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2. Fuentes de autoridad.
Las fuentes de autoridad eran escritas por personas con prestigio que tenían el
privilegio de crear derecho por ostentar sabiduría, tener cierta edad o haber estudiado
derecho anteriormente. El derecho era creado por los juristas y los senadoconsultos.
La Jurisprudencia. Funciones de los juristas agere, cavere y respondere. Las obras de
los juristas. El ius respondendi ex auctoritate Principis.
Los Senadoconsultos y su influencia en el Derecho del Principado.
2.1 La Jurisprudencia (muy importante).
Jurisprudencia clásica. Potestad que se le concedían a los estudiosos del derecho, lo
que los juristas decían ya era derecho. Roma fue el único pueblo de la antigüedad que
tuvo juristas.
Juristas: varones, ciudadanos romanos, ejercen la profesión de forma gratuita porque
tienen otro medio de vida (no cobran), provienen de familias acomodadas. Formaban a
sus discípulos en grupos pequeños donde se comentaba el derecho yendo al foro a
ver juicios, Los discípulos pertenecen a la escuela a la que pertenezca su maestro, los
juristas son muy leales a su maestro y escuela.
Esta expresión designa a los juristas que, entre los siglos 11 a.C. y 11 d.C., dan lugar a
un desarrollo del Derecho romano que lo lleva a ser un punto de referencia para el
Derecho posterior. La nota distintiva de ese Derecho en su etapa clásica son su
originalidad y su calidad, es decir, su adecuación a las necesidades sociales sobre una
base técnica propia que favorece la adopción de soluciones justas en los conflictos
entre particulares. Las funciones más significativas de los juristas clásicos, que no son
un sector profesional sino intelectual (los juristas NO van a juicio, solo ayudan, no son
abogados), pueden resumirse del siguiente modo:
Funciones de los juristas.
Respondere: Actuar como consultores ante cuestiones planteadas por particulares,
magistrados y jueces. Cabe decir que esta función de asesoría ante problemas
concretos es la principal de los juristas. En cualquier caso, las respuestas de los
jurisprudentes carecían de fuerza vinculante ya que no deja de ser la opinión de
personas sin encargo oficial alguno, si bien el responsum podía influir en la solución
del caso concreto, dependiendo de la auctoritas del jurista consultado. (Opinión sobre
un tema, respuesta a una pregunta planteada por un ciudadano, solución a un
conflicto…)
Cavere: Proporcionar a los particulares los esquemas básicos sobre los que se
construye la práctica negocial, desde contratos a testamentos. Esta actividad afecta
muy especialmente a las estipulaciones que dan cobertura jurídica a compromisos
dirigidos a garantizar el adecuado funcionamiento de las instituciones, al tiempo que
adaptan los regímenes de éstas a las nuevas necesidades. Esta función busca evitar
problemas futuros diseñando modelos negociales seguros.
Agere: Asesorar a los particulares en la elección de la vía procesal más adecuada para
la defensa de sus intereses. Es una actividad especialmente importante a raíz del
desarrollo del ius honorarium, dada la creciente complejidad del sistema de acciones a
partir de la proliferación de las fórmulas. También se incluye en esta tarea el
asesoramiento para obtener el medio de defensa más apropiado. No debe confundirse
esta actividad con la intervención directa del jurista en el proceso como abogado,
función ésta que sin ser incompatible con la de jurisconsulto no se consideraba propia
de juristas sino de oradores.
La Jurisprudencia es, sobre todo, creadora de soluciones y favorecedora de la
reflexión jurídica sobre la base de una técnica que se hace propia y característica. Ello
da lugar a la consideración del Derecho como un saber científico y separado de otros.
En plena época clásica se desarrollan también las escuelas sabiniana y proculeyana,
en las que los juristas se agrupan por razones de fidelidad a sus maestros. La
Jurisprudencia clásica despliega además una tarea didáctica y otra puramente literaria,
contribuyendo ambas a la difusión y evolución del pensamiento jurisprudencial.
Así, fue habitual entre los juristas clásicos tener discípulos y publicar obras de
contenido científico, entre las que destacan las que se dedican al estudio de casos
prácticos reales o ficticios (responsa, questiones y digesta). También es propio de los
juristas clásicos publicar comentarios al ius civile, al edicto, a leyes, a senadoconsultos
concretos o a obras de otros juristas, junto con textos elementales destinados a la
enseñanza (instituciones).
Las obras de los juristas.
Los juristas clásicos del último periodo siguieron cultivando los géneros tradicionales, a
los que añadieron obras simplificadoras tendentes a favorecer la comprensión de los
problemas jurídicos. También atendieron entonces a nuevos sectores del Derecho,
fundamentalmente público, lo que suponía una verdadera novedad frente a la
Jurisprudencia anterior.
Las obras de los juristas han sido reconstruidas merced a su reflejo en el Digesto
justiniano, lo que permite su recreación aunque de forma parcial y fragmentaria a
través de un procedimiento que pretende deshacer el camino recorrido por los
compiladores en su labor de composición de las pandectas.
El resultado de esta palingenesia es un conjunto de textos con los que cabe identificar
el Derecho clásico romano, a pesar de las alteraciones o interpolaciones que hayan
podido sufrir los originales. Por tener una idea de la alta consideración que merecían
los juristas y su labor, puede traerse a colación la definición de jurisprudencia que
ofrece uno de los últimos jurisconsultos romanos: luris prudentia est divinarum atque
humanarum rerum notitia, iusti atque iniusti scientia, D. 1,1,10,2, Ulp. 1 reg., «La
jurisprudencia es el conocimiento de las cosas divinas y humanas, la ciencia de lo
justo y de lo injusto».
El ius respondendi ex auctoritate Principis.
Definición: Es la atribución que los primeros emperadores confirieron a algunos juristas
destacados para que dieran respuestas públicas en nombre del princeps a cuestiones
planteadas por particulares. Los jurisconsultos a quienes se otorgó este ius
respondendi dejaron de influir sobre la base de su prestigio, aunque fueron muy
destacados por su valía.
A pesar de las tensiones entre los juristas y el poder político, no consta el rechazo de
ninguno de ellos a aceptar el ofrecimiento de dar respuestas dotadas de autoridades
principales. De hecho, convergen entonces en estos jurisconsultos la distinción
recibida del princeps y la auctoritas original de cada uno. En consecuencia, cuando un
litigante contase a su favor con una respuesta de alguno de estos juristas, el juez se
limitaba a constatar la veracidad del supuesto de hecho y, en tal caso, a aplicar la
solución jurisprudencial autorizada. Esta práctica de seguir el criterio del jurisprudente
elegido por el emperador llevó a entender que sólo si ambos litigantes estaban
respaldados por argumentos ex auctoritate principis, podía el juez decidir a cuál de los
dos dar la razón. De ello da cuenta Gayo en referencia a su tiempo y a un posible
rescripto de Adriano.
En cuanto a su origen, cabe decir, con Paricio, que las atribuciones de auctoritas
principis a juristas concretos pudieron remontarse al mismo Augusto, si bien es seguro
que se dieron bajo el gobierno de Tiberio, pues consta que Sabino había sido
autorizado por este emperador a dar respuestas en su nombre. Por otra parte, este
proceder no superó la época de Adriano.
Este optó por otro modo de relacionarse con los juristas al integrar a los más
prestigiosos en su consejo personal (consilium principis), donde irían perdiendo
paulatinamente su libertad e individualidad, dando paso a una jurisprudencia oficial o
burocratizada al servicio del emperador.
NOTA IMP DEL TEMA: Gayo (Gai) es el autor del manual más antiguo de Dº Romano.
Era jurista. Si nos ponen un texto sobre él, primero hay que decir que este
corresponde a las instituciones de Gayo (o algo parecido).