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Karmababa

Llegó la hora de preguntarte porqué escribís lo que escribís, porqué dejás una constancia, en
letras tintas o tecleadas.
Te decís que lo hacés para despejar esas manchas en el sol, esa negrura que creías podía
justificar amarga envidia, las ganas de venganza disfrazadas de reacción a la opresión. O algo
así.
Pero eso no es suficiente. Apenas raspa la superficie. Hoy hay que romper el caparazón,
aplastar las casitas de las babosas de la lluvia. Trepan el ciruelo de la casa de abuela paterna en
Bella Vista.
Acercate a la cascara marrón, tiene un patrón en espiral. Y la goma gris que sale, que estira las
antenitas y avanza lento mezcla la piedad con el asco.
Tenías la impresión de que ibas a ser leído; y, en eso, estás en lo cierto.
Pero a nadie le importa. Eso también es cierto.

Que el presente va a ser el pasado, lo sabés en el instante. Y entonces ¿qué?


Te queda vestirte de futuro, creerte inmortal. Si conocés el hilo de las letras, tejer la realidad
interminable, a la Penélope.
Ser desengañado. También, ser desembozado.

¿Cómo deshacés el nudo?

Si lo hacés bien, te encontrarás con un mundo que no se digna a terminar. Allí los animales que
sobrevivieron se mezclaron. Así nacen los monstruos. Tarde, en tanto humano, quizás te
alcance la consciencia para darte cuenta de que vos sos esa mezcla.

Entonces, las plantas entregaron sus venenos; los minerales, las ciudades. Su ataúd fue de
hierba.

Siempre voy a estar en ese viaje en el auto, con la lluvia y un cassette donde dice: “Leyenda
Poco”. En la tapa blanca tiene un dibujo de un caballo, apenas delineado en negro. También
veo otras figuras: son gacelas corriendo bajo la lluvia. También suena Alan Parsons Project.

Quizás te creas el que vale la pena porque escritura es mensaje, por más que pierda sentido en
el momento en que lo hiciste, puede ganar otro algún día eterno. Hay detalles que dan
esperanza en los escritos de otros (esos grandes); y uno también es otro. Quizás si este escrito
es un mensaje una botella, en un millón de años se forma la costa que lo recibe. Y si el tiempo
existe, con suerte te haga algo mejor que petróleo.

Por eso, repetí conmigo:

No hay virtud en la virtual. No se lo encarna, solo se visualiza en paquete armado por sistema.
Cuando revises datos convertidos en narrativas automáticas, algoritmos de publicidades y
conexiones sugeridas, detectá el horror de objetivos no humanos.

¿Ésa caso un diario de mi intento de capturar el culpable del desorden? Edipo, detective de vos
mismo. No te olvidés que sos perro que da vueltas buscándose la cola.

La vida es una buena idea que vas olvidando. Si no se te ocurren otras, vas muerto.

Y preguntate:
¿Qué me cuesta creer?
Nada.
¿Qué puedo perder si no creo?
Todo.
Así decía Pascal. A todo o nada.
¿Ya te decidiste?

La conciencia se anima a pagarse antes de dormir: ¿no sabe que es igual a morir? No sé. Pero
la vigilia también tiene sus miedos. Acaso la inconciencia olvida que despertar es terrible. Es
tan corto el tiempo como leve la huella del gato. Un recuerdo, quizás, en el afecto del dueño.
Antes de otro gato y no afecto.
Hay personas que aparecen muchas veces, aunque de distinta forma. Sus excesos son de
luciérnagas, bocas de la luz, tanto más bonitas. En cambio, las sombras son largas y sinuosas,
son del resto, de la masa. ¿Quién puede jugar las? Ella juzgan. Siento que saben apretar los
botones del miedo, del odio. La familias cáusticas han dominado y quemado. Acaso no se
parecen todas las familias felices, mientras que las infelices son interesantes en su locura.

La muerte permite la experiencia. Sin límite no hay plazos, no hay necesidad de ganar al
tiempo.

Soñé con un cubo de manteca gigante, que había que fraccionar, y que venía durando ocho
años, pero ya empezaba a derretirse, a recordar la inocencia que se ensucia. También soñé con
unos tornillos gemelos compartidos, y que alguien me decía: “para que te vaya bien“. Tal vez
tiene que ver con un relato fundacional de nuestro castillo. Hoy me enteré que el francés, en
un acceso de locura, se desnudo y con los ropa pensando que los ácaros se le van a comer.
Está en Arévalo, y ya lo contragia el remolino de esa casa.

Describir reflejos de reflejos. Todo es niebla. Pero la niebla interna, de las cabezas antiguas, es
más densa. Es la que me interesa. Clavada en el ojo del tiempo. Si es soñado o no, es lo mismo.
Lo único que se supone es que desperté y ahora lo escribo. Pero, si no lo digo ¿entonces qué?
Sigo en nominado yendo al colegio, acariciando viejas novias, siendo más viejo en comparación
a como me recuerdo. Dije la mitad, fue interrumpido, gracias. Poner en la balanza tantas cosas.
Analistas, dividan las tareas; les conviene. Menstruación, se hace magia poderosa con ella. Al
menos es un veneno que agosta cosechas, vuelve a perros rabiosos, pero también cura fiebre
square tanas. A surgir las pléyades descendientes de Atlas. Empieza la labranza, y sigue la ciega
cuando se ocultan. Desde ese momento están escondidas 40 noches y 40 días y de nuevo al
completar el año empiezan aparecer, cuando se afilia la hoz.

Las dimensiones del alma. Suelen observarse solamente dos, un compás: el ritmo que debe ser
analizado. Es el primer acercamiento acerca de cuál es el camino de su purificación.

El alma interesante tiene profundidad. Debe ser como una peonza, un rombo que pueda girar,
o un corazón.

El almicidio.
Una selfie es un suicidio. Las redes sociales son trincheras, puntos de salida de masacre fijas,
historiadas en historias.
Las imágenes son metralla, tienen cierto alcance; también explotan. El texto es cuerpo cuerpo;
o mente amente, si se prefiere. La guerra actual por las almas se mide en números. Han
llegado las matemáticas severas. La cuantificación es cualitativa. Cuando se dice “Uno” hay una
cuenta implícita. Es “Uno” de tantos. En una pareja, no hay duda es uno de dos. Se trata de
una base cósmico numérica. Si hablamos de una familia, el denominador aumenta, y se puede
hablar de una suma de fracciones; siendo padres dos, e hijos X.
Padre, te fuiste a vivir al cielo. El enfermo es un pecador, pero el murió por nuestros pecados.
Se ha descubierto que sólo se enferman quienes lo merecen. Permanece puro y feminista. Si
no baila. Y serás castrado para redimirte. Con mi hermano charlamos del tema. Me había
sumado una ventana con metales, y saltaba porque sabía podría remontar, tal vez llegar hasta
los árboles. Estaba buscando el pueblo de las nubes. La ciudad de flotantes para los años. De
qué manera haría el salto de fe, cuando bajé por el lado oscuro de la noche.

Hay dos maneras de unir el bien con la verdad: uno-decir siempre la verdad acerca de lo que
no hiciste bien. dos-decir bien la verdad del mal. Abajo están mal que coincide con el
inconciente. Quisiera parecer qué traigo amor. Que atenazado por la corona de espinas de un
audio fertilizado 40 años, ahora soy modesto.

La verdad se redondea. Acaso la verdad da un límite, marca el contenedor, hace al recipiente.


La verdad es parámetro de sí misma, y también de lo falso.

Hola. Soy el carácol del universo. Quería contarte y mostrarte que se puede ser lento y
asqueroso, que no está tan mal dejar un rastro.
Lo que sigue tiene un sentido. Averiguarlo.

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