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JACQUES-ALAIN MILLER

XXV. El Otro y la Cosa« ............................................ . 435 I


XXVL La consistencialóg;ica de a ...•..•....•...............•. 451 El objeto en el Otro
Referencias de los textos citados .............. , ........................................... 469

,, ¿Habría algo real en esta ciencia?" Esta pregunta, como todos


habrán notado, es lacaniana, ya que contiene un adjetivo que utiliza­
• mos actualmente. Sin embargo, no la hallarán en ningún escrito de
Lacan ni en ninguno de sus seminarios. Curiosamente -y lo digo por­
que me sorprendió-, la encontramos en boca de Fabricio del Dango, en
La cartuja de Parma, cuando este se dirige de noche, de forma clandesti­
na, hacia el campanario de su aldea, donde en su infancia, como saben
los lectores de Stendhal, había observado las estrellas junto a quien le
servía de padre, ese al que se remite, un tal abate Blanes.
Esta pregunta, que está en consonancia con los interrogantes de
Lacan a propósito del psicoanálisis, Fabricio del Dongo se la plantea
sobre la validez de la astrología. Debe decirse que el conjunto de este
fragmento tiene un aire singularmente lacaniano. "¡Qué ignorante era
yo entonces!'\ exclama Fabricio del Dongo mienh·as recuerda su infan­
cia. Y destaca la disyunción entre el significante y el significado preci­
samente en el punto en que el significado no tiene en verdad mucho
que ver con el significante. Por otra parte, es lo que Stendhal llama lo
novelesco.
"¡Qué ignorante era yo entonces! No podía entender ni siquiera el
latírl. ridículo de aquellos tratados de astrología que hojeaba mi maestro,
y pienso que los respetaba sobre todo porque, como no entendía de ellos
sino algunas palabras sueltas, mi imaginación se encargaba de darles un
sentido, y el más novelesco posible" -leemos en la página 148. Se ve lle­
vado pues, como era de esperar, a dudar de la validez de la astrología.

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JACQUES-.t}LAI� MILLER EL OBJETO EN EL OTRO

!\'o obsta1lte, esta a!>ttología e:s un armazón de su existencia de hé­ puesto que, según me han dicho, en esa venerable institución estaban
roe� ficción, que constituye el soporte mismo de este volumen de La purgando de los términos psicoanalíticos nuestra lengua, y el psicoa­
a ..!,.tiil lr Pnrm!"., puesto que Fabricio del Dango cree en los presagios. nálisis no tendría más futuro que la cubeta de Mesmer. Parece que
Los anU11ci os de presagios !-on recurrentes a lo I argo del libro y se veri­ quien lo propone es el doctor Maurice Rheims, académico francés más
fican de manera reg-ula1 en la ficción. Digamos gue el presagio mayor, conocido como tasador de arte y director de subastas. Tal vez no haya
el prec,.agio fundamental es el título mismo de esta novela, La cartuja de sido exactamente así, aunque no lo considero algo inverosímil .
Panna, qu� es el lugar donde de un modo singular Fabricio del Dango
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concluye su existencia.
Du;ante las vacaciones, Jd por ené�ima vez esta novela, y me hizo
pensar en el psicoanálisis. Por mucho que uno se aleje, es difícil sustra­
El respeto a los semblantes
erse al psicoanálisis, sobre todo ante una página corno esta que les leo, Me entusiasmé tanto con esta frase de Stendhal, que estaba comple­
Ji donde encontré una definición stendhalíana sen.-.acional de las ciencias
no matemáticas. Stend.hal habla de las "tres cuartas partes de las cien­
tamente dispuesto a elegir como título "Tontos entusiastas e hipócritas
mañosos". Encarar el psicoanálisis desde esta perspectiva habría dado
cias no matemáticas", donde nosotro.c; reconocemos sin dificultad lo pie a un año voltaireano y epistemológico para sacudir la máquina y
que llamamos ciencias humanas. No pude evitar pensar si su defini­ ver lo que cae de ella, decididos a no dejarnos engañar por lo que dicen
ción de las ciencias no matemáticas convenía o no al psicoanálisis. A los analistas. Y ni hablar de lo que dicen los analizantes sobre el psicoa­
propósito de la astrología, se trata de saber s1 esta ciencia, como Jas tres nálisis, porque se sabe que en el discurso analítico no hay que fiarse de
cuartas partes de las ciencias no matemáticas, sería simplemente "una ello.
reunión de- tontos entusiastas y de hipócritas mañosos y pagados por Creo que si hubiera elegido ese título, se habría podido verificar lo
quienes mandan en ellos". que fue la eficacia de Lacan en el psicoanálisis. La virtud renovadora
.1 En una primera lectura, me resultó una verdad evidente, al menos de su enseñanza es tal -debemos decirlo sin quijotismo- que resulta
respecto de las instituciones analíticas y quizá también de la práctica. incaculable, puesto que resistió lo suficiente para permitirnos tomar la
Lacan no dice otra cosa cuando, por ejemplo, dirige su crítica a la ins­ posta. No somos nosotros sino él quien aborda el tema del discurso, y
titució11 psicoanalítica, en la medida en que el psicoanalista no quiere hasta del discurso analítico, en términos de semblante. Lacan llega
creer en el inconsciente para reclutarse. Lacan opone a esto la práctica incluso a considerar que el discurso analítico es capaz de hacer vacilar
del pase. Si el psicoanalista no quiere creer en el inconsciente para los semblantes. Su enseñanza se inspira en Jas Luces y, por qué no, en
reclutarse, ¿está dispuesto a creer en él para analizar? No hay ninguna Voltaire, pero sin desinteresarse de ellos. Lacan respeta los semblantes,
razón para darlo por hecho, incluso es un modo de captar esta carac­ y lo hace por una ra:7_Ón que podemos retomar durante el año. Ni La­
terización dd psicoanálisis como impostura, cosa qtte Lacan no dudó can ni Freud fueron revolucionarios. Y cuando se juega con los sem­
en plantear al comien7.o con un signo de interrogación en Los cuatro blantes, cuando se los hace vacilar, se producen en la historia algunos
conceptos Jundammtales del psicoanálisis, precisamente cuando se pre� catac1ismos que no es seguro que se deseen. Ciertamente, tampoco Vol­
guntaba por c;u estatuto científico. Luego, en una conferencia que tuvo taire era revolucionario. Si no hubiera muerto antes de la explosión
algunas repercusione&, lo indica de manera asertiva al calificarlo de que sabemos, no tendríamos razones para pensar que se habría incor­
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fraude. porado a las filas de los entusiastas.
Queda como remanente -no se �apará a ello echándole un velo Pero renuncié a este tíhtlo. Dejo de él constancia porque la cosa me
encima- la inquietud de saber si r.!l analista no estaría explotando la tentó de todos modos durante por lo menos un día. Renuncié a él por
credulidad pública. Así piensa aparentemente la Academia Francesa, varias razones. La primera es formal, porque no sé si notaron que "ton-

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JACQUES-A LAIN \lILLER EL OBJETO EN EL OTRO

tos entusiastc1.s E hip6critas manosos "' suman cuatro y que ya había tra­ el lugar esencial de esta entrada en el mundo y la función de las prime­
tado el cuatro el año pasado. Como ya había sido mí tema, este título ras impresiones recibidas por el sujeto, en un contexto de empirismo.­
no iba a lograr introd udr una novedad este año. Notemos que, pese a Lo mismo se ve después cuando opone el sentir y el demostrar.
todo, el. cuatro del añn pasado sigue slendo par':' nosotros el coto terra­ Si yo hubiera querido dcsarro11ar1o, es cierto que el tema de los
do de Lilcan. Quiero decir que es donde pacemos, y de donde no he­ entusiastas, los tontos, los hipócritas y los mañosos no carece de fuen­
mos <;."llido. Cuando esto ocurra se podrá decir aleluya, pero por ahora tes. Renuncié sin embargo a hacerlo por todas las razones que a.cabo de
permanecemos en él. enunciar, aunque tal vez lo retornemos en el curso del año. Como ade�
Hay otra razón, no formal, que me alejó de este título, y es que no más está el hecho de que la serie que sigo ya se halla bastante determi­
resulta apropiado para el psicoanálisis por la senciUa razón -que Lacan nada por su secuencia, me pareció que, después de 1o que abordé los
expone y que está coutenida en esta fórmula- de que el psicoanálisis años anteriores, no podía titular así este año. Y es que el título puede
vuelve tontos a los canallas. Esta verdad de la experien cia se expresa ser un presagio, puede ser un punto de partida, y n';l forzosamente lo
en un �rocabulario completamente sthendaliano , como lo es, en efecto, que engloba la totalidad. Me pareció entonces que no podía ponerle
1 el término canalla. Quizá volvamos a hablar este año del canalla, pero otro título más que este: Extimidnd.
poT ahora lo dejo de lado. Evidentemente, si el psicoanálisis vuelve
tontos a los canallas, sería mejor hablar de hipócritas tontos, que creo
que califica perfectamente lo que concierne a la Asociación Internacio­ Intimidad
nal de Psicoanálisis. Y me parece bien que se pueda hablar aquí de
entusiastas mañosos, quizá los haya de algún modo en la Escuela de la Se trata de un vocablo que no existe en el diccionario, que es una
Causa Freudiana. Finalmente, para terminar las variaciones, quedan invención de Lacan. Tal vez si repito esta palabra -que él soltó a veces,
los hipócritas entusiastas y los tontos mañosos. Los tontos mañosos raras veces-, si la repito abundantemente este año y ustedes también
están también en Lacan. Se trata exactamente de los desengaiiados se trabajan en ello, logremos introducirla en la lengua, pese a Maurice
enga,ian, que prescribe en efecto al sujeto dejarse engañar por el discur­ Rheims. La palabra forclusi6n, en el sentido de Lacan, ya tenía una lige­
so. Noten que este engañado es otro término de Stendhal, aunque él se ra propensión a deslizarse e inscribirse en el diccionario.
mantiene firme, por romántico, en la posición de no dejarse engañar. Ya destaqué entonces este vocablo que aparece una vez en La ética
· Stcndhal analiza muy bien las razones de la credulidad de Fabricio del psicoanálisis, y me había parecido altamente indicativo. Aunque a]
del Dango o de lo que él llama --<!n la página 149- su semicreencia: "De pasar, Lacan lo mencionó incluso diez años después en su seminario.
este modo, a pesar de no faltarle talento, Fabricio no logró comprender Sin embargo, no lo retomó.
que su semicreencia en los presagios era para él como una religión, una ¿Qué es lo éxtimo? Nuestra tarea este año es hacerlo significar y
impresión profunda que recibió al entrar en el mundo. Pensar en aque­ demostrar allí una estructura. Una o varias. Yo habría podido poner
lla creencia era sentir, era un goce". Extimidades, esto es, el título en plural, pero me pareció más bonito en
Reconozcamos que en el fondo se trata de un tema destinado a te­ singular.
ner cierto futuro: todo se debe a lo que ocurrió al entrar en el mundo. Lo éxtimo es lo que está más próximo, lo más interior, sin dejar de ser
Esta emergencia muy precisa en el siglo XIX se enlaza con una de las exterior. Se trata de una formulación paradójica. Nosotros, siguiendo a
condiciones, por qué no, del psicoanálisis. En efecto, en esa fecha La­ Lacan, simplemente intentamos estructurar, construir y de algún modo
can buscará los presupuestoc:;. del análisis en Kant y en Sade -en ese normalizar las paradojas, por lo menos en el discurso analítico donde
estremecimiento que se produce en la basculación entre el siglo XVIII y tienen su lugar. La circunstancia en la que Lacan obtuvo la palabra exti­
el siglo XIX-. Tenemos como una música empirista ... Stendhal destaca midad remite a un término alemán, das Di1w (la Cosa), donde se cruzaban

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JACQUES-ALAI\J MJLLER EL OBJETO EN EL OTRO

Freud y Heidegger. Lo má� pró)(imo; el prójimo mismo. es nombrado En efecto, este se nutre de la vida privada, de la vida íntima. Incluso
por Fni11d, er ?'ll "Proyecto", con el término Neb1.'?zmensch. Con el voca­ podría pensarse que no hay relación más íntima que la del analizante
b:olr!i,1 1p Laca.,¡ muestra que estos do8 términos alemanes coinciden. Y con el analista. Por fortuna, se inventó esta palabra. También se podría
�e explica inclusc1 por qué Freud r�trocedc ante el m(lndamiento de decir que es una condición de posibilidad del psicoanálisis. Por otra
a mar al prójimo como a. sí mismo, que ya articula la posible equivalen­ parte, el término tiene un valor algo amplio porque, según el Robert, se
cia entre lo más cercano y lo exterior. Y sí en El malestar en la cultura califica de este modo el "encanto de un lugar donde uno se siente
Freud retrocede ante e�t.: mandamiento, es porque no cree que uno como en su casa, liberado del mundo exterior". Después siguen cosas
pueda amat lo que tiene como más próximo. Es decir que en esta zona sobre el nido mullido, y debemos reconocer que el consultorio del ana­
uo cs�mos en lo novelesco. Sorprende, por otra parte, constatar hasta lista presenta este aspecto. Puede hablarse tanto más legítimamente de
qué punto no se hizo algo con el psicoanálisis en el orden de la novela. la intimidad del consultorio cuanto que a veces el analizante saca su
El término extimidt1d se construye sobre mtimidad. No es su contra­ llave al llegar a la puerta del analista. Se trata de un acto fallido, sin
rio, porque lo éxtimo es precisamente lo íntimo, incluso lo más íntimo duda cada vez particular, pero cuya repetición tiene pese a todo un
-puesto que i11tmms ya es en latín un superlativo-. Esta palabra indica, carácter típico que es preciso confesar y que verifica esta intimidad.
sin embargo, que lo más íntimo está en el exterior, que es como �n Vacilamos, sin embargo -al menos yo-, en decir del psicoanalista que
cuerpo extraño. es un íntimo.
Dudé en poner Ext,midad como título público. Después de todo, y Resulta curioso el tiempo de maduración necesario en la lengua,
dado lo que les estoy diciendo, hubiera podido llamarlo Intimidad. Pe­ puesto que intime [íntimo] data de 1390. En todo cai..o, está registrado
ro, en fin, como título de curso, lntímidad es un título al estilo de Paul desde esa fecha pero no se aclara en qué texto. Intime, según el Robert,
Bourget, gran stendhaliano al que debemos la verificación del presagio es lo profundamente interior, lo contenido en lo más profundo del ser,
de Stendhal de gue hacia 1880 finalmente se lo leería. Si esto ocurrió, que se liga a su esencia, algo generalmente secreto, invisible, impene­
fue gracias a Paul Bourget. Intimidad es un título como Voluptuosidad, trable. Y cita a Buffon en Historia natural, quien sostiene que "nunca
de Saintc Beuve. Si se puede pasar de la palabra extimidad a la palabra penetraremos en la estructura íntima de las cosas". La paradoja que
intimidad es porque estamos en una zona donde las negaciones se anu­ vamos a profundizar este año es que el psico�nalista, si no ce; un ínti­
lan, como en el ejemplo de Unheimlichkeit que Freud tomó. mo, es un éxtimo.
Tuve la curiosidad de saber desde cuándo se emplea la palabra inti­ Veamos hasta qué punto no se encuentra antónimo satisfactorio
mifé [int1111idad] en nuestra lengua. El Bloch y Wartburg, que es verdade­ para íntimo. ¿Qué se nos propone como antónimo, como contrario?
ramente para nosotros un anexo de los escritos y seminarios de Lacan, "Exterior, abierto, visible, afuera, superficial, extranjero, público, frío,
indica que data solamente de 1735. Pero el Robert, más reciente, ya la impersonal..." Frío como contrarío de íntimo me resulta delicioso. Está
encontró en 1684 en Madame de Sévigné, la epistológrafa, en una cita en la lengua y muestra bien que intimidad es estar calentito. Lo cálido y
hecha en verdad para nosotros. Cuando encontramos este tipo de veri­ lo íntimo están en la misma vertiente. Del lado de lo íntimo, está el
ficación, pensamos que hay razones para subrayar determinados signi­ interior, el interior más personal, lo cerrado y lo profundo.
ficantes. Madame de Sévigné, quien se la pasaba confesándose, dice: En este contexto, hay sin embargo otra cosa en la lengua. ·Resulta
"No pude evitar referirles todo este detalle en la intimidad y la amar­ singular, por lo menos según se atestigua, que el verbo haya precedido
gura de mi corazón, que se alivia en la charla con una criada cuya ter­ al sustantivo. Creo que intúner data de 1320. Y en este caso, casualmen­
· nura es incomparable". te, no se trata de lo que está al abrigo, lo personal, cerrado, invisible y
1 profundo. El verbo intimer [intimar] es exactamente lo contrario, hasta
¡1 Pu<'s bien, el psicoanálisis parece hecho para introducirnos de lleno
tal punto que al mandamiento divino ama a tu pr6íimo como a ti mismo,
' i en el registro de la intimidad o, como se dice, en la mayor intimidad.

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lIA.CQUES-4.LAIN M1LLER EL OBJETO EN EL OTRO

que acabo de mencionar, lo hubiera podido llamar intimación Curio- el hecho de que en el discurso analítico el analizante da acceso a su
samente, esto ya no tiene nada que ver con lo que terminarán siendo intimidad. Él ve incluso de qué está hecha su intimidad, su nido
los pintores intimistas. Intimar es hacer comparecer ante un tribunal, mullido, donde se mantendría al abrigo, amparado por los Derechos
es citar ante la justicia, es notificar legalmente a algún otro cierto nú- del Hombre y de la persona humana. Para que el analizante sea digno
mero de consideraciones. Y de aqui se extende al sentido de prescribir de este nombre, se necesita que el analista le haga saber que él, el ana-
ordenar que se indica generalmente en la expresión intimer l'ordre de lizante, tendrá que hacerle saber. Es algo que se redobla. El analizan-
fi ti? er la orden del. te tendrá que hacer saber de su intimidad. Justamente, el superyó,
Ya no estamos en absoluto en el nido mullido, sino más bien en lo como lo nombró Freud, puede situarse como una función intimarte.
que lo alterará un poco Hay un valor contextual completamente sor- Luego, es siempre un problema lograr situar su papel en la asociación
prendente que muestra su riqueza. Este valor de intimar lo encontra- libre, que sin duda es libre, pero está bajo una intimación de deber
mos en Los litigantes, de Racine. Tal vez recuerden que uno de los per- hacer saber.
sonajes se llama Intimé {Demandado], que es en efe to la persona
contra la cual se efectúa la demanda -intimar, en el sentido jurídico
preciso en francés, es citar ante una jurisdicción superior-, ese contra el "En ti más qu tú"
cual se e-tabló el procedimiento. El val r propio de intimar es introdu-
cir en lo íntimo, conducir a lo íntimo de alguien. Por eso, en su valor de Ahora debemos subrayar el término extimidad, construirlo, retomar
significar legalmente algo, quiere decir dar a conocer. Cuando intimo, las construcciones de Lacan que pueden ponerse en esta rúbrica. La
doy a conocer. Cuando intimo la orden, notifico una orden. extimidad es para nosotros una fractura constitutiva de la intimidad.
Esto resulta especialmente apropiado al acto analítico, donde no Ponemos lo éxtimo en el lugar donde se espera, se aguarda, dond se
puede eliminarse la función intimante. En su carácter puro, radicil, este cree reconocer lo más íntimo. En su lugar. Por eso en el psicoanálisis no
acto consiste en notificar al paciente lo que tendrá que hacer. El aspec- se encuentra ese encanto que atraviesa La cartuja de Parma, llena de
to directivo de esta conminación no puede en absoluto descuidarse conversaciones con uno mismo, diálogos íntimos de los per onajes que
pretextando que el paciente ya tendría una noción previa, ya estaría debemos reconocer narcisistas y que de este modo captan, estimulan el
suficientemente instruido por algunos voceros del psicoanálisis -los narcisismo del lector. Precisamente, esta dimensión de las delicias de la
voceros de la enseñanza como aquí, los de los medios de comunica- intimidad es lo que se pone en tela de juicio en el análisis. En su fuero
ción- sobre lo que tiene que hacer y esperar de un análisis. más íntimo el sujeto descubre otra cosa. Por eso, aquí calzan bien los
Se trata de una recomendación del propio Lacan en su escrito "La autores religiosos que consideraremos este año, y esta expresión que
dirección de la cura...", que recuerda que en primer lugar la dirección proviene de San Agustín interior íntimo meo, [Dios] mak interior que lo
de la cura consiste en comunicar aI paciente lo que tiene que hacer más íntimo mío. En el seno de mí mismo más íntimo que cualquier cosa
para estar en su lugar, el que le corresponde en el discurso analítico. que sea mía.
Esta intimación la hace e analista desde el lugar que le da el anali- Hay una dificultad para situar, para estructurar e incluso para acep-
zante, es una intimación que no se puede escamotear, que se basa en tar la extimidad. Se preferiría extirparla. Y sin embargo es preciso e ta-
blecer una estructura de lo éxtimo que intente demostrar que este es
pensable, construible, como lo más próximo, lo más interior sin dejar
de ser exterior. Como demostrar esta estructura es lo que exige el con-
S bien su uso raro se encuentran registros en español de la a opción "notificar"
para el verbo intimar cf Manuel Seco, Dicc n o del espai of actual, Madrid, Aguilar, cepto de inconsciente en Freud, resulta pues legítimo hablar de extimi-
1999) [N. cíe la *ni dad del inconsciente.

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JACQUES ALAIN MILLER
EL OBJETO EN EL OTRO

A Lacan esto lo lleva a plantear al Otro corno éxtimo, lo éxtimo del


Debemos señalar de inmediato que esta estructura es la estructura de
hombre nos remito a sus Escritos, página 504). Es la época en que hace
la extimidad:
del inconsciente el discurso del Otro. Si les leo ahora esta página,
entenderán cómo se ubica legítimamente en este registro. "¿Cuál es,
Esa estructura es diferente de la espacialización de la circunferencia o de la
pues, ese otro con el cual estoy más ligado que conmigo mismo, pues-
esfera en la que algunos se complacen en esquematizar los límites de lo vivo
to que en el seno más asentido de mi identidad conmigo mismo es él y de su medio L...1. De querer dar una representación intuitiva suya, parece
quien me agito?' Con la expresión (') Otro —lo que se puede tratar como . que más que a la superficialidad de una zona, es a la forma tridimensional
inconsciente, incluso como la intimación del superyó organizador de de un toro a lo que habría que recurrir, en virtud de que su exterioridad
los síntomas—, ahora podemos decir que todo esto incumbe ala extimi- periférica y su exterioridad central no constituyen sino una única región.
dad. Esta expresión remite a ese texto de Lacan donde él habla de la
excentr¿cwincl radical de lino consigo mismo en el hombre o, más adelante, De este modo describe la intuición que puede tenerse de la represen-
de su lietereninfin radical. Con este adjetivo radical, apunta a que uno no tación del toro, de la cámara de aire, debido a que hay confusión de
se confunda respecto de esta excentricidad ni sobre esta heteronimia, y identidad entre lo periférico y lo central. Es decir que ya entonces Lacan
que no se trata en absoluto de que el sujeto estaría gobernado desde el expone una representación del más interior que lo más íntimo mío, de San
exterior por lo que sea, que estaría comandado desde el exterior, y de Agustín, ya entonces muestra el toro como una estructura de extimidad.
este modo sería heterónomo. Si Lacan habla de heteronimia radical, es Precisamente, esto distingue a la experiencia analítica de toda
porque intenta hacer entender que no se puede reducir el análisis a empresa fundada en un conócete a ti mismo, aunque pueda parecerse a
hechos de sugestión (cosa que veremos este año a propósito de la exti- eso. Para que el conócete a ti mismo pueda conducir a algo, debe susten-
midad), que el sujeto —y aquí está la paradoja— es gobernado desde el tarse —en todo caso, para nosotros hoy— en la garantía del axioma de
interior mismo. No está comandado desde el exterior, está gobernado una identidad consigo mismo constitutiva de la intimidad subjetiva. Se
desde el interior, y evidentemente echa por tierra la distribución que trata de saber si lo que Freud llama y Lacan retorna como el núcleo de
puede hacerse entre el interior y el exterior. nuestro ser es idéntico a sí mismo.
El descubrimiento del inconsciente y, al menos, la invención del psi- Ya puede decirse, a partir de lo que propusimos los años anteriores,
coanálisis obligan a una topología. Captarán esto de inmediato. No es que ciertamente el sujeto en el análisis se constituye como no idéntico
una extravagancia. El descubrimiento del inconsciente exige una topo a sí mismo. Esto es incluso lo primero que me sorprendió en la ense
logía que permita situar, de acuerdo con los datos de la experiencia, lo fianza de Lacan. No puede escribirse la ecuación que haría al sujeto
que fluctúa con los nombres interior y exterior. idéntico a sí mismo. No puede escribirse S = S. Solo puede escribirse: %.
El problema con los datos de la experiencia analítica es que parece, Si bien puede escribirse yo = yo, no puede escribirse S = S. No nos que-
según el testimonio del sujeto, que el exterior, el amo exterior, se en- daremos en este punto, ya que será necesario llegar a algo que, sin ser
cuentra en su fuero interno, en su sentido íntimo. Como señalé hace idéntico a sí mismo, tenga peso para el sujeto, sea central para él..
poco, se trata de una intuición central, verdaderamente éxtima de La- Lacan elogió a Freud por haber reintroducido en el interior del círcu-
can. Cabe agregar que en intuición está bitas, que es, si no me equivo- lo de la ciencia la frontera entre el objeto y eI ser, que parecía marcar su
co, de La misma familia que intimidad. Hay algo que está en lo más límite. El círculo de la ciencia parecía constituirse en la objetividad:
íntimo de Lacan, puesto que ya aparece en su "Informe de Roma" —en
la página 308 de los Escritos a propósito de la función de la muerte:
objeto ser
"Decir que este sentido mortal revela en la palabra un centro exterior
al lenguaje es más que una metáfora y manifiesta una estructura".
círculo de la ciencia

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lACQUES-ALAIN MILLER EL OBJETO EN EL OTRO

Lacan elogia Freud por haber desplazado esta frontera de modo ¿Éxtimo? Éxtimo es, en primer lugar, el Otro del significante, éxti-
a I que o reza tivo al ser pueda constituir el terna y, por qué no, eI obje- mo al sujeto, aunque más no sea porque la lengua mía, en la que expre-
to de la ciencia. Esa era en todo caso su ambición, y yo diré que pasa so mi intimidad, es la del Otro. Pero también hay otro éxtimo que es el
por la construcción, la invención de estructuras que nos permitan objeto. Este objeto constituye el tema del último capítulo de El semina-
demostrarlo. De hecho, se puede constatar que con Lacan estamos en rio 11, llamado "En ti más que tú" Se trata, como percibirán, de un
condiciones de demostrar relac ones respecto del núcleo de nuestro ser retomo a San Agustín que permite captar por qué es eso lo que la cien-
que hasta e tonces se habían dejado a los teólogos, incluso a los poe- cia elide o secciona. Si Lacan sitúa la ciencia en la separación, en la
tas. Por eso Lacen echó mano al discurso matemático, a los matemáti- medida en que la distingue de la alienación lo desarrollé los años
cos; y también nosotros recurriremos a ellos. anteriores-, es porque se trata de la separación de la cadena significan-
En esta página 308 que les leí sobre la exterioridad a la vez periféri- te, la separación del objeto de la cadena significante
ca y central, tienen una nota al pie donde Lacan indica que esas son las
premisas de su topología. También la extimidad es la razón de la topo-
logía de Lacan. El obj to del sacrificio
¿Qué es éxtimo? Como dije, el inconsciente. Fue incluso esto, esta
opacidad del objeto que a sus ojos constituía el inconsciente, lo que En el fondo, esa es la ambición científica: carecer de extimidad.
resultó impensable para los filósofos del linaje cartesiano. Por eso las Desarrollar sus lazos como cadena significante es separarse del objeto;
criticas cuando Lacan comienza su enseñanza, esas críticas sobre la por lo tanto, es poder desarrollarse exteriormente sin este repliegue de
objetivación psicoanalítica. Hasta tal punto que causó sorpresa que él extimidad. Si tomamos las cosas en el sentido en que la ciencia se desa-
haya podido titular uno de sus textos "La cosa freudiana...", ya que rrolla como exterioridad, la extimidad ya es una intimidad. Al mismo
en esa época se saludaba en Lacan al que -entre algunos otros, de ins- tiempo, esto hace que la ciencia desubjetivice el significante -o por lo
piración existencialista- se oponía a la cosificación de las relaciones menos que lo intente-, es decir, que actúe de manera que un significan-
humanas. Pues bien, reconozcamos que la perspectiva de la extimi- te ya no represente a un sujeto ante otro significante. Llega, de todos
dad que adoptamos este año nos obliga a considerar a los otros como modos, a algunos bellos resultados (cf. la demostración de Warring en
objetos. Le Monde, 13 / 11 / 1985)
Lacan observa que imaginamos que la eminente dignidad del otro El discurso de la ciencia desubjetivíza el significante, lo que torna
solo se conservaría si se lo tratara como a un sujeto. ¡Ojalá se tratara a completamente ingenuo el reclamo por los Derechos del Hombre. Este
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los otros a los que se aprecia como objetos! Tal vez así se los haría sufrir reclamo que apunta al discurso de la ciencia en la medida en que este
menos, ya que nos ocuparíamos, llegado el caso, de estos objetos. Reto- desubjetivíza el significante no hará renacer al hombre del humanismo.
maré esta observación para aquellos que no están presentes y se sor- Lo éxtimo es lo que destaca la conciencia moral cuando se la toma
prenden del antihumanismo de Lacan. radicalmente como lo hace Kant en su fórmula del derecho moral, que
Antihumanismo, sin duda, porque Lacan refiere el humanismo a su no es más que deseo y que desemboca en el sacrificio de lo más íntimo,
época de origen, la época de Erasmo, por ejemplo, y constata, como de lo que más se quiere.
nosotros, que el hombre del humanismo desapareció hace muchísimo Lo que está en juego en un análisis es que el Otro -del que el analis
tiempo y que no son pequeños ejercicios artif ciales los que estarían en ta no es más que el sirviente, el testaferro- pueda alcanzar lo que tienes
condiciones de producírnoslo de nuevo. Volveré, si tengo tiempo, a de más íntimo, alcanzar, con su valor de intimación el lugar donde lo
una especie de panfleto que se hizo recientemente sobre el tema, para exterior, lo periférico, llega hasta lo central. Esto es lo que el año pasa-
decir que 1 consideré anticuado desde su aparición. do cubrimos con el vocablo cesión -con c- que Lacan retorna y que sin

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JACQUES-ALAIN MILLER EL OBJETO EN EL OTRO

duda hace juego con a obsesión. Pero cesión conserva aún mucho de la este viraje en su enseñanza que supone articular en el lugar del Otro este
ideología del contrato. El registro de la extimidad es el registro del sa- objeto a que no puede entrar allí como elemento. Este viraje se produjo
cri ficio. Este año, y de acuerdo con la enseñanza de Lacan, hablaremos entre los seminarios La ética del psicoanálisis y La transferencia.
del objeto del sacrificio. El seminario sobre la ética parece tener una unidad magistral, cosa
La extimidad impl ca que el. sujeto no es más que lo que él cede o que no puede afirmarse de La transferencia, que aparentemente carece de
sacrifica y esto es tan radical que imagina que puede huir. No es sola- coherencia. Aunque existe una, más secreta, que debe destacarse; a saber,
mente un sujeto que descubre que se red uce a lo que él sacrifica de sí la promoción de la función del objeto pardal en la experiencia analítica y
mismo, sino —y esto no es menos verdadero— también del Otro. Lacan el comienzo de su reformulación por parte de Lacan. Este es un punto
lo formula en el amor de transferencia, donde el analizante dice al ana- decisivo, puesto que en La transferencia se encuentra una distribución de
I 'sta: "Te amo, pero porque inexplicablemente amo en ti algo más que los futuros seminarios, en particular esos sobre la identificación y sobre
tú, el objeto a minúscula, te mutilo. (los remito a la página 276 de El la angustia, que contrastan con este sobre la ética, una ética que se anun-
seminario U). En esto reside la paradoja que tendremos que tratar este cia como trágica y como una reformulación de la pulsión de la muerte.
año, esta paradoja de que el Otro, este Otro disirnétrico respecto del Su ética es la empresa de pensar el psicoanálisis a partir de la pul-
sujeto este Otro que es el lugar de la verdad donde se desarrollan las sión de muerte mediante la ley moral, en la medida en que esta impli-
cadenas del significante y se condensa su tesoro, este Otro contiene en ca precisamente el rechazo de todo lo patológico, de todo pathos, que
él alguna otra cosa que produce amor y que Lacan llamó objeto a. puede alcanzar incluso hasta la vida del sujeto, el rechazo del paths
¿En qué esto es compatible y articulable? ¿En qué estos dos términos articulado al goce. En La ética..., Lacan realizó un franqueamiento que
A y a son compatibles y articulables? Durante los años anteriores los arti- no es seguro que se haya repetido. Efectivamente, la situación del ana-
culé al pasar. Intenté distinguir a minúscula como elemento —diciendo lista es allí heroica, dado que el héroe sofocleano no es al final más que
que no pertenece como elemento al Otro— y a minúscula como parte e] desecho de su propia aventura.
—indicando que se lo podría considerar incluido en el Otro como parte. Pero si La ética del psicoanálisis es el momento de franqueamiento, La
Propuse jugar así, en eI lenguaje de la teoría de los conjuntos que Lacan transferencia constituye el de viraje, un viraje sobre el que nos pregun-
utilizó más de una vez para dar densidad al psicoanálisis, con la diferen- tamos cómo pudo ocurrir de este modo. En el análisis, ocurre ampara-
cia entre el elemento y la parte. Sobre todo, a propósito del conjunto do por el amor, y por eso Lacan lo abordó con la clave de la transferen-
vacío, cuyo parentesco con el sujeto barrado conocen. Este año ya no me cia, y precisamente después de haber puesto en La ética del psicoanálisis
contentaré con hacer alusiones, sino que lo examinaré temáticamente. el deseo y la voluntad de goce.
Ya he subrayado en un esquema el parentesco en cierto nivel entre
amor y goce. Lo señalé especialmente respecto de la separación. El suici-
Entre La ética... y La transferencia dio de separación —no cualquiera— testimonia sobre la pulsión de muerte.
Lacan invoca entonces a Sócrates para demostrar que el Otro del
Abordaremos de fre te la extimidad mayor del objeto a, que hace significante puede contener algo distinto, algo Otro en su corazón, que
que exista en la experiencia analítica lo interpretable. Este objeto a es tan es éxtimo. El objeto a es éxtimo al Otro del significante. Más adelante
éxtimo al sujeto como al Otro. Habrá que señalar entonces qué camino recordaremos este pasaje del franqueamiento al viraje; además, ten-
siguió Lacan para introducir este objeto que estaba ausente en todo el co- drán acceso directo a la cuestión porque los seminarios La ética... y La
mienzo de su enseñanza. Y es que solo se introduce en ella con el auxilio transferencia verán la luz el año entrante alrededor de marzo. Seguiré la
de Sócrates, con el auxilio de una larga exégesis —como, a mi entender, semana que viene.
no hay otra— de V banquete de Platón. Se necesita este auxilio para ubicar 13 de nm'ientbre de 1985

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II
Los envoltorios de la extirnidad

BIBLIOTECA

La vez pasada mencione como experiencia muy común que un ana-


lizante saque su llave ante la puerta del consultorio del analista. Rápi-
damente mi comentario recibió un contraejemplo, un contratestimonio,
de alguien cuya experiencia como analizante es innegable, y que me
dijo que nunca a lo largo de los años fue propensa a este acto fallido.
Concluí lo que le comuniqué de inmediato, que eso era porque donde
vivía, ella no se sentía corno en su casa. Aparentemente estaba en lo
cierto, ya que la cosa tuvo al menos su asentimiento. Destaco entonces
el drama del sujeto tal como lo muestra a experiencia analítica, que es
no lograr estar plenamente en su casa.

El hiato de Ja identidad. .

Con el término de Lacan ertimidad, este año apun amos exactamen-


te a eso, a que en lo de uno, no se está" en casa. De manera más general,
el problema mismo del estatuto del inconsciente se formula en estos
terminos que ya cité la última vez: "¿Cuál es pues ese otro con el cual
estoy más ligado que conmigo mismo, puesto que en el seno más asen-
tido de mi identidad conmigo mismo es él quien me agita?". Digo dr
manera mas ger e al, porque efectivamente est rase es retorica. un
poquito elocuente, pero sin dejar de ser, corno aco.,turnbra Lacan, muy
precisa, dado que lo que cuestiona es la identidad con uno mismo, que
este año debemos retomar en términos más formales,

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Ii
Los envoltorios de la extímidad

0.0001 Y Mcy

BIBLIOTECA

La vez pasada mencioné como experiencia muy común que un ana-


lizante saque su llave ante la puerta del con ultorio del analista. Rapi-
damente mi comentario recibió un contraejemplo, un contratestimonio,
de alguien cuya experiencia como analizante es innegable, y que me
dijo que nunca a lo largo de los años fue propensa a este acto fallido.
Concluí lo que le comuniqué de inmediato, que eso era porque donde
vivía, ella no se sentía como en su casa. Aparentemente estaba en lo
cierto, ya que la cosa tuvo al menos su asentimiento. Destaco entonces
el drama del sujeto tal como lo muestra la experiencia analítica, que es
no lograr estar plenamente en su casa.

El hiato de la id ntidad...

Con el término de Lacan e. tirnidad, este año apuntamos exactamen-


te a eso, a que en lo de uno, no se esta en casa. De manera más general,
el problema mismo del estatuto del inconsciente se formula en estos
términos que ya cité la última vez: ",Cuál es pues ese otro con el cual
estoy más ligado que conmigo mismo, puesto que en el seno más asen-
tido de mi identidad conmigo mismo es él quie me agita?". Digo de
manera más general, porque efectivamente esta frase es retorica, un
poquito elocuente, pero sín dejar de ser, como acosturnbTa Lacan, muy
precisa, dado que lo que cuestiona es la identidad con_ uno mismo, que
este ario debemos retomar en términos más formales.

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JACQUES- ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTTIVEDAD

Se trata en efecto de lo que nos atrevemos a llamar una sujeción del dirse con lo que puede llegar a ocupar'o. Por eso podernos ternos
sujeto --está en la palabra misma , un asunto [sujet] de sumisión. Y no conducidos, si bien no exclusivamente, a consideraciones topológícas.
pretendemos alentar así no sé qué opresión que sería exterior. Lo que Y este hiato de la identidad consigo mismo -que, aunque conocido
concierne a la extimidad no es el poder de una autoridad exterior res- desde siempre, solo la experiencia freudiana desnudó- sigue escanda-
pecto de la cual yo soy, yo sigo siendo yo. De hecho, se trata de lo que lizando a los discursos que creen fundarse en dicha identidad. De
podríamos llamar la paradoja del Otro interior, que implica como tal aquí que tengamos que considerar, y Lacan nos invita a hacerlo, lo
una fractura de la identidad personal, íntima. que lo recubre.
Y digo que es la formulación más general porque, en efecto, la psi-
cosis testimonia a cielo abierto esta extimidad en el llamado automatis-
mo mental -podernos utilizar el término xenopatía-, que hace presente ...y sus envoltorios
en primer lugar a este Otro que, en el seno más afirmado de mi identi-
dad conmigo mismo, me agita. Se lo podría llamar muy legítimamente La experiencia freudiana desnudó este hiato especialmente en su
automatismo éxtimo, puesto que interviene en efecto en el seno de la punto de partida, que fue el sujeto histérico, es decir, un sujeto que tes-
identidad consigo mismo. Justamente, tendremos que articular la for- timonia por excelencia una debilidad de su sentido íntimo, un sujeto
dusión y la extimidad, porque forclusión, como vocablo, solo expresa la cuyo sentido íntimo es socavado por una diferencia consigo mismo
mitad de lo que está en juego: dice que algo está encerrado afuera. Sin que, llegado el caso, se interpreta como una mentira fundamental,
embargo, la forclusión implica un retorno en forma de una extimidad como una falsedad del ser. Perdiendo para siempre la autenticidad, el
que el sujeto verifica como real. Solo indico que no se trata en absoluto sujeto está condenado a ligazones que, por identificatorias que sean, no
de una exclusión sin retorno. Será necesario, en la medida de lo posi- llegan a recubrir este hiato de la identidad consigo mismo.
ble, construirlo. Ciertamente, hay también un envoltorio político de este hiato un
Este Otro que me agita en el seno de mí mismo es una formulación cubrimiento por parte del amo, en la medida en que él libra de la exti-
adecuada para toda locura. También es adecuada para la histérica. La midad y hace sentir, llegado el caso, esta opresión como exterior, lo que
palabra misma que designa esta patología apunta, en efecto, a una desde cierta perspectiva es una liberación. Se lo llamó, por ejemplo,
parte íntima que en el cuerpo obra a su antojo agitando -Dr cómo!- al servidumbre voluntaria, para retomar el título de La Boétie. Evidente-
sujeto. Pero la obsesión no es menos éxtima, ya que se trata en ella de mente, de ahí a hablar del goce del oprimido hay una brecha, que obe-
una coacción experimentada en el pensamiento, donde, si me permi- dece precisamente a que se debe distinguir el lugar y lo que lo cupa.
ten, una parte de este juega su partida completamente sola. Pero, finalmente, hay un envoltorio político del hiato éxtimo.
Todas estas diferentes patologías dependen de que la extimidad se Hay además un envoltorio religioso, que mencioné la ultima vez. Se
vuelva patente. La extimidad se vuelve allí petaca (de pathos). Constata- puede llamar Dios a este lugar éxtimo, hacerlo ocupar por Dios. Esta
mos, pues, que algo agita. Con la extimidad, nos ocupamos del princi- cuerda es la que hace vibrar San Agustín en. el libro III, capítulo 6 de
pio de los afectos, de lo que sacude y afecta al sujeto. Habría que inten- sus Confesiones, cuando califica a Dios de interior intimo meo et superior
tar probar si todos los afectos se dejan colocar bajo esta rúbrica de la summo meo. El traductor de Garnier glosa un poco esta fórmula brillan-
extimidad, cosa que haremos más tarde. te: "Vous étiez au dedans de rnoi plus profondément que mon árne la
Desde esta perspectiva, en la medida en que es completamente dis- plus profonde, et au-dessus de mes plus hautes cienes" estés dentro
tinta de la pura exterioridad, la extimidad designa nada menos que un de mí más profundamente que mi alma asís profunda y por encima de zis rads
hiato en el seno de la identidad consigo mismo. Digamos que esta dis- altas cimas]. La cosa dice simplemente: más interior que a frots íntimo mío
tinción que establecemos este año es un lugar y que no debe confun- y más elevado que lo más sumo mío. Esta idea se retorna en otro pasaje, en
JACQUES ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTIMIDAD

el libro X, capítulo 27, donde se insiste precisamente en el hecho de que rigor teórico, pero lo distinguió por eso, justo cuando sus alumnos
Dios no está tanto por encima de nosotros -y por eso fuera de noso leían la segunda tópica como lo que aseguraba la identidad consigo
tras- como dentro. "¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, mismo. Como si el yo de la segunda tópica fuera un principio de iden-
tarde te amé! Y he aquí que estabas dentro y fuera." Tenemos, pues, lo tidad consigo mismo respecto del cual las otras funciones habrían
que se podría calificar de función embaucadora de lo éxtimo. Lo digo tenido que ordenarse. Por supuesto, cuando se lee "El yo y el ello",
así para que vean luego las resonancias de este término en un uso que puede parecer que esto coincide aquí y allá con lo que Freud quiso
Lacan hace de él y que conviene destacar. De aquí que se considere que decir.
todo lo que se esfuerza por cubrir el hiato de lo éxtimo es en el fondo Pero lo que él quiso decir -Lacan nos enseñó a leerlo- es algo com-
deshonesto. ¿Por qué no? pletamente distinto: el superyó, el ello y el yo ocupan este lugar de
Además está eI envoltorio amoroso de lo éxtimo, que, por ejemplo, extimidad. Para orientarnos, Lacan se vio obligado a distinguir de allí
asume el rostro inhumano de La mujer en el amor cortés -al que Lacan el sujeto. Y hasta tal punto que, desde cierta perspectiva, podemos
dedicó algunas clases cuando quiso hablar, precisamente, de la ética decir que el sujeto en el sentido de Lacan es este lugar mismo, este
del psicoanálisis-, y que condujo, como ya denuncié, a imaginarse que lugar de la extimidad.
ofrecía la sublimación como salida mayor de la cura analítica. Ordenemos entonces estos tres términos según los tres registros de
Hay finalmente un envoltorio psicológico de este hiato, que es el Lacan, según lo simbólico, lo imaginario y lo real -lo digo para los que
más pernicioso, ya que instala en este lugar de lo éxtimo al yo malo y recién empiezan-, que debemos retomar de manera metódica. Tiene
emprende su reducción. Procede incluso por una dicotomía que separa cierto valor hacer la lista, es decir, ponerlos en el mismo plano como
de lo que debería ser lo éxtimo el tejido donde está atrapado, a fin de tres funciones capaces de ocupar el mismo lugar que está retraducido y
distinguir dos regiones exteriores una de la otra. Se trataría así, llegado desplazado en la enseñanza de Lacan en estos términos:
el caso, respecto de la región mala, de obtener su reducción o su domi-
nación. Esta dicotomía psicológica es entonces un envoltorio más de lo yo narcisismo imagen
que está en juego. superyó A s discurso
Lo molesto es que hay también un envoltorio psicoanalítico de este ello a R goce
hiato. Puede decirse que se construyó con este fin la segunda tópica de
Freud. Tienen el yo, que debe pensarse a partir del narcisismo. La verdad
del superyó, de su función súper, de esta función redoblada del super
yó, se retraduce y desplaza al Otro. Hay que referir el ello al término
La segunda tópica objeto a. Me permito realizar esta aproximación debido a los detalles y
precisiones que ofrecí los años anteriores. Considero que por su solidez
Se la construyó para cubrir el hiato de la identidad consigo mismo. esto tiene su valor, incluso si se le indexan las tres dimensiones que
Ya sea que se haya acentuado el yo o el superyó o, en todo caso, que distingue Lacan -lo imaginario, lo simbólico y lo real-, yuxtapuestas. Y
se haya considerado reabsorber, encadenar, dominar al ello concebido por qué no distinguir también la funciones de la imagen, del discurso
como ese yo malo, ese ello cuyo nombre Freud tomó de Groddeck, y del goce.
quien tenía, de manera divertida, muy viva, un poco antropomórfica, Si procedo a esta disposición elemental, es primero para que noten
la idea de lo éxtimo. Con su invención del Es, destacó de forma antro- que no incluyo el término sujeto. Resultaría muy dificil encontrarle un
pomórfica a este Otro que en el seno de mí mismo me agita. Freud, en equivalente en Freud. Es el principio mismo de esta traducción que
suma, hubiera podido reprochárselo desde el punto de vista de un puse en el pizarrón.

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JACQUES-ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTIMIDAD

¿El yo sería el principio de identidad consigo mismo? Sobre esto se Lacan, está en relación con lo simbólico -corn se lee en a página 635
dividen las aguas. Está, por un lado, la psicología del yo -como se lla- de los Escritos. Lo que llamamos proyección es de hecho la puesta en
mó a esa rama derivada de Freud-, que encuentra este principio de la funcionamiento de una imagen en la medida en que esta puede ocupar
identidad consigo mismo no solo en el yo sino en lo más precioso que precisamente este lugar que se dejó vacío, este lugar de falta de ser uno
hay en él, a saber, su supuesta esfera no conflictiva, lo que constituye mismo. Desde esta perspectiva, aparece como un señuelo de este hiato.
un modo rudimentario de calificar este punto de identidad consigo La introyección, entonces, es manipulada en sentido opuesto por los
mismo. Y, por otro, la orientación lacaniana, como retorno a Freud, que analistas que hicieron funcionar este concepto.
aborda el yo a partir del narcisismo, es decir, de esa etapa de la elabo- Debo mencionar estos conceptos porque ponen en juego, incluso de
ración freudiana que se deja de lado en la psicología del yo, como manera ingenua, la repartición del interior y el exterior, que es justa-
demostré hace un tiempo a partir de un texto de Hartmann. mente lo que nos convoca este año. Que esta repartición nos interrogue
Desde el punto de partida del estadio del espejo -que es extraanalf- no significa que uno no tenga que preguntarse cómo se forma esta idea
tico, puesto que se trata de una observación-, desde este punto de par de fuero interno, cómo se constituye este espacio. Puede decirse que es
tida que decide los pasos siguientes, lo que Lacan instala en el corazón la imagen del Otro la que define el interior, el sentimiento del interior,
de la identidad consigo mismo es la imagen del Otro. Y solo asegura el sentimiento de su intimidad. No hay forma de situar este adentro
esta identidad a costa de un desdoblamiento, una falta de ser uno más que por el dominio que el sujeto experimenta a partir de la ima-
mismo donde puede verse la raíz de la agresividad. En este sentido, el gen del Otro. Se trata de un dominio sin duda desfalleciente. Se habla
yo, cuyo fundamento en este nivel es la imagen del otro, es una forma- del significante amo para no hablar del sujeto amo.
ción que ocupa el hiato éxtnno. Como explica Lacan a su manera en la Los conceptos de proyección y de introyección nos interesan siem-
página 648 de los Escritos, "el Yo viene a servir en el lugar que ha que- pre que no se imagine que hay en ello vaivenes que volverían recípro-
dado vacío para el sujeto". cos, hasta complementarios, el interior y el exterior, el adentro y el
Lacan devuelve al superyó su verdadero valor a partir del discurso afuera. Si subrayamos el término extimidad, es para marcar que no hay
del Otro. Noten que Freud no hacía otra cosa cuando indicaba su raíz ninguna complementariedad, ningún ajuste entre e aden ro y el afue-
en los restos de lo que había sido escuchado. ra, y que hay precisamente un afuera en el interior. Esto es lo que se
En cuanto al ello, por este se introduce en la orientación lacaniana trata de construir, de tornar pensable.
la función del goce. Como se dijo imagen del Otro y discurso del Otro, nos Establezco al pasar una equivalencia entre tornar pensable y cons-
gustaría poder decir goce del Otro. Pero para pasar del goce al goce del
truir, que debe hacerlos sensibles al hecho de que Lacan es constructi-
Otro, a diferencia de lo que ocurre con los términos imagen y discurso, vista. Si fue a pescar fórmulas y esquemas en las matemáticas, tanto en
hay un pozo que colmar. El camino a seguir, el de Lacan, es complejo. la lógica matemática como en la topología, es porque en el campo freu-
El ello como tal no es el goce del Otro, a lo sumo puede decirse que diano, tal como él lo trabajaba, se exhibe una construcción En efecto,
califica Otro goce. como la experiencia en uego es inasible, en la teoría se trata por el con-
trario de construir. Por eso enlazo pensar y construir, porque estamos
allí adentro. Se deben pues traducir, formular, este conjunto de intui-
Proyección-introyección ciones que puedo traer al comienzo, y no solo entonar su canto. Ahora
bien, si lo que se desea es entonar su canto, las C_onfesioriew de San
También puede constatarse la disimetría en la literatura analítica Agustín siguen siendo lo mejor que hay en el género_
entre los conceptos de proyección y de introyección: la proyección es Este año sin duda podrían recordarse muchos diarios íntimos, como
función de lo imaginario, la introyección, retomando los términos de se los llama. Porque os diarios íntimos, cuand están bien hechos.

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JACQUES-ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTINIIDAD

cuando van aI corazón de lo que está en juego, es decir, al corazón de cuada. La introyección no es una manducación ni el transporte al in-
la identidad consigo mismo, cuando ponen en ejercicio su valor, llegan terior de una imagen. No se construye como la percepción. Como se
siempre, con diferentes registros, a este lugar de extimidad. El registro trata de una introyección significante, calificarla de relación con lo sim-
de Amiel no es el de Senancour. Valdría la pena ordenar estas experien- bólico indica entonces que es una identificación significante. Ensegui-
cias de intimidad que muestran en la escritura, según la honestidad de da me dedicaré a ubicar el desarrollo lógico de la enseñanza de
los escritores, el encuentro con un Otro que los agita en el seno de la Lacan, y pueden hacer al respecto un estudio —no simplemente con-
identidad consigo mismo. junto porque es sucesivo, sino por partida doble—, de la identidad y la
Proyección e introyección, entonces, no son funciones recíprocas ni angustia.
siquiera en el uso común de los psicoanalistas. Según la definición de
Lacan, la introyección es un indicador que se instala en el corazón del
ser para designar allí el agujero. La relación de objeto
No puede decirse que el significante amo represente al sujeto. No es
el significante del amo cuando Lacan lo manipula. El significante amo La última vez indiqué lo que aparea los seminarios La ética del psico
sin duda es el significante del Otro por el cual el sujeto es representa- andlisis y La transferencia, y voy a retornarlo. Pero es preciso ver tam-
do. Pero precisamente por esto vale como significante del sujeto, ya bién lo que une a los seminarios que siguen, "La identificación" y La
que es el único significante que puede tener esta función, puesto que el angustia. "La identificación" se refiere a la articulación significante y
sujeto como tal se construye como una elisión del significante. No le define y aísla la identificación como significante, separándola por lo
queda más que acomodarse al significante del Otro para hacerse repre- tanto de todo lo que gira en torno de lo imaginario; mientras que La
sentar. angustia desgaja la función del objeto. Hay entonces en el desarrollo
Este significante del Otro se lo encuentra en la experiencia analítica lógico de la enseñanza de Lacan un par de seminarios que van juntos
o, en todo caso, se lo debe encontrar, en primer lugar bajo la forma de corno los de La ética... y La transferencia, que se conjugan. Por otra par-
una cadena articulada de palabras decisivas. Son las palabras, no los te, verán que al final del seminario sobre la transferencia se Indican
escritos, lo que resulta decisivo para el sujeto. Más tarde él podrá creer como programa los dos seminarios siguientes. identificación y angustia
encontrar escritos decisivos y hallarlos efectivamente. Pero, con todo, son además los títulos que di a los últimos capítulos de La transferencia.
incluso la Biblia se comienza por escucharla antes de leerla. Los efectos Constatarán que no es un abuso.
primordiales están en la palabra. Y, como recordaba Lacen, es en la Este año tendremos que hablar de la identificación, ya que es en el
experiencia analítica donde la palabra permanece. Luego, el significan- hiato de la identidad consigo mismo donde se concibe que el sujeto se
te amo bien puede ser el del propio sujeto aun cuando se trate de puro identifique. Él se busca, da con una identidad que puede llamarse de
azar. No es, sin embargo, el significante del objeto. No creo que nunca sustitución, de encuentro. Decir, corno Lacan, que se trata de un índice
en treinta años de enseñanza Lacan haya dicho o escrito alguna vez el que se instala en el corazón del ser para designar allí el agujero es decir
significante del objeto, salvo para calificar llegado el caso el signo a, es que no lo colma. No hay introyección, no hay identificación significan-
decir, el símbolo con el que marcó justamente que no hay significante te que pueda colmar este agujero. En el mejor de los casos, cuando esta
del objeto. Entonces puede decirse, utilizando la palabra introyección, se efectúa, cuando merece ser elevada a la dignidad del significante
que el significante amo indexa el objeto. amo, no hace más que indicar el hiato_
¿Qué significa que la introyección sea una relación con lo simbóli- Se trata de un recorte, como lo es lanzar que no hay significante del
co? La introyección no es una manducación del objeto real. Esta for- objeto, lo que por supuesto habrá que comentar. Que no haya signifi-
ma de canibalismo de la introyección puede considerarse algo anti- cante del objeto —agrego de inmediato—no quiere decir que no pueda
JACQUES. ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTIMID AD

del objeto hacerse un significante, incluso de un objeto total. Esto se al objeto imaginario, y que en definitiva conservo la misma letra para
llama precisamente fobia, la que consiste en hacer un significante con el objeto real. Pero uno no puede ahorrarse la lógica de un estatuto
un objeto. Tampoco significa que el significante no pueda constituir un simbólico del objeto, y esta es una manera de tratar el significante obje-
objeto. Para divertirnos, pongamos frente a la fobia la literatura. Fobia to que necesitaremos a continuación. Si hay el objeto imaginario, hay el
y literatura son dos maneras de salir airoso con el no hay significante del objeto simbólico y hay el objeto real.
objeto. Son dos maneras contrarias, lo que no impide por otra parte en Puede partirse sin duda de que el objeto no es ob sino in y de que el
absoluto que haya literaturas fóbicas. Ven, pues, que estamos siempre que está en juego no es el objeto en el mundo sino el objeto en el sujeto.
en este surco planteado hace ya mucho tiempo que opone el significan- Hasta tal punto que se lo puede localizar con ingenuidad en el defasaje
te y el objeto, de la conducta supuestamente adaptada al mundo. Este defasaje seña-
Debo decir algo sobre este objeto porque en la palabra misma hay la una interferencia del objeto, es una manera ingenua de marcar que el
una tópica engañadora e implícita, porque el objeto sería lo que se sujeto no domina el asunto.
lanza adelante del deseo. Después de todo, ser lanzado delante del Habrá que ver lo que implica de entrada captar la relación de obje-
deseo le conviene a la imagen. Y saben lo que Lacan cambió de este to. Se trata de una expresión que envejeció, y que Lacan solo había
estatuto del objeto del psicoanálisis: en vez de situarlo como arrojado retomado porque estaba de moda en los años cincuenta. Reconozca-
delante del deseo, lo ubicó detrás de este. Él lo llamó propiamente mos que ahora para los psicólogos del yo lo último de lo último es
objeto a, objeto causa del deseo, que es el efecto que él no alcanza lograr despabilar un poco la psicología del yo gracias a la relación de
nunca. Y por eso, al situarlo detrás, lo convirtió en un objeto éxtimo. objeto. Ya consideran un paso enorme pensar que puede haber algo
No eh un objeto que está adelante sino un objeto, si puedo decirlo así, distinto que el sistema cerrado del yo, el superyó y el ello. Para ellos,
trasladado al interior y que por eso ciertamente tiene afinidades con lo evidentemente, el objeto, es sinónimo del otro. Es que hay un otro en el
que Melanie Klein situó como función de los objetos internos. Klein mundo del que debemos ocuparnos, del que hay algo que esperar, y de
hizo esto, incluso hizo más aunque ella misma no lo tuvo siempre en pronto, con sorpresa y prudencia, descubren la intersubjetividad.
cuenta-: situó el objeto primordial como fóbico, hasta tal punto que Resulta extraordinario que en esta época las personas más adelantadas
todo lo que se desarrolla en adelante en el dominio de la realidad apa- de Nueva York para ponerse verdaderamente en la cresta de la ola -y
rece como contrafóbico. los otros desconfían avancen hacia la intersubjetividad e intenten
Aunque este objeto interno simplemente no satisfizo a Lacan, final- inyectar un poco de relación de objeto en los desiertos de la psicología
mente Melanie Klein fue en el psicoanálisis la que conservó e incluso del yo.
exaltó el lugar de la extimidad, respecto de los psicólogos del yo, que lo La relación de objeto, la freudiana, es la del objeto perdido. Es la
hicieron desaparecer. Al mismo tiempo, si Lacan no se contentó con el relación de objeto en la medida en que se articula con la falta, en que es
objeto interno, fue porque él siguió siendo freudiano. El punto esencial primero lo que falta. Por eso, cuando Lacan trata esta relación en su
en la experiencia es que se trata de un objeto perdido. Si juntan estos dos seminario, la introduce por la angustia. Cinco o seis años después, al
rasgos -se trata de un objeto perdido y en el interior-, obtienen en esta retomar esa temática, la encara por el lado de la angustia, es decir, por
paradoja el término éxtimo. Este término dice esta paradoja, la retoma. el lado de un afecto que es tradicionalmente el que califica la relación
Al ubicar este binario del significante y del objeto, debo abordar la con la falta de objeto. Allí él hizo brillar y elevarse su objeto a diciendo
cuestión por el lado del estatuto simbólico del objeto. Digo su estatuto que la angustia no era sin objeto. Esta falta de objeto mismo funciona
simbólico porque no se puede en absoluto reconstruir el itinerario del como un objeto de otro tipo. Aunque lo precisaremos, subrayo esta
objeto en la enseñanza de Lacan yendo solamente de lo imaginario a lo introducción por la angustia, esta introducción del objeto por la falta
real. Se constata que, efectivamente, comenzó a bautizar a a la imagen, de objeto.
JACQUES-ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTIMIDAD

Frustración llevado a tener que decir de dónde viene la simbolización. No es algo


con lo que se enredará más adelante, cuando plantee por el contrario
En este primer nivel, se ve que el objeto que nos interesa, el objeto que eso no se deduce. Pero allí, en el orden del desarrollo, lo deduce,
del deseo, el objeto en el psicoanálisis, es, como ocurre con el discurso ¿y lo deduce de qué? Lo deduce de la frustración. Plantea que esta es la
e incluso con el goce, el objeto del Otro. Ya se Io puede captar en lo que introduce el orden simbólico.
imaginario, y gracias a San Agustín, en el libro I, capítulo 7, donde se ¿Qué significa? Si debe ser previa a la privación como falta real de
sitúa el ejemplo canónico que señala Lacan en la página 107 de los un símbolo, de un objeto simbólico, la frustración es entonces imagina-
Escritos: "Vi con mis propios ojos y conocí bien a un pequeñuelo presa ria. No está por otra parte lejos del proyecto de Sartre. Desde esta pers
de los celos. No hablaba todavía y ya contemplaba, todo pálido y con pectiva, se presenta la paradoja de querer introducir el orden simbólico
una mirada envenenada, a su hermano de leche". Cito a San Agustín, por una función imaginaria, la función de la frustración. Esto se encar-
quien se pregunta a continuación: "¿Quién no sabe de esto? Madres y na y, evidentemente, una vez que se encarna, lo hace en lo simbólico.
nodrizas pretenden conjurar este mal con no sé qué remedios. A menos ¿Y qué designa? Hacer de la madre el agente de la frustración es
que sea también inocencia el no tolerar por compañero, en la fuente de suponer, pese.a todo, que hay lenguaje y no solamente palabra; es decir
la leche que mana copiosa y abundante, a uno que está sumamente que está la demanda. En este sentido, e incluso en lo que atañe a la
necesitado de socorro, y no puede vivir todavía más que con ese único frustración, todo esto sería impensable si solo se tratara del objeto de la
alimento". necesidad. Impensable y hasta reprensible, como da a entender San
Lacan hace de este ejemplo el paradigma de la frustración, que Agustín. Luego, se necesita la demanda, que ya presupone el orden
apunta a que el objeto se introduce esencialmente en la medida en que simbólico.
el sujeto está privado de él. Ustedes saben que Lacan, a propósito de la Allí ya se encuentra instituida la dimensión del amor, por cuanto el
relación de objeto, puso en serie estas faltas, estos diferentes tipos de objeto que vendrá del Otro se vuelve don, don del Otro y, si se quiere,
falta que son la privación, la frustración y la castración. No las escribió signo de su amor —la deducción dialéctica de Lacan es muy conocida,
en ese orden. Supongo que es porque en su seminario hizo de esto una solo la menciono—. Así, en su valor propio el objeto está desustanciali-
introducción algo cronológica, algo desarrollista, pero también se lo zado. Se vuelve exactamente una nada, una nada que basta, si es signo
puede leer por supuesto de otro modo. de amor. Entonces, es signo de lo que el Otro da, no de lo que es del
En el fondo, ¿de qué partió? De que en lo real no hay falta. Esta registro de su tener, sino del registro de lo que no tiene.
definición de lo real no va mucho más allá del en-sí de Sartre. Este real Lo cierto es que uno se equivoca si piensa que en el ejemplo de San
como tal es pleno, completo. Por Io tanto, solo puede haber una falta Agustín este seno materno, este seno de nodriza, es de la nodriza. Pre-
en lo real si hay primero una simbolización. ¿En qué consiste la fun- cisamente este tipo de error hace hablar de los objetos internos, hace
ción que en El ser y la nada se atribuye a la libertad que introduce la creer que hay desplazamiento hacia el interior. Debe verse en este
falta en el en-sí, que cava el agujero de su propia esencia, de su falta? ejemplo mismo que, si existe frustración, es porque el objeto en cues-
Esta función en Lacan es el significante, que aporta la posibilidad de tión pertenece al cuerpo del niño. De aquí el carácter primordial de lo
una falta en lo real. Conocen el ejemplo de la biblioteca donde por que Lacan llama frustración y que solo es pensable así, es decir, que se
esperar en su lugar el libro equis, puede decirse que falta en su lugar. trata de un término éxtimo. De esto que se convierte en un principio
Se supone que hay lugares, y para que los haya, es preciso que estén completamente enigmático en Lacan, en La relación de objeto, solo se
marcados. Hay por eso simbolización previa y necesaria. hallará explicación muchos años después. "Todo objeto introducido
Dado el punto de vista del desarrollo, con el que Lacan se compro- mediante una frustración realizada sólo puede ser un objeto que el su-
mete en la época de su seminario sobre la relación de objeto, él se ve jeto toma en esta posición ambigua que es la de la pertenencia a su
JACQUES-ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTIMIDAD

propio cuerpo" leemos en la página 127 de El seminario 4. Si el seno en supone que el objeto no es nunca más que un sustituto -y parcial , un
cuestión puede ser objeto de la frustración, es en la medida en que el sustituto siempre vecino de la falta, tomado del entorno de la falta.
sujeto lo toma en esta posición que es la de la pertenencia a su propio Por eso, el objeto está tan esfumado en esta perspectiva en la que
cuerpo. Desde esta perspectiva, es una parte íntima. Tiene una posición siempre se desea otra cosa, que solo emerge como presencia con el tér-
ambigua que podemos nombrar: se trata de una posición éxtima, que mino fijación. Aproximadamente en este nivel Lacan formula las cosas
es la de todos los objetos a. en "La instancia de la letra...". Para poner en funciones un objeto esta-
ble, es preciso recordarle al batallón la fijación, incluso agregar "per-
versa" -como se lee en la página 498 de los Escritos . El objeto se pien
El objeto simbólico sa allí a partir del fetiche, a partir del fetichismo. A pesar de estar
fijado, el objeto fetiche se toma sin embargo por excelencia del entorno
Éxtimo, el seno. Éxtimas, las heces. Éxtima, la mirada. Éxtima, la de la falta, del entorno de la privación en la mujer. Por eso la observa-
voz. Basta con esto para indicar que no se trata, en su estatuto introdu- ción de que como perversión el fetichismo es eminentemente masculi-
cido por la frustración, de su materialidad. El solo hecho de incluir en no, en todo caso, está del lado de la sexuación masculina.
esta lista la mirada y la voz lo indica lo suficiente. Y, para ser aún más Por otra parte, el fetichismo permite que el deseo como falta en ser
claro, a veces Lacan agregaba a esta lista la nada. Veremos a continua- conserve una relación con el ser. El deseo como falta en ser sigue sien-
ción la función de objeto de la nada, a falta del cual uno se equivoca do el índice que designa el agujero. Aunque este deseo asuma la forma
sustancializando los objetos a. Por otra parte, es la única manera de mediocre de la perversión fetichista, sigue tratándose de un pedazo de
captar cómo se puede dar lo que no se tiene. Todo está en el arte de dar ser. De este modo Lacan formula la expresión más and de todas las subli-
nada. Incluso esta nada no hay que darla. Por el contrario, es conser- maciones del amor. Más allá y por debajo de todas las sublimaciones del
vando esta nada, no dando el signo del amor, como se puede engen- amor, hay un fetiche.
drar su significación. Se lo mostraré situado por Lacan con mayores Evidentemente, puesto que se dijo que el fetiche se situaba del lado
detalles. Dar lo que no se tiene: donde Lacan formuló la paradoja del de la sexuación masculina, podemos preguntarnos por la relación con
amor está la paradoja de lo éxtirno. Lo que se ama en el Otro es tam- el ser que se produce del lado de la sexuación femenina. No hay obje-
bién eso de lo que él carece. ción a considerar que se hace por el camino de la nada -llegaremos a
Abreviaré mi comentario, que apuntaba a destacar que el estatuto esto, hacerse un fetiche de nada-, lo que es sin duda mucho más culti-
simbólico del objeto es el que Lacan llamaba metonímico. Solo se ex- vado que la braga o el zapatito. Debemos poner entre comillas estas
cluye en este sentido el objeto fóbico, que puede decirse que es metafó- sublimaciones del amor ya que Lacan quiso indicar al respecto que el
rico porque reemplaza al padre en la medida en que este falta. Saben amor podía ser otra cosa.
que definimos con Lacan la metáfora por la sustitución. Pero, salvo es- Pero lo que acabo de decir basta para que se capte en qué el deseo
te objeto fóbico sobre el que habrá que volver, el estatuto simbólico del toca la extimidad. Esto es lo que caracteriza al deseo respecto de la
objeto es su estatuto de metonimia. Este es Incluso el resultado princi- demanda. No es simplemente que el deseo sea transportado por la de-
pal que veía Lacan de su seminario La relación de objeto. Lo veía en el manda. Ciertamente, no hay deseo sin demanda. Desde esta perspecti-
hecho de que no hay objeto sino metonímico. En otras palabras, la falta va, el deseo se ubica en la posición de arroyuelo que corre debajo, de
esta presente en la relación de objeto o, mejor, la falta es estructurante alusión de la demanda. Pero no solo es esto. Ocurre ademas que hay
de esta relación. O sea que la relación de objeto kleiniana siempre debe para el deseo un objeto que no puede demandarse.
concebirse sobre el trasfondo de la castración freudiana. Evidente-
mente, la metonimia del objeto implica cierto desvanecimiento de este,
JACQUES-ALAIN MILLER LOS ENVOLTORIOS DE LA EXTD/11DAD

Crítica de la sublimación para mí o de es demasiado. Hay allí un patetismo propio de la obsesión y


uno propio de la histeria, que en un análisis deben emerger.
Por lejos que se vaya en la demanda, tan lejos corno sea posible, tan Con el nombre das Ding se sitúa la extimidad primordial, e primer
lejos corno sea imposible, hay algo que no puede ser demandado por la exterior en el interior mismo del campo de las representaciones. En su
sencilla razón de que el Otro no lo tiene. No lo tiene y sín embargo lo empleo freudiano, las representaciones solo representan a través de sus
detenta. Por eso debemos construir esta estructura de extimidad, por- representantes. Y en este nivel, según Lacan, la Cosa no está, está
que está en el centro de las paradojas del deseo y del amor. Aun si se ausente, es extranjera. Hay una gravitación de estas representaciones,
piensa en los extremos a los que se entrega Sade para alcanzar al suje- de lo que llamamos para simplificar significantes, en torno a la Cosa.
to en su punto de extimidad, sigue habiendo algo que no puede ser Tenemos, pues, una imagen de la posición central de la Cosa, que es al
demandado. Sin duda siempre se puede ir más lejos, se puede buscar mismo tiempo cerrada respecto de la gravitación significante.
un Otro especialmente dócil al que demandarle cosas, pero seguirá ¿Qué se buscó en el seminario sobre la ética, en las versiones pira-
siendo algo que no puede demandarse. tas? Se fue a buscar el momento en que Lacan dice que la madre es das
Lo fundamental -y que ocupa el lugar de lo que no puede deman- Ding. Y pensaron: Pues bien, ¡aquí está! Uno se orienta.
darse- es la demanda de ser privado de algo real. Eso es lo que está en Pero no es en absoluto lo que dice Lacan. Él sostiene que en Mela-
el origen no solo de la servidumbre voluntaria, sino del sacrificio vo- nie Klein, por ejemplo, el envoltorio de esta extimidad es la madre.
luntario, que tanto la Iglesia como el Ejército -las dos formaciones con Lacan indica precisamente que Klein puso en el lugar central de das
las que Freud empezó su estudio de las masas- han sabido explotar. Ding el cuerpo mítico de la madre; y en el fondo el acento debe recaer
Justamente, porque hay algo que no puede demandarse, Lacan fue sobre eso, sobre el hecho de que ese es el mito kleiníano. Por eso me
a buscar ese término das Ding -cruce de Freud y Heidegger- en otra abstuve de poner corno exergo de este pasaje: "Das Ding es la madre".
lengua, donde produce algo así como ding dong. Este das Ding -no me Hubiera sido un error seguro. Puse, en cambio "El mito kleiniano". El
meteré en esto, ya lo comenté- sigue siendo el eje de os seminarios La mito kleiniano reforzado por la prohibición del incesto, que muestra
ética... y La transferencia, cuyo rasgo sorprendente es que carecen casi bien que no fue simplemente Klein quien consideró que la madre era el
por completo de maternas. No tienen maternas y dicen algo original, Lelos, la finalidad, de la demanda.
anterior al significante y que se encuentra fuera de significado. Así También denuncio el error que quiso cantar loas a la sublimación
define Lacan das Ding. Fuera de significado quiere decir que aún no se de la que Lacan había dicho que consistía en elevar el objeto a la dig-
lo hizo significar; es como eso con lo que el sujeto se relaciona antes de nidad de la Cosa. Esto condujo a todo lo que el mundo dice: ¡eleve-
toda represión, respecto de lo cual la represión ya es una elaboración. mos, elevemos! Pero el valor de este punto es completamente distin-
Para decirlo simplemente, es eI término en relación con el cual hay una to. Este objeto en relación con la Cosa nos des uelve a nuestro tema de
defensa primaria. Y en comparación con esta, la represión se presenta partida, el de los envoltorios. Estos objetos de sublimación son obje
como una defensa mucho más elaborada. Respecto de esta realidad tos variables, elaborados en el curso del tiempo, que se suceden
muda -así la designa Lacan-, el sujeto se constituye en una relación según ritmos más o menos aproximados; llegado el caso, es la moda
patética de afecto primario. anual.
Ya subrayé hace algunos años este acercamiento que constituye la Puede decirse que Lacan supera la consideración de Freud según la
raíz, el asiento de la primera orientación del sujeto, su primera elec- cual serían objetos que habrían hallado el medio de resultar útiles para
ción, el primer asiento de la orientación subjetiva -les desgrano los tér- los otros, y que eso es lo que haría el artista. Para Lacen no se trata
minos mismos de Lacan-. Se puede distinguir esta relación patética solamente de eso. Estos objetos ocupan el lugar de la extimidad. La
primaria en la histeria y en la obsesión, ya sea de disgusto, de muy poco cubren. Elevar el objeto a la dignidad de la Cosa no dice que se trate de
JACQUES-ALAIN MILLER

la operación más digna. A veces consiste, por qué no, en una operación III
profundamente deshonesta. Y Lacan lo señala en la página 123 de La
Racismo
ética del psicoanálisis: "No es que la colectividad simplemente los reco-
nozca [a estos objetosl como objetos útiles -encuentra en ellos el campo
gracias al que puede, en cierto modo, engañarse sobre das Ding, coloni-
zar con sus formaciones imaginarias el campo de das Ding".
Desde esta perspectiva, considerar que la sublimación -definida
como la elevación del objeto a la dignidad de la Cosa- es la finalidad
del análisis sería prometer que en la cultura, en la colectividad, el aná-
lisis se convierta en un señuelo. Debo decir que aquí, en conformidad
con la orientación lacartíana, tenemos otra ambición para el psicoanáli-
sis. Seguiré la semana que viene.

20 de noviembre de 1985 Al hablar de la extimidad, del Otro de adentro, planteamos el pro-


blema de la inmigración, término relativamente nuevo que, según pa-
rece, es significativamente contemporáneo de la Revolución Industrial.
Este nombre señala la perturbación que introduce la aplicación con
fines productivos de los resultados de la ciencia, por lo que establecer
se en un país extranjero se extendió a escala masiva. Se trata entonces
de un hecho nuevo, de un hecho moderno.
Debemos decir que ser un inmigrante es el estatuto mismo del suje-
to en el psicoanálisis. El sujeto como tal, definido por su lugar en el
Otro, es un inmigrante. No definimos su lugar en lo Mismo porque
solo tiene hogar en lo del Otro. El problema del sujeto precisamente es
que ese país extranjero es su país natal, retomando los términos de
Malebranche en Conversaciones sobre la metafísica...
Percibirán sin duda, de un modo distinto que por a anécdota, que
algo significa que el psicoanálisis haya sido inventado por alguien que
tenía con el estatuto de inmigrante, de extirnidad social, una relación
originaria. Y es que este estatuto pone en tela de juicio el círculo de la
identidad de este sujeto, lo condena a buscarla en los grupos, los pue-
blos y las naciones. En este punto debemos preguntarnos qué hace que
el Otro sea el Otro. ¿Cuál es la raíz de su alteridad? Si este Otro que so-
lemos utilizar es el Otro, ¿lo es respecto de qué? De aquí que nos vea-
mos obligados a plantear la pregunta y a responderla: ¿cuál es el Otro
del Otro?
JACQUES-ALAIN MILLER RACISMO

El Otro del Otro Sin embargo, esta posición, no hay Otro del Otro -de nada sirve
desdoblar el Otro en Otro del lenguaje y Otro de la ley-, no quiere de-
Saben que Lacan se lo preguntó y dio distintas respuestas. La pri- cir que el Otro sea el Uno. Afirmar hay uno, como hacía Lacan, no es
mera, la más evidente, es que el Otro del Otro es el sujeto. Por otra afirmar que el Otro es el Uno. Que no haya Otro del Otro no es enton-
parte, aun en esta breve introducción, es así como lo hacemos funcio- ces el quid de la cuestión.
nar; y, en el fondo, cada vez que tomamos las cosas según la relación La cuarta respuesta implica el goce como aquello respecto de lo
del sujeto con el Otro, las combinamos, intentamos situar de manera cual incluso, a causa de lo cual- el Otro es Otro.
relativa entre ellas las posiciones del sujeto y del Otro. Nos impide sin
embargo quedarnos en esta definición el hecho de que el sujeto no nos
entrega nada sustancial, que lo definimos como una nada, que tacha- Lo Mismo
mos incluso su significante. De modo que, si fuera el Otro del Otro, no
nos ofrecería ninguna consistencia que determinase a este Otro. ¿Cómo puede definirse este concepto del Otro del Otro? Se lo
Hay una respuesta sobre el Otro del Otro que consiste en distinguir puede definir -lo más simple- como lo que hace al Otro Otro dialécti-
al Otro, en oponer, por ejemplo, el Otro del lenguaje, incluso el Otro camente, si me permiten.
del significante, al Otro de la ley. De hecho, con esta distinción Lacan Si el goce no puede aspirar a este estatuto de Otro del Otro, es en la
concluye su escrito sobre la psicosis. En otras palabras, sería plantear medida en que, tal como lo hacemos funcionar en la experiencia analí-
que el Otro del Otro es un Otro que dicta la ley al Otro. tica, se presenta como lo Mismo, como lo invariable. Digo bien lo
Este Otro que dicta la ley al Otro del lenguaje lleva un nombre que se Mismo y no lo idéntico a sí mismo, porque cuando se habla de la iden-
puede tomar de la filosofía de la lógica, a saber, el metalenguaje. El Otro tidad, incluso de lo idéntico a sí mismo, ya se aloja la cuestión en el
del metalenguaje es el que dicta la ley al Otro del lenguaje, el que estipu- registro significante, con las paradojas y las dificultades que conlleva la
la las reglas de formación del lenguaje, las condiciones de validez de es- definición significante lógica de la identidad consigo mismo. El goce,
tas fórmulas, lo que las vuelve admisibles o lo que, por el contrario, hay precisamente, nos obliga a pensar un estatuto de lo Mismo, que no es
que rechazar. Esta posición equivale a afirmar que hay Otro del Otro, y lo idéntico significante. Más adelante, lo retomaremos. Se trata de un
es el Otro de la ley en la medida en que se diferencia del Otro del len- camino en el cual, una vez más, Heidegger nos precedió.
guaje. De aquí que en este orden se pueda saber con razón lo que se dice. Aquí decimos lo Mismo para no decir lo idéntico, para no implicar
Después de formularla, Lacan se volvió contra esta posición. Retro- las paradojas significantes de la identidad y para oponer a las variacio-
cedió ante ella, la desmintió, la puso en duda, lo que por otra parte nes del Otro, a esta alteridad interna al Otro -lo que lo hace Otro que él
conlleva la desvalorización del Nombre del Padre como significante mismo, la alteridad consigo mismo no tiene nada de impensable-, la
del Otro de la ley, su desvalorización hasta convertirlo solo en el tapón, inercia, que es este goce que se encuentra, llegado el caso, como resis-
la cobertura del hecho de que no hay Otro del Otro en el lenguaje, y tencia u obstáculo en la experiencia analítica, que se despliega median-
que por eso mismo no hay metalenguaje puesto que este no puede for- te la función de la palabra y el campo del lenguaje. Esta inercia a veces
mularse, comunicarse, funcionar, más que en el lenguaje y, si me per- recuerda que esta función y este campo no son más que ficción y canto
miten, como éxtimo al lenguaje. en relación con la inercia en cuestión.
Pero que no haya Otro del Otro no significa que el Otro sería idénti- Pero no escapamos a esta palabra Mismo. ¿Cómo calificarla sino co-
co a sí mismo. En la medida en que damos una estructura lógica a este mo lo que vuelve al mismo lugar, lo que nos lleva a atribuirle el carác-
Otro, podemos hacer que esta no se recubra a sí misma. En este punto ter de real y a oponer de manera conjugada el Otro y lo real, hasta el
confluyen la lógica con el uso que podemos hacer de la topología. punto de negar el carácter de real del Otro? Recordar esto provocó una
JACQUES- ALAIN MILLER RACISMO

especie de insurrección entre ciertos oyentes de la enseñanza de Lacan sobre todo de un modo grotesco y horrible, y que está ligado a lo que
que pensaban que, al negar al Otro, yo cortaba en verdad la rama de la se llama progreso.
que estamos aferrados. Por supuesto, no ocurre nada semejante, por- Tuve esta semana la oportunidad fortuita de decir dos palabras
que cuando nos preguntamos qué hace que el Otro sea Otro —retoman- sobre el racismo, y me pareció que este se correspondía completamen-
do pues la cuestión del Otro del Otro—, nos preguntamos qué hay de te con el tema de la extimidad. Le daba incluso una especie de ampli-
real en el Otro. De este modo distinguimos dos zonas en él, y habrá tud patética, razón suplementaria para mantener en forma la estructu-
que ver cómo se enlazan, cómo se articulan. ¿Cómo se articulan el ra en este asunto.
Otro y su real? En este sentido se debe elaborar la estructura de la exti- Fue una oportunidad fortuita. Ocurrió al salir de mi curso de la
midad. semana pasada, cuando recibí un pedido de auxilio de un amigo —o
más bien, de un camarada, puesto que es alguien con quien me encon-
tré a menudo en diversas ocasiones— para dejar bien en claro que "¡El
El humanismo contemporáneo fascismo no pasará!". Y aunque no creo que se pueda acentuar de
manera eficaz que el racismo no pasará, desafiando las posturas his-
Todo esto nos convierte —cosa que nos reprochan en antihumanis- triónicas que se ofrecen a quien se expone en este terreno, no pensaba
tas. Y es que el humanismo universal no se sostiene. No me refiero al sin embargo escabullirme: era un camarada, pero no era, como pude
humanismo del Renacimiento, que está muy lejos de ser un humanis- constatar con mis propios ojos, algo personal. No veía por qué negar-
mo universal. Hablo de este humanismo contemporáneo que no en- me a hacer escuchar a gente simpática en su conjunto lo que del psico-
cuentra más soporte que el discurso de la ciencia —del derecho al saber, análisis, y especialmente de la enseñanza de Lacan, podría servirles
hasta de la contribución al saber—, de este humanismo universal cuyo sobre el tema que los moviliza. Tanto más cuanto que yo mismo me
absurdo lógico (no hay otra palabra) sería pretender que el Otro sea encontré en la posición de interrogar a Lacan sobre este tema, justa-
semejante. Incluso el buen Dios, como el sujeto supuesto saber que mente, en el marco de esa entrevista que se llamó "Televisión", donde
requiere la ciencia, incluso ese dios del que es claro que se debe pene- él profetizaba la escalada del racismo. Yo le había preguntado lo que lo
trar cómo razona. Allí verdaderamente se acentúa el hecho de que el impulsaba a decirlo, porque una cosa es preverlo y otra cosa es decirlo.
Otro sea semejante. Vemos el resultado, porque este humanismo se Cabe agregar que en 1973 esta escalada del racismo no parecía tan evi-
desorienta por completo cuando lo real en el Otro se manifiesta como dente, a diferencia de lo que ocurre hoy. Lacan no fue pródigo en pro
no semejante en absoluto. Hay entonces sublevación. Entonces surge el fecías en el orden histórico-social, pero sobre lo que está en "Televi-
escándalo. Ya no se tiene más recurso que invocar no sé qué irraciona- sión" hoy podemos decir que estaba en lo cierto. Resulta divertido
lidad; es decir que se supera singularmente el concepto del Otro asép- además que el texto se llame "Televisión", dado que es en el campo de
tico que nos hemos forjado. la televisión justamente donde puede verificarse que el discurso de la
De hecho, se necesita una singular ceguera, porque es justo cuando ciencia y sus consecuencias impiden cerrar la puerta de la casa de uno.
este humanismo universal hace oír sus pretensiones cuando el Otro El discurso de la televisión nacional termina ofreciéndonos lo interna-
tiene una singular propensión a manifestarse como no semejante —a lo cional: como se conocen las cadenas, pronto se recibirá de todas partes.
que se esperaba—. Justamente, esto desorienta al progresismo, que cuen- En todo caso, ya no se podrán cerrar las puertas. Por más que se salte
ta con el progreso del discurso de la ciencia como universal para obte- en el lugar gritando ¡Identidad francesa, identidad francesa!, e]. discurso de
ner una uniformización, y especialmente del goce. El problema es que la ciencia causa una pequeña dificultad, torna difícil permanecer entre
en la medida en que la presión del discurso científico se ejerce en el cuatro paredes para mantenerse calentito entre los semejantes.
sentido de lo uniforme, hay cierto disforme que tiende a manifestarse,
JACQUES-ALAIN MILLER RACISMO

SOS Racisme estos no tienen nada que ver con la densidad que la cosa adquirió pa-
ra nosotros.
Resulta interesante que aun de manera popular... Más o menos, Digo racismo moderno porque se trata de un racismo de la época
porque reconozcamos que son reuniones sobre todo de intelectuales, a de la ciencia y también de la época del psicoanálisis. Resulta fácil cons-
los que se denomina, bastante abyectamente, intelectualoides [intellos]. tatar que en sus consecuencias técnicas la ciencia es profundamente
Hay que llamar a las cosas por su nombre, decir intellos es racismo. Por antisegregativa, como indicaba hace poco en la televisión. Se sabe que
otra parte, un racismo completamente adecuado porque se verifica se terminaron los monopolios de emisión y es algo sensacional, esta-
que el intelectual es una raza. Luego, no daba la sensación de que lo mos al borde del final de los monopolios de transmisión. Esto, la aldea
popular estuviera absolutamente presente en este tipo de llamado. global, fue profetizada hace decenas de años. La ciencia es entonces
Que se piense sin embargo que es posible decir algo sobre el racismo antisegregativa en sus consecuencias técnicas pero porque su discurso
desde el psicoanálisis denota el sentimiento de que el historiador o el mismo explota un modo muy puro del sujeto, un modo que puede lla-
sociólogo no bastan, de que considerando las causalidades económi- marse universalizado del sujeto.
cas, sociales y geopolíticas se puede cubrir un vasto campo de este El discurso de la ciencia está hecho para y por —potencialmente
fenómeno, pero sin duda sigue quedando algo que hace pensar que no por— cualquier hijo de vecino que piense luego soy; es un discurso que
todo está en ese nivel y que hay un resto al que se podría llamar causas anula las particularidades subjetivas, que las echa a perder. Se los ve
oscuras del racismo. gritar, rebelarse contra este efecto, hasta tal punto que, como decía la
No es seguro que baste indignarse contra esto, ya que tal vez esta vez pasada, el significante está desubjetivizado. Está la vocación de
cólera sea también solidaria de velarse el rostro y desviar la mirada de universalidad de la ciencia, que en este sentido es ciertamente, si se
lo que está en juego. Después de todo, es aquí donde el psicoanálisis, la quiere, antirracista, antinacionalista, antiideológica, puesto que solo se
enseñanza de Lacan, podría permitir echar lo que no dudé en llamar sostiene poniendo el cuantificador universal para todo hombre.
las luces de la razón. Aunque resulta muy simpático, en la práctica esto conduce a una
No digo la ciencia, precisamente, por las mejores razones del ética universal que hace del desarrollo un valor esencial, absoluto, y
mundo, porque por algo esta se encuentra en la escalada del racismo. hasta tal punto que todo (comunidades, pueblos, naciones) se ordena
En todo caso, no tomé a los que respondieron a este llamado humani- según esta escala con una fuerza irresistible. Lo simpático del pensa-
tario por cretinos, sino que me dirigí a ellos en los términos que poco miento de Mao Tsé Tung era que negaba esa escala, finten aba objetar-
más o menos utilizo aquí. La cosa parece evidente, pero lo verifiqué en la. Recuerdo haber elogiado esta posición subjetiva ante Lacan, quien
la secuencia en la que hablé: es más bien raro no tomar al público por no me enfrentó, sino que me encaró tangencialmente diciendo: "Sí,
cretino y en particular so pretexto de humanismo. Prefiero con mucho pero ¿cuánto tiempo?". No estaba mal. De resultas, es porque las
plantearme como antihumanista, dirigirme a un público desde la pers- comunidades, los pueblos y las naciones se encuentran bajo esta esca-
pectiva de que se puede ser sensible a estas luces de la razón. la por lo que hay enseguida un buen número al que se califica de sub-
La ciencia, entonces, no debe quedar exonerada de racismo aun desarrollado.
cuando haya en ella una caterva de científicos que expliquen hasta En el fondo, todo está dicho en ese término, hasta tal punto que no
qué punto es antirracista. Sin duda es posible hacer caso omiso de las hay más que subdesarrollados en esta tierra. Nuestro país, por ejem-
elucubraciones seudocientíficas del racismo moderno, que, como se plo, tiembla por saber si está en verdad suficientemente desarrollado
constata, no se sostienen. Sin embargo, lo que puede interesarnos a en varios campos. Se siente en la pendiente de la decadencia respecto
nosotros es el racismo moderno, que es muy distinto del racismo anti- de esta irresistible exigencia de desarrollo.
guo. No vale la pena recurrir a los griegos y a los bárbaros porque

49
JACQUES ALAIN MILLER RACISMO

Segregación Pero ¿por qué un analista puede decir esto, y no sol a nivel del
sentido común, aunque se necesite sentido común en el asunto? No es
Debe admitirse también que esto se encarnó en la fachada -por otra simplemente como sabio del mundo contemporáneo -función que nos
parte, en general humanitaria- del colonialismo, del imperialismo mo- gustaría verle ocupar- como un psicoanalista puede formular esto, no
derno. En esa época no se decía cada uno en su casa. Por el contrario, es solamente en nombre de esta dialéctica que va de la desegregación a
se iba a ver de cerca para imponer el orden y la civilización. Resulta la segregación reforzada; hay algo más preciso que hace que esto
divertido constatar que en nuestra época vivimos el retorno al interior pueda percibirse con mayor lucidez a partir del discurso analítico.
de todo esto, el retorno de extimidad de este proceso. Y resulta tanto Y es que el modo universal -que es el modo propio según el cual la
más sabroso cuanto que son los mismos que querían afrancesar pue ciencia elabora lo real- que parece no tener límites, pues bien, los tiene.
blos enteros los que hoy no pueden soportarlos en el subterráneo. Me encontraba junto a un biólogo encantador empeñado en sostener
Hay que reconocer que este desarrollo del discurso de la ciencia que desde el punto de vista de los genes no hay raza. Reconozcamos
tiene como efecto bien conocido -y la protesta, llegado el caso, es reac- que este tipo de fórmula, de discurso, es completamente inoperante,
cionaria- deshacer las solidaridades comunitarias, las solidaridades fa- porque el que el asunto no exista a nivel de los genes [ganes] no impide
miliares... Como saben, el estatuto moderno de la familia es extrema- que uno se moleste [se genel. Se puede repetir tanto como se quiera
damente reducido. Grosso modo, lo que resumimos como discurso de nosotros los hombres, y se constatará que no tiene efectos. No los tiene
la ciencia tiene un efecto dispersivo, desegregativo, que puede llamarse porque el modo universal que es el de la ciencia encuentra sus límites
de liberación, por qué no, se trata de una liberación estrictamente con- en lo que es estrictamente particular en lo que no es universal ni uní-
temporánea de la mundialización del mercado y de los intercambios. versalizable y que podemos llamar, con Lacan, de manera aproximada
A quienes solo son sensibles a la vocación de universalidad de la por otra parte, modo de goce. Soñar con una universalización del
ciencia mientras rezongan ante algunas de sus consecuencias econó- modo de goce caracterizó incluso a toda utopía social, en las que fue
micas hasta culturales -que van de la mano, y sorprende esta cegue pródigo el siglo XIX. Por supuesto, es preciso distinguir el goce parti-
ra que impide ver cómo forman sistema este discurso de la ciencia y cular de cada uno y el modo de goce que se elabora, se construye y se
esta desegregación cultural-, Lacan les señala el hecho de que a esta sostiene en un grupo, por lo general, no muy amplio. Allí se está a
desegregación responde la promoción. de segregaciones renovadas nivel de cada uno. No de cada hijo de vecino, sino de cada uno en su
que son en conjunto mucho más severas que lo que hasta ahora se cadaunería.
vio. Él lo dice en futuro, de forma profética, en una frase que cité a la
gente de SOS Racisme y que comprendió todo el mundo: "Nuestro
porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada El discurso de la ciencia
vez más dura de los procesos de segregación" (los remito a la página
22 de la "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista Dado el modo universal en que se desarrolla, el discurso científico
de la Escuela"). Los procesos de segregación son justamente lo que se no puede responder nada a la pregunta que se plantea como conse-
discute bajo el sentido común del racismo. En el fondo, esto implica cuencia de esta respuesta que es el imperativo de goce, del que cada
que el discurso de la ciencia no es en absoluto abstracto, sino que uno es esclavo. Dije esto en SOS Racisme, ¡y e estos términos! En 1967-
tiene efectos sobre cada uno, tiene efectos significantes sobre todos los 1973 la cosa estaba más lejos del público, tal vez en 1985 se acercó..
grupos sociales porque, según Lacan, introduce la universalización. Se sabe que el discurso universal de la ciencia no tiene respuesta
No se trata entonces de un efecto abstracto sino de una apuesta per- aunque se trate de hacerlo responder. Se hacen, por ejemplo, manuales
manente. de educación sexual, lo que constituye una tentativa de actuar de

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modo que el discurso científico, que se supone que tiene respuesta zación universalizante se implantó lo suficiente, comenzó a producirse,
para todo, pueda responder al respecto, y se verifica que fracasa. Como como por milagro, esta vacilación que provocó un irreprimible deseo
este fracasa, el psicoanálisis tiene su lugar, por cuanto testimonia un de recostarse. El psicoanálisis es, pues, solidario de este modo del puro
esfuerzo de racionalidad sobre ese efecto. sujeto, del sujeto desnaturalizado. Esta eficiencia del discurso científico
Por su profesión, el biólogo cree en la relación sexual porque puede explica aparentemente los resurgimientos actuales de los discursos de
fundarla científicamente, pero a un nivel que no implica que esta se la tradición, como por ejemplo el ascenso del Islam. Es un recurso.
apoye en el inconsciente. Y nada de lo que verifica a nivel del gen dice Como el catolicismo, por otra parte, que también se recobra. Ocurre
lo que hay que hacer con el Otro sexo en el nivel donde eso habla. Aun que estas tradiciones prescriben sobre lo que debe ser la relación
cuando el biólogo verifique el modo en que los sexos se relacionan uno sexual, y esto constituye la raíz de su potencia, de su eficiencia contem-
con otro, lo hace en un nivel donde eso no habla. poránea en relación con el discurso de la ciencia.
Hacer responder a la ciencia paradojas del goce es un intento cuyo En este sentido, el psicoanálisis es heredero del sujeto -abolido o
final no vimos. Estamos solo al comienzo. Es una industria naciente. universalizado- de la ciencia. Puede decirse que es un sujeto especial-
Pero quizá de aquí en más podamos saber que es en vano. mente perdido en cuanto a su goce, puesto que lo que podía enmarcar
En todo caso, por ahora el discurso universal no tiene siquiera la lo de la sabiduría tradicional fue roído, sustraído.
eficiencia que han tenido los discursos de la tradición, los discursos
tradicionales, relativamente inertes, de una sabiduría sedimentada,
que en las agrupaciones sociales anteriores permitían enmarcar el El odio al Otro
modo de goce. Nótese que estos discursos tradicionales -como el de la
familia ampliada, según la llamamos, porque la nuestra es reducida-, Me parece que es lo que debe captarse para situar el racismo mo-
que en determinado momento elaboraban cómo hacer con el otro, son derno, sus horrores pasados, sus horrores presentes, sus horrores por
tos que el discurso de la ciencia objetó, arrasó. El discurso de la ciencia venir.
y lo que lo acompaña, a saber, el discurso de los Derechos del Hombre. No basta con cuestionar el odio al Otro, porque jus amente esto
Esta es la verdad del pensamiento contrarrevolucionario. Se trata de plantearía la pregunta de por qué este Otro es Otro. En el odio al Otro
una esperanza vana que fue ciertamente captada desde el momento que se conoce a través del racismo es seguro que hay algo más que la
mismo de la Revolución Francesa por alguien como Joseph de Maístre, agresividad. Hay una consistencia de esta agresividad que merece el
por ejemplo. nombre de odio y que apunta a lo real en el Otro.
Rápidamente se vieron las consecuencias nefastas de la soberanía Surge entonces la pregunta que es en todo caso a nuestra: ¿qué
popular. Sin duda hay que ser cuidadoso porque desde donde decimos hace que este Otro sea Otro para que se lo pueda odiar en su ser? Pues
las cosas se ve muy bien el empalme con la reacción. Lo que impide bien, es el odio al goce del Otro. Esta es incluso la fórmula más general
tomar este camino es que el retorno a lo antiguo no es más que un voto que puede darse de este racismo moderno tal como lo verificamos. Se
piadoso. Estamos atados al tren de la ciencia, y es en su interior donde odia especialmente la manera particular en que el Otro goza.
hay que actuar. Hay que arreglárselas con eso. Esta es entonces la que Hay un montón de anécdotas que toman uno u otro aspecto de la
llamaba la parte de verdad del pensamiento contrarrevolucionario. cuestión. Cuando cierta densidad de poblaciones, de diferentes tradi-
El psicoanálisis no es en absoluto solidario de la contrarrevolución. ciones, de culturas diversas, se expresan, resulta que el vecino tiende a
Por el contrario, es completamente solidario de las revoluciones cientí- molestarlos porque, por ejemplo, no festeja como ustedes. Si no festeja
fica e industrial. De hecho, se propaga sobre el globo terrestre en los como ustedes, significa que goza de otro modo, que es lo que ustedes
furgones de la Revolución Industrial. En efecto, cuando la desnaturali- no toleran. Se quiere reconocer en el Otro al prójimo, pero siempre y

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cuando no sea nuestro vecino. Se lo quiere amar como a uno mismo, La cuestión de la tolerancia o la intolerancia no alcanza en absoluto
pero sobre todo cuando está lejos, cuando está separado. Y cuando este al sujeto de la ciencia o a los Derechos del Hombre. El asunto se ubica
Otro se acerca, se necesita en verdad el optimismo de un genetista para en otro nivel, que es el de la tolerancia o la intolerancia al goce del
creer que se produce un efecto de solidaridad, para creer que esto con- Otro, en la medida en que es esencialmente aquel que me sustrae el
duce de inmediato a reconocerse en él. mío.
Se pretende que en nombre del discurso de la ciencia uno se reco- Nosotros sabemos que el estatuto profundo del objeto es haber sido
nozca en el Otro, precisamente, como sujeto de la ciencia. Por otra par- siempre sustraído por el Otro. Este robo de goce lo abreviamos escri
te, este argumento se utilizó en cierto momento de discusión estram- biendo -cp, materna de la castración.
bótica para recordar a la asistencia que los matemáticos árabes, por Si el problema tiene aspecto de insoluble, es porque el Otro es Otro
ejemplo, habían hecho un aporte esencial al desarrollo de las matemá- dentro de mí mismo. La raíz del racismo, desde esta perspectiva, es el
ticas. Se reivindica, pues, que seamos todos hermanos en la ciencia. En odio al propio goce. No hay otro más que ese. Si el Otro está en mi
efecto, desde hace veinte años, como por milagro, hay una caterva de interior en posición de extimidad, es también mi propio odio.
contribuciones -apasionantes, por cierto- sobre las matemáticas ára- Comprenden entonces que cuando se ven junto a esto las buenas
bes. Cabe agregar sin embargo que si se comienza a hacer un recorrido intenciones que animan las reflexiones sobre la identidad francesa...
para saber cuáles son las diferentes etnias o poblaciones que más han Tal vez se avanzaría más hablando de la identificación francesa, lo que
contribuido al discurso de la ciencia, pues bien, la cosa terminará muy haría valer por lo menos su precariedad. Simplemente, se confiesa que
mal. Y es que por ejemplo siempre habrá alguno que diga los árabes sí, se quiere al Otro siempre que se vuelva el Mismo. Cuando se hacen
pero los africanos no. Por otra parte, reconozcamos que entre árabes y cálculos para saber sí deberá abandonar su lengua, sus creencias, su
africanos no siempre existe la solidaridad más completa. vestimenta, su forma de hablar, se trata de hecho de saber en qué
Resulta entonces muy peligroso elegir contrastar las etnias por lo medida él abandonaría su Otro goce. Esto es lo único que se pone en
que sería su contribución al discurso de la ciencia, y además no serviría discusión. Por supuesto, bajo esta intolerancia al goce del Otro se
de nada. La cuestión no es que uno no pueda reconocerse en el Otro enganchan identificaciones históricas que tienen al mismo tiempo una
como sujeto de la ciencia sino, si me permiten, corno sujeto del goce. gran parte de inercia y de variabilidad.
Cuando el Otro se acerca demasiado, se mezcla con ustedes, como
dice Lacan, y hay pues nuevos fantasmas que recaen sobre el exceso de
goce del Otro. Esto también lo dije en SOS Racisme. No faltaron des- Sexismo
pués lo testimonios... Estaba esta imputación de goce excedente que
podría ser, por ejemplo, que el Otro encontrara en el dinero un goce En esta línea me vi llevado a admitir la validez del término sexismo,
que sobrepasaría todo límite. Sabemos perfectamente que este exceso que se construye sobre racismo. Me sorprendió que se me aplaudiera
de goce puede ser imputar al Otro una actividad incansable, un gusto al utilizarlo. No estaba pensado para eso. Pero de repente me desplacé
demasiado grande por el trabajo, pero también imputarle una excesiva un poco -mejor permanecer en este malentendido ya que era favora-
pereza y un rechazo del trabajo, lo que es solo la otra cara de este exce- ble- para hacer notar que el racismo tiene una validez ante todo en este
so en cuestión. Resulta divertido constatar con qué velocidad se pasó, nivel. Tiene una validez en el sentido de que hombre y mujer son dos
en el orden de estas imputaciones, de los reproches por el rechazo del razas -tal es la posición de Lacan , no biológicamente, sino en o que
trabajo a los que roban trabajo. De todas maneras, lo constante en este hace a la relación inconsciente con el goce. El hecho de que pueda apo-
asunto es que el Otro les saca una parte indebida de goce. Esto es cons- yarse en una determinación anatómica, sobre todo cuando se la verifi-
tante. ca genéticamente, empujaría más bien a hablar de la complementarie-

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dad, pero a nivel de la relación inconsciente con el goce está lo que lla- este tipo de reunión, el antirracismo es más bien una cobertura para la
mamos sexuación. En este nivel se trata de dos modos de goce. cuestión de la inmigración, sobre la cual pueden operar medios com
Sabemos hasta qué punto nos ocupamos de contener el goce feme- pletamente prácticos.
nino, y cómo se intentó taponar, canalizar, vigilar, este exceso de goce. No es por otra parte lo único que está tapado en SOS Racisme. Tam-
Saben el cuidado que se tomó y el tema filosófico que constituyó bién lo está la unidad que intenta este grupo, la unidad judeo-árabe,
durante siglos- en la educación de las muchachas. que supone dejar un poco de lado ciertas explosiones que suceden algo
Resulta divertido ver progresar las tentativas de uniformización del más abajo en el Mediterráneo. Pero es con el loable beneficio de una
discurso de la ciencia, la promoción de lo unisex a niveles que pueden colaboración, un sostén mutuo completamente simpático. La cosa dura
parecer fútiles pero que cuestionan cada vez -ya se trate de lengua, de lo que dura. En los Estados Unidos también se vio durante años una
creencia, de vestimenta- el progreso de este efecto de uniformización. solidaridad judeo-negra que hoy tiende más bien a borrarse. Esto es
Podemos regocijarnos al ver la promoción femenina, mujeres a la cabe- para el futuro. En fin, habría muchas profecías para hacer, pero me abs-
za de sociedades multinacionales norteamericanas, por ejemplo, que tendré de hacerlas porque no me interesa ayudar al progreso de la his-
hoy ocupan lugares como el de tesorero general, lo que es bastante afín toria.
a la posición llamada de la burguesa en la casa... tesorero general con Creo sin embargo que es inoperante plantear que no hay razas. Para
veinticinco millones de dólares. En estos fenómenos se manifiesta el que no haya razas, para que se pueda decir nosotros los hombres, harta
efecto uniformizante. falta que hubiera el Otro del hombre. Y, en general, para sostener este
El asunto no deja de causar problemas a los antirracistas. Al dejar al lugar se apela al animal, que no puede hacer nada, no puede meter
Otro su modo de goce, surgen cuestiones espinosas; por ejemplo, tal baza. Llegado el caso, es incluso e] animal lo que se toma como emble-
tradición africana que para contener el goce femenino lo resuelve ana- ma del Otro goce, ese que valdría verdaderamente la pena, ese Otro
tómicamente con la ablación del clítoris. ¿Qué es entonces dejar al Otro goce que es "Tótem y tabú".
su modo de goce? ¿Es dejar operar a la tradición, que tiene toda su va-
lidez como tal, o es impedir esta tradición en nombre de los derechos
del goce femenino? Este es un caso moral muy problemático para el Las razas son efecto de discurso
antirracista, y puede nutrir legítimamente varios debates.
La tolerancia a la homosexualidad depende de la misma rúbrica. No resulta convincente decir que el animal es el Otro del hombre. S"
Acá se producen efectos de segregación, si no voluntarios al menos hay en él goce, claramente es un goce que no habla. Se necesitarían
asumidos. Existen rincones reservados en los alrededores de Los Ánge- seres hablantes de otro planeta para que podamos por fin decir nosotros
les o de San Francisco donde se reúne una comunidad que atrae a los los hombres. De aquí el carácter finalmente tan optimista de la ciencia
iguales y que ocupa un tercio de la ciudad. Se trata de una forma asu- ficción, ya que da una especie de existencia fantasiosa al nosotros los
mida, jugada, de segregación. Y como son estados de hecho, justamen- hombres.
te, como comunidad de segregación tiene derecho de palabra y de ac- Luego, hay razas que no son físicas, y hay razas que responden a la
tuación en la conducción de la dudad. Estos procesos segregativos definición que da Jacques Lacan, para quien una raza se constituye por el
nacen y se desarrollan ante nuestros ojos. Y hay un efecto similar tam- modo en que se transmiten por el orden de un discurso los lugares simbólicos.
bién a nivel de las clases sociales. Es decir que las razas, esas que están en actividad entre nosotros,
¿El antirracismo es negar las razas? Las verdaderas preguntas sobre son efectos de discurso, lo que no significa simplemente efectos de bla-
las que se puede operar en el tipo de reunión donde estuve son más las blablá. No quiere decir, como le gustaría a ese amable profesor de
que conciernen a la inmigración que las que se refieren al racismo. Para medicina, que habría que explicar a los niñas desde el jardín de infan-

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tes que el Otro es semejante. Yo estaría dispuesto a consentir que sería IV


más amable, más simpático decir esto que decir que el Otro es el Otro,
pero quizá sea mejor domesticar a este Otro que negarlo.
La solidaridad del goce y el amor
Que una raza sea un efecto de discurso no significa que se trate de
un efecto de discurso observado en el jardín de infantes. Significa que
estos discursos están allí como estructuras y que no alcanza con soplar-
los para que se vuelen.
Lacan menciona el fundamento de estas razas en la horticultura o
en el cuidado de los animales domésticos. De buena raza. Yo pese a
todo escuché al genetista de mi derecha terminar su intervención
diciendo que nos dirigíamos hacia un futuro donde habría más sabios
y jardineros (lo que resulta sin embargo completamente límite como
profesión de fe). Él verificaba que nos veríamos conducidos, a nivel de
la raza, junto a estos intelectualoides, rúbrica en la cual él juzgaba Aunque llegó aquí por el azar de la actualidad, el problema del
bueno colocar a los compañeros, a la gente de buena voluntad que se racismo no es una digresión. Resulta apropiado para subrayar de mo-
pudo reclutar aquí y allá... do patético por qué el Otro -al que, pese a sus resonancias semánticas,
La localización, el uso del goce en el orden de un discurso es lo que damos un uso casi de materna- no es un sujeto.
marca las diferencias. No creo que por haberles hablado de racismo me Se trata de algo que puede darse por sabido en esta aula, donde nos
haya alejado del término extimidad. Solo le di algunos colores más paté- referimos a la enseñanza de Lacan, incluso donde se la repite. Podría
ticos. La próxima vez volveremos a lo que es propiamente nuestro ser un tema del curso responder que el Otro es un lugar (cf. el lugar del
tema. Otro).
Pues bien, aunque es algo ya sabido, habrá que conquistarlo de
27 de noz iembre de 1985 nuevo. Es una cuestión de tener y, como veremos hoy, no se sabe lo que
se tiene. En efecto, lo veremos hoy porque me gustaría terminar con
textos de Lacan, con los seminarios La ética... y La transferencia, que
había presentado en los cursos anteriores.
La cuestión concierne entonces a lo que se tiene, a lo que no se tiene
y especialmente a lo que no se sabe que se tiene. Está en el cruce del
problema del goce y el amor.
No basta decir que el Otro no es un sujeto. No basta decir que el
Otro es un lugar. Se trata de saber, de situar, lo que es objeto en el Otro.
Por otra parte, ya en este en el Otro el tener está en discusión y, en esta
misma línea, lo está también el ser.

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