Nº147

ORÍGENES REMOTOS
¿Quiénes eran? ¿De dónde procedían?

INCURSIONES Y ASALTOS
Galicia, Sevilla, Murcia, Baleares...
Del Mar del Norte al Mediterráneo

MUJERES
PROTAGONISTAS
Kristina de Noruega
y Leonor Plantagenet

AL-GHAZAL
La embajada
andalusí

VIKINGOS
EN ESPAÑA
EDITORIAL

Piedra rúnica (Suecia) tallada por los vikingos.

SHUTTERSTOCK

Una historia poco conocida

C
uando pensamos en los vikingos, esos aguerridos “saqueadores” del norte
que a finales del siglo VIII incursionaron en las costas de Gran Bretaña
e Irlanda, pocas veces caemos en la cuenta de que también llegaron a la
península ibérica.
La primera oleada quedó registrada en la Crónica Albeldense y ocurrió en el Reino
de Asturias allá por el año 844. Esta expedición –un contingente bastante numeroso–
descendió desde la costa francesa, donde había causado estragos, hasta Galicia y Asturias,
en donde los vikingos fueron rechazados por los astures tras un duro contraataque en
el que influyó tanto el mal tiempo como el potente ejército con el que el rey Ramiro I les
plantó cara cerca del faro Brigantino (la conocida Torre de Hércules).
Derrotada pero no vencida, la flota vikinga puso rumbo al sur de la Península. En
su viaje saquearon hasta en tres ocasiones Lisboa y arrasaron Cádiz y Coria del Río,
remontaron el Guadalquivir y asaltaron Sevilla.
Toda la crónica de estas incursiones la tienes en este
número de MUY HISTORIA, en el que profundizamos
sobre los motivos de la expansión vikinga, las crónicas
medievales que recogen sus hechos, sus grandes
protagonistas y la huella en la memoria colectiva de estos
“piratas”. Disfruta de la lectura.

Carmen Sabalete
Directora
(csabalete@zinetmedia.es)
IMAGEN DE PORTADA: SHUTTERSTOCK.

4 MUY HISTORIA
 SUMARIO

VIKINGOS EN ESPAÑA

SHUTTERSTOCK / ALBUM
22 30 38
ISTOCK

AGE
REPORTAJES
¿Quiénes eran los vikingos? 22

Península ibérica,
lugar de paso y asalto 30

La expedición de 844

58 y el asedio de Sevilla 38
AGE

859, la segunda gran incursión 48

48 Dragones del mar: los viajeros que

llegaron hasta Rusia y América 58
ISTOCK

Historia ilustrada:
así era un ‘drakkar’ 68

78
SHUTTERSTOCK

Al-Ghazal, un embajador andalusí

en la corte de un rey vikingo 70

Kristina, una noruega en Sevilla 78

Testimonios escritos 86

La herencia cultural de un pueblo

guerrero 94

70
ALBUM

SECCIONES 86
AGE

Las listas de MH 6 Historias del cine 20

Entrevista: James Holland 10 DOSSIER: Romero de Torres 104
Momentos estelares 13 Historia alternativa 116

94
SHUTTERSTOCK

Historias de la filosofía 14 Historia en el arte 118

Episodios 16 Panorama 120

MUY HISTORIA 5
LAS LISTAS DE MH

Diez prendas de vestir

vinculadas a la historia
Para el cuello, para las piernas, para el torso, para los pies, para cubrir el cuerpo entero; de abrigo,
de entretiempo, para la lluvia, para el baño o atemporales, todas estas piezas de indumentaria
tienen en común el haberse desarrollado y/o haber sido bautizadas en relación a un hecho, periodo
o personaje histórico o de las artes.
POR NACHO OTERO

Pantalón
Siglo XVII

El uso de calzones largos más o menos semejantes a los actuales pantalones

es antiquísimo: troyanos, frigios, galos y, en general, todos los bárbaros los
llevaron –no así griegos ni romanos, que los consideraban vulgares y preferían
túnicas y togas largas–. Pero su nombre y su aspecto modernos nacen de la
comedia del arte italiana del siglo XVII y, concretamente, del personaje llamado
Pantaleone o Pantaleón (en la ilustración), arquetipo satírico del entonces
nuevo burgués presumido. Con él, el pantalón se hizo largo hasta el tobillo, y
de él tomó su denominación.

2
1
Corbata
Hacia 1660

Aunque hoy vive un cierto declive,

este complemento indumentario ha
sido un icono indiscutible de la moda
masculina –y no solo– desde finales
del s. XIX, cuando sustituyó al pañuelo
dieciochesco (que podemos ver en
este retrato de Haydn). Pero su
origen y el de su nombre es muy
anterior. Al parecer, tras la llegada de
los temidos mercenarios croatas –a
sueldo de la Casa de Habsburgo– a
París en la segunda mitad del siglo
XVII, en el marco de las guerras de
religión de la época, algo llamó la
atención de los caballeros franceses:
la hrvatska, un pedazo de tela blanca
anudado en forma de rosa que estos
soldados llevaban en torno al cuello.
Los parisinos la adoptaron y la
llamaron croatte (y, de ahí, cravatte
o corbata)... y el resto es historia.
ASC

ASC

6 MUY HISTORIA
 Cárdigan
1856

Un cárdigan es una chaqueta de punto abierta por delante y

que se cierra con botones. Parece difícil de creer que tan
confortable y hogareña prenda se popularizara en el campo
de batalla y que el “culpable” fuera el adusto caballero de la
fotografía –James Thomas Brudenell, más conocido como
Lord Cardigan–, pero así fue. El susodicho comandaba la
famosa Brigada Ligera durante la Guerra de Crimea (1853-1856)
y, por lo visto, solía usar la prenda por encima del uniforme.
Acabada la contienda, pasó a la vida civil y adoptó su nombre.

4
3
ASC

Vestido estilo Imperio

1800

También llamado “silueta Imperio”, “vestido camisa” y,

en Inglaterra, “vestido Regencia” (por coincidir con la
regencia del futuro rey Jorge IV), este icónico corte, que
se ceñía debajo del busto y de allí caía en una falda larga,
recta y tubular hasta los pies, fue popularizado nada
menos que por la emperatriz Josefina –de ahí su nombre–,
esposa de Napoleón Bonaparte (arriba, retratada por
François Pascal Simon, barón de Gérard). Eso sí, en
honor al rigor histórico, hay que decir que el vestido se
creó en 1800 y por tanto antes de la instauración del
Imperio (1804-1815), durante la etapa del Consulado.

5 GETTY
ASC

Leotardo
1859

No se sabe si él mismo lo diseñó, pero sin duda fue Jules Léotard,

famoso acróbata francés del siglo XIX (a la izquierda), quien lo puso
de moda, en principio entre gimnastas y trapecistas –y más tarde
en el mundo de la danza–, ya que este traje ceñido de una pieza
que cubre torso y piernas (las mangas son opcionales) les permitía
gran libertad de movimientos en las actividades acrobáticas. Así,
Léotard –que también inventó la pirueta entre dos trapecios– dio su
nombre a la prenda y a las mallas que la acompañan, los leotardos,
muy populares hasta que, ya en el siglo XXI, llegaron los leggings.

MUY HISTORIA 7
 6

Trench coat
1901

Puede escribirse también

junto (trenchcoat) y significa,
literalmente, abrigo de trin-
chera, lo que se explica por
su origen: fue un encargo
del Ejército británico para
sus oficiales. Hay disputa
sobre su autoría, pero parece
demostrado que Thomas
Burberry, inventor del tejido
de gabardina, entregó el
primer diseño en 1901.
Primo hermano de la trenca,
el trench coat se distingue
de esta por ser impermeable,
cualidad que llevó a su uso
masivo en las trincheras de
la Primera Guerra Mundial
(en la foto, el general
Douglas Haigh en 1919).
GETTY

Chaqueta Príncipe
7 de Gales
1920

En este caso, primero fue el tejido –un tipo de tweed

en dos colores que combina cuadrados grandes con
un diseño milrayas y cuadrados pequeños en “pata de
gallo”– el que recibió el principesco apelativo, debido
a su frecuente uso por parte de quien entonces osten-
taba el título: el futuro –y efímero– rey Eduardo VIII del
Reino Unido (en la imagen), mucho más conocido
como el duque de Windsor tras su famosa abdicación.
Pero en la década de 1920 aún era nada más (y nada
menos) que el joven príncipe de Gales, una mundana
y jovial celebrity que causaba furor entre las princesas
casaderas de la realeza europea por su atractivo físico
y sus dotes de bon vivant, aficionado a las fiestas, el
buen comer, el buen beber... y el buen vestir. Así, la
chaqueta corta en dicho tejido, típica de Eduardo, se
convirtió en un must de la moda del momento.
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Bikini
1946

El traje de baño moderno por

excelencia, compuesto de
dos piezas, tuvo un creador
9
tan insólito como el porqué
de su denominación. En
efecto, lo diseñó un ingeniero
automovilístico, el francés
Louis Reard, tras tener que
hacerse cargo del negocio
de lencería de su madre en
la década de 1940. Se le
ocurrió estando en la playa
de Saint Tropez y, al negarse
las modelos profesionales a
lucirlo para su presentación,
tuvo que recurrir a la stripper
Micheline Bernardini, a quien
debemos su nombre: esta le
advirtió de que el desfile iba
a ser una bomba más potente
que la atómica detonada cinco
días antes en el atolón de
Bikini (imagen de abajo).

EFE
Manoletinas
8 1947

Muy parecidas a las bailarinas –el calzado que se utiliza en el ballet clásico–, son un tipo
de zapatillas de planta, sin tacón, planas y flexibles, normalmente sin cordones, que se
fabrican en colores y tejidos muy distintos y que se han convertido en imprescindibles
en la moda femenina contemporánea gracias a su comodidad, atemporalidad y carácter
versátil. Pero lo más curioso es que, en origen, se popularizaron tras la muerte del gran
torero Manolete, acaecida el 29 de agosto de 1947 en la plaza de toros de Linares
(Jaén), ya que el malogrado matador solía llevarlas, y de él tomaron su nombre.

Camisa de
10 cuello Mao
1949

Mao Zedong (1893-1976),

presidente de la República
Popular China y dictador
comunista, no ha dejado una
huella feliz en la historia: solo
su Revolución Cultural de los
60 dejó tras de sí millones de
muertos y represaliados. Pero
tiene otro legado mucho más
amable: el cuello de camisa
que lleva su nombre, recto y
sin solapas. En realidad era
una indumentaria tradicional
china, pero Mao (izda., en
su juventud) la usó tanto
que, desde su llegada al
poder, se la llamó así.
GETTY
ASC

MUY HISTORIA 9
ENTREVISTA

JAMES
HOLL AND
GETTY

El historiador, escritor y divulgador británico, autor de libros de tanto éxito como

El contraataque aliado, nos habla de su última obra publicada, Sicilia 1943: el
primer asalto a la fortaleza Europa (Ático de los Libros, 2021).
FERNANDO COHNEN
PERIODISTA

C
uál fue la razón que le
llevó a escribir un libro
sobre el desembarco alia-
do en Sicilia?
Es tan interesante lo que ocurrió allí
durante la Segunda Guerra Mundial,
tanto desde el punto de vista militar
como desde el humano, que me sor-
prendió la poca bibliografía que había
sobre este episodio bélico. Desde 1980
no se ha escrito prácticamente nada
sobre esta batalla, de vital importancia
para el desarrollo final del conflicto.
Eso me animó a escribir el libro.
¿Por qué cree que la invasión aliada
de Sicilia ha recibido tan poca aten-
ción de historiadores y escritores?
Porque no se ha rodado una gran pe-
lícula sobre la batalla de Sicilia como
las que ha habido sobre el desembar-
co de Normandía, la batalla de las
Ardenas o la campaña de Arnhem.
Creo que los escenarios más famosos
de la Segunda Guerra Mundial son
los que aparecen en películas o series
de televisión, como, por ejemplo, Sal-
var al soldado Ryan o Hermanos de
sangre (Band of brothers).
Usted recuerda que en esa opera-
ción desembarcaron más de 160.000
tropas británicas, estadounidenses

10 MUY HISTORIA
y canadienses bajo el mando del ge-
neral británico Harold Alexander.
En total, participaron más hombres
que en Normandía un año después.
Sí. Fueron 160.000 hombres los que
desembarcaron en Sicilia y 150.000
los que arribaron a Normandía. Pero
es verdad que la Operación Overlord
fue más compleja y en ella intervinie-
ron más barcos que en la Operación
Husky (el nombre en clave que los
aliados dieron al desembarco en Si-
cilia). Pese a todo, desde el punto de
vista de la logística, la campaña de
Sicilia fue de una enormidad y una
complejidad inimaginables.
¿Fue una sorpresa la resistencia que
presentaron los alemanes en Sicilia?
No creo que fuera una sorpresa para
los aliados: eran conscientes de la ca-
pacidad militar de los alemanes. Todo
el mundo esperaba que ofrecieran
resistencia. En realidad, fueron los ale-
manes los que se vieron sorprendidos
por esta invasión. Sus fuerzas estaban
poco preparadas y muy distribui-
das por la isla. La División Hermann
Göring de carros de combate se las vio
y se las deseó para contener el avance
de las tropas aliadas. Finalmente logra-
ron reorganizarse, especialmente en el
noreste de la isla.
¿La Wehrmacht ya no era tan letal
como lo había sido años atrás?
En la invasión de Sicilia, en 1943, el
ejército alemán ya no era el que había
sido en la guerra relámpago, cuando
irrumpieron con fuerza y rapidez en
Francia y posteriormente en la Unión
Soviética. Sin embargo, el Alto Man-
do alemán seguía disponiendo de
generales con muchísima experiencia
en el campo de batalla y de un buen
armamento, así como de una discipli-
na extrema, lo que era normal en un
régimen totalitario como el nazi. Los
alemanes estaban acostumbrados a
campañas militares cortas y muy foca-
lizadas, pero ahora, por primera vez,
tenían que combatir en una campaña
muy larga y contra un enemigo muy
bien organizado y pertrechado.
¿La superioridad aérea fue funda-
mental para ganar la guerra?
PERFIL
PROFESIONAL
J ames Holland forma parte de la
nueva generación de historiado-
res que está redefiniendo algunos
aspectos cruciales del siglo XX. Es
autor de numerosos libros especia-
lizados en la Segunda Guerra Mun-
dial y ha creado, dirigido y presen-
tado programas y series de
divulgación histórica en la BBC,
Channel 4, National Geographic,
History Channel y Discovery Chan-
nel. Nacido en Salisbury, Gran Bre-
taña, en 1970, es cofundador del
Chalke Valley History Festival y de
WarGen.org, una página web de re-
cursos sobre la Segunda Guerra
Mundial. También es miembro de la
Royal Historical Society.
Si. Totalmente. Las fuerzas aéreas de
los aliados cobraron total protagonis-
mo no solo en Sicilia, sino en todo
el Mediterráneo y en otros frentes
de la Segunda Guerra Mundial. Sus
aviones atacaban las líneas enemigas,
destruían sus búnkeres, sus piezas de
artillería, atacaban los barcos alema-
nes, sus cadenas de suministro, sus
comunicaciones, y realizaban conti-
nuas misiones de reconocimiento. Los
alemanes estaban muy lejos de poder
hacer algo similar. En 1943, las fuer-
zas aéreas aliadas tenían un desarrollo
táctico mucho mayor que al principio
de la guerra. Ese año, en tan solo unos
meses, los aliados destruyeron 3.500
aviones alemanes en el frente del Me-
diterráneo. Ninguno italiano. Todos
de la Luftwaffe. Una cifra espectacu-
lar. Sin duda, la superioridad aérea
Los mandos americanos
buscaron la ayuda de la
mafia para invadir Sicilia
de los aliados fue uno de los factores
fundamentales que contribuyeron a la
derrota del Tercer Reich.
¿Cómo calificaría las estrategias
militares de los generales George
Patton y Bernard Montgomery?
¿Hubo pique entre ellos?
No se puede decir que se gustaran
mutuamente. Los dos tenían un gran
carácter y los dos eran narcisistas, pero
no creo que en la invasión de Sicilia se
estableciera una competición desca-
rada entre ellos. Es verdad que Patton
estaba obsesionado con ser el núme-
ro uno y que pensaba que su ejército
estaba en lo más alto, lo mismo que
su país. Montgomery también era un
hombre complicado. Pero ambos eran
muy buenos generales. El VII Ejército
de Estados Unidos era completamen-
te nuevo. Era la primera vez que se
desplegaba en un campo de batalla,
mientras que el VIII Ejército británico
tenía mucha más experiencia. Por esa
razón, los estadounidenses tuvieron
un papel secundario en la Operación
Husky. Tenían que probar que estaban
a la altura, y lo hicieron con creces.
A pesar de su bisoñez, ¿funciona-
ron bien los americanos desde el
punto de vista logístico?
En solo diez días atravesaron todo el
oeste de Sicilia, y su logística fue muy
buena. No era fácil mover tal cantidad
de vehículos blindados por una oro-
grafía tan compleja y con un calor tan
sofocante como el que sufrieron am-
bos bandos en el verano de 1943 en
Sicilia. Cabe imaginar la angustia de
los italianos cuando vieron esa enor-
me cantidad de fuerzas enemigas que
se les venía encima de manera tan
coordinada. Debió sobrecogerles ver
esos carros blindados, la artillería, los
hombres con ametralladoras y >>>
MUY HISTORIA 11
 >>>los aviones volando y disparan-
do sobre ellos. Es comprensible que
en esas circunstancias se rindieran
enseguida. Montgomery reconoció
el buen trabajo que habían hecho los
estadounidenses en la toma de Paler-
mo. Era consciente de que necesitaba
su ayuda para cumplir los objetivos de
la misión lo antes posible.
¿Y cómo fue la resistencia alemana?
Cuando los estadounidenses se en-
frentaron a ellos, comprendieron
enseguida los problemas que habían te-
nido los británicos y canadienses para
doblegarlos. La Wehrmacht era mucho
más dura de pelar, pero la buena coor-
dinación entre los altos mandos aliados
hizo posible la victoria.
PASIÓN POR LA II GM
A
demás de ensayos sobre la Segunda
Guerra Mundial como El auge de Alemania
(Ático de los Libros, 2018) o El
contraataque aliado (Ático de los Libros, 2019),
Holland ha publicado obras como Héroes, una
galería de combatientes de ambos bandos, o
Dam Busters, que narra el bombardeo de preci-
sión que organizaron los británicos para destruir
las represas de la cuenca del Ruhr. Asimismo,
es autor de una serie de novelas ambientadas
en la Segunda Guerra Mundial, y ahora presenta
en España su última obra: Sicilia 1943: el primer
asalto a la fortaleza Europa, donde ofrece un
apasionante relato de una operación sin la cual
la victoria aliada no habría sido posible.

¿Cabe decir que los italianos mos-
traron menos coraje en el campo de
batalla que los alemanes?
El problema de los italianos fue que
Mussolini no se rearmó tan bien
como lo hizo Hitler. La falta de efec-
tividad de los soldados italianos no
tenía que ver con su mayor o menor
valentía, sino con su falta de capaci-
dad para combatir con eficacia contra
ejércitos modernos, mejor equipados
y preparados que ellos.
¿Cuál fue el papel de la mafia en esta
operación, y en especial el del gáns-
ter italoamericano Lucky Luciano?
El mafioso Lucky Luciano nació
en Sicilia, pero se trasladó muy
pronto a Estados Unidos. Siempre
mantuvo contacto con la isla. Cuan-
do comenzó la Segunda Guerra
Mundial, Luciano estaba en la cárcel,
aunque continuaba al tanto de lo que
ocurría en el exterior gracias a su se-
gundo, Vito Genovese. El gobierno
estadounidense había mantenido
contactos con los dos gánsteres para
encargarles que la mafia controla-
ra los muelles del puerto de Nueva
York y evitara cualquier intento de
los alemanes de llevar a cabo sabo-
tajes. Cuando se puso en marcha la
Operación Husky, los mandos ame-
ricanos buscaron el apoyo de la mafia
para que les ayudase a controlar la
retaguardia según fueran avanzando
sus ejércitos por Sicilia. Y Luciano se
puso en contacto con sus colegas sici-
lianos para organizarlo todo.
¿Y la colaboración fue fructífera?
La mafia siciliana estaba en contra
del régimen fascista de Mussolini
y animó a los soldados italianos a
abandonar el ejército para luchar
contra los alemanes. Pero el avance
de las tropas estadounidenses fue tan
rápido, que los italianos deponían sus
armas antes de que los mafiosos les
conminaran a hacerlo. Es cierto que,
una vez se fueron retirando las tropas
alemanas de la isla, la mafia colabo-
ró con el ejército estadounidense
en el gobierno de Sicilia. El coronel
estadounidense Charles Poletti, que
había sido gobernador de Nueva
York, fue nombrado gobernador de
Palermo junto con Genovese, que
actuó como su segundo en el cargo.
La historiografía moderna ha tratado
de ocultar la colaboración de la mafia
en la invasión aliada de Sicilia, pero
la presencia de la mano derecha de
Luciano en el gobierno de la isla es
una prueba incontestable de que los
mafiosos locales ayudaron en lo que
pudieron al ejército estadounidense.
Aunque la Operación Husky fue
aclamada como un éxito, se calcula
que unos 100.000 soldados y 10.000
vehículos del Eje lograron escapar a
la Italia peninsular. Ello ha llevado
a algunos historiadores a decir que,
en cierto modo, fue también una
victoria para los alemanes.
Estoy en total desacuerdo con esa
idea. El principal objetivo de los ale-
manes era defender Sicilia, pero la
perdieron. Por el contrario, los prin-
cipales objetivos de los aliados en la
isla se cumplieron en tan solo 38 días,
lo que supuso una derrota aplastante
del Eje. Las fuerzas armadas de los
estadounidenses, junto a las de los bri-
tánicos y los canadienses, volvieron a
pisar territorio europeo, lograron de-
poner a Mussolini del poder y apartar
a Italia de la guerra. Por otro lado, de
los 39.000 soldados alemanes que lo-
graron escapar de Sicilia, 25.000 eran
hombres de primera línea y los demás
eran tropas auxiliares. Ese número de
hombres no iba a ser decisivo para las
campañas que iban a seguir a conti-
nuación en otros frentes europeos.
¿Cuál fue la importancia del desem-
barco anfibio aliado en Sicilia?
La victoria aliada en Sicilia ayudó a
acortar la guerra y contribuyó de esa
manera a la derrota de la Alemania de
Hitler. Una vez que Mussolini fue de-
puesto e Italia abandonó el Eje, todo
se aceleró. La invasión aliada de la isla
obligó a los alemanes a desplazar con-
tingentes bélicos del Frente Oriental
para reforzar Italia. Pero todo fue in-
útil: la pérdida del flanco sur europeo
impidió a los alemanes continuar su
esfuerzo de guerra en Rusia. MH

12 MUY HISTORIA
 MOMENTOS ESTELARES DE LA VIDA COTIDIANA

Historia del suministro

de agua potable
E
n las sociedades avanzadas, damos por supuesto
el suministro doméstico de agua potable. No
cabe imaginar un asentamiento humano sin
agua, pero además nos resulta inconcebible
una normalidad cotidiana sin el grifo que nos la pro-
porciona a voluntad, en cualquier momento y en buenas
condiciones higiénicas. Pues bien: más de un tercio de
la humanidad carece de este servicio tal y como lo en-
tendemos en Occidente.
En Mesopotamia, Egipto y la India excavaron pozos, a
veces con paredes de ladrillo, para obtener el agua o alma-
cenarla. Los griegos construyeron redes de distribución.
Los acueductos romanos, que llevaban a las ciudades agua
de las montañas, forman parte de la representación icó-
nica de esta civilización.

El Medievo interrumpió los avances. Siglos después, en
las ciudades era frecuente la distribución por medio de
aguadores. Desde comienzos de la Edad Moderna llegaron
novedades técnicas que mejoraron el abastecimiento, tales
como ruedas hidráulicas para elevar el agua. Fue célebre
la máquina hidráulica que construyó Juanelo Torriano en
Toledo para subir el agua del Tajo hasta el Alcázar.
La llegada del agua, no obstante, era un privilegio redu-
cido a palacios, conventos y hospitales. Para la mayoría
de la población quedaba el agua de las fuentes públicas o
la que se extraía de ríos y pozos. En 1750, en París había
todavía unos 2.000 aguadores.
DE LA CISTERNA AL AGUA CORRIENTE
En las últimas décadas del siglo XVIII se vislumbró la
posibilidad de suministrar agua potable a domicilio. Las
nuevas técnicas se usaron primero en Londres y después
se extendieron por Francia y Estados Unidos, para llegar
luego a las principales ciudades europeas.
Fue un hito la bomba de vapor para impulsar el agua.
Hacia 1763 se usaba ya en Londres. La siguiente novedad
decisiva fue la construcción de tuberías de hierro –antes
SHUTTERSTOCK
–París, Ámsterdam, Berlín...– construyeron modernos sis-
temas de suministro de agua. En Madrid, las obras para la
traída desde el río Lozoya comenzaron en 1851; en 1858,
llegaron las primeras aguas del Canal de Isabel II. En 1860,
tenían suministro de agua corriente 16 ciudades nortea-
mericanas. Hacia 1880, estos sistemas se difundieron en
ciudades más modestas. El agua corriente representó la
modernidad urbana a finales del siglo XIX.
Además, fue preciso garantizar la salubridad. A comienzos
del XIX, en Inglaterra, se trató el agua primero filtrándola,
sobre todo en arena, un proceso con cierta complejidad
técnica. Cuando Pasteur y Koch demostraron que los
gérmenes producían enfermedades, se generalizaron las
técnicas de desinfección, ya a finales del siglo. Y desde la
primera década del XX se empleó el tratamiento químico,
sobre todo con cloro. MH
MANUEL MONTERO
■ Catedrático de Historia
LOURDES GAMINDE

eran de madera–, que permitían aumentar la presión y Contemporánea y Rector de la

el caudal. En 1817 llegaban ya a Filadelfia, usando tubos
importados de Inglaterra.
A mediados del XIX, con la generalización de la máquina
de vapor, fue posible el suministro de agua a viviendas
particulares. Hacia 1850, eran habituales en Inglaterra las
casas con una cisterna que se llenaba a determinadas ho-
ras. Después llegó el servicio continuado. En 1842, Nueva
York traía el agua desde 60 kilómetros y construyó un
depósito de distribución a gran escala.
En la década de 1850, las principales ciudades europeas
Universidad del País Vasco entre
2000 y 2004, Manu Montero (Bilbao,
1955) es autor de numerosos libros –
Historia general del País Vasco, Voces vascas. Diccionario
de uso, En el nombre de Bilbao, La construcción del País
Vasco contemporáneo, Mineros, banqueros y navieros,
Algo habré hecho...–. Obtuvo el Premio Internacional de
Ensayo Jovellanos en 2018 por El sueño de la libertad.
Mosaico vasco de los años del terror (Ediciones Nobel),
un lúcido análisis del impacto del terrorismo de ETA.

MUY HISTORIA 13
HISTORIAS DE LA FILOSOFÍA
¿Debemos temer
a la tecnología? JORGE DE LOS SANTOS
FILÓSOFO
P
arece ser que el más antiguo instrumento fa-
bricado por un homínido, en forma de lasca
cortante, se descubrió en una zona desértica
del sur de Etiopía conocida como Bokol Dora.
Dar forma a la materia a través de un indivi-
duo como acto eficiente para conseguir una
practicidad o función estética es la causa que Aristóteles
entendía como sustancial de la téchne, del quehacer técni-
co y artístico. Junto al artilugio encontrado en Etiopía se
debió hallar la fascinación del tallador por haber sido capaz
de extraer de la materia una forma para un propósito. Y
a la vez que esa emoción, una inquietud: la de cómo eso
que había construido iba a condicionar
desde ese momento su existencia y la
de los suyos. Ese es el primer miedo
que se nos produjo ya de antiguo: lo
El problema no
que técnicamente desarrollamos, la
tecnología, condiciona y obliga a una
es la tecnología,
nueva manera de “hacer mundo” y de
comportarse en el mundo; sacude nues-
sino nuestra
tro orden moral hasta entonces vigente.
La moral es subsidiaria de la tecnología
codicia, el
y no al revés. Con ese tosco pedrusco
en forma de cuchillo, nuestro ancestro
sentir que todo
podía hacer cosas que antes no hacía
o las podía hacer con mayor eficacia;
está a nuestra
podía cazar presas, trocearlas, despe-
llejarlas, pero también podía degollar
disposición
a un congénere. La nueva tecnología le
exigía replantearse lo correcto, lo que se podía hacer con
eso y lo que no, marcar pautas colectivas de actuación, y
algo todavía más siniestro: preguntarse “¿quién soy yo en
función de lo que hago con eso?; ¿soy el que ayudo de ma-
nera gratuita a que mis congéneres vivan mejor o soy el que
usa lo que me ha proporcionado la técnica para acabar con
mis rivales?”. La tecnología trastoca lo que hasta entonces
pudiéramos entender por conveniente, nos hace titubear,
rehacer nuestro mundo. Y eso asusta.
Es sabido que Sócrates temía la escritura. No es que le pre-
ocupara esta en sí, sino el uso, el empleo que de ella pudiera
hacerse. Un AK-47 tiene pocas ambigüedades en su uso,
del mismo modo que es difícil hacer daño a alguien con
un osito de peluche, pero lo del “uso” suele ser una justifi-
cación recurrente para aliviarnos la inquietud con relación
a la tecnología: “No temo esa nueva tecnología, sino el uso
14 MUY HISTORIA
que de ella hagamos”. A Sócrates le inquietaba el logógrafo,
el sofista que, por dinero, era capaz de poner en boca de
otro palabras que no le eran propias, y eso lo permitía la
novedosa escritura. El sujeto ya no tenía que pensar por él
mismo, bastaba con que pudiera pagar para que otro pensa-
ra por él; bastaba con que repitiera lo que le habían escrito.
A Sócrates le inquietaba sobremanera que, con esa innova-
ción de la escritura, nuestra conciencia, nuestra forma de
pensar y de relacionarnos, nuestra capacidad de elaborar
por nosotros mismos la verdad y hasta la propia verdad se
vieran negativamente alteradas. Le inquietaba que todo eso
se articulara exclusivamente alrededor de esa posibilidad de
la escritura.
Ese es el segundo miedo legendario a
la tecnología: el quién domina a quién,
el cómo nos hacemos dependientes
de cada aportación tecnológica nove-
dosa, la forma en que nos obliga una
nueva tecnología a articular nuestra
existencia alrededor de ella. Del fuego
al Smartphone, de la rueda al motor
de combustión de nuestro automóvil,
de ver el movimiento del Sol al reloj,
nuestro modo de vivir se ha tenido que
adaptar a sus emergencias; sin ellos
o sin algunos de ellos, nuestra vida
individual y colectiva sería inimagina-
blemente distinta.
Ortega y Gasset sostenía una tesis
enormemente sugerente sobre por qué somos entidades
técnicas que generan tecnología: somos tecnológicos por
nuestro gusto por lo superfluo. Supimos cubrir rápidamen-
te nuestras necesidades básicas sin que estas nos exigieran,
como al castor, una dedicación a tiempo completo, de for-
ma que nos “sobra tiempo”, tiempo que podemos dedicar
a lo superfluo: pensar qué es el cosmos y cómo observarlo,
medir las cosas, observar los patrones... Ello, unido a nues-
tra torpeza para sobrevivir inmersos en el medio natural,
nos lleva a generar una “sobrenaturaleza”, un hábitat tec-
nológico que se nos haga más llevadero que el meramente
natural y que cumpla otro requisito que nos es propio:
nuestra insatisfacción por el mero “estar” y nuestra irre-
frenable inclinación por el “bienestar”.
Heidegger, coetáneo de Ortega, ya había tratado largamen-
te el asunto de la técnica. Destacamos un concepto suyo
MAX PLANCK INSTITUTE
que no es la técnica en sí, sino lo que permite que
surja: el Ge-Stell, “lo dispuesto”, nuestra implaca-
ble tendencia a disponer de todo, a transformarlo
para nuestro beneficio, comodidad y satisfacción.
Ahí radica el tercer miedo, el más potente de to-
dos: nuestra codicia por disponer de todo, nuestra
avidez de rapiña, el sentir que todo está a nuestra
entera disposición y conveniencia para satisfacer-
nos. Eso nos hace extraordinariamente peligrosos.
LO VERDADERAMENTE TEMIBLE
El problema, pues, lo que hay que temer, no es la
tecnología, sino nuestra codicia; el que esta de-
venga una inercia tan imparable e indestructible
que se convierta en un destino, en un fatídico
porvenir. Nuestra insaciable ansia por el saqueo,
la subsecuente creencia en que todo es susceptible
de ser manipulado, en que podemos manejar el
mundo a nuestro capricho, la racionalidad ins-
trumental que se hace dueña y señora de nuestro
destino acaba –no hace mucho tiempo, apenas un
rato– desembocando en una forma de entender el
mundo en la que la tecnología, puesta al servicio
del inmediato rédito monetario, dirige el guion de
la realidad. Digitalización, inteligencia artificial,
nanorrobótica, realidades virtuales...: tecnologías
convergentes. Mientras, el esclavo (el mundo, la
tierra y nosotros) se rebela: apocalipsis climático,
Vista aérea del
revueltas bárbaras, fracturas psíquicas... yacimiento
arqueológico de
Todo ese poder capaz de cambiar el eje de rotación Bokol Dora, en el
del planeta cada diez minutos exigía de nosotros sur de Etiopía.
una cualidad muy extraña, la sabiduría. Pero su-
cede, en una capital aceleración desbocada del
presunto “bienestar” en términos exclusivamente
cuantitativos, que ambas líneas no es que corran
paralelas, sino que han devenido divergentes.
Cuanta más sorprendente tecnología creamos,
más sorprendentemente bobos somos. El sue-
ño ilustrado de que la tecnología nos liberaría
y crearía un mundo ordenado y racional se está
transformando en una pesadilla; ni sabemos or-
denarnos éticamente a partir de ella ni está ya a
nuestra disposición, sino que somos un mero títe-
re en sus manos; no le seguimos ya los pasos (no
podemos “actualizarnos” a su ritmo), de forma
que el mundo, ese conjunto de relaciones de sen-
tido que habitamos, deviene inhóspito, bárbaro y
cruel, carente de progreso cualitativo y de sentido.
Es un mundo que se nos escapa de medida.
¿Hemos de temer a la tecnología? Ahora ya po-
co importa que la temamos o la adoremos, poco
importa que esperemos de ella un futuro mejor
o nuestro apocalipsis, poco importa nada de lo
que podamos pensar de ella, porque ahora ya im-
portamos muy poco. La vieja lasca de sílex ya no
requiere de nuestra mano para seguir irremisible-
mente cortando. MH
MUY HISTORIA 15
EPISODIOS
Don Francisco Menéndez,
cacique del Fuerte Mosé
PEDRO DAMIÁN CANO BORREGO
DOCTOR EN HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA (UCM)
Vista de la Florida en un grabado
coloreado del siglo XVII.
E
n el estratégico y prácticamente despoblado terri-
torio español de la Florida, y dentro del períme-
tro defensivo de San Agustín, se fundó en el año
1738 el Fuerte de Gracia Real de Santa Teresa de
Mosé –Fuerte Mosé– para el establecimiento de una mili-
cia compuesta por antiguos esclavos negros evadidos de las
colonias inglesas de Carolina y Georgia y sus familias. Este
emplazamiento se considera la primera población negra li-
bre de los actuales Estados Unidos de América.
El territorio español de Florida era un espacio de misiones
que, desde mediados del siglo XVI, abarcaba gran parte
del actual sudeste de los Estados Unidos de América y que
en el siglo XVII constaba de una única ciudad, el presidio
16 MUY HISTORIA
ALBUM
de San Agustín, fundado en el año 1565 por Pedro Me-
néndez de Avilés. Su importancia estratégica era esencial,
dado que controlaba el canal de la Bahama, ruta de retor-
no de todas las Flotas de la Plata españolas a la Península
y puerta de entrada al mar Caribe. Este presidio, con una
exigua población, protegía estas importantes rutas y servía
de apoyo a las auténticas colonizadoras y pacificadoras del
territorio, las misiones religiosas.
La población hispana de la Florida era a finales del siglo
XVII de unos trescientos vecinos, todos ellos soldados,
junto a la población de las distintas Repúblicas de Indios,
unos catorce mil, repartidos en las provincias de Guale,
Timicua, Apalache y Nueva. Sobre el territorio gravitaban
dos graves amenazas: la ferocidad de los indios semínolas
y la expansiva política inglesa desde la colonia de James-
town, Carolina, fundada en 1607.

ESCLAVOS CATEQUIZADOS Y EMANCIPADOS

En octubre de 1687, llegó a San Agustín un bote con ocho
hombres, dos mujeres y un bebé negros, esclavos en la co-
lonia inglesa de San Jorge, que solicitaron a las autoridades
españolas ser instruidos en la fe católica. Estas informaron
a la Corona de su llegada y emplearon a estos antiguos
esclavos en las obras de fortificación que se estaban lle-
vando a cabo en la ciudad. Cuando un sargento mayor in-
glés, William Dunlop, llegó unos meses después al presidio
exigiendo su devolución a su antiguo dueño –el goberna-
dor de Carolina del Sur, Joseph Morton–, las autoridades
españolas le comunicaron que estos negros fugitivos, ya
catequizados y bautizados, estaban bajo la protección de
la Corona, y fijaron un precio para compensarle de ciento
sesenta pesos por cada uno de ellos.
En los Reinos de las Indias españolas había esclavos
negros –la esclavitud de los indios americanos estaba
prohibida desde el siglo XVI–, pero no era una socie-
dad esclavista. Las leyes castellanas medievales, y muy
especialmente las Partidas de Alfonso X, aplicables en
estos territorios por ser parte constitutiva de la Corona
de Castilla, regulaban la esclavitud como un mal menor
y contrario a la ley natural, con derechos y obligaciones
tanto para los esclavos como para los amos. Los esclavos
podían ser propietarios de bienes e incluso, como suce-
día muy a menudo, ahorrar parte de lo ganado por su
trabajo para comprar su libertad. En este caso en concre-
to, estos esclavos, hombres y mujeres, habían ahorrado
su jornal de cuatro reales al día, e incluso dos de ellos,
que estaban alquilados al herrero, ganaban un peso dia-
rio. Estos importes fueron aplicados por el contador para
el pago de su manumisión.
Mientras tanto, nuevos grupos de fugitivos iban llegando
al presidio de San Agustín, hasta tal punto que el nuevo
gobernador de Carolina, James Colleton, se quejó de que
sus esclavos se evadían a diario de sus plantaciones. Tras
varias consultas y en vista de los informes de los oficiales
reales, en fecha 7 de noviembre de 1693 el monarca Carlos
II concedió por Real Cédula la libertad a todos los esclavos
fugitivos de las colonias británicas, como anteriormente
–en 1680– se había hecho liberando a los evadidos de las
colonias de otros países europeos en las Antillas menores.
Finalmente, por Reales Cédulas de 24 de septiembre de Soldado moreno
1750 y 21 de octubre de 1753, esta medida se extendió a (negro) de los
todos los territorios de la Monarquía hispánica. Regimientos
Patriotas.

CREACIÓN DE LA MILICIA Y DEL FUERTE

Tras la Real Cédula de 1693 antes mencionada, Juan Már-
quez Cabrera, gobernador de Florida, creó con los esclavos
emancipados una milicia de “pardos” –mulatos– y “more-
nos” –negros– en San Agustín. Al conocer las colonias >>>
ASC

MUY HISTORIA 17
 Vista aérea de San Agustín (Florida), con el
Castillo de San Marcos en primer término.
Abajo, entrada al Fuerte Mosé. Pág. siguiente,
el Caribe, Honduras y Florida en un mapa del
cartógrafo holandés Willem Blaeu (s. XVII).
ASC
>>>británicas, por haber sido esclavos en ellas, fueron uti-
lizados en las campañas llevadas a cabo contra las mismas.
Todo ello fomentó la huida de nuevos grupos de esclavos
hacia Florida. Aunque su número no era muy elevado, sus
servicios militares fueron muy importantes. En 1736, había
en toda Florida una población censada de 1.509 personas
entre las que se encontraban 630 españoles y 143 negros,
tanto esclavos como libres, así como mestizos, zambos e
indios yamasee, timucuan y apalache.
Los milicianos negros e indios llevaron a cabo numero-
sas incursiones contra Carolina en 1727, comandados
por sus propios oficiales y sin la presencia de un solo
español, lo que escandalizó notablemente a los propie-
tarios de esclavos. El mismo gobernador, ahora Arthur
Middleton, se quejaría de que los españoles habían en-
contrado una nueva manera de enviar a sus propios es-
clavos contra ellos para saquear, robar y asesinar a la
población blanca y llevarse consigo a sus esclavos.
18 MUY HISTORIA
SHUTTERSTOCK
En 1738, el gobernador de Florida, Manuel de Montiano,
decidió establecer al centenar de antiguos esclavos evadi-
dos en un pueblo de nueva fundación, el Fuerte de Gracia
Real de Santa Teresa de Mosé, situado, como los pueblos
de indios, en la periferia del presidio e integrado en su
sistema defensivo. A semejanza de los pueblos de indios
estaba fortificado, y constaba de una iglesia, una sacristía
y los almacenes, con la población viviendo diseminada en
los campos colindantes. Si bien su educación y catequesis
estaban encomendadas a los frailes franciscanos, se regían
por líderes elegidos por ellos mismos.
LA FIGURA DE FRANCISCO MENÉNDEZ
El mandinga Francisco Menéndez fue, desde su fundación,
el cacique o cabecilla del Fuerte Mosé. Había participado
en las guerras que desde 1715 y durante tres años habían
protagonizado los negros cimarrones aliados con los indios
yamasee contra los colonos ingleses de ambas Carolinas
y Virginia. Tras ser derrotados huyeron a Florida, donde
Menéndez fue comprado como esclavo por el goberna-
dor Juan de Ayala y Escobar. Posteriormente fue vendido
a Francisco Menéndez Márquez, que le dio su nombre y
apellido tras su bautismo.
Francisco Menéndez Márquez fue enviado en 1725 a
destruir un fuerte británico en Stuart Town, y un año
más tarde su homónimo fue nombrado capitán de la
milicia de pardos de San Agustín, que llevó a cabo las
mencionadas acciones militares en Carolina. Como se
dijo, el gobernador de esta colonia, Middleton, se quejó
a Londres de la utilización que los españoles hacían de
los exesclavos; el entonces gobernador de Florida, Anto-
nio de Benavides, ofreció treinta pesos por cada cabellera

británica y cien pesos por cada negro vivo que se trajeran
de vuelta a San Agustín.
Francisco Menéndez siguió siendo formalmente esclavo
hasta que el nuevo gobernador, Manuel de Montiano, garan-
tizó el 15 de marzo de 1738 la libertad sin condiciones para
todos los fugitivos llegados de Carolina. Cuando la Corona
revisó las acciones del gobernador, las aprobó y ordenó la
libertad no solo de los esclavos fugitivos llegados a Florida
hasta la fecha, sino también de los que a partir de entonces
llegasen de las demás colonias inglesas.
Los negros libres del Fuerte Mosé fueron los más feroces
enemigos de los ingleses: afirmaban que verterían hasta la
última gota de su sangre defendiendo la Gran Corona de
España y la Santa Fe. Muchos de ellos cumplieron treinta
años de servicio activo, recibiendo por su valor y entrega
numerosos privilegios y distinciones.
Al estallar la Guerra del Asiento (o de la Oreja de Jenkins)
en 1739, el general James Edward Oglethorpe atacó con
400 colonos y 200 indios semínolas –y la ayuda de la flotilla
de Carolina del Sur– las posiciones españolas, tomando el
Fuerte Mosé. Pero el gobernador Montiano, la noche del
25 de junio de 1740, con 170 españoles y 80 negros auxi-
liares, reconquistó el Fuerte Mosé con escasas bajas: un
alférez y 11 soldados muertos y 6 heridos, frente a los 75
escoceses muertos –entre ellos, el general John Palmer– y
ALBUM
35 prisioneros. Las fuerzas británicas sitiaron durante más
de un mes el presidio de San Agustín, hasta que el sitio fue
finalmente levantado por Oglethorpe, que volvió a Georgia.
Los españoles pasaron a la ofensiva en 1742. Tras una serie
de escaramuzas en la isla de Saint Simmons, los españoles
finalmente se retiraron hacia Florida.
Entretanto, Francisco Menéndez se convirtió en corsario
y tomó parte en la captura de numerosos barcos ingle-
ses. En 1741 fue capturado por el buque corsario inglés
Revenge y, al ser reconocido como el capitán del Fuerte
Mosé, le ataron a un cañón, le dieron 200 latigazos y ame-
nazaron con emascularle. Finalmente, fue vendido como
esclavo en las Bahamas. No se sabe cómo, si por evasión o
por rescate de los españoles, pero en 1759 era nuevamente
el capitán del Fuerte Mosé.
Tras la Guerra de los Siete Años, España –por el Tratado
de París de 1763– tuvo que ceder Florida a los británicos.
En una evacuación que duró diez meses, los españoles re-
patriaron a 3.000 floridanos de todas las razas. Los llega-
dos de Florida, con formación militar y conocimientos de
carpintería, construcción y trabajos de metales, pudieron
encontrar buenos empleos en La Habana. Treinta familias,
entre las que se encontraban la del capitán Francisco Me-
néndez y la del teniente Antonio Eligio de la Puente, de la
milicia de Mosé, se establecieron en Regla. MH
MUY HISTORIA 19
HISTORIAS DEL CINE
Cine mudo
y música electrónica
ÓSCAR CURIESES
ESCRITOR
E
n 1927, se estrenó oficialmente el cine sonoro
con la mítica –por su importancia histórica, no
así por su calidad intrínseca– El cantor de jazz,
dirigida por Alan Crosland. Ese momento mar-
có un antes y un después irreversible en la historia del
arte cinematográfico. No obstante, lo verdaderamente
maravilloso es que, casi cien años después, el interés por
las películas mudas siga existiendo no solo por parte de
historiadores y críticos, sino también por nuevas genera-
ciones de espectadores. En las cintas anteriores al sonoro,
los espectadores hallan siempre algo mágico y original; si
no fuera así, no se explicaría que tantos años después se
AGE
Sobre estas líneas, el cartel original de El cantor de jazz
(1927), considerada la primera película sonora de la historia.
20 MUY HISTORIA
sigan celebrando ciclos de cine mudo con o sin acompa-
ñamiento musical en directo, o la existencia de festivales
como el que se celebra desde hace veinticinco años en la
pequeña localidad aragonesa de Uncastillo.
Sin embargo, creo que algo ha cambiado en esa forma de
concebir el cine. Si durante muchos, muchísimos años,
los espectadores sentían la música que acompañaba a
muchos de esos filmes como algo accesorio, es decir,
como un acompañamiento o complemento de las imá-
genes, desde hace ya varios años vengo pensando que
ese binomio, donde la proyección siempre ocupaba un
lugar preeminente, se ha modificado. Muchos de los
que asisten hoy en día a esos espectáculos esperan ver
una película y, simultáneamente, escuchar un concierto.
Quizá se deba a la huella que el videoclip de los años 80
del siglo pasado ha dejado en nosotros, una herencia tan
profunda como la del propio cine mudo.
UNA NUEVA MIRADA SOBRE LOS CLÁSICOS
Hace algunos meses, dediqué en esta misma sección un
artículo al clásico por excelencia del cine mudo soviético,
El acorazado Potemkin (1925), y en él no solo me refería
a la versión originaria de Eisenstein, sino también al tra-
bajo musical que había llevado a cabo el dúo británico Pet
Shop Boys para acompañarla. Es cierto que previamente
a ellos habían existido muchas iniciativas semejantes,
pero me parece que el siglo XXI ha producido –en cierta
manera, y solo si el espectador se encuentra abierto a
abrazar la experiencia– una nueva mirada sobre aquellos
clásicos y también, junto a esta, una nueva escucha. Esa
percepción, como dije antes, la he sentido en varias oca-
siones, incluso cuando se utilizaban las piezas musicales
originales que se habían concebido para esas películas y
estas eran tocadas en directo.
Los espectadores de
cine mudo hoy esperan ver
una película y escuchar
un concierto musical de
forma simultánea

AGE
No obstante, desde hace unos meses, la iniciativa titulada
Cinetronik (www.cinetronik.com), un proyecto innovador
y disruptivo consistente en un ciclo itinerante por varias
ciudades españolas –Madrid, Córdoba, Sevilla...– que, de
febrero a junio, recupera clásicos del cine mudo proyecta-
dos en gran pantalla junto con composiciones de música
electrónica interpretadas en directo, me ha llevado a pre-
guntarme de nuevo sobre el lugar del cine, el de la música
y el del espectador. Es probable que seamos pocos o muy
pocos quienes nos sintamos de este modo (aunque sea por
momentos) ante clásicos del cine de la talla de Un perro
andaluz (1929) y La edad de oro (1930), de Luis Buñuel
–exhibidos en febrero de 2022 con música de Jackwasfas-
ter–, Metrópolis (1927), de Fritz Lang –marzo, música de
Morales–, El hombre de la cámara (1929), de Dziga Vértov
–abril, música de Huma– o La pasión de Juana de Arco
Max Schreck en el
papel protagonista
del vampiro en
Nosferatu (1922,
F. W. Murnau).
(1928), de Carl Theodor Dreyer –próximo junio, música de
Betacam–, pero lo cierto es que quizá algo esté cambiando
respecto a la forma de acercamiento a aquel cine, y el futu-
ro puede que nos depare sorpresas agradables. ¿Qué está
cambiando? Evidentemente, la aspiración del espectador,
que deja de ser un sujeto receptor pasivo para interactuar,
mediante los sentidos, con ambas obras.
He dejado para el final el filme que se va a programar
ahora, en el mes de mayo: Nosferatu, una sinfonía del
horror (1922), de Friedrich Wilhelm Murnau, cuya pro-
yección irá acompañada en directo de la música elec-
trónica de Daniel van Lion. Y es que en 2022 se cum-
plen cien años del estreno de este clásico inmortal, libre
adaptación de la novela Drácula, de Bram Stoker: una
buena oportunidad para reflexionar sobre esa relación
deslumbrante entre la imagen y la música. MH
MUY HISTORIA 21
 IN T RODUCCIÓN

¿QUIÉNES ERAN
LOS
ESOS HOMBRES
DEL NORTE?

VIKINGOS
 ISTOCK
ESCANDINAVOS.
Llamados de
muchas maneras
–normandos,
paganos, norteños,
daneses, forasteros,
herejes, rus,
varegos...–,
dominaron toda una
era de la historia de
Europa, entre los
siglos VIII y XI. En la
imagen, una
recreación
contemporánea de
un típico
asentamiento
vikingo.

De aspecto y pose fieros, carácter guerrero, encarnizado y furioso, portaban

armas letales, arneses de cuero, cascos de hierro, brazales... y saqueaban,
robaban y mataban. No es de extrañar que su imagen aterrorizara a los
pueblos contra los que lucharon y que, en sus crónicas medievales, estos
reflejaran el espíritu sangriento y feroz de los “hombres del norte”. Pero existe
otra visión de esta historia. Junto a su instinto de predador audaz y decidido,
el escandinavo también era granjero y pescador, artesano y herrero, tejedor,
ensalmador y poeta, religioso, familiar, un navegante experto y un comerciante
dotado. La civilización vikinga, con toda su complejidad cultural y humana,
dejó una profunda huella en el mundo.

IVÁN CURTO ADRADOS

INVESTIGADOR (HISTORIA DE AMÉRICA Y MEDIEVAL Y CIENCIAS HISTORIOGRÁFICAS, UCM)
 ORIGINALES
BARCOS.
Sobre estas

E
l primer día de agosto del año 844, los hombres no fueran unos totales desconocidos
líneas, un barco habitantes de la costa asturiana con- para las poblaciones peninsulares; quizá habían
vikingo con el
mascarón de
templaron con estupor una imagen que, comerciado con ellos anteriormente. No obstan-
proa en forma de durante el medio siglo precedente, había te, en esta ocasión, su número era mayor, y sus
cabeza de dragón, llenado de terror los corazones de sus intenciones diferentes. Su presencia ese verano
según un dibujo vecinos europeos. Decenas de navíos de causó un fuerte impacto en los reinos de Asturias
de un manuscrito velas cuadradas y proas decoradas se acercaban y al-Ándalus y acabó reflejada en la memoria y
anglosajón del
siglo X (Museo
a sus tierras transportando un ejército de hom- los escritos de los historiadores peninsulares,
ALBUM

Británico, Londres). bres armados. Posiblemente, algunos de aquellos tanto cristianos como musulmanes. Lo mismo

24 MUY HISTORIA
 El término vikingo, derivado del idioma nórdico
antiguo, originalmente hacía referencia a una
forma de ganarse la vida basada en la piratería
ocurrió con otros tantos de sus ataques, los cua- Del siglo VIII al XI, los hombres y mujeres de DESDE EL
les se repitieron hasta mediados del siglo XI. Escandinavia fueron protagonistas de la historia NORTE A
TODA
de Europa. Los nacidos en las zonas occidentales EUROPA... Y
de las actuales Noruega y Dinamarca se hicieron MÁS ALLÁ.
DE ORIGEN ESCANDINAVO famosos por sus exploraciones, saqueos, conquis- Venidos de las
Los cronistas hispanos se refirieron a estas gentes tas y colonizaciones. Depredaron extensamente actuales Noruega,
Suecia y
surgidas del mar como normandos u hombres las islas Británicas y el Imperio franco, llegando Dinamarca,
del norte (en latín: Nordomanni o Lothomanni) a atacar el norte de África, el litoral italiano y la depredaron las
o paganos (en árabe: magūs), aunque en otros península ibérica en varias ocasiones. Emigraron islas Británicas y el
lugares los habían llamado de otras muchas ma- y se asentaron en lugares antes inhóspitos como Imperio franco,
neras (norteños, daneses, forasteros, herejes, rus, Feroe e Islandia. En los últimos años del siglo X, atacaron la
península ibérica,
varegos...). Fuera cual fuera su designación, la empezaron a colonizar Groenlandia y a explorar el norte de África y
procedencia inicial de todos ellos eran las regio- el litoral norte de América. Otros escandinavos, Europa oriental, se
nes escandinavas, y hoy los conoceríamos por un principalmente de la actual costa este de Suecia, asentaron en Kiev,
nombre mucho más popular: vikingos. Un tér- fueron muy activos en Europa oriental y se en- colonizaron
mino derivado del idioma nórdico antiguo que riquecieron con las pieles, el tráfico de esclavos Groenlandia e
incluso llegaron
originalmente hacía referencia no a un grupo y la exacción de tributos. Algunos de sus líderes hasta las costas
humano, sino a una forma de ganarse la vida ba- lograron asentarse en lo que hoy es el norte de del norte de
sada en la piratería y la realización de incursiones Rusia, otros se hicieron con el control de centros América. Este
anfibias sobre costas extranjeras. de poder como Kiev. Asimismo, llevaron >>> mapa en inglés
muestra su
expansión.

ASC

MUY HISTORIA 25
 >>> sus ataques hasta Constantinopla y el mar
Caspio, sirvieron como mercenarios de los em-
peradores de Bizancio y entablaron relaciones
comerciales con Bagdad y Corasmia.

¿QUÉ LLEVÓ A LOS PUEBLOS

VIKINGOS A EMPRENDER ESTA
ESPECTACULAR EXPANSIÓN?
Los historiadores actuales han barajado explica-
ciones de lo más variado. La sobrepoblación y la
escasez de tierra cultivable en Escandinavia se
han citado de manera repetida como una de sus
causas, aunque no es un argumento totalmente
convincente, debido a que las primeras genera-
ciones de vikingos estuvieron más interesadas en
el botín que en los suelos fértiles. Un infanticidio
femenino selectivo –y la preferencia por los ni-
ños varones sobre las hembras en un ambiente
político competitivo– también pudo derivar en
un exceso de hombres jóvenes en busca de una
oportunidad de conseguir riquezas y reputación
a través de la participación en incursiones allende
el mar. Otra de las explicaciones más populares
a la migración la atribuye a la consolidación de
una autoridad fuerte –las futuras monarquías del
mundo nórdico–, que habría provocado un exilio
masivo por razones políticas. Sin embargo, debe
recordarse que esa centralización del poder no se
produce en Escandinavia hasta principios del si-
glo X, cien años después del inicio de los ataques.
Es indudable que la ampliación agresiva de las
fronteras del Reino carolingio (ca. 768-814) sus-
citó tensiones entre el imperialismo cristiano y
el mundo pagano escandinavo. De acuerdo con
esta hipótesis, las incursiones vikingas se expli-
carían como reacciones de autodefensa. Sin >>>
ASC

EN BUSCA
DE TIERRAS.
En la imagen,
una flota danesa
a punto de NO TODOS ERAN VIKINGOS
invadir Inglaterra
y, sobre todo, Noruega. Aparte nínsula escandinava (790-800),

E
en una miniatura n contra de lo que a veces
del siglo XII se cree, no todos los es-
que ilustra la candinavos de los siglos
Miscelánea VIII-XI eran vikingos, ni siquiera
sobre la vida de todos aquellos que emprendían
san Edmundo. aventuras de ultramar. En la Es-
candinavia del siglo VIII, muchos
pequeños propietarios de tierras,
jefes locales (bôndi) e incluso re-
gionales (jarl) empezaron a per-
der fuerza paulatinamente frente
a la creciente concentración de
poder de la alta aristocracia, esto
es, los grandes terratenientes de
las órbitas cortesanas y los pro-
pios reyes de Suecia, Dinamarca
de estas injerencias monárqui-
cas en las políticas locales, mu-
chos bôndi y algunos jarl esta-
ban siendo sometidos a una ca-
da vez mayor presión fiscal. Por
esos motivos, para finales del
siglo VIII algunos decidieron re-
unir a sus respectivos hombres,
la mayoría campesinos, y probar
suerte en otras tierras.
Los primeros en hacerlo fueron
los de la costa occidental norue-
ga (780-790), sobre todo de Hor-
daland y Rogaland. Muy pronto
les siguieron los del sur de la pe-
procedentes del Oslofjord y de
la región del Viken, y finalmente
los de la península de Jutlandia
(800-810). Sus insólitas técnicas
de construcción naval les permi-
tieron abrirse paso en grandes
distancias no solo por mar, sino
también por estuarios y ríos, que
remontaban con facilidad gracias
al poco calado y peso de sus ori-
ginales barcos. En la década de
780, los primeros noruegos ya
habían visitado los archipiélagos
del norte de Escocia (sobre todo
Shetland y Orcadas).

26 MUY HISTORIA
 Talla en madera
del siglo XII que
representa una
escena de la
saga nórdica de
Sigurd en la que
el herrero Regin
forja su espada.
ALBUM

Se barajan muchos factores –sobrepoblación, escasez de tierra,

exilio político...– como posible causa de la expansión vikinga
MUY HISTORIA 27

GRANDES
NAVEGANTES.
Los vikingos >>> embargo, en esa época las regiones escandi-
desarrollaron un navas carecían de la unidad política o religiosa
alto desarrollo
tecnológico en
necesarias para haber organizado una respuesta
la fabricación de coordinada. Asimismo, diferentes argumentos
navíos, cuyo han explorado las conexiones entre el comercio y
poco calado y la piratería, sugiriendo que el descubrimiento de
peso permitían las rutas marítimas y de las riquezas que oculta-
gran rapidez y
maniobrabilidad.
ba el Occidente europeo impulsaron la transición
Sobre estas entre el mercadeo y el saqueo a lo largo del si-
líneas, un mapa glo VIII. Otra perspectiva achaca la expansión
del mar del a una merma del flujo de plata oriental, que, co-
Norte de 1572. mo consecuencia, impulsó la multiplicación de
iniciativas nórdicas en busca de un suministro
alternativo en el oeste.
Sea como fuere, debe aceptarse que una sola ex-
plicación no sería capaz de justificar un fenómeno
tan complejo y dinámico como es la expansión
vikinga. Además, otros factores debieron facilitar
la diáspora escandinava, y han de ser considera-
dos catalizadores más que causantes directos. Por
ejemplo, se ha observado que los siglos X y XI
coinciden con un óptimo climático cuyas condi-
ciones favorecieron el viaje marítimo. Una realidad
Las crónicas medievales los pintan como feroces salvajes y las
sagas nórdicas como héroes que veneran a sus antepasados
28 MUY HISTORIA
ASC
que, junto con el alto desarrollo tecnológico de los
navíos conseguido por los escandinavos, contribu-
yó de forma incuestionable a su expansión.
UNA IMAGEN DISTORSIONADA
Por lo general, la historia de los vikingos ha esta-
do dominada por una imagen de fiereza, terror,
barbarie, crueldad y un insaciable deseo de ri-
quezas. Un retrato que es consecuencia tanto de
la oralidad de las sociedades paganas nórdicas
–que no dejaron por escrito su versión de los
hechos– como de las visiones tendenciosas pre-
sentadas por las crónicas europeas medievales,
poco preocupadas por entender la cultura o las
razones del comportamiento de los escandinavos
y muy centradas, en cambio, en maximizar los
efectos de sus incursiones.
Por lo general, los historiadores contemporáneos
han reconocido la parcialidad y las exageracio-
nes de las fuentes medievales, pero muchos han
emitido juicios igual de emocionales, perpetuan-
do el mito de que los vikingos eran únicamente
 AGE
UNA CULTURA
RICA Y POCO
CONOCIDA.
A la izquierda, El
funeral de un
vikingo (1893), óleo
sobre lienzo del
pintor inglés
victoriano de
temática historicista
y mitológica Frank
Dicksee. Abajo, villa
tradicional vikinga
de casas de madera
en la península de
Stokksnes
(Islandia).

brutos, ladrones, rufianes y una plaga que azotó

a las sociedades europeas civilizadas. No obstan-
te, otros académicos han mostrado una imagen
más favorable de los vikingos, adquirida a través
del estudio de su arte, la literatura escrita por sus
descendientes, los restos arqueológicos y los tes-
timonios de misioneros y viajeros árabes.
El problema de componer una imagen de los vi-
kingos a partir de las fuentes es que las crónicas
europeas y la literatura nórdica parecen describir
dos tipos de seres humanos opuestos: uno visto
desde el caos de la sangre y el humo, el otro desde
el brillo dorado del heroísmo y la veneración por
los antepasados. No obstante, es necesario buscar
una perspectiva más equilibrada sobre quiénes
fueron realmente. Los vikingos formaron parte
de una sociedad de guerreros, pero también de
agricultores, granjeros, pescadores, artesanos,
mercaderes y poetas. Una sociedad amante de la
belleza estética y llena de virtudes como el coraje,
la resistencia, la lealtad, el honor, la generosidad
SHUTTERSTOCK

y el amor por la libertad individual. Aun así, no

todos los vikingos fueron héroes rubios de ojos
azules, como tampoco fueron matones sedientos
de sangre. Lo que sí fueron es miembros de una
sociedad algo distinta a la del resto de Europa, Escanea este código QR para
más arcaica en algunos sentidos, basada en un saber más y profundizar en todos
los detalles sobre los vikingos, sus
código moral distinto, pero para nada primitiva,
costumbres y su época.
desorganizada o especialmente cruel. MH

MUY HISTORIA 29
 SHUTTERSTOCK / ALBUM

LA SEGUNDA
GRAN OLA.
En el mapa,
detalles de las
incursiones
vikingas en la
península
ibérica en los
años 859-860.

30 MUY HISTORIA
 Incursiones
de ida, 859-860

Incursiones
de vuelta, 859-860

Campamentos
de invierno

PENÍNSULA
IBÉRICA
Lugar de paso y asalto
Los vikingos arribaron a nuestras costas, en incursiones
esporádicas, en cuatro ocasiones: dos en el siglo IX, otra en el
X y la última en el XI. Aunque es un periodo de nuestra historia
con muchísimas lagunas, sí sabemos que su actividad aquí
fue escasa en comparación con la de otros lugares de Europa,
pero intensa y de suerte dispar, alternando triunfos y fracasos.

EDUARDO MANZANO
HISTORIADOR
MUY HISTORIA 31
 D
esde finales del siglo VIII, las gentes
que vivían en puntos de las costas at-
lánticas de Europa comenzaron a avis-
tar unos extraños y alargados barcos.
Aparte de ser muy rápidos, dichos na-
víos tenían la facilidad de atracar casi
en cualquier sitio, pues su calado era tan bajo que
no necesitaban puertos de aguas muy profundas
para fondear en ellos. Las tripulaciones de esos
barcos las formaban individuos provenientes de
Escandinavia, llegados a veces como pacíficos
comerciantes y otras, las más, como temibles sa-
queadores.
Aunque existen varias teorías sobre el origen de
la palabra, la más aceptada señala que vikingr
procede del nórdico antiguo y significa “pirata”.
Aprovechando la rapidez de sus naves, estos vi-
kingos podían recorrer grandes distancias, atacar
lugares cercanos a la costa, hacerse con grandes
cantidades de botín y de cautivos y regresar rau-
dos a sus lugares de origen cargados de riquezas,
de un cierto número de buenas historias que
contar –algo que daría lugar a la composición de
sus célebres sagas– y de un prestigio social simi-
lar al que pueda tener un exitoso emprendedor
en nuestros días. Hay indicios arqueológicos que
muestran que algunos de estos guerreros lleva-
ban los dientes limados, y ciertos testimonios
les describen como propensos a tatuarse la piel
y pintarse los ojos. Cuanto mejores y más costo-
sas fueran sus espadas y hachas, y cuanto mejor
provistos estuvieran de casco, escudo y cota de
malla, más posibilidades tenían de regresar sanos
y salvos de unas expediciones peligrosas y despia-
dadas en las que el éxito equivalía a la riqueza y el
fracaso a una muerte segura.
LLEGADA POR ASTURIAS
Sus primeras incursiones tuvieron como esce-
nario las costas occidentales de Inglaterra. Los
objetivos eran siempre iglesias y monasterios,
lugares de acumulación de riquezas poco o mal
defendidos. Durante la primera mitad del siglo
IX, estas expediciones se extendieron hacia Es-
cocia e Irlanda, alcanzando también las costas
de Frisia y Francia. Poco después, en el año 844,
una expedición vikinga llegó al Reino de Astu-
rias, atacando primero Gijón y más tarde un
lugar llamado Farum Brigantium (posiblemente,
Su primer contacto con la Península fue el ataque
contra el Reino de Asturias (en concreto, Gijón) en
el año 844, tras el cual se dirigieron a al-Ándalus
32 MUY HISTORIA
La Coruña). Un cronista cristiano califica a es-
ta gente del norte (Nordomanorum gens) como
“pagana y muy cruel, hasta entonces desconocida
por nosotros, y que ha llegado a nuestra región a
bordo de sus barcos”. Aunque el cronista añade
que fueron derrotados y sus barcos incendiados,
lo más probable es que estos expedicionarios
vikingos no encontraran gran cosa que saquear
en tierras asturianas y gallegas y decidieran con-
tinuar su viaje bordeando la costa atlántica de
Portugal con destino al-Ándalus, el territorio
musulmán plagado de ciudades y riquezas. Así,
llegados a la desembocadura del Guadalquivir, los
barcos vikingos remontaron el curso del río –una
táctica similar a la que emplearían más tarde en
sus ataques contra Londres y París– para arribar a
una de las ciudades de al-Ándalus más populosas
y ricas: Sevilla.
EL SAQUEO VIKINGO DE SEVILLA
Los autores árabes muestran la misma sorpresa
que los cristianos ante la inesperada llegada de
estas gentes venidas del norte, a las que dan el
nombre de mayus o madjus, un término reser-
vado a las poblaciones paganas, o de normandos
(lardumanni). Con gran lujo de detalles, estos
autores cuentan la llegada en octubre del año 844
de esta expedición vikinga formada por 54 naves,
acompañadas de otras tantas de carga, destina-
das a servir tanto de aprovisionamiento como
de transporte para los cautivos y el botín que se
esperaba obtener. Los vikingos establecieron su
primer campamento en Isla Menor, en las maris-
mas del Guadalquivir, apenas a una jornada de
distancia de Sevilla. Desde allí fueron hasta Coria
del Río, a medio camino de la capital, destruyen-
do la aldea y matando a sus habitantes.
El ataque a Sevilla se produjo poco después. La
ciudad carecía de murallas y sus habitantes in-
tentaron hacer frente a los asaltantes saliendo a
campo abierto. Una lluvia de flechas disparadas
desde los barcos rompió las filas de los defenso-
res y los vikingos, después de poner pie en tierra,
diezmaron a los que aun resistían. Durante los
siete días siguientes, los barcos vikingos quedaron
atracados a orillas del Guadalquivir, mientras sus
tripulantes se dedicaban a un saqueo sistemático
de la ciudad, haciéndose con un gran botín y to-
mando numerosos cautivos, especialmente >>>
ALBUM
ABD AL-RAHMAN II.
El ataque vikingo a Sevilla
en 844 pilló desprevenido al
emir omeya de Córdoba
Abderramán II (792-852), a
quien vemos en este grabado
del siglo XIX recibiendo a una
embajada extranjera.
ASC

VISITANTES DEL NORTE.

Hubo cuatro oleadas de ataques
vikingos a la península ibérica,
dos en el siglo IX, una en el X y la
última en el XI. En la imagen, el
cuadro Visitantes del otro lado del
mar, del artista ruso Nikolái
Roerich (1874-1947).
ASC

mujeres y niños. Es muy probable que una

DISGREGACIÓN DEL CALIFATO. Cuando
llegaron los invasores nórdicos, ya se había partido
en reinos de taifas (en el mapa, taifas hacia 1080).
parte de la expedición decidiera regresar a Es-
candinavia con los beneficios obtenidos, mientras
que la facilidad de la empresa convencía a la otra
parte de las posibilidades que podía ofrecer una
base en las inmediaciones de Sevilla, mientras es-
peraban nuevos refuerzos.
La noticia del inesperado ataque vikingo cogió
completamente desprevenido al emir omeya de
Córdoba, Abd al-Rahman II. Rápidamente, inten-
tó poner los medios para socorrer a los sevillanos,
pero en otoño el ejército se encontraba desmo-
vilizado y la rapidez con la que habían actuado
los atacantes hizo imposible llegar a tiempo para
impedir el desastre. De todas formas, al menos un
cuerpo de caballería pudo ser despachado a toda
prisa desde Córdoba. De creer a los autores ára-
bes, esta fuerza consiguió tender una emboscada
y derrotar a los atacantes vikingos en Tablada, en
las inmediaciones de Sevilla, donde fueron he-
chos prisioneros y ejecutados un gran número de
ellos, mientras una treintena de sus barcos queda-
ban abandonados. Un poeta de la corte cordobesa
celebró el triunfo hablando de la carne cortada

34 MUY HISTORIA
de los normandos y de sus cabezas colgadas en
lanzas. La respuesta del emir, aunque tardía, ha-
bía logrado impedir al menos que los vikingos se
hicieran fuertes en el territorio de al-Ándalus.
El saqueo de Sevilla por los vikingos dejó una pro-
funda huella. Una de las obligaciones de cualquier
gobernante musulmán consistía en garantizar la
seguridad de los fieles y de sus territorios, y el
ataque contra Sevilla había puesto de manifies-
to la incapacidad del emir Abd al-Rahman II de
cumplir con esa tarea, lo que le convertía en un
gobernante menos legítimo a ojos de sus súbdi-
tos. De ahí que, una vez pasado el peligro vikingo,
Abd al-Rahman II sacara rápidas conclusiones y
ordenara la fortificación de Sevilla y otras ciuda-
des costeras, así como un aumento de la escuadra
con barcos capaces de disparar el célebre “fuego
griego”, un arma incendiaria a base de nafta y
óxido de calcio, que era especialmente efectivo
contra embarcaciones de madera.
LECCIÓN APRENDIDA
Gracias a estas medidas, cuando quince años des-
pués del primer ataque, en el año 859, una nueva
escuadra de algo más de sesenta embarcaciones
vikingas llegó de nuevo a al-Ándalus, las patrullas
navales omeyas pudieron responder con pronti-
tud. Algunas de estas naves fueron capturadas a
la altura de Beja en Portugal, lo que demostró que
no iba a ser sencillo repetir un ataque tan sorpre-
sivo como el que se había realizado contra Sevilla.
De hecho, ninguna ciudad ni lugar de importan-
cia llegó a ser saqueado por los vikingos, que no
tuvieron más remedio que cruzar el estrecho de
Gibraltar y merodear por algunas zonas del norte
de África. El botín obtenido consistió fundamen-
talmente en cautivos, que muy posiblemente
pudieron vender en los mercados de esclavos del
sur de Francia, donde se resguardaron con sus na-
ves durante el invierno.
El regreso a Escandinavia fue igualmente acci-
dentado, con distintas escaramuzas con la flota
omeya, pero también con un éxito resonante: la
captura del rey de Pamplona, García Íñiguez, que
solo fue liberado tras pagar un fabuloso rescate
de 70.000 dinares. Sin embargo, según algunas in-
formaciones, varios de los jefes de la expedición
decidieron abandonar la vida vikinga, cansados
de recorrer países tan alejados de sus regiones de
origen y agobiados también por la ausencia de sus
familias y de las gentes que habían dejado atrás.
Así, durante un siglo no parece que hubiera nue-
vas expediciones vikingas contra la Península. Sin
embargo, en la década de 960 es muy posible que
la ciudad gallega de Tuy sufriera un devastador
ataque: el obispo fue hecho prisionero y los habi-
tantes fueron asesinados o hechos cautivos, de tal
manera que durante años la ciudad quedó reduci-
da a la nada. Por esas mismas fechas, en Santiago
de Compostela se construyeron murallas para
defender la tumba del santo, y también en al-

LA CALMA ANTES DE LA TEMPESTAD

con el poder en algunos de ellos,

D
urante unas cuantas décadas, las
tierras hispanas estuvieron a sal-
vo de ataques normandos, pero
en la primera mitad del siglo XI llegó la
cuarta y última oleada. En 1014, ata-
caron y saquearon Tuy capitaneados
por Olaf Haraldsson, conocido tras su
canonización como san Olaf. Entraron
por el río Miño y lo navegaron hasta lle-
gar a Orense, Betanzos y Ribas de Sil.
En 1028, Galicia volvió a padecer su
presencia. Diecisiete años después, en
1031, eligen la costa mediterránea, pero
esta vez con un objetivo diferente: es-
tablecer pequeños reinos o principados
en Valencia, Almería, Denia y Baleares,
lo que logran con relativa facilidad por
la debilidad del califato de Córdoba, ya
cuando las taifas se unieron en reinos
más grandes lograron expulsarlos
definitivamente.
El último envite escandinavo en la
Península se produjo en 1108-1109
en el transcurso de la llamada Cruza-
da noruega, que atacó Tierra Santa.
Una expedición comandada por el
rey Sigurd I el Cruzado, que zarpó de
Noruega en 1107, atacó Galizuland (Ga-
licia), Sintra y Lisboa en 1108. Luego
bordeó el estrecho de Gibraltar y puso
rumbo a la taifa balear, donde diezmó
a la población sarracena de Formente-
ra (Forminterra) y se hizo con grandes
tesoros; también atacó Ibiza. Tras un
breve y cruento saqueo de Menorca
ALBUM

disuelto en los primeros reinos de tai- (Manork), las hordas de Sigurd I par-
fas. Si bien, en un principio, el pequeño tieron en la primavera de 1109 hacia La Cruzada del rey Sigurd,
tamaño de estos les impedía medirse Sicilia. En esta ocasión no atacaron Ma- xilografía de 1862.
a los normandos, que lograron hacerse llorca, reino próspero muy fortificado.

MUY HISTORIA 35
TUY, ARRASADA.
Esta hermosa
ciudad gallega a
orillas del Miño –en
la imagen, vista
desde el castillo
de Valença do
Minho (Portugal), al
otro lado del río–
sufrió un devastador
ataque vikingo en
torno al año 960.

HUELLAS VIKINGAS.
En España apenas
dejaron rastro
arqueológico, pero en
otros países –sobre todo
en Francia, donde
fundaron el ducado de
Normandía– su
presencia en la cultura
fue notable (dcha.,
estatua del dios nórdico
Odín junto a dos
guerreros vikingos).

36 MUY HISTORIA
 A lo largo del siglo
XI, las grandes
expediciones del pasado
fueron quedando atrás
por la mayor estabilidad
política y social de los
pueblos nórdicos
Ándalus cundió la alarma. En el verano de
966, veintiocho barcos vikingos fueron avistados
junto a Lisboa y Silves, lo que forzó a movilizar
la flota omeya; algo que, al parecer, impidió ma-
les mayores. Cinco años después, nuevas noticias
de barcos vikingos llevaron al entonces califa de
Córdoba, al-Hakam II, a movilizar tanto la escua-
dra como el ejército. En este caso, sin embargo, y
después de varios meses en campaña, los barcos
y las tropas regresaron a sus bases sin haber visto
a un solo vikingo.
A lo largo del siglo XI, las grandes expediciones
del pasado fueron quedando atrás. La cristiani-
SHUTTERSTOCK

zación de estas poblaciones y, sobre todo, una

organización política y social más estables fueron
convirtiendo a los expedicionarios vikingos en
conquistadores normandos. Se puede decir que,
SHUTTERSTOCK

mientras que en la península ibérica la presencia

vikinga solo dejó tras de sí un rastro de saqueos y
expediciones, en otras zonas europeas supuso un
cambio que marcó el resto de la época medieval.
El ducado de Normandía, que establecieron en
Francia en el siglo X, fue la base desde la que rea-
lizaron la conquista de Inglaterra ya en la centuria
siguiente, mientras que en Escandinavia distintos
reinos y señoríos también cambiaron el panorama
político de estas regiones. Aquí, sin embargo, los
ataques vikingos no alcanzaron nunca la misma
fuerza desestabilizadora que tuvieron en el resto
de Europa, en parte porque, debido a la presión
de las fuerzas de los reinos cristianos del norte,
por un lado, y de los musulmanes de al-Ándalus,
por otro, no pudieron tener nunca bases per-
manentes, viéndose obligados una y otra vez a
abandonar el terreno conquistado. MH

Escanea este código QR para

saber más y profundizar en
todos los detalles sobre las
incursiones de los vikingos
en la península ibérica.

MUY HISTORIA 37
AGE

RUMBO SUR.
Barcos vikingos
aproximándose a la costa
sobre un mar calmo y
a través de la niebla
(ilustración digital en 3-D).

38 MUY HISTORIA
 La primera gran incursión normanda contra la fachada atlántica de la
Hispania cristiana y al-Ándalus tuvo lugar en 844. Tras su paso por el norte
sembrando el pillaje y la brutalidad, y sin arredrarse ante la magnitud táctica
que presentaba la operación, los madjus pusieron Sevilla bajo asedio. Pero
los musulmanes tuvieron tiempo para organizar una respuesta adecuada y los
invasores norteños fueron derrotados de forma muy severa.

MANUEL ROJAS GABRIEL

PROFESOR DE HISTORIA MEDIEVAL (UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA)

MUY HISTORIA 39
 ASEDIO
DE PARÍS.
Un año después
del sitio a Sevilla,
en 845, otra flota
vikinga lanzó una
ofensiva sobre la
ciudad franca
copiando el modus
operandi de la
anterior: llegaron
remontando el Sena
y la sitiaron. Dcha.,
grabado anónimo
de 1890 que
muestra la lucha
entre los asaltantes
norteños y
los defensores

AGE
de la urbe.

C
uando por vez primera una flota es-
candinava hizo acto de presencia en las
costas atlánticas de la península ibéri-
ca con ánimos evidentes de saqueo y
depredación, ya hacía más de medio
siglo que bandas vikingas cada vez
más numerosas y osadas eran activas en diferen-
tes áreas de Europa occidental. En efecto, desde
los días iniciales en los que se produjo el contro-
vertido incidente de Portland en Dorset (789) y el
saqueo del monasterio nortumbrio de Lindisfar-
ne (793) por parte de grupos guerreros que pro-
cedían de Noruega, muchos parajes de Irlanda,
Escocia, las cadenas de archipiélagos boreales, la
Inglaterra anglosajona y el litoral del orbe franco,
desde Frisia hasta Aquitania, se hallaban someti-
dos a ataques marítimos protagonizados por los
hombres del norte. Si partidas noruegas fueron
quienes llevaron a cabo los primeros golpes, no
hubo que esperar mucho para que los daneses se
sumaran al fácil y rápido cultivo del botín y la to-
ma de cautivos, que fueron uno de los rasgos que
caracterizaron las décadas inaugurales de la Edad
Vikinga. Porque, en términos generales, la con-
quista territorial, la creación de protectorados y
la fundación de establecimientos permanentes de
carácter colonial mediante el empleo de la fuerza
en tierras de la cristiandad latina fueron propósi-
tos que aparecieron un poco más tarde, a partir de
mediados de la década del siglo IX.
NUEVAS TIERRAS, NUEVOS BOTINES
En buena medida, esta primera expedición vi-
kinga contra la fachada atlántica de la Hispania
cristiana y al-Ándalus debe ser entendida, más
que nada, como una prolongación natural hacia
tierras meridionales de las dinámicas de corte
agresivo que los nórdicos estaban llevando a cabo
contra los entornos de las principales redes flu-
viales del litoral franco. Siempre avisados a la ho-
ra de hallar nuevos objetivos en los que pudieran

40 MUY HISTORIA
La expedición vikinga de 844 fue una prolongación
natural hacia tierras meridionales de los ataques
que estaban llevando a cabo en el litoral franco
recolectar buenos despojos mediante la aplica-
ción de la fuerza, fue perfectamente normal que
algunos jefes de guerra escandinavos barajaran
la posibilidad de pesquisar qué era lo que podía
haber en áreas que hasta entonces no habían sido
atacadas por ellos. Y que, por consiguiente, gus-
taran comprobar mediante el riesgo de la expe-
riencia qué botines podían ser obtenidos en esas
zonas distantes de sus regiones de origen. A esta
circunstancia importante, se debe sumar otro
trío de factores no menos notables. En primer
lugar, la circulación de noticias –que es más que
probable que se fueran tergiversando a causa de
la transmisión oral– que indicaban que en esos
países recónditos para ellos existía todo un mun-
do fabuloso de tesoros, que se hallaban al alcance
de hombres decididos y dispuestos a arrancarlos
de manos de sus dueños. En segundo lugar, >>>

ALBUM

RIQUEZAS DE
AL-ÁNDALUS.
Estas llegaron a
oídos de los
vikingos, hasta
entonces
habituados a
saquear pequeñas
localidades de botín
modesto, y eso los
puso en marcha.
Grabado coloreado
decimonónico que
muestra a Abd al-
Rahman II en el
esplendor de la
corte cordobesa.

MUY HISTORIA 41
SHUTTERSTOCK
INCLEMENCIAS
DEL TIEMPO.
Al parecer, el >>> un conjunto de motivos y pautas de actua-
estallido imprevisto ción que se hallaban asociados a la necesidad de
de una fuerte
tempestad jugó un
adquirir gloria y prestigio mediante el liderazgo
papel determinante y la pelea. Es decir, unas cualidades propias de
en el hecho de que un marco sociocultural que hundía uno de sus
la escuadra vikinga pilares básicos cohesivos en la necesidad del há-
se dirigiera a las bito de la guerra y en los repartos generosos de
costas cantábricas.
La imagen de
presas y trofeos entre sus seguidores y allegados,
arriba recrea la como un medio activo de fidelidad y unión in-
aparición en el terna de las partidas guerreras. En tercer lugar, y
horizonte de esto es muy propio de las interpretaciones que se
barcos vikingos en realizaban en la época acerca de por qué ocurría
medio de un mar
o se originaba una marea de acontecimientos, se
embravecido.
hallan los imprevistos del azar. Una eventualidad
que, en el caso de la larga incursión que aquí se
examina, estaría representada por la aparición
imprevista de una fuerte tempestad que, al pa-
recer, condujo sin ninguna opción a la escuadra
vikinga desde la desembocadura del río Garona
hasta las costas cantábricas.
FUENTES DETALLADAS
A pesar de que, como resulta lógico, esta expedi-
ción vikinga no ha dejado ningún rastro material,
a cambio, tanto las fuentes narrativas cristianas co-
mo las musulmanas ofrecen un registro relativa-
mente detallado de su desarrollo –pormenorizado
42 MUY HISTORIA
de acuerdo, claro está, al volumen de información
que suelen brindar los testimonios escritos de la
Alta Edad Media–, lo que quizás se pueda interpre-
tar como signo de que la incursión debió de causar
una gran impresión entre los afectados. Una con-
moción que, por ejemplo, halla adecuada síntesis
cuando la Crónica Rotense expone que los nórdi-
cos eran “gente hasta entonces desconocida, paga-
na y muy cruel”, mientras que el fabuloso Cronicón
Iriense no duda en señalar que, “sin respetar a lo
sagrado, [los norteños] eran más funestos que los
moros” y, desde el otro lado de la colina, la Historia
de al-Ándalus de Ibn Idari (siglo XIII) indica que,
ante la llegada de los escandinavos, “los hombres se
llenaron de temores y angustias”.
Por otra parte, aunque desde el siglo XIX algu-
nos autores se han atrevido a proponer ciertos
nombres de caudillos famosos que pudieron ca-
pitanear la flota –los desconocidos Wittingur y
Howich o Björn “Brazo de Hierro”, un personaje
que las sagas islandesas del siglo XIII decretaron
que fuera uno de los muchos hijos del legendario
Ragnar Lodbrok–, lo cierto es que esta sugeren-
cia carece de ninguna base histórica sólida, pese
a lo cual bastantes historiadores lo han seguido
indicando mediante la sencilla aplicación de la
fórmula de citar sin más trabajos previos. En
realidad, las bandas y los ejércitos de nordmanni
 Muchas fuentes cristianas y musulmanas ofrecen
información de lo sucedido: la Crónica Rotense, el
Cronicón Iriense, la Historia de al-Ándalus...
podían estar formados, de manera más o menos dinava en aguas del Mediterráneo ya en tiempos
circunstancial o semipermanente, por individuos del emperador Carlomagno –lo que significaría
oriundos de diferentes parajes de Escandinavia, que, antes, esa fuerza debió circunvalar la penín-
incluidos suecos, quienes en general fueron poco sula ibérica–. De idéntico modo, alguna noticia RAGNAR
activos en Europa occidental porque sus áreas de suelta quizás parezca señalar que a comienzos del LODBROK.
La historicidad
interés prioritario se hallaron desde muy pronto siglo IX se pudieron producir golpes vikingos de de este guerrero
en la Rusia europea. De todas maneras, teniendo baja intensidad contra puntos costeros situados y rey legendario
en cuenta la zona del espacio carolingio donde se en el actual País Vasco. Incluso, algún autor se de Suecia y
hallaba actuando la escuadra vikinga antes de sin- ha decantado por el año 843 como la fecha en Dinamarca, que
glar en dirección a la Península, lo más probable la que ocurriría la empresa bélica que aquí nos aparece tanto en las
crónicas de Saxo
es que el grueso de los efectivos que integraban el ocupa, pero el primer gran ataque vikingo contra Grammaticus como
contingente de guerra que vino a Iberia estuviera la península ibérica confirmado por la cronística en las posteriores
constituido por dánicos. de una forma amplia tuvo lugar en 844. sagas islandesas,
Es verdad que existe un pasaje en la Crónica Mo- es discutida, lo
zárabe de 754 que ha llegado a ser interpretado mismo que la de su
hijo Björn, al que
de forma errónea como una temprana arribada ASTURIAS, GALICIA Y PORTUGAL algunos atribuyen el
de nórdicos a la Península. También se ha lle- La expedición se gestó en Frankia. Levando anclas ataque a Sevilla.
gado a tomar a pies juntillas una anécdota del desde fondeaderos situados en el Sena y el Loira, Abajo, encarnado
chismoso e imaginativo cronista franco Notker una escuadra compuesta por más de medio cente- por el actor Travis
el Tartamudo que sitúa una banda pirática escan- nar de barcos entró por el cauce del río Garo- >>> Fimmel en la serie
televisiva Vikingos
(2013-2020).

AGE

MUY HISTORIA 43
SHUTTERSTOCK

ASOLANDO
LAS COSTAS.
La expedición, >>> na y rapiñó Tolosa. Sin embargo, en lugar de lidad de movimientos y las tácticas basadas en
siguiendo una volver a sus bases de partida o, incluso, más allá, la sorpresa constituían dos de los pilares sobre
derrota de
cabotaje, llegó a
a sus comarcas de origen en Escandinavia, la flota los que se fundamentaban las operaciones lle-
Asturias y siguió una derrota de cabotaje hacia el oeste que vadas a cabo por los vikingos cuando empren-
Galicia, dobló terminó por conducirla hasta Gijón, un núcleo de dían una incursión punitiva, el tercer puntal lo
Finisterre y población entonces demasiado modesto como pa- suponía la pertinacia hasta conseguir alcanzar
costeó Portugal ra obtener un botín apreciable que satisficiera del unos fines queridos. Así que, vista la poca fortu-
hasta el extremo
sur de la
todo a los agresores. na que habían tenido debido a la dura oposición
Península, Nada sabemos sobre si, entre Aquitania y As- organizada por Ramiro I de Asturias, los nord-
depredando los turias, los vikingos se echaron sobre algún otro manni decidieron doblar el cabo de Finisterre y
parajes costeros punto de la costa. De lo que sí tenemos infor- comenzar a costear territorio emiral.
(incluida Lisboa). mación cierta es de que los nórdicos siguieron En las riberas de la presente Portugal, la suerte
Sobre estas
su navegación exploratoria hasta arribar al an- les sonrió de forma mucha más grata que en la
líneas,
recreación tiguo faro romano de Brigantium (A Coruña), arisca Galicia cristiana. En agosto de 844, los
actual de un junto a la minúscula aldea de Clunia. La pre- escandinavos expugnaron Lisboa, depredaron
ataque vikingo sencia de los foráneos provocó que, con vistas a los alrededores y vencieron en tres ocasiones
con flechas repelerlos, acudiera a la posición una hueste de a las fuerzas musulmanas que llegaron para
incendiarias. socorro. En parte debido a la oportuna coope- rechazarlos. En septiembre, los vikingos ya se
ración que prestó una tormenta repentina, que hallaban en el extremo sur de la Península: sa-
hizo zozobrar algunas naves, y en parte gracias quearon Cádiz, Medina Sidonia y Algeciras, y
al empleo de balistas por parte de los defenso- entra dentro de lo probable que una flotilla se-
res, cuyos proyectiles incendiarios quemaron o parada de la escuadra principal hiciera lo mis-
dañaron algunas embarcaciones, los vikingos mo en Arcila (Marruecos), una población que
tomaron la decisión de retirarse. Pero si la agi- era dependiente del lejano califato abasí. Vista

En su viaje hacia el sur, expugnaron Lisboa y sus

alrededores y más tarde saquearon Cádiz, Medina
Sidonia y Algeciras y puede que hasta Arcila
44 MUY HISTORIA
la relativa facilidad con la que consiguieron eje-
cutar estos golpes –y es probable que, también,
embriagados de triunfo–, fue en esos momen-
tos cuando los nórdicos resolvieron efectuar
una embestida todavía mayor. Así, remontaron
el curso del Guadalquivir y atacaron Sevilla, la
segunda ciudad en importancia de al-Ándalus
tras Córdoba y, desde luego, un núcleo urbano
de proporciones y riquezas nunca vistas antes
por ellos, habituados como se hallaban a los
diminutos lugares de habitación que entonces
tachonaban el espacio franco y, en especial, las
islas Británicas y la Europa septentrional.
Por motivos protectores obvios, los vikingos
instalaron su campamento principal en la Isla
Menor. Luego, sin arredrarse siquiera un poco
a causa de la magnitud táctica que presentaba
la operación, los madjus pusieron a Sevilla ba-
jo asedio y pronto, el 3 de octubre de 844, la
medina de la urbe cayó en sus manos, porque
carecía de la salvaguarda elemental de poseer
la fábrica de una cerca. Pero en el interior de
la ciudad los nórdicos se encontraron con un
par de obstáculos insuperables para los pobres
medios y parcos conocimientos de tormentaria
que tenían a su disposición; un par de circuns-
tancias que, por cierto, tantos problemas les da-
rían en otros escenarios bélicos: ni la alcazaba
fue tomada ni, tampoco, los agresores pudieron
prender fuego a la gran mezquita, de reciente
construcción. De todas maneras, las acciones de
pillaje que siguieron a la irrupción de los escan-
dinavos debieron ser terribles, y no resulta difí-
cil imaginar las escenas de pánico y brutalidad
que se debieron de producir entonces. Según las
alambicadas palabras del cronista Ibn Idari, los
guerreros norteños “hicieron sufrir [a los habi-
tantes de Sevilla] los dolores de la cautividad y
de la muerte, y durante los siete días que duró
su permanencia hicieron beber al pueblo el cáliz
de la amargura”; mientras que al-Nuwairi señala
que “los madjus no perdonaban ni a personas
ni a animales”. No obstante, en esos momentos
de éxito, los vikingos cometieron un torpe error
de cálculo que no tardaría en pasarles una seve-
ra factura. En lugar de levar anclas y ponerse a
salvo saliendo a mar abierto, quizás por minus-
valoración de la capacidad militar del enemigo
o también por la simple voracidad insatisfecha
que les impelía a acaparar todavía mayor canti-
dad de despojos, o puede que por la arrogante
adición de ambos factores, incurrieron en la
torpeza operativa evidente de quedarse in situ,
con vistas a someter a reiteradas acciones de de-
predación las comarcas y localidades próximas.
Una resolución atrevida que brindó a los musul-
manes tiempo suficiente para poder organizar
una respuesta militar adecuada.
LA BATALLA DE TABLADA
Bajo las órdenes del hajib Isa Ibn Shuhayd, se or-
ganizó en Córdoba un ejército de socorro que se
desplazó hasta el Aljarafe sevillano, donde – >>>
ISLA MENOR.
SHUTTERSTOCK
En este terreno
situado en las
marismas del
Guadalquivir,
junto a Sevilla,
se asentaron
los hombres
del norte e
instalaron su
campamento
militar principal,
desde el cual
lanzaron el
ataque y asedio
contra la ciudad.
MUY HISTORIA 45
ASC

DROMONES.
El emir omeya
aprendió de sus >>>aunque pueda parecer sorprendente debido de forma muy severa en la batalla de Tablada
errores y mandó a la distancia existente entre la Marca Superior (11-18 de noviembre de 844), en la que sufrie-
construir una de al-Ándalus y Sevilla– incluso se le unieron ron varios centenares de bajas y perdieron una
armada de estos
navíos de guerra
fuerzas comandadas por Musa ibn Musa al-Qasi, treintena de barcos, que puede ser que fueran
bizantinos para el caudillo semiindependiente del poderoso clan incendiados por una sustancia parecida al mor-
contar con una de los Banu Qasi. tífero fuego griego. Aparte de los muertos y he-
defensa eficaz. A partir de ese momento, los musulmanes to- ridos, resultaron capturados unos cuatrocientos
En la imagen, maron la iniciativa. Tras varias refriegas en las guerreros nórdicos, que, como los musulmanes
maqueta de un
dromón en el
que los adversarios tuvieron la ocasión de tan- no tenían nada que envidiar a nadie en lo que se
Museo de la tearse entre sí, las huestes muslimes obligaron a refiere a niveles de crueldad, fueron más tarde
Guerra de los vikingos a presentar batalla en campo abier- colgados en las palmeras de la ciudad, y unas
Atenas (Grecia). to, algo a lo que estos no estaban habituados. doscientas cabezas cortadas –entre las que se
Poniendo en práctica los primeros la táctica hallaba la del jefe escandinavo que mandaba
habitual andalusí del tornafuye o retirada fin- la expedición– fueron remitidas a Arcila como
gida, los invasores norteños fueron derrotados macabra expresión de la victoria.

Abd al-Rahman II ordenó circunvalar Sevilla y

otras poblaciones con una cerca urbana y dotó a la
ciudad de unas nuevas atarazanas y armería
46 MUY HISTORIA

PESAROSO VIAJE DE VUELTA
A esas alturas, lo que quedaba de la fuerza vi-
kinga se hallaba al borde del colapso y sin líde-
res, así que comenzó a retirarse Guadalquivir
abajo hostigada por la gente, que le lanzaba
piedras. Sin embargo, y aunque poca cosa te-
nían con la que poder negociar, los vikingos
consiguieron concertar un pacto por el que, a
cambio de la entrega de prisioneros y de una
parte del botín cosechado, recibieron algunos
bastimentos y, sobre todo, se aseguraron su
salida al mar sin recibir mayores castigos. La
última noticia veraz con la que se cuenta nos
indica el paso del resto de la mohína flota es-
candinava por las costas del Algarve, donde to-
davía –quizás con vistas a obtener provisiones
para el viaje de retorno, o puede que simple-
mente para intentar “curar” en algo la humi-
llación recibida– los nórdicos tuvieron ánimos
suficientes para realizar una corta incursión en
la comarca.
Una vez de vuelta en Frankia, no resulta des-
cartable que los mustios supervivientes de la
expedición a Iberia difundieran entre los suyos
la nueva del tremendo fracaso que había su-
puesto la campaña meridional; en particular,
cuando tuvieron que hacer frente en campo
raso a un ejército andalusí numeroso y orga-
nizado. Tal vez esta fuera una razón de peso
para que, durante los quince años que siguie-
ron, ninguna escuadra vikinga volviera a em-
ALBUM
NEGOCIAR.
Los vikingos
fueron derrotados
con contundencia
por los andalusíes,
pero lograron un
pacto: entregaron
prisioneros y parte
del botín y se les
permitió volver al
mar. A la izquierda,
Una victoria vikinga,
cromolitografía de
1883 que muestra
a una joven
implorando por su
vida ante unos
guerreros nórdicos.
prender una gran intentona destinada a atacar
la península ibérica. No obstante, puede que el
ataque a Sevilla, en particular, tuviera una con-
secuencia colateral favorable a los normandos,
pues otra flota asaltaría al año siguiente –en
marzo de 845– la ciudad de París y gran parte
de la actual Île-de-France siguiendo el mismo
modus operandi: remontar el río –en este ca-
so, el Sena– y poner sitio a la urbe. El asedio,
en esta ocasión, se saldó con la retirada de los
vikingos a cambio del pago de un cuantioso
rescate.
Por su parte, y a fin de evitar futuras sorpre-
sas desagradables, el emir Abd al-Rahman II
ordenó circunvalar Sevilla y otras poblacio-
nes con una cerca urbana, dotó a la ciudad de
unas nuevas atarazanas y armería, reforzó las
hasta entonces escuálidas defensas costeras y,
en especial, mandó construir una armada de
dromones, navíos de guerra de estilo bizanti-
no, bastante rápidos, equipados con velas de
tipo latino, pertrechados con una tripulación
de entre 150 y 200 hombres y –ya probada su
eficacia– amunicionados con fuego griego.
Por último, una leyenda popular de origen
incierto y del todo punto inverosímil cuenta
que algunos vikingos, tras recibir el perdón, se
quedaron a vivir en la región, se convirtieron
al islam y, triste destino para un guerrero, de-
vinieron en comerciantes de queso. Sic transit
gloria mundi. MH
MUY HISTORIA 47
 DESTINO : EL MEDI T ERR Á N EO
( M U RCI A , B A L E A R ES, CATA LU Ñ A , F R A NCI A , I TA L I A ... )

LA SEGUNDA
GRAN
INCURSIÓN
Tras la expedición de 844, la península ibérica había quedado
libre de ataques. La paz sería, sin embargo, momentánea para
unos vikingos establecidos en el río Loira −en las cercanías
de la actual ciudad francesa de Nantes− y deseosos de
obtener fama y riquezas en el Mediterráneo.

DAVID NOGALES RINCÓN

HISTORIADOR (UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID)

48 MUY HISTORIA
 ISTOCK

MUY HISTORIA 49
 L
a nueva oleada de ataques se inició pro-
bablemente durante el verano de 858 y
se prolongó a lo largo de aproximada-
mente cuatro años, quizá hasta la pri-
mavera de 862, en un discurrir de los
acontecimientos que no siempre es fácil
de conocer con precisión, fruto tanto de los si-
lencios y de las contradicciones de las fuentes
como del carácter mítico pronto alcanzado por
algunos de estos episodios.
La aventura, según algunas de estas fuentes, sería
protagonizada por una nueva generación de vikin-
gos: el danés Björn Jaerside (literalmente, Costado
de Hierro), hijo del legendario Ragnar Lodbrok,
y uno de los más famosos caudillos escandinavos
del siglo IX, Hastein. El viaje llevó a los vikingos
a entrar nuevamente en contacto con viejos cono-
cidos en los reinos cristianos del norte peninsular
y en al-Ándalus, pero también a conocer nuevas
tierras en África y el Mediterráneo a través de una
sucesión de audaces ataques marítimos e incursio-
nes en tierra firme que ayudaron a cimentar entre
cristianos y musulmanes la visión violenta y pirá-
tica de estos navegantes nórdicos.
Como ya había sucedido en el pasado, la nueva
expedición alcanzó la Península por el norte, pro-
bablemente en el verano de 858, durante el reina-
do de Ordoño I de Asturias (r. 850-866), con una
flota integrada por entre sesenta y cinco y ochenta
barcos. Fue entonces cuando, según nos cuenta la
Crónica Albeldense, los normandos (lordomani)
ASC
PROTECCIÓN.
En la imagen, el
peñón de Raíces,
en Castrillón
(Asturias), donde se
ubican los restos
del Castillo de
Gauzón. Según
algunas teorías, fue
fortificado como
defensa frente a los
ataques de los
hombres del norte.
50 MUY HISTORIA
que «aparecieron por segunda vez en las costas de
Galicia» fueron «exterminados» por un tal «con-
de Pedro»; un desconocido personaje que ha sido
identificado con el noble Pedro Theón, del entor-
no de Alfonso III, con el magnate gallego Her-
menegildo Pérez o con el repoblador de Oporto,
Vimara Pérez. En la presencia de estos viajeros del
norte y el peligro que entrañaban para el Reino de
Asturias se ha querido ver el origen de la fortifi-
cación costera del Castillo de Gauzón, en la ría de
Avilés, o del amurallamiento de la iglesia de San
Salvador de Oviedo. En cualquier caso, parece
que la rápida reacción de los astures evitó males
mayores en el interior de Galicia e impulsó a los
normandos a avanzar hacia el sur de la Península,
alcanzando al-Ándalus en el año 859.
AL-ÁNDALUS Y LOS MADJUS
Pronto llegó el primer encontronazo de los musul-
manes con los vikingos, a quienes las fuentes anda-
lusíes denominarán al-madjus: un término deriva-
do de la palabra magi, utilizada inicialmente para
aludir a los persas de religión zoroástrica que se
acabaría aplicando, sin embargo, a los vikingos con
un sentido peyorativo, cercano a las connotaciones
que tenía el término pagano entre los cristianos. En
las costas portuguesas del Atlántico, en la provincia
de Beja, los daneses hubieron de hacer frente con 62
buques al emir de Córdoba Muhammad I (r. 852-
886), cuya flota consiguió capturar dos naves >>>
MUSEO DEL PRADO

EN TIEMPOS
DE ORDOÑO I.
Retrato de Ordoño I
de Asturias (1852,
Eduardo Cano de la
Peña). Fue durante
su reinado,
probablemente en
el verano de 858,
cuando los
normandos
volvieron a aparecer
por Asturias y
Galicia, según relata
la Crónica
Albeldense.

Ciertas fuentes afirman que la incursión de 858-862 fue

protagonizada por el hijo de Ragnar y por Hastein, famoso
caudillo escandinavo del siglo IX
MUY HISTORIA 51
 SHUTTERSTOCK
ENTRE 65 Y
80 BARCOS.
Según afirman las
crónicas, esa era la
composición de la
flota que realizó la
expedición vikinga
del año 859, que
alcanzó la Península
por el norte.

Aunque se apoderaron de Algeciras y quemaron

su mezquita mayor, los vikingos comprendieron la
amenaza que entrañaba la poderosa flota emiral
52 MUY HISTORIA
>>> vikingas repletas de «oro, plata, prisioneros y costas atlánticas de África y llegaron a Nékor
municiones», como nos cuenta el cronista islámico (Nador, en la actual costa de Marruecos), con-
–posterior a los hechos (s. XIII)– Ibn Idari. vertida en el nuevo objetivo de los normandos.
El resto de los barcos vikingos pudo avanzar hacia Los Anales irlandeses nos informan de la vio-
Sevilla, donde el río Guadalquivir ofrecía intere- lencia que acompañó a la incursión en África,
santes perspectivas para penetrar hacia el interior. donde «entablaron batalla con los mauritanos, ESTA VEZ,
SEVILLA
Sin embargo, la orden del emir andalusí de hacer provocando grandes pérdidas», e incluso le cor- SE LIBRÓ.
frente a los daneses impidió la incursión vikinga y taron la mano de un tajo al «rey de Mauritania» La vigilancia
disuadió a estos, al menos de forma momentánea, con una «gran espada». Tras algunos encontro- dispuesta por el
de continuar los ataques contra el territorio anda- nazos militares en los que los vikingos lucharon emir y su orden
de hacer frente
lusí; aunque pudieron apoderarse de la ciudad de cuerpo a cuerpo vestidos con sus lorigas, estos a los norteños
Algeciras (Cádiz) y quemar su mezquita mayor, pudieron saquear el territorio y obtener un gran disuadió a estos
pronto comprendieron la amenaza que entrañaba número de esclavos negros que acabarían reca- de volver a
la poderosa flota emiral, comandada por los almi- lando en Irlanda: los conocidos como «hom- intentar hacerse
rantes Jasjās e Ibn Sakūh. bres azules ( blåmenn )», por su color de piel. con Sevilla
como en 844, y
Además, en la incursión, los daneses tomaron
se conformaron
como cautivas a dos princesas de la familia de con Algeciras.
AVENTURAS EN ÁFRICA los Banū Sālih, que gobernaba en la región, las En la imagen,
Y EL MEDITERRÁNEO cuales permanecieron presas hasta que el emir mascarón de
Conducidos hacia el sur por los vientos, los vi- andalusí accedió a rescatarlas. proa de un
kingos se dirigieron desde la Península hacia las Nador se convirtió en una simple escala an- >>> drakkar junto a
la orilla de un río
o de un lago.

SHUTTERSTOCK

MUY HISTORIA 53
 En el norte de África, los vikingos capturaron un
gran número de esclavos negros que acabarían
recalando en Irlanda: los llamados “hombres azules”
>>> tes de la vuelta de los vikingos al Mediterrá-
neo. Primero, con el ataque a Murcia, quizá ya en
el año 860, donde pudieron saquear la fortaleza
de Orihuela (Alicante); después, con el asalto a
las islas Baleares (Formentera, Mallorca, Menorca
y quizá también Ibiza), que, según la Crónica de
Alfonso III de Asturias, quedaron «despobladas»
[ver recuadro en página siguiente].
En estos ataques, los vikingos también alcanza-
ron las costas mediterráneas del sur de Francia,
pues el obispo Prudencio de Troyes señalaría en
sus Annalium Bertinianorum que los «piratas
daneses» se «internaron por el Ródano y, tras
desolar ciudades y monasterios, en la isla que lla-
man Camaria [Camarga] establecieron su base»,
pasando así el invierno de 859/860 en la desem-
bocadura del Ródano. Allí, los daneses pudieron
dedicarse al saqueo, tomando, como cuenta Ibn
Idari, «multitud de cautivos, apoderándose de
mucho dinero».
A pesar de las duras condiciones de los viajes,
los vikingos no cejaron en el empeño de aumen-
tar su botín: probablemente en la primavera de
SHUTTERSTOCK
UN LARGO PERIPLO.
La expedición vikinga en torno al año 859 llegó por el Cantábrico, costeó la fachada atlántica de la península ibérica y recorrió
gran parte del Mediterráneo tocando en el norte de África, Baleares, la costa de Provenza, Italia y, según fuentes consideradas
poco fiables, hasta en Grecia.
54 MUY HISTORIA
860, una parte de la flota hubo de poner rumbo
hacia su base en Noirmoutier (Aquitania), lan-
zando a su paso ataques, no siempre exitosos,
contra Nimes, Arlés o Valence, tras remontar
unos 160 km el Ródano.
EL ESPEJISMO DE ROMA
«Vayamos a Roma y conquistémosla como he-
mos hecho con las ciudades de Francia». Con es-
ta frase, que el religioso Dudon de Saint-Quentin
pondría más de 150 años después en labios del
caudillo vikingo Hastein, aparece justificado el
viaje hacia Italia, llevado a cabo probablemente
en 860, que culminó con un violento ataque a la
ciudad de Lucca. Como un espejismo alimenta-
do por el ansia de riqueza y por la belleza de sus
mármoles e iglesias, la ciudad de Lucca se trans-
figuró a ojos de los vikingos en la Ciudad Eterna,
llamada a ser conquistada por Hastein.
La entrada en la pretendida Roma se llevó a cabo,
según Saint-Quentin, bajo un engaño que cabe
situar probablemente más en el campo de >>>

INCURSIONES EN BALEARES
L
as islas estuvieron bajo dominio bizantino hasta su
conquista por parte del emirato cordobés en 903. Sin
embargo, los siglos VIII y IX fueron más de dominio
nominal del Imperio bizantino que real, por lo que sobre es-
tos siglos no se tiene apenas información (la cosa cambia
con la conquista andalusí y, sobre todo, con la reconquista
cristiana). Este hecho afecta de gran manera al tratar de in-
vestigar la presencia vikinga en Baleares, aunque sabemos
que los hombres del norte llegaron en el siglo IX a las islas,
donde, como en tantos otros lugares, desembarcaron y sa-
quearon prácticamente a su antojo.
La poderosa escuadra vikinga atacó el archipiélago hacia
859-860, produciendo una gran despoblación de los luga-
res más grandes y ricos, poco más de cuarenta años an-
tes de que Mallorca viviera su particular islamización por
vía militar. Tras atravesar el Estrecho y recalar en Nador
(Marruecos), lugar donde hicieron numerosos cautivos, los
vikingos reembarcaron y navegaron hacia las costas orien-
tales de la Península, en dirección al reino del visigodo Teo-
domiro (actuales Alicante y Murcia). Una vez allí, desembar-
caron, pusieron en fuga a las milicias de la zona y tomaron
la fortaleza de Orihuela, desde la que hicieron muchas in-
cursiones por tierras interiores en busca de botín y prisio-
neros, tras lo cual se hicieron de nuevo a la mar. Esta vez,
la flota escandinava se dirigió a las islas Baleares, donde
atacó Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, y luego regre-
só a las costas peninsulares, hacia Cataluña. Allí saquearon
un pequeño monasterio junto al río Ter. Seguidamente, se
dirigieron a la desembocadura del Ródano, realizando in-
cursiones y pillajes en Francia e Italia. Los mandos escan-
SHUTTERSTOCK
dinavos, finalmente, decidieron retornar a sus bases bor-
deando la península ibérica. En el viaje de regreso tuvieron
un nuevo encuentro con la flota andalusí, del que salieron
otra vez derrotados. Sin embargo, este varapalo no impidió
que más adelante realizaran una última gran acción cuando
se encontraban en aguas del Cantábrico: el secuestro de
García Íñiguez, rey de Pamplona [ver siguiente recuadro].
Siglo y medio más tarde, en 1018, Roger de Tosny atacó
Mallorca con un gran destacamento de descendientes de
vikingos. Este noble normando fue la pesadilla de los sa-
rracenos de Dènia y Mallorca. Los condados cristianos,
que apenas resistían el empuje de los ejércitos bereberes,
dueños ya de buena parte de la península ibérica, agrade-
cieron la llegada de estos mercenarios de sangre escan-
dinava. Casi un siglo después, en 1109, en el transcurso
de la llamada Cruzada noruega del rey Sigurd I, que ata-
có Tierra Santa, los escandinavos volvieron a dejarse ver
por Baleares. La expedición de Sigurd zarpó de Noruega
en 1107, atacando a su paso Galizuland (Galicia), Sintra
y Lisboa. Tras bordear el estrecho de Gibraltar, llegó a la
Taifa balear, donde diezmó a la población sarracena de
Formentera e Ibiza. Más tarde, un grupo de 5.000 norue-
gos a bordo de sus drakkar enfiló la bocana del puerto
de Mahón, atacando la pequeña fortificación que se le-
vantaba en Maguna. Tras un breve y cruento saqueo de
Menorca (en la imagen, Punta de s’Espero), las hordas
nórdicas de Sigurd I partieron en la primavera de 1109
hacia Sicilia. El saqueo de Menorca quedó reflejado en la
saga nórdica islandesa Heimskringla (Círculo del Mundo),
de 1225.
MUY HISTORIA 55
 >>> lo legendario que en el de lo real, si tene-
mos en cuenta su similitud con otros relatos co-
nocidos en el ámbito ruso o inglés. Según el de
Saint-Quentin, Hastein, con el fin de asegurar su
entrada en la ciudad, envió un mensajero para
decir que, al borde de la muerte, deseaba reci-
bir a Cristo. Tras permitir entrar los luqueses al
caudillo vikingo con la misma confianza con que
los troyanos habían recibido al gran caballo de
madera, el danés fue purificado por las aguas del
bautismo y acto seguido simuló su fallecimiento.
Durante sus funerales, el cuerpo de Hastein co-
bró vida sorpresivamente para sembrar la muerte
entre los asistentes y, a continuación, los daneses
devastaron la ciudad.
Tras Lucca, otros enclaves costeros de la penínsu-
la itálica sufrieron un destino similar, como Pisa
o Fiesole, ambas en la Toscana, donde perdemos
temporalmente la pista a Hastein. Algunas fuen-
ALBUM
EL SECUESTRO DEL
REY DE PAMPLONA
E
n 859 –aunque quizá cabría adelantar la
fecha al verano de 858–, tuvo lugar una
exitosa operación que aseguró a los vi-
kingos una inmensa riqueza en forma de res-
cate: los 70.000 dinares de oro comprome-
tidos a cambio de la liberación del segundo
rey de Pamplona, García Íñiguez (r. 851/852-
881/882), capturado en la capital del reino
a través de una acción que se pudo llevar a
cabo bien desde la costa cantábrica, bien
desde el golfo de León o bien remontando el
río Ebro. La captura dejó el trono pamplonés
vacante durante varios meses, abriendo un
vacío de poder que sería aprovechado por
Musa ibn Musa, gobernador de Tarazona y tío
del rey, quien le arrebató a este algunas de
sus fortalezas fronterizas.

FLOTAS
ANDALUSÍES.
A partir del siglo
IX, adoptaron
elementos de
los bizantinos
–como el uso de
nafta, a imagen
del llamado
“fuego griego”–
y de los vikingos
–barcos de
menor calado y
más ligeros–.
Dcha., barcos
de guerra
andalusíes en
miniatura del
siglo XII.

56 MUY HISTORIA

Según una tradición quizá legendaria, el caudillo
Hastein creyó que la ciudad toscana de Lucca era
Roma y urdió un elaborado plan para tomarla
tes árabes y cristianas pretenden que los vikingos
llegaron hasta Grecia, aunque hay una tendencia
entre los especialistas a incluir dentro de la le-
yenda esta aventura en el Mediterráneo oriental.
ACCIDENTADO REGRESO A CASA
La vuelta no fue ni mucho menos plácida. En su
acercamiento a Málaga, probablemente en 861,
los vikingos no pudieron desembarcar –dada la
vigilancia que el emir había desplegado en la cos-
ta– y, lo que sería peor, hubieron de sufrir el ata-
que de la flota andalusí, equipada con arqueros y
nafta, obtenida del petróleo crudo, que produjo
la destrucción de dos de los barcos vikingos. Las
restantes naves continuaron su viaje hacia el At-
lántico en un arriesgado tránsito por el estrecho
de Gibraltar en el que, fruto de una tormenta, los
vikingos perdieron hasta cuarenta barcos.
SHUTTERSTOCK
POR TIERRAS
DE ITALIA.
Los vikingos
saquearon
varios enclaves
de la península
itálica, casi
todos en la
Toscana, como
Pisa, Fiesole o
Lucca (arriba,
Mermados tras numerosos enfrentamientos te-
el Puente del
rrestres y marítimos y un naufragio, las aventuras Diablo de
de los vikingos en las costas peninsulares y en el Garfagnana,
Mediterráneo tocaban a su fin. Seguramente, pa- cerca de Lucca).
ra la primavera de 862, si no antes, los expedicio-
narios habían regresado a las familiares aguas del
norte de Europa. Bjørn intentó retornar a Dina-
marca, posiblemente con el fin de aprovechar su
prestigio y riqueza para conquistar el trono, aun-
que un naufragio en Frisia, en las costas del mar
del Norte, sepultó sus sueños. Hastein, por el
contrario, buscó refugio en las aguas de la des-
embocadura del Loira, disfrutando allí del pres-
tigio y del botín capturado, que cimentaron sus
empresas posteriores en Francia e Inglaterra. La
aventura de los normandos en el Mediterráneo,
que había proporcionado inmensas riquezas a
costa de un elevado número de bajas, había fina-
lizado; al menos, por el momento. MH
MUY HISTORIA 57
 HACIA
AGE

TIERRAS
IGNOTAS.
Una flota de
drakkars
vikingos
surcando
el océano.
Acuarela de
Albert Sebille
(1874-1953).

E X PEDICION ES Q U E L L EG A RON A R U SI A Y A MÉRICA

DRAGONES
DEL MAR
Empezaron dejándose llevar por las mareas y por su intuición; acabaron llegando
a América y atravesando Rusia de norte a sur. La historia de las expediciones
vikingas es la de una formidable progresión, a medida que los habitantes
medievales de la fría península escandinava y Dinamarca descubrían nuevos
mundos y horizontes de riqueza insospechada.

JOSÉ ÁNGEL MARTOS

PERIODISTA Y ESCRITOR

58 MUY HISTORIA
MUY HISTORIA 59
ASC

PRIMERAS
SALIDAS.

L
En sus viajes as primeras expediciones marítimas de
iniciales, los los vikingos se dirigieron allá donde lo
navegantes
nórdicos
propiciaron vientos y corrientes. Así
cruzaron el mar pudieron cruzar el mar del Norte ha-
del Norte hacia cia las islas de Gran Bretaña e Irlanda
las islas ya a finales del siglo VIII. Pero se trató
Británicas, a de viajes a la ventura, sin mapas ni voluntad de
finales del siglo
VIII (arriba,
continuidad, que no comenzarían a consolidar-
mapa; derecha, se y hacerse cíclicos hasta la segunda década del
recreación). siglo siguiente.
La primera noticia de una expedición vikinga
no nos la proporcionarán ellos mismos, sino los
monjes de la isla británica de Lindisfarne, que re-
cibieron la inesperada visita en el año 793. Situada
frente a las costas del reino medieval de Northum-
bria (norte de Inglaterra), estaba a relativamente
poca distancia de Noruega. La presidía un casti-
llo-monasterio fundado por san Aidan, uno de los
monjes irlandeses que cristianizaron a los anglosa-
jones; por eso se la llamaba también la Isla Santa.
Los vikingos protagonizaron un sangriento ataque
contra los desprotegidos monjes (en aquella épo-
ca, era habitual que estos buscaran el aislamien-
to en lugares alejados del mundanal ruido, como
las islas). Destruyeron el monasterio y la noticia
conmovió a todo el reino, llegando incluso hasta
la corte de Carlomagno. Se gestaba así la funesta
fama que caracterizaría a estos guerreros –aunque
también comerciantes– nórdicos.
La fecha aceptada para el suceso es el 8 de junio
de 793, mes de muy buen tiempo en el mar del
Norte, imprescindible para que los vikingos pu-
dieran cruzarlo. Sin embargo, las siguientes ex-
pediciones se desviaron más hacia el norte >>>

60 MUY HISTORIA
SHUTTERSTOCK

MUY HISTORIA 61
 >>> y pasaron de largo Gran Bretaña para llegar
hasta Irlanda. Esta ruta pasaba sobre Escocia para
luego descender hacia el sur y encontrarse con las
costas gaélicas. Desde allí, los vikingos se inter-
naban por el mar de Irlanda, que separa ambas
islas y, como mar interior, les resultaba bastante
más plácido que el océano que acababan de cru-
zar. El primer destino de sus correrías fue otro
monasterio situado en una isla, la de St. Patrick,
que atacaron en el año 798.
Los vikingos comprendieron pronto que el mar de
Irlanda era un filón. Además de la facilidad de na-
vegación, ponía a su alcance hasta tres islas (Irlan-
da, Gran Bretaña y la más reducida isla de Man)
pobladas y desarrolladas, lo que significaba rique-
zas a disposición de quien se atreviera a tomarlas.
Tanto es así que la primera incursión vikinga en el
interior de Irlanda se dará por su costa oriental, en
el condado de Meath, en 836.
Los vikingos crearían una logística adecuada
para poder llegar con sus barcos a Irlanda. Lo
lograron construyendo lo que los monjes irlan-
deses denominaron longphort , un muelle de
amarre fortificado en la ribera de un río, a veces
en ambos flancos. La palabra provenía de los tér-
minos latinos longus (grande) y portus (puerto).
Los primeros longphorts se mencionan ya en el
año 841 y estaban en costas opuestas: en Linn
Duachaill (mar de Irlanda) y en la futura capital,
Dublín. Desde la base segura que significaban los
longphorts en las desembocaduras de los ríos, los
vikingos remontaban estos hasta las grandes con-
centraciones urbanas. Por ejemplo, el río Liffey
los transportaba hasta Dublín, el Shannon les
conducía hasta Limerick y el Barrow les permitía
acceder a Waterford.
En Dublín se establecieron de forma duradera y
llegaron a convertir ese muelle en el puerto con
mayor comercio de esclavos de toda Europa oc-
cidental en la época. El anónimo cronista de uno
de los primeros ataques vikingos en la región du-
blinesa hizo constar que “se llevaron un gran nú-
mero de mujeres cautivas”. El Reino de Dublín,
cuyos primeros líderes portaban el título de “rey
de los extranjeros”, duraría más de tres siglos, en
los que los nórdicos se mezclarían cada vez más
con los gaélicos e irían adoptando la cultura y la
religión locales.
Otros vikingos centraron sus esfuerzos en la veci-
na Inglaterra, convertida en objeto de recurrentes
ataques por mar. Uno de los más notables fue el
protagonizado por una armada de 25 o 35 barcos

UNA PIEDRA SOLAR PARA NAVEGAR TODOS LOS MARES

pos de cristales y con diferentes inter- nes nubosas, si el navegante determina

L
os vikingos no usaban mapas ni
tampoco conocían la brújula. ¿Có-
mo navegaban entonces? Se ha
elogiado siempre su intuición marinera
y su capacidad como constructores,
que sin duda fueron factores claves
para alcanzar tierras remotas, pero
valos de sol, suponiendo que los viajes
se realizaran en el equinoccio de prima-
vera o el solsticio de verano. La conclu-
sión fue que el sistema “es sorprenden-
temente exitoso incluso bajo condicio-
la dirección del norte periódicamente
cada tres horas, independientemen-
te del tipo de piedra solar usada”. Así
pues, no todo era intuición en las feno-
menales gestas náuticas vikingas.

ASC
parece que también contaban con al-
gún instrumental. Las sagas nórdicas
hablan del uso de “piedras solares”.
Estas habrían sido cristales que les
habrían permitido localizar la posición
del Sol incluso cuando el tiempo era
nuboso.
Aunque los arqueólogos nunca han
encontrado una de estas piedras, se
sabe que los cristales de calcita, cor-
dierita o turmalina (en la imagen) pue-
den dividir la luz del sol en haces, in-
cluso en momentos en que el astro rey
no resulta visible por las nubes. Con
esta idea en mente, dos investigado-
res húngaros, Dénes Száz y Gábor
Horváth, realizaron 1.000 simulaciones
por ordenador de navegaciones entre
Noruega y Groenlandia. Las pruebas
se llevaron a cabo para diferentes ti-

62 MUY HISTORIA

El asedio de París del año 845 fue el mayor éxito
conseguido hasta aquel momento por los vikingos
escandinavos llegados, también a través del mar
de Irlanda, a las costas del reino de Wessex en el
año 833 (u 836, según otras versiones). El rey Eg-
bert de Wessex se enfrentó a ellos en la batalla de
Carrum (actual Carhampton), localidad muy al
suroeste de Inglaterra, lo que da idea de la destre-
za y capacidad náutica que habían adquirido para
entonces los invasores.
Las costas continentales europeas al otro lado del
canal de la Mancha también serían exploradas en
paralelo. Además de irrumpir en los emporios si-
tuados más al norte como Frisia o Dorestad (en
los Países Bajos), llegaron a Francia ya en 799.
Carlomagno decidió poner en pie un sistema de
defensa de la costa norte del Imperio de los fran-
cos con el que se consiguió repeler el primer ata-
que vikingo a la desembocadura del Sena en 820.
SHUTTERSTOCK
CAPACIDAD
NÁUTICA.
En la imagen,
una típica
embarcación
vikinga que se
expone en el
Museo Vikingo
Sin embargo, a partir de la siguiente década las
de Oslo
incursiones se harían más sistemáticas y potentes, (Noruega).
hasta culminar con el asedio de París en 845. Cau-
saron el pánico a los parisinos y solo se retiraron a
cambio de cobrar una sustanciosa compensación
de 7.000 libras de oro y plata.
Fue un gran éxito, probablemente el mayor conse-
guido hasta aquel momento por los nórdicos, y los
envalentonó para seguir con este tipo de acciones.
Para mantenerlos a raya, los francos no tendrían
más remedio que ceder posiciones y acabarían
ofreciéndoles el ducado de Normandía, de donde
provendría la denominación de normandos con la
que tanto se les conoció también.
Hacia el sur, alcanzaron las costas españolas (co-
mo se explica detalladamente en otros artículos)
y se internaron por el Mediterráneo. Logra- >>>
MUY HISTORIA 63

LAS ENTRAÑAS DE LOS ‘DRAKKARS’
SHUTTERSTOCK
L
os mascarones de proa
con dragones (drakkars)
dieron nombre a las em-
barcaciones vikingas de gue-
rra más conocidas. Aunque
estas testas de animales mi-
tológicos eran su identifica-
dor para los pueblos invadi-
dos, se desmontaban al vol-
ver a casa para no incomodar
a las divinidades locales. Más
allá de los adornos, las em-
barcaciones escandinavas
eran ligeras y fuertes a la vez.
Ligeras, porque no se usaban
las cuadernas (las “costillas”
que sí se utilizaban, en cam-
bio, en la náutica mediterrá-
nea), porque se las dotaba
de escaso calado (para po-
der navegar por aguas poco
profundas) y por sus piezas
64 MUY HISTORIA
SHUTTERSTOCK
REMONTANDO EL RÍO.
Grabado francés de 1869
que recrea la incursión de
los normandos por el Sena.
de reducidas dimensiones
para mantener bajo el peso
total del barco. Fuertes, por-
que las planchas de madera
eran cortadas siguiendo las
fibras del árbol, lo que incre-
mentaba mucho su resisten-
cia, y porque se colocaban
ligeramente sobrepuestas
las unas sobre las otras, con
lo que contribuían a aumen-
tar la resistencia longitudinal
de la nave. En cuanto a las
velas, las tejían tanto en lino
como en lana. El primer ma-
terial, aunque más ligero, re-
sultaba complicado de tejer
y además se pudría con fa-
cilidad. Las de lana, aunque
más pesadas, tenían mucha
más elasticidad y no se co-
rrompían.
 Los sucesores de Rúrik fundarían la Rus de Kiev,
federación de pueblos que es el origen de Rusia
>>> rían establecer otro duradero reino, a partir
del año 1091, en la isla de Sicilia, por entonces un
emirato árabe.
DE RUSIA A AMÉRICA
Los vikingos no solo eran buenos navegantes en
alta mar, sino también en los ríos. Esto les ayuda-
ría en una de sus empresas menos conocidas: la
exploración de la Europa oriental con intencio-
nes comerciales. Para ello utilizaron ríos que les
permitían seguir una trayectoria norte-sur, como
el Oder, el Vístula y el Dniéper, más al este que
ninguno de los otros. Este último les conduciría
a través de las estepas, donde desempeñarían un
papel histórico importante.
El Dniéper nace en la Rusia Central y discurre
hacia el sur cruzando Bielorrusia y Ucrania, en
un trayecto de casi 3.000 kilómetros que tiene co-
mo final el mar Negro. Navegándolo, llegaron a
Constantinopla, la capital del Imperio bizantino,
en una fecha tan temprana como el año 838. Allí,
los vikingos acabarían prosperando al ser recluta-
dos para formar la Guardia Varega del emperador
(“varegos” es el nombre con el que fueron conoci-
dos los nórdicos en la Europa Oriental).
Pero en los propios territorios esteparios dejarían
una gran huella. Uno de sus líderes, Rúrik, fundó
el asentamiento de Stáraya Ládoga, en la región
de la actual Leningrado, y la convirtió en capi-
tal vikinga. Una crónica medieval escrita por el
monje Néstor en 1113 narra cómo los pueblos
eslavos oriundos de la zona le pidieron que res-
tableciese el orden ante sus continuos enfrenta- 500 AÑOS
mientos tribales, coronándolo como su rey. Se ANTES QUE
estableció en Novgórod y sus sucesores forjaron COLÓN.
la dinastía rúrika y una federación de pueblos to- Leif Erikson
arriba a las
davía más grande conocida como la Rus de Kiev, costas de
ciudad que sería la nueva capital. Esta organi- Vinlandia
zación política es –aunque a algunos les pueda (grabado de G.
sorprender– el origen de Rusia. A. Wergeland,
Pero la ruta que más ha fascinado a los seguido- 1894). Según
las sagas
res de los vikingos es la que los llevó hasta Amé- islandesas,
rica 500 años antes de Cristóbal Colón. Para lle- fue el primer
gar hasta allí, primero alcanzaron dos territorios europeo en
también remotos: Islandia y Groenlandia. >>> asentarse en
Norteamérica,
hacia el año 1000.
ALBUM
MUY HISTORIA 65
 SHUTTERSTOCK

ERIK EL ROJO.
Este comerciante y explorador noruego
(950-1003) fundó el primer asentamiento
vikingo en Groenlandia.

Tras asentarse en Islandia, colonizarían la gran

isla ártica de Groenlandia y llegarían a América
66 MUY HISTORIA

>>> A la volcánica “isla de hielo y fuego” llega-
ron, cuentan las leyendas, los vikingos Naddod-
dr y Garðar Svavarsson en diferentes momentos,
aunque sus historias suelen coincidir en un punto:
ambos fueron arrastrados por tormentas que les
sorprendieron en las islas Feroe o en las Orcadas
y arrastraron sus embarcaciones hacia el norte. De
forma intencional, buscando la ruta de Svavars-
son, llegaría a Islandia otro personaje legendario,
Floki (popular por la serie Vikingos). Pero el pri-
mer personaje histórico reconocido fue Ingólfur
Arnarson, que fundó Reykjavik en 874.
Casi un siglo después, desembarcaba en Islandia
un niño de diez años llamado Erik Thorvaldsson
siguiendo a su padre, exiliado por un homicidio.
El joven, que pasaría a la historia como Erik el
Rojo por el color de su pelo y su barba, se dedicó
a cultivar sus tierras, pero un conflicto con otro
propietario le llevó a caer en el mismo pecado pa-
terno, el asesinato, por lo que él mismo tuvo que
exiliarse. Decidió entonces emprender una ruta
hacia el oeste que le llevó hasta una tierra des-
conocida con unos fabulosos campos verdes. Se
trataba de Groenlandia (que significa “tierra ver-
de”), floreciente en el deshielo. Durante tres años,
SHUTTERSTOCK
TERRANOVA.
Vista aérea de
Erik el Rojo recorrió sus costas llegando bastante esta gran isla
al norte de la gran isla ártica. Sus exploraciones situada en la
serían la base de los posteriores asentamientos vi- costa noreste de
Norteamérica y
kingos en esta isla que, con el paso de los siglos, hoy parte de
acabaría perteneciendo a la corona danesa, en la la provincia
que todavía hoy sigue integrada. canadiense de
El segundo hijo de Erik, Leif Erikson, iría un Terranova y
paso más allá que su padre y alcanzaría Amé- Labrador.
En ella se
rica. Aunque hay dos versiones de cómo lo hizo asentaron de
en sendas sagas nórdicas, en ambas se repite la modo efímero
historia de la providencial tormenta: en una de los vikingos.
ellas, habría sido un comerciante que acciden-
talmente avistó la costa norteamericana quien le
señaló la ruta; en la otra, él mismo habría sido
desviado por los vientos huracanados. Pero am-
bas historias coinciden en el nombre de la colo-
nia que Leif fundó: Vinlandia. Situada en Terra-
nova, estaba muy lejos de Groenlandia, a 3.500
kilómetros, demasiado como para prosperar, y
acabaría por ser abandonada. Los intrépidos vi-
kingos habían llegado muy lejos en sus correrías
por mares y ríos del mundo conocido, irrum-
piendo incluso en el desconocido. De haber lo-
grado establecerse en él, tal vez hubieran dado
un vuelco a la historia que hoy conocemos. MH
MUY HISTORIA 67
HISTORIA ILUSTRADA

Así era un Verga

‘drakkar’ vikingo
arañón de las olas, ciervo del mar, montura del agua... Los skalda

G (bardos) tenían muchos nombres para los barcos porque, para un

pueblo de navegantes, los navíos eran la mayor de las riquezas.
Los hombres del norte usaban muchas embarcaciones, pero ninguna
resulta tan icónica como los langskip, los barcos largos, inmortalizados
por el cine o los cómics. Los snekker (serpiente) eran los más utilizados,
Vela cuadrada (solo
se usaba en las
travesías marítimas)

buques de líneas limpias y elegantes de hasta 20 metros de longitud, para 25

o 30 hombres. La construcción era sencilla: una quilla larga y sólida, bien
acostillada, y sobre las costillas las planchas de roble formando cada una
un tejadillo sobre la inferior, lo que daba como resultado una estructura
flexible y resistente. Como remate del casco trincado, un mascarón de proa Cuando no se izaba la
vela, la verga y el
tallado con una cabeza de serpiente o de dragón, lo que a la larga daría
trapo se bajaban y
nombre a estos barcos (drakkar), si bien los dragones serían solo los grandes descansaban sobre
barcos ceremoniales de hasta 30 metros de eslora y más de 40 remos. los soportes. Así
Con apenas medio metro de calado, estas veloces naves no necesitaban podían usarse como
un puerto para tomar tierra y podían llegar apenas a un metro de la toldo para dormir a
playa o incluso reposar sobre ella (no era raro que los marinos remaran cubierto.
hasta la arena para pasar la noche). Su ligereza era, además, una baza
muy importante en las expediciones. Los asaltantes no solo asolaban el
litoral: bastaba encontrar un curso fluvial para remar tierra adentro y
alcanzar pueblos y ciudades que, alejados de la costa, no esperaban un
ataque desde el mar. Por ejemplo: Sevilla, donde se levantaron muros y
torres como defensa contra los invasores que llegaban por el Guadalquivir.
Y, de ser necesario, el barco podía llevarse a hombros. Así, los vikingos
alcanzaban el mar Negro y remontaban el Danubio; salían a tierra cargando
su nave y buscaban otros cauces que los llevaran hacia el mar del Norte.
Después, remando incansables o, si el viento era favorable, alzando la gran
vela cuadrada y dejándose llevar, navegaban con rumbo a su hogar.

Adorno de
Escudos de
popa (cola
los remeros
de serpiente)
JOSÉ ANTONIO PEÑAS

Quilla de roble de una sola pieza. La longitud

Timón de del barco dependía de la quilla, pero era difícil
espadilla encontrar robles con una altura suficiente.

68 MUY HISTORIA
 Sus dimensiones
Mástil (como la quilla,
de una sola pieza)

Manga: 3 metros
Eslora: 20 metros

Mascarón de proa (cabeza

de serpiente o dragón).
El mascarón se abatía
antes de entrar a puerto
para indicar que se
llegaba en son de paz.

Un corte en la estructura
Soportes sobre el
lomo para el mástil
Cubierta
Lomo del pez
(mastfish,
soporte del
mástil a nivel
de cubierta)
Arcones. Cada marino
llevaba su propio arcón,
con su ropa y sus armas.
Se usaba también como Anclaje del mástil
banco de remero. Costillar sobre el keelson
(hijo de la quilla)

MUY HISTORIA 69
 UN EMB A JA DOR A NDA LUSÍ EN L A CORT E DE UN R E Y V IK INGO

AL-GHAZAL
Carecemos de fuentes originales fidedignas que describan el
singular episodio de la embajada de Al-Ghazal, para unos histórico y
para otros legendario, pero a todas luces fascinante.

PEDRO DAMIÁN CANO BORREGO

DOCTOR EN HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA (UCM)
70 MUY HISTORIA
ENCUENTRO.
En este cuadro
del pintor ruso
Serguéi Ivanov
(1864-1910) se
recrea un
intercambio
comercial entre
vikingos y
musulmanes.
ALBUM

MUY HISTORIA 71
 SHUTTERSTOCK
POR LOS RÍOS
AL INTERIOR.
En la imagen, el Los ataques elegían poblaciones grandes y mal
Puente de las
Herrerías sobre
el Guadalquivir,
guarnecidas a las que pudieran llegar sus barcos
a su paso por la
sierra de Cazorla

E
(Jaén). Los n el año 844 aparecieron en las costas
vikingos lo peninsulares unos enemigos hasta en-
remontaron
tonces desconocidos, los vikingos, co-
hasta Sevilla.
nocidos como lordomani o nordoman-
ni por los cristianos del Reino de Astu-
rias y como mayus o madjus, adorado-
res del fuego, entre los andalusíes del Emirato
de Córdoba. Como venían haciendo por toda la
fachada atlántica de Europa, sus ataques se di-
rigieron contra las poblaciones costeras, si bien
penetraban por los ríos siempre que los mismos
fueran navegables para sus embarcaciones de
quilla poco profunda, con preferencia por las
poblaciones grandes y mal guarnecidas, lo que
les procuraba un pingüe botín en oro, plata y
otros bienes, pero también en esclavos.
No existe unanimidad entre los historiadores
sobre la identidad de estos saqueadores. Mien-
tras que unos defienden que eran aliados de los
míticos Björn Costado de Hierro (hijo de Rag-
nar Lodbrok) y Hastein, otros piensan que se
trataba de noruegos westfaldingi, que habrían
partido de sus bases en la isla de Irlanda. Esta
teoría se basa en que los últimos habrían sido
aliados de algunos nobles francos rebeldes –Pi-
pino II de Aquitania y el conde Guillermo de
Septimania– en su enfrentamiento contra el
monarca Carlos el Calvo. Su flota habría remon-
tado el río Garona hasta Tolosa saqueando todo
sin oposición, para posteriormente dirigirse ha-
cia la península ibérica.
Como ya había sucedido en toda la fachada at-
lántica del continente europeo, estos piratas rea-
lizaron rápidas y demoledora razias e incursiones
anfibias en el Reino de Asturias. El primer asalto
a gran escala se produjo en La Coruña, donde,

72 MUY HISTORIA

si bien sus habitantes lograron resistir el sitio y
los intentos de toma al asalto de la ciudad, toda
el área circundante quedó totalmente devastada.
Finalmente, un ejército comandado por el rey
Ramiro I les infligió una severa derrota, incen-
diando, según las Crónicas Cristinas, setenta de
sus naves. A pesar de que esta batalla se presentó
en su época como una gran victoria, la flota vi-
kinga estaba lejos de estar destruida y se dirigió
ALBUM
TAMBIÉN NAVEGANTES. Miniatura
árabe de 1222-1223 que representa una
galera islámica (Maqamat de al-Hariri, folio
68r, viaje de Abu Zayd y al-Harith;
Bibliothèque Nationale de France).
hacia el sur, a las tierras del Emirato de Córdoba.
El día 20 de agosto la flota vikinga desembarcó en
el estuario del Tajo y tomó Lisboa, saqueándola
durante 13 días. Una parte de la flota desembarcó
en Medina Sidonia y saqueó Cádiz, internándo-
se posteriormente por el cauce del Guadalquivir.
Tras instalar en la Isla Menor un campamento,
saquearon Coria y Tablada y se dirigieron a Se-
villa. El 1 de octubre atacaron la ciudad, que
MUY HISTORIA 73
SHUTTERSTOCK
EL PUNTO
DE PARTIDA.
Muralla del carecía de murallas y de donde gran parte
castillo medieval de la población había huido precipitadamente,
de Silves, en
destruyéndola, masacrando a su población y sa-
el Algarve
(Portugal). queándola durante siete días. El emir tuvo que
De aquí partió movilizar un gran ejército contra ellos al mando
supuestamente de Muhammad Ibn Rustum, que constaba de las
la embajada huestes de los generales Said Rustam de Toledo y
marítima Nasr al-Fata de Valencia, la caballería ligera de la
comandada por
Al-Ghazal. Marca Superior e incluso tropas de los Banu Qasi.
Finalmente, el gran ejército reunido por el emir
Abd al-Rahman II derrotó a los vikingos, cau-
sándoles mil muertos y unos cuatrocientos pri-
sioneros, que fueron ejecutados. La flota vikin-
ga expulsada de la Isla Menor y Medina Sidonia
se internó por el Guadiana y se dirigió a Lisboa
y, junto con otra parte de ella que había estado
saqueando la costa atlántica del actual Marrue-
cos, volvieron a sus bases. Si bien la victoria an-
dalusí puede calificarse de incontestable, supuso
la movilización de todos los recursos militares
y económicos del emirato, sin olvidar las graví-
simas pérdidas humanas y materiales de cinco
meses de continuos saqueos. Pero este, como
veremos, no sería el único contacto del mundo
musulmán con los vikingos.
LA EMBAJADA DE AL-GHAZAL
La existencia de esta embajada se conoce por una
antología de poetas árabes del Occidente musul-
mán, Rimas de la poesía de los pueblos del Magreb,
compilada por el valenciano Umar bin al-Hasan
al-Kalbi, conocido como Ibn Dihya, muerto en el
año 1235. Según el relato de Ibn Dihya, tras los pri-
meros ataques vikingos a al-Ándalus, el emir Abd
74 MUY HISTORIA
al-Rahman II envió al jienense Yahaya Ibn Hakam
al-Bakri, Al-Ghazal, a su país a concertar con ellos
un acuerdo, fundándose la información que repro-
duce en el propio relato que Al-Ghazal hizo tras
su vuelta, veinte meses más tarde de su partida, al
visir Tammam Ibn Alqama.
No hay acuerdo entre los historiadores sobre si
la misma realmente se produjo y, en dicho caso,
sobre cuál habría sido su destino. Mientras que
algunos investigadores afirman que sería el rei-
no vikingo de Irlanda del rey Turgeis y su mujer
Ota, otros defienden que se trataría de Sjaelland,
la capital del rey Horik I de Dinamarca, situada
en la isla de Selandia. Este último rey, que mori-
ría en el año 854, era un declarado enemigo del
Imperio carolingio, y esa parece haber sido una
de las principales razones, junto a las comercia-
les, para haber enviado esta embajada. De hecho,
un contingente franco había tomado Barcelona
unos años antes, y un año antes de esta expedi-
ción vikinga un ejército andalusí había atacado
la Cerdaña y el Mediodía francés hasta los alre-
dedores de Narbona.
Abd al-Rahman II puso al frente de la misma, co-
mo hemos dicho, al jienense Yahaya Ibn Hakam
al-Bakri, nacido en 772 y conocido como Al-
Ghazal (la Gacela, por su belleza), que unos años
antes, en 840, había realizado otra embajada, mu-
cho mejor documentada, a la Constantinopla bi-
zantina. Miembro de una familia aristocrática de
origen árabe, fue un conocido poeta que destacó
en el uso de la sátira y uno de los percusores de
la introducción de algunos rasgos coloquiales en
la poesía andalusí. Tuvo fama de librepensador,
lo que le granjeó la animadversión de los ulemas
 Según unos, su destino fue el reino vikingo de
Irlanda; según otros, la isla danesa de Selandia
y alfaquíes, celosos defensores de la ortodoxia
musulmana. Tenía todas las virtudes para esta
misión, dado que poseía agudeza mental, vivo
ingenio, coraje y perseverancia. En este periplo le
acompañó su amigo Yahya Ibn-Habib, inventor,
matemático y astrónomo.
Al-Ghazal partió junto a su séquito, a comien-
zos del año 845, de Silves, en el litoral del ac-
tual Algarve portugués, en una safina andalusí
acompañada de naves auxiliares y escoltada por
los knörr, las naves comerciales de los mayus,
que les servían de guía. Según el manuscrito de
Ibn Dihya, adquirido por el Museo Británico en
1868, el embajador llevó ricos presentes en su
propio barco. Tras recorrer la fachada atlánti-
ca y pasar el promontorio de Aluwiyah –posi-
blemente Finisterre–, una gran tormenta hizo
temer al embajador por su vida. Finalmente la
travesía llegó hasta una gran isla que, según la
descripción, se encontraba a tres días de viaje
del continente, con agua y jardines y rodeada
de otras islas grandes y pequeñas, todas ellas
pobladas por los mayus.
Su llegada habría producido una gran expecta-
ción entre sus habitantes, que se asombraron de
ver una comitiva de hombres morenos con ojos
oscuros y más bajos que ellos. Si bien Al-Ghazal
tenía cincuenta años cuando realizó ese viaje y el
pelo cano, conservaba una buena forma física. La
embajada fue alojada en grandes casas rectangu-
lares que, según el relato, eran de buena calidad y
de gran amplitud, donde descansaron unos días y
ASC
aprovecharon para reparar su barco.
Dos días después de su llegada fueron llamados
por el rey Harek, posiblemente el antes citado
Horik I. El embajador puso como condición
no inclinarse ante el monarca, pero al llegar la
puerta era muy baja, por lo que Al-Ghazal entró
sentado y se levantó tras cruzar el umbral. Tras
oír las palabras de saludo, el monarca comentó
que, si bien él había intentado humillar al em-
bajador, este se había vengado mostrándole las
suelas de sus zapatos, por lo que de no ser por
la importancia de su misión se hubiesen sentido
muy ofendidos.
Al-Ghazal leyó entonces la misiva de su emir, que
agradó al monarca vikingo, y se entregaron mu-
tuamente los regalos, que fueron examinados con
detenimiento y fueron igualmente del agrado del
monarca. Al-Ghazal permaneció entre los vikin-
gos hasta septiembre de 846, dedicando su tiempo
a conocer las sagas de los mayus y a practicar la
esgrima. También frecuentó a la reina Nud, que
cuando se enteró de su llegada lo hizo llamar. El
embajador la saludó y se quedó observándola en
silencio durante mucho tiempo. La reina le dijo al
intérprete que le preguntase si la observaba tanto
porque la encontraba guapa o por lo contrario. Al-
Ghazal entonces respondió que la causa de ello era CAPITAL DE
que nunca había pensado que tanta belleza pudie- BIZANCIO.
Sí está bien
se existir en el mundo, que había visto entre los documentada
árabes mujeres seleccionadas por su belleza de en- otra embajada
tre todas las naciones, pero que nunca había visto anterior –en el
una belleza que se le pareciese. año 840– de
Al-Ghazal a
Constantinopla.
MUY HISTORIA 75

ALBUM
ALFONSO X.
Página de la
Estoria escrita Tan frecuentes debieron ser sus encuentros,
por el monarca a diario según Ibn Dihya, que su amigo Yahya le
castellano en el
advirtió de las posibles consecuencias. Cuando
siglo XIII, que
recoge los Al-Ghazal se lo comentó a la reina, esta se echó a
ataques reír y le dijo que entre ellos no existían los celos,
vikingos a la y que las mujeres permanecían con sus maridos
Península. mientras ellas querían. Según el relato de Ibn Di-
hya, Tammam Ibn Alqama a su vuelta le pregun-
tó si realmente la reina era tan hermosa, a lo que
Al-Ghazal respondió que tenía cierto encanto,
pero que al adularla se atrajo su afecto y obtuvo
de ella más de lo que deseaba.
Al-Ghazal permaneció entre los normandos, co-
mo se dijo, hasta septiembre de 846. Volvió a la
Península con cartas de amistad y paz y regalos
para el emir de Córdoba y para el monarca astu-
riano Ramiro I. Su primer destino fue Shent Ya-
cub, Santiago de Compostela, donde se entregaron
los documentos al monarca asturiano, y perma-
neció en territorio cristiano durante dos meses.
Desde allí cruzó Castilla escoltado por soldados
del rey hasta la frontera de al-Ándalus y se dirigió
a Toledo. Finalmente llegó a Córdoba, donde fue
recibido por Abd al-Rahman II. Esta paz fue res-
petada hasta la muerte de Horik I en 854.
Abd al-Rahman II aprovechó esos años para re-
forzar las defensas costeras, construir un arsenal
en Sevilla y aumentar su flota, que patrullaba
continuamente entre la costa de Provenza y Ga-
licia, en operaciones a largo plazo con escalas
en los puertos de al-Ándalus, y que gozaba de
76 MUY HISTORIA
gran autonomía. Una política que daría sus fru-
tos unos años después contra un enemigo muy
rápido, con gran movilidad, anfibio e inteligente
en el combate. Junto a ello, se fundaron rubut o
rábidas, puestos fortificados en la costa poblados
por monjes guerreros voluntarios, los morabitos,
en los que también se ofrecía alojamiento a los
comerciantes.
EL DEBATE HISTORIOGRÁFICO
Los primeros ataques a gran escala de vikingos en
la península ibérica se registraron en el año 844
(229-230 de la Hégira). Mientras que en las cró-
nicas cristianas se les conoce como nordomanni,
normani o lordomani, en las musulmanas son de-
nominados madjus o mayus, como se ha dicho.
En las fuentes rusas y bizantinas son conocidos
como ros o rus. Sus ataques fueron profusamen-
te descritos en diversos chronicones cristianos,
tanto contemporáneos a estos hechos como pos-
teriores, entre los que se pueden citar el Sebastia-
ni Salmanticensis (763-866), el Albeldense (763-
883), el Sampiri (866-982) y el Pelagii (982-1109).
También se recogieron en la Estoria de España de
Alfonso X el Sabio. En las fuentes musulmanas se
describieron los hechos en las obras de Ibn-Ha-
yyan, Al-Hudri, Ibn-al-Kutia, Ibn-al-Adhari, Ibn-
Jaldún y Ahmad al-Razi.
Pero si hablamos de la famosa embajada de
Al-Ghazal, por desgracia carecemos de fuen-
tes originales que la describan. El único do-
cumento fue escrito doscientos años después
de la misión diplomática, en el siglo XII, por
Ibn Dihya, un historiador andalusí afincado en
Valencia, basándose en la narración del amigo
de Al-Ghazal, Tammam ibn Alqama, quien no
estuvo en la expedición, sino que conoció los
detalles por boca de su amigo.
Entre los historiadores que han dedicado su es-
tudio a este tema podemos destacar a Reinhardt
Dozy, Évariste Lévi-Provençal, Ramón Menéndez
Pidal y Arne Melvinger. Los autores no se ponen
de acuerdo sobre la verosimilitud del relato de esta
embajada, e incluso Lévi-Provençal defiende que
se trata de una fábula inventada, y del mismo pa-
recer es Melvinger. También es partidaria de esta
postura Sara M. Pons-Sanz.
Una de las razones esgrimidas para dudar de su
veracidad es la importancia que el escrito da a
Santiago de Compostela, un santuario de hecho
recién descubierto y una ciudad insignificante en
la época. Otra de las razones por las que se du-
da de la veracidad de este viaje es que este ufano
poeta no dejara escrito nada sobre esta embajada.
En el otro extremo, Abd al-Rahman Ali Hajji,
tras un detallado análisis del texto, concluyó
 ALBUM
APÓSTOL
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre SANTIAGO.
Representación

la historicidad de la embajada de Al-Ghazal de su legendaria

que dicho viaje no pudo haber sido inventado y
que Al-Ghazal viajó hasta la corte normanda de
Dinamarca. De la misma opinión es Stefansson,
que afirma que, a pesar de las licencias hilvana-
das por la imaginación árabe, su contenido debe
ser tenido por verdadero, y prueba que las rela-
ciones de los escandinavos con Oriente eran más
estrechas de lo que pensamos. El lugar donde lle-
gó Al-Ghazal fue, según este autor, Sjaelland, la
capital de los reyes daneses. También defienden
su validez en general los especialistas en la Era
vikinga de Escandinavia y el Reino Unido y el bi-
zantinista A.A Vasiliev. Las únicas diferencias de
opinión se encuentran en el destino de la emba-
participación en
la batalla de
Clavijo a favor
jada, dado que mientras algunos defienden que del rey Ramiro I
fue la Selandia del rey Horik, otros mantienen (cuadro del siglo
XVI).
que fue la Irlanda del rey Turgeis y su mujer Ota.
Otro destino propuesto ha sido incluso alguno de
los territorios ocupados por los normandos en el
Reino de los Francos.
En cualquier caso, esta embajada, de la que exis-
ten argumentos para afirmar que debió ser verí-
dica y que supuso la primera vez que un extran-
jero viajó voluntariamente a un reino vikingo y
volvió para contarlo, precede en muchos años a
la mejor documentada presencia entre los rus o
varegos, suecos instalados en la cuenca del Volga,
de Ahmad ibn Fadlan. MH

MUY HISTORIA 77
SHUTTERSTOCK

SU ÚLTIMA
MORADA.
Estatua
dedicada a la
princesa Kristina
de Noruega en
Covarrubias
(Burgos), frente a
la Colegiata de
san Cosme y
san Damián
donde está
enterrada.

78 MUY HISTORIA
 ESCA N DIN AVA S Y NORM A N DA S EN L A PEN Í N S U L A IBÉRICA

UNA NORUEGA
EN SEVILLA
El viaje a España en el siglo XIII de la princesa noruega Kristina
Haakonsson para contraer matrimonio con el infante de
Castilla, Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio, la convirtió en
un personaje relevante en la historia noruega y española, como
lo fueron otras mujeres normandas que dejaron su huella en la
Castilla medieval, como la reina Leonor Plantagenet.

LAURA MANZANERA
PERIODISTA Y ESCRITORA

MUY HISTORIA 79
SHUTTERSTOCK
TÖNSBERG.
Del puerto de
F
esta ciudad del inales del verano de 1257, puerto de
sur de Noruega, Tönsberg, cerca de Oslo. Un barco zar-
una de las más pa con una pasajera de lujo: Kristina
importantes del Haakonsson, hija de rey Haakon IV de
país en la Edad
Media, partió Noruega. La princesa abandona su pa-
la princesa tria vikinga para viajar hasta la lejana
Kristina hacia península ibérica. La acompaña un gran séqui-
la lejana to de más de cien personas entre nobles vikin-
península gos, encabezados por el obispo Pedro o Peder de
ibérica.
Hamar, y damas de compañía. Lleva un valioso
cargamento de oro, plata, pieles y otros enseres
que constituyen el ajuar y la dote. “El rey Haakon
la mandó con tanto oro y plata quemada, tantas
pieles blancas y grises y otros artículos preciosos,
que nadie ha oído nunca que una princesa no-
ruega haya tenido antes un dote tan espléndida”,
reza la saga del rey Haakon. Les espera un viaje
de más de tres meses hasta al-Ándalus, donde se
celebrará un matrimonio de conveniencia que
deberá unir los intereses de las dos naciones. Aún
no se sabe exactamente quién será el novio, pero
sí que se tratará de uno de los cuatro hermanos
de Alfonso X el Sabio. Un quinto candidato in-
tenta sumarse, pero la princesa y sus asesores lo
rechazan. Se trata de Jaime I de Aragón, el Con-
quistador, suegro del rey castellano.
El Sabio, que ansiaba coronarse emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico –a cuyo título
aspiraba por ser su madre Beatriz de Suabia, hija
del emperador germánico–, se enfrentaba a otros
80 MUY HISTORIA
candidatos y necesitaba todos los apoyos posibles
para su causa. Por entonces, el uso de matrimo-
nios concertados para crear alianzas políticas con
otros reinos era una estrategia habitual, de mo-
do que el monarca castellano propuso en 1256 a
Haakon IV de Noruega un posible acuerdo. Le
interesaba el apoyo nórdico para reforzar su can-
didatura al trono imperial alemán después de la
muerte de Conrado IV en 1254. Su objetivo era
hacerse con el control de la ciudad imperial de
Lübeck y acceder así a los cereales del Báltico. Ha-
akon Haakonsson el Viejo, por su parte, pretendía
mantener buenas relaciones con el castellano por
si este lograba coronarse, en especial a causa de
las dificultades de su reino a la hora de comerciar
con Lübeck, que le abastecía de trigo. En resu-
men, Alfonso X buscaba poder e influencia en el
Imperio germánico y Haakon presencia y expan-
sión en Europa. En vistas a un beneficio mutuo,
sellaron su alianza acordando la boda de uno de
los hermanos del rey castellano con Kristina, hija
del normando, quien puso como condición que
fuese ella misma quien eligiese a su pretendiente
entre los infantes candidatos.
En las Crónicas de Alfonso X hay constancia de
este pacto matrimonial, como también en la Saga
de Haakon Haakonsson, escrita por el islandés
Sturla Tordsson en 1265, dos años después de
la muerte del rey. Varios capítulos recogen este
acontecimiento, quizás porque Tordsson tuviera

contacto directo con alguna de las casi cien per-
sonas que acompañaron a Kristina en su viaje a
la corte de Alfonso X.
BODA CON FELIPE DE CASTILLA
Una vez en Inglaterra, es probable que prince-
sa y séquito visitaran la corte, ya que su padre
era gran amigo del rey Enrique III de Inglaterra.
Después, cruzaron el canal de la Mancha hasta
fondear en El Havre (Normandía). A partir de
allí avanzaron por tierra, en un largo periplo a
caballo que les llevaría hasta París, donde Kris-
tina fue recibida por el rey Luis IX. El monarca
francés les aconsejó que viajen a través de su rei-
no, dándoles un guía con su carta y sello para
todo lo que pudieran necesitar. Después, pasaron
por territorio de la Corona de Aragón. Según las
crónicas, el recibimiento que les dieron en Giro-
na fue espectacular y en Barcelona fue el mismo
Jaime I quien les rindió honores. La embajada
continuó por el Ebro y entró en Castilla por So-
ria, ya en el mes de diciembre. Kristina pasó la
Nochebuena en el monasterio burgalés de Santa
María la Real de Las Huelgas, donde once años
Con su pacto, Alfonso X buscaba poder en el Imperio
germánico y Haakon IV expansión en Europa
ASC
REY DE LOS
BIRKEBEINER.
Haakon IV de
Noruega, padre
de Kristina, fue
el líder de esta
agrupación
armada durante
el período de las
Guerras Civiles,
hasta que logró
ser reconocido
como rey por la
facción rival de
los bagler. A la
izda., Birkebeiner
(1869), óleo de
Knud Bergslien.
antes había muerto doña Berenguela, señora del
mismo y abuela del rey Alfonso. Este, para en-
tonces, ya se encontraba de camino para cono-
cerla. El encuentro tuvo lugar en las afueras de
Palencia el 1 de enero de 1258, y dos o tres días
más tarde ambos llegaron a su destino final, Va-
lladolid, sede de la corte, donde la noruega sería
presentada a la familia real castellana.
Cumpliendo la promesa hecha a su padre, el rey
Alfonso dejó que fuese la joven princesa la que
eligiera marido entre sus tres hermanos. Kristina
descartó a Fadrique, viudo aficionado a la caza
que había intentado sublevarse contra el rey; a
Enrique, amante de los caballos, y a Sancho, pro-
fundamente religioso, y se quedó con el más joven
de los hermanos, Felipe, que había sido arzobispo
de Sevilla antes de abandonar la carrera eclesiás-
tica (lo suyo no era la vocación religiosa, sino la
caza con perros y halcones), de buena presencia
física y con estudios en La Sorbona. Así, la boda
entre Kristina Haakonsson y Felipe de Castilla
(1231-1274) se celebró el 31 de marzo de 1258
en la Colegiata de Valladolid. Tras la ceremonia,
parte de la corte noruega regresó a sus tierras. Tan
solo se quedaron las damas de compañía de
MUY HISTORIA 81
 ALBUM
DOÑA
BERENGUELA.
Hija de Alfonso
VIII, esposa de
Alfonso IX y
abuela de
Alfonso X el
Sabio, fue reina
de Castilla y
reina consorte
de León. Dcha.,
su retrato en un
grabado que se
conserva en la
Biblioteca
Nacional
(Madrid).

la princesa, que se instalaron junto a la pareja
en Sevilla, en la residencia habitual de Felipe. Pero
la ciudad, que acababa de ser conquistada por los
cristianos y aún mantenía intacto su exótico aire
de urbe musulmana, no fue el mejor hogar para la
nórdica. Los castellanos habían adoptado la cos-
tumbre árabe de recluir a sus esposas en casa y la
noruega vivía recluida en el palacio de Biorraguel,
en la Collación de San Lorenzo, propiedad de su
cuñado don Fadrique, saliendo solo para alguna
fiesta de la corte o para ir a la iglesia.
Los 1,70 metros de altura (mucho más que la
media de la época), la piel muy blanca, los lar-
gos cabellos rubios y los ojos azules de la norue-
ga llamaban inevitablemente la atención, y no
siempre para bien. Su físico, tan distinto al de los
habitantes del país de su marido, la convirtió en
diana de habladurías a menudo malintenciona-
das. Además, pese a ser una mujer culta, algunos
sectores de la nobleza la despreciaban a causa
de sus modales “bárbaros”. Fuera como fuese,
el choque que vivió en su nuevo destino termi-
nó por pasarle factura. Por un lado, no se acos-
tumbró al horrible calor. Por otro, no entendía
el castellano ni tampoco los modales y hábitos
cortesanos. No supo o no pudo adaptarse a su
nueva situación y, quizás por ello, la joven prin-
cesa enfermó y acabó muriendo antes de cum-
plir los veintiocho años. Kristina falleció en la
ciudad de Sevilla en 1262, apenas cuatro años
después de la boda y sin dejar descendencia. El
resultado fue que la alianza se truncó y, para

82 MUY HISTORIA

Kristina no supo o no pudo adaptarse a su nueva
vida en Sevilla y enfermó y murió con 27 años
colmo, Alfonso X no consiguió ser emperador,
pues se le adelantó Ricardo de Cornualles.
MUERTE PREMATURA Y BAJO SOSPECHA
Kristina fue enterrada en Covarrubias, concre-
tamente en la Colegiata de san Cosme y san Da-
mián, de la que su marido había sido abad. Sobre
su muerte se han barajado varias hipótesis. La más
extendida le echa la culpa a la melancolía que la in-
vadió al sentirse sola en un lugar tan distinto al suyo
y rodeada de personas tan diferentes a ella, melan-
colía que se convirtió en depresión. Otra se decanta
EL COMIENZO DE
UNA AMISTAD
ay indicios que apuntan a que la relación
H entre Noruega y España tuvo su origen
en la Universidad de la Sorbona de Pa-
rís, donde el obispo Peder de Hamar, que más
tarde sería consejero personal del rey Haakon,
estudió al mismo tiempo que Sira Ferrant, con-
sejero de la corte española que estaría a la ca-
beza de la expedición que mandó el rey caste-
llano Alfonso X a Noruega para pedir la mano
de Kristina para uno de sus hermanos.
ASC
ESCENARIO
DE BODA.
En la imagen,
las ruinas
de la antigua
Colegiata de
Santa María la
Mayor, en
Valladolid,
donde se
celebró el
enlace
matrimonial
entre Kristina y
Felipe de Castilla.
por un envenenamiento y apunta como artífice a
Violante de Aragón, esposa de Alfonso X. La teoría
sería algo así: el rey habría pedido matrimonio a
Kristina porque Violante no le había dado descen-
dencia, pero, como el viaje de la nórdica se alargó
tanto, al final la reina se quedó embarazada de la
infanta Berenguela. Se le acabaron así a Alfonso las
razones para repudiarla, por lo que se vio obligado
a renunciar a la noruega pese a estar enamorado de
ella. Aun así, al enterarse, Violante se habría ven-
gado. Esta segunda hipótesis no se sostiene, pues
varios historiadores han demostrado que Violante
ya tenía por entonces cuatro hijos.
Mucho más creíble es la tercera teoría, según la
cual habría fallecido a causa de una enfermedad,
probablemente meningitis. Para apoyarla están
unos indicios hallados en la tumba de Kristina.
En 1958, mientras se hacían reformas en la Co-
legiata, un albañil encontró su sepulcro. Se creía
vacío, pero contenía un cuerpo casi incorrupto
ataviado con ricos ropajes y joyas. Había asimis-
mo un papel con versos de amor y una receta de
productos naturales contra el mal de oído, uno
de los síntomas más habituales de la meningitis.
Se comunicó el hallazgo a Noruega y en 1978
Tönsberg se hermanó con Covarrubias y le do-
nó la estatua de la princesa que puede verse en
la Colegiata. Más tarde se crearía la Fundación
Kristina de Noruega, que se encargaría de
MUY HISTORIA 83
 PAREJA LEONOR, LA PRINCESA QUE SÍ
REAL. AMÓ CASTILLA
Miniatura del Si bien Kristina fue la primera princesa noruega
Tumbo menor en llegar a la península ibérica por pactos ma-
de Castilla trimoniales, antes de ella ya se habían instalado
(siglo XIII) en la
que vemos entre nosotros otras mujeres originarias del nor-
representados, te de Europa que dejaron huella. Procedentes de
a la izquierda, familias normandas (normando significa literal-
a Leonor mente “hombre del norte”), eran descendientes de
Plantagenet y aquellos conquistadores vikingos que ocuparon el
Alfonso VIII de
Castilla.
noroeste de Francia, lo que se conoce como Nor-
mandía, en la segunda mitad del siglo IX. De he-
cho, ochenta y ocho años antes de que Kristina se
casara con Felipe, la normanda Leonor Plantage-
net (1160-1214) lo había hecho con Alfonso VIII

ALBUM
mantener las relaciones entre ambos países
e intentar cumplir un deseo de la princesa: Kris-
tina, que había renunciado a todo, a su familia, a
sus amigos, a su tierra, solo pidió a cambio una
cosa, que se construyera en Covarrubias una ca-
LAS pilla dedicada a san Olav, antiguo rey y mártir
HUELGAS. noruego. Su esposo se lo prometió, pero ella mu-
Su nombre rió sin poder verla. Su sueño no se haría realidad
completo es hasta siete siglos después, ya que la construcción
abadía o no se terminó hasta 2011.
monasterio de
Santa María la
En la actualidad, la mayoría de noruegos que vi-
Real de Las ven en España están en la provincia de Alicante,
Huelgas. Lo sobre todo en la localidad de Alfàs del Pi, con la
fundó Leonor segunda colonia más numerosa, tras Londres, de
Plantagenet y en noruegos expatriados. Pero Kristina Haakonsson
él falleció.
fue el primer vínculo de ambos países.
de Castilla, bisabuelo de Alfonso X el Sabio. Leo-
nor era hija de la famosa Leonor de Aquitania y de
Enrique II de Inglaterra y, por tanto, hermana de
Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra. Había
nacido en Normandía, en el castillo de Domfront,
de la estirpe de los vikingos que conquistaron
aquellas tierras francesas y luego hicieron otro
tanto con Inglaterra. Todo había empezado dos
siglos antes, cuando, para frenar los ataques del
vikingo Hrólf Ganger, al rey franco Carlos el Sim-
ple se le ocurrió convertirlo en conde de Ruán. A
cambio, el nórdico debía jurar lealtad y abrazar el
cristianismo.
Leonor contrajo matrimonio con el que luego se-
ría flamante vencedor de la batalla de Las Navas
de Tolosa contra los almohades (1212) en Tara-
zona, siendo ambos unos niños –él tenía 15 años,
ella solo 10–, y estuvieron juntos más de cuatro
décadas. Fallecieron el mismo año, en 1214, y por

CREDITO
la misma causa: unas fiebres, probablemente una
malaria. Antes de eso hubieron de ver morir a su
primogénito, el príncipe Fernando, cuando lucha-
ba junto a su padre contra los almohades.
Al contrario que Kristina, Leonor no tardó mucho
en familiarizarse con la lengua y las costumbres
castellanas. Es más, acabaría encantada con el
cambio e intentaba no separarse de Alfonso. De
hecho, estaban prácticamente siempre juntos, a no
ser que él tuviese que guerrear. Tuvieron diez hijos
y quiso el destino que los varones muriesen y que
solo Enrique llegase a ocupar el trono, aunque no
a reinar, porque solo tenía 11 años cuando falleció

SHUTTERSTOCK
a causa de un desafortunado accidente. Fue la hija
mayor, Berenguela, quien regentaría Castilla y la
preservaría para su vástago: Fernando III.
Desde que llegó, Leonor dejó su huella en Cas-
tilla. Trajo consigo aires de Aquitania y grandes
dosis de cultura. Su abuelo, el duque Guillermo,
había sido uno de los precursores en el Camino
de Santiago y murió de agotamiento tras haber
concluido el peregrinaje, así que ella quiso man-
tener la ruta como nexo cultural y político con
Europa. Su empeño se tradujo en la llegada de ju-
glares, canteros, constructores, nobles aquitanos y
caballeros gascones. Y es que también era señora
de Gascuña y aún hay pueblos que conservan su
recuerdo. Uno de ellos es Gascueña de Bornova,
que terminó de fortificar y en el que imprimió en
algunas iglesias un nuevo estilo arquitectónico.
Uno de sus más grandes legados es el monasterio
de Las Huelgas, cuya primera abadesa fue su hija
Constanza. El cenobio acoge los sepulcros de la
pareja real y, en una sala contigua, los de la ma-
yoría de sus hijos. Pero Leonor también dejó su
impronta en Cuenca, de la que se enamoró y a la
que quiso transformar en una pequeña Jerusalén.
A ella debe su catedral, con el inconfundible sello
del estilo gótico normando.
GERMEN DE LA ESCUADRA CASTELLANA
De todos modos, su aportación más curiosa fue la
de convertir a Castilla en una potencia marinera.
Seguramente fue ella, como heredera de señores
del mar, la que convenció a Alfonso para otor-
gar fueros y privilegios, como se hacía a villas y
ciudades fronterizas, también a villas cantábricas
(Santander, Laredo, San Vicente de la Barquera y
Castro Urdiales) para que construyesen los barcos
destinados a ser la semilla de la hegemonía de la
escuadra castellana que durante siglos dominaría
los mares. También cabe destacar el apoyo que
dio a su esposo en la diplomacia. Gracias a la me-
diación de sus poderosos parientes, consiguió en
buena medida que el papa declarase Cruzada el
combate contra el Imperio almohade.
Almendros en
EL TURRÓN QUE flor en Datça,
en la provincia
LLEGÓ DEL NORTE de Mugla
egún una leyenda, un califa de al-Ándalus (Turquía).
S se casó con una princesa escandinava
que no se acostumbró al clima mediterrá-
neo y, sobre todo, a no poder contemplar el
blanco de la nieve. Tan triste la vio su marido,
que mandó plantar cientos de almendros alre-
dedor de su palacio. Así, cada vez que flore-
cían, proporcionaban un blanco níveo al paisa-
je, y eso hizo que ella volviese a sonreír. Fruto
de ese gesto romántico, los lugareños empe-
zaron a elaborar productos con las almendras,
entre ellos, los primeros turrones.
Pese a la relevancia de su esposo, Leonor no vivió
a su sombra, sino que disfrutó de independencia
económica y administrativa a la hora de imponer
su voluntad. Esta es la conclusión de un estudio
presentado en 2019 en la Universidad de Valla-
dolid, liderado por el profesor de historia medie-
val José Manuel Cerda. La investigación se basa
en un documento muy especial, un privilegio ru-
bricado por Leonor no como reina consorte de
Castilla o esposa de Alfonso, sino como duquesa
de Aquitania. Eso prueba que tenía independen-
cia administrativa de su esposo.
Había nacido en una fortaleza normanda y mu-
rió, el 31 de octubre de 1214, en un monasterio
castellano, que no podía ser otro que el de las
Huelgas, que ella misma había fundado. Leonor
Plantagenet, princesa normanda, fue, antes que
nada, reina consorte de Castilla. MH
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saber más y profundizar en todos
los detalles sobre la magia seidr,
patrimonio de las mujeres vikingas.

MUY HISTORIA 85
 DE T ER RIB L ES PAG A NOS A H ÉROES EN L A S S ERIES DE N E T F L I X

TESTIMONIOS
ESCRITOS
Pocos pueblos han atraído tanto a la imaginación popular.
De las crónicas cristianas e islámicas de la época a las
sagas nórdicas, de la literatura romántica a la actual cultura
audiovisual, los vikingos nunca han dejado de estar vivos.

JAVIER RADA
PERIODISTA

86 MUY HISTORIA
AGE
HÉROE DE
LEYENDA.
En la imagen, el
actor australiano
Travis Fimmel en
el papel del
legendario rey
nórdico Ragnar
Lodbrok en la
serie Vikingos
(2013-2020).

MUY HISTORIA 87
SHUTTERSTOCK
LINDISFARNE.
Ruinas del
S
monasterio o antos tirados en el suelo, monjes des-
priorato –el nudos, alaridos en el sacrificio; habría
primero atacado
fango, imaginamos, y cadáveres flo-
por los vikingos,
el 8 de junio de tando en el mar... De este modo nació
793– de esta una nueva forma de rezarle a Dios:
isla localizada al “Señor, protégenos de la furia de los
norte de Gran hombres del norte”.
Bretaña, junto a Era el 8 de junio del año 793 en el monasterio de
la costa de
Northumbria. Lindisfarne, situado en un territorio insular per-
teneciente al reino de Northumbria (Inglaterra).
En esa fecha, los historiadores datan el inicio de
la Era vikinga (793-1066).
Aquel día, los nórdicos entraron en la cultura me-
dieval a sangre y fuego: pillaje, secuestros, pagos
de rescates, numerosas batallas... (y comercio).
Tenemos múltiples testimonios en las crónicas,
los anales, los relatos de viajes y los sermones, de
oeste a este, del Atlántico al Mediterráneo orien-
tal. Aparecen, sin embargo, muchas veces de
manera telegráfica, en una especie de Twitter del
Apocalipsis, como si el temor llevara a la conten-
ción. En algunas crónicas y sermones los asocian
88 MUY HISTORIA
al “castigo divino”, como en los escritos de Alcui-
no de York, monje y erudito de la época.
No era la primera vez que desembarcaban en In-
glaterra, pero el ataque al monasterio de Lindisfar-
ne fue el gran acto simbólico que sentaría las bases
de lo que después sería llamado “el Gran Ejército
Pagano” (por ejemplo, en la Crónica anglosajo-
na) que tomaría Gran Bretaña: los “daneses” que
guerrearían contra los siete reinos cristianos de la
heptarquía –Essex, East Anglia, Kent, Mercia, Nor-
thumbria, Sussex y Wessex– y que perpetrarían así
la venganza que cita el poema escáldico Krákumál
o La canción de muerte de Ragnar Lodbrok.
RELATOS INTERESADOS
Así habla la Crónica anglosajona (colección de
anales en inglés antiguo que narran la historia
del territorio): “La ira de los paganos destruyó
la iglesia de Dios de Lindisfarne con latrocinio
y matanza”. Latrocinio, matanza, ira y paganos:
estos serían los términos comunes entre los cris-
 En nórdico antiguo, “ir
de viking” significaba
ir en pos de aventuras,
exploración y saqueo
tianos para referirse a los “hombres del norte”.
Estos, debido a su gran expansión marina, ten-
drán numerosos nombres en distintos escritos y
latitudes: normandos (hombres del norte), mad-
jus (infieles, para los árabes andalusíes), lochlann
o habitantes de los lagos, en el galeico de Irlanda,
rus (tal vez “remeros”) o varegos (habitantes del
mar Varego o Báltico) para los bizantinos, grie-
gos y eslavos...
No eran los mismos; cada grupo, tribu, después
reino (daneses, noruegos, suecos), pelearía por
sus propios intereses. Todos entraron en contacto
con las principales economías de la época. Jun-
tos, eso sí, cambiaron la historia europea.
ASC

Pero tampoco fue el de Lindisfarne el primer

encuentro del que tenemos testimonio en la
Crónica. Hubo otros, como el de la isla de Port-
land, cuando un alguacil de Dorchester algo
PIEDRA DE
GRIPSHOLM.
ingenuo quiso inspeccionar, en nombre del rey En esta estela
de Wessex (sur de Inglaterra), las naves de los rúnica del siglo
XI, ubicada
recién llegados. Pueden imaginar cómo acabó cerca del
el esbirro del rey. Castillo de
Los vikingos llegaban de viking, e “ir de viking”, Gripsholm
en nórdico antiguo (víkingr), significaba ir en (Suecia),
pos de aventuras, exploración y saqueo. Un se honra
la memoria
grupo de amigos provenientes de una aldea, un de Haraldr,
par de barcos, un financiador capitalista y un hermano de
sobresueldo bastaban para afrontar el durísimo Ingvar el Viajero,
invierno del fiordo. Así empezó el “choque de muerto en la
civilizaciones”, en palabras del arqueólogo danés región del mar
Caspio en una
Ole Crumlin-Pedersen. Y las crónicas dieron
fallida incursión
buena cuenta de ello: se ceñía sobre Europa de varega contra
nuevo la sombra pagana del pasado. Persia.
Los propios vikingos, que todavía no usaban el
papel para encapsular el tiempo, sino solo la epi-
grafía en la roca dura, dejaron su objetivo escrito
en las runas (la escritura original). Eran inscrip-
ciones siempre escuetas, presentes en sus monu-
mentos votivos, como en la piedra de Gripsholm,
en Uplandia (Suecia). Allí se lee: “Partieron in-
trépidamente lejos en busca del oro, y en el Este
se convirtieron en presa de águilas”.
Los conocemos en gran parte por los testimonios
ASC

de los anglosajones (que soportaron su invasión

Mapa (1914) de la “heptarquía anglosajona”: los siete y mestizaje), pero sobre todo, de un modo más
reinos antiguos que dieron lugar al de Inglaterra. literario, por las sagas que escribieron los >>>

MUY HISTORIA 89
 >>> descendientes de los propios vikingos. “Las
fuentes escritas vikingas que tenemos son bá-
sicamente sagas y poemas, y fueron redactadas
muy a posteriori. No quiere decir que no tengan
ninguna validez, pero tienen un sesgo. Lo que
dejaron escrito anglosajones, francos, musulma-
nes y el resto de entidades culturales son partes
de ataques y otras barbaridades, y no suelen dar
una imagen muy amable”, explica Alberto Robles,
experto en Historia Medieval y cultura vikinga
de la Universidad de Alicante.
Hoy los conocemos mejor por la moderna ar-
queología, la numismática o incluso la filología,
fuentes más científicas que aquellas crónicas in-
teresadas: los testimonios de la época siempre
fueron de parte. Sabemos que formaron grandes
ejércitos y que fundaron reinos entre fiordos y
mucho más allá, llegando a América, como se
narra en la Saga de Eric el Rojo y en la Saga de los
groenlandeses, donde se menciona que Leif Erik-
son realiza un viaje a unas tierras que llamaron
Vínland (Vinlandia). Y las sagas, aunque literarias
y épicas, tenían razón: “En los años setenta, esto
se comprobó mediante excavaciones en Canadá,
en Terranova”, alega Robles.
La Era vikinga fue el inicio de su edad dorada del
comercio: más de cien mil monedas procedentes
de todo el mundo conocido entonces han sido
halladas en Escandinavia. Se mezclaron con los
ASC
LITERATURA
ÉPICA.
Portada de una
edición reciente
en castellano
(Editorial Siruela)
de dos de las
más famosas
sagas
islandesas del
siglo XIII.
90 MUY HISTORIA
habitantes de los lugares en los que se asentaban,
se aculturaban con facilidad. Pasaron de pillajes
esporádicos a fundar reinos en otras tierras. Le-
vantaron Estados como la Rus de Kiev, que termi-
naría siendo el origen de Rusia (aunque las cróni-
cas soviéticas los eliminarían de la fundación en
favor de los eslavos). Finalmente, se cristianizaron
y dejaron el pasado tormentoso atrás: escribieron
sus propios textos en latín o nórdico, los sinóp-
ticos noruegos, como la Historia Norwegiæ o la
Gesta Danorum, escrita en el siglo XII y atribuida
al historiador Saxo Gramático, donde se narra la
historia de Dinamarca y aparece una versión pri-
mitiva de Hamlet.
En las crónicas más o menos contemporáneas (a
veces se escribían tiempo después y se copiaban
unas de otras) se mencionan principalmente sus
ataques, pagos de rescates y tratados comercia-
les. También, los martirios que infligieron a los
santos o sus rituales paganos, como en la Gesta
Hammaburgensis Ecclesiae Pontificum, de Adam
de Bremen. Asimismo, aparecen en sermones co-
mo el del arzobispo Wulfstan a los anglos.
Son muchas sus apariciones en distintos textos
como causantes del terror cristiano. Actuaron
por oleadas, por hambre, gloria o venganza.
Atacaron importantes capitales: París, Londres,
Dublín, Lisboa, Constantinopla... (normalmen-
te en verano, cuando el mar era propicio). Eran
además maestros en el terror psicológico, como
atestigua el uso de la tortura del “águila de san-
gre”. Las crónicas y sagas nos dicen que impu-
sieron este castigo al rey de Northumbria, Aelle
(mediados del siglo IX), quien supuestamente
mató a Ragnar Lodbrok y sufrió luego el envite
del Gran Ejército Pagano. Aparece esta tortura
también en la Saga de Harald o en la Saga de las
Orcadas, entre otras. “Marcaron la espalda de
Aelle y cortaron todas las costillas de su columna,
y entonces le arrancaron los pulmones”, explica
la Crónica anglosajona. Los estudiosos discuten
su veracidad. “Los textos son los que son, y tie-
nen sus pros y contras, pero también aparece el
Águila en las sagas. A día de hoy, sin embargo, no
se ha encontrado ningún cuerpo que presentara
esas marcas”, asegura Robles. En las sagas tam-
bién aparecen, por ejemplo, guerreras vikingas, y
durante mucho tiempo se creyó que eran mitos,
hasta que las pruebas arqueológicas demostraron
que algunas mujeres luchaban.
CRÓNICAS ANDALUSÍES
En Gran Bretaña, la Crónica anglosajona es la
más rica en apariciones de vikingos; en Francia
destacan los Anales del reino de los francos; en
Irlanda salen en los Anales del Úlster; en los >>>
SHUTTERSTOCK

Las fuentes escritas

vikingas son muy
posteriores a los hechos
históricos y las crónicas
cristianas son relatos de
parte, que los pintan muy
negativamente
MUY HISTORIA 91
 >>> reinos cristianos hispánicos, en la Crónica
Profética, la Rotense, la Silense; entre los eslavos,
en la Crónica de Néstor, y entre los musulmanes
del al-Ándalus aparecen los madjus en el Libro
de Roger (Kitāb Rūŷar), escrito por el cartógrafo
Al-Idrisi, y en bastante otros textos.
Las crónicas andalusíes refieren los ataques a Sevi-
lla y Algeciras tras asaltar Galicia (como también
destacan los Annales Bertiniani franceses). Es en
el mundo árabe donde muchas veces encontramos
una mejor descripción. La crónica de Ibn Fadlan
es uno de los primeros casos en el que nos enseñan
sus costumbres. Fadlan fue un escritor y viajero
árabe que vivió en el siglo X. Como emisario del
califa abasí de Bagdad, fue apresado por una horda
IMAGEN vikinga en el Volga y viajó con ellos al norte. “Son
POPULAR. las más sucias criaturas de Alá: no se purifican des-
La estética que
hoy atribuimos a pués de excretar u orinar”, dejó escrito en la crónica
los vikingos y Kitāb ilà Malik al-Saqāliba. La mentalidad islámica,
que vemos en como la cristiana, chocaba con la idolatría pagana,
series, películas pero Fadlan explicó por primera vez cómo era la
y videojuegos ceremonia de cremación de un jefe guerrero (inci-
–como, por
ejemplo, los nerado dentro su barco), costumbre luego consta-
famosos cascos tada por los hallazgos arqueológicos.
con cuernos– Otra de las crónicas árabes famosas es la del
viene en realidad embajador de Abderramán II, emir omeya de
del siglo XIX y el
romanticismo.
SHUTTERSTOCK
92 MUY HISTORIA
Córdoba, que viajó en el año 845 desde Silves
(Portugal) quizás al reino de Jutlandia, en Dina-
marca, o a Irlanda. Cuando el emir los derrotó
tras atacar Sevilla (844), los vikingos, siempre
pragmáticos, parece ser que pidieron estable-
cer relaciones comerciales. El omeya envió a un
diplomático experimentado, exfuncionario de
Bizancio, apodado Al-Ghazal [ver artículo en
página 70]. Escritores como Ibn Dihya (siglo
XIII) dejaron constancia de su viaje. Son escritos
a mitad de camino entre la veracidad y la “salsa”
que le añade el autor. Se explica cómo Al-Ghazal,
que era culto y políglota, sedujo nada menos que
a la reina vikinga, llamada Nud. La reina le dijo,
supuestamente, “que no existían los celos en sus
costumbres”. Y es cierto que las mujeres vikingas
podían divorciarse.
LAS SAGAS VIKINGAS:
LOS GRANDES RELATOS MÍTICOS
En cuanto los vikingos se cristianizaron, acaso
por un principio de compensación, se volvieron
grandes poetas y surgieron las sagas. En Islandia,
la última reserva cultural, sobrevivieron estos re-
latos míticos a través de los escaldos, la evolución

letrada de los thulir o trovadores errantes. “Todas
las sagas islandesas que tenemos se escriben en
mayor o menor medida entre ciento cincuenta y
trescientos años después, y en una Islandia que ya
es básicamente cristiana”, dice Robles.
Se han conservado sagas de diferentes tipos y
que abordan distintas temáticas. En ellas se re-
fleja su mitología y la política de la época, su
cultura y su folclore. La Saga de Egil Skallagrim-
sson, por su extensión y calidad, es una de las
principales. Probablemente fue escrita hacia el
año 1230 por el literato y político islandés Snorri
Sturluson, autor asimismo de la Edda, un ma-
nual muy influyente para poetas que contiene
mucha información sobre la mitología escandi-
nava. También escribió la Heimskringla, la his-
toria de los reyes de Noruega.
Además de estas, entre las más conocidas están
la Saga de Njal el Quemado o la Saga de Bósi
(una de las responsables de la imagen que tene-
mos hoy de los vikingos). Son relatos de aven-
turas, leyendas, epopeyas que dan cuenta de su
cultura ancestral, escritas paradójicamente en el
ocaso de su civilización.
Desde entonces, el vikingo, aun vencido por la
cruz, cual valeroso guerrero siempre se ha resis-
tido a morir, como si el Valhalla, el Salón de los
Caídos, más que en el cielo estuviera en el papel.
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RITOS Y
COSTUMBRES.
“Con el siglo XIX y el romanticismo, se elabora La crónica
toda una imagen del vikingo con nuevas conno- del árabe Ibn
taciones, tanto positivas como negativas, que son Fadlan es la
primera que
las que han llegado al ámbito audiovisual y a la explica cómo
cultura popular”, dice Robles. Los famosos cuer- era la ceremonia
nos, por ejemplo, se los pusieron en el casco la de cremación de
ópera de Wagner y las ilustraciones de la época. un jefe vikingo,
Los nacionalismos escandinavos los revisitarían al que se
incineraba junto
también, como en el poema de Gustaf Geijer Vi- con su barco.
kingen, de 1811. “Son el objeto del fervor nacio-
nal”, asegura Robles. Incluso los nazis buscarán en
ellos un delirante linaje pangermánico.
Los vikingos nunca abandonarían ya las cró-
nicas, y siguen yendo de viking por las costas
de nuestra imaginación. El Valhalla hoy está en
Hollywood, en los videojuegos, en la plataforma
de Netflix; vestidos esta vez como moteros de
los Ángeles del Infierno, perfectamente peina-
dos a la última moda de un after berlinés, si-
guen dispuestos a morir, eso sí, para beber la
hidromiel en el cuerno gigante con Odín y los
hijos de Ragnar. Sköl! (¡Salud!). MH
Escanea este código QR para
saber más y profundizar en todos
los detalles sobre los grandes
textos y sagas nórdicos.
MUY HISTORIA 93
 L A H E R E NCI A C U LT U R A L DE U N PU EB LO G U ER R ERO

VESTIGIOS
VIKINGOS
Los pueblos guerreros originarios de Escandinavia (actuales
Noruega, Suecia y Dinamarca) fueron actores fundamentales
en el panorama europeo entre finales del siglo VIII y
mediados del siglo XI. Su expansión alcanzó puntos tan
distantes como Norteamérica o Bizancio, siendo la península
ibérica uno de los territorios afectados por sus incursiones,
de las que aún perviven vestigios en nuestro país: medidas
defensivas (castillos, murallas...) en su mayoría, pero también
excepcionales restos de asentamientos vikingos.

HENAR L. SENOVILLA
PERIODISTA

94 MUY HISTORIA
 SHUTTERSTOCK

PIEDRAS RÚNICAS.
Estas rocas
con inscripciones son
emblema
de la cultura vikinga,
presente en muchos
lugares (piedra de
Skanela, Suecia).

MUY HISTORIA 95
SHUTTERSTOCK

CERRO
DE SANTA

L
CATALINA. a península ibérica sufrió cuatro oleadas
Esta fortificación de ataques vikingos en los siglos IX, X y
del siglo IX o X XI, como ya hemos visto. Los escandina-
se erigió en el vos, inteligentes y estrategas, entraron en
actual barrio de territorio hispano tanto por el norte como
Cimadevilla de
Gijón como
por el sur, desde la costa al interior y de
defensa contra las zonas insulares a las peninsulares, dejando una
los vikingos. interesante huella arquitectónica y cultural poco
estudiada y documentada hasta el momento.
La ubicación de dicha huella empieza por sorpren-
dernos, ya que, aunque intuitivamente se asocie
más la presencia de los escandinavos a la cornisa
cantábrica que a la costa mediterránea –y es cier-
to que las incursiones en aquella fueron más pro-
longadas en el tiempo que en esta–, en Andalucía
este pueblo dejó numerosos reflejos de su carácter
y cultura, muy vinculados a su naturaleza bélica,
tras sorprender en varias ocasiones a sus contem-
poráneos emires omeyas de Córdoba.
FORTALEZAS EN EL SUR
En la primera campaña de los vikingos en Es-
paña, iniciada aproximadamente en el año 844,
puede que los guerreros del norte estuvieran bajo
el mando de uno de sus líderes más temidos y

96 MUY HISTORIA
 Aunque las incursiones vikingas duraron más en la
cornisa cantábrica que en la costa mediterránea,
dejaron más reflejos en esta de su carácter y cultura
admirados, Björn Ragnarsson, conocido como
“Costado de Hierro” o “Brazo de Hierro” por su
habilidad para salir con vida de todos los lances.
Björn era supuestamente uno de los hijos del
rey Ragnar Lodbrok. Comandados por él, y tras
acceder a la Península por el norte, los vikingos
acabaron recalando en Cádiz y Sevilla. Compro-
bado el peligro que acarreaban las incursiones de
estas huestes, Abd al-Rahman II, emir omeya de
Córdoba (reino que en esta época se extendía por
una inmensa mitad centro-sur del territorio pe-
ninsular), mandó construir y reforzar numerosas
fortificaciones y murallas por toda Andalucía, en
un intento de detener los ataques vikingos, carac-
terizados por ser rápidos y sorpresivos.
Fue el caso de Sevilla: en la acometida de los es-
candinavos a la ciudad destruyeron las murallas
romanas que la protegían. Tras conseguir repe-
lerlos, el emir ordenó volver a levantarlas de in-
mediato. De esta manera, la causa vikinga habría
estado detrás de la reconstrucción de las cercas
defensivas de la capital andaluza.
Lo mismo aconteció con la antigua fortaleza de
Sanlúcar de Barrameda, uno de los puntos geo-
gráficos más importantes de Andalucía al situar-
se en la desembocadura del Guadalquivir, lo que
GCIENCIA
convertía a esta ciudad en un punto estratégico
para el control del valle del río. La fortaleza de-
fensiva que protegía Sanlúcar se habría erigido
cuando Abd al-Rahman II se dio cuenta de la
necesidad de blindar este punto de acceso a las
zonas del interior del emirato.
Pero, de todas las murallas y fortalezas erigidas, re-
construidas o reforzadas frente a la amenaza vikin-
ga, una sobresale por excelencia, por haber llegado
en buenas condiciones hasta nuestros días: la Al-
cazaba de Almería. Las crónicas históricas apuntan
a que Abd al-Rahman III mandó construirla en el
siglo X sobre los restos de una fortaleza visigoda
anterior, que a su vez se levantó sobre antiguas edi-
ficaciones romanas, fenicias, griegas y cartaginesas.
La construcción sería terminada por Hayrán, rey
taifa de Almería, en el siglo XI. Para conmemorar
TAMBIÉN
este origen y recrear los lances frente a los fieros EN GALICIA.
normandos, en su recinto se recrean las batallas Solo en la ría de
entre los madjus, como los denominaban los an- Arosa, el miedo
dalusíes, y las fuerzas leales al emirato. a los normandos
originó tres
fortificaciones:
Torres del
CASTILLOS EN EL NORTE Oeste, San
En la segunda mitad del siglo X, los guerreros Sadurniño y el
norteños regresaron a la Península. En es- >>> castro de La
Lanzada (en la
imagen).
MUY HISTORIA 97
SHUTTERSTOCK

LA ALCAZABA
DE ALMERÍA.
De todas las
fortalezas y
murallas
construidas o
reforzadas ante
la amenaza
nórdica, esta
sobresale por
su magnitud
y excelente
estado de
conservación.
 Abderramán III mandó construir la Alcazaba de
Almería en el siglo X sobre los restos de una
fortaleza visigoda anterior; se terminó en el s. XI
 ALBERTO SOLANA
EL ORIGEN
DE SANTIAGO.
Ilustración que
recrea el Locus
Sancti Iacobi
(literalmente,
“el lugar de
Santiago”),
descubierto en
el siglo IX y que
dio origen a la
ciudad de
Santiago de
Compostela,
en cuyos
alrededores
los vikingos
establecieron
una base
permanente.

>>> ta ocasión, los ataques se concentraron en
la cornisa cantábrica. Pero la situación era dife-
rente a la que encontraron durante la primera
oleada de ataques, ya que, en el siglo de inter-
valo transcurrido entre unas campañas y otras,
el Reino de Asturias y Galicia habían acometido
el levantamiento y reconstrucción de toda una
serie de estructuras defensivas para prevenir las
incursiones escandinavas, como afirma Gonza-
lo Ollero de Landáburu en su estudio La hue-
lla arqueológica de los vikingos en la penínsu-
la ibérica. Análisis de las dos primeras oleadas
del siglo IX. Según este trabajo, en Asturias se
dispusieron una serie de castillos a lo largo de
la costa, con algunas diferencias entre ellos. Por
un lado, se erigieron fortificaciones situadas en
lugares próximos a caladeros de fácil desembarco
(bahías, desembocaduras de ríos) para evitar la
penetración por vías fluviales al interior del terri-
torio. En este grupo de castillos levantados junto
a la costa, encargados de su defensa directa frente
a amenazas venidas desde el mar, se encontra-
rían los de Gauzón (desembocadura de la ría de
Avilés), San Martín de Pravia (desembocadura
del río Nalón), Cerro de Santa Catalina (Gijón,
actual barrio de Cimadevilla), Santa María (al
fondo de la ría de Villaviciosa) o Aguilar de Car-
tavio (al lado de la ría de Navia).
Por otro lado, un segundo conjunto de castillos
se retraerían más hacia el interior, en las estri-
baciones de las sierras costeras que dominan las
rasas marinas asturianas. Estas construcciones

100 MUY HISTORIA


ALBUM
velarían por la seguridad de las fértiles tierras
del litoral y de las vías de comunicación: castillos
de Bivaone (en Ribadesella), Lugás, Pico Jana (o
Pico de las Torres, en Ribadedeva), La Isla, Sobe-
rrón o Petras Minutas.
El investigador Eduardo Morales Romero, autor
de Historia de los vikingos en España. Ataques e
incursiones contra los reinos cristianos y musul-
manes de la península ibérica en los siglos IX-XI,
señala que otra de las medidas llevadas a cabo
para proteger el Reino de Asturias fue dotar de
murallas a la capital, Oviedo, en tiempos de Al-
fonso III (866-910).
Por la parte gallega, las medidas defensivas lleva-
das a cabo fueron similares a las de la costa astu-
riana y Andalucía: se originaron fortificacio- >>>
Para proteger el Reino de Asturias,
Alfonso III (866-910) dotó de
murallas a la capital, Oviedo
Vista de los
LA RUTA VIKINGA restos de las
Torres del Oeste
DE CATOIRA de Catoira.
l primer domingo de agosto, desde 1961, Junto a ellas,
E se celebra en Catoira (Pontevedra) la lla-
mada Romería Vikinga, fiesta declarada de
Interés Turístico Internacional en el año 2002.
la capilla de
Santiago,
erigida en el
En ella se conmemoran las incursiones nor- siglo XII por el
mandas del siglo XII en territorio gallego en obispo
busca de los tesoros compostelanos. Gelmírez.
Miles de visitantes acuden a presenciar el fa-
moso desembarco y la espectacular llegada
por la ría de Arosa de un drakkar vikingo, simi-
lar a los que fondearon en estas aguas hace
más de mil años. Los restos de las viejas to-
rres defensivas medievales, las Torres del Oes-
te, son el objetivo de una treintena de intrépi-
dos bárbaros del norte coronados con cascos,
que saltan a tierra lanzando sus más feroces
alaridos de guerra. La romería continúa todo
el día con actos culturales, música y baile fol-
clóricos, mercado medieval y degustación de
productos y comida campestre.
En este sentido, tampoco podemos olvidar-
nos de la localidad de Foz, donde se conme-
moran el milagro de San Gonzalo y el hundi-
miento de la flota nórdica.
MUY HISTORIA 101
SHUTTERSTOCK
FIESTA
ICÓNICA.
A la derecha,
los participantes
Los asentamientos vikingos son difíciles de localizar
en la Romería
Vikinga de porque se construían principalmente en madera
Catoira de 2015
surcando la ría
de Arosa a >>> nes en la ría de Arosa (Torres del Oeste, San
bordo de un Sadurniño y La Lanzada), a las que se sumaron la
drakkar.
Torre de Darbo, el Castillo de San Jorge, el Casti-
llo de Canedo, la fortificación de la Torre de Hér-
cules y las murallas de Santiago de Compostela,
que merecen mención aparte.
En los alrededores de Santiago, los vikingos llega-
ron a establecer una base permanente durante tres
años. Y es que, a diferencia de su modus operandi
habitual, caracterizado por campañas rápidas y
agresivas, en esta zona los guerreros escandinavos
se asentaron durante un trienio, dedicándose a
saquear las poblaciones cercanas. Ante esta situa-
ción, la débil empalizada primitiva que rodeaba
la ciudad compostelana fue sustituida por una
edificación de muros y torres y se llevó a cabo la
construcción de fosos rellenos de agua, formando
un segundo anillo de protección.
RESTOS DE ASENTAMIENTOS
Además de esa rica herencia de edificaciones
defensivas, investigaciones llevadas a cabo en
la última década en el litoral de Lugo, concre-
tamente en la localidad de O Vicedo y en su
enclave natural de Os Moutillós, han hallado
102 MUY HISTORIA
restos de un posible asentamiento vikingo del
siglo X similar a los yacimientos normandos de
distintas latitudes, sobre todo a los mejor con-
servados de Gran Bretaña.
La distribución de los restos de las viviendas y
construcciones, sus materiales y la disposición
de sus defensas hace pensar que son idénticos
a otras construcciones vikingas, aunque aún no
se ha confirmado este origen de manera oficial.
De hecho, la Xunta aún no lo cataloga como tal,
a pesar de presentar argumentos muy consis-
tentes a favor. En un principio, se pensaba que
Os Moutillós podría ser un castro, pero había
demasiadas diferencias con las características
normales de estas edificaciones. Además, cum-
ple a rajatabla con la estructura de un motte &
bailey (término del que proviene que en Galicia
a estas partes elevadas de terreno se las deno-
mine motas), es decir, con los requerimientos
de los asentamientos normandos: la presencia
de un gran promontorio de tierra con muralla
y foso y una ensenada, conocida como O Porto,
custodiada por dos grandes conjuntos de rocas
(Os Castelos), un puerto natural idóneo para el
desembarco de los drakkars vikingos.
En este sentido, hay que considerar que los asen-
 LA LEYENDA DE REDONDELA
n las tradiciones gallegas es-

E tá presente el recuerdo de
los temidos vikingos. Los
drakkars escandinavos, cuyas
proas aparecen decoradas con
mascarones de cabezas de dra-
gón o serpiente, se asemejan a
las cocas, monstruos con figura
de dragón o cocodrilo que des-
filan en algunas procesiones del
Corpus. Esta similitud alimenta
la teoría de que las cocas re-
montan su origen a las invasio-
nes de Galicia por parte de los
vikingos. En concreto, una le-
yenda conservada en Redondela
gira en torno a un monstruo en
forma de dragón que emerge del
mar para raptar a las doncellas
niñas de la villa y es repelido por
los marineros gallegos, que eje-
cutan tras el combate y derrota
ASC

un baile alrededor de su cuerpo.

tamientos vikingos son muy difíciles de localizar
porque se construían principalmente en madera,
ya que se trataba de bases de operaciones o cam-
pamentos provisionales que se levantaban para
abandonarse en pocos días, dada la movilidad
conquistadora de este pueblo. Eran, pues, forti-
ficaciones que se edificaban de forma rápida, con
el objetivo de asegurar una zona y poder avanzar
hacia la conquista de otra.
En Inglaterra hay muchos ejemplos de este tipo
de asentamientos que mantienen un gran nivel
de conservación, pero la presencia vikinga en la
península no fue tan importante como en otros
países de Europa, por lo que todavía no se ha-
bía podido encontrar en España una ubicación
tan clara como esta. Por otra parte, otras teorías
apuntan a posibles asentamientos vikingos en
pueblos del litoral cantábrico como son Cudille-
ro o Betanzos; teorías que, a día de hoy, tampoco
han podido ser inequívocamente contrastadas.
Sobre estas
líneas, una coca
44 mm de altura y 33 de diámetro. En el exterior presente en una
muestra una serie de animales entrelazados, mo- procesión en
Galicia.
tivo típico del arte nórdico y celta. Dentro de la
serie destaca una figura que posiblemente sea un
ave, girando la cabeza en ángulo de 180 grados.
Algunas teorías barajan la posibilidad de que se
trate de una ficha del hnefatafl, juego vikingo si-
milar al ajedrez.
Lo que es un verdadero misterio es cómo pudo
llegar esta pieza a la basílica de San Isidoro de
León; algunos historiadores mantienen que se
trata de un botín arrebatado a los vikingos tras su
derrota en la península ibérica. Sea como fuere,
esta espléndida cajita, los restos de asentamientos
y algunas leyendas, celebraciones y tradiciones
orales se unen a los castillos, fortalezas, murallas
y alcazabas erigidos por miedo a los normandos
en nuestro país en lo que constituye el principal
legado de la historia vikinga en la Península. MH

UNA JOYA. Esta cajita calada de asta

MUSEO SAN ISIDORO DE LEÓN
/ FERNANDO RUIZ TOMÉ

ARTE VIKINGO de reno, profusamente decorada, es

Durante el reinado de Ramiro III, los vikingos toda una obra maestra vikinga. Se
lograron penetrar hasta el Reino de León, pero encuentra en San Isidoro de León.
fueron repelidos por el ejército que los leone-
ses consiguieron reunir. Un milenio después, en
1990, se descubrió que en San Isidoro de León se
encontraba una excepcional obra de arte del pe-
riodo vikingo en España: una pequeña caja hecha
en asta de reno. La cajita cilíndrica calada mide

MUY HISTORIA 103

DOSSIER
ALBUM

Autorretrato
joven (1898),
de Julio
Romero de
Torres.
 EL G R A N DESCONOCIDO

ROMERO
DE TORRES
Inclasificable, incomprendido por parte de la crítica, popular,
oscuro, simbolista, diáfano, universal, intensamente andaluz,
el pintor cordobés Julio Romero de Torres (1874-1930) sigue
siendo en gran parte un enigma indescifrado.

NACHO RUIZ
CRÍTICO Y GALERISTA DE T20 (MURCIA)
 SHUTTERSTOCK
La plaza del Potro (Córdoba), con los contiguos Museo Provincial de
Bellas Artes y Museo Julio Romero de Torres. A la derecha, Retrato de
Juan Belmonte, novillero (1909), obra del pintor cordobés.
E
n 1930, los grandes entierros eran los
de los toreros, las cantantes y los políti-
cos, asesinados estos últimos con cierta
frecuencia. Era un tiempo en el que los
medios de masas aún estaban lejos de
virtualizar comportamientos como el lu-
to, así que la presencialidad era un grado en una
época en la que se fabricaban sobres con ribete
negro para dar el pésame en cuartillas igualmen-
te perfiladas en negro. En la historia de los fune-
rales españoles está, contra todo pronóstico, el de
Julio Romero de Torres en Córdoba, donde era
“el pintor” sin más, sin otro calificativo, como si
no hubiese otro. Hoy, a ocho años del centenario
de su muerte, lo sigue siendo.
El 10 de mayo de aquel año fallecía, víctima de
una enfermedad hepática. La ciudad se paralizó,
se cerraron cafés y negocios y el luto lo cubrió
todo. El cuerpo quedó expuesto en el salón del
Museo Provincial de Bellas Artes, que era su casa
incluso físicamente, ya que la vivienda que ocu-
paba la familia –hoy otro museo– está pegada a
este edificio que dirigió su padre y luego su her-
mano. Una ciudad rendida a su vecino más ilustre
se postraba ante el cadáver del aún joven artista,
alto, guapo, encapado y siempre con sombre-
En 1930, el entierro y funeral de Romero de Torres
en Córdoba fue un acontecimiento multitudinario
106 MUY HISTORIA
ASC
ro cordobés. En la cima del drama barroco que
inundaba todo, el alcalde, Rafael Jiménez Ruiz, le
besó la frente. Los otros poderes, desde la Dipu-
tación hasta el obispado, enviaron coronas, lazos
y ramos, tantos que no cabían ni en todo el edi-
ficio. Los taxis marchaban con crespones negros
y el ministro de Justicia viajó urgentemente a
Córdoba en representación de Alfonso XIII y el
gobierno de la nación. El vínculo con la nobleza
había quedado claro en los innumerables retratos
que ejecutó en Madrid como trabajos, digamos,
alimenticios, de manera que las más altas casas y
la más boyante burguesía del país también man-
daron su adhesión. En el mundo del arte no hubo
tal consenso: Romero fue un artista con esa capa-
cidad que tienen los grandes de dividir, máxime
en aquel mundo de polarización en todos los te-
rrenos, algo que se vería violenta y rotundamente
en 1936 con el estallido de la Guerra Civil.
La rareza de esta movilización era aparentemen-
te el oficio del finado, ya que los pintores, por
muy queridos que fuesen, rara vez llegaban a
esta masiva pasión vecinal; pero hubo otro fac-
tor singular en este entierro, y es que la UGT
se concentrase y llamase a sus afiliados a acu-
dir, aunque fuese en mono de trabajo, al sepelio
ALBUM
de un acreditado trabajador, algo que la exten-
sa producción de Romero corrobora, pero que
los sindicatos no suelen proclamar de una figu-
ra similar. Nada era normal en aquel día triste
y abigarrado de sentimientos y banderas en las
pausadas calles estrechas que llevan a la mez-
quita desde la plaza del Potro. Tras el féretro, las
modelos de sus cuadros, celebridades envidiadas
y criticadas en aquella antigua capital del mundo
Las señoritas
de Avignon
convertida en cabeza de provincia. La misa la dio (1907), de
el entonces célebre padre Tortosa y, finalmente, Pablo Picasso,
fue cantada en la plaza de Capuchinos la Réve- la obra
rie de Schumann. Todo este proceso aparece en quintaesencial
todos los periódicos de la época: los correspon- del cubismo.
sales enviaron la crónica a todas las ciudades y
todos los pueblos del país. Había muerto un mi-
to, un personaje de leyenda, y la ciudad estuvo
a la altura del suceso en forma y en fondo.
MUY HISTORIA 107
 San Francisco de Asís
en éxtasis (hacia
1600), de El Greco
–una gran influencia
en Romero de Torres–
o de su taller.
ASC

108 MUY HISTORIA

AGE
EL NEGRO DE LAS MUJERES ANDALUZAS
El color universal del luto es el nexo entre Rome-
ro y Solana en el marco de la exposición Solana y
Romero de Torres. Una historia del arte español
en negro, que se celebró hasta el 19 de marzo en
el espacio cultural de la Fundación Unicaja, el
bellísimo Palacio Episcopal de Málaga. El negro
es un tono, la suma de todos los colores, pero
tendemos a denominarlo “color” coloquialmen-
te y le atribuimos la oscuridad que representa
en nuestros códigos visuales. Tendemos a con-
siderar que es un color central en el imaginario
español por muchos motivos, partiendo del fú-
nebre carácter que la Inquisición, el reinado de
Felipe II o Carlos II, las fantasías de Goya y la
violencia de las guerras en Flandes o en los cam-
pos de Andalucía representan. Ese negro es un
nexo entre dos pintores distintos que compartie-
ron muchas más cosas de las previsibles en un
tiempo en el que las luces del cosmopolitismo
Ángeles y
Fuensanta
de los años 20 se conjugaron a la vez que las ti- (1909). Museo
nieblas de la España rural, exaltada y condenada Julio Romero
por Emile Verhaeren y Darío de Regoyos en La de Torres,
España negra, el librito que fijó en el imaginario Córdoba.
cultural español el periodo, sus relaciones tristes
con el 98 y el fin del imperio, así como la con-
ciencia del atraso respecto a una Europa que se
pensaba a sí misma desde los Pirineos.
Paradójicamente, es la figura de Romero la que
se encuentra hoy en unas tinieblas fruto de la
mala comprensión de su mensaje corrosivo. Se
le considera un pintor vinculado al franquismo,
cuando murió antes incluso de la proclamación
de la República, de la que fue un claro seguidor.
La copla famosa hizo un daño irreparable a un
hombre que se encontraba a mucha distancia de
los postulados de la dictadura, empezando por
su vida personal; incluso en la lectura de algu-
nas obras, el clima conservador de la posguerra
debió distanciarse de él. Un ejemplo es el
MUY HISTORIA 109
 Rivalidad
(1925-1926) y,
a la derecha,
Nuestra
Señora de
Andalucía
(1907), de
Julio Romero
de Torres.
ASC

célebre y ambiguo retrato de Juan Belmonte,

quintaesencia del torero de la época, machote feo
y viril y matador ejemplar, retratado, no lo olvi-
demos, por la gran figura del casticismo andaluz
pero también uno de los tipos más sofisticados de
su tiempo, un simbolista que llevó como pudo una
vida extraña y alejada del gran maestro al que Jo-
sephine Baker quiso conocer tanto como todas las
nobles, bailarinas y cantaoras del siglo.
En uno de los episodios más extraños de la
desconocida historia del pintor, su hija quemó,
mucho tiempo después de morir Romero, su
correspondencia tras trocearla en cachitos del
tamaño de un dedo. No podía permitir que la
historia supiese la verdad de su padre, que es,
como su propia obra, una incógnita presa del
estereotipo castizo español. Tal vez por eso no
ha sido reivindicado por la intelectualidad espa-
ñola, a la que parecen darle tiricia ese personaje
y sus cuadros sin ver que es algo estrictamente
de aquí. No hay un simbolista que se parezca a
Romero. No hay un artista que se asemeje a este
tipo que pintó morfinómanas, putas (Vividoras
del amor se ha visto como el germen de Las seño-
ritas de Avignon), bailaoras y retablos en honor
del lesbianismo entre apologías del cante hondo
y muchachas belle époque. A veces habría que
revisar la historia del arte nuestro, porque quizá
nos contaron una cosa y resulta ser otra.

LO ESPAÑOL EN LA PINTURA
Si nos preguntásemos cuál es el color de la his-
toria de la pintura española, la respuesta sería el
ALBUM

negro. El negro de Las Meninas, el Guernica,

110 MUY HISTORIA

MUY HISTORIA 111
ALBUM
Sobre estas
líneas, el
célebre dibujo Los fusilamientos, Ribera, Zurbarán y los fon-
realizado por el dos del Greco. Sería el negro de Saura, Millares,
artista Tàpies y toda la veta brava que se remonta hasta
simbolista Bartolomé Bermejo. Ese negro es una identidad
cordobés para nuestra que no tiene ninguna otra escuela pictó-
el billete de 100
pesetas. rica, ni siquiera la holandesa, que lo cultiva en el
XVII para abandonarlo en el XIX. En la cima de
ese negro hay dos artistas; uno es Solana, claro.
El otro es Romero de Torres, que, a diferencia del
madrileño, solo tuvo un tema, las mujeres, y un
estilo, que fue el suyo. No hay un calificativo pa-
ra estos cuadros casticistas, simbolistas, realistas,
clasicistas y, hasta según cómo se mire, surrea-
listas. En su idea literaria de la pintura hay un
deseo siempre de contar una historia de amor a
las mujeres –y entre estas–, como se ve en dos de
sus obras maestras. En Ángeles y Fuensanta están
el bien y el mal, el amor casto y el otro, lo equí-
voco de las dualidades y la belleza pura y sencilla
sobre el fondo de Córdoba, escenario metafísico
(sí, también) del universo Romero.
El otro cuadro, que podemos y debemos enfren-
tar al anterior como muestra de esa dualidad
En su idea literaria de la pintura hay un deseo siempre
de contar una historia de amor a las mujeres
112 MUY HISTORIA
romeriana, es Rivalidad, y en él lo sacro ha des-
aparecido aplastado por un erotismo oscuro,
exuberante y peligroso. Amor en el primero,
sea divino o humano, Eros al fin y al cabo fren-
te a Tánatos, con esa asfixiante presencia de un
drama por ocurrir. El drama siempre está aga-
zapado en los cuadros de Romero como una
historia de navajas también identitarias, como
nuestro negro. Negra rivalidad sobre fondo os-
curo en el tiempo sofisticado y confuso de los
años 20 y 30, en los cabarés y los tablaos de alco-
hol, humo, opio y cocaína. Sexo a flor de piel en
bellezas inalcanzables que hablan de la remota
pérdida de una pureza mítica, simbólica e inútil.
Negro amor y negra lujuria con altos y finos ta-
cones, fetiches en la España negra.
La violencia está también ahí, es parte consustan-
cial de estas píldoras vitriólicas que son a veces
los cuadros del cordobés. Durante mucho tiempo
asesinar a la mujer amada fue algo bonito, ro-
mántico, como de una exaltación pasional que
enloquecía al hombre, víctima a su vez de una
suerte de embrujo que la mujer, que tenía
 Naranjas y limones,
obra plena de
erotismo. Museo
Julio Romero de
Torres, Córdoba.
AGE

MUY HISTORIA 113

 Romero hoy día se ha diluido, en parte víctima del
afecto franquista por sus imágenes incomprendidas
que ser culpable de una u otra forma, como
lo fue Eva, ejercía sobre el pobre desgraciado.
Por seguir con Romero, hay un cuadro, Nuestra
señora de Andalucía, una suerte de retablo he-
rético, en el que una joven cordobesa, María la
Sastra, ejerce de divinidad, asistida a la izquierda
por el cante, personificado por María Casena. La
música es el guitarrista de detrás, Juanillo el Cho-
colatero, y abajo a la derecha está el pintor que,
suponemos, se reivindica como el arte (el ego, el
ego) en este retablo identitario andaluz; pero la
tragedia la porta la muchacha con el manto rojo,
a la derecha de la virgen laica. En el fondo ocu-
rre toda una historia paralela, pero eso es para
una tesis. El drama legendario del cuadro acalló
la previsible polémica. Esa chica de la derecha,
con manto rojo, es La Cartulina, una cantao-
ra cordobesa que fue asesinada por posar para
Romero. Su novio la mató porque vio su honor
mancillado. Fue en 1907. El cuadro fue inmedia-
tamente convertido en paradigma de esa basura
Venus de la que consumía entonces el público, el romanticis-
poesía (1913),
de Julio mo homicida pasional, y una parte de la gente de
Romero de Córdoba entendió y justificó el asesinato cobarde
Torres.
AGE
114 MUY HISTORIA
del degenerado. Para Romero fue un golpe duro.
Tal vez no midió bien la provocación buscada,
que residía hasta en el título.
ROMERO EN EL IMAGINARIO POPULAR
El célebre billete de cien pesetas es otro eslabón
más en esa mala interpretación de su figura ex-
traña e intensa, pero hay una serie que explica
bastante bien la forma en que se difunde y se
populariza su obra, a la vez que se tergiversa. En
1925, Julio Romero de Torres pintó el almana-
que anual de la Unión Española de Explosivos,
la gran armamentística nacional. Esto estuvo en
todos los hogares, comercios y talleres de los
felices años 20. Romero pintó, en 1925, a una
mujer en combinación que se asoma a la ven-
tana con una pistola en la mano. El drama es
evidente, el misterio está en quién provoca la
reacción tensa de la mujer, con unas pupilas tan
contraídas que, en plena noche, solo pueden ser
síntoma de consumo de opiáceos o de alcohol.
La dictadura de Miguel Primo de Rivera vio una
sofisticación y una nocturnidad nuevas, que ha-
AGE
bitó Julio. Esa noche era poblada por mujeres
intensas que caminaban por el filo de la tragedia,
la violencia o el sexo prohibido al son del can-
te hondo. Esta mujer tensa, moderna y valiente
está presta a matar a alguien que forma parte de
una historia de noche, crimen y probablemen-
te amores turbios, pero es una mujer fuerte que
seguramente vaya a matar a un hombre. Lo con-
trario de lo que ocurría siempre en un tiempo en
el que el hombre mataba a la mujer porque era
suya, como un mueble. Pensar en Julio Romero
de Torres como feminista por simple presentis-
mo es un absurdo, pero pintó mujeres bravas,
fuera de su tiempo y sus condicionantes opresi-
vos: desnudas, armadas, lesbianas, drogadictas,
amantes, trágicas, piadosas.
La imagen del artista en el presente se ha dilui-
do. En parte es víctima de la copla famosa, del
afecto franquista por sus imágenes profundas e
incomprendidas, pero también hay un desapego
notable por el arte de su tiempo no adscrito a la
vanguardia. Fuera de París todo se presenta co-
mo atrasado, lo cual no es cierto. El arte se vuelve
contabilidad en esta idea de que lo progresivo es
lo único comprensible y en esta ecuación se de-
ja de lado al más exquisito simbolista español,
un artista de extraña raíz centroeuropea que lee
Mira qué bonita
a Nietzsche y aboga por una desacralización de era (1895),
la sociedad en pinturas crípticas, llenas de sim- cuadro de la
bolismos voluntariamente oscuros a veces, otras primera etapa
escandalosamente claros. Romero de Torres es la de Romero de
deuda, el ángulo perdido del arte español, como Torres.
prueba su arrinconamiento en los museos de
arte contemporáneo españoles. Hay muchos fac-
tores para que esto ocurra, y uno de ellos es que
los intelectuales del franquismo, como Sánchez
Camargo, eligiesen la improbable opción de un
republicano que no caía dentro del orden clerical
impuesto por el régimen dictatorial.
A casi un siglo de su muerte, es la hora de vol-
ver a mirar esta figura tan importante de lo que
hemos sido, y hacerlo sin los prejuicios de la
transición, que limitó su importancia por cau-
sas políticas que hoy deben ser revisadas para
una lógica y mejor comprensión de su arte.
La exposición de Málaga ha buscado eso en la
forma en que el negro cobra un mayor porte
dentro de su evolución cronológica, dejando de
lado retratos menos notables, más comerciales.
Julio Romero de Torres no es el que pintó a la
mujer morena, es el que sacudió la vieja idea
de la mujer objeto de un pasado sacralizado y
la mostró en pecado, de una forma que ni su
tiempo entendió ni el nuestro reconoce. MH
MUY HISTORIA 115
HISTORIA ALTERNATIVA

¿Y si Gran Bretaña y Francia hubieran

declarado la guerra a Hitler en 1938?
¿Qué habría pasado si Chamberlain y Daladier hubiesen plantado a Hitler en la mesa de negociación
de Múnich, en lugar de apaciguarlo como hicieron? ¿Y si no hubieran aceptado la anexión de los
Sudetes y la ocupación de Checoslovaquia por parte de la Alemania nazi? ¿Y si Inglaterra y Francia
le hubiesen declarado la guerra doce meses antes de cuando finalmente acabaron haciéndolo?
POR JOSÉ PARDINA

maginemos el contrafáctico que pu- con Hitler y su nacionalsocialismo a nas a lo largo de la Línea Sigfrido –que,

I do ser y no fue: a principios de sep-

tiembre de 1938, Alemania, Gran
Bretaña y Francia se vuelven a reunir
en Múnich para buscar solución a la
“crisis de los Sudetes” provocada por
Hitler. Con Checoslovaquia vetada
en las conversaciones –y Benito Mus-
solini de supuesto árbitro–, se hace
imposible llegar a un acuerdo. Las ne-
gociaciones encallan. De regreso a In-
glaterra, un angustiado Chamberlain
no tendrá el recibimiento triunfal que
en realidad tuvo, ni mostrará el docu-
mento deshonroso que efectivamente
enarboló en el aeropuerto de Londres.
En las semanas siguientes, por sorpre-
sa, las tropas de la Wehrmacht ocupa-
rán Bohemia y Moravia –el territorio
de los Sudetes en disputa– y se dispon-
drán a invadir toda Checoslovaquia.
Francia y Gran Bretaña, como ya ha-
bían advertido al dictador alemán, no
tendrán más remedio que declararle la
guerra a Hitler.
¿Qué habría pasado si la Segunda
Guerra Mundial hubiese empezado
un año antes de septiembre de 1939?
Casi todos los historiadores coinciden:
habría durado solo unos meses; no
habría sido mundial; y habría acabado
los seis años de su toma del poder.
SUDETES: TERRITORIO HISTÓRICO
Los sudetes eran los pobladores de
origen y habla alemanes que vivían,
desde hacía siglos, en las regiones
checoslovacas de Moravia y Bohemia,
fronterizas con Sajonia, Baviera y Si-
lesia, y representaban la tercera parte
de la población total de esos territo-
rios: unos 3,5 millones de habitantes.
Descendientes de colonos germánicos
desde finales de la Edad Media, su
territorio había sido incorporado al
nuevo Estado de Checoslovaquia, re-
cién nacido en 1918 tras la derrota y
disolución del Imperio austrohúngaro
en la Primera Guerra Mundial.
En 1938, los generales del Estado Ma-
yor de Hitler pensaban que Alemania
todavía no estaba preparada para una
guerra; probablemente, estaban en lo
cierto. El ejército checoslovaco podría
haber desplegado veinte divisiones ac-
tivas y once de reserva, frente a las 37
divisiones activas de la Wehrmacht.
Suponiendo que británicos y franceses
hubieran lanzado entonces un asalto a
gran escala contra las defensas alema-
en 1938, estaba empezando a ser cons-
truida–, el resultado habría sido una
rápida derrota de la Alemania nazi.
Incluso una respuesta militar limitada
por parte de los aliados occidentales
habría conducido a una guerra de des-
gaste que Alemania no habría podido
soportar. Para casi todos los historia-
dores militares, ese resultado es prác-
ticamente evidente. En resumen, la
Segunda Guerra Mundial no se habría
iniciado. Y Hitler habría desaparecido
en 1938, ahorrando al mundo dolor y
destrucción.
Como siempre sucede en la historia
académica, la unanimidad no existe,
ni siquiera respecto a esta ucronía: el
historiador estadounidense William-
son Murray discrepa de la mayoría de
sus colegas. En su libro The Change
in the European Balance of Power,
1938–1939: The Path to Ruin, inten-
ta demostrar documentalmente que
Hitler pudo conseguir los recursos
financieros que Alemania necesita-
ba (300 millones de dólares en oro)
cuando entró en los Sudetes de Che-
coslovaquia. Además, con la anexión
de Austria en la primavera anterior y
la incautación de la poderosa indus-

‘Ucronología’
Septiembre 1938 Octubre 1938
El Desacuerdo de Múnich Guerra de los Sudetes
Inglaterra y Francia se niegan a pactar Furioso por la negativa francobritánica a su
con Hitler, rechazan sus pretensiones reivindicación sobre el territorio de los Sudetes, Hitler
expansionistas y ponen fin a la política ataca Checoslovaquia por sorpresa. Los franceses
de apaciguamiento y concesiones que, responden desde Alsacia y Lorena y cruzan la
“para evitar otra guerra”, ya había incipiente Línea Sigfrido hacia el Bajo Rin. Los
conducido a la anexión de Austria ingleses firman un acuerdo de ayuda mutua con el
GETTY

(Anschluss) en marzo de 1938. gobierno checo. Empieza la Guerra de los Sudetes.

116 MUY HISTORIA

 BIENVENIDO, MEIN FÜHRER!
Octubre de 1938: los alemanes
étnicos de Bohemia, Moravia y Silesia
(los Sudetes) reciben a las tropas nazis
como a “libertadores”. Antes de seis
meses, toda Checoslovaquia había
sido ocupada y convertida en
Protectorado.
GETTY
tria armamentística checa, incluidas
sus célebres fábricas de motores Sko-
da, los alemanes casi consiguieron
alcanzar la producción industrial del
campeón del mundo: Estados Unidos.
De un día para otro, toda la potencia
económica del país invadido se puso
al servicio exclusivo de la Wehrma-
cht. Asimismo, al ocupar Checoslo-
Abril 1939
Paz de Estrasburgo
Exhausto y derrotado, el Ejército alemán
firma la paz tras el suicidio de Hitler en
Berghof, su refugio de los Alpes (en la
imagen). La Guerra Civil llega a su fin en
España con la victoria de Franco. Stalin,
ocupado en la Gran Purga y los Procesos de
Moscú, observa el nuevo teatro europeo.
vaquia, Alemania se apropió de 1.500
aviones, 470 carros de combate, 500
cañones antiaéreos, 43.000 ametra-
lladoras, un millón de rifles, tres mi-
llones de obuses de artillería y 1.000
millones de cartuchos. Eso era sufi-
ciente, según Murray, para equipar a
30 divisiones alemanas.
Lo que quizá no tiene en cuenta este
GETTY
historiador disidente es que, sin los
Acuerdos de Múnich, que supusieron
la entrega sin condiciones de Checos-
lovaquia a Hitler, los checos habrían
podido resistir a la apisonadora nazi.
No solo militarmente, para lo que te-
nían voluntad, sino también desde el
punto de vista de la legitimidad moral
y el frente diplomático. MH
Septiembre 1939
Una nueva Europa
Tras la caída de Hitler y la revisión de
los artículos más severos y agraviantes
del Tratado de Versalles, Austria vuelve
a ser un país soberano e independiente.
En Alemania se celebran las primeras
elecciones libres desde 1933. El Partido
Nacionalsocialista es prohibido.
MUY HISTORIA 117
HISTORIA EN EL ARTE
Trazos inéditos
Este dibujo de finales del siglo XV se considera el más importante, conocido hasta la fecha, del
gran artista flamenco El Bosco. Inédito hasta 2003, recientemente se ha mostrado en nuestro
país por primera vez, gracias a una conocida galería de arte madrileña.
POR EVA DOMÍNGUEZ AGUADO
L
a obra que nos ocupa es uno de los pocos dibujos que se
conservan del artista, y este en concreto destaca por su
buen estado de conservación. A pesar de ser papel, un
material muy sensible al paso del tiempo –concretamente,
fabricado con cáñamo, lino y fibra de lino, el método más
común de fabricación de papel en los Países Bajos durante
la época–, se encuentra prácticamente intacto gracias a que
se encontró guardado entre las páginas de un álbum.
Cabe destacar que el artista flamenco no acostumbraba fir-
mar sus obras, y esta, sin embargo, sí aparece autografiada.
En 2015 se confirmó su autoría gracias al Bosch Research
and Conservation Project, que la catalogó como propia
del autor y no de su círculo, como se creía anteriormente,
lo cual supuso un hallazgo extraordinario para el estudio
del estilo y la carrera del artista, al tratarse de una obra
indudablemente temprana, anterior a 1495.
El dibujo vio la luz pública por primera vez en 2016 en
el Museo de Noordbrabants, en una exposición realizada
a consecuencia del V centenario de la muerte del pintor,
y del mismo modo apareció en el catálogo de la famosa
muestra que el Museo del Prado realizó ese año por el
mismo motivo (la exposición más visitada de su historia).
Hay que destacar que, recientemente, por primera vez esta
obra ha visitado nuestro país, concretamente Madrid, de
la mano de la galería de arte Nicolás Cortés Gallery. El
dibujo estuvo expuesto en sus instalaciones durante unos
días a finales del pasado mes de marzo, y actualmente se
encuentra itinerando por Europa.
UN ARTISTA ÚNICO E INCLASIFICABLE
El estilo que caracteriza a El Bosco destaca por su origina-
lidad y por la simbología que aparece en sus obras. Se trata
Detalles de la obra
Aun tratándose sin duda de una obra temprana –que, como tal,
podría ser el punto de partida de su rico imaginario, desarrollado
más tarde en pinturas tan famosas como El jardín de las delicias
(de datación discutida, probablemente hacia 1500), Visión del Más
Allá (íd., entre 1500 y 1504) o El carro de heno (íd., entre 1502
y 1516)–, el pintor por excelencia del pecado y el infierno parece
desplegar en este papel inédito todo un repertorio de tormentos y
castigos de una inaudita crueldad, que se concreta en detalles tan
118 MUY HISTORIA
de un pintor atípico para su tiempo, que prácticamente
no tuvo influencia de los movimientos contemporáneos
a él, ya que en su obra pretende moralizar a través de
la imaginación desbocada, lo onírico, el sarcasmo y lo
grotesco. Por ello, no es extraño que se le califique de
precursor del surrealismo, siglos antes de la aparición de
esta vanguardia. Sus fuentes principales eran la cultura
popular, los manuscritos iluminados holandeses, los gra-
bados extranjeros y los bestiarios medievales.
MOTIVOS RECURRENTES
En esta obra en concreto, el pintor despliega un reper-
torio de torturas y castigos que recuerda al infierno que
aparece en el tríptico de El jardín de las delicias, pero no
son los mismos ni se trata de un dibujo preparatorio; de
ahí su originalidad e importancia histórica. La escena, sin
embargo, sí que parece la recreación del infierno, ya que
las figuras monstruosas, lo angosto de la composición y
las torturas reflejadas se encuentran muy en la línea del
ideario moral propio del periodo en el que vivió el artista
(hacia 1450-1516).
Porque, pese a su modernidad visual indiscutible, El
Bosco está estrechamente ligado a la Baja Edad Media,
cuando aún no había apenas organización de los Estados
nacionales, en el mundo rural imperaba la ley del más
fuerte, la ignorancia y el analfabetismo estaban a la orden
del día y la esperanza de vida era corta a consecuencia
de la insalubridad de las ciudades, las enfermedades en-
démicas, las epidemias y las guerras que mermaban a la
población. A todo ello se sumaría una profunda crisis
espiritual que muy poco después acabaría desembocando
en el Renacimiento y el inicio de la Edad Moderna. MH
singulares como la navaja gigante que corta cuerpos humanos (1),
la rueda infernal (2), las hogueras lejanas (3) o el pozo del abismo
que se traga decenas de condenados (4).
La escena parece, por lo tanto, una recreación completa del infra-
mundo con toda su monstruosa maquinaria, muy en la línea de
las ideas morales y los miedos enraizados en la Edad Media que
le tocó vivir al artista neerlandés, nacido hacia 1450 y fallecido en
1516, probablemente de cólera.
NICOLÁS CORTÉS GALLERY

Ficha técnica
Título: Paisaje infernal
Autor: Hieronymus Bosch
Estilo: Pintura flamenca
Fecha: Antes de 1495
Técnica: Pluma y tinta parda
sobre papel
Dimensiones: 25,9 x 19,7 cm.
4

MUY HISTORIA 119

PANORAMA
POR CRISTINA ENRÍQUEZ
LIBROS CON HISTORIA
‘Roma soy yo’
SANTIAGO POSTEGUILLO
Esta primera entrega de
una larga serie sobre la vida
de Julio César parte de un
episodio poco conocido:
cuando se da a conocer
como abogado en un juicio de
enorme trascendencia política
contra el poderoso y corrupto
senador Dolabela. La novela,
con un final lleno de emoción
y épica, nos conduce por
su infancia, sus años de
formación y su primera
victoria militar. Vemos cómo
se va dibujando la figura de
un extraordinario estratega y
cómo surge el gran personaje
histórico: el primer César.
Ediciones B. 22,70 euros.
‘Los
hombres
de Putin’
CATHERINE
BELTON
El mejor
periodismo de
investigación
nos descubre
cómo un
implacable
Vladímir Putin se hizo con
las empresas privadas para
repartirlas entre unos pocos,
que instauraron una nueva
liga de oligarcas; y cómo el
KGB se apoderó de Rusia,
aprovechando el caos tras
la caída de la URSS, para
hacerse con el control del
país. Península. 27,90 euros.
120 MUY HISTORIA
‘Timandra’
THEODOR KALLIFATIDES
Hetaira de gran belleza y
amante del héroe Alcibíades,
Timandra es la protagonista de
la nueva novela histórica del
escritor sueco. Ella cuenta en
primera persona su vida y esa
historia de amor que vivió en
una Atenas en plena Guerra del ‘EL ATAQUE DE
Peloponeso contra Esparta.
PEARL HARBOR’
Allí estaba su casa, esa que
vistaron las mejores mentes de JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ GARVI
su tiempo, desde Sócrates a El 7 de diciembre de 1941, la aviación japonesa atacó por
Eurípides. Galaxia Gutenberg. sorpresa la base naval de Pearl Harbor en Hawái, donde se
19 euros. concentraba la flota norteamericana del Pacífico. Esta agresión
causó consternación en EE UU, que declaró la guerra a Japón
al día siguiente. Así, el pueblo norteamericano se involucró
en una guerra que, a partir de entonces, cambió de rumbo.
Esta obra colectiva, con artículos de periodistas, militares e
historiadores y coordinada por el divulgador histórico J. L.
Hernández Garvi, arroja luz sobre lo que ocurrió aquel ‘día de la
infamia’ y las consecuencias que acarreó. Pinolia. 19,95 euros.
‘Cervantes’
SANTIAGO MUÑOZ
MACHADO
Contexto histórico, vida y
obra del genio de las letras
se unen en esta biografía del
director de la Real Academia
Española, que nos lleva a
descubrir cómo Cervantes
y sus creaciones llegaron
a convertirse en mitos
universales. Él mismo cuenta ‘LA INVASIÓN DE POLONIA’
su historia partiendo de los MANU P. VILLATORO
fragmentos de autobiografía Periodista y escritor especializado en la Segunda Guerra
que dejó en sus obras. Mundial y la historia militar, Villatoro nos da una lección
Crítica. 34,90 euros. magistral de divulgación histórica con un hecho determinante:
la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939. Una acción
militar de la Alemania nazi que conllevó el fracaso de la política
de apaciguamiento de los aliados. Polonia fue rápidamente
derrotada, pero, para sorpresa de Hitler, dos días más tarde
Reino Unido y Francia, en virtud de los acuerdos de ayuda
mutua, le declaraban la guerra. Polonia había sido el detonante
de la Segunda Guerra Mundial. Se abrían las puertas a la
barbarie nazi, al drama de los refugiados judíos y al Holocausto,
pero también al coraje de un pueblo valiente que protagonizó
batallas heroicas como la de Bzura. Pinolia. 19,95 euros.
EXPOSICIONES

‘EN MADRID. UNA HISTORIA DE LA MODA, 1940-1970’
SALA DE EXPOSICIONES DE EL ÁGUILA
(MADRID). HASTA EL 22 DE MAYO.
Interesante recorrido por la historia de la
moda española. Un viaje desde los talleres de
costura a las pasarelas, pasando por el cine
y la prensa como reflejo de una sociedad en
transformación, donde convivían diseñadores
y modelos, figurinistas y actrices, modistas
y ciudadanos anónimos. Utilizando a Madrid
como punto de partida, asistimos a la
‘Toulouse-Lautrec
y el espíritu de
Montmartre’
CAIXA FÓRUM MADRID.
HASTA EL 19 DE MAYO.
Pinturas, dibujos, carteles
e ilustraciones del artista
francés nos muestran la
sintonía de su obra con la
de artistas contemporáneos
suyos como Vincent van
evolución de la moda y sus protagonistas Gogh, Jean-Louis Forain, T.
desde la posguerra hasta la década de A. Steinlen, Pierre Bonnard
1970, a través de 118 reproducciones o Édouard Vuillard. Las
fotográficas, muchas inéditas, procedentes calles, los cabarés y los cafés
de variados archivos, y 76 piezas de alta del barrio de Montmartre
costura (procedentes del Archivo Regional fueron escenario, en el
de la Comunidad de Madrid y del Museo París bohemio de finales del
del Traje) entre las que destacan algunas de siglo XIX, de una explosión
Christian Dior, Elio Berhanyer, Herrera y Ollero creativa, marcada por la
o Marbel. La entrada es gratuita. bohemia y la vanguardia.

‘Incunabula:
550 años de la imprenta en España’
BNE (MADRID). HASTA EL
23 DE JULIO.
El invento de Gutenberg trajo
la modernidad a España en
1472, año en el que Juan
Párix de Heidelberg instala
su taller en Segovia. El primer
libro salido de esta imprenta
–el primero impreso en
España y en español– es el
Sinodal de Aguilafuente. En
esta exposición podemos
ver este y otros incunables
(salidos de la cuna), como
un libro xilográfico, Biblia
pauperum, o el Catholicon,
de Johannes Balbus, impreso
en Maguncia y atribuido a
Gutenberg, realizados hasta
el 31 de diciembre de 1500
con el “nuevo arte maravilloso
de escribir”. Además, una
selección de herramientas y
materiales tipográficos y la
réplica de una imprenta del
siglo XVII. Entrada gratuita.
‘Princesas de tierras lejanas’
MUSEU D’HISTÒRIA DE CATALUNYA (BARCELONA).
Esta exposición online ofrece una experiencia interactiva
multimedia relacionada con la exposición homónima
celebrada en este museo en 2009. Muestra cómo la
distancia geográfica y cultural que separa Cataluña de
Hungría no ha sido obstáculo para establecer vínculos entre
ambos países ya desde la Edad Media. Ciñéndose a este
periodo, la exposición muestra la naturaleza de unos lazos
que, si bien inicialmente serían circunstanciales, a partir del
siglo XIII se basarán en las estrategias matrimoniales de la
Casa de Aragón y la Casa de Arpad.

MUY HISTORIA 121

 LA HISTORIA EN TV

‘SPANISH ATOMIC BOMB’

En la última entrevista que concedió,
el general Guillermo Velarde desveló
los secretos de la fabricación en
España de una bomba atómica,
proyecto que duró décadas, hasta
más allá de la dictadura, cuando
en los ochenta del siglo XX España
firmó el Tratado de No Proliferación.
Sin duda, uno de los capítulos
militares más impactantes e insólitos
de nuestra historia, que se desvela ‘LA EDAD DE ORO DE LOS SAMURÁIS’
en Documaster de TVEPlay. Primera temporada (seis episodios) de un documental
histórico al que han llamado el «Juego de Tronos japonés».
Reconstrucciones y comentarios de expertos nos acercan a
la turbulenta historia y las luchas de poder del Japón feudal.
Cuenta la historia de los tres grandes unificadores de Japón
en los siglos XVI y XVII: Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y
Tokugawa Ieyasu. Lo emite Netflix.

‘HITLER, UNA BIOGRAFÍA’

‘LA BÚSQUEDA DE LA ÚLTIMA CENA’
Tras 19 años de
restauración, el fresco La
última cena de Leonardo
da Vinci ha revelado que
solo el 20% de la pintura
original todavía es visible.
Este documental de 2017,
que emite Amazon, intenta
averiguar qué aspecto
tenía el original, al que
rodean tantas leyendas. La
búsqueda conduce a Jean-
La figura de Adolf Hitler es una de las
más estudiadas y documentadas de
la historia, pero siempre descubrimos
algo nuevo. Eso ocurre con este
docufilme alemán (150 minutos) de
Pierre Isbouts, historiador 1977 –que podemos ver en Netflix–, que
y escritor de éxito, hasta analiza cómo las dotes psicológicas,
la abadía de Tongerlo en propagandísticas y manipuladoras
Bélgica, donde se descubrió le sirvieron a Adolf Hitler para casi
una misteriosa copia muy conquistar el mundo. Usando material
antigua, hecha sobre lienzo, real de archivo de la época, que abarca
que nos ofrece una visión casi toda su vida, narra el ascenso y
de cómo era la pintura la caída del Führer y aborda la relación
del refectorio del antiguo de su figura con el pueblo alemán. El
convento dominico de Santa documental, escrito por Joachim C. Fest,
Maria delle Grazie de Milán está narrado por Stephen Murray.
en su concepción original.

REDACCIÓN EN MADRID
Calle Alcalá N.º 79, Piso 1º-A, 28009-Madrid.
Tel.: 810583412. Suscripciones: suscripciones@zinetmedia.es

Directora Carmen Sabalete

(csabalete@zinetmedia.es)
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Colaboran en este número: Pedro Damián Cano, Fernando Cohnen, Óscar Curieses,
Iván Curto, Jorge de los Santos, Laura Manzanera, Eduardo Manzano,
José Ángel Martos, Manuel Montero, David Nogales, José Pardina, Javier Rada,
Manuel Rojas, Nacho Ruiz, Henar L. Senovilla.
Revisión histórica: Isaías Barreñada Bajo.
Consejera Delegada Marta Ariño
Director General Financiero Carlos Franco
Director Comercial Alfonso Juliá (ajulia@zinetmedia.es)
Director de Desarrollo de Negocio Óscar Pérez Solero
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expresa de la empresa editora.
Impreso en España: Edición 7/2022
Esta publicación es miembro de la Asociación de Revistas de Información (ARI).

122 MUY HISTORIA

 La Historia nunca
estuvo mejor contada

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