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GUIA PARA HACER EL CUARTO PASO

QUINTA SANTA MARIA

Esta Guía está basada en el Capítulo 5 del Libro AA.


Para su elaboración su utilizaron partes de los siguientes libros:
Alcohólicos Anónimos
Un programa para ti (Editado por Hazelden)
Guía diseñada del Libro Grande (Editado por Hazelden)
Step 4 (Editado por Hazelden)

Abril, 2007
Primera Edición
GUIA PARA HACER EL CUARTO PASO

Lo que realmente queremos es estar a gusto con nosotros mismos.


Todos pensamos que podríamos lograrlo con el consumo de drogas y
alcohol. Algunas veces sucedió así, pero siempre por poco tiempo, tan sólo
para que después regresara un desprecio más fuerte hacia nosotros mismos.

No importa cuál haya sido nuestra historia, generalmente empezamos el


Programa de los Doce Pasos con dudas y con negación.

Nuestra negación aparece en los pasos Uno, Dos y Tres. Negamos


que éramos impotentes ante el alcohol y las drogas. Negamos que nuestra
vida se había vuelto ingobernable. Negamos que alguien o algo pudiera ser
superior a nosotros y que lo necesitáramos. Negamos la posibilidad de
depender de un Poder Superior. Negamos y nos resistimos.

Al completar los Pasos Uno, Dos y Tres has logrado hacer grandes
progresos. Has admitido que tienes un problema; has desarrollado cierta
confianza en un Poder Superior y estás dispuesto a aceptar la guía o la
ayuda de otras personas y de ese Poder Superior. Has tenido que empezar
tu vida nuevamente dejando atrás a tus amigos más cercanos: el alcohol y
la sustancia.

Los primeros Tres Pasos fueron la preparación necesaria para llegar al


Cuarto Paso.

En el Cuarto Paso te verás frente a frente contigo mismo y verás con


honestidad qué es lo que te ha convertido en la persona que ahora eres. El
Cuarto Paso consiste en mirar sin contemplaciones quién has sido quién
eres y quién quieres ser en el futuro.

Cuarto Paso: Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de


nosotros mismos.

El Cuarto Paso es una limpieza de la casa que nunca habíamos


intentado. La idea de un inventario moral significa examinar las mercancías
que tenemos guardadas, al igual que sucede al hacer un inventario en
cualquier negocio.

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Aunque la decisión de poner nuestra vida y nuestra voluntad al cuidado
de un Poder Superior fue un paso fundamental y decisivo, su efecto
permanente no puede ser mucho, a menos que sea seguido inmediatamente
por un esfuerzo enérgico para encarar lo que hay en nosotros y que
obstaculizaba nuestro progreso, para después poder desprendernos de
dichos obstáculos. El alcohol y la droga que consumíamos no eran más que
un síntoma; por lo tanto, tenemos que ir a las causas.

El Cuarto Paso promete los siguientes beneficios:

1.- Aprender de la honestidad.


2.- Eliminar el poder que tiene el pasado sobre nosotros.
3.- Aprender de la humildad.
4.- Sentar las bases para los pasos siguientes.

Aprender de la honestidad.

En una inmensa mayoría, los adictos somos mentirosos. Mentimos sobre


el dinero, mentimos por una dosis, mentimos por un trago; mentimos para
salir de un problema, mentimos sobre la cantidad que ingerimos; mentimos
para ser aceptados por la gente. Mentir se volvió una parte tan nuestra, que
acabamos mintiendo sobre cosas estúpidas y sin importancia. Nos volvimos
expertos en mentirle a otros, pero también expertos en mentirnos a nosotros
mismos.

Un inventario requiere una total honestidad. Probablemente ya has


hecho progresos en la honestidad desde que dejaste de consumir, y el
Cuarto Paso es una gran oportunidad para incrementar esta cualidad.

Hacer un inventario totalmente honesto para nosotros mismos, vuelve


más fácil el que seamos honestos en las cosas de nuestro diario vivir.

Eliminar el poder que tiene el pasado sobre nosotros.

Muchos de nosotros tenemos mucha vergüenza de nuestro pasado,


provocada especialmente por nuestro comportamiento cuando
consumíamos. Sentimos un hueco en el estómago cuando recordamos.

Repetimos imágenes en nuestro cerebro de nuestro comportamiento


pasado, que solamente nos sirven para seguirnos dañando. En mucha
medida, el pasado controla lo que somos ahora, porque al parecer no
podemos desprendernos de él.

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El inventario personal nos ayuda a soltarlo. Al poner nuestros secretos
por escrito hacemos una limpieza. Tal vez nos sorprenda ver que muchos
de los secretos que considerábamos terribles disminuyen notablemente al
ponerlos en el papel. Sobre todo, este es nuestro primer intento para dejar
atrás nuestro pasado de una vez por todas.

Aprender la humildad.

Los alcohólicos y los adictos, cuando llegamos al programa,


pensábamos que nosotros estábamos bien y los que estaban mal eran los
otros; o que nosotros estábamos mal pero que los otros estaban peor, o algo
similar.

El Cuarto Paso nos da la oportunidad de revisar si esto es cierto.


Podemos llegar a tener la humildad para ver que tuvimos participación en
el daño a otras personas o darnos cuenta que hemos exagerado.
Aprendemos que la humildad nos acerca a la verdad, y que la verdad nos
acerca a la sobriedad.

Sentar las bases para los siguientes pasos.

Es difícil y no es recomendable hacer el resto del Programa sin haber


terminado un Cuarto Paso. El inventario nos proporciona elementos de
mucha utilidad para poder cambiar nuestras formas de actuar y de pensar,
permitiéndonos llevar una vida más plena.

Además de los cuatro beneficios que hemos mencionado, se suma un


alivio duradero. Estamos empezando a cambiar la angustia y el
descontento, por la tranquilidad y la paz. De esta manera, aumentan
notablemente nuestras posibilidades de mantenernos limpios.

Un inventario personal es una búsqueda minuciosa, sin temor, con


respecto a nuestros valores morales (la búsqueda de la verdad sobre
nosotros mismos). Mientras el fin de un inventario comercial es encontrar
la mercancía deteriorada o inservible para deshacernos prontamente de ella,
sin lamentarlo, el objetivo de un inventario personal, radica en hacer lo
mismo con nuestros pensamientos defectuosos, que producen
resentimientos, temor y comportamientos que daña a los demás.

Hemos encontrado que, para casi cualquier alcohólico o adicto, estos


pensamientos deteriorados e inservibles caen dentro de estas tres
categorías:

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1.- Resentimientos y enojo.
2.- Temor.
3.- Culpa, remordimiento y vergüenza

Una vez que hayan sido removidos tus pensamientos deteriorados e


inservibles, verás que eran obstáculos entre tu Poder Superior y tú, y que
ahora puedes comenzar a seguir la voluntad y la guía de tu Poder Superior.

Deshaciéndonos del resentimiento.

Cada uno de nosotros ha sentido resentimiento, pero la mayoría de


nosotros jamás se ha detenido a analizar sus resentimientos. Hemos gastado
muchísimo tiempo en examinar los daños que nos han hecho los demás;
nos hemos enojado con las personas y hasta hemos dedicado tiempo para
pensar en cómo desquitarnos. Nunca hemos tratado, realmente, de
examinar nuestros resentimientos ni las causas que los ocasionaron, ni
tampoco hemos pensado en como deshacernos de ellos; por el contrario,
nos aferramos a ellos.

El resentimiento es el ofensor número uno. Por lo tanto, es de suma


importancia que comiences a enfocarte en el resentimiento cuando hagas tu
inventario personal. Si puedes escribir tus resentimientos y examinarlos
honestamente, estarás más próximo a deshacerte de ellos.

El resentimiento es destructivo, porque significa que persistentemente


volvemos a sentir el viejo dolor: nuestro enojo, sufrimiento e indignación
del pasado.

No negamos que existan personas que te hayan lastimado. Las personas,


algunas más que otras, hacen cosas que lastiman a otros. Esto es un hecho
real. La vida no siempre es sencilla y no sabemos como hacer para que esas
cosas nunca vuelvan a suceder. Mientras estés vivo, ocasionalmente saldrás
lastimado.

Pero mira lo que hacemos los alcohólicos y adictos: cada vez que se nos
lastima, nos aferramos a ese dolor y lo revivimos una y otra vez. Es como
si tuviéramos una grabadora dentro de nuestras mentes y curiosamente no
utilizamos esa grabadora para grabar las cosas buenas que ocurren.
Solamente grabamos las cosas dolorosas. Por eso, no es sorprendente que,
cuando prendemos la máquina y comenzamos a escuchar lo que grabamos,
todo lo que oímos son incidentes dolorosos.

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Una de las peores cosas que suceden con el resentimiento es que cuando
te encuentras ocupado resintiendo a alguien o algo, en ese momento esa
persona o ese algo están controlando tu voluntad y tu vida. Pierdes tu
libertad y tu Poder Superior no puede actuar en tu vida.

ESCRIBIENDO UN INVENTRIO DE TUS RESENTIMIENTOS

Toma una hoja y escribe la lista de personas, instituciones y


principios con los que estás enojado o molesto.

Escribe cada uno de tus resentimientos y numéralos.

Empieza con el nombre de todas las personas con quién estés


resentido, sin importar que estén vivas o muertas. Haz un serio esfuerzo por
incluir a todas, aunque solo estés molesto con ellas. Anótalas todas, aunque
sean muchas.

Luego escribe todas las instituciones con las que estés resentido: la
policía, el gobierno, la escuela, la iglesia, o lo que sea.

Por último, escribe todos los principios con los que estés resentido:
leyes, normas, reglas de la casa, dichos populares, mandamientos, etcétera.

Quizá te lleve un tiempo hacer una lista de las personas y las cosas
con quienes estás resentido. Está bien. Es posible que acabes con varias
páginas. Lo importante es que tu lista esté completa.

En el anexo “A” de esta guía, encontrarás una lista que te puede


ayudar a revisar si te faltó algo.

En ocasiones es difícil comenzar a hacer esta lista. Muchos de


nosotros tuvimos problemas al principio cuando empezamos nuestro
inventario. Alguno de nosotros comenzó diciendo: “Caray, yo no tengo
ningún resentimiento”, pero al poco tiempo, pudo pensar en tres o cuatro,
luego cinco o seis y al terminar, su lista comprendía mas de cien personas,
instituciones y principios con los que estaba enojado. En realidad,
estábamos molestos con casi todo, pero hasta ese momento no nos
habíamos dado cuenta de ello.

Recuerda: esta lista contiene solamente los nombres de las personas


o cosas con las que estás resentido. Al terminar la lista obsérvala. Date
cuenta de cómo tus resentimientos controlan tu manera de pensar y de
actuar.

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Durante este proceso puedes sentir enojo o hasta cólera. Es
conveniente que utilices la tribuna del grupo para manifestarla.

Ahora vamos a trabajar con cada uno de los resentimientos de tu


lista.

Toma otra hoja aparte, y escribe: “Estoy resentido con


__________”.
En el espacio en blanco, escribe el nombre de la persona que aparece
con el número uno de tu lista. Debajo de esto, escribe la causa o las causas
que provocaron este resentimiento, la situación y lo que sucedió.

Después de escribir lo que motivó este resentimiento, deja 3 ó 4


renglones en blanco, porque regresaremos posteriormente a este
resentimiento.

Luego continúa con el resentimiento número dos. Haz lo mismo con


cada uno de los resentimientos de tu lista hasta terminarla.

Podrá haber personas por las que sientes más de un resentimiento.


Escribe cada uno ellos, dejando el mismo espacio en blanco, al final.

Al terminar tendrás todos tus resentimientos y sus causas.

Cuando hayas terminado esta parte, haz a un lado el lápiz y revisa las
causas de cada uno de tus resentimientos.

Si eres como la mayoría de nosotros, notarás algo sorprendente. Te


darás cuenta que estás molesto con casi todas estas personas, instituciones
y principios, no tanto debido a lo que son, sino debido a lo que te hicieron.
Lo que te molestó no fueron las personas, las instituciones o los principios.
Lo que te molestó fue lo que te hicieron.

Nuestro resentimiento surgió porque el suceso afectó alguna de las


áreas sensibles de nuestras vidas. Estas áreas pueden ser: mis necesidades
de pertenencia y aceptación social; mi necesidad de ser querido o de que
tengan consideraciones conmigo; mi necesidad de tener una seguridad
económica y mi necesidad de relaciones sexuales (tanto aceptables como
ocultas).

De alguna manera, estas necesidades se vieron amenazadas por el


incidente que provocó mi resentimiento. En casi todos los casos, hemos

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encontrado que una o más de estas áreas básicas de nuestras vidas,
incluyendo nuestras ambiciones, se han visto afectadas de alguna manera u
otra.

A continuación haremos una lista de estas áreas para ayudarnos a


continuar con el trabajo del inventario.

Las áreas con las que trabajaremos son las siguientes:

1.- Amor propio (cómo nos sentimos con nosotros mismos;


autoestima)
2.- Orgullo
3.- Relaciones personales
4.- Seguridad material (económica y física)
5.- Seguridad emocional (sentirnos queridos)
6.- Relaciones sexuales aceptables
7.- Relaciones sexuales no aceptables
8.-Ambiciones

Copia esta lista en una hoja por separado, para utilizarla en lo que
vamos a hacer a continuación.

Regresa a las hojas donde escribiste cada resentimiento y su causa.

Escribe debajo de cada causa (en el espacio en blanco que dejaste) el


área de tu vida que se vio amenazada. Toma el área que corresponda de la
lista de ocho áreas que escribiste por separado.

Después de haber completado esta parte, suelta el lápiz y descansa un


poco.

Con lo que has hecho hasta ahora, podemos darnos cuenta de varias
cosas.

Al hacer la lista vimos que el resentimiento y el enojo realmente nos


controlaban. Al escribir la causa, vimos que no estábamos enojados o
resentidos con las personas, instituciones o principios, sino más bien con lo
que nos habían hecho. Finalmente, hemos aprendido que nos enojamos
porque una de nuestras necesidades instintivas se ve amenazada.

Todavía falta seguir trabajando con nuestros resentimientos.

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Ahora detente. Vuelve a leer lo que escribiste. Quitando de tu mente
los errores que los demás hayan cometido, examina lo que tú hiciste para
ocasionar, o bien para empeorar cada una de las situaciones que te
produjeron resentimiento. ¿Cómo contribuiste al problema? En cada
situación: ¿fuiste egoísta, deshonesto, desconsiderado o temeroso?

Es muy fácil simplemente culpar a otras personas, instituciones o


principios de todo lo que nos ocurre. Así mismo, es fácil excusar nuestra
propia culpabilidad diciendo: “Ellos son los culpables de todo”. Al echarle
toda la culpa a alguien o a algo, evitamos examinar nuestra propia conducta
y también evitamos admitir: “Bueno, en realidad no fui tan solo una pobre
víctima… Yo también tuve que ver algo en el asunto”.

Desde luego en esto hay excepciones. De ninguna manera fuimos


responsables por cualquier abuso sexual del que hayamos sido las
víctimas, tanto en nuestra infancia como en nuestra vida adulta.

En ocasiones actuamos en forma egoísta, lo cual provoca problemas


para los demás; ellos a su vez se desquitan, y nos ocasionan problemas
también. El resentimiento que sentimos hacia los demás hace que
distorsionemos lo que realmente ocurrió. De esta manera encubrimos lo
que hicimos y la verdadera causa que pudo haber originado todo el proceso.
Cuando revivimos el incidente en nuestras mentes, la otra persona se ve
peor y peor, y nosotros nos vemos mejor y mejor. Nos convertimos en
victimas inocentes dentro de nuestra mente, en lugar de admitir
honestamente que contribuimos a esta situación. En algunos casos,
descubrimos que en realidad fuimos nosotros los iniciadores del problema.

Verás que en la mayoría de las situaciones fuiste, por lo menos en


parte, responsable de lo que ocurrió. Esto quiere decir que todos jugamos
un papel dentro de la mayoría de nuestros resentimientos.

Ahora te sugerimos que revises de nuevo cada uno de tus


resentimientos.

Por un momento, ignora lo que las demás personas, instituciones o


principios te hicieron; más bien, trata de recordar exactamente el papel que
tú jugaste en cada situación. ¿Cómo ocasionaste el problema, o cómo
empeoraste algún problema ya existente?

Reflexiona sobre algo que hayas hecho para ocasionarle un problema


a alguien que después se desquitó contigo. Hazlo sin temor y sé minucioso
y honesto.

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Examina cada situación en tu inventario y describe brevemente cual
fue tu participación o tu reacción y al descubrir que algo tuviste que ver en
ella, pregúntate cuál fue tu motivo. ¿Fuiste egoísta, deshonesto, temeroso o
desconsiderado? Quizá fuiste motivado por uno o dos de estos defectos o
tal vez por todos.

Hemos notado que todos los seres humanos tenemos cuatro defectos
de carácter en común:

1.- Egoísmo
2.- Deshonestidad
3.- Temor
4.- Desconsideración

Ahora revisa tu inventario de resentimientos, causas y áreas


afectadas. En el espacio en blanco restante, anota cuál o cuáles de las
actitudes anteriores fueron las que te motivaron en cada situación. Hazlo
tomando uno por uno, hasta terminar con todos los resentimientos de tu
lista.

Al terminar, toma un descanso y examina tu inventario de


resentimientos completo.

Respecto a los resentimientos hemos aprendido varias cosas: vimos


que el resentimiento nos controlaba; que sentíamos resentimiento por lo
que nos hicieron y no hacia las personas; que nos enojamos porque
sentimos amenazada alguna de las áreas vitales; finalmente, aprendimos
que en la mayoría de los casos tuvimos alguna participación en lo que
sucedió.

Ahora bien. Hemos entendido que debemos superar nuestros


resentimientos. Pero ¿cómo hacerlo? No podemos hacerlo con solo
desearlo, como tampoco pudimos hacerlo en el caso del alcohol u otras
drogas.

Las personas que te ofendieron tal vez tengan problemas, ellas, como
nosotros mismos, pueden estar enfermas emocional y espiritualmente.
Puedes pedirle a tu Poder Superior que te ayude a tener la misma tolerancia
y paciencia que tendrías con un compañero enfermo.

Te sugerimos que ores por la persona que resientes. Es posible que


esto no te sea muy fácil, y por supuesto no es algo que desees hacer.

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Recuerda que la recuperación significa la destrucción del egocentrismo. La
única razón por la que se te dificulta orar por alguien con quien estás
resentido, es que tu egocentrismo está impidiendo que lo hagas.

Aunque parezca que orar por alguien con quien estás resentido es lo
más difícil del mundo, te será más beneficioso orar por alguien a quién no
soportas, que emborracharte o drogarte a causa de ese resentimiento.

Es posible que este método te parezca extraño o hasta ridículo al


principio, y quizá se te dificulte hacerlo durante los primeros días. Quizá no
sepas a quién orar, o tal vez ni siquiera estés seguro de que un Poder
Superior exista en realidad. Todo esto no tiene importancia. Hazlo de todas
maneras, inténtalo por algún tiempo, aunque no sientas ni pienses que
puede dar resultado.

Con esto has terminado con el inventario del primer artículo


deteriorado que tenías almacenado en tu negocio: el resentimiento.

Deshaciéndonos de los temores

Algunos miedos son sanos y nos han protegido de ciertos peligros.


Sin embargo, otros miedos nos detienen o nos paralizan, bloqueando
nuestro progreso hacia metas que deseamos lograr.

El miedo puede evitar que cambiemos de vida. Llegamos a pensar


que es preferible o más cómodo vivir en condiciones lamentables que
cambiar hacia algo que desconocemos. Al identificar nuestros miedos
podremos elegir cuáles de ellos queremos encarar.

La mayoría de los alcohólicos y adictos se ven profundamente


afectados por el temor. De hecho, el temor toca de un modo u otro casi
todos los aspectos de nuestras vidas.

HACIENDO UN INVENTARIO DE NUESTROS TEMORES

La mejor manera de lidiar con tus temores es haciendo exactamente


lo que hiciste con tus resentimientos: Escríbelos, analízalos, trata de ver
que parte de tus necesidades vitales se veían afectadas por esas amenazas
reales o supuestas y si hubo alguna participación tuya en la formación de
ese temor.

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Ahora toma una nueva hoja de papel y escribe una lista de las cosas o
personas que te provocan miedo.

Piensa en todos los tipos de temores que tenemos: físicos, mentales,


emocionales, económicos; temor a la muerte, temor al fracaso, temor a lo
desconocido, temor a la oscuridad; miedo a que alguien te abandone, a la
soledad; a la pobreza; miedo al padrino, miedo a recaer; miedo a la policía,
a las autoridades, a la crítica; miedo a tu papá, al trabajo, o cualquier otro
miedo que se te ocurra. Estos son algunos ejemplos, pero tú debes
encontrar tus propios temores y hacer una lista numerada de cada uno de
ellos.

La mayoría de la gente no se da cuenta de cuántos temores tiene.


Tampoco nos damos cuenta del poder que tienen estos miedos sobre
nuestros pensamientos y nuestra vida, hasta que los anotamos en una hoja
de papel.
Quizá tengas cinco, o veinte o inclusive más de cien temores.
Escríbelos todos. Utiliza cuantas hojas te sean necesarias para incluirlos
todos.

En el anexo “B” de esta guía, encontrarás una lista que te puede


ayudar a revisar si te falta algo.

Ahora vamos a hacer lo mismo que hicimos con los resentimientos.

Toma cada uno de tus temores y en una hoja escribe qué es lo que te
da miedo, o las situaciones en las que este miedo se presenta. Al terminar,
deja un espacio de 3 o 4 renglones, porque vamos a seguir trabajando con
cada temor.

Recuerda: primero escribimos el temor (a qué le tenemos miedo) y


debajo de él escribimos la causa. Al final tendrás escrito, en varias hojas,
los temores y sus causas.

Al terminar, suelta el lápiz y descansa.

Observa la cantidad de miedos que se han acumulado en tu vida y el


poder que han adquirido sobre ti.

Ahora regresamos a los renglones vacíos que dejamos bajo cada uno
de nuestros temores. Recuerda las áreas básicas o tus necesidades
primordiales. ¿Cuáles te parece que se han visto amenazadas, en el caso de
cada uno de tus temores? Las áreas básicas son las mismas que utilizaste en

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el trabajo con tus resentimientos y que escribiste en una hoja aparte y que
son:

1.-Amor propio (como nos sentimos con nosotros mismos; autoestima)


2.- Orgullo
3.- Relaciones personales
4.- Seguridad material (económica y física)
5.- Seguridad emocional (sentirnos queridos)
6.- Relaciones sexuales aceptables
7.- Relaciones sexuales no aceptables
8.-Ambiciones

En el espacio que dejaste en blanco, debajo de cada temor, escribe


ahora qué área esencial de tu vida se siente amenazada por aquella persona
o cosa a la que temes.

Una vez que hayas terminado de llenar esta parte, vuelve al principio
de tu inventario de temores.

Tal como hiciste con tus resentimientos, revisa tu lista una vez más,
un temor a la vez. Ahora, olvida lo que otras personas o cosas pudieron
haber hecho para provocarte ese temor. En lugar de eso, analiza lo que
pudiste haber hecho tú para dañar o amenazar a cada una de las cosas o las
personas que te dan miedo. ¿Qué hiciste tú, para que quisieran desquitarse
contigo? Una lista de estas actitudes es:

1.- ¿Fui egoísta?


2.- ¿Fui deshonesto?
3.- ¿Tuve miedo?
4.- ¿Fui desconsiderado?

Escribe debajo de cada temor, cuál fue tu actitud o participación en el


origen de ese temor en particular. Es posible que en algunos casos no
encuentres una explicación o tu contribución para que ese miedo se
presentara. En ese caso escribe simplemente: No sé cual fue mi
participación.

Revisa ahora todo el inventario de tus temores. Verás que se parecen a


los resentimientos. Son enormes, amenazantes, poderosos y
extremadamente reales cuando se encuentran dentro de tu cabeza, pero
cuando los escribes en un papel y los miras, muchos de ellos parecen tontos
o ridículos.

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Pero algunos de ellos pueden permanecer. No es posible hacer
desaparecer un miedo con la fuerza de voluntad. Ahora que hemos
desarrollado una cierta confianza en nuestro Poder Superior podemos
acercarnos a El para pedirle humildemente que nos ayude a superar el
miedo. Esto funciona con los miedos que aparecen de repente, al igual que
con el miedo que nos acompaña todo el tiempo.

En cuanto empiezas a orar a tu Poder Superior, comienzas a superar el


temor. Los resultados son inmediatos.

Con esto habremos terminado con el inventario del segundo artículo


deteriorado que teníamos almacenado en nuestro negocio: el miedo.

Deshaciéndonos de la culpa, el remordimiento y la vergüenza

Durante el trabajo que has realizado hasta ahora, has encontrado


información sobre ti mismo que te ha permitido aligerar los sentimientos de
culpa, remordimiento y vergüenza. Sin embargo, existe un área específica
que está relacionada con estos sentimientos y que merece una atención
especial. Nos proponemos ahora hacer un inventario sobre los daños que
hemos hecho con nuestra conducta sexual.

El sexo es algo natural para todos los seres vivos. Sin embargo, a veces
los seres humanos utilizamos el sexo para lastimar a los demás.
Desafortunadamente, el sexo puede ser usado para dañar a otras personas
más rápida, fácil y profundamente que casi cualquier otra cosa. El
programa de AA no marca pautas referentes al sexo, ni te dice lo que es
sexualmente aceptable o no. Lo que sí hace es darte una manera de revisar
tu vida sexual pasada, para ver si en alguna forma dañaste a otras personas
con ella.

Ya te habrás dado cuenta de que el propósito de hacer un inventario no


consiste en tratar de descubrir quién te ha hecho daño. Recuerda que de
ninguna manera somos responsables de cualquier abuso sexual del que
hayamos sido víctimas en nuestra infancia o en nuestra vida adulta. Tu
propósito consiste en descubrir a quién haz dañado o amenazado tú, en qué
forma dañaste o amenazaste a alguien y porqué lo hiciste.

HACIENDO UN INVENTARIO DE MI CONDUCTA SEXUAL

Para este efecto trabajaremos de la misma forma en que trabajamos


cuando escribimos nuestros inventarios de resentimientos y de temores.
Escribe una lista numerada de las personas que hayan resultado dañadas

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con tu conducta sexual. Haz un esfuerzo concienzudo. No dejes de escribir
el nombre de ninguna persona que haya resultada afectada.

Ahora toma una hoja y escribe primero el nombre de la persona afectada


y escribe brevemente lo que hiciste.

Al terminar de escribir lo que pasó deja un espacio de 3 o 4 renglones


que usaremos después. Hazlo con cada una de las personas de la lista.

Existen muchas clases de actos diferentes que quizá merezcan estar


incluidos en esta parte. Obviamente, puedes lastimar a una persona
teniendo sexo con ella, o bien teniendo sexo con alguien más, en vez de
ella. Pero también puedes lastimar a la gente con tus exigencias. Quizá
ignoraste los deseos y preferencias de la persona con la que tuviste
relaciones, insistiendo que tuviera sexo contigo, bajo tus condiciones.
Quizás impusiste tu voluntad violentamente. O tal vez lastimaste a la
persona con quien tuviste relaciones, mostrando frialdad y falta de interés,
evitando el sexo para castigarla. Quizá hayas provocado celos
intencionalmente. Quizás tuviste relaciones sin tomar en cuenta la
posibilidad de contagiar a otros de alguna enfermedad sexualmente
transmisible. O tal vez usaste el sexo para conseguir alcohol o sustancias,
sin importar las consecuencias de ese acto. Estos son solamente algunos
ejemplos. Lo importante es que revises tu pasado y escribas todas las
acciones que se te ocurran, con las que hayas dañado a otros a través de tu
conducta sexual.

Como lo hicimos en los dos inventarios anteriores, escribe ahora, en


cada caso, cuál fue la necesidad básica que buscabas satisfacer. Raramente
sentimos excitación sexual nada más; por lo general, se combina con otros
impulsos. De vez en cuando, la causa de un problema se debe a la mera
excitación sexual, pero si revisas tu pasado cuidadosamente, verás que en la
mayoría de los casos buscabas algo más que simplemente sexo. Estabas
tratando de sentirte orgulloso, de aumentar tu autoestima, o de satisfacer tus
deseos de sentirte querido o atendido; tratabas de obtener algún beneficio
material, o para ser reconocido y aceptado.

Recordarás las necesidades básicas. Para el inventario sexual usaremos


cinco de ellas:

1.- Amor propio (cómo nos sentimos con nosotros mismos; autoestima)
2.- Orgullo
3.- Relaciones personales (prestigio, reconocimiento)
4.- Seguridad material (económica)

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5.- Seguridad emocional (necesidad de ser querido)

Todos los seres humanos necesitamos una autoestima saludable, un


cierto grado de seguridad material, seguridad emocional y relaciones
interpersonales. El problema surge cuando tu deseo por satisfacer estas
necesidades básicas ocasiona que lastimes a otros.

Por ejemplo, muchos utilizamos el sexo para aumentar nuestra


autoestima. Nos sentimos mejor y más poderosos al atraer o al tener sexo
con muchas personas. El problema es que durante el proceso de sentirnos
mejor y más poderosos, lastimamos a esas otras personas. El sexo es parte
del problema, pero no es la causa.

Regresa a las hojas donde escribiste una por una las personas a quienes
dañaste y lo que les hiciste. Ahora escribe cuál de tus necesidades básicas
buscabas satisfacer utilizando el sexo.

Ahora te pedimos que repases nuevamente lo que escribiste sobre tu


conducta sexual. Luego, escribe en cada caso si fuiste:

1.- Egoísta
2.- Deshonesto
3.- Miedoso
4.-Desconsiderado
5.- Otro (cualquier otro que no aparece en la lista)
6.- Una combinación de varios

Ahora, suelta el lápiz. Vuelve a leer lo que escribiste. Trata de reconocer


que tu instinto sexual no siempre es la causa de tus problemas sexuales. La
mayoría de las veces, las causas son el egoísmo, la deshonestidad, el
miedo, y la desconsideración, algún otro defecto de carácter como estos, o
la combinación de varios.

Cuando estos defectos de carácter dirigen nuestros actos, buscando la


autoestima, las relaciones personales, la seguridad material, la seguridad
emocional o la satisfacción de tus ambiciones, acabamos por ocasionar
dolor y dificultades a los demás, así como a nosotros mismos. Es posible
que hayas utilizado tu sexualidad para alcanzar estas metas, pero la
sexualidad no es la fuente de tus problemas.

Al hacer nuestro inventario sexual nos damos cuenta de nuestra


conducta respecto del sexo, y comprendemos que la sexualidad no era la
causa de nuestros problemas. Inmediatamente, nos sentimos mejor.

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Creíamos que nuestros impulsos sexuales nos dominaban y eran anormales.
Por esa razón nos sentíamos culpables, inquietos, irritables y descontentos.

Pero cuando miramos nuestros inventarios y descubrimos la forma en la


que habíamos actuado, es decir, utilizando nuestra sexualidad para alcanzar
otras metas, entonces nuestros impulsos sexuales ya no parecieron ser tan
poderosos y ya no nos sentimos tan anormales. También nos dimos cuenta
de que nuestro egoísmo, deshonestidad, temor y desconsideración nos
controlaban mucho más que nuestro instinto sexual natural.

Al descubrir esto, nuestros problemas sexuales comenzaron a disminuir


inmediatamente. El deseo de seguir haciendo las mismas cosas y de crear
más problemas se redujo. Nuestra vergüenza, culpa y remordimiento
comenzaron a desaparecer. Y ya no nos sentimos tan inquietos, irritables y
descontentos con respecto al sexo.

Con esto has terminado tu inventario de la conducta sexual, y puedes


quitar del almacén estos otros productos deteriorados: la culpa, el
remordimiento y la vergüenza respecto del sexo.

Ya has hecho tres inventarios personales: uno sobre tus resentimientos,


otro sobre tus temores, y otro más sobre tu conducta sexual. En estos
inventarios, has anotado todas las personas, instituciones y principios a los
que has lastimado o amenazado en tu vida. Sin embargo, es posible que aún
existan personas, instituciones o principios a los que hayas causado
problemas en formas que tienen poco o nada que ver con tus temores,
resentimientos o conducta sexual.

HACIENDO UN INVENTARIO MISCELÁNEO

Para completar tu Cuarto Paso, tendrás que hacer un último inventario.


Puedes ponerle el nombre de “inventario misceláneo”.

Incluye en él todas aquellas personas instituciones o principios a los que


has lastimado o amenazado en tu vida y que no hayas incluido en alguno
de tus tres inventarios anteriores.

Prepara este inventario misceláneo tal como lo hiciste con los otros tres.

Primero, haz la lista numerada de las personas, instituciones o


principios que hayas dañado y que no aparecen en los inventarios
anteriores.

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Después, escribe en una hoja cada una de esas personas dañadas y
escribe lo que hiciste para dañarla. Luego, regresa a estas hojas y anota las
áreas básicas de tu vida que se vieron amenazadas o perjudicadas, es decir,
aquello que te llevó a hacer lo que hiciste. Recuerda que las ocho áreas
básicas son:

1.- Amor propio (cómo nos sentimos con nosotros mismos; autoestima)
2.- Orgullo
3.- Relaciones personales
4.- Seguridad material (física y económica)
5.- Seguridad emocional (sentirnos queridos)
6.-Relaciones sexuales aceptables
7.- Relaciones sexuales ocultas
8.-Ambiciones.

Finalmente regresa a las hojas y escribe para cada caso los defectos de
carácter que te llevaron a dañar.

1.- Egoísmo
2.- Deshonestidad
3.- Temor
4.- Desconsideración.

Al concluir este inventario misceláneo has terminado de escribir tu Cuarto


Paso.

Suelta el lápiz por última vez. Detente y analiza lo que has escrito.
Trata de fijarte cuáles son las áreas básicas de tu vida que aparecen
con más frecuencia en tu inventario y también los defectos de carácter
más repetidos. Verás que buscando satisfacer tus necesidades o
instintos básicos fue que provocaste el sufrimiento tuyo y el de quienes
dañaste. Fíjate también en los defectos de carácter mas repetidos.
Estos tuvieron mucho que ver con tu forma de beber o drogarte.

Concluyendo tu Cuarto Paso te has hecho un regalo importante de


conciencia, para tu recuperación. Celebramos contigo el esfuerzo que has
realizado. Al integrarte a un grupo de AA deberás continuar tu camino
hacía una vida útil y feliz. Allí encontrarás lo necesario para seguirte
conociendo y las herramientas que te permitan cambiar tus juicios y
actitudes y reparar los daños causados.
Oramos y le pedimos a Dios:

SEÑOR , APARTA DE MI LO QUE ME SEPARA DE TI.

18
A N E X O “A”

Las listas de estos anexos fueron copiadas de la guía


del cuarto paso de los grupos 24 horas Terapia Intensiva.

19
LISTA QUE TE SIRVE PARA REVISAR PERSONAS,
INSTITUCIONES O PRINCIPIOS CON LOS QUE PUDIERAS
ESTAR RESENTIDO

Mi madre La policía
Mi padre Mi país
Mi madrastra Mi compadre
Mi padrastro Mi comadre
Mi esposa Determinada autoridad
Mi esposo La religión
Mi ex-esposa Los sacerdotes
Mi ex-esposo El alcohol
Mi(s) hijo(s) Toda idea espiritual
Mi(s) hija(s) Con Dios
Mis abuelos Algún profesionista
Mis hermanos Alguna institución privada
Mi(s) medio(s) hermano(s) Los homosexuales
Mi(s) cuñada(s) La sociedad de A.A.
Mi(s) cuñado(s) Mi grupo de A:A.
Mi(s) tío(s) Mi compañero(s) de A.A.
Mi(s) tía(s) Otros grupos de A.A.
Mi primo(s) La política
Mi prima(s) Algún político
Mi suegro Alguna doctrina política
Mi suegra Mi ex –amante
Familiares consanguíneos Mi profesión
Familiares políticos Mis estudios
Un amigo(s) Mi(s) vecino(s)
Una amiga(s) Mi(s) maestro(s)
Mi novio(a) El gobierno
Mi ex-novio(a)
Mi amante

20
A N E X O “B”

21
LISTA QUE TE SIRVE PARA REVISAR LAS PERSONAS

INSTITUCIONES O COSAS QUE TE PUDIERAN PROVOCAR

TEMOR.

A la pobreza A conocerme
A la muerte A no alcanzar mis metas
A la enfermedad A perder el trabajo
A la soledad A perder bienes materiales
Al fracaso A tomar decisiones
Al rechazo Al trabajo
A la impotencia sexual A los regaños
A Dios A los agentes
A la responsabilidad A la policía
A la oscuridad Alos rateros
A lo sobrenatural A los servicios
A volver a beber A que hablen mal de mí
A lo desconocido Procrear hijos deformes
Al sexo opuesto A los chismes
A la esposa A la ira
A hacer el ridículo A la locura
Al insomnio A las amenazas
Al diablo Al futuro
A la brujería A la vejes
A operaciones quirúrgicas A expresar mis sentimientos
A los(as) amantes A ser descubierto
A los drogadictos A la cárcel
A los compañeros de A.A. A dar dinero
Al castigo Al éxito
A los animales A la crítica
A expresarme en público A la terapia
A las autoridades A independizarme
Al padrino Al cuarto paso
A los accidentes A los impuestos
A la violencia A los secuestros
A la infidelidad A los hijos
A la realidad A los grupos de A.A
A las instituciones A los borrachos
Al sufrimiento
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