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P. 1550. XXXII.

RECURSO DE HECHO
Pinheiro, Ana María y otro c/ Instituto
de Servicios Sociales para el Personal
Ferroviario.

Buenos Aires, 10 de diciembre de 1997.


Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la
actora en la causa Pinheiro, Ana María y otro c/ Instituto
de Servicios Sociales para el Personal Ferroviario", para
decidir sobre su procedencia.
Considerando:
1°) Que los actores promovieron demanda por
indemnización de daños y perjuicios por mala praxis médica
contra el Instituto de Servicios Sociales para el Personal
Ferroviario, a raíz de la negligencia atribuida a sus
dependientes en la adopción de las medidas de prevención y
tratamiento necesarias para superar las dificultades
producidas en un parto, que llevaron finalmente a la
pérdida del feto causada por asfixia.
2°) Que el fallo de la Sala I de la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, que
confirmó el de primera instancia, señaló que el parto había
sido normal; que no podía haberse diagnosticado el
sufrimiento fetal con mayor anticipación y que la conducta
médica había resultado adecuada para ese tipo de casos, de
manera que el personal del nosocomio no había actuado con
negligencia en la atención de la paciente respecto de los
acontecimientos que produjeron el desenlace fatal.
3°) Que los actores dedujeron recurso
extraordinario y tacharon de arbitraria la decisión de la
alzada por haber omitido la resolución de cuestiones
esenciales para la determinación de la responsabilidad de
la demandada y haber
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-//-llevado a cabo una irrazonable valoración de la prueba
que condujo a una sentencia con fundamentación aparente, pla-
gada de autocontradicciones y basada exclusivamente en el
peritaje médico.
4°) Que los agravios de los apelantes suscitan
cuestión federal para su examen por la vía del art. 14 de la
ley 48, pues el a quo ha omitido tratar elementos de juicio
conducentes y ha expresado fundamentos que sólo en apariencia
satisfacen los requisitos a cuyo cumplimiento esta Corte ha
supeditado, con base en la Constitución Nacional, la validez
de los actos judiciales (Fallos: 306:178).
5°) Que, en efecto, el tribunal ha examinado la
responsabilidad de los dependientes de la demandada a partir
de las conclusiones del peritaje médico, que se ha sustentado
fundamentalmente en una historia clínica a la que se le han
imputado adulteraciones y que carecía de elementos esen-
ciales, tales como las hojas de enfermería y de anestesia, el
parte quirúrgico, el registro gráfico de monitoreo y los
exámenes complementarios de diagnóstico, que la experta había
considerado que pudieron haber sido de relevancia para
superar el trance padecido por la codemandante.
6°) Que para determinar la eventual responsabilidad
de la demandada, el a quo tampoco tuvo en cuenta los dichos
de una obstetra que había sido testigo presencial de etapas
relevantes del proceso de preparto y que había dado una
versión de los hechos que agregaba datos que habían sido
omitidos en las conclusiones del dictamen médico, a raíz de
la falta de los mencionados elementos de la historia clínica.
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-//- 7°) Que, asimismo, la alzada debió haber


ponderado concretamente la eventual responsabilidad que le
cabía a la demandada en el orden de las cargas probatorias
por las deficiencias alegadas respecto de la confección de
la historia clínica y por la pérdida de los elementos
mencionados, ya que la desaparición de esas pruebas -cuya
custodia incumbía al nosocomio demandado- no podía redundar
en detrimento de la paciente debido a la situación de
inferioridad en que ésta se encontraba al efecto y la
obligación de colaborar en la actividad esclarecedora de
los hechos que le incumbía al policlínico demandado.
8°) Que, por consiguiente, la interpretación de
la prueba realizada en la sentencia se ha limitado a un
análisis aislado de los diversos elementos de juicio
obrantes en la causa, pero sin integrarlos ni armonizarlos
debidamente en su conjunto, circunstancia que lleva a
desvirtuar la eficacia que, según las reglas de la sana
crítica, corresponde a los distintos medios probatorios
(Fallos: 310:1793 y causa H.20.XXVIII "Herrera, Faustino c/
Caja Nacional de Previsión de la Industria, Comercio y
Actividades Civiles", del 26 de marzo de 1996).
9°) Que, en tales condiciones, las garantías
constitucionales que se invocan como vulneradas guardan
relación directa e inmediata con lo resuelto (art. 15 de la
ley 48), por lo que corresponde descalificar la sentencia
como acto jurisdiccional.
Por ello, con el alcance indicado, se declara proceden
-
//-
-//-te el recurso extraordinario y se deja sin efecto el pro-
nunciamiento apelado. Con costas. Vuelvan los autos al tri-
bunal de origen a fin de que, por medio de quien corresponde,
proceda a dictar nuevo fallo con arreglo a lo expresado.
Agréguese la queja al principal. Notifíquese y remítase.
JULIO S. NAZARENO (en disidencia) - EDUARDO MOLINE O'CONNOR -
CARLOS S. FAYT - AUGUSTO CESAR BELLUSCIO - ENRIQUE SANTIAGO
PETRACCHI (en disidencia) - ANTONIO BOGGIANO (en disidencia)
- GUILLERMO A. F. LOPEZ - GUSTAVO A. BOSSERT - ADOLFO ROBERTO
VAZQUEZ (por su voto).
ES COPIA

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de Servicios Sociales para el Personal
Ferroviario.

-//-TO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ


Considerando:
1°) Que la Sala I de la Cámara Nacional de Apela-
ciones en lo Civil y Comercial Federal, confirmó la dictada
en primera instancia, y rechazó la demanda por daños y per-
juicios que interpusieron los actores contra el Instituto
de Servicios Sociales para el Personal Ferroviario, con
fundamento en que la mala praxis de sus dependientes -al no
adoptar las medidas de prevención y tratamiento adecuadas
para superar las dificultades que se produjeron en un
parto- causó finalmente la pérdida del feto por asfixia.
2°) Que, para resolver como lo hizo, el a quo
merituó que fue imposible diagnosticar el sufrimiento fetal
con mayor anticipación, y que no había existido negligencia
de los dependientes de la obra social accionada, en tanto
observaron la conducta médica adecuada para ese tipo de
casos.
3°) Que, contra tal resolución, los demandantes
interpusieron el recurso extraordinario cuya desestimación
dio origen a la presente queja.
4°) Que los apelantes sostuvieron, que la
decisión de la cámara se sustentó en la homologación de
fragmentos de una pericia que fue realizada sobre una
historia clínica adulterada con demasiados y sospechosos
faltantes, apartándose de las constancias agregadas a la
causa y de las normas conducentes a su debida solución.
5°) Que los agravios expresados suscitan cuestión
federal bastante para habilitar la vía intentada, toda vez
-
//-
-//- que es condición de validez de los fallos judiciales que
éstos sean fundados y que constituyan derivación razonada del
derecho vigente con aplicación de las circunstancias
comprobadas de la causa (Fallos: 274:60 y muchos otros), re-
quisito no cumplido por el pronunciamiento resistido.
6°) Que ello es así, ya que para fundar su fallo,
el tribunal se remitió a las conclusiones de una pericia
médica en la que faltaban piezas vitales tales como: el parte
anestésico, registros gráficos de monitoreo, hojas de en-
fermería, parte quirúrgico, etc. (confr. fs. 11, 29, 44, 45,
48, 49, 50, 51 y 128 del sumario administrativo; 152/152 vta.
y 157 vta. del dictamen de la perito; fs. 201 de la de-
claración de la doctora Díaz; fs. 347 de la declaración de
Zanagua, fs. 50 vta., reconocimiento de la demandada en su
contestación, fs. 12 y sgtes. del escrito de demanda; fs.
445/448 del alegato; entre otros). Datos que, según manifestó
la propia experta que la realizó, hubiesen permitido ayudar a
la dilucidación del caso (fs. 157 vta.).
7°) Que no reparó, en que la paciente no fue aten-
dida en forma personal por facultativo alguno, desde las
19.00 hs del día 23 hasta las 7.50 del día siguiente.
Al respecto, debe recordarse que el diagnóstico de
la parturienta, lo hizo la partera (conf. declaración testi-
monial de fs. 346 vta.); que la doctora Díaz (médica de guar-
dia) reconoció que era letra de la partera la de los contro-
les escritos entre las 3 horas del 24 de septiembre de 1985
hasta las 7.40 del mismo día (fs. 200 vta.; folio 11 de la
historia clínica 107.204; fs. 155 vta. del dictamen de la
perito médica), y que firmó la historia clínica como compro
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-//-bación de que tomaba conocimiento del estado de la pa-


ciente que surgía del control realizado por la obstetra
(fs. 61 del sumario administrativo).
Cabe aclarar, en relación a la firma y sello con
su nombre que aparece sobre los cuestionados registros, que
fue superpuesta (fs. 48 del sumario administrativo).
8°) Que tampoco evaluó el órgano juzgador, que la
médica dio las ordenes relativas al tratamiento a seguir, y
luego se fue a dormir o descansar a su habitación del
hospital ya que cumplía su segunda guardia de 24 hs (conforme
fs. 347 de la declaración de Zanagua y 47 del sumario admi-
nistrativo).
9°) Que el control de la frecuencia cardíaca fe-
tal, no fue efectuado en forma correcta; pues la perito mé-
dica manifestó a fs. 153 vta. que era aconsejable cada 5 a
20 minutos. Y, por un lado informó que entre las 4 y las 5
hs no se realizó auscultación, y que a partir de ahí fue
practicada cada 30 minutos hasta las 7.40 hs (fs. 155); ad-
mitiendo luego -en las explicaciones que debió brindar- que
la paciente fue auscultada a las 5.30 hs y recién a las
6.30 hs nuevamente (fs. 231, punto "L").
10) Que no se llevó a cabo, el estudio
anátomopatológico de la placenta y el cordón umbilical y la
autopsia fetal, que resultaban obligatorios en estos casos
(conforme pericia médica de fs. 157).
11) Que a ello se sumó, que fue menester recurrir
-dada la urgencia del caso- a un anestesista que se estaba
preparando para una operación programada, puesto que el de
-
//-
-//- guardia no se encontraba en el hospital y demoraría va-
rios minutos en llegar desde su domicilio hasta allí (conf.
fs. 466 y 153 vta.). Además, que fue una enfermera la que
transportó a la señora Pinheiro para que le efectuasen la
cesárea, por que no había camilleros (conf. fs. 470 y 227),
así como tampoco instrumentista para el acto quirúrgico
(conf. fs. 11 del sumario administrativo).
12) Que la partera -testigo presencial- puntualizó
ciertos defectos en la atención y serias complicaciones en el
proceso de parto, que revelaban que la paciente debió haber
sido controlada -conforme a la ley 17.132- al menos desde
las 6.00 hs por una médica y no por una obstetra (confr. fs.
346/349 y 152 vta).
13) Que, como ya se ha señalado en la causa R.1065.
XXXI "Ramp, Juan Rodolfo y otra c/ Cruz Médica San Fernando
S.A.", voto del juez Vázquez, sentencia del 1° de julio de
1997, la obra social tiene como obligación primordial asegu-
rar la asistencia médica directa de sus afiliados, por lo que
debe proveerles un nosocomio que conforme las circunstancias
del caso particular pueda cumplir con tal objeto. Debiendo en
consecuencia, cerciorarse de que cuenta con los medios
personales (médicos, auxiliares, etc.) y materiales
(instalaciones, instrumental, medicamentos etc.) en oportuni-
dad, cantidad y calidad adecuadas conforme a las circunstan-
cias que se impongan, de ahí que el término "resultado" tenga
un valor relativo, ya que no se garantiza un resultado final
(vgr. la curación del paciente).
14) Que por otra parte, esta obligación tácita de
seguridad, que puede ser subjetiva u objetiva y de resulta
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-//-dos, consiste en evitar toda deficiencia del servicio


médico prestado y debería cuanto menos asimilarse a la de
los establecimientos hospitalarios públicos, en tanto que
es ese el standard mínimo que el propio Estado suministra a
la ciudadanía en general.
Cuadra señalar que puede, la clínica o centro
asistencial, ser propiedad de la obra social, de forma tal,
que ambas denominaciones no son otra cosa que una misma
persona jurídica.
Tal situación se configura en el sub examine, en
que el demandado es el Hospital Ferroviario que pertenece a
la propia obra social, y no difiere del caso del Hospital
Militar o cualquier otro hospital público del Estado (latu
sensu). Otras veces, las clínicas u hospitales no resultan
ser propiedad de la obra social, sino que son contratadas
por ella, no existiendo dependencia orgánico-administrativa
directa, de patrono a dependiente.
En el primer supuesto, existe una estipulación
por otro que podríamos llamar directa o simple; mientras
que en el segundo, el ente estipulante intermedio es quien,
a su vez, se compromete a contratar al profesional en
definitiva promitente.
15) Que, puntualmente se discute en estas
actuaciones, el incumplimiento o el cumplimiento defectuoso
o negligente por parte de la obra social de su obligación
tácita de seguridad, la que como ya se señaló, funciona en
forma accesoria a la obligación principal de prestar
asistencia.
16) Que este planteo es independiente, y se
encuen
-
//-
-//-tra diferenciado, de la eventual responsabilidad directa
de los médicos frente a la paciente por las culpas en que
pueden incurrir por su intervención profesional.
17) Que siguiendo este orden de ideas, y en aten-
ción a las deficiencias reseñadas respecto de la confección
de la historia clínica, pérdida de elementos y pruebas, es
evidente que el policlínico brindó un inadecuado tratamiento
médico, y que los defectos de organización y/o administración
puntualizados, implicaron la prestación de un servicio
deficiente, cuando debió haber sido calificado y acorde al
derecho medio de todo paciente.
18) Que se debe agregar -aun cuando resulte redun-
dante- que la pretensión esgrimida -relativa a la responsabi-
lidad de la entidad hospitalaria- adquiere una importancia
preponderante hoy día, pues está íntimamente vinculada a los
lamentables resultados que son consecuencia de las carencias
de la medicina asistencial.
19) Que en el tema de mala praxis médica debe aca-
tarse -en principio- el antiguo aforismo procesal onus pro-
bandi incumbit actore, así como que le son aplicables las
normas de la culpa subjetiva. No obstante, como en la mayoría
de los casos se trata de situaciones extremas de muy difícil
comprobación, cobra fundamental importancia el concepto de
"la carga dinámica de la prueba" o "prueba compartida" que
hace recaer en que quien se halla en mejor situación de
aportar los elementos tendientes a obtener la verdad objeti-
va, el deber de hacerlo (médicos o entidad hospitalaria, por
tener un conocimiento técnico y haber intervenido en forma
directa en el hecho dañoso).
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-//- Asimismo, que esta desigualdad de las partes en


el proceso, ha llevado a la doctrina a otorgarle suma
importancia a las presunciones judiciales -praesumptio
hominis-.
En síntesis, se abandonan los preceptos rígidos
para perseguir la resolución justa -según las
circunstancias fácticas- de las delicadas y especiales
cuestiones integrantes de la litis. Dicho de otra manera,
ambas partes tienen la obligación de aportar sus pruebas
tendientes a que el juzgador pueda desentrañar mejor la
verdad objetiva, más allá de la meramente formal.
20) Que es claro, en consecuencia, que el senten-
ciante efectuó una lectura estática y cerrada del art. 377
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación al
fallar en base a un balance de los hechos fácticos
negativos y positivos, que no le permitió formar su
convicción acerca de la responsabilidad de la demandada.
21) Que no integró, ni analizó en forma armoniosa
las distintas probanzas arrimadas a la causa, lo cual
redundó en detrimento de la accionante, que se vio
perjudicada por el desorden en la atención que le fuera
deparada, lo que desvirtuó la eficacia que, según las
reglas de la sana crítica, corresponde a los distintos
medios probatorios (Fallos: 310:1793 y causa H.20.XXVIII
"Herrera, Faustino c/ Caja Nacional de Previsión de la
Industria, Comercio y Actividades Civiles", del 26 de marzo
de 1996).
22) Que, en tales condiciones, las garantías
constitucionales que se invocan como vulneradas guardan
relación directa e inmediata con lo resuelto (art. 15 de la
ley 48)
-
//-
-//- por lo que corresponde descalificar la sentencia como
acto jurisdiccional.
Por ello, con el alcance indicado, se declara procedente
el recurso extraordinario y se deja sin efecto el pronun-
ciamiento apelado. Con costas. Vuelvan los autos al tribunal
de origen a fin de que, por medio de quien corresponde, pro-
ceda a dictar nuevo fallo con arreglo a lo expresado. Agré-
guese la queja al principal. Notifíquese y remítase. ADOLFO
ROBERTO VAZQUEZ.
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-//-DENCIA DEL SEÑOR PRESIDENTE DOCTOR DON JULIO S.


NAZARENO Y DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON
ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI Y DON ANTONIO BOGGIANO
Considerando:
Que el recurso extraordinario cuya denegación
origina la presente queja, es inadmisible (art. 280 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Por ello, se desestima esta presentación directa y se
da por perdido el depósito. Notifíquese, devuélvanse los
autos principales y archívese. JULIO S. NAZARENO - ENRIQUE
SANTIAGO PETRACCHI - ANTONIO BOGGIANO.
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