Está en la página 1de 1

Monólogo.

Sentada en esta cancha, observo todo. Los arcos de futbol con malla metálica, donde están conectados los aros de
basquetbol. Esas altas paredes para que no se escapen las pelotas, con sus potentes focos de luz, que iluminan la oscura
noche. Por los alrededores, mucho no veo, los postes de luz no alumbran lo suficiente, pero se logran divisar arboles y
algunas personas paseando a sus perros.
Ahora, te veo a ti, jugando futbol. El partido que no tiene fin. Llevas un buen tiempo jugando, se nota por la gota de
sudor que recorre tu cara. Esos bellos ojos cafés con lunares chocan con los míos y una pequeña sonrisa escapa tus
labios. Pareciera que no te has peinado, pero, aun así, te encuentro la persona mas linda del lugar. Tus manos ahora
forman un corazón en mi dirección, va dedicado, así como el gol que acabas de hacer. Se formo una sonrisa en tu boca,
por lo visto van ganando. Con esto, comencé a imaginar que podía estar pasando por tu cabeza.
“Estoy tan cansado, pero debo seguir corriendo, con estas zapatillas que tienen hoyos, no sé cómo siguen vivas.
Sigo cansado, sudo mucho y todos van por la misma. Creo que debo mejorar mi condición física. Tengo que comenzar
a entrenar, pero debo organizarme. Mucho tiempo no tengo, no me dan los tiempos ¿Qué hago? Podría sacar algo para
tener mas tiempo, pero todo tengo que hacerlo en algún momento. La u me consume mucho tiempo.
No esta muy complicada la u aun, recién comienza. Siento que todo lo que me enseñan ya me lo se, voy muy
avanzado, no me gusta mucho ese ambiente.
Apenas termine el partido me iré a bañar, comeré algo y me acuesto a regalonear con ella. Ella. Me hace tan feliz.
Si sigo corriendo, hago el gol y termina el partido. Ahora, empatados, podríamos quedar, si eso significa terminar y
subir, le doy. Estoy chato.”
Quizás me equivoco, pero cuando subamos te pregunto.

También podría gustarte