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HOMICIDIO

El homicidio doloso se regula en el art. 138.1 CP, tipo básico de los delitos contra la vida. La reforma del
2015 a introducido tipos agravados en el delito de homicidio, éste se castiga con una pena de prisión de hasta
22 años y medio cuando concurra alguna de las circunstancias del art. 140.1 CP:
- Cuando la víctima sea menor de 16 años o especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o
discapacidad.
- Cuando el hecho sea subsiguiente a un delito contra la libertad sexual que el autor hubiera cometido sobre
la víctima.
- Cuando el delito se hubiera cometido por quien perteneciere a un grupo u organización criminal.
- Cuando los hechos sean además constitutivos de un delito de atentado del art. 550 CP.
El homicidio es la muerte de un hombre por otro hombre (hominis caedes ab homine). Una cuestión
importante es desde qué momento protege el Derecho Penal la vida humana independiente. Dicha protección
tiene lugar desde el mismo momento del nacimiento, siendo indiferente su viabilidad. El nacimiento tiene
lugar con la completa separación del claustro materno.
El sujeto activo puede ser cualquier persona. Sin embargo, el sujeto pasivo puede dar lugar a diversas figuras
del homicidio stricto sensu. La reforma de 2015 castiga con la pena superior en grado el homicidio “cuando
los hechos sean además constitutivos de un delito de atentado del art. 550”. Los posibles sujetos pasivo se
ven aumentados en varios miles de personas tras la integración en el tipo de los miembros de la carrera
judicial y fiscal, y en cientos de miles más a tenso de los dispuesto en el art. 550.1 en relación con “los
funcionarios docentes o sanitarios que se hallen en el ejercicio de las funciones propias de su cargo, o con
ocasión de ellas”.
La conducta consiste en matar, es decir, acabar con la vida humana, admite tanto la forma activa como la
omisiva. En el último caso, el sujeto activo ha de encontrarse en posición de garante como consecuencia de
que exista una especial obligación legal o contractual de actuar o cuando el omitente haya creado una
ocasión de riesgo para el bien jurídicamente protegido mediante una acción u omisión precedente.
El homicidio es un delito de resultado, es necesario comprobar la existencia de una relación de causalidad
entre la acción y el resultado. Dentro de las teorías, se ha impuesto la de la equivalencia de condiciones o
conditio sine qua non, establece que una acción es causa del resultado si, suprimida mentalmente su
realización, éste no se hubiera producido. En tipo en los delitos de resultado no se conforma con la mera
causalidad natural, sino que partiendo de ésta requiere de un segundo requisito adicional: la imputación
objetiva del resultado a la acción conforme a criterios normativos jurídicos. Si falta la relación de causalidad
o de imputación objetiva, no habrá delito consumado.
El Tribunal Supremo siguió la teoría del versari aplicando el axioma causa causae est causa causati (quien
es causa de la causa es causa del mal causado). El Alto Tribunal distinguió entre causalidad material y
causalidad jurídica a la hora de establecer la relación entre la acción y el resultado.
En los tipos omisivos, la causalidad, debe tener carácter hipotético sobre la base de un juicio de alta
probabilidad.
Los tipos agravados se recogen en el art. 138.2 CP, permiten imponer la pena superior en grado. Contemplan
la concurrencia en la comisión de delito de oficio de una serie de circunstancias que establece el art. 140.1
CP:
- Víctima sea menor de 16 años de edad, o se trate de una persona especialmente vulnerable por razón de su
edad, enfermedad o discapacidad.
- Que el hecho fuera subsiguiente a un delito contra la libertad sexual que el autor hubiera cometido sobre la
víctima. Concurso de delitos.
- Que el delito se hubiere cometido por quien perteneciere a un grupo u organización criminal.
Organización criminal (art. 570 bis, 1, párrafo segundo), es la agrupación formada por más de dos
personas con carácter estable o por tiempo indefinido, que de manera concertada y coordinada se repartan
diversas tareas o funciones con el fin de cometer delitos. Grupo criminal (art. 570 ter 1) es la unión de dos
o más personas que, sin reunir alguna o algunas de las características de la organización criminal, tenga
por finalidad o por objeto la perpetración concertada de delitos. Este tipo agravado de homicidio contiene
el injusto del delito de homicidio y también el de pertenencia, la concurrencia entre el tipo agravado y el
posible concurso real deberá resolverse conforme al concurso de leyes o de delitos. Como regla general, se
ha venido considerando que los tipos agravados por pertenencia a grupo u organización criminal, deberían
ser ley especial espectro del concurso real. El art. 570 quáter 2, establece que en los casos en los que las

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conductas que castigan los arts. 570 bis y 570 ter, estuvieran comprendidos en otro precepto, se aplicará lo
dispuesto en el art. 8.4 CP que recoge el criterio de mayor sanción penal, es decir, hace una remisión
normativa al principio de alternatividad.
Cuando los hechos sean constitutivos de atentado del art. 550 CP. El tipo agravado tendrá lugar en los casos
en los que el homicidio tenga como sujeto pasivo a una autoridad, agente de esta o funcionario público en el
ejercicio de las funciones de su cargo o cuando el delito tenga lugar con ocasión de estas.

El tipo previsto en el art. 138 es un delito doloso que requiere conocimiento y voluntad de matar, es decir,
animus necandi . Se admite tanto la comisión con dolo directo o de primer grado, con dolo indirecto, de
segundo grado o de consecuencia necesaria, como con dolo eventual para supuestos en los que se acepta la
probabilidad de un resultado mortales. La distinción entre el homicidio doloso eventual y el cometido por
imprudencia grave, la jurisprudencia está de acuerdo con la teoría del consentimiento, y un sector de la
doctrina es partidario de la teoría de la probabilidad.
Una de las cuestiones más discutidas es la relativa a la prueba del dolo de matar (animus necandi),
fundamental a la hora de distinguir entre la comisión de un homicidio o de unas lesiones animus laedendi).
El TS establece los siguientes elementos diferenciadores: reiteración en el golpe, arma utilizada, zona del
cuerpo afectada, relaciones anteriores entre agresor y agredido.
El dolo tiene un elemento cognoscitivo y otro voltivo. En cuanto al primero, el falso conocimiento o
desconocimiento de alguno de los elementos del tipo objetivo, da lugar al error de tipo. Si el error de tipo es
invencible, determina la ausencia de dolo, excluyendo la responsabilidad. Si es vencible, el hecho será
punible como homicidio imprudente. Los supuestos más comunes de error de tipo son error in personam,
aberratio ictus o dolus generalis.
Los errores in personam son irrelevantes excepto si se trata de personas especialmente protegidas. Los
supuestos de aberratio ictus, o error en el golpe, son aquellos en los que el autor mata a una persona
diferente de la querida, por ejemplo, por mala puntería.
El error en el curso causal, o dolus generalis, se produce una desviación de este, que puede ser esencial o
relevante, o accesoria o irrelevante. En el último supuesto, seguido por la jurisprudencia, no se excluye el
dolo y el resultado es el conocido y deseado por el autor porque esa divergencia es de carácter no esencial,
dando lugar a un homicidio doloso consumado. En el otro supuesto, al ser el error de carácter esencial, se
produce una ruptura en el nexo causal que fundamenta la construcción del concurso ideal.
El homicidio imprudente se regula en el art. 142 CP. La reforma por LO 1/2015, de 30 de marzo, distingue
entre imprudencia grave y menos grave. La grave, se corresponde con la anterior temeraria, requiere no
haber adoptado las precauciones más elementales para evitar que la conducta realizada produzca la muerte.
El CP recoge el homicidio cometido por imprudencia profesional, al que añade la pena privativa de derechos
de inhabilitación para el ejercicio de profesión, oficio o cargo durante un periodo que puede llegar a los seis
años. La imprudencia menos grave requerirá no haber actuado como un ciudadano diligente o cuidadoso. En
ambas se contempla la posibilidad de que el homicidio se haya cometido utilizando un vehículo a motor o
ciclomotor, imponiendo en ese caso la pena de privación del derecho a conducir vehículos a otro o
ciclomotores por un periodo de hasta seis años. También se contempla la circunstancia de que el delito se
haya cometido utilizando un arma de fuego, imponiendo la pena de privación del derecho al porte o tenencia
de armas por un periodo de hasta seis años.
El delito por imprudencia menos grave solo será perseguible mediante denuncia de la persona agraviada o de
su representante legal.
El homicidio preterintencional se refiere a los casos en que, como consecuencia de la realización de unas
lesiones dolosas, se produce imprudentemente un resultado de muerte. Los hechos constituyen un delito de
homicidio imprudente en concurso ideal con el delito de lesiones dolosas.

CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN, AUTORÍA, PARTICIPACIÓN Y FORMAS DE


EJECUCIÓN:
Son posibles prácticamente todas las causas de justificación de la conducta y especialmente la de legítima
defensa. Plantea mayores problemas la aplicación de la circunstancia de actuar en ejercicio legítimo de un
derecho, oficio o cargo (art. 20.7), sobre todo en dos supuestos: el uso de la violencia por la autoridad o sus
agentes o cuando el resultado de muerte se produce con motivo de un tratamiento médico o quirúrgico.
En el primero, la jurisprudencia exige que la autoridad o sus agentes hagan un uso racional de la violencia y,
en este sentido, según el art. 5 de la LO 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, las
armas solo deben usarse en situaciones de riesgo racionalmente grave para la vida o la integridad tanto de la
autoridad como de terceras personas y siempre que exista un grave riesgo para la seguridad ciudadana,

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debiendo tratarse de una actuación conforme a los principios de oportunidad y proporcionalidad. Cuando se
produce un resultado de muerte sin ajustarse a los requisitos señalados no cabe aplicar ningún tipo de
atenuación, se trata de casos de exceso doloso, cuando el sujeto haya creído erróneamente que la violencia
utilizada era la necesaria, se debe tratar el supuesto como un error sobre los presupuestos de una causa de
justificación. En el segundo supuesto, si el médico no actúa conforme a la lex artis, cabe imputar el resultado
por imprudencia profesional, conforme a lo previsto en el art. 142 CP.
El delito de homicidio no presenta ningún problema de autoría o participación, admitiéndose la autoría
directa, la mediata, la coautoría, la inducción o la complicidad. En cuanto al iter criminis, son punibles los
actos preparatorios (art. 141) y caben las formas imperfectas de ejecución.

La pena es de 10 a 15 años de prisión, que puede llegar hasta los 22’5 años si concurre alguna circunstancia
del art. 140.1 CP o cuando los hechos sean, además, constitutivos de un delito de atentado del art. 550 CP. La
pena es de 1 a 4 años para el delito cometido por imprudencia grave y de multa de 3 a 18 meses en el caso de
imprudencia menos grave. Si el delito se comete utilizando un vehículo de motor o ciclomotor o arma de
fuego, además se añade la pena de privación del derecho a conducir o a la tenencia de armas y, en el caso de
imprudencia profesional, se impone la de inhabilitación para el ejercicio de la profesión por un periodo de 3
a 6 años.
En cuanto a los concursos, el homicidio está siempre en relación de subsidiariedad con el resto de los delitos
contra la vida, es decir, que solo se aplica en defecto de los delitos de asesinato o inducción y auxilio al
suicidio o respecto a los casos cualificados en razón del sujeto pasivo como el homicidio del Jefe de Estado.
Puede concurrir con cualquier otro tipo delictivo, y hay que señalar que la jurisprudencia suele considerar
que hay tantos delitos de homicidio como muertes se hayan causado.

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