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Nombre
Luis sandro
Apellido
Perez eber
Matricula
20185843
Materia
Etica 2
Profesor
Voluntad santa es aquella que sólo puede ser determinada por la razón, nunca por la
inclinación, como ocurre en Dios. Para esta voluntad la ley moral no tiene la forma de
imperativos puesto que inevitablemente, dada su constitución, cumplirá la ley.
La voluntad humana puede ser determinada, además de por la razón, por la inclinación.
Dado que la inclinación puede movernos a realizar una acción contraria al deber, en nuestro
caso la ley moral tiene la forma de imperativo (“debes hacer X”).
f) En qué consiste la Ética de la Libertad
es una exposición lógica y ética sobre la posición política del anarcocapitalismo. El vértice de su
teoría es el concepto de propiedad privada, y coloca las raíces de la libertad en el concepto
de derechos naturales y la aplica a una serie de problemas prácticos resueltos de manera lógica y
racional, con muchas notas a pie de página para argumentar las teorías
Discriminación
El rechazo por motivos de raza, identidad o cultura, de igual forma la discriminación por la
preferencia de determinadas orientaciones sexuales, o el odio a los extranjeros, continúan
siendo problemas éticos importantes en la actualidad.
Crueldad animal
A pesar del largo camino que han recorrido las organizaciones protectoras de los derechos de
los animales es mucho lo que falta por hacer.
Cientos de animales son utilizados cada año para experimentos científicos, militares y sexuales
siendo la mayoría de los animales sacrificados o lesionados.
Abuso de poder
Es una práctica social en donde la conducta se basa en mantener relaciones de poder, de
desigualdad y completamente jerarquizadas.
Es decir, el individuo que posee más autoridad sobre otros individuos, bien sea en términos
sociales o políticos, utiliza esa posición para ejercer poder solo en su beneficio.
Corrupción política
La corrupción política se refleja cuando, por ejemplo, el gobernador de una ciudad se roba el
dinero que había sido otorgado para la reparación de calles y avenidas.
Ensayo II
El tema del relativismo cultural es importante y vigente, posee múltiples facetas y un toque
interdisciplinario, une dos disciplinas que de hecho nunca pueden separarse —a rebour de los
vulgares prejuicios del cientificismo positivista—: la filosofía moral y la antropología. La
antropología necesita un análisis conceptual de su propio lenguaje, además de una reflexión ética
acerca de sus derechos y obligaciones. La antropología sin filosofía es como un bajel sin timón.
Sin timón, el bajel vaga sin rumbo, susceptible a la seducción de cualquier sirena.
Puede ser usada por los políticos, los burócratas y los militares, puede tornarse un desecho de la
sociedad de bancos y discursos sobre el progreso, morir en los gabinetes, aulas y pasillos de la
academia. Por otro lado, la filosofía moral necesita descripciones y reflexiones etnográficas que
le permitan contextualizar sus dilemas, principios y razones. La filosofía moral sin la
antropología es como un bajel sin ancla, un texto sin contexto, un trabalenguas abstracto
Tradicionalmente se ha considerado que existen dos posiciones opuestas respecto a la naturaleza
de la sociedad y los aspectos humanos, o por lo menos a ciertos hechos sociales: el "objetivismo"
y el "relativismo". El "objetivismo" sostiene que la verdad es independiente de las personas o
grupos que la piensan; o en una forma lógicamente menos restrictiva, afirma que existen algunos
hechos objetivos en los que existe acuerdo universal.
Por otro lado, el "relativismo" considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto
que la experimenta, no existiendo verdades objetivas ni tampoco acuerdos universales
compartidos por todos los seres humanos.
El "relativismo" es la doctrina filosófica que sostiene que los puntos de vista humanos no tienen
verdad ni validez universal, sino sólo una validez subjetiva y relativa a los diferentes marcos de
referencia.
En general, las discusiones sobre el relativismo se centran en cuestiones concretas; así, el
relativismo gnoseológico considera que no hay verdad objetiva, dependiendo siempre la validez
de un juicio de las condiciones en que éste se enuncia; o el relativismo moral, que sostiene que
no hay bien o mal absolutos, sino dependientes de las circunstancias concretas.
una presentación general de las tesis más importantes defendidas por Sánchez Durá: 1) el
etnocentrismo es una actitud ambigua de exclusividad al otro; 2) el relativismo cultural es una
reacción al etnocentrismo; 3) el etnocentrismo debe evitarse, y 4) el relativismo debe aceptarse y
fomentarse. Empecemos en el orden mencionado.
en el tema del relativismo nos damos cuenta de que estamos en un campo donde 100 flores
crecen: relativismo conceptual, relativismo moral, relativismo lingüístico, relativismo metaético,
relativismo relacional, relativismo epistemológico, etc. (Dascal, 1992). No podemos escapar de
la impresión de que el número de nombres supera el número de problemas.
Hoy día, desde luego, el relativismo es inseparable de una controversia mucho más vaga, con una
serie de actitudes y reacciones (muy a menudo incongruentes) que se dejan sentir en el ambiente,
pero que no se dejan definir con facilidad1.
El relativismo también es –como dice Luis Vega en su colaboración para El desafío del
relativismo– una «hidra de muchas cunas y cabezas», así que conviene huir de generalizaciones.
Por un lado, cabe entenderlo como el simple reconocimiento de las diferencias de las formas de
pensar y los modos de vida que se han dado y que quizá aún se dan entre las sociedades y
culturas humanas (¿o es suponer demasiado, y la diversidad ya ha sido barrida de la faz del
planeta?, ¿qué tipo de diferencias pueden surgir bajo el control de la economía global?).
relativismo también reúne otra serie de trabajos que ahondan mucho más en la dimensión
cultural, política y ética de las actitudes relativistas. Para empezar, Nicolás Sánchez Durá cree
que, aunque es difícil establecer criterios para identificar una cultura respecto de otras, resulta
coherente hablar de culturas diferentes como marcos de relativización, pese a que en sí mismas
esas construcciones no determinen la fuerza o el peso con el que otras cosas se relativizan
respecto a ellas.
La precisión de Ángeles J. Perona, poco amiga de relativismos, también se deja sentir en la
introducción, y en su trabajo zarandea con agudeza algunas asunciones de la teoría discursiva de
la verdad de Habermas y aledaños, sobre todo la circularidad de los ideales de aceptabilidad y de
un mundo de vida compartido.