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TESTIGO OCULAR

K. D, una reportera de televisión de 39 años de edad, acude al psiquiatra que


le proporciona el programa de asistencia del canal de tv en el que trabajaba
poca semana después de asistir a la ejecución de un asesino. Durante varios
años había venido siguiendo la historia del preso a medida que se aproximaba
el cumplimiento de la sentencia. La ejecución fue objeto de muchos
aplazamientos y resulto francamente horrorosa; acompañada de sus colegas, K
presenció todo el acto, que se dilato varias horas a medida que iban
planteándose los indultos de último minuto, siendo el reo en varias ocasiones
retirado por los agentes judiciales hasta conocerse la decisión. En un
momento dado, cuando ya lo habían atado a la silla, una llamada de teléfono
del juez federal, literalmente en el último minuto, le concedió un último
aplazamiento, y el preso fue sacado de la cámara de gas vivo. Cuando
finalmente fue ejecutado, K y sus colegas lo presenciaron todo desde una
distancia de aproximadamente tres metros y a través de la ventana de la
cámara de gas. Los ojos del reo se pusieron en blanco y este empezó a sufrir
convulsiones de forma involuntaria, boqueado y salivando mientras su cuerpo
se retorcía por las convulsiones. Después de aproximadamente 5 min, su
cuerpo yacía quieto, siendo declarado muerto por las autoridades del penal.

K comento a su psiquiatra, “una vez que has visto ejecutar a alguien, ya no


vuelve a olvidar su rostro en el momento de morir”. Pensaba que su rol
profesional como narradora objetiva de los hechos le había sido de ayuda en
un primer momento, especialmente para aislarla de cualquier reacción
emocional. Recordaba, por ejemplo, la sensación de ver como su boca se
secaba justo en el momento de la ejecución, aunque esto no se acompañó de
respuesta emocional alguna. Durante algunos días siguió notando un
sentimiento de desapego, que ella describía como “irreal y macabro”. Durante
la semana posterior a la ejecución continuó desapegada de sus sentimientos,
encontrándose “aturdida, no como suelo ser yo”.

Durante las últimas semanas se ha mostrado desmotivada en el trabajo. Está


sorprendida, por ejemplo, por su falta de interés por la cobertura informativa
de un motín que había tenido lugar poco tiempo después de la ejecución,
historia que en situaciones normales la hubiera entusiasmado. Además,
describe cómo se ha vuelto irritable hacia su marido, presentando frecuentes
ataques de ira, lo cual ha motivado que éste se apresurara a sugerir la
asistencia mutua a un consejero matrimonial. K tienen problemas para
mantenerse dormida y refiere frecuentes pesadillas. Confiesa pensar en el
acontecimiento al menos cada día, experimentando “recuerdos” vividos del
momento de la ejecución.
Diagnóstico de K.D

Discusión sobre K.D

El caso de K.D es un ejemplo de trauma emocional que se produce después de


haber sido testigo ocular de una ejecución. La experiencia traumática de K.D.
se ve agravada por el hecho de que ella es una reportera de televisión y su
trabajo implica presenciar y narrar eventos perturbadores y emocionales a
menudo.

Este caso presenta síntomas consistentes con el trastorno de estrés


postraumático (TEPT) según los criterios de diagnóstico de la DSM-IV.

La exposición directa a un evento traumático (en este caso, la ejecución del


asesino presenciada en persona) es un criterio clave para el diagnóstico del
TEPT.

Además, los síntomas que K.D experimenta después del evento traumático son
consistentes con los criterios diagnósticos del TEPT en la DSM-IV. Estos
incluyen recuerdos intrusivos y recurrentes del evento, evitación persistente de
estímulos asociados con el trauma, síntomas de hiperactivación (como
irritabilidad y dificultad para dormir), y un deterioro significativo en el
funcionamiento social y ocupacional.

Además, K.D describe su experiencia de una manera que sugiere una


respuesta disociativa, lo que es común en los casos de trauma. Ella se describe
como "desapegada" de sus sentimientos y se siente "irreal" después del evento
traumático.
Es importante destacar que, en este caso, la exposición al trauma fue un
evento único y traumático en lugar de un evento continuo o repetido. Aunque
los síntomas del TEPT pueden presentarse después de una sola exposición a
un evento traumático, en algunos casos pueden tardar semanas o incluso
meses en desarrollarse.

Los síntomas de trastorno por estrés postraumático (TEPT) mencionados


anteriormente, el caso de K.D. también incluye síntomas de depresión y
trastorno del sueño. K.D. describe sentirse desmotivada en el trabajo y
experimentar una falta de interés en la cobertura informativa de eventos que
normalmente la hubieran entusiasmado.

También describe sentirse irritable hacia su marido y experimentar frecuentes


ataques de ira, lo cual podría ser un síntoma de depresión. Además, K.D. tiene
dificultades para mantenerse dormida y experimenta frecuentes pesadillas, lo
cual sugiere que está experimentando trastornos del sueño.

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