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ASESINATO

Se regula en el art. 139.1, consiste en dar muerte a otra persona pero por determinados medio o formas que lo
distinguen del tipo de homicidio. Estos medios son la alevosía, el precio, recompensa o promesa y el
ensañamiento. La reforma del 2015 ha añadido facilitar la comisión de otro delito o evitar que se descubra.
También se ha introducido un tipo agravado de asesinato, que permite imponer la pena de prisión permanente
revisarle, cuando concurran las circunstancias del art. 140.1. El aspecto objetivo del delito de asesinato
coincide con el del homicidio.
El CP de 1995 redujo a tres las circunstancias del delito de asesinato, desaparecieron las circunstancias de
premeditación, veneno, inundación, incendio y explosivo.

Alevosía:
Se define en el art. 22.1 CP:

Hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas empleando en la ejecución
medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona
pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido.

Es una circunstancia de carácter mixto, objetivo-subjetiva.


Se distinguen tres modalidades de alevosía:
a) Alevosía proditoria, equivalente a la traiciónalo y que incluye a acechanza, insidia, emboscada o celada,
situaciones en que el sujeto agresor se oculta y cae sobre la víctima en momento y lugar que aquella no
espera.
b) Alevosía súbita o inopinada, también llamada sorpresiva, en la que el sujeto activo, aun a la vista o en
presencia de la víctima, no descubre sus intenciones y aprovechando la confianza de aquella actúa de
forma imprevista, fulgurante y repentina. Es el carácter sorpresivo de la agresión lo que suprime la
posibilidad de defensa, pues quien no espera el ataque difícilmente puede prepararse contra él y
reaccionar en consecuencia.
c) Alevosía de desvalimiento, en que el sujeto agente aprovecha una situación de absoluto desamparo de la
víctima como acontece en casos de niños de corta edad, ancianos debilitados, enfermas graves o
personas ebrias en fase letárgica o comatosa, dormidas o privadas de conocimiento.
En cuando a atenuantes del art. 21, se mantiene su compatibilidad con la eximente completa o incompleta de
anomalía o alteración psíquica y trastorno mental transitorio; con la intoxicación por consumo de bebidas
alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos,
y con el arrebato, obcecación u otro estado pasional.

Precio, recompensa o promesa:


La agravación resulta del objetivo de intentar conseguir un beneficio económico de la realización del delito.
La circunstancia se aplica tanto al que ofrece el precio como al que lo recibe.
Es compatible con el resto de circunstancias del asesinato.

Ensañamiento:
Está recogido en la tercera circunstancia del art. 139 CP, supone el aumento deliberado e inhumano del dolor
del ofendido. Es una circunstancia eminentemente subjetiva, que denota crueldad en el culpable y una
especial saña. Procura a la víctima un estado agónico largo y agudizado, convirtiendo la muerte en espantosa.
El CP también se refiere al ensañamiento en el art. 22.5, dentro de las circunstancias agravantes de la
responsabilidad criminal, definiéndolo como el aumento del sufrimiento de la víctima, causando a ésta
padecimientos innecesarios para la ejecución del delito.
El dolor podrá ser físico o psíquico, debiendo prolongar la agonía de la víctima, por lo que deberá llevarse a
cabo antes de la muerte y no después.
Esta circunstancia del asesinato es compatible con la de alevosía y con la de precio.
Las circunstancias de alevosía y ensañamiento constituyen medios de ejecución delictiva. En la primera,
asegurando sin riesgo la ejecución. En la segunda, aumentando el dolor. Llevarla a cabo por precio,
recompensa o promesa, supone una ejecución por móviles abyectos.

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La alevosía es de carácter mixto, y el ensañamiento de carácter subjetivo, así como el precio, recompensa o
promesa.
El art. 139.2 CP permite imponer la pena en su mitad superior, cuando concurran más de una de las
circunstancias previstas en el apartado anterior.

Para facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra:


La reforma del 2015 incorpora esta nueva circunstancia. Contempla dos supuestos:
- Matar para facilitar la comisión de otro delito, lo que convertirá el homicidio en asesinato será la finalidad
con la que actúa el autor del delito para facilitar la comisión de otro delito. La diferenciación afecta al tipo
subjetivo. Esta modalidad se consumará cuando se produzca el resultado de muerte, no siendo necesaria la
consumación del delito que se pretende favorecer la muerte.
- Matar para evitar el descubrimiento de ese otro delito.
El art. 140.1 cárstica con la pena de cadena perpetua revisable el asesinato en el que concurra alguna de las
siguientes circunstancias:
- Víctima menor de 16 años de edad, o persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad
o discapacidad.
- El hecho fuera subsiguiente a un delito contra la libertad sexual que el autor hubiera cometido sobre la
víctima.
- El delito se hubiera cometido por quien perteneciere a un grupo u organización criminal.
El el homicidio, cuando concurran, la pena podrá llegar hasta los 22’5 años de prisión, mientras que si
concurren en el asesinato, la pena será de prisión permanente revisable.
El art. 140.2 castiga con la pena de prisión permanente revisable al reo de asesinato que hubiera sido
condenado por la muerte de más de dos personas. Se habla de “asesinatos reiterados o cometidos en serie”.
El Consejo General del Poder Judicial considera el concurso de tres delitos de asesinato del art. 139.1 CP.

El asesinato requiere dolo directo de matar concurriendo alguna de las circunstancias antes examinadas.
El art. 65 CP establece:

1. Las circunstancias agravantes o atenuantes que consistan en cualquier causa de naturaleza personal,
agravarán o atenuarán la responsabilidad solo de aquellos en quienes concurran. 2. Las que consistan en la
ejecución material del hecho o en los medios empleados para realizarla, servirán únicamente para agravar o
atenuar la responsabilidad de los que hayan tenido conocimiento de ellas en el momento de la acción o de su
cooperación para el delito. 3. Cuando en el inductor o en el cooperador necesario no concurran las
condiciones, cualidades o relaciones personales que fundamentan la culpabilidad del autor, los jefes o tribunales
podrán imponer la pena inferior en grado a la señalada por la ley para la infracción de que se trate.

En relación con el “iter criminis”, el asesinato admite las formas imperfectas de ejecución en forma de
tentativa inacabada o acabada. El art. 141 prevé la punición de los actos preparatorios. Dicho precepto
contempla, que la voluntad de los sujetos abarque las circunstancias del asesinato si de este tipo se tratase, o
la agravación prevista en el art. 139.2 CP en su caso.
Pueden admitirse formas imperfectas en la ejecución respecto de las circunstancias, optando por la solución
negativa y calificando estos supuestos de homicidio consumado. Otro supuesto controvertido sería aquel en
que la circunstancia se consuma, pero no el resultado de muerte. La solución correcta es el concurso ideal
entre tentativa de asesinato y homicidio consumado.
Si entre la acción y el resultado media un determinado lapso de tiempo, nada impedirá la aplicación del
concurso real.

La LO 1/2015, de 30 de marzo, ha agravado la pena del asesinato, que se castiga con una pena de 15 a 25
años de prisión. Se impondrá en su mitad superior cuando concurra más de una circunstancia. El art. 140
introduce un asesinato hiperagravado, con pena de prisión permanente revisable.
En el supuesto de concurso entre delito de asesinato y el de inhumaciones ilegales, existen dos posturas
mantenidas por la doctrina y la jurisprudencia, a saber: la de autoencubrimiento impune, en base al principio
de no exigibilidad, y la del concurso, en razón a los dos bienes jurídicos lesionados: la vida y la salud
pública.

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