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org/2017/03/puede-fallar-el-convenio-sobre-la-
responsabilidad-internacional-por-danos-causados-por-objetos-espaciales/

El procedimiento
¿Qué hago, entonces, si se me cae un pedazo de satélite en mi patio? El
procedimiento es el siguiente:
1. Reclamar al Estado de lanzamiento. Se cuenta con el plazo de un año
para reclamar, a través de su propio Estado, el que procederá por la vía
diplomática (El convenio no exige que se hayan agotado los recursos del
derecho interno, pero se les faculta para hacer valer alternativamente la
responsabilidad a través de los tribunales u órganos administrativos del
Estado responsable).
2. Este reclamo pueden ejercerlo las personas tanto físicas como jurídicas
que sufran un daño.
3. El Convenio aplica el principio de reparación integral del daño,
establecido en su artículo 12, como vimos en el apartado anterior.
4. Como también vimos, la indemnización se pagará en la moneda del
Estado demandante o, si ese Estado así lo pide, en la moneda del Estado
que deba pagar la indemnización.
5. Si el reclamo efectuado por vía diplomática no prospera, deberá
constituirse una Comisión de Reclamaciones, que decidirá los
fundamentos de la reclamación de indemnización y determinará, en su
caso, la cuantía de la indemnización.
6. La Comisión publicará su decisión o laudo.
¿SE ASEGURAN LOS SATÉLITES?
Al igual que los autos, los satélites también tienen seguros. Debido al avance de
las actividades comerciales en el Espacio, y teniendo en cuenta que ellas son
extremadamente riesgosas, surgió la necesidad de crear un tipo de seguro
comercial que cubra las actividades espaciales.
Existen cuatro tipos de cobertura de seguros clave para considerar: pre
lanzamiento, lanzamiento, en órbita, y responsabilidad civil. Veamos en detalle
cada uno de ellos:
Pre-lanzamiento: Esta parte de la póliza cubre el satélite por los daños sufridos
mientras está en la Tierra. Abarca desde el momento en que deja las instalaciones
del fabricante hasta que se entrega en el sitio de lanzamiento.
Lanzamiento: Si algo puede salir mal, hay muchas posibilidades que sea en esta
etapa. En esta parte de la cobertura, el satélite está cubierto por cualquier daño
debido al fallo de lanzamiento.
En órbita: Aquí, el satélite está cubierto por pérdidas físicas, daños y fallas durante
su tiempo en órbita.
Responsabilidad Civil (seguro contra terceros): Este es otro elemento muy
importante de la cobertura del satélite, que abarca la responsabilidad por daños
materiales y lesiones corporales a terceros. Por ejemplo, si las piezas cayeron
durante el lanzamiento y rompieron el techo de una casa.
CASOS
Ok, ¿pero alguna vez se aplicó el Convenio sobre Responsabilidad a un caso
concreto? Sí. Se utilizó en varias ocasiones; la más relevante fue en 1978, cuando
un satélite soviético que reingresó a la atmósfera se estrelló en el norte de
Canadá. El satélite en cuestión era el Cosmos 954, y contaba con una
particularidad: llevaba a bordo un reactor nuclear, que contaminó con residuos
radioactivos el área donde cayó.
Ante este hecho, Canadá presentó por vía diplomática un reclamo de
indemnización por daños contra la URSS, de acuerdo con el artículo XI del
Convenio de Responsabilidad. En la demanda se sostenía que los residuos
radioactivos del Cosmos 954 que se esparcieron por territorio canadiense
constituían un daño en los términos del artículo I del Convenio de Responsabilidad,
por lo que era necesario una indemnización económica.
El incidente del Cosmos 954 introdujo un precedente normativo sobre cómo deben
actuar los Estados con respecto a los accidentes de satélites; esas pautas se
relacionan con las obligaciones de: a) el deber de poner sobre aviso; b) el deber
de proveer información; c) el deber de limpiar; d) el deber de compensar los
daños[3].

Diagrama del Cosmos 954 y uno de sus fragmentos en suelo canadiense (1978)

Fragmento del motor del cohete Larga Marcha chino (2015)


Un caso donde pudo aplicarse la segunda situación (responsabilidad subjetiva) fue
el que se produjo cuando chocaron, en órbita baja, un satélite norteamericano de
comunicaciones, el Iridium 33 y uno ruso, el Cosmos 2251, sobre Siberia. Pero
pese a que ambas partes reconocieron la colisión, no se realizaron gestiones
diplomáticas para reclamar el pago de una indemnización.
Se esgrimen varias razones por las cuales no se iniciaron acciones de reclamo. Por
un lado, que el satélite Iridium 33 contaba con un seguro que cubría los gastos.
Por el otro, que la empresa Iridium LLC debía demostrar que la Federación Rusa
fue culpable de la colisión. Pero Rusia declaró rápidamente que el Cosmos 2251
era un satélite abandonado e incapaz de ser maniobrado, y afirmó que no tenía
obligación bajo el derecho internacional de disponer de él luego de ser desechado
en el Espacio. Es por ello que Rusia trasladó la culpa por el incidente a la empresa
Iridium, ya que no pudo maniobrar su satélite, a fin de evitar la colisión.

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