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Lo bueno y lo malo

La filosofía no tiene una respuesta única o definitiva sobre lo que es bueno o malo, ya que
hay muchas teorías éticas y morales diferentes en la filosofía.
Sin embargo, hay algunas perspectivas comunes que se pueden encontrar en la filosofía.
En general, se considera que lo "bueno" es algo que es valioso, deseable, útil o
satisfactorio, mientras que lo "malo" es algo que es perjudicial, doloroso, dañino o
indeseable.

Desde una perspectiva ética, algunas teorías argumentan que lo bueno se define por las
acciones que maximizan el bienestar o la felicidad de los individuos o de la sociedad en
general, mientras que otras sostienen que lo bueno es aquello que se ajusta a un conjunto
de principios morales universalmente aceptados.
En cuanto a lo que se considera malo, algunos argumentan que lo malo es todo lo que
causa sufrimiento, daño o injusticia, mientras que otros argumentan que lo malo es
cualquier cosa que se desvía de los principios morales aceptados.

Lo justo y lo injusto

La justicia es un concepto central en la filosofía y se refiere a la equidad, la imparcialidad y


la igualdad en el trato de los individuos. Desde la perspectiva filosófica, lo justo es aquello
que se ajusta a los principios de la justicia y que garantiza que todas las personas sean
tratadas de manera equitativa e igualitaria.
Por otro lado, lo injusto se refiere a aquello que se desvía de los principios de la justicia y
que implica un trato desigual, discriminatorio o inequitativo de las personas. Esto puede
incluir la violación de derechos, la discriminación por motivos de género, raza, religión,
orientación sexual, entre otros factores, o la aplicación arbitraria de normas y leyes.

Existen diferentes teorías filosóficas sobre lo que es justo e injusto, que pueden variar
según el enfoque ético, político o económico adoptado. Algunas teorías sostienen que lo
justo se define por el cumplimiento de los derechos y deberes de los individuos, mientras
que otras argumentan que lo justo se basa en la igualdad y la equidad en el reparto de los
recursos y oportunidades. En cualquier caso, la idea de la justicia implica la garantía de un
trato justo e igualitario para todas las personas, independientemente de sus características
personales o circunstancias.

Ni todo lo bueno es justo, ni todo lo malo es injusto

Se exponen tres posturas distintas respecto a esta cuestión, cada una con argumentos
propios y diferentes matices. A continuación, se presentará un resumen de las mismas,
seguido por una reflexión personal al respecto.

Ahrens, quien sostiene que todo lo que el hombre hace debe ser bueno, y que esté bien
comprende tanto lo que es justo como lo que es moral y religioso. Según esta perspectiva,
no hay acción humana que no esté encerrada en alguno de estos dos círculos: el de la
moralidad o el de la inmoralidad, el de la bondad o el de la maldad.
Por tanto, no hay ningún acto de derecho, ninguna relación jurídica, que no sea al mismo
tiempo moral o inmoral, buena o mala.
En este sentido, Ahrens formula dos reglas principales: todo lo que el derecho manda o
prohíbe, lo manda o prohíbe también la moral, pero no todo lo que la moral manda o
prohíbe lo manda o lo prohíbe el derecho. En otras palabras, el derecho queda incluido
completamente en la moral.

La segunda postura, semejante a la de Ahrens, es la de Roberto de Ruggiero. Este autor


afirma que, por regla general, lo que el derecho prescribe lo prescribe también la moral, ya
que no es consecuente que el primero contenga mandatos positivos o prohibiciones que
repugnan al sentido moral. Sin embargo, no todo lo que la moral prescribe lo prescribe
también el derecho, pues el campo de la moral es más vasto. A diferencia de Ahrens, De
Ruggiero admite excepciones en las que las normas jurídicas no interesan a la moral, como
las relativas a las formas de los actos, a los términos o a los procedimientos.

La tercera postura, expuesta por Leopoldo Baeza, rechaza la inclusión de la filosofía del
derecho en la moral. Baeza sostiene que no todo lo justo es bueno, ni todo lo injusto es
malo. Como ejemplo de esto, Baeza menciona el caso de una persona que se entrega a las
autoridades judiciales para compurgar una pena que corresponde a un delito que no ha
cometido, con el fin de liberar al verdadero culpable, por quien siente cariño, afecto o
compasión. Este acto puede ser todo lo bueno que se quiera, pero no se puede negar que
es injusto, pues la persona está asumiendo una responsabilidad que no le corresponde.
En mi opinión, ninguna de estas posturas es completamente satisfactoria. Si bien es cierto
que la justicia y la moral están estrechamente relacionadas, no se pueden identificar de
manera absoluta.

Por un lado, hay actos que pueden ser justos pero no necesariamente buenos, como el
caso mencionado por Baeza. Por otro lado, también pueden haber actos que sean buenos
pero no necesariamente justos. Por ejemplo, una persona puede ser muy bondadosa y
ayudar a los demás sin discriminación, pero esto no significa que esté contribuyendo a la
justicia.

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