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Reflexiones acerca de la Ciencia Prof. Lic. Andrés R.

Andra
1.- El conocimiento científico
El calificativo de científico para enunciar un conocimiento implica establecer
una diferencia respecto de todo otro conocimiento.
Un argumento científico presupone, en general, una confianza en su veracidad y
en su fiabilidad que no posee otro tipo de razonamiento. Esta confiabilidad se justifica,
normalmente, por la utilización de una metodología de investigación especifica de la
ciencia: el método científico.
Reflexionar acerca de este tema nos obliga, en primer lugar, a analizar qué
significamos cuando hablamos de ciencia.
Es indudable que los logros de la ciencia alcanzados a partir del Siglo XVI en
cuanto al conocimiento y a la transformación de la naturaleza son inconmensurables
respecto de los miles de años precedentes. El prestigio de la ciencia se ha ido
cimentando desde el simple estudio del movimiento de un cuerpo en un plano inclinado
experimentado por Galileo hasta las modernas aplicaciones de la nanotecnología o la
revelaciones en el estudio del genoma humano en la época contemporánea, han
cimentado el prestigio de la ciencia.
Durante este período, hoy llamado Ciencia Moderna, los diferentes campos
disciplinares que estudian la naturaleza investigaron utilizando un método científico
común a todos y que consiste en abordar el objeto de conocimiento en profundidad
creciente dividiéndolo en partes cada vez más pequeñas y cuantificando sus propiedades
y las relaciones que establecen.
La creencia subyacente a esta forma de investigar deviene de Descartes con su
idea de que la naturaleza se comporta como una máquina, en la que cada parte cumple
una función definida y obedece a principios o leyes específicas. Es así que no sólo la
Física, sino los diferentes campos científicos se poblaron de fuerzas y leyes que
permitieron explicar y predecir muchos fenómenos naturales.
Reflexionar sobre la forma en que el hombre llega a conocer implica reflexionar
acerca de la capacidad de pensar que lo caracteriza.
Si bien es evidente que el pensar es una actividad intelectual a partir de la cual el
ser humano expresa su capacidad de otorgar sentido a lo que observa, esta capacidad
depende de la forma de ver el mundo en diferentes momentos históricos. Por ser social
el hombre aprende a pensar según los parámetros que le brinda su cultura. Esto significa

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que fueron diferentes las maneras de interpretar en las sociedades míticas, griega,
medievales, modernas, etc.
Considerando que la ciencia va en busca de conocimientos verdaderos y
confiables, y que cada época histórica otorga su propio sentido a la verdad, debemos
concluir que la palabra ciencia tendrá una significación diferente según cada momento
histórico.
Es así, que podemos hablar de Ciencia Mítica, Ciencia Griega, Ciencia
Medieval, Ciencia Moderna, etc., y analizar sus particularidades nos permitirá conocer
la forma que adquirieron los conocimientos en cada época.
2.- Historia del Conocimiento
Si nos remontamos históricamente, el hombre, desde el inicio de los tiempos,
necesitó encontrar respuestas a preguntas acerca de su origen, su existencia y su destino
en el mundo. En estas preguntas debemos ver la motivación de su necesidad de
conocimiento sobre sí mismo, la naturaleza y el tiempo. Las respuestas elaboradas en
cada momento histórico permitieron al hombre explicar, predecir y actuar para asegurar
su supervivencia.

2.1.- Período Mítico


Sabemos que para el hombre mítico la naturaleza era reflejo de lo sagrado, y que
todo conocimiento se constituía en guía para interpretar el mundo reflejado en los
mitos. Los sacerdotes, como mediadores entre el hombre y lo sagrado, eran quienes
poseían estos conocimientos que les permitían predecir numerosos acontecimientos.
Las civilizaciones babilónicas y egipcias explicaron los fenómenos astrológicos
y desarrollaron principios algebraicos y geométricos partiendo de la interpretación de
los relatos míticos que se transmitían de generación en generación.
Los babilonios crearon el sistema sexagesimal con el que actualmente medimos
el tiempo y los ángulos, y registraron con mucha exactitud el movimientos de los
planetas y, hacia el 700 a.C. podían predecir eclipses.
Los egipcios fueron excelentes geómetras, lo que les permitió, entre otras cosas,
aprovechar para el riego las crecidas del Nilo.
Como podemos ver, las características de estos conocimientos que posibilitaban
saber algo sobre el mundo, las cosas y sus propiedades eran de carácter prácticos. Por
ello, el conocimiento mítico es considerado conocimiento instrumental o técnico.

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Este período suele denominarse como Ciencia Mítica, aunque esto no significa
que sus conocimientos sean científicos según lo que entendemos por ciencia a partir de
los griegos, quienes fueron los primeros en intentar sistematizar su conocimiento.
2.2.- Surgimiento de la Ciencia en Grecia
La actividad que hoy conocemos como ciencia fue definida por primera vez en
Grecia a partir de las ideas formuladas por Aristóteles y sus seguidores, quienes
llamaron episteme a todo conocimiento verdadero, firme y fundamentado y lo
distinguieron de doxa que representaba todo conocimiento vulgar y no fundamentado.
Las ideas fundamentales que nos legaron los griegos parten de la creencia que la
ciencia – episteme - es el conocimiento verdadero y cierto. Se la concibe como el ideal
y la perfección del conocimiento y se caracteriza por oposición a la opinión – doxa - que
puede ser verdadera o falsa.
La ciencia no puede dejar de ser verdadera. Esto quiere decir que la ciencia es
intrínsecamente infalible.
La ciencia no puede ocuparse de lo contingente, aquello que puede ser o no ser,
por lo que no podría tener otro objeto que lo que no puede dejar de ser, lo que es
necesario, lo que no puede ser de otro modo.
Como lo necesario, objeto de la ciencia, puede ser conocido de otro modo que
científicamente, para que el conocimiento merezca la denominación de ciencia,
no basta que el objeto conocido sea necesario, sino que se sepa porqué que es
necesario, esto es la causa que lo hace necesario. Es decir que una propiedad no se
conoce científicamente cuando se sabe qué ella es, sino porqué no puede ser de otra
manera.
La ciencia no es solamente conocimiento verdadero sino también un
conocimiento cierto. La causa es la razón del efecto, lo que lo explica y hace
inconcebible su negación.
Puede decirse que la necesidad que capta la ciencia es una necesidad lógica, la
que concatena las nociones, a semejanza de los teoremas matemáticos. Por lo tanto, la
conciencia de la necesidad de una afirmación es lo que caracteriza a la ciencia y por
ello alcanza la certidumbre y se eleva por encima del conocimiento empírico u opinión
verdadera.
La ciencia consiste en el conocimiento de lo universal ya que el objeto universal
es el único que puede considerarse necesario, porque no puede ser de otro modo, esto

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es, se produce en todos los casos, siempre y en todas partes y tiene su fundamento en su
esencia.
En resumen, Aristóteles diferencia a la ciencia de la opinión en que la ciencia
tiene por objeto lo universal y se adquiere por razones necesarias. Si la ciencia es un
conocimiento explicativo, fundado en razones, esas razones se sacan de una esencia, y
se manifiesta en relaciones necesarias y por lo tanto universales.
La causa, que hace el efecto de lo necesario y suministra la razón de la
afirmación de lo universal, no es nunca visible en sí misma.
Para reconocer una causa se necesitan reiteradas observaciones por medio de las
cuales se trate de alcanzar lo universal. De la repetición de los casos singulares se puede
inferir lo universal, pero hace falta para ello una operación del pensamiento que es la
inducción. “La inducción se eleva de los casos singulares a lo Universal” (Aristóteles)
Para que un conocimiento sea verdadero y firme debe estar fundamentado en
una explicación “causal”, desechando todo tipo de creencia no fundada. Esto explica
porqué los griegos abandonaron el mito como fundamento y pasaron a observar
detenidamente a la naturaleza para determinar las causas de su comportamiento. La
misión de la ciencia fue llegar a establecer los principios de las cosas que hacían posible
el “orden” de la naturaleza apelando a la observación y al pensamiento racional.
Sintetizando estas ideas se puede destacar que la ciencia se caracteriza porque su
conocimiento es universal, inmutable y causal y se obtiene racionalmente a partir de
observaciones.
Esto significó que la actividad científica pasó a ser propia de los hombres que
buscaban la naturaleza de las cosas apelando a la inteligencia pura, y que no estaban
motivados por necesidad ni placer, que sólo gozaban de ocio y ejercían su tarea de
manera liberal. Estos hombres eran los filósofos y se ocupaban de pensar racionalmente
acerca de las manifestaciones de los objetos naturales, desechando sus sensaciones
sensoriales para significar lo que percibían y establecer los principios universales.
Esta forma de investigar la naturaleza, no fue la única en el mundo griego, pero
sí fue la más relevante.
Así pudieron explicar la mayoría de los movimientos observables a simple vista,
lo que explicó porqué la física aristotélica tuvo fundamental influencia en Europa hasta
los primeros tiempos del Renacimiento.
Para explicar el método propuesto por los griegos para alcanzar el conocimiento
debemos recordar las ideas fundamentales de la física aristotélica sobre la naturaleza.

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Aristóteles platea una clara diferencia entre los seres naturales, tanto animados
como inanimados que son objeto de estudio de la ciencia y los seres artificiales que son
aquellos creados por el hombre.
Los seres naturales se comportan según sus principios internos intrínsecos
propios (su anima) y los artificiales carecen de este principio. Esta atribución de un
principio intrínseco formal, no material, que caracteriza al objeto, desde el más simple
hasta el más complejo y que lo capacita para realizar ciertas funciones, implica la
concepción del todo como algo más que la suma de las partes. Estas funciones no
dependen de la mayor o menor cantidad de partes del objeto sino de una jerarquización
de las mismas desde las más simples a las más complejas, desde la capacidad de
moverse de una piedra hasta la capacidad racional del hombre, por ejemplo.
El estudio de la physis (término griego para designar la naturaleza) corresponde
a la ciencia, que deberá contemplar los seres naturales para descubrir sus
comportamientos sin intervención humana. Para Aristóteles todo lo natural sobre la
Tierra estaba compuesto en distintas proporciones por cuatro elementos: tierra, agua,
aire y fuego; el Cielo estaba constituido por un solo elemento: el éter.
Este modo aristotélico de conocer, por lo tanto, exige la no utilización de ningún
mecanismo de intervención del hombre sobre los objetos naturales, como poleas o
palancas para forzar el movimiento, ya que se trata de comprender el movimiento
espontáneo propio de los mismos sin intervención humana.
El físico deberá explicar sólo las causas de los movimientos estelares y terrestres
y no ocuparse de las máquinas creadas por el hombre.
El estudio de los movimientos forzados por intervención del hombre quedaba en
el campo de la mecánica siendo materia de estudio de los artesanos y no de los físicos.
Recordando que, generalmente, los artesanos eran esclavos, se ve claramente la
diferencia entre el estudio de la física como actividad liberal de los filósofos y la
actividad de la mecánica ejercida por sujetos privados de derecho a una plena
ciudadanía.
A lo largo de la historia de la ciencia esta situación configura una constante, ya
que, como bien sabemos en la actualidad, siempre el conocimiento científico estuvo en
manos de los sectores sociales con más poder.
El método aristotélico de conocer a partir de la observación fue también llamado
animista u organicista, y por no apelar a soportes técnicos para su desarrollo, implicaba
una ciencia sin técnica. La actividad de los artesanos o ingenieros, que utilizaban

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ingenios mecánicos, sin apelar a ninguna teoría, se caracterizó por una técnica sin
ciencia. Esta situación cambia sustancialmente en la ciencia moderna.
La voluntad aristotélica de apelar a los datos sensibles para hacer inferencias,
desdeñaba no solo la manipulación mecánica sino también toda especulación teórica de
una disciplina formal como la matemática.
La física y la matemática tenían poca relación entre sí y por lo tanto, nos
encontramos frente a una física cualitativa que pretende conocer los fines del orden
natural pero no sus leyes.
La Naturaleza será contemplada racionalmente en la física antigua y medieval,
sin intervención experimental alguna.
Este modo de conocer obedecía a una lógica: todo conocimiento debía
obtenerse mediante inferencias lógicas inductivas que se transforman en principios
generales, es decir, a partir de la observación de casos particulares que se contemplan
sin intervención experimental.
La derrota de los griegos en su guerra contra Esparta en el año 431 a. C. y la
posterior incorporación de Grecia al imperio macedónico significó el inicio de la
declinación del prestigio de los filósofos ya que la sociedad de guerreros debió
adaptarse a una sociedad mercantil poco afecta a la especulación filosófica. Con la
muerte de Alejandro Magno en el 323 a. C. los griegos decidieron independizarse de los
macedonios iniciándose una reacción antimacedónica, y dado que Aristóteles había sido
tutor de Alejandro, esto le significó el destierro y su muerte en el exilio. Se produjo un
olvido de las ideas de este filósofo hasta que fueron recuperadas en el siglo XII.
2.3.- Período Helenístico
El período helenístico que abarcó desde el siglo II a. C hasta el siglo II d. C.
significó la primacía de Alejandría con un resurgimiento de la actividad cultural
marcada por la fundación de la Biblioteca de Alejandría que junto con la biblioteca hija
y la Acrópolis sumaría cerca 1.200.000 libros. Esto se extendió hasta el advenimiento
del imperio romano, que significó la declinación de Alejandría y la desaparición de su
Biblioteca durante un incendio en el siglo IV d. C.
Así se produjo la desaparición de gran parte del patrimonio cultural griego y el
estancamiento científico por más de cuatro siglos, ya que los romanos no eran proclives
a la ciencia por tener necesidades de orden práctico que los impulsó a desarrollar más el
Derecho.

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Este espíritu práctico y la primacía de las tres religiones monoteístas en la Edad
Media produjo un cambio en el modo de alcanzar el conocimiento ya que se enfocó el
análisis de los problemas desde la interpretación de los libros sagrados, y la ciencia
estuvo ligada a la Teología.
Una parte de los sabios alejandrinos pudo emigrar a Persia, en donde luego de la
traducción de los textos griegos al árabe, se produjo un resurgimiento científico hacia el
siglo XII llamado La era de Oro del Islam con la aparición de eminentes sabios. Gracias
a este movimiento y a su difusión en Occidente se recuperaron las obras de Aristóteles y
sus ideas de una ciencia marcada por la observación.
Esta nueva situación unida a la característica del hombre medieval mucho más
proclive al trabajo que el griego, relanzó el espíritu por conocer a la Naturaleza como
forma de resolver los problemas prácticos de la vida cotidiana.
Con la aparición de la burguesía y la creación de las ciudades los problemas a
resolver tienen que ver no solo con conocer sino también con la eficacia de las
soluciones para lograr la creación de riqueza.
Otra circunstancia que se suma al resurgimiento de un nuevo espíritu científico
fue la aceptación por parte de la autoridades de la Iglesia hacia mediados del siglo XIII
de la noción de vacío que hasta ese momento no entraba dentro de lo posible ya que el
mundo estaba hecho a semejanza de Dios y la nada no era concebible. Esta aceptación
produjo una nueva significación del cero en matemática, como representación de la
nada y posibilitó el desarrollo del Cálculo Operacional.
Se necesitaron aún dos siglos para que este nuevo espíritu científico diera sus
primeros frutos y se sistematizara esta nueva manera de obtener conocimiento científico
y se iniciara el período más importante de la ciencia que hoy llamamos Ciencia
Moderna.
2.4.- Ciencia Moderna
La publicación de la obra fundamental de Copérnico en 1534, en donde se
proponía el cambio de la concepción geocéntrica de la Tierra por una heliocéntrica
originó lo que posteriormente se conoce como la revolución copernicana, y fue un
desencadenante de la revolución científica de principios del siglo XVII.
Los argumentos aristotélicos basados en el movimiento natural perdían todo
sentido cuando se debía analizar la Tierra en movimiento. Debía construirse una física
de una Tierra móvil, que implicaría una nueva teoría general de los movimientos con

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características inerciales y que considerara también las características de la materia, del
espacio y del tiempo.
Empieza a predominar la idea de que los movimientos no se originan por un
principio intrínseco de los objetos sino por causas exteriores a los mismos como el
movimiento terrestre y sus consecuencias inerciales.
Se asigna a Galileo ser el iniciador de este cambio fundamental que dio origen a
la ciencia moderna, ya que parte de una posición opuesta a la de Aristóteles y muy
cercana a la postura de Arquímedes, otorgando un papel a las máquinas simples en el
estudio del movimiento. Comienza a estudiar el movimiento de los cuerpos utilizando el
plano inclinado, el péndulo, los imanes, etc., aprovechando la invención del telescopio
para estudiar el movimiento celeste. Esto marca una diferencia de actitud en el uso de
los objetos artificiales o fabricados por el hombre con gran desconfianza de los
escolásticos.
Esta actitud se ve favorecida con una nueva argumentación sostenida por de
diferentes autores del siglo XVII que consideraban a la Naturaleza desprovista de
“alma” (dejando esta característica sólo para los seres racionales) y compuesta por
objetos que funcionaban organizadamente a la manera de una máquina (la metáfora
utilizada para representar a la naturaleza era la de un reloj). Se sustituye así, el modelo
animista aristotélico de la naturaleza por el modelo mecanicista cartesiano.
Por otro lado, la experimentación con la naturaleza pone en estrecha relación la
técnica con la matemática, como única manera de traducir operacionalmente la
características del movimiento de un objeto.
Aunque este modo de conocer podría llamarse como cartesiano para aludir a
Descartes, quién impulsó la condición mecanicista de la naturaleza, es lícito
denominarlo como modo galileano por ser Galileo quién hizo jugar un papel
preponderante a la experimentación y a la matemática en la nueva forma de abordar el
conocimiento científico.
Galileo experimenta con planos inclinados de diferente ángulo como forma de
medir con más precisión la velocidad de los cuerpos en caída, y así poder confirmar
experimentalmente la validez de las hipótesis iniciales sobre dicho movimiento.
Esto significa que toda hipótesis explicativa de lo que la Naturaleza realiza
espontáneamente debe someterse a experimentos para su contraste empírico. A partir de
las hipótesis se formulan preguntas y se deducen consecuencias que deberán estar
formuladas de tal forma que puedan ser contrastadas empíricamente. Una vez realizados

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los experimentos que contesten a las preguntas por la afirmación o la negación de la
hipótesis se podrá incorporarse a la teoría correspondiente. Toda medición empírica se
expresa a partir del cálculo operacional, por lo que toda hipótesis de la Naturaleza debe
poder traducirse al lenguaje de los números y de las figuras, es decir, la matemática.
A Galileo se le atribuye la frase “la matemática es el lenguaje de la Naturaleza”.
La condición para acceder al conocimiento de la realidad física descansa en la
posibilidad de establecer relaciones cuantitativas entre los fenómenos y no
características cualitativas. Estamos en presencia de una “física cuantitativa”.
Esta forma de investigar se conoce como el método hipotético-deductivo
y caracteriza al método científico que utilizan la ciencia desde Galileo hasta nuestros
días. Todo investigador debía estar interesado en formular leyes deducidas
matemáticamente de las hipótesis y que sean confirmadas por la actividad empírica.
El éxito de este método y la creencia mecanicista cartesiana originó la
ramificación de la física en primer lugar - mecánica, termodinámica, electricidad, etc- y
luego de todos los campos científicos, al dividir al objeto de conocimiento para
desentrañar las leyes simples que lo organizaban y lo relacionaban con el resto de de los
objetos de la naturaleza.
Es así como nacieron las diferentes disciplinas y especializaciones que se
estudian en las universidades como forma de trasmitir un conocimiento cada vez más
vasto y complejo.
Volviendo al método científico galileano habría que agregar que las hipótesis no
necesariamente toman en cuenta las condiciones reales del fenómeno sino que pueden
formularse a partir de condiciones ideales del mismo.
Galileo formula una ley de caída libre de los objetos, que establece que los
cuerpos caen con una aceleración independiente de sus pesos, en el vacío, es decir, sin
considerar la resistencia del aire, por lo que las diferencias encontradas respecto de la
ley se atribuyen a la resistencia.
Otro ejemplo es el de la ley de inercia, estudiada por Galileo pero luego
formulada como ley por Descartes primero y Newton después, que señala que todo
cuerpo se mueve en línea recta y con velocidad uniforme, lo que indicaría la posibilidad
de movimiento perpetuo, si no existiera la resistencia del aire. Newton sostiene esta ley
pero mientras no haya una fuerza que obligue a modificar el movimiento y señala a la
fuerza de la gravedad como causa común del movimiento no inercial.

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Como vemos, son leyes que se cumplirían en condiciones ideales no verificables
experimentalmente.
Estos ejemplos de hipótesis que se verifican en condiciones ideales, se
multiplican a lo largo de la historia de los últimos cuatro siglos y constituyen las leyes
más fructíferas de la ciencia porque disparan la mayor cantidad de nuevas hipótesis.
Podemos resumir las características fundamentales heredadas de los griegos que
produjeron la ruptura epistemológica que significó el surgimiento de la ciencia
moderna diciendo que se basa en la razón. Su consecuencia directa fue el pensamiento
deductivo como forma de resolver los interrogantes, cuyas explicaciones y predicciones
comprobadas con la observación empírica se consideran universales y necesarias.
Otro legado de Grecia fueron los conceptos de la inteligibilidad de la naturaleza
que se alcanzaría a través de un sistema de ideas generales lógico, coherente y en
función del cual pueda explicarse toda experiencia y el de causalidad lineal como
determinante en la relación causa-efecto y su consecuencia directa de acumulación
continua de conocimientos.
El siglo XX probablemente marca un nuevo punto de inflexión en la ciencia con
el surgimiento de la teoría atómica y la de la relatividad de Einstein.
2.5.- Características del conocimiento científico
Como se puede observar en lo señalado hasta el momento, ciencia y poder son
dos conceptos asociados a la historia del conocimiento científico.
Puede señalarse que tanto la cultura occidental es producto de la ciencia como
que la ciencia es producto de la cultura occidental.
Existen ocho características que definen al conocimiento científico según un
planteo epistemológico tradicional:
1. Capacidad descriptiva, explicativa y predictiva. Esto es posible
mediante las leyes que expresan las relaciones entre los fenómenos
estudiados que permiten subsumir lo particular en lo general.
2. Carácter crítico. El pensamiento científico es problemático y
cuestionador, es un pensar interrogante. Se basa en la primacía de la
pregunta. Se antepone la duda yn la pregunta ante un fenómeno. Se trata
de una actitud de apertura hacia lo que no se sabe.
3. Aspiración hacia la universalidad. Un objeto de conocimiento es
científico siempre que provea información universalizable. Esto es, que

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pueda generar leyes generales. La ciencia no es sólo datos sino también
teoría sobre lo universal.
4. Saber fundamentado. El conocimiento tiene que ser fundamentado
lógica y empíricamente. La dimensión lógica del conocimiento implica
coherencia entre las proposiciones de una teoría de acuerdo con las leyes
de la lógica. La dimensión empírica implica que el conocimiento se
justifica por su contrastación en los hechos. Esta justificación dependerá
de los criterios de verdad de cada época histórica.
5. Carácter metódico. Un método (methodos) es un camino por medio del
cual aproximarse a lo que debe conocerse. El concepto de método es
central para llegar a lo verdadero. Desde Descartes el método significa
la exclusión del error mediante verificación y comprobación. Es así que
desde el Siglo XVII se reduce la verdad al método. Los pasos del
método son establecidos por la comunidad científica para asegurar la
certeza de los conocimientos.
6. Sistematicidad. Las teorías científicas son un cuerpo de conceptos que
integran un sistema y estás relacionados entre sí lógicamente. Esto
implica que los nuevos conocimientos deben integrarse lógicamente es
este sistema.
7. Comunicable mediante un lenguaje preciso. Si los enunciados cinéticos
deben justificarse sobre la lógica y la empiria es entendible que deban
formularse en un lenguaje preciso que impida una interpretación
equivocada. De esto surge la priorización del lenguaje matemático y
lógico.
8. Pretensión de objetividad. La objetividad significa prescindir de toda
referencia histórica y subjetiva en el conocimiento. Esto se traduce en la
necesidad de tomar distancia del objeto y adoptar una mirada de
observador neutral. Hoy se sabe que esto es imposible, por lo que se
habla de pretensión en el sentido de aspiración a la objetividad.
3.- El lenguaje de la Ciencia
El lenguaje de la ciencia, que pretende comunicar acerca de las teorías
científicas, se compone de argumentos o razonamientos más o menos complejos que
relacionan conceptos y que pretenden reflejar la verdad en forma coherente, simple y
con posibilidades de predicción.

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Las teorías deben propender a enunciarse en un lenguaje sencillo, general,
preciso y unívoco.
Para que los contenidos de la ciencia puedan difundirse a toda la comunidad
científica sin ningún tipo de interferencia el lenguaje científico debe utilizar códigos
lingüísticos comunes al emisor y al receptor.
Anteriormente destacamos que hacer ciencia es observar los hechos siguiendo
una metodología específica propia. Es así que la ciencia se deriva de los hechos.
Si esto es interpretado como que el conocimiento científico se construye
partiendo de los hechos y luego estableciendo la teoría que mejor se ajusta a los
mismos, estamos en un dilema: cada cultura establece los criterios de verdad y por ende,
nos permite interpretar los modelos de ajuste desde su propia mirada.
Estudiar cómo se construye el lenguaje científico implica hacer abstracción de
esta situación y centrarnos en la significación de ese término deriva. Para analizar esto
existe la Lógica, definida como la doctrina de la buena consecuencia que se ocupa de la
deducción de unos enunciados a partir de otros dados. Una de sus tareas es analizar el
proceso de aportar elementos de juicio a favor de determinada conclusión, y lo hace
estudiando argumentaciones o razonamientos.
Repasaremos ciertos aspectos elementales de la lógica que nos ayudarán a
comprender la validez o no de las afirmaciones científicas.
La lógica permite analizar la validez de un argumento centrándose
exclusivamente en su forma. Para esto, trata de ver si los razonamientos tienen una
forma correcta, esto es, si la argumentación es formalmente válida.
Hablar de validez de un razonamiento no implica decir nada sobre la veracidad
del mismo.
Analizaremos en primer lugar, antes de referirnos a la validez o la verosimilitud
de un razonamiento, las estructuras lógicas más simples que lo componen y cómo deben
relacionase éstas para culminar en un razonamiento válido.
3.1.- Términos, proposiciones y razonamientos
Los conceptos se expresan mediante términos, que son las estructuras
lógicas más elementales representadas por los signos lingüísticos.
Un término puede estar compuesto por una, dos o más palabras y expresan una
síntesis significativa.
Por ej.:
Pizarrón es un término

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Departamento de Psicología es un término
El término es el nombre de algo. Por lo tanto no podemos decir que los términos
sean verdaderos o falsos.
Las proposiciones son estructuras lógicas más o menos complejas compuestas
por términos y cuya propiedad fundamental es ser portadoras de verdad.
En la proposición se dice algo de los conceptos involucrados.
Por ej.:
El pizarrón está lleno de frases.
El pizarrón está lleno de frases y yo no tengo ganas de borrarlo.
Son dos proposiciones con diferentes grados de complejidad y pueden ser
verdaderas o falsas de acuerdo a si se corresponden con la realidad a la que hacen
referencia. Son intentos de describir la realidad, pero no constituyen aún u
razonamiento.
3.2.- Razonamientos, validez y verdad
Un razonamiento, también llamado argumento , argumentación o inferencia, es
un tipo especial de acto lingüístico que se caracteriza por la pretensión de quién lo
expresa de arribar a una conclusión.
Los razonamientos se componen por una secuencia de dos o más proposiciones
relacionadas de tal forma que a partir de las mismas puede inferirse una conclusión.
Esta inferencia se justifica a partir de haber aceptado algunas premisas.
Por ejemplo:
1. Todos los libros de lógica son complejos
2. Este es un libro de lógica
3. Este libro es complejo
En este argumento la afirmación 3 que es la conclusión se deriva de las
afirmaciones 1 y 2, llamadas premisas.
Todo razonamiento o argumentación de este tipo tiene en su formulación
términos puente como “se sigue”, “por lo tanto”, “ya que”, que significan que la
conclusión deriva de las premisas.
Entonces: un razonamiento es un conjunto de dos o más proposiciones, en el que
una de ellas queda justificada por las otras llamadas premisas, que obran como
elementos de juicio de una conclusión.
Los razonamientos no son ni verdaderos ni falsos, sólo pueden ser correctos o
incorrectos, válidos o no-válidos.

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Un razonamiento es válido si las premisas justifican la conclusión. Si alguna de
las premisas no justifica la conclusión el argumento no es válido.
Por ejemplo:
1. Muchos libros de lógica son complejos
2. Este libro es de lógica
3. Este libro es complejo.
Aunque las premisas 1 y 2 son verdaderas, la proposición 1 no justifica la
conclusión 3, porque muchos significa que puede haber algunos libros de lógica no
complejos.
También podríamos tener un argumento válido a partir de alguna premisa
no verdadera.
Por ejemplo:
1. Todos los hombres son inmortales
2. Fernando es un hombre
3. Fernando es inmortal
La proposición 1 es falsa pero la inferencia 3 es una conclusión válida.
Los ejemplos que vimos son exponentes de los tipos de argumentaciones
que utiliza la ciencia para elaborar teorías, y pueden agruparse en dos tipos de
argumentos principales: los argumentos deductivos que analiza la lógica deductiva y los
argumentos inductivos que son materia de la lógica inductiva.
3.3.- Argumentos deductivos y argumentos inductivos
Desde la época de Aristóteles los argumentos deductivos son los más valorados
por la ciencia, ya que surgen de la aplicación de conocimientos generales de veracidad
comprobada a casos particulares. Como vimos, estos argumentos se caracterizan por
garantizar la verdad de una conclusión a partir de las verdades de las premisas. Si las
premisas son verdaderas, la conclusión es necesariamente verdadera. Si bien puede
ocurrir que a partir de premisas falsas una conclusión puede ser verdadera o no, lo que
no puede ocurrir es que a partir de premisas verdaderas, la conclusión sea falsa.
Todo argumento deductivo válido es explicativo pero no establece ninguna
información nueva.
Para obtener información nueva que permita enriquecer una teoría científica es
necesario recurrir a un tipo de argumento en el que la conclusión contenga más
información que las premisas. Estos son los llamados argumentos inductivos y

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permiten, a partir del conocimiento de casos particulares inferir conocimientos
generales.
La validez de estos argumentos radica en que la verdad de las premisas apoyan
en “cierto grado” la verdad de la conclusión, es decir, la conclusión es probablemente
verdadera. Dicho de otra forma, la conclusión es verdadera con un cierto grado de
probabilidad. La conclusión se transforma de esta manera en una hipótesis probable.
Para establecer el grado de probabilidad que hace que una conclusión sea válida
se recurre a los procedimientos de decisión estadística.
Justificar todo nuevo conocimiento a partir del proceso inductivo fue la
manera que adoptó la ciencia neopositivista para legitimar todo aporte a una teoría. Esto
significa buscar las razones positivas para justificar el conocimiento.
3.4. El problema de la inducción. El falsacionismo de Popper.
Hume fue el primero en cuestionar la validez del razonamiento inductivo al
señalar que nada asegura que una gran cantidad de observaciones que avalan una
conclusión no asegura que no surja a posteriori alguna observación que la contradiga.
Esta crítica al inductivismo fue retomada por Popper quién propuso un nuevo
método para validar un nuevo conocimiento. En lugar de justificar una teoría desde la
inducción propone validar la misma por su condición de no haber sido falseada. Para
este investigador una teoría no es verificable en base a la generalización de casos
particulares, es decir, que la inducción es imposible.
El cambio que propone para validar una teoría es reemplazar la justificación por
la crítica de la misma proponiendo que toda teoría es mejor que una anterior cuando
supera mejor su posibilidad de ser falsa. Esto significa que todo nuevo conocimiento es
una hipótesis válida hasta tanto no sea demostrada ser falsa. La teoría se valida apelando
a razones críticas y no por justificación inductiva.
La ciencia progresa aplicando una metodología de ensayo y error para
incorporar nuevos conocimientos.
Este principio de decisión llamado principio de falsacionismo de Popper, en
conjunción con los aportes del estudio de la historia del conocimiento científico
realizado por T. Khun superaron en la segunda mitad del siglo XX las críticas que
surgieron a las posturas neopositivistas de los investigadores del llamado Círculo de
Viena cuya figura más representativa fue R. Carnap.
5.- Epistemología de las ciencias

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La Epistemología es el estudio del conocimiento científico a través de sus
condiciones de producción, validación y aplicación.
Es así que es posible diferenciar el conocimiento científico de otro tipo de
conocimiento como el filosófico, el religioso, el vulgar, etc.
Como se ha señalado previamente, el conocimiento científico se asienta en la
utilización de un método científico para alcanzarlo, siendo este método el que garantiza
la validez y la justificación empírica del mismo.
Hablar de metodología en cualquier campo de la ciencia es hablar de estrategias
y técnicas que permiten alcanzar un conocimiento válido que permita explicar, describir
y predecir los hechos investigados.
4.- Clasificación de las Ciencias
Podemos adoptar de la clasificación que propone Bunge dividiendo a las
ciencias a:
• Ciencia formales o Ideales
Tratan entes ideales que solo existen en la mente humana. Construyen sus
propios objetos de estudio. Inventan entes formales. Establecen las relaciones entre
ellos. Utilizan el método deductivo. Mantienen la coherencia del enunciado en un
conjunto de ideas. La verdad es relativa a ese sistema de ideas. Ej.: Matemática y
Lógica
• Ciencias Fácticas o Empíricas
Necesitan de la observación y de la experimentación. La inferencia científica
surge de una red de inferencias deductivas demostrativas. Verifican Hipótesis.
Sus principales características son:
a.- Fácticas. Parte de los hechos y vuelve a los mismos. Intenta descubrir
cómo son independientemente del valor emocional.
b.- Trascienden loa hechos. Predicen los hechos y los explican
c.- Analíticas. Abordan problemas circunscriptos. Intentan descubrir los
elementos que los componen y sus interrelaciones
d.- Especializada. Abordan una disciplina, aunque no impiden los abordajes
interdisciplinarios.
e.- Clara y precisa.
g.- Crea lenguajes artificiales.
h.- Abierta. No reconoce barreras que limiten el conocimiento
i.- Comunicable

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j.- Verificable
k.- General. Ignora el hecho aislado
l.- Legal. Busca las leyes de la naturaleza y de la cultura y las aplica
m.- Predictiva. Imagina como pudo ser su pasado y cómo podría ser su futuro
Estas ciencias pueden, a su vez, clasificarse en:
a.- Ciencias Naturales (Física, Química, Biología, etc).
Explican hechos-observables. Establecen leyes y teorías, con capacidad
predictiva. Son a-históricas.
Utilizan el método Hipotético-Deductivo a partir de experimentos. Método
experimental
b.- Ciencias Sociales (Filosofía, Historia, Psicología, etc).
Son históricas ya que dependen de un marco socio-cultural. Interpretan la
realidad. Utilizan el método Hermenéutico.
5.- El surgimiento de las Ciencias Sociales
La Revolución Francesa en el siglo XVIII y el desarrollo de la Revolución
Industrial del siglo XIX con la creciente expansión del sistema capitalista crearon
nuevas condiciones sociales, económicas y políticas. El ideal de la ciencia moderna de
aumentar el bienestar humano a partir de los nuevos conocimientos no se estaba
cumpliendo al producirse una concentración de la riqueza en unos pocos en detrimento
de la mayoría que vivía en la pobreza, el hacinamiento, la prostitución y la delincuencia.
La producción en fábricas en lugar del taller artesanal, cambia sustancialmente las
prácticas sociales, los vínculos humanos y las relaciones de poder.
Las ciudades se reestructuran con el surgimiento de la burguesía y el
proletariado, alterándose el equilibrio social establecido por el feudalismo apoyado por
principios religiosos que legitimaban el poder. La creciente tensión entre burgueses y
proletarios y la inherente inestabilidad de un sistema capitalista necesitado de cambios y
nuevas formas de producción más eficientes hicieron necesaria la irrupción de una
mirada científica sobre la sociedad y la conducta de sus integrantes.
El siglo XIX vio surgir numerosas disciplinas que se proponen realizar estudios
sobre nuevos objetos como los culturales, sociales y humanos para restablecer el
equilibrio perdido. Fue necesario definir los problemas sociales apelando a nuevos
enunciados, proposiciones e hipótesis que permitieran su estudio y adoptar un método
para su estudio.

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Las ciencias sociales adoptaron como método y arquetipo al que había resultado
tan exitoso en las ciencias naturales y que era sinónimo de cientificidad: el método
científico positivista despojado de toda especulación filosófica o metafísica. Priorizaron
la observación y medición cuantitativa como método, creando los conceptos que lo
hicieran posible. Es así que las teorías sociales se poblaron de conceptos y relaciones
que involucraban a fuerzas, energía, velocidad, aceleración, reacción, etc. tomados de la
física newtoniana.
Este panorama de las ciencias sociales empieza a cambiar en el siglo XX en el
que empieza a surgir la necesidad de que cada disciplina social cuente con una mirada
más ajustada a su objeto de estudio, por tratarse de estudios sobre la sociedad y sus
comportamientos realizados por sujetos inmersos en la misma sociedad con sus
condicionamientos culturales e ideológicos. Es así que el objeto del conocimiento de las
ciencias sociales posee una complejidad inherente a la multiplicidad de relaciones que
lo condicionan y que lo constituye como plurideterminado.
El nuevo método se basa en la necesidad de interpretar los hechos sociales
tomando en cuenta su complejidad sistémica para otorgar un sentido a los mismos que
complemente los aportes de la mirada reduccionista y simple del método positivista. Se
trata aportar una compresión del problema en detrimento de una explicación simplista
del mismo.
La explicación de un hecho social que es el objetivo del método tradicional cede
lugar a la comprensión del mismo en la nueva mirada metodológica, denominada
Hermenéutica.

6.- El Paradigma como organizador de la actividad científica: Thomas


Kuhn
La Filosofía de la Ciencia se enfrenta con problemas de la naturaleza de las
Ciencias y los cuestiones filosóficos que involucran. Esto fue tratado por distintas
corrientes filosóficas a lo largo de la historia. Es así que surgen los términos de
Racionalismo, Positivismo, Pragmatismo, Neopositivismo, etc.
La Epistemología es una rama de la filosofía abocada a la Teoría del
Conocimiento.
Desde una visión positivista de la ciencia, tanto el razonamiento hipotético-
deductivo como el razonamiento inductivo apelan a la coherencia lógica y/o a la

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contrastación empírica., sin tomar en cuenta las condiciones externas que condicionan el
desarrollo de la ciencia.
Para cumplir con este precepto los neo-positivistas dividieron el proceso del
conocimiento en dos contextos: el de descubrimiento y el de justificación dejando para
el primero toda la tarea que tiene contacto con los factores externos y postulando
siguiendo a Popper, como único ámbito del científico el último que consiste en aplicar
el razonamiento lógico matemático y la medición empírica.
Esto fue cuestionados por diferentes epistemólogos que estudiaron el desarrollo
de la ciencia dentro de un marco histórico y social y que confirmaron que la producción
científica es un emergente de un marco social, cultural, político, económico,
psicológico, etc.
Tomas Kuhn (1961) plantea, en su obra La estructura de las revoluciones
científicas un análisis histórico sobre el desarrollo de la ciencia, en el que sostiene que
las teorías no son simples construcciones lógicas de aplicación universal e inmutable.
Demuestra que la ciencia es una actividad humana que practican quienes han tenido una
educación previa y que viven en un contexto histórico, y que se impone por consenso
dentro de la comunidad científica y no por su grado de veracidad.
Para Kuhn la ciencia progresa a partir de revoluciones científicas en los que se
producen rupturas que promueven la emergencia de nuevas teorías.
El proceso se divide alternando períodos de Ciencia Normal dentro de los cuales
se desarrolla el conocimiento científico por acumulación, y revoluciones científicas.
Al caracterizar este proceso Kuhn introduce la noción de Paradigma, para
identificar a las teorías dominantes dentro de los prolongados períodos de ciencia
normal.
Un Paradigma en sentido amplio es el conjunto de valores, creencias, teorías y
técnicas que una comunidad científica comparte y que le marca el camino a seguir.
Los enigmas y problemas del conocimiento se resuelven con los recursos del
paradigma y la base empírica.
Cuando un paradigma no los resuelve se trata de una anomalía del mismo, y la
acumulación de anomalías produce la emergencia de teorías rivales, iniciando un
proceso de revolución.
Cuando una nueva teoría se impone por consenso de la comunidad científica se
instala como nuevo paradigma dando inicio a un nuevo período de ciencia normal.

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Desde este enfoque puede entenderse la evolución de la ciencia en diferentes
períodos históricos, y puede descartarse como único conocimiento científico al que
deviene de la Ciencia Moderna a partir del Siglo XVI.
6.1.- Hacia un nuevo paradigma.
La irrupción de la Mecánica Cuántica a principios del siglo XX y los desarrollos
de los principios de la relatividad de Einstein marcan los inicios de una nueva etapa.
Los descubrimientos de la teoría atómica determinaron que las partículas
atómicas no obedecen las leyes de Newton (!!) y aún más: las partículas se mueven
azarosamente. El azar no era considerado, hasta ese momento, como una posibilidad de
la ciencia,
Este descubrimiento incorporó al conocimiento la incertidumbre en lo más
profundo de la materia y derribó uno de los principios que de la ciencia moderna y que
los griegos habían legado: la universalidad de las leyes. En el núcleo de la materia no se
cumplen las leyes de la mecánica clásica.
En la misma época histórica S. Freud descubre una instancia en el
funcionamiento psíquico que es causa de incertidumbre en la conducta del hombre: el
inconciente.
Nuevamente puede reconocerse un momento histórico que enmarca un cambio
cultural que involucra a la noción de certeza y de verdad del conocimiento tanto en
ciencias naturales cuanto en ciencias sociales.
Estas anomalías de las teorías vigentes desencadenaron en el S.XX y hasta el
presente numerosos cuestionamientos desde diferentes ámbitos de la ciencia,
destacándose en las ciencias fisico-químicas I. Prigogine con su planteo de la flecha del
tiempo y en las ciencias sociales E. Morin con el planteo de la epistemología de la
complejidad.
Bibliografía de consulta
Chalmers A.E. (2002) ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?.Argentina: Ed. Siglo XXI
Diez J. y Moulines C.U. (1997) Fundamentos de la Filosofía de las Ciencia Barcelona:
Ed. Ariel
Durand S. E., Mombrú A. (Comp.)(2003) Encrucijadas del Pensamiento. Buenos
Aires: Ed. Gran Aldea
Durand S.E. (2009) La trama del saber humano. Buenos Aires. Ed. Gran Aldea
Valor J.A. (2002) Introducción a la metodología. Madrid: Ed Mínimo Tránsito

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