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ESFERA PERCEPTUAL

Las capacidades sensorio-perceptuales y cognitivas de la persona, se observa


la adecuación de las funciones visuales, auditivas, gustativas, táctiles y
olfativas comprobando si existe alguna prótesis para la corrección de las
mismas en caso de ser necesario, en los demás sentidos se evalúa la
sensibilidad a el frio, el calor y a los olores, existencia o no de dolor.

El fenómeno de la percepción se refiere a la toma de conocimiento de los


datos sensoriales de nuestro mundo. La percepción igual que la conciencia y la
atención, está estrechamente relacionadas con la memoria. Las principales
alteraciones perceptivas se clasifican en:

Alucinaciones: Percepción sin objeto y con convencimiento de la realidad del


fenómeno por parte del sujeto que la sufre.

Pseudoalucinaciones: Percepción sin objeto que responde a vivencias


imaginadas que frecuentemente aparecen en el espacio interno del sujeto.

Alucinosis: Percepciones sin objeto pero criticadas correctamente por el sujeto


que vive el fenómeno como patológico. Ilusión: Falsificación o deformación de
una percepción real. Hay la presencia efectiva de un dato sensorial con
deformación de lo percibido.

La teoría de la percepción directa considera que la percepción es la captación


directa de la información ambiental contenida en el flujo estimular. Es decir,
supone que la extracción de información ambiental, significativa en si misma,
tiene lugar sin que medie ningún proceso interno. En general, una teoría que
se centrase exclusivamente en el estímulo no propondría inferencia alguna,
simplemente podría considerar que el sistema perceptual se halla
preprogramado de modo natural, de forma que, determinadas propiedades
del estimulo, darian lugar a ciertos fenómenos perceptivos. Según esto, el
trabajo de la Psicología consistirá en investigar las relaciones funcionales por
las cuales determinados estimulos producirían ciertas percepciones.

La percepción auditiva de los fetos es precoz y recoge particularmente,


vocalizaciones humanas y sonidos rítmicos. La percepción visual de los bebés
es más rudimentaria que la auditiva, pero tiene sus tenues manifestaciones ya
desde el momento de nacer, como muestra la prueba de Brazelton. En sus
momentos de alerta, los niños barren con sus ojos el entorno cercano y se
detienen particularmente en los bordes de los objetos y en los puntos de
contraste. Otro dominio perceptivo que cuando se nace está más desarrollado
que el auditivo y que el visual es el cenestésico, como se ha visto en las
experiencias de contacto piel a piel entre madre y recién nacido (Winberg y De
Château). Establecer la lista de las reacciones perceptivas neonatales no es
suficiente; deberíamos disponer de una teoría que explicase sus
características y cómo a partir de aquí establecer un modelo sobre su
desarrollo. No existe tal teoría que abarque globalmente todo el campo
perceptivo aunque las neurociencias trabajan intensamente en esta dirección.

Antes de entrar en los detalles del desarrollo visual y auditivo, hemos de


abordar los aspectos metodológicos subyacentes. Los presupuestos de partida
son: el investigador de la percepción es un observador del sistema; ha de
seleccionar las conductas o reacciones del organismo que pueden ser
relacionadas con los fenómenos que suceden fuera del mismo; cuando es él
quien los manipula, se convierte en experimentador. Además, debe anticipar
una teoría acerca de lo que es capaz de percibir el organismo; sólo así es
justificable la elección de tal o cual fenómeno. Este último, tratándose de
niños, ha de ser un evento breve y destacable y que afecte a una sola
dimensión de lo visual o auditivo. Por ejemplo: percepción visual de la
distancia, del tamaño de un objeto, percepción auditiva de un fonema, etc.
Finalmente, debe vincular la reacción sistemáticamente observada a las
capacidades perceptivas del organismo predichas por su teoría, distinguiendo
la reacción típica de otras que pueden aparecer ocasionalmente.
Los investigadores del desarrollo perceptivo han creado un formato
experimental bastante satisfactorio para las modalidades visual y auditiva. Es
el llamado paradigma de habituación/deshabituación. Como su nombre
indica, consiste en habituar a un bebé a un fenómeno perceptivo y, después
de alterarlo, evaluar finamente su reacción.

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