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Colegio Ramón Ángel Jara.

Asig. Filosofía.
Prof. Jaqueline Peña O.
Guía de contenidos Filosofía común 3
Nombre: IV MEDIO Fecha: ____/05/2020

Unidad 2: perspectivas filosóficas Puntaje guía: Puntaje alumno:


sobre la acción humana.
Objetivos de aprendizaje OA2, OA4

Instrucciones:
• Lee atentamente la guía que se presenta
• Subraya las ideas principales en el caso de analizar fuentes
• Consulta las dudas con tu profesora por correo electrónico o webclass
• Responde las actividades que se te presentan en tu cuaderno o guía según la instrucción.
• No olvides pegar tu guía al cuaderno.

Parte I

Sin duda, las reglas absolutas, claras y simples tienen algo positivo: son fáciles de seguir y nos ayudan a deslindar
responsabilidades al momento de juzgar una acción. Sin embargo, esto no ocurre siempre en el terreno de lo
moral. Aunque las diversas culturas tienen principios morales muy fuertemente arraigados, existen situaciones
en las que esos principios entran en conflicto y ya no estamos seguros de cuál es la forma correcta de actuar.
Por ejemplo, si estamos convencidos de la prohibición de matar, ¿podemos considerar legítima la defensa
propia? ; si estamos contra el maltrato animal, ¿es posible aceptar la muerte de animales que transmiten
enfermedades, nos sirven de alimento o son utilizados para experimentación?; si queremos combatir la pobreza
y el cambio climático,
¿debemos consumir
productos elaborados por
personas que trabajan en
condiciones miserables o por
empresas que no se
preocupan del impacto
ambiental?; y, si defendemos
la democracia, ¿tenemos que
responsabilizarnos por los
resultados de elecciones en las
que decidimos no participar?
Para confrontarnos con esta
clase de dificultades, muchos
filósofos han propuesto
ejercicios de razonamiento
que problematizan nuestros
principios morales: los dilemas
éticos.

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Actividad 1. Resolución de dilemas morales

A continuación, se te presentan algunos dilemas morales, las cuales debes analizar. Una vez analizados debes
responder las preguntas que se te presentan en tu cuaderno.

¿El doble efecto?

Philippa Foot propuso una serie de dilemas éticos que hasta el día de hoy son discutidos y tienen un lugar importante en la
consideración y el diálogo de diversas perspectivas éticas. El dilema más conocido es el siguiente: «el conductor de un tranvía
desbocado solo puede conducir de una pista estrecha a otra; cinco hombres están trabajando en una pista y un hombre en la
otra; cualquiera sea la pista a la que ingrese, alguien será asesinado». ¿Qué debe hacer el conductor? Otros problemas similares
propuestos por Foot son los siguientes:

El desafío de los dilemas éticos es fundamentalmente plantear el problema, es decir, descubrir lo que está en juego en cada
caso. Si respondemos de manera diferente a problemas en apariencia similares es posible que estén interviniendo elementos
de los que ni siquiera nos habíamos percatado. Philippa Foot explica que, en todos estos casos, existe un doble efecto: un efecto
que se busca (el resultado buscado) y otro que puede preverse, pero que no es deliberadamente buscado (el efecto colateral).
Sin embargo, esa definición del problema no le parece suficiente. ¿Es posible que estén compitiendo el deber de ayudar y el de
no hacer daño?, ¿cuál de esos deberes es más fuerte?, ¿de qué otra manera podríamos explicar lo que está en juego?

Recurso 2

El buen ladrón

Lawrence Kohlberg planteó diversos dilemas éticos a personas de diferente sexo y edad para estudiar el desarrollo moral. Este
es uno de ellos.

En un país de Europa vivía un hombre pobre, llamado Valentín. No podía encontrar trabajo, ni tampoco su hermana y hermano.
Como no tenían dinero, él robaba la comida y las medicinas que necesitaban. Fue arrestado y condenado a seis años de prisión.
Después de dos años, se escapó de la prisión y fue a vivir a otro lugar del país con un nombre diferente. Ahorró dinero y poco a
poco fue creando una gran fábrica. Daba a sus empleados los mejores sueldos y utilizaba la mayoría de las utilidades para
edificar un hospital para la gente que no podía pagar el cuidado médico. Después de veinte años, un sastre reconoció al dueño
de la fábrica como Valentín, el condenado que había escapado y a quien la policía había estado buscando en su ciudad natal.

1. ¿Debe el sastre denunciar a Valentín a la policía? 4. Si Valentín fuera denunciado y llevado ante el juez,
2. ¿Tiene el ciudadano el deber de denunciar a un convicto ¿debería el juez encarcelarlo de nuevo o dejarlo libre?
prófugo? 5. Pensando en función de la sociedad, ¿se debe de castigar
3. Si el sastre fuera un amigo de Valentín, ¿debería a la gente que infringe la ley?
denunciarlo? 6. Valentín estaba haciendo lo que su conciencia le dictaba
cuando robaba la comida y las medicinas. ¿Debe de ser
castigada una persona que rompe la ley actuando según su
conciencia?
Kohlberg, L. Cuestionario de razonamiento moral (1987)
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Recurso 3
La última generación

Peter Singer también ha usado dilemas éticos para buscar y fundamentar principios universales. En vistas del calentamiento
global, propone el siguiente:

Casi todas las personas serias están muy preocupadas por el cambio climático. Algunas dejan de comer carne o de ir de
vacaciones en avión para reducir sus emisiones de carbono. Sin embargo, la gente que más va a padecer las consecuencias del
cambio climático aún no ha sido concebida. Si no hubiera generaciones futuras, tendríamos menos motivos para sentirnos
culpables. Entonces, ¿por qué no nos convertimos en la última generación de la Tierra? Si todos accediéramos a que nos
esterilizaran, no harían falta sacrificios; ¡podríamos estar de fiesta hasta la extinción! Sería imposible ponernos de acuerdo en
la esterilización universal, desde luego, pero imaginemos que fuéramos capaces. ¿Qué tiene de malo este escenario? […]
Podríamos defenderlo: todos estaríamos mejor —de entrada, podríamos librarnos de esta culpa sobre lo que estamos
haciéndoles a las generaciones futuras— y nadie estaría peor, pues no habría nadie respecto del cual estar en peores
condiciones. ¿Un mundo con gente es mejor que uno sin gente? Dejemos a un lado lo que hacemos a las demás especies; esa
es otra cuestión. Supongamos que el dilema se da entre un mundo como el nuestro y otro sin ningún ser sensible. Y supongamos
también —aquí hemos de echarle imaginación, como suelen hacer los filósofos— que si escogiéramos un mundo sin ningún ser
sensible sería porque todo el mundo está de acuerdo. No se violarían derechos… al menos, no los de las personas existentes.
¿Tienen las personas no existentes derecho a ver la luz?

Singer, P. ¿Debería ser esta la última generación? (2010)

Parte 2.
Fundamentos y perspectivas de diversas teorías éticas.
Las diversas teorías éticas, que presentan distintas interpretaciones de esa dimensión de la
vida humana que llamamos «moralidad», no son necesariamente
incompatibles entre sí. Como has visto, muchas veces abordan aspectos
diferentes de la vida moral. Al comenzar esta lección te presentamos
diferentes formas de entender lo que es el bien; cada una de ellas se
basa en una teoría ética: la ética de la virtud, la ética deontológica, la
ética subjetivista, la ética consecuencialista o utilitarista. Cada una
ha sido desarrollada por algún filósofo y luego ha sido ampliada,
replanteada o discutida por otros. A continuación, te presentamos
otras teorías éticas mediante las cuales podrás seguir apreciando
su gran diversidad.

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Actividad 2: comprendiendo las diversas miradas de la ética
A continuación, se te presentan algunas visiones de la ética, las cuales debes analizar detalladamente, puedes
subrayar y tomar notas si así lo requieres. Una vez analizados debes responder las preguntas que se te presentan
en tu cuaderno.

Recurso 1

Ética del reconocimiento

Charles Taylor propuso una teoría ética que denominó «ética del reconocimiento» o «ética de la autenticidad». Se desarrolla
a partir de la idea de que todas las personas requieren que su identidad individual o colectiva sea reconocida por los demás,
pues la identidad se construye de manera dialógica. Esto explica por qué los grupos minoritarios no solo demandan igualdad
y no discriminación, sino que exigen ser auténticamente reconocidos. Se trata de resolver la tensión entre el respeto por la
igualdad y el respeto por la particularidad. El hecho de que nadie pueda ser discriminado y todos deban ser tratados por
igual no implica que las personas queden constreñidas a un molde homogéneo, ciego a la diferencia.

La exigencia aparece en primer plano, de muchas maneras, en la política actual, formulada en nombre de los grupos
minoritarios o «subalternos», en algunas formas de feminismo y en lo que hoy se denomina la política del
«multiculturalismo».

En estos últimos casos, la exigencia de reconocimiento se vuelve apremiante debido a los supuestos nexos entre el
reconocimiento y la identidad, donde esta designa algo equivalente a la interpretación que hace una persona de quién es y
de sus características definitorias fundamentales como ser humano. La tesis es que nuestra identidad se moldea en parte por
el reconocimiento o por la falta de este; a menudo, también, por el falso reconocimiento de otros, y así, un individuo o un
grupo de personas puede sufrir un verdadero daño, una auténtica deformación si la gente o la sociedad que lo rodean le
muestran, como reflejo, un cuadro limitativo, o degradante o despreciable de sí mismo.

El falso reconocimiento o la falta de reconocimiento pueden causar daño, pueden ser una forma de opresión que subyugue a
alguien en un modo de ser falso, deformado y reducido. […]

Dentro de esta perspectiva, el falso reconocimiento no solo muestra una falta del respeto debido. Puede infligir una herida
dolorosa que causa a sus víctimas un lacerante odio a sí mismas. El reconocimiento debido no solo es una cortesía que
debemos a los demás: es una necesidad humana vital. […]

La génesis de la mente humana no es monológica (no es algo que cada quien logra por sí mismo), sino dialógica.

Además, este no solo es un hecho acerca de la génesis que después podamos olvidar. No aprendemos los lenguajes en diálogo
y luego seguimos usándolos para nuestros propios fines. Desde luego, se espera que nosotros desarrollemos nuestra propia
opinión, perspectiva y actitud hacia las cosas, en grado considerable, por medio de la reflexión solitaria. Pero no es así como
ocurren las cosas en las cuestiones importantes, como es la definición de nuestra identidad. Siempre definimos nuestra
identidad en diálogo con las cosas que nuestros otros significantes desean ver en nosotros, y a veces en lucha con ellas. Y aún
después de que hemos dejado atrás a algunos de estos otros —por ejemplo, nuestros padres— y desaparecen de nuestras
vidas, la conversación con ellos continuará en nuestro interior mientras nosotros vivamos.

De esta manera, la contribución de los otros significantes, aun cuando aparece al principio de nuestras vidas, continúa
indefinidamente.

Taylor, C. El multiculturalismo y la política del reconocimiento

(1992)

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Recurso 2

Ética del cuidado

Carol Gilligan propuso una teoría ética denominada «ética del cuidado», que parte de la constatación de que las mujeres suelen
privilegiar el cuidado de otros por sobre la justicia, mientras los hombres suelen inclinarse en el sentido contrario. Para Gilligan,
esto se produce porque las sociedades proponen un modelo binario que no solo separa y opone a hombres y mujeres, sino
que también escinde aspectos esenciales de la naturaleza humana.

Siempre que nos encontramos ante una construcción binaria del género —ser hombre significa no ser mujer ni parecerlo (y
viceversa)— y una jerarquía de género que privilegia «lo masculino» (la razón, la mente y el Yo) sobre «lo femenino» (las
emociones, el cuerpo y las relaciones), sabemos que se trata de un patriarcado, se llame como se llame. Como orden vital
basado en la edad y el sexo, donde la autoridad y el poder emanan de un padre o unos padres en la cumbre, el patriarcado es
incompatible con la democracia, la cual se sustenta en la igualdad de la voz y en una presunción de equidad.

Pero también se encuentra en conflicto con la misma naturaleza humana. En el patriarcado, al bifurcarse las cualidades
humanas en «masculinas» o «femeninas» se producen cismas en la psique, pues se separa a todos los individuos de partes de
sí mismos y se socavan sus capacidades humanas básicas. El proceso de iniciación a las normas y los valores del patriarcado
prepara el terreno para la traición de «lo que está bien» […].

La ética del cuidado no es una ética femenina, sino feminista, y el feminismo guiado por una ética del cuidado podría
considerarse el movimiento de liberación más radical —en el sentido de que llega a la raíz— de la historia de la humanidad. Al
desprenderse del modelo binario y jerárquico del género, el feminismo no es un asunto de mujeres, ni una batalla entre
mujeres y hombres, sino el movimiento que liberará a la democracia del patriarcado.

Gilligan, C. El daño moral y la ética del cuidado (2013)

Recurso 3
Ética objetivista

La mayor parte de las teorías éticas parte del principio de que todas las vidas humanas tienen el mismo valor o dignidad.
Basándose en esta idea, aseguran que las personas deben preocuparse en la misma medida por sí mismas que por los demás.
Oponiéndose a esta perspectiva, aunque basándose en el mismo principio, han surgido teorías que defienden el egoísmo racional.
Una de ellas es el objetivismo moral, propuesto por Ayn Rand.

Existen dos cuestiones de moral que el altruismo reúne en un solo «paquete»:

1) ¿Qué son los valores?

2) ¿Quién debe ser el beneficiario de los valores? El altruismo reemplaza la primera por la segunda: elude la tarea de definir un
código de valores morales y deja así al ser humano, de hecho, sin guía moral.

El altruismo declara que toda acción realizada en beneficio de los demás es buena y toda acción realizada en beneficio propio es
mala. Así resulta que el beneficiario de una acción es el único criterio de comparación del valor moral de esta, y mientras el
beneficiario sea cualquiera salvo uno mismo, todo está permitido. […]

Dado que la naturaleza no provee al hombre de una forma de supervivencia automática, ya que debe mantenerse con vida
mediante su esfuerzo personal, la doctrina que dictamina que es malo preocuparse por el interés personal significa, en
consecuencia, que el deseo de vivir es malo, que la vida humana, como tal, es mala. Ninguna doctrina podría ser más malvada que
esta.

Sin embargo, es ese el significado del altruismo, implícito en ejemplos tales como la equivalencia entre un industrial y un ladrón.
Existe una diferencia moral fundamental entre el hombre que halla su interés personal en la producción y aquel que lo encuentra
en el robo. La maldad de un ladrón no consiste en el hecho de que persigue su interés personal, sino en lo que él considera que es
su interés personal; no en el hecho de que persigue sus valores, sino en qué es lo que elige como valor; no en el hecho de que desea
vivir, sino en el hecho de que desea vivir en un nivel subhumano.

Rand, A. La virtud del egoísmo (1964)

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Recurso 4

Ética pragmática

Las teorías pragmáticas, como la que propone Richard Rorty, plantean que la ética no debe perseguir ideas abstractas y
universales, sino preocuparse de la contingencia de todo aquello que resulte útil para la construcción de un futuro mejor.

Los pragmatistas pensamos que el progreso es como coser una manta elaborada y multicolor, más que tener una visión más
clara de algo verdadero y profundo. […] Nos agrada reemplazar las metáforas tradicionales de profundidad o de elevación por
metáforas que exhiben anchura y extensión. Convencidos de que no hay una esencia humana sutil que la filosofía podría
aprehender, no tratamos de reemplazar la superficialidad con la profundidad ni elevarnos por sobre lo específico para captar
lo universal. Nos gustaría minimizar una diferencia por vez: la diferencia entre cristianos y musulmanes en una aldea bosnia, la
diferencia entre blancos y negros en una ciudad de Alabama, la diferencia entre homosexuales y heterosexuales en una
comunidad católica de Quebec. Lo que esperamos es unir a esos grupos mediante un millar de «puntadas», invocando mil cosas
menudas en común entre sus miembros, en lugar de especificar una única cosa grande, su común humanidad. Esta imagen del
progreso moral nos hace resistir la sugerencia de Kant de que la moralidad es propia de la razón. Los pragmatistas tienen más
simpatía por la sugerencia de Hume, de que es propia del sentimiento.

Rorty, R. ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo (1994)

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