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¿Qué es la etnología?
La muerte de lo primitivo
La etnografía
¿Etnología o antropología?
Objetivo de la etnología
La etnología es, ante todo, la mirada que se posa en el otro, el deseo de conocer
esos pueblos distantes, pero a veces cercanos, que nos parecen tan distintos a nosotros.
Esta curiosidad se hace más científica en la medida en que este estudio del otro conduce
a una reflexión sobre la naturaleza humana, sobre sus semejanzas, diferencias y las
razones de éstas.
Después, poco a poco, en un mundo que se hace cada vez más pequeño,
responde al deseo de conservar todos esos patrimonios culturales en vías de
desaparición ante el avance de una civilización que se universaliza. Conocer al otro, sus
costumbres, sus creencias, significa también poder comerciar con él, mejorar las
posibilidades del éxito de una política integradora de población con una cultura
diferente. También supone ayudar al desarrollo armonioso de las sociedades inmersas en
procesos de cambio radical. Significa, por lo tanto, desde un punto de vista humanista y
pedagógico, que se pueda modificar mediane un acto de comprensión bien intencionado
la visión que se tiene del otro, que a menudo suele responder a prejuicios remotos.
Como decía Montaigne, el mundo en toda su amplitud “es el espejo donde
debemos mirarnos para conocernos bien”. El conocimiento etnológico no sólo sirve
para hacernos comprender que nuestras costumbres y creencias no son las únicas
aceptables y que tienen un valor absoluto y universal, sino que también permite juzgar
de una manera más crítica nuestra propia cultura al compararla con las demás.
HISTORIA DE LA ANTROPOLOGÍA
La razón por la que los antropólogos se niegan a rastrear el origen del concepto
de cultura hasta el Essay es que, como todo estudioso de la cultura, a partir del siglo
XVIII, a pesar de que atribuían a la experiencia el poder de modelar las creencias y las
costumbres, no abandonaron la idea de que existían creencias morales universalmente
válidas y normas y modos de conducta correctos y otros erróneos.
La ciencia social siguió a Locke en su convencimiento de que, a pesar de las
diferencias de experiencia, la razón correctamente aplicada podría con el tiempo llevar
al hombre, en cualquier lugar, a las mismas instituciones sociales, a las mismas
creencias morales, a las mismas verdades técnicas y científicas. Mientras tanto, la
consigna es la tolerancia, tolerancia de las costumbres ajenas. No debe tomarse por
indiferencia moral ni tampoco por un auténtico relativismo cultural.
Durante el siglo XVIII, la palabra evolucionismo se emplea muy rara vez, pero
está fuera de toda duda que la evolución sociocultural constituye el tema principal de su
interés histórico.
Empezaremos hablando de William Robertson, representante de la Ilustración
escocesa. En su obra History of America, plantea la tipología clásica con el esquema de
las tres fases del progreso y evolución de las sociedades humanas, desde la primera fase,
el estado de salvajismo, centrado en la caza y la recolección, el estado de barbarie, en
el pastoreo y la ganadería y, por último, el estado de civilización, con la agricultura.
Sus ideas evolucionistas se distinguen también por su análisis, notablemente
adelantado, de las condiciones bajo las cuales las semejanzas culturales, en diferentes
partes del mundo, pueden tratarse como pruebas de la evolución independiente y no de
convergencia o de supervivencia de procesos de difusión o migración. En general, creía
que las semejanzas halladas en continentes diferentes eran invenciones independientes,
producto de evoluciones paralelas.
Otro autor a reseñar es Condorcet cuya obra, Esquema de un cuadro histórico
del progreso humano de 1795 influyó en autores posteriores. De los diez estadios que
describe Condorcet, los tres primeros en los que la humanidad pasa de la sociedad
tribal a la pastoril y de ésta a la agricultura hasta llegar a la invención del alfabeto. El
Esquema es una historia intelectual que busca explicar la historia desde el punto de vista
ilustrado como progreso, desde etapas más primitivas hacia una emancipación de la
razón humana de las cadenas de la superstición y de la ignorancia.
A partir de la invención del alfabeto, los estadios se van haciendo cada vez más
etnocéntricos y van confiándose a la historia de Europa. El cuarto trata del progreso del
espíritu humano en Grecia hasta la división de las ciencias en tiempos de Alejandro
magno. El quinto del progreso de las ciencias desde su división hasta su decadencia, el
sexto desde la decadencia del conocimiento hasta la restauración hacia la época de la
Cruzadas. El séptimo desde los primeros progresos de las ciencias desde su
renacimiento en Occidente hasta la invención de la imprenta. El octavo desde la
imprenta hasta el tiempo en que la filosofía y demás ciencias se sacudieron del yugo de
la autoridad y de la tradición y, por último, desde Descartes hasta la República francesa.
El Esquema puede también considerarse justificadamente como el máximo
esfuerzo de la Ilustración por interpretar la evolución sociocultural en términos de
incrementos del contenido racional de los pensamientos, las costumbres y las
instituciones.
Durante la Ilustración, el criterio dominante del progreso era el cambio en la
dirección a una mayor racionalidad. Bien aplicado a las ciencias, pero deficiente a las
instituciones políticas. Condorcet estaba convencido de que la Revolución francesa
había producido el orden social más racional del mundo y, por consiguiente, el más
progresivo. Prejuicio etnocéntrico de un partidario de la revolución. En el siglo XIX,
esta racionalidad deja de considerarse la medida del cambio progresivo.
Todos los filósofos sostenían que en un pasado más o menos remoto, todos los
pueblos del mundo habían conocido una vida social que por su general simplicidad y
por la ausencia de ciertas instituciones específicas, como la propiedad privada de la
tierra, el gobierno centralizado, las diferencias de clases y las religiones gobernadas por
castas de sacerdotes, contrastaba con la sociedad moderna europea. A esta primera era la
llamaron estado de naturaleza.
Aunque las características concretas de este estado primitivo divergían
considerablemente (Hobbes hablará de la guerra de todos contra todos y Rousseau de
el buen salvaje), la explicación del modo en que los hombres salieron del estado de
naturaleza y llegaron a las instituciones y a las costumbres que hoy tienen era bastante
uniforme.
El motor de la historia era la racionalidad humana y el hombre civilizado había
salido del estado de naturaleza por el poder de su pensamiento, inventando instituciones,
costumbres y técnicas de subsistencia cada vez más inteligentes y racionales.
Falacia del idealismo cultural
Partimos del acuerdo de que las explicaciones científicas son proposiciones que
enuncian las condiciones precisas para que se produzcan los acontecimientos objeto de
predicción. Explicar las diferencias y las semejanzas socioculturales exclusivamente en
términos de pensamientos y de acciones más racionales o menos racionales equivale a
omitir todo establecimiento de condiciones. En opinión de muchos filósofos del XVIII,
la explicación de por qué lo iroqueses no se conducían como los franceses había que
buscarla en que los primeros no habían sabido, porque no habían querido, pensar su
camino para alejarse suficientemente del estado de naturaleza.
Todo lo que necesitaba, y esto pensaba Kant para que la Ilustración europea
modificase radicalmente la vida social era que se diera a las gentes la libertad de pensar.
Sapere aude, atrévete a saber.
La explicación de las diferencias socioculturales como consecuencia del
despliegue del potencial de razonamiento humano puede considerarse como una
variante del idealismo no determinista. Para los ilustrados, lo que dirige la historia es la
elección inteligente y racional del hombre. Como consecuencia, los hombres son libres
para dar a su mundo social la forma que les parezca conveniente.
¿Cómo Condorcet es capaz de predecir el desarrollo de su décima época? Todos
los hombres pretenden, llegado el caso, escoger lo que es más racional o eso es lo que
estos filósofos esperaban que ocurriese. Esa idea del carácter inevitable del progreso es
un mito. Lo único que los ilustrados podían hacer era esperar el progreso. Si la historia
probaba algo sobre el ejercicio del poder de la libre elección racional era que la
tendencia a no usarlo, desde la perspectiva de la Ilustración, la tendencia a engañarse era
en el hombre tan fuerte como la contraria.
La etnología pretende estudiar los diferentes pueblos que se han ido sucediendo
a lo largo del tiempo y que se encuentran entonces (mediados del s. XIX) por todo el
mundo en estadios culturales y de progreso de la humanidad distintos. El hombre
contemporáneo, pertenecientes a sociedades primitivas, dice el evolucionista, es reflejo
de nuestros antepasados y su sociedad la que conocimos antaño.
El objeto esencial de la investigación es explicar históricamente los distintos
estadios de la humanidad por medio del descubrimiento de las leyes que han permitido
pasar del uno al otro. ¿Cómo se han producido esos cambios y qué modalidades hubo en
los distintos sectores de la vida y estas sociedades, organizaciones, regímenes políticos,
sistemas de parentesco, creencias religiosas, etc.?
Lévi-Strauss (1908-2009)
La teoría de Lévi-Strauss aplica el método estructural a los hechos de la cultura,
en su obra se encuentran tres vertientes que son el análisis de ciertos fenómenos
culturales, reflexiones epistemológicas sobre el método y el estudio del pensamiento
llamado salvaje
Para Lévi-Strauss la etnología no es una ciencia nueva, sino que constituye la
forma más general de los que se designa con el termino de humanismo el cual tiene tres
etapas que se integran para hacer progresar el conocimiento humano, el primer
humanismo es el aristocrático proveniente del Renacimiento y luego el humanismo
burgués del s. XIX y por último el que conjunto a la etnología es considerado como un
humanismo democrático el cual se opone al discurso etnocéntrico.
En su obra “El campo de la antropología” señala a sus principales influencias a
Saussure y a Mauss. Toma de Saussure el propósito de elaborar una disciplina
científica que se ocupara de los signos en la vida social ya que él no la llega a terminar,
el porqué de la continuidad de la obra de Saussure radica en que para Lévi-Strauss, la
antropología constituye esta ciencia general de los signos.
En el caso de Mauss, toma de Ensayo sobre el don, la noción de hecho social
total, en el cual se amplía el termino hecho social para que deje de abarcar solamente
aspectos sociales y que sume los fisiológicos y los psicológicos.
Así mismo, agrega del estudio que Mauss hace sobre la magia en el cual se
refiere a “categorías inconscientes” que eran determinantes en la magia, en la religión y
en la lingüística. Dicho análisis tiene repercusiones con respecto al restablecimiento de
los vínculos entre los distintos niveles del hecho social y el individuo concreto, sino que
ubica al trabajo etnográfico y a las ciencias del hombre en la intersección de dos
subjetividades
Para Lévi-Strauss, las estructuras de pensamiento permiten establecer el puente
hacia el otro y construir un invariante universal, dichas estructuras son inconscientes
para los integrantes de cada cultura y la tarea del antropólogo es sacarlas a la luz y así
permitir al observador descifrar el sentido de los diversos ordenes culturales Mauss
también colabora con el hecho de que el considera que el intercambio es la dimensión
fundamental de la cultura, pero básicamente se especifica más que nada en las de
intercambio económico como el Potlach o el Kula, Lévi-Strauss colabora ampliando
esta concepción ya que, para él, las estructuras van a asegurar la reciprocidad en todas
las clases de intercambio. Aquí expone sus tres tipos de estructuras, que son la del
parentesco, la económica y la simbólica del lenguaje. En cada una de ellas se da un tipo
de intercambio, ya sea de mujeres en el primer caso, de bienes en el segundo y por
último de mensajes.
Para hacer un análisis estructural el científico construye un modelo a partir de lo
empírico siguiendo reglas de formalización que discriminan los elementos, las
relaciones entre estos elementos y el sistema de estas relaciones.
Este método distingue entre relaciones fundamentales y subordinadas, las
primeras constituyen la estructura ya que muestra el plan de construcción del objeto
El estructuralismo permite descubrir bajos los hechos, la razón oculta de su apariencia.
La estructura es el modelo de un conjunto de sistemas que tienen significaciones
correlativas, es decir, sistemas que ejecutan funciones distintas pero comparables en
virtud de la estructura común
que poseen. Lévi-Strauss se propone encontrar en la estructura de parentesco los
elementos mínimos y diferenciales que
permitan encontrar la misma regularidad en los fenómenos estudiados y que le permita
comprar entre si sistemas de parentesco y por ende las reduce a tres relaciones, la
primera es la de alianza, la segunda la de consanguinidad y por último la de filiación.
En “Las estructuras elementales del parentesco” aplica el método estructural y estudia
los sistemas de alianza.
Comienza explicando la distinción entre el estado de naturaleza y el estado de
sociedad. En el hombre no se encuentran tipos de comportamiento de carácter pre
cultural. El análisis de los niños salvajes y los estudios de los recién nacidos no nos
proporcionan datos sobre este pasaje pues la cultura no está superpuesta a la vida, sino
que la transforma para realizar una nueva síntesis. Los fenómenos culturales obedecen
reglas que son particulares, es decir que todo lo que está sujeto a una norma pertenece a
la cultura y presento los atributos de lo relativo y lo particular.
Pero es aquí cuando se da una contradicción ya que la prohibición del incesto
constituye una regla social que posee carácter universal que es por lo que se rige la
naturaleza.
Para explicar esto se dan tres hipótesis, la primera es referida a las consecuencias
negativas que las uniones endógamas tienen ya que pueden de ellas provenir
monstruosidades, la segunda hipótesis atribuye a una prohibición psíquica del hombre o
a una repugnancia instintiva basada en su naturaleza fisiológica, y la última explicación
porque tiene un origen social derivado de las reglas de exogamia y debe descartarse.
Piensa que la prohibición no es ni puramente cultural ni natural y que tampoco es un
compuesto de elementos de la cultura y la naturaleza. Sino que constituye el
movimiento fundamental gracias al cual, por el cual y en el cual se cumple el pasaje de
la naturaleza a la cultura. Subraya su aspecto positivo ya que, al separar a mujeres como
posibles cónyuges, se prescriben ciertas uniones no consanguíneas.
Lévi-Strauss investiga el fenómeno del totemismo, este es una costumbre común a
pueblos diversos que consiste en denominar a los clanes con el nombre de especies
animales o vegetales. Concibe al totemismo como un sistema que asocia dos elementos,
la atribución de nombres y símbolos animales y vegetales a los clanes. Es importante la
idea de especie ya que distingue un grupo de otro y el hombre lo adopta para
caracterizar a su propio grupo en sus relaciones con los demás grupos.
Las creencias y costumbres reunidas bajo la etiqueta del totemismo constituyen
esquemas clasificatorios que permiten captar el universo natural y social en forma de
totalidad organizada. Lévi-Strauss también estudia los mitos y para él, el pensamiento
mítico procede de la toma de conciencia de ciertas oposiciones y tiende a su mediación
progresiva y aunque están en relación con la realidad social no constituyen su realidad
sino una resolución imaginaria que permite a las culturas convivir con los problemas
insolubles que encuentran.
El análisis estructural de los mitos tiene dos etapas, la primera es la aislación de
los diversos niveles del mito y la segunda es las comparaciones de las diferentes
versiones de él.
Lévi-Strauss también se refiere al pensamiento salvaje al que considera una
ciencia de lo concreto. En “El pensamiento salvaje” sostiene que el objetivo de las
clasificaciones de los pueblos estudiados por los antropólogos no es de orden práctico,
sino que responde a exigencias intelectuales.
El hombre no puede vivir en un mundo desordenado y por eso introduce un comienzo
de orden en el universo por medio de una sistematización al nivel de los datos sensibles
ya que el pensamiento salvaje está más cerca de él y esto corresponde a los logros de la
revolución neolítica que es cuando se adquieren las artes de la agricultura y la
domesticación de animales. Ambos son función
de los dos niveles estratégicos en que la naturaleza se deja atacar por el conocimiento
científico, uno es ajustado al de la percepción y la imaginación y el otro como si las
relaciones necesarias que constituyen el objeto de toda ciencia pudiesen alcanzarse por
dos vías diferentes.
El totemismo que se basa en la idea de especie muestra este tipo de pensamiento
ya que la noción de oso conserva algo de la imagen mientras que el conocimiento
científico abstrae esos datos de sensibilidad para dar al concepto de animal, ser vivo y
ser en general.
Lévi-Strauss asimila la reflexión mítica como un bricolaje ya que el
pensamiento se vale de un repertorio limitado cuyos elementos son los signos que
conservan la imagen, pero tienen el poder referencial del concepto. El saber científico
se basa en las cualidades primeras de la abstracción y es a partir de lo cual la ciencia
crea sus medios y sus resultados gracias a las estructuras que son sus hipótesis y sus
teorías.
La posición de Lévi-Strauss es anti etnocéntrica en las realizaciones culturales y
en lo referido al conocimiento humano, refutando toda teoría sobre un pensamiento pre
lógico. La naturaleza humana para él consiste en el sistema de sus diferencias y de sus
propiedades comunes, ninguna cultura es parámetro de otras ya que son diferentes
combinaciones del espíritu humano (funcionamiento del cerebro humano).
Lévi-Strauss proclama un “Nuevo humanismo” que descarta la idea de un
desarrollo progresivo de la humanidad y que surge del conocimiento etnológico.