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Corte Sup., 10/12/1997 - Pinheiro, Ana María y otro v. Instituto de Servicios Sociales para el Personal Ferroviario.

Fallos 320:2715.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 1997. (Hechos 1985)

Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Pinheiro, Ana María y otro c/ Instituto de
Servicios Sociales para el Personal Ferroviario", para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que los actores promovieron demanda por indemnización de daños y perjuicios por mala praxis médica contra el
Instituto de Servicios Sociales para el Personal Ferroviario, a raíz de la negligencia atribuida a sus dependientes en la
adopción de las medidas de prevención y tratamiento necesarias para superar las dificultades producidas en un parto,
que llevaron finalmente a la pérdida del feto causada por asfixia.

2º) Que el fallo de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, que confirmó el de
primera instancia, señaló que el parto había sido normal; que no podía haberse diagnosticado el sufrimiento fetal con
mayor anticipación y que la conducta médica había resultado adecuada para ese tipo de casos, de manera que el
personal del nosocomio no había actuado con negligencia en la atención de la paciente respecto de los
acontecimientos que produjeron el desenlace fatal.

3º) Que los actores dedujeron recurso extraordinario y tacharon de arbitraria la decisión de la alzada por haber
omitido la resolución de cuestiones esenciales para la determinación de la responsabilidad de la demandada y haber
llevado a cabo una irrazonable valoración de la prueba que condujo a una sentencia con fundamentación aparente,
plagada de autocontradicciones y basada exclusivamente en el peritaje médico.

4º) Que los agravios de los apelantes suscitan cuestión federal para su examen por la vía del art. 14 de la ley 48, pues el
a quo ha omitido tratar elementos de juicio conducentes y ha expresado fundamentos que sólo en apariencia
satisfacen los requisitos a cuyo cumplimiento esta Corte ha supeditado, con base en la Constitución Nacional, la
validez de los actos judiciales (Fallos: 306:178).

5º) Que, en efecto, el tribunal ha examinado la responsabilidad de los dependientes de la demandada a partir de las
conclusiones del peritaje médico, que se ha sustentado fundamentalmente en una historia clínica a la que se le han
imputado adulteraciones y que carecía de elementos esenciales, tales como las hojas de enfermería y de anestesia, el
parte quirúrgico, el registro gráfico de monitoreo y los exámenes complementarios de diagnóstico, que la experta
había considerado que pudieron haber sido de relevancia para superar el trance padecido por la codemandante.

6º) Que para determinar la eventual responsabilidad de la demandada, el a quo tampoco tuvo en cuenta los dichos de
una obstetra que había sido testigo presencial de etapas relevantes del proceso de preparto y que había dado una
versión de los hechos que agregaba datos que habían sido omitidos en las conclusiones del dictamen médico, a raíz de
la falta de los mencionados elementos de la historia clínica.

7º) Que, asimismo, la alzada debió haber ponderado concretamente la eventual responsabilidad que le cabía a la
demandada en el orden de las cargas probatorias por las deficiencias alegadas respecto de la confección de la historia
clínica y por la pérdida de los elementos mencionados, ya que la desaparición de esas pruebas -cuya custodia
incumbía al nosocomio demandado- no podía redundar en detrimento de la paciente debido a la situación de
inferioridad en que ésta se encontraba al efecto y la obligación de colaborar en la actividad esclarecedora de los hechos
que le incumbía al policlínico demandado.

8º) Que, por consiguiente, la interpretación de la prueba realizada en la sentencia se ha limitado a un análisis aislado
de los diversos elementos de juicio obrantes en la causa, pero sin integrarlos ni armonizarlos debidamente en su

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conjunto, circunstancia que lleva a desvirtuar la eficacia que, según las reglas de la sana crítica, corresponde a los
distintos medios probatorios (Fallos: 310:1793 y 319:301 ).

9º) Que, en tales condiciones, las garantías constitucionales que se invocan como vulneradas guardan relación directa
e inmediata con lo resuelto (art. 15 de la ley 48), por lo que corresponde descalificar la sentencia como acto
jurisdiccional.

Por ello, con el alcance indicado, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto el
pronunciamiento apelado. Con costas. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de quien
corresponde, proceda a dictar nuevo fallo con arreglo a lo expresado. Agréguese la queja al principal. Notifíquese y
remítase.

JULIO S. NAZARENO (en disidencia) - EDUARDO MOLINÉ O'CONNOR - CARLOS S. FAYT - AUGUSTO CÉSAR
BELLUSCIO - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI (en disidencia) - ANTONIO BOGGIANO (en disidencia) -
GUILLERMO A. F. LÓPEZ - GUSTAVO A. BOSSERT - ADOLFO ROBERTO VÁZQUEZ (por su voto).

VOTO DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON ADOLFO ROBERTO VÁZQUEZ

Considerando:

1º) Que la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, confirmó la dictada en
primera instancia, y rechazó la demanda por daños y perjuicios que interpusieron los actores contra el Instituto de
Servicios Sociales para el Personal Ferroviario, con fundamento en que la mala praxis de sus dependientes -al no
adoptar las medidas de prevención y tratamiento adecuadas para superar las dificultades que se produjeron en un
parto- causó finalmente la pérdida del feto por asfixia.

2º) Que, para resolver como lo hizo, el a quo merituó que fue imposible diagnosticar el sufrimiento fetal con mayor
anticipación, y que no había existido negligencia de los dependientes de la obra social accionada, en tanto observaron
la conducta médica adecuada para ese tipo de casos.

3º) Que, contra tal resolución, los demandantes interpusieron el recurso extraordinario cuya desestimación dio origen
a la presente queja.

4º) Que los apelantes sostuvieron, que la decisión de la cámara se sustentó en la homologación de fragmentos de una
pericia que fue realizada sobre una historia clínica adulterada con demasiados y sospechosos faltantes, apartándose
de las constancias agregadas a la causa y de las normas conducentes a su debida solución.

5º) Que los agravios expresados suscitan cuestión federal bastante para habilitar la vía intentada, toda vez que es
condición de validez de los fallos judiciales que éstos sean fundados y que constituyan derivación razonada del
derecho vigente con aplicación de las circunstancias comprobadas de la causa (Fallos: 274:60 y muchos otros),
requisito no cumplido por el pronunciamiento resistido.

6º) Que ello es así, ya que para fundar su fallo, el tribunal se remitió a las conclusiones de una pericia médica en la que
faltaban piezas vitales tales como: el parte anestésico, registros gráficos de monitoreo, hojas de enfermería, parte
quirúrgico, etc. (confr. fs. 11, 29, 44, 45, 48, 49, 50, 51 y 128 del sumario administrativo; 152/152 vta. y 157 vta. del
dictamen de la perito; fs. 201 de la declaración de la doctora Díaz; fs. 347 de la declaración de Zanagua, fs. 50 vta.,
reconocimiento de la demandada en su contestación, fs. 12 y sgtes. del escrito de demanda; fs. 445/448 del alegato;
entre otros). Datos que, según manifestó la propia experta que la realizó, hubiesen permitido ayudar a la dilucidación
del caso (fs. 157 vta.).

7º) Que no reparó, en que la paciente no fue atendida en forma personal por facultativo alguno, desde las 19.00 hs del
día 23 hasta las 7.50 del día siguiente.

Al respecto, debe recordarse que el diagnóstico de la parturienta, lo hizo la partera (conf. declaración testimonial de fs.
346 vta.); que la doctora Díaz (médica de guardia) reconoció que era letra de la partera la de los controles escritos
entre las 3 horas del 24 de septiembre de 1985 hasta las 7.40 del mismo día (fs. 200 vta.; folio 11 de la historia clínica
107.204; fs. 155 vta. del dictamen de la perito médica), y que firmó la historia clínica como comprobación de que

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tomaba conocimiento del estado de la paciente que surgía del control realizado por la obstetra (fs. 61 del sumario
administrativo).

Cabe aclarar, en relación a la firma y sello con su nombre que aparece sobre los cuestionados registros, que fue
superpuesta (fs. 48 del sumario administrativo).

8º) Que tampoco evaluó el órgano juzgador, que la médica dio las órdenes relativas al tratamiento a seguir, y luego se
fue a dormir o descansar a su habitación del hospital ya que cumplía su segunda guardia de 24 hs (conforme fs. 347 de
la declaración de Zanagua y 47 del sumario administrativo).

9º) Que el control de la frecuencia cardíaca fetal, no fue efectuado en forma correcta; pues la perito médica manifestó a
fs. 153 vta. que era aconsejable cada 5 a 20 minutos. Y, por un lado informó que entre las 4 y las 5 hs no se realizó
auscultación, y que a partir de ahí fue practicada cada 30 minutos hasta las 7.40 hs (fs. 155); admitiendo luego -en las
explicaciones que debió brindar- que la paciente fue auscultada a las 5.30 hs y recién a las 6.30 hs nuevamente (fs. 231,
punto "L").

10) Que no se llevó a cabo, el estudio anátomo-patológico de la placenta y el cordón umbilical y la autopsia fetal, que
resultaban obligatorios en estos casos (conforme pericia médica de fs. 157).

11) Que a ello se sumó, que fue menester recurrir -dada la urgencia del caso- a un anestesista que se estaba
preparando para una operación programada, puesto que el de guardia no se encontraba en el hospital y demoraría
varios minutos en llegar desde su domicilio hasta allí (conf. fs. 466 y 153 vta.). Además, que fue una enfermera la que
transportó a la señora Pinheiro para que le efectuasen la cesárea, por que no había camilleros (conf. fs. 470 y 227), así
como tampoco instrumentista para el acto quirúrgico (conf. fs. 11 del sumario administrativo).

12) Que la partera -testigo presencial- puntualizó ciertos defectos en la atención y serias complicaciones en el proceso
de parto, que revelaban que la paciente debió haber sido controlada -conforme a la ley 17132 - al menos desde las 6.00
hs por una médica y no por una obstetra (confr. fs. 346/349 y 152 vta.).

13) Que, como ya se ha señalado en Fallos: 320:1294 , voto del juez Vázquez, la obra social tiene como obligación
primordial asegurar la asistencia médica directa de sus afiliados, por lo que debe proveerles un nosocomio que
conforme las circunstancias del caso particular pueda cumplir con tal objeto. Debiendo en consecuencia, cerciorarse de
que cuenta con los medios personales (médicos, auxiliares, etc.) y materiales (instalaciones, instrumental,
medicamentos etc.) en oportunidad, cantidad y calidad adecuadas conforme a las circunstancias que se impongan, de
ahí que el término "resultado" tenga un valor relativo, ya que no se garantiza un resultado final (vgr. la curación del
paciente).

14) Que por otra parte, esta obligación tácita de seguridad, que puede ser subjetiva u objetiva y de resultados, consiste
en evitar toda deficiencia del servicio médico prestado y debería cuanto menos asimilarse a la de los establecimientos
hospitalarios públicos, en tanto que es ese el standard mínimo que el propio Estado suministra a la ciudadanía en
general.

Cuadra señalar que puede, la clínica o centro asistencial, ser propiedad de la obra social, de forma tal, que ambas
denominaciones no son otra cosa que una misma persona jurídica.

Tal situación se configura en el sub examine, en que el demandado es el Hospital Ferroviario que pertenece a la propia
obra social, y no difiere del caso del Hospital Militar o cualquier otro hospital público del Estado (latu sensu). Otras
veces, las clínicas u hospitales no resultan ser propiedad de la obra social, sino que son contratadas por ella, no
existiendo dependencia orgánico-administrativa directa, de patrono a dependiente.

En el primer supuesto, existe una estipulación por otro que podríamos llamar directa o simple; mientras que en el
segundo, el ente estipulante intermedio es quien, a su vez, se compromete a contratar al profesional en definitiva
promitente.

15) Que, puntualmente se discute en estas actuaciones, el incumplimiento o el cumplimiento defectuoso o negligente
por parte de la obra social de su obligación tácita de seguridad, la que como ya se señaló, funciona en forma accesoria
a la obligación principal de prestar asistencia.

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16) Que este planteo es independiente, y se encuentra diferenciado, de la eventual responsabilidad directa de los
médicos frente a la paciente por las culpas en que pueden incurrir por su intervención profesional.

17) Que siguiendo este orden de ideas, y en atención a las deficiencias reseñadas respecto de la confección de la
historia clínica, pérdida de elementos y pruebas, es evidente que el policlínico brindó un inadecuado tratamiento
médico, y que los defectos de organización y/o administración puntualizados, implicaron la prestación de un servicio
deficiente, cuando debió haber sido calificado y acorde al derecho medio de todo paciente.

18) Que se debe agregar -aun cuando resulte redundante- que la pretensión esgrimida -relativa a la responsabilidad
de la entidad hospitalaria- adquiere una importancia preponderante hoy día, pues está íntimamente vinculada a los
lamentables resultados que son consecuencia de las carencias de la medicina asistencial.

19) Que en el tema de mala praxis médica debe acatarse -en principio- el antiguo aforismo procesal onus probandi
incumbit actore, así como que le son aplicables las normas de la culpa subjetiva. No obstante, como en la mayoría de
los casos se trata de situaciones extremas de muy difícil comprobación, cobra fundamental importancia el concepto de
"la carga dinámica de la prueba" o "prueba compartida" que hace recaer en quien se halla en mejor situación de
aportar los elementos tendientes a obtener la verdad objetiva, el deber de hacerlo (médicos o entidad hospitalaria, por
tener un conocimiento técnico y haber intervenido en forma directa en el hecho dañoso).

Asimismo, que esta desigualdad de las partes en el proceso, ha llevado a la doctrina a otorgarle suma importancia a
las presunciones judiciales -praesumptio hominis-.

En síntesis, se abandonan los preceptos rígidos para perseguir la resolución justa -según las circunstancias fácticas- de
las delicadas y especiales cuestiones integrantes de la litis. Dicho de otra manera, ambas partes tienen la obligación de
aportar sus pruebas tendientes a que el juzgador pueda desentrañar mejor la verdad objetiva, más allá de la
meramente formal.

20) Que es claro, en consecuencia, que el sentenciante efectuó una lectura estática y cerrada del art. 377 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación al fallar en base a un balance de los hechos fácticos negativos y positivos, que
no le permitió formar su convicción acerca de la responsabilidad de la demandada.

21) Que no integró, ni analizó en forma armoniosa las distintas probanzas arrimadas a la causa, lo cual redundó en
detrimento de la accionante, que se vio perjudicada por el desorden en la atención que le fuera deparada, lo que
desvirtuó la eficacia que, según las reglas de la sana crítica, corresponde a los distintos medios probatorios (Fallos:
310:1793 y 319:301 ).

22) Que, en tales condiciones, las garantías constitucionales que se invocan como vulneradas guardan relación directa
e inmediata con lo resuelto (art. 15 de la ley 48) por lo que corresponde descalificar la sentencia como acto
jurisdiccional.

Por ello, con el alcance indicado, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto el
pronunciamiento apelado. Con costas. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de quien
corresponde, proceda a dictar nuevo fallo con arreglo a lo expresado. Agréguese la queja al principal. Notifíquese y
remítase.

ADOLFO ROBERTO VÁZQUEZ.

DISIDENCIA DEL SEÑOR PRESIDENTE DOCTOR DON JULIO S. NAZARENO Y DE LOS SEÑORES MINISTROS
DOCTORES DON ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI Y DON ANTONIO BOGGIANO

Considerando:

Que el recurso extraordinario cuya denegación origina la presente queja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación).

Por ello, se desestima esta presentación directa y se da por perdido el depósito. Notifíquese, devuélvanse los autos
principales y archívese.

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JULIO S. NAZARENO - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI -ANTONIO BOGGIANO.

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