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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO Y HUMANIDADES

Título:

Obligación de hacer: casación N° 2144-2016/JUNIN

AUTORES (GRUPO N° 04)

Castro Alejandría. José Indalecio (orcid.org/0000-0002-5523-7019)


Córdova del Aguila, Erika Danae (orcid.org/0000-0001-8407-985X)
Espinoza Chujutalli, Jarley (orcid.org/0000-0002-8906-4005)
Granados Vargas, Ángeles Tatiana (orcid.org/0000-0001-5647-6823)
Tafur Hidaldo, Rita Gardini (orcid.org/0000-0003-1399-4756)
Tapullima Cenepo, Fool Hiper (orcid.org/ 0000-0001-5629-0746)

ASESOR

Mstra. Pashanasi Andía, Aurora. (orcid.org/ 0000-0003-3285-3270)

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:

Derecho de familia, derechos reales, contratos y responsabilidad civil,


extracontractual y resolución de conflictos.

LÍNEA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA:

TARAPOTO — PERÚ
(2023)
I. INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo de investigación realizaremos un análisis exhaustivo de la


Casación N° 2144-2016/JUNIN realizado por los demandados Irma Inga Castro y
Wenceslao Samaniego los mismos que interponen un recurso de casación contra
la sentencia de vista de fecha 21 de marzo del 2016, la misma que confirmo la
sentencia apelada del 15 de diciembre del 2015.
MIRIAM INGA CASTRO interpone demanda de otorgamiento de escritura pública
con fecha, 1 de setiembre del 2014, en contra de IRMA INGA CASTRO y
WENCESLAO SAMANIEGO ASTETE, en relación al contrato de
COMPRAVENTA del lote N° 04 ubicado en el Jr. Bolognesi, sin número del
distrito de Tambo, de la provincia de Huancayo con una extensión de 43.125 m 2.
En dicha demanda el inmueble objeto de pretensión perteneció al señor Alejandro
Aliaga Aliaga y esposa que, inicialmente poseía una extensión de 43,125 m 2;
posteriormente se independizó 250 m 2 a favor de los padres de la demandada,
señor Víctor Inga Galvan y Clara Castro de Inga, con partida número 11029916
del Registro de Predios de Huancayo.
Tras el fallecimiento de los propietarios el inmueble pasó a formar parte del
patrimonio de la masa hereditaria realizándose la división y partición del inmueble
donde 4 hermanos ceden los derechos y acciones a favor de Miriam, Irma, Alicia y
Lorenzo Inga Castro para adquirir la titularidad de la total del bien inmueble
(100%) ubicado en el Jirón materia de pretensión; ellos dividen el inmueble en 4
lotes, donde el lote 04 posee una extensión de 43.123 m 2 a favor de Irma Inga
Castro.
La demandante adquiere la propiedad del área que corresponde a la demandada
y su esposo, mediante contrato de COMPRAVENTA, de fecha 29 de abril del
2011, por el valor de S/. 2,803.00 (dos mil ochocientos tres soles con 00/100),
pago cancelado, satisfaciendo los intereses de los vendedores como se indica en
la referida minuta; así mismo, pese al cumplimiento de sus requerimientos, los
demandados se negaron formalizar el contrato y se ve en la necesidad de iniciar
este proceso.
En base a ello y, tras la apertura del proceso se declara fundada la demanda por
haber logrado demostrar la validez del contrato de compraventa, tanto como el
pago del bien y señala la obligación de perfeccionar la compraventa; además los
demandantes pese a la declaración de rebeldía sustentan su defensa indicando
que el valor del inmueble es de US$ 35,000.00 (treinta y cinco mil dólares
americanos), con el objeto de modificar las cláusulas del contrato.
Por otro lado, se negó las solicitudes de suspensión y acumulación del proceso
por ser materia de estudio en otro proceso, para lo que el Juez a cargo lo hace
ninguna precisión.
Debido a ello, los emplazados interponen recurso de apelación contra dicha
sentencia, en consecuencia la sentencia de vista confirma la sentencia de primera
instancia señalando que no se ha vulnerado ninguna norma jurídica, sin vulnerar
el derecho de defensa e indicando que tuvieron la oportunidad de defenderse
durante el proceso, en cuanto al contrato el Juez evaluó la validez del contrato
del que la demandante reclama su derecho; así mismo se menciona que no es
relevante la legalización de firma en el contrato de compraventa por haberse
celebrado ante una notaría.
Los emplazados, en vista de que no se les ha dado la razón, interponen recurso
de casación por haber infringido la normativa del Inciso 3 del Art 139 de la
constitución y del Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil
alegando que, se ha declarado su rebeldía indebidamente por el mal cómputo del
plazo para contestar la demanda; se ha negado la intervención incluyente
principal del Señor Michael Cirilo Galván Madueño y su esposa pese a que ellos
tienen interés en el proceso; se ha rechazado los medios probatorios en la
segunda instancia por ser “impertinente”; se negó la suspensión y acumulación
del proceso a pesar de la existencia de otro proceso judicial donde se discute el
tracto sucesivo que se busca proteger y; que no se ha apreciado la
desproporcionalidad entre el precio de venta contenido en el contrato.
La Sala Suprema tiene como objetivo señalar si se ha infringido el debido proceso
y la tutela jurisdiccional efectiva para lo cual define como la naturaleza formal, los
principios y reglas que lo integran están relacionados con los trámites de la ley,
como los que establecen un procedimiento previamente establecido, el derecho a
la defensa y la motivación, etc. A través de él, las partes tienen en el proceso o
procedimiento, en el que la resolución se basa en una interpretación y aplicación
adecuadas de las disposiciones actuales, reales y relevantes del orden legal para
una decisión razonable del caso, en cierto sentido que la decisión contenida en
ella es consistente y razonable la conclusión de tales normas".
En este contexto, la violación del procedimiento adecuado se configura, entre
otras cosas, en los casos en que, al desarrollar el proceso, no se observaron los
derechos de procedimiento de las partes, los actos del procedimiento fueron
obviados o cambiados, o si la protección contra la jurisdicción no fue efectiva, y/o
las decisiones se detienen de manera incoherente, con una transgresión clara de
las reglas actuales y excelentes etapas del procedimiento.
En relación al derecho de defensa indica que se reconoce en el Artículo 139
subsecciones de la constitución y constituye elementos importantes de protección
de procedimientos efectivos y procesos legítimos. No se le permite presentar su
discusión, estrategia y elementos de apoyo legal necesarios. Por lo tanto, la
defensa también es el derecho de protección efectiva en los procedimientos. Del
mismo modo, el tribunal constitucional afirma que el derecho de defensa se
proyecta como un principio de procedimientos para los procedimientos que
pueden afectar el estado legal de algunas partes o intereses del proceso. En la
subsección 2 y 50 del Código de Procedimiento Civil, es la obligación de un juez
en el proceso de utilizar los permisos que el código descrito anteriormente les da
al efecto de las partes involucradas en el proceso.
Para poder sustentar las ideas presentadas nos basaremos en la teoría del
negocio jurídico. La misma que sostiene que el negocio jurídico por excelencia
son los contratos. Para ello conviene precisar como lo manifiesta Ignacio
Díaz(2012), quien sostiene que “un contrato es un acuerdo de voluntades de dos
o más personas dirigido a crear obligaciones entre ellas” (pag. 3). Pues la
presente casación se fundamenta en la presencia de un contrato entre los sujetos,
acreedor y deudor, para emitir su sentencia.
Según la teoría suiza, la obligación de realizar una acción (Pflichten zu einem
Tun, Handlungspflichten) debe entenderse como la obligación del deudor de
realizar una acción, trabajo, tarea o producción (facere). Este tipo de obligación
encuentra su fuente principal en los contratos de prestación de servicios o de
trabajo, tales como el contrato de trabajo, el contrato de empresa, la licencia, así
como el arrendamiento, el arrendamiento rural y los diversos contratos de
empresa. Dicha obligación también puede provenir de la ley, especialmente de
disposiciones relativas al derecho de residencia o uso. Por ejemplo, un contratista
tiene la “obligación de realizar” la obra, es decir, de realizarla. (GUZMÁN, 2020)
El presente estudio de caso, se encuentra justificado teniendo como base
fundamental todo lo concerniente con la obligación de hacer en concordancia con
las teorías planteadas y la casación n°2144-2016/JUNIN, pues estas se
encuentran enlazadas entre sí, para que de esa manera podamos determinar la
concepción desde un punto de vista dogmático respecto del tema. Entiéndase
entonces que, una de las razones por la cual decidimos abordar el tema, es
porque va como un espacio de ejemplo concerniente a la misma, ya que en varias
oportunidades se ha podido evidenciar ciertas falencias relacionados a la
obligación de hacer.
En tal sentido, Coca (2020) menciona que “el no cumplir una obligación en el
modo pactado vulneraría los principios de identidad e integridad del pago” (párr.
30). Tal como es el hecho dentro de la casación antes mencionada, en donde se
evidencia la falta de respeto a lo establecido en el acto jurídico, es decir, a lo
prescrito en las cláusulas de un contrato ya pactado dentro de un mutuo acuerdo
entre las partes, pues si se hace mención de un contrato ya establecido, lo más
concurrente es la realización de la misma, ya que en este caso el contrato es un
documento que salvaguarda el vínculo jurídico existente entre las partes, esto es
en virtud que protegen las posibles incongruencias que podrían existir tanto en el
acreedor como en el deudor, pues incumplir con una de estas acarrea consigo
una determinada sanción respecto de lo quebrantado.
La presenta casación analizada esta sostenida por un diseño descriptivo, esto a
razón de que la misma se basa en la descripción e interpretación de los hechos
que narran la casación. Además de ella, una amplia bibliografía que sostienen la
obligación de hacer que ayudan este criterio descriptivo.
Nuestro primer objetivo consiste en analizar los fundamentos jurídicos que ha
usado la corte suprema referente a la demanda presentada en primera instancia
(otorgamiento de escritura pública).
Como segundo objetivo nos planteamos estudiar los aspectos doctrinarios y
teóricos de la presente casación: obligación de hacer, para generar una mayor
compresión del mismo.
Nuestro tercer objetivo es quizá la más importante, explicar la normativa vigente
referida a la obligación de hacer en el código civil.
En la elaboración de nuestro trabajo utilizaremos la técnica de recolección de
datos, los mismos que provienen de documentación, libros, sentencias,
resoluciones, artículos y tesis que tienen gran relevancia jurídica referente al tema
de la obligación de hacer.
De allí que, en este estudio nos basaremos fundamentalmente en la obligación
de hacer, la misma que se encuentra en el grupo de las obligaciones positivas.
Son obligaciones positivas, las que incluyen la cesión de obra, cesión de bienes,
inteligencia o trabajo mixto, que el acreedor se obliga a asistir al acreedor. En el
pasado: artes, artesanías, reparación mecánica, materiales; trabajos, trabajos,
etc. Según su naturaleza, se consideran afirmaciones positivas porque incluyen
un bien, una acción, un proceso, un comportamiento, una acción, una acción
adecuada o un evento, que es en realidad hacer y / o para hacer algo. Según la
obligación, el sujeto obligado hace o se obliga ante el sujeto obligante o entidad
que actúa o frente a otra persona a hacer cualquier cosa que sea buena, el
beneficio o el uso de aquellos quien lo hace adquirir la capacidad, el derecho o el
poder de ayudar o desear realizar una determinada acción. (Facultad de Derecho
y Ciencia Política, 2003)
La doctrina de Pothier tiene su fuente en una Constitución de Justiniano del año
531 recogida en el Codex que limitaba la indemnización de daños y perjuicios y
usaba el importe máximo de estos cuando se trataba de cosa cierta, al doble del
valor de la cosa (C. 7. 47, ley única), y también en el tratado de Charles Dumoulin
sobre los daños y perjuicios que había comentado dicha ley y construido
numerosas distinciones y subdistinciones (De eo quod interest Tractatus, 1584).
La originalidad de Pothier es que, si bien recoge el fundamento de la ley romana,
a saber, que el deudor se reputa como no habiéndose entendido ni querido
obligar por daños más que a la suma a la cual él ha podido racionalmente prever
que podían ascender a lo más dichos perjuicios, y no más allá, desecha el límite,
por dos razones: por tratarse de algo arbitrario y por no tener vigencia en el país.
Esta ley de Justiniano, en tanto limita la moderación de los daños y perjuicios
excesivos, precisamente al doble del valor de la cosa, es en esto una ley arbitraria
que no tiene autoridad de ley en nuestras provincias. Pero agrega que, en cuanto
al principio que inspira a la ley, esto es, que el deudor no responda más allá de lo
que ha podido pensar, siendo un principio fundado en la razón y equidad natural,
nosotros debemos seguirlo y moderar conforme a ese principio los daños y
perjuicios, cuando se encuentren excesivos, dejando esta moderación al arbitrio
del juez.
Pothier, además, amplía este criterio a los casos en los llamados daños
extrínsecos, esto es, que se padecen no en la cosa objeto del contrato sino en
otros bienes: Empero, aun en relación a esos daños extrínsecos, se debe usar de
moderación cuando se encuentren excesivos, y no se debe condenar al deudor
más allá de la suma en la cual ha podido pensar que podrían alcanzar en lo más
alto.
Con relación al primer objetivo, consiste en analizar los fundamentos jurídicos que
ha usado la corte suprema referente a la demanda presentada en primera
instancia (otorgamiento de escritura pública), en donde el Juez del Tercer
Juzgado Especializado en lo Civil de Huancayo en la Corte Superior de Justicia
de Junín, declaró fundada la demanda a favor de Miriam Inga Castro, pues, se
respetó el debido proceso y derecho a la defensa, ya que se ha emitido acto
resolutivo de acuerdo a lo que prescribe la ley, sin ninguna vulneración por
ninguna de las partes. Asimismo, la Corte fundamenta que se evidenció la validez
del contrato privado, el mismo que fue celebrado ante una notaría, siendo ello una
base fundamental para que dicho contrato sea válido. En razón a lo expuesto,
podemos contrastar y vincular que dentro de dicha sentencia se ha tomado en
cuenta la teoría del negocio jurídico, el mismo que viene a ser por excelencia “El
Contrato”; Fernández (2021) menciona que, se puede definir el negocio jurídico
como una manifestación de voluntad entre individuos con el propósito de lograr un
determinado resultado. Es importante destacar que esta manifestación de
voluntad no solo constituye el negocio jurídico en sí, sino que también genera
consecuencias que son reconocidas y reguladas por el Derecho. Siendo así que,
la manifestación de voluntad de las partes involucradas es fundamental para
formalizar el negocio jurídico. Este puede adoptar diversas formas, como
contratos, testamentos, aceptación o renuncia de una herencia, renuncia a un
derecho, adopción, creación de una sociedad mercantil, entre otros ejemplos.
Conllevando a que el resultado se compone de los efectos jurídicos derivados del
contrato suscrito, el testamento realizado, la aceptación de la herencia o la
renuncia a un derecho. Estos efectos son los que se reconocen y regulan en el
ámbito legal.
De igual forma, se evidencia que dentro de la sentencia de primera instancia se
puede relacionar al principio del Pacta Sunt Servancta, mismo que se encuentra
tipificado en nuestro Código Civil Art. 1361, el cual señala “que los acuerdos entre
las partes o pactos deben cumplirse en sus propios términos, no pudiendo
exigirse algo distinto de lo convenido salvo que ellas mismas, expresa o
tácitamente acuerden modificar los alcances de lo convenido”, En consecuencia,
si bien en el Convenio las partes establecieron la posibilidad de modificar o
ampliar los alcances del mismo; sin embargo, se acordó expresamente que ello
solo podría hacerse a través de adendas, lo cual no se realizó. Pasión por el
Derecho, 2022)
Con relación al segundo objetivo, estudiar los aspectos doctrinarios y teóricos de
la presente casación: obligación de hacer, para generar una mayor compresión
del mismo.
Con relación al segundo objetivo, la teoría general del acto jurídico señala que el
mismo es la expresión de un hecho o deseo que tiene la capacidad de producir
efectos jurídicos, éste tiene como objetivo esclarecer y comprender el propósito
de los sujetos dentro del ordenamiento y la sociedad, este propósito es estimado
y observado para la atribución de los efectos jurídicos. Esta manifestación es
merecedora de protección legal atendiendo a su propósito, impidiendo su
perfeccionamiento; un ejemplo claro de manifestación de voluntad es el contrato.
El mismo que funciona como instrumento de acción concreta que potencian la
autonomía privada, es decir, que los sujetos de derecho pueden libremente
ajustar sus propios intereses como mejor les parezca dentro del alcance permitido
por la norma, y este ajuste está garantizado por el sistema; por otro lado, así
mismo, la manifestación de voluntad da lugar a obligaciones entre las partes,
donde podemos encontrar a las obligaciones por la naturaleza de sus efectos, se
diferencian por producir efectos positivos y negativos, entre los que producen
efectos positivos se encuentran las obligaciones de dar y hacer, mientras que las
obligaciones que producen efectos negativos son las obligaciones de no hacer; en
las obligaciones de dar podemos resaltar que el deudor o sujeto pasivo tiene
como objeto la entrega de un bien al acreedor o sujeto activo; en las obligaciones
de dar encontramos al deudor o sujeto pasivo con la obligación de ejecutar una
acción determinada por el acreedor o sujeto activo, dicha prestación puede
terminar con la ejecución de la prestación o con la entrega de la prestación al
acreedor; por otro lado, las obligaciones de no hacer que son consideradas
obligaciones con efectos negativos tienen como objeto la abstención, privación o
renuncia de la ejecución de acción determinada por el acreedor.
El presente caso indica que se expidió y celebró un contrato, dicho contrato tiene
la calidad de acto jurídico por excelencia tal como lo indica la teoría, el contrato a
dado originado obligaciones entre la señora Miriam Inga Castro y la señora Irma
Inga Castro, el mencionado contrato se celebró el 29 de abril del 2011, por la
suma de 2,803.00 (dos mil ochocientos tres soles con 00/100), en consecuencia,
los demandados indica que el bien se encuentra valorizado en US$ 35,000.00
dólares americanos; sin embargo, mediante la sentencia, de fecha 15 de
diciembre de 2015, se declara la validez de su exigibilidad, así mismo la
juzgadora añade que, existe la obligación de perfeccionar la compraventa, en ese
contexto, la teoría del acto jurídico indica es imposible de modificar o perfeccionar
un contrato ya que protege la finalidad del propósito de los sujetos, es por ello que
el vínculo obligacional entre las partes no se pueden romper, volviendo
imprescindible a la prestación pactada entre las partes.
Con referencia a nuestro tercer objetivo: explicar la normativa vigente referida a la
obligación de hacer en el código civil.
Debemos mencionar que, el objeto de las obligaciones contiene cuatro elementos
esenciales: posibilidad, licitud, determinabilidad y la patrimonialidad.
Sin embargo, a razón de tener claro el concepto de patrimonialidad, es necesario
mencionar que, la misma no se define única y exclusivamente por su carácter
monetario o dinerario, sino ante todo, por la prestación que de antemano ya ha
sido consentida por las partes integrantes del contrato.
Autores como Giorgi o Crome mantienen sus posturas patrimoniales al manifestar
que el hecho de la obligación es netamente patrimonial, aunque esta presenta
algunos atenuantes para tal efecto, lo cual no merma este carácter.
En ese sentido, la patrimonialidad hay que entenderse con la característica de
que es valuable monetariamente a partir del contrato, por ejemplo: una casa, un
vehículo, una construcción, todos ellos se pueden calcular en términos monetarios
o dinerarios de allí su carácter patrimonial.
En la legislación peruana, la patrimonialidad de la prestación no es requerida
directamente por ninguna norma relativa al Derecho de Obligaciones. Pero, a
partir de una interpretación sistemática, en especial de la parte relativa a los
contratos, la fuente más importante de las obligaciones, concluimos que la
patrimonialidad debe estar presente en la prestación, pues sin ella carecería de
obligatoriedad.
En nuestro código civil, que es la que nos rige en materias de contratos y
obligaciones, en al Art 1351, haciendo referencia a la patrimonialidad manifiestas
“El contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular, modificar o
extinguir una relación jurídica patrimonial”. Por ende, es necesario comprender y
entender que uno de las particularidades propias de los contratos y, por tanto, de
las obligaciones es la patrimonialidad. Resulta pues, interesante analizar la
casación antes mencionada desde el punto de vista de la patrimonialidad, en
razón de que, el contrato primigenio, aunque sea éste de índole privada, pone de
manifiesta una enajenación de un bien inmueble y un pago económico por el
mismo, de allí el carácter patrimonial, concebida desde su propia
conceptualización.
Podemos discutir o tener opiniones divergentes sobre las consecuencias o los
procesos referentes a la obligación de hacer en cuanto cumplimiento de hacer
escritura pública, pero de lo que si tenemos certeza es de su carácter patrimonial
propiamente dicha y entendida como tal en nuestra normativa vigente.
En la casación analizada, podemos observarlo con claridad cuando el art. 1148
del Código Civil manifiesta que: el obligado a la ejecución de un hecho debe
cumplir en el plazo y modo pactado….”. Es precisamente a razón de ello que la
demandante solicita que la demandada cumplir con la obligación de hacer
escritura pública puesto que media entre ellos un contrato que tiene valor
patrimonial.
Después de haber analizado todo lo concerniente a la casación N°2144-2016,
aquella que guarda relación con los objetivos trazados y la misma que se
encuentra paralelamente vinculado con el tema de la obligación de hacer, es
menester enarbolar la conclusión respecto del primer objetivo, en donde la Corte
Suprema ha demostrado un análisis riguroso y una fundamentación sólida en
relación al debido proceso y derecho a la defensa, así como a la validez del
contrato en el caso de la demanda de otorgamiento de escritura pública. Su
enfoque ha sido proteger los derechos fundamentales de las partes involucradas,
garantizar un proceso justo y equitativo, y asegurar la validez y la seguridad
jurídica de los contratos. La jurisprudencia establecida por la Corte Suprema en
este caso sienta importantes precedentes para futuras disputas legales
relacionadas con estos temas.
II. CONCLUSIONES
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Coca, S. (8 de julio de 2020). Derecho civil: Obligaciones de hacer (artículo 1148
del Código Civil). LP Derecho. https://lpderecho.pe/derecho-civil-
obligaciones_de_hacer/
Facultad de Derecho y Ciencia Política. (2003). OBLIGACIONES DE HACER.
http://files.uladech.edu.pe/docente/32943312/Derecho%20de
%20Obligaciones/SESION%2003/Contenido_03.pdf

GUZMÁN, S. J. (08 de Julio de 2020). Derecho civil: Obligaciones de hacer


(artículo 1148 del Código Civil). LP Pasión por el derecho:
https://lpderecho.pe/derecho-civil-obligaciones_de_hacer/

https://lpderecho.pe/codigo-civil-peruano-realmente-actualizado/
https://www.conceptosjuridicos.com/pacta-sunt-servanda/
Fernández, F. (18 de marzo de 2021). ¿Qué es negocio jurídico? Definición y
ejemplos. Lemontech.
https://blog.lemontech.com/author/fernandomartin/

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