Seirei Gensouki - Spirit Chronicles - Volumen 17 Saint S Gospel (Light Novel) (Premium)

Seirei Gensouki: Spirit Chronicles
[Light Novel]
Volumen 17 Saint´s Gospel [Light Novel]
Autor: Yuri Kitayama

Ilustrador: Riv
Traducción al español: Jaden

Editor: Touya
Corrector: Sakmutar
Editor De Imagen: AZAZEL 堕天王
Página de Facebook: Re: TFP

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Web: Https://trueflamesproject.wixsite.com/light-novel
Seirei Gensouki – Spirit Chronicles
ÍNDICE
Prólogo: Voto................................................................................................................. 8
Capítulo I: La vida en el Reino de Galarc.............................................................. 10
Capítulo II: Preparando La Despedida................................................................... 42
Capítulo III – Reunión En El Pueblo....................................................................... 58
Interludio I: Una Conversación Entre Un Gobernante Y Una Santa...............100
Capítulo IV – Nuevas Reuniones, Nuevos Encuentros.................................... 108
Interludio II: Carta Al Reino De Centostella.........................................................126
Capítulo V – El Desarrollo De La Santa...............................................................130
Capítulo VI – El Ataque De La Santa................................................................... 150
Epílogo: Acompañante............................................................................................ 160
Palabras Del Autor................................................................................................... 162
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Prólogo: Voto
Lo odio.
Este mundo.
Todo en él.
Lo odio todo.
Por eso decidí... por eso hice un voto.
Ese día, me di cuenta de que la bondad era sólo un ideal.
Fue el momento en que lo perdí todo sin ninguna razón.
Me traicionaron y me arrebataron todo.
Así que hice el voto de acabar con este mundo, plagado de humanos insensatos.
Tomar venganza.
Eso era algo de lo que era capaz.
Tenía el derecho de hacerlo.
Tenía el poder vejatorio para hacerlo posible.
Por eso lo destruiré todo.
No hay valor en un mundo como éste.
La suerte ya está echada nada menos que por mi propia mano.
Por eso ya no podía volver atrás.
De todos modos, no tenía intención de volver atrás.
No puedo perdonar a este mundo. A estos humanos.
Y más que nada, no podía perdonarme a mí mismo.
Es por eso que desesperadamente...
Cargué hacia la ruina.
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True Flames Project
Ese fue mi castigo.
Por no ser capaz de salvar a alguien...
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Capítulo I: La vida en el Reino de Galarc
Mientras tanto, en la mansión que el rey François le dio a Rio como Haruto Amakawa,
caballero honorario...
Habían pasado diez días desde que Rio empezó a vivir con los miembros de la casa de
piedra. Era pasado el mediodía, y Charlotte estaba de nuevo de visita en la finca. Satsuki,
Liselotte, Christina y Flora la acompañaban.
Charlotte se mojó la garganta con el té que le sirvieron, y luego se dirigió a Rio y Celia,
sentadas frente a su sofá. "Estoy aquí hoy para haceros una petición de trabajo".
"¿Nosotros?" Rio y Celia intercambiaron una mirada antes de responder juntas.
"Sí. Es una petición oficial del reino, así que naturalmente serán compensados por ello.
Los términos del trabajo pueden limitarse a mientras estés en la capital. Si pudieras
considerarlo teniendo en cuenta estos detalles, te lo agradecería", dijo Charlotte,
anteponiendo a su explicación que el trabajo era voluntario.
"¿Qué tipo de trabajo es...?"
"Me gustaría que los dos se convirtieran en instructores temporales. Espero que Dama
Celia imparta una clase especial de hechicería en la Academia Real de Galarc, mientras Sir
Haruto enseña combate cuerpo a cuerpo a una clase preparada por nosotros."
"Entiendo a Celia con su experiencia como profesora de la Academia Real Beltrum, pero
yo nunca he dado una clase antes".
"Hee hee, eso es un miedo innecesario. Estoy seguro de que enseñar no será un
problema para alguien con tus habilidades". Rio estaba inseguro de sí mismo, pero Charlotte
dio su aprobación con plena confianza.
"Es un gran honor escuchar eso, pero no estoy familiarizado con los estilos de espada y
las artes marciales del Reino de Galarc".
"Eso tampoco es un problema. Lo que pido no es que enseñes los fundamentos técnicos a
los principiantes, sino que des una instrucción más práctica a las personas con experiencia
en el combate. Habrá gente especializada en varias armas y estilos de lucha".
"Ya veo..." Rio murmuró pensativo.
Anteriormente había enseñado a Masato, que era completamente nuevo en el combate,

así como a los guerreros de la aldea de los espíritus, que no tenían experiencia en el
combate cuerpo a cuerpo debido a su falta de lucha. Pero enseñar a los soldados de carrera
de Galarc y la Restauración, que ya poseían todos los conocimientos necesarios, sería un
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asunto diferente. Por supuesto, probablemente habría gente de la nobleza entre ellos, así
que no estaba seguro de cuánto podría enseñarles.
"Sé que tienes un gran sentido de la responsabilidad, así que entiendo que no aceptes sin
pensarlo bien. Pero no tienen que pensarlo tanto, pueden tratarlo como un simulacro de
batalla o un combate ligero. La razón por la que surgió este trabajo esta vez es porque
muchos han expresado su deseo de hacer de sparring con el Caballero Honorario Sir Haruto".
"Aunque no me negaría a un combate de sparring ligero... ¿sabes aproximadamente

cuántas personas asistirán a esta clase?"
"Estoy pensando en limitarlo a un máximo de veinte personas al principio. Imagino que

asistirá quien esté libre en ese momento, pero yo me encargaré de la selección de los
asistentes, así que no tienes que preocuparte en ese sentido."
Charlotte sonrió con descaro, como si quisiera decir que no permitiría que nadie hiciera
ninguna gracia. Como era de esperar, había considerado todos los puntos que a Rio le
podían preocupar. Rio quedó impresionado por su prudencia, y su expresión se suavizó
divertida.
"Puede que sea mejor reducir ese número si tengo que enfrentarme a todos yo mismo,
pero si a los asistentes no les importa enfrentarse entre ellos, también funciona".
"Si es uno contra uno, o una pelea sin cuartel, lo dejaré a tu criterio en función del número
de asistentes a la clase en ese momento".
"Ya veo. En ese caso..."
Tal vez sea posible mantener un formato de clase adecuado de esa manera. Sin embargo,
si los asistentes estarán satisfechos con eso es un asunto diferente...
"Por ahora, los asistentes a la primera clase ya están bastante decididos, así que ¿qué tal
si lo pruebas? Después podrás decidir si quieres seguir con las futuras clases", sugirió
Charlotte.
Al parecer, había organizado todo lo relativo a la primera clase para preparar el acuerdo
de Rio. Dado que se había tomado tantas molestias antes de plantear la petición, a Rio le
resultó difícil negarse. O más bien, se encontró con el deseo de corresponder a su
consideración.
"Entiendo... Lo intentaré", dijo Rio, aceptando la petición.
"Gracias. Creí que diría eso, señor Haruto. En ese caso, la primera clase se llevará a
cabo... Estoy muy contenta. Estoy deseando volver a ver tu gallarda figura", sonrió Charlotte
encantada. Charlotte contestó alegremente, sonriendo con deleite.|
"Estás de buen humor, Char".

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"Hee. Usted misma dijo que sería interesante, Dama Satsuki".
Satsuki había estado sentada en silencio mientras hablaban, pero se unió a la

conversación con una risita. Charlotte también había dado su respuesta con un humor alegre.
"Por cierto, ¿quién asistirá a la primera clase?" preguntó Rio, mirando a Satsuki.
"En primer lugar, estará Dama Satsuki. Desde Galarc asistirán varios de mis caballeros y
los asistentes de Liselotte. También asistirán algunos de los caballeros femeninos de la
princesa Christina y de la princesa Flora del lado de la Restauración", respondió Charlotte
con una mirada a Christina y Liselotte.
"La princesa Charlotte nos planteó la oferta. La Restauración asistirá a través de Vanessa
y algunas de sus subordinadas. Puede que le causen problemas, pero guíelas bien, señor
Amakawa", dijo Christina asintiendo.
"También asistirán algunas de mis asistentes que me acompañaron a la capital. Por favor,
enséñeles a ellos también", continuó Liselotte con una reverencia.
"Lo que significa que habrá algunas caras conocidas..." A Rio le molestó un poco que
todas fueran mujeres. "Lo entiendo. No sé qué tan bien podré enseñarles, pero haré lo que
pueda", respondió, enderezándose y asintiendo.
"Si te parece bien, me gustaría que la primera clase se impartiera dentro de unos días.
¿Se ajusta a tus circunstancias? Estoy pensando en celebrarla por la mañana, después del
desayuno y antes de la tarde..."
"Estaré libre ya mañana a esa hora".
"¿De verdad? ¡Entonces celebrémoslo mañana! Si los demás en tu mansión quieren ver o
participar, podemos celebrarlo en la plaza del jardín trasero. Me pasaré sobre las nueve de la
mañana". Charlotte miró a Latifa y a todos los presentes.
"¡Sí! ¡Me encantaría ir a ver!" Latifa levantó la mano con energía.
"Si Haruto da clases, me gustaría asistir como alumna".
"Yo también estoy interesada".
Sara levantó la mano tímidamente, seguida de cerca por Alma.
"Ustedes dos son muy bienvenidas a unirse. Está bien, ¿no?" Charlotte aceptó de
inmediato, consultando a Rio para confirmarlo.
"Sí, por supuesto. En ese caso, pueden tomar la clase durante la mayor parte del tiempo,
pero ¿podrían actuar como mis asistentes cuando necesite ayuda?"
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"¡Claro!" Sara aceptó.
"Déjalo en nuestras manos", añadió Alma.
"Aishia, tú también".
"Sí". Aishia asintió sin dudar.
"Eso resuelve el asunto de la instrucción especial de Sir Haruto. Dama Celia, ¿qué hará
con la suya?" Charlotte resumió con satisfacción, y luego se volvió hacia Celia.
"Hay algunas cosas que me gustaría confirmar, pero el hecho de que la princesa Christina
esté aquí significa que has aclarado esto con ella, ¿verdad?"
"Sí. O, mejor dicho, ha sido transferida temporalmente a Sir Amakawa en este momento,
así que la decisión depende de ustedes dos", respondió Christina.
"Gracias. ¿Qué tipo de temas esperas que cubra?" preguntó Celia a Charlotte.
"Cualquier asignatura está bien, pero tus alumnos irán desde la primaria superior hasta la
secundaria. Cada clase puede ser un curso completo o, si lo prefieres, puedes tomar varias
clases para cubrir un tema. Podemos discutirlo después de tener en cuenta la duración de la
estancia de Sir Haruto en Galarc".
"Pienso quedarme un mes más. Si Celia está de acuerdo en dar clases, por favor, planifica
en torno a ese horario", explicó Rio.
"Si pudieras proceder a la organización de las clases, empezaré a pensar en mis planes
de lecciones".
Así, Celia decidió dar también sus clases especiales.
◇◇◇
A la mañana siguiente, para asistir a la clase de combate cuerpo a cuerpo de Rio, las
personas que cruzaron las fronteras de la organización se reunieron en los terrenos de la
mansión.
La Segunda Princesa del Reino de Galarc iba a la cabeza, guiándolos. La acompañaban

sus asistentes y los caballeros femeninos detrás de ella. Junto a ella caminaban Christina y
Flora, de la Restauración. También las seguían sus asistentes y caballeros, incluida Vanessa.
Un poco más atrás de las princesas iba Liselotte, hija del duque Cretia de Galarc. La
acompañaban sus asistentes, que también hacían de guardias: Aria, Cosette y Natalie.
Delante de la puerta había dos caballeros femeninos de Galarc. Rio no tenía criados, y el
héroe y la princesa del reino visitaban a menudo su mansión, por lo que la zona estaba
vigilada por los caballeros del castillo.
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Por cierto, como la mansión que se le dio a Rio estaba en los terrenos del castillo, el
espacio era limitado. Por ello, la mansión estaba situada a un tiro de piedra de la puerta
principal. En cambio, el jardín trasero contaba con un espacio privado más grande, alejado
de la mirada del público, y había espacio más que suficiente para celebrar un combate con
armas.
Como preparación para la llegada de los invitados, se instaló un gazebo en el jardín hacia
la puerta principal para que Rio y los demás se relajaran (Satsuki se había quedado a dormir
la noche anterior, así que ya estaba en la mansión).
"Bienvenidos todos".
"Buenos días, señor Haruto. Hemos llegado como prometimos".
"He estado esperando".
Rio se acercó al grupo y colocó su mano derecha sobre el pecho, dándoles la bienvenida.
"Vamos a ir directamente al grano. Si los preparativos están completos, por favor,

empiecen a enseñar".
Como estaban limitados de tiempo, se pusieron manos a la obra nada más llegar.
"Entiendo. Por favor, síganme".
Rio condujo al grupo al jardín trasero. En la parte trasera había un cenador aún más
grande, en el que se detuvo primero. Las armas de madera para los simulacros de batalla
habían sido traídas el día anterior y estaban alineadas frente a la glorieta.
"Los que deseen observar, por favor, diríjanse bajo el cenador. Los que participen en la
clase, por favor, seleccionen su mejor arma de entre las disponibles y vengan por aquí".
Rio entonces recogió la espada de madera que tenía apoyada a su lado y se alejó un poco.
Aishia y Satsuki cogieron lanzas de madera y fueron tras él, seguidas de Sara, que cogió dos
dagas de madera, y Alma, que eligió una maza de madera.
Luego, el resto de los participantes, entre los que se encontraban Vanessa, Aria, Cosette,
Natalie y los demás, eligieron cada uno su propia arma y los siguieron.
"Todos los demás, por favor, vengan por aquí".
A instancias de Celia, Charlotte y las demás se dirigieron bajo el cenador. Había una mesa
y sillas colocadas debajo, donde todos los demás, aparte de los asistentes, se sentaron para
ver la clase de Rio.
Mientras tanto, los participantes ya se habían distanciado lo suficiente del cenador.
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"Por aquí debería bastar". Rio, que había estado caminando en cabeza, se detuvo y se dio
la vuelta para mirar a los caballeros y asistentes. Aishia, Sara y Alma se pusieron a su lado.
"Está bien que esté en este lado, ¿verdad?" Satsuki consultó a Rio antes de alinearse
entre Aria y los demás.
"Sí".
Las participantes son Satsuki, cinco caballeros de Galarc, cinco caballeros de la

Restauración y tres asistentes de Liselotte. También están Aishia, Sara y Alma. Un total de
diecisiete personas. Y en realidad son todas mujeres...
Después de mirar a todas, Rio se sintió un poco incómodo. Ser el único hombre en un
grupo de mujeres era bastante agotador. Los observadores bajo la glorieta también eran
mujeres, así que se sintió como si hubiera entrado solo en un colegio de chicas.
Sin embargo, Rio supuso que Charlotte había limitado su selección de participantes a las
mujeres por su bien... O más bien, por el bien de Latifa y los demás que vivían en la mansión.
Después de decirle que no estaban acostumbrados a estar rodeados de la nobleza,
probablemente supuso que se sentirían más cómodos con los miembros de su mismo sexo y
actuó por consideración. Además, las personas que se encontraban aquí eran rostros algo
conocidos que normalmente se veían protegiendo a Charlotte y Christina. Dicho esto...
"Mi nombre es Haruto Amakawa. Tengo el honor de poder instruir a todas en el combate
cuerpo a cuerpo a petición de la princesa Charlotte".
Había muchos con los que no había hablado antes, así que Rio se presentó. Al hacerlo,
todos los participantes dirigieron sus miradas hacia él. Algunos lo miraban con curiosidad,
otros con admiración y otros lo miraban en evaluación.
"Estas tres son mis amigas: Aishia, Sara y Alma. Van a participar en la clase como mis
ayudantes. Nos enfrentamos regularmente, así que puedo garantizar que las tres son buenas
oponentes". La heroína, Dama Satsuki, también participará junto a todas".
Ante la presentación de Rio, Sara y Alma inclinaron la cabeza primero.
"Soy Satsuki. Agradecería que interactuaran conmigo sin las rígidas formalidades de los
héroes. Encantada de conocerlas", dijo Satsuki. Sin embargo, la posición de los presentes no
les permitía aceptar sus palabras tan ingenuamente, y todos respondieron con una
respetuosa inclinación de cabeza.
Supongo que tendré que trabajar el resto en el transcurso de los combates de sparring,
pensó Satsuki con una sonrisa tensa al verlos reaccionar de esa manera.
"El propósito de esta clase es enseñar el combate cuerpo a cuerpo, así que estoy
pensando en centrar la clase en simulacros de combate. Para ser sincero, no confío mucho
en mis habilidades para instruir a todos. Pero como ya he accedido a hacerlo, asumiré la
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responsabilidad y lo haré lo mejor que pueda. Ahora... Nuestro tiempo es limitado, así que
empecemos".
Rio declaró el comienzo de la lección. Había pensado en el plan de la lección ayer, pero le
faltaba experiencia en la enseñanza. No tuvo más remedio que resolver las cosas sobre la
marcha. Ahora que volvía a ser consciente de ello, su expresión se endureció con un ligero
nerviosismo.
"Me gustaría empezar midiendo las habilidades de cada uno, así que voy a enfrentarme a
cada una de ustedes una por una. El combate se suspenderá en cuanto mida su fuerza, pero
también puede terminar con un golpe efectivo. Así que, por favor, vengan hacia mí con la
intención de golpearme. La magia y la hechicería están permitidas en forma de aumento de
la capacidad física. La única necesidad es una señal que indique el comienzo, así que ¿estás
dispuesta a hacer de árbitro, Sara?"
"Sí. Déjamelo a mí". Sara se adelantó a la petición de Rio. Oír que iban a empezar con el
sparring hizo que todos los participantes se recompusieran. Probablemente les atraía la
oportunidad de entrenar con Rio, que tenía muchos logros militares en su haber. Querían
medir sus habilidades tanto o más que él quería conocer las suyas.
"Entonces, mi primer oponente será..."
Rio miró a los participantes.
"Por favor, permítanme". Una caballera del Reino de Galarc levantó inmediatamente la
mano. La atención de todos se concentró en ella.
"Tú eres..."
Parecía tener unos veinte años. Normalmente acompañaba a Charlotte por el lugar y dejó
una impresión en Rio por enviarle ocasionalmente miradas escrutadoras.
"Soy Louise Sharon, caballero del Reino de Galarc y capitán de la guardia personal de la
princesa Charlotte".
"Entonces, la primera será Dame Sharon. Es un placer conocerla... no es la primera vez,

pero creo que este es nuestro primer saludo apropiado. Vamos a tener un buen
enfrentamiento".
"De acuerdo", respondió Louise a Rio con una ligera reverencia.
"Por aquí, por favor". Rio la condujo a una corta distancia del resto del grupo. Louise miró
su espalda mientras lo seguía-.
Dime, Louise. Quiero que mañana te enfrentes a Sir Haruto antes que a nadie. Si pierdes
ante él como capitán, todo tu escuadrón tendrá que aceptarlo, ¿verdad?
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-Y recordó las palabras que Charlotte le había dicho ayer. Sus palabras no tenían un ápice
de duda para la victoria de Haruto, pero no hirió su orgullo como soldado. Como caballero,
Louise Sharon consideraba que las palabras de su maestro eran absolutas. Cualquier cosa
que dijera Charlotte, era válida.
Sin embargo, ella tenía pensamientos sobre Haruto.
Sir Haruto Amakawa. La persona que la princesa Charlotte ama...
Louise adoraba a Charlotte. Le tenía un gran cariño. Había sido asignada para proteger a
Charlotte desde que era joven, vigilando su crecimiento hasta ahora. Había mantenido sus
sentimientos en secreto para evitar faltas de respeto, pero era imposible que no la encontrara
adorable. Se podría decir que estaba enamorada de Charlotte, eso era lo que sentía por ella.
Sin embargo, cuando se trataba de Charlotte-
Dime, Louise. ¿Cuándo crees que regresará el señor Haruto?
Dime, Louise. Sir Haruto es realmente increíble.
Dime, Louise. Sir Haruto mencionó esto hoy...
Con la cara de una doncella encaprichada, sólo hablaba de un solo hombre a Louise cada
día. Era como si el que ella amaba se hubiera enamorado de otro, no había manera de que
se sintiera indiferente a eso.
Además, el ardor de Louise se había extendido a sus subordinados: todos los caballeros
que protegían a Charlotte tenían sentimientos encontrados hacia Rio.
Por lo tanto, Louise miró fijamente a Rio como si dijera: "¿Realmente puedes hacer feliz a
la princesa Charlotte? No te perdonaré si pones tus manos sobre otras mujeres. O, mejor
dicho, no te perdonaré si le pones las manos encima a nuestra adorable princesa Charlotte.
¿Entendido?" Sus subordinados miraban desde lejos de manera similar.
Heh, las cosas están a punto de ponerse interesantes. Charlotte se dio cuenta de lo que
pensaban sus guardias y sonrió complacida al ver cómo se desarrollaban las cosas.
Tiene una mirada feroz... Rio no tenía ni idea de lo que los caballeros estaban pensando,
pero se sintió un poco incómodo al enfrentarse a la mirada de Louise.
"Augendae Corporis. Por favor, mejore usted también, Dama Sharon". Se recompuso y
recitó el hechizo, activando el artefacto mágico que llevaba en el brazo para potenciar sus
habilidades físicas. Un círculo de hechizo apareció, cubriendo el cuerpo de Rio de luz. El uso
de las artes espirituales lo pondría en ventaja física, así que no fingió activarlo antes de
cancelarlo. Lucharía en las mismas condiciones.
"Bien. Augendae Corporis".
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Louise no confió en un artefacto como Rio y se potenció con magia.
"Las reglas son como he explicado antes. Siéntete libre de usar tu arma y tus puños para
asestarme un golpe".
"Entendido. No pienso contenerme", dijo sin hostilidad, pero miró fijamente a Rio mientras
asentía.
"Bien. Por favor, no lo hagas".
"..." Rio respondió con una sonrisa refrescante. Eso pareció pillar a Louise por sorpresa,
ya que frunció un poco el ceño al verlo.
No se paró a pensar en el leve cambio de expresión de Louise y se dirigió a Sara en su

lugar. "¿Empezamos, entonces? Sara. Si puedes dar la señal para empezar".
"De acuerdo. Comienza cuando cuente desde cinco. ¿Están listos?" Sara lo comprobó.
"Sí."
"En cualquier momento."
Los dos asintieron.
"Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Comiencen".
Louise, silenciosamente, echó a correr tan pronto como se dio la señal, acercándose a Rio.
La distancia entre ellos había sido de cinco metros para empezar, pero la brecha se cerró en
un instante. Ella procedió a blandir su espada de madera en un movimiento eficiente,
cortando hacia él. Sin embargo, Rio había visto perfectamente su trayectoria y se adelantó
para parar la espada de Louise antes de que pudiera tomar suficiente impulso. Louise
también había cambiado su centro de gravedad para dar un paso adelante, por lo que fue
desequilibrada tan pronto como su espada fue desviada, matando su impulso por completo.
Fue una parada perfectamente sincronizada. Si hubiera sido un momento más tarde,
Louise tendría suficiente peso inclinado hacia adelante para evitar ser golpeada hacia atrás.
Guh... Esto es malo. Él va a contraatacar.
Louise rompió en un sudor frío, sintiendo su derrota al principio del partido. Sin embargo,
Rio no dio un paso adelante, al contrario, retrocedió y ajustó su agarre en su espada de
madera.
"¿Por qué no me has perseguido con un ataque de seguimiento hace un momento...?"

Preguntó Louise con duda.
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Fue sólo un breve momento, pero había estado indefensa en el tiempo que le llevó
recuperar el equilibrio. Sabía que Rio no era el tipo de oponente que dejaría pasar una
oportunidad como ésta basándose en su parada, por lo que lo encontró cuestionable.
"Este es un combate para aprender tus habilidades, no para salir victorioso".
"Honestamente, sentí una gran brecha en la habilidad sólo por ese primer golpe... Aunque
cargué contra ti con un golpe de prueba, mi nivel de habilidad fue vergonzoso", dijo Louise
con una mirada de fastidio. Precisamente porque era una luchadora experimentada, podía
sentir las diferencias en sus habilidades con mayor intensidad.
"Eso no es cierto. Fue un movimiento pulido, sin desperdiciar ningún movimiento. Aunque
eso sólo hizo que el movimiento fuera más fácil de predecir... Y si hubiera girado más tarde,
habría perdido el tiempo para hacer un contraataque", dijo Rio con naturalidad.
Si se hubiera retrasado un instante, habría perdido la oportunidad de contraatacar. Es

difícil creer que haya visto el momento oportuno y que haya blandido su espada mientras lo
apuntaba... Pero no importa cómo lo mire, él apuntó a ese momento. ¿Qué clase de sentido
del combate tiene? Está más allá de lo que imaginaba.
Ella había estado balanceando con su cuerpo físicamente mejorado, así que el tiempo
correcto habría sido más corto que un segundo. Con ese análisis, Louise se quedó sin
palabras.
"Si no hay nada más, reanudemos el encuentro. Siéntase libre de venir a mí cuando sea".
"Bien..."
Louise asintió torpemente, respirando profundamente para concentrarse en la batalla de

nuevo.
◇◇◇
Rio se enfrentó a los participantes uno tras otro. Ya había terminado los combates contra
once de ellos, y aún no había dejado que nadie le diera un golpe. Aproximadamente media
hora más tarde, estaba haciendo de sparring con la asistente de Liselotte, Natalie, como su
duodécimo oponente.
Ha luchado contra diez caballeros de Galarc y de la Restauración en sucesivos combates,

pero no ha perdido ni uno solo. Los asistentes del Duque Cretia son tan hábiles como decían
los rumores también...
Sonriendo, Louise tenía una mirada mitad de asombro y mitad de sorpresa mientras
observaba atentamente a Rio ganando un combate tras otro. Los otros caballeros también
estaban observando las batallas en silencio con expresiones serias. Todos los presentes se
habían entrenado diligentemente como soldados, por lo que todos se sentían molestos por
no ser rivales para él y observaban cualquier movimiento que pudieran aprender de él.
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Mientras tanto, Cosette y Aria estaban de pie, una al lado de la otra, observando el
combate de su colega.
"Natalie está bailando en la palma de su mano".
"Igual que tú hace unos momentos, querrás decir", señaló Aria.
Efectivamente, en el combate de Cosette con Rio, ella había ejercido toda su resistencia
sin poder hacer nada hasta que el combate terminó sin que ella pudiera remontar.
"Bueno, sí. Aun así, sabía que era fuerte, pero no pensé que lo fuera tanto sin su espada
encantada... El nombre que se ha hecho es el verdadero. Sus habilidades fueron más allá de
lo que imaginé cuando luché contra él también. Es maravilloso, de verdad".
A Cosette no le molestaba especialmente lo impotente que había sido; de hecho, miraba a

Rio con aire soñador mientras hablaba. Aria observó a su colega con un suspiro cansado.
"Por supuesto que sí. Sería imposible derrotar a la Espada del Rey sólo con una espada
encantada si no tuvieras la habilidad con la espada para respaldarla. Talento y esfuerzo: sólo
se puede alcanzar su nivel a una edad tan temprana cuando se está bendecido con ambos
factores."
"Un genio trabajador, ¿eh? ¿Significa eso que una genio como tú sería capaz de darle un
golpe?"
"No soy una genio, pero tampoco se puede saber hasta que crucemos las espadas". Aria
frunció un poco el ceño, no le gustaba mucho que la llamaran genio.
"Ahora te tocará a ti. El asistente principal más fuerte y demoníaca contra Sir Haruto.
Estoy deseando ver quién puede superar a quién. Mira, el combate está a punto de terminar",
dijo Cosette mientras observaba.
Natalie se acercaba a Rio con decisión, con dos dagas de madera en las manos. Rio
contenía sus contraataques para observar mejor sus movimientos, por lo que los ataques
eran unilaterales por parte de Natalie.
Sin embargo, Rio evadía continuamente sus ataques con un movimiento mínimo, lo que
hacía que le faltara menos el aire que a ella a pesar de ser quien luchaba contra un oponente
tras otro. Era sólo cuestión de tiempo hasta que su combate concluyera.
"Se está poniendo nerviosa por la falta de oportunidades para atacar. Siempre ha odiado
perder".
Un espectador normal no podría decir que Natalie se estaba frustrando, ya que seguía
blandiendo su daga con una expresión seria. Pero al ser su colega, Cosette podía ver a
través de ella.
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"Vamos a parar aquí".
Rio bajó su espada, pidiendo el fin del combate.
Natalie parecía querer luchar más, pero su personalidad obediente la hizo bajar sus dagas
sin protestar. Ella asintió después de una pausa. "Está bien".
"Estoy seguro de que habrá más oportunidades de hacer sparring en el futuro, así que
hasta entonces". Rio pareció percibir algún tipo de emoción en la expresión de Natalie,
haciéndole sonreír.
"C-Cierto". Natalie asintió avergonzada, notando el hecho de que la habían visto a través.
"Aria es la última, entonces. Por favor, acércate", gritó Rio, llamando a Aria desde una
buena distancia.
Poco después, Aria ocupó el lugar de Natalie frente a Rio, y se colocaron a cinco metros
de distancia la una de la otra.
"Hagamos un buen combate".
"Sí, así es". Rio devolvió la cortés reverencia que Aria le envió.
"Cuando estén listos, comenzaremos a la cuenta de cinco. Por favor, mejora tus
habilidades físicas con magia o hechicería".
"Estoy lista cuando sea. Augendae Corporis".
"Yo también estoy listo. Augendae Corporis".
"Empezaré la cuenta atrás entonces. Cinco, cuatro, tres, dos, uno. ¡Comienza!"
A la señal de Sara, el partido comenzó.
Aria corrió inmediatamente hacia Rio. En el momento en que lo hizo, blandió su espada de
madera contra él, atrapándolo en el momento justo. Incluso a un guerrero experimentado le
habría resultado difícil reaccionar a ese movimiento, y mucho menos a un aficionado, pero
Rio desvió el ataque con un movimiento de su espada. Pero bloquear sólo el primer ataque
no fue suficiente para detener los movimientos de Aria; con un brazo ágil y grácil, balanceó
su espada en otro intento de golpear a Rio. Ese movimiento incluso hizo que los ojos de Sara
se abrieran de par en par con asombro.
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Como esperaba, Aria es realmente la más fuerte de todos los participantes.
Al mismo tiempo, Rio sintió de primera mano las habilidades de Aria. Las otras asistentes
de Liselotte, Cosette y Natalie, habían estado a un nivel parejo con Vanessa y Louise, pero la
destreza de Aria con la espada estaba más cerca de la de Alfred, el Espada del Rey. Tenía
talento más que suficiente para trabajar como asistente principal de la hija de un duque.
Aria tendría que enfrentarse a Aishia para que el combate mereciera la pena. Aunque Sara
y Alma podrían dar una buena pelea si se alían, pensó Rio mientras rechazaba los ataques
de Aria. Otra cosa sería si las artes espirituales estuvieran permitidas, pero Sara y Alma no
podrían ganar en las mismas condiciones solas. Si tuviera que celebrar una serie de batallas
para clasificar a los participantes con la excepción de Aishia y él mismo, Aria saldría como
ganadora decisiva, seguida de Sara y Alma. Por debajo de ellas estarían Natalie, Cosette,
Vanessa y Louise. Después estarían los demás caballeros.
Por cierto, cuando Satsuki intentó potenciar sus habilidades físicas, descubrió que las
mejoras de sus Brazos Divinos se activaban incluso sin manifestar el arma. Esto significaba
que no podía luchar en las mismas condiciones que los demás participantes, por lo que no
podía ser clasificada, pero si Rio tuviera que clasificarlos con las armas divinas, las artes
espirituales y las espadas encantadas permitidas, probablemente se situaría cerca de los
primeros puestos.
Había practicado con ella varias veces desde que vivía en la mansión del castillo, y ella
había mostrado un crecimiento impresionante en poco tiempo. Sin embargo...
Ella es realmente formidable...
Incluso así, Satsuki lo tendría difícil contra Aria. Así de superiores eran las habilidades de
Aria. No sólo cada uno de sus movimientos era limpio y eficiente, sino que tenía un buen
sentido de la técnica que hacía que sus acciones fueran difíciles de predecir.
La falda que lleva puesta hace difícil medir la distancia. Puede ser un poco inusual ver a
una asistente luchando con su uniforme de trabajo, pero teniendo en cuenta cómo iba a
utilizar un arma, probablemente era un traje de combate razonable. Aunque es más fácil de
agarrar cuando uno está luchando con sus puños...
Por ejemplo, un caballero entrenado sería capaz de ver a través de sus oponentes
basándose en los movimientos de su cuerpo, pero lo más vital era la información visual que
se recibía al observar los pies, como la sincronización de los pasos y las patadas. Por eso
era normal utilizar a propósito los movimientos del cuerpo como fintas o aprender técnicas
para ocultarlos lo más posible, pero ocultar los pies con una falda larga era otro método
inteligente. Rio también utilizaba un abrigo largo cuando solía luchar para que sus pies
fueran más difíciles de ver, pero una falda podía cubrir una zona mayor.
Dicho esto, Cosette y Natalie también llevaban faldas. La razón por la que Rio encontraba
a Aria más difícil de combatir que ellas era simplemente porque tenía mejores habilidades.
Dominaba perfectamente las técnicas para disimular sus movimientos, además de ocultar
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sus pies con la falda, así que, aunque sus habilidades físicas no eran diferentes a las de las
demás, daba la ilusión de que su velocidad era mayor. Además, constantemente hacía el
mejor movimiento con la mayor velocidad.
Sin embargo, Rio seguía sus movimientos a la perfección, por lo que su combate estaba
resultando mucho más avanzado que los demás. Rio sólo se había movido unos metros
mientras luchaba contra los demás, pero ahora se veía obligado a moverse mucho más lejos
para hacer frente a los ataques de Aria. Todos los observadores de su combate tenían los
ojos bien abiertos.
Los más sorprendidos eran los que veían luchar a Aria por primera vez, en particular los
caballeros. Miraban atónitos.
"Qué intenso..." murmuró Vanessa, observando a Aria.
"He oído rumores de que la asistente principal de Dama Liselotte es hábil, pero esto es
algo más", respondió Louise.
A poca distancia, Cosette escuchó su conversación y murmuró: "El señor Haruto también
es increíble por ser capaz de seguir el ritmo de sus feroces ataques con tanta perfección. Yo
no duraría más que unos segundos..."
Todos los asistentes de Liselotte entrenaban a diario, y la que los supervisaba era Aria. Su
menú incluía enfrentarse regularmente a ella en un combate individual, que todos los
asistentes temían como el entrenamiento del infierno.
"Eh, chicas. ¿Quién es ella?" Vanessa preguntó a Natalie y Cosette.
"Es nuestra jefa de asistentes. Se llama Aria", respondió Cosette encogiéndose de

hombros.
"Lo escuché durante su autopresentación... ¿Pero qué clase de historia tiene? Parece que
ha aprendido el estilo de espada del Reino de Beltrum", continuó Vanessa.
Como ella también usaba el estilo de espadas de Beltrum, había notado esa similitud.
"Hmm... Bueno, no es que sea un secreto, así que supongo que debería estar bien decirlo.
Nació en una familia de vizcondes de Beltrum".
Aria lo había mencionado ella misma la última vez que se encontró con un caballero del
Reino de Beltrum.
"¿Así que es la hija de un vizconde de nuestro reino? ¿Por qué está sirviendo a la hija de
un duque en Galarc?"
¿Significaba eso que estaba empleada como sirvienta? Cualquier persona nacida en una
familia de vizcondes con habilidades con la espada como esa, normalmente se uniría a los
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caballeros, y no había duda de que ella alcanzaría un gran éxito allí. No sería extraño que la
asignaran a la realeza como Christina o Flora. Vanessa parecía querer reclutarla.
"Me temo que esa es una pregunta más privada, así que por favor pregúntale a la propia
Aria. A ella no le molesta tanto, así que dudo que se niegue a contestar, pero es un asunto
propio para discutir."
"Hmm, ya veo... No, siento haberte molestado". Vanessa percibió el cambio en el

ambiente y se abstuvo de insistir en el tema. Sin embargo, seguía lamentando que su reino
hubiera perdido a una persona con tanto talento y se mordió el labio con frustración.
Mientras tanto, Rio pasó de la defensa al ataque. Siguió la trayectoria de la espada de Aria,
balanceando su espada en la misma dirección para contraatacar. Aria aprovechó la fuerza de
su golpe para saltar a un lado, evadiendo el contragolpe de Rio por un pelo.
Rio procedió a perseguirla acercándose. Hasta ahora, había evitado atacar agresivamente
a los otros sparrings, por lo que los observadores comenzaron a hacer ruido.
"Guh..."
Aria también lo notó. Como los otros participantes no habían sido atacados activamente,
se sorprendió lo suficiente como para abrir los ojos débilmente. Pero aun así no fue suficiente
para sacudirla: fue capaz de reaccionar a sus ataques. Con un paso atrás, manejó su ataque,
haciendo que Rio avanzara como si estuviera bailando con su espada.
Los ataques de Rio también fueron espléndidos, haciendo que los observadores
contuvieran la respiración. Sin embargo, procedieron a encontrarse con las espadas otras
diez veces.
"Dejémoslo así". Rio se detuvo, pidiendo el fin del combate.
"...Bien". Aria respondió con un pequeño suspiro, bajando su espada.
"Ahora, volvamos con todos los demás".
"Entendido".
Aria siguió a Rio cuando empezó a caminar, vigilando su espalda.
Qué chico tan increíble... Su habilidad con la espada es perfecta y lucha como un veterano
maestro guerrero. Es aterrador pensar que sólo tiene dieciséis años.
Se suponía que era la mayor, pero sentía que su espada tenía más de la pasión que se
puede encontrar en la juventud. Ese fue el pensamiento medio exasperado que entró en la
mente de Aria.
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Una oportunidad de enfrentarse a oponentes como éste no se presenta a menudo.
Debería disfrutarla al máximo mientras pueda.
Sonrió felizmente. Después de eso, Rio, Aria y Sara, que había estado actuando como
árbitro, volvieron a donde estaban los caballeros y los demás.
"Me he hecho una buena idea de las habilidades de todos después de enfrentarme a
todos ustedes. Hay algunas cosas que he notado, así que voy a proceder con la lección
teniendo en cuenta esos puntos. El objetivo de hoy es que todos los presentes se hagan más
fuertes, así que haremos simulacros de batallas en números variables para que todos tengan
una experiencia de aprendizaje útil. Puede que acabe dando instrucciones de forma
improvisada, pero por favor, tened paciencia". Rio explicó la dirección de la lección y miró a
todos. Cuando inclinó la cabeza, todos los participantes parpadearon sorprendidos por un
momento.
"¡Sí, señor!", respondieron todos con energía.
"¿Alguien tiene alguna pregunta?"
"¡Sí!" La mano de alguien salió disparada al aire.
"¿Qué pasa, Satsuki?"
"¿No quieres hacer de sparring conmigo?"
"He estado practicando contigo desde que llegué a esta mansión, ¿no es así? Por eso ya
conozco tus habilidades, las de Sara, Alma y Aishia".
"Hmph..." Satsuki hizo un mohín. Le había hecho mucha ilusión.
"Puedo hacer de sparring contigo en cualquier momento fuera de la lección, así que
luchemos entonces".
"¿Es una promesa?"
"Sí." Aunque se encogió de hombros, Rio asintió con una sonrisa.
"¡Sí! No puedo esperar", respondió alegremente Satsuki.
Los caballeros y los asistentes que los observaban intuyeron lo unidos que estaban los
dos a partir de ese intercambio.
"Ahora, no tenemos tiempo que perder. Pasemos al siguiente elemento del menú".
La lección continuó durante otras dos horas hasta el almuerzo, y los participantes
disfrutaron de una sesión de entrenamiento muy satisfactoria.
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◇◇◇
Mientras tanto, aproximadamente una hora antes de que terminara la lección especial, las
chicas que habían estado observando la clase, entre las que se encontraban Miharu, Celia,
Latifa, Orphia, Charlotte, Liselotte, Christina y Flora, entraron en la mansión antes que las
demás; su objetivo era preparar el almuerzo y alistar los baños que acababan de terminar
ayer para sus invitados. La mansión se construyó pensando en la realeza, por lo que era
bastante espaciosa. Por supuesto, ya había baños en la mansión, pero Rio decidió
remodelarlos para que Satsuki pudiera seguir disfrutando mientras él estaba fuera del castillo.
Los residentes de la casa (incluyendo a Satsuki, que prácticamente vivía allí, y a Charlotte)
habían utilizado los baños ayer, pero Christina, Flora y Liselotte aún no los habían probado.
Las tres expresaron su interés en bañarse, por lo que se acordó de antemano que serían
llevadas allí una vez que observaran lo suficiente la lección.
Miharu, Orphia y Latifa debían preparar el almuerzo mientras Celia, Charlotte, Liselotte,
Christina y Flora se bañarían primero. Se desnudaron en el vestuario con la ayuda de los
asistentes, y luego abrieron la puerta que comunicaba con el baño.
"Oh, Dios mío..."
"Es maravilloso..."
Flora fue la primera en reaccionar con los ojos brillantes, seguida de Christina. Las dos
habían experimentado el baño de la casa de piedra a su regreso de Paladia a Galarc, por lo
que estaban más llenas de asombro que de sorpresa.
Sin embargo, a diferencia del baño de piedra de la otra casa, el de esta mansión era de
madera. Las paredes, el suelo y la bañera estaban hechos de materiales de madera, creando
una habitación que desbordaba el gusto tradicional japonés.
"Qué bañera tan bien hecha..."
Los ojos de Liselotte se fijaron primero en la bañera. La mayoría de las bañeras de la

región de Strahl eran de un estilo poco profundo que permitía sólo el agua suficiente para
lavar el cuerpo.
Sin embargo, las nuevas bañeras que Rio y los demás habían construido eran lo
suficientemente profundas como para remojarse en ellas. Además, eran lo suficientemente
grandes como para que cupieran diez personas con espacio de sobra. Estaba llena de agua
hasta el borde y cubierta por una capa de vapor. La pared, el suelo y la bañera estaban
completamente cubiertos de baldosas de madera que daban al baño un aspecto luminoso.
La ventana se abría a un balcón que daba al jardín trasero, lo que permitía un baño medio al
aire libre.
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Incapaz de olvidar la sensación de un baño japonés, Liselotte también había construido un
baño en su mansión de Amande, pero en el suyo sólo cabían tres personas como máximo.
"Sir Haruto" y "Dama Alma" remodelaron juntos el baño existente. Recrearon los baños
que se podían encontrar en el mundo anterior de Dama Satsuki y Dama Miharu", explicó
Charlotte, que había disfrutado del baño ayer.
"Es realmente maravilloso..." Liselotte suspiró soñadoramente. Tal vez fuera porque
recordaba sus memorias como japonesa, o tal vez porque estaba sencillamente
impresionada por el brillante baño que tenía ante sí.
Espera, aguanta un momento... Esta mansión le fue entregada hace diez días, ¿verdad?
¿Construyeron un baño tan maravilloso en sólo diez días? ¿Con sólo ellos dos...?
Liselotte recobró el sentido, inclinó la cabeza y volvió a mirar el baño, sorprendida por el
grado de perfección. No había ningún signo de mala construcción; todo estaba limpiamente
refinado más allá del nivel de un trabajo amateur. Ciertamente, parecía el trabajo de una
empresa de carpintería.
Un espadachín de primera categoría con espléndidas habilidades culinarias, y hace su

propio vino fino como hobby. Tiene conocimientos de poderosa hechicería y también sabe
hacer trabajos de carpintería. ¿Cuántos talentos tiene, Sir Haruto?
Tenía tantos conocimientos que los sentimientos de Liselotte sobrepasaron el mero

asombro y llegaron al territorio de la medio-exasperación. Pero como comerciante, eso lo
hacía aún más atractivo para ella. Cada una de sus áreas de conocimiento estaba repleta de
encanto: si se aplicaban con inteligencia a los negocios, podían dar lugar a una gran fortuna.
Por lo tanto, lo correcto como comerciante en busca de beneficios era negociar

activamente con él, y ella estaba llena de impulsos para hacer exactamente eso, pero...
Por alguna razón, me encuentro conteniéndose. No quiero sacar el tema de los negocios
cada vez y hacerle creer que sólo me importa ganar dinero...
Por el momento, ella no había sido capaz de seguir activamente esas discusiones. Puede
que haya fracasado como comerciante, pero no podía evitar sentirse culpable por haber
creado una relación tan interesada. La propia Liselotte no podía explicar el motivo, por lo que
era una fuente de preocupación para ella.
"¿Pasa algo, Liselotte?"
Justo entonces, Celia ladeó la cabeza hacia Liselotte, preguntándose por qué se había
detenido en la entrada del baño.
"Ah, no, es que es un baño tan bonito... Me preguntaba si era difícil hacer uso de unas
instalaciones como éstas. Estoy segura de que se puede producir agua con magia, pero
prepararla cada vez debe llevar algo de trabajo, y luego hay que calentar el agua..."
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"No debería sorprenderme que te dieras cuenta de eso; ¿qué tal si te explico cómo
funciona?"
"Sí, por favor, hazlo". Liselotte asintió.
"Entonces vamos a hacerlo mientras nos lavamos. Por favor, vengan por aquí. Yo también
te explicaré cómo usar el jabón".
Con eso, Celia llevó a Liselotte a la zona de lavado. Le explicó cómo usar el champú, el
acondicionador y el jabón para el cuerpo.
"Umm... ¿Celia? ¿De dónde ha salido este jabón?" preguntó Liselotte después de oler el
jabón líquido que salía de la botella. El Gremio de Ricca también tenía jabón líquido para el
cuerpo, pero ella no estaba familiarizada con el aroma de esta botella.
También sentía curiosidad por la hechicería que limpiaba y calentaba el agua, pero dejó
ese tema de lado por ahora. Por el momento, su lado comerciante estaba demasiado
interesado en el jabón.
"Todo está hecho por Haruto. Es un gran conocedor de este tipo de cosas".
"¿No tiene demasiados conocimientos?" En su shock, Liselotte accidentalmente derramó

sus pensamientos internos de antes.
"Hee, sé cómo se siente. Tal vez sea porque ha vivido una vida sin depender de los
demás, pero tiende a hacer todo por sí mismo. Creo que por eso ha aprendido todo tipo de
cosas. También parece aficionado a aprender cosas que no conoce, y como tiene un alto
nivel de exigencia consigo mismo..." dijo Celia con una sonrisa tensa.
Aunque eso también es lo que lleva a su baja autoestima, pensó en voz baja.
"Ya veo. Tiene el temperamento de un artesano", dijo Liselotte con un zumbido.
"Sí, probablemente sea cierto", asintió Celia. Esa evaluación de él tenía sentido.
"¿Estás hablando de Sir Haruto?" Charlotte se unió inmediatamente a la conversación.

Naturalmente, Christina y Flora estaban a su lado, y todas se habían detenido en medio del
lavado para mirar con curiosidad.
"Sí. Estábamos hablando de cómo Haruto hizo este jabón y de lo talentoso que es",
resumió Celia brevemente.
"Efectivamente, el señor Haruto es una persona realmente admirable", asintió Charlotte

con firmeza.
"No es eso lo que quería decir..."
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"Ah, ja, ja..."
Tanto Celia como Liselotte tenían sonrisas tensas en sus rostros.
"Eso aparte... Esta es mi opinión una noche después de usar el jabón de Sir Haruto, pero
la calidad es mucho mejor que el jabón del Gremio Ricca", dijo Charlotte alegremente,
mirando a Liselotte.
"Se ha despertado mi interés. ¿Podrías explicarme la diferencia para mi investigación?"

preguntó Liselotte, expresando su gran interés en la conversación como comerciante. Dado
que Charlotte no era de las que mienten en este tipo de cosas, sentía una gran curiosidad
por saber en qué era mejor que los productos de su gremio.
"El aroma es subjetivo, así que hay poco que se pueda mencionar ahí. La mayor
diferencia está en el efecto cosmético, diría yo. Por ejemplo, en el caso del champú, la
diferencia es realmente evidente en la suavidad con la que puedo peinarme la mañana
siguiente. Puede que sólo se adapte a mi tipo de cabello en particular, pero el tacto es muy
agradable incluso después de haber dormido. El jabón corporal también ha tenido un impacto
notable en mi piel. Hidrata durante mucho más tiempo que el jabón del Gremio Ricca".
"Todos esos son puntos que hemos intentado corregir en nuestros productos. Sin
embargo, aún estamos en la etapa de pruebas para un producto mejorado..."
"El señor Haruto parece dispuesto a explicar cómo crear los jabones que se almacenan
aquí, así que ¿por qué no usas esos conocimientos para tu tienda? Si estás satisfecha con el
resultado después de probarlo, claro". Charlotte sonrió con descaro, como si estuviera
segura de la respuesta. Eso no sería un problema, aunque-Liselotte confiaba en la opinión de
Charlotte sobre los artículos.
"Es más de lo que podría pedir, pero... ¿está realmente bien?"
"Sí, anoche recibí el acuerdo de Sir Haruto, así que puedo mediar en el trato. Pero hay
algunas condiciones: una parte de las ventas debe ser para Sir Haruto, Dama Satsuki y yo
recibiremos acciones para nuestro propio uso, y... la Princesa Christina y la Princesa Flora
recibirán acciones con prioridad".
Charlotte trabajó con rapidez, ni siquiera se olvidó de añadir un favor para Christina y Flora.
"Entendido. Déjalo en mis manos". Liselotte asintió con suavidad.
"Muchas gracias..." Era la primera vez que escuchaba que el jabón era prioritario para ella,
así que Christina parpadeó sorprendida antes de dar las gracias. Su boca se torció en una
sonrisa de felicidad.
Había disfrutado del jabón en el baño de la casa de piedra durante sus viajes con Rio.
Había cambiado su impresión sobre los baños, que hasta entonces creía que eran para
limpiar y no para disfrutar.
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Había anhelado volver a usar ese jabón después de regresar a Rodania y bañarse allí,
pero no podía decírselo a Rio por pudor. Poder disponer de una reserva segura y disfrutar de
este baño una vez más le resultaba de lo más agradable.
"¡Muchas gracias!" dijo Flora con voz alegre.
"Entonces está decidido. Además, he decidido probar estos baños de inmersión en el

castillo principal. Sir Haruto y Dama Celia me explicarán la tecnología para ello, pero ¿puedo
dejar también la remodelación a tu gremio?"
"Por supuesto... Pero cuando dices "tecnología", ¿quieres decir que este baño utiliza algún
tipo de ingeniería única después de todo?" preguntó Liselotte.
"Hay artefactos mágicos para almacenar el agua y mantenerla limpia, que utilizan
hechizos inéditos que Haruto y yo desarrollamos. Hemos decidido registrar oficialmente el
hechizo en Galarc y la Restauración en un futuro próximo, pero..." explicó Celia. El registro
de hechizos funcionaba como las patentes en la Tierra moderna. Cada vez que alguien
publicaba un hechizo recién desarrollado, obtenía el derecho a monopolizar su uso. El reino
gestionaba estrechamente los hechizos publicados, asegurándose de que el desarrollador
recibía una cuota cada vez que era utilizado por otra persona.
"Han acordado enseñar los hechizos antes de hacerlo. Los baños de inmersión pueden
combinarse con jabones como material de negociación, así que creo que ésta podría ser la
nueva tendencia", dijo Charlotte, terminando las palabras de Celia. No aclaró para qué tipo
de negociación se utilizaba, pero sonrió con una mirada significativa.
"Ya veo..." dijo Christina.
"Las mujeres nobles pulularán por ella, estoy segura", adivinó Liselotte.
En la actualidad, el Gremio Ricca manejaba los jabones de mayor calidad que circulaban
por Galarc y Beltrum. El nacimiento de un jabón de mucha más calidad sin duda cautivaría a
la clientela de la realeza, la nobleza y las mujeres mercaderes adineradas, sobre todo si
tuviera un efecto notable sobre la belleza. Una vez que experimentaran sus efectos,
seguramente querrían seguir utilizándolo. En ese caso, había muchas formas de sacar
ventaja como desarrollador y proveedor. Era el equivalente a obtener un arma poderosa
contra la mitad femenina de la clase noble.
Aunque todavía no ha habido ningún movimiento, definitivamente hay gente a la que no le

gusta el aumento de la fama de Sir Haruto. No estaría de más tener tantas opciones como
sea posible.
Liselotte necesitaba preparar un contraataque en caso de que algo sucediera, aumentar

sus aliados y sentar las bases.
Esta fue parte de la razón por la que pidió a Rio que diera un entrenamiento de combate y
a Celia que diera una conferencia esta vez. Rio no estaba afiliado a ninguna facción en
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particular, pero estaba claramente bajo la protección del rey François y de la segunda
princesa. Por lo tanto, las primeras personas que debían estar de su lado eran los caballeros
reales. Por eso le había pedido que diera a los caballeros un entrenamiento de combate,
para que los participantes se llevaran una impresión favorable de Rio. Ese plan había salido
ciertamente bien.
Además, el hecho de que Celia -la famosa hechicera genio de Beltrum- diera una
conferencia en Galarc especialmente por su relación amistosa con Haruto Amakawa también
dio al público una buena impresión de sus conexiones.
Por supuesto, eso no borraría toda la animosidad dirigida a Haruto.
Pero, de todos modos, eso sirve, ya que sólo significa que las cosas se pondrán
interesantes. No puedo esperar, pensó Charlotte con una sonrisa de satisfacción.
◇◇◇
Una vez terminada la clase de entrenamiento de combate de Rio, los participantes fueron
conducidos al interior de la mansión para mezclarse y almorzar antes de regresar a sus
puestos.
Sin embargo, el grupo fue conducido primero a los baños para lavarse después de todo el
ejercicio que habían hecho. En la mansión había grandes baños para hombres y mujeres que
se construyeron dividiendo el trabajo entre Alma y Rio, pero el baño de los hombres fue
asignado a la mitad del grupo para que se lavaran en él. Mientras tanto, Rio utilizó el
pequeño baño anexo a su dormitorio para asearse.
Una vez hecho esto, ayudó a Miharu y a los demás a preparar la comida. Los participantes
que habían estado lavando volvieron a reunirse en el gran comedor.
"¿Empezamos pronto, entonces?"
Charlotte se hizo cargo de la comida que había comenzado. Había varias mesas
colocadas en la sala, y no había asientos asignados para que los asistentes pudieran
interactuar libremente entre ellos.
Podían elegir entre estar de pie y moverse para hablar mientras comían, o sentarse y
comer en su lugar. La comida estaba alineada en la mesa del centro de la sala para que la
gente se sirviera ella misma lo que deseaba comer en sus platos.
"Dama Miharu y Dama Orphia prepararon todos los platos ellas mismas. El señor Haruto
también preparó algunos, pero por favor, coman antes de que se enfríe; no hay necesidad de
mostrar ninguna consideración por los demás. Disfruten sin ser demasiado formales, ¿sí?
Ahora, empecemos". Charlotte dio una palmada y terminó su breve saludo. Los caballeros
parecían un poco nerviosos por estar entre princesas.
"Vamos a aceptar la oferta de Su Alteza".

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"Es una comida hecha por Dama Miharu, Dama Orphia y Sir Amakawa. Sería descortés
dejarla enfriar".
Las dos capitanas de los caballeros de Galarc y de la Restauración -Louise y Vanessa-

dirigieron el camino hacia la comida. Sus subordinadas las siguieron.
"Se siente un poco extraño estar en el lado receptor. Y de los que están directamente
encima de mí..."
La asistente de Liselotte, Natalie, parecía un poco incómoda mientras hablaba. En parte

se debía a que era la más seria de las asistentes, pero también era la que normalmente
servía a la gente, así que no estaba acostumbrada a esto.
"Ya has oído lo que ha dicho la princesa: sería de mala educación negarse. De todos
modos, ya hemos comido antes la comida casera del señor Haruto y la señora Miharu y era
increíble, ¿recuerdas? Sería un desperdicio no comer un poco. Venga, vamos".
"Cosette, espera..."
Cosette empezó a arrastrar a Natalie hacia la mesa de la comida por el brazo. Vigilando
sus espaldas estaba Aria, que las llamó con un suspiro.
"Asegúrate de no pasarte, por favor. Dios mío".
Celia soltó una risita y se giró hacia Aria. "Hee, tú también eres una invitada hoy. Olvídate
del trabajo y asegúrate de comer mucho también".
"Ya he recibido una bienvenida más que suficiente. He podido disfrutar de un espléndido
baño después del entrenamiento, y ahora asisto a este extravagante almuerzo. Sinceramente,
casi me hace desear trabajar aquí", respondió Aria con una sonrisa en la cara.
En otro lugar de la sala, Latifa tiraba a Rio del brazo. "¡Onii-chan, nosotros también
deberíamos ir a por comida!".
"Lo siento, voy a excusarme y a tomar un baño. Me he lavado brevemente antes".
"¿Eh? Oh, ¿debería ir y ayudar a lavarte la espalda, entonces?" Latifa hinchó las mejillas
al oír que Rio se iba, pero enseguida sonrió juguetonamente para burlarse de él.
"Por supuesto que no. No quiero preocupar a la gente por ser el único hombre en la sala,
así que, por favor, disfrutad sin mí durante un rato. El objetivo de esto es que los asistentes
interactúen entre sí, después de todo".
Rio dio un leve suspiro de cariñosa exasperación, pero acarició suavemente la cabeza de
Latifa. Latifa cerró los ojos ante eso, su expresión se suavizó de felicidad.
"Volveré más tarde".

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Con esas palabras, Rio salió silenciosamente del comedor sin llamar la atención. Dicho
esto, algunas personas se dieron cuenta inmediatamente de que se había ido.
"¿Oh? ¿A dónde va el señor Haruto?" Charlotte, que había estado hablando con Christina
y Liselotte, ladeó la cabeza y miró a los demás. Esto hizo que todos los que la rodeaban
miraran también.
"Se ha ido a tomar un baño en condiciones. Dijo que debíamos disfrutar de las cosas sin
él", respondió Latifa con disgusto.
"El señor Haruto es el dueño de esta mansión, así que no debería mostrar tanta reserva..."
Charlotte parecía algo malhumorada, haciendo un ligero mohín.
"Pero es un poco incómodo ser el único hombre en esta habitación. Esta mansión es
ahora mismo como un instituto sólo para chicas, aunque normalmente es así", dijo Satsuki
con simpatía y miró a su alrededor. Había docenas de personas en el comedor ahora mismo,
incluido el personal de servicio, y todas eran mujeres.
"Aun así, no esperaba que desapareciera nada más empezar. Creo que cualquier
caballero de la edad de Sir Haruto... No, cualquier caballero joven y sano estaría encantado
de permanecer en esta sala".
La sala estaba llena de hermosas mujeres en la flor de la juventud. Cualquier noble en la

plenitud de su hombría habría conversado con ellas.
"No, no. Es porque es un caballero que se fue para que estuviéramos más cómodas".
"Eso es ser demasiado caballero".
Probablemente es lo que llamarían un "hombre herbívoro" allá en Japón, pensó Satsuki

sobre Rio. Al parecer, a Charlotte le pareció desagradable y pareció poner cara de tristeza.
"Hmm... Entiendo lo que intentas decir, Char, pero creo que la falta de arrogancia de Rio
es algo bueno."
"Estoy completamente de acuerdo con eso, pero... me gustaría que viera sus propios
encantos de una manera más objetiva. Porque todo el mundo quiere hablar con él".
"Sí", estuvo de acuerdo Satsuki.
Al fin y al cabo, Haruto era el mejor caballero que se podía desear. Era guapo, tenía una
buena personalidad, era fuerte, de alto estatus y tenía una larga lista de logros; sería difícil
encontrarle algún defecto. Además, todavía tenía dieciséis años y estaba soltero. Incluso sin
el propósito de casarse, cualquiera querría acercarse a él. Esta era la línea de pensamiento
de Satsuki.
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"Empiezo a entender las dificultades de todos. Esperaba un mayor desarrollo de nuestra
relación al pasar tiempo todos los días juntos, pero..." Charlotte suspiró con inquietud.
Visitaba la mansión casi todos los días para hacer varios intentos de seducción, pero Rio era
más pasivo hacia el romance de lo que ella pensaba. No era que se distanciara de ella, y
mostraba una adecuada conciencia de ella como sexo opuesto cuando se aferraba a él, pero
nunca hacía un movimiento hacia ella.
"Me alegro de que lo entiendas". Latifa se unió a la conversación con un resoplido de

satisfacción tras escuchar las lamentaciones de Charlotte. Todos los años que había pasado
con Rio no habían sido en vano: ella también entendía esas penurias.
Observando aquel intercambio a poca distancia estaban Celia y su vieja amiga Aria, así
como Natalie y Cosette.
"Parece que el señor Haruto ha salido de la habitación", dijo Natalie, mirando la

conversación entre Charlotte y los demás que acababa de escuchar.
"Aww, quería aprovechar esta oportunidad para hablar más con él... Vaya, este plato de
huevos es increíble".
"No te hagas la desilusionada y la alegre en el mismo momento".
Los hombros de Cosette se desplomaron mientras probaba la comida, haciendo que

Natalie la regañara con una mirada de hartazgo.
"Haruto volverá pronto, creo", dijo Celia con una sonrisa irónica.
"Aunque parece que hay muchos otros que desean hablar con él, así que no habrá mucho
tiempo para hablar con él..." Dijo Aria, mirando alrededor de la sala.
Las caballeros que estaban comiendo también se habían dado cuenta de la ausencia de
Rio, y algunos de ellos parecían bastante decepcionados. Se les oía discutir cómo acercarse
a él cuando volviera.
"Si quieres hablar con Haruto, ¿quieres que te diga algo cuando vuelva?" ofreció Celia,
pensativa.
"¿De verdad?" La expresión de Cosette se iluminó mientras se inclinaba hacia adelante

con entusiasmo.
"S-Seguro".
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"Hey ahora, Cosette. No seas grosera con Dama Celia. Lo siento mucho por ella, Dama
Celia", dijo inmediatamente Natalie.
"También tendré unas palabras fuertes con ella más tarde", añadió Aria, haciendo que
Cosette se pusiera rígida con un gemido.
"No hay necesidad de eso. Hoy es un día de intercambio social y no hay necesidad de ser
tan formal. Me alegro de tener la oportunidad de hablar con la gente con la que Aria trabaja
normalmente. Estás rodeada de unos colegas maravillosos, Aria", dijo Celia con una risita,
mirando a Aria.
"Sí. Todo es gracias a ti". Aria se encogió de hombros como si estuviera exasperada y
luego asintió, pero su expresión se suavizó ligeramente.
"Eras compañera de clase de Dama Celia, ¿verdad?". preguntó Natalie.
"Sí, así es", respondió Aria.
"Aria siempre es tan estricta como un demonio del infierno, pero ¿también era así de
fuerte en la escuela?". Preguntó Cosette a Celia a continuación.
"No había nadie que pudiera vencer a Aria en el manejo de la espada. También era mejor
que todos los chicos. También estaba igualada con Haruto: realmente eres increíblemente
fuerte, Aria".
"El señor Haruto se centró en la defensa hasta el final, así que yo no diría que estábamos
igualados..."
"¿De verdad? Para ser sincera, no sé mucho de espadas..."
"Yo atacaba con bastante seriedad, pero él paraba todo con facilidad. No estoy segura de
que tuviera una oportunidad de ganar si lucháramos hasta el final... Al menos, no pude ver
todas las habilidades del señor Haruto en ese combate". Aria miró hacia atrás en su lucha
con Rio, contemplando.
"¿Alguna vez Sir Haruto ha tenido problemas en un combate hasta ahora?" preguntó
Cosette a Celia.
"Hmm, me lo pregunto. Es difícil medir su verdadera fuerza, así que no me lo imagino

perdiendo... Creo que es tan fuerte como Aishia", respondió Celia, mirando hacia donde
Aishia estaba sentada con Miharu y Liselotte.
"Es cierto. Luché con ella brevemente durante la última mitad de la lección, pero era muy
fuerte. Dama Sara y Dama Alma también..." Dijo Natalie.
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La última mitad de la lección había sido un simulacro de batalla centrado en las
enseñanzas de Rio, por lo que Aishia, Sara y Alma habían ayudado a dirigir los combates,
pero Aishia había salido invicta. Sólo Aria pudo luchar hasta que se produjo un empate. (Sara
y Alma perdieron contra Aria, pero ganaron contra todas las demás participantes).
"Su fuerza era una cosa, pero la ternura de Aishia no tiene comparación. Cuando vi su
cara de cerca, me sorprendió lo refinada que era... Su piel también es tan blanca. Me perdí
tan rápido mientras la miraba con envidia". Cosette dejó escapar un suspiro soñador en señal
de reverencia.
"Al menos lucha como es debido..." Natalie murmuró cansada en voz baja.
"Ah, ha, ha... Su aspecto puede cautivar incluso a personas de su mismo sexo. Me he
acostumbrado a ello al vivir con ella, pero a veces me acuerdo de su belleza y pierdo la
confianza en mí misma", dijo Celia con desgana.
"Umm, tu belleza es suficiente para que otras mujeres también sientan celos, ¿no?".
protestó Natalie a Celia.
"Efectivamente. Si tienes la misma edad que Aria, eso hace que tengas la misma edad
que nosotras; sin embargo, todavía pareces una adolescente. Eres como un hada, una dulce
jovencita", añadió Cosette.
"A menudo me dicen que tengo cara de niña...". Celia agachó la cabeza, decepcionada.
"¿Qué hay de malo en eso? Mantener tu juventud y tu belleza es tu máximo deber como
dama, ¿no? Tu apariencia es un arma poderosa que cualquiera envidiaría, Dama Celia. Y
creo que tus sentidos han sido adormecidos por todas las chicas hermosas que rodean a Sir
Haruto, porque definitivamente estás incluida como una de ellas."
"M-Muchas gracias..." Dijo Celia titubeando, presionada por Cosette.
"Parece que todas se están divirtiendo".
Justo en ese momento, Vanessa se acercó a ellas. Junto a ella estaba la capitana de la
guardia de Charlotte, Louise.
"Que tengas un buen día, Vanessa. He visto antes una parte de tu entrenamiento; me
alegra ver que estás mejor y recuperada", dijo Celia, la más familiarizada con Vanessa.
"Sí, estoy en mi mejor condición gracias a Sir Amakawa. Pero dejando de lado eso... ¿se
conocen ustedes dos?" Vanessa miró entre Celia y Aria.
"...Sí, fuimos compañeras de clase en la Real Academia". Celia miró a Aria para
comprobar que podía responder antes de dar su respuesta.
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"Ya veo... Eso significa que tu nota fue particularmente impresionante, ya que tienes una
genio de la magia y una genio de la espada en el mismo año."
"Celia ha logrado un gran éxito como hechicera, pero me estás sobrevalorando. Abandoné
la academia sin llegar a graduarme".
"No, es molesto, pero no hay duda de que fuiste la más hábil de todos los participantes de
hoy. Nuestro reino sufrió una pérdida inconmensurable al dejarte ir tan fácilmente. El único
consuelo es que fuiste a nuestro reino aliado, Galarc..."
"Es un honor que me digan eso, pero no es para tanto". Aria sacudió la cabeza con
respeto.
"Lo mismo ocurre con Sir Amakawa, pero parece que los verdaderos genios son humildes
consigo mismos. Todos los asistentes de la hija del duque Cretia tienen talento, pero el
asistente principal está en otro nivel: uno de los principales maestros de la espada del reino,
sin duda. Eso es lo que se dice en el castillo, y considero que los rumores son ciertos", dijo
Louise, uniéndose a la conversación alabando a Aria.
"Es un honor..."
"Me encantaría invitar a alguien tan hábil como tú a la guardia real, pero..."
"Lo siento, no tengo intención de servir a nadie más que a Dama Liselotte".
"Qué maravillosa lealtad".
"Aria es tanto una asistente como un caballero..."
Louise esbozó una sonrisa de aprobación ante la inmediata respuesta de Aria, mientras
que Vanessa la felicitó con admiración, aunque parecía un poco conflictiva al respecto.
"En cualquier caso, segura que nos veremos más en los entrenamientos. Vamos a
llevarnos bien. Como líderes de nuestros propios grupos, sería bueno estar cerca una de la
otra".
"Por supuesto, será un placer". Aria aceptó la mano que Vanessa le ofreció estrechar.
"El señor Amakawa dijo que no confiaba en sus habilidades como instructor, pero es una
rara oportunidad de recibir entrenamiento de alguien de su fuerza. Además, todos los
participantes son muy hábiles. Será una experiencia de entrenamiento maravillosa. Vamos a
fortalecer nuestras habilidades juntos".
"Ciertamente. Debemos estar agradecidas a Su Alteza por brindar la oportunidad, y a Sir

Amakawa por aceptar enseñarnos". Louise también estrechó la mano de Aria.
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"Incluso fuimos agasajadas con un maravilloso baño y una deliciosa comida posterior. Me
hubiera gustado agradecérselo a Sir Amakawa, pero..."
"Por desgracia, parece que ha abandonado la sala por el momento. Estoy segura de que
volverá a aparecer más tarde, así que, por favor, díselo entonces", dijo Celia a Vanessa, que
miraba a su alrededor en busca de Rio.
"Ya. Mis subordinadas también querían hablar con él. Se sentirán decepcionadas", dijo
Vanesa con una sonrisa irónica.
"Las mías también". Louise se hizo eco de su sentimiento con un suspiro.
"¿Había algo que querían discutir?" preguntó Celia, inclinando la cabeza.
"Nuestro trabajo no ofrece muchas oportunidades de conocer gente nueva. Para ser
sincera, todas pasan hambre", explicó Vanessa.
Normalmente se utilizaban mujeres como guardianas de la realeza femenina, pero el

constante cambio de guardias estaba mal visto, lo que hacía que el trabajo fuera bastante
difícil de abandonar. A muchos nobles les disgustaba la forma en que se restringía su
renuncia, por lo que las mujeres caballero eran conocidas por no llegar a la edad de casarse,
lo que no hacía más que estimular la falta de mujeres caballero para proteger a la realeza
femenina.
"La situación es la misma en todos los reinos, parece".
"Es similar para los asistentes también".
Louise y Aria hablaron con sonrisas de autodesprecio. Junto a ellas, Cosette y Natalie
asintieron con firmeza.
"Ah ha ha..." Celia río torpemente en señal de comprensión.
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Capítulo II: Preparando La Despedida
Poco antes de que Rio empezara a vivir en la mansión del castillo de Galarc...
En la frontera más lejana de la región de Strahl, nació una pequeña nación. Para cualquier
otro reino, la existencia de esta nación sería vista como una herejía.
Se llamaba la Santa República Democrática de Erica. Había, por supuesto, una razón por
la que la nación de Erica (como la llamaban sus habitantes) era vista como una herejía: le
faltaba la única característica que todas las demás naciones de la región de Strahl tenían en
común, que era la presencia de un rey o emperador; un gobernante absoluto. Tampoco
había una clase privilegiada como la nobleza.
Esta nación existía por el bien de su pueblo. La nación no funcionaba para su gobernante
o nobleza, sino para el bien de los ciudadanos que vivían en ella. La gente nacía libre e igual.
Esa era la ideología de los ciudadanos que derrocaron el gobierno real.
Por ello, los ciudadanos de esta nación no sufrían ninguna discriminación social. No había
reyes ni nobles que discriminaran a los ciudadanos. El país se movía de la mano del pueblo,
por el bien del pueblo. Para adherirse a esa forma de vida, la Santa República Democrática
de Erica celebró unas elecciones para formar un congreso de representantes, creando una
democracia en la que las decisiones políticas se tomaban de forma indirecta.
Sin embargo, era necesario que hubiera algo que pudiera actuar como símbolo
representativo de la nación. Tras su formación, Santa Erica fue elegida por el primer
congreso elegido, como primer jefe de estado para dirigir al pueblo en el momento
fundacional de la nación. La propia nación también recibió su nombre por reverencia a Santa
Erica.
En la capital de Ericaburgo, donde se encontraba la antigua capital real, la tierra fue

completamente destruida, ya que los libertadores liderados por Santa Erica habían invadido
la capital para organizar una revolución. El castillo que protegía al antiguo rey no era ahora
más que escombros, y los edificios de algunas partes de la capital habían sido destruidos por
el ejército revolucionario en el camino.
Sin embargo, a pesar de ello, la población que vivía en la capital de Ericaburgo estaba
muy animada. Y todo gracias a la ausencia de la realeza y la nobleza que los habían
reprimido con fuertes impuestos durante tanto tiempo.
Santa Erica había explicado que era necesario recaudar impuestos para la nación, pero
también declaró que todos los impuestos se utilizarían para el bien del pueblo. Para
respaldar esa declaración, tomó la fortuna que la realeza y la nobleza habían atesorado y la
entregó libremente al pueblo para apoyar la restauración de la ciudad.
Además, como Erica era una mujer hermosa de veinticinco años, era muy popular entre el
pueblo. Los ciudadanos la adoraban y trabajaban diligentemente para restaurar la ciudad.
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Actualmente, la propia Santa Erica estaba sentada en el despacho del edificio que se
utilizaba como residencia oficial temporal.
"Señora Erica, ¿podría reconsiderar las cosas una vez más?"
Ante ella había un hombre que le suplicaba con el ceño fruncido. Se llamaba Andrei; era
un joven de unos veinte años, con un rostro serio e inteligente.
"No, Andrei. Ya lo he decidido". El cabello negro de Erica se agitó mientras sacudía la

cabeza lentamente, con una sonrisa en el rostro.
"Estaremos muy preocupados si nuestro jefe de Estado se va tan pronto después de la

fundación del país. De repente dijo que quería irse de viaje...". Andrei miró a Erica con una
mirada suplicante.
"Esta nación es mi hogar, por supuesto, y todavía considero a sus habitantes sujetos de
salvación. Sin embargo, hay gente en otros países que está siendo oprimida y despojada de
sus derechos humanos. Tengo el deber de salvar a esas personas igualmente. Yo sólo soy
una, así que me temo que tengo que actuar por orden de precedencia..." Dijo Erica,
suspirando con tristeza.
"Dama Erica..." Andrei miró a Erica con preocupación, pero también parecía muy
impresionado, pues sus ojos estaban llenos de reverencia.
"Dime, Andrei. El hecho de que estés preocupada es sólo una prueba de lo mucho que
confías en mí, ¿verdad? Me alegro mucho de que me tengas en tan alta estima". Erica le
sonrió suavemente.
"¡Mi Señora! No soy merecedor de tales palabras". Andrei se sonrojó débilmente,

sacudiendo la cabeza con desazón.
"Has cooperado conmigo desde que comencé mi intento de fundar esta nación. Te valoro
bastante. Eres una persona extremadamente confiable. Soy capaz de partir en mi viaje
porque sé que estarás aquí en este país. Si no fuera por ti, me sentiría muy incómoda al
irme".
"Eso es... No lo merezco".
"Eso no es cierto. Por eso el congreso y yo te nombramos primer ministro, para que
ayudes al jefe de estado. En mi ausencia, el primer ministro será el jefe en funciones".
Andrei era originalmente el propietario de una empresa comercial, pero quedó

profundamente impresionado por las enseñanzas de Erica sobre la igualdad y le brindó su
apoyo desde el comienzo de la revolución. Ahora que habían formado una nueva nación,
asumió el cargo de primer ministro de la Santa República Democrática de Erica, el segundo
al mando de Erica.
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"No puedo actuar como su sustituto, Dama Erica..."
"Andrei, liderar a otros es sorprendentemente fácil", dijo Erica con gracia al hombre
dudoso.
"Eso no puede ser. ¿Quién podría liderar al pueblo más que tú? Tú, que piensas en el
pueblo por encima de todo..."
"Sólo pienso en el pueblo por igual".
"Precisamente por eso. Eso es lo que te convierte en un santo. Deberías ser el que guíe el
camino. Todos creyeron eso cuando te eligieron líder".
"Aunque deseo responder a esos sentimientos tuyos, yo..."
"...Tus propios sentimientos no cambiarán. Lo entiendo. Entonces, por favor, usa los grifos
para ir a tu viaje. Y llévate a algunas personas para que te protejan". Andrei bajó la cabeza
con resignación.
"Lo siento, Andrei".
"Por favor, no te disculpes".
"Te traeré un recuerdo de mi viaje como disculpa... Así es, ¿fue el Gremio Ricca el que
mencionaste cuando nos conocimos? Un producto suyo podría estar bien. Dijiste que querías
tener algunos de sus productos en tu tienda, ¿verdad?"
"¿Te acuerdas de algo así...?"
"Por supuesto".
"Muchas gracias... Pero ya me he retirado de ser comerciante". Andrei se lo agradeció

alegremente, pero al mismo tiempo parecía un poco entristecido.
"Pero era tu sueño, ¿no? Hacer un trato con un gremio de mercaderes de fama mundial".
"Bueno, sí..."
"Además, los tratos no se limitan a los comerciantes. Es posible que el país haga un trato
comercial también".
"Efectivamente, no puedo creer que me haya perdido algo así".
"Y si el gremio de comerciantes es tan famoso, sería muy deseable que apoyaran a
nuestra nación. Puede que intente encontrarme con su representante en mi viaje".
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"Sería muy tranquilizador que se pusieran del lado de tus enseñanzas... Pero he oído que
la presidenta del Gremio Ricca es una noble hija de una prominente familia de Galarc".
"No pienso enemistarme con todos los nobles y reinos. Somos pacifistas, después de todo.
Recemos para que la noble hija que representa al Gremio Ricca esté de acuerdo con
nuestros ideales", dijo Erica a Andrei con la sonrisa benévola de una santa.
Estos fueron los acontecimientos que sucedieron varios días antes de que Erica
abandonara el país.
◇◇◇
Mientras tanto, había pasado algún tiempo desde que Rio empezó a vivir en el castillo de
Galarc. Hiroaki salía a menudo con Rei y Kouta estos días. Junto con Roanna, los cuatro se
reunían en la habitación de Hiroaki.
Recientemente, Hiroaki se puso a escribir nuevas historias. Tomó elementos de las

novelas de ficción que prosperaban en Japón y trató de crear una obra de éxito dirigida a
este mundo. Rei le dio su opinión desde el punto de vista de un entusiasta de las novelas,
Roanna le dio su consejo como una noble de este mundo, y Kouta le dio su opinión aquí y
allá. La trama que Hiroaki escribió en japonés fue traducida al idioma de este mundo y
confiada a Roanna para ser compartida.
"Esta trama es la mejor, Hiroaki", dijo Rei emocionada, tras terminar de leer la nueva
historia que habían perfeccionado cuidadosamente.
"¿Verdad? Estoy satisfecho con esta".
"Tener dos heroínas fue la elección correcta. La cara de esta serie es la chica que no
envejece, Cecillie, pero Misally, que se opone a ella, también es muy bonita. Cualquier
humano normal se sentiría incómodo al envejecer, pero los encantos de la heroína están
bien dibujados. Puedo entenderlo".
"El contraste entre una niña que no envejece y una niña normal es el tema principal de
esta obra. Una niña normal o una niña que no envejece, ¿qué es más atractivo? Esa es la
pregunta para los lectores. Si el encanto de Misally como heroína parece magnificado por ser
la desvalida, entonces eso es exactamente lo que he planeado", dijo Hiroaki, satisfecho de sí
mismo, con la nariz levantada con confianza.
"Pero si no se escribe bien, Cecillie será engullida por Misally, ¿no?"
"Ahí es donde entran en juego mis habilidades. También cuento con tus habilidades de
edición".
"Déjalo en mis manos. Estoy deseando leer el primer borrador. La trama se completa con
esto, ¿verdad?"
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Hiroaki agitó una mano para calmar la impaciencia de Rei. "No nos adelantemos. No sería
un problema darlo por terminado, pero primero tengo que conocer la opinión de Kouta y
Roanna. ¿Qué piensan ustedes dos?" Para buscar los pensamientos de los dos que habían
trabajado junto a él hasta ahora, miró a Kouta y a Roanna con una expresión de satisfacción.
"Creo que es muy interesante. Sin embargo, tengo una pregunta más que una opinión:
¿existen los elixires de la inmortalidad en este mundo, Roanna?" preguntó Kouta.
"No sé si existen, pero se han realizado numerosas investigaciones para crear dichos
elixires".
"Ya veo. Así que la gente de este mundo también está interesada en esas cosas. Por
cierto, ¿hay alguna razón por la que el personaje principal se llama Koumei? Creo que es el
nombre de un famoso táctico que aparece en los Tres Reinos, pero..."
"Por supuesto, es porque me gusta Koumei", respondió inmediatamente Hiroaki.
"Ya veo..."
"¿Qué? ¿Tienes algún problema con eso, Kouta?" preguntó Rei.
"No, es sólo que ese nombre no existe en este mundo, así que me preguntaba qué
pensarían de eso... Ya que estás traduciendo la historia al idioma de este mundo, sería raro
escribir el nombre en japonés". Kouta planteó una cuestión bastante lógica.
"Sí, supongo que un nombre en japonés sería raro, ya que nunca se explicaría. Pero el
nombre del personaje principal será Koumei. Insisto en usar Koumei como nombre del
personaje principal en todas mis obras. De todos modos, el personaje principal es un héroe
convocado desde otro mundo. Sería raro que tuviera un nombre local".
"Ya veo. Es cierto... Tienes razón", tarareó Kouta, impresionado.
"Lo sé". Hiroaki asintió con suficiencia.
"Entonces la trama está completa así. Sólo queda escribir el manuscrito, Hiroaki", dijo Rei
con entusiasmo.
"Sí. Si fuera codicioso, me habría gustado tener una bonita ilustración de las heroínas
como material para los personajes. También ayudaría a solidificar mi imagen de las heroínas.
Tener ilustraciones también haría que pareciera más una novela ligera cuando salga a la
venta, y sería una forma fácil de atraer a los lectores."
"No te preocupes por eso. Kouta puede dibujar las ilustraciones", dijo Rei.
"¿¡Qué!? ¿De verdad?" Hiroaki levantó la voz con interés. Los ojos de Roanna también se
abrieron de par en par.
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"Su madre era profesora de arte. Ha estado aprendiendo a dibujar desde que era un niño,
y puede dibujar lo que quieras. También puede dibujar chicas guapas".
"Oye, si tuvieras ese talento, deberías haberlo dicho antes". Hiroaki sonrió encantado.
"No es tan impresionante", respondió Kouta débilmente.
"Dime, Kouta. ¿Recuerdas aquella bonita ilustración que te pedí que me dibujaras antes
de venir a este mundo? Vuelve a dibujarla".
"De acuerdo, bien... Es difícil dibujar con este bolígrafo y papel, así que no esperes que
tenga la misma calidad". Ante la petición de Rei, Kouta tomó la pluma y el papel en la mano.
Con movimientos muy practicados, movió rápidamente la pluma por el papel.
Todos observaron el trabajo de Kouta con curiosidad.
"Vaya, ¿cómo eres tan rápido dibujando?" preguntó Hiroaki con asombro.
"Es porque ya he hecho una copia del original una vez. No tengo que volver a pensar en la
pose y la composición, y mi mano recuerda las líneas. Aunque las herramientas hacen que
sea más difícil dibujar", respondió Kouta mientras movía la mano.
"¿Es así como funciona...?" Hiroaki puso cara de duda. ¿Este tipo tiene realmente mucho
talento artístico? se preguntó para sí mismo.
Varios minutos después, la mano de Kouta se detuvo. "Es un boceto, pero ya está hecho".
"¿En serio? ¡Es Hiyori! Y la calidad es increíble, amigo". Los ojos de Hiroaki brillaron
mientras miraba la ilustración terminada. Era un personaje de anime que conocía bien.
"Como se esperaba de un hombre de cultura, Hiroaki".
"Era fan de su actor de voz. Tiene una voz muy bonita".
"Vaya, ¿en serio? Estoy completamente de acuerdo. Tengo todos sus discos y Blu-rays de
conciertos, y me he unido a su club de fans oficial".
"¿Qué? ¡Deberías haberlo dicho antes! Yo también estoy en el club de fans".
"Bueno, últimamente sólo hablamos de la trama".
"Es cierto..." Hiroaki volvió a mirar la ilustración. "Hiyori es tan simpática...", murmuró.
"En efecto, lo es", se hizo eco Rei con entusiasmo.
"¿De qué están hablando los dos?" preguntó Roanna.
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"Yo tampoco estoy seguro, y no creo que necesitemos saberlo..." Dijo Kouta.
"Está decidido. El ilustrador de mi obra serás tú, Kouta", dijo Hiroaki, señalándolo.
"No me importa dibujar las ilustraciones, pero ¿cuánto tiempo llevará producir una
novela?"
"Tendrá que ser escrita a mano, así que no lo sabré hasta que la haya escrito, pero el
texto de un volumen debería llevar al menos un mes".
"¿Qué necesitas para las ilustraciones?"
"Los diseños de los personajes para el protagonista y las heroínas, y algunas inserciones
para una selección de escenas estarían bien".
"En ese caso, las ilustraciones podrían llevar el mismo tiempo. Aunque trabajara a tu lado,
lo más rápido que podría tener un volumen hecho sería de un mes y medio a dos meses".
"Sí, me parece justo. Ahora que lo pienso, ¿qué tipo de planes tenían para el futuro?"
preguntó Hiroaki, repentinamente curioso.
"Técnicamente, estamos aquí en un viaje temporal..."
"¿Quién sabe? Creo que volveremos cuando la princesa Christina y el duque Huguenot
abandonen el país, pero..."
Kouta y Rei intercambiaron una mirada.
"Creo que esa es la suposición correcta que hay que tener por ahora", confirmó Roanna,
que había estado en contacto con Christina.
"Ya veo... De todas formas, ¿qué tipo de cargos tienen ustedes en la Restauración?"
"Yo soy un baronet, y Kouta se considera un invitado. Estamos asistiendo a la academia

de Rodania por gentileza de la princesa Christina, aprendiendo a vivir en este mundo a partir
de ahora."
"Hmm, así que ambos son estudiantes. Pero ¿por qué Rei obtuvo un título de barón
mientras que Kouta no lo obtuvo? Aunque es un poco tarde para preguntar eso..." Hiroaki
miró a Kouta.
"A diferencia de Rei, yo sólo me quedo en la Restauración temporalmente".
"¿Temporalmente? ¿No te vas a unir?"
"No tengo intención de hacerlo, no. La princesa Christina dijo que podría hacer lo mismo
que Rei y recibir un título si me unía, pero..."
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"¿Había algo más que querías hacer?"
"En realidad quería probar a viajar como aventurero", respondió Kouta tímidamente,
rascándose la mejilla.
"¿Un aventurero? ¿Para qué?"
"Quiero decir... Supongo que es porque quiero crecer y convertirme en un hombre de

verdad..."
"¿Convertirme en un hombre de verdad? Aha... Ya veo. Eres virgen, ¿verdad? Y se

burlaron de ti por ello, ¿verdad?" Hiroaki sonó desconcertado por un momento, pero
enseguida intuyó algo y se lo señaló a Kouta.
"¿¡Por qué!? ¿Cómo...?" La voz de Kouta se quebró por el pánico. A su lado, Roanna se
sonrojó torpemente, mientras que Rei se echó a reír.
"Heh. Los chicos de nuestra edad sólo dicen: '¡Quiero crecer! Hmph!" cuando sus ideales
se han torcido por ser vírgenes. Te rechazó la chica que te gustaba, ¿verdad?". adivinó
Hiroaki, sonriendo.
"Vaya, en el blanco. Como se esperaba de Hiroaki".
"Lo sabía".
Rei y Hiroaki estaban muy divertidos.
"¿¡Qué hay de malo en eso!?" Kouta respondió, sonrojándose.
"Ah, no tiene nada de malo. Querer irse de viaje porque te rechazó una mujer es un buen
desarrollo del carácter. Me gustan ese tipo de chicos impopulares".
"Guh... Estoy seguro de que es fácil para ti decir eso cuando tienes a Roanna".
"¡Idiota! ¡Las mujeres nobles de alto rango como Roanna no tienen relaciones
prematrimoniales!"
"¿Eh? ¿En serio?"
Kouta parecía sorprendido. Miró entre Hiroaki y Roanna nerviosamente. "E-Entonces eso
significa..."
"..." Roanna se sonrojó, pero permaneció en silencio.
"¡Bastardo, eso es acoso sexual! ¡No digas esas cosas delante de Roanna!"
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Hiroaki mostró una reacción sorprendentemente inocente. Parecía que no quería que
Roanna escuchara lo que estaban hablando.
"Bueno, es tu culpa que hayas empezado a hablar de vírgenes. ¡Hablar de virginidad

delante de una chica es acoso sexual en sí mismo!" Rebatió Kouta.
"¡Es tu culpa por ser virgen!" declaró Hiroaki.
"Efectivamente, Kouta es un poco sensible por ser virgen", dijo Rei, poniéndose del lado
de Hiroaki.
"Ngh..." Kouta fue incapaz de replicar después de eso.
"Tch... Oye, Kouta. En lugar de viajar como aventurero, consíguete una novia y gradúate
de virgen primero", aconsejó Hiroaki, suspirando cansado.
"¿Por qué tengo que hacer eso?"
"Porque eres virgen".
"D-Deja de decir la palabra 'virgen' tantas veces... Al menos dame una razón". Kouta
frunció el ceño, enfadándose ligeramente.
"Déjame decirlo sin rodeos: sigues enamorado de esa chica, ¿no es así?".
"Qué..."
Habiendo tenido su marca golpeada una vez más, Kouta se sonrojó de un rojo intenso. No
había necesidad de confirmarlo con palabras.
"Tu cara está preguntando por qué lo sé, ¿eh? La razón por la que quieres crecer es
porque todavía estás apegado a esa chica que te rechazó. Quieres mostrarle cómo has
crecido", continuó Hiroaki, diciendo la verdad.
"Guh... ¿Por qué suenas tan seguro de tus palabras? Hiroaki, casi suenas como..."
Como si también fueras virgen Kouta pensó, mirando a Hiroaki mientras se tragaba esas
palabras.
"Tonto". Lo que sea. En cualquier caso, tú y Rei son mis asistentes ahora". Hiroaki se río
con una sonrisa extrañamente tranquila.
"Es que no puedes decidir eso de sopetón..." Dijo Kouta de mala gana.
"Está bien, ¿verdad, Rei?"
"Sí, no me importa", aceptó Rei con facilidad.

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"Entonces está decidido. Ustedes dos serán mis asistentes a partir de hoy".
"No, espera un momento".
"¿Cuál es el problema? De todos modos, trabajarás en la novela por el momento.

Después podrás irte de viaje. Hasta que lo hagas, puedes ser mi asistente. Por ahora, sé mi
ilustrador exclusivo", decidió Hiroaki con bastante fuerza. "Oye, Roanna. Prepara un puesto
para estos dos. Se van a convertir en mis asistentes. Al menos sube el rango social de Rei",
añadió antes de que Kouta pudiera protestar.
"...Entiendo". Roanna dudó por consideración a Kouta, pero asintió de mala gana.
"Dime, Rei. ¿Hay alguna mujer agradable con la que se pueda emparejar este chico?"
"Hmm... Hay una chica llamada Mikaela Belmond. Se lleva bien con mi prometida y a
menudo nos sentamos juntos durante las clases."
"Huh. ¿La conoces, Roanna?"
"Nunca la he conocido personalmente, pero creo que es la hija del barón Belmond".
"Ya veo. La hija de un barón, ¿eh? ¿Han venido esas dos a este castillo contigo?"
Preguntó Hiroaki a Rei.
"No, ambas están en Rodania".
"Bien. Llámala aquí con tu prometida".
"¿Eh? ¿Es realmente tan fácil llamarla aquí?"
Las aeronaves encantadas eran una opción de transporte, pero normalmente las utilizaban
sólo los nobles de alto rango y los militares. No era fácil que la hija de un barón los utilizara
para viajar. El traslado de una aeronave también requería el permiso de un noble o un
miembro de la realeza con un rango bastante alto.
"Sólo serán unas horas en aeronave, ¿verdad? Al convertirse en mis asistentes, se

convierten en mis subordinados. Como su superior, quiero conocer a quien se va a casar.
Por favor, haz esos arreglos también, Roanna".
"Como quieras".
Era una cuestión diferente cuando el héroe daba las órdenes. Roanna tampoco mostró
ninguna objeción en particular mientras asentía.
"Gracias", dijo Hiroaki satisfecho. "Ahora, escuchemos más sobre cómo te rechazaron,
¿eh?".
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La conversación pasó a la historia de cómo le rompieron el corazón a Kouta.
◇◇◇
Una noche, medio mes después de que Rio empezara a dar sus clases de combate, Rio,
Miharu, Celia, Latifa, Aishia, Sara, Orphia, Alma y una Satsuki de visita se reunieron en el
comedor de la mansión. Todas habían terminado de comer y estaban disfrutando del té de
después de la cena.
Rio miró a todas y empezó a hablar con cierta formalidad. "Tengo algo serio que me
gustaría discutir hoy, si les parece bien. Tiene que ver sobre todo con Satsuki, el grupo de
Sara y Celia y Miharu".
Todos intercambiaron miradas perplejas entre sí.
"Claro... ¿De qué se trata?" Preguntó Satsuki en nombre del grupo.
"Quería tener una discusión adecuada sobre el futuro".
"¿El futuro...?"
"Lo que quiero hacer puede no coincidir con lo que todas ustedes quieren hacer, así que
quiero escuchar las opiniones de todas. También hay una información que quería transmitir",
explicó Rio, mirando casualmente a Sara y a Latifa.
"Ya veo. Qué considerado, aunque típico de ti, supongo". Satsuki se río, encontrando que
la forma en que Rio no decidía las cosas por todos sin preguntar primero era un aspecto
positivo de su personalidad.
"En primer lugar, creo que ya lo he mencionado antes, pero estoy pensando en irme
dentro de otras tres o cuatro semanas. Pasarán otros dos meses, más o menos, antes de
que vuelva", dijo Rio, revelando el primer orden del día.
"¿Puedo preguntar a dónde irás...?" preguntó Satsuki lentamente, observando la

expresión de Rio.
"Por supuesto. La primera parada será el pueblo de donde son Sara y las demás.
Después, me dirigiré al pueblo natal de mis padres".
"¿Su pueblo natal? Eso está en..."
"La región de Yagumo".
"Bien. ¿No está muy lejos? Está más allá del vasto páramo al este de la región de Strahl.
He oído que es muy peligroso..." Satsuki miró a Rio como si se preguntara cómo llegaría allí.
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"Viajar a pie llevaría años, pero se puede llegar en menos de un mes por aire. Sin
embargo, incluso entonces, es un viaje peligroso..."
Sin mapa ni brújula, no había más remedio que viajar dependiendo de la posición del sol,
limitando el movimiento a las horas de luz. Había criaturas peligrosas en el cielo y en el suelo,
y el clima anormal a veces impedía volar del todo.
"Huh... Así que, si fueras por aire, tardarías dos meses sólo en ir y volver".
"Bueno, sí", dijo Rio. Usar un cristal de teletransporte hasta el pueblo de los espíritus
acortaría el viaje de vuelta, pero explicar eso ahora desviaría la conversación.
"¿Pero para qué vas a la región de Yagumo si el viaje es tan largo?"
"Quiero poner al día a mis familiares sobre lo que está pasando".
"¿Eh? ¿Tienes familia en la región de Yagumo?" Los ojos de Satsuki se abrieron de par en
par. Pensaba que Rio había nacido y crecido en la región de Strahl, donde había perdido a
sus padres a una edad temprana y se había quedado huérfano. No le parecía bien preguntar
por su pasado, así que no sabía que había estado en Yagumo.
"No te lo he mencionado antes, pero sí".
"Vaya, ¿así que los has conocido antes?"
"Sí".
"Huh. Tengo ganas de conocerlos. ¿Cómo son?" Preguntó Satsuki. Miharu y Celia
también fijaron sus miradas en Rio.
"Son mi abuela paterna y mi prima. Y mis abuelos maternos también".
"Ya veo, ya veo. ¿Tu primo es un chico? ¿O una chica?"
"Es una chica que tiene un año más que yo..."
"Lo que la hace de la misma edad que yo, ¿eh? Aww, ¡ahora sí que quiero conocerla!"
"La cuestión principal es esta: El grupo de Sara volverá a su pueblo para poner al día a
sus familias también, pero ¿qué harán los demás? Si vienen, no volverán a la región de
Strahl hasta dentro de dos meses. Visitar a mis familiares es un asunto puramente personal,
así que pueden quedarse en esta mansión si lo desean..."
También estaba la opción de esperar en el pueblo de los espíritus en su lugar.
"¡Sí! ¡Quiero ir contigo! Tu familia es mi familia también. Tengo que saludarles como es
debido", respondió inmediatamente Latifa, levantando la mano.
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"Yo también me quedo con Haruto", añadió Aishia.
"Dependerá de si los ancianos dan permiso, pero también estamos pensando en ir contigo
a Yagumo después de visitar la aldea". Sara envió a Orphia y Alma una señal con los ojos
antes de expresar en voz baja sus intenciones.
"¡Sí! ¡Yo también quiero ir!" Satsuki también levantó la mano con energía.
"No puedes dejar el castillo, Satsuki".
No había manera de que ella pudiera dejar casualmente el castillo para ir hasta Yagumo.
"Sí, pero..." Satsuki hinchó las mejillas en una linda protesta.
"¿Qué pasa con Miharu y Celia?"
"Umm, yo..." Miharu miró a Satsuki con indecisión. Quizás se sentía culpable de que
Satsuki se quedara sola.
"Está bien, Miharu. Puedes dejarme. Sólo estoy enfadada porque sé que no puedo ir",
convenció Satsuki a Miharu con una sonrisa irónica.
"Sí. Pero también está el asunto de Aki y los demás..."
"Ah, claro. Es cierto que ha pasado algún tiempo desde que nos separamos, así que tiene
sentido que te preguntes qué estarán haciendo. Y ahora estarán fuera por lo menos dos
meses".
Habían decidido esperar pacientemente a que pasara el tiempo, pero ya habían pasado
varios meses desde que se separaron. Tenía sentido sentir curiosidad por saber cómo les iba.
De hecho, Miharu agachó la cabeza con una expresión de duda.
Tras sopesar todas las opciones en su corazón, finalmente se decidió por dar prioridad a
sus propios sentimientos y levantó la cabeza. Entonces se volvió hacia Satsuki casi
suplicante.
"¿Está...? ¿Está bien si yo también voy?"
"Por supuesto. Deja las cosas en mis manos en tu ausencia". Satsuki se alegró de que
Miharu se hubiera priorizado por una vez -y quizás un poco de que se confiara en ella-, ya
que se dio un golpe en el pecho y aceptó la petición.
"Enviaré una carta a Masato y preguntaré si ha habido algún progreso. Debería haber una
respuesta para cuando vuelvas, así que espérala".
"Muchas gracias, Satsuki".

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Satsuki sacudió la cabeza tímidamente al ver cómo Miharu le hacía una profunda
reverencia. "Está bien, no hay nada que agradecerme. ¿Para qué están los amigos?"
"Yo también cuento contigo, Satsuki". Cuando Rio se inclinó ante ella, Satsuki puso una
cara aún más avergonzada.
"Claro que sí".
"Queda Celia. ¿Qué va a hacer? Hay que tener en cuenta la Restauración, así como los
problemas principales del Reino de Beltrum. Puedes quedarte en esta mansión si lo deseas,
pero..."
Debe de estar preocupada por cómo está su familia en casa, pensó Rio mientras miraba a
Celia.
Celia hizo una breve pausa, pero respondió con una brillante sonrisa. "No... ahora mismo
soy tu asistente. Yo también voy, por supuesto".
"¿Estás segura?"
"Sí. He recibido información sobre el gobierno principal, y mi familia no parece estar en

peligro inmediato. No hay nada en mi poder que pueda hacer para ayudar a la relación de la
Restauración con Beltrum. Sólo a la princesa Christina se le puede confiar eso. Además, ella
te dejó en mis manos..." Celia se interrumpió, mirando fijamente a Rio.
Rio ladeó la cabeza, desconcertado. "¿...Hay algo más?"
"Sí. Bueno, yo también quiero conocer a tus parientes..." dijo Celia con un poco de timidez.
"Entiendo. Entonces te llevaré también a la región de Yagumo".
"De acuerdo". Celia asintió contenta.
"¡La primera en conocerlos seré yo, tu hermanita!". Latifa hinchó las mejillas.
"Lo sé", convino Rio con una sonrisa tensa.
"Eso significa que será mejor que volvamos primero a la aldea. Me encantaría enseñarle la
aldea a Celia, y los ancianos tienen que dar su permiso para ello", sugirió de repente Sara,
intercambiando miradas con Orphia y Alma.
"¿Quieres decir que ustedes tres volverán primero?" preguntó Rio tras una pausa.
"Sí. No creo que haya ningún problema si se presenta en su remisión, pero probablemente
sea mejor avisar con antelación".
"Entonces, ¿volverás aquí después de recibir la confirmación?"

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"Sí, exactamente".
En otras palabras, los tres viajarían a través del Yermo a solas. No era probable que
ocurriera nada malo, pero allí había criaturas contra las que incluso Sara y los demás
lucharían.
"Yo puedo ir", ofreció Rio.
"Eres el dueño de esta mansión, así que deberías quedarte aquí. Y por favor, confía un
poco más en nuestras habilidades. Es bonito que te preocupes por nosotros, y sé que no
somos rivales para ti ni para Aishia, pero aún somos lo suficientemente fuertes como para
enfrentarnos al Yermo", dijo Sara, mirando a Rio con ojos de desprecio.
"..."
"Ustedes..." Celia comenzó a hablar, pero fue interrumpida.
"Oh, no te disculpes ni nos des las gracias, por favor".
"Sí, no lo hacemos solamente por el bien de Rio o de Celia".
"Simplemente es algo que queríamos hacer".
Orphia, Alma y Sara hicieron comentarios anticipándose a lo que Rio y Celia iban a decir.
"Entiendo... En ese caso, por favor, usen el cristal de teletransporte que tengo en mi poder
en su camino hacia allí. Eso debería reducir la duración y el riesgo de su viaje a la mitad",
dijo Rio.
Sara asintió con satisfacción. "De acuerdo. Aceptaremos esa oferta".
"Cristal de teletransporte... Ese es el nombre del artefacto que se utilizó cuando

secuestraron a las princesas Christina y Flora, ¿no?" preguntó Satsuki, parpadeando.
"Sí. Yo también poseo uno". Rio dio la explicación sobre los cristales de teletransporte que
había omitido antes. Se podía confiar en Satsuki, así que no había necesidad de mantenerlo
en secreto.
"¿Eh? ¡Vaya! ¿Así que puedes transportarte mediante teletransporte si tienes eso?"
preguntó Satsuki con gran interés.
"Sí, pero no libremente. El destino está limitado a la aldea de Sara, y el viaje sólo puede
hacerse en un sentido".
"Pero sigue siendo increíble".
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"Efectivamente. Por eso te agradecería que mantuvieras esto en secreto para los demás.
Se trata de un objeto especialmente valioso hecho con hechicería que se considera perdido
en la región de Strahl. Si es robado, el pueblo de Sara también estará en riesgo de invasión".
"Bien, entendido". Satsuki asintió con una mirada seria.
Rio continuó con una mirada a las chicas del pueblo espiritual. "Además, quería
aprovechar esta oportunidad para hablar de Sara y los demás".
"¿Estás segura? Son de una aldea secreta, así que no puedes hablar demasiado de ella,
¿verdad? Y con artefactos como éste, puedo imaginar por qué..." Satsuki también miró para
comprobar sus expresiones. Lo único que sabía era que vivían en una aldea oculta en las
afueras de Strahl.
"Esto es a petición de los implicados".
Sara y las demás se habían dirigido a Rio, pidiéndole que explicara bien las cosas a
Satsuki antes de partir. También pensaron en decírselo a Charlotte, pero finalmente
decidieron no hacerlo esta vez debido a su posición como miembro de la realeza. Dicho esto,
su confianza en Charlotte era lo suficientemente alta como para tenerla en cuenta.
"Queremos acercarnos a Satsuki, así que discutimos las cosas entre nosotros y decidimos
no guardar secretos. Sabíamos que siempre actuaba con consideración hacia nosotras", dijo
Sara.
"Sentíamos que había una distancia entre nosotras, como si estuviéramos haciendo un
muro. Y no queríamos eso", añadió Orphia.
"Por eso te agradeceríamos que nos escucharas", reveló Alma.
"Gracias..." Dijo Satsuki con timidez. "Pero es una regla de tu pueblo, ¿no? No tienes que
romperla por mí".
"Sí. Pero hay excepciones a las reglas", respondió Sara un poco tímida. Así, Satsuki
descubrió la verdad sobre las chicas del pueblo de los espíritus y su aldea. Las chicas
partieron hacia la aldea dos días después.
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Capítulo III – Reunión En El Pueblo
Aproximadamente tres semanas después, Sara y los demás regresaron a Strahl desde el
pueblo de los espíritus. El espíritu contratado por Sara, Hel, se coló en la mansión en forma
de espíritu e informó a todos de su regreso. Rio se escabulló de la mansión esa noche para
dirigirse a la casa de piedra donde Sara y los demás se alojaban en las afueras de la capital.
"Siento haber venido tan tarde", dijo Rio.
"En absoluto. Por favor, pasa", dijo Sara, y Rio entró.
Invitado por Sara, Rio atravesó la puerta principal.
"Cuánto tiempo sin verte, Rio".
"Buenas noches".
Orphia y Alma también estaban allí para saludarlo.
"Me alegra ver que las tres están bien. ¿Ha ocurrido algo nuevo?"
"Sí. Hemos conseguido permiso para traer a Celia a la aldea. El cristal de teletransporte
ha sido recargado con esencia mágica, así que está listo para salir cuando sea".
"Entiendo. Entonces, probablemente nos iremos en los próximos días".
"De acuerdo. Pero hay algo más... No estoy segura de sí se puede clasificar como un
problema, pero hay gente que quiere conocerte una vez que volvamos a la aldea", le dijo
Sara a Rio en un tono algo dubitativo.
"¿Conocerme? No me importa... Pero ¿puedo preguntar de quién se trata?" Rio ladeó la

cabeza en forma de pregunta.
"Sobre eso... Nos pidieron que no dijéramos nada para que la explicación se diera
directamente. ¿Podrías esperar a que volvamos a la aldea para conocer los detalles?" Sara
se rascó la mejilla, insegura de cómo explicar las cosas.
"De acuerdo. También está bien". Realmente no podía entender la situación, pero si Sara
era la que decía esto, entonces debía haber una razón. Rio no era el tipo de persona que se
entromete. Asintió con facilidad y decidió esperar hasta que llegaran al pueblo.
◇◇◇
Varios días después, Rio y los demás partieron hacia el pueblo de los espíritus. En la
puerta de la finca de Rio estaban Satsuki y Charlotte, que habían venido a despedirlos.
François se había despedido con antelación, mientras que Rio y Celia habían visitado a
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Christina y Flora para informarles de su ausencia. Liselotte también se había despedido, así
que ninguno de ellos estaba presente para despedirlos en este momento.
"No puedo creer que te vayas otros dos meses... Me sentiré sola". Charlotte hinchó las
mejillas de forma enfurruñada, mirando a Rio de cerca. Cualquier chico en edad de
crecimiento no acostumbrado a las chicas se habría quedado boquiabierto en el acto.
"Pienso quedarme un tiempo en la mansión la próxima vez que regrese". Rio desvió la
mirada con torpeza. Los ojos de Latifa brillaron a su lado.
"Princesa Charlotte, eso es demasiado cerca".
"Estamos a punto de separarnos, así que estoy cerca a propósito". Charlotte avanzó aún
más, cerrando la brecha entre ella y Rio hasta que no quedó nada. Apoyó la parte superior
de su cuerpo contra el pecho de Rio.
"¡Onii-chan!" La voz de Latifa era casi un grito. La única razón por la que no arrancó a
Charlotte de un plumazo fue porque era consciente de que la otra persona implicada era,
efectivamente, una princesa. Miharu y Celia eran igualmente conscientes de ello, pero sus
personalidades les impedían hacer otra cosa que mirar con nerviosismo.
"Princesa Charlotte, sus bromas han ido demasiado lejos". Rio puso sus manos sobre los
hombros de Charlotte y lentamente trató de poner distancia entre ellas. Sin embargo-
"Pero no estoy bromeando..."
Charlotte tomó inmediatamente la mano derecha de Rio con un elegante movimiento y la

llevó tranquilamente a su mejilla. Luego procedió a tocar sus dedos con sus labios.
"Uy, te he besado". Había un leve rubor en sus mejillas. Añadió algunos comentarios
sobre que era su primera vez y que no haría algo así como una broma.
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"¡Eso no cuenta! ¡No cuenta como un beso! Eso fue en los dedos. ¡Los dedos!" Latifa
protestó inmediatamente.
"Entonces deseo besarle en los labios a continuación". La mirada acalorada de Charlotte

se fijó en la boca de Rio.
"¡Onii-chan!" Latifa tiró del brazo de Rio, intentando apartarlo de Charlotte.
"Oye, sabes que no puedes hacer eso, Char. Eres una princesa soltera. Fingiremos que
no hemos visto eso ahora, pero tienes que dejarlo así. ¿De acuerdo?" Satsuki había estado
observando la serie de eventos en estado de shock, pero el grito de Latifa la hizo volver a
sus sentidos, permitiéndole advertir a Charlotte con un suspiro.
"Deberías escuchar a Satsuki". Gracias a la intervención de Satsuki, Rio pudo distanciarse

de Charlotte esta vez. A cambio, Latifa se aferró a él.
Estoy muy cansado, y aún no nos hemos ido.
Todavía no habían partido, pero Rio se sentía tan agotado como el final del viaje.
"Sube al coche de caballos antes de que Char haga algo más extraño, Haruto". Satsuki lo
instó hacia el carruaje cercano con un suspiro.
"Si me disculpan, entonces. ¿Nos vamos?"
Rio miró a Miharu, Celia y Aishia, que eran las más cercanas. Finalmente, miró a Latifa
que se aferraba a su brazo izquierdo y le dio una palmadita en la cabeza. Con unas últimas
palabras de despedida, subieron al carruaje y partieron.
"Tengo mucha envidia de Dama Suzune. Dama Celia, Dama Miharu, Dama Aishia..."
Charlotte murmuró con tristeza mientras veía partir el carruaje.
Verla hizo que Satsuki se sintiera un poco triste también, así que sonrió alegremente.
"Tiempos como éste exigen una sesión de baño juntas. Haruto dijo que podíamos usar su
mansión cuando quisiéramos, así que aprovechemos. Te lavaré la espalda".
◇◇◇
Después de que el carruaje llegara a la puerta del distrito noble, Rio y los demás se
bajaron y salieron de la capital a pie. Avanzaron por la carretera principal de la ciudad hasta
que no hubo nadie más en los alrededores, y luego se dirigieron a la casa de piedra donde
les esperaban las chicas del pueblo espiritual.
Cuando pasaron la barrera que rodeaba la casa, Sara y las demás salieron
inmediatamente.
"Bienvenidos de nuevo".
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"¿No deberías estar diciendo 'estoy en casa' a Miharu y Latifa en su lugar?" Dijo Alma,
señalando que eran ellas las que habían regresado de la aldea.
"Eso es cierto... Pero todo el mundo también está volviendo a la casa de piedra".
"Hee, ¿no funciona en ambos sentidos?" sugirió divertida Orphia.
"¡Estamos en casa! Y ¡bienvenidos de nuevo! Sara, Orphia, Alma, ¡cuánto tiempo sin
veros!" les llamó Latifa con energía, levantando una mano.
"Me alegro de que las tres estén bien", dijo Miharu.
"Tener a todo el mundo reunido en la casa de piedra es como volver a casa", añadió Celia.
"Aunque estaría bien tomarse un descanso así... ¿está bien si nos dirigimos a la aldea
ahora mismo?". preguntó Rio a todos desde donde estaba junto a Aishia.
"Claro. Quiero ver la aldea de todos modos", dijo Celia, asintiendo con gran interés y
emoción.
"Nos alegra saber que te hace tanta ilusión ir a nuestra aldea". Sara sonrió un poco
tímidamente.
"¡Va a ser tan esponjoso! ¡Un paraíso esponjoso! Quiero tocar el pelaje de todo tipo de
personas allí".
"¡Ah, ja, ja!"
Todos rieron divertidos.
"Así que vámonos ya". Avergonzada, Celia se sonrojó y les instó a partir.
"Voy a guardar la casa, entonces. Conditum".
Orphia utilizó el caché espaciotemporal equipado en su brazo para recoger la casa de

piedra. El área donde se encontraba se convirtió inmediatamente en un espacio vacío.
"Entonces usaré el cristal de teletransporte. El efecto tiene un alcance, así que, por favor,
mantente lo más cerca posible de mí. Sobre todo, porque somos muchos".
"¡Está bien!" Latifa tomó la delantera abrazando el brazo derecho de Rio, mientras Aishia
se apretaba contra él desde el otro lado.
Aunque no es necesario estar tan cerca...
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El alcance efectivo era de unos tres metros de radio, así que no había necesidad de que
siete personas se apretujaran tanto. La expresión de Rio se endureció por la timidez, y bajó
la mirada con inquietud. "O-Okay. ¿Esto es bueno?"
Sintiéndose competitiva frente a Aishia y Latifa, Celia se pegó a Rio por delante. La brecha
de altura entre ellos significaba que su cara le tocaba en el pecho.
"S-Sí..."
Sorprendido, Rio asintió incómodo. "..."
El espacio libre que quedaba era la espalda de Rio. Las miradas de Miharu, Sara, Orphia y
Alma se reunieron naturalmente en ese punto. Y los primeros en moverse fueron... los cuatro.
Sin embargo, la que empezó más cerca de la espalda de Rio fue Miharu. Los otros tres
estaban de pie frente a él, así que se tomaron un momento extra para dar la vuelta.
"¿Miharu...?"
Ante la inesperada sensación de presión contra su espalda, los ojos de Rio se abrieron de
par en par. Como Sara y los demás estaban delante de él, la única que podía estar detrás
era Miharu, pero eso era exactamente lo que sorprendía a Rio. Miharu nunca había intentado
pegarse a él. No pudo evitar girar el cuello para mirar detrás de él.
"Te agradecería... que no miraras detrás de ti..."
Pero la voz temblorosa de Miharu le detuvo. Su rostro estaba teñido del profundo tono de
un melocotón maduro. No quería que Rio la viera así.
"Vaya, Miharu, tienes la cara muy roja", dijo Latifa con los ojos muy abiertos.
"¿Pero no está roja?" La negación de Miharu salió con una voz bastante aguda. Podía
sentir el calor de su propia cara.
"Umm, no es necesario que te aprieten tanto..." Rio trató de protestar vacilantemente.
"¡Todo el mundo se está pegando demasiado a Rio!"
"¿No es injusto que nos dejen fuera, Sara?"
"¡Sí! Espera, ¿¡no!?"
"Está bien. Por favor, apriétense más, o no habrá espacio para nosotras".
Sara, Orphia y Alma se amontonaron hacia delante, haciendo que todo fuera aún más
ruidoso y estrecho.
No puedo moverme...
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Normalmente, Rio era capaz de moverse a gran velocidad para evadir todos los ataques
del enemigo, pero en este momento estaba completamente indefenso. Estaba bloqueado por
todos lados.
Rio trató de mover un poco sus extremidades, pero la sensación de cosas que no
deberían ser tocadas le fue transmitida. Los ruidosos sonidos de "¡Prefiero eso, Sara!" y "¡Tu
cara está demasiado cerca, Aishia!" resonaban a su alrededor.
"He dicho que no es necesario estar tan cerca..."
Nadie respondió a la reservada opinión de Rio.
Lo que sea. Vamos a teletransportarnos lejos de aquí lo más rápido posible, se dijo Rio,
aclarando su mente para poder tomar una decisión.
"D-De acuerdo, vamos ahora. Voy a decir el hechizo. Transilio".
Cantó el hechizo y activó el cristal de teletransporte que tenía en la mano. Al momento

siguiente, el espacio se transformó en espiral y se deformó alrededor de Rio. Otro momento
después, el escenario cambió por completo. Habían pasado del bosque de las afueras de
Galarc a la aldea de los espíritus en las profundidades de la Tierra Salvaje. En cuanto a la
posición, se encontraban a uno o dos minutos de vuelo del ayuntamiento de la aldea.
Había una diferencia horaria entre la región de Strahl y la aldea, pero seguía habiendo luz
en el lugar al que se habían teletransportado. La luz del sol se filtraba a través de los árboles
y del bosque. Había un manantial junto a ellos y un cielo azul que se extendía sobre sus
cabezas.
En un momento normal, éste habría sido un espacio tranquilo y pacífico. Sin embargo,
como las mujeres del grupo habían estado alborotando hasta el teletransporte, no se habían
dado cuenta de que habían llegado. Esto hizo que sus fuertes voces resonaran en el bosque.
"Hemos llegado..." Rio dijo a las chicas que seguían aferradas a él con un suspiro. Luego
miró a su alrededor para confirmar que se habían teletransportado con éxito, y fue entonces
cuando notó una mirada desde cierta dirección.
Varias personas que llevaban lo que parecían trajes tradicionales japoneses estaban
sentadas en la orilla rocosa del manantial. Estaban sorprendidos por la repentina llegada de
Rio y las chicas -o tal vez se sorprendieron de ver a tantas chicas hermosas pegadas a Rio-,
ya que parpadeaban asombrados.
¿Por qué están aquí...?
Rio reconoció a algunas de las personas que se encontraban entre ellos: eran personas
que deberían haber estado en la siguiente parada de su viaje.
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Se quedó helado, desconcertado. Las chicas que se aferraban a él, naturalmente, se
dieron cuenta de su mirada y miraron en la misma dirección. Como resultado, el grupo de Rio
y las personas que llevaban kimonos se miraron fijamente. Entonces, un hombre se levantó
del grupo.
"¿Por qué estás aquí, Gouki?" Rio le preguntó. Era el guerrero más veterano del Reino
Karasuki -Saga Gouki- y el antiguo guardián de la madre de Rio, Ayame, junto al padre de
Rio, Zen.
"Nos dijeron que aparecerías en esta primavera si esperábamos aquí..." Gouki se rascó
torpemente la mejilla, y luego se detuvo para mirar de cerca a las chicas que rodeaban a Rio.
"Veo que estás muy solicitado, ¿eh? Como era de esperar del hijo de la princesa Ayame y
Zen". Soltó una sonora carcajada.
"No, umm... Esto es... Ja, ja."
Rio trató de quitárselo de encima riéndose. Miharu, Celia y Latifa lo observaron,

preguntándose quién era aquel hombre. Mientras tanto, las tres chicas espirituales que
habían regresado antes parecían ser conscientes de su identidad, ya que observaban la cara
de Rio. Como resultado, el aire era bastante incómodo entre todos ellos.
"No molestes a Sir Rio, cariño".
Detrás de Gouki, su esposa, Saga Kiyoko, regañó a su marido con un tono frío. Era como
si dijera que no era el momento de bromear.
"C-Cierto". Gouki asintió incómodo. "Una vez fuimos rechazados por usted, pero nos
apresuramos a unirnos y servirle de todos modos. Sé que es una desfachatez por mi parte
pedirlo, pero ¿me permitirías otra oportunidad para convencerte?" Se arrodilló, de repente,
apelando a Rio con humilde reverencia.
"¡Por favor, señor Rio!", gritó la voz de una joven. La que había hablado era la hija de
Gouki, Saga Komomo. Junto a ella estaba su guardia y ayudante, Aoi.
"Komomo también ha venido, por lo que veo... Y también..." Rio miró a la chica escondida
detrás de Gouki y Komomo. Había un chico conocido inmediatamente al lado de ella.
"Shin y Sayo también..."
Eran los hermanos del pueblo en el que Rio había vivido. Rio se había despedido de ellos
antes de dejar la región de Yagumo, así que ¿por qué estaban aquí? Rio tenía una mirada
seria mientras contemplaba la razón.
"Oye, Sayo. ¿Por qué te escondes ahí? Vamos".
"E-Espera, Shin..."
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En tono hosco, Shin agarró a Sayo de la mano y la arrastró a la fuerza a un lugar donde
Rio pudiera verla mejor. Sayo se encontró con los ojos de Celia y los demás agarrados a Rio
durante un breve segundo, y luego agachó la cabeza para apartar la mirada con náuseas.
"..."
Al ver la reacción de Sayo, todas las chicas que rodeaban a Rio se convencieron de que
había pasado algo entre ellas.
"Tch, ten un poco más de confianza". Shin miró entre Sayo y las chicas al lado de Rio, y
luego entrecerró los ojos en una mirada.
"En cualquier caso, me alegro de volver a verte. Estaba pensando en volver a la región de
Yagumo, pero ¿qué tal si primero nos vamos a otro sitio? También me gustaría saludar a los
ancianos". Rio parecía algo preocupado, pero al final suavizó su expresión en una sonrisa.
"Por supuesto. Estaremos encantados".
Gouki inclinó profundamente la cabeza. Así, todo el grupo se dirigió primero al

ayuntamiento.
◇◇◇
En el ayuntamiento del pueblo, en una sala del piso más alto...
Rio tuvo su reunión con los ancianos: Syldora, Dominic y Úrsula. Después de alegrarse de
volver a verse, Rio les presentó a Celia.
"Encantada de conoceros. Soy Celia Claire. Gracias por invitarme a la aldea".
Celia se levantó de su silla, pellizcando ligeramente el dobladillo de su vestido para hacer

una cortés reverencia. Su buena educación era evidente, haciendo que los ancianos y el
grupo de Gouki abrieran los ojos.
"Soy una de las ancianas principales, la alta elfa Syldora. Bienvenida, maestra de Rio.
Estos dos son mis compañeros ancianos, la bestia zorro Úrsula y el enano anciano Dominic".
"Soy Úrsula. Hemos oído hablar mucho de ti desde Rio. Parece que Sara y los demás
también han estado en tu compañía. Espero que disfrutes de tu tiempo con nosotros".
"¡Bienvenida, señorita!"
Y así, todos los ancianos dieron la bienvenida a Celia.
"Pequeña... Ah, muchas gracias". Los ojos de Celia se abrieron débilmente al ser llamada
"pequeña señorita", pero luego soltó una risita de felicidad.
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"Hola a todos".
Justo en ese momento, partículas de luz se reunieron en la esquina de la habitación, y el

espíritu de clase alta Dryas se manifestó de la nada.
"Oh, Dama Dryas".
"He sentido la presencia de Aishia y he venido a verla. Tú debes ser Celia. Sara y los
demás nos dijeron que vendrías a la aldea. Soy Dryas", dijo, explicando su razón para
aparecer ante ellos.
"Eres un espíritu humanoide como Aishia... Es un placer conocerte. Soy Celia Claire.
También he oído hablar de ti por Rio y los demás".
"Sí, es un placer conocerte".
"El mío también".
Después de intercambiar saludos...
"Hmm..."
Dryas miró detenidamente a Celia de pies a cabeza.
"Umm... ¿Pasa algo?" preguntó Celia, parpadeando.
"Tienes una gran afinidad con el maná para ser humana. Destacas en la manipulación de
la oda, ¿no es así?"
"¿Acaso... ¿Lo hago?"
"Sí, el maná se acumula naturalmente cerca de tu cuerpo. En consecuencia, la oda que

fluye de ti tiene una longitud de onda muy hermosa. La de Rio está en una escala diferente,
pero tú tampoco estás mal. Al mismo nivel que la alta elfa Orphia, o más o menos. Eres casi
como una elfa, ¿tienes algún antepasado que haya sido elfo? Tal vez sea hereditario".
"¿Cómo puedes saber eso?"
"No he sido un espíritu humanoide durante cientos de años por nada. Aishia podría decirte
lo mismo. Los espíritus pueden ver visualmente el maná, así como la oda".
"Ya veo..." Celia tragó saliva, impresionada por el conocimiento de un espíritu de clase alta
que había existido durante tanto tiempo. Aishia estaba en el mismo nivel de existencia que
Dryas y no tenía comparación en cuanto a fuerza de combate, pero su personalidad tranquila
y su falta de discurso espiritual hacían difícil pensar en ella como un espíritu de clase alta.
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"Ahora que Dama Dryas y los ancianos han sido presentados a Celia, me gustaría hablar
con el grupo de Gouki..." Rio comenzó a decir, mirando al grupo de Gouki sentado en un
rincón de la sala. El grupo incluía a su esposa Kayoko, a su hija Komomo, a Sayo, a Shin y a
otros, sumando un total de diez personas. Había rostros conocidos entre ellos, por lo que no
cabía duda de que todos procedían del Reino Karasuki.
"Efectivamente. Por dónde deberíamos empezar..." Úrsula se acarició la barbilla en

contemplación.
"¿Ya se han enterado de que Gouki está relacionado con mis padres?"
"Sí. Aunque debo disculparme por hablar de ti en tu ausencia".
"En absoluto, seguro que era inevitable para que se entendieran. Dicho esto, debe haber
caras desconocidas en cada lado y partes poco claras de la situación, así que ¿qué tal si te
presento primero?"
"Buen punto. Eso sería preferible".
"En primer lugar, estos son los conocidos de mis padres, Gouki y su esposa Kayoko, y su
hija Komomo. Gouki es un guerrero de alto rango del Reino Karasuki, que se encuentra en la
región de Yagumo... El equivalente al jefe de la casa noble militar más alta de la región de
Strahl. Las personas que lo rodean son probablemente sus sirvientes. Esos dos de allí son
aldeanos del pueblo natal de mi padre: Shin y su hermana pequeña Sayo. Aunque no estoy
seguro de por qué están aquí..."
Rio dirigió su presentación del grupo de Gouki a Celia y a los demás, haciéndoles un gesto
con la mano. Cada uno de ellos se inclinó en el orden en que fueron llamados sus nombres,
por lo que estaba bastante claro quién era quién.
"Me llamo Saga Gouki. Ah, pero los nombres en la región de Strahl son al revés, así que
sería Gouki Saga. Esta es mi esposa Kayoko, y ambos servimos a la madre de Sir Rio,
Dama Ayame, junto con su padre Zen. Eso fue hace más de veinte años".
Con la espalda erguida, Gouki se presentó junto a su mujer a Celia y Miharu, que estaban
sentadas junto a Rio.
"Acabo de presentarlas a los ancianos, pero ésta es mi antigua maestra Celia Claire, mi
hermana pequeña adoptada Latifa y Miharu Ayase, con quien vivo. Y este es mi espíritu de
contrato, Aishia. Creo que ya conocen al grupo de Sara", dijo Rio al grupo de Gouki.
Se quedaron mirando a las chicas con gran interés. Miharu, en particular, tenía un cabello
negro similar al que se veía en la región de Yagumo, y su nombre también sonaba como el
de ellos, por lo que llamaba más la atención que el resto.
Gouki asintió. "Sí, hablamos con Dama Sara y sus amigas hace tres semanas".
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"Me dijeron que había alguien que quería verme en la aldea, pero debían ser tú y tu gente".
La sorpresa por el repentino reencuentro se había desvanecido, pero Rio aún parecía un
poco preocupado.
"Sí. Seguro que le ha sorprendido, pero queríamos hablar con usted directamente. Por
favor, perdona mi insolencia al seguirte sin permiso". Gouki inclinó la cabeza lo suficiente
como para tocar el suelo.
"No lo considero una insolencia en absoluto. Sólo estoy desconcertado... No esperaba que
me persiguieran", confesó Rio con un suspiro algo exasperado. Podía decir que no le habían
perseguido con sentimientos superficiales, así que no podía enfadarse con ellos.
"Dijiste que podías volver a Strahl solo para no necesitar seguidores, y nos rechazaste
claramente. También dijimos que renunciaríamos a acompañarte".
"Has dicho que renunciarías a acompañarme, pero no has dicho nada de no venir a por mí.
¿Es eso?"
"Bueno, básicamente". Gouki parecía un poco culpable, pero sonrió ampliamente. Rio
suspiró una vez más por su energía e iniciativa.
"El viaje hasta esta aldea no debió ser fácil en absoluto".
Las criaturas salvajes eran rampantes, y no había ningún camino que seguir. Había
horribles catástrofes naturales en ciertas zonas, y algunos lugares estaban envueltos en la
oscuridad durante todo el año debido a un clima anormal, lo que hacía imposible determinar
la dirección del viaje. Llegar al pueblo habría sido un viaje muy duro.
"Fue más allá de nuestras expectativas, pero estábamos preparados para ello. Sabíamos
que sería un calvario, y al final fue una buena experiencia de entrenamiento. Tuvimos la
suerte de llegar sin perder a nadie".
"Siempre que no haya habido bajas". Rio dejó escapar un suspiro de alivio.
"Bueno, restringimos a nuestros compañeros a los que podían usar artes espirituales.
Todos mis criados están entrenados en esa área, y aunque aún les falta experiencia, Shin y
Sayo también dieron lo mejor de sí mismos", dijo Gouki, mirando a los hermanos.
"La verdad es que no esperaba que trajeras a los dos".
Rio los miró un poco incómodo. ¿Por qué están aquí? Esa era la pregunta que le rondaba
por la cabeza, pero se sentía demasiado incómodo para formularla en voz alta.
"..." Sayo parecía no saber qué hacer con ella misma y mantenía la cabeza baja
avergonzada. Shin parecía disgustado por eso y tenía los labios fruncidos.
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"Sayo tenía sentimientos bastante fuertes por Sir Rio, ya ves... Cuando hablé con ella, me
pidió venir conmigo, así que acepté. Shin también es un hombre muy prometedor, y se
preocupa mucho por su hermana pequeña bajo esa actitud tan ruda que tiene. Me pidió que
le acompañara por el bien de Sayo. Los dos vinieron hasta aquí sin una sola queja".
Gouki miró a los silenciosos hermanos y suspiró ligeramente, rascándose la mejilla antes
de hablar en su nombre.
"Hmph". Shin resopló con infelicidad. Había sido brusco desde su regreso a la aldea, pero
ahora era especialmente mordaz.
"Oye, Shin. ¿Por qué estás enfadado?"
"No estoy enfadado". Shin negó la crítica de Gouki con una mirada sombría.
"Dios mío. Lo siento, señor Rio".
"No, no hay nada por lo que disculparse... ¿Yuba y Ruri están de acuerdo en que
vengan?"
"Por supuesto. Nos acompañan con total permiso".
"Ya veo. En ese caso, ¿puedo pedir los detalles de cómo llegaron todos a esta aldea?"
preguntó Rio.
"Llegamos a la aldea por completa coincidencia. Dejamos el Reino Karasuki apenas unos
días después que ustedes, pero sólo llegamos a esta aldea hace un mes..."
"Lord Gouki y su gente se adentraron en nuestro bosque después de que Rio llevara a
Sara y a las niñas a la región de Strahl. Cuando escuchamos su situación, descubrimos que
iban en la misma dirección... y entonces surgió el nombre de Rio. No podíamos perseguirlas
después de eso", explicó Úrsula.
"Los tres ancianos nos dijeron que no pasaría mucho tiempo antes de que Sir Rio volviera
a esta tierra, así que nos invitaron a quedarnos como huéspedes. Estamos muy agradecidos
a esta aldea", añadió Gouki.
"Ahora lo entiendo, creo. Eso significa que ahora me toca a mí dar mi informe". Había una
luz sombría en los ojos de Rio.
Percibiendo el estado de su mente, Gouki puso una expresión seria y se abstuvo de

transmitir cualquier elogio o celebración. "Sara nos contó lo esencial de las cosas. Pudiste
lograr tu tan ansiado deseo. No tengo palabras para expresarme". Inclinó la cabeza para
expresar su profundo respeto por Rio.
"Supongo que sería raro que te diera las gracias... Y no estoy seguro de qué decir a tu
gente después de que hayas hecho tantos esfuerzos para llegar hasta aquí".
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Gouki parecía confundido ante la inquietud de Rio. "¿Qué quieres decir?"
"Con Lucius muerto, ya no hay razón para que todos ustedes vengan a Strahl, ¿no?".
En otras palabras, toda su agitación era para nada.
"... ¡Ha! Ha, ha, ha. ¿Qué estás diciendo?" Gouki estalló en una sonora carcajada tras una
pausa.
"..." Rio estaba desconcertado por lo que podía ser tan gracioso de sus palabras.
"Ah, mis disculpas por hacer un escándalo. Con el debido respeto, Sir Rio, ha entendido
algo mal. La venganza contra Lucius, el hombre que mató a Dama Ayame y a Zen... Aunque
ése era uno de nuestros objetivos, no era el único", dijo Gouki con expresión tensa.
"¿A qué te refieres...?"
"Nuestro objetivo es servirte. La muerte de Lucius es una noticia positiva, y no un motivo

de decepción. Nuestros esfuerzos sólo terminarán en vano cuando seamos incapaces de
jurar nuestra lealtad a ti".
"Servirme... ¿Cuándo ni siquiera sabías si estaría de acuerdo? Ya rechacé tu

acompañamiento una vez en la región de Yagumo, así que estoy seguro de que podrías
imaginarme rechazándote de nuevo... Y no había ninguna garantía de que me encontraras
sólo por venir a Strahl".
Sin embargo, Gouki y los demás fueron tras él. Rio sintió una emoción indescriptible ante
ese hecho, que se reflejó en su rostro totalmente desconcertado.
"Nada de eso sirve como razón para no venir a por ti. Es posible que podamos servirte.
Sólo esa posibilidad es suficiente, por eso hemos venido a por ti".
"¿Hasta el punto de tirar la tierra en la que naciste y te criaste? Tus sirvientes en particular
nunca sirvieron a mi madre. ¿Realmente han aceptado esto?"
Amigos, familia, finanzas, estatus. Estarían desechando todas esas cosas al hacer esto.
Emprender un viaje tan peligroso por un deseo que podría no cumplirse, ¿no era una
decisión bastante precipitada? Rio los miró como si quisiera decir eso.
"Hmm, cómo debería decir esto..." Gouki se esforzó por encontrar las palabras adecuadas.
"Señor Rio. Mis disculpas por hablar como sirviente, pero ¿me permitiría hacer una
declaración? Me gustaría explicar las emociones de los sirvientes en nombre de Sir Gouki".
Aoi, que estaba sentada junto a Komomo, levantó la mano para pedir permiso para hablar.
"Por supuesto, no me importa..." Rio miró a Aoi.
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"Muchas gracias. A excepción de Shin y Sayo, todos los sirvientes aquí son huérfanos
adoptados por la familia Saga. Nos dieron comida caliente, ropa, refugio y un medio de vida.
Por lo tanto, tenemos una gran deuda con el señor Gouki y la señora Kayoko. Les
seguiremos dondequiera que vayan, y serviremos a quien ellos consideren su maestro. Esa
es nuestra fuente de felicidad". Aoi inclinó profundamente la cabeza mientras explicaba sus
pensamientos.
"Ya veo..." Rio dijo, apenas logrando una respuesta.
Él no había nacido ni se había criado en la nobleza, así que le resultaba difícil ponerse en
su lugar. Pero eso no significaba que no pudiera imaginárselo: su lealtad le parecía tan
admirable que casi se asombraba.
"Les dijimos a los sirvientes que podían quedarse atrás con Hayate... Pero todos eligieron
no hacerlo. Su lealtad es admirable, si lo digo yo", dijo Gouki con una sonrisa ligeramente
tímida. Luego miró a Rio con una mirada acalorada y declaró: "Sin embargo, tanto mi esposa
como yo nos enorgullecemos de tener una lealtad por Sir Rio que no pierde con la suya."
"¿Por qué irías tan lejos por mí? Claro, mi padre era tu colega y mi madre era la maestra a
la que servías, pero..." Rio estaba confundido. Se daba cuenta de que Gouki y Kayoko le
eran extremadamente leales, pero no sabía la razón. ¿Tan importante era ser el hijo de
Ayame?
"Kayoko y yo no pudimos cumplir nuestro voto de lealtad a Dama Ayame en el pasado. Así
que pensamos que podíamos dirigir esa lealtad perdida hacia su hijo en su lugar. Pero
nuestros sentimientos no pueden expresarse sólo con eso". Gouki sonrió tímidamente,
frotándose el cuello de forma avergonzada. El gesto le hacía parecer avergonzado de sus
palabras.
"Dama Ayame y Zen fueron perseguidos por el reino y tuvieron que descartar sus
identidades, huyendo a las lejanas tierras de Strahl. Nunca pensamos que los volveríamos a
ver, pero un día apareció su hijo, con un gran parecido a ellos dos. Esa fue la primera vez
que vimos a Sir Rio", dijo Gouki con alegría tras una pausa.
"Eso me trae recuerdos. Fue hace unos dos años, si no recuerdo mal". Rio también
recordó ese momento con una mirada distante.
"Lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer".
"Ha ha ha". Rio río con nostalgia ante la orgullosa declaración de Gouki.
"Después de escuchar sus palabras, descubrimos que tanto Zen como Dama Ayame han
pasado de este mundo. Que Sir Rio llegó al Reino Karasuki sin saber más que las historias
que Dama Ayame le contaba en su infancia. Que quería construir tumbas para ellos. Había
hecho un viaje tan peligroso a la región de Yagumo sólo para hacer eso. Recorrer
innumerables reinos para localizar a alguien que supiera de sus padres... Debe haber sido un
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viaje sin esperanza y sin final a la vista. Cuando nos enteramos de esto, no supimos qué
sentir..."
Las palabras de Gouki rebosaban de emoción. Rio parecía un poco incómodo, pero todos
los demás escuchaban con caras serias. Estaban viviendo a través de las palabras de Gouki,
preguntándose cómo se le aparecía el despistado Rio cuando conocía la verdad del pasado
de Ayame y Zen.
"Fuiste una existencia deslumbrante para mí. Te criaste tan bien a pesar de las duras
circunstancias... Sólo pude rendirme ante la espléndida persona que acabaste siendo".
En otras palabras, Gouki había sentido una extrema empatía por Rio en ese momento.
Creía que Rio era una persona digna de respeto incluso sin tener en cuenta a Ayame y a Zen.
Como militar y como guerrero, se enamoró de Rio como persona. Se había llenado de
alegría cuando recibió la carta de Yuba sobre Rio, pero aún no había pensado en jurar su
lealtad. Sin embargo, cuanto más conocía a Rio, más se consolidaba su resolución.
"Por supuesto, el hecho de que seas un recuerdo de Dama Ayame y Zen juega un papel
importante, pero todo es porque eres tú. Queremos servirte por la persona que eres; si
permaneciéramos en Yagumo sin jurar nuestra lealtad, estaríamos viviendo el resto de
nuestras vidas en vano. Eso era algo de lo que estábamos seguros. Así que, ¿cómo íbamos
a sentarnos a esperar sólo porque nos rechazaron una vez?".
Gouki se acaloraba poco a poco cuanto más hablaba, pero él mismo pareció darse cuenta
de ello e hizo una pausa. "En cualquier caso, esa es la razón por la que dejamos el reino y
vinimos a por ti. ¿Se han explicado bien las cosas?", preguntó tímidamente mientras miraba
a Rio.
"...Sí". Rio asintió tras una incómoda pausa.
"En ese caso, me gustaría preguntarte una vez más: ¿nos permitirás el honor de jurarte
nuestra lealtad?".
Gouki se levantó de su asiento y procedió a arrodillarse en el suelo ante Rio. Kayoko,

Komomo y los demás sirvientes le siguieron en silencio. La sala se concentró en Rio en
busca de su respuesta.
Incluso pedir favores le hacía sentirse incómodo. Rio dudó durante un largo momento
antes de expresar su desaprobación. "Sinceramente, no estoy acostumbrado a que alguien
me jure lealtad. Dudo que me acostumbre en el futuro, y no creo que pueda actuar como un
maestro para todos ustedes. Tampoco se me da bien dar órdenes a otras personas".
"Me lo imagino. Conozco bien tu personalidad".
Gouki parecía haber previsto esa respuesta y tenía una sonrisa tensa en su rostro. Sin
embargo, fijó su acalorada mirada en Rio para transmitir su deseo de servir a pesar de ello.
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"Entiendo los sentimientos de todos. Por eso no te pediré que vuelvas al Reino Karasuki.
Estoy confundido".
Fiel a sus palabras, la boca de Rio se dibujó en un ceño completamente perplejo.
"¿Entonces...?"
¿Significa eso que aprobarás que nos convirtamos en tus sirvientes? Gouki pareció intuir
la posibilidad de que eso ocurriera y miró a Rio con sorpresa.
Había imaginado que Rio habría respondido basándose en la conclusión de que no

aceptaría a Gouki y a los demás como sirvientes. Por muy difícil que fuera rechazarlos, el
antiguo Rio lo habría hecho con firmeza, como había hecho cuando rechazó su
acompañamiento la primera vez.
¿Y ahora qué? Aunque expresó su desaprobación, no había dado un no rotundo. Lejos de

ello, de hecho.
"No puedo responderle ahora mismo... ¿Podría darme algo de tiempo para pensarlo?"
"¡Por supuesto! ¡Tómate todo el tiempo que necesites!" Gouki no pudo contener sus
sentimientos de euforia y gritó su respuesta. Era comprensible: para alguien que deseaba
convertirse en uno de los sirvientes de Rio, era un gran paso adelante. No había planeado
rendirse fácilmente ante un rechazo, pero esto era un error de cálculo bienvenido para
alguien que se había preparado para una batalla mucho más larga.
¿El cumplimiento de su largo deseo ha cambiado algo en el corazón de Sir Rio? O tal vez
fue la influencia de estas chicas a su alrededor...
Gouki dirigió su mirada hacia Miharu, Celia y las demás chicas que rodeaban a Rio. Si
había algo que había cambiado durante el tiempo que estuvo alejado de Rio -aparte de la
venganza que se había logrado- era la presencia de estas chicas. Los ancianos parecían
haber hecho la misma suposición, creyendo que Rio se negaría, ya que sus ojos se abrieron
también.
"Así que, por favor, levántense por ahora", pidió Rio, tratando de aligerar el ambiente y
relajando los hombros.
"¡Esto amerita un banquete de reunión esta noche!" sugirió Dominic con una risa sincera.
"Sólo quieres beber, ¿no?" Úrsula se encogió de hombros exasperada.
"Dejando eso de lado, estoy seguro de que hay más cosas de las que desean hablar.
Muchos de ustedes se reúnen por primera vez, así que sería una buena oportunidad para
interactuar más con los demás". Syldora resumió las discusiones con una sonrisa.
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"Efectivamente. Tanto si tienes una respuesta para el banquete como si no, piénsalo bien,
Rio".
Rio asintió lentamente a la sugerencia de Úrsula. "Lo haré".
"En ese caso, nos disculparemos hasta el banquete. No hay prisa por una respuesta, así
que por favor piénsalo todo lo que necesites".
Gouki se ofreció para que los suyos se escabulleran hasta que se reunieran de nuevo por
la noche.
◇◇◇
Dejando atrás a los ancianos del ayuntamiento, Rio se dirigió a la casa de huéspedes que
había utilizado cuando se alojó anteriormente en el pueblo. Komomo parecía querer ir con él,
pero terminó por seguir su camino hasta el banquete posterior. Esto dejó a Miharu, Celia,
Aishia, Latifa, Sara, Orphia y Alma para acompañar a Rio.
"Esta es la casa en la que nos alojamos mientras estamos en el pueblo", explicó Rio a
Celia en la puerta principal, invitándola a entrar.
"¡Cuando Onii-chan está en la aldea, vivimos todos juntos!". se jactó Latifa ante Celia.
"¿Esto es lo que llamas una casa en el árbol? Es tan espaciosa por dentro... Qué casa
más bonita. Lo pensaba mientras caminábamos antes, pero la gente de este pueblo
realmente vive en armonía con la naturaleza".
Naturalmente, la madera del árbol anfitrión se utilizaba tal cual, creando un espacio lleno
de una calidez de madera. Era un tipo de edificio que no se veía en las ciudades de Strahl,
así que Celia recorrió el interior con gran interés.
"Muchas gracias. Por favor, considere este lugar como propio mientras esté aquí", dijo
Sara con orgullo de residente del pueblo.
"El cuarto de baño de esta casa también es bastante encantador, así que pruébalo por la
noche", apuntó Orphia.
"También tendremos que enseñarte el pueblo", añadió Alma.
"¡Sí, estoy deseando hacerlo!" Celia asintió con entusiasmo.
"Estaría bien que pudiéramos traer a Aki y a Masato aquí algún día. ¿Verdad, Miharu?"
Dijo Aishia a Miharu por consideración.
"Sí". Miharu asintió con una brillante sonrisa, aunque había un leve rastro de tristeza en
ella.
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Justo entonces, Rio se dirigió a todos. "¿Qué tal si aprovechamos para dar un paseo por
la aldea?".
Todas las chicas intercambiaron miradas. Después de escuchar la conversación entre

Gouki y Rio antes, parecían tener sus propios pensamientos al respecto. Intentaron
transmitirse esos pensamientos con sólo sus ojos.
"¿Pasa algo...?" Preguntó Rio, notando cómo las chicas hacían contacto visual entre ellas.
"Onii-chan... Si necesitas hablar, estamos aquí para ti, ¿sí?".
Como su hermana pequeña adoptada, Latifa habló en nombre de las chicas. El resto del
grupo asintió en silencio, expresando su acuerdo.
"Te refieres a Gouki y a los demás, ¿verdad?" Rio sonrió un poco incómodo al recibir las
miradas de las chicas.
"Sí".
"Sé la dirección general que quiero tomar... Sólo que no estoy seguro de cómo hacerlo de
manera que todos estén contentos, así que aún no he reunido mis ideas. Sí, claro. ¿Estarías
dispuesta a escucharme? Todas las demás también".
"¡Por supuesto!" Todas las chicas accedieron al unísono a la humilde petición de Rio.
"Sentémonos en las sillas, entonces. Sacaré el té que preparé antes del alijo
espaciotemporal".
"Te ayudaré, Orphia".
Orphia y Miharu se dirigieron primero a la sala de estar. Rio y los demás las siguieron. Los
preparativos se completaron en apenas diez segundos, y todos se sentaron. Las chicas,
naturalmente, esperaron a que Rio empezara a hablar, y después de un rato...
"Como dije antes, no soy capaz de convertirme en maestro de nadie. Si me juran lealtad
como sirvientes, no sabría cómo interactuar con ellos como su maestro. Por eso me opongo
a la idea de aceptarlos..." comenzó Rio.
"Pero cuando te miro ahora, veo que quieres responder a los sentimientos de Gouki y los
suyos. Por eso vacilas, ¿no?". dijo Celia, observando la expresión de Rio como si buscara
confirmación.
Rio confirmó su afirmación con una sonrisa tensa. "Pues sí".
"¿Significa eso que tienes intención de aceptar al grupo de Gouki como sirvientes?"
preguntó Sara a continuación.
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"No... No quiero sirvientes, pero estaría dispuesto a convivir con ellos en igualdad de
condiciones como con todos los de aquí... Gouki y los demás son personas importantes para
mí, como todos ustedes".
No confiaba en su capacidad para actuar como maestro, así que se oponía a que Gouki
fuera su sirviente. Pero si insistían en quedarse con él de todos modos, quería concederles
sus deseos. La solución que se le ocurrió fue que fueran camaradas.
"Ya veo..." Las chicas parecían estar muy convencidas de ello.
"¿Por qué no les dices eso, entonces?" sugirió Miharu mientras observaba la expresión de
Rio.
"Sí, estoy de acuerdo", fue el respaldo de Celia. Los demás también expresaron su
acuerdo.
Rio se rascó la mejilla, inseguro. "No estoy seguro de que Gouki acepte eso...".
"¿Por qué? No veo por qué no..." Celia parecía sorprendida.
"Si la gente de Gouki está obsesionada con convertirse en sirvientes, puede que mi
propuesta les resulte decepcionante..."
No puedo convertirlos en mis sirvientes, pero ¿quieren acompañarme? ¿Era esa la

respuesta que Gouki y los demás deseaban realmente? Rio no pudo evitar reflexionar sobre
ello.
"Creo que lo estás pensando demasiado..." Dijo Sara con una sonrisa irónica.
Celia asintió cansada. "Sí. Es una mala costumbre tuya".
"¡Ten más confianza, Onii-chan! Seguro que te va a ir bien".
Latifa bombeó su puño para animar a Rio. Rio parecía un poco avergonzado por eso.
"Si Gouki y su gente se unen a mí, naturalmente acabarán interactuando más contigo...
¿Están de acuerdo con eso?", preguntó, cambiando de tema sutilmente.
"Sí. Parecen gente muy agradable, así que estoy deseando hablar con ellos en el
banquete de esta noche", respondió Latifa con gran curiosidad.
Miharu soltó una risita de acuerdo. "Así es".
"Entonces no será un problema si acaban viviendo con nosotros".
"No. Sólo falta que les digas lo que sientes".
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"Ah, ha, ha... Claro". Rio río débilmente y asintió.
"Dime, Rio... Una relación maestro-sirviente puede ser de todo tipo. Puede que creas que
no eres capaz de estar por encima de los demás, pero yo no estoy de acuerdo.
Probablemente por eso Gouki y los demás quieren servirte también -como dijo Latifa-, tener
más confianza. ¿Verdad?" Celia sonrió con un hoyuelo de un lado mientras daba su opinión
desde el punto de vista de un noble. Eso hizo que la expresión de Rio se iluminara también.
"Bien". Asintió con la cabeza.
"Hmph. Como se esperaba de Celia. Por algo fuiste la profesora de Onii-chan". Las
mejillas de Latifa se inflaron como un globo. Aparte de Aishia, todas las demás chicas
parecían igualmente envidiosas.
"N-No, no, yo no he dicho nada especial", dijo Celia, nerviosa.
"Bueno, dejando eso de lado... Hay una cosa que quería preguntarle a Onii-chan antes del
banquete".
"¿Qué es?" Rio se encontró con los ojos de Latifa y se puso rígido con recelo.
"Umm, ya sabes. Puede que acabemos conviviendo con ellos a partir de ahora, así que
tenemos que saber más sobre ellos, ¿no crees?"
"Uh, supongo..."
No había nada malo en lo que decía, pero por alguna razón, Rio tenía un mal
presentimiento al estar de acuerdo con ella.
"¡Entonces, una pregunta! ¿Qué pasó con esa chica Sayo? Y esa chica Komomo también".
La mano de Latifa se disparó inmediatamente en el aire mientras disparaba sus preguntas.
"¿Um...?" Rio se sintió desconcertado por el repentino interrogatorio.
"Basándome en la reacción de Sayo, definitivamente pasó algo entre ustedes dos en la

aldea Karasuki, ¿no es así?".
"Eh... me pregunto sobre eso..." Rio trató de fingir ignorancia, pero...
"¡Eso es mentira! ¡Eso es definitivamente una mentira! ¿Verdad, chicas?" Latifa buscó el
acuerdo de Miharu y las demás.
"Efectivamente".
Todas asintieron con la cabeza. Celia había estado evitando las preguntas indiscretas,
pero aprovechó para asentir junto a ellas. Así, una red envolvente de preguntas se tendió
alrededor de Rio en pocos momentos.
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"Es un asunto privado". Rio desvió la mirada con culpabilidad.
"¡Ves! ¡Ha pasado algo! Esa respuesta significa que ha pasado algo". Latifa miró a Rio con
desprecio.
"Ahórrate..." Rio gimió, totalmente perdido. Así, el tiempo antes del banquete se llenó de
un aluvión de preguntas de las chicas.
◇◇◇
Por fin llegó el banquete, que tendría lugar en el gran comedor del ayuntamiento del
pueblo.
"¡Escuchen todos! Esta noche no habrá saludos acartonados. Beberemos y hablaremos.

Salud". Dominic levantó su copa con suficiente impulso como para salpicar el techo. Por
supuesto, no era lo suficientemente alto como para llegar al techo...
"¡Salud!"
Las copas se alzaron por toda la sala, acompañadas de voces de júbilo. Rio también
levantó su vaso y lo golpeó contra el de Miharu, Celia, Aishia, Latifa, Sara, Orphia y Alma.
"¡Salud a todos!" Dryas se acercó y chocó su vaso contra todos ellos uno por uno.
"¡Latifa! ¡Rio! Sara... ¡y todos los demás!"
"¡Ah, son Vera y Arslan!"
La amiga íntima de Latifa -y hermana pequeña de Sara-, Vera, se acercó a ellos agitando
las manos con entusiasmo. Detrás de ella estaban el león bestia, Arslan, y el guerrero jefe de
la aldea, Uzuma.
"¡Cuánto tiempo sin veros a todos!" La cola de lobo plateada de Vera se agitó alegremente
mientras los saludaba.
"¡Ha pasado tanto tiempo, Vera!"
"¡Sí! ¡Te he echado mucho de menos!"
Las dos chicas se abrazaron, alegrándose de su reencuentro. Arslan les lanzó una mirada
exasperada antes de dirigirse a Rio.
"Hola, Rio".
"Me alegro de volver a verte, Arslan. Y a ti también, Uzuma".
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"Sí, me alegro de verte con buena salud, Lord Rio".
"A ti también, Uzuma. Aunque Aki y Masato se quedaron en Strahl..." Dijo Rio.
"Nos enteramos de eso la última vez que Sara y los demás regresaron. Masato todavía
me debe ese combate de sparring. Uf..." Murmuró Arslan, decepcionado.
"Masato también quería verte, Arslan. Puede que me lleve algún tiempo, pero encontraré
la forma de traerlos aquí de nuevo algún día".
"Por favor, hazlo".
"Déjalo en mis manos". Rio asintió. Luego miró a Gouki y a los demás de Yagumo, que
esperaban a unos metros. "Espera, voy a saludar a Gouki".
Comenzó a caminar, pero-
"Ah, nosotros también iremos".
Los otros que estaban escuchando la conversación le siguieron.
"¿Me permiten hacer un brindis por todos ustedes?" Rio comprobó por encima de su
hombro la gente que le seguía, y luego empezó a hablar al grupo levantando su copa.
"¡Por supuesto!" respondió Gouki con alegría, que había estado esperando que Rio se
acercara a ellos.
"Salud".
Rio y Gouki chocaron sus copas mientras los demás presentes levantaban las suyas.
Gouki engulló el contenido de su bebida y comenzó a charlar alegremente. "Es un

banquete muy bonito, ¿verdad? Disfruto de un buen banquete allá donde voy. Y el alcohol de
este pueblo es magnífico. Me sorprendió ver que también tenían bebidas Yagumo".
"Los enanos probablemente lo hicieron. No hay nadie en esta aldea que aprecie más una
buena bebida que ellos".
"¡Así parece! Confío en mi capacidad para aguantar la bebida, así que me sorprendió que
todos los enanos de alto rango de esta aldea resultaran ser grandes bebedores".
"Parece que te has adaptado bien a la aldea".
"Sólo gracias a usted, Sir Rio. Las cosas estaban muy tensas hasta que surgió tu nombre".
"Esta aldea siempre ha sido muy reacia a aceptar a los humanos... Pero ¿cómo surgió mi
nombre?"
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"Pensamos que, si nos encontramos con esta aldea en nuestro camino a Strahl, entonces
había una posibilidad de que tú también lo hicieras. No había ninguna garantía, pero creí que
era posible que te detuvieras en tu camino y les preguntaras".
Y valió la pena el intento.
"Ya veo".
"Esta aldea está llena de guerreros experimentados, incluyendo a Dama Uzuma, que está
allí. Con la desventaja en cuanto a ubicación y número, no hay duda de que nos habrían
capturado si respondiéramos mal". Gouki se río con ganas echando una mirada a Uzuma.
"Dejando eso de lado, yo también quiero escuchar sus historias, Sir Rio. Komomo y Sayo
también han querido hablar. ¿Pueden unirse?"
Las dos chicas habían estado escuchando inquietas la conversación a su lado, así que
Gouki echó un vistazo y pidió permiso a Rio para incluirlas.
"Claro. Y preferiría que no te preocuparas por formalidades como esa, de verdad. Es el

pasado, así que, por favor, olvida el estatus de mi madre", pidió Rio con el ceño fruncido.
"Es una petición bastante difícil... Pero lo entiendo. Ya lo has oído, ven a unirte a la
conversación. Esta noche no habrá que quedarse en la ceremonia". Gouki les hizo un gesto
para que se acercaran.
"Mi hermana pequeña y mis amigos también han querido hablar con ustedes tres", dijo Rio,
mirando a Latifa y a los demás detrás de él.
"Oh, qué honor. Ya había oído que tienes una hermana adoptiva, así que es un placer
conocer por fin a Dama Latifa en persona. Como he mencionado antes, soy Gouki Saga,
antiguo guardia de la difunta madre de Rio, Dama Ayame". Gouki inclinó la cabeza ante
Latifa, extendiendo también su profunda lealtad hacia ella.
Latifa se puso rígida ante la fuerte muestra de respeto hacia ella, y luego inclinó la cabeza
con una cortés reverencia. "Ah, ja, ja... No estoy emparentada por sangre con la madre o el
padre de Onii-chan, así que no hay necesidad de ser tan formal. Me llamo Latifa. Encantada
de conocerte".
"Las conexiones de sangre son irrelevantes cuando se trata de la hermana pequeña de Sir
Rio. ¿Puedo preguntar qué edad tienes? A simple vista, pareces tener la misma edad que
Komomo..."
"Umm, tengo trece años".
"Ya veo. Eso te hace un año mayor que Komomo". Gouki miró a su hija.
"Vaya, ¿en serio? ¡Vamos a conocernos, Komomo!"
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"Sí, Dama Latifa". Komomo esbozó una bonita sonrisa y respondió con energía al saludo
de Latifa.
"No hace falta que me llames así. No quiero que alguien de mi edad me llame 'señora', y
sólo nos llevamos un año de diferencia... ¿Verdad? No hay necesidad de títulos". Latifa
parecía avergonzada.
Komomo miró vacilante entre Gouki y Rio. "Pero tú eres la hermana de Sir Rio..."
"Quiero ser amiga tuya... ¿No quieres que seamos amigos?" Latifa ladeó la cabeza con
inquietud, observando la expresión de Komomo. El estatus social y la posición eran barreras
para formar amistades. Para la hija de un guerrero establecido y entrenado en la etiqueta, la
posición social era un asunto importante. Era una cuestión difícil de abordar, pero...
"Me gustaría pedirte lo mismo, Komomo", pidió Rio.
"Umm..." Komomo estaba en claro conflicto consigo misma.
"Las personas en cuestión lo dicen por sí mismas. No estaría de más acordar una amistad
en este caso". Gouki sonrió suavemente y dio su permiso. Él mismo sentía una ligera
objeción, pero era capaz de considerar las circunstancias y adaptarse a ellas.
Komomo respiró larga y profundamente y dijo el nombre de Latifa con nerviosismo.

"Entonces... ¿Latifa...?"
"¡Sí! ¡Por favor, sé buena conmigo, Komomo!"
"¡...Por supuesto!"
Los dos intercambiaron sonrisas amistosas.
"¡Déjame presentarte a mis amigos a continuación! ¿Los conoces ya? Esta es Vera, y a su
lado está Arslan". Latifa tiró de la mano de Komomo y la condujo hacia donde Vera y Arslan
estaban detrás del grupo de Miharu y Sara. Así, los más jóvenes comenzaron a mezclarse
entre sí.
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"Muchas gracias, señor Rio", dijo Gouki.
Rio sacudió la cabeza agradablemente. "No fue nada".
"Si se me permite preguntar algo por lo que he sentido curiosidad: ¿es usted de la región
de Yagumo, Dama Miharu?" preguntó Gouki.
El negro era el color de cabello típico en Yagumo. La estructura facial de los Yagumo
también se parecía a la de los pueblos euroasiáticos de la Tierra, y tenían tonos de piel
similares a los de los asiáticos. Un japonés se mezclaría con ellos de forma bastante natural,
lo que hacía comprensible la incomprensión de Gouki hacia Miharu.
"No, las circunstancias de Miharu son un poco especiales... ¿Has oído hablar de que hay
héroes de otros mundos que han sido convocados en la región de Strahl recientemente?"
"Sí..."
O no entendió las palabras, o las entendió, pero no pudo procesarlas, ya que Gouki asintió
torpemente con la mirada perdida. Kayoko, Sayo, Shin y los demás sirvientes parecían
igualmente desconcertados a su lado.
"Bueno, es confuso".
Rio intercambió una mirada con Miharu y se río.
"Puede ser difícil de creer, pero he venido aquí desde otro mundo".
"¿Eso significa que... Dama Miharu es uno de esos héroes?"
"No, no soy un héroe..."
"La amiga de Miharu es la heroína. Miharu fue arrastrada a la invocación de esa amiga y
acabó en este mundo", añadió Rio como explicación.
"Haruto nos salvó cuando vagamos por este mundo sin tener ni idea", siguió explicando
Miharu.
"¿Haruto...?" Gouki ladeó la cabeza ante el nombre desconocido.
"¡Oh, lo siento! Con Haruto me refiero a..." Miharu había utilizado el nombre 'Haruto' por
reflejo, pero cuando se dio cuenta de que Gouki y los demás no lo reconocían, se disculpó
alterada.
"Es el nombre que uso en la región de Strahl". Rio estaba acostumbrado a dar su
explicación, ya que lo había hecho muchas veces.
"Lo siento..."
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"No te preocupes, se lo iba a explicar a Gouki de todas formas".
"¿Por qué necesitabas cambiar tu nombre...?" Preguntó Gouki, intuyendo que debía haber
una razón por la expresión de Rio.
"La verdad es que... una vez fui acusado falsamente de un crimen en Strahl..."
"¿¡Qué!?" La voz de Gouki adquirió un tono agudo ante aquella revelación.
"No me ha causado ningún inconveniente real hasta ahora, así que no te preocupes por
ello".
Probablemente también sería mejor explicar su vida pasada, pero ese no era un tema para
un banquete alegre. Rio decidió guardar silencio al respecto por ahora.
"Hmm... Entiendo".
Gouki asintió de mala gana. No se convencía tan fácilmente, pero no quería indagar más
en el tema durante un evento como este.
"En cualquier caso, esa es la razón por la que no uso el nombre de 'Rio' en la región de
Strahl. Conocí a Miharu usando el nombre 'Haruto', así que está acostumbrada a llamarme
así. Muy poca gente sabe que mi verdadero nombre es 'Rio' allí".
"Es así..."
"Nos hemos desviado del tema, pero Miharu es sin duda de otro mundo".
"Es una historia inverosímil, pero viene de ti. No tengo más remedio que creerla. Tal
hechicería debe existir en la región de Strahl".
"Es una hechicería extremadamente antigua de la era de los dioses, por lo que es
imposible de recrear usando la hechicería moderna. Algunos artefactos mágicos antiguos
con la hechicería sellada en su interior se activaron todos a la vez por alguna razón. Esto
causó un poco de revuelo en Strahl durante un tiempo. La hechicería no es muy utilizada en
Yagumo, así que estoy seguro de que es aún más confusa para ti. Tiene el cabello y los
rasgos faciales de alguien de la región de Yagumo". Rio se río por consideración a Gouki.
"Efectivamente. Casi la confundí con la hermosa hija de alguna familia noble. Me

recordaba a Dama Ayame en su juventud, ¿no estás de acuerdo, Kayoko?". Gouki finalmente
esbozó una sonrisa radiante. Al recordar a Ayame, se volvió hacia su esposa con una mirada
amable.
"Sí. La primera impresión que tuve de ella fue la de una joven de buen carácter.
Definitivamente se parece a Dama Ayame".
"¿Yo... me parezco a la madre de Haruto?" Miharu se sonrojó.

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Gouki volvió a contar sus recuerdos con entusiasmo, sin notar el cambio en la reacción de
Miharu. Sin embargo, Kayoko, Sayo y todas las sirvientas, incluida Aoi, se dieron cuenta.
"Eso es... así..." Miharu se tocó el cabello con cara de doncella sonrojada.
"Ha ha ha, perdón por hacer toda la charla".
"En absoluto, quería escucharte desde el principio".
"Si sólo supiste de nosotros después de llegar a la aldea, es natural. Es mucho mejor
hablar directamente que tener las cosas explicadas de oídas. Por eso sólo pedimos a Dama
Sara y a sus amigos el mínimo de información sobre ti. Perdona mi entusiasmo".
"Pasaron muchas cosas después de que dejara Yagumo..."
"Puedo imaginarlo. También tienes mucha gente contigo".
"Sí."
"Sea como sea... Hay tanta gente interesante alrededor de Sir Rio, que me deja sin
palabras. Es cierto. ¿También dijiste que Dama Celia era tu profesora?" Gouki miró a la
gente que estaba cerca de Rio con calidez, y luego se centró en Celia, que aún no había
salido a relucir.
"No soy una gran profesora, pero instruí a Rio hasta los doce años".
"Lo que sería hace cuatro o cinco años, ¿eh? Pero tú pareces, ah, un poco joven para eso.
Diría que parece tener la misma edad que Sir Rio..." En realidad, le pareció más joven que
Rio, pero eligió sus palabras con cuidado.
"Celia sólo me lleva cinco años de diferencia de edad", dijo Rio, pronunciando el nombre
de Celia sin título.
"¿Oh? ¿Y por eso parecen cercanos?" Gouki tarareó con gran interés al verlos hablar
entre sí. Kayoko también miró a Celia con un brillo en los ojos. Mientras tanto, Sayo
observaba a Miharu y Celia con una mirada embelesada.
El grupo de Dama Sara, Dama Miharu y Dama Celia son personas hermosas... Y también
Dama Aishia, de pie junto a Sir Rio.
Su cara se había caído por completo al ver a todas las chicas que rodeaban a Rio. Eran
todas como princesas -fundamentalmente diferentes a ella, una aldeana común y corriente.
Rio era tan maravilloso como antes, pero ¿le dedicaría siquiera una mirada ahora que estaba
rodeado de todas esas mujeres encantadoras?
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Esos eran los problemas que atormentaban a Sayo. Al mismo tiempo, se sentía aún más
avergonzada por haberle confesado sus sentimientos antes de que él abandonara la región
de Yagumo.
"..."
Shin miró entre Sayo y Rio con silencioso desagrado.
"En cuanto a Dama Aishia... Puedo sentir algo extraordinario en su aura". Gouki se fijó en
la belleza de Aishia y en su impenetrable guardia. A partir de eso, pudo adivinar que ella
también poseía habilidades excepcionales.
"No me sorprende que lo hayas notado. Aishia es muy fuerte".
"Oho... He oído que Dama Aishia es un espíritu de alto rango como Dama Dryas. Y que
tiene un contrato con usted, Sir Rio..."
"Ella durmió dentro de mí durante mucho tiempo debido al contrato".
"Así que estaba dormida cuando llegaste a Yagumo".
"Sí. Se despertó después de que me separara de todos y llegara de nuevo a Strahl.

Hemos estado juntos desde entonces".
"Haruto siempre cuida de mí", dijo Aishia cuando Rio la miró.
"Yo debería decir eso", replicó Rio. "Aishia me ha salvado muchas veces".
La presentó a Gouki y a los demás.
"Ha ha, parece que son grandes amigos. Con todas las demás, además... Quizá eso -o el
hecho de que hayas cumplido tu mayor deseo- sea la razón por la que tu aura parece haber
cambiado, Sir Rio". Gouki sonrió a Rio y Aishia, y luego miró a Miharu, Celia, Sara, Orphia,
Alma y Latifa mientras hablaba.
"Si es así, eso es definitivamente gracias a todas las demás. No habría cambiado si
estuviera solo. Lo único que habría cambiado después de conseguir mi venganza sería
encerrarme más".
"Tuviste la suerte de conocer a un gran número de personas", dijo Gouki con seriedad, al
ver que Rio expresaba sus sentimientos con sinceridad.
"Realmente lo fui", asintió Rio con una suave sonrisa. Las chicas que escuchaban la
conversación a su alrededor se sonrojaron en respuesta.
No, no, realmente has cambiado. La sombra que se cierne sobre ti se ha debilitado mucho.
Los chicos pueden cambiar tan rápido que si parpadeas te lo pierdes, pensó Gouki
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asombrado. Todavía había una débil sombra sobre él, pero ya no rechazaba a la gente que
entraba en su espacio.
"Dejando eso de lado, ¿están libres de discutir el asunto de convertirse en mis sirvientes
ahora mismo?" dijo Rio, retomando el tema anterior.
"O-Ooh. ¡Por supuesto!" Gouki asintió inmediatamente. No tenía un mal presentimiento

gracias a la fluidez de su conversación anterior, así que su voz estaba animada por la
expectación.
"Al final, no creo que pueda convertirme en el maestro de nadie. Más aún si se trata de
personas maravillosas como usted y su esposa. Por eso, no puedo decir que vaya a
emplearlos como mis sirvientes, pero..." Rio se interrumpió, tomando aire para prepararse.
Fijó su mirada en Gouki y dijo: "Si no les importa, ¿les gustaría viajar juntos sin convertirse
en mis sirvientes? No estaremos juntos constantemente, pero al menos durante una parte del
tiempo".
"¿Qué significa eso, exactamente...?" preguntó Gouki nervioso, sin saber cómo interpretar
esas palabras.
"Como un amigo, un camarada, una familia... Me gustaría llevarme bien contigo en

términos tan cercanos. Por eso no te daré ninguna orden a ti ni a tu gente. Por supuesto,
puedes volver al Reino Karasuki cuando lo desees, y eres libre de moverte por separado
durante cualquier periodo de tiempo. ¿Qué te parece...?"
"Dios mío... ¿Quieres relacionarte con nosotros no como sirvientes, sino como familia?"
Gouki se mordió el labio, con el cuerpo temblando.
"Puede que no sea la respuesta que querías, pero... ¿es una alternativa aceptable? Si
insistes en convertirte en sirviente, entonces puedes rechazar la idea".
"N-No, ¡nunca lo haría! Estamos encantados de recibir una consideración tan profunda por
su parte".
Rio había recalcado que estaba bien rechazarlo, pero Gouki sacudió la cabeza con furia,
inclinando la cabeza hacia abajo.
"Ya veo... En ese caso... ¿te parece bien?"
"¡S-Sí! Por supuesto, ¡por supuesto que sí!" Gouki asintió con la cabeza una y otra vez.
Kayoko y los demás sirvientes se inclinaron junto a él.
"Menos mal... La verdad es que estaba pensando en visitar el Reino Karasuki a

continuación. Lamento que tengas que volver después de haber llegado hasta aquí, pero ¿te
gustaría que fuéramos juntos? Seguro que también te preocupa la gente que queda atrás".
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Rio debió quitarse un peso de encima, ya que dejó escapar un suspiro de alivio. Informó a
Gouki de su intención de visitar a Yagumo a continuación y le invitó a acompañarle.
"¡Oh... sería un gran placer...! Le acompañaremos con mucho gusto". Gouki inclinó
repetidamente la cabeza en un gesto dramático, expresando su felicidad.
"Parece que el asunto está resuelto. ¡Ahora vamos a beber!"
Dominic, que había estado observando la escena cercana a la espera del momento
adecuado, levantó su copa e interrumpió.
"Sí, vamos. Brindemos por nuestro futuro".
Rio se río, su expresión se suavizó al hacer contacto visual con Gouki, y levantó su copa.
"¡SALUD!"
Con la voz de Dominic al frente, el comedor estalló en una animada ovación.
◇◇◇
Casi una hora después, en el salón de banquetes...
El banquete estaba en marcha, y la excitación aumentaba en el aire. El alcohol se había

abierto paso en los sistemas de los que bebían, separando a los que se apresuraban de los
que estaban ebrios. Los que eran demasiado jóvenes para el alcohol bebían zumos, pero un
ejemplo de uno de los participantes menos borrachos era Sayo. Su personalidad tímida y su
falta de valor la hacían evitar activamente hablar con extraños.
Por ello, Sayo sólo hablaba con los sirvientes de Gouki, pero cuando éstos hablaban con
los del pueblo de los espíritus, ella desaparecía rápidamente detrás de ellos. Rio y las chicas
se acercaban de vez en cuando, pero ella se retraía por nerviosismo y se mantenía a una
distancia suficiente para dificultar cualquier conversación.
Eso, naturalmente, la dejaba sola con su hermano todo el tiempo, y la personalidad de

Shin le hacía difícil llevarse bien con los aldeanos del pueblo espiritual. Esto creaba un
espacio antisocial con un hermano contundente y una hermana tímida en su interior. Sin
embargo, Shin parecía descontento por la incapacidad de Sayo para hablar con Rio, y
fruncía el ceño mientras bebía su alcohol.
Mientras tanto, las habilidades comunicativas naturales de Komomo la habían convertido

en la mejor amiga de Latifa y los demás. Se integró entre los amigos de la infancia y obtuvo
un puesto al lado de Rio, lo que le permitió acercarse rápidamente a los aldeanos que venían
a saludar a Rio por su regreso. Sin embargo...
"Sir Rio, Sir Rio". Komomo tiró de la manga de Rio.
"¿Qué pasa, Komomo?"

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"¿Por qué no hablas también con Sayo? Tiene muchas ganas de conocerte. Y además..."
Dijo Komomo, mirando a Miharu, Latifa, Celia y el grupo de Sara. Todos ellos parecían
querer hablar también con Sayo, pero la incesante aglomeración de gente que se acercaba a
hablar con Rio les había dificultado iniciar una conversación. Todavía no habían hecho
ningún contacto con ella, lo que Komomo notó con tacto.
"Lo he intentado varias veces, pero parece que me evita. No... Quizás yo también la he
estado evitando. Lo entiendo".
Rio había notado cómo Sayo se ponía a distancia, pero lo mismo le ocurría a él. Se armó
de valor y decidió caminar hacia ella.
"Eek..."
Aunque no se había acercado a él, Sayo había estado mirando constantemente a Rio todo
el tiempo, así que se dio cuenta inmediatamente cuando él caminó hacia ella. Al principio no
pensó que viniera a hablar con ella, pero cuando se dio cuenta de que se dirigía hacia ella,
sus ojos se movieron de un lado a otro con nerviosismo. Finalmente, estaban a una distancia
lo suficientemente cercana como para mantener una conversación clara entre ellos.
"Buenas noches, Shin, Sayo".
"...Qué tal".
Shin levantó su vaso con la mano izquierda de forma casual, saludando a Rio de forma
cortante.
"¿Tienes un momento para..."
"¡Shin! ¡No es "sup"! Sir Rio es de la realeza. ¿Cómo puedes ser tan grosero...?"
"¿...No eres tú la grosera por cortarle el paso?" Señaló Shin con una sonrisa de
satisfacción.
"¡Lo siento mucho, Sir Rio!" Sayo se disculpó asustada.
Rio sonrió divertido a los dos. "No pasa nada. Preferiría que me trataras como lo hacías en
la aldea".
"Eres una cobarde. Él también dice que está bien, ¿ves?"
"¡Sh-Shin! ¡Eso no significa que puedas olvidar tus modales!" Le regañó Sayo, preocupada
por las miradas de Miharu y los demás detrás de Rio.
"Me alegra ver que ambas están tan unidos como siempre", dijo Rio con alivio. Verlo
interactuar con alguien que aún no conocían bien hizo que Miharu, Celia, Latifa y las demás
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chicas lo escucharan con curiosidad. Esto hizo que Shin se diera cuenta de la cantidad de
chicas que rodeaban a Rio.
"Veo que sigues teniendo muchas mujeres a tu lado. Quién sabe cuántas chicas de la
aldea han llorado por tu culpa...", murmuró con hosquedad, mirando a Rio.
"¿Eh?", respondieron todas las chicas a la vez. Todas se levantaron atentas ante la
mención de que Rio hacía llorar a las mujeres, centrando sus miradas en su espalda.
"N-No uses palabras tan engañosas". Rio rompió a sudar frío ante las miradas en su
espalda.
"¡Es cierto, Shin! ¡Sir Rio no hizo llorar a nadie! En todo caso, ¡todas estaban encantadas!"
"Esa frase tiene sus propios problemas..." Rio murmuró en voz baja ante la indignada
protesta de Sayo.
"¿Eh? Al menos te hizo llorar a mares. Después de que te rechazara y abandonara la

aldea", dijo Shin, dejando caer una bomba de verdad aún mayor.
Las chicas de la aldea estaban todas... ¿encantadas?
¿Eh? ¿Rio hizo llorar a Sayo?
¿Significa eso que Sayo se confesó con él?
¿¡Qué!? ¡Nadie mencionó esto!
Las miradas en la espalda de Rio se intensificaron. Latifa había dirigido el interrogatorio

para obtener detalles sobre Sayo antes de que comenzara el banquete, pero Rio había
utilizado su intimidad como escudo para mantener su silencio.
"¿¡Eh!?" La cara de Sayo estaba lo suficientemente roja como para incendiarse.
"..."
Rio se sintió como si estuviera sobre hielo fino. Se congeló avergonzado, y luego forzó
una sonrisa falsa.
"Hmph".
Shin resopló, satisfecho de ver a Rio tan incómodo frente a Miharu y las demás.
"¡Shin! ¿Qué estás diciendo?"
Sayo recobró el sentido y se dio la vuelta para mirar a Shin.
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"Es la verdad, ¿no?"
"¡Eso no significa que debas decirlo delante de Sir Rio! Ah, umm, me confesé con Sir Rio
antes de que se fuera de la aldea, pero me rechazaron totalmente... ¡Así que no te
preocupes! ¡Siento haberme pasado de la raya! ¡P-¡Por favor, perdóname!" Sayo confesó la
verdad ella misma por consideración a las chicas -o quizás por su fuerte conciencia de ellas-.
"No es algo por lo que haya que disculparse, ¿verdad?" Rio se apresuró a llamar a las
chicas, que le dieron la razón un incómodo rato después. Todavía estaban procesando la
impactante revelación.
"C-Cierto..."
Dado que Sayo lo había admitido y Rio no lo había negado, las cosas debían de haber
sucedido tal y como las describía Shin. Pero las circunstancias del momento aún no estaban
claras. Por lo tanto, siguieron observando el resultado con confusión.
"Así es. Es él quien debería disculparse", se mofó Shin, engullendo su bebida. Su cara no
estaba muy roja, pero el alcohol podría haberle afectado.
"Shin, ¿¡estás borracho!? ¿Cuántas copas te has tomado?"
"No me molesta contar. Y ahora mismo estamos hablando de él. Tengo algo que decirle".
"¡Señor Rio, siento mucho esto! ¡Shin está muy borracho ahora mismo! ¡Nos vamos ahora
mismo!" Se disculpó Sayo con pánico, tirando de la manga de Shin mientras intentaba
acercarse a Rio.
"¡Cállate! Escucha, cuando este tipo se fue del pueblo, dijo que no te traería. En otras
palabras, quería evitar cargar con un peso muerto como tú. Sin embargo, ahora está rodeado
de un montón de otras mujeres. ¿Qué crees que significa eso? ¿No te trajo porque no tenías
encanto? ¿Eh?" Shin miró con rabia a Rio. Su expresión parecía más enfurruñada que
irritada.
¿Así que algo así pasó...? Miharu se quedó mirando a Sayo mientras escuchaba.
"Oye, Shin. Sabes que eso no es..." Gouki comenzó a acercarse para advertir a Shin, ya
que había estado escuchando cerca. Pero Rio levantó silenciosamente una mano para
detenerlo.
"En aquel momento... la razón por la que rechacé el acompañamiento de Sayo fue porque
no podía responder a sus sentimientos. Estaba a punto de partir en un viaje de venganza. No
podía decir que no me importara que me acompañara en ese viaje. Es exactamente como
usted dice: no quería soportar semejante carga. Ese sentimiento se aplicó durante todo mi
viaje, pero..." Rio se interrumpió torpemente después de decir eso, mirando a Miharu, Celia,
Latifa y todos los demás.
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"Es embarazoso decirlo, pero pasaron muchas cosas. ¿Quieres hablar de ello? Quiero
contaros lo que me pasó a mí, y también quiero saber lo que les pasó a ustedes dos". Miró
entre Shin y Sayo con nerviosismo.
"..."
Tal vez fuera porque Rio había respondido racionalmente -o tal vez Shin había predicho
de alguna manera que Rio respondería racionalmente-, pero Shin se abstuvo de hacer más
comentarios emocionales y se calló avergonzado.
"Es natural que Shin se enfade. Su querida hermanita fue objeto de burlas... Yo también
tengo una hermana pequeña, así que puedo entenderlo". Rio miró a Latifa mientras hablaba
con remordimiento. Luego, miró a Sayo. Los ojos de Sayo se apartaban de Rio y de las
chicas con torpeza, y Shin la observaba a su vez.
"No estoy enfadado por ello. Sinceramente, estaba pensando en darte un puñetazo si
devolvías el empujón a Sayo en este momento".
La mirada de Shin se encontró con la de Sayo, y frunció el ceño como un niño que quería
hacer amigos, pero no podía ser sincero consigo mismo. Probablemente entendía que Rio no
había hecho nada malo exactamente.
Cuando Rio se fue de la aldea, Shin y Sayo se enteraron de los antecedentes de Rio por
Gouki. Por eso quiso ser comprensivo con las circunstancias de Rio.
Cuando Rio estaba en la aldea, le dio a Shin la impresión de ser un joven distante que
extrañamente trataba de mantener a la gente a distancia. A Shin le parecía espeluznante y,
sinceramente, no le gustaba. Pero después de conocer la verdad, se dio cuenta de que ese
estado era el más natural para Rio y se sintió un poco feliz de poder entender mejor a Rio.
Había aceptado a Rio como miembro de la aldea a pesar de que le parecía espeluznante,
así que se alegró de haber aprendido más sobre Rio, aunque fuera el hecho de que tenía un
pasado horrible bajo su fría cara. También creía que dejar atrás a Sayo era lo correcto. Si Rio
hubiera dicho que no le importaba que le acompañara, Shin se habría llenado de
resentimiento, exigiendo que asumiera la responsabilidad.
Sin embargo, cuando le vio actuar amistosamente con otras chicas que no eran Sayo
después de rechazarla y abandonar la aldea... Como hermano mayor, Shin se sintió
impulsado a darle a Rio un pedazo de su mente, y por eso le había hablado con tanta dureza.
Pero Rio fue quien se acercó a ellos, diciendo que quería hablar con ellos...
La verdad era que Shin se alegraba mucho de ello. De hecho, se había preocupado por
cómo hablar con Rio como miembro de la realeza cuando se reunieran, así que se alegró
cuando Rio le pidió que interactuara como lo hacía en la aldea. Pero no podía ser honesto
consigo mismo, así que Shin seguía pareciendo enfadado.
"¿Quieres hablar conmigo, entonces?" Rio preguntó con cierta timidez.

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"...Sí". Shin se avergonzó también, asintiendo con los ojos bajos.
"¡Oh! ¡Tengo una gran idea!" Latifa levantó la mano con energía. Si Latifa, de la que se
podía decir que marcaba el estado de ánimo de una conversación, estaba haciendo una
declaración en un momento como este...
"¿Qué pasa, Latifa?" Miharu se volvió hacia ella con voz esperanzada, intuyendo que algo
divertido estaba a punto de suceder.
"Entiendo claramente lo que ha pasado. Onii-chan es un hombre de pocas palabras, así

que Sayo también debió de sentirse incómoda. Así que... ¡Sayo y Komomo deberían venir a
nuestra casa esta noche! ¡Podemos hablar todos juntos en una reunión sólo para chicas! Y
Onii-chan y Shin pueden tener su reunión de chicos".
"Ha ha ha, ¿qué es esto? Suena interesante. Déjame unirme a ese grupo de bebedores".
"he, ¿puedo participar yo también, entonces?"
Ante la sugerencia de Latifa de tal reunión, Dominic y Gouki hablaron inmediatamente.
"Suena interesante".
"Bueno, ¿por qué no?"
Rio y Shin también estaban de acuerdo.
"Eso aparte, Shin. Te advertí tantas veces que vigilaras tu comportamiento cerca de Sir
Rio, pero al final..." Gouki lanzó una mirada de decepción a Shin, pero no le criticó más en
consideración a los deseos de Rio.
"¿Qué? Dijo que no le importaba". Shin se estremeció mientras ponía una débil excusa.
"Todavía tienes que mostrar respeto, tonto".
"Está bien, está bien", le dijo Rio a Gouki con un gesto de disgusto.
Así, la animada noche continuó.
◇◇◇
Pasó otra hora, y el banquete siguió transcurriendo con normalidad. Los que mantenían su
ritmo de bebida y los pocos que no bebían mucho se habían abierto a los demás con
entusiasmo.
Las fiestas de chicos y chicas aún debían celebrarse después del banquete, pero eso no
hacía innecesario relacionarse con los demás antes. Así, en un rincón del comedor, los
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residentes de la casa de piedra y el grupo Yagumo se reunieron para compartir bebidas con
los que iban a convivir. Los ancianos se unieron a ellos.
Shin estaba completamente borracho y con la cara roja mientras discutía alegremente con
Rio; era evidente que Sayo no estaba tan rígida como al principio. Se había relajado lo
suficiente como para disfrutar del alcohol con calma.
Cuando la bebida de su vaso se acabó, Sayo se levantó tranquilamente para marcharse.

La gente se levantaba de vez en cuando para coger más comida y bebida, así que no era
una acción especialmente llamativa. Sin embargo...
"Oye, Sayo. ¿Adónde vas? ¿No había algo más que querías decirle a este tipo?" Shin la
vio tratando de irse y la llamó, agarrando a Rio por el hombro.
"¡Sh-Shin...! Voy a por una bebida y un poco de aire fresco". Sayo movió la cabeza hacia
arriba y hacia abajo en señal de disculpa a Rio antes de intentar marcharse.
"Yo también voy a por un trago". Miharu miró la espalda de Sayo, luego se excusó con
Aishia a su lado y siguió a Sayo. Luego, se armó de valor y la llamó. "Sayo".
"¿Señorita Miharu? ¿Puedo ayudarla?" La inesperada llamada de una persona inesperada

hizo que Sayo respondiera nerviosa.
"Umm, puedes dejar de lado el 'Dama'", dijo Miharu con el ceño fruncido.
"No puedo hacer eso". Sayo sólo acompañaba a la familia de Gouki como aprendiz de
sirvienta. Ellos veían a Rio como su maestro, así que sus amigos también estaban en una
posición que requería respeto.
"Entonces, si al menos pudieras usar 'señorita' en su lugar".
"Yo... Haré lo que pueda".
"Siento haberte sorprendido. Esperaba que pudiéramos hablar a solas un rato".
"¿Conmigo?" Sayo parpadeó sin comprender tras escuchar la razón de Miharu para
llamarla.
"Es, bueno... sobre Haruto..."
"Lo... lo siento. No sabía que Sir Rio era de la realeza en ese momento, pero debería
haber sabido cuál era mi lugar", se disculpó Sayo con seriedad, tras haber adivinado lo que
Miharu quería.
"E-Err... No hay nada por lo que debas disculparte, creo. No estoy segura de qué hacer
con una disculpa así..." Miharu parecía confundida ante la innecesaria muestra de reverencia
y miedo.
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"U-Umm... Lo siento..." Sayo se disculpó de nuevo.
"Je... Hee hee". Miharu soltó una risita.
"¿Pasa algo?"
"Err, estaba pensando en lo parecidos que somos..."
"¿Yo... y tú...?" Sayo ladeó la cabeza sin comprender. A sus ojos, Miharu parecía tan
agraciada, su buena educación era evidente, a diferencia de la de su pueblo. Sobre todo, era
muy guapa. No pudo ver ninguna similitud.
"Sí. Escuché que le dijiste a Haruto tus sentimientos por él cuando se iba de tu pueblo..."
"¿En serio?" Sayo seguía confundida, sin entender cómo eso podía ser motivo de su
similitud.
"Umm, la verdad es que... yo también le he dicho a Haruto mis sentimientos antes..." Dijo
Miharu, saliendo al paso de Sayo sobre lo que había sucedido durante el banquete de Galarc.
"¿Es así?"
"Sí. Debido a eso, Haruto casi se distanció de mí... Así que pensé que éramos similares".
"P-Pero Sir Rio dijo que tenías permiso para quedarte con él, ¿verdad?"
"Eso es porque, bueno... En mi caso, fui demasiado terca para rendirme... Y Ai-chan me
ayudó mucho..."
En ese momento, acababa de enterarse de que Rio era Amakawa Haruto, pero renacido, y
no podía quedarse quieta al respecto. No pudo reprimir sus emociones y siguió adelante con
su persistencia. Al recordarlo ahora, se sintió realmente avergonzada por ello, lo suficiente
como para que su rostro se enrojeciera gradualmente. Por supuesto, no se arrepentía en
absoluto, pero...
"Pero si Ai-chan no me hubiera ayudado, me habría alejado, igual que tú. Así de fuerte era
la determinación de Haruto. Me hizo darme cuenta de lo pesado que era el peso que sentía
en este mundo..."
No podía abandonar su identidad como Rio y vivir como Amakawa Haruto. Por eso no
podía renunciar a su sed de venganza: eso fue lo que Rio le dijo una vez a Miharu.
Tenía su vida y las relaciones que había construido como Rio. No podía negar esa
identidad suya. Y ahora que sabía lo pesada que era su carga al crecer como Rio, Miharu no
podía exigirle que siguiera siendo Amakawa Haruto. No tenía intención de pedirle eso.
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Sin embargo, a pesar de eso, seguía enamorada de Rio. Seguía enamorada de Haruto.
Como había llegado a esa respuesta por sí misma, Miharu le dijo a Rio que quería quedarse
con él. Al decírselo ahora a Sayo, Miharu recordó ese sentimiento. Además, este viaje podría
llevarlos a las raíces de Rio; ese era el sentimiento que Miharu tenía después de conocer a
Sayo y a los otros con los que Rio se había relacionado como Rio.
"Es así..."
Sayo miró a Miharu con empatía, y Miharu le devolvió la mirada. Sintió un indescriptible
sentimiento de simpatía tras escuchar la historia de Sayo. Como alguien que también había
confesado sus sentimientos y casi fue apartada por ello, Miharu no pudo evitar llamar a Sayo.
Así, un silencio se apoderó de ellas, creando un espacio compartido que sólo ellas dos
ocupaban.
"Err, en cuanto a por qué te he llamado de repente... Quería hablar contigo de algunas
cosas..." Miharu titubeó, tratando de continuar lo que estaba diciendo. "Y esperaba que
pudiéramos ser amigas". Terminó con una tímida sonrisa.
"Si no te importa que sea alguien como yo, entonces..." Sayo asintió con entusiasmo.
"Entonces vamos a llevarnos bien, Sayo".
"S-Sí, Da... Srta. Miharu". Sayo estaba a punto de decir "Dama", pero se armó de valor y
dejó de lado el título.
"¡Oh, no es justo! Estas dos están compartiendo un momento íntimo a solas". Latifa corrió
hacia Miharu y Sayo, que se había alejado del grupo para tomar una copa.
"Sólo le pedía que dejara el título de "Señora" y me hablara como a una amiga. Y
discutimos un poco sobre Haruto. Luego te lo cuento, Latifa". Miharu soltó una risita.
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Interludio I: Una Conversación Entre Un Gobernante Y Una
Santa
En el castillo de Proxia, en la arena donde Rio cruzó una vez las espadas con Nidoll
mientras se infiltraba en busca del paradero de Lucius...
Había un chico bajito con una alabarda y un hombre delgado. El chico era Kikuchi Renji,
que había trabajado como aventurero después de ser convocado a este mundo hasta hace
poco. El hombre delgado no era otro que el embajador del Imperio Proxia, Reiss.
Renji blandía su Arma Divina -la alabarda- mientras corría por el campo de la arena.
"¡Ha!"
Renji se encontraba en pleno entrenamiento de combate. Reiss se había colocado en los

asientos de los espectadores en un lugar con buena vista, creando innumerables esferas de
luz y disparándolas a Renji desde lejos.
"¡Haaagh!"
Renji corrió a través de la red de luz que lo rodeaba, balanceando de vez en cuando su
alabarda para acribillar a los que se acercaban demasiado.
Hmm... Ahora es capaz de moverse bien. Su evaluación de la situación también se ha

vuelto más precisa.
Reiss pensó en alabar el crecimiento de Renji mientras controlaba la lluvia de luz. Justo
entonces-
"Señor Vulfe".
Un caballero corrió hacia Reiss. Parecía tener prisa, ya que jadeaba ligeramente. Por
cierto, "Vulfe" era el apellido de Reiss cuando trabajaba como embajador del Imperio Proxia.
"¿Qué pasa?"
"El emperador te ha convocado. Por favor, diríjase a la sala de audiencias

inmediatamente".
"La sala de audiencias..." Reiss se puso una mano sobre la boca, pensativo.
No me han avisado con antelación, así que debe ser un visitante inesperado. Alguien con
quien está dispuesto a reunirse cuando no tiene interés en los asuntos del gobierno... O un
invitado muy importante, o uno raro e inesperado.
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Reiss lo adivinó en un instante y sonrió. Lo más probable era que Nidoll quisiera que Reiss
estuviera presente en esa reunión.
"Entiendo. Me dirigiré allí inmediatamente. Por favor, informa a Renji de que debe entrenar
solo por ahora".
Con esas palabras, Reiss dejó de lanzar los incontables orbes de luz y se marchó.
¿Qué...? ¿Ha terminado el entrenamiento por hoy? Yo también estaba entrando en calor
por fin...
Sorprendido por el repentino fin de los ataques, Renji levantó la vista del campo y observó
a Reiss marcharse con una expresión de decepción.
◇◇◇
Diez minutos después, Reiss había llegado a la sala de audiencias del castillo de Proxia.
En el extremo más alejado de la sala, frente a la puerta, estaba la plataforma donde el
emperador Nidoll Proxia se sentaba en el trono, mirando al visitante que se encontraba en el
vestíbulo bajo la escalinata.
Sólo había dos personas en la sala, aparte de Reiss. Reiss se escondió en una posición
que no podía ser vista por el visitante para observar la escena.
Se trata de una invitada bastante rara. Reiss miró fijamente al visitante y torció la boca en
un rayo torcido. Se trataba de una mujer de pelo negro con un vestido estilo hábito.
Normalmente, no se permitiría levantar la cabeza ante Nidoll sin permiso, pero...
"¿Qué clase de nación no puede ni siquiera ofrecer una silla a una invitada? Qué grosero
debe ser este llamado Imperio de Proxia".
La mujer no mostró ninguna reverencia especial hacia Nidoll y, en cambio, expresó con
fuerza su desagrado. Su tono era tranquilo y educado, pero el contenido de sus palabras era
terriblemente provocador. Un ejemplo de libro de texto de cortesía superficial.
"Bwa ha ha, ¿La patán que irrumpió en una audiencia sin cita previa está predicando
modales? Qué absurdo". Nidoll no pareció molestarse por las palabras y la actitud de la
mujer, riéndose con ganas.
Se divierte.
Al conocerlo desde hace mucho tiempo, Reiss podía rastrear algo bien los pensamientos
de Nidoll. Normalmente, Nidoll se lamentaba del aburrimiento que suponía permanecer todo
el tiempo dentro del castillo, así que probablemente encontró divertida la repentina aparición
de una agresiva compañera de conversación.
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"Desde que aceptó un encuentro repentino con una desconocida, tenía grandes
esperanzas de que el Emperador de Proxia fuera una persona de mente abierta... Supongo
que me equivoqué. No eres más que un pequeño alevín que ni siquiera puede mirar a su
compañero de conversación desde el mismo nivel de los ojos", dijo la mujer con tristeza,
provocando intencionadamente a Nidoll.
"No eres completamente desconocida para mí. Eres la famosa santa, ¿no?". Nidoll sonrió
con la tranquilidad de un emperador, adivinando su identidad sin caer en sus provocaciones.
Efectivamente, la mujer era la Santa Erica.
"Ah, ¿has oído hablar de mí?". Los ojos de Erica se abrieron de par en par con sorpresa.
"Recibí la noticia de que uno de mis remotos estados vasallos fue derrocado y se
estableció una nueva nación".
"Seguro que la noticia te llegó rápido".
"Fue un cambio interesante en el aburrido estado de la política internacional. Me

impresionó. ¿Cuál es tu objetivo? Visitar al gobernante del estado suzerain a la nación que
derrocaste con una revolución, tú sola. Un movimiento bastante caprichoso, en realidad", dijo
Nidoll con una risa.
"Sólo he venido a observar esta nación y a conocer a su gobernante", respondió Erica, con
audacia, pero con calma.
"¿Observar qué, exactamente?"
"El estilo de vida de la gente de esta nación y si están siendo oprimidos por el gobernante,
que serías tú".
"¡Ha ha, ha ha ha!"
"¿Qué es tan gracioso?"
"Una mujer sospechosa que dice ser la santa llega de repente y declara que está juzgando
si el pueblo está siendo oprimido al propio emperador. ¿Quién no se reiría de eso?
Ciertamente no es obra de alguien cuerdo. Sin embargo..." Nidoll miró fijamente a Erica,
reprimiendo la risa.
"Sin embargo, estoy perfectamente cuerdo". Erica ladeó la cabeza con curiosidad.
"Muy bien... Entonces, ¿cómo apareció esta nación a los ojos de su santa?"
"No miro a la nación, sino a las personas que viven en ella. En otras palabras, los
ciudadanos y su gobernante".
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"Considero que es lo mismo. ¿Y?"
"Permítame ir directamente al grano. Abdique del trono y entregue la nación al pueblo

inmediatamente. Eso llevará a la salvación del pueblo". Erica miró fríamente a Nidoll, que se
reclinaba en su trono con arrogancia.
"No veo cómo arrastrar al gobernante de su trono conducirá a la salvación del pueblo. ¿Y
si me niego?"
"Justicia punitiva", declaró Erica sin dudar.
"¿Oh? ¿Te gustaría probar eso aquí y ahora?" Nidoll sonrió en señal de desafío, dando la
bienvenida a una pelea. Agarró la empuñadura de la espada ancha que llevaba consigo a
todas partes, incluso a la sala de audiencias. Sin embargo...
"No, ahora no es el momento adecuado. No hay revolución sin la voluntad del pueblo. El
pueblo de esta nación debe aprender primero". Erica sacudió la cabeza con calma.
"¿No es el momento adecuado, dices? Después de llegar al corazón del imperio y declarar
la guerra, ¿esperas irte libremente?" Nidoll señaló su espada, amenazando con levantarse y
desenvainarla en cualquier momento.
"En ese caso, no tengo elección".
Erica no vaciló. Una hermosa maza de tipo khakkhara apareció de la nada, y la agarró con
la mano. Miró fijamente a Nidoll, como si no pensara en él, como si no mereciera la pena, y
adoptó una posición de combate.
El aire entre los dos estaba a punto de estallar, cuando Nidoll habló de repente.
"Creía que eras una tonta borracha de poder por encima de tus posibilidades, pero parece
que no eres una simple bufona. Eres más bien una bruja malvada". Después de mirar el
rostro de Erica con desconfianza, Nidoll bajó la mano de la empuñadura de su espada.
Consideró a Erica una bruja, no una santa.
"Heh. Heh heh heh. ¿Llamar bruja a una santa? Qué palabras tan duras".
Fue en este momento cuando Erica mostró por primera vez una emoción de tipo humano.
Su boca se torció en una sonrisa de éxtasis.
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¿Oh? Esa es una expresión bastante notable. No es algo que uno imaginaría de una
santa", señaló Nidoll con deleite.
"Vaya, perdona". Erica se tapó la boca para volver a aplicar su sonrisa de santa.
"Hmph. Realmente eres una bruja malvada".
"Si así es como me ves, entonces eso es lo que debo ser para ti. Estoy apuntando a tu
cuello, así que es razonable. No hay manera de que un emperador arrogante pueda entender
los caminos de una santa que trae la salvación al pueblo.
"Piensas en el pueblo, guías al pueblo y le traes la salvación. Entiendo que esa es tu

imagen de una santa".
"Me alegra mucho que me entiendas".
"Y también sé que no piensas realmente en el pueblo. Una santa superficial".
"No estoy segura de qué estás hablando..." Erica ladeó la cabeza, desconcertada por lo
que Nidoll se refería.
"¿Así que seguirás con tu tonto acto de bufón, hmm? Bien. Veamos quién puede robar
más vidas del pueblo".
"¿Robar la vida de la gente? Realmente no sé de qué estás hablando". Erica suspiró

cansada.
"Sí que sabes hablar para ser alguien que está buscando pelea tan descaradamente.
Estoy diciendo que estoy dispuesto a aceptar la guerra que tanto deseas, y donde hay guerra,
la muerte es inevitable. No me estarás diciendo que no lo sabes, ¿verdad? No después de
haber cobrado tantas vidas durante la revolución que refundó la nación".
"Es un mal necesario para salvar a más gente, pero sigue siendo lamentable. Sin embargo,
si llega la guerra, me pondré al frente. Suprimiré los sacrificios civiles al mínimo absoluto".
"Qué confianza. En ese caso, no tenemos nada más que discutir. Fuera de mi vista".
"Oh, ¿me dejarás ir, así como así?"
"¿Querías quedarte?" Nidoll devolvió la curiosa pregunta de Erica con una igualmente
dudosa de su parte.
"...No".
"Entonces vete. Sal de esta habitación y asómate a la puerta principal".
La próxima vez que nos encontremos será en el campo de batalla, insinuó Nidoll.
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"Adiós, entonces".
Erica giró sobre sus talones y salió por la puerta abierta de la sala de audiencias. Esto
dejó a Nidoll y a Reiss solos en la gran sala.
"No hay duda de que es una heroína. El khakkhara que reveló era un Arma Divina", dijo
Reiss, presentándose ante Nidoll.
"Por su descarada provocación, está claro que no le importaba causar un incidente aquí y
ahora. Parecía estar muy segura de sus habilidades, pero era demasiado agresiva incluso
teniendo en cuenta eso. Parecía estar loca, pero tranquila. Una mujer problemática para un
héroe". Al contrario que las palabras de Nidoll, su tono parecía encantado con los
acontecimientos.
"Dependerá de cuánto poder del Arma Divina pueda sacar, pero puede ser mucho más
problemática que el Caballero Negro que actualmente está reescribiendo la estructura de
poder de Strahl con sus llamativas acciones. Los héroes tampoco pueden ser asesinados
fácilmente, así que con mayor razón..."
Reiss suspiró con inquietud.
"Con Lucius muerto, no puedo hacer un movimiento contra él en breve. Aprovecharé esta
oportunidad para rastrear los movimientos de la santa".
Con eso, empezó a caminar hacia la puerta por la que había salido Santa Erica. Nidoll le
observó marcharse en silencio.
"Llevar la salvación a la gente no es cosa de cuerdos, pero esa mujer hablaba de

salvación entendiendo eso. Ese comportamiento hostil... ¿Cuál podría ser su verdadero
objetivo al establecer un movimiento religioso...?", murmuró para sí mismo.
◇◇◇
Mientras tanto, Santa Erica abandonó la sala de audiencias y salió al jardín del castillo de
Proxia, acompañada por varios caballeros. Una vez que llegó a la puerta...
"Esta es la salida". Los caballeros que la acompañaban se detuvieron, haciendo un gesto

para que Erica saliera.
"Gracias", dijo Erica con una brillante sonrisa, y luego marchó directamente hacia la puerta,
atravesándola bajo la atenta mirada de los caballeros y los guardias. Después de caminar lo
suficiente como para que el castillo imperial se redujera de tamaño tras ella, se detuvo y se
dio la vuelta, observando el castillo con una mirada fría.
Como era de esperar del gobernante de un gran imperio, no es ningún tonto. Tal vez
debería intentar un enfoque diferente la próxima vez. El problema es dónde ir...
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Galarc, Beltrum, Centostella. Esas naciones fueron las candidatas que surgieron en la
mente de Erica. Todas ellas eran naciones muy conocidas y con una gran población.
Ahora que lo pienso...
Erica recordó algo tras una pausa.
El Gremio Ricca se encuentra en Galarc, si no recuerdo mal. Un gremio de mercaderes

con tanta influencia sobre otros reinos podría servir de ventaja. Quizá me pase por allí antes
de visitar al rey. Mi próxima parada será el Reino de Galarc. Primero, reservaré una reunión
con el presidente del Gremio Ricca. Es hora de reunirse con los demás.
Erica decidió su próximo destino. Su boca se torció en una sonrisa mientras se alejaba del
castillo de Proxia con pasos ligeros.
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Capítulo IV – Nuevas Reuniones, Nuevos Encuentros
Dos semanas después de que Rio y los demás dejaran la región de Strahl y llegaran a la
aldea de los espíritus, partieron rápidamente hacia la región de Yagumo tras permanecer
unos días.
El grupo estaba formado por Miharu, Celia, Aishia, Latifa, Sara, Orphia y Alma. Además,
Gouki, Kayoko, Komomo, Sayo, Shin y Aoi también los acompañaban.
Debido al límite de personas que podían ser transportadas a la vez, la mayoría de los
subordinados de Gouki tuvieron que esperar en la aldea. Aun así, era un grupo grande de
catorce personas.
Por cierto, el espíritu contratado de Orphia, Ariel, podía materializarse con cierto control
sobre el tamaño de su cuerpo. En su mayor tamaño, tenía una longitud de casi diez metros,
pero ese tamaño gastaba más esencia mágica, por lo que rara vez adoptaba esa forma.
Para viajar, Ariel adoptó un tamaño decentemente grande que podía llevar a siete
personas a la espalda, y Rio, Aishia y Orphia, que volaban libremente, llevaron a las cuatro
personas restantes. Hubo un pequeño rifirrafe sobre quién llevaría a quién, que se resolvió
estableciendo un sistema de rotación. El viaje en sí se desarrolló sin problemas, y llegaron a
Yagumo sin encontrarse con ninguna de las inclemencias del tiempo ni con los monstruos del
Yermo. Así, se dirigieron primero a la aldea donde nació Zen, el padre de Rio.
Sin embargo, llegar a una sola aldea entre otras innumerables de una sola vez era difícil.
Conocían la ubicación general, así que descendieron en una aldea de los alrededores y
pidieron indicaciones para llegar a la aldea que gobernaba Yuba. Los aldeanos se sentirían
recelosos si de repente les visitaran tantos a la vez, así que Gouki y Kayoko entraron en
nombre del grupo.
Afortunadamente, pudieron preguntar la dirección de la aldea de Yuba al primer jefe de

aldea que encontraron y partieron hacia ella desde el cielo.
"Es esa aldea. No hay que equivocarse".
Rio divisó la aldea correcta desde el aire y llamó a los demás a su alrededor.
Las tumbas de mamá y papá están allí.
Había divisado las tumbas de sus padres en lo alto de una colina. Para todos los demás
parecían tumbas sin nombre, pero Rio podía identificar a quién pertenecían.
"Los aldeanos se escandalizarán si aterrizamos dentro, así que descendamos fuera", dijo
Rio, bajando la altura. Aishia, que llevaba a Miharu, y Orphia, que llevaba a Celia, le
siguieron. Un tiempo después, Ariel también comenzó su descenso.
"Por favor, bajen aquí", dijo Rio a las dos personas que llevaba.
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"¡Está bien!"
El primero en responder con energía fue Komomo. Tras soltarse de los brazos de Rio,
aterrizó en el suelo con un ligero salto.
"¡Antes de bajar, quiero recargarme de energía Onii-chan!" Latifa apretó fuertemente a Rio
por detrás antes de bajar también de un salto. Efectivamente, Rio había cargado con
Komomo y Latifa. Las dos eran más pequeñas y querían hablar entre ellas, así que le
pidieron a Rio que las llevara juntas.
"Oye, eso duele", protestó Rio con suavidad.
"Esto ha sido Komomo por delante y yo por detrás. Gracias por llevarnos. Aquí tienes un
abrazo de agradecimiento".
"De nada. ¿Estás cansado, Komomo?"
"¡No! Gracias por llevarme tan lejos, Sir Rio". Komomo se inclinó respetuosamente. Miharu
y los demás también se bajaron y agradecieron a los que los habían llevado.
"Así que esta aldea es donde nació y creció el padre de Rio..."
"Es un lugar encantador y tranquilo. El cielo es claro y calmado".
Celia y Orphia se acercaron primero a Rio. Estaban a varios cientos de metros de las
tierras de cultivo, y más allá se veía el pueblo de Yuba. Celia miraba con curiosidad el
paisaje rural, mientras Orphia respiraba el aire del campo.
"Shin, es nuestra aldea..." Sayo no había creído que pudiera volver de nuevo. Se puso al
lado de su hermano y contempló la aldea con la mirada perdida.
"Hemos sufrido mucho al dejar este lugar, y sin embargo hemos vuelto en un instante".
El viaje aún había durado más de una semana, pero su viaje a la aldea de los espíritus
había durado muchos meses. Shin miró la cara de Rio con una mirada de incredulidad medio
exasperada.
"¿Nos ponemos en marcha?"
"La primera parada es para saludar a Dama Yuba. Estoy seguro de que se sorprenderá".
Rio y Gouki guiaron el camino hacia la aldea.
"La abuela y la prima de Onii-chan, eh... Me estoy poniendo nerviosa".
"Todo irá bien. Ya te lo dije antes, las dos dijeron que querían conocerte".
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Ahora que por fin había llegado el momento, Latifa mostró una timidez inesperada,
moviéndose inquieta. Rio le recordó que sus temores eran infundados.
"Pero puedo entender cómo se siente Latifa".
"Yo también".
Celia y Miharu se llevaron las manos al pecho como para calmar sus latidos. Sara, Orphia
y Alma, que nunca habían conocido a Yuba y Ruri, parecían igualmente nerviosas.
"No hay necesidad de estar tan rígidas. Son una abuela y una prima normales... A mí
también me van a poner nervioso", río Rio con una sonrisa preocupada.
"Dama Yuba y Dama Ruri son dos personas amables, así que no hay que preocuparse.
Tratarán a Latifa y a todos los demás como si fueran de la familia", presumió Komomo. Ya
había visitado la casa de Rio y se había quedado con Yuba y Ruri durante un tiempo, así que
las conocía bien. No mostró ningún signo de nerviosismo, parecía más emocionada por
volver a verlas.
"Vamos ya". Aishia instó al grupo a que se diera prisa, algo raro viniendo de ella. No
parecía estar nerviosa, pero puede que haya apurado al grupo por su afán de conocer a
Yuba y Ruri. En ese sentido, actuaba de forma diferente. Parecía estar de mejor humor que
de costumbre.
En cualquier caso, el grupo avanzó por el camino, hasta llegar a las tierras de cultivo de la
aldea. Todavía era mediodía y el tiempo estaba despejado. Debían de haber llegado durante
la hora del almuerzo, ya que había herramientas abandonadas a lo largo del camino.
Probablemente habría una reunión de gente comiendo más adelante, así es como
funcionaban las cosas cuando Rio estaba aquí.
Seguro que le trae recuerdos.
Rio sintió un poco de nostalgia mientras miraba alegremente los campos. Al mismo tiempo,
las chicas que lo observaban captaron su emoción por volver a este pueblo. Por ello,
mostraron consideración y se abstuvieron de hablarle, dejándole disfrutar del paisaje en
silencio.
Menos de un minuto después, Rio y los demás llegaron a la plaza del pueblo. Como Rio
esperaba, los aldeanos estaban reunidos allí comiendo. Se podía ver a Ruri entre ellos,
charlando con los demás alegremente. Todos los aldeanos se llevaban bien entre sí.
Los aldeanos estaban absortos en su conversación, pero incluso ellos se dieron cuenta de
que un grupo tan grande como el de Rio se acercaba. Primero miraron sorprendidos,
preguntándose quién era, pero cuando vieron las caras familiares de Rio, Shin, Sayo,
Komomo y Gouki, su sorpresa aumentó aún más.
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"¿¡Rio!? ¡Shin y Sayo! ¿¡Komomo y el señor Gouki también!?" Ruri se levantó y corrió
hacia ellos primero.
"Hola". Rio pareció sentirse tímido ante el reencuentro con su prima, sonriendo como un
chico normal de su edad.
"H-Hey... Espera, ¿¡qué!? ¿Qué, por qué?" Ruri se quedó sorprendida por el inesperado
reencuentro y miró entre las caras de Rio y Sayo múltiples veces. Pero después de un rato...
"Ya veo... Te has reunido con Rio. Bien, bien". Parecía haberse quitado un peso del pecho
de Ruri, con los ojos llorosos de alivio.
"A salvo también", asintió Rio encogiéndose de hombros.
"¡Woooo!" Todos los aldeanos de la plaza aplaudieron.
"¡Cuánto tiempo sin verlos, chicos!"
"¡Bienvenidos de nuevo!"
"¡Pero avísenos, sí!"
"¡Vaya, es Sir Rio! ¡Ha pasado mucho tiempo!"
"¡Shin! ¡Sayo!"
Los aldeanos corrieron hacia Rio, Sayo y Shin. Luego se amontonaron sobre ellos para
celebrar su regreso. Unos pasos por detrás de ellos, Miharu y los demás se quedaron
boquiabiertos ante el entusiasmo de los aldeanos.
"¡Bwa ha ha! Sir Rio sí que es querido por los aldeanos". Gouki río con ganas ante la
bienvenida que recibió Rio.
"¡Espera un momento, todo el mundo! Sé que están emocionados, ¡pero esto es

demasiado! ¡Retrocedan, retrocedan! ¡No podemos escuchar nada de esto!" Ruri controló a
los aldeanos con una facilidad practicada. Satisfechos por la cantidad de pieles logradas, los
aldeanos retrocedieron obedientemente.
"Dios... ¿Estás bien, Sayo? ¿Rio?" Ruri suspiró cansada, preocupada por Rio y Sayo.
"Oye, a mí también me aplastaron", protestó Shin para sí mismo.
"A mí me parece que estás bien. De todas formas, eres un chico".
"Lo mismo ocurre con Rio, ¿no? ¡Y él es mucho más fuerte que yo!" objetó Shin,
señalando a Rio. La visión familiar de sus discusiones hizo que los aldeanos se rieran con
ganas.
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"Bien. Los dos parecen estar bien".
Ruri ignoró a Shin y ayudó a arreglar la ropa de Rio y Sayo. "Entonces, una vez más.
Bienvenidos a casa, Rio, Sayo, y también Shin", dijo, dando la bienvenida a su regreso.
"Sí, estoy en casa".
"Estamos en casa, Ruri".
"...Sí".
Los tres respondieron con cierta timidez. Los aldeanos que los rodeaban también gritaron
sus saludos, dando la bienvenida a su regreso.
"Komomo y Sir Gouki, Dama Kayoko. Mucho tiempo sin verlos también. Aoi también. Es
bueno ver que están todos en buena salud".
"Ciertamente. Lo mismo digo, Dama Ruri. ¿Está bien la Dama Yuba?"
"Sí, como siempre. Ah, y Sir Hayate estuvo aquí hace poco, pero también está bien. Estoy
seguro de que estará encantado de saber que has vuelto".
"Ho ho, me alegro de oírlo". Gouki sonrió ampliamente ante la noticia de su hijo.
"Entonces, si puedo cambiar de tema... ¿Quiénes son estas personas?" Ruri cortó la
conversación y miró a los compañeros de Rio, Miharu, Celia, Aishia, Latifa, Sara, Orphia y
Alma. Los aldeanos tenían la misma curiosidad y sus miradas se concentraron también en
ellos.
"..."
Miharu y los demás tenían expresiones incómodas y contenían la respiración. Parecían

nerviosos ante la atención.
"No parecen conocidos de Gouki ni de Sayo... ¿Lo que significa que son de Rio?" Por el
proceso de eliminación, Ruri hizo una conjetura y miró a Rio en busca de confirmación.
"Bueno, sí". Rio asintió tímidamente.
"Hmm..." Ruri miró fijamente a Miharu y a las chicas.
"Eh, Rio. Un momento. Por aquí".
Le tiró del brazo y le apartó de los demás para que no pudieran oírla. Luego lo rodeó con
un brazo y se encorvó para susurrar.
"¿Qué?"
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"No me digas 'qué'. ¿Y bien?"
"Uhm... ¿Acabo de decir que son mis conocidos?" Rio estaba confundido por el repentino
susurro.
"¡No es eso, ugh! ¡Estoy preguntando cuál es tu novia!" Ruri levantó la voz con
impaciencia.
"¿¡Novia!? N-No... Uh, cómo debería decir esto..." Rio luchó por las palabras. Le estaba
costando mucho saber cómo explicar su relación a todo el mundo. No eran amantes, pero
llamarlos amigos sonaba demasiado superficial. Sobre todo, porque era a Ruri a quien se
dirigía; quería presentarlos como es debido.
Llamarlos "compañeros" sonaba bien, pero había otro término que quería usar.
"Familia... es la palabra más cercana que puedo usar, creo". Rio se volvió hacia todos los
que les miraban a él y a Ruri mientras pronunciaba esas palabras con nerviosismo.
"¿¡Tienes una relación con todas ellas!?" Ruri dejó escapar un ruido de estupefacción. El
significado detrás de una relación sólo era conocido por los involucrados, pero eso parecía
haber causado un desafortunado malentendido aquí.
"¿Eh? Sí". Rio asintió con curiosidad.
"¿Si...?" Ruri se quedó sin palabras por un momento, antes de perder la compostura de
forma bastante espectacular. "¡Argh! ¡Ya basta! ¡Ya es suficiente! H-Hey, Rio. No creo que
eso sea muy apropiado por tu parte. Como tu prima mayor, no puedo decir que lo apruebe".
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"U-Uh, creo que tienes una idea completamente equivocada aquí", Rio finalmente se dio
cuenta.
"¿Qué es eso de que todas son tan lindas, de todos modos? Rio, ¿siempre te gustaron
tanto las caras bonitas? ¿Y Sayo está de acuerdo con esto?" Ruri parecía haberse quedado
bastante sorprendida por esta noticia, mientras seguía por el camino de su pensamiento
incomprendido.
"¡Espera, Ruri! ¡Definitivamente has entendido algo mal! Te las presentaré

adecuadamente, así que cálmate".
"¿Interpretar? ¿Qué he entendido mal aquí?"
Rio había agarrado a Ruri por los hombros, alterada, intentando corregir su error. Mientras
tanto, las otras chicas vieron que su discurso adquiría un tono más natural que el habitual.
"Onii-chan parece muy unido a Ruri", comentó Latifa, como si estuviera viendo algo raro.
"Sí. Está hablando con ella como lo hace contigo y con Aishia, en términos muy familiares.
Parece que se lo está pasando bien".
Celia hablaba con una sonrisa agradable, pero parecía algo entristecida y envidiosa al
mismo tiempo. Por un lado, se alegró de poder ver una faceta de Rio que no conocía, pero
por otro, se sintió conflictuada por el hecho de que no se dirigiera a ella. Ansiaba ser ella la
que pudiera sacar esas expresiones tan raras de su cara.
Lo mismo parecía ocurrir con los demás; todos tenían una expresión similar en sus rostros.
Mientras tanto, los aldeanos que observaban a las chicas eran capaces de adivinar su
relación con Rio por esas expresiones.
Los chicos apretaron los dientes mientras miraban a Rio, y luego miraron a Shin para
preguntarle. Shin asintió en señal de confirmación.
"Oh, ahora lo recuerdo. Cuando este tipo estaba en el pueblo..."
Los jóvenes recordaron las penurias de cuando todas las jóvenes estaban enamoradas de
Rio. Le miraron como si quisieran maldecirle con sus miradas.
"Les he contado que tengo una hermana pequeña adoptada, ¿verdad? Y mi profesora a la
que también le debo mucho. Las demás empezaron a vivir conmigo por diversas
circunstancias, así que volví al pueblo para presentarlas a todas..." Explicó Rio, mirando a
Celia y a Latifa para indicarles que se acercaran. Pero cuando se dio cuenta de que los
chicos de la aldea le miraban fijamente, cerró la boca dudando si llamarlas o no.
"¿Ah, sí?" Ruri miró a Latifa y Celia con alegría. Sin embargo...
"¡Eh, Rio!"
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"¿¡De verdad estás viviendo con todas estas chicas tan guapas!?"
"¡Tienes que estar bromeando!"
"¿¡Por qué siempre eres tú!?"
"¡Eso es, es injusto! ¡Preséntanoslas de una vez!"
Los chicos se acercaron a Rio con sus protestas.
"Los presentaré a todos, así que esperen. ¡Esperen un momento!" Rio trató de detenerlos
con sus manos, pero fue un intento inútil.
"Bien, vayan por él". Shin animó a sus amigos mientras Sayo le regañaba enfadada.
"¡No los animes, Shin!"
"Está bien. Este es el último paso de aceptación hacia Rio", dijo Shin con conocimiento de
causa. En realidad, los chicos tenían sonrisas burlonas en sus rostros, por lo que estaba
claro que sólo estaban bromeando. Como dijo Shin, esta era su forma de dar la bienvenida a
Rio a la aldea.
"R-Ruri, sálvame..." Dijo Rio, buscando algún tipo de red de seguridad.
"Sabes que no puedo detenerlos cuando se ponen así. Lo siento. Les mostraré a todos el
camino a la casa de la abuela, ¡así que alcánzanos cuando estés libre, Rio!"
Ruri parecía estar disfrutando de la situación, ya que hablaba con voz alegre. Dio una
palmada e inclinó la cabeza hacia Rio. Luego, se acercó a Miharu y a los demás y los llamó
amistosamente.
"Hola a todos. Les mostraré el camino a mi casa, así que síganme. Vamos".
"Umm... Pero..."
Miharu y las chicas miraron a Rio con dudas, preguntándose si estaba bien dejarlo atrás.
Rio se encontraba entre los chicos de la aldea y estaba siendo sacudido violentamente para
obtener respuestas a sus preguntas.
"Está bien, está bien. Sucedía con frecuencia cuando estaba en la aldea. Y sigue así,
Sayo". Ahogando una risita, Ruri animó a las chicas a ponerse en marcha.
"Hmph. Nosotras también vamos, Sayo". Shin resopló triunfante y empujó a Sayo.
"Hmm... Sería una falta de tacto impedir que los aldeanos lleven a cabo su bienvenida.
Tampoco es que nadie vaya a salir herido. Vayamos nosotros también".
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Sería fácil para Rio escabullirse de ese círculo si quisiera. El hecho de que no lo hiciera
significaba que no estaba tan descontento con ello como se podría pensar. Con ese
pensamiento, Gouki, Kayoko y su sirviente Aoi siguieron también a Ruri.
Cuando Rio se liberó por fin, los demás se perdieron de vista por completo.
◇◇◇
Después, Miharu y los demás fueron acompañados por Ruri a la casa del jefe de la aldea,
Yuba. Acababan de llegar a la casa cuando Rio los alcanzó y entraron juntos.
Yuba estaba tan sorprendida como los demás aldeanos por los inesperados invitados,
pero cuando vio a Rio y a Gouki entre ellos, se sorprendió aún más. Pero pronto recuperó la
compostura e intercambió saludos de reencuentro con Rio y Gouki, y luego escuchó un
resumen de lo que había sucedido desde que llegaron a la aldea.
"Ah, ha, ha, eso fue desafortunado".
Yuba soltó una carcajada cuando escuchó que Rio había sido aplastado por los chicos de
la aldea.
"Vaya, la abuela está de buen humor", murmuró Ruri, suponiendo que era porque Rio
había regresado.
"Dejando eso de lado... Ha traído un grupo bastante numeroso". Yuba miró las caras de
las chicas que Rio había traído, tarareando con asombro. Todas las chicas parecían estar
nerviosas, ya que estaban arrodilladas en el suelo con rigidez.
"Y además son todas unas bellezas. No es de extrañar que los aldeanos más jóvenes
hicieran un escándalo".
"¿Verdad? A mí también me sorprendió". Ruri asintió ante la risa ahogada de Yuba.
"¿Y bien? Date prisa en presentarles", presionó Yuba.
"Bueno, empezando por las dos que mencioné mientras me quedaba aquí... Esta es mi
antigua profesora Celia y mi hermanita adoptada Latifa", dijo Rio mientras hacía un gesto con
las manos.
"Oho".
"Junto a Latifa, empezando por la derecha están Sara, Orphia y Alma. Las tres son del
mismo pueblo, y siempre me echan una mano a diario", dijo entonces, presentando a las tres
del pueblo de los espíritus.
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"Luego están Miharu y Aishia, que empezaron a vivir juntos conmigo después de varias
circunstancias. Los siete son tan importantes como la familia para mí", dijo, rascándose
tímidamente la mejilla mientras le explicaba su relación.
"En otras palabras... ¿son personas con las que sales con la intención de casarte?".
"N-No, no es eso lo que quería decir..." Rio agachó la cabeza avergonzado.
"Hee hee, sólo estoy bromeando. Parece que has podido conocer a algunas buenas
chicas. Tienes una expresión mucho mejor en tu cara... Me recuerda a Zen cuando sacó a
hurtadillas a Dama Ayame para que visitara la aldea", dijo Yuba, burlándose de Rio con una
mirada amable y una sonrisa.
"Ha ha ha, fue todo un calvario en aquel entonces".
Gouki y Kayoko también sonrieron al recordar con cariño aquellos tiempos, mostrando sus
emociones con intensidad en sus rostros.
"Todos. Nunca he podido hacer nada parecido a una abuela por Rio, pero gracias por
tratarlo bien".
No había ni rastro de la habitual forma de hablar de Yuba, que inclinó la cabeza ante las
chicas con cortesía.
"N-No, ¡deberíamos decir eso!" Miharu, Celia y Sara agacharon la cabeza con un gesto de
disgusto.
"Rio es el que siempre nos cuida".
Orphia y Alma devolvieron la reverencia. Aishia imitó a las demás; la chica, habitualmente
taciturna, tenía una suave sonrisa en el rostro.
Mientras tanto, Latifa seguía siendo tímida frente a alguien que no conocía, inclinándose
mansamente junto a todos en silencio.
"Eh, tengo mucha curiosidad por todas y cada una de ustedes, pero... si Latifa es la
hermana adoptiva de Rio, entonces eso te convierte en mi prima también, ¿no?". preguntó
Ruri.
"También la convertiría en mi nieta", añadió Yuba.
"¿Eh? Ah, sí... Me encantaría que pensaras en mí de esa manera". Latifa asintió
tímidamente, manteniendo los ojos bajos.
"Aww, qué adorable. Siempre he querido tener una hermana pequeña. Es un placer
conocerte, Latifa... ¿Puedo llamarte así por tu nombre? Quiero decir, ya te llamo así, pero..."
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"Por supuesto. ¿Puedo llamarte también 'Ruri'? Y... Abuela Yuba..."
"¡Por supuesto! ¡Por favor, hazlo!"
"Efectivamente".
Ruri y Yuba estuvieron de acuerdo con alegría.
"Eh heh heh, muchas gracias".
"¡Aww! ¡Eres tan linda! Vamos a hablar mucho, ¿de acuerdo?" Sobrecogida por la timidez
de Latifa, Ruri la abrazó felizmente. Luego se volvió para dirigirse a los demás. "¡Y a todos
los demás también!"
"Entonces, ¿cuánto tiempo estarás en la aldea, Rio? Esta noche celebraremos una fiesta
de bienvenida para todos ustedes, pero parece que estas chicas podrían hablar eternamente
a este ritmo", dijo Yuba.
"Estoy pensando en ir a la capital en un futuro próximo con la familia de Gouki, pero

¿podrían Latifa y las demás quedarse en la aldea durante ese tiempo? Me temo que hay
demasiada gente para llevarla de visita sin avisar..."
"Naturalmente". Yuba asintió calurosamente.
"Muchas gracias. Creo que volveré después de una estancia de dos semanas allí, así que
por favor cuida de ellas durante ese tiempo."
"Esta es tu casa también. No hay necesidad de ser tan reservado".
"Claro..." La cara de Rio se arrugó en una tímida sonrisa.
"Entonces está decidido. Shin, Sayo. Mientras ustedes dos van a saludar a los otros
aldeanos, ¿pueden informarles de que hay un banquete esta noche?"
"Sí, claro".
"Enseguida".
A petición de Yuba, los hermanos se levantaron.
"En ese caso, ayudaré a cocinar. He traído un montón de ingredientes y alcohol también",
ofreció Rio, haciendo que Miharu y Orphia ofrecieran rápidamente su ayuda también.
"¡Sí! Vamos a comer de nuevo tu comida", se alegró Ruri.
Así, al igual que cuando visitaron el pueblo de los espíritus, se iba a celebrar otro
banquete de bienvenida.
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◇◇◇
Esa noche...
Todavía era un poco pronto para empezar el festín, pero los ansiosos aldeanos ya
empezaban a reunirse en la plaza central.
Rio había terminado de cocinar con todos y estaba visitando la colina fuera de la aldea. Su
propósito era, por supuesto, presentar sus respetos en las tumbas de sus padres.
Alrededor de Rio estaban las personas con las que había llegado a la aldea. Antes,
cuando informó a Gouki y Kayoko de que iba a visitar sus tumbas, los demás habían
expresado su deseo de ir también. Moverse en un grupo tan numeroso llamaba la atención,
pero Ruri les acompañó y dijo a los aldeanos con los que se cruzaron que iba a darles una
visita rápida antes del banquete. Así, llegaron a la colina sin que nadie se diera cuenta.
Rio fue el primero en acercarse lentamente al monumento de piedra. Los demás

mantuvieron la distancia por consideración a él. Cuando Rio se percató de su discreción, su
boca se convirtió en una leve sonrisa mientras avanzaba.
Este lugar no ha cambiado en absoluto...
Observó el paisaje desde la colina. Cuando miró el sol casi poniente sobre el pueblo, le
pareció que no había pasado ningún tiempo desde la última vez que estuvo aquí.
Sin embargo, el chico de entonces era diferente comparado con el de ahora. Algo dentro
de su corazón había cambiado definitivamente... El propio Rio podía sentirlo profundamente.
Mamá. Papá. Logré mi objetivo. Maté a Lucius...
¿Se alegrarían los dos al saber eso? Tal vez se entristecerían por ello. Los muertos no
podían hablar, así que no había forma de que él supiera la respuesta.
Pero eso estaba bien. Él no había decidido perseguir la venganza por la aprobación de
otra persona. No había logrado la venganza por otra persona.
Hace dos años, Rio había jurado venganza en esta colina nada más que por él mismo.
Por eso, si algo había cambiado dentro de Rio, sería que el reloj congelado de su interior
había empezado a moverse de nuevo. Quizás no se movía a la velocidad adecuada, pero sí
que empezaba a hacer tictac lentamente. Sin embargo...
Sin embargo, probablemente no estaría así sólo por conseguir mi venganza, pensó Rio
para sí mismo. Y la razón era porque él mismo no lo había aceptado: el hecho de haber
conseguido su venganza, es decir. Comprendió que la venganza era un acto malvado, y lo
hizo de todos modos... Rio habría seguido odiándose a sí mismo de esa manera.
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Sin embargo, ya no se detestaba tanto a sí mismo. Había gente que decía que quería
estar al lado de alguien como él, así que era capaz de gustarse un poco. Aunque todavía no
tenía mucha confianza...
No quiero perder las cosas importantes para mí. Por eso traté de dejarlas ir. Después de
intentar hacer algo tan egoísta, todos me tendieron la mano. Por eso es mi turno de
devolverles el favor.
En la colina en la que una vez juró venganza, Rio tomó una nueva decisión en su corazón.
Apretó las manos ante las tumbas sin nombre de sus padres como si quisiera hacer un voto.
Esta tumba secreta fue construida en memoria de las dos personas que nunca más
volverían al Reino Karasuki por los pocos que estaban al tanto de las circunstancias. Como
tal, no había cadáveres descansando aquí. Ni siquiera Rio sabía dónde estaban sus cuerpos,
pero aun así trató este lugar como sus tumbas, colocando sus manos juntas para llorarlos.
Después de un momento, Rio bajó las manos y levantó la cara, dándose la vuelta para
volver con los demás.
"Muchas gracias a todos". Sonrió deslumbrantemente mientras miraba el atardecer,

llamando a todos con una voz suave.
Después de eso, Gouki y Kayoko, Miharu y Celia, y luego Latifa y los demás se turnaron
para presentar sus respetos a los padres de Rio. A continuación, se dirigieron a la fiesta,
donde recibieron una calurosa y entusiasta bienvenida por parte de los aldeanos y festejaron
hasta altas horas de la noche.
◇◇◇
Dos días después de llegar a la aldea del Reino Karasuki, Rio debía dirigirse a la capital
de Karasuki con Gouki, Kayoko, Komomo y Aoi. Con la ayuda de Orphia, esa mañana, los
transportaron a todos a la capital. Aterrizaron en una colina junto a la carretera en las afueras
de la ciudad.
"Nos reuniremos aquí dentro de tres días al mediodía".
Hicieron la promesa de reunirse y se despidieron de Orphia, que regresó a la aldea.
Después, los cinco entraron en la capital y se dirigieron primero a la residencia de Gouki.

Parte de la razón por la que no fueron directamente al castillo fue para que Gouki y los
demás pudieran visitar su casa de nuevo, pero también porque Gouki estaba actualmente
retirado y se consideraba desaparecido.
Para perseguir a Rio en secreto, él y su familia habían huido sin previo aviso. Si se
presentaban de repente en el castillo ahora, crearían un alboroto e inevitablemente tendrían
que pasar por una serie de formalidades; era un plan mucho mejor alcanzar a Hayate y hacer
que organizara una reunión con el rey Homura y la reina Shizuku en secreto en su lugar.
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Hayate se sorprendió por el repentino regreso de su familia, pero en cuanto comprendió
las circunstancias, se puso en marcha. Regresó antes del mediodía con una cita concertada
para la tarde siguiente.
Así, Hayate los llevó al castillo real con la mayor discreción posible. Rio fue conducido a la
sala en la que se había reunido con el rey y la reina en una ocasión anterior.
"Gracias por dedicarme tiempo el día de mi repentina llegada, rey Homura, reina Shizuku".
Rio se sentó en el asiento opuesto al de sus abuelos e inclinó la cabeza.
"Volviste con nosotros; por supuesto que ajustaría nuestros planes para darle prioridad a
esto. Por no hablar de que te acompañaron Gouki y Kayoko, que fueron tras de ti. No podría
tener invitados más importantes que estos". Homura parecía realmente feliz de volver a ver el
recuerdo de su hija Ayame.
"¿No quieres decir 'nosotros', no 'yo', querido?" La esposa de Homura, Shizuku, hinchó las
mejillas en un mohín. A la abuela de Rio le separaban casi cuarenta años de edad, pero su
cara de enfurruñamiento era terriblemente bonita.
"Ja, ja, ja. Perdóname". Homura se rió y se disculpó sinceramente.
"Me alegro mucho de poder volver a verte, Rio. Has hecho bien en volver con vida. Es
muy reconfortante verte sano". Shizuku suspiró aliviada, con una mirada suave en sus ojos.
Su expresión era exactamente igual a la del rostro de Ayame en los recuerdos de Rio.
"Han pasado muchas cosas desde que dejé Yagumo, pero todo ha sido gracias a otras
personas". Rio tenía una mirada algo distante mientras asentía con una suave sonrisa.
"Hayate nos ha informado de la situación general, pero ¿nos contarás tú mismo los
detalles?". preguntó Homura.
"Sí. Eso es lo que he venido a hacer. Empezaré por lo que pasó primero".
Rio resumió los hechos ocurridos desde el momento en que partió de Karasuki para
vengarse hasta su regreso al castillo ahora. Redujo los asuntos a sólo los hechos mínimos,
completando su informe en cuestión de minutos. Finalmente, terminó transmitiendo su
intención de viajar junto a la familia de Gouki a partir de ahora.
"Parece que has sido bendecido con todo tipo de encuentros. Tal vez por eso me pareció
que tenías una expresión bastante positiva en tu rostro cuando entré por primera vez en la
habitación." Homura se quedó mirando la cara de Rio y sonrió, complacido.
"Vaya, ¿tú también? Yo pensé lo mismo", coincidió Shizuku alegremente con su marido.
"Heh heh heh. Todos los que conocen a Sir Rio dicen lo mismo. De hecho, yo también
pensé lo mismo", dijo Gouki con orgullo.
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"¿Tan claramente está escrito en mi cara?" Rio se tocó las mejillas con la mano, ladeando
la cabeza con curiosidad.
"Hmm... No ha desaparecido del todo, pero es como si la sombra que te cubría se hubiera
desvanecido mucho. Tal vez era la manifestación de tu fuerte voluntad..." Homura describió
la diferencia en la expresión de Rio con tacto: por algo era el gobernante de un reino.
"¿Tal vez sea porque mi venganza está hecha?" Rio se preguntó tímidamente.
"Ha ha ha. En efecto, hay quienes ponen caras brillantes después de lograr su venganza.
Sin embargo, esas personas también suelen tener toques de agresividad en sus expresiones,
como si pusieran en evidencia su legitimidad. No tienen toques de culpabilidad en sus
expresiones como tú".
Como creían tener la razón, tenían rostros brillantes sin ningún signo de culpabilidad. Esa
fue la refutación instantánea de Homura: el análisis preciso de un rey que había mirado a
mucha gente antes.
"Si así es como le parece mi cara al rey Homura en este momento, entonces es
exactamente como dices. Creo que he sido bendecido con buenos encuentros", convino Rio.
Shizuku parecía tan feliz como si le hubiera ocurrido a ella. "Debes tener gente maravillosa
a tu alrededor..."
"Sí... Esas personas se mantuvieron cerca de mí, diciendo que querían estar conmigo a
pesar de mi decisión de vivir por venganza. Eso fue lo que me hizo darme cuenta de que
había ganado tantas cosas preciosas como había perdido". Rio sonrió suavemente al
expresar el cambio en su corazón.
"La verdad es que... cuando mencionaste por primera vez que buscabas la venganza, me
preocupaba que volvieras como una cáscara vacía si tenías éxito. Sin embargo, no podía
aconsejarte que no lo hicieras... Pero, en cualquier caso, parecía ser un miedo infundado".
Homura tenía una expresión de dolor al pensar en ese Rio pasado, pero al final relajó su
cuerpo tenso.
"Sé que esto puede parecer conveniente, pero ahora que he logrado lo que me propuse,
quiero vivir sin perder lo que es importante para mí".
Por el bien de mí mismo y, sobre todo, por el bien de todos los demás... La expresión de
Rio se tensó con su resolución.
"Lo entiendo. Así que por eso aceptaste a la familia de Gouki".
"Sí..."
"Pero ¿qué piensas hacer ahora? ¿Te quedarás en Karasuki?"
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Homura parecía ligeramente nerviosa por alguna razón, observando la expresión de Rio
por si había algún cambio.
Si... Si decide quedarse en el Reino de Karasuki...
Tal vez puedan proporcionarle una vida tranquila, pensó Homura, pero...
"Estoy pensando en volver a la región de Strahl", respondió Rio sin dudar.
"Ya veo... Las cosas volverán a ser solitarias, entonces". Homura frunció el ceño,
decepcionado.
"Tengo que volver a Strahl por el bien de las personas importantes para mí. Lo siento".
Había que tener en cuenta los futuros de Miharu, Satsuki, Aki y Masato... Y también
estaba Celia. En ese caso, pensó que no tenía otra opción que establecerse en la región de
Strahl.
"No hay que disculparse".
"Gracias... Sin embargo, aunque pasaré más tiempo en Strahl, me gustaría aumentar la
frecuencia de mis visitas aquí también. Si no es un problema para ti, ¿me permitirás volver a
visitarte así?"
Rio podía hacer el viaje de Strahl a Yagumo y volver en un mes. A menos que hubiera
alguna emergencia que requiriera su presencia, podría organizar una visita periódica.
"Por supuesto".
"Nunca te rechazaríamos".
Las voces de Homura y Shizuku se superpusieron.
"Muchas gracias..." Rio se relajó.
"Nos hubiera gustado conocer a las personas que te cambiaron y darles las gracias
nosotros mismos..." Shizuku suspiró decepcionada, sintiendo curiosidad por ellos.
"Me temo que no puedo traerlos a todos a este castillo. Su número atraería la atención".
Sería demasiado sospechoso que una multitud de extraños se presentara en el castillo

para visitar al rey y a la reina. Mientras que la pelinegra Miharu podía pasar por una residente
de Yagumo, Celia, Aishia, Latifa, Sara, Orphia y Alma tenían rasgos faciales diferentes a los
de los lugareños. Aunque las chicas del pueblo de los espíritus tenían actualmente sus
rasgos raciales ocultos a través de artefactos y podían igualmente cambiar su color de pelo si
lo deseaban, seguirían siendo sospechosas de ser extranjeras.
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"Será difícil encontrarlas dentro del castillo, pero si fuera, fuera del castillo..." Homura
reflexionó con un zumbido. Luego se dirigió a Rio para preguntarle: "Por cierto, ¿cuánto
tiempo piensas quedarte en la aldea de Dama Yuba?".
"Unas dos semanas, diría...". Los ojos de Rio se abrieron de par en par ante la posibilidad
implícita de reunirse fuera del castillo. Había restricciones estrictas para cuando el rey y la
reina podían salir, pero...
"Si es por un periodo de tiempo muy breve, entonces no es imposible. Aunque puede que
tengamos que pedirle ayuda a Dama Orphia..." Gouki sonrió y miró a Rio.
"¿Es eso cierto?" preguntó Homura.
"Cuéntanos más, Gouki", añadió Shizuku.
"Es posible ocultar tu paradero durante unas horas, ¿verdad? Sólo tienes que terminar tu
cita dentro de ese tiempo. ¿No es así, Sir Rio?" dijo Gouki con una sonrisa malvada. Con su
conocimiento de Ariel, eso fue suficiente para que Rio entendiera la idea de Gouki.
"Estoy dispuesto a intentarlo, pero ¿está bien que Sus Majestades se escabullan del
castillo?". Preguntó Rio, considerando los riesgos.
"Cruzaremos ese puente cuando lleguemos. Si es cuestión de unas horas, puedo inventar
una mentira. Si ocurre algo, asumiré la responsabilidad como rey. Entonces, ¿cómo nos
escabullimos del castillo?"
Homura declaró su determinación, con los ojos brillando con la juventud recuperada.
Debía de tener muchas ganas de conocer a las personas más preciadas para Rio, ya que
rebosaba de ilusión.
"Vaya, me recuerda a cuando Ayame se escapaba del castillo para visitar la aldea de Zen.
Nunca pensé que podría hacer lo mismo". Shizuku también estaba de acuerdo.
Así, la operación de la visita secreta siguió adelante bajo la dirección del propio rey y la
reina. Llegaron a la aldea tres días después con la ayuda de Orphia, sorprendiendo a Yuba y
a todos los demás.
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Interludio II: Carta Al Reino De Centostella
En el Reino de Centostella, unos días después de que Rio y los demás llegaran a
Yagumo...
Takahisa estaba encerrado en su habitación como de costumbre mientras Masato blandía

su espada en el área de entrenamiento. El caballero de la primera princesa Lilianna, Hilda,
estaba practicando con Masato esa tarde, enseñándole a perfeccionar su arte de la espada.
Aki los observaba desde la distancia.
Aunque aún le faltaba mucho para alcanzar a Hilda, la soldado de carrera y caballero con
rango de capitán, Masato estaba mejorando cada día. Era capaz de cruzar espadas a un alto
nivel.
Habían pasado más de diez minutos desde que empezaron a combatir. Sus combates no
terminaban con un intercambio decisivo, sino que continuaban sin cesar con los participantes
reajustando sus posiciones. Esto significaba que estaban respirando fuertemente, sin aliento.
"Los descansos también son importantes. Descansemos un momento, Sir Masato". Hilda
se detuvo en sus movimientos, recuperando el aliento. Masato también se detuvo.
"Sí, instructora Hilda", respondió Masato alegremente, respirando entrecortadamente. Bajó

su espada de entrenamiento de madera y se secó el sudor con un suspiro.
"Tus esfuerzos también están dando sus frutos hoy".
Lilianna, que acababa de llegar a la arena hacía un momento, se acercó a los dos. La
razón por la que Hilda había pedido el descanso era porque la había visto.
"Aquí tiene, señor Masato. Tome un trago también". La asistente de Lilianna, Frill, le
ofreció a Masato una toalla y una bebida.
"Oh, gracias, Frill... ¡Uf, esto da en el clavo!" Masato se lo agradeció calurosamente y

bebió. Durante ese tiempo, Aki también se acercó, en silencio.
"Señor Masato, ha llegado una carta del Reino de Galarc". Lilianna le entregó a Masato
una carta.
"Espera, ¿¡de verdad!? Debe ser de Satsuki". Masato abrió la carta con alegría. El
remitente era Satsuki, pero Rio y Miharu también escribían mensajes cuando estaban en
Galarc. Masato echó los ojos por encima de la carta, emocionado, mientras Aki la miraba con
curiosidad.
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La carta informaba de la situación reciente de Satsuki y Rio. Rio había partido en otro viaje
con los demás, así que esta vez la carta la escribió Satsuki sola. Escribía cómo se habían
divertido viviendo juntos en la mansión que Rio había recibido en los terrenos del castillo de
Galarc, sobre la bañera que había allí y sobre la fiesta de pijamas que habían tenido.
También había un mensaje que Rio y Miharu querían transmitirles. Por último, se preguntaba
cómo estarían Masato y Aki.
"Huh, así que Celia también fue a ese pueblo... Me pregunto si a Arslan le irá bien",
murmuró Masato para sí mismo con cariño mientras leía la carta. Una vez que llegó al final,
notó la mirada de Aki y le ofreció la carta.
"Toma, léela tú también. Tienes curiosidad, ¿verdad?".
"¿Seguro...?" preguntó Aki con dudas. Supuso que el contenido iba dirigido sólo a Masato.
Después de lo que ella y Takahisa hicieron en el banquete, Miharu y Satsuki sólo mantenían
contacto con Masato.
"Estoy diciendo que está bien, así que está bien. Ellos también están preocupados por ti,
¿sabes?"
Continúa, instó Masato con un gesto de la carta.
"Pero..." Aki levantó el brazo de forma vacilante, pero enseguida volvió a bajarlo.
"¿Qué pasa? ¿No te importan Miharu y Satsuki? También hay cosas escritas sobre
Haruto", animó Masato.
"Pero después de lo que hice..."
Probablemente, Aki estaba recordando lo que les había hecho a Miharu y Rio en Galarc,
mientras la culpa plagaba su expresión. No tenía derecho a leer esa carta, pensó.
"Realmente has reflexionado después de todo..."
"..." Aki agachó la cabeza en silencio. Desde que llegó a Centostella, no había pasado un
día sin que recordara lo ocurrido en Galarc. Y cada vez que lo hacía, se llenaba de tristeza.
Esos sentimientos se intensificaban cada día.
Pero ¿era eso realmente una forma de reflexión? Aki no tenía confianza para decirlo. Por
eso no podía estar de acuerdo ni en desacuerdo con la opinión de Masato.
"Yo no le enseñaría esta carta a nuestro hermano, pero creo que puedo enseñártela a ti.
Así que léela".
"¿Por qué...?" Preguntó Aki con miedo.
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"A diferencia de Takahisa, tú sí has reflexionado y te arrepientes de lo que hiciste,
¿verdad?".
"..." Masato seguía diciendo palabras como "reflexión" y "arrepentimiento", pero Aki no
podía estar de acuerdo con ellas. Permaneció en silencio: era fácil llamarlo reflexión y
arrepentimiento, pero ¿y qué? Eran palabras que sólo se decían cuando se buscaba el
perdón. Palabras que se utilizaban cuando se buscaba el perdón, a pesar de que era ella la
que se equivocaba.
¿No era eso demasiado conveniente? Ella había hecho algo tan terrible... ¿No sería
demasiado conveniente buscar el perdón después de eso? Esa era la pregunta que llenaba
la cabeza de Aki.
Dicho esto, ya no estaba tan segura. Definitivamente sentía pena por Miharu. Se sentía
conflictiva por Haruto, pero también se sentía culpable por ello. Podía aceptar que había
hecho algo malo.
Pero cuando pensó en Takahisa, también se llenó de una emoción de impotencia que no
podía expresar con palabras...
Aki ya no tenía ni idea. Su mente estaba en un estado de confusión. Quería que Miharu
apareciera convenientemente y la salvara. Y eso, a su vez, estimuló aún más su conciencia
culpable... No podía decir que estaba reflexionando o lamentando las cosas.
Entonces, Lilianna miró a Aki.
Dama Aki ha reflexionado sobre cosas y se ha arrepentido de ellas, lo que le está

causando mucho dolor en este momento. En cambio, el señor Takahisa es...
Pensó en Takahisa, que no estaba presente en este momento.
Lo hecho, hecho está, y seguirá siendo un hecho, no hay forma de borrarlo. Por eso Aki
seguía sufriendo por ello.
Takahisa sufría un dolor similar, pero se había encerrado en su habitación y se negaba a

relacionarse con nadie. Cuando Lilianna comparó a los dos, no pudo verle sufrir de la misma
manera que a Aki.
Se necesita tiempo para mirarse a sí mismo como es debido. Eso es lo que creía, pero...
¿Era realmente lo correcto? No se sabía si Takahisa reflexionaba sobre lo que había

hecho en Galarc y se arrepentía. Lilianna estaba empezando a perder la confianza.
"Bueno, como sea... Te dejaré esta carta, Aki. Puedes decidir cuándo leerla por ti misma.
Toma".
A Masato se le acabó la paciencia con la silenciosa Aki y le puso la carta en la mano.

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"Pero..." Aki, por reflejo, trató de echarlo para atrás.
"Deja de pensar tanto. Puedes leerla cuando quieras. ¿Qué tal si escribes lo que sientes
en una carta para Miharu? Esa es otra razón por la que me gustaría que leyeras la carta, en
realidad. También te daré las otras cartas". Masato empujó la carta con firmeza.
"..." Incluso después de escuchar eso, Aki no pudo leer la carta de inmediato. Sin embargo,
ya no trató de devolvérsela a Masato, y en su lugar la abrazó contra su pecho con cariño.
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Capítulo V – El Desarrollo De La Santa
Pasó algún tiempo, y pronto llegó la hora de que Rio y los demás partieran del Reino
Karasuki hacia la región de Strahl una vez más.
Muy lejos, en la región de Strahl, cinco personas caminaban por Amande, la capital
comercial del Reino de Galarc, donde se encuentra la sede del Gremio Ricca. Todos iban
vestidos con ropa de viaje; uno de ellos era Santa Erica, que había visitado el castillo de
Proxia por sí misma el otro día.
"Esto es Amande. Una ciudad bastante bulliciosa, parece".
Erica miró el paisaje urbano, impresionada por lo que veía. Las expresiones de la gente
con la que se cruzaba eran enérgicas y animadas, y los numerosos soldados que patrullaban
significaban que el orden público en la ciudad también era bueno. O bien las calles estaban
bien mantenidas o los residentes eran muy conscientes de las apariencias, ya que no había
basura en las calles ni olores extraños procedentes de los callejones, lo que hacía que la
ciudad pareciera bastante hermosa.
"Los rostros de la gente son brillantes, aunque no tanto como los de nuestra nación. La
rumoreada noble dama que gobierna esta ciudad debe ser bastante buena en su trabajo,
Lady Erica", le dijo el espadachín que acompañaba a Erica. Los demás que los rodeaban
también dieron su aprobación a Amande con agradable sorpresa.
Sin embargo, ninguno de ellos estaba dispuesto a retractarse de su postura de que su

patria recién establecida era mejor. Parte de la razón se debía a su orgullo, pero la mayor
razón era que adoraban a Erica como su santa. Como personas guiadas por Santa Erica, sus
vidas eran naturalmente mejores: esto era algo que creían sin ninguna duda.
Los cuatro que acompañaban a Erica eran seguidores voluntarios, que estaban aquí para
protegerla como guardia de élite. Entre ellos se encontraban aquellos que habían nacido
como nobles, gente que había servido al reino original que Erica destruyó, convertidos
religiosamente tras ser guiados por los numerosos milagros y enseñanzas de Erica.
"Tampoco dudo que nuestro pueblo viva mejor. Sin embargo, esto no es sólo obra del
buen gobierno. Hemos viajado por muchas ciudades, pero ¿ha habido alguna tan
desarrollada? Deberíamos referirnos a esta ciudad para el desarrollo de nuestra propia
nación, ¿no crees?". dijo Erica, corrigiendo el error que habían cometido sus seguidores.
"En efecto..."
"Si pudiéramos reproducir esta espléndida ciudad en nuestra propia nación..."
"Deberíamos hablar con la persona que desarrolló esta ciudad".
Los seguidores no lo negaron. Siempre creyeron que las palabras de la Santa eran ciertas,
y todo lo que decían se basaba siempre en esta premisa.
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Erica los ignoró.
El nivel de esta ciudad está muy por encima de la media de una ciudad Strahl. Es
imposible que se haya desarrollado tanto sin la guía de alguien. Lo único que pensé que
valía la pena era el Gremio Ricca y el título de su jefe, pero... Liselotte Cretia, ¿eh? Mi interés
se ha despertado.
Se encontró con un interés personal en Liselotte, la gobernadora de Amande y presidenta

del Gremio Ricca. Su boca se torció.
"¡Eh, bonitas aventureras... y la bonita dama de cabello negro de allí!"
El dueño de un puesto llamó al grupo de Erica. Sus ropas de viaje parecían haberle hecho
suponer que eran aventureras.
"¿...Yo?" Erica se señaló a sí misma. La gente de cabello negro era extremadamente rara
en la región de Strahl. Su atención fue captada por la palabra "cabello negro", Erica miró
alrededor de la zona en busca de alguien más que encajara en ese criterio, pero sólo estaba
ella. Pensando que el hombre sólo vendía el producto de su puesto, Erica volvió a apartar la
mirada con desinterés.
"¿Qué tal un poco de la famosa pasta para sopa de Amande?"
"¿Pasta, dices...? El producto que vende es... Hmm". Erica pareció pensar algo tras
escuchar al dueño del puesto pronunciar "pasta" y miró los ingredientes que había detrás del
mostrador. Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio los fideos secos con forma de
varilla e inmediatamente se detuvo a pensar.
"Aquí vendo pasta para sopa. Ha ha, ¡apuesto a que es la primera vez que ves pasta!"
"No es el caso, pero... Pasta, hmm. Si no te importa, ¿podrías mostrarme la forma de

decirlo más claramente?"
La atención de Erica seguía centrada en el sonido de la palabra "pasta". Fijó su mirada en

los labios del hombre para confirmar la palabra que estaba diciendo.
"¿Seguro? ¿Pasta?" Bajo su atenta mirada el dueño del puesto repitió el nombre del
producto con confusión.
"Y para confirmarlo, ¿es así como se dice pasta...?".
Erica mantuvo a la vista los fideos secos del puesto mientras miraba la boca del hombre y
confirmaba el hecho una vez más.
"S-Sí. ¿Cuál es el problema? Eres bonita, pero eres rara, señorita". La confusión del
hombre no hizo más que aumentar con las repetidas preguntas y la mirada fija de Erica en su
boca.
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"Perdone mi descortesía... Sólo tenía un poco de curiosidad. ¿Podría pedir una orden de
pasta de sopa? Es casi la hora del almuerzo, así que podemos comer aquí. Por favor, haga
una ración para todos". Erica sonrió cálidamente para aliviar la cautela del hombre.
"S-Seguro. ¡Ahora mismo!" El hombre asintió, ligeramente sorprendido.
"¿Puedo ver cómo lo haces también?"
"Sí, adelante".
"Muchas gracias". Erica pasó por delante del mostrador del puesto y se quedó mirando
todos los utensilios de cocina al lado del dueño del puesto. Luego fijó su mirada en los fideos
secos una vez más.
"Por cierto, antes has llamado a esto la 'famosa pasta' de Amande. ¿Quién la inventó?", le
preguntó a la dueña.
"¿Eh? Oh, este ingrediente lo inventó la gobernadora de Amande y presidenta del Gremio
Ricca, Dama Liselotte Cretia. Comenzó a venderse en Amande hace varios años, y ahora es
un alimento básico tan común como el pan en esta ciudad. Los reinos vecinos también han
empezado a utilizar más este ingrediente", respondió con orgullo la dueña del puesto.
"Ya veo. Sólo hace unos años, eh..."
"¿Qué pasa? Pareces extrañamente satisfecha". Los ojos del dueño del puesto se
abrieron ligeramente, mirando la cara de Erica.
"Nada. Me alegro de haber hecho el viaje a esta ciudad. Gracias a eso, estoy a punto de
ser bendecida por un encuentro muy bueno", dijo Erica, con las comisuras de la boca
levantándose en una sonrisa.
◇◇◇
Aproximadamente una hora después, dentro de una oficina en el edificio del gobernador
de Amande...
"Dime, Aria... ¿No hay una cantidad extrañamente grande de papeleo hoy?" Liselotte
acababa de terminar su almuerzo y se había sentado en su despacho para trabajar, cuando
su expresión se crispó ante la montaña de papeles que había sobre su mesa.
"Son documentos para el inicio de la producción en masa de los productos de jabón que
diseñó el señor Amakawa. Estamos interrumpiendo la producción de los actuales productos
de jabón del Gremio y ampliando las operaciones, por lo que los documentos se acumulan",
respondió Aria con suavidad, habiendo hojeado el papeleo de antemano. Estaban
desechando la antigua línea de producción y empezando de nuevo desde cero, así que
había que comprobar todo, desde la continuidad de los antiguos trabajadores hasta los
cálculos de costes de las nuevas contrataciones.
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"Ah, ya veo. No sé si alegrarme o entristecerme..." Liselotte se río con una sonrisa forzada.
Como estaba indecisa ante la pila de papeles, le costaba empezar.
"Ríndete y empieza ya con tu trabajo".
"Lo sé..." Ante el suspiro de Aria, Liselotte hizo un mohín de lo más simpático.
Normalmente actuaba con madurez, por lo que no era un gesto que mostrara ante los demás,
pero cuando estaba frente a Aria mostraba expresiones de niña propias de su edad.
"Vamos a limpiar esto". Dicho esto, Liselotte finalmente alcanzó la montaña de papeles.
Fue en ese momento cuando alguien llamó a la puerta.
"Adelante". Liselotte miró la puerta y dio permiso para que entrara quien fuera. Era la
nueva asistente en formación, Chloe.
"Ha llegado una visitante sin cita previa, diciendo que quiere visitar al jefe del Gremio
Ricca. Está en la puerta del distrito noble ahora mismo, y... nunca había oído hablar de ella,
pero dice que es Santa Erica".
A lo largo de la historia hubo bastantes grandes figuras a las que se les llamó santas, pero
cuando se trataba de las que estaban vivas en la época moderna, ese número se reducía
considerablemente. Si una persona desconocida se autoproclamaba santa, estaba casi
garantizado que era mentira.
Cloe había recibido la orden de Liselotte de denunciar siempre a los visitantes que
llegaran, pero las palabras "Hay una Dama sospechosa que se hace llamar santa. ¿Qué vas
a hacer?" estaban escritas en su cara con tinta invisible. Mientras tanto...
"Santa Erica... ¿No es eso...?"
"Es el nombre de la persona que incitó al pueblo de una pequeña nación vasalla del
Imperio Proxia a la revolución no hace mucho tiempo, creo".
Liselotte y Aria reconocieron el nombre.
"¿Podría ser la misma persona? Si es así, ¿quiere tener al Reino de Galarc de su lado
después de enemistarse con el Imperio de Proxia? Pero entonces, ¿por qué vendría a
Amande en vez de a la capital?". Liselotte ladeó la cabeza, considerando las posibilidades.
"Podría ser otra persona que ha confundido el Gremio Ricca con una organización
benéfica", dijo Aria. De hecho, esa era la posibilidad más probable.
"Hmm, pero ¿no te da un poco de curiosidad?" dijo Liselotte, volviendo a colocar el papel
que tenía en la mano encima de la pila de su escritorio.
"Aunque te escapes de la realidad, el trabajo no va a ninguna parte..."
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"Esto también es trabajo. Sí, trabajo. Recogida de información. ¡La información es la línea
de vida de los comerciantes y los nobles! ¡Mejor ver esto por mí mismo que escuchar
rumores!" dijo Liselotte, como para convencerse a sí misma, y luego se levantó.
"Trátala como a cualquier visitante primerizo y muéstrale la finca, Cloe", le indicó.
"Entendido. Chloe se inclinó una vez y salió de la habitación.
"Como siempre, estarás presente conmigo. Tómalo como un almuerzo prolongado".
"Como quieras". Aria asintió resignada con una sonrisa en la cara.
◇◇◇
Y así, aproximadamente media hora después...
Con Aria como guardia, Liselotte entró en la sala de reuniones del edificio del gobernador
de Amande. Sentada en el sofá de la sala estaba Erica.
Cuando Liselotte entró en la sala y la vio por primera vez, se congeló un momento para
tragar saliva.
Es japonesa, ¿verdad? Se mire como se mire...
Los rasgos faciales de Erica eran claramente los de una persona japonesa. Llevaba un
vestido que sin duda sería tachado de cosplay en Japón. Era un diseño normal para aquellos
en posiciones sagradas en este mundo, pero tuvo bastante impacto en Liselotte, que tenía
recuerdos de su vida en Japón... Especialmente porque venía de una autoproclamada santa.
Así que esta es la santa que destruyó un reino... ¿El sexto héroe? No ha habido
información sobre ella hasta ahora... Fue una decisión acertada conocerla.
Ya que ella se desviaba para hacer contacto, debía haber algo que quería discutir con
Liselotte. Tal vez podría obtener alguna información útil de ella también. Era porque estas
cosas podían suceder que ella no ignoraba a los visitantes sin cita previa. Esa era la forma
de hacer las cosas de Liselotte.
"¿Ocurre algo? Me has mirado a la cara y pareces sorprendida... Eres Liselotte, ¿verdad?"
Erica se levantó en silencio cuando Liselotte entró y se inclinó de forma educada.

Contempló la cara de Liselotte con una risita y le preguntó qué le pasaba.
"No, no es nada... Usted debe ser Santa Erica. Como has dicho, soy la presidenta del
Gremio Ricca, Liselotte Cretia. También soy la gobernadora de esta ciudad".
"Encantada de conocerte. Soy Erica. Me preocupaba que mi título de santa sonara

demasiado sospechoso para que me conocieras, así que estoy encantada de poder
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conocerte", dijo Erica, bromeando sobre cómo pensaba que su propio título también era
sospechoso.
"La verdad es que ya había oído tu nombre, así que quería conocerte yo también. Por
favor, toma asiento", dijo Liselotte, sentándose frente a Erica.
"¿Por qué? ¿Has oído hablar de mí?" Erica tenía una falsa sonrisa de placer en su rostro
mientras se sentaba.
"Escuché un rumor en el viento no hace mucho. Se produjo una revuelta en un pequeño

reino, dando lugar a una nueva nación en desarrollo. La persona que lideraba al pueblo en
ese momento se llamaba Santa Erica, creo".
Eres tú, ¿verdad? Liselotte miró fijamente a Erica como dando a entender eso.
"Vaya, ¿es así? Me sorprende que la información viaje tan rápido en un mundo como éste.
Sí, soy Erica".
"Ya veo..."
Confesó la verdad con tanta facilidad, que Liselotte se desequilibró por un momento. El
reino que cayó era una nación menor sin importancia situada en la remota frontera, por lo
que no había llamado mucho la atención. Pero no esperaba que Erica reconociera que había
llevado a una nación a la ruina tan fácilmente. Admitirlo podría hacer que la consideraran un
riesgo para la seguridad.
"¿Estabas en guardia porque pensabas que era yo quien llevaba un reino a la

destrucción?" preguntó Erica en broma, habiendo visto a través de Liselotte.
Liselotte respondió tras una breve pausa. "Si juzgara las cosas centrándome sólo en lo
negativo de los resultados, así sería. Sin embargo, hay razones detrás de todo lo que sucede.
No podré hacer una evaluación adecuada sin tener en cuenta tanto el proceso como los
resultados."
"Vaya, qué vista tan maravillosa tienes". Erica soltó una risita elegante.
"En absoluto... Entonces, ¿por qué querías conocerme hoy?"
"Veo que te interesas por mí. Eso me hace muy feliz. Y lo mismo me ocurre a mí. Me
interesé por el Gremio Ricca que tanta fama ganó en nuestra nación, y por ti personalmente.
He venido aquí porque quería conocerte".
"¿Así que has venido a verme por curiosidad?" Liselotte preguntó indirectamente si sólo
estaba aquí para conocerla, y no por ningún otro objetivo.
"Conocerte no es mi único objetivo, por supuesto. Quería explorarte".
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"¿Explorarme?" Liselotte parecía confundida ante la inesperada respuesta.
"Sí. Me encantaría que te trasladaras a nuestra nación y prestaras tu fuerza para

desarrollarla. Al igual que hiciste con Amande aquí", dijo Erica, iniciando un tema
completamente errático.
Liselotte era la hija del conde Cretia, el principal noble del Reino de Galarc, y también era
la presidenta del Gremio Ricca. Pedirle que se trasladara a una remota nación desconocida
sería normalmente impensable. De hecho, era tan absurdo que su invitación parecía una
broma... Pero Erica no parecía estar bromeando.
"Soy un noble del Reino de Galarc. No puedo hacer tal cosa", dijo Liselotte con una mirada
seria.
"Oh, vaya. ¿Qué tengo que hacer para que aceptes, entonces?" Erica no parecía ser
consciente de lo ridícula que era su petición; sus preguntas estaban formuladas bajo el
supuesto de que Liselotte podría ser convencida.
Es difícil saber lo sería que es... A simple vista, ella tiene una sonrisa bien educada, pero...
Se sentía como si estuviera hablando con alguien que llevaba una máscara. Ser invitada a
algo tan tremendo inmediatamente después de conocerse dejó a Liselotte sintiéndose
recelosa hacia Erica.
"Una cosa sería visitar temporalmente reinos con los que tenemos relaciones amistosas,
pero ¿pensabas que un noble sería capaz de aceptar una invitación de una nación
desconocida tan fácilmente? Pedirme que emigre equivale a pedirme que abandone mi país.
En el peor de los casos, sería visto como una incitación a la lucha con mi patria", dijo
Liselotte, enfatizando su fuerte desaprobación de la situación. La invitación de Erica le estaba
pidiendo que traicionara a su patria.
Fue en ese momento cuando Erica acabó por fruncir el ceño. "Así que el obstáculo es tu
país, estás diciendo. Eres una noble del Reino de Galarc, así que no puedes mudarte a otro".
"Aunque no fuera noble, no se me ocurre ninguna razón para mudarme a tu nación. Amo
este país y estoy orgulloso de la ciudad que gobierno".
"Ya veo. Sin embargo, la realeza y la nobleza gobiernan sobre el pueblo como clase
privilegiada. ¿No crees que esto podría crear una cadena de desgracias?"
"¿De qué hablas ahora de repente...?" La pregunta de Erica era demasiado arriesgada
como para tomársela como humor negro, así que Liselotte la interrogó con una expresión
escrutadora.
"Digo que la realeza y la nobleza sólo obstaculizan el desarrollo del mundo".
"Yo también soy parte de la realeza y la nobleza..."

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Liselotte frunció el ceño al ver que le decían esas cosas a la cara. Estaba a punto de
sentirse harta de esta conversación.
"Sin embargo, cuando te mudes a nuestra nación, descartarás tu rango de nobleza. Ya

que en nuestro país no hay realeza ni nobleza", dijo Erica, como si la conclusión estuviera ya
fijada. Liselotte tenía mucha experiencia hablando con gente que tenía su propia conclusión
decidida sin intención de escuchar, pero Erica los superaba a todos con creces.
"Y yo digo que no tengo intención de emigrar..."
La conversación no estaba encajando bien, lo que hizo que Liselotte añadiera más
emoción tras su tono al negar a Erica.
Un sonido metálico sonó en la habitación; la fuente estaba inmediatamente detrás de

Liselotte, viniendo de Aria. Se le había caído el bolígrafo.
"Disculpe". Aria se inclinó sólo con esas palabras, pero por algo era la jefa de los
asistentes. Ella había hecho un sonido inesperado a propósito, consiguiendo que su maestro
restableciera sus pensamientos. Al sentir eso, Liselotte dejó escapar un pequeño suspiro y
agradeció a Aria en su corazón.
Gracias, Aria.
"Decías que la realeza y la nobleza sólo perjudican el desarrollo del mundo, ¿verdad?"
Intentó corregir la trayectoria del tema. La conversación estaba dispersa por todas partes,
así que se centró en un aspecto de la misma.
"La clase privilegiada desangró a la gente de mi pequeña nación durante muchos, muchos
años. ¿Sabes la razón?" volvió a preguntar Erica.
"No fueron bendecidos con buenos gobernantes, supongo..."
No se equivocaba. Pero Liselotte frunció el ceño de todos modos, creyendo que no había
una respuesta perfecta.
Mientras tanto...
"Parece que tienes un entendimiento. Si tuviera que reformularlo más a fondo, sería
porque una monarquía basada en el estatus es un sistema social extremadamente
imperfecto."
Erica sonrió satisfecha, profundizando en la respuesta de Liselotte con sus palabras.
"Debes afrontar el hecho de que aceptar el marco de una clase privilegiada crea un
sistema en el que se llenan más los bolsillos. Mientras se dé rienda suelta a la clase dirigente,
los ciudadanos deben confiar la estabilidad de sus vidas a la buena voluntad de los
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gobernantes. Como resultado, se crea un mundo en el que el pueblo es continuamente
explotado. Este es un problema común en muchos de los reinos de este mundo. ¿No estás
de acuerdo?"
Planteó una pregunta a Liselotte que ponía a prueba su lealtad como nobleza. Si Liselotte
respondía que no era un problema, sus palabras se percibirían como que la clase de la
realeza y la nobleza no estaba dispuesta a perder sus privilegios y tener igualdad con la
clase común.
Si ella hubiera hecho la misma pregunta a Nidoll Proxia, él podría haber respondido que
no tenía ningún problema.
"Incluso si eso fuera cierto, no es algo que pueda arreglar", dijo Liselotte.
"¿No es porque te niegas a deshacerte de tus privilegios como noble? Deseas utilizar al
pueblo como trampolín para obtener dulces beneficios. ¿Me equivoco?"
"No voy a negar que me he criado en un entorno bendecido. Pero eso no significa que
vaya a pisar a los ciudadanos para explotarlos. Gobierno Amande pensando en la gente, con
el objetivo de crear igualdad en la medida de lo posible."
"En efecto, Amande es una ciudad encantadora. La gente rebosa de vida. Pero eso es
sólo porque tú gobiernas esta ciudad. ¿Qué pasaría si en el futuro otra persona se hiciera
cargo del gobierno de esta ciudad, provocando el deterioro de la vida de la gente? ¿No crees
que deberíamos crear un sistema para evitar algo así?" Erica formuló una pregunta tras otra,
todas ellas hechas para parecer justas. Cualquier miembro de la realeza o de la nobleza con
valores virtuosos tendría problemas para responderlas.
"Aunque lo hiciera, sería difícil. Como he dicho, no es algo que pueda arreglar". Liselotte
respondió con una mirada de dolorosa resistencia.
Erica inclinó la cabeza con curiosidad. "¿Por qué crees que es difícil? Es fácil. Sólo hay
que dar el derecho de decisión de la ciudad al pueblo en forma de consejo. ¿Dices que no se
puede hacer eso?".
"No es tan sencillo en absoluto. Si quisieras hacerlo, tendrías que desarrollar primero la
educación del pueblo. Cuando las personas que participan en la toma de decisiones políticas
no son fiables, el grupo se autodestruye. O bien, los que saben se aprovecharán de esa
insensatez para doblegar la política a su conveniencia. Eso sólo dará lugar a una nueva
clase privilegiada. Hay problemas para imponer la democracia al pueblo desde arriba, así
que, aunque se desarrolle la educación, esos obstáculos nunca se eliminarán del todo".
Liselotte enumeró los problemas con el asunto que Erica llamó simple, dando una refutación
lógica.
"Realmente eres inteligente. Entiendes que las personas son en realidad bestias en el
fondo. Y que eso nunca cambiará por mucho que avance la sociedad. Lo entiendes
perfectamente. Qué maravilla. Sí, por eso yo..." Los ojos de Erica se abrieron débilmente.
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Algo pareció apuñalarla en el corazón, ya que la máscara sonriente que llevaba hasta ahora
se desprendió, mostrando una expresión de dolor debajo. Apretó los dientes como si
guardara un fuerte rencor hacia algo. Esa fue la primera expresión humana que Liselotte vio
en ella.
"¿Qué estás diciendo...?" Liselotte miró a Erica interrogativamente.
"Perdóname. La idea de que alguien tan inteligente como tú no esté en nuestra nación me
entusiasmó". Erica volvió a pegar su máscara sonriente en su rostro. La máscara de una
santa...
"Creo que entiendo cómo dirigiste a tu pueblo y creaste una nación basándome en nuestra
conversación de hace un momento", resumió Liselotte con un suspiro.
"¿Oh? No es impresionante. ¿Estarías dispuesta a compartirlo conmigo?" preguntó Erica

con los ojos abiertos.
"Es porque piensas en la gente, ¿no?". respondió Liselotte.
"Heh. Heh heh heh. Ha ha ha". Erica se río a carcajadas.
"¿Qué es tan gracioso?"
"Oh, nada. Simplemente deseo crear un mundo donde los débiles no existan. Para
empezar, he creado una nación democrática para el pueblo, por el pueblo... Para decirlo de
otra manera, es mi gran plan de venganza".
"Venganza, dices..."
"Sí. Por eso, crear un mundo donde los débiles no existan es simplemente un medio. Mi
objetivo es la venganza".
"No estoy seguro de entender lo que dices..." Justo cuando pensó que podrían tener una
conversación inteligente, sucedió esto. Liselotte tenía una mirada cansada.
"Nuestra charla ha sido muy significativa. Por eso me gustaría invitarte una vez más.
Liselotte Cretia, por favor, deshazte de tu estatus y ven a mi nación... para crear un país
donde todos sean iguales".
"Me niego... Estoy segura de que un país donde todos son iguales sería maravilloso. Pero
crear un lugar así es imposible. Usted critica el gobierno de la realeza y la nobleza, diciendo
que el pueblo debería ser el que gobierne el país, pero hay una montaña de problemas que
hay que resolver para que eso funcione. Creo que el sistema actual es mejor en comparación.
Si las cosas tienen que cambiar, ese cambio se producirá lentamente. En mi opinión, incitar a
la gente a una revolución repentina no es el movimiento correcto".
Eso sólo llevaría a la destrucción. Liselotte dio su opinión sobre el tema con fluidez.
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"¿Me rechazas pase lo que pase?"
"Sí. De hecho, no lo entiendo. ¿Por qué te fijas tanto en mí como individuo...?" dijo
Liselotte, mostrando un atisbo de su confusión.
"Para ser honesta, originalmente tenía el ojo puesto en la influencia del Gremio Ricca. Sin
embargo, cuando escuché los nombres de los productos, empecé a interesarme por la
persona que estaba detrás de ellos. Al principio creía que un asesor era el que inventaba los
productos, pero después de hablar contigo, lo he descubierto. Eres tú, ¿verdad? La que crea
productos utilizando palabras de la Tierra", dijo Erica, mirando fijamente a Liselotte.
Liselotte ladeó la cabeza con curiosidad. "¿Qué quieres decir...?"
"No hace falta que te hagas la ignorante. No, veamos. No te hagas la tonta conmigo. Me
llamo Sakuraba Erika, pero tú... ¿Te llamas quizás Rikka? Pareces una chica joven en la
adolescencia, pero ¿cuántos años tienes por dentro? ¿Entiendes lo que digo?". Erica
abandonó de repente su tono cortés y santurrón de hablar y empezó a hablar con
familiaridad, como una joven normal de su edad.
"Realmente cambias de tema tan repentinamente. Ahora también has cambiado el tono.
¿Es esa tu verdadera forma de hablar?" Preguntó Liselotte sorprendida, con los ojos muy
abiertos.
"Prefiero que respondas primero a mi pregunta. A partir de ahora, no soy Santa Erica
hablando, sino Sakuraba Erika. Sólo si no te importa que tu sirvienta escuche, claro". Erica
miró a Aria, que estaba de pie detrás de Liselotte.
"Entiendo... En ese caso, yo soy la que está detrás de los productos del Gremio Ricca.
Está bien si Aria se queda aquí".
Después de la primera vez, cuando Rio le trajo a Miharu, le explicó su vida anterior a Aria
a solas.
"Hmm. Entonces, ¿cuál es tu nombre y edad? ¿Eres la señora Rikka? ¿O señorita Rikka?"
"Ya he contestado a una pregunta, así que por favor contesta a la siguiente". Si Erica iba a
decir lo que quisiera, Liselotte no tenía motivos para contenerse más.
"Así que la regla es que respondamos una pregunta cada uno. Bien. ¿Qué querías
preguntar? Ah, mi forma de hablar, ¿no? Este es mi verdadero yo-no, este era mi verdadero
yo", dijo Erica, respondiendo a la pregunta anterior de Liselotte.
"¿Era?"
"Ahora me toca a mí. ¿Cómo te llamabas en tu vida pasada?"
"Minamoto Rikka. ¿Qué quieres decir con "era" tu verdadero yo?"

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"Sakuraba Erika está como muerta... Ahora mismo soy Santa Erica". Una sombra cruzó el
rostro de Erica por un momento, pero inmediatamente la cubrió con una sonrisa.
"¿Tan buena como muerta?"
"Me toca preguntar. ¿Qué edad tenías en tu vida pasada?"
"Dieciséis".
"Vaya, eso es bastante joven. Pensaba que tenías la edad de una estudiante universitaria,
pero puede que seas mayor que yo si sumas tu edad total. Todavía pareces una niña, así
que es bastante difícil de creer".
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"Basta de hablar de mi edad. ¿Qué querías decir con eso de "tan bueno como un muerto"?
Preguntó Liselotte a continuación, no queriendo entrar en charlas ociosas.
"Porque ya no puedo ver a mi querido amante. Lo era todo para mí. No tengo intención de
casarme con nadie más, así que ya no siento ninguna necesidad de ser Sakuraba Erika. Por
eso me convertí en Santa Erica. Sin embargo, hablar contigo me ha traído algunos de esos
buenos recuerdos".
Es como si hubiera regresado sólo para este momento, pensó Erica con un poco de
tristeza.
"¿Qué debo preguntar ahora? Veamos... ¿Dónde vivías en Japón?"
"Bunkyo, Tokio".
"Ah, ha, ha. Verte decir eso con esa cara es gracioso. Sin embargo, viviste en una buena
zona. Por cierto, fui profesor en una universidad de Shinjuku".
"¿Por qué asumiste que me había reencarnado?"
"Estás hablando con alguien que fue convocada a otro mundo. Me imaginé que no sería
descabellado que también hubiera gente reencarnada. También leí algunas novelas ligeras
sobre el tema cuando estuve en Japón. Entonces, ¿cómo moriste, Rikka?"
"...Fue un accidente de autobús", contestó Liselotte con una mirada un poco infeliz. Erica
seguía haciéndole preguntas que no tenían importancia.
"Vaya, qué cliché".
"Ahora me toca a mí. ¿Por qué preguntas cosas tan triviales? Esperaba que preguntaras
algo más significativo".
"Ninguna razón en particular... Es que no quería hacer las preguntas de Santa Erica como
Sakuraba Erika. Dije que me daba nostalgia hablar contigo, ¿no?" La sonrisa de Erica se
volvió tensa por un momento, como si hubiera recordado alguna dura realidad.
"Ya veo..."
Liselotte seguía sin estar convencida. Su personalidad era tan diferente a la de cuando era
una santa, que parecía que estaba hablando con otra persona.
"Pero tienes razón. Nada de eso importa. Que la siguiente pregunta sea la última".
"De acuerdo." Todavía había muchas cosas que Liselotte quería preguntar, pero no podía
obligarla a responder.
"Entonces yo iré primero".

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"Claro..." Liselotte se preparó para cualquier pregunta que viniera, pero...
"Rikka-no, Liselotte. ¿Tienes a alguien que amas?"
"¿...Perdón?" La pregunta fue tan inesperada que no estaba segura de haberla escuchado
bien.
"¿Estás enamorada de alguien?"
"¿Es algo que necesitas saber?"
"Sí. Es el cotilleo habitual de las chicas, ¿no?"
"...no lo hago."
"Eso es mentira. Hiciste una pausa. Ahora, eso no servirá... Tienes que responder
honestamente. Si no, tampoco responderé con sinceridad a tu siguiente pregunta", dijo Erica
con dureza.
"Sinceramente, no estoy segura. Estoy demasiado ocupada con el trabajo", respondió

Liselotte con cierta timidez, con los ojos bajos.
"Esa reacción me dice que hay alguien que te interesa".
"Hay alguien que me vino a la mente cuando me lo preguntaste por primera vez, pero... no
me imagino que seamos amantes".
"Ya veo... Pero si hay alguien, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir. Este es un
consejo de una situación pasada de arrepentimiento".
"De acuerdo..."
"Ahora es tu turno, Liselotte."
"Bien". Liselotte asintió, la pregunta que quería hacer ya estaba preparada. "Entonces...
¿eres un héroe? Sólo sé de cinco héroes, ya que no ha habido información sobre el sexto..."
se preguntó Liselotte.
"Hmm... ¿Vas a preguntar eso?" Erica parecía reacia por alguna razón.
"¿Hay algo malo en ello? He respondido a tu pregunta con sinceridad, así que tú también
deberías responder a la mía". Liselotte ya sospechaba que Erica era una heroína, pero
quería que Erica lo confirmara para que se estableciera como un hecho.
"No sé si debería hacerlo. Podría molestarse".
"Pero no lo sabré hasta que escuche la respuesta".

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"Eso es cierto... Entonces responderé. Soy una heroína".
Liselotte tarareó ante la respuesta satisfactoria. "Ya veo, así que realmente lo eres... Pero
¿qué tiene de inquietante eso...?"
"Ah, qué perturbador, en efecto. Todavía tengo que mantener en secreto el hecho de que
soy una heroína, ya ves". Erica empezó a hablar de repente con su tono de santa.
"¿...Eh?" El repentino cambio dejó a Liselotte desconcertada.
"¡Oh!" Inmediatamente después, Erica trató de agarrar a Liselotte. Antes de que se diera
cuenta, Erica estaba justo delante de ella, dejando a Liselotte en estado de shock.
"¿Qué crees que estás haciendo?" Aria se puso delante de Erica, agarrando su brazo.
Entonces procedió a lanzar hábilmente el cuerpo de Erica contra la ventana; con un fuerte
golpe, la santa voló a través del cristal y cayó al suelo.
"Qué..." Liselotte se quedó sin palabras ante la visión.
"Voy a detenerla. Los otros guardias asistentes deberían llegar pronto. Quédese aquí,
Dama Liselotte".
Con eso, Aria sacó la espada encantada que tenía a su lado y saltó por la ventana tras
Erica.
"Ah, qué preocupante. Qué preocupante". Mientras tanto, Erica se sacudía el polvo de su
vestido sin un solo rasguño.
Esa santa es una heroína. Al igual que Dama Satsuki, sus Armas Divinas fortalecieron su
cuerpo y la hicieron más dura. Matar a un héroe sólo creará un escándalo... Esto es un
problema... Aria suspiró molesta.
"No eres una asistente normal, ¿verdad?" Erica invocó sus Armas Divinas -un báculo de
obispo- en su mano derecha mientras interrogaba a Aria.
"Por supuesto que no. Ninguno de los asistentes de Dama Liselotte es un asistente
normal".
"Heh. Heh heh heh. Eso es encantador".
Tan pronto como dijo eso, Erica cargó contra Aria. La poderosa mejora de sus Armas
Divinas hizo que su velocidad superara con creces los límites de un humano normal.
Sin embargo, el cuerpo físico de Aria también fue mejorado a través de su espada
encantada. Fue capaz de reaccionar a la velocidad de Erica sin problemas y reducir la
distancia entre la santa y ella.
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"Oh..." Los ojos de Erica se abrieron ligeramente con sorpresa. Ya sea para evitar una
colisión o para aumentar la distancia entre ellas, se movió inmediatamente hacia la derecha
de forma dramática.
Pero Aria no tardó en volver a acortar esa distancia, blandiendo su espada en cuanto
estuvo a su alcance. No podía permitirse matar a la heroína, así que utilizó el lado romo de
su espada para golpear. Erica levantó su bastón en el último momento para bloquear el
ataque.
"¡Qué fuerza tan maravillosa!", murmuró asombrada, lanzando el bastón hacia delante
para hacer volar a Aria hacia atrás.
Qué fuerza tan tremenda...
El cuerpo de Aria retrocedió pesadamente; había perdido fuerza a pesar del poder de su
espada encantada. La velocidad de movimiento de Erica aún era manejable, pero su fuerza
física estaba en otro nivel.
"Parece que sus refuerzos están en camino. Debería dejar de perder el tiempo y limpiar
esto rápidamente", dijo Erica, cambiando para pasar a la ofensiva.
Utilizando el alcance de su bastón, infligió sus golpes a Aria desde fuera del alcance de la
espada.
El sexto héroe parece tener una disposición bastante violenta.
Aria a veces veía los ataques y los evadía, y a veces giraba su espada para desviar el
báculo, tratando de cerrar la brecha con Erica. Sin embargo, antes de que Aria pudiera
acercarse, Erica clavó su bastón en el suelo con todas sus fuerzas. Inmediatamente después,
el suelo se levantó y formó un muro de tierra, bloqueando el camino de Aria.
"..."
En lugar de seguir persiguiéndola, Aria retrocedió. Consideró la posibilidad de que Erica

fuera tras Liselotte y se aseguró de tener la mansión a su espalda.
Poco después, el muro de tierra creado por Erica saltó por los aires. La propia Erica había
blandido su bastón y lo había derribado, molesta. Se enfrentó a Aria una vez más.
"Realmente eres fuerte... No he conocido a nadie tan fuerte antes. Sí que es un mundo
grande..." Erica escupió sus palabras con gran admiración.
"Tu fuerza rápida es magnífica, pero no parece que hayas tenido entrenamiento de
combate antes".
"Sí, tendrías razón".
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"Ahora que tengo una idea de tu fuerza, voy a terminar esto ahora".
"Hee hee hee. Quién sabe realmente sobre eso..." Erica desestimó la provocación de Aria
con una risa de satisfacción, y luego corrió hacia ella, blandiendo su bastón una vez más. El
suelo se raspó de izquierda a derecha, enviando una onda expansiva de polvo hacia Aria.
Sin embargo, Aria vio al instante el alcance de la onda de choque y retrocedió hasta un
punto en el que la onda de choque se debilitó. Pero en el momento en que la onda expansiva
se debilitó, se acercó rápidamente a Erica.
"¡Uh!"
La reacción de Erica fue retrasada por su propia nube de polvo durante un breve momento.
Rápidamente trató de alejar a Aria con otra onda de choque, levantando su bastón, pero...
Demasiado lento.
Aria golpeó con su espada el bastón de Erica antes de que éste pudiera bajar, haciéndolo
caer hacia arriba. Luego se deslizó hasta Erica y le asestó un fuerte golpe en el pecho con la
palma de la mano.
"Guh..."
Era una de las técnicas de artes marciales que había aprendido de Rio en el castillo de
Galarc el otro día. El cuerpo de Erica salió volando por los aires, haciéndola rodar a diez
metros de distancia.
Definitivamente debería haber tenido un impacto. Incluso con un cuerpo mejorado, habría
recibido una cantidad considerable de daño. En realidad, Erica se agitaba a cuatro patas,
todavía consciente pero aparentemente incapaz de levantarse.
Se acabó. El problema es cómo contenerla... Tal vez debería dar un golpe más para
dejarla inconsciente.
Aunque era difícil, no había forma de evitarlo. En el momento en que Aria tomó una
decisión, se acercó a Erica y le dirigió una patada desde abajo al estómago.
"¡Gah...!"
El cuerpo de Erica se levantó de golpe y, varios segundos después, la gravedad la hizo

caer hacia atrás. Esta vez, Erica pareció perder el conocimiento, desplomándose boca abajo
sin ningún movimiento.
"¡Aria!"
En ese momento, Natalie y Cosette salieron corriendo de la mansión. En sus manos había
un juego de esposas mágicas.
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Menos mal que son tan capaces. Si la retienen con esas esposas puestas, debería
calmarse un poco.
Aria se acercó a la Erica boca abajo. Apoyó su peso en la espalda de Erica, presionándola
contra el suelo.
"La sujetaré mientras ustedes dos ponen las esposas... ¿¡Qué!?
Erica había arrojado a Aria de su espalda con un fuerte empujón. El impulso envió a Aria
volando diez metros o más.
No puede ser. ¿¡No recibió ningún daño!?
Ver a Erica de pie y llena de vida debajo de ella dejó a Aria sin palabras. Erica miró
despreocupadamente hacia arriba, se encontró con los ojos de Aria y esbozó una inquietante
sonrisa, para luego correr a toda velocidad lejos de ella, hacia la mansión.
"¡Cosette! ¡Natalie! Detén a esa mujer". Aria seguía cayendo por el aire y dio una rápida
orden a sus compañeros.
"¿¡Qué!?"
Antes de que Cosette y Natalie pudieran acercarse a Erica, ésta había lanzado su báculo
de obispo hacia el suelo. La onda expansiva que se creó no fue como la de antes; fue casi
como si hubiera estallado una enorme explosión, que retumbó como un trueno y envió una
nube de polvo a todas partes. Aria no pudo ver el suelo mientras seguía cayendo.
Dama Liselotte...
Apartó la mirada de la nube de polvo y la dirigió hacia la mansión. Pudo ver a Liselotte
observando todo desde la ventana del segundo piso, y a Erica corriendo hacia la mansión.
Erica miraba a su alrededor como si estuviera buscando a Liselotte.
No... Date prisa. Date prisa y cae más rápido.
El lapso de apenas unos segundos le pareció a Aria una eternidad. Cuando finalmente
llegó al suelo, empezó a correr hacia la mansión con todas sus fuerzas.
No podía ver nada más allá de un metro delante de ella, pero no había tiempo para
preocuparse por eso. Rezando para que los guardias le dieran suficiente tiempo, Aria corrió
por el polvo a toda velocidad. Finalmente, su visión se aclaró.
"¡Aria, no! Quédate atrás".
Se oyó la voz familiar de Liselotte. Al mismo tiempo, vio a Erica esperándola a pocos
metros de distancia con su bastón listo para bajar.
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"Ahí estás".
Erica vio a Liselotte asomarse a la ventana del segundo piso para gritar y sonrió. Al mismo
tiempo, terminó de balancear su bastón hacia abajo.
"Guh..."
Y la visión de Aria se vio oscurecida por la onda expansiva y la suciedad.
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Capítulo VI – El Ataque De La Santa
Habían pasado dos semanas desde que Liselotte tuvo su conversación con Santa Erica.
Después de visitar el pueblo de los espíritus y el reino de Karasuki, Rio había regresado a
la región de Strahl una vez más. Sin embargo, los únicos que le acompañaban eran el grupo
que partió originalmente con él, es decir, Miharu, Celia, Aishia, Latifa, Sara, Orphia y Alma.
Gouki, Kayoko, Komomo y los demás no estaban presentes. Su familia contaba con más de
diez personas, que eran demasiadas para que Ariel pudiera llevarlas.
Fue entonces cuando se planteó la idea de teletransportarse a la región de Strahl. Era un

viaje de dos semanas en avión, por lo que transportar a todos era posible si se dividían en
dos grupos, pero los ancianos se ofrecieron a organizar la producción de un cristal de
teletransporte.
Así, el grupo de Gouki se quedó temporalmente en la aldea de los espíritus. Rio y los
demás irían primero al Reino de Galarc, establecerían un punto de teletransporte y luego
informarían a François de la presencia de Gouki antes de llevarlos allí desde la aldea de los
espíritus.
Y así, tras llegar al Reino Galarc, Rio realizó los trámites habituales para entrar en el
castillo y se dirigió a su mansión.
"Iré a informar de nuestro regreso. Todos los demás, por favor, quédense aquí".
Rio tomó sólo a Miharu y Celia y salió de la mansión hacia el castillo principal. Por
supuesto, su informe fue para Satsuki, Charlotte y el Rey Francois directamente.
François estaba ocupado con los asuntos del gobierno, por lo que no siempre era posible
reunirse con él de inmediato, pero Satsuki y Charlotte probablemente estaban disponibles.
Había pedido que le avisaran con antelación mientras completaba el procedimiento de
entrada al castillo, así que incluso podrían estar esperándole en la entrada del castillo. Rio se
acercó al frente del castillo con tales pensamientos, cuando...
"¡Haruto! ¡Miharu! ¡Celia! ¡Vengan rápido!"
Era Satsuki, pero algo iba mal. Les estaba haciendo un gesto de inquietud.
Rio y los demás se acercaron corriendo. "¿Qué pasa...?"
"Sólo ven. Es terrible... Hay una heroína, que también es una santa, en el castillo ahora
mismo, teniendo una audiencia con el rey. ¡Deprisa!"
Satsuki empezó a correr, tirando de ellos.
"¿Un héroe, que también es una santa? Entiendo que quiera una audiencia con el rey,
pero..."
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¿Cuál es el problema con eso? Satsuki estaba aterrada; su explicación no tenía sentido.
Hasta que...
"¡Ha secuestrado a Liselotte!"
Ante esas palabras, la expresión de Rio se endureció al instante.
◇◇◇
Mientras tanto, en una sala de reuniones reservada para la realeza de alto rango en el
castillo...
"Esta discusión no lleva a ninguna parte".
"Estaba pensando lo mismo".
Santa Erica y el rey François de Galarc se encontraban en estos momentos enfrascados

en una conversación. Estaban sentados uno frente al otro en sillas a ambos lados de la
puerta, suspirando fuertemente el uno al otro.
"Sólo queremos que devuelvas a Liselotte sin agravar las cosas. ¿Es tan desagradable
para ti?" sugirió François.
"¿Por qué tengo que aceptarlo cuando soy la víctima? La subordinada de Liselotte Cretia
me puso las manos encima primero, ¿de acuerdo?" dijo Erica, rechazando la sugerencia con
brusquedad. Aria estaba de pie en un rincón de la habitación, mirándola con furia. Los padres
de Liselotte, Cedric y Julianne, también estaban presentes. Erica se encontró con los ojos de
Aria y sonrió.
"Sin embargo, el asistente de Liselotte ha dado una versión diferente. Según el testimonio
de Aria, tú intentaste dañar a Liselotte primero".
"¿Dudas de las palabras de una heroína?" preguntó Erica con arrogancia.
"Creeré el testimonio que coincida con el relato de la propia Liselotte, ya que tiene mi
confianza. Por eso te pido que la devuelvas".
"¿No es eso lo mismo que dudar de mis palabras? Si la devuelvo, podrás inventar todas
las excusas que quieras".
"Aunque eso fuera cierto, ya he dicho que no deseo agravar las cosas... En ese caso, trae
a Liselotte aquí y haz que declare ella misma".
"¿Quieres que lleve a mi rehén a territorio enemigo? Eso es lo mismo que decir que la
devuelva, ¿no?"
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"No, eso no es lo que estoy diciendo. Puedes traerla aquí. Sólo quiero confirmar que está
a salvo".
"Si la trajera aquí, te inventarías razones para esconderla. ¿Intentas obligarme a rendirme?
Me gustaría ver al tonto que aceptaría esa oferta".
"..." Francois suspiró con fuerza.
En ese momento se abrió la puerta de la sala de reuniones y apareció Satsuki con Rio,
Miharu y Celia.
"Oh, tu heroína también ha regresado", Erica miró a Satsuki y dijo, "junto con... una chica
japonesa bastante guapa, por lo que veo. Soy Santa Erica, líder de la Santa República
Democrática de Erica. Es un placer conocerte. ¿Eres amiga de Satsuki?" Erica vio a Miharu y
empezó a hablarle amistosamente. Sin embargo...
"Puedes ignorarla, Miharu", le susurró Satsuki a Miharu con voz irritada. Su voz debía ser
demasiado baja para que Erica la oyera.
"Vaya, así que te llamas Miharu. ¿Se escribe como 'hermosa primavera', supongo? ¿O se
escribe como 'tres manantiales'? Entre tú y yo, mi apellido en Japón se escribía con el
carácter de 'flor de cerezo'. Creo que podríamos ser buenas amigas".
"¿Qué? No puede ser, cómo pudo escuchar eso..."
"Me di cuenta por el movimiento de tus labios. Se me dan bien esas cosas", reveló Erica a
Satsuki, que se sorprendió de que la escucharan susurrar el nombre de Miharu.
"Puede parecer amigable a simple vista, pero esta persona secuestró a Liselotte. También
se niega a devolverla".
"¿Secuestro? No difundas falsos rumores. Fui asaltada, así que simplemente la tomé en
custodia como rehén. Después de todo, sólo soy una pequeña nación que se enfrenta a un
gran reino", añadió Erica, sonando ofendida.
"¿Ha habido algún progreso, Char?"
Satsuki acercó a Rio, Miharu y Celia a Charlotte, que sacudió la cabeza con tristeza.
"Lamentablemente no".
"¿Qué tal si ya expones tus demandas, heroína Santa Erica? Este bucle de negarse a
devolvérnosla no lleva a ninguna parte", dijo François, habiendo llegado al final de su
paciencia.
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True Flames Project
"Oh, ¿cómo podría olvidarlo? Tengo cinco directivas que transmitirte. Primero, la abolición
de la monarquía. Segundo, la abolición del sistema nobiliario. Tercero, transferir el país al
pueblo. Cuarto, transferir a Liselotte Cretia a la Santa República Democrática de Erica.
Quinto, transferir la fortuna y el derecho de gestión del Gremio Ricca a la Santa República
Democrática de Erica".
Eso es todo. Erica terminó con una expresión solemne.
"¿Estás hablando en serio ahora? ¿Cómo podría aceptar alguna de esas condiciones?"
Plantear tales exigencias a otro reino era tanto como declararles la guerra. Incluso
François frunció el ceño severamente ante eso.
"No espero que las aceptes. Sin embargo, haré que se cumplan. Por eso no son
exigencias, sino hechos predeterminados. Fue difícil plantearlas mientras intentabas negociar,
pero en realidad he venido hoy a informarte de esto. Si no cumples las condiciones que te he
presentado, yo misma las haré realidad", declaró Erica con brillantez.
Heroína o no, como gobernante del reino, François no podía mantener su silencio ante
semejante falta de respeto. "¿Dices que usarás la fuerza para abolir el sistema monárquico y
nobiliario de mi reino? ¿Debo tomarlo como una declaración de guerra de la Santa República
Democrática de Erica?", preguntó con una mirada afilada.
"Ahora que las cosas han llegado a esto, supongo que sí. ¿Quieres que haga un acto de
hostilidad más claro?"
"¿Qué...?"
"Hee hee. Como dije antes, soy de una nación pequeña. Tú eres un reino importante. Tal
vez sería mejor tomar un rehén más", dijo Erica.
Se volvió para mirar a Charlotte, que estaba de pie con los demás junto a la pared. Al
momento siguiente, se puso en pie y corrió hacia delante, materializando sus Armas Divinas
mientras se acercaba a Charlotte.
"..."
Antes de que Erica pudiera inmovilizar a Charlotte por detrás, Rio había cogido su báculo
de obispo y se puso delante de ella.
"¿...Hm?"
Erica empujó su báculo hacia adelante, con la intención de enviar a Rio volando junto con
Charlotte detrás de él. Sin embargo, Rio había potenciado su cuerpo y se mantenía firme
frente a la fuerza física de ella. Ambos estaban poniendo una gran cantidad de fuerza en ella,
ya que sus manos estaban temblando.
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Qué increíble esencia mágica... Está mejorando mucho su cuerpo físico.
Rio miró a Erica y la analizó en silencio. Detrás de él, Charlotte había aprovechado para
aferrarse a su espalda, pero se retiró rápidamente para no estorbarle. Mientras tanto...
"Tienes una gran musculatura. ¿Eres un caballero? Qué maravilla", rió Erica, sonriendo
con gracia.
"¿Qué debo hacer, Su Majestad?" Rio preguntó a François, que seguía sentado.
"Tiene a Liselotte como rehén... Si no agrava más las cosas, que se vaya tranquilamente
por hoy".
"Entendido", Rio asintió. "Entonces..."
"Oh mi..."
Con su bastón aún sostenido en su mano dominante, Erica perdió repentinamente el

equilibrio y cayó hacia adelante. Rio inmovilizó el mango con ambas manos, impidiendo que
se moviera libremente. Rio había esperado el momento en que Erica pusiera más fuerza en
su empuje y al instante utilizó ese impulso para tirar del bastón hacia él.
"Has utilizado la fuerza que yo mismo puse..." Erica ladeó la cabeza con curiosidad,
dándose cuenta de que Rio había desplazado su centro de gravedad para utilizar
espléndidamente su fuerza contra ella.
"Como se espera de un reino importante. Ya sea esa chica asistente o este chico de aquí,
tienes toda una selección de soldados. Qué maravilla". Erica miró de nuevo la cara de Rio, y
luego continuó con una mirada alrededor de la habitación. Aria estaba de pie ante François,
con su espada encantada lista para protegerlo.
"Te han dado la opción de irte sin causar más problemas", le dijo Rio a la santa, todavía
sujetando su bastón. Le preguntó si tenía intención de causar más problemas.
"Desafiarte a un duelo me parece un esfuerzo terrible. Aunque no tengo intención de

causar problemas..."
Erica vertió esencia mágica en su báculo de obispo mientras hablaba. La esencia mágica
fluyó a través del báculo presionado contra el suelo, extendiéndose por toda su superficie.
"Guh..." Rio inmediatamente comenzó a preparar esencia mágica dentro de su cuerpo

también. Al mismo tiempo, Celia y Miharu, que podían ver visiblemente la esencia mágica,
también se dieron cuenta de la poderosa magia que se cargaba en el bastón y se mostraron
sorprendidos.
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True Flames Project
"¿Qué tal esto, entonces?" Erica liberó la esencia mágica que había cargado en su báculo
e intentó activar algún tipo de fenómeno. El bastón brilló con una luz divina, y el suelo
empezó a brillar también. Fue en ese momento cuando los demás se dieron cuenta de que
Erica había vertido esencia mágica en su bastón, pero...
"..."
No ocurrió nada. Estaba claro que Erica había intentado hacer algo, por lo que François y
los demás tenían miradas de duda en sus rostros. Pero lo mismo ocurría con Erica.
"Qué extraño... Puse suficiente esencia mágica en el báculo para destruir esta habitación,
pero..."
"Qué..."
Con sus intenciones reveladas, toda la sala se quedó sin palabras.
Erica miró a Rio y lanzó una acusación. "¿Qué has hecho? ¿Interferiste con mi Arma
Divina? ¿Cómo lo has hecho?"
En realidad, eso fue exactamente lo que ocurrió. Rio había utilizado artes espirituales para
anular el fenómeno que Erica había intentado manifestar.
"..."
François y los demás miraban con confusión y conmoción, conteniendo la respiración. No

podían entender lo que estaba ocurriendo, pero se daban cuenta de que se estaba
produciendo una batalla de alto nivel entre Rio y la santa que tenían delante.
"Si estás ignorando las palabras de Su Majestad para agravar la situación, ¿debo asumir
que no vas a volver tranquilamente?"
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Rio devolvió la agresión de Erica con una mirada aguda. Sus palabras eran educadas,
pero su tono era escalofriantemente duro.
"Heh. Heh heh heh. En ese caso, estoy segura de que entiendes que la seguridad de
Liselotte Cretia no estará garantizada. Si no vuelvo en una fecha determinada, mi gente la
condenará", amenazó Erica con una sonrisa intrépida.
"...Entonces lo mejor será que regreses en silencio. Si sigues actuando con violencia y
arriesgando la seguridad de todos, no tendré más remedio que apresarte".
No es lo que deseo, pero ¿es lo que tú deseas? insinuó Rio con la mirada.
"...Bien. Mi papel ahora mismo es otorgar una revelación a la gente de esta nación.
Siempre puedo eliminar a la gente de aquí después de que el pueblo haya dado a conocer su
furia. No, ese es el orden correcto. Parece que casi meto la pata en mi apuro. Ahora que he
cumplido mi objetivo original, me despediré de aquí".
La maza en la mano de Erica desapareció. Ella procedió a levantar las manos y mostrar
que no tenía deseos de luchar, y luego comenzó a caminar hacia la puerta. Rio trató de
seguirla para asegurarse de que no intentaba nada extraño, pero Erica se dio la vuelta y le
detuvo.
"Si me sigues, puede que acabe por hacer un lío en este castillo. Seguro que no lo has
olvidado, pero Liselotte Cretia está en mis manos ahora mismo".
Como resultado, Rio no tuvo más remedio que detenerse. Las miradas furiosas de todos
los demás se centraron en la espalda de Erica, enfurecidos por no poder perseguirla.
Finalmente, Erica salió de la habitación, y en cuanto la puerta se cerró, Rio habló.
"Su Majestad, por favor, deme permiso para perseguirla", dijo a François.
"¿Qué...?"
François tenía los ojos muy abiertos.
"Si permitimos que esa santa escape de aquí, Liselotte podría no volver nunca con
nosotros. Yo localizaré su ubicación y la recuperaré". No había ninguna duda en sus ojos. La
salvaría. Su determinación era clara.
"Hmm... Pero no puedes ser detectado mientras la persigues para encontrar la ubicación
de Liselotte. ¿Puedes hacerlo?"
En el momento en que fuera descubierto, lo más probable es que Liselotte no volviera

nunca más. François canturreaba pensando mientras miraba a Rio, pero parecía creer que
sería posible si fuera él.
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"Puedo acecharla manteniendo una distancia de un kilómetro. Si me alejo demasiado, la
perderé de vista, pero tengo un medio para no perderla de vista dentro de esa distancia. Por
eso hay un poco de margen de tiempo, pero por favor, toma una decisión pronto", respondió
Rio.
Aishia, es una emergencia. Quédate en tu forma espiritual y sigue a la mujer de pelo negro
que está a punto de salir del castillo.
Al mismo tiempo, llamó a Aishia telepáticamente sin esperar el permiso de François.
Entendido, fue su respuesta inmediata.
Gracias.
Lo único que faltaba era salir tras ella. Rio miró directamente a François y esperó su
respuesta.
"Hay una cosa que me gustaría pedirle a Dama Satsuki".
"¿Qué es?"
"Si la santa adopta una postura agresiva, ¿estarías dispuesta a hacer una declaración
oficial como heroína de que nuestro reino no tuvo la culpa?". preguntó François, buscando su
ayuda.
La región de Strahl consideraba a los héroes como seres sagrados, por lo que, si las
cosas tomaran un giro serio con un héroe, necesitarían otro héroe de su lado. Como alguien
encargado del bienestar de un reino, esto era algo que debía confirmar primero.
"Por supuesto. Ni siquiera necesitas preguntar. No hay forma de que perdone a alguien
así". Satsuki debió decidirse por el santo, ya que su respuesta fue instantánea.
"Muy bien... Entonces el rescate de Liselotte se dejará en manos de Haruto. ¿Te parece
bien, Cedric?"
François asintió profundamente, dando permiso a Rio para rescatar a Liselotte. Luego se
dirigió al padre de Liselotte, Cedric, para que lo confirmara.
"Por favor, ocúpate de esto, Haruto". Cedric cerró los ojos con inquietud, pero finalmente
inclinó la cabeza.
"Haré todo lo posible".
"Contamos contigo", dijo François, confiando todo a Rio.
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"Así que, por favor, explica todo a las demás personas por mí". Rio asintió profundamente
en respuesta a François, y luego se volvió hacia Miharu, Celia, Satsuki y Charlotte a su lado
para confiar en ellas para el resto.
"Sí... Tened cuidado".
"Asegúrate de volver sano y salvo".
"Por favor, cuida de Liselotte, Haruto".
Celia, Miharu y Satsuki miraron a Rio con preocupación.
"Esperaré su regreso, Sir Haruto". Charlotte se levantó el dobladillo del vestido y vio a Rio
con decisión.
"Déjamela a mí. Definitivamente la traeré de vuelta". Rio sonrió para tranquilizar a los
cuatro, y luego comenzó a salir de la habitación para ir en busca de la santa.
"Espera".
"¿Qué pasa?"
Justo antes de salir de la habitación, François le pidió que se detuviera. Rio se detuvo ante
la puerta.
"Básicamente nos han dado una clara declaración de guerra. Dama Satsuki también ha
dado su sello de aprobación. Ya no importa si nuestro oponente es un héroe o una santa. Si
te persiguen después del rescate, puedes usar tu propio criterio para actuar. Usa toda tu
fuerza si lo necesitas".
Haz que se arrepientan de haber escogido una pelea con nosotros -Francois dio permiso
para que Rio cruzara las espadas con la santa como si dijera exactamente eso. El hecho de
que viniera del propio rey también tenía enormes implicaciones.
"Entendido". Rio hizo una profunda inclinación de cabeza y salió de la habitación.
"Si me permite hacer una petición indigna de mi posición". La voz de una mujer resonó en
la sala de reuniones.
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Epílogo: Acompañante
Tras salir de la sala de reuniones, Rio caminó tranquilamente hacia la entrada del castillo
para no alcanzar a Erica. Por el camino, confirmó con los caballeros que ella había pasado.
Haruto, una mujer de cabello negro se acerca a la puerta. Continuaré siguiéndola después
de que se vaya.
Entonces, Aishia hizo contacto.
Aparentemente, ella realmente iba a dejar el castillo tranquilamente.
Gracias. Avísame si pasa algo. La seguiré dentro del alcance de nuestra conexión
telepática.
Entendido.
Rio se dirigió a la salida del castillo mientras se comunicaba con ella. Santa Erica debería
estar atravesando la puerta del castillo a doscientos metros delante de él ahora mismo.
"¡Por favor, espere!"
Justo en ese momento, una voz llamó desde detrás de Rio, y su dueña corrió hacia él.
Debía de tener prisa, ya que respiraba con algo de dificultad.
"¿Aria...?"
Los ojos de Rio se abrieron de par en par. Se sorprendió por el hecho de que ella lo
persiguiera, pero lo más sorprendente fue su ropa. En lugar de su habitual uniforme de
ayudante, iba vestida con lo que parecía ropa de aventurera. ¿Por qué?
"Te lo ruego", comenzó Aria con una expresión seria.
"¿Para qué...?"
Rio tenía la corazonada de cuál sería su petición. Y mientras pensaba si esa petición era
correcta o no...
"Por favor, permíteme acompañarte en la misión de rescatar a la Dama Liselotte".
Aria inclinó la cabeza ante Rio, suplicante.
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Palabras Del Autor
Hola a todos, soy Yuri Kitayama. Gracias por haber cogido Seirei Gensouki: Spirit
Chronicles, volumen 17, Saint's Gospel.
Por fin hemos llegado al volumen 17. Normalmente, las ventas de los primeros volúmenes
tienden a descender cuando una serie llega tan lejos, pero la primera oleada de Spirit
Chronicles sigue aumentando. ¡Es todo gracias a ustedes!
Gracias a vuestro apoyo, el tercer CD de drama "Script with a Side of Heroine Ranking" ha
sido incluido en la edición especial del volumen 17. ¡Para aquellos que lo compraron, por
favor disfruten de la interacción cómica entre Rio y las heroínas!
A continuación, y esto ya ha sido anunciado en otro lugar, ¡pero dos nuevas piezas de
merchandising de Seirei Gensouki: Spirit Chronicles saldrán a la venta! Se trata de una funda
de almohada corporal de la profesora Celia y del perfume de la profesora Celia.
Aparte de la almohada corporal, parece que es muy raro que se produzca un perfume.
Nunca pensé que participaría en la elaboración de un perfume en mi vida, así que fue una
experiencia valiosa. La funda de la almohada corporal de la Profesora Celia es tan adorable
que sólo quiero abrazarla con fuerza (hay una versión con su ropa normal desordenada y
otra en traje de baño), y el perfume también tiene un gran aroma. Si te interesa, ¡considera la
posibilidad de comprarlos!
Ya se han publicado los detalles de la almohada corporal y el perfume, que puedes

encontrar en los sitios oficiales de HJ Bunko y Melon Books, así como en mi cuenta de
Twitter (para cuando se publique este volumen, los pedidos anticipados deberían estar
abiertos).
Por último, me gustaría decir algo sobre la historia principal. Rio, Aria y Aishia se unen en
el volumen 18. La historia pasa por fin a la siguiente fase.
En los próximos volúmenes podré hablar de más detalles sobre la sorprendente capacidad
de recuperación de los santos y otras cosas, ¡así que esperadlo junto a la historia! (¡Estoy
tan contento de que hayan salido de Yagumo en el volumen 7...!)
Seirei Gensouki: Spirit Chronicles, volumen 18, Beast of the Land ¡estará a la venta este
invierno!
¡Volvamos a encontrarnos en el volumen 18!
Yuri Kitayama
Julio 2020
Página 162
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Seirei Gensouki: Spirit Chronicles

Volumen 17 Saint´s Gospel [Light Novel]

Autor: Yuri Kitayama

Traducción al español: Jaden

Página de Facebook: Re: TFP

Por eso decidí... por eso hice un voto.

Ese día, me di cuenta de que la bondad era sólo un ideal.

Fue el momento en que lo perdí todo sin ninguna razón.

Me traicionaron y me arrebataron todo.

Eso era algo de lo que era capaz.

Tenía el derecho de hacerlo.

Tenía el poder vejatorio para hacerlo posible.

Por eso lo destruiré todo.

No hay valor en un mundo como éste.

La suerte ya está echada nada menos que por mi propia mano.

Por eso ya no podía volver atrás.

De todos modos, no tenía intención de volver atrás.

No puedo perdonar a este mundo. A estos humanos.

Y más que nada, no podía perdonarme a mí mismo.

Es por eso que desesperadamente...

Cargué hacia la ruina.

Por no ser capaz de salvar a alguien...

"¿Nosotros?" Rio y Celia intercambiaron una mirada antes de responder juntas.

"¿Qué tipo de trabajo es...?"

"Ya veo..." Rio murmuró pensativo.

Anteriormente había enseñado a Masato, que era completamente nuevo en el combate,

"Aunque no me negaría a un combate de sparring ligero... ¿sabes aproximadamente

"Estoy pensando en limitarlo a un máximo de veinte personas al principio. Imagino que

"Ya veo. En ese caso..."

"Entiendo... Lo intentaré", dijo Rio, aceptando la petición.

"Estás de buen humor, Char".

Satsuki había estado sentada en silencio mientras hablaban, pero se unió a la

"Estaré libre ya mañana a esa hora".

"¡Sí! ¡Me encantaría ir a ver!" Latifa levantó la mano con energía.

"Si Haruto da clases, me gustaría asistir como alumna".

"Yo también estoy interesada".

Sara levantó la mano tímidamente, seguida de cerca por Alma.

"Déjalo en nuestras manos", añadió Alma.

"Sí". Aishia asintió sin dudar.

Así, Celia decidió dar también sus clases especiales.

La Segunda Princesa del Reino de Galarc iba a la cabeza, guiándolos. La acompañaban

"Buenos días, señor Haruto. Hemos llegado como prometimos".

"He estado esperando".

"Vamos a ir directamente al grano. Si los preparativos están completos, por favor,

"Entiendo. Por favor, síganme".

"Todos los demás, por favor, vengan por aquí".

Mientras tanto, los participantes ya se habían distanciado lo suficiente del cenador.

Las participantes son Satsuki, cinco caballeros de Galarc, cinco caballeros de la

Ante la presentación de Rio, Sara y Alma inclinaron la cabeza primero.

"Entonces, mi primer oponente será..."

Rio miró a los participantes.

"Entonces, la primera será Dame Sharon. Es un placer conocerla... no es la primera vez,

"De acuerdo", respondió Louise a Rio con una ligera reverencia.

Sin embargo, ella tenía pensamientos sobre Haruto.

Sir Haruto Amakawa. La persona que la princesa Charlotte ama...

Dime, Louise. ¿Cuándo crees que regresará el señor Haruto?

Dime, Louise. Sir Haruto es realmente increíble.

Dime, Louise. Sir Haruto mencionó esto hoy...

"Bien. Augendae Corporis".

"Bien. Por favor, no lo hagas".

No se paró a pensar en el leve cambio de expresión de Louise y se dirigió a Sara en su

"En cualquier momento."

Los dos asintieron.