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SARTRE Y HOMERO : UNA LECTURA DESDE LÉVINAS

Eduardo Fernández Orellana1.

Resumen
En el presente ensayo se ofrecen dos lecturas. La primera, sobre los diarios de guerra de
Sartre y la segunda respecto del poema Iliada de Homero. Ambas lecturas a partir de tres tesis
que se desprenden del prefacio de Totalidad e infinito.

Introducción: La violencia del silencio


En su ensayo “Crítica y deconstrucción o cómo la violencia está en cuestión” Liviana da
a conocer lo que Lévinas dice respecto de la violencia y que es algo quizás “más abismal,
algo que vuelve más problemática la idea de que se podría vigilar, dentro de la violencia,
frente al riesgo de la ‘peor violencia’ ” (Liviana, 2022, p.479).
Lo que constata Liviana es que en el análisis de Derrida se omite lo que Lévinas dice
respecto de la violencia. Según Liviana:

Si nos fijamos en el prefacio a Totalidad e infinito, observamos que tal como lo


dice Derrida en “Violencia y metafísica”, Lévinas afirma que la violencia es
constitutiva de la realidad y que entonces no hay experiencia finita que no
implique la violencia. (Liviana, 2022, p.479)
Así, “el prefacio a Totalidad e infinito parte de esta dimensión absoluta y originaria de la
violencia” (Liviana,2022,p.479). A este respecto:
Dice Lévinas, en una página que habría que citar de manera más extensa pero
que se resume con simpleza: ´la prueba de la fuerza es la prueba de lo real’ (2002,
p.47) es decir, la violencia es la manera en que la realidad se constituye y
acontece. (Liviana, 2022, p.479)
En efecto, nuestra realidad, siguiendo la tesis referida, tal como se constituye es
violenta.
Por otra parte, Liviana constata dos cosas sumamente relevantes. La primera es que
Lévinas:

No está hablando meramente de la violencia sino de la guerra. “La prueba de la


fuerza es la prueba de lo real”, es decir, la violencia es constitutiva de la realidad,
pero el modo de ser de esta violencia constitutiva es la guerra. Esto quiere decir
que para Lévinas la guerra no es entonces un fenómeno derivado de la violencia:
1
Alumno Diplomado en Filosofía Política Moderna y Contemporánea. Universidad Diego Portales.
es su forma. Es la violencia en su despliegue y ordenamiento, en su manera de
coincidir con la dimensión constituida de la realidad. (Liviana, 2022, p.480)
La segunda, es que Lévinas en el prefacio de Totalidad e infinito describe la guerra, la
violencia de la guerra, no como una negación del Otro, sino como una negación del yo:
Si la guerra se manifiesta como la destrucción del Otro y de otros, lo que hace
posible esta destrucción, es la destrucción del “yo” o más precisamente de una
singularidad (un soi) que Lévinas llama aquí, en una formula que él mismo
considerará problemática, “identidad del mismo ” (Liviana, 2022, p.480)
Siguiendo la tesis de Liviana la violencia se presenta como la destrucción del yo. En este
sentido, la violencia consiste en un ordenamiento que trae como consecuencia el silencio. La
anulación de su singularidad. “La violencia que acontece como guerra, es el ordenamiento
de los individuos, ordenamiento que termina por silenciarlos, anularlos en su singularidad,
por hacer de ellos pequeños soldados a la orden.” (Liviana, 2022 p, 481)

A este respecto Liviana concluye:

Si, siguiendo a Lévinas, la violencia es la anulación del yo y no la mera


destrucción del Otro, entonces, como ya sugeríamos, Lévinas también piensa la
violencia como una cierta forma de silencio. La destrucción del ‘yo’ es su
enmudecimiento, su manera de ser silenciado por los sistemas que hablan por él.
(Liviana, 2022, p,481)
En lo que sigue, se ofrecerá una lectura de Sartre y Homero, desde las tesis planteadas por
Liviana Messina.

Diarios de guerra Sartre


En sus cuadernos de guerra, Sartre reflexiona respecto de su situación durante su
movilización en Alsacia entre los años 1939 y 1940. En uno de sus escritos con fecha 27 de
septiembre, Sartre señala:
Lo que acabo de decir mal y demasiado largamente es que la guerra no forma
sólo parte de mis pensamientos, ella constituye también su materia. A través de
lo que percibo, esta mesa o esta pipa, pienso la guerra; el modo en que pienso y
en que percibo esta mesa y esta pipa se me presentan es de guerra. (Sartre, 1939,
p.98)
En otra de sus cartas, Sartre expresa:
En suma, el cambio de mis opiniones es éste: tomaba la guerra por un desorden
inhumano que se abatía sobre el hombre: en la actualidad, entiendo que es una
situación odiable pero ordenada y humana, que constituye uno de los modos de
ser-en-el mundo del hombre (Sartre, 1939, p.109)
Sartre señala que la guerra consiste en una situación que constituye un modo de ser en el
mundo. Similar forma en que Lévinas refiere al expresar “dura realidad (¡esto suena como
un pleonasmo!), dura lección de las cosas, la guerra se presenta como la experiencia pura del
ser puro (…)” (Lévinas, 2002, p.47). En efecto, “la guerra, se ha dicho, no es una
determinación del ser; la guerra como lo dice Sebbah es el ser” (Liviana, 2012, p.160).
El orden señalado por Sartre es constatado por Lévinas al definir la guerra como un “orden
respecto del cual nadie puede tomar distancia” (Lévinas, 2003, p.6) En este sentido, “en la
guerra militar, si el soldado sólo actúa en función de órdenes que recibe, no es ya un ‘si’
mismo, una persona. Está disuelto en el orden al cual ha sido sometido” (Liviana, 2012,
p.156). Así, la guerra se manifiesta como la anulación de las personas (Liviana, 2012,p.156.)
Por otra parte, Sartre entiende por guerra una situación “humana”. Tal como lo expresa
Liviana, “si la ‘guerra se hace al hombre’, la violencia en la guerra es humana (lo que la
vuelve aún más terrible, puesto que abierta al infinito, deviene en infinita)” (Liviana, 2012,
p.162).
En efecto, La guerra tiene su manifestación como un orden plagado de razón y humanidad.
Que como forma de la violencia nos constituye.

La Ilíada o el poema del silencio

El ordenamiento en la guerra es un presupuesto de anulación de la singularidad. Al existir


dicha anulación, los individuos terminan por ser silenciados. El orden está presente en el
poema de La Iliada. Así, se puede constatar mediante las diferentes ordenes expresadas a lo
largo del poema:
Una vez recibido el mensaje por parte del Divino Ensueño el Atrida Agamenón citó a sesión
al consejo de magnáminos ancianos y les expuso su sagaz plan. Después del anuncio el Atrida
Agamenón ordenó:

Ea, veamos cómo logramos que los hijos de los aqueos se armen.
primero yo los probaré con palabras como es debido, y les ordenaré huir con las
naves, de muchas filas de remeros: vosotros procurad por separado retenerlos con
vuestros consejos (Homero, 2014, p.51)

Y las ordenes expedidas por Agamenón constituyen un ordenamiento de los aqueos que,
terminan por ser silenciados. Así, los aqueos son disueltos en el ordenamiento, perdiendo por
ende su singularidad.
El regreso de los aqueos se hubiese producido si no fuese por la intervención de la diosa
Era:

Ay vástago de Zeus, portador de la égida, ¡indómita!


así a casa, a su tierra patria, se disponen ya
a huir los argivos sobre los anchos lomos del mar,
y dejarían como galardón para Príamo y para los troyanos
a la argiva Helena, por cuya causa muchos de los aqueos
han perecido en Troya lejos de la tierra patria.
ve ahora por la hueste de los Aqueos, de broncíneas túnicas,
y con tus amables palabras retén a cada hombre
y no los dejes remolcar al mar las maniobreras naves (Homero,2014, p.54)

Atenea descendiendo de las cumbres del Olimpo presurosa y con presteza llegó a las
veloces naves de los aqueos, encontrando a Ulises, émulo de Zeus en ingenio, deteniéndose
de cerca dijo:

¡Laertíada del linaje de Zeus! ¡Ulises fecundo en Ardiles!


¿Así a casa, a vuestra tierra patria, os disponéis ya
a huir cayendo en las naves, de muchas filas de remeros,
y dejaríais como galardón para Príamo y para los troyanos
a la argiva Helena, por cuya causa muchos de los aqueos
han perecido en Troya lejos de la tierra patria?
mas ve ahora por la hueste de los aqueos, no cejes todavía
y con tus amables palabras retén a cada hombre
y no los dejes remolcar al mar las maniobreras naves (Homero, 2014, p.54)

Así, ambas ordenes dirigidas a los aqueos producen su disolución en el ordenamiento que
se constata en la guerra.
Pero no solamente los argivos son objeto de disolución en el ordenamiento. En el otro
bando, los troyanos también son objeto de ordenamiento:

Así habló, y Héctor sintió una intensa alegría al oírlo.


fue al centro e hizo gestos de retener a los batallones troyanos
con el asta asida por la mitad, y todos se quedaron quietos.
Los aqueos de melenuda cabellera, le disparaban sus arcos
y trataban de acertarle, apuntando con dardos y con piedras.
Mas Agamenón, soberano de hombres, exclamó con recia voz:
<<¡ Deteneos, argivos! ¡No disparéis, jóvenes aqueos,
que hace ademán de declarar algo Héctor de tremolante penacho!>>
así habló, y detuvieron la batalla y quedaron suspensos bruscamente (Homero,
2014, p.80)

Troyanos y dánaos dejan la singularidad al ser anulados en el campo de batalla mediante


las ordenes que se multiplican:

¡Amigos! ¡Sed hombres y apresad a vuestro fornido corazón!


Teneos mutuo respeto en las esforzadas batallas:
De los que se respetan, más se salvan que sufren la muerte;
Y de los que huyen, ni se alza la gloria ni ningún auxilio. (Homero, 2014, p.128)
Por su parte, el príncipe de tremolante penacho recibe órdenes para la protección de troya:

Mas tú, ¡Héctor!, ve a la ciudad y habla enseguida


con la madre tuya y mía: que ella reúna a las matronas
en el templo de la ojizarca Atenea en lo alto de la ciudadela
y que, abriendo con la llave las puertas de la sagrada morada,
el manto que le parezca el más amable y el mayor
en el palacio y con mucho el más preciado para ella
deposite sobre las rodillas de Atenea, de hermosos cabellos,
Y le prometa doce terneras a su templo sacrificar,
Añojas y no sometidas a aguijada, para ver si se apiada
de la ciudad, y de las esposas de los troyanos y sus tiernos hijos,
y, así, aparta de la sacra llio al hijo de Tideo, ese feroz lancero,
esforzado instigador de la huida del que yo afirmo que es el más
violento de los aqueos. (Homero, 2014, pp. 143-144)

Héctor es para los troyanos lo que Agamenón es para los aqueos:


Así habló, y Héctor sintió una intensa alegría al oírlo.
Fue al centro e hizo gestor de retener a los batallones troyanos
Con el asta asida por la mitad, y todos se quedaron quietos.
Y Agamenón mandó sentarse a los aqueos, de buenas grebas (Homero, 2014, pp.
159-160)

Así, aqueos por órdenes del Atrida Agamenón y los troyanos por órdenes del príncipe son
destruidos en su “yo” para ser enmudecidos y ser representados por sistemas que hablan por
ellos.
Bibliografía

Homero (2014). Ilíada Editorial. Gredos.


Liviana, Messina, A. (2022). Critica y deconstrucción, o cómo la violencia está en cuestión.
Lévinas y Derrida frente a (y dentro de) la violencia del silencio. kiterion, belo horizonte. N°
152. pp. 471-490.
Liviana, Messina, A. (2012). La paz como primer lenguaje Paz y política en E. Lévinas. Ideas
y valores. Vol. LXl. N° 150. pp. 145 – 167.
Lévinas, Gurvic, E. (2002). Totalidad e infinito. Salamanca.
Lévinas, Gurvic, E. (2003). Totalité et infini. Le libre de Poche.
Sartre, J.P. (1939). Diarios de guerra.

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