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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE EDUCACION CRISTIANA


ASAMBLEAS DE DIOS
INSTITUTO BIBLICO DEL TACHIRA
AULA ABEJALES

BIOGRAFÍA
SALOMÓN

INTEGRANTE:
BUSTOS U. DAYANA E.
C.I. 16574321
LIBROS POETICOS
FACILITADOR
YEMINSON A. PEÑA.M

ABEJALES 11 DE DICIEMBRE DEL 2021


BIOGRAFIA DE SALOMON

Tercer rey de Israel (ca. 971–931 a.C.), hijo de David y Betsabé (2 S.


12.24); también llamado Jedidías (‘amado de Jehová’) por Natán el profeta
(2 S. 12.25). Salomón (probablemente "pacífico") no aparece en la
narración bíblica hasta los últimos días de David (1 R. 1.10ss) a pesar del
hecho de que nació (en Jerusalén; 2 S. 5.14) a principios del reinado de su
padre.
El camino que Salomón debió recorrer para llegar al trono no fue en
manera alguna fácil. La oposición de Absalón fue continuada por el mayor
de los hijos sobrevivientes de David, Adonías (2 S. 3.4), quien hizo un
intento de apropiarse del trono cuando aún vivía su padre (1 R. 1.5ss).
Con el apoyo de Joab, el general depuesto por David, quien había dado
muerte a Absalón (2 S. 18.14–15), y el influyente sacerdote Abiatar,
Adonías reunió mucha gente en apoyo de su causa, y llegó a organizar una
fiesta de coronación en la localidad de Rogel. Pero Salomón tampoco se
había quedado sin aliados. Benaía, hijo de Joiada, tenía su mirada puesta
en la perspectiva al generalato; Sadoc ambicionaba una posición
sacerdotal prominente. El que hablaba en nombre de ellos era Natán el
profeta, confidente de David y Betsabé (1 R. 1.11ss). Luego que Natán y
Betsabé recordaron a David su promesa no cumplida respecto a Salomón,
el rey dio instrucciones para la ascensión de Salomón al trono, y las selló
con un juramento (1 R. 2.28ss).

Las nuevas de la coronación de Salomón, para la cual ofreció su


protección la histórica guardia real de cereteos y peleteos, tuvieron la
virtud de anular los festejos de Adonías (1 R. 1.41ss) pero no así sus
estratagemas para controlar el reino. Suplicó a Betsabé que influyese ante
Salomón para entregarle a Abisag, la criada de David (1 R. 13–4), como
esposa (1 R. 2.13ss). Salomón, aparentemente temiendo que ese
casamiento pudiera ser usado como palanca para destronarlo, se negó a
acceder al pedido. Adonías pagó con su vida su atrevimiento al hacer
semejante propuesta (1 R. 2.25); cuando Abiatar el sacerdote fue echado
de su cargo (1 R. 2.26–27) y Joab, como venganza, fue ejecutado frente al
altar (1 R. 2.28ss), Salomón pudo reinar sin ningún rival. El papel
prominente que desempeñó la reina madre en toda esta intriga es digno de
nota. Parece ser que Betsabé señaló la senda para sucesivas reinas
madres en Judá, pues el autor de Reyes registra con toda fidelidad los
nombres de las madres de cada uno de los reyes (por ejemplo 1 R. 15.2,
10). La manera arbitraria en que fue elegido Salomón presagiaba males
para el futuro, pues los ancianos de Judá y de Israel, de cuya buena
voluntad dependía la verdadera armonía nacional, quedaron excluidos
cuando se tomó esta decisión.
Salomón fue el primer gobernante dinástico de Israel. Saúl y David,
como los jueces, fueron elegidos porque Dios les había concedido una
especial medida de poder: fueron gobernantes carismáticos. Aunque
Salomón ocupó el poder sin gozar del curisma divino, lo recibió cuando
tuvo la visión de Gabaón, ocasión en la que el Señor le pidió que escogiera
lo que quisiera (1 R. 3.5ss). Dándose cuenta de la enormidad de su tarea,
Salomón eligió "un corazón entendido" (v. 9). El relato de la disputa entre
las dos rameras respecto al niño (1 R. 3.16ss) se ha convertido en
demostración clásica de la sabiduría de Salomón como
monarca.Sobrepasando a los reyes contemporáneos de Egipto, Arabia,
Canaán y Edom en sabiduría (1 R. 4.29ss), Salomón se convirtió en
mecenas de la literatura sapiencial de Israel. En ningún otro período de la
monarquía prevaleció la combinación de contactos internacionales,
riqueza, y ausencia de guerras necesaria para proporcionar el clima
indispensable para la producción literaria. Salomón fue el orientador de
este movimiento, y por su parte recolectó y escribió miles de proverbios y
canciones (1 R. 4.32). La afirmación de que habló de árboles, bestias, etc.
(1 R. 4.33), probablemente se refiera al hecho de que hacía mención de
plantas y animales en sus proverbios más bien que a estudios de botánica
y zoología, aunque también es cierto que se requeriría capacidad de
observación para estar en condiciones de referirse a ellos en la
composición de sus dichos (Pr. 30.24–31).
Dos extensas colecciones en Proverbios (10.1–22.16; 25.1–29.27) se
atribuyen a él, y la colección entera lleva su nombre como principal
contribuyente (1.1). Cantares y Eclesiastés han sido tradicionalmente
atribuidos a él, aun cuando en este último no se mencione su nombre. A
pesar de que la composición final de estos libros parece datar de una fecha
muy posterior al siglo X a.C., es posible que ambos contengan acertadas
descripciones de la gloria y la sabiduría de Salomón. Dos salmos (72,
salmo real; 127, salmo sapiencial) completan la lista de escritos canónicos
que se le atribuyen. La relación de personalidad corporativa (la idea de que
los miembros de un clan están tan relacionados entre sí que cuando un
miembro actúa, los demás pueden considerarse como integrados en la
misma acción) con los problemas de la paternidad literaria no es muy
clara: es posible que algunos de los escritos salomónicos sean productos
de hombres sabios que sintieron tan fuertemente su parentesco con su
padre intelectual que le atribuyeron sus propias obras.
Ningún héroe de la antigüedad (con la posible excepción de
Alejandro Magno) ha sido tan ampliamente renombrado en la literatura
popular. Existen miles de referencias en cuentos judaicos, arábigos y
etíopes a la habilidad intelectual y los poderes mágicos de Salomón.
La tarea de Salomón consistía en mantener y controlar el territorio
que le había legado David. Además, debía lograr una transición lo más
suave posible entre la confederación de tribus que había caracterizado la
vida política anterior a David y el fuerte gobierno central que tan sólo
podía garantizar la existencia del imperio de Israel.
Las fronteras tradicionales de cada tribu fueron remplazadas por
distritos administrativos: doce en Israel (1 R. 4.7ss) y posiblemente uno en
Judá; Cada uno de estos distritos, sujetos a impuestos, tenía la obligación
de proporcionar provisiones para la corte durante un mes por año (1 R.
4.7), lo cual parecería tarea onerosa según la lista de 1 R. 4.22–23
Además de esto, Salomón comenzó a reclutar obreros de entre los
israelitas, medida poco aceptable para un pueblo que amaba la libertad.
Existe una aparente contradicción entre 1 R. 5.13ss y 9.22, pues en la
primera cita se dice que Salomón utilizó 30.000 israelitas en trabajos
forzados, mientras que en la segunda se afirma que los israelitas
ocupaban puestos en el ejército, pero no eran esclavos. Es posible que 1 R.
5.13ss se refiera a sucesos posteriores al resumen que se ofrece en 9.15ss.
Cuando la mano de obra de los cananeos resultó insuficiente para las
enormes construcciones emprendidas por Salomón se vio obligado a
utilizar obreros israelitas. Además, podría haber alguna diferencia de
orden técnico entre trabajos forzados (mas en 5.13) y el trabajo más
permanente de los esclavos La falta de popularidad de la política de
Salomón se deja entrever por el asesinato de Adoniram, superintendente
de las cuadrillas (1 R. 4.6; 5.14; 12.18) y el pedido de reparación por las
penurias sufridas, a negación de lo cual por Roboam llevó a la secesión del
reino del N (1 R. 12.4ss).
Con toda probabilidad se engendraron resentimientos también por la
promesa dada por Salomón a Hiram de veinte ciudades de Galilea a
cambio de ayuda financiera (1 R. 9.10ss). El hecho de que Hiram
posiblemente devolviera estas ciudades más tarde (como pareciera indicar
2 Cr. 8.1–2) no habría eliminado totalmente el resentimiento. Salomón
había llevado a cabo obras monumentales, incluso la construcción del
*templo, pero a un costo exorbitante: la buena voluntad y la lealtad de su
pueblo.
El punto fuerte de Salomón era el comercio. Conociendo perfectamente la
significación del control estratégico de Israel sobre el puente terrestre entre
Egipto y Asia, se propuso explotar al máximo su posición, ejerciendo su
dominio sobre las principales rutas de caravanas con dirección N-S. Sus
alianzas con Hiram de Tiro pusieron a su disposición las flotas que le
permitieron monopolizar también las rutas marítimas.
Ezion-geber (* Elat), su centro manufacturero puerto de mar sobre el golfo
de Ácaba, constituía la principal base de sus actividades comerciales.
Desde este punto su flota, tripulada por fenicios (los israelitas
aparentemente tenían poco conocimiento y afición por el mar), navegaban
hasta *Ofir llevando cobre fundido. La frase "naves de *Tarsis"
probablemente debería traducirse "naves de refinería", e. d. naves
equipadas para transportar minerales fundidos. A cambio, estos barcos
volvían con preciosas cargas: oro, plata, madera dura, joyas, marfil y
distintas variedades de monos (1 R. 9.26–28; 10.11–12, 22; "pavos reales"
en el vv. 22 probablemente debería traducirse "mandriles", como en
resivmg).
Es posible que la visita de la reina de *Sabá (1 R. 10.1–13) haya
tenido finalidad comercial. El control que Salomón ejercía sobre las rutas
comerciales y sus empresas marítimas hacia el S significaban una seria
amenaza financiera para los sabeos, cuya posición estratégica en el SO de
Arabia les daba el control del comercio de incienso y especias. El viaje de
la reina tuvo éxito, pero es probable que tuviera que compartir con
Salomón sus utilidades, como lo tuvieron que hacer otros monarcas
árabes (10.13–15).
La extraordinaria habilidad comercial de Salomón le permitió
también aprovecharse de la situación de Israel cuando se convirtió en
agente exclusivo a través del cual los hititas y los arameos tuvieron que
negociar a fin de adquirir caballos de Kue (Cilicia) o carros de Egipto (1 R.
10.28–29). Estas empresas y otras más hicieron que la plata abundara
tanto como las piedras, y los cedros tanto como los sicómoros en
Jerusalén, donde el rey vivía en espiendidez oriental, en marcado contraste
con la rústica simplicidad de Saúl en Gabaa. Aunque indudablemente el
nivel de vida en Israel había mejorado, los habitantes en general no se
habían beneficiado en forma uniforme. La tendencia a la centralización de
la riqueza, que provocó la censura de los profetas del ss. VIII, comenzó
durante el reinado de oro de Salomón.
Salomón, que había heredado un gran imperio de su padre,
aparentemente no llevó a cabo campañas militares de gran envergadura.
Su responsabilidad consistía en conservar las extensas fronteras de Israel
y aprovechar su posición preponderante durante el vacío de poder creado
por el eclipsamiento temporario de Egipto y Asia. Los dos pilares sobre los
cuales se apoyó la política exterior de Salomón fueron las alianzas
amistosas, selladas a veces por casamientos, y el mantenimiento de un
poderoso ejército.
Entre sus esposas Salomón contaba con la hija de Faraón, logro casi
sin precedentes entre los antiguos monarcas orientales. En consideración
a su alto rango, Salomón hizo construir para ella un ala especial en su
palacio (1 R. 3.1; 7.8). Esta alianza resultó de mucho provecho para
Salomón, porque Faraón (probablemente uno de los últimos de la
impotente dinastía 21º) le obsequió la ciudad fronteriza de Gezer en
calidad de dote (1 R. 9.16; En vista de los numerosos matrimonios de
Salomón con extranjeras (1 R. 11.1–3), no sorprende el hecho de que
tradiciones árabes, judaicas, y especialmente etíopes describan sus
relaciones amorosas con la reina de *Sabá, quien, según los etíopes, le dio
un hijo que se llamó Menelik I, tradicional fundador de la casa real etíope.
Salomón sacó el máximo provecho de su alianza con Hiram (ca. 969–
936 a.C.) de Tiro (1 R. 5.1–12). Los fenicios, quienes en esta época
alcanzaban el apogeo de sus dominios coloniales, proveyeron sus
conocimientos arquitectónicos y muchos de los materiales, especialmente
las finas maderas del Líbano, para el templo y los palacios de Salomón;
diseñaron sus barcos y proveyeron las tripulaciones para los mismos;
proporcionaron mercados para las cosechas palestinas de trigo y aceite de
oliva. En una ocasión, por lo menos, Hiram acudió en ayuda de Salomón
con un importante préstamo (1 R. 9.11).
La espina dorsal de su defensa militar la constituyó un círculo de
ciudades situadas estratégicamente cerca de las fronteras de Israel
guarnecidas por compañías de carros (1 R. 9.15–19). Su milicia incluía
4.000 establos para caballos (evidentemente 40.000 en 1 R. 4.26 es un
error de transcripción; cf. 2 Cr. 9.25), 1.400 carros, y 12.000 jinetes (1 R.
10.26). En años recientes en varias ciudades se han encontrado restos
salomónicos, p. ej. *Hazor, *Gezer y especialmente *Meguido, donde un
palacio ceremonial y un muro de casamata evidencian tanto la capacidad
de Salomón como arquitecto, como la influencia de la arquitectura fenicia
en sus obras.
La era de paz de Salomón fue ensombrecida por dos incidentes que
se han registrado, siendo ambos interpretados por el autor de Reyes como
juicios divinos (1 R. 11.14ss, 23ss). Hadad, príncipe edomita, quien se
refugió en la corte de Egipto durante la matanza de los varones de Edom
por Joab, volvió a su patria y aparentemente comenzó a hostigar el flanco
S de Israel (1 R. 11.14–22, 25). Es posible que las actividades de Hadad
hayan quedado reducidas a escaramuzas aisladas, porque no existe
ninguna indicación de que hayan constituido amenaza seria para el puerto
meridional, Ezión-geber. El gran interés con que el faraón buscó el favor de
Hadad es prueba adicional de la predilección de los egipcios por establecer
afianzas beneficiosas durante este período.
El segundo antagonista de Salomón fue Rezón, quien arrebató de
manos de Israel la ciudad de Damasco y estableció un reino independiente
allí donde David había tenido su cuartel general septentrional (2 S. 8.6). La
pérdida por parte de Salomón de esta ciudad aramea, estratégicamente
ubicada y comercialmente importante, debilitó su dominio del sector Norte
y central de la Siria. El imperio monolítico, que al comienzo del reinado de
Salomón se extendía desde el golfo de Ácaba hasta el Orontes y el
Éufrates, y desde la costa del Mediterráneo hasta la Transjordania (cf. 1 R.
4.24), corría peligro de desmoronarse.
Los matrimonios contraídos con mujeres paganas pueden haber sido
convenientes políticamente, pero no lo fueron espiritualmente. El
historiador no reprocha a Salomón su sensualidad sino su desobediencia
al ideal monoteísta de Israel. La unión matrimonial con mujeres
extranjeras trajo como consecuencia la introducción de religiones
extranjeras, y el rey comprometió las convicciones que había expresado en
su oración de dedicación del templo (1 R. 8.23, 27) al entregarse al culto
sincretista para conformar a sus esposas. Este violento quebrantamiento
del pacto de Israel no podía pasar sin su debido castigo. Aunque el juicio
fue aplazado durante la vida de Salomón por amor a David, las semillas de
la disconformidad sembradas entre el pueblo por la política impositiva
rigurosa y de servicios no remunerados habrían de producir sus frutos
amargos durante el reinado de su hijo y sucesor, Roboam (1 R. 11.1–13).
Por lo tanto, aunque todavía podía mantener el control de la nación
de Israel debido a la promesa de Dios para con el rey David, Salomón
perdió la protección y el favor de Dios que antes le había proporcionado
una paz y una prosperidad notables cuando era obediente a Dios. Salomón
pronto encontró nuevos desafíos dentro y fuera de su reino, incluido
Jeroboam, a quien el profeta Ahías le prometió reinar sobre Israel, desde
Hadad de Edom que desafió el control territorial de Salomón en el territorio
del sur de Israel, y desde Rezón de Damasco, quien amenazó el control de
Salomón sobre el territorio del norte de Israel.
El rey Salomón murió por causas naturales en el 931 a. C a la edad
de 80 años. Su hijo, Roboam, heredó el trono, lo que provocó una guerra
civil y el fin del Reino Unido de Israel en el 930 a.C.

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