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P. Guido Miglietta
Introducción
Es un principio práctico de guía del razonamiento moral para decidir sobre la licitud o
bondad de un acto, en los casos en que la obtención de un efecto bueno en sí, se acompaña de
efectos no queridos, secundarios o colaterales, que pueden dañar otro bien en la ejecusión del
mismo.
Este principio será llamado por los utilitaristas como Principo de la Bioética católica. Ha
sido precisamente la perspectiva católica de una Bioética personalista la que ha permitido subrayar
los elemento de orden antropológico que ponen en alto la defensa de la vida humana y el respeto de
la dignidad personal
A partir de esta perspectiva sale a la luz toda la riqueza antropológica del Principio de doble
efecto, en cuanto que al enfatizarse la tercera condición (causalidad de los medios), se subraya la
importancia de la no instrumentalización de la persona para obtener un bien y por tanto el respeto
de su dignidad, al no ser considerada ya como un medio sino como un fin. Esta perspectiva católica
chocará fuertemente con otras posturas éticas que niegan la existencia de los absolutos morales, es
decir, no hay actos intrínsecamente malos, actos que jamás puedan realizarse (¿experimentación de
embriones? ¿la eugenética? ¿la eutanasia?).
Es un principio que se fundamenta en el respeto de la vida humana, que no puede ser medio,
sino fin de todas nuestras acciones, por tanto tiene que considerarse los absolutos morales como
elemento integrante de este principio.
COOPERACIÓN AL MAL
No se trata de una cooperación formal (identificarse con el objetivo del mal), sino mas bien
una cooperación material (cuando uno ha colaborado, pero no teniendo como intención o fin el
mal).
La cooperación formal es siempre ilícita, es aquella en la que el mal es querido
voluntariamente; puede ser ya sea explícita, cuando la acción busca directamente el mal, o
implícita, cuando por su naturaleza o por las circunstancias, coopera necesariamente al mal.
La cooperación material, puede ser lícita cuando se cumplen las reglas del acto voluntario
indirecto y en el caso de la admisión del efecto malo proveniente de un acto moralmente bueno y a
su vez lícito. En este caso, la cooperación al mal se da sólo como una ayuda práctica, pero no
directa, ni tampoco orientada al mal (ni por su naturaleza, ni por la intención del agente)
Ej: la persona que vende un fusil de caza, que posteriormente el comprador usará para un homicidio.
Puede ser una cooperación mediata, cuando ofrece indirectamente a quien realiza la acción
los medios o instrumentos adecuados a laacción, o bien inmediata cuando se participa directamente
de la acción.