha podido subsistir
nión más o menos difundida en cierta época, al profundizarse en la liturgia romana hasta hoy sino porque la Iglesia lo ha
en su doctrina, pudo aparecer menos fundada o incluso abier- interpretado de tal modo que, al recitarlo, no intenta precisa-
tamente errónea y ser abandonada.
Que todo esto pueda reflejarse en la liturgia en general, o 12 C'f. JII. ANDRIEU, Immñmtio et consecratio (París 1924). La des-
aparición definitiva de los últimos vestigios de esta opinión en los libros
en una liturgia determinada, es obvio, y no presenta dificultad litúrgicos tuvo lugar en el siglo XVI.
somt. teol. Hturg. 16
482 P.4.• LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.16. LITURGIA Y FE 483
mente negar la doctrina de la retribución inmediata. Y también Romano Pontífice, sino que hay que probar que ellos propó-
hoy debe ser entendido en ese sentido, porque en ese sentido nenla precisamente como de fe. La unanimidad moral ha de
propónelo hoy el magisterio. De aquí puede verse cuán insu- versar sobre el hecho de proponer tal doctrina como de fe.
ficiente, en algunos casos, sea el recurrir, para establecer el Una muestra de la dificultad que encuentra quien quiere
sentido que cierto elemento tiene en la liturgia, a la sola filo- obtener sólo de la liturgia el grado preciso de autoridad con
logía o al solo sentido que tuvo quizá cuando fué compuesto el que en ella propone el magisterio una doctrina, se ha tenido
o insertado en la liturgia. recientemente en las breves discusiones que precedieron a la
Igualmente se ha de decir que hoy todo católico ha de in-. definición de la Asunción. lVIuchos se preguntaban por qué mo-
terpretar la epiclesis, tal como se usa en las liturgias orientales tivo se quería hacer aquella definición mientras que, así creían,
de la Iglesia católica, en tal sentido que se sialve la doctrina el magisterio proponía ya desde mucho tiempo aquella doctrina
de que la forma de la eucaristía está constituida por las pala- a la fe de los fieles en la fiesta. misma de la Asunción. En
bras solas de la institución, sin contar con la cuestión de la efecto, considerando el lado litúrgico de la cuestión, y abstra-
opinión eventual de los primeros compositores de tales epi- yendo de la bula dogmática de Pío IX, cuya lectura-contra-
clesis. riamente a los usos litúrgicos antecedentes-habia sido intro-
REGLA CUARTA.-Prácticamente, sólo mediante el estudio teo- ducida en el breviario en la fiesta de la Inmaculada, ¿qué dife-
lógico completo de cada una de las cuestiones puede determi- rencia era jamás posible establecer entre el modo en que la
narse el grado autoritativo de un punto cualquiera de la liturgia, Iglesia proponía a los fieles la Inmaculada Concepción y el
tanto histórica como actual. modo en que proponía la Asunción? Con todo, esta diferencia,
&ta cuarta regla es, a mi juicio, la más importante. En desde el punto de vista dogmático, era grandísima.
efecto, admitidas las observaciones precedentes, el punto cru- A veces, es verdad, siguiendo atentamente el desarrollo his-
cial para el teólogo o el fiel que se preocupa de saber qué valor tórico de los diversos elementos litúrgicos, por ejemplo, de una
doctrinal tenga tal o cual elemento que se encuentra en las fiesta como la de la Inmaculada en Occidente rn, puede descu-
liturgias históricas o actuales, es conocer cómo determinar, en brirse un aumento progresivo del empeño y de la autoridad
cada caso, el grado de autoridad que el magisterio daba en por parte del magisterio. Pero, ante todo, téngase en cuenta
época pasada o da hoy a este elemento: que esto no sucede siempre; y además se trata siempre de una
¿Podrá conducirnos a este resultado el estudio sólo de la constatación de aumento de empeño genérico, sin que pueda
liturgia? De la sola liturgia podrá tenerse a veces indicios. La precisarse la naturaleza ni el grado considerando sólo los ele-
importancia dada a un elemento en una liturgia o en muchas mentos litúrgicos. Los sucesivos cambios litúrgicos aportados
liturgias o en todas las liturgias, podrá sugerir que en e.llo el a la liturgia de la fiesta de la Inmaculada Concepción a partir
magisterio está empeñado más o menos notablemente. La uni- especialmente del siglo xv, no toman un significado algo pre-
versalidad de la fiesta de La Asunción en las liturgias y el gra- ciso respecto al grado de empeño que el magisterio encerraba
do notable de solemnidad que se le da, ¿podrá sugerir una allí, sino considerados a la luz del desiarrollo contemporáneo
implicación notable del magisterio ordinario y universal en la de la controversia teológica en torno a la misma materia y de
proposición de este punto doctrinal? otras manifestaciones no ambiguas del sentimiento de aquellos
Pero, por lo demás, será difícil, si no imposible, determinar Romanos Pontífices en concreto; es decir, a la luz de las ma-
de la sola liturgia, con suficiente precisión, el griado de auto- nifestaciones extralitúrgicas del magisterio ordinario contem-
ridad que el magisterio implica en la proposición de un ele- poráneo.
mento determinado, incluso suponiendo, lo que no siempre su- ¿Por qué este estado de cosas? La razón es•encial hay que
cede, que de la sola liturgia pueda determinarse suficientemente buscarla en la misma naturaleza de la liturgia. La cual, como
el sentido mismo del elemento en cuestión. La misma antigüe- se ha dicho, en cuanto contiene una acción de la Iglesia, es
dad y universalidad de un elemento no es prueba absolutamente directa y esencialment•e un culto, una oración, y no lleva con-
apodíctica que ello, en la liturgia, sea propuesto por el magis- sigo una actividad de enseñanza si no en un modo bastante
terio como de fe divina y católica. No se olvide que para poder indirecto, en cuanto la Iglesia lo 'estima útil y oportuno para
argüir apodícticamente que una doctrina es propuesta por la inducir en este momento preciso a los fieles a la respuesta de
Iglesia como de fe divina y católica por el solo magisterio or- culto y de oración a Dios. Y esto explica, como se ha obser-
dinario y universal. no basta mostrar que, al proponer tal doc- vado, por qué la liturgia no es ya ni un catecismo ni un ma-
trina, existe unanhnidad moral entre los obispos unidos con el 'ª Cf., p.ej., G. LoEw: :Elnciclopedia cattolica 6 (1951) 1659-62.
C.16. LITURGIA Y FE 485
484 p,4;• LITURGIA, FE Y TEOLOGiA
ellos, no puede determinarse sino por la doctrina teológica ge- /
nual de dogmática. La Iglesia, en la liturgia, supone que el neral en torno a los exorcismos.
pueblo fiel que toma parte en ella conoce el catecismo y el En torno a muchos hechos de historia eclesiástica o profa-
clero su manual de dogmática. Suponi•endo tal conocimiento, na que la liturgia supone históricam•ente verdaderos, por ejem-
la Iglesia, en la liturgia, induce a hacer rogar hic et nunc a sus plo, en las vidas de los santos de las lecciones del segundo noc-
hijos, por lo cual puede observarse que ella, en la liturgia, sa- turno del breviario, la Iglesia no exige otra fe que la mera-
cando provecho, sin faltar a la verdad, de cuanto estima útil mente humana qu'e ellos merecen según el estado actual de la
p_ara inducir a los fiel'es al estado de ánimo cultual y de ora- ciencia histórica. Y esto puede obtenerse con seguridad de1··
ción, no se preocupa casi en absoluto de advertirles, en cual- estudio teológico general en torno a los hechos de est'e géne-
quier elemento de la liturgia, con qué grado preciso de auto- ro y a la garantía o no garantía que la Iglesia puede o in-
ridad intenta empeñar o no su fe •en cada uno de esos casos tenta darles. De este estudio se v•e que, cuando· la Iglesia hace
considerados. Tal preocupación estaría bastante lejos de la mención de hechos semejantes en la liturgia, no hace otra cosa
naturaleza de la liturgia. que aceptar hipotéticamente su V'erdad, según la opinión, a
Síguese de aquí que, a quien está propiamente preocupado veces incluso simplemente vulgar, del tiempo en que fueron
de este aspecto de las cosas, al teólogo, no le queda más re- admitidos en la liturgia, y, supuesta hipotéticamente esta V'er-
medio, para satisfacer su legítima preocupación, que recurrir dad, pero sin imponerla, se preocupa sólo de disponer a los
al estudio teológico completo de la cuestión de que se preocu- fieles al acto cultual y de oración, que es el fin de la liturgia.
pa. Sólo este estudio teológico general de la cu'estión, hecho De aquí s'e concluye, por ejemplo, que el hecho de la pre-
según los conocidos criterios generales de la teología, y utili- sentación de la Virgen en el templo y de la traslación de la
zando provechosamente las luces de qu•e dispone la ciencia santa casa de Loreto, si están en cierto modo implicados en
teológica, podrá darle, en cuanto es posible, una respuesta se- la liturgia, lo están sólo como piadosas leyendas; ni la Iglesia
gura hasta qué punto y con qué grado autoritativo y en qué ini!enta en modo alguno sufragar con su autoridad la veraci-
sentido, en la liturgia, impone el magisterio ordinario un <l'e- dad histórica de estos hechos por el simple motivo de que en
terminado elemento a la adhesión de los fieles y, por lo mis- cierto modo los ha incluido en su liturgia.
mo, a qué grado y especie de adhesión estén a su V'ez obliga- Si se tuviesen presentes estas observaciones, y si se recor-
dos los fieles. dase que el fin de la liturgia es hacer rogar, muchos que, por
De este modo, con qué grado autoritativo el magisterio, su formación moderna, tienen un s•entido histórico y crítico
inmediatamente antes de la definición d•e la Asunción, impu- muy desarrollado, pero no necesariamente un sentido de la
siese, en la liturgia, la misma doctrina de la Asunción, no era oración igualmente vigoroso, se escandalizarían tal vez menos
posible determinarlo con suficiente claridad sino del estudio al observar que la Igl'esia no procede con excesiva prisa a pu-
completo t'eológico de la doctrina de la Asunción. Sólo así riflcar la liturgia de inexactitudes y errores históricos o inclu-
podía verse que, hasta aquel momento, en la misma liturgia, so de leyendas. Teniendo presente todo esto, y recordando,
no imponía la Iglesia la Asunción como cosa de fe divina y además, que •el culto dado a los santos, en último término, va
católica bajo pena de naufragio 'en la misma fe, sino con un dirigido a Dios, uno no debería conmoverse excesivamente por
grado inferior de autenticidad y de autoridad, si bi'en ya en- el hecho de encontrar en la liturgia, si verdaderamente s'e da
tonces grandísimo; diremos con los teólogos, como próximo a el caso, fiestas de santos que jamás han existido, o incluso la
la fe, de tal modo probable que si alguno, por casualidad, veneración de reliquias no auténticas.
hubiera querido negarla, se encontraba ciertamente 'en grave
y próximo peligro de errar, pero no podía ser considerado 3. "LEX ORANDI, LEX CREDENDI". INFLUJO RECÍ~ROCO DE LA FE
hereje. Y DE LA LITURGIA
En qué sentido y con qué grado de autoridad s'e proponen
en la liturgia las revelaciones privadas-como, por ejemplo, La frase del "lndiculus" y su sentido general.
las de Santa Margarita María de Alacoque, de las que se ha-
cía mención en las lecciones del breviario en la octava de la ¿Cuál es, pu'es, en suma, el influjo recíproco entre la fe y
fiesta del Sagrado Corazón-no puede determinarse sino por la liturgia? La fórmula lex orandi, [ex credendi es una expre-
el estudio completo teológico sobre el pensami'ento de la Igle- sión abreviada de un paso del Indiculus De gratia Dei 14 • Este
sia en torno a las revelaciones privadas. Qué sentido tienen
los exorcismos en la liturgia y con qué grado de autoridad im-
14 Cf. Denz. n.129-42. Para el contexto próximo y remoto del docu-
mento cf. ~. l!,EDERER, Le. ant~s nt.4.
pone aquello qu'e se dice en los exorcismos o se relaciona con
c.16. LITURGIA Y FE 487
486 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
es un documento del siglo v, contra los pelagianos y semip•ela- Cuando se reduce la fórmula del Indiculus a aquella más
gianos, donde se recogen, en torno a las cuestiones de la gra- concisa: lex orandi, [ex credendi, y s'e entiende ésta de las
cia, una serie de testimonios de pontífices romanos ant•eriores, relaciones generales que median entre la liturgia y la fe, no se
cerrando todo el capítulo XI y XII con un argumento deduci- hace otra cosa que alargar a la liturgia en gen•eral entendida
do de la liturgia. El documento fué compilado probablemente como norma y ley de la oración oficial de la Iglesia, y a la
por San Próspero de Aquitania 1 ", mas perten•ece ciertamente fe en general en sus relaciones con la liturgia, el razonamiento
, al pensamiento de la curia romana de la época, y tiene nota- algo más restringido del autor del Ináiculus.
ble autoridad teológica porque la Sede romana lo ha conside- Sábese que los modernistas 18 creyeron poder recurrir a la
rado luego como expresión •exacta desde el punto de vista en fórmula: [ex orandi, lex credendi, para encontrar todas sus teo-
la materia discutida y, consig,uientemente, se ha invocado con rías sobre el concepto de la fe como ciego sentimiento com-
frecuencia para ello. pletamente extraño a la razón disoursiva, que se engendra en
Desde el punto de vista que aquí interesa, 'el pasaje esen- la subconsciencia, se expresa en cierto modo en la vida prác-
cial es el siguiente: "... Consideremos también los sacramen- tica y religiosa, especialmente en la liturgia, la cual, a su vez,
tos de la oración que hacen los obispos ( obsecrationum quo- sería la gran engendradora de las fórmulas dogmáticas donde
que sacerdotalium sacramenta respiciamus}, las cuales, trans- se intenta expresar intelectualmente el estado alcanzado en un
mitidas por los apóstoles, se recitan de igual modo ( unifor- cierto período de aqu•el mismo ciego sentimiento religioso. Así,
miter recitantur} en todo el mundo y en toda la Iglesia cató- el ciego sentimiento religioso, extraño a la razón y continiua-
lica, a fin de que el modo obligatorio de orar determine el mente mudable, que manifiesta en cierto modo sus estados mu-
modo obligatorio de creer ( ut legem credendi lex statuat sup- tables en la liturgia, impondría la formulación y •el sentido de
plicandi}. En efecto, cuando los prelados del pueblo santo rea,- los dogmas, así como la adaptación continua, incluso sustan-
lizan el mandato que se les ha confiado, sostienen la causa de cial, de los mismos dogmas en su continua mutaciórn. Este se-
todo el género humano ante la divina clemencia, y toda la ría el sentido profundo de la fórmula [ex orandi, [ex credendi.
asamblea ( ecclesiia} gimiendo junto a ellos piden y ruegan que No es menester, naturalmente, at'enerse a semejante interpre-
se dé la fe a los infieles, que los idólatras sean liberados de los tación. Ella es completamente extraña al sentido católico y
errores de su falsa religión, que se descubra a los judíos el choca con el concepto mismo de fe y dogma que supone.
velo de la Í'e y la luz espléndida, que los herejes vengan al !Jes.de el punto de vista católico, por el contrario, hay que
buen conocimiento y tornen a la fe católica, que los cismáticos decir simplemente que el sentido del principio [ex orandi, [ex
reciban el espíritu que reanime su caridad, que a los caídos se credendi es el siguiente: la liturgia presupone si•empre y ex-
les conceda los remedios de la penitencia; finalmente, que presa una cierta enseñanza y una cierta creencia en sentido la-
los catecúmenos sean conducidos a los sacramentos de la re- tí_simo; pero, en muchos casos, ad•emás, presupone y sigue ló-
generación y sean acogidos en el seno de la misericordia de gicai;n~nte la fe. divina y católica, en sen~ido estrechísimo, ya
. ".16 •
D lOS ex~l~cita, es decir, presupone y sigue la proposición y la acep-
El s•entido preciso de la frase... U t legem credendi [ex sta- t~c~on de lo~ .dogmas; en estos casos la liturgia •expresa la fe
tuat supplicandi, en el contexto inmediato del autor, ha sido divma y catohca, ya explícita, la hace vivir y la corrobora en
suficientemente aclarado por Federer ·17 en relación al texto de los creyentes; en otros casos la liturgia todavía precede a la
San Pablo (1 Tim 2,1-4) y al pensamiento de San Agustín, explicitación de la fe divina y católica, es decir, a la propo-
d'el que el autor del documento depende mucho. En el sentido sición y aceptación d•e los dogmas, y es un poderoso factor
inmediato del autor la fórmula significa simplemente: ... a fin ocasional de esta explicitación.
de que de la obligación que nos hace el Apóstol (1 Tim 2,1-4) y
a la que satisfacen los obispos en la liturgia, de rogar por to- La liturgia como expresión de los
dos para que a todos sea dada la gracia (lex orandi}, aparez- dogmas y medio corroborativo de
ca claro también la obligación de creer, contra los pelagianos los mismos en Ios fieles.
y semipelagianos, que la gracia es necesaria para todos (lex
ccedendi}. 1:J" o -;s menester insistir sobre la afirmación de que la li-
turgia, siempre y en todo caso, presupone y sigue lógicamen-
" Tesis de D. M. Cappuyns; artículos en Revue Bénédictine 39
(1927) 198-226; 41 (1929) 156- 70. T'esis revalorizada por el estudio de '¡
18
l<'ederer, citado en la nt.4. l~specialmente G. 'l'ynELr,, Le:n oran,di or praym· and creea (Lon-
rn Denz. n.139. ' rlon 1903) ; ID., Thmught Scylla una OaryM·is or the ola tlteolop¡¡ ana
i1 C:f., p.ej., la conclusión p.123ss. the neiw (L,ondon 11107). ·
488 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGfA C.1 Ó. Littlll.GIA Y 1't! 489
te una cirerta enseñanza de la Iglesia y una cierta creencia en Pero el magist'erio implicado en la liturgia es el magister~o
sentido generalísimo. Podría decirse, en este sentido, que la ordinario. No quisiera decir precisamente, como algunos t~o
liturgia, siempre y en todo caso, presupone y sigue lógicamen- logos parecen hoy afirmar, que la definición de una doctrina
te a "la f'e", si por "fe" se entiende, no ya específicamente la como dogma de fe divina y católica no pued<;t h~cerse, al me-
fe divina y católica, es decir, la fe que es propia de los doq- nos hoy, sino a través ci'el magisterio extraordinario de un con-
mas, sino, en sentido latísimo, la creencia en general: aquella cilio ecuménico o del Romano Pontífice hablando ex cathedrn.
que se refi'ere a la simple doctrina teológica más o menos di- Sin embargo, es innegable que para conocer sólo por ~a
fundida y común, a la opinión teológica, histórica u otra'. in- vía del magisterio ordinario, incluso hablando, fuera de la li-
cluso singular e hipotéticamente insinuada. Mas se advierte turgia, con los medios de enseñanza dir'ectos de .que suele ser-
pronto que, en este caso, es muy ambiguo hablar de "fe". Se- virse si una doctrina es propuesta por la Iglesia como de fe
ría mejor d'ecir simplemente que la liturgia supone. siempr~ y divin~ y católica existen siempre especiales dificultades. C.o-
expresa al menos una opinión y tal vez una doctrina teologi- nocer rel pensamiento moralmente un~nime de todos los ob1~
ca más o menos difundida. La cosa es bastante clara y no hace pos dispersos por el mundo propomendo un. punto determi-
falta insistir en ella. nado co.mo de fe divina y católica no es tan simple abst:ayen-
Lo que interesa es determinar las relacion'es de la liturgia do del magisterio extraordinario. Por esto'. en. determinadas
con la fe divina, incluso divina y católica. Para esto hay que ocasiones, 'es necesaria otra forma del magisterio, el solemn_e
recordar, ante todo, que en la liturgia algunas cosas son pro- y extraordinario del concilio ecuménico o del Romano Ponti-
puestas y aceptadas como de fe divina y católica, como dog- fice hablando ex cathedra.
mas; otras, por el contrario, son propu'estas y aceptadas con Como quiera que sea, se debe decir francamente que cuan-
un grado autoritativo inferior. Hay que acordarse también del do se plantrea la cuestión de si el magisterio propone co~o de
hecho de la evolución de los dogmas admitido por la doctrina fe divina y católica ui: punto do_ctrinal ~o.~re el que se d1sc1;1te
católica. entre los mismos católicos, no existe posibilidad, al menos prac-
En los casos, pues, en que la doctrina, implicada en la li- tica, de dirimir la discusión por la sola vía del magisterio or-
turgia, es una doctrina que el magisterio propone como de f'e dinario, incluso considerando sus manifestaciones de 'enseñan-
divina y católica, vale en sentido riguroso el principio que la za directa fuera de la liturgia. Si tal posibilidad existiese no
liturgia supone y expresa la fe, es decir, presupone y •expresa habría discusión sobre este punto entre los mismos católicos.
la fe divina y católica ya propuesta por el magisterio por otros Esta dificultad, inherente, pues, a la misma naturalreza del
medios, la hace vivir y la corrobora en los fieles. ¿Por qué así? magisterio en general, se agr.ava notable:nente cua~do se qu~e
Es cosa bien conocida que la natural•eza misma de los dog- re dirimir una cuestión seme¡ante r•ecurnendo al mismo magis-
mas de fe divina y católica, en cuanto implica la determina- terio ordinario, tal como se expresa sólo en la liturgia. Antes
ción de una doctrina como revelada y en cuanto impone, por ha podido darse cuenta suficientemrente de que, el modo mismo
lo mismo, a todos los fieles la obli\=jación gravísima moral de >en que, en la liturgia, está impli~ada la enseñanza del mag.is-
la adhesión total y de suma firmeza bajo pena de naufragio en terio ordinario (que es, en su con¡unto, solamente ~n mpdo in-
la misma fe, exige que todo dogma formal. es decir, toda doc- directo y bastante implícito) tiene por consecuencia que de la
trina propuesta o definida como de fe divina y católica, lo liturgia sola no se llega a conocer con suficiente claridad lo
sea en modo tal que el punto preciso dre que se trata aparezca qu•e el magisterio propone como d.e fe y lo que no propone
suficientemente determinado, y que la intención del magisterio como tal, sino que hay que recurnr a otras vias.
de proponer o definir tal punto como de f•e divina y católica y Quiero decir que la proposición de fe divina y católica de
de ligar la fe de los creyentes con una obligación correspon- un dogma no se tiene por vez primera en la liturgia y que si
diente, sea suficientemente manifiesta. El d•erecho canónico ac- la liturgia encierra en sí algún dogma, ést'e, antes de hacer su
tual no hace más que aclarar y proponer explícitamente una aparición como tal en la liturgia, ha sido propuesto por el ma-
doctrina que requiere la naturaleza misma de las cosas cuando gisterio por otras vías ext~alitúrgicas. .. . .
dice: "ninguna cosa puede ser considerada declarada o defini- En estos casos la liturgia es una expres10n suz genens de la
da como dogma si no aparece manifiestamente" 19 • fe divina y católica ya propuesta por el magisterio y ac•epta-
da por los fieles; la sig.ue; la hace vivir y la corrobora en los
1J) Codem Juri8 Canonici c.1323 ~ 3. Nótese que la expresión "defi- creyentes.
nición implícita" qu2 a veces se encuentra en le>s auto;-es es contradlr-
toria Una ctefinición ctel magisterio es siempre explicita, ya que, por de 82;-;:i~d~idas todayfa cte las premis~s, y tal deducción, si no es auten-
su i{aturaleza, dice ,una determinación de doctrina. Exi.sten ?octrinas ticada por el magisterio, 'Y• por lo mismo, explicitada, no puede ser un
tmplicita~ en otras ya <lefini<lns ; mas, piieptras sólo sean i¡npl!citas, l\an dogma de fe divina y católica.
c.16. LITURGIA Y FE 491
afirmación del embajador qu'e habla en nombre de su sobera- sentado a este propósito el 'ejemplo del hombre casto que, sin
no es sólo el medio y la condición para conocer la voluntad razonamiento discursivo juzga de una acción o de un objeto
del soberano y no ya la causa formal intrínseca determinante en el campo de la castidad, con maravillosa seguridad, en ouan-
que nos hace ac'eptar esta voluntad, puesto que esa causa es to que escucha simplemente las reacciones repugnantes o atra-
sólo la autoridad del soberano. yentes de su propia naturaleza puesta de frente a tal acto o a
Tercer paso: entre los medios y condiciones previas, como tal objeto o decisión. También el moralista que tal vez no 'es
motivos de credibilidad que pu•eden conducir al hombre a un casto puede juzgar de la moralidad o no moralidad de una
acto de fe verdaderamente divina, mas privada, en torno a acción o de un objeto, pero refiriéndose a conceptos generales
una verdad determinada, los teólogos, y Santo Tomás mismo, y a principios abstractos universales y a razonami'enrtos deduc-
admiten aquella que llama conocimiento por connaturalidad, tivos. Juzga, refiriéndose a conceptos abstractos, que todos tie-
o de instinto divino, o del s'entido cristiano. Así, por ejemplo, nen o pueden tener, discurriendo y concluyendo; por lo oual
Santo Tomás dice a propósito de los motivos que pueden in- también puede comunicar a otros los motivos de su juicio, que
ducir a uno a creer, es decir, de aquellas condiciones previas es un juicio científico y qu•e sabe vale para todos y no sólo
que pueden llevarlo al acto dte fe: "El que cree tiene los mo- para él mismo; puede persuadir, rebatir las objeciones en co~
tivos suficientes que inducen a creer. En efecto, es inducido tra. El casto, por el contrario, juzqa de la moralidad del acto
a ello por l& autoridad de la doctrina divina confirmada por simplemente escuchando las reacciones de su naturaleza casta;
los milagros y por aquello que má's cuenta (et quod plus e~t), por •eso no hace un juicio cientiflco, no puede comunicar a
por el instinto interior por el que Dios le invita. Por esito no otros sus "motivos", no puede rebatir las objeciones razona-
cree a la ligera, ya que tiene suficiente motivo para cre'er" 22 • das contra su actitud; puede sólo invitar a los otros a ponerse
A nosotros nos interesa aquí subrayar este segundo género de en las mismas condiciones en eme él se encuentra y hacer la,
motivo que induce a la fe: 'el instinto interior de Dios que in- misma exoeriencia au'e él hace. De naturaleza semejante son los
vita al mismo creyente. Santo To más habla con frecuencia juicios llamados del ousto. De ahí el dicho vulcrar de gusto
de este tipo de conocimiento instintivo superior que aplica lar- no hay nada escrito. Semeiante distinción puede hacerse entre.
gamente también al conocimiento bajo el influjo de los dones el simple crítico de art'e que no es artista y el artista que no
del Espíritu Santo. El lo llama con una terminología muy va- es crítico.
riada, pero unitaria en su fondo, por ejemplo: por connatu- Ahora bien. tal tipo de conocimiento existe también en el
lidad, por contacto, por afinidad, por una cierta unión del alma plano sobrenatural de la fe. Aq.uí podría recurrirse al análisis
con Dios, sin discurso, afectiva y experimental, conocimiento de la experiencia int'erna v a numerosos testimonios, especial-
simple y absoluto, por disposición natural, como en •el gusto, mente de quienes han venido a fa fe en edad adulta y han ana-
Por compasión, etc. '23 lizado s11 propia conversión. Ellos afirm<in que, en cierto mo-
¿De qué cosa se trata en este conocimiento por connatu- mento. han visto alqo que antes no habían notado; y qu'e el
ralidad? Es un tipo de conocimiento en el que el cognoscente momento decisivo no puede an<ilizarse, y todavía menos ex-
percibe 'el objeto pi;ecisa y formalmente bajo el aspecto de sus plicar a otros; y que las investicraciones intelectuales, aunque
relaciones de conformidad o disconformidad que ello tiene con imnortantes, no han sido ese mom'ento decisivo, sino alqo pre.-
la propia naturaleza concreta hic et nunc, en cuanto las reac- vio y preparatorio; y que lleqan a una experiencia muy sztí ge-
ciones del objeto sobre la naturaleza concr•eta hic eJt nunc son neris. Sin entrar en esa dirección de búsqueda, contentémonos
conformes a ella o disconformes y, por lo mismo, engendran aquí con la afirmación de Santo Tomás de q.u'e aqui>I que cree
antipatía o simpatía, atracción o repugnancia. Este tipo de co- es inducido, entre otras cosas, por un instinto de Dios que le
nocimiento se 'encuentra ya en el conocimiento incluso sensiti- invita internamente y con la tes;s admitida por todos los teó-
vo, y entonces se llama propiamente instinto. A.sí. por ejem- logos del instinto cristiano y del sentido cristiano.
plo, el pájaro percibe la paja como útil para hacer el nido y
;Cómo se explica ese h'echo, ese instinto, como quiera lla-
criar a los polluelos del mismo modo el cordero huye del lobo,
mársele, en el campo sobrenatural. especialmente en la fe? Re~
qu'e percibe como nocivo.
cordemos aue todo acto cle fe sob~natural se hace siempre
El mismo tipo de conocimiento se encuentra en la esfera
bajo el impulso indispensable de la gracia actual. La gracia es
superior del conocimiento intelectivo. Ya Aristóteles había pre-
una cierta moción divina que es una participación transeún-
1' l~llll'TlJ te, es decir, no permanente como la gracia habitual, dada a
22 Sum:mn 2-2 q,2 a.9 ad 3.
"' Cf., p.ej., V. WHITE, St. Thomas and afleotíve mz10wleage: Black- modo de moción momentánea, de la misma naturaleza divina
frlars, serie de artlculos ll/43-1944. y d'e su modo de obrar, ya que toda gracia es una participa•
494 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.16. LITURGIA V FE 495
CJOn de la naturaleza divina. Ella mueve a la voluntad a im- esencialmente un elemento no conceptual, estrictamente per-
perar al entendimiento el asentimiento de la fe y, por medio sonal y no comunicable; es d'ecir, tal reacción de la propia i:a-
de la voluntad, al entendimiento para que asi•enta. turaleza ante tal objeto. Sólo quien se encuentra eru las mis-
Mas ning1una gracia entra en 'el alma si ésta no e_stá dis- mas disposiciones podrá tener la misma experiencia y juzgar
puesta y capacitada para recibirla. Los teólogos ensenan que del mismo modo.
la última disposición inmediatamente previa-al menos desde Y precisamente pol'qu'e aquel conocimi~n~? por ~onnatura
el punto de vista lógico-a la entrada de la gracia es dada por lidad constituye para el creyente una condicion previa al acto
la misma gracia •en el momento de su entrada en el alma. Como de fe y un motivo de credibilidad basado sobre '1:1n elem~nt~ es-
quiera que sea, ningún acto de fe divina puede ser hecho sin trictamente p'ersonal y no conceptualmente analizable m direc-
que el creyente sea previamente-al menos d~sd'e el punto ~e tamente comunicable, el creyente mismo no es capaz de defen-
vista lógico-modificado y dispuesto por medio de una ~ai;ti der la racionabilidad de su adhesión por vía de razonamiento
cipación transeúnte, como de moción, de la naturaleza divma contra las eventual•es objeciones, sino recurriendo a argumen-
bajo el influjo d'e la gracia actual. . . tos tomados en otro plano y de otra naturaleza. Para dar cuen-
Si juntamos todo esto con lo que hemos dicho del conoci- ta a sí mismo o a otros, por vía de razonamiento, explicando
miento por instinto o por connaturalidad en general, puede ei:- y discutiendo, de la racionabilidad de su acto de adhesión, el
tenderse por qué ésta se realiza también en el acto de f•e di- creyente deberá 'estar siempre en un plano conceptual y no
vina. El alma del creyente, en el mismo acto de creer, es pre- puramente personal.
viament'e-<iesde el punto de vista lógico-modificada y eleva- Por este hecho la existencia de los motivos de credibilidad
da por una moción de la gracia, que es participación de la n~ basados sobre el conocimiento por connaturalidad y su im-
turaleza divina, a un modo de ser y de obrar formalmente di- portancia en 'el acto de fe deja completamente !intacta y sin
vino, si bien participado. Por lo mismo, el alma ?~l creyente, prejuicios la necesidad de la apologética tradicional, la ~ual
ante el objeto d•e la fe, que es sobrenatural y divi_no, se en- tiene por fin preciso defender sobre el plano del razonamien-
cuentra como puesta en armonía con él y como al m1smc: mo~o to conceptual, científico, argumentativo y de frent•e todos, la
de ser del objeto, por medio de la gracia que obra simulta- racionabilidad del mismo acto de fe que el conocimiento por
neamente en él. connaturabilidad no puede fundamentar sino por vía estricta-
Existe, pues, allí un conocimiento d'e naturaleza con~atu mente personal y no conceptual.
ral, como entre el casto y el objeto o el acto de la castidad, En esta 'experiencia compleja, el creyente no sólo percibe
como entre la madre y el hijo, como entre el artista Y el ob- las reacciones de la propia naturaleza en conformidad con el
jeto que 'excita en él el placer artístico. La naturalez~ del cre- objeto, sino también que su acto de adhesión es racionabilísi-
yente, bajo el influjo de la gracia, puesta ante el ob¡e~o de la mo; que él y no sólo los hombres en general, moralmente ha-
fe, experimenta en ella recíproca conformidad; p'!':rcibe esta blando, pued•e y debe creer, y puede y debe hacerlo hic et
conformidad, no ya conceptualmente. y en modo a?stracto o nunc en las disposiciones y en el momento en que se encuen-
por raciocinio, sino por simple reaccion de conformi.dad de s.u tra. Tal es uno de los efectos de la gracia eficaz de creer. Mas
naturaleza ante el objeto; por instinto y connaturaltdad. Esto 'esto no podría ser, si el creyente, bajo la grada eficaz de
hace qu'e, el creyente, bajo la gracia eficaz de creer, se porte creer, no viese en algún modo que Dios ha hablado y revelado
con impetuosidad instintiva hacia el objeto propuesto a su fe verdaderamente la verdad a la que él en ese momento se ad-
como a aquello que es conforme a una cosa íntima s~ya 4 • ¡ hiere. Esto sucede porque en el conocimiento por connatura-
La adhesión a este objeto es infalible y segurísima de _si _mis- lidad, en el que el creyente, bajo la gracia eficaz de creer, per-
ma, pero no conceptualm•ente analizable o explicable Ill1 direc- cibe la propia naturaleza en reacción de conformidad con el
tamente comunicable a otros por vía de razonamiento como el objeto qu•e se le ha presentado, él percib~ en cierto modo la
que enseña puede comunicar directamente al alumno un te~ voz misma de Dios que le habla a él personalmente en ese mo-
rema de geom•etría. En aquel conocimiento por co.nnat.urah- mento y en esas disposiciones 25 •
dad, efectivamente, y en aquel tipo especial de juícm que se
sigue (es verdadero, es creíbl'e; es bello, es bueno, etc.) entra "" l'arece que el creyente llega a tan te-. por un!!o esp.ecie de in~iferencia
muy espontánea, rápida y apenas consciente, . sm!etlzada, p.eJ., en. la
simple afirmación siguiente: la voz de Ja conciencia es la voz de D10s ..
~ Esta connaturalidad e im.pet~osidad. será mucho más ínter~~fo~~¡_ 1
creyenté está ya en estado de gracia :tialntual, la cual es una
dad permanente de naturaleza .mtre Dio.si Y el hombre; lo 8,j'
l
t da fa
0
t·d';.d
Tal afirmación en las circ,unstancias pr"díchas, parece contener en sí
un silogismo ~ás o menos como el siguient~: el impulso de }ª natura-
leza, que la conciencia amonesta haber seguid~, es voz de D1.c-s; ahora
más si, además de <óstu, st> eu~v.eutra en un· elevado grado e san 1 bien tal es el impulso de la naturabza que hic et tvUnc permbo; Juego
.de vida.• el i~pulso de la naturaleza que hio et nu1~0 percibo es voz de Dios •
496 P.4.• LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.16. LITURGIA Y FE 497
El proceso antes descrito del acto de fe, 'en el que, como trictamente personal y no demostrable, es decir, una certeza
motivo de credibilidad y, por lo mismo, como condición pre- intuitiva d'e fe divina, aunque sólo privada.
via al acto mismo de fe, interviene el predicho conocimiento Tal certeza, bajo la dirección del Espíritu Santo, que obra
por connaturalidad, "el interior instinto de Dios qu'e invita", eficazmente en la Iglesia, ocasionada en buena part'e por la
como dice Santo Tomás, puede verificarse no sólo cuando se vida litúrgica, puede poco a poco difundirse cada vez más en-
trata de dar el asentimiento de fe divina y católica a una ver- tres los fiei'es y miembros de la jerarquía misma. Así, en la
dad ya propuesta como dogma por el magisterio infalible d'e Iglesia, entre muchos fieles y miembros de la jerarquía, puede
la Iglesia, sino también en ciertos casos en los cuales la verdad, llegar a formarse poco a poco un estado de persuasión y de
a la que el fiel asiente, no es propuesta todavía como dogma certeza privada bastant'e general, e incluso muy general, en
de fe divina y católica. En estos últimos casos 'el creyente a torno al hecho de que una verdad todavía no propuesta como
quien consta de modo certísimo, aunque todo personal y no dogma por la Iglesia está verdaderamente contenida ·en la re-
conceptualmente explicable ni demostrable, que Dios ha reve- velación pública 26 • Tal estado de cert'eza, más o menos gene-
lado realm'ente tal verdad, emite un acto de fe verdade- ralizado, está fundamentado en el conocimiento por connatu-
ramente divina. El asiente formalmente a dicha verdad por la ralidad de cada uno de los miembros de la Iglesia bajo el in-
autoridad de Dios que revela. Pero aqu'ella fe divina es sólo flujo de la gracia eficaz de Dios. Es el sentido cristiano 'en
privada y obliga a él solo personalmente; no 'es aún la fe di- acto. A este estado de certeza todavía privada, aunque difun-
vina y católica debida a un dogma propuesto como tal por dida, puede acompañar en ciertas circunstancias el deseo que
la Iglesia y que obliga a todos los creyentes. tal'es verdades vengan también definidas como dogmas por el
Tal conocimiento por connaturalidad depende esencialmen- magisterio competente en vista de la necesidad o utilidad de
te de la acción de la gracia, sobre todo creyente, y no de la la misma Iglesia.
Si en ese momento no interviniese un nuevo factor de: or-
agudeza de su inteligencia o de sus conocimientos teóricos de den diverso, tai persuasión en torno a la verdad en cuestión
todo género. Dios 'es soberanamente libre en la distribución de no se transformaría jamás en dogma que ha de ser creído con
su gracia y no la da sino a quienes están moralmente prepa- fe divina y católica. Mas, si interviene la definición por un
rados. Quiero decir que el predicho conocimiento por conna- órgano competente del magisterio infalible-por ejemplo, un
turalidad en su frecuencia y en su intensidad, en cuanto de- concilio 'ecuménico o el Papa hablando ex cathedra-tal trans-
p'ende del hombre mismo, depende de su vida santa: humildad, formación cualitativa se llega a hacer, y una verdad que aún
mortificación, fe, caridad, oración, etc. no era formalmente dogma de fe divina y católica llega a ser-
Aquí es donde se comienza finalmente a entender mejor la lo. Esto sucede porque el órgano competente del magist'erio
importancia de la liturgia en relación a este mismo conocimien- infalible de la Iglesia, al declarar una verdad como revelada
to por connaturalidad. Es obvio que la vida litúrgica del frel por Dios y, por lo mismo, que ha de ser creída por todos los
puede ser para Dios, y con frecuencia lo es de hecho, la oca- fiei'es como dogma de fe divina y católica, goza de la asistencia
sión de dar precisamente a cada uno aquellos conocimientos infalible del Espíritu Santo· 27 •
superiores connaturales en torno a toda 'especie de verdad. No
sólo a una verdad ya propuesta formalmente por el magisterio 26
No es menester que se pueda también demostrar de modo estric-
infalible de la Iglesia como dogma de fe divina y católica, tamente apodictico, por la se-la vía de razonamiento filológico o histó-
rico, y ni siquiera por vía de razonamiento deductivo lógico de otro
sino también en torno a verdades que el magist•erio ha pro- dogma ya pro¡;i,uesto, que tal verdad está contenida en la Escritura o
en la tradición dogmática oral inm.,diatamente después de la muerte
puesto hasta ahora con un grado inferior de autoridad. El he- de leos apóstoles. La idea de la verdad de que se trata puede haber sido
cho de que los fieles en la liturgia viven aquellas verdades, in- sugerida en la Iglesia por la l<lscritura o por la tradición dogmática.
ar;ostólica oral o por otro dogma 1ya definido, incluso por la sola vía
cluso si a\ln no han sido propuestas todavía como dogmas de , de un argumento de con\'eniencia. El hecho de qua la idea haya .~ide>
fe divina y católica, puede ser y es con frecuencia ocasión a sugerida de este modo, basta iiara probar que ella no ha sido conocida
por medio de una nue\'a revelación pública, revalación que ha sido
Dios de obrar de tal modo con su gracia eficaz en cada uno cerrada definitivamente después de la muerte del último de los apósto-
de los fieles que ellos, por el predicho conocimiento por con- les. Luego, mediante el prt>ceso de conocimiento oor connaturalidad, Dios
ha hecho s,urgir en torno a esta idea, previamente conocida por vías
naturalidad, bajo el influjo de la gracia, cada vez más pene- normales y naturales, por las fuentes que contienen la revelación pública,
tren instintivamente y am'en aquella verdad y adquieran sobre una certeza má~ o menos difundida de fe divina, aunque privada.
27 Naturalmente, ello goza t>1mbién de esta asiste11cia en al caso de
estas verdades y sobre el hecho de que verdaderamente ha sido que no Ju,ya sido previamente deme>strado por vía de un razonamiento
revelada por Dios y está contenida realm•ente en la revelación propiamente apodíctico-hecho a partir de la Escritura, de la tradición
apostólica oral inmediatamente después de la muerte de los apóstoles o
públka, 1una ce.rteza real. y fortísima, incluso de naturaleza es- por otro dogma ya. defi.uido-que la verdad que se define está contenida
498 P.f.• LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.17. TEOLOGÍA POSITIVo-E?coLÁSTICA y LITURGIA 4!HI
Naturalmente, en este caso, la autoridad doctrinal que com- divina y católica y, gracias al proceso del conocimiento por
pete al dogma definido como tal. viene a él únicamente por el connaturalidad, ha sido una de las mayores ocasiones del des-
hecho de que, s•egún la fe católica, al definir un dogma, el ma- arrollo de una doctrina a dogma propiamente dicho.
gisterio goza de la asistencia infalible dd Espíritu Santo. El El lector que ha seguido este largo razonamiento, ha pen-
proceso del conocimiento por connaturalidad no ha servido sino sado casi con toda seguridad de continuo el qiso de la In-
como ocasión en las manos de Dios par.a inducir al órgano maculada Concepción y el de la Asunción. Y lo ha hecho con
competente del magisterio infalible a qU'erer definir y a definir plena razón. Estos dos casos son la d•emostración más recienc-
de hecho, haciendo uso de aquella asistencia que Dios le ha te y más clamorosa del influjo de la liturgia en el desarrollo
garantizado. de los dogmas. Ellos no son comprensibles sin el recurso al
En un proceso explicativo semejante, por el cual una ver- sentido cristiano o al conocimiento por connaturalidad. No
dad aún no de fe divina y católica vie.ne a ser un dogma de creo precisamente que 'estos dos casos sean los únicos que
fe divina y católica, se ve la importancia y la parte precisa de puedan citarse a este propósito, sino sólo los más recientes y
. lo que se llama por los t'eólogos conocimiento por connatura- clamorosos. Ni podría excluirse que semejante proceso se 'ex-
cluya en el futuro. ¿Quién podrá asegurar, por ejemplo, que la
lidad, instinto cristiano, sentido cristiano, así como la impor-
doctrina d'e María Medianera universal no esté en el mismo
tancia y parte específica de la liturgia. En ese caso la litur-
gia ha precedido verdaderamente a la proposición de la fe camino?
gia es inmensamente más profunda y más extensa que la r1al sea suficiente. Se quiere, pues, poner sobre el tapete la
cuestion de la liturgia locus theologicus y que los recursos cuestión de si se encuentra o reencuentra entre la teología
esporádicos a la liturgia en la prueba ex traditione de nues- sintética general y la liturgia una unidad ante todo cualita-
tros manuales. Ni el curso de liturgia como está en los se- tiva.
minarios cambia este estado de cosas, porque este curso,' La cuestión es semejante a la que hoy, justamente, pre-
como es sabido, se concibe, por lo demás, esencialmente como ocupa a tantos teólogos, de encontrar o reencontrar una uni-
historia de la liturgia y no como teología litúrgica, cuando dad entre la teología sintética general, dogmática, como sue-
no se lo toma sino como curso de rúbricas. len llamarla, y la Biblia, con más exactitud, y la teología bí-
blica. Que exista el problema de encontrar o reencontrar la
unidad entre la Biblia y la teología, es hoy reconocido por
1. LA CUESTIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE TEOLOGÍA SINTÉTICA los competentes en la materia. Quienquiera que, por lo demás,
GENERAL Y LITURGIA está un poco habituado a tener la Biblia en la mano y a gus-
tar un poco la teología bíblica, según las posibilidades y exi-
Nótese que, al mover lia cuestión de las relaciones entre gencias de los métodos modernos, sabe muy bien que la cues-
teología y liturgia, intento tratar de la inserción de la liturgia tión de reencontrar la unidad entre la Biblia y la teología no
e.n la teología sintética general, es decir, aquella que se llama se resuelve con aumento cuantitativo de citas bíblicas en el
comúnmente dogmática y es precisamente el objeto d~ los esquema de las "tesis" de nuestros manuales. Por el contra-
manuales predichos. Si la cuestión de las relaciones entre la rio, entra en la cuestión todo un modo de considerar las re-
teología y la liturgia se limitase a la cuestión de la utilidad o, laciones cualitativas entre la Biblia y la teología. Lo mismo
también de la necesidad, de hacer de los estudios y de los vale para la liturgia.
cursos monografías en torno al aspecto teológico de la litur- Incluso estas dos cuestiones están mucho más unidas de
gia, La discusión se resolvería pronto sobre el plano teórico lo que a primera vista puede parecer. No se eche en olvido,
y con una gran amplitud; salvo que estos estudios y cursos en efecto, cuanto hemos hecho resaltar a su debido tiempo:
monográficos, de los que comienzan a verse ensayos, sean ¡ue en l.a liturgia y a través de la liturgia se encuentra con-
luego actuados en larga escala en la práctica y vengan de este 1aturalmente la lectura cristiana y el sentido profundo de la
modo a profundizar en cierta manera nuestro conocimiento 3iblia; tampoco cuanto hemos repetido con frecuencia y
de la liturgia. Como quiera que sea, probablemente, ningún tos hemos esforzado en demostrar con ejemplos prácticos
teólogo tendría nada que objetar contra semejantes estudios ¡ue el mundo de la liturgia permanece impenetrable a quien
o cursos monográficos, con tal de que luego no considerase la 10 se introduce en el mundo de la Biblia. Y si es así, ¿por qué
liturgia como cosa extraña a la teología. Propiamente la cues- naravillarse de que la cuestión de las relaciones entre la Bi-
tión es si y hasta qué punto la liturgia es verdaderamente una >lia y la teología, y entre la liturgia y la teología, estén fnti-
cosa extraña a la teología general de otro orden y si basta riamente unidas? La cosa debería parecer bastante obvia des-
sustancialmente aquel grado de atención y de importancia le su mismo punto de partida.
que hasta ahora le han concedido· los teólogos en sus síntesis Como quiera que sea, podemos estar ciertos de que hasta
generales. ¡ue no haya sido resuelta teóricamente y aplicada práctica-
Y cuando inquiero si basta sustancialmente el grado de nente en liarga escala la cuestión de las relaciones cualitati-
atención y de importancia que los teólogos han dado hasta ras entre la liturgia y la teología sintética general, el movi-
ahora a la liturgia en sus síntesis generales, intento hablar niento litúrgico y su eficacia práctica no habrán sido fun-
esencialmente de la 1atención e importancia cualitativa que le famentos sobre la única roca que, en fin de cuentas, puede ga-
han concedido, y no precisamente y en primer lugar, en el antizar su estabilidad y su fuerza. Esto, porque como hemos,
número de páginas que le han consagrado o en el número de !icho ya, no obstante el descrédito más o menos confesado
citas litúrgicas con las que han adornado sus pruebas de la :n que para algunos ha caído la teología dogmática-porque
tesis, siendo esto un aspecto puramente material y cuantita- iiensan en la que estudiaron en los manuales en los semina-
tivo, y por lo mismo no resolutivo, del lugar que en la teolo~ ios-, queda todavía innegable que es propio en esa teología
gía ocupa la liturgia. Hay que preguntarse si el título roismo 1ue la visión general del mundo, como puede el hombre con-
o la razón metodológica última por la cual los teólogos han .eguirla por la revelación en unión con la recta razón, ha de
admitido hasta ahora la liturgia en la teología sintética gene~ :er estudiada y propuesta en una síntesis· general.
502 P.4.• LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
C.17. TEOLOGÍA POSITIVO~~SCOLÁSTICA Y LI'l1URG!A 503
geles. etc., la tMlogía sintética general no tenga otra cosa que decir que (llembioux 1932) . M. J. CONGAR, ThéolOgie: DTC' 15 (1943-46) 4llss.;
1
mente antes de Zacearía. S•ería tal vez pretender demasiado que pero obvias, incluso inevitables en algunos tratados-como a
ellos hayan aprovechado el material teológico-litúrgico esparci- la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen o de la
do en los autores anteriores. Y, en efecto, podemos hacer las Asunción, o al uso eclesiástico de la invocación y veneración
constatacion'es siguientes: en el tratado De locis theologicis, que de los santos o de la ven'eración de las reliquias y de las imá-
estos autores explican siguiendo más o menos a Cano, no se genes- se tendrá una idea del lugar cuantitativo que la liturgia
hace alusión a la liturgia. En los otros tratados la liturgia ha ocupa en estas síntesis teológicas generales. Este pued'e pa-
dejado los siguientes rasgos principales: en el tratado de los recer tal vez notable. en comparación con nuestros manuales
sacramentos hacen alusión a los ritos y a las C'eremonias que actuales, pero en sí considierado es evidentemente poca cosa.
usa la Iglesia en la administración de los sacramentos. Defien- Si luego se considera la cuestión esencial del aspecto for-
den contra los protestantes el poder de la Iglesia en esa ma- mal y como desde el punto de vista preciso en el que 'estos
teria, la licitud y obligatoriedad die la observancia de esas ce- autores consideran la liturgia por lo que admiten en sus sín-
remonias; tocan también la cuestión de la lengua vulgar. En tesis, es fácil ver que predomina en gran 'escala el punto de
el tratado de los sacramentos en general tratan la cuestión vista directamente polémico contra los protestantes. Casi to-
ta:nbién en general. Luego, al fin del tratado del bautismo, d'e das las cuestiones litúrgicas o en conexión con la liturgia de
la confirmación y de la eucaristía, hacen lo mismo, de modo que se ocupa esta t'eología están consideradas, ante todo y
especial, respecto a cada uno de estos sacramentos. Así, por casi únicamente, con la preocupación de rechazar las afirma-
ejemplo, al fin d'el tratado de la eucaristía, hablan de la lici- ciones protestantes en esa materia, y no por otra cosa. Los
tud de la Misa rezada, del tiempo de la celebración, de las puntos de vista posibles que no entran en discusión con los
vestiduras sacerdotales, de las principales ceremonias de la prot'estantes no son considerados. En esta polémica contra los
Misa, de la qu•e a veces explican también, aunque brevemente, protestantes el ideal a que se tiende, además de algunas consi~
la estructura litúrgica esencial. En el mismo tratado sobre la deraciones de orden teórico, es mostrar la antigüedad, incluso
eucaristía defienden contra los protestantes la comunión bajo la apostolicidad, del punto atacado.
una especie, el uso de verter una gota die agua en el cáliz, el Hubiera podido cr'eerse que en los teólogos sintéticos que
culto de la eucaristía como se practica en \a Iglesia, las ora- escribieron después de Zacearía la situación cambiaría mucho
ciones y la aplicación de la Misa por los d1funtos y otros de- más en favor de la liturgia. Existieron ciertamente algunas ex-
talles diversos. cepciones, pues algunos teólogos, pocos, en el tratado De locis
¿De dónde provi•ene este material? ¿Es, al menos en parte theologicis mencionaron la liturgia en el sentido expuesto en
notable, fruto de los estudios litúrgicos precedentes a que an- Zacearía. Pero, en realidad, la mención de la liturgia en el
tes se- ha hecho mención? No es menester suponerlo. Estos tratado general de metodología teórica no mejoró gran cosa
t'eólogos sistemáticos en todo esto no hacen otra cosa que su situación en el resto de toda la teología, ni siquiera 'en los
seguir la tradición del mismo Santo To más, que tocaba las mismos teólogos que la habían reseñado en d tratado De locis
mismas cuestiones en aquellos mismos tratados 19 • Se añaden theologicis.
en ellos algún punto de polémica antiprotestante siguiendo, en Típico desde este punto de vista es Perrone. Las Praelec-
modo muy genérico, las decisiones explícitas del concilio de tiones theologicae de este autor ( ed. l." en 9 vols., 1835-42) tie-
Trento en torno a estas materias ·20 • nen para nosotros particular importancia, ante todo porque en
Mayor influjo de los estudios históricos litúrgicos anterio- el modo d'e concebir el trabajo teológico y en la información
r.:s o, al menos, de los estudios históricos relacionados con la procede inmediatamente de los cursos positivos escolásticos
liturgia, se nota, en aquellos autores, cuando tratan las cu'es- del siglo xvm, que compendian y reducen al tipo de manual
tiones de la materia y la forma, del ministro y del sujeto de cada vez más cercano al nuestro; además porque las Praelec-
cada uno de los sacramentos, en las cuales dan también mu- tiones de Perron'e son, a su vez, la fuente y el modelo de donde
chos detalles sobre el diesarrollo de la práctica eclesiástica en proceden casi todos nuestros manuales actuales, los cuales, mo-
estas materias tanto en Oriente como en Occidente, haciéndo- dernizando más o menos la erudición histórica-y, después de
lo a veces con manifiestas digresiones históricas 121 • Si a esto León XIII, también la parte dedicada a Santo Tomás-siguen
se añad•en ciertas alusiones a la liturgia, breves y genéricas, esencialmente el esquema id•eal al tratar las cuestiones teoló-
gicas, compendiando todo en pocos volúmenes de mole esco-
m Se explicará esto mejor más adelante. Cf., p.·~j., Summa 3 q.66 lar; finalmente, porque las Praelectiones tuvieron una enorme
a.10; q ..70. 71. 72 a.12; 83; Suppl. 28. difusión 2 '2 •
20 Cf. Denz . .856 8,78 879-93 930-56.
"' P.ej., sobre el catecumenado, sobre la penitencia p1inlica y pri-
vada, ;:: Los u.neve volúmenes primitivos tuvieron 34 ediciones hasta el
512 P.4.ª LITURGIA, PE Y TEOLOGÍA cJ 7. TEOLOGÍA POSITIVO-ESCOLÁSTICA Y LI1URGIA 513
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}.Cuál es, pues, la situación de la liturgia en los tratados la presencia real, el culto de adoración dado a la eucaristía y
de Perrone? En el tratado De logis theologicis menciónala ex- el carácter propiciatorio del sacrificio de la Misa por los vi-
presamente entre "los m'edios generales que nos transmiten la vos y por los difuntos. Recurre también a la liturgia para
tradición primitiva doomática y por los cuales ésta puede se- la licitud y utilidad del culto de los santos y de las reliquias.
guramente ser conocida". Después del magisterio de la Igle- Perrone cree también poder probar por la liturgia el número
sia, de los concilios, de las actas de los mártires, vien'e la "sa- septenario de los sacramentos. Puede ser que aquí y allá se en-
grada liturgia", más aún: "la práctica de la Iglesia en la ad- cuentre alguna cita litúrgica. No creo que pueda tratarse de
ministración de los sacramentos y en el culto religioso". Tam- constatacion'es que muden esencialmente cuanto antes decía-
bién en esta sección se trata de la liturgia. Perron'e la ha se- mos, es decir, que, incluso cuantitativamente, Perrone no ha
parado de la primera por 1una falsa concepción de la liturgia usado mucho más la liturgia en sus diversos tratados que lo
misma. Se ve que el autor ha ojeado la obra de Zaccaria y hicieron Billuart, Gotti o Tournely.
alguna que otra monografía citada por el mismo z,1ccaria. Hace También desde el punto de vista cualitativo, es decir, del
resaltar la importancia de la liturgia en teología como testigo asp•ecto que nos interesa en la mención de la liturgia en todos
de la tradición y de la fe de la Iglesia: "La autoridad de la estos casos, estamos siempre en el mismo punto esencial y di-
sagrada liturgia es suma, y la liturgia ha de ser considerada rectamente polémico contra los protestantes, de los autores
como testigo sin excepción de la tradición y de la fe de la de los siglos xvr-xvm: demostrar también por la liturgia que
Iglesia. Podría negarlo sólo qui'en no se fije que en ella habla yerran los prot•estantes cuando niegan los diversos puntos de
toda la Iglesia y el testimonio de los obispos, de los sacerdotes, la doctrina católica. La liturgia en todo esto sirve para de-
y hablan los votos, las leyes, los ritos, la palabra. los dogmas mostrar la apostolicidad de la doctrina de la Iglesia negada
del mismo pueblo". Señaladas algunas reglas para estimar la por los protestantes 24 •
autoridad de la liturgia en cada caso-Perron'e insiste sobre la ¿Y los teólogos sintéticos o, como habitualmente se dice,
unanimidad en las liturgias en un punto determinado-, añade dogmáticos, después de Perron'e? El P. Berthier, en su tratado
que en la liturgia se han afirmado casi todos los doomas de De locis theologicis 125 , da notable importancia a la liturgia como
la Iglesia. Y hace una enumeración sumaria siguiendo el tí- locas theologicus, pero no hace otra cosa que resumir a Zac-
tulo de los corolarios die Zaceada. Dice también especialmen- caria y a Perrone; además, no ha escrito otros tratados teo-
te que de la práctica litúrgica de la Iglesia en la administra- lógicos por los que hubiera podido vers•e cómo hubiera puesto
ción de los sacramentos puede obtenerse un testimonio públi- en práctica lo que dice de la liturgia en la metodología en ge-
co, perenne, universal y ·constant'e de la tradición do11mática neral.
en torno al número, a la eficacia, a los efectos particulares de El teólogo dogmático más notable en la segunda mitad del
los sacramentos y a las disposiciones requeridéls para reci- ochocientos fué Franzelin, continuador y p'erfeccionador del
concepto de teología de Perrone y de toda la tradición posi-
birlos 23 •
tivo-escolástica. , Pero es un hecho que Franzelin anuló casi
Iftspués de estas dreclaraciones lisonjeras para la importan-
completamente el uso ci'e la liturgia en teología. Escribió un
cia teológica de la liturgia, podría creerse que en el curso de los
tratado notabilísimo de metodología teológica, De divina trar
diversos tratados de Perrone su uso es notablemente abuni-
dítione et Scriptura 26 ; pero no encuentro que dé en él alguna
dant'e. En realidad, incluso hasta en la cantidad. no supera mu- importancia a la liturgia. Nómbrala entre los "monumentos de
cho el uso que hacían de ella Billuart, Gotti, Tournely. Tam- la tradición", •entre las actas de los mártires y entre los libros
bién Perrone en el tratado de los sacramentos e!l general ha- penitenciales 27 , y nada más, a mi entender. Escribió también
bla de las ceremonias litúrgicas, en gen'eral en la administra- un tratado de los sacramentos en general z.s; mas tampoco allí
ción de los sacramentos, para rebatir los errores de los pro-
testantes en esta materia. Hace lo mismo de modo esp'ecial de "' 'Típico, p.2j., es el modo de argumenttar de l'errone sobre el nú-
las ceremonias de la Misa al fin del tratado de la eucaristía, mero septenario de los sacramentos (De sacr. in [1enerc1 [ed. Viena 1843]
ve>I. 7 p.240 n.11. Jfü mismo·· modo de razonar sobre el valor probativo
a propósito de la cual recurre también a la liturgia para defen- de Ja cpiclesis para la pr,2sencia real, efl1 cuanto la epi<'lesü< debe ser
d'er, siempre contra los protestantes, la doctrina católica sobre tle origen apostólico: Dei Eucaristía ibid., p.140; sobre el culto de los
santos; vol.6 p.27'9ss. ; sobre la~ ceremonias en general, ibid., 7 P.291
n.172. Es claro QIH' en el fondo de Ja argumentación de Perrone est:l.
al!o 1888. El compendio (Praelectfones ... in cO'Jnpcndinm redrictac) en siempre una insuficiente ce>nsideración de Ja evolución de Jos dogmas.
cinco y luego en dos volt1me·nes. tuvo 47' ediciones ha.eta el alío 1892 2 -' Torino 1900. p.424-440 .
., De hecho •. par.a l'errone, la fuerza del argumento Jitt\rgico r~sid> "" Primera edición, Roma 1870.
en último. ténnmo, e,n el he~I10 de que ello prueba la ¡ipostolicidad dé "' Edición del 1875, p.165.
uua doctrina. Of, la ¡1gta si¡¡ule:nte, "" Primera edición, Roma 1808.
l:!ent. teol. litur{!. 17
514
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P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA ~~~~~c_.1_7_._T_E_O_LO_G_Í_A_P_O_S_ít_IV_o~-=E~SC~O=L=Á=s~Tl=C=A_Y~L=I~=,U=R~C~!A:__~~515
encuentro mención alguna de la liturgia. En d tratado de la propósito de la presencia real, del culto debido a la eucaris-
eucaristía se haC'e alusión al argumento litúrgico en la cuestión tía, del valor propiciatorio de la Misa por los vivos y por los
de la presencia real y del carácter propiciatorio de la Misa 29 • difuntos. N u•eva alusión a la liturgia en la cuestión del culto
En el tratado sobre la Iglesiaªº tampoco aparece mencionada de los santos, de las reliquias y de las imágenes, y existencia
la liturgia. Con todo, Pranzelin fué discípulo de Perrone, qu'e del purgatorio. Esto es, poco más o menos, todo cuanto me-
se preocupó de modernizarlo y perfeccionarlo en el método rece notarse 3~2 • Si luego reparamos en el conc•epto que se for-
positivo. Es, pues, signo de que, en cuanto a la liturgia de in- man estos autores de la liturgia, la conclusión es siempre la
tento no <lió importancia al lugar que Perrone, siguiendo a los misma: la ven exclusiva o casi exclusivamente 33 como un el'e-
teólogos del siglo XVIII, le había concedido. mento que manifiesta la tradición y esto con vistas a probar,
Está probado que tras el paréntesis, en el que, en el pri- contra los protestantes, los racionalistas típo Harnack y los
mer cuarto del siglo xx, el concepto de t•eología positivo-esco- modernistas, la apostolicidad o, por lo menos, la gran antigüe-
lástica quedó relegado algo a segundo plano y, por el contra- dad de la doctrina propuesta por el magisterio.
rio, fué revalorizado el concepto más puramente escolástico Como qui'era que sea, la conclusión de esta encuesta sobre
de la teología, como aparec•e en el cuadro de los comentarios el puesto que la liturgia tiene efectivamente en la teoria y en
directos de la Suma de Santo Tomás 3 1, los manualistas vol- la práctica de la teología positivo-escolástica, sobre todo en
vieron sustancialmente al concepto positivo-escolástico de Per- los manuales de t•eología dogmática todavía en uso, no puede
rone y de Franzelin. Modernizaron, sin embargo, sus compen- ser más que una: en realidad, para los verdaderos teólogos,
dios 'en dos puntos: sobre todo, en el aspecto positivo, todos l~ l~turgia está muy lejos de ser un locus theologicus praestan-
se esforzaron con mayor o menor acierto en seguir los pro- tiss1mus o simplemente locus theologicus praestans, reconoci-
gresos de los estudios históricos y críticos, así como añadir do por los liturgistas a partir del siglo XVII M, y al que, a ve-
a la refutación de los antiguos protestantes la de los liberales ces, hacen eco, diríase como por distracción, algunos teólo-
del tipo de Harnack y de los modernistas; además, desarrolla- gos propiamente dichos 35 • Ciertamente, el clérigo que ha 'es-
ron de modo más sustancial de como lo habían hecho Perro- tudiado teología en los manuales positivos escolásticos, al fin
ne y el mismo Franzelin el aspecto especulativo o escolástico de sus estudios no tendrá idea alguna concreta de la impor-
tradicional con un contacto más profundo y continuo con el tancia de la liturgia en la construcción d'e la síntesis teológica
texto de la Suma, feliz fruto obt'enido del renacido tomismo general.
filosófico en tiempo de León XIII. Ésta es la genealogía de la Incluso, llegados a este punto, no se ve cómo al reflexionar
casi totalidad de los modernos manuales de teología. sobre esto pueda evitarse el dilema siguiente: o los teólogos
Los más conocidos, los que han servido para formar en la positivos escolásticos, especialmente los manualistas, han sido
ci'encia teológica a generaciones enteras de clérigos son, por muy deficientes en asimilar, en sus síntesis g'enerales, el ma-
ejemplo: Tanquerey, Pesch, Van Noort, Bartmann, Hervé, Die- t~rial teológico-litúrgico que los liturgistas habían puesto a s.u
kamp. La posición de estos manuales respecto a la liturgia, en d1sposicióru y que, siguiendo las leyes de su misma disciplina,
sustancia es ésta: generalmente, admisión de la liturgia •entre
los lugares teológicos, por lo demás, con simple ,mención y sin "' Tanquerey, probablemente por su tendencia ecléctico,práctica, es,
ninguna o con brevísima explicación de su naturaleza y de su por cuanto a mí consta, más generoso que lüs oemás manualistas. Des-
arr·olla un poco, más Ja c_uestión de la lit,urgia locus the<ologious y con-
uso en teología. Alusión a las fiestas litúrgicas de la Concep- "erva todana, de la tradicc1ón '2sco:>lástica y positivo-escolástica del si-
ción y de la Asunción de la Virgen en las cuestiones relativas glo XVII Y de Perrone, las cuestiones de 1081 ritos del bautismo, de la
~onfirmación, oe la misa y d2 la extremaunción al fin de los respectivos
a la Inmaculada Concepción y a la Asunción. Nueva men- tratadas.
ción de la liturgia cuando tratan de los sacramentales, a pro- ~' Digo casi por ,2scru1mfosidad en la exactitud y re,servar el caso
posible que en cualquier punto se haga alusión a la liturgia como testigo
pósito de los cuales s'e dice que toda la liturgia puede ser con- d_e la enseñanza del magisteric> actual y vivo. Si e'te caso existe, es
siderada como un sacramental. Luego, en el tratado de los ciertamente rarísimo. Los t2ólogos, para demostrar que la tesis formu-
l~da es verdaderamente doctrina de la Iglesia no recurren a la litur-
sacramentos en particular, a propósito de todo sacramento; gia, sino a las definicio,nes del magisterio exÚaordinario (al de Trento
alusión a los hechos litúrgicos al hablar de la materia y de la 211 las c,uestiones disentidas con lo.s prote,stantes) o cualquier definición
ere cathedr,a, como en mariología.
forma de cada uno. Recurren d•e un modo más abundante a la •
04
A esta fórmul~ se pueden reducir las afirmaciones de Jos litur-
liturgia en el tratado de la eucaristía con breves alusiones a gistas tanto de los siglos XVII-xv1n como los recientes. C'f. algunas de
e~tas fórmulas, recogidas por F. Oppenheim (Principia theologiae litur-
gicae p.108ss.), dP, :zacearía, Renaudot Languet Beauduin El mismio
"" Roma, efüción oel 189'9, p.83ss.365-67. ÜPPJ!:NHEIM, p.72: locus theologiüMs pradsta<nl8. ' ·
00
•• •Theses de Ecclesia Christi (Roma 1887), • Como Bossuet y Perrone (<mamími facícndam esse). citados por el
:n P.ej., L, Jansse,ns y L. Billot. mismo ÜPPENHEIM, l.c., p.IIIss.
516 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.17. TEOLOGÍA POSIT!VO•ESCOLÁSTICA Y LITURGIA 517
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hubieran podido y debido incorpor~r en sus manuales con ver- "La positiva es la que pone de relieve, con las fuentes de la
dadera ventaja de su parte 'o en la expresión de la liturgia revelación, las verdades que se deben creer, las expone y las
locus theologicus praestans existe un equívoco. En este caso, demuestra con argumentos tomados de la Escritura y de la
los t•eólogos sintéticos, gente de oficio con las manos en la tradición" 37 • Qué entienda Tanquerey, en el sentido antes ex-
masa, conociendo, por un lado, mucho más exactamente que plicado, el fin de aquella demostración de la Escritura y de la
los liturgistas, teólogos de ocasión, cada .una de las cuestio- tradición, pruébanlo, por ejemplo, los textos siguientes: "A la
nes teológicas y la utilidad real que en ella puede obteners'e del t•eología positiva se refieren la teología bíblica y la teología
recurso a la liturgia, y viendo, por otro de los hechos con- histórica. La teología bíblica investiga las doctrinas tal como
cretos, que esta utilidad se reduce, en el fondo, a bien poca se hallan sólo en la Escritura, mediante la crítica y la exege-
cosa, han dejado a los liturgistas proclamar la teoría de la sis... La teología histórica deduce y expone la doctrina cató-
importancia de la liturgia como locus theologicus y, en 1';1 prác- lica no sólo de la Escritura, sino también de los Padres, de los
tica, contra su derecho, no han hecho caso alguno. ¿Cual es la concilios y de los demás docum'entos de la trad!ición 38 , con el
verdadera de estas dos alternativas? intento de de.mostrar que los dogmas ahora propuestos por la
Iglesia a nuestra fe son sustancialmente los mismos que predi-
caron los apóstoles y Jesucristo. Difiere de este modo de la
3. Sr EL IDEAL POSITIVO-ESCOLÁSTICO DE LA TEOLOGÍA PERMITE teología positiva en cuanto que ésta presta menos atención al
LA AS~MILACIÓN, EN TEOLOGÍA SINTÉTICA GENERAL, DEL MATERIAL orden cronológico, y de la historia de los dogmas en cuanto
TEOLÓGICO INCLUÍDO EN LA LITURGIA que ésta describe el progr•eso de la historia crisNana sin que-
rer, por lo demás, demostrar su unidad e identidad con la re-
La prim•era cuestión que hay que examinar es si los teó- velación primitiva" 39 • Entre la teología positiva e histórica
logos positivos escolásticos, según las exigencias del concepto para Tanquerey existe, pues, una dif•erencia accidental, a sa-
de teología, base de su trabajo, podían y debían-respectiva- ber, que la teología posoitiva insiste menos en el orden crono-
mente, pueden y deben-incorporar mucho más abundant•emen- lógico; por lo demás, una y otra tienen por fin demostrar la
te que lo hicieron y hacen, con verdadera ventaja para su ex- identidad, al menos sustancial, d'e la doctrina predicada hoy
posición teológica, el material teológico-litúrgico que l•es su- por la Iglesia con la revelación primitiva contenida en la Es-
ministraron los liturgistas. critura y en la tradición apostólica.
Que esta prueba, en, la mente de Tanquerey, deba hacer-
El ideal positivo - escolástico de la s•e histórica y críticamente, es claro por el texto siguiente: "En
prueba apologética por las fuentes. efecto, el método positivo e histórico, para las tesis de prime-
ra importancia, es sumamente apto para refutar los errores de
Recordemos, ante todo, que en la parte llamada "positiva", aqueilos que, con Harnack, ,pretenden que los dogmas católi-
el ideal teológico de la positivo-escolástica es demostrar, apo- cos han sufrido una 'evolución natural; pero si se usase para
dícticament'e en toda cuestión y directamente, con método crí- todas las cuestiones, incluso las accesorias, resultaría prolijo
tico e histórico, de modo que la conclusión deba imponerse y enojoso en un curso elemental" 40 •
también contra los protestantes, los racionalistas y los moder- Sólo si se tiene en cuenta este ideal puede compr'enderse el
nistas, que la doctrina enunciada en la "tesis" es, al menos, l'.squema-tipo de la exposición de una cuestión teológica en la
sustancialmente, de orig'en apostólico y no una novedad de la positivo-escolástica. Enum•erada la ouestión, en que se explica
Iglesia. Es importante, para nuestro fin, estar bien seguros de :le qué cosa se trata y eventualmente cuáles son los adversa-
que esto es el verdadero ideal de la positivo-escolástica •en su rios de la misma, se formula la tesis; sigue el grado de auto-
parte positiva. Este ideal, más o menos claramente expresado ridad de aquella tesis (de f•e cierta, sentencia común, etc.), y,
desde los siglos xv1 y XVII, 'es el que deseaban los autores del posiblemente, las declaraciones del magisterio (por ejemplo, el
siglo x1x y los actuales, como puede verse, por ejemplo, en texto de un concilio) que prueban ser ésta la doctrina de la
Franzelin, Scheeben, Pesch, Van Noort, D!iekamp 36 •
Valgan por todos las típicas afirmaciones de Tanquertey: 37
38
Do •¡;iera re.!igiDnis, De Eociesia, DfJ fontibus reve.iationis (1922) p.[).
La liturgia para Tanqu:!,l'l'Y Es uno de e8tos tloenmento8 de la tra-
lición; cf. ibid., p.618.640ss.
o•
FRANZELIN, Del div·ina. tradiV/one et ScriptiLra (Roma 187.5) .P.3; 39 Ibid., p.6ss.
SCHEEBEN, Hruvdbu,ch der kath. Doy. I (19•27) p.389; PESCH, JnstitutionEs 40 Ibid., p.8. Co•n10 puede verse, para Tnnquerey, .~.¡ la prueba eon
propedeulicae ad theolog:iaom (1903) p.9ss. n.23; p.llss. n.27ss.; VAN 'a sola historia no se usa de hecho en todas las euest iones, ello vale sólo
NoonT Tractatits de fontibu.s revelati,oni.s (1911) p.4ss.; DrnKAMP, Jlfa- ;ara un curso ele1nental, para evitar la 2xtensiún y 'el aburrilniPnto.
1
l\las
1uuaie • .'. I (1932) p.3 n.3.4.8. m sí Y' de suyo debería ser usada en toda cuestiún.
C.17. TEOLOGÍA POSITIVO-ESCOLÁSTICA Y LITURGIA 519
518 P:4.'ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
fijan ambas en las decisiones de los concilios del magisterio del titutwnes ,apostolica,e. -
83 Las dos partes de la misa: la llamada misa de catecúmenos y de los
Papa ex cathedra, saben muy bien lo que haC'en. El argumento fieles.
520 P .4. ª LITURGIA, FE_Y_T_E_O_L_O_G_ÍA
_ _ _ _ _ _ _ __ c.17. TEOLOGÍA POSITIVO-ESCOLÁSTICA Y LITURGIA 521
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se funda sobre una realidad primitiva, cuya importancia es in- que Perrone, por ejemplo, se •esforzaba todavía por conservar.
controlable" 44 • Las frases en cursiva no están en el original. Con todo esto ¿diremos tal vez que la teoría de la liturgia
Se debe notar, en efecto, aquella palabra: probable, y el últi- locas theologicus praestans es simplemente una fábula? Excúse-
mo inciso donde se afirma que la realidad primitiva apostólica s'e mi ingenuidad, pero no puedo propiamente entretenerme en
de la liturgia en sus elem'entos precisos es incontrolable. Como poner la cuestión: ¿Cómo puede dudarse, incluso después de la
se ve, al juicio de un competente, si nos· dirigimos a la liturgia lectura de estos modestos ensayos, sobre el sentido teológico
con el fin preciso de corroborar con ella sola la prueba apo-
de la liturgia, que sea v•erdaderamente un arsenal de material
díctica puramente histórica de la apostolicidad de las doctrinas
'enseñadas hoy en la Iglesia, podemos casi siempre engañarnos. teológico de primerísimo valor? Y material teológico, nótese
Naturalmente, si en vez de argumentos apodícticos, nos con- bien, del cual, en torno al sentido y a la fuerza de la revela-
tentamos con argumentos probables, podremos recoger mavor ción, se llega a conocer y a percibir de modo esp'ecialísimo algo
fruto en la liturgia. Y todavía más si, en vez de pretender ll•e- que no es dado por las otras vías del conocimiento teológico.
gar hasta los apóstoles, nos contentamos con remontarnos a El conocimiento y la penetración de las verdades reveladas de
una antigüedad más o menos remota. Mas, para decir la ver- que he tratado, por ejemplo, •en las tres primeras partes de es-
dad, también así, el recurso a la liturgia, en el conjunto d•e la tos ensayos, puede obtenerse de la liturgia, no es una simple
argumentación teológica de tipo positivo-escolástico tendrá una repetición o sólo confirmación de lo que en torno a ellas pu•e-
utilidad bastante modesta. En efecto, si no me engaño, en todos de obtenerse, por ejemplo, de la Biblia sola, o de los Padres,
o casi todos los casos en los que por medio ci'e la liturgia podrá o de los solos documentos del magisterio, dir•ectamente didác-
demostrarse la antigüedad de una doctrina propuesta hoy por tico; es mucho menos de las especulaciones teológicas. La li-
la Iglesia, podrá hacerse lo mismo y bastante mejor con otros turgia contribuye con un quid proprium a un conocimiento me-
argumentos más eficaces, como con textos de los Padres o de jor de la misma revelación que nos 'es ya conocida por otras
los concilios, etc. Por e;emplo, históricamente puede demostrar-
vías t'eológicas. Cuál sea este aspecto propio, lo mostraremos
se, por la sola liturgia del sacramentario l'eoniano, la persuasión
vig•ente en la Iglesia romana de los siglos v-v1 del primado y de mejor a continuación. Si así es, la liturgia no puede quedar
la infalibilidad de la Iglesia romana; pero podrán demostrarse fuera de la dogmática, supuesto que el fin de la dogmática es
los mismos con la misma o con mayor eficacia por los textos usar todas las luces que pueden contribuir a profundizar me-
de San León, del concilio de Calcedonia, de las afirmaciones jor el conocimiento ci'entífico de su objeto.
del legado Filipo en el concilio de Éfeso, de los textos de Quiere decirse que, si, en la teología positivo-escolástica,
Bonifacio 1, de Zósimo, de Inocencio I, etc. Por los textos el material teológico de la liturgia, no obstante las buenas in-
mismos de la litur('Jia puede demostrarse ciertamente, a partir tenciones y los ensayos de los teólogos positivo-escolásticos,
de los siglos 1v-v, la fe de la Iglesia en la transustanciación y queda y ha de quedar esencialmente fuera de la síntesis teoló-
en la presencia real; pero puede hacerse lo mismo recurriendo gica, la causa verdadera no puede ser porqu•e este material es
a los textos de los Padres de la misma época o también ante- inasimilable en la síntesis teológica y no pertenece a ella, o no
rior. Y así sucesivament'e. De este modo, el argumento litúr- tiene valor para ella, sino porque exist'e alguna imperfección
gico no sobrepasará el valor de una confirmación. en el modo mismo en que esta síntesis teológica es concebida
Y en general puede decirse que todas las tesis de la positi-
propiamente en el concepto positivo-escolástico de t'eología. Es
vo-escolástica podrían ilustrars•e fácilmente con oitas de textos
y costumbres litúrgicas. Pero la utilidad de tal procedimiento una ley férrea de la metodología y de la historia que cuando
sería casi nula. Son éstas,, a mi parecer, las razones que expli- una realidad cualquiera debidamente constatada, no es orgá-
can por qué, no obstante el esfu•erzo de los liturgistas, como nicamente incorporabl•e en una construcción científica antece-
Zacearía y otros, en preparar material litúrgico de valor teoló- dente, a cuyo objeto esa realidad pertenece, es señal que existe
gico a disposición de los teólogos dogmáticos, la liturgia, en una deficiencia en 'el modo en que se ha concebido y realizado
realidad, no ha entrado seriamente en la dogmática. Los manua- tal síntesis. Demostrada la realidad obliga al científico a volver
listas positivo-escolásticos actuales han seguido, en el fondo, a pensar y controlar su construcción y su método.
la lógica intrínseca de las cosas cuando han expulsado prácti-
camente de su teología una buena parte de lo poco de liturgia
.. Autorité .ae ia liturgie chez les Peres: Recherches de Tlléol. An-
cienne et .lllédievale 21 (1954) p.20.
522 C.17. TEOLOGÍA POSITIVO-ESCOLÁSTICA Y LITURGIA 523
P.4;ª LITURGIA, FE Y TE_O_L_O_G_ÍA_ _ _ _ _ __ -----
en la síntesis teológica general de tres .nu'evos tratados, cuya
Asimilación insuficiente del material materia era tratada por los escolásticos antiguos con pocas
litúrgico en la positivo-escolástica cuestiones y con freouencia dispersas en la exposición teoló-
por exageración de la preocupación gica: el tratado llamado de los lugares teológicos o de las fuen-
tes de la revelación; el tratado sobre la Iglesia, y el tratado de
apologética.
la apología general. Este avanC'e también se extendió a otros
tratados.
No es mi intención, naturalmente, hacer aquí un proceso en Que el desarrollo de la problemática que la positivo-esco-
regla del concepto del trabajo teológico en la positivo-escolás-
lástica tuvo el mérito de obrar ha sido concebido con preocu-
tica. Recuérdese, sin embargo, que hoy no existe una persona pación bastante exclusivamente de polémica, d'emuéstralo el
competente en exeg'esis y teología bíblica que esté satisfocha
hecho de que las nuevas cuestiones que introdujo en la sín-
del modo como, con bastante frecuencia, se utiliza el material tesis teológica son precisamente aquellos asp'ectos negados por
teológico bíblico en la teología positivo-escolástica, especial- los protestantes, luego por los iluminados y por último por
mente en nuestros manuales habituales. Y, bien entendido, co-
los racionalistas liberales y por los modernistas, y casi nada
mo decíamos al principio de este capítulo, toda persona com- más. Así se explica que el tratado sobre la Iglesia se agot'e
pet'ente comprende que no se trata simple?1ente de la c:antida~ todo en torno a la defensa de su visibilidad, y especialmente
de citas bíblicas que se hacen en aquel tipo de teologia; y m del primado e infalibilidad del Romano Pontífice; la natural'e-
siquiera de la sola exactitud y de textos verdaderamente apro- za espiritual de la Iglesia como cuerpo místico es casi olvidada
bados; sino de un modo cualitativo d•e concebir las relaciones por completo; y del mismo modo la apologética general, con-
entre el material teológico bíblico y la síntesis dogmática. Dí- cebida, ante todo, contra el iluminismo, viene ent'endida casi
gase lo mismo, a su modo, de la teología patrística; no existe como puente para conducir al ateo a la teología, y con una
hoy persona competente en patrística y en la historia de los postura antiiluminista y antiprotestante, mientras que, en rea-
dogmas y de las doctrinas que quede satisfecha del modo con lidad, la cuestión de nuestras r'elaciones con las Iglesias orien-
que, frecuentemente, ha entrado en la teología en los manua~ tales es tratada de modo inadecuado.
les ese material histórico. Digo esto para dar a entender mi El tratado de la gracia se encentra casi únicamente sobre
esp'eranza de no hacer figura de caballero errante tocando al- la cuestión de la gracia actual y el libre albedrío y 'el aspecto
gunos puntos sobre el modo en que, :n. muchos casos, la posi- de la filiación divina y de la deificación, que es, sin embargo,
tivo-escolástica concibe el ideal teolog1co. el aspecto predominante de la Escritura y de la tradición en
El punto esencial es que en el idea~ yositivo-escolástico . ~·e esta mat'eria, está relegado a un plano muy secundario. La es-
la teología existe una cierta exagerac10n de la preocupac.1on tructura de los tratados de los sancramentos, en ¡:¡eneral o en
apologética y de la misión de def'ensa contra los ?dversanos, particular, y el tratado de los novísimos, comparada con la de
reales o metodológicos, misión que, por lo demas, compete la escolástica antigua, tiene de nuevo sólo los problemas dis-
a toda ciencia. Esta exageración se manifiesta en dos campos. cutidos con los protestantes y con los racionalistas más r'ecien~
Ante todo en el ámbito mismo de la problemática teológica. La tes: ante todo, la cuestión de su institución por Cristo. Tam-
elección misma de las cuestiones tratadas, la importancia re- bién el tratado de la eucaristía está todo en función de defen-
lativa que se da a cada una de ellas, el aspecto preciso bajo sa contra las negaciones protestantes, principalmente contra
el que cada una de •ellas es considerada ante todo, el lugar que la presencia real y la realidad del sacrificio 45 •
se le concede en la síntesis general, son, en muchos casos, con La exageración de la preocupación apologética en la posi-
frecuencia, det'erminados, en la positivo-escolástica, por la polé- tivo-escolástica se manifiesta en segundo lugar en el mismo
mica contra los protestant•es, a la que se añade después la modo de usar, en cada cuestión propuesta, las fuentes propias
polémica contra los iluministas, contra los racionalistas libera- que contienen la revelación, es decir,· la Escritura y la tradi-
les, tipo Harnack, y contra los modernistas. As~. la a_ntigua ción, en la parte llamada positiva d•el trabajo teológico. Como
problemática escolástica se desarrolla e? un sentido mas d~ se ha visto, cuando la positivo-escolástica recurr'e a la Escri-
pendiente de las ideas de los adversarios, que 'era n~cesano tura y a la tradición, lo hace con la preocupación directa y pre-
rebatir, que de las necesidades intrínsecas de la d:iatena con- dominante de probar, por vía puramente histórica, contra Jos
siderada en si misma. 40
Es cierto que la positivo-escolástica ha desarrolla_do. y pe- Naturalmente, no, se niega el ine1vitable influjo de la polémica en
la misma prob],2mática de una ciencia. Ma.s existe modo y modo-. La anti-
netrado a fondo la problemática teológica de la escolastica an- gua escolástica, p.ej., ni es preferentemente polémica, sino irénica, ex-
tigua. Lo demuestra, por ejemplo, la creación y la inserción positiva, conten]plativa.
fi24 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.17. TEOLOGÍA POSITIVO-ESCOLÁSTICA Y LITURGIA 525
que niegan, real o sistemáticamente, que la doctrina enseñada en los mismos fieles, los cuales veían qu'e la prueba era insu-
hoy por la Iglesia y expresada .en la tesis es verdaderamente ficiente, y de exponer nuestra fe al ridículo ante los no cre-
de origen apostólico. yentes, los cuales, como dice Santo Tomás, a propósito de
Naturalmente, no ni'ego que esta prueba por sola vía histó- las pru•ebas insuficientes de orden filosófico, se imaginan que
rica en muchos e importantísimos casos pueda hacerse verda- nosotros creemos por semejantes razonamientos.
deramente, sobre todo en la cuestión del criterio próximo de la Pero consideremos mejor los casos en que efectivamente
fe, en la qu'e se verifica el error primario y radical del pro- se puede hacer la prueba apodíctica de la apostolicidad por la
testantismo. sola vía histórica. También en: estos casos, el punto de vista
Es innegablemente un mérito notable de la positivo-escolás- algo restringido bajo el cual el ideal positivo-escolástico con-
tica de haberla realizado verdaderamente para los casos en que duce a recurrir a la Escritura y a la tradición, con el fin de
'era posible. Además, cuando se piensa en la ligereza con la corroborar la prueba predicha, hace d'ertamente que el positi-
que los primeros protestantes asignaban a tiempos muy poste- vo-escolástico con bastante frecuencia no pr•este la debida aten-
riores el origen de los dogmas católicos que no querían ad- ción al aspecto de la evolución de los dogmas y de las doctri-
mitir, y cuánto los mismos protestantes y racionalistas han ve- nas, evolución tanto objetiva en •el campo mismo de la Escri-
nido a ser inmensamente más cautos 'en acusar a la, Iglesia ca- tura antes de la muerte del último apóstol, cuanto subjetiva
tólica de innovadora-se sabe que Harnack mismo, al fin de y explicativa después de la muerte de los apóstoles. Esta evo-
su vida, reconoció que los elementos esenciales del catolicis- lución es real y p'ertenece al teólogo hacerla conocer y expli-
mo estaban ya presentes en la Iglesia al fin del siglo primero carla en cada caso. El positivo-escolástico pone fácilmente to-
y principios del segundo-, no pued•e menos de reconocerse que dos los textos de la Escritura del Antig1uo Testamento o del
la acción del positivo-escolástico ha sido beneficiosa y provi- Nuevo Testamento que se refi•eren a una cuestión sobre el mis-
dencial, incluso cuando no llegó a dar propiamente la pru•eba mo plano y mezclándolos, poniendo poco cuidado o ninguno
de apostolicidad. en su respectiva época, en sus autores diversos, en las tenden-
Sin embargo, es cierto que la mentalidad predicha de re- cias diferent'es que manifiestan, etc.
currir a las fuentes, viendo muy exclusivamente lo qu'e puede Luego para la tradición la preocupación de la cadena de
obtenerse de ella contra los protestantes, etc., tiene no pocos testimonios fácilm•ente pone en riesgo la perspectiva de la evo-
inconvenientes 'en teología. No está de mi parte analizar todos. lución explicativa; no explica por qué en algunos casos recurre
Ni siquiera intento insistir sobre el hecho de que existen ver- al testimonio de un autor: por ejemplo, Tertuliano u Orígenes,
daderamente casos-y son bastante más numerosos de cuanto mientras que en otros declara que no pueden ser admitidos co-
los positivos-escolásticos lo han admitido-en que la prueba mo testigos de la fe de la Iglesia; tra•e textos breves fuera de
sólo por vía histórica no puede hacerse 4 G, y en los cuales, para su contexto y, por lo mismo, no convincentes.
defender su fe contra los protestantes, los católicos deben re- Pero el inconveniente de la exagerada prevalencia de la vi-
currir a otros medios: ante todo, a la cuestión fundamental sual apologética en la positivo-escolástica, que nos inter'esa
d'el criterio próximo de fe, según la misma Sagrada Escritura también mucho desde el punto de vista de la liturgia, es el si-
y toda la tradición, examinadas también sólo históricamente, guiente: también en los casos en que históricamente puede ha-
es decir, que este criterio próximo no es la razón individual, ni cerse la prueba apodíctica de fa apostolicidad de una doctrina si
filosófica, ni histórica, sino el magisterio infalible de la Iglesia se recurre a la Escritura, a la tradición, al magisterio demasia-
jerárquica. Es cierto que más de una V'eZ la exagerada ansiosi- do por la predicha mentalidad, el contacto con las fuentes de
dad de la prueba histórica directa contra los protestantes, etc., la revelación, en su extensión y en su cualidad, 'en una cues-
ha conducido a los positivo-escolásticos a no reconocer de tión cualquiera, será determinado más por la problemática de
buen ánimo estos casos, como si entonces no existi'ese otro los adversarios que por la riqueza teológica intrínseca de las
medio para defender la Igl~sia. Esto trajo el peligro, no ima- mismas fuent•es.
ginario, de exigir de la historia en aqu'elllos casos más de lo En la Escritura, en la tradición, en la proposición del ma-
que podía dar y d•e disponer pruebas históricas y críticamente gisterio incluso actual, no se leerán todos los datos que ellos
insuficientes. Se caía así en el mismo peligro en que incurrían contienen efectivamente, sino sólo algunos, aquellos, esto es,
los mismos adversarios; se corría el riesgo de suscitar dudas qu'c: interesan a la disousión con los adversarios, y esto sólo en
un aspecto determinado y restringido, aquel en que precisamen-
.. P.ej., 1a A"unción; cf. DrEIC\C\fP, Maniwlc ... TI p.427: propoRitio em te han errado los adversarios. Inmensas riquezas contenidas en
historia probari nequit _; lor< r:aractere~ sacramentaI"s cf. ibid., IV pi.28;
el número septenario de los sacramento,s, ibid., p. 68. las fuentes perman'ecerán inexploradas y no serán asimiladas
c.17. TEOLOGÍA POSITIVO-ESCOLÁSTICA Y Ll11lIRGlA 527
526 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
~~~~~~~~~~-
en la síntesis teológica porque lcis adversarios las han igno- mas y por sí mism~s consideradas, agudiza la percepción de que
rado o, como quiera que sea, la discusión con ellos no da la teología positivo-escolástica, de modo especial la de los ma-
más de sí. nuales, aparte de los puntos de orden histórico-crítico que ellos
pueden mover en casos particulares, no asimila debidam'cnte
Ahora bien, es fácil ver que las. fuentes de la revelación,
para el teólogo, no están allí para permitirles probar que los y no da cuenta suficiente en su síntesis general de todo el ma-
adversarios de la fe católica han errado, sino para enseñarles, terial que tiene a disposición 'en las fuentes.
ad'emás, incluso en primer lugar, muchísimas e importantísimas Conclusión.
otras cosas de valor primario en la construcción de la síntesis
teológica general. En esta perspectiva general podemos, finalmente, dar un
La teología es, ante todo, y en primer lugar, el esfuerzo juicio sobre la cuestión del uso de la liturgia en la teología
científico del mismo creyente para penetrar y contemplar las sintética general. positivo-escolástica. Mirando las cosas desde
riquezas de la revelación, a la que se adhiere en toda su exten- cerca, la teología positivo-escolástica ha considerado en la li-
sión y profundidad. Esta función irénica, llamémosla así, pe- turgia dos solas cuestiones. En el cuadro de la metodología
netrativa, contemplativa, expositiva d•e la teología, debe ser teológica general de Melchor Cano, ha hecho esta pregunta:
necesariamente primaria y determinante respecto a la función ¿Qué tipo de locus theologicus es la iiturgia?, y ha respondido
apologética y defensiva. en sustancia: La liturgia es un locus theologicus que está in-
La función defensiva o apologética pertenee'e necesariamen- cluido en el locus theologicus más general del magisterio ordi-
te a toda ciencia, porque no puede decirse que uno haya nario; por medio del cual, pues, observando ciertas reglas, pue-
penetrado y posea científicamente una mat'eria hasta tanto que d'e determinarse lo que en torno a una cierta cuestión enseña
no sepa responder a las dudas y oposiciones declaradas. Pero el magisterio ordinario y lo que profesa el pueblo cristiano que
la función defensiva, que principalmente es negativa, 'en la vi- acepta aquel magisterio. Luego, en el resto de todos los trata-
sión sintética general de toda ciencia " 7 , ha de estar subordi- dos teológicos, la teología pos1itivo-escolástica se ha interesado
nada a la función simplemente penetrativa o expositiva. No 'es de la liturgia sólo como elemento de la tradición por cuyo me-
ella la que puede determinar en último análisis, ni cuantitativa- dio es posible probar, históricamente, de modo particular contra
mente, ni cualitativamente, ni la problemática, ni el contacto los protestantes, la apostolicidad de una doctrina o de un uso
con las fu'entes, ni el armazón general de la construcción sin- •en la Iglesia.
tética. Y el motivo último de todo esto es que la función apo- Ahora, es evidente, por cuanto hemos explicado hasta aquí
logética se regula esencialmente también por el estado de las en esta obra, que no ver en la liturgia más que estas dos cues-
opiniones de los adversarios, que es cosa variab~e y puramente tiones significa, entre las enormes riqu'ezas que encierra la li-
accidental respecto a la verdad en sí, mientras que la función turgia, interesarse de dos aspectos reales, pero secundarios, y,
"penetrativa" o contemplativa se regula únicamente por 'el ser en suma, de escaso valor y de escasa utilidad 'en la síntesis
del objeto de la ciencia. Ahora bien, es el ser de la cosa objeto teológica. Sabemos, en efecto,. que la liturgia, como elemento
de la ciencia •el que, en último término, determina toda cien- por el que puede det•erminarse lo que el magisterio propone
cia, ya que ciencia no dice otra cosa que un cierto modo de didácticamnte, tiene escasa importancia, porque no es, por su
conocer el ser del objeto propuesto. naturaleza, una manifestación bastante indirecta, para determi-
Es, pues, la exagerada prefer•encia del aspecto apologético nar precisament•e el sentido y el grado autoritativo necesarios,
de la teología positivo-escolástica, en su part•e llamada posi- en todo caso, recurrir a las demás fuentes de la teología, espe-
tiva, la raíz de aquella insatisfacción que, especialmente como cialmente a las manifestaciones directas del mismo magisterio,
ha sido traducida en nuestros manual•es habituales, existe hoy esp'ecialmente en sus intervenciones extraordinarias y solemnes.
en todos los competentes de teología bíblica, de teología his- Conocemos que la liturgia, como elemento para probar sólo
tórica y también de teología litúrgica. La lectura y el estudio históricamente la apostolicidad de una doctrina o de un uso
de estas fuentes de la teología, hechos, gracias a Dios, cada vez en la Iglesia, es de importancia y utilidad secundarias en la
más generalmente, con la intención primaria de ahondar simple- síntesis teológica gen•eral, ya que, o por la sola liturgia esta
mente, en cuanto es posible, en todas las riquezas en sí mis- prueba no puede hacerse, o, si puede, se haría mejor recurrien-
do a los otros m•edios, especialmente a los textos de los Padres
47 No hablo, naturalmente, de lt>s tratados monográfico.s·, que por y a la misma Escritura.
definición consideran sólo un aspecto o una parte o~ la cuestión, sino
de los tratados sintético~. En un tratado monográfico es lícito limitarse Si, pues, en la práctica de la teología positivo-escolástica
también al aspecto simplemente defensivo apologético. Mas la teült>gía dog- la liturgia no aparece precisamente como locus theologicus prae-
m.:Ui<'a es una teologfa ·sintética, no monográfica.
528 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.17. TEOLOr.,ÍA POSITIVO-ESCOLÁSTICA y LITURGIA 529
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stans, la razón de ello es el modo muy restringido en que la hacer comprender algunos. Creo que puede concluirse que, des-
positivo-escolástica considera la liturgia, en consecuencia con cuidando la liturgia, el teólogo sistemático no verá, o no com"
su mentalidad general de concebir el trabajo teológico, dema- prenderá y no expondrá en toda su fuerza y alcance real. se-
siado dominada desde el punto de vista de formar en todo pun- gún la misma revelación, los siguientes conceptos, entre muchos
to doctrinal y directamente la prueba apologética histórica de ctros: la revelación, ant'e todo, como historia sagrada y la
las fuentes. La deficiencia del uso de la liturgia en la teología historia sagrada como misterio de la Iglesia, misterio de Cristo
positivo-escolástica es, pues, una simple -consecuencia de cier- siempre en acto; la vía cristológico-trinitaria de la derivación
ta restricción dd punto de vista con que eilla considera las de todo bien de Dios y de su retorno a Dios y por lo mismo
fuentes propias de la teología, especialmente el magisterio, la la fuerza de la vida trinitaria •en la Iglesia y, en especial, el
Escritura, la tradición patrística. Con el agravant'e, sin embargo, alcance de aquella afirmación de que toda santificación se hace
de que el magisterio, la Escritura, la tradición patrística, in- in Spiritu; la fuerza real de la presencia real de Cristo en la
cluso considerados con la preocupación demasiado restringida Iglesia y el alcanc'e real de su sacerdocio siempre en acto; la
de leer en ellos, ante todo, lo qu'e puede ser, útil a la polémica realidad y el sentido preciso del sacerdocio universal de los
antiprotestante y antimodernista, tienen siempre una importan- fieles; todo el alcance de la ley de la encarnación; la fuerza
cia no sólo considerable, sino capital para el teólogo sistemá- profunda die las realidades del pueblo de Dios, de salvación
tico, si bien éstos, obrando de este modo, estén todavía lejos en comunidad, de solidaridad, de comunión de los santos, de
de disfrutar todas las riquezas teológicas que estas fuentes cuerpo místico; la unidad real del infrahumano, humano, an~
contienen. La liturgia, por el contrario, considerada en la mis- gélico y, por lo mismo, el alcance cósmico de la redención; las
ma perspectiva, pierde prácticamente toda su impqrtancia r•eal implicaciones de la naturaleza corpórea espiritual del hombr•e
para el fin de la síntesis teológica. en la unidad sustancial de su ser; la tensión escatológica en la
Pero la liturgia se presenta al teólogo sistemático no sólo, vida cristiana; la redención como lucha siempre en acto contra
ní ante todo, para hacerle conoc'er lo que propone el magiste- Satanás; la importancia de la Escritura en la vida cristiana
rio ordinario didácticamente; y -no sólo, -ni ante todo, como y 'el modo cristiano de leer el Antiguo y Nuevo Testamento
elemento de tradición del que él puede obtener, contra los pro- y, por lo mismo, la actualidad siempre viva para todo fiel, de
testantes y otros, una prueba histórica de la apostolicidad de toda la Escritura también del Antiguo Testamento, especial-
la doctrina de la Iglesia. Estos dos elementos son reales en la mente de los Salmos; la Misa como centro de toda la economía
liturgia, pero secundarios y, en suma, de poca monta com- sagrada hic et nunc; la naturaleza de la Iglesia, especialmente
parados con los que en est'e campo corroboran las otras fuen- el culto a Dios como fin suyo primario al que están ordenados
tes teológicas. La líturgia se presenta al teólogo, ante todo y en todos los otros medios y poderes, y de donde se derivan todas
primera línea, para enseñarle cómo la lgfosia-jerarquía y f ie- sus energías. Y no pretendo haber agotado el elenco: he se-
Les-, bajo el velo de signos sensibles y eficaces, vive hoy dia ñalado solamente los puntos más salientes que pueden obtener-
y ha vivido en el pasado su fe, en el encuentro actual de san- se de los capítulos precedentes.
tificación y de culto con Dios y el mundo sobrenatural. Ésta es Pero, ¿por qué todas estas cosas no puede comprenderlas
la especialidad y la riqueza propias de la liturgia que el teólo- e.l teólogo, o no puede comprenderlas bien, más que en la litur-
go no pu'ede conocer en ninguna otra fuente teológica, en nin- gia? Porque el catolicismo es ciertamente una doctrina y un
gún otro locus theologicus. Ahora bien, conocer cómo vive la sistema; pero una doctrina y un sistema que •es, al mismo tiem-
lglesia sn fe en el encuentro actual con Dios bajo el velo de po, vida siempre en acto: Crísto viviente en la Iglesia; la
signos sensibles y eficaces de la santificación y del culto, ti'e- Iglesia viviente en Cristo. Ahora bien, Cristo viviente en la
ne, a propósito de toda grande cuestión de que debe tratar la Igl'esia y la Iglesia viviente en Cristo es, ante todo y en pri-
teología sintética, una importancia de la que el teólogo siste- mera línea, la liturgia en acto. Por esto las mismas doctrinas
mático no puede prescindir, porque conocer este aspecto de del catolicismo no pueden penetrarse a fondo descuidando la
las cosas, manifiesta horizontes y profundidades más grandes liturgia. Pero, naturalmente, para esto, es necesario acercars'e
y propios en torno a la misma f'e; horizontes y profundidades a la liturgia en primer lugar, simplemente con la intención de
que no pueden descubrirse, o no pueden descubrirse bien, rnás encontrar en ella, a propósito de toda gran cu•estión, cómo la
que en la liturgia. Iglesia, bajo el velo de signos sensibles y eficaces, ha vivido
¿Cuáles son estos horizontes y estas profundidades de la re- y vive cada día su fe en el encuentro actual de santificación
velación que el teólogo no puede descubrir más que en la li- y de culto con Dios y el mundo sobrenatural. Hay que acer-
turgia? En los capítulos que preceden me he esforzado por carla, pues, con .una mirada más larga, menos directamente
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P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.18. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN SANTO TOMÁS 531
polémica y más simplemente positiva, penetrativa y contem- Santo Tomás en la Suma que pueden dar ocasión a una elabo-
plativa que, por contingencias históricas de su origen y de ración del concepto de liturgia y por lo mismo servir de base
su desarrollo, ha podido hacer la teología positivo-iescolástica. a la construcción de una liturgia teológica general; los temas
Inútil insistir que la misma polémica ganará 'inmensamente. de inserción metódica del aspecto teológico-litúrgico de las
cuestiones tratadas en teología en el sistema general de la sín-
tesis teológica en Santo Tomás; el uso de la liturgia como
CAPITULO XVIII "autoridad" a través de toda la teología de Santo Tomás.
lo que ha servido de base a la elaboración del mismo concepto cramento es signo eficaz que causa eficazmente lo que preci-
de liturgia en la primera parte de este trabajo. No sólo existe samente significa ( 3 q.62), o, como han dicho los teólogos pos-
en las obras de Santo Tomás toda una filosofía y tecnología teriores, e[f icit quod f igurat, o bien: significando causal'. Luego
del signo 2 , sino que ni siquiera es exagerado decir que este la explicación de los sacramentos en particular está fundada
concepto representa la clave maestra de su teología madura sobre el signo que es propio a cada uno como expresión de la
en todo el tratado de los sacramentos en general y en particu- gracia particular que confiere.
lar. Justamente este hecho se ha puesto en relieve por los in- Otro concepto básico del tratado de los sacramentos en
térpretes recientes, que se han esforzado y se esfuerzan en general en ·santo Tomás, también de gran importancia para
cierto modo de construir una liturgia teológica partiendo de toda Ia teología litúrgica, es el del doble inseparable fin de los
Santo Tomás, especialmente por el P. Roguet 3 • En todo esto sacramentos: la santificación y el culto, con la primacía del
es Santo Tomás el heredero y, en cierto modo, el perfecciona- culto mismo sobre la santificación en cuanto que la misma san-
dor del pensamiento teológico de San Agustín y, por medio de tificación está ordenada al culto (3 q.60 a.5 c; q.63 a.6 c).
él. de toda l1a tradición simbólica, teológica, litúrgica de la pa- Tercer concepto importante es que el culto de Dios, al que
trística antigua, así como del pensamiento del primer Medievo. están dirigidos los sacramentos, es específicamente el culto
No sólo dice Santo Tomás en la Suma (expresión madura de cristiano, es decir, el que fué inidado por Cristo especialmente
su pensamiento en este sentido) que el sacramento pertenece sobre el Gólgota, por Él siempre continuado y al que asocia
al género del signo (3 q.60 a.l ) , sino que define directamente a los fieles uniéndoles consigo y haciéndoles partícipes de su
el sacramento del Nuevo Testamento como "el signo de una
culto a Dios; es, pues, el culto de Dios en Cristo. Para Santo
cosa sagrada en cuanto que es santificador para los hom- Tomás, habilitan específicamente para este culto de Dios en
bres" (a.2).
Cristo los caracteres sacramentales, los cuales "no son otra cosa
El tiene, además, la doctrina de la triple dimensión del sig-
que una cierta participación en el sacerdocio de Cristo deri-
nificado del signo sacramental, en la que recoge, aunque no
completamente elaborada y desarrollada, la gran visión sim- vada del mismo Cristo" (3 q.63 a.3); de donde resulta que todo
bolística y realística de los Padres. "Sacramento, propiamente el culto cristiano no es más que el mismo culto de Cristo siem-
hablando, se dice de una cosa ordenada a significar nuestra pre en acto por medio de la Iglesia, con la Iglesia y por la
santificación. Ahora bien, en ésta se pueden considerar tres Iglesia. Este último concepto se precisa aún en Santo Tomás
aspectos, es decir: la causa misma de nuestra santificación, que por medio de la doctrina de los sacramentos, instrumento se-
es la pasión de Cristo; la forma de nuestra santificación, que parado de la divinidad en Cristo como su humanidad unido a
consiste en la griacia y en las virtudes, y el fin último de 1mes- aquella divinidad.
tra santificación, que es la vida eterna. Todo esto es signifi- Finalmente, existe en Santo Tomás el concepto de que todos
cado en los sacramentos. Por lo cual el. sacramento es signo los sacramentales y los ritos litúrgicos diversos están ordenados
rememorativo de lo que precede, esto es, de la pasión de Cris- a los sacramentos como a la cosa principal (véase, por ejemplo,
to; demostrativo de lo que obra en nosotros la pasión de Cristo, 3 q.65 a.I ad 6), mientras que los mismos sacramentos están
es decir, de la gracia; y preanunciativo de la gloria futura" ( a.3). todos ordenados a la eucarisHa sacrificio y sacramento, la cual
A esta misma doctrina fundamental del sacramento signo aparece de este modo como el centro y el sol de todo el con-
une Santo Tomás su explicación de la composición de todo junto del culto y de la santificación de la Iglesia ( 3 q.56 a.3).
sacramento de una cosa sensible ulteriormente determinable Es verdad que, en todo esto, Santo Tomás habla directa-
(res) y de un elemento ulteriormente y específicamente que mente de los siete sacramentos, es decir, de aquellos ritos ma-
determina su significado especial en todo sacramento (verba): yores de la liturgia que son de institución divina y obran ex
el llamado hilemorfismo aplicado a los sacramentos (a.5 4-7); opere operato y no ya de toda la liturgia. El tratado de Santo
así como la causalidad de los sacramentos, por la cual todo sa- Tomás sobre los sacramentos en general es directa y exacta-
mente un tratado de los siete sacramentos en general y no ya
2 Cf. A. M. ROGUET, 1.c. en la nota precedente, p.257-34ü. Tambl¡én
el estudio de 'l'ravers ape>ya todo sobre la noción de signo. La obra, en un tratado de los 'sacramenta, es decir, de toda la liturgia en el
efecto, S·~ divide en dos partes: vale>r social de! signo y valor social de sentido patrístico.
los signos cristianos.
•·L.c. Así también TRAVEitS. Cf. H. SCHILLENBEECKX, De• sacramen- Esta precisa perspectiva conducía a un cierto peligro ten-
telle he>ilseconormie. Theologische bezinViing ov St. Tho·mas sacramenteleer dencia!: llegar a construir una teología de los siete sacramentos
in het liCht van de traditie en van· heden.daagse sacramentenvroblematik
(Antw?rpen 1952). separada de su cuadro general de la teología litúrgica en ge-
534 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.18. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN SANTO TOMÁS 535
neral y que incluso la liturgia desapareciese generalmente de la "El fin de los preceptos ceremoniales es doble: estaban, en
síntesis teológica. En Santo Tcmás mismo se ha evitado en efecto, ordenados al culto de Dios, para aquel tiempo, y figu-
parte esto, como se verá más adelante; los teólogos posterio- raban a Cristo ... Las razones, pues, de los preceptos ceremo-
res, por el contrario, no supieron evadir el peligro. niales de la ley antigua proceden de una doble consideración:
Pero es también verdadero que el haber puesto de relieve la primera, del motivo del culto divino que se debía observar
con todo vigor los siete rito3 litúrgicos mayores, de frente al entonces. Este género de razones indícalo la misma letra de la
resto del conjunto litúrgico que los rodean en la vida práctica Escritura y están dirigidas ya a evitar el culto idolátrico, ya
cultual de la Iglesia, ha permitido a los escolásticos, y espe- a recordar algunos beneficios de Dios, ya a inculcar la exce-
cialmente a Santo Tomás, realizar el notabilísimo y necesario lencia divina o también a expresar la disposición de la mente
progreso de determinar con exactitud lo que, entre todos los que entonces' se pedía a los adoradores de Dios. La segunda
ritos en general, distingue de modo especifico a los siete rito& consideración apta para indicar las razones de las leyes cere-
mayores, es decir, a nuestros siete sacramentos, y lo que es moniales es que estaban ordenadas a figurar a Cristo. Así estas
propio de dios, especialmente respecto de su institución, de su razones son figurativas y místicas, sea respecto a Cristo mismo
eficacia y de su necesidad. La teología conquistó así la con- y a la Iglesia, lo cual se refiere a la alegor~a. sea respecto a
ciencia refleja y analítica de nuestra distinción, en el seno del las costumbres del pueblo cristiano, lo cual mira al significado
conjunto litúrgico, entre los sacramentos, por una parte, y por moral, sea respecto al estado de la gloria futura, en cuanto que
otra: sacramentales, ritos litúrgicos y oración litúrgica, distin- seremos introducidos allí por Cristo, lo cual atañe al signifi-
ción que es, naturalmente, de capital importancia en el estudio cado analógico" ( 1-2 q.l 02 a.2).
teológico de la liturgia, como ha podido verse en la primera Así, los preceptos ceremoniales de la ley antigua tenían un
parte de esta obra, mientras que en la teología precedente que- significado respecto a una realidad presente, la de las disposi-
daba bastante impreciso. ciones internas de ánimo en que consistía el culto a Dios, com-
Que luego los grandes conceptos antes anotados y puestos prendiendo el alejamiento del culto idolátrico y la idea de la
por Santo To más en la base de su teología de los siete sacra- excelencia divina; un valor de significadC\ respecto a una reali-
mentos, mediante un oportuno y necesario desarrollo y perfec- dad pasada, los beneficios de Dios recordados entonces; un
cionamiento requerido por la naturaleza misma de las cosas, valor de significado respecto a una realidad futura, que se
puedan y deban ser aplicados a toda la liturgia, salvo el modo subdividía a su vez en un triple objeto: el mismo Cristo y la
especial en que se verifican en los siete sacramentos, lo hemos Iglesia, las costumbres morales del pueblo y la gloria futura
mostrado en la primera parte de este trabajo. final. Aunque todo esto lo exprese Santo Tomás casi sin que-
rer, a causa del influjo de la terminología patrística sobre los
Teología del culto de la 1ey antigua. diversos sentidos de la Escritura, por lo cual la cuestión del
artículo es "si los preceptos ceremoniales tienen una causa lite-
Un ejemplo típico de que, en la mente misma de Santo To- ral o solamente figurativa", sin embargo, es bastante fácil re-
más, estos conceptos, salvas las diferencias que pide la materia conocer en sus observaciones el fundamento de los que en la
en oada caso, admiten un desarrollo aquí y allá de la esfera primera parte de este trabajo hemos llamado la cuádruple di-
restring~da de los siete sacramentos, está en su tratado sobre mensión de significado de todo signo litúrgico.
el significado teológico del culto de la ley antigua (1-2 q.101- Efectiv1amente, Santo Tomás, en los artículos de las cues-
103) , especialmente a propósito del significado de los signos tiones 102 y 103, explica el sentido de toda la liturgia del An-
rituales de la liturgia del Antiguo Testamento ( q. l 02). Aquí, tiguo Testamento según esta "falsilla" de innegable valor teo-
Santo Tomás, no sólo aplica a todos los signos rituales de la lógico, incluso si, naturalmente, al asignar con todo detalle los
ley antigua el principio expresado por él a propósito del sig- significados figurativos de cada rito, él cae de lleno en las fan-
nificado de los signos sacramentales de la nueva ley, es decir, tasías alegoristas de origen filoliano, judío-medieval (mosén
que estos signos tienen un valor demostrativo de una realidad Maimónides es citado con frecuencia en estos artículos) y cris-
espiritual presente, un valor rememorativo de una realidad pa- tiana-patrística o medieval. Estas fantasías, como se sabe, pro-
sada y un valor preanunciativo de una realidad futura ( 1-2 ceden todas de la contaminación del concepto bíblico de tipo-
q.60 a.3), pero con terminología un poco diversa y derivada logía y de figuración con el concepto helenístico de alegoría,
más directamente de la antigua tradición patrística, él com- y del hecho de que, ya en parte los Padres, pero especialmente
pleta en modo más preciso los detalles de cada parte. los medievales, habían olvidado la regla, que hemos explicado
536 _____P_.4.• LITURG_IA_,__
FE_Y_°!_EOLOGÍ_A_ _ _ _ _ __ C.18. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN SANTO TOMÁS 537
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e? su. ~ug~r, esto es, que el significado preciso figurativo del Preguntémonos ahora cómo se porta Santo Tomás desde este
rito hturg1co (y esto vale también para el rito litúrgico de la punto de vista en su síntesis teológica general: es decir, si, y
ley an~igu.a) _está determi?ado por la autoridad competente que hasta qué punto, inserta él en esa síntesis el aspecto teológico
lo ha mstitmd~ y lo explica a través de sus órganos competen- de cada una de las cuestiones.
tes ~e expr~s10n (en el caso del Antiguo Testamento, por ]a Consideremos antes la inserción metódica y directa; lo que
Escritura misma y por la Iglesia) y no ya por el juicio arbi- viene esporádicamente y por vía indirecta nos será revelado
trario de un vrivado cualquiera. por el uso de la liturgia en Santo Tomás como "autoridad" a
Como quiera que sea, cuanto hemos dicho puede !:lastar través de toda la teología.
para convencernos sobradamente de la insistencia, en la teolo- La inserción metódica y directa del aspecto litúrgico en las
gía sintética de Santo Tomás, de los principios fundamentales cuestiones objeto principal de cada uno de los tratados no se
~u: l?ueden servir de base a la construcción de una teología realiza prácticamente en Santo Tomás sino en tres casos: ante
hturgwa fundamental, especialmente del concepto base del rito todo y en modo relativamente más perfecto, en el tratado de
litúrgico como signo de la cuádruple dimensión de la santifi- los sacramentos en particular; con un sentido secundario, en
cación y del culto. la teología de las acciones humanas donde trata de la virtud
Que Santo Tomás, además de la visión teorética de los de religión en conexión con la virtud cardinal de la justicia;
principios teológicos fundamentales en torno a la naturaleza en tercer lugar, siempre en la teología de Ias acciones humanas,
de la liturgia, haya tenido un sentido y como un instinto litúr-
en el tratado de la ley antigua.
gico tradicional sano y finísimo, demuéstralo con toda eviden-
cia la Misa y el oficio de la fiesta del Corpus Christi que,
como se sostiene, es obra suya y en la cual es notable, entre En el tratado de los sacramentos en
otras cosas, el sentido simbólico realista o de los varios aspec- especial.
tos del signo litúrgico.
En la teología de los sacramentos en particular, Santo To-
:nás ha tenido de modo innegable la preocupac10n directa de
2. Los TEMAS DE INSERCIÓN METÓDICA DIRECTA DEL ASPECTO
insertar sistemáticamente todo el material de valor teológico
TEOLÓGICO - LITÚRGICO EN CAJ)A UNA DE LAS CUESTIONES l()E
TEOLOGÍA SINTÉTICA GENERAL EN SANTO TOMÁS
que, en torno a estas cuestiones, dispone la liturgia. Práctica-
mente, ha intentado explicar cada uno de los sacramentos, en
De cuanto hemos expuesto hasta aquí en esta obra debería su contexto efectivo del ritual litúrgico. Así, en la exposición
resultar suficientemente claro que al menos casi todas las cues- de cada sacramento en particular él no considera sólo todos
tiones que constituyen el objeto principal de cada uno de los tra- ~quellos casos particulares de naturaleza también litúrgica que
tados habituales de nuestra teología sintética tienen, entre otros, interesan a la sustancia misma del sacramento, como su ma-
también un aspecto y, por decirlo así, una dimensión litúrgica 4 • t.eria y su forma, sino, además, inserta también una exposición
Quiere decirse que cada uno de los tratados teológicos no del contexto litúrgico en la administración misma de ese sa-
pueden ser íntegramente elaborados y expuestos-como trata- cramento.
dos teológicos, considérese bien-si, entre las otras cosas, no ~n el tratado del bautismo existe un artículo especial: "si
se integra en ellos el tratado del aspecto teológico que inclu- el nto que la Iglesia usa en el bautismo sea conveniente" 5 , en
yen. La teología sintética está obligada, efectivamente, a asi- e~ que se explican los principales ritos litúrgicos en la admi-
milar en la síntesis de todo tratado el material de valor teoló- nistración del bautismo. En el mismo tratado se inserta la ex-
gico relativo que se encuentra abundantemente, como se ha plicación de los puntos esenciales de la liturgia ad f aciendum
visto, en la liturgia, y mediante el cual puede conocer el teólogo c.atechumenum 6 y del rito de la circuncisión como prefigura-
un cierto aspecto de su objeto que no puede vislumbrar o, al hva y preparativa del bautismo 7 • Al fin del tratado sobre el
menos, no puede ver de modo suficiente por otros medios. sacramento de la confirmación, trae en el mismo sentido un
artículo: "si el rito de este sacramento sea conveniente" 8 •
4 .Por Jos temas tra tade>s en los c1apítulos precedentes se puede ver
que. entre Jos tratados q,ue constituyen el conjunto de nuestra teología En el tratado sobre la eucaristía, más que en los otros tra~
dogmática, •a>riste para Jos siguientes una cuestión litúrgica: metodología,
Dio.s unitrinn, ángeles, criatura infrahumana, hombre., Crist(), Iglesia, sa- ~ ~ q.66 a.10.
cramentos. No sería difícil hacer la misma dt>mostración para Jos demás 3 q. 71 a.2-3.
tratados. 7
3 q.70 a.3
8
3 q.72 a.12.
538 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.18. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN SANTO TOMÁS 539
tados, considera Santo Tomás el aspecto litúrgico. El trata: mentos y la liturgia sacramental en general, baste repetir sim-
del uso de la mezcla del agua en el vino 9 ; del uso que se en- plemente lo que Santo Tomás ha dicho en orden al aspecto
cuentra en la antigüedad de añadir al vino consagrado vino no litúrgico a propósito de todo siacramento. Y ni siquiera quiero
consagrado para que pudiera haber suficiente para la comunión insinuar lejanamente que baste para el mismo fin trasladar ai
de tantos fieles 10 ; del ayuno eucarístico; de la comunión de tratado teológico sintético de los sacramentos lo que nuestros
los que no tienen el uso de l1a razón; de la comunión frecuente liturgistas históricos, rubricistas, o, si todavía existen, alegoris-
y cotidiana; de la comunión bajo una especie 111 ; de la concele- tas, dicen de cada uno de los sacramentos. Mas no puede me-
bración 12 ; de la distribución de la comrtnión por el sacerdote nos de ponerse de relieve el hecho de que Santo Tamás, cre-
y por el diácono 13 ; de la obligación de la comunión del sacer- yendo encontrar en el aspecto litúrgico de los sacramentos un
dote celebrante en la Misa, y de la obligación del siacerdote de notable interés también teológico, ha pensado ser misión de la
celebrar 14 ; finalmente, y de modo especial: "de los ritos de este teología sintética ocuparse de él.
sacramento" 15 • Aquí se habla: del tiempo de la celebración, Es innegable, además, que las observaciones de Santo To-
del lugar de la celebración y de los vasos sagrados, de todo más en la explicación de los ritos litúrgicos de los sacramentos,
el ordo missae, del modo de corregir los diversos defectos ·en mucho más que las razones de conveniencia y de las relaciones
que puede incurrirse en la celebración de la Misa. figurativas 'ª las que se apela, juntan con frecuencia auténticos
A propósito de la penitencia, en el último artículo se ex- y profundos valores teológicos. Valores teológicos, además,
plica la conveniencia del rito litúrgico de la penitencia solem- también tradicionales. En efecto, en los artículos antes enume-
ne 16 • También en el tratado del sacramento de la extremaun- rados de Santo Tomás convergen con frecuencia un buen nú-
ción existe la explicación de le. conveniencia que en él sean mero de ternas teológicos litúrgicos de origen patrístico, que
ungidas las partes del cuerpo indicadas por el rito litúrgico 17 • los Padres acostumbraban a desarrollar en sus explicaciones de
Al fin del tratado del sacramento del orden se explica el sig- los ritos de la iniciación cristiana a los catecúmenos y a los
nificado de los ornamentos sacerdotales y de las insignias pon- neófitos. El De sacramentis de San Ambrosio y diversas obras
tificales 18 • de San Agustín las cita más de una vez Santo Tomás en ese
Como se ve, en la teología sintética de los sacramentos en sentido. También la tradición medieval sobre estas materias,
particular, ha insertado Santo Tomás un material notable de encontriada con frecuencia en las obras de naturaleza canónica
naturaleza litúrgica. Este material, por el contrario, ha des- como el Decretum de Graciano, constituye una fuente impor-
aparecido, me parece unánimemente, de las síntesis teológicas tante de estos artículos.
de nuestros actuales manuales, porque, sin duda, no ha sido
considerado de interés teológico, sino a lo sumo de interés li- En el tratado de la virtud de religión.
túrgico alegórico, y no siempre de la mejor clase, o litúrgico
rubriscístico, o a lo más litúrgico histórico. Santo Tomás, por Otro tema de inserción sistemática del aspecto litúrgico en
el contrario, considéralo de interés propiamente teológico; in- la síntesis teológica de un tratado lo trae en Santo Tomás en
terés que él descubre, por lo demás, desde el punto de vista el tratado de la virtud de religión. Una serie de artículos tratan
de las razones de conveniencia en relación al fin de los ritos del aspecto litúrgico de esta virtud. Así, cuando pregunta: si
litúrgicos de disponer oportunamente a cada uno de los sacra- la virtud de religión tiene algún acto exterior 19 ; si la oración
mentos mayores en cuya celebración intervienen. También apa- debe ser vocal '2 º; si puede decirse convenientemente si son par-
recen las razones alegóricas de los diversos ritos. tes de la oración las súplicas, las oraciones, las peticiones y la
No quiero afirmar en modo alguno que hoy, para encon- acción de gracias >.i 1 ; si la adoración implica también actos cor-
trar una más profunda unidad entre la teología de los sacra- porales 2 ::i; si requiere un lugar determinado ~3 • Toda la cues-
tión 85 de la Secunda Secundae trata del sacrificio acto sumo
9 3 q.74 a.6-8. de la virtud de religión. También la cuestión 86 sobre las
10 3 ·q.,77 a.8 obligaciones y primicias toca con frecuencia la liturgia: Los
11 3 q.80 a.8-12.
12 3. q.82 a.2. dos artículos de la cuestión 91 son esencial y directamente litúr-
tua 3 q.82 a.3.
14 3 q.82 a.4-lü.
"' 3 q.83.
19 2-2 q.81 ª· 7.
m 2-2 q.83 a.12.
'º Suppl. q.28 a.3. 21 2-2, q.83 a.17.
1'7 SuppZ. q.3'2 a.6.
22 2-2 q.84 a.2.
18 SuppZ. q.40 a. 7.
"' 2-2 q.84 a.3.
540 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.18. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN SANTO TOMÁS 541
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gicos, tratando de la alabanza vocal de Dios y del canto litúr- de sh eficacia propia en el tiempo de la ley antigua 34 • Como
gico. En la cuestión 94 a propósito de la idolatría se trata de se ve, el conjunto de las cuestiones tratadas es bastante ex-
las imágenes en el culto. haustivo.
No me consta que fuera de los tres tratados de los sacra-
En el tratado de la ley antigua. mentos, de la virtud de religión y de la ley antigua, se encuen-
tre en la Suma algo semejante para la inclusión sistemática de
Finalmente, en el tratado sobre la ley antigua Santo To- la liturgia en la síntesis teológica de cada uno de los tratados '"· ·
más inserta sistemáticamente una exposición del significado
teológico de la liturgia del Antiguo Testamento considerando
su liturg1a en sí misma, en sus razones o signific:ados, según el 3. EL USO DE LA LITURGIA COMO "AUCTORITAS" EN EL CUADRO
fin de todo rito y prescripción litúrgica y en su duración y DE LA "QUAESTIO" Y MÉTODO SIC ET NON A TRAVÉS IDE LA
eficacia. Así, en la primera cuestión explica la naturaleza de TEOLOGÍA DE SANTO TOMÁS
la liturgia de la ley antigua en cuanto destinad<i directa o in-
directamente al culto de Dios, como preparaciól:l de los fieles; No se diga con esto que en los otros tratados que compo-
luego explica las propiedades de esta liturgia figurativa de nen la síntesis de la Suma, no figure en modo alguno la litur-
Cristo y de la gloria futura 24 , la razón en gent:ral de la mul- gia. Pues, recorriéndolos, puede espigarse un cierto número de
tiplicidad y diversidad de sus ritos '25 y la distinción de sus alusiones a la liturgia. Para entender, sin embargo, el punt 0 1
partes en sacrificios, sacramentos y observancias sagradas e!.;. de vista preciso en el que se hacen estos recursos, y por i~
En la segunda cuestión explica el significado de estas par- mismo los límites precisos de su valor, hay que tener presente
tes según la naturaleza y el fin de cada una. El artículo pri- d cuadro general escolástico de la quaestio y del método sic
mero establece el hecho general de que este significado ha et non 8~'.
de existir también en la liturgia del Antiguo Testamento 27 ;
La "auctoritas" y la "quaestio" en el
después, especificando lo que hemos llamado dimensiones sig-
método escolástico.
nificativas de los signos litúrgicos, se muestra en general que,
para la liturgia del Antiguo Testamento, éstas hay que bus-
Es conocido, en efecto, que todo el trabajo escolástico,
carlas en el sentido literal y en el sentido figurativo de los tanto filosófico como teológico, desde el punto de vistia del
textos 28 • Más tarde se pasa a la explicación del significado
método, se desarrolla a partir de un dato positivo: las afirma-
de cada una de las partes de la liturgia según los principios
indicados: explicación del significado de los sacrificios 29 ; de los 34 2-21 q."103 a.2.
sacra, es decir, de los tiempos sagrados, de los lugares sagra- . "' Sir> emb~rgo, algunas cuestiones y artículos de los otro-s tratados
dos, de los v,asos sagrados, de los ministros sag:r:ados 30 ; de los sm exphcar directamente el aspecto litúrgico, t<"can cu2stiones y pro:
po_nen coueepto,s q31e con frecuencia son bastante importantes para este
sacramentos: circuncisión, cordero pascual, consagración de los mismo aspecto. As1, en el tratado sobre Cristo y la Virgen en una serie
de cuestiones se tocan ideas de gran valor litúrgico. En la' tercera parte
sacerdotes (y aquí se habla también del significa.do de las ves- las ~uestione,s 22 (del sacerdoci<" de Cristo) y 26 (de Cristo mediador)
tiduras sacerdotales), oblaciones, purificaciones 31 ; explicación son. unportantes para el concepto de, liturgia en general y para aclarar el
lugar que en ella corresponde a Cristo. La cuestión 25, especialmente
del significado de las sagradas observancias litúrgicas, como los artículos 3-6, es importante para el culto de1 Cristo (p.e,:i:., Sagr,ado
de la prohibición de comer ciertos manjares, algunos animales, Co_razón, Llagas de Cristo), para el culto de las imágenes y de las reli-
quias. Importl'.ntes. por varias _razones son las cuestiones que siguen: 27,
la sangre, etc. En la cuestión tercera se habla de la duración sobrn la santificación de la Virgen; 29, sobre sus desposorios; 30, sobre
de los preceptos ceremoniales litúrgicos del Antiguo Testa- la an,unciación. Las cuestiones que siguen. sobre la vida de Cristo son
importantes para la teología cle1 ciertas fiestas litúrgicas; 35, de la navi-
mento, en cuanto que no existían por precepto de autoridad le- dad del Sefior; 36, de la manifestación de Cristo después de su naci-
gal, antes de la ley 32 , y fueron abolidos por Cristo 33 ; así como miento (Epifanía) ; 37, de la observancia de 1DI;; preceptos lega1':os en el
caso del Niño Jesús; 39, del bautisJillo, de Cristo; 45, d<> la transfigura-
~ 2-2. q.101 a.1.2. ción de Cristo ; 46, de la pasión de Cristo ; 50, de la mue,rte d~ Cristo ;
25 2-2 q.l 01 a.3. 51, de la sepultura de Cristü ; 52, de su descensión a los infiernos ; 53, d<>
2111 2-2 q.101 a.4. la. resurrección de Cri~to; 57, de la. ase~ns'ión de Cristo; 58, de su colo~
21 2-2 q.102 a.1. cación a la derecha del Padre. En el f!u,plemento (q. 71), donde se habla
"" 2-2 q.1021 a.2. de lc>s sufragios por los difuntos, existen muchas obsencaciones d~ teología
º" 2-2 q.102 a.3. litúrgica, como también en la cuestión 72, donde se habla de la invoca-
oo 2-21 q.102 a.4. ción de Jos san.tos.
31 2-2 q.102 a.5. oo Cf., p.ej., J. DE GELLINCK, De mouvl'ltn,ent théologiqu,e' <hi XII• sie-
82 2-2 q.103 a.1. cle ed. 2." (Bi·ug%-Brux0llt'!'-Pm'Í8 l!J48) p.472ss.; M. D. CHENU, Jntrod,u10-
o:i 2-:1 <J.103 a.3-4. tio11> a l'étude d@ S. Th011WI!' d",1quin (París 1950) p.106ss.
542 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.18. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN SANTO TOMÁS 543
dones o las opm10nes, por lo demás consignadas en textos es~ es el aspecto filológico-histórico de las auctoritates que con-
crítos, de los autores antecedentes que, en la materia puesta al trastan con la intención de escoger simplemente el pensamien-
ex1arnen en cada uno de los casos, supónese, en cierto modo, to histórico de cada una, el punto de vista que fué o es el suyo,
ser autoridad. Los dichos de estos autores que resumen en una o también el desarrollo histórico de una doctrina en el tiempo
determinada cuestión su posición respectiva, y también los rnís~ (sí bien estos aspectos no estén ausentes del todo); sino que el
rnos autores que los han pronunciado, llárnanse precisamente punto de vista primario es la consideración de la realidad ab-
auctoritates. soluta en sí misma, corno aparece en el análisis de las cosas,
En filosofía, Aristóteles, el Filósofo, a partir del hallazgo mediante el uso de la filosofía y de la dialéctica. Se hace ante
de sus obras, es naturalmente la gran auctoritas. En teologia todo el análisis ontológico-dialéctico de las realidades consi-
las auctoritates son variadísírnas: la Escritura, los Padres, "los deradas y de los conceptos. De este análisis se resuelve la duda
santos"; los teólogos rnás recientes: doctores, los concilios, la inicial en un sentido o en otro.
Iglesia en general, especialmente la romana. La liturgia, sea Incluso tratándose de teología, las mismas auctoritates dis-
en sus textos o en sus ritos, o en sus fiestas, es una de las persas por todos los artículos, sea en las objeciones iniciales,
auctoritates en teología. Aunque no diga mucho Santo Tomás sea en el Sed contra, sea en el cuerpo mismo del artículo o en
a este propósito, parece cierto que para él la auctoritas de la las respuestas a las objeciones, tienen ante todo una función
liturgia se reduce a la auctoritas de la Iglesia, de la que maní~ dialéctica-ontológica, pero no directamente histórica ni apo-
fiesta la consuetudo, especialmente en los ritos y en las fíes~ logética. Al citar, por ejemple, corno autoridad, un pasaje de
tas, y por lo rnísrno, en cierto modo, la fe, sea en los ritos corno San Agustín o de San Jerónimo, o de cualquier otro santo o
en las fiestas y en los formularios 37 • doctor, no se le ha tomado, ante todo como se hace hoy, con
Desde el punto de partida de la investigación, partiendo de la preocupación de conocer a este propósito el pensamiento
las auctoritates, en el método escolástico surge la quaestio, en histórico, y mucho menos todo el pensamiento l:istóríco de es-
cuanto que las auctoritates que contrastan en favor y contra tos Padres o la evolución general de este pensamiento; ni si-
de una solución determinada (sic et non) y en una materia quiera se toman, corno hácenlo hoy los teólogos positivo-esco-
determinada, descubre para el teólogo una cuestión, una duda, lásticos, con la preocupación de construir una cadena de tes-
e imponen u.na alternativa en su solución, según que se siga timonios para demostrar a los no creyentes que la doctrina
una parte u otra de las auctoritates. Nació así, naturalmente, actual de la Iglesia está realmente contenida en la tradición o
el conocido sís terna de exposición escolástica en todo debate, en la Escritura. La preocupación primaria de los escolásticos al
que consiste en proponer en todo artículo una cuestión (Quae- citar las auctoritates es simplemente la de descubrir una duda,
ritur utrum ... ). Luego sigue la expresión de la duda en una de una cuestión, de orden ontológico-dialéctico, filosófico o teo-
sus alternativas (Et videtur quod ... ), enumeración de aucto~ lógico; la de inclinar desde lo exterior al investigador a una
ritates que parecen estar en su favor ( ... enim ... y la serie de solución determinada del rnisrno orden; de apoyar o confirmar,
objeciones que apoyan la primera de las alternativas). En cuar~ al menos aparentemente, aquella solución por autoridad.
to lugar sigue una o rnás auctoritates en favor de la solución Por lo cual, cuando las auctoritates contrastan entre sí o
opuesta (Sed contra est). En quinto lugar, la resolución de la con la solución propuesta, se tiene cuidado, ante todo median-
duda (Respondeo. Dicendum). Por último, la explicación de te la distinción dialéctica de los diversos puntos de vista, a los
las aucíoritates contrarias a la solución escogida y que son que se dice que cada una de aquellas auctoritates se ha puesto
generalmente las expuestas en la primera serie,, es decir, en las en sus afirmaciones, de demostrar posiblemente que el contras-
objeciones (Ad primum ergo dicendum). te es sólo aparente. Sólo en extrema necesidad se admitirá
Es conocido que en la solución central de la duda, el pun- que aquel contraste es real y que por lo mismo hay que sacri-
to de vista que prevalece en la escolástica, principalmente en ficar una de las auctoritates, lo cual no se hará sino con gran
Santo Tomás, y la preocupación primaria al elegir la duda, no repugnancia y con un modo de expresarse sumamente respe~
tuoso, prefiriendo por lo demás, con cualquier giro apropiado
" A propósito del recurso a la auctoritas de la fiesta litúrgica de la de palabras o expresión dubitativa ( expositio reverentialis),
C-0ncepción de María, Santo Tomás habla de la aowsuetud!o de las igle- cómo cubrir la auctorita•s fallida 38 •
sias que celebran esta fi2sta (3 q.27 a.2 ad.3). De Ja autoridad en teolo-
gía de Ja costumbre de Ja Iglesia en general, Santo Tomá.s dice que es
máxima y que debe prevalec2r a Ja de los Padres y Doc1ores (2-2 q.10 "" Cf. CHENU, obra citada en la nt.36 p. 54ls>r.
a.12 c). Cf. también 3' q.78 a.3 sea contra•; Su,ppl. q.20 a.8 sea contra l c;
Sup•p!. q.72 a.2 seá oontra 3.
544 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
______c_.18. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN SANTO TOMÁS 545
fróntes2 H. J,ABOUl\T, D.B.S., EmpositilJ liturgiae: Corpus Scriptorum la Escritura a propósito de las leccion'es del oficio divino (II 53;
Christianornm Orientalium: "Hcriptores syri", ser.2.• 93 (Parjs 1903). D>i 54) y de la preparación a la predicación (III 1-15), a la que
Varns (I.c., p.22) sefiala como todavía inéditos un comentario> sobre la
c<:'nsagración del niyron y otro sobre los ritos de las ordenaciones. San- sirve también todo el trivium y el quatrivium (III 16ss.).
tiago Bar Shakko <t 1241) trata de la liturgia en la segunda parte de Otro género literario que tiene interés para la teología de
su obra Libro del tesoro (cf. As,SEMANI, BibliOtheca orientaVis II,239).
14 JDs la p.6.• de: ,una gran obra de dogmática general: Libro de la la liturgia son las homilías sobre las fiestas litúrgicas. Las más
lámpara del Bantuario. Esta p.6.• se intitula Sobre el sacerdocio terres- antiguas Versan naturalmente de la fiesta de Pascua. Tenemos
tre. En ella se trata de los grados del sac,2rdocio eclesiástic<' y de las
consagraciones. Estas consagraciones son las ordenacione,s del obispo, una del siglo JI, de Melitón de Sardi 19 , y otra, tal vez del si-
del sacerdote, del diácono ; las ordenaciones inferiores que s2 realizan glo m, que se inspira en el tratado de Hipólito Romano sobre
c<:'n la sola ext~nsión de la mano sobre el ordenando; la consagración
del niyroni; las unciones del bautismo: y también se trata alli d~ la misa la Pascua 20 • A partir del siglo IV, en la literatura patrística
y de los funerales, El esquema del tratado dogmático-general es el si- conservada abundan las homilías sobre las fiestas de todo el
guiente: deJ "conocimiento" en general; la naturaleza del todo; la na-
turaleza <fo Dios: la ·encarnación; .1os ángeles; el sacerdocio ecle,~iásti año litúrgico; poco a poco vino esto desarrollándose y comen-
eo ; los demoni<'s ; el alma racional ; la libertad ; la presciencia 1y· la tándose, hasta formar su fisonomía propia sustancialmente de-
pr,::!destinación; los novísimos ; la resurrección y el paraíso. Como se
ve, la exposición de la liturgia es incluída orgánicamente en el ensayo finitiva hacia los siglos VI-VII. Entre los griegos, el P. Danielou
general de todo el dogma. Dom Hadberto, iKohlhaas está preparando la
edición y el e'tudi<' de la sexta parte teológico-litÚirgica de toda la
obra. R. H. Connoly ha editado una Em,pos>itio officiorwm. ,liJ'()cleBiae Geor- la historia Y de la teología") 7 ("La mentalidad simbólica.") 8 ("La
gio Arbelensi vulgo adscripta: Corpus Scriptorum Ecclesiasticor,um Orien- teología simbólica"), 9 ("El Ántiguo Testament<:' en la teologí~ medie-
talium (Homa 1913)·. val'.'). Chen,u r'esalta justamente que "sería grave error histórico y teo-
'' San Isidoro de Sevilla (t G39), De ecalesia8tiüi8 officiis: PL lógico relegar al ~:nargen del de.rnrrollo de la teología del siglo xn
83,737ss. Entre otras cc.>sas, se trata 1 ~n eJ libro primero: de los ele- -como s1 pcrtenec10sen sólo al arte de, la oratoria o de la poesía-las
mento.H· de ~a oración litú.rgica : canto~, fórmulas, salmos, etc. ; del or- o~ras q1:1'~, en 1nayor núY?ero . que en el siglo siguiente, elaboraron así
den y orac10nes de la misa (mozarábrna) ; de las ho·ras canónicas· de (- mediante el método s1mbóllco) el dato revelado y el fondo tradicio-
los tiempos litúrgic<:'s y de las ~estas; de los ay,unos litúrgicos. Eii el nal de la fe" (p.185) .
1.1bro sP¡;:undo se trata: el~ .los divers<'s órdenes de fieles: clérigos, mon- '"' Las obras litúrgicas de Amalario <t 853) han sido editadas por
¡es, pomtentes, vírgenes, vmdas, etc. ; del bautismo; de la crismación; .r. ,~i. :1fAN8,SENs, A:malari episcopi opera l~turgica oninia 3 vols. (Studi
de la confirmación. Entre las exposiciones de la misa galicaan señala ". '!es.ti 138-40). (Homa 1948ss.). Las prmc1pales de interés teológico-
la falsamenh atribuida a San Germán de París (PI, 72,8.Sss.), de fines 1Iturg1~0 son: De ecclesiastidis officiis libri quatuor (también en PL
del siglo vi J. 105,98os~.), en la c¡ue se_ trata del afio litúrgico, de las ordenaciones,
'º Para !nás detalles sobre esta literatura litúrgico-teológica medieval de la_ i_n1sa, del ofic10 d1v1no; De ordine antiphonarii, que contiene una
hasta el. s1¡:;Io xu, of. HIGHETTI, I, 73-7'9 (lista de n-0mbres y de las expos1c1ón de· la estructura del ofici<:' canónico.
~· PL 107,293ss.
obras. prmc1pales). El valor teológico-litúrgico de estas obras debe ~er
e'tudrn?<' .con más esmero de· lo que se ha hecho: hasta ahora. Para este "" Publicada por CAMPBELL BONNER, The honiily on the Passion by
fin es m?1spensable la obra de M. D. CHENU La, théologie au XII• sie- MeUto bishop of Sarde8: Studies and documents (1940).
20 Cf. P. NAUTIN, Une honiilitJ pa8oale inspiré6 &u traité sur la Pd-
cle (fans 1957), donde se hace un retrato general <\Ultural-teológico
qel siglo xn. Véanse de modo especial los capítulos 3 ("Conciencia de qu6 .d'HippolyttJ: So1uroes Chrétiennes 27' (París 1950). Cf. también las
p:ubllcadas en la misma colección (n.36 y 48).
C.19. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN LOS PADRES 555
li54 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
ducción litúrgico-teológica antes enumerada se mueve casi ex- en los Padres, exceptuando, a mi ¡mc10, el P. Danielou, el
clusivamente 't'.n esta perspectiva; en ella se encuentra la gran cual, en sus diversas obras, parte, más o menos conscient'emen-
riqueza del material teológico-litúrgico en los Padr~s. El re- te, de otro punto de vista, lo han hecho presuponiendo el con-
curso principalmente apologético a la liturgia con vistas, ante cepto positivo-escolástico de la teología, como lo hemos ex-
todo, a probar por su medio contra los no creyentes o dudo- plicado antes. En 'este concepto, como es conocido, por una
sos, al menos por la negación o duda metodológica, la obli¡:¡.a- fuerte preferencia y exageración del punto de vista apologéti-
toriedad de tal o cual punto de doctrina enseñado por la Iglesia, co, la esencia y la preocupación primaria del trabajo teológico
es certísimo, pero muy secundario y ocasional en el conjunto está en probar contra quien lo niega, al m'enos desde el punto
de la atención que los Padres prestan a la liturgia y a su valor de vista metodológico, el fundamento respecto a las fuentes,
teológico. Cuando los Padres se interesan por la litur~ia lo ha- de un punto determinado de la doctrina de la Iglesia. Pero 'es
cen para mostrar y explicar las riquezas d•e la doctrma de. la cosa completamente gratuita suponer que tal haya sido preci-
Iglesia a aquellos para quienes el fundamento de esta doctrma samente el concepto de teología en los Padres.
es un hecho aceptado y no discutido. A tal fin se .endereza.n La importancia que en la literatura patrística se da a la li-
los tratados directam'ente mistagógicos, los que explican b li- turgia es, pues, sobre todo, teológica, y teológico-irénica, ex-
turgia en general, las homilías sobre las fiestas litúrgica~, las positiva, con una gran impronta catequística y parenética, ascé-
alusiones a la liturgia en las cartas pascuales de los obispos tica y mística, dirigida sobre todo a los creyentes, no con
de Alejandría, y también una buena parte de las alusiones oca- el fin de probar que la doctrina de la Iglesia está verdadera-
sionales a la liturgia en las diversas obras y 'en los tratados mente en las fuentes, sino, ant'e todo, con el fin de penetrar,
dogmáticos de los Padres. por así decirlo, y contemplar esta doctrina, su alcance, su com-
Por eso no puede menos de maravillarnos de que autores prensividad, su belleza, etc.
recientes que quieren investigar "el valor teológico de la litur-
gia" 39 , limitan su investigación en los Padres a la sola cues-
tión del "argumento litúrgico en los Padres", es decir, sólo a la 3. ENCENTRAMIENTO DE LAS EXPLICACIONES TEOIJÓGICO•LITÚRGI•
cuestión de cómo y en qué s'entido han recurrido los Padres CAS DE LOS PADRES EN EL CONCEPTO IDE "MYSTERION, MYSTERH.IMi,
a la liturgia para probar contra quienes niegan o ponen en SACRAMENTUM"
duda, al menos desde el punto de vista metodológico, el fun-
damento de un punto determinado d'e doctrina enseñado por la Pero, ¿puede decirse algo más en torno a la natural'eza in-
Iglesia. Estos autores recientes no dicen ni una palabra de los trínseca de esta teología? Un gran concepto es su base general
demás aspectos teológico-litúrgicos que se enouentran en la li- y la determina toda: el concepto d•e mysterion, mysterium, sa-
t'eratura patrística. Como si el valor apologético fuese el único cramentum. Los Padres ven la liturgia en el cuadro de los
aspecto que interesa a los Padres en la liturgia. mysteria o sacramenta, que dominan para dios toda la reve•
Es evidente que una presentación de todo el plan de la in- ladón. La forma en la que el !•ector moderno es afectado por
V<"Stigación es compl•etamente insuficiente para darnos a enten- este hecho desde su primer contacto con la literatura litúrgica
der cuál haya sido para los Padres el valor teológico de la patrística es la impresión poco agradable de que en ella todo
liturgia 40 • El hecho está en que todos los autores recientes que está sumergido en la explicación "alegórica". Hablando de este
se han ocupado de las relacionies entre la teología y la liturgia modo, muestra el lector moderno un juicio comp!•etamente ne-
39 P.ej., M. PINTO. O ·V'fllor teologic:o da lit·urgia (Braga 1952).
gativo. Para él, explicación alegórica quiere decir explicación
•• Como todo el trabajo del P. Pinte- se limita a esta sola cuestión: arbitraria, sin verdadero fundamento, y por lo mismo sin ver-
<lJUé valor tiene la liturgia para probar, por 1as fuentes de la revela- dadera utilidad, ni siquiera desde el' punto d'e vista simplemente
ción, un punto determinado de Ja doctrina de la Iglesia a qui.en real
o metodológicamente Jo niega o pone en duda, es claro que por esta edificante, al menos hoy para nosotros.
c-bra no se puede, tener una idea adecuada del valor teológi~o de. la li- Mas despu(:s de cuanto hemos dicho en la primera parte de
turgia. Ni siquiera se lla<'e mención a los aspectos de la l~turgia máF<
importantes y más ricos de valor teológico. La misma c1ie.s~1ón d21 v~ esta obra sobre la liturgia y la Biblia, resulta claro que el lec•
Ior de la liturgia para probar por 1as fuentes de la tradlc1ón la ob!I- tor moderno ha de repasar su instintiva aversión al a!egoris-
gatoriedad de un punto determinado de doctrina, es la sola que inte-
resa a B. CAPELLE en su articulo Autorité de la liturgie chez les Pe- mo teológico-litúrgico de los Padres y ver en esto más matices
res: Recherches d2 Théologie Ancienne et Médiévale 21. (1954) 5-22. y distinguir la parte de indiscutible valor teológico-mucho
Ni siquie.ra se encuentra en él una idoa sobre las relac10nes .entre la
tl'ologfa y Ja liturgia en los Padres. Lo' mismo! hay que. decu de la mayor de lo que hoy el lector moderno está dispuesto a admi-
obra de IK. Federer antes cita'1a, la cual, ¡;or lo demás, mtenta explí- tir-de los posibles, incluso reales, prejuicios. De este modo
citamente limitarse a 1a explicacióll! del prrinicipio ieigem dredendi Zex
statuat supplioandi. obligan a hacer, entre otras cosas: el examen del concepto li-
558 P.i.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
\ c.19. TEOLOGÍA Y LITll~~IA EN__L_~~~.JO.~-- 559
turgia encentrado en el concepto de signo sensible; Ia doctrina \ticipación; especialmente la fase actual, la fase eclesial, como
de las diversas dimensiones significativas de este signo; la de ~imple realización participada en los hombr,~s hasta el fin del
que la existencia y el alcance preciso de este signo en cada uno ¡nuncio, dentro de la Iglesia, de las realidades divinas de Cristo
de los casos es determinado, y por lo mismo cognoscible en preparadas y prefiguradas antes de Cristo, realizadas in radice
cierto modo, por Ia libre voluntad de Dios y notificada a nos- y plenariamente en Cristo mismo en su vida terrena, realización
otros por revelación o por la libre voluntad de la Iglesia cog- que prepara y prefigura a su vez las realidades escatológicas y
noscible, según las vías ordinarias de la teología; finalmente, la celestes futuras.
doctrina de las relaciones íntimas entre la liturgia y la Biblia
De este vasto panorama los diversos autores sagrados del
en el cuadro de la historia sagrada y de la profunda unidad
Nuevo Testamento acentúan uno u otro aspecto. Los sinópti-
que invade cada una dei sus fases.
cos ante todo revelan el aspecto preparativo y prefigurativo:
Como quiera que sea, al menos a partir de los siglos m-1v,
Antiguo Testamento-Cristo. San Pablo, mejor que los otros,
el concepto de mysterion, mysterium, sacramentum aparece cla-
abarca todo el conjunto, y en ese contexto usa las palabras:
ramente como la clave de toda la visión teológico-irénica expo-
sombra, figura, typos, y también la palabra myster:fon. Pero
sitiva de la liturgia en la literatura patrística. En la primera
parte de este trabajo hemos insinuado más de una vez el con- mysterion, para San Pablo, es simplemente el plan o consejo
eterno libre y amoroso de Dios, conocido por Él solo, y sólo en
tenido de este concepto en los Padres.
los últimos tiempos revelado a los creyentes, de salvar a os
hombres precisamente en Cristo y en las realidades cristianas,
Origen y desarrollo del concepto "mysterion". según el esquema predicho. Punto eructa! en el cual y por el cual
San Pablo contempla c.on gusto todo este mysterion de la libre y
Las recientes investigaciones 41 permiten darnos una idea amorosa voluntad de Dios (Eph 1,9) es, especialmente, la vo-
bastante exacta de las raíces de este concepto, de la línea ge- cación de los gentiles, junto con los judíos, a esta misma salva-
neral de su desarra~lo a partir de su formación sustancialmen- ción, en un solo cuerpo, cuerpo de Cristo que es la Iglesia:
te definitiva, como s;:: manifiesta, por ejemplo, en Orígenes, y mysterion de la vocación de los gentiles junto con los judíos
del significado fundamental común en toda la patrística si- (Eph 1-3). Y luego San Pablo no se cansa de repetir que Cristo
guiente. mismo en su persona concreta es el centro de todo este mysterion,
La raíz última de donde proviene el concepto es simple- consejo de Dios y vocación de los gentiles junto con los judíos,
mente el jugo de la doctrina escriturística, que hemos explica- él al menos al fin de su vida tuvo la innegable tendencia Je
do en su lugar con e1 nombre de historia sagrada, en cuanto llamar a Cristo mismo en su persona y en su obra concreta:
que incluye una cierta visión del mundo encentrada en principa- "el misterio", "el misterio de la piedad" ( 1 Tim 3, 16). Véase
les puntos siguientes: el conjunto visto como economía de Dios también Col 2,2, según la lección variante que parece prefe-
en el mundo, es decir, a partir de las intervenciones de Dios rible.
en el mundo, y de los efectos que ellos provocan en la historia, Mientras que en los Padres apostólicos se repiten los mis-
que es por esto historia sagrada, historia de comunicación de mos conceptos, con expresiones y modos de ver sustancialmen-
vida divina y de salvación. Las diversas fases de esta econo- te paulinos, y van determinándose y extendiéndose cada uno
mía: tiempo antes de Cristo; Cristo; historía y realidades crís- de los puntos en los cuales se cree que el Antiguo Testamento
tianas eclesiales; realidades escatológicas y celestes. Las rela- es preparación y figura de las realidades del Nuevo, vemos que
ciones unitarias que ligan entre sí estas fases diversas como San Justino, además, aplica ya determinadamente, en notable
preparación, figura, imagen, typos, símbolo y cumplimiento. El escala, el concepto de mysterion a estas mismas relaciones pre-
advenimiento de Cristo y los acontecimientos de su vida mor- parativas y prefigurativas del Antiguo Testamento respecto a
tal como centro al que todo converge como preparación y pre-· Cristo y a las realidades cristianas, es decir, a la dimensión
figuración y del que todo, después de Él, se deriva como par- simbólica, alegórica y típica de los textos, hechos y personas
del Antiguo Testamento. San Justino, pues, mirándolo bien, se
" Desde el momento que Casel lanzó .rn teoría (hacia 1923) hasta
hoy, esta cuestión ha sido objeto de numere>sas investigaciones. Además· expresa a sí mismo la doctrina tradicional y escriturística: que
de las obras citnd'ls en la primera parte d·3 este trabajo (p.37ss.), todo el Antiguo Testamento es preparación y figura de Cristo
cf. una abundante bibliografía en H. ScHILLENBEECKX, De sacramentelle
heilseconomie (Antwerpen 1952) p.XXV-XXVII. El mismo autor da un y de las realidades cristianas, de forma que todo el Antiguo
buen re,,umen de las inv.3stigaciones hechas sobre el concepto mysterion0 Testamento está lleno de "misterios". Siempre, a partir de San
mysterium, sacrrnm~"fl-tum en la Biblia y en los Padres. Justino, viene a ser cierto que también los acontecimientos his-
560 P.4.• LI1URGIA, FE Y TEOLOGiA C.19. TEOLOGiA Y LITURGIA EN LOS PADRES 561
confirmación y eucaristía, comprendida toda la Misa, pero "Mysterium" y "sacramentum" entre los latinos.
también los ritos mismos del catecumenado: como la oración
dominical. el credo, los exorcismos, etc.; luego, como ya se ha El mismo modo de explicar las cosas prevalece en las igle-
puesto de relieve 56 , a partir del siglo v, y progresivamente: sias latinas que expresaron las mismas ideas con los con.ceptos
compréndense también en él el myron, las ordenaciones, la con- de mysterium y de sacramentum. Mie.ntras que rr:ysterzum es
sagración de la iglesia, de los monjes, de las vírgenes, los fune-
la simple latinización de la palabra griega mysteri~n y se en-
rales, las fiestas litúrgicas, las horas canónicas. De modo que,
cuentra ya en las antiguas versiones latinas de la Biblia, sacra-
en último término, prácticamente toda la liturgia en su con~
mentum es de orden puramente latino: viene de sacrare Y
junto y en sus casos particulares es comprendida explícitamen-
podría significar: la cosa que consagra; la cosa sagrada; ~l
te bajo el concepto de mysterion.
mismo acto de hacer una cosa sagrada 60 • Sacramentum fue
La situación es sustancialmente la misma en la Iglesia siria. antiguamente ante todo un vocablo militar: el sacramentum
Hasta tal punto que el P. De V ríes, queriendo tratar de la teo-
militíae que debía sufrir todo nuevo ~ecluta. ~ su entr~~ª. e~ _el
logía de los sacramentos entre los sirios monofisitas, estuvo ejército romano. Se trataba de un nto religioso ~: 1.mciac1::m
obligado a decir que donde tomaba su material para su expo- y consagración a las divinidades protectoras del e¡erc1to, e m-
sición em simplemente de la liturgia de la Iglesia. Sus tratados cluía un juramento de fidelidad por parte del recluta .. Esta pa-
van intitulados de esta forma: De los misterios de la Iglesia. labra, junto con mysterium, traducían ya en las .antiguas ver-
Bajo este concepto, Moisés Bar Kepha, por ejemplo, comprende: siones latinas de la Biblia el mysterion griego de que habla,
la renuncia a Satanás, la confesión de Cristo, la unción con el por ejemplo, San Pablo y más tarde el n:ysterion .de la litera-
signo de la cruz, el bautismo: la confirmación con el santo tura eclesiástica griega, conservando el mismo sentido en todos
myron: las oraciones que se dicen en las funciones sacerdota- los casos. Sólo que, al menos en Tertuliano, sacramentum pone
les; por qué no se arrodillan en los domingos ni en la fiesta de vigorosamente de relieve el aspecto de la obligació? mor:al Y
Pentecostés; por qué miran hacia el oriente cuando oran; por de juramento de fidelidad incluido ya en el mystenon gn~g?,
qué veneran la cruz, etc. Todos éstos son .misterios de la si bien bastante secundariamente. Así sacramentam como smo-
Iglesia 57 • nimo de mysterium se usó para indicar las mismas cosas que
Otros autores, además de todos los ritos de la iniciación, los griegos indioaban con mysterion y estuvo relacio~ado con
comprenden en esta explicación de "misterios" la consagración los mismos conceptos con los cuales conectaba mystenum como
de la iglesia, del myron, los ornamentos sacerdotales, las pro- signum, figura, symbolum, imago.
cesiones, Ia profesión o consagración de los monjes, los obje- Explicase de este modo que el concepto fundamental de mys-
tos que se encuentran en la iglesia, como el altar, los candela- terium y sacramentum en los Padres latinos sea lo mismo que
bros, el cáliz, la patena, etc.; los ritos de los funerales, en suma el de mysterion en los griegos. Hablando del pan y del cáliz
toda la liturgia. "Misterio para los teólogos sirios es toda e.osa eucarístico San Agustín pudo decir a los neófitos: lsta, fratres,
o acción sensible que, de modo misterioso, secreto, se refiere ideo dicuntur sacramenta, quia in eis aliud videtur aliud in-
a una cosa suprasensible" 58 • "Lo que es característico en to- telligitur '•n. Y pudo también hablar de "signos que, cuando se
das estas explicaciones y demuestra el concepto fundamental refieren a cosas divinas, se llaman sacramentos" 62 •
de los sirios respecto a los ritos de la Iglesia-dice todavía el También los objetos a los cuales se aplican las expresiones
mismo autor-es que ellos, a propósito de todos los ·ritos y ob- de mystel"Íum, sacramentum son los mismos que los griegos y
jetos cultuales, siempre y ante todo se preguntan: ¿Qué cosa los sirios llamaban "misterios", "misterios de la Iglesia", es de-
significan? ¿Por qué son "un misterio"? Todos estos tratados cir, no sólo Cristo, la Escritura en su sentido típico, alegórico
son comentarios de la liturgia, están llenos de explicaciones o espiritual. y la Iglesia como tal, sino, además, todos los ritos
con frecuencia complicadas y peregrinas, acerca del significado cultuales y prácticamente toda la liturgi<a: ritos, oraciones, fies-
de las ceremonias y de los objetos del culto. Explicar estos tas, prácticas litúrgicas, objetos litúrgicos 63 •
secretos significados es el fin principa l d e estos escn'tos .. 59 .
oo Sobre rnysteriwn y saüramentum en los latinos, cf., p.ej., SCHILLEN-
.. Cf. antes nt.15-16. h ·t BE'ECJ(X, ].c., p.89ss .
"" W. DE VRm.s, Sakramententheologie be>i den sy1"ischen moniop ysi en "'Serm.o 272.
(Roma 1940) p,30ss. D y · 1 02 Epist. 138, 7'
'" L.c., 32. Habría que afíadir, como lo n<:>ta el mismo ·e r1es en a .. Para San Agustín cf. antes p.41 nt.15-16. El De mysteriis, de San
p.33, " ... y. en algún modo, la causa". Hilario, es un tratado sobre el significado tipológico, alegórico y espiritual
'" L.c., p.3'2.
566 P.4.4 LITURGIA, FE Y TEÓLOGÍA
C.19. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN LOS PADRES 567
Antiguo Testamento 00 y de Cristo mismo,- así como a su as- Mérito e imperfección de estas ex•
pecto de obligación moral. Entre los latinos, San Agustín, plicaciones de los Padres.
como era de esperar, es quien abarca más completamente los
diversos aspectos del misterio íntegro, incluso litúrgico. Él, en- En todos estos Padres, el mismo concepto fundamental de
tre otras cosas, revela con gran vigor e insistencia la doctrina mysterion, como se ha explicado antes, está basado innegable-
del cuerpo místico. Pero, en general. los latinos parecen ate- mente sobre la roca firme de la Escritura y del dogma-nos-
nerse con mucha precisión a los grandes esquemas de la misma otros mismos en la primera parte de nuestro trabajo no hemos
historia sagrada en lo que tienen de dogmáticamente cierto. hecho otra cosa que repetirla y revalorizarla-. Es también
También en los griegos, naturalmente, existe la tradición cierto que, en cada uno de los casos particulares de las refe-
de que en el mysterion de la liturgia se atienda ante todo a las rencias figurativas que ellos han establecido entre las diversas
relaciones de las realidades litúrgicas con el Antiguo Testa- fases de este misterio, y sobre todo con la fase del Antiguo'
mento y con Cristo mismo. Orígenes añade a ello un gran in- Testamento, todos los Padres, quién más, quién menos, se han
terés por su valor figurativo de los diversos grados de la as- excedido, cayendo no raras veces en arbitrariedades. Queda
censión del alma hada las alturas de la perfección gnóstica. todavía por terminar el trabajo de juiciosa diferenciación en
Pero, en los griegos, ha tenido gran importancia la tendencia esta teología litúrgica figurativa de la literatura patrística em-
representada típicamente por el Pseudo-Dionisio. prendido por el P. Danielou 68 • Además, a una investigación
Puede decirse que esa tendencia, en la liturgia como mys- histórica del origen de cada una de las referencias figurativas
terion, relega al segundo plano sus relaciones con el Antiguo y de la extensión que han tenido cada una de las opiniones en
Testamento, y en general con el aspecto temporal e histórico este campo, el criterio fundamental teórico de esta diferencia-
de la revelación, y considera, por el contrario, ante todo su ción ha de ser el principio establecido por nosotros en la pri-
valor de imagen respecto a las relaciones del hombre con Dios, mera parte de este trabajo; los signos litúrgicos, en cuanto que
considerados en un plano oasi trascendente, abstracto, más me- significan una realidad sobrenatural, no son jamás signos sim-
tafísico, en el sentido neoplatónico. Es el Dios trascendente plemente naturales, sino libres, por lo mismo que en la liturgia
y casi metafísico, más que el Dios de la historia sagrada que un objeto, un gesto, una palabra, un rito íntegro, es "misterio"
se considera operante y que se busca conseguir a través de los o signo de una realidad espiritual que se refiere a la acción
signos de la liturgia. No al acaso llámase esa tendencia "teúr- de Dios en el mundo, en Cristo, y al culto que el hombre rinde
gica". Tuvo por jefe a Teodoro de Mopsuestia, por su oposi- a Dios, en Cristo; y manifestar qué realidad espiritual sea ese
ción a la alegoría bíblico-histórica; se desarrolló en sumo grado signo; y hasta qué punto y bajo qué aspecto preciso sea signo
en el Pseudo-Dionisia 67 , p¡¡,só luego a todos los sirios, que de aquella realidad, y cómo todo esto depende únicamente de
dependen muy estrechamente del Pseudo-Dionisio; a Máximo la libre voluntad de la autoridad competente que ha estable-
Confesor, y por lo mismo, más o menos, a toda la tradición cido aquel punto de liturgia y por la autoridad competente que
bizantina posterior, comprendidos,. aunque de modo bastante hace uso de él, no por opiniones privadas.
sobrio y despojados del metafisicismo dionisiano, Nicolás Ca- A las personas privadas no les queda otra cosa que cono-
basilas y Simeón de Tesalónica. cer la voluntad de la autoridad competente por la vía ordinaria
del método histórico, crítico, filológico, psicológico, filosófico,
"" La explicación del misterio de los sacramento,s y de las fiestas litúr- teológico. Que una cosa se preste naturalmente a ser figura e
gicas •2n sus relaciones oon e.1 Antiguo Testamento en los Padres, tanto
griegos corno latinos, es precisamente el objeto del estudio, de J. DANIELOU, imagen de ofoa, no significa en liturgia que dla sea efectiva-
Bible et litur{lle. La théologie biblique des sacre1nents et des Jetes d'apres mente figura o imagen o misterio de esta otra. Hay que ver
les PiJres de l'EgUse (París 1951).
m Para la teología litúrgica del Seudo-Dionisio y s,u encuadramiento ge- si la autoridad competente, que ha establecido y hace uso de
neral cf. R. ROQUES, L'univers dionysien (Théo!ogie 29) (París 1954) p.92ss. aquel punto de la liturgia, ha intentado efectivamente poner
245-302. En el mysterion seudodionisiano, la.s realidades divinas, de las que
es signo s·msible y símbolo, son esencialmente la acción de purificación, de entre las dos cosas aquel nexo de signo o de misterio, y en qué
iluminación y de perfeccionamiento que Dios, la suma Tearchía, ejerce a modo preciso y hasta qué punto.
travé.s de los <li versos grados de la jerarquía celeste y terrestr·2. Su visión
del mundo es enteramente intemporal. El aspecto de historia sagrada casi Sabemos que, si se trata de la sustancia del sacrificio y de
desapar.ace.
68 Principalmente en las dos obras Saera·mentmn futuri y Bible et litur-
gie. Para hacer la misma diferenciación en la literatura teológico-litúrgka
del Medievo occidental hasta el siglo xII cf. arriba la nt.16.
570 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEO_L_O_G_ÍA
_ _ _ _ _ _ _ __ c.19. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN LOS PADRES 571
los sacramentos, la autoridad competente que los ha instituído y ulteriormente determinado en cada uno de sus aspectos 69 •
es sólo Cristo. Cuáles sean, pues, las realidades espirituales a Pué gran mérito de la escolástica occidental, especialmente de
las cuales los sacramentos en su sustancia hacen referencia Santo Tomás, haber elaborado precisamente en el concepto de
como misterios en el sentido antes explicado, depende sólo de sacramentum, ·mysterium, el aspecto de eficacia que había que~
la voluntad de Cristo, que nosotros podemos conocer por las dado bastante indeterminado en la tradición patrística, lo cual
vías ordinarias que nos hacen conocer la revelación. Lo mismo permitió reconocer reflexiva y plenamente el lugar especialísi-
vale de las referencias del Antiguo Testamento a las realida- mo que a nuestros siete sacramentos corresponde en todo el
des del Nuevo. conjunto de la liturgia.
Para las otras partes de la liturgia, la autoridad competen- Pero sabemos también que, mientras en el mismo Santo
te es la misma Iglesia, cuyas intenciones en orden al alcance Tomás el equilibrio entre los dos aspectos: signo y eficacia de
preciso del "misterio" que tiene todo caso particular litúrgico, los sacramenta, era todavía notable y por lo mismo fué tam-
podemos conocerla mediante el origen, la historia, de este caso bién notable la inserción de la liturgia en la síntesis teológica,
particular, los textos que lo acompañan, etc. Es, pues, necesa- al menos en el tratado de los sacramentos, en los escolásticos
rio pasar por este criterio toda la teología litúrgica figurativa posteriores este equilibrio vino a menos: se consideró de tal
de la literatura patrística, y descartar todos aquellos casos par- modo el aspecto eficacia que se olvidó mucho el aspecto signo
ticulares que no resistan este examen, incluso si se trata de usos y por lo mismo quedó la liturgia prácticamente fuera de la
antiguos y más o menos comunes entre los mismos Padres. síntesis teológica. Una más justa revalorización del aspecto
El fruto de esta diferenciación ha de ser la revalorización signo, conseguida en la escuela de los Padres, pero con res-
de una sana teología litúrgica figurativa y, en general, del con- peto a todos los progresos posteriores de la teología, de la
cepto de signo, figura, etc., y por lo mismo del simbolismo y exégesis y de la historia, debe llevar a encontrar una más ínti-
del mysterium en teología. En efecto, el concepto de signo y ma unidad entre la liturgia y la síntesis teológica en general.
su aplicación en todo el campo de la teología es la gran con-
tribución patrística en este campo. En este concepto ven ellos
toda la liturgia. La gran ventaja de haber considerado toda la 4. LA CUESTIÓN DE LA AUTORIDAD DE LA LITURGIA Y SU USO
liturgia ante todo en este concepto de signo y de haber puesto POLÉMICO EN LOS PADRES
siempre como primera cuestión la del significado de todos los
signos, es decir, del sentido de los "misterios" en general de Si el concepto de mysterion, mysterium, sacramentum, es
la Iglesia, y que sólo en el cuadro de esta teología general de el centro a que converge el máximo interés de los Padres en
los "sacriamentos" y de los "misterios" de la Iglesia han ela- su visión teológica de la liturgia, es verdad, sin embargo, que
borado y desarrollado la teología de los siete mayores sacra- ellos han recurrido también a la liturgia como fuente de argu-
mentos y misterios. En una palabra: en los Padres la teología mentación teológica contra las dudas o negaciones en torno a
de los siete sacramentos está en el cuadro connatural de la un punto determinado de la doctrina de la Iglesia. Ellos han
teología litúrgica en general. En efecto, considerar ante todo considerado a la liturgia como una "autoridad" 70 para resolver
en los ritos litúrgicos el aspecto signo, o "misterio" o "sacra- esas dudas eventuales de los creyentes y refutar las nega-
mento" en el sentido de los Padres, es considerar ante todo lo ciones de los que yerran. Estudios recientes han aclarado sus-
que es común a toda la liturgia y a cada una de sus. partes. tancialmente en qué extensión y en qué sentido hayan hecho
Sabemos, naturalmente, que estas ventajas fueron pagadas
también con una desventaja: la de no llegar todaví~ a un aná- '" Hecho significativo: Schillenbeeckx, que analiza largamente en su
obra el aspect9 signo según los conceptos predichos en lc>s Padres, no
lisis suficiente de la distinción de nuestros siete ritos o sacra- pu2de Indicar (p.,Süss.) má'' ,.ue relativamente pocas y generales expre-
mentos mayores del resto de la liturgia, distinción que mira siones patrísticas, c¡ue s·e refieren al aspecto de la eficacia en los mismos
conceptos. .
esencialmente a su origen, eficacia y necesidad especial res- 70
San Agustín especialment<' ha relacionado claramente la cuestión
d-21 valor probativo de la ,liturgia ccm Ja cuestión de la auct.oritas, con-
pecto a todos los demás. Es innegable que en el concepto pa- cepto que es, como se .rnbe, de capital importancia en todo el procedi-
trístico de mysterion, mysterium, sacramentum, sobresale de miento de San Agustín. Cf., p.ej., M. LOEHRER, Der Glanb.ensbegriff des
heiligen1 Augustinus in seinen' ersten Scht'i.ften bi8' zu den Gonfessiones
tal modo el aspecto signo, que el aspecto eficacia, realmente (J<Jinsiedeln 1955) p.Slss. Cf. también A. H. WAGENWOORT-B. TELLENBACH,
contenido en él y notado por los Padres, queda poco analizado Auctoritas: Realenziklopedie für Antike und Christentum, edit. por T. 1Klau-
s11r, 1 (Ul50) 904-011.
572 P.4." LITU!RGIA, FE Y TEOLOGÍA c.19. TEOLOGÍA y trtURGIA EN LÓS PA!l!RliS 573
los Padres eso, principalmente por los estudios de Federer y por los herejes, que puso en oposición a San Cipriano y al
de Capelle 71 • Bastará aquí recordar los resultados. papa San Esteban, uno de los puntos esenciales, incluso tal vez
La autoridad de la liturgia para los Padres es tal que lle- el punto esencial, fué precisamente el de la autoridad del uso
gan a imponer la obligación de la observancia de los ritos, pa- litúrgico relativo a las respectivas iglesias.
labras y usos de que ella se compone y de la adhesión a las En las luchas trinitarias el recurso a la autoridad de la litur-
creencias implicadas en ellos. Los Padres recurren, pues, a la gia tuvo una parte importante. Orígenes, por ejemplo, recurría
liturgia cuando creen oportuno inculcar tal obligación. Este re- a las preces anafóricas en sus discusiones contra los modalis-
curso, como es natural, es especialmente notable en las con- tas 76 • El recurso a los textos litúrgicos trinitarios estuvo al
troversias doctrinales. Bastará insinuar las principales. orden del día en la controversia contra los arrianos y anti-
arri<anos. El caso más célebre es la controversia sobre el sen-
tido de la doxología litúrgica como la conocemos por medio
Controversias en las que se utilizó de los capítulos 15-17 de la obra De Spiritu Sancto de San
notablemente la liturgia. Basilio 77 • No menos típico es el caso del anónimo arriano que
recordaba irónicamente a los católicos los textos de su propia
Ya en la controversia antignóstica del siglo n, San Ignacio liturgia que implicaban, a su parecer, la misma doctrina arria-
de Antioquía 7 ~ 2 , y con mayor amplitud aún San lreneo 73 , in- na 78 • Hemos insinuado ya en su lugar 79 la influencia que la
voca a la práctica eucarística de la Iglesia y al sentido de la lucha arriana tuvo en las composiciones litúrgicas hasta el pri-
presencia real de Cristo, que la Iglesia consideró en ella, para mer Medievo.
refutar la doctrina gnóstica dualística de la apariencia del cuer- También en la controversia donatista se encuentra algún
po de Cristo y de la perversidad esencial de La materia, con la recurso a la liturgia en Optato de Milevi 80 y en San Agustín 81 •
consiguiente imposibilidad de que el cuerpo participe de la vida San Jerónimo, a su vez, no dejó tampoco de recurrir a la litur-
divina, especialmente en la resurrección de la carne 7 4. Tertu- gia para defender contra Vigilando el culto de los santos y de
liano, contra este segundo punto de la doctrina gnóstica, saca las reliquias 82 •
el argumento no sólo de la eucaristía, sino también del rito ín- Pero fué especialmente la controversia pelagiana y semipe-
tegro de la iniciación cristiana 75 • lagiana la que dió ocasión de recurrir a la autoridad de la litur-
En la controversia sobre la validez del bautismo conferido gia. San Agustín la utilizó prácticamente en todos los puntos
esenciales debatidos con Pelagio y los semipelagianos: pecado
"[C. FEDERER, Liturgie und Glaube. "Lege'm credendi lex statuat su¡¡pli-
ca11!!1i." Eine theologiegeschichtliche Untersuchung (Frei~urg i.S. 1950). original y sus consecuencias, relaciones entre la gracia y el li-
Para esclarecer el alcance de los capítulos seudoc2lestinos lcgem credenrli bre albedrío, predestinación, perseverancia, especialmente la
lex statuat sup¡¡liicandi, investiga el uso de la liturgia como prueba de la
fe en las cue.-tiones discutidas con los no católicos en Próspero de Aqui- necesidad de la gracia para cualquier obra buena sobrenatural,
tania, i:lan Agustín, San Ambrosio, Optato J\lilevitano, San Cipriano, Ter- incluso al principio de la misma "3 • Dos puntos de la liturgia
tuliano 'Y los Padres antes de Tertuliano (B. CAPELLE, Autorité de la
Utnrgie chez 168 Péres: Heeherehes de 'l'héol. AnciPnne et Médiévale 21 sirvieron especialmente a San Agustín como base de sus argu-
[1954] 5-22). Analiza nuevamente le>s textos de los Padres sobre la auto- mentaciones: en la cuestión del pecado original: el bautismo de
ridad de la liturgia como prueba de la fe para poner d2 relieve más vigo-
rosamente que, a sus ojos, la liturgia tiene tal autoridad en virtud de los niños con los ritos que lo preceden y que hacen incontro-
la universalidad con que se practica en Ja Iglesia, la cual universalidad, vertible el sentido de tratarse verdaderamente, incluso en el
a su vez, indica ·2! origen apostólico, últim<.> fundamento de la autoridad
de la liturgia según los ParJres. caso de los niños, del bautismo para la remisión de los peca-
" Cf., p.ej., Smynu. 7,1; Eph. 20,2. dot:i, especialmente los ritos de los exorcismos y de la exsufla-
:m Cf., p.ej., Haer. 1,3,1 (1,5) ; 4,18,15 (31,4) ; 5,2,2ss. (2,1-3).
•• El argumento consiste en p.oner de relieve aquello que implica, res- tio 84 ; para Ia cuestión de la necesidad de la gracia para toda
pecto a la bondad •<1>endal de la materia, la práctica eucarística de la obra saludable, incluso en su comienzo, así como para la cues-
Iglesia, en Ja cual nuestro mismo cuerpo recibe el cuerpo y la sangre de
Cristo ; a mostrar la contradicción que existe siguiendo aquella práctica 76
y a negar la de>ctrina que lleva consigo. Coloquio con Heraclide ed. Scherer (Le Caire 1949) p.128ss.
"" Es céJ.2bre el texto. del De carnis resiirrectione 8 : "La carne es la "" De ·2sta controversia hemos hablad<.> antes.
clave de la salvación. Cuando el alma es tocada por Dios, la carne sirve "' Cf. los fragmpntos publicádos pe>r vez primera por Mai; nueva ed. en
de instrumento. La carne es lavada a fin de que el alma ,,ea purificada; MoHLBERG, S'acrarnentarium veronense (Roma 1956) p.201s.s.
Ja carne r2cibe la unción para que el alma sea consagrada; Ja carne es "' P.17'8ss.
signada (con el signo de la cruz) para que el alma sea defendida: la carne "" P.ej., Contra Parm. 2,20; 3,12.
1
es c.ubierta con la imposición de las manos para: quei el alma y el •2spf- • P.ej., C. ep. Parrn. 2,10,20; De baip'. 4,23,30; Epist. 185,9,39.
ritu sean iluminados; la carne es alimentada con el cuerpo y la sangre "" Contra Vigitantimit.
03 Cf. la documentación detallada en IK. FEDERffiR, Le., 23'ss.
de Cristo para que el alma ,sea saciada de Di<.>s. No pued2n, pues, estar
separados en la recompensa los que estuvieron unidos en la acción". Cf. "' Cf., p.ej., De pecpat. meritis I,63,34; Op·us ~mpe.rf. 2,181; Epist
también Awvt. Maro. 1,14. 194,43-46,10.
c.19. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN LOS PADRES 575
574 P.4.• LITIURGIA, FE Y TEOLOGÍA
~~~~--~~~~~~-
hecho y del sentido de la evolucién de los dogmas y de las como la Didaché o Doctrina de los doce apóstoles, la Tradi-
doctrinas. Quiere decirse, en una palabra, que buscar con qué ción apostólica de Hipólito, la Didascalia de los apóstoles, las
mentalidad recurrieron los Padres a la autoridad de la liturgia Constituciones apostólicas "t.
significa necesariamente tocar toda la cuestión de la criterio- Como quiera que sea, cuando, en los documentos que tene-
logÍa teológica de la edad patrística. mos, se comienza a justificar explícitamente la autoridad de
La primera consecuencia es que no debemos esperar encon- una determinada práctica litúrgica no consignada en la Escri-
trar en el período patrístico una clara y completa solución de tura, se recurre a la apostolicidad, demostrada, a su vez, por
la cuestión, sino sucesivos acercamientos y matices diversos, la universalidad de su observancia en la Iglesia. Si una prác-
a veces notables. La segunda es que la cuestión de la natura- tica litúrgica es observada comúnmente en las iglesias, se con-
leza de la autoridad de la liturgia en el período patrístico está cluye, sin distinciones ulteriores, que es de origen apostólico
íntimamente unida con el concepto de tradición, porque, como y por lo mismo que tiene la autoridad de los apóstoles. .l\sí
es conocido, en el cuadro de este concepto los Padres, prácti- obra Tertuliano 95 ; así obran Orígenes 96 , San Basilio 97 , San
camente, desarrollan lo que elaboran de la metodología y cri- Agustín 98 ; así se encuentra también en el lndículus 99 •
teriología teológica. Ahora bien, "tradición" para los Padres En algunas circunstancias se hicieron observaciones que,
puede tener un significado generalísimo para indicar, objetiva- profundizadas, hubieran podido introducir en el concepto pre-
mente hablando, todo lo que la Iglesia viva de todo tiempo dicho distinciones y matices importantes. Mas esta penetración,
propone como saludable a los fieles: enseñanzas, preceptos, respecto a la liturgia, no se verificó efectivamente. Así San
usos y precisamente, en cuanto la Iglesia La ha recibido de Ireneo, cuando ha de oponerse a la pretensión gnóstica de una
Cristo, por medio de los apóstoles, y en virtud de la sucesión tradición apostólica secreta, invoca. para refutarla, a la una-
apostólica que la une con ellos, y de la asistencia infalible del nimidad y universalidad de la fe en las diversas iglesias cris-
Espíritu Santo, ella la ha conservado y la transmite fielmen- tianas como prueba de la verdadera tradición apostólica que
te sa. A partir de este cuadro elaboró la edad patrística cuanto elLas continúan realmente, mientras que la falta de unanimidad
propone en torno. a la cuestión de la autoridad de La liturgia. y de úniversalidad entre los herejes demuestra, a su parecer,
La liturgia tiene autoridad porque forma parte de la tradición la no apostolicidad de sus doctrinas; pero cuando se trata de
objetivamente considerada. Ahora bien, tradición, en el con- determinar un criterio seguro en las cuestiones o en las prác-
cepto patrístico, implica estos elementos: Iglesia, apóstoles, su- ticas que implican la fe y para las que no existe unanimidad
cesión apostólica, Espíritu Santo. Pero no digo que, a propó- entre las mismas iglesias cristianas, él recurre a la autoridad
sito de la liturgia, cuando se fundaba su autoridad sobre la especial de la Iglesia de Roma fundada sobre un título espe-
tradición, se pensase en modo igualmente claro en cada uno dalísimo de apostolicidad, mientras que sabe muy bien que,
de estos elementos, y que se hiciese un análisis profundo y se para prácticas, incluso litúrgicas, en las que la fe no está im-
determinase hasta qué punto los casos particulares de la litur- plicada, como en la de la fecha de la Pascua, la falta de una-
gia empeñan a la Iglesia, derivan de los apóstoles, son fruto nimidad entre las iglesias cristianas no tiene consecuencias y
de la asistencia del Espíritu Santo.
El modo de justificar la autoridad de la liturgia en el cua- 94 Admitida también la realidad de la evolución de la disciplina y de
dro general del concepto de tradición que, en los documentos la práctica eclesiástica, y, por lo mismo, supuesto que no se quiera ha-
c2r remontar dire1:tawenite a los apóstoles todas las prácticas particula-
llegados a nosotros, aparece históricamente el primero y quedó res disciplinares y litúrgicas que se usan en la Iglesia, esta mentalidad
luego como el .modo primordial durante toda la era patrística, es r;erfectamente justificada, fm cnanto quiere afirmar que toda la estruc-
tura de la vida d,2 la Tglesia se remonta hacta los apóstoles dlrccta o
fué el que la fundamenta sobre el hecho de que la liturgia es indirectamente, inmediata o mediatamente. DoM CAPELLE (l.c., lOss.)
cosa de la Iglesia recibida de los apóstoles, es decir, su apos- hace n<:>tar, con toda razón, que, en las tres primeras obras antes cita-
das, el tít,ulo seudo,1postólieo no parece implicar otra cosa, en la m2nte
tolicidad. de sus autores, que la persuasión genérica del origen apa<tólicol de la
Iglesia en general y que el uso de aquellos títulos parece haber sido
Que haya sido antiquísima esta mentalidad que tiende a sólo un género literario. Por el co·ntrario, para las Constituci.ones apos-
hacer remontar hasta los apóstoles, en modo genérico y no de- tólica .. , juzga dom Capelle que se trata de un verdadero y propio¡ fraude .
., De coronoa 3.
terminado, la práctica litúrgica y disciplinar de la Iglesia, no 00 In N111n. ho.m. V,1: ,2rl. Baehrens p.26.
documentada por la Escritura, demuéstranlo ya los títulos de "' ne Spiritu Hancto e. 25-27.
"" P.ej., De Bapti.,mo 2,12, 7; 4,31,24.
pseudoapostólicos de la primera literatura de interés litúrgico, 99 "Obsecrationum quoque sacerdotali,um sacramenta respiciamus, quae
ab A,p,ostolis trallita, in to to· mundo atqueJ in omni EvC!ll!'Sia catholica unti-
formiter celebrantur" (Denz. 139 ; cf. también 140).
"' Cf., p.ej., A. DENEFFE, Der Traditi.ionsbegriff (M'ünster i. W. 1931).'
Sen,t. teol. ltt11rg. 19
5_7_8_______~P_:_:.4_:_:·-ª.LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.19. TEÓLÓGÍA y trrtíRGIA EN LOS PAbRES 579
que, incluso, prácticas diversas pueden a veces llamarse igual- vas y ritos nuevos, incluso en cosas importantísimas y qué
mente tradiciones apostólicas diversas 100 • a primera vista hubieran podido parecer intangibles, coino en
También en la discusión entre San Cipriano y el papa San la misma anáfora de la Misa, y hasta un cierto signo, en los
Esteban sobre la validez del bautismo de los herejes y sobre mismos ritos de iniciación cristiana, hubiera podido hacer des~
la necesidad o no de rebautizarlos si volvían a la verdadera cubrir a la reflexión teológica, más clara e insistentemente
Iglesia, faltando unanimidad en la práctica litúrgica entre las que cuanto sucedió efectivamente, el hecho de la evolución
iglesj,as cristianas. fué necesario recurrir a otro criterio para histórica de la liturgia y el principio de la licitud de tal evo-
determinar cuál era la verdadera tradición apostólica en ese lución y adaptación según las circunstancias y dejando siem-
caso. Sábese que el papa San Esteban vió nuevamente este pre a salvo la fe. De hecho, sin embargo, la cosa, teóricamen-
criterio en la autoridad especial y apostolicidad de la Iglesia de te hablando, fué mejor vislumbrada, por ejemplo, por San Ba-
Roma 101 , mientras que San Cipriano terminó por refugiarse silio '10 '', que claramente observada por el común de los teó-
en el criterio carismático de la inspiración que todo obispo logos.
recibe directamente del Espíritu Santo rn 2 • Igualmente en la antigüedad patrística se encuentran, en
Se observó, pues, en conexión con la cuestión de los cri- el fondo, pocos indicios en orden al concepto (que tiene gran
terios últimos de la fe cristiana, la importancia de la presencia importancia para la cuestión de la autoridad de cada una de
Viva del Espíritu Santo en la Iglesia 103 ; pero no parece que las partes de la liturgia), de una verdadera evolución de los
esa observación haya sido puesta explícitamente en relación mismos dogmas después de la muerte de los apóstoles, evo-
con la cuestión de la autoridad de la liturgia. lución que, sin ser precisamente creadora en sentido trans-
Por el contrario, San Cipriano '°4 y San Agustín 105 , en formista, sea sin embargo algo más que una simple formula-
relación con la misma cuestión, acentuaron el argumento de ción diversa de los dogmas explícita y claramente propuestos
la santidad de la Iglesia: la santidad de la Iglesia garantiza desde la edad apostólica 108 •
que cuanto ella hace y dice en la liturgia no es un juego vano En suma, pues, debemos ante todo constatar el hecho que,
o cosa v1ana. en la edad patrística, se reconoció desde principios y común-
Se insistió a veces sobre la posibilidad de que diversas mente a la liturgia como autoridad para dirimir cuestiones
iglesias siguiesen prácticas diversas en cuestiones que no da- puestas en duda o discutidas y que, efectivamente, en las
ñan la unidad de la fe 106 , observación que hubiera podido polémicas doctrinales se recurrió a ella no de modo indife-
llevar a la clara distinción, entre las mismas prácticas litúr- rente. Mas en cuanto a la elaboración reflexiva de reglas que
gicas comunes a todas las iglesias, de las que implican una permitan determinar en los casos particulares esa autoridad
doctrina de fe y de las que no la implican. También la prác- y que den cuenta teológicamente de su naturaleza, parece dé-
tica común. seguida largamente en todas las iglesias hasta base admitir que se quedó a las observaciones generales que
el siglo v y VI, de introducir en la liturgia composiciones nue- conectan esta autoridad con la autoridad misma de la Iglesia,
fundada sobre los apóstoles, sin ir mucho más allá en el aná-
100 Cf., p.ej., Haer. III,3,1; III,3,2; III,4,1; V,20,2. Sc>n conocido;;-
los textos de San ll'me·o sobre la autoridad especial de la iglesia de
lisis de este concepto y de la aplicación que puede hacerse
Roma. Para la posición de San Ireneo en la cuestión de la Pascua de la liturgia en general y de cada una de sus partes históri-
cf. l<JUSEBIO, Hist. E'ccl. V,23,1. cas o actuales.
"º' Cf. SAN CIPRIANO, Ep. 74,l ~ Firmiliano, entre la.s epístolas de
SAN CIPRIANO T5,5ss. . La conclusión precedente indúcenos una vez mas a afir-
1102 Para San Ciprlano, la tradición divina desde lo·s _apóstoles es siem-
pre el crit·2rio último; 1mas en el caso de controver8'la, para. r:econocer mar que, en la reflexión teológica de la edad patrística en
cuál es la verdadera tradición de los apóstoles, recurre al Esp1ntu San- torno a la liturgia, la cuestión de su autoridad teológica para
to, que guia a todo obispo. Esto. nótese bien, sólo vale p~ra los casos
en que no existe unanimidad entr·2 las ig1e.sias, porque, si. existe tal u_na- dirimir las cuestiones discutidas no ocupa precisamente el lu-
nimidad, ella es, para San Cipriano, signo de la presencia del Espíritu, <gar primero y no consiste en este punto la riqueza de la te?-
y, por lo mismo, de la verdadera tradición. Cf. FJp. 68,5.
'"" Sobre todo, SAN IRENEO, Haer. 3,24,1. También Tertulianc>, De logía litúrgica de los Padres. Esta riqueza, por el contrario,
praescript. 28. consiste ante: todo en la exposición irénica que ellos hacen a
,.,. Véanse a este propósito las conc\usiones de FEDERER, l.c., p.74.
""' San Agustín insiste mucho sobre el hecho, de q~e lo que la Igl~
sia hace no puede ser un juego; vano y falaz. Cf., p.eJ., Die1 peiei<>. meri· •107 ·En la cue.stión de' la nueva doxc>logía introducida por él (De Spi-
ti.~, 1,63; Hp. 217,1-7. . ritu Sancto 25-27). .
""' San Ireneo sobr•e Ja cuestión de la Pascua (1c1f. EUSEBIO, Hist. 1"' Como afirmaciones del hecho de la, evolución de los dogmas s~ C!t3;:
ecol. V,23,1 ). También Firmi!iano de Cesaren (entrei las Db_ra¡i fle SAN ÜRÍGENES, De ;pt~in.c. praef. 3ss.; SAN GREGORIO NACIANCF.JNO., Oratt~
Cm1uAso, 75,6). 31,24; SAN AGUSTÍN, SertnOI 294,4; De civit. Dei 16,2; De baptis·mo, 2,4,5.
O. Jul. I,6.,22; Enarrat . .¡,¡¡, Ps. 52,22; De praedest. saatipt. 14.
580 P.4. ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.19. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN LOS PADRES 581
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los fieles del contenido intrínseco que la liturgia tiene para el blico contenido en la expresión: el conocimiento de Dios, iada
creyente, el cual. habiendo superado, o no habiendo probado lahwelz, gnosis tou Theou, o simplemente: el conocimiento, la
jamás, la fase de las dudas o de las discusiones, acepta pací- iada, la gnosis. Lo que aquí debemos observar es que en eilla
ficamente como incluido en las fuentes de la revelación lo que no se trata precisamente del sólo conocimiento conceptual de
la Iglesia propone y desea sólo contemplar su contenido y Dios, del mundo y de la vida, sino de un conocimiento religio-
conformar con él la vida. Esta riqueza, como hemos demos- so, que implica una actitud general de todo el ser y principal-
trado, está encentrada toda en el concepto de mysterion, mis- mente de la voluntad y de los afectos y, por lo mismo, de toda
terium, sacramentum y para conocerla, más que a los tratados la vida incluso práctica. En la iada lahweh o gnosis tou Theou,
polémicos de los Padres, hay que acudir a su literatura mis- el amor de Dios, el conocimiento de Dios, la sabiduría, son co-
tagógica propiamente dicha, a sus explicaciones de la litur- sas insepa;rables. Es, pues, una actitud general de conocimien-
gia en un sentido más amplio, a sus homilías sobre el año li- to y de amor afectivo y efectivo en el cual. según la mentali-
túrgico, tener el valor de afrontar la comprensión de aquellas dad general hebraica, no se preocupa de distinguir ni analizar,
que a muchos de nosotros parécennos elucubraciones alegó- con mentalidad casi filosófica, las potencias diversas y sus ac-
ricas sobre el culto. tos diversos que entran en juego. El hombre no puede llegar
al "conocimiento de Dios" sin la revelación, que es la mani-
5. EL IDEAL DE LA TEOLOGÍA COMO GNOSIS, ÚLTIMA RAÍZ DE LA festación suma de la benevolencia gratuita y del amor de Dios
POSICIÓN DE LA LITURGIA EN LA TEOLOGÍA IDE LOS PADRES. para con los hombres. El hombre-como dirá más tarde San
ASPECTOS POSITIVOS Y ASPECTOS NEGATIVOS Pablo continuando exactamente la mentalidad del Antiguo
Testamento-no podría conocer a Dios, si Dios antes no hu-
Llegados a este punto puede preguntarse por qué la teo- biera conocido al hombre 1 '10 • Por esto la Escritura es el libro
logía de los Padres ha sido estructurada en esa forma. Como del conocimiento de Dios, porque en él el hombre, a través de
cuando se trató de encontrar la última raíz que explicase la las intervenciones de Dios en la historia del mundo, puede ver
posición efectiva de la liturgia en la síntesis positivo-escolás- y experimentar cómo y cuánto Dios ha conocido y conoce al
ca y en la misma síntesis de Santo Tomás, hubo que recurrir hombre y por lo mismo saber el valor religioso de todas las
a lo que fué su modo propio de concebir la teología, es decir, cosas y cómo el hombre pueda y deba conocer a Dios. Resulta
al ideal que persiguieron en ella, así también para entender de aquí que iada Iahweh, gnosis to Theou y meditación y pe-
el último motivo del porqué en la teología de los Padres figu- netración de la historia sagrada en las Escrituras están íntima-
ra la liturgia en el modo y en la perspectiva predichos, hay mente unidas. La asidua meditación y penetración de la histo-
que conocer el ideal que tuvieron en el trabajo teológico. El ria sagrada en las Escrituras es para el hombre fuente eminen-
ideal teológico de Santo Tomás estuvo determinado por el te de gnosis.
ideal entitativo, es decir, por el ideal de la ciencia aristoté- Que la gnosis helenística, aparte naturalmente la concep-
lica de las esencias con el presupuesto de que las ciencias ción de un Dios personal y transcendente que, junto a todas las
empíricas, y en especial la historia, no son verdadera y pro- consecuencias que eillo implica señala el punto de diferencia
piamente ciencias y por lo mismo con una fuerte preferencia profunda entre el mundo helenístico y el mundo hebraico, de-
del ideal filosófico, incluso metafísico, en la ciencia. El ideal muestra no sólo una coincidencia notable de ideales con la
positivo-escolástico añadió a esto y puso en primer plano la gnosis judía, sino también, por una parte esencial, una deri-
demostración histórico-apologética de las fuentes. El ideal pa- vación histórica de la misma, parece cada vez más probable 111 •
trístico del trabajo teológico en los trabajos expositivos y no Cuando en la época después de los apóstoles comenzó
directamente polémicos fué, por el contrario, la gnosis, o la- entre los cristianos el primer movimiento notable de mayor pe-
tinamente la sapientia. netración de la simple fe, este ideal se formuló naturalmente
Origen y naturaleza del ideal teoló- en términos de gnosis que indicaba, tanto en la tradición bí-
gico de la gnosis.
110 Cf. Gal. 4,V. El mismo San Pablo (Eph, 1,1-9; 2,4-10), Y San J,uan
Sin entrar en los detalles de este concepto 109 , baste insi- (1 lo. 4,10-19) dfrán, c:on semej,mte mentalidad, que el amor del hom-
bre para con Dios presupone el amor de Dio.s para con el }10rubre.
nuar sus características principales. Su origen es el ideal bí- C'f. J. DuPONT, Gn1osis. La coinnalissance religi,elUse dan.~ les iép•tres de
S'. Paiil (Louvain 1949) p.51.,s.
""' l\lás aruplias explicaciones !!l darán en untt m2todología teológiCill H1 Cf. E. PETERSON, G1wsis: Encicl C'att. 6 (1951) 879ss. Los nueYOS
de próxima publicación. manuscritos descubiertos en el Mar Muerto aseguran más esto.
582 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.19. TEOLOGÍA Y LITURGIA EN LOS PADRES 583
blica judía como en el ambiente helenístico de la época, el co-
/ nocimiento religioso superior, no de orden puramente concep-
en el sentido lato, como acto y estado de adhesión también
amorosa y fruitiva del hombre a Dios.
tual, sino estado psicológico formado por un orden volitivo y A partir del siglo IV, en Oriente el ideal teológico irénico-
afectivo al mismo tiempo, que implicaba prepamción y purifi- expositivo permanece sustancialmente el de Orígenes, mas co-
cación moral en el sujeto que tendía a tal idea como a fin rregido especialmente de aquellas imperfecciones que, en la
supremo de la vida. Este ideal de gnosis junto a los puntos construcción origeniana, derívanse del uso de una serie de con-
generales comunes tuvo, naturalmente, entre los cristianos, sus ceptos filosóficos tomados del ambiente helenístico y que eran
características, que lo distinguían de los movimientos paralelos fundamentalmente inadaptados al fin para el que el mismo Orí-
no cristianos, y también sus diversos matices, tendencias y des- genes quería hacerlos servir. De lo demás, las grandes luchas
arrollos sucesivos. dogmáticas, desde el siglo IV al VIII, dieron a la producción teo-
Propiedad de la gnosis cristiana fueron la encentración de lógica de la época una fuerte preponderancia polémica, mien-
la visión teorética y práctica del mundo en Cristo y en las rea- tras que el aspecto del ideal irénico-expositivo, y por lo mis-
lidades cristianas y la regla de fe o de puntos clara y explíci- mo gnóstico, se mantenía vivo, principalmente en la literatura
tamente expuestos por la predicación eclesiástica, como base homilética, ascética y litúrgica.
insustituible y norma invariable de toda penetración de la gnosis En Occidente el ideal gnóstico de la teología refulge prin-
verdadera. Común entre la gnosis cristiana y la gnosis de tradi- cipalmente en San Agustín y por él predominó en los autores
ción judía fué conectar íntimamente la gnosis con el conoci- posteriores hasta el origen de la escolástica. Es la sapientia
miento más profundo de la historia sagrada de las intervencio- agustiniana el fin al que, en el creyente, tiende toda investi-
nes de Dios en el mundo como está consignada en la Escritura. gación y profundizamiento de la fe, como a la intelección frui-
Matices, tendencias diversas y desarrollos sucesivos en el tiva de Dios, como la intelección fruitiva de Dios tiene carác-
concebir el ideal de la gnosis entre los mismos cristianos, tu- ter, al menos tendencialmente, místico, incluso en el sentido
viéronse por el mero hecho de que algunos, como Clemente actual de la palabra.
Romano, el Pseudo-Bernabé y la Epístola a Diogneto, bajo el En este ideal de la teología como gnosis, dos cosas han
influjo más propiamente judío del ideal de la gnosis, concibie- sido cuidadosamente puestas de relieve para el fin que preten-
ron ésta ante todo como interpretación de la Escritura en el demos. El aspecto místico y por lo mismo experimental per-
sentido, bien entendido, erístico y cristiano, espedalmente me- tenece, en la mente de los antiguos, al ideal de la gnosis como
diante una larga interpretación tipológica y alegórica del An- su coronación suprema, infrínsecamente, por su propia natura-
tiguo Testamento. leza en cuanto "conocimiento" religioso superior sui generis
A partir de los apologistas del siglo II, comenzóse a incluir de Dios y de las otras. cosas en cuanto tienen valor religioso.
en el ideal gnóstico-cristiano cierto recurso a la filosofía hele- Los antiguos no conocieron la distinción aristotélica-escolás-
nístic,a, acentuando é:SÍ el aspecto conceptual de penetración tica del f ínis o peris y del f ínis operantis; pero advertida esa
de la fe a que se quería tender. Contra esa tendencia reaccionó distinción, hay que decir que para ellos el aspecto místico-
vivamente San lreneo, que, preocupado de los excesos a que fruitivo pertenece a la gnosis ex fine o peris y no sólo ex fine
había llegado en la gnosis propiamente herética y sincretista, cperantis, y que el conocimiento puramente conceptual en el
invocó vigorosamente a la regla de fe y de la predicación ecle- conjunto de la gnosis es, por decirlo una vez más con términos
siástica como norma inconmovible de l.a gnosis verdadera, no escolásticos posteriores, 'sui gratia, no alterius gratia, es decir,
lejos de temer todo uso de especulaciones de tipo filosófico- en vista de aquel "conocimiento" superior que es el entendi-
helenístico en la verdadera gnosis cristiana. miento sapiencial de San Agustín.
Pero esa posición bastante severa, que tendía a privar a Segunda observación: como en la tradición judía, así tam-
la verdadera gnosis de la ayuda que podía conseguir del recto bién comúnmente en la tradición cristiana de la gnosis, no sólo
uso de la filosofía, fué superada por Clemente Alejandrino y ésta está íntimamente unida con la meditación y la interpreta-
especialmente por Orígenes. Los dos trabajaron en la construc- ción de la Escritura, y por lo mismo esencialmente escriturís-
ción de un gran sistema gnóstico-cristiano en el que la elabo- tica, sino, además, en la misma Escritura considera ella ante
ración conceptual filosófica sobre la base de la regla de fe y todo el aspecto de historia sagrada de las intervenciones de
de la predicación eclesiástica fuese puesta al servicio de aquel Dios en el mundo y de la respuesta del hombre a Dios, que se
fin último de orden no sólo conceptual, sino también volitivo concretiza principalmente en el itinerario de vuelta del alma
y afectivo, y diremos nosotros hoy, también místico, al menos a Dios, todo considerado en su profunda unidad. La gnosis
584 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA c.19. TEOLOGÍA Y LITURGIA E'.N LOS PADRES 585
del Pseudo-Dionisio y la tradición dependiente de él es pro- s10n del mundo centrada en los conceptos de símbolo, imagen,
bablemente aquella que tiende a destacarse principalmente des- participación, etc. Ahora bien, como sabemos, también este
de este punto de vista por su carácter más selectamente meta- aspecto es una de las características esenciales del concepto
físico, si bien no de tradición aristotélica, sino neoplatónica. de mysterion. De donde resulta que, en la teología concebida
como gnosis, el interés que la llevará a la liturgia estará en-
centrado connaturalmente en su valor de mysterion, como efec-
Cómo entra la liturgia en el cuadro tivamente sucede en la teología patrística.
de la teología como gnosis. Cualida• Mas el concepto de teología como gnosis, tal como es apli-
des y defectos. cado en la edad patrística, objetivamente hablando, tiene tam-
bién sus innegables defectos. El defecto radical consiste, según
Esta rápida visión panorámica del ideal de la teología como parece, en el hecho de que, en el ideal de la teología como
gnosis en la edad patrística nos ayuda, creo, a comprender el gnosis como es explicado en la teología patrística, queda in-
lugar que ella ocupa en la liturgia y los méritos y defectos de determinada y efectivamente deficiente la parte que, en el con-
la posición de los Padres en este campo. Ante todo en la teo- junto total teológico-gnóstico, retorna al procedimiento pro-
logía como gnosis, el valor irénico-expositivo de la verdad es piamente científico, como fué profundizado, aunque del todo
considerado siempre en primer plano de las preocupaciones, ya perfeccionado, por Santo Tomás sobre Ias bases aristotélicas
que la gnosis tiende esencial e intrínsecamente a actuar en el del concepto de ciencia. Quiero decir que comparando el ideal
creyente mismo un cierto estado psicológico práctico que es un de la teología como gnosis, tal como se practicó en la edad
conjunto cognoscitivo y afectivo al mismo tiempo. Las cosas patrística, con el ideal de la teología como ciencia, como fué
allí consideradas han de serlo ante todo en orden al valor que desarrollado, aunque no enteramente perfecto, por Santo To-
tienen para el creyente mismo al fin predicho, que es un fin más, adviértase que, en el ideal de la teología como gnosis, el
más contemplativo que defensivo, más intuitivo que simple- proceso científico va incluido en ella como parte del todo y or-
mente conceptual. Por eso la teología como gnosis utilizará denado al fin ulterior de la actuación-intuitiva y volitivo-afec-
la liturgia ante todo y en primera línea por su valor irénico- tiva del sujeto; mas este procedimiento científico considerado
positivo. En este punto la posición de los Padres coincide con en sí mismo, queda notablemente deficiente.
la de Santo Tomás y se diferencia de la de los positivo-esco- Aparte de la legitimidad de la utilidad, incluso, bajo cier-
lásticos. to aspecto de la necesidad de una teología concebida pura y
En segundo lugar, la consideración de la realidad como simplemente como ciencia, no se quiere acusar sin embargo el
mysterion es connaturalmente un punto esencial de toda gnosis ideal patrístico de la teología de no haber sido un ideal únic~
y por lo mismo de la teología como gnosis. En efecto, en Ja. y puramente científico en el sentido, por ejemplo, de Santo
gnosis de tradición más directamente judía, es objeto esencial Tornas o de haber ordenado el ideal puramente científico a
de la consideración de la historia sagrada de las intervencio- · algo extra o sobrecientífico. Se la quiere sólo acusar de haber
nes de Dios en el mundo y de la respuesta del hombre a estas sido, objetivamente hablando, bastante imperfecta en aquel pro-
intervenciones, cosas todas que, desde el punto de vista propia- cedimiento científico que usaba y ordenaba a un fin ulterior.
mente cristiano, encéntranse en Cristo. Mas esto constituye pre- En efecto, no se ve cómo pueda ponerse en cuestión la le-
cisamente el núcleo esencial del concepto de mysterion en San gitimidad del ideal patrístico del profundizamiento de la fe
Pablo y luego ·en la parte más grande de la tradición teológica culminante en la actuación no puramente conceptual, sino in-
posterior, en la que el objeto principal del mysterion queda tuitiva y volitivo-afectiva del sujeto, y que a este fin mismo
siempre la historia sagrada en la unidad y correspondencia re- recurre también a la investigación conceptual no ya como fin
ciproca de sus diversas fases. Es verdad que en el concepto de sí misma, sino ordenándola precisamente como parte en el
de mysterion de la tendencia, representada por el Pseudo-Dio- todo a aquel fin ulterior y superior. Sino que desde el momen-
nisio y de los autores dependientes de él. la historia sagrada to que se recurre a la investigación conceptual de tipo cien-
pasa al segundo plano y aparece por el contrario en primera tífico, llega a ser indispensable que esta misma investigación,
línea una visión más metafísica de las cosas. Mas, como hemos antes de ser usada y ordenada a un fin diverso de sí misma y
dicho, en ella no se trata de una visión metafísica de tipo aris- que la sobrepasa, venga actuada en modo posiblemente per-
totélico, sino de tipo neoplatónico, de un tipo, por lo mismo, en fecto y según las reglas impuestas por su misma naturaleza.
el que aparece vigorosamente puesta en primer plano una vi- Por el contrario, es propiamente en esto en lo que la teología
586 P.4." LITURGIA, FE Y TEÓLóGfA _ _ _ _ _ _ _c._._2_0_._L_Iru_._RGIA y SÍNTESIS TEOLÓGICA 587
patrística, objetivamente hablando, queda todavía imperfecta, Estos dos defectos tienen su repercusion en el uso de la
comparada por ejemplo a lo que en este campo realizó más liturgia en la teología de los Padres. Ante todo, en 'el hecho
tarde Santo Tomás. La distinción ariE>totélica del finis operis de que este uso no es sistemáticamente igual en la exposición
y del f inis operandis es objetivamente indispensable, porque de todas las cuestiones t'eológicas, en las que podría y debería
haciendo comprender que el proceso científico puede ser orde- tener su parte. Siendo deficiente el esfuerzo de síntesis teo-
nado a algo diverso de sí mismo no para fi~ de la obra, sino lógica, no aparece suficiente el lugar que en síntesis sernejante
para fin del agente, recuerda cuáles s011 las exigencias del pro- puede y debe ocupar la liturgia. En la época patrística la litur-
ceso científico considerado en sí misn10 y qué requiere para gia teológica se agota toda en monografías.
ser perfecto en sí mismo antes de ser utilizado para otro fin. En segundo lugar, en el hecho de que los fundamer1tos de
Esta imperfección en la teología patrística se manifiesta orden más filosófico qu'e están en la base de la misma liturgia
son poco elaborados. Aquí se debe exceptuar a San Agustín,
principalmente en dos puntos. El análisis científico ontológico
en el que, más que en todos los demás Padres, se encuentran,
o entitativo del dato de la fe, es decir, del aspecto y de las
en est'e campo, preciosas observaciones que luego serán larga-
bases filosóficas implicadas en él, queda todavía bastante im-
mente usadas por Santo Tomás, como sobre el concepto de
perfecto. La penetración de este aspecto de la fe puede rea- signo, de imagen, de participación, de religión, de culto, de
lizarse sin el instrumento de una elaborada filosofía cristiana sacrificio.
que, por su misma verdad intrínseca, sea unitaria y coincida
con las profundas exigencias tanto e:is:plícitas como implícitas
de la misma fe. Ahora bien, en la gnosis patrística el instru- CAPITULO XX
mento filosófico, no obstante los notables progresos realizados
también en este campo por los Padres, es en suma, objetiva- Sugerencias para la inclusión sistemática del aspecto
mente hablando, deficiente. Los Padres en filosofía son eclécti- teológico-litúrgico en cada una de las cuestiories de
cos y proceden más con sondeos ocasionales que con método
sistemático. Además, en el eclecticismo filosófico de los Padres
teología sistemática general
1
predominan conceptos de tipo neoplatónico, a los cuales ellos
se adhieren, por lo demás, no sólo porque conducía a ellos La reseña precedente de la posición que ocupa la liturgia ien
toda la tendencia de la época, sino también por cierto espíritu los diversos tipos históricos de teología debe coronarse natu-
religioso de los mismos conceptos que a primera vista podía ralmente, al menos con un esbozo de solución positiva, sobre
parecer muy conforme al espíritu cristiano, pero cuyas pro- la cuestión de cómo asimilar orqánicamente en la síntesi~ teoló-
fundas raíces, lógicamente consideradas, eran profundamente gica general el material de v~lor teológico incluido ert la li-
contrarias. Los Padres evitaron la dificultad, ya interpretando turgia.
el neoplatonismo en sentido cristiano contra la misma lógica Ya quie teóricamente, por la naturaleza misma de las cosas
e históricamente, como nos hemos esforzado por demostrar en
de su íntima naturaleza, ya no siguiéndolo en sus lógicas con-
los capítulos anteriores, la solución está influenciada esencial-
secuencias JJ1•2 • Como quiera que sea, no se llegó jamás a la
ment~ por el concepto mismo de teología, hay qu'e partir por
elaboración sistemática de una filosofía cristiana que, respon-
necesidad de este concepto antes de ver cómo el aspecto litúr-
diendo a la verdad intrínseca de las cosas, fuese instrumento gico del profundizamiento d'e la fe puede ser valorizado en
válido en la penetración de aquellas cuestiones de orden on- cada uno de los tratados de la teología sintética general. Al fin
tológico que pone la fe. haremos algunas observaciones sobre la cuestión de la liturgia
Ulterior consecuencia fuie que la elaboración y la ordena- en los mismos programas de enseñanza.
~ión sistemáticas del cognoscible teológico quedaron siempre
imperfectas en la edad patrística. Qucdóse sustancialmente en
las monografías y •en los ensayos ocasionados y limitados más l. NOTAS TEÓRICAS SOBRE EL CONCEPTO DE TEOLOciÍA
por las circunstancias contingentes de la pastoral y de la de-
fensa de la fe que por el deseo de elaborar integral y ordena- . En el curso de 'estos capítulos me he esforzado por c:aracte-
damente el cognoscibl•e teológico en sí mismo, según sus exi- nz~r los tres grandes modos diversos en los que se cortcretizó
gencias intrínsecas y en todos sus aspectos. el. id_eal de la teolo~ía a lo largo de la historia del pens<1miento
012 Para este punto cf., p.ej., R. ARNou, P'laton~&mll des Peres: DTC ci;.st_mno: la teolog1a como gnosis sabiduría en iel periodo pa-
12.2 (1935) 2258ss. tristlco; la teología como ciencia del aspecto entitativo de lo'
5_8_8________P_.4_._ª Ll'.J::!::~~.,GIA, FE Y TEOLOGÍA c.20. LITirRGIA y sfNTESIS TEOLÓGICA 589
revelado en los escolásticos y principalmente en Santo Tomás; que eso; mi'entras que el fin del operante es un fin extrlnseco
la teología primariamente como demostración apologético-his- y accidental a la obra misma, que el operante puede estnhle-
tórica d'e las fuentes y secundariamente como ilustración del cer a su talento, como el pintor puede ejercer 'el arte pictórico
aspecto entitativo de la fe en los positivo-escolásticos. con el fin de conseguir gloria o simplemente de ganar dinero.
La cuestión de la actitud que hay que adoptar para con Según esto, hay que concluir qu'e el fin del proceso científico
estos tipos históricos de la teología y de las correcciones y per- es simplemente conocer conceptualmente de modo mediato cier-
feccionamientos qu'e hay que hacerles es, en el fondo, el cen- to y evidente y no otra cosa.
tro del trabajo de la teología actual. Puede decirse francamen- Quiere d'ecirse que, si alguno dirige el conocimiento con-
te que hoy se va a la búsqueda de un id~al teológico propio, ceptual científico a un fin diverso, como el de una actuación
al menos en 'el sentido de que se siente la necesidad de hacer intuitiva y práctico-afectiva del sujeto, como sucede precisa-
ciertas correcciones y llevar ciertos perfeccionamientos a lo mente en la gnosis, este fin convendrá al proc'eso científico para
que la tradición teológica precedente nos ha transmitido en fin del agente y no simplemente para el de la obra. De donde
este campo. Suc'ede hoy en Ja historia de la teología algo s~ resulta que el proc'eso de la gnosis, como lo entienden los Pa-
mejante a lo que aconteció en los siglos IHII, cmando se ela- dres es, en su totalidad, desde el punto de vista del análisis
boró el ideal de la teología como gnosis sabiduría; en los si- filosófico, un proceso de naturaleza mixta, compuesto de un
glos xr-xm, cuando se fijó el ideal de la teología como ci'encia aspecto científico y de un asp'ecto extracientífico. Mas el gé-
entitativa de lo revelado, y en los siglos xv-xvu, cuando se for- nero mixto supone el género puro, como la pluralidad supone
mó el ideal positivo-escolástico de la teología. Ateniéndome la unidad. Es decir, que el mismo proceso de la gnosis, para
a los puntos firmes indisp'ensables y sin entrar eh detalles de- ser obtenido de modo posiblemente p'erfecto, supone un des-
masiado técnicos, reservados a otro trabajo, me parece que arrollo posiblemente científico en sí mismo. Así, la teología
basten las observaciones siguientes para nuestro fin. como gnosis no sólo no perjudica en nada la legitimidad, la
utilidad y la necesidad de la teología conc'ebida como pura
ciencia, sino que incluso la exige y supone. Aparte, pues, de
Se ha de tomar como base el concep• la legitimidad, utilidad e incluso necesidad de una teología
to de teología como ciencia. como gnosis, los escolásticos, y ant'e todo Santo Tomás, par-
tiendo de las bases aristotélicas del concepto de ciencia, fue-
Ante todo, es indispensable tomar como base el id'eal de ron llevados por seguro instinto cuando, para perfeccionar la
teología como ciencia. Aquí estamos con Santo Tomás y con herencia teológico-patrística, dispusiéronse a desarrollar y per-
los positivo-escolásticos y partimos, en cierto sentido, del f•eccionar técnicamente una teología como ciencia. Sólo ésta,
concepto patrístico de la teología como gnosis. Subrayamos entre otras cosas, puede dar a la penetración de la fe una
en cierto s'entido. Efectivamente, como hemos insinuado arri- consistencia sistemática. Por esto, después de que los escolás-
ba, no puede ponerse en duda la legitimidad y, bajo cierto as- ticos, y ante todo el mismo Santo Tomás, hubieron reivindi-
pecto y en ciertas circunstancias, también la utilidad y la ne- cado 'este aspecto de las cosas, no obstante las críticas que se
cesidad de concebir el profundizamiento de la f'e en tal modo hicieron y se hacen todavía a su teología, ningún teólogo que
que haga converger todo el proceso al fin preciso de una ac- se propone como fin la síntesis general sistemática del cognos-
tuadón del sujeto no puramente conceptual, sino intuitiva y cible teológico, ha podido jamás renunciar al punto de vista
práctico-afectiva y dirigir hacia ésta todo •el trabajo intelec- de la teología como ci'encia. Quien quiere, pues, determinar el
tual. lugar de la liturgia en la síntesis teológica general ha de ser
Mas la legitimidad de semejante proceso, que es la misma consciente de que se trata de determinar las relacion'es entre
gnosis, no quita nada a la legitimidad, a la utilidad y, bajo la liturgia y la teología concebida como ciencia.
cierto aspecto, a la necesidad de una pen'etración de la fe de
tipo esencialmente conceptual que sea de esa misma fe un co- Además del aspecto entitativo hay
nocimiento también conceptual. pero superior, mediato, cierto que incluir en la teología como cien•
y evidente, lo cual se requiere para un conocimiento cientí- cia el aspecto empírico--histórico.
fico. Incluso la distinción del fin de la obra y del fln del ope-
rante es indiscutible: el fin de la obra si'endo el fin intrínseco Mas esto no quiere decir que el ideal d'e la teología deba
y esencial de la misma obra, como el fln intrínseco y esencial ser pura y simplemente el de Santo Tomás o el de los posit1-
de la obra de pintar y de no hacer de la pintura otra cosa vo-escolásticos por el mero hecho ci'e que ambos pí;l;rten del
590 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA
C.20. LI'IURGIA Y SÍNTESIS TEOLÓGICA 591
concepto de teología como ciencia. Para Aristóteles y para
los escolásticos ciencia propiamente dicha es sólo la filosofía. Así como en el proceso inductivo, para llenar únicamente
especialmente la m•etafísica; las matemáticas, especialmente la una función precientífica preparatoria a la deducción, no tiene
geometría; y, a lo sumo, la física filosófica, es decir, la cien- necesidad, por lo demás, de ser muy profundo y esmerado, si-
cia estrictamente hablando es sólo la ciencia deductiva. Ad- guese que la elaboración del aspecto individual, empírico y
mítese. cierto, la inducción, pero, t'eoréticamente hablando, sólo temporal de las cosas d•e la fe, que hubiera podido obtenerse
como momento precientífico y preparatorio a la ciencia deduc- mucho más esmerada y profundamente mediante la aplicación
tiva, considerada sólo como verdadera ciencia. propiamente científica del método empírico e histórico, queda
Para ellos el proceso empírico-inductivo no puede tener en la teología concebida como ciencia •entitativa notablemente
valor científico propio. Especialmente la historia y. por lo mis- deficiente. La teología y su método vienen exageradamente ase-
mo, la filología y la crítica, no son ciencias propiamente ha- mejados a la filosofía, especialment'e a la metafísica, y a su
blando. No digo que tal posición esté necesariamente unida método y de este modo considera demasiado exclusivamente
co~ l?s principios básicos del conC'epto de ciencia, puestos por
el aspecto entitativo, ontológico, intemporal. de la fe, con de-
Anstoteles y aceptados justamente por Santo Tomás,. Más aún, trim'ento de su aspecto más concreto, empírico, individual y
retengo que aquellos principios ni implican precisamente tal temporal.
co;isecuencia. Pero Aristóteles y los escolásticos no p•ensaron Para la asimilación orgánica y sistemática de la liturgia en
ast o, por lo menos, no "\Cieron claramente la cosa. la síntesis teológica general, tiene ese hecho suma importan-
Consecuencia de ello fué, ante todo, la preferencia despó- cia. La liturgia, como la Escritura, la tradición, el magisterio,
tica d'el ideal deductivo, e incluso filosófico, es decir, ontoló- pone de relievie, en gran parte, el aspecto concreto, empírico
y temporal de la fe. Por lo mismo, por esa misma parte, ella
gico, entitativo, en todo el campo de la investigación cientí-
fica. Esto se verificó ya de algún modo en el mismo Aristóte- es cognoscible científicamente sólo a través del método empí-
les, no obstante la tendencia experimental y 'empírica a que, rico, filológico, crítico, considerado no ya como simple fas'e
precientífica, preparatoria al método deductivo, pero como mé-
en la práctica, lo inducía su íntima naturaleza, pero especial y
todo científico en sí aplicado a los ritos, a las fórmulas, a los
clamorosamente en una buena parte de sus discípulos medi•e-
vales, para los cuales baste sólo insinuar su física y astronomía objetos litúrgicos.
deductivas. De aquí resultó una deficiencia notable en admitir, Consideremos los ensayos. hechos en la segunda parte de
en ~a realidad efoctiva, el aspecto más individual, concreto, esta obra sobre una serie de temas como la Trinidad en la
emptrico y temporal. liturgia, Cristo en la liturgia, la liturgia y el mundo infrahu-
En efecto, las ciencias empíricas y la historia con su mé- mano, la liturgia, los ángeles y los demonios; la liturgia y el
todo esencialmente inductivo, tienen por misión específica re- hombre, la liturgia y la Iglesia, es fácil, creo, darse cuenta de
coger tal asp'ecto de un modo más profundo que la filosofía. las conclusiones allí obtenidas; ante todo, son de valor teo-
la cual s'e limita al aspecto ontológico y, por lo mismo, uni- lógico, 'en cuanto manifiestan con toda propiedad cierto as-
versal. e ~ntemporal del ser, sin que, por lo demás, las mis- pecto determinado de la fe, porque dan mejor a entender cier-
mas c1enc1as empíricas e históricas puedan tomar al mismo in- tos aspectos de la fe en la Trinidad, en Cristo, en los ánge-
dividuo como tal, objeto directo de los sentidos y no del co- les, •etc., y en segundo lugar, que aquellos mismos resultados
nocimi'ento intelectual. no son obtenibles por la simple vía ontológico-deductiva ni
. Este estado de cosas sobre el ideal de la ciencia tuvo su por simple inducción considerada sólo como fase precientífica,
contraculpa en el modo concreto en que los escolásticos y el pr~parat~ria a . la de.du~C:ión de tipo ontológico, sino sólo por
metodo mducttvo htstonco, con valor propiamente científico
~ism? Santo Tomás actuaron su ideal de la teología como
c1enc1a. Sie tuvo así no sólo un ideal de teología como cien-- por sí mismo. Quien niega, pues, •el valor propiamente cientí-
cia, sino como ciencia ontológica o entitativa, con método, fico del método inductivo y de la historia y afirma que sólo la
no sólo esencialmente, sino casi exclusivamente deductivo en h_is.toria es. ciencia propiamente dicha {y las matemáticas y la
el sentido al menos de que, en el campo t'eológico la induc- f1s1ca filosofica, las cuales no tienen especial interés en teolo-
ción-y, por lo mismo, el estudio de la Escritura, de la tra- gía), y •el método científico propiamente dicho es sólo el mé-
todo deductivo, si es lógico consigo mismo, no podrá asimilar
dición, del magisterio, de la liturgia-no se considera con va-
orgánicamente en su síntesis teológica general muchos valores
lor científi.co en sí, sino únkament'e con valor precientífico, y
teológicos que la liturgia contiene abundantemente.
por lo m~sm?, preteológico, preparatQriQ q lí'\ deducción de:
orden entitativo. La segunda conclusión que s'e ha de sostener en la cues-
tión que nos ocupa es que se ha de tomar ciertamente como
5!!2 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.20. LITURGIA Y SÍNTESIS TEOLÓGICA filJ3
En el tratado sobre el hombre, su orig'en, su naturaleza y En él, lo que mira propiamente a los siete ritos mayores, es-
su historia antes de Cristo, se inserta prácticamente la mate- pecialmente en orden a su institución por Cristo, a su •eficacia
ria de nu~stro ensayo sobre la liturgia y la actuación plenaria ex opere operato y a su necesidad especial para la salvación,
de todo el hombre. Además, en la parte de ese tratado donde ha de tener, entiéndase bien, su lugar d•ebido, salvándose aque-
se explica teolóqicamente la historia de la humanidad después llas claras distinciones entre los mismos sacramenta que fue-
del pecado de Adán hasta Cristo, y por lo mismo, también el ron el fruto del progreso realizado por los escolásticos respec-
significado general del Antiguo Testamento, s'e ha de explicar, to a t'eología anterior en esta materia. Sin embargo, es nece-
naturalmente, el significado teológico de la liturgia de la ley sario colocar de nuevo mucho más estrictamente la teoloqía
antigua. Así, se reintegrará nuevamente y con criterios mo- de los siete ritos mayores, en general, en el cuadro general ·de
dernos, en la síntesis teológica general, aquella materia en tor- los sacramenta y d•e los mysteria en general, es docir, en el
no al siqnificado teológico general del Antiguo Testamento que cuadro precisamente de la liturgia general y salvar de ese
Santo Tomás, por instinto teológico y por tradición preced'en- modo, más perfectamente que lo hiciera el mismo Santo To-
te, había conservado justamente y que los teólogos posterio- más y mucho más de cuanto lo hiciera la t'eología posterior, el
res omitieron en sus síntesis. gran concepto patrístico y radicalmente bíblico de mysterium
En el tratado sobre Cristo se ha de incluir la materia die o sacramentum como el humus connatural donde crece y fruc-
nuestro ensayo sobre el único liturgo y la única liturgia y, en tifica todo el conjunto de los signos sensibles sagrados de la
general, toda aquella materia desarrollada un poco antes en santificación y del culto '4 • El tratado de los sacramenta en ge-
esta obra, que pon'e de relieve la parte de Cristo en la litur- neral ha de ser, pues, un tratado teológico de la liturgia en
gia y en qué modo vive la Iglesia en la liturgia su fe en Cristo. general.
También en la mariología ha de consagrarse un capítulo espe- En el tratado de los sacramentos en particular, para cada
cial a María en la liturgia; y donde se trata del significado y tratado hay que tomar y perfeccionar, con criterios modiernos,
de la legitimidad diel culto de los santos hay que explicar la la explicación del valor teológico del cuadro litúrgico de la
teología litúrgica de los santos. celebración y administración de cada uno de ellos, materia esta
También en el tratado sobre la gracia de Cristo y las vir- que Santo Tomás había conservado y que fué eliminada por
tudes infusas se ha de explicar, en un capítulo si, en qué modo la t'eología posterior.
y bajo qué perspectiva propia es actuado en la liturgia est'e En 'el tratado de las acciones del cristiano, es decir, lo que
aspecto de la realidad cristiana. hoy comúnmente se llama teología moral, al menos en la parte
En el tratado de la Iglesia, concebido como único tratado, que trata de la perfección cristiana que se ha de alcanzar y de
y precisamente, como todos los demás, de naturaleza dogmá- sus modos de conseguirla y que hoy se llama comúnm•ente teolo-
tica, pero qu'e incluye, también como los otros tratados dog- gía de la perfección cristiana o ascética y mística, hay que tra-
máticos, una serie de cuestiones de orden apologético, ha de tar la cuestión: liturgia y espiritualidad, que será tratada en el
reservarse un capítulo a la exposición de la lqlesia en la li- capítulo siguiente.
turgia. En él, entre otras cosas, se ha die explicar la liturgia En el tratado de los novísimos ha de entrar la explicación
como acto comunitario eclesial, actuación suma de la misma de la fe de los novísimos en la liturgia obtenida de modo es-
Iglesia y referirse a la liturgia en sus relaciones con la ley de . pedal por el análisis del valor t•eológico de la liturgia de los
la encarnación y de la salvación en comunidad, como hemos difuntos.
'explicado en los capítulos convenientes de la segunda parte
de este trabajo. 4. ÜBSERVACIONES SOBRE LOS PROGRAMAS Y LA ENSEÑANiZA DE
El lugar propio, en la síntesis general. donde se ha de ex- LA LlTURGIA EN LOS SEMINARIOS Y EN LAS FACULTAl!)ES
plicar directamente ex professo la naturaleza de la liturgia-por TEOLÓGICAS
lo mismo, toda la materia de la primera parte de esta obra-
es el tratado llamado ahora de los sacramentos en general.
L.,.r··\· ~·~',, ,,,~ ·~· .. ""I\•""""'"'
Al fin de este capítulo parece oportuno hacer algunas ob.-
Pero la impostación que este tratado ha recibido en la tra- servaciones sugeridas inmediatamente de cuanto se ha dicho
dición escolástica, y que los positivo-escolásticos, como se hasta aquí sobre la ens•eñanza de la liturgia en los programas
ha visto, han restringido, ha aum'entado notablemente. Hay que de estudios de los seminarios y facultades teológicas.
construir un tratado que no sea sólo un tratado de los siete , '1- 1~p1~u
sacramentos mayores en general, sino un tratado de los sacra- obra de H. ScHILLENBEECKX, De sacramentelle heilsecono·mie
• La
(Antwerpen 1952) señala ciertamente,, en este sentido, un esfuerzo conti-
menta o de los mysteria en general. en ~l sentido patrístico. nuado y p2rfeccionado.
600 P.4.ª Ll'IURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.20. LITURGIA Y SÍNTllSIS TllOLÓGICA 601
de ~a o?Jetividad, de la dialéctica cristológico-trinitaria; la cen- dad del saber t'eológico junto con una obligatoria distinción de
tra.lizaciol! d~ toda la economía en Cristo; la ley de la unito- tarea en su enseñanza.
talidad cosmica; de la encarnación; de la salvación en comu-
nidad; la lucha entre las dos ciudades. Relación recíproca del aspecto histórico, jurídico,
. Todas estas yerspectivas, que constituyen los fundamentos teológico, ascético-místico y pastoral con una
mismos de la liturgia, son aspectos típicamente bíblicos. De iniciación general a la liturgia.
este modo aparece la liturgia r'ealmente como una forma de-
term~nada ~n que la visión bíblica del mundo se concretiza y
La presente obra no quiere ser una liturgia fundamental in-
es vista ba¡o los velos de los signos sensibles eficaces de la
tegra o una introducción integral a la liturgia. Tiene por fin
santificación y del culto. D'e aquí aparece la importancia para hacer ver 'el aspecto propiamente teológico de una liturgia fun-
la formación litúrgica de los alumnos, que en el curso 'de la damental o de una introducción general a la liturgia. Por lo
Escri!ura Sa~rada éstas y perspectivas semejantes sean no sólo
mismo no entra en nuestra misión trazar y discutir un progra-
e.studiadas, ~mo puestas con aquel relieve primario qu'e ellas
ma preciso de la enseñanza de la liturgia. Sin embargo, ya que,
tienen efectivamente en el pensamiento escriturístico.
según la opinión, toda la obra se: esfu•erza por demostrar que
A~í s'e llega, considerando esto desde el punto de vista de este aspecto teológico constituye efectivamente, según la exi-
~a unidad entre Biblia y liturgia, a la misma conclusión a la que
gencia de la naturaleza misma de las cosas, la parte 'esencial
¡ustamente conducen tantas otras consideraciones sobre la ne-
y en gran escala de la liturgia, puede ser útil indicar cuáles
cesidad de que el estudio y la enseñanza de la Escritura tras-
sean las consecuencias prácticas de este modo de V'er en el mis-
cienda, ante todo, la fase de la preocupación demasiado texclu-
mo programa de sus enseñanzas, concebido como iniciación com-
sivam.ente apolog~tica y se lance a la consideración positiva
pleta a toda la materia.
y casi contemplativa de todas las riquezas de la Biblia consi-
~er::i-das en si mismas; y, secundariamente, basándose sobr'e un
Aparte de la cuestión de las horas completas de qu'e se
indispensable fundamento, crítico, filológico e histórico, se: ele- dispone para la enseñanza de la liturgia y, por lo mismo, apar-
ve a la visión propiamente: teológico-bíblica de las cosas. te de la reducción del programa al que se estará prácticamente
obligado; apart'e también de los cambios seoundarios de mate-
De 'est: ~odo, en el estudio de: la dogmática, de la liturgia
y de la Biblia se observa un movimiento qu'e induce a todas a rias y de su distribución práctica que, a veces, podrá efectuar-
una consideración más simplemente irénica, contemplativa e: in- se en modos algo diversos, queda el hecho fundamental que
tegral d.e .su objeto. Este movimiento es, por tel hecho mismo, una enseñanza de la liturgia que tenga •el valor de una inicia-
un movimiento convergente: que pone vigorosamente de relieve ción general completa, ha de comprender estos cuatro puntos:
la profunda uni~ad de estos tres ramos del saber teológico, para introducción general. o .liturgia fundamental; los ciclos litúrgi-
un aprovechamiento mayor de su misma enseñanza. cos; la Misa; los otros sacramentos y los sacramentales. Otro
Tal vez haya que: temer, en este: modo de ver las cosas una punto firme 'es que:, en toda hipótesis, una iniciación integral
c.onfusión de. o?jeto entre la mat'eria de enseñanza de la do~má a la liturgia ha de tratar necesariamente los cuatro predichos
tlca, de l~ Biblia y de la liturgia. A esto se responde que entre puntos desde el punto de vista histórico, teológico, ascético,
la ~eolo~ia llamada comúnmente dogmática, y que se llamaría pastoral y rubricístico. La cuestión cae: sólo sobre la relación
me¡or s1mpl•emente teología sintética general-en la cual. ade- recíproca de estos puntos y sobr'e el armazón respectivo en
más, van comprendidos los llamados tratados dogmáticos, más el conjunto.
la teología moral y la de la perfección cristiana-y los otros Síguese de toda esta obra que la tesis de la necesaria pre-
ramos del saber teológico, en la ratio studiorum de los semi- ferencia del punto de vista teológico como punto d'e vista de-
narios y d'e las facultades teológicas, comprendida la Biblia y terminante, sintetizador y coordinativo también para la ense-
la lit~rgia, la relación no es como entre parte y parte de un tu- ñanza de la liturgia que quiera ser una iniciación integral a esta
do, smo como entre un todo sistemáticamente considerado y materia en todos y sus diversos asp'ectos, según la relativa im-
expuesto, y una monografía dirigida a exponer en modo más portancia objetiva de cada uno en el conjunto. El punto de
analítico y particular un aspecto o una parte: de: ese todo. Los vista histórico, en esta perspectiva, no puede ser más que la
cursos bíblicos y litúrgicos son, pu'es, cursos monográficos fren- base y el presupu'esto en orden a la elaboración del pensamien-
te al curso de teología sintética general y tratan monográfi- to litúrgico que se obtienen en la exposición teológica de la
camente un aspecto que ha de tratar naturalmente la misma liturgia. Además de eso, en una in~ciación general a la liturgia,
teología sintética 9'eneral. Así se ha de salvar la profunda uni- deberá d'etenerse sólo en la medida precisa que sea necesario
604 P.4.ª LITURGIA, FE Y TEOLOGÍA C.20. LITURGIA Y SÍNTESIS TEOLÓGICA 605
o útil en la inducción del pensamiento litúrgico-teológico de en las rúbricas en tanto en cuanto que ellas encierran en s1
los textos y de los hechos en los que está encarnado. un caso particular ci'e cualquier valor teológico o pastoral. Por
El aspecto ascético-pastoral, a su vez, deberá entrar como lo demás, hay que iniciar al clero joven en el necesario cono-
consecuencia del aspecto teológico. Concretamente, el aspecto cimiento. de las rúbricas en otro lugar, principalmente de un
ascético-místico, o simplemente el valor d•e vida espiritual de modo práctico.
la liturgia, aparte de una amplia exposición de la cuestión en Según esto, si alguien me preguntas•e si la .materia explica-
liturgia teológica general, ha de resultar, en toda cuestión par- da en la presente obra se la puede ver como un verdadero cur-
ticular, de su misma exposición litúrgico-t•eológica. Bastará, al so íntegro de liturgia fundamental, o introducción gen'eral a la
presentarse la ocasión, subrayarlo oportunamente. Si de la ex- liturgia, respondería que sí, con la añadidura, tal vez, de algu-
posición teológica de un punto de liturgia, como de la Misa, nas breves nociones sobre el derecho litúrgico y las rúbricas 5
del año litúrgico, en su conjunto o en cada una de sus partes, y ciertamente d'e un considerable capítulo histórico. En ese ca-
de los sacram•entos o de los sacramentales, no aparece pronto pitulo histórico se debería proponer un panorama esquemático
y obviamente su valor de vida espiritual, sino que, al fin de según las recientes investigaciones del desarrollo de la litur-
semejant'e exposición, se siente la necesidad, para conseguir gia cristiana en su conjunto, poni'endo de relieve los documen-
este fin, de añadir una 'especie de fervorín ascético, semejante tos esenciales y los rasgos característicos de toda época que
a los scholia pietatis, con los que algunos teólogos creen opor- ha contribuido a su formación. Este capítulo habría de ante-
tuno coronár sus "tesis", podemos estar seguros de que la su- ceder a los demás 6 •
puesta explicación teológica de la liturgia es radicalment•e de- • Cf., p.<"j., PH. OPN,NIIEIM, 'I'racta.tus de imre iiturg1ico 2 v<.>ls. (Ma-
ficiente, al menos por algún defecto congénito. El punto de rietti 193'9). illsta;; breves uociones esenciales pueden insertarse fácil-
vista teológico-litúrgico de una cuestión, indisolublemente uni- mente, p.ej., al fin de nuestro capitulo 9 sob1'3 la litur.gia 1y. la ley de la
salvación en comunidad.
do con el punto d•e vista bíblico de la misma-no siendo la li- • Debería comprender los puntos siguientes: el término a qito de la
turgia más que una concretización sui generis, bajo el velo de liturgia: lo que hizo Cristo; la liturgia desde los apóstoles hasta C<.>ns-
taHtino d Grande (añc> 3'14); desde la paz de Constantino hasta San Gre-
signos sensibles y eficaces de la santificación y del culto de la gorio el Grande; el Medievo en Occidente desde San Gregorio el Grande
Iglesia, del concepto bíblico de la historia y d•e la vida--, es hasta el concilio de Trento; la formación de los ritos orientales actual2s;
la liturgia en Occidente desda el eoncílio de Trento hasta principios del
siempre y necesariamente por sí mismo vital. siglo x1x ; el movünlent<.> litúrgico actual.
También el aspecto pastoral en liturgia no puede ser más
que la consecuencia d•el aspecto teológico descubierto con la
ayuda también de la investigación histórica. Descubierto el ca-
rácter comunitario de la Misa, derivanse necesariamente toda
una serie de ctl'estiones, como conducir a la masa de los fieles
a vivir nuevamente la Misa como acto comunitario. Y, en gene-
ral, descubierta la verdadera naturaleza y la riqueza de la
liturg:a y conocida la separación entre pu•eblo y liturgia, se
pone necesariamente la cuestión de cómo llevar el pueblo a la
liturgia y la liturgia al pueblo. Así es inevitable que, sea en
la liturgia general, sea en la exposición de los ciclos litúr-
gicos o de la Misa o de los otros sacramentos y de los sacra- ·
mentales, d•espués de la exposición de la base histórica y del
núcleo teológico, se dirija la atención también a la consecuencia
pastoral. Esto sucede porque la ciencia litúrgica tiene por ob-
jeto una acción, ya que la liturgia es una acción; ahora bien,
la ciencia d'e una acción lleva necesariamente el estudio, al
menos teórico, de cómo realizarla en la práctica. Sobre este
punto hemos de tratar aún.
A su vez, el estudio de las rúbricas en esta perspectiva no
pu•ede entenderse más que como subsidiario del estudio del pen-
samiento litúrgico-teológico y por lo mismo de los problemas
pastorales que presenta la liturgia. Es decir, habrá que pararse
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 607
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PARTE QUINTA vida cristiana. La doctrina de la vida cristiana incluye también
la doctrina del modo de obtener, por vez primera, la gracia
santificante y conservarla cuanto es necesario para salvarse.
Liturgia y vida La 'espiritualidad, como aquí se entiende, suponiendo la vida
cristiana en acto, se ocupa sólo de la tendencia a la perfección
en la vida cristiana.
Perfección es el estado de una cosa a la que nada falta
de cuanto ha de tener. La p'erfección del hombre puede ser
considerada en el orden de la naturaleza y en el orden de la
sobrenaturaleza, y en ambos casos se la puede considerar en
la línea del ser y en la línea del obrar. El obrar sigue al ser
CAPITULO XXI y lo supone; pero, especialmente cuando se trata de acciones
libres, no siempre 'el obrar sigue a las exigencias o a las posi-
Liturgia y espiritualidad bilidades superiores del ser; cuando no sigue a esas exigencias
es un obrar pecaminoso; cuando no sigue a las posibilidades
Como el ciclo ascendente de la vida se r'ealiza en la union superiores, es un obrar imp'erfecto. La espiritualidad, de que
con Dios más perfecta posible aquí abajo, a la c1tal. tendiendo aquí hablamos, considera la perfección que ha de ser akan-
naturalmente el bien a comunicarse, sigue el mirar hacia los z~da por el hombre en el orden sobrenatural-que presupone,
hombres para ayudarlos a subir también a tan alta m•eta, del sm embargo, la natural'eza-y esto tanto en el ser cuanto en
mismo modo el ciclo de la ciencia se realiza en una espiri- el obrar. El ser cristiano es la gracia como participación de la
natural~za divina; el obrar específicamente cristiano, que co-
tualidad, como doctrina de vida para conse<;.1uit aquella máxima
unión a la que sigue una pastoral, como teoría del retorno ha- rresponae a! ser preaic'no, son !as acciones ae !as virtuaes in-
cia los hombres para ayudarlos a conseguir la misma m•eta. fusas cristianas, mora!•es y teologales: fe, esperanza y caridad,
En .una teoría de la espiritualidad y de la pastoral la ciencia principalmente las acciones de la caridad, la mayor de las vir-
alcanza el máximo contacto posible con la vida, sin dejar de tudes 1 • La unión con Dios en el ser se hace por la gracia
ser ciencia. En el más allá, es la misma vida vivida en acto santificante; la del obrar, se hace aquí abajo principalmente por
concreto e individual, fruto de la prud•encia y del arte de todo el acto de caridad. Tanto la gracia santificant'e- como el acto
género que dirigen el acto escueto en la concretización de las de caridad pueden poseerse o hacerse en grado mayor o menor,
circunstancias individuales, lo cual a ninguna ciencia es con- y, aquí abajo, son siempre p'erfectibles y disminuíbles. Su aumen-
sentido hacer. to d'epende de Dios, que lo infunde, y del merito que, después
Así hay que decir ac'erca de la ciencia en general; y tam- de la gracia primera, cada uno puede y debe conseguir obran-
bién_ d.e la ciencia litúrgica en particular. Por esto una liturgia do en estado de gracia.
teolog1ca general, como parte de una ciencia litú:egica integral, El máximo grado, respecto del que se deduce en cada uno
ha de realizarse en la exposición de una 'espiritualidad litúrgica la más o menos grand'e perfección1 de su gracia santificante y
a la que siga la de una pastoral también litúrgica. En la teoría de su caridad actual, depende de la libre y positiva voluntad de
de las relaciones entre liturgia y espiritualidad y entre liturgia Dios, el cual ha establecido para cada cual el grado último
y pastoral, la ciencia litúrgica alcanza el máximo contacto po- de gracia que ha de alcanzar al fin de la vida con las corres-
sibl'e con la vida. pondientes accion'es de la caridad, así como el grado de la mis-
ma gracia y caridad que cada uno ha de tener en todo momen-
to de su vida. La perfección cristiana aquí abajo consiste, pues,
1. LA ESPIRITUALIDAD Y LAS ESPIRITUALIDJ\DES en cada uno, en tener en todo instante d'e su vida aquel grado
de gracia santificante y de caridad actual que Dios ha estable-
Hemos dicho que una espiritualidad como doctrina es la cido para él en aquel momento. Mas, entre las puras criaturas,
doctrina del modo de conseguir la unión con Dios más perfecta sólo la Virgen fue perf'ecta aquí abajo en ese sentido. Para los
aquí abajo. Precisemos algo esta noción, recordando algunos demás no se trata más que de una tendencia y acercamiento
conceptos generales en torno a la espiritualidad, sólo cuanto 1 ill]T(1
•es nece~a~io ~ara detern~in~r luego el de espiritu@lidad litúrgi- 1 No1 es men?.<ter tocar aquí la cuestión de los dones del Espíritu San-
to, porque no todos los teólogos admiten se trate de hábitos específica·
ca. Espmtuahdad no comc1de simplemente con doctrina de la mente divP.rsps de lPs de las virt11des infusas,
C.21. LITURGIA Y l!SPIRITUALIDAD 609
608 P.5.ª LITURGJA, Y VIDA
Los medios comunes considerados genéricamente.-En efec- tividad a todo 'el campo de la revelación, si bien puede reali-
to, los medios para tender a la perfección cristiana deben dis- zarse esto con muchos matices diversos. Otros medios indis-
tinguirse en m'edios comunes, necesarios- a todos, y en medios pensables son el examen frecuente que controle la propia vida
especiales, cuyo uso para alcanzar el mismo fin no es necesa- y los propios modos de obrar; el cumplimiento más exacto po-
rio para todos, mas puede serlo para algunos, al menos en sibl'e de los deberes del propio estado y de los deberes de jus-
ciertas circunstancias. Pero, entiéndase bien, pu'ede decirse que ticia y de caridad para con el prójimo según las obligaciones
los medios para tender a la perfección cristiana son para todos de cada uno; un deseo general de la perfección y espíritu de
los mismos, comunes y necesarios si vienen formulados en cier- fervor sustancial de la voluntad en esa tend•encia; la docilidad
ta entidad genérica propia y vi'enen a ser, por el contrario, me- a las inspiraciones de la gracia; cierto espíritu de mortificación.
dios especiales necesarios para algunos, pero no todos si aque- La realización de estos medios formulados genéricamente,
Ua formulación genérica es especificada y concretizada ulte- como arriba, requier>e prácticamente, aunque con grados y ma-
riormente. Además, los medios, si son consid'erados en aquella tices diversos para cada uno, la actuación de todas las facul-
entidad genérica propia, son ciertamente necesarios para todos tades del hombre: inteligencia, voluntad, afectividad, etc. Esto
e invariables, pero no es invariable la proporción del uso rela- lleva consigo, al mismo tiempo, el ejercicio de las virtudes teo-
tivo y de la importancia psicológica r'elativa que se da a cada logales y morales de toda especie y la purificación de las ten-
uno de e11os en todo su conjunto. Estas distinciones de gran dencias malas e imperfectas, lo cual lleva siempre consigo una
importancia para el fin que perseguimos, son aclaradas por la lucha más o menos penosa.
enumeración misma de las dos categorías de medios. Si los predichos medios comunes en su formulación general
Base y punto de partida para la tend'encia hacia la perfec- son, ciertamente, necesarios a todos, no lo es, desd'e luego, una
ción es, evidentemente, el estar en estado de gracia. Por lo ulterior especificación y concretización de los mismos. Una es-
cual, todos los medios necesarios para conservar est'e estado pecificación y concretización determinada puede r'epresentar to-
de gracia son, por supuesto, medios necesarios para tender a davía un medio necesario para ciertos individuos o ciertos gru-
la perfección de la vida cristiana. El primero, entre todos, es pos de individuos, pero no para todos. Aquí, pues, en el ám-
la obs•ervancia de los mandamientos de la ley de Dios y de bito de la misma espiritualidad católica, existirá un 'extenso
la Iglesia. Entre los mandamientos de la Iglesia existe tam- margen para diferenciaciones numerosas y también notables. Y
bién el de la asistencia al sacrificio de la Misa los domingos de aquí es de donde arranca precisamente la posibilidad de las
y días de precepto, así como el de la comunión y confesión diversas escu'elas o tendencias de espiritualidad. E11as nacen
pascual. Puede pr'eguntarse si una mayor frecuencia de la par- esencialmente de la colocación de los diversos medios para con-
ticipación al sacrificio de la Misa y a los sacramentos en ge- seguir el fin común a todas, en cuanto que se especifican y con-
neral ha ci'e contarse sin más entre los medios necesarios para cretizan de modo diV'erso los medios comunes y necesarios
todos para que pueda existir verdad'era tendencia a la perfec- para todos. Una serie de ejemplos hará entender mejor lo que
ción cristiana. No osaré afirmarlo como cosa segura. No faltan queremos decir.
casos de algunos santos antiguos para los que parece difícil Cierto uso y frecuencia de los sacram'entos, especialmente
demostrar que hayan frecuentado mucho los sacramentos, es- de la eucaristía, es medio común y necesario para cualquier
pecialmente en ci'ertos períodos de su vida, en los que fueron tendencia a la perfección cristiana. Pero la intensidad de esta
muy fervorosos. fr'ecuencia y de este uso, así como la importancia psicológica
Medios necesarios para todos e indispensables para que que se le dé, puede variar inmensamente de uno a otro en un
pueda existir verdadera tendencia a la perf'ección cristiana son, modo determinado cotIJ.pleto de tender a la perfección. Esta
por el contrario, ciertamente, los siguientes: un notable espíritu variedad podrá, pu'es, constituir un elemento notabilísimo en
de oración ejercitado no sólo en la acción litúrgica, sino tam- que se diferencien diversas espiritualidades.
bién fu'era de la acción litúrgica en toda la vida. Un notable Cierta participación en la liturgia de la Iglesia, al menos
espíritu y ejercicio de meditación como consideración discur- en el sacrificio de la Misa y en la comunión, es m'edio común
siva sobre- Dios y las otras cosas en relación con Dios, ante y necesario para todos, pero, también aquí, la frecuencia de
todo Cristo y toda la obra de la salvación, así como nosotros esta participación y la importancia psicológica que se le dé
mismos en relación con Dios y la misma obra de la salvación, entre los otros medios para tenci'er a la perfección, puede va-
todo e1lo en orden a actos de la voluntad y del af'ecto de todo riar muchísimo.
género sobre los mismos objetos. La meditación y la oración El exacto cumplimiento de los deberes del propio estado
implican, especialmente, que se Ueve la atención vital y la afee- es medio indispensable para la perfección. Pero 'el estado de
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C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 615
vida, para cada uno, dentro de un extenso margen, es objeto
de libre elección. Aunque •en todo estado de vida por sí hones- bién vivir de todas las verdades propuestas por él, sin embar-
to se deba servir a Dios y tender a la perfección cristiana, sin go, en un det'erminado individuo o grupo de individuos, la aten-
embargo todo estado de vida tiende a su fin propio particular, ción psicológica y la afectividad puede concentrarse más bien
que, resp'ecto al fin común de la perfección cristiana, hace fun- sobre un punto que sobre otro, de modo que en su atención
ción de medio particular para conseguir el fin común. Uno vital el prímer punto esté en •el plano primero y constituya el
es el fin propio del estado conyugal; otro, el del sacerdote dio- gran dinamismo de la vida, mientras que los otros puntos serán
cesano; otro, el del religioso y el d•e la religiosa, y entre los considerados y vistos después del primero. Este modo de obrar
mismos religiosos existen tantos fines distintos cuantos son los es tanto más legítimo cuanto que el dogma católico es un
institutos religiosos. El medio común y niecesario del cumpli- conjunto vital cuyas part'es están íntimamente unidas, de mo-
miento de los deberes d•el propio estado puede especificarse y do que quien vive a fondo y profundiza vitalmente un punto
concretizarse, pues, dentro de una gran variedad. Y puesto cualquiera es conducido necesariamente a vivirlos todos, aun-
que el cumplimiento de los deberes d'el propio estado es cier- que, por decirlo así, con cierto orden y con cierta síntesis a
tamente un elemento de gran importancia en la espiritualidad partir del primero. De este modo es posible prestar la máxima
en general, es natural qu'e la veriedad de los diversos estados atención vital al dogma de la inhabitación de las p'ersonas de
de vida influya necesariamente no poco como elemento dife- la Trinidad en nosotros y, partiendo de este dogma, conside-
renciador de espiritualidad dentro de los límites g•enerales co- rar vitalmente y vivir realmente todos los demás, d'e modo
munes de la espiritualidad católica. Con los deberes particu- que se haga del mismo el gran dinamismo hacia la perfección.
lares de todo estado está también relacionado un cuadro par- Así obró, por ejemplo, sor Isabel de la Trinidad. Pero lo mis-
ticular de vida que d•etermina en modo esencial una serie de mo puede hae'erse partiendo del dogma de la adopción divina,
puntos en la vida particular de cada uno, como las relaciones como lo hizo dom J\ifarmion; o partiendo del dogma de los
con los otros en cuanto a su cantidad y frecuencia, en cuanto estados de ánimo del Verbo encarnado, como lo hace la escue-
al espíritu con que serán realizadas, y en cuanto a las personas la francesa de espiritualidad. La atención vital más intensa
que serán frecu'entadas; la cantidad de tiempo señalada a todo dada a un dogma o a un grupo de dogmas respecto a los de-
deber y, especialmente, a los deberes de piedad; las preocu- más puede ser, por lo mismo, fuente de matices notables y
paciones dominantes de cada uno. En todos estos puntos 'es como de tonalidades diversas en el seno de la misma espiri-
necesariamente muy diverso el cuadro de vida en el que ha de tualidad católica.
vivir y santificarse, por ejemplo, un párroco, un comerciante, Con el fenóm•eno precedente está muy unido el de las de-
un ermitaño, un misionero en países paganos, un militante de vociones particulares y de las prácticas devocionales. Me pa-
la Acción Católica, una monja de clausura, una hermana hospi- rece pueden llamarse devociones en el sentido medi•eval y mo-
talaria, un periodista. Es obvia la importancia de los diversos derno a las habituales atenciones psicológicas predominantes eri
cuadros de vida que habrán de ten'erse presentes para determi- personas o 'en grupos privados, junto con una correspondiente
nar toda espiritualidad. Cuando hoy, por ejemplo, se habla de concentración afectiva preferencial, dadas a un cierto aspecto
la necesidad de una espiritualidad para los laicos y de una de la revelación, o a una concentración especifica, más fuerte
espiritualidad para el clero diocesano, se qui'ere simplemente que aquéllas a que induce, por sí misma, la presentación de este
fijar la atención sobre la necesidad de tenerse debidamente en aspecto, como sucede en la proposición general y relativa de
cuenta los deb•eres de los estados particmlares y del cuadro de cada uno de los dogmas hecha oficialmente por el magisterio,
vida propio del laicado y del clero diocesano en el modo es- especialm•ente en el panorama general de la liturgia. De las de-
pecifico de concebir y de presentar sus deberes y el camino vociones en el sentido predicho derívanse prácticas y ejercicios
hacia la p•erfección cristiana. devocionales extralitúrgicos de piedad, en los que se •expresa
La meditación y la plegaria, más aún, un notable espíritu y se nutre la especial atención y afectividad predichas. Así, por
de meditación y de oración, como se ha explicado antes, son ejemplo, la devoción a la eucaristía como presencia real ocasio·
necesariamente medios comunes y necesarios a todos en la t•en- nará, en un individuo, una concentración habitual de atención
dencia a la perfección cristiana. Ahora bien, la meditación y la vital y de afecto sobre el dogma de la presencia real de Cristo
oración implican necesariamente cierta cone'entración de aten- en la eucaristía, concentración que en este individuo es de
ción vital y de afectividad sobre el conjunto de las verdades , particular intensidad respecto a la atención habitual vital y de
presentadas por el dogma católico. Aunque el católico deba acep- afecto que da a los otros dogmas, mientras que a tal particular
tar todo el dogma en su conjunto y, en cierto modo, deba tam- y preferente concentración no induce por sí mismo el reli'eve
dado a este dogma respecto a los demás en la presentación
616 P.5.ª LITURGII\. Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 617
oficial que hace el magisterio, por ejemplo en la liturgia. La binomio objieto-sujeto, no existe espiritualidad católica que no
devoción al Sagrado Corazón de Jesús, por el contrario, no deba ocuparse en tener debida cuenta de uno o de otro. Pero
sólo ocasiona una concentración preferente de atención vital también aquí pueden existir matices diversos. Lo hemos expli-
y de afecto al dogma del amor de Cristo, sino también la con- cado ya en el capítulo VI de esta obra: algunos pueden acen-
cretización de este dogma en el símbolo de aquel miembro de tuar el objeto; otros, por el contrario, el sujeto, o, al menos,
su cuerpo, que es su Corazón de carne. Las visitas privadas al prestar al sujeto una atención directa bastante más intensa
Santísimo o la práctica de los nueve primeros viernes son, por que otros:
ejemplo, ejercicios devocionales en los qu'e se expresan y se Lo mismo ha de decirse del binomio individuo-comunidad.
nutren las devociones predichas. Es claro que también las de- Toda 'espiritualidad católica ha de ser, al mismo tiempo y fun-
vociones y las prácticas devocionales de su objeto propio, en damentalmente, individual y, no obstante esto, comunitaria. Pe-
la intensidad y en la importancia que adquieren en el conjunto ro unos considerarán, ante todo, a la comunidad en la cual y
total de la vida espiritual, son elementos notablemente dife- por la cual ha de salvarse el individuo; otros, al individuo que
renciadores de diversos tipos de espiritualidad. ha de salvarse en la comunidad y por la comunidad.
Otros elementos diferenciadores pueden ser los "métodos" En toda espiritualidad católica ha de existir un int'enso ejer-
psicológicos de meditación, de oración, de examen de conci'tn- cicio de virtudes morales y teologale¡;, así como la persuasión
cia, etc., como concretización específica de medios generales de la superioridad de las virtudes teologales. Pero, también
comunes de la oración, de la mteditación, del examen de uno aquí, dentro de los limites d'e la ortodoxia, pueden existir di-
mismo. Las lecturas y las· conferencias espirituales son tam- versidad de acentos y de insistencias que pueden constituir ele-
bién concretizaciones particulares del medio general de la me- mentos no omisibles de diferenciación entr•e los diversos tipos
ditación, de la oración, del 'examen de uno mismo, y son tam- de espiritualidad. Puede haber una psicología que insiste y se
bién un elemento diferenciador entre los diversos tipos de espi- preocupa, ante todo, del ejercicio d•e las virtudes morales que
ritualidad, por los autores recomendados, por los temas pre- no tienen por objeto inmediato a Dios mismo, fin último de
feridos, por los métodos seguidos. todas las virtudes, sino cierta materia humana qu'e se ha de
Otro 'elemento diferenciador importantísimo es el equilibrio usar concretamente en modo debido como medio para llegar al
específico que en un determinado tipo de espiritualidad se da fin, es decir, a Dios, conseguido inmediatamente sólo por las
en todo el conjunto de la vida espiritual a la actuación de las virtudes teologales. Qui'en esté dominado por esta psicología
diversas facultades psicológicas humanas, especialment'e al en- se preocupa, ante todo, de rectificarse a sí mismo y a los pro-
tendimiento, a la voluntad y al afecto. Aunque en toda espiri- pios apetitos en relación con las cosas humanas, del modo de
tualidad católica estas facultades han de ser ejercitadas de al- comportarse con ella y de usarlas, preocupándose, ant•e todo,
gún modo, sin embargo la importancia r•elativa que en el con- por decirlo así, de poner el firme fundamento de la rectifica-
junto se dé a una o a otra, puede ser bastante diversa. De este ción de sus propios apetitos en orden a las cosas creadas, para
modo se tendrán espiritualidades de tipo preferentem'ente inte- luego pod'er mejor conducir su vida directamente hacia Dios
lectual, como en el Pseudo-Dionisio o en Taulero; otras de en el ejercicio expedito de las virtudes teologales, principal-
tipo preferent'emente voluntarista, como en San Ignacio de Lo- mente de la caridad. Otros, por el contrario, pueden poner e1
yola; otras de tipo preferentemente afectivo, como en San Ber- ac'ento psicológico sobre el ejercicio de las mismas virtudes teo-
nardo o en San Francisco de Asís. Y en cada uno de estos tipos logales que tienen a Dios por objeto inmediato, preocupándose,
pued•en existir ulteriores y notables matices. ante todo, de conseguir este sumo objeto del modo mejor, te.-
Toda espiritualidad católica debe basarse necesariamente so- niéndolo muy insistentem•ente a la vista incluso cuando se ejer-
bre el hecho que, en el acto sobrenatural, deben intervenir tan- citan en las preparatorias virtudes morales y confiando mucho
to Dios como el hombre, tanto la gracia como el esfuerzo en la fuerza (rectificadora y purificadora en sentido indirecto
humano. Pero, también aquí, los matices psicológicos, al con- y como por reflexión) de las mismas virtudes teologales res-
siderar más a uno que al otro d'e los dos factores, pueden tener p'ecto a los apetitos humanos en relación con las cosas creadas.
consecuencias no pequeñas en el carácter que ha de tener una Además, entre. las mismas virtudes morales, se puede con-
espiritualidad. En una podrá predominar la conciencia y la pre- centrar la atención ya sobre una ya sobre otra y hacer de ella,
ocupación del esfu'erzo humano que ha de realizarse con 1a a su modo, el quicio de todo el dinamismo hacia la perf'ección,
gracia, y en otra, la conciencia de la gracia divina con la que como, por ejemplo, sobre la obediencia, sobre la penitencia,
hemos de unir nuestros esfuerzos. sobre la pobreza, sobre la humildad. Es verdad que cuando tal
Igualmente considerando la espiritualidad bajo el aspecto del virtud tiende s'eriamente a ser en alguno un notable centro uni-
618 P.5.ª LITURGIA Y VIDA
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 619
ficador y coordinador de toda la psicología espiritual, ella, en rienda mística, como, por ej'emplo, en Santa Teresa, en San
la misma psicología, tiende, al mismo tiempo y necesariamente,
Juan de la Cruz y, en general, en la tradición carmelitana de
a unir fuertemente, y casi confundir, el propio concepto con •el ellos derivada.
de las otras virtudes, especialmente teologales, e incluso con
el de toda la vida espiritual. Es lo que sue'ede en el concepto Conclusión.
de penthos o compunctio en la tradición monástica antigua; o al
de "humildad" en San Benito o de "pobreza" en San Francis- Estos parecen ser, pues, los elementos diferenciadores de
co de Asís. mayor importancia que, dentro de la misma espiritualidad cató-
Y esto es natural e inevitable, pr'ecisamente por la profunda lica, pueden dar origen a diversas espiritualidades. Es, por lo
un:dad de todas las virtudes y de toda la vida espiritual, por mismo, bien claro qu'e la distinción de una espiritualidad de
lo cual quien profundiza vitalmente en una virtud, encuentra otra en el seno de la misma espiritualidad católica común, no
necesariamente todas las d•emás. Mas, sin embargo, es también está en el hecho de que en una espiritualidad estén presentes
cierto que tal hallazgo y tal síntesis se hace en ese caso a partir el•ementos que están ausentes en otra, si tales elementos son
de una bien determinada virtud moral, por lo cual el resultado considerados y formulados en modo genérico. Quien se fija en
final, en su conjunto, ti'ene un carácter bien determinado y dis- la formulación genérica de los elementos componentes no en-
tinto en relación a otras síntesis vitales hechas con los mismos contrará, en el campo de la espiritualidad católica, elementos que
materiales, pero desde otros puntos de vista. estén presentes en una espiritualidad y ausentes en otra. En
este campo lo que distingue una espiritualidad de otra 'es sim-
También entre aquellos que ponen el acento sobr•e el ejer-
plemente la concretización diversa de los mismos elementos
cicio de las virtudes teologales pueden existir, en ocasiones, comunes genéricos dogmáticos, morales, ascéticos, místicos, li-
diferencias bien marcadas, s•ea porque la fe, la esperanza (iden- túrgicos, bíblicos, devocional'es y otros, si existen, y, especial-
tificada, nótese bien, con la confianza o sentimiento confiden- mente, el equilibrio armónico total diverso obtenido por el pre-
cial) y la caridad, son virtudes diversas, sea también porque dominio psicológico vital dado a uno o a otro. Algo así, sir-
la misma caridad teológica tiene por objeto material primario viéndome de la justa comparación del P. De Guibert 4, como
a Dios mismo, y secundario a toda criatura racional capaz d'e con las mismas flores, especialment'e si son numerosas y varia-
la bienaventuranza eterna. Poniendo el acento psicológico ya das, pueden hacerse ramos de aspectos diversos, o como con
sobre Dios mismo directamente, ya sobre la criatura amada por las mism9s piedras de sillería, respetando las exigencias fun-
Dios como objeto material secundario de la caridad teológica, damentales de una casa, pueden construirse casas de estilos di-
se t'endrán síntesis de vida espiritual notablemente diversas, co- versos, según las necesidades y los gustos particulares.
mo son diversas, por ejemplo, la espiritualidad cartujana de la Hemos dicho, según las necesidad•es y los gustos particula-
espiritualidad apostólica, v.gr., de San Vicente de Paúl o la res. Aquí se toca la cuestión de la causa de la cual, en los
preconizada por el clero parroquial de Thils o de Michonneau. individuos o grupos de individuos, da origen a una determina-
Finalmente, hemos visto qu•e el aspecto ascético y el aspec- da espiritualidad mejor que a otra. Y esa causa es pr'ecisamente
to místico de la vida espiritual, con sus estados correspondien- el conjunto diverso establecido por la diversidad de naturaleza,
tes, son distinciones no sólo legítimas, sino necesarias. De la de índole, de educación, de circunstancias especial'es de la vida,
distinción de los dos aspectos y de su íntima unión ninguna de vocación especial diversa, de diversos dones de la gracia,
espiritualidad católica pued•e prescindir, incluso fuera o apar- de los diversos 'estados y cuadros de vida que se tienen espe-
cialmente presentes, de las diversas necesidades de la Iglesia.
te de la posición que se adopta en torno a la cuestión debatida Es claro que en esta mat'eria las creaciones vienen por expe-
de las relaciones entre perfección cristiana y vida mística y de riencias vitales y no por construcciones artificiosas y cerebra-
la vocación general a la vida mística. Sin 'embargo, es evidente les. De aquí la importancia, en este campo, de las grandes per-
que toda la espiritualidad como doctrina de la tendencia a la sonalidades r'eligiosas, como fundadores de órdenes, o de mo-
perfección cristiana, tomará un color notablemente diverso, se- vimientos religiosos en su período creativo y de fervor.
gún las actitudes generales que s'e tomen en las cuestiones pre- No es misión nuestra entrar en la determinación de las di-
dichas. De este modo existirá una espiritualidad notablemente versas escu'elas o tendencias históricas o actuales de espiritua-
encentrada sobre el aspecto ascético, como, por 'ejemplo, la de lidad, que nacieron efectivamente, y, en parte, florecen todavía
San Ignacio de Loyola o de San Vicente de Paúl, o un;i espiri- • Erv quoi fUfferent réellement les diverse .. éooles catholiques áe spir·i-
tualidad en la que todo va dirigido abiertamente hacia la expe- tualitéY: Gregorian,um 19 (1938) 263-76. Del mismo auto·r: La spiritua-
Uté de la C<>mpaqnia d'o Jés11s (Roma 1953) p.xvnss.
C.2'1. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 621
620 P.5.ª LITURGIA Y VIDA
en la Iglesia. Especialmente no 'es misión nuestra distinguirlas sentido de rúbricas o de aparato externo de ritos, hablar de es-
y caracterizarlas suficientemente unas respecto de las otras. piritualidad litúrgica es poco menos que absurdo. Además, des-
Misión difícil, no sólo porque los trabajos hechos hasta ahora pués de cuanto se ha aclarado antes, es una verdad inconcusa
sobre esta cuiestión son pocos y con frecuencia con criterios no que una espiritualidad litúrgica no sólo no tiene un fin diverso
del todo satisfactorios 5, sino también porque, coino en todas del común a toda espiritualidad, que es el de tender a la perfec-
las cosas vitales, si en ciertos extremos las diferencias son ción cristiana, de estar en grada y de obrar in charitate, sino,
suficientemente pronunciadas, en otros muchos casos los lími- además, contienen necesariamente, formulados de modo general,
tes son tan distintos como los límites entre los colores del todos los elementos comunes a toda espiritualidad católica,
arco iris. como medios comunes en la tendencia a la misma perfección.
Verdad inconcusa, mas por e.llo mismo tanto más importante
incluso en el campo práctico para impedir, por ejemplo, que
2. NOCIONES Y CARACTERÍSTICAS GENERALES IDE LA ESPIRITUA- alguno-sea fervoroso o enemigo del movimiento litúrgico poco
LIDAD LITÚRGICA importa--se imagine que la espiritualidad litúrgica es la espi-
ritualidad del que considera ser suficiente, para tender de modo
Las observaciones presentes sobre el concepto de espm- aceptable a la perfección cristiana, el uso de medios que nos
tualidad en general y sobre las diversas espiritualidades den- ofrece la misma acción litúrgica participando de ellos lo mejor
tro de la única espiritualidad católica, tienen por fin preciso que se pueda, sin que sea necesario para el mismo fin cultivar
poner en claro el concepto de espiritualidad litúrgica. en sí mismo fuera de la acción litúrgica y con todos los medios
concretos que se demostrarán ser necesarios o útiles para cada
uno: un deseo generial de la perfección, el espíritu de oración
Nociones. y de meditación con la debida atención vital a cada uno de los
dogmas de la fe, el control de uno mismo y de las propias
¿Qué cosa es, pues, espiritualidad litúrgica? Podemos res- tendencias, el espíritu de mortificación, un espíritu de fervor
ponder ahora brevemente: la espiritualidad litúrgica es aquella sustancial de la voluntad, la doctrina a las inspiraciones de la
espiritualidad en la que la concretización específica y el rela- gracia, y cosas semejantes, sin hablar del cumplimiento de los
tivo ordenamiento sintético, propio de los diversos elementos deberes del propio estado y del ejercicio, incluso laborioso y
comunes a toda espiritualidad católica como medios para con- purificador, de todas las virtudes morales. Basta manifestar
seguir la perfección cristiana, están determinados por la misma semejante modo de pensar para ver su despropósito. En el pla-
liturgia. Algunas observaciones harán entender mejor el alcan- no de la vida práctica los devíos más peligrosos, especialmen-
ce de esta noción. te como tendencias más o menos conscientes, son plenamente
Ante todo, no debería ser necesario hacer notar nuevamen- posibles en todo campo. Que no es inútil llamar la atención
te que cuando se habla de que la espiritualidad litúrgica es la contra tales desviaciones en los umbrales mismos de una ex-
que determina la misma liturgia, se ha de entender la liturgia posición sobre la espiritualidad litúrgica, bastará para demos-
en el senUdo pleno que toda esta obra ha tenido por fin ex- trarlo recordar algunas de aquellas tendencias que se manifes-
plicar, y no, por ejemplo, en el sentido de rúbricas o de apa- taron antes de la aparición de la enciclica Mediator Dei y con-
rato externo de los ritos. Si sólo se considera a la liturgia en el tra las que la misma encíclica debió intervenir 6 • Póngase bien
en claro que la espiritualidad litúrgica es una espiritualidad
• Optima la obra del P. Dm GurnERT, La s'pirituaUté de la Oompagnie
de Jésus (Roma 1953). Por N contrario, han side> poco satisfactorios los que se extiende no sólo a aquellos momentos en los que el
i.ntentos de obras en colabo·ración en los que se ha confiado el encargo fiel participa en la acción litúrgica, sino también a toda sµ
de hacer un recueI1to de la espiritualidad de ,cada uno de los· institutos
~eligiosos a un<.> de sus ,supuestos representantes. El resultado ha sido vida, incluso fuera de la acción litúrgica, empeñándola entera-
con frecuenda que cada. uno d~ ellos ha descrito la espiritualidad del mente en la tendencia hacia la perfección cristiana y exten-
propio grupo por elementos genéricos, y, por lo mismo, comunes. Y no
rara vez '"'~ enc,uentra uno de frente con un panegírico de la. propia eg. diendo a la vida entera el uso de aquellos medios comunes que
piritualidad y no ante una S'2ria determinructón de la! rnisma. Cf. por son indispensables para este fin en toda espiritualidad católica.
ejemplo, Le scuole cti spiritualita. Setti.mana di spirit·ual!t<l P~?~o'Ssa
dall'Universita del S . .Oiwre (Roma, abril 1943) ed.3 (l\f1lán, Vita e Lo que es propio de la espiritualidad litúrgica es simple-
Pensiero", 1949). Sobre un argumento particular: Il saüerdote e la spi-
1
misma estructura de la Iglesia. Síguese de aquí que una espi- bra y una lejana participación. La consciencia de que ahora
ritualidad litúrgica sin una psicología y una sensibilidad re- formamos part•e del drama cósmico de las dos ciudades en lu-
ligiosa comunitaria no es posible, incluso si el fiel fuese un cha ab initio mundi y que nuestro combate no es sólo contra
frecuentador asiduo de la Iglesia y versado en las fórmulas la carne y la sangre, sino también y sobre todo, contra Sata-
litúrgicas. Para formar la espiritualidad litúrgica hay que po- nás y sus satélites. Ésta es la perspectiva propia en la que la
ner, pues, máximo cuidado en crear y plasmar esa sensibili- liturgia propone y hace vivir a su manera todo el dogma. Pers-
dad religiosa y esa psicología espiritual comunitaria. El peli- pectiva, por lo dtemás, tan rica en dejar largas posibilidades a
gro por exceso, que se deberá evitar aquí, será el descuidar quien se acerca a ella para concentrarse a su vez, con mayor
esa sintonía del individuo en las realidades objetivas y comu- o menor insistencia, ya en uno, ya en otro de sus muchos as-
nitarias. pectos.
Como se ha explicado, uno de los puntos importantes de Otro elem'ento distintivo de la espiritualidad litúrgica mira
la diferenciac~ón de una 'espiritualidad es el equilibrio relati- a su modo propio de dirigir y de vivir el binomio objeto-su
vo en que son presentados y vividos los diversos dogmas de jeto. Hemos tocado ya esta cuestión en el capítulo VI de esta
la fe. Y a conocemos cuál es el equilibrio propio de la liturgia obra, donde se ha insistido sobre el hecho de que, entre las
en este campo, esp'ecialmente por la segunda parte de este tra- diferent'es posibilidades de actitudes ortodoxas diversas en este
bajo. Recordemos el panorama: por los sacramenta, especial- campo, la posición propia de la liturgia es la de poner el objeto
mente por la Misa, y por la asamblea del pueblo de Dios con- en el primer plano, encentrando sobre él la atención del su-
siderados en acto, se subte al cuadro general de las relaciones· jeto y estimulando y, si hubiera necesidad, sanando al sujeto,
entre Dios y el hombre y a la historia como historia sagrada, principalmente a través de su concentración sobre el mismo ob-
profundamente unitaria en todas sus fases, de la creación y jeto. Por lo cual, como más de una vez se ha puesto de relie-
el Antiguo Testamento a la Jerusalén celest'e; historia siem- ve, la 'espiritualidad litúrgica, por preocuparse en estimular el
pre en acto que, sometiendo al individuo, se realiza siempre sujeto y sintonizarlo moralmente con el objeto, es notablemen-
hic et nunc bajo el velo de signos sagrados s'ensibles y efica- te sobria si se la compara, por ejemplo, con algunas espiri-
ces de la santificación y del culto de la Iglesia, ante todo en tualidades nacidas, o al menos definitivamente constituidas ti-
la Misa, y por lo mismo, en la correspondiente sintonía mo- pológicam'ente, en el siglo XVI, en las que se induce directamen-
ral ascética y mística de cada uno. Luego, la dialéctica cristo- te al sujeto a miradas introspectivas sobre sí mismo y a aná-
lógica trinitaria que de Dios d•esciende al hombre y del hom- lisis psicológicos de los propios estados.
bre sube a Dios en la fórmula del Padre, por el Hijo, en el Lo cual no significa, naturalmente, que en la espiritualidad
Espíritu Santo, al Padre, Trinidad bienaventurada, un solo litúrgica se quite importancia a los exámenes de conciencia y
Dios en tres personas. al control gen'eral de uno mismo. Es esto un elemento del que
La fascinante y siempre pr'esente mediación de Cristo, Dios ninguna espiritualidad católica puede prescindir de una forma
y hombre, nuestra cabeza y gran sacerdote que vivió en la o de otra. Pero pueden existir modos diversos de controlarse y
tierra y padeció y murió, realizando sobre el Gólgota el sa- psicologías diversas en hacerlo. La espiritualidad litúrgica es
crificio de sí mismo, pero resucitado y ahora glorioso a la de- sobria 'en el autoanálisis psicológico de los propios estados y
recha del Padre semper ad interpellandum pro nobis, de modo en el cálculo de los propios pensamientos y actos. De lo cual
que para nosotros no existe gracia de Dios y retorno a Dios no se sigue que los análisis introspectivos, incluso bastante
y culto y gloria a Dios, sino por Él, con Él y en Él participan- exigentes, sean inutilizables en el clima de la 'espiritualidad
do de lo que Él •es y de lo que Él hace. El sentido comunita- litúrgica, sino sólo que, en ese clima, ellos estarán siempre
rio eclesial, socialmente estructurado, encarnado, de nuestras atemperados por la majestad del objeto que impera vigorosa-
relaciones con Dios en Cristo. El sentido de la unidad inten- mente en el centro de la psicología. Podría decirse que la es-
siva y extensiva de todo •el cosmos en nuestras mismas rela- piritualidad litúrgica es más es-tática que ins-tática, tomando
ciones con Dios, en la totalidad de todo, el ser humano, en estos dos vocablos en su sentido 'estrictamente etimológico.
unión con el mundo infrahumano, solidarios con todos los Sobre el modo propio en que la liturgia realiza, psicológi-
miembros del cuerpo místico en la tierra, con los santos-ante camente hablando, el equilibrio del binomio Dios-hombre, gra~
todo con la Virgen María-y las almas del purgatorio, con- cía-esfuerzo humano, siendo una cuestión que ti'ene bastante
ciudadanos de los áng•eles, en marcha hacia la Jerusalén ce- contacto con la del equilibrio del binomio objeto-sujeto, re-
leste, nuestra patria, donde se realiza la liturgia celeste y cós- suélvela la liturgia en el mismo sentido, esto 'es, dando el pre-
mica de la que la nuestra aquí abajo no es más que una som- dominio a la consideración y a la consciencia de Dios y de'
626 P.5. ª LITURGIA Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 627
la gracia. Lo cual ·no significa precisamente que la. ~iturgia re- se haría una obra perfectamente vana si, con el fin de carac-
nuncie en algún modo a tener una fuerte preocupac10n de evo~ terizar una espiritualidad de frente a otra, s'e recurriese, como
car y estimular la cooperación moral del suj~to, como se v:era sucede con frecuencia, a notas semejantes de su propia gene-
mejor más adelante, cuando tratemos .explícitamente. ?el ~¡er ralidad y decir, por ejemplo, que tal 'espiritualidad se distin-
cicio de las virtudes morales en 'el clima de la espmtualidad gue por su amor a Dios, servicio de Dios, amor a Cristo, ser-
litúrgica. Sin embargo, es cierto también aquí que el modo vicio de Cristo, imitación de Cristo, o bien porque es una es-
propio de estimular la liturgia, la cooperación activa y mo_r_al piritualidad que sigue en todo la enseñanza d•e la Iglesia, que
del sujeto consiste más en la concentración de su atenc1.on no tiene otra regla que el Evangelio, etc., etc. Todo esto, for-
sobre Dios y sobre la gracia que sobre sí mismo y sus propias mulado genéricamente, es común a todas las 'espiritualidades
posibilidades, aun siendo auxiliadas por la gra~~a. Precisamen- que existen en el seno de la Iglesia. Si, para caracterizar una
te porque la liturgia suele concentrar la atenc1on, la voluntad espiritualidad de frente a otra, se quier'e partir de semejantes
y el afecto del hombre en todos sus matices más sobre Dios puntos de vista, es necesario hacer ver ern qui modo especí-
que el hombr•e conoce y ama que sobre el hombre que conoce fico y concreto, casi detalladamente, tal 'espiritualidad es teo-
y ama a Dios. Esta consideración será co~pletada P?r l~ que céntrica, cristocéntrica, busca únicamente el amor de Dios, la
se dirá en su lugar por la firme prevalencia en la .liturgia _de imitación de Cristo, el servicio de Dios, etc. Así también para:
las virtudes teologales sobre las morales, preval•enaa no solo la espiritualidad litúrgica.
teórica y entitativa, que ninguna espiritualidad católica intenta El modo especial de la espiritualidad litúrgica de s'er fuer-
negar, sino también psicológica y práctica. temente dogmática es no sólo porque pon'e constantemente ante
La tercera nota característica de la espiritualidad litúrgica los ojos de los fieles la revelación propuesta p'or la Iglesia,
mira al equilibrio relativo 'en que ejercita las diversas facul- sino, además, porque la propone con aquella proporción sin-
tades psicológicas del hombre: e~tend~miento, voluntad, '.1fe~ tética propia, partiendo de los sacramenta, 'en el cuadro gene-
to. También este aspecto de la liturgia, que toca un entena ral de la historia sagrada, en la dialéctica cristológica trinita-
de no poca importancia al determinar una espiritualidad, ha ria, etc., como antes se ha dicho. Psicológicamente hablando,
sido ya aclarado •en el capítulo XI. Se ha visto el cuidado este modo de ser dogmática .una espiritualidad se distingue in-
constante de la liturgia en considerar y tratar al hombre como discutiblement'e de otros modos diversos posibles o existentes.
totalidad y unidad sustancial somática, psíquica, espiritual;_ el El teocentrismo de la liturg-ia es el que resulta concreta-
largo ejercicio de los sentidos externos, así como del sentido mente de su actitud en el modo de vivir el binomio objeto-
estético a los fines de la actualización espiritual d•e todo el sujeto, Dios-criatura; de la psicología que resulta de la fórmu-
hombre; su modo de dirigir el entendimiento más intuitiva- la universal: del Padre, por el Hiijo, en el Espíritu Santo, al
mente que discursiva y analíticamente, como pued: _suceder, Padre; de la prevalencia notable, incluso psicológica y prác-
por •ejemplo, si se concentra sobre el asp~cto metahs1camen~e tica, dada al ejercicio de las virtudes teológicas; del espíritu
constitutivo de los seres o sobre los motivos formales filoso- de adoración y de acción de gracias que la invade por todas
ficos de las virtudes y acciones o sobre la ponderación pru- partes y en primera línea.
dencial de las acciones según el pro y el contra. Lo cual. por El modo propio de ser cristocéntrica la liturgia se refleja
lo demás, no impide al entiendimiento tener siempre presente igualmente en la fórmula universal: Per Christum Dominum
el panorama dogmático en el cuadro de la historia ~agrada an- nostrum; Per ipsum, cum ipso et in ipso est tibi Deo Patri om-
tes referido. Se ha visto ya en su lugar el gran cuidado de la nipotenti... La 'espiritualidad basada sobre la liturgia es ecle-
liturgia, conducir, dulce y ~asi i~tuitivamente, i;ie~o de modo sial y comunitaria en el sentido preciso que vive concreta-
constant'e y casi de modo mmediato, _todo ~o.v1m1ento. de las mente toda su vida cristiana y su tendencia a la perfección en
facultades en una actitud general de tipo vohtivo-afect1vo, se- el cuadro real y psicológico del pueblo d'e Dios como miste-
gún todos los matices de la oración, de la compunctfo y de rio de la Iglesia siempre en acto bajo el velo de signos sensi-
la lírica. bles y eficaces, y que este modo die vivir la vida cristiana y
Toda espiritualidad católica, en algún modo, es necesaria- la tendencia a la perfección cristiana no es otro, como se ex-
mente teocéntrica y, bajo otro asp'ecto, cristocéntrica, y es tam- pondrá con mayor claridad más adelante, que el mismo modo
bién dogmática, eclesial, comunitaria, biblica. Digo, en cier- concreto de vivirlas propu'esto por la Iglesia como su modo
to modo y bajo cierto aspecto. Quiere decirse que semejantes concreto con un título que no pertenece a ninqún otro. La es-
notas, formuladas en modo genérico, no son distintivas 'entre piritualidad litúrgica es una espiritualidad bíblica en el senti-
espiritualidad y espiritualidad en el campo católico. Por esto do conc.reto de que toda la vida cristiana y la tendencia a la
P.3.ª LITURGIA y, VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 629
p'erfección se consideran como misterio de Cristo, de la Igle- tica del mes del Sagrado Corazón, de los triduos, de las no-
sia, de la historia, a través de la práctica continua de la Bi- venas, del vía crucis "y otras sem•ejantes" :10 • Estos ejemplos
blia, sea del Antiguo Testamento o del Nuevo, como expre- de piedad extralitúrgica se han tomado de entre los que están
sión siempre actual y eficaz de las mismas realidades siempre todavía en uso en la Iglesia y que el Papa, por aquellas cier-
'en acto, tal como se ha explicado en las partes segunda y ter- tas t'endencias menos sanas de algunos, a las que se ha aludi-
cera de esta obra. do antes, ha creído deber mencionarlas explícitamente. Mas
En qué sentido concreto sea la espiritualidad litúrgica ne- los principios que regulan la justa relación de estas prácticas
cesaria y 'eminentemente y con titulo especialísimo una es- extralitúrgicas con la misma liturgia tienen valor general.
piritualidad sacrificial y sacramental no hay nec'esidad de ex- Estos principios han sido clarament'e formulados, ante todo,
plicarlo más después de la noción de la liturgia que hemos ex- su plena legitimidad y utilidad, en algunos casos y en cierto
puesto en la primera parte de esta obra y después de lo que sentido, su necesidad; la Iglesia, en modos y grados variados,
hemos dicho, esp•ecialmente en el capítulo V, en torno a la no sólo las tolera, sino que las recomienda. Luego, su necesa-
Misa como realización y expresión sintética de todo el con- Iia armonización en •el espíritu de la liturgia, aunque no pre-
junto litúrgico y, por lo mismo, centro y sol del mismo. cisamente en su forma externa. Estos dos puntos son la cons-
tante preocupación de la encíclica en este campo. La armoni-
zación de las prácticas extralitúrgicas con la liturgia quiere
Espiritualidad litúrgica y formas ex-- decir que, ten su cantidad relativa y en su calidad, no han de
tralitúrgicas de piedad. disminuir la estima de la liturgia y, sobre todo, de la Misa.
Los rasgos · expuestm~ precedentemente como característi- "Si la piedad privada e interna de los individuos descuidase el
cos de la espiritualidad litúrgica, son puestos de relieve por la augusto sacrificio del altar y los sacramentos y se sustrajese al in-
misma acción litúrgica. Pero hemos dicho también que la es- flujo salvador que emana de la Cabeza a los miembros, esto sería,
piritualidad litúrgica no se limita a esa acción directamente li- sin duda, reprochable y estéril; pero cuando todos los consejos y
túrgica. ¿Cómo se expresa y se realiza, pues, la espiritualidad actos de piedad, que no son estrictamente litúrgicos, fijan la mirada
litúrgica en las formas extralitúrgicas die la piedad y de los del alma ... " 11
ejercicios piadosos? Sobre esta materia en ·concreto la encícli- "Por lo cual haría una cosa perniciosa y errónea quien osase te-
merariamente arrogarse la ,reforma de estos ejercicios de piedad para
ca Mediator Dei evocó una serie de temas de suma importan- reducirlos a los solos esquemas litúrgicos. Es necesario, sin embar-
cia, con ocasión de corr'egir algunas desviaciones que, en cier- go, que el espíritu de la sagrada liturgia y sus preceptos influyan
tas regiones, comenzaban a manifestarse. Bastará, para nues- benéficamente sobre ellos para evitar que en ellos se introduzca algo
tro fin, seguir el pensamiento de la encíclica realzándolo con inepto o indigno del decoro de la casa de Dios o que vaya en de-
algunas observaciones. trimento de las sagradas funciones o sea contrario a la sana piedad" 12 •
Entre estas oraciones o 'ejercicios, la encíclica señala ex- "Sea todo bien ordenado, y, por decirlo así, teocéntrico, si ver-
plícitamente con insistencia, ante todo, la meditación, el exa- daderamente queremos que todo se encamine a la gloria de Dios por
men de conciencia, los retiros y ejercicios espirituales 1. De la vida y la virtud que nos viene• de nuestra Cabeza divina" ".
éstos hablaremos en seguida, como más inmediatamente cone-
xos con el esfuerzo ascético en la tendencia hacia la perfec- Más aún, las formas de piedad extralitúrgica producirán
ción. Luego la encíclica señala: la acción de gracias después plenam'ente su fruto benéfico si, en su cantidad relativa y en
de la comunión, las visitas al Santísimo, las exposiciones del su cualidad, están ordenadas de tal modo que, lejos de dismi-
Santísimo y las procesiones 'eucarísticas 8 • Este punto concier- nuir la estima de la liturgia, cooperan a disponer a los fieles
ne, como se ve, a la justa atención, o si se quiere, a la devo- a una participación más profunda y viva a la misma.
ción extralitúrgica a la eucaristía en el aspecto' específico de la
pres'encia real permanente y no sólo en la de sacrificio. Sobre "Estos ejercicios de devoción (eucarística) contribuyeron de for-
ma admirable a la fe y a la vida sobrenatural de la,. Iglesia militante
la misma cuestión volvió Pío XII en su discurso del 23 de en la tierra, la cual, al obrar así, se hace eco, en cierto modo, de
septiembre de 1956. Otro punto mencionado expresamente por la Iglesia triunfante, que eleva eternamente el himno de alabanza a
el Papa es la devoción mariana en gen'eral y en particular la Dios y al Cordero que ha sido sacrificado. Por esto, la Iglesia, no
práctica del rosario y del mes de mayo 9 • Finalmente, la prác-
"' N.1.80'.
• N.3'2.37.172.176.177'. 11 N.32.
6 N.121-24.127-35.174.
12 N.182.
• N.J72.180. '"N.33.
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 631
630 P.5.ª LITU'RGIA Y VIDA ~----~-- ·~---~-~-
dan y se armonizan en cuanto animadas de únko espíritu: "Todo, y 'experiencia pastoral de las almas, se creen autorizados, ~o
en todos Cristo'', y tienden al mismo ,fin: a que Cristo se forme en pretexto de espíritu litúrgico, no sólo a hacer caso omiso. de
nosotros" 22 • cualqui'er práctica de piedad extralitúrgica, sino a despreciar-
"Al lado del culto público, el de la comunidad, existe un lugar las y, lo que es peor todavía, a combatirlas en otros. Por lo
para el culto privado, que el individuo rinde a Dios en lo secreto de
demás, es cierto qu•e las prácticas extralitúrgicas han de ser
su corazón y expresa con actos exteriores, y que posee tantas va-
riantes cuantos son los cristianos, ya que promana de la misma fe ordenadas subordinadamente conforme al espíritu de la litur-
y de la misma gracia de Cristo. Esta forma de culto no sólo la tolera gia. Es, pues, evidente que el hecho de que una práctica ex-
la Iglesia, sino que la reconoce p'enamente y la recomienda, sin que tralitúrgica de piedad se muestre genéricamente bené~ca. ~l es-
esto socave' la preeminencia del culto litúrgico" "". píritu religioso de un individuo o de un grupo de md1v1duos
porque, dadas sus condiciones particulares, hace que en cierto
En sustancia, tales son, en el clima de la espiritualidad li- modo rueguen de tal forma, no pueden ser para quienes tienen
túrgica, las relaciones entre la liturgia y las prácticas die pie- el encargo y la responsabilidad un cómodo pretexto que les
dad extralitúrgicas: ningún ostracismo de las prácticas de pie- dispense de la obligación de p'enetrar y vivir ellos mismos el
dad extralitúrgicas por parte de la liturgia, sino simplemente mundo de la liturgia y de conducirlos a ese mundo con una
su plasmación y su ordenación, en su relativa cantidad y cua- apta catequesis.
lidad, por el espíritu d'e la liturgia como preparación a vivir
más intensamente la liturgia y como ampliación y exuberancia Espiritualidad litúrgica y actívi~
de la misma vida litúrgica. des cxtrafüúrgicas.
Dos cosas, pues, son ciertas en este campo: primera, que
una fuerte vida de piedad, incluso fu'era de los momentos en De modo semejante se resuelve, en 'el clima de la espiri-
los que se asiste a la celebración litúrgica, piedad interna y tualidad litúrgica, la cuestión de las relaciones entre liturgia
también en cierto modo expresada externamente, 'es en abso- y todo género ~ actividades extralitúrgicas 'en la vida del
luto necesaria en quien desee tender seriament'e a la perfec- cristiano y de la Iglesia. Es evidente que la actividad del cris-
ción cristiana. Segundo: que, en el clima de la espiritualidad tiano o de la Iglesia no se agota toda en la acción litúrgica.
litúrgica, el modo esp•ecífico en que se concretiza en su canti- Que, incluso, en el conjunto de la vida d'el mismo clero en
dad y en su calidad aquella vida de piedad extralitúrgica está general la acción litúrgica propiamente dicha no puede tener,
subordinado a la liturgia y determinado por su espíritu como con relación a las otras ocupaciones, una preferencia cuanti-
preparación a la vida litúrgica y ampliación de la misma. En tativa, considerando el ti'empo que se la consagra. Espiritua-
cuanto a las ulteriores determinaciones particulares d'e las con- lidad litúrgica, pues, no puede significar precisamente, ni si-
diciones, para que se verifique, cuantitativa y cualitativamen- quiera para el mismo clero, absorción material de las otras
te, cada caso, aquella recta ordenación por subordinación es actividades eclesiásticas por la acción litúrgica. Y ni siquiera,
una cuestión de tacto prud•encial sobrenatural. cuya solución para la gran mayoría del mismo cl'ero, prevalencia material
depende de las necesidades concretas de los individuos o de habitual de la actividad litúrgica propiamente dicha sobre las
grupos de individuos, en orden al grado de desarrollo espiri- otras actividades eclesiásticas pastorales en general. como la
tual, a la cultura, al temp'eramento, a los tiempos, a los luga- de la enseñanza en un sentido extenso, la die la administración,
res. Es cuanto justamente hace notar la encíclica Mediator la de la organización, la de la dirección, la de la penetración
Dei!24 •
y salvaguardia de los intereses religiosos en toda la am!?litud
Buen juez verdadero será en cada caso sólo quien tenga die la actividad humana, la de la conquista de los extranos a
simultáneamente las tres cualidades siguientes: que haya pene- la fe.
trado realmente el mundo de la liturgia; que esté habitualmen- Y con todo, la espiritualidad litúrgica, porque es precisa-
te penetrado de un espíritu de oración; que tenga 'experiencia mente una espiritualidad completa y, por lo mismo, afecta a
pastoral de las almas. Nada más deplorable en este campo toda la vida, determina a su manera estas actividades corte-
que aquellos pretendidos apóstoles d•e la liturgia que, creyen- jándolas con un espíritu unitario al fin de la tendencia a la
do haber penetrado el espíritu de la liturgia, pero faltándoles perfección cristiana en la edificación de toda la Iglesia y del
de modo habitual un espíritu de oración e, incluso, verdadera
perfeccionamiento de los individuos. La espiritualidad litúrgica
""N.37. considera, pues, estas actividades y las viV'e como medios que
23
Discurso del 22 dz septiembre de 1956; L'Osservatore RomacJUI del preparan a la vida litúrgica y como efectos que se derivan de
24-25 de septiembre de 11156.
"'N.101.177. ella. Así, en el clima de la espiritualidad litúrgica, el misione·
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 635
634 P.5.• LITURGIA Y VIDA
cuerpo de la Iglesia, incluso de Cristo mismo al que él está te y la recomienda, sin que esto socave la preeminencia d'el
unido. Sin embargo, las diversas oraciones hechas en el seno culto litúrgico" 2e.
de la Iglesia y que, por lo mismo, en cierto s'entido, son todas Al llegar a este punto el razonamiento es fácil: como la
oraciones de la Iglesia, la Iglesia misma, como . tal. las hace oración litúrgica no es simplemente una de tantas oraciones
suyas y las considera suyas en grados diversos y a títulos di- legítima~ent_e reconocidas, usadas o incluso recomiendadas por
versos. De este modo, todas las oraciones hechas ten el seno la Iglesia, smo una oración de la Iglesia misma con un título
de la Iglesia so~ ciertamente oraciones de la Iglesia, pero no que no compete a ninguna otra, sin antagonismos o contradic-
lo son en el mismo grado y con el mismo título, porque la ciones, por su dignidad y eficacia, colócala, con relación a las
Igl'esia, y Ci:isto mismo, al ~dmitirlas todas como suyas, les demás, fuera de serie, d'el mismo modo la espiritualidad que
da grados diversos de empeno y de autenticidad ante Dios. se encentra sobre la oración litúrgica no es simplemente una
En el caso, por ejemplo, ya por nosotros referido en otra oca- entre tantas otras espiritualidades reconocidas o incluso reco-
sión, que, en una parroquia, la comunidad parroquial, bajo la mtendadas por la Iglesia, sino que, por el contrario, es, con
presidencia y la guía de su párroco y respaldada por la reco- un título que no compete a las demás, la espiritualidad de la
mendación, o incluso el mandato explícito, por la autoridad Iglesia, sin. antagonismos o contradicción con las otras vigentes
eclesiástica competente, recita solemnemente el rosario o hace en la Iglesia y que han sido reconocidas y recomendadas por
sol•emnemente el vía crucis, se tiene la oración de la Iglesia ella misma.
con un título diverso y con un grado bien superior, como co- La ~~lesia, pues, así como tiente su oración oficial, que es
r~espondiente a l~ eficacia ex opere operantis Ecclesiae supe- su oracion con un título especial, sin excluir otras formas de
nor a la que se tienen en 'el caso de un simple fiel puramente o:ación, del mismo modo tiene también su espirituaildad ofi-
privado que recita privadamente una oración, por muy ala- cial, que es su espiritualidad con un título especial, determi-
bada y recomendada que sea por _la autoridad eclesiástica, por nada precisam•ente por aquella oración oficial, sin excluir otras
ejemplo, el rosario y el Anima Christi. formas de espiritualidad. Qui•ere decirse que la Iglesia no sólo
Sin 'embargo, la recitación del rosario en la iglesia, incluso traza las líneas maestras y los límites comunes de toda espiri-
bajo la guía oficial del párroco y conforme a la recomendación tualidad católica, dejando en libertad ulteriores especificacio-
o mandato de las autoridades competentes, no siendo conside- nes y concretizaciones dentro de estos mismos límites, sino,
rada como un acto propiamente litúrgico, al menos por ahora, además, ella misma propone una especificación y concretiza-
ha de ser admitida como oración de la Iglesia en un grado y ción que considera como oficialm'ente suya con un título es-
con un título divterso e inferior, con una correspondiente efi- pecial. Propiamente, del mismo modo que no sólo determina
cacia ex opere operantis Ecclesiae inferior a todas las oracio- cuáles son los caracteres esenciales que debe ten•er toda ora-
ció~ católica, sino que, además, ella misma especifica y con-
nes litúrgicas propia y estrictamente dichas. La oración litúr-
gica es la oración de la Iglesia, cuerpo de Cristo y esposa de cretiza esos caracteres 'en una oración oficial y suya con un
Cristo, y, por lo mismo, oración de Cristo mismo •en su Igle- título especial eminente, sin dejar de admitir y reconocer otros
sia, por medio de su Iglesia y en favor de su Iglesia, en un modos de especificar y concretizar los caracteres gtenerales de
grado y con un título eminente que no compete a las otras ora- la oración católica.
ciones, aunque todas sean hechas en la Igl•esia, por la Iglesia Se ha visto antes que la Iglesia, al admitir, o incluso al
legítimamente reconocidas o incluso fervorosamente recomen- recomendar fervorosamente ciertas formas extralitúrgicas de
dadas. La oración litúrgica no es simplemente uno de tantos piedad, pr'etende. sin embargo, que éstas se armonicen con el
modos de orar legítimamente reconocidos y usados en la Igle- espíritu de la liturgia, aunque no propiamente con sus formas
sia, sino que, en relación con los demás, está simplemente fue- extern::is, y que esta armonía, en la mente de la Iglesia, es una
ra de la serie por su dignidad y eficacia. Es ésta simplemente armoma de subordinación y no simplement'e de yuxtaposición.
la doctrina de la dignidad mayor de la oración litúrgica res- J:?e. modo ~ue, según Pío XII, índic~ que determinados ejer-
p•ecto a las oraciones privadas. Y es cuanto afirma Pío XII: cic10s de piedad vengan del Padre de las luces s•erá: "la efica-
"Sin duda, la oración litúrgica, siendo una pública súplica de cia con que contribuirán a que el oulto divino sea cada vez
la ínclita Esposa de Jesucristo, tiene una dignidad mayor que más amado y ampliamente fomentado, y con que todos los fie-
la de las oraciones privadas" '25 , "Esta forma (privada) de cul- les se sientan animados d'e un deseo más intenso de partici-
to no sólo la tolera la Iglesia, sino que la reconoce plenamen- pación en los sacramentos y en el honor y obsequios debidos a
todas las cosas sagradas. Si, por el contrario, obstaculizasen
35 N.37. " Dis<iurso del 22 de septkimbre de 1956.
638 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 639
o se revelasen contrarios a los principios o nor,!llaS del culto rasgos característicos que constituyen su legitima personali-
divino, entonces, sin duda, se <l'eberían considerar como no or- dad, no obstante la armonización de cada una de ellas con el
denados por rectos pensamientos ni guiados por un celo ilumi- espíritu litúrgico. Del mismo modo qu•e, según el pensamiento
nado" ;1 7 _ Es normal pensar que tal sea el pensamiento de la de Pío XII, la necesaria armonización de fas formas variadí-
Iglesia respecto a las espiritualidad•es en cierto modo diversas simas de piedad privada y de los ejercicios en que se expre-
de su espiritualidad oficial, que es la liturgia. Y por lo mismo san con el espíritu de la liturgia no quita a estas formas sus
que la Iglesia, al reconocer la legitimidad y la utilidad de estas notas legitimas por las que se distinguen propia y estricta-
otras espiritualidades, incluso al recomendarlas, hác'elo siem- mente de la piedad litúrgica. En ningún caso la sintonización,
pre con el presupuesto de su armonización con el espíritu, aun- aunque se trate de subordinación, equivale simplem'ente a ab-
que no propiamente con sus formas externas, de la liturgia. sorción.
Una objeción podría surgir en 'este punto. Sí se dice que la Mucho menos que se haya de temer que de una deseada
Iglesia, al admitir otras formas de espiritualidad c¡ue no sea la penetración seria del espíritu de la liturgia en todas las "espi-
forma litúrgica oficial, pretende, sin embargo, qu<'. ellas se ar- ritualidades" se quiera instaurar un inadmisible monopolio de
monicen con el espíritu de la Hturgia, ¿no se intenta con ello una escuela en el campo d•e la espiritualidad o poner en peli-
afirmar que la Iglesia intenta quitar a estas "espiritualidades" gro, en esta materia, el necesario principio de una amplia liber-
sus notas características, por las que se diferencian de la es- tad recordado por Pío XII a propósito del modo concreto de
piritualidad litúrgica y reducirlas así, prácticam'ertte, a la sola hacer los retiros y los ej'ercicios espirituales:
espiritualidad oficial?
Ciertamente, una tal reducción no puede corresponder a "En cuanto a las varias formas en que se suelen practicar estos
la mente de la Iglesia que, reconociendo de una ¡Jarte la posi- ejercicios, sea bien sabido y claro a todos que en la Iglesia terrenal
bilidad d•e las diversas formas de espiritualidad e:n el seno de como en la celestial hay "muchas habitaciones", y que la ascética
la misma espiritualidad católica, no puede exigir de las otras no pueae ser monopolio ae naale: Uno sólo es el Espíritu, que, sin
embargo, "sopla donde quiere", y con diversos dones y po1r diversos
que sean suprimidas aquellas notas que son precisamente ca- caminos dirige a las almas por Él iluminadas a la consecución de la
racterísticas de aquellas "espiritualidades" con ¡:elación a la santidad. Su libertad y la acción sobrenatural del Espíritu Santo en
espiritualidad litúrgica. Mas tal cons'ecuencia no se sigue de la ellas ha de ser una cosa sacrosanta que a ninguno debe estarle per-
exigencia de que todas las "espiritualidades" estén en armonía mitido, bajo ningún título, perturbar ni conculcar""".
con el espíritu de la liturgia. Porque esa armonización puede
tener formas y grados diversos y la Igl•esia no exige cierta-
mente que se obligue a adoptar a tal punto todas las carac- ¿Es la espiritualidad litúrgica una
terísticas de la espiritualidad litúrgica tal como se han expues- espiritualidad benedictina?
to antes.
Parece que esa armonización <l'e las "espirítirnlidades" no Hay que notar, en fin, que la espiritualidad litúrgica estric-
simplemente litúrgicas con el espíritu de la liturgia, requerida tamente dicha admite en el propio seno matices y diferencias
por la Iglesia, sea suficiente sí en estas otras "espirítualidad'es" que pueden admitir las diversas escuelas de espiritualidad. Y
se tiene cuidado de que, en frases del Papa: "el culto divino esto proviene del hecho de que la espiritualidad litúrgica está
sea simpre más amado y ampliament'e fomentado, y con que mucho menos ligada a la experiencia de una persona o de un
los fieles se sientan animados de un deseo más intenso de par- determinado grupo de personas y a un determinado cuadro de
ticipación en los sacramentos". Principalmente, como el mismo vida. El P. De Guibert, que es el que más y mejor ha estu-
Sumo Pontífice no se cansa <l'e inculcar en la misma encícli- diado las cuestiones de lo que, en general, determina la dis-
ca '28 , en orden a la participación activa, inteligente y comuni- tinción entr'e las diversas espiritualidades, cree deber poner al
taria al sacrificio de la Misa. Naturalmente, tal empeño, si se primer plano entre estos factores distintivos la experiencia per-
toma en serio, no puede menos de r•epercutir sensiblemente a sonal de alguna gran personalidad o santo, como la de un
través de toda una espiritualidad. Mas, admitido esto, pueden fundador de orden religiosa, el cual, por circunstancias de
existir todavía anchos márgenes de diferenciación de la espi- temp'eramento, de ambiente, de vocación y dones especiales,
ritualidad litúrgica oficial propia y •estrictamente dicha sufi- realizando en la propia vida una determinada concretización
cientes, según parece, para salvaguardar en cada una aquellos ' y un determinado equilibrio de factores comunes a toda espi-
ritualidad, muestra con ello mismo la validez de tal fórmula,
"' Bnc. Mediator Dei n.1791.
'" Ibid., n ..79. "' Jbid., n.177'.
640 P.5.ª LITURGIA Y VIDA c.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 641
de tal concretización y iequilibrio, y de este modo da origen blemente diferentes de aquellos que requiere el tipo de espiri-
a una espiritualidad distinta en el seno de la espiritualidad ca- tualidad en el que continúa viviendo.
tólica general 30 • Esto no vale de la espiritualidad litúrgica pro- Todo esto vale, ciertamente, para las diversas escuelas de
piamente dicha, en cuyo origen no está la exp'eriencia de un espiritualidad, pero no para la espiritualidad litúrgica. Esta,
santo ni de un grupo de santos, o de un cierto movimiento lo- como no proviene de la experiencia de una personalidad de-
cal o temporalmente determinado en la Iglesia, sino simple- terminada, no ha sido concebida por la Iglesia para un deter-
m'ente el instinto sobrenatural o la experiencia continua de la minado grupo de hombres ni para circunstancias determinadas,
Iglesia como tal en lo que tiene de más oficia1mente auténtico. sino para ser realizada en cuadros de vida muy diversos y en
Además, a mi parecer, el P. De Guibert no da suficiente personas que están obligadas a deberes de estado muy dispa-
importancia, entre los factores que dan origen a las escuelas res: por el ermitaño como por el misionero; por la monja de
diversas de espiritualidad, al cuadro especial de vida para el clausura como por la madre de familia o por el hombre de ne-
que fueron concebidos, o, si se quiere, a los deberes de los gocios; por el monje como por el párroco; por el campesino
estados específicos que las diversas escuelas tienen efectiva- y por el obrero como por el profesor universitario; por el mé-
mente, y a través de cuyo cumplimiento, el más perfecto en dico como por el estudiante. La Iglesia, al proponer la Misa
cuanto se pueda, intentan conducir a sus adeptos hacia la per- y los sacramentos como centro también psicológico de vida
fección cristiana. cristiana y de dinamismo ordenador también subjetivo de toda
Así, el mismo P. De Guibert pone justamente de relieve tendencia a la perfección, se dirige a todos y tiene cuenta
la importancia básica que tienen en la espiritualidad ignacia- de todos los estados de vida, invitando :a cada uno simple-
na el concepto de "servicio" de Dios, o de Cristo. Pero no mente a deducir, también psicológica y subjetivamente, todas
me consta que él ponga de relieve explícitamente y de modo las consecuencias connaturales del hecho que la Misa a la que
suficiente, aunque implícitamente la cosa es evidente, que este debe asistir y los sacramentos que debe recibir son objetiva-
servicio de Cristo, en la espiritualidad ignaciana-principal- mente en el régimen eclesial y católico el sol y el centro de
mente fuera de los ejercicios, los cuales, como es sabido, pre- 1ms relaciones con Dios. La Iglesia dice a todos: vivid intensa-
tenden inducir directamente a una elección de estado-, no es mente y hasta el fondo, también en vuestra psicología subjeti-
precisamente un concepto genérico. El concepto de servicio va, la Misa y los sacramentos en el cuadro y en el espíritu
entendido genéricamente se encuentra en todas las espiritua~ que yo os lo propongo y a los cuales, en toda hipótesis, vos-
lidades, v.gr., en la de San Benito. Como rasgo peculiar de la otros debéis participar, y no sólo vuestra vida cristiana, sino
espiritualidad ignaciana, tiene un concepto bien concreto, por~ también vuestra tendencia a la perfección será asegurada.
que significa el servicio de Cristo en las formas variadas de Lo cual significa que la espiritualidad litúrgica, estricta-
apostolado a las que se dedican los jesuitas en el cuadro de mente dicha, deberá admitir notables matices en su realización
vida, ordenación del tiempo y ambientes practicados. El servi~ concreta y en su aplicación práctica a los diversos géneros de
cio de Cristo significa concretamente este servicio en los de- vida, ya que está constituida siempre y en todo por el predo-
beres de estado del jesuita. De este modo el concepto viene minio cualitativo de la liturgia como elemento que determina
a ser verdaderamente determinante para aqueilla espiritualidad, el equilibrio general de los diversos medios comunes para la
como con mucha razón advierte el P. De Guibert. Lo mismo perfección y su concretización especifica. Hay que señalar es-
habría que decir, creo, con respecto a todas las grandes es- pecialmente aquel tipo particular de realización concreta de
cuelas de espiritualidad, al menos para las mayores, en las que espiritualidad litúrgica propiamente dicha obtenido cuando a
el cuadro de vida específica y los propios deberes de estado la liturgia se la da en la vida no sólo el predominio cualitativo,
parecen ser un elemento constitutivo de capital importancia. sino también cuantitativo, como sucede en quienes dan al coro
Y éste es, probablemente, el motivo por el que se plantea el predominio también cuantitativo, o al menos una parte de
siempre un problema delicadísimo y que, a la larga, puede con- tiempo también notable, respecto a las demás ocupaciones. Tal
ducir a inconvenientes reales, cuando una determinada espiri- tipo de espiritualidad litúrgica propiamente dicha no es posi-
tualidad es adoptada por uno que vive en un cuadro de vida ble más que a un bien determinado plan de vida y no puede,
notablemente diferente, o cuando, lo que acaece con más fre- precisamente en aquello que tiene de especifico, ser propuesto
cuencia, un individuo o una comunidad se da a un tipo de ac- a todos.
tividad, o de vida, que lleva consigo deberes de estado nota- Es común entre los autores, cuando h¡¡blan de las diversas
oo Véanse Jos dos estudios citados! ante1o1.
escuelas de espiritualidad, enumerar entre éstas la que llaman:
Smut. t<Jal. litm·a. 21
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 643
la escuela benedictina. No es intención mía discutir hasta qué todo su decoro, etc., etc. Especialmente se creerá que el obispo
punto la Regla de San Benito y la historia de la espiritualidad en las dificultades prácticas de cristianizar nuevamente una
entre los monjes que en el curso de más de seis siglos han se- diócesis, el misionero, el párroco rural entre los campesinos,
guido esta Regla, autorizan a hablar de una escuela benedictina el de la ciudad a la cabeza de una feligresía de obreros, no
de espiritualidad. Es muy probable que une esmetada investi- tienen nada que esperar si se pusieran ellos mismos a condu-
gación demostraría cómo en este campo, como en otros, v.gr., cir a sus súbditos hacia la mansión de la liturgia. En el capítulo
cuando se habla de "benedictinos'', entendiendo instintivamen- dedicado a la liturgia y la pastoral se verá mejor qué opuesto
te la "orden" benedictina, no puede hacerse esto sino gracias sea todo esto a la verdad. Por buena fortuna, el movimiento
a muchas y generales simplificaciones y más o memos arbitra- litúrgico, desde hace unos quince años, ha salido definitiva-
rias asimilaciones del ordo monachorum a un orden moderno. mente de los monasterios benedictinos y está, en larga escala,
Como quiera que sea, tomando las cosas como están hoy en manos de insignes pastores da almas empeñados en una lu-
día entre los benedictinos confederados, puede decirse real- cha sumamente concreta y eminentemente ecles;al y universal
mente que entre ellos, a partir de los últinos decenios del si- por la cristianización o recristianización del mundo. Así lo
glo XIX, bajo el impulso dado por dom Guéranger, reina una quiere el espíritu de la liturgia. Npda más grato podía haberse
fuerte tendencia a una espiritualidad común de tipo estricta- hecho para esos benedictinos que han penetrado verdadera-
mente litúrgico, determinada no sólo por el predominio cuali- mente el espíritu de la liturgia.
tativo dado a la liturgia, sino también por su predominio cuan-
titativo, o, al menos, por la parte de tiempo notable que le dan
respecto a las demás ocupaciones. Luego del hecho que algu- 3. EL ESFUERZO ASCÉTICO EN LA TENDENCIA A LA PERFECCIÓN
nos de esos monasterios benedictinos, desde el tiernpo de dom Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA
Gu.érarn;;er, han sido los iniciadores del movimierito litúrgico
en diversos países, y, hasta hace una quincena de años, sus Hablando de la noción general de espiritualidad, hemos re-
principales y más efectivos promotores, ha nacido el concepto cordado también el sentido preciso y la necesidad de la dis-
que identifica simplemente la espiritualidad litúrgica con la es- tinción entre aspecto ascético y aspecto místico de la tenden-
piritualidad benedictina. cia a la perfección cristiana. Sabemos que esta distinción, pre-
Nada más ambiguo ni más peligroso para la liturgia que una suponiendo la parte común tanto de Dios y de la gracia como
identificación semejante. La espiritualidad benedictina es un del hombre y del esfuerzo humano en toda acción sobrenatu-
determinado tipo de espiritualidad litúrgica, pero no se identi- ral. se funda, en primer lugar, sobre la diversa intensidad, tan-
fioa con la espiritualidad litúrgica, no la agota íotegramente. to del esfuerzo humano y de su dificultad como de la acción
Quien no lo ve claro llega instintivamente a creer que la litur- misma de Dios con la consiguiente pasividad mayor del hom-
gia y la espiritualidad benedictina son de cuño benedictino, bre y facilidad del acto; y en segundo lugar, sobre el predo-
más o menos como, vulgarmente, se ha Hegado a creer que tal minio o no del aspecto intuitivo sobre el discursivo. Cada uno
devoción es obra de tal orden, y tal práctica de tal otra. Sí- de los dos aspectos lleva simultáneamente valor purificativo del
guese de ahí el instinto sospechoso que los esfuerzos por hacer pecado y de la imperfección y valor de unión con Dios. Des-
conocer y vivir la liturgia han de reducirse simplemente a los pués de haber examinado la noción y las características gene-
esfuerzos que hace toda orden cuando predica en favor de su rales de la espiritualidad litúrgica, es necesario considerarla
propia "capilla". Y así la liturgia viene relegada, ell la opinión ahora más en particular bajo este doble aspecto ascético y mís-
de algunos, a medios de frailesco antagonismo entre "capiilla y tico en la tendenda hacia la perfección.
capilla.,, "cenáculo y cenáculo".
Finalmente, en la mayoría de los casos, 1dentlficando es- La espiritualidad litúrgica y el es-
piritualidad litúrgica y espiritualidad benedictina, se llega a fuerzo ascético en general.
creer que espíritu litúrgico y espiritualidad litúrgica no pueden
ser patrimonio para el común de los mortales, sino que requiere No debería ser necesario advertir explícitamente que en la
ambientes restringidos, cultural y espiritualmente escogidos, sen- espiritualidad litúrgica el esfuerzo ascético en el camino hacia
sibles al refinamiento estético del canto gregoriano, donde exis- la perfección es real e indispensable, no menos que en cual-
ta la posibilidad de numerosos ministros en torno al altar para quier otra espiritualidad católica.
poder realizar los ritos sagrados en toda su amplitud y con Si algunos, bajo el pretexto de espíritu litúrgico y de espi-
644 P.5.ª L!Tll'IH;JA, Y VllJA
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 645
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ritualidad litúrgica, han 11lc17ado a una desestima teórica o a un
del clero serias y sólidas bases, es decir, las de un realista
descuido práctico de la idcrogable necesidad del esfuerzo as-
y fuerte esfuerzo ascético 3 '3 •
cético, bajo todas sus formas, en la obra de la santificación,
esto no se debe mús que a un engaño de los mismos. A estos Creo que, en ambos casos, el motivo es propiamente el
mismo, es decir, considerar arbitrariamente la espiritualidad
tales, si existen, hay que recordar simplemente el catecismo,
litúrgica en una visión incompleta y falsa: como si la espiri-
que enseña que el mismo opus operatum de los sacramentos
tualidad litúrgica fuese la espiritualidad que se contenta con
requiere en todo adulto, para obtener los frutos de santifica-
la sola acción litúrgica estrictamente dicha, aquella que se rea-
ción, sus buenas disposiciones morales y, por lo mismo, su liza en los momentos en que se está en la iglesia, sin preocu-
cooperación 31 • Y, ya que estos tales se atienen a la liturgia y parse de lo anterior ni de lo que sigue a aquella acción. Aunque
al espíritu litúrgico, se puede hacer notar qué extraño sea el en la misma acción litúrgica no está ausente el aspecto ascé-
olvido y la desestima del esfuerzo ascético en quien se gloría tico, como tendremos ocasión de ver mejor, sin embargo, si se
de la liturgia mientras que la liturgia no cesa, en todos modos, entiende por espiritualidad litúrgica aquella que se limita a la
de recordarlo, por ejemplo, durante toda la Cuaresma y en sola acción litúrgica sin preocuparse de lo anterior ni de lo
otras muchas ocasiones que tendremos ocasión de conocer me- posterior, es evidente que en semejante "espiritualidad litúr-
jor. Más aún: es aquí el momento de recordarnos de cuanto gica" el esfuerzo ascético sería completamente insuficiente, por
hemos dicho y explicado en su lugar sobre las dimensiones el mismo hecho de que tal "espiritualidad litúrgica" sería una
morales y empeñativas de todo signo litúrgico; de cuya doc- cosa contradictoria. ¡Como si fuese posible vivir espiritual-
trina es fácil ver cuánto lia moral y la liturgia están estructu- mente en serio la acción litúrgica sin preocuparse del antes ni
ralmente unidas por vía de intrínseca constitución y no sólo del después! ¡Y como si pudiese haber espiritualidad que no
por vía de exhortación y de vagas amonestaciones. extienda su influjo a toda la vida del hombre para acompañar
Por lo mismo querer, no digo contraponer, sino aunque no todas las energías y todas las acciones a la tendencia hacia la
sea más que separar la vida ascética y la piedad litúrgica es perfección cristiana! Debería bastar, pues, una simple evoca-
una aberración, que, desde el punto de vista teórico, ni siquie- ción de la noción misma de espiritualidad litúrgica, como antes
ra vale la pena de pararse a refutarla, tan evidente es su ca- se ha explicado, para desengañar a unos y asegurar a otros.
rácter de aberración por ignorancia de la naturaleza misma El esfuerzo ascético en el camino hacia la perfección se
de la liturgia y de los principios más elementales de la vida manifiesta principalmente en la actividad meditativo-discursi-
espiritual en general 1" 2 • Sólo puede preguntarse cómo es posi- va, a la que se agreg1an los exámenes de uno mismo y los retiros
ble la existencia de una tendencia teórica, aunque sea vaga, espirituales, y en la práctica laboriosa de las virtudes teolo-
a considerar como efectivamente separadas estas realidades: gales y morales. Analicemos estos aspectos desde el punto de
ascesis y espíritu litúrgico, o, por lo menos, como sólo débil- vista de su realización en el clima de la espiritualidad litúrgica,
mente unidas. Esta tendencia, según se· dice, se ha manifestado tanto en la acción litúrgica propiamente dicha cuanto en ia
en algunos que pretenden ser liturgistas, casi por aceptar ese vida ordinaria del cristiano fuera de ella.
pretendido hecho y acomodarse tranquilamente a él. No raras
veces, esto mismo es utilizado por algunos recelosos del movi-
El valor de la meditación discursiva
miento litúrgico como arma para reforzar mucho más sus sos-
incluído en la acción litúrgica.
pechas y persuadir que el entusiasmo por la liturgia en la ma-
yoría de los casos no da a la vida espiritual de los fieles y Es conocida la parte especifica de la meditación discursiva
en la tendencia hacia la perfección. Supone ella un esfuerzo
" Cf. ene. Mediator Dei n.28-37. que ha de ocupar los sentidos externos y la fantasía, persuadir
32 Véase Ja conclusión de la er~cícliJca en esta materia: "Por eso en
la vida •2.>piritual no puede ence>ntrarse ninguna oposición o repugnanci·a a la inteligencia, plasmar la sensibilidad afectiva y, principal-
entre la acción divina, que infunde Ja gracia en Jas almas para conti- mente, elevar la voluntad hacia Dios y las cosas divinas. La
nuar níuestra redención, y la activa colaboración del hombre, que no
debe hacer vano el don de Dios ; entre la eficacia d2l rito exterior de los voluntad, a su vez, fortificada de este modo, dirigirá luego más
sacramentos, que proviene del valor intrínseco de los mismos ( em opere fácilmente la inteligencia y más profundamente dominará la
operato), y •21 mérito dlC' quie'n !os administra o recibe (opus operantis);
entre las oraciones privada' y las oraciones públicas; entre la ética y la sensibilidad afectiva, y mandará 1a la fantasía, a los sentidos
contemplación; entre Ja vida aseética y la piedad litúrgica; entre el p.o-
der de jurisdicción, y legítimo magistedo y la potestad •2minentemente
sácerdotal que se ejerce en el mismo ministerio sagrado" (n.36). •• Of. el hecho narrado por el P. CAPELLE, Liturgie e,f progriJg moral:
'l'ravaux liJ<urgiques 1 (Louvain 1955) p.78.
646 C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD
- - - - · · - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -647
P.5.ª LITURGIA, Y VIDA
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externos, a todo el cuerpo, con vista a someter cada vez más fuera de ella. Es fácil darse cuenta de que la misma accton
intensamente todo el hombre a Dios. litúrgica comprende un abundante ejercicio de actividad medi-
El punto de apoyo de la meditación discursiva es el ejer• tativo-discursiva. Baste recordar cuanto hemos dicho en el
cicio de la fantasía y del razonamiento como fase preparatoria capítulo XI acerca de la actualización plena de todo el hom·
de la oración y de la elevación del afecto a Dios. Este afecto bre en la liturgia, especialmente sobre la actuación que en la
volitivo comprende resoluciones práctioas de la voluntad so• acción litúrgica realizan los sentidos externos, la fantasía, el
bre puntos determinados (como cuando uno decide abandonar sentido estético, lia inteligencia discursiva, la voluntad y d
tal pecado o hacer tal acto de virtud en una próxima ocasión) afecto. Por esto no es del caso demostrar el hecho de que en
y simples afectos volitivos de complacencia en Dios. Esto úl· la acción litúrgica tiene también lugar la meditación discursiva,
timo, respecto a las resoluc.iones determinadas de la voluntad sino hacer ver cuáles son los matices especiales de esta activi-
en orden a nuestra operación, tiene razón de fin. Conseguida dad en la acción litúrgica.
más o menos rápidamente, a veces muy rápidamente, a través En primer lugar, hay que observar que la misma accton
del discurso y, eventualmente, a través de determinadas reso• litúrgica tiene ciertamente valor de meditación discursiva, pero
luciones de la voluntad, aquella elevación del simple afecto permanece ante todo acción y acción comunitaria de toda la
volitivo, permanece en ella como en la meta que perseguía. Iglesia, en el sentido explicado en el capítulo XVI. El concepto
Ese permanecer en aquella elevación no es ya discurso medi· de acción incluye; y al mismo tiempo sobrepasa, el concepto
tativo propiamente dicho, sino el fin del discurso meditativo, de actividad meditativo-discursiva. Digamos, pues, para enten-
que es simple unión no discursiva. Y se queda en ella mien· dernos, que la acción litúrgica misma tiene valor de meditación
tras perdura el simple afecto volitivo; que puede durar poco discursiva, pero de meditación-acción. La acción litúrgica, por
o mucho tiempo. Desaparecido el afecto volitivo simple, vuel- lo mismo, no puede concebirse sólo, y mucho menos de modo
ve de nuevo a la plegaria y al esfuerzo discursivo todo el· preferente, como un simple plan más o menos cómodo de me·
tiempo que sea necesario para recuperarlo. Y, así se pasa el <litación privada. La meditación discursiva que en cierto modo
tiempo entre discurrir, orar, hacer resoluciones prácticas . y ha de realizar cada uno en la acción litúrgica, ha de permane-
amar con simple mirada. cer sustancialmente, según el espíritu de la íiturgia, en el cua-
La diferencia entre los principiantes y los que no lo son dro de una acción comunitaria en la que se toma parte activa
está en que en los principiantes, habitualmente y no sólo en en la armonía más completa posible con uno mismo.
algunas ocasiones, predomina mucho el esfuerzo discursivo y El cuadro temporal de la meditación discursiva en la ac-
resolutivo, y sólo raras veces y por breve tiempo llegan al ción litúrgica es señalado, naturalmente, por el cuadro tempo·
descanso del simple afecto, mientras que en los que no lo son ral de la misma acción. Tendrá su centro en la Misa, en las
suele suceder habitualmente lo contrario. En ciertas fases de horas canónicas, en las fiestas y en los ciclos litúrgicos. Aquí
vida espiritual éstos, con frecuencia, apenas inician alguna con- se encontrará notable diferencia según los diversos planes de
sideración discursiva por fantasía o por razonamiento sobre vida en los que se sigue la espiritualidad litúrgica. Para aque-
Dios o sobre las otras cosas relacionadas con Dios, o apenas 11os que admiten el predominio también cuantitativo de la litur-
comienzan alguna resolución volitiva, pasan inmediatamente a gia en su vida, como los que están obligados al rezo coral,
la simple volición y allí permanecen durante largo tiempo. Sin todo el día ha sido dividido por la liturgia según el sucederse
embargo, en todas las fases del desarrollo de la vida espiritual de las horas canónicas y por lo mismo por la meditación dis·
el esfuerzo en la meditación discursiva está a su manera pre· cursiva. Mas para esto se supone que las mismas horas no
sente y se puede tener una necesidad más o menos intensa de sean acumuladas, para que aparezca mejor su predominio cuan·
recurrir a él. titativo y cualitativo en toda la jornada.
Los temas sobre los que puede recaer el esfuerzo de la En todo ejercicio de meditación se ha de tener cierto reco·
fantasía, del razonamiento, de la recitación de plegarias, de las gimiento de los sentidos externos. Tíambién se tiene esto en
resoluciones de la voluntad son tan extensos cuanto el campo la acción litúrgica, mas a su modo. Normalmente, el ambiente
del dogma, de la vida de Cristo, de los ejemplos de los santos, mismo del lugar sagrado, de comunidad sagrada y de separa·
de las virtudes que se han de practicar y de las imperfecciones ción incluso física de lo profano tiende ya a este recogimiento.
que se han de evitar. Sin embargo, en el ámbito mismo de la acción litúrgica no se
Todo esto ha de realizarse y se realiza a su manera en la tiene un recogimiento de los sentidos, suprimiendo lo más posi-
espiritualidad litúrgica, tanto en la misma acción litúrgica como ble sus actos, como cuando se intenta no mirar y atender a
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_ _______c.21. LITURG~- ESPIRITUALIDAD 649
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cuanto se realiza a nuestro alrededor. ]\fas aún: la acción litúr-
puesta, o falta de respuesta, del hombre a la llamada de Dios·
gica invita a ver y a escuchar todo cuanto allí se realiza; invita
por lo mismo, en un modo concreto, intuitivo, principalment~
a recitar, a cantar, a seguir los movimientos de toda la comu-
por~ue encentrados siempre y todos en la misma persona de
nidad. Hay que decir, pues, que en la acción litúrgica~ aquel
recogimiento de los sentidos externos necesario en toda acción Jesus'. _Verbo encarnado, cuya vida histórica, lo que hizo y
padec10 y todo cuanto es, sirve en la liturgia, por así decirlo,
que tiene valor de meditación, sucede más bien por su dispo-
como de concretizador y condensador de todos estos temas
sición a percibir los objetos sagrados que por la supresión de
tanto los ·directamente dogmáticos como los morales. Por 1~
la acción de los sentidos.
mismo, . en la l~:urgia, la meditación puede comenzar siempre
Sin embargo, a quien se encuentra, actual o habitualmente,
en la vida, pas10n, muerte y estado glorioso de Cristo. En un
en estado de profundo recogimiento interior-lo cual comienza
orde~ inferior a Cristo, la, misma función tienen en la liturgia
a verificarse en la oración de simple mirada-es connatural la Virgen y los santos. Conocemos ya la preferencia que la
que, al participar normalmente en los movimientos, en la sal-
liturgia, en el modo de presentar estos temas y el conjunto de
modia, en los cantos comunes, pueda tener cerrados los ojos
los dog~as, ~~ a la consideración de Dios y del objeto sobre
más o menos ininterrumpidamente, o no fijarlos en la lectura
la cons1derac10n del hombre y del sujeto. Estos temas, vistos
material en el caso de tenerlos abiertos, para impedir menos
como material de meditación, se caracterizan, entre otras co·
el recogimiento interior. Por esto, fué norma común entre los sas, por su amplitud, variedad y visión sintética.
antiguos monjes el aprender de memorta cuanto antes el Sal-
El aspecto resolutivo del ejercicio de la voluntad en la ac-
terio, para que, ocupando el monje lo menos posible la vista
cion litúrgica campea siempre en todas partes, pero, habitual-
en la lectura, pudiera cantar o recitar los salmos con mucho
mente, de modo más indirecto que directo. No es estilo habi-
recogimiento, como si verdaderamente los compusiese.
tual de la liturgia terminar las consideraciones con una resolu-
Cama qui.era que sea, se ve de aqui la importancia de que ción de la voluntad ~n la forma de: quiero, queremos, prometo,
todo se haga en la acción litúrgica con calma y recogimiento prometemos, etc., smo con una plegaria: Señor, concédenos
y que se evite con mucho cuidado aquello que en cierto modo que podamos vivir rectamente, dadnos la gracia de evitar el
puede romper este clima sagrado de la presencia de Dios. De pecado, ayunar con fruto, practicar la caridad, etc. Y esto es
aquí se deduce también lo importante que es el que las mismas natural en una forma mentís en la que Dios está siempre en
rúbricas y todas las ceremonias y los movimientos del coro el centro de la conciencia. Sin embargo, en algunas ocasiones
y del pueblo, y sobre todo la recitación y el canto en común, solei:nnes que tienen repercusión en toda la vida, la liturgia
sean bien conocidos y realizados por todos de un modo natu- a~m1te solamente l~ forma: quiero, queremos, prometemos; por
ral, para que la ejecución de todas estas cosas no constituya
e!:mplo, e~ el bautismo en la renuncia a Satanás y en la adhe-
para los que actúan una molesta preocupación y causa de con- s10n a Cnsto, en la renovación de las promes1as del bautismo
tinua tensión psicológica, y para los fieles ocasión de conti- incluída ahora felizmente en el rito de la noche del Sábado San~
nuas distracciones. to, en la profesión religiosa, en la bendición de un, abad, en la
Los temas que la acción litúrgica propone habitualmente a consagración de las vírgenes.
la inteligencia discursiva y su modo propio de presentarlos en La actuación de la voluntad como simple afecto de admi-
una síntesis total, los conocemos ya por la segunda y tercera ración, gratitud, complacencia en Dios, se encuentra mezclada
parte de este libro y por la segunda parte de este capítulo: continuamente en el conjunta litúrgico, sobre todo en las ora-
abarca desde el signo sensible y eficaz, y de la realidad comu-
nitaria, a la dialéctica cristológica trinitaria, a Cristo único
ciones de acción ?: gr~cia.s y de alabanza y en el sentido ge-
neral de compunc10n e¡erc1do en toda la liturgia, y es favore-
liturgo, oabeza, mediador nuestro, etc. No se olvid<1n los gran· cida por su estilo habitual ligeramente retórico y lírico. Todo
des temas más directamente morales y antropológicos, incluí· esto da.ª l~- mis~a ac~ión litúrgica, considerada como ejercicio
dos abundantemente en aquel panorama: creación, novísimos, de med1tac10n discursiva, una nota más afectiva que volun·
fin de la vida, elevación, caída, corrupción de la naturalez,a taristica.
por el pecado original, pecado en general, lucha contra el pe·
cado y el diablo, buenas obras, penitencia y mortificación. Objeciones y respuestas.
Hay que resaltar esp'ecialmente el modo con que la liturgia
propone estos temas: siempre en el cuadro de la historia sa- Mas aquí'. pre.cisamente, surgen una serie de objeciones res-
grada, como historia de las intervenciones de Dios y de la res· pecto a la eficacia real de la meditación discursiva en la mis·
ma acción litúrgica. Todo el sistema, considerado desde este
650 P.5.ª LITURGIA, Y VIDA c.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 651
punto de vista, puede parecer demasiado impersonal para ser cordia de Dios con Israel, debe entenderlos el fiel prolongán-
realmente eficaz. La liturgia, a primera vista, está colocada dolos y profundizándolos hasta ver en ellos no sólo la mise-
directamente (por el hecho mismo de que es propuesta a todos ricordia de Dios más sublime y admirable con la Iglesia como
y habla en nombre de' una comunidad y no ya de una persona, tal, sino también consigo mismo, pensando en su vocación en
no parece obligar de un modo suficientemente individual a cada Cristo, en su vida cristiana en la Iglesia: y en las gracias con
una de las personas, atendiéndose más bien a un nivel común que personalmente ha sido adornado por Dios. Y asi en todos
a todos) en una esfera que parece impersonal. Además, como los otros temas que la liturgia propone a la meditación discur-
método de meditación discursiva parece presentar a la consi- siva: la dialéctica cristológico-trinitaria en el esquema a, per,
deración un material demasiado abundante, y todo junto, mien- in, ad, el universal Per Christum Dominum nostrum; el tema
tras que el individuo que sigue la acción litúrgica no puede de la elección, de la separación, dirección pedagógica; el del
detenerse cómodamente según su deseo sobre un punto deter- pecado; los acontecimientos del Antiguo Testamento como pre-
minado; dirigida toda al homenaje, a la alabanza, a la acción figurativos y preparativos de las realidades cristianas; la obli-
de gracias y con los ojos siempre fijos en Dios, parece favo- gación moral contenida en todo contacto nuestro con Dios; la
recer poco el conocimiento de uno mismo y excitar poco a la tensión escatológica de la esperanza, etc., etc. En todo esto,
voluntad a resoluciones prácticas para la enmienda de la vida siempre y por todas pmtes, todo individuo que vive la acción
y la adquisición precisa de tal virtud; finalmente, obligando a litúrgica ha de verse a sí mismo. Y esto no por suposición ar-
considerar determinados temas, en ocasiones determinadas, pa- bitraria, sino porque todo individuo, a su modo, está contenido
rece no dejar la libertad suficiente a la libre elección del indi- efectivamente en ella. Tratándose de realidades que le tocan
viduo, cuyas disposiciones en las mismas ocasiones requerirían a él también personalmente y de las que él mismo forma parte,
tal vez otros temas, por ejemplo, la pasión del Señor en [os su vida, desde el punto de vista espiritual, no es más que un
días inmediatos a la fiesta de Navidad o la consideración de cierto reflejo y una cierta concretización particular de esas
Jesús Niño en la semana de Pentecostés. realidades.
En torno a estas consideraciones hay que observar, ante En el segundo capitulo, donde se trató de la cuádruple di-
todo, que no son precisas. La imprecisión proviene del hecho mensión del signo litúrgico, se concluyó con la afirmación de
que minimiz,an demasiado la posibilidad real de personaliza- que la liturgia, en su misma estructumción interna, es necesa-
ción que la liturgia contiene realmente. Esta posibilidad está riamente como un espejo extraordinario en el que se reflejan
relacionada con aquella dimensión también personal de todo y se compendian como reales y presentes todas las relaciones
signo litúrgico sobre la que más de una vez hemos llamado la entre Dios y los hombres. Esto se entiende no sólo de las re•
atención en la primem y en la tercera parte de este libro. laciones generales y comunes entre Dios y los hombres, sino
Aunque la perspectiva de la historia sagrada, misterio de Cris- también de las relaciones personales de todo individuo con
to, como es presentada en la liturgia, tenga directamente valor Dios. De la liturgia, en cuanto nosotros nos conocemos en ella,
universal que trasciende un individuo, sin embargo, en ella el puede y debe decirse lo que San Gregorio decia de la Escri-
individuo no es simplemente absorbido ni siquiera postergado, tura-que constituye, precisamente, una buena parte de la litur-
sino considerado como incluído cual parte del todo. Las leyes gia-: "La Sagrada Escritura nos pone ante los ojos como un
generales de las relaciones entre el hombre y Dios, como se espejo en el que podamos contemplar nuestro rostro interior.
reflejan en la historia sagrada y se concretizan y son vividas Allí descubrimos lo bello y lo feo que hay en nosotros; a.Uí
en la acción litúrgica, tienen también valor para cada uno de notamos cuánto progresamos y cuánto estamos alejados toda-
los individuos, porque las relaciones que Dios tiene con cada vía de la perfección" 34 •
uno de ellos son sust,ancialmente, para su libre voluntad que Por el mismo motivo todo individuo en la acción litúrgica
sigue ciertas líneas constantes, aquellas mismas que Él tiene ha de considerar como dirigidas a sí las amonestaciones mora-
con el conjunto y vienen expresadas en la Biblia y particular· les, las exhortaciones a las buenas obras, y por lo mismo ha
mente en los salmos. Así, en la historia general y en sus leyes, de tomar decisiones prácticas que miran a su propia vida, y
todo individuo puede y debe ver su propia historia personal puede y debe utilizar como plegarias suyas personales los
y las leyes constantes que la determinan. himnos de acción de gracias, de admiración, de alabanza, de
Por ejemplo, como se dijo en su lugar, todos los temas de arrepentimiento, de petición de ayuda para evitar el pecado,
los salmos puede y debe prolongarlos todo individuo que vive
la liturgia a su vida íntima. Los salmos que cantan la miseri• ., Yor<Llia II,1.
652 p,5,• LITURGIA Y VIDA c.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 653
~~~~--~~~~-
practicar la virtud, etc., etc., y todas las oraciones que la litur- permitido detener tranquilamente y durante el tiempo que se
gia en cualquier modo dirige a Dios. quiera su pensamiento y su afecto sobre un punto determina-
Este fenómeno de personalización de toda la liturgia ad- do sin atender a lo que se hace o dice a su alrededor. ¿Se dirá,
quiere, naturalmente, un significado tanto más vivo y profundo tal vez, que estas posibilidades no tienen alguna gran ventaja
cuanto más intensamente vive el individuo la vida espiritual y que no son, al menos en ciertos momentos, incluso exigen-
en general. Y esto explica por qué esta personalización de !a cias imprescindibles? No lo creo.
liturgia alcanza su grado sumo de perfeccién en la vida mística La mis¡ma historia de la liturgia pu'ede demostrar que esas
propiamente dicha del que participa en ella, como veremos exigencias han sido siempre notadas y que antiguamente se
han tenido en cuenta en la misma acción litúrgica bastante
mejor en seguida.
más de lo que lo son ahora. Es el fenómeno de la intercalación
En cuanto al hecho que el material de meditación discur-
de momentos más o menos largos de oración y meditación in-
siva presentado al indíviduo en la acción litúrgica es abun-
dividual y sil'enciosa en la misma acción litúrgica. Así se que-
dantísimo, sin embargo, hay que observar que, a fin de que se ría satisfacer en la misma acción litúrgica, pública y comuni-
realice la armonización del sujeto con las cosas propuestas, no taria, a las exigencias más individuales de cada persona. Es-
es precisamente necesario, ni prácticamente posible, que el in- tas intercalaciones en la Misa tuvieron lugar en el momento
dividuo siga con igual claridad todos y cada uno de los pun- de la gran intervención. El celebrante, exhortap.do a todos a
tos que le son propuestos. Basta una atención general pero rogar, expresaba también la int'ención cada vez determinada
profunda del alma a Dios. por la que había necesidad de hacerlo y el diácono invitaba
Se ha de observar, finalmente, que el someter, hasta cierto a toda la asamblea a ponerse de rodillas: flectamus genua,
punto, al individuo a la meditación dé temas obligados en cier- dando luego la señal para levantarse: levate, y recitaba el
tos días de fiestas y períodos del año, no parece que tenga in- sacerdote una breve oración común como recogiendo oficial-
convenientes tan grandes, ya que la cosa, según puede verse, mente las oraciones privadas de los presentes. El antiguo es-
es practicada también en aquellos métodos de meditación en qu'ema eucológico era: lectura-homilía-salmo-oración privada en
los que, desde este punto de vista, predomina un sumo cuida- silencio-oración conclusiva del presidente. Se sabe que, en la
do que podría llamarse (en sentido peyorativo) personalista liturgia romana actual. el único vestigio de esta práctica es
e individualista. En los ejercicios de San Ignacio, por ejemplo, el f lectamus genua y el levate en la Semana Santa, especial-
se pide al ejercitando que siga de un modo bastante riguroso mente el Viernes Santo, según las nuevas rúbricas. En la tra-
los temas señalados para cada semana y para cada día, y no dición monástica, en el oficio coral. se añadió la intercalación
se permite el cambio de temas a voluntad. Más aún: desde este de momentos más o menos largos de oración y meditación pri-
punto de vista habría que decir que la liturgia es notable por vada después de cada salmo o grupo de salmos 35 • Si el sis-
su variedad y flexibilidad. tema de las intercalaciones cayó en desuso bastante pronto
Sin embargo, es verdad que su modo especial de enseñar al se debió probablemente a su poco caráct'er práctico respecto
individuo a considerarse a sí mismo es, una vez más, verse so- a las exigencias de una acción comunitaria, pero no ya al he-
bre el fondo de las leyes genernles objetivas y comunitarias cho de que no fuese un intento de responder a una verdad'e-
de la historia sagrada, como parte de un todo inmenso. Y esto ra necesidad. Como quiera que sea, caído el sistema, a la mis-
explica también por qué, en la acción litúrgica, al menos como ma necesidad no pued•e responderse más que con la medita-
se encuentra actualmente, no deja a cada uno de los individuos ción y plegaria privada fuera del acto litúrgico.
la libertad de detenerse en el momento que a uno le plazca
para considerar en silencio y por el tiempo que quiera el punto La meditación discursiva fuera de 1a
preciso que personalmente más le agrada en ese mismo mo- acción litúrgica en la espiritualidad
mento. Se mira a la comunidad como tal en su conjunto y a litúrgjca.
las exigencias de la acción pública.
Las obs•ervaciones contra la eficacia de la acción litúrgica Quiere decirse simplemente, por repetir una vez más lo
misma en su valor de meditación discursiva son, pues, impre- que tantas veces s'e ha dicho, que la espiritualidad litúrgica no
cisas y exageradas. Sin embargo, es innegable que contienen '
1
1
algo de verdad: no se mira directamente a cada individuo en 05 ICf. CASIANO, Irn.st. Il,3. Cf. también Dictionn;aire de Spirit. Y. Con-
templation fasc.14-15 p. 1931.1932.1941, y L. BRou, The psalter colects
persona; no existe libertad en la elección de temas de medi- (Londres 1949) : M. CouNE, Les oraisoens ps'almi,qnes; Paroisse et Litur-
tación qu'e más agrada en un momento determinado; no está gie 39 (1957) 306-324.
654 P .5. • LlTIIRGIA Y VIDA
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 6fi5
~~~~~~~~- -~~~~~~~
to primario, que es Dios, en el cuadro mismo del ejerc1c10 ac- caridad de Dios se 'ejercitan siempre en Ia acción litúrgica co-
tual de la virtud, que es, por lo menos, la s.uma de las virtu- mo acción cultual de la virtud de religión. Ellas son el lago
des morales, es decir, d'e la religión, compenetrada de senti- inagotable del que perennemente mana la acctón litúrgica, la
mientos de humildad, reverencia, sumisión, compunción, que cual, sin ellas, se agotaría en seguida y dejaría d'e ser la fuente
desembocan en el sentimiento de adoración con plegaria de viva del culto.
alabanza, :fte petición, de acción de gracias; además, en la mis- Más todavía: el homenaje debido a Dios, que la virtud
ma acción litúrgica considerada como culto, se tiene continua- de religión le presenta cual sumo creador, gobernador y fin
mente exhortaciones, consideraciones, promesas y plegarias a de las cosas, ti•ene por materia esencial y primaria las mismas
Dios sobre el ejercicio extralitúrgico de todas las otras virtu- disposiciones y actos de ánimo interno del hombre, en los que
des, 'especialmente de las obras de caridad de <todo género con consisten precisamente las diversas virtudes. Porque toda dis-
el prójtmo y de las otras virtudes morales. posición y acto de virtud, además de ser consid'erado cada
La dave para entender esto es simplemente cuanto hemos uno de ellos en su materia propia, tiene también un valor de
dicho en el capítulo IV de esta obra sob1•e la naturaleza pecu- homenaje que el hombre puede y debe rendir al creador, su-
liar de la virtud de religión-cuyo máxima actuación se realiza mo gobernador' y fin de todas las cosas. El acto de templan-
precisamente en la acción litúrgica considerada como culto-y za en el uso de la comida y de la bebida, por ejemplo, 'es un
sobre sus relaciones con las virtudes teologal•es y las virtudes acto de una cierta medida en el comer y en el beber. Pero el
morales. Recordemos tres puntos fundamentales, sobre los cua- hombre puede y debe hacer el acto de templanza no sólo por
l•es, en esta cuestión, todos los teólogos están de acuerdo: el la belleza que existe en el conservar aquella recta medida.
sentido general de la virtud de religión en la vida cristiana sino también para rendir de este modo el homenaje debido
como respuesta del hombre a una profunda deuda con Dios, Dios, rec:onoci'endo en Él al creador, sumo gobernador y fin
principio, sumo gobernador y fin de todos los seres; la tras- supremo de las cosas, a quien han de esfar libremente some-
cendencia de la virtud de religión sobre todas las otras virtu- tidas y ordenadas todas las acciones del hombre. Obrando de
des morales por su contacto más próximo con el mismo Dios; este modo, el hombre 'ejercita en aquel acto no sólo la virtud
la íntima conexión y parentesco entre la virtud de religión y de templanza, sino también la de religión; o mejor: la virtud
las virtudes teologales, no sólo porque éstas son la fuente m~s de religión que sirve como de materia del acto de templanza
inm•ediata y eficaz de la virtud de religión y el ejercicio de la para actuar ella misma, ofreciendo el acto de templanza como
virtud de religión es el terreno preferido en el que se ejer- homenaje debido al Creador.
citan, prosperan y se desar.rollan las virtudes teologal•es, sino, Siendo, ante todo, el culto una disposición interna de áni-
además, porque los actos mismos de las virtudes teologales son mo, la materia que él ofrece en homenaje a Dios son, ante
como la materia más noble y más codiciada de que se sirve la todo, aquellas disposicion'es de ánimo y aquellos actos inter-
virtud de religión para actuar 'ella misma. Tocio esto nos ex- nos, en los que consiste la virtud. Pero, entre ellos, sobresale,
plica cómo la misma naturaleza intrínseca de la acción litúr- en sumo grado la disposición de ánimo y los actos internos,
gica, en cuanto actuación cultual de la virtud de religión, lleva en los que consisten las tres virtudes teologal'es: fe, esperan-
consigo necesariamente un ejercicio de la fe, de la 'esperanza za y caridad. Las cuales, más que toda otra virtud o dispo-
y de la caridad, considerado, ante todo, en su objeto material sición de ánimo, tienen valor religioso, precisamente porque
primario, que es el mismo Dios. más que toda otra virtud y disposición de ánimo, además d'e
En ef'ecto, la religión es la virtud que rinde a Dios -el ho- ser lo que son, según su objeto formal propio, tienen valor de
menaje que le es debido como creador, sumo gobernador y fin homenaie al creador, sumo gobernador y fin de todas las co-
último de las criaturas. Como la virtud natural de religión pre- sas, y llevan consigo, sobre todo, la caridad, más que toda
supone que se crea en la existencia de Dios, creador, gober- otra virtud, aquel reconocimiento reverencial. aquella humil-
nador y fin supremo, que se espere que Él aceptará nuestros dad y sumisión, aquella dedicación completa de sí mismo con
homenajes, y que se qui'ere estar concordes con su voluntad, sentimiento de adoración y de alabanza, que vienen a ser como
todo esto hecho, naturalmente, del mismo modo el ejercicio la atmósfera psicológica general de la vir<tud de religión. Lu•e-
de la virtud sobrenatural de religión presupone la fe, la 'espe- go el acto de la virtud de religión y, por lo mismo, el culto
ranza y la caridad, consideradas sobrenaturalmente. La fe, la sumo, se realiza, en primera línea, en la ofrenda del acto die
esperanza y la caridad imperan el acto del homenaje d'ebido fe, esperanza y, sobre todo, de caridad, como sumo homenaje
a Dios; suo imperio causant la religión, como decía Santo To- debido a Él, cual creador, sumo gobernador y fin d'e toda
más. Por esa misma frase se ve cómo la fe, la esperanza y la
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Hay qu'e añadir, sin embargo, que, si en la ofrenda de la valor ante Dios. En esta perspectiva adquiere todo su sentido
fe, de la esperanza y, sobre todo, de la caridad, se realiza el la doctrina de San Agustín, según la cual el carácter profun-
sumo culto a Dios, la suma fe, la suma esperanza y la suma do de todo el culto, más aún d•e toda la Iglesia, es precisamen-
caridad que se ofrece en el culto a Dios sobre 'esta tierra es, te la edificación, en esta tierra, de la fe, de la esperanza y de
precisamente, la fe, la esperanza y la caridad de que se hace la caridad: aedif icatio f idei, spei et caritatñs 41, principalmen-
hom'enaje a Dios en la acción cultual cristiana; por lo cual, tal te d'e la caridad, la cual, una vez edificada, jamás será des-
acción, en primer lugar la Misa, es, precisamente, el sumo cul- truída.
to rendido a Dios sobre la tierra. Después de todo lo dicho, no es ya ninguna maravilla que
Esto porque la fe, la esperanza y la caridad ofrecidas a incluso en un análisis superficial de la liturgia, la fe, la espe-
Dios en homenaje 'en la acción litúrgica, es, con un título su- ranza y la caridad aparezcan siempre presentes. Baste sólo con-
perior que no posee ningún otro acto de fe, esperanza y ca- siderar at•entamente que el fondo natural de la liturgia es la his-
ridad, hecho por cualquier individuo o grupo de individuos, toria sagrada de las intervenciones de Dios en el mundo como
aunque sea hecho en la Iglesia, la f'e, la esperanza y la cari- misterio de Cristo, siempre en acto según sus diversos planos:
dad de la misma Iglesia, como cuerpo místico íntegro de Cris- el histórico de preparación y actuación pasada, el mist'erioso de
to, cabeza y miembros. Del mismo modo que la oración litúr- actuación presente por la participación gratuita al misterio de
gica oficial, con un título especial que no posee ninguna otra Cristo en la liturgia y en la vida moral fuera de la liturgia, y
oración, 'es la oración de la Iglesia como tal, cuerpo ínteqro el escatológico futuro como la meta última a la que todo el
de Cristo, cabeza y miembros, y, por eso mismo, de una dig- conjunto va dirigido. Es fácil ver cómo 'el plano histórico de
nidad y eficacia que trasciende rf:oda otra oración aquí abajo. preparación y actuación pasada, así como el plano misterioso
Esto no es más que la doctrina general de la trascendencia de participación presente, sea todo y necesariamente objeto de
de la oración y del culto litúrgico sobre la oración y culto no fe. No puede ser conocido más qu'e por la fe: el sentido de
litúrgico, 'explicada a propósito del concepto de opus operantis la historia antes de Cristo como preparación a Cristo, el sig-
Ecclesiae. Recordemósla brevemente: ninguna oración y nin- nificado real divino de la vida de Cristo desde la encarnación
gún culto sobre esta tierra es aceptado al Padre si no es pre- al Gólgota, a la resurrección, a su triunfo en la derecha diel
sentado por el mismo Cristo y rf:omado, en ci'emo modo, por Padre y a la misión del Espíritu; el significado de la vida ac-
Cristo a cuenta propia. A los ojos del Padre, ninguna cosa tual como participación gratuita a los misterios de Cristo bajo
hecha por los hombres tiene valor sobrenatural ni es agra- el velo de signos sensibles y en la intimidad de la vida per-
dable a Él si no es hecha en unión con Cristo y con Él, a tra- sonal.
vés de Él: per ipsum, cum ipso et in ipso. Y esto en cualquier Die! mismo modo es fácil ver cómo la realización del pla-
plegaria y en cualquier acto de virtud. Mas en la Iglesia exis- no escatológico futuro hasta la resurrección gloriosa de los
ten diversos grados en que esto puede acaecer, como lo de- cuerpos y la instauración definitiva del reino de Dios en la
muestra el concepto mismo del opus operantis Ecclesiae. El su- Jerusalén celeste, plano siempre presente d'e modo insistente en
mo grado en que esto s•e verifica después del opus operatum la perspectiva litúrgica, como ha sido declarado en su lugar,
es precisamente el que se verifica en la liturgia. Alli se realiza no puede ser más que objeto d•e fe y de esperanza al mismo
en el sumo grado posible la identificación del individuo, qu'e tiempo. Como es objeto de esperanza el auxilio de la gracia
interiormente se armoniza con la liturgia, y de sus actos de que la liturgia espera continuamente •e implora de Dios para
oración, de fe, de esperanza y de caridad, con Cristo mismo alcanzar felizmente el fin dichoso que lo tienen siempre ante
y sus actos de culto al Padre; 'el individuo se une con un título sus ojos. Es precisamente el caso de los bienes futuros sobre-
especialísimo a Cristo y a sus actos; mejor aún, es Cristo mis- naturales a los que continuamente se refiere la liturgia.
mo quien atrae a sí con un título especialísimo, en el cu1to que No menos claro es que la presentación continua de estos
Él rinde al Padre, a tal individuo y a sus actos de fe, de esp'e- planos, qU'e constituyen el fondo mismo de las lecturas, ora-
ranza y de caridad como actos rendidos en homenaje cultual ciones deprecatorias, acciones de gracias, adoración, exhorta-
al Padre. ciones, profesiones de fe, etc., en suma, de todo lo que cons-
De todo esto es fácil ver no sólo cuánto el ejercicio de las
virtudes teologales esté estrictamente unido con el culto li- "'Cf. D. GRABNER, S. A11.gustin's doctrine conMrndng the edification
of faith, hope and charity anid :its place in his thBo,lO'U1f of the liturgical
túrgico por su misma naturaleza, sino rf:ambién cómo es pre- year. Tesis manuscrita defendida en San AnselmQ (Roma 1956). Al mis-
cisament'e en la misma acción litúrgica donde ese ejercicio de mo San Agustín faltó la perspectiva del opus o.verantis Ecclesiae, sin Ja
cual no pnede descubrirRe el valor propio del ejercicio de la fe, de la es-
las virtudes teologales alcanza aquí abajo el sumo grado de peranza y de la caridad 'en, el cuadro de la a'c'ción litúrgica.
662 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 6fl3
tituye el conjunto de estos textos litúrgicos, va dirigida siem- admiración, de reverencia, d'e sumisión, de alabanza, de ado-
pre y en último término a la actuación del amor de Dios como ración, de devotio como total dedicación de sí mismo, senti-
ultima respuesta, la tinica menos inadecuada del hombre, al mientos todos que miran directamente a Dios.
amor preveniente y paterno d•e Dios con el hombre, última La acción litúrgica y el ejercicio de la compundón.-Ante
palabra que sola explica sus intervenciones amorosas, gratui- todo hacemos constatar, una vez más, que la acción litúrgica,
tas y siempre en acto en la historia para atraer al hombre a sí. al proponer el ejercicio de las virtudes morales, no se concen-
Es, en sustancia, cuanto observa también la encíclica Mediator tra sólo en Dios y olvida completamente al hombre. También
Dei sobre las palabras de San Agustín: "el culto que ella (la tiene bien presente al hombre, pero subordinado y como re-
Iglesia) rinde a Dios es, como ... enseña San Agustín, una con- flejado en la consideración <l'e la mente en Dlos. Ahora bien,
tinua profesión de fe católica y un 'ejercicio de la esperanza
el sentimiento específico que reflexivamente tiene el hombre de
y de la caridad: "Dios, así dice él, ha de ser honrado con la
fe, la esperanza y la caridad" 42 • En la sagrada liturgia hace- sí mismo, mientras cone'entra directamente su atención sobre
mos explícita profesión de fe, no sólo con la celebración de la excelencia de Dios, cual creador, sumo gobernador y fin de
los divinos misterios, con la realización del sacrificio y la ad- todas las cosas, es el que los antiguos llamaban penthos, com-
ministración de los sacramentos, sino también recitando y can- punctio, compunción: sentimiento general ·constituído por la
tando el símbolo de la fe, que es como el distintivo y la en- humildad, por el arrepentimi•ento y dolor de las propias ofen-
seña de los cristianos, con la lectura de los otros documentos sas y deficiencias, por el desprecio de sí mismo, atemperado
y de las sagradas letras escritas por inspiración d'el Espíritu por la confiada consideración de la misericordia de Dios 44 • La
Santo. Toda la liturgia tiene, pues, un contenido de fe católica, liturgia es un óptimo campo donde naturalmente g'ermina la
en cuanto atestigua públicamente la fe de la Iglesia ... Lo mis- compunctio. Valga a •este propósito la anécdota de un antiguo
mo debe decirs'e también cuando se trata de las otras virtudes asceta palestinense:
teologales: "en la fe ... , en la esperanza y en la caridad rogamos
siempre con deseo continuo" 43 • En conclusión, es bien fácil "Un hermano encontró a uno de :os ancianos de la laura de Sou-
notar ,que en la acción litúrgica, el ejercicio de la fe, de fa es- cas cerca de Jericó, y le preguntó: "¿Cómo está, padre?". El ancia-
peranza y de la caridad para con Dios es eminente y continuo n01 respondió: "Mial". El hermano le dijo: "Por qué, abad?" El an-
y que esa característica no puede menos de sellar profunda- ciano le dijo: "Porque durante tres años ha me pongo todos los días
mente toda la espiritualidad que se 'encuentra en la acción li- ante Dios en la oración. Algunas veces me maldigo a mí mismo porque
túrgica. digo a Dios: no tenga pieda:d de cuantos obran inicuamente; o bien:
malditos todosl cuantos se alejan de tus mandamientos, mientras que
No menos es característico, sin embargo, el hecho de que yo mismo me alejo de ellos y obro inicuamente. A veces digo a Dios:
en la acción litúrgica la fe, la esperanza y la caridad se ejer- perderás a los que dicen mentiras; y yo miento todos días. Mientras
cen tan profundam'ente porque están actuadas por la virtud en mi corazón tengo pensamientos perversos, digo a Dios: la me-
de religión y en el cuadro de la virtud de religión que se ex- ditación de mi corazón está siempre delante; d'e ti. Yo, que no ayuno,
presa directamente en la liturgia como culto. Contada entre digo: se han debilitado misl rodillas por los, ayunos. Y mientras guar-
las virtudes moral•es, que tienen por objeto establecer una cier- do rencor a mi hermano, digo: perdónanos como nosotros perdona~
ta regla en las acciones humanas, la religión es considerada mos. Mientras no pienso en otra cosa que en comer mi pan, digo:
por todos no sólo la mayor entre las virtudes morales. sino me he. olvidado de comer m11 pan. Y o, que duermo hasta la mañana,
también la más teológica y desinteresada o teocéntrica. Preci- digo en el salmo: me le:vantié a media noche para alabar tu nombre.
Sin tener compunción alguna, digo: dolorido estoy y gemidos y lá-
samente, porqu•e las acciones humanas que ella regula son aque- grimas han sido mi pan día y noche. Lleno de orgullo y de como-
llas donde se expresa nuestro deber para con Dios como sumo didad carnal me hago el ridículo cuando canto: mira mi humildad y
creador, gobernador y fin de las cosas. Desde el punto de mi dolor y perdona todos mis pe,cados. Soy tardo, y digo: mi' cora-
vista del ejercicio de las virtudes morales aparece también cla- zón está dispuesto, ¡oh Dios} En una palabra, toda mi liturgia y mi
ro cómo la liturgia en el binomio hombre-Dios se concentra oración se vuelve contra mí en improperio y en vergüenza." El her-
más directamente sobre Dios que sobre el hombre, ya que, en- mano le dijo: "Creo, padre, que David ha dicho todo esto por sí
tre las mismas virtudes morales, da enorme relieve a aquella mismo". Mas el anciano J.e• contestó gimiendo: "¿Qué cosa decís, her-
que, entre todas las demás, está más directamente concentra- mano?; ciertamente, si no observamos aquello que cantamos, camina-
da en Dios y cuyas características son: los sentimientos de mos hacia la perdición".
42 SAN AGU.ST'ÍN, TiJnichii<iif,ion c.3. •• Cf. l. HAUSHE.RR, Pentho·s. La doctrin'e d.<J la cornponctio:n da.ns
.. SAN .l\qp,srtN, Ep. 130 ad Probam 18; ene, Mediator )J,e~ n.46,47. Z'Orient ohrétien (Roma 1944) .
c.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 665
664 P.5.ª LITURGIA Y VIDA
la vida extralitúrgica y. por lo mismo, al ejercicio de las obras
El P. l. Hausherr, que transcribe el episodio 45 , observa de caridad para con el prójimo y de todas las otras virtudes
que 'este asceta, que tomaba en serio la liturgia, no encontraba morales en la vida práctica.
en ella sino ocasiones de é~tasis y que el buen anciano cier- Esto, por motivos diversos. Ante todo, por comenzar por
tamente exageraba, al menos en un punto: su estado, esto es, el más genérico, porque la liturgia tiene continuamente pre-
cuando decia qu•e no tenía compunción. Todo el pasaje, en efec- sente ante los ojos lo que puede s'er llamado el cuadro general
to, demuestra lo contrario. Y es un exponente de cómo la li- completo de la situación religiosa del hombre en el justo equi-
turgia puede nutrir maravillosamente ese estado de ánimo. Su- librio de la parte que mira al mismo hombre y a Dios: crea-
poniendo, naturalmente, qu•e se tome la liturgia en serio. Del ción, 'elevación, paraíso terrenal. caída, naturaleza corrompida,
mismo modo que hay que tomar en serio el ejercicio de la lla- pecado, novísimos, diablo, debilidad del hombre, necesidad de
mada oración mental o meditación ascética, para hacer de ella la gracia, restauración sólo en Cr1sto, fin de la vida cristiana:
un verdadero dinamismo de fu•erza moral y de práctica efec- , revestirse de Cristo, imitar a Cristo, per iprsum, cum ipso et in
tiva de la virtud. ipso, comunión de los santos, sentido comunitario y concien-
La fuerza moralizadora de la acción litúrgica con vista al cia profunda del cuerpo místico de Cristo. Y en todo esto ve
ejercicio de las obras de caridad para con el prójimo y de las la necesidad de la cooperación y del esfuerzo ascético. En este
virtudes morales en la vida práctica.-Es innegable que la ac- esfuerzo el fiel es siempre advertido de que nada aproV'echaría
ción litúrgica considerada en sí misma desde el punto de vista si no se apoya en Cristo y si no es simplemente como un áto-
del ejercicio laborioso de las virtudes teologales y morales, tie- mo, aunque consciente y libre, trasladado a la gran corriente
n'e sus límites. El mismo ejercicio de la caridad teológica es, de vida divina que desciende de Cristo al mundo y del mundo
en cierto modo, limitado en la acción litúrgica, porque la ca-
por Cristo sube a Dios. Esta visión es portadora de un gran
ridad ejercida allí recae, sobre todo, en Dios mismo, objeto dinamismo, porque lleva consigo la certeza de la esp'eranza y el
primario de esta virtud teológica. Las criaturas amadas por
optimismo de nuestra participación comunitaria en la victoria
Dios, objeto secundario de la misma virtud, también son, aun-
de Cristo.
que en s'egundo plano, objeto de amor en ia acción litúrgica,
pero en la forma de plegaria, de augurios, de deseos. Falta, En segundo lugar, la liturgia está llena de virtud morali-
por el contrario, en la acción litúrgica el ejercicio de las obras zadora de la vida entera, incluso extralitúrgica, porque, donde
externas de caridad y de misericordia para con el prójimo, es- quiera, se hace presente la necesidad del esfuerzo ascético, la
pecialmente para el simple fi'el, ya que el sacerdote, al dirigir práctica de las virtudes incita y ruega a Dios concieda las fuer-
aquella acción, realiza, en modo eminente, tares virtudes en la zas para realizarlo. Y hace esto la liturgia considerando la
administración de los sacramentos, enseñando y dirigiendo la práctica de la virtud, tanto como preparación necesaria para
oración. Mas quedan también para el sacerdote muchas otras una participación digna en la acción litúrgica, cuanto como con-
obras d•e caridad para con el prójimo, que ha de ponerlas en secuencia necesaria de haber tomado parte •en ella. Esto que
acto y que no se ejercen en la acción litúrgica. Principalmente, puede llamarse catequesis psicológico-moralizadora de la litur-
el ejercicio de muchas virtudes morales no puede realizarse más gia, es cosa de gran importancia en ella, tanto que lo tien'e
que ren un modo poco relevante en la misma acción litúrgica, siempre presente, como pruébalo el hecho fundamental de la
como el ejercicio de la penitencia, de la castidad, de la tem- dimensión moral y empeñativa de todo signo litúrgico, como
planza, de la obediencia, de la humildad, de la fortaleza, en ya s'e ha explicado. Particularmente: los períodos antes de las
sus formas de valor, pers•everancia, etc. fiestas, como la Cuaresma, el Adviento y las vigilias, tienen por
Reconocer estos límites, ¿equivale, tal vez, a decir que la fin principal la preparación moral de toda la vida del cristiano
acción litúrgica no tiene notable eficacia moralizadora en re- con vistas a la celebración digna de la próxima fiesta. Por
lación con la práctica de las obras de caridad y al 'ejercicio lo mismo, el tema de las obras buenas que se han de realizar
de otras numerosas virtudes morales fuera de la religión, y que, está en ella fuertemente puesto de relieve. Uno de los grand'es
por lo mismo, la acción litúrgica no tiene fuerza moralizadora temas de las postcomuniones es la oración a Dios para que la
notabl'e en la práctica ordinaria de la vida? Nada de esto; pues participación en 'el sacramento, realizada ahora, conceda a los
es cierto que la misma acción litúrgica, a pesar de los límites fieles una vida virtuosa correspondiente a las exigencias del
predichos, posee una fuerza moralizadora eminente respecto a ser cristiano, para poder luego llegar felizmente un día al fin
de la misma vida en la visión beatífica. Otro t'ema grande,
45 !bid., p.46ss. especialmente de la liturgia de los santos, es el de la imitación
666 P.5.ª LITURGIA Y VIDA
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 667
de sus virtudes y de sus trabajos por la causa de Dios 46 • Otro por la de Dios. Notemos que el mismo Santo Tomás ha se-
ejemplo típico de la ÍU'erza moralizadora de la liturgia son las ñalado (a propósito de la magnificencia, mas la cosa vale lo
exhortaciones que acompañan al rito de las ordenaciones sa- mismo para la magnanimidad) esta relación psicológica: "La
gradas (imítamini quod tractatis), de la consagración de las magnificencia tiene por fin realizar cosas grandes. Las obras
vírgenes, de la bendición de los abades, de la profesión mo- realizadas por el hombre están ordenadas a un fin. Mas nin-
nástica. Sin contar, naturalm'ente, fos numerosísimos pasajes gún fin de las obras humanas es tan grande como el honor
escriturísticos leídos en la acción litúrgica, que contienen, y de Dios. Y por lo mismo la magnificencia hace obra grande,
con frecuencia son esencialmente amonestaciones morales pues- sobre todo en orden al honor de Dios. Por lo cual el Filósofo
tas directamente •en relación con la situación litúrgica que se dice en el libro IV de la Etica: que gastos honorables son,
realiza 47 • ant'e todo, los que miran a los sacrificios divinos. El hombre
Nueva razón de que la misma acción litúrgica posee una magnífico piensa, ante todo, en esto. Por eso la magnificencia
forma psicológica-moralizadora muy seria es que en la litur- está unida con la santidad, porque sus efectos van dirigidos
gia, y en la espiritualidad litúrgica en general, la nettsidad principalmente a la religión, es decir, a la santidad" 49 • Hay
de la acción moral durante toda la vida es propuesta desde el que añadir que el motivo esp'ecíficamente religioso del honor
punto de vista del motivo específico del honor y del home- y del homenaje de Dios puede ser utilizado y efectivamente lo
naje que se ha de rendir a Dios, que es, precisamente, el mo- es no raras veces, como dinamismo y palanca psicológica con
tivo propio de la religión. Ahora bi•en, este es el motivo más vistas a imbuir al hombre •en la práctica de las virtudes y en
noble, más desinteresado y el más psicológicamente eficaz con el ejercicio de la caridad. Esto se realiza, ante todo, en una
vista a la acción. Es sabido cuán importantes sean en la vida espiritualidad netamente encentrada sobre la liturgia, princi-
moral los motivos psicológicos para animar y sostener el es- palmente en su función moraiizadora y de incitación al ejer-
fuerzo: "por ej'emplo, la magnanimidad nos induce y nos da cicio de toda especie de virtud en la vida práctica.
valor para el esfuerzo, entusiasmándonos" 48 • Mucho más alto La consideración precedente está unida con otra observa-
y más inmediatamente adaptado a las exigencias sobrenatura- ción, que converge también a ·hacer entender mejor la verda-
les de nuestro progreso moral es el motivo de la virtud d'e re- dera fuerza moralizadora de la liturgia. Y es que en la litur-
ligión: nuestras obligaciones para con Dios y el honor que gia, como en la misma Escritura, los motivos inmediatos de
le es debido. Q,ui gloriatur in Domino glorietur; es decir, dar cada una de las acciones morales se toman habitualmente no
un gran auxilio a nuestro esfu•erzo moral, considerar la per- tanto de la consideración filosófico-ontológica de la natura-
fección que debemos conseguir, no sólo como una grandeza leza de las cosas, cuanto de la historia sagrada, es decir, de
humana digna de alabanza, sino como una realización en la las intervenciones concretas y libres de Dios en el mundo, co-
que está emp•eñado el honor de Dios... Sería particularmente mo se ha explicado bastante en 'el capítulo primero de esta
interesante analizar las condiciones psicológicas de la mag- obra. Ahora bien, el motivo específicamente cristiano y la vi-
nanimidad y mostrar el poderoso dinamismo que ella encuen- sión siempre sobrenatural de las cosas es, evidentement'e, un
tra en la virtud de religión. La estabilidad y la firmeza d•e motivo potentísimo para la práctica moral y el ejercicio de las
nuestra vida moral será tanto más asegurada cuanto sea más virtudes en la vida práctica.
alto y unificante nuestro ideal, y más serena nuestra confian- Finalmente, la eficacia moralizadora die la misma acc10n
za. La religión que hace considerar •el honor de Dios, da a la litúrgica procede de la íntima conexión entre el culto y la
concentración de todas fuerzas morales del hombre el más devotio. La devotio, como se ha hecho notar en el capítulo IV
alto ideal. Y también el más desinteresado. Es esto lo que da de esta obra, es una actitud g'eneral y radical de la voluntad,
al alma religiosa su confiada 'estabilidad. Estemos seguros de siempre dispuesta al servicio de Dios y a todo lo que con-
no ser desilusionados si trabajamos no por nuestra gloria, sino cierne a su honor. Esta actitud fundamental es como el hu-
.. Véanse para estos ternlls, p.ej., el seg,undo domingo de Adviento:
mus inmed.\ato en que germina y creC'e el culto. Ahora bien,
colP-cta; prim•2ra misa de Navidad; po·scomunión; segunda nlisa de1 Navi- de esta misma actitud fundamental y esencial de la devotio es
dad: colecta; lun,,s santo: Recreta; martes de Pascua: colecta; jueves de donde proviene la fuerza y la eficacia d'e todo tipo de ora-
de Pas•eua: colecta; viernes de Pa.ccua : colecta; domingo in a.ll)fi8: c-o-
lecta; fiesta de San li'ranC'ÜH'.O Javk~r, 3 rle diciernbre: colecta; San Rai- ción, meditación y resolución con vista a la expresión efectiva
mundo de Peñafort, 23 <le enc'I'O·: colecta; San Juan Bosco: colecta. de la caridad mediante el ejercicio de las virtud'es en la vida
., Ejemplos típicos: muchas epístolas de San Pablo. Por ejemplo, do-
mingo primero de Adviento; Navidad, primera misa; Sábado Santo, vi- práctica. De este modo, siendo la acción litúrgica como culto
gilia; Pascua. Eh '21 mismo sentido pueden verse muchas lecturas del
Antiguo Testamento en las1 misas de Cuaresma. '"Ibid., 2-2 q.134 a 2 ad 2; l. ::\']ENKESIER, S. Thomas d'Aq.: Somme-
.. SANTO Tül'<IAS, Sum'ma. 2-2 q.120ss, théol. (ed. "R~vue des Jeunes") La. religion 1 (París 1932) p.333-3.5,
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P.S.ª LITURGiA Y VIDA c.21. LITURGIA Y llSPIRITUALIDAJ)
devotio en acto, más aún en sumo acto, lleva consigo al mis- cialmente las que encuentran su ocasión normal de ejecuc10n
mo tiempo y necesariament'e como una especie de dinamismo sólo fu'era de la liturgia, con vista a poder participar más ple-
general, si se quiere, pero no menos efectivo, en orden a la na, activa y fructuosamente posible en la liturgia y porque la
disposición de toda la vida en servicio de Dios como hom'ena- participación a la liturgia ya habida exige como consecuencia
je debido a ÉL Esta actitud, incluso aunque no se dirigiese so- necesaria que se practiquen tales virtudes en la vida cristiana.
bre un punto particular de ejercicio de .una virtud determina- Así, sin caer en una nociva restricción de horizontes, ni limi-
da, en el mom'ento oportuno: "fecundará todas las resolucio- tar toda la vida cristiana a la acción litúrgica, se tiene la
nes particulares que el ejercicio mismo de nuestra vida moral, inmensa ventaja de conservar la necesaria unidad de la vida
cuando es reflexivo, puede sugerirnos, y también las sobrepa- misma y de todo el esfuerzo hacia la perfección, enc'entrán-
sará a todas en cuanto al poder de progreso" M. dolo, también psicológicamente, en lo que la teología dice ser
Como se ve, el análisis de la fuerza psicológica-moraliza- el centro de la vida y la Iglesia nos propone como tal, 'esto
dora de la acción litúrgica, incluso en aquel ejevcicio de obras es, en la acción litúrgica, principalmente en la Misa.
de caridad y de virtudes morales que en 'ella no encuentran Un ejemplo elocuente del profundo influjo recíproco entre
inmediata aplicación práctica notable, nos · lleva lejos de la la acción litúrgica y 'el ejercicio de las virtudes, especialmente
opinión de alg.unos, no bien razonada por los demás, sino más las morales, en la vida ordinaria faera de la liturgia, lo da la
bien presentada como una impresión gen'eral, de que, fuera de Iglesia misma en el modo oficial en que concibe y propone a
la función estrictamente cultual de adoración y de alabanza, vivir la Cuaresma como período de ejercicios anuales y de una
la liturgia no es cosa que cae seriamente en el trabajo moral vida espiritual más int'ensa del pueblo cristiano. Vida espi-
ascético del hombr•e respecto a sí mismo, ni en el apostólico ritual más intensa que, teniendo su fuerte centro de irradiación
y caritativo respecto a los demás. y de atracción en la misma acción litúrgica durante este pe-
La espiritualidad litúrgica y el ejercicio efectivo de las vir- ríodo, se integra, sin embargo, según la m'ente de la Iglesia,
tudes en la vida práctica extralitúrgica.-Pai;a completar este con una amplia práctica extralitúrgica de toda clase de vir-
cuadro del ejercicio ascético de las virtudes teologales y mo- tud, principalmente de la virtud de la caridad para con el
rales en el clima de la espiritualidad litúrgica, basta añadir que, prójimo (la limosna es muy enc'omiada desde este punto d'e
después de cuanto s'e ha dicho sobre lo que lleva. consigo la vista) y obras de penitencia, templanza, perseverancia, encen-
misma acción litúrgica en orden a este ejercicio, la espiritua- tradas principalmente sobre el ayuno. Semejantes a la Cuares-
lidad litúrgica como tal admite y tiene cuenta, naturalmente, ma, desde este punto de vista, son, en el espíritu de la Igle-
de la necesidad de un 'extenso ejercicio de las virtudes teolo- sia, los períodos de las cuatro témporas y las vigilias.
gales y morales en el campo eX"tralitúrgico. No es necesario in-
sistir, una vez más, sobre el hecho de que en la •espiritualidad
litúrgica se considera enteramente que la acción litúrgica mis- Conclusión.
ma no agota toda la vida del cristiano; que la espiritualidad
litúrgica no es una espiritualidad qu'e tiende a consistir úni- Como c.uudusión de este artículo sobre el esfuerzo ascé-
camente en la acción litúrgica, sino una espiritualidad en la tico en el clima de la espiritualidad litúrgica, puede afirmarse
que el espíritu de la liturgia, sin suprimir en modo alguno el tranquilamente que la liturgia misma y la espfrítualidad que se
ejercicio de las virtudes en la vida extralitúrgica, sin 'embar- encentra en 'ella, por su misma naturaleza, llevan consigo un
go lo profundiza y renueva. grandísimo ejercicio de las virtudes teologales y morales y,
Mas, ¿qué cosa quiere decir que en el clima de la espi- por lo mismo, suponen un esfuerzo ascético sumamente empe-
ritualidad litúrgica, incluso el ejercicio laborioso de las vir- ñativo y eficazment'e moralizador durante toda la vida. La li-
tudes teologales y morales, fuera de la acción litúrgica, está turgia y la espiritualidad litúrgica, mostrándose por todas par-
absorbido por el espíritu de la liturgia? Quiere decir, una vez tes, como hemos tenido ocasión de revelarlo, fuertemente teo-
más, ante todo, que •este ejercicio extralitúrgico es conside- logales y teocéntricas, no son quietistas, ni "est'etizantes", ni
rado psicológicamente como preparación necesaria a la pró- ·abstraen del sano realismo de la vida práctica. Teniendo los
xima participación activa en la liturgia y como prolongación ojos siempre fijos en Dios no olvidan al hombre ni a sus debi-
y consecuencia necesaria de la participación activa ya reali- lidades; antes, al contrario, pretend'en sanarlo y perfeccionar-
zada. Fuera de la liturgia y en el cuadro de los d'eberes del lo, induciéndolo, precisamente, a un profundo concentramien-
propio estado, se practican todas las virtudes cristianas, espe- to en Dios.
Si de todo esto han dudado algunos disidentes del movi-
oo Ibid., p.3'31. miento litúrgico, es simplement'e por el insuficiente conocimien-
670 P.5." LITURGIA Y VIDA c.21. LITURGIA Y ESPIRITUA-=L"'-ID_A_D_ _ _ _ _ _ _l_)7_1
to que tienen de la liturgia; lo . mis~o sucede ~~ algunos pre- rio al necesario y sano esfuerzo ascético personal en la vida
tendidos Iiturgistas, en su propia vida, o tamb1en en algunas espiritual? Porque la liturgia es necesaria y esencialmente al
afirmaciones suyas o no claras tendencias, parecen avalorar mismo tiempo culto interno y su exteriorización. Ahora bien,
la duda predicha, incluso es posible que estos tales ni siquie- el culto interno, en sí mismo considerado, no está sometido
ra tengan ideas claras sobre las cuestiones generales de es- a medida ni en él puede haber exceso, más aún, su medida es
piritualidad. Urge cuanto antes disipar estos equívocos, para el no tener medida, porque el hombre jamás puede honrar a
que todos puedan acudir sin restricción y beber largamente en Dios cuanto lo requiere su dignidad. Aquí no pueden existir
la "fuente primera del verdadero espíritu cristiano" excesos. Mas la exteriorización del culto interno-como la
Alguno dirá: mas, ¿no pued•en, al menos, existir peligros exteriorización de la misma caridad--está sometida a recta
en la espiritualidad litúrgica, en sentido estetizante o ritualista, medida, según lo requiere la misma naturaleza del hombre,
o de insuficiente empeño moral? A esto se responde simple- las prescripciones de la Iglesia, las circunstancias de persona,
mente que •en todo aquello_ que entra algo humano, puede haber de lugar y de tiempo. Aquí puede haber abuso tanto por ex-
algún peligro para el hombre que puede abusar de todo; que, ceso como por defecto. En cada caso ha de intervenir la pru-
incluso, en toda cosa donde hay algo humano, existen, efecti- dencia que regule la exteriorización del culto y, según los cri-
vamente, peligros específicos para •el hombre que puede abusar terios predichos, impida el abuso. El culto externo está al
de ellos; mas él ha de evadirlos. De esto no está excluida la servicio del interno, como su expresión y su incitamiento.
misma Misa ni los sacramentos, incluso en lo que tienen de Quien en la situación concreta de sus propias circunstancias
institución divina. Tanto más habrá qu'e decir esto de toda no se sirve del culto externo de modo que él sea medio para
espiritualidad, entendida como concretización particular de me- expresar y para excitar mejor su culto interno, abusa del cul-
dios comunes para tender a fa perfección cristiana. En el pla- to externo.
no histórico sucede inevitablemente que alguna p'ersona, efec-
Las amonestaciones que algunos se complacen en dirigir
tivamente, cae.
a. los entusiastas de la liturgia tienen, pu•es, su firme funda-
Toda espiritualidad ha encontrado, si no propiamente sus mento; como tampoco carecen de fundamento aquellas que
censores, al menos quien con <insistencia ha pu'esto de relieve
otros dirigen a los entusiastas de otras espiritualidades a fin
los peligros propios de cada una. De este modo, no ha fal-
de que no caigan en el moralismo, en el psicologismo, en d
tado quien, a propósito de cierta espiritualidad que insiste
directa y notablemente sobre el aspecto de autodeterminación introspeccionismo, en el experimentalismo y en el individua-
voluntaria o incl.uso voluntarística en orden a la práctica mo- lismo. Reconocemos, pues, que el peligro de exteriorismo, de
ral del bien, de la corrección d•e los defectos, del servicio apos- falta de un serio empeño moral, a veces de estetismo, puede
tólico, ha hablado de moralismo, psicologismo, tecnicismo y co- amenazar a quien, no comprendiendo la liturgia ni la espiri•
sas semejantes. Otros, a propósito de tal espiritualidad, que tualidad basada sobre ella, abusa por no usarla rectamente
intenta dirigir netamente el esfuerzo a la •experiencia mística, Para evitar tal peligro basta comprenderla y vivirla en serio.
han hablado de introspeccionismo, de experimentalismo y co-
sas por el estilo. A propósito del uno y del otro tipo de es-
piritualidad s'e ha hablado con frecuencia de individualismo y 4. LA MÍSTICA y LA ESPIRI1UALIDAID LITÚR'GICA
de falta de sentido eclesial comunitario en la piedad. ¿Acu-
saciones verdaderas? Es fáoil demostrar que no. ¿Indicio de No existe espiritualidad íntegra como doctrina completa
ciertos peligros inherentes en dichas 'espiritualidades para quien del modc de tender a la perfección cristiana que no deba
no sabe usar bien de ellas, aunque no precisamente necesarios? ocuparse del aspecto místico que esta tendencia reviste o pue-
No creo que quien lo reconociese faltaría necesariamente al de revestir. No es misión nuestra exponer ex professo el con-
respeto para con dichas espiritualidades, o, al menos, dismi- cepto de mística y su parte especifica en el desarrollo de la
nuiría su valor real. Lo repito: toda cosa que tiene algo de hu-· vida cristiana. Dejando aparte o apenas insinuadas, si ocu-
mano, lleva consigo peligros para el hombre que pued'e abu- rriese, las cuestiones discutidas entre los teólogos católicos
sar de todo. Así también para la espiritualidad oficial y fuera en este campo, partimos de los puntos aceptados por todos
de serie de la misma Iglesia. y aclaramos las cuestiones que ellos plantean en la espiritua-
¿Por qué esta posibilidad de abusos en la misma liturgia, lidad litúrgica.
no menos que, bajo otros aspectos, en cualquier otro tipo de
espiritualidad, en sentido de exteriorismo y estetismo contra-
672 P.5. ª LI1URGIA. Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 673
resa, y mucho menos aún San Juan de la Cruz 5 •2 • Más aún, muestra su industria, sino sólo recibir lo que le dan, como acaece en
parece: que lo que ellos afirman sobre los actos y los estados las iluminaciones e ilustraciones o inspiraciones de Dios. Aunque aquí
libremente recibe la voluntad esta noticia general y confusa de Dios,
místicos y especialmente sobre el modo en que el hombre ha
solamente es necesario para recibir más sencilla y abundantemente esta
de comportarse tanto para prepararse a ellos, cuanto para no divina luz, que no se cure de interponer otras luces más palpables
poner obstáculos cuando Dios los concede, sea notablemente de otras luces o formas, o noticias o figuras de discurso alguno; por-
contrario al estilo de la liturgia. Se trata especialmente de las que nada de aquello es semejante a aquella serena y limpia luz. De
advertencias que ellos dan a cuantos comienzan a recibir la donde si quisliere entonces e,ntender y considerar cosas particulares,
gracia de la contemplación mística, cuando se comienza a ex- aunque más espiritua'es fuesen, impediría la luz limpia y sencilla
perimentar aquello que Santa Teresa llama oración de quie- general del espí:ritu, poniendo aquellas nubes en medio; así como el
tud, que es el primer paso en el estado místico propiamente que delante de los ojos se le pusiese alguna cosa en que tropezando
dicho. Es el momento en que la meditación discursiva comien- la vista, se le impidiese la luz y vista de delante.
De donde se sigue ciare; que, como e'! alma se acabe de purificar
za a ser penosa, porque el alma es llamada cada vez más a y ·vaciar de todas las formas e imágenes aprehensibles, se quedará
un modo de conversar con Dios mucho más simple, como en en esta pura y sencilla luz, transformándose en ella en estado de
una simple mirada amorosa y reposada sobre Él, sin ninguna perfección, porque esta luz nunca falta en el alma, pero por las for-
noticia distinta de objetos particulares, sino en una simple mas y velos de criatura con que el alma está velada y embarazada,
atención amorosa general sin esfuerzo de sentidos, imagina- no se le infunde; que si quitase estos impedimentos y velos del todo
ción o discurso del entendimiento. Entonces se recomienda (como después se dirá), quedándose en la pura desnudez y pobreza
ante todo al alma a no entremeterse en razonamientos, ora- de espíritu, luego el alma, ya sencilla y pura, se transformaría en la
ciones vocales, imaginaciones determinadas, actos de volun- sencilla y pura sabiduría, que es el Hijo de Dios. Porque faltando
tad sobre objetos determinados y precisos, y mucho menos lo natural al alma enamorada, luego se infunde de Jo divino, natu-
ral y sobrenatural. porque no se dé vacío en la naturaleza.
actividad determinante de los sentidos. Sino que, reconocidos Aprenda el espiritual a estarse con advertencia amorosa en Dios,
los signos veraces de la llamada, se aconseja a dejar el ca- con sosiego de entendimiento, cuando no puede meditar, aunque le
mino de la meditación discursiva y de estarse tranquilo en parezca que no hace nada. Porque así, poco a poco, y muy presto,
aquel conocimiento general confuso de Dios, el cual es un se infundirá en su alma el divino sosiego y paz con admirables y
acto vital bastante superior a los demás. Recuérdese, por subidas noticias de Dios, envueltas en divino amor. Y no se enfro-
ejemplo, el pasaje siguiente de San Juan de la Cruz: meta en formas, meditaciones e imaginaciones, o algún discurso; por-
que no desasosiegue al alma y la saque de su contento y paz, en lo
"De manera que muchas veces se hallará el alma en esta am~ cual ella recibe desabrimiento y repugnanci.a" 53 •
rosa o pacífica asistencia sin obrar nada con las potencias, esto es,
acerca de actos particulares, no obrando acti:vamente, sino sólo re- A este pasaje y a tantos otros del mismo estilo, añádase
cibiendo; y muchas habrá menester ayudarse blanda y moderadamen- la grande y bien conocida insistencia de San Juan de la Cruz
te del discurso para ponerse en ella; pero puesta el alma en ella, ya al recomendar al hombre espiritual que quiere tender hacia
hemos dicho que el alma no obra nada con las potencias; que en- la perfección, "despojar al alma de las aprehensiones natura-
tonces es verdad decir que se obra en ella y que está obrada la in- les de los objetos exteriores" y "vaciar" la imaginación o la
teligencia y sabor, que no obre en ella alguna cosa, sino solamente fantasía "de todas las formas y aprehensiones imaginarias qu~
tener advertencia el a 1ma con amar a Dios, sin querer sentfr, ni ver
nada; en lo cual pasivamente se le comunica Dios así como al que pueden entrar naturalmente en él (el sentido) " 5 4, y aplicar el
tiene los ojos abiertos, que pasivamente, sin hacer él más que tener- 03 Subirla II,13 n.2-4 (ed. crít. del P. CRISÓGO!\O DFl JES(:s, Vida y
los abiertos, se le comunica la luz. Y este recibir la luz que sobre- obras rte San¡ Ju,an de la Cru.~, ed.3 [M.adrid 1955], Sub~da II,15 n.2-5
naturalmente se le infunde, es entender pasivamente, pero dícese que p.595ss) .
., Sub>da II,12 (ed. crít. p.582ss.) Del despojar,,·e el alma de las apre-
no obra, no porque no entienda, sino porque entiende lo que no le hensiones d3 los signos exteriores trata el libro 1 de la Subida; del vaciar
la fantasía trata el libro 2, capitulo 11. En la misma obra, libr-0 3 capítu-
02 RooRNAERT en el art. cit (p.181-182 y 167-90) ha puesto de relie- lo 34-43 (según la ed. crít. III,35-44 p. 734ss.), se habla con bast~nte •ex-
ve en las obras y en la vida de San Juan de. la Cruz y de Santa Teresa tensión de las imágenes, oratorios, iglesias, lugares, ceremonias para amo-
cuanto se refiere a su adhesión a la liturgia. C:f. también J. VILLET nestar cómo deba comportarse el hombre espiritual en todo ·3st¿. San Juan
(Bible et m&1stique chez S. JfJan de la GroiP: Études Carmelitaine~ [Roma se fija más en la tendencia a la exteriorización, al fauste> y, a veceS' tam-
1949] p. 12-18) sobre· el influjo de la liturgia en las citas bíbhcas que bién, a la superstición que en estas cosas pudo V·2r a su alrededor. Y, por
ha03 San Juan de la Cruz. Obsérvese, sin embargo, que ne> basta c¡ue uno Io mismo, más que pretender alimentar en estas cosas una profunda. de-
lleve vida coral, e> tenga gran respeto 1y1 estima geniera1 P<,>r los ritos sa- voción, únic.amente se fija en evitar los peligros de qua en estas mate-
grados 0 esté embebido en modo gener,al de un gran espiritu de alabanza rias no se haga otra cosa que alimentar los gustos sensibles de las ·cosas
a Dios' para qu~ se le pu2da llamar. ','un '.lima ~itf1r1'ica", al menos en el exteriores y visibles, lo que, en el mejor da log casos, impide U2ga.r a la
se.ntido que aq,uí entendemos la espir1tuaildad llturgi•ca. verdadf>ra unión con Dios en la desnudez del espiritu. En cuanto a la
oración en las iglesias y en los oratorios, aun reconociendo que '"21 lugar
676 P .5. • LITURGIA Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 677
mismo tratamiento de despojar a la memoria y al entendimien- primera cosa que hay que ver es, pues, si en la historia de
to discursivo, como explica en el II y III libro de la Subida. la mística existen casos y testimonios en los que la mística
Con todo esto no quiero precisamente insinuar que San y liturgia aparecen en cierto modo normalmente unidas. Estos
Juan de la Cruz, y menos Santa Teresa, retenga positivamen- casos existen y existen también testimonios indudables, los
te la franca aceptación de la liturgia como centro de vida es· cuales demuestran, por vía de hecho, que liturgia, espirituali-
piritual un camino inadaptado al desarrollo de la vida mís· dad litúrgica y mística pueden ir juntas y prosperar vigoro-
tica, por el motivo de que la liturgia, bastante ligada a los samente. Estos casos y estos testimonios, alargando y com-
sentidos, a los ritos exteriores, a las manifestaciones comu- pletando nuestra información sobre la experiencia mística, nos
nitarias de piedad, sería juzgada por ellos poco apta para ali· impiden deducir de ciertas afirmaciones, como las citadas antes
mentar aquella desnudez de espíritu que es esencial en la vida de San Juan de la Cruz, juicios y conclusiones injustificadas. El
mística. Sólo quiero hacer notar que los grandes doctores mís- caso histórico más interesante y completo de perfecta umon
ticos del siglo XVI, que con su gran concentración sobre el as- entre liturgia, espiritualidad litúrgica y mística me parece ser
pecto psicológico y descriptivo de una unión con Dios hicieron el de Santa Gertrudis. Mas, porque el de Santa Gertrudis es
progresar enormemente la doctrina mística, no han explicado qué un ejemplo de espiritualidad litúrgica que puede ser estudiado
lugar tenga o pueda tener la liturgia en esta experiencia mís· con provecho bajo diversos aspectos, me propongo tratarlo
tica. Que incluso sus descripciones psicológicas de esta ex· más ampliamente en el capítulo siguiente. Aquí recurriré a otros
periencia plantean con razón una verdadera cuestión en torno testimonios.
a la compatibilidad entre mística y vida litúrgica y comuni· Ahora bien, entre éstos existen algunos antiguos y moder-
taria, plenamente aceptada. nos, consistentes en descripciones psicológicas de actos y es-
tos místicos experimentales, tan característicos, que no dan
Un texto de Casiano. lugar a la duda más mínima sobre el hecho fundamental de
la perfecta posibilidad del acto de contemplación mística pro·
Para resolver esta cuestión tienen, evidentemente, capital píamente dicha en la misma acción litúrgica comunitaria, mien-
importancia, como siempre cuando se trata de mística, la ex· tras el místico toma en ella parte activa con un comporta-
periencia y el testimonio preciso de los mismos místicos. La miento exterior perfectamente normal. Ante todo transcribo
aquí y analizo un texto de Casiano, tomado de la confe-
conveníen~e y destinado a la oración sean las iglesias Y' los oratorios, y rencia X ( c.11) , donde refiere la conferenda segunda del
para la unagen de motivo" (III,30,1; ea;.,crít. 111,40,1 p. 744) no se
cama de aconsejar al J1ombre '2spiritual de elegir para asunto ta~ impor- abad Isaac sobre la oración. El texto trata directamente de
tante "aquel lugar que menos ocupe y distraiga el sentido". "Y así no ha
de ser lugar ameno y deleitable al sentido (como ;,uelen procurar algunos), aquella que Casiano llama oración perfecta, que representa
porqu2, en ve,z, de recoge'r a Dios el esriiritu, no pare en recración y gusto para él el culmen mismo de la contemplación mística. Tén·
Y sabt>r de! sentido. Y por eso es bueno lugar solitario, y aun áspero, para
que el esp1r1tu sólida y derechamente ,suba a Díos no impedido ní detenido gase presente el contexto general. Las conferencias IX y X
en las cosas visibles ; aunqu,~ alguna vez ayudan a levantar el espíritu, mas hablan de la oración como fin de la vida monástica. La IX
esto es olvidándolas luego y quedándose en Dfos" (ed.crít. III,39,2 p.743).
"Escoge el lugar más apartado y solitario posible... " (ed.crít. III,40,2 habla de la oración en general, de sus diversas especies y de
p. 745). "Para encaminar a Dios el espíritu en est2 género conviene ad- sus presupuestos, es decir, de la purificación ascética de toda
vertir q,ue a lCl's principiantes bien se les permite, y aun' Je-s conviene,
tener algún gust0. y jugo s2nsible acerca de las imágenes, oratorios y otra& la vida como fundamento indispensable de la oración. Se ha-
cosas devotas visibles, por cuanto aún no tie,nen destetado ni desarrimado bla de los diversos grados de oración; especialmente se hace
el paladar de las cosas del siglo, porqu~ con este gusto dejen el otro.
Como al niño que, por desembarazarle la mano de una cosa, se la ocupan alusión al más sublime de eillos: la oración "pura", pura et
c.on otra por que no Hore, dejándt>le las manos vacías. I~2ro para ir ade- sincera oratio, la oración encendida, perfecta: ignita oratio;
lante, también S<• ha de desnudar el espíritu de todos estos gustos y ape-
titos en que la voluntad puede gozarse; porqu2 el puro espíritu muty1 poco perfecta oratio (IX 25-27). La conferencia X, después de
se ata a nada de esto.s objetos, sino sólo en r,2cogimiento interior y trato haber refutado el error de los antropomorfitas, los cuales
mental con Dil>s. Q.ue, aunque se aprovecha de las imágen¡:,s y oratorios,
es muy de paso, y luego, para su espíritu en Dios, olvidado de todo lo mantenían que Dios poseía cierta forma humana, lo cual es-
sensible. Por tanto, aunque es mejo,r orar donde más decencia hubi2re; con timaban algunos de gran importancia para podérselo repre·
todo, no -obstante esto, aquel lugar se ha de escoger donde m2nos se embara-
zar'? el sentido, y el espíritu <le ir a Dios" (ed.crít. III,39,1 p. 743). Está sentar en la oración, habla de un camino fácil, muy recomen-
también el hecho de que San Juan no habla de la oración litúrgica ni dado, el de las oraciones jaculatorias, por las que se puede
de los sacramentos y ceremonias, etc., sin.e> en relación al peligr·o que pue-
de'n tener d2 alimentar los gustos sensibles de cosas exteriorres y visibles, llegar a un grado altísimo de oración: pura et brevis oratio.
e impidan así la desnudez deJ espíritu ne,cesaria a la verdadera contem- Recomienda a este propósito el verso: Deus in adiutorium
plación. Cf. también, p.ej., SANTA TERESA, GamWla tJe perfección 26-
20.31. meum intende, que puede servir para realizar en cierto modo
c.21. LITURGIA Y ESPffiITUALIDAD 679
_6_7_8~~~~~~~~~-P.~5.• LITURGIA Y V_ID_A~~~~~~~~~~-
la oración perpetua, la iugis oratio, esto es, un estado en que plicables del espírrtu, y con una alegría de corazón superior a todo
encarecimiento. Es, fin:1lmente, una oración a Dios con gemidos inena-
el alma con grandísima frecuencia, renovando siempre en sí rrables, suspenso y levantado el ánimo sobre lo material, visible o
la conciencia de la presencia de Dios: perpetua Dei memoria, sensible."
se eleva continuamente a Él con una oración breve y puré:J
Todo esto, naturalmente, presupone la purificación moral de Muchas cosas notables hay en este texto, desde el punto
la vida en el esfuerzo ascético. de vista que aquí nos interesa. Notemos ante todo que el pa-
Al llegar a este punto vuelve nuevamente a hablar de la saje quiere indicar enteramente cómo el monje puede subir al
oración perfecta, como del santuario interior, al cual han ser· sumo grado de la oración perfecta, de la cual se trata preci-
vido \orno de introducción todas las nurificaciones y orado· samente en el último párrafo de este texto. Oración pura, de
nes precedentes. la que había hablado en la conferencia IX, 25-27; oración en-
cendida en el arrobamiento del alma:- excessus mentis, por en-
"Los que en tan dichoso estado1 (de la purincación y de la per- cima de las imágenes y de las palabras. Es evidente que se
petua memoria de Dios) poseen la simplicidad de la inocencia y la trata de oración contemplativa y propiamente mística en un
virtud de la prudencia, bien pueden ahuyentar las serpientes y su-
jetar a Satanás bajo sus pies. Con la alegría y fervor interior, lige-
grado altísimo, como lo demuestra la des :ripción que Casiano
ros como gamos, subtrán y se apacentarán en los montes proféticos hace de ella en el capítulo 25 de la conferencia IX, donde le
y apostólicos, es, a saber, en los sacramentos y misterios más subli- atribuye las notas siguientes: de hecho sólo es conocida por
mes. Bien dispuestos y esforzados con tan soberano manjar, de que pocos 55 ; conocible sólo por experiencia ,5f6; por experiencia no
siempre se nutren, se habilitan para penetrar el íntimo sentido de los discursiva, sino de tipo intuitivo, con noticia general, sin ob·
salmos, que ·en adelante recitan, no como compuestos por el Salmis- jetos particulares 57 ; no se distingue o caracteriza por sonido
ta, sino como una plegaria personal de que el mismo que ora fuera de voces, movimiento de la lengua o pronunciación de pa-
el autor. Al menos piensa que también se han compuesto expresamen- labras '58 ; es infundida por la ilustración de la luz divina 59 ;
te para él; pues conoce que lo que significan no solamente se realizó
en la persona del Profeta Rey, sino todos los días se está cumpliendo en otra parte se indica el carácter repentino e improvisado de
en otras almas. esta ilustración, que hiere la mente: stupor subitae illumina-
Entonces entendemos mejor la Sagrada Escritura y, en .cierto tionis 'ºº; dura poco 61 ; el alma cuando la recibe sale como fue·
modo, se nos descubren sus venas y misteriosos sentidos, cuando ra de sí, y cuando cesa, retorna en sí; in semetipsum rever-
nuestra experiencia, no so'.amente percibe, sino se adelanta a sus sam, y a su modo ordinario de discurrir; pero tampoco enton-
noticias, no por lo que lee en los intérpretes, sino por lo que siente ces puede analizar con el raciocinio su experiencia ni hablar
en su interior. Tocados y movidos del mismo afecto y espíritu con de ella, porque permanece inefable.
que el salmo primariamente se cantó y escribió, como si fuéramos
autores de él, nos adelantamos a su inteligencia, sin que nadie nos En otra parte indica Casiano algunos de los efectos que
la explique. Sintiendo primero la virtud de esas palabras que su sig- causa la oración ardiente: a veées la gloria que infunde al
nificación, al meditarlas nos vendrá a la memoria lo que ha pasado alma es tan grande y de tal naturaleza que la hace salir ex-
y pasa cada día en nuestros corazones; mientras las cantamos vamos clamando, suspirando y grit<¡mdo de tal modo que no puede
advirtiendo qué efecto ha hecho a nuestro interior la negligencia o contenerse; otras, por el contrario, se queda el alma con tm
la diligencia, lo que recibimos de la divina bondad y lo que el ene- grande estupor y permanece en un profundo silencio que !a
migo nos arrebata, los daños del descuido, los engaños y las pér- impide o le quita toda palabra y la deja sólo en una inefable
didas de nuestra ignorancia y fragilidad.
En los Salmos, pues, hallamos explicados todos estos efectos,
conversación encendida con Dios; en otras, sólo las lágrimas
viendo ahí, como en espejo purísimo, lo que pasa por nosotros. De pueden, en algún modo, dar algún alivio a la gloria del
este modo enseñados, no los percibimos como cosa meramente oída, alma 6'2 •
si;io •experimentada y tocada por nuestras manos; no como historia
ajena por primera vez oída, sino como algo propio de la misma na- "" Perpaucis cognitam,. Cf. también, X,10.
turaleza d.e nuestras acciones, conocido por el afecto interno de nues- ,,. Cf. X,9.
57 Omnem train..iaendew& h11manurm se1n8nm ... conglobatis sensibus ...
tro corazón, penetrando así' sus sentidos, no tanto por la lección del
"" NuUo non diC'a Bono vo'Cis, vel linguae m-otu, ve! ulla verborum pro-
texto, cuanto por nuestras propias obras y experiencias. nu1wtiatione disPiniguitur ... ,mens ... now hu.manis atque ang·ustis designat.
Con esto, mediante el favor de Dios, subirá nuestra alma a aquel eloquiis.
"" ... quam 1nen1s injusio1nie caelestis illius luminis illustrata, njorv human~s
grado de oración prefectísima de que hemos hablado en los capítu- designat eloqu.Hs.
los pasados. No embaraza a esta oración la imaginación sensible, y oo IX,27.
no depende de sonido de voces y palabras, sino de una continua y "' ... in illo b1"e1v•issimo temporis ;puncto,,.
fervorosísima atención del entendimiento, con e'Xcesos y éxtasis inex• "IX,26,
'
680 P.5.ª LITURGIA, Y VIDA
C.21. LITUI~CIA Y ESPI~ITUALIOAO GSl
En el fondo, como se ve, la oración ardiente indica para
Casiano aquellos breves momentos en que el alma, bajo el es claro que se trata de una oración éle naturaleza propiamen-
influjo de una gracia particular de Dios, elevándose sobre su te mística. Pruébalo esencialmente su carácter personal. 't':xpe-
mismo estado hahituul, incluso sobre la memoria continua de rimental, intuitivo, que trasciende y precede el conocimiento
Dios, y en cierto modo sobre la oración continua, alcanza el simplemente discursivo, •en que el alma, bajo el influjo actual
culmen de la unión actual con Dios. de la gracia mística, canta los salmos como si hubiesen sido
En el capítulo 26 de la conferencia IX de Casiano habla compuestos por él, porque la verdadera fuente de donde le
de las diversas ocasiones que pueden dar origen a esta ora- viene la inteligencia profunda d'e sus palabras es su misma dis-
ción ardiente. El terreno natural donde nace es la compunctio, posición armónica interna que precede a la pronunciación de
en el sentido amplísimo de los antiguos. Por eso las causas la boca y al asentimiento conceptual discursivo del entendi-
diversas que dan origen a compunciones diversas son otras miento. Las palabras de los salmos suscitan entonc't':s en el
alma ecos de vida por encima de los simples conceptos del
tantas ocasiones por las cuales: "el alma inflamada y encen-
razonamiento en la búsqueda de explicaciones y de compren-
dida es incitada a las oraciones puras y fervorosísimas" ta,
siones. Aquí s'e realiza la suma personalización de la Escritu-
Entre estas ocasiones se notan: las exhortaciones y las con- ra en la acción litúrgica. El mismo canto, como un espejo ex-
ferendas espirituales; la muerte de una persona amada; a ve- traordinario, viene a ser para nosotros un indicio vital de nues-
ces la oración ardiente toma su origen del mismo canto de tro estado, en el que el alma no sólo escucha, sino ve y palpa
cualquier verstllo de los salmos: "a veces, en efecto, mientras sus propias relaciones más íntimas con Dios.
cantábamos, el versículo de algún salmo ha dado en nosotros Pu'ede preguntarse si, según Casiano, la oración de los sal-
ocasión a la oradón ardiente" !:l 4 , Nótese bien la conexión en- mos ahora descrita sea simplemente la misma que la oración
tre la oración ardiente y la participación activa normal en t>l perfoctísima u oración encendida de que habla al fin del mis-
canto de los salmos. "A veces, por el contrario, ha sido la mo texto, o bien si la oración encendida sea para él una for-
modulación de la voz cantora de un hermano la que ha ex- ma de oración sup•erior a la descrita en los salmos. Creo que,
citado los ánimos de los oyentes, estupefactos, a una intensa para Casiano, la oración perfectísima es una forma superior a
súplica" (is. Aquí la oración ardiente es ocasionada por la sim- la descrita a propósito de los salmos porque él insiste siem-
ple audición del canto realizado con la bel1a voz de otros. pre, cuando habla de la oración perfectísima, sobre el hecho
"Sabemos también que la recitación distinta y grave del que que ésta trasciend't': las imágenes y las palabras, mientras que
salmodiaba ha infundido gran fervor a los presentes." Estos la descrita anteriormente parece en cierto modo expresarse en
detalles particulares completan bien el texto antes citado don- las palabras mismas de los salmos. Mas es también cierto que
de se habla de la oración ardiente sólo en conexión con !a para Casiano el canto y la r'ecitación de los salmos puede ser
recitación y el canto de los salmos del mismo que es favore- ocasión por la cual se da curso amplio a la oración perfecta,
cido con ella. encendida, tanto que ésta puede realizarse en el mismo que
Por lo tanto el texto referido mira en su último análisis canta ínterdum etením psalmí cuíuscu:mque versículus occasio-
a esa suma y perfecta oración encendida. Mas él señala el nem oratíonís ígnítae decantantíbus nobís praebuit 6'6 • Creo,
desarrollo hacia este culmen de la oración perfecta como si- pues, que, para Casiano, la oración encendida es el grado su-
gue: se presupone la purificación moral ya conseguida; luego premo de oración mística, que trasciende por sí, en su simpli-
viene a ser posible la lectura y la meditación continua de las cidad, toda imagen y palabra, pero que puede suceder y con-
Escritums con verdadero aprovechamiento para el alma y el tinuar 't':n alguno mientras canta o recita los salmos y es de
entendimiento de sus misterios; a este punto, el mismo canto tanta intensidad que, a veces-Casiano piensa en el monje den~
y la recitación de los salmos adquiere una fuerza de oración tro de su celda-provoca también suspensión del habla y de
espiritual especialísima; y así se llega al sumo grado de la ora- las otras actividades del espíritu 67 •
ción ardiente. En toda hipótesis, dos cosas son ciertas 't':n la experiencia
Por lo que atañe a la oración especial que se realiza en referida por Casiano: primero, que en la participación, incluso
la fase tercera durante el canto y la recitación de los salmos, activa y normal, en la acción litúrgica puede verificarse la con-
.. con. IX,26.
•• Coll. IX,26.
?' Nonnum9uo,m vero tanto sil~tio mens s'etaretwm profunda,e ta,CJiturni-
tatis abscanaitur, ut omnem pen.itus sonum voms stup,or subitae i!lumina-
"' Nonnumquam, ete1~im psalmi C<tiscmnque versiC1tl1ts or:o'asfo,nem Ql'a· tionis i.ic'ludat omnesque sen,"'" attonitn8 spiritfü9 vel contfrrnat intrinsec<ts
tio'IYis ignitae deoantantious nobis praeouit, vel amittat (Col!. IX,27). El contexto dernue.'tra que Casiano habla del
º' !bid, monje en su celda, cuando a veces, bajo la misma gracia prorrumpe en
gemidos y clamCl'res de gozos, sentidos por el viacino de celda,
C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 683
tl.5.• t1rtmC1A. Y VIDA
chaba. Con ocas10n de una procesión del Santísimo Sacramento, mi tes que, apenas se disponía a hacer oración actual, debía rd 1-
corazón y mi esp,íritu estaban arrobados en Dios, en atención a este rarse en un lugar escondido y sentarse, pues, de lo contrario,
sacramento de amor, que no vi .quién me conducía. Tuve la vista caería en presencia de los demás. Un día, en este estado ge-
corta, de modo que caminé como una persona que ha bebido dema- neral, tuvo la promesa de los esponsales espirituales: te /111n<
siado. No sé si notaron algo ni qué cosa pudiera pensarse de ello.
En este estado creí estar en verdadera devoción, porque no supe que
mi esposa en la fe, te haré mi esposa para siempre (Os 2,19).
fuese otra cosa que rogar a Dios y servirlo frecuentando los sacra- Mi•entras tanto, en aquellas ocasiones
mentos y no cometer pecados voluntarios. Así cuando me confesé
me encontré bien justa y mi espíritu quedaba satisfecho de una con- "Me sentí atraída poderosamente en un momento, sin tener sosie-
fesión a otra. Pero el Espíritu de Dios me incitaba a confesar todas go ni poder hacer algún acto interior o exterior. Me parecía estar
mis faltas de la infancia. Como lo he dicho, queria de mí una gran toda embebida en Dios, que me quitaba todo poder de obrar... Me
pureza que yo no comprendí, ni tampoco el fin por qué la quería" 71 • era imposible detenerme en alguna cosa cuando así quería a causa
de la ocupación interna que me atraía tan fuertemente. Ella me qui-
De este modo, María, recordando más tarde aqueila pri- taba el poder de hacer oraciones vocales. Si quería rezar el rosario,
mera fase áe su vida espiritual, preparatoria a las futuras y me transportaba el espíritu y me quitaba el habla y raras veces
podía rezarlo. Lo mismo sucedía cuando quería recitar el oficio 72 •
mucho más sublimes comunicaciones de Dios, se daba cuenta Pero, a veces, el sentido de los salmos me era manifiesto con una
de la parte importante que en ella tuvo la liturgia y la partici- dulzura que no sabé expresar y, en estos casos, tuve libertad para
pación más activa posible en las ceremonias. recitarlo" 73•
En 1619, dos años escasos después d•el matrimonio, con-
traído por voluntad de sus padres, murió el marido, dejándo- En suma, aquí María se encuentra en aquel estado habitual
la con un niño de seis meses y el cuidado de una industria de que los místicos llamaron matrimonio espiritual. En él hay
seda. María siguió en adelante enteram'ente el camino de la momento de violenta y repentina atracción _hacia Dios. Esta
vida interior a donde la llamaba el Espíritu. Pero permaneció atracción le quita a veces el poder recitar oracion'es vocales,
en el mundo, en medio de las dificultades económicas, áe las el rosario, los salmos; mas, a veces, no sólo la deja en libertad
humillaciones, de fos cuidados por su hijo, de ocupaciones que para recitarlas, sino, además, le da una inefable inteligencia
humanamente absorben y distraen. Perdió prácticamente todos 'experimental de su sentido, sobre todo de los salmos. Nótese
sus haberes, liquidó su industria de seda y se retiró a una vida
de oración y penitencia. En 1620, en una visión donde se vió siempre que se trata de recitación privada. La experiencia a
como sumergida en la sangre de Cristo, f.ué llamada y entró que alude brevemente María de la Encarnación coincide bas-
decisivamente en la vida mística propiamente dicha y, desde tante bien con lo que decía Casiano a propósito de la oración
'el principio, recibió altísimas gracias. Pero, incitada todavía ardi•ente.
por el Espíritu, para humillarse más profundamente y practi- Antes de llegar al estado de unión perfecta con Dios, de
car la caridad, a partir del año 1621, ayuda y prácticamente modo permanente y en el ápice o en •el fondo del alma, siem-
sirve en los asuntos domésticos y comerciales de una gran pre tranquila en medio de toda clase de sufrimientos, hay que
industria de transporte, a su hermana y a su marido, así como pasar, dicen los místicos, a través de purificaciones pasivas
a los numerosos obreros de la industria: carret•eros y faquines. de los s'entidos y del espíritu, a fin de que las potencias sean
Estaba toda ocupada en la cocina, en los clientes, en cargar y reducidas a perfecta simplicidad y maleabilidad en las manos
descargar las mercancías en el puerto fluvial, con frecuencia de Dios en su modo de obrar acerca de las mismas cosas di-
hasta media noche, en •el arreglo de los dormitorios, en el cui- vinas. También acerca de los objetos que estas potencias, ca-
dado de los enfermos, de los almacenes, de los esrtablos y de da una a ·su modo, tienen en la Hturgia. Cuando María de
sus cincuenta o sesenta caballos, de los cuales, dice que •ense- la Encarnación, en el año 1645, escribió la segunda relación
ñábanla a estar ocupada. En medio de todo este increíble tu- de su vida, hizo algunas observaciones interesantes sobre esta
multo de cosas, donde María trabajaba día y noch'e, las gracias materia. Las purificaciones pasivas, nota María, acontecen por
de vida interior la alcanzan si'empre cada vez más profunda •el hecho de que Dios "suspende" gradualmente las operacio-
y constantemente. En su interior jamás pierde la visión de nes de los sentidos, de la imaginación, de la memoria, del en-
Dios que está siempre presente en ella. Primeram'ente se rea- tendimiento discursivo y de la misma voluntad.
liza esto muy dulcemente. Mas luego las llamadas se hacen
más intensas y violentas, con mom'entos de atraccióru tan fuer- " li.'l oficio parvo de la Virgen, que María recitaba con frecuencia.
73Relación de 1633, ed.cit. I,159. Cf. también Relación de 1654, ed.cit,
único consuelo : "La única cosa que me daba reposo era la salmodia que na a modo de fuertes y ardientes impulsos como cuando ando gi-
parecía quitar todas mis panas, y que me llenaba de tan grande gloria
interna, que el .sentido, las palabras y las frases me eran manifiestas
y a vecies a:ne daba un vuelco el corazón, y creo que mi gozo apareció '"' Relaoi:ónJ deil 1654, ed.cit. II,286.
también al exterior" (Relación. del 1633, ed.cit. J,313). "" Relación del 1633, ed.cit. I,299; Rela·ción del 1654, ed.cit. Il,286.
'" Relacñón del 1633, ed.cit. I,301-303; Relación del 1654, ed.cit,
Il,288.
888 P.5.• LITURGIA Y VIDA
C.21. LITURGIA Y P.SPIRITUALIDAJ) 689
rando por la casa, sino sient,o mi corazón dulcemente atento y an-
helando a Dios, y a veces advierto que esto es más frecuente que "Entendí en francés todo lo que cantaban y recitaban en latín
los puntos de aguja que hago: porque, como he dicho, lo encuentro en el coro. Y esto transportaba mi espíritu de modo que, si no hu-
siempre atento, incluso cuando me encuentro en medio de mis cru- biese hecho violencia externamente, hubiera desaparecido. Cantando
ces. Estas no hacen nada contra mi atención a esta divina Majestad, enardccíame y daba aire a mi espír;itu y tocaba los sentidos. Éstos
más aún, me incitan e inducen a hablarle todavía más só'gtín las ne- participaban de aquel bien, de modo que tuve grandes deseos de
cesidades en que me encuentro. saltar y aplaudir e incitar a todo el mundo a cantar las alabanzas
Cuando asisto al coro, a la salmodia, mientras una parte recita de ·un Dios tan grande, digno, que todas las cosas se consumen por
su versillo, estoy en familiaridad con nuestro Señor considerando el su amor y servicio, y a harnr como la Espos;a: alegrarse y saltar
sentido de cuanto se dice, o bien sigo la ocupación que Él me da, de gozo al re~uerdo dd espo.s¡o (Cant. 5,14), como yo gusté por la
y cuando nuestra parte recita el suyo, paso del acto interior al ex- virtud de estas divinas ,palabras. Tuve deseos de incitar a todo el
terior, y así, correspondiendo el uno al otro, no salgo de la intimidad mundo a cantar un Eructavit, para procamar las grandezas y las
con esta divina M;;¡jestad. Sin embargo no siento a tal punto la fa- prerrogativas de mi esposo, cuyas palabras eran para mí espíritu
miliaridad con nuestro Señor. a causa de la aplicación de la voz., y vida, con una exuberancia indecible.
como cuando el otro coro recita. Mas mi espíritu no es amenguado En la salmodia vi su justicia, su juicio, su grandeza, su amor,
por esto. En uno tengo la libertad de hablar interiormente y en el su equidad, su belleza, su magnificencia, su libertad, y, finalmente,
otro se necesita que la voz obre, y esto hace .que sienta m.enos lo que a los ojos de la Iglesia, su Esposa, Él tenía: sus manos tornea-
que se realiza en el interior. das llenas de jacintos (Cant 5, 14) y otras cosas más aptas para de-
Cuando me es descubierto el sentido de los salmos, o de las. otras rramar la plenitud de su pureza en las almas de sus amantes. Vi que
cosas que cantan en el coro, prende en mí una alegría que no la la bondad de este Esposo divino me había colocado en una pradera
puedo explicar, porque me siento transportada de todos modos, esto fértil y jugosa, que tenía. mi alma en buen estado y que poseía gran
reserva de estas cosas, po·rque no pude callar...
es, interior y exteriormente, por un espíritu de a~egría semejante al
Estaba mi espíritu tan lleno y fecundo de todo lo que se can-
que tenía David cuando saltaba ante el arca de la alianza. Esto me
taba en el coro, que, día y noche, éste era1 el tema de mi coloquio
sucede más especialmente en las laudes, donde todas las cosas son
con mi Esposo celestial. Y esto me ponía fuera de mí, tanto, que
invitadas, una después de otra, a alabar a Dios y deseo que mi andaba por el convento en un continuo arrobamiento. Y lo mismo
espíritu se entregue enteramente a estas divinas alabanzas. cuando estaba en el trabajo. A veces me ensimJsmaba el recuerdo
Cuando estoy fuertemente presa de mis cruces, no siento estos de la pureza de Dios y cómo todas las cosas proc.aman su gloria.
movimientos de gloria, sino sólo una simple atención en Dios, al El salmo: caeli ena1r,rant gloriam Dei, etc., tenía tales atractivos para
que hablo de mis sufrimientos, segun aquello que recitamos que, a mi alma, que hería mi corazón e incitaba a mi espíritu a decir: "Sí,
veces, es muy a propósito a lo que sufro, tanto por la conformidad sí, amor mío, vuestros testimonios son verdaderos; se justifican por
que hay que tener en la voluntad de Dios, cuanto por conseguir sí mismos, hacen sabios a los necios; enviadme por todo el mundo
fuerzas por sus promesas. En una palabra, encuentro alimento allí para enseñarlo a los que lo ignoran". Hubiera querido que todos. cono-
para todo. ciesen y gustasen las delicias que experimentaba mi alm,a. Desde
Tengo con frecuencia distracciones en la imaginación, especial- este punto mi espíritu era conducido a otro. Era una cadena que
mente cuando estoy en la cruz, porque estando entonces retirada en no terminaba. Una vez., en estos sentimientos, hablé en francés en
el fondo del alma, hablando con Dios en el modo que he dicho, con vez del latín; era mientras alababa en mí misma a la sagrada per-
gran simplicidad y sin ningún sentimiento, no pudiendo la imagina- sona del Verbo, por el que todas las cosas han sido hechas. Era un
ción alimentarse de cosas espirituales, corre de una parte a otra, re- Laudate, en los ímpetus que me causaba la salmodia" 80•
cordando diversos objetos para ocuparse en ellos. Esto me impor-
tuna mucho, aunque no tiene la fuerza de apartarme de la unión N,o nos parece insistir más. Si al leer a algunos místicos se
con Dios" 7• • saca la impresión de que la liturgia y la experiencia mística,
especialmente 'en sus grados más altos, no tienen buena ar-
Este pasaje escribiólo María de la Encarnación en 1633, monía o, que no se ve cómo puedan tenerla, leyendo a otros
en el momento mismo 'en que se. encontraba en las disposicio- corrígese esa impresión fácilmente. El ej'emplo de Casiano y
nes en él analizadas. Por lo mismo, tiene un valor documental de &Iaría de la Encarnación son por sí solos suficientes para
de primera importancia. En la relación de 1654, veinte años establecer el hecho de que la liturgia, incluso ent'endida como
más tarde, habla todavía de la misma cosa y esclarece, con participación normal activa en la misma acción litúrgica, y la
d•etalles interesantes, algunos puntos tocantes a la relación pre- experiencia mística, incluso en sus grados más altos, no sólo
cedente. no son inconciliables, sino que también pueden estar en muy
bu'ena armonía. Además que, propiamente la acción litúrgica,
"" Relación del 1633, ed.cit. I,336ss. 80 Relación del 1654, ed.cit. Il,288ss.
690 P.5.• tl'rttRGIA Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 691
especialmente la recitación comunitari:a y coral del oficio, puede de la sensibilidad, y especialmente en el grado' más alto de
ser un óptimo terreno donde nazca y se nutra la experiencia vida mística, que Santa Teresa llama matrimonio espiritual.
mística predicha; los salmos, recitados en común, pued'en ser, los sentidos 'externos del místico y todas sus potencias, aun
por testimonios no equívocos, como un maravilloso espejo a en la más alta unión habitual con Dios, están perfectamente
través del cual puede a veces animarse y reflejarse la contem- libres para poder dedicarse a los oficios exteriores necesarios,
plación y la exp'eriencia de Dios más sublime. incluso extremadament•e complejos y exteriormente muy ab-
sorbentes. Cómo sucede esto en la unión habitual del matri-
Por qué la exp,eriencia mística y la monio místico es conocido por las célebres afirmaciones de
participación activa en la acción li- Santa Teresa al fin del Castillo Espiritual 81 y antes h'emos
túrgica tienen tan buena armonía. dado un ejemplo de la misma María de la Encarnación.
Pero María de la Encarnación corrobora con ejemplos en
Al llegar a este punto podemos inquirir el porqué de ese cualquier momento, cada vez más clamorosos que los dtados,
hecho. La explicación teológica está en que la contemplación la posibilidad de las uniones y cont'emplaciones místicas con
mística, aquello que la constituye sustancialm'ente, independien- ocupaciones externas muy absorbentes y, por lo mismo, la sus-
te de los fenómenos que, en ciertas personas y en ciertas cir- pensión interna de los sentidos y de las potencias junto con
cunstancias, por motivos diversos, pueden acompañarlo, no es su normal uso externo. Ella misma describe con su natural
precisament'e contraria a la participación también activa, ac- finísima psicología su propio estado mientras s'e encontraba
tual y comunitaria en la acción litúrgica con todo lo que ello en el tumulto de los mozos de cuerda, de los carreteros y de
nec'esariamente implica, como los normales movimientos somá- las ocupaciones de la casa de transportes. Aunque sufriese
ticos comunitarios, el uso externamente normal de los sentidos mucho por encontrars'e en este ambiente tan poco espiritual
ext'eriores y de la fantasía, la participación externamente nor- añade:
mal en la recitación, en el canto, etc. Las llamadas "suspen-
siones" de los sentidos externos, internos, del entendimiento "Sin embargo, experimenté que nuestro Señor quería que estuvie-
discursivo, de la misma volunta<;l, en aquello que tienen de se tan ocupada y Él aliviaba mi dolor con el recuerdo de sus pala-
esencial y necesario para la unión mística, no llevan consigo bras: mi yugo es dulce y mi peso ligero ~Mt 13,11). Luego infundía
precisamente la imposibilidad de su utilización externamente en mi alma el efecto y la eficacia de estas palabras, lo cual cal-
maba mi dolor y hacía recorrer al alma sus caminos entre las cosas
normal. como se requiere 'en la participación activa a la ac- más groseras y materiales en las que el cuerpo estaba ocupado, ·
ción litúrgica. Si esta imposibilidad se verifica, en ciertos ca- mientras qu.e el espíritu estaba unido al superadorai:ile Verb0; encar-
sos, es debida simplemente al estado particular físico-psíquico nado. Si suena el reloj, el alma se ve obligada: a contar con los de-
del sujeto, particularmente a la 'educación de su sensibilidad dos, porque este intervalo de contar, aun por necesidad, interrumpe
y de su más o menos debilidad física. Todos fos autores ad- su coloquio amoroso con el Amado. Si es necesario hablar al próji-
miten que es dertamente así para el éxtasis, en lo que el fe- mo, la mirada del alma no se aparta de Aquel a quien ama; cuando
nóm'eno tiene de externamente paralizante; hasta tal punto que el prójimo le responde, se reanuda su coloquio y la atención a lo
se admite comúnmente, y afírmanlo los mísHcos, que, en el que es necesario no quita la suya propia. Lo mismo acontece cuando
aspeoto predicho, el éxtasis depende mucho del temperamento escribe en que la atención <"S doble: a su divino objeto y a la cosa
psicológico del individuo y que, con •el tiempo, especialmente de que se trata. Cuando hay que mojar la pluma en el tintero, ese
tiempo es precioso, porque el espíritu y el corazón hacen su coloquio.
en los grados más altos de vida mística, aquel fenómeno, pre- Aunque si todos están presentes, nada hay que pueda distraerla" 82 •
cisamente en lo que tiene de externamente paraHzant'e, dismi-
nuye, o incluso desaparece con la misma educación de la sen- Se notará que María de la Encarnación dice esto de sí
sibilidad del paci'ente y su progresivo robustecimiento psíqui- misma refiriéndose al año 1625, Guando aún no había recibido
co-físico por el ejercicio sucesivo. Basta, pues, reflejar que la la gracia de la unión permanente o matrimonio espiritual. que
imposibilidad de la utilización externamente normal de los sen- tuvo lugar tres años más tarde, 'en 1628. Cuando recibió esta
tidos y de las potencias, a continuación de los mismos, no 'es última gracia acentuóse todavía más el fenómeno, como se
otra cosa que un pequeño éxtasis parcial en su aspecto exter- desprende por los textos antes citados o bien por este otro,
namente paralizante: como la imposibilidad de hacer ciertos que se refiere al año 1628:
movimientos, la suspensión del habla, 'el hecho de no ver ni de
oír más. 111VII,4.
Es cosa conocidísima que, con la educación físico-psíquica .. Relación. del l6ó4, ed.cit. ll,230,ss.
692 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 693
"Cuando ha llegado el alma a este Pstado, le importa muy poco nario y vulgar de obrar, por encima del discurso del entendi-
estar en el tumulto de los negocios o en el reposo de la soledad.
miento y de los actos determinados a objefos singulares y con-
fodo le es indiferente, porque todo lo que la concierne, todo lo quct
la rodea, todo cuanto afecta los. sentidos, no impide el gozo del amor cretos de la voluntad. Lo mismo ha de decirs'e de la expre-
actual. En la conversación y en el rumor del mundo se encuentra sión "pasividad" de las potencias superiores, las cuales, en
en la so'edad, en la estancia del Esposo, es decir, en el fondo de la contemplación mística, son sumamente activas, pero de una
su alma, donde lo acaricia y conversa con El sin que nada pueda actividad que no es la agitación ni el esfuierzo de su modo
perturbar esta divina conversación. Allí no se oye ruido alguno. Todo ordinario de obrar, porque en la contemplación mística reci-
está en reposo, y no podría decir si al alma que así se encuentra ben su acción; pero se trata de un recibir que es inmensamente
séale posible librarse de lo que sufre, porque, entonces, parece que activo. Así, "susp'endidos" el entendimiento y la voluntad, no
no tiene ningún poder para obrar, y ni siquiera para querer, como es menester que por esto mismo sean incapaces de prestar
si no tuviese libre albedrío""'. su servicio a los sentidos para el desempeño exteriormente nor-
mal de las acciones externas. Más aún: "Los sentidos están
Nótese bien esta última frase. Mientras arriba decía que
de tal modo libres que el alma que se ha Uegado a este estado
se puede estar en el tumulto de los negocios y muy ocupados
puede obrar sin distracción en los negocios en que su ocu-
'externamente y conservar la unión mística, aquí dice que el
pación la obligan" 85 • Entonces, la ocupación externa, aunque
alma, al mismo tiempo, parece no tener ningún poder para
sea profana, más que impedir al alma en aquella unión qu'e, en
obrar y ni siquiera para querer. Las dos cosas j.untas: uso
el fondo de sí misma, la une a Dios, "la alivia, porque estan-
externo normal y también interno de los sentidos y de las po-
do los sentidos ocupados y abstraídos, permanece el alma .~ás
tencias, y al mismo tiempo, suspensión, "pasividad", de los
libre" 86 ; es decir, como observa •el mismo Brémond 87 , du-
mismos.
rante esta 1unión, el centro del alma no tiene las bridas del
Todo 'esto, desde el punto de vista que aquí nos interesa, dominio y de la potestad de las facultades exteriores, d•e la
nos sirve para hacer un razonamiento simplicísimo a fortiori. sensibilidad, de la inteligencia, estando éstas ocupadas en o~ros
Si, en pleno estado y actividad actual mística, puede existir objetos". ¡Cuánto más, añadimos una vez ~ás, el alma, _miei;-
suspensión de los sentidos y de las potencias junto con su tras están ocupados ext•ernamente los sentidos, quedara mas
uso normal externo, incluso intenso y absorbente, •en público, libre para darse a su unión superior con Dios, si los objet~s
en negocios y circunstancias completamente profanas, de modo sobre los que los sentidos están ocupados son los de la li-
que ,la suspensión mística de esos sentidos y potencias, en turgia!
aquello qu'e tienen de esencial y de necesario al estado místi-
co, no impide precisamente, por sí misma, su uso normal ex- Una objeción.
terno en contingencias también comunitarias y profanas, ¡cuán-
to más valdrá esto cuando la ocupación externa y comunita- Se dirá, tal vez, que, sin embargo, aquel estado de unión
ria es la acción litúrgica! Acción en la que lo que es ofreci- mística en •el que la actividad de los sentidos no impide la
do como objeto d•e ocupación de la actividad extrínseca de los misma unión y la unión no inhibe la actividad de los sentidos,
sentidos y de las potencias no es otra cosa que el objeto mis- según la experiencia de los místicos conocida por nosotros,
mo en que se encentra la contemplación mística de la misma parece raro y parece no producirse más que en estados com-
actividad superior del entendimi'ento y de la voluntad o en pletament•e superiores. De lo cual podría concluirse q~e la. par-
inmediata conexión con esto. ticipación comunitaria y normalmente activa en la liturgia no
Puede notarse, como hace H. Bnémond, a propósito, pre- es impedida más que en estos estados muy superiores y raros
cisamente, de María de la Encarnación 84 , cómo la atenta lec- de la vida mística, mientras que lo es en los otros.
tura de los místicos dtemuestra qué falsa sea la opinión de que Y para confirmar esto podría r'ecurrirse a ciertas experien-
detrás de la expresión "suspensión'" de las potencias, del en- cias como aquella de San Felipe Neri, que, mientras celebra~a
tendimiento y de la voluntad, sospecha nada menos que una la santa Misa, se ponía tan fáciimente en éxtasis que se veia
especie d>e vaciedad, de sueño o de insensibilidad por falta obligado, con toda clase de medios, a distraerse lo más posi?}e
de vida. Lo verdadero es propiamente todo lo contrario: se inmediatamente antes y también durante la misma celebracion
trata de una vida, escondida y superior, pero realísima e in- para que ésta fuese litúrgicamente menos anormal. e~ bien ~l
tensa, de las mismas poten<;:ias, por •encima de su modo ordi- caso de San Ignacio d'e Loyola, el cual, durante la Misa, tema
"' Carta8 dB OO'n1ciencia, ed.cit. I,3'60. "' Ibid., 166.
86 Ibid., 167 •
.. HistoirfJ UttérairfJ dti. .sm1#'ment religieu:c e1i FranoB VI p:.146ss. 8T lbid,
694 P.5.ª LITURGIA, Y VIDA
P. Poulain llama a este estado quiétu.de agissante, y habla, además, de cíficos que en liturgia y en espiritualidad litúrgica-como en
qui~tud de júbilo' (!.c., XIV,47; XIV,23 bis) . cualquier otro tipo de espiritualidad-pueden existir contra la
... Véanse, p.ej., Subida II,24 n.4-6· (ed.crít. del P. CRISÓGONO DE
JESÚS, ed.3 [Madrid 1955] II,27 n.4-6 p.653ss.); ibid., II,30 (ed.crít. seriedad de la laboriosidad ascética en la tendencia hacia la
II,32 p.664ss.) ; Oántico 25 n.4-7 (ed.crit. n.5-8 p.1033ss.) ; ibid.,
26 n.2 (ed.crit. p.1040ss.) , oo Cf. Dictirm. rle Flpirit11alité v. Oonte,m,plati.on! fa<c.14-15 p.1989.
"' Relación del 1654, ed.cit. II,229.
696 P.5.• LITURGIA Y VIDA C.21. LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD 697
perfección, del mismo modo reconocemos los peligros especí- discípulo de aquella vigorosa interiorización individual. no en-
ficos de la espiritualidad litúrgica-como en cualquier otra ts- centrada particularment•e sobre la liturgia, podría correr peli-
piritualidad-en el campo de la mística, de los cuales ha de gros de esta otra parte 9 '2 •
guardarse solícitamente todo aquel que ama a la liturgia.
San Juan de la Cruz no es ciertament'e completo en el modo Conclusión del capítu'o: espirituali-
de considerar la parte de la liturgia en la vida mística. Sin dad litúrgica y aspiraciones actuales.
embargo, para el que ama a la liturgia y a la espiritualidad li-
túrgica, no es inútil la vigorosa amonestación que proclaman De este modo se nos presenta la liturgia como capaz de
sus escritos sobre la neC'esidad para el hombre espiritual, so- ser el centro de una doctrina espiritual completa y, por lo
lícito de disponerse a las gracias de unión mística con Dios, mismo, de todo un •estilo de vida cristiana completo hasta con-
de no detenerse en la exterioridad de los ritos ni en los gus- ducir a la más alta perfección. Es la espiritualidad litúrgica,
tos sensibles d'e los aparatos exteriores del culto, sino, con se- la espiritualidad oficial que la Iglesia, como tal propone a to-
ria preparación de vida mortificada, usarlos como medio rápi- todos sus hijos. Los consejos prácticos que hay que dar en
do para alcanzar solícitamente la vida interior a que ellos de- cada caso concreto para conducir a las almas por esta vía
ben conducir y que ellos, con su misma presencia y acción atañen a la explicación y casi al arte de la espiritualidad litúr-
continua, debe nutrir y sostener. gica. Pu•ede constituirse una especie de directorio teórico-prác-
Aparte de los matices propios en que se ha de realizar, tico que comprenderá un fondo común a toda dirección espi-
la desnudez de espíritu continúa siendo un axioma en la es- ritual en toda espiritualidad católica, pero visto siempre con
piritualidad litúrgica, como en cualqui'er otra espiritualidad, para relación a la concentración de -toda vida en la liturgia.
disponerse o estar dispuestos a la unión mística. Se quiere de- Es cierto también que, en su conjunto, la espiritualidad li-
cir que, respecto al uso de las cosas externas y al empeño túrgica está n•etamente caracterizada. Y no es menos cierto
que ha de hab•er en ellas, aunque sea tratándose del culto, el que muchos descubren nuevamente la espiritualidad litúrgica
místico, en la espiritualidad litúrgica, como en cualquier otra y la sienten adaptada a sus aspiraciones más profundas. Aspi-
espiritualidad, ha de realizar como una paradoja: estar muy ración a la esencialidad, que es, al mismo tiempo, considera-
presente y obligado y, al mismo ,tiempo, estar muy ausente y ción de todos los valores •en su objetividad unitaria y jerár-
libre. Pres•ente no sólo al espíritu o contenido de los ritos: quicam'ente relativa y un cierto caminar directo al núcleo cen-
Dios, Cristo, la Iglesia, el cuerpo místico, los actos de fe, de tral de las cosas; aspiración a la vida comunitaria y al encua-
esperanza y caridad; sino también presente de cuerpo y con dramiento del individuo en el conjunto organizado del que de-
el uso normal de los sentidos en la comunidad txterna y en la pende y que a su vez vivifica: aspiración al contacto inmediato
externa acción comunitaria en que se participa activamente. Y con las fuentes primeras de la vida cristiana, especialmente con
también ausente, porque la exterioridad que él usa y en que la vida eclesial en acto y con el mundo de la Biblia, con el
color y los matices propios que tiene la misma Biblia; aspira-
s'e introduce, al mismo tiempo en que la usa y se introduce ha
ción a la unidad •entre la vida espiritual, Biblia, teología, apos-
de trascenderla. Que la paradoja no es más que aparente y
tolado; unidad que, como aparecerá todavía mejor en los ca-
que tal actitud sea posible-o mejor, que Dios puede poner-
pítulos sobre la liturgia y la pastoral. encuentra su natural
nos en tal actitud--demuéstralo, por ej'emplo, María de la En-
lazo de unión en la liturgia 93 •
carnación y lo que se ha d~cho antes. Existe el hecho de que muchos creen sincerament'e que el
San Juan de la Cruz reclama, pues, al entusiasta de la li- descubrimiento de la espiritualidad litúrgica sea una de las
turgia que quiere disponerse a la unión mística, la trascen- grandes palancas de la renovación de la vida cristiana d'e que
dencia sobre los ritos y la exterioridad del culto. Y tiene
razón, porque el entusiasta de la liturgia podría ser amenaza- "'' No se crea que c>sta particular insistencia de Santar Teresa v de
do por este peligro. Como no sin razón el mismo San Juan de San J"uan de la Cruz contra las ansias posibles de experimentalism'o de
la Cruz y Santa Teresa, proponiendo iUn tipo de espirituali- vision2s, etc., se explique toda pc,r la necesidad de po11er' en guardia contra
la atmósfera del falso misticismo de los alumbrados, ento•nces de actua-
dad que no da r•elieve particular a la liturgia, sino que dan lidad en E:spaña. San Ignacio de Lo1yrola vivta en Ja misma época y en
uno grandísimo a la interiorización individual, no se cansan el mismo ambiente, y no sintió de igual manera la necesidad de defender
a sus discípulos contra el ansia de experimentali.>mo o contra el deseo
de amonestar a sus discípulos contra el ansia posible de ex- de visiones y e-osas semejantes. Efectivamente, no par,2ce que sea prc;pia-
perimentalismo o gustos espirituales, o también de visionaris- mente el peligro de falso misticismo l<> que e.u Ja vida espiritual am2nace
al discípulo de Loyola.
mo o deseos de visiones y cosas sem'ejantes. ¿Por qué tanta •• Cf. también CARDENAL LERCARO, Aftu,alitri! deUa liturgia. A.tti della
insistencia? Porque sentían, instintivamente, que un inexperto .prima setti1nana Uturgica, na,..ionalfl (!'arma 11H9) p,81-89,
698 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.21. LITUIRGIA Y llSPIRITUALIDAD 699
somos testigos. En Francia, un óptimo conocedor del estado de los aspectos que hace a muchos tan poco simpáticos los Ejer-
de ánimo de aquel país y especialmente de los jóvenes, el ca- cicios ignacianos""'.
nónigo E. Masure, director del Seminario Mayor de Lille, re-
duce a tres las causas de donde fa espiritualidad contemporá- Cito únicamente este texto para hacer ver que existen efec-
nea, a su parecer, se caracteriza: el movimiento teológico-bí- tivamente matices y diversidades entre •espiritualidad y espiri-
blico, el movimiento litúrgico, el movimiento de la Acción Ca- tualidad 93 y, especialmente, para hacer resaltar-éste es, en
tólica. Sobr'e la importancia del movimiento litúrgico para la efecto, •el hecho nuevo, desde el punto de vista que nos inte-
piedad contemporánea se atreve a decir: "El movimiento litúr- resa, en las conclusiones del autor-que entre nosotros, donde
gico ha provocado no ya precisamente una revolución (usamos el movimiento litúrgico, aun siendo respetable, no ha tenido
sin razón esta palabra, porque este movimiento es emin•ente- hasta aquí un carácter propiament•e extraordinario, aquellos que
mente tradicional), sino una resurrección; y ésta da ahora a ven, o intuyen, o sienten confusamente la necesidad de la es-
la Iglesia contemporánea y a la piedad moderna un alma in- piritualidad litúrgica son ciertamente más numerosos de lo que
terior toda renovada, donde •el gesto sagrado y comunitario ha comúnment'e se cree.
tomado toda su importancia" 94 • Tampoco en Italia ha pasado Un autor alemán, en el Congreso de Lugano de 1953, tra-
inobservada la ola de espiritualidad litúrgica, como demués- tando precisamente de varios tipos de espiritualidad en los si-
tralo palmariamente una encuesta hecha recientemente por el glos y queriendo caracterizar el nuestro d'esde el mismo punto
P. Colosio 'en la R.ivista di Ascetica e Mística a propósito de de vista, intituló su disertación con razón "la era litúrgica en
los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Puede leerse allí la la era de la Iglesia" 97 • Mas, en verdad, se trata de un litur-
conclusión de la encuesta en torno a la décimotercera pregun- gista convencido. Pero, en •el fondo, el autor a que nos hemos
ta: "¿Qué puesto dar a la liturgia durante los ejercicios?" El referido no ha dicho, sustancialmente, otra cosa que cuanto
P. Colosio dic'e, entre otras cosas: ha afirmado Pío XII cuando dijo:
" ... Es bastante difícil resumir las respuestas. Podría decirse que "El movimiento litúrgico ha aparecido como un signo de las dis-
el 60 por 100 son propensos a considerar en gran escala la oración posiciones providenciales de Dios respecto al tiempo presente, como
litúrgica como elemento esencial de un curso de ejercicios, mientras un paso del Espíritu Santo en la Iglesia ... La liturgia confiere a la
que los restantes, generalmente ignacianos puros, sostienen que la vida de la Iglesia, y también a toda la conducta religiosa del tiempo
liturgia es una bellísima y santísima cosa, pero, que en relación con presente, yna impronta característica" "".
los ejercicios, que de suyo están encentrados sobre las meditaciones
y sobre los exámenes de conciencia, es un elemento marginal que Y, en modo todavía más específico, tocando directamente
hay que usarlo con máxima discreción, para no quitar tiempo a los la cuestión de la espiritualidad litúrgica, Pío XII así hizo es-
fines específicos de intensa concentración sobre un determinado y cribir por su prosecretario de Estado a S. E. Mons. Carlos
cerrado esquema de temas de oración. A quien no está penetrado
del sistema ignaciano, este discurso aparece,rá oscuro, áspero, inacep- Rossi, en el Congreso de Lugano:
table, casi... herético, especialmente si es un apasionado en la litur-
gia. En realidad, está fundado sobre el hecho de que el tiempo y las "Nada... hay tan urgente en esta hora, tan grave y tan rica de
fuerzas psicológkas son limitadas y, por lo mismo, para impedir dis- esperanzas, como llamar al pueblo de Dios, Ja gran familia de Je-
persiones de energías, hay que elegir una forma determinada de ora- sucristo, al sustancioso alimento de la piedad litúrgica, caldeada por
ción. Aquí no se trata de discutir en abstracto si la oración litúrgica el soplo del Espíritu Santo, que es el alma de la Iglesia y de cada
sea superior a la privada; se trata sólo de proporcionar los medios uno de sus hijos. Conducidos de nuevo a aquella oración litúrgica
al fin. Desde su punto de vista, tienen razón. Los liturgistas-que que es como la :voz del Espíritu Santo para venir en nuestra ayuda
son la mayoría-parten de otro supuesto. Los días de oración son "con gemidos inenar,rables'', los fieles toman de nuevo contacto con
días de oración; ahora bien, la oración po; excelencia es la solemne va!ores de la vida cristiana, tan frecuentemente olvidados; de este
oración litúrgica, por lo mismo... Naturalmente, los ignacianos dis- modo se despertará más fácilmente en ellos la conciencia de lo que
tinguen la mayor, diciendo que la oración "ejercita!'' es una oración para el cristiano es la sustancia de la religión y de la piedad, es
cualificada, con un particular contenido y con el fin de someter al decir, Ja justicia del Evangelio de la que . todos debemos vivir, cam-
alma a alcanzar fines determinados. Si uno no se da cuenta de la par- biados en nuevas criaturas, según el modelo de Jesucristo. Mas sobre
ticular fisonomía y estructura de los Ejercicios de San Ignacio, no "' La rwstrw inchiesta. Ris'illtati e conlcliisioni•: Rivista di .\scctica e
entenderá jamás la reducción al mínimo que ellos hacen de la litur- ~iistiea (afro 26 de Vita. cristiana) I (1956) p.393ss.
gia solemne durante los Ejercicios... Esto es un punto crítico, uno "" Quien todavía dudase, puEde l2er íntegramente Ja predicha encues-
ta y la respuesta publicadas allí.
"' E. FrsCHER, L'era liturgi:.Ca deila iiita della Ohiesm: Particípazione
.. Les tendances de la spfiritualité aonte-mporaine: La spiritualité ca- attiva alla liturgia. Atti del JU Congresso ... (Lugano 1953) p.55-71.
thQllque, par J, Gautier, ¡¡vec la collaboration de... (P¡¡rís l:l5il) p·.272, "" Discurso del 22, de saptiembre de 1956.
700 P.5." LITURGIA Y VIDA
C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIIU'IUALIDAD LITÚRGICA 701
todo en el sacrificio de la Misa, centro de esta oración, es donde
las almas encontrarán no una devoción, aunqc1e augusta, como las
otras de la vida cristiana, sino la fuente inagotable de la vida espi- CAPITULO XXII
ritual que nos ,viene de Jesucristo, perpetuamente inmolado en el sa-
crificio del altar y hecho manjar para los suyos para alimentarlos
con justicia y con su amor" "º. El ejemplo de una mística: Santa Gertrudis
y la espiritualidad litúrgica
00 Véase la carta en Liturgiwhes JahrbuC'h 3, (1953') 323.
En torn°' a la espiritualidad litúrgica se plantean con frecuencia es-
tas dos c,uestiones: ¿La espiritualidad litúrgica es un método de oración? Cuando se trata de espiritualidad, los ejemplos tienen su
¿Cuál es superior: la oración mental c> la oración litúrgica? Para la
primera cuestión: Si la oración litúrgica puede ,ber co$iderada como ,un particular importancia para integrar la teoría. Por lo que atañe
método de oración, hay que ponerse de acuerdo so,bre qué se entiende a la espiritualidad litúrgica en especial, parece que, entre los
por método de' oración. Si por método de O'ración se entiende en g'rneral escritos de los autores espirituales, el ejemplo más completo
un cierto modo o una cierta vía que conduce a 1a oración, inclusn sus
grados más altos, hay que decir que la espiritualidad litúrgica es o con- que permite considerar concretamente en una sola persona una
tiene un método de oración. Si por método' de orac¡ión se entiende un, realización viva de espiritualidad litúrgica, al menos en sus
método sistemático, para lle,var a la meditación disc,ursiva encentrada
sobre el ejercicio de las virtudes morales, por ejemplo, con una rese>lu- diversos aspectos más importantes, es el de Santa Gertrudis,
ción práctica al fin, hay que distinguir: la acción litúrgica misma, d'esde llamada la grande, la mística de Helfta, nacida en el año 1256
este punto de vista, no es más que, un método incompleto y limitado,
come> se ha dicho antes; mas la espiritualidad litúrgica en toda su ex- y muerta en 1302-1303 1 • Naturalmente, se trata de un ejemplo
tensión, incluso desde este punto Üe vista, tiene su método completo, vivo, en el cual, como en todos los ejemplos vivos en materia
hecho ecencialmente de la misma acción litúrgica y de la meditación
extralitúrgica concebida como preparación y expr,esión de la acción li- de espiritualidad, especialmente cuando se quiere tomarlos como
túrgica. Si por método de oración se entiende un método de ejercitar guía práctica, hay que saber leer con prudencia y discreción.
en la oración la fo, la esperanza y la caridad, 1a acción litúrgica es un
111/étodoi d3 oración cmnpwta por sí ini.sm.a; mucho 1nás: Jo es e,n este Quiero decir que también en Santa Gertrudis, estudiada desde el
sentido la espiritualidad litúrgica. Lo, mismo se ha de decir si por mé- punto de vista de la espiritualidad litúrgica, hay que saber dis-
todo de oración se entiende un método para disponerse a la oración
mística. tinguir lo que en eUa aparece característico de toda espirituali-
Sobre la otra c•1e&tión : ¿Cuál es f\Uperior : Ja oración mental o la ora- dad litúrgica y aquello que es propiamente de la persona que la
ción litúrgica?, hay que, evitar, ante todo, entender inconscientemento la
oración litúrgica sólo c,omo oración vocal externa no acompañada de encarna y es debido a su sexo, a su índole personal, al cuadro
oración mental. füquivaldria a com¡parar la oración mental con una ar- especial de vida que fue el suyo, a la época en que vivió y
bitraria caricatura de, la oración litúrgica. Entendiendo, por el co,ntra-
rio, la oración litúrgica nc> menos que la oración mental en su sentido que ella misma, a su modo, refleja, así como a la gracia par-
íntegro, se ha de decir que, desde cualquier punto de vista que se tome, ticular y a la misión propia que tuvo de Dios. No ya que esta
la oración litúrgica caeteris paribus es superior a la oración mental,
porque la oración litúrgica comprende en sí la oración mental y algo segunda serie de hechos no tenga importancia en la cuestión
más; es decir, la oración mental también ext?riormente exnresada, como que nos ocupa. Se trata, es verdad, de cosas que no entran
oración de la Iglesia oficial y ce>munitaria, eficaz ew opern operato o
ex opere operantil&' Ecclesia,e1. El P. l. MENNE'SSIER (1S'. Tho¡mas,: Smnme necesariamente en la espiritualidad litúrgica y que por lo mis-
thfologique [ed. "Rev. des Jeune,s"] La reli¡pion I [París 19·32] p.331) mo no deben, necesariamente-más aún: ni siquiera pueden-,
compara la oración en cuanto ejercicio de las virtud?s teologales 1y Jos
a.ctos propios de la n•ligión, y co,ncluye por la superioridad de Ja ora- ser deseadas y mucho menos imitadas por quien, entre nos-
ción mental. Lo que dice el P. Mennessier es. verísimo, mas no toca en otros, quiere armonizar su vida espiritual con la liturgia. Sin
modo alguno Ja cuestión de la superioridad entre oración litúrgica Y
oración mental. La oración litúrgica no se agota toda en d ejercicio de 1 SE' discute, si fué
los acte>,3 ·propios de la virtud de religión ciomo si éstos no incluyeran cisterdense o simplemente benedictina. Mas si el
actos de otras virtudes ; sino que e:s el ejercicio, de las virtudes t?ologa- monasterio de Helfta, en Eisleben (Aiemania), no estuvo agregado jurí-
les en el cuadro del ejercicio cwnunitario y oficial de la virtud do reli- dicamente a la Orden ciBterciense, es cierto que el espíritu y la influen-
gión. La oración litúrgica son los actos de fe, esperanza y, principal- cia de San Bernardo fueron fortí,imos ,en la tonalidad espiritual de aque-
mente, de caridad, eficaees ew opere¡ operenti,s EC!Ble8ia,e y ofrecid<"S a lla casa. En el mismo monasterio, además de nuestra Santa Gertrudis,
Dios in ,per8ona ,E,ccle&iae en homenaje debido a Él como sumo creador florecieron c:entemporáneamente otra .;; tres notabl1~s mí.~tica::-;: Gertrudis
y providente. Es de~ir, la oración litúrgica oontLrne en sí la oración de Hackborn, abadesa; su hermana Santa Mectilde o Matilde de Hackborn
mental y algo más. y Gertrudis de Magdeburgo, Las dos obras que se cons?rvan de Santa
Gertrudis son Leuatus d;ivinae pietati11, o Revelation'es, de las cuales es-
cribió de su propic> 1;uño el libro 2, mientras qu,~ los1 libros, 3,, 4 y 5 los
dictú a una confidente, Y' ésta,, a su vez, añadió, despué.s de la muerte
de Gertrudis, el libro 1, que antecede a toda la obra como introducción ;
y los Exercitia ;piritu,alirt. Edición crítica de los monjes de Sole.'mes;
Revelationeis gertrud:ianae et ,mechtildianae. T.1 : Sancta GertnuUs Ma,g-
na,e ... legatus divinae piet:atis. !lccedun't IJ'i,usdem,: ,EwercU\ia spiritualia;
editor Oudin (Pe>itiers-París 1.875). Traducción española por el P. T1-
MOTEO ÜRTEGA, benedictino de Silos : Revdadones de Santa Gertrudis
(Beasaín 1938; ed.2 de la mi,sma, Editorial Ben)edictina, Buenos Aires
1947) ; Revelaciones de Santa Ger,tru,,dis, por un P. Benedictino (Edito-
rial Balmes, 194¡¡). Cito según la edición solesmen.se.
702 P.5. ª LITURGIA Y VIDA
C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITITALIDAD LITÚRGICA 703
embargo, su presencia de hecho en Santa Gertrudis nos ª'i'.'uda re~lidades en la liturgia, o prolongación y consecuencia de Ias
a entender mejor cómo una espiritualidad auténticamente htur- mismas. En el Legatus divini amoris se trata sólo de aquello
gica, sin requerirlas necesariamente, no le son contrarias. Más que acontece a Gertrudis en la Misia, comunión, maitines, horas
aún: que una espiritualidad litúrgica es capaz de admitirlas y canónicas y fiestas; o de aquello que le acontece en la prepa-
de asimilarlas. ración a las mismas o, como quiera que sea, en conexión con
Hay que considerar también, desde el principio, ~1:1e, ~l ellas. Si se exceptúan los diecisiete capítulos del libro primero
traer aquí a Santa Gertrudis como un ejemplo de espmtuah- de índole biográfica general escritos por su confidente, entre
dad litúrgica, se tiene presente que ella no es un modelo total- los 199 capítulos de los restantes libros del Legatus, pocos son
mente completo como nosotros lo quisiéramos hoy. A la espi- los que no se refieren a la Misa, comunión, a las horas canó-
ritualidad litúrgica de la misma Gertrudis, con ser tan variada nicas o a las fiestas o a cualquier acto litúrgico, y no muy
y completa como experiencia de vida total, faltan, especial- numerosos aquellos donde se habla de algo que no acontece
mente, dos cosas que tienzn para nosotros gran importancia: o durante estas acciones litúrgicas o en preparación de las
la de su aplicación experimental en un cuadro de vida como mismas o como consecuencia de ellas. En la otra obra de Ger-
lo conoce hoy el cristiano que vive zn el mundo, y la de una trudis, los Ejercicios, los objetos esenciales de que se ocupa
gran experiencia pastoral comunitaria en el seno de una pa- son: la iniciación cristiana: bautismo, confirmación y comunión;
rroquia o de los grandes movimientos y confederaciones, por el aniversario de la toma de hábito monástico, el de la consa-
ejemplo, la acción católica, como hoy estamos habituados a gración virginal; el de la profesión monástica; su renovación,
conocer. Mas esto significa simplemente que ningún ejemplo del todo con estricta referencia a las respectivas acciones litúr-
pasado, mucho menos un ejemplo del Medievo, aunque instruc- gicas. Viene luego un ejercicio en forma casi de horas canó-
tivo, podrá dar a nuestros contemporáneos para realizar en ellos nkas para prepararse a la muerte y otros dos para excitarse
mismos, con la propia investigación y los peligros propios, no el amor divino y dar gracias a Dios.
sólo una espiritualidad litúrgica en general, sino aquella espiri- Además, el Legatus y los Ejercicios, incluso en su compo-
tualidad litúrgica que pueda ser adaptada a nuestras especiales sición y expresión literaria, están embebidos en la literatura
necesidades de hombrzs del siglo xx. porque aparecen en ellos muchos pasajes y reminiscencias li-
túrgicas. T,anto que, especialmente en algunos pasajes de los
Ejercicios, esta expresión toma el aspecto de centón de la li-
l. PREMISAS turgia y de la misma Escritura vista a través de la liturgia.
Gertrudis, como ejemplo de espiritualidad litúrgica, signi- No debemos callar que dos dificultades hacen bastante di-
fica, ante todo, el hecho general que aparece desde el principio fícil la recta interpretación y la recta ponderación del valor
al lector, incluso superficial, de sus escritos, que la visión li- real de los escritos gertrudianos, tanto que, desde el primer
túrgica del mundo constituye efectivamente en ella la forma contacto, pueden alejar a más de un lector o, al menos, es-
primaria y unificadora de todo su modo de vivir profunda- conderle los verdaderos tesoros que encierran. La primera es
mente la vida del espíritu. La liturgia, como acción litúrgica que en el Legatus se habla por todas partes y siempre de vi-
de la Misa y de la comunión, de las horas canónicas, de las siones y de locuciones divinas. En toda la obra parece que no
fiestas, de los períodos litúrgicos, constituye el cuadro no sólo se hace otra cosa que referir sin fin cosas y escenas vistas
externo, sino también interno, psicológico, de atención, de de- y palabras supuestas oídas en esas visiones. Además, algunas
seo, de amor, de coordinación, en el que se desarrolla toda de estas visiones son referidas de tal modo que parecen ex-
su vida como acción de buscar a Dios, como unión gozosa trañas y extravagantes, o representaciones difíciles e incluso
con Él y como retorno hacia los hombres para conducirlos a contradictorias: como aquella en que los miembros de Cristo
Dios. En esta vida todo es: o acción vivida en acto de las florecen en otras tantas ramas que crecen y se expanden, o
realidades de la Misa y comunión, de las horas canónicas, de aquella del Corazón de Jesús como palacio con muchas habi-
las fiestas y de los períodos litúrgicos, o preparación a estas taciones, o la de su cuerpo, mitad vestido de ricos vestidos y la
704 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.22. SANTA GERTRUDIS Y Ll\ ESP!!>!TIJALIDAD LITÚRGICA 705
otra mitad desnudo y todo cubierto con llagas. Todo esto indis- personas" 3 • Preciosa observación de carácter general. aunque
pone a muchos lectores, que al primer contacto tienen la im- hecha a propósito de un hecho particular, que: nos hace: com-
presión de encontrarse en una atmósfera de ingenuo visiona- prender cómo no escapó a la reflexión de: Gertrudis la gran
rismo, el cual. si .Uega a pensarse que se refiere a cosas real- ley de: la condescendencia divina que, en las mismas gracias
mente 1aconte:cidas, deja la impresión desagradable: que propia- místicas, adapta su modo de comunicarlas al lugar, al tiempo
mente se haga consistir en ello la santidad y el ideal de vida y a las personas.
que se nos propone. Luego, y más precisamente todavía, a propósito de: las gra-
La segunda es que estas visiones y locuciones, asi como los cias místicas, de las cuales la misma Gertrudis fué gratificada,
sentimientos que acompañan la expresión, se revisten en larga ella, no menos que su confidente, hacen repetidamente una
escala de modos de decir y de imágenes derivadas de las rela- clara distinción entre: lo que: en aquellas gradas había de más
ciones amorosas esponsales o matrimoniales entre el hombre sublime y de: inexpresable y el aspecto imaginativo con que
y la mujer, o, al menos, de expresiones e imaginaciones que son narradas en las descripciones que: hacen. El aspecto ima-
denotan una sensibilidad femenina de tal modo que el lector ginativo es como la parte inferior de aquellas gracias, y aun-
moderno, no pudiendo olvidar completamente el psicoanálisis, que: no duden de que también este aspecto, en Gertrudis, pro-
está fácilmente tentado a tachar de sensualidad y de erotismo ceda verdade:mmente de Dios, que en ella formaba tales imá~
más o menos encubierto y sublimado '2 • Ambos hechos produ- genes 4. sin embargo, consideran que estas visiones tenían sólo
cen fácilmente en el lector moderno, a primera vista, una des- un aspecto simbólico para el fin didáctico de la instrucción
agradable impresión que puede impedirle llegar al verdadero del prójimo, a fin de que, mediante imágenes y símbolos, el
meollo de los escritos gertrudianos. lector fuese: atraído poco a poco a las experiencias más secre-
Mas, como es verdad que aquella impresión primera no es tas de I.a unión con Dios. Gertrudis y su confidente están per~
puramente subjetiva, del mismo modo no es menos cierto que- suadidas, y lo repiten con frecuencia, que: tal es el valor de
detenerse en eUa y fundamentar sobre ella el juicio definitivo este género de visiones y tal el fin para el que: Gertrudis fué
de los escritos gertrudianos, significa cometer un gran error. favorecida con e.llas por Dios. Un día, en l1a fiesta de la Anun-
Ciertamente, no caerá en tal aberración aquel lector que, ha- ciación, mientras la comunidad, con ocasión de ciertas dificul~
biéndose despojado de sí mismo y experimentado la caridad, tade:s, recitaba el salmo Miserere en honor de la Virgen, Ger-
sabe muy bien en qué cosa consiste la perfección cristiana y trudis vió a la Virgen misma teniendo en su seno cierto número
la verdad del dicho paulino: omnia munda mundis. El ab in- de cajitas de perfumes que adornaba con piedras preciosas
trinseco resuelve sin dificultad la cuestión. Mas en tan gran que el Señor la daba. Gertrudis fué instruida por nuestro Se-
error no debería caer ni siquiera un lector simplemente inteli- ñor que aquellas cajitas de perfumes significaban las dificul-
gente, si tiene cuidado de informarse, ante todo, cuál era, para tades que la comunidad había soportado con paciencia, y las
Gertrudis misma y para la confidente a quien había dictado o piedras preciosas significaban las oraciones que la misma co-
narrado sus experiencias, el valor real que daba a estas vi- munidad ofrecía a la Virgen.
siones.
"Preguntóse luego la Santa por qué la instruía el Sei'lor, lo mis-
Los escritos gertrudianos están salpicados por todas partes mo esta vez que tantas otras, por medio de imágenes tan mate.riales.
de una serie de observaciones sobre esta cuestíón precisa del Entonces Él le hizo notar que se le llamaba, en los cánticos de esta
sentido y valor de las visiones, hechas por la misma Gertrudis fiesta, la puerta c~rrada que había visto el profeta Ez,e'c¡uiel, y le
o por su confidente. Ante todo, notemos que Gertrudis, aun- dijo: De igual modo que los profetas vieron con antelación el or-
que por incidencia, dice, dirigiéndose al Señor a propósito de den y modo de la Encarnación, de la Pasión y de la Resurrección
una gracia mística de unión y visión de particular grandeza, bajo símbolos místicos y bajo formas e imágenes sensibles. así tam-
después de la cual se marav1ll2ba de poder vivir aún: "No bién, ahora, las cosas invisibles y espirituales no pueden explicarse
ignoro que vuestra omnipotencia se junta con vuestra infinita 3
n,21 p.lo1ss .
sabiduría, para dispensar gradualmente las visiones, los besos, . •w confidente de f\anta G~rtrudl.~. hablando de este aspecto imagina-
tivo, cita (IV,25 p.::182) un texto de San Bernardo (In Cant. 42), el
los abrazos divinos y las demás demostraciones del amor, con- cnal, distingulend<!' en el acto de la contemplación mística entre la con-
t~mplación propiamente dicha y las imaginacion3s que Ja acompalían,
forme a las circunstancias, a los lugares, a los tiempos y a las dlce que la primera viene de DioH, mientras que Jas S•egnndas son formadas
en nosotros por el ministerio de los ángel3s. Sin embargo, es claro que
la confidente de Gertrudis estaba persuadida que en ella aqu<>llas ro:i~·
• Cf. III,18 p.151-157; III,21 P.165ss.; III,29 p.175; III,38 p,201; mas imágenes no provenían de su industria, sino de la infusión divina
IU,4Z; IU,50; lII,4() ¡ lII,63 ¡1,236 ; III, 71. p,253, (I,1 p.10).
Sent. teot. liturg. 23
706 P.5.ª LlntRGIA Y VIDA c.22. SANTA Gll.nTRUDIS y tA tsPIRITUALIDAD LITÚRGICA 707
al entendimiento humano más que por medio de 1magenes conocidas. la capilla en torno a las hermanas y cantaban con ell?'S. Pre-
f:sta es la razón por qué no se debe rechazar lo que es revelado guntó entonces al Señor el significado de aquel hecho.
bajo formas materiales, antes se debe esforzar uno por saborear las
delicias espirituales que se ocultan bajo el símbolo de las cosas sen- "Pero el Señor no le respondió nada. Sin embargo, ella continuó
sibles"•. buscando Iaboriosam:ente la solución de esta duda, llegando a com-
prender, por fin, por inspiración divina, que los ángeles, cuando
Otras, con motivo de la alabanza de Dios, demuestra que, están presentes en nuestra tierra, piden al Señor conceda, a los que
por obedecer a Dios y contra su propio gusto 6 , ha consentido les imiten en la devoción, la igualdad con ellos por medio de una
escribir y dictar estas cosas, con el fin preciso de conducir a ve,rdadera pureza de cuerpo y alma".
los demás, por medio de estas descripciones imaginativas, como
por medio de imágenes pintadas, para gustar un día aqueillos De este modo, Gertrudis había encontrado finalmente el
más altos secretos de la unión divina. significado de aquella visión; mas no sin antes haber ella mis-
ma indagado con cierto afán. Por eso tuvo una duda:
"Vos sois testigos de mis vivos deseos de alabaros y daros gra-
cias por esa inconmensurable bondad que no ha rechazado mi indig- "La Santa tuvo entonces temor (temor muy natural en los huma-
nidad. ¡Ojalá que, al leer estas páginas, se sientan otras almas sedu- nos) de que esta luz no procediera del Espíritu divino, sino de su
cidas por la dulzura de vuest,ro amor y sean atraídas a gozar en propio sentido. Pero a esta duda le respondió una palabra consola-
vuestra intimidad de una dicha aún mayor, para que así podáis ser dora: No temas-le dijo el Señor-; porque tu voluntad está tan
Vos glorificado! Los que estudian, comienzan por aprender el alfa- íntimamente unida con mi divina voluntad, que no puede escoger
beto, para llegar luego a la filosofía. Pues bien: que estas descrip- más que lo que yo escoja. Por lo tanto, tú deseas en todas las cosas,
ciones e imágenes lleven también a las almas a saborear en sí mis- antes que nada y por encima de todo, mi gloria. Por eso, están tan
mas este maná oculto, que no puede ser conocido más que por me- sometidos a tu voluntad los espíritus angélicos, que si ellos no hubie-
dio de figuras, pero del que sólo tiene todavía hambre aquel que ran rogado por vosotras, como acabas de entenderlo, lo harían ahora
ya lo ha saboreado:· <. mismo, sólo porque así te gustaría que lo hicieran. S¡; después que
yo, que poseo el título supremo de Emperador, te he nombrado a ti
Las mismas ideas se repiten con insistencia por la confi- emperatriz; todos mis príncipes celestes se inclinan de tal modo ante
tu voluntad, que, si tú les mandaras lo que no han realizado jamás,
dente de Gertrudis 8 • lo harían al punto, conforme a tus órdenes, y volarían en seguida
Por lo mismo, para Gertrudis, es importante la explicación para ejecutar sin demora tu voluntad"'º.
del significado de cada una de las visiones. En esta explicación
se cifraba para ella todo el jugo y toda su utilidad. Jamás Lo cual, sin embargo, digamos nosotros, no impediría que
omitió hacerla, al menos brevemente. las explicaciones predichas que Gertrudis habría dado a sus
Pero ¿creía Gertrudis que estas explicaciones eran inspi- visiones por supuesta inspiración divina, serían en realidad
radas por Dios? La religiosa que escribió el libro primero del fruto de su industria humana y no de una especial inspiración
LegatU's estaba persuadida de ello, y no admitía que allí pu- divina propiamente dicha. Gertrudis no se alarma precisamente
diera verse el fruto de la simple industria de la misma Ger- por esa conclusión, o, al menos, el Señor la amonestó de no
trudis 9 • Mas la Santa parece haber sido bastante más cauta. alarmarse. Porque en otra ocasión, en que estaba atormentada
En el libro cuarto, por dos veces se propone explícitamente la por la misma duda en torno al origen divino de sus explicacio-
cuestión de si aquellas explicaciones que describía de sus vi- nes, Cristo la respondió:
siones imaginativas no debieran considerarse, por si acaso, fru-
"¿Y por qué serían menos estimables mis favores cuando, para
to de su propia industria. Y la respuesta que refirió como ha- conseguirlos, hago que coopere Jo que he creado en ti para mi servi-
bida del mismo Cristo es, en los dos casos, muy oauta. Una cio, pues se admite, y hasta se admira, el consejo que tomé conmigo
vez, en la vigilia de la Navidad, durante las vísperas, mien- mismo antes de crear al hombre diciendo: Hagamos al hombre¡ a ima-
tras se cantaba la doxología del himno Gloría tibi Domine, gen y semejar.za nuestra?, etc. (Gen 1,26). P:or lo que se refiere a las
Gertrudis vió una multitud de ángeles que volaban por toda demás criaturas, ya sabes tú que me contenté con decir: Hágase ia
luz, hágase el firmamento, etc. {ibid., 1,36).
• IV,12 p.334.
• Cf. II,5 p. 70ss. Gertrudis no se sintió del todo satisfecha, por lo cual ob-
7 II,24 p.113.
servó: "Si yo invocara esta autoridad, otras personas podrian
• P.ej., pról. p.4; I,1 p.10; IV,25 p.3'81ss,; IV148 p.435; V,36 p.613 .
• 1,1 p.10. "' IV,21 p.297.
708 P.5.ª LITURGIA, Y VIDA
~~~~~~~~~~~- C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 709
esforzarse en inventar, según su espíritu personal. muchas no- Señor y proporcionarse así una agradable satisfacción. Su elección
vedades, apoyándolas también en esa misma autoridad, sin pareció complacer a Dios de un modo muy particular" ".
haberlas recibido por eso de vuestra gracia". Mas con tal que
se verifiquen determinadas condiciones previas, el Señor no Todo esto parece que se refiere directamente a aquellas
encuentra inconvenientes en esta consecuencia: explicaciones doctrinales que Gertrudis impartía a los demás
a propósito de sus visiones imaginativas. No me consta que se
ººRespondióle el Señor: He aquí cómo hay que discernir en estos haya dudado del origen propiamente sobrenatural de esas mis-
casos: un aima que ha experimentado que su voluntad está unida a mas visiones, incluido su mismo aparato imaginativo. Sin em-
la mía en todas las cosas y de tal modo que no hay nada, ni prós- bargo, es cierto que no se exageraba su importancia. Com-
peras ni adversas fortunas, que pueda hacerla separarse de mi bene-
plácito; un alma que, además de esto, busca mi honor y mi gloria en prendemos mejor su sinceridad cuando las consideraba "imagi-
todos sus actos personales o en aquellos que le son impuestos, hasta naciones pintadas", todas al servicio didáctico de los demás
el punto de renunciar en todo a su propio provecho, esta tal puede para atraerlos a un maná escondido "quasi per ascenso ríos
afirmar, sin temor, todo cuanto le haga conoce,r y saborear en el gradus imaginationum", dice la confidente de Gertrudis ·13 • Por
secreto de su corazón el ejercicio de sus facultades, siempre que todo lo mismo, no ha de verse en Gertrudis ningún visionarismo en
dio esté conforme con el testimonio de las Escrituras y sea útil sentido peyorativo. .
para d prójimo" u. Podemos preguntarnos entonces por qué aquella exuberan-
cia de visiones imaginativas. La respuesta la da el mismo prin-
Como se ve, las precauciones son muchas. Como quiera cipio de Gertrudis que citábamos pocas páginas antes: Dios
que sea, verificándose estas precauciones, la cuestión de saber adapta el modo de comunicarse al lugar, al tiempo, a las per-
si las explicaciones propuestas hayan sido verdaderamente ins- sonas. Gertrudis es una medieval. La sed de simbolismo en la
piradas por una gracia especial o bien hayan sido fruto del piedad medieval, y no sólo en la piedad, es un fenómeno bien
trabajo natural del que las da, pierde toda importancia. A nos- conocido y muy general en aquella época para que sea nece-
otros tooa revelar que todo esto sabíalo Gertrudis muy bien sario insistir sobre e.llo 14 •
y que, por lo mismo, estaba muy lejos de atribuir importancia
decisiva al origen propiamente sobrenatural o sólo natural de Expresiones e imaginaciones tomadas
las lecciones que estaba obteniendo de sus visiones. de la vida nupciaL
Y es cierto que estimaba mucho aquellas instrucciones des-
tinadas a los demás. Hasta tal punto, que en una ocasión en Ese mismo principio por el que Dios adapta el modo de co-
que el Señor la dejó la elección de ser ella misma iluminada, municar sus dones al lugar, al tiempo, a las personas, nos hará
o por vía completamente superior y más profunda, pero inco- comprender, y reducir a sus justas proporciones, el otro fenó-
municable a los demás, o por una vía inferior, pero comunica- meno, chocante al primer contacto, en los escritos gertrudia-
ble, prefirió esta segunda por ser m~s útil a los otros. nos: las expresiones y las imaginaciones de evocación erótica.
Gertrudis se introduce indiscutiblemente en la tradición mís-
"En efecto, la Santa tenía dos modos diferentes de gozar de Dios: tica llamada "nupcial", porque vive y explica sus relaciones
por el primero era transportada tan completamente hasta Dios por
el éxtasis, que no podía decir luego más que muy pocas cosas para místicas de la unión del alma con Dios en el cuadro imagina-
utilidad de su prójimo; por el segundo penetraba en el sentido profun- tivo y con el vocabulario tomado de las relaciones esponsales
do de las Sagradas Escrituras. Su inteligencia, iluminada por Dios, o matrimoniales, siguiendo el ejemplo del Cantar de los Can-
encontraba en ellas un delicioso y extraordinario sabor. Parecía que t·ares y aplicando su lenguaje no sólo a las relaciones entre la
se deleitaba entonces, por decirlo así, cara a cara delante del Señor, Iglesia y Dios, sino también a las relaciones de cada alma con
como se sienta un amigo en la intimidad delante de su amigo para Dios. Todas las místicas de Helfta, como otras muchas místicas
jugar al ajedrez. En este caso la Santa podia hacer en seguida que germánicas del siglo xm 15 , viven en esa atmósfera.
aprovechara a los demás lo que ella misma habia recibido. Ésta fué
la razón por qué le preguntó el Señor si quería ser servida o si
"' IV,2 p.290.
prefería servir. Pero la Santa, despreciando su propio provecho, " V,36 p.613. Es, en sustancia, la conc>cida dodrina a la que San
para buscar el de Jesús, su Señor, prefirió servirle laboriosamente, J"uan de la Cruz habría de dar una expre,ión clásica (Subida II,15, es-
pa•a su gloria, antes que saborear pasivamente lo dulce que es el pecialmente n.3.4.9; ed.crít del P. Crisógono II,17 p.602ss.).
ª'"
14 Cf., p.ej., llI. D. CHE!'!U, La théologil) XII 0 &itole (Paris 11157)
p.159-220. 15
"'Cf., p.ej., en Diction. de Spiritu.a.Mté v. Gonitem.plation fase.14-
p.1972ss.
710 P.5.ª Ll1URGIA Y VIDA
C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 711
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La han aprendido, sobre todo, de San Bernardo. Santa terno, sino también interno, de esa vida, como aparece en
Gertrudis, por su parte, acentúa aún más la dosis. Ciertamen- modo característico en Gertrudis, la cual, para situar en el
tiempo las gracias místicas de que habla, no considera el año
te, -~ale ª'iuí ::iquello de omnia mtt~da mundis. Sin embargo, es
~ás que en orden a las fiestas y a los ciclos litúrgicos, y la
legitimo anadir una observación. No se quiere en modo alguno
desconocer la legitimidad, en Gertrudis, como en tantos otros ¡ornada en orden a las horas canónicas del Opus Dei. Se trata,
santos y santas, puestos al seguro por su misma eminente santi- pues, de un cuadro de vida en el que la liturgia domina no
dad; .de representiarse y expresar los arcanos más altos, y que sólo cualitativamente, sino también cuantitativamente.
trascienden toda imaginación y sensibilidad, de la unión mística El resto de las ocupaciones en el monasterio de Helfta es-
taba constituido por el desempeño ordinario de los oficios ne-
c?? Dios'. con las imágenes y vocabulario nupciales. Mas tam- cesarios para la marcha de una comunidad y por el estudio.
bien es cierto que ese modo de obrar no está unido necesaria-
Los estudios humanísticos eran tenidos en gran honor, pero
mente con la mística. Existen auténticos místicos que lo igno-
más bien como fase preparatoria y por lo mismo encaminados
ra~ comp.letamente, por ejemplo, San Ignacio de Loyola. Ade-
mas, es mdudable que la presencia en un místico o en una a la educación de las niñas que se educaban en el monasterio.
El estudio específicamente monástico era la lectio divina: es-
mística de ese modo de representación, y especialmente su in-
tudio meditado de la Escritura, de los Padres y también de
tensidad e insistencia, depende, en fin de cuentas, de factores
naturales como el sexo, Ia sensibilidad, el temperamento, la los autores más recientes, en relación con los grandes temas
de la vida espiritual y litúrgica. Entendida la lectio divina de
educación, a los que Dios se adapta, usando de ellos como de
ese modo, preparaba inmediatamente a vivir la vida litúrgica
los demás elementos de la naturaleza buenos en sí mismos. De
profundamente. El paso de la lectio a la contemplación era
todo esto es fácil deducir que en la lectura de escritos en los
considerado natural y continuo.
que estos elementos representativos y expresivos tienen algu-
na consist~ncia, cada uno, según su propio temperamento, pue- La escala de esta ascensión, bien conocida en toda la tra-
de tranquilamente saltarse, o también, según los casos, debe dición monástica, era: lectio, meditatio, contemplatio, o bien
saltarse. Lo esencial es no dejarse impedir por aquellas ascen- más completa: lectio, meditatio, oratio (jaculatorias) contem-
sorii gradas imaginationum. que en los escritos gertrudianos platio 11 • Los escritos gertrudianos hacen con frecu~ncia alu-
sión a ella. Así, al fin de su obra, la confidente de Gertrudis,
c~ocan en cierto modo a nuestra sensibilidad legítimamente
diversa, para llegar, como decía la confidente de Gertrudis, a despu~s d~ hab~~ indicado el fin y la naturaleza del primer
enc?mmamiento por la escala de las imaginaciones corpóreas"
aquellas intimidades más secretas y a las fuentes más puras
hacia la experiencia mística, concluye de este modo:
y excelentes de la sabiduría, que brullen abundantes en estos
escritos, y que no pueden en modo alguno comunicarse ima- "Haga, finalmente, que los principiantes, demasiado flacos para
ginativamente a la inteligencia de quien no tiene dicha expe- que puedan nadar en el río del amor divino, se sirvan de estas pá-
riencia 116 • ginas como de un vehículo que les ayude a caminar hacia Dios.
¡Ojalá que las gracias concedidas a otras almas les conduzcan tam-
Cuadro de la vida externa de Santa bién a ellos, como por la mano, a la lectura, a la meditación y a la
Gertrudis. contemplación, para que comiencen a saborear lo dulce que es el
Señor y lo verdaderamente feliz que es el hombre que espera en Dios
Finalmente, una breve indicación al cuadro externo en que y pone en Él toda su preocupación! 18
vivió Santa Gertrudis. Al presentarla, en efecto, como un buen
ejemplo d~ espiritualidad litúrgica, no podemos olvidar, para En el cuadro de vida de su monasterio Gertrudis no parece
entender bien desde el principio los límites de este modelo, el haber ejercido oficios administrativos de alguna importancia.
cuadro especial de vida qu•e foé el suyo. Este cuadro fué el Jamás se hace alusión a ello en sus escritos. Tal vez fue can-
de un monasterio de monjas benedictinas. La característica tora segunda auxiliar de Santa Matilde 19 • Fue exactísima en
de la ordenación de semejante vida es, como se sabe, de estar la observancia de todos los ejercicios regurales y de los tra-
precisamente encentrada en el cumplimiento de la liturgia: la bajos ordinarios: "observaba con tal amor las costumbres de
Misa y el oficio divino. Las horas del Opus Dei dan el ritmo la Orden referentes a la asistencia al coro, a los ayunos y a
a toda la jornada; las fiestas litúrgicas, a todo el año. De este 17 Cf. Diction.. de Spiritualité v. Oante!mplation fasc.14-15 p.1946.
modo el calendario litúrgico es el calendario real no sólo ex- 1960.
18V,36 p.613.
,. Cf. V,36 p.613. w V,1 p.51.0.
712 P.5.ª LITURGIA Y VIDA
c.:2:2. SANTA GERTRUD!S Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 713
los trabajos comunes, que no se dispensaba nunca en nada de
esto sin experimentar un profundo disgusto" 20 • Desde niña trata de luchas dramáticas contra los vicios y las malas incli-
fué de mente despejada, superior a la mediana: "aparecía llena naciones. Habiendo entrado desde muy niña en el convento,
de saber y de elocuencia, y su inteligencia captaba tan fácil- sin salir jamás de él. vivió una vida de extraordinaria limpieza
mente todas las cosas, que los que la oían quedaban admirados y ~~reza, ~ncluso en el primer período, aquel en que Eué una
de ella. Cuando fué admitida en la escuela, la viveza de su religiosa simplemente honesta y laudable, apasionada por el
espíritu y la finura de su inteligencia la hicieron superar muy estudio, sin llegar a ser espiritualmente muy fervorosa. La con-
pronto a las niñas de su edad en toda clase de ciencias" 2 1. versión a la vida espiritual y fervorosa aconteció a la edad
Cuando se despertó ·en ella el interés por el estudio se dió a de veintiséis años, a continuación de una turbación e intran-
él con toda avidez y pasión. Después de su conversión a una quilid~~. de co?ciencia que duró un mes, y especialmente por
vida más perfecta, considerará luego con dolor de haberse de- una vis10n, temda al atardecer, hacia el crepúsculo, después de
jado llevar, en los años de su adolescencia, por un sentido Completas, en el dormitorio, y en la que Cristo la dió a en-
demasiado humano en el estudio. Incluso después de su en- tender que la quería toda para ÉL Esta conversión es simple-
trada en la vida mística, el estudio, o con mayor exactitud, la mente el momento en que Cristo, para atraerla toda hacia Él,
lectio de la Escritura y de los Padres fué siempre 'en ella ob- la libra definitivamente del afecto demasiado natural que había
jeto de gran estima 22 • tenido hasta entonces por el estudio y la condujo a un ver-
En el monasterio de Helfta el contacto con el mundo exte- dadero conocimiento de sí misma, infundiéndole al mismo tiem-
rior era muy escaso. En el caso de Gertrudis misma fue redu- po un vivo sentimiento de sus imperfecciones y negligencias
cido al mínimo. Habiendo entrado desde muy niña, a los cinco respecto a la suma pureza de vida que Dios exige 26 • Entonces
años, en el alumnado del monasterio, parece haber perdido comienza a reflexionar cómo debería corresponder a las gra-
muy pronto a sus padres, o al menos en el convento fué "una cias de Dios y vivir una vida de unión con Él:
desterrada por los padres", ní tuvo al menos parientes o ami-
gos muy cercanos de los que pudiera gozar el cariño natural ·23 • " ... me inspiraste que si yo, con un agradecimiento continuo, hiciera
remontar hasta Vos, como el agua de un río que retornara a su fuen-
A la edad de treinta y cuatro años, y tal vez más, no recor- te, las gracias de que he sido colmada; si me esforzara por crecer en
daba haber visto jamás a una madre acariciar a su hijo '24 • Todo las virtudes, como un árbol vigoroso, y por producir las flores de
esto, sin embargo, no la impidió tener un sentido eclesial des- las buenas obras; si, despreciando todo Jo terreno, remontara libl'e-
pierto, dándose cuenta muy bien de los diversos géneros de mente, como las palomas, mi vuelo hacia las cosas del cielo, ajena
vida y de las necesidades diversas de la Iglesia '23 • a las pasiones y al tumulto de aquí abajo, para no apegarme más
Estas noticias pueden bastar como preparación para com- que a Vas solo, entonces, ¡oh Dios mío!,. mi corazón se convertiría
prender los escritos gertrudianos en general. Ahora bien, para para Vos en una mansión llena de encantos""'.
estudiarlos más de cerca en el cuadro de una espiritualidad
litúrgica, los examinaremos sucesivamente desde el punto de Entonces la dió Cristo la gracia de un sentimiento superior
vista de la purificación ascética y del ejercicio de las virtudes, y continuo de su presencia en ella, sentimiento que, como ella
de la atención vital relativa dada a los diversos dogmas de la atestigua después de nueve años, no perdió }amás, excepto una
fe, de la vida mística propiamente dicha y, finalmente, de la vez durante once días, por haberse dejado llevar de una con-
oración extralitúrgica y de las devociones. versación demasiado mundana, según creía '28 • Desde aquel mo-
mento Gertrudis se adhirió a Cristo con un desasimiento total
de todo lo demás, con un maravilloso estado de libertad en
2. PuRIFICACIÓN, EJERCICIO DE LAS VIRTUIDES Y VIDA todas las cosas, por lo cual: "en todo momento encuentro a
LITÚRGICA DE GERTRUDIS mi amada, decía el mismo Cristo, para recibir mis dones, por-
Asp,ecto general. que no soporta en su 1alma absolutamente nada que pueda obs-
taculizar mi acción" 29 • Defectos e imperfecciones le quedaron
El sentido de purificación en la vida espiritual, como es todavía, naturalmente, permitiéndolo Dios para salvaguardar
conocido, perdura a su modo toda la vida, incluso cuando el su humildad 30 • Mas fueron atacados cada vez más profunda-
alma ha alcanzado las cimas más altas. En Gertrudis no se
20 II,1.2.
°" I,11
21
p.32. "' I,16 p,52.
°' III,30 p.130.
27 II,3 p.63.
I,1 p.7. "" !bid ' p.64.
oz 1,1 p.8ss. ; I,4 p.18. " III,69; III,89; III,90. "" I,11 p.35 .
•• p.17.
\
C.22. SANTA C'.;ERTRUDIS Y I A ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 715
'114 P.S." LITURGIA Y VIDA
de sí misma, que muchas veces se decía: "Aunque tuviera que sufrir
mente en su misma raíz, sobre todo por un se:itimiento pro- más tarde los tormentos del infierno, como lo he merecido, me ale-
fundísimo de la propia indignidad y vileza y de la bondad, graría, sin embargo, de que Dios hubiera recogido en otras almas
misericordia y amabilidad de Dios, sentimiento que acompañó el fruto de sus dones''. Le parecía que las gracias de Dios, deposi-
siempre a toda nueva gracia que recibía. tadas en la más vil de las criaturas, habían de producir mucho más
Es así cómo un profundo y sincero sentimiento de compun- fruto que en su alma, y, por eso, estaba siempre dispuesta a reci-
ción, jamás dividido por el ardiente sentimiento de gratitud a birlas para hacer participante de ellas al prójimo, como si fuera
Dios, invade todos los escritos de Gertrudis, testimonio cierto para éste, sobre todo, para quien las había recibido. Examinándose
a sí misma, se veía como la última de aquellos de quienes dice el
de su continuo estado de ánimo. Profeta: Omnes ge(ltes non sint, sic SJUnif: ooram te: "Ante ti todas
El libro segundo del Legatus, escrito por ella misma, se las gentes como si fueran" (Is 40,17). Y más abajo: Quasi pu[v.js
abre con esta exclamación: exigu1113: "Como un poco de polvo". Porque de .igual modo que un
poco de polvo, oculto bajo una pluma o bajo otro objeto semejante,
··¡Que el abismo de la sabiduría increada llame al abismo de la es preservado de los rayos del sol por esta sombra liviana, así se
admirable omnipotencia, para ensalzar esta incomparable bondad que ocultaba también ella, para rehuir el honor que pudiera venirle de
hi.zo descender los torrentes de vuestra misericordia hasta el profun- tan sublimes favores. La gloria de éstos se la devolvía a Aquel cuya
do valle de mi mise'fia! 31 inspiración previene a los que Él justifica. Ella, por su parte, no
descubría en su alma más que indignidad e ingratitud frente a unos
Al 1llegar al fin de este mismo libro, en un capítulo sinté- dones tan gratuitos. No obstante esto, su deseo de la gloria de Dios
tico, junto al catálogo de los mayores beneficios recibidos, no la: impulsaba a reveilar las bondades que el Señor le prodigaba, y ex-
omitió añadir el elenco de sus ingratitudes ª'2 , y terminó todo presaba su intención con estas palabras: "Es justo que recoja Dios
en el prójimo el fruto de los favores que ha otorgado a una cria-
con la siguiente oración:
tura tan indigna como yo". Un día, durante el paseo, le dijo al Se-
ñor, con un profundo menosprecio de sí misma: "Vuestro mayor mi-
"Mientras tanto, conforme a vuestra promesa y al humilde deseo lagro, ¡oh Dios mío!, es d que pueda soportar la tierra a una peca-
de mi corazón, dignaos conceder, a cuantos lean estos escritos con
dora como yo" "*.
humildad, la gracia de glorificar vuestra divina condescendencia, de
tener compasión de mi indignidad y de desear su propio adelanta-
miento. Haced, ¡oh Dios mío!, que, de estos corazones inflamados de
La compunción.
amor y semejantes a incensarios de oro, suba hasta Vos un suavísimo
perfume, que repare con exceso mi negligencia y mi ingratitud" 33• Es cierto que en Gertrudis el sentimiento de su indignidad
y de la misericordia y bondad de Dios fué el gran instrumento
La confidente de Gertrudis y testigo de su vida, que en- de su purificación cada vez más profunda. Aunque por largos
grandece a porfía su sentido de la justicia, su ardiente celo años la consumiese la enfermedad y la tuviese con frecuencia
por la salvación de las almas y la gloria de Dios, su exactitud en el l~cho, fo cual, naturalmente, fué en las manos de Dios
en los ejercicios regulares, su compasión y discreta caridad, su un instrumento para alcanzar el mismo fin de su purificación
sentido de delicada pureza y su extraordinaria confianza en cada vez más profunda, por lo que puede verse a través de
Dios, exalta entre todas sus virtudes como la más notable su sus escritos, también en este caso, más que por medio del do~
humildad: lor, como tal, ese fin se conseguía por medio de una penetra-
ción cada vez más intensa en la bondad y en la amabilidad de
"Entre todas ellas resplandecía especia1lmente la humildad, verda- Dios y en su indignidad propia, sentimiento que Dios le infun-
dera fuente de todas las gracias y guardiana de las virtudes. En efec- día en las gracias de unión que le concedía con ocasión de su
to, se juzgaba tan indigna de los dones de Dios, que no hubiera po- enfermedad.
• dido consentir en aprovecharse de ellos ella sola. Por el contrario,
Ahora bien, todo esto acontece en Gertrudis siempre en re-
se consideraba como un canal destinado, por una misteriosa dispo-
sición de la Prnvidencia, a transmitir la gracia de los elegidos del lación estricta con la vida litúrgica. Así que en ella: las gra-
Señor. No sólo se creía indigna de recibir estos dones, sino que hasta cias de intensa unión con Dios, el sentimiento profundo de la
le parecía que no producían ningún fruto, si no hacía participante propia indignidad, el conocimiento y la corrección de los pro~
de ellos al prójimo, por medio de sus palabras o de sus escritos. píos defectos, y la vida litúrgica, son cosas inseparables. Es
Obraba en esto con tal amor de Dios y con un desprecio tan grande visitada por Dios en la vigilia de la Asunción, mientras tiene
lugar el capítulo de la comunidad después de vísperas:
01 II,l p.59.
"" II,24 p.109-112. º'* I,ll p.31-33.
"' II,25 p.113ss.
716 P.5.ª LITURGIA Y VIDA c.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 717
\
"No hay término qtie pueda expresar cómo, ¡oh luz increada!, que El Señor la dió a entender que no debía despreciarse; que
venís de lo alto, visitasteis mi alma con las entrañas de vuestra du'- estas dificultades y defectos no significaban que ella no tuvie-
zura y de vuestra bondad. Por eso, permitidme, ¡oh fuente de todos se caridad, y que la caridad cubre la multitud de pecados, y
aos bienes!, permitidme que• inmole sobre el altar de mi corazón la que l!,l s:Jele angustiar la conciencia de sus elegidos para des-
hostia de la alabanza, para que pueda experimentar con frecuencia,
con todos vuestros elegidos, esta unión tan dulce, esta dulzura tan pegarlos de las cosas terrenas 36 •
unificante, que había permanecido totalmente desconocida para mí Oertrudis, inteligente y ya apasionada por las letras y el
hasta aquel instante. Cuando considero lo que había sido mi vida estudio, poseía además el don natural de la elocuencia. Era
antes de aquel día y lo que ha sido después de él, debo proclamar una de esas personas que cuando hablan de cualquier motivo
sinceramente que fué aquél un don completamente gratuito y que no que les interesa lo hacen saber con tan íntimo ardor de ánimo
lo había merecido en modo alguno. lVIe disteis entonces un conoci- y con tanta discreción al mismo tiempo que encantan natural-
miento tan luminoso de Vos, que permanecí mucho más impresio- mente a cuantos las escuchan 37 • Después de su conversión a
nada de la dulce ternura de vuestra familiaridad, que no lo hubiera una vida más perfecta se s'ervía de este don para hacer bien
quedado con los castigos. Sin embargo, no recuerdo haber experi- a los demás 38 • Pero podría existir algún peligro de vanidad y
mentado estaSi delicias en otros días más que en aquellos en que de complacencia en sí misma. Un día consideró que no tenía
me llamabais Vos al banquete de vuestra mesa real''"".
ya tanto éxito al hablar ni atraer a los demás como antes. Y
se lo dijo al Señor:
Nótense estas últimas palabras: el conocimiento de Dios y
el amor de su amistad experimentados en las gracias de unión .. ¿Cómo podréis atraer hacia Vos a otros por medio de un alma
han atraído más poderosamente a Gertrudis que los otros me- tan indigna como la mía? Ya he perdido en gran parte el don que
dios de corrección, y todo esto unido con la acción litúrgica, tenía en otro tiempo de hablar e instruir?" Díjole a esto el Señor':
especialmente en los días de comunión. Es un notable signo de "Si tuvieras todavía el don de la palabra, atribuirías quizás a tu
su modo general de progresar en la purificación. elocuencia esa facilidad con que atraes hacia mí las almas. Te he
privado en parte de ese don para que sepas que ·ese poder no pro-
Más en los escritos de Gertrudis, en este campo, no se cede de ti, sino que te ha sido concedido por una gracia espe-
tienen sólo afirmaciones generales. Más de una vez se hace cial'' "'.
alusión a la purificación en el cuadro de la vida litúrgica de
determinadas tendencias menos perkctas. En varias ocasiones Oertrudis tenía, naturalmente, un ánimo delicado, sensible
se habla de cierta tendencia de Gertrudis a la impaeiencia 35 • a las bellezas de la naturaleza 40 • Sus escritos, especialmente
He aquí un incidente: las imágenes en las que, como por misterioso reflejo de las
gracias más espirituales y sublim'es que la misma imaginación
"En los días que siguieron a la fiesta de San Ba,rtolomé se v10 y sensibilidad, se traduce en cualquier modo su experiencia de
invadida por una tristeza profunda e indefinible, que le hizo perder la unión mística, demuestran un fondo de temperamento na~
la paciencia. Como consecuencia d'e esta fiaqueza, quedó sumergida turalmente d•elicadísimo y tan ardiente que, si no hubiera sido
su alma en unas tinieblas tan espesas, que le parecía haber perdido protegido por el ambiente y especialmente protegido, fortifica~
las alegrías de la presencia divina. Por fin, el sábado, mientras can- do, purificado y sublimado por la gracia, hubiera podido caer
taban la antífona Stella maris Maria: "María, estrella del ma,r", re- en la sensualidad 41 • Esa desviación, ciertamente, no tuvo lu~
cobró de nuevo la alegría espiritual por la poderosísima intercesión gar 412 • P>ero se comprende que tal naturaleza, habituada des-
de la Madre de Dios. El domingo siguiente, mientras se regocijaba
de saborear las dulzuras de su Dios, se acordó de su impaciencia
de niña a las bellezas de los oficios corales, incluso después
pasada y de sus más defectos, y concibió un g,ran desprecio de sí 06 III.4 p.121ss.
misma. Entonces pidió al Señor la gracia de poder enmendarse, pero • 1 I,1 p.9.
lo hizo con tal abatimiento, por causa de sus muchas y grandes mi- "" Cf., p.ej., I,1 p.Sss.
serias, que exclamó como desesperada: "¡Oh misericordiosísimo Pa- :w IV,30.
•• Cf., p.ej., 11,3; I,8 p.26.
d11e!, dignaos acabar con los males a: que yo no sé poner límites ni 41
Es el hecho, al qn~ antes hemos aludido, dél uso del vocabularie> con
medida: libera me, Domine, et pone me iuxta te, et cuiusvis manus evocación erótica 0n Oertruflis. Nótese que eJ fenómeno no se aplica bas-
pugnet contra me: "libradme, Señor, y ponedme a vuestro lado, y tante por el influjo d<'l estilo rlel Cantar de Jos Cantares. E'ste libro,
como ha obdervaclc muy bien el P. DoYfull.E (Le mémorial spiritu.el ac
que se levante contra mí cualquier mano" (Iob 17,3}. S. Gertrude [París 19fi3] p.31), no es una fuente principal de in.-pira-
ción del Legatu.s, especialmente en el Jibr._.. 2, escrito por la misma Ger-
trudis. Y el poco Jugar que el Cantar tiene en los escritos de Gertrudis,
"'11,2. Cf. también II,24 p.107. lo obtien,e prübablemente a través de la liturgia más bien que de :modo
., P.ej., 11,15; 11,16 p.144; III.4. Cf. l,ll p 35; 1,12 p.39; I,16 p,51; directo.
III,30 p.191; III,55 p:.229; 111,63 p.237; IV,2 p.288. .. l,9.
718 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.22. SANTA GERT~UDIS Y tA ESPJR!TUALID1\D LITÚRGICA 719
\
de una entrega absoluta a Dios en una vida más perfecta, de 11na conmoción de cólera. A la mañana siguiente, en la ora-
haya podido gustar 'en fa liturgia, además del maná de vida ción\ se le presentó Cristo en una figura que inspiraba com-
espiritual que Dios la suministraba continuament'e en ella, el pasión, lo cual excitó en ella un fuerte remordimiento de
aspecto de belleza artística. Esto vale especialmente para el conciencia y el preferir más bien haber visto a Cristo ausente
ce.nto gregoriano, cuyo valor estético es cosa reconocida por de su alma en ese momento, "pero sólo en aquel momento en
todos los entendidos. Es ci'erto que Gertrudis amó profunda- que había descuidado rechazar al enemigo que me entretenía
mente la asistencia a los oficios, especialmente los días de con sentimientos tan contrarios a vuestra santidad" 49 • Otra
fiesta, y que fué para ella motivo d•e grandísima mortificación vez se resintió fuertemente de una observación que la hizo una
ser con frecuencia privada de ellos, a causa de su enferme- religiosa de su monasterio de que para encontrar verdadera-
dad 413 • Parece incluso que propiamente ella haya tenido que mente a Jesús era preciso que •ella vigilase sobre sus sentidos .
soportar en ese campo las purificaciones pasivas por las que como velaban los pastores sobre sus · rebaños.
han de pasar cuantos son llamados a las .cimas más altas die la
perfección. Como quiera que sea, el Señor la hacía ver que "Esta advertencia me desagradó y me pareció fuera de propósito,
pues habíais Vos fijado tan bien mi alma en vuestro amor, que me
ser privada de los oficios a causa de la enfermedad ayudaba parecía poco conveniente serviros como sirve a su am¡o un pastor
enormement'e a la santificación, pues la purificaba de todo afec- mercenario. Estuve dando vueltas· en mi espíritu a estos pensamien-
to puramente natural 44 • tos con abatimiento desde la mañana hasta la tarde."
Es cierto, pues, que ella amó profundamente al canto gre-
goriano 45 • Pero también aquí quería purificarla Dios de una A la tarde, sin embargo, al fin de Completas, mi'entras se
complacencia con visos bastant•e humanos. recogía en el mismo lugar d•e la oración, Cristo mismo se dig-
nó endulzar su tristeza con una comparación.
"En cierta fiesta im'pedía cantar a la Santa un malhadado dolor
de cabeza. Entonces preguntó al Señor por qué permitía que le "Y añadiste que si se insinuara en mi espíritu cualquier influen-
sucediera esta desgracia, sobre todo en los días festivos. A lo que cia para obligarlo a torcer mis afecciones, fuera a la de.recha, por
le respondió Él: "Por miedo a que, seducida por el encanto de las la esperanza y la alegría; fuera a la izquierda, por el temor, el do-
sagradas melodías, te hagas menos apta para recibir los toques de la lor y la cólera, yo debería hacer tomar en seguida esta afición, gra-
gracia." Pero ella objetó: "Vuestra qracia, Señor, podría guardarme cias a la vara de vuestro temor, el centro de mi corazón, por medio
muy bien de caer en ese peligro". "Efectivamente-le respondió el Se- de la guarda de mis sentidos, ·e inmolarla, .como. se inmola a un
ñor-; pero es más ventajoso para el alma el que, por medio de la cordero recién nacido, para servirla en vuestra mesa" •0 •
prueba y del sufrimiento, le sean quitadas las ocasiones de caer, pues
así tendrá el doble mérito de la paciencia y de la humildad" "". De modo semejante instruyóla Dios sobre la necesidad del
"Después de haber cantado maitines con perseverante devoción se desinterés, incluso en la plegaria 51 y sobre la nettsidad del
prequntó la Santa si no habría desmerecido a Jos ojos de Dios por deseo de padecer 512 •
cualquie:r negligencia, pues no había gozado de las luces intelectua-
les que acostumbraba a recibir en la oración. Pero entonces fuéi di- Poder unificador de la liturgia.
vinamente instruida con estas palabras del Señor: Si se examina la
balanza de la justicia, ciertamente que ha merecido ser privada de De este modo, en Gertrudis, como se nos aparece 'en el
las dulzuras y luces espirituales, porque al poner un placer natural
en la sonora melodía del canto has seguido el impulso de tu propia
Legatus y en los Ejercicios, no advertimos nada de aquella
voluntad. Sin embargo, recibirá una recompensa en la vida futura. lucha penosa y dramática de las purificaciones activas y pasi-
poroue has preferido los trabajos de mi servicio a tu propio repo- vas que vemos 'en la vida de tantos santos y de tantos mís-
,, 41
so . ticos sobre todo. Ella, desde el primer instante en que pode-
mos seguirla, se nos aparece, como agua de una pureza cris-
Aparecen también claros en Gertrudis los rasgos de un ca- talina, sólo enturbiada aquí y allá por alguna que otra bur-
rácter que hubiera podido degenerar en fiereza, e incluso en buja 53 • El progreso de purificación, que también ha debido
arrebatos de r'esentimiento e ira 48 • Una tarde se dejó llevar
""II,12.
•• C!f., p.e'j., nr,:n p.189; IV,!! p.324, y con frecn?ncia en el libro 4. ""II,13.
44 Cf., p.ej., III.30 p.189. 51
II . 16 p.87.
40 52 III 5
Cf., p•.ej., II,16 p.87; IU,30 p.85s.s.; III,59; III,14; IY,41 p.417"
IY,46 p.426. '"' Vé~n~e las palabras de Cri.sto: "Desde su infüncia la he llevado
•• III,30 p.185ss. entre mis brazos, conservándo'1a inmac;ulada hasta el momento en que
" lY ,41 p.418. ella se unió •?Spontáneamente a mi con toda la fuerza de su voluntad.
'" Cf., p.ej., II,12; II,13; II,1 fin: cervi~ m·(!a•m \!14Qmitam ... Y entonces, a mi vez, me di a ella con mi virtud divina" (I,3').
720 P.5.ª LITURGIA Y VIDA -f \ C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRl'IUALIDAD LITÚRGICA 721
verificarse en ella, desde el momento de su entrada en la y1da c~~toda clase de ':'irtudes 58 • De ahí las gracias de la ilumi-
nac1, n de sus prop10s defectos en estas mismas ocasiones 5 9.
mística, no aparece con gran relieve, según los docum~ntos
que pos'eemos. Sin embargo tampoco en ella como en cual-
quier otra alma que Dios conduce a las cimas más elevadas
de la santidad, no pueden faltar estas purificaciones, de' cual- Esfuerzo ascético y conciencia de la
quier modo y forma que sean. Hemos puesto de reli1~:..re los gracia. La "suppletio".
rasgos característicos que encontramos en sus escritos.
Pero lo que aquí nos interesa hacer constar es que 'este De ahí también el temor d'e llegar al momento de la comu-
aspecto de purificación se inserta naturalmente y sin com- nión o de la fiesta sin estar suficientemente preparada. Mas,
plicaciones, como los otros elementos de su santidad, en re! ¿quién, conHando en sus propios esfuerzos, puede juzgarse su-
cuadro de su vida litúrgica, que es el de su vida espiritual. ficientem•ente preparado para ir al encuentro de Dios? Ger-
Las gracias de unión y de iluminación, recibidas en íntima trudis lo sabe muy bien. ¿A qué recurrir entonces? A su asidua
unión con su vida litúrgica, ejercitan naturalment•e su fuerza práctica de la suppletio, es decir, a pensar, ante todo, en los
purificadora sobre la escoria que todavía en cierto modo la méritos de Jesucristo, en los dolores, en los deseos, en las ple-
manchan y de la que ella se da cuenta en seguida a través garias, en el amor de su santísima humanidad; de unirse a
de la luz de estas gracias. De 'este modo su esfuerzo moral ellos y ofrecerlos al Padre para que suplan su indignidad, sus
toma un aspecto nada complicado, sino simple y al mismo negligencias, sus defectos, sus p'ecados 60 • Con frecuencia re-
tiempo eficaz. No vemos en ella penitencias extraordinarias curre también Gertrudis a los méritos de la Virgen y de los
de alguna clase; ni métodos complicados o simplemente muy santos .. Hecho esto, a pesar de la fuerte conciencia de su in-1
'estudiados para el examen de la propia conciencia y la prác- dignidad y del escaso valor d'e sus esfuerzos ascéticos en pre:
tica de las virtudes morales. Vemos simplemente un gran amor pararse al enc.uentro con Dios en la acción litúrgica, se queda
por la lectio divina: estudio reflexivo de los Padres espiritua- plenamente tranquila. No sólo no se encuentra en ella una
les y especialmente die la Escritura que ella: "de gramática mínima huella de ment'e jansenística o pelagiana o semipela-
convertida en teóloga, jamás dejó de gustar ... y venían a ser giana, sino ni siquiera d•e subsconciente sobreestima del es-
para su boca, un panal de miel; para sus oídos, una dulce me- fuerzo voluntarístico del hombre en sus relaciones con Dios.
lodía; para su corazón, un gozo espiritual" 5 ' ; un gran celo por Sin rasgo alguno de tendencia laxística o quietística, en su psi-
la buena obs'ervancia de un monasterio 55 , por la oración, por cología domina tranquilamente la conciencia de la soberanía
los maitines y por todos los ejercicios y por todas las prácti- de la gracia y de la suppletio que hace Cristo a los pobres es-
cas regulares, de las cuales jamás se dispensaba, como hemos fuerzos de aquellos que les 'están unidos sinceramente con bue-
visto, sino por motivo de grave enfermedad 56 • Vemos espe- na voluntad y pureza del corazón.
cialm•ente a Gertrudis toda abrazada con el pensamiento y el
deseo a los grandes encuentros del amor con Dios en la ac- "Esta confianza le inspiraba también un modo muy espiritual de
considerar la sagrada comunión, pues no leía o no escuchaba nada,
ción litúrgica, sobre todo en los días de fiesta y de comunión. concerniente al peligro de recibir indignamente el cuerpo· del Señor,
Estos encuentros son el gran dinamismo de su vida espiritual. sin acercarse al sacramento con una esperanza más firme aún en Ja
incluso para el esfu•erzo ascético y purificador de su interior, bondad de Dios. Si se había olvidado de rezar las oraciones con
porque de ellos toma luz y fuerza para ver siempre mejor sus que es siempre conveniente prepararse a la comunión, no por eso
imperfecciones y detestarlas, para desear ser librada de 'ellas se abstenía de ella, pues, como juzgaba sus actos nulos o de poco
y hacer el propósito de trabajar con este fin. valor, creía que todos los esfuerzos del hombre, frente a este incom-
Especialmente ha tenido para ella grandísima importancia parable don gratuito, son com0¡ una gota de agua comparada c:on
moral y ascética la pr'eparación a las fiestas y a la partici- la inmensidad del océano. Aunque no viera ningún modo de pre-
pación en el sacrificio de la Misa. Quiere ir preparada al en- pararse dignamente, sin embargo, después de poner su confianza en
la infinita bondad de Dios, se esforzaba con el mayor esmero por
cuentro con Dios. De ahí el deseo de ser iluminada por el recibir el sacramento con un corazón puro y con un ferviente amor.
mismo Dios para disponerse del modo que a Él más agrada- Atribuía a sola su confianza en Dios todo el bien espiritual que
re 57 • De ahí los ejercicios que hacía para prepararse y las recibía, y hallaba que este bien era tanto más gratuito, cuanto que
plegarias que dirigía a Dios para que Él mismo la preparase
.. l,1 p,8. .. P.ej., IV ,37; IV,38 .
""1,8 p.24. ""P.ej., IV,2 p.288; IV,7 p.3191 .
.. I,11 p.34. <o Cf., p.ej., IV,17; IV,28; IV,35 p.402; IV,39; IV,40. Cf. Ejerc4-
01 Cf., p.ej., JV,20; IV,23. cios VII p. 6991ls.
'122 P.5.• LITlllhilA Y \!IDA
·~~~~-~~~~~...i.-
C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 723
1
este don de confianza le hahía sido otorgado por el Autor de ~bda vital explícita de un individuo determinado, o también su psi-
gracia, sin ningún mérito de su parte" 61 • cología subconsciente, y qué importancia relativa adquiere allí
cada una de ellas. Conocemos ya suficientemente cuál sea el
De lo cual puede verse cuán eminentemente positivo, cris- equilibrio espee>ial que, en este campo, propone la liturgia a la
tológico y teocéntrico fué el ascetismo de Gertrudis. Es uno psicología del creyente. Ahora bien, es cosa notabilísima cómo
de los frutos de su formación en la escuela de la liturgia, la el gran armazón de la visión litúrgico-dogmática del mundo,
cual. en el binomio inseparable Dios-hombre, gracia-esfuerzo explicado en los tres primeros capítulos de esta obra, se re-
humano, concentra la atención más sobre Dios y sobre la gra- produce en Gertrudis con mucha fidelidad, salvo, por defecto,
cia que sobre el hombre y el esfuerzo humano y cuyo modo algunos rasgos menos o n:ada destacados (principalmente la vi-
propio de sanar al hombre y estimular el esfuerzo humano es
sión de la historia sagrada en su preparación en el Antiguo Tes-
precisament'e dirigir su atención y su amor, ante todo, sobre
tamento creo que falta del todo, y la lucha contra Satanás
la gracia, sobre Cristo y sobre Dios.
apenas se acentúa en los escritos gertrudianos) 612 y salvo, co-
mo por exceso, un conjunto de d•evociones en el sentido moder-
El amor como homenaje incesante de no cuyas relaciones con el cuadro litúrgico serán estudiadas
alabanza y de acción de gracias. más adelante.
Como quiera que sea, quede en claro ya desde ahora que
Por eso, respecto al ejercicio de las virtudes, la vida de 'esas consideraciones devotas, como la del Sagrado Corazón de
Gertrudis, según sus escritos, aparece sumergida principalmen· Jesús, la pasión de Cristo, los miembros de Cristo, las llagas
t'e en el ejercicio de las virtudes teologales, y en primera línea de Cristo, aunque aparezcan a primera vista a un lector mo-
del amor de Dios, actuando continuamente como homenaje derno de las Revelaciones y de los Ejercicios y aunque, efecti-
incesante de alabanza y de acción de gracias, incitado por el vam'ente, los historiadores de la espiritualidad, al indagar el
recuerdo de su grandeza y bondad, experimentadas cada V'ez origen y desarrollo de la piedad moderna, se complacen en
más en las gracias recibidas. Amor siempre en acto como in- resaltar fuertemente, no rompen en la psicología de Gertru-
cesante homenaje de alabanza y de acción de gracias: parece dis el 'equilibrio respectivo de los dogmas según la visión pro-
que ésta sea verdaderamente la fórmula que. expresa la nota . puesta por la liturgia. Están subordinados a ello, lo completan,
dominante de esta vida como lirismo a Dios, p'ero a la que o, si se quiere, se mezclan con ello, pero no lo apagan. Mucho
acompañan y nutren también muchas otras armonías, entre las menos lo apa¡:¡a, como hemos visto en su lugar, lo que un lector
que .se encuentra un profundo sentimiento de compunción de moderno de las Reve:laoiones podría estar tentado en llamar
la propia miseria. El libro segundo del Legatus y los Ejerci- algo apresuradamente la exagerada importancia, en el concep-
cios, 'escritos por la propia mano de Gertrudis, son suma- to de la vida espiritual que r•esulta de estas obras, dada a las
mente característicos en eso. Y la misma fisonomía no puede visiones y a las revelaciones. Considerando profundamente las
menos de reflejarse también en los libros III. IV y V del cosas, se nota sin dificultad que lo que domina, efectivamente,
Legatus dictados por ella. Ahora bien, esa fisonomía es típi- la psicología de nuestra mística no •es otra cosa, en su esencia,
camente característica del espíritu de la 'liturgia, espíritu d'e , que la gran visión dogmática actuada por la liturgia. De este
amor adorador y de acción de gracias que determina excelen- modo la liturgia no es sólo el cuadro externo de la vida de
tísimamente la purificación de las escorias y la adquisición de Gertrudis, sino la misma forma interna y determinante de su
las otras virtudes. visión de los dogmas y d•el lugar relativo que da a cada uno
en todo el conjunto.
de su agradecimiento, sino que ha provocado también mi cólera con .. Mientras se leían estas palabras del Evangelio: Et procidentes
toda clase de pecados. En expiación de todos estos crímenes ofré- ado~avenmt eum, etc., excitada la Santa por el ejempilo de los Ma-
ceme tus penas, unidas a las am:arguras de mi Pasión y de mi gos, se elevó en espíritu a un qran fervor y se prosternó a los pies
muerte""'. del Señor con la más humilde devoción, para adorarle en nombre de
todo cuanto existe en el cielo, en la tierra y en los infiernos. Sin
De este modo procuraba Gertrudis con frecuencia desagra- embargo, como no encontrara ninguna ofrenda digna de Dios, se
viar con sus oraciones, sus buenas obras y, sobre todo, con puso a recorrer el mundo con el más ansioso deseo, buscando por
toda la creación alguna cosa que pudiera ser ofrecida: a su único
su amor, los pecados y las negligencias que se cometen en Amado. Mientras corría así, con la sed de sus fervientes deseos,
la Iglesia iis. jadeante y abrasada de amor, halló cosas despreciables, que toda
Profundísima era, en est'e contexto, la conciencia en Ger- criatura hubiera desechado como inútiles para poder contribuir a la
trudis de que el oficio divino, recitado oficialmente en la Igle- nlabanza y a la gloria de Dios. Sin embargo, ella las tomó con
sia, tiene un valor particularísimo de impetración ante Dios, avidez, para ofrecérselas al único a quien debe servir toda criatura.
porque, realizado por mandato de la Igl•esia como tal. quien Encerró, pues, en su corazón todas las penas, dolores, temores y an-
sie,dades que han podido sufrir las criaturas, no por la gloria de
lo recite realízalo in persona Ecclesiae y Dios, a este título, Dios, sino como consecuencia de la flaqueza humana, y se las ofre-
acepta aquellas súplicas en beneficio d'e toda la Iglesia. Un ció al Señor como una mirra escogida. En segundo lugar, juntó toda
día, mientras rogaba por una persona que se había recomen- la falsa santidad, la devoción de apariencia que han afectado los
dado a sus oraciones para que pudiese desempeñar dignament'e hipócritas, los fariseos, los herejes y todas las gentes de esa índole,
el oficio de hebdomadaria en la lectura de los salmos, y se la presentó al Señor como el sacrificio de un incienso de agra-
dable olor. Por la tercera ofrenda se esforzó en recoger el afecto
.. vió en espíritu al Hijo de Dios tomar consigo a dicha hermana, natural y hasta el mismo falso e impuro amor ·derrochado en vano
para presentarla ante el trono del Padre Eterno. El Hijo rogó después por tantas criaturas, para presentárselo a Dios como un oro muy
a su Padre celestial hiciera _parlícipe a dicha alma del ardiente amor y precioso. En virtud del ardiente y amoroso deseo con que ella se
de Ja felicidad con que El mismo había deseado la gloria de su esforzaba por enderezar todas las cosas a Ia gloria de su Amado,
Padre y la salvación del género humano. Quería que, ayúdada la estas miserables ofrendas se tornaron como el oro purificado en el
hebdomadaria con este auxi;io, pudiera conseguir la realización de crisol y separado por la fusión de todas sus escorias. Entonces la
todos sus deseos. Cuando el Hijo terminó de invocar a su Padre Santa se las presentó así al Señor, después de haberlas comunicado
esta persona, por la que Él había rogado, apareció cubierta cod este maravilloso valor" ' 00•
vestidos semejantes a los suyos. Y, así como leemos que el Hijo
de Dios está de pie ante el Padre, para interceder por su Iglesia, Que estas ansias de Gertrudis por conducir a todas las cria-
así estaba también esta persona de pie, como otra reina Ester, ante turas a alabar y glorificar a Dios se extienden también a las
Dios Padre, para rogar con el Hijo por su pueblo, es decir, por su criaturas inferiores, se ve claramente también en su ejercicio
comunidad. Cumplió toda su obligación sin abandonar esta actitud; sexto, en el que se incita al alma a alabar y a dar gracias a
y el Padre celestial aceptó sus palabras de dos maneras: primero, Dios. Entre otras cosas, así amonesta a la lectora:
como un señor que recibe de un fiador el importe de la deuda de
que éste sale garante por los deudores; luego, como un señor que "Ahora, como casi completamente derretida y desfallecida por la
recibe de su mayordomo una suma de dinero para repartirla entre contemplación de la inmensidad de las riquezas y de las delicias
sus amigos preforidos. La' Santa vió además al Señor escuchar to- de la gloria de tu Dios, por la contemplación de la inestimable be-
das las oraciones que dicha hermana le dirigía por la comunidad, y lleza de su alabanza, por la contemplación de la gloria de los que
colocar delante de El a dicha persona, para que entregara a las otras le asisten y de la meliflua hermosura de su esplendidísimo y glo-
hermanas del monasterio todo cuanto qui&iera pedir para ellas .. "". riosísimo rostro,. invita a todas las criaturas a que le alaben, diciendo
el himno: Benedicite omnia opera Domini Domino" "11 •
Toda la creación.-El concepto de la unidad con la cria- La confidente de Gertrudis, resaltando con insistencia su
tura inferior en la gran visión ci'el reino de Dios, sin tener en
profundo s•entido de compasiva caridad por todos los sufrimien-
los escritos gertrudianos un relieve muy acentuado, aparece en tos, añade con vigor que extendía este sentido a todas las cria-
ellos lo suficientemente clara. En el pasaje siguient•e puede ver- turas inferiores:
se el ansia de Gertrudis por presentar todo lo creado en ob-
sequio del Creador. En una fi'esta de la Epifanía: .. Su tierna compasión no se ejercitaba solamente con los seres
racionales, sino que alcanzaba también a todas las criaturas. Cuando
"" IV,14 p.343. '"" IV,G p.316ss.,
"' Cf., p.ej., lV,21 p,3G2-G4. 1<r1 :P.684.
""III,82 p.275,
736 C.22. SANTA GERTRUDJS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 737
veía a los pajarillos, o a otros animales padecer hambre, sed o fria, de Cristo bajo las especies eucarísticas. Característica es la afir-
se enternecía de compasión por las obras de su Señor. Entonces,
considerando la soberana nobleza y perfección de que se reviste mación de Oertrudis de que la suma preparación para la comu~
toda criatura, contemplaba a su Autor, ofrecía a Dios, como un tri- nión suele ser la asistencia a la Misa. Por eso un día que no
buto de alabanza, las incomodidades de estos seres desprovistos de pudo asistir por hallarse impedida, se lamentaba con el Señor:
razón, y le suplicaba tuviera piedad de las obras de sus manos y
remediara sus necesidades" "12 • "Ved aquí, ¡oh amadísimo Setíor!-exdamó--, que, por dispo-
sición de vuestra divina Providencia, no puedo ir a Misa. ¿Cómo
La oración die Gertrudis tenía en elevado grado un sentido podré, pues, recibir dignamente vuestra sagrada carne y vuestra pre-
cósmico general que abarcaba el cielo y la tierra, como demués- ciosa sangre, puesto que mi mejor preparación consiste en unirme
en espíritu con el ministro que celebra, siguiendo las diferentes par-
tralo, por ejemplo, un pasaje como el siguiente; durante una tes del sacrificio r '""
Misa:
De lo cual se ve la íntima unión en la psicología de Ger-
"Luego rogó, según su costumbre, en el primer A¡:mas Dei por la trudis 'entre la comunión y la Misa. La Misa misma es para
Iglesia universal, para que la gobernara Dios en todo como un pa•
dre; en el segundo Agnus Dei pidió el alivio de ilas almas del pur- ella, ante todo, el sacrificio en el que Cristo se inmola infali-
gatorio y, en el tercero, suplicó al Señor se dignara acrecentar los blemente sobre el altar por el ministerio de los sacerdotes en
méritos de los santos y de los elegidos que 11e1nan con Él en el favor de su Igl>esia. En él considera, ante todo, su valor de
cielo" m. acción de gracias, de expiación, de propiciación, de reempla-
zo. Un día de la Asunción, a la elevación de la hostia, enten-
La Misa. dió Gertrudis que decía el Señor: "wngo a inmolarme a Dios
Padre en favor de mis miembros" 109 • Otra vez, también, en el
Los autores de la historia de la espiritualidad resaltan uná- momento de la elevación:
nimemente la importancia de la eucaristía en la espiritualidad
de Santa Gertrudis y colocan justamente este hecho 'en la gran "Mientras el sacerdote' ofrecía la sagrada hostia en Ja santa Misa,
ella presentó también a Dios. esta misma hostia en reparación de
corriente de piedad eucarística desarrollada en el siglo XIII y sus pecados y para suplir todas sus negligencias. Entonces le fué
que culminó en la institución de la fiesta litúrgica die! Corpus reve:ado que su alma, ofrecida a la divina Majestad. babia sidb
Christi. Efectivamente, no puede dejar de notarse el puesto aceptada con la misma complacencia con que lo había sido Jesu-
eminente que ocupa la eucaristía en la espiritualidad gertrudia- cristo, esplendor e imagen del Padre y Cordero sin mancha, al in-
na. Bastará sólo pensar en su afirmación bien explícita de que molarse en aquel mismo instante sobre el altar por la salvación del
después de nueve años que llevaba de vida mística no recor- mundo. Dios Padre la veía inmaculada y limpia de todo pecadb
daba hab'er recibido gracia alguna especial que no le hubiese a través de la inocentísima hermandad de Jesucristo y, por medio
sido concedida en días de comunión sacramental 104 • La afir- de su perfectísima divinidad, la hallaba adornada y enriquecida con
mación es confirmada por su biógrafa al hablar del deseo ex- todas · las virtudes con que la gloriosa divinidad adornó a su santa
traordinario que siempre tuvo Gertrudis de comulgar y de la humanidad ... Por ella supo que, cada vez que una persona asiste con
deV1oción a la santa Misa, uniendose COlll Jesucristo, que se inmola
confianza tan extraordinaria con que lo hacía 105 • Sabemos ya a sí mismo para rescatar al mundo, es verdaderamente considerado
la enorm'e importancia que tenía para ella la preparación para por Dios Padre según el beneplácito que :él tiene en la hostia santa
la comunión 106 • No menos notable es la importancia psicoló- que le es ofrecida" "º.
gica que tenía para Gertrudis el momento de la elevación de la
hostia en la Misa 107 • Siendo todo esto cierto, tócanos a nos- Según el mismo espíritu, alaba Gertrudis en el ejercicio sép-
otros resaltar, ante todo, que esta piedad eucarística de Gertru- timo la bondad, la piedad y la liberalidad de Dios por el gran
dis está encentrada vigorosamente sobre la Misa y en segundo don del sacrificio eucarístico:
lugar que la misma Misa-el sol de la vida espiritual de nues-
tra Santa-es vigorosamente s'entida y vivida como sacrificio "¡Oh piedad, oh bondad, oh dulce liberalidad de Dios!: Vos guar•
y no sólo como momento en que se realiza la presencia real dáis en vuestros tesoros un maravilloso regalio, ante el cual se ex-
tasía y se admira la tierra y semejante al cual no se ha encontrado
1 2
" 1.8 p.26. jamás ningún otro en todos los siglos de los siglos. Ofrecéis por
"" IV,39 p.414. Cf. también IV,l:l p.399; IV,55 p.471 ss. mí todos ]los días a Dios Padre, en el altar, tal sacrificio y tal in-
101 II,2 p.62.
,., I.10 p.29ss. 108 III,8 p.126.
"" Cf., p.ej., III.18, 1
"" IJI,16 p.l 46.
1"" Cf. p.ej., III,15 p.1.c[1 ; III,18! p.153; III,30 p.190.
no III,18 p.153.
!l~nt. teol. liturg. 24
738 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRl1UALIDAI) LITÚRGICA 739
cienso de holoca.usto, que excede todo mérito y vale verdaderamente fables del verdadero maná que trasciende inm'ensamente toda
para pagar toda mi deuda. Presentáis al Padre al Hijo de su verda- humana representación. Recordemos el texto ya citado. Ger-
dero agrado, para aplacarle y reconciliarle de veras conmigo. ¡Ea! trudis ha escrito aquellas cosas
Renovad mi vida por medio de este sacramento, el cual puede su-
plir perfectamente todos mis defectos y puede reparar toda mi deu- "a fin de que se stentan otras almas seducidas por la dulzura de vues-
da ... " m tro amor y sean atraídas a gozar en vuestra intimidad de una dicha
aún mayor, para que asi podáis ser Vos glorificado. Los que estu-
dian, comienzan por aprender el alfabeto, para llegar luego a la
4. VIDA MÍSTICA y VIDA LITÚRGICA EN GERTRUDIS filosofía. Pues bien: que estas descripciones e imágenes lleven tam-
bién a las almas a saboerar en sí mismas este maná oculto, que no
La vida místicai, aspee.to principal en puede ser conocido más que por medio de figuras, pero del que
Gertrudis sólo tiene todavía hambre aquel que ya lo ha saboreado" '".
Santa Gertrudis se nos presenta, ante todo, como una mís- El maná escondido está, pu'es, más allá de las descripciones
tica. Cuando comenzó sus escritos habían pasado ya nueve imaginativas y de los mismos conceptos discursivos de las vi-
años que había recibido las gracias místicas más insignes. Y si- siones.
guió recibiéndolas en los años que siguieron a la redacción del Aquel maná son las gracias místicas propiamente dichas, es
Legatu•s hasta su muerte. Al lector algo enterado de la lite- la misma contemplación en sentido auténtico. Por las breves,
ratura mística no es difícil reconocer en los •escritos gertrudia- pero muy frecuentes, alusion'es que se hacen en los escritos
nos muchas de esas gracias de vida mística y que hoy se lla- gertrudianos, puede comprenderse claramente que se trata de
man contemplación, propiamente dicha. Reconocer, hemos di- gracias místicas propiamente dichas y de verdadera contempla-
cho, pero entendámoslo en s'entido de entrever. Porque Ger- ción con los caracteres específicos comunes con que las ha re-
trudis casi nunca hace una descripción psicológica, ni siquiera conocido toda la tradición mística y con los colores propios
elemental de estos estados. Ni tampoco se preocupa de distin- de la tradición cisterciense a que perten'ecía Gertrudis. Son
guir los grados y matices o de explicarlos 'en su aspecto teo- aquellos momentos que Gertrudis califica con las notas acos-
lógico, aunque sea sumariamente. En esto no puede comparar- tumbradas de extraordinaria conciencia de la presencia de Dios
se Gertrudis con una Teresa de A vil a. Gertrudis, como toda y de unión con Él, p'ercibida experimentalmente y caracteriza-
la t~adición anterior, especialmente la occidental1112 , apenas insi- da por su aparición imprevista en el alma y por su inefabilidad
núa el momento subjetivo del acto y del estado propiamente y por lo mismo por su incomprensibilidad para quien no tiene
contemplativo y místico de sus experiencias. Por el contrario, experiencia de ellas.
se preocupa toda d'e alabar en ellos a Dios y de referir lo que
en algún modo ha podido reflejarse de aquellas gracias en su Gracias místicas sin tensiones psicológi·
misma imaginación y en su entendimiento discursivo, descri- cas ni distanciamientos con la vida li·
biendo las personas, los objetos, las escenas, cuyas imág'enes túrgica.
st> le presentaban en sus "visiones" y deduciendo de ellas amo-
nestaciones y directivas de vida para proV'echo de los demás. A nosotros nos interesa esp'ecialmente conocer cuál sea en
Mas recordemos aquí lo que decíamos al principio de este Gertrudis la relación de su vida mística con su vida litúrgica.
capítulo, a propósito del valor que Gertrudis atribuye a s.us Ahora bien, encontramos en nuestra Santa no sólo la conver-
visiones imaginativas y a las interpretaciones qu'e de ellas pro- gencia del hecho de tantas y altísimas gracias místicas en una
pone. Conoce muy bien que aquello que refiere, en las visiones persona ouya espiritualidad estaba toda •encentrada en la litur-
que describe, así como los pensami'entos que de ellas deduce, gia, sino también que estas gracias místicas altísimas y la mis-
es sólo una parte mínima e inferior a las gracias recibidas. Aque- ma contemplación más sublime se verifican en gran escala en
llo que en cierto modo puede comunicarse. Cosas, dice, que el bello medio de la acción litúrgica comunitaria o en íntima
no pued'en servir más que de primeros rudimentos y atractivos unión con ella, sin que la invasión mística s'ea obstáculo a su
para atraer en cierto modo al lector e inducirlos a dar los pri- participación comunitaria pública en la acción litúrgica y sin
meros pasos para llegar un día a experimentar los gustos ine- que su participación comunitaria y pública en la acción litúr-
gica sea impedimento a la invasión mística. Antes al contra-
111 Ejercicios VII p.714. rio, lejos de ocasionarse impedimentos, se ayudan y se nutren
• 110 Cf., p.ej., Diction.[. d(; Spljritualité v. Oontemviwtion fasc,14-15
p.1929,s~. tm II,24 p.113.
740 c.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 741
P.5.ª LITURGIA Y VIDA
Y Gertrudis: exterius facienda sequeretur". Esta frase va traducida como hemos hecho.
No se quiere decir que de,dc aquel momento no tuvo Gertrudis más favores
semejantes de unión interna con Dios, sino don~s interiores, que la dejaban
"¡Oh amabilísimo Dios!, si puede reemplazarme en cualquier parte libre el uso del cuerpo. l~fectivamcnte, el hecho aquí narrad0< es el mismo
uno de mis afectos, prefiero con mucho abandonar a mi razón la que el narrado ,2n el libro 2, capítulo ,s, o bien en el capítulo 14 del mismo
guía de mi cuerpo, para estar toda entera y más Hbremente con libro. Mas después de los hecho;; a que se alude en el libro 2, capítulo 3,
o en el capitule> 14 del mismo libro, Gertrudis recibió, ciertamente, gra-
Vos.'' Desde ese momento consiguió de Dios la gracia de no ser cias de unión verdaderamente grandes. Véanse, p.ej., Il,16 (cf. II,23 p.108);
jamás arrastrada por el atractivo interibr hasta el punto de faltar Il,21 ; II,22; IV,25. La confident2 de Gertrudis quiere, pues, decir
la corrección en su actitud exterior" "". simplemente que h1s gracias ele unión que ella recibió después del dc>mingo
Esto mihi, aunqu~ no fu0ron pequeñas, sin en1bargo, no le impidieron rea-
lizar correctamente los movimientos necesarios, como se lo habían impedido
n• Cf. en el mismo c.15 p.348ss. Se alude también a las diversiones d,a en aquel domingo.
111 Cf., p.ej., textos en J. DECNANET, L'a cointtlmplation au1 XII• siecle:
Carnaval.
115 IV,15 P'.34!1ss. La última frase en latín es: "Quod ex tune dono Dict. de Spirit;ualité fasc.14-15 (1952) p.W54.
accepit quod numquam si0< fuit Deo unitBJ lnterius, quin recto moderamine ''" II,2,1 p.lOls.s.
742 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.22. SANTA GBRTRUDIS Y LA BSPIRITUALlDAD LITÚRGICA 743
"El segundo domingo de Cuaresma, al cantar, durante la proce- "¡Oh Omnipotencia admirable y de una sublimidad inaccesibie!
sión que precede a la Misa, eJ responsorio: Vidi Dominum facie ad ¡Oh Sabiduría insondable en sus profundos abismos! ¡Oh Caridad,
faciem, etc., mi alma fué iluminada de pronto por el inefable y toda deseable y de una extensión sin límites! ¡Con qué abundancia
maravilloso brillo de la luz divina, y apareció ante mi rostro otra se han elevado los torrentes de vuestra Divinidad, más dulce que
cara, que parecía adherida a la mía. Esta cara es aquella de la Ja miel, para desbordarse sobre mí, miserable gusano de la tierra,
que dice San Bernardo: "No recibe la luz, sino que la da a todo. que no sé más que arrastrarme po.r la arena de mis defectos y ~e
No impresiona a los ojos del cuerpo, sino que alegra el corazón. mis negligencias! Séame permitido, sin embargo, relatar, como pueda
Es agradable, no por el brillo de la tez, sino por los dones de su y como lo deseo durante el destierro de mi peregrinación por la
amor" 118, Sólo Vos sabéis, ¡oh Dulzura de mi vida!, hasta qué punto tierra, las beatificantes delicias y las dulces suavidades por las que,
penetró vuestra suavidad, no solamente mi alma, sino también mi el que se adhiere a Dios, se hace un mismo espíritu con ~1 (1 Cor
corazón y mis miembros, en aquella visión en la que vuestros ojos. 6.17). A mí, pobre granito de polvo, me ha sido ooncedido el sa-
brillantes domo el sol, parecían colocados directamente sobre los míos. borear algunas gotas de esta beatitud infinita, tan abundantemente
Por eso, os pido la gracia de poder testimoniaras mi agradecimiento, derramada. Esto es precisamente lo que voy a contar aquí.
sir;viéndoos fielmente el resto de mi vida. lFué en esa sagrada noche en la que los cielos parecieron des-
Aunque la rosa sea más agradable en la primavera, cuando se tilar miel, cuando descendió sobre la tierra el dulce rocío de la
halla en el apogeo de su esplendor y de su perfume, sin embargo, divinidad. Mi alma, semejante a un veU.ocino expuesta al relente
tampoco niOs hace olvidar en el invierno, con su suave aroma, el de la caridad, y toda embebida en este ceJ.este rocío, quiso rne-
recuerdo de su belleza primaveral. De igual m1ado, el alma halla , ditar este misterio. Con el ejercicio de su devoción deseó, por de-
también una fuente de profundas alegrías en el recuerdo de los fa- cirlo así, prestar su ayuda al divino a~umbramiento con que, seme-
vores que ha recibido... Después de haber aplicado contra mi in- jante a un astro que emite su rayo, pr'odujo la Virgen a su Hijo,
digno rostro vuestra amabilísima faz, donde se revela la abundancia verdadero Dios y verdadero hombre. Súbitamente me pareció que
de toda la Beatitud, sentí que salía de vuestros divinos ojos una me presentaban y que recibía en mi corazón un nifíito muy pe-
incomparable y suave luz. Pasando por mis ojos y penetrando hasta quefío, nacido precisamente en aquel mismo instante, en el cual re-
lo más intimo de mi ser, esta luz comenzó a obrar en todos mis sidía seguramente el don de la soberana perfección, el don por
miembros con una fuerza tan maravillosa, que ya no sé cómo expli- excelencia. Cuando mi aíma lo retenía en sí misma, se vió de pron-
carla. Fué primero como si me hubiera arrancado la medula de los to totalmente transformada en el color del divino infante, sí es que
huesos. Aniquilando luego mis mismos huesos y mi carne, hubiérase se puede llamar color a lo que no puede compararse con nada de
dicho que toda mi sustancia no era ya otra cosa que aquel resplan- lo visible. Entonces comprendió el sentido de estas inefables pala-
dor divino, el cual, jugando consigo mismo con un encanto incom- bras: Erit Deus omnia in omnibus: "Será Dios todo en todos" (1 Cor
parable, henchía al mismo tiempo mi alma de una gran dulzura y 15,28). Tomó también con insaciable avidez la deliciosa bebida que
serenidad. ¡Oh! Y ¿qué diré yo todavía de esta du:císima visió/Il, le fué ofrecida divinamente en el mismo instante con estas pala-
si es que puedo llamarla visión? Porque m.e parece realmente que bras: "De igual modo que yo soy la figura de la sustancia de Dios
se agotaría en vano toda la elocuencia del mundo, para describirme Padre (Hebr 1.3) en la: Divinidad, así serás tú también la figura
durante todas los días de mi vida este sublime e inusitado modo de mi sustancia en la humanidad. Recibirás en tu alma deificada
de contemplaros, incluso en la gloria celestial, si vuestra condes- las influencias de mi divinidad, como el aire recibe Jos rayos del sol.
cendencia, ¡oh Dios mío!, única salud de mi alma, no me lo hubiera Penetrada hasta la medula por esta luz unificante, te harás apta para
ensefíado con esta dichosa experiencia. Sin embargo, afiado de buen una unión más íntima conmigo"""'.
grado que, si ocurre con las cosas divinas lo ·que con las cosas
humanas, es decir, que si la fuerza de vuestro beso divino sobre-
puja, como yo así lo creo, la dulzura de esta visión, es entonces Al fin del libro segundo del Legatus cuenta Gertrudis 12'.l
verdaderamente necesaria la .fuerza de lo alto para sostener a la explícitamente esta gracia •entre las más grandes que había re-
criatura humana, porque sería imposible a un alma gozar de un cibido hasta entonces, junto con aquella del domingo Esto mihi
favor semejante, aunque no fuera más que por un solo momento, y con otra recibida un domingo después de Pentecostés, de to-
y oontinuar después unida a su cue.rpo" ~ • 19
das las cuales dice:
Añade Gertrudis que nunca, hasta el momento en que es-
cribía •eso, le fué concedido experimentar la virtud divina como "Me indujiste a una tal umon contigo, que yo me maravillo más.
que de un milagro cómo, después de aquellos momentos, haya po- \
en aqu'ella excelentísima mirada de amor de Dios sobre ella. dido subsistir como una persona humana entre los humanos".
Una gracia semejante a ésta habíala recibido ya Gertrudis
en una noche de Navidad: 120 Il,6 p.71ss.; cf. SANTA T!füESA, Oasti!To Vl,10,2.5.
121
II,23 p.108ss. Otra fórmula general de inmersión mfRtica en Dios
1 10 SAN BERNARDO, In Oant. 31, especialm¡enta el n..6. por la luz del Espíritu Santo habida durante Ja misa de un primer domingo
de Cuaresma mientras Gertrudis atendía a la lectura de la ·epístola, se
im II,21 p.lOOis. tiene en IV,17 p.357. Cf. también IV,39 pi.414 después de Ja comunión.
744 P.5.ª LITIIRGIA Y VIDA C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 746
Nótense las dos descripcion'es precedentes de gracias de "Predicando, un día un hermano en la capilla pequeña, dijo es-
unión mística durante la acción litúrgica, entre otras cosas los tas palabras: El amor es una flecha de oro, y el hombre es dueño
siguientes caracteres: el modo imprevisto con que la gracia en cierto sentido de todo cuanto alcanza con esta flecha. Es, por
de unión mística propiamente dicha irrumpe en Gertrudis; ~l lo tanto, una locura apegar su corazón a las cosas de la tierra y
hecho de que la meditación precede inmediatamente el paso abandonar las del delo". Estas palabras encendieron un gran amor
en el corazón dei la Santa, la cual exclamó: "¡Oh rni único y ver-
imprevisto a la contemplación propiam'ente dicha; el paso de dadero Amado!, ¿por qué no podré tener yo es.e dardo? Lo lanzaría
Cristo a Dios, de la humanidad de Cristo a Dios; Cristo apa- en S>e'guida para traspasaros con él y apoderarme de Vos para siem-
rece siempre como mediador; el carácter de la unión que pene- pre". Entonces vió al Señor, que se disponía a disparar contra ella
tra el fondo mismo de la sustancia del alma hasta ser notada un dardo de oro: "¿Querrías traspasarme tú-le dijo-con un dardo
con 'expresiones de inmersión y de transformación de la sustan- de oro?" "Pues yo lo tengo, y voy a herirte de tal modo con él,
cia de Gertrudis en la luz divina; el carácter de extrema dulzu- que ya no sanarás nunca de esta herida". Ahora bien, este dardo
ra; pregusto de la visión y de la unión en el cielo; la afirma- parecía que estaba armado de tres puntas: una delante, otra en el
ción de que, sin una especial protección divina, s'e moriría al medio y la tercera al final, para indicar con ello el triple efecto
de amor que produce su herida en un alma. La primera punta del
recibir estas gracias 122 • dardo traspasa el alma, la torna lánguida, por decirlo así, y le hace
En Gertrudis, además, por dos veces, la grada de la umon pe,rder el gusto de las oosas pasajeras hasta tal punto, que ya no
vuelve a encontrar más en ellas ni placer ni consuelo. La segunda
mística toma la forma y el grado de una transverberación de traspasa el alma, la convierte en una especie de enfermo calentu-
amor. La primera vez túvola Gertrudis en 1287 o en 1288, en riento, que pide con impaciencia el remedio de su gran fiebre; esta
el domingo Gaudete, durante la Misa, cuando, antes de la co- alma se abrasa efectivamente en un deseo tan ardiente de unirse con
munión, se sintió con deseos de pedir al Señor que traspasase Dios, que se le ,hace imposible el respirar y el vivir sin El. La ter-
su corazón con una saeta de amor. Recibida la comunión, vió cera punta traspasa el alma y la empuja hacia bienes tan inestima-
cómo un rayo de sol, a modo de saeta, partía del corazón de bles, que no puede decirse otras cosas, sino que esta alma está
Cristo en una imagen de Jesús crucificado pint,ada en su misal entonces coirno separada del cuerpo y bebe a grandes tragos en los
embriagadores torrentes de la Divinidad.'"".
y Uegaba hasta ella, dilatándose y restringiéndose para dilatarse
otra vez y herirla de nuevo: "y así durante algún tiempo, y El hecho aconteció no mucho antes de la muerte de Ger-
excitaba tiernamente mi amor". Su efecto pleno aconteció el trudis. Y de ahí que el deseo de la muerte, que ya antes era
miércoles siguiente, en las cuatro témporas de Adviento, mien- fortísimo en Gertrudis, aumentó enormemente 1'25 • Es dema-
tras los fieles veneran la anunciación y l,a encarnación en un siado conocido en la vida de Santa Teresa de A víla el hecho
rito que se realiza después de la Misa, en conexión con el de su transverberación, así como la descripción y la explica-
evangelio Missus est, que se lee aquel día en la Misa. ción que ella hace de este fenómeno místico 1216 , para que sea
"De pronto, os vi aparec.er ante mí, y me hicisteis una herida
en el corazón, diciendo estas palabras: Concéntrense aquí todos los "" V,25 p.58bs.
""' Cf., p.ej., V,23ss. ; I,10 p.3'0ss.
cariños de tu alma. Es decir, fíjese en mi amor todo el conjunto ""' He aq'.'í lo esencial de la rela~ión que Santa Teresa da en su Viaa :
de tus placeres, de tus esperanzas, de tus a 1egrías, de tus dolores, "Víame monr con deseo de ver a D10s, y no sabía adónde había de, buscar
de tus temores y de todos tus sentimientos" :1.2•. esta vida si no era con la muerte. Dábanme unos ímpetus gran<Jes de este
amor, que, aunque no eran tan insufrideros como lo..;; quel ya otra vez he
dicho ni de tanto valor, yo no sal>ia qué me hacer, porque nada me satis-
Mucho más característica, eficaz e importante en la vida faefa, ni cabía en mí, sino que verdaderamente me parecía se me arrancaba
de Gertrudis fué la segunda transverberación de amor. Vale el alma ... l!Jstos ímpetus son dif.2rentísimos (de los que provienen de la
devoción sensible) ... No procura el alma que duela esta llaga de la ausen-
la pena citar el texto íntegramente: cia del Señor, >'ino hincan una ,saeta en lo más vivo de las entrafias y co-
razón a las vece,s q¡ue no sabe el alma qué ha ni qué quiere. Bi,en entiende
"'' Es siempre difícil, y con frecuencia vano, querer enC'ontrar ,en las que quiere a Dios, y que la saeta parece traía yerba para aborrecerse a sí
gracias místicas tenidas por diFer&os santos todos los grados por los· cuales por .amor de este Sefior, y perdería de buena gana la vida por ÉL No 82
Dios hizo pasar a Santa Teresa, y que .ella de,<cribe según la propia expe- puede encarecer ni decir el modo con que llega Dios el alma y la grandísima
ri2ncia. Habría que demostrar que las etapas por las cuales Dios hizo pasar pena qu2 da, que Ja hace no saber dEJ sí ; mas es esta pena tan sabrosa que
a Santa Teresa repcresentan el esquema único posible. Existe luego la difi- no hay deleite en la vida que más contento dé. Siempre querría el ~lma
cultad de que, con frecuenicia, los otro$ santos no describen con precisión como he dicho, estar muriendo de est<e mal... ¡Oh, cuántas veces me acuerdo'
psicológica los ])ropio.s estados. Sin embargo, a propósito de estas gracias cuando ansl estoy, de aquel verso de David: Quernadmodum desiderat cer,vu;
de Santa Gertrudis, se pueden ver las que deseribe Santa Teresa en el ad fontes aquar"'urn, q¡ue par2ce lo veo al pie de la letra en mi. Cuando no
Castillo en la b'tlxta morada, a propósito de la unión llamada intensa y da esto muy recio, parecP ~e aplaea algo, al menos busca el alma algún
de lo q~,~ Santa Terern llama de,sposorio espiritual. V)íase, P.ej., un resu- remedio, porque no sabe qur hacer, con algunas penitencias ... Mas es tan
men en F. CAYRÉ, Patrolo{lia e storia della teolovia ed. ital. II (Roma grande el prim~r dolor, que no ,,., yo qulé tormento corporal le quitase.
1938) p.888ss. Como no está allí el remedío, son muy bajas estas medicinas para tan su-
... II,5 p."8ss. bido mal; al¡¡u!!a COija se aplaca y pasa al¡;o· con e~te>, pidiendo' a Dio~ Ja
c.22. SAmA GERTRUDIS y LA ESP!RITI.rALIDA.O LITÚRGICA 747
necesario insistir sobre ello. Santa Teresa, en la graduación mativa y Santa Teresa: matrimonio espiritual? Aunque los da-
que, según su experiencia personal, pone entre los diversos tos que tenemos no .sean suficientemente claros, parece, sin
grados de unión y contemplación mística, coloca el de la trans- embargo, que no se pueda negar. Son numerosísimas en Ger-
verberación de amor inmedi1atamente antes del sumo grado o trudis, desde el comienzo de su vida mística, las expresiones
matrimonio espiritual. Pero no es necesario que indique pro- en las que las relaciones con Cristo se manifiestan en términos
piamente este grado preciso. matrimoniales. Pero ¿trátase siempre de lo que Santa Teresa
En Gertrudis se verificó el fenómeno místico llamado cam- llama matrimonio espiritual? Se ha de decir que en los escritos
bio de corazones 1 ·27 , que consiste esencialmente en una trans- gertrudianos son numerosísimos los rasgos de las gracias mís-
formación profunda de la voluntad y de los afectos del hom- ticas concedidas a Gertrudis, que Santa Teresa, por su parte,
bre obriada sobrenaturalmente por Dios, por la cual, desde en- cuenta como característicos de ese estado superior. Así, en pri-
tonces, esta voluntad y estos afectos están totalmente unidos mer lugar, el concepto general del alma que viene a ser en ade-
a la voluntad de Dios, que el hombre, en un grado de perfec- lante como una sola cosa con Dios, un solo espíritu con Él,
ción superior, no quiere ni ama otra cosa que aquello que quie- en el sentido de una perfectísima conformidad de voluntad 129 •
re y ama el mismo Dios. Se llama cambio de corazones, por- A este rasgo se refieren ante todo en Gertrudis las gracias
que a veces esa gracia es acompañada de una visión intelectual antes insinuadas. El mismo rasgo es fuertemente destacado por
o imaginativa en la que es simbolizada por un cambio de co- su biógrafa en el libro primero del Legatus. Una vez se habla
razones entre Cristo y el místico. Gertrudis atestigua haberla allí de esto como de gracia futura que Dios, según se dice, ha-
recibido varias veces en el libro segundo del Legatus, hacia. bía revelado a una persona, habría hecho ciertamente a Ger-
el 1289: trudis:
"Para acrecentar todavía más estos favores, me habéis admitido "Llegará a una unión tan grande con Dios, que sus ojo~ no
también a la incomparable familiaridad de vuestra ternura, ofrecién- verán más que lo que Dios se' digne ver por ellos; su boca no dirá
dome la nobilísima arca de vuestra divinidad, es decir, vuestro Co- más que lo que Ie plazca a Dios decir por ella; y así sus demás
razón sagrado, para que encuentre en él mis delicias. Como prueba sentidos. ¿En qué momento y de qué modo realizó Dios esta pro-
más evidente aún de vuestra tierna intimidad, Vos me dabais vues- mesa? &to sólo lo saben Él y el alma que recibió tan insigne fa.
tro Corazón gratuitamente o me lo cambiabais por el mio. Por este vor. Sin embargo, también tuvieron conocimiento de él aquellos que
Corazón divino he conocido yo vuestros más secretos juicios, y por llegaron a conocer más delicadamente en ella el don de Dios" '"".
él me habeis dado tan numerosos y tan dulces testimonios de vuestro
amor, que, si no conociera yo vuestra inefable condescendencia, me Las características insinuadas de que Gertrudis no verá, ni
maravillaría de veros prodigarlos a vuestra misma santa Madre, aun- hablará, etc., sino lo que Dios por ella quisiere ver, hablar, etc.,
que ella sea la criatura más excelente y reine con Vos en el cielo""'". son sumamente propias del estado de unión suprema. Otria vez
No aparecen en los escritos gertrudianos mayores detalles la perfecta conformidad entre Gertrudis y Cristo es referida
sobre las gracias señaladas a que Gertrudis alude aquí. como ya acontecida a propósito de una petición de Santa Ma-
¿Estaba incluído también en las gracias místicas antes re- . ti:lde referente a la misma Gertrudis y de l,a respuesta recibida
feridas: cambio de corazones, traspaso de amor, Dios todo en por el Señor:
todos, vidi Dominum facie ad faciem; estaba también incluído "La hermana Matilde preguntó todavía al Sefíor ... por qué mo-
en ellas lo que los autores espirituales llaman unión transfor- tivo Gertrudis en todo momento se apresura a cumplir todo cuanto
se presentaba a su espíritu, como si para ella fuera una misma cosa
dé ren1edio para su mal, .v ninguno ve 8ino la mnerte, que con ésta piensa el ornr, el leer, el escribir, el instruir, al prójimo, el corregir o el
gozar da el todo su Bien ... Quiso el Señor <¡ue viese aquí alguna' veces esta consolar. Y el Señor le 'respondió: Ha unido de tal modo su alma
visión : vía un ángel cabe mi hacia el lado izquiErdo en forma corporal ... a mi sagrado Corazón, que, habiéndose hecho un mismo espíritu con-
Víale en las man<'s un dardo de oro largo, y al fin de el hierro me parecía
tener un poco de fuego Este ma parecía meter por el corazón algunas veces, migo, su voluntad se armoniza con la mía, como CTos miembros de
y me llegaba a las entral'ías. Al sacarle me parecía las llevaba consigo y un hombre se armonizan con su voluntad. En efecto, el hombre con-
me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. l!;:ra tan grande 'ªl dolor, cibe un pensamiento y dice: Haz esto, y Ja mano obedece al punto.
que rn¡, hacía dar aquellos quejidos; y tan excesiva la suavidad que me pone O dice de nuevo: Mira aquello, y en seguida se abren sus ojos a la
este grandísmo dolor, que ne> hay d'asear que se quite, ni se contenta el
alma con menos que Dios ... IDs un requiebro tan f\Uave que pasa entre el luz. De igual modo, ella permanece unida a mí por la gracia, a fin
alma y Dios ... " ( A1ttobi-ografía c.29 [ed. del P. Sílverio, Burgos 1915] de cumplir en todo momento lo que yo éspero de ella. La he esca-
p.23lss.). Vé:rna un resumen en el mismo s<'ntido en el OasUllo VI,2,2.
"" Cf., ¡1.ej., DicUion. de Fpirit11alitf L Cocurs ( échange de) fasc.2
(1948) 1046ss. ,,. Cf. SANTA TERESA, Castillo VII,2 n.3-5.
''" II,23 p.107. , .. 1,16 p.51.
748 P.5.ª LITURGIA Y VID;>.
c.22. SANTA GERTRUDJS Y LA ESP!RlIDALlDAD LITÚRGICA 74\)
gido· para morada mía, de modo ,que su voluntad y, PIOI'. consiguien- por las almas, la unión perfecta de Marta y María en una sola
te, la obra de esta buena voluntad, está cerca de mi Corazón, siendo persona 135 , en cuanto es compatible con su propio estado.
como el brazo con d que yo obro. Su inteligencia es como el oj'O Aunque los documentos no nos permiten determinar con
de mi hum¡midad, cuando busca 1o que me agrada. El ardor de su toda precisión las fases del desarrollo sucesivo y los diversos
alma es como mi ll'11gua, cuando, bajo el impulso del Espíritu Santo, grados de la vida de Gertrudis hasta el supremo grado de la
dice lo que yo quiC'ro, Su juicio disreto me sirve como de olfato. Yo contemplación mística, no puede negarse, sin embargo, que
inclino los oídos ele mi misericordia hacia la criatura que le ha
Gertrudis haya alcanzado tal grado.
inspirado a ella una tierna compasión, y su intención me sirve de
pies, porque nunca se propone otro fin que aquel al que yo mismo Para confirmar esto, veamos las gracias de la contempla-
puedo tender. Importa, pues, que se apl'e<sure siempre, impulsada por ción de la Santísima Trinidad concedidas a Gertrudis, ya que
el soplo del Espíritu, y que, apenas haya acabado una obra, la en- estas gracias siempre se han considerado en conexión con los
cuentre pronta para seguir una nueva inspiración" ""'. grados supremos de la vida mística.
En los escritos gertrudianos se hacen diversas alusiones en
Del mismo tenor son las palabras que Cristo, según otras torno a las gracias altísimas de contemplación mística de la
personas, pronunció de Gertrudis: Santísima Trinidad tenidas por Gertrudis en diversas ocasiones
"En ninguna parte de la tierra me hallarás morando con tanto durante la acción litúrgica. Mas, su confidente que las refiere,
gusto como en el sacramento del altar y, por lo tanto, en el cora- al hacer ver que Gertrudis ha tenido ciertamente estas gracias,
zón y en el alma de esta Amante, en la que he puesto,, de un modo no deja de notar con insistencia que tales gracias, mucho más
admirable, las complac.encías de mi Corazón ... ; soy todo de ella, y que las otras, son sumamente inefables, y que la misma Ger-
me entrego con delicias a los brazos de su amor. El amor de mi trudis no ha podido expresar sino poquísima cosa de lo que
divinidad la une inseparablemente a mí, como la acción del fuego une ella contempló entonces. Puede verse en un pasaje ya referido
el oro: a la plata, para formar con los dos un metal precioso" ""'.
por nosotros en otro contexto:
Otro signo del supremo grado de unión, según Santa Te-
"En la fiesta de Toc1os los Santos vió en espiritu la Santa ine-
resa, es la búsqueda ardiente de la sola gloria de Dios en todo fables misterios referentes a la gloria de la adorable Trinidad y
lo que se desea y se hace, con indiferencia tranquila no sólo cómo esta bienaventurada y gloriosa Trinidad, encerrada dentro de
para con el hecho de tener o no tener gustos y consolaciones sí misma, sin principi'D ni fin, sobreabunda en gozo y en bienandanza
divinas, sino también para continuar viviendo o morir, mien- y propordona a todos los santos la alegría y la gloría eternas. Sin
tras que antes el deseo de la muerte, como medio de caminar embargo, le fué completamente imposible traducir lo que había con-
inmediatamente a gozar del Señor, era ardentísimo 133 . Tam- templado con tanta claridad en el espejo de la luz divina, no re-
bién este rasgo es fuertemente resaltado en Gertrudis por su velando más que 1o que va a seguir, y aun esbo tuvo que expli-
carlo por medio de una especie de parábola" "'".
biógrafa:
"Si, por casualidad, le privaba Dios de 110s favores a que estaba La misma confidente de Gertrudis, al fin de un capítulo so-
acostumbrada, no se inquietaba por ello, pues le era indiforente, por bre las gracias recibidas por la Santa en diversas ocasiones en
decirlo así, el gozar de la gracia o el verse privada de ella. En efec- la fiesta de la "fúlgida y siempre tranquila Trinidad", añade:
to, durante la prueba, se apoyaba en la esperanza y creía firme-
mente que todo coopera al bien de las almas, tanto que se trate de "No hay palabras que puedan hacer comprender a la inteligencia
acontecimientos exteriores como de operaciones íntimas... Era tam- humana las gracias y las revelaciones recibidas por esta Santa en
bién la confianza la que le inspiraba un frecuente deseo de la muer- la gran fiesta de la Trinidad, fiesta de la que aquélla era especial-
te, deseo tan perfectamente templado por la uniÓlrl con la voluntad mente devota. Por eso, repitamos por estos favores, y por aquellos
divina, que le era siempre indiferente el vivir o el morir. En efecbo, que sólo Dios conoce, las alabanzas y las acciones de gracias pues-
por la muerte esperaba gozar de la bienaventuranza; .mientras que tas en este día en nuestros labios por los oficios de 1a Santa Madre
la vida le era ocasión de aumentar la gloria de Dios"'"". Iglesia" 131•
Finalmente, otro rasgo distintivo del grado supremo de ,.. SANTA TERESA, Castillo VII,4 n.12ss. Para: Santa Gertrudis véase,
p,,~j., I,11 p.31-33: piensa recibir Jos do.nes de Dios para comunicarlos
unión y que se encuentra en Gertrudis, es el celo ardentísimo a otros, como haría un canal; libre de la vanagloria; I,5 p.18-19: ansiedad
de comunicar a lo~ demá' los de>nes recibidos; dEl lo contrario, los conside-
""' I,16 p.50ss. raba como recibidos en un estercolero ; no puede creer q,u~ los dones reci-
'"' I,4 p.15ss. Véase, p.ej., en SANTA TERESA las de>s candelas que unen bidos rle Dio11 sean para sí, sino para Jos demás. Cf. también I,l p.8ss. ;
1ms llamas respectivas (Ca8tillo' VII,2 n.4). I,7 p.23; II,5 p.70ss.; II,24 p.113.
1!13 Cf. SANTA TERESA, CastiUo VII n.3.2.6.8. "'" V,55 p.471.
,,. I,10 p.29ss. '"' IV,41 p.418.
750 P.5. • LITURGIA Y VIDA
----- C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 71'íl
Otra notabilísima gracia de unión y contemplación de la
Trinidad fué dada a Gertrudis una vez durante la acción litúr- Vos me habéis mostrado, unas veces un semblante benévolo, otras
gica que se desa:-:rollaba en la iglesia y a la que eilla no podía un semblante severo, conforme estuviera yo más o menos alerta para
combatir mis defectos ... Aunque mi espíritu hallara su placer en co-
asistir corporalmente por hallarse enferma en el lecho, pero sí sas pasajeras, sin embargo, si, después de horas, de días y, digolo
con el corazón. En esta ocasión, como ella misma cuenta, por con dolor, de semanas pasadas lejos de Vos, volvía a penetrar' de
medio de especial gracia de conformidad con Cristo, recibió nuevo dentm de sí misma, os hallaba siempre a Vos, presente en el
una conformidad mucho más profunda con la misma Trinidad fondo de mi corazón. Desde hace nueve años no os habéis ocul-
a modo de sello y de fuego en el alma que, quemando los afec- tado a mi amor, fuera de una vez, durante los once días qjue pre-
tos humanos, restituyóla, según la doctrina de San Bernardo, cedieTon a la fiesta de San Juan Bautista, porque quisisteis hacer
la antigua semejanza con Dios perdida por el pecado de sentir a mi alma el disgusto que os había causado una conversación
mundana. Esta severidad duró hasta la feria segunda, vigilia de la
Adán 138 • fiesta, durante la misa Ne timeas Zacharia" '"'.
Aunque los documentos no nos permitan determinar con
precisión las fases del desarrollo de los diversos grados de la Una vez, durante la mayor parte del Viernes Santo y del
vida' mística de Gertrudis hasta el matrimonio espiritual, sin Sábado Santo, estuvo como en continuo éxtasis. Su confidente
embargo, parece que no se puede dudar de que este grado lo refiérelo de est:a manera:
haya poseído la Santa.
Santa Gertrudis nos ofrece notables casos de gracias místi- "Hay que añadir, sin embargo, que la Pasión del Señ¡oT estaba
cas que no duraron poco tiempo, sino días enteros e incluso •-. profundamente grabada en su alma: la Santa la contemplaba cons-
años, con intensidad más o menos grande. Y a en los comien- tantemente con ardiente amor y casi con exceso. Al verla ocuparse
con tanta insistencia en este r,ecuerdo, se diría que era como miel
zos de su vida mística gozó en sí de una especialísima y con- para su boca, como una melodía para su oído y como júbilo para
tinua presencia de Cristo. Cuando escribió el recuento de sus su corazón. Por eso, cuando, en la tarde del Jueves Santo, oyó el
gracias místicas, hacía ya nueve años que la cosa continuaba: ruido de las tablas, llamando a Completas, se conmovió todo su
clorazón, como si se le hubiera anunciado la agonía de su amigo
"Por la noche, antes de tomar mi descanso, al arrodillarme para más fiel, más íntimo y más querido, y se hubiera apresurado a co-
orar, llamó de pronto mi atención este pasaje del Evangelio: "Si al- rrer sin aliento para asistir a su muerte. Se esforzaba por recogerse
guien me amare y ,guardare mi palabra, también le amará mi Padre, dentro de sí misma, para meditar la Pasión del Señor y compartir
y vendremos a él, y haremos en él nuestra mansión" (lo 14,23). Al con ternura los sufrimientos de su Amadlo, a fin de pagar así la
instante sentí que mi corazón, este corazón de barro, se había con- deuda de su felicísimo amor para con Aquel que había padecido
vertido en morada vuestra ... Desde aquel momento, ¡oh Dios mío!, por ella. Durante todo ese día, lo mismo que en el Sábado Santo,
su alma permanecía tan íntimamente unida con el alma de su Ama-
"" "Mientrag .•e acercaba la hora de la procesión, después de haber re- do, que le era muy difícil aplicar sus sentidos a las cosas exterio-
cibid0< el alimento vivificante, pensé en el Señor que estaba en mí, conocí res. Sin embargo, si se trataba de realizar obras de caridad, reco-
que mi alma se había vu2Ito blanda como Ja cera cerca del fuego, estaba
re•costada so.bre el necho del Sefior como para recibir un sello. Y de pronto braba entonces toda su libertad, y las ejecutaba sin vacilación... Por
pareció que se derramaba toda en torno de Él y penetrar en el interior de eso pasaba ella la mayor parte de este santo día y del Sábado Santo
este sagrarie> donde habita corporalmente toda Ja plenitud de Ja divinidad, como arrebatada fuera de sus sentidos, y nada sería capaz de com-
y así ser marcada, con el carácter de la fúlgida y siempre tranquila Trini-
dad" (II, 7 p. 73). Gertrudis termina este relato exaltando la omnipotencia prender a la inteligencia ,humana la íntima y fortísima uniÓin que
del amor divino. que es como fuego devorador, que ante,• obra en secreto, reinaba entre esta alma y su amado Señor. Él, por su parte, estaba
pero Juego irrumpe en el exterior, seca las imperfeccie>nes humnnas, do- también dulce e inseparablemente apegado a ella, y coIIllO fundiclb
blega la dureza de la voluntad y destruye todo mal en el alma hasta hacer
brotar un himno de acción de, gracias. Solamente este fuego restablece en con ella, por la amorosa compasión que la Santa tenía de los do-
nosotros Ja semejanza sobrenatural con Dios que tenía el hombre antes del lores de su Esposo. Si esta última contemplación no puede ser tra-
pecad<> y que el mismo pecado de•truyó. Se trata, pues, de una gracia espe- ducida en palabras ni en imágenes, ello no es una imperfección,
cial d; conformidad con Ja Santísima Trinidad. S.e notará cómo Gertrudis
es conducida y asemejada a la Trinidad a través de Cristo y de su huma- sino todo lo contrario: es una sublime perfección. Así nos lo ha
nidad. Otra gracia mística no~al_>le recibid'.' en relación ipmediata con Ja hecho comprender San Bernardo en su comentario al Cantar de los
oración litúrgica fué Ja qu_e. rec1b1ó Gertrud1s cuando un dia, a e.ansa de f\U Cantares, cuando explica estas palabras: Murenufos aureas faciemus
debllidad, asistía a los ma1tmes, sentada apart2 en un lugar destm.ado a 'as
enfermas, sin poder toma_r parte en ~¡ coro coon10 }as demás monJas. Er!ln tibi (Cant 1,10): "Te haremos unas ajorcas de oro esmaltadas de
los maitines de la Asunción de Ja Virgen. ~ partir del s~x~o responsorio, plata", dice: "Cuando aparece, en el alma arrebatada en éxtasis, una
Gertrudis fµ¡; raptada 2n e,<pfritu ~ara as1st1r a Jo~ maitmes qu~ en el luz súbita, que brilla divinamente en ella con la rapidez del rayo,
mismo momento se cantaban en el c1elo, y tuv?, admirable ~onoc1TI?1ento- y
deleite en Jos textos, de los que narró alg?' "s1cut ad exter1orem mtelle~ se presentan también, yo no sé de dónde, para templar su brillo o
tum ossunt exponi". Est? duró hasta termm_ar el Te' Deu.rn, cua.ndo volvió para sacar de ella una enseñanza, imágenes tomadas de los objetos
en stde esta gracia su rr.isme> cm2rpo, marav1llosamente fortalecido (IV,48 inferiores y divinamente adaptadas al alcance de nuestros sentidos.
p,434ss),
"" II,3 p.63ss.
752 P.5.ª LITURGIA. Y VIDA
C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITW.LIDAD LITÚRGICA 753
Por medio de estas imágene~ se ve'a en cierto• modo aquel puro y
deslumbrante rayo de; verdad, haciéndose soportable a los ojos del las gracias místicas, incluso las más elevadas, y la contempla-
alma... No se debe estimar como un favor menor el que se digne ción más sublime en lo que tienen de esencial, pueden encon-
Dios tratar directamente con el alma, ni el que conserve puro de trarse perfectamente en la misma acción litúrgica comunitaria
toda imagen corponal, y como guardado bajo el sello de una estre- y pública, por no hablar sólo de su existencia en la parte ex-
cha amistad, lo que pasa entre el alma y Él sólo" 14'1.
tralitúrgica de una vida dominada por una espiritualidad li-
Ya en el primero o segundo año después de la gracia del túrgfoa.
comienzo de su vida mística, recibió Gertrudis la estigmatiza- En una palabra, el ejemplo de Gertrudis nos libra en abso-
ción invisible mientras pensaba, en el refectorio, de un modo luto, una vez para siempre, si es que hubiere necesidad para
más fervoroso de lo acostumbrado, en una oración en la cual ello, de la sospecha y del temor, especialmente para ciertos
lectores de autores místicos, sobre todo de Santa Teresa y San
se pedía precisamente a Cristo que imprimiese en el alma las
Juan de la Cruz, de que una espiritualidad litúrgica aceptada
señales de su pasión: plena e íntegramente, de modo especial si se centra no sólo
"En aquel momento de que he hablado estaba yo ocupada en cualitativamente, sino también cuantitativamente, sobre la ac-
meditar las palabras de dicha oración, cuando sentí que, a pesar ción litúrgica, sea un cuadro poco apto, por no decir contra-
de mí indignidad, recibía, por una operación completamente divina, producente, para la vida mística, por ser demasiado propenso
los favores por tanto tiempo anhelados. Me fué dado a entender a la distracción. La superación de este vano temor tiene tam-
interiormente que acababais de imprimir los adorables estigmas de bién una importancia práctica notabilisima. Baste pensar, para
vuestras sagradas llagas en lugares reales de mi corazÓlll. Con estas darse cuenta de ello, en la gran cuestión discutida en teología
llagas curasteis mi alma y me ofrecisteis, para beber, la copa em- mística de las relaciones entre la perfección cristiana y la vida
briagadora que contiene el néctar del amor" µ"". mística y ~e la vocación general a la vida mística. El ejemplo
de Gertrud1s, probablemente mejor que ningún otro, nos mues-
La lección de Gertrudis sobre las re- tra concretamente que también quien admite, con los debidos
laciones entre vida mística y vida matices y explicaciones, la inseparabilidad entre perfección
litúrgica. cristiana y vida mística y la vocación general a la vida mística,
puede ordenar tranquilamente su vida con todo el corazón,
En conclusión: el examen de las relaciones entre la vida plena e íntegramente, en torno a la liturgia tal como la presenta
mística y la vida litúrgica en Gertrudis nos da, por vía de ejem- la Iglesia, dando incluso a la liturgia un predominio cuantita-
plo, una gran lección práctica. Esta lección es que toda la vida tivo si asi lo desea o lo induce su vocación personal o comu-
mística, comprendidos sus grados más altos, como los conoce- nitaria, sin vanos temores ni prejuicios, mirando siempre a la
mos por la experiencia de los santos, en lo que tienen de esen- meta más alta a la que Dios llama aquí abajo a los hombres.
cial-y, añadamos, de deseable-, puede perfectamente y con Hemos demostrado con un razonamiento teorético y con
ejemplos que la espiritualidad litúrgica, siendo una espirituali-
toda comodidad nacer, desarrollarse y madurar en el cuadro
dad al alcance de todos, no es simplemente una espiritualidad
de una espiritualidad litúrgica, es decir, de aquella espirituali-
de seg_un~o. rango, buena a ~o sumo, para el pueblo rudo y para
dad en la que los elementos comunes a toda espiritualidad
los prmc1p1antes en el cammo de la perfección, sino que da a
católica son considerados y vividos en la proporción y en el la vida cristiana un cuadro completo e íntegro que asimila y
equilibrio relativo que es impuesto por el predominio, al menos ordena todos los elementos hasta conducir a quien la sigue a la
cualitativo, de los valores de la acción litúrgica como elemento más alta perfección. ¿Cómo es posible que se haya dudado,
determinante y ordenador de todos los demás. tratándose de una espiritualidad de la Iglesia como tal que ella
~ás ~ú~: la lección práctica que nos da Gertrudis es que todavía hoy propone a sus hijos?
la vida mistrca puede perfectamente y con toda comodidad na-
cer, desarrollarse y madurar en un cuadro de vida donde la
acción litúrgica es el elemento no sólo cualitativamente deter- 5. ORACIÓN EXTRALITÚRGICA, MEDITACIÓN, DEVOCIONES y
ESPÍRITU LITÚRGICO EN GERTRUDIS
minante, sino también cuantitativamente predominante.
Finalmente, la lección práctica que nos da Gertrudis es que
. ~e~os visto :iue en Gertrud~~ la . vida de purificación y
""' IV,25; nota p.381ss. e¡erc1c1os de las virtudes, la atenc1on vital relativa dada a cada
e t"" Il,4 P·.67,- 1'~n el capitulo 23 del libro 2 eeiíala Gertrudi~ esta gracia uno de los do9mas de la fe, la vida mística, incluso en ius ma~
n re las más llls1¡¡nes de las qua ha.sta entonces había recibido.
7_5_4~~~~~~--~~-P_._5_.ª LITIIRG_I_A~Y~V_ID_A__~~~--~~~~· C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRITUALIDAD LITÚRGICA 7155
nifestaciones más altas, se templan en la liturgia, se encuen- Es de notar en estos dos textos la afirmación de que Ger-
tran en la liturgia y se determinan por la liturgia. Nos queda trudis acostumbraba a cuidar de que sus devociones estuviesen
por examinar un gran campo de la vida espiritual de Gertrudis de acuerdo con la liturgia del tiempo en que se encontraba, y
en el que el influjo determinante de la liturgia no ,aparece me- que juzgaba el mejor ejercido de la vida espiritual el de sabo-
nos evidente, es decir, el de su oración fuera de la acción rear las oraciones y las lecciones litúrgicas, al menos en torno
litúrgica y el de sus "devociones" en el sentido plenamente a la pasión. Aunque estas dos citas se refieren a dos casos de-
moderno. terminados, sin embargo, por el modo en que hace las omcio-
Para la oración y meditación de Gertmdis fuera de la ac- nes, los ejercicios y las devociones fuera de la liturgia, puede
ción litúrgica, no debemos, evidentemente, examinar cómo Ger- verse que para Gertrudis tienen valor de gran universalidad.
trudis, incluso fuera de la misma acción litúrgica, ha meditado
y orado mucho e intensamente. Esto ocurre en cualquier santo. Los "Ejercicios" de Santa Gertrudis
Se trata más bien de ver cómo esa oración y meditación fuera y la liturgia.
de la acción litúrgica haya sido determinada sustancialmente
por los valores de la acción litúrgica. En este campo, en efecto, conocemos muy bien -cuál era el
"método" de Gertrudis, no sólo por el Legatus-testimonio
Concordancia de su devoción con los por sí muy persuasivo-, sino también por los E¡ercicios. Al
oficios de la Iglesia. componer estos Ejercicios, muéstrase Gertrudis muy de su épo-
ca. Ya a partir de los siglos VII y vm, aparece en Occidente
Efectivamente, examinado el caso de Gertrudis, vemos que una literatura de libros de preces, compuestos por personas
la abundante y continua meditación y oración fuera de la ac- privadas para ser recitados sin carácter oficial, en los cuales
ción litúrgica, en su misma estructura intrínseca y en la psico- la piedad personal de los compositores y de las épocas diver~
logía de Gertrudis, no sólo no sofoca los valores de la acción sas, fuera de la liturgia, tenían largo curso 144 • Este género lite~
litúrgica o le es contraria, pero ni siquiera la sobrepone 0 rario se difundió mucho en la época carolingia y especialmente
yuxtapone o aleja de ella, sino que la ordena y subordina como a partir del siglo xr. Grandes nombres concurrieron a enrique-
preparación o consecuencia. cerlo, como Pedro Damiano, Juan Gualberto, Juan de Fécamp,
En los escritos gertrudianos existen, a este propósito, dos Anselmo de Aosta. Hacia fines del siglo XIII, siempre como
observaciones explícitas que tienen un valor extraordinario y expresión y aliento de la piedad privada fuera de la acción
que nos dan la clave para comprender todo el espíritu de las litúrgica, nacieron los "libros de horas", distintos del Salterio
oraciones, meditaciones y ejercicios extralitúrgicos de Gertru- propiamente dicho, los cuales tuvieron mucha aceptación, es-
dis en relación al espíritu de la liturgia. pecialmente en el siglo xv y hasta el año 1550 más o menos.
Ahora bien, la íntima conexión con la misma liturgia de todas
"El domingo Oculi (tercero de Cuaresma) recurrió la Santa al estas producciones de piedad privada extralitúrgica, compren-
Señor; según su costumbre, para poner su devoción de acuerdo con didos al principio los mismos "libros de horas", los cuales, sin
la liturgia, y le mgó le indicara el ejercicio que debería practicar embargo, se apartaron poco a poco cada vez más, es cosa que
~e un modo especial en esta semana. Respondióle a ello el Señor:
ha sido puesta de relieve por todos aquellos que conocen esta
A.hora leéis en los ?ficios de la Iglesia que José fué vendido por
tremta .monedas. M,uevate, pues, este ejemplo a comprarme a mí, literatura. Es la misma piedad privada extralitúrgica que se
con tremta y tres padrenuestros, la santísima vida que llevé aquí expresa en una perspectiva litúrgica, con términos litúrgicos,
abajo para obrar la salvación de 1os hombres. Haz luego partici- con extractos y reminiscencias litúrgicas, o bíblico-litúrgicas,
pante de est~. fruto a. toda la Iglesia, para gloria mía y para salud o patrístico-litúrgicas, entremezcladas con algunas composicio-
de las almas . Despues de seguir este consejo, vió en espíritu a la nes privadas del mismo estilo, en orden a la preparación de
santa Iglesia semejante a una esposa ve•stida y adornada de un modo la acción litúrgica o como prolongación de la misma 145 •
ad~!rable con el fruto de la perfectisima vida de Cristo" 142,
En otra ocasión, dice su confidente, teniendo ocupada la mente ".. Véase, p.ej., un rápido panorama el? Ja cuestión, con abundante bi-
en la Pasión del Señor, entendió que, QUando se saborean las ora- bic>grafia, en J. LECLERCQ, Devotrion privée popula<re et litu,-gie au moyen
ciones o las leccio,nes de la Pasión del Señor, üene esto un Véllor áge: Etudes de Pastorale Liturgique (Lew Orandi 1) (Parfg 1944) p.149-73.
140 El P. Leclercq, buen conocedc>r de •2sta literatura, Ja caracteriza del
infinitamente más grande que cualquier otro ejercicio""".
modo sig,uiente en un nárrafo que incltrY'O integro, porqu<:> conviene perfec-
142 lV,20 p.360ss. tamente a Jos Ejercicio, de Santa G?rtrudis: "Esta devoción nació de la
... III p·.205,ss. misma liturgia, y. lejos de sel' separada de ella, se inB>pira eni ella misma
C.22. SANTA GERTRUDIS Y LA ESPIRI1UAL!DAD LITÚRGICA 757
Santa Gertrudis entra perfectamente en esta corriente. En
su biografía se lee que, después de su conversión, cuando de Con el mismo método evoca en el segundo ejercicio el acto
"gramática" vino a ser "teóloga", litúrgico de la vestición monástica. En el tercero trata de la
"compuso también oraciones más dulces que el panal de mid, Y
Consecratío virginum, teniendo presente, siempre en el mismo
Ejercicios esr;iirifoales, muy propios para edificar. Estos Ejercicios los modo, las partes esenciales del rito litúrgico. El cuarto trata
escribió en un lenguaje tan oorrecto, que los maestros, lejos de en- de la profesión monástica, distinta de la consagración de las
contrar nada que reprender en su doctrina, saborearon, por el con- virgenes. El ejercicio quinto actual está compuesto de dos ejer-
trario, con gusto estas obras de un genio fácil, sembradas o, mejor cicios originariamente, según parece, distintos, y cada uno te-
dicho, perfumadas todas ellas con las palabras de la Sagrada Escri- nía por fin "reavivar el amor". No sigue, como los preceden-
tura, lo que no pueden por memos de apredar los teólogos y las tes, el esquema general de un acto litúrgico, sino con un liris-
almas piadosas" 146 •
mo altísimo que se expresa, naturalmente, en un lenguaje tejido
Las oraciones no han aparecido hasta ahora, pero se han de reminiscencias bíblicas y litúrgicas; da rienda libre a los
conservado hasta nuestros días algunos de estos Ejercicios. sentimientos del amor. La primera parte divide la jornada en
Por ellos viene a ser Gertrudis para nosotros una de las más tres tiempos: mañana, mediodía y tarde; la segunda, en siete
insignes representantes de la literatura medieval sobre Ias pre- tiempos, según las siete horas canónicas. El sexto ejercicio está
ces. Veamos algo de su contenido bajo el aspecto litúrgico intitulado: "De alabanza y de acción de gracias". Tampoco
que aquí nos interesa. El primer ejercicio es una reevocación sigue un esquema de rito litúrgico. Si bien puede verse cierto
en forma de meditación de la iniciación cristiana: bautismo, matiz litúrgico en la expresión profundamente lírica, personal
confirmación, eucaristía, siguiendo, a grandes rasgos, los pen- y sin esfuerzo del estilo con reminiscencias litúrgicas y escri-
samientos principales del mismo ritual e intercalando en todo turísticas, en los salmos y cánticos enteros intercalados y en
oraciones y aspiraciones con vista a reavivar en el alma, con la actitud profundísima, la de adoración, alabanza y acción
la fe y la caridad, las gracias recibidas entonces. De este modo de gracias. El séptimo ejercicio está dedicado a la reparación
entra Gertrudis en este ejercicio: de los pecados como preparación para la muerte. Está divi-
dido en siete tiempos, como las siete horas canónicas, en los
"Si quieres presentar inmaculada al Señor, al fin de tu vida, la cuales ha introducido siete episodios principales de la pasión
túnica de la inocencia bautismal e íntegro y sano el sello de la fe de Cristo según su desarrollo histórico correspondiente :a cada
cristiana, procura tener durante algún tiempo, sobre todo en Pascua hora. Mas para la preparación de la muerte Gertrudis había
y en Pentecostés, la memoria de tu bautismo. Desea renacer en Dios
por la santidad de una nueva vida y ser restituida a nueva infan- compuesto otro ejercicio, y éste había sido redactado confor-
cia" :i41. me a un esquema de los últimos sacramentos que recibe uri
enfermo. Vemos que Gertrudis misma, poco antes de su muerte,
~ la prolonga. De. ella toma ~u.s fórmulas enteras o cakadas en ellas. Los
libros d~ piedad c1tnn CC°'ntinuamente las partes más diversas del oficio Y sigue este ejercicio:
de la Misa: responsos, antífonas, lecciones, colectas, secuencias prefacios,
etcérora ... Se componen a menudo de textos escogidos; ya tomaiido los sal- "La Santa había compuesto una última instrucción para enseñar-
mos de acción de gracias y de súplicas y los cánticos bíblicos d2l mismo nos cómo puede todo el mundo pensar devotamente en la m¡uerte,
,género, ya tomando sólo los versos de los salmos que expresan súplicas e
mtercalando texto~ tomados de la liturgia. La parte de inspiración libre por lo menos una vez . al año, y prepararse con fervor para esta
viene a sei- cada V·2Z mayor a rn<'dida que el tiempo avanza, y hay que hora tan incierta. El primer día de este ejercicio es consagrado a la
re.conocer que en los lillros de J1oras cada vez va ocupando la liturgia un última enfermedad, el segundo a la confesión, el tercero a la extre-
lw~ar más reclucido. Pero entonces, corno en toda la Edad Media la devodón
privada sigue lo.s esquemas litúrgicos: r•2partición de textos ~egún los ci- maunción, el cuarto a la comunión y el quinto a la muerte. La Santa
clo~ .litúrgicos del tiemp.o y rle Jos sante>s y según las ho.ras canónicas, se dispuso un día a practicar ella misma lo que había enseñado a
d1v1~16n en salmos, Je.coones, versos y oraciones, composición en form.a los demás ... " 1' "
de h1m~os y letanías_. Si dejan de introd,ucir elem2ntos litúrgicos, Jos líbre>s
de oraciones ry• los libros de horas imitan los libros litúrgicos. La oración
privada se inserta de un modo natural en el culto ce>rnún de la Iglesia Y Cuanto se ha dicho puede bastar para persuadirnos plena-
adopta su estilo; mas a la sobriedad, a Ja pureza clásica d~ Ja oración anti- mente de la continuidad en Gertrudis entre la oración en la
gua, ella afiade la ampulosidad del espíritu medieval. La liturgia viene a
ser el clima e'piritual donde se deRarrolla la devoción; la rnantien2 ~n acción litúrgica y la oración extralitúrgica. Cosa, por lo de-
contacto con las fuentes doctrinales en las que se alimenta ella misma : la más, que un avisado lector ha podido observar en el libro del
Escritura y los Padres: la dirige sin cesar a Ja cont~mplación de las verda·
des profundas que ··Jos ci<>los litúrgi<"OR la evo<'nn ca<ln nño: 1~ a.se_eura la Legatus, escrito por la misma Gertrudis, ya que los capítulos
solidez teológica y, al mismo tiempo, Ja dignidad. la simplicidad, la deli- de ese libro, en buena parte, no son otra cosa que ardientes
cadeza y el gusto que la caracterizan" (!.c., p.154ss.).
1•• I,l p.9.
147 P.618.
oraciones de Gertrudis, oraciones, ante todo, de alabanza y de
el arte d'e conducir el pueblo a Cristo y conservarlo en El Y tienen del fin a qu'e tiende específicamente la acción militar:
llevar a Cristo al pueblo, en el cuadro de la Iglesia, a través de obtener la victoria del ejército; en segundo lugar, de la natu-
los medios indicados por Cristo mismo junto con los deter- raleza de las cosas allí implicadas, es decir, del hombre, del
minados por la Iglesia y con aquellos que eventualmente im- espacio, del ti'empo, de los medios usados, las armas; en ter-.
pon'e o sugiere como mejores la misma naturaleza o las con- cer lugar, del estado contingente habitual o momentáneo de
diciones concretas del pueblo. las cosas implicadas. Al variar este estado ha de adaptarse la
El encuentro se hace cuando el pueblo recibe la santifica- acción concreta y los principios que formulan las directivas
ción de Dios en Cristo y responde como debe a esta acción de la acción.
d'e Dios en Cristo. Como esta santificación de Dios y esta res- El 'estado habitual de las cosas implicadas no puede con-
puesta del pueblo puede tener grados diversos, el fin de la seguirse más que por la inducción de muchas experiencias di..;
pastoral es hacer que se alcance el grado más perfecto posi- rectas o indirectas; el momentáneo no puede obtenerse más que
ble. Busca, pu'es, no sólo desviar al pueblo del pecado mortal por la exp•eriencia inmediata y por la intuición inmediata, es
y hacer que viva en estado de gracia, sino también conducirlo decir, por la facilidad y rapidez de percatarse de aquel esta-
al desarrollo pleno, en cuanto sea posible, de esta gracia. do y adaptar a él la acción. Esta facilidad, o se posee por la
La pastoral presupone, naturalmente, entre otras muchas co- buena disposición de la naturaleza, o se obtiene, al menos 'en
sas, qu•e Dios trata a los hombres según la ley de la salvación parte, por el ejercicio continuado; de todas formas, siempre
en comunidad; que esta comunidad es la comunidad eclesial se desarrolla por ese ej'ercicio. De lo cual puede observarse
jerárquicamente estructurada en la cual Dios obra sobre los cómo la experiencia sea la soberana en la práctica del arte y
hombres mediante otros hombres, sus delegados, a los cuales en toda ciencia del mismo. Porque en todo arte, tratándos'e de
incumb'e prestar, con este título, su obra instrumental a Cris- una acción concreta con vistas a obtener un fin determinado,
to y ser de este modo pastores bajo el pastor supremo, Cristo; la acción ha de adaptarse no sólo a la naturaleza genérica e
que Dios mismo ha determinado hasta cierto punto las mo- inmutable de las cosas implicadas, sino también a su estado
dalidades y los caminos del encuentro con los hombres y ha momentáneo; so pena de no conseguir el fin prefijado, los
dejado ulteriores dieterminaciones a la Iglesia; que Dios mis- principios teóricos de la ciencia han de ser examinados con-
mo en Cristo obra externamente en la Iglesia por medio de la tinuamente en orden al cambio concreto de las situaciones.
acción de los pastores, e internamente con su gracia. Así, en este campo, cuando se trata de la ciencia d•e un arte
y no sólo de su práctica, es perfectamente justificada la instin-
tiva desconfianza que se experimenta contra los llamados teó-
La pastoral como arte. ricos d•e bufete, y que en su misma práctica tiene gran impor-
tancia la intuición, la facilidad y la rapidez para ver el estado
La teología pastoral es la ciencia teológi~a del arte de con- concreto de las cosas implicadas y adaptar a él la acción con
ducir el pueblo a Cristo y conservarlo en El. Es muy impor- vistas a conseguir el fin; facilidad que, como se ha dicho, se
tant'e darse cuenta de que la pastoral es un arte y que la teo- tiene por naturaleza o se la adquiere en parte, p'ero siempre
logía pastoral es la teología de este arte. Todo arte y toda se ejercita y se desarrolla con la práctica.
ciencia que tiene por objeto un arte, está en íntima relación con Mas no basta la práctica y la intuición para conseguir la
la ejecución ef'ectiva de su facultad operativa a la cual tiende ciencia del arte. Para tener ésta 'es menester también la re-
y en la cual se realiza. Así, por ejemplo, el arte militar, y la flexión y la síntesis teorética en torno a las propias acciones y
ciencia militar que tiene por objeto el arte militar, tiende in- a las ajenas. En la práctica del arte, una larga experiencia y
tríns'ecamente a la práctica militar y en ella se realiza. la intuición práctica son más importantes; pero en la ci'encia
Todo arte y toda ciencia del arte, además de conseguir su de la misma y. por lo mismo, en la iniciación y dirección de
fin, obtiene los principios que dirigen su acción propia de la otros en ella, es menester, además, la reflexión y la síntesis.
naturaleza inmutable de las cosas allí implicadas y de su es- Todo esto vale, a su modo, también para la pastoral y la
tado de hecho conting'ente tal como se verifica, más o menos t'eología pastoral. El arte de conducir el pueblo a Cristo y con-
habitualmente y de modo principal, 'en el momento considera- servarlo en El y viceversa, por ser precisamente un arte, ha
do. En el instante de obrar, la acción, para obtener el fin, ha de contar con un aspecto inmutable y con un aspecto muta-
de adaptarse al estado pres•ente de las cosas implicadas. De ble y contingente. El aspecto inmutable está dieterminado por
este modo, por mantener el mismo ejemplo, las máximas y los los factores siguientes: principalmente por el fin mismo que
principios que son el fruto último de la cieJncia militar se ob- no cambia jamás: conducir el pueblo a Cristo y conservarlo
768 P.~.ª LITURGIA Y VIDA c.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 769
en Él y viceversa, todo 'ello en el seno de la Iglesia; luego, por nidad, como se ha explicado en su lugar, por la cual la reali-
una serie de medios determinados por Cristo mismo por vo- dad individual de la salvación se ha de entender de la salva-
luntad positiva como medios indispensables para dicho fin, ción personal de todo individuo en 'el cuadro de la comunidad
como los sacramentos, la estructura jerárquica y monárquica y a través de ella.
ci'e la Iglesia; además, la naturaleza del hombre que ha de ser Cuando una realidad consta de dos términos, v.gr., Dios-
conducido a Cristo y conservado en El con todo lo que esta hombre, individuo-comunidad, etc., el método y los resultados
naturaleza lleva consigo. prácticos son notablemente diversos, incluso aunque se respe-
El aspecto más o menos mutable está representado por las t'en los dos términos sin eliminar jamás uno de los dos en
disposiciones contingentes y mudables habituales o momentá- favor del otro. Así sucede también cuando se trata del arte
n'eas del pueblo que hay que conducir a Cristo y conservarlo pastoral. NinHuna pastoral puede iqnorar y ninouna pastoral
en Él y por los medios positivos de institución eclesiástica de- católica iqnora el aspecto individual de la salvación ni el as-
terminados libremente por la Iglesia como concretizaciones pecto comunitario, sin embargo, pueden existir y existen dt
particulares de los medios impuestos por la naturaleza o por hecho algunos matices en el método y en los resultados, si en
la libre voluntad positiva d'e Cristo, en los cuales se encuentra la teoría o en la práctica pastoral se acentúa más sobre iel in-
una gran parte de la liturgia y toda la legislación positiva dis- dividuo eme sobre la comunidad, o al contrario. En el primer·,
ciplinar canónica. caso la fórmula que expresa el obieto de la pastoral será:
La pastoral ha de tener en cuenta todo esto: naturale- salvar a los individuos conduciéndolos a Cristo y conserván-
za del hombre, voluntad positiva de Cristo, disciplina de la dolos en E:l en 'el seno de la comunidad: en el caso contrario
Iglesia, estado contingente habitual o momentáneo del sujeto. la fórmula será: llevar a Cristo y conservar en Él a la comu-
En ella el fin y los medios inmutables, así como los mutables nidad, en la cual y a través de ella puedan salvarse los indi-
de institución positivo-eclesiástica, pueden ser conocidos por viduos.
la enseñanza abstracta, como puede conocers'e la naturaleza Las dos fórmulas tienen consecuencias diversas bastante
de una cosa, la voluntad positiva de otro y la legislación de prácticas tanto para la pastoral misionera en los país'es no
una sociedad. Las disposiciones habituales o momentáneas del católicos. cuanto para la ejercida en los países llamados ca-
pueblo, respecto al hecho por 'el que es conducido a Cristo y tólicos. No hace muchos años hubo una discusión sobre el
conservado en E:I, no pueden conocerse más que por la expe- fin específico de la actividad misionera en los países de mi-
riencia y por la intuición. siones extranieras. La solución aceptada por todos fué qu'e, en
En la actividad pastoral, la adaptación de la acción a las dis- aquellos Países, el fin específico de las misiones es el de fun-
1 posiciones momentáneas del sujeto con vista a conducirlo a Cris- dar en ellos la Iglesia en la cual puedan salvarse los indivi-
to y a conservarlo en Él (teniendo en cu•enta su naturaleza, la duos 1 . En tal fórmula 'el aspecto comunitario de la acción mi-
voluntad positiva de Cristo y la disciplina de la Iglesia) es ob- sionera en general se pone claramente en primer término.
jeto del arte pastoral como prudencia pastoral 'en cada acto. Recientemente dom lVIichonneau ha llamado la atención so-
Mientras que la teología pastoral, como ciencia, dirige la ac- bre el h•echo de que un problema análogo existe también para
ción pastoral sólo universalmente y en abstracto, indicando y la pastoral en países tradicionalmente cristianos, especialmen-
mencionando los principios generales que la rigen y qu'e no po- te ahora que su cristianismo es, en gran parte, más nominal
drán ser aplicados luego a cada caso en concreto, sino bajo que real: "Existe en el apostolado dos qrandes tendencias que
la dirección de la, prudencia pastoral. podemos sintetizar con estos dos títulos: existen los "salva-
dores de almas" y los "constructores de cristiandad" 2 • Los pri-
meros se preocupan directament'e de salvar el mayor número
El pueblo, objeto de la pastoral posible de almas con todos los medios a su alcance, incluso
especiales, entre los hombres que hoy viven; los otros, por el
El objeto a que se dirige la pastoral es el pu'eblo. Este
concepto ha de ser precisado &quí por la importancia particu- c:ontrario, s'e preocupan del problema de cristianizar la socie-
dad como tal. Quieren construir en plazos largos, incluso si,
lar que tiene en la cuestión de las relaciones entr'e la pastoral
para lograr esto, han de emplear un tiempo más largo que si
y la liturgia. La Iglesia tiene el deber de esforzarse por condu-
cir a Cristo y conservar en Él a todo individuo humano. La 1 Cf. Ja encíclica JiJvangeUi pralJco-n.es, de Pfo XII, del 21 de junio
salvación contiene indiscutiblemente un aspecto profundamen- d~ 19f>1. Cf. l. PAuLON, Plantatio Ecolesiae. Il fine specJifico delle mis-
te individual. Pero, con todo respeto a esta realidad individual. sioni IParma 19,53).
2 Parrocchia, conwrtlita ,mi.'8ionla-ria, trad. ital., Ed. Paoline, ed.2 (1949)
se ha de confesar que exist'e la ley de la salvación en comu- p.91.
Sen,t. teol. Hturg.
770 P.5.ª Ll1URGIA Y V_I_DA
_ _ _ _ _ _ _ _ __ C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 771
adoptasen el primer sistema. Se atienen a este segundo méto- cándalo de nuestros tiempos, como decía Pío XI), que las
do, a fin de que, mañana, una sociedad más cristianizada pue- condiciones de esta masa popular han cambiado mucho y cam-
da garantizar más eficazmente la salvación, en el seno de la bian cada día y que esta masa popular adquier•e cada día ma-
comunidad, a un número mayor de individuos. yor peso •en la vida de la sociedad. Tanto que la importancia
La diferencia de los dos puntos de vista está esencialmen- que antes podía esperarse de otras clases sociales para deter-
te en la importancia mayor o m'enor dada al ambiente comu- minar la marcha gen'eral de la comunidad, hoy, y cada vez
nitario para la salvación de los individuos. A quienes dom Mi- más, ha pasado inmediatamente a la masa popular.
chonneau llama constructores de cristiandades, piensan en pla- Para la cristianización de las grandes masas del pueblo en
zos más largos y de modo más comunitario. los mismos países tradicionalmente cristianos, la pastoral, ade-
/ Teológicamente hablando, no hay duda de que la concep- más de ser preferentem•ente pastoral de comunidad pastoral,
ción comunitaria ha de t'ener la precedencia, precisamente por- ha de ser, más que para el pasado, pastoral misionera, es de-
que piensa y obra más orgánicamente, con planos que, aunque cir, ha de conquistar las masas separadas o alejadas de la Igle-
a plazos más largos, son más eficaces para el fin que se quie- si y no sólo conservar las qu'e han quedado fieles. Esta reali-
re obtener. El movimiento que Pío XI dió a las misiones 'ex- dad de que la pastoral ha de ser misionera no sólo en tierras
tranjeras: fundar la Iglesia, ha de ser necesariamente un poco de paganos, sino, en muchos casos, también en países tradi-
modificado en su expresión, el movimiento d'e toda pastoral: cionalmente cristianos de nombre, es ya bien conocida por la
llevar a Cristo y conservar en Él la comunidad, a fin de que voz de alerta dada por dom Godin y por sus secuaces.
en ella pueda salvarse más eficazmente y durante mucho tiem- Toda pastoral implica una elevación del pueblo, porque la
po 'el mayor número de individuos. El objeto directo de la pas- meta que se ha de alcanzar, Dios en Cristo, es una meta tras-
toral debe ser, pues, no el pueblo conjunto inorgánico de in- cendente. Mas es una elevación d'e naturaleza esencialmente
dividuos, sino el pueblo comunidad, madre y ambiente vital espiritual, no necesariamente y de suyo de naturaleza cultural.
de los individuos. En pastoral, elevaciones de otro gén'ero no pueden ser to-
Concebir la pastoral comunitariamente quiere decir dar 'en madas en consideración más que como medios para conse-
ella gran importancia a la masa popular y hacer de ella ob- guir el fin esencial. Se ha de pedir al pueblo que se •eleve a
jeto de máximo cuidado, precisamente porque la masa popu- Dios en Cristo y con todos ios medios para este fin indicados
lar constituye la masa de la comunidad y que la Igl'esia tiene por Cristo como necesarios en todo tiempo y para todos los
por misión llevar las almas a Cristo y conservarlas en Él en hombres.
el mayor número posible. La Iglesia ha de extender su cura Esta el'evación esencial lleva consigo necesariamente difi-
pastoral a todos los grupos sin excluir alguno o simplemen- cultades y sacrificios que el pastor no puede ahorrar al pue-
te d•escuidarlo. La pastoral, como la Iglesia, no puede ser cla- blo porque son inherentes al fin transcendente que se quiere
sicista en ninguno de los sentidos que se da hoy en política a alcanzar. Pero, ad•emás, a estos sacrificios necesarios no se pue-
esta palabra. Sin embargo, donde la comunidad, que está cons- de ni se debe pedir al pueblo otros no necesarios para este
tituida o que ha de constituirse, se compone, ante todo, de fin. El pastor ha de adaptar al pueblo todos los medios muta-
masas popular•es, es obvio que la pastoral ha de ser, ante todo, bles y adaptables para conseguir el fin, y no ha de impon'er
pastoral de masas populares. Como <ésta es la gran regla ge- sacrificios no necesarios porque no han sido requeridos por
neral, tanto que los casos diversos, en comparación con esta Cristo para conseguirlo. En este sentido, toda pastoral lleva
regla, son excepciones relativamente raras, la lógica y el fin consigo una elevación del pueblo y también una adaptación
mismo de la pastoral 'exigen, de regla, que la pastoral sea po- al pu'eblo y se puede hablar no sólo de Uevar el pueblo a
pular, es decir, adaptada al estado de las masas populares que Cristo, sino también de llevar a Cristo al pueblo. Entre estas
hay que llevar a Cristo y conservarlas en ÉL Se admiten ex- adaptaciones una de las más importantes es el factor progresi-
cepciones, consideradas legítimas y nettsarias, en grupos res- vo, porque la pastoral implica una educación y en toda edu-
tringidos y en ambientes que i10 son de masas populares. Por cación el factor tiempo es es'encial.
lo mismo, cuando se dice que la pastoral se dirige al pueblo, La célula comunitaria conservadora y conquistadora del
hay que ent'ender no sólo del pueblo comunidad, sino, además, pueblo para Cristo es la parroquia. Ern esta cél.ula la acción
ante todo y por regla general, del pueblo comunidad popular. pastoral se concretiza prácticamente en cuatro géneros de ac-
No puede negarse que hoy esta necesidad es más urgente tividades: predicación y catequ'esis; administración de los sa-
y s'entida, ya que propiamente la masa del pueblo está más cramentos y de los sacramentales y, en general, celebración
descristianizada o en peligro inmediato de serlo (el gran es- de la liturgia; lo que hoy se llama obras parroquiales, como
772 P.5.ª LI'!URG!A Y VIDA C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 773
la Acción Católica, los círculos recreativos, las obras de ense- cuentro entre Cristo y el pueblo, es d'ecir, el .fin que toda ac-
ñanza en general, las de beneficencia y semejantes; los contac- tividad pastoral tiene por misión alcanzar y conservar. Pero,
tos individuales fuera de los tres casos preced'entes. ¿por qué-presupuesto todo aquello que ha de presuponerse-
es aquí precisamente y no en otra actividad pastoral, donde se
realiza en grado sumo aquel encuentro, misión de la pastoral?
2. LA UNIÓN ENTRE PASTORAL Y LITURGIA A causa del opus operatum y del opus operantis Ecclesiae im-
plicados en la misma estructura intrínseca de la liturgia como
Lo que se ha dicho hasta aquí acerca de la noción de pas- conjunto de signos sensibres y eficaces de la santificación y
toral en general, tiene carácter de simple 'evocación de los del culto de la Iglesia. Por lo cual se ha de decir que la meta
puntos que nos int'eresan para determinar las relaciones entre de la pastoral se alcanza plenamente no ya por medio de la
pastoral y liturgia. Ahora bien, en •este campo, la primera com- liturgia, sino, más exactament'e, en la liturgia. .
probación es que estas relaciones son muy íntimas, ya que la Esto supone que, considerando las actividades diversas con
pastoral no puede prescindir de la liturgia para conseguir su las que se realiza la pastoral, y distinguiendo la actividad di-
fin. rectamente litúrgica de las demás, no se ha de concebir la li-
La liturgia es, por su naturaleza, turgia como m•edio ordenado a las actividades extralitúrgicas,
centro, meta y fuente de la pastoral. sino, al contrario, las actividades extralitúrgicas como medios
ordenados a la liturgia, es decir, al encuentro en Cristo entre
Efectivamente, el camino por el cual se doebe alcanzar el el pueblo y Dios en la acción litúrgica, y como efectos que se
encuentro entre el pueblo y Cristo y el terreno y el lugar don- derivan doe la misma. El movimiento litúrgico, a causa cierta-
de ha de realizarse en sus determinaciones esenciales, son co- mente del peligro mayor que podría ocurrir de invertir inde-
sas que, como sabemos, no han sido dejadas a la libre elec- bidamente los órdenes en el momento mismo que se subrayaba
ción del he>mbre (mucho menos a su capricho); ni bastan las la conexión íntima •entre pastoral general y liturgia, no ha ce-
simples exigencias de la desnuda naturaleza filosófica para es- sado jamás de recordar esta verdad, especialmente en el mo-
tabl•ecerlas; smo que han sido determinadas por la libre y po- mento de su bautismo netamente pastoral 13 • He aquí, por ejem-
sitiva voluntad de Cristo conocida por la revelación. H.ecuér- plo, una doe tantas fórmulas sobre el particular: "La comunidad
dese la ley de la objetividad de que hemos hablado en el ca- cristiana tiene su principio de vida en el altar. Todo trabajo
pitulo V l. Ahora bien, según esta positiva voluntad de Cris- de la comunidad lleva al altar, a Cristo, y del altar obtiene su
to, est'e cammo, este terreno donde se realiza el encuentro en- fuerza. Mas la comunidad en el altar induce de nuevo a la
tre Cristo y el hombre, incluye esencialmente los sacramentos, comunidad en la vida. Meta y fin de toda comunidad cristia-
na •es, por una parte, dar expresión a la nueva unidad sobre-
el sacrificio, la jerarquía, la comunidad. Los mismos actos de
natural fundada con el bautismo y la eucaristía; por otra, con-
fe, esperanza y canClad, aun requendos es•encialmente, no obran
este encuentro sin reterirse a esta realidad. No existe sandfi- ducir a esa vida sobrenatural, a la Iglesia, a la liturgia, a la
Misa, a la eucaristía" 4 •
cación de lJios en Cnsto, ni r•espuesta del hombre a esta san-
tificacion, no existe encuentro elllre el hombre y Dios en Cris- Objeciones.
to sin referirse a esta realidad. lVlas éstas se verilican preci:-
sam•ente en la liturgia, la cual, como hemos explicado en. otras ¿Por qué, sin embargo, tienen algunos dificultad en admi-
oc.:as1ones, por ser un con¡unto de signos sensibles y eficaces tir esta tesis? Creo que por dos motivos. El primero y el más
de la sant1hcación que 1J10s en Cristo hace a la lgiesia y del fuerte: por el vago t'emor psicológico de que se derive de ello
culto que la iglesia en Cristo rinde a lJios, es prec1sam•ente el una desestima y descuido de las otras obras pastorales, misio-
lugar del encuentro determinado por el mismo U10s entre el neras y de apostolado en general y de que se use la tesis pre-
hombre, en comunidad sagrada, y Uios. dicha para impon•er a todos los sacerdotes y religiosos de vida
Esta simple consideración basta para hae'ernos entender
' Cf. L. BOUYER, Quelques mises au point sur le sen:s et le r6le de la
que la liturgia no solo es indispensable a la pastoral para con- l~tudes de l'astorale Liturgique ( Lem Orandi I)
liturg·ie·: (París 1944)
seguir su hn, smo que constituye eHa misma el centro de or- p.384 n.3'.4. Cf. 1.am.bién A propos de liturgie miss·ionnaire: Paroisse et
Liturgie 32 (1950) p.11-24, artículo de CHEVROT, E. DE MESTER, J. DE
gamzación y de reterenc1a de toda pastoral porque propia.- F1ÉLIGONDE. Sobre el mismo tema, todo el n.40 (1954) de La maison
m•ente en la acción l!turg1ca, como comunidad sagrada en acto Dieu, con las. conclusiones del Congreso de S. Genevieve di Versailles
-supuesta siempre la completa armonia de los animas con la (1954) p.165-68.
• B. liERNEGGER, Solidarietit oattoilioa, trad. ital., Ed. Paoline (1948)
misma acción-es donde se realiza en grado sumo el pleno en- p.144.
74_ _ _ _ _ _ _ _ _ _P_.5_.•_LITURGIA
7__ Y VIDA_ _ _ _ _ _ _ _ __ c.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 775
activa un ideal, llamémosle, para entendernos, "benedictino". mente elícito de la caridad, como homenaj'e debido a Él cual
El segundo motivo es un falso o, al menos, impreciso razona- sumo creador y rector de toda cosa. Esto precisamente es lo
miento teórico que se llama de refuerzo para huir el supu•esto que se realiza en la liturgia.
peligro. , Por lo mismo, cuando se quiere parangonar la liturgia con
He aquí, más o menos, cómo se razona; se pregunta: ¿que las obras de apostolado, hay que preguntarse si, en igualdad
cosa es más noble, más perfecta, más útil y necesaria para la de circunstancias, sea más noble, más útil, etc., el acto de ca-
Igl'esia, hacer liturgia o apostolado? Y se contesta: la caridad ridad ejercido en la liturgia o el 'ejercicio en las obras de apos-
está ante todo; el apostolado es caridad; la liturgia es acto de tolado externo.
culto, un cierto modo externo de expresar Ja religión, virtud mo- Ahora bien, para dar a semejant'e cuestión una respuesta
ral. Por lo mismo, no puede prevalecer sobre el apostolado. técnica, hay que distinguir la consideración de la cosa vista
En verdad, el razonamiento es demasiado débil. Ante todo, sólo en sí misma, según su propia e íntima naturaleza, de la
pu•ede sospecharse que quien razona de esta forma se incline, consideración de la cosa según alguna circunstancia acciden-
como muchos, a considerar la liturgia como algo externo del tal no necesaria, pero que, d'e hecho, sobreviene a la misma.
culto, el aparato de las ceremonias. Y entonces, r;io resulta .?~ La respuesta es, pues, que de suyo la caridad practicada en
fícil hacer una respetuosa reverencia en obsequio de la li- el acto litúrgico es siempre más noble, más necesaria y más
turgia" declarándola bella y útil y santa, pero cuyo interés en útil a la Iglesia; p'ero por alguna circunstancia accidental su-
la vida cristiana es sólo marginal. Si he tenido la fortuna de cede con frecuencia que la caridad practicada en las obras de
encontrar un lector qu'e ha seguido esta obra hasta este pun- apostolado puede ser más necesaria y obligatoria.
to, no es necesario para él que me detenga a rebatir tal con-
Efectivamente, en el culto ext'erno e interno que es la li-
cepto de "liturgia". .. turgia católica, hecho con amor de Dios, ante todo, se prac-
Además, cuando se quiere parangonar la nobleza, la utili-
tica la caridad en su objeto primario, que es Dios mismo, mien-
dad, etc., de la liturgia con las obras de apostolado, no hay qu~ tras que en los actos de apostolado hechos con caridad, s•e
parangonar el acto de la virtud de religión f?rmalmente: y casi practica la caridad en su objeto secundario, que es nuestro pró-
desnudamente, considerado-en cuanto es solo acto eltc1to de
jimo. Y por esta razón el acto de caridad p.racticado ~n el cul-
la virtud de religión, incluso imperado por la caridad-eón las
to es, de suyo, superior a los actos de candad practicados 'en
obras d•e apostolado formalmente elícitas por la c~rida~; sino el apostolado.
el ejercicio litúrgico-es decir, en .el cuadro de !~ h~u~gia-del
acto formalmente elícito de la candad, con su e¡erc1c10 en las Además, este acto de caridad, en la acción litúrgica, es ofre-
obras de apostolado. ddo a Dios in persona Ecclesiae, en acto comunitario como
Y esto porque la liturgia no s'e agota toda en el ejercicio acto de la Iglesia y de Cristo mismo con un título que no con-
de la virtud de religión-aunque sea imperada por la caridad-, viene a ningún otro acto, aunque sea de caridad, hecho cierta-
del mismo modo que el acto de pagar una deuda se agota todo, mente en la Iglesia, pero no como acto que pertenec'e a la li-
formalmente, como ejercicio de las virtudes, en la práctica de turgia propiamente dicha. Por lo cual aquel acto de caridad
la justicia; sino que la liturgia lleva siempre consigo actos hic de Dios tiene un valor y una eficacia superior, de suyo, a
et nunc elícitos de fe, de esperanza y, principalmente, de ca- cualqui'er otro acto de caridad realizado independientemente de
ridad y, además, ofrecidos a Dios, in persona Ecclesiae, en la liturgia a causa del opus operantis Ecclesiiae, como se ha
culto público, por la virtud de religión, como homenaje a É] explicado en el capítulo III respecto a la oración litúrgica en
debido cual creador y gobernador de toda cosa. general. Como en la oración litúrgica en general Dios ve y
considera con un título •especial y superior la oración de la
El motivo último es la relación singular, explicada antes,
que existe entre la virtud de religión y las otras virtudes, e~ Iglesia, cabeza y miembros, Cristo mismo y sus fieles, y É!
pecialmente las virtudes teologales, entre las que ocupa el pri- ·con este titulo especial y superior la escucha y la acepta, as1
mer puesto la caridad. Esta no sólo manda 'e impera el acto de en el acto de caridad hecho por el fiel en el culto, Dios ve y
religión, sino, además, ella misma es la materia más noble de consideria el acto de caridad de Cristo mismo y de su Iglesia
que se sirve el acto de religién para actualizarse en grado con un título especial y superior que no conviene a los otros
sumo. Dios es honrado, ante todo, con la f'e, la esperanza y, actos de caridad, hechos por ]os fieles fuera de la liturgia. Todo
principalmente, con la caridad 5 ; por eso el sumo grado de la esto hace que, considerando las cosas en su misma naturaleza
religión consiste en ofrecer a Dios el acto hic et nunc formal- independiente de circunstancias contingentes, aunque sean du-
raderas, en que pueden encontrarse, la acción litúrgica siga
' Cf. SAN AGl;BTíN, 1':1whiridio1\ 3. siendo el acto más noble, más necesado, más útil en la Iglesia,
776 P.5.ª LITIIRGIA Y VIDA C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 777
y que, respecto a los demás, tenga carácter de fin, de fuente y' que se descuiden en la Iglesia las obras de apostolado, según
no de medio. las necesidades concretas en que se encuentra. Del mismo modo
Esto no impide que, por circunstancias contingentes, que que, por el hecho inexpugnable de que el filosofar sea de suyo
mi11an a las personas o a la Iglesia entera, tanto más si no son más noble que cualquier otria acción humana en el campo na-
momentáneas, pueda ser más útil o necesario para un deter- tural, no se sigue que en la sociedad concretamente considera-
minado o determinados individuos, tal vez para la mayoría, no da deban existir más filósofos que agricultores, o albañiles, o
dedicar a la liturgia más que un cierto tiempo restringido, para ingenieros, o médicos, o militares. O bien, por el hecho de que,
dedicarse más a las obras de apostolado directamente tales. Se- a causa de las circunstancias concretas en Iras que se encuentra
mejantes circunstancias pueden ser ante todo: la vocación per- la sociedad humana, es inevitable y necesario que, en una so-
sonal de cada uno, determinada por la índole propia, por las ciedad bien ordenada, los agricultores, los ingenieros, los mé-
posibilidades físicas y psíquicas, por la inspiración divina, etc. dicos sean bastante más numerosos que los filósofos, no se hace
Luego, la necesidad actual en las que puede encontrarse la so- injuria alguna a tales trabajadores o profesionales si se afir-
ciedad eclesiástica en determinada época, en determinada re- ma vigorosamente que, sin embargo, el filosofar es más noble
gión, etc. Posteriormente, las necesidades contingentes de las que el cultivar los campos o construir casas.
almas y otras circunstancias semejantes. Se dirá, tal vez, que si la utilidad de la Iglesia, en la socie-
Así puede suceder y sucede con frecuencia de hecho que, dad concretamente considerada, requiere que el número de
aunque de suyo sea más perfecto y útil celebrar la liturgia, sin aquellos que dedican mayor parte del tiempo ·a las obras de
embargo, a causa de la fragilidad humana no, ha de ser dicha apostolado antes que a la liturgia, no vale la pena insistir so-
celebración muy larga para tales individuos ni con mucha fre- bre la superioridad que tiene de suyo la acción litúrgica. No
cuencia, ya que de lo contrario no se obtendría el fin preten- faltará incluso quien, infectado por el antiguo nominalismo, que
dido. Además, aunque sera más perfecto de suyo celebrar la con tanta frecuencia hoy se da aíres de gran novedad bajo las
liturgia con la mayor frecuencia posible que no celebrarla, sin mentidas formas de existencialismo, dirá que los per se "de
embargo, para quien tiene vocación especial para otras obras, suyo" son abstracciones que no tocan la realidad de las cosas.
sucede lo contrario; o bien porque la Iglesia se encuentra en Es un error. Ante todo, el hecho de que, de suyo, la acción
tal situación de peligrosa y urgente necesidad y es menester que litúrgica es la cosa más noble y útil, señala a las otras activi-
muchos se dediquen a las obras de apostolado. dades de la Iglesia su punto de referencia y de encentramien-
Nada hay de extraordinario en todo esto. Es bien conocido to, el fin al que deben conducir, dándoles así la necesaria uni-
e impugnable el ejemplo clásico de Aristóteles sobre el filoso- dad, el orden justo y el respectivo vialor cualitativo. Y esto es
far: por su naturaleza, independiente de las circunstancias con- de inmenso valor práctico, contra la dispersión inútil, la hiper-
tingentes, es más noble filosofar que apagar el fuego; pero trofia, el hacer desordenado e infructuoso de aquellos que creen
cuando, por circunstancias especiales, se ha incendiado una hacer mucho porque se agitan mucho.
casa, para aquellos que están presentes y para la sociedad es Luego, el mismo hecho indica a todo sacerdote en su vida
más perfecto y útil apagar el fuego que filosofar. Es más per- personal de santificación individual que, si el tiempo que dedica
fecto filosofar que comer; pero cuando uno tiene hambre, para a la acción litúrgica, especialmente a la Misa, es relativamente
él es más útil comer que filosofar. De suyo es más perfecto y breve respecto a las otras actividades, sin embargo, propilamen-
útil filosofar que construir un camino, un puente, una máquina; te aquella acción litúrgica, y sobre todo la Misa, es lo que ha
mas cuando la sociedad tiene necesidad de un camino, de un de ser el centro dinámico y el núcleo vital de su jornada.
puente, de máquinas, mientras dura tal necesidad es más útil Finalmente, lo expuesto anteriormente ha de hacer enten-
construirlas. Para el hombre en general es más perfecto filosofar der una cosa que muchos, incluso bien intencionados, no en-
que arar la tierra; mas para quien no tiene índole ni capacidad tienden bastante, esto es: admito que, a causa de las circuns-
de filósofo, es más perfecto y útil arar la tierra. Y así indefini- tancias concretas, no todos, ni necesariamente el mayor núme-
damente. ro de los fieles, o de los sacerdotes, o de los religiosos, han de
Del hecho, pues, que la acción litúrgica, hecha con caridad, llevar un tipo de vida en el que la liturgia tenga la prevalencia
es de suyo más noble y útil a la Iglesia que las otras obras de incluso cuantitativa, queda todavía en pie no sólo como legí-
apostolado, no se sigue que han de ser más numerosas, ni que timo, sino también como útil, y santo, y necesario que, según
deba ser necesaríamente mayor el número de aquellos que de- la vocación personal que Dios da a cada uno, existan en la
dican a la liturgia una parte mayor de tiempo; mucho menos Iglesia individuos e incluso grupos y sociedades enteras que
778 P.5. 4 LITURCIA Y VIDA C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS
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la alabanza de Dios y la vida de Cristo. ¿Qué cosa es la liturgia rienda contraria, tan categórica como conmovedora, de los
sino esta vida colectiva de la asamblea cristiana por medio de Cris- obispos y del clero de la Alemania oriental en la zona sovié-
to, con Cristo, en Cristo, vuelto hacia el Padre? Si la conseguimos, tica m. Tocarán con la mano qué cosa puede significar para
no formalmente, sino realmente, ¿no habremos realizado en este pun- un pueblo caído desventuradamente bajo el régimen comunista
to nuestra misión?" 0 y en una grave persecución religiosa contra la fe, haber tenido
Otro motivo todavía acerca de la eficacia psicológico-pas- la fortuna de haber sido educado en otro tiempo en una intensa
toral de la liturgia es, por ejemplo, que ella, como catequesis- vida litúrgica, participando activamente en los misterios sagra-
acción comunitaria, dura prácticamente, para el fiel, toda la dos de la comunidad. Es una prueba sumamente convincente
vida, al menos tiene lugar todos los domingos y días de fiesta. de la pastoral de la liturgia por conservar al pueblo creyente
Una gran parte de fieles cesa prácticamente muy pronto de fiel a Cristo en toda contingencia.
asistir a las otras instrucciones religiosas, mas, sin embargo, Pero, además de esta función conserV1adora, ¿posee la li-
continúa asisti•endo a la Misa; ésta contiene la posibilidad de turgia también una función pastoral conquistadora? Se trata
abundante alimento espiritual para las necesidades más diver- de la cuestión del valor misionero de la liturgia, sea en am-
sas, para los distintos grados de vida espiritual y l1a diversidad bientes no católicos, sea en aquellos católicos sólo de nom-
de estados de ánimo más variada, ya que cada uno puede to- bre 11 •
mar para sí lo que necesite, según su propia capacidad y sus No puede negarse que la liturgia, por su naturaleza íntima,
propias necesidades; y este alimento, por su carácter de esen- precisamente porque, verificándose todas las condiciones reque-
cial, es eminentemente apto para fundar la vida cristiana sobre ridas, representa la suma actualización de la comunidad cris-
la roca. tiana y de todas las almas que forman parte de ella, el sumo
Puede notarse, finalmente, en el tema del valor pastoral psi- encuentro de santificación y de culto con Dios en Cristo, es
cológico de la liturgia, que ella, al valorizar el concepto y la cosa que mira directamente y en primer lugar a los iniciados,
experiencia vital de la comunidad eclesiástica, no cualquiem, a los católicos que ya participan en la vida de la Iglesia. In-
sino jerárquicamente estructurada, se valoriza sumamente, al cluso, en la antigua Iglesia, ni siquiera los catecúmenos eran
mismo tiempo, la asimilación vital de la reialidad parroquia, admitidos a participar en su parte más central y esencial. Tan
párroco, obispo. grande era la persuasión de que la participación en los miste-
rios sagrados es cosa que atañe sólo a los fieles. Por esto, la
Valor misionem de la liturgia. liturgia no puede ser considerada, entre las actividades pasto-
rales, como un instrumento de conquista, sino como el fin y el
La pastoral tiene necesariamente al mismo tiempo dos as- puerto de llegada hacia el cual han de ser conducidos los in-
pectos: uno de conquista--aspecto misionero-y otro de con- dividuos conquistados. La pastoral misionera tiene sus prime-
servación y perfeccionamiento. Es conqv~stadora para los no ros instrumentos en la predicación y en las catequesis extrali- /11?
católicos y para los católicos sólo de nombre o que, como
quiera que sea, se han alejado de la práctica de la vida cris- . 'º fol· \VERKAMM: ohispo d<' Berl!n. P.art1w'ip°'~ione. attivro: ""ª f11nzion1i
61S8enmale nello .<vil11ppo e niella vita di 1ma comwn•ta d;; fedeU: Pnrtici-
tiana; es conservadora y perfeccionadora de la vida cristiana pazi?ne attiva alla litnrg'in. Atti del TII Congr<'no Intern. de Stnrli Ll-
t11rg~cl. (Lngano. 14-1.8 ele •·mtiernbre 19531 p.93-109: A. SPUF.I,BECK,
en los fieles que ya participan de ella. arlmm1strn<lor apí'stóliro ele Mei~sen <Alemania oriental), Da celeliraci6n;
Que la liturgia tenga valor pastoral en orden a la conser- de la .</emana Santa resta11rqda en A le!m'ania, relación en el Congreso de
Asís (1956) : Pío XII 11 la lit111rqfrt paRtoral. Eshtdio.• del I Conr,reso In-
vación y perfeccionamiento de la vida cristiana en los fieles que ternacional de Liforria PaMoral (Asís-Roma) (Tole(lo 1957) p,251-63.
ya participan en la vida de la Iglesia, es obvio y no hay nece- 11 f'f., p.ej .. Y. D~NTEL, Da 1'ie Ut11rqiq11e et l'apo.•folat mis8ion(naire
ein milie1' 011vrier: .li:tnel" de Pastorale Lit11rgiq,11e (Detc Oranffi I) (Pa-
sidad de insistir. Sea lícito dirigirnos a todos aquellos-y son rís 1944) p.212-24: P. DONCOEUR, Conditions fondaJmentales d'1ml mou-
todavra muchos entre nosotros-que viendo todo-y, baío cier- vemen\t ,riasto-rnl rl'.' litwrqie, con disensión: ihid .. p.!'í3-80: L. RouYER. Quel-
to aspecto, justamente-en función anticomunista, estiman la ª"·
lf"'!8 m"·•P;·• point s1ir le :•ens et le r6le rle la litwrqie: lbid., p.379-89;
felJZ rect1firnc1ón y conrlus16n: Kr•. T!LMANN, Die liturqfo mi.•8ionarisch
utilidad de toda acción pastoral en función directa con la de- gpsehen (Freib,urg, Rerd<>r, 1947): P. ROFTNGER. NecesRÚa e •peranze per
la diffu.•8ionle della fede nelle terre !U mi8si01ie: Partecip~zio·ne attiva
fensa contra el comunismo. A éstos, ya que casi siempre están alfa liturgia. Atti del ITI CongrPsso ... (Lugano 1953) p,111-26. El n.40
muy lejos de sospechar que el trabajar por desarrollar una in- (1954) ele La maison Dieu está todo eledicado al problema: .Eva.nqelísa-
tion et lit11rqie, liturgia y otras activirl;liles apo. t6li<'as (C'ongrPso de
0
tensa vida litúrgica en el pueblo pueda ser de alguna utilidad S. Genevieve d" Versallles, 1954) ; en las páginas 165-68, las conclus·tli>-
seria, se aconseja calurosamente que se informen de la expe- nes del Congreso; G. VAN BEKKUM, La reni<JV'aci6n litúrgica al servici8- ite
las mision.es, relación en el Con.greso de Asís (19·56); cf. Pw XII ~ ia.
• Ibid., p. 73. Uturgia pas·tora.1 .. , p.147'-67. -
782 P.5. ª LITURGIA Y VIDA
personales de todo género. no s0lo es eminentemente apta para crear un ambiente cris-
Una mala inteligencia en este campo podría conducir con tiano ' vital, sino que es necesariamente el centro de un am-
facilidad a una desnaturalización de la misma liturgia, inducien- biente\ cristiano vital, con todo lo que esto lleva consigo de
do a hacer de el1a un instrumento directo y necesariamente muy dinamismo atrayente y expansivo.
variable de propaganda, de apologética, de polémica, o hacer Es cuanto han comprendido egregiamente desde hace una
de ella preferentemente un instrumento de enseñanza directa- decena de años aquellos que, entusiasmados por el problema
mente adaptada al ambiente que han de conquistar. Mas todo misionero, tanto en los ambientes nominalmente cristianos,
esto es contrario a la índole genuina de la liturgia, que es ante cuanto en aquellos de misiones extranjeras, han creído que,
todo oración y actuación sacra!, para la comunidad de los ini- para alcanzar el fin que pretenden, uno de sus mayores debe-
ciados, del misterio de Cristo bajo el velo de signos sensibles res, y bajo cierto aspecto, el principal, es precisamente 1llevar
y eficaces de la santificación y del· culto. De este modo se es- el pueblo a la liturgia y la liturgia al pueblo. No sin razón, por
taría tentado a criticar con ligereza la estructura actual de la lo menos en Francia, el movimiento litúrgico-pastoral ha toma-
liturgia, así como el género de vida de aquellos que encentran do un nuevo y potente vigor, precisamente del ambiente de
en ella su vida contemplativa. A veces, entre los mismos pro- dom Godin y de sus admiradores, los misioneros del trabajo y
motores beneméritos de una consideración más pastoral de la los promotores del concepto de la parroquia comunidad misio~
liturgiJa, 1levados por un ardiente celo misionero, han podido nera. En 1944, en el congreso que dió origen a la organización
notarse imprecisiones y ambigüedades en esta materia 1 '2 , del Centre de Pastora/e Liturgique en París, expresaba de esta
Sin embargo, no quiere esto decir que esté desprovista la manera el P. Roguet la 1aspiración misionera del nuevo centro
liturgia de valor misionero propiamente dicho. Antes al contra- propulsor:
rio, indirectamente, está llena de ello. Los motivos esenciales
"La idea que nos guía es también una idea misionera. Nos hemos
son: la fuerza de abstracción que, por el misterioso obrar de reunido para una sabia obra de restauración; no somos un congreso
la gracia y el no menos misterioso despertar de las aspiracio- de arqueólogos, ni de estéticos, ni de tiernos entusiastas del pasado,
nes más profundas de la naturaleza, la liturgia-si responde diletantes de bellezas raras. Lo que nos .mueve, lo que nos inflama
plenamente a su fin y se celebra como debe celebrarse-puede es una angustia misionera. Ciertamente hemos colocado en nuestro
connaturalmente ejercer, y no raras veces ejerce efectivamente, título el bello epíteto de "pastoral". Mas el buen pastor no sólo es
sobre los extraños, incluso por contacto casual, la fuerza de aquel que apacien1a tranquilamente seleccionados y bien nutridos re~
abstracción más fuerte aún que aque11a que ejerce el simple baños en un redil bien cerrado; sino también el que .camina a través
de las espinas buscando la oveja descarriada. Es aquel a quien con-
espectáculo y el simple contacto fuera de la liturgia con indi- sume una piedad intensa por la multitud hambrienta, cansada, aba-
viduos y con una comunidad que viven la vida divina y que tida, semejante a las ovejas sin pastor (Mt 9,36; 14,14; 15,32). Es-
habitualmente beben en la liturgia. Tal fuerza de atracción se tamos obsesionados por el pensamiento de aquellas enormes multi-
desarrolla y ha de desarrollarse en la liturgia. tudes que viven sin ideal, o son cautivadas por liturgias puramente
He dicho se desarrolla y debe desarmllarse. Recordemos humanas, incluso con frecuencia menos que humanas, de la clase, de
··la doctrina de la dimensión empeñativa de todo signo litúrgico. la masa, de los juegos del stadium, y que, como quiera que sea, des-
conocen la fuente inago1able de la gloria, de la fuerza, de la salva-
Esta dimensión no mira sólo a la vida moral privada que cada ción que se encierra en nuestros misterios cristianos. Sufrimos al ver
uno ha de llevar conforme a las exigencias de la acción litúr- nuestras iglesias con bastante frecuencia vacías, o bien llenas de un
gica en la que ha tomado parte, sino también a su deber nece- pueblo matriculado, que viene por hábito, oprimido por el fastidio de
sariamente misionero de testigo de Cristo y de proclamador de un culto que soporta como una inevitable servidumbre o que reduce
su misterio en el mundo en que vive. Porque, aunque él sea a una práctica individualista y sen1imental" ".
peregrino y extranjero en el mundo, sin embargo ha de ser el
fermento del mundo rn. En una palabra, la fuerza pastoral mi- Y he aquí cómo encuadra la liturgia en el programa de re-
novación misionera de la parroquia dom G. Michonneau, cuya
"' P.ej., en lrr;< diversas in,tervenci<mes del P. DoNCOEUR, art. cit., nota lebrado en S. Genavieve de Versailles e'n 19'54. Cf. La .m,aison Dieu; nAO
precedente; en algunas afirmaciones _ae, Michonneau, que justamente ,~us (1954) y las conclu,:<iones del Congreso (p.165-68). P.ej.,; "Antes de la
citaron oposición;. cf. Paroisse et Litiirgie 32 (1950) p.11-24. asamblea, que canta la alabanza de Dios, está la evangelización, que en-
113 Sobre 'aste aspecto de la obligación de compromiso y, por lo mis- camina a los hombr,as a la fe, y al butismo. Después de la asamblea
mo, misiouer4, que iu,cnmbel a todo eI que ha participado en la vida li- está toda la vida, que es ejeroicio 'de ,caridad. Entre la una y la otra,
fürgim, ha insistido 'justallle'Ut() en Francia en el Congreso litórgicl' ce- la asamblea es un lllome,nto privilegiadl' de la vida de la Iglesia ... "
14 ,ENudes de .Pastora le Liturgique ( Lew Orandi I) (París 1944) p.8ss,
7_8_4_ _ _~~~~--P_.5_.• c.23 y PAS'l'ORAt. LóS PlUNC11't_O_s_ _ _ _"t_8_5
t!TURGIA Y VII>A
¡- 1.1'\'U!l.é.lf\
obra, Parroquia, comunidad misionera, se ha considerado /bmo cristianismo, una buena e inteligente participación en la liturgia es
la revelación moderna de la parroquia: más dicaz que cualquier catequesis... Hoy en China hemos perdido
/ prácticamente todas las escuelas .. ., y esto es tanto peor cuanto que
"Tengo la impresión de que realizáis un esfuerzo considerable por nuestro método misionero se basaba casi totalmente en la escuela ...
hacer participar a loE fieles. en la liturgia. ¿Cree- usted que/ la vida Vino la persE:cució:1 y el pueblo se quedó sin nada. Si se hubiera
cultual de la parroquia tiene una gran importancia? R.-Una impor- previsto ton tiempo, el pueblo tendría ahora la liturgia de la palabra,
tancia enorme. La vida cristiana de la que queremos hacer: pardcipe la posibilldad de funciones, si no litúrgicas, alitúrgicas, pero calca-
a la masa popular no es sólo un culto: es la vida de Cristo· en medio das sobre .Ja misma liturgia, y todo esto en chino, con buenas lectu-
de nosotros; mas, porque Cristo está ordenado en primer lugar a la ras, con las cuales podría formarse todavía el cristiano. Estas cosas
alabanza del Padre, la vida cristiana es principalmente un culto. Para nos faltan, . y nos fa. tan porque no tenemos al menos parte de la li-
realizar nuestra ambición de hacer cristianos a nuestros hermanos, turgia en lengua vulgar ... " 16
no pretendemos conducirlos a la iglesia con sus dos pies, empujarlos "Hemos de ver aquí, después del valor catequístico de la liturgia, su
inmediatamente a la Misa (vienen sólo a intervalos, movidos por esta valor social ... Es muy importante que el pueblo de Dios reunido en
convicción: la "mística" cristiana tiene un valor para mi vida total), la misma iglesia pára ceiebrar los mismos misterios, se funda en una
sino que será necesario agregarlos a la comunidad cristiana que ora verdadera e íntima comunidad familiar, para no quedar sumergido y
y ofrece el sacrificio. Es, pues, sumamente importante presentar a absorbido por la mayoría pagana ... Incluso en la ce:ebrada misión
estos nuevos convertidos eventuales y deseados-algunos de los cuales de China, que es entre las mejores, hasta ahora sólo puede hablarse
entran ya en Ja iglesia en ciertas circunstancias-un culto cristiano que del uno por ciento de la población. Pensad en la pésima influencia
tenga por sí mismo un poder de s·educción, de atracción, no de re- de la mayoría pagana, contra la cual una ínfima minoría ha de estar
pulsión: que sea también una enseñanza. no un somnífero... Y si pen- sólo sobre la defensiva, mientras nosotros hemos de conquistar otros
samos en los mismos fieles, especialmente en los jóvenes, la conclu- al cristianismo. ¡Cuánta vitalidad ha de tener para esto nuestro cris-
sión es la misma: si queremos que ellos no abandonen el templo, es tianismo! Hemos de sentirnos vivamente pueblo de Dios, y seremos
menester que ellos tengan vida en él y no se aburran; y si queremos fermento poderoso. Pero, ¿de dónde sacar esta fuerza sino de la li-
que consigan el dinamismo necesario para llegar a ser militantes, es turgia?" 17•
menester que las ceremonias que se realizan en é] presenten su ver-
dadero sentido cristiano" 16 • Ni hay que olvidar el valor no indiferente del movimiento
litúrgico-católico en la cuestión de las relaciones entre cató-
Desde hace algunos años va difundiéndose en los ambien- licos y protestantes. Es cosa cierta, en efecto, que la actual
tes de misiones extranjeras la misma persuasión del inmenso renovación litúrgica en los mismos luteranos y calvinistas de
valor misionero de la liturgia; allí el problema de llevar la li- diversas regiones ha sido y es influenciada por la renovación
turgia al pueblo y el pueblo a la liturgia tiene, por obvias ra- litúrgico-católica 18 • De este hecho han de alegrarse mucho los
zones, una importancia todavía más vital que en los países
donde la fe cristiana es ya tradicional. En 1953, en el Congre- , ." Es conocido que la Santa S_ede diversas veces, especLalmente para
Oh1na, h!1 hecho extensas cone~s1ones en este aspecto, comprendida la
so litúrgico de Lugano, dió un elocuente testimonio de esto el de la primera parte de la misa en chino. Si los intentos n,c; cuajaron
misionero P. Hofinger, S. I. El cual, entr'e otras observaciones, jamás definitivamente, no fué ciertamente por culpa de la Santa Sed>
Cf., p.ej., N. KoWALSKI, Riimische Entscheidungen über den Gebrauc'-ii
hacía notar: der Landesprache bei den heilige Messe iim der Missfonen: Neue Zeitschrift
für MissioD1swissenschaft 9 (1953) 241-51.
"Cuando hablamos de la importancia apostólica, misionera, pas- " N~ees.,ita e speranpe... art. cit. antes en la nota 11, página 781
toral. catequística de la liturgia, hay que temer lo que podría llamarse Otro artíc':'lo completam~mte en el mismo sentido '2" el de .MON,S, VAÑ
BEKKUM, citado en la mJsma nota 11. Allí se lee:, "Tengo la firme con-
una traición de la liturgia misma, y sería el mantener que, al menos vicción de q,ue esta obra past<:>ral-litúrgica del Santo Padre y las D>for-
en las misiones, ella pueda y deba llegar a ser auxiliar de la predica- mas litúrgicas qne contiene son de transcen{dental impo,.tancia y uigen-
ción. En modo alguno: si alguna de las dos ha de ser auxiliar res- cia para las misiones" (P.157). Y concluye su relación de este mod<:>.
"Saquemo.s, al menos, esta consecuencia: si el toque de llamada del Papa
pecto de la otra, esto no ha de corresponder a la liturgia respecto de fuese bien ·escuchado en las misiones y a 'él se respondiese con hechos
la predicación, sino a la predicación con respecto a la liturgia... Mas, las generaciones futuras rect:'noccrían¡ que la obra pastoral litúrgica de
en fin de cuentas, en nuestro trabajo apostólico hemos de tener por Pío XII es, a la vez, una gran obra misional" (P.176). Sobre los proble-
mira claramente la gloria de Dios: toda la concepción de la religión mas litúrgicos en las misiones véan<e diversos artículos en Tijschrijt voo·r
liturgie 38 (1954) 251-322. Véase también J. HüFINGER-1. KELLNER Li-
es teocéntrica. Si míramos bajo este ángulo nuestro trabajo misionero, t·urgisohe Erneurung in !ler Weltniission (lnnsbruck 1957). '
y no sólo misionero en sentido estricto, se verá claro que la liturgia, "' Para los l,uteranos, véase la redell\te enciclopedia de ·estas cuestio-
culto del nuevo pueblo de D¡,os, está con razón en el centro de todo nes Leiturgia. Handbuch des evangelisehen Gottesdientes 3 vols. (Kasel
l 954-56) con bibliografía. Véas~ también Liturgie dans le p·rotestantis-
trabajo misionero... Para formar el pueblo de Dios en un verdadero me: Paroisse et Liturgie 32 (191í0) p.125ss. Para los calvinistas de len-
gua francesa cf. R. PAQU!ll'R., Traité de liturgie '(Neuchlitel 1!}54) .
"'Parro.ochia, corwunita 1nissionaria trad. ita!., Ed, Paoline (1949) J. M. DROIN y A. S>:NAUD, Renouveau liturg'ique catholiq1<e et re1Wuveau
liturgique reformé: Paroisse et Liturgie 38 (1956) 11-17; M. GoosSENS
p.52. La comm.'lmGuté <te Taizé: Paroisse et Lit¡urgie 40 (1957) 58-65. '
~_18_'6~~~~~~~~~P_._5_.•~t_1T_U_R_G_lA~V~V_ID_A ~~.
__ \ C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 787
católicos, porque toda renovación litúrgica en el seno deÍ pro- pueden menos de experimentar notables dificultades para en-
testantismo es un paso que lo aproxima a la fe católica. Real- tender qué cosa lleva consigo la vida católica plena.
mente, como se ha dicho en otras ocasiones, la liturg~a implica Era necesario este ensayo de testimonios en torno al emi-
necesariamente una revalorización de la consciencia de la ley nente, aunque indirecto, valor pastoral misionero de la liturgia
de la encarnación en las relaciones entre Dios y el hombre y para que se vea cuánto dista l1a realidad del concepto de la
sin una fuerte consciencia de esta ley en toda su extensión por liturgia como cosa de monasterios y a lo más de restringidos
parte de los protestantes, no es posible un verdadero acerca- círculos selectos de cristianos y como cosa propia de los aris-
miento a la antigua fe. Como tampoco puede negarse que si tócratas de la espiritualidad, mientras el párroco, el misionero,
ciertas ramas de los anglicanos están más próximas a la fe ca- el laico militante, metidos entre dos fuegos: las necesidades
tólica que todos los demás disidentes derivados de la crisis apostólicas y el urgente empeño de defensa y de conquista en
protestante, se debe ante todo al hecho de que, mucho más que la cristianización del mundo, ni pueden ni deben emplear tiem-
los otros hijos de la Reforma, han conservado la liturgia, la po en ello. Este concepto expres1a exactamente la mentalidad
cual. entre ellos, lógicamente, tiende siempre a obrar con gran general de muchos ambientes que, muy laudablemente, sueñan
. fuerza en el ambiente de un acercamiento a Roma. y hablan sólo de apostolado. La realidad, sin embargo, es pro-
El movimiento litúrgico-católico es también un factor muy piamente ésta: que la liturgia, sin absorber en sí las otras acti-
apreciable en la cuestión de nuestras relaciones con los disi- vidades pastorales y apostólicas, indispensables para conquis-
dentes orientales. Por el hecho de que la mente y la espiritua- tar el pueblo para Cristo y conservarlo en Él, no sólo es un
lidad litúrgica, tanto en Occidente como en Oriente, s'e formó medio eminente de pastoml y de apostolado, sino con razón
esencialmente en los siglos antes de la separación de lias dos el centro y la meta a: la que debe tender y la fuente de la que
partes de la cristiandad, constituve ella un elemento favorable debe derivarse toda la pastoral y todo el apostolado en sus
de acercamiento. Es cosa conocÍdísima que los ortodoxos de formas más variadas; en efecto, éstas tienden en último térmi-
alguna cultura religiosa, que se ponen en contacto con las rea- no a crear aquella comunidad viviente en Cristo que tiene su
lizaciones del movimiento litúrgico-católico, quedan impresiona- máxima expresión en la comunidad litúrgica.
dos favorablemente, no sólo porque de este modo desaparece
una serie de prejuicios y de acusaciones a la Iglesia católica en
este campo, sino también porque han de admitir que el sentido Los Papas en torno al valor pastoral
del misterio de Cristo, del que en el pasado se gloriaban con de la liturgia.
frecuencia como de una característica tradicional de la Iglesia
oriental en contraposición a los católicos, está en realidad bas- A la luz de estos princ1p10s sobre el valor pastoral de la
tante más desarrollado y visto con más profundidad por los liturgia se comprende la solicitud con la que los Soberanos Pon-
católicos que en sus iglesias orientales. Por lo cual existe hoy tífices, desde hace unos cincuenta años, con reiterada afirma-
en los griegos-de los demás no es posible hablar por las co- ción de principios teóricos y con una no menos importante de
nocidas circunstancias políticas·--un intento interesante de des- medidas prácticas, han considerado a la liturgia como la fuen-
arrollar un movimiento litúrgico semejante al católico rn. te inestimable de la vida cristiana. Los hechos son demasiado
Puede tenerse por cierto que si en los católicos de rito latino conocidos para que sea menester insistir. San Pío X abrió de-
u orientales, que viven entre los disidentes, se desarrollase un cididamente el camino con los decretos sobre la reforma de la
potente movimiento litúrgico semejante al de los países católi- música sagrada y la comunión frecuente e indicó su sentido
cos occidentales, la cosa podría tener consecuencias importan- y necesidad con la fórmula que queda siempre como glorioso
tes en muchos países, como en Palestina, Líbano, Siria, Meso- impulso del movimiento litúrgico: la liturgia es la primera e in-
potamia, Turquía y en la misma Grecia, por no hablar de los dispensable fuente del verdadero espíritu cristiano. Las pala-
otros, cuando puedan ser libertados del yugo comunista. Es bras del santo Pontífice no son otra cosa qu•e la exaltación
verdad, en efecto, que los disidentes que en tales lugares se programática del valor pastoral de la liturgia:
ponen en contacto con nuestro culto, especialmente latino, no
"Siendo ... nuestro vivísimo deseo que el verdadero espíritu cris•
tiano florezca por todo modo y se mantenga en todos los fieles, es
19P. TRAMRELAS, Los •novimientos litúrgicos (en griego) (Atenns necesario proveer antes de toda cosa la santidad y dignidad del tem-
1948) ; E. Tn11Au1s, Les tendances actuelles d,6' la pe~11'ée dans l'égÚse
de Grece: raroisse et Liturgie 37 (1955) p.29sR. C:f. también lbid., plo, donde los fieles se reúnen para conseguir tal espíritu de su pri-
p.287ss. mera e indispensable fuente, que es la participación activa en los
788 P.5.ª LITURGIA Y VIDI\
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/ c.23. LITURGIA y PASTORAL. LOS PRINCIP_Io_s_ _ _ _ _7_8_9
sacrosantos misterios y en la oración pública y solemne de la Igle· obtener en el futuro y de los medios apropiados para alcanzarlos.
sia" 20 • Después de haber considerado atentamente vuestro programa de tra·
bajo, Nos formulamos votos para que esta nueva semilla, añadida a
Pío XI, en la constitución Divini cuZtus, recalcaba las pala· las del pasado, produzca ricas mieses en provecho de los individuos
bras de su predecesor 21 y reafirmaba el valor pastoral del mo· y de toda la Iglesia" 23 •
vimiento litúrgico y se alegraba de encontrar en él un
La pastoral litúrgica característica de
"retorno de la gran familia católica a la amorosa e inteligente la fase actual del movimiento
participación en la sagrada liturgia de la Iglesia, que es de tan~o litúrgico.
va1or para la segura y perfecta formación cristiana y par~ el mas
sólido alimento de la fe y de la piedad en todas las condiciones de la Efectivamente, desde fines de la última guerra, la conside-
vida""'. ración del aspecto pastoral de la liturgia ha venido a ser el
gran dinamismo que ha hecho dar al movimiento litúrgi.co pa-
La obra tan extensa y profunda de Pío XII en la cuestión sos rápidos y gigantescos haciendo de él una cosa universal,
litúrgica va dirigida de tal modo a valorar prácticamente la tanto que, según las palabras de Pío XII: "confiere a la vida
fuerza pastoral de la liturgia, que el aspecto pastoral aparece de la Iglesia y también a toda la conducta religiosa del tiempo
indudablemente lo que en este campo atrae mayormente la presente, una impronta característica" 24 •
atención y el interés del Pontífice. Junto a la solicitud acerca Los gérmenes de este carácter netamente pastoral del mo-
de las precisiones doctrinales para que se evite toda desvía· vimiento litúrgico, contenidos en la dirección dada por San
ción, constituye eso la ,llave maestra y la directriz de sus me- Pío X y recogidas por dom Lamberto Beauduin, el primer
morables intervenciones en esta materia: la Mediator Dei, la reanimador de la idea litúrgica 2'5 , se debilitaron bastante du-
nueva traducción de los Salmos, el decreto sobre el ayuno euca- rante el tiempo que medió entre las dos guerras. Mas volvieron
rístico, las misas vespertinas, la reforma de la Semana Santa, a germinar lozanos hacia los años 1944"1946. En los países de
la encíclica sobre la música sagrada, el primer ensayo sobre lengua germana, el P. Pío Pasch intensificó su propaganda por
simplificación de las rúbricas, la institución de la Comisión para una liturgia "popular"-con gran acentuación sobre J,a cues-
la reforma general de la liturgia. Por algo el primer Congreso tión de la lengua vulgar-acompañada de una intensa cateque-
Internacional de Pastoral Litúrgica, qu•e se tuvo en Asís en 1956, sis bíblica 26 • En Francia, en 1944 surgió en Piarís el Centre
tuvo por tema central !:a obra litúrgica de Pío XII. Entre las de pastorale liturgiqne por iniciativa de hombres dedicados
numerosas afirmaciones también doctrinales sobre el valor pas- directamente al apostolado y con la misión muy explícita de
toral de la liturgia hechas por Él, baste recordar la contenida dirigir en sentido abiertamente pastoral el movimiento litúr-
en el discurso de clausura de aquel Congreso, cuando, después- gico, como puede verse en los programas del mismo Centro 2 1
de haber recordado los documentos predichos, concluía: y en la revista La Mazson Dieu, d exponente más cotizado en
"El' movimiento litúrgico ha aparecido como un signo de las dis· esta materia. En el mismo sentido se encaminaron también los
posiciones providenciales de Dios en el tiempo presente, como un paso otros :ambientes litúrgicos y las revistas que desde hace tiempo
del Espíritu Santo por su Iglesia, para que los hombres se acerquen vienen trabajando en el campo de la liturgia. Entre éstas, la
más a los misterios de la fe y a las riquezas de la gracia que fluyen revista belga Paroisse et liturgie :28 es muy difundida entre el
de la participación activa de los fieles en la vida litúrgica. El Con·
greso, que termina ahora, tenía precisamente por fin mostrar el valor ,, Discurso' del 22 de septiembre de 1956; Pío XII y la !liturgia.. ,E•s-
inapreciable, de la liturgia para la salvación de Tas almas y, por lo tanto, tud<.08 ... p.316.
"' Ibid., p.330.
para la acción pastoral de la Iglesia. Habéis estudiado este aspecto "" Su obra de promotor se expresa en sentido pastoral desde 1909 en•
de la liturgia, tal como se manifiesta en la historia y como actual· Jos fascícul<:>s periódicos La Vie Liturgiq1w, que luego fu.eron vigorizado·s
mente sigue desarrollándose; habéis examinado también cómo está por las semanas litúrgicas, cuyas Nlaciones fueron recogidas reg;ularmen-
te en las Sil'maines Lititrgiques y por 1a revist,a Les Questions Lit1wgiques
fundado en la naturaleza de las cosas, es decir, cómo f'uye de los et Paroissiales desdE' 1910. Cf. 0. ROUSSEAU, D. Lambert Beauduin, avo-
elementos constitutivos de la liturgia. Vuestro Congreso llevaba con" tre de la 7)iturgie et de l'unité chrétiennie¡: La maison Dieu n.40 bis (1954)
sigo, por lo tanto, un estudio del desarrollo histórico, algunas refle- 128-32. . . p•· p h L·t
u Cf., p.ej., la noticia biográfica, In memoria~, "''. ar~c : 1 urgh<-
xiones sobre la situación actual y un examen de los fines que hay que ches ;fahrbuch 4 (195·0 230-36; CH. RAuscH, In) memoriaw: Un .vro-
nwteur du rnouvement litnrgique1, Piu.s' ParSJc1h: La maison Dieu n.40 bis
"" Tra le Rnlleai.tudini, de1 22 de nryviemhre de 1903. Cf. BUGNINI, (1954) 105-úG.
JJn·rumcnta Po,nUficiJa ... p.12ss. n.:l. Para les documentos de Benedicto XV "" Rtude« de Pastorale Liturgíque (Lem Orandi 1) (París 1944).
,obre el mismo tema cf. ibid., p.52. n.11 ,. JMitada por la abadía de San Andrés, BrnjaR (Bélgica)., .
21 Ibid., p.60ss. N.B. Mn España ha r,2a!izadC< una labor lau~able la abadia benedic-
" !bid., p.67 n.21. tina de Santo Domingo de Silos con todas sus filiales, ya que desde \Jrin-
790 P.5.ª LITURGIA Y VIDA c.23. tlTU~GlA V PASTORAL tós l'>RINCÍ!>tóS
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701
clero parroquial de lengua francesa por el material litúrgico- La expresión: pastoral litúrgica puede significar: 1) la sa-
pastoral de inmediata utilización que pone a disposición de sus gacidad del arte pastoral para inducir eficazmente al pueblo a
lectores. En España, se tiene la benemérita revista Liturgia, vivir intensamente la liturgia; 2) el valor de la liturgia para
exclusivamente dedicada a esta especialidad, con honda preocu- conseguir el fin general de la pastoral, que es conducir el pue-
pación pastoral. blo a Cristo y conservarlo en Él, y viceversia; 3) el modo ge-
A partir del año 1946, por la intensidad que el movimiento neral de concebir y poner en práctica la pastoral encentrán-
litúrgico, con un marcado sentido pastoral, tomaba en algunos dola conscientemente sobre la liturgia. Todos estos tres senti-
paises, pidiendo incluso urgentemente ciertas reformas-algu- dos son justificados, mas el tercero es más pleno y es el que
nos, siempre con un fin pastoral, no tuvieron reparos de intro- · se entiende aquí cuando se habla de pastoral litúrgica o de
<lucirlas por propia autoridad-, el episcopado comenzó un liturgia pastoral.
poco a interesarse directamente de la cuestión. Surgieron de
este modo comisiones litúrgicas entre los obispos y centros
nacionales de pastoral litúrgica bajo la tutela del episcopado 3. LA PARTICIPACIÓN ACTIVA, META DE LA PASTORAL LITÚRGICA
y siempre con un interés pastoral marcadísimo 29 • La l.V!ediator
Dei, en 1957, intervino felizmente para señalar el camino recto Siendo el fin de toda pastoral conducir el pueblo a Cristo
y corregir algunas desviaciones; con ella el movimiento litúr- y conservarlo en Él. y viceversa, o bien realizar y conservar
gico pudo tomar felizmente toda aquella fuerza cuyos efectos el encuentro entre el pueblo y Cristo, cuando esta pastoral está
se dejan ver ahora a todos.
1
conscientemente encentrada sobre la liturgia, es decir, es pas-
Puede decirse que el fruto de este trabajo y de aquellas toral litúrgic-a o liturgia pastoral, su fin será conducir en la
experiencias que desde hace unos trece años han confrontado liturgia el pueblo a Cristo y conservarlo en Él, y viceversa, o
el concepto y la realidad de la liturgia, ha sido la formación, bien realizar y conservar en la liturgia el encuentro entre el
ya conseguida, del concepto de liturgia pastoral o, mejor, d'e pueblo y Cristo. Por esto el esfuerzo pastoral consistirá en
pastoral litúrgica. conducir el pueblo a la liturgia y la liturgia al pueblo, par.a
poder realizar y conservar el encuentro entre el pueblo y
cipios de este siglo han propagado, ;¡· con sentido ¡1'astoral, la liturgia Cristo.
en: folletos, obras y artic_uJo~ en diversas revistas, princim1hn011te en e]
Boletin d"J Si/.os y en la liev>i,,ta F!clesiástica, dirigida durante muchos Mas sabemos que la liturgia tiene su centro y sol en el sa-
afios por los Padres de dicha abadía, y últimamente, d·2sde 1946, en la crificio de la Misa; luego la Misa es el lugar principalísimo del
revista Liturgia, que, no obstante las graves difir,ultades por las que
ha pasado, se mantiene en pie vigorosa y llega a muchas almas el ver- encuentro entre el hombre y Dios en Jesucristo, donde, supues-
dad2ro espíritu de la liturgia de la Iglesia. Entre' los Padres que más
han descollado merecen citarse: los RR. PP. dom Casia1rn Rojo, dt>m ta la sintonía moral. Dios en Cristo santifica en sumo grado
Santiago Alameda, dom Mateo del Alamo, dom Agustín Rojo, dom An- al hombre y el hombre en Cristo rinde en sumo grado su culto
drés Azcárate, actualmente abad de San' Benito, de BuEnos Aires; dom
GNmán. Frade;, dom J"usto Pére'z de Urb2l, actualmente abad de Santa a Dios; y siendo la Misa sol y centro de la liturgia, lo es tam-
Cruz del Valle de 1o.s Caídos; dam Dionisio Alarcia ; dom .Mariano Pa- bién de la pastoral litúrgica, que intenta, ante todo, conducir
lac.ios y dom Augusto l'ascual (!'f. l\1. DEL ALAMO, Gin~uenta ailos de
a,posto,la.áo litúrgico': Liturgia [1946] p,269 y 306). el pueblo a la Misa y la Misa al pueblo.
Más tarde, Ja abadía de Montserrat, renovada, ha iniciado una buena Mas, para que se realice el encuentro predicho, no basta
campafia en pre; de la !it,urgia incluso en su aspecto científico, al prin-
cipio con un radio de acción l'?ducido· a algunas provinsias catalanas, una presencia cualquiera y una participación cUJalquiera en la
y últimamente, con un carácteT más unive,rsal. Eintre otros, mer~cen ci- acción litúrgica. No se trata de un encuentro sólo material.
tarse: los RR, PP. dom Gabriel María Brasó, dom Sufiol, dom A. Fran-
quesa, d<>m A. Olivar, dom J"osié l\Iaría Pinell, dom O. Cunill y otros. puramente extrínseco, sino de un encuentro interno, en el áni-
Finalmente, se ha creado la J"unta Naci011al de Ap01stolado Vtúrgie•, mo. La pastoral litúrgica ha de tener, pues, como objetivo no
que ha dado un impulso extraordinano al movimiento litúrgico en n,ues-
tra Patria. Entre los sacerdotes <l<'l clero secular merecein1 ser citados': sólo conducir meteri<almente el individuo a la iglesia para que
D. J". Ferrando R-0ig, D. Casimiro Sánchez Aliseda y D. Ireneo García. participe en la liturgia, sino crear en él la armonía interna mo-
Hay que añadir que el p2riódico sacerdotal Jmcuna.blo ha C<>ntribuído
mucho a crear cierta inquiet;ud entre el clero espafiol por la liturgia ral con la realidad litúrgica como santificación en Cristo y
(N. del T.).
'"' E'n Italia, el Centro di Azione Liturgica (CAL). En Alemania, el
culto a Dios en Cristo. Esta armonía admite grados más o me-
Liturgisches Institut, de Trév,2ris. Ya hemos referido la similar en E.s- nos perfectos. La pastoral encentrada en la liturgia tiende a
pafia. En diversos países se ha constituido una comisión litú1·gica en
l'I seno de la Confer,~ncia general naci<>nal deI episcopado. realizar en grado máximo el pleno encuentro del pueblo con
N<> podemos silenciar el desarrollo consido2rable que va teniendo el Cristo.
movimiento lit\\rgico en las naciones hispanoamericanas, especialmente
en Argentina, Vrugnay, Chile 1y¡ M¡éjie-0. (N'. det T.) Este pleno encuentro con Cristo en la liturgia exi¡¡e una
792 C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 793
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participación interna y externa no sólo pasiva, como la del es- él vive activamente y con toda su persona la acción sagrada,
p.ectador mudo que sólo contempla una acción hecha por otros, sino también y principalmente porque la vive activamente en
~mo una participación activa corno conviene a quien desempe- la comunidad de que forma parte. Aquí entra en juego la fuer-
na su .part~ d.e a_ctor cuando la acción en que torna parte es za psicológica de influjo del ambiente de comunidad y de masa
por exigencia mtrmseca también su propia acción. Efectivamen- en la creación y en el refuerzo de actitudes de orden vital en
te, la liturgia es por naturaleza acción no sólo del s·acerdote el hombre. Influjo que la psicología social y de las masas ha
sino también de todo fiel presente en ella, aunque de una ma~ demostrado ser enorme 30 y el análisis psico-fenomenológico del
n~ra propia .que n~ es la misma que la del sacerdote y por lo culto, en su aspecto social y comunitario, ha iluminado par-
mismo sm mvelarn1entos de partes y sin confusiones. ticularmente en el oaso de la misma liturgia 3 1.
P.ara acl~rar este punto recordemos ante todo el concepto Todavía un paso más adelante. El ideal que mira la pastoral
del sacerd~c10_ de los fieles, corno se explicó en su lugar. La litúrgica, considerada en su conjunto, no puede ser sólo, y ni
~ati:raleza mtrm~e~a de la liturgia como acción y la naturaleza siquiera principalmente, la participación activa y comunitaria
mtrmseca del cristiano como revestido, por su mismo bautismo, en la liturgia de grupos especiales en la comunidad de los fie-
del. r_ega!e. sa_cerdotium que lo habilita para hacer suya aquella les, como serían comunidades religiosas y en general grupos
accion hturgica, hacen que no exista participación perfecta del selectos por rango social, por cultura, por elevación espiritual
~ristiano en la liturgia si él no ofrece una participación no sólo y cosas semejantes. Toda situación cuyo resultado práctico es,
mterna y externa, sino también activa, viva y consciente. en la mayoría de los casos, confinar la participación activa y
Se lle~a a igual comprobación si se considera no ya la es- comunitaria en la liturgia a determinados grupos, ha de ser
tri:c~ura mt.erna de la liturgia en relación al ser profundo del
considerada por el que ha de tener cuidado de la pastoral litúr-
cristiano, smo su eficacia psicológica sobre los fieles. Sin la gica en general como no ideal y por lo mismo ha de ser su-
participación activa la liturgia oculta para quien asiste a ella perada.
su pleno ef:ct~ psicológico moral, porque sin ella cesa, o por Entiéndase bien: ha de ser superada usando sólo medios
lo menos disrnmuye mucho, su característica principal, desde pastoralmentz legítimos, de los cuales están excluidos los que
el punto de vista didáctico educativo, de ser una enseñanza van contra la obediencia a las autoridades jerárquicas de la
concreta vital por medio de la misma acción, en la cual la ac- Iglesia, porque la pastoral en general, y la liturgia en especial,
titu~ vital es transmitida no t1anto por conceptos y por razo-
son funciones no de individuos privados, aunque sean sacerdo-
namientos cuanto por la acción de vivir y realizar en un mo- tes, sino de la Iglesia como tal, la cual es esencialmente jerár-
mento dado una situación sagrada con toda la persona. quica y monárquica.
Además, se ha de tener presente, naturalmente, el principio
'i1: T?davía más. Esa participación externa e interna, activa y general de todo gobierno; que en toda mutación que se ha de
consciente, ha de ser al mismo tiempo participación comunita-
introducir se ha de considerar la situación general concreta y
ria. A :~to tiende la pastoral comunitaria. Y esto exígelo como lias repercusiones efectivas que esta mutación puede tener en
perfe~cio?- la ~atu_ra.leza intrínseca de la liturgia no menos que
la vida de la sociedad. Cosa esta que mira no tanto a la teoría
su e.flC'ac1a psicologica. Su naturaleza intrínseca, porque la li-
cuanto a la prudencia de gobierno que puede tener sólo quien
turgia como .culto es acción vital de todo el cuerpo místico, conoce la situación general efectiva y considem la cuestión en
Cabeza y .miembros, como comunidad sacral. Participar per-
todo su conjunto. Todo esto vale contra aquellos que, razo-
f:cta y a.ctivarnente en la acción litúrgica significa, pues, parti- nando en abstracto sobre el ideal de la pastoral litúrgica, se
cipar 1activamente en la acción que es de derecho la acción de arrogan el derecho, que no tienen, de introducir mutaciones por
toda la .~omunida~ en acto cúltico; de toda la congregación
propia autoridad.
de los hi¡os de D10s como ekklesia en Jesucristo, en presencia
Sin embargo, puestos bien en salvo los principios predichos,
d~l E:~píritu .Sant?, el agrupador de toda dispersión. La parti-
perman•ece verdadero que una situación cuyo resultado prác-
cipac10n activa, mcluso externamente comunitaria, no es más
tico es que, en la mayoría de los casos, la participación activa
que la expresión también extrínseca de esta exigencia comu-
y comunitaria en Ia liturgia estaría confinada a un grupo se-
nitaria, ontológica e intrínseca de la liturgia.
lecto de fieles, es necesariamente vista por la pastoral litúrgica
A la misma conclusión conduce la consideración de la litur-
gia ~ajo el aspecto de su eficacia psicológica. En efecto, ésta '" Cf., p.ej .. .T. FTWEBER, Lehrbu.ch de,. ewpe·rim;e11t1Jl!eri Psycholo!fie
2 (Freiburg i. B. l!Jo29) p.508ss.
co~siste, . en gr~n. parte, en el hecho de que en la liturgia la • 1 Cf., p.ej., R. WrLL, Le oulte, Vol, 2; I,es formes· du culte (Parrs
actitud vital religiosa es transmitida al fiel no sólo en cuanto l92.9).
794 P.5. ª LÍTURGIA Y VIDA C.23. LITURGL\ Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 795
como situación que hay que superar. Esto, simplemente, porque y qué fuertes, en todas las direcciones, son hoy las fuerzas
la pastoral encentrada sobre la liturgia depende de la ley de disgregadoras de la parroquia, es fácil ver cómo el movimiento
la pastoral en general, una de las cuales, como hemos visto litúrgico que tiende con todo su peso a revalorizar su núcleo
antes, es precisamente la de tender en primer lugar a l•a masa central dinámico y sacral interese sumamente a todo párroco.
popular. La liturgia, considerada en el aspecto pastoral, que es De este modo las exigencias intrínsecas de la estructura de
en ella intrínseco y necesario, quiere ser, pues, ante todo y por la liturgia, no menos que las condiciones de su eficacia psico-
naturaleza íntima, popular; lo que la pastoral litúrgica pretende lógica, responden en todo, como era de esperar por su natu-
realizar comprende, pues, una participación del pueblo como raleza íntima incluso pastoral, a las exigencias de toda pastoral
comunidad popular en la liturgia, en la Misa, participación ex- en general, la cual tiende, por sí misma y ante todo, a la for-
terna también, pero vital y activa B2. mación de una comunidad cristiana incluso popular que, a su
. . F~nalmente, por la necesidad de las cosas, en la pastoral vez, garantice, en cuanto se pueda, a un mayor número posible
hturg1ca todo converge a la vivificación de la parroquia, como de individuos y durante el tiempo más largo posible el pleno
comunidad céluia de los fieles, bajo la responsabilidad directa encuentro con Cristo. La pastoral litúrgica, mirando hacia una
de. la jerarquía en su representante local. El alma de la parro- participación también externa más vital, activa y comunitaria
qma es, en efecto, la acción litúrgica, principalmente la Misa -' -1 pueblo en la liturgia, y sobre todo en la Misia, no hace otra
de la comunidad presidida por su jerarca inmediato, el párroco. ,sa qu..: concretizar en la misma liturgia estas exigencias de
Lo que hemos explicado de la Iglesia en general se verifica pastoral en general, porque está persuadida de que propia-
también en la parroquia como ínfima célula de la Iglesia; es ~nte en la liturgia, principalmente en la Misa con toda su
decir, que ella, en ninguna otra acción o situación realiza en talidad y sentido comunitario, bajo el velo de los signos sen-
g~ad? sumo ~uanto realiza en la acción litúrgica vital y comu- Jles y ~ficaces de la santificación y del culto de la Iglesia,
mtana: la Misa. La pastoral litúrgica, encentrando toda la ac- realiza el sumo encuentro entre el pueblo y Cristo, fin de
tividad pastoral en la liturgia, la encentra por lo mismo en el da pastoral.
núcleo vital de la parroquia. La cual, así, automáticamente, Sin embargo, para que no se caiga en ilaciones arbitrarias
viene a ser el centro de convergencia de la vida de los fieles. en tendencias contra las cuales ha amonestado Pío XII en
Ahora bien, quien dice parroquia dice párroco, y quien dice Mediator Dei, hay que subrayar dos puntos que ya antes
parroquia y párroco dice obispo y diócesis. Es fácil presentir mas insinuado incidentalmente. El primero es que la partici-
todas las consecuencias, incluso muy prácticas, de esta pers- .ción activa de los fieles en la acción litúrgica como acción
pectiva 33 • Cuando se piensa, por el contrario, qué numerosas opia a la cual mira la pastoral litúrgica, no implica confusión
~una entre la parte específica del sacerdote y ~a parte del
02
En. este sentido popular insistió en los paíse•s de lengua germáni- ~1 en la acción litúrgicia. Cada uno tiene parte activa en la
ca esp~c1almente e~ ~- Parsch; en F'ran\cia, el P. Don~eur, y, en ge- ción litúrgica, pero cada uno a su modo. Para la Misa, en
neral, todo el mov1m1'ento1 patrocinado por el Centre• de Pastorale Litur-
gique, el cual no se ca~1:-:a de ir contra los a1nbiente:;; fautores, o supuesto¡;¡ )do especial, hay que tener presente cuanto se ha dicho en
como. tales, de ~n c1e:t? aristocratismo litúrgico, fácilmente tachados lugar sobre la diferencia entre el sacerdocio jerárquico y el
tam~1én de estetis_rno hturg1co. Del P. Doncoeur cf., p.ej., Con:ditions
f.onda:m"!'tale_s... citad.o antes, nota 11 ; Com,ment se:pose le probleme cerdocio común a todos los fieles. Recuérdese particular-·
dd la htttrgie populairo: Les Questions Liturgiques et Paroissiales 27 mte que en ella
(1946) 173-83.
Ei:t España ha cultivado este aspecto• D. Casimiro Sánchez Aliseda
~,sp~cialmente con sus publicaciones en la Editorial T'oledana PPC; i inmolación incruenta, por medio de la cual, una vez pronun-
J<,uramér1ca 1y sus artículos en •B!""clesia e Inci.,iabl6. (N. del '.l'.) •das las palabras de la consayración, Cristo está presente en el
"' U~o ?'.' los fr~tos del movimiento litúrgico es asimismo la reciente ar en estado de víctima, es realizada por el sacerdote, en cuanto
revalorizac1on ta_rnb1én teológica d:'l obi.,po y de la diócesis, del párroco
Y de la parroquia, como ~ambién del laicado en la Iglesia. Cf., P•. ej., 'resenta a la persona de Cristo y no a la pers-ona de los fieles. Pero
A. G. MARTIMORT, De l'eveqtte,: La Car~ de Dieu 19 (París 1946) . poner sobre el altar la víctima divina, el sacerdote la presenta al
J. - COLSON, Qu•est.-ce qu'un dA·O,(JBSe (Regensburg 1949) ; J. LECUYER, Ld dre cono oblación a gloria de la Santísima Trinidad y para el bien
grace Cle la c•o11secrat1on e:piscopale:: Revue dc.s Sciences Philosophiques
et _T:héologiques 36 (1952) 389-417; Id., Ptnte.cóte et épisoovat: 1.a Vie todas las almas. En esta oblación propiamente dicha, los fieJe•3 par-
Spnüuelle 86 (1952) 451-66; ID., De sacrement de i'épis:oopat: Divinitas
1 (1957) 22lss.; G. DICKMANN, Wat is a BiSltop: Worship· 26 (1952)'
238-47. Del tema de la parroquia se han ocupado muchos congresos 1 su bibliografía, p.141-49'. Cf., además, F. TONOLO, Parr.oochiu e lit111r-
Cf., p.,:>j., el de la Union des Oeuvres, de Besan~o'n 1946 (Paroi8se. : (1949) ; H. CH. CnllRY, Coonim11nattté paroiss'iale et liturgie (trad.
chrétieinté conwnuna11taire et mi.ssio1vaire) · de Lila 1948 (Str11.ature so: 1,: Comuni.ta parrocchiale el litwrgia, Brescia 1948) ; La, vraie valeur
~iale et pws'l<J<rale paroissiales); el co11gr~so de 1953: del Instituto Pas- l'¡épis?opat dans VEglise1: Irenikon 29' (1956) 143-lGO. fün España
toral de Viena (Die Pfarrei. (}estalt tt,n<Z SendAt,ng). Sobre el tema "Pa- rece citarse la Semana de la Parroquia celebrada en abril de 1958 en
rroquia co!11\1lli(l.ad litúrgica" cf, el n..316' (1()53) de /.Ja •m:aison Dieu, ragoza. (N. dell .T.)
796 P.5.• LITURGIA Y VIDA C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 797
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ticipan en la forma que les está consentida y por un doble motivo: carácter necesariamente social y comunitario de toda acc10n
porque ofrecen el sacrificio, no sólo por las manos del sacerdote, litúrgica. Y, además, que esta respuesta, más social y comuni-
sino también, en cierto modo, conjuntamente con él y porque con esta
taria posible, es en las normales exigencias intrínsecas de la
participación también la oferta hecha por el pueblo cae dentro del
culto litúrgico... Toda la Iglesia, por medio de Cristo, realiza la obla- misma liturgia, como la perfección de una cosa que, aunque
ción de la victima ... El pueblo ... une sus votos de alabanza, de im- accidental a su misma esencia, entra, sin embargo, en las nor-
petración y de expiación, así como su acción de gracias a la inten- males exigencias intrínsecas de esa cosa.
ción del sacerdote, ante el mismo Sumo Sacerdote, a fin de que sean No existe anormalidad alguna en todo esto, porque la pas-
presentadas a Dios Padre én la misma oblación de la victima y con toral no tiende sólo a conducir al pueblo a un encuentro cual-
el rito exten10 del sacerdote... Para que la oblación con Ja que en quiera con Cristo, sino que mira y debe mirar a conseguir la
este sacrificio los fieles ofrecen la victima divina al Padre celestial
tenga su pleno efrcto, es necesaria todavía otra cosa, a saber: que
perfección de este encuentro. Y por lo mismo la pastoral litúr-
se inmolen a sí mismos como víctimas" ". gica no ha de mirar sólo a conseguir una celebración válida de
la liturgia por parte del sacerdote e inducir a los fieles a par-
La segunda observación mira al carácter social y comuni- ticipar en e.lla con ese mínimo modo de participación para con-
tario de la acción litúrgica. Este carácter, en cuanto a su esen- seguir algún fruto espiritual y satisfacer de ese modo a las
cia teológica, queda a salvo en toda acción litúrgica desde el eventuales obligaciones jurídicas que lo afectan, sino que se
momento en que ésta se realiza con todas las condiciones re- propone necesariamente inducir tanto al sacerdote como al
queridas para la validez, aunque sólo sea celebrada por un solo pueblo a aquel ideal de vida plenaria en el acto litúrgico, que
sacerdote solitiariamente, sin la asistencia de los fieles. se alcanza sólo cuando todas las posibilidades de alimento de
De esta manera la Misa en estas condiciones es siempre, por vida divina que ofrece la liturgra son bebidas hasta la última
su naturaleza teológica, una acción de valor social y comuni- gota de un modo óptimo, connaturalmente al espíritu mismo
tario; del mismo m9do que la recitación solitaria del breviario que las informa; todo esto con vista a favorecer lo más posi-
llevada a cabo por uno que tiene la obligación de hacerlo. De ble la unión de los que participan en la liturgia con Cristo y
la misma manera, un fiel, o muchos fieles, que asisten a la entre ellos mismos en Cristo.
Misa de modo puramente pasivo u ocupados en devociones De este modo, tratándose de participación activa y comu-
privadas que sólo tienen un nexo general con tal acción litúr- nitaria, interna y externa, como ideal esencial a la pastoral li-
gica, realizan un acto que, por su esencial naturaleza teológica, túrgica, se ha de evitar toda opinión, que parecería implicar
es un acto social y comunitario. En este sentido todo acto li- que sin tal participación ideal la acción sagrada no puede al-
túrgico hecho válidamente y toda asistencia válida a una ac- canzar el fin esencial y, al mismo tiempo, estar persuadidos
ción litúrgica, tiene valor social y no está privado de sus fru- de que tal participación representa precisamente el ideal a que,
tos sociales 35 • salvada la prudencia necesaria en todo acto de este género, la
De lo cual se deduce que los ulteriores caracteres sociales pastoral litúrgica ha de tender por todos los medios legítimos.
y comunitarios de naturaleza interna y también externa, que Esta participación activa y comunitaria, externa e interna
vienen a agregarse a las condiciones estrictamente requeridas -actuosa participatio-, del pueblo en la acción litúrgica ha
para la validez del acto litúrgico, dan sólo a este acto una sido siempre la meta que los Romanos Pontífices han señalado
mayor plenitud de sociabilidad y carácter comunitario respecto al movimiento litúrgico. No pretendía otra cosa el conocido
de aquella sodabilidad y carácter comunitario sustancialmente programa de San Pío X cuando afirmaba que para los fieles,
teológico contenido ya en el acto simplemente válido. Mayor la primera e indispensable fuente del verdadero espíritu cris-
plenitud que significa, ante todo, una mayor sintonía objetiva tiano es "la participación activa en los sacrosantos misterios
interna y externa del fiel con el carácter objetivamente social y en la oración pública y solemne de la Iglesia" 36 • No menos
y comunitario de toda acción litúrgioa válida. explicito era el pensamiento de Pío XI manifestado a propósito
Cuando se dice, pues, que la pastoral litúrgica se preocupa de la participación del pueblo en el canto litúrgico:
esencialmente de dar a la celebración litúrgica una expresión
social y comunitaria, quiere decirse simplemente que ella se "A fin de que los fieles participen más activamente ( actuosius) en
preocupa de inducir a los fieles a responder del modo más per- el culto divino, restitúyase al uso del pueblo el canto gregoriano, en
las partes que incumben al pueblo. En efecto, es sumamente necesa-
fecto posible también en su objetividad interna y externa al rio ( perr.ecesse est) que los beles asistan a las ceremonias sagradas
"' Ene. Med!iator Dei n.91.92.97.
111Jbid., n.95.96.106. 81 Tra le sol!ecitu,dinl'. .. Cf. BUGNINI, Documenta... p.13.
798 P.5. • LITURGIA Y VIDA C.23. LITURGIA Y PASTORAL. LOS PRINCIPIOS 799
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"¿Cómo se ha llegado a esta extraña opinión? Indudablemente, jue- más de las descripciones y de los cuadros generales 4 4, recien-
ga aquí un papel decisivo la formación de los m("nsajeros de la fe. tes sondeos de indagación sistemática, con la ayuda de medios
Nosotros, los misioneros, no fuimos educados en nuestra niñez en un modernos de control y de estadística, revelan hoy día mucho
auténtico sentido litúrgico. Desgraciadamente, nuestra formación de más la extensión y profundidad de este fenómeno de descris-
seminario tampoco fue apropiada para remediar esta falta, pues con
tianización, no menos que su íntima conexión con la falta de
el nombre de· enseñanza litúrgica se entendí~\ la introducción a las rú-
bricas o, en el mejor de los casos, una ojeada rápida y elemental a una seria educación y de vida litúrgica 45 •
la historia de la liturgia. Por esto, para la mayor parte de nosotros Mas, exceptuando algunos oasis esporádicos, también el
los textos y las formas de la liturgia, la participación exterior e ín- pueblo que ha permanecido relativamente fiel y el mismo pue-
tima en su celebración, nunca llegaron a Ber realmente nuestra carne blo que lo es en realidad, sabe poca cosa de liturgia y de par-
y nuestra sangre. Y mientras no se llegue a esto, no se pueden com- ticipación activa en l:a misma 4 1ü. Hay que reconocer general-
prender plenamente el valor, la naturaleza y la riqueza de la litur- mente que el individualismo ha tenido y tíene todavía no muy
gia, ni emitir recto juicio sobre el significado misionero de una celebra-
ción litúrgica auténtica"''.
buenas repercusiones entre los mismos fieles que han perma-
necido fieles a la Iglesia 47 • Como se reconoce que, en toda
Esta comprobación vale, evidentemente, no sólo para los hipótesis, el primer paso para resolver la cuestión de la recris-
misioneros, sino también para otros muchos miembros del cle- t1anización es tener el valor-más raro de lo que se cree--de
ro, especialmente para los que terminaron su primera forma- hacer un diagnóstico muy realista de la verdadera situación
ción hacia 1930. Puede completarse más aún la justa observa- en que, desde el punto de vista cristiano, se encuentra nuestro
ción citada poniendo de relieve, en la instrucción y educación pueblo.
dada en los seminarios, la profunda separación entre liturgia Una regla ulterior para la pastoral litúrgica, como para toda
y las otras disciplinas del saber teológico, especialmente: dog- pastoral, será acordarse siempre de que conducir el pueblo a la
mática, bíblica, ascética .. mística y pastoral. Hemos tocado este liturgia es una cuestión de educación y de plasmación de psi-
punto en el capítulo XX. cología religiosa y de psicología religiosa comunitaria, y por
Formado el pastor que deberá conducir el pueblo a la meta lo mismo que hay que obligarse a crear o restaurar esta psico-
litúrgica, la primera regla será para él tener una idea lo más 44 Para Italia cf., p.ej., C. RICHELMY, 1 preti inr Italia (Roma 1956).
exacta posible, más aún, una percepción lo más aguda posible Para Francia cf. GoDIN, J!'ranc;e pays de niission? (ParíR 1943) ; F. Bou-
LARú, Problemes niissfomnai.res de la France r1trale (París 1945) : G. M.1-
del estado real del pueblo con que ha de trabajar en concreto, CHONNEAU, Parrocohia, corm11tnita niission'aria, trad. ita!. ed. Paoline (1948).
respecto al hecho y a las posibilidades actuales de su partici- Panorama general de todo el mundo en B. HERNEGGER, Solidarietit oattoli-
cJa, trad. ita!. ed. Paoline (1948 ):.
pación externa e interna, activa, comunitiaria y parroquial en "' He aquí el cuadre> que presenta Mons. Hilario Roatta, obispo de
la liturgia 43 • Es evidente: hay que tomar al pueblo como es Nursia; cuadro que no es necesario que si2a controlado, porque no hace
y de donde es para elevarlo luego a la meta propuesta. otra cosa que presentar la situació~ que todos pueden observar cada do-
miuge>: "Las estadísticas de la presencia a la misa festiva indican; una
También aquí las situaciones son tan diversas cuantos son "spantosa deserción. Muchos bautizados han suprimido la misa de sus
CO'stumbres. Otros han acortado su asi.>tencia. Otros mantienen su. presPn-
los países, las regiones y las parroquias. Sin embargo, en su cia en la misa por la fuerza de; la costumbre o por pura disciplina a la
conjunto, el trabajo que hay que hacer es ciertamente grandí- Iglesia. Los má8 están presentes con el cuerpo. En torno al sac2rdote,
silencio y aburrimiento : ei~ Jos más aiümado's, una .forma de ª'istencia
simo. No es misión mía entrar en detalles particulares, pero es dictada por el capricho individual, en la cnal caminan por su cuenta,
más que evidente que, en larga escala, existe entre el pueblo siguen sus pensamientos, le2n sus libre>s, pron1uncian sus palabras... A
pesar de todo, la misa sigue .siendo la trinchera donde se practica Ja reli-
y la liturgia una profunda separación e incomprensión. Ante gión, donde se rinde testimonio' de fidelidad a ;fesús, dond~ se conserva el
todo, como es lógico, entre liturgia y pueblo cristiano sólo de lazo de unión con la redención de Cristo. En esta trinehe·ra, que es línea
esencial, hay que p2rmanecer, hay qne reforzarse y preparar el asalto. En
nombre: aquella masa que, después de la primera comunión, esta trinchera huir. abundancia de emergía; en ella está la fuente de la
no sabe nada o casi nada de religión ni de iglesia; luego entre vida mi.sma" (Ca.techeBi della Messa,: Rivista Liturgica 42 [1955] p.271) .
.. Cf., p.ej., CARDENAL LERCARO, Ritorn>Va11i.o alla liturgia solermne, dis-
liturgia y aquellos para quienes la religión consiste en cumplir curso prcmunciado en el Congreso de Música Sagrada de 1954, texto fran-
por Pascua y asistir salteadamente a Misa los domingos. Acle- cés en Rev1le Grégorienne 35 (1956) p.44; P. DONCOEUR, Conditions fon-
<Wniemtales .. ., cf. arriba p,800 nt.11 p.53-56; G. MICHONNEAU, Parrochia,
42 La renovación litúrgica en las misiones, en Pío XII y la liturgia pas- co·niun/itit niissionaria. p.54ss.
to1•al... p.148. •7 Cardenal Lercaro' (además del t>xto citado en la nota precedente) :
43En esta materia hay que aplicar a la liturgia la técnica de observa- "El humanismo naturalístico ha exasperado el individualismo egofata, q,ue',
ción utilizarla ahora para conoc,2r la situación soda! de un ambiente de- respirado en la atmósfera co1m,ún, ha metide> también en muchas concien-
terminado. Cf. G. LE BRAS, Litur,r¡ie et sociologie: Mélange•s en honneur de cias· el deseo de fr,at~rnidad inserto en la, liturgia" ( Rivista Liturgica 41
Mgr, M. An<'lrieu (Strasbourg 1956) p.291-304; B. HARING, Die Gemein:- [1955] p.257); B. HERBEGGER, Solida1·ie~it oa.ttü'lica, trad. ita!. ed, Pao-
schaftstiftende Kraft der Liturrfie ( IAt1lrgiesJJ'1!iologische Beobachtunven 1md line (1948) p.8.7ss.; G. MICHONNEAU, Parrocchia, con,.1tn4tit mJssionaria
Problennie) ; Lit;urgiscbes ;Tabrbucb 7 (1957) 205-14, p.59·ss . •
Smit. teol. liturg. 26
802 P.5. ª LITURGIA.~Y:__:V_c::ID:_A_ _ _ _ _ _ _ _ __ c.23. LlTURC!A y PASTORAL. tos t'll!NC!P!OS 803
logía, teniendo en cuenta el principio pedagógico de la progre- cesariamente un conjunto de signos no naturales, sino escogi-
sividad y del tiempo indispensable para conseguir la meta. dos libremente por Dios y por la Iglesia pam expresar cosas
Quien creyese que l1a obra de la educación litúrgica del pueblo espirituales y sobrenaturales, conocidas por la fe, en orden a
es cosa que puede conseguirse fácilmente con medios baladíes · la santificación que Dios en Cristo da a la Iglesia y del culto
y fáciles sin un serio empeño y espíritu de metódica perseve- que la Iglesia en Cristo rinde a Dios. Ahom bien, para el co-
rancia, encontraría inevitables y graves inconvenientes. nocimiento, y especialmente para el conocimiento vital. de es-
tas realidades sobrenaturales escondidas bajo el velo de signos
* sensibles, el fiel. y principalmente el pueblo en general. tendrá
siempre y continuam•ente necesidad de ser elevado con ayuda,
Partiendo de estos presupuestos generalísimos, todo el tra- precisamente, de la pastoral litúrgica. Quiere decirse que el
bajo pastoral encentrado sobre la liturgia se desenvuelve sus- pueblo tendrá siempre necesidad de ser instruído y catequizado
tancialmente en dos direcciones: llevar el pueblo a la liturgia en torno al significado teológico de la asamblea litúrgica y de
actual; llevar la liturgia al pueblo: ya escogiendo sabiamente, sus ritos.
entre las diversas formas de celebración litúrgica permitidas El segundo motivo, que determina mejor el precedente, es
por la legislación actual, 1aquellas que, en circunstancias deter- que la Escritura permanece siempre y necesariamente uno de
minadas, se adaptan mejor a la participación activa del pueblo, los puntos más esenciales de toda la estructura litúrgica, como
ya estudiando y solicitando debidamente, con el debido respeto lectura directa catequística, como en las epístolas y evangelios
y obediencia, de la autoridad competente, las reformas de la de las Misas, o como fórmula de oración, como en los salmos
liturgia que se estiman útiles para el mismo fin. y en los cánticos, o como expresión general en la que están
Elevar el pueblo a la participación activa de la liturgia ac- calcadas las otras composiciones litúrgicas. Ahora bien, la Es-
tual es la misión .más importante y urgente de la pastoral litúr- critura, incluso en lengua vulgar, es siempre un mundo al que
gica, de la que jamás podrá desprendérsele. Esta misión obli- el pueblo tiene necesidad de ser elevado, sea por las cosas di-
ga a todo el clero, bajo la dirección de la jerarquía, y en ello chas allí, sea por el modo de concebirlas y d~ expresarlas, que,
tienen parte, bajo la misma dirección, los educadores cristia- aparte de la cuestión de la lengua, es siempre extraño al pue-
nos, comenzando por los mismos padres de familia. Si el clero blo. Aquí entra en juego la ley dicha de la encarnación.
no cumple con este deber suyo, las reformas litúrgicas, incluso El motivo tercero es que la liturgia, incluso en su elemento
las más deseadas y aquellas que muchos consideran como mi- variable, hablando en modo absoluto, ha de permanecer pro-
lagrosas, como sería la de la lengua vulgar ampliamente con- fundamente adherida a la tradición. Exígelo el carácter tradi-
cedida, podrían llevar a amargas desilusiones. Esto, ante todo, cional de toda religión, especialmente el de la religión católica
porque el encuentro entre el pueblo y Cristo, que es el fin de como dato de un hecho recibido y transmitido y de lenta evo-
toda pastoral, incluye siempre, en toda hipótesis, la elevación lución incluso en las partes de suyo variables; exígenlo las le-
de los fieles a un estado superior y contrario al cual tiende a yes fundamentales de la sana psicologva religiosa. Siguese de
inclinarlo la naturaleza corrompida; elevación que siempre illeva aquí que la liturgia católica estará con toda necesidad muy
consigo esfuerzo y dificultad de todo género y cuya prepara- fuertemente vinculada al pasado, precisamente para hacer vivir
ción ha de procurar el cuidado pastoral de los que tienen cura a las generaciones presentes en conexión con las pasadas. De
de almas. este modo toda generación debe ser conducida e introducida
A esta consideración general se añade una más especifica necesariamente en aquellas formas tradicionales que no le son
para la liturgia. Y es que la liturgia, incluso en la hipótesis de simplemente espontáneas. De ahi la necesidad constante de la
una celebración completa en lengua vulgar y de una evolucio- pastoral litúrgica.
naria e inaudita adaptación de su parte viariable conforme al Finalmente, la misma costumbre hace que, pasada la nove-
estilo del pueblo actual. contendrá siempre una parte grandí- dad de una expresión religiosa, su significado tiende natural-
sima y sustancial que no será accesible al pueblo sino mediante mente a oscurecerse en la conciencia del fiel. lo cual hace ne-
una elevación fundamental sobre sí mismo; realizar esa eleva-. cesario un trabajo continuo de vivificación de la atención; y
ción será siempre misión esencial y urgentísima de la pastoral esto lleva consigo nuevamente la necesidad de una continua
litúrgica. elevación a la forma litúrgica.
Los motivos de este hecho paréceme que son cuatro: el pri- Aparte, pues, del estado actual de la liturgia y de las even-
mero, más general, es que la liturgia permanece siempre y ne- tuales reformas, existe siempre un sustancial e inevitable des-
•
804 P.5.ª LITURGIA Y VIDA c.24. 'MEDIOS DE LA P:\STORAL LITÚRGICA. PANORAMA 805
nivel entre el pueblo y la liturgia, lo cual supone necesaria- contentaremos con un rápido bosquejo que nada de nuevo dirá
mente un continuo esfuerzo de elevación del pueblo para indu- a los especialistas, pero que puede permitir al lector no ini-
cirlo a la participación activa en la acción litúrgica. En esto ciado en estas mat'erias, tener una idea general del conjunto.
consiste precisamente la misión primaria de la pastoral litúrgica. Con el mismo fin, añadimos, para las ouestiones más impor-
La segunda misión de l1a pastoral litúrgica es la de llevar tantes, una biografía, que si no es completa, sí, al menos, puede
la liturgia al pueblo. Y esto comprende dos aspectos. El pri- servir como de ensayo, para un primer encaminamiento hacia
mero proviene del hecho de que las mismas leyes eclesiásticas la cuestión.
hoy vigentes dejan al sacerdote, siempre bajo la vigilancia de Algunos d•e los medios para llevar el pueblo a la liturgia
los obispos, un cierto margen de libre elección entre diversas y la liturgia al pueblo, dependen de la naturaleza necesaria e in-
formas de celebración litúrgica de los diversos ritos, principal- mutable de las cosas implicadas y estos siempre serán necesa-
mente de la Misa; margen más grande de lo que se cree. La rios; otros, por el contrario, suponen la situación actual y con-
pastoral litúrgica obliga a todo sacerdote a usar sabiamente ting•ente. Todo puede agruparse cómodamente en tres aparta-
este margen eligiendo las formas más aptas a las circunstancias dos, que constituirán el objeto de los tres artioulos siguientes:
determinadas, con vista a acercar lo más posible la liturgia al los medios que permiten elevar el pueblo a la liturgia actual;
pueblo. e indica al mismo tiempo el camino justo para llegar la elección, entre las formas d•e celebraciones litúrgicas permi-
a este resultado. tidas por la actual legislación, de aquella que, en cada caso,
El segundo aspecto en la dirección general de trabajo para es más apta para la participación activa del pueblo; el interés
acercar la liturgia al pueblo proviene del hecho de que el es- y la cooperación a las reformas litúrgicas, cuya realización com-
tado de la misma liturgia en sus partes variables, por contin- p'ete sólo a la Santa Sede.
gencias históricas no necesarias, está también hoy, en sus par-
tes. diversas, demasiado lejos de la posibilidad real de partici- 1. MEDIOS PARA ELEVAR EL PUEBLO A LA LITURGIA COMO ES HOY
pación activa que posee el pueblo. Aquí se plantea, por lo
mismo, la cuestión de eventuales reformas. Aunque la realiza- Este grupo de medios ha de cautivar más nuestra atención,
cion de estas reformas incumba en último término únicamente sea porque se recogen los medios de la pastoral litúrgica que
a la Santa Sede, sin embargo, t1ambién el pastor ordinario que dependen de la naturaleza n•ecesaria e inmutable de las cosas
ama la liturgia puede y, en cierto modo, debe cooperar, a su implicadas y, por lo mismo, siempre serán necesarios (con la
manera, en este trabajo, eventualmente con el estudio y siem- sola excepción de las paraliturgias, de que se hablará algo al
pre con las sugerencias que le aconseja su propia experiencia fin) ; sea porque propiament'e en algunos de ellos se esconden
pastoral. más directamente aquellos principios teológico-litúrgicos gene-
rales, que son el objeto de esta obra.
CAPITULO XXIV
La catequesis litúrgica directa.
Medios de la pastoral litúrgica. Panorama
La catequesis litúrgica directa 'es el medio más fundamental
Aclarados los principios fundamentales de la pastoral litúr- para elevar el pueblo a la liturgia y de la cual no puede pres-
gica, quedan por explicar todavía los medios por los cuales se cindirse. En esta catequesis podría comprenderse también la
pu'ede llegar a conducir el pueblo a la liturgia y conservarlo en ens•eñanza, propiamente dicha, de la liturgia, como sucede, por
ella. Y realizar de este modo el fin de la pastoral litúrgica, se- ejemplo, en ciertos catecismos y cursos de religión para niños
gún se ha expuesto en el capítulo anterior. y muchachos, donde se añade prácticamente al catecismo o cur-
Nuestra misión no va a consistir en hacer un elenco com- so de religión propiamente dichos un verdad'ero catecismo de
pl'eto de estos medios, ni, a propósito de los que serán men- la liturgia, o un verdadero curso elemental de la liturgia. Pero,
cionados, entrar en el campo práctico de su aplicación detalla- bajo este aspecto, la cuestión de la enseñanza de la liturgia se
da, sino sólo recordar los principales, y esto con la intención tocará donde se hable de las relaciones entre catecismo y litur.,-
de resaltar, ante todo, los principios gen'erales de orden teológi- gía. Allí se indicará que el id'eal no es yuxtaponer la liturgia
co-litúrgico qu'e en algunos de ellos están contenidos de modo al catecismo, sino su íntima difusión.
especial, principalmente en la predicación en general y en el Aquí se trata más bien de la catequesis directa de la liturgia
catecismo en sus relaciones con la liturgia. Para los demás nos a los adultos, tanto fuera de la acción litúrgica, por ejemplo
C.24. MEDIOS DE LA, PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA, 807
806 P.5.1 LITURGIA Y VIDA
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tos durante la misma acción litúrgica, sino también para alimen- muchas críticas, como la de ser demasiado retórico, artificioso,
tar la piedad privada, teniéndola de este modo en íntimo con- abstracto, sin captar el ánimo del pueblo, etc. Este estilo hoy se
tacto con el mundo de la liturgia, con gran ventaja para la uni- quiere reformar en el sentido no sólo de una mayor adhesión
dad de la vida espiritual. Nos refoerimos aquí especialmente al al estado psicológico efectivo del pueblo, sino, sobre todo, de
breviario, que, en forma al menos aparentemente adaptada, pue- una mayor adhesión a la estructura esencial con la que la pa-
de encontrar acceso en un número de fi'eles bastante mayor de labra de Dios se presenta a nosotros en la revelación, espe-
cialmente en la Escritura. Piénsase que el pueblo hoy tiene ne-
lo que el clero puede sospechar. Una prueba cierta de esto es
cesidad urgente de ser iniciado de nuevo en la estructura esen-
'el acontecimiento de los breviarios para los fieles, libros de
cial. como lo era antiguamente en la catequesis de los catecú-
horas, etc., que existen ya con ediciones numerosas en las menos adultos. En este sentido puede ret'enerse el término de
lenguas principales 11 , signo evidente que responden a una ver- catequesis al pueblo e indicar con el término de catecismo la
dad'era necesid?d allí donde penetra el movimiento litúrgico, tan- catequesis de iniciación cristiana dada a los niños.
to entre los laicos cultos, cuanto entre los religiosos no sacer-
Noción de la predicación.-Puede definirse la predicación
dotes, las religiosas, y en los institutos seculares. Y se desea
o catequesis del pueblo: el anuncio oral de la palabra de Dios
que cada vez se pongan más en las manos die los seminaristas a la comunidad de los fieles, hecho por la Iglesia, para indu-
y que sean utilizados en s.us oraciones comunes como prepara- cirlo a respond'er a las exigencias de orden vital que aquella
ción gradual al uso del breviario romano. palabra lleva consigo. Precisando útilmente desde el principio
algunos elementos. ya contenidos en la misma definición, puede
Predicación general y liturgia. ser definida también: el anuncio oral de la palabra de Dios, en-
centrada en el misterio de Cristo, historia sagrada, hecho por
La predicación general y la liturgia son, por naturaleza, dos la Iglesia, por medio de sus ministros auténticos, a la comuni-
realidades íntimam•ente unidas, que deben ayudarse mutuamen- dad de los fieles que se suceden 'en el tiempo. para inducirlos
te. Síguese de aquí que la predicación general. aun cuando no a responder a las exigencias . vitales que aquella palabra lleva
tiene por objeto directo la liturgia, con tal que sea hecha como consigo. Interesa bastante para el fin qu'e nos hemos propues-
lo requi'ere su naturaleza, es, después de la catequesis litúrgica to ilustrar algo esta noción.
~irecta, uno de los. i:ie~ios más importantes para conseguir el Se ha de notar, ante todo, que la definición predicha no
fm de la pastoral hturg1ca. Para entenderlo es necesario com- es apriorística o arbitraria. Las notas incluídas en ella se deri-
prender, ante todo, el conc'epto mismo de predicación. van del fin propio que persigu'e la predicación. Antes de pasar
. Nos r:f:rimos aquí a la predicación oral que se dirige a los a un examen más profundo de algunas de estas notas, he aquí
f~ele~ catohcos adu~tos. Con frecuencia se habla hoy en este cómo se encuentra la definición predicha partiendo del fin es-
sentido de catequesis al pueblo. Muchos, incluso, evitan las pa- pecifico de la predicación:
labras predicación y sermón, porque, por d momento, nuestra Este fin no coincide simplemente con la enseñanza, sea re-
mente. las asocia a un determinado estilo de anunciar la palabra ligiosa, teórica o práctica, de las verdades cristianas. La ense-
de D10s. Modo contra el que, no sin fundamento, se mueven ñanza es el acto 'específico del que enseña o del profesor. El
predicador no es simplemente un profesor de religión. La ense-
x~ Cf., p.ej., A. BUGNINI, I fide~i e la preghiera lit11rgica: Rivista Li- ñanza teórica de una ciencia se dirige directamente sólo a la
ti;rg1ca 4; (1954) 165-70. Allí mismo, en la página/ 165, ha1y) una buena int•eligencia y, por sí misma, mira simplemente a la transmisión
b1bJ10gr~f~a gen~ral. se>1'.r·~ la cuestión. En Italia, además de la ya ago-
t'.lda edw1ón latwo-Jtaliana del breviario romano' por D. E. Battisti (To- de conceptos por vía de razonamiento. La enseñanza práctica
ru~o 1927), .existe a~o;a e~ Br0viario. d0 ios fieies, de D. A. MASTRORIGO de un arte mira por sí misma sólo al adiestramiento técnico en
(V1cenza 1953) ; ,la edición .italiana del Officiu"n parvit'm, de D. I. l!'LEISCH- la ejecución de los actos externos en relación con la obra de
MANN,. con el_ titulo Breviario de. lo~ fieles (Milán), Obra de Ja Realeza
de Cristo (19"3) ; la traducción italiana del Líbro1 de hora.¡; de Jos mon- 'este arte. Comprendiendo también la predicación una enseñan-
jes de filn~a.Jcat, reali.zada por los benedictinos de rarma '(1957): Para za doctrinal, va más allá del fin de la enseñanza, tanto de una
lo." brev1ar10s de los fieles en Alemania cf. li. GoLTZEN, ll"lig!iche Gottes-
dt;enst,: Leiturgia III (Ka~sel 1956) p.184ss. doctrina cuanto de un arte, y mira directamente a mover el
En ~.spaña, e·l P .. GUBIANAS fué el primer'o q,ue dió a los fieles una afecto y la voluntad del oyente para inducirlo a tomar inme-
traducción. del. Bf'eV1'ario romano r.educ1do. Pvsteriorrnente, el sacerdote
D,. CASIMIRO SANCHEZ ALISEDA pubhcó un Br@uiiari,o del l08' fiele8' (ed. Vi- diatamente una actitud vital ant'e la verdad anunciada, una cier-
Jarnal.a, B.arc:lon:~ 1953) m~1y :'lcepta?le; cf. M. GARRIDO, El breviario de ta decisión personal que obliga su propio ser frente a ella. Este
l,os fiel~s: Liturgia (mayo-Jun10 1953) p.15,2,,s. Los PP. Benedictinps de
_ Sllos h1c1eron Ja traducción del Libru d0 horas, de Jos monjes de En- fin lo tiene la predicación común como todo arte retórico en
cal?at, en 1957 (B,urgos). y la edi.c.ión bilingüe en 1957. El Officilum el sentido de ar~ de persuadir mediante la palabra con vista
parva.in, de D. I. lHetschmann, ha sido traducido por el Dr. Rurn BUENO
y editado por Herder, de Barcelona, en 19'57. (N. a:e¡ T.)
812 C.24. MEDIOS DE LA, PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 813
· - - - - - - - - P . 5 . " LITURGIA Y V_l_D_A_ _ _ _ _ _ _ _ __
a inducir en el mismo momento al que escucha a una determi- bien, en el sentido general de la tradición antigua, que ya cono-
n~da .~ctitud afectivo-volitiva hacia una cosa. Propio de la pre-
cemos, de ser un signo sensible eficaz a su modo, de realidades
dicac10n es que la verdad que anuncia es una verdad religiosa suprasensibles en relación con la economía de la salvación de
y la obligación de afecto y de voluntad que suele suscitar es Dios en Cristo. El signo sensible aquí es la palabra del minis-
una obligación religiosa referente a Dios, con el fin d'e agra- tro de la Iglesia e~ medio de la comunidad congregada para
ciarle. escucharla. La realidad suprasensible en relación con la salva-
Mas, si tal es el fin de la predicación, su contenido, 0 las ción.~ que se refiere aquí el signo es: que esa reunión es una
verd~des que p~blica, no puede~ ser más que las V'erdades que
reumon, una ekklesia, de Dios en Cristo Jesús; que aquella pa-
conciernen a Dios y a las ciernas cosas en relación con Dios. l~bra del 'sacerdote a la asamblea es la palabra de Dios, que
~ás aún, _en un régimen s:ibrenatural, estas verdades no pue-
Él, por medio de la Iglesia en sus ministros, dirige en este mo-
den ser mas que las que Dios ha revelado, a través de las cua- mento a esta reunión suscitada por Él y por medio de ella y
les conoce el hombre la voluntad de Dios sobre él mismo y so- en ella a to.dos los individuos; que Dios se sirve de aquellas pa-
bre las demás cosas, así como el camino para ir a Él y agra- labras sensibles que repercuten en los oídos, para transmitir al
ciarle, es decir, las actitudes vitales que ha de tomar ante Él. que 'escucha su palabra suprasensible, aquella que habla inter-
1:-Aas las verdades r•eveladas por Dios son la palabra de Dios y namente al corazón y al alma de cada uno; que aquella palabra
esta, a su vez, se encentra toda en Cristo y coincide en su de Dios, anunciada sensiblemente por el sacerdote, es, de este
estructura fundamental con la historia sagrada, misterio d•e Cris- mod?, en las ~anos del mismo Dios, un instrumento eficaz que,
to'. misterio de la Iglesia, como se ha demostrado en el capítulo en cier~o sent~do, por el Espíritu y el poder de Dios que se sir-
primero. ve de el, realiza en el oyente aquello que anuncia; 'entendiendo
esto de forma que Dios, uniendo a la palabra externa de su
Al mismo tiempo, a causa de la ley de la encarnación y de
ministro la interna de su espíritu con qu'e repercute internamen-
la salvación en comunidad ecl'esial, la palabra de Dios revelada
a la que la predicación ha de inducir los individuos, tiene com~ t~ en !ª. inteligencia y en el corazón del oyente, supuestas las
d1sposic10nes morales del que las recibe, hac'e en él eficaz la
único y necesario órgano auténtico propositivo a la Iglesia a
pala~ra de la predicación externa; hace que en él suscite ecos
través de sus auténticos representantes. El individuo ha de re-
cibir la palabra de Dios de la Igl'esia por medio de sus minis- de vida que son nuevas conversion'es a una vida más perfecta,
nuevo empeño ante Dios, adhesión siempre nueva y más pro-
tros auténticos. Además, siempre a causa de la misma ley de
funda a Él en la fe, en la esperanza y en la caridad. De 'este
la salvación en comunidad, el individuo recibe la palabra que
)lodo: también a través de aquel anuncio exterior de la palabra
le pertenece en 'el seno de la comunidad. Dios, por medio de
de ~os hecho por el ministro de la Iglesia a la asamblea de
la Iglesia, propone su palabra revelada a la comunidad, y en
los fi'eles, se realiza, sucesivamente, en cada uno de los indi-
la comunidad, y a través de la comunidad, a todos los indi-
viduos que aparecen en la tierra, el misterio de Cristo como
viduos.
mi~terio de la salvación que el Padre hace a los hombres por
He aquí por qué, dado el fin propio de la predicación cris- c_:nsto en el Espíritu. Todo esto imprime a la predicación cris-
tiana, de mover el af•ecto y la voluntad del hombre frente a han.~ un profundo carácter misterioso, la hace cosa sagrada,
Dios en un régimen sobrenatural, la predicación oral cristiana
acci?n sacra!, la hace aparecer parte del gran misterio de Cris-
a los fieles no puede ser otra cosa que el anuncio de la pala- to siempre en acto, historia siempre 'en acto de la Iglesia siem-
bra de Dios, encentrada en 'el misterio de Cristo, hecho por la pre en actuación.
Iglesia por medio de sus ministros auténticos, a la comunidad
C'.2uien reflexione hasta qué punto esté hoy amenazado el
de los fieles que se suceden en el tiempo, para inducirlos a
predicador de tener poca fe 'en su misión, de desconfianza en
responder a las 'exigencias vitales que aquella palabra lleva
la ~tilidad de su fatiga-cosas todas que, extinguiéndole el en-
consigo. tusiasmo y la fuerza de ánimo, son desastrosas para su obra,
Predicación como "mysterium".-De este concepto general porque le quitan la confianza y la audacia, la paresia, indis-
de la predicación resultan muchas cosas dignas de ser notadas, pensable al ministerio de la palabra 12- , quien reflexione así,
que constituyen como la teología de la predicación y que la
reflexión reciente descubre o vuelve a descubrir, y se esfuerza '·' Cf., p.ej., H. ScHLIErt, Parresia: T'heologische Worterbuch zum Neuen
Te.stament de !Khtel .5 (1954), esp,ecialmente p .•880ss. La tentación de
justamente 'en poner de relieve. Entre éstas resaltamos algunas desc?nfianza deI. predicador sobre Ja utilidad de ,',u misma obra n-0 es
que tienen mayor interés para nuestro fin. pr9p1a de los tiempos modernos, aunque se manifieste 'hoy de manera
notabl~. Cf. la confesión del diácono Deogracias de Cartag() y las ex-
La primera es el concepto de que la predicación es un mys- hortaClones que le da San Agustín en su obra De oateohii<?"Wlilis ru.dibus
terium, un sacramentum. Mysterium y sacrnmentum, tnti~ndase 3(2}ss. ; .14(10)1ss.
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___c_.2_4. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. _PA_N_O_R_AM_A_ _ _8_1_5
digo, entenderá cuán importante sea tener conciencia del ca· del ideal del predicador carismático o simplemente pietista o
rúcter misterioso de la predicación cristiana, de concebirla por pentecostal. Ni asomos siquiera de aquel tipo de profeta, que
lo que es realmente: misterio sacra!, parte y aspecto del gran todavía algunos católicos parecen vagamente soñar, cuya ca-
misterio de Cristo, historia sagrada. racterística principal sería ser una esp":cie de caballero errante
Carácter profético de la predicación.-Encontrado, s~n so:n· anunciador del "Espíritu" fuera y, si es necesario, también con-
bra de misticismo, el carácter de misterio de la predicacion cns· tra las direcciones de la Iglesia y de la jerarquía. Mas, pu'esto
tiana, se encuentra, sin aberración iluminista ni sabor pent'e· en seguro est'e punto, es cierto que podemos aprender mucho
costaliano de cuño protestante, su carácter profético. En la de- de la meditación de la naturaleza intrínsecamente profética de
finición de predicación puede verse este carácter 'en la palabra la predicación cristiana. La cual exige, lógicamente en el predi-
anuncio. La cual se inserta allí para distinguir, ante todo, la pre- cador, •entre otras cosas, una fuerte conciencia de la necesidad
dicación del concepto de enseñanza, porque, como s•e ha dicho de su plena dedicación y continua dependencia de Dios, de su
antes, la enseñanza, por sí sola, mira o a la simple comunica- palabra, de su Espíritu, del que no puede ser otra cosa que
ción intelectual de otros conceptos por vía de razonamiento, o su anunciador e instrumento.
al adiestramiento técnico en la 'ejecución de actos externos en Contenido de la predicación: historia sa1rada, misterio de
una materia determinada, mientras que la predicación mira a Cristo, objeto central de la predicación.-De la naturaleza mis-
. persaudir, si fuese menester, a la inteligencia, mas con vista teriosa, sacra! y profética de la predicación cristiana, derivase
a arrastrar el afecto y la voluntad. Ad•emás, porque anuncio es cuál ha de ser su contenido, la materia que se ha d'e anunciar.
el concepto apto para indicar la comunicación de todos los acon- Puede decirse: que es la palabra de Dios, las verdades de la
tecimientos históricos: se anuncia, no se enseña, un aconteci- fe, toda la palabra de Dios es obj'eto de la predicación cris-
miento, especialmente si es actual. Finalment'e, porque el anun- tiana. Sin embargo, las verdades de la fe son muchas y sus
cio tiene también valor de mensaje como transmisión de pala- aspectos son múltiples y todo esto 'es palabra de Dios y ha
bras y de voluntad a otros, especialmente si se realiza en for- sido revelado, al menos implícitamente; porque no existe nada
ma de proclamación y de llamamiento. en la fe católica que no sea, en cierto modo, revelado por Dios,
Ahora bien, en todos estos aspectos, el predicador es emi- incluso los dogmas d'efinidos en el curso de los siglos. Mas Dios
nentem'ente un anunciador, un heraldo. Para arrastrar el afecto ha revelado todo esto con cierto orden, con una cierta perspec-
y la voluntad de los hombres hacia Dios, transmite esencial- tiva, donde todos los puntos y todos los aspectos ocupan cada
mente el conocimiento de un acontecimiento, antiguo pero siem- uno su puesto relativo en el conjunto. Sabemos que este orden
pre en acto y también futuro: el irrumpir Dios 'en la historia, y •esta perspectiva son constituidos por la historia sagrada, mis-
en Cristo, que incluye y, en cierto aspecto, es esencialmente la terio de Cristo, siempre en acto, como cuadro general o fondo
palabra de Dios al mundo en forma de proclama y de llama- en el que está delineado todo lo que se propone en la revela-
miento a los hombres. Mas éstos son precisamente rasgos esen- ción. No sin razón hemos querido aclarar este hecho desde
ciales del profeta, especialmente en el Antiguo Testamento: men- el primer capítulo, tan decisiva nos parece su importancia en
sajero de Dios al pueblo, que anuncia, ante todo, la aparición, la visión cristiana del mundo, tanto en el campo teológico ge-
pasada, actual y futura, de Dios 'en la historia de los pueblos neral, como en el campo bíblico, litúrgico, espiritual y pas-
y de los individuos, intervención de Dios encentrada en el Me- toral.
sías, que entonces se le consideraba como futuro, y que trans- Hemos explicado bastante que la historia sagrada, mist'erio
mitió la palabra y la voluntad de Dios como proclama y llama- de Cristo, está siempre en acto porque es algo que no sólo
miento al pu'eblo electo y por medio de él a todos los hombres. sucedió en el pasado y se realizará en el futuro, sino qu'e acon-
La predicación cristiana es, pues, un anuncio de naturaleza pro- tece y se realiza en el mundo, en todo cristiano, continuamente,
fética. La figura del predicador profeta está muy en boga ac- cada día, ante todo por vía litúrgica; luego, por vía moral
tualmente en la teoría de una reforma de la predicación cris- en lo íntimo d'el alma de cada uno. En esta realización diaria
tiana 'en los protestantes, de los cuales ha pasado--depurada- de la historia sagrada, misterio de Cristo, tiene el anuncio de
también a los católicos, no menos interesados en vivificar nue- la palabra de Dios su parte especifica, que ha de ser determi-
vamente su predicación. nada aquí.
Ciertamente, los predicadores proféticos que nosotros de- También hemos explicado bastante que, cuando se dice que
seamos, y de los que tentemos necesidad, tienen su modelo, sim- revelación se presenta, ante todo, como una historia sagra-
plemente, por sólo nombrar a los más recientes, en San Pío X, da, misterio de Cristo, y de la Iglesia, no quiere decirse que la
en San Juan B9~<;9~ en el santo Cura de Ars. Ni asomos, pues, revelación no contenga también un aspecto especulativo o meta-
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físico, o, como hemos dicho, entitativo; este aspecto es rea-
como especulativo de la doctrina cristiana, expresado en defi-
lísimo, pero ocupa el segundo plano de la atención, como el
niciones precisas, y ni siquiera su aspecto apologético; mucho
fundamento remoto de toda cosa; luego 'el magisterio de la
Iglesia, en el curso d~ la historia, lo ha explicado con fre- menos se quiere decir que predicar la historia sagrada, mis-
cuencia en cada una de las cuestiones, especialmente para d'e- terio de Cristo, significa dar poco relieve al aspecto moral de
fender el dogma contra los errores, como cuando definió la la vida cristiana. Indicar como objeto de la predicación la his-
consustancblidad de las tres personas de la Trinidad, o la toria sagrada, misterio de Cristo. quiere decir asignarle toda
unidad die persona y dualidad de naturaleza en Cristo, o la po- la revelación, palabra de Dios, pero encentrándola en el cua-
sibilidad de conocer con certeza la existencia de Dios partien- dro general de la historia sagrada de las intervenciones de Dios
do de la causalidad de las cosas creadas, y cosas semejantes. en el mundo, en Cristo, con su fondo natural de orden entitativo-
En estos casos y otros muchos del mismo estilo, el fondo de espeoulativo, incluso con precisas definiciones, cuando fu'ere
natural'eza entitativa de cada uno de los puntos de la historia menester, esp'ecialmente con su fuerte consecuencia moral y sin
sagrada, misterio de Cristo, que en la Biblia se encuentran real- olvidar, si es útil, en su tiempo y lugar, según las circunstan-
mente, pero que ocupan el segundo plano de la atención, han cias, la defensa apologética.
sido explicados y defendidos por tel magisterio y, en este sen- Encentrar la predicación en el cuadro de las intervenciones
tido, se han colocado en el primer plano de la misma atención de Oios 'en la historia del mundo, en Cristo, no quiere decir
de los creyentes. También ellos son palabra de Dios no menos tampoco que el cuadro de la historia sagrada que hemos trazado
que los otros. en el capítulo primero deba ser objeto de toda predicación. Aquel
Recuérdes'e del mismo modo que en el cuadro general de la cuadro es la síntesis delinea! d•e aquellas realidades. No se pre-
historia sagrada, el aspecto moral. aunque importantísimo y muy tende que toda predicación o sermón ha de tener por objeto
claramente explícito en todas partes de la Biblia, sin embargo explicar la historia sagrada en aquella síntesis delineada. Piero
está de tal modo delineado que las obligaciones y los deh'eres es necesario que el predicador jamás la pierda de vista y que
morales aparecen en ella derivados inmediatamente de las in- la recuerde, aunque s'ea brevemente, a sus habituales oyentes.
tervencion'es de Dios, en Cristo, en la historia sagrada y sólo Por lo demás, él deberá explicar, con variedad ilimitada, ora
remotamente, por motivos de la constitución intrínseca natural un punto particular, ora otro, de la palabra de Dios, tanto en
de los seres y del análisis filosófico de las virtudes y de los su aspecto dogmático como en su aspecto más bien moral o
vicios. La moral en el cuadro general de la revelación, aunque apologético. Lo esencial es qu'e el predicador se acuerde, y que
importante y muy explícita, aparece en ella sólo como algo de- lo exponga a sus oyentes, que todo punto que trate es un as-
rivado de la historia sagrada de las intervenciones de Dios en pecto, una parte, del misterio de Cristo siempre en acto, histo-
'el mundo. ria sagrada gen'eral. y que como tal puede ser entendido sólo
También la oposición y la defensa contra los errores con- en el conjunto de la perspectiva en la que Dios nos lo ha re-
trarios a la fe está presente en la revelación, incluso en la Bi- velado.
blia; piénsese, por ejemplo, en la polémica antiidolátrica en 'el La historia sagtada, misterio de Cristo, ob¡eto central de la
Antiguo Testamento y en la polémica antijudaica en el Nuevo. predicación por necesidad, intrínseca de la naturaleza de la m~~~
También esto es evidentemente palabra d•e Dios. Pero no me- ma predicadón.-Mas, iPºr qué la predicación ha de estar en-
nos evidente es que la polémica contra los adversarios, en el centrada en la historia sagrada, misterio de Cristo, en el senti-
cuadro general sintético de la revelación como historia sagra- do antes explicado? El motivo fundamental 'es la naturaleza
da, es un aspecto derivado y secundario, aunque importante, misma de la predicación en cuanto es anuncio de la palabra
respecto a la exposición irénica positiva y expositiva de los de Dios.
hechos y de las doctrinas para uso del creyente. Estas con- Ahora bien, la palabra de Dios en sus fuentes: la sagrada
sideraciones tienen no pequeña importancia para la ouestión Biblia, la proposición ordinaria del magisterio de la Iglesia, la
que intentamos aclarar. tradición se pr'esenta, ante todo, como conjunto 'de verdades
Síguese, en efecto, que predicar la historia sagrada, miste- reveladas encentrado sobre el concepto de la historia sagrada,
rio de Cristo, no significa no considerar en la predicación al- siempre en acto, como cuadro general en el que todos los pun-
gún aspecto importante de la revelación para limitarnos a un tos particulares son delirreados, cada uno en su lugar. Síguese
solo aspecto, que sería la "historia sagrada"; especialmente no de aquí que la predicación, por su naturaleza, no puede ser más
significa que en la predicación se deje sin darle el debido re- que el anuncio, ante todo, del conjunto de verdades reveladas,
lieve, cuando sea menest'er, al aspecto más bien entitativo y enc'entradas en el concepto de historia sagrada, siempre en ac~
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acto bajo el velo de signos s'ensibles y eficaces de la santifi-
to, como cuadro general en el que todos los puntos particulares
han de ser delineados, cada uno en su lugar. cación y del culto de la Iglesia.
Después de cuanto llevamos dicho, no es necesario demos- Por lo que atañe a la antiquísima tradición de la Iglesia,
trar, por lo qu'e atañe a la Biblia, que la palabra de Dios, en puede tenerse presente el mismo símbolo d'e la fe, pues, como
sus fuentes, está encentrada verdaderamente en el concepto de es sabido y lo hemos advertido bastante en el capitulo VI, a
historia sagrada. Baste añadir aquí que, en el Nµevo Testamen- propósito del pensamiento trinitario como se 'expresa en la an-
to, la predicación de la salvación vista en esta perspectiva, se tiquísima liturgia bautismal, el símbolo de la fe está íntimamen-
llama con frecuencia .kerygma 13 y que, cuando hoy, para reavi- te unido, en su formación histórica antigua, con fa profesión
var la predicación, s'e pide, en sustancia, que la predicación sea bautismal y la regla de fe, documentos que fueron redactados
o llegue a ser kerigmática M, se quiere decir, ·en el fondo, que como sínt'esis de la fe y según el esquema de la historia sa-
vuelva a encentrarse en su cuadro general connatural. su c'en- grada.
tro dinámico y vivificador, que es la historia sagrada, misterio Para la tradición posterior hasta los siglos xn-xm, el hecho
de Cristo, siempre en acto. Lo mismo hay que decir de la teo- de que toda la revelación, en Occidente, se haya considerado y
logía cuando piden algunos una teología kerigmática rn. sintetizado, ante todo, en el cuadro de la historia sagrada, ha
Ni siquiera es menester insistir sobre el hecho de que, en sido demostrado por toda la historia de la t'eología antigua, en
la proposición del magisterio ordinario, toda la revelación está primer lugar, por la de carácter simplemente expositivo a los
encentrada 'en la historia sagrada 16 • Efectivamente, el magiste- fieles y no polémica, y por la predicación, especialmente por la
rio ordinario se expresa principalmente en el símbolo de la fe, catequística a los catecúmenos.
como resumen y distintivo de toda la enseñanza eclesiástica Para la t'eología no polémica, como hemos dicho en el ca-
gen•eral. Mas el símbolo de la fe, como hemos puesto de relieve pítulo XIX, a propósito de las relaciones entre liturgia y teo-
en el capítulo primero, está construido todo sobre el esquema logía en los Padres, la cuestión va implicada en el mismo con-
de la historia sagrada. Además, el magisterio ordinario tiene, C'epto de gnosis, que fué el ideal de la teología patrística. Vale
a su modo propio, una fuerte expresión 'en la liturgia, en la la pena ver, por ejemplo, cómo San Ireneo expresa cuál sea
cual. como lo hemos repetido hasta la saciedad, toda la reve- el objeto d'e la verdadera gnosis ortodoxa:
lación es delineada y vivida como historia sagrada siempre en "Su misión es eilaborar todo lo que se ha dicho en parábolas
para incorporarlo al objeto de la fe; de exponer el modo de
'" Cf., p.ej., l<'RIEDRICH, Kerig, lcerisso-, lcerygma: Theologischen \.Vor-
ter~uch zum Neu~n 'Testament de IKittel 3 (1950) 682-717; A. RE'l'I)J', obrar de Dios y su economía para con la humanidad, de expli-
Qu est-ce-que ~" lcerygrae?: Nouvelle Revue T'héologique 71 (1949) 901-2:l. car cómo Dios fué magnánimo 'en la apostasía de los ángeles
La ~erm_1nolog1a d<;l Nue•vo Testamento- en torno a los diversos tipos de
predicación es variable ..Puede admitirse que, al principio, keryg,ma haya rebeldes y en la desobediencia de los hombres; de mostrar por
rnd1cado, en modo especial, la predicha predicación cor~ vistas a condu- qué un solo y mismo Dios ha transformado seres temporales
cir ": la _fe, y la didaché y didascalia hayan indicado especialmente una
ulterior mtroducción y profundización en la. misma fe. Como quiera que en seres eternos y celestes; de comprender por qué este Dios,
sea, ~odos los grados de anuncio de la palabra estaban concerntrados que es invisible, ha aparecido a los profetas y esto no ya eq
esencialmente sobre la historia sagrada, e'l miste-rio de Cristo. Se sabe,
pues, \!Ue ~l hecho de 1a resurrec,oión era consid"rado como la clave de una sola forma, sino bajo formas diversas; de explicar por qué
esta historia sagrada, y que de e•ste modo. toda la economía de la salva- le fueron ofrecidos a la humanidad diversos pactos y cuál fué
ción era presentada como el conocimi,ento y la participación al misterio
p·rncual. Cf. H. SCHUEJ\IANN, Aufba·u und Stru,ktur der neutestamentlichen el carácter de cada uno de ellos; de indagar por qué Dios todo
Verkündligulfl,g (Paderborn 1949). lo incluyó en el pecado de desobediencia para hacer a todos
':" Terminología predilecta eon los ambientes de lengua gi"rmánica, es- misericordia; <l'e decir con gratitud por qué el Verbo de Dios
pecialmente en el grupo de los teólo,gos de Innsbruck, des1mé.< de la idea
lanzada por J. A. JUNGMANN, Die Frohboot1whaft u-nd wn¡sere CHanbens- se hizo carne y ha padecido; de explicar por qué se ha apare-
verkiiJl~dl,ig·u.ng (RE•gensburg 1936). cido el Señor al fin de los tiempos, y por lo mismo, por qué el
10 J<Js la c<"nocida controversia su.scitada por los teólogos citados.
Cf., p.ej.,_fil. '~APPLER, Die Verkündigungstheowgie (J<'rieburg i. S. 19411), Principio se ha aparecido al fin; de descubrir todo lo que s•e
Y la resena .b1bl10gráfica y doctr.nal en L!k .S'cwo,za Uattoli"c:a 78 (1950) encuentra en las Escrituras sobre la fe y las cosas que han
350ss. No' digo, nat,uralm.ente, que el enfoq1B de las solucimrns de los
teólogos de Innsbruck sobre la teología querigmática puedan ser acepta- de suceder; de no ocultar cómo ha acontecido que Dios, con-
das tales cuales. tra toda esperanza, ha h'echo a las naciones coherederas de los
re No se ha de ·eicpe-rar lo misme> d,~ la.- proposictión de la revelación
en las intervenciones del magisterio extraordinario de los concilios 'O' de santos, un solo cuerpo con. ellos y partícipes a ellos; de exponer
las definicion"s 6JJ cathe1lra, precisamente porque el magisterio extraor- cómo esta pobre carne mortal se revestirá de inmortalidad y
dinario es esporádico e interv\iene ante todo (antes1 de la definición de
la Inmaculada Ce>nc:epció'n 'no hubo ninguna exe"pción en contra) para esta carne corruptible d'e incorruptibilidad, de proclamar cómo
la defensa de un punto doctrinal determinado contra eventuales ercl'ores aquello que era: "No mi pueblo", ha llegado a ser "Mi pueblo",
y no ya con la. intención de proponer enteram.enrte la r,2velación a la fe
de los fieles. y c9mo lo que era "No amada", ha venido a ser "AmadQ.", y
820 P.5.• LITURGIA Y VIDA c.24. MEDIOS DE Ll\I PASTORAL LITÚRGICA, PANORAMA 821
cómo la mujer abandonada ha tenido más hijos que la que te- de la teología de San Agustín. Con claridad máxima aparece
nía marido" 17 • esto donde explica el símbolo. Piénsese, por ejemplo, en el De
Si s'e piensa que San lreneo-exagerando ciertamente su fide et symbolo, en el Enchiridion, en el De agone christiano,
punto de vista-considera casi completamente excluidas de la etcétera. Mas este tema surge a cada paso, prácticamente desde
investigación de la gnosis ortodoxa aquellas cuestiones que no el De moribus y el De genesi contra manichaeos, donde San
son directa y claramente determinadas por la Escritura, esp'e- Agustín trata los misterios de la salvación del cristianismo" 22.
cialmente las que hoy llamaremos de orden especulativo 1 .s, y El lugar central de concepto de historia sagrada en la teo-
que insiste con vigor en fa regla de la f'e, a la que no quiere logía patrística aparece a plena luz, hasta los siglos xn-xm en
que se le añada ni sustraiga algo 19 , se comprende fácilmente Occid•ente, en los sermones y en las catequesis al pueblo y a los
cómo domina el carácter bíblico y de historia sagrada en el cat'ecúmenos 23 • Toda la literatura mistagógica, de que hemos
ideal d'e teología que anhela. hablado en el capítulo XIX, está encentrada esencialmente en
En la teología de Orígenes, en cierto aspecto, el punto de el concepto de historia sagrada, misterio de Cristo, siempre en
vista propiamente temporal e histórico de la reveilación es algo acto visto a partir de la liturgia d'e ia iniciación cristiana. Hay
oscuro. Mas en otro asp'ecto, el concepto de historia sagrada que notar que a este género de literatura puede reducirse ya
predomina en toda su síntesis en cuanto ésta, fuertemente pre- la Demonstratio apostolicae traditionis, de San Ireneo, que es
ocupada de los grados de la ascensión ascético-mística del alma un comp'endio de la doctrina de la fe, casi simple ampliación de
hacia Dios, tiene presente 'en todas partes el concepto del triple la catequesis, redactada sobre el esquema del símbolo y, por lo
grado de esta ascensión en esta tierra, perfeccionado por urt mismo, de la historia sagrada: unidad y trinidad de Dios, Dios
cuarto grado, que es el que se realiza 'en la escatología, en el creador, creación, caída, Abraham, Moisés, jueces, reyes, pro-
otro mundo. Orígenes encuentra continuamente estos grados fetas, cumplimiento de las proÍ'e:cías en Cristo y en su reino,
indicados y prefigurados en los episodios diferentes d'e la his- que es la Iglesia. .
toria sagrada, la cual viene, en cierto modo, a insertarse en También aquí, como en tantas otras cosas, San Agustín es
su perspectiva. Es la base de su alegoría e int'erpretación de el representante sumo de la tradición patrística. Es cosa resal-
la Escritura, el asiduo contacto con ella es siempre el canon tada por los estudiosos 12·4 y .muy natural después de cuanto
fundamental de su método, no sólo en todas sus obras exegé- hemos notado antes a propósito de la historia sagrada como
ticas y dogmáticas, sino también en sus numerosos s'ermones concepto central de su teología, que él, en sus sermones al
al pueblo ;2:0. pueblo en general y, especialmente, en su catequesis a los
En San Agustín el concepto de historia sagrada, o como él cat'ecúmenos, considera la historia sagrada, la temporalís dis-
dice: dispensatio, dispensatio temporalis, historia, historia dis- pensatio salvationis, como el objeto principal y el centro de la
pensaitionis, administratio, narratio, etc., domina de tal modo
.z:? M. LOEHRER, Der Gla<tbemsb·ef¡ri!J des hl. A uyustinlus im1 seine:n ersten
toda su manera de considerar la reveladón que, d'esde el 390, S°'krifterw bvs1 zu Confessioneis (Einsiedeln 1954) p.186. En las pági-
en el De vera reli,gione, escribía: "La esencia de esta religión nas 186-202 se trata, de modo especial, d·~ la teología de San¡ Ag,ustín
que d•ebemos seguir consiste en fa historia y la profecía de la sobre la fe vista con el fondo de la historia sagrada.
23 S<:>bre la teoría general de la predicación respecto a su contenido,
dispensación temporal de la divina Providencia para la salva- desafortunadament2, se ,ha hecho poco hasta ahora. Of. Y. RRJLIOTH,
ción del género humano para reformarlo y repararlo para la f,andmarks in1 the history Oj preaching D.onrellam, lectures (Dublín 1949-
J,ondon S.'P. C.IJ{. 1950). E~ autor, protestante, da una rápida panorá-
vida eterna" 2 1. La gran visión sintética de la revelación como mica de la cuestión. Sobre el mismo• tema er<cribió una obra más con-
historia sagrada siempre en acto está present'e por lo mismo siderable en sueco: Predika<rn historia (Luna 1946). Véanse también
A. NlEBERGALL, Die Geschichte der ch•ristW:he Pre~igt: Leiturgia Z (IKas-
en las obras teológicas de San Agustín, tanto que se ha podido sel 1!}55) p.181-352; con amplia bibliografía e•n torno a la predicación
escribir justamente: "El aspecto de historia sagrada constituye en general. Entre los autores ant2riores llama pr;ncipalmente la atención,
sobre todo, H. HERING, Di.e Lehre, 'V'011- der Pre:digt (Berlín 1900) pi.1-
no ya una visual secundaria, sino una característica 'esencial 247. Se hacen algunas al,usiones también en E. WEISSMANN, Der Pre-
diytglJtte..dien.,,t und d/ie V'l'l1'wa•uletoo Fo·rmen: Leiturgia 3 GKassel 1956)
17 Adv. haer.
p.8-22; B. DitF.RBR, Die; Osterpredigt von dier Ref-0>t;m'1tion bis zur Ge-
I,10 n.3: PG 7,556s,s. Cf. también A rfv. haer. IV,33 qervwart (Freiburg i. B., Herde,r, 1951). T'rat~ de! tema restringidc> de
n.1: ibid., 1072; n.7: ibid., 1077; IV,31-33: ibid., 1068-83. la predicadón de Pasc,ua; mas en él se· 1'2fleJa bien todo el de.sarrollo
'"Cf., p.ej., Adv. haer.. II,18 n.7: PG ,7,754; II,27 n.1: ibid., 802; de la historia de la predicación en general ~esde e11 punto ·~e vista ?el
II,28 n.3: ibid., 806; n.6: ibid., 809: n .. 7: ibid. carácter general de su cont,~nodo. Da tamMén una breve mtroducc1ón
"' Cf., pi.ej., Adv>. haer. I,10' n.1-2: PG 7,549. sobre la predicación pascual antes del siglo xvr. .
20 Cf., p.ej., C. VAGAGGJNI, La natura della sintesi oriyeniana e l'or- "' Cf., p,E>j., B. CAPELLE, Prédication. et oatéchese selon S. Attgustin:
todossia e l'ete<rodossia. della dogm,atioa di Orig&luJ,: La Scuola Catt<.>lica J,es Questions Liturgiques et Paroi.ssiales 33 (1952) 55-64; J. DANIE-
82 (1954) p.192-95; H. nE LuBAC, Histoíre et esprit: l'intéligenr~ d~.5 LOU L'histoire (};u s·aVut dans la tjMéchesa: La maison Di•~u 30 (1952)
éori.tures d'apres Origene (París 1950J. ,, ' lll-::Í5; F. VAN DER MEER, August~nius als seelsorger (IKO!n 1953) p.404ss.;
01 De vera relig. 7,13. M. PoNTET, L'ewégCs¡¡ d-ti S. Augustm p11M•oiate.ir (París 1954) p,35-110.
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C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL l!TÚRGICA. l>ANORAMA. 823
predicación; mejor aún: como el cuadro general que contiene
y ordena todos los puntos de la predicación. En el De catechi- historia sagrada; antes al contrario ha de tender toda a ilumi-
zandis ruidibus da explícitamente la teoría de la cuestión sobre narlo: "Mas no hemos de exponer en tal modo estas cuestiones
cuál deba ser el objeto y el modo de la catequ'esis a los catecú- que, abandonado el carácter de la narración, piérdase nu'estra
menos y, al fin de esta obra, presenta dos ejemplos, uno más mente y nuestra lengua en cuestiones difíciles. Más aún, que la
largo y otro más breve. El conjunto está concebido según las verdad de la explicación adoptada sea como el hilo d•e oro que
reglas de la retórica, en el cuadro de la narratio y de la exhor- sujete ordenadamente las perlas, y no que con sus excesos per-
tatio. La narración es aquí la temporalis dispensatio 'salva:tionis. turbe la línea del adorno: sed ipsa veritas adhibitae rationis
Comienza por la creación y narra brevemente toda la historia quasi aucium sit gemmarum ordinem ligans, non tamen ornamenti
sagrada hasta Cristo y la Iglesia y pasa luego a 'exponer algo seriem ulla immoderatione perturbans" 30 • Palabras de oro. Las
sobre la resurrección de la carne y la vida futura '25 • Todo está 'explicaciones a las que se ha de recurrir han de servir como
centrado en Cristo, al cual tendía todo antes de Érl y del cual para sujetar las perlas engastadas de la teoría sagrada y a poner
todo se deriva, especialment'e la Iglesia, que es su reíno y su de relieve el conjunto y el diseño general y no a hacer olvidarlo
cuerpo '26 • Toda la dispensatio tiene por última explicación y fin y muoho menos a confundirlo. Por lo mismo, la función de las
el amor; el catequista desarrolla su narratio y no ha de tener explicaciones ha de estar subordinada a la narratio de la histo-
otro fin que el d•e suscitar en su oyente la fe, la esperanza y ria sagrada, con el fin de hacerla entend'er mejor.
principalmente el amor 27 • San Agustín considera también el caso de lo que se ha de
La exhortatio, conteniendo las amonestaciones contra las hacer con un catecúmeno retórico, diremos nosotros intelec-
tentaciones-entre las cuales, nótese bien, exist'en ciertas cau- tual. como tantos existían 'entonces, o simplemente con un hom-
telas de tipo apologético contra los paganos, los herejes y los bre docto 31 • Naturalmente, hay que tratar a cada .uno según
cismáticos---y los preceptos de honesta vida cristiana, viene, 'en su estado y sus disposiciones y tener en cuenta de lo que ya
fin, como consecuencia natural de la narratio y en ella todo se· conoce para no cansarlo. Mas, admitido esto, la materia esen-
ve a la luz directa de los hechos de I.a misma narratio 28 • cial qu'e se anunciará al docto no se diferencia de la que se
La explicación explícita d'e los sacramenta de la iniciación anuncia al ignorante. A lo sumo, amonesta San Agustín, se
cristiana, siempre en el cuadro de la historia sagrada, misterio cuidará, discretamente pero con firmeza, poner en cautela a los
de Cristo, siempre en acto, es recomendada por San Agustín intelectuales contra la presunción y reforzar su humildad, de la
después del bautismo y él mismo la hace a los neófitos, como que han dado alg.una prueba pidi'endo el bautismo; por lo de-
aparece en los sermones dirigidos a ellos. La cosa va unida a más, se seguirá la misma vía que para los otros 3 !2 •
la ley del arcano que existía en su tiempo. Abolida esta ley, De todo esto es fácil darse cuenta que para San Agustín y
la explicación de los sacramenta encuentra su lugar natural en para toda la mentalidad de la tradición antigua, el contenido
el esquema general d'e la catequesis historia sagrada, donde se central y el concepto unificador de fa cat'equesis a los catecú-
habla .de la Iglesia. menos adultos no es diverso del de la predicación ordinaria a
La narratio no la concibe San Agustín evidentemente como los fieles, y es el mismo contenido central y cuadro unificador
una simpl'e "narración", sino también como explicación. Se to- de la t'eología, no menos que de la enseñanza ordinaria del ma-
can, por lo mismo, en cierto modo, según la capacidad, la ne- gisterio y de la misma Biblia, así como de la liturgia. Puede
cesidad y la utilidad de los mismos oyentes, también las cues- entreverse aquí, en cierto modo, la maravillosa unidad que, en
tiones que plantea la narratio: "de modo que se expliquen las esta concepción, une la Biblia, la enseñanza diel magisterio, la
causas y las razones de cada cosa y d'e cada hecho que se na- liturgia, la tradición, la teología, la predicación ordinaria a los
rra" '29 • Pero, en la catequesis, todo esto ha de tender a mos- fieles y la catequesis a los catecúmenos. ¡La unidad a la que
trar y a excitar el amor: en las explicaciones hemos de referir nuestra época tanto suspira! El lazo que une indisolublement'e
ias cosas y los h'echos narrados: "para conseguir el fin del todos estos miembros es simplemente el relieve primordial da-
amor, del cual no ha de apartarse el ojo del que habla ni el do en cada uno a la realidad de la historia sagrada, misterio
del que escucha". La explicación no ha de perderse en las cues- d'e Cristo, siempre en acto.
tiones difíciles qu'e se olvide u obscurezca el gran cuadro de la
'° Ib¡id,
31
20 Cf. n.5 y n.10-11, ··11. N:12 y 13. . . . .
28 Cf. n.8. .. ... Ut caveat praesu.mptfonis errores, qiwvn,tum ,;~us huimiUta·s quae
illum addJua:it ia-m sentitur a,tJmUtere. Oa:etera vero se-oondum- regu-las dou-
"' Cf. n.6.7.8, tt)inae salut,;ris, sive de 'fine, quaecumque narranda vel disserenda sunt,
28 Cf. n.11, 11 " >u sive de moribus sw(; de tentationibus, SU-O 'modo percurrendo quo dian,
11P N,10, 1 1 ad illam supere,.;imen,tem viarm (= la caridad) omnia referemda sunt (n.12;
cf. también n.13).
P.5.' LITÚRGIA Y VIDA
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Unidad que permanec10 viva hasta los siglos xn-xm y que, causae rationesque reddantur, como decía San Agustín, con-
a partir de esa época--es un h'echo innegable-, fué disminu- centraron su atención en las causas y razones de orden entita-
yendo en lo que se refiere a las relacion•es entre teología, Bi- tivo-especulativo, y, gracias a esta concentración analítica, die-
blia, predicación y catequesis, mientras que permaneció intacta ron propiamente en esta materia una aportación admirable que
entre Biblia y proposición ordinaria del magisterio, así como pu'ede. y debe servir a una inteligencia más profunda de la re-
entre Biblia, proposición del magisterio y liturgia. No queremos velación. Los siglos posteriores, a partir especialmente del si-
decir que, a partir de aquel momento, la teología y la predi- glo XVI, hicieron algo semejante respecto a las causas y a las
cación hayan ignorado la historia sagrada. Ignorarla es impo- razones de orden histórico, crítico, apologético, dando también
sible en un régimen católico, y mucho más negarla. Pero sub- ellos, en 'este punto, una aportación notable.
siste el hecho de que, desd•e entonces, aquel concepto tuvo me- Mas esta concentración analítica fue acompañada desafor-
nor relieve en el modo en que fueron tratadas las cuestiones tunadamente de un olvido excesivo del aspecto de historia sa-
en las síntesis teológicas y, por lo mismo, 'en la predicación, la grada, misterio de Cristo, siempre en acto, como cuadro gene-
cual es siempre, en cierto modo, tributaria del estado de la ral· y primario de todo el conjunto y fondo, que jamás se ha de
teología. perder de vista, especialmente en el modo d•e presentar toda la
Se está bien lejos de querer insinuar con >esto que, desde síntesis teológica y en el de tratar cada una de las cuestiones.
los siglos xn-xnr, no haya contribuido la teología enormemente El resultado fué que, con el correr del tiempo, los teólogos pos-
a una inteligencia mejor del mismo misterio de Cristo, siempr'e teriores, descendientes de la gran escolástica del siglo XIII y
en acto. Esta contribución, sobre las cuestiones de orden enti- tridentina, no han tenido en cuenta suficientemente la admoni-
tativo, o especulativo, como quiera decirse, qu>e presenta la ción d•e San Agustín antes referida y que vale no sólo para
misma historia sagrada, y, a partir del siglo XVI, también de la predicación y la catequesis, sino también para la misma teo-
orden propiamente histórico-exegético-bíblico, ha sido enorme; logía, es decir: que no debemos exponer de tal modo estas cau-
y es absurdo pretender que pu•eda tenerse en menos. No se pre- sas que, abandonado el carácter de la narratio, nuestra ment'e
coniza, pues, un indiscreto e ingenuo "retorno a los Pad;res". y nuestra lengua se pierdan en cuestiones difíciles. Más aún: que
Sólo quiere demostrarse lo siguiente: que, conservando la con- la verdad de la causa explicativa adoptada sea como 'el hilo
tribución indisp'ensable de orden especulativo y, más reciente- de oro que sujeta ordenadamente las perlas y no que, con sus
mente, también de orden histórico-exegético-bíblico, que los si- excesos, perturbe la línea del adorno, o incluso la olvide sim-
glos escolásticos y posteriores han dado para una inteligencia pl•emente.
más profunda de la revelación, es urgente revalorizar 'en la Hemos visto que, en lo referente a la catequesis, San Agus-
conciencia de los teólogos, de los exegetas y de los predica- tín quiere que a la narratio esté unida la explicación de las cau-
dores, tanto en el planteami•ento general de toda su respectiva sas, así como la proposición de los preceptos y exhortacion•es
materia, cuanto en el modo de considerar cada una de las c;ues- morales, y que no se pierda de vista la apologética contra los
tiones, el gran concepto de historia sagrada, misterio de Cristo, no creyentes; pero exige justamente que todo esto no haga
siempre 'en acto, como cuadro general de toda la revelación, de p'erder de vista, casi sofocándolo en la mente de los oyentes,
la teología y de la predicación 33 • el fondo y la línea general de la historia sagrada, misterio de
A 'partir de los siglos xn-xm, los teólogos, adquiriendo fuer- Cristo. No se pretende, pues, que en la predicación, y mucho
te conciencia de la necesidad de la explicación de la revelación: menos en la misma teología, sea descuidado el punto de vista
explicativo causal, moral y apologético; sino que toda cosa ten-
33 Hay que reco-nocer,
ga su justa proporción en el conjunto y que, con injustificadas
sin embargo, que •entre aquellos que más allá
de los Alues preconlzan justam~nte una r-evaforización del cC'ncepto de hipertrofias, no se "interrumpa la línea del adorno"; es decir,
historia sagrada, especialmente 2n la teología v en la pr-edicación, sobre que todo el conjunto y cada una d•e sus partes aparezca siem-
el r;unto de que en toda hipótesis esta re•valorización deba realizarse sin
sacrificar en nada la gran contribución, espe-cialmenb escolástica, en pre y claramente como explicaciones del misterio de Cristo,
torno a una más profunda el:lboración del aspecto especulativo de la siempre en acto, del cual los ojos y el corazón del predicador,
re•velación, no retinan ideas muy claras. Nebul0·sidad de ideas que, a no menos que los del teólogo, del exegeta y del liturgista, ja-.
veces, ti_e_nen también reflejos muy prácticos. Se toca, como puede verse,
la cuest10n de la naturaleza 1y1 del método de la teología, sobre la: cual más han de apartarse.
descansa, en último término, la de la unidad entre Biblia, teología Concluyendo; la misma naturaleza intrínseca de la predi-
liturgia y predicación. E>x:plicar Jos último.s f,undamentos co-mo sea po-
sible y n~cesario en la investigaC'ión de la revelación, dar al aspecto cación como anuncio de la palabra de Dios, contenida en la
historia sagrada el reJieye primario que le compete sin sacrificar Ja Biblia, presentada en la proposición del magisterio y en la li-
contribución especulativo-escolástica ni la histórica, critica y apologé-
tica de la teología más reciente, corresponde a la m~todC"logfa teoló-
gica general, y esperamos poderlo hacer en un futuro muy próximo. ª' De catechi::!andis rurlibus n.10.
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c.24. MEDIOS DE LJ! PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA S27
turgia, requiere que su objeto, o contenid?, o . cuadro gen~ral,
no sea otra cosa, en primer lugar, que la historia sagrada siem- ante todo, lo que ha hecho y hace Dios por nosotros y. que
pre en acto, como ha sido efectivamente en la tradición ecle- presente nuestros deberes morales como respuesta necesaria al
siástica hasta los siglos xn-xm. amor y a las obras de Dios por nosotros.
La historia sagrada, misterio de Cristo, y los actuales de- Piénsese que la predicación de la época inmediatamente pre-
seos sobre una renovación de la predicación.-Al llegar a este cedente ha sido demasiado moralista, porque, según se dice,
punto es fácH advertir cómo una concentración más consciente
entonc'Cs los predicadores se contentaron con un mo.r~lismo ~u
de la predicación sobre la historia sagrada siempre en acto, re-
perficial como podría haberlo hecho un honesto filosofo, . m-
querida por la naturaleza del anuncio de la palabra de Dios,
cluso no cristiano. Si con esto se quisiera decir que la predica-
correspond'C exactamente a cuanto tienen de j.usto aquellas as-
ción no ha de tocar o que ha de relegar siempre a segundo pla-
piraciones profundas que hoy se manifiestan un poco en todas
no los t'emas morales de los preceptos, de nuestros deberes
partes en orden a una renovación de la predicación. ¿Cuáles
de criatura, de los peligros que amenazan nuestra alma, del jui-
son estas justas aspiraciones? Recorriendo la literatura que ci'es-
cio, etc .. esta acusación de mora'lismo contra la predicación co-
de hace unos quince años trata esta cuestión 35 , parece que
rriente sería ciertamente infundada, ni podrían sacudirse seme-
pueden compendiarse en las sigui'Cntes: ..
jantes reclamaciones. San Pablo, por no hablar de Cristo mis-
Se quiere que la predicación tenga una mayor conex10n con
mo no descuidaba cierto aspecto moral. Pero, lo que en el fon-
la Biblia. No se quiere decir que la predicación de la época
do 'qui'Cre decirse, es que, con frecuencia, la predicación moral
inm•ediatamente precedente no se haya apoyado en la Biblia.
ha sido alejada del contexto general, en el que los mandamien-
Mas ,existe modo y modo. Cuando se pide hoy una predica-
tos y los deberes morales aparecen expuestos en la Escritura,
ción más bíblica, se quiere decir que la Biblia no sirva sólo
es d'Ccir, de la historia sagrada, misterio de Cristo. Se desea,
como arsenal de ejemplos y narraciones para ilustrar temas que
justamente, que se insista bastante más en los motivos de nues-
ti'enen de suyo naturaleza más bien filosófico-moral. aunque
se encuentren en la Biblia. Sino que se predique el mismo men- tras acciones morales que se derivan inmediatamente d'C la ac-
saje de la Biblia en toda su integridad y en la persp'Cctiva en ción de Dios en el mundo, en Jesucristo; y que, si es menester
acudir también a los motivos que, d'C suyo, no trascienden el
que lo presenta la Biblia. Se quiere que aparezcan en ~a p.r:-
dicación bien resaltados los grandes t'Cmas de la predicac10n orden filosófico, no se descuiden por esto los motivos y los
de San Pablo como se encuentran en sus epístolas; los grandes aspectos más propiamente sobrenaturales y es?~cí.fi~amente cris-
tianos de nuestras actividades. Es esto, a mi ¡mcio, lo qu'C se
temas del evangelio y de las epístolas de San Juan, del Apo-
calipsis, de los H'Cchos de los Apóstoles y que, a través de es- desea cuando se dice que se quiere una predicación menos mo-
tos temas, como sucede precisamente en estos documentos, sea ral y más dogmática. . ..
dibujada y animada la figura de Cristo, su predicación como No menos intenso es el des'eo de que la predicacion, en
aparece en los sinópticos, el concepto y la realidad d'C Dios, cierto modo, hable siempre de Cristo y sea más cristocéntrica.
el sentido de la historia y de la vida humana, el sentido que Repetimos de nuevo: no que no se toquen los otros p~ntos ~e
tiene para nosotros el Antiguo Testamento. la revelación, sino en el sentido, ante todo, de que Cnsto mis-
Se qui'Cre, en segundo 'lugar, que la predicación sea más mo sea con más frecuencia objeto directo de la predicación;
teológica en el sentido de que sea teocéntrica, que considere, y especialmente que en todos los punto~ ~ratados no ,se. _om!ta
mostrar, en un régimen de revelacion cristiana, l~ conexion 11;-
"" De·de hace mucho>' afios, la 1>2nemérita revista Les Questions Lif1ir- disoluble de la salvación de toda cosa con Cristo como via
gique's et ParnissialBS en su BuUetín de littérature liturgique, da cada_
afio un informe que' puede encontrarse fácilmente en el índice anual única por la cual t_odo bien nos viene de Dios y todo va a
colo'c~do al fün 'de'! volumen. Muchas noticias a este propósito pueden Dios.
encontrarse en articulos que J,a, maison Dieu ha consagrado a la cues-
tión de las relaciones entre la liturgia y la predicación. Hasta 1954, Una queja frecuentísima mira al carácter abstracto de la
cf los indice,• generales en el n.39 desde1 la p.6. IDntre estos artículos, predicación corrient'C; su sabor libresco, no sólo porq.ue sabe
pa:ra el tema que aquí tratamos, 11ótese: La i'rise de la prédfi,ation (a demasiado de escuela dogmática y moral. sino especialmente
través de las revistas) : ibid., n.l:l (19418) 104-107'; F. LouvEr., J,a pro-
clamati-on de la :parole de Dieu: ibid., n.20 (1949) ; A. Lr,toÉ, Oonten" porque el mismo modo de ver los objetos de qu7 habla es de-
et pédAg-ogie de_ la prédi()ation chrétienne: ibid., n.39 (1~5.4) 23-37: masiado imp'Crsonal y abstracto. En modo especial se lamenta
L BoUYER OonditioniS d'une prt'dicat;on vraiiment pastorale: 1b1d., 38-58;
A: M. Ro&mJT, Le'8' 'º""ces bibliques et litur¡;)iques d-e la prédication: de que en ella aparez'ca Dios como u~a idea lejana y trascen-
iMd., 108-118; Le prétre mill/istre dJ la parole, actas del congreso de dente, más que como una persona viva con la cual tenemos
l\fontpellier del afio 1954 (UOCF'. 19o5). Nótese, entre otz-o.s, J. DANIE-
Lou, ParolP- de Dieu et missio~ de l'Eglise: ibid., p.41-56; G. BAlUIA1 aquellas relaciones que se ti'Cnen entre una persona y otra. Se
Tempo di t(!St~rn.on'ianza (Milán 1956). quiere, pues, más concretización. A este mismo problema perte-
nece también el deseo de que la predicación ha de tocar la si-
828 P.5.' LITURGIA Y V!OA
c.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 829
tuación verdadera, personal, familiar, social, de trabajo, etc.,
en la cual viven, de hecho, los fieles hoy; los problemas que tos que se han die iniciar en la fe cristiana. Se trata, en el ton-
inter'esan vitalmente en la vida de cada día. do, de un rasgo característico de lo que en la antigua IHlesia
Sobre este punto hay que observar, sin embargo, que exis- se habla realizado en la catequesis con los catecúmenos. Los
ten dos especies de concretización y de correspondencia a las fieles modernos tien•en necesidad de una iniciación en el sen-
nec'esidades y a los problemas reales de los fieles: una, que po- tido de una catequesis que
dría llamarse superficial, y otra, más profunda. La concreti- "ha de unificar los diversos aspectos del misterio cristiano y sal-
zación superficial puede decirse casi de diario o de crónica vaguardar el equilibrio orgánico de la revelación. Esto se deduce del
diversa, como sería hablar de política, elecciones, partidos, etc., origen kerigmático del credo cristiano. La fe viva se nutre ante todo
de cu'estiones sindicales y sociales, de la moda, de cualquier de• síntesis. Una catequesis que no presentase continuamente la unidad
acontecimiento de actualidad que ha hecho impresión a todos, del cristianismo como un conjunto orgánico que se deriva de un nú-
y cosas semejantes. Fuera parte de las materias políticas, en cleo primitivo y que se compendia en sí mismo, no haría nacer en los
las que se desea el máximo s;entido prudencial, no se dice que corazones la realidad unitaria del misterio cristiano. Seria sólo la trans-
misión. a la memoria de una suma de artículos de fe. Se cuidará, pues,
las otras cuestiones no puedan ser tocadas incluso ·frecuente- de atnbmr a todo aspecto del misterio cristiano la importancia que
mente, según las necesidades de los l'ectores, para servir como él requiere según su proximidad con el centro de la revelación. Esto
de aliciente para atraerlos a cosas más altas; pero, en todo ca- significa, ante todo, que no se permitirá la curiosidad :>eudoe•specula~
so, no es ésta la concretización que da verdadera sustancia y tiva, vacía de jugo, vital religioso, o los desarrollos sutiles de puntos
fruto duradero a la predicación, más aún aquella que sabe lle- sobre los cuales la palabra de Dios es más discreta. Significa que se
gar a las profundas y universales preocupaciones que se cobi- atenderá a no c.eder a los equilibrios que las espiritualidades subjeH-
jan, aunque no claramente advertidas, en el corazón de todo vas, las devociones superficiales, las discusiones teológicas introducen
hombre y las cuales el predicador ha de pod•er conducir a cuan- fatalmente en la presentación de la fe. Mientras el magisterio sol•emne
vigila para proteger la fe contra las desviaciones de la ortodoxia, la
tos le esouchan. De esta naturaleza son, por ejemplo, para cual- catequesis del magisterio ordinario ha de cuidar de no presentar in-
quier hombre de cualquier condición y en cualquier situación debidamente el último de los dogmas definidos o ·precisados como el
que s'e encuentre: el conocerse finito, limitado, mísero y con dogma más importante. La catequesis no ha de ser principalmente
gran necesidad de Dios, de su amor de Padre y de su miseri- antiherética, aunque ha de responder a los deseos y a las dificultades
cordia; el sentido de la responsabilidad en la vida y ante Dios; de la mente de hoy" "'.
el reconocerse p'ecadores; la conciencia del deber de la con-
versión; el sentido de igualdad de todos los hombres ante Dios, Añádase que hoy son cada vez más numerosos, incluso
con respecto a la muerte, a la ley moral; el sentido de la bre- entre el mismo pueblo, los que desean un alimento religioso
vedad y de la caducidad de la vida; la necesidad de Cristo; la sólido y no les satisfacen los sermones basados sobre un senti-
gloria sólo en la paz con Dios y cosas semejantes. Las otras mentalismo superficial, aunque se trate de temas r•eligiosos, o que
circunstancias de concr'etización más superficial pueden servir se dan cuenta que este sentimentalismo puede, tal vez, produ-
de camino a esta concretización más sustancial. cir espectaculares fll'egos de paja, no ciertamente incendios du-
Hoy se siente también con frecuencia el deseo de que la pre- raderos de vida cristiana. Prescindiendo, por el momento, de la
dicación ha de ser escatológica; que no t'enga miedo de anun- liturgia, me parece que ése es el panorama, bastante completo,
ciar el sentido de la historia a los ojos de Dios y la meta a la de los deseos justamente fundados que con frecuencia se sien-
cual ella tiende, que es la Jerusalén celeste. El hombre mod•erno ten sobre un mejoramiento de la predicación.
tiene el sentido del desarrollo general de la historía. L'e place Ahora bien, es cosa notabilísima y fácilmente comprensible
sentirse parte de un gran conjunto, beneficiario de todos los a la simple reflexión, cómo todas estas peticiones convergen,
trabajos precedent'es y artífice, a su modo, del resultado final s•egún la exigencia fundamental de la misma naturaleza intrín-
que tendrá lugar seguramente después de él. Trabajar por una seca del anuncio de la palabra de Dios, en ser encentrada en
meta futura, ardua, pero posible, da, naturalmente, al hombre la historia sagrada, misterio de Cristo siempre en acto. No es
un gran arrojo dinámico. En lenguaje cristiano esto s'e llama menester explicar más cómo 'esta centralización dé a la predi-
esperanza. cación aquel carácter de solidez dogmática que, sin perderse
Finalmente, se siente muy fiuertemente la necesidad de una en árido intelectualismo, no perdona siquiera el fácil sentim'en-
predicación más clarament'e encentrada sobre las verdades fun- talismo superficial; y cómo esto equivale precisamente a aquella
damentales de la fe, presentadas en modo sintético y panorámi- visual sintética y orgánicamente unitaria en la pres'entación de
camente integral; como se ha de hacer precisamente a los adul- 311 A. LrÉGÉ, Contenu et pédagogie <Je la prédication: La maison
Dieu 39 (1954) 35ss.
830 P.5.• LITURGIA 't VIDA C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 831
la revelación, de que se siente necesidad, sin caer en el siste- ya la conocemos, se advierte que su unión, en general, es muy
ma abstracto. Es obvio que el V'er la revelación en la perspec- íntima; que, incluso, la suma actuación de la predicación acon-
tiva de la historia sagrada, misterio de Cristo siempre en acto, tece connaturalmente cuando se hace 'en inmediata conexión
equivale a presentarla bajo un aspecto de tensión dinámica fuer- con un acto litúrgico, mejor aún, como parte de este acto; que
temente •escatológica, y que esta visual es eminentemente apta el contenido de la predicación y el contenido de la liturgia coin-
para evitar el peligro de abstraccionismo del que hoy se tiene, y cid'en de tal modo que la liturgia tiene fuerte necesidad de la
con razón, tanto miedo, ya que la historia sagrada, misterio de predicación, al mismo tiempo que ella misma es el fin de la
Cristo, anuncia, en primer lugar, un acontecimiento y no un sis- predicación, la cual, a su vez, si es lo que debe ser, no puede
t'ema abstracto. Y no es menos claro que tal presentación de no tener por contenido indirecto o directo el mismo mundo de
la revelación ha de ser teológica y bíblica y ha de estar fuer- la liturgia.
temente encentrada en Cristo. La íntima unión entre predicación y liturgia en general se
Intima unidad, en general, entre predicación y liturgia.-En descubre, en último término, remontándose de nuevo a aquellas
las precedentes explicaciones sobre la noción de predicación en ley'es que rigen las relaciones entre el hombre y Dios, espe-
general, casi no se ha insinuado la cuestión de sus relaciones cialmente en un régimen cristiano, relaciones que tanto la pre-
con la liturgia; mas, después de cuanto se ha dicho, no debe- dicación cuanto la liturgia tienen por fin realizar, cada una a
ría resultar tan difícil aclarar estas relaciones. Por de pronto, su modo. La primera de estas leyes es la libre coop•eración que
ouede notarse que, entr•e los deseos que se expresan hoy sobre "1 hombre ha de prestar a la obra de Dios; Dios desciende al
la suspirada renovación de la predicación, ooupa un lugar emi- encuentro del hombre, p'ero el hombre ha de disponerse libre-
nente el que exi5ta una más íntima conexión entre predicación mente a este encuentro, sometiéndose a las disposiciones reque-
y liturgia. Esto, entre los católicos, es uno de los grandes te- ridas para agradar a Dios. Luego, entra en juego la ley de la
mas del actual movimiento litúrgico en general e 1 , no menos que objetividad: las modalidades de este encuentro y de las dispo-
de las ansias actuales de la renovación pastoral de la predi-
cación 3 ·8 • siciones a las que el hombre ha de someters'e para agradar a
Dios en un régimen sobrenatural son determinadas por la libre
Vale la pena notar que tal ansia de encontrar una unidad
voluntad del mismo Dios. No sólo no puede el hombre reali-
más 'estrecha entre la predicación y la liturgia se abra camino
zarlas por sí mismo, mas ni siqui'era puede conocerlas. Ha de
hoy-no sin resistencias, es verdad-incluso entre los protes-
escuchar antes la revelación que Dios mismo hace de ellas en
tantes, cosa que tiene cierta relación, por lo demás, con la ~e
la palabra que le dirige. En ésta llega a conocer, en primer lu-
novación litúrgica que se nota entre 'ellos. En 1950, .W. Staehhn,
gar, que su encuentro con Dios s'e hace sólo en Cristo, lo cual
obispo luterano de Oldenburg, en Alemania, al negar 1~ ºJ??- lmplica que, para unirse con Dios, ha de estar unido con Cris-
sición que los otros protestantes quieren ver entre .pred1cac10n
y liturgia, 'escribía: "La liturgia de la Iglesia es el alimento de to, porque sólo así, a través de Cristo, recibirá el influjo san-
la predicación cristiana y la vida litúrgica es l~ i:iejor prepa- tificador de Dios, y, uniéndose al culto que Cristo, como ca-
ración para la predicación; no se la puede sust1tmr fructuosa- beza de la humanidad, rinde a Dios, podrá dar a Dios el culto
mente con ningún otro trabajo teológico, exegético o dogmá- que s'e le debe y responder a sus deseos. De este modo, a tra-
tico ... La separación de la predicación de la liturgia y d~~ sa- vés de la palabra de Dios, llega a conocer eil hombre que su
cramento d'e la Iglesia es propiamente la causa de la debilidad encuentro con Él, en Cristo, se realiza fundamentalmente por
de nuestra predicación y la raíz de su decadencia, sí se puede vía litúrgica, y conocerá también el alcance y •el sentido fun-
hablar de esto" 39 • damental de la misma liturgia.
En efecto, considerando la naturaleza de la predicación, co- Escuchando la palabra de Dios conocerá el hombre cuáles
mo se ha t!xplicado antes, y la naturaleza de la liturgia, como son las disposiciones morales que Dios exige y a las que él
ha de someters'e para agradarle y, por lo mismo, para unirse a
Cristo, recibir su influjo santificador y hacer suyo el culto que
"' Todas las revistas pastorales tratan actualmente de este tema.
Coú10 se ha dicho, Les ()uest. Lit. et Par. dan cada afio un resumcn del Él rinde a Dios. Conocerá, en breve, que estas disposiciones
mi>mo. La maiso¡nj Dieu le ha dedicado tres números e?teros: . n.16 son, esencialmente, la f'e, la esperanza y principalmente la cari-
(1948) : Prédication bibliqu.e et liturgique; n.30 (1952) : L éco'!'omie. du
salut et le üyCJle liturgique; n.39 (1954) : Aum s.ourqes de la. predicat.wn. dad; la fe en la palabra de Dios, en su intervención en el mun-
'"' Cf., p.ej., las actas del congreso de llfontp~llrer sobre la predica- do, en Cristo, en la historia sagrada como misterio de Cristo
ción (Le prétre ministre de lw parole [UOCFJ 19n5).
El mismo afio de 1955 celebrós3 en Valencia un congreso similar con siempre en acto; ria 'esperanza en la consecución de la meta, fin
ocasión del centenario de San Vicente Ferrer. (N, del '1'.) último del desarrollo de la misma historia sagrada; la caridad,
,. Cf. Les Quest. Lit. e't Par. 32 (1951) 281.
como respuesta del hombre al amor de Dios, considerado como
832 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.24. MEDIOS DE LA' PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA, 833
el móvil último que ha dado y da origen a las intervenciones porque, por voluntad positiva de Dios, el encuentro del hom-
de Dios 'en el mundo, al misterio de Cristo siempre en acto. bre con Dios se realiza en el rito y por eso no se da grada
Vienen luego las otras leyes: la de la encarnación y salva- alguna al menos sin el deseo d>el sacramento.
ción en comunidad eclesial: Cristo obra en la Iglesia; la litur- Todo esto es ya visible en la misión de los apóstoles:
gia es acto eclesial. Eclesial quiere d>ecir: realizado por Cristo
por medio de ministros auténticamente delegados y realizado "Id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nom-
como acto que atañe a toda la comunidad de los creyentes, d'e bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obser-
modo que cada uno ha de obrar allí insertándose actualmente var todo cuanto os he mandado" (Mt 28,19-20).
en la comunidad. Mas también la palabra que Dios dirige a to- "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.
dos los hombres pasa a través de la Iglesia, es d'ecir, a través El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere
se condenará" (Me 16, 15-16!).
de sus ministros, auténticamente delegados y dentro de la co-
munidad. Bl hombre ha de recibir la revelación de Dios, escu- Por esto, desde el primer día, la Iglesia se edificó sobre
char su palabra, a través de su proposición, d'el anuncio, de la 'el ministerio de la palabra, al que siguió inmediatamente el mi-
proclamación, de la explicación que la Iglesia hace de ella en nisterio del rito litúrgico.
comunidad.
De este modo la Iglesia es la depositaria auténtica de los "Entonces se levantó Pedro con los once y alzando la voz les
ritos litúrgicos, donde se realiza 'el encuentro entre el hombre hab·ó ... En oyéndole se sintief{Jn compungidos de corazón y dijeron
y Dios, no menos que de la palabra de Dios a través de la cuail a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué hemos de hacer, hermanos?
el hombre conoce el lugar y el sentido de este encuentro, y las Pedro les contestó: Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucris-
disposicion'es que ha de tener para participar en él con fruto. to para remisión de vuestros pecados... Ellos recibieron su palabra
y fueron bautizados... Perseveraban en oír la enseñanza de los após-
Los ministros de la IQlesia son, al mismo tiempo, ministros autén- toles. y en la unión, en la fracción del pan y en la oración" (Act 2,
ticos de la palabra de Dios que hace conocer el sentido de los 11,42).
ritos y las disposiciones que se han de tener para que se reali-
ce en ellos tal encuentro. La palabra de Dios es fundamentalmente, después de los
Ahora bien, la referencia a esta palabra de Dios 'es conti- apóstoles, la Escritura--y la tradición-, expuesta y explicada
nuamente necesaria al hombre, porque, contra la fascinatio nu- por la Iglesia. Por esto el anuncio de la palabra de Dios con-
gacitatis y las pasiones y los peligros de todo género que tien- siste fundam'entalmente en la lectura y prodamación de la Es-
den a inclinarlo 'en sentido contrario, él siempre tiene necesidad critura, a la que sigue su exposición y aplicación que de ella
de recordar la meta del encuentro con Dios, en Cristo, y de las hace la Iglesia por medio de su ministro auténtico, es decir,
disposiciones en las que ha de conservarse para realizarlo. Es la predicación.
decir, tiene continua n'ecesidad de la palabra de Dios para es- La máxima actuación de la predicación cuando es parte in-
timular en sí la fe, la esperanza y la caridad, con las cuales pue- tegrante de la acción litúrgica.-De ouanto se ha dicho antes
da estar acorde en la liturgia con Cristo, recibiendo su influjo se puede pasar sin dificultad a la comp:obación de que la ma-
santificador y uniéndose al culto que Él, como Cabeza de la yor y más connatural actuación de la predicación se tendrá
humanidad, rinde a Dios. Por 'esto la Iglesia ha de proclamar cuando esté en inmediata conexión con el acto litúrgico; ante
continuamente, anunciar y explicar la palabra de Dios al hom- todo, cuando forma parte integrante d'el acto füürgico, prin-
bre, no menos que celebrar la liturgia. El ministerio del sacra- cipalmente de la Misa. En efecto, el fin de la predicación es
mento y el ministerio de la palabra-también a su modo sacra- proclamar la palabra de Dios para inducir a los oyentes a las
mentum, mysterium-no han de c'esar jamás en la Iglesia, por- disposiciones morales necesarias para qu'e pueda verificarse en
que cada uno, a su modo, es siempre necesario para que se ellos el encuentro con Dios más pleno posible. Mas conocemos
realice el encuentro entre los hombres y Dios. que este encuentro más pleno posible, supuestas las condicio->
El ministerio del rito litúrgico y el ministerio de la palabra nes necesarias, se verifica precisamente, en primer lugar, en
son complementarios. Sin el ministerio de la pafabra, el rito co- el acto litúrgico y principalmente en la Misa. He aquí por qué
rre el peligro de permanecer infructuoso para el fiel que no la predicación actúa del modo más connatural, en primer lugar
comprende su sentido y aún no ti'ene las disposiciones morales cuando dispone más de cerca e inmediatamente a los fieles al
necesarias. El ministerio de la palabra precede lógicamente, por- encU'entro con Dios en el acto litúrgico, principalmente en la
que en él da Dios los primeros toques al alma y la dispone; Misa.
f ides ex audita: sin 'el ministerio del rito la palabra no salva La expresión más connatural y perfecta de la predicación
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834 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 835
es, pues, la homilía propiamente dicha, como explicación de la titución de la eucaristía en la última c'ena, había hecho prece-
palabra de Dios-proclamada previamente en la lectura bíblico- der diversas amonestaciones, consolaciones y enseñanzas.
litúrgica 'en la primera parte de la Misa-, hecha por el pre- El contenido de la liturgia como contenido de la predíca-
sidente de la asamblea a los fieles, idealmente por el obispo ción.-Finalmente, lo que ha de s•er el contenido esencial de la
y normalmente por el que le sustituye, el párroco. Allí adquie- predicación, la historia sagrada, misterio de Cristo siempre en
re la predicación en sumo grado su propia naturaleza, ya que acto, no es otra cosa que el mismo contenido esencial de la
tiene lugar ante la asamblea de los fieles como ekklesia o con- liturgia, en cuanto que la liturgia, como s'e ha explicado en la
gregación de Dios en Jesucristo de una porción de la gran Igle- primera parte, no es otra cosa que una cierta realización ac-
sia, la porción que peregrina en un territorio determinado; ante tual, en diversos lugares y en el tiempo que transcurre desde
la congregación en la que la ekklesia local se actualiza en su- Pentecostés a la parusía final, del misterio de Cristo, historia
mo grado en Cristo Jesús y expresa el propio misterio bajo el sagrada siempre en acto, bajo el velo de signos sensibles y efi-
velo de signos sensibl'es y eficaces de la santificación y del caces de la santificación y del culto de la Iglesia. Síguese de
culto. Así considerada, viene a ser ila proclamación auténtica aquí que la pr'edicadón, por su contenido, si es verdaderamente
e idealmente comunitaria y eclesial de la palabra de Dios hecha lo que ha de ser, es siempre y necesariamente, en modo al me-
por un ministro auténtico de la Iglesia en la l'ectura de los li- nos indirecto y general, aunque no tenga por objeto directo los
bros sagrados; la explicación idealmente comunitaria y eclesial ritos y los textos litúrgicos, una explicación que estará íntima-
de la misma palabra, como ampliación de ia lectura precedente, mente unida con la realidad litúrgica, porque será una expli-
hecha por el jefe auténtico de la ekklesia local. Todo esto como cación de la misma realidad. Una predicación 'encentrada en la
preparación próxima a la suma recepción de la santificación historia sagrada, misterio de Cristo siempre en acto, será, pues,
y al sumo culto dado a Dios en el mismo sacrificio eucarístico necesariamente 1una predicación de espíritu profundamente litúr-
que sigue inmediatamente. gico y, al mismo titempo, una predicación bíblica, teológica, cris-
De aquí se explica el 'esquema connatural y tradicional de tocéntrica, concreta.
la liturgia eucológica, o como se la quiera llamar: lectura de He aquí por qué aquellos que hoy se preocupan de una re-
un trozo de la Escritura; homilía explicativa; canto de la asam- novación de la predicación en sentido bíblico, teológico, cristo-
blea: himno o salmo antifonado, con estribillo para el pueblo; céntrico y concreto, están inclinados instintivamente a encon-
invitación a la oración; breve oración 'en silencio; conclusión trar la unión vital entr'e la predicación y la liturgia; mientras
de la oración dicha en nombre de todos en voz alta por el pre- que aquellos que, partiendo de una preocupación más directa-
sidente de la asamblea. En este conjunto de cosas aparece la mente litúrgica, quieren que la predicación no sea extraña al
predicación daram'ente como parte integrante de la acción li- espíritu litúrgico, sino que prepare a vivir plenamente la vida
túrgica total. Y aparece esto todavía más cuando a la liturgia litúrgica, desean instintivamente que ella, más que para el pa-
eucológica y de la palabra sigue inmediatamente la liturgia sa- sado, sea directamente bíblica, teológica, cristocéntrica y con-
crificial. Cosa que, como es sabido entre los· cristianos, o acon- creta. Una vez más la historia sagrada, misterio de Cristo
tece desde el principio, o por lo m'enos muy pronto, ya que siempre en acto, viene a ser el núcleo vital y, por lo mismo, el
en las noticias de San Justino las dos partes de fa Misa están lazo de unión de todas estas realidades.
unidas connaturalmente y en la primera parte se menciona ex- Siendo .tal la íntima unión entre la predicación y la liturgia:
plicitament'e el esquema: lectura, homilía, oración 40 • Es cosa por el contenido general, por la unión connatural de lugar y de
tanto más significativa cuanto que, como hace notar muy justa- tiempo, por el recíproco e indispensable complemento como
mente el P. Bea 41', esta unión inmediata •entre la proclama- vías para conducir al hombre al encuentro plenarío con Dios,
ción de la palabra, o lectura y explicación de la Escritura, y es natural que la predicación, incluso cuando no tiene por ob-
sacrificio, es un fenómeno propio del cristianismo que no se en- jeto directo la liturgia, tenga, sin embargo, cuidado de prolon-
cuentra ni en los judíos ni en los paganos, y tal vez haya de gar sus observaciones, aunque sea con una simple indicación,
encontrarse su origen en el de Cristo, el cual, en la misma ins- hasta mostriar cómo todo punto del misterio de Cristo que ex-
•• Apol. I,67. Para este esquema d~ la liturgia e¡ucol6gica o d~ la
plica tiene su verificación en la realización litúrgica. Más aún:
palabra cf. :J. A. :JuNG~IANN, Der Gottesdienst der Kirche (Innsbruck es muy natural y necesario que la predicación, llegando a se¡¡
1955) p,40ss. catequesis directamente litúrgica, tenga con frecuencia por oh~
La revista liturgia (Silos) ha dedicado a este tema el número de
enerc:>-fobrero de 1959. (N. d'el T.) jeto directo la misma liturgia: en sus ritos, en sus fórmulas, en
"' Palabra d131 Dios y litur<girn: valor pastoral, relación en el congreso sus lecturas, en sus fiestas, en sus ciclos, y que propiamente
de Asís ; Pfo XII y la liturgia pastoral. Estu,tUos... p.122. Cf. también
SANTO ToMÁS, fJu,mma 1-2 q.102 a.4 ad 3. partiendo de la liturgia haga encontrar a los oyentes aquel mis-
836 P.5." LITURGIA Y VIDA C.24. MEDIOS DE LAi PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 837
mo misterio de Cristo que ha de explicar en formas casi infi- y ante todo en la liturgia es donde el predicador· ha de v1v1r
nitas. en sumo gr<1tlo aquella realidad que constituye el objeto que
En todo tiempo, pero especialmente desde hace unos quince luego deberá anunciar a los hombres.
años, el movimiento litúrgico se ha preocupado no sólo de Catecismo y liturgia,
dirigir en modo genérico en este sentido a los predicadores,
sino también vigorizar sus abundantes esquemas y ejemplos de Catecismo y liturgia se muestran a la reflexión como dos
predicación. El resultado ha sido bastante halagüeño. Al menos realidades no menos íntimamente unidas de lo que lo son la
en francés y alemán existe ya una biblioteca del predicador predicación y la liturgia; de modo que la liturgia no es menos
litúrgico 42 • importante para la solución de la enseñanza catequística de la
De la exposición precedente síguese con menos evidencia religión a los niños de lo que lo es para la renovación de la
el corolario de que una intensa vida ·espiritual encentrada en predicación a los adultos.
la liturgia no sólo no está en desacuerdo con la formación y Cuestión actual del catecismo.--Existe, efectivamente, una
la preparación remota y próxima del predicador, sino que es cuestión, y no pequeña, acerca del catecismo. Del modo de
la atmósfera general connatural en la que se madura esa pre- concebir y de hacer el libro que se llama catecismo o doctrina
paración. Con razones inmensamente mayores ha de aparecer cristiana, ya antes de enseñarlo a los niños. Cuestión, por lo
profundamente verdadera, en un régimen católico, la afirma- demás, que no es otra que la misma cuestión de la predicación
ción del obispo luterano W. Staehlin de que: "la liturgia de como anuncio de la palabra de Dios al pueblo, pero trasladada
la Iglesia es el alimento de la predicación cristiana, y la vida al caso de los niños.
litúrgica la mejor preparación a la predicación. No se la puede Desde hace unos veinte años es esto uno de los grandes
sustituir fructuosamente con nigún otro trabajo teológico, exe- temas de discusión en los ambientes católicos de todos los paí-
gético o dogmático", puesto que en un régimen católico es in- ses, porque, como es obvio, de su solución depende, en buena
mensamente más verdadero de lo que un protestante podría parte, el resultado del gran esfuerzo de recristianización en el
sospechar, aque.llo de que la liturgia de la Iglesia es la realiza- que la Iglesia se encuentra empeñada en estos momentos. Con-
ción actual ininterrumpida a través de los tiempos y de los tribuye no poco para atraer la atención sobre este punto el
espacios del objeto mismo y del fin de la predicación: el mis- ahondamiento en la psicología infantil y el desarrollo teórico
terio de Cristo siempre en acto, y por lo mismo propiamente y práctico de la pedagogía en general, así como el fuerte tria-
., Para la bibliografía general francesa hasta 1947 cf. R. PrnnnE'l',
bajo de renovación en los estudios teológicos, el movimiento
La bibliotheque du prédieateur Mturgique: La maison Dieu n.12 (1947) bíblico, el catequístico y, no precisamente en último lugar, el
73-85. La bibliografía está dividida en tres capítulos: 1, "Los maes- mismo movimiento litúrgico. Pero el tema ha sido y es todavía,
tros Y los mod~l<.>s" ; 2, "Predicación del misterio de Cristo según los
tiempos y las fiestas" ; 3, "Predicación de las funciones sagratlas" : dónde más, dónde menos, objeto de numerosos estudios 43 •
a) Horas canónicas y salmo.s; b) Misa; e) Liturgia sacramental. Des-
pués de 1947, nótense entre otro.s: .. Véanse los centros d= catequesis q,ue se han formado en diversos
A. M. RoGUFJT, Qu'est-ce-que la prédi,cation liturgique: Evangeli<er 9 países . .l<!l primer<.> fné el Centre Internatíonal d'Etudes de la Formation
(1954) 99-104; H. JENNY, Prf.dfoation selon la liturgie. La Sainte qua- Religieuse, fundado en Lovaina en 1934, en la actualidad con sede -en
t;entaine.: IJ'Union 78 (1951 febrero) 15-22 ; ID., Prédication selon la Bruselas, cuya caheza es el Centre Documentaíre Catéchetique. En 1937
litu.rg'ie. Le c.oeur de l'année l.turgique: quatrieme d;111anche du Careme publicó Ou en est l'enseignemont religieux? Livre•s et méthodes de divers
jusqu'd Quasimodo; ibid. (marzo) 49-57; In., Prédication selon la litur- pays (París, Tournai). Desd.e 1947, el mismo Centre International pu-
gfo: temps pasoal; ibid. (abril) 21-26; todos son óptimos Psc¡uama.• de blica la revista Lu,mcin Vitae, que pone al corriente de las cuestiones y
predicación litúrgica; H. OsTER, f,f• grand dessin de Dieu dan 8 la pas- de las publira<:ion=s relativas a esta materia. En Italia cf. el Centro
torale et la prédication: Esprit Liturgique 10 (París 1955) ; L. BOPP, Catechistico Sale~\ano, desde 1\139, y la revista r:atechesi (SEI, Torin<.>),
Benedicite. Ein. liturgisch-homelitischer Sakra,mentalienkursu.s: ibid. (Lim- desde 1939; rf. también la revista Su.~sidi (Erba, Como), desde 1937;
burg 1953) ; ID., Sanctifica cos. Ein liturgisch-homeijitischer Sa.kramernten- Rivista del Oatechisorio (Morcelliana, Brescia) ; Via, Verit·d e Vita (re-
uná Messopfet"s.kursus; ihid. (1952); J. A. JUNGMANN, Liturgie et hist.oire dactado y publicado por las ediciones de la Pía Sociedad de San Pablo,
du salut: Lum~n Vitae 10 (1935) 281-88; P. l'ARSCH, Die liturgische Pre- Roma). Para la situación general en Alemania cf. JuNGMANN, Katechet-ilo
digt, 10 vols. para torio el año litúrgico, con divers<.>s esquemas de las (Freiburg !.B. 1953) (trad. ita!. Ed. Paol\ne, Alba 1956). D:l una mod<.>
predicaciones correspondientes (Klosterneuburg-\Vien); P. W. EssER, Der más e:;,pecial se interesan por las relaciones entre el catecismo y la Ji·
Einjluss der liturgische Enieurung auf der M esspredJi.qt vor der Ercheinunu turgia tl'da• las revistas que se oc.upan de pastoral litúrgica, esp=cial·
der Enzyklika Mediator Dei: Müncher Theol. Stud. (1956). Muchos es- mente de;;de la última guerra a esta parte. Les Qucst. J.it. et Ba1'. en
quemas de predicación litúrgica han sido publicados p<.>r el llulletin el Bulletin de Ut. Liturgique tie11e pre·sente la cuestión del catecismo
Paro·issial et Liturgique, así corno por su sucesor Paroisse et Liturgie. (véanse en los indices las palabras catéchisme, cn~eignement re!igieux aux
En España lo mejor pnblicado hasta ahora en este asp~rto es La en,fants). Numero~os artículos y recensiones sobre la misma ruat2ria se
p·alabra de Cristo. Rep~rtorio orgánico de textos para el e:;tudio de las encuentran en Paroisse et lAturgie, la cual, además, desde 1951 publica
homilías dominicales •s fe.-tivas, elahorado por una cc>rnisión de nutores un utllisim<.> suplemento: Notre Cat:échese.
bajo la dirección de Mons. Angel Herrera Oria, obispo de Málaga, 10 En Espafla han existido óptimos catequistas, cuyas obras han pa.rndo
volúmenes, editado por la BAC (Madrid). los mares y han beneficiado muchos centros catequísticos de Hispano-
838 P.5.ª LITURGIA Y VlDA _ _ _ _c_._24_._MEDIOS DE LA PASTORAL Lt ..JRGICA. PANORAMA 839
Como siempre sucede, cuando en cualquier ramo se mani- En contraposición a esta queja fundamental, se desea ante
fiestan 1aires de renovación, se comienza con la diagnosis de todo que el catecismo y su enseñanza se conciban en un sen-
la situación presente, con comprobaciones de deficiencias y tido más educativo total y por lo mismo más concreto; que
formulaciones de deseos. En el caso de los c&tecismos se re- se encentre más vigorosamente en el mundo concreto en que
prochará, al modo común en que se ha expuesto hasta ahora vive el niño y pongan en movimiento toda su persona, su
-común, a partir del concilio de Trento, pero especialmente imaginación, su afecto, su voluntad; por lo mismo, que sean
a partir del influjo del iluminismo del siglo XVII- ante todo, de más intuitivos y sintéticos que abstractos y analíticos. Se quie-
ser demasiado abstracto y por lo mismo de dirigirse demasiado re especialmente que se pongan más en contacto con la Biblia
exclusivamente sólo a la inteligencia del niño, mirando princi- y la vida litúrgica de la Iglesia; que la moral sea presentada
palmente a una exposición de la doctrina sistemática, a.lllalítica, de modo más positivo, que Cristo sea el centro de esta en-
con formulaciones intelectualmente precisas desde el punto de señanza, etc., etc.
vista dogmático y moral. La misma norma en la redacción del Solución de la cuestión del catecismo por su concentración
catecismo, propagada cada vez más a partir de la mitad del si- en la historia sagrada. misterio de Cristo, y de este modo por
glo xrx-con la inclusión en el catecismo de los episodios más la íntima unidad entre catecismo y liturgia.-Después de cuan-
salientes de la historia religiosa del Antiguo y del Nuevo Tes- to hemos dicho acerca de la predicación no es tan difícil ver
tamento-, ha ocasionado con frecuencia una amalgama más en qué dirección se busca la solución de esta cuestión, salvo,
bien que una refusión, porque los episodios que se han presen- naturalmente, la dificultad, bastante mayor, de realizar prác-
tado han sido simplemente entremezclados o yuxtapuestos a ticamente el programa. Efectivamente, ¿qué cosa es el cate-
las preguntas del antiguo catecismo. De suerte que el catecismo cismo para el niño y qué pretende? Es simplemente la inicia-
da un fortísimo relieve al aspecto racional de la religión cris- ción metódica del niño a la doctrina cristiana. Pero la doctrina
tiana y por lo mismo también al aspecto apologético, así como cristiana, la revelación hecha por Dios y propuesta por la Igle-
al aspecto moral de obligatoriedad y mandamiento; y en la sia, la palabra de Dios propuesta e interpretada por la Iglesia
práctica está confiado casi exclusivamente a la memoria del es todo uno. Se quiere, pues, decir que la catequesis del niño,
niño, casi siempre en la forma de pregunta y respuesta. en cuanto a 'su contenido, no se diferencia de la predicación
Se observa que el catecismo concebido de esta forma no y de la catequesis de los adultos. Sólo es diversa su presenta-
es otra cosa que un breve resumen de los manuales de teolo- ción, la profundidad de las cuestiones y el método didáctico.
gía positivo-escolástica, de los cuales se ha hablado en el ca- Por lo mismo, el contenido de la catequesis del niño no es otro
pítulo XVII; resumen que se ha creído ser adaptado a los que la misma historia sagrada, misterio de Cristo siempre en
niños por el hecho de que es muy abreviado y concentrado. acto, como cuadro general de toda la revelación. La catequesis
Se nota que este modo de concebir el catecismo podía tener del niño, no menos que la de los adultos, no tiene otro fin que
menores inconvenientes cuando la sociedad y las familias eran el conducir a aquel a quien camina hacia el encuentro con
todavía profundamente cristianas y la eduoación del senti- Dios más pleno posible según lo requiere su edad, especial-
miento y de la voluntad del niño, así como la de su sentido mente, como ya sabemos, en la liturgia. Por la exigencia in-
comunitario, litúrgico y eclesial. era largamente suplida por trínseca de las cosas, la catequesis del niño, no menos que la
la familia y por el ambiente en que vivía, por la frecuencia predicación al adulto, ha de ser, pues, teológica, cristocéntrica,
a la Iglesia con los padres, etc. Mas hoy, habiendo venido a bíblica, litúrgica, vital, concreta.
menos todo esto, las deficiencias pedagógicas del catecismo, Síguese de aquí que el catecismo escrito y enseñado, no
concebido del modo predicho, son más manifiestas y peligro- menos que la predicación y la catequesis a los adultos, ha de
sas; tanto más ctl!anto que, en los demás ramos de la ense- estar encentrada en la historia sagrada, misterio de Cristo
ñanza, la ciencia y la práctica pedagógica han realizado gran- siempre en acto, de modo que también en él toda la revelación
des progresos. sea vista en este fondo, tanto en la distribución general de toda
la materia, cuanto en el modo de tratar cada una de las cues-
américa, como Los puntos <fo catecismo, del P. R. Vilariño, D. Andrés
Manjón, D. Manuel Ge>nzález, obispo de Málaga y de Palmcia; e¡ ex- tiones. El catecismo, no menos que la predicación a los adul-
celentísimo Sr. D. Daniel Lloren te, obispo de Segovia ... Actualmente exis- tos, no ha de descuidar nada de lo que contiene la revelación
te la Comisión J~piscopal del Cat!'cismo, qu~. entre otros frutos, ha dado
la edición única del catecismo en varios grade>s. Mas no descuella entre cristiana, sino que ha de enfocar toda cosa en su relativa im-
nosotros el afán por relacionar el catecismo con la liturgia, salvo algún portancia partiendo del cuadro de la historia sagrada, misterio
que otro articulo o sugerencia apar~cidos en ciertas revistas. L.itu1rgia
(Silos) ha aludido en variaa ocasione¡¡ a esta .cuestión (N. del T.) de Cristo, como se ha dicho a propósito de la predicación.
G.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 841
840 P.5.• LITURGIA Y VIDA
Como hemos dicho antes a propósito de la predicación, 17ie, 3 vols. (Desclée, Te>urnai 1947) ; A. GRoEGAICJ:T, CD'n•ment~ire lit1lrgi-
que des leoo,. 8 d11 catéc'hisme de Belgique, Ganada, France, St<tsse 3 vols.
encentrando el conjunto y cada una de las consideraciones so- (Dessain, Malinas 1953ss.). .
bre la realidad de historia sagrada, misterio de Cristo, el cate- .. Hay que hacer notar en este campo Ja revista ?Votre Ca.~échisme,
que, a partir del número 13 (marz~ 1953), ha cambiado ~l título p~r.
cismo encuentra automáticamente su unidad más profunda en Notre Gatéchese y es edita<la como suplem2nto de la revista Paroi~"'·
la Biblia viene a ser más teológico y cristocéntrico, pierde su et Litu.-gie (abadia. di' San Andrés, Brujas, Bélgica). Cf. t~mb 1 é.~
S. RivA, La d.iaMtica s'acir(IJmentale nella cateches·i del ragazzo (M1
carácter 'abstracto y toma un aspecto muy concreto y vital y, lán 1954). . . . t· d 1954
por el mismo hecho, responde ~ambié_n a :aq~:llas profundas '" Los catecismos y los textos de rellg1ón sahdos a par ir e
S·~ esfuerzan más o menos amplia y felizmente, de tener E·n cuenta la>
'
exigencias pedagógicas que la ps1colog;a del mno ha revelado. relaciones eiitre catecismo y liturgia. Así el catecismo francés de. QuIN~T
Especialmente, el catecismo encontrara de este modo su pro- et BorER, del 1947, que al fin de cada lección hace. algun~ ~elación e a la~
liturgia según Ja materia d·2 que trata. La Dottrina Cristiana, d, od~
funda unidad con la liturgia. Efectivamente, si en el catecismo Ed Paoline, para Ja cuarta y qU'inta clase (1954-55) ,YUxtapo.ne .ª t ,
todo está encentrado sobre la historia sagrada, misterio de Cris- Iecéión de catecismo una de litu1·gia y otra de histori~ ecles1ást1~a:
texto de nligión, de U. Ross1, Ne!lo luce. di ~io. Studio. della ~eli~wnla
E/
to siempre en acto, en cierto modo, la liturgia está a.llí presen- Pro familia (Re>ma 1957), dedica a Ja ltturgia la cuarta par e e
te por todas partes. obra.
"Katholfac1her Ka.techis·mus (Herder. J!l55). , , ditorial
Concebido así el catecismo será necesariamente una prepa- .lista rora ha sido traducida al espafiol y ~d!tada por 1a e
ración indispensable a la vida litúrgica; y la .vida litúrgica apa- Herder de Bwrcelona (1967).
842 P.5.ª LITURGIA '( VIDA C.24. MEDIOS DE L!'I PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 843
de gran importancia en la historia del catecismo y del mismo el modo de considerar y exponer todas las cuestiones. En el
movimiento litúrgico 48 • En él puede uno darse cuenta, como catecismo que examinamos, en cada cuestión, que generalmen-
en un ejemplo concreto, qué cosa quiere decir redactar un ca- te constituye el objeto de una lección, se sigue más o menos
tecismo encentrándolo francamente en la historia sagrada, mis- este esquema: proposición de la materia o de la cuestión, par-
terio de Cristo, siempre en acto y cómo resulta de ello espon- tiendo casi siempre de un texto narrativo o parabólico de la
táneamente una profunda atmósfera bíblica, teológica, cristo- Escritura (con frecuencia parte también de la liturgia), lue-
céntrica, litúrgica, concreta, vital y eminentemente pedagógica, go: explicación del texto, relacionada con la cuestión de que
según los principios más ciertos de la pedagogía científicamente es objeto de la lección, dando fuerte relieve a dos o tres pun-
comprobada del niño y del muchacho. tos teóricos de los contenidos en ella; sigue una serie de pre-
El criterio general ha sido concebir todo el catecismo no guntas sin respuestas paria estimular el trabajo y la investiga-
sólo como libro de enseñanza de la religión, dirigido sólo, o ción del alumno; después: dos o tres preguntas con respuestas
muy principalmente, a la inteligencia, sino también como libro que tratan de nuevo de los dos o tres puntos dichos anterior-
de educación religiosa, es decir, que en el aprendizaje de la mente, según el método tradicional de los catecismos: pregun-
materia expuesta, entra en juego no sólo la inteligencia, sino tas que se han de aprender también de memoria; sigue la for-
también la imaginación, el afecto, la voluntad del alumno y, por mulación de una proposición afectiva, con cierta obligación
lo mismo, considera en cada una de las cuestiones las repercu- para el futuro, que se deriva de la doctrina explicada: "para
siones vitales y personales. Además, sin dejar de dar una bue- mi vida debo, pues ... "; continúan breves sentencias escriturís-
na parte a la memoria con el método tradicional de preguntas ticas que resumen la misma materia; y luego, con el título: "De
y respuestas, se ha pretendido hacer que coopere lo más po- la vida de la Iglesia" (a veces "de los usos cristianos"): la in-
sible el alumno. Toda la obra está trazada en una línea fuerte- dicación de la conexión de la doctrina predicha con la liturgia,
mente concreta, la cual procede simplemente de la atmósfera donde se da algún ejemplo característico, se recuerda cómo
general de la historia sagrada, misterio de Cristo, siempre en tal doctrina se encuentra en los usos, ritos, fiestas o textos li-
acto, que siempre aparece como el cuadro general y al primer túrgicos; las lecciones terminan casi siempre con un propósito
plano de las considemciones. y con frecuencia con una breve poesía que eventualmente se
La materia está dividida de esta manera: en tres cuestiones ha de aprender de memoria.
introductorias se presenta un panorama acerca de nuestra vo- ¿Cuál es el lugar de la liturgia en este conjunto? Se encuen-
cación de cristianos, en el seno de la Iglesia católica, custodia tra en todas partes y jamás esta yuxtapuesta, sino íntimamente
y maestra de nuestra fe, para. entrar en el reino de Dios y tener fundida con la cuestión expuesta. Se trata de eilla directamente,
parte un día en el banquete celestial al cual Dios nos ha invi- en general. cuando se habla de la Iglesia y más exactamente
tado. Siguen luego cuatro partes: Dios y la redención; la Igle- cuando se habla de sus funciones: función doctrinal, función
sia y los S'acramentos; la vida según los mandamientos; los no- cultual y santificadora, función de gobierno. De modo especial
vísimos. Por último: un apéndice con oraciones escogidas. El se habla de ella a propósito de los sacnamentos, sobre todo,
esquema sigue esencialmente la construcción del símbolo, con como es natural, a propósito de la eucaristía. Aquí se da un
la natural inclusión de la parte moral de los mandamientos en- fuerte relieve a la Misa como acto de la. Iglesia y como sacri-
tre los sacramentos y los novisimos, como medios con cuya ob- ficio y, después de haber hablado de la conservación y vene- '
servancia, junto con los sacramentos, nos conducen a la vida ración de la eucaristía, se añaden, siempre en torno a la Misa,
eterna. En todo esto aparece bien claro el fondo de la historia las nociones esenciales más directamente litúrgicas.
sagrada. Mas la presencia de la liturgia en el catecismo resulta to-
Mas, aunque importante, la distribución general de la ma- davía mucho más del hecho de que la atmósfera general en el
teria por sí sola no es suficiente para dar a la realidad historia modo de concebir y de enfocar cada una de las cuestiones es
sagrada el carácter de cuadro general y element.o primario que profundamente litúrgica. Ante todo porque se da el máximo
determina todo d espíritu del tratado. Lo que decidirá esto será relieve no sólo en un punto, sino en todas sus partes, a aquellas
doctrinas que son los fundamentos de la liturgia, como: Iglesia
.. Desde el punto de vi"ta más directamente litúrgico, ha sido estu- pueblo de Dios, comunión de los santos, Cristo triunfante
diado por F. ScHREIRMAYR, Glaubensgrundlagen, des Gottesdienstes üm sentado a la derecha del Padre, mediador universal y siempre
katechiM>W.S: Liturgisches Jahrbuch 5 (1955) 219.ss.; KL. TILMANN, Der
Gottesdienst im neuen Katechismus: ibid. ; p.226ss. ; J. GOLDBRUNNER, presente entre nosotros, Espíritu Santo presente y santificador,
Die GottestUentliche Feitr als Verwirkli.chung df!S Katechismus : ibid., Dios Padre nuestro que todo lo dirige al fin de la Jerusalén
p.23(;ss.
844 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA. 845
celeste, vida eclesial del cristiano. En segundo lugar, y con ma- nuestro Señor y Redentor, que por d Espíritu Santo nos quiere lle-
yor razón, porque el mundo que resulta de todo el catecismo var al Padre.
El bautismo puso a nuestro alcance los tesoros espirituales de la
no es otra cosa que el mundo de la liturgia, a causa precisa- Iglesia de Dios: la fe, que Cristo nos ha traído; los sacramentos, me-
mente del enfoque y encentriación de la perspectiva general so- diante los cuales Él nos concede la vida divina; los mandamientos; y
bre la realidad de la historia sagrada, misterio de Cristo siem- su santo ejemplo, que nos señala el camino del cielo.
pre en acto, ilustrada continuamente por la Escritura. Final- En el bautismo, por medio de nuestros padrinos, hemos confesa-
mente, porque a través, de cada una de las cuestiones, especial- do la fe, hemos renunciado al demonio y al pecado, y hemos prome-
mente en aquella parte del esquema que tiene gneralmente por tido vivir como hijos de Dios.
Así, pues, como ta'es hijos de Dios debemos cumplir nuestra mi-
título: "De la vida de la Iglesia", se tiene cuidado de referir sión e.n Ja 1ier1ra: debemos conocerle e ir aumentando siempre más y
todo tema de alguna importancia conforme a su confirmación más este conocimiento, amarle de todo corazón, adorarle y servirle
en la liturgia. con todas nuestras fuerzas.
De este modo la liturgia no está presente solamente en una Si en la tierra somos hijos de Dios y cumplimos su voluntad, un
parte del catecismo, o en una _parte yuxtapuesta al catecismo, día viviremos eternamente j11n''O a El".
que tmta del culto: cosa que todos los catecismos hacían y cons- Sigue una serie de .. reflexiones", como preguntas sin respuesta:
.. 1. ¿Quién nos recibió cuando fuimos llevados a bautizar? 2. ¿Qué
tituían ya un progreso notable; sino que toda su atmósfera es
puso a nuestro alcance el bautismo? 3. ¿Qué hicieron ~os padrinos
lítúrgica. Lo que se podría llamar la dimensión o el aspecto li- en nuestro nombre?"
túrgico de cada una de las cuestiones-no menos que su di- Luego, en tipos que l'esultan bien, una pregunta con respuesta:
mensión o aspecto bíblico, moral y empeñativo de la vida y "¿Para qué estamos er: la tierra?-Estamos en la tierra para conocer
también, algo, su dimensión o aspecto especulativo-es con- a Dios, amarle, servirle y después vivir e'ernamente junto a Él".
naturalmente considerada como formando parte de su exposi- Un propósito: "Es.taré siempre agradecido a Dios de ser cristia•
ción integral. De modo que, del cuadro general en el que se no. Me preguntaré con frecuencia: "¿Qué quiere Dios que yo haga?"
considera toda cuestión concretamente en J.a historia sagrada, A'gunas frases de la Escritura, en relación con el tema predicho:
"Palabra de Dios: Pero vosotros os habéis allegado al monte Sión,
misterio de Cristo, por ejemplo, en la Biblia, se pasa connatu- a la ciudad de Dios vivo, a la Jerusalén celestial y a las miríadas de
ralmente, en cuanto lo permite y lo requiere la capacidad pe- ángeles, a la asamblea, a la conqregación de los primogénitos, que
dagógica del niño, a las conclusiones generales y como de or- están escritos en los cielos, y a Dios, juez de todos, y a los espí-
den más ábstracto, a las consideraciones de orden moral y de ritus de los justos perfectos, y al mediador de la nueva alianza, Je-
orden litúrgico. Un ejemplo o dos, tomados de cuestiones que sús" (Heb 12,22-24). "Combate los buencs combates de la fe, ase-
gúrate la vida eterna, a la cual fuiste llamado" (1 Tim 6,12). "Es-
podrían parecer se prestan poco a la explicación de esta di- crito está: al Señor tu Dios adorarás y a Él solo servirás" (Mt 4,10).
mensionalidad litúrgica, harán entender mejor aún la cosa. Enseñanza de los santos: El homb!'e ha sido creado para ala-
La primera cuestión introductoria trata: De la riqueza de bar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto
nuestra vocación y de nuestrn misión sobre la tierra. Y está salvar su alma" (SAN IGNACIO DE LoYOLA).
redactada de esta forma: · "Ejercicios: 1. ¿En qué ocasiones son renovadas las promesas del
bautismo? 2. ¿Con qué pa:abras puedes agradecer a Dios el don de
Toda la cuestión se mueve partiendo del rito del bautismo. Por lo la fe?"
demás, este punto de partida en las otras cuestiones se toma de la .. No hay riqueza más espléndida, ningún honor, ningún bien de
Biblia. esta tierra son mayores que la fe de la Iglesia católica" (SAN AGUS•
"Antes del bautismo, el sacerdote pregunta al bautizando: ¿Qué TÍN).
cosa pides a la Iglesia de Dios? El bautizando !'esponde: la fe. Pre-
gunta de nuevo el sacerdote: ¿Qué cosa re da la fo? El bautizando De este modo se presenta en este catecismo la materia que
responde: la vida eterna. Entonces el sacerdote amonesta al bauti- en nuestros oatecismos tradicionales se concentra en la pre-
zando: Si quieres entrar en la vida eterna guarda los mandamientos. gunta: ¿Para qué nos creó Dios? Con la respuesta: Dios nos
Has de amar al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu ha creado para conocerlo, amarlo y servirlo en esta vida y
alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo." gozarlo eternamente en la otra. Es fácil ver por los textos ci-
Luego comenta brevemente aquel rito y aquellas pa'abras desde
el punto de vista del objeto de la lección: .. Al ser llevados a bauti- tados los frutos que se obtendrán de un catecismo con esas
zar, el sacerdote nos recibió en nombre de la Iglesia de Dios. Por características.
su mediación, nos dió la bienvenida toda la comunidad de los cre- Otro ejemplo: Lección 9.-Explicación de la santidad de
yentes, la inmensa legión de los santos, así como también Jesucristo, Dios. Comienza la exposición por el texto de Isaías 6,1-5: la
846 P.5.ª LITURGIA Y VIDA
C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA, PANORAMA 847
visión de Isaías 'en el templo, con los serafines que: dicen: S~n
existencia cristiana. Fácilmente puede intuirse cuán grande sea
to, santo, santo. Luego se explica el texto resaltando que Oros
la unidad orgánica que la liturgia como doctrina y como vida
está infinitamente por encima de todas las criaturas, que pues-
es capaz de dar a toda la educación cristiana del niño, cuando
to que es santo, es justo y necesario que los ángeles y los hom-
se la entiende y se la vive como eilla lo requiere.
bres le adoren. Él ama siempre el bien y tiene horror al mal, y
Piénsese también en el grave y conocido problema de la
quiere que todos seamos santos. Luego viene una serie de ~e catequesis: el de la formación de catequistas idóneos, sin los
flexiones, en forma de preguntas sin respues!Jas, sobre la mis- cuales, naturalmente, las mejores teorías y los mejores textos
ma materia. Después ,Ja pregunta: ¿Por qué decimos que Dios no resolverán el problema de una enseñanza eficaz del catecis-
es santo? Con la respuesta: "Decimos que Dios es santo: l. mo a los niños. Reflexiónese también en lo que puede significar
Porque Él está infinitamente por encima de toda criatura. 2. para la formación del catequista una comprensión real y una
Porque ama siempre el bien y tiene horror del mal." Sigue un vida profunda de la liturgia, y se verá t1ambién por esto cómo
propósito: porque Dios es santo y me ha santificado, quiero es la liturgia realmente un punto crucial de toda la cuestión
amar lo que Él ama y detestar lo que Él detesta. del catecismo 49 •
Palabra de Dios: "Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro De todos modos, como puede verse, cons~derando la cues-
Dios, soy santo" (Lev 19,2); "Ésta es la voluntad de Dios: tión de las relaciones entre catecismo y liturgia, se llega a la
vuestra santificación" (1 Thes 4,3). Por último: "De la vida d•e conclusión acostumbrada. La cual nos aleja mucho del con-
la Iglesia: En toda Misa nos es concedido unirnos al canto de cepto de liturgia como una realidad de interés marginal en La
los ángeles: Santo, santo, santo, Señor, Dios de los ejércitos vida de la Iglesia, a la cual todos los que están empeñados en
celestiales. Los cielos y la tierra están llenos de tu gloria. Ho- la gran batalla para la transformación cristiana del mundo no
sanna en las alturas". pueden y no deben prestar más que una rápida y superficial
Si cuestiones que, a primera vista, podrían parecer tan poco atención, abandonándola, a lo sumo, a los que retirados del
aptas para parecer con un fondo marcadísimo de la historia mundo quieren dedicarle el tiempo precioso que otros han de
sagrada y ser expuestas en un sentido litúrgico, como las dos consagrar a las obligaciones más serias e importantes.
cuestiones del fin de la vida y de la santidad de Dios, hemos Las relaciones entre educación general y liturgia.-La pre-
visto que han sido tan fácil y fructuosamente encuadradas en dicación al pueblo y el catecismo a los niños han de estar in-
el contexto de historia sagriada, contexto bíblico y profunda- tegrados por una atmósfera educativo-religiosa que esté tam-
mente litúrgico, se ha de pensar qué bellos resultados dé el bién encentrada a la liturgia. Se toca aquí la cuestión de la li-
mismo procedimiento cuando se trata de cuestiones en las que turgia en la educación religiosa general, en la familia y en los
el encuadramiento de historia sagrada, bíblico y litúrgico, está ambientes especiales, como colegios, seminarios, casas religio-
en manos de todos: como los temas de la vida de Cristo, de la sas, etc.
redención, de las operaciones del Espíritu Santo, de la Iglesia, Mas, aunque esto es importante en orden al fin práctico de
de los sacramentos y de los novísimos. Aquí una vez más, pue- conducir el pueblo a la participación acti~a en la liturgia, no
de tocarse con ias manos cómo la liturgia es verdaderamente intentamos entrar en detalles particulares, porque los principios
el punto de convergenda en que se concretizan Biblia, dogma,. teológicos que dominan esta materia son aquellos mismos que
enseñanza y acción pastoral de la Iglesia, y cómo puede y debe se han explicado ya bastante, y su aplicación práctica en cada
set el centro al que todo converge en la educación religiosa caso depende de las leyes de la pedagogía religiosa general y
del niño. particular. No es menester explicar más los motivos teológicos
Y esto aparecerá con fuerza todavía mayor si se piensa que por los cuales toda educación religiosa puede y debe estar en-
la liturgia, para la educación catequística, no representa sólo centrada en la liturgia. Esto se ha explicado largamente a pro-
una fuente de textos y ritos a los que se puede acudir para pósito de las relacion'es entre liturgia y otras prácticas extra-
encontrar conceptos que hay que inculcar al niño, sino también litúrgicas de piedad, entre liturgia y otras actividades pasto-
acción y drama en arto vivido, en el que el niño,· fuera de la rales, especialmente entre iiturgia, predicación y catecismo, y
lección de catecismo, puede y debe, a su modo, tomar parte puede resumirse 1así: porque en la liturgia, supuestas las debidas
activa y esto, normalmente, durante toda la vida. De suerte disposiciones y la plena armonía moral del sujeto, se verifica
que, lo que ie ha sido inculcado en la enseñanza teorética, es
vivido por él luego en una concretización práctica vital en la .. Cf., p.ej., B. CAPELLE, La messe dans la vie du eatéchiste: Trav~ux
que d toma parte y que constituirá luego el acto central de su Jiturgiques 1 (Louvain 1955) p.152ss., J. A. JuNmrANN, Catechetwa,
trad. ital. Ed. Pac>line (1956) p.55ss.
848 P.5.• LITURGIA Y VIDA C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 849
en sumo grado el encuentro entre Dios y el hombre, que con- cial" 51 • Mas en este amplio concepto que las incluye a todas,
siste en la santificación que Dios en Cristo hace al hombre y existen realidades a veces bastante diversas 52 •
en el culto, como oferta de amor, que el hombre en Cristo rin- Hay que distinguir especialmente dos casos. Se ha llamado
de a Dios. Tampoco hay que insistir más en el hecho de que paraliturgias, en primer lugar, a ciertas ceremonias semejantes
la encentración en la liturgia no lleva consigo indebido predo- más bien a representaciones escénicas, o a cuadros escénicos,
minio de una escuela particular de espiritualidad, ni una uni- de naturaleza religiosa, hechas también fuera de la Iglesia y
formidad justamente intolerable en el campo de la educación que tienen cierto carácter general de conexión y encamina-
religiosa no menos que en el de la espiritualidad, o injustifi- miento a la liturgia propiamente dicha. En Francia, dom Michon-
cada absorción de las legítimas tradiciones propias. Ya hemos neau insistió mucho sobre estas paraliturgias en su parroquia
de la periferia de París, de tipo obrero y de misión, como me-
explicado en qué sentido ha de entenderse esto al tratar la
dio para establecer el primer contacto religioso con un ambien-
cuestión de la espiritualidad y de su añorado encentramiento
te fuertemente descristianizado 53 • Mas también para los mis-
general en la liturgia. mos fieles practicantes pueden ser una prolongación útil de la
liturgia. ·
Las paraliturgias. De todos modos, semejantes representaciones pueden estar
penetradas del espíritu de la liturgia y constituir, en cierto as-
Las paraliturgiias, dentro de ciertas condiciones, pueden ser pecto, un acercamiento a ella y, en otro, su prolongación; así
contadas entre los medios útiles para elevar el pueblo a la li- lo demuestra la historia de las representaciones y dramas litúr-
turgia como se encuentra hoy. Desde 1945 se ha hablado mu- gicos medievales, cuyo origen, como es sabido, está en íntima
cho en los países de lengua francesa acerca de estas paralitur- relación con la liturgia 5 ~. Dom Michonneau y los que lo imitan
gias. Pueden definirse como hácelo una "Nota sobre iniciativas no hacen otra cosa que transcribir en términos modernos la
litúrgicas" publicada en 1955 por la asamblea de cardenales idea subyacente de las representaciones sagradas medievales 55 •
y arzobispos de Francia, como: "ceremonias de aire litúrgico
"' Cf. La maison Dieu n.42 (1955) p.31. Cf. también. el artículo de
inspiradas en textos y gestos litúrgicos, pero sin carácter ofi- • NOIROT: ibid., p.52-54.
'"' Cf., p.ej., A. VEYS, Paralitur{}lie: Paroisse et Liturgie 29 (1947)
107ss. ; P. LOONTJENS, Liturg.e populaire: !bid., 273ss. ; Mmrn. CHEVROT,
"" Cf. M. L. BAUD, L'ed1wazione lit11rgica·: Enciclopedia Liturgica, b'.ljo Les paraliturgies. Réponse 1fo pasteur: l'aroisse et Liturgie 32 (1950) lss.;
la dirección de R. Aigr11in, tra<l. ita!. 1'd. Paoline· (1957) p.922-45. Con E. DE 111EESTER, Les paraliturgies. Réponse du théologien; ibid., 14.<s.;
bibliografía a partir de la página 944ss. P~ra la cuestión de la liturg a J. o;; FÉLIGONDE, Las varaliturgies. Réponse du missionnaire; ibid., 19ss.
<'n la ed,ucación en familia de modo espec·a1, cf. p.ej., B. CAPELLE, La La revista L;turoia (Silos) ha dedicado el número de enero-febrero de
vio familiale Et la liturgfo: Travaux Liturgiques 1 (Louvain 1955) p.101- 1959 a la Liturgia de la palabra; en él se •encuentran abundante>: notas
108 (reimpreso por Les Quest. Lit. et Par. en 1930) ; P. RANWEZ, Fa- sobre las pnaliturgias y una buena bibliografía sobre esta cue' tión enl
mille et paroi,1se den8 l'enseignement: l'aroisse et Liturgie 33 (1951) Espafia. Allí se dice, entre otras cc>sas, que D. Casimiro Sánchez Alise.da
88ss.; H. LunIENSKA DE LENVAL, L'.eduaazione de! senso liturgico, trad. ha sido el gran propagador de las paraliturgias •en nue.stra Patria.
ita!. "Vita e Pensiero" (l\lilán 1954) ; G. Dous,SELIN, Une expérienwe de (N. del T.)
vie litwrgique chez les enfants: La maison D.eu n.42 (1954) Hi9ss. Para .. Desd~ el atlo 1945. Cf. G. l\frcuoNNEAu, Parrocchia comumita m·i~
la liturgia en los co-legíos cf., p.ej , IJiturgie et co!lege: La maison DiBU siOnf'Lria, trad. ita]. Ed. Paoline (1949) p.64• s. Del mismo autor, un
n.42 (1955) ; HANWE.z-LEMAIRE, Jl(ile de ·la !iturgie dans la formati.on: articulo publicado en la "Rev,ue Nouvelle" (septiembre 1949), con el
Paroisse et Liturgie 33 (1951) p,382ss.; P. RA>nn:z, La vie liturg:q11e título Litu(f'gie miss:.onn¡aire, levantó no pocas voces de di>conformidad
dans nos colleges: Paroisse et Liturgie 20 (1947) 311ss.; L. KAMMERER, por las imprecisiones del lenguaje, ya que no propiamente por las . ideas.
Bible et !Uurgie dans l'enseignemeut refgieux des lyc!Jes: La maison Cf. A. G. MARTIJIWRT, Une expérience des paraliturgies: "fétes miss1.on:-
Dieu n.10 (1947) 18ss.; D. ALARCIA, La liturgia en la piedad de la ju- na;res populaires" du S. a. dti Col0<m:be&: La maison Dieu n.3 (1945)
vemtud. Liturgia (Silos) vol.9 p.97.'s. y 284ss. (N. del T.) lM•. 09
Para la liturgia en los seminarios cf. p.rj., J SAUVAGE, Format;.oiv .. Cf. 111. APOLLONJO: Rn'Ciclopedia cattolica v. ·Teatro 11 (1953) 18- ·~
liturgique au granJd ;s'éminaire: Paroisse et Liturgie (1947) 132ss. Vie 3'3; J. LECLERCQ, Dévotion privée, piété popuTaire et litur{/ie au moyen¡
liturgique au séminafrc ( Etats UniR) : ibid., 3'19ss. ; C. GARCÍA GAM· áge: Etudes de Pastorale Liturgique (Lex Ornndi 1) (París 1944) p.156-
BíN, L·a Uturgia y el seminario: Liturgia (Silos) afio 4 (1949) p.12ss.; 83. Para toda la materia cf., Jl.<>j., K. YouNG, 'l'he dra,ma and the me-
A. BELTRAN LLrnRA, Datos 8obre una e1qcuesta sobre la vida lihírgt:ca en <Ueval ch1trch 2 vols. (Oxford 1933).
los sernimarios mayores <le España (1955-1!!56): Seminarios n.3 (1956);
cf. también Litt101·gca (Sitos) ai'io 12 (1957) p.160ss.; D. A. SuQufa-
'° Muchos esq,uemas de esto se encuentran en "Paroisse et J,iturgie"
y en sus suplemmtos; cf. el indice de materias: ibid. (1955) p.439ss.
B. JIMÉNEZ LUQUE, Directrices del movimiento litúrgfoo en los semi.na- Además, cf. Le Seigneur vien:t (ed. Centre de Pastorale Liturgique, 1950) ;
rios: Liturgia (Silos) aí!o 13 (1958) p.19ss. lo referentt> a Espafía. Triduum pascal; Triduum pascal pour leB fideles; ibid.; C. M. '.rRAVERS,
(N. del ·T.) Liturgie et paraliturgies de la quinzamlJ pascale: La maison Dieu n.19
Para la liturgia en las comunidades religiosas cf., p.ej., La vie litur- (1949) 87-113; Quelq1ies paral;t11roies proposées par le CPL P?,tt•· la.
gique et les c01nmunautés religieuses: Paroisse et Liturgie 31 (1949) mission de Brey: ibid., n.17' (1949) 162-74; Paralitur(}lies de Noel (ed.
176ss. ; SoR MARÍA IDA, Cu ore e vita lituruica: Rivista Liturgica 42 (1955) ACJB; 127, rue Marie T'hérese, Louvain): Veilles de Noiil (ed. du. Se-
69ss.; A. M,• FoRCAVELL, La sa.grada lit,urgia como medfo eficaz de meur, Lyón); PH. VERIIAEGEN, Paraliturgies de Noei: Paroisse et L1tur-
formación religiosa: Liturgia (Silos) afü.• 12 p.334ss. gle 33 (1951) p.349ss.
850 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 851
En segundo lugar, se entienden por paraliturgias aquellos Si estas condiciones se observan bien, la utilidad de las pa-
ritos propia y directamente religioso-cultuales, esp'ecialmente raliturgias puede ser considerable como un encaminamiento a
si se realizan en la Iglesia, con espíritu y estructura lo más una comprensión más profunda de la misma liturgia. Por lo que
litúrgicos posibles, pero no propiamente litúrgicos, por el moti- se refiere a las paraliturgias del tipo segundo, ello proviene, en
vo esencial de que, como tales, no son reconocidos por la auto- gran parte, del hecho de que en ellas el compositor, con gran
ridad jerárquica competente, que en la actualidad es la Santa libertad, puede usar la lengua vulgar y reactualizar los esque-
Sede. Este tipo de paraliturgias está destinado a los fieles ya mas y las leyes esenciales de la misma liturgia, como, por ejem-
practicantes y está adaptado especialmente para ambientes más plo, el esquema antiguo de la liturgia de la palabra en la pri-
selectos. mera parte de la Misa, el cual. en nuestra liturgia actual pro-
Entre este último tipo hay que señalar particularmente las piamente dicha, por las vicisitudes del tiempo, se ha oscurecido
paraliturgias calcadas en el esquema antiguo de la primera par- y hecho poco reconocible. En una paraliturgia del tipo segundo,
te de la Misa. Ésta, como es sabido, constituye como una litur- bajo el aspecto de la composición estructural de los ritos, de
gia de la palabria, cuyo centro está constituido por una serie las oraciones, de las lecturas, etc., se puede volver a encontrar
de lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, explicadas even- y a hacer percibir a los presentes con notable lozanía y fuerza,
tualmente por una homilía y entremezcladas por cantos de la en lengua vulgar, la virtud psicológica de una liturgia en sus
asamblea, concluyéndose con una oración del presidente. A la fuentes. De este modo se puede preparar a los fieles a percibir
vista de este modelo se han compuesto recientemente muchas todavía esta virtud en la liturgia actual, donde aparece bastan-
paraliturgias llamadas por algunos vigilias bíblicas 3~. te oscurecida, desde el punto de vista psicológico, a causa de
Las paraliturgias llevan consigo peligros, sobre los cuales las reducciones de los ritos, de la brevedad de las lecturas, de
llamó la atención, por ejemplo, la nota predicha de los obispos las agregaciones que se hicieron en el transcurso de los siglos,
franceses. Para que sean útiles se han de superar tales peligros. del canto poco accesible a la masa del pueblo y especialmente
No han de tener por efecto que los asistentes a ellas las cam- de la lengua no entendida.
bien por la misma liturgia o, lo que es peor todavía, las prefie-
En toda paraliturgia bien hecha el espectador y el actoi:
ran a la liturgia. Es menester que no pierdan de vista ni hagan
pueden aprender vitalmente a reconocer los grandes temas teo-
perder de vista la superioridad esencial de la liturgia, la cual
solamente es acto de Cristo y de la Iglesia con aquel título lógicos, bíblicos, litúrgicos, los cuales, como se ha demostrado
especial que no tiene ninguna otra oración, aunque sean más especialmente en la segunda y en la tercera parte de esta obria,
bellas y mejor redactadas; solamente ella es eficaz ex opere constituyen como la clave esencial de la comprensión de la Ji...
operantis Ecclesiae. La paraliturgia, pues, no ha de pretender turgia. El estudio reciente de la Biblia y de las formas litúrgi-
sustituir, sino preparar y conducir a la liturgia verdader:a. De cas permiten hoy resultados muy notables bajo este aspecto.
lo contrario faltaría a su fin esencial. No se han de entremez- Efectivamente, uno de los cánones de toda paraliturgia es que
clar paraliturgias en ritos litúrgicos, comenzando, por ejemplo, el tema fundamental teológico bíblico-litúrgico que constituye
las vísperas ordinarias e intercalar, antes de terminarlas, alguna su clave y se ha revalorizado a través de todo el rito-consi-
paraliturgia. Una condición esencial es que una paraliturgia sea derado según los planos diversos de la historia sagrada, o las
compuesta por persona competente, cosa que requiere una ver- dimensiones diversas del signo litúrgico-sea unitario en cada
dadera iniciación y un verdadero estudio. La experiencia hecha una de ellas y claramente revalorizado en cada una de sus
en los países en que han tenido gran aceptación, demuestra que partes.
fácilmente ocurren excesos en este campo 57 • Es cierto que las paraliturgias han sido un aliciente para el
desarrollo del canto popular religioso de carácter litúrgico en
"" De este tipo ha dado numerosos esquemas Lumibre! et Vie (suple-
mento de Parois8e et Liturgie) a partir del número 7, principalmente los lengua vulgar, cuyas composiciones mejores pueden encontrar
firmados por T. MAERTENS, el cual, además, haca la fooria de estas para- últimamente un lugar en las misas rezadas con exhortaciones,
Iiturgias: Biblie et liturgie. Les lois et l'organization d't1rne célébration
de Za parole: Paroisse et Liturgfa 33 (1951) 9-l)S. En general, todo el lecturas y cantos en lengua vulgar, de que hablaremos en segui-
esquema •2stá hecho sobre un tema único, ilustrad<> a la luz de los diver- da. Más aún, es un hecho que esquemas de tipo paralitúrgico
sos planos de la historia sagrada mediante lecturas de¡ Antiguo y Nuevo
Testamento, intercaladas con cánticos y salmos de la asamblea, precedido han sido ya admitidos por la autoridad eclesiástica en los ri-
todo el conjunt(ll por un canto de entrada y concluido con un rito •ale,gido t1ples bilingües, de que hablaremos más adelante, especialmen-
según la oportunidad del tiempo litúrgico; p.ej., imposición devota de·
las cenizas, bendición con el Santísimo. te para las exequias. Así, por ejemplo, en el ritual bilingüe la-
"' Cf. p.ej., Ou vont les paraiit11rgies?: Paroisse et Llturgie 29 ~H>47) tino-italiano para la diócesis de Lugano se inserta para las
lllss.
8lí2 P.5.ª LITURGIA Y VIDA c.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 853
exequias un rito todo en italiano, con carácter facultativo, que Recuérdese 6o que, en esta materia, el legislador u~íversal
puede celebrarse antes de la absolución-el ritual añade que para toda la Iglesia es la Santa Sede, a la qu.e _hoy esta res:r-
también durante la Misa, si ésta es rezada-y que es una para- vado exclusivamente el campo del derecho hturgico; el legis-
liturgia de la palabra, según el esquema de la primera parte de lador local para cada diócesis es el obispo, al cual compete en
la Misa, adaptado al rito de los difuntos. Su esquema general su territorio la vigilancia sob¡:e la observancia de las leyes ge-
es el siguiente: canto de toda la asamblea; lectur.& de algún pa- nerales impuestas por la Santa Sede, así como el derecho de
saje de la Escritura-señálase los que se pueden elegir-; pre- determinar ulteriormente, si lo estima oportuno, los puntos que
ces con invocaciones litánicas a las que la asamblea responde la legislación universal deja a su determinación o que, simple-
con una invocación semejante a la de las letanías diaconales mente, no determina; las costumbres particulares son admisi-
de la liturgia bizantina; oración final del sacerdote. bles en ciertas condiciones que las hacen legítimas. Finalmen-
Aunque hemos dicho que, sin permiso de la autoridad com- te, en el campo dejado libre, sea por la legislación general. sea
petente no se han de mezclar ejercicios paralitúrgicos en la por la diocesana, su ulterior determinación en el ámbito d•e una
misma celebración litúrgica, sí puede hacerse en prácticas de- parroquia-teniendo en cuenta los derechos de los exentos--
vocionales ya •existentes, como el rosario y el vía crucis, cuan- depende del párroco. De suerte que, mientras ninguno puede
do consta de lecturas bíblicas y cánticos apropiados ·516 , obrar contra el derecho universal, en el campo dejado libre
por este derecho, tiene el obispo plena libertad, y de él depen-
de usar de ella, según lo crea oportuno, para facilitar lo más
2. ELECCIÓN, ENTRE LAS FORMAS DE CELEBRACIONES LITÚRGICAS posible al pueblo la participación activa en la liturgia. Los pá-
PERMITIDAS POR LA ACTUAL LEGISLACIÓN ECLESIÁSTICA, DE AQUELLA rrocos, al mismo tiempo que han de observar en todo la legis-
QUE, EN CADA CASO, ES MÁS APTA A LA PARTICIPACIÓN ACTIVA lación diocesana, además de la general. gozan de amplia posi-
IDEL PUEBLO
connatural también externa del sentido sagrado ¡yi del recogimiento Inter-
Después de haber tratado de los medios que sirven más no que ha de comp2netrar a los ministros de Jos misterios sagrados.
Movimientos y ge,tos, cc•mo genuflexiones, signos de la cruz, gestos de
directamente para elevar el pueblo a la liturgia, hemos de tra- bendición, in.clinaciones, realizados con calmosa simplicidad, pero en su
tar ahora de aquellos que sirven más bien para 1llevar la litur- integridad connatural bien visible y J.2gible a los ojos de los asistentes,
sin apresurados amontonamientos ni confnso.s ace>rtamientos ; inteligible
gia al pueblo. El primero es, en todo caso, una buena elección pronunciación de palabras y de fórmulas con voz natural, pe,ro claras,
de la forma de celebración litúrgica entre las permitidas por cuando han de ser dichas o recitadas en alta voz, y s,uficientement2 ar-
ticuladas, para ser bien percibidas sin esforzar los oído.s de los que es-
la legislación actual. En efecto, las leyes eclesiásticas hoy vi- cuchan cuando s1>n destinadas a esto, de tal modo que, si éstos entienden
gentes, no obstante muchas apariencias contrarias, dejan al la lengua, puedan entender tranquilamente todo Jo que se diga precisa·
mente para que ·'ea entendido por ~Jlos; esfuerzo sincero para q,ue el
pastor un margen notable de libertar, incluso respecto a la ce- canto del sacerdote y del coro sea escuchado no sólo del modo mejor,
lebración de los ritos litúrgicos propiamente dichos. Se trata sine> también más religiosamente posible. Esto implica que se ,evite, de
una parte, no sólo toda teatralidad, de gusto más mundano q,ue reli-
de que el pastor, a cuyo cuidado está confiada la participación gioso sino también todo aquel cuidado exce<ivo de la perfección artfstico-
activa del pueblo a la liturgia, use con sabidurí.a y prudencia, técni~a que tuviwe por efecto práctico tender a transformar la iglesia
en un auditorio de música, aunque sea puramente religiosa, para espe-
y sin inútiles temores, de esta libertad para hacer que la litur- cialistas de refinado gusto estético. De oti-a parte, sin embargo, el sincero
gia sea más próxima y comprensible a los fieles que deben par- cuidado pastoral de un canto más religi~so po"ib!e exige que se .evite
no menos escrupulosamente toda la v,ulgaridad o simplemente descllld1> o
ticipar en ella activamente, aprovechando con gran celo no negligencia que no es precisamente índice de una conciencia bi2n pene-
sólo los medios que la legislación eclesiástica impone obligato- trada de la seriedad de lo que se está realizando ·2n la acción sagrada.
Finalmente ceremonias racionablemente breves y bien preparadas, donde
riamente, sino también los que permite, para conseguir este cada uno conozca bastante ,su párte, sin que en su actuación se vea aque-
fin 59. lla lncertidumbr2 y aquel endémico dPsordeu que traslucen infalible-
mente en los ministros del altar una secreta desestima Pe>r aquello que,
objetivamente hablando, constit;uye todavía e! ~entro y la razón ~lt!ma. de
M Para ·~l rosario véanse las sugerencias sig,uiPntes: F. WFJISBERGER, su vocación. No s2 crea que todo esto, refiriéndose a la exte;10:1z:i-ción
Votr61 rosaire com.ment le prier'l (Clervaux [Lux) 1954) ; A. M. RoauET, de la liturgia, es cosa por lo menos. de poca monta .Y que, rn.sFtl~ndo
Levture8 pour le rosaire: La maison Dieu n.30 (1952) 149ss. explfcitamente sobre este aspecto, se rncurre en el peligro d·2l ritualJsmo
.. Ni siquiera se debería hablar de la obligación positiva que todo y de la exteriorización. Toda la liturgia l)S un conjunto. de signos sen-
sacerdot2 tiene de observ.nr bien aquellas di'posício1ies de la liturgia cuya sibl2s de cosas espirituale'"; en ella todo tiene valor de signo. Una cele-
negligencia es una de las causas no pequefias del distanciamiento que bración de !1>s ritos donde también externamente todo se llf.lCe ;on el
existe entre el pueblo y ella. La primera ,~ntre todas estas obligaciones natural decoro que exige una cosa de tremenda. serle~ad, impr1m: Y
_:_cosa elemental, {Jero también muy eficaz. para. acercar la Iitu,rgia act,ual erea el ambiente psicológico sagrado y por sí .misma tiene grandf~imo
al pueblo--es simplemente, una celebración dlgna de los m1$m<'S ritos valor de proclamación vita¡ del misterio d~ Cristo que allí se realiza.
sagrados, ca¿ calma, sin riglde.z ni teatralidad, que sea la traducción eo Cf., p.ej., M. NornoT, Le ai·oit dtt Saint Siege, des evl!qttes et des
fid~les en matiere Ziturgique: La maison Die,u n.42 (1955) 34-55.
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bilidad jurídica de hacer presente a su obispo, por las vías le- en lengua vulgar hechas por un lector; Misa rezada con cantos;
gítimas, las necesidades o los deseos que la ciencia, la expe- Misa rezada dialogada con exhortaciones y lecturas en lengua
riencia y la prudencia pastoral le hayan sugerido en materia vulgar y con cantos. Las Misas cantadas o lo son en grego-
litúrgica para obtener de su superior, en el campo de su com- riano o también en polifonía. Las diócesis alemanas y austría-
petencia, aquellas decisiones que son más favorables a la par- cas tienen •el privilegio de que en las misas cantadas cante el
ticipación activa del pueblo en la liturgia. pueblo en lengua vulgar los cantos que corresponden a cada
No se olvide que la Santa Sede, conservando en un punto una de las partes de la Misa, pero nunca en traducciones li-
de derecho litúrgico una ley universal que obliga a todos-por terales, sino parafrásticas. La encíclica Mediator Dei, por no
ejemplo, la de que todos los sacramentos y sacramentales han recordar más que la más reciente entre las disposiciones de
de ser administrados según las normas del Ritual romano ac- la Santa Sede en esta materia, recuerda expresamente todos
tual, completamente en lengua latina, etc.-, sin embargo, está estos diversos tipos de Misa exceptuados el tercero y el últi-
pronta, y también prontísima, a conceder privilegios, si lo juzga mo 're y se preocupa de que en cada uno de ellos la participa-
fructuoso para las almas, con tal que los obispos se muestren ción activa del pueblo sea lo más intensa posibl'e. Mas, como
deseosos de ello y lo pidan. Es el caso, por ejemplo, de los ri- es obvio, no todos estos tipos son igualmente favorables para
tuales bilingües que la Santa Sede está hoy dispuesta a conce- la plena participación activa interna y externa, que es el ideal
der a las diócesis si se dan las condiciones predichas. Quiere de la vida litúrgica. El pastor de almas ha de elegir entre
decirse que depende, en el fondo, sólo de los obispos y de los ellos el más favorable a la participación activa, según las cir-,
párrocos y del celo que cada uno tenga por desarrollar la vida cunstancias en que se encuentra su parroquia.
litúrgica en su propio territorio, el obtener con relativa facili- En este sentido el grado más ínfimo se tiene en la Misa
dad semejantes privilegios de enorme importancia para illevar rezada en la que sólo responde el ayudante. Lo cual no signi-
la liturgia al pueblo y llegar cuanto antes a la meta de la fica que, también en este grado, no pueda existir y no exista
participación activa de todos en la liturgia 61 • de hecho una participación verdaderamente fructuosa de los
fieles en la liturgia. Existe, ante todo, la posibilidad die que los
fieles rueguen realmente asociándose lo mejor que puedan a
Diversos tipos de celebración de la Misa. la acción sagrada, al menos con piadosos pensamientos y m'e-
ditaciones, según sus posibilidades. A este propósito nota
Se dirá que esta libertad dejada por la legislación universal Pío XII en la misma encíclica:
en el campo litúrgico es cosa ilusoria y de poco fuste. Aunque "No pocos fieles, en efecto, son incapaces de usar el "Misal ro-
hoy no sea muy grande, sin embargo es bastante considerable, mano", aun cuando esté escrito en lengua vulgar, y no todos están en
y ciertamente preciosa para el pastor deseoso de llevar la litur- condiciones de comprender rectamente, como conviene, los ritos y las
gia al pueblo. Recordemos especialmente los diversos tipos po- ceremonias litúrgicas. El ingenio, el carácter y la índole de los hom-
sibles de Misas y de rituales bilingües. bres son tan variados y diferentes, que no todos pueden ser igual-
Existen Misas rezadas y Misas cantadas, según que el ce- mente impresionados y guiados por las oraciones, los cantos o las
lebrante mismo lea o cante las partes que le corresponden 62 • acciones sagradas realizadas en común. Además, las necesidades y
las disposiciones de las almas no son iguales en todos ni son siempre
Mas, entre las Misas rezadas, pueden distinguirse al menos las mismas en cada persona. ¿Quién, pues, podrá decir, movido de tal
cinco tipos diversos de celebración: Misa rezada en la que res- preconcepto, que todos estos cristianos no pueden participar en el sa-
ponde sólo el ayudante; Misa rezada dialogada con todos los crificio eucarístico y gozar sus beneficios? Pueden, ciertamente, ha-
presentes; Misa rezada dialogada con exhortaciones y lecturas cerlo de otras maneras que a algunos les resultan más fáciles: como,
por ejemplo, meditando piadosamente en los misterios de Jesucristo,
"' De sacerdotes que, a la verdad, de liturgia sabían bien poco, he o realizando ejercicios de piedad o rezando otras oraciones que, aun-
escuchado esta reflexión : Si la liturgia es tan importante, ¿ pc>r qué la
Santa Sede no impone rápidamente a todos, por ejemplo, el Rituai bi- que diferentes en la forma de los sagrados ritos, corresponden a ellos
lingüe que ha conc"dido a la diócesis de Lugano, o el directorio litúrgico por su naturaleza" "'.
para la participación activa de los fieles en la misa, de¡ cardenal Ler-
c.aro? Éstos olvidan simplemente que la práctica-comprensible y sabia-
de la Santa Sede '"n materias semejantes no es Ja de imponer las cosas Aunque se trate de un grado ínfimo desde el punto de vis-
de repente y¡ universalmente, sino la de dejar una fase de gradual tran- ta del id'eal que persigue el movimiento litúrgico, también la
sición. Con frecuencia existe una fas" permisiva, luego otra exhortativa
y más o menos recomendativa; y, finalmente, una impositiva. forma antes descrita es legítima y, a su modo, fructuosa.
82 Cf., p.ej., R. GAZEAU, Vers la liturgie solem.nene: p-artiCJÍpation de.q
fidiJles it différents styles de célébration eucharisNque; Revue Grégorienna 811 N.104. Cf. tamlñén 107-110.
:{5 (1956) 56ss. .. N.107.
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C.24. MEDIOS DE LA PASTORAI. LITÚRGICA. PANORAMA 857
Un grado más alto en la participación en la Misa rezada
se tiene en los que siguen privadamente las mismas oraciones La Misa rezada con cantos en lengua vulgar o con mote-
del sacerdot'e siguiendo una traducción de las mismas. Por eso tes o cantos gregorianos en latín correspondientes a las diver-
dice la encíclica: sas partes del sacrificio, es otra forma de participación, bajo
cierto aspecto, todavía mejor, porque el gran medio de la par-
"Son, pues, dignos de alabanza aquellos que, a fin de hacer más ticipación activa es siempre el canto de toda la asamblea. A
factible y fructuosa para el pueblo cristiano la participación en el propósito de los cantos en lengua vulgar hechos por todo el
sacrificio .eucarístico, se esfuerzan en poner oportunamente entre las pueblo en ciertos momentos de la misa rezada, Pío XII dice
manos del pueblo el "Misal romano", de forma que los fieles, unídos
con el sacerdote, rueguen con él, con sus mismas palabras y con los en la encíclica sobre la música sagrada:
mismos sentimientos de la Iglesia""".
"Aunque, sin un permiso especial de la Santa Sede, no han de fi-
El primer grado al que tiende la pastoral litúrgica para con- gurar en las misas cantadas solemnes, pueden servir sin embargo ópti-
mamente en las misas celebradas no solemnes a fin c!e que los fides
seguir la participación activa de los fieles en la liturgia es, por no asistan más al sacrifido como mudos y, por decirlo así, inertes
lo mismo, poner la traducción de los textos litúrgicos en las espectadores, sino que sigan la sagrada acción, con la voz y con el
manos de los qu•e son capaces de usarla con fruto, e inducir corazón, uniéndose piadosamente a las oraciones del sacerdote, a con-
a tales fieles a seguir con ella los ritos y las oraciones, al me- dición de que estos cantos se adapten bien a las diversas partes del
nos hasta que puedan seguirlas con fruto y comprenderlas sin sacrificio, como se practican, según lo hemos sabido con alegría,
traducción. en muchas regiones del mundo católico" 68 •
De los otros tipos de Misas que permiten un grado supe-
rior d'e participación activa, dice Pío XII: Estos cantos, por expresa prohibición d'e la Santa Sede 69
no pueden ser traducciones literales de los textos latinos que,
"Son, pues, dignos de alabanza ... también aquellos que Henden a en aquel momento, lee el sacerdote 'en el altar. Sin embargo,
hacer de la liturgia, aun externamente, una acción sagrada en la que es obvio que aquí las posibilidades de variaciones son muchí-
comuniquen de hecho todos los asistentes. Esto puede realizarse de simas, tanto más si se entremezclan motetes latinos o dir'ec-
varias formas, a saber: cuando todo el pueblo, según las normas ri- tamente el canto de los kyrie, gloria, credo, sanctus, agnus Dei.
tua!es, o bien responde disciplinadamente a las palabras del sacri-
ficio, o sigue los cantos correspondientes a las distintas partes del sa- La polifonía de estos cantos no está excluida por las leyes
crificio, o hace las dos cosas" "'. 'eclesiásticas.
Mas desde el punto de vista de la participación activa más
La misma Misa rezada dialogada, en la que responden to- perfecta posible, la forma de M.isa rezada que hoy ofrece ma-
dos los presentes, puede tener varios grados, en los que será yores posibilidades es la que combina el diálogo con exhorta-
oportuno introducir sucesivamente al pueblo: prim•ero, exhor- cion'es y lecturas en lengua vulgar y la Misa rezada con cantos
tándolo a responder: Amen, et cum spiritu tuo; luego, aña- en lengua vulgar.
diendo también otras respuestas que, de otro modo, debiera Los estudios históricos doctrinales, pastorales, hechos en
hacer el ayudante; por ultimo, haciéndol•es recitar junto con estos últimos decenios sobre la Misa, así como las muchas
el sacerdote el Gloria, el Credo, el Sanctu.s y el Agnus Dei. experiencias pastorales hechas en el mismo campo, han per-
Un grado superior de participación activa es la Misa dia- mitido concretizar una celebración del sacrificio que, en el es-
logada con exhortaciones y lecturas, al menos d'e la epístola tado actual de la legislación eclesiástica, se aproxima notable-
y del evangelio, hechas en lengua vulgar por un lector. Mas, mente al ideal de participación activa accesible con relativa
como ya se ha insinuado, estas exhortaciones no han de ha- facilidad a las grandes masas de fiel•es y prácticamente realiza-
cerse de cualqui•er modo, sino con una técnica determinada, ble en todas las parroquias, comprendidas las servidas habi-
con suma sobriedad y discreción, para evitar el peligro de que tualmente por un solo sacerdote.
lleguen a ser una predicación, enseñanza o que, de cualquier La tradicional Misa cantada en gregoriano-mucho más si
forma, atraigan la at•ención de los fieles en vez de concentrar- se mezda la polifonía-en la qu'e la masa de pueblo presente
la en el rito litúrgico, o no dejen los intervalos de silencio in- pueda tomar parte activa y vital. en el estado actual de las
dispensables para la oración 61 •
MOKT, Le.ctures enl fran.t:ais ,¡ la messe chantée: La rna!son Dieu n.17
(1949) 131ss.; l\1oNs. WEBER, Lectures liturgiques en. lan¡gue 'Vulgaire:
85 N.104. !bid., n.27 (1951) 140-45 .
.. lbid. "'filncíclica Musicae sacrae discipl/!na III. Cf. En.ciclOlpedia Liforgica,
"" Para la técnica de estos comentarios véase la literatura citada· an- dirigida por R. Aigrain, trad. ita!. Ed. Paoline (1957) p.1014. Cito co·
tes. nt. 7. Para Jas lecturas en len.gua vul¡;ar cf., p.ej., A. G. l\1AKTI· rrigiendo la traducción.
"'Decreto de. la Sagrada Congregación de Ritos, n.4325.
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cosas, no podrá ser más que una excepción en la inmensa ma- mente tres: religiosos; populares, es decir, de tal hechura que
yoría de las parroquias y de las misiones. Más aún, no se V'e el pueblo pueda cantarlos fácilmente y, por lo mismo, que su
cómo pueda evitarse prácticamente que sea ella la forma ha- ejecución no requiera especialistas; de sobrio y decente gusto
bitual de participación activa y vital sólo en ambientes esco• artístico 111 • Estas dotes, 'especialmente las dos primeras, han
gidos y restringidos, como monasterios y s'eminarios, con la de concttrrir ¡.untas para que un canto responda al ideal litúr-
asistencia de fieles igualmente restringidos y selectos. No se gico. No basta, especialmente, que un canto sea religioso para
discute aquí si esto esté mal o bien; se comprueba sólo un que responda a este ideal; sino que ha de s'er religioso del mo-
hecho y s'l! duda seriamente que se pueda cambiar notablemen- do que lo es la liturgia; por lo mismo, de religiosidad comuni-
te. El origen del hecho es simplemente la doble dificultad in- taria que no vaya en detrimento de la participación activa de
trínseca que presenta hoy la Misa cantada en gregoriano-mu- todo el pueblo, qu'e no requiere de él, en este campo, dotes
cho más, naturalmente, la polifonía-en una l'engua no enten- de especialistas y no le quite la ejecución de aquellas partes de,
dida por el pueblo y con un canto cuyo repertorio, en el es- la liturgia que, por su naturaleza y origen, miran precisamente
tado actual de las cosas, es casi todo para especialistas. al pu'eblo.
La Misa rezada dialogada con didascalias y lecturas y con Aparte de la cuestión de la lengua, el ideal son aquellas
cantos, todo en lengua vulgar, mientras dura la actual l'egis- composiciones simples del canto gregoriano, que pueden ser fá-
lación general, parece destinada, por el contrario, a llegar a cilmente cantadas por todos los que asist'en a la Misa parro-
ser de 1hecho la forma más común de celebración solemniza- quial. Al menos por lo que mira a la lengua italiana y también
da popular de la Misa los domingos y días de fresta. Exis- a la española, la meta a que se ha de tender-junto al desarro-
ten diversas fórmulas prácticas de tal participación activa en llo de un sano canto religioso popular litúrgico de corte más
la Misa. Una de las más autorizadas es la propuesta por su moderno, calurosam'ente recomendado por la encíclica Musicae
eminencia el cardenal Lercaro, en la obrita A Messa, figlioli! sacrae disciplina 72- , parece ser la creación de cantos litúr-
Directorio litúrgico para la participación de los fieles en la gicos en lengua vulgar de inspiración gregoriana, para poderse
santa Misa rezada. Salida en la primera edición hacia fines de cantar por todo el pueblo en la procesión de entrada, d'espués
1955, tuvo en todas partes una óptima acogida. Contiene una de la epístola, en la procesión del ofertorio, después de la con-
Notificazione que presenta toda la obra a los sacerdotes y sagración, al final. Precisamente como se hace en el ensayo de
a los fieles de la archidiócesis de Bolonia; un Directorio li- su eminencia el cardenal Lercaro, ha dado en su repertorio, con
túrgico; Sussidi, es decir, formularios de exhortaciones y re- óptimo resultado, signo de que el camino allí señalado es justo
súmenes de diversas colectas y poscomillniones de los domin- y la meta no es imposible.
gos y fiestas principales del año, para uso del anunciador o El ejemplo presentado por el cardenal Lercaro demuestra
lector; illna Catequesis en forma de catecismo sobre la liturgia que, desde el punto de vista estético y técnico, es posible un
en general y sobre la Misa en esp'l!cial para servir sea direc- canto, litúrgico italiano de inspiración gregoriana, más aún m'e-
mente al pueblo, sea al sacerdote como esquema de las ins-
trucciones que ha d•e dar, y, finalmente, un repertorio de can- (1957) 222-27. Para Francia cf., p.ej., una serie de ar:tículos de J". GE-
tos latinos y otro de cantos italianos para ser cantados en los LINEAU en La maison Dieu n.7 (1946) 115ss.; n.11 (1947) 109ss.; n.33
(1953) 173ss. Cf. también n.45 (1956) 158ss. En Francia, las composi-
diversos tiempos litúrgicos, en la procesión de entrada, des- ciones de Gelineau tienen en estos mome•ntos notable aceptación y cons-
pués de la epistola; en la procesión del of'ertorio, después de tituyen un acontecimient(> grande. Piensan algunos que haya destacado
la consagración; en la comunión, como canto final. un camino que puede llevar a resultados notables el canto religie>so po-
pular francés. La revhta Paroisse et Liturgie publica muchos de estos
Sin entrar en detalles de la ejecución práctica de este tipo y otros cantos en francés. Cf. también la nueva revista Egtise qui Oha'1-
te, C.UY·O primer número apareció en noviembre-diciembre de 1957.
de Misa, cosa que mira a la liturgia esp'ecial de la Misa, pue- En España han iniciado estas composiciones los PP. G. DfEZ y J". Ló-
de decirse que una de las metas mayores que debe proponerse PEZ Cánttcos para las misas comunitaria&: Liturgia (Silos) afio 11 (1956)
el movimiento litúrgico en estos mom'entos es la de hacerla pe- p.2B4ss.355ss.; afil> 12 (1957) p.36ss. y 89ss.; J". LóPEZ, i'rnportanciai
de la lengua vulgar en la lit,urgia: ibíd., p.135ss. El P. A.rrondo, reden-
netrar largamente en todas partes. torista ha iniciado también una buena campafia en pro del canto po-
Esto, naturalmente, plantea la cuestión de un repertorio siU- pular. '1m periódico sacerdotal Incunable también ha secundado este mo-
vimiento y, juntament·a con el P. Arrondo y algunos PP. Jesuitas de
ficiente 'e idóneo de cantos en lengua vulgar. Y aquí, como fá- la redac~ión de la revista Hechos y Diclws, de ~aragoza •. han llevado a
cilmente se comprende, la situación es diversa en las distintas cabo la traducción de 20 salmos y algunos cánticos bibhC<>s del P. Ge-
lineau. (N. del T.)
naciones 11°. Las dotes requeridas por estos cantos son esencial- n Cf. también la encíclica Musicae ·Bacrae disciplina III. Cf. liJncialo-
pe<Ua Liturgica, dirigida por R. Aigrain, trad. ital. Ed. Paoline (1957)
"' J'ara la situación en Italia cf. M. MIGNONE, Un imrportaw,te rproble- p.101lss.
ma di litu.rgia pastorale.: il canto pop'llarel reliigwso: Rivista Liturglca 44 .. !bid.
seo P.5.ª LITURGIA Y VIDA c.24. MEDIOS DI! LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 861
!odias gregorianas simples o simplificadas y populares-las otras mente capaces, por su conocimiento del latín y habil~da~ ~n
no interesan al pastor de almas-, adaptadas a un texto ita- cantar el gregoriano, al menos m'ediante un razonable e¡erc~c10,
liano. Por lo demás, sólo ha de augurarse que todos observen de tomar parte activa y sentida-y sin olvidar que la ~~g1sla
los decretos de la Sagrada Congregación, especialmente las ins- ción permite también la polifonía-, merece una menc1on es-
tantes exhortaciones de la encíclica M usicae sacrae disciplina. pecial la llamada Misa cantada con canto del pueblo en lengua
y que sean muchos, entre nosotros, aquellos que, para darnos vulgar. Es una Misa cantada ordinaria, en la que el sacerdote
cuanto antes un gran repertorio de cantos populares litúrgico- dice y canta todo en latín y el pueblo responde a sus aclama-
italianos, escuchen la voz autorizada d'e su eminencia el carde- ciones en latín, pero en la qu'e el mismo pueblo, en las otras
nal Lercaro, que habla como experto pastor de almas y dies- partes de la Misa, canta en lengua vul~ar cai;itos que .corres-
tro liturgista, cuando dice: ponden a las mismas, mas sin ser traducciones literales, smo pa-
rafrásticas. Es un privilegio para las diócesis alemanas y aus-
"El canto tiene en este método, como en la santa liturgia en ge-
neral. un relieve particular; él es la voz de la asamblea, que no tríacas (Deutsches Hochamt), para las que la Santa Sede ha
puede expresarse decorosamente sino con palabras rimadas con can- reconocido una costumbre más que cent'enaria 75 • Sin embargo,
tos:. Era mi deseo ofrecer, junto con los textos latinos, cantos en "de hecho observa monseñor A. Storh, obispo de Maguncia, esta
ita'iano: el pueblo no comprende el latín, incluso si se arriesga a costumbr~... está en vigor no sólo en los países alemanes, sil!'º
aprender de memoria los textos y a pronunciarlos sin estropearlos también •entre otros en una iglesia latina al otro lado del telon
demasiado. No era fácil tener un repertorio de cantos adaptados al . . E 1
de acero, sobre todo en la católica Polonia y en s avoma
. "7s .
clima litúrgico en general y a los diversos tiempos y fiestas del afio.·· Y el mismo prelado añade, para dar una idea de la fuerza pas-
Por otra parte, en la riqueza del repertorio gregoriano no faltan te- toral de esta forma de celebración de la Misa:
soros de melodías simples, expresión muy conveniente .. al espíritu de
la liturgia, a los cuales se acerca. Verdaderamente: el canto gre- "Ella contribuye también a que el pueb'.o católico en la Iglesia del
goriano tiene en sumo grado las cualidades de la mús'ica sagrada Y Silencio pueda aprender a confesar su fe cantando en la Misa solemne
consiguientemente es el canto propio de la Iglesia romana, el canto dominical; en Alemania es también de gran importancia pastoral. En
que ella ha heredado de los Santos Padres y ha guardado celosame';l- muchas regiones de nuestra Patria ha contribu.ído a que la Misa pre-
te ... ; y por lo mismo una composición musical para la iglesia es mas ferida por el pueblo cristiano sencillo, sobre todo por los hombres,
sagrada y litúrgica, cuanto más se acerca a la melodía gregoriana en los domingOJ, sea no Ja Misa rezada, sino la Missa cantata cum
en su aire, en su inspiración, en su sabor; y tanto es ..menos digna d~I populi cantu in lingua vemacula. Hay que haber asistido a esta Misa
templo, cuanto menos diste de aquel supremo modelo (Tra le sollec1- en una parroquia y haber experimentado la impresión poderosa y en-
tudine, 22 nov. 1903: AAS 21). trañable del canto a una voz en común, para poder entender el valor
No faltaron dificultades teniendo la lengua italiana características pastoral que tiene y la razón por la que los obispos alemanes no
diversas de la latina, y habiendo nacido y florecido, por otra parte, queremos de ningún modo que desaparez¡ca. Algo parecido debe de-
las melodías gregorianas solbre determinados textos latinos; mas nos cirse de los cánticos con melodía de salmodia, que gustan mucho a los
confortaba el ejemplo de otros paises cuyas lenguas se diferencian hombres en muchas diócesis, tanto que los oficios divinos en Jos cua-
más del latín que la nues'.ra, y también pr.e•cedentes venerandos 73 • Nos les se entonan dichos cánticos son muy frecuentados por ellos. Como
sostenía el deseo vivo de crear en la santa asamblea dominical aquél obispo y pastor de almas y encargado por los obispos alemant"s de
dima austero y dulce de profunda religiosidad y cohesión fraterna: las cuestiones del culto divino, quisiera aprovechar esta ocasión para
clima reposado y reflexivo, y, al mismo tiempo, de viril decisión, dar gracias al Santo Padre, de todo corazón, por su benévola c<;>nce-
que sólo una melodía de inspiración gregoriana, alternada por la escolta sión... Un privilegio como éste no puede extenderse a otras regiones
y por toda la comunidad presente, podía crear... El repertorio ofre- por cuenta propia. Porque según el canon 1257 del C. D. C .. sólo a
ce para los diversos tiempos del año y los diversos momentos de la Ja Sede Apostólica compete ordenar el culto católico, como dice la en-
Misa, cantos que nos parecen, por el texto y la melodía, particular- cíclica acerca de estas concesiones: "Queremos que de ninguna manera
mente aptos; pero queda abierto a otros cantos que Jo completen Y se amplíen o propaguen y que, sin el debido permiso de la Santa
enriquezcan según las diversas exigencias de la liturgia y de frente sede, se extiendan a otras regiones". Sin embargo, este privilegio ya
a las diversas situaciones y posibilidades de las parroquias" ". e·xistió en las misiones del Canadá fundadas en el siglo xvn, y existe
todavía en una parroquia de la archidiócesis de Québec" 77 •
Desde el punto de vista de la participación activa del pue-
blo en la Misa, además de la Misa cantada sol•emne en latín,
" Cf., p.ej., B. FISCHER, Das deutsche Hochamt: Liturgisches J"a?rbuc_h
que es un ideal para todos aquellos grupos que son efectiva- 3 (1953) 41-53. Cf. también BUGNINI, DOC"Wmenta .... p.82; Liturgia (Si-
los) año 11 p.49ss.
"' Su Eminen1cia cita en notas ejemplos d-e los siglos IX-XII en los "" La enpiclica "Musicae; sacrae discfplina" 11 el min>sterio pastoral,
que aparece qne sobre la melodía del siglo IX Ubi oaritas ():t amor se can- relación en el congreso de Asís; cf. Pfo XII 11 la Utugria pastoral.
taba también en lengua vulgar. Y cita el Bo!letino Ceciliano (1935) n.275. Estudws ... p.273.
" A. messa, figUoU! ed.2 (Bolonia 1956) n.15ss. 'l'f lbid., p.273ss.
862 P.5.ª LITURGIA Y VIDA
c.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 863
Mientras dure 'el estado actual de la legislación eclesiástica, el latino-alemán, el latino-inglés, el latino-indio, el latino-bre-
en todas las otras diócesis la Misa rezada dialogada con ex- tón, etc. Desde 1951 el Centro di Azione liturgica ha hecho vo-
hortaciones y lecturas en lengua vulgar, así como con cantos tos para que se d'en los pasos necesarios para obtener seme-
en latín o en lengua vulgar, correspondientes a las diversas par- jante concesión en Italia. De momento sólo la diócesis de Luga-
tes de la Misa, según el modelo, más o menos, del Directorio del no, en Suiza, ha obtenido la concesión de un ritual bilingüe la-
cardenal Lercaro, es hoy una meta a la que es menester esfor- tino-italiano: Collectio rituum ad instar appendicis Ritualis ro-
zarse por llegar. mani pro Dioecesis Luganensi 80 •
De todo esto puede verse fácilm'ente cuanto se decía antes, No se trata de un ritual romano íntegro, sino de un extracto
es decir, que las posibilidades que la legislación actual da a to- del mismo como apéndice. Estos apéndices son bilingües por-
do pastor celoso por acercar lo más posible el pueblo a la li- que una parte de los ritos no puede hacerse y con frecuencia
turgia y la liturgia al pueblo son más considerables de lo que no s'e puede editar más que en latín; la otra parte se puede ha-
ordinariamente se cree. Bastaría que los sacerdotes pusieran en cer en lengua vulgar y por lo mismo es editada en latín y en
práctica las leyes generales y diocesanas, para que s'e diese un lengua vulgar, o sólo en lengua vulgar. Las normas que se han
gran paso hacia la participación activa interna y externa de seguido en los rituales que se han concedido ihasta ahora son
todo el pueblo en los ritos sagrados, meta ideal del movimiento es'encialmente las mismas, pero existen detalles diferentes, a ve-
litúrgico. ces bastante notables. En general, puede notarse que existe un
~n muchas diócesis sus respectivos obispos han dado di-
progreso en los mismos, pues los más recientes recog'en las ex-
rectivas en este sentido, según los deseos de Pío XII, que, en la periencias y los estudios anteriores.
encíclica Mediator Dei, invitaba precisamente a los obispos a En el ritual de Lugano que aquí tomamos como modelo, se
regular oportunam'ente en sus diócesis respectivas esta mate- contienen los ritos 'en los que la participación activa de los fie-
ria de la participación activa del pueblo en el sacrificio euca- les está más revalorizada: bautismo de los niños, administra-
rístico. Luego todo depende del celo de los pastores de almas 1s. ción del viático y de la comunión a los enfermos, extremaun-
De todo esto se dan normas precisas en la novísima ins- ción, un rito continuo para la administración de los últimos sa-
trucción de la Sagrada Congregación de Ritos del 3 de sep- cramentos a los enfermos, la bendición apostólica con indulgen-
tiembre de 1958, cia plenaria in articulo mortis, 'el modo de ayudar a los mori-
bundos a bien morir, la commendatio animae, el momento de
Los rituales bilingües. la muerte del enfermo, las exequias, el matrimonio, la bendición
de la mujer después d'el parto, luego una serie de bendiciones:
También en el campo de la administración de los sacramen- la de las casas en el tiempo pascual y fuera del mismo, la de
tos y de los sacramentales, las posibilidades de que antes ha- un niño, la de los muchachos, la de un adulto enfermo, la de los
?lá?amos son mayores de lo que se cree generalment'e. Baste caballos y otros animales, la de los campos o de las montañas
msmuar aquí la concesión de los rituales bilingües que durante o de los prados, la d'el pan, la de los alimentos, ad omnia.
estos últimos años ha hecho la Santa Sede 79 : 'el latino-francés, En cuanto a la lengua, el principio ha sido que en algunas
'".Ene. Mediator Dei n.108-109. Cf. A. M. MARTIMORT, Ordonanccs nadá, Suiza y otras (El nuevo1 Ritual roma,no-franoo: Liturgia [Silos]
e~ direc~ives .sur la me8se: La maison Dieu n.37 (1954) 146-50. Cf. otros afio 3 [1948] p.171).-(N. del T.). En 1949 era aprobado el Ritual en
d1.redoi;10s: 1bid., 151-170. Además del citado del cardenal Lercaro, cf. I2ngua indostana para las diócesi.s de tal lengua (BUGNINr, l.c., p.173).
Directoire pour la pastorale de la messe it l'usaye des tUoc,eses de France En 1950 se tuvo la Collectio rituum ad instar appen<.Ucis ritu.ams romani,
v:iledero, desde 1956, para. toda Francia. Cf. TI!. MAERTENs, La célébra~ para las diócesis de Alemania, ad<.>ptado también por otras dióc<1sis de
t.on de la ·messe it la lumiere de'8 directoires récents: Paroisse et Litur- lengua alemana (ibid., p.178; Liturgia y lenyua vulyar. El Ritual ale-
gle 39 .<1957) 159-79. Para las comunidades religiosas Pío XII decía 'ªn 'm'fin: Liturgia [Silos] año 6 [1951] p.341). En 1951 fué aprobado un
1a Mediator Dei: "filn las com,unidades religiosas se -0bserve con todo es- Ritual latino-francés-alemán, para las diócesis de Estrasburgo y de Metz,
mero l? que las propias consituciones han establecido en esta mat,2ria, y en Francia, y en 1950, uno latino-br,etón, para la dióoosls de Quimper,
no se. mtroduzcan n<.wedades que antes no hayan sido aprobadas por los también en Francia. En 1954 apareció la Gollcctio rituum, latin¡o-inglés,
super10res" (n.110). para las diócesis de los Estados Unidos de América del Norte, adoptado
La revista Lituryi:a (Silos) ha dedicado a los Directorios pastorales también en Australia y en el Canadá. (cf.; Litu.-yia [Silos] afio 8 [1953]
para la misa todo el núm2ro de septiembre-octubre1 de 1958. p.111).-(N. del T.).
. .,. Sobre toda la historia de esta cuestión y la importancia de estos '"' Aprobado en 1955 ; editado ,en 1956,, Para Italia, por el momento,
rituales desde el punt<.> de vista de la participación activa del pueblo, cf. s2 tiene sólo la concesión de algunas fórmulas en lengua vulgar en el
la relación, leída en el congreso de Asís por el cardenal GerU2r Lo8 ri- diálogo del sacerdote con, el bautizando o cc>n sus representantes. Cf. AAS
tuales bilingües y la tJjicaoia pa.storal de los sacramentos (cf Pvo XII y 45 (1955) 195-98.
la lituryia pastoral. Es,tudios ... p. 78-87). Pío XI se había puesto ya en Para E,spafia se tiene el Rittt'al toledano·, de antiguo abolengo. Mas
este c:imino, mas ha sido Pío XII quien a partir de 1940 ha dado un hay indicios de reformarlo, admitiendo más la lengua vulgar. Cf. LitlM'-
gran impulso, a esto. En 1947' <.>btenía el '2piscopado francés el Rituale {fia (Silos), mayo-agost(.11 1958, número extraordinario dedicado íntegra-
parvu,m ad usum dlioecesium, yallwae Unguae (cf. BuGNINI, Documenta ... mente a estudios sobre ei Ritual.
p.164), concedido luego a.otras diócesis de lengua francesa en Bélgica, ca-
C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 861)
864 P.5'.• LITURGIA Y VIDA
Una misión no menos importante incumbe también a los his- general del todo justa: investigan, estudian seriamente, se aficionan a
toriadores de la liturgia, a los teólogos y a los exégetas. Junto lo que realmente vale, sin caer, por otra parte, en el exceso. Sin
con los pastores de almas pertenece también a ellos preparar embargo, acá y allá aparecen ideas y tenc,lencias extraviadas, resis-
las reformas más o menos directa e inmediatamente. La impor- tencias, entusiasmos y condenaciones".
tancia de la historia de los ritos y de las formas es capital para
entender el estado actual de la liturgia, discernir lo que en ella ¿Cuáles son, en concreto, los puntos que también hoy, des-
es oro y lo ~ue_ no lo es. Es decir, distinguir lo que corresponde pués de las reformas reci'entes y lo permitido por la legislación,
a las leyes mtrmsecas de la misma acción litúrgica y del estilo son objeto de examen para una reforma ulterior? Los liturgis-
de la liturgia en general, de las partes menos buenas o d'eca- tas han reunido una serie bastante larga, cuyos puntos, por ¡0
dentes que en el curso de los siglos han podido infiltrarse en demás, son de importancia diversa, especialment'e en el aspec-
los ritos, en las rúbricas, en las fórmulas, en los usos no codi- to de la pastoral para el pueblo. Mas, en el fondo, parece que
fic:idos; d'eterminar de este modo la relativa importancia jerár- pueden reducirse a tres principal'es: el primero mira a las cues-
quica de todas las partes de un rito y juzgar del relativo relieve tiones de estructura litúrgica de una serie de ritos que afectan
que han de tener unas respecto de otras 84 • Jamás hay que can- principalmente al misal, al calendario, al breviario; el s'egundo,
sarse de rep'etir que sin este profundo y paciente estudio his- es el de la lengua litúrgica; el tercero, el canto litúrgico. Las
tórico-litúrgico de los detalles particulares de un rito o de una cuestiones de estructura litúrgica son las más difíciles de resol-
fórmula es imposible una reforma litúrgica que consiga su fin. ver y sobre ellas trata propiamente, y ante todo, la Comisión
Por ese camino se ha llegado a las reformas actuales s5. Tam- para la reforma general de la liturgia, que radica en la Sagrada
bién los t'eólogos y exegetas tienen que dejar oír su palabra im- Congregación de Ritos. La cuestión más consecuente, la más
portantísima en este campo, puesto que, como puede observarse importante desde el punto de vista de la pastoral para el pue-
por toda esta obra, la liturgia implica siempre y profundamen- blo y la más delicada, es la de la lengua.
te valores teológicos y bíblicos. Nuestra misión, en las páginas que siguen, no es tomar una
. Mas es. también ci~rto que reforma litúrgica no quiere de- posición teórica 'en un sentido determinado en cada una de es-
cir n;cesar~amente y siempre un retorno a lo antiguo. Impídelo tas cuestiones, ni de dar soluciones positivas. Hacer esto in-
el mismo fm pastoral. :Éste, no raras veces, inducirá a nuevas cumbe a la liturgia pastoral respecto de las cuestiones en par-
creaciones. También aquí son ej'emplo las reformas recientes ticular; o bien, a la liturgia general, como las cuestiones d'e la
como el rito de la renovación de las promesas del bautismo e~ lengua y el canto, que afectan a toda la liturgia, sino sugerir
la noche del sábado santo. Pío XII ha amonestado más de una positivamente tal solución en vez de otra, incumbe mucho más
vez co~tra el peligro d'e arqueologismo en liturgia, por ejemplo a la prudencia pastoral que a los principios teológicos, los cua-
en el discurso del 22 de septiembre de 1956: I•es, por el contrario, son objeto directo de esta obra y que, en
el caso presente, para la mayor parte de las cuestiones, si no
. ··En materia de liturgia, como en otros muchos campos, conviene para todas, son bastante generales e intuitivos. Por lo mismo,
evitar respect~ al pasado dos actitudes extremas: un apego ciego y nos contentaremos aquí con dar un ligero panorama.
un m~nosprec10 total. Hay en la liturgia elementos inmutables, un
contenido sagrado que trasciende los tiempos, pero también elemen-
tos variables, transitorios y, a veces, hasta defectuosos. La actitud Cuestiones de estructura que miran al
actual de los mejores líturgistas respecto del pasado nos parece en misal, al: calendario, al breviario.
84
Se pu~d!l "'.er ,un ejempl<.> de las íntimas relaciones entre historia y Por lo que se refi\!re al misal, una serie de aspiraciones con-
reformas !Jturg1cas confrontando 1-0s ~studios que fueron presentados
en 1953 al congnso de Lugano sobre el domingo de Ramos el Jueves cierne a la Misa. Y entre éstas un grupo principal mira a la
Sant<.> 'Y el Viernes Santo, con las reformas del Ordo insta 11 r¿tus hebdo- modificación de una serie de rúbricas que interesan más direc-
w1adae san,ctae. Cf. Partecipazione attiva... (actas del congreso de Lu-
gano, 1953) p.113ss. tamente a la claridad y logicidad de la Misa qu'e a la pastoral
80 Cf., '?.ej., F. All'.TONELLI, La reforma litúrgica de la Samana Santa.
popular de la participación 86 • Entre las deseadas modificacio-
Importan1>1a, reaUzac.16n y perspectiva, relación leída en el congreso de
Asís d'! 1956; cf. Pio XII y la liturg·ia pastoral ... p.215-37. En los co- .. Como, p.ej., !ª eliminación, o la recitación por el sacerdote mien-
mentar10s a ~a reforma de la Semana Santa, todos los liturgistas han tras. va de la s!'-cristla al ~ltar, de las oraciones al pie del altar; la su-
puesto de reheye Y ha_n. alabado E;'e cuidado del reformador de basarse presión del últimC> evangeho ; que la primera parte de La misa cantada
sobre. la a~tén~1ca trad1c1ón, conocida ya bastante bien por los pacientes ª!l celebre por el sacerdote en el coro, de modo análogo a la misa de
estudios J:nstór1.cos y crític<.>s sobre la liturgia. Cf., p.ej., T. MAERTENS, r~to .pontifical o ª· las vísperas; que sea aumentado el número de prefa-
La Ji!etmaine Sainte: P~roisse et Liturgie 38 (1956) 75ss. Sobre la impor- cios" que en la misa cantada no se comience el '/.'e igitur antes de haber
tancia del p·r?blema htúrgico de ho.y en la historia, cf. el artf(1ulo de term1.nado el canto de~ Sanctus-Ben¡edictus; que sea permitido cantar en
MARTIMORT, citado antes en la nota 82. la misa cantada Y re.citar Cl'lll voz inteligible en la misa re"ada la doxo-
870 P.5.• LITURGIA Y VIDA
C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA 871
nes que interesan más directamente a la participación activa del
pueblo, hay que señalar la petición d'e que Finalmente otra cuestión, que interesa más a la participa-
ción activa de los fieles, es la de una reordenación de las ltec-
"Ja "oración común", llamada "preces de los fieles" (prex fide- turas bíblicas en la Misa, especialmente en las misa:s de los do-
lium) ... ·encuentre de nuevo su lugar como conclusión de la "liturgia mingos después de Pentecostés y dtespués de Epifanía. El fin
de la palabra", después de la invitación Oremus, que hoy se en-
cuentra aislado, inmediatamente antes de la antífona del ofertorio. Al sería robustecer espiritualmente al pueblo, por este medio, con
menos, a la oratio solemnls sería preferible las "preces litánicas" en una catequesis completa por la elección die las perkopas y por
la que se enumerasen las necesidades de los fieles y a las que el pueblo su distribución en un ciclo de uno o más años 90 •
respondiese con una fórmula fija. Esta oración podría hacerse, al El grupo segundo de cuestiones referentes a la reforma de
menos facultativamente, en lengua vulgar" 87 • la liturgia tiene por objeto el calendario eclesiástico y precisa-
mente bajo dos aspectos: el de la eventual fijación perpetua
Otra petición para el mismo fin 'es la formulada por el con-
greso de Santa Otilia, en 1952: de la fecha de Pascua y por lo mismo de todas las fiestas mo-
vibles hasta ahora 91 , y el de una revisión de las fiestas, espe-
"Parece oportuno recomendar a los sacerdotes que tienen cura de cialmente del santoral, y de su mejor distribución jerárquica
almas hacer nuevamente del communio el canto de acompañamiento según el grado de la solemnidad de su celebración 92 •
durante la distribución de la santa comunión en la Misa parroquial El grupo tercero de tales cuestiones, que interesa bastante
ejecutándolo cuando el caso lo requiere, con solemnidad particular.
Sería también muy indicado unir el salmo correspondiente e inter- más al clero, es el de la reforma del breviario, relacionada, por
calar prudencialmente en el mismo la communio a modo de antífona. lo demás, con la reforma de las fiestas del calendario. En este
Todos estos cantos y melodías han de estar compuestos de tal modo campo se orientan tales cuestiones hacia tres puntos principa-
que puedan seT cantados por todo el pueblo. Inútil destacar la impor- les: aligeramiento, también para el breviario, del calendario del
tancia particular que tendrían en este caso los cantos en lengua vul- santoral en favor de un relieve mayor del tiempo de Adviento,
gar" 88•
de Navidad, de Pascua y, especialmente, die la Cuaresma; la
Hacemos notar que estas dos peticiones se han puesto en distinción y diferenciación, en cuanto a la extensión, del bre-
'ejecución prácticamente en la Misa rezada dialogada con exhor- viario monástico y catedralicio del destinado a los sacerdotes
taciones y cantos 'en lengua vulgar, por ejemplo en el Direc- seculares; la distinción del breviario recitado en coro y del bre-
torio del cardenal Lercaro.
Otro problema hoy discutido es el de restablecer la conce- hagan propias con la intención las palabras de la consagración recW1das
lebración, al menos como facultativa, especialmente el Ju'eves por un solo sacerdote. Sobre esta cuestión cf., p.ej., K. RAHNER, Die vie-
len Messen und das eine Opfer (Ji'reiburg i. B. 1951). Del mismo autor:
Santo y. en algunas circunstancias especiales, como en los mo- Dogmatische Bermerkungen über dil' Frage der Konzelebration: Münchner
nasterios, en los congresos y cursos de ejercicios espirituales, theologische Zeitschrift 6 (1955) n.2 (artículo traducido casi íntegramente
en francés en Les Quest. Lit. et Paroi. 36 [1955] 119-35); F. VANDE&-
donde se juntan muchos sacerdotes. La cosa, en verdad, 'en BROUCKE, A propos de concélébratfon et de messes ao,m1m"''"autaires: ibid., 24-
cuanto está unida con la revalorización del aspecto comunitario 32; B. ScIIULTZE, Das theologische Problem der konzele bration: Gregoria-
1
viario recitado individualmente, en el sentido de una mayor la capital del Imperio; mas, al disminuirse tal conocimiento, se
brevedad, simplicidad y sentido práctico aa. adoptó el latín, en el curso del siglo IV, según parece. Siendo
Hacemos notar, a propósito de las reformas estructurales el latín para el resto de Occidente la única lengua culta, duran-
de la liturgia, que la reforma de la Semana Santa y el decreto te la época cristiana antigua, se impuso también como la única
de la simplificación de las rúbricas del 25 de marzo de 1955, lengua litúrgica. Las lenguas nacionales de los nuevos pueblos
respecto a cierto número de puntos de las peticiones antes in- se formaron muy lentamente como lenguas cultas; por lo cual
sinuadas, constituyen un primer ensayo de la misma reforma en el primer Medievo no se tuvo el problema d•e la lengua litúr-
y anticipan en no pocas materias los principios generales que gica, que fué, naturalmente, el latín. Pero primero fuera de
la guiarán '94 • Italia y luego también en Italia, el latín vino a ser una lengua
incomprendida por el pueblo, y comenzó entonces a plantearse
La lengua litúrgica. la cuestión de la lengua litúrgica.
Mas esta cuestión no llegó a hacerse candente sino con la
Mas, entre todas las cuestiones de la reforma litúrgica, la crisis protestante. Los protestantes, reivindicando el uso de la
de la lengua es la más importante, la más decisiva para la par- lengua vulgar y uniendo tal cuestión con sus doctrinas y prác-
ticipación activa del pueblo en los ritos y en la oración solemne ticas cismáticas, con su herejía de la liturgia reducida esencial-
de la Iglesia y también la más difícil. mente a una predicación (por lo cual mantenían el uso de la
La dificultad no es reciente. En Oriente, desde la antigüedad lengua vulgar como absolutamente necesario en la liturgia por
cristiana, prevaleció la máxima general de que la liturgia y la aquella misma razón teológica), pusieron a la Iglesia en la ne-
predicación se hicieron en las lenguas nacionales, supuesto que cesidad no sólo de descartar tal teoría, sino también de no ha-
se tratase de lenguas cultas-esto se hizo desde el principio cer concesiones a la utilización de la lengua vulgar en la litur-
para el arameo y griego; en los siglos IHII para el siríaco; en gia, para impedir que semejantes concesiones, hechas en tales
el siglo v para el copto y el arameo; en el siglo IX para el pa- circunstancias, fueran una puerta abierta para la herejía. El
leoslavo; a partir del siglo xix para otras lenguas nacionales concilio de Trento, como hemos visto ya, confirmó 'el uso de
modernas ~5-·. En Roma, durante los tres primeros siglos, la la lengua latina, exhortando y obligando al mismo tiempo a los
lengua litúrgica fué el griego, entone'es entendido por todos en pastores a dar explicaciones y catequesis de los ritos en lengua
vulgar, incluso durante la Misa y la administración de los sa-
"' C'f.; cl_aramente '2n este sentido, CARDENAL LERCARO, La si'mplificaci6n cramentos 96 • Lo cual no significa que, después de Trento,
<le las rubricas Y la refot·ma del Breviario, relación en el congreso de Asís
a.e 1956; cf. Pío XII y la litur~ia pastoral. .. p.281>-310. Para los ante- Roma no haya hecho concesiones al uso de la lengua vulgar
r1_ores cf. CARDENAL NASSALLI RoccA, De brevi<wio romanlo et calendario en la liturgia a modo de excepciones y privilegios, especial-
~usltem brevia?"ii rejorman<lo, ed.3 (Bolognia 1946) ; A. BUGNINI, Per una
1'i_forma liturgica gen&al6:: Ephem. Lit. 63 (1949) 166-.84; refiere tam- mente en los países de misión 97 •
bién. el resultad~ de una esc,ues!a entre los liturgistas,; B. FrsCHER, La cuestión ha tomado nueva vida con el movimiento litúr-
Brevierreform. Ein Vorscihlag (Tr1er l!li'íO) ; P. GY, Pro7ets de reforme
du bflév'iarie: La maison rneu n.21 (1950) 110-120; F. VANGERBROUCKE gico, y con mayor precisión con la acentuación del carácter
ProblemeSi du• breviarie: Le:s Quest. Lit. et Parois. 37 (1956) 169-7'2; pastoral del movimiento litúrgico, hacia los años 1945-1947.
J. RABEA U, S1iggestions c.onc&nant la refor'me générale d1t bréviarie ro-
ma•n: ibid., p.179-82. 'Dambién S. ALAMEDA, Proyectos de reform.a del En Francia, la revista Témoignages chrétiens publicó, en 1946,
Bre.vi~rio: Liturgia (Silos) afio 3 (1948~ p.162ss. y 199ss.; G. PRADO, una información sobre esta materia, la cual dió comienzo a una
lnsistimtldo sobre la reforma del Breviarin. Proyect<>s d'3l cardenal Ler-
caro<: ibid., afio 12 (1957) p.143ss. discusión y con ello a reavivar esta cuestión, que desde enton-
"' Véase a este propósito F. ANTONELLI, La riforma liturgica della ces va cada vez más en auge 98 • Hacia la misma época comen-
settimana santa: importan.za, realizzazi.oni e pr.ospettive relación en el
congreso de Asís; c:f. la traducción espafiola en Pío1 XII y la liturgia zóse también a plantear este problema entre los anglosajones 99 •
past?ral ... p.215-237; H. VAN DOREN, Le déCret s"r la sim,plificati.on des En los Estados Unidos de América del Norte existe una aso-
rubriq_ues. 115 1mars 1955: .L~s Quest. Lit. et Par·ois. 36 (1955) 136-140.
También, por la aceptación que ha tenido en los medios romanos
G. PRADO, En torno al de<>reto <te la Sagrada Oongn1ga<YJ,6nJ de Ritos so~
06 Cf. H. SCHMIDT, Liturgie et langue vulgaire. Le pr.obleme de la
bre si1mplificaci6n de las rúbricas: votos y prevtisiones: Liturgia (Silos) langutJ liturgique chez les premiers rejormatoors et !PU comWe lte Trente
afio 10 (1955) p.323ss. (N. del T.) (Roma 1950).
"' Cf. G. BARDY, La question des langu.es d11<ns l'église anci&1~11:1i I (Pa- "' Cf., p.ej., N. [{OWALSKr, Romische ,E1itscheidungen ü'ber dem Ge-
rís 1948) L C. Kono1'.EVSKIJ, Liturgi.e en lan.r¡ue vivan:te: Lex Orandi 18 'briuu.ch der Lwnidesprache bei de heilige Messe vn den Missionen: Neu2
(París 11>~5). ~a primera parte trata del Oriente, con preciosas noticias Zeitschrift für 111issionswissenchaft 9 (1953) 241-51.
sobre la. situac16!1 actu:i1 tanto en los disidentes cuanto en los católic,os ""Cf., p.ej., _todo el númerc; 11 (1947) de la Maison Die:n; T. MAER-
d·2 los d~versos ritos orientales. Sin embargo, hay que completarlo con las TENS, Langu.e vwante ou. langue m.ortef: Paroisse et Liturgie 33 (11>51)
o~servac1ones de J, H. DELMAIS en La ·maison Dieu n.46 (1956) 170.ss. 291-97.
Cf: también M.. PALACIC\s, El prOble·ma de lengua liMrgicia.: Liturgia .. Cf. el artlcul-0· de LANCELOT C. Shephard: Ephem. r,it. (1946) n.3-4
(Silos) afio 6 (1951) p.206ss. p.47.
874 P.5.ª LITURGIA Y VIDA C.24. MEDIOS DE LA PASTORAL LITÚRGICA. PANORAMA, 875
ciac1on en favor de la lengua vulgar en la litutgia, que publica Aunque, como se ha visto antes, el canto del pueblo en len-
una revista con el título Amen 100 , y con el stlbtítulo la frase gua vulgar en la misma Misa cantada (la llamada deutsche
de San Pablo: "¿Cómo puede responder "amen" a tu acción Hochant), es un privilegio estrictamente limitado a Austria y
de gracias el simple asistente?; porque no sabe lo que dices Alemania, y aunque, recientemente, haya declarado expresa-
11 Cor 14,16)". Naturalmente, semejante movimiento en favor mente la Santa Sede que sin su permiso expreso no se extienda
de la lengua vulgar en la liturgia existe en los países de lengua este privilegio o se propague a otras partes, sin embargo, como
alemana 101, y otro tanto entre los misioneros en países de mi- hacía notar Mons. Stohr en el texto que antes hemos referido,
sión 102 • esta misma costumbre existe largamente en Polonia y en Es-
Hay que reconocer que en los mismos ambientes antes ci- lavonia, y recientemente se ha concedido por la misma Santa
tados no .todos entre el clero y entre los laicos favorecen este Sede a diversos países de misión en Asia y E.>n Africa.
movimiento en pro de un uso más extenso de la lengua vulgar Todo esto demuestra que, si bien la Santa Sede inculca con-
en la liturgia, es decir, que el latín tiene sus defensores; pero tinuamente el principio de mantener el latín como lengua litúr-
es innegable que sus partidarios '"ªn perdiendo terreno y que gica, está muy lejos de la rigidez que muchos fautores de la
aumentan cada vez más las filas de los que favorecen el uso tesis contraria le atribuyen. No parece aventurado concluir
de la lengua vulgar en la liturgia. que se camina lenta y prudentemente, como es costumbre de
¿Cuál es la actitud de la Sante Sede en todo esto? Es un la Santa Sede en materias similares, pero seguramente, no a
hecho que, desde el momento en que las peticiones de los litur- una supresión del latín, como algunos inconsideradamente pa-
gistas favorecedores de un uso mayor de la lengua vulgar en recen temer-y algunos modos de expresarse de ciertos extre-
la liturgia han sido expresadas claramente en términos de pas- mistas del campo opuesto no son para asegurar a estos últi-
toral litúrgica, sobre todo desde 1945-1947, más o menos, se mos-, sino a una mayor admisión de la lengua vulgar en aque-
han hecho muchas concesiones que pocos años :antes habría llas celebrndon-es Htfo:gicas en las que d pueblo ha de tomar
parecido una utopía esperar. Hemos hablado antes de los ri- una parte activa y sentida, como todos desean. No parece
tuales. bilingües, los cuales muestran también un aumento con- aventurado decir que el permiso de la lectura, hecha directa-
tinuo de la parte dada a la lengua vulgar en la administración mente por el sacerdote, de la epístola y del evangelio en lengua
de los sacramentos que interesan más de cerca al pueblo. vulgar en la Misa donde asiste el pueblo y la extensión a otros
Ni se ha olvidado de este movimiento a la Misa; todo al países del privilegio del canto del pueblo en lengua vulgar en
contrario, como se ha podido ver antes a propósito de la cele- la Misa cantada, en los mismos límites de la deutsche Hochant,
bración de la Misa rezada dialogada con exhortaciones, lectu- serán probablemente las próximas etapas de esta evolución.
ras y cantos en lengua vulgar. Que el pensamiento de la Santa La tendencia parece ir hacia una celebración de la primera
Sede sea incrementar el canto en lengua vulgar que ¡;e ha de parte de la Misa en tal forma que el pueblo pueda compren-
ejecutar en las Misas rezadas, como se ha dicho antes, en las derla.
bendiciones eucarísticas-exceptuado el T antum ergo y la ora- Naturalmente, tanto los que se alegran de esta tendencia
ción correspondiente, que ha de decirse siempre en latín-, así como los que parecen casi temerla, tienen sus argumentos. Mas
como en las otras funciones no propiamente litúrgicas, demués- en este asunto, no raras veces, tanto de una parte como de
tralo con evidencia la fuerte recomendación en este sentido otra, se proponen razones no muy convincentes, mi-entras sería
contenida en la enciclica l'vf. usicae sacrae disciplina ·1'0~. Ni se más ventajoso para la discusión atenerse sólo a las que tienen
olvide tampoco, por ejemplo, el nuevo rito de la renovación V"a!or real 1'04 • Ahora bien, estos argumentos, si no me equivo-
de las promesas del bautismo insertado en la noche del Sábado "" Así, p.ej., cuando, a veces, los partidarios del latín evocan la no·
Santo y que se puede hacer en lengua vulgar. bleza, la belleza da esta lengua y cosas semejantes. Es fácil a los otrC's
responder con las palabras con que Juan VIII confirmó a San Metodio,
:ioo The vernacular society (P. O. Box 1791, Chicago 90, Illinois).
ap6, •.tol de los eslavos,. el permiso del uso de la lengua eslava en la li-
101 Cf., p.ej., F. MmssERSCHMIDT, La langue litU'rgique en pays germa-
turgia¡ esto es, que DIOS cr,aó no sólo la lengua hebrea, griega y latina
111iq11e: La maison Dieu n.11 (1947) 76-83.
-_consideradas eutC'nces como ~as solas dig,nas d~ la liturgia-, sino et
alias omnes aá laudem et gloria~n sua·m (hp. 25t>). Tampoco es convin-
'!i"2 Cf., p.ej. P. HoFINGER, Partecipazione atti•ilU<: NMessita e speran- c~nte. la evocaci6n al carácter. conciso del latín, difícilmente traducib1'2.
ze per la diffusioil1<e della Jede nelle terre di missione, relación en el con- Jj]fectivarnente, en las traduccrnne.' se puede progresar y llegar poco a
greso de Lugano de 1953: Atti p.122ss. ; G. VAN BmKKUM, La renovacti6n poco a .un.a nota.ble perfacción, como. sucede. hoy, p¡;r ejemplo, con los
litúrglica al servicio de las •misiones, relación al congreso de Asfa de 1956 ; textos b1bhcos, Ciertamente, al traducir se pierde alguna cosa· como en
cf. Pío XII y la T!iturgia pastora•l... p.147ss. Cf. tam.bién diversos ar- las traducciones latinas del hebreo o del griego se perdieron algi:inas cosas
tículos en "Tijd<chrift voor liturgie" 38 (1954) 251-322.
=N .3 Cf. Enaiclovedia Htúr¡¡ica, dirigida por R. Aigrain, trad. ital.
Ed. Paoline (1957) p.lOllss.
así sucaderá para las traducciones vulgares del latín. Mas el obstáculO.
no es de los que deben impedir eL paso, como no lo impidió al latín
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co, se reducen a dos: uno por cada parte. De un modo algo litúrgica. EHa tiende a privar a la liturgia, hasta cierto punto,
general, pueden presentarse· de esta forma: para los defensores '' de su connatural fuerza psicológica, especialmente de su fuerza
del latín en la liturgia, es que la situación de la unidad de la didáctica. San Pablo lo había dicho en pocas palabras: "¿Cómo
lengua litúrgica, como ha sido creada por circunstancias his- puede responder amén a tu acción de gracias el simple asistente?,
tóricas seculares en su mayor parte de la Iglesia católica, es porque no sabe lo que dices" (1 Cor 14,16).
hoy no sólo un símbolo y una expresión, sino también un eficaz Mas, formulados de esta forma, los dos argumentos predi-
factor psicológico de la unidad en general. chos han sido presentados en forma bastante generalizada. La
Para los defensores de la lengua vulgar es, por el contrario, conexión entre la unidad de la Iglesia y la unidad de la lengua
que la liturgia, en cuanto conjunto de signos sensibles de la litúrgica, incluso en la situación actual, no puede ser tan ab-
santificación y del culto de la Iglesia, requiere connaturalmen- soluta; de lo contrario no se entendería cómo la Santa Sede
te ser comprendida por aquellos que son objeto de esta santi- hace también hoy notables excepciones y no parece que quiera
ficación y rinden este culto a Dios; efectivamente, todo signo excluir todavía mayores para el porvenir. Ni puede ser tan
libre, para no ser sin razón, requiere connaturalmente ser en- absoluta la unidad entre la lengua vulgar en la liturgia y el
tendido por el que lo usa; un culto plasmado en signos no en- fruto espiritual de la liturgia en el pueblo, como si el estado
tendidos, en cuanto y por cuanto no son precisamente entendi- actual relativamente restringido de la lengua vulgar en la litur-
dos, no es racionable. Mas, como se ha visto en su lugar, entre gia impidiese en modo verdaderamente esencial ese fruto. Se-
los signos litúrgicos es propiamente la palabra el principal. La mejante opinión se acercaría demasiado a la tesis protestante
incomprensión de la lengua litúrgica es, pues, un factor que condenada por el concilio de Trento. La verdad es que las
tiende de suyo a disminuir la racionabilidad del acto de aquel dos afirmaciones predichas son verdaderas, cada una a su
que rinde el culto a Dios en esa lengua y pone obstáculo a su modo, pero dentro de determinados límites: la conexión entre
plena sintonía o participación interna y externa en la acción el latín y la unidad de la Iglesia y entre lengua vulgar y fruto
de la liturgia es en ambos casos verdadera, pero relativa.
respecto de! griego y del hebreo. También Ja necesidad muy, real de la
seg1;1r_idad doctrinal ~2 las trad,ucciones puede ser salv'aguardada 'po; la En el argumento que el latín en la situación actual es sím-
revisi_ón de la autoridad suprema y por la vigilancia de Ja diocesana. bolo, expresión y eficaz factor psicológico de unidad en la
r,a dificul~ad que .su~o1:'e la continua evolución y, a veces, el relativa- Iglesia, el último punto es el más importante, es decir, que sea
mente rápido enveJecim1ento da las lenguas vivas, puede ser también su-
perada por una más o m,enos periódica revisión de las traducciones he- no sólo símbolo y expresión---cosa verdadera y bella-, sino
chas por ,la competente autoridad. Tampoco es muy apodíctico, aunque también factor psicológico eficaz de la unidad.
tenga algun valor, '21 argumento de que ,una lengua estereotipada, vene-
randa Y no comprendida da carácter sagrado y misterioso a la oración Además, parece también verdadero que el latín como len-
En un régimen cristiano, el carácter sagrado, venerando y misterioso gua litúrgica universal es factor psicológico de la unidad en
<;Je que debe estar penetrad() el fiel qu,2 participa en la liturgia tiern'
f1;1ndarrw11tos m1:1cho más sólldos y profundos que la misterio,>a flor de la Iglesia no tanto por el efecto que tiene directamente en los
tierra que proviene de la antigüedad y de la incomprensión de la len- simples fieles que no lo comprenden, cuanto por el efecto que
gua, porque proviene del mismC< misterio, de Cristo, .siempre en acto, y
del culto de la Iglesia con su cuádrupI~ dimensión, de la que aquí se tiene, o mejor aún, por las muchas cosas que su conocimiento
ha hablado con frecuencia. Lo esencial es que el fiel, al ser puesto en supone y alimenta, en el clero mismo. Quiere decirse que ello
contacto e introducido en 'ª'e misterio y en esa sacralidad no desapa-
rez.can esas características, antes, al contrario, sean mayo~mente' acen- fundamenta más directamente al clero en la unidad de la Igle-
tuadas para quien, comprendiendo la lengua litúrgica, intuye más fá- sia que al pueblo como tal. En efecto, es difícil comprender
cilmente la realidad espiritual d2 que es portadora. De lo contrario, ha-
bría qne decir que el carácter sagrado, venerando, misterioso, de la li- cómo un aldeano alemán o austríaco reciban de la unidad de
tugia no existía para los primeros cristianos, ni existe hooy, pa~a el clero la Iglesia un sentido más profundo por el hecho que, asistiendo
qua comprende el latín y puede recitar lo,s salmos en la nueva traduc~
ción. El argumento de la tradicionalidad del latín tiene ,un verdadero a la Misa, ninguno de los dos entiende lo que :a.llí se dice.
valor, mas no apodíctico. Com.o con frecuencia ha amonestado Pío XII Pero esta observación tiene una consecuencia no pequeña:
con las palabras y con los hechos, en liturgia no siempre y necesaria-
mente aquello qua es más antiguo es intangible o es lo mejor. La litur- síguese, en efecto, que lo que hay que salvaguardar a toda
gia es cosa viva. Cf., p.ej., en BuaNINI, Documenjta ... n.39 p,95. Es cier- costa, por los lazos vitales que tiene con la psicología de la
to también que, en la psicología y en el modo de hablar de algunos ex-
tremistas propugnadore1s de la lengua vulgar 'en la liturgia-ciertamente unidad de la Iglesia, es que el clero mismo de todo el mundo
no los más acertados-, las cosas son presentadas como si el nso de Ja continúe conociendo el latín 105 • Mas no parece que se corran
lengua vulgar indujese automáticamente la vlena sintonía de ánimo de
Jos asistentes, una maraviJJo,m y automática cat2quesis, etc. Entre los
argumentos presentados en una oetición de ciertos grupos del clero de ,.. Es cierto que hoy existe en e¡ clero-comprendido también 21 jo-
una nación para obtener Ja facultad de recitar el breviario en Jwgua ven clero italiano-una fuerte y peligrosa disminución del conocimiento
vulgar, se pudo leer también est<": "Para reforzar la unidad de la Igle- del latín, relacionada probablement2 con el aire general de la cultura
sia, porque esta unidad es más reforzada si el claro que reza el brevia- moderna. Sin d,uda alguna que una reacción en este sentido en los pro-
rio entiende mejor lo que dice." gramas de estudios generaJe,s del clero-más exactamente, de los estudios
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LITURGIA YV
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riesgos graves si se concede al pueblo, que no sabe nada de
latín, escuchar en lengua vulgar aquellas partes de la liturgia indistinta, puede bastar para salvaguardar el fruto esencial de
que están dirigidas directamente a él o se refieren más directa- la liturgia en cada uno de los individuos.
mente a su instrucción y participación activa, así como de can- Más aún: la ignorancia del latín no impide la catequesis del
tar en la propia lengua los cantos que están destinados al mis- pueblo en lengua vulgar ni el llegar a resultados muy notables
mo. No parece que hacer semejantes concesiones al pueblo, en este campo. De tal modo que el conocimiento de la lengua,
mientras el clero ha de continuar diciendo todo lo demás en a lo sumo, puede ayudar y ayuda de hecho a la misma cate-
latín, pueda contribuir a disminuir notablemente el conocimien- quesis a crear esa sintonización de ánimo fundamental entre el
to del latín en la Iglesia; mucho menos a atenuar la psicología pueblo y la acción litúrgica de la cual depende su fruto subje-
de la unidad. tivo en cada uno.
Tanto más cuanto que, en toda hipótesis, aunaue el latín Finalmente, hay que guardarse bien de creer que la admi-
constituya verdaderamente en el clero un lazo psi¿ológico de sión de la lengua vulgar en la liturgia lo más que se pueda,
unidad, es innegable que la Iglesia posee medios más poderosos haría menos necesaria o incluso notablemente menos penosa
para este mismo fin. Especialmente hoy, quiero decir des- la catequesis que el clero ha de dar al pueblo. Pasado el pri-
de 1870, desde el momento de la proclamación explícita del mer efecto de novedad psicológica, sin una intensa catequesis
dogma de la infalibilidad pontificia. Si se añade también la; nos encontraríamos de nuevo en el mismo sitio. Están muy mal
ordenación actual de la vida eclesiástica, notablemente más informados aquellos que parecen creer que, por ejemplo, los
centralizada que en otros tiempos, así como los medios mo- anglicanos estén mejor instruídos en su religión que lo están
dernos de comunicación y de vigilancia, parece probable que los católicos ingleses. La misma comparación puede hacerse 'en
se deba admitir que los peligros de separación, aunque no des- otros paises de religión mixta. Dos calvinistas franceses, que
aparezcan del todo-no lo serán jamás en la Iglesia-, son, en se interesan por la liturgia y son admiradores de la renovación
ciertos aspectos, probablemente menores que en otros tiempos litúrgica de los católicos, aun cuando aprobaban, naturalmen-
de la historia eclesiástica. te, un largo uso de la lengua vulgar, observaban, sin embargo,
Todo esto, salvo mejor juicio, explica la actitud de la San- recientemente:
ta Sede, bastante liberal, como se ha visto, en la admisión de
la lengua vulgar en tantas partes de la liturgia para uso del "Añadimos-más de cuatro siglos de experiencia litúrgica en len-
gua viva nos inspiran esta observación-que no basta hablar francés
pueblo; mientras que la misma Santa Sede ni siquiera insinúa o alemán para ser entendidos. Cualquier lengua eclesiástica puede ser
-¡y con cuanta prudencia!~querer dispensar al clero del latín, tan oscura e impenetrable como el latín para la masa de los fieles
incluso en la misma liturgia, para aquellas partes que miran y especialmente para los infieles" 11".
por. naturaleza, o al menos hoy, de hecho, están reservadas
solamente al clero. Quiere esto decir que, en todo caso, el medio principal e
Por otra parte, es evidente que cuando se habla de la co- indispensable para elevar al pueblo al nivel de la liturgia y
nexión entre la eficacia, especialmente de la eficacia didáctica obtener de él esa participación activa que sea también una sin-
de la liturgia sobre el pueblo y la lengua vulgar, hay que ad- tonización de ánimo, es una intensa catequesis. La lengua viva
. mitir muchos matices. Es superfluo refutar aquí la tesis pro- es un medio no indiferente que puede ayudar; he aquí todo.
testante; admitido el opus operatum y el opus operantis Eccle- Esto hace comprender-y admirar-la actitud práctica de
siae con todas sus consecuencias, es claro que esa tesis es la Santa Sede. Se reconoce indiscutiblemente el valor de la
radicalmente falsa. Pero, además, asistiendo el pueblo a la lengua vulgar en la liturgia para conducir al pueblo a 'esa sin-
liturgia celebrada en lengua latina y cantando también en la- tonización activa, lo más perfecta posible, con la acción litúr-
tín, incluso si no comprende el sentido de las palabras, sabe gica; mas no puede olvidarse la fuerza práctica del latín como
muy bien que en la liturgia se honra y se ruega a Dios, y esta expresión y eficaz factor psicológico, en el clero, de catolicidad
sintonización de ánimo, aunque sea g'enérica y conceptualmente y unidad en la Iglesia. Por esto, en esta hora del bilingüismo
en la liturgia, se mantiene el latín para las partes que afectan
medios--sea más que ncceoaria. Por v<:>lver al hecho a que se aludía al más específicamente al sacerdote porque obra inmediatamente
fin de Ja nota preced2nte, cuando grupos enteros del clero que tienen
todavía la po.cibilidad de recitar el breviario con Ja nueva traducción de in persona Christi o se dirige más a Dfos que a la asamblea in
los salmos piden poderlo recitar en lengua vulgar para entende,r mejor persona Ecclesiae; y se concede la lengua vulgar en aquellas
lo~ que dic2n, se puede conceder quQ esto ne> tiene nada que ver-o no
deberla tener nada que ver-con el movimiento litúrgico. 108 J. l\f. DROIN y A. SENAUD, Reno11'Peau litwrgique catholique et re-
nowveaw Uturgiique re/011mé: Paroisse et Liturgie 38 (1956) p.12.
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partes que tienen un carácter más directamente didáctico para
el pueblo o, por su naturaleza, miran propiamente a él en la difundir el canto gregoriano en el pueblo; mas hay que com-
parte activa que ha de tomar en los ritos. probar que el fruto de tales esfuerzos es bien mísero en com-
paración con el ideal de la participación activa del pueblo en
El canto litúrgico. la liturgia. Hay, ciertamente, quienes insisten en que si todos
los sacerdotes que tienen cura de almas se hubieran esforzado
Para terminar, diremos algo sobre la cuestión del canto seriamente en este sentido, se hubieran superado todas las di-
litúrgico. Esta cuestión, unida con la de la lengua, brota de las ficultades. Mas a esto responden los expertos en la cura de
consideraciones siguientes: el canto litúrgico oficial y tradicio- almas que están en contacto con el pueblo, que no es posible.
nal de la Iglesia desde los siglos rx-xr es el canto gregoriano Y hay que admitir que, cuando se trata de juzgar las posibili-
en su forma actual. justamente considerado como el más reli- dades pastorales del pueblo, los expertos a quienes hay que
gioso y no menos justamente recomendado y defendido por consultar y escuchar son los que están 'en contacto con él y
la autoridad eclesiástica 1·01 • pasan su vida en el ministerio pastoral.
Mas la naturaleza de la liturgia y el bien de las ahnas y no , De este estado de cosas ha nacido en el movimiento litúr-
menos !:as insistentes exhortaciones de los mismos documentos gico una fuerte corriente para resolver la situación por otros
pontificios requieren como sumo ideal la participación activa caminos. Nadie piensa en suprimir o en desfigurar el canto
de todos los presentes en la acción litúrgica, especialmente gregoriano como existe hoy, ni en negar que el ideal sería que
mediante el canto de aquellas partes que, por su origen y na- todo el pueblo pudiera cantarlo. Todos conceden, ad'emás, que
turaleza, están destinadas a ser cantadas por el pueblo, al me- en ambientes escogidos y restringidos donde puede conseguirse
nos alternando con la schola . Nadie pone en duda que en una este ideal. como en los monasterios y en los seminarios, la cosa
asamblea litúrgica el canto en común es el medio principal para tiene otro matiz. Como también que hay que enseñar al pueblo
obtener esa participación activa comunitaria que se desea. Es- en cuanto es eficazmente posible-cosa sobre la que insisten
pecialmente, en la l\tlisa, las partes que, por su naturaleza, los documentos pontificios-algunas piezas más fáciles del can-
perten'ecen al pueblo, son: el estribillo de la procesión de en- to gregoriano, como los diálogos con el sacerdote y algún
trada o introito, el Kyrie, el Gloria, el Credo, el estribillo del Kyrie o Credo.
salmo gradual. o gradual, el estribillo de la procesión del ofer- Mas los pastores de almas profundamente influenciados por
torio, u ofertorio, el Agnus Dei, 'el estribillo durante la dis- el movimiento litúrgico juzgan que esto nunca cambiará sus-
tribución o de la comunión o Communio. tancialmente la situación actual respecto a la participación ac-
Ahora bien, el estado actual del canto gregoriano interpone
tiva del pueblo en el canto litúrgico. Piensan que es cosa 'esen-
obstáculos muy serios a la consecución de ese ideal pastoral
cial al ideal de esta participación que el pueblo tome parte
de participación activa de las masas populares; incluso aunque
se limite exclusivamente al canto gregoriano del Kyrie, del Glo- activa en el canto de la procesión de entrada, en el canto gra-
ria, Credo, Sanctus y Agnus Dei. Los motivos esenciales de esta dual. en el canto de la procesión del ofertorio, en el de la co-
dificultad están en el hecho de que el pueblo no comprende la munión, en los cantos de las procesiones litúrgicas, porque
lengua y especialmente que esas partes, tal como se encuentran tales cantos, por su propia naturaleza, afectan al pueblo, mien-
en el repertorio gregoriano actual. son, en la mayoría de los tras que en el repertorio gregoriano actual son inaccesibles,
casos, muy difíciles para las posibilidades prácticas de los pue- como todos reconocen sin dificultad.
blos, hasta tal punto que requieren especialistas para su ejecu- Siendo esto así, los fautores del movimiento litúrgico pas-
ción, ya que, en su forma actual. fueron compuestos para ser toral piden que se tome otro camino: el de la creación, junto
ejecutados por especialistas, aunque, por su naturaleza, litúrgi- con el canto gregoriano y la polifonía clásica de la Iglesia (que
camente afectan a todo el pueblo 1 º8 • han de seguir usándose como hasta ahora), d'e un canto en
No obstante esto, han existido esfuerzos considerables para lengua vulgar, que sea al mismo tiempo religioso, litúrgico, po-
pular, de hechura artística decente y que el pueblo pueda can-
"" Pío X, Tra le solleüitudini: cf. BUGNINI, DoaU'mienta... p.lOss.;
Pfo XI, Divini cultus: ibid., p.66ss. ; Pío XII, M,usicae sacrae dise1ipli· tarlo en las funciones litúrgicas, observando las leyes que la
na, del 25 de diciembre de 1955. Iglesia ha dado o dará en esta materia. Y, efectivamente, sobre
"" Naturalmente, esto vale todavía rnás cuando se trata d3 polifonía.
Algun0<g insisten también sobre un tercer motivo : que el gregoriano no ese camino se han dado pasos de gigante en aquellos países
responde al gusto de hoy. Mas el g¡usto depende ,en gran parte de la en los que el movimiento litúrgico ha echado hondas raíces.
educación y del hábito.
Antes hemos hablado de esto a propósito de las Misas rezadas
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dialogadas con exhortaciones, lecturas y cantos en lengua En el fondo, p1ensese bien, todo el movimiento actual de
vulgar. reformas litúrgicas tiende, en gran parte, a la aceptación teóri-
La encíclica Musicae sacrae disciplina señala un importante ca y práctica de lo que podría llamarse el principio de dif eren-
paso en la aprobación y en el impulso dado a estos esfuerzos ciación.
Quiere superarse con esto aquel modo de concebir las le-
para la c:eación ~e. un canto popular religioso-litúrgico, tanto
en los paises trad1c10nalmente cristianos cuanto en los de mi- yes litúrgicas en un medio ambiente de rígida universalidad
sión rn 9 , De este modo, se está actualmente en la fase de la indeferenciada en la que se corra el riesgo de no considerar
creación ~e ese nuevo repertorio. Las disposiciones legislativas bastante la diversidad de las situaciones concretas en las que
dan amplias facultades para usar estos cantos en las Misas se encuentra la vida eclesiástica.
rezadas, como antes se ha explicado, y en todas las funciones Así, de frente a una forma de breviario única aplicable
no propiamente litúrgicas. La única cosa que muchos favore- tanto a los monasterios como a las catedrales y al párroco, y
cedor•es del movimiento litúrgico pastoral desearían es poder que se recite en coro o fuera de coro, se tiende justamente a
obtener la extensión a otras diócesis de la facultad de la Misa una mayor adhesión a las situacim1es concretas, hoy tan dife-
cantada _con participación del pueblo con cantos en lengua vul- rentes entre sí, como son las de un monasterio, de un capítulo
gar, segun el modelo del privilegio que gozan las diócesis ale- de canónigos, de simples sacerdotes que tienen cura de almas,
manas y austríacas no. de una recitación coral y de una :recitación privada. De fren-
Se podría preguntar si esta tendencia del movimiento litúr- te a la forma única y univ'ersal de los ritos de la Semana
gico pastoral y popular no incluye un peligro a la preeminencia Santa realizados al menos por un sacerdote con diácono y
que el canto gregoriano ha de tener en la Iglesia. No parece subdiácono, hoy la :reforma de la posibilidad de un ritas sim-
que de?~ a~miti:se fond~dam~nte qll'e el desarrollo del canto po- plex para ser realizado sólo por un sacerdote y, recientemen-
pular hturg1co, mcluso s1 un oía la suprema autoridad se dignase te, también de una forma intermedia de celebración con un
darle más a~plio ~urso en la liturgia, como sucede precisamen- sacerdote y un diácono sin subdiácono, ¿quién podrá dudar
te en la Misa latm:a cantada, en la que el pueblo toma parte de la perspicacia de estas disposiciones precisamente porque
con cantos populares, minase la primacía del canto gregoriano se adhieren tan de cerca a las situaciones reales en las que se
en aquellos ambientes especiales y restringidos, como monas- encuentran concretamente tantas y tantas parcelas del pueblo
terios, conventos, seminarios, en los que hoy justamente reina cristiano? Las cuales, sin estas providenciales disposiciones
en absoluto. En cuanto a los otros ambientes, los parroquiales diferenciativas respecto a la ley precedente, demasiado rígi-
y populares, no es posible hablar de una amenaza a esa pri- damente unitaria, se verían privadas, en buena parte, de los
macía del canto gregoriano, pues en tal•es ambientes hace tiem- ritos litúrgicos por el motivo de no poderse encontrar en aque-
po que no reina. Parece que en este caso el canto popular ocu- llas situaciones afortunadas en las que se encuentran otros.
paría un lugar vacío sin destronar a ninguno. Será difícil per- El mismo principio de diferenciación se encuentra en las
suadir a un pastor de almas que esto, si se .llega a realizar, reformas realizadas o en aquellas a las que se encamina La
llevaría consigo un serio inconveniente. Santa Sede en la cuestión de la lengua y del canto, y proba-
blemente en la de las nuevas fiestas, nuevos patronos, nuevos
100 N.3. Cf. Enciclopea~a. litúrgioo, dirigida por R. Aigrain trad. ita!. doctores, etc,. en las que parece existir la tendencia feliz de
.l!Jd. Paolme (1957) p.lOllss. ' concederlas más fácilmente a grupos y regiones que las de-
no En este .sen~ido se hizo una petición a¡ congreso de Lugano de 1953. sean sin imponerlas a toda la Iglesia.
qt. La partecipr:zione attiv·a ... Atti p.38 n.3. Nótese que de la introduc-
c~ón en una región de la misa cantada con participación de¡ pueblo tam- Se trata siempre de una adhesión mayor de las disposicio-
br~n con can!<.>s en lengu.a vulgar, como sucede en Alemania y en Aus-
1:!IR, no se s1gu~ necesari.amei;ite que en aquel territorio el canto gregc>- nes de la autoridad suprema a situaciones concretas diferen~
riano sea de.scmdado en ambientes como monasterios, seminarioS" etc. · ciadas. Es cosa bien conocida en la historia y en la filosofía
y ni siquiera que el pueblo ·en las parroquias no cante más que a'quello~ del derecho que este proceso de diferenciación en el cuadro
cantos gregc>rianos más fáciles que los fieles todavía comúnmente cono-
cen en los paíseS" que no tienen tal privilegio. El eJemplo de Alemania de una unidad señala siempre un progreso.
y de Austria demuestra que semejantes consecuencias no son necesarias
porque allí no se verifican. Los obispos y el clero-como es deseo de la
Santa Sede, recientemente recalcado-tienen cuidad<.>, no ID12nos que los * * *
d2más, de promc>ver el canto gregoriano (cf. A. STOIUI, La encíclica
"Musicae sacrae dis<Jiplina" 11 el 1niniste.-io pastoral, relación al congre-
so de A'ís de 195·6; cf. PiJo XII 11 la ~iturgia pastoral ... p.265ss.). Efec- En conclusión, las reformas litúrgicas en curso señalan un
tivamente, no es verdad que en Alemania y en Austria el canto grego-
riano sea menos con1.>cido y usado que ·~n otras partes. fuerte avance del natural movimiento vital de la liturgia en
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EPÍLOGO 885
superac1on del fijz'smo postridentino, ocasionado por la reac-
ción de providencial d•efens.a de los inestimables tesoros litúr- ma naturaleza de ser un conjunto de signos s'ensibles y eficaces
gicos de vida contra el vandalismo iconoclasta protestante. de la santificación y del culto de la Iglesia. Si al fin de esta
En esta fase de desarrollo no puede menos de admirarse la obra puede parecer tal afirmación demasiado banal y seca, bas-
sabiduría de la Santa Sede, al mismo tiempo, audaz y pru- ta reflexionar que s'e trata de la santificación que Dios en Cris-
dente. to hace a la Iglesia y diel culto, ante todo, de fe, de esperanza y,
principalmente, de caridad, que la Iglesia, unida a Cristo y por
. "De parte de la Iglesia, la liturgia actual lleva conSligo una in- medio de Él, ofrecie a Dios, con tal dignidad y eficacia que,
qmetud de progreso, pero también de conservación y de defensa. Vuel- en virtud del opus operatum y del opus operantiis Ecclesiae,
ve al pasado sin copiarlo servilmente, y crea de nuevo, en las mismas trasciende toda otra dignidad y eficacia. Por lo cual la litur-
ceremonias, en el uso del lenguaje vulgar, en el canto popular y en gia, en el tiempo que transcurre desde Pentecostés a la parusía,
la construcción de las iglesias."
aparece simplemente como la historia sagrada, misterio de Cris-
Y he aquí el ya repetido principio clave: to, realizada continuamente bajo el velo de signos s'ensibles y
eficaces de la santificación y del culto, realización del sumo en-
"Sería con todo superfluo recordar una vez más que la Iglesia cuentro entre Dios y la humanidad en Cristo, punto de conver-
tiene graves motivos para que se mantenga firmemente en el rito la- g'encia de toda la historia sagrada antecedente y punto de par-
tino la obligación incondicional para el sacerdote celebrante de em- tida de la historia sagrada siguiente donec veniat.
plear la lengua latina y también para que el canto gregoriano, cuando Esta realidad es la que explica todo el concepto de la litur-
acompaña al santo sacrificio, se haga en la lengua de la Iglesia" "'. gia y ordena los elementos que la componen, como se ha 'expli-
Pero sabemos que este principio clave excluye bastante cado en la primera parte. Esta realidad es también la que hace
menos de cuanto quisiera hacer creer algún extremista favo- comprensible el porqué y cómo s'e reflejan en la liturgia, como
recedor de radicales cambios estructurales, así como los de- en un espejo, las grandes leyes de la economía de Dios en el
fensores indiscretos de la lengua vulgar en la liturgia y del mundo, como se ha mostrado en la segunda part'e. Puesto que
tal economía no es otra cosa que la historia sagrada, misterio
nuevo canto religioso-litúrgico; sería de desear una larga com-
de Cristo, no es ninguna maravilla que en la liturgia se reflejen
prensión de las verdaderas necesidades pastorales del pueblo.
las leyes supremas de 'esa historia en sumo grado.
Sabemos también que aquel principio no excluye para el
futuro ulteriores desarrollos y concede, sin reticencias, bas- Partiendo de ese núcleo vital se comprenden las relaciones
tante más a nuevas estructuras, a la lengua vulgar y a un entre liturgia y Biblia. La Biblia es el mundo de la historia sa-
grada, misterio de Cristo, en todos sus planos de desarrollo.
nuevo canto, de cuanto perecería a algunos extremistas de-
El mundo de la liturgia, por lo mismo, no puede ser otro que
fensores a toda costa de la pasada tradición del latín y del el mundo de la Biblia concretizado y como concentrado, en to-
gregoriano en la liturgia. Hay que hacer notar que muchos de das sus dimensiones, bajo los signos sensibles de la santifica-
esos votos son hoy plena realidad. ción y del culto de la Iglesia.
Desd'e ese mismo punto de partida se comprenden las rela-
ciones entre liturgia y fe. La fe, en efecto, se encentra toda en
EPILOGO la historia sagrada, misterio de Cristo siempre en acto. De 'este
modo la liturgia no es otra cosa que la fe traducida vivida, y,
Misión de esta obra era iluminar la estructura teológica de en cierto modo-más indirecto que directo-, también enseñada,
la liturgia, considerada en su conjunto, haciendo V'er cómo sólo bajo el velo de signos s'ensibles y eficaces de la santificación
este modo de verla manifiesta todo el sentido en visión sinté- y del culto de la Iglesia.
tica unitaria, aclarando su vivo armazón y como núcleo vital De esto se comprende también las relaciones de la liturgia
más íntimo partiendo del cual se desarrollan y en torno al cual con la teología, tanto con la teología teórica en gen'eral, cuanto
convergen ord•enadamente todas sus inmensas virtualidades de con los diversos tipos históricos de teología. Siendo la teología
vida. en general el estudio científico de la revelación quie se presenta,
¿Cuál es, pues, este núcleo vital más recóndito de la litur- ante todo, como historia sagrada, misterio de Cristo siempre
gia que la encierra en sí y manifiesta sus riquezas? Es su mis- en acto, toda teología que tiene dtebida cuenta de esta perspec-
tiva no puede menos de encontrar y destacar en todo pasaje las
111
Discurso del 22 de septiembre de 1956. Of. Pío XII y la Utiurgia dimensiones litúrgicas de su objeto. Por lo mismo, estará más
pastorai ... p.330.
o m'enos íntimamente unida con la liturgia, según que respete
886 P.5. ª LITURGIA Y VIDA
aPh.oGo 887
más o menos fuertemente aquella perspectiva propia, en la que
la revelación se presenta principalmente. flexionado seriamente en este hecho. No a quien lo considera
El mismo punto de vista det'ermina, en último término, las y lo tiene presente. . . .
relaciones de la liturgia con la espiritualidad como tendencia a Al paciente lector que m'e ha seguido desde el prmc1p10, to-
la perfección cristiana del ser de la gracia santificante y del do esto no ha de aparecer como un panliturgismo y un intento
obrar de la caridad. Supuestas las condiciones necesarias de sin- de absorber toda la vida de la Iglesia para reducirla a .un ritua-
tonización moral, en la liturgia, precisamente por ser historia lismo universal, o, en el mejor de los casos, a un monaquismo
uniV'ersal; sino simplemente una visión sintética de la realidad
sagrada, misterio de Cristo siempre en acto, bajo el velo de donde cada uno de sus elementos, sin absorciones indebidas ni
signos sensibles y 'eficaces de la santificación y del culto de la simplistas reducciones, son considerados y ordenados a la luz
Iglesia, se realiza en grado sumo el encuentro de Dios que en de la realidad suprema del misterio de Cristo.
Cristo santifica al hombre y del hombre que en Cristo ejerc'e Quien ha descubi•erto que el misterio de Cristo se realiza
la caridad de Dios, ofreciéndole en E:I y por E:I. en sumo ho- en sumo grado en la liturgia, está persuadido de haber descu-
menaje debido a Dios creador y providente. Por lo cual la li- bierto una gran fuerza dinámica de vida. Es un hecho que el
turgia es, connaturalmiente, el centro y el alma de toda tende~ esfuerzo del profundizamiento t'eológico, el fuerte interés por
cia a la perfección en el modo en que la Iglesia la propone ofi- su vida espiritual y mística de los estudios de las mismas, el
cialmente a sus hijos. movimiento bíblico, el movimiento pastoral, el movimiento de
Finalmente, siempre porque la liturgia es la historia sagrada, la Acción Católica y el mismo movimiento misionero, manifes-
misterio de Cristo si'empre en acto, actuado continuamente en tacion'es tan características de nuestra época, se orientan en
este tiempo desde Pentecostés a la parusía, bajo el velo de sig- estos momentos en larga escala hacia la liturgia; del mismo modo
nos sensibles y eficaces de la santificación y del culto de la que el movimiento litúrgico, a su vez, se une cada vez m~s ínti-
lgl•esia, ella es, no menos connaturalmente, el centro de con- mamente a estas manifestaciones de per'enne y lozana vida en
vergencia y la meta a la que tiende, así como, bajo otro aspecto, Cristo. La convergenc!a, por sí misma, es ya impresionante.
la fuente de que se deriva toda la actividad pastoral y misio-
nera de la Iglesia. Efectivamente, ésta no qui'ere otra cosa que l. O. G. D.
realizar y conservar el encuentro entre el pueblo y Cristo, el
cual, por ser la liturgia lo que hemos dicho, s'e hace precisamen-
te en sumo grado en ella y por ella.
De este modo aparece la liturgia como la mayor concreti-
zación, el centro de las relaciones 'entre Dios y el hombre en el
tiempo qu'e media desde Pentecostés a la parusía; el lugar pri-
vilegiado de los encuentros en Cristo entre Dios y la humanidad,
donde convergen todas las criaturas del mundo infrahumano y
angélico, toda la historia pasada, presente y futura; toda la fe,
la Biblia, la teología, la vida espiritual, la vida pastoral y mi-
sionera de la Iglesia.
Ciertamente, semejantes afirmaciones no pueden m'enos de
aparecer extremadamente exageradas, por no decir ditirámbicas,
a quien jamás ha reflexionado seriamente sobre el hecho de qu'e
todo el mundo de las criaturas, toda la historia de la humani-
dad, toda la fe, la Biblia, la teología, la vida espiritual, la vida
pastoral y misionera de la Iglesia no ti'enen otro centro de con-
vergencia que la historia sagrada de las intervenciones de Dios
en. el mundo y la respuesta de las criaturas; historia sagrada
encentrada en Cristo, como mist'erio de Cristo siempre en acto
desde el origen del mundo hasta la consumación en la Jerusa-
lén celeste. Las afirmaciones precedentes sobre la liturgia apa-
r'ecerán, digo, inevitablemente exageradas a quien jamás ha re-
INDICE DE AUTORES
Devotio: noción, 131s.; d. y liturgia, [Dios] Drama litúrgico medieval, misterios• y Enemigos: los salmos contra los ene.
472. mo alemán, 845s.; tratado de D. paraliturgias, 849. migas del pueblo de D:os y modo
Diáconos: sentido cristológico-trinitario unitrinu y liturgia, 597s.; trata.c.'o Dualismo: reacción de San Pablo y de entenderlos en la liturgia como
de Ja consagración de Jos d., 225. de Deo uno y liturgia en Santo tendencia dualista, 296 (36); dua- referidos a la lucha contra Sata·
Dialogada: Misa, 856 Tomás, 544. Lsmo y liturgia (véase Cuerpo, nás, 458-460.
Didasca!ia: en qué 'sentido puede de- Dípticos de difuntos, 305. Canie). Energúmenos: la comu11ión eucarística
cirse que la Misa es una didascalia Directorios episcopale& recientes pan Dulía: culto de d., 135s. a los energúmenos bautizados, 880s.
de la Iglesia, 467-474. la celebración de la santa Mi.3a (Véase Denwn~acos.)
Didascalias explicativas de los ritos: 862. • Enfermedad y Satanás, 331, 333, 338,
hechas durante los m:smos ritos 808 ·
d. de la Misa, 856s. ' '
Dogma: acusaciones protestantes y ra.
cionalistas de novedad en los dog-
E cfonesi, 263s.
Eclesiología: tratado teológico de la
34ls.
Enfermos: liturgia de los e. y los án-
Didáctica: fin didáctico y fin cultural mas católicos, 523: luchas dogmáti- Iglesia y liturgia, 598; en la po- geles, 233; oraciones y Misas por
de la liturgia, 469s.; en la litur- cas y . liturgia, 572s.; reglas para sitivo-escolástica, 523. (Véase Jgle- los e., unciones y bendiciones por
gia no predomina el estilo didác- determuiar hasta qué punto lo que sin.) los e. como prueba del cuidado que
tico y, sin embargo, la liturgia tie~ se encuentra en la J:turgia sea de Ecumenismo y liturgia, 785s. la liturgia toma también del cuer-
ne gran eficacia didáctica 471-474. fe,. 474-485; cómo es presentado y Educación general y liturgia, 847. po, 283; liturgia por los e. y lucha
Difuntos y liturgia: liturgia' y comu~ VIVtdo en la espiritualidad litúrgi- Effeta o rito de la aperitw aurium, contra Satanás, 387s.; rito para asis-
nión entre los r eles de esta tierra ca el conjunto de los dogmas y en 374. tir a los e. en el ritual de Lugano.
y los que han muerto en estado de qué sentido la espiritualidad litúr- Eficacia de la liturgia: la liturgia como Enseñainza: fin didáctico de la liturgia
gracia, 304-306; ofrenda de la Mi- gica es una espiritualidad do gmáti- signo eficaz, 28, 100-123; e. peda- real, pero secundario y realizado
sa por los d. y utilidad de las ora- ca, 623, 625s.; deseos en orden a gógica de la liturgia, 290, 471-474, más indirectamente que directamen·
ciones hechas por ellos, 304 478 una predicac:ón más dogmática y 837. te, 469-471; observaciones sobre los
509, 575; f~rmularios de :Mis~s po; predi~~ci6n Ii~úrg!ca, 826s., 830s.; Egipto: liberación de 'Egipto del pue- programas de la e. de la liturgia,
los d., dípticos de los d., conme- atenc10n relativa dada a los diver- blo de Israel en el salmo In ezitu 599-605; e. de la teología dogmáti-
moración de todos los rl., memento sos dogmas de la fe -y v'da litúrgi. Israel de Ae9ypto y la liberación ca, de k exégesis, de la ascética y
de d., 305; fJesta de la conmemo- ca en Santa Gertrudis, 722-738; in- del fiel de este mundo en la litur- de la mística y liturg'a, 600-603.
ración de todos los d. y oficio de flujo de la liturgia sobre las fór- gia de difuntos, 455. Epiclesis: para la venida del Espíritu
los d., 306; liturgia por los d. y mulas dogmáticas según los moder.. Ejemplarismo: en la Epístola a los He- Santo en la Misa: en la anáfora de
ángeles, 324; liturgia por los d. y nistas, 483s., 490; liturg;a como ex- breos, 239; fundamentos escriturís- Hipólito, · 215; en el canon roma-
lu.cha contra Satanás, 400; demo- presión corroborativa en los fiPles ticos, tradicionales y filosóficos del no, 218; en la liturgia galicana, mo~
n;os y d. en el juicio particular, de los dogmas ya explicitados 487- ejempJarismo cristiano y de su uso zarábica y ambrosiana, 219s.; e.
según Orígenes, 3 S5; ofertorio de 489; evolttció1i de los dogmas' y li- en la liturgia, 40-47; e. y asociación para la venida del Espíritn Santo
la Misa por los d., 355 (37); uso turgfo: el conocimiento de la evo- de las cr:aturas infrahumanas a la sobre el pecador: en la reconcilia-
antiguo de poner las especies euca- lución de los dogmas hace entender alabanza de Dios en la liturgia, 302. ción de los pen ten tes, 225; e. para
rísticas en la boca o sobre el pecho mejor las relaciones entre fe y li- Ejercicios: espirituales en el an1biente la venida del Espíritu Santo en el
de Jos d., 382 (100); oficio supe- turgia, 469; la evoltición de los dog- de la espiritualidad litúrgica, 656; sacramento del Orden, 225; en los
rerogator10 por los d. en el Mei•.'ie- mas y de las doctrinas se refleja e. de piedad extralitúrgica y espiri- sacramentales, 227s.; origen apos..
vo, 798; tema de la elección y de ~amb'én en la liturgia, 480-482; la tualidad litúrgica, 628; e. de San tólico de la e. según Perrone, 513
la liberación del pueblo en el salmo importancia de la liturgia en el pro- Ignacio y liturgia, 698; e. de Santa (24); e. en las liturgias orientales,
In cxitit Israel de Aegypt'O' aplicado ceso e:X.plicativo de los dogmas, 490- Gertrudis y sus oraciones y devo- 481.
a la muerte de todo fiel, 465; su- 499; el conocimiento imperfecto de ciones extralitúrgicas, mas con es- Episcopado: superioridad del e. sobre
fragio por los d. según Santo To- la evolución de los dogmas fué uno píritu litúrg;co, 755. e} presbiterado estudiado en litur-
más, 541 (35); exequias de los di- de los puntos que impidió a los Ekklesia o Iglesia como congregación gia por F. A. 'Zacearía, 509.
funtos en el ritual bilingüe de Lu- Padres precisar la autoridad de 1 Ja de los hombres hecha por Dios en
gano, 863. liturgia en las cuestiones de fe, Epístola a los Hebreos: sobre el sa-
Cristo Jesús, concretizada principal- cerdocio celeste de Cristo, 235-37;
Diluvio: figura de\ bautismo, 439. 5 78s.; tampoco d~eron suficiente mente en la asamblea litúrgica ante y relaciones entre liturgia celestt• y
Dios: tendencia de la Escritura a re- él;tención a esto los pasitivo-escolás- todo en la Misa, 47, 65, 96s., 253,
ttcos, 513 (24), 524s.; la evolución liturgia terrestre de los cristianos,
servar el nombre de D. sólo al Pa- 254, 255, 262, 268, 379, 792, 812,
dre, 202; a "Dios" a quien se di- de los dogmas es una luz que hace 238s.
entender más profundamente en qué 833. Errores ,ppsíbles, incluso doctrinales,
rigen las oraciones antiguas de la Ele.:ción y iorrnación del pueblo de
liturgia es el Padre incluso aunque sentido ciertos textos del N. T. se en ias liturgias históricas, 466, 478.
Dios y de la Iglesia, uno de los Escatología: e historia sagrada, 22;
la conclusión sea s6lo P er Domi- usan en la liturgia, 443s. (Véase
grandes temas de los salmos y su
nuni nostrum, 202s.; en el sacra- Fe.) sentido escatológico de la Misa, 159,
mentario gregoriano algunas oracio~ Dogmática: la cuestión de cómo la li- uso en la liturgia, 454. 167s.; del ciclo Adviento-Epifanía,
nes se dirigen directamente al Hijo turgia ha de ser asimilada en la teo- Elem"llltos y objetos usados como sig- 173; del de Septuagésima-Pentecos-
y el Deus (o Domine) se entiende logía sintética general, llamada teo- nos en la liturgia, 54. tés, 174; de la fiesta de Todos los
sólo del Hijo, 208; modos diversos logía dogmática, 499-503; cómo se Ellas figura de San Juan Bautista, 440, Santos, 175, 309; últimos tiempos
de considerar el misterio de Dios realiza eso en la teología positivo- 441. y la lucha contra Satanás, 348; sen-
en la unidad de naturaleza y en la escolást' ca, 503-530; en la teología Encarnación: la ley de la e. en las re- tido figurativo escatológico del tem~
trinidad de Personas, 185-188; el D. de Santo Tomás, 530-549; en la tea. laciones entre el hombre y Dius 1 plo de Jerusalén, 456s.; del tema
de la liturgia es ante todo el D. de logía de los Padres, 549-587; refle- 68, 137, 271-275; significado de esta del pueblo de Dios en la Escritu-
la Trinidad, 198; la unidad de la xiones teóricas para la solución de ley, 271s.; e. del Verbo manifesta- ra, 4.56; visión escatológica de las
naturaleza divina en la liturgia, la cuestión sobre Ja base del con- cíón plenaria y ocultamiento de Dios, cosas y ejercicio de la esperanza
l 98s.; D. y el hombre, gracia y es- cepto de teología, 587-599. 272; la liturgia como caso privile- en la liturgia, 416-448; e. como
fuerzo humano en la espiritualidad DonatiSlllo: controversia donatista y }i .. g' ado de la ley de la e., 275; e. y principio interpretativo litúrgico de
litúrgica, 104; cómo la liturgia a la turgia, 572s. posibilidad de escándalo en la li- los textos de la Escritura, 450, 452~
luz de las realidades erísticas, cris- Dones del Espíritu Santo, 6fJ1 (1). turgia, 276; la liturgia continúa Ja 463; deseos por una predic8ción más
tianas y escatológicas, comprende los Doxologías: del N. T., 208s.; estructura epifanía encarnada y el ocultamien- escatológica y predicación litúrgica,
textos del A. T. que hablan de Jos cristológico-trinitaria de las doxolo- to de Cristo, 276; e. y pecado de 417s. (Véase Jerusalén cel«.ste.)
atributos de D. y de su acción en gías litúrgicas griegas, 208-212; de Adán; la Eser: tura. es una e. sui Escolástica: teología e. y liturgia en
· el mundo, 425-430, 46l; D. rey en las latinas romanas, 212; d. latinas generis del' Verbo. 562; e. y la lu- el tiempo rle Santo Tomás, 530-549.
los salmos y en la liturgia, 463; medievales dirig~das directamence a cha contra Satanás, 233, 402; e. del Escritura: y liturgia, 415-464; lugar de
~antic~ad de D. en el nuevo catecis- la Trinidad, 213s. Verbo y unidacl del cosmos, 295s. la E;, en la lituq~ia en general,
904 fNDICE ANALfTICO
mana-divina, mandataria y repre- gún las épocas, 481; I. C. ejemplo, Infierno! formulario de la Misa "pa- genes, 532.
sentante.• de Cristo por su voluntad junto con la Asunc ·ón, de la im- ra aliviar las penas del i.", 466, Jeremlao: fig-ura de Cristo, 442.
insustituíble y por d pueblo que, a portancia de la liturgia ~n el pro- 47q_ Jerusalén: terrestre figura de la Igle-
travé3 de la jerarquía, está unido cl'so explicitativo de los dogmas, Iniciación cristiwna: tiene su ápice ,;a y de la J. celeste, 440. 442,
a Cristo, 122; I. cuerpo de Cris- 497s.; cómo interpreta la liturgia en la comunión al sacrificio euca- 456; J. signif;cada por las d'mensio-
to, 24s., ll8s., 122s., 255, 257; la en la fiest~ ,¿e la I. C. el Gen. rístico, 171: i. c. y ciclo de Sep- nes escatológicas de todo signo li-
liturgia como acción de la I., como 3,14, 436s.; la liturgia lee los tex- tuagé-sima-Pentecosté.s, 174; sentido túrgico, 73-99; J. celeste en térmi-
tos marianos del N. T. a la luz de cr=stológico-trinitario de la i. c., no últ:mo de la histor'a sagrada,
acción de Cristo en Ja Iglesia y por 16-25, 175; objeto de la esperanza
la Iglesia, eomo culto integral del la I. C., 444; I. C. y liturgia en 220-24; i. c. y lucha contra Sata·
b teología positivo-escolást~ca del nás, 3t)3s. ; ritos principales de la cristiana, 661; y meta querida por
cuerpo m~stico de.• Crist'J, cabeza y Dios en Ja elección, ·separación y
miembros, 115-123; 238-247; 255- siglo XVIII, 511. iniciación cristiana t<xplicados por los
Imposición de las manos y Espíritu Padres, 550s.; ritos litúrgicos de la formación de un pueblo sagrado,
270; la I. y la ley de salvación en 455; J. cele>te visión central de la
comunidad, 225-270; y la ley de la Santo en la reconcil;ación de los: i. c. y Ejercicios de Santa Ger·
penitentes, 225; en el sacramento trud;3. 75,s. fiesta de '!'o dos los Santos. 30~; J.
encarnación, 273s.; la I. como tal celeste e Iglesia según Heb.. 12,
se encuentra actuada en gra.¿o sumo del Orden, 226. In nomine Patris, et Filii et Spiritus
lmprecacicines en los salmos entendi- Sanct : y sent' do cristológico-trini- 21-23, 236, 302s.; en Ja J. celeste
en la acción litúrgica, especialmen- alcanza su perfección Ja unirlarl cós-
te en la Misa, 96s., 100, 161, 256; das en la liturgia contra Satanás tario, 228.
y sus satélites en cuanto son escla- Intelectuales: la catequesis de los· in- mica según el Apocal'ps's, 315s.; J.
la I. dtvositaria del mini3terio de celeste y predicac'ón litúrg¡ca, 828.
la palabra y de los ritos litúrgicos, vos de Satanás, 4583. telectuales según San Agustín, 823.
Insignias pontificales en la explicación (Véase Escatología.)
determina la exiStencia y el sentido Impureza: cómo entiende la liturgia Jesús: nomhre de ... : y lucha contr~
los textos del A. T. contra la im- de Santo Tomás, 538.
de los signos Jitúrgicos que no son ~nsuflación y lucha contra Satanás,
SatanáR, 343, 364.
pureza, 429s. Jonfis: figu1·a de la resurrección de
de institución divina, 47-51; ora en 3'i5.
la oración de todo fiel, mas existen Indiculus y el principio les orandí, Cristo, 440.
lex credcndi, 485s. Instinto cristia¡no: en la fe, 490-91; Y Judit: figura de la Virgen María, 442.
grados diversos de intervención en Individualismo: en espiritualidad, 670; liturgia en la evolución de los dog-
su intercesión ante Dio3 (véase Opus Juicio particular: parte de ]os <lemo-.
i. y distanc·am;ento del pueblo fiel mas, 40Gs. n'os en el j. p., según Orígenes,
operantis Ecclesiae), 117, 120; I. y de la liturgia, 801. (Véase Indivi- Instrucción en la liturgia, 469-471.
lucha contra Satanás, 243-248; l. y 355.
duo.) Inteligencia: modo propio de tipo mi\s Juramento y sacramentum. 560.
el templo de Jerusalén, 456; histo· Individuo y liturgia: la liturgia, el concreto, histórico, intuitivo que es-
ria y vida de la Iglesia, luz que Justo: el j. y el piadoso isra~lita en
hecho y el sentido de los signos li- colástico-especulativo en que se rea- los salmos y en la liturgia, 461.
hace enten,¿er más profundamente túrgicos no es determinado por los liza en la liturgia el ejercicio de la
ciertos textos del N. T., 443; I. individuos privados, ni siquiera en i., 287s., 471s., 416, 626s.
como m'ysteríon derivado del mys-
tet{on de Cristo, según Orígenes,
la parte que no son de insftució?
divina, sino por la Iglesia, 48s.; i.
Intercesión, de los santos y liturgia,
307.
K erygma en el N. T. y en la tradi-
Interioridad y liturgia. (Véase Indi- ción patrística como modo de con-
.162; I. en Eph. 3, 21: doxología, y comunidad en la espiritualidad en cebir la catequesis encentrada sobre
208; en la doxología, final de la general y posibilidad de acentos dt· viduo, Exterioridad.) Cristo y la historia sagrada, 286.
anáforo. de Hipóllto, y en las doxo- versos, 617; las disposiciones mor~ .. Introversión y liturgia, 104.
logías, de la Traditio. 211 (50); in- les y el empeño moral del indivi- Intuición: y discurso en la experien-
falibilidad dt• la I. demostrada por
la liturgia. según 'Zaccaria, 510;
duo que interviene en la liturgia se
encuentran en todo signo litúrgi.::o,
cia mfsfca, 610; conocimiento por
i., santidad de vida y oración per- L aicos: en la Iglesia y la cuestión
74; la acción litúrgica y los textos sonal de los salmos, 448s.; la litur- del sacerdocio de los fides, 143;
tratado teológico i.e la I. y litur· parte acti.va de los 1. en la liturgia,
gia, SQ8, y la teología positivo-es- que se leen en ella hacen referencia gia es más intu:tiva que raciocin::i-
tiva, 471s. (Véase Conocimiento por pero diferente de la del sumo sacer-
colástica, 522. (Véase Ekklcsia.) también a la situación moral con- dote y de los levitas, según San
creta individual de cuantos en el1a connaturalidad.)
Iglesia (templo): consagración de una intervienen, 444s.; referencia de los Israel, y nuevo Israel, la Iglesia, 23-25. Clemente Romano, 261 ; los 1. a par.
i. y sentido cristológico-trinitario, tir d.:'1 MPcl;evo, reducidos cada vez
salmos a las realidades individuales más a simples espectadores mudos e
226; ritos de la consagración de de quien los recita, 449, 455, 456;
unai i. explicados por los Padres, inertes en la ~.fisa, 265; movim1en-
550-557; consagración de una i. y
la liturgia se preocupa sumamente
del emreño del sujeto i., pero lo
J acob y Esaú, fig-ura de los cristia-
nos y de los judíos, 440, 441.
to litúrgico y revalorización de la
sentido antidemoníaco, 306; i. cris- concibe como una respuesta a las teología del laicado, 794.
ti&na y templo d(• Jeru3alén, 456. Jerarquía: j. sin j. no hav Igksia, Latría: culto de !., 135.
realidades objetivas impuestas por 121: la j. sola no es la Iglesia, l ?3: Lectio divina: el método monástico de
Imagen: noción, 39; mentalidad realis. . Dios según la ley de la objetiv'dad,
ta antigua y mentalii.ad moderna la lr:les'a es el conjunto ind'snluble la 1. d. como estudio, meditación
177-183: el i. en la revelación y en que resulta <le Cr'sto cahf'za, <lt:> la y oración de la DibEa y de la tra-
sobre el concepto dt.• i. y concep- la liturg·a no puede nacer, subsis- j. como estructura media<lor~ huma-
tos afines e importancia dé este tir y desarrollarse más que en el dición en fntima conexión con la
na, divina, man<lataria de Crifto y lit11rvi;1, 4fí4.
hecho para la historia de la teo- cuadro de la comunidad se.cún la del puehlo que a trav<'s de h j.
logía y para la liturgia, 44-47; i. Lecturas bíblicas: en la litunda: no
ley de la comunitariedad <:e la sal· está unido a Cristo cabeza, 122s.; leídas por P1 celebrante en Ja anti-
y mysteri'.on, 560-63; controversia vación, 247 -271; la espiritualidad h- los f'lemento:-i <le l,q Fturg;a tienen g{iedad, 260; esquema eucol6gico:
dormática sobre las imágenes y li- túrgica es esencialmente comunita- la m;sma autori<l~d doctrina! que Jos lectura, 110milíc,., canto, oraci6n en
el culto y culto de las imágenes se- ria, 623s.; la personalización in- miemhro" <le la j. que los reflactan silencio, oración conch1s1va del pre..
el culto· y culto de las imágenes .se- dividual de la Eturgia se realiza o anrueh~n, 477; la j. dp.pns;taria sirlente, en voz alta, 652s.; la elec-
gún Santo Tomás, 539, 541 (35). en grado sumo en la experiencia de la palahra <le D'os y de lo< ri- ción de las l. b. en la l'turgia es
!mago: realismo de esta noción (y de n-.~tica en la liturgia, 652s.. 680; tos l;tÚrg-:co~. R32; <letermina el he- determinarla por el concento myste.
Jas nociones afines: species, figura, i. y experiencia pefsonal de Ja fe, cho y el sentirlo rle los signos 1:- r·um. historia sagrada, 567; votos
symbolum, myste'rr·um, sacramentum) 491~.; i. colectividád en la religión tt.írgicos oue no son de inst:t11c:ón en or<len a una nueva orden;i:ci6n de
en los antiguos, 39, 42, 433. del A. T., 252; i. y comunidad en d;v;na, 40_51; necesidarl de la ohe- las 1Pcturas bíblicas en Ja Misa, es...
Inmaculada Concepción: la I. C. de la pastoral, 768; i. y liturgia en diencia a la j. en cuestioneR littlr- pecialmente en los domingos des-
María fué ¡iropu<'Sta por el magis- el ejemplo de Santa Gertruds, 764. gicas, 703; el movim'ento litúrP"ico pués de Enifanía y después de Pen-
revaloriza el sentido de la j. epis- tecostés, 871.
910 ÍNDICE ANALÍTICO
fNDICE ANAÚTICO 911
Legem creclendi lex statuat sup- (Liturgia]
plica¡ndi (lcx credendi, lex orandi): diat<>r Dei, 26 (2) ; Ja esencia de la [Magisterio] [Matrimonio]
historia y v.alor del principio, 465 l. expresada por su definición por turgia y por lo mismo en qué mo- a la eucaristía, 168; m. y los án-
485-487, 572 (71). ' género próximo y última ¿:ferencia, do sea la liturgia didascalia de la geles, 323; liturgia matrimonial y
Legislación litúrgica. (Véase Derecho como punto de referencia v de de- Iglesia, 467-474, 518s. lucha contra Satanás, 392.
litúryico.) ducción de todo aquello que de elb Mal: origen del mal de los ángeles Matrimonio espiritual y espiritualidad
Lengua litúrgica: cuestión histórica se dice en la cienc·a litúrgica, 26, caídos, 330s. litúrgica en Santa Gertrudis, 746s.
de la lengua litúrgica en la anf- 883s .. ; la l. como punto de con ver~ Manuales de teología positivo-escolás- Mediación de Cristo según Santo To-
güedad, en el período tridentino, en gencia en que se vive concretamen- tica del siglo xx y liturgia, 515. más, 541.
la actualidad, 260, 263s., 872s.; ac- te: Biblia, dog-ma tradici6n, ense- Maná: figura de la eucaristía, 440. Mediación de María: la fiesta de M.
t1tnd de la Santa Soc.e a este propó- ñanza del magis{erio teología Y Mar Rojo: paso del m. R. figura del m. tiene por objeto una doctrina
sito, 874; existencia de dos corrien- centro vital de la p;storal de la bautismo en la liturgia, 441. que hoy es sólo una opinión teoló-
tes extremistas y st1s respectivos ar- Iglesia, 600s., 823, 846; la L es María: y A. T., 175; M. objeto del gica, 481.
gumerttos, 875s.; ju;cio, 87í-880; de- popular por exigi rio así su natura-- culto de hiperdulía, 135; fiestas n•a- 'M:edievo: ex.Piiicaciones medievales,
cisiones del concilio de '!'rento so- leza in~rínseca, 798; [itit'Y{)Ía tl"rres- rianas y mi ster: o de Cristo, historia hasta el siglo xrr, de la liturgia,
bre la lengua y la catequesis en la trc y liturg·a celeste 228-245, 311s.; sagrada, 175; la fe está implicada 552s.; en el m. disminuyó conside-
J.turgia, 807; la lengua vulgar en liturgia terrestre y hturgia de Cris~ de modo muy diverso en las fiestas rablemente en el clero y en el pue-
la l\.fisa según las modernas dispo- to en el cielo, 228-245, 319 (42), ,marianas de la Asunción, de la Pre- blo el sentido comun tario de la li-
siciones, 857s.; la lengua vulgar en 3 l 9s.; l. terrestre y l. de los ánge- sentación, de la aparición en Lour- turgia, 264s.; m., devociones y li-
la administración de los sacramen- les y de los santos en el cielo, des, en la fiesta de M. Medianera turgia, _75Ss.; impronta medieval en
tos y de los sacramentales según 309s.; l. celeste descrita por San y en la de la translación de la la espiritualidad litúrgica de Santa
las recientes disposiciones de la San- Juan en el Apocalipsis y 1. terrestre, Santa Casa de Loreto, 465; Asun- Gertrudis, 709, 736, 753s.
ta Sede; los rituales bilingües, 868s.; 316s.; 1. terrestre y l. celeste en ción, 479-481, 483; Presentación, Meditaci6\n: como medio en la ten-
1. vulgar y 1iturg¡a en las misiones, Santa Gertrudis, 727, 750 (133); I. 480, 485; translación de la Casa de dencia hacía la perfección en gene..
7'34; punto verdadero contenido en como acción y acción comunitaria dt~ I..-0reto, 480, 485; aparición en Lour- ral, 471s., 612, 645s.; el valor de
el argumento de los adversarios de todo el cuerpo místico de Cristo: des, 480; mediación, 480, 481, 499; m. discursiva incluído en la ;;c-
la 1. vulgar en la liturgia que es de la Cabeza y <le Jos m:embros, Inmaculada Concepción, 481, 483; ción litúrgica, 285; acción litúrgica
cosa esencial a la liturgia conservar 258, 285, 468, 646 791-798; efica- Asunción de M. en los positivo-es.. como medítación-acción, 646s.; ob-
cierto c.arácter de misteriosidad, 471. cia psicológica pasto~al de la l., 779; colásticos del siglo XVIII, 411; có- jeciones y respuestas sobre la efi-
875 (104); incluso en la hipótesis desarrollo histórico de la l. e in- mo es interpretado en sentido ma- cacia meditativa de la acción iitúr·
de una celebración litúrgica ente- flujo étnico, 290; l. histórica en los riano por la liturgia Gen, 3,14, 436; gica, 649ss.; la meditación fuera de
ramente en 1engua vulgar todavía slgJos xv1-xv1II, 507; J. coma m_vs- en la nueva Misa de la A. no se la acci6n litúrgica en el ambie!lte
había de ser necesaria la cateque- teriwn, 561-563; l. del A. T.: su sig- hace mención de la muerte de la de espiritualidad litúrgica, 653s.
sis litúrgica para elevar el pueblo .a nificado según Santo ':fomás, 5~0; Santísima Virgen, 481; las compo- Melquisedec: sacrificio de M. figura
la rturgla, 802; la lengua vulgar en cómo la 1. cristiana entiende los s'ciones de los textos de las dos de la eucaristía, 442.
la liturgia y la obra del P. Pío preceptos l'túrgicos del A. T. en fiestas de los siete dolores de la Memento: de vivos, 308; de difuntos,
Parsch, 789; la cuestión de la len- los textos que usa, 430-433; l. lo· Virgen como ejemplo de sensibilidad 305, '308.
gua vulgar tocad.a por los teólogos cus theologicus pra.estans eh los po· más subjetiva que objetiva, 288 Metodología: reglas metodológicas pa-
positivo-escolásticos de los -siglo'> sitivo-escoiásticos, 515 521; verda- (22); la liturgia lee los textos ma- ra determinar el valor dogmático de
xv1I-"XVII1 contra los protestantes, dero valor de la l. p~ra 1a síntesis rianos del N, T. a la luz de la los puntos implicados en la liturgia,
510. teológica, 527; diversos modos de explicitación de los dogmas m~ria 476-485; la parte que se da a la
Ley: leyes de la economía divina en concebir la ciencia litúrgica, 3-8; Ja. nos, 444; oficio parvo de la Virgen liturgia en la teología s'ntética ge~
el mundo y liturgia, 177-338; l. mo- enseñanza de la ciencüt litúrgica: en el Medievo, 758; M. en el com- neral depende del modo de concebir
saica, economía cristiana y litur<ria estado actu.::il y observaciones, 587, municantes de la Misa, 308; la obra la naturaleza y el método de la teo-
332; significado teológico de e.lo~ 599-605; para lo demás véanse las creadora de Dios en los textos de logía en general: en los positivo~
preceptos litúrgicos de la l. mosaica voces determinantes, v.gr., para fas los salmos en relación a la Virgen escolásticos, 516-530; en Santo To-
según Santo Tomás, 540. relaciones entre 1íturgia e Iglesia, en la liturgia, 454; los textos sa- más, 541-549; en los Padres, 580-
la voz Iglcs1a) etc. pienciales del A. T. aplicados a 587; en teoría, 587-599; la liturgia
Leyendas en el breviario y en la li- en el tratado metodológico De lo-
turgia en general: cómo se han de Lirismo y liturgia, 47Is M. por la liturgia, 428; tipología M.
Eva, Ester, Judit, 442; M. y la cis theologicis de los positivo·esco-
entender, 484s. Loci theologici: Ja li tu~gia entre \os lásticos de los siglos XVIII-XIX, 510,
Libros de preces, n1edievales y espíri- l. th., 499s. lucha contra Satanás, 403, 4!0; de-
vociones marianas extralitúrgicas y 513s.
ritu de 1a liturgia, 755. Lugares sagrados del A. T. seg{¡n Métodos: de meditación, de oración,
Libros de ho1'as, medievales y espí- Santo Tomás, 540, Hurgia, 628s.; M. y meditación li-
túrgica, 649; virginidad perpetua de de examen de conciencia y esp;r¡ ..
ritu de la liturgia, 755, tualidad en general, 613; y espiri·
Limosna: cómo la liturgia con1prende María mostrada por la liturgia por
F. A. Zaccaria, 509; concepción, tualidad litúrgica en especial, 645-
el precepto de la limosna contenido
en los textos del A. T., 432; l. co-
M acedonianos: la divinidad del Espí- santificación, matrimonio, anuncia- 656, 700 (99).
ritu Santo demostrada por F. A. ción de María y la espiritualidad Miércoles de Ceniza y lucha contra
mo fruto .del ayuno, uno de los pun- Zaccaria contra los m., 509. litúrgica de Santa Certrudis, 728. Satanás, 404s,
tos esenciales de la ascesis cuares- Madre de familia y posibilidad de la Mariología: tratado teológico de m. Misa: y sacrificio del Gólgota, 149;
mal, 669. espirituali<lad litúrgica 640s.; eJf>tn- toda la liturgia está ordenada a la
y liturgia, 541 (35), 542 (37), 545,
Liturgia: concebida como derecho liH vlo de María de la' Encarnací0n, 598. santificación del hombre y al cul-
túrgico, . c_omo. histori.a. sagrada, co- 682s. Mártires: desarrollo de su culto, 307. to <::ristiano rendido a Dios en la
mo esp1~:t_ual.1dad ltturgica, como Magia: diferencia del opus operatum, Martirio: y sacerdocio uní versal de los m., la cual es de este modo el cen-
p~s~oral hturgtca, como liturgia teo- 75, 102. tro y e} sol de la liturgia, 141s.,
fieles, 143s.; la lucha contra Sa-
log1ca, 3-8, 599, 541-603; noción y Ma?'isterio eclesiástico: criterio pró- tanás, según los Padres, 353; m., 157s., 168-172; la m., realización
neces1~ad de una hturgia teológica, ximo de la fe,, 475, 524; dificult.1d especialmente de las doncellas y ni- y expresión sintética de todo el
7; nociones de la Suma Teo/óg.'ca de de conocer que cosa es de fe por ños, como victoria sobre Satanás, conjunto litúrgico, 156-176; la m.,
.Santo Tomás, que pueden servir de el solo m. ordinario 488s · el m. 408-4!0. centro y sol de la vida sobrena-
base a una liturgia teológica en ge- empeña la propia ai'ttorida·d en la Matrimonio: la cuádruple dimensión tural de la Iglesia, 171; la cuá-
. ·neral, 531-536; concepto de l. · 9- liturgia en grados diversos según del signo sacramental del m., 87; druple dimensión i.'e los ;;ignos Ji~
176, 467s_. ;_ defin'ción de la !.,' 26- los casos, 465, 467 479 · 'en qué valor comunitario y eclesial del m., túrgicos tiene el sumo grado de exa
.35; def•-ll!ctones de la 1, en la Me- modo el m. esté implicado' en la Ji- 266, 268; m. y sacerdocio univer- presión y de eficacia en la m., 157-
sal de los fieles, 143; m, ordenado 160; la expresión litúrgica en las
912 fNDICB ANALÍTICO
fNnICE ANALÍTICó
[Misa) [Misa)
anáforas del hecho de que la m. de corregir los defectos en la ce.le. [Mística) [Movimiento litúrgico]
realiza en síntesis todo el misterio brnción de la m., de la obligación la Encarnación, ursulina, 682-690; to que se debía esperar de él?, 8;
de Cristo, 161-168; la suma unidad del sacerdote de celebrar, del tiem. solución teór:ca, 672, 60Q.. r;o3; oh- la pastoral litún.6ca, caracterí~t:ca
con Dios, con Cristo, con los án- po de la celebración, los ritos de jeciones y respuestas, 649-653; ora- de la fase actual i.el m. l., 789;
gdes, los 3antos y los hombres en Ja m. explicados por Santo 'fomás, ción de simple mirada y acción li- eJ m. 1. y la cuestión del sacerdo-
estado dt• gracia se realiza-presu- 538; m. y controversia protestante túrgica, 647s.; vida m. y recitación cio univc•r.sal, 143; m. l. y movi-
puestas las debidas disposiciones mo- 507-510. (Véase Eucoristia.) ' y canto de los salmos, 449, 453- miento teológico, <le ciencia ascé-
rales-en la m., 158; Cristo mi- Misal: prohibición de traducirlo en. 464; en la expt•riencia mística en tica y mística, bíblico, pastoral, de
nistro principal del sacrificio de la lengua vulgar, 265; deseos en or~ la rtcción litúrgica la liturgia es per- acción católica y misionario, 464,
m., según la tradición patríst,ca, den a una reforma del m., 869; rn sonalizada e interiorizada en grade 697, 887; m. l. y bened'cfnoo, 642;
240; la m. como acción sagrada a como 1 bro de med.tación en el cli: sumo, 655; m. y liturgia en el m. l. y cuestión de las relaciones
la que todos lo.s fieles deben parti- ~~- de una espiritualidad litúrgica, Seudo-Dionisia, 565; enseñanza dt' de fe, teología y liturgia, 465,
cipar actJvamente, aunque de un la ascética y m. y ensefíanza de la saos.; m. l. y relaciones entre cató-
modo jerárquicamente diferenciado, Misa.es. de, ~os fieles e introducción y liturgia, 584s.; m. y vii..a litúrgi- licos y protestantes, 785; entre ca·
259s., 261s., 286, 651 ; cómo todo part1C1pac10n activa en la liturgia ca en Santa Gertrudis; m. nupcial, tólicos ·Y disidentes orientales, 786;
809 855 •
fiel debe y puede hacer de la m. Mini;terio • de la palabra y míniste.. 704, 709; vida m•stica y vida l1- m. l. y unidad entre predicación,
su propio sacrificio, 152, 154s., 156; tt'1rgica sin tens:ón dt• contrastes, Có.teque.sis y liturgia, 830; m. l. y
r.w de los ritos iltúrgicos en la lgle.. 739; gracias místicas recibidas por
m. y actuación del sacer.c.ocio uni- sia, 83 Is. reforma de la liturg·a, 865.
versal de los Lel<"B, 158; en la Mi~istros sagrados: como signo• u.. Santa Gertrudis en la acción litt'tr- Mozarábica: liturgia y doxologías tri-
m. alcanza la historia universal so- turg1co, 65; m. s. dd A. T. s~gún gica o en conexión con ella. 741- n tarias, 214; y estructura cristo-
bre esta tierra su plenaria 51gnifi· Santo Tomás, 540. 753.' lógico-trinitaria de la Misa, 219; y
cación, 159; apo3to,icidad del nÚ· Misericordia de Dios en los textos de¡ Modernismo: y liturgia, 485~·.; m. y a<lopcionis:•.10 e.:;pañol, 466.
cleo, esencia de los ritos de la m., A. T. usados por la liturgia, 426 teología positivo-e.seo ástica, 522s. Muerte: y Satanás, 330s., 333; piadoso
519s.; obligación de asistir a m., MisiQ;ies: fin específico de las m. e:x:~ Modalismo: controversia antimodalista ejercicio de preparación para la
612; frecuencia de la as.stencia a tranJeras, 769; act v1da<l m:s.ouera y r turg a, 572s. muerte en el espíritu de la litur-
la m. y tt1H.lencia a la perfección, y esµíntu de la liturgia, 633; valor Moisés, figura de Cristo, 440. gia, según los Ejercicios de Santa
613; caráct"r didáctico de la pri- misionero de la liturgia, 780-787. Monacato: y sacerdocio universal, 143; Gertrudi~, 757.
mera parte de la Misa, 471; ca- Mistagogia: obras mistagógicas Prin .. .:;entido antidemoníaco de la vida Mundo: el "mundo" bajo el dominio
rácter comunitario de la ~:lisa en cipalcs en el período patrísít co monástica, especialmente eremíti- ne Satan:ís, 332.
la expresión ritual antigua, 359- 5-PJ ¡ m. de San l\láximo Y otra~ ca, según los Padrl's, 353; profe- Música y liturgia. (Véase Arte, Can-
365; uso antiguo de la úmca Mi- mistagogias bizantinas, 550; las sión monástica y lucha contra Sa- to.)
sa como expresión de su carácter oh.ras mistagógicas son las fucntt!s tanás en la liturgia, 398-400; la Myron: consagración del m. y sentido
comunitar,o, 261; .c.iversos tipos de pnnc1pales para conocer el pensa~ consagración de los monjes explica- cristoló.Jco-trinitario, 227s.; consa-
celebración de la m. permitidos en miento patrístico sobre la l turgia da por los Padres, 550.555; rito de gración del m. explicada en Oriente
la actualidad, 854.s.; directorios 580. ' la vestición y de la profesión mo- en la edad patrística, 550s.
episcopaJe!' recientes para la cele- Misterio: m. de Cristo, m. de la Igle. nástica y Ejerc'.cios de Santa Ger- Mysterion: el m. base fundamental de
bración de la m., 862; oraciones sia e historia sagrada, 20-25; el rn trurlis, 7 5 7. las explicac ones litúrgicas de los
s1..cret<iS de la m. a partir del si- d!! Cristo, centro unificador de l~ Moral y liturgia: la fuerza moraliz:i- Padres; origen e.scritur stico y des-
historia sagrada, 416s.; el m. de dora .t.e la acción litúrgica en orden arrollo del concepto, 457; su signi-
glo 1v, 264; desarrollo, a partir del Cnsto, conci·etizado en la liturgia
l-íedievo, de la m. rezada y parte al ejercicio de las obras dt• caridad ficádo fundamental en Orígenes, 560-
97, 99; y principalmente en l~ para con el prójimo y del ejerci- 563; aceptación de este concepto de
en ella del ministro, 264; m., ver- Misa (véase M su); m. de Cristo
~adero sacr.ficio y licitud, tiempo
cio de las virtudes morales en la la patrística siguiente y su aplica-
y los ciclos litt'lrg1cos, I 72s.; y fies- vida práctica, 141, 663s.; modo es- ción a toda la liturgia, 563s.; el
.e.e la celebración, principales ce- tas marianas, 17 5; m. de Cristo en
remonias de la m. rezada defendi- pecial de la liturgia de estimular la concepto en las liturgias, 566; mé-
los salmos .usa~los por lat liturgia, acc.ón moral, 625s. : las disposicio- ritos y deficienc as de los Padres
das por los positivo-escolásticos con. 448-464; criterios para establecer
tra los protestantes, 51 O; estructura nes moráles del sujeto son signifi- en la elaboración .C.e este concepto,
hasta qué punto en un detalle deter. cadas en todo slgno litúrgico, 74s., 6.10.s.; m. y gnosis, 484. (Véa3e
cristológ1co-tr.nitaria de la m., 214- minado de la liturgia existe "miste.
219¡ respecto a la m., las fiestas 76, 77s., 82s., 94; miran también °A1) stcrútm, Sacramentum, M:sterio.)
1
río". 568s.; para los Padres expli. al deber misionero de todo fiel, 782; Mysteriwn: m. sacramentunt y defini-
no son otra cosa que un modo ana- car la liturg a eq~ivale a decir ex-
lítico rle considerar y hacer psico- aspecto i.el empeño mora} de la li- ción de la liturgia, 33, 35 ; valor
plicar sus umistenos", 563s.; teolo. turgia y concepto ele sacram·cntum, realista dd concepto de m. en los
lógicamente más eficaz algún aspocto gía del misterio de O. Casel, expo-
del único misterio contenido plcna- 81, 565; punto de vista moral pare- antiguos, 41s.; m. y sacrarnentum
sición y juicio, 108-115. (Véase nético df.'} interés de los Padres por en los latinos, 33, 565; en las li-
riamente en toda Misa, 172s.; pro- .Nlysterion, Mysteri-um, Sacr11men ..
hibición de traducir la m. en h n- la liturgia, 555; moral y el ciclo turgias, 566; méritos y deL'ciencias
tmn.)
gua vulgar, 265; m. y restauración Adviento-Epifanía, 173; cómo en- de los Padre3 en la elaboración de
Mística: aspecto místico y experiencia tiende la liturgia los preceptos del este concepto, 569; la predic&ción
de la criatura infrahumana al ~er míst.i~a en la ten<l~ncia a la Ptr-
vicio de la vída divina en el rnl!n~ fecc1on, 600s.; noción de la con- A. T. de que hace uso, 430-33; mo- como m., 812; criterios para esta-
do, 298; ofrenda de Ja m. en la templación y de la vida mística ral y catecit::mo, 639s.; y predica- blecer hasta qué punto exista un m.
tumba rle los mártires, 307; m., Ju- 672s.; exper encia mística y expe: ción, 827 829s.; teolo ..da moral y en cualquier detalle particular de
gar del encuentro por excelencia de riencia estética, 60: ascensión aseé.. liturgirt, en sf misma, 600; en San- la liturgia, 568.
la Iglesia militante, purgante y tico·mística de las almas significadas to Tomás, 544.
triunfante, 308s.; m. y presencia de en los textos escriturísticos, 423; as. Mortificación: espíritu de m. corno
los ángeles, 316·321; m. y almas del Cl:'nsión gnóstico-mística del alma en mc'Clio común hacia la perfección,
414.
N avidad: objeto propio y cuádru-
purgatorio, 304; m. y lucha con- el mystrr O·n de Orígt'nes, 568; mís- ple dimensión del significado del ci-
tra Satanás, 379.333; literatura pa· ticos del siglo "XV y teología, 504 · Movimientos corpóreos como signos en clo de N .• 95; fiesta de N. y los
ra la catequesis directa de la m., m. y gnosis, 582; m. )' /'tm-·1in; la liturgia, 54. ángeles, 236; virtui. reden ti va <lt' la
808; m. y catequesis 1 tt'1rgica t>n cue!'tión: ¿es la liturg·a poco ad.<ip- Movimiento litúrgico: "un paso del Es- fiesta de N., 445; N. y lucha contr¿,
~¡ concilio de Tren to, 806; m. en la tada corno preparación a la ('On- píritu Santo por su lgles¡¿¡", Satanás, 402.
espiritualicfarl litt°Jrg1ca de Santa templación m. ?, 673.-fi76; te¡.;timonios P'o XII, 88; m. l. y modo de con- Naturaleza: consideración filosófica y
Gertrudis, 702, 730, 736; del modo de Casiauo. 676-682; de JII:irfa de cebir la liturgia, 6; ¿por qué el consideración histórica y litúrgica
m. l. no ha producido todo el fru- de la n., 357-363; uao de los ai¡-
914 ÍNDICE. ANALÍTICO
ÍNDICE ANALÍTICO 915
[Naturaleza) [Oficio divino]
nos sensibles en la liturgia y ten- rio y eclesial, 268; el o. d. reci- rtOración] Oriente, y lengua litúrgica, 872; O.
dencia connatural de la n~ huma- tado por personas habilitadas por ritualidad litúrgica, 645s., 699 (99); s·ímbolo de Cristo, 376.
na, 67s. la Iglesia y en la fornia adecuada o. según Casiano, 676s.; ¿cuál es Ortodoxos y movimiento litúrgico, 785.
Natural: concepto de n. y de sobre- actual:za la oración del cuerpo superior, la o. mental o la o. litúr-
natural, 357s. místico de Cristo, Cabeza y miem-
Naturalismo: dificultad de la mente gica?, 699 (99); cuádruple dimen- Pacto: antiguQ, figura del p. nuevo,
bros, con un cierto opus operatum,
naturalística dt• entender los exor- 115s., 116 (12); su fin cultual pre- s1on del signo de la oración litúr- 439; p. nuevo y Mísa, 158; p. nue-
cismos y de darse cuenta de la rea- valece sobre el didáctico, 471; el gica, 273., 89s.; o. de la Iglesia vo y aspecto moral de la liturgia,
lidad de la lucha contra Satanás, o. d. está íntimamente unido con actuada en los sacramentales, 93, 158.
36ls., 382. la Eucaristía, 172; o. d. y asocia- 115; o. litúrgica superior a la pri- Padre, primera persona de la Trinid:id:
Neoplatonismo: y preparación de los ción .e.e la criatura infrahumana a vada (véase Opus opcraatis Ecclc- y dialéctica cristológico - tr.nitaria
antiguos para entender el valor sim- alabanza de Dios, 301; o. d. y án- s1'.ac), 1S1, 63Ss.; su carácter dog~ de l'a revelación y de la liturgia,
bólico de las cosas sen3ibles, 45 ; geles, 324; o. ferial y lucha con- mático, aunque no escolástico, 287s.; 184-234; el P. ut a quo y ut ad
espiritualismo i..esencarnado neopla- tra Satanás, 412; o. de difuntos co- o. litúrgica, o. del cuerpo m1ístico qucm de la santificación y del culto·
tónico, contrarío al espíritu cristia~ mo oficio supererogatorio en el Me- de Cristo, de la Cabeza y de los de la Iglesia, 29; según la antigua
no y especialmente a la liturgia, dievo, 758; o. d. y experiencia místi- 1..-n.iembros, 93s., 206; Cristo autor norma la oración litúrgica es diri-
278s., 283s. ca, según Casíano-, 766s.; según principa.l .c.·e la o. litúrgica, 243; la gi.C.a al P. por medio de Jesucristo,
Niños: y el voto de la Eucaristía, 169; María de la Encarnación, 687s. · misión dé• la liturgia como culto es 201s.; norma basada en la Escritu-
bautismo de los niños, pecado· ori- según una encuesta del P. Poulain: de hacer orar a los fieles, no de ra y [!11 la Tradición, 202; el F. en
ginal y liturgia, 478, 573; exorcis- 694 (88) ; o. d. y experiencia mís- instruirlos directamente, 469s., el comienzo y en el cuerpo y en la
mo sobre los niños, 365; catecismo tica en Santa Gertrudis, 741; ex- 484s.; carácter comunitario y ecle- conclusión de las oraciones litúrgi-
para niños y liturgia, 841•. periencia mística y oficio divino, :;ial de la o. litúrgica, 269; tensión cas, 202-20•.3; tendencia de la Escri-
Nobis quoque peccatoribus, 309 (20). 693; los breviarios de los fieles, entre la naturaleza comunitaria y tura a reservar al P. el nombre de
Novísimos: tratado teológico de los u. 809'; votos y tendencias para la re- la necesaria interiorización y perso- Dios, el apelativo Padre nuestro y
y liturgia, 599; en Santo Tomás, forma del o. d., 871; o. d. y es- nalización de la o. litúrgica, 276s., a considerar como referido al P. lo
545; en los positivo-escolásticos, piritualidad litúrgica m Santa Ger- 286, 653; o. y sacerdocio universal que el A. T. decía de Dios, 202-
523. trudis, 702.s., 734; leyen.c_·as en el de los fieles, 143s.; o. extralitúrgi- 204; el P. en Jos textos arcaicos del
Números: valor simbólico de los n. en o. d., 485; o. d. explicado en los ca y espiritualidad litúrgica, 628-
N. T. y en la antigua literatura
la liturgia, 65 (64). Padres, 550-555; o, d. y alabanza cristiana, 203s.; doxologías del N.
633; o. y lucha contra Satanás, T. dirigidas sólo al P. o al P. por
Nuevo Testamento: unidad del N. T. vocal divina segí1n Santo Tomás, ,342s.; oracione3 Jitltrgicas dirigidas
con el Antiguo Testamento, 416; 539. (Véase }foras canónicas, Bre- Cristo, 208; el P. en las anáforas
directamente a la SS. Trinidad, y en el canon romano, 214-219; en
unidad del cosmos infrahumano y viario.. ) 201s.; o. y Espíritu Santo, 20ls.; los sacramentos, 220-227; en el ciclo
del hombre a los fines del reíno de Oleo: consagración de los óleos exp1i- personalización de la o. litúrgica Septuagésima - Pentecostés, 228s.;
Dios en el N. '1'., 294-97. cacla en Oriente en Ja edad patrís- (véase Persona); cómo comprende ¿por qué no hay una fiesta para el
tica, 550.555; la unción posbautis- la liturgia el precepto .C.'e la o., con P.?, 231; el P. en la Epístola a los
O65;hispo:
el
como signo en la liturgia,
o. ante toc'o como liturgo
mal con óleo, 374; unción de los
enfermos y lucha contra Satanás,
ten'do en los textos del A. 'f.,
431s.; o. y Cuaresma, 405; o. como
Hebreos, 235 (2).
Padres dA! la Iglesia: teología y litur-
387; su .sentido cristológico-trinita- medio hacia la perfección, 612s.; gia en los P., 549-587; literatura pa-
que representa y e'tlcarna la comu- rio, 227.
nidad local, según San Ignacio de o. mental y litúrgica, 471, 700 (99); trística princ.pal de interés teológico-
Antioquía, 261; sentido cristológi- Opiniones teológicas y liturgia, 481. oración vocal y vida mística: cues- litúrgico, 549-555; principales obras
co-trinitario de la consagración de Opus Dei en los monasterios benedic .. tión, 673s., segltn el testimonio de patrísticas donde se hace uso polé-
los obispos, 225; movimiento litúr- tinos, 710. Casiano, 676s.; según el testimo- mico de la liturgia, 553s.; diversas
gico y revalorización i:e la teolo- Opus operantis ecclesiae: noción, fun.. nio de María de la Encarnación, tendencias en la literatura teoJógico-
gía del o·., 794. damento, sus con3ecuencias para la 685s.; según una encuesta del litúrgica de los P., 567s.; punto de
Objetos: como signos en Ja liturgia, naturaleza, la eficacia y la digni- P. Poulain, 694 (88) ; o. extrali- vista sobre todo teológico-irén:co de
54. ,[_ad de la liturgia, 115-123; lOls, túrg1ca y espíritu de la liturgia en los P. por la liturgia, 555s.; el con-
Objetivísmo: y el opus operatum en 243, 258, 300, 636, 659s., 773, 775. Santa Gertrwi1s, 753ss.; o. y litur- cepto historia sagrada, base de la teo-
la liturgia, 102; la ley de la obje- Opus operatum: sentido de la expre- gia en Santo Tomás, 539. (Véa- logía y de la predicación de los Pa-
tividad y la liturgia, 177-183 ; no- sión, 74; o. o. y el concepto de que se Contu11iplación, Devociones, Mís- dres, 567s.; los P. supusieron muy
Cristo es el ministro principal dt' t1~ca, Oración.) fácilmente la apostolicidad de la li-
ción, 178; ohjetivismo y subjetivi.s .. turgia, 467 (4), 519; modo realísti-
mo en la liturgia, 178-181; en la Jos sacramentos, 241; el o. o. y al- Oraciones litúrgicas: su estructura
gunas características de la liturgia: cristo1ógico-trinitaria, 201-208; se- co de concebir los conceptos de ima-
espiritualidad litúrgica en especial, gen, símbolo, etc., en los P., 40s.,
625; en la espiritualidad en gene- objetivismo, teocentrismo, realismo, gl1n la antigua norma, dírigidas al
cristocentrismo, 102s.; o. o. y ma- F'adre por Cristo, 201s.; esquema 44; la opinión privada de los P. 110
ral, 104.. 617. basta para determinar la existencia
OccidA!nte: símbolo de Satanás, 375. gia, 74, 102; el o. o. y la presen- ~ntiguo de la o. 1.: comienzo, cuer-
cial;dad de las realidades significa- po, conclusión y su evolución pos- y el sentido de los signos litúrgicos,
Obras: extralitúrgicas y espiritu•alidad 51, 441; los P. y el sacerdocio uni-
litúrgica, 633s.; obras pastorales ex- das por el signo sacramental, espe- terior, 202-208.
cialmente en su dimensión rememo- versal de los fieles, 143; los P. y el
tralitúrgicas como mé'dios ordena- Oraciones salmódicas, 653. modo de concebir la Trinidad, 186-
dos a la liturgia y derivados de rativa, l 05-115; efectos obtenidos Orden: materia y forma y liturgia, 188, 195-198; las relaciones entre li-
ella, 769s. por un cierto o. o. también en la 481; cuádruple dimensión del signo turgia celeste y liturgia terrestre en
Ofertorio: la ofrenda del pueblo en liturgia de institución eclesiástica, sacramental del o., 86; su estruc- los P., 239s.; los P. y las opiniones
el o. de la Misa aparece en el si- 115; concentración de los teólogos tura cristológico-trinitaria, 225; su sobre la lucha contra Satanás, 350-
glo nr, 261; tiende a desaparecer pos.tivo-escolásticos sobre el o. o. valor eclesial y comunitario, 266, 356; fundamentos bíblicos e influjos
en Oriente en el siglo 1v-v, 263; de los sacramentos y su negligencia 268; caráctt'r del o. y cu1to cris- helenísticos del tipologismo y del
desaparece en OccidentE.• en el Me- del aspecto signo en los mismos, tiano, 138-142; o. y Espíritu San- alegorismo escríturístico y litúrgico
dievo, 265; sentido teológico de] o, 546; o. o., opus operant:s Ecclesiae to, 29s.; y los ángeles, 323; las en los P., 417s., 419 (3), 421s., 557.
de la M.isa de difuntos, 355 (37), y pastoral litúrgica, 773. ordenaciones explicadas en los tra- 571; ejemplo de los P. en el modo
400, 481. Oratoria y predicación, 812. tados litúrgicos de la edad patrís- de estudiar los salmos, 450; teología
Oficio divino: Cristo es el actor prin- Oración: métodos de oración en gene- tica, 550-555. patrística en la positivo-escolástica,
cipal, 243; ·3u carácter comunita- ral, 614; métodos de oración y espi- Ordo ad faciimdam aquam ben~d.i.ctam, 522; los P. como (!Atctoritates en el
.191. método escolástico, 541-543 •.
916 fNDICE ANALfTICO ÍNDICE ANALÍTICO 917
Paganismo y dominio de Satanás se- [Pascua) Pobres de Yavé: en los salmos y en [Pueblo de Dios]
gún el N. T., 33ls.; y según la tra· cartas pascuales de los nbispos ele la liturg·a, 461. liturgia, 454s.; p. de D. e Iglesia,
die ón posterior, 3.Sl. Alejandría, 554, Poder: cómo entiende la liturgia los 454s.; p. de D. en la Epístola a los
Palabra: como signo litúrgico, 52s.. ; p., Pecado: ofensa no sólo a Dios, sino testimonios del A. T. que hablan :Hebreos, 23Ss.; Dios en sus inter-
sacramentos y liturgia, 830, también a la Iglesia, 265-267; el pe· del poder de Dios, 428s. venciones en el mundo intenta for-
Palmas: domingo de palmas y la lu- ca<lo rompió la unidad cósm:ca, 203, Polémica: en la revelación y en la marse un pueblo, de ahí la ley de
cha contra Satanás, 406. 297; el pecado orig na! mostrado predicación, 816s.; polém=cas doctri. la salvación en cnmuni<lad, 251-256.
Papa. (Véase Romano. Pontífice.) por la llturgia contra los pelagianos, nales y liturgia, 470s.; uso poI~m; Presencia: p. en la liturgia de las co-
Paraíso de los primeros padres: f.":sta- 476, 500. co de la liturg'a en los Padres, 571- sas espirituales significadas por el
do ideal de la humanidad en el que Pecador: el p. arrepentido en los sal- 580; princ pales o b r a s patrísticas s gno litúrgico según Jas cuatro di-
era vigente la unidad del cosmog, mos y en la liturgia, 460. donde se ha hecho un uso polém~co mensiones de su significado, 105-115;
393; restauración del estado paradi- Pedagogía: eficacia pedagógica de la de la liturgia, 554. c6mo comprende Ja rtnrgia los tex-
síaco. por Ja redención, 294s., 296; liturgia, 290, 471; necesidad pedagó. Pompa dialboli, 352, 375. tos del A. T. que hablan de la p.
especialmente a través del bautismo, gica del catecismo y liturgia 837- Positivo-esco'ástica: teología p. e. y de Dios en su pueblo, 428; t'pología
442; los sacramentos, 83s.: y los sa- 848. ' l'turgia, 503-530; origen de este ti- de la p. de D'os en el templo de
cramentales, 90-95, 289, 300. Pelagianismo: controversia pelagiana po de teología, 503-507; liturg;a y Jerusalén, en Cr1sto, ~n la Iglesia,
Paralíturgia: noción, especi~. peligros, y liturgia, 471, 485, 509, 573; p. y teología en los positivo-escolásticos, en los templos cristianos, en Jas al-
condiciones <le eficacia, 84Ss. e-xorcismos etl especial, 365. 508-516. mas, en Ja Jerusalén celeste, 456s.
Parresia y predicación, 813. Penitencia: cuádruple dimensión del Posesiones diabólicas en el N. T., :12R, Presentación de María: en qué sentí ..
Parroquia: la vida litúq:{ica parroq11i;t] signo sacramento de la p., 8.5; en 330s.; ¿qué hay que pensar de do implica esta fiesta alguna cosa de
debería ser Ja expresion general más el sacramento rle la p. predomina el ellas?, 357s. (Véase Satanás, De-mo- íe, 480.
eficaz del sentido Ltúrg'co comun·- ·os, Exorcismo.) Preternaturales, dones: han de ser te·
tario, 262, 270; p., centro de la aspecto .s:infficaci6n, 125; p., se- ti
gundo bautismo, 383; p. ordenarla a Postcommunio: cuádruple dimensi6n de n1dos presentes para entender la ver-
pastoral litúrgica, 771, 793; movi .. la eucaristía, 168; sentido cr'stoló- los signos litúrgicos en las pasteo. elarlera situación del hombre después
miento litúrgico y revalorización de muniones, 160. del pecado, 362.
la parroquia, 794. gico-trinitario del sacramento de la
p., 224; valor comunitario y eclesial Preces de los fieles (pre x fidclitim) : Principio de indiferenciación y refor-
Participación activa, comunitaria, po.. deseos de su restauración en la Mi- mas litt'trgicas, 883.
pular, meta de la pastoral litt'1rgica, del rito del sacramento de la p. en
la antigüedad hasta los siglos VI· sa, 870. Profecías: cómo comprende la 1i tur~ia
791 s.; la liturg;a p de una p. a. de Preceptos: cómo entiende la liturgia las profecías del A. T., 423s., B3s.
todos, pero jerárquicamente d ferl·n- v111 y en la actualidad, 267s.; p.
y Espíritu Santo, 29; y ángeles, los textos del A. T. que contienen Profesión de la fe bautismal. (Véase
ciada, 794; pensamiento deJ Ro.nano preceptos 1norales, litúrgicos, juríci1.. Símbolo de la fe.)
Pontífice sohre la partic;pación ticti- 223; y lucha contra Satanás, 383s.;
p. pti blica y privada en los positivo- cos, 430s. Profesión monástica: segundo bautis ..
va del pueblo en la liturgia, 797; Predicación: noción, 811; pred como mo, 398; p. m. y lucha contra Sa-
p. 3. y Misa, 259-265, 286; y sa- escolásticos, 510 (21); ritos de la p.
pf1b1ica explicados en los tratados mysterü.tm, 812 j carácter pi-ofético tanás, 398-400.
cramentos, 265-268; estarlo actual de de la pred., 814; h'storia sagrada y Profetismo y predicación, 814.
la p. a. del pueblo en la liturg;a, fotírgicos patrísticos, 550-555; ex-
plicación del aspecto litúrg'co de la pred., 815-830; por una restama- Proficiscere ... , sentido cristol6gico-tri ..
802-804; p. a. y estarlo actual no ción de la pred., 826-830; unid.Jd nitario, 228.
del todo satisfactorio de la liturgia, p. en el tratarlo teológico de la p.
en Santo Tomás, 538. (Véase Recon- en general entre pred. y liturgia, Protestantismo: desconocimiento pro-
803. 830s.; pred. como parte integrante testante rlel verdadero valor del 5ig-
Parusia: y la Misa, 114, 159s. dliari6n de /os penitentes.}
Per Christum Dominum nostn1m, 204 de la acción I:túrgica, 833; conteni- no sensible en la religión cristiana
Pastoral: en general: definición, p. co- do de la liturgia y contenido de la y consecuencias en toda su actitud
mo arte, el puehlo ohjeto de la p., Per Dominum nostrum lesum Christum
fil um tuum ... , 206s. pred., 835s.; pred. y kerygma en el religiosa segl1n R. \Vil\, 69ss.; Bt'n·
765-772; p. litúrgica: invest'g.ación N. T. y en la tradición, 817-826; tirlo comunitario protestante y ~f"n ..
del aspecto pastoral de la litur¡da Perfección cristiana: concepto, 606-6.10 historia de la pred. respecto a ~u tido comunitario catól"co, 245-251;
Ss.; los princip;os de la p. l., 765'. diversas escuelas católicas en el mo- contenido, 821 (23); el objeto prin- tradici6n antigua contraria a Ja men-
804; el fin de la p. l., 791; la li- do de enseñar y practicar la ten .. cipal de la pre<l., sef;Ún San Agus.. talidad protestante que nivela los
turgia, por su naturaleza, meta y dPncia a la perfección cristiana, 610- tín, es la h"storia sagrada, 821-826; poderes en la acción litúrgica y
fuente de la pastoral, 792s.; pan ora. 620: perfección cristiana y liturgia, prc<l. explicativa de las fiestas en contraria a la autosuficiencia e~en
ma de los medios de la p. l., 804- 515-765, (Véase Espiritualidad.) el período patrístico, S53s.; Ja pred. c;a1 del individuo frente a los otros
886; la p. l. fundada sobre el prin- Persona: los te,xtos de la Escritura hasta el siglo x11-x1 JI se concentró indivi<luos en sus relaciones con
cipio <le que el sacrificio <le Ja Misa en la acción Iitú rgica h:icen refe- sobre el concepto de h=storia sagra- Dios, 261s.; carismatismo protest.1n.
es el centro y el .sol <le la vid~ so. rencia a la sºtuación concreta de las da, 820-826; renovación de la pre<l. te y católico, 274 (4); el pr. f<.> se-
brenatural de la Igles;a, 170; p. l. personas q u e partic;p¡:¡n en eJJa, por su encentramiento sobre la his- para fundamentalmente del catolicis-
caracterfstºca rle la fase actual llPl 445s.: neces;dad y posibilidad de la toria sagrad.a, 826-836; críticas ac- mo por no querer conocer la ley
mov:miento littírg;co, 78Q: n. l. y persorrnFzación <le la lit11rgi::J 649- t11~les '.l 1:-t predicación actual, 826- de la encarnación, 276: todo pro-
reforma <le Ja liturgia, 5, 811~: o. l. 6.13, 6~0; especialmente de l¿s &al- 830; Ftt-rat•ff::i. pnr una precl. littír- testante 1ógico es profundamente an-
y la cuestión de la lengua litíugicft, mos, 449; la perf;ona1izac1ón de la gic.1, 836 (42); preparación del pre- tilitltrgico, 277: psicologismo protes-
878s.: la p. l. en la enseñanza ele liturgia se rea1iza en grado sumo (Fcarlor y vida rtúrgica, 836~. tante en el modo <le concebir "'] cul-
fo rturiria, f'04. en la experiencia míst"ca en la ;::ic- Prefacio: prefacios en el Leoniano, en to, 248; el elescubr;m·ento de la li-
Pasión de Cristo: ~ignificada en fa ción Ftúrg;ca, 671-697, 6~0; ejemplo el Gefa~iano, en el Gregoriano y turgia en el protestante es un aeer-
cnAdrnple cFmensión de los s:gnos d~ Santa Gertrud:s, 764: experien- cam\ento a la ley <le la encarna~lón
littínricos, 7~-Qtl~ Hemno <lt'- pas:ón
y la J11rha rle J es11s contra ~:1fanás,
¡97, personal y fe y liturgia, 491.
hoy, 167.
Pueblo: como objeto. de la pastoral, y, por lo mismo, al catol'.císmo, 2i7;
768-772; la part;cipación :ictiva y polémica protestante como exage1 a-
406: devnc;ón a le p. rle Cr"sto y Personas, como signos litúrgicos en comunitaria de las masas populares, rla preocunación de la pos;tivo-ec::co ..
Ft11rff;a en s~nta GertrnrFs, 7tPc::. la liturgia, 65. meta de la pastor?} Iit1ír~k.1. 791- J;\stica, 510, 513, 514, 522; pr. re-
Pa~ividad en Ja experiencia mística, Pintura. (V/.ase Artr.) 796; estado real <le! pueblo de hoy ciente y ansias de encontrar rriás
60Rs. Placer estético y litu'fgia, 56s., 60 con respP.cto '.:\ la l;tur~ia. SOOs. ~ me .. estrecha unidad entre predicación y
Pascua! y fe de Jns rristi~nos. 479: y (Véase Arte.) ta de la p:i.st0ral litúrgira: llevctr el liturgia, 830s.; pr. y lengua l"túr-
tr;11nfo snhre Satanás. 40~; hom:H<ts Platonismo: y educaci6n de los anti- p. a Cristo en ?a liturgi:i y Crºsto gica, 873: valor del movim;ento li-
sohre I~ P .. en el periodo patrfstíco, guos para entender el valor simbó- al p. también en la liturgia, 802- túrgico en 1as relaciones entre pro..
554: historia de la preclicer;ón ele lico <le; las cosas sensibles, 45 ¡ pi. y 804. testan tes y católicos, 785; actu,t re-
P. respecto a su conten'rlo, 821 (231 · evoluc1ón somántica de la palabra Pueblo de Dios: elccci6n y formación novación litúrgica en el pr., 785s.;
votos por la fecha fija de la P., 871 ¡ mysterion, 558s. del p. de D. en los salmos y en la la liturgia en las controversias an•
918
~- ÍNDICE ANALÍTICO __________
------=.-=-=::::::::.:::_:::__
[l'.'.totest
.
[Sacerdocio] [Sacramentos]
llProt antisnio] continua epifanía sobre la tierra del tura para la catequesis directa de
log· estantes 466 RP.nuncia a Satanás en los ritos bau- s. de Cristo, 245-246; 26 (2); el s. los s., 808; el tratado de los s. en
50/ª Católica' e ' 50?s.; pr. y tco- tismales, 365, 375. de Cristo según la Epístola a los general y en especial y l~ liturgia,
l>t<>yjde n el siglo XVI• 504- Resurrección de los cuerpos y dogma Hebreos, 235s.; el s. de Cristo en 599; tratado de los s. y 1 turgia de
gia e 0llcia: o tnodo . de la un.dad sustancial entre eI al- Santo Tomás, 541 (35); s. jerárqwi- los positivo-escolásticos del s. xvrn,
er·tu l11Prende lo /n que la htur- ma y el cuerpo en el hombre, 278s. co: nocíón y diferencia .C.'el. s. común 510, 523; y en Perrone, 512; t'po-
l> ~53. ra que hablans d e¡tos de la .Es- Retiros espirituales y liturgia, 630. a todos los fielesJ 15 ls.; sin s. je- logía de los s. en general en la
~lC~logía .. . e a pr. de Dios, Retórica: y liturgia, 47ls.; y predica- rárquico no hay lgle.sia ni sacramen- Sunia de Santo Tomás, 531s.; tra-
p º01a s··
PS1colog1smo (V'
ltr~at~ri :~ofog:'smo.) •
.
ease Sico~
ción, 81 l. tos, 250; él es lo que transforma tado de los s. en general y liturgia
Retribución .i¡nmediata o retardada, 481. en Iglesia a un conjunto de indivi- en la Suma de Santo Tomás, 537s. ·
da en ]" la realidad d 1 . . Revelación: como historia sagrada y duos, 250, 256; s. de todos los fie- relaciones entre teología y 1iturgi.~
306; a Pr<Íctica lit, e. p. im~hca liturgia, 11-25. les en el cuadro del s. cristiano, en la Suma de Santo Tomás y la
ra d almas del p urg1ca antigua, Revelaciones privadas y liturgia, 484s.
dogrnea San Dasilio~rf~~~rio Y anáfo~ 142-155; s. de todos los fieles y Mi- teología actual, 538; doble fin de
Rey: el r. cabeza del pll'eblo de Dins sa, 151, 158; s. de todos los fieles los sacramentos: santificación y cut..
Cout del Purgat . ~ defensa del en los salmos y en la liturgia, 455.
ra los protest°rito Por la liturgia y s. jerárquico, 797; s. del A. 'f., to según Santo Tomás, 533; carac-
Rito: noción en general, 66; todos los
Q Uetub•
an es, 510
. ritos cultuales comprendidos en eJ
concepto de mystcrion por Orígene:-i
figura del s. de Cristo y del s. cris-
tiano, 439.
teres sacramentales y culto segÚn
Santo Tomás, 138, 142, 533; crde-
3I2; •nes: en el • Sacerdotes: consagrac'ión de los s. y nación de todos los s. a la euca-
Q U~etis q. ~n Ezequiel.Piª{ftso terrestre, y por los Padres en general a par- sentido cristológico - trinitario, 225; ristía según Santo Tomás, 168, 533;
Ria' rno. ¿ peJi • 3. tir del siglo rv-v, 561-564. consagrac:ón de los s. en el A. T. los s. en el A. T. (circuncisrón,
Qu¡ ~1 !04 gro de q. en la Iitur- Ritual: y santificación de todas las· ac. segÚn Santo ':romás, 540. cordero pascual. consagración de los
IV1s tívidades humanas honestas, 289; r.
}t et regnas ... , 208. y meditación litúrgíca, 653; los ri- Sacerdotale romanum, anterior al ri- sacerdotes) según Santo Tomás, .<40.
tuales bil'ngües recientemente con- tual, 411. Sacramentum: como signo, 28; en los
!{ eaJ¡•rno · Sacramentales: como signos sensibles latinos, 565, 486; en las liturgias,
""?l1irn¡enty h turgia, 105 cedidos por la Santa Sede, 854,
0 de los 862s.; el r. latino-italiano concedido <le Ja cuádruple dimensión de signi- 566; encarnación y s. en Cristo, en
"'º'ºn ¡- ··
<l'\.eeoncn1·tú~~ica, 647. sentidos en la ac:.. a la diócesis de Lugano, 809 (9), ficado, 27, 94s;; noción y división, la Iglesia, en la rturgia, 67s.; s. y
11e:x:ió lac1on de los . 863; exhortaciones y esquemas de 90s.; naturaleza, 90s.; eficacia de juramento en el bautismo, 8ls.; el
i1
.,, to, 1 con l,a Misa~J1tentes en co-
""•de0 . • . (Vease P . J neves s~n
catequesis sobre los sacramentos en
los rituales bilingües, 808; r. roma-
los s. ex opere operantis Eccles . ae,
más algunos de sus efectos pueden
concepto de mysterion, mysterium,
sacramentum, base de las explica-
¡;(~1on: como ob· enitenciq.) no de Paulo V y catequesis litúr~ ser considerados como de un cierto ciones litúrgicas de los Padres, 517-
~"ddit¡º Septuagésidie:~ del cid'! litúr- gica de los sacramentos, 807; ritua- opus operatum, 115; los s. ordena- 571; méritos de la escolástica y es-
º
antid ªYtnboli· a . en~ecostes, S6. les de los siglos xvnr- xrx y cate- dos a la eucaristía, 172; sentido pecialmente de Santo Tomás en la
~er0l'tn:~º1:-í!lco: • 3 ~9. sentido también ques·s litúrgica de los sacramentos, cristológico-trin.tario de los s., 227; elaboración del concepto de s., 571;
nerat hturg1cas· ob 807. los s. y la reconciliación de la cria~ la pred;cación como s., 812s. (Véase
truct es, 865-869. . se~vaciones ge- Romano Pontífice: y criterio próximo tura infrahumana y de toda la vi- M.'\'Sterion, A1ysterium, Misterio.)
ca}e_ Ura que se ~ cuestwnes de f:.s- de la fe, 475; el oficio común y mi- da humana al servicio de la vicia Sacrificio: como signo, 27; conce.pto en
cu 'tl~I~rio, al e~ei:en al misal, al divina en el mundo, 9ls., 289, 300; general, 147s.; concepto análogo,
ssü~hon de la b{ev1ano,_ ~69-872; la sa de los RR. PP., 481; la expli-
citación del dogma de la infalibili- los s. y la oposición al panteísmo, 154; acto sumo de la relig'ón y del
la ' l11odo en engua liturgica 872- dad pontificia hace entender más al politeísmo, a la magia, al natu- culto, 131, 149; s. y Espíritu Snn-
872:'s~00tión d~¡uh, sJ ha de ]Jroponer profundamente el texto: Tu es Pe- ralismo y .a la profan'dad, 301; s. to, 29; los s. de Isaac y Melquise.-
Poner ; modo en qu~ngua htúrgi,:::a,
1
suceso 1a cuestión d 1 se ia de pro-
trus .. ., 444; R. P. e infalibilidad
en el sacra1mentario Leoniano y en
Y ángeles, 324; s. y la lucha contra
Satanás, 393s.; los s. en los ma-
dec, figuras del s. eucarístico, 442;
s. y virtud de religión según Santo
do de j recientes v~I as r, !·, _804; otros documentos de los siglos v-vr, nuales de teología positivo-escolásti- Tomás, 539; s. del A. T. se!(Ún
e:x:p . as r 1 ¿ . or Y s1grnfica- 520; primado del R. P. estud'ado ca del siglo xx, 515; en la ,s·uma Santo Tomás, 540. (Véase Misa.)
histÓ~1_enc!a. P~~tojalm1~or~ancia de la en la liturgia por F. A. Zaccaria, de Santo Tomás, 533. Sagrado Coraz6n: devoción al S. C.,
las r icos, teo1ógicds e o~ ~studios 509; la litur¡:;ia actual y el derecho Sacramentos: como signos sensibles de noción, 616; hasta qué punto re-
29¡ ( l., 866-8 6 7. Y b1bhcos en pontificio, 853; R. P. y reform.1S la cuádruple dimensión de 3ignifi- quiere la liturgia la creencia a las
la cu 2 9 ); r. l. d.; sº 1.py pastoral, de la liturgia desde el l 943 hasta la cado, 27, 81-87; materia, forma, mi- revelac'ones del S. C. a Sta. Mar-
!{ .883. est1ón del cantoª1itú~º. V, 26S; fecha, 866s.; los RR. PP. y el va- nistro, sujeto dt' los s. y liturgia garita María de Alacoque, 484; prác-
•¡¡Ja de f g1co, 880- lor pastoral de la liturgia, 787s.; y en la positivo-escolástica, 510s., 512; tica del mes del S. C. y iiturgia,
1{ "_a, 220 e "!l la antig<il d d . . la participación activa de los fieles prueba histór·ca del carácter sacra- 629; modo en que interpreta la li-
!{"•no d · (Vease Símb ¡"
elig¡ón':'Dios: en el AºTd cnstia-
e ~a fe.)
en la acción litt'trgica, 797s.
Rosario: no forma parte hasta ahora
mental, s;M (46); número septena-
rio de los s. y liturgia, según Perro-
turgia en la fiesta del S. C. los tex-
tos de Jeremías sobre la instaura-
~S ~a liturgia, 118; r. y paraliturgia,
2
en todº la_ virtud de . º'. 2o.2. ne, 513 (24); número septenario de ción deI nuevo y eterno pacto, 437;
Cepto J signo litúr . r. stgni ficacla
Sentid e la virtud 'jwo, 74ss.; con-
los s. y prueba histórica, 524 (46); S. C. y culto de Cristo se!(Ún San-
Rúbricas_ (Véase Derecho litúr.qi'.co.) todos los s. están ordenados a la to Tomás, 541 (35); el S. C. en
128 · 0 general en 1 e r., 126s.; su eucaristía, 168s.; por Jo cual la li- Santa Gertrudis y el espíritu de la
lllor'ai8us relaciones ~ vr~a cristiana, turgia tiende, en cuanto es posible, liturgia, 760s.
log-aJ es, 129 · y co' Ion as virtudes
Comoes, 129,' 469·n 1 as ~irtudes teo-
S acerdocio: concepto en general,
146s.; s. ¿'el A. T. y sacerdocio cris-
a celebrar ]os demás sacramentos en Sal: sentido también antidemon!aco de
conexión con la eucaristía, 171; fre- la degustación de la sal en los ri-
teoJo cuadro gen ' 1 a vrrtu<l <le r. tiano, 147, 150; analogía del con- cuencia de los s. como med;o hacia tos bautismales, 368; exorcismo de
657 gales en 1 era de. las virtudes cepto, 155; concepto protestante y la sal, 395.
la perfecci6n crist~ana, 612; estruc.
e!l .~~n~~4; teo!o~íaacd~º~a litúrgica, concepto católico del s., 248-251 • tura cristológico-trinitaria de los s., Salmos: y su referencia al misterio
lo¡;ico d 'romas 531- t v. de r. s. de Cristo en .sí mismo 149s. · e..Í 220s.; s. y reconsagración .ie la de Cristo en la liturg;a, 448-464; la
en S e 1a virt~d, d ' ratado teo- ,;.;istema de santificación Y de c~lto criatura infrahumana al servicio de consíderación de 1os s. desde el pun-
I{eliqu¡!~:o 'romás, 539 .e r. Y liturgia de la Iglesia encentrado en el sa- ]a vida divina en el mundo, 2Q/; s. to de vista de Jos grandes t~mas
478. · Culto de ¡ cerdocio y en el culta de Cristo y proclamación de la palabra de teológico-bibl'cos de la historia sa-
tica~, v:~5:ación de ~~s r~ Y litun~ja, como una participación suya 28 Dios, los dos grandes medios de la grada, 449-452; su reagrupamiento
Versi , la Iitur ¡ · no auten- 142; el carácter sacramental 'com~ Iglesia para transm.tir la vida divi- según estos temas, 452; consid~ra
cuito ad contra Vi~~zª e_n la contro- una participación del s. de.' Cristo, na en el mundo, 830s.; administra- ción filológica, crítico-histórica de
Se , e las t 5731 anc10 sobre el 1.38-1_4_2; el. Orden. como una parti-
gun Santo 'i'0 ' ; culto de las r. c1pac1on sui generts del s. de Cris-
ción y catequesis de los s. según los s., 449s.; modo en que lo con-
ma.s, 541 (35). el concilio de Trento, 807; litera- sideraban los Padres, 450; canto y
to, 86; la liturgia como ejercicio y
ÍNDICE ANALfriéó
"<>logia Y litu .
6
'r ftgur;itiva,' 5~? 1s~8); k s1mboltca o
' . 6.9:
traducír el Mísal en lengua vulgar,
265.
?~n.ado con alguna paraliturgia, 852.
Viatico: su valor antidemoníaco 38'9
ción dt.• las v. y Ejercicios de Santa
en la ¡ rgi~,: el. J~1c10 teológico Transfixión de amor en Santa Gertru- Vi~a: i:elaciones entre Iitu•rgia y 'vida; Gertrudis, 755.
Virtudes: tratado de las v. infusas Y
cuatro nrvest1gac10p ~tturgica, 397s. ; dis, 745. hturgra y espirituaEdad, liturgia y liturgia 1 59.S; ejercicio ,(.e las v. mo-
terminar eylas pn~ct~ales para de- Transverberación en Santa Gertrudis y pastoral, 606-887; modo litúrgico de
un Pttnto
Iaciones
d aytond.a.c.. teológica de
e iturg1a, 476-485; re-
en Santa Teresa, 744s.
Tratados teológicos y su relación con
pres~~tar la cu~stión del fin y de)
rales y teologales en la espirituali-
dad en general, 6J8; ejercicio as-
sent11::.o de la vida de la Iglesia en
nt•ral y r ~ntr7 teología sintética ge- la liturgia, 597-599; tr .. expl'cativos el nuevo catecismo alemán 844s · cético de la.s v. y espíritu de la
general ~~gra, 499-605; la cuestíón de la liturgia en la edad patrística, espiri_tualidad litúrgica y eje;cicio d~ liturgia en Santa Gertrudis, 71?-
tealogí~ . t~0.3; Jas relaciones entre las _v~rtt.~des en la vida práctica ex- 722; las v. teologales como materia
t
en la t 51 e,tica g~1?-eral y liturgia
4?9~530, e~3ºl1(4 pos..,t1vo .. esco~ástica,
550s.
Trento: concilio de T. y liturgia, 510, trahturgica, 668; importancia de las escogida de que se sirve la virtud
de religión para actuarse a .::.í mis-
807, 873. traducciones de los tt'Xtos litúrgicos
gia de- Santo ) ' ~08; en Ja teolo- Trinidad: la dialéctica cristo1ógico~tri p;:ra nut~i~ la piedad privada en la ma, 129s.; las v. teologales ejerci-
frontación d s Tomas, 506-549; con .. nit<1ria de Ja revelación y de la li~ vida espintu?-1, 809; v. activa y tadas en la acción lítúrgica en t.•l
entre la e d,e este. punto dt• vista turgia, 184-234; culto, santificación ~· Tcoi:templat1va en la espiritualidad cuadro de la virtud de religión,
y la de §~ologi;\ po~1tivo-esco1ásti~a y T. en la liturgia, 29s.; el esquema hturg1ca, 775, 781s.; v. cristiana y 657-663; v. teologales y predicación,
nes entr nto I,omas,_ 544; relac10- a, pcr, in, ad en el modo <le con .. lucha contra Satanás, 339s. (Véase 831. (Véase Fe, Esperanza y Cari-
Padre es teologia y liturgia en los siderar Ja T., 29-30, 191-201; la A_scesis, ~ís~~ca, Pastoral, Cateque- dad.)
bre 1a8 'c ~ 9 -§87; notas teóricas so- T. en las oraciones, 201 s.; en las ~is, Pred1cacwn, Catecüm 0.)
1
Visiones en Santa Gertrudis, 703-709.
tre te ue~t,.on. d~· las relaciones en- doxologías, 208s.; en la. Misa, 214s.; il1er¡nes Santo: las grandes oraciones Voluntad: modo propio de la liturgia
tur . O}Ogla S111tetica general y Ji-
n
en los sacramentos, 220s. ; en los del V. S., 286. de empeñar la voluntad en la tenden-
gta, 587 - 605 • i · ·,
aspecto t 1, . , nvest1gac10n del .sacramentales, 227s.; en los ciclos figilias l. (blicas, 850; v. por Jos di- cia hacia la ~erfección, 287, 472, 626,
naturalez~º og1co ?e la liturgia, 6-8; litúrgicos, 228; origen y senti.é..D de funtos, J06; por los mártires y san-
sión de 1 , _nece~tdad, objeto, divi- la fiesta de la SS. T., 208s., 231; 647.
tos, 307.
logía Y 1"~ ht~rg1a teológica, 7; teo- Ja inhabitación de las personas de
la hist ~ urgta Y sus relac,onc•s con la SS. T. en el alma del justo y
teolog,í~na sagrada, 5_48; liturgia Y espiritualidad, 615; T. y experiencia
s. XLI ~n el medievo hasta el mí.stica, 686; luchas trinitarias y li-
cada " SJ 2.s.; aspecto litúrgico .e.e turgia, 509, 573; T. y liturgia en
597-59ino de los tratados teológicos, Santo Tomás, 544; la T. y el con-
'r!'urgism"o d e1 Seudo-D10msio
. .
cepto de la predicación, 813; T. y
'rieinpo 568 vida litúrgica y mística en Santa
signo~ )re~ente, pasado, futu~o e_ri }.os Gertrurl's, 723-726, 749.
ción de t\urgrco3, 77; t., ind1v1dua- Typos: 40s., 439, 558.
liana del a~_acct?nes y teona case..
Peración d /s¡er10, 107~., 1~1; su~
100 1 '- · en la ltturg1a, 96-
en 'el 7A5s.,'r 24 5s. ;, los t. sagrados
U Jtima cena y Gólgota, 149.
Unidad cósmica segÚn la revelación y
540 (V: · segun Santo Tomás la liturgia: criatura infrahumana,
'l'iei-r~ Pr~se. Histor'.a Sagrada.) ' hombre, ángeles, bienaventurado3,
figura de-J e~da: entrada en la t. p. almas i.:el purgatorio, 277-327; uni-
441 autisrno en la liturgia dad de los fiek•s, de los santos, de
"thno~atos
!a liturgia,de 46n·:°5 en los salmos y en
' almas del purgatorio en la anáfora
de San Basilio, 166.
11IJ><>]ogfa • b 'bJ" · Unidad católica y lengua litúrgica,
g1ca, 5:5. i ica. patrístic~ y Iitúrgi-
Ia,. t. en Ía cei:cepto y existencia de 875.
Unidad de Jos dos testamentos y de
donde se _.:-.entura, 311s.; ¿hasta la historia sagrada como fundamento
relación ti~~~t~nde en los c.etalles la para entender en qué modo la li-
el A. T ? ogica entre el N. T. y turgia usa Ja Biblia, 416s.
gia, 314."i' 3 l3s.;_Ja t. en la litur- Unitotalidad: la liturgia y la ley de
terium , . Y gnos1s, 581; t. y mysi- la u. cósm=ca del reino de Dios:
cia ent~e s~cra,mentivm\ 566; diferen- criatura infrahumana, hombre, ánge~
4 1 7
'r 419 (3), 7 ~ ~'.egona helenística, les, bienaventurados, almas del pur..
gatorio, 277-327; un.totalidad del cos-
odos los Sant
T escatylogía,
f
i°Js
'Jg~a de T. Jos S. y mos y espíritu de Ja liturgia en
raba,o· t 1 • ' · Santa Gertrudis, 728-736.
t¡¡lidad /º¡°gta del. ,trabajo y unito-
e a salvacwn, 281. Unción bautí$mal, 377,
ACABÓSE DE IMPRIMIR ESTE VOLUMEN DE "EL SENTIDO
TEOLÓGICO DE I.A I.ITURG!A", PE I.A BlBI.IOTECA
DE AUTORES CRISTIANOS, EL DÍA 21 DE MARZO
DE 1959, FIESTA DE SAN BENITO ABAD,
PATRIARCA DE LOS MONJES DE OC·
CIDENTE Y PADRE DE EUROPA,
EN LOS TALLERES DE
RIVADENEYRA, S. A.
MADRID