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Fondo Histórico
La historia de Sansón ofrece un fondo sumamente valioso en torno a la primera parte de la
opresión filistea. Los filisteos se establecieron en la planicie costera 1200 a.C., una
generación después de la conquista, y una vez establecidos trataron de abarcar el territorio
montañoso de los israelitas. La hazaña de Samgar probablemente proporcionó un respiro
temporario (Jue. 3.31), pero la presión filistea y amorrea combinadas (Jue. 1.34) obligó a
parte de la tribu de Sansón, los danitas, a emigrar hacia el Norte (Jue. 18). El remanente de
danitas, junto con Judá, se vio obligado a soportar cada vez más el peso de la presión filistea.
En esta época la dominación filistea no era onerosa, y Judá la aceptó sin objeción (Jue.
15.11). Se realizaba más por infiltración que por medio de la fuerza, y prometía obvias
ventajas a los pueblos subyugados. La naturaleza insidiosa de la dominación constituyó una
importante amenaza a la continuidad de la independencia de lsrael. Las actividades de
Sansón fueron significativas a este respecto. En ningún momento contó con apoyo armado
de sus compatriotas, pero su campaña personal hizo resaltar el peligro y evidenció el
conflicto. Aun así, Israel finalmente venció a los filisteos con suma dificultad. Podemos
fechar la época de Sansón 1070 a.C., o sea en la época de Jefté, que se ocupó de la amenaza
amonita (Jue. 10.7), y unos 20 años antes de la doble derrota de Israel en Afec (1 S. 4.1–11),
en el período de desembozada agresión filistea.
Historia Personal
a. Sansón fue hijo de Manoa, cuya esposa, al igual que Sara, Ana y Elisabet, era estéril. Su
nacimiento, como los de Isaac y Juan el Bautista, fue anunciado por un ángel (Jue. 13.3).
Estaba destinado a ser nazareo (hebreo naµzéÆr; ‘separado’ o ‘consagrado’) desde su
e. Problemas morales que plantean los relatos de Sansón. La mayor parte de los jueces tuvo
fallas morales y religiosas, pero estas se acentúan considerablemente en el caso de Sansón,
cuya sensualidad, irresponsabilidad y falta de verdadero sentido religioso son evidentes. Y
sin embargo lo vemos incluido en el catálogo de los héroes de la fe (He. 11.32). Lo que nos
deja particularmente perplejos es que una persona de ese carácter haya estado dotado del
Espíritu de Dios. Una clave de la significación de los capítulos 13–16 es la ausencia de
comentarios religiosamente motivados que abundan en otras partes del libro de Jueces,
como si el redactor hubiera encontrado innecesario agregar más comentarios al respecto,
ya que la narración en sí es un elocuente testimonio del bajo nivel moral de la época.
Debemos distinguir entre el nivel de apreciación del israelita contemporáneo término
medio, que aprobaría sin reservas las derrotas de los odiados filisteos, y el de los hombres
de Dios que finalmente recolectaron las tradiciones israelitas; estos últimos sin duda habrán
notado las fallas de Sansón. Tampoco debemos proyectar retrospectivamente la clara
relación neotestamentaria entre la guía del Espíritu y la santidad—la unción carismática
veterotestamentaria no necesariamente traía como consecuencia una vida pura—. Dios
podía utilizar a una persona independientemente de su calidad de vida. Entre sus
improbables instrumentos tenemos a Balaam (Nm. 22–24), Nabucodonosor (Jer. 25.9; 27.6;
43.10) y Ciro (Is. 44.28; 45.1–4). Podemos cuestionar el uso de un agente como Sansón, y
sentirnos molestos por los detalles de esta narración bíblica, pero Dios es soberano, y utilizó
a Sansón en la "época oscurantista" de los jueces para cumplir un papel solitario pero vital.
New Bible Dictionary (1982). Nuevo Diccionario Biblico (1er Ed., pag. 1249, 1250)