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Este documento trata sobre dos temas principales: 1) La integración sensorial y el papel del lóbulo parietal en integrar información de diferentes sentidos. 2) El procesamiento del dolor y cómo el lóbulo parietal juega un rol en la experiencia subjetiva del dolor al recibir estímulos de los nociceptores. Como caso clínico, describe brevemente el caso de un niño de 6 años con problemas motrices y de integración sensorial que mejoró después de 6 meses de terapia ocupacional.
Este documento trata sobre dos temas principales: 1) La integración sensorial y el papel del lóbulo parietal en integrar información de diferentes sentidos. 2) El procesamiento del dolor y cómo el lóbulo parietal juega un rol en la experiencia subjetiva del dolor al recibir estímulos de los nociceptores. Como caso clínico, describe brevemente el caso de un niño de 6 años con problemas motrices y de integración sensorial que mejoró después de 6 meses de terapia ocupacional.
Este documento trata sobre dos temas principales: 1) La integración sensorial y el papel del lóbulo parietal en integrar información de diferentes sentidos. 2) El procesamiento del dolor y cómo el lóbulo parietal juega un rol en la experiencia subjetiva del dolor al recibir estímulos de los nociceptores. Como caso clínico, describe brevemente el caso de un niño de 6 años con problemas motrices y de integración sensorial que mejoró después de 6 meses de terapia ocupacional.
El término “integración” es muy importante a nivel mental y, a menudo, resulta infravalorado. Y es que de nada serviría captar independientemente estímulos visuales, auditivos, olfativos, táctiles (incluida la temperatura) y gustativos si estos no se unieran para dar lugar a una percepción sensorial plena.
En este sentido, el lóbulo parietal, además de contribuir junto a
otros lóbulos en el procesamiento de los estímulos sensoriales, tiene la imprescindible función de integrar toda esta información (de sentidos diferentes) en una sola, lo que nos permite gozar de una experiencia sensorial muy compleja en la que todos los sentidos se “mezclan”.
Caso clínico:
el caso de un niño de 6 años que inicia la Educación Primaria con
pocas habilidades motoras asociadas a la escritura. También en la clase de educación física comienzan a aparecer problemas poco esperados. Nunca fue un niño motrizmente hábil en su etapa de Educación Infantil pero, en ese momento, no se detectó como un problema.
Se inicia el trabajo en TO desde la Teoría de la Integración Sensorial
de Ayres, acordando con la familia y la escuela los objetivos que se van a trabajar. Tras 6 meses de trabajo, el niño consigue realizar adecuadamente la mayor parte de las tareas que habíamos planteado, consigue participar más y mejor en el ambiente y, al no necesitar prestar tanta atención a estos problemas, puede estar más y mejor con los iguales.
2. Procesamiento del dolor
El dolor nace en el cerebro. Y el lóbulo parietal es una de las regiones más involucradas en el procesamiento y la experimentación de este dolor. Al recibir unos estímulos concretos a través de los conocidos como nociceptores, unas neuronas especializadas en la transmisión de impulsos nerviosos vinculados al dolor, este (y otros) lóbulos se activan de tal manera que experimentamos el dolor en sí.
Cuando un adolescente de 16 años empieza a sentir dolor en la
cabeza es porque el lóbulo parietal manda señales para que le duela.