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Los comienzos de la microscopía óptica se le atribuyen al holandés Zacharias Janssen en

el siglo XVI, cuando crea un simple microscopio formado por un tubo al que le acopla
varias lentes. A este ingenioso inventor se le sumarían, con posterioridad, el magno
Galileo, el naturalista Swammerdam, el botánico Grew y los anatomistas Graaf y Malpighi.
No obstante, no fue hasta la noble publicación de Robert Hooke (1665), Micrographia,
cuando se apreciaron las bondades de este instrumental para el estudio de la constitución
interna de la materia, el entendimiento de una nueva visión mecanicista de la naturaleza y
para remarcar la importancia de la observación y experimentación en el ámbito natural
(Ordónez et al., 2008). Se había desarrollado como tal el microscopio compuesto.

Las primeras observaciones de material constituido por seres unicelulares llegarán de la


mano de un coetáneo de Hooke, el comerciante holandés Antony van Leeuwenhoek.

Su diseño (figura 3), elaborado a partir de las reflexiones que Hooke introduce en su obra,
a base de una doble pletina que embutía un cristal de roca pulido que actuaba como
lente, permitió la observación de pequeños organismos invisibles al ojo humano, los
llamados animálculos (Robertson, 2015; Stong, 1996; Cyrulies y Schamne, 2014; Garrido
y Barcia, 2011). Los primeros exámenes, llevados a cabo en gotas de agua procedente de
una charca, permitieron la observación de lo que siglos después pasarían a definirse
como protozoos y rotíferos. Las mejoras que llevaría posteriormente el microscopio
desarrollado por Hooke revelarían a los ojos de todos los estudiosos un universo
infinitamente pequeño, que abriría una nueva puerta a la ciencia y con ello el avance de
otras disciplinas, la microbiología y la citología.
Aun siendo muy común en los centros de enseñanza secundaria el empleo del
microscopio, todavía podemos encontrar dificultades en su adquisición. No obstante, con
ingenio y algo de creatividad a la espera de la compra futura, proponemos en este
apartado seguir los pasos de Leeuwenhoek en la construcción de un microscopio simple
de corta distancia focal, asociado a la cámara de un smartphone comercial (modificación
de Cyrulies y Schamne, 2014). La capacidad de aumento de nuestro equipamiento va a
consistir en una lente, de las que se alojan en el interior de un puntero láser; si bien puede
adquirirse comercialmente.
Para la elaboración se han utilizado los siguientes elementos, que pueden comprarse en
cualquier almacén de ferretería:

 1 tablero de ocume de 5 mm de grosor (140×140 mm).


 1 plancha de metacrilato de 1 mm de grosor (140×140 mm).
 1 plancha de metacrilato de 1 mm de grosor (140×50 mm).
 3 tornillos de rosca (6×100 mm).
 8 tuercas de 6 mm de diámetro interno.
 10 arandelas de 6 mm de diámetro interno.
 2 palometas de 6 mm de diámetro interno.

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