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ÉXODO 17:11-13
Preámbulo:
Pero ¿Qué nos quiere decir él Señor con estas palabras?, ¿Qué
relación tiene esto con la cosecha?
El trabajo en el campo es muy sacrificado, requiere de mucho esfuerzo
y perseverancia, requiere de la utilización de maquinarias y productos
para poder llegar al resultado final, que puede ser una fruta o una
verdura.
2 Eliminar la maleza.
Es importante poder identificar la buena cosecha de la maleza, pero
también es importante saber en qué momento tomar las medidas
adecuadas para que la siembra no se pierda.
Pero esto no es solo una frase al viento o que se le pueda pasar por alto
sin otorgarle la importancia que se merece.
Pero hay algo que debemos saber, las bendiciones están en la palabra
de Dios al menos 600 veces (dependiendo de qué versión de la biblia se
esté leyendo). Las bendiciones están marcadas por la gracia de nuestro
Señor Jesús, pero ¿Dónde nos equivocamos los Cristianos?, pensamos
que por ser una promesa de Dios, hay que esperar que las cosas
sucedan solas y al tiempo que a nosotros nos acomode. ¿Qué pasa si
Dios no nos abre la puerta que hemos estado esperando que él nos
abra?, ¿Qué pasa si Dios no quiere sanarte a ti o a algún ser querido?,
¿Vamos a seguir adorando y orando a él?, Dios quiere ver como
reaccionamos a sus “no” para determinar si estamos listos para sus “si”
Hay tres pasos que debemos seguir, los que son fundamentales para
una buena vida Cristiana:
● Sembrar en Cristo.
● Cosechar en Cristo.
● Recibir la bendición en el nombre de Dios.
1. No esperar la cosecha.
Al inicio de esta predicación, les dije que la cosecha era el último de los
pasos de la agricultura, es lo mismo en la vida espiritual, nosotros
hemos sembrado en Dios, pero no tenemos la capacidad de esperar al
tiempo de la cosecha, de pasar las pruebas que Dios nos pone por
delante antes de recibir el premio. En resumen, sembramos pero nos
terminamos apartando lentamente del camino de Dios, si nos dejamos
derrotar por las pruebas o por el enemigo, se echa a perder la cosecha
por la cual hemos luchado. El enemigo no va a impedir que nosotros
sembremos nuestro campo, pero lo que sí hará, es querer robarse todo
lo que hemos sembrado.
2. Dejar de sembrar.
Muchos han sido bendecidos por Dios con un trabajo, un terreno fuera
de la ciudad o un vehículo, se quedan cuidando esos bienes materiales
y no vuelven a sembrar y se alejan de la iglesia para cuidar esas
posesiones. Por lo que, lamentablemente terminan perdiendo más
cosas que Dios tenía preparado para ellos.
Reflexión final:
Les voy a hacer una pregunta a mis hermanos, ¿Quién creen ustedes
que es el que más conoce a Dios?.
Por eso te digo iglesia, cuando tu no sepas qué es lo que Dios quiere
para ti, solo observa que está haciendo el diablo en tu contra, y que
cuando el enemigo se levante en contra de nosotros con dudas, con
miedo, con ganas de tirar la toalla, poniendo espíritus de desobediencia
o de doble ánimo. Debes pensar “Si el enemigo está enojado y
desesperado que me ataca, es porque sabe que Dios nos dará la
victoria y hará grandes cosas en nosotros”.