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Recursos de
aprendizaje
Índice
Tabla de contenido
DESARROLLO
Evaluación educativa
III.- Definir la evaluación del aprendizaje como un proceso que permite regular las estrategias
de enseñanza aprendizaje y la toma de decisiones.
VI.- Técnicas e instrumentos de evaluación que permitan evidenciar y valorar los resultados
de aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA
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DESARROLLO
Evaluación educativa
Los desafíos a la educación en América Latina y del resto de los países del mundo argumentan las
propuestas de transformaciones en la evaluación del aprendizaje. La necesidad de sistematización
y elaboración de fundamentos de la evaluación del aprendizaje de los estudiantes de los diferentes
niveles educativos, representa una fase más de un proceso permanente de perfeccionamiento.
Durante mucho tiempo la evaluación del aprendizaje, más propiamente la del rendimiento escolar,
llenaba todo el campo de la evaluación educativa. En la actualidad abarca todos los elementos
componentes de la educación, las relaciones que se dan entre ellos, los fundamentos, los fines y
las funciones de la educación. Vale decir, todo lo relativo a la educación se considera evaluable;
desde los sistemas educativos y su razón de ser, las instituciones educativas, los profesores, los
directivos, los alumnos, los currículos, hasta los estudiantes y su aprendizaje.
Entre los factores que estimulan y amplían el campo de la evaluación educativa están, entre otros,
la necesidad de justificar programas educativos, la valoración del trabajo de instituciones educativas
con vistas a su financiamiento u otros efectos, el interés por el tema curricular.
No obstante, es significativo señalar que la evaluación del aprendizaje, se nutre de diversos campos
científicos (filosóficos, sociológicos, psicológicos, pedagógicos), cuyos aportes deben representar
significativos avances para la elaboración teórica y la transformación y mejora de la práctica
evaluativa.
Las teorías de aprendizaje han influido en todos los aspectos del proceso pedagógico, en las
metodologías, en las tecnologías y sobre todo en el protagonismo fluctuante entre maestros y
alumnos.
La evaluación también ha recibido esa influencia y por ello se hace necesario el estudio de algunas
de estas teorías y de cómo se abordan en cada una de sus etapas los mecanismos internos de la
evaluación.
Una manera de ubicar para su estudio estas teorías en un marco histórico referencial, consiste en
tomar como punto de partida el desarrollo de las llamadas "Tecnologías Educativas" que ocurrió en
la década de los años sesenta del presente siglo.
En relación con la evaluación del aprendizaje, cada teoría hace su aporte aunque es necesario
destacar, en primer lugar, los criterios de J Piaget, quien (1896) a partir de su "Psicología
Evolutiva” se orienta hacia:
● La comprobación constante
La teoría Conductista una de las más generalizadas en América Latina, se proyecta en relación
con el tema en cuanto a:
● Precisión de indicadores.
● Evaluación externalista.
Dado que se aborda el aprendizaje como un hecho cognitivo, donde los procesos mentales son
pasos en el procesamiento de la información, no hay lugar para la evaluación de lo afectivo, de las
cualidades humanas y de las relaciones socioculturales que el hombre establece.
Una teoría que ha procurado dar respuesta al aprendizaje como hecho personal es el
Construccionismo, en especial el Construccionismo actual o neo piagetiano.
● Esta teoría se caracteriza por la construcción conjunta del conocimiento en el contexto grupal
y como resultado de las relaciones grupo-individuo, atendiéndose la necesidad de implicar
al alumno en el aprendizaje, que descubra sus potencialidades, motivándose para actuar
como verdadero sujeto.
● Constituye una limitación de esta teoría la acción negativa del conocimiento espontáneo, lo
que se atenúa o elimina con una orientación clara hacia el objetivo de la actividad.
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● Con indudables aciertos, orienta la acción del maestro hacia la dirección del aprendizaje del
alumno, dando una estructura coherente a la actividad.
La teoría de Galperin (Formación por etapas de las acciones mentales) que más que una teoría de
aprendizaje abarca a todo el proceso de la enseñanza.
Esta teoría hace énfasis en el control por operaciones y de las acciones en su conjunto. Incluye el
desarrollo de mecanismos de rastreo y comprobación de las acciones de los alumnos, se refuerza
el control externo y propone el paso paulatino a control interno, lo que no siempre se logra dada la
complejidad de la aplicación de la teoría.
● Aun cuando se declara el papel activo del alumno como sujeto y se devela la "caja negra",
la enseñanza sigue siendo externalista y por lo tanto la evaluación de tal proceso también lo
es.
La evaluación como categoría está presente o implícita en cada teoría de aprendizaje, resultando
imprescindible como paso o momento en cualquier estructura que adopte dicho proceso. Incluso
los que declaran la negación de la evaluación entran en contradicción al explicar la eficiencia o el
éxito de uno u otro sistema teórico referido al aprendizaje dando elementos cualitativos o
cuantitativos que refuerzan el papel de la evaluación.
Cada teoría hace su aporte enriqueciendo la concepción científica del aprendizaje, así como de la
evaluación.
La valoración y proyección de la evaluación, en lo referido a sus funciones: las que cumple, las que
debiera cumplir en el contexto de una enseñanza desarrolladora orientada a los más caros objetivos
de la formación integral de los estudiantes, constituye un aspecto importante en el desarrollo exitoso
del proceso educativo.
Desde la perspectiva sociológica, filosófica y de la Pedagogía Crítica tiene lugar, hoy día, los
mayores y más ricos aportes, sobre las funciones sociales de la evaluación educativa y del
aprendizaje. Argumentados análisis de las implicaciones ideológicas y axiológicas de la evaluación
evidencian aquellas funciones que trascienden el marco escolar y pedagógico, subrayando, en
última instancia, un hecho establecido: la inserción del sistema educativo en un sistema mayor, el
de la sociedad en su conjunto, que en gran medida explica la multifuncionalidad de la evaluación.
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La evaluación en Educación es considerada una referencia para ajustar progresivamente la ayuda
pedagógica a las características y necesidades del alumno. Es un elemento sustancial para el
proceso de aprendizaje y su retroalimentación.
Se evalúa para revisar la planeación, el logro de objetivos, de contenidos de las actividades, de los
materiales didácticos de apoyo y de las intenciones educativas del proyecto curricular. Con todo ello
se podrá intervenir de manera inmediata a lo largo del desarrollo del aprendizaje y después de haber
concluido un ciclo.
La evaluación diagnóstica permite a todos los interesados conocer en qué grado se domina
determinado aprendizaje antes de iniciar el trabajo con él. Se realiza de manera previa al desarrollo
de un proceso educativo, cualquiera que sea, con la intención de explorar los conocimientos que ya
poseen los alumnos; puede realizarse al inicio del ciclo escolar o de una situación o secuencia
didáctica.
La evaluación formativa, orienta, a partir de los avances y las dificultades de los estudiantes
durante el proceso de aprendizaje, las decisiones sobre la estrategia de enseñanza y los ajustes
necesarios en esta con el fin de alcanzar las metas de aprendizaje. Se realiza para valorar el avance
en los aprendizajes y mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Su función es mejorar una intervención
en un momento determinado, y en concreto, permite valorar si la planificación se está realizando de
acuerdo con lo planeado.
Las modalidades de evaluación formativa que se emplean para regular el proceso de enseñanza y
de aprendizaje son: interactiva (ocurren integradas al proceso de enseñanza); retroactiva (permiten
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crear oportunidades de aprendizaje después de realizar una medición puntual); y proactiva (ayuda
a hacer adaptaciones relacionadas con lo que se aprenderá en un futuro).
Esta es aplicada para construir calificaciones que establecen el nivel de suficiencia del desempeño
de un estudiante. Por su parte, las evaluaciones formativas son aquellas que tienen como propósito
principal aprender para mejorar, pero que no se utilizan para construir calificaciones.
La evaluación del proceso o evaluación continua del trabajo se realiza a lo largo del curso. De
esta manera la realimentación puede ser constante, por lo que sería también realmente formativa.
No es exactamente lo mismo evaluación continua que formativa. La evaluación continua o
procesual pone el énfasis en la recogida sistemática de información desde el aula virtual, trabajos,
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interacciones, lecturas, visionados, etc., que podrían llegar a suplir los clásicos exámenes
presenciales. La formativa, sin embargo, está más pendiente de la orientación, refuerzo y
motivación del sujeto de aprendizaje.
3. Final: consiste en valorar la información recabada durante el inicio y en el desarrollo del proceso,
para vincularla con la que arrojan los resultados del cierre, con el propósito de identificar en qué
medida se cumplieron las metas establecidas al inicio.
Las diferentes modalidades de evaluación no implican que unas y otras sean excluyentes, es
importante que se conozcan, y aprovechar las diferentes posibilidades que se nos presentan desde
esta esencial variable curricular, la evaluación. Una evaluación bien diseñada es la mayor garantía
de un aprendizaje de calidad y, también, de una docencia enfocada a resultados de aprendizaje
valiosos.
● El aprendizaje debe desarrollar una variedad de procesos cognitivos. Los estudiantes deben
ser capaces de poner en práctica un amplio repertorio de procesos, tales como: identificar,
analizar, reconocer, asociar, reflexionar, razonar, deducir, inducir, decidir, explicar, crear,
etc., evitando que las situaciones de aprendizaje se centren, tan solo, en el desarrollo de
algunos de ellos.
Se considera la evaluación –en su relación con el proceso de enseñanza aprendizaje- como una
función o propiedad del mismo, que está presente durante todos sus momentos o eslabones. Es el
componente encargado de regular el proceso.
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Es el componente que responde a la pregunta ¿en qué medida? han sido cumplidos los objetivos
del PEA. Es el encargado de regular el proceso, de ello se desprende que es un componente
didáctico que juega un papel trascendental en el cambio educativo, pero paradójicamente resulta
ser uno de los que más insatisfacciones presenta para alcanzar tamaño propósito, debido a todo el
lastre que arrastra de la Enseñanza Tradicional.
“La evaluación tradicional es anti educativa, está despojada de todo rasgo formativo y, muy por el
contrario, deja huellas negativas, y a veces traumáticas. Por otra parte, los resultados de esta
evaluación, al estar descontextualizados, tienen muy poco uso práctico; no son aplicables al proceso
docente, ni a la superación personal del alumno, ni al mejoramiento curricular. Es antieconómica,
anti productiva, antinacional. La evaluación tradicional puede ser identificada por los adjetivos
siguientes: Sumativa, cuantitativa, terminal, subjetiva, cognoscitivista, autoritaria,
descontextualizada, deshumanizada, burocratizada, antieconómica.”18
Esta autora hace referencia a los propósitos que debe seguir la evaluación a partir de la
resignificación que la misma requiere para que el PEA sea verdaderamente desarrollador, cuando
dice que entre las finalidades de este componente estrechamente relacionado con el contexto social
en el que está inserto, y con el resto de los componentes del PEA, su nueva concepción, deberá
tener en cuenta:
Evaluar para que sirva como referente al mejoramiento del proceso educativo:
● Para que se pueda valorar todas las dimensiones del proceso educativo.
18
ALVAREZ DE ZAYAS, R. M.: Ob. Cit. Pág. 78.
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● Para que se amplíe el alcance de la propia evaluación, a todos los elementos que gravitan
en torno al proceso: profesor, familia, curriculum, institución escolar.
● Para que gane en rentabilidad la evaluación: sea más útil y productiva la aplicación de sus
resultados.
Finalmente lo que la misma autora denomina “intento” de sistematizar una definición de evaluación:
A partir de ese intento, resume las cualidades de la evaluación para el nuevo modelo, el que deberá
ser capaz de responder a un Proceso de Enseñanza Aprendizaje desarrollador, promotor o agente
del cambio educativo:
En conclusión, el docente evaluará todos los elementos integrantes del proceso desarrollado. El
contenido de la evaluación está condicionado por la concepción del proceso de enseñanza-
aprendizaje asumida. Así evaluará fundamentalmente:
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● El nivel de desarrollo alcanzado por el estudiante en la apropiación del contenido. ¿De cuál
contenido? De aquellos elementos que, de acuerdo con la concepción de aprendizaje
adoptada, integran el contenido necesario para el logro de los objetivos propuestos como,
por ejemplo, conocimientos, habilidades, procesos, estrategias, sentimientos, valores, y
otros.
● El desempeño de los protagonistas, cada uno en el rol que le corresponde: los estudiantes
en la apropiación creadora de los contenidos, y los docentes, en la organización de las tareas
y condiciones para una apropiación de esta naturaleza.
● El diseño del proceso en sus diferentes niveles: la planificación del curso, del periodo, y del
sistema de formas de organización. Es importante para el profesor valorar cómo la clase
cumple su función desarrolladora, lo que supone comprobar su funcionamiento como
microsistema, y cada uno de sus componentes en su interrelación.
III.-Definir la evaluación del aprendizaje como un proceso que permite regular las estrategias
de enseñanza aprendizaje y la toma de decisiones.
● Cumple diversas funciones a la vez, complementarias y hasta contradictorias entre sí. Sus
funciones esenciales son las formativas.
● Abarca los distintos momentos del proceso del aprendizaje. Desde el estado inicial del sujeto
de aprendizaje, el propio proceso en su despliegue, hasta los resultados parciales y finales
correspondientes.
Las características y condiciones de la evaluación del aprendizaje, aquella que entran en línea con
la esencia de la formación del individuo y con las finalidades sociales que signan dicha formación
en la sociedad, son las de una evaluación educativa.
Es importante una concepción de la evaluación del aprendizaje que se sustente en la naturaleza del
propio proceso de aprendizaje en condiciones de la enseñanza y en los fines de ese aprendizaje
acorde con las metas formativas de la sociedad.
Resulta importante la consideración de las relaciones que se dan entre los elementos que
intervienen en la evaluación del aprendizaje, lo que ayuda a comprender su naturaleza interactiva.
En una situación de evaluación del aprendizaje, se pueden identificar componentes tales:
● El estudiante que es evaluado y que a la vez se autoevalúa. Esta doble dirección, que hace
al estudiante sujeto y objeto de evaluación, tiene en la educación superior una marcada
tendencia a incrementar la condición de sujeto, por imperativo de las finalidades y
características de la formación profesional y por las peculiaridades de la edad juvenil –
propias de los estudiantes universitarios- y del adulto joven (y menos joven) que accede a
los cursos para trabajadores y a la educación de postgrado.
● Lo que se debe aprender (objeto de aprendizaje) que se refleja en los objetivos y contenidos
de enseñanza y se selecciona para su evaluación.
● Las condiciones concretas en su sentido más amplio, que incluye desde los aspectos
espacios temporales, los medios físicos, las vías de interacción, el clima sociopsicológico,
hasta las características del vínculo de la situación concreta de aprendizaje y de evaluación
del mismo, con los sistemas mayores donde se inserta.
Es importante destacar que los resultados evaluativos no dependen solo del sujeto de aprendizaje,
es decir, el estudiante. El aprendizaje emerge de la relación que se da entre los distintos
componentes presentes en la situación de aprendizaje.
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Por tal razón, se plantean algunos de los principales criterios que se deben tener en cuenta al
elaborar la estrategia de evaluación del aprendizaje en las clases:
● Evaluar ante todo el desarrollo del proceso y la participación del estudiante en el mismo.
● Diseñar tareas que exijan reflexión, evidencien significación para el estudiante, prevean
gradación en los niveles de demanda de aprendizaje y que en lo posible sean integradoras.
● Garantizar que la calificación tenga un sentido para el estudiante acorde con los fines del
proceso y evitar el uso de la evaluación con carácter compulsivo, de amenaza, lo que no
implica menos exigencia.
● Resúmenes orales.
La heteroevaluación está centrada en los sujetos que participan en el proceso, de cada uno de los
sujetos hacia los otros que son evaluados por estos. Tiene carácter individual y se realiza de
acuerdo al patrón de logros, el cual se construye desde sus referentes y propósitos del profesor y
cada estudiante.
La coevaluación, es la evaluación que se realiza entre varias personas (en este caso estudiantes y
profesores) de una actividad determinada con el objetivo de establecer la discusión sobre los
aspectos significativos de dicha actividad.
● Realizarse plenamente, al ser capaz de trazarse nuevas metas y alcanzar logros superiores.
● Caracterización de la asignatura.
El modelo es toda representación ideal a escala diferente de la entidad implicada, mediante la cual
se puede entender o explicar de mejor manera el objeto en sí. Igualmente puede considerarse como
una abstracción teórica de una realidad.
Generalmente este modelo se visualiza desde la corriente conductista, donde se considera que los
procesos de instrucción están sustentados en adiestramientos y acondicionamientos del individuo,
de modo que respondan a estímulos externos a través de conductas manifiestas que puedan ser
observadas; razón por la cual, el recurso didáctico por excelencia constituye la instrucción
programada operacionalizada mediante diseños instruccionales focalizados en establecer
conductas manifiestas motivadas por agentes ambientales externos, implicando mediciones en
función de dichas conductas. (Serrano, 1990).
La evaluación desde esta postura se concibe como un proceso de carácter sumativo, centrado en
productos finales con resultados medibles y cuantificables. Los criterios de evaluación son los
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objetivos establecidos con anterioridad, denominados: específicos instruccionales, entre otros,
formulados en término de conducta observable, medible y cuantificable.
Evaluar desde esta óptica, trae como consecuencia no considerar las diferencias individuales,
simplemente se valora a través de mediciones con un único patrón, por lo que adquiere carácter
isomorfo.
Constituye el modelo de mayor incidencia en la gran mayoría de prototipos que se han desarrollado
posteriormente, su principal proponente fue Tyler, se fundamenta en la pre especificación de los
objetivos a lograr, por esta circunstancia, el propósito fundamental de la evaluación consiste en
determinar en qué medida se consiguen dichos objetivos. Hace mayor énfasis en los productos que
en los procesos, no considera directamente lo realizado durante un proceso ni la influencia de otros
factores que puedan intervenir durante el mismo; simplemente centra su atención en la verificación,
comprobación o medición de dichos objetivos.
Este modelo concibe los procesos de instrucción como un conjunto de técnicas y procedimientos
que apoyados en tecnologías conducentes a propósitos previamente formulados y establecidos; por
tal razón, los aprendizajes son entendidos como dote de conocimientos instituidos por la instrucción,
en consecuencia, la evaluación de esos aprendizajes se limita a la verificación del logro de esos
objetivos.
Este modelo centra su atención en los resultados que se obtienen luego de que determinados
insumos franquean una serie de procesos interrelacionados. Es por ello, que la evaluación se
focaliza en datos cuantitativos obtenidos al final de una serie de pasos o fases; evaluar bajo este
enfoque conduce a indagar relaciones de causa y efecto mediante variables cuantificables.
De manera que se trata de una visión de la evaluación donde lo primordial es el resultado o producto
final del desarrollo de ciertos procesos a que son sometidos unos insumos, esto con la finalidad de
obtener frutos eficientes y eficaces, donde estos a su vez puedan ser retomados como elementos
de entrada.
El modelo concibe la evaluación como un proceso sistemático mediante el cual se delimita, recolecta
y proporciona información útil para la toma de decisiones, Stufflebeam es considerado el padre de
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esta postura al proponer la evaluación como una acción para el perfeccionamiento de programas,
al mismo tiempo incorpora la evaluación del propio proceso evaluativo mediante la meta evaluación.
Su estructura básica representada por las siglas CIPP está referida a un proceso evaluativo donde
se desarrolla la evaluación del contexto para obtener información relevante que facilite decidir sobre
el establecimiento de metas, seguida por la evaluación de entrada (input) que ofrezca datos
importantes para dar forma a lo que se propone, posteriormente la evaluación del proceso para
orientar su realización y finalmente, la evaluación del producto para la obtención de información
acreditada para tomar decisiones sobre el posible reciclaje.
Bajo este punto de vista cabe resaltar que el producto que se busca es la eficacia y el control de
calidad, puesto que el postulado del modelo fija su atención en evaluar el contexto, los insumos, los
procesos y los productos para de esta forma obtener información relevante en cada fase que le
conduzca a tomar decisiones en cada uno de estos aspectos.
Este modelo evaluativo toma en cuenta básicamente tres fases o etapas: en primer lugar la
delimitación para poder identificar la información necesaria a quienes tienen la responsabilidad de
tomar las decisiones. En segundo término, la obtención de la información previamente seleccionada.
Y por último, la devolución de la información a los responsables de las decisiones a tomar. Lukas y
Santiago (2004).
Este modelo surge como una respuesta que enfrenta lo que se considera como tergiversación y
estructuración cerrada planteada por la evaluación centrada en el logro de objetivos previamente
establecidos. Algunos expertos aseguran que significó un primer intento de atribuirle rigor intelectual
al avasallante y establecido campo de la investigación. Scriven fue quien planteó este enfoque que
pretende llenar el vacío de la visión evaluativa orientada hacia la consecución de las metas, al
proponer imparcialidad ante los eventos que van surgiendo Guerra (2007).
A partir de las décadas de los sesenta y setenta surgen los llamados modelos emergentes de
investigación y evaluación en oposición a los modelos cuantitativos, hecho que ocurre debido a las
limitaciones y desventajas que presenta el método clásico por excelencia de investigación como lo
es el método científico.
Este proceso lo ejecuta de manera similar a como lo hace un experto en arte, semejante a lo que
realiza cuando crítica resaltando lo positivo y lo mejorable de una obra de cualquier naturaleza,
donde se resalta cualidades y posibles perfeccionamientos.
Esta visión sobre la evaluación es considerada como un modelo emergente, surge sobre la base de
que la evaluación debe realizarse holísticamente, es decir, considerando todos los aspectos que
circundan el objeto evaluado, tanto los instruccionales como los ambientales que de alguna forma
tienen incidencia en los aprendizajes, entendiéndose como supuesto que la evaluación debe operar
en condiciones naturales en su propio ambiente, y no en circunstancias experimentales que lo que
logra es convertir las aulas de clase en laboratorios donde se ejerce estricto control sobre el
estudiantado.
El rol del evaluador en este caso debe ser el de observador que asume posiciones imparciales, que
recoge información necesaria a través de entrevistas y observaciones para organizarla y negociar
con sus estudiantes, facilitando compartir responsabilidades e interpretaciones del acto educativo.
Modelo respondiente
Modelo democrático
Entre variados aspectos que considera se destaca que involucra interpretaciones y puntos de vista
expresados por los sujetos evaluados a través de procesos de negociación, entendida esta como
consensos sobre los productos de lo investigado y evaluado donde se respeten opiniones.
El propósito primordial de la evaluación bajo esta concepción, más allá de reducirse a procesos
cognitivos y valoración de lo aprendido, se focaliza en facilitar y promover cambios para la
transformación real de creencias, modos y actuaciones desarrollados por programas educativos. El
evaluador cumple funciones de orientación y promoción de acciones que favorezcan discusiones,
disertaciones y diálogos.
Los métodos cualitativos de evaluación están diseñados con la intención de orientar procesos de la
práctica educativa hacia la formulación racional de la acción didáctica (evaluación formativa), razón
por la cual al evaluar, la información requerida no puede obtenerse mediante pruebas netamente
objetivas o test estandarizados sobre rendimiento u otras formas de evaluación sumativa.
Desde esta perspectiva se compromete la participación del docente y alumno en el desarrollo del
acto educativo. De ahí que sea un proceso dinámico, complejo, donde lo importante es que quien
se educa enfatice en la creación, en el trabajo. El educador debe centrar el proceso en el educando
como un todo, cambiar las estrategias hacia tópicos y proyectos en el que destaquen el uso de las
experiencias anteriores, el ingenio para enfrentar situaciones, el aprendizaje por descubrimiento,
los roles del docente y el alumno, la autoevaluación y coevaluación y la heteroevaluación, en fin, lo
que interesa es el desempeño experiencial.
Esta concepción se apoya en las corrientes cognitivas y construccionista del aprendizaje tal como
señala Pérez (1993), la escuela debe centrarse en el aprendizaje significativo y en la capacidad de
aprender a pensar, más que en el dominio de los datos básicos. Es importante determinar cómo y
por qué llega un niño a una respuesta.
Tiene una visión más clara acerca de las verdaderas aptitudes y capacidades del educando, ya que
cualquier aspecto que se evidencie es una información muy valiosa y necesaria que ayuda a
diagnosticar, recuperar y/o nivelar aprendizajes.
En este enfoque la evaluación no es el punto final del aprendizaje, sino un medio que se debe
orientar hacia la reflexión. Por lo tanto, es preciso efectuar un replanteamiento de cómo se están
realizando las actividades, de qué manera se está involucrado lo relativo a un aprendizaje
significativo en el que tenga sentido lo que se aprende.
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Modelo de evaluación para la calidad
Se trata de una propuesta que se apoya en los postulados de la Quinta Disciplina de Peter Senge.
Según Muñoz (2008), esta plantea la evaluación para la calidad, se trata de una decisión personal
en una investigación permanente, en un desempeño de libertad.
Parte de una serie de planteamientos e interrogantes ya hechas por autores anteriores, aclara que
la evaluación debe ser un proceso permanente más no un decreto. El esbozo hecho establece que
“la evaluación es un proceso humano, fundamentalmente subjetivo, donde la prédica de la
objetividad se cambia por el de la honestidad”, expone que la diferencia real entre evaluar y medir,
es fundamentalmente un problema de actitud.
Luego explica que “la evaluación para la calidad se da cuando los participantes del proceso
(evaluador-evaluado), además de evaluar, miden, ponderan, acreditan, valoran y acrecientan”. El
autor sintetiza que la generación que proponemos está centrada en la autoevaluación asumida
como una decisión personal, desterrando el poder que significa evaluar, distribuyéndolo entre el
evaluador y el evaluado”.
Modelo de Evaluación-Acción
Establece que la evaluación debe centrarse o focalizarse en aspectos y dimensiones concretas del
objeto o fenómeno a evaluar, de tal manera que, quienes participan o sean actores de la misma se
involucren para favorecer los resultados obtenidos y que estos permitan reflexionar y tomar medidas
sobre su acción.
Por ejemplo, si un docente utiliza determinado método de estudio para analizar obras literarias y
emprende una investigación evaluativa para valorar y determinar lo eficaz de ésta estrategia con la
finalidad de hacer correcciones pertinentes o en su defecto continuar de la misma manera, pueda
evaluar su propia acción y ser participante activo de la misma.
Evaluar la metacognición no es específicamente medir cuánto dice o hace un alumno, sino ayudarle
a tomar conciencia de sus procedimientos estratégicos a lo largo de todo el proceso de enseñanza
y aprendizaje, relacionado con los conocimientos específicos que se está apropiando.
Debemos hacer al alumno consciente de cómo aprende, de cómo planifica y de cómo lleva a cabo
su aprendizaje. Debe ser capaz de evaluar y transferir estrategias a otros contextos. Debe ser capaz
de buscar la mejor solución procedimental para cada ocasión. Debe ser capaz de evaluar su propio
rendimiento.
Las estrategias metacognitivas son acciones que realiza el sujeto antes, durante y después de
que tengan lugar los procesos de aprendizaje para optimizar su aprendizaje. Tiene tres
dimensiones: Autoplanificación, auto monitoreo (autocontrol) y autoevaluación.
● Potenciar la curiosidad.
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VI.- Técnicas e instrumentos de evaluación que permitan evidenciar y valorar los resultados
de aprendizaje.
Debe ir dirigida igualmente a determinar en qué medida el aprendizaje realizado por los/las
estudiantes es significativo y cómo logra implicarse en la formación de motivaciones, sentimientos,
actitudes y valores.
Debe poner el énfasis en establecer la calidad de los nuevos aprendizajes, es decir, su solidez y
duración, sus posibilidades de ser recuperado, generalizado y transferido a nuevas situaciones, es
decir, su funcionalidad. Y finalmente, debe ofrecer indicaciones a los/las docentes para determinar
en qué medida estos aprendizajes están promoviendo el crecimiento personal de los/las aprendices,
de su capacidad de aprender a aprender, y de su disposición para hacerlo permanentemente.
Las técnicas e instrumentos más utilizadas son las preguntas orales, los exámenes escritos, los
interrogatorios dialogados, los trabajos investigativos (habitualmente se exige un informe
escrito por equipo) y las ponencias.
Los retos educativos se vinculan con la práctica docente en cuanto a la evaluación del aprendizaje.
Sin duda, lo que se lleva a cabo en el aula para estimar cuánto han aprendido los alumnos es un
reflejo de lo que el maestro comprende sobre evaluación y sobre los parámetros de calidad que
debe tener.
Una de las tareas más importantes que ejerce el docente en el proceso de enseñanza aprendizaje
es la evaluación. Estimar o medir los alcances del aprendizaje de los alumnos en relación con los
objetivos o metas trazadas ha exigido que en los últimos años los maestros realicen más esfuerzos
por conocer cada vez mejor los procesos de diseño, conducción y uso de sus resultados. Las
instituciones educativas esperan que sus cuerpos docentes coadyuven a que los estudiantes logren
mejores resultados en su aprendizaje y que esto se pueda ver reflejado en los distintos procesos
de medición que se realizan (Álvarez Méndez, 2001).
En teoría, las prácticas de evaluación hallan su sustento en los planes de estudio. Son estos los
que, se espera, establezcan para qué, qué y cómo evaluar. Sin embargo, en muchos casos se
propone un sintético ordenamiento temático de los contenidos a enseñar en cada año. No se
especifica, por lo general, el grado de profundidad con que se debe tratar cada contenido, el motivo
de su inclusión en el currículo ni los aprendizajes que se espera obtengan los alumnos.
Las prácticas de evaluación del aprendizaje tradicionales se limitan a examinar y calificar, pero
no comprenden las causas y consecuencias de los obstáculos que encuentra el alumno en
el proceso de aprendizaje.
Las prácticas de evaluación se proponen recabar información que permita al docente inferir si
un estudiante ha aprendido lo que se propuso enseñarle y, de algún modo, la información que
obtiene de la evaluación está en relación con los instrumentos que él mismo diseña y aplica en su
curso.
Es importante que los docentes reconozcan la utilidad de las prácticas de evaluación para orientar
su propio quehacer como docentes. Además deben considerar que la evaluación de los
aprendizajes es una herramienta necesaria también para obtener información sobre sus propias
decisiones de enseñanza, ya que contribuye a la reformulación y mejora de sus prácticas.
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La relación entre las prácticas de enseñanza, lo que aprenden los estudiantes —o más
precisamente lo que se puede afirmar que aprenden— y las prácticas de evaluación de los docentes
es una de las cuestiones centrales a observar en el trabajo en el aula y de las más atendidas
actualmente por la literatura especializada. Las prácticas de evaluación se proponen recabar
información que permita al docente inferir si un estudiante ha aprendido lo que se propuso enseñarle
y, de algún modo, la información que obtiene de la evaluación está en relación con los instrumentos
que él mismo diseña y aplica en su curso. Observar las prácticas de evaluación no nos permite
acceder de manera directa a la totalidad de lo que los docentes enseñan en el aula, ni al detalle de
cómo lo hacen, pero sí aporta información relevante sobre las oportunidades que los docentes
construyen para que los estudiantes demuestren lo que son capaces de hacer, que aspectos prioriza
a la hora de valorar las posibilidades de sus estudiantes en términos de desempeño y que tipo de
saberes manifiestan como los necesarios a ser aprendidos.
Al momento de otorgar calificaciones a sus estudiantes para una instancia de evaluación, un período
o el cierre del curso, los docentes tienen una amplia variedad de criterios. Estos varían, en primer
lugar, de un docente a otro, lo que implica una dificultad para los estudiantes, sobre todo en
educación media, donde un mismo grupo de estudiantes trabaja con más de una decena de
docentes durante el año lectivo.
En cuanto a los criterios de evaluación se destaca que estos expresan el tipo y grado de aprendizaje
que se espera que hayan alcanzado los estudiantes en un momento determinado, respecto de algún
aspecto concreto de las capacidades indicadas en los objetivos generales de cada una de las áreas
de la Educación General Básica y del Bachillerato General Unificado.
● Guían la evaluación interna, precisando los desempeños que los estudiantes deben
demostrar con respecto a los aprendizajes básicos imprescindibles y a los aprendizajes
básicos deseables.
● Los indicadores de evaluación mantienen una relación unívoca con los estándares de
aprendizaje, de modo que las evaluaciones externas puedan retroalimentar de forma precisa
la acción educativa que tiene lugar en el aula.
Indicadores
● Independencia cognoscitiva.
2. Participación
Indicadores
● Cooperación.
Indicadores
● Fluidez al expresarse.
● Reflexiones individuales.
4. Creatividad
Indicadores
● Autonomía.
Consigna: Lee con atención y responde a las preguntas que a continuación se te formulan.
1ro____________________
2do_____________________
3ro______________________
8. Selecciona el (los) tipos de relación que guardan los conocimientos que ya posees con
respecto al nuevo conocimiento que has de adquirir.
Sí_______ No_______
_________________________________
4. ¿Alguien te ha mostrado los pasos que debes dar para solucionar tareas de este tipo?
Sí_______ No_______
En caso afirmativo, responde Quién: _________________________
Sí_______ No_______
Si la respuesta es afirmativa, responder las preguntas 6 y 7, si no pasa directamente a la
pregunta 8.
8. Cuando haces una tarea de cualquier tipo, ¡te detienes a meditar acerca de cómo realizarla
del mejor modo?
Orientaciones metodológicas:
1. Forma 7 equipos.
2. Cada equipo hará su camino lógico, con un juego de tarjetas con las preguntas que responden
a cada uno de los componentes: ¿qué enseñar-qué aprender?; ¿para qué?; ¿qué?; ¿cómo?;
¿con qué?; ¿Cómo organizar? en la cara de éstas y por su reverso el ejemplo de la clase. De
las 7 tarjetas una aparecerá en blanco para deducir cuál es el componente que falta y su parte
correspondiente del ejemplo dado. (En cada tarjeta corresponde el contenido de la clase en
relación con el componente)
3. Expón en plenaria cuál es el camino lógico de tu equipo, para ello puedes ir al pizarrón a pegar
las tarjetas ordenadas, o de lo contrario escribir el contenido de las mismas.
4. Fundamenta el camino lógico elegido por el equipo.
5. Prepárate para discutir fraternalmente, es decir respetando las reglas facilitadoras del trabajo
creativo en grupos, con el resto de los equipos y defender el camino seleccionado por el tuyo.
Nota: Recuerda que aparecerá una tarjeta en blanco para determinar el componente que es y
escribir la parte correspondiente del ejemplo.
● Elabora un mapa conceptual con un mínimo de 10 conceptos donde el concepto principal sea
el de evaluación.
● Valora la siguiente idea: la evaluación constituye un componente esencial como agente del
cambio educativo
BIBLIOGRAFÍA
Elola, Nydia. (200). Evaluación educativa: una aproximación conceptual. Biblioteca digital. Unidad
Academia de humanismo cristiano.
http://bibliotecadigital.academia.cl/xmlui/handle/123456789/585
Gimeno Sacristán, J. (1997). El Currículum: una reflexión sobre la práctica. 3. ed. Madrid: Ed.
Morata, SA.
http://www.faacz.com.br/revistaeletronica/links/edicoes/2005_01/edutec_curriculo_mercedes
_2005_1.pdf