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PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

Magistrada Ponente

AP1259-2019
Radicación n.° 54930
Aprobado acta n.° 83

Bogotá, D. C., tres (03) de abril de dos mil diecinueve


(2019).

ASUNTO

Se decide el recurso de queja interpuesto por el


defensor del doctor Eduardo Castellanos Roso contra la
determinación de no concederle la apelación que, en
diligencia celebrada el 12 de marzo del año en curso, opuso
al proveído por medio del cual la Sala Especial de Primera
Instancia de la Corte rechazó de plano la invocación de
nulidad efectuada por dicho profesional en la audiencia de
formulación de acusación.
Radicación n.° 54930.
Recurso de queja.
Eduardo Castellanos Roso.

ANTECEDENTES PROCESALES

1. El Fiscal Primero Delegado ante la Corte Suprema


de Justicia radicó escrito de acusación, de fecha 6 de
febrero de 2019, en contra del doctor Eduardo Castellanos
Roso, atribuyéndole la autoría de las siguientes conductas
punibles: (i) cohecho propio (artículo 405 del Código Penal);
(ii) soborno en la actuación penal (artículo 444 A ibídem); y,
(iii) revelación de secreto (artículo 418 del estatuto penal
sustancial).

2. El 14 de febrero de 2019, la Sala Especial de


Primera Instancia instaló la audiencia de formulación de
acusación. Primeramente, el magistrado que presidió el
acto, suministró pautas para la mayor eficacia de la
diligencia, evitar trámites inútiles y regular su dinámica.
Invitó a cada uno de los participantes a posesionarse de su
respectivo rol y citó como directrices los artículos 336 y
siguientes de la Ley 906 de 2004, así como el
pronunciamiento de la Sala de Casación Penal contenido en
la providencia CSJ SP5660-2018, 11 dic. 2018, rad. 52311.
Acto seguido, en desarrollo de lo previsto por el artículo 339
de la Ley 906 de 2004, procedió así:

(i) Constató que las partes e intervinientes, diferentes


al órgano de persecución penal, tuvieran conocimiento del
escrito de acusación; todos afirmaron contar con un
ejemplar del mismo y estar enterados de su contenido.

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Recurso de queja.
Eduardo Castellanos Roso.

(ii) Concedió el uso de la palabra para que los


participantes en el acto propusieran causales de
incompetencia, impedimentos, recusaciones y nulidades,
así como también para que le hicieran observaciones al
escrito de acusación. El Fiscal adicionó el escrito en lo
concerniente a la relación de elementos materiales
probatorios, evidencia física e información legalmente
obtenida y no realizó ninguna otra acotación, como tampoco
lo hicieron la agente del Ministerio Público y el
representante de la víctima.

El defensor, en cambio, deprecó la declaratoria de


nulidad de lo actuado, desde el momento en que se tuvo
como legalmente formulada la imputación, por dos motivos:

(a) Porque el delito de revelación de secreto (artículo


418 del Código Penal) acaeció, según la narrativa fáctica de
la imputación, en los años 2014 y 2015 y para esa época,
conforme al artículo 74-1 de la Ley 906 de 2004 (antes de la
modificación introducida por la Ley 1826 de 2017) era
querellable, por no estar sancionado con pena privativa de
la libertad, sino con multa y pérdida del empleo o cargo
público. Sin embargo, el tiempo máximo para que la acción
penal pudiera activarse mediante querella de parte (6 meses
siguientes a la comisión de la conducta punible) estaba
ampliamente superado para la fecha de la formulación de la
imputación, esto es, el 12 de octubre de 2018. En
consecuencia, para entonces ya se había consolidado el
fenómeno jurídico de la caducidad de la querella y, por

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ende, la Fiscalía no podía acusar por esa conducta punible.


Y, subsidiariamente,

(b) Por existir un yerro de fondo en la calificación de


los hechos jurídicamente relevantes para acusar por
cohecho propio y por soborno en la actuación penal, ya que
en algunos de los presentados se detecta indeterminación,
así como la inclusión de juicios de valor o inferencias. En
consecuencia, se torna incierto el marco fáctico de la
acusación, pues resulta imposible defenderse de
afirmaciones o negaciones indefinidas; además, porque en
el escrito de acusación se incluyó la transliteración de
ciertos medios de conocimiento. Advirtió que estas falencias
también se presentaron en la formulación de la imputación
y que no fueron subsanadas por la Fiscalía, ya que decidió
presentar escrito de acusación y no le efectuó enmiendas.

(iii) De la anterior solicitud corrió traslado a la Fiscalía


y a los intervinientes. Todos ellos se pronunciaron en contra
de la prosperidad de la pretensión de ineficacia de la
actuación procesal.

El Fiscal replicó que, según el artículo 418 del Código


Penal, el delito de revelación de secreto no siempre es
sancionado con pena no privativa de la libertad porque si
bien el inciso primero prevé multa y pérdida del empleo o
cargo, el segundo contempla prisión, multa e inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas, cuando

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de la conducta resultare perjuicio. Así mismo que, aun de


aceptarse la tesis del defensor, el remedio no es solicitar la
nulidad sino la preclusión conforme al numeral 1° y al
parágrafo del artículo 332 del Código de Procedimiento
Penal.

Sobre la presentación de los hechos jurídicamente


relevantes dijo que aquella solo puede ser tan
circunstanciada como sea posible. En tal sentido, refirió
que en el escrito de acusación fueron delimitados unos
tramos de tiempo y espacio en cuanto a la entrega de
dineros porque en ese tipo de situaciones sus protagonistas
no dejan recibos, sino que procuran la reserva. Por otra
parte, se detallaron las circunstancias modales y
temporales de los actos del acusado en desarrollo de una
actuación procesal en particular.

Por último, respecto del soborno en actuación penal,


destacó que en el escrito de acusación es posible observar el
propósito de los ofrecimientos, que no fue otro más que el
destinatario de los mismos no involucrara al acusado al
responder interrogatorios de la Fiscalía General de la
Nación.

El apoderado de la víctima (Rama Judicial) coincidió


con el Fiscal en que la solución a la problemática planteada
en el primer punto era la solicitud de preclusión, por ser la
nulidad un remedio extremo. Respecto del segundo tema

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materia de debate, también estimó que la nulidad no era el


mecanismo adecuado, sino la solicitud de precisiones al
escrito de acusación en la audiencia de formulación de
acusación.

Para terminar, la señora agente del Ministerio Público


dijo que el defensor no había logrado acreditar la
trascendencia del primer motivo de nulidad invocado y que
para solucionar el punto existía otro remedio procesal
menos gravoso, como es una solicitud de preclusión, que
incluso se comprometió a abanderar.

Frente a las alegadas incertidumbres del marco fáctico


de la acusación, estimó que no era una circunstancia de la
envergadura que requiere una invocación de nulidad, ya
que esas discrepancias podían canalizarse a través de la
formulación de observaciones al escrito de acusación.

En este punto, la audiencia fue suspendida para que


la Sala estudiara y debatiera el asunto planteado.

3. La diligencia continuó el 12 de marzo de 2019,


fecha en la cual se dio lectura a la decisión de la Sala
Especial de Primera Instancia, que consistió en: (i) “Rechazar
de plano las solicitudes de nulidad incoadas por el defensor principal

de EDUARDO CASTELLANOS ROSO (…)”; y, (ii) Advertir que “(…)

la presente decisión queda notificada en estrados y no

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admite recursos”. En síntesis, los fundamentos expuestos


por la Sala frente al caso concreto fueron los siguientes:

(a) El tema de la querella está relacionado con la


estructura de la conducta punible y al juez le está vedado
anticipar su criterio al respecto.

(b) La narración y calificación de los hechos


jurídicamente relevantes es un asunto que la ley dejó a
criterio del fiscal o de las partes; al defensor se le brindó la
oportunidad de hacer observaciones al escrito de acusación,
pero, “(…) de manera un tanto extraña (…)”, no lo hizo, sino que
se dedicó a “(…) forzar una hipótesis de nulidad con base en eventos
aún no ocurridos (…)”, ya que el acto complejo de acusación

aún no se ha completado y, por tanto, “(…) la Fiscalía no ha


tenido la oportunidad de expresar oralmente la formulación de
acusación y subsanar, si es del caso, las posibles irregularidades

planteadas por la defensa (…)”.

(c) La solicitud se rechaza de plano en uso de las


facultades otorgadas por el artículo 139-1 de la Ley 906 de
2004.

El defensor expresó que, si bien en la providencia se


hacía advertencia sobre la imposibilidad de recurrir,
interponía apelación, anticipando desde ya que ante la
negativa de la Sala su intención era acudir a la queja.

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En esas circunstancias, la concesión de la alzada fue


denegada, con la advertencia que la determinación
recurrida constituía una decisión de dirección del proceso,
no susceptible de recursos.

Acto seguido, el apoderado del acusado solicitó la


expedición de copias para el trámite del recurso de queja. El
despacho accedió a ello y dispuso la suspensión de la
actuación.

4. Dentro del término legalmente estipulado, el


defensor presentó en la Corte la sustentación del recurso de
queja.

FUNDAMENTOS DE LA QUEJA

En respaldo de su pretensión, consistente en que le


sea concedido, en el efecto suspensivo, el recurso de
apelación interpuesto contra la providencia del 12 de marzo
de 2019, el defensor argumenta que:

1. Lo considerado por la Sala Especial de Primera


Instancia sobre la improcedencia de la apelación riñe con lo
normado por el artículo 177-3 de la Ley 906 de 2004.

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2. Cumplió con los derroteros que la ley, la


jurisprudencia y la doctrina exigen para la invocación de
nulidades.

3. No sorprendió a la Sala Especial de Primera


Instancia ni a los demás participantes en la audiencia con
el planteamiento de la nulidad; “(…) tanto es así que una vez
sustentadas las nulidades se les concedió la palabra para

pronunciarse sobre las mismas”.

4. “Si hubiese sido evidente que las nulidades planteadas de la


defensa adolecieran en absoluto de fundamento procesal y sustancial,
o que al plantearlas no se hubiese hecho referencia a los parámetros
básicos aplicables a las nulidades, o por fuera del momento procesal
oportuno, o simplemente, que la descriptiva correspondiera a un
exabrupto fáctico y jurídico de la defensa, el momento adecuado para
rechazarlas de plano por impertinentes e inconducentes no era otro que
una vez presentados los argumentos por parte del defensor, sin
siquiera haber otorgado el uso de la palabra a la Fiscalía y demás
intervinientes. O al menos, haberlo hecho una vez que la Fiscalía, la
Procuraduría o la representación de las víctimas hubiese hecho una
manifestación o solicitud en tal sentido, lo cual tampoco ocurrió”.

CONSIDERACIONES

1. Competencia.

De conformidad con el Acto Legislativo 01 de 2018, la


Corte Suprema de Justicia, a través de su Sala de Casación

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Penal, tiene funciones de juez de segundo grado frente a las


decisiones proferidas por la Sala Especial de Primera
Instancia, sin que esa competencia se limite al fallo, como
lo evidenció en el pronunciamiento CSJ AP4384-2018, 3
oct. 2018, rad. 53669 y 53670. En consecuencia, en ese
carácter de superior funcional también tiene adscrita la
resolución del recurso de queja, cuando el funcionario de
primera instancia deniegue el de apelación (artículos 179 B,
179 C, 179 D y 179 E de la Ley 906 de 2004, adicionados al
Código de Procedimiento Penal por la Ley 1395 de 2010).

2. Objeto del recurso de queja.

La decisión que corresponde adoptar al juez ad quem


al resolver el recurso de queja es si la alzada fue
correctamente denegada por el a quo. En caso afirmativo,
así debe declararlo, mientras que en la hipótesis contraria
debe concederla, indicando el efecto que le corresponde.

3. Eje de la controversia.

En este evento, la causa de la no concesión del recurso


de apelación se circunscribió a la naturaleza de la decisión
emitida el 12 de marzo de 2019.

Para la Sala Especial de Primera Instancia fue una


determinación de manejo o conducción del proceso,

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fundada en el artículo 139-1 de la Ley 906 de 2004, que


señala como deber especial del juez en relación con el
proceso penal el de: “Evitar las maniobras dilatorias y todos
aquellos actos que sean manifiestamente inconducentes, impertinentes

o superfluos, mediante el rechazo de plano de los mismos” .

En cambio, para el recurrente correspondió a un


pronunciamiento de fondo sobre la nulidad planteada y, por
tanto, susceptible de apelación, según el artículo 177-3 del
estatuto procesal penal, que le atribuye efecto suspensivo a
la alzada interpuesta contra: “El auto que decide la nulidad” (se
subraya).

4. Providencias recurribles en apelación y su


naturaleza.

La Ley 906 de 2004, al fijar, por vía general, la


procedencia de la apelación establece: “La apelación procede,
salvo los casos previstos en este código, contra los autos adoptados
durante el desarrollo de las audiencias, y contra la sentencia

condenatoria o absolutoria” (inciso final del artículo 176; se

subraya).

Así mismo, en su artículo 161 clasifica las


providencias judiciales, así:

1. Sentencias, si deciden sobre el objeto del proceso, (…).


2. Autos, si resuelven algún incidente o aspecto sustancial.
3. Órdenes, si se limitan a disponer cualquier otro trámite de los
que la ley establece para dar curso a la actuación o evitar el

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entorpecimiento de la misma. Serán verbales, de


cumplimiento inmediato y de ellas se dejará un registro. (…).

En conclusión, la apelación procede contra las


sentencias y los autos dictados durante el desarrollo de las
audiencias, pero no contra las órdenes.

Desde hace varios años la jurisprudencia de la Sala


tiene dilucidado que la catalogación de una providencia
judicial en alguna de las anteriores categorías (que en la Ley
600 de 2000 corresponden, en su orden, a las de
sentencias, autos interlocutorios y autos de sustanciación)
no depende de la forma o apariencia que presente la misma,
sino de la naturaleza de la decisión, de su contenido (v. gr.:
CSJ AP, 25 jul. 2000, rad. 16720).

5. El caso concreto.

Si bien es cierto la Sala Especial de Primera Instancia


corrió traslado de la solicitud de nulidad a los demás
participantes en la audiencia y fijó nueva fecha para dar
lectura a la decisión, que fue adoptada por escrito (lo que
lleva al recurrente a afirmar que “materialmente” produjo “un
verdadero auto interlocutorio”, dado el espacio dedicado a

presentar el asunto y a motivar la decisión), en realidad


resolvió de plano, al considerar improcedente la solicitud.
Por tanto, a partir de esas particularidades no puede
afirmarse que negó la nulidad, pues tal no es la conclusión
que emerge del contenido de dicho proveído.

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Además, tales particularidades se explican por la


dinámica propia del trabajo en una corporación judicial, ya
que la decisión del juez colectivo requiere de la previa
deliberación, para lo cual el magistrado sustanciador
somete a consideración de los demás integrantes de la Sala
las decisiones que deban tomarse, incluso aquellas que
encajen en las facultades del artículo 139-1 de la Ley 906
de 2004, para su aprobación.

Retomando, la Sala Especial de Primera Instancia no


adelantó una labor de constatación de las irregularidades
alegadas por el defensor como motivo para invocar la
nulidad de lo actuado, a fin de concluir si aquellas se
habían configurado o no y si tenían la trascendencia
necesaria para acarrear la invalidez de la actuación
procesal. Se limitó a patentizar la impertinencia1 de las
postulaciones del solicitante. Así se concluye a partir del
análisis de la parte considerativa del pronunciamiento del
12 de marzo del año en curso, como se precisa a
continuación.

5.1. Caducidad de la querella.

En relación con este motivo de nulidad, fundado en la


imposibilidad de perseguir oficiosamente el delito de
revelación de secreto y en el acaecimiento del fenómeno
anotado en el título de este acápite, la Sala Especial de
1
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, impertinente es:
“Que no viene al caso (…)”.

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Primera Instancia estimó improcedente la solicitud, al


advertir que:

(i) la resolución de la misma dependía de la


adecuación típica de la conducta endilgada, situación que
sería determinante para calificar el delito como querellable o
perseguible de oficio; y,

(ii) la acusación no estaba consolidada, es decir, se


encontraba en formación;

En ese orden de ideas, como la Fiscalía en su


intervención dejó entrever la posibilidad de un cambio en la
adecuación típica, decisión del órgano de persecución penal
que no es susceptible de control material, por lo cual, en
últimas, si aquella parte decide mantenerla se convierte en
ley del proceso, lo que cabe concluir es que la decisión de la
Sala Especial de Instrucción se limitó a evitar que la
defensa presentara una solicitud frente a unos cargos que
no se habían consolidado, lo que constituye un típico acto
de dirección del proceso, materializado en una orden, no
susceptible de recursos, según se indicó.

5.2. Indeterminación de hechos jurídicamente


relevantes y transliteración de medios de conocimiento
en el escrito de acusación.

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Frente a este segundo fundamento de nulidad, la Sala


Especial de Primera Instancia señaló que constituía un
planteamiento artificioso del defensor porque en realidad
evadía la posibilidad de buscarle solución a sus inquietudes
en la propia audiencia de formulación de acusación:

En cuanto a la censura sobre los hechos jurídicamente relevantes


es asunto que la ley dejó a criterio del fiscal o de las partes para
que, en audiencia de acusación, soliciten su corrección o
aclaración, cuando consideren que el escrito no cumple con las
exigencias del artículo 337 de la Ley 906 de 2004.

(…) se le dio la oportunidad al defensor para que hiciera lo


propio, sin embargo, de manera un tanto extraña, se dedica a
forzar una hipótesis de nulidad con base en eventos aún no
ocurridos (…), puesto que la Fiscalía no ha tenido la oportunidad
de expresar oralmente la formulación de acusación y subsanar,
si es del caso, las posibles irregularidades planteadas por la
defensa, al amparo de una improcedente solicitud de nulidad.
(…). (Subrayas fuera de texto).

En efecto, conforme al inciso primero del artículo 339


de la Ley 906 de 2004, abierta la audiencia de formulación
de acusación, el juez “(…) ordenará el traslado del escrito de
acusación a las demás partes, concederá la palabra a la Fiscalía,
Ministerio Público y defensa para que expresen oralmente las causales
de incompetencia, impedimentos, recusaciones, nulidades, si las
hubiere, y las observaciones sobre el escrito de acusación, si no reúne
los requisitos establecidos en el artículo 337, para que el fiscal lo

aclare, adicione o corrija de inmediato”. (La disposición fue declarada


exequible en forma condicionada, en el entendido que la víctima
también puede intervenir para los fines antes indicados. CC. C-
209/07. Se subraya).

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Al tenor de este precepto, es claro que la defensa


también cuenta con la posibilidad de hacerle observaciones
al escrito de acusación para que el mismo sea ajustado por
el Fiscal a las exigencias legales. Desde luego que tales
acotaciones las hará la defensa en función de sus intereses
de parte. Por tanto, no es atinada la consideración del
defensor en el sentido que, dado el carácter adversarial del
procedimiento regulado por la Ley 906 de 2004, “(…) el acto
de parte no es susceptible de corrección por la contraparte (…)” .

En ese orden de ideas, como bien lo expuso la Sala


Especial de Primera Instancia, no es apropiado ni admisible
que la defensa pretenda trastocar los mecanismos que el
artículo 339 ha previsto para que el Fiscal ajuste el escrito
de acusación a las exigencias del canon 337, pues como lo
tiene dicho esta Sala:

(…) Cuando el escrito de acusación no detalla de manera clara y


precisa, sin lugar a equívocos o confusiones, cuáles
específicamente son los hechos, junto con su determinación típica
completa, que el fiscal entiende configuran los cargos por los que
debe defenderse el acusado, es necesario que las partes –o el
mismo fiscal, cuando advierta el yerro- acudan al espacio
procesal ofrecido en la audiencia de formulación de acusación en
aras de aclarar, adicionar o corregir lo allí plasmado. (CSJ SP, 16
abr. 2015, rad. 44866. Se subraya).

Y agregó la Corte en ese pronunciamiento:

(…) Pero, si las partes no obran así, corresponde al juez, por


consecuencia del control formal que habilita la ley realice de la
acusación -como quiera que el numeral segundo del artículo 337
de la Ley 906 de 2004, consagra perentorio para el escrito de
acusación la relación clara y sucinta de los hechos-, exigir del
fiscal la necesaria aclaración, corrección o complementación que

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habilite cumplir con lo reclamado en la norma. (CSJ SP, 16 abr.


2015, rad. 44866).

Más recientemente, la Corte reiteró: (i) la acusación no


es susceptible de control material por los jueces; y, (ii) sin
perjuicio de las labores de dirección que se pueden ejercer
para que esas actuaciones de la Fiscalía cumplan los
requisitos formales previstos en la ley. (CSJ SP5660-2018,
11 dic. 2018, rad. 52311).

En resumen, mientras que cada una de las partes e


intervinientes realiza observaciones al escrito de acusación
posesionado de su respectivo rol, según expresión empleada
en este caso por el magistrado director de la audiencia, el
juzgador ejerce sus facultades de dirección con miras a que
se cumplan unas exigencias impuestas por ley.

6. Conclusión.

En síntesis, frente a la solicitud de nulidad por la


caducidad de la querella la Sala Especial de Primera
Instancia se limitó a ejercer labores de dirección ante la
notoria impertinencia de ese alegato. E hizo lo propio frente
a la labor del defensor de cuestionar el contenido de la
acusación. Ello lo realizó a través de órdenes, que no son
susceptibles del recurso de apelación, razón suficiente para
que el recurso de queja no prospere.

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Eduardo Castellanos Roso.

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL,

RESUELVE:

1. Declarar que fue correctamente denegada la


apelación interpuesta por la defensa técnica contra la
providencia del 12 de marzo de 2019, por medio de la cual la
Sala Especial de Primera Instancia rechazó de plano la
impetración de nulidad efectuada por dicha parte.

Contra esta decisión no proceden recursos.

2. Devolver la actuación a la Sala de origen.

Comuníquese y cúmplase

EYDER PATIÑO CABRERA

Presidente

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

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Radicación n.° 54930.
Recurso de queja.
Eduardo Castellanos Roso.

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA

Secretaria

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