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Del Premio Literario Casa de las Américas 2018
de las Américas 290 113 Silvio Rodríguez • Palabras inaugurales
enero-marzo/2018
año LXIX
Órgano de la Casa de las Américas Hechos /Ideas
115 William Ospina • Parar en seco
Fundadora:
121 Adriana Rodríguez Pérsico • Pobreza y visibilidad. Ensayo para una
Haydee Santamaría
crisis
Directores: 134 Margarita Mateo Palmer • La obra de Desiderio Navarro: ¿perros
Roberto Fernández Retamar y gatos en un costal?

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Jorge Fornet

Subdirector: Letras

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Aurelio Alonso
154 Jorge Boccanera • El jardinero de Paumanok

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Consejo de Redacción: 157 Ramiro Sanchiz • Árboles en la noche

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Luisa Campuzano, Pablo Armando Fernández, 167 Leonel Alvarado • Alvarado se llama este dolor
Jaime Gómez Triana, Raúl Hernández Novás (†),
la ori 170 Juan Cárdenas • El pájaro

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Marcia Leiseca, Nancy Morejón,
Caridad Tamayo Fernández, Yolanda Wood, 176 Pamela S. Terlizzi Prina • Yo confieso; Punto de fuga
Roberto Zurbano
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Notas
de di

Editora-redactora:
Lorena Sánchez 179 Roberto Méndez Martínez • José Enrique Rodó, entre Próspero y Ariel
a E

Correctora: 191 Alejandro Pedregal • Recordar la memoria hoy: Rodolfo Walsh


Anele Arnautó Trillo ante los retos culturales contemporáneos
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102 Roberto Zurbano Torres • Antonio Cornejo Polar y la heterogeneidad


Diseño y emplane:
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cultural: un modelo teórico para redescubrir el campo literario


Ricardo Rafael Villares
caribeño
Realización computarizada:
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Roxana Monduy
Semana de Fernando Morais
Coordinador de producción: 115 Regresar a la Isla
Jorge Alberto Tartabull
117 Fernando Morais • La noche de Luna Negra
Redacción:
Casa de las Américas, 3ra. y G,
El Vedado, La Habana 10400, Cuba.
Con ojos de esta América
Teléfonos: (537) 838 2706 al 09, ext. 108 125 Jorge Fornet • ¿Qué nombres no te habrán dado? (apuntes de viaje)
(537) 836 7601
Correo electrónico: revista@casa.cult.cu
Sitio web: www.revistacasa.casadelasamericas.org Artes plásticas
Suscripción: suscripciones@casa.cult.cu
142 Cristina Figueroa Vives • Arte digital latinoamericano, una historia
Precio del ejemplar en Cuba: $ 5 (MN) por contar
Cuatro números por año. Libros
Cada trabajo expresa la opinión de su autor.
148 Maité Hernández-Lorenzo • «Un pesimista profundo e incansable»
La opinión de la Casa de las Américas 150 Silvia Llanes • Visto en la Casa por Adelaida de Juan
se expresa en los editoriales y en notas
153 Alejandro Amaro Seguí • Juan José Saer, ¿el gran escritor de la segunda
que así lo indiquen.
mitad del siglo xx argentino?
En los casos de colaboraciones que no haya 156 Diana Ferreiro • Los afectos: el buen silencio de Rodrigo Hasbún
solicitado, la revista no se compromete
a devolver los originales ni a mantener
correspondencia. 159 Al pie de la letra
Inscrita como impreso periódico
en la Dirección Nacional de Correos, 170 Recientes y próximas de la Casa
Telégrafos y Prensa.
Permiso No. 81222/153. 176 Colaboradores/Temas

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A las compañeras y los compañeros que en el

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taller de la UEB Gráfica Caribe se ocupan de
la impresión y el acabado, agradecemos

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el trabajo entusiasta con que hacen realidad

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esta revista.
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© Casa de las Américas, 2018
ISSN 008-7157
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Portada: Rogelio Polesello (Argentina): Sin título, 1969. Dibujo generado


por computadora IBM 1130 e impreso en plotter IBM 1627.
Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires, 285 x 460 mm
Contraportada: Abel Marín (España): Caracol obtenido por desplazamiento
de una circunferencia sobre una espiral logarítmica, 1969. Serigrafía,
740 x 520 mm. 4/12
Este número se ilustra con obras de la exposición Pioneros del Arte Digital en la
Colección Arte de Nuestra América, inaugurada el 22 de enero en la Galería Latino-
americana, durante las jornadas del Premio Literario Casa de las Américas 2018.
DEL PREMIO LITERARIO CASA DE LAS AMÉRICAS 2018

SILVIO RODRÍGUEZ

Palabras inaugurales*

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ermanos que convoca esta Casa:
Si a un siglo de su nacimiento José Martí fue identifi-
cado como responsable de los hechos revolucionarios que
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inauguraron nuestra etapa libertaria de 1953, también pudiera


decirse que esta Casa de las Américas fue fundada por nuestro
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Apóstol, por su compromiso con los próceres que empezaron


las guerras de emancipación continental contra el colonialis-
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mo. Para colmo, una joven de la generación del centenario del


Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 3-4

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nacimiento de Martí, protagonista de aquella jornada terrible


y simbólicamente hermosa fue, a su vez, quien fundó y animó
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a esta institución, que ha reunido escritores y artistas como


haciendo un ensayo hogareño de aquel ideal llamado «Nuestra
América».
Otro imprescindible de esta Casa, mi amigo poeta y pensador
Roberto Fernández Retamar, el año pasado me pidió estas pa-
labras de inauguración al Premio número 59. Y es que Roberto
sabe que, aunque este entrañable evento aún no ha incluido la
modalidad de canción, es incuestionable que aquí se ha cantado
mucho, tanto con lírica como con guitárrica.
* Leídas en la sala Che Guevara el 15 Por ejemplo, el mes que viene hará medio siglo de que varios
de enero de 2018. trovadores de mi generación estuvimos por primera vez en este

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mismo salón. Aún no se llamaba Che Guevara, aun- sin dudas nos limita. Estamos donde una larga,
que ese fue un nombre que nos sobrevoló aquella compleja y desigual batalla nos permite. Esto
noche. Lo que era yo, estaba bastante azorado, nos ha hecho desarrollar un arte de defensa que nos
casi no me lo creía, porque en febrero de 1968 sostiene, y aunque el que se defiende bien a veces
la Casa de las Américas era ya un lugar honroso logra sobrevivir, verse obligado a basar la existencia
y querido, liderado por una heroína y respaldado bajo esa premisa no es lo más saludable.
por brillantes artistas y escritores. Quienes hemos sido parte de esta Casa de las
Faltaban por llegar muchas novelas, narra- Américas durante cincuenta y nueve años tene-
ciones, piezas de teatro; faltaban inolvidables mos pruebas, en primer lugar, de que el bien es
libros de poesía. Y faltaban por ausentarse, o por posible, y de que el arte y la cultura son parte
sernos arrebatados, varios hermanos queridos. de su sustancia. También sabemos que algunas

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Porque esta Casa y este Premio siempre tuvieron inconveniencias pueden durar más de lo procla-
la virtud de reunir a mujeres y a hombres más mado y que el bien es aún perfectible.
interesados en la suerte de sus pueblos que en Por esas razones aquí estamos, con la voluntad

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la de sus palabras; gente entregada en el inge- de ser mejores, de avanzar. Por eso aquí segui-

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nio, pero mucho también en carne y hueso. Así mos. Por supuesto que no eternamente y mucho
que faltaban por ocurrir sorpresas en muchos
la ori menos por costumbre, sino porque aún somos

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escenarios, noticias esperadas o inconcebibles, capaces de estremecernos cuando llegamos a
esperanzas y angustias de diversas honduras. un lugar como esta Casa. Es como si de pronto
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También faltaban iluminaciones, torpezas, se fuera a abrir una puerta y entrara una señora
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aprendizajes. Faltaba tiempo, partícula a partícula, con una sonrisa entre pícara y materna, con una
haciendo lo que la brisa y el agua cuando corren. mirada entre nostálgica y escrutadora, con una voz
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Faltaba, después de la espuma, el sedimento de flauta y unos brazos menudos que te rodean, te
revelador que nos hace reconocer y desafiar, en- sostienen y hasta te enderezan, y te hacen pensar
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tre las miserias del mundo, lo triste de nuestra que estás a salvo, que realmente puedes decir
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propia naturaleza. todo lo que te parece –y hasta lo que imaginas–;


A algunos incluso nos faltaba más de la mitad extraordinario abrazo que te hace sentir que estás
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de nuestras vidas, aunque no lo sabíamos. Y creciendo, o que te hace creer que cuando dices
todos éramos aprendices de todo: de la historia es que creces, y que solo por eso vale la pena
escrita, de la que pensábamos que faltaba por estar vivo.
hacer y escribir y, por supuesto, la de la hormiga Gracias a esa y a otras nítidas presencias
cotidiana: la historia real que, entre acorralado ahora mismo en esta sala, es que logro decir
y desafiante, ha escrito este pequeño país, capaz bienvenidos, hermanos, al Premio Casa de las
de proyectar las enormes luces de sus sueños. Américas de 2018.
Algunos sueños acaso no los llegaremos a to-
car, al menos del todo, porque el acoso constante Muchas gracias. c

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H EC H O S/I D EA S

WILLIAM OSPINA

Parar en seco*

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En nada se conoce tanto el brío de un potro

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como en la capacidad de parar en seco.

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Montaigne, Ensayos

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El gran malestar

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uando en el mes de marzo de 2016 los diarios mostraron
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que se había blanqueado la barrera coralina de Australia,


muchos en el mundo tuvimos la sensación de que la hora
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definitiva estaba llegando.


Largo tiempo se creyó que el fin del mundo sería un solo
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Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 5-20


evento catastrófico, una suerte de espectáculo cósmico como
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los que evoca Rafael Argullol en su admirable libro El fin del


mundo como obra de arte. Lo que estamos empezando a ver
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más bien podría designarse como el Gran Malestar.


No carecerá de catástrofes: las erupciones volcánicas desde
Islandia hasta Indonesia, el continente de plástico del Pacífico,
la desaparición de los hielos del Ártico, el peligro alarmante del
derretimiento del permafrost de Siberia, que guarda frágilmente
los mayores depósitos de metano del mundo, la muerte masiva
de especies, como lo que se ha dado en llamar recientemente el
Apocalipsis de las abejas, pero el actual calentamiento global,
* Este texto apareció originalmente
una evidencia cuyos diagramas nos alarman día a día en internet,
como libro publicado en Barcelona puede no consistir en un mero aumento de temperaturas, sino en un
por Navona Editorial en 2017. progresivo enrarecimiento de las condiciones de vida en el mundo.

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Lo sentimos con el clima, con veranos e raleza podría dar lugar a una súbita mutación
inviernos cada vez más alterados, con el des- que vuelva a hacer de nosotros la más frágil
plazamiento de los mapas vegetales, con la de las especies. Y ello habrá ocurrido, asom-
modificación de los nichos de las especies de brosamente, gracias a nuestro talento, nuestro
plantas y de insectos, con el extravío de bandadas saber y nuestra insuperable soberbia, que todo
y cardúmenes, con la mutación de los virus y la lo quiere subordinar a intereses que ni siquiera
amenaza creciente de las pandemias. son los de nuestra especie, sino solo de lo peor
Un planeta que durante milenios ha sido el que hay en ella.
escenario más propicio para la vida, para nuestra Es probable que ya sea tarde para prevenir
forma de vida, podría trasfigurarse ante nuestros muchos males; es probable que solo hayamos
ojos en una morada inhóspita, de sol calcinan- empezado a advertirlas cuando buena parte de

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te, de aire tóxico, de agua impotable, de pieles las alteraciones ya estaban en marcha. No es
irritadas, de complicaciones respiratorias, donde fácil decir cuándo comenzó el ser humano a ser
los tejidos enloquezcan, los sentidos se alteren conciente de sus propios maleficios. Cuando

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y los gérmenes escapen a todo control. Isaac Asimov y Frederik Pohl escribieron alar-

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Alcanzada, como lo hemos logrado hasta ahora, mados su libro La ira de la tierra, ya todo estaba
la era de mayor seguridad en el transporte aéreo,
la ori seriamente alterado. Cuando en 1959 Aldous

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con máquinas casi perfectas que alcanzan su Huxley lanzó sus tremendas advertencias en las
destino con una precisión asombrosa, corremos conferencias de Santa Bárbara, California, a
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el riesgo de que el aire, todavía apacible salvo las que llamó La situación humana, ya muchos
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en ligeras zonas de turbulencia, se llene de males estaban declarados. Cuando Humboldt, a


peligros imprevisibles. No queremos barreras mediados del siglo xix describió la tierra como
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de hielos súbitos, granizos intempestivos, tur- un organismo viviente, en el que todo depende
bulencias que podrían convertir la atmósfera de todo, en el que no hay movimiento que no
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en rizos más indóciles que las olas de Australia. tenga su réplica ni fenómeno que no aliente su
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Ya los médicos advierten que la dádiva de contrario, ya estábamos advertidos de que toda
los antibióticos, que hace medio siglo nos con- alteración del equilibrio forzosamente producirá
vencieron de que habíamos triunfado sobre las
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consecuencias.
infecciones, no solo podría revertirse, sino dar El planeta sabe equilibrar sus fuerzas, pero
pie a una generación de bacterias y de virus
estaríamos locos si pensáramos que lo hará
reforzados. Es natural que sea así, porque la
vida tiene el deber de luchar y de defenderse en en beneficio de alguna especie en particular, y
todos los organismos y en todas las especies. Si menos de aquella que está alterando todo de un
los gérmenes son un peligro para nosotros, no modo destructivo. La condición única de la vida
debemos olvidar que nosotros somos un peligro es el equilibrio original, toda alteración arbitraria
para los gérmenes, y que ellos tal vez sepan y sobre todo excesiva despertará fuerzas que no
protegerse mejor. pueden sernos propicias: el mundo se equilibrará
La era de la dominación estúpida y carente sacrificándonos. Para el planeta es indiferente si
de escrúpulos de los humanos sobre la natu- el aire está lleno de oxígeno o de carbono, eso

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no preocupa a los elementos. Si la tierra se con- y de rendimiento, al contrariar ese espíritu apa-
virtiera en un nicho rojo de selvas tóxicas, o en rentemente práctico, parece regodearse apenas
el desierto que anunciaba Nietzsche, la tierra lo en la contemplación, y a los ojos de los gerentes
aceptará como su nueva realidad, exactamente de lo útil roza los vértigos del misticismo y de la
al modo como la barrera de arrecifes coralinos superstición. El gran Leviatán solo respeta a la
de Australia se está convirtiendo ante nuestras ciencia cuando esta le sirve como instrumento
cámaras en una muralla blanca de corales muer- para sus designios: cuando el conocimiento
tos donde las algas ya no encontrarán sustento contraría al poder, no solo corre el riesgo de ser
ni exhalarán oxígeno a la atmósfera. negado sino que acabará siendo calumniado por
El calentamiento global en este caso no es la propaganda industrial.
otra cosa que una fiebre planetaria, pero toda Cristo dijo en su tiempo que había que dar al

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fiebre es el síntoma de una enfermedad que en César lo que es del César y a Dios lo que es de
este caso puede minar, no apenas la salud de Dios. Lo singular de esta época es que ahora el
unas especies, sino la totalidad de la vida. Para César quiere lo que es de Dios, y ha llegado el mo-

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entender esto es necesario comprender que, mento de gritar que no podemos aceptar ese trato.

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como lo sintió Humboldt, hay un continuum de
la vida planetaria. Se ofrece ante nuestros ojos
la ori La criatura sin límites

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bajo la apariencia de seres individuales, de espe-
cies perfectamente diferenciadas, pero sin duda Los poderes del mundo han sido hábiles en apro-
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unas especies son complementarias de otras, toda piarse de la riqueza planetaria: de las tierras, la
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selva es un diálogo de fuerzas, formas, sustan- industria, los capitales, los depósitos de la banca,
cias, ritmos y metabolismos, y por eso cuando el conocimiento, la información, el espectáculo.
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nos dicen que un ecosistema solo está completo Han construido un mundo en el que se encargan
si hay felinos en él, nos están señalando que un de nuestra comodidad a través de la industria, de
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tigre, un jaguar o una pantera no son criaturas nuestra diversión a través de una deslumbrante
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particulares sino la manifestación de la salud de provisión de espectáculos, de nuestra educación


un sistema viviente. Parecen seres aislados, pero a través del refinado negocio de la pedagogía, de
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son partes significativas de un todo, y a lo mejor nuestra obediencia mediante los mecanismos
la muerte de los jaguares puede comenzar con pavlovianos de la publicidad, y de nuestra volun-
el palidecer de ciertas flores, el debilitamiento tad gracias a la eficacia ineluctable de los medios
de ciertas piedras, el enrarecimiento de ciertas de comunicación. Pero ¿qué es su fuerza sino
algas o el silenciarse de ciertos cantos de aves. nuestra debilidad, qué es su poder sino nuestra
Una mirada meramente utilitaria sobre la na- docilidad, qué es su triunfo sino nuestro fracaso?
turaleza, que no sea capaz de ver lo que la poesía Durante siglos la humanidad se ha engañado en
vio siempre en ella, no solo es incapaz de advertir ingenuas luchas políticas por el poder, cuando lo
esa interdependencia: tiene la determinación de único razonable sería, no una lucha por el poder, sino
no advertirla. Porque una mirada amplia y huma- una lucha para negar el poder o para transformar el
na, al oponerse a los esquemas de rentabilidad poder en otra cosa. Si esos grandes poderes lo son es

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porque tienen a quién proveer, a quién imponer A ese apetito prometeico que nos hace querer
normas, a quién dar órdenes, a quién halagar y ser más veloces, más poderosos, más ricos, más
adular. Su imponencia no es más que el otro nombre diestros y más seguros, a esa competitividad
de nuestra renuncia, y a lo mejor es un error luchar extrema que es una causa poderosa de odios y
contra ellos. A estas alturas de la historia cada vez de guerras, a esa voluntad de dominio que nos ha
es más evidente que lo que hay que hacer contra convertido en la especie hegemónica a la que todo
ellos hay que hacerlo en nosotros. está subordinado, si bien le debemos muchas
La ingeniosa humanidad produjo durante cosas magníficas que hay en nuestras sociedades,
milenios toda suerte de inventos magníficos los refinamientos de la industria, los milagros de
para hacer la vida más grata, más cómoda, más la técnica, los deleites de la modernidad, le de-
refinada y más bella. Nadie puede tener ninguna bemos también la reciente irrupción de grandes

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objeción contra el arte humano que produjo el e inquietantes hechos planetarios que en menos
paraguas y la silla plegable, el cepillo de dientes de dos siglos han alterado el equilibrio natural,
y el jabón perfumado de flores, contra la sabia han producido daños crecientes que destruyen

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gastronomía que supo combinar la utilidad y especies enteras y han puesto en peligro no solo

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el deleite, contra el conocimiento que unido una civilización varias veces milenaria, sino la
al ingenio y al buen gusto nos dio almohadas
la ori aventura misma de la vida en la tierra.

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y toallas, inodoros y duchas, la diversidad de Alguien declaró que «los verdaderos antiguos
nuestros hogares y los calidoscopios de nuestra somos nosotros y no los hombres del Génesis o
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indumentaria, poleas y ruedas, la posibilidad de de Homero». Un extraterrestre inventado por
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calor en la helada y de aire fresco en la canícula. Voltaire, Micromegas, se quejó de que en su


También sería ingrato quejarnos del comercio planeta la vida duraba «apenas treinta mil años,
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que unió las caravanas del norte de África con período, ay, comparable a un instante». Así nos
la ruta de la seda, al que convirtieron en arte los hizo entender por qué todos morimos con la
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marinos fenicios y que ha estado con nuestra sensación de que la vida fue muy breve.
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especie desde el día siguiente del entierro de La capacidad de aprender que nos caracteri-
Abel. Pero el humano es el aprendiz de brujo: za, y que es la más terrible de nuestras virtudes,
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siempre corre el riesgo de que las descomunales esa sed de novedades, esa gracia de invención, esa
fuerzas que despierta se vuelvan contra él. No solo curiosidad en la que se funda la novelería de
porque, como sostiene Virilio, cada invento trae los medios de información y de comunicación,
aparejado su accidente, de modo que al inventar esa pugnacidad que alientan los ejércitos, esa
la navegación surgió la posibilidad del naufragio, competitividad que evidencian los deportes y
al inventar el coche la posibilidad del crash y al los concursos, esa agresividad que parece la ley
inventar las máquinas voladoras la posibilidad del de la historia, esa avidez de juego, de amor, de
siniestro aéreo, sino por el hecho de que somos velocidad, de triunfo, de riesgo, de delirio, tal vez
la única especie natural que no está controlada solo indican que la nuestra es una especie joven,
por el instinto, es rebelde a los límites, y siempre y que tenía razón Aldous Huxley cuando afirmó
quiere más. que el ser humano es un cachorro.

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Hasta hace dos siglos nos movíamos aún al que a partir de cierto momento el ser humano
ritmo de los elementos, a la velocidad del caballo comenzó a gastar más energía de la que era capaz
y del viento, y se puede decir que cada indivi- de producir con su cuerpo, y ello debió de ser
duo no consumía más energía que la que podía visto por la cultura como uno de los triunfos de la
desplegar gracias a su alimentación, o la que le civilización, aunque era el inadvertido comienzo
brindaban algunas conquistas milenarias como de nuestros mayores peligros.
la doma de animales, la navegación y la rueda. Ya se sabe que desde los orígenes hubo quien
Hijos del sol y el agua, gracias a la vida obtu- pudo beneficiarse no solo del trabajo propio sino
vimos también el beneficio del fuego, pues solo de la fuerza de los animales y del esfuerzo del
es combustible lo que estuvo vivo, pero nuestro prójimo. Pero tener, gracias a nuevas fuentes de
ritmo era desde temprano el de las velas de Odi- energía, una fuerza mayor que la de nuestros

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seo, el de los pasos de Dante y de Virgilio, el de brazos, la posibilidad de desplazarnos más con
las herraduras de Bucéfalo y de Rocinante, que menos fatiga, la posibilidad de tener más luz que
acompasaron el descubrimiento del globo, de la la que nos daba el sol, de alargar las jornadas,

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terza rima y de la narración. de obtener productos excedentes, sirvió más que

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La humanidad conoció durante mucho tiempo cualquier otra cosa para convertir a la especie
lo que llamaba Paul Valéry, hablando de Goethe,
la ori humana en la beneficiaria principal de los dones

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el arte de las lentas maduraciones. El mundo no del mundo.
solo era ancho y ajeno, viajar a pie era recorrerlo Primero el talento para suscitar el fuego, luego
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realmente, permitir que ir viviendo las distancias el arte de dominar y dirigir los elementos, y el
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nos madurara para ver las cosas. Tal vez lo más poder de explotar la energía animal y de someter
hermoso de los relatos de la antigüedad es el por la guerra la energía de los congéneres ya
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modo como todo había que merecerlo por el nos habían dado un poder particular y habían
esfuerzo, al vellocino de oro no se podía llegar bosquejado el modelo de nuestra dominación
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en unas horas, la Odisea habría sido trivial re- planetaria, pero fue la obtención de poderosas
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gresando en un chárter a Ítaca. Claro que nuestra fuerzas nuevas debidas a los combustibles fósi-
ansiedad anhelaba el encuentro inmediato, pero les, a la electricidad y al diseño de máquinas lo
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nadie hallaría una grandeza mitológica en la que disparó de repente nuestro poder de trans-
perseverancia de Ulises si no hubiera tenido que formar el universo natural hasta hacerlo casi
vencer tantos escollos, y si los veinte años tras- irreconocible, lo que potenció nuestra capacidad
curridos desde su partida no le hubieran dado a transformadora hasta chocar de repente con lo
esa historia toda la hermosa y trágica dimensión inesperado, con la no prevista revelación de que
de la ausencia. nuestra virtud tiene sus límites.
Sería interesante saber cuándo empezó la
edad de la aceleración. Es muy probable que El poder de los mitos
haya influido en ella un cambio de dieta, y sobre
todo la producción de azúcares, que inició una Hace siglo y medio Nietzsche pronunció una
alteración de nuestro metabolismo. Lo cierto es sentencia que se fue haciendo cada vez más

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angustiosa: «Perecerás por tus virtudes». Nuestras principal, a pedir solamente «el pan de cada
virtudes son innumerables, y si uno de los oficios día». Recomienda amar a los enemigos, dar al
de la filosofía fue descubrirlas y enumerarlas, asaltante lo que olvidó llevarse, ofrecer la otra
su celebración y su estímulo se volvieron con el mejilla al que nos golpea. Quiere verse refleja-
tiempo el principal señuelo de la publicidad. Pero do solo en los más pobres, en los más humildes,
es importante advertir que desde el comienzo en los más desdichados; busca los enfermos,
hubo en la historia humana de Oriente y de prefiere los marginales, acepta la amistad de
Occidente, del norte y del sur, héroes y doc- los mendigos y las prostitutas, recomienda la
trinas que se aplicaron con ardor a contrariar humildad, aconseja la humillación, anuncia
esas virtudes. que los últimos serán los primeros, abraza a los
Hacia el siglo v antes de nuestra era surgie- leprosos, libera a los poseídos, escoge entre sus

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ron la prédica de Buda en la India y la de Dió- discípulos a un traidor venal que lo ayudará a
genes de Sínope en la Magna Grecia. Ambos cumplir su misión, y en el último instante ofre-
configuraban una doctrina de la renuncia. Buda, ce a un ladrón un lugar a su lado en el Paraíso.

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criado entre lujos y protegido de los males del No es extraño que su doctrina haya producido

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mundo, descubre un día que existen la enfer- en el mundo desarrollos extremos, como los del
medad, la vejez y la muerte, y esas tres noticias
la ori elocuente poeta Almafuerte, quien predica como

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lo hacen convertirse en un asceta, para buscar virtud el fracaso:
por la vía de escapar a la rueda de los deseos,
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la liberación y la felicidad de diluirse en el Yo veneré, genial de servilismo,
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todo. Diógenes, inducido por una respuesta del en aquel que por fin cayó del todo,
oráculo a falsificar moneda, y reducido por ello la cruz irredimible de su lodo,
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a prisión, opta por renunciar a toda posesión la noche inalumbrable de su abismo.


y vivir en la sabiduría y la pobreza, cobrando
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apenas una limosna a sus conciudadanos a Quien vindica el destino de los parias:
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cambio del beneficio mortificante de decirles


siempre la verdad. Yo desprecié al feliz, al potentado,
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Esos dos sabios de Oriente y de Occidente al honesto, al armónico y al fuerte,


prepararon el nacimiento de Jesús, que lleva- porque sentí que les tocó la suerte,
ría la doctrina hasta sus consecuencias más como a cualquier tahúr afortunado.
paradójicas. Se diría que Jesús nació para
contrariar todas las tendencias espontáneas del Y también intenta una rebelión contra las
ser humano. Ante los que exaltan la virtud del normas:
trabajo, declara: «Mirad los lirios del campo
y las aves del cielo, que no trabajan ni hilan, y Yo derramé, con delicadas artes
ni Salomón con toda su pompa vistió como sobre cada reptil una caricia,
ellos». A quienes aprecian el atesoramiento no creí necesaria la justicia
y la acumulación les enseña, en su oración cuando reina el dolor por todas partes.

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Los que más han estudiado a Cristo en nuestro que suprimió el panteón griego y que se exaltó
tiempo coinciden en que quien mejor lo enten- en la figura mítica a cuya sombra nacerían y se
dió fue uno de los anónimos soldados que lo fortalecerían la edad de la razón, el triunfo de la
arrestaron en el huerto, y que le comentó a humana sobre las otras especies, el primado del
su compañero: «Nadie ha hablado como este espíritu sobre la materia, y la peligrosa entroni-
hombre». zación del hombre como imagen y semejanza
Con todo, creo que Cristo, Diógenes y Buda, de la divinidad.
en sus más bellas manifestaciones, serán todavía Hölderlin no veía eso como un error sino como
personajes claves del futuro, porque el mundo una conmovedora tragedia. Hasta el nacimiento de
está como nunca en manos de la opulencia la ciencia griega, el mundo había estado protegido
insensible, de una idea del triunfo desalmada por un denso velo de sacralidad: la naturaleza era

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y perversa, y de una legalidad infame, que es divina y no podía ser profanada por los experi-
capaz de justificar que el uno por ciento de la mentos de la curiosidad o de la sed de saber. Pero
población del planeta sea dueño de la mitad de una vez alcanzado el estatuto de la geometría, una

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la riqueza, que castiga al pobre que se roba el vez entrevista la tentadora aventura del conoci-

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pan pero bendice a los bancos que arrebatan miento científico, que acaso podría develarnos
a las gentes sus casas, que se ensaña con las
la ori todos los secretos, las leyes y las posibilidades

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infracciones mínimas de los desposeídos pero de la naturaleza, el insaciable espíritu humano no
autoriza las guerras de despojo y la voracidad de estaba en condiciones de renunciar a esa tentadora
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las corporaciones, que hipócritamente castiga al manzana.
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torpe que maltrata a un animal pero permite en la Cinco siglos pasaron desde el momento en que
penumbra de los laboratorios la alteración irre- Platón interrogó en sus diálogos todo el saber de
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parable del patrimonio genético de las especies. su época, y en que la aventura de la razón griega
El siglo xx fue el siglo de Hegel, de la idea formuló su proyecto, y un debate profundo con-
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bienintencionada de que la tarea del espíritu era mocionó el inmenso mundo sobre el que Grecia
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tomarse el Estado y transformarlo lentamente ejercía su influencia espiritual. Ese debate se


en convivencia humana, destruyendo a aque- había hecho más intenso a partir de la aventura
Fo

llos sectores que tiranizaban o desviaban de de Alejandro, ante quien, como dice la Biblia
sus fines a la humanidad. Pero un compañero en el Libro de los Macabeos, «la tierra se llenó
de estudios de Hegel, Friedrich Hölderlin, que de silencio».
había discutido con él tarde a tarde durante toda Auerbach ha dicho que los silencios de la Bi-
la adolescencia y comprendía la magnitud del blia no son vacíos, sino que son silencios donde
error, escribió en su hermosa novela Hiperión ocurren cosas, y que están llenos de secretas
la sentencia definitiva sobre el tema: «Siempre maduraciones. En ese vasto silencio posterior a la
que el hombre ha querido hacer del Estado su aventura aristotélica de Alejandro construyendo
cielo, se ha construido su infierno». un gran imperio de todo el mundo conocido, la
Hölderlin comprendió por qué Cristo se había doctrina platónica del doble mundo pasó de mente
convertido en el Dios de Occidente, en el dios en mente, de boca en boca y de siglo en siglo,

11
desde los estrados de los eruditos de Alejandría cielo en cuerpo y alma, prometiendo volver para
y las sectas platónicas hasta los oscuros arrabales instaurar el reino milenario.
de las ciudades, desde las costas griegas hasta las Hasta un hombre tan minucioso y tan lúcido
costas sirias, y un día un ángel se apareció a una como Emmanuel Carrère, encarnación contem-
doncella hebrea para anunciarle que lo infinito poránea del agnosticismo francés, que ha inte-
iba a interpolarse en lo temporal, lo celeste en rrogado en su libro El reino todos los pasos de
lo terrenal y lo divino en lo humano, y que un la formación del mito en la escritura de Marcos
dios nacería en la tierra. y de Mateo, todos los episodios del nacimiento
Todas las arcillas del mito convergieron, no de la doctrina en las Cartas y los Hechos de los
tanto en Belén, donde nació la criatura en el Apóstoles, y en la terrible y fascinante figura
año cero de nuestra era, sino en toda la tierra de Saulo de Tarso, exaltador del pequeño culto

as
de Judea, de Siria, de Turquía, de Grecia y de en religión imperial, y todos los momentos de la
Roma, donde la memoria borrosa del predica- configuración estética y mágica de la leyenda,
dor Jesucristo, venerado y odiado con pasión en la novela de Lucas y en las tremendas fic-

ic
por muchos hebreos de su tiempo y crucifi- ciones filosóficas de Juan evangelista o en las

ér
s al
cado por las autoridades romanas a instancias revelaciones de Patmos, se detiene ante Cristo,
del pueblo, fue reconstruida a lo largo de un
la ori a las puertas del escepticismo, casi convencido

Am
par de siglos a partir de su ejecución, hasta de divinidad. Y el propio Fernando Vallejo, el
dejarlo convertido en el Dios de la nueva edad más indignado impugnador de los crímenes de la
t
del mundo. Iglesia, incapaz de creer en la divinidad de Cristo,
de di

Durante veinte siglos los escépticos agotaron ha gastado sin embargo sus ojos interrogando el
los recursos de la razón para negar la divinidad e primer siglo de la era cristiana, tratando de ver
a E

incluso la existencia histórica de Cristo, pero los el momento en que por primera vez el nombre
creyentes encontraron en todas esas negaciones de Cristo aparece en los manuscritos, esfor-
as o

fuerza para argumentar su verdad y su fe. Porque zándose por examinar todos los argumentos,
C nd

los mitos no son refutables, y el de Cristo es el desde los evangelios canónicos hasta los apócri-
mito más firme de toda la historia de Occidente. fos, desde las cartas de Pedro y de Pablo hasta el
Fo

De aquel hombre dios, frágil y conmovedor, que polémico e inquietante argumento flaviano, para
predicaba en los desiertos y a la orilla de los la- poder juzgar aquella leyenda con todo el rigor de
gos, que multiplicaba los panes y los peces para la historia. Pero es que frente a estos temas solo
alimentar a sus auditorios absortos, que curó es útil la voz de la poesía, y fue precisamente
sin darse cuenta a una mujer solo porque ella un poeta francés, Charles Baudelaire, quien dijo
tocó su manto, que fue atormentado, asesinado que para reinar sobre veinte siglos de civilización
y sepultado, se extendió la fama de que había occidental, para haber llenado el mundo de cru-
resucitado a los ojos de los soldados que custo- zadas, de catedrales góticas y de sinfonías, para
diaban su tumba, de que se había aparecido a sus haber sido el dios indudable de una prolongada
discípulos y sus amigos en los días siguientes, y edad del mundo, Cristo tal vez no necesitó ni
que a la vista de todos ellos había ascendido al siquiera existir.

12
La era cristiana paradójica doctrina de la renuncia, de la priva-
ción, de la austeridad, de la paz y de la extrema
Todo mito es una creación colectiva, pero la vigilancia de la soberbia humana, ya que era él,
principal característica del mito cristiano, como como expresión, diría Hegel, del espíritu univer-
bien lo advirtió Hölderlin, es que por primera vez sal, quien secretamente estaba permitiendo que la
en la historia el mito no nació solo de la revela- humanidad avanzara por el camino de Pitágoras
ción sino de la filosofía, y en su gestación en el y de Tales de Mileto.
seno oscuro de las muchedumbres convergieron En sus prédicas, Cristo se llama a sí mismo
a la vez los sueños solares de Akenaton, las «El hijo del hombre», y en esa fórmula tantas
revelaciones de Moisés y las profecías hebreas, veces repetida está formulado el secreto sin-
la doctrina platónica y sus variaciones por las gular de su divinidad: Cristo no es un dios a
aguas mediterráneas, y también la sombra de

as
la manera de las divinidades griegas que lo
los tres imperios: el faraónico, el alejandrino y precedieron y que sin duda lo engendraron.
el romano, que le prepararon su futuro imperial. Con Cristo todo lo humano está accediendo

ic
Gibbon ha dicho que la trinidad cristiana a la divinidad, con Cristo lo divino, que antes

ér
condensa en realidad el triple origen nacional de

s al
estaba disperso en la naturaleza, en la acuosa
aquel mito: el monoteísmo egipcio llevado por turbulencia de Poseidón, en la fecundidad de
la ori
Am
Moisés a Judea, la filosofía griega y la vocación Gea, en los bosques de Artemisa, en la carna-
de universalidad del imperio romano, y ha des- lidad de Afrodita, en las cóleras de Ares, en la
glosado ese origen histórico afirmando que en la
t
forja de truenos de Zeus, en la armonía lumi-
de di

Santísima Trinidad el Padre es hebreo, el Hijo es nosa de Apolo o en la orgiástica embriaguez


griego y el Espíritu Santo es romano. de Dionisos, esa divinidad antes dispersa en
a E

Se diría que una oscura intuición de la espe- las infinitas fuerzas del mundo se repliega y se
cie avizoró el tremendo horizonte que la razón condensa en el espíritu.
as o

ofrecía a la aventura humana, que por espejo y A partir de Cristo solo hubo divinidad en el
C nd

en enigma sintió que era necesario despejar el ca- espíritu, del que la mente humana era el nicho
mino para la aventura de la ciencia griega, cuyo terrestre, y se cumplió la inmensa desacraliza-
Fo

estatuto había sido establecido por la geometría ción de la naturaleza que alarmaría en su tiempo
de Euclides, y que entendiendo en sueños que era a Juliano, el emperador. Ello no podía conducir
preciso dar licencia al espíritu para emprender de inmediato a una instauración de la naturaleza
aquella inmensa tarea, hizo nacer el mito cris- como objeto de investigación y de conocimien-
tiano. Pero el genio oscuro de la naturaleza no to, aunque ya se había abonado el terreno con
podía dejar de advertir el peligro que conllevaba la aventura aristotélica de Alejandro, pero el
aquella empresa, porque algo le hizo exclamar hecho fundacional del mito cristiano se había
a Cristo: «¿De qué le servirá al hombre ganar el cumplido: la exaltación del hombre en medida
mundo si pierde su alma?». de todas las cosas.
Tal vez por eso Cristo, y con él todos los Ya vendría el tiempo en que Agustín procurara
anunciadores de su advenimiento, acuñaron esa agotar todas las posibilidades espirituales y aun

13
intelectuales del mito; ya vendría el tiempo en lo que la historia nos revela es que la misión de
que Tomás de Aquino, creyendo argumentar de Cristo no se realizó en la cruz sino en la ausen-
un modo convincente los arcanos de la fe y la cia, que Cristo es el dios que se fue y que al irse
racionalidad de los dogmas, liberara a la razón dejó a los seres humanos solos con la historia.
de sus ataduras y abriera camino al naturalismo, Cantó que, sin embargo, en esa ausencia no hay
al Renacimiento y al triunfo de la razón como un abandono sino una promesa.
suprema conquista de la era cristiana. Es como si nos dijera: una vez que el espíritu
Muchos ven en la furia de la Iglesia contra la humano avizoró la posibilidad de explorarlo
visión de los infinitos mundos de Giordano Bruno, todo, de conocerlo todo, de transformarlo todo,
o en su represión contra el pensamiento de Galileo, la complexión prometeica de nuestra especie
una prueba de que el cristianismo no puede haber no estaba en condiciones de renunciar a esa

as
sido el fundamento del triunfo de la razón: pero la tentación: había que aceptar el desafío del
historia no procede a través de fuerzas unívocas genio tentador y morder la manzana. Y bien
sino de grandes vacilaciones y extravíos y cismas, ha dicho Oscar Wilde que la única manera de

ic
y si primero el cristianismo echó mano del dogma escapar a la tentación es cayendo en ella.

ér
s al
y de la violencia para imponer su doctrina de la Hölderlin siente que el ser humano tenía que
fraternidad y del triunfo del espíritu, también sus
la ori explorar ese rumbo y que, de algún modo, Cris-

Am
propios crímenes lo obligaban a encorvarse en el to es el camino que siguió para desacralizar el
remordimiento, y si Agustín quiso detenerlo en mundo y para divinizar solo el espíritu. Pero no
t
el espiritualismo, en el desprecio por la materia, lo hizo sin dejar abierta de un modo ciertamente
de di

Tomás, como bellamente lo ha argumentado Ches- divino la posibilidad de revertir o al menos de


terton, mientras reconciliaba a esa religión con el detener ese proceso: anunció que su partida no
a E

mundo y con el goce de vivir, gastó sus vigilias sería definitiva, que lo divino volvería al mundo,
sacando de su cabeza argumentos más sutiles y aunque todavía los poetas no han cantado cuál
as o

abundantes que su propio cabello, para darle un será la forma de ese retorno.
C nd

fundamento racional a todo aquello para lo que Porque el retorno de Cristo todavía no tiene su
antes bastaba la fe. poema, y sería ingenuo pensar que va a consistir
Fo

Según las iglesias, el hecho central de la mi- en el descenso de un ser entre nubes luminosas
sión de Cristo fueron la redención, el misterio a impartir sobre nuestro siglo la justicia de hace
del Gólgota, la muerte de Cristo para redimir dos mil años. Ello equivaldría a afirmar que toda
a los hombres de sus pecados. Pero Hölderlin, la aventura cristiana fue una pausa vacía, y las
y a través de él la poesía de Occidente, procu- ausencias en el mito, para seguir una vez más
rando con audacia retornar al papel de la poe- a Auerbach, son silencios en los que ocurren
sía antigua como intérprete y modificadora del cosas. Una de las cosas que ocurrió es que ver-
mito, ha cantado que el de Cristo no es el mito daderamente el espíritu humano desarrolló las
de la redención sino el mito de la ausencia, que ciencias, no solo para penetrar en los secretos
su momento más significativo no es el Gólgota de la realidad, para descifrar las leyes, y para
sino la ascensión al cielo en cuerpo y alma, que acceder a los poderes de la divinidad.

14
Occidente primero y el mundo entero des- La sociedad moderna supo aureolarse con
pués avanzaron gradualmente en el mito de la toda la elocuencia de la vieja tradición literaria,
divinidad del espíritu y en la desacralización con todo el refinamiento visual de la gran pin-
de la naturaleza. Solo gracias a esa misteriosa tura clásica, con toda la sublime perfección de
licencia el ser humano pudo aplicarse a la tarea la música, desde los oratorios medievales hasta
gradual y creciente de investigar el mundo, de las grandes misas de Bach, y desde las danzas
desentrañar sus leyes, de dominar sus claves se- campesinas hasta las sinfonías de Mahler.
cretas, de utilizar paso a paso esos conocimientos, ¿Cómo no creer en el progreso si donde termi-
transformando la realidad, asumiendo poderes naba Praxíteles empezaba Miguel Ángel, si don-
cada vez mayores, hasta sentirse en condiciones de termina Paolo Ucello comienza Leonardo, si
de intervenir en los arcanos de la realidad, penetrar Londres fue la nueva Roma y París fue la nueva

as
en los abismos del átomo y de la célula, descifrar el Atenas, si después de los silos medievales y de
código genético, alcanzar los últimos engranajes del El jardín de las delicias del Bosco vinieron las
mundo físico, descodificar el lenguaje matemático grandes factorías y el jardín de delicias de los

ic
del universo y llegar al momento en que ya está en impresionistas, si después de las conquistas del

ér
s al
condiciones de modificar el texto de la naturaleza, de realismo de Courbet y de los virtuosismos de
cambiar la letra del mundo, de alterar las leyes de la
la ori Delacroix la fotografía nos permitió reproducir

Am
vida y hasta de destruir el cuerpo humano, obrando la realidad hasta el menor detalle, si después de
sobre su tejido íntimo mutaciones impredecibles. los globos de Montgolfier llegaron los aeropla-
t
nos y, sin dejar atrás el viejo teatro recursivo
de di

La religión del progreso y elocuente, el cinematógrafo llenó de rostros


gigantes el firmamento y nos hizo ver hechos
a E

Mientras la aventura del conocimiento vivía su realidad los sueños más inconcebibles? Pero la
fase inicial de libertad y de asombrosos descubri- belle époque, el gran momento de esplendor de
as o

mientos, la humanidad pudo sentir la embriaguez la cultura europea, dio paso inesperadamente a la
C nd

de su propio talento, y en su entusiasmo ilimitado Primera Guerra Mundial.


acuñó desde finales de la Edad Media europea, y Si la Primera Guerra Mundial acabó con la fe en
Fo

sobre todo a partir del Renacimiento, la leyenda el progreso, la Segunda Guerra Mundial simple-
del progreso como motor de la historia. mente acabó con la fe. La explosión de las bombas
El progreso fue la santa religión de los eruditos atómicas, el epílogo de aquel infierno, destruyó
y de los comerciantes, de los filósofos y de los la esperanza de unas generaciones, y la literatura
poetas, de los científicos y de los gobernantes. europea de los años cincuenta, anclada en el ni-
Las fuerzas del progreso nos llevaron de la Ilus- hilismo y en lo que llamaron el existencialismo,
tración a la Revolución, del Siglo de las Luces a ya solo supo ver lo absurdo de la existencia, las
la Revolución Industrial, de la era de las revolu- inconsecuencias de la historia, el fin de la magia
ciones a la belle époque, de los gritos de libertad, del mundo, la sordidez de la aventura humana, el
igualdad y fraternidad al poderío kafkiano de las viaje al final de la noche, la hora veinticinco, la
grandes corporaciones. caída, la náusea y el túnel.

15
La siguiente generación se levantó de las millones de dioses de la amapola, del cáñamo,
cenizas e intentó creer otra vez en la vida. La del cornezuelo del centeno y de la Amanita
industria alemana dejó de hacer tanques de muscaria, salir, como Whitman, a abrazar a esa
guerra y volvió a hacer automóviles y máquinas diosa pagana, la naturaleza.
industriales. Los campos de Francia volvieron La tercera, un poco más serena y más tardía,
a cultivar sus uvas y a hacer su burdeos y su fue la ecología, que intentó moderar los excesos
borgoña. Volvieron a abrirse los museos y de la sociedad industrial, cuando retomaba el
volvieron a sonar las campanas de las iglesias control de la realidad con nuevos recursos y con
que no habían sido bombardeadas. Las sogas inusitada energía, que advirtió los peligros de
parecían haber hecho el trabajo final de castigo una industria que saqueaba la naturaleza y que
de los monstruos, las naciones distintas se es- amenazaba el equilibrio natural en un proyecto

as
condían tras sus cortinas de acero y de bambú. que a largo plazo ni siquiera era sostenible.
El presente era un par de arsenales nucleares de Aunque no cambiaba su horizonte filosófico, y
dimensiones estrambóticas, capaces de hacer seguía preso de la idea de facilitar un desarrollo

ic
volar el mundo miles de veces, y la historia pareció sostenible dentro de las pautas de la sociedad

ér
s al
recobrar su rostro humano y volver a la abnega- industrial, el ecologismo fue el único que al-
ción y a los sueños, pero una herida muy profunda
la ori canzó a vislumbrar el Leviatán que se nutría a

Am
estaba oculta en el corazón de la especie, y solo la sombra del todopoder de las corporaciones,
tres aventuras nuevas intentaron despertar en los y la pesadilla teratológica que en pocas décadas
t
seres humanos la esperanza de una renovación pondría al planeta al borde de un desenlace casi
de di

de la historia. sobrenatural.
La primera, nutrida por la ciencia ficción, Aunque fuera a la sombra de los arsenales
a E

fueron los viajes al espacio exterior. En 1969, la nucleares, el gran capital tenía que continuar
llegada a la Luna pareció inaugurar una época en su proyecto. Pero la verdad es que los grandes
as o

que una humanidad, unida por renovados sueños poderes políticos habían llegado a un acuerdo: el
C nd

colectivos, salía como Dante a mirar de nuevo futuro del mundo eran el proyecto industrial, la
las estrellas. La segunda fue la gran deserción, expansión del mercado, la revolución tecnológi-
Fo

el hippismo, en el que una nueva generación, ca, la revolución del transporte, la gran sinfonía
harta y desconfiada de los poderes que habían publicitaria, la religión de las marcas y la gran
hecho la guerra, de los modelos mentales que revolución cibernética que puso ordenadores en
la habían desencadenado y del estilo de vida todas las manos, que construyó la gran red pla-
que la había hecho posible quiso abandonar la netaria, que aceleró la globalización de la vida,
sociedad industrial, el consumo, «mirar los lirios que llevó los dones de la telefonía celular hasta el
del campo y las aves del cielo que ni trabajan ni extremo de convertir cada organismo humano
hilan, y ni Salomón, con toda su pompa, vistió en una terminal permanente de la industria,
como ellos», pedir solo «el pan de cada día», del espectáculo y de la información.
practicar el amor libre, oficiar en los altares de Es verdad que los poderes tuvieron que hacer
Buda el renunciador, de Cristo el amador, y de los un esfuerzo asombroso por inventar, sobre la era

16
del pesimismo, una improvisada religión de la de imponerles algún límite? ¿Quién calibra y
felicidad por el consumo, de la satisfacción valora sus consecuencias? Todo parece indicar
por la comunicación incesante, de la excita- que, en el ámbito de la sociedad moderna, no
ción por la ultrainformación, por la difusión puede haber límites para el conocimiento, lo
permanente de la telaraña de las desgracias que es comprensible, y no parece haber límites
planetarias, y una provisión de espectáculos para la acción, si se está bajo la protección de
cada vez más seductores. los poderes adecuados.
No es la realidad, no es la vida, pero es su más Pero los poderes del mundo se han ido
admirable y refinada simulación, su más exquisi- haciendo cada vez más autónomos, las demo-
to fantasma. Y no cabe duda de que la humanidad cracias planetarias, que son el último refugio
podría permanecer para siempre absorta en la hasta ahora de la voluntad colectiva, cada vez

as
magia de esas pantallas, en el asombro de esos obran más en función de intereses particulares,
efectos especiales, en la quietud de esos chats y el más particular de esos intereses es el del
insignificantes pero excitantes, en esa inminencia gran rendimiento.

ic
del paraíso que es la sociedad tecnológica, ese Ya no es necesario demostrar que los poderes

ér
s al
umbral electrizado donde todo lo que deseamos políticos están subordinados a los grandes pode-
aparece al mero contacto de la yema con la pan-
la ori res industriales, al lobby de las corporaciones;

Am
talla táctil, donde nadie está lejos, donde aparen- que los medios de comunicación, que hasta ayer
temente no existen la ausencia, ni la soledad, ni nada más encarnaban la esperanza de ser la voz
t
la incomunicación, ni el tedio, y donde podemos de la opinión pública, cada vez callan más frente
de di

pasar de la teología al sexo, de la atrocidad a la a poderes que a menudo son sus dueños enormes
mística, de la naturaleza más inmaculada a la rea- e invisibles; que la voluntad de la especie, que
a E

lidad virtual más sórdida con solo apretar una se expresó alguna vez en leyes, que se configuró
tecla. Podríamos permanecer para siempre en alguna vez en Estados, que se manifestó alguna
as o

ese limbo de deleites que no nos satisfacen pero vez en instituciones académicas, ha ido siendo
C nd

que nos llevan enseguida a nuevas posibilidades, desplazada imperceptiblemente por el avance
en algo que no es la vida pero que es el vértigo inexorable de los grandes poderes planetarios
Fo

y el deslumbramiento, y que como el cigarrillo, aplicados a la única lógica del crecimiento, de la


al decir de Oscar Wilde, tiene la elegancia de acumulación, de la apropiación ostentosa del
dejarnos siempre insatisfechos. mundo, de sus esferas concéntricas de aire, de agua,
Ahora bien, cada vez es más evidente que de tierra, de magma y de fuego, y ya tienden sus
las fuerzas aplicadas a hacer todo esto, y las tentáculos hacia los cielos cristalinos.
instancias que están en condiciones de aplicar Y, sobre todo, ya no es necesario agotarse en
esos cambios, hace tiempo no están sujetas a argumentos para demostrar que todo ese poder
otra restricción que obtener los recursos para acumulado y voraz que acapara la tierra y el aire,
desarrollar sus investigaciones y obrar sus mu- el agua y el subsuelo, no solo lo hace cada vez
taciones. ¿Ante quién responden? ¿Quién auto- menos para beneficio de la humanidad, sino
riza sus acciones? ¿Quién está en condiciones que está destruyendo eficazmente con nuestra

17
incesante complicidad el viejo universo de La madre tierra
los dioses, envenenando los manantiales, de-
gradando las aguas, contaminando los suelos, Cuando a comienzos del siglo xix tres adoles-
cercando de basura las ciudades, cubriendo centes románticos redactaron en el seminario de
de desechos no biodegradables los océanos, Tubinga el más antiguo programa sistemático del
y produciendo una alteración del clima pla- idealismo alemán, propusieron, con una sabidu-
netario que a esta hora de la historia ya ha ría y una sensibilidad que serán cada vez más
derretido el Ártico, ha borrado los glaciares visibles, que la humanidad necesita con urgen-
de los polos y de las cumbres, ha modificado cia mitos nuevos. Esos jóvenes eran la primera
el ritmo de las estaciones, ha alterado los ma- generación de los hijos de Kant y sabían que,
pas de la vegetación y está a punto de hacer después de laboriosos siglos de exploración del

as
estallar, con el derretimiento del permafost de mundo y de conquistas de la razón, ya no sería
Siberia, los enormes tanques de metano que posible para la humanidad volver a los mitos
podrían desencadenar un calentamiento aún caprichosos de una edad más ingenua: los dioses

ic
más acelerado e impredecible. en que ahora debíamos creer no podían ofender

ér
s al
Esos mismos poderes que envenenan la a la inteligencia.
atmósfera, y que destruyen el antiguo tesoro
la ori Ese había sido el fruto de veinte siglos de

Am
gastronómico de las culturas arrojando en triunfo del espíritu: ahora necesitábamos «mitos
nuestro plato los improvisados engendros de que no repugnen a la razón, e ideas razonables que
t
la experimentación genética, el plato de orugas no se riñan con el sentido estético de la reali-
de di

sin nombre de los últimos días, no solo propi- dad». Añadieron que eran precisos «mitos que
cian con el cambio climático la mutación de hagan sensibles a los sabios y razonables a los
a E

los microbios y la amenaza de las pandemias, pueblos», y aquellos jóvenes, Hegel, Schelling y
sino que han remplazado la vieja sabiduría de Hölderlin, se aplicaron a la búsqueda del remedio
as o

la medicina preventiva que se basaba en la por caminos distintos. Tal vez el ejemplo más fiel
C nd

alimentación, en la higiene, en la vigilancia y de aquella búsqueda sea el poema «Al éter», de


en la atención oportuna y sabia de médicos que Hölderlin, que nos hace sentir el carácter divino
Fo

nos miraban como seres íntegros y como seres del aire sin renunciar a mostrarlo como un ele-
humanos, por una parafernalia de máquinas y mento, y que es a la vez pensamiento, emoción,
de soluciones químicas y quirúrgicas que nos fantasía, canto y plegaria, como lo sería después
dejan cada vez más desvalidos en manos de el «Poema del cuarto elemento», donde Jorge
profesionales cada vez más arrogantes, ellos Luis Borges discurre sobre el agua, pasando
mismos arrojados de la vieja sabiduría médica de la mitología a la historia, de la literatura a la
delicada y humana a los arrabales de la prole- experiencia cotidiana, de la reflexión filosófica
tarización y del trabajo a destajo, que tienen a la fantasía y del canto a la conmovida oración.
forzosamente que despojarse de su humanidad Recientemente los pueblos de la América La-
si quieren sobrevivir en la región de las má- tina, a los que siempre se les impuso el deber de
quinas y de su mirada de hielo. nombrar a Dios en sus constituciones políticas,

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han optado por incluir en sus textos constitucio- que ese era el patíbulo donde había sido sacrifi-
nales el carácter sagrado de la tierra nutricia y cado un hombre muy bueno. En esa sola imagen
las virtudes civilizatorias de la austeridad y del está resumido todo el debate moderno sobre la
respeto por el mundo, y no tardó el racionalismo civilización y la barbarie. Como dijo Montaigne,
en descalificar esas propuestas como supersti- tendemos a llamar bárbaro a lo que piensan los
ciones. Pero cada vez es más evidente que, si otros, aunque resulte mucho más sensato.
queremos sobrevivir, serán el sol y el viento los Hay quien ha dicho que no se puede hablar de
principales proveedores de nuestra energía, que la tierra como de una madre, porque la tierra no
del sol, del que ya brotó nuestra vida, brotarán solo nutre y protege sino que también puede ser
como de un surtidor nuestros sueños y nuestros una potencia destructiva y llena de catástrofes.
inventos futuros, y que si Spinoza pudo sugerir Pero las mitologías siempre supieron ver esa

as
que el universo es uno de los nombres de Dios, complejidad de los símbolos que les cuesta tanto
no será tan insensato ver en el sol y en la tierra ver a los ingenuos racionalistas.
nuestras divinidades. En esa medida, uno de los En uno de sus bellos poemas a la Virgen Ma-

ic
más hondos textos religiosos está en aquellos ría, Chesterton ve pasar la luna por el cielo y no

ér
s al
versos de Whitman: deja de percibir sus hondas proyecciones fan-
la ori tásticas: «La oscura Diana de las grutas –dice–

Am
Yo creo que una hoja de hierba no es menos cuyo nombre en el infierno es Hécate». Pero es
/ que el camino recorrido por las estrellas, la lectura de Sigmund Freud lo que mejor nos
t
Y que la hormiga es perfecta, y que también ayudará a entender por qué sí podemos ver a la
de di

/ o son el grano de arena y el huevo del tierra como a una madre.


/ zorzal, No es que la naturaleza no sea destructiva. En
a E

Y que la rana es una obra maestra, digna de ella están por igual Brahma, el creador, Vishnú,
/ las más altas, el protector, y Shiva, el gran destructor. Amarla
as o

Y que la zarzamora podría adornar los salones no supone solo intimar con ella sino también
C nd

/ del cielo, respetarla, temerla, interrogarla sin fin. Pero lo


Y que la menor articulación de mi mano puede que nos ha mostrado la instructiva experiencia de
Fo

/ humillar a todas las máquinas, nuestra hegemonía es que los niveles de destruc-
Y que la vaca que pace con la cabeza baja ción de la naturaleza pueden ser mucho mayores
/ supera a todas las estatuas, si alteramos su equilibrio sin prudencia y sin es-
Y que un ratón es un milagro suficiente para crúpulos. Siempre habrá un monte Tambora listo
/ confundir a millones de incrédulos. para hacer erupción con su terrible y fascinante
provisión de tsunamis, crepúsculos sangrientos,
Los nativos de América no entendían que los sinfonías y monstruos, y siempre habrá procesos
europeos se burlaran de ellos porque venera- naturales que escapen a nuestro control, pero si
ban como dioses a la luna y al sol, y querían nos interesa la aventura humana conviene que la
sin embargo obligarlos a rezar de rodillas ante civilización no consista en maltratar la cola de un
un par de leños cruzados, con el argumento de dragón dormido.

19
Tal vez no esté en nuestras manos impedir que revele verdades tan conmovedoras como las que
los ciclos del universo acaben con el mundo en vislumbró Dante en el último canto de la Divina
diez millones de años, pero sí podemos evitar que comedia, o nos brinde poderes tan increíbles como
nuestro ingenio lo destruya en tres siglos. A lo me- los que entrevió Novalis en los apuntes de su En-
jor una larga aventura de conocimiento nos enseñe ciclopedia, pero lo que estamos haciendo hoy es
cosas tan asombrosas como las que prometen la usar la vara mágica no para sosegar los océanos
meditación cartesiana y la filosofía de Husserl, nos sino para despertar a los monstruos. c

as
ic
ér
s al
la ori
Am
t
de di
a E
as o
C nd
Fo

Héctor Cattólica (Argentina): Patrón horizontal a intervalos regu-


lares, corrigiendo la huella dactilar digital de un pulgar derecho y
viceversa, c/a, 1974. Offset, 63 x 47 cm

20
ADRIANA RODRÍGUEZ PÉRSICO

Pobreza y visibilidad.
Ensayo para una crisis

as
ic
ér
s al L
la ori a política argentina es pendular, va del conservadurismo al

Am
progresismo y del neoliberalismo al populismo sin solución
de continuidad. Una especie de movimiento esquizofrénico
t
que en sus sobresaltos maltrata a los ciudadanos y empobrece
de di

al país. En el año 2003, luego de la brutal crisis a la que nos


condujeran gobiernos neoliberales, Néstor Kirchner inaugura un
a E

período de políticas populistas que se extenderá hasta 2015 con


los sucesivos mandatos de Cristina Kirchner. En la actualidad,
as o

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 21-33


otro gobierno neoliberal vuelve a transitar caminos ya andados.
C nd

El proceso recesivo se había iniciado bajo el gobierno de


Carlos Menem y era la culminación de políticas ortodoxas,
Fo

basadas en la convertibilidad de la moneda, la privatización


de las empresas del Estado, cientos de miles de despidos y la
liquidación de los últimos resabios del estado de bienestar. Hacia
fines de 2001, se produce un estallido social y las multitudes
en las calles fuerzan la renuncia del presidente constitucional.
Las clases medias, en su mayoría ahorristas despojados por
los bancos, se organizaron en asambleas barriales que pedían
la expulsión de las dirigencias políticas. Las clases populares
–con número significativo de desocupados– se agruparon bajo
el nombre de piqueteros. Dos nuevos agentes sociales se con-
virtieron en protagonistas: los piqueteros, que cortaban rutas y

21
calles, y los cartoneros, forzados a la recolección convirtiéndose en auténticas celebridades. La te-
de desechos. Una parte de los excluidos estaba levisión los legitima incorporándolos a la cultura
conformada por inmigrantes de los países veci- burguesa en programas donde se discute com-
nos que habían llegado al país atraídos por los posición y teoría musical.3 La cultura argentina
altos salarios. se latinoamericaniza; los límites se difuminan.
En este texto quiero analizar los modos en que De modo complementario, distintas formas
el arte da respuestas éticas, políticas y estéticas a culturales y artísticas en soportes variados ela-
crisis casi cíclicas que precipita el capitalismo en boran tópicos de la crisis como el hambre y la
su fase actual de neoliberalismo.1 En los recortes pobreza, la quiebra de las clases tradicionales,
que el arte opera, en los fragmentos construidos la violencia de y sobre los marginales, la desin-
se deja ver el daño infligido a todo un pueblo. tegración del tejido social. La catástrofe o sus

as
En ese sentido, puede revertir, aunque sea en anticipaciones se narraron en distintos lenguajes
parte, el intento de transformar a los excluidos con diferentes grados de eficacia. Se organizaron
del sistema en desechos. grupos como el de Arte Callejero GAC (1997),

ic
Avanzada la década de 1990, la cultura de los que realiza intervenciones en la vía pública jun-

ér
s al
pobres no solamente se hace más visible sino to a organizaciones sociales y políticas. Quien
que va permeando otras capas sociales. Como
la ori viva en Buenos Aires se habrá cruzado, alguna

Am
si la crisis hubiera roto fronteras culturales, dis- vez, con sus trabajos: carteles o imágenes que
tintos tipos de música popular –cumbia villera, se confunden en el paisaje urbano, en tono de
t
cuartetazo, bachata, reguetón, salsa– se ponen de denuncia. Los carteles viales de los escraches
de di

moda y animan fiestas burguesas.2 Los cantantes («A 100 metros vive un represor»), la Casa Ro-
bailanteros protagonizan shows multitudinarios, sada con un enorme anuncio de venta («Liqui-
a E

dación x cierre», durante los planes de ajuste de


la Alianza), el dibujo de una gorra militar con la
as o

1 Dice Verónica Gago: «Una topología primera: desde


consigna «Juicio y castigo», todos tienen el sello
C nd

arriba, el neoliberalismo da cuenta de una modificación


del régimen de acumulación global –nuevas estrategias del GAC, aunque el grupo raramente firma sus
de corporaciones, agencias y gobiernos– que induce a producciones. Los carteles toman la iconografía
Fo

una mutación en las instituciones estatal-nacionales. de las señales viales.


En este punto, el neoliberalismo es una fase (y no mero Se hicieron series televisivas de éxito, como
matiz) del capitalismo. Y desde abajo, el neoliberalismo
es la proliferación de modos de vida que reorganizan las
Okupas (2001, dirigida por Bruno Stagnaro) y
nociones de libertad, cálculo y obediencia, proyectando Tumberos (2002, dirigida por Adrián Caetano)
una nueva racionalidad y afectividad colectiva» (10).
La razón neoliberal. Economías barrocas y pragmática 3 En YouTube puede verse el programa En el estudio
popular, Buenos Aires, Tinta Limón, 2014. realizado para el canal cultural Encuentro, donde el
2 La «moda» perdura. El tema «No me arrepiento de este conductor, Lalo Mir, mantiene conversación intensa
amor» de la conocida cantante bailantera Gilda fue el y reflexiones técnicas con Pablo Lescano, compositor
hit de la campaña electoral del empresario Mauricio y tecladista, nacido en el Barrio La Esperanza de San
Macri, presidente actual de la Argentina, que lo bailaba Fernando, y fundador del famoso grupo Damas gratis,
con dudoso gusto y torpeza flagrante. que crea y difunde la «cumbia villera».

22
y se filmaron películas como La ciénaga, de En el ensayo «Volver sensible / hacer visible»,
Lucrecia Martel (2001), Mundo grúa (1999) y Didi-Huberman retoma la idea de Benjamin
El bonaerense (2002), de Pablo Trapero; Bolivia cuando sostiene que el historiador tiene como
(2001), de Adrián Caetano; Herencia (2002), de tarea principal apropiarse de un recuerdo tal y
Paula Hernández; Nueve reinas (2000), de Fabián como surge en el instante de peligro. En el afán
Bielinsky, entre otras. Hubo también documentales de bucear en la tradición de los oprimidos, Didi-
como Memorias del saqueo (2002), de Pino Sola- Huberman otorga al historiador –o al artista,
nas; Piqueteras (2002), de Malena Bystrowicz y cabría agregar– la misión de «hacer figurar a los
Verónica Matrosimone; Matanza (2001), proyecto pueblos», una tarea filosófica y filológica que
del Grupo documental 1º de mayo sobre las or- consiste en dar una representación digna a los
ganizaciones de desocupados. La lista es variada sin nombre de la historia. Volver visible es una

as
y enorme. La literatura también puso en escena operación que implica en el mismo gesto volver
espacios y personajes de la crisis mediante distintos sensible en el doble significado de insertarse en
géneros ficcionales, ensayísticos, testimoniales. un sensorium y afectar a otros en la emoción.5

ic
En otro lugar desplegué la hipótesis de que, en Estas condiciones de visibilidad que posibilitan

ér
s al
esos años duros, hay una masa de textos literarios la literatura, la imagen cinematográfica o televisiva,
que imagina la crisis como la vida sometida a la
la ori los performances y las intervenciones de los distin-

Am
intemperie, anclada en un presente devastado. En tos colectivos, los shows de música popular, abren
estas vidas detenidas no hay lugar para la esperan- a una historia de cuerpos afectados y afectivos. Lo
t
za de la renovación. Por el contrario, prevalece la real de la intemperie, ficcionalizado, produce un
de di

representación de un mundo arruinado y plagado efecto de inscripción subjetiva. Los sujetos se ha-
cen visibles como sujetos con cuerpos y nombres.
a E

de anacronismos, definitivamente vuelto basura.4


Historias con rostridad y espesura. Creo que ese
tipo de literatura, al nombrarlos, rescata algunos
as o

4 Ver Adriana Rodríguez Pérsico: «Relatos de la crisis: sujetos de entre los muchos anónimos.
C nd

Argentina 2001-2002», en Hispamérica, No. 134,


La villa miseria materializa la geografía del
2016, pp. 23-34. Leemos en La 31 (una novela preca-
ria), (Buenos Aires, Interzona, 2012), de Ariel Magnus: derrumbe, figura la situación colectiva más allá
Fo

«el rico muchas veces elige por capricho lo mismo o de su perímetro estrecho. Imagina, también,
casi lo mismo que el pobre padece por falta de recursos. la comunidad posible, que se desarrolla en un
Desde la decoración minimalista o las paredes “al natu- espacio ambiguo regido alternativamente o al
ral” hasta los jeans rotos o las zapatillas sucias, pasando
mismo tiempo por la violencia y la solidaridad.
por las dietas de hambre y el exceso de preocupaciones
–tan ficticias como los agujeros en la ropa o la falta de La villa es un micromundo de significados den-
sustancia en el plato–, los ricos convierten en moda lo sos que reproduce en forma estropeada el mundo
que para los pobres es mera fatalidad, aunque siempre extramuros. Con la villa como cronotopo, armo
cuidándose de que se note la diferencia [...]» (26). «La
différance de la mismidad», se burla el narrador, identi-
ficado con el personaje del Lungo, que escribe un libro 5 G. Didi-Huberman: «Volver sensible / hacer visible»,
de antropología sobre Grandes misterios de la villa, en A. Badiou et al.: ¿Qué es un pueblo?, Buenos Aires,
imitando a Eugenio Sué en Los misterios de París. Eterna Cadencia, 2014.

23
algunas escenas pensadas como fragmentos que construyen una casilla en poco más de tres
materializan hipótesis. Las llamo: «El derecho minutos. Ubican también a los personajes: una
a la ficción», «La fiesta» y «Vidas precarias». familia alrededor de una mesa, como si la re-
presentación jugara al cuadro costumbrista o se
El derecho a la ficción quisiera una versión actualizada de «La familia
obrera» del plástico Oscar Bony.7 Con humor, la
En 2007, el director de teatro Federico León y el empresa popular proporciona otros servicios: en
fotógrafo Marcos Martínez estrenaron el docu- la web se puede ver una serie de topografías y
mental Estrellas, concebido como backstage de paisajes creados para distintas situaciones, por
la película El nexo.6 Consiste, básicamente, en ejemplo, una «casa de secuestros».
una entrevista a Julio Arrieta, un actor que había Arrieta enuncia como reclamo laboral «que no

as
estudiado teatro con Norman Briski y que trabajó contraten a rubios para hacer de negros». Ya que,
en la exitosa serie televisiva Tumberos. Arrieta a menudo, los villeros son estigmatizados por
organizó una productora para dar trabajo a los «portación de cara», pues siempre hacen de pobres,

ic
habitantes de la villa. El origen del proyecto se drogadictos y ladrones, exhorta a perfeccionarse en

ér
s al
encuentra en una anécdota que protagonizó Alan el trabajo actoral. En el interior de la casa, la cámara
Parker cuando buscaba escenarios adecuados para
la ori pasea por un friso de fotografías de primeros ac-

Am
filmar Evita. Aunque el negocio no cristalizó, tores nacionales (están allí Alfredo Alcón y Ulises
posibilitó la idea de fundar una empresa propia. Dumont, entre otros), puestas en continuidad y en
t
Estrellas insiste en la idoneidad de los villeros paridad con otras de actores villeros.
de di

para proveer todas las necesidades del negocio No hay en la película denuncialismo fácil, ni
del espectáculo: desde actores-tipo (la prostitu- historias patéticas, ni siquiera hambre o delitos.
a E

ta, el transa, el pibe chorro) hasta escenografías La pobreza desplaza su primer sentido y se
armadas en tiempo real. Por eso, el relato se plantea como un problema de representación,
as o

detiene en presentar modelos villeros en diferen- de profesionalismo actoral. Con plena con-
C nd

tes poses, en hacer una galería de fotos y álbumes ciencia de asumir una identidad –«ser villero
que muestran variedades de caras maquilladas y es un acontecimiento»–, Arrieta reconoce los
Fo

cuerpos pobres. En otra escena, unos hombres límites impuestos por la mayoría de las repre-
sentaciones: «En ningún momento aparecemos
6 Federico León, en entrevista a Pagina/12 el 13 de abril como héroes». Esa constatación se articula con
de 2007, dice: «Estrellas es un documental con muchos
elementos de ficción y nosotros nos divertimos mucho
haciéndolo. Uno puede hablar de una película en la villa 7 En 1968, el artista plástico Oscar Bony realizó un per-
sin tener que caer en los lugares comunes: filmar con formance con una familia obrera a la que pagaba por
una cámara en mano, sucia porque la villa es sucia, sin permanecer ocho horas diarias en la misma pose. El
plan de rodaje porque bienvenido todo lo que venga de performance abrió múltiples debates. Para un análisis
la villa, porque es todo imprevisible y extraordinario, detallado de la película Estrellas y su relación con la
como es el caso de una mirada romántica. Nosotros obra de Bony, véase el ensayo de Ana Amado: «Arte
sabíamos lo que queríamos: la película está filmada con participativo. El trabajo como (auto) representación»,
planos fijos, muy cuidados, como si fuera de ficción». en Significação, No. 34, 2010, pp. 87-102.

24
la producción de la película de ciencia ficción La villa –que es la 21 de Barracas pero puede
titulada El nexo, cuyo guion resulta de la adapta- ser cualquier otra– presenta un mundo cerrado y
ción de un cuento del mismo Arrieta que le hace autosuficiente que organiza la resistencia.9 Los
al entrevistador la pregunta clave: «¿Acaso los villeros encuentran el camino para vencer por-
villeros no tenemos derecho a tener marcianos?». que los invasores son sensibles al agua podrida
El reclamo es por el derecho a la ficción. Por y al barro. Esos elementos degradados logran
poner en escena las potencialidades inmensas la salvación del planeta. Julio, como jefe de la
de la imaginación. Se renuncia al realismo y se resistencia, llega a un parlamento vacío y dirige
busca otro género que permita representar a los una alocución al pueblo autoproclamándose pre-
villeros como héroes que salvan al planeta de sidente interino para encabezar la rebelión. La
la invasión extraterrestre. Recurrir a la ficción última escena recuerda los pasajes finales de Los

as
para dar voz a los no escuchados, ni visibiliza- hijos de Fierro, de Fernando Pino Solanas –uno
dos. La película los rescata del anonimato para de los fundadores del Grupo Cine Liberación–,
hacerlos héroes populares. La ficción amplía que se estrenó en Argentina solo en 1984 y que

ic
los límites estrechos que impone la realidad. En homologa a Perón con el gaucho Martín Fierro.

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s al
ese mundo, los individuos se hacen sujetos por En El nexo, las banderas argentinas flamean en
las acciones que emprenden y que además son
la ori el final épico mostrando el éxito inminente. Las

Am
colectivas, sacrificiales y solidarias. escenas abundan en elementos nacionalistas.
El nexo, dirigida por Sebastián Antico, se ter- En 1953, Jorge Luis Borges escribe en «La
t
minó en 2007, aunque la mayor parte del rodaje poesía gauchesca»: «Los payadores de la
de di

se realizó en 2001. Entre ambas películas hay campaña no versificaron jamás en un lenguaje
deslizamientos: en Estrellas aparecen intercala- deliberadamente plebeyo y con imágenes de-
a E

das escenas de El nexo que cumplen con todas rivadas de los trabajos rurales; el ejercicio del
las convenciones del género, partiendo de la arte es, para el pueblo, un asunto serio y hasta
as o

maquinaria tecnológica.8 Y aquí también aparece solemne» (10).10 Borges sostiene que el poema
C nd

el humor porque se hace alarde de una tecnología Martín Fierro, de José Hernández está escrito
obsoleta, arruinada. Se le pide al espectador que en lenguaje rústico pero en la payada entre el
Fo

supla el defecto, que remedie la falta. Se adoptan Moreno y Martín Fierro que se realiza en la
las convenciones genéricas y al mismo tiempo pulpería, donde vence Fierro, los payadores
se las adapta. La nave espacial que exhibe nume-
rosos símbolos patrióticos está hecha de rezagos 9 Podrían armarse relaciones interesantes con El Eternauta,
y para ser «puesta en órbita» es empujada por las la mítica historieta de ciencia ficción creada por el
vías muertas del ferrocarril por villeros. guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante
Francisco Solano López que se publicó en Hora
8 En un momento, por ejemplo, el documental descubre la Cero entre 1957 y 1959, y que cuenta una invasión
trastienda de la ficción al registrar una pelea matrimo- extraterrestre a Buenos Aires.
nial en la que la mujer discute con el marido por haber 10 Jorge Luis Borges: El «Martín Fierro», con la co-
gastado el dinero de la familia en telas para confeccionar laboración de Margarita Guerrero, Buenos Aires,
los trajes de los marcianos. Emecé, 1979 (1953).

25
se alejan del mundo pastoril para internarse en los entierros campesinos. De entonces a hoy,
honduras casi metafísicas, proponiendo temas la fiesta se define siempre por la danza, la
abstractos como el tiempo, la eternidad, el canto agitación, la ingestión de alimentos, la borra-
de la noche, el canto del mar, el peso y la medida. chera. Hasta el hartazgo, hasta el agotamiento,
El enfrentamiento verbal se realiza en un lenguaje hasta la enfermedad. Es la ley misma de la
pretendidamente alto. Hernández se orienta con fiesta [57].11
esa elección a lo popular, atrapando allí su nudo.
El nexo va en el mismo sentido al desplegar Al exceso y el goce podríamos agregar otras
una imaginería técnica que sigue el mainstream características como inversión y parodia de las
de cientos de producciones que transitan el gé- jerarquías, caos y creación del cosmos, muerte y
nero de ciencia ficción. Pero las convenciones se renacimiento, suspensión del tiempo, libertinaje

as
adecuan al universo villero. Entonces, si la vida es y desórdenes sexuales, dominio de lo sagrado. La
esencialmente precaria, si en ella están presentes fiesta remite a un mundo de excepción compartido
los restos y los desechos de todo tipo –que con- donde lo sagrado y lo profano se superponen. La

ic
ciernen a los personajes, a las relaciones sociales comunidad se organiza en torno a la celebración

ér
s al
y a múltiples espacios internos o intramuros–, la que culmina en baile, comida, bebida y canto.
ficción asienta en esa particularidad. La película
la ori Las músicas y los bailes populares tienen

Am
propone un imaginario técnico empapado de «sa- presencia fuerte en una cantidad de textos pro-
beres» inmediatos y prácticos que manipulan una ducidos a partir de fines de los noventa cuando
t
cantidad de bricoleurs capaces de crear notables ar- se pone de moda la cumbia villera, un subgénero
de di

tefactos de la nada: cómo construir una nave espacial cuyas letras hablan de pobreza, delito, droga y
con restos, cómo diseñar trajes espaciales con telas desafío a la autoridad. El lenguaje y los códigos
a E

brillantes y baratas. La imaginación alienta en cierto cumbieros se filtran en nuevas textualidades. El


sentido la imitación, muchas veces humorística: el mundo villero con sus bailes, sus músicas y sus
as o

universo intramuros se parece al mundo de afuera. héroes –convertidos algunos en santos popula-
C nd

Si en Estrellas los villeros se interpretan a sí res– se acomoda en los pliegues de una literatura
mismos recreando estereotipos, en la película de que los adopta con alegría fiestera, aunque a
Fo

ciencia ficción, desempeñan el papel de héroes, veces el paraíso se torne infierno.12


dando respuesta a la inquietud de Arrieta. Los
héroes villeros. 11 Roger Caillois: «Teoría de la fiesta», Sur, No. 64, 1940,
pp. 57-83.
La fiesta 12 Cito algunos textos, diferentes por cierto: Cuando me
muera quiero que me toquen cumbia (2003) y Si me
Dice Roger Caillois en «Teoría de la fiesta»: querés, quereme transa (2010), de Cristian Alarcón;
El guacho Martín Fierro (2011), de Oscar Fariña; las
distintas novelas de Washington Cucurto o, en otros
No hay fiesta, incluso triste por definición, que registros, las de Gabriela Cabezón Cámara; Impureza,
no comporte, al menos, un principio de exceso de Marcelo Cohen; La villa, de César Aira; La 31 (una
y de gaudeamus: basta evocar las comidas en novela precaria), de Ariel Magnus.

26
La coyuntura exigía creatividad e imagina- y protagonista– pasa las noches en la discoteca
ción. Washington Cucurto (seudónimo de San- Samber, una especie de paraíso libertino donde
tiago Vega), Javier Barilaro –artista plástico– y se conjugan música, baile, drogas y sexo.14 «Yo
Fernanda Laguna –artista visual y escritora– quisiera hablar del Samber», declara desde el
fundaron en 2003 Eloísa Cartonera, una coope- inicio. Y quizá para fomentar el deseo en los
rativa que editaba libros pequeños hechos con otros, se pregunta por los modos de la narración:
fotocopias. Fabricaban las tapas con cartón que «¿Lo conoce? ¿Fue alguna vez? Bueno, no im-
les proveían los cartoneros. Piglia, Pauls, Aira, porta, yo voy a contárselo todo, pero lento, como
Fogwill y Cohen fueron algunos de los escritores avestruz, pero ya va a ir cachando la onda, y a
consagrados que cedieron textos para su publi- veces me voy, entro, salgo, me disperso, soy un
cación en estos libros artesanales. En el local desastre pa contar, pero usted de acá se va directo

as
de Eloísa Cartonera se podían comprar libros al Samber» (10).
pero también frutas y verduras. Al principio, los ¿Se dirige al lector o a un representante de la
cartoneros pintaban los libros. En la actualidad, ley? Porque, después de pedir paciencia al des-

ic
existen en el mundo decenas de editoriales car- tinatario impreciso de su discurso y asumiendo

ér
s al
toneras a imitación de la porteña. una identidad inusual que cruza la condición
Cucurto escribe textos que denuncian parentes-
la ori social y la capacidad creativa –un negro que

Am
cos con Aira, Lamborghini y Copi en un cultivo narra–, se autonomina. En el reparto de lo sen-
empecinado de la hipérbole y la acumulación mien- sible, el negro que narra constituye una rareza,
t
tras propone como código de lectura lo que llama una anormalidad:
de di

«realismo atolondrado», una poética que desprecia


cualquier teoría del reflejo. Su literatura recoge Y yo no soy más que un negro que ama la
a E

elementos del cine splatter, cuyo principio cons- cumbia y le encanta levantarse minas en el
tructivo es la violencia extrema. Los personajes baile. Y hasta ahí llega el horizonte de mi
as o

representan las minorías, en general inmigrantes vida. Y ahora me pusieron acá a tipiar, en la
C nd

dominicanos, peruanos y paraguayos. comisaría. «Narrá todo», me dijo el comisario.


«Noches vacías», incluido en Cosa de ne- Narrá, qué palabra. Narrá te lleva al fondo de
Fo

gros (2003), alude a una canción de la famosa las oscuras aguas de la muerte, de las cuales
cantante bailantera Gilda.13 Eugenio –narrador
el sofocador de la cumbia-166>. Gilda muere en un
13 Cucurto tenía intenciones de escribir nouvelles que accidente de tránsito en 1996. El pueblo erigió un
desplegaran los títulos de algunas de sus canciones: santuario en el lugar del choque y desde ese momento
«Ese juego», reflexiona, «incluía demorarse unos días adquirió el estatuto de una santa popular.
en escribir el relato, que debía tener una extensión 14 Las referencias textuales apuntan al gobierno de Carlos
determinada y transcurrir en un hábitat especial: las Menem, al que se alude como «turco ruin». Los refe-
bailantas. Así nacieron las que llamo cumbielas, y que rentes terminan de delinearse con algunas menciones
son una fusión de cumbia y novela». En Carola Solari: topográficas: la bailanta se encuentra en el Paseo de la
«El sofocador de la cumbia», entrevista a Cucurto, Infanta, lugar de Buenos Aires que comenzó a decaer
disponible en <http://interzonaeditora.com/noticias/ a mitad de los años noventa.

27
no regresás. Si yo nunca narré; apenas cuento En la bailanta no rigen jerarquías ni pure-
y si me acuerdo [12]. zas, la mezcla afecta hasta la lengua: «Hablan
mestizo, mitad guaraní, mitad castellano» (35).
Entre narrar y contar existe la distancia que Lo que ocurre en ese espacio converge con el
va del relato escrito al oral. El texto construye cronotopo ritual de la fiesta, espacio-tiempo
una situación de oralidad, con un narrador y de excesos, de exacerbación de experiencias, de
con escuchas. Pero, ¿quién es el ustedes al que intensificación de sensaciones. Lo cotidiano,
interpela el narrador en la búsqueda de la iden- racional y profano retrocede para ceder a la
tificación más plena con el lector?: «¿Cuándo irrupción de lo excepcional. Como dice Caillois:
entenderán esos sátrapas y ustedes que la cum- «Si la fiesta es el tiempo del gozo, lo es también
bia no es negocio, que dejó de serlo desde el el de la angustia [...]. Los desbordes y excesos

as
minuto en que nació?» (27). de toda suerte, la solemnidad de los ritos, la
La bailanta instituye una dimensión utópica, severidad previa de las restricciones, concurren
un universo cerrado, fuera y en oposición a lo igualmente a hacer del ambiente de la fiesta un

ic
cotidiano. En este sentido, roza con el corazón mundo de excepción» (59). Por eso Eugenio,

ér
s al
de la aventura que persigue acontecimientos como representante de un colectivo, baila hasta
desgajados del continuo de la vida, procurando
la ori desfallecer, hasta el martirio, instaurando en el

Am
aquellos de índole extraordinaria. Pero entre el acto la dimensión de lo sagrado: «Es el sacrificio
principio y el final de la aventura acecha la posi- del baile. Bailé, bailo. No paro» (49).
t
bilidad de la muerte.15 El sujeto está sometido a La música realiza a la comunidad porque es
de di

circunstancias similares al trasponer la puerta del lazo social que liga a los sujetos. La cumbia tiene
templo cumbianchero: fuerza política al instituir la sociedad de iguales
a E

mientras suspende el tiempo cronológico para


Cabro, no sabés lo que es cuando se encienden las que sea posible habitar en el puro presente del
as o

luces... Se aparece el otro mundo, uno viaja hasta baile: «La cumbia no es de nadie. Ni de las dis-
C nd

el centro de las estrellas, uno puede permanecer cográficas, ni de las bailantas, ni de los autores.
allí desnudo, sin tomar agua o comer, o tener La cumbia es del hogar donde suena, es de aquel
Fo

que pagar entrada o derecho por nada... Cabrón, que la sabe bailar» (28). La cumbia adquiere los
cuando se te encienden las luces se enciende la contornos de un tesoro social que se acerca al
vida, pero no esta de bosta sino la otra, la que imaginario de la patria.
vale la pena vivir, la que vive adentro de todos, Si en algunos momentos las historias de los
corrediza, que no se deja cachar tan fácil [16]. excluidos se contaron en clave realista, en estos
años nos deparamos con otro tipo de textualida-
15 Georg Simmel: Sobre la aventura. Ensayos filosóficos, des que esquivan las formas tradicionales. Lejos
Barcelona, Península, 1988, pp. 11-26. Simmel dice de la inmediatez de la crónica y del testimonio,
que la historia del héroe está pautada por tiempos
precisos que marcan los comienzos y los finales. Son
que claman por las categorías de verdad y de
los extremos de la catástrofe en cuyo corazón late realidad, el proyecto literario de Gabriela Ca-
amenazante el peligro constante de la muerte. bezón Cámara articula lo marginal con sexuali-

28
dades móviles o disidentes y la resistencia a la metamorfosis corporales, sexuales, naturales y
autoridad.16 Entre Puig, Aira y Lamborghini, la lingüísticas. Las mezclas, heterogeneidades
escritora relata en La Virgen Cabeza (2009) los y transformaciones instauran un mundo en con-
avatares de una periodista, estudiante de Letras tinuo devenir, un mundo fluido sostenido por la
clásicas, que quiere ganar un premio con el re- libertad y el amor. Lo informe resulta solidario en
lato de las aventuras de una travesti que trabaja tanto que la violencia viene siempre del afuera,
como prostituta y que tiene diálogos personales de la ley.
con una deforme Virgen de cemento. Catalina La superposición y el abigarramiento son las
entra en el mundo villero –se marca el adentro figuras de la villa que sintetizan el texto, mezcla
y el afuera, lo otro de la villa– y lo adopta como vertiginosa y magnífica de farsa y tragedia, de
suyo. En el trayecto hacia esa nueva vida, se odio y ternura, de rezos y blasfemias, de porno-

as
enamora de la travesti con la que concibe una grafía y santidad:
hija y ambas terminan ricas en Miami, donde
Cleo, devenida reina queer, interpreta con éxito En el barroco miserable de la villa, cada cosa

ic
una ópera cumbia compuesta por su pareja. siempre arriba, abajo, adentro y al costado

ér
s al
«Pura materia enloquecida de azar, eso, pensa- de otra, todo era posible. Y, eventualmente,
ba, es la vida» (9). Y también la ficción regida por
la ori divertido: de tanta superposición, todo co-

Am
una lógica del exceso. El mundo villero roza de gía con todo, hasta los caballos atados a los
modo permanente el delirio; en él, se concretan carros se subían sobre otros caballos atados
t
a carros y se apilaban para coger aplastando
de di

16 Nora Domínguez: «Conversaciones y reenvíos con carros y cartones [111].


a E

Gabriela Cabezón Cámara», en Cuadernos LIRICO, 15


de marzo de 2014, disponible en <http://lirico.revues. Un lirismo acendrado boceta personajes que
org/1653>. Sobre la literatura de Cabezón Cámara, del patetismo desembocan en la tragedia. La
as o

dice Domínguez: «Su apuesta hace serie con otras que


novela está dividida en capítulos que alternan
C nd

a lo largo del siglo xx miraron hacia esos relatos po-


pulares del xix que le daban contenido, forma literaria la escritura y la voz. Catalina –Qüity– produce
y tonos plebeyos a la “barbarie”. Entre esos pliegues, no un ensayo antropológico sino una historia de
Fo

las novelas observan una ligazón constitutiva entre los vidas, Cleo graba, vigila y corrige las versiones
terrenos de lo marginal, el devenir de las sexualidades de su amada: «te sigo dictando, Qüity, desgra-
y sus formas de resistencia a los poderes estatales».
bame bien, mirá que después voy a leer lo que
Dice Cabezón Cámara: «Las novelas se emplazan,
efectivamente, en escenarios reconocibles y violentos, pusistes» (77). Las lenguas se contaminan al
en relación con lo que suele ser la fuente principal del azar, Cleo reproduce el habla arcaica, medieval
hecho periodístico, del policial. No apuesto a la cró- de la Virgen junto con modos populares: Cleo
nica, el testimonio o el relato periodístico porque no «vociferaba parte en rioplatense orillero, parte
me interesan los hechos en sí, no me interesa contar lo
en español cervantino» (88). Qüity cita romances
que efectivamente sucede, no me interesa esa relación
con lo real: me interesa contar lo que eso me dispara, antiguos y también piezas de la literatura gau-
lo que podría ser, lo que quiero y lo que va sucediendo chesca. La lengua de la cumbia las cobija a todas.
en la escritura misma». Configura una especie de cambalache barroco, en

29
el que nada está en su lugar y esa heterogeneidad «Benditos los que viven en mundos legibles»,
diseña el espacio de la comunidad.17 La comu- piensa Qüity, en medio de una reunión festiva y
nidad se afirma en lo heterogéneo, lo informe o religiosa mientras ve pasar «a la difunta Correa en
lo cambiante. Nada ni nadie permanece en algo brazos de una travesti que había sido patovica en su
así como el ser. Habría que decir que lo creado vida anterior» (54). ¿Cuán legible es el mundo ville-
pero también la naturaleza cambia y florece. ro? La narradora busca orientarse en él, inmiscuir-
Caillois interpreta la fiesta como «actuali- se en esa otra cultura, sorteando diferencias: «al
zación del período creador», como recreación principio me resistí a la estupidez de las letras,
o regeneración del mundo. Para resucitar el me recitaba cancioneros antiguos» (113). A con-
tiempo de los antepasados, se apela a los mitos, tinuación, y como antídoto, realiza un fino trabajo
«relatos secretos y poderosos que cuentan la lingüístico interviniendo una cantiga tradicional

as
creación de una especie, la fundación de una con aportes de reguetón. Las transformaciones se
institución. Actúan a la manera de palabras operan en los cuerpos y en los corazones mientras el
maestras. El relato basta para provocar la repeti- sentido común desaparece como patrón valorativo.

ic
ción del acto que conmemoran» (67). La Virgen Los sentimientos se mezclan como las lenguas en

ér
s al
Cabeza cuenta la formación y las luchas de una procesos de hibridación y amalgama.
comunidad. La cumbia, la droga, el alcohol y la
la ori Ya en Miami, desde la seguridad que otorga la

Am
comida, todo esto condimentado con el amor y el lejanía, Qüity recuerda la villa con el tono melan-
sexo desaforado, son condiciones para la instaura- cólico del que ha perdido el paraíso, apostando a un
t
ción de un universo fraterno y excepcional ligado entusiasmo –«Éramos libres en esos días de alegre
de di

por afectos y solidaridades. «En esas fiestas me fui multitud» (89)– que es desmentido por Cleo en el
convirtiendo en letrista» (108), dice la narradora. capítulo siguiente. Las voces se contradicen y se
a E

La fiesta es lugar de encuentro de la colectividad refutan. La prosa no toma partido y coloca una voz
entera, momento que insufla sentido de perte- al lado de la otra. La villa que, según la escritora,
as o

nencia a los sujetos: «Cuestión de llegar con encarna «el sueño argentino», es para la travesti
C nd

facturas o papas fritas, salamines y cerveza y el justificativo de un plan siniestro: «hablaban de


empezaba o seguía la fiesta. Era así, desde su “sueño argentino” pero nos cagaban a tiros» (91).
Fo

centro mismo la villa irradiaba alegría. Parecía La fiesta se contrapone drásticamente con las es-
cosa de la Virgen y Cleo, pero éramos nosotros, cenas de violencia exacerbada que estructuran los
era la fuerza de juntarnos» (28). pasajes donde la policía arrasa las viviendas con
topadoras y asesina a los villeros que resisten la
17 Leemos: «La Virgen hablaba como una española invasión. La novela privilegia la voz que proviene
medieval y el día empezaba con la primera cumbia. del interior de la villa para narrar la masacre.
Cada uno articulaba lo que quería decir en sintaxis
propia y así armamos una lengua cumbianchera que
fue contando la historia de todos, escuché de amor Vidas precarias
y de balas, de mexicaneadas y de sexo, cumbia feliz,
cumbia triste y cumbia rabiosa todo el día. Ahora no Cuando me muera quiero que me toquen cum-
quiero escuchar más» (27). bia (2003), de Cristian Alarcón, es un texto de

30
no ficción que toma la historia de Víctor Manuel la tormenta se agitó sobre la indignación de la
Vital, alias el Frente, un caso de gatillo fácil de turba. Bajo el torrente, los vecinos de la San
la policía bonaerense que ocurre en febrero Francisco, la 25 y La Esperanza dieron batalla
de 1999. El Frente era una especie de Robin a la policía» (28).
Hood local que repartía la cosecha de sus robos El título, un verso de una canción, aparece
entre los vecinos. Cuando muere se convierte en a modo de homenaje cuando le comunican
santo popular al punto de que los pibes chorros a Simón, internado en un reformatorio para
se encomiendan a él para que los proteja de las menores, la terrible noticia. La cumbia surge
balas enemigas.18 Un cierto anacronismo define como música sagrada que teje redes en esa
al personaje que conserva las reglas de los de- particular cofradía: «Cuando me muera quiero
lincuentes más viejos.19 que me toquen cumbia / y que no me recen

as
El texto se inicia con el fusilamiento del pibe cuando suenen los tambores, / y que no me
chorro y la rebelión popular que genera el hecho. lloren porque me pongo muy triste, / no quiero
La comunidad es testigo de un fenómeno casi coronas ni caritas tristes, / solo quiero cumbia

ic
religioso, de claras connotaciones bíblicas en para divertirme» (32).

ér
s al
la escena en que la muerte parece desencade- Las voces que se suceden van construyendo
nar la furia de la naturaleza: «la violencia de
la ori un patchwork. Los mismos vecinos que prota-

Am
gonizaron los acontecimientos desgranan las
anécdotas que el periodista cose.20 El régimen
18 Cristian Alarcón escribe en «Víctor, el santo de los la-
t
drones» en Pagina/12, el 17 de junio de 2001: «Cuando de justicia textual dicta sentencia al sistema
de di

“perdió”, hace más de dos años, ya era famoso en la capitalista. Chaías «me fue colmando de his-
zona norte, una de las más violentas del Gran Buenos torias sobre una bondad intrínseca a Víctor, y
a E

Aires: gozaba de la celebridad de un Robin Hood sobre la mediación que ejercía entre los más
villero, capaz de regalar lo que llevaba puesto, de
violentos y los más frágiles del territorio» (50).
as o

enviar “bagallos” para los compañeros presos, asistir


La muerte del Frente funciona como parteaguas
C nd

a sus familias o “hacer” un camión de La Serenísima


para repartir yogures y quesos en carritos tirados por entre dos momentos de la vida comunitaria
caballos. Después de tanto su popularidad persiste en donde priman la observancia de los códigos
Fo

los jóvenes ladrones: lo consideran milagroso. A él le


atribuyen el éxito de curaciones de balazos fatales,
fugas de institutos de menores, asaltos cuantiosos y sin 20 Laura, por ejemplo, reconoce el cadáver por la marca
heridos. Sus contemporáneos se encomiendan a él antes en la suela de las zapatillas: «Era la marca que Víctor
de salir “a un hecho”. Por eso cada visita a su tumba, los le había hecho a las zapatillas, la misma V que ahora
chicos rocían cerveza sobre las flores, y en la trompa de dibujan los creyentes en las paredes descascaradas
un elefante de porcelana colocan las últimas briznas del conurbano junto a los cinco puntos que significan
de un porro, fumado en círculo, como una ofrenda al “muerte a la yuta”, muerte a la policía» (29). Como
ángel caído que, según dicen, puede doblar el rumbo si portaran estigmas que señalan a los elegidos –las
mortal de las balas bonaerenses». marcas que permiten reconocerse entre ellos y a los de-
19 Dice el cronista: «Mauro había influido en Víctor con más, identificarlos–, los pibes llevan en sus cuerpos el
sus consejos sobre los viejos códigos, el “respeto” y registro de las prácticas tumberas en la figura de cinco
la ética delincuencial en franca desaparición» (19). puntos que simboliza a un policía rodeado por ladrones.

31
y su quiebre posterior. Chaías se detiene en la ver retazos de la vida colectiva.21 La madre más
pequeña anécdota del castigo que le propina el que un lazo parental es una función afectiva,
Frente a un pibe que transgrede la ley villera: social y política. Un refugio donde protegerse
«“Y lo agarró a cachetazos”, cuenta Chaías so- de las persecuciones. Las madres son personajes
bre el “atrevido” que quebró leyes viejas como fuertes, movidos por un afecto incondicional
la pobreza que han pasado a desuso de la mano y un férreo sentido de justicia que encuentran
del crecimiento exponencial de la pobreza» (51). más allá de la ley.22
Los testimonios se multiplican reseñando La despedida del Frente adquiere ribetes épi-
con variantes no solo el apogeo y la decadencia cos. La escena se recorta sobre tópicos y rituales
de una vida que deviene sagrada sino también heroicos de los muertos por la patria. Con el
anécdotas que insinúan costumbres y aconteci- diseño de exequias gloriosas, nace el mito. La

as
mientos. El conjunto traduce modos de existen- multitud doliente, las ofrendas de flores culmi-
cia de la comunidad. Los testigos son los igua- nan en la salva de balas –que remplazan a los
les: los amigos, otros pibes chorros, las novias cañones patrióticos– y en las banderas de clubes

ic
y amantes, las madres. Las mujeres desempeñan futbolísticos que cubren el féretro: «Una salva

ér
s al
un papel fundamental en la organización de la caótica de balas hacia el cielo despidió a Víctor
villa. Sabina Sotello –madre del Frente– toma
la ori Manuel Vital, el Frente. Y esos disparos comenza-

Am
a cargo la figura intercesora cuando, para evitar ron a transformar su muerte en una consagración;
la represión, habla a la multitud con el fin de su ausencia en una posible salvación» (37). Para
t
aplacarla. La madre se agranda con la pérdida: refrendar la fama, algunos describen los milagros
de di

media ante la policía, milita en las causas de recibidos.


gatillo fácil junto a los organismos de derechos Los testimonios arman al personaje en la con-
a E

humanos, protege a los perseguidos. junción del héroe y el santo. La figura termina
Dos madres, Sabina y Matilde, se unen en el de delinearse contraponiéndola a la imagen del
as o

dolor por los hijos malogrados, muerto en un caso, Tripa –transa cruel e informante de la policía–,
C nd

preso en otro. Matilde, otra Madre coraje, entra


en la villa próxima a rescatar a su hijo Simón, 21 El accidente de un hijo de Matilde –en el tren de los
Fo

herido en un enfrentamiento entre bandas riva- cartoneros que llegaban a la capital desde barrios
les. Alarcón dedica varias páginas a contar su suburbanos para recoger desechos– exhibe la crueldad
del sistema. Daniel, el cordero sacrificado, el precio
historia, que sintetiza la de muchos, con exclu- que pagan justos por pecadores. «El único de los hijos
sión, descenso social e iniciación en el cirujeo. de Matilde que no había pisado el camino del delito
«Matilde y sus hijos estuvieron en las primeras agonizaba por culpa de un golpe de la misma exclu-
filas excluidas, desempleadas, puestas en crisis sión que había provocado todas las balas de las que se
por el menemismo, cuando la devastación para salvaron sus hermanos» (92).
las clases medias y hasta para las medias bajas 22 El cronista relata: «Marga, como muchas madres de
chicos ladrones, terminó aliándose a ellos, cansada
se veía como un imposible tras la fortaleza de combatir contra los malos pasos de esos pibes
imbatible del “uno a uno”» (90). Las historias desaforados y harta de ver el maltrato policial que les
de vida personales se van entrelazando y dejan esperaba cada vez que alguno perdía en su faena» (148).

32
al que se enfrenta en tiroteos (59). El texto abre cayeron bajo las balas policiales se encontraban
con la muerte del Frente a manos de la policía alcoholizados o drogados. Con algunos de ellos
y la rebelión de la comunidad en represalia, y crecimos juntos, a otros los vi crecer. ¡Dios mío,
cierra con el asesinato de Tripa a manos de esa eran demasiado jóvenes para morir! [134].23
misma comunidad. Hay en esta última muerte
un acto de justicia popular: así como se vive se Los rostros y los cuerpos expuestos vencen el
muere. Un final al estilo Fuenteovejuna. Los vi- anonimato y la generalización que caben en la
lleros ajustan cuentas con el más odiado porque, expresión «pibe chorro». Las fotografías mues-
como se aclara en algún momento, los chorros y tran lo provisorio, lo efímero de esa felicidad, y
los transas son enemigos. La venganza colectiva aportan humanización y materialidad. Las fo-
produce el acto de reparación: «Al anochecer la tografías –presentadas a través de un trabajo de

as
decisión estaba tomada. Lo encerrarían, como écfrasis– nos interpelan. ¿Qué vidas se consideran
fuera. Juntaron un arsenal. Eran todos conocidos, dignas de ser vividas? ¿Cuánto vale cada muerte?
más de cuarenta» (186). El manuscrito deja al desnudo las condiciones

ic
Ricardo Piglia decía que la historia la escri- de vulnerabilidad y desamparo de las vidas de

ér
s al
ben los vencedores y la narran los vencidos. los pibes chorros.
El texto de Alarcón incluye la memoria escrita
la ori Sin embargo, cuando el texto se explaya en

Am
y visual de un conflicto social lacerante. «La his- las escenas de duelo compartido demuestra que
toria está escrita», comenta el periodista cuando esa muerte cuenta como tal. La muerte sacri-
t
Roberto, otro pibe de la villa, le entrega un manus- ficial consagra al pibe chorro como ejemplo de
de di

crito compuesto por catorce hojas cuadriculadas, vida precaria segada por la violencia. Le fabrica la
escritas a mano, donde se cuentan las historias posibilidad de un duelo público a una vida que ya
a E

de veinte casos de gatillo fácil. Los muertos se estaba perdida, rescatándola del conjunto que no
nombran uno por uno detallando los finales. deja huellas para colocarla entre aquellas vidas
as o

Hay recortes de diarios y fotos que muestran un que se conservan en la memoria común. c
C nd

grupo de jóvenes –muchos casi niños– aniqui-


lado por balas policiales. Alarcón transcribe la 23 Cuando Butler se refiere a los esquemas normativos de
Fo

breve introducción de Roberto que, además de inteligibilidad que establecen «lo que es una vida vivible
homenaje en recuerdo de los caídos, resulta un y una muerte lamentable» dice que «funcionan no solo
produciendo ideales que distinguen entre quienes son
testimonio desgarrador:
más o menos humanos. A veces, producen imágenes de lo
que es menos que humano bajo el aspecto de lo humano
Creo que en todo esto tuvo mucho que ver la para mostrar el modo como lo inhumano se oculta, ame-
desocupación, las malas compañías, la falta de nazando con engañar a todos aquellos que sean capaces
afecto, la miseria que existe en los barrios mar- de creer que allí, en esa cara, hay otro humano. Pero a
veces este esquema normativo funciona precisamente
ginales y sobre todo algo que está destruyendo
sustrayendo toda imagen, todo nombre, toda narrativa,
a una gran parte de nuestra sociedad que es de modo que nunca hubo allí una vida ni nunca hubo allí
la droga, que te destruye tanto mentalmente una muerte». Judith Butler: Vida precaria. El poder del
como físicamente. Muchos de estos chicos que duelo y la violencia, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 184.

33
MARGARITA MATEO PALMER

La obra de Desiderio Navarro:


¿perros y gatos en un costal?*

as
La afición a las nomenclaturas técnicas ha hecho que el
término «Ciencia de la Literatura» se difunda con cierta

ic
fortuna entre la crítica germánica, mientras la francesa le
ha opuesto, a veces, cierta resistencia tácita, por escrúpulo

ér
s al
de buen gusto, como si ambas palabras se dieran puñeta-
zos entre sí: ¡perros y gatos en un costal!
la ori
Am
Alfonso Reyes: «La ciencia de la literatura»
t

N
de di

i al traductor, ni al políglota; ni al incansable promotor


cultural y acucioso editor o prodigioso organizador de
a E

eventos teóricos. Tampoco al diseñador, corrector, carga-


dor y vendedor de libros o ciclista impenitente. De las muchas
as o
Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 34-53

facetas y destrezas puestas en juego por Desiderio Navarro en


C nd

su descomunal labor de difusión de la teoría de la cultura en la


Isla voy a referirme solamente a una parte de su obra personal,
Fo

es decir, a lo escrito por él como crítico e investigador, una de


las más importantes expresiones de su proyección en el ámbito
de la cultura. Desde que en 1965 sus primeras publicaciones
comenzaron a aparecer en su Camagüey natal, el autor de Ejer-
cicios del criterio ha continuado escribiendo hasta conformar
una valiosa obra individual. Esta vertiente de su quehacer, a la
que las otras faenas han restado mucho tiempo, puede consi-
derarse el núcleo inicial de toda su proyección, la coordenada
* Leído el 5 de diciembre de 2017 en el
Centro Cultural Dulce María Loynaz básica desde la cual irradia el resto de sus actividades, y, sin
al inaugurar el homenaje «Más que embargo, ha sido una de las menos estudiadas y comentadas.
una revista: 45 años con Criterios». Es a través de la escritura donde con mayor nitidez se expresa

34
su pensamiento, tanto en el campo específico de por una obra desempeñan un papel decisivo. Las
la teoría –esa ardua y complejísima disciplina–, características propias del arte –su indisoluble
como en la aplicación de estos conocimientos a vínculo con la subjetividad del creador, su expre-
los más variados fenómenos y problemas de la sión a través de imágenes artísticas, su diálogo
cultura. En la diversidad de sus reflexiones puede con los sentimientos y las necesidades estéticas
encontrarse la más clara expresión de la poética del ser humano, su alto grado de espiritualidad–
que sustenta la empresa ciclópea desarrollada por han conducido a que se rechace la posibilidad
él. Hace muchos años, en su ciudad de origen, de su estudio desde bases rigurosamente obje-
Desiderio Navarro comenzó no solo a participar tivas. Como apunta Alfonso Reyes, el análisis
activamente en el mundo de la cultura, sino a científico de estas manifestaciones puede llegar
meditar con el mayor rigor sobre la problemática a ser considerado una herejía: perros y gatos en

as
estética que se debatía en aquellos complejos un costal: ladridos, mordidas, arañazos, maulli-
años sesenta. Este es el germen de un saber que, dos: incompatibilidad esencial. Esos prejuicios,
de modo sólido y coherente, se iría desarrollando bastante extendidos en la Isla, han hecho mucho

ic
a través del tiempo hasta llegar a convertirse más ardua la labor de Navarro, forzándolo a

ér
s al
en la más penetrante indagación sobre la teoría un constante batallar, digamos que de segundo
literaria, artística y de la cultura en Cuba.1
la ori grado, entre canes y felinos.

Am
El pensamiento teórico supone un alto grado Dentro del amplísimo espectro de las in-
de abstracción y capacidad de generalización. vestigaciones recogidas en sus cuatro libros
t
Exige también un rigor particular. Cuando se publicados –Cultura y marxismo. Problemas y
de di

trata del análisis racional de expresiones pro- polémicas (1986); Ejercicios del criterio (1988);
venientes de un ámbito tan concreto e intuitivo Las causas de las cosas (2006) y A pe(n)sar de
a E

como la creación, estos requerimientos se tornan todo (2007)–2 habría que distinguir varias líneas
particularmente complejos, pues quedan some- o vertientes. El mismo autor en el prólogo de su
as o

tidos a una dinámica en la que rasgos como la primer libro, luego de referirse a los temas abor-
C nd

sensibilidad artística y la impresión suscitada dados en los textos que lo integran –la literatura,
el arte, la cultura, y su crítica e investigación
Fo

1 En su laudatio para la entrega del título de Doctor Ho- científica–, explica el fundamento unificador de
noris Causa por la Universidad de las Artes a Desiderio los diferentes ejes en que se agrupan:
Navarro, Roberto Fernández Retamar expresó: «Se sabe
que he disfrutado del privilegio de tener en mis aulas a
El denominador común de estos trabajos es-
no pocas criaturas que serían (o acaso eran ya) notables
escritores y escritoras, quienes estoy seguro de que no cogidos es la presencia de la teoría (la teoría
tomarán a mal que diga que aquel joven procedente de literaria, la estética, la teoría de las artes
lo que en La Habana llaman el interior, a quien solo se le plásticas y de la cultura) sea como acerca-
permitió entrar de oyente dos o tres veces en mis clases, miento investigativo en acción, como objeto
llegaría a saber más de teoría literaria no solo que ellos
de estudio histórico, o como problemática
y ellas, sino que yo y cuantos en nuestra América tienen
que ver con esa disciplina». Ver Casa de las Américas, 2 En este trabajo solo se estudiarán los textos recogidos
No. 288, julio-septiembre de 2017, p. 87. en libros y no los aparecidos en otras publicaciones.

35
metódico-práctica para la crítica y la historia la lejanía, sin perder la perspectiva de ambos
artístico-literaria en nuestro país.3 encuadres, ha sido parte esencial de este afán
por extirpar las malas hierbas a la vez que se
A ello habría que añadir otras coordenadas plantan semillas de más tardía germinación.
presentes en libros posteriores donde lo teórico Como todo intelectual verdadero, el autor de Las
es el sustento de la crítica literaria y artística, y causas de las cosas ha establecido un diálogo
de las investigaciones sobre algunos críticos y constante con el ahora y lo por venir, desentra-
creadores particulares. En todos estos campos, ñando motivos y posibles efectos de tendencias
Desiderio Navarro realiza fructíferas indagaciones castradoras, así como sentando bases del rigor
motivadas por el interés de influir sobre su con- requerido en el campo de la cultura por la crítica
texto más cercano, arrojando luz sobre problemas y la investigación. Abordar estas problemáticas

as
acuciantes en el campo de la cultura. El propio no ha sido una labor complaciente pues en más
autor expresa, al comentar sus textos: de una ocasión ha dado lugar a diversas incom-
prensiones, rechazos y censuras.

ic
De ahí que en sus líneas la reflexión teórica El ámbito de la teoría como tema de acerca-

ér
s al
se haya orientado hacia la exploración de miento investigativo ha ocupado sistemática-
problemas de gran importancia práctica para
la ori mente la atención de Desiderio Navarro. Uno

Am
nuestro «aquí y ahora», hacia la satisfacción de sus principales trabajos en esta línea es
de urgentes necesidades ideológicas y polí- «Eurocentrismo y antieurocentrismo en la teoría
t
tico-culturales del presente, hacia la crítica literaria de la América Latina y Europa», apare-
de di

de concepciones y prácticas erróneas que se cido en 1982 en la Revista de Crítica Literaria


hallan extendidas o comienzan a propagarse Latinoamericana, Perú, y traducido y publicado
a E

en el momento dado y, por último, hacia la con posterioridad en distintos países –URSS,
proposición argumentada de acercamientos Checoslovaquia, Bulgaria y Hungría.5
as o

más productivos y actuales a serias cuestiones En este texto el autor retoma diversas ideas
C nd

teóricas y metodológicas.4 desarrolladas por él en acercamientos anterio-


res, algunas ya expuestas durante la polémica
Fo

Se trata, sin dudas, de una sostenida vocación suscitada en Cuba a partir de las reflexiones de
en la cual el ejercicio del criterio ha estado al Roberto Fernández Retamar, a quien considera
servicio –al igual que su obra divulgativa– de su maestro, en «Para una teoría de la litera-
los requerimientos culturales más apremian- tura hispanoamericana» (1973) y «Algunos
tes de su tiempo. Observar de cerca y de lejos, problemas teóricos de la literatura hispanoa-
sopesar tanto lo que se ofrece a la mirada inme- mericana» (1975).
diata como aquello que apenas se vislumbra en
5 Un antecedente de este texto es «Un ejemplo de la lu-
3 Desiderio Navarro: Cultura y marxismo: problemas cha contra el esquematismo eurocentrista en la ciencia
y polémicas, La Habana, Letras Cubanas, 1986, p. 7. literaria de la América Latina y Europa», publicado en
4 Ibíd., p. 7. Casa de las Américas, No. 122, 1980, pp. 77-91.

36
A partir de un dominio riguroso de las diversas es contemporánea.8 Entre los rasgos que difieren
perspectivas sobre esta problemática, el autor fun- de las coordenadas teóricas puestas en juego
damenta la necesidad de lograr un desarrollo teóri- para definir el género se encuentran, entre otras,
co basado en el estudio del devenir de las distintas la presencia de un «personaje colectivo como
literaturas regionales, para evitar «la traslación protagonista de la acción, integrado por ambos
mecánica de generalizaciones hechas sobre la pueblos contendientes»9 y el carácter testimonial,
base de material de unos países y pueblos a reali- que viola uno de los principios considerados
dades de otros países y pueblos».6 Es decir, se trata fundamentales del género. Como se ha señalado:
de impedir que las leyes y categorías surgidas del
conocimiento de una comunidad literaria determi- Uno de los postulados teóricos principales de
nada sean presentadas o asumidas con un grado la épica es precisamente que su fuente no será

as
de universalidad válido para las restantes. Varios nunca la experiencia personal, sino el pasado
ejemplos de esta «universalización ilegítima» son nacional, el pasado absoluto. // El mundo épi-
analizados por el autor, incluso no ya en el nivel co está separado de la contemporaneidad tanto

ic
de las literaturas regionales, sino nacionales. Es del autor como de los oyentes o lectores. Entre

ér
s al
el caso de Francia –el acentuado «francocentris- estos y lo que se narra media la distancia épica,
mo»– en relación con otros movimientos literarios
la ori la cual crea una determinada actitud del autor

Am
europeos, como sucede cuando el naturalismo es ante lo narrado. El pasado épico, ya acabado
reducido a un canon basado esencialmente en la y sin salida al futuro, no admite el punto de
t
obra de Emilio Zola, configurando una especie de vista individual o personal. El pasado épico
de di

«zolismo» que cierra «el camino para la compren- es sagrado e inviolable.10


sión del naturalismo inglés o ruso».7
a E

No está de más recordar, a la luz de estas re- Mas sucede que el autor de La araucana,
flexiones, un ejemplo muy debatido en relación Alonso de Ercilla, no solo aparece como per-
as o

con la literatura latinoamericana en la época sonaje y narrador de su obra, sino que incluye
C nd

de sus orígenes. La epicidad de La araucana de referencias autobiográficas muy precisas. Se


Alonso de Ercilla, considerada la epopeya nacio- trata aquí de un texto que forma parte de un
Fo

nal de Chile, ha sido puesta en duda –calificándo- conjunto regional muy específico –la literatura
la como poema histórico o crónica rimada– por sobre la conquista de América–, marginal en
no ajustarse a las teorías del género épico, ya relación con las grandes tendencias literarias de
que presenta características que se apartan tanto la época, pero principal para el desarrollo de la
de la tradición clásica grecolatina como de la literatura hispanoamericana.
medieval e incluso de la renacentista, de la cual
6 Desiderio Navarro: «Eurocentrismo y antieurocentrismo 8 Ver Mercedes Pereira: «Prólogo», en Alonso de Ercilla:
en la teoría literaria de la América Latina y de Europa», La araucana, La Habana, Editorial Arte y Literatura,
en A pe(n)sar de todo. Para leer en contexto, La Habana, 1984.
Letras Cubanas, 2007, pp. 151-152. 9 Desiderio Navarro: Ibíd., p. 29
7 Ibíd., p. 153. 10 Ídem.

37
Según el prestigioso teórico Dionyz Durisin,11 Sobre la base exclusiva del material de una
uno de los aspectos más relevantes del texto de determinada literatura se puede llegar a un
Desiderio Navarro es la distinción establecida vasto conjunto de generalizaciones sobre la es-
entre el plano metodológico y el propiamente tructura y la cognición de la obra literaria [...],
teórico del eurocentrismo. Respecto del pri- pero solo la confrontación con otras literaturas
mero, después de analizar las múltiples causas permite distinguir con certeza en ese conjunto
que pueden propiciarlo, el cubano arriba a la las generalizaciones que reflejan propiedades
conclusión de que este no siempre implica una y relaciones específicas de la literatura dada.
actitud científica incorrecta: «puede ser también Únicamente tal confrontación elimina no
una “desgracia” impuesta por circunstancias ex- solo el riesgo de considerar universal lo que
ternas, ajenas a la voluntad del teórico y contra simplemente es particular, propio de una sola

as
las cuales puede que este se haya debatido».12 La literatura regional [...], sino también el ries-
ausencia de una tradición teórica en el país de go de creer específico lo que, en realidad, es
origen, el escaso desarrollo de la ciencia literaria, universal o propio también de otras literaturas

ic
las dificultades para la divulgación y la consulta regionales, zonales o nacionales.13

ér
s al
de materiales adecuados a un contexto regional
particular son algunas de las trabas que puede
la ori Este último aspecto es de particular interés para

Am
enfrentar el estudioso. Al mismo tiempo, el autor el estudio de las literaturas a las que el investiga-
rechaza la descalificación apriorística –debido a dor se refiere, pues en el afán de hallar los rasgos
t
razones ideológicas– de los hallazgos de la cien- originales de su creación, se pueden distinguir
de di

cia literaria de los países de Europa Occidental y como propias algunas características y basar en
los Estados Unidos, una tendencia que tuvo se- ellas un determinado sentido de identidad cultural
a E

guidores en Cuba y amenazaba con empobrecer propia, cuando en realidad esos rasgos son comu-
peligrosamente los estudios literarios. nes a otros muchos conjuntos literarios.
as o

En otro plano Navarro analiza, a partir de las Protagonista indiscutible de este y otros acer-
C nd

distinciones entre lo particular y lo general, el camientos en los que, por razones de espacio, no
riesgo que se corre al confundir estos distintos podré detenerme, la teoría aparecerá siempre, a
Fo

niveles de conocimiento (leyes de máxima uni- través de distintas variantes, en el resto de los
versalidad con tendencias de conjuntos literarios textos escritos por Desiderio Navarro. Dedicaré
específicos). Así, por ejemplo, señala: mi atención entonces a algunas indagacio-
nes vinculadas con lo literario, en particular
11 Dionyz Durisin: «El euroccidentocentrismo y el estudio aquellas donde la teoría, así como la problemá-
del proceso interliterario: Sobre la concepción de Des- tica metódico-práctica, aparece directamente en
iderio Navarro», en SlovenskáLiteratúra, Bratislava, función de tres escritores cubanos.
Instituto de Ciencia Literaria de la Academia Eslovaca
Al acercarse a la obra de José Martí, Navarro
de Ciencias, No. 1, 1983.
emprende un estudio sin precedentes en el
12 Desiderio Navarro: «Eurocentrismo y antieurocen-
trismo en la teoría literaria de la América Latina y de
Europa», ed. cit., p. 159. 13 Ibíd., p. 176.

38
campo de la exégesis poética: la utilización de obstante, su interés trasciende la contribución
la categoría de sujet elaborada por Iuri Lotman que representa en el plano de la semiótica para
para llevar a cabo el análisis semántico del con- convertirse en uno de los estudios fundamentales
junto de poemas de un creador. Con anterioridad, sobre la poesía de José Martí.
como explica, varios miembros de la Escuela de A partir de una exhaustiva lista de lexemas y
Tartu habían realizado estudios paradigmáticos figuras sémicas en los poemas, Navarro empren-
de poemas aislados sin sujet, y –también desde de una minuciosa indagación sobre la peculiar
esta perspectiva– de la totalidad de la obra de un gramática que relaciona las más relevantes, apo-
poeta, en este caso, con el afán de caracterizar el yándose en las nociones narratológicas presentes
«cuadro del mundo» o el «universo imaginario» en la categoría de sujet.
presente en esos textos. En el plano del análisis Una figura sobresale en ese abarcador rastreo:

as
sintagmático, sin embargo, los retos eran muy la del hombre alado,15 imagen antropomorfa de la
dispares. Por una parte, el estudio de poemas poesía martiana que vendría a cumplir la función
particulares con sujet no presentaba un interés de agonista en el modelo del sujet: «Y pliego

ic
especial desde el punto de vista metodológico, sobre el hombro adolorido / El ala del poeta»;

ér
s al
pues apenas se diferencia del que se realiza sobre «Mas parto, el ala triste, cruzo el río».16 Asocia-
textos narrativos. No sucedía así si se analizaba en
la ori das también con el corazón y el pensamiento

Am
el plano sintagmático el conjunto de poemas de un humanos, las alas se vinculan básicamente con la
escritor, pues ello no solo suponía un alto grado de posibilidad de una acción: el vuelo, camino prin-
t
complejidad, sino que implicaba un desafío tanto cipal de este héroe. La pérdida, fractura, pliegue
de di

teórica como metodológicamente. Es esta última o caída de las alas impediría el desplazamiento
perspectiva la que asume Navarro cuando se pro- ascensional que lo conduciría al espacio deseado.
a E

pone «el estudio sintagmático de un sujet presente, La acuciosa búsqueda realizada revela que
no en un poema aislado, sino en el conjunto de la otra figura, el ave, género de animal de mayor
as o

obra poética de un autor, esto es, de un sujet cuyos presencia en los textos, «servirá para atribuirle
C nd

elementos y momentos estarían diseminados en al Hombre los rasgos semánticos antes mencio-
variadas combinaciones y manifestaciones por nados»,17 a la vez que funcionará como su susti-
Fo

los distintos poemas particulares».14 tuto metafórico: «Con la primavera / Viene una
«De la fosa al sol: Martí y una semiótica del ansiedad / De pájaro preso / Que quiere volar».18
sujet más allá del poema», concluido en 1972 Como expresa el crítico después de analizar varios
como parte de un texto más amplio sobre la ejemplos:
obra martiana, integró el volumen En la esfera
15 El hombre alado aparece en la poesía martiana junto con
semántica lotmaniana. Estudios en honor de Iuri la variante del niño alado. Otra figura vinculada a ellos
Mijailovich Lotman, publicado en España. No es el ángel, también estudiada por Desiderio Navarro.
16 Desiderio Navarro: «De la fosa al sol: Martí y una
semiótica del sujet más allá del poema», p. 143.
14 Desiderio Navarro: «De la fosa al sol: Martí y una
semiótica del sujet más allá del poema» en Las causas 17 Ibíd., p. 148.
de las cosas, La Habana, Letras Cubanas, 2006, p. 140. 18 Ídem.

39
Si la imagen del ave adquiere tal relevancia más frecuente es aquel en que ese locus terrenal
por ser portadora de los elementos semánticos cerrado y estrecho es el propio Cuerpo del hom-
Ala y Vuelo, podríamos adelantar la hipótesis bre, el mismo que en otras ocasiones aparece
de que aquella figura que encerrara además el dentro de la Fosa»:23 «He vivido: me he muerto;
rasgo semántico de la Ascensión y completara y en mi andante/ Fosa sigo viviendo».24
así la figura de un ser alado que vuela hacia Otros semas característicos del espacio de
lo Alto sería una de las más frecuentes en los abajo son oscuro, negro, y frío. En relación
textos poéticos de Martí.19 con este último elemento semántico y el eje de
verticalidad alto/bajo, el autor analiza un intere-
Esa figura –el animal que más aparece en los santísimo ejemplo tomado de «Rimas»:
poemas martianos, como revela el estudio– es el

as
águila, «símbolo de la altura, del espíritu identi- Oh, mi vida que en la cumbre
ficado con el sol. [...] ave cuya vida transcurre a Del Ajusco hogar buscó
pleno sol, por lo que se la considera esencialmen- Y tan fría se moría

ic
te luminosa».20 Se lee en los poemas: «Y como un Que en la cumbre halló calor.25

ér
s al
águila herida / Muero en silencio», «Y en la coraza
que me viste el pecho / Un águila de luz abre sus
la ori El héroe que en la tierra muere de frío halla en

Am
alas».21 Como sucede en estos últimos versos, lo alto de una cima el calor vital, en un trueque
el águila, al igual que otras aves –la paloma, la de «la distribución natural de las temperaturas»
t
tórtola y el cisne–, es asociada con la blancura. que da la medida de la extraordinaria coherencia
de di

A partir de ahora, el investigador centrará su de la configuración poética martiana del mundo.


análisis en las características que presenta el si- El lodo y el polvo son otros de los elementos
a E

tio de partida del hombre alado: la Tierra. Fosa, caracterizadores del entorno de abajo,26 al igual
cueva, tumba, nicho, y en un orden menor, sirte que otras dos figuras que desempeñan un papel
as o

y abismo, son los lexemas más asociados con principal en ese locus:
C nd

el espacio donde inicia su viaje el héroe. El ser


humano aparece con frecuencia saliendo, entran- Abajo, en la Tierra, junto a la Fosa, en el Lodo,
Fo

do o encerrado en la tierra («la cueva lóbrega / hallamos reiteradamente otras dos figuras ani-
Donde mora mi espíritu»; «...Vive el alma mía males que están presentes en nuestra lista: el
/ Cual cierva en una cueva acorralada»).22 «Sin Gusano y la Serpiente. Estos dos seres vivos
embargo» –como explica Navarro–, «el caso
23 Ibíd., p. 154.
19 Ibíd., p. 149. 24 Ídem. También aparece con frecuencia en la lista el
20 Juan Eduardo Cirlot: Diccionario de símbolos, Barce- Cuerpo como jaula o cárcel.
lona, Editorial Labor, 1969, p. 57. 25 Ibíd., p. 156.
21 Desiderio Navarro: «De la fosa al sol: Martí y una 26 En el contexto de este análisis sobre el espacio terrenal,
semiótica del sujet más allá del poema», p. 150. Navarro no deja de advertir cómo la ciudad y el campo
22 Ibíd., p. 153. se presentan con rasgos muy diferentes.

40
forman parte del Entorno del Héroe, son lo El cielo, otro de los lexemas más reiterados en
que Lotman llama «personajes inmóviles del la poesía martiana, será el espacio deseado por el
texto», puesto que, a diferencia del Héroe, héroe, el destino anhelado de su vuelo, y el sol,
su movimiento es un mero desplazamiento una figura característica de su poesía –«vengo
físico dentro del Entorno, su hábitat, y nunca del sol, y al sol voy»; «[...] yo soy bueno, y como
va dirigido a traspasar la frontera.27 bueno/ Moriré de cara al sol»–, el punto de lle-
gada preciso. A su vez este astro será asociado
Estos dos personajes, que en términos de mo- con el oro y el polvo de oro, en oposición con
vimiento solo reptan, se arrastran o se revuelven el polvo-lodo del mundo bajo. Como resume el
en el mismo lugar, son presentados con conno- investigador:
taciones particularmente negativas. He aquí un

as
ejemplo en el que ambos aparecen identificados Tenemos ya ante nosotros un cuadro del
con un contexto sucio y abyecto: mundo de la poesía de Martí. El modelado es-
pacial ha distribuido en el continuum espacial

ic
heme arrastrado los subconjuntos semánticos opuestos según

ér
s al
Entre un montón de sierpes, que revueltas el eje Arriba/Abajo. Tenemos un Ambiente
Sobre sus vicios negros, parecían
la ori con sus rasgos semánticos (cerrado, estrecho,

Am
Esos gusanos de pesado vientre oscuro, frío) y sus figuras (la Tierra, la Fosa,
Y ojos viscosos que en hedionda cuba el Lodo/Polvo, así como los «personajes
t
De pardo lodo lentos se revuelcan!28 inmóviles» del Gusano y la Serpiente); un
de di

Anti-Ambiente con rasgos semánticos opues-


La contraposición de la serpiente y el gusano tos (abierto, anchuroso, luminoso, cálido)
a E

con las aves es reiterada. Baste esta conocida y sus figuras (el Cielo, el Sol, el Oro); una
cuarteta de los Versos sencillos –entre los diver- Frontera (la superficie terrestre de la que se
as o

sos ejemplos ofrecidos por Navarro– para cons- ha de despegar): un Héroe incompatible con
C nd

tatar en apretada síntesis cómo en la oposición, el Ambiente y capaz de cruzar la frontera (el
tanto el espacio como la posibilidad de traslación Hombre Alado). Sin embargo, estos satisfac-
Fo

y movimiento son fundamentales: torios resultados aún no son suficientes para


establecer la existencia de un sujet: si el Hom-
Yo he visto el águila herida bre Alado puede pasar la frontera libremente,
Volar al azul sereno, sin colisión alguna, no hay suceso.30
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.29 Se trata ahora de precisar los obstáculos que
se presentan al héroe en su recorrido y amena-
27 Desiderio Navarro: «De la fosa al sol: Martí y una zan con impedir su viaje a las alturas. Según el
semiótica del sujet más allá del poema», p. 158. análisis realizado, la dificultad más frecuente es
28 Ibíd., p. 158.
29 Ibíd., p. 159. 30 Ibíd., p. 166.

41
el ataque de las fieras –tigre, chacal, lobo–31 y en la tierra, en el que vamos reconociendo a un
de una figura, la serpiente, que ya ha aparecido Guerrero de Fuego que salta al fin de la Fosa, le
cumpliendo la función de ambiente. Algunos nacen Alas, y tras enfrentarse al Ataque de las
objetos como la espada,32 el escudo o la coraza, Fieras y vencerlas, asciende como un Sol».35
atributos del guerrero, suelen auxiliar al héroe en Una idea similar aparece expresada en el prólogo
su lucha y contribuir a su capacidad para «vencer a sus Versos libres: «El verso ha de ser como una
el obstáculo y traspasar la frontera semántica».33 espada reluciente, que deja a los espectadores la
El combate que debe librar el agonista contra memoria de un guerrero que va camino al cielo,
las fieras adopta diferentes formas. En unos y al envainarla en el Sol se rompe en alas».36
casos es derrotado en la lucha –desgarrado, Como ha podido apreciarse, el originalísimo y
despedazado, devorado–, y en otra, que será exhaustivo análisis realizado por el crítico cubano

as
objeto de un análisis sumamente revelador, revela las relaciones establecidas –tanto semán-
es vencido sin ofrecer resistencia activa. Pero tica como sintácticamente– entre determinados
el modelo más notable, en el cual se cumple lexemas y semas de alta frecuencia en la obra

ic
cabalmente el sujet lotmaniano, es cuando tie- del poeta, lo que le ha permitido no solo ofrecer

ér
s al
ne lugar «la victoria del Hombre Alado en el un cuadro del mundo de los textos martianos,
Combate contra las Fieras»,34 lo cual le permite,
la ori sino un modelo narrativo –el sujet– que resulta

Am
finalmente, traspasar la frontera y remontar el sobresaliente en la totalidad de su obra.
vuelo hacia las alturas. Después de conocer este estudio, resultan evi-
t
Con un texto particular, «Contra el verso dentes algunos errores a los que puede conducir
de di

retórico y ornado», ejemplifica Navarro esta un análisis paradigmático que relacione algunas
variante. Resulta interesante cómo el poema imágenes martianas sin tomar en cuenta su fun-
a E

seleccionado para mostrar el modo en que se ción a nivel de sujet. Tal es el caso, entre otros
desarrolla ese sujet es expresión de la poética señalados, del erróneo vínculo establecido entre
as o

martiana, una temática alejada, a primera vista, hombre-pájaro-serpiente con el afán de establecer
C nd

de la lucha y el combate. No obstante, como una relación entre la poesía martiana y la mitolo-
apunta el autor al concluir el estudio del poema: gía náhuatl a través de la figura de Quetzalcóatl.
Fo

«Tenemos aquí la imagen de un núcleo de fuego Nuevamente en este trabajo Desiderio Navarro
está proponiendo un análisis objetivo que, desde
la perspectiva de la semiótica, contribuya a un
31 Entre las fieras aparecen también las aves de rapiña, conocimiento de la obra literaria científicamente
que en su condición de figuras aladas y con garras son fundamentado. «De la fosa al sol: Martí y una
objeto de un particular análisis.
semiótica del sujet más allá del poema», escrito
32 En el texto se realiza un estudio sumamente interesante
entre las diferentes funciones que cumplen la espada y
hace más de cuatro décadas –el autor tenía en-
la daga en la poesía martiana. tonces veinticuatro años de edad–, sigue siendo,
33 Desiderio Navarro: «De la fosa al sol: Martí y una
semiótica del sujet más allá del poema», p. 175. 35 Ibíd., pp. 177-178.
34 Ibíd., p. 176. 36 Ibíd., p. 179.

42
a pesar del tiempo transcurrido, uno de los textos De los tres tipos de orquestación presentes en
más iluminadores sobre la poesía martiana. la obra de Guillén, el autor estudiará dos de ellos.
A Marcelino Arozarena –en cuyos versos Primero, la imitación de «sonidos extralingüís-
Fernando Ortiz había advertido «una misteriosa ticos característicos de fenómenos del mundo
sonoridad», asociada con «los cueros del bongó circundante» y, después, la que «alude a sonidos
sobre el cual se riman estas estrofas mulatas»–37 propios de fenómenos del lenguaje».40 En el aná-
dedicó Desiderio Navarro su artículo sobre la lisis que realiza sobre ambos tipos de instrumen-
poesía de Nicolás Guillén. Orquestador criollo tación, el autor de Ejercicios del criterio parte
llama a Arozarena en ese breve homenaje que de premisas muy claras: apelará a la utilización de
abre su estudio, y con esa denominación también métodos cuantitativos, estadísticos, a los aportes
está anticipando el concepto principal del que de la fonología estructural, y también se centrará

as
parte en su acercamiento a la obra del autor de en «las definidas potencialidades semánticas que,
Motivos de son. en mayor o menor medida, encierran los distintos
La orquestación –instrumentación para los sonidos a causa de sus particularidades acústicas

ic
formalistas rusos– es una de las formas de «la or- y articulatorias»,41 una perspectiva vinculada con

ér
s al
ganización sonora de los enunciados literarios».38 las teorías sobre el sentido de los sonidos. Por
La otra, la ritmización, que estudia las cualida-
la ori último, sustentará una posición muy clara en

Am
des prosódicas del lenguaje, no será objeto de cuanto a las coordenadas en que se basa:
indagación por parte del crítico, quien centrará
t
su atención en la instrumentación [...] consideramos que la orquestación de la
de di

obra literaria no trabaja en última instancia


[...] en el sentido de la organización de los con los fonemas, sino con los factores fonéti-
a E

elementos intrínsecos del sonido (Okoplen- cos que distinguen a unos fonemas de otros,
Slawinska, Wellek) y no en la acepción es- es decir, con las cualidades naturales que la
as o

trecha de repetición fónica no onomatopéyica lingüística moderna ha llamado rasgos distin-


C nd

(Tomashevski, Faryno), ni en la acepción tivos intrínsecos o femas.42


amplia que incluye ciertos efectos logrados
Fo

mediante un ordenamiento no rítmico de de- En «Con tumbadora y bongó», la primera


terminados elementos prosódicos (entonación, parte de «Sonido y sentido en la obra de Nicolás
disposición de acentos).39 Guillén. Contribuciones fonoestilísticas», el autor
se propone precisar los sonidos que remedan
los de los tambores de la música cubana. Desde
37 En Marcelino Arozarena: Canción negra sin color, La un principio aclara que el uso de la onomato-
Habana, Ediciones Unión, 1983, p. 177.
peya, en su acepción estrecha y tradicional,
38 Desiderio Navarro: «Sonido y sentido en la obra de
Nicolás Guillén. Contribuciones fonoestilísticas»,
en Ejercicios del criterio, La Habana, Ediciones 40 Ibíd., p. 14.
Unión, 1988, p. 13. 41 Ibíd., p. 20.
39 Ídem. 42 Ibíd., p. 14.

43
no será objeto de su interés, pues se trata de La sonoridad de otros instrumentos de percu-
un fenómeno muy poco frecuente en la poe- sión cubanos –el cajón, las claves y en especial
sía de Guillén. Su atención se centrará en la el bongó, caracterizados por sus golpes secos–
orquestación onomatopéyica que sí tiene un es simulada también en distintos momentos de
peso notable: aquella que «se realiza la mayor esta obra poética. En este caso el investigador
parte del tiempo con la ayuda de palabras que, busca, desde el punto de vista de la sonoridad,
tomadas aisladamente son del todo anicónicas en el conjunto de las consonantes no vocáli-
desde un punto de vista sonoro».43 Es decir, será cas, aquellas que representen «una transición
la denominada onomatopeya difusa, en la cual brusca entre sonido y silencio» y que además
los sonidos significativos están diseminados a no tengan una excitación periódica de baja fre-
través de diferentes palabras, dentro de la cadena cuencia. Entre estas distingue las discontinuas

as
del lenguaje, la que concentrará su interés. explosivas sordas p, t y k. Igualmente reconoce
Entre los fonemas del español, cuyos rasgos como parte de esta peculiar orquestación dos
acústicos son más cercanos al sonido de la tum- consonantes vocálicas, líquidas discontinuas, la

ic
badora, distingue las consonantes no vocálicas r y la ṝ. De este modo los fonemas p, t, k, r y ṝ,

ér
s al
con una excitación periódica de baja frecuencia, que, como señala, tienen una altísima densidad
es decir, las sonoras m, b, n, d, ŋ y g.44 Son estos
la ori en algunos de los poemas, producirán efectos

Am
los fonemas utilizados profusamente por Guillén onomatopéyicos asociados con las sonoridades
en las onomatopeyas difusas que imitan el sonido de esos instrumentos. Véase el siguiente ejemplo,
t
de este tambor. Véase un claro ejemplo, entre sumamente ilustrativo, tomado de «Secuestro de
de di

otros citados, en el que «se produce una marcada la mujer de Antonio», en el que el sonido de las
concentración de consonantes portadoras»45 de palabras evoca el retumbe del bongó:
a E

estos rasgos, combinadas en parejas:


repique, pique, repique,
as o

¡Mayombe-bombe-mayombé! repique, repique, pique,


C nd

¡Mayombe-bombe-mayombé! pique, repique, repique,


¡Mayombe-bombe-mayombé!46 ¡po!47
Fo

En Motivos de son los mencionados fonemas


43 Ibíd., p. 15. tienen una notable representación. Uno de los poe-
44 Ya el crítico martiniqueño Alfred Melon, como señala mas citados, «Búcate plata», presenta más de la
Navarro, había advertido la presencia de la onomato- mitad de las consonantes participando en la repe-
peya difusa en Guillén a partir de tres fonemas: m, b y tición conjunta de los rasgos de la discontinuidad
g. Véase Alfred Melon: «Guillén: poeta de la síntesis»,
en Unión, No. 4, diciembre de 1970.
(como explosividad) y la ausencia de excitación
45 Desiderio Navarro: «Sonido y sentido en la obra de
periódica de baja frecuencia.48 Sin embargo, como
Nicolás Guillén. Contribuciones fonoestilísticas»,
p. 16. 47 Ibíd., p. 18.
46 Ídem., p. 16. 48 Ibíd., p. 19.

44
analiza el investigador, no solamente la estructura del libro de Guillén no solo tienen un porcentaje
fónica de un poema es capaz de producir la impre- mayor en el uso de las labiales, sino que en el
sión de una onomatopeya difusa. Para que estos caso de «Negro bembón» la proporción asciende
rasgos acústicos adquieran relieve y sentido se re- a 27,7 % y en «Búcate plata» a 30,5 %.
quiere de la presencia de peculiares características Un conteo similar realiza con diferentes textos
rítmicas y de un determinado contexto estilístico escritos en yoruba, efik y kikongo, y obtiene
o semántico. En Motivos de son es evidente que como resultado que en esas lenguas el porciento
el poeta se propone, como ha sido reiteradamente de labiales oscila alrededor de un 30 %: casi el
comentado por la crítica, recrear a través de la doble que en el español corriente. Como afirma el
palabra los rasgos de una expresión principal de la investigador: «Guillén le ha conferido al idioma
música cubana. La estructura de sus textos sigue el español una textura fónica característica de esas

as
esquema del son musical, con su recitativo inicial lenguas negro-africanas. Diríase que en ellos, al
y su estribillo o montuno.49 Es ese el sentido hacia hablar en español, el poeta está hablando también
el que apunta todo el poemario desde su mismo en una lengua negro-africana».52 Esta conclusión

ic
título: el contexto semántico en el cual adquirirán será fundamentada con diversos análisis sobre

ér
s al
relieve las onomatopeyas estudiadas por Navarro. otras peculiaridades fónicas, como la combina-
«¿Escritos en yoruba los Motivos de son?»,
la ori ción de labiales en parejas y tríos, la repetición

Am
la segunda parte de su trabajo, atiende al tipo de de palabras que incluyen estas combinaciones, la
orquestación que imita las sonoridades –el «estilo aparición de estos fonemas al principio y al final
t
fónico»– de lenguas del África negra, hablada de los versos, y otras. Sobre la textura fónica de es-
de di

por sectores de la población cubana, algunas de tas lenguas extranjeras en la obra del poeta añade:
las cuales desempeñan un importante papel en
a E

sus rituales religiosos.50 A partir de un análisis En varios poemas de Guillén se observa la fre-
estadístico del conjunto de fonemas que presen- cuente aparición de las combinaciones mb, mp,
as o

tan el rasgo distintivo de la labialidad –m, b, p, ɳg y nd. Ya hemos señalado el papel de estas en
C nd

o, u– Navarro demuestra que estos aparecen en la formación de onomatopeyas del tambor. Pero
Motivos de son con una frecuencia muy superior a el hecho de que esas combinaciones sean muy
Fo

la del español corriente, determinada por Alarcos frecuentes en la lengua kikongo y de que figuren
Llorach entre 15 % y 20 %.51 Todos los poemas en la mayoría de los vocablos africanoides crea-
dos por Guillén («sóngoro cosongo», «solongo
49 Ver Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía, La Habana, del Songo», «mamatomba serembe cuserem-
Universidad Central de las Villas, 1958. bá», etcétera) nos conduce a la idea de que esas
50 Ya Alfred Melon se había referido, como señala Navarro, combinaciones fonemáticas cumplen una doble
a «la riqueza fónica que trajeron al habla cubana las función: onomatopéyica y estilizacional.53
influencias yorubas y abakuá». Ver Alfred Melon:
«Sumar sí, restar no», en Unión, No. 2, junio de 1980.
51 Desiderio Navarro: «Sonido y sentido en la obra de
Nicolás Guillén. Contribuciones fonoestilísticas», 52 Ibíd., pp. 23-24.
p. 23. 53 Ibíd., p. 26.

45
Sobre esta última función se hacen algunas “Son número 6” cuando dice “lloro en yoruba
observaciones relacionadas con el kikongo y lucumí”».56
el yoruba. La determinación de otro fonema Uno de los análisis más interesantes se en-
presente con mucha frecuencia en el yoruba, la cuentra vinculado con el concepto de mímica
y [ll], conduce a un revelador análisis de uno de articulatoria, desarrollado por Eijembaum y
los poemas más conocidos de Guillén en el cual precisado posteriormente por Lotman cuando
no solo se realiza un homenaje a los ancestros afirmó que «los rasgos diferenciales de los fo-
africanos, sino se expresa un tópico frecuente en nemas son portadores de los diferentes tipos de
la poesía caribeña: la concurrencia de emociones articulación y, en relación con esto, se asocian
contrarias en la música. Recuérdese por ejemplo, fácilmente con determinada mímica lo que trae
la «Canción festiva para ser llorada», de Luis consigo una semantización secundaria».57 Desde

as
Palés Matos, «expresión de la confluencia de esta perspectiva, que toma en cuenta los gestos
sentimientos encontrados que resuelven la fiesta y movimientos articulatorios del hablante, em-
en lamento, el jolgorio en pena, la tristeza en prende Navarro el estudio de uno de los poemas

ic
burla».54 Véase cómo expresa el sujeto lírico del más representativos de Motivos de son:

ér
s al
poema de Guillén su «alegre llanto»:
la ori ¿Po qué te pone tan bravo

Am
Yoruba soy, lloro en yoruba cuando te dicen negro bembón,
lucumí. si tiene la boca santa,
t
Como soy un yoruba de Cuba, negro bembón?58
de di

quiero que hasta Cuba suba mi llanto yoruba:


que suba el alegre llanto yoruba Como señala el investigador,
a E

que sale de mí.


Yoruba soy, en este poema el estrato fónico exige una mí-
as o

cantando voy, mica intensamente labializada que representa


C nd

llorando estoy, y refuerza el núcleo semántico del poema: la


y cuando no soy yoruba, bemba, rechazada por el personaje «bembón»
Fo

soy congo, mandinga, carabalí.55 negro y asumido como «boca santa» por el
sujeto lírico negro, es decir, el drama de la
El profundo y acucioso estudio desarrollado identidad racial negada y aceptada.59
por Navarro sobre la textura fónica de esta len-
gua africana en el poema le permite afirmar, con Con este artículo –Premio de la Crítica Lite-
toda autoridad, que «no miente el sujeto lírico de raria Mirta Aguirre en 1983, pero cuya primera
54 Margarita Mateo: «Mapa insular de la poesía cari-
56 Ídem.
beña», en La Revista del Vigía, No. 21, Matanzas,
septiembre de 2000, p. 116. 57 Ibíd., p. 29.
55 Desiderio Navarro: «Sonido y sentido en la obra de Ni- 58 Ídem.
colás Guillén. Contribuciones fonoestilísticas», p. 27. 59 Ídem.

46
versión data de 1972–, Desiderio Navarro no solo En «Intertextualidad, canon, juego y realidad
realizó una notabilísima contribución al cono- histórica en la poesía de Luis Rogelio Nogue-
cimiento de la obra del sonero mayor, sino que ras»,60 Desiderio Navarro ofrece, en apretada y
señaló una importante vía de acercamiento a un a la vez abarcadora síntesis, una tipología de la
fenómeno tan complejo como la poesía cubana obra poética del autor de Cabeza de zanahoria,
negrista del siglo xx. Para la literatura caribeña, basada en los cuatro libros de poemas que pu-
en la cual el tema negro fue y es también un fenó- blicó en vida.61 Al privilegiar el fenómeno de la
meno de particular relieve y en el que la poderosa intertextualidad –que a su vez engloba los res-
música de la región ha estado en estrecho contacto tantes temas abordados en su estudio–, el crítico
e intercambio con la poesía, esta posibilidad de da muestras de su agudeza y sensibilidad ante el
análisis resulta particularmente importante. hecho literario, pues se concentra en una coorde-

as
Las misteriosas sonoridades advertidas por nada central de la obra de Nogueras que, como
Fernando Ortiz en la poesía de Arozarena y Guillén, explica, se impuso «enérgicamente a nuestra
ese diálogo soterrado y secreto con los tambores atención por su extraordinario peso específico

ic
de los cuales parecen desprenderse los versos, el en los textos y su singularidad en el contexto

ér
s al
juego con las palabras de sugerentes sonidos, poético nacional».62 Aunque esta perspectiva de
queda objetivamente fundamentado en algunas
la ori análisis no agota, desde luego, las posibilidades

Am
de sus principales variantes a través de este pe- de acercamiento a la obra de Wichy, sí aborda
netrante estudio. aspectos esenciales de su poética y realiza un or-
t
Conocido como Wichy El Rojo, Luis Rogelio denamiento utilísimo que abre un amplio campo
de di

Nogueras, en su postrer poemario publicado en de posibilidades para estudios ulteriores.


vida, El último caso del inspector (1983), atribu- El propio Nogueras, que tenía conciencia de
a E

ye al políglota Desiderio S. Navarro la primera algunos de los rasgos distintivos de su poesía,


traducción al español del poema de Valerio Li- pone a su admirado y longevo poeta de la Antár-
as o

cinio –contemporáneo de Cicerón– con la cual tida a pronunciarse sobre su escritura. Afirma el
C nd

da inicio a su libro. Realizada en 1624, esta versión doctor Zen en La forma de las cosas que vendrán:
al castellano fue revisada para la edición cubana con
Fo

el fin de eliminar algunos arcaísmos del siglo xvii sus libros son muy eruditos, pero al propio tiem-
que hubieran podido entorpecer su lectura. po muy divertidos; verdaderas encicloferias en
Ese procedimiento literario de presentar una
traducción apócrifa del poema de un autor tam- 60 Desiderio Navarro: «Intertextualidad, canon, juego
bién simulado, pertenece a uno de los tres grupos y realidad histórica en la poesía de Luis Rogelio No-
gueras», en Ejercicios del criterio, ed. cit., pp. 35-51.
en que se clasifican los denominados cuasime-
tatextos, caracterizados por realizar referencias 61 Estos libros son Cabeza de zanahoria (1967), Las
quince mil vidas del caminante (1977), Imitación de
a textos inexistentes, según explica el autor de la vida (1981) y El último caso del inspector (1983).
Las causas de las cosas, quien guarda innegables 62 Desiderio Navarro: «Intertextualidad, canon, juego
similitudes con el intérprete del antiguo poeta y realidad histórica en la poesía de Luis Rogelio No-
romano, mas obviamente no es el mismo. gueras», p. 37.

47
realidad. Ah, y esa manía suya de mencionar hablan sobre poesía, poemas, poetas o creación
autores. Una vez le sugerí que pusiera una poética».64 Entre estos distingue cuatro grandes
casa de citas.63 grupos: aquellos en que los motivos temáticos
son abordados de manera general, como sucede,
En esa casa de citas, muy parecida a la de los por ejemplo, en «Arte poética» o «Defensa de
cronopios, donde reina el más absoluto desorden la metáfora»; los poemas sobre poemas o poetas
y en la cual los autores, los poemas, los versos particulares ficticios, como «Acta» o «El mal
y las estrofas de las más variadas procedencias poeta enamorado»; los que presentan los moti-
tropiezan unos con otros, conversan, inter- vos mencionados sobre poemas y poetas reales,
cambian sonrisas, ideas y epitafios, Desiderio como sucede en «Darío y Lugones» o «Notas
Navarro, aunque dista mucho de ser un fama, sobre la muerte de Breton»; y, por último, los ba-

as
ha puesto algún concierto que allana la estancia sados en los poemas y «la actividad creadora del
del visitante: ordenando los cuartos donde se poeta mismo, es decir, del propio Nogueras»,65
escondían, traviesas, algunas frases simulado- como «Yambos interrumpidos» o «Materia de

ic
ras; desempolvando libros que daban refugio poesía», del cual citaré algunos fragmentos:

ér
s al
a estructuras travestidas; revelando vínculos
furtivos y ocultos; poniendo en su lugar algunas
la ori Qué importan los versos que escribiré después

Am
criptopolémicas camufladas y rebeldes; abriendo ahora
caminos, en fin, entre la tupida maraña de textos cierra los ojos y bésame
t
dejada por ese aluvión de imaginación y capaci- carne de madrigal
de di

dad de relacionar del poeta cubano. [...]


Si en la escritura de Nogueras es difícil en- Qué importan los versos donde fluirás intacta
a E

contrar un poema donde el juego intertextual cuando partas


no esté presente de una forma u otra, también ahora dame la húmeda certeza de
as o

resulta difícil orientarse en ese tejido de citas, / que estamos vivos


C nd

referencias oblicuas, apropiaciones sutiles de la ahora


palabra del otro a través de ese intenso diálogo posa intensamente desnuda
Fo

entre la poesía propia y la ajena. para el madrigal donde sin falta


El ordenamiento tipológico realizado por florecerás mañana.66
Navarro abarca los dos grandes tipos de inter-
textualidad presentes en la obra de Nogueras: la Una variante dentro de este grupo es la de
poesía sobre la poesía y la poesía en la poesía. aquellos textos «en los que la poesía sobre la
En el primer caso, el crítico se centrará en los poesía aparece como tematización directa del
enunciados metapoéticos que aparecen, no en
versos aislados, sino en «poemas completos que 64 Ibíd., p. 39.
65 Ibíd., p. 40.
63 Luis Rogelio Nogueras: La forma de las cosas que 66 Luis Rogelio Nogueras: Imitación de la vida, La Ha-
vendrán, La Habana, Letras Cubanas, 1989, p. 14. bana, Casa de las Américas, 1981, p. 31.

48
acto mismo de enunciación poética en curso o mis mañas te son ajenas,
del propio enunciado poético presente».67 Un tu poder es absoluto:
ejemplo de este tipo de autorreflexión puede tú mandas y yo ejecuto,
apreciarse en «Bacuranao», donde el sujeto lírico yo te escribo, mas tú ordenas.72
«tematiza su propia incapacidad de abarcar una
vivencia determinada»:68 El otro gran grupo, el de la poesía en la poe-
sía, es ordenado según las distintas formas que
Esta mirada al mar, presenta. En primer término, la cita, la paráfrasis
y la que él me echa, profunda, inacabable, y la alusión, una de las más frecuentes. Sobre
irán a parar a algún poema, este último recurso comenta Navarro: «Precisa-
a estas pobres líneas donde no caben todas mente con una alusión literaria –y, a la vez, no

as
/ las olas.69 literaria– comenzaba su primer libro publicado:
su título, Cabeza de zanahoria, remitía al mismo
Distingue también el crítico varios textos en tiempo a la obra de Jules Renard y a la cabellera

ic
los que la poesía sobre la poesía se presenta del propio Nogueras».73

ér
s al
como «una lírica invocativa cuyo destinatario o Un análisis aparte merece la estilización,
interlocutor explícito es la poesía misma»,70 es
la ori una de las formas más complejas y, a veces,

Am
decir, un caso peculiar en el cual «la poesía habla sutiles de la intertextualidad. Para ilustrar esta
de sí misma consigo misma»,71 como sucede en variante el autor pone como ejemplo «El Gran
t
la siguiente décima: Zooneto». Compuesto no en endecasílabos,
de di

sino en alejandrinos, y dedicado al autor de


Tú siempre eres libre, verso, Motivos de son en sus setenta años, este pecu-
a E

aunque en la rima estés preso; liar soneto combina a través del humor y de la
tienes metro y no por eso apropiación de rasgos distintivos de la obra de
as o

puedo medir tu universo. Nicolás Guillén, referencias a su cosmovisión


C nd

Por eso me eres adverso y a ciertas zonas de su mito personal, también


cuando te ato con cadenas reflejadas en textos como «Digo que yo no soy
Fo

un hombre puro». La animalia de Nogueras


incluye a un cancerbero borracho, la serpiente
67 Desiderio Navarro: «Intertextualidad, canon, juego del edén, el tigre, el toro, y las musas, aunque
y realidad histórica en la poesía de Luis Rogelio No-
gueras», p. 40.
otros especímenes como las arañas y los gatos
también son sugeridos.
68 Ídem.
69 Luis Rogelio Nogueras: Cabeza de zanahoria, La
Habana, Cuadernos Unión, 1967, p. 29. 72 Luis Rogelio Nogueras: Imitación de la vida, ed. cit.,
70 Desiderio Navarro: «Intertextualidad, canon, juego p. 102.
y realidad histórica en la poesía de Luis Rogelio No- 73 Desiderio Navarro: «Intertextualidad, canon, juego y
gueras», p. 41. realidad histórica en la poesía de Luis Rogelio Nogue-
71 Ídem. ras», pp. 41-42.

49
El tigre, que en Guillén «anda preso en su Ved la musagato, que no es puta, pero araña.
jaula/ de duras rayas negras»74 se convierte aquí
en el tigre de Blake, atrapado en la estrofa que Lo atenderá el Director en persona, por eso,
se escribe, es decir, en la misma poesía, una idea Venga hoy mismo al Gran Zoo, Al Gran Son,
recurrente en la obra de Nogueras. El toro de Lor- / al Gran Zooneto.
ca aparece como un animal sometido a sucesivos Niños y poetas, gratis. Mayores, un peso.76
travestimientos para terminar finalmente, ya tore-
ro, vistiendo un traje de dril cien, como el negro Entre las distintas estilizaciones presentes en
bembón. Del mismo modo, duermen la musas en la obra de Nogueras, Navarro distingue la imi-
el terceto-jaula dedicado a ellas, donde los juegos tación de autores como Drummond de Andrade,
de palabras (musa puta, musaraña, musagata) Baudelaire, Martínov y otros; la cita literal de

as
remedan, de El Gran Zoo, el poema «Monos» estructuras de una obra concreta en «Poema
(monocorde, monosacárido, monoclinal). El desesperado»; la criptopolémica –«Defensa de
verso final de este «Gran Son», apela también al la metáfora», «Arte menor»–; y la estilización

ic
lenguaje codificado –avisos, circulares, carteles, polémica, paródica, en «Monsieur Julián (del

ér
s al
anuncios– señalado por la crítica como uno de los Casal)», sobre la cual comenta:
rasgos del «bestiario multifacético» de Guillén.75
la ori
Am
El autor imita propiedades estilísticas esen-
«El Gran Zooneto» ciales de la poesía de Casal, pero no con la
t
actitud axiológica afirmativa hacia el modelo
de di

Este es el Gran Zooneto de Nicolás Guillén. que caracterizaba las estilizaciones antes
Tiene, como el Infierno, las dos puertas mencionadas, sino con una disposición crítica
a E

/ de acero, hacia el mismo. Y algo que resulta original:


que vigila (siempre borracho) el cancerbero la condensación de los rasgos estilísticos de la
as o

acompañado de la serpiente del Edén. poesía de Casal es empleada para describir


C nd

humorísticamente la propia persona, obra,


En esta cuarteta está el tigre de Blake a quien vida y muerte del poeta. Al efecto humorístico
Fo

el Director le quemó el hocico por güevero; contribuye la alusión al «Monsieur Julián»


está el toro de Lorca, vestido de torero, de Bola de Nieve, ya desde el título mismo.77
y el torero de Lorca con saco de dril cien.
Un universo particularmente importante en la
Ved la musa puta, la musaraña que engaña obra de Nogueras es el de los ya mencionados
(duermen las musas en la jaula de este terceto). cuasimetatextos, que aparecen en tres variedades
74 Nicolás Guillén: Obra poética 1958-1972, tomo 2, La 76 Luis Rogelio Nogueras: Las quince mil vidas del ca-
Habana, Letras Cubanas, 1973, p. 236. minante, La Habana, Ediciones Unión, 1977, p. 106.
75 Ver Margarita García Veitía: «El nuevo bestiario», 77 Desiderio Navarro: «Intertextualidad, canon, juego
en Recopilación de textos sobre Nicolás Guillén, La y realidad histórica en la poesía de Luis Rogelio No-
Habana, Casa de las Américas, 1974, p. 312. gueras», p. 43.

50
distintas. Las más frecuentes son «las citas totales se aprecia claramente esta relación con la poesía
de una obra ajena ficticia» y las de «una traducción y la palabra ajena a la que alude el crítico:
ajena ficticia de un texto ajeno ficticio (metatexto
de segundo grado)», como la traducción realizada Lo que he escrito
por Desiderio Navarro del poema de Valerio Lici- tiene a veces el aspecto gastado de algo
nio, ya mencionada al inicio de este análisis. En /escrito ya por otros
los cuatro libros estudiados hay diecisiete poemas pero también mucho de lo que han escrito
de autores ficticios, de muy diversas procedencias, / otros
y El último caso del inspector está integrado ex- lleva mi firma
clusivamente por ese tipo de textos. en la eterna espiral yo soy igualmente una
Como ha podido apreciarse hasta ahora, las / consecuencia y una referencia

as
formas de intertextualidad de la poesía de No- las palabras vuelven siempre
gueras están estrechamente vinculadas con una las oscuras palabras cada cierto tiempo
profunda reflexión sobre los cánones poéticos toda palabra tiene pasado

ic
y la tradición literaria. Sobre esta tendencia toda palabra hizo ya el amor

ér
s al
expresa el crítico: pero no hay palabras de uso
la ori cada palabra tiembla de nuevo

Am
estamos ante una poesía que reflexiona sobre entre las manos del escritor.79
su propia existencia, sobre su creador y su
t
creación, sobre su material y sus instrumentos, La intertextualidad, por último, está muy
de di

sobre sus propias posibilidades y límites. Por vinculada con el juego, con ese ademán lúdi-
otra parte, su dialogismo intratextual expresa co tan frecuente en el autor de Las quince mil
a E

una acentuada conciencia de la tradición lite- vidas del caminante, y forma parte también de
raria de que la nueva obra literaria nace y vive un modo particular de dialogar con la historia
as o

en un espacio de textos prexistentes, de que la y con el contexto político-social de la época.


C nd

poesía es también una toma de decisión hacia Como advierte el investigador, «la mayor parte
la palabra ajena y una utilización o destrucción de los poemas que versan sobre la propia poesía
Fo

creadoras de lo ya escrito: estamos ante una se dedican precisamente a reflexionar y tomar


poesía que elabora y formula explícitamente posición sobre la relación entre poesía y reali-
su propia visión del pasado literario.78 dad histórica y social».80 A través de los juegos
intertextuales, en particular en aquellos poemas
De un poemario de Luis Rogelio Nogueras, antecedidos por una breve caracterización del
publicado después de su muerte, y que, por tanto,
no forma parte del estudio de Navarro datado
79 Luis Rogelio Nogueras: Me quedaría con la poesía,
en 1985, deseo citar un texto, «Poética 1», donde
La Habana, Letras Cubanas, 2014, p. 80.
80 Desiderio Navarro: «Intertextualidad, canon, juego
y realidad histórica en la poesía de Luis Rogelio
78 Ibíd., p. 45. Nogueras», p. 47.

51
autor apócrifo, «la referencia a la realidad apa- la práctica, con su pensamiento teórico acerca de
rece en una forma compleja, doble»,81 diríase esta esfera tan compleja del campo de la literatura.
que mediada a través de los poemas apócrifos, La concepción científica sobre el análisis literario,
potenciada por las biografías inventadas de los la perspectiva marxista, la posición abierta en
poetas imaginarios. relación con la diversidad de métodos requeridos
En este texto, publicado en la revista Casa de por la exégesis, y su visión muy definida acerca
las Américas en 1986, Desiderio Navarro fue ca- de las funciones que debe desempeñar la crítica-
paz de advertir la novedad de la escritura de uno cognoscitivo-valorativa, operacional, postulativa
de los poetas cubanos más originales de su época, y metacrítica,83 están presentes en estos tres textos
y de encontrar un método crítico ajustado a esa sobre creadores de diferentes épocas.
poética, capaz de leer y desmontar sus mecanis- Las ideas del autor de A pe(n)sar de todo

as
mos discursivos. Al mismo tiempo, se convirtió sobre la crítica literaria, tan diáfanamente expre-
en el primer crítico de la Isla en abordar desde una sadas en los distintos trabajos publicados sobre
perspectiva intertextual la obra de un escritor, lo ese tema –merecedores de un estudio aparte–,

ic
cual abrió un camino para nuevas investigaciones. abordan también otros problemas como el ri-

ér
s al
El concepto fijado inicialmente por Julia Kriste- gor, la dedicación, la honradez intelectual y los
va siguió probando años después su gran utilidad.
la ori valores éticos demandados por este quehacer.

Am
Enriquecida con los aportes de diversos estudiosos Al mismo tiempo, esta labor es concebida por
y por el modo en que fue privilegiada por el pos- él «como crítica de la cultura literaria en su
t
modernismo, la teoría de la intertextualidad «se ha conjunto y no exclusivamente de las obras li-
de di

extendido a las más recientes líneas investigativas terarias»,84 con lo cual incluye en ese complejo
como son los estudios feministas, poscoloniales, universo distintos fenómenos relacionados con
a E

gay, lesbianos, raciales y de la oralidad».82 La la institución de la literatura –la difusión de las


mirada desde el presente permite valorar con más obras, las condiciones sociales de la escritura,
as o

certeza la importancia de este primer acercamien- los problemas de recepción, el complejo tema
C nd

to realizado por el crítico que aplicó y difundió de la lectura y otros. En su opinión, el crítico
esta perspectiva de análisis en Cuba. «está en la obligación de ocuparse también de esa
Fo

En los acercamientos a la poesía de José Martí, mediación sociológica entre las obras literarias y
Nicolás Guillén y Luis Rogelio Nogueras co- el resto de la vida social».85 Estas reflexiones lo
mentados aquí, se pone de relieve cómo la crítica
literaria sobre escritores particulares realizada por 83 Aquí el autor suscribe las funciones esenciales de la
Desiderio Navarro se corresponde nítidamente, en crítica señaladas por el teórico polaco Janusz Slawinski.
Ver Desiderio Navarro: «Premisas y dificultades para
81 Ibíd., p. 48. una crítica literaria científica», en Cultura y marxismo.
Problemas y polémicas, ed. cit., p. 373.
82 Desiderio Navarro: «Intertextualité: treinta años
después» en Intertextualité. Francia en el origen 84 Desiderio Navarro: «La crítica literaria: también una
de un término y el desarrollo de un concepto, sel. y cuestión moral», en Cultura y marxismo. Problemas y
trad. de Desiderio Navarro, La Habana, Colección polémicas, p. 427.
Criterios, 1997, p. ix. 85 Ibíd, p. 428.

52
llevan a considerar la necesidad del «estable- tus infaticables trabados en pro de un mayor
cimiento de una tradición nacional cubana en rigor cientrífico (es decir, contra la cienfria
lo que toca a la concepción de la naturaleza, el lateraria de diantres para afuera). Hay mochos
papel y el puesto de la crítica literaria respecto charlatintas en nuestra críptica litegraria pero
de las demás actividades de la vida literaria, contra ellos tú, cual nuevo Don Cojones de
cultural y social».86 A ese proyecto –digamos la Marcha, te lanzas con tu afialada pluma.87
también que a ese sueño–, ha dedicado ingen-
tes esfuerzos que, como es sabido, rebasan el Esa «afialada pluma», dura como el hierro, que
plano de la escritura. marcha, vuela y corta, pero que también sueña,
En una carta del «juegues 28 de febrero lucha y no desmaya, ha escrito una de las páginas
de 1985», Luis Rogelio Nogueras le escribe al más admirables de la cultura cubana. c

as
«Soñar Desiférreo Navajo» sobre
87 Ver La Gaceta de Cuba, La Habana, No. 5, septiembre-
86 Desiderio Navarro: A pe(n)sar de todo, p. 123. octubre de 2017, p. 14.

ic
ér
s al
la ori
Am
t
de di
a E
as o
C nd
Fo

Eduardo Mac. Entyre (Argentina): Sin título, 1969. Dibujo generado por compuradora IBM 1130 e impreso en plotter
IBM 1627. Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires. 295 x 445 mm

53
LETRAS

JORGE BOCCANERA

El jardinero de Paumanok
A Walt Whitman

as
Montado en el instinto de la rueda
llega el jardinero de Paumanok.

ic
Con los hospitalarios, los osados,

ér
s al
con los cuatro caballos que tiran de su almita robusta.
la oriAlarde del tambor en la sangre resuelta.

Am
Sombrero de ala ancha.
t
Todos comemos de su mano.
de di

El silbido del afilador tajea la amorosa carne de la mañana,


a E

presagia al nómada, al vociferante del cafetín que invita


Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 54-56

otra vuelta de grapa.


as o

Y el poema a zancadas con su respiración interrogante:


C nd

«¿Quién desea caminar conmigo?».


Fo

Las chispas de su lengua dan cópulas furiosas.


En sus estanterías se abrazan el verbo plácido y la onomatopeya,
la turbulencia, la urraca azul con su graznido
y las alas de musgo de los muertos,
la jerga indómita y veintiocho mozotes bañándose en el río.

Y todos comemos de su mano.

«Aprendiz del ingenuo, maestro del astuto»,


el jardinero de Paumanok
  

54
asomó un día al puerto vestido de overol, pañuelo al cuello
y bigote de foca.
Yo era una edad muy breve que calzaba preguntas inmensas.
Me regaló un puñado de bolitas,
dentro de cada una vibraba una gota de plomo, unos labios
granates, la guadaña en el ojo de un gato y una flor boquiabierta.
¿Qué otra cosa es la infancia que un pez de plata centelleando
al centro de un mundo difunto?

Entraba a la peluquería de mi abuelo Santiago con sus crenchas


(mi abuelo resoplaba por lo bajo).
Nunca se recortó la cabellera.

as
Colgaba la sonrisa en el espejo, elegía una silla, se dormía
(no roncaba, lo suyo era retumbo).

ic
Se soñaba escalando los cerros jaspeados de La Quiaca,

ér
tocando una marimba en Masatepe,

s al
respirando el incienso de la iglesita de San Juan Chamula
la ori
Am
y a veces, que moría abrazado a su imaginación.

Ya viene el enfermero de campaña


t
de di

–lavativas, raciones de comida, lampazo al piso y orinales, solución


/ mercurial, auxilios, bálsamos–.
a E

Lo vi repartir correspondencia entre los náufragos, cerrar


los ojos de los obreros tirados en el muelle en aquella
as o

matanza de 1907.
C nd

Llevaba el corazón clavado en una estaca.


Me acariciaba la cabeza.
Fo

Y todos comemos de su mano.

Junto a lo desbocado, el dulce aprecio, llega el maestro de canto,


el compañero de la obrera del Rhin, del minero de Oruro, del pescador
/ de White,
de aquellos indios sauks que un día despertaron en el aire
(les habían robado la tierra debajo de los pies) y nunca se
rindieron
El gran jefe Halcón Negro plantó árboles de dignidad en la
Conciencia,

55
y el jardinero junto al fuego dijo: «Cada quien canta lo que le
corresponde».

Lo vi muy cerca de aquella cabra atada a la cruz negra que le


saliera al paso a Apollinaire y lo dejara hablando solo.
Lo vi con «los escarabajos que arrastran su bola de estiércol»,
con los que hunden su lengua en corazones limpios.
Lo vi entre forasteros, victroleras, peones de estiba, changarines,
lo vi entre marineros, feriantes y payasos de circo.
Escuché bien clarito cuando dijo: «Si no estoy en un sitio,
búscame en otro, te estaré esperando».

as
Y todos comíamos de su mano.

ic
Su corpulencia anclaba en aquel largo mostrador de estaño

ér
s al
y deshilaba historias, las escuché, lo juro.
Las palabras trotaban sobre verdes praderas con la fuerza del agua
la ori
Am
que redondea las piedras y crujía en la leña la aventura.
En la misma balanza iban la muerte y la fecundación.
t
Sus iniciales van bordadas en el pañuelo de Vallejo, en los
de di

cuatro sombreros de Pessoa, en los bastones de palo de Coronel


Urtecho, el corbatín de Pound.
a E

Ya llega el jardinero de Paumanok.


as o
C nd

Toda su humanidad entra resuelta


en los viejos zapatos que le pintó Van Gogh. c
Fo

  

56
RAMIRO SANCHIZ

Árboles en la noche

Pocos días después de la muerte de mi abuela me encontré revol-

as
viendo entre sus pertenencias. No sabía bien qué buscaba, pero
sí que mucho de lo que conservaban aquellas cajas forradas con

ic
papel de regalo eran libros y revistas que habían sido míos y que

ér
s al
en sucesivas mudanzas terminé por confiarle, para que los atesorara
junto a juguetes, cartas y pequeñas reliquias.
la ori
Am
Separé un par de playmobils, sacudí el polvo que habían juntado
los doce tomos de la enciclopedia Ciencias Naturales y empecé
t
a revisar una pila de historietas de los Pitufos y el Pato Donald.
de di

Era cuestión de quedarme con las que recordara mejor, pensé, y


apareció por ahí la saga La dinastía de los patos, que reimaginaba
a E

la historia de Donald y el Tío Rico a lo largo de los siglos. La


colección no estaba ordenada, de modo que tuve que buscar con

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 57-66


as o

atención para separar las revistas que incluían capítulos de esa his-
C nd

toria, y fue así que di, casi en el fondo de su caja, con una carpeta
pequeña, de color azul oscuro, no muy vieja a juzgar por el estado
Fo

de la cartulina y los elásticos. Todo aquello olía a lana, a barniz, a


hojas secas y prensadas y, me pareció, a las espirales para los mos-
quitos y las flores de perfume amargo que mi abuela hacía crecer
en su jardín de la casita de veraneo en Pinamar. Era su olor, el de
ella, y sin duda eso, a la manera primitiva e irracional del olfato,
persuadía más y mejor a mi memoria que todas las fotografías que
se me habían abalanzado desde el velorio. Imaginé que la carpeta
contendría otros tantos papeles de mi infancia: carnés del colegio o
alguno de los cuentos e historietas que yo había escrito y dibujado
entre mis seis y nueve años. Pero lo que encontré me sorprendió:

57
eran partituras, en su mayoría fotocopias, cuidadosamente dobladas para adaptarse al tamaño de la
carpeta, y también hojas sueltas, quebradizas y amarillentas, del viejo tratado de solfeo con el que
había estudiado en mis años de alumno de piano.
Mi abuela había sido la principal promotora de aquellas clases; llegué a estudiar cinco años, pero
pronto olvidé todo menos los rudimentos. A mi padre le gustaba compararme con un robot: en los
exámenes me sentaba ante el teclado y no hacía sino esforzarme por huir de la pieza, por despachar-
la a toda velocidad y sin rastro alguno de emotividad o expresión. Finalmente, después de que me
«recibiera» de profesor de solfeo (el mojón de los primeros cinco años), estuvimos de acuerdo en
que dejara las clases; ya era un adolescente, además, fan de los Redondos y los Rolling Stones, y
pronto movilicé los pocos conocimientos adquiridos y el poquísimo oído desarrollado para aprender
guitarra por mi cuenta.

as
De esa época retuve más bien el recuerdo de las callecitas del barrio Atahualpa, el de los otros niños
y niñas en los exámenes y el de una compañera de clase, muy delicada, alta, flaca y de rulos, a la que
copiaba los gestos escrupulosos que hacía al solfear. Mi abuela, sin embargo, se había aferrado a todas

ic
aquellas páginas abandonadas, a quién sabe qué promesa jamás cumplida. Sentí la culpa inevitable,

ér
s al
la lástima, y seguí buscando. Fue entonces cuando apareció. Al principio lo tomé por un error; ese
dibujo sin duda pertenecía a las otras carpetas y cajas donde mi abuela había guardado las historietas
la ori
Am
y mis numerosos intentos de ilustrar el Quijote, las novelas de Verne y Las mil y una noches. Se ha-
bría traspapelado quién sabe cuándo y terminado allí. No era del todo comprensible, además, así que
t
lo atribuí a una edad temprana, mis cuatro o cinco años quizá, pero después miré con más atención
de di

y apareció el recuerdo: no el de haberlo dibujado sino el de haberlo repasado, repensado, escondido


con vergüenza y eventualmente perdido. Lo había hecho a los once, sabía, durante mi segundo año de
a E

piano y solfeo, y representaba, hasta donde pude recordar, el jardín de la casa que había justo enfrente
de la de mi profesora de piano. Eran trazos torpes, pero dejaban entrever una dedicación, un esfuerzo
as o

sobre los detalles que no aparece en otros dibujos de mi infancia o adolescencia.


C nd

Lo representado en el centro del dibujo era irreconocible; podía ser apenas un conjunto de rayones,
una maraña de líneas verdes y negras. Pero una segunda mirada revelaba que cada convulsión del
Fo

trazo era deliberada. Que cada nudo del dibujo había querido copiar algo de la realidad (o la memo-
ria). Quizá podían rastrearse también las correcciones, las enmiendas, los agregados y los borrones.
Así, con mis manos temblando y el aliento plantándose en el fondo de mis pulmones, fue como
recordé.

Yo estaba tocando el timbre de la casa de mi profesora de piano. No sé cuántas veces habré insistido,
pero pronto quedó claro que no había nadie. Aquello era inusual: nunca había tenido que esperar,
nunca había tocado el timbre más de una vez, así que debí pensar que le había pasado algo, que una
emergencia la había sacado de su casa. Mi profesora era viuda y vivía con sus dos hijas. La mayor
  

58
me llevaba ocho años; yo la veía siempre a través de la ventana de su cuarto, que daba al fondo de la
casa, y jamás intercambiamos más que un saludo. Mi profesora solía rezongarla por esa antipatía; la
instaba a salir del cuarto, a «tomar aire», a bajarle el volumen a la música, a dejar «todos esos libros».
La otra hija, que tenía apenas un par de años más que yo, era delgada, rubia y, en mis últimos años
de alumno de su madre, se convirtió en el mayor interés a la hora de asistir a las clases. Ahora mi
memoria ha exagerado algunos rasgos y la hermana mayor se me aparece maciza, grisácea, gorda y
alta, de ojos saltones, ojeras marcadas y una papada batracia, mientras que a la menor la evoco vo-
luptuosa y seductora, e incluso aparece la imagen repetida (como si eso hubiese pasado muchísimas
veces) de encontrarla en el fondo de su casa besándose con algún pibe, él con los ojos cerrados y en
trance, ella con los ojos abiertos y clavados en mí.
No era mucho más lo que sabía de aquellas chicas o de mi profesora. Tanto mi abuelo como mi

as
padre, por su parte, habían sacado algunas conclusiones en base a lo observado al momento de
acompañarme en los exámenes, cosas como las calcomanías de Wilson Ferreira en las ventanas y otros
asuntos inevitablemente políticos que no me importaban (eran más interesantes los numerosos adornos

ic
de mal gusto dispuestos en las paredes, en las credencias, las mesas ratonas y los estantes: estatuillas de

ér
s al
ángeles, parejas de pastores, quijotes, victorias de samotracia, venus, duendes, reproducciones del
santo sudario, imágenes del sagrado corazón) pero que para ellos, colorados fanáticos, eran casi tan
la ori
Am
terribles como (o más terribles que) si hubiesen dado con una matera que llevara pegada una bandera
del Frente Amplio o una bandera con una hoz y un martillo.
t
Supongo que mi abuelo me había llevado en auto, que estaba apurado por algo que tenía que hacer
de di

y que por eso se puso en marcha apenas bajé. De otro modo se habría quedado conmigo, esperando,
y habríamos vuelto a casa después de cinco minutos de timbrazos; esa noche, pasado su despotri-
a E

que contra mi profesora y la persistente defensa por parte de mi abuela, yo habría visto televisión y
jugado con mi TK-95, cenado, leído y nada más que lo de siempre. Pero no fue así. Estaba solo, así
as o

que no me fui, quizá porque esperaba que mi profesora llegara en algún momento o porque era tan
C nd

inusual que recorriera solo las cuadras hacia mi casa que no terminaba de animarme y atinaba apenas
a esperar que llegaran a buscarme, incluso si eso implicaba pasar una hora sentado en el murito de la
Fo

casa o en el cordón de la vereda.


Escuché que me llamaban por mi nombre. Era más bien una pregunta, ¿Federico?, y después la
voz insistió.
–¿Vos sos Federico, el nieto de Clara?
Yo estaba sentado de espaldas a la calle, y cuando me di vuelta encontré a un hombre de la edad de
mi abuelo. Estaba hablándome desde la casa de enfrente; me levanté y, sin llegar a cruzar, le dije que sí.
–¿Estás esperando a Mariela? Tuvo que salir de apuro; me dejó dicho que pidiera disculpas a los
gurises... vos sos el único que vino...
No sé qué cara habré puesto, pero el hombre pareció preocuparse.
–Vení, ¿querés una cocoa? ¿Un café con leche? Llamo a tu abuela y te pasan a buscar.

59
Le dije que sí, que gracias, y crucé. Si bien pasaba por esa cuadra dos veces a la semana, en muy
pocas ocasiones me había fijado en las casas vecinas; esa en particular, además, me había parecido
siempre especialmente anodina, quizá por su jardín sin plantas y su muro alto y enrejado. Aunque,
a la vez, esas características –junto a la ventana enorme y circular, muy ornamentada– también
debían hacerla más llamativa. Es posible, entonces, que ciertos atributos terminaran por cancelarse
mutuamente: las superficies grises, el techo bajo y la fachada rectangular compensaban la ventana
art nouveau, del mismo modo que las rejas altas y negras retrocedían empujadas por un portón sin
atributos y el vacío del jardín.
Eso es el marco del dibujo. Están la fachada, la reja, la ventana circular y el portón, que dibujé
abierto. Hay un intento de remedar la decoración alrededor de la ventana, así que aparecen arabes-
cos y volutas; pero lo más importante está en el jardín: esa ausencia de plantas que puedo recordar

as
desaparece ante una especie de arbusto, palma o árbol bananero, lleno de cactus, aloes y helechos o,
mejor, cosas que parecen cactus, aloes y helechos, así como también una enredadera densa que cubre
buena parte de la fachada, rodea y enmarca la ventana y parece manar de la puerta y desembocar en

ic
la cosa principal, la maraña del primer plano.

ér
s al
la ori
Am
Terminé por guardar el dibujo junto a las revistas de Disney y los tomos de la enciclopedia. Mi abuela
había vivido sus últimos años junto a mis padres, en un cuarto pequeño, y llevarme aquellas cosas a
t
mi propio apartamento me pareció una suerte de saqueo a una tumba ya vaciada. Pero a la vez eran o
de di

habían sido mis revistas, mis libros, mis recuerdos. Esa noche guardé la enciclopedia y las historietas
en mis estanterías y me quedé un rato contemplando el dibujo. Había algo llamativo, me pareció, que
a E

iba más allá de la rareza de los trazos; era como si insistiera ese rastro de determinación, digamos:
las marcas de un esfuerzo por copiar cierta realidad que no quedaba agotada en la representación.
as o

Si bien el proceso de memoria involuntaria quedó inaugurado por la visión del dibujo, fue en los
C nd

días y semanas siguientes que alcanzó su máximo, y un papel fundamental lo jugaron los sueños.
Así, esa misma noche me vi ante aquella casa, no como la había recordado en el cuarto de mi abuela,
Fo

sino como aparecía en el dibujo, poblada por su multitud vegetal. Pero en el sueño mis carencias
infantiles como dibujante quedaban superadas y yo percibía aquello como lo que en verdad era: no
un árbol, no una planta, ni siquiera un conjunto de plantas, sino una criatura que pertenecía a otro
orden de cosas. En el sueño –en el primero de ellos y en los que siguieron, noche tras noche– yo sim-
plemente me quedaba allí, contemplándola y tratando de dar cuenta de las formas que se estremecían
en su confusión, como si buscara caras o animales en las nubes arrasadas por el viento.
Lo más extraño, por supuesto, era que me tomara aquella irrupción con naturalidad.
Pero hay más: con el tiempo terminé por sentir que había empezado a confundir esos sueños con
mi pasado real. Yo había vivido esa situación, creía recordar, la de cruzar la calle, acercarme a la casa
y ser maravillado o atrapado por aquella criatura, pero también alcanzaba a entender que algo había
  

60
cambiado, que antes esos recuerdos no existían. Era como si hubiese dado con una memoria reprimida,
quizá, o como si de pronto estuviese alterando mi pasado o, mejor dicho, lo que había entendido como
mi pasado durante demasiado tiempo. Y eso, naturalmente, requería una causa. Había que concluir,
llegué a pensar (y en una primera instancia lo aventurado de la conclusión debe entenderse como un
signo de lo profundamente alterado que había quedado tras el hallazgo del dibujo y el recuerdo), que
en la media hora o poco más que pasé en la casa frente a la de mi profesora algo obró en mi mente
y encerró una percepción específica en una cápsula cuyo contenido –guardado, encerrado, dispuesto
al mecanismo de su liberación como una bomba de efecto retardado o, acaso, una semilla o espora
de largo ciclo vital– recién emergió treinta años más tarde, gracias al dibujo que encontré entre las
cosas de mi abuela muerta.
Además me descubría rememorando aquella tarde a todo momento, hasta el punto de empezar a

as
sentirme más y más separado de mi vida cotidiana, de mi trabajo, mi hija y mi esposa. Terminé por
consultar a mi madre: la visité una noche sin previo aviso y le pregunté qué podía contarme de una
pareja que vivía frente a lo de mi profesora de piano y que conocían –o decían conocer– a mi abuela.

ic
Contra lo que esperaba la respuesta apareció de inmediato. Mi madre había caído en un círculo vicioso

ér
s al
de culpa e idealización de mi abuela, de modo que cualquier pretexto le venía a las mil maravillas
para desahogarse en larguísimas invectivas contra ciertas personas que de pronto habían atraído y
la ori
Am
acaparado todos los adjetivos negativos con los que mi madre habría descrito a la suya meses atrás,
como si ese procedimiento fuese la única manera que encontraba aceptable de elogiar a mi abuela,
t
de dar con una luz favorable que le moldeara mejor los límites y le permitiera saltarse todo el odio de
de di

su vida. Así, supe que aquella familia había abusado varias veces de la confianza de mi abuela, que
la esposa de aquel hombre que me había hecho pasar e invitado con café con leche «se había criado»
a E

con mi abuela y la había perjudicado de varias maneras, ninguna de ellas especificada. Y agregó que
nunca había quedado claro a qué se dedicaba el hombre, que sin duda había algo ilegal escondido
as o

tras la fachada de aquella casa, que hubo «épocas enteras» en que «no se sabía por dónde andaba» y
C nd

que después aparecían rumores de viajes a Brasil («a la selva»), a Perú y a Bolivia, y que el hijo de la
pareja se había vuelto loco y/o había sufrido una sobredosis y llevaba años internado en un siquiátrico.
Fo

–¿Pero viven?
–Tu abuela se enteró de que el hombre murió. Al año que nos mudáramos, creo que fue. Pero ella
vive: hierba mala nunca muere.
Sentí que ciertos pliegues del dolor de mi madre amplificaban habladurías mezquinas y me retiré
de la conversación, pero algo se había purgado y podía pensar con mayor claridad. No había otra
alternativa: debía volver al barrio y buscar la casa.
Esa claridad reconquistada me permitió también dedicarme mejor a las otras cosas de mi vida, así
que me fijé la visita para la semana siguiente. Y esa noche el sueño regresó: yo estaba ante la criatura,
pero ahora no era en el jardín de aquella casa sino en el living, en lo que yo, en el sueño y después,
ya en la vigilia, recordé como el living de la casa, pegado a la cocina, con su mesa cubierta por un

61
mantel de hule, sus alacenas, su heladera pintada de un tono oscuro de turquesa. Recordé también
cómodas y estanterías, y por todas partes había recuerdos de viajes, figuras de yeso ataviadas con
trajes típicos de esos que había mencionado mi madre y otros tantos, acaso Cuba, México, algún país
africano. Y la criatura, más pequeña, extendía sus zarcillos o tentáculos desde una puerta; en el sueño
yo preguntaba qué puerta era esa y la mujer me decía la del cuarto del nene.
El parecido de la criatura que había visto en ese sueño con la que aparecía en mi dibujo era asom-
broso, casi tanto como si hubiese soñado con sus trazos de lápiz y sus resaltados con drypen y relle-
nos de crayola. Pero había algo más, algo que trascendía la noción de haber soñado meramente con
un dibujo. Así, cuando desperté salté de la cama y me metí en el baño, donde procedí a mirarme al
espejo. Era yo, pensé, como si necesitara tocarme y repasar mis primeras arrugas, mi calvicie incipiente
y las canas en mis patillas para obtener una sensación de continuidad, un proceso único entre aquel

as
niño que practicaba en el piano y yo. Era como si estuviera dibujándome, fijándome a un papel que se
me antojaba más real que el mundo al que había emergido de aquel sueño. Y después de un rato de ese
proceso, después de asegurarle a mi esposa que me sentía bien, en voz baja para no despertar a la niña,

ic
terminé de recordar. Había entrado a la casa y pedido una cocoa. Fría, agregué, y la mujer me ofreció una

ér
s al
bandeja con bizcochos miniatura. Me preguntaron por las lecciones de piano, qué tocaba, qué tan fácil
me salía, si no prefería tocar la guitarra; quisieron saber qué miraba en la TV y cómo estaba mi abuela,
la ori
Am
si mi abuelo seguía arreglando televisores y si tenía todavía su trabajo en la Intendencia. Preguntaron
por mi tío y su vida en España, por mi tío abuelo en Melilla, y si mi padre se llamaba Roberto, Rodolfo,
t
Romualdo o Ramón. Contesté a todo con paciencia, como el pibe bien educado que me habían hecho,
de di

y de pronto escuché un ruido, un chirrido breve, casi un chasquido, seguido por una bocanada de olor
vegetal, olor a monte, al agua verde y estancada de una laguna en medio de un bosque, al moho en una
a E

pared, a la pinocha sucia y podrida compactada capa tras capa en el piso de una casa abandonada en
algún balneario, a hojas de laurel, a yerba, a marcela y carqueja en el té de mi abuela en Pinamar.
as o

Y miré. De una puerta entreabierta manaba una cosa, manaba mi dibujo o, mejor, algo que ahora
C nd

solo puedo ver como mi dibujo: porque la verdadera visión nunca pudo tener una sustancia. Se me
apareció como el espacio que se abisma alrededor de los árboles por la noche: algo que no supe discri-
Fo

minar como único o múltiple, como fondo o figura, como animado o mineral, como animal o vegetal;
quizá era un proceso, una deriva en cierta serie de cualidades y no tanto una cosa; es, en todo caso, un
laberinto de ideas, ideas que reclaman la máscara de mi dibujo para aparecerse en la imaginación que
se impone visual, en el recuerdo automático, involuntario que me asaltó en el baño.
Ahí aparece el terror. En el recuerdo de ese momento, de esa entrada o irrupción, solo quiero
retroceder, replegarme, achicarme lo más posible, cosa de ser oculto por la pata de una mesa o una
silla en un rincón, de perderme en un zócalo, de estar tan lejos que no haya manera alguna de volver.
Eso que aparece no solo es más que yo sino que quiere ser más que yo y debe agrandarse a mi costa,
nutrirse de mí, pero el proceso arroja una conciencia y un dolor, y puedo verme defendiéndome,
cubriéndome, anudándome en piel como una pupa.
  

62
Después el hombre se levantó de su lugar y la mujer también. Hicieron algo, no recuerdo qué, y
la cosa desapareció.
Quizá pasó algo más (sin duda hay un tiempo perdido) pero mi recuerdo siguiente es el de una
serie de palabras y un espacio creciente alrededor de ellas, un escenario que va recomponiéndose; el
hombre me explica algo mientras tomo otra bebida, ya no la cocoa sino un té, una infusión de hierbas
que a su manera saben al olor que había invadido el living.
–Te vas a olvidar, por un tiempo te vas a olvidar, no ahora todavía, no del todo, pero en unas horas
no te vas a acordar de nada. Y no te va a pasar nada. Quedate tranquilo, botija, no te va a pasar nada.
Mi abuelo apareció al poco rato, nervioso y apurado. Agradeció a la pareja con pocas palabras y
me condujo al auto; yo no decía nada, ni dije nada a lo largo del viaje o ya en casa. Tomé una hoja
en mi cuarto y empecé a dibujar.

as
Fue después que olvidé.

ic
En el baño el recuerdo trajo consigo una ola de alegría y alivio. Me pareció entender: el hombre me

ér
s al
había dado una medicina y yo había podido olvidar gracias a aquella infusión. Eso, sentía, era cierto, era
así, pero también debió operar algo más. Otra faceta de esa cura, la única manera de entender que aquel
la ori
Am
terror cruentísimo –que bien pudo, por su mera intensidad, difundirse a través de los capilares de mi
vida entera y contaminarlo todo– pudiera estar guardado, que ni siquiera entonces, en el baño, pudiera
t
dañarme desde el recuerdo y, por el contrario, apareciese rodeado de algo muy parecido a la felicidad.
de di

No le conté a mi mujer ni tampoco a mi madre. El día que me había propuesto revisitar aquella
cuadra dejé el auto y tomé aquel mismo ómnibus, el 158, como si de esa manera acaso ingenua el
a E

recuerdo que quería terminar de comprender pudiese adquirir una definición mejor. Llevaba el dibujo,
doblado cuidadosamente y en el bolsillo interno de mi saco. Me bajé en Burgues y Carmelo, caminé
as o

hasta Ramón Estomba, como había hecho tantas veces a la hora de mis clases de piano, y recorrí las
C nd

cuadras pensando en aquella pareja, en aquel hijo enloquecido y en los viajes hacia lugares ante todo
inverosímiles. Había una historia allí, pero ya nadie sabría ofrecerme su verdad última.
Fo

Pronto me encontré ante la casa. No había cambiado, nada esencial al menos, pero estaba notoria-
mente abandonada, con las paredes más sucias, algunos cables caídos y el jardín cubierto de basura,
escombros y hojas secas.
El portón estaba abierto. Me metí en el jardín y caminé hasta la puerta. Traté de abrirla, pero no
pude. Noté entonces que la ventana, aquella ventana redonda con sus volutas art nouveau, parecía
carcomida desde adentro, y pensé en el túnel de un gusano.
No había nada que hacer. Salí a la vereda; enfrente estaba la casa de mi profesora de piano y, por
un momento, pensé que acaso era buena idea tocar aquel timbre una vez más, entrar por el portón
lateral, caminar debajo de la parra, rodear la casa por el fondo, entrar a la cocina y pasar a la sala,
oscura casi siempre y dominada por el perfume del piano y la suavidad de sus teclas y su madera. Pero

63
me arrepentí antes de dar el primer paso. No sabía qué había sido de mi profesora, después de todo.
Quizá había muerto o enfermado, o no sería capaz de recordarme. Había tenido quién sabe cuántos
alumnos y yo no había sido ni por asomo el mejor.
Entonces noté que alguien me hacía señas desde una ventana. Y lo primero que pensé fue que no
recordaba esa ventana, que debía haber sido agregada en una reforma posterior. Estaba enrejada,
además, pero aun así dejaba ver una habitación cargada de libros y objetos que no pude identificar
a la distancia. Una mujer había corrido las cortinas y agitaba su mano saludándome o tratando de
llamar mi atención. Miré con más atención antes de moverme; parecía algo mayor que yo, rubia y de
piel muy blanca. Me pareció que la reconocía: era o debía ser una de las hijas de mi profesora, pero a
esa distancia no lograba determinar si se trataba de la mayor o de la menor. Así que crucé. La mujer
me hizo un gesto demasiado rápido y desapareció, pero no tardó en salir al frente de la casa. Había

as
abierto la puerta principal, esa por la que yo había entrado una vez nada más, la primera, cuando mi
abuela me inscribió en las clases.
Me llamó.

ic
–Usted fue alumno de mi madre, ¿verdad? –dijo.

ér
s al
Asentí.
–Federico... usted es Federico. Está igual, está ahí...
la ori
Am
Y me dijo su nombre, pero no supe si era el de la mayor o el de la menor. La mujer con la que
hablaba podía perfectamente haber sido una fusión del cuerpo de las dos o, mejor, de mis recuerdos.
t
De todos los errores en mis recuerdos.
de di

–Pase, pase...
Entré. Me pareció que las habitaciones habían cambiado de lugar o que la casa había caído en
a E

manos de otra familia. Los adornos kitsch habían desaparecido y todo parecía abandonado o, mejor,
reconquistado recientemente pero en un proceso que aún no había terminado, como si esa mujer con
as o

la que hablaba hubiese tomado posesión de la casa de su madre hacía poco tiempo y empezado a
C nd

restaurar la casa de sus recuerdos.


–Lo vi... te vi enfrente... un rato, vi que quisiste entrar.
Fo

–Sí, quería saber qué había sido. En qué están. Los dueños de la casa, porque hace años que...
Me interrumpió:
–No hay nadie. Doña Mariana murió en 2009, estaba internada. Don Miguel hace más, en 2002.
Y de Sebastián no se sabe.
–Yo ni siquiera sabía sus nombres –dije–, lo mío es... bueno, más complicado.
Ella debió interpretar el movimiento que hice para acomodarme como una señal de que quería
levantarme e irme. Alargó una mano, como para detenerme y me miró a los ojos.
–¿Vos lo viste, no? Se nota que sí... que lo estás recién ahora recordando. Está ahí. Por eso viniste.
–¿Que vi qué?
–No hace falta, me doy cuenta de que sí. Todos lo vimos. No hace falta negar ni decir. Está ahí.
  

64
–Yo no sé nada. No sé más que lo que recordé, y eso hace días nada más.
No supe qué más decir, me quedé callado un momento y de pronto le pedí que me contara.
Habló como si hacerlo le doliera y le diera placer a la vez; dijo que había recordado primero en sus
sueños, en los sueños de toda su vida, en los sueños de su hermana. Las imaginé –no, las vi– por las
noches, sentadas una frente a la otra, al borde de sus camas o en el piso, y una le cuenta sus sueños a
la otra y la otra los corrige, le señala qué recordó bien y qué recordó mal, los completa, los enmienda,
y el proceso empieza una vez más. Debí haber estado ahí, pensé, buscando esos residuos. Porque ellas
recordaban más que yo; habían visto eso mismo que yo había visto, en la casa de enfrente, pero ese
olvido que me otorgó el hombre no había operado de la misma manera en ellas. Si había sido la bebida,
el efecto no llegó a ser tan fuerte, y año tras año empezaron a soñar, quizá en ciclos, en retornos y
dispersiones, momentos en que los sueños aparecían todas las noches y se espesaban en pesadillas y

as
después desiertos en que apenas se aparecía la rendija de una puerta o un zarcillo o una enredadera.
Supe también que la otra hermana estaba internada en un siquiátrico de Argentina, que había sufrido
una crisis depresiva con delirios persecutorios, que había contado todo cuando el recuerdo completo se

ic
le impuso. Habían tratado de entrar, también, cuando la casa quedó vacía, pero ya no había nada allí.

ér
s al
Y sabían. Sabían que el hombre había traído aquella criatura de alguno de sus viajes y que después
había viajado buscando la cura; sabían que el hijo de la pareja fue el primero en enloquecer, que el
la ori
Am
hombre había dado con una preparación que hacía retroceder los efectos y los disolvía en la memoria,
pero que jamás logró curar a su hijo y que incluso para su mujer fue demasiado tarde.
t
–Como mi hermana –concluyó.
de di

–¿Y hay otros niños... en la cuadra, en el barrio, que...?


No me respondió. Saqué el dibujo del bolsillo, lo desplegué y se lo mostré.
a E

–Esto es lo que vi –dije–, lo que vengo soñando.


Lo miró, me pareció que sin interés.
as o

–Con mi hermana llegamos a pensar que era un extraterrestre. Creíamos que don Miguel lo había
C nd

traído. Sabiendo lo que era. Una larva. O algo que vino en las cosas que coleccionaba. Y ahí al prin-
cipio no sabía. Nunca supimos bien. Yo creo que lo que nos curó, o lo que nos ayudó tantos años, no
Fo

fue el té que nos dio sino las palabras que nos dijo. Yo no las recuerdo y mi hermana tampoco, por
más que hace fuerza, pero algo nos dijo. La cosa también nos decía algo, pero lo que nos dijo don
Miguel fue como convencernos de no escuchar, de no hacer caso... Pero está todo ahí.
Me devolvió el dibujo y se quedó en silencio. Debió pensar que yo no tenía manera de creerle, que
aquello me superaba, que todavía necesitaba tiempo. Me miró como si esperara más de mí o quizá
como si no se decidiese a decirme algo más, y volví a preguntarme si era la mayor o la menor, como
si por alguna razón eso fuera lo importante.
Se me ocurrió que acaso debía perder el dibujo, dejarlo allí, sobre una silla, sobre una repisa. O
hacerlo una bola y arrojarlo al frente de la casa abandonada o a alguna boca de tormenta en aquella
callecita empedrada del barrio Atahualpa.

65
Pero preferí doblarlo y guardarlo una vez más.
La hija de mi profesora había abierto la puerta. De pronto entró el ruido de la calle, me pareció que
los gritos y risas y puteadas de un grupito de niños que jugaban a la pelota.
No miré hacia atrás, pero la hija de mi profesora estaba hablando. Decía algo que no entendí o no
quise entender. Y me fui. c

as
ic
ér
s al
la ori
Am
t
de di
a E
as o
C nd
Fo

Waldemar Cordeiro (Brasil): A mulher que não é B.B (La mujer


que no es B.B), 1971. Dibujo generado a partir de algoritmo
cibernético. 450 x 300 mm
  

66
LEONEL ALVARADO

Alvarado se llama este dolor*

A los padres de Karol Alvarado, a sus hermanos.

as
Razones me das para desquererte, San Pedro Sula.

ic
Razones que ahora llegan con nombre y apellido:
Karol Alvarado se llama este dolor.

ér
s al
la ori Se levantó a la hora de la bala cuando entraste enloquecida,

Am
ciudad, huyendo de ti misma, perseguida por la sangre
y la codicia. Mal armada venías a enfrentarte a esta muchacha
t
que solo vino a sentarse con amigos, reírse con amigos,
de di

tener la edad que se debe tener a los veinticinco años.


a E

No se levantó a saludarte, no quería el desamor de ese pie


de foto que habla de la muchacha que quedó tirada en la puerta

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 67-69


as o

del establecimiento. ¿Quién quiere quedar tirado en la puerta


del establecimiento? ¿Quién quiere quedar sin el zapato
C nd

en el pie izquierdo en la puerta del establecimiento?


Fo

Explícame ese zapato, ciudad. Explícame la tristeza


de ese pie izquierdo, más solo que nunca.
La bala hacía daño en alguna parte del cuerpo
mientras tú, ciudad, descalzabas ese pie y sacabas
* Escrito a partir de reportes apare- el zapato izquierdo de la foto. Estas cosas no se entienden.
cidos en El Heraldo, La Prensa y Hacía poco tiempo Karol Alvarado, estudiante de medicina,
Diario Tiempo de Honduras sobre había cruzado la puerta del establecimiento con sus dos zapatos,
el asesinato de Karol Alvarado
en ajuste de cuentas entre nar- sus veinticinco años, su vida trajinada entre libros y sueños
cotraficantes, en San Pedro Sula, de muchacha. Pero también hacía poco tiempo el tiempo
mayo, 2014. de Karol Alvarado había comenzado su cuenta regresiva.

67
La bala venía de otros días, de años endurecidos
por el terror salido de las bocas del infierno.
De una Sinaloa vomitadora de sangre y codicia se dice
que vino esta tristeza. Pero qué sabía Karol Alvarado
de las Sinaloas que te aterrorizan, ciudad, de las que vinieron
ese día a dejar sus veinticinco años tirados en la puerta.

Yo no quería saber qué arterias rompió esa bala.


No me interesaba que me dijeran por dónde
dejó de ser esta muchacha, alvarada nuestra.
Pero alguien, en su dolor, me lo dice por teléfono

as
y yo no quiero ese nombre de la arteria destrozada,
quiero a la Karol intacta, con sus miles de arterias,
sus trillones de células. Esa bala, muchachita, le sobra

ic
a su cuerpo. Su madre no le dio jugos y amores por el ombligo

ér
s al
para que usted creciera y fuera mal besada por esa Sinaloa.
Cualquiera puede fabricar balas, pero quién la perfección
la ori
Am
de un cuerpo, quién el misterio de un pie desnudo,
quién el prodigio de los diecisiete músculos que usted
t
necesitaba para reírse en esa tarde con sus amigos.
de di

Marco un número y contesta mi hermano, el mayor


a E

de los Alvarado, heredero para siempre de esa bala.


Que está en la morgue, me dice, frente a la puerta
as o

que tantas veces cruzó su hija, estudiadora de cuerpos,


C nd

futura doctora que ahora está entre amigos, futuros


colegas que ya no serán. Para nombrar en formularios
Fo

el rumbo de la bala y devolvérsela cuanto antes al padre


la pasan a la cabeza de la lista; es el favor que le hacen
porque la ciudad les ha traído otras tristezas esta noche.

Te disputo esa muchacha, ciudad, y no admito que la reclames


para tus estadísticas; no te valgas de su nombre
para adjudicarte el título de la ciudad más violenta del mundo.
Otras son las estadísticas de esta alvarada: está entre
los seis millones de hojas que le brotan al olmo
en una sola estación, entre las setenta mil especies de coral,
  

68
las veinte mil especies de orquídeas, los ocho millones de veces
que un adulto respira al año. Esos son los números
de esta muchacha; no la cifra ensangrentada,
sino esos milagros que ninguna Sinaloa podría entender.

Cuando se está al otro lado de la bala es muy tarde, ciudad,


para comenzar a desquererte; cuando hay muchacha adolorida
de por medio; cuando te sobran puertas para dejar tirados tantos
veinticinco años. Basta un verbo para desquererte, ciudad,
el aborrecible «ultimar», tantas veces masticado por la prensa.
Lo conjugaste con Karol Alvarado, quien, reza el titular, fue ultimada.

as
Nada hay al otro lado de ese verbo, esa orilla brutal que detiene vidas
a sangre y fuego y las deja en tus malas puertas multiplicadas.
En el piso quedó tirada la brutalidad de ese verbo. Mala será

ic
para siempre esa puerta aunque vengan a lavar la sangre.

ér
s al
La muchacha ya ha salido con su pie descalzo, no está más,
comenzó a ser recuerdo, Karol que fue, Alvarado que se llamó. c
la ori
Am
t
de di
a E
as o
C nd
Fo

León Ferrari (Argentina):


Automóviles, 1982.
Xerografía,
260 x 380 mm.
P/A

69
JUAN CÁRDENAS

El pájaro

Día 1

as
Antes que nada voy a comentar lo que sucede con el pájaro, no
vaya a ser que me olvide. El pájaro viene todas las tardes, cuando

ic
el sol empieza a ponerse, un sol líquido de queso cheddar, ro-

ér
s al
deado de nieblas mohosas que brotan de las ramas azules de los
pinos muertos. Después de revolotear un rato, el pájaro se posa
la ori
Am
y picotea los pedazos de carne envenenada que, siguiendo las
instrucciones del ente gestor, le dejamos en la tapia para atraerlo.
t
Es un pájaro negro, ni grande ni chico. Con su afilado pico de
de di

goma rosada recoge los pedazos de carne y los engulle haciendo


gestos exagerados. Mi mujer y yo esperamos a que el veneno haga
a E

efecto, o sea, esperamos a que el pájaro se intoxique y muera,


Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 70-75

pero esto no sucede nunca. El veneno no lo mata: lo hace hablar.


as o

Y el pájaro habla con una voz que suena como algo grabado en
C nd

una cinta muy antigua. Hemos discutido durante horas sobre el


origen de esas voces. Porque no es una sola voz. Son muchas
Fo

voces. Mi mujer ha oído decir que algunos pájaros son capaces


de imitar a otros animales y opina que son voces de mucho antes,
de otro tiempo, de cuando todavía existían los seres humanos; el
canto de este pájaro sería un vestigio, uno de los pocos que aún
conservamos, una prueba de que antes de nosotros hubo otra es-
pecie parecida, capaz de hablar y de producir pensamientos. Esa
especie desapareció misteriosamente del planeta y los científicos
no saben cómo interpretar la escasa evidencia disponible. Por eso
tampoco sabemos de dónde venimos nosotros, de qué animales
descendemos.
  

70
Los relojes se reiniciaron en algún momento, dice mi mujer, mirando hacia los pinos muertos,
como si supiera algo que los demás no sabemos. Es una supersticiosa.
A mí, en cambio, me da miedo que el pájaro no se muera, que el veneno no haga efecto, como sí
ocurre con los demás animales que vienen a nuestro patio. Los folletos del ente gestor en eso son muy
enfáticos: el peligro de contagio es muy alto, todo animal debe ser exterminado.
Cuando el pájaro se cansa de hablar, una vez que se ha comido el último pedazo de carne enve-
nenada, alza el vuelo y nuestro bebé llora desde el interior de su capullo de seda azul y roja, donde
sigue incubándose. El llanto y la partida del pájaro están sincronizados de algún modo, pero no es
posible saber si existe una relación causal o si se trata solo de una coincidencia en el tiempo de dos
eventos inconexos.
Ya nos han prometido que nos evacuarán, como hicieron con los primeros. Iremos, si todo sale

as
bien, a un planeta nuevo.
Entretanto, esperamos, sin hacer mayor cosa y somos razonablemente felices. Algunas noches
paseamos por el barrio o por el bosque de pinos muertos. De vez en cuando vamos a bailar.

ic
El ente gestor nos dice que nuestra casa será la garantía que nos permitirá tener una vivienda similar

ér
s al
en el lugar donde nos realojen.
Las leyes de propiedad en eso son estrictas.
la ori
Am
Día 2
t
Hoy vinieron las inspectoras a examinar al bebé. Normalmente solo revisan el exterior del capullo,
de di

comprueban que no haya fugas de baba, que los pétalos carnosos de seda mantengan su textura y
a E

color. El contraste de azul y rojo debe ser muy preciso y se mide con un aparato que capta las longi-
tudes de onda específicas. Una mínima variación del tono pondría en riesgo la vida del bebé. Hoy, sin
as o

embargo, una de las inspectoras se enfundó el brazo en un guante de látex y lo metió hasta el fondo
C nd

del capullo a través de la vulva superior.


Cuando terminó de esculcar puso cara de preocupación. ¿Han notado algo raro?, preguntó. Y yo
me apresuré a contarles lo del pájaro, aunque no les conté todo porque mi mujer me pellizcó la pierna
Fo

para que cerrara la boca. No alcancé a decirles que el animal hablaba, por ejemplo, pero sí que nuestro
bebé lloraba cuando el pájaro se iba volando cada tarde.
No comentaron nada. Solo anotaron cosas en las planillas oficiales y anunciaron que en los próxi-
mos días vendría un exterminador a ocuparse del pájaro.
Mi mujer se enojó conmigo. Dijo que mi imprudencia podría habernos costado un aplazamiento
en la lista de evacuación o quién sabe si algo peor. No me habló en el resto del día, hasta que llegó la
hora de la puesta de sol y la visita del pájaro, que hoy estuvo especialmente parlanchín. Habló, con su
voz habitual de cinta magnética antigua, sobre las ruinas de una ciudad en medio de un bosque. Habló
de un jardín en el corazón de las ruinas. Habló de un árbol cargado de frutos dorados en el corazón

71
del jardín. Esas imágenes debieron de excitar a mi mujer, que me empezó a acariciar los genitales.
Así se fueron desplegando y enredándose las antenas y cavidades y alveolos y así se derramaron por
el suelo nuestros jugos.
El pájaro nos observó mientras tanto y dijo con su voz grabada: cada cual debe conocer su condena
y no confundirla con la condena de los demás.
Ni siquiera dejamos de acoplarnos genitalmente cuando el bebé comenzó a llorar. El sexo mitiga
la impaciencia.

Día 3
Damos un paseo en bicicleta cuando cae la noche. Salvo nosotros y otras tres familias, todos en nuestro
barrio han sido evacuados. El ente gestor ya ni siquiera se molesta en encender el alumbrado público

as
y no resulta muy agradable andar así, casi a oscuras.
Mi mujer propone una excursión más larga, bajar de la colina, internarnos en el bullicio de la ciu-

ic
dad. Aunque lo de bullicio es un decir, algo que sirve solo para marcar un pequeño contraste entre
la desolación absoluta de nuestro barrio y las calles casi vacías del centro, donde al menos hay una

ér
s al
o dos personas por cada cuadra.
Paramos en una tienda de licores y compramos cigarrillos baratos, de los que se hacen con alas de
la ori
Am
polilla. A mi mujer le gustan más que los cigarrillos finos porque te marean un poquito y te ponen
locuaz. Andar en bicicleta con ese mareo es divertido. Nos reímos a carcajadas.
t
A falta de mejores planes, terminamos en el club, bailando. Hay pocas parejas en la pista y el
de di

espacio se ve gigantesco: el eco profundo de la música hace que nuestras sacudidas pierdan sentido.
a E

Bailar así, con el club vacío, sin el calor de una multitud, es un poco ridículo.
Mi mujer acaba comiéndose los cigarrillos. Así pegan más fuerte. Yo me quedo en la mesa, des-
as o

cansando un poco, pero ella no, ella quiere bailar.


C nd

Al cabo de unos minutos la veo genitalizando con una pareja vecina, las antenas de los tres
forman una hermosa y sutil ramificación que, bajo el efecto de las luces de colores, empieza a
florecer: pronto una nube lechosa de esporas iridiscentes se riega por el espacio. Un tipo que lleva
Fo

unas bebidas a su mesa atraviesa la pista a toda velocidad y se resbala en los dulces jugos seminales
derramados en el suelo. Cae de culo antes de dar una voltereta fabulosa.
Los bailarines lo ayudan a levantarse, entre risas.
La nube de esporas, como un riachuelo rojizo con chispitas de muchos colores, se impregna en todos
los cuerpos y altera la consistencia del aire, de modo que la música empieza a sonar más despacio.
Mi mujer vuelve a la mesa, todavía con las antenas desplegadas y goteantes.
Eres una buena mujer, me dice ella, masticando sus cigarrillos con un desdén que solo puedo describir
como masculino. Siempre te portas bien, aunque a veces eres muy imprudente. Ayer cometiste un
error muy grave con las inspectoras.
  

72
¿Me perdonas?, digo. Y ella dice que sí, que me perdona. Que lo importante es aguantar y pasarlo
bien mientras llega el momento de la evacuación.
Soy tuya, le digo. Y ella, displicente, contesta que también es mía. De mi propiedad.
El aire está tan denso y pesado que la música avanza con mucha dificultad y los bailarines se
mueven muy despacio, lentísimos.

Día 4
Hoy al mediodía nos sentamos a la mesa del patio y abrimos unas latas de conservas –moscas, hor-
migas culonas, unos gusanos en salmuera. Comida apropiada para la resaca. Con mucha proteína. He
estado muy rara en los últimos días, dijo mi mujer inopinadamente, quiero ofrecerte mis más sinceras
disculpas. Y al cabo de un largo silencio en el que solo se escucharon la masticación y las succiones

as
alimentarias, ella añadió: me dejé afectar por el pájaro, por las palabras del pájaro.
Menos mal que en la tarde vino el exterminador del ente gestor a acabar con el problema. Primero

ic
tuvimos que rellenar unos informes. Esa parte fue engorrosa porque el exterminador perdía la pacien-
cia con mucha facilidad y se irritaba con nuestras preguntas. Luego nos pidió que le enseñáramos el

ér
s al
frasco donde guardábamos el veneno. Estuvo un buen rato haciendo pruebas con el líquido en unos
tubos de ensayo. Finalmente concluyó que nuestro veneno era óptimo y cumplía con la normativa
la ori
Am
del ente gestor. Si no funciona es porque hay algo raro con el animal, dijo.
Estuvimos esperando en el patio hasta que el pájaro, cumplido, llegó con la caída del sol. Mi mujer
t
se excitó al verlo posarse sobre la tapia. Vi cómo se le abrían los ojos que ni dos galletas de chocolate
de di

derretido, vi cómo se esforzaba para que no se le notara en las antenas. El exterminador, pendiente
a E

de su acecho, no se daba cuenta de las humedades de mi mujer.


Entonces el pájaro picoteó los pedazos de carne envenenados y, como cada tarde, habló con
as o

su voz de grabación antigua. Recordó de dónde venía: la ciudad en ruinas, con el jardín en
C nd

pleno centro. Hago mi nido en un árbol que da frutos dorados, en el corazón del corazón de la
ciudad en ruinas, dijo el pájaro. Mi mujer, arrebatada por las imágenes, quiso saber cómo eran
esas ruinas y, sobre todo, a qué sabían los frutos. Hacía siglos que no existía algo así como un
Fo

fruto comestible. En los museos solo se conservaban algunos fósiles y por eso sabíamos de su
existencia pretérita. El pájaro siguió hablando: los frutos caen al suelo y nosotros dispersamos
las semillas por doquier, en nuestros dorados excrementos. Dicho esto, como demostrando con
hechos lo que acababa de decir, el pájaro alzó un vuelo breve y rasante para que sus defecaciones
se regaran bien por todo el patio.
El exterminador aprovechó esa circunstancia para derribar al animal con un zarpazo certero.
Desde el suelo, el pájaro hizo un último intento de levantar el vuelo pero no fue capaz. Tenía un
ala rota. Ahora solo podía caminar torpemente batiendo su ala buena con desesperación y nos miraba
sin entender lo que ocurría.

73
Con ayuda de una escoba, el exterminador acabó su tarea. Luego metió el cadáver del pájaro en
una bolsa de plástico negra.
Yo sentí alivio. Mi mujer, en cambio, estaba horrorizada. El bebé, para nuestra sorpresa, no lloró
esta vez y yo me lo tomé como una señal del advenimiento de mejores tiempos para todos.
Mientras terminábamos de llenar el papeleo del cumplimiento del contrato de exterminio, nos
sentamos los tres a tomar unas bebidas terrosas. Mi mujer no podía disimular la conmoción, así
que yo intenté darle charla al exterminador para mantenerlo distraído. Le pregunté para cuándo
tenía fecha de evacuación y él, encendiendo el cigarrillo de polillas que le ofrecí, sonrió con una
mueca sarcástica que me heló la sangre. A la gente como yo no la evacúan, señora, dijo. Yo lo miré
atónita. Obviamente, estábamos ante un bromista, ante un cínico. Y a sus mercedes para cuándo,
preguntó, en el mismo tonito. El próximo año, contesté, tajante. Nos vamos en la tanda siguiente.

as
Qué buena suerte, dijo, soltando una bocanada de humo, a los que son como yo no nos van a re-
alojar nunca.
No diga eso, lo reprendí.

ic
En serio, siguió, nos lo comunicaron en una circular hace dos meses.

ér
s al
Lo lamento mucho, fue lo único que pude responderle.
Mi mujer, que había estado callada todo ese rato, le preguntó si no le daba rabia, si no le daban
la ori
Am
ganas de hacer algo contra el ente gestor. Y el exterminador se encogió de hombros. No sirve de nada,
dijo. Y yo me acordé de lo que el pájaro había dicho el otro día sobre la condena que le corresponde
t
a cada uno.
de di

Día 5
a E

El bebé salió de su capullo hoy por primera vez. Anduvo por toda la casa durante media hora, a tientas,
as o

eso sí, porque todavía no es capaz de abrir los ojos.


C nd

Todo en él es normal, su peso, su color, su tamaño. Yo estaba dichosa con la evolución de la


criatura. Cuando volví a meterlo en el capullo la seda cambió de color, como era de esperarse, hacia
tonalidades verdes y naranjas.
Fo

Mi mujer sigue muy afectada por lo del pájaro y no se interesó en nuestro pequeño proyecto. A
veces actúa como si el bebé fuera solo mío.
Debo ser paciente con ella. Debo ser paciente con todo y esperar.

Día 6
La neblina mohosa de la madrugada trajo a nuestra ventana un olor a plástico quemado que no sentía
desde que éramos niñas. El perfume de cosas quemadas en alguna montaña cercana durante toda la
noche: alguien queriendo calentarse, seguramente. Inspirada por ese aroma evocador, mi mujer pro-

  

74
puso que diéramos una vuelta por el bosque de pinos muertos. Anduvimos en silencio por un camino
de cuarzos y pequeños caparazones de tortuga petrificados.
Pese a estar muerto, el bosque sigue siendo un lugar hermoso. Rachas de esporas azules y verdosas
se enredaban entre las ramas. Mira esto, dijo mi mujer, este planeta quedará a merced de los hongos.
Nuevas formas de vida evolucionarán a partir de esta infinidad de esporas. Yo le hice ver que todas
esas fantasías habían sido desacreditadas por la ciencia, que la vida era totalmente inviable aquí y por
eso se había puesto en marcha el proyecto de evacuación. ¿Adónde van estas esporas?, siguió ella. ¿Y
las esporas que producimos ahora nosotros? ¿Acaso no has notado que, de un tiempo para acá, cuando
genitalizamos se empiezan a regar estos bancos de esporas? No tuve más remedio que darle la razón.
En esas escuchamos el crujido de unos pasos. De entre los árboles surgió la figura de una anciana
ciega, que iba guiándose por la textura de los troncos.

as
Buenas tardes, abuelita, dije. Y la anciana sonrió. Iba vestida con antiguas pieles de animales re-
mendadas mil veces y en general tenía un aspecto descuidado y sucio, con las astas dorsales llenas
de líquenes y el plumaje de las nalgas cubierto de gorgojos blancos. Saltaba a la vista que esta abuela

ic
no estaba suscrita a ningún plan de evacuación. Debía de estar infectada.

ér
s al
Mantuvimos una distancia prudente, pero no quisimos ser groseras. Le ofrecimos nuestra ayuda
y le preguntamos si quería comer algo. La anciana se puso de cuclillas para descansar. Vengo desde
la ori
Am
muy lejos, dijo, tomando aire. Perdí a mi pájaro y llevo muchos días buscándolo. ¿No lo habrán visto
pasar por aquí? Es un pájaro negro muy inteligente y simpático, le gusta hablar con la gente.
t
Ambas guardamos silencio, incapaces de mentir, incapaces de decirle la verdad.
de di

Mi mujer llevaba una bolsa llena de hormigas culonas en un bolsillo y se las ofreció a la anciana,
que las recibió con una nueva sonrisa de gratitud. Son ustedes dos jovencitas muy amables, dijo.
a E

Ahora, si me disculpan, voy a seguir. Tengo que encontrar a ese pájaro.


La abuela se levantó con esfuerzo y, aferrada a los troncos fosilizados, remprendió la marcha.
as o

Nosotras también continuamos por el mismo camino, pero en sentido contrario, internándonos más
C nd

y más en el bosque. La luz de la tarde se descomponía en los cuarzos y llenaba el camino de reflejos.
¿No te parece que este lugar es muy hermoso?, dije, tanteando el humor de mi mujer. Es muy
hermoso, respondió ella, sonriendo con ternura. Casi me da lástima que nos vayamos. c
Fo

75
PAMELA S. TERLIZZI PRINA

Yo confieso*

Un descubrimiento:

as
yo atraje todos mis males.
Las manos, las moscas,

ic
el hilo de sangre que me camina hasta el tobillo.

ér
Me juro ser más responsable,

s al
más buena,
la ori
Am
no oler a flores,
no tener el culo tan parado por las clases de ballet,
no andar tan machona en guerra de piedras,
t
de di

no imaginar
tan temprano
a E

que entre las piernas llevo un poder nuclear,


Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 76-78

que ese poder se pega a las cosas que digo


as o

con palabras de grandes.


C nd

Me encantan las palabras de los grandes,


Fo

me pican en las encías.


Una vaca cayó de bruces,
digo,
le tiro la frase a los perros que mueren de hambre,
me vuelvo carne en un plato
en el piso
en un patio cualquiera donde hay perros con hambre.
La parte de acá se llama monte de venus,
* Estos poemas pertenecen al libro
No cuentes pesadillas en ayunas, otro regalo,
de próxima aparición. y ellos cada vez más voraces,
  

76
ya están aullando de gula
de arrancarme un pedazo
de la fiebre que les crece en los dedos por mis pezones
que todavía son una roncha gorda y rosada.

Siempre caminé al borde de las cosas que se dicen,


se me batían en el cuerpo los verbos que les daban hambre a los perros,
los llamaba para que aparezcan por detrás
impunes a la luz de las cuatro de la tarde
con barba de muchos días
entre escritorios o bastones

as
con o sin temblores,
flagrantes, eso sí,

ic
de toda mi culpa.

ér
s al
la ori
Punto de fuga Am
t
de di
a E

Me cuenta cosas viejas,


as o
C nd

que por el barrio pasaba el colchonero


el espectáculo del colchonero
Fo

desollando los catres.


Que a cierta hora
la tarde irrumpía en la niñez,
que a la vecina le habían crecido los pechos.
Que a la bicicleta heredada
le quedaba el barro del arroyo
para quitarle lo nena, lo hermana mayor.
Eso
y del afilador, y la ropa de trabajo de los hombres,
la perra de la cuadra

77
recién parida
que se comió las bolsitas de los bebés,
así me dice que decían todos,
la tarde metida otra vez,
qué asco, me dice que decían, fascinados.
Eso
y el viejo comunista de la esquina
y los gitanos que robaban chicos.
Todo eso, y sin embargo,
le pido lo del colchonero otra vez.
Todas las veces la lana de los colchones peinada

as
aireada
a fuerza de rastrillo.
Quiero que me lo cuente tantas veces como pueda.

ic
Quiero detalles.

ér
s al
Quiero que alguna vez
en el relato
la ori
Am
se le cuele
de entre la lana
t
aunque sea una
de di

de todas las atrocidades que guardan los colchones. c


a E
as o
C nd
Fo

Antonio Berni (Argentina): Sin título, 1969. Dibujo generado por computadora IBM 1130 e
impreso en plotter IBM 1627. Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires. 275 x 685 mm
  

78
NO TA S

ROBERTO MÉNDEZ MARTÍNEZ

José Enrique Rodó,


entre Próspero y Ariel

as
ic
ér
s al A
la ori
Am
inicios de 1917 llegó al Hotel des Palmes, en Palermo,
un extranjero muy raro. Desgarbado, meditabundo y con
t
todas las señas de un misántropo, pronto se convirtió
de di

en un enigma para los huéspedes y el personal de aquel sitio.


Según unos era un aristócrata arruinado, según otros un burgués
a E

avaro, aunque la mayoría sencillamente aseguraba que era un


loco. Dejó pasar meses sin asearse ni recortarse la barba, cada
as o

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 79-90


vez más hosco y maloliente. La administración sintió un eviden‑
C nd

te alivio cuando fue preciso trasladarlo al hospital San Saverio,


donde falleció el 1 de mayo de aquel año, de una nefritis mal
Fo

cuidada. Tampoco las autoridades de su país tenían demasiado


interés en el personaje. Tardaron tres años en repatriar los restos
a su tierra natal, Uruguay. José Enrique Rodó, el escritor mo‑
dernista al que solo Rubén Darío pudo superar en celebridad y
ediciones en vida, había muerto lejos de la América que quiso
proteger de la voracidad norteamericana y refundar bajo la égida
de utópicas elites culturales.
Aunque la obra de Rodó es bastante amplia en lo que concierne
a prosa reflexiva, a lo que pudieran sumarse sus esporádicas in‑
cursiones en la poesía y el teatro, buena parte de su celebridad en
vida y de las acerbas críticas que recibirá a lo largo del siglo xx,

79
estarán asociadas con un libro más bien breve, los Motivos de Proteo. Aunque la generación
que dio a la prensa en el año auroral de 1900 con siguiente sí tomó partido a favor del arielismo,
el título de Ariel. Se trataba de un ensayo de for‑ hasta el punto de que la cuarta edición del volu‑
ma no común, pues su pasaje inicial tenía sabor men tuvo lugar en 1905 como suplemento de la
novelesco y muchas zonas de él se inclinaban revista Cuba Literaria que dirigía el dominicano
hacia la prosa poética, mas su sección central Max Henríquez Ureña en Santiago de Cuba.
estaba ocupada por una pieza oratoria académica, Al repasar las páginas de Ariel se nos hace
un discurso en una ceremonia de graduación, ni evidente que no es posible desligar la cuestión
más ni menos, donde se mezclaban las preocu‑ estética de la materia política. No debe olvidarse
paciones políticas y sociales con una defensa de que su autor pertenece a esa generación que abre
la «alta cultura» nutrida de ficciones heteróclitas. una nueva centuria y tiene ante sí batallas muy

as
Según la tradición, el joven escritor se indignó diversas: por una parte, defiende el advenimiento
en 1898 cuando los Estados Unidos intervinieron de la modernidad, con su potencial descoloni‑
en la guerra de Cuba contra España y ocuparon zador, pero por otra rechaza el positivismo y el

ic
sin muchas dificultades la Isla, así como la vecina utilitarismo, y aboga por un «neoespiritualis‑

ér
s al
Puerto Rico. Para él este suceso representaba el mo» que tiene sus raíces lo mismo en la obra
triunfo político del utilitarismo norteamericano y
la ori de Ernesto Renan que en las páginas de Carlyle

Am
evidenciaba un peligro para las naciones america‑ y Emerson, puestas junto a la nueva poesía que
nas de cultura latina. Era la primera expresión de conduce Rubén Darío.
t
una voracidad geopolítica que él creyó que podría En la política práctica, el escritor se inclina ha‑
de di

frenarse con una moderna pedagogía para la ju‑ cia las medidas renovadoras del Partido Colorado,
ventud del Continente, en la que fueran a la par con su cosmopolitismo centrado en el poder de
a E

la altura ética y el culto a la belleza, frente a la la capital frente a las provincias donde predo‑
bárbara tosquedad de la cultura norteamericana. minaban los gauchos. Como periodista, y luego
as o

Resulta llamativo que uno de los primeros como miembro del Congreso, Rodó defenderá el
C nd

ejemplares de la obra fuera enviado al filósofo programa modernizador de Batlle y Ordóñez, su


y pedagogo cubano Enrique José Varona, cuya labor centralizadora, su estímulo a la inmigración
Fo

ejecutoria bien conocía Rodó, considerándolo de europeos, su voluntad de convertir a Montevi‑


un maestro paradigmático; de hecho, en la carta deo de ciudad provinciana en emporio industrial y
que acompaña al texto lo llama «el Próspero de comercial, y de impulsar la educación y las artes
mi libro» y le reclama que hable «a la juventud para emular con la vecina Buenos Aires y con las
en el sentido en que yo he osado hablarle».1 El mismísimas urbes europeas. Un síntoma de ello
escritor camagüeyano no respondió a esa misiva, son las veladas del Teatro Solís, donde a fines del
como tampoco lo hizo cuando recibió en 1909 siglo anterior se aplaudieron las primeras óperas
compuestas en el país, se acogió a «la divina» Sara
1 Gustavo San Román: «La recepción de Rodó en Cuba»,
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, disponible Bernhardt y se estrenó el drama lírico Lohengrin,
en <http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/ de Wagner, que en los albores del xx sigue siendo
bmcm04p4>. un templo de la «alta cultura».

80
Rodó es eminentemente un escritor citadino, otra, derivada del Nuevo Testamento, con el
no quiere saber de gauchos, ni de autonomía de cristianismo primitivo, en el momento en que las
las provincias. Solo con la fuerza de «los colora‑ enseñanzas de Jesús todavía no habían confor‑
dos» es posible llevar a buen término la cruzada mado una Iglesia estructurada. En suma, lo que
civilizatoria. Su pensamiento no está lejos del sueña el autor de Ariel es un mundo gobernado
de Sarmiento en su rechazo a una barbarie que por una elite del pensamiento, en una especie de
engloba buena parte del pasado colonial y del democracia regida por «los mejores», que se ins‑
caciquismo iletrado de su tiempo, con su violen‑ pira en el equilibrio de belleza y libertad griego,
cia militarista y ambiciones de círculo estrecho, nutrido en su ética por las parábolas evangélicas
pero difiere del argentino respecto a los Estados todavía no convertidas en dogmas.
Unidos. Para él, esta nación padece otra forma Si el autor elige algunos de los personajes de

as
de barbarie, signada por el pragmatismo, la es‑ la comedia La tempestad, de Shakespeare, no es
trechez de miras, el peso que su democracia da solo porque conoce y aprecia la obra de este dra‑
al número respecto a la calidad de los ciudadanos maturgo –como evidencian diversas referencias

ic
y por su embotada sensibilidad para las artes, a ella en sus escritos a lo largo de su existencia–,

ér
s al
de las que apenas salva al filósofo Emerson y al sino porque de algún modo se coloca al amparo
escritor Edgar Allan Poe.
la ori de un modelo legitimador procedente de la tra‑

Am
Precisamente la tragedia de Rodó es que en dición literaria europea y en tanto ese modelo ha
el fondo le repugna la praxis política común. rendido ciertos dividendos no exclusivamente
t
Rechaza la de los Estados Unidos, la de los go‑ artísticos, sino políticos en tiempos recientes.
de di

biernos militares de su adolescencia, la de los Es común atribuir esta elección a la lectura de


nacionalistas del Partido Blanco y acabará en Calibán, drama filosófico de Renan, publicado
a E

la oposición a Batlle por sus métodos autorita‑ en 1878 como una supuesta continuación de la
rios, lo que le costará morir en el exilio. Detesta comedia de magia y donde el filósofo, enemigo
as o

el positivismo burgués, del que solo admite, expreso de la forma democrática de gobierno,
C nd

parcialmente, la interpretación espiritualista de destila su hiel por la actuación de las masas po‑
Renan, pero en modo alguno le complacen las pulares tras la caída de la monarquía en Francia,
Fo

ideas anarquistas y marxistas que llegan al país la proclamación de la Tercera República y la


junto con los inmigrantes. No tiene una gota de fe Comuna de París. Precisamente en el personaje
ni en la cultura forjada en la centuria anterior, ni que da título a su pieza hace encarnar el autor
en las posibilidades de los elementos autóctonos. galo el supuesto salvajismo de las clases bajas de
Quiere hacerlo todo nuevo en la teoría política, la sociedad. Sin embargo, no es usual recordar
a través de una cultura nueva que debe fundir la presencia mucho más cercana a su ambiente
dos tradiciones antiguas: la que procede de una de esos símbolos, como apunta la investigadora
Grecia imaginaria, muy marcada por la retórica Belén Castro Morales:
modernista, que no nace tanto de lecturas de los
clásicos sino de la Plegaria sobre la Acrópolis, Mucho más próximo al sentido ideológico del
de Renan y de las evocaciones de Darío; y la Calibán de Rodó se encuentran otros textos

81
escritos en el Río de la Plata en torno a 1898 De hecho, Calibán es el menos visible de
asociando a Calibán y lo «calibanesco» a la nue‑ los personajes en el libro de Rodó. Es un ente
va barbarie anglosajona. El primero de ellos es incorpóreo que está asociado a la brutalidad
la semblanza de Rubén Darío sobre Edgar Allan política y cultural de los Estados Unidos, y a
Poe en Los raros (1896), donde presentaba el los muy diversos representantes de la barbarie
espíritu sensible del escritor de Boston como en el contexto americano. En último término no
víctima del materialismo «calibanesco». Darío encarna una clase social y política específica, ni
facilitaba la fuente de ese neologismo: lo había una nación, sino una actitud ante la vida, mar‑
tomado del ocultista y fundador del Salón de cada por el imperio de los bajos apetitos y por
la Rosa Cruz, Joséphin Péladan, que lo había el desprecio a los asuntos espirituales.
utilizado en sus obras para condenar el triunfo En realidad el discurso se sostiene gracias

as
del materialismo y la crisis del mundo latino. a dos símbolos: Ariel y Próspero, el primero
Pero hay más: Poe, con su espíritu atormentado, encarna el proyecto utópico de Rodó que es a la
era «un Ariel hecho hombre». El otro texto de vez un sistema político, una corriente estética y

ic
Darío es «El triunfo de Calibán» (1898), publi‑ hasta, en cierto modo, una religión:

ér
s al
cado como reseña de una velada celebrada en
el Teatro Victoria de Buenos Aires en defensa
la ori Ariel, genio del aire, representa, en el sim‑

Am
de la América Latina y de la dignidad de la bolismo de la obra de Shakespeare, la parte
vencida España, a raíz de su derrota en Cuba. noble y alada del espíritu. Ariel es el imperio
t
La latinidad estaba representada por el inte‑ de la razón y el sentimiento sobre los bajos
de di

lectual francés Paul Groussac, director de la estímulos de la irracionalidad; es el entusias‑


revista La Biblioteca (y que también adoptará mo generoso, el móvil alto y desinteresado
a E

el adjetivo «calibanesco»), el poeta italiano en la acción, la espiritualidad de la cultura,


Tarnassi y el político argentino Roque Sáenz la vivacidad y la gracia de la inteligencia;
as o

Peña, que había refutado junto con Martí el el término ideal a que asciende la selección
C nd

panamericanismo de la doctrina Monroe. La humana, rectificando en el hombre superior


reseña de Darío, que se publicó en El Tiempo los tenaces vestigios de Calibán, símbolo de
Fo

[Buenos Aires, 20‑V‑98], y se reprodujo en El sensualidad y de torpeza, con el cincel perse‑


Cojo Ilustrado [Caracas, 1‑X‑98] bajo el titu‑ verante de la vida.3
lar «Rubén Darío, combatiente», desarrollaba
mediante una grotesca caricatura la gula ca‑ Próspero, por su parte, encarna la voz literaria.
níbal, «calibanesca», de los Estados Unidos.2 Simulado bajo la caracterización del príncipe,
erudito y mago, representa un poder aristocrático
que gobierna la naturaleza y a la vez es el maes‑
tro, cuya autoridad se refuerza por la vecindad
2 Belén Castro Morales: «El mundo de José Enrique Rodó
(1871-1917)», Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,
disponible en <http://bib.cervantesvirtual.com/FichaO‑ 3 José Enrique Rodó: Ariel, Buenos Aires, Editorial Espasa
bra.html?Ref=34050 >. Calpe, 1948, pp. 25-26.

82
con la representación de Ariel. El pedagogo del se contrapone a «cuerpo, piedra y utilitarismo»
texto, aunque sea metafóricamente, participa como estrategia para reforzar la autoridad de su
a la vez de las elites del poder temporal y de discurso. Tal cosa es verosímil pero, en último
la autoridad espiritual, por lo que resulta una caso, el escritor acude en realidad a una anti‑
especie de pontífice. nomia fundamental: espíritu frente a materia,
Roberto González Echeverría ha destacado la defiende abiertamente una visión idealista, cuasi
apariencia dialógica del texto. Aunque solo haya religiosa, lo que implica que en su discurso solo
una referencia inicial a los encuentros entre el se tome en cuenta la dialéctica de las ideas, las
pedagogo y sus discípulos en el estudio repleto peculiaridades de la cultura espiritual y se echen
de libros, sin embargo: a un lado los factores objetivos para explicar una
sociedad: las clases sociales son desplazadas

as
Hay un efecto dialógico en el Ariel, pero la aquí por las jerarquías espirituales, y lo econó‑
única voz es la del maestro, quien, mediante mico es escamoteado por el decorado de una
el truco del montaje dialógico, asume una civilización ideal donde hombres perfectos se

ic
posición tanto magistral como magisterial. alimentan de razonamientos sutiles.

ér
s al
Dada la situación, el lector del Ariel se encuentra ¿Desde qué cultura escribe Rodó? Es impor‑
siempre en statu pupillari y, por lo tanto, aunque
la ori tante definirlo, aunque sea por negación. Del

Am
situado dentro de una estructura dialógica, es siglo que acaba de concluir, salva apenas la
necesariamente mudo. El recurso a la forma del gesta emancipadora y su resultado inmediato:
t
diálogo es una manera de situar a la audiencia, el nacimiento de las repúblicas americanas y la
de di

de colocarla en una posición subordinada perspectiva de la unidad. Admira resueltamente


con respecto al hablante. Aunque ostensible‑ a Bolívar, sobre el que dejó un importante en‑
a E

mente la forma dialógica parecería promover sayo; sin embargo no parece haber para él nada
la dialéctica, lo que realmente posibilita es relevante en la etapa colonial, ni escritores, ni
as o

una entronización de la voz del maestro, pensadores, ni hitos en el arte del Nuevo Mundo,
C nd

un despliegue monofónico, un discurso, en aunque tampoco invoque cosa meritoria alguna


resumen, que estratégicamente fomenta la de España. Es como si se desembarazara del pa‑
Fo

impresión de un efecto polifónico: magister sado reciente o un poco lejano, para conectarse
dixit, magister dicta.4 apenas con la Europa de su tiempo, asumida a
jirones: un poco del positivismo espiritualista de
Asimismo, González insiste en que en el Renan; algo del idealismo de la filosofía clá‑
texto la tríada «voz, espíritu y aire», que asocia sica alemana, especialmente de Kant y Hegel;
el vuelo de Ariel con el discurso de Próspero, una dosis moderada de Nietzsche; un poco de
la crítica social de Ibsen, especialmente el de Un
4 Roberto González Echevarría: «El extraño caso de la enemigo del pueblo con su desconfianza de la
estatua parlante: Ariel y la retórica magisterial del ensayo
latinoamericano», Biblioteca Virtual Miguel de Cervan‑
democracia, siempre acechada por la demagogia;
tes, disponible en <http://www.cervantesvirtual.com/nd/ y una mirada a la historia donde se idealizan la
ark:/59851/bmc9s280>. existencia ateniense del siglo de Pericles y la

83
prédica en Palestina de Jesús de Nazaret. Nada cientes rebeldías anarquistas o socialistas que se
hay en su obra que sea equivalente a las páginas incuban en las protestas obreras. Su solución es
de Martí y Reyes sobre las primitivas culturas intelectual y para intelectuales. En último caso
americanas, y aunque defiende la tradición his‑ confía en que los cambios espirituales de un
pana raramente acude a paradigma alguno, de grupo pequeño e influyente acaben dominando
Cervantes a Valle Inclán, de Lope a Unamuno. sobre el vulgar juego político cotidiano; en que
Su humanismo parece girar en una noria más la poesía, como la voz de Orfeo, adormezca a
bien estrecha y habría que preguntarse cómo las fieras y abra las puertas de los mismísimos
el periodista y futuro congresista, preocupado infiernos; lamentablemente, no recuerda el final
en su labor pública por asuntos relacionados del cantor tracio, despedazado por las fuerzas
con la Universidad, la relación política de la irracionales de la sociedad. Muy en su papel

as
capital con las provincias, el rol de los partidos de Próspero, el escritor al entrar en su estudio
en el poder legislativo, la nueva Ley de Prensa deja a un lado su toga política y su pluma de
y hasta la legislación laboral, deja a un lado periodista. Asume entonces la voz del profeta

ic
situaciones y conflictos concretos, en pro de y los gestos del mago, sobre la página en blan‑

ér
s al
una teoría general de la sociedad y el Estado, co que tiene delante puede cartografiar reinos
sostenida en el aire, como Ariel.
la ori nuevos, desatar tempestades, hacerse servir de

Am
Quizá la clave de esto sea que, por una parte, los elementos, en último caso se trata de temas
el escritor arraigado en Montevideo, donde se esotéricos que solo van a comprender algunos
t
tiene la impresión de que puede hacerse todo iniciados.
de di

nuevo gracias a las fórmulas de la modernidad, No hay que pedir a Ariel o a su libro más
y carente de una auténtica visión panorámica maduro, Motivos de Proteo, más realismo que a
a E

de América –a pesar de sus votos latinoame‑ las Prosas profanas, de Darío o Los éxtasis de la
ricanistas–, estime que la mayor parte de la montaña, de Julio Herrera y Reissig. El objetivo
as o

historia y cultura del pasado son prescindibles último de Rodó era insertarse desde su prosa en
C nd

y que, gracias a la amplia inmigración europea, la gran corriente del modernismo literario. No
es posible construir una nación y una cultura olvidemos que en el extenso y polémico ensayo
Fo

nuevas, a partir de los que considera elementos que dedica al citado libro de Darío, redactado
importantes de la tradición occidental. en 1899, cuando acaba de concluir Ariel, reclama
Por otro lado, Rodó no suscribe la totalidad cerca del final:
del programa de la modernidad capitalista, le
repugna el optimismo positivista, su ingenua Yo soy un modernista también; yo pertenezco
fe en la ciencia y la técnica, el pragmatismo de con toda mi alma a la gran reacción que da
productores y políticos, el embrutecimiento de carácter y sentido a la evolución del pensa‑
la clase obrera, y procura formular una solución miento en las postrimerías de este siglo; a
ideal para los problemas, pero que él mismo la reacción que, partiendo del naturalismo
no confiaría a la política real, ni a la de la casta literario y del positivismo filosófico, los
privilegiada de propietarios, ni a la de las na‑ conduce, sin desvirtuarlos en lo que tienen

84
de fecundos, a disolverse en concepciones de su espíritu y una nueva conquista de sus
más altas.5 predicaciones, por la hermosura de la existen‑
cia, por la elevación de los intelectos hispano‑
Tal vez las líneas finales de ese trabajo, más americanos, por el culto nunca desfalleciente
que al poeta nicaragüense, estuvieran dedicadas ni claudicante del más puro y alentador de los
a sí mismo: ideales. Definíase más y más su personalidad,
y se hubiera dicho un filósofo platónico de
Acaso, en el seno de esa juventud que duerme, la flor del paganismo antiguo, resucitado en
su llamado pueda ser el signo de una renova‑ tierras americanas.7
ción; acaso pueda ser saludada, en el reino de
aquella agostada poesía, su presencia, como No puede negarse la agudeza de Darío cuando

as
la de los príncipes que, en el cuento oriental, asocia la obra del uruguayo con «la estatua que
traen de remotos países la fuente que da oro, canta». Si recorremos Ariel venimos a encontrar
el pájaro que habla y el árbol que canta [...].6 que historia, sociedad, arte, son relaborados de

ic
forma estetizante, en función de una pedago‑

ér
s al
Unos años después, Rubén, que apreció ciertas gía de la belleza. En último caso, más que los
valoraciones de aquel texto y mal encajó algunos
la ori urgentes problemas de América y el mundo,

Am
alfilerazos incluidos en él, dedicó una página al está la representación simbólica de ellos como
montevideano en su ciclo de Cabezas... donde sublimación artística. Así, cuando se refiere a
t
el elogio hiperbólico convive con una no disi‑ Atenas no está limitándose a la cronología y las
de di

mulada ironía: referencias de una época, sino reinventándola


como polis ideal:
a E

Desde sus comienzos, la obra de Rodó se


concreta en ideas, en ideas decoradas con pul‑ Atenas supo engrandecer a la vez el sentido de
as o

critud por la gracia dignamente seductora de lo ideal y el de lo real, la razón y el instinto, las
C nd

un estilo de alabastros y mármoles. Solamente fuerzas del espíritu y las del cuerpo. Cinceló
que él pigmalioniza, y el temor de impasibi‑ las cuatro faces del alma. Cada ateniense libre
Fo

lidad, de frialdad, desaparece cuando se ve describe en derredor de sí, para contener su


la piedra cincelada que se anima, la estatua acción, un círculo perfecto, en el que ningún
que canta. Nació con vocación de belleza y desordenado impulso quebrantará la graciosa
enseñanza. Enseñanza, es decir, conducción proporción de la línea [III, 47].
de almas. [...] Ariel señala un nuevo triunfo
¿Será que no leyó al trágico Eurípides ni al
cómico Aristófanes?
5 José Enrique Rodó: «Rubén Darío: su personalidad
literaria, su última obra», Biblioteca Virtual Miguel de 7 Rubén Darío: «José Enrique Rodó», en El modernismo
Cervantes, disponible en <http://www.cervantesvirtual. y otros textos críticos, Madrid, Biblioteca Rubén Darío,
com/nd/ark:/59851/bmcms3p1>. 1929, disponible en <http://www.cervantesvirtual.com/
6 Ídem. nd/ark:/59851/bmcv7004>.

85
La base de su pedagogía deriva de los filóso‑ Lo que llevaría, supuestamente, a la armonía
fos antiguos y de los místicos. La parábola de social: «La idea de un superior acuerdo entre el
la estancia secreta del rey de Pilos le sirve para buen gusto y el sentido moral es, pues, exacta,
destacar la importancia de la meditación, del lo mismo en el espíritu de los individuos que en
recogimiento en sí mismo para el crecimiento el espíritu de las sociedades» (IV, 66).
espiritual. Asocia la libertad con la preservación Si el monárquico Renan rechazaba la de‑
de ese refugio interior, lo que viene a acercarlo mocracia, porque creía que en las sociedades
a los símbolos de Teresa de Ávila en su Castillo así constituidas predominaba la barbarie de las
interior. Por otra parte, se acerca a los ideales de la muchedumbres, Rodó no llega a condenarla tan
aristocracia romana al defender un «ocio noble» radicalmente, pero repudia la concepción utilita‑
destinado a «[p]ensar, soñar, admirar» (III, 53). ria que la impregna en los Estados Unidos, más

as
Es evidente que su idea deriva del «ocio con peligrosa, en tanto constituye un modelo para
dignidad» ciceroniano (Pro Sestio, XLV, 98). América. A partir de las circunstancias de su
El paradigma de su ideal es el hombre capaz propio país teme los resultados de la aplicación

ic
de trabajar con sus manos y de poseer una alta de las fórmulas democráticas:

ér
s al
espiritualidad. Él viene a encarnarlo en el filósofo
que llama Cleanto y que en realidad es el estoico
la ori El presuroso crecimiento de nuestras democra‑

Am
Cleantes de Aso, discípulo de Zenón de Citio, cias por la incesante agregación de una enorme
del que habla Diógenes Laercio en sus Vidas de multitud cosmopolita; por la afluencia migra‑
t
los filósofos ilustres. toria, que se incorpora a un núcleo aún débil
de di

para verificar un activo trabajo de asimilación


Aquel Cleanto que, obligado a emplear la fuer‑ y encauzar el torrente humano con los medios
a E

za de sus brazos de atleta en sumergir el cubo que ofrecen la solidez secular de la estructura
de una fuente y mover la piedra de un molino, social, el orden político seguro y los elementos
as o

concedía a la meditación las treguas del queha‑ de una cultura que haya arraigado íntimamen‑
C nd

cer miserable y trazaba, con encallecida mano, te, nos expone en el porvenir a los peligros
sobre las piedras del camino, las máximas oídas de la degeneración democrática, que ahoga
Fo

de labios de Zenón. Toda educación racional, bajo la fuerza ciega del núcleo toda noción de
todo perfecto cultivo de nuestra naturaleza, calidad; que desvanece en la conciencia de las
tomarán por punto de partida la posibilidad sociedades todo justo sentimiento del orden;
de estimular en cada uno de nosotros la doble y que, librando su ordenación jerárquica a la
actividad que simboliza Cleanto [III, 54]. torpeza del acaso, conduce forzosamente a
hacer triunfar las más injustificadas e innobles
Esto tendría que complementarse con una vi‑ de las supremacías [V, 76].
vencia estética de la doctrina cristiana, muy en la
línea de Renan: «La perfección de la moralidad En el fondo de esto hay una desconfianza ra‑
humana consistiría en infiltrar el espíritu de la cari‑ dical en el papel político de las masas populares
dad en los moldes de la elegancia griega» (IV, 63). no instruidas que él explicita sin dificultad:

86
La multitud, la masa anónima, no es nada por Estados Unidos, por lo que considera peligrosa
sí misma. La multitud será un instrumento de la admiración y copia acrítica de sus institu‑
barbarie o de civilización según carezca o no ciones por los latinoamericanos, lo que llama
del coeficiente de una alta dirección moral. la nordomanía. Frente a él, su defensa de las
Hay una verdad profunda en el fondo de la particularidades culturales de la América hispana
paradoja de Emerson que exige que cada país son semejantes a las que expone Darío en su oda
del globo sea juzgado según la minoría y no «A Roosevelt».
según la mayoría de sus habitantes [V, 77].
Tenemos –los americanos latinos– una he‑
Y un poco más adelante reclama: «la alta rencia de raza, una gran tradición étnica que
cultura de las sociedades debe precaverse contra mantener, un vínculo sagrado que nos une a

as
la obra mansa y disolvente de esas otras hordas inmortales páginas de la historia, confiando
pacíficas, acaso acicaladas; las hordas inevitables a nuestro honor su continuación en lo futu‑
de la vulgaridad» (V, 79). ro. El cosmopolitismo, que hemos de acatar

ic
Para prevenir estos males insiste en reformar como una irresistible necesidad de nuestra

ér
s al
la democracia a partir de un ideal aristocrático. formación, no excluye ni ese sentimiento de
Una minoría selecta debe ser el núcleo conductor
la ori fidelidad a lo pasado ni la fuerza directriz

Am
del gobierno. No se trata de una casta privile‑ plasmante con que debe el genio de la raza
giada por tradición, sino una elite intelectual y imponerse en la refundición de los elementos
t
virtuosa, que se renueva continuamente: que constituirán el americano definitivo del
de di

futuro [VI, 99].


Racionalmente concebida, la democracia admite
a E

siempre un imprescriptible elemento aristocráti‑ Señala la posibilidad de que ambas Américas


co, que consiste en establecer la superioridad conserven su carácter y diferencias, pero puedan
as o

de los mejores, asegurándola sobre el consen‑ tener relaciones solidarias en el futuro:


C nd

timiento libre de los asociados. Ella consagra,


como las aristocracias, la distinción de calidad; Así, sobre los dos polos de Atenas y Lacede‑
Fo

pero las resuelve a favor de las calidades real‑ monia se apoya el eje alrededor del cual gira el
mente superiores –las de la virtud, el carácter, carácter de la más genial y civilizadora de las
el espíritu–, y sin pretender inmovilizarlas en razas. América necesita mantener en el presente
clases constituidas aparte de las otras, que man‑ la dualidad original de su constitución, que con‑
tengan a su favor el privilegio execrable de la vierte en realidad de su historia el mito clásico
casta, renueva sin cesar su aristocracia dirigente de las dos águilas soltadas simultáneamente de
en las fuentes vivas del pueblo y la hace aceptar uno y otro polo del mundo, para que llegasen a
por la justicia y el amor [V, 88]. un tiempo al límite de sus dominios. Esta dife‑
rencia genial y emuladora no excluye, sino que
La sexta parte del discurso está destinada a tolera y aun favorece en muchísimos aspectos la
señalar el espíritu utilitario de la sociedad en los concordia de la solidaridad. Y si una concordia

87
superior pudiera vislumbrarse desde nuestros congrega y la fuerza que conduce las almas
días, como la fórmula de un porvenir lejano, [VII, 129].
ella no sería debida a la imitación unilateral
–que diría Tarde– de una raza por otra, sino a Reclama una América Latina renovada, libre
la reciprocidad de sus influencias y al atinado de utilitarismo, donde los jóvenes –como misio‑
concierto de los atributos en que se funda la neros– propaguen la riqueza espiritual. Se trata
gloria de las dos [VI, 100]. de preparar la apoteosis de Ariel:
En la última sección de su discurso Próspero
se refiere a la ciudad ideal. Es significativo que Afirmado primero en el baluarte de vuestra
aunque su llamado es a la juventud del Conti‑ vida interior, Ariel se lanzará desde allí a la
nente, de algún modo solo piense en sus elites conquista de las almas. Yo le veo, en el porve‑

as
urbanas y, más aún, esté ganado por la idea de nir, sonriéndoos con gratitud, desde lo alto, al
que en su propio país, Montevideo tiene un sumergirse en la sombra vuestro espíritu. Yo
destino ideal del que no participa el resto de su creo en vuestra voluntad, en vuestro esfuerzo;

ic
territorio. Destaca que no se trata de una cuestión y más aún, en los de aquellos a quienes daréis

ér
s al
de dimensiones; compara cómo para la posteri‑ la vida y transmitiréis vuestra obra. Yo suelo
dad la grandeza de Babilonia y Nínive es nada
la ori embriagarme con el sueño del día en que las

Am
junto a la irradiación del pequeño espacio que cosas reales harán pensar que la Cordillera
va de la Acrópolis al Pireo. que se yergue sobre el suelo de América ha
t
sido tallada para ser el pedestal definitivo de
de di

Grande es en esa perspectiva la ciudad, cuan‑ esta estatua, para ser el ara inmutable de su
do los arrabales de su espíritu alcanzan más veneración [VII, 141].
a E

allá de las cumbres y los mares, y cuando,


pronunciando su nombre, ha de iluminarse En el pasaje final del libro los discípulos se
as o

para la posteridad toda una jornada de la his‑ despiden del maestro, salen a la ciudad de no‑
C nd

toria humana, todo un horizonte del tiempo. che. Hay una contraposición entre la multitud
La ciudad es fuerte y hermosa cuando sus que los rodea que estorba el éxtasis producido
Fo

días son algo más que la invariable repetición por las palabras de Próspero y las estrellas en
de un mismo eco, reflejándose indefinida‑ lo alto, especialmente el Crucero –o Cruz del
mente de uno en otro círculo de una eterna Sur– «cuyos brazos abiertos se tienden sobre el
espiral; cuando hay algo en ella que flota por suelo de América como para defender una última
encima de la muchedumbre; cuando entre las esperanza...» (Final, 144).
luces que se encienden durante sus noches Entonces uno de los discípulos, llamado «En‑
está la lámpara que acompaña la soledad de jolrás»,8 dice las palabras finales que resuelven
la vigilia inquietada por el pensamiento y
en la que se incuba la idea que ha de surgir 8 El extraño nombre parece un homenaje al pintor acadé‑
al sol del otro día convertida en el grito que mico francés Delphin Enjolras (1857-1945) cuyos paisa‑
jes estaban de moda en la época en que se escribía Ariel.

88
la contraposición multitud horizontal-estrellas Apóstol publicara en La Nación de Buenos Ai‑
altura. En un sentido fecundante, las estrellas, res, pero es posible que el ensayo que citamos
que son el ideal, fecundan, lanzan su semilla ha‑ estuviera absolutamente fuera de su alcance.
cia los hombres; la que parece una reminiscencia Hacer dialogar «Nuestra América» con Ariel
de la parábola evangélica del sembrador en el exigiría un trabajo aparte. Son dos visiones dife‑
Evangelio de Mateo:9 «Mientras la muchedum‑ rentes del mundo y dos escrituras, ambas insertas
bre pasa, yo observo que, aunque ella no mira al en el modernismo, pero de poética y alcance
cielo, el cielo la mira. Sobre su masa indiferente distintos. Martí, gracias no solo a su inquietud
y oscura, como tierra del surco, algo desciende intelectual y política, sino a su vida azarosa, tiene
de lo alto. La vibración de las estrellas se parece un conocimiento más exacto de varias naciones
al movimiento de unas manos de sembrador» de América, sea la del Sur o la del Norte. En

as
(Final, 144). él no hay esa tensión entre política práctica
Sin lugar a dudas la imagen es hermosa, pero e imagen ideal del Continente. Su Grecia es
precisamente esa visión de la simiente que viene de la de los arcontes, pero injertada en la Grecia

ic
lo alto nos remite, inevitablemente, al cierre de otro americana. Tampoco él se hace ilusiones con

ér
s al
ensayo capital del modernismo, un pasaje que al el pragmatismo norteamericano, ni con la de‑
menos los cubanos tenemos por muy familiar:
la ori mocracia gobernada por los oligarcas, pero lo

Am
«sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, que opone a ella no es la minoría ilustrada, sino
por las naciones románticas del continente y por la masa continental con todos sus mestizajes.
t
las islas dolorosas del mar, la semilla de la América Mientras Rodó parece ofrecernos una variante
de di

nueva!».10 Se trata del ensayo «Nuestra América», mejor destilada de la contraposición entre civi‑
de José Martí, publicado en enero de 1891, nueve lización y barbarie de Sarmiento, Martí supera
a E

años antes de la aparición de Ariel. la contradicción con la búsqueda del modo de


Sabemos que Rodó se consideraba un admi‑ gobierno necesario para el ser de las naciones.
as o

rador de Martí. Se conserva una carta suya a Cuando enuncia de manera tajante: «Por eso el
C nd

Ramón Catalá, director de El Fígaro, en la que libro importado ha sido vencido en América por
refiere su intención de escribir un ensayo sobre el el hombre natural. Los hombres naturales han
Fo

patriota e intelectual cubano, lo que, al parecer, vencido a los letrados artificiales»,11 tenemos
no se materializó. Hay que recordar que en los la impresión, aunque sea imposible, de que está
primeros años del siglo xx la obra martiana está refutando de antemano a Rodó.
absolutamente dispersa, probablemente Rodó Desde el punto de vista artístico, aunque se
conocía los dos únicos volúmenes de versos trata de textos en los que la finalidad estética
publicados: Ismaelillo y Versos sencillos, algún se hace evidente, cada uno de ellos trata con
ensayo y, quizá, algunas de las crónicas que el la belleza en una dimensión distinta. «Nuestra
América» es un ensayo denso y elocuente, donde
9 Mateo 13, 1-23. el fervor del lenguaje va acompañado por una
10 José Martí: Nuestra América, Caracas, Fundación
Biblioteca Ayacucho, Colección Clásica, 2005, p. 39. 11 Ibíd., p. 33.

89
intensa exposición de ideas, formuladas con un El «Caliban» dado a la luz por Roberto Fernán‑
apasionamiento que se manifiesta en su densidad dez Retamar en 1971, precisamente a cien años
tropológica, pero que no sacrifica jamás una del nacimiento de Rodó y continuado por una
engañosa naturalidad. En el caso de Ariel, el saga de páginas que actualizan sus reflexiones,
texto evidencia una búsqueda de lo bello desde es una evidencia de ese cambio de equilibrio en
múltiples acarreos, es deliberadamente hermoso, la balanza, más poderosa en tanto el centro del
sofisticado, se nota que son páginas construidas asunto no es atacar las intuiciones del uruguayo,
para producir una imagen de altura ideal, de sino buscar derroteros tocados por la amplitud y
grandeza, como los monumentos conmemorati‑ radicalidad martiana para responder a los nuevos
vos norteamericanos de los que se burla en esas –y también a los viejos– desafíos en el terreno
mismas páginas. de la política y la cultura.

as
Resulta innegable que, después de la publi‑ Mario Benedetti recoge una anécdota contada
cación de Ariel, durante aproximadamente tres por Rafael Pérez Petit, amigo y luego biógra‑
décadas la obra despertó un auténtico entusiasmo fo de nuestro Próspero. Hacia 1897, en plena

ic
en el Continente y en las Antillas. En Cuba fue guerra civil entre blancos y colorados, ambos

ér
s al
defendido y editado por los hermanos Henríquez trabajan en el periódico El Orden, defensor de
Ureña, alentó el pasajero optimismo de Jesús
la ori los segundos. Sus opositores manifestaron la

Am
Castellanos, quien inauguró la Sociedad de Con‑ intención de ordenar «una tanda de palos» para
ferencias con «Rodó y su Proteo», y todavía el toda la redacción. Asustados, los periodistas se
t
grupo juvenil que fundara Carlos Rafael Rodrí‑ armaron con pistolas, y cuenta el amigo: mientras
de di

guez en Cienfuegos en 1931 recibirá el nombre los demás nos apresuramos a llenar con balas
del genio alado de La tempestad. el cilindro del arma y a echárnosla enseguida
a E

Sin embargo, en la medida en que el siglo xx al bolsillo, esperando, heroicos y denodados la


se aproxima a la mitad, la obra martiana va re‑ agresión, que luego no llegó, sea dicho en honor
as o

sultando más editada y conocida. Comienzan los de la verdad, él, Rodó, empezó a revisar bien el
C nd

tiempos de Martí, y Rodó va colocándose apenas revólver, para cerciorarse de que no portaba cáp‑
en el sitio de los clásicos nacionales. sula alguna, y así vacío, lo colocó en su bolsillo.
Fo

Hoy, sin que haya perdido la condición de obra «Pero hombre, cárguelo», le observamos. «No,
antológica, fundacional, el ensayo de Rodó ha podría escapárseme el tiro», contestó.12
envejecido innegablemente, y no estoy seguro Ese es Ariel, un arma hermosa, segura... y
de que muchos jóvenes vuelvan sobre él, salvo descargada. c
por obligación escolar, mientras que «Nuestra 12 Mario Benedetti: Genio y figura de José Enrique Rodó,
América» sigue conservando su fuerza retadora. Alicante, Biblioteca Virtual Universal, 2010, p. 29-30.

90
ALEJANDRO PEDREGAL

Recordar la memoria hoy: Rodolfo


Walsh ante los retos culturales
contemporáneos*

as
ic
ér
s al
la ori 1

Am E
l teórico de la comunicación y escritor Aníbal Ford dejó
t
escrito que en 1973 llevó a Rodolfo Walsh a una clase en
de di

la Universidad de Buenos Aires. Una alumna le preguntó al


autor de Operación Masacre por los ideales que lo condujeron
a E

a escribir esta obra en 1957, y Walsh respondió: «¿Ideales? Yo


quería ser famoso... ganar el Pulitzer... tener dinero...».1 Resulta
as o

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 91-101


difícil saber con absoluta certeza cuánto de verdad y cuánto de
C nd

ironía se escondía detrás de aquella afirmación, ya que durante el


período en que Walsh investigó y escribió Operación Masacre,
Fo

su vida se vio seriamente amenazada por la dictadura militar


que gobernaba Argentina desde 1955. En aquel contexto, él
* El presente texto se ha completado en tuvo que pasar a un estado de semiclandestinidad para continuar
recuerdo de los cuarenta años de la
desaparición y asesinato de Rodolfo con su investigación periodística sobre los fusilamientos en los
Walsh, así como los sesenta de la descampados de José León Suárez de junio de 1956, haciéndose
publicación de Operación Masacre y con una falsa cédula de identidad bajo el nombre de Francisco
noventa de su natalicio; pero también Freyre. Puede, en todo caso, que su ingenuidad aventurera
en homenaje a los cincuenta años de la y una cierta vanidad profesional realmente fueran una parte
muerte de Ernesto Che Guevara, cien
de la Revolución de Octubre, y ciento
cincuenta de la publicación del primer 1 Aníbal Ford: «Ese hombre», en Jorge Lafforgue (ed.): Textos de y sobre
tomo de El Capital, de Karl Marx. Rodolfo Walsh, Buenos Aires, Alianza Editorial, 2000, p. 11.

91
significativa del impulso que movilizó su inquie‑ carácter fundacional de Operación Masacre sur‑
tud periodística después de oír aquella mítica gió de una absoluta involuntariedad por parte de
frase: «hay un fusilado que vive»; palabras su autor. Es cierto que Walsh desarrolló la serie
que salieron de una sombra anónima que lo de notas periodísticas que componen el libro con
abordó mientras jugaba al ajedrez y tomaba un estilo literario conciente que desbordaba los
una cerveza en un club de La Plata. Parece márgenes formales del periodismo de la época,
ser que algo de esa ingenuidad y vanidad, de ejemplificado en las revistas Revolución Nacional
algún modo, también lo llevó inicialmente a y Mayoría, donde aparecieron aquellas notas.
Cuba para hacerse cargo de los Servicios Es‑ Pero estas acabaron unidas en un volumen solo
peciales de Prensa Latina, bajo la dirección de cuando a Walsh se le presentó la oportunidad de
Jorge Ricardo Masetti, en 1959 –y desde donde publicarlas como tal, con Ediciones Sigla. Para

as
descodificaría los cables que el jefe de la CIA en cuando, dieciséis años más tarde, Walsh visitó
Guatemala enviaba a Wáshington a propósito de a Ford en la Universidad de Buenos Aires, con
los preparativos que disidentes cubanos realizaban el peronismo recién legalizado y en el poder, su

ic
en la hacienda Retalhuleu de cara al intento de in‑ libro más emblemático llevaba ya cuatro edi‑

ér
s al
vasión de la isla en 1961.2 Pero con el paso de los ciones, además de haberse transformado en una
años, aquella ingenuidad y, sobre todo, la vanidad
la ori película rodada por Jorge Cedrón un año antes

Am
del profesional individualizado, acabarían trans‑ en clandestinidad, y en cuyo guion Walsh había
formándose a través del compromiso orgánico y participado. Cada una de estas ediciones habían
t
militante que Walsh fue adquiriendo en las diversas acompañado la evolución política de su autor y,
de di

organizaciones revolucionarias, sindicales y arma‑ en consecuencia, habían sido modificadas y exten‑


das, durante la última década de su vida. didas de acuerdo a su inmersión en la militancia
a E

Es curioso observar, sin embargo, que una parte revolucionaria argentina.


de esa ingenuidad acabara siendo un ingrediente Para entonces, el género testimonial que
as o

esencial en el significado que adquiriría Opera- Walsh había contribuido a instaurar en la Amé‑
C nd

ción Masacre, ya que el propio Walsh no se plan‑ rica Latina estaba ya ampliamente legitimado
teó en ningún momento, durante su proceso de en la región. Además, como el crítico literario
Fo

investigación y escritura, la creación de un género Gonzalo Moisés Aguilar señalaría,3 más allá de
literario como el testimonio. Por el contrario, el adelantarse en tiempo a la no-ficción del Nuevo
Periodismo estadunidense, se erigía frente a esta
2 El episodio fue recordado por Gabriel García Márquez en
su artículo «Rodolfo Walsh: el escritor que se adelantó
como un género genuinamente latinoamericano.
a la CIA», recogido en Roberto Baschetti (ed.): Rodolfo Por un lado, porque la expresión testimonio
Walsh, vivo, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1994. escapaba a la noción negativa de su contraparte
Para información exhaustiva y detallada sobre la etapa
de Walsh en Cuba y su experiencia en Prensa Latina, en‑ 3 Gonzalo Moisés Aguilar: «Rodolfo Walsh: Escritura y
tre 1959 y 1961, recomiendo especialmente la excelente Estado», en Jorge Lafforgue (ed.), ob. cit., p. 71. Ver
investigación recogida en Enrique Arrosagaray: Rodolfo también Ana María Amar Sánchez: «La propuesta de una
Walsh en Cuba. Agencia Prensa Latina, militancia, ron escritura (En homenaje a Rodolfo Walsh)», en Roberto
y criptografía, Buenos Aires, Catálogos Editores, 2004. Baschetti (ed.), ob. cit., 1994, p. 84.

92
del norte, cuyo término implicaba la aceptación en 1970, gracias a una institucionalización que
de la ficción como principal fuente para la crea‑ trataba de dar respuesta a un debate que había
ción literaria. Y por otro, porque el testimonio alcanzado todas las esferas del mundo cultural
no trataba de ocultar su naturaleza política y sus de la región. El marco para esto fue el impulso
ambiciones partidistas de justicia social, progra‑ que se le dio al testimonio al ser incluido dentro
ma que se reclamaba a través de aquellas voces del Premio Literario de la Casa de las Améri‑
históricamente marginadas que recogía y daba cas, después de un extenso diálogo en el que
entrada en el hasta entonces sacrosanto bastión participaron Ángel Rama, Isidora Aguirre, Hans
de la cultura. El distintivo proceso y método de Magnus Enzensberger, Manuel Galich, Noé
trabajo del testimonio, en contraste con la no Jitrik y Haydee Santamaría en febrero de 1969.
ficción norteamericana, reivindicaba en defini‑ En este ámbito se destacó la necesidad de «dar

as
tiva tanto la inmersión orgánica de sus autores testimonio de la lucha latinoamericana a través
en temáticas que exigían una toma de posición de la literatura» y recuperar la capacidad comu‑
definida, como la consecuente transformación de nicacional y pedagógica de esta, al tiempo que

ic
las formas narrativas, que superaban sin anclajes se reconocía la obsolescencia de ciertos géneros

ér
s al
cualquier pretensión de neutralidad, objetividad para influir en el espacio popular. Al ser Walsh
o equidistancia. la ori invitado como jurado de la primera edición del

Am
Operación Masacre había pasado a significar, premio –por ser «el autor de una de las obras de
por tanto, un hito en la búsqueda de lo que Ben‑ mayor calidad, altamente representativa de ese
t
jamin en su día, en un contexto muy diferente, género», de acuerdo a la carta que le envió Ga‑
de di

llamó las «formas apropiadas» de la literatura lich en febrero de 1970–, el autor de Operación
para representar las «energías de su tiempo».4 Masacre respondió destacando la relevancia de
a E

Sin embargo, la legitimación que recibió el tes‑ la incorporación del género al Premio. Y calificó
timonio como género literario a nivel regional aquella decisión de «muy sabia», ya que signi‑
as o

tuvo que madurar por un tiempo, y habría de ficaba «la primera legitimación de un medio de
C nd

darse en un entorno distinto. gran eficacia para la comunicación popular».5


Este reconocimiento de la realidad latinoame‑
Fo

2 ricana a través de la literatura, esta réplica a las


«energías de su tiempo», se hacía eco de una po‑
El reconocimiento de esas «formas apropiadas» lémica más amplia y profunda que venía de antes.
que se daban en el testimonio como género Como expondría la crítica literaria Claudia Gilman,
literario latinoamericano se concretó en Cuba aquel debate había alcanzado su cima en 1967 a
partir de dos acontecimientos de enorme impacto
4 Walter Benjamin: Understanding Brecht, Londres y que habían golpeado a la comunidad literaria
Nueva York, Verso, 1998, p. 89. La frase pertenece
a «The Author as Producer», y está traducida de esta
versión en inglés. Más adelante se utiliza la traducción 5 El debate y otros documentos relacionados con él fueron
al español de este mismo ensayo de Benjamin realizada recogidos por Jorge Fornet en la revista Casa de las
para otra edición, como así se especifica. Américas, No. 200, julio-septiembre de 1995.

93
e intelectual latinoamericana. Por un lado, la 3
publicación y el éxito en el mercado internacio‑
nal de Cien años de soledad de Gabriel García Resulta elocuente recuperar esta controversia y
Márquez, en mayo, marcaban el agotamiento de sus consecuencias en el contexto de otro debate
la forma de la novela representativa del boom, histórico, posiblemente más conocido en el ám‑
enfrentando a los autores latinoamericanos a las bito internacional, que, bajo circunstancias muy
contradicciones inherentes a la mercantilización diferentes, se manifestaba sobre ejes significati‑
de la cultura literaria regional dentro del panora‑ vamente cercanos: la polémica entre realismo y
ma capitalista global. Por otro lado, el asesinato modernidad que se dio en los años treinta entre,
del Che Guevara en Bolivia, en octubre, había por un lado, Georg Lukács y, por otro, primero
irrumpido como un parteaguas en la escena.6 Ernst Bloch, y después –sobre todo– Bertolt Brecht

as
Como dejaría escrito el propio Walsh, la muerte y Walter Benjamin. Este debate había surgido
del Che marcaría para él, como para muchos condicionado, entre otros grandes acontecimien‑
otros, «un nuevo punto de partida».7 tos históricos, por las consecuencias telúricas

ic
De este modo, a principios de 1968 el Con‑ que había tenido la Revolución de Octubre en

ér
s al
greso Cultural de La Habana se situó en el el mundo de las artes y la literatura –a la que
epicentro del debate. La comunidad literaria
la ori Antonio Gramsci se refirió como La Revolución

Am
se veía interpelada en cuestiones relativas a los contra «El Capital», la obra central de Marx que
límites político-prácticos de su propia actividad había visto la luz cincuenta años antes. Y aquella
t
y la inscripción de los escritores e intelectuales disputa formal y estética dentro del marxismo se
de di

dentro de aquellos movimientos que reclamaban había recrudecido especialmente con el avance del
determinación ante la urgencia revolucionaria, fascismo en Europa en los años veinte y treinta.
a E

más allá del compromiso sartreano que en otro Una parte, representada por Lukács, reivindica‑
tiempo había parecido suficiente. Y en estos pa‑ ba el realismo literario, materializado en la novela
as o

rámetros el testimonio –frente a la novela como realista del siglo xix, frente al expresionismo ale‑
C nd

forma literaria históricamente representativa de mán como la propuesta adecuada para producir un
los gustos y ambiciones burguesas– incrementaba arte y una cultura de masas, ya que «si el escritor
Fo

su legitimación, erigiéndose como propuesta es verdaderamente realista entonces el problema


literaria acorde a las tácticas y estrategias revo‑ de la totalidad objetiva de la realidad juega un
lucionarias que con tanta premura aparecían en papel decisivo, independientemente en absoluto
el horizonte. de cómo el escritor la formule mentalmente».8
Al otro lado de la contienda, con Brecht y Benja‑

6 Claudia Gilman: Entre la pluma y el fusil: Debates y


dilemas del escritor revolucionario en América Latina, 8 Ver Ernst Bloch, Georg Lukács, Bertolt Brecht, Walter
Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2003. Benjamin y Theodor Adorno: Aesthetics and Politics,
7 Rodolfo Walsh: «Guevara», en Rodolfo Walsh: El vio- Londres, Verso, 1980, p. 33. Y también Georg Lukács:
lento oficio de escribir: Obra periodística (1953-1977), «Se trata del realismo», en Problemas de realismo,
Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2008, p. 285. México, Fondo de Cultura Económica, 1966, p. 293.

94
min a la cabeza, se defendía la experimentación literario –entre otros géneros afines que se proyec‑
formal –que se había dado en el expresionismo taron como respuesta a las formas clásicas–, y que
alemán, pero también en el formalismo ruso y en culminó con su institucionalización en 1970, sea
el propio teatro de Brecht– como la vía para lograr la dialéctica con que se afrontó el debate sobre
representar las «energías de su tiempo». Algo que, los ejes trazados entre realismo y modernización
cabe subrayar, significaba tanto una superación en la confrontación original entre Lukács y
de formas que se consideraban obsoletas como Brecht/Benjamin.
también una profundización en el propio realis‑ Y es que, por un lado, el testimonio surge en
mo. El arte no podía abstraerse de los avances de buen grado como consecuencia indirecta de una
«la época de reproductibilidad técnica» y, en su modernización de los medios de comunicación
consecuente «pérdida del aura», podía politizarse que, como señaló Gilman, se aceleró a partir de

as
y dar una respuesta revolucionaria en forma y los cincuenta. Aquello permitió en Latinoamérica
fondo a los intereses de las masas. Las técnicas el paso del escritor –como autor de consumo para
modernas podían, por tanto, servir precisamente las elites– a intelectual, como figura que intervie‑

ic
para reconciliar experimentación y realismo. ne y condiciona los temas a debate en la esfera

ér
s al
En definitiva, se daba un enfrentamiento entre pública. Este contexto posibilitó la difusión de la
estos dos ámbitos que era también un debate en‑
la ori voz y la obra de los escritores latinoamericanos,

Am
tre el potencial de legibilidad, comunicabilidad y más allá de la exclusividad de su entorno ilustre y
pedagogía de las artes, y sus propiedades forma‑ letrado. La renovación de los géneros literarios, de
t
les y estéticas dentro de las estrategias revolucio‑ este modo, no se podría haber dado sin la moder‑
de di

narias. Y así, de fondo, aparecía una controversia nización de los medios; un fenómeno específico
–irresuelta hasta hoy en la izquierda– frente al vinculado a formas de producción, distribución y
a E

fenómeno artístico: la contradicción entre alta consumo que fue decisivo en la mercantilización
y baja cultura –o entre lo nuevo y lo popular–, cultural de la época, y que desbordaba notable‑
as o

donde la primera aparece como «subjetivamente mente los parámetros históricos en que surgió la
C nd

progresista y objetivamente elitista», mientras polémica entre Lukács y Brecht/Benjamin.10


la segunda se presenta como «objetivamente Sin embargo, el testimonio como género li‑
Fo

popular y subjetivamente regresiva».9 terario supone también una apuesta por lo que
podríamos llamar más realismo. Daba entrada al
4 bastión literario a aquellas voces hasta entonces
marginadas y excluidas de él, para completar o
Quizá lo más relevante de la apuesta de la Casa totalizar la representación de la realidad, siendo
de las Américas por el testimonio como género además una forma que cuestionaba la capacidad
de los géneros clásicos de la ficción literaria para
9 Las frases pertenecen a la «Presentation II» en Ernst
Bloch et. al., 1980. El volumen contiene cuatro presenta‑ 10 Fredric Jameson se ha referido a esta cuestión en «Re‑
ciones escritas por Rodney Livingstone, Perry Anderson flections in Conclusion», en Ernst Bloch et. al.,1980,
y Francis Mulhern, pero no se especifica el autor de cada y con más profundidad en Marxismo y forma, Madrid,
una de ellas o si fueron escritas en conjunto. Akal, 2016.

95
superar sus limitaciones a la hora de activar su sumersión en el sindicalismo revolucionario
respuestas políticas urgentes. De este modo re‑ que daría como resultado ¿Quién mató a Rosen-
conciliaba, o hacía compatibles, las disputas de do?, por citar solo uno de los múltiples casos
la controversia original. periodístico-literarios de su actividad durante su
Además, el debate en el que participa el testi‑ última década de vida– o el escritor operante, del
monio se daba dentro de un ambiente literario en que habló el propio Benjamin en «El autor como
el que, por ejemplo, Roberto Fernández Retamar, productor», de acuerdo al término acuñado por
entre otros, ya hablaba de un «nuevo realismo», el escritor soviético Serguéi Tretiákov.
y a cuyos dilemas estéticos y comunicaciona‑ Con respecto a este último término, sería
les Walsh se había referido públicamente para enriquecedor repensar la figura de Walsh y el
concluir: contexto histórico, intelectual y cultural lati‑

as
noamericano de los sesenta y setenta descrito
Realismo no se opone necesariamente a van‑ aquí a partir de lo que Benjamin expuso en su
guardia. Cuando el agotamiento de temas o de texto de 1934,13 cuando hablaba cómo, desde

ic
formas debilitan la pintura de la realidad y su que Platón pusiera en entredicho la necesidad de

ér
s al
interpretación, el autor realista se vuelve por mantener a los poetas dentro de la comunidad
fuerza vanguardista. La vanguardia es entonces
la ori a la hora de diseñar el Estado, «la cuestión del

Am
el modo que asume el realismo en una coyun‑ derecho a la existencia de los escritores no ha
tura histórica de agotamiento. [...] En América sido planteada casi nunca con vigor semejante»
t
Latina el escritor realista está en la vanguardia hasta ese tiempo que vivía el pensador alemán.
de di

cuando hace patente lo que esté invisible.11 Los azotes que la práctica literaria había reci‑
bido tras la Revolución de Octubre llevaban a
a E

5 Benjamin a plantear que «un tipo más avanzado


de escritor» que «el escritor burgués de entrete‑
as o

Parece relevante, en este sentido, estudiar la ac‑ nimiento» podría percatarse de que su labor se
C nd

tividad literaria de alguien como Rodolfo Walsh realizaba «al servicio de determinados intereses
y su relación con el realismo y la renovación de clase», y que ese escritor avanzado, dentro de
Fo

formal en conexión con su propia actividad la lucha de clases, debía «ponerse del lado del
política y militante. Esto se podría elaborar, por proletariado».
ejemplo, a partir de nociones como la del inte- En este contexto, y de acuerdo a los cambios
lectual orgánico de Gramsci12 –en lo relativo a vividos dentro de la experiencia revolucionaria

11 Citado en Claudia Gilman, ob. cit., pp. 323-324. la Tierra: Rodolfo Walsh, el pastor de Girón, Buenos
12 He desarrollado este análisis en particular en el tercer Aires, Patria Grande, 2017.
capítulo, «La esperanza insobornable (Seis tesis, par‑ 13 Todas las frases utilizadas de «El autor como productor»
ciales e interesadas, sobre el pensamiento político de pertenecen a la versión incluida en Walter Benjamin:
Rodolfo Walsh)», de mi libro Mientras los hombres Escritos políticos, Ana Useros y César Rendueles
conquistaban la Luna y daban vueltas alrededor de (eds.), Madrid, Abada Editores, 2012.

96
soviética, Tretiákov «distinguía al escritor ope‑ podría darse a través del papel de la prensa,
rante del escritor informante», cuya «misión no porque mediante ella
es informar, sino luchar; no es observar: inter‑
venir activamente». El ejemplo de Tretiákov le comprendemos que el formidable proceso
servía a Benjamin para subrayar la necesidad de refundición [...] no solo pasa por alto las
de «repensar nuestras ideas sobre las formas o distinciones convencionales entre los géneros,
los géneros de la literatura al hilo de los datos entre escritor y creador, o entre investigador y
técnicos concretos de la situación actual para popularizador, sino que incluso somete a revi‑
llegar a estas formas expresivas que constituyen sión la distinción existente entre autor y lector.
el punto de partida de las energías literarias del
presente», ya que «estamos en medio de un A pesar de estar la prensa europea en manos

as
enorme proceso de refundición de las actuales del capital, Benjamin seguramente pensando en
formas literarias, en el que muchas de las con‑ el medio periodístico desde ideas más próximas
traposiciones en las que estamos acostumbrados a las que Lenin expuso en ¿Qué hacer?, veía en

ic
a pensar podrían ya perder toda su fuerza». este libro un enorme potencial para las exigen‑

ér
s al
Es esclarecedor trasladar estas reflexiones cias de transformación técnica de la literatura
a un entorno diferente, como es el de 1970 en
la ori de su tiempo. Un aspecto que aparecía también

Am
Argentina cuando, con una creciente actividad notablemente destacado en el universo de Walsh,
guerrillera, Walsh reflexionaba ante Ricardo quien, además de vincular su desarrollo literario
t
Piglia sobre la necesidad de un nuevo arte que, a su oficio periodístico, se paseó la última década
de di

frente a la ficción, aportara una mayor inclina‑ de su vida con una copia del ¿Qué hacer? bajo
ción documental. No se trataba de representar el brazo.
a E

esta misma realidad, sino de presentarla, para así De acuerdo con Benjamin, este nuevo con‑
operar en los márgenes de ella y servir a su trans‑ texto histórico exigía del escritor no su expul‑
as o

formación. Las formas tradicionales debían ser sión, sino una «traición de clase» y un abandono
C nd

utilizadas de un modo diferente porque, concluía del mito del genio individualizado, requisitos
Walsh, «hoy es imposible en la Argentina hacer ineludibles para alcanzar un posicionamiento
Fo

una literatura desvinculada de la política».14 orgánico del lado de la clase proletaria. Así pues,
En su texto, Benjamin encontraba que el gran la cuestión que emergía al referirse a la literatura
ejemplo de este cambio en las formas literarias tenía que ver tanto con «exigir de la obra del
escritor la tendencia [política] correcta» como
14 Ricardo Piglia: «Hoy es imposible en la Argentina su «calidad» literaria. Y especificaba:
hacer literatura desvinculada de la política. Reportaje
de Ricardo Piglia a Rodolfo Walsh. Marzo 1970», en [L]a tendencia de una obra literaria solo puede
Roberto Baschetti (ed.), ob. cit., p. 70. Piglia, además de ser correcta en lo político si lo es también en
compartir amistad con el autor de Operación Masacre,
logró con esta entrevista uno de los documentos más
lo literario. O lo que es decir: la tendencia
relevantes a la hora de encuadrar la evolución política correcta desde el correspondiente punto de
de Walsh en su relación con la literatura. vista político incluye una tendencia literaria.

97
[...] [E]sta misma tendencia literaria que está Cabría añadir que, en la presentación de la
contenida, implícita o explícitamente, en toda realidad de las obras de testimonio de Walsh,
tendencia política correcta, constituye sin la estructura fragmentaria con la que abordan la
duda la calidad de la obra. La tendencia polí‑ totalidad –forma que adoptaron estos trabajos
tica correcta de una obra incluye, como digo, condicionados por el medio periodístico del que
su calidad literaria por incluir su tendencia surgieron y la oralidad de la voz popular– las
literaria. aproximan a las técnicas de montaje que tanto
influyeron, de manera muy diferente, en el extraña‑
Hacia el final de su ensayo, después de ejem‑ miento que Brecht desarrolló en su teatro épico.
plificar sus planteamientos a través de la obra No en vano, el propio Piglia veía en la «tensión
de Brecht, al cuestionar si el intelectual «tiene con la ficción» de Walsh un elemento clave de su

as
propuestas para transformar funcionalmente obra, y concluía que, «conociendo o no [la] po‑
la novela, el drama o el poema», Benjamin lémica» entre Lukács y Brecht/Benjamin, Walsh
respondía que «cuanto más firmemente dirija «la reproduce».16 Además, Piglia entendía que la

ic
el intelectual su actividad hacia esta tarea, labor de este «con el lenguaje» y «su conciencia

ér
s al
tanto más correcta será la tendencia de su tra‑ de estilo» lo acercaban a las ideas de Brecht en
bajo y tanto mayor también la calidad técnica
la ori Cinco dificultades para escribir la verdad, que se

Am
lograda». expresaban en «el valor de escribirla, la perspica‑
cia de descubrirla, el arte de hacerla manejable,
t
6 la inteligencia de saber elegir a los destinatarios»
de di

y «la astucia de saber difundirla».17


Así pues, dentro del debate planteado aquí en el Hay que insistir en que la propuesta original
a E

marco latinoamericano de los sesenta y setenta, de Walsh –esa «tensión con la ficción» que se da
la dialéctica contenida en la propuesta de Walsh tanto en sus novelas testimoniales como en sus
as o

emerge en su obra, por un lado, gracias a una cuentos o en sus piezas periodísticas de antropo‑
C nd

serie de rasgos que la aproximan a los objetivos logía social– fue elaborada para confrontar, en la
programáticos de Lukács en lo relativo al rea‑ práctica, la realidad oculta bajo la verdad oficial.
Fo

lismo; mientras, por otro lado, estas mismas ca‑ Walsh enfrentaba así un desafío comprometedor
racterísticas se materializan a través de medios tanto desde lo literario como desde lo político,
–«de reproductibilidad mecánica»– surgidos en la intersección entre la ficción y la no ficción.
precisamente por la modernidad; medios que El fin era el de descubrir la otra verdad: aquella
contribuyeron a poner en crisis la pertinencia
de formas clásicas como las de la novela.15 16 Hernán Vaca Narvaja: «Piglia habla de Walsh: Una
entrevista inédita, 26 años después», en Revista
El Sur, 26 de marzo de 2017, disponible en <http://
15 Walsh mantuvo una relación particular con la novela revistaelsur.com.ar/nota/272/Piglia-habla-de-Walsh>.
que excede los límites y las pretensiones de este texto, 17 Ricardo Piglia: «Tres propuestas para el próximo mile‑
pero que he desarrollado en el segundo capítulo de mi nio (y cinco dificultades)», en Casa de las Américas,
libro mencionado anteriormente. No. 222, enero-marzo de 2001.

98
que debía completar una visión totalizadora de 7
la realidad, donde las voces históricamente su‑
bordinadas y marginadas –las del Otro– pudieran Vivimos tiempos en que la actividad cultural
manifestarse como actores sociales, políticos y ha alcanzado cotas máximas de mercantiliza‑
culturales a través de su lenguaje y, sobre todo, ción, con un crecimiento exponencial de esta
de sus acciones. muy superior a la que se vivía tanto en los años
El académico Mariano Mestman se ha referido veinte o treinta como en los sesenta o setenta
a este aspecto en relación a la adaptación cine‑ del pasado siglo, donde se inscriben los debates
matográfica de Cedrón de Operación Masacre, descritos aquí, que tenían en esta cuestión una
donde la tensión entre la no ficción y el drama preocupación fundamental. Como sugirió el
encontraban su engranaje en la inclusión de un crítico cultural Fredric Jameson, de algún modo

as
personaje de la historia original, Julio Troxler. parecería como si el desarrollo del capitalismo
Así, el testimonio de este –acompañado por tardío y su lógica cultural posmoderna hubiera
material de archivo con la intención de enraizar acabado por certificar la ingenuidad que anidaba

ic
las guerrillas de los setenta en la Resistencia bajo el mesurado optimismo con que Benjamin

ér
s al
Peronista de los cincuenta– servía para llevar la y Brecht se posicionaban con respecto al poten‑
película fuera de los márgenes de la verosimi‑
la ori cial revolucionario de las técnicas y tecnologías

Am
litud ficticia y acercarla al argumento histórico modernas para el arte. Concentradas estas bajo
propio del documental.18 Este tipo de aspectos, el monopolio del capital, la situación podría
t
que en términos notablemente brechtianos se conducirnos a la recuperación de un pesimis‑
de di

referían a la «épica cotidiana», sirven para situar mo próximo al negativismo de Adorno o a una
los esfuerzos del testimonio y su «tensión con la noción de realismo anacrónico, a través de una
a E

ficción» dentro de aquellas «zonas grises» a las actualización vulgar de las teorías de Lukács.20
que el crítico cinematográfico Michael Chanan19 Es cierto que la mercantilización actual de
as o

se refirió en la búsqueda de nuevas aportaciones la cultura afecta, y en buena medida maniata,


C nd

para un cine crítico, y que pueden ser trasladadas todas sus fases de producción, distribución y
a cualquier otra actividad cultural realizada con consumo. Como resultado, entre la emisión y la
Fo

fines emancipadores. recepción cultural, la actividad creativa se aban‑


dona a una hiperatomización que obstaculiza la
18 Ver Mariano Mestman: «Las masas en la era del testi‑ reflexión crítica y limita el efecto colectivo del
monio: Notas sobre el cine del 68 en América Latina», fenómeno artístico –y, en consecuencia, también
en Mariano Mestman y Mirta Varela (eds.), Masas, su capacidad emancipadora. Sin embargo, ante
pueblo, multitud en cine y televisión, Buenos Aires, esta situación no cabe la negación de la realidad
Eudeba, 2013.
19 Michael Chanan: «The Changing Geography of Third 20 Estas ideas aparecen en las obras de Fredric Jameson ya
Cinema», en Screen, Special Latin American Issue, mencionadas. En lo relativo a sus ideas sobre Adorno,
No. 4, 1997, disponible en <https://roehampton.open‑ ver Fredric Jameson: Marxismo tardío: Adorno y la
repository.com/roehampton/bitstream/10142/49679/1/ persistencia de la dialéctica, México, Fondo de Cultura
thirdcinema.pdf>. Económica, 2010.

99
y un retiro ermitaño, sino una posición dialéctica y apelación a la intersubjetividad de la memoria,
que enfrente estos aspectos para transformarlos: puede ser enormemente enriquecedor a la hora de
se hace necesario repensar las tácticas y las desarrollar una actividad cultural emancipadora.
estrategias con las que rearmar una cultura con‑ Al repensar las posibles formas de subvertir la
trahegemónica que pueda dar lugar a un cambio creciente alienación de la propia dinámica cultural
en las narrativas colectivas de forma efectiva. –inscrita en la fase actual del capitalismo tardío y
Experiencias históricas como las expuestas narcotizada por el neoliberalismo depredador im‑
aquí han retado los límites tanto de lo popular perante–, las cuestiones centrales del testimonio
como de lo nuevo, y son por ello especialmente aparecen hoy, si cabe, más vigentes que nunca
relevantes para todo propósito liberalizador de la para enfrentar esta mercantilización y atomiza‑
cultura. El potencial inspirador y esperanzador ción dominante. Se trata sin duda de un debate

as
del pasado reside precisamente en el hecho de teórico irresuelto –como otros aquí planteados–,
que, si las cosas han sido diferentes, las cosas ya que solo puede ponerse a prueba y demostrarse
pueden ser diferentes. Por ello, se hace necesario realizable en la propia práctica artística. Pero es

ic
recuperar la utopía y la esperanza que impregnan una controversia que abre múltiples posibilidades

ér
s al
toda aspiración revolucionaria y emancipadora, para explorar las fisuras de la cultura hegemónica
sin necesidad de caer en el optimismo idealista.
la ori con el fin de crear experiencias tanto emancipa‑

Am
En cómo nos acercamos al pasado reside buena doras como populares, dentro de –utilizando las
parte de nuestras posibilidades de desarrollar una expresiones de Benjamin– la «tendencia política»
t
agenda materialista de cambio real. apropiada y sin renunciar a la calidad técnica
de di

En este sentido, la senda del testimonio que imprescindible que pueda dar respuesta formal
abrió Walsh, naciese o no del objetivo de ganar el y funcional a las «energías de nuestro tiempo».
a E

Pulitzer o tener dinero, encarna un tipo de enfren‑ La situación actual no es, desde luego, sencilla
tamiento con la historia como verdad oficial –va‑ para desafiar estas cuestiones. Pero mientras la
as o

lidada, entre otras cosas, en la palabra escrita y el proliferación de redes sociales y la digitalización
C nd

academicismo monolítico– y propone un plan de mediática ofrecen una experiencia de la inmedia‑


acción proyectado hacia un futuro de cambio –por tez donde la cantidad –con una polución acumu‑
Fo

ejemplo, a través de la recuperación de la oralidad lativa e inagotable de titulares de prensa– vacía


segregada. Las narrativas testimoniales interpelan la realidad de contenido cualitativo, el contexto
al espectador y cuestionan tanto el sujeto como mediático y comunicacional también ha dado
la propia narrativa de la historia compartida. El referentes como el de Aaron Swartz, proyectos
pasado no se recupera como parte de una melanco‑ como el de Wikileaks o experiencias mediáticas
lía fetichista de anticuario, sino como ingrediente regionales como la de TeleSur. Por su parte, en
central de la memoria colectiva intersubjetiva, el cine, el académico y cineasta Mike Wayne
como parte de una agenda política que no se oculta reivindicó la necesidad –haciendo uso de las
bajo falsas pretensiones de neutralidad. categorías originales de Fernando Solanas y Oc‑
Así pues, revisitar hoy el testimonio y sus «ten‑ tavio Getino– de desarrollar una dialéctica entre
siones con la ficción», su totalidad fragmentaria el Primer y el Tercer Cine –entre el cine como

100
espectáculo comercial y el cine militante– con el de una experimentación formal que a menudo
fin de confrontar los retos de la industria cultural recurre a la novela en marcha, no renuncia a un
dominante y abordar la «transformación genéri‑ posicionamiento político cristalino.
ca» cinematográfica que permitiera la creación Estos ejemplos pueden servirnos para conce‑
de herramientas adecuadas para la emancipación bir, no una linealidad absoluta en la influencia de
del espectador y del espectáculo.21 La propuesta, las propuestas testimoniales en la actividad crea‑
además, resultaba una actualización y expansión tiva, sino las múltiples posibilidades que estas
de otros reclamos históricos del Nuevo Cine pueden ofrecer al volver a ellas para repensarlas
Latinoamericano, expresados por ejemplo en el hoy. Al abordar sus objetivos programáticos y
encuentro entre Eisenstein y Brecht en Tomás proyectarlos en nuestros días, el testimonio nos
Gutiérrez Alea,22 o en otras reflexiones de Julio exhorta a buscar en la práctica una aproximación

as
García Espinosa23 o Glauber Rocha.24 La lite‑ al realismo que nos permita entender nuestro
ratura ha dado también múltiples ejemplos con ámbito de acción, sin renunciar a la contem‑
un propósito similar, entre los que cabe destacar poraneidad de esta. Es decir, un realismo que

ic
figuras como la de Isaac Rosa,25 quien, a través se inscriba dentro de las «formas apropiadas a

ér
s al
las energías de nuestro tiempo», y que así nos
21 Ver Mike Wayne: Political film: The dialectics of Third sirva para elaborar elementos para la crítica de
la ori
Am
Cinema, Londres y Sterling, Pluto Press, 2001.
nuestra realidad. Esta adaptación no puede, por
22 Tomás Gutiérrez Alea: Dialéctica del espectador, La
tanto, renunciar a las posibilidades populares
Habana, Ediciones EICTV, 2009.
t
que nos ofrecen aquellos medios que pueden
de di

23 Ver, entre otros textos, Julio García Espinosa: «En busca


del cine perdido», en La doble moral del cine, Bogotá, aproximarnos a las sensibilidades e intereses de
las masas, ya que estos son únicos para la crea‑
a E

Editorial Voluntad, 1995.


24 Glauber Rocha: Cartas ao mundo, São Paulo, Com‑ ción de narrativas actuales. A pesar de los duros
panhia das Letras, 1997. obstáculos y las lógicas alienantes que acechan
as o

25 Isaac Rosa ha manifestado su admiración hacia Walsh, a la creación cultural bajo el capitalismo, los
C nd

de quien ha destacado su «voluntad por un estilo» recursos para que esta nos sorprenda y descubra
fluido, funcional, denso, elaborado y aun así popular algo nuevo sobre la realidad que habitamos,
para manejar el espacio y el tiempo sin suspender la
Fo

acción, convirtiéndose para él en uno de los mejores


tanto cotidiana como histórica, siguen siendo,
escritores en lengua española del siglo xx. «Prólogo», hoy como ayer, ilimitados. c
en Rodolfo Walsh: ¿Quién mató a Rosendo?, Madrid,
451 Editores, 2010, p. 13. Helsinki, octubre de 2017

101
ROBERTO ZURBANO TORRES

Antonio Cornejo Polar


y la heterogeneidad cultural:
un modelo teórico para redescubrir

as
el campo literario caribeño*

ic
ér
s al
«Mi raza es un trozo de carbón
la ori ardiendo en la noche, gritando en la madrugada».

Am
Jesús Cos Causse
t
Para Claudia Zapata y Lucía Stecher, cómplices y colegas.
de di
a E

E
n la década del setenta del siglo pasado el campo cultu‑
as o
Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 102-114

ral latinoamericano disfrutó uno de los momentos más


C nd

creativos de la reflexión histórica, teórica y crítica sobre


las letras continentales. Si la creación narrativa disfrutaba del
Fo

boom y el posboom, la poesía celebraba su momento de mayor


impacto social, la canción se cargaba de referencias políticas,
la pintura y la gráfica inundaban los muros de las ciudades y el
teatro colectivo desnudaba la escena y salía a las calles, solo una
década después el pensamiento cultural producido en nuestros
países supo dar cuenta de los cambios que venían generándose
en la creación literaria, y el ejercicio crítico comenzó a mirar‑
se a sí mismo como parte conciente de dicha creación; surgen
* Leído en la sala Manuel Galich duran‑
te el Congreso Internacional «Antonio
valiosas revistas, no ya para la creación narrativa, poética y
Cornejo Polar y la crítica latinoameri‑ teatral, sino publicaciones críticas especializadas que abordan
cana», realizado en octubre de 2017. las artes y letras desde novedosos emplazamientos epistemoló‑

102
gicos, antropológicos e historiográficos y, como sobre cultura y sociedad en la América Latina
nunca antes, tiene lugar un sustancioso debate se multiplica en instituciones y cátedras que ge‑
conceptual, metodológico y teórico con prota‑ neran tesis, revistas, becas y premios dentro del
gonistas que, en los más diversos puntos de la efervescente campo cultural donde se explayan
región, construyeron un renovado mapa cultural las nuevas perspectivas del latinoamericanismo.
latinoamericano. Aquellos críticos literarios devenidos en histo‑
Revistas como Texto Crítico, dirigida por Jorge riadores, teóricos y ensayistas aportaron algo
Ruffinelli; Hispamérica, con Saúl Sosnowski; o más: construyeron un nuevo corpus intelectual,
la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, tejieron –sin internet– una compleja red para el
fundada por Antonio Cornejo Polar en Lima, son intercambio de ideas, publicaciones y debates
algunos ejemplos de tales emplazamientos críti‑ que incidieron más allá de las obras abordadas

as
cos desde donde se construyen textos, debates y y las fronteras nacionales.
encuentros sobre el pensamiento literario de la Asistíamos, pues, a una movilización con‑
región. La revista Casa de las Américas es otro tinental hacia un pensamiento de izquierda

ic
de los modelos que promueven tal diversidad que marca el estatus político de esos propios

ér
s al
desde la década anterior, junto a algunas edito‑ autores, muchos de ellos exiliados de dictaduras
riales que comienzan a divulgar a los autores de
la ori suramericanas. Desde varias capitales fundaron

Am
la nueva crítica literaria latinoamericana: Ángel un proyecto cultural de bases bolivarianas y mar‑
Rama, Antonio Candido, Noé Jitrik, Roberto Fer‑ tianas, descolonizadoras y antimperialistas que,
t
nández Retamar, Alejandro Losada, Carlos Rin‑ bajo el influjo de la Revolución Cubana y otros
de di

cón, Mario Benedetti, Ileana Rodríguez, Nelson acontecimientos, atravesó el campo cultural la‑
Osorio y otras firmas aparecen simultáneamente tinoamericano impactando en autores y lectores,
a E

en dichos espacios y convierten su labor crítica pero también en los mercados editoriales, debates
en cátedras y series editoriales, legitimando un académicos y políticos del momento, y hasta
as o

pensamiento crítico de significativo peso en la en el propio campo del latinoamericanismo,


C nd

promoción de un campo literario que rebasa aportándole vocación integradora y compromiso


los términos del boom, el realismo mágico y el social.
Fo

realismo maravilloso, pues explican el hecho li‑ Antonio Cornejo Polar era, entonces, un estu‑
terario desde sus contextos específicos y también dioso de las letras peruanas que abordaba textos
más allá de su propia condición literaria. contemporáneos y fundacionales de la literatura
El hispanismo, como disciplina cómodamente colonial –en esa etapa estudia concienzudamente
instaurada en universidades euronorteamerica‑ a un autor con quien coincide desde la crítica y
nas, entró en crisis ante el empuje de temas y marca su posición frente a la literatura indigenis‑
autores que comenzaron a liberarse de interpre‑ ta: José Carlos Mariátegui, innegable influencia
taciones y glosarios, legitimando personajes, en su obra. Desde entonces asume la literatura
culturas y lenguas que dejaron de ser notas al nacional como un concepto limitado, lleno de
pie para convertirse propiamente en el conte‑ exclusiones y mistificaciones de todo tipo. Su
nido principal del texto. La producción crítica obra describe el itinerario que va del estudioso

103
de altos ejemplos de la literatura peruana a una Pensando en el alcance que solo esbozan las
intensa reflexión sobre el estatuto social de las líneas anteriores, me propongo aprehender las tesis
letras de fronteras geográficas, estéticas e ideo‑ metodológicas y teóricas del maestro peruano
lógicas, anunciando un campo desconocido que e insertarlas en el abordaje de las letras cari‑
trasciende sus posibilidades como investigador beñas, un campo literario también atravesado
de la región. por experiencias históricas coloniales, no solo
Cornejo Polar, fundador de la nueva crítica las de la conquista, sino particularmente las de
literaria y cultural latinoamericana, coloca el la esclavización africana que, junto al sistema
ejercicio de pensar la literatura en un espacio de de plantación, los sistemas afrorreligiosos y el
mayor complejidad; a él debemos la aproxima‑ cimarronaje, configuran los fundamentos de una
ción conceptual de asuntos y procesos que revela sociabilidad y una nueva cultura que no se funda

as
un campo literario más dinámico y contextuali‑ alrededor del discurso letrado, sino de los discur‑
zado del que hasta ese momento fuera abordado sos oral, musical, corporal y mágico-religioso.
por una crítica filológica e inmanentista ya en Desde esa especificidad del campo literario

ic
crisis en todo el Continente. Su conocimiento de caribeño es visible la violencia epistemológica

ér
s al
las letras peruanas, junto a la conciencia de su que lo letrado y eurocéntrico ejercieron durante
diversidad, le permiten definir un enfoque epis‑
la ori años sobre la diversa especificidad cultural del

Am
temológico que rompe la falsa unidad del canon Caribe, instaurándose como discurso homogéneo
literario nacional y muestra sus contradicciones y que aún margina prácticas culturales, sujetos y
t
diversos sistemas literarios, así como los sujetos grupos sociales, eventos y procesos históricos,
de di

y discursos hasta entonces ocultos como objetos considerados incultos e inferiores por el canon
de estudio para los investigadores de la cultura, eurocéntrico dominante en la región desde su
a E

tal y como advertía a finales de la década del colonización hasta hoy.


setenta del pasado siglo en un texto clásico: Desde la percepción anterior intentaremos
as o

subvertir la perspectiva metropolitana con que


C nd

El indigenismo de las naciones andinas, el ne‑ las letras caribeñas han sido leídas históricamen‑
grismo centroamericano y caribeño, pero tam‑ te y comenzar a entender con mayor claridad
Fo

bién de alguna manera, la literatura gauchesca cómo, cuándo y por qué los esclavizados imple‑
del Río de la Plata, y la ligada al concepto de mentaron sus propias estrategias de resistencia
lo «real maravilloso» pueden entenderse como y emancipación social que, en su carácter dia‑
variables del fenómeno que preocupaba a José lógico, han marcado hasta las propias lenguas
Carlos Mariátegui. En todos estos casos se y culturas metropolitanas. El campo literario
trata de literaturas situadas en el conflictivo caribeño es un entramado de voces, gestos y so‑
cruce de dos sociedades y dos culturas.1 nidos que suelen quedar ocultos en muchos de los
abordajes críticos tradicionales que obvian esta
1 Antonio Cornejo Polar: «El indigenismo y las litera‑
especificidad. Aún las letras de la región guardan
turas heterogéneas: Su doble estatuto sociocultural»,
en Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, muchos silencios, marginaciones y reducciones
No. 7-8, 1978, p. 8. que se explican al pensarla como eso que Cor‑

104
nejo denomina una totalidad contradictoria. Espejo de paciencia, de Silvestre de Balboa, es
Particularmente me propongo apropiarme de su la pieza que inicia las letras cubanas, aunque se
categoría heterogeneidad cultural, establecida comenta hace muchas décadas que es fruto de
según sus propias palabras «para dar razón de la superchería literaria de un grupo de autores
los procesos de producción de literaturas en las del siglo xix en busca de la piedra fundacional
que se interceptan conflictivamente dos o más que diera una entrada espectacular a la Isla en
universos socioculturales».2 el campo literario hispanoamericano. Casi lo lo‑
Dicha categoría es un modelo teórico que gran, pues usan todos los clichés necesarios para
identifica estatutos socioculturales negados por cumplir su cometido. Pero esa es otra discusión
la crítica convencional que, allende el mundo que, aunque forma parte del entramado colonial
andino, permite abordar las letras caribeñas y y colonizado de nuestra literatura, no es motivo

as
afrolatinoamericanas con sumo rigor metodoló‑ de este texto.
gico y solidez teórica. Dicho modelo posibilita Resulta curiosa la escasa presencia en la obra
explicar la producción cultural desde sus propias de Cornejo Polar del mundo afroperuano, sus

ic
contradicciones ideológicas, lingüísticas, histó‑ prácticas culturales y su presencia en la poesía

ér
s al
ricas, clasistas, etcétera, al desmontar el proceso y narrativa modernas, teniendo en cuenta su pro‑
de colonización cultural de los limitados análisis
la ori funda mirada hacia el mundo indígena, el indige‑

Am
nacionalistas y formales. Puede aplicarse a un nismo y la producción verbal de diversos grupos
contexto heterogéneo como el Caribe, espacio étnicos, así como sus mezclas y estrategias de
t
de esclavización que produjo textos no escla‑ sobrevivencia. Lo africano marca las músicas,
de di

vizados, foro de subjetividades y realidades la culinaria y las danzas en Perú, pero también
específicas, sin necesidad de usar las lenguas es evidente en la obra de Enrique López Albújar,
a E

metropolitanas o, mejor aún, apropiándose de José Diez-Canseco, Nicomedes Santa Cruz, Julio
estas, tal y como podemos hallar en discursos Ramón Ribeyro, entre otros. Sin embargo, en las
as o

creolizados (orales o escritos), en la inserción escasas notas que hallamos en Cornejo sobre el
C nd

de lenguas y cosmovisiones africanas en las tema, emerge su conciencia sobre la existencia


culturas y lenguas metropolitanas, así como en y complejidad del mundo afrodescendiente y sus
Fo

el protagonismo de otros códigos no verbales de prácticas culturales en otros países de la región,


frecuente uso en la región. aunque no lo abordara.
La literatura cubana, según el consenso de Pretendo establecer junto al pensamiento de
nuestros mejores historiadores literarios, es Cornejo Polar una descripción del campo cul‑
fundada por un autor canario acompañado de tural cubano y caribeño que permita verlo como
algunos versificadores cubanos cuasi anónimos. una zona donde se expresa lo que él llamó el
doble estatuto sociocultural y también su con‑
2 Antonio Cornejo Polar: Escribir en el aire. Ensayo so- cepto de totalidad contradictoria para abordar
bre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas
andinas, pról. de Mabel Moraña, Lima, Centro de Estu‑ sin recortes ideológicos nuestras complejas so‑
dios Literarios Antonio Cornejo Polar-Latinoamericana ciedades y culturas. La esclavitud en el Caribe
Editores, 2003, p. 10. y la América Latina difieren solo en la cantidad

105
de población originaria que es diezmada y la que zan el concepto de mestizaje cultural, surgido
es importada desde las costas africanas para su del positivismo y de una visión hipócrita que
explotación en las plantaciones de las colonias oculta la sangrienta confrontación civilizatoria
caribeñas. Remitámonos a la Cuba colonial, eurocéntrica, llena de poderosas herramientas
llena de negros esclavizados provenientes de desculturadoras, contra indígenas y africanos.
diversos puntos de África, que apenas conocían Sobre el mestizaje cultural opinó Cornejo que
el español. Según Walterio Carbonell, olvidado «se trata de un concepto ideologizado en extre‑
estudioso cubano: mo»4 y arremete contra la presunta neutralidad
ideológica con que aún se usa:
Por lo menos hasta 1850 la mayoría de la pobla‑
ción negra hablaba lenguas africanas. El porcen‑ Varias veces he comentado que el concepto

as
taje de los negros esclavos que habían aprendido de mestizaje, pese a su tradición y prestigio,
la lengua española debió de ser muy bajo por esta es el que falsifica de una manera más drástica
fecha. [...] Era muy lógico que esto fuese así, ya la condición de nuestra cultura y literatura.

ic
que en la primera mitad del siglo xix, la inmensa En efecto, lo que hace es ofrecer imágenes

ér
s al
mayoría de la población negra acababa de llegar. armónicas de lo que obviamente es desgajado
El número de los negros nacidos en Cuba era
la ori y beligerante, proponiendo figuraciones que en

Am
muy inferior al de los que llegaron durante el el fondo solo son pertinentes para quienes con‑
siglo xix [...]. Antes la lengua española no había viene imaginar nuestras sociedades como tersos
t
sido en realidad lengua nacional; era oficial, y nada conflictivos espacios de convivencia.5
de di

pero no nacional.3
Ya sabemos que Fernando Ortiz y luego
a E

Así logro incorporar a Cornejo Polar en esa Ángel Rama, desde sus respectivos campos de
línea descolonizadora de varios estudiosos estudio, insistirían en la transculturación para
as o

cubanos. Carbonell es de los pocos que recha‑ mostrar la complejidad del proceso intercultural
C nd

que tuvo lugar en nuestras tierras. Cornejo dis‑


3 Walterio Carbonell: Crítica. Cómo surge la cultura cutió a Rama no la legitimidad del proceso de
Fo

nacional, La Habana, Ediciones Bachiller, Biblioteca transculturación, sino su insuficiencia para dar
Nacional José Martí, 2005, p. 127. En este, su único cuenta de la complejidad de procesos simultá‑
libro, de 1961, Carbonell desarrolla tesis entonces po‑ neos que tuvieron lugar en nuestras sociedades
lémicas sobre una concepción aristocrática y libresca
de la cultura frente a otra que asume la cultura popular.
y se expresan en el campo cultural a través de
Escribió que «[l]a dialéctica negro vs. criollo es más sofisticados ejercicios del poder colonial. La
interesante, desde todos los puntos de vista, porque en el
seno de esta dialéctica estaban contenidos los elementos 4 Ver Antonio Cornejo Polar: «Mestizaje e hibridez. Los
realmente contradictorios de la sociedad colonial. No riesgos de las metáforas. Apuntes», en Escribir en el
solo porque esclavos y esclavistas eran los agentes prin‑ aire. Ensayos escogidos, sel., pról. y notas de José An‑
cipales del devenir histórico, sino porque sus culturas se tonio Mazzotti, La Habana, Fondo Editorial Casa de las
encontraban en abierta pugna en virtud de que sus valores Américas, 2016, p. 115.
constitutivos procedían de culturas diferentes» (56). 5 Ob. cit., p. 116.

106
propuesta del peruano descubre las interiorida‑ de Cornejo Polar como importante contribución
des ideológicas de una obra literaria y ejerce un (historiográfica, metodológica y epistemológica)
acto de desmitificación cultural. Advierte que a los estudios cubanos y caribeños. Seguida‑
no resulta sencillo desmontar las estructuras mente ofrezco diez ejemplos del impacto crítico
asimétricas que configuran nuestras sociedades con que su obra descoloniza nuestra mirada a
y que nuestras literaturas, o al menos buena parte la historia literaria cubana y su producción más
de ellas, reproducen impunemente. reciente. Aspiro a que su impacto llegue más allá
Si la crítica andina de la última década viene de esta muestra.
apropiándose de las obras de Aimé Césaire y Primero: Descolonizar los modos en que la
Frantz Fanon para entender sus literaturas,6 aquí historiografía literaria cubana aborda la cuestión
propongo la operación contraria: incorporar el racial, pues coloca al sujeto negro y sus proble‑

as
pensamiento de Cornejo Polar a la evaluación máticas solo como una representación inferior de
de las letras caribeñas que él apenas esbozó. Me los sujetos letrados blancos, sin asumirlos desde
concentraré, por ahora, en la literatura cubana su condición autoral (personal o colectiva, oral o

ic
y esbozaré diez temas problemáticos donde, escrita), aprehendiendo sus prácticas culturales

ér
s al
al aplicar las tesis de Cornejo Polar, se revelen como formas legítimas, aunque diversas, de la
las características que él describió y se abran
la ori expresión literaria epocal y entendiendo la hete‑

Am
nuevas visiones sobre nuestro campo cultural rogeneidad propia de nuestro campo cultural. Se‑
que permitan identificar el valor de las prácticas ría clave insertar el Caribe en nuestra conciencia
t
literarias negras en Cuba. Vale asumir las tesis cultural, así como potenciar más orgánicamente
de di

la cultura cubana en este, espacio natural de


nuestras dinámicas históricas y contemporáneas.
a E

6 Me refiero particularmente a la obra de Claudia


Zapata, Lucía Stecher y Elena Oliva, quienes de‑ Muchas prácticas culturales afrocubanas
sarrollan un proyecto de reivindicación descolonial comparten varios códigos culturales no verbales,
as o

e intercultural que revalúa las obras de Fanon y cuyo estudio exige superar las explicaciones filo‑
C nd

Césaire en el mundo andino y colocan en la mis‑


ma dimensión crítica al pensamiento indígena y lógicas del discurso letrado y obviar el folcloris‑
afrodescendiente. A propósito las dos primeras han mo para descodificar, entre otras, las iconografías
Fo

escrito: «El ingreso de la intelectualidad indígena de la Sociedad Secreta Abakuá, las firmas de la
y afrodescendiente a una tradición de pensamiento Regla de Palo Monte y la serie de dibujos co‑
anticolonialista imprimió a este un sello particular nocida como Libro de Pinturas de José Antonio
que consiste en evidenciar y discutir las jerarquías
culturales que confinaron a negros e indios al lugar Aponte, líder de una rebelión que se expandió
de “otros” funcionales a un tipo de hegemonía [...]. por todo el país contra el gobierno español
Este confinamiento en el lugar de los “otros” explica en 1812, por la cual fue ahorcado y decapitado.
que para los intelectuales que surgen de esos secto‑ El volumen consiste en más de setenta dibujos
res, las configuraciones culturales e ideológicas se que ilustran la historia del negro desde una visión
constituyan en lugares privilegiados para la acción
descolonizadora». Ver «Representación y memoria en digna y descolonizada de su condición humana.
escrituras indígenas y afrodescendientes contemporá‑ Sobre el libro de Aponte, poco estudiado y ac‑
neas», en Casa de las Américas, No. 280, 2015, pp. 4-5. tualmente desaparecido, no existe un consenso

107
que lo considere un documento fundamental de profana en el universo de nuestras afrorreligiones,
nuestra historia, por tanto, se advierten pocos forma parte de nuestro corpus literario, siempre
intentos de insertarlo en la historia literaria o en que no reduzcamos dicho corpus solo a lo escrito,
la del arte cubano. No se trata de precisar su lugar sino que lo entendamos como otro modo de pro‑
en un catálogo artístico o literario, sino de reco‑ ducción verbal que coexiste junto a la escritura
nocer el significado de dicho acto fundacional y sobrevive en el habla popular con todos sus
de (re)escritura nacional, pues rebasa la cuestión códigos verbales, no verbales y performáticos.
cultural y exige claros posicionamientos ideoló‑ Dicho patrimonio oral recoge proverbios, cantos
gicos. Descolonizar es desconstruir un complejo y rezos que, expresados en sus lenguas originales
entramado socio-histórico de dominación que o aun españolizados, constituyen un acervo de
tiene en la cultura una de sus herramientas más géneros y formas de pensar solo estudiadas des‑

as
sutiles y eficaces. (Evito abordar la religiosidad de limitadas visiones folclóricas, que reducen su
afrocaribeña pues se ha convertido en un vasto universo solo a la religiosidad y congelan dicha
campo de investigación donde confluyen varias producción en la etapa colonial, en ausencia de los

ic
disciplinas y estudiosos, sean practicantes o diversos abordajes contemporáneos a la oralidad

ér
s al
no. Su objeto de estudio alcanza una densi‑ que tienen lugar hoy en toda Latinoamérica y el
dad sociocultural de saberes y prácticas de
la ori Caribe, donde se están produciendo otros em‑

Am
fe, rituales, profanas, de sanación, culinarias, plazamientos epistemológicos, antropológicos
lingüísticas, danzarias, comerciales,7 etcétera, y lingüísticos que podrían revelarnos mejor las
t
síntesis de complejos debates transnacionales contribuciones de estas prácticas culturales hete‑
de di

que desbordan los propósitos de este texto). rogéneas a la cultura nacional.


Segundo: La oralidad afrocubana, parte sustan‑ Aceptemos que todo esto implica un conflicto
a E

tiva de una cultura que recrea y mezcla fragmentos a resolver frente a la hegemonía de la escritura.
de lenguas originales de los grupos traídos de No olvidemos que a la conciencia de ese con‑
as o

África, además de cumplir su función ritual y flicto Cornejo llamó «grado cero de la escritu‑
C nd

ra», refiriéndose «al punto en el cual oralidad y


7 En las últimas décadas se insiste en acusar de comer‑ escritura no solamente marcan sus diferencias
Fo

cialistas a las religiones negras de la región (santería, extremas sino que hacen evidente su mutua aje‑
candomblé, vodú) justo en medio de un proceso de nidad y su recíproca y agresiva repulsión».8 Un
globalización de estas, la instauración de sus institu‑ nuevo camino a desbrozar por nuestros lingüistas
ciones públicas, la creciente profesionalización de sus
figuras jerárquicas y el reconocimiento de sus valores de y antropólogos.
solidaridad, resistencia cultural y saberes no solo para Tercero: Constatar la violencia epistemológica
los afrodescendientes. Todo ello era, hasta hace poco, colonial que revela la categoría del doble estatuto
marginalizado, a pesar de ser religiones practicadas por sociocultural aplicada a la Autobiografía del
todas las clases sociales. Dichas acusaciones, curio‑
samente, no suelen compararlas con otras religiones
financieramente poderosas, de jerarquía mundial, 8 Antonio Cornejo Polar: Escribir en el aire. Ensayo so-
dueñas de diversas instituciones bancarias, mediáticas, bre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas
educativas, entre otras. andinas, p. 20.

108
esclavo poeta y otros escritos, de Juan Francis‑ plantaciones, escrita por un grupo de narradores
co Manzano, y a la obra poética de Gabriel de la criollos blancos, de vocación filantrópica, en una
Concepción Valdés (Plácido), los primeros autores interesada lucha contra el tráfico de esclavos, pero
negros que entran al campo letrado cubano del no contra la abolición de la esclavitud. Dichos
siglo xix, a través de su conocimiento de formas autores reformistas producen narraciones (nove‑
métricas y otras referencias culturales eurocéntri‑ las, noveletas, cuentos y testimonios) que –salvo
cas (latinas, españolas, italianas) de las cuales se excepciones–9 falsean la realidad de los esclavi‑
apropiaron por vías alternativas y autodidactas. zados, usándolos como máscaras que ocultan los
Ellos intentaron superar la visión paternalista reales intereses políticos y económicos de una
con que eran aceptados, tiñendo sus páginas de elite fundada sobre el azúcar.
una identidad que no podían negar, pero tampoco Entre ellos surge la ciudad letrada cubana. La

as
podían explayar en su totalidad de sujetos no blan‑ literatura comienza a convertirse en una pode‑
cos, ni aristócratas, sino como voces subalternas, rosa institución que legitima un modo de pensar
al servicio de una elite esclavista que aprobaba, la nación, marcada por el pensamiento colonial

ic
desaprobaba y hasta rescribía sus obras. más avanzado del Caribe; desde entonces, este se

ér
s al
La historiografía literaria cubana, al juzgarlos, reproduce, más allá de gustos y prejuicios, sobre la
los piensa como el par binario Plácido/Manzano,
la ori base de una economía depredadora de la naturaleza

Am
en vez de colocarlos de frente a las principales y de la masa negra esclavizada e inferiorizada, ra‑
figuras de la institución literaria colonial llamada zón por la que aún es posible constatar las raíces de
t
«círculo delmontino», quienes fraguaban e impo‑ nuestra condición colonial sustentando las bases
de di

nían las normas estético-ideológicas de una nueva de muchas instituciones literarias y culturales de
aristocracia con ínfulas de modernidad, abandera‑ la modernidad.
a E

da de la independencia, pero cómodamente atada Quinto: El negrismo literario de los años vein‑
a las riquezas de la esclavitud. A pesar del gran te y treinta del pasado siglo xx fue un momento
as o

esfuerzo de estos autores negros para complacer de la poesía nacional, mal llamado vanguardista,
C nd

a un receptor solo interesado en manipular sus donde se elabora una imagen estereotipada del
obras, domesticar su atrevimiento y controlar sus negro cubano, suma de bailes y erotismos donde
Fo

aspiraciones sociales, fueron acusados y sacrifica‑ no hay propuestas de mejora social, sino la apro‑
dos ante la represión colonial. Aun así, insertaron piación caricaturesca de las voces de un grupo
sus experiencias de vidas negras (heterogéneas) en
9 La obra excepcional de esta serie es la novela Cecilia
las letras cubanas del momento, desenmascarando Valdés (1882), de Cirilo Villaverde, sobre la cual nos dice
sutilmente a sus preceptores/victimarios, quienes el también olvidado historiador cubano Salvador Bueno:
finalmente los arrojaron a la maquinaria colonial, «Las notas sobresalientes de esta obra están dadas por la
silenciando a uno y fusilando al otro. visión totalizadora que su creador ofrece de la sociedad
Cuarto: La llamada narrativa antiesclavista colonial y esclavista, por la importancia que en ella ad‑
quieren los mulatos libres y la convincente personalidad
cubana del siglo xix (que también se le denomina que revelan algunos esclavos». Ver su prólogo a Cuentos
antitratista) es una serie caracterizada por un dis‑ negristas, sel., pról. y bibliografía de Salvador Bueno,
curso romantizado del sujeto negro en nuestras Caracas, Biblioteca Ayacucho, 2003, pp. XV-XVI.

109
desposeído. Sus poemas, estampas y viñetas fue‑ negro republicano, allí se presentaban y debatían
ron máscaras usadas por autores de clase media ideas literarias, económicas, políticas, etcétera, y
en un campo cultural homogéneo que banaliza emergió un discurso antirracista consistente y di‑
los conflictos raciales y subestima la entrada del verso, muy activo en los debates histórico-sociales
negro en la modernidad, condenándolas al espa‑ de la época, que no ha tenido aún ni la divulgación
cio del costumbrismo y las falsas postales para el ni el reconocimiento merecido. Las obras de Juan
turismo norteamericano. El negrismo expresaba Gualberto Gómez, Lino Dou, Gustavo Urrutia,
una crisis de representación del sujeto negro y Alberto Arredondo, Dámasa Jova, Carmen Piedra,
popular en las letras del momento. Evaristo Estenoz, Ramón Vasconcelos, Armando
Quiero destacar el esfuerzo cívico-intelectual Plá, Alberto Arredondo, Salvador García Agüero,
que, en la misma época, desarrollan figuras como Ángel César Pinto, Juan René Betancourt, Sixto

as
Lidia Cabrera, Fernando Ortiz, Rómulo Lachata‑ Gastón Agüero, Walterio Carbonell y otros nom‑
ñeré o Alejo Carpentier en rigurosos acercamien‑ bres olvidados, son las evidencias escamoteadas
tos al tema: Ortiz indaga en las causas sociales del de una tradición antirracista nacional y de una in‑

ic
racismo y muestra los aportes africanos, Carpen‑ telectualidad negra preocupada por los problemas

ér
s al
tier reconstruye el universo mítico afrocaribeño, de su identidad y nación. Es difícil encontrar quien
Lachatañeré fija los códigos afrorreligiosos y
la ori los cite, los redite, critique o evalúe; sus obras,

Am
Lidia Cabrera revela las semillas del imaginario generalmente, son desconocidas.
afrocubano a través de la sabiduría oral de sus Séptimo: El grupo literario El Puente, primer
t
protagonistas. En un sitio de honor coloco al poeta núcleo de escritores surgido en la Revolución,
de di

Nicolás Guillén, quien agregó en su etapa negrista fundado por jóvenes negros, mestizos y blancos
la crítica social, celebró la cultura popular –en provenientes de sectores populares y afrorreli‑
a E

especial el son cubano– y aportó una visión racial giosos, quienes marcaron su impronta cultural a
politizada y descolonizadora. través de su propia editorial (Ediciones El Puente),
as o

Sexto: El periodismo negro de la República. recitales de poesía, traducciones, antologías y ac‑


C nd

Valiosa contribución de revistas, columnas y ciones comunitarias. Sin embargo, El Puente no


periódicos que recogen la labor intelectual de ne‑ está registrado en la Historia ni en el diccionario
Fo

gras y negros que expresan su pensamiento, no de literatura cubana. Entre sus miembros estu‑
en el campo académico ni en forma de libros, vieron Nancy Morejón, Miguel Barnet, Eugenio
sino en artículos, crónicas, cartas, discursos y Hernández, Ana María Simo, Rogelio Martínez
ensayos publicados en la prensa plana, apenas Furé, José Mario, Georgina Herrera, Gerardo
recogidos en libros posteriormente. Sus auto‑ Fulleda, Manolo Granados, el peruano Rodolfo
res fueron abogados, hombres de negocios, lí‑ Hinostroza, y otros destacados autores cubanos
deres sindicales, profesores de secundaria, amas del siglo xx, en su mayoría cómplices de un
de casa y periodistas sin el estatus académico silencio sospechoso alrededor de la vida de este
reconocido por la elite intelectual de la época. grupo, disuelto tras una polémica con El Caimán
Sin embargo, el periodismo negro fue en Cuba Barbudo, revista cultural de la Unión de Jóvenes
el espacio natural donde se legitimó el pensamiento Comunistas, fundada por Jesús Díaz en 1966.

110
El Puente, como grupo y espacio literario y tando reivindicaciones históricas y actuales,
cultural, comienza muy tempranamente en la interpelando fuertemente los nuevos sexismos,
etapa revolucionaria (1960-1968) a replantear‑ racismos y clasismos del siglo xxi con nuevas
se los abordajes a las religiones africanas, la estrategias de resistencia y dignificación de su
cultura popular y la diversidad sociocultural de rol en la sociedad cubana contemporánea.10
la nación, al presentar en sus libros y obras de En este mismo acápite quiero vindicar otra de
teatro los nuevos sujetos y conflictos sociales las zonas estigmatizadas por la mirada homo‑
que emergen, liberados, al nuevo proceso social. génea de nuestra crítica sociocultural. Teniendo
Sus cuarenta y dos libros y antologías ofrecen en cuenta las cercanías con el género, la homo‑
un mapa de problemáticas emergentes como las sexualidad negra suele ser una zona de silencio y
de raza, género, sexualidad, religiosidad y otras rechazo públicos, donde se cruzan varios tipos de

as
visiones alternativas que se extendían hacia el discriminación y se produce un conflicto de gran
teatro, la música, el baile, el cine, la gráfica y el heterogeneidad sexual, religiosa, racial, de clase
activismo cultural de su época. y género que solo en las últimas décadas nuestra

ic
Octavo: Los estudios literarios tienen una gran literatura viene a concientizar, pero nuestros es‑

ér
s al
deuda con las mujeres negras, pues han sido los tudios socioculturales no asumen en su totalidad
personajes más degradados en las letras cubanas.
la ori contradictoria (para citar a Cornejo Polar), sino en

Am
La mujer negra no solo es un sujeto marcado tímidos acercamientos disciplinarios que reducen
por el sexismo o la discriminación racial, sino el análisis a ciertos fragmentos de dicha totalidad.
t
maltratado por una compleja red de negaciones Hay un cruce de emergencias atravesando la obra
de di

a su estatus social, incluyendo la violencia física poética y narrativa de Julio Mitjáns, Alberto Abreu
al interior de sus comunidades. La mayoría de las y Roberto Carlos Fournier, quienes desmontan
a E

corrientes feministas en Cuba a través de un si‑ los estereotipos sexistas contra el homosexual
glo han construido un feminismo esencialmente negro, defienden sus gestos y espacios sociales,
as o

blanco, letrado, clasista, obviando la heteroge‑ así como cuestionan la desarticulación de la


C nd

neidad del campo femenino marcado por varias lucha antihomofóbica de otras discriminaciones
opresiones, incluso al interior del propio grupo. como la racial y la religiosa, para solo poner dos
Fo

Por otra parte, en lo que respecta a la literatura ejemplos. Además emergen las obras críticas y de
cubana escrita por mujeres negras, suele haber
un silencio crítico sobre sus obras que impide 10 También viene creciendo una ensayística variada escrita
por mujeres negras que, por el momento, resumo en
relacionar tales experiencias entre sí, tal y como dos libros recién publicados y agotados en Cuba, fruto
ocurre con más frecuencia con los hombres. A de un esfuerzo colectivo de investigación del proyecto
pesar de ello, en las últimas décadas ha crecido cultural afrofeminista Afrocubanas: los títulos Afrocu-
la obra narrativa escrita por autoras como Daysi banas. Historia, pensamiento y prácticas culturales
Rubiera, Lázara Castellanos, Marta Rojas, Teresa (Selección de Daysi Rubiera e Inés María Martiatu
Terry) y Emergiendo del silencio. Mujeres negras en
Cárdenas y otras, cuyas obras resultan una va‑ la historia de Cuba (Selección de Daysi Rubiera y
liosa serie literaria que incluye varios géneros, Oilda Hevia Lanier), ambos publicados por la Editorial
temas y generaciones que vienen interconec‑ Ciencias Sociales en 2011 y 2016, respectivamente.

111
activismo antirracista/antilesbofóbica de Norma El pasado mes de septiembre hicieron su primera
Guillard, Sandra Álvarez, Yazmín Portales, Las lectura pública colectiva en la sala Manuel Ga‑
Krudas, Lugbona Olokoume y el propio Abreu, lich de la Casa de las Américas, invitados por
quienes ejercen una cruzada digital contra tales el Programa de Estudios sobre Afroamérica de
prejuicios y fantasmas, activando nuevas voces, dicha institución.
espacios, propuestas y debates. Décimo: También la categoría cornejiana de
Noveno: La presencia/ausencia de El Palenque, sujeto migrante aclara una importante zona de
grupo literario fundado a principios de este siglo, las letras cubanas que se producen fuera de la
integrado por siete jóvenes poetas negros, cuya Isla, ateniéndonos a nuestra condición insular y
obra presuntamente no tematiza sus preocupacio‑ no a la migración rural, que es el origen de dicha
nes raciales, sino que aborda problemáticas uni‑ categoría. Aquí se trata de marcar la condición

as
versales desde visiones posmodernas y posestruc‑ afrocubana de autores que no suelen recibir
turalistas que descentran variadas subjetividades atención crítica cuando se habla de la literatura
como género, sexualidad, diáspora, corporalidad de la diáspora cubana, considerada eminente‑

ic
y otros asuntos poéticos igualmente universales. mente blanca, sin que la atraviesen los conflictos

ér
s al
La crítica solía abordar sus obras invisibili‑ raciales constitutivos de su cultura de origen.
zando la condición racial de sus autores –lo que
la ori Este sujeto migrante plantea un desplazamiento

Am
extrañamente no sucede en los abordajes críticos de las fronteras internas y externas de la litera‑
a Nicolás Guillén, Nancy Morejón, Georgina tura nacional, pues reubica la heterogeneidad
t
Herrera u otros autores–, colocándolos en un cultural cubana en otros contextos, igualmente
de di

espacio socioliterario ambiguo que ellos gradual‑ heterogéneos, donde se incorporan y mezclan
mente han sabido esclarecer en los últimos años viejas y nuevas experiencias de marginación,
a E

apropiándose de El Palenque, nombre con que reformulando las fronteras del corpus nacional y
fueron identificados si no despectiva, al menos superando los tradicionales binarismos (adentro/
as o

irónicamente años atrás, para vindicar/visibili‑ afuera, pasado/presente, negro/blanco, etcétera).


C nd

zar su labor ante la crítica.11 Hoy resemantizan La categoría sujeto migrante12 aporta una
dicho nombre, haciendo una segunda entrada en mirada más cercana a aquellas obras, autores y
Fo

colectivo al campo literario cubano del siglo xxi. procesos culturales fronterizos que no suelen ser
asumidos orgánicamente en el nuevo contexto,
11 Hace algún tiempo expliqué quién, cuándo y dónde pero tampoco son incorporados fácilmente al
fue lanzada la «etiqueta» de El Palenque, describí
los modos poéticos de cada uno y comenté: «Son
poéticas en un alto nivel de tensión e interrogaciones 12 Me apropio aquí de dicha categoría resignificándola
con respecto al lenguaje y a la cultura “nacional” en nuestro contexto a partir de dos textos de Antonio
que comparten. Su literariedad los coloca en el otro Cornejo Polar: «Condición migrante e intertextualidad
extremo de la “escritura” de uno de los poetas más multicultural. El caso Arguedas», en Revista de Crítica
polémicos de los últimos años en Cuba: Eloy Macha‑ Literaria Latinoamericana, No. 42, 1995, pp. 101-109;
do, “El Ambia” [...]». Ver «El triángulo invisible del y «Una heterogeneidad no dialéctica: Sujeto y discurso
siglo xx cubano: Raza, literatura y nación», en Temas, migrantes en el Perú moderno», en Revista Iberoame-
No. 46, 2006, p. 117. ricana, No. 176-177, 1996, pp. 837-844.

112
canon literario nacional. En las obras de Evelio Pero no estamos hablando de escisiones litera‑
Grillo, Lourdes Casal, Esteban Luis de Cárdenas rias, sino de aperturas en los estudios cubanos,
o Pedro Pérez Sarduy asistimos a una compleji‑ aún marcados no solo por prejuicios sino por la
zación de procesos identitarios, atravesados por colonialidad que tradicionalmente los ha acom‑
la experiencia transcultural migratoria, particu‑ pañado. Aquí se trata de algo más: insertar en
larmente en los Estados Unidos, sus diferencias y el estudio de nuestras letras aquellas prácticas,
similitudes, así como todos sus conflictos (racia‑ figuras, eventos y tendencias que fueron margi‑
les, políticos, lingüísticos, clasistas, económicos, nadas por exclusión o prejuicio del pensamiento
territoriales, religiosos, culturales, entre otros). epocal de distintos siglos, incorporando estas
Hasta aquí llega mi exploración cornejiana por como parte constitutiva de una misma nación,
la historia y la crítica literaria cubanas, pero si una misma literatura y una misma sociedad nada

as
aprendemos a aplicar su valioso arsenal teórico homogéneas.
descubriremos muchos otros ejemplos de invi‑ La lección crítico-teórica de Cornejo Polar
sibilidad y marginación que pudiéramos citar, estimula a abordar concientemente la literatura

ic
como el que corresponde al discurso del hip hop como espacio de emancipación, entregándonos

ér
s al
cubano y su carga músico-oral de reivindicación herramientas conceptuales que esclarecen y
racial, los modos en que desde la literatura para
la ori evalúan su doble estatuto social y sus diná‑

Am
niños se construye una historia diferente del país, micas de producción, historicidad, visibilidad
los aportes de la nueva historiografía cubana capaz y jerarquización sociales. Su visión historio‑
t
de reconstruir las voces negras, la significativa gráfica muestra la literatura como territorio de
de di

labor de figuras solitarias pero imprescindibles dominación y resistencia, simultáneamente,


como Roberto Friol, Tomás Fernández Robaina, sin absolutizar aquellas instituciones culturales
a E

William Luis, Ada Ferrer o Rogelio Martínez del poder dominante que sustentan y justifican
Furé, y también la manera en que se viene ar‑ este dominio, exigiéndonos encontrar los otros
as o

ticulando una intelectualidad negra en un país modos y espacios (diversos, heterogéneos) en


C nd

donde hablar de raza fuera pecado durante más los que se producen y coexisten otras prácti‑
de cuarenta años, pues la categoría central del cas culturales. También nos permite entender
Fo

socialismo es la de clase. Sería muy largo ex‑ cómo se construyen el silencio, la devaluación
plicar cómo también el colonialismo cultural de y la marginación históricas, y cómo podrían ser
izquierda nos ha impedido ver la heterogeneidad descontruidos. Su sabiduría crítica se proyecta
cultural que configura, contradice y enriquece como ejercicio literario y como acción política,
nuestra historia y nuestra sociedad. acto de descolonización que revela un crimen
Vale aclarar, con toda intención, que no se cultural aun justificado por razones estéticas,
trata de resaltar un modelo de literatura negra respaldado por formas sutiles de marginación y
frente a un modelo de literatura blanca, porque devaluación social insertas en el modo en que la
los criterios raciales (o racistas) no definen las literatura se enseña, edita y comercializa.
funciones y el peso literario de ciertas prácticas La profundidad y la flexibilidad de las tesis de
históricamente marginadas, solo su visibilidad. Antonio Cornejo Polar hablan de la dimensión

113
universal de su legado teórico, pues dichas ideas simple ejercicio crítico-metodológico, sino un
pueden ser aplicadas a muchas otras literaturas verdadero desafío intelectual y político que vale
dentro y fuera del Continente, lo cual corrobora la pena asumir junto a otras propuestas –como
la dimensión universal de su modelo teórico y nos la de Fanon, Césaire, et. al.– donde coinciden la
confirma, además, que incorporar la labor crítica búsqueda de la felicidad de todas las sangres y de
y teórica del peruano al pensamiento crítico cari‑ todos los condenados de la tierra. c
beño y su campo literario, así como a sus dobles
y hasta triples estatutos socioculturales, no es un Octubre-diciembre y 2017, en Centro Habana, Cuba

as
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s al
la ori
Am
t
de di
a E
as o
C nd
Fo

Rogelio Polesello (Argentina): Sin título, 2007. Serigrafía, 1040 x 1040 mm. P. A

114
S EM A NA D E F ERNA ND O M O RA I S

Regresar a la Isla

as
ic
ér
s al
«A
la ori bordo de un cuatrirreactor Ilyushin-62 vendido por

Am
Aeroflot a Cubana de Aviación (aún con la marca
soviética pintada en el fuselaje) la aeromoza ofre-
t
ce, en lugar de los tradicionales diarios, un suplemento de 64
de di

páginas sobre la vida del guerrillero Camilo Cienfuegos […].


Estoy en camino a Cuba». Así se inicia el libro que, en 1976,
a E

dio a conocer a Fernando Morais más allá de ciertos círculos


periodísticos. De hecho, el que lo consagraría dentro y fuera
as o

pp. 115-116
de su país. Con A Ilha: Um repórter brasileiro no país de Fidel
C nd

Castro se consolidaba la carrera del periodista y narrador a


quien dedicamos la más reciente Semana de Autor.

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018


Fo

Su prolífica carrera combina la investigación meticulosa y el


talento del novelista con la vocación por la verdad y la justicia.
Y si algo nos ha enseñado Fernando Morais, después de tantos
libros y reconocimientos, es que nunca se da por vencido. En
lugar de sentarse a escribir historias «agradables», no se le
ocurre sino fundar y llevar adelante un blog colectivo que es pro-
vocador desde su nombre: Nocaute. Quien llegue desprevenido
a él se sorprenderá de encontrar allí los temas más candentes de la
actualidad, y de la decisión de plantar cara –a la manera de
los boxeadores que no dan ni piden tregua– a la gran prensa y los
medios de información dominantes. Porque Morais entiende la

115
literatura y el periodismo como un espacio que de uno de sus más exitosos títulos: Olga (que,
no solo brinda la oportunidad, sino que además conjuntamente con Los últimos soldados de la
tiene el deber, de hablar por los otros. guerra fría, ha circulado ampliamente entre no-
Este mes de enero, por cierto, se cumplieron sotros). Esta Semana fue propicia para presentar
cuarenta años desde que Morais llegara por otro libro suyo editado por la Casa, Historias de
primera vez a la Casa de las Américas en calidad un reportero, reseñado en esta misma entrega.
de jurado de su Premio Literario, cuyas palabras «La noche de Luna Negra» es la única historia
inaugurales pronunciaría en 1987. Esa larga e de ficción que Morais –basándose en hechos y
intensa relación entre la Casa y él incluye la pu- nombres reales– asegura haber escrito en su
blicación, por parte de nuestro Fondo Editorial, vida, y hasta hoy permanecía inédita. c

as
ic
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s al
la ori
Am
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de di
a E
as o
C nd
Fo

Miguel Angel Vidal (Argentina): Sin título, 1969. Dibujo generado por computadora
IBM 1130 e impreso en plotter IBM 1627. Centro de Arte y Comunicación, Buenos
Aires. 365 x 365 mm

116
FERNANDO MORAIS

La noche de Luna Negra

as
ic
ér
s al
A
la ori manecer de un día de noviembre de 1937. Una nave

Am
del Lloyd Brasileño, repleta de inmigrantes llegados
de Europa, entra en aguas brasileñas. En medio de una
t
tempestad, en la región de Abrolhos, un pasajero cae al mar por
de di

accidente. Está a punto de morir ahogado (o devorado por los


tiburones que infestan el lugar) cuando lo salva otro pasajero,
a E

desconocido, que se lanza instintivamente al agua y lo rescata.


El valiente hecho casi le cuesta la vida al héroe anónimo, que
as o

pp. 117-124
tiene los pulmones invadidos por el agua de mar y pasa dos
C nd

días inconciente en la enfermería del navío, entre la vida y la

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018


muerte. Solo al volver en sí el joven Alfred Kaufman, profesor
Fo

de Física en Berlín, descubre que estuvo a punto de morir para


salvar la vida de alguien que se le parecía mucho: como él, Eu-
gene Warburg es judío alemán y también había dejado la patria
huyendo de la persecución nazi. Entre ellos hay más cosas en
común: ambos chapurrean el portugués y ninguno de los dos
tiene la más remota idea de cómo va a sobrevivir en Brasil. Lo
ideal sería poder continuar en el nuevo país el mismo trabajo que
hacían en Alemania: Alfred, que había sido asistente en Berlín
de los célebres físicos Otto Hahn y Fritz Strassmann en las in-
vestigaciones sobre fisión nuclear, sueña dar clases en alguna
escuela brasileña; formado en contabilidad, Eugene se tendría

117
por feliz si lograra un empleo en alguna oficina pretexto que el dictador necesitaba para reprimir
comercial. Cuando el buque atraca en el puerto adversarios situados a la izquierda y a la derecha.
de Santos, el 10 de noviembre de 1937, los dos En el Brasil de la «polaca», todo extranjero
se abrazan, emocionados, y cada cual toma un es un sospechoso potencial. Diariamente los
rumbo diferente. periódicos dan la noticia de que otra partida de
Lo que ni Alfred Kaufman ni Eugene Warburg ellos fue expulsada del país con el sambenito
podían imaginar era que el destino les había ju- de «indeseables» y «nocivos a la seguridad na-
gado una mala pasada. Exactamente el día en que cional». El coqueteo cada vez más evidente del
ponían los pies en territorio brasileño, Getúlio gobierno brasileño con la Alemania de Hitler
Vargas anunciaba la implantación del Estado estimula la atmósfera de antisemitismo que res-
Novo, una versión tropical del autoritarismo que pira el país. Dos casos ganan celebridad como

as
los había expulsado de Europa: se había cerrado ejemplos del clima de xenofobia reinante: a pesar
el Congreso, se había colocado a la prensa bajo de las protestas de organizaciones humanitarias,
estricta censura y, en lugar de la Constitución el gobierno deporta de Brasil a la alemana Olga

ic
liberal de 1934, Vargas había impuesto al país Benário, mujer de Luís Carlos Prestes y con siete

ér
s al
una nueva Carta Magna –tan dura que recibiría meses de embarazo, y a la rumana Genny Gleiser
del pueblo el mote de «polaca», en clara refe-
la ori –las dos, judías, terminarían sus días a manos de

Am
rencia a la dictatorial constitución polaca. Dos verdugos de la Gestapo. Alfred y Eugene sabían
años antes, el gobierno había logrado sofocar que cargaban las dos marcas malditas: ambos son
t
una revuelta armada liderada por el comunista extranjeros, ambos son judíos. Después de pa-
de di

Luís Carlos Prestes, y ahora, con el pretexto de decer durante meses haciendo trabajos diversos,
proteger a Brasil de la «amenaza comunista», logran por fin instalarse con un poco más de es-
a E

las autoridades arrestaban y torturaban enemigos tabilidad. Con la ayuda de profesores brasileños
reales e imaginarios. Meses después de la im- a quienes se acerca, a mediados de 1938 Alfred
as o

plantación del Estado Novo, Vargas reprime otra es ya un respetado investigador en un centro de
C nd

amenaza de golpe, esta vez desplegada desde investigaciones científicas del gobierno, en la
la extrema derecha: una tentativa de toma del ciudad de Sorocaba, en las inmediaciones de
Fo

Palacio Presidencial por los «gallinas verdes», São Paulo. Eugene pasa los días viajando por
liderados por el integralista Plínio Salgado,1 es el el estado como inspector de la más poderosa
aseguradora brasileña, la Sul América.
Además de realizar investigaciones, Alfred
1 AIB: Acción Integralista Brasileña, partido fundado
en 1832, entre otros, por el intelectual Plínio Sal- pronto adquiere prestigio en el medio académi-
gado (1895-1975), quien había quedado deslumbrado
con el fascismo durante una visita a Italia. Sus miembros la propiedad privada, y compartían con el gobierno la
vestían camisas verdes (por lo cual los apodaron «gallinas aversión a los comunistas. Ultranacionalistas, adoptaron
verdes»), adoptaron la letra griega sigma como emblema la divisa «Dios, Patria y Familia». En 1938 intentaron
(por ello los llamaban también «sigmoides») y saluda- dar un golpe contra Getúlio Vargas quien, al decretar el
ban extendiendo el brazo hacia lo alto. Aunque eran Estado Novo, prohibió toda agremiación política; fra-
antiliberales, se identificaban con ellos en la defensa de casados, Salgado pasó al exilio en Portugal (N. del T.).

118
co de São Paulo. Imparte clases de Física en la rado para enfrentar la amenaza. Inmediatamente
universidad, y se acerca a un grupo de jóvenes después del inicio del conflicto, se ven ante un
físicos brasileños –entre ellos Marcelo Damy, Má- desafío: el 7 de diciembre de 1939 atracó en
rio Schemberg y César Lattes. En poco tiempo el Santos el buque de pasajeros alemán Windhuk.
profesor tiene ya una hermosa casa en la pequeña Impedido de regresar a Alemania por las ame-
ciudad. Retraído y poco dado a conversaciones, nazas de la escuadra británica, y valiéndose
dedica las pocas horas libres a interminables de la neutralidad brasileña, el Windhuk decide
y solitarios juegos de ajedrez, a la lectura de internarse en aquel puerto brasileño. Los espías
compendios de Física y, clandestinamente, a los de la organización de Warburg descubren que
esparcimientos sexuales con Cidinha, la bellísi- la quinta columna nazi de São Paulo se había
ma mulata analfabeta que se había ofrecido para encargado de obtener trabajo para la tripulación

as
trabajar como cocinera de su casa en Sorocaba. del navío. A los cocineros, camareros y depen-
Al contrario de él, el expansivo Eugene crea dientes los colocan en restaurantes de la comu-
en poco tiempo un amplio círculo de amigos en nidad, y a los marineros los llevan a la hacienda

ic
São Paulo. Declaradamente antifascista, se acerca Toriba, en Campos do Jordão –propiedad de

ér
s al
a grupos de extranjeros que mantenían secreta nadie menos que Fritz Uebele, marido de Iara y
militancia contra el avance cada día mayor de
la ori director de la Theodor Wille. Agentes infiltrados

Am
los grupos nazis en Brasil. Llega a convertirse en en la hacienda descubren que los marineros se
amante de la escultora Iara Hilton, brasileña, nieta entrenaban en ella para servir como tripulación
t
de ingleses y casada con Fritz Uebele, director en de los submarinos alemanes que operaban en las
de di

Brasil de la gran empresa alemana Theodor Wille costas brasileñas. Semanas después los trasladan
–cuyas oficinas eran sospechosas de ocultar un nido en pequeños grupos hacia Praia Grande, donde
a E

de la quinta columna hitleriana en Brasil. tres botes propiedad de Ricardo Chamma –rico
En poco tiempo el grupo se convierte en una inmigrante libanés residente en São Paulo, amigo
as o

pequeña pero poderosa organización de contra- de Vargas– los llevan hacia alta mar para que
C nd

espionaje. Con dinero recaudado entre empre- los submarinos los recojan en el océano. War-
sarios brasileños y extranjeros comprometidos burg y sus amigos descubren también que esos
Fo

con la causa, montan una estación clandestina submarinos que operaban en la costa de Brasil
de rastreo de ondas de radio, a través de la eran abastecidos por dos pequeños cargueros
cual toman conocimiento de los atrevimientos propiedad de Chamma.
de los agentes alemanes en Brasil. Aunque sin La actividad política lleva a Eugene a rencon-
descubrir el origen de las transmisiones, pasan trarse con Alfred. El amigo que había salvado su
a interceptar, e interferir en ellas, las comunica- vida ahora ayudaba al grupo de físicos de São
ciones diarias que se producían entre diversos Paulo a desarrollar, para la Marina brasileña, el
grupos pronazis instalados en Río y São Paulo proyecto de un sonar que permitiera la localiza-
y las autoridades del Tercer Reich, en Alemania. ción de los submarinos alemanes que infestaban
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, las costas de Brasil y que, en el transcurso de la
en septiembre de 1939, el grupo ya está prepa- Segunda Guerra, hundirían treinta y dos barcos

119
mercantes y tres buques de guerra brasileños, y los tres meses que antecedieron al inicio de la
sacrificarían un total de mil cuatrocientas treinta Segunda Guerra, el acorazado nazi había echa-
y nueve vidas, entre tripulantes, pasajeros y mili- do a pique nada menos que nueve navíos de la
tares. Encerrados en un laboratorio improvisado armada británica.
dentro de una pequeña cocina en la avenida Bri- A pesar de tamaña invencibilidad, a mediados
gadeiro Luís Antonio, en el centro de São Paulo, de diciembre de 1939 el Graf Spee queda cercado
los científicos, con la ayuda de Alfred, llenan y en aguas del Atlántico Sur por tres cruceros lige-
vacían bañeras de agua durante semanas para ros británicos, el Exeter, el Ajax y el Achilles. Al
finalmente llegar al primer sonar brasileño. acercarse a Uruguay, disparos de los ingleses lo
Pero una de las mayores aventuras del grupo alcanzan ligeramente en el timón. Su comandan-
todavía estaba por suceder. En cuanto comenzó la te, el capitán alemán Hans Langsdorff, obtiene

as
Segunda Guerra Mundial, un acorazado alemán de las autoridades uruguayas autorización para
se convirtió en el terror de los mares. Aunque atracar en el puerto de Maldonado, justo frente
Alemania se había comprometido, en la firma a la ciudad de Montevideo, para ocuparse de las

ic
del Tratado de Versalles, a no construir barcos reparaciones en el casco. Uruguay, preocupado

ér
s al
de guerra con capacidad superior a diez mil por permanecer neutral en el conflicto mundial,
toneladas, se sospechaba que el Admiral Graf
la ori da un plazo de setenta y dos horas a Langs-

Am
Spee fuera por lo menos 30 % más potente que dorff para que se realice la reparación. Los tres
lo permitido por el acuerdo. Además, había sido cruceros británicos permanecieron montando
t
construido según una revolucionaria tecnología, guardia a la salida del puerto de Montevideo,
de di

solo conocida por la industria naval alemana, en espera de que el Graf Spee dejara el astillero
que sustituía las chapas de acero convencionales para enfrentarlo. Periodistas de todo el mundo se
a E

por un blindaje especial, mucho más resistente a dirigieron a la capital uruguaya para presenciar
impactos. Para trasladarse, el Graf Spee disponía lo que ya habían bautizado como «la batalla del
as o

de un poderoso sistema de propulsión de ocho siglo». Un clima de tensión insoportable se apo-


C nd

motores diesel de siete mil caballos de fuerza deraba de todos. Una multitud se aglomeraba en
cada uno, en lugar de las tradicionales turbinas las calles que daban al puerto. Miles y miles de
Fo

de vapor. Pero lo que lo había transformado en habitantes de Montevideo y de ciudades vecinas


una temida máquina de guerra era su capacidad permanecieron todo el tiempo de plantón, espe-
de fuego. Instalados en dos torres, tres cañones rando el inicio del espectáculo que imaginaban
disparaban granadas de trescientos doce kilos inolvidable. No obstante, pocas horas antes de
a distancias de hasta veintiséis kilómetros. Uti- vencer el plazo dado por los uruguayos al capitán
lizando un desconocido sistema de espejos, sus Langsdorff, centenares de marineros comienzan a
artilleros divisaban las naves enemigas mucho dejar el acorazado en esquifes, y desembarcan
más allá de la línea del horizonte, antes que estas en el puerto de Montevideo. Cuando el navío
pudieran advertir su aproximación. El poder de está vacío, Langsdorff deja el acorazado, toma
destrucción del Spee podía ser medido por las un pequeño barco y se dirige a Buenos Aires.
bajas provocadas por él en tiempo récord: en Instantes después de su desembarco, el estupor

120
se apodera de los espectadores: una sucesión lejos del alcance de la artillería del acorazado
de explosiones echa a pique el navío de guerra alemán, solo para mantener su localización
alemán, que se hunde en pocos minutos. Hospe- mientras los pesados acorazados ingleses iban a
dado en un hotel de lujo de la capital argentina, alcanzarlo. Al ser informado de que el refuerzo
Langsdorff se dispara un tiro de pistola en la británico lo obligaría a una inevitable rendición,
cabeza. El comandante había preferido hundir el lo cual, además de la humillación, pasaría a
Graf Spee y matarse antes que revelar al enemigo manos británicas secretos militares alemanes,
los secretos de la ingeniería naval nazi. Langsdorff prefirió hundir su nave y suicidarse.
Junto con el acorazado, las aguas del Atlán- La red antifascista acerca a Eugene a un
tico Sur esconderían también un secreto: el fin personaje singular: el norteamericano Cecil
de la pesadilla de la armada británica había sido Cross, cónsul general de los Estados Unidos en

as
decretado a miles de kilómetros de Montevideo, Brasil. También un destacado y activo antinazi,
en una estación clandestina de radio de São Cross había sido cónsul adjunto de los Estados
Paulo. Al saber que el Spee estaba acorralado en Unidos de América en París, de donde había

ic
Montevideo, el grupo de Warburg pasó a hacer sido expulsado como persona non grata, bajo la

ér
s al
transmisiones utilizando un código británico que acusación de ejercer actividades antigermánicas
se sabía que los alemanes ya habían descifrado y
la ori en la Francia ocupada por el Reich. Actuando por

Am
entendían. Desde la capital paulista, la red pasó a cuenta propia, sin conocimiento o autorización
simular comunicaciones entre navíos británicos del Departamento de Estado –y contando en el
t
y los tres cruceros ligeros que esperaban al Spee consulado solo con la complicidad del agregado
de di

a la salida del puerto de Montevideo. Fingiendo militar Orton W. Hoover–, Cross va montando,
estar transmitiendo desde los acorazados pesados poco a poco, una verdadera organización de
a E

Barham y Renown, y del portaaviones Ark Royal, espionaje para contener el avance de la quinta
dieron a entender que esos tres buques de guerra columna alemana en Brasil.
as o

–de blindaje y artillería superiores a los del ale- La inexistencia de apoyo oficial significaba
C nd

mán– ya se encontraban al sur del Ecuador, en también carencia de recursos. Es entonces cuando
la costa brasileña, camino a la capital uruguaya, Cross convence al interventor en São Paulo,
Fo

para reforzar el cerco al Spee. Estos, en verdad, Adhemar de Barros, hombre de confianza de
estaban a miles de millas de allí, en las costas Vargas, de abrir licitación pública para la electrifi-
de Gibraltar, en el extremo occidental del mar cación ferroviaria de un tramo de cien kilómetros
Mediterráneo, sin ninguna posibilidad de llegar de los ferrocarriles Sorocaba, que unía la capital
a Uruguay dentro de las setenta y dos horas que paulista con la ciudad de Sorocaba. Cross sabía que
el Spee permanecería en el astillero. No había en ese concurso público no participarían empresas
ningún acorazado inglés en el Atlántico, al sur alemanas e inglesas, involucradas en el esfuerzo de
del Ecuador. Se simuló una conversación de esos guerra, ni suizas, que no tenían medios de transpor-
navíos con el Ajax y con el Achilles, en que les tar los equipos hasta Brasil. La disputa se limitó,
daban instrucciones para no ofrecer combate al pues, a dos firmas norteamericanas: la General
Graf Spee, sino acompañarlo a media distancia, Electric y la Westinghouse. Cecil Cross invita

121
entonces a los representantes en Brasil de esas dos y encontrarse con los físicos brasileños. La
firmas a una reunión en el Consulado General de mayor parte del tiempo en Sorocaba lo pasaba
los Estados Unidos, y propone a los empresarios en el gran salón de su casa, transformado en
una operación que muchos años después sería co- laboratorio de Física. Allí dedicaba horas y ho-
nocida en Brasil como «sobrefacturación». Cross ras a interminables investigaciones. Todas las
decide correr el riesgo y abre el juego con ellos: noches, invariablemente, se encerraba solo allá
está envuelto en la lucha antifascista y no tiene dentro, sin permitir ninguna interrupción, para
dinero. Cuenta que la idea de la obra ferroviaria las solitarias partidas de ajedrez contra sí mismo.
es suya, y sugiere que tomen un acuerdo secreto A través de la estación de radio de Cross,
e informal: las dos empresas duplicarían el precio el grupo de São Paulo pasa a controlar todas
a cobrar por la obra. Al vencedor le corresponde- las comunicaciones de «Luna Negra» y «Luna

as
rían dos tercios de la construcción y el derrotado Blanca». Estos se comunicaban con los navíos
se quedaría con una tercera parte. La diferencia alemanes que operaban en las costas de Amé-
entre el costo real de la obra y el precio cobrado al rica del Sur, con los submarinos alemanes que

ic
gobierno paulista sería destinada a la organización se abastecían en aguas brasileñas y, frecuente-

ér
s al
de la red de contraespionaje. El negocio funcionó. mente, con los hombres del almirante Canaris,
Meses después, el dinero dejaba de ser problema.
la ori jefe de la Gestapo, en Berlín. El grupo de Cross

Am
Uno de los informantes del grupo contó a Cross descubre que habían sido Schwarzer Mond y
que un alemán, aparentemente residente en Río, Weisser Mond quienes marcaron días y lugares
t
andaba comprando equipos de radiotransmisión de encuentro para que los submarinos recogieran
de di

en su tienda de material electrónico de la calle a los marineros llevados a Campos do Jordão, y


Santa Ifigênia, tradicional mercado de produc- que eran ellos quienes ajustaban los puntos de
a E

tos electrónicos de la capital paulista. Por las abastecimiento de los submarinos por los navíos
características de lo adquirido, se sospechaba de Chamma. Emitiendo en la misma longitud de
as o

que estuviera destinado al montaje de una po- onda e imitando la jerga de los alemanes, la
C nd

derosa estación de transmisión de ondas cortas. emisora de Cross confundía las transmisiones,
Cross, Warburg y el grupo comienzan entonces interceptaba emisiones, simulaba mensajes fal-
Fo

un minucioso trabajo de rastreo de emisiones en sos, provocaba desencuentros entre los navíos de
alemán. En poco tiempo descubren que agentes abastecimiento y los submarinos, y desorientaba
nazis plantados en Brasil pasaban valiosas infor- a los botes que transportaban marineros que los
maciones en código a Berlín y a los submarinos submarinos deberían recoger.
alemanes estacionados en la costa brasileña. Los A inicios de 1942 Inglaterra puso su mayor y
mensajes son firmados por dos nombres de có- más lujoso trasatlántico, el Queen Mary, al servi-
digo: Schwarzer Mond y Weisser Mond –«Luna cio del esfuerzo de guerra, y lo dedicó a recorrer
Negra» y «Luna Blanca». el mundo recogiendo voluntarios para luchar en
En Sorocaba, Alfred continúa llevando su vida las fuerzas armadas británicas. El Queen Mary
timorata y reservada, rutina de la cual escapa dos llegó a Río de Janeiro en marzo de aquel año,
o tres veces por semana para viajar a la capital y allí embarcó incontables voluntarios que se

122
incorporaron a la multitud de ocho mil soldados São Paulo, el delegado del DOPS2 Elpídio Reali.
y civiles que ya se encontraban a bordo. El día 8 Viaja con él a Río en busca del apoyo de la policía
de marzo, el Queen Mary dejó la bahía de Gua- carioca para localizar la estación clandestina. Pero
nabara con destino a Australia para recoger otros el jefe de policía del Distrito Federal era el capitán
súbditos británicos. Sin embargo, para sorpresa Filinto Müller, el mismo hombre que había depor-
general, la nave retornaba a Río minutos después tado a Olga Benário, conocido por sus posiciones
de zarpar. Lo que nadie sabía es que la misteriosa pronazis. Filinto se desentiende, inventa disculpas
media vuelta del trasatlántico era resultado de y se niega a actuar contra la emisora alemana.
otra maniobra del equipo de Cross: los hombres Cross y Reali llaman a la puerta del ministro más
del cónsul habían oído una comunicación de la identificado con la lucha antifascista en Brasil,
radio clandestina de los espías nazis que avi- el canciller Osvaldo Aranha. Sorprendido por

as
saba a los submarinos alemanes que el Queen lo que oye, el canciller los lleva ante Getúlio.
Mary iba a salir de Guanabara. Los alemanes se El cónsul y el policía logran convencer al pre-
habían ocultado fuera de las aguas territoriales sidente de que la radio clandestina puede ser la

ic
brasileñas –que en aquella época eran de solo responsable de las informaciones pasadas a los

ér
s al
tres millas, el alcance de un tiro de cañón– para submarinos alemanes que continuaban hundien-
hundirlo. Miles de vidas estaban en peligro. El
la ori do barcos brasileños. Como Brasil ya había roto

Am
cónsul general británico en São Paulo, Robert relaciones con los países del Eje, Vargas tiene las
Townsend Smallbones, considerado «un cagón» manos libres para actuar. Y da órdenes a la policía
t
por los militantes antifascistas, se acobardó una para continuar las investigaciones iniciadas. En
de di

vez más. Alegando que tenía que comportarse pocas semanas está desbaratada parte de la mayor
«rigurosamente dentro de las normas que un red del espionaje nazi en el Hemisferio Sur. Era
a E

diplomático extranjero debía observar en un la primera victoria de Cross. La policía descubrió


país neutral», se negó a tomar cualquier actitud. que Hans Christiansen, espía alemán preso en
as o

Desesperados, los hombres de Cross logran Río, era «Luna Blanca». Ahora faltaba agarrar a
C nd

comunicarse por radio con el almirantazgo bri- su alma gemela, «Luna Negra».
tánico, en Londres, que dio órdenes al Queen Cross divide con Warburg la tarea de locali-
Fo

Mary de regresar al puerto de Río. zar a Schwarzer Mond. Después de semanas de


Con parte del dinero recaudado con la sobrefac-
turación de la obra ferroviaria, Cross importa de
2 DOPS. Departamento de Orden Político y Social, cuerpo
los Estados Unidos, clandestinamente, un equipo policiaco de subordinación estadual creado en 1924
altamente sofisticado de rastreo de mensajes ra- para prevenir y combatir delitos (o supuestos delitos)
diofónicos, con el cual logra cerrar un poco más relacionados con el orden público y social, como la ocio-
el cerco sobre las estaciones transmisoras de los sidad, la práctica de la capoeira y las manifestaciones
espías alemanes. Ahora ya sabe que una transmite religiosas afrobrasileñas. Fue muy activo en la represión
contra los opositores a Vargas, primero, y durante la
desde Río de Janeiro y otra desde el interior de dictadura militar de los años sesenta, después; acudía
São Paulo. El diplomático americano pide ayuda a normalmente a la tortura y el asesinato para alcanzar
la única autoridad declaradamente antifascista de sus fines (N. del T.).

123
esfuerzos infructuosos, al alemán se le ocurre la cocina de la casa y se había suicidado tomando
acudir al compatriota judío que estuvo a punto veneno contra hormigas. Antes de morir, no obs-
de morir por salvar su vida años antes, a la lle- tante, había escrito una pequeña nota en alemán,
gada de ambos a Brasil. Viaja a Sorocaba, pero que pide que Warburg traduzca. En ella, Alfred
su arribo a la ciudad coincide con una pesada crisis pide perdón por su gesto y anuncia que dejaba
doméstica entre Alfred Kaufman y Cidinha: el a la joven amante los pocos bienes acumulados
científico, desesperado, había acabado de cono- en Brasil –la casa y su vasta biblioteca.
cer que la muchacha estaba embarazada de él. El entierro, al día siguiente, es precedido de un
Warburg llega a la casa en medio de un alterca- misterioso incidente. El único rabino de Sorocaba
do entre los dos. Alfred quiere que ella se haga llama aparte a Warburg y dice que el muerto no
un aborto, pero la joven se niega. Warburg se puede ser llevado a São Paulo para enterrarlo en

as
sorprende al oír a Alfred, judío como él, gritarle el cementerio israelita: al lavar el cadáver, había
a Cidinha que jamás permitirá que «de mi propia descubierto que Alfred no era judío. El cuerpo
sangre nazca un hijo impuro, un mulato». Warburg termina por ser sepultado en el cementerio cris-

ic
espera a que los ánimos se calmen para contar al tiano de Sorocaba. Warburg decide permanecer

ér
s al
amigo lo que lo trae a la ciudad: está tras la hue- en la ciudad unos días más, intrigado por las
lla de un agente nazi, un enemigo de los judíos,
la ori novedades. Cidinha le cuenta que, analfabeta y

Am
responsable de pasar informaciones por radio a sin tener nada que hacer con los miles de libros
navíos y submarinos alemanes –informaciones dejados por Alfred, había decidido donarlos a los
t
que ya habían provocado la muerte de cientos de físicos amigos suyos. Un camión llega a la casa
de di

inocentes. Cuenta su participación en la destruc- para llevarse la montaña de volúmenes, bajo la


ción de la red carioca de espías y pide la ayuda mirada de Cidinha y Warburg. Cuando se están
a E

de Alfred. En su condición de amigo de oficiales retirando los últimos libros de la misteriosa sala
de la Marina, ¿él no tendría informaciones que donde Alfred se encerraba, los dos advierten que
as o

auxiliaran en la localización de Weisser Mond? El detrás de uno de los estantes hay una puerta falsa,
C nd

relato deja a Alfred sorprendentemente aterrori- que esconde una enorme estación de radio. A su
zado. Nervioso, expresa que no quiere meterse en lado, decenas de cuadernos con anotaciones en
Fo

política, afirma que al final los judíos terminan por alemán que contienen informaciones sobre el
ser los chivos expiatorios, le pide a Warburg que Queen Mary, sobre posiciones de submarinos
no lo meta en complicaciones y, completamente alemanes y sobre bases militares brasileñas.
alterado, pone al visitante fuera de casa. Al final de cada bloque de informaciones, dos
Frustrado y sin entender la reacción del amigo, palabras aclaran el misterio: allí está escrito, en
Warburg regresa al hotelito de Sorocaba donde alemán, Schwarzer Mond. Alfred Kaufman, el
se había hospedado. Está cerrando la valija para falso judío, era el «Luna Negra». Llegaba a su
regresar a São Paulo cuando Cidinha llama a la fin la aventura de Hitler en Brasil. c
puerta, desesperada. Entre sollozos, cuenta que,
minutos después de su salida, Alfred había ido a Traducido del portugués por Rodolfo Alpízar Castillo

124
C O N O J O S D E ESTA A M ÉRI C A

JORGE FORNET

¿Qué nombres no te habrán dado?


(apuntes de viaje)

as
ic
ér
s al
la ori
Am
Cagliari1

E
l rostro es hermoso y perfecto, demasiado tal vez, casi un
t
perfil sobrehumano en sus proporciones. Me quedo extasiado
de di

mirando sus labios levemente entreabiertos, la nariz y los pó-


a E

mulos exactos, el mentón único. Pero al desviar la mirada apenas


unos centímetros no puedo evitar el choque que me produce el
as o

pp. 125-141
ojo izquierdo salido de su órbita, o para ser preciso, dentro de ella
C nd

pero despojado de párpados y carnes que dejan al descubierto el


globo, y luego la piel levantada y el cráneo seccionado, como si

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018


el estallido de una granada hubiera producido un corte perfecto de
Fo

ese ángulo de la cabeza. Al lado, vientres abiertos, manos y pies,


órganos expuestos, cuerpos mutilados. La luz del sitio es tenue
y las vitrinas están iluminadas por unas lámparas minúsculas,
algunas de ellas defectuosas. El joven de la puerta me dice que

1 En la primavera de 2017 fui visiting professor, casi sucesivamente, en


las universidades de Cagliari (Italia) y de Wisconsin-Madison (Estados
Unidos). De ese azar nacen estas páginas. Agradezco a María Cristina
Secci y a Luis Madureira su generosidad como anfitriones, y a Luciano
Marrocu, Riccardo Badini, Marcelo Pellegrini y Víctor Goldgel algunas
de las pistas que me dieron para llegar aquí.

125
puedo auxiliarme con la linterna del teléfono ver mientras camino, medio extraviado, por el
pero prefiero forzar la vista y descubrir lo que laberinto de callejuelas del Castello para llegar
la penumbra pueda ofrecerme. La colección es al Caffé Tramer, al que he tomado la costumbre
imponente, y en varias de las piezas se transita en de ir en busca de un capuchino, un pastel y el
segundos del asco a la fascinación. Me detengo aire de los cafés decimonónicos. El Tramer
a mirar a los escasos visitantes y advierto las exhibe orgulloso su año de fundación, 1857,
muecas en sus caras; los veo acercarse buscando pero ya nada –salvo la desvaída fotocopia de un
detalles, señalando, reconociendo en sus propias periódico, semioculta en la estantería– recuerda
manos, por ejemplo, el realismo de las manos de al más conocido de sus parroquianos, que era
cera. Los cortes parecen remitir, en principio, en realidad quien me había llevado hasta allí:
más que a incisiones anatómicas, a formas de Antonio Gramsci. Me ilusionaba pensar que

as
tortura. Detrás de ellos no parece encontrarse el en las varias semanas que estaría yo en la isla
bisturí del médico sino el cuchillo del carnicero podría conciliar mis clases con la lectura de sus
o el hacha del verdugo. textos, pero el azar me condujo por otro rumbo.

ic
La sobrecogedora colección es única en el Ahora pienso en la ironía de haber imaginado

ér
s al
mundo. Con precisión milimétrica, el artista que venía a Cerdeña buscando a Gramsci y solo
florentino Clemente Susini elaboró, entre 1803
la ori haber encontrado el Tramer. Pronto supe que él

Am
y 1805, veintitantas piezas en las que se reprodu- era respetado por sus paisanos pero muchos le
cen músculos, huesos, órganos, tendones, venas, reprochaban que nunca se hubiera interesado
t
nervios, vísceras, piel. Uno de los valores que se por la causa sarda. Había nacido en la isla, sí,
de di

atribuyen a las «ceras anatómicas» de Susini es pero sus preocupaciones poco tenían que ver
que ni una sola de ellas fue realizada sin tener con ella. Me enteré, casualmente, aquel mismo
a E

delante un cadáver que le sirviera de modelo. día, al salir del Tramer y llamar a un colega de la
Sabiendo eso, el vientre embarazado es parti- universidad para comentarle mi impresión de las
as o

cularmente sobrecogedor. Durante más de un ceras anatómicas.


C nd

siglo este conjunto fue el auxiliar perfecto para Quedamos en encontrarnos en un café con-
las clases de anatomía. Aunque la colección se currido donde estaba con otros amigos viendo, me
Fo

exhibe en la Cittadella dei Musei, donde coexis- explicó, Sa Sartiglia, una colorida fiesta popular
ten exposiciones arqueológicas, etnográficas o que se celebraba anualmente en Oristano, un
de arte oriental, pertenece a la Universidad de pueblo distante una hora de camino. Me sumé
Cagliari; me lo dice, casi a modo de disculpa, el a ellos y por un rato intenté concentrarme en la
joven de la puerta, tal vez para que comprenda pantalla para ver aquella fiesta cuya atracción
los problemas de iluminación y lo anticuado de principal eran unos jinetes con atuendos de vér-
la museografía. tigo que intentaban ensartar desde sus caballos,
Al salir de allí me deslumbra la intensa luz del a todo galope, una estrella colgante cuyo orificio
mediodía y me detengo un instante a la sombra central no era mayor de una pulgada. Cuando el
del arco de entrada para adaptar la vista. Repaso ritual comenzó a resultarme reiterativo, aparté
mentalmente la extraña muestra que acabo de la vista de la pantalla, comenté mis persistentes

126
visitas al Tramer y pregunté por Gramsci. Fue una botella de nepente con el argumento de
entonces cuando supe que el nacionalismo sardo que –parecía citar de memoria– adormecía el
no había sido una de sus preocupaciones; sí lo dolor, calmaba la cólera y hacía olvidar todos
era, al parecer, entre mis compañeros de mesa, los males, como las aguas del Leteo. Y además,
empeñados en marcar distancias de Italia, como añadió, es una bebida literaria que aparecía ya
si se tratase de algo particularmente lejano. Uno en la Odisea. Brindamos y probé: era un licor
de ellos, que usaba una barba de anarquista ruso, delicioso. Miré la etiqueta y leí una frase de
gesticulaba con tal ímpetu –incluso para hablar D’Annunzio: «Non conoscete il Nepente di
de lo más nimio– que en un momento tuve que Oliena neppure per fama? Ahi lasso!!». Por
separar la cabeza ante el riesgo de que fuera a decir algo, para llenar el vacío entre ella y
golpearme. En lo único que nos parecemos los yo, tal vez para impresionarla, comenté a mi

as
italianos y los sardos –dijo entonces– es en que compañera de mesa: «entonces esto es lo que
si nos amarran las manos enmudecemos, ni unos D’Annunzio tomaba para escribir Los novios».
ni otros sabemos hablar sin manotear. Ella esbozó una sonrisa que no dejaba margen

ic
Con ellos estaba una mujer de ojos color miel, para mucho más, así que devolví mi atención a

ér
s al
hermosa y delgada, cuya ropa amplia impedía, lo que se discutía en la mesa. Otro aseguraba
sin embargo, adivinar su figura. Tenía un aura
la ori que Cerdeña debió haber sido española. Dije

Am
un tanto misteriosa que acentuaba su atractivo. lo obvio, que de haber sido así hoy estarían
Como me tocó sentarme cerca de ella, intenté renegando de España y peleados a muerte con
t
hablarle en un italiano rudimentario con la es- ella. Naturalmente, respondió el de barba de
de di

peranza de que mi acento le pereciera al menos anarquista ruso, pero dado que no ocurrió de
gracioso, y ella respondió con una precisión que ese modo, preferimos, de las dos penínsulas, a
a E

no dejaba lugar a dudas. Era española, pero no la ibérica. La discusión parecía dirigirse a un
logré ubicar su acento atenuado, sobre todo por- callejón sin salida, así que insistí en sacar algo
as o

que me distraje mirando sus ojos. Aun cuando en claro de mi vecina de ojos color miel. Me
C nd

sonrió me pareció que tenía una mirada triste. contó que estaba de paso en la isla pero que
Me interrumpió la exaltación de uno, a quien sin había vivido un tiempo en Alghero, una ciudad
Fo

duda le atraían las artes de la provocación, que medieval que en algún tiempo fue catalana, en
intentaba aclararme que no me dejara engañar el norte, a unas tres horas de Cagliari. Me dijo
por el patriotismo de los otros, que no existía que no debería perdérmela, y comenzó a hablar
la lengua sarda sino un montón de dialectos, con tal entusiasmo, hasta entonces extraño en
muchas veces incomprensibles entre sí, que cada ella, que logró contagiarme. De paso me reco-
vez contaban con menos hablantes. A la vuelta mendó un lugar donde comer unos deliciosos
de unos años, aseguraba, el sardo sería poco más spaghetti ai ricci. Debo haber puesto cara de
que un acento y ciertos vocablos incrustados en asombro: ¿ricci? Erizos, aclaró, espaguetis con
la peculiar variante del italiano que se hablaba erizos, tienes que probarlos. ¿Y a qué saben?
en la isla. Los otros, enardecidos, contratacaban. Me di cuenta de que todos escuchaban cuando
Para restablecer la concordia alguien pidió me dieron una respuesta unánime: a mar.

127
Los sardos –fue mi única conclusión clara– que cada vez me interesa más: el de las relaciones
son incansables, así que inventé cualquier excusa entre el intelectual y la revolución. En los últimos
para retirarme y me iba a levantar cuando uno años, me doy cuenta, he ido separándome de la
de ellos, tomándome del brazo, me preguntó si literatura a secas, y el cruce entre los escritores
estaba al tanto de la extraña aventura sarda de y la historia (quizá debería escribir Historia) me
Feltrinelli. ¿Qué Feltrinelli, el editor? El mismo, atrae de manera particular. Tal vez sea una reac-
sí, ¿no conoces esa historia? Yo no tenía idea, ción a ese rechazo que provoca en los escritores
en verdad, y allí la escuché por primera vez. La de las últimas décadas la idea del compromiso.
vida tiene esas ironías: vine buscando a Gramsci, Mientras más despolitizados se presentan los de
rectifico, y me encontré con Feltrinelli. Escuché hoy, más atractivas me parecen aquellas épocas
la historia, que me parecía delirante, y pensé que en que los intelectuales se veían arrastrados

as
no podía abandonarla, que debía averiguar más. por el huracán de la historia y la política, y el
Ahora era yo el que estaba sentado mientras los modo en que intentaban conciliar una pasión
otros se levantaban para despedirse, entre gritos individual con un proyecto colectivo con el que,

ic
y manoteos, cuando adiviné en su gesto que la a menudo, entraban en colisión. Por puro azar

ér
s al
mujer de ojos de miel quería decirme algo. Me yo venía llegando prácticamente de la patria
pareció por un momento que la mirada antes
la ori chica de Gramsci. Si bien aprendí poco de él

Am
triste se tornaba pícara, acompañada por una allí, me parecía que aquel podría ser el sitio
levísima sonrisa que iluminaba su rostro; pensé ideal para hablar de esos temas sobre los que
t
que era una pena el hecho de que probablemente volvería en Madison.
de di

no volviera a verla nunca. Me acerqué, al tiempo Es curiosa esta ciudad. Su centro y parte de la
que ella se inclinó un poco hacia mí, hasta casi universidad misma se encuentran en un istmo en-
a E

rozar mi oreja con sus labios. Los novios, escuché tre dos lagos. Como es capital del estado, tiene un
entonces que susurraba, no es de D’Annunzio elegante capitolio cuya planta de cruz griega me
as o

sino de Manzoni. Volvió a separarse, sonrió una sorprende. Los fines de semana se llena de visi-
C nd

vez más y se perdió entre la gente. tantes alentados por visitas guiadas o simplemente
atraídos por la majestuosidad del edificio. Decidí
Fo

Madison hacer por mi cuenta uno de los recorridos que se


proponen al turista: el de los fósiles. Alguien tuvo
Viajo con Marcelo, un amigo poeta, a Spring la curiosa idea de proponer ese singular itinera-
Green, un pueblo a unos sesenta kilómetros rio, el de las huellas del tiempo fundidas en los
al oeste de Madison donde pareciera que nunca mármoles. En el tercer escalón de la escalera de
ocurre nada, porque quiere que conozca Arcadia. la izquierda que conduce del segundo al tercer
La señal que anuncia la entrada al pueblo ad- piso en el lado norte, por ejemplo, puede verse
vierte que habitan allí 1628 almas. A diferencia una estrella de mar. Perfectamente pulido por
de ese sitio apacible, Madison vive la comedida los pasos que día a día se deslizan sobre él, ese
agitación de las ciudades universitarias. Llevo ya animal prehistórico atrapado en la piedra que
varios días impartiendo un curso sobre un tema resistía el paso de los años es el enlace perfecto

128
entre el pasado y el presente. Me parecía una iro- sin decirme nada. Tampoco te dirá nada, seguro,
nía involuntaria que el sitio donde se suponía que su sobrenombre de El carnicero de Plainfield,
corría la actualidad y se decidían el presente y el pero tal vez sí, si te digo que fue el hombre que
futuro, le hiciera constantes guiños al jurásico. inspiró a Norman Bates. Lo pensé apenas un
Vigilantes, aquellas extrañas criaturas preglacia- segundo: Bates, claro, el personaje de Psicosis.
res dominaban el lugar, y yo imaginaba que en Al parecer, la madre de este señor (así le decía
las noches, cuando se vaciaba, se comunicaban mi amigo, señor) era una mujer posesiva y do-
entre sí, guardianas del tiempo, sabiendo que si minante a la que su hijo quería con devoción,
el mundo no se acababa antes, todavía podrían y cuando la señora murió (así dijo mi amigo,
vivir con varias generaciones humanas de cuyo señora) Gein selló la habitación, conservándola
paso serían testigos silenciosas. tal y como ella la había dejado, por supuesto, sin

as
Convocados por el sol, que ha salido por pri- la madre dentro; lo demás pertenece a la ima-
mera vez en Madison en muchos días, y sentados ginación de Hitchcock. Después de eso Gein se
en la atestada terraza del Union Center a orillas dedicó a profanar las tumbas de mujeres recién

ic
del lago Mendota, tomo cerveza con un amigo. A enterradas y robaba los cuerpos para curtir las

ér
s al
un lado nos queda Picnic Point, la estrecha, larga pieles. Comparado con eso, los macabros asesi-
y boscosa península que se adentra en el agua.
la ori natos que cometió, concluyó mi amigo, parecen

Am
Agradezco estar aquí en primavera y haberme triviales. Visto desde este lado, donde unos niños
ahorrado el invierno brutal de la zona, pero me jugaban tirando piedras al agua y en que todo
t
habría gustado ver todo el lago congelado, y parecía bello, era difícil imaginar que hubiera
de di

haber caminado desde donde estoy hasta la punta habitado allí un ser tan siniestro.
de Picnic Point «sobre las aguas», ahorrándome Ed Gein. Volví a acordarme de él en el camino
a E

el desvío que el lago impone al descongelarse. a Spring Green. Unos kilómetros antes de lle-
Me cuentan, por cierto, que el deshielo produce gar con mi amigo poeta nos desviamos; quería
as o

estruendos de espanto, y cuando los hielos se par- mostrarme el American Players Theater. El sitio
C nd

ten generan pequeños sismos que estremecen los es célebre por sus temporadas de Shakespeare, y
alrededores. Le comento a mi amigo haber leído también por sus puestas de Bernard Shaw, Chéjov
Fo

recientemente –al cumplirse cincuenta años de y Molière. Tanto, que de ciudades más o menos
la tragedia que enlutó al mundo del soul– que en cercanas, de otras un poco más alejadas del medio
el otro lago, el Monona, había caído la avioneta oeste, y hasta de Nueva York, viajan multitudes
en que viajaba Otis Redding. Pero probable- para ver sus espectáculos. Visitarlo en abril,
mente no sepas, añadió, quién pasó las últimas cuando aún no ha comenzado la temporada tea-
décadas de su vida en aquellos edificios al otro tral, puede ser sorprendente. Su anfiteatro al aire
lado del agua. No tenía idea, en efecto. Eso que libre y una sala menor bajo techo se encuentran
ves allí –señaló hacia unas edificaciones bajas, regadas en un bosque levemente montañoso en
rodeadas de árboles– es un manicomio, y en él que los árboles y la topografía no permiten exten-
estuvo recluido hasta su muerte Ed Gein. Tuvo der la vista a mucha distancia. Así que el poeta y
que deletrearme el apellido, que aun así seguía yo decidimos traspasar la entrada y ascender por

129
un sendero en medio de la vegetación, cuando de are no more threatened by Kindle than stairs by
repente nos topamos con una aparición escalo- elevators». Esa tarde, además, presentan un libro
friante. Un tipo enorme, de larga barba trenzada, escrito a cuatro manos entre un profesor de algún
vestido apenas con unas botas altas y una saya, recóndito college, y un native American. Hablan
cavaba una fosa. Mi amigo y yo nos detuvimos y responden preguntas políticamente correctas
en seco; por un segundo me cruzaron la mente de los asistentes, una docena de ancianos que
decenas de imágenes semejantes, y hubiera pre- terminan comprando el libro. A nuestro lado, una
ferido no ser testigo (o víctima) de lo que podía mujer cortés y de belleza declinante nos recuerda
suceder. Mi compañero también enmudeció pero que la próxima semana presentarán un libro que,
no pudimos evitar que el sujeto, que más que según cree, puede interesarnos. Le explico que
un asesino serial recordaba a un vikingo, nos será difícil regresar y me pregunta si ya conozco

as
sintiera llegar. Levantó la vista, dio unos pasos el lugar y sus alrededores; insiste, sobre todo, en
hacia nosotros, elevó el pico lentamente hasta que no nos perdamos Taliesin, un idílico sitio
apoyarlo sobre su hombro, y sonrió. Adelante, que hemos dejado atrás, muy cerca del Ameri-

ic
nos invitó, me llamo Elliot, ¿quieren conocer can Players Theater. Al regreso, insiste, vale la

ér
s al
el teatro? Aceptamos, alentados por su sonrisa, pena desviarse un poco para visitarlo. Le sonreí
y Elliot nos hizo un recorrido por el lugar, nos
la ori a modo de despedida, y cuando nos íbamos me

Am
llevó a conocer el enorme anfiteatro y nos con- preguntó si, por cierto, tenía yo alguna idea de
tó el programa previsto para la temporada que quién había vivido allí.
t
comenzaría en junio. No, a pesar de su aspecto,
de di

nos dijo, él no era un actor del grupo (y mucho Alghero


menos un asesino, pensé), sino el electricista, y
a E

estaba soterrando los cables eléctricos. Prefería Yo conocía algo, claro, de las relaciones de
hacerlo en estos días tranquilos en que no venía Giangiacomo Feltrinelli con Cuba, su presen-
as o

nadie, ni siquiera sus compañeros de trabajo. cia –como la de muchos otros italianos ilustres
C nd

Spring Green, al menos durante este fin de se- (Einaudi, Luigi Nono, Rossana Rossanda, Fran-
mana primaveral, es de una tranquilidad asfixiante. cesco Rosi...), fascinados con la Revolución
Fo

Ninguno de sus mil y tantos habitantes se ve en Cubana– en el Congreso Cultural de La Habana


las calles, los comercios están cerrados, los par- y, sobre todo, la leyenda de que fue él quien
ques vacíos. Solo parece haber vida en la librería lanzó al mundo una de las fotos más famosas de
Arcadia, cuyo dueño, fanático de Tom Stoppard, la historia. Y sabía algo también de su trágico
tomó el nombre de una obra suya. Pequeña final, pero lo ignoraba todo de aquella historia
pero excelentemente surtida, Arcadia muestra delirante que la mayoría de mis conocidos sardos
una mínima agitación que parece un tornado en había escuchado al menos una vez. Busqué va-
medio del silencio y la quietud aplastantes de su rios días después en la librería de Via Roma (sí,
entorno. Recorro los estantes, acaricio los lomos precisamente en la Feltrinelli) la biografía que
de los libros, hojeo alguno que otro y topo con escribió su hijo Carlo y pude ir atando ciertos
una graciosa frase que decora una pared: «Books cabos. Supe, por ejemplo, que durante años no

130
se le permitió la entrada a los Estados Unidos una plaza inesperada en medio del abigarramien-
por haber sido militante del Partido Comunista to de la ciudad medieval, veo que se trata –según
Italiano (PCI). Supe también que en 1958 una recuerda una placa– de un sitio bombardeado
nueva solicitud de visado fue respondida afir- durante la Segunda Guerra Mundial. No se dice
mativamente en pocas semanas, seguramente nada de quién realizó el bombardeo, provocado
como consecuencia del «efecto Pasternak». Esta más como parte de la guerra sicológica que la
otra parte de la historia es mejor conocida: fue él real, en una ciudad y una isla irrelevantes desde
quien propició la salida clandestina de la Unión el punto de vista militar. Ante el enigma, recor-
Soviética del manuscrito de Doctor Zhivago, dé que en su Historia natural de la destrucción
su traducción al italiano y su primera edición Sebald comentaba la culpa terrible con la que el
mundial en 1957. La resonancia de la novela, pueblo alemán soportó las toneladas de escom-

as
que hasta 1960 había vendido ciento cincuenta bros –no digamos ya las víctimas civiles– provo-
mil ejemplares, derivó en una conocida versión cadas por los bombardeos aliados. Así, el vacío
cinematográfica, un Premio Nobel para su autor, dejado en lo que era hoy una placita en Alghero

ic
la ira del PCUS, la expulsión de Feltrinelli del parecía el fruto de una bomba salida de ninguna

ér
s al
PCI y la bienvenida a los Estados Unidos, donde parte, como forma de expiar el pecado de estar
estuvo con su esposa Inge, pasando por México,
la ori en el lado equivocado.

Am
desde las navidades de 1958 hasta abril del año Vuelvo a Feltrinelli para descubrir que su
siguiente, para conversar con los editores de verdadera relación con Cuba se inició unos años
t
aquel país sobre su autor más exitoso. Allí los después de aquella primera visita. Su aventura
de di

sorprendió la noticia de una revolución triunfante en la Isla –dice Carlo y lo repite Inge en una
en Cuba. Aprovecharon entonces para viajar bre- entrevista que leo después– se divide en dos
a E

vemente a la Isla en busca de Hemingway; ella fases: la primera tuvo lugar entre 1964 y 1965,
lo había conocido tres años antes y ahora quería cuando el editor propuso gestar un gran libro,
as o

presentarlo a su marido. En La Habana encon- un best seller a la altura de Doctor Zhivago: las
C nd

traron el entusiasmo y el caos de una revolución memorias de Fidel Castro. Al parecer, Carlos
naciente, con los barbudos armados en las calles Franqui sirvió de mediador entre Feltrinelli y
Fo

y una amalgama multirracial que los sorprendió. el líder cubano; y, según la versión del hijo del
Leo y tomo notas en Alghero, a donde he via- editor, estaba previsto que fueran Valerio Riva
jado un fin de semana para conocer el lugar que y Heberto Padilla quienes sirvieran como ghost
tanto me recomendó la mujer de los ojos de miel. writers para dar forma al material que surgiera
Leo lentamente, alternando la vida del editor de las conversaciones entre Feltrinelli y Fidel,
con los paseos por una ciudad tremendamente que luego sería revisado por este. El hecho es
hermosa. Me pierdo por sus callejuelas, camino que en febrero de 1964 Feltrinelli estaba en La
luego por el paseo junto al mar, me detengo ante Habana para conocer al Primer Ministro cubano
un torreón en que estuvo prisionero durante años y empezar a trabajar con él. Según ha contado
Vincenzo Sulis, uno de esos héroes-traidores so- Inge, estaban hospedados en la Casa de Proto-
bre quien he leído algo que no logro precisar. En colo número uno, una fabulosa mansión que

131
había pertenecido a un «barón del azúcar», en Aquella noche en que se encontraron por pri-
la que poco antes se había hospedado el enviado mera vez, Fidel desafió a Feltrinelli a ver cuál de
soviético Anastas Mikoyán. los dos preparaba los mejores espaguetis. Desde
Durante una semana los Feltrinelli esperaron entonces, aquel iba cada mañana a casa del editor
en vano la visita de Fidel, así que Inge con- a trabajar en el libro, dictando o utilizando el
venció a su marido de irse a la playa, con tan método de preguntas-respuestas sobre los más
mala suerte que ese mismo día apareció Fidel a variados temas, incluidas las discrepancias,
saludarlos. Luego les reclamaría por teléfono que como el reproche de Feltrinelli a la obsesiva
no lo hubieran esperado pero regresó esa misma homofobia de las autoridades cubanas. En los
noche para el primer encuentro. Casualmente descansos, subían a jugar básquet al techo de
estaba también en La Habana, como jurado de la la casa donde Inge se ocupó de tomar algunas

as
Casa de las Américas, Italo Calvino. Había regre- fotografías que han quedado como testimonio.
sado por primera vez a la ciudad cerca de la cual En ellas se ve a Fidel, balón en mano, mientras
había nacido y en la que, aquella misma noche, el editor lo observa medio perplejo con esa cara

ic
tenía prevista una lectura de «El camino a San que uno no sabe bien si se parece a don Quijote

ér
s al
Giovanni». Ahora que tengo noticias de esa o a Groucho Marx. Tras un mes de sesiones
coincidencia releo el hermoso y medio adolo-
la ori Feltrinelli volvería a Milán y dejaría a Riva en

Am
rido texto (la versión de Aurora Bernárdez que La Habana encargado de ordenar el material. Al
publicaría la revista Casa… en aquellos días) año siguiente regresó con una versión del libro.
t
en que Calvino vuelve sobre una rutina que lo Esta vez le tocó alojarse en el Habana Libre, y
de di

acercaba y lo alejaba de su padre, un trayecto como conocía la tradición de tener que esperar
por el campo que era también la historia de un para reunirse con Fidel sin saber cuándo, optó
a E

trayecto y un desencuentro vitales. Feltrinelli por colgar en la puerta de su habitación un car-


lamentó no poder escuchar esa noche la pausa- tel que decía: «Huelga de hambre». A la media
as o

da y conmovedora historia de Calvino, arras- hora vinieron a avisarle que el Primer Ministro
C nd

trado por la vorágine de su primer encuentro lo recibiría la noche siguiente.


con Fidel. Fue, según todos los testimonios, La «huelga» de Feltrinelli me hizo darme
Fo

una conversación larga y relajada en que este cuenta de que hacía horas no comía nada. Salí a
le confesó a su interlocutor haber leído Doctor buscar algo, mientras el maestrale –que soplaba
Zhivago en tiempos de Batista, publicado por intensamente desde esa mañana y calaba los
El Diario de la Marina. Feltrinelli se quejó huesos– me obligaba a avanzar despacio. No
de que «esas ratas» hubieran pirateado la me resigno a entrar en cualquier lado sino que
novela, si bien en el transcurso de su relación busco el sitio que me recomendó mi efímera ami-
con el líder cubano terminaría concordando ga de los ojos de miel, donde encontraría unos
con él en la necesidad de abolir la propiedad espaguetis con erizo que no olvidaría. Confirmo
privada intelectual, que Fidel planteaba como que tenía razón, y mientras lo paladeo vuelvo a
condición para que los cubanos accedieran a pensar en la historia del editor exitoso, de familia
todos los libros. adinerada, al que la Revolución Cubana le tuerce

132
o, al menos, le corrige el rumbo. Entiendo que año más tarde comenzaría a darle la vuelta al
los escritores de hoy quieran mantener distancia mundo y se convertiría en una imagen icónica
de esas pasiones arrasadoras, sobre todo porque de la lucha revolucionaria, mucho antes de ser
saben que al final del camino no se halla el fagocitada por el mercado.
paraíso prometido, pero aun así esa entrega me En enero del 68 Feltrinelli regresó a Cuba por
fascina. Y sé, desde luego, que en sus vueltas y tres semanas para asistir al Congreso Cultural
revueltas –pese a tantas decepciones– llegarán de La Habana. Durante su estancia –cuenta el
otros también apasionados y dispuestos a envol- hijo– trabajó en un ensayo sobre la situación
verse en la marea de la historia. italiana y la guerra de guerrillas, donde hablaba
Aquellas memorias, como se sabe, nunca de la estrategia a seguir en su país. Existe un
llegaron a término pero en 1967 comienza una testimonio adicional de aquellos días habaneros

as
nueva etapa, ahora mucho más políticamente contado por otro editor, Carlos Barral, en sus
militante, de Feltrinelli con Cuba, Latinoamérica Memorias. Recuerda allí Barral que su primer
y la causa de la revolución mundial. A partir de viaje a La Habana había tenido lugar en 1963,

ic
entonces publicó, entre otros libros, la oración para «negociar un cuantioso pedido de libros

ér
s al
fúnebre de Fidel a la muerte del Che, el Libro de mi catálogo en la que ha sido, creo, la única
rojo de Mao, los discursos de Ho Chi Minh, las
la ori operación verdaderamente comercial que he

Am
estrategias del general vietnamita Vo Nguyen hecho en mi vida». Gracias a esa operación de
Giap, Para leer «El Capital», de Althusser y, envergadura –que Barral dice haber coordinado
t
entre los autores latinoamericanos, a Asturias, desde el despacho de Valerio Riva en la sede
de di

Sábato, Carlos Fuentes y Vargas Llosa. La suya de la editorial Feltrinelli, en Milán– circularon
fue, además, la primera traducción a cualquier en Cuba miles de ejemplares de Seix Barral,
a E

lengua de Cien años de soledad. Por si fuera incluida la recién aparecida novela La ciudad
poco, en agosto de aquel año publicó el primer y los perros. Recuerda Barral, además, que du-
as o

número de la revista Tricontinental, órgano de rante el Congreso Cultural, en una de las fiestas
C nd

la Organización Latinoamericana de Solidaridad paralelas, estaba Feltrinelli, quien «predicaba de


(Olas), en cuya incendiaria Conferencia, recién corro en corro su absoluta fe en la revolución
Fo

celebrada en La Habana, se proclamó que «el perfecta y su voluntad de colaboración y de


deber de todo revolucionario es hacer la revolu- exportación del modelo». Y añade el catalán:
ción». En un nuevo viaje a La Habana en abril «Fue probablemente en aquellos días cuando se
del 67 Feltrinelli había conocido a Korda. Este forjaron los extremosos ideales políticos que lo
le mostró varias fotos de su archivo, incluida una llevaron hasta la muerte en acto de servicio, en
del Che tomada el 5 de marzo de 1960, durante la voladura de una torre eléctrica de su Lom-
el discurso de despedida de los mártires de la bardía natal».
explosión de La Coubre, en que Fidel pronun- El 20 de mayo del 68, mientras París ardía,
ciara por primera vez la consigna clave de la los estudiantes cubrían las paredes de ingeniosos
Revolución: «Patria o Muerte». Fue así como grafitis y nueve millones de obreros franceses se
dieron con Guerrillero Heroico, la foto que un iban a la huelga, Feltrinelli recibió un mensaje

133
urgente de La Habana. Al aterrizar supo que el Taliesin
Diario del Che en Bolivia había llegado a manos
del gobierno cubano en el mayor sigilo, y que Taliesin está construida en una breve colina
Fidel –en una estrategia de distribución mun- junto al río Wisconsin, sobre un terreno a pocos
dial– había previsto entregárselo a él, al editor minutos de Spring Green. Es una casa hermosa,
francés François Maspero, a Arnaldo Orfila para de líneas sobrias en discreto contraste con el
la editorial mexicana Siglo Veintiuno, y además entorno, y fue la residencia principal de Frank
a la revista chilena Punto Final que, se sabría Lloyd Wright –además de servirle de estudio y
después, había servido de intermediaria para escuela– durante casi cincuenta años, es decir, la
que el diario llegara a Cuba. En dos noches, mayor parte de su vida. Hasta llegar a este sitio
encerrado en una casa de El Vedado, Feltrinelli yo identificaba a Wright sobre todo con sus obras

as
tradujo el diario del Che para la que resultaría más célebres: el museo Guggenheim de Nueva
ser su primera edición a una lengua extranjera. York, la casa de la cascada y dos o tres más que,
Aquella edición apareció con un llamado en la por cierto, había concebido y proyectado aquí.

ic
portada advirtiendo que todas las ganancias se Ni siquiera estoy seguro de haber visto antes más

ér
s al
destinarían a los movimientos revolucionarios que un par de fotos suyas. No tenía idea tampoco
en la América Latina y estuvo acompañada por
la ori de que Wright hubiera nacido en Wisconsin, que

Am
miles de carteles con la foto de Korda. el estado y la propia Madison estuvieran salpica-
La historia me tenía enganchado porque for- dos con decenas de obras suyas, ni que estudió
t
maba parte, precisamente, de esas relaciones (aunque nunca llegara a graduarse) en la misma
de di

entre el intelectual y la revolución que cada vez universidad en la que ahora me tocaba enseñar.
me interesaban más y de las que yo intentaba Fue tan prolífica su producción a lo largo de tantas
a E

hablar en mis clases. Las lecturas de aquellos tres décadas, que me cuentan que todavía, de cuando
días en Alghero me orientaron y me permitieron en cuando, se descubren casas proyectadas por él,
as o

entender mejor tanto una época y a algunos de cuya autoría era desconocida. Que Frank Lloyd
C nd

sus protagonistas como un tema que me resultaba Wright, el hombre que en gran medida había
cautivante. Pero ni en la biografía escrita por el contribuido a revolucionar la arquitectura de los
Fo

hijo de Feltrinelli, ni en otras fuentes que me irían Estados Unidos, y que disfrutaba del protagonis-
cayendo en las manos, se mencionaba una sola mo y las apariciones públicas, rehuyera asentarse
vez la historia que había descubierto en aquella en sus grandes ciudades modernas (tal vez Chi-
conversación con los amigos sardos, y de la que cago, a pocas horas de camino) y prefiriera este
yo quería saber más: su pretensión de organizar ambiente bucólico, no dejaba de sorprenderme.
en Cerdeña –aprovechando lo que incluso el Se cuenta que una vez debió comparecer en un
más modesto manual llamaría las «condiciones juicio en el que se presentó a sí mismo como el
objetivas y subjetivas»– una guerra de guerrillas, mejor arquitecto de los Estados Unidos. Cuando
promover la toma del poder y a partir de ella su esposa le reprochó el comentario, Wright
incendiar el entorno. Convertir a Cerdeña, en respondió: «No podía hacer otra cosa, querida,
pocas palabras, en una Cuba del Mediterráneo. estaba bajo juramento».

134
El edificio más imponente de cuantos diseñara vida. Si en los primeros tiempos utilizaba la casa
para Madison es un centro de convenciones, el fundamentalmente como museo para su colección
Monona Terrace, situado al borde del lago. Fue de arte asiático, a partir de 1922 funcionaría como
diseñado en 1938 pero solo pudo construirse su lugar de residencia y centro de operaciones.
sesenta años después. No es un edificio hermoso, Diez años más tarde Wright y su tercera y última
en verdad, aunque ciertos tics que uno asocia esposa, Olga Ivanovna, conocida como Olgivan-
con el estilo de Wright –esos balcones sinuosos na, establecieron en la casa el Taliesin Fellowship,
que son la señal de identidad del Guggenheim, una escuela informal donde estudiaban entre
por ejemplo– están allí, menos elaborados. Me cincuenta y sesenta aprendices. En 1940, ambos
pareció un hallazgo, sobre todo, el modo en y el yerno, William Wesley Peters (quien fue el
que el edificio conecta el lago con el capitolio. primero de aquellos aprendices), crearon allí la

as
Más que arquitectónico, el proyecto me parecía Frank Lloyd Wright Foundation, que el mismo
un logro urbanístico. El día que visité el lugar, Peters presidiría entre 1985 y 1991. Una tragedia
dicho sea de paso, había cierta algarabía y, sobre se cirnió sobre los tres cuando en 1946 la hija de

ic
todo, una pequeña invasión de niños atraídos por Olgivanna, hijastra de Wright y esposa de Peters,

ér
s al
telescopios, experimentos y demostraciones di- Svetlana, así como su hijo Daniel, murieron en
dácticas organizadas por un grupo de científicos
la ori un accidente automovilístico cerca de la casa.

Am
espaciales. La atracción mayor era una piedra A Peters el destino le tenía preparado otro giro
lunar que había traído la Apollo XV en 1971. Me inesperado.
t
acerqué entre la inquieta multitud y vi el pequeño Hurgando un poco en aquella historia cuyas
de di

fragmento fundido dentro de una pirámide de primeras noticias tuve en la librería Arcadia des-
un material transparente. La presencia de los cubro que en junio de 1937 Wright viajó a Moscú,
a E

niños, que tocaban y se pasaban la pirámide de invitado al Primer Congreso de la Unión de Arqui-
mano en mano, más risueños que asombrados, tectos Soviéticos. Aquel no era su primer contacto
as o

le quitaba a la escena cualquier atisbo de tras- con la Unión Soviética. En 1932 había respondido
C nd

cendencia. Lo que pudo haber sido inimaginable brevemente para Pravda algunas preguntas muy
para el hombre que ochenta años antes se había generales sobre cómo la crisis económica afectaba
Fo

atrevido a diseñar este edificio, era groseramente la arquitectura en los Estados Unidos. Y un año
natural para los niños que hoy correteaban por más tarde el mismo periódico volvió a preguntarle
sus pasillos y salones. sobre la situación de los intelectuales en su país
La accidentada historia de Taliesin –cuyo como consecuencia de la Depresión. Para llegar a
nombre, me explican, tomó Wright de un bardo Moscú en 1937, Wright viajó con Olgivanna por
galés– comienza en 1911, con una primera casa carretera de Taliesin a Chicago, en tren a Nueva
que resultó destruida por un incendio. En 1925 York, en barco a Cherburgo, en tren a París y
concluyó una nueva versión, y debido a proble- luego a Berlín, y continuaría en otro tren hasta la
mas financieros estuvo a punto de perderla dos frontera soviética. Era una época particularmente
años después, pero gracias a la ayuda de amigos convulsa. La Alemania que el matrimonio atrave-
logró recuperarla y conservarla por el resto de su só fue la de un Hitler que se preparaba a marcha

135
forzada para lanzar su guerra contra Europa. El Desde entonces, muchos han intentado expli-
Moscú al que llegaron, por su parte, era ya el carse por qué el más renombrado de los arquitec-
escenario de los primeros juicios contra viejos tos estadunidenses, autor de una obra personalí-
militantes bolcheviques, mientras Stalin desataba sima, viajó a Moscú en 1937. Entre las muchas
la colectivización forzosa de campesinos a un explicaciones que se han barajado se encuentran
costo humano incalculable. la de que le gustaban y revitalizaban los lugares
Pero las relaciones de Wright no iban mucho «exóticos», o que era una oportunidad para que
más allá de las sostenidas con la comunidad de Olgivanna regresara a la lengua y la cultura de su
arquitectos. En cuanto al congreso propiamente infancia. También se ha dicho que Wright quería
dicho, la pregunta que lo motivaba era cuál debía ver con sus propios ojos los experimentos soviéti-
ser la función social y qué forma debía tomar cos de los años veinte y treinta, que entendía como

as
la arquitectura en el socialismo, si bien ya un desafío a las culturas muertas de Occidente. En
antes de la inauguración del encuentro Pravda aquellos años, para cualquiera que cuestionara el
había establecido la postura oficial, y advertido sistema norteamericano, distorsionado más aún

ic
sobre el deber de liberar a dicha arquitectura por la Depresión, el viaje a la Unión Soviética –se

ér
s al
del formalismo. Wright hizo su intervención el ha dicho– era una propuesta irresistible. Es cono-
último día, antes de la ceremonia de clausura.
la ori cido, además, que tanto Wright como su esposa

Am
En pocas palabras, lamentaba allí lo ocurrido disfrutaban mostrándoles películas, muchas de
en los Estados Unidos, donde se había entroni- ellas rusas, a los jóvenes del Fellowship. Cuando
t
zado una megalomanía ajena a la arquitectura alguien se lo reprochaba, respondían que, como
de di

orgánica que él preconizaba: «Nuestro más ciudadanos del mundo, aquellos aprendices tenían
aclamado logro: ¡los rascacielos! ¿Qué repre- que explorar todas las culturas, y que a fin de
a E

sentan? Ni más ni menos que una victoria de cuentas las películas soviéticas no eran más pan-
la ingeniería y la derrota de la arquitectura». fletarias que los westerns. Hay quienes encuentran
as o

Wright expresaba en sus palabras la esperanza razones más profundas en aquel viaje, asociadas
C nd

de que la Unión Soviética creara una nueva y con el ideal filosófico sobre el que se sostenía el
genuina arquitectura y una urbanización que ya Taliesin Fellowship. Al parecer, dicho ideal estaba
Fo

eran imposibles en los Estados Unidos debido muy cercano a la noción griega de paideia, que
a la interferencia de los intereses económicos. Wright conoció gracias a su esposa, y que se ba-
Por si fuera poco, Wright expresó sus puntos de saba en un sistema de trabajo en común, altamente
vista en el artículo «Concerning the U.S.S.R.», organizado, con poco espacio para la expresión
así como en otro preparado para Izvestia donde individual. En eso el Taliesin Fellowship no se
respondía a la pregunta sobre las diferencias diferenciaba mucho del kibbutz ni, menos aún, del
entre las culturas bajo el fascismo y en la Unión koljós soviético. No deja de resultar paradójico
Soviética. Cuando sus textos fueron leídos en que un artista como Wright, dueño de un estilo
los Estados Unidos causaron consternación; reconocible y potente, fomentara un riguroso mé-
Wright fue acusado de comunista o simpatizante todo de convivencia y de creación colectiva. No
de los «rojos». era un accidente, por tanto, el que lo había llevado

136
a Moscú, sino toda una concepción que en aquella portante: quiénes serían los encargados de llevar
casa encontraba similitudes con el experimento adelante la lucha y protagonizar el cambio social.
social que otros estaban llevando a cabo a miles Fue ahí donde Feltrinelli encontró una singular
de kilómetros de distancia. tradición que le pareció clave para desencadenar
Yo entonces ignoraba toda esta historia que fui la revolución; una tradición que lo llevó directa-
armando poco a poco, a partir de aquella visita a mente a Orgosolo.
Taliesin. De nuevo allí, mientras recorría la casa, A mi regreso de Alghero me detengo allí solo
o más precisamente, mientras daba vueltas por sus para conocer un poco el pueblo. Husmeando
alrededores, al pie del hermoso bosque de muchos en algunos sitios digitales, el nombre del lugar
verdes en aquella tarde primaveral, volvió a mi aparece una y otra vez, porque fue un punto de
mente la pregunta que me formulara la elegante partida esencial. Obviamente no hay a simple

as
señora de la librería Arcadia, la que poco antes vista nada que recuerde la historia que apenas
me había recomendado con insistencia que no me voy desentrañando. También me hablan de la
perdiera esta visita: ¿Tiene usted idea de quién existencia de una película llamada Una Cuba

ic
vivió allí, además de Wright, quiero decir? ¿Allí?, mediterránea, que no logro ver, en la que tres

ér
s al
le pregunté a mi vez, y añadí no sin cierta ironía, personajes viajan a Cerdeña con un curioso fin:
¿en la apacible Taliesin? Sí, concluyó, en ese sitio
la ori hacer un documental sobre la tentativa de trans-

Am
en el que nunca pasa nada vivió la hija de Stalin. formar la isla en un laboratorio de la revolución
europea. Hoy Orgosolo mantiene viva la tradi-
t
Orgosolo ción del mural político, así que muchas de sus
de di

paredes están cubiertas con imágenes, escenas


Convertir a Cerdeña en una Cuba del Medi- y ocurrentes trampantojos. Muchos de ellos son
a E

terráneo fue probablemente el más enloquecido excelentes o ingeniosos pero ninguno de cuantos
de los proyectos de Feltrinelli. En apenas diez vi en el par de horas que estuve allí pareció re-
as o

años este pasó de ser el exitoso editor que lan- mitirme a la tradición que convenció a Feltrinelli
C nd

zaba al mundo Doctor Zhivago, a convertirse de viajar a este sitio hacía casi cincuenta años.
en un activo militante que intentaba llevar a la No pude quedarme más tiempo; debía volver a
Fo

práctica el mensaje de Olas de que el deber de Cagliari para encontrarme con otra profesora
todo revolucionario era hacer la revolución. que recién llegaba y que en cierto sentido me
De manera que cuando regresó de aquel último sustituiría, así que quedamos en hablar, con la
viaje a La Habana en 1968, Feltrinelli viajó a esperanza de pasarle al menos un par de consejos
Cerdeña para realizar tal propósito, convenci- que pudieran serle útiles. Antes de emprender la
do de que la isla cumplía ciertas condiciones vuelta a la ciudad ya tenía yo algunas cosas más
básicas favorables. Su distancia geográfica y o menos claras sobre esta historia en la que me
cultural de la península, su relativa pobreza, había metido.
sus inquietudes políticas y cierto nacionalismo Por lo pronto, supe que el independentismo
parecían generar un caldo de cultivo que podía sardo organizado, que por largo tiempo estuvo
tornarse explosivo. Pero faltaba algo más im- reducido a una elite intelectual, amplió sus bases

137
y tuvo éxito electoral después de la Segunda italiano y desclasificados en 1996, que Mesina
Guerra Mundial, con la Lega Sarda, de tendencia no había sido contactado solo por Feltrinelli sino
radical, y ganó fuerza a finales de los años sesen- también por los servicios secretos, que lo presio-
ta. Entre ese momento y principios de la década naron para abortar la iniciativa.
siguiente Orgosolo se convirtió, al parecer, en Desde antes, la historia de Mesina –que había
teatro de resistencia al Estado italiano. De hecho, sido arrestado por primera vez cuando tenía ape-
en el mismo año que Feltrinelli llegó a Cerdeña nas catorce años– formaba un prontuario policial
se constituyeron organismos paramilitares como de delirio. En 1962 fue condenado a veinticuatro
el Fronte Nazionale de Liberazione de sa Sar- años de cárcel, acusado de homicidio, pero cua-
digna, inspirado en ETA, y el Movimentu Nazio- tro años más tarde escapó de la cárcel de Sassari,
nalista Sardu, de tendencia filofascista. Pero no en una de sus más famosas evasiones. Leo que

as
fue a ninguno de estos grupos a los que acudió el con sus arrestos de entonces la era de renacimien-
editor, sino a otro de mayor tradición, raigambre to del bandidismo sardo llegaba a su fin. Después
popular y, si se quiere, también literaria. de eso, alternarían en su vida largos períodos de

ic
Feltrinelli tenía su fe depositada en un grupo de detenciones y de fugas, hasta alcanzar más de

ér
s al
presuntos militantes de izquierda y símbolos de la veinte, y cerca de cuarenta años preso, más
autodeterminación y del independentismo sardo
la ori otros diez de arresto domiciliario. En 1992

Am
para realizar su utopía. Fue por ello que decidió fue liberado y abrió una agencia turística en su
contactar a Graziano Mesina, quien con apenas zona de acción, convertida –por obra y gracia
t
veintitantos años se encontraba fugitivo y estaba suya– en parque temático del bandidismo en la
de di

en camino de convertirse en «el más famoso isla. Pero en 2013, es decir, cuarenta y cinco
bandido sardo de posguerra». Mesina capitaneaba años después de ser contactado por Feltrinelli,
a E

un grupo heredero de una genealogía de bandidos Mesina volvió a ser arrestado por tráfico de
que asolaban la isla desde hacía más de un siglo. drogas. Pienso en el rocambolesco destino del
as o

Tales bandidos, que en otras latitudes alimentaron bandido y en el trágico final de Feltrinelli como
C nd

la literatura y el cine –y en quienes se mezclaba la líder de los Gruppi di Azione Partigiana que él
delincuencia común con cierto espíritu justiciero mismo había fundado, muerto en 1972 por la
Fo

a lo Robin Hood–, eran para él los encargados de bomba con la que pretendió destruir una torre de
llevar adelante la revolución. Enemigos de clase alta tensión en las afueras de Milán. Paradójica-
de la burguesía, tanto como el propio Feltrinelli mente, Feltrinelli había leído en clave romántica
era traidor a esa misma clase, por un momen- lo que debió haber entendido en clave realista.
to pareció que el proyecto podía llegar a buen De hecho, parecen haberse confundido en él
puerto. Pero el encuentro entre el intelectual y el sus convicciones políticas con la vena de lector
bandido fracasó, en principio porque Mesina y sus y editor a quien la literatura había enseñado la
hombres estaban más lejos del idealismo revolu- capacidad transformadora del sujeto oprimido,
cionario que de la praxis delincuencial. Muchos del bandido, en este caso. Mesina, sea como
años después se sabría, según documentos de una fuere, no pudo ser el vehículo que convertiría
Comisión creada por el Ministerio del Interior Cerdeña en la Cuba mediterránea.

138
He pasado mi estancia más pendiente de esta to. En verdad, por razones cronológicas, nunca
historia que de ninguna otra cosa y pienso en la coincidieron bajo el mismo techo puesto que
posibilidad de que, de no haber visto la expo- él murió en 1959 y ella llegó en la década del
sición de ceras anatómicas, pude no haberme setenta. De alguna manera, los dos habían ido
encontrado con aquellos sardos exaltados y la a dar a este sitio huyendo: él del bullicio y la
hermosa mujer de ojos de miel. Y, en tal caso, agitación citadinos; ella de su pasado, de su país
tal vez no hubiera tenido noticias de la aventura y del peso de su nombre, que no en vano había
sarda de Feltrinelli. Ahora que la conozco y que, cambiado desde hacía años.
en alguna medida, he podido ir armando algo del Basta teclear en un buscador de internet
rompecabezas, me parece que ese relato cierra cualquiera de ellos para encontrar fotos que se
el círculo de las semanas que pasé allí. Regreso reiteran: la niña Svetlana, sonriente, en brazos o

as
a Cagliari justo a tiempo para encontrarme con sobre las piernas de su padre. En otra, con este
la profesora que me sustituirá. En torno a un al fondo, se encuentra en el regazo de Lavrenti
café conversamos sobre sus tareas, le explico Beria. Al siniestro responsable de la NKVD y

ic
algunas gestiones que debe hacer y le hago su- de buena parte de los crímenes y atropellos del

ér
s al
gerencias que pueden ayudarla. No le comento estalinismo se le ve serio, mientras la niña parece
nada, dicho sea de paso, de este relato que por
la ori feliz. Tal vez la única hija de Stalin (tuvo un her-

Am
el momento prefiero reservarme con la ilusión mano mayor que fue apresado y muerto por los
de escribir algún día sobre él. Ya es poco lo que alemanes durante la guerra) vivió una infancia
t
me queda por hacer en la isla, aparte de recoger más o menos común. Buena parte de su vida,
de di

mis cosas y despedirme de los amigos. Se lo digo de hecho, parece un esfuerzo por borrar lo que
a mi colega, y añado sin ánimo de sorprenderla en ella había de extraordinario. Leo, entre otras
a E

que lo único que quiero hacer antes de irme es especulaciones, que su madre se suicidó, aunque
comer por última vez espaguetis con erizo. ¿Con la versión oficial es que murió de alguna enfer-
as o

erizo?, reacciona de inmediato, y entonces me medad. No me distraigo en esos datos, tal vez
C nd

doy cuenta de cuánto había ido naturalizando reales o fruto de la interpretación paranoica de
yo mismo lo que hace unas semanas me parecía la realidad que propiciaba el propio estalinismo.
Fo

extraordinario. ¿Y a qué saben?, pregunta con Me interesa avanzar para explicarme cómo fue
una cara que oscila entre el asombro y el desa- posible que la hija de Stalin terminara en Spring
grado. No lo pienso ni un instante. Simplemente Green. Paso a toda carrera por el hecho de que
digo: «A mar». en 1945, con solo diecinueve años, tuviera un
primer hijo, y que en 1949 se casara por segunda
Spring Green vez. En esta ocasión, por cierto, lo hizo con un
hijo de Andréi Zhdánov, el ideólogo del realismo
Aquella noticia fue toda una revelación. Que en socialista, con quien tuvo una niña. Tras la muer-
ese perdido pueblito del midwest –más aún, en la te de Stalin en 1953 y, sobre todo, de las denun-
misma casa– hubieran vivido el gran arquitecto cias contra él por parte de Jrushchov en el XX
y la escurridiza hija de Stalin me dejó estupefac- Congreso del PCUS, Svetlana Stalina adoptaría

139
el apellido materno (Alilúyeva), y se dedicaría Cuando tuve noticias de esta historia me pa-
a trabajar como maestra y traductora. Diez años reció una coincidencia enorme el cruce de las
después de la muerte de su padre se enamoró de vidas de Wright y la hija de Stalin, y más extraño
un miembro del partido comunista de la India. que esta aceptara la sorprendente invitación de
Esa relación produjo un nuevo giro en su vida, la viuda del arquitecto. Pero mirado con frialdad
fundamentalmente a raíz de la muerte de él le encuentro lógica a la historia de la emigrada
en 1966. Svetlana obtuvo entonces permiso para rusa que desea conocer y eventualmente acoger
viajar a la India. Llevaba consigo las cenizas del a la nueva y célebre exiliada, al tiempo que en un
hombre para entregarlas a la familia y verterlas plano más personal encontraba en ella esa tar-
en el Ganges. En el tiempo que estuvo en la día hija sustituta. Para Svetlana, por su parte,
India pudo cumplir los deberes funerarios y podía ser más atractivo encontrar un hogar que

as
madurar la idea que daría el vuelco a su vida: tenía el encanto adicional de haber pertenecido a
el 6 de marzo de 1967, Svetlana Alilúyeva, la uno de los grandes arquitectos del siglo. El hecho
única hija de Jósef Stalin, se presentó en la em- es que esta no solo aceptó la idea. En un nuevo e

ic
bajada de los Estados Unidos en Nueva Delhi y inesperado giro en una historia que no terminaba

ér
s al
pidió asilo político. de sorprenderme, se casó con William Wesley
La noticia, como es fácil imaginar, resultó un
la ori Peters, el discípulo y primer aprendiz de Wright

Am
escándalo, pero lo más sorprendente comienza y, como he dicho antes, yerno de los Wright y
para mí tres años más tarde. Entre un momento viudo de aquella Svetlana, la hija muerta en el
t
y otro, Svetlana se estableció en el nuevo país, accidente automovilístico. Entonces Svetlana
de di

escribió una autobiografía, Veinte cartas a Alilúyeva cambiaría nuevamente su nombre,


un amigo (1967), y luego el libro Only One esta vez por el de Lana Peters. La residencia de
a E

Year (1969). Tal vez la resonancia que ambos la pareja oscilaría entre Taliesin West, para los
tuvieron contribuyó al extraño ofrecimiento inviernos, y la Taliesin original, en Spring Green,
as o

que recibiera en 1970. Fue entonces cuando para los veranos. En otra vuelta del bucle, a la
C nd

Svetlana supo de la invitación de Olgivanna, hija que ambos tuvieron le pusieron el nombre
la viuda de Frank Lloyd Wright, para que la de Olga. En 1984, ya separada de su esposo,
Fo

visitara en su casa de Arizona. Allí el arquitecto Svetlana regresó con su hija a la Unión Soviética,
había construido una segunda casa que, para recobró la ciudadanía, se estableció en Tiflis y
diferenciarla de la de Spring Green, había bau- expresó ante la prensa que en Occidente no había
tizado como Taliesin West. Y aquí es donde la disfrutado ni un solo día de libertad. Fiel a esos
historia toma un rumbo inesperado. Olgivanna, vaivenes de su vida, dos años después volvió a
como sabemos, había perdido a su propia hija los Estados Unidos, donde vivió hasta su muerte
(la otra Svetlana) y a su nieto en un accidente en 2011, en un hogar para ancianos en el propio
en Taliesin en 1946. La insólita propuesta de la estado de Wisconsin.
viuda de Wright, en pocas palabras, era que la Aquella historia me fascinaba y, sin quererlo,
recién llegada se quedara a vivir con ella, tal vez me remitía a la experiencia recién descubierta en
para ocupar el lugar de la hija perdida. mi estancia en Cerdeña. Más allá de las obvias

140
diferencias, aquel fallido encuentro entre el editor y ticas; aquel en que un personaje comenta: «Ha
el bandido, motivado por la posibilidad de la revo- ocurrido muchas veces en la historia. Lo que había
lución, volvía una vez más a mi mente. Primero, con sido concebido como noble y alto, se ha conver-
el viaje de Wright a Moscú en 1937, y el encuentro tido en tosca materia. Así, Grecia se convirtió en
que ello suponía entre el intelectual y la revolución, Roma; así, el iluminismo ruso se ha transformado
y luego al entrar en escena, tardíamente, la hija de en la revolución rusa». Es una cuestión que vuelve
Stalin, que de algún modo planteaba una de las una y otra vez, siempre que la pasión cede paso
posibles respuestas a las inquietudes del arquitecto a la inevitable mediocridad de la vida cotidiana,
y la sociedad que él llegó a imaginar en la lejana y que no termina nunca de responderse, tal vez
Unión Soviética. Tal vez fue por eso que recordé porque ni siquiera el espanto de miles de cabezas
unos versos de aquella «Oda a la Revolución» cortadas alcanza a ahogar la vocación por la liber-

as
escrita por Mayakovski en Petrogrado, en fecha tad, la igualdad y la fraternidad, o porque de las
tan temprana como 1918, cuando apenas habían ruinas surge una y otra vez, de cuando en cuando,
transcurrido unos meses de la Revolución bolche- la convicción de cambiar radicalmente el mundo.

ic
vique. Mayakovski formulaba lo que, para mí, se Al regresar de Spring Green –aún con esta

ér
s al
convertiría en La Gran Pregunta, la que regresa una historia muy en ciernes pero ya con algunas in-
y otra vez porque en ella se cifra el sentido de todo
la ori terrogantes dándome vueltas– le pido a Marcelo

Am
un proyecto que atraviesa como un rayo las vidas que me deje en la entrada principal del campus.
de millones de seres, arrastrados muchos de ellos Camino por el borde del lago hasta Picnic Point
t
por la pasión, otros por el horror: y avanzo por la estrecha lengua de tierra que se
de di

interna en el agua. Todo es tan tranquilo y tan


¿Qué nombres no te habrán dado? verde que me cuesta imaginar el lago congelado
a E

¿Cómo devendrás aún con el tiempo, y las sacudidas sísmicas de los hielos al quebrar-
recia arquitectura constructiva se. Aún quedan mil cabos sueltos en esta historia
as o

o simplemente un montón de ruinas? de la que apenas he comenzado a vislumbrar


C nd

algunas coincidencias sorprendentes. Pensando


La metáfora arquitectónica me parecía espe- en ello llego hasta la punta de la península y
Fo

cialmente apropiada pensando en Taliesin y en el piso la pequeña placa de bronce engastada en


insólito cruce de vidas que allí se produjo entre una piedra, en la que puede leerse: «Touch here
el gran arquitecto y la hija de uno de los prota- for an official Picnic Point run». Me acerco hasta
gonistas de la revolución. No un protagonista el borde mismo del agua y tomo la piedra más
más sino el que representa su lado más oscuro y achatada y lisa que puedo encontrar, la froto para
que, en consecuencia, ha condicionado un modo quitarle la tierra adherida y la lanzo con fuerza, lo
de responder (negativamente) la Pregunta: ¿re- más cerca posible a la superficie del agua. Rebota
cia arquitectura constructiva o simplemente un dos, tres, cuatro veces sobre aquel espejo, antes
montón de ruinas? Recordé también a Pasternak de ir a ocultarse al fondo del lago. c
y uno de los fragmentos de Doctor Zhivago que
más deben haber irritado a las autoridades sovié- La Habana, agosto de 2017.

141
ARTES PLÁSTICAS

CRISTINA FIGUEROA VIVES

Arte digital latinoamericano,


una historia por contar

as
ic
ér
s al C
la ori uando en 1959 Haydee Santamaría, fundadora de la Casa

Am
de las Américas, impulsó el proyecto de hacer una colec-
ción de arte latinoamericano, solicitando donaciones a los
t
amigos e instituciones internacionales allegadas a la Casa, nadie
de di

podía imaginar el alcance que dicha propuesta tendría. Lo que


comenzó siendo un quimérico sueño se convirtió en una de las
a E

colecciones de arte latinoamericano de la segunda mitad del


siglo xx más importantes de la región. Por avión, barco, correo
as o
Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 142-147

postal, o en el equipaje de amigos iban llegando poco a poco las


C nd

obras. Muchos artistas exponían sus piezas y luego las dejaban


en la Casa, otros las producían en la Isla al calor del momento.
Fo

De esta forma la colección fue creciendo y formándose casi


junto con los artistas, quienes en su mayoría eran entonces
jóvenes y poco conocidos, y la Casa les brindaba un espacio de
promoción y apoyo. Muchos de esos jóvenes entusiastas de ayer,
hoy se han convertido en los referentes de la historia del arte
latinoamericano y su legado es conservado en esta institución
gracias a esa visión de salvaguarda que siempre la acompañó.
Contar la historia de cómo se fue conformando la Colección
Arte de Nuestra América Haydee Santamaría requeriría un ensayo
que superaría estas páginas, pero las cifras ayudan a resumir parte
de ella: más de dieciséis mil obras entre pintura, grabado, foto-

142
grafía, escultura, arte popular, libro objeto, insta- de revisitación de los fondos de la colección,
lación, entre otras, enriquecen nuestros fondos. buscando visibilizar a un grupo de artistas lati-
Dentro de este vasto conjunto existe una pequeña noamericanos iniciadores de este lenguaje en el
pero muy representativa selección de los inicios Continente. Ellos emprendieron un camino aza-
del arte digital en Latinoamérica, el cual surgió roso y desconocido que sufrió la incomprensión
a mediados de la década del sesenta del siglo y el resquemor de buena parte de la crítica y las
pasado en Europa y los Estados Unidos simultá- instituciones culturales de su época. Sin embar-
neamente, cuando comenzó a democratizarse el go, sus obras se inscriben hoy indiscutiblemente
acceso –muy limitado hasta ese momento– a las dentro del lenguaje vanguardista e innovador que
nuevas tecnologías. A grandes rasgos, el término siempre ha caracterizado al arte latinoamericano.
agrupa aquellas obras generadas a través de me- El investigador peruano de nuevos medios

as
dios digitales, principalmente por computadoras, José-Carlos Mariátegui (nieto, por cierto, del
aunque su definición hoy sigue siendo imprecisa «amauta») ha considerado el arte digital como
y es centro del debate, pues involucra de forma un «término de transición», y es así como debe

ic
simultánea a la matemática y la informática, entre ser visto el generado por estos precursores:

ér
s al
otras ciencias; así como adquiere sus bases cien- como una práctica de transición hacia el llama-
tíficas del arte concreto, cinético y óptico.
la ori do, posteriormente, arte de los nuevos medios

Am
El boom del arte digital internacional fue que se abrió paso entre corrientes artísticas
alcanzado a principios de los años noventa con latinoamericanas entonces dominantes como la
t
la llamada Revolución Digital y la llegada de in- neofiguración, el neoconcretismo y el expresio-
de di

ternet; no obstante, Latinoamérica carece de una nismo abstracto, entre otros.


historiografía y metodología que valore su par- La asimilación de los medios tecnológicos en
a E

ticipación dentro del desarrollo de las corrientes la América Latina siempre ha estado marcada
foráneas, aunque cuenta con varios pioneros de por la idea de que este es un territorio receptor y
as o

este lenguaje desde los años sesenta, que son, aún consumidor, no productor. El propio Mariátegui,
C nd

hoy, poco o nada conocidos en nuestro contexto. en su ensayo titulado «El aparato dialéctico:
La exposición Pioneros del Arte Digital en Entre los soportes electrónicos y la expansión
Fo

la Colección Arte de Nuestra América1 surge tecnológica del arte», señala que el desarrollo
a partir de la constante labor investigativa y acelerado, y en ocasiones desmesurado, de im-
portantes metrópolis culturales de la América
1 Inaugurada en la Galería Latinoamericana el 22 de enero
de 2018 como parte de la edición 59 del Premio Literario Latina en la segunda mitad del siglo xx (São
Casa de las Américas, con curaduría de Cristina Figue- Paulo, Ciudad de México o Buenos Aires), las
roa. Incluye obras de los artistas Luis Fernando Benedit, convirtió en escenarios idóneos para la vertigi-
Antonio Berni, Gregorio Dujovny, León Ferrari, Eduardo nosa penetración tecnológica. También reconoce
Mac Entyre, Hector Cattólica, Rogelio Polesello, Osvaldo
que estas megasociedades, como consecuencia
Romberg, Miguel Ángel Vidal y Norma Tamburini, de
Argentina; Waldemar Cordeiro y Abraham Palatnik, de de su propio crecimiento, mutaron en espacios
Brasil; Abel Martín y Eusebio Sempere, de España; Juan de lucha encubierta entre importación, recepción
Downey, de Chile, y Manuel Felguérez, de México. y transformación de tecnologías.

143
Esta particularidad, junto con los altos cos- Una de las figuras imprescindibles en la his-
tos de adquisición, los grandes formatos de los toria de esta corriente en Latinoamérica es el
primeros equipos electrónicos y la necesidad artista brasileño Waldemar Cordeiro, fundador
de conocimientos especializados, influyó en del movimiento concreto en la América Latina
la forma de inserción de la tecnología en la y padre del arte electrónico en Brasil. En la
sociedad y el arte latinoamericanos. temprana fecha de 1969 realizó sus primeros
trabajos en computadora, en colaboración con
Hasta que no dejemos de definir la ciencia y el el físico e ingeniero Giorgio Moscati, utilizando
arte tecnológico en términos técnicos, es decir, un ordenador IBM 360 de la Facultad de Física
es más poderosa o más perfecta la sociedad de la Universidad de São Paulo. De esta época
que está mejor desarrollada o que tiene más son las conocidas series BE­ABÁ –la cual con-

as
recursos técnicos (por ende más poder), no sistía en un generador de palabras al azar– y
podremos dejar de importar esquemas. Sin Derivadas de una imagen, donde imágenes
embargo, es quizá esta pobreza técnica la que figurativas cuidadosamente seleccionadas

ic
nos ha hecho más creativos e ingeniosos y la eran escaneadas y sometidas a un proceso de

ér
s al
que ha posibilitado que broten propuestas tan derivación, resultando en una nueva imagen,
diversas desde la América Latina.2
la ori manipulada cibernéticamente.

Am
Pero la importancia de Waldemar Cordeiro
En esta reflexión de Mariátegui se encuentra la no radica solo en sus revolucionarias metodo-
t
clave de la producción digital en la región, que es logías artísticas, sino también en impulsar el
de di

precisamente su capacidad de reinventar y subver- desarrollo y la promoción de este tipo de prác-


tir procesos importados. Para 1970 los tres países tica en la región. En marzo de 1969 escribe las
a E

latinoamericanos con mayor concentración de palabras al catálogo de la primera muestra en


computadoras eran Brasil (setecientas cincuenta y la América Latina de Computer plotter-art que
as o

cuatro), México (quinientas setenta y tres) y Argen- tuvo lugar en la Mini Galeria do USIS. En este
C nd

tina (cuatrocientas cuarenta y cinco), localizadas en breve texto expone su visión sobre el futuro y
universidades y centros de investigación. No es de las directrices estéticas del arte con la llegada
Fo

extrañar entonces que fueran estos países los que de las computadoras. Cordeiro fue un defensor de
primero generaran las más interesantes investiga- las posibilidades de la tecnología al servicio
ciones en torno al arte digital en el Continente.3 del arte, y al mismo tiempo fue conciente de
la necesidad de una integración armónica y
2 José-Carlos Mariátegui: «El aparato dialéctico: Entre coherente en la cual siempre las demandas del
los soportes electrónicos y la expansión tecnológica arte fueran la razón primera de la creación.
del arte», en Una teoría del arte desde América Latina, Otro de sus grandes aportes fue la redacción
Badajoz/Madrid, MEIAC/Turner, 2011, p. 360. del manifiesto Arteônica, con motivo de una ex-
3 Melanie Lenz: «Early computer art in Argentina», en posición de arte por computadora que organizara
Journal of Design History, Oxford University Press,
disponible en <https://academic.oup.com/jdh/advance-
en 1971 en la Fundação Armando Alvares Pen-
article/doi/10.1093/jdh/epx035/4617701>. teado, de São Paulo. Arteônica es un visionario

144
análisis de la importancia que adquirirían los En agosto de 1969 Glusberg realizó la primera
ordenadores en la manera de producir y consumir exposición del Centro titulada Arte y cibernética.
la creación artística, frente a la obsolescencia de En esta precursora muestra, que tuvo lugar en
las «formas tradicionales» de asumir el arte. La la galería Bonino de Buenos Aires, se reunie-
temprana muerte de Cordeiro en 1973, a los cua- ron obras de artistas norteamericanos, ingleses
renta y ocho años de edad, truncó la trayectoria y japoneses, junto a un importante grupo de
de una de las más promisorias personalidades creadores nacionales como Antonio Berni, Luis
del arte digital latinoamericano, quien con sus Benedit, Ernesto Deira, Eduardo Mac Entyre,
investigaciones dejó sentadas las bases de este Rogelio Polesello, Osvaldo Romberg, y Miguel
movimiento estético en la región. Ángel Vidal, entre otros. Estos últimos trabajaron
A mulher que não é B.B (1971) –La mujer con ingenieros y programadores realizando dibu-

as
que no es B.B, haciendo referencia a Brigitte jos con la primera máquina IBM, propiedad del
Bardot– es la pieza de Cordeiro pertenecien- Centro de Cálculo de la Escuela Técnica ORT de
te a la colección de la Casa de las Américas. Buenos Aires.

ic
Se trata de un icono dentro de su obra, ya no Este proyecto fue una de las primeras ex-

ér
s al
solo por el uso del lenguaje electrónico como periencias multidisciplinarias y colaborativas
herramienta, sino por la fuerte denuncia política
la ori en Argentina, generadas a partir de la relación

Am
y social contenida en ella. La pieza descubre de arte, ciencia y tecnología. La computadora se
manera casi puntillista con lenguaje electrónico convirtió en un medio más para estos artistas, y
t
una imagen tomada de la prensa que revela el el resultado respondió a las estéticas particulares
de di

rostro de una mujer vietnamita víctima de la de cada uno de ellos, que iban desde la neofigu-
guerra, obra realizada en el momento de pleno ración de Antonio Berni hasta el arte generativo
a E

desarrollo del conflicto bélico entre los Estados de Miguel Ángel Vidal o el óptico de Rogelio
Unidos y Vietnam. Polesello. Luego de este suceso, varios de estos
as o

En Argentina, por su parte, el arribo del arte artistas no volverían a incursionar en el arte di-
C nd

digital estuvo impulsado por el crítico, curador gital, lo que convirtió a estas piezas en una rara
y gestor cultural Jorge Glusberg, quien fun- avis dentro de la producción personal de cada
Fo

dara en 1968 el Centro de Estudios de Arte y uno; y al conjunto, en un valioso documento


Comunicación de Buenos Aires, luego devenido histórico del arte digital latinoamericano. La
en Centro de Arte y Comunicación (CAyC). Su Casa de las Américas y el Victoria & Albert
objetivo era apoyar y desarrollar la experimen- Museum de Londres conservan los fondos más
tación y la investigación en las áreas del arte, completos que fuera de Argentina se tienen de
la ciencia y la comunicación, con un enfoque esta paradigmática exposición.
interdisciplinario que involucraba a artistas, El caso de México fue diferente, pues a pesar
arquitectos, diseñadores, músicos, matemáticos. de ser uno de los países que en la década del
Entre los años 1960 y 1970 el CAyC fungió como setenta tuvo mayor recepción de tecnología en
una importante plataforma para posicionar el el Continente, no generó un fuerte movimiento
«nuevo arte» argentino internacionalmente. de arte digital. Fue con la incursión de Manuel

145
Felguérez en esta corriente, a principios de esos posible dotar a la computadora de una sensi-
años, que comenzó a hablarse de esta manifes- bilidad artificial.5
tación en México, siendo, contradictoriamente,
una de las etapas menos conocidas del pintor. Pioneros del Arte Digital... incluye también
Felguérez fue pionero en investigar y desarro- algunos precursores del arte electrónico, en clara
llar un software de programación que generaba alusión a la influencia que tuvieron en el poste-
diseños a partir de análisis matemáticos y pa- rior desarrollo de esa práctica. Entre estos artistas
trones compositivos. En 1975, tras la obtención se encuentra el cinético brasileño Abraham Palat-
de una Beca Guggenheim, fue comisionado por nik, con sus incursiones en el campo de la luz y el
la Universidad Nacional Autónoma de México movimiento; y León Ferrari, quién se convertiría
(Unam) para proseguir en el Laboratory for en un referente para el arte contemporáneo a

as
Computer Graphics and Spatial Analysis de la partir de sus conceptos de reproductibilidad y
Universidad de Harvard. Allí continuó con sus circulación de la obra de arte. Sus xerografías,
investigaciones sobre la producción «infinita» como en las series Licopodio y Homens –ambas

ic
de nuevos ideogramas a través de un programa de la década del ochenta–, y sus libros-objeto de

ér
s al
derivado de la aplicación de la teoría de Identi- ediciones múltiples digitales sentaron la base
ficación de Sistemas.4
la ori sobre los principios del arte digital y de nuevos

Am
Estas investigaciones de Felguérez le permi- medios tecnológicos.
tieron llevar a cabo una de las más interesantes También se incluye la obra del chileno Juan
t
experiencias de arte digital de los años setenta, Downey, considerado el padre del videoarte en
de di

las cuales fueron recogidas en dos imprescin- Latinoamérica, aunque también incursionó en el
dibles publicaciones de la época, El espacio arte interactivo. Su obra Video Trans Americas
a E

múltiple (1978), y La máquina estética (1983), es una de las primeras videoinstalaciones de la


ambos editados por la Unam, y donde es repre- región y consiste en una serie de dibujos, fotos,
as o

sentado todo el proceso cibernético que luego grabaciones de audio y videos realizados por
C nd

transmitiría a su obra gráfica y pictórica de Downey a lo largo de sus viajes, entre 1973
forma constante. y 1976, por diversas comunidades de Perú,
Fo

Bolivia, Chile, Nicaragua, México, Guatemala y


Como se sabe, puede dotarse a una computa- Venezuela. Esta obra lo conectó con sus raíces y
dora de inteligencia artificial que le permita fomentó una identidad transnacional latinoame-
tomar decisiones inteligentes. Pues bien, si ricana en un momento de profunda crisis política
en este caso en el proceso de alimentación en el Continente. La obra de Downey que conser-
del aparato la mayoría de las órdenes corres- va la colección de la Casa, Video Trans Americas
ponden a juicios estéticos, o sea a decisiones en México y Guatemala, 1973, reconstruye un
de orden emotivo, podemos afirmar que fue
5 Manuel Felguérez y Mayer Sasson: La máquina estética,
4 Este proyecto lo trabajó junto al ingeniero en sistemas Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de
Mayer Sasson, de Nueva York. México, 1983, p. 9.

146
mapa de su período de investigación en estos artística. Las poéticas y técnicas presentes en
dos países. la exposición permiten establecer un panorama
Aunque el arte digital latinoamericano repre- representativo de los inicios del arte digital en
senta un pequeño segmento dentro de la vasta Latinoamérica, una historia plural y aún disper-
colección de arte de la Casa de las Américas, sa. Pioneros del Arte Digital en la Colección
su valor estriba en la alta representatividad de Arte de Nuestra América reconoce y valora
sus autores y obras, así como en la visión que uno de los episodios menos conocidos pero, a
tuviera la propia institución al conservar desde su vez, más apasionantes de la historia del arte
fechas tan tempranas este tipo de producción latinoamericano. c

as
ic
ér
s al
la ori
Am
t
de di
a E
as o
C nd
Fo

Gregorio Dujovny (Argentina): El tango, 1969. Dibujo generado por computadora IBM 1130 e impreso
en plotter IBM 1627. Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires. 395 x 490 mm

147
LIBROS

MAITÉ HERNÁNDEZ-LORENZO usualmente le hacían


jóvenes periodistas y
estudiantes de comuni-
«Un pesimista profundo

as
cación: «¿Cómo se hizo
el reportaje? ¿Fue pauta
e incansable»* suya o del periódico?

ic
¿En qué circunstancias

ér
s al
se desarrolló el trabajo?

A gradezco a los organizadores de esta Semana


la ori ¿Cuánto tiempo le llevó

Am
y en primerísimo lugar a Fernando Morais conseguir esta o aquella
la posibilidad de presentar este nuevo libro del entrevista? ¿Qué difi-
t
Fondo Editorial porque he escrito estas palabras cultades enfrentó? ¿Qué dilemas éticos? ¿Había
de di

como la periodista que me gusta ser: contra reloj, censura? ¿Cómo era el Brasil de aquella época?».
con una hora de cierre, como si estuviera en una Estas interrogantes no son, como podría su-
a E

redacción de prensa, entre ruidos de teléfonos, ponerse, solo curiosidad de principiantes o de


con la gente hablando a mi alrededor, tomando candidatos a periodistas. Estas preguntas, que
as o
Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 148-150

sorbos de café a cada rato y releyendo notas, Morais responde consecuentemente ante cada
C nd

cotejando. Así me gusta mi oficio. material, son algunos de los principios básicos
En la nota de presentación de Historias de que rigen el oficio. Detrás de esas respuestas, los
Fo

un reportero, volumen publicado por el Fondo lectores, y esos mismos noveles profesionales,
Editorial Casa de las Américas –y que en estos pueden descubrir la radiografía de una voca-
días viajó, con cierta dificultad, desde Holguín, ción, de un ejercicio de la verdad, de riesgo y
donde fue impreso, hasta La Habana–, su autor, de creatividad. En cada una de esas elecciones
Fernando Morais, aclara que los textos que intro- no predomina el capricho o el deseo baladí de
ducen los seis reportajes que integran el libro los contar una historia interesante. Cada uno de
escribió con el fin de responder las preguntas que estos reportajes, leídos hoy, luego de haber com-
partido estas jornadas con su autor, adelanta al
* Fernando Morais: Historias de un reportero, La Habana,
Fondo Editorial Casa de las Américas, 2017. Esta reseña
hombre político, comprometido y peleador que
sirvió de presentación del libro durante la Semana de sigue siendo, para bien de todos, un pesimista
Autor dedicada a Morais. profundo e incansable.

148
Publicado en la colección Nuestros Países, Este ejercicio de imaginación me lleva a
en la serie Testimonio, Historias de un repor- pensar en el hecho de que Fernando Morais
tero atrapa, a través de disímiles situaciones, se ha construido y ha conquistado, gracias a
personajes y lugares en más de un centenar de su capacidad extraordinaria como intelectual,
páginas, un período relativamente reciente que militante político, a su inmenso talento para
toca algunos hitos de las décadas del setenta, contar historias –lo hemos comprobado aquí
ochenta y noventa. Un trayecto peculiar donde en estos días–, el derecho de estar en el lugar
se transita por un secuestro a un rico empresario preciso y hacer lo que se requiere en ese mo-
brasileño en el que el victimario se humaniza; mento. Muchos tienen ese privilegio, por diver-
una entrevista a Humberto Ortega y a Somoza, sas razones, pero no todos tienen la agudeza,
años antes del triunfo sandinista, que tuvo su se- la fibra y energía que solo posee el verdadero

as
milla preparatoria durante el Premio Casa de las reportero, para ver lo que otros no ven. Esa
Américas de 1978; un viaje a la República Árabe capacidad de hacer visible el detalle, lo que
Saharaui Democrática que nos invita a repensar suele pasar inadvertido, de poner en contexto

ic
los caminos y los destinos de una resistencia personajes y situaciones, de emplear recursos

ér
s al
cultural y política apenas conocida; un recorrido más apegados a lo literario pero efectivos en
turístico por la costa Este de los Estados Unidos
la ori la narración y en la exposición de los hechos,

Am
y por el gran imperio de El ciudadano Kane que hacen de este volumen un valioso ejemplar del
estrenó a Morais como «periodista de turismo»; periodismo que al menos a mí me gustaría leer
t
una entrevista a Frei Betto en la cual el militante más en nuestra prensa.
de di

político y defensor de la Teología de la Libera- Los textos están desbordados de esos detalles,
ción se nos muestra en sus más remotas y con- breves iluminaciones que acercan la historia, la
a E

tradictorias historias gracias a las preguntas de humanizan, la ponen en una perspectiva en la


su entrevistador; y un perfil, casi doble, del juez cual el lector se acomoda y agradece el gesto.
as o

español Baltasar Garzón y de Augusto Pinochet En cada una de las historias hay un gozo del len-
C nd

en un escenario que me hace pensar en Julian guaje, un noble cuidado por describir y colocar
Assange, Snowden y los papeles de Panamá. en primer plano las sutilezas, las diferencias que
Fo

Como puede notarse, un variopinto, vasto vuelven la crónica o el reportaje únicos. Así es la
y enriquecedor panorama reporteril donde el relación entre Willy, el empresario secuestrado,
periodista es el vehículo, la puerta para tocar y Compañero, su guardián; así se relata el viaje
a los sujetos de esas historias. Leyendo aho- desde Managua al recóndito lugar donde Hum-
ra estos materiales publicados hace algunos berto Ortega espera a Morais para brindarle la
años, me pregunto cómo hubiera potenciado entrevista y entran, casi por casualidad, la historia
Nocaute, y otras plataformas de comunicación de Nora (la abogada guerrillera), o la del recono-
digitales, la aventura del encuentro con Ortega cimiento –casi vemos la sonrisa en su rostro– de
o con el primer ministro saharaui Mohamed sus compañeros de jurado del Premio Casa de
Lamine Ahmed en una tienda de lona en medio las Américas de dos años antes, Sergio Ramírez
del desierto. y Ernesto Cardenal, sentados en la Presidencia

149
durante la celebración del primer aniversario del SILVIA LLANES
triunfo sandinista.
«Cien kilos de oro», «La guerrilla en Nicara-
gua», «República fantasma», «Confesiones de Visto en la Casa
fraile», «Entre Kan y los malditos de la Beat
Generation» y «Él metió preso a Pinochet» son por Adelaida de Juan*
pasajes de un gran fresco, resultado de una pro-
funda investigación factual, contrastada; pero
también, y aquí entra eso que llamamos el olfato
del periodista, de la subjetividad en el estilo y
el lenguaje con que se narran los sucesos. Ello
E s un privilegio la aparición Visto en la Casa
de las Américas, de Adelaida de Juan, autora
de imprescindibles textos dedicados a la crítica

as
aporta al volumen, lo he mencionado antes, de arte que han acompañado la formación de
un valor incalculable para describir eso que varias generaciones de curadores, historiadores
han llamado periodismo literario, pero cuya y críticos. Este hecho nos ha dado la fortuna

ic
mayor contribución, a mi juicio, no reside en de ser sus lectores –para muchos la de haber

ér
s al
la calidad literaria de los textos o en la exce- sido, además, sus alumnos–, lo que impulsa mi
lencia de su escritura, sino en la complejidad
la ori memoria a recuperar experiencias personales,

Am
de ese lenguaje, en la profundización de los recuerdos de su magisterio, mezclados por la
hechos o personajes, en la huella personal que evocación que me ha provocado la relectura de
t
el propio periodista deja en la escritura, en la las reseñas que conforman este volumen.
de di

transparencia y honestidad en que expone su Adelaida de Juan se ha consolidado, por más


experiencia ante el hecho. de cinco décadas, como una autora para el es-
a E

Historias de un reportero es un título que po- tudio del arte cubano y latinoamericano, inol-
dría confundir al lector. En puridad, es cierto, vidable en textos como Pintura cubana. Temas
as o
Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 150-152

son historias contadas por un reportero. Pero y variaciones; Pintura y grabado coloniales
C nd

también son lecciones de vida, la experiencia cubanos: contribución a su estudio; Caricatura


de un oficio que su autor ha dignificado con su de la República; José Martí: imagen, crítica y
Fo

práctica ininterrumpida. Ayer desde Jornal da mercado de arte; Del silencio al grito. Mujeres
Tarde, Veja y otros más, hoy desde Nocaute, en las artes plásticas; Abriendo ventanas; En la
desde su página en Facebook, desde una patana Galería Latinoamericana, entre otros.
en la Amazonia o desde ese espíritu incendiario Visto en la Casa de las Américas es una pu-
que está dispuesto a dar tiros si es necesario. c blicación perteneciente a la serie Galería de la
colección Nuestros Países, del Fondo Editorial
Casa de las Américas. Como apunta su autora
en la nota introductoria, constituye una edición

* Adelaida de Juan: Visto en la Casa de las Américas, La


Habana, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2016.

150
ampliada de En la «“Yo no pinto, muerdo”: Matta», dedicado al
Galería Latinoame- artista chileno Roberto Matta, quien llegara a la
ricana (1979), pues institución tempranamente, en 1963. Las reseñas
ambos textos ofrecen de exposiciones colectivas dejan memoria de
el excepcional punto importantes sucesos acaecidos en la Galería La-
de vista de quien ha tinoamericana, la Galería Haydee Santamaría
estado vinculada por y otros espacios expositivos de la institución;
años a esta Casa y ha al tiempo que permiten valorar la solidez de
sido partícipe y prota- una colección, conformada por donaciones de
gonista de una época y del espíritu creativo de artistas e instituciones, que muestra la perma-
nuestro Continente. nencia de las relaciones solidarias entre Cuba y

as
El libro se erige como un homenaje a la plástica los artistas del Continente.
en Latinoamérica, con discursos fundamentales La visión abarcadora de Adelaida de Juan
para comprender las especificidades de las artes recorre las diversas manifestaciones de las

ic
visuales de la región, a través de la perspectiva artes visuales, desde la pintura, el grabado, la

ér
s al
de los creadores, de los lenguajes y diversas fotografía, el dibujo, la caricatura; e introduce
manifestaciones del arte latinoamericano. De
la ori a los lectores en los eventos que conformaron

Am
Juan ha compartido, con minuciosa fidelidad la historia visual de la Casa de Las Américas.
y conciencia de la historia, la formación de la En este punto resulta imperioso citar «Tres años
t
Colección Arte de Nuestra América Haydee de la Exposición de La Habana», que recoge
de di

Santamaría, resultado de la relación y amistad de sus remembranzas de los concursos de grabado


la Casa con los creadores de la América Latina y que organizó la institución entre los años 1965
a E

el Caribe, revitalizando así el valor de estas pro- y 1971, y que trajeron a la capital cubana las
ducciones artísticas y amplificando su difusión. estampas de grabadores de la talla de Seguí,
as o

Organizado en tres partes –a las cuales se Onofrio, Gamarra, Piza, Fontecilla, Bresciano,
C nd

añade una «Galería de imágenes»–, el libro Frasconi o Leonilda González, los que expusie-
está conformado por varios textos referidos a ron sus obras en diálogo con lo mejor del gra-
Fo

exposiciones realizadas en diferentes espacios bado cubano de estas décadas: Contino, Vidal,
de la Casa de las Américas entre 1965 y 2016, Canet, Zarza, entre otros.
incluyendo además la reseña de los libros His- La lectura de este primer apartado permite
toria del diseño en América Latina y el Caribe. explorar una representativa muestra de las
Industrialización y comunicación visual para la producciones artísticas de diversos países:
autonomía, y Muralismo mexicano, 1920-1940; México, Argentina, Colombia, Costa Rica,
al tiempo que concede una especial atención a Venezuela, Brasil, Uruguay, Cuba, Chile, Perú,
los años temáticos celebrados en la institución. Jamaica, Haití, Puerto Rico, Panamá, República
La primera parte ofrece una mirada a la historia Dominicana, moviéndose en lo que podríamos
de la Casa a través de importantes exposiciones considerar los dos ejes fundamentales –aunque
y eventos de carácter colectivo, salvo el texto no exclusivos– de la colección de la Casa: la

151
abstracción (óptica y cinética, pero con excelen- su diseño» del ya citado libro Historia del
tes ejemplos de abstracción expresionista) y la diseño en América Latina y el Caribe... y la
Nueva Figuración, distinguidos específicamente expresión de lo que posiblemente sea uno de
en los textos «En Casa, del arte óptico al cinéti- los acápites más difundidos de la historia del
co» y «Nueva Figuración en la Casa». Dichos arte de Latinoamérica: la pintura mural, en
artículos se refieren específicamente a dos de este caso a través de su visión particular de
los años temáticos organizados por la institu- esta expresión pictórica en México, valiéndose
ción entre 2006 y 2016: el Año Cinético (2009) pare ello del recurso de reseñar el volumen
y el Año de la Nueva Figuración (2012). Su Muralismo mexicano, 1920-1940. Entre otros
valoración del Año del Dibujo (2015-2016) aspectos a destacar, es necesario subrayar la
queda expuesta en otros dos que cierran el permanencia y actualidad de estos textos:

as
primer grupo de reseñas: «Año del Dibujo» y personalmente he regresado con especial
«La Casa, el dibujo y Quino». atención a «África en la plástica caribeña»,
Es admirable el aporte de su visión crítica «El Caribe en la plástica: 1920-1980» y «Gra-

ic
sobre estas megaexposiciones que permiten bados en la Casa».

ér
s al
entrecruzar ambos momentos de la configu- Esta edición ampliada ofrece la posibilidad de
ración de la colección con una perspectiva
la ori esas revisitaciones y puntualiza algunos de los

Am
actualizada del conjunto de artistas y obras intereses de la institución que estimula e impul-
que la conforman. Por otra parte, en el segundo sa los estudios especializados de arte y cultura
t
bloque amplía el mosaico de manifestaciones caribeños, y la presencia de África y los afro-
de di

artísticas: a la pintura, el dibujo, el grabado descendientes en el Continente. En relación al


y la fotografía, añade la escultura (véanse es- trabajo de edición, reordenamiento de los textos
a E

pecialmente los textos «El huevo, el blanco, y fotografía de portada, se agradece el cuidado
Krasno» y «Negret: del espacio como forma») de los detalles, el adecuado diseño que permite
as o

y ofrece también la excelente lectura de la una lectura fluida y fácil, y la posibilidad de la


C nd

obra de Martha Le Parc, motivación para dis- referencia visual. También el equipo de edición,
currir sobre las relaciones entre arte, artesanía y diagramación, diseño y fotografía asumió este
Fo

diseño, desplegadas en el texto «Las creaciones libro como un merecido homenaje a su autora.
de Martha Le Parc», que apareciera en el nú- Finalmente quisiera darle las gracias a Ade-
mero 271 de la revista Casa de las Américas, laida de Juan por permitirnos acceder a este
correspondiente a abril-junio de 2013, y donde conjunto de memorias. Este agradecimiento
comentara las exposiciones de esta artista que tu- será dado con las palabras de un artista, de un
vieron lugar paralelamente en la Galería Mariano amigo –Roberto Matta–, quien regresa hoy a la
de la Casa y en el Centro Hispanoamericano de Casa de las Américas de su mano, a ofrecer «el
Cultura, bajo el título «Martha Le Parc: ¿artista sol para quien sabe reunir». c
o artesana? Homenaje al pueblo de Cuba».
El tercer bloque incluye el diseño gracias
a la reseña «La América Latina, el Caribe y

152
ALEJANDRO AMARO SEGUÍ que mantuvo este autor
al permanecer siempre
en Francia y enjuiciar
Juan José Saer, severamente este mo-
vimiento literario. Al
¿el gran escritor respecto, Saer acusó
a la crítica literaria de
de la segunda mitad hablar de los libros más
vendidos o más publici-
del siglo xx argentino?* tados en vez de hacerlo
«de los buenos libros

as
[...], de los libros que trabajan deliberadamente

Z ona Saer, de la reconocida ensayista argen-


tina Beatriz Sarlo, comienza con una senten-
contra su tiempo y no de los que tratan de halagar
a toda costa el gusto contemporáneo» (citado por

ic
cia tajante: Saer es el gran escritor de la segunda Sarlo, 15). Tal sentencia fue claramente dirigi-

ér
s al
mitad del siglo xx argentino. La autora reconoce da a la atención que recibían ciertos escritores
lo polémica que resulta la frase, pero para ella
la ori como Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez

Am
«un orden canónico es interesante si tiene una y Carlos Fuentes, cuyos estilos –según él– no
fuerte carga de discusión estética». Su interés se identificaban con una «verdadera» identidad
t
no es establecer jerarquías, sino plantear la latinoamericana.
de di

cuestión conflictiva de toda opinión artística. El contexto de la cita anterior es la novela Zama,
En la introducción declara haber escrito el texto de Antonio Di Benedetto, que pasó inadvertido
a E

sin releer sus trabajos anteriores y sin lenguaje en el momento de su publicación. Para Saer,
académico; así. Zona Saer puede equipararse a Zama merece los epítetos que le adjudicaban
as o

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 153-155


un diario donde Sarlo recuerda y analiza a uno a las novelas de aquellos cuatro prosistas y,
C nd

de sus escritores preferidos, a la vez que parece cuando opina de esta manera, lo hace para in-
zanjar una deuda consigo misma. Cada capítulo directamente decir lo mismo sobre sus propios
Fo

arroja luz sobre un aspecto diferente, y todos libros. El espíritu a contracorriente de Saer era
pueden leerse como ensayos independientes. tal que Sarlo parece no desestimar la idea de que,
En las primeras páginas, la ensayista recrea en caso de que el sentir de la crítica y la prensa
brevemente el panorama literario latinoamerica- hubiese sido a la inversa, Saer hubiese criticado
no de inicios de los setenta, contrastando el apo- Zama y alabado Cien años de soledad. Esta
geo de los autores integrantes del boom con el rebeldía abarcaba también su conducta social,
desconocimiento que por aquel entonces se tenía pues voluntariamente no participó de la vida
de Saer, situación reforzada por la propia postura pública literaria en la cual las relaciones con
diversas personas eran casi tan necesarias para
* Beatriz Sarlo: Zona Saer, Santiago de Chile, Ediciones la divulgación y buena acogida de sus textos
Universidad Diego Portales, 2016. como la propia escritura.

153
Cuando El limonero real fue publicado en 1974, posible ni un «estado natural del mundo». Este
Sarlo fue una de las pocas críticas que lo reseñó, detalle en la resolución del conflicto representa
integrando así el pequeño círculo de lectores la gran diferencia poética entre ambos: la ob-
que tenía Saer, lo cual le permitió establecer sesión por el orden de Borges es lo contrario a
contacto directo con él cuando visitó Argenti- lo que nos encontramos en Saer, en quien «la
na por aquellos años. Esta participación de la materia narrada tiene una incertidumbre que
ensayista como protagonista en la vida literaria no se resuelve por un reordenamiento, sino por
de la época, además de su propia investigación el apego extremo a la visión de un desorden
posterior, hacen de Zona Saer un libro valioso no inevitable» (35).
solo para el interesado en el Saer-escritor, sino Es de esta manera como Saer «mata a Borges»
también para los curiosos sobre su personalidad, de acuerdo con Sarlo, según anuncia el título

as
sus manías literarias, sus autores admirados –u del segundo capítulo. El santafecino admira al
odiados–, y las batallas que sucedían en la agi- autor de El Aleph, pero la escritura de aquel no
tada «zona culta» argentina. deja huellas visibles en su obra, como sí pueden

ic
No podría faltar en un ensayo sobre Saer y su rastrearse de forma más evidente en otros escri-

ér
s al
lugar en el canon argentino un capítulo dedicado tores de su generación. Esta forma de parricidio
a Borges, sobre todo si este último es el «gran
la ori constituye una de las razones por la cual Sarlo

Am
escritor» de la primera mitad del siglo. Para Sar- lo considera el «más grande» escritor argenti-
lo, la relación entre el santafecino y el porteño no de la segunda mitad del siglo pasado. Y es
t
fue la misma que entre el autor de El Aleph y que, como resulta habitual ver en las historias
de di

José Hernández: «No se puede matar a un gran literarias organizadas por generaciones o de
predecesor, ni es posible escribir simplemente forma cronológica, quien ha ganado la cima lo
a E

instalándose en su territorio» (29). En esta lí- ha hecho debido a que en su literatura ha logrado
nea, la autora superpone las poéticas de ambos una incorporación de lo anterior que contiene a
as o

mediante el contraste entre «La intrusa» y «Palo iguales dosis el rechazo y la admiración.
C nd

y hueso», donde la relación precursor-sucesor En el siguiente capítulo, «Arte poética», la


se manifiesta de forma similar a la que Borges autora señala que las narraciones de Saer están
Fo

establece con el Martín Fierro, a través de su habitadas por innumerables haikus escondidos
cuento «El fin». en la prosa. La prueba la presenta comparando
Tanto en «La intrusa» como en «Palo y hueso» algunos de estos poemas japoneses traducidos
se narra la historia de dos hombres de campo con –del francés– por él mismo, con oraciones de
lazos familiares –en uno son hermanos, en el otro sus novelas. El apego a la forma no se evidencia
padre e hijo– cuya relación se ve amenazada por solo en pequeños versos intercalados, sino en su
la presencia de una mujer objeto de deseo. El estilo literario. Como Roland Barthes también
desenlace borgeano propone un regreso al orden notara, Saer asume el haiku como «un argumento
original de las cosas al eliminar violentamente a breve que obliga a ver lo que generalmente se
la joven; en el de Saer queda claro que el orden pasa por alto» (45). La ensayista argentina no
no es sinónimo de bienestar, no hay esperanza limita el capítulo a la influencia de este metro

154
japonés; también aborda el resto del lenguaje nunca, por ejemplo, recordará el singular tempo
poético tradicional. La poesía de Saer se encon- que adquiere la narración debido al protagonis-
traba alejada y en pugna con el coloquialismo en mo de esta. Saer, al decir de Sarlo, libera a la
boga en este género en la Argentina de los sesen- descripción de su trabajo esclavo, rol que ha
ta. Su modelo nacional era Juan L. Ortiz y, por cumplido –salvo su distintivo empleo por algu-
otro lado, Rubén Darío, quien en esos momentos nos autores en el siglo xx– desde el realismo y
entraba al olvido en la escena bonaerense. el naturalismo en la centuria anterior. Al pasarla
No es hasta el cuarto capítulo, dedicado a la al primer plano, Saer afirma su función poética.
aparición de temas políticos en la obra de Saer, Los orígenes teóricos de este uso los encuentra
que Sarlo utiliza más asiduamente los argumentos de Sarlo en Sartre y el nouveau roman, aunque
novelas o cuentos de este para evidenciar su punto, nunca puede igualarse su utilización en este

as
especialmente Responso (1964), Glosa (1986) y movimiento con el estilo de aquel.
La ocasión (1988). Al igual que Faulkner, Saer La descripción, la conversación –sobre todo
construye un grupo de personajes que velada- alrededor de un asado–, y los lugares comunes

ic
mente se entrelazan en sus novelas y viven en donde transcurren las historias de Saer, aparecen

ér
s al
el mismo pueblo, aunque el propio autor negara en las últimas páginas como el centro de atención
en repetidas ocasiones, según es testigo Sarlo,
la ori de Sarlo. Sin hablar de estos temas a profundidad,

Am
ya fuera en conferencias o entrevistas, que se como si repasara cosas ya dichas, la ensayista trata
trataba de un gesto deliberado. Sin embargo, estos tópicos, pues Saer
t
las notas tomadas mientras escribía sus novelas, las
de di

cuales fueron sacadas a la luz póstumamente, ha encontrado su respuesta a una pregunta de


demuestran la intencionalidad de estos entre- la literatura moderna: ¿qué hacer cuando no
a E

cruzamientos. Además, en su último libro, La se hace nada? La gente camina, se sienta en


grande, inconcluso y publicado tras su muerte, bares o en patios y habla. O, para decirlo de
as o

Sarlo encuentra los destinos finales de sus perso- otro modo, comparte diálogos, comida, es-
C nd

najes recurrentes. La ensayista tampoco deja de pacios. Estas son las acciones básicas de las
notar que «hay algo terriblemente a contrapelo narraciones de Saer [111].
Fo

en Saer: la insistencia heroica en armar una Obra


en un momento en que la misma idea de “obra” Con algunos mapas topográficos que visua-
y, por tanto, de autor, era demolida por los héroes lizan los escenarios reales empleados por Saer
culturales de la filosofía francesa» (94). Quizá en para sus novelas, termina la autora su libro. Al
la actualidad esas ideas hayan pasado de moda, hacerlo, nos percatamos de que la disposición
o hayan sido matizadas por otras escuelas, pero de los ensayos en él va introduciendo al lector
Saer vivía en Francia y gustaba de afirmar su al mundo saeriano de forma lógica. Tanto para
modelo cuando este era contrario al consenso. el que se acerca por vez primera a una exégesis
La última sección de Zona Saer está centrada, sobre el autor, como para el catedrático, Zona
en parte, en la función que el autor le asigna a Saer debería ser imprescindible, por la validez
la descripción. Quien haya leído Nadie nada de sus ideas, la síntesis y temas que cubre. c

155
DIANA FERREIRO dinámica de una so-
ciedad absorta en sus
propios conflictos –la
Los afectos: trama se desarrolla
entre los años cin-
el buen silencio cuenta y sesenta del
siglo pasado–, quizá
de Rodrigo Hasbún* ajenos a una familia
de inmigrantes euro-
peos. Desde el padre,

D espués de la Segunda Guerra Mundial, los Hans Ertl, cuyo pa-

as
Ertl, como muchas otras familias, abandona- sado como camaró-
ron la recién derrotada Alemania para comenzar grafo en Alemania lo
una nueva vida. Algunas de esas familias se relaciona con Leni

ic
exiliaron en otros países de Europa, algunas Riefenstahl y, por tanto, de alguna manera con

ér
s al
en los Estados Unidos, otras en Argentina. Los los nazis; hasta Aurelia, la madre, a quien uno
Ertl se fueron a Bolivia, y allí, años después,
la ori supone una mujer ya francamente agotada por

Am
comenzaron a desintegrarse. los delirios de descubrimiento del marido, de
Al inicio, una nota aclaratoria: si bien se trata sus expediciones a lo más recóndito de un país
t
de personajes y hechos reales, Los afectos, libro lleno de secretos y quimeras.
de di

de Rodrigo Hasbún que cuenta la historia de los Será Monika, la otra hija, quien herede el
Ertl, es una novela. Aunque advertido, el lector carácter aventurero, aun cuando no es hasta la
a E

cae en la trampa. Ciento cuarenta páginas de segunda parte de la novela que este nos sea com-
incertidumbre, de preguntarse, de imaginarse, pletamente revelado. Los primeros capítulos,
as o
Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 156-158

de dudar, de especular cuánto de lo que Hasbún desde las voces de Heidi, Trixi y algún narrador
C nd

está contando es cierto, en qué medida fabula más, nos llevan al interior de los Ertl, recurso
acerca de los principales acontecimientos que que caracteriza parte de la literatura de Rodrigo
Fo

dan cuerpo a la trama, cuánto de ficción hay en el Hasbún, uno de los narradores contemporáneos
viaje a Paitití, capítulo que da inicio a la historia. más importantes del Continente. Como en Los
Una trampa exquisita, además. días más felices, Cuatro, o El lugar del cuerpo,
A partir de entonces, la novela transcurre des- Hasbún viaja en Los afectos al interior de sus
de la voz de los personajes. Heidi y Trixi, dos personajes, construyendo caracteres sólidos
de las hermanas, toman turnos para narrar parte –Monika es la más sobresaliente–, sin excederse
de la historia, esa que describe a una familia además en lo que pone al descubierto sobre ellos.
que no se adaptó nunca a La Paz, al clima, a la Es virtud importante en Los afectos todo lo que
no se dice. Es en los silencios, en las omisiones,
* Rodrigo Hasbún: Los afectos, La Paz, Editorial El en aquello que queda en el subsuelo donde mejor
Cuervo, 2015. se lee esta novela.

156
Él mismo lo diría en una entrevista publicada mos sobre todo sus miedos. O los intuimos,
en la revista digital Zafra Media: que funciona igual.
Pero es a partir de esta segunda parte cuando
Siento que las palabras son una gran herra- de veras transcurre la novela. Cuando nos tro-
mienta del escritor, obviamente, pero tam- pezamos con los guerrilleros a punto de ser
bién lo son los silencios. Yo le doy tanta im- masacrados, según el sueño de Inti [Peredo],
portancia al silencio como a las palabras. // Lo y viajamos nuevamente a la selva boliviana, al
visible pero también lo invisible, la historia y centro de la lucha, de la cual, sin embargo, no
lo que está debajo de la historia, y todo esto se hablará demasiado. Lo suficiente como para
está muy bien vinculado con el espacio del llegar nuevamente a Monika, y conocer, muy
lector, y con ofrecerle la posibilidad de que de a poco, el papel que desempeñara en este

as
se involucre y rellene los huecos y participe período por el cual llegó a ser conocida como
y construya junto a los escritores el relato. «la vengadora del Che Guevara».
Esta revelación –que no aparece explícita-

ic
Rodrigo Hasbún consigue decir, diciendo mente en Los afectos– puede llevar a más de

ér
s al
muy poco. un lector a preguntarse cómo Hasbún fue capaz
Y luego está Reinhard. Narrador en dos ocasio-
la ori de rechazar un personaje tan violentamente se-

Am
nes que va a revelarnos a una Monika como eje ductor como Monika y, en cambio, contar Los
de la novela a través de un discurso interpelado afectos desde los Ertl, desde todos ellos. Quiero
t
vaya uno a saber por quién –¿un periodista, las decir que, de haber sido yo la narradora, hubiese
de di

autoridades, un alter ego del propio Hasbún?–, caído en las redes de la mayor de las hermanas
y que pone al descubierto no solo la paulatina Ertl, y mi historia hubiese sido solamente su
a E

radicalización que la llevara eventualmente a historia. Hasbún resiste, por suerte. Cuenta con
formar parte de la guerrilla boliviana, sino tam- la lucidez suficiente como para ver en el padre
as o

bién su intimidad, sus desafectos. obsesivo, la madre enfermiza y las hermanas


C nd

La primera parte de la novela pudiera fun- que, desde su narración, también la descubren
cionar entonces como prólogo: esto fue lo que un poco, la síntesis y los antecedentes de lo que
Fo

dio paso a todo lo demás. El inicio del fin, si fue Monika, de lo que será a lo largo de toda la
se quiere. Los hechos que narran la desintegra- historia. Es así que va creando un personaje tan
ción de los Ertl y que ocupan poco más de la sólido que cuando se nos presenta por primera
mitad del libro. Para cuando la página advierte vez, en segunda persona, es ya un motivo de
que comenzarás a leer la segunda parte de una fuerza mayor para seguir leyendo.
historia que sí, es ficción, lo recuerdas bien, Sobre la construcción de sus personajes, el
pero aún no imaginas qué pudo haber ocurrido escritor ha dicho en la entrevista citada anterior-
exactamente como lo cuenta el autor; ya sa- mente que quiere
bemos las inconformidades, los sufrimientos,
los anhelos y las pasiones de cada uno de los entender qué están viviendo, qué están sin-
personajes involucrados. Y sus miedos. Sabe- tiendo, cómo se enfrentan a esos conflictos

157
que van surgiendo en sus vidas [...]. Para son sus protagonistas quienes dan forma a un
mí la escritura es casi un arte de la perse- relato desprovisto de artificios y simulaciones.
cución [dice], estoy persiguiendo a estos La historia es buena, quien(es) la cuenta(n)
seres imaginarios intentando entenderlos, también.
y en ese proceso me hago preguntas más Los afectos es, pues, un silencio revelador. Una
grandes como qué significa estar vivos, [...] novela en la que no falta el amor, la inseguridad,
cómo funcionan los afectos, cómo mutan la belleza, las ansias de ponerte en el lugar de
con el tiempo, cómo funcionan nuestras los personajes, o de caminar junto a ellos para
libertades, todas esas grandes preguntas descubrir a dónde te llevará toda esta lectura.
que nos hacen tener a los personajes lo Una lectura que, como la memoria misma, tran-
más cerca posible. sita por lugares insospechados. Y obedece a sus

as
antojos. Para ponerlo en palabras de uno de los
Y esto Rodrigo Hasbún sabe muy bien cómo narradores: «No es cierto que la memoria sea un
hacerlo. En muchos de sus relatos, el escritor lugar seguro. Ahí también las cosas se desfiguran

ic
boliviano se coloca dentro de sus personajes, y se pierden. Ahí también terminamos alejándo-

ér
s al
y los narra en primera o segunda persona. Se nos de la gente que más amamos».
mete dentro de la epidermis y sufre y goza a la
la ori Para entenderlo no hay más que llegar al

Am
par. En Los afectos, más que los hechos en sí, epílogo. c
t
de di
a E
as o
C nd
Fo

Luis Fernando Benedit (Argentina): Sin título, 1969. Dibujo generado por computadora IBM 1130 e impreso en plotter
IBM 1627. Centro de Arte y Comunicación, Buenos Aires. 285 x 370 mm

158
AL PIE DE LA LETRA

El primer año sin Fidel nuestros países. Décadas después del histórica: // «Estamos en período es-
triunfo de los barbudos y frente al pecial, un período difícil, de los más

as
Así tituló el politólogo argentino «no hay alternativa» del neoliberalis- difíciles de nuestra historia. ¿Por qué?
Juan Manuel Karg la nota difundida mo imperante a escala global desde Porque nos hemos tenido que quedar
el 1 de diciembre en su blog, la cual Reagan y Thatcher, Fidel dijo que solos frente al imperio. Solitos. ¿Y

ic
reproducimos para nuestros lectores: sí, que se podía «cambiar todo aquello qué hacía falta para quedarse solos
que deba ser cambiado». Aquella fue frente al imperio? Unidad, valor, pa-

ér
s al
L a noticia nos conmovía a todos los
latinoamericanos, un año atrás.
la ori una verdadera revolución, filosófica,
cultural y política. Ese discurso del 1
triotismo y espíritu revolucionario. Un
pueblo débil, un pueblo blandengue,

Am
Aquella figura que muchas veces de mayo de 2000 en la Plaza de la un pueblo cobarde, se rinde y vuelve
creímos inmortal se iba físicamente a Revolución, que diecisiete años des- a la esclavitud. Pero un pueblo digno,
sus noventa años, satisfecho del deber pués lo despediría, quedará marcado un pueblo valiente como nosotros, no
t
de di

cumplido y con una Cuba que ya no además por la revalorización que hizo se rinde y no vuelve jamás a la escla-
era «mala palabra» en el ámbito de las del socialismo. Ahí anidaba el germen vitud». // Apenas Cuba retomó cierta
a E

relaciones internacionales, tal como lo de lo que luego se intentaría postular calma económica, incluso a pesar
demuestra, año a año, la votación en como «Socialismo del Siglo xxi» o de una intensificación creciente del
relación al bloqueo en la Organización «Socialismo del Buen Vivir» en países bloqueo económico por parte de los
as o

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 159-169


de Naciones Unidas. Los millones de como Venezuela, Bolivia y Ecuador, Estados Unidos, Fidel volvió a mirar
C nd

cubanos que durante aquellas jor- que tomaron a Cuba como referencia a la América Latina. Porque lejos de
nadas lo homenajearon dieron por válida en el intento de construir otro cierto ombliguismo que caracteriza a
tierra centenares de editoriales de los modelo societal. // Antes había pasado un sector de la clase política, fue ade-
Fo

medios conservadores de la región y uno de los momentos más críticos de más un profundo latinoamericano que
el mundo: el pueblo cubano lo valoró la Revolución: la caída de la URSS, el supo interpretar desde su perspectiva
hasta el final de sus días, y aún hoy principal socio político y comercial de marxista el nuevo ciclo político que
lamenta una partida tan trascendente la Isla. El propio Fidel había pronos- se estaba abriendo a nivel continental.
para aquella Isla siempre fustigada ticado, en un discurso en Camagüey Por eso apoyó a Hugo Chávez –a quien
por el poder imperial –que, vale de- durante 1989, que de acontecer la caí- recibió tempranamente, en 1994, en La
cirlo una vez más, no pudo derrotar a da de los socialismos del Este, Cuba Habana–, a Lula da Silva, a Néstor
Fidel, aun estando a apenas noventa resistiría y sobreviviría. Tiempo después y Cristina Fernández de Kirchner, a
millas de allí. // El primer legado im- magnificaría lo acontecido, con urgen- Evo Morales y Rafael Correa. Por
portante de Fidel es la resignificación cia de los tiempos que corrían pero eso participó activamente en la ela-
de la política como herramienta para también con la suficiente «distancia» boración de la contra cumbre que,
transformar la realidad cotidiana en para pensar el panorama en clave en noviembre de 2005, dijo «Alca, al

159
159
carajo», enterrando las pretensiones rar el legado de Fidel hoy, a un año de mecha encendida en Oriente Medio.
librecambistas de George W. Bush. su siembra, es precisamente recuperar Como es lógico, el sionismo israelí
Fidel acompañó a un conjunto de la capacidad de construir alternativas ha celebrado el delirio de Trump que
gobiernos nacional-populares, pro- a lo establecido. Es creer, no de forma para ellos significa cerrar el círculo de
gresistas y de la izquierda continental voluntarista, sino con un apego a la un proceso de ocupación de la ciudad
que transformaron las condiciones de realidad social y las posibilidades que santa. La casi totalidad de la comuni-
vida de millones de latinoamericanos. esta alberga, que se puede gobernar de dad internacional, las Naciones Uni-
Fundó el Alba siendo presidente, y cara a las mayorías, integrando y no das, la Unión Europea, Rusia, China,
acompañó la creación de la histórica excluyendo, tal como se ha demos- los países árabes, ha reaccionado con
Celac, que tuvo a su hermano Raúl trado en diversos países de la región estupor y rechazo a una medida que
en la primera troika. // La América durante la primera década del siglo en anuncia una tercera intifada y la rup-
Latina –y especialmente América curso. Es entender, no de forma utópi- tura de negociaciones entre palestinos
del Sur– cambió fuertemente durante ca, sino convencidos de la experiencia e israelíes. La han aplaudido, como

as
estos últimos años. El «cuco» ya no histórica, que debe –y tiene que– haber era de esperar, iglesias evangélicas
es Cuba, sino que tiene otro nombre: alternativa al modelo económico que radicalizadas que ven así cumplida la
República Bolivariana de Venezuela, hoy rige a escala mundial, donde ocho promesa bíblica de vincular de forma

ic
país asediado de forma diplomática, multimillonarios concentran iguales monopólica a la ciudad santa con «el
económica y financiera. A su vez, los ingresos que tres mil seiscientos pueblo elegido». // El estatuto interna-

ér
s al
gobiernos conservadores de Argentina millones de personas, tal como ha cional de Jerusalén ha sido violado y
y Brasil encabezan profundas refor-
la ori manifestado Oxfam a inicios de este la protesta es ya de ámbito mundial,

Am
mas laborales y jubilatorias, y buscan año. // Lejos de aflorar nostalgias es- pero probablemente serán solo los
implementar con rapidez un TLC entre tériles, y con los pies en la tierra –«es palestinos quienes se enfrentarán hasta
el Mercosur y la Unión Europea, preciso soñar, pero con la condición de el final a una decisión que arruina
t
de di

para lo cual expulsaron a la propia creer en nuestros sueños», dijo alguna expectativas de paz y hace sonar los
Venezuela, en una situación similar a vez Lenin–, el primer aniversario del tambores de guerra. Aceptar Jerusalén
a E

la que sufrió Cuba en 1961 en la Oea. fallecimiento de Fidel debería servir como capital de Israel es negar la
Ante este escenario, donde además para valorar (y retomar) su legado en posibilidad de dos Estados. Y, desde
la derecha maneja con comodidad las adversidades, aquellas que preci- luego, tampoco creo que este hecho
as o
Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 159-169

diversos conglomerados mediáticos, samente lo engrandecieron en vida anuncie una nueva política a favor de
C nd

se hace necesario recuperar la ex- y hacen trascender –largamente– su un Estado federal con dos naciones.
periencia cubana durante el período vitalidad biológica. Sencillamente el sionismo lo quiere
especial. Porque los poderes fácticos todo, conquistar el mito de Eretz: toda
Fo

suelen avanzar con mayor facilidad en Palestina para los judíos. // Las protes-
aquellos lugares donde no encuentren tas no cesan, es verdad. Pero no veo a
resistencias, donde líderes políticos, la Unión Europea, por ejemplo, yendo
sindicales y barriales permanecen dis- Paisaje de Jerusalén más allá de declaraciones políticas
tanciados de las mayorías populares El colega Josu Perales nos ha hecho estéticas. Tampoco veo al Consejo de
que sufren los embates ortodoxos en llegar el artículo que publicó, con este Seguridad de la Onu tomando medidas
su economía diaria. El ejemplo de la título, el 9 de diciembre en Noticias de coercitivas, pues el veto norteamerica-
Europa actual es claro en ese sentido: Gipuzkoa, del País Vasco: no pondrá una vez más de manifiesto
la «salida» a la crisis económica que dos cosas: su incondicional apoyo a
golpea al mundo desde 2008 puede ser
con aún más shock, intensificando el
círculo de la propia crisis. // Recupe-
E mpujado por lobbies sionistas nor-
teamericanos, el presidente Donald
Trump ha puesto una bomba con la
un Estado díscolo, situado fuera del
derecho internacional, y la inutilidad
de las Naciones Unidas. // Como digo,

160
la decisión de Trump es un hecho que el estatus de Jerusalén. Desde enton- procedimientos: la prohibición admi-
valida un proceso de judaización de la ces otras ocho resoluciones del Conse- nistrativa de rehabilitar sus viviendas
ciudad, en cuyas calles no paran de pa- jo de Seguridad han sido ignoradas por y la progresiva acción de los colonos
trullar soldados y milicianos que son el gobierno israelí. // Las condenas a que, con paciencia, van instalándose
la vanguardia sionista de un plan que la política de judaización de Jerusalén casa por casa. Así se puede ver en
se inició en la guerra de los seis días. vienen por consiguiente de lejos, sin Silwan, un barrio palestino de historia
// En la mañana del 7 de junio de 1967 que hayan surtido efecto. Gobiernos combativa, algunas azoteas protegidas
cayeron las débiles defensas jordanas e iglesias reivindican el carácter mul- con alambradas y torretas para tirado-
y el ejército israelí pasó a controlar tirreligioso de la ciudad. Pero nunca res. En ellas ondea la bandera israelí.
toda la ciudad. Tan solo cuatro días la posición israelí ha aceptado siquiera Sus habitantes son protegidos día y
más tarde los sionistas iniciaron la negociar su dominio de la ciudad san- noche por una especie de milicianos
destrucción del Barrio Magrebí sin ta. Frente a la persistente judaización y solo salen a la calle, fuertemente
que sus pobladores pudieran llevar- han reaccionado asimismo la Liga de escoltados; la mayoría pertenece a una

as
se sus propios enseres. Demolieron los Estados Árabes y las más altas organización fundamentalista judía
edificios históricos como la escuela autoridades islámicas. Todo en vano. denominada El Ad. De este modo se
al-Afdaliyya. No dejaron piedra sobre De hecho, la lógica israelí rechaza la sigue militarizando el barrio y, metro

ic
piedra, expropiando todo el terreno. Convención de Ginebra que prohíbe a metro, se judaíza también la parte
De hecho, en la actualidad el barrio toda destrucción del poder ocupante; de la ciudad que es reivindicada por

ér
s al
judío que incorpora el Muro de las su respuesta es lacónica: «Ocupamos los palestinos como su capital. // La
Lamentaciones fue construido en el
la ori lo que es nuestro». La conquista de ciudad santa, amu-

Am
espacio que antes ocupaba el barrio toda Jerusalén –de Sión– era una rallada, sintetiza bien el mapa huma-
musulmán que pertenecía a la familia obsesión de militares y religiosos. El no. Por sus calles estrechas, como la
al-Waqf. En 1968 llevaron a cabo la comandante de la Brigada Israelí que Vía Dolorosa, se puede observar el
t
de di

expulsión de los residentes del barrio, esperaba a primera hora del 7 de junio paso rápido de judíos armados, es-
se llamaba Barrio del Honor, utilizan- de 1967 la señal de ataque a la ciudad coltados a su vez por una sucesión de
a E

do para ello la fuerza militar. Hoy día amurallada dijo a sus oficiales: «El tiendas de artesanía palestina situadas
es un barrio ultraortodoxo y selecto Monte del Templo, la pared Oeste, la a los dos lados de la calle. Se cruzan
de israelíes millonarios procedentes Ciudad Vieja. Por dos mil años nuestra las miradas y casi nunca los saludos.
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mayoritariamente de Nueva York, gente ha rezado por este momento, Unos han vivido en ellas toda la vida,
C nd

en un número superior a cuatro mil. vamos a ir adelante a la victoria». En otros solo son los ocupantes que se
Generalmente no viven en Jerusalén, la misma línea, el Rabino Supremo han adueñado de las calles Tariq
pero están empadronados siguiendo la del ejército, Shlomo Goren, dijo Jan el Zeit, Suq el Lahamín y Suq el
Fo

estrategia de invertir la demografía de después: «Nosotros hemos tomado Attarín, donde trepan los olores de
la ciudad a fin de lograr una mayoría la Ciudad de Dios. Estamos entrando uvas, naranjas, aceitunas, membrillos,
judía que asegure su hegemonía. // en la era mesiánica del pueblo ju- dátiles, almendras, plátanos y una gran
Esta y otras medidas practicadas para dío». Por cierto, me gustaría saber la variedad de frutos. También puedes
judaizar la ciudad y cambiar el esta- opinión de los europeos que apoyan ver en ellas las peregrinaciones que
tus de Jerusalén han sido numerosas a Israel sobre esta fusión explosiva cantan camino del santo sepulcro y a
veces condenadas por resoluciones de de política y religión. // Con el paso penitentes cargando cruces alquiladas
las Naciones Unidas. Así, la resolu- de los años, la ofensiva israelí se ha con o sin corona de espinas. Esta parte
ción 252 del 21 de mayo de 1968 extendido fuera de la muralla de la laberíntica de la ciudad, dentro de las
declara ilegales el derribo de vivien- ciudad vieja hacia Jerusalén Este. murallas, se resiste a ser colonizada.
das, la expropiación de tierras y pro- El objetivo es ocupar los actuales Pero la decisión de Trump envalentona-
piedades, y llama a Israel a no cambiar barrios palestinos mediante dos rá sin duda a las políticas administrativas

161
161
de la alcaldía de Jerusalén, enfocadas nació Criterios) y luego, desde 1982, sus seguidores. Y, como consecuencia
en hacer imposible la permanencia de en esa revista excepcional que él con- de todo lo anterior, la imprescindible
los palestinos en sus casas y negocios virtió en la obra de su vida. // Estoy participación crítica de la intelec-
de siempre. // Una nueva Intifada está seguro de que coincidimos varias tualidad en los espacios públicos. //
servida. Las bombas sobre la mártir veces, y conversamos (es decir, yo le Nuestra complicidad creció mucho
Gaza no tardarán en caer. preguntaba por asuntos y problemas más desde enero de 2007. Por la
que él siempre respondía con lujo de contundencia de sus propuestas, se
detalles) en el tiempo en que trabajé convirtió en líder del grupo de in-
en la Dirección Provincial de Cultura telectuales que protestamos porque
de Matanzas y él en la Dirección Na- la televisión había rendido tributo
Todos tenemos Criterios cional de Literatura del recién fundado a alguien que, desde la presidencia
A raíz de la muerte el pasado 7 de Ministerio de Cultura. Pero nuestra del Consejo Nacional de Cultura,
diciembre del insustituible Desiderio cercanía se estableció en la Casa de puso en práctica la represión contra

as
Navarro (a quien Casa de las Amé- las Américas. Me inicié en 1982 como escritores y artistas durante el lla-
ricas rindió homenaje en su número redactor de la revista homónima, y mado Quinquenio Gris (1971-1977).
288 y vuelve a hacerlo en el presente), Desiderio y su publicación fueron aco- Gracias a Desiderio, la inconfor-

ic
el compañero Arturo Arango dio a gidos desde 1983 por esa institución midad se convirtió en acción, y la
conocer, el 10 de ese mes, el texto que excepcional. Fue en la Casa donde catarsis que se vertió, originalmente

ér
s al
nos complace reproducir: aprendí a respetarlo y a admirarlo, por correo electrónico, terminó en
la ori sobre todo al ver cómo Roberto Fer- un magnífico ciclo de conferencias

Am
T anto como los muchos textos que
he leído gracias a él, escritos por él
o traducidos y publicados por él, voy
nández Retamar lo distinguía y prote-
gía. Las tres personas con las que más
aprendí en aquella etapa de mi vida
bajo el título «La política cultural del
período revolucionario. Memoria y
reflexión». El libro que contiene las
t
de di

a extrañar sus llamadas por teléfono. fueron, por este orden, Retamar, Fer- primeras ponencias presentadas (las
No tengo una memoria precisa de en nando Martínez Heredia y Desiderio relativas al cine, el teatro y la música
a E

qué momento comenzaron, pero todo Navarro. // Ese aprendizaje tuvo que no llegaron a publicarse en papel) es
el mundo sabía en casa que cuando ver con una noción de la cultura y de un documento imprescindible para
Desiderio Navarro llamaba yo dejaría la ideología que, de modos distintos, conocer los procesos culturales e
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lo que estaba haciendo para atenderlo, es común en los tres. De esas ideas se ideológicos cubanos de las últimas
C nd

y que la conversación jamás sería derivan las obsesiones que guiaron el cinco décadas del siglo xx. Siempre
breve. Si me dedicara a rememorar quehacer de Desiderio. En primer lu- se declaró un marxista y un anticapi-
el contenido de cuanto hablamos, gar, la necesidad de que toda obra inte- talista, y siempre fue consecuente con
Fo

creo que fuimos cómplices más que lectual alcance el mayor rigor posible; esos principios. // Ya para entonces
amigos. Y también éramos amigos. un rigor que necesita ser alimentado la revista Criterios se había desbor-
// Debo haber conocido de su labor sin cesar desde todas las fuentes del dado en un Centro Teórico-Cultural
desde mis años como estudiante uni- conocimiento teórico. Luego, la opo- que acogió conferencias, debates,
versitario, aunque, habiendo pasado sición a toda forma de dogmatismo, presentaciones de libros, en los que
por la Escuela de Letras y Artes de la porque los dogmas limitan el saber, participaron algunos de los principales
Universidad de La Habana de 1973 cercenan la creatividad y dañan las teóricos culturales contemporáneos.
a 1977, nuestra bibliografía estaba in- relaciones humanas; también, porque Esas acciones que ocuparon su sede
tegrada por viejos textos teóricos que el marxismo es una teoría creativa, una del noveno piso del edificio del Icaic,
poco se parecían a lo que Desiderio forma de estructurar el pensamiento, y y los congresos que organizó en los
ya publicaba, primero en La Gaceta no ese conjunto de sentencias cerradas ochenta, coauspiciados por la Uneac,
de Cuba (en su número 100, de 1972, en que lo convirtieron los estalinistas y trajeron a Cuba personalidades como

162
Iuri Lotman, Manfred Pfister, Boris él calificaba como «travestismo polí- la presentación de la revista, el 26 de
Groys, Fredric Jameson (y cito por mi tico». Sus comentarios siempre eran octubre. Fue la última vez que lo vi. En
mala memoria, con temor a cometer agudísimos, y complejizaban hasta el los días sucesivos, hablamos al menos
una equivocación que Desiderio no infinito el asunto del que tratábamos. dos veces más, brevemente, por asuntos
perdonaría). Algunos de ellos expan- A partir de cierta fecha me pidió que muy puntuales. // Maggie Mateo, su
dieron sus visitas a otras instituciones leyera, antes de hacerlos públicos, entrañable amiga, valiéndose del mis-
culturales o docentes, como la misma los textos, casi siempre polémicos, mo pretexto que nosotros, le organizó
Casa de las Américas, el Instituto con que introducía envíos de Medi- otro homenaje en el Centro Cultural
Superior de Arte o la Escuela Inter- tar o de Denken…, o incluso alguna Dulce María Loynaz. Fue el martes 4
nacional de Cine y Televisión de San carta en la que protestaba por algo. y el miércoles 5 de diciembre. Ya no
Antonio de los Baños, donde impar- Porque Desiderio era, por naturaleza, pudo asistir. Esperanzado, todavía el
tieron charlas o cursos. // Desiderio un inconforme, un peleador. // No jueves en la mañana le envié el texto
nunca dejó de transformar sus formas puedo precisar en qué fecha supe de que presenté a partir de su ensayo «In

as
de actuar y de enriquecer la vida su enfermedad. Me llamó en cuanto media res publicas. Sobre los intelec-
cultural. Cuando imprimir revistas regresó –adolorido, casi inválido– de tuales y la crítica social en la esfera
y libros se fue haciendo demasiado Polonia, creyendo que lo aquejaba pública cubana». // Sé que su obra, su

ic
engorroso (y costoso), imaginó vías una hernia discal. Me llamaba luego legado permanecerán. Pero me cuesta
alternativas: primero, creó el sitio de cada visita a hospitales donde imaginar un mundo sin Desiderio. Sú-

ér
s al
web <www.criterios.es>, donde podía recibía diagnósticos que no le satis- bitamente, un universo cercano, que me
encontrarse todo lo publicado por el
la ori facían. Como era un pensador crítico acompañó por más de cuarenta años, se

Am
Centro (pero está inactivo desde hace a tiempo completo, en esas conversa- ha convertido en pasado.
meses); luego, concibió los Mil y un ciones analizaba comportamientos,
textos en una noche, jornadas en las reacciones, actitudes que reflejaban,
t
de di

que copiaba a cada uno de los asisten- para mal, cambios sociales que están
tes (que podían contarse por cientos), ocurriendo en Cuba. // Me llamó para
Adioses
a E

en soportes digitales, un millar de en- decirme que la radiografía de su cade-


sayos de la más diversa índole, los que
no solo traducía sino cuyos derechos
ra había revelado cáncer. Y después
hablamos muchas veces. Aunque E l 11 de diciembre falleció a la edad
de setenta y siete años, en La Ha-
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gestionaba para que pudieran circular siempre estaban presentes el dolor bana, donde vivió durante casi cuatro
C nd

libremente entre nosotros; también el insoportable que lo iba limitando y los décadas, la periodista, narradora y tra-
e-zine Denken Pensée Thought Mysl, tratamientos infructuosos, continuaba ductora argentina Ana María Radaelli.
que colocaba en infinitud de correos comentando lo publicado aquí o allá, Fue jefa de redacción de la revista
Fo

electrónicos joyas del pensamiento lo hecho por este o aquel. También, Cuba, y autora, entre otros libros, de
cultural europeo, y el e-zine Meditar, una de sus mayores preocupaciones: A cielo abierto, Destino Cuba y la
con trabajos más cercanos a nuestra qué hacer con su enorme biblioteca, novela A veces el viento. En una en-
realidad inmediata. // La mayoría de integrada, en gran medida, por libros trevista para Juventud Rebelde decía
las llamadas telefónicas que me hacía, en lenguas distintas al español. Tenía de su decisión de instalarse aquí: «El
sistemáticas desde el 2007, eran para absoluta conciencia del poco tiempo triunfo de la Revolución Cubana había
comentarme sucesos del ambiente que le quedaba. // Aprovechando que en cambiado el mapa de toda la América
cultural, en especial desaguisados que este 2017 Criterios cumplía cuarenta y Latina y el Caribe, un hecho extraor-
indicaban el retorno de los fantasmas cinco años de fundada, en el número 5 dinario que conmovió a muchos [...].
estalinistas, o señales que advertían de La Gaceta de Cuba, su «cuna», le Privilegiada que soy. Estos años los
sobre nuevas maneras de reinstalarse preparamos un homenaje bajo el rótulo he vivido a plenitud, como una cu-
el dogmatismo, o actitudes de lo que «Todos tenemos Criterios». Pudo ir a bana más, con sus días luminosos y

163
163
aciagos, con sus penas y sus glorias». Internacional de Cine de Innsbruck Cervantes en 2011; y el Iberoamericano
Ello no le impidió sentir y expresar (Austria) y el Cóndor de Plata de la de Poesía Pablo Neruda en 2012. Con
con profundidad las realidades de Asociación de Cronistas Cinematográ- el humor que lo caracterizaba. Parra
su Argentina. Radaelli era miembro ficos de la Argentina. pidió en alguna ocasión que le dieran el
de la Asociación de Escritores de la Nobel por razones humanitarias.
Uneac y de la Unión de Periodistas de A la edad de ciento tres años falleció,
Cuba. En 1992 fue finalista del Premio el pasado 23 de enero, el poeta chileno Ganadora del Premio Casa de las
Literario Casa de las Américas en el Nicanor Parra, cuyos restos fueron Américas en 1978 con el poemario So-
género cuento, con el libro Temblando velados en la Catedral Metropolitana brevivo, el pasado 25 de enero falleció
de olvido andan los muertos. de Santiago, con la presencia de la en Managua, a los noventa y tres años,
presidenta Michelle Bachelet. Miem- la poeta nicaragüense-salvadoreña
El 27 de diciembre falleció en Roma, bro de una familia de connotados Claribel Alegría (Nicaragua, 1924).
a los noventa y dos años, el cineasta artistas y músicos, en la que sobresale En ese mismo certamen integró el

as
argentino Fernando Birri. Reconocido su hermana Violeta, Parra comenzó jurado de poesía en 1968, el de lite-
como uno de los padres del Nuevo Cine temprano su producción literaria, por ratura para niños y jóvenes en 1981,
Latinoamericano, Birri estudió en el la que llegaría a ser uno de los más y el de novela en 1989. Reconocida

ic
Centro Sperimentale di Cinematografía influyentes poetas (o antipoetas) de como una de las voces más destacadas
de Roma, entre 1950 y 1953. De regreso la lengua. Paralelamente fue, durante de la poesía latinoamericana de las

ér
s al
a su país fundó el Instituto de Cinema- treinta años, profesor de Física. Integró últimas décadas, Claribel –como la
tografía de la Universidad Nacional del
la ori el jurado del Premio Literario Casa de llamaban todos en la Casa– fue tam-

Am
Litoral, en Santa Fe. Se dio a conocer las Américas en 1965, y cuatro años bién narradora y ensayista. De estilo
en 1960 con el cortometraje documental más tarde la Casa publicó una antología predominantemente conversacional,
Tire Dié, al que le siguieron, entre de su obra (Poemas), con selección y su poesía se movió en un espectro que
t
de di

otras obras, Los inundados (1962, prólogo de Guillermo Rodríguez Ri- cubría la denuncia social, el compro-
Premio en el Festival de Venecia como vera. En 1970 se produjo una disputa miso político, el amor y la soledad. La
a E

mejor opera prima), La primera fun- pública entre el poeta y la institución, preocupación por los cambios sociales
dación de Buenos Aires (1966), Rafael lo que no impidió que su obra siguiera en Centroamérica forma parte de su
Alberti, un retrato del poeta (1983), siendo leída y admirada en la Isla. En quehacer, y en ello sobresale la entrega
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Mi hijo el Che: Un retrato de familia de su prolífica obra se encuentran títulos (tanto de ella como de su compañero,
C nd

don Ernesto Guevara (1985), Un señor como Cancionero sin nombre (1937), el escritor estadunidense Darwin J.
muy viejo con unas alas enormes (1988), Poemas y antipoemas (1954), La cueca Flakoll, fallecido hace poco más de dos
El siglo del viento (1999) y El Fausto larga (1958), Manifiesto (1963), Arte- décadas) a la Revolución Sandinista
Fo

criollo (2011). En diciembre de 2003 factos (1972), Sermones y prédicas del que derribó a la dictadura somocista
la Casa de las Américas expuso Cua- Cristo de Elqui (1977), Chistes parra en Nicaragua. El pasado mes de no-
derno de Bitácora, una muestra de desorientar a la policía poesía (1983), viembre fue galardonada con el Premio
ilustraciones del libro homónimo, Hojas de Parra (1985) y La Sagrada Iberoamericano de Poesía Reina Sofía.
realizadas a cuatro manos por Birri Familia (1997). Entre los premios y En su discurso de aceptación destacó,
y Antonio Eligio Fernández (Tonel). reconocimientos recibidos están el entre otros, a Juan Ramón Jiménez y a
Fue uno de los fundadores y el primer Premio Nacional de Literatura en 1969; Rainer María Rilke, e hizo una defensa
director de la Escuela Internacional el de Literatura Latinoamericana y del del feminismo y los espacios ganados
de Cine y Televisión de San Antonio de Caribe Juan Rulfo en 1991; la Me- por la mujer en la América Latina.
Los Baños, en Cuba. En reconoci- dalla Gabriela Mistral, del Gobierno
miento a su trayectoria recibió en 2010 de Chile, en 1977; el Premio de Poesía
el Premio de honor del Festival Iberoamericana Reina Sofía en 2001; el

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No debe gobernar los campesinos, los revolucionarios históricos del pueblo y la nación. Las
civiles y militares, los sindicalistas no alternativas se construyen día a día
El texto que sigue es un llamamiento vendidos a las empresas, los trabaja- desde las calles, las universidades, las
que el escritor y amigo peruano Héc- dores y trabajadoras, los hombres y escuelas, los barrios. // Nunca habrá
tor Béjar circuló en su blog personal mujeres que como Manco Inca, Juan alternativa si no decidimos que haya
el 11 de enero con el título «El pue- Santos Atahualpa y Túpac Amaru II, alternativa. Siempre habrá alternati-
blo movilizado y nosotros somos la lucharon por nuestra liberación. // va si decidimos que la haya. // Y la
alternativa»: En esa lucha no puede haber medias alternativa comienza por decir: ¡que
tintas. No puede haber el realismo se vayan todos! Es decir, por romper

K uczynski es un incapaz moral: no


debe gobernar el Perú. // Gran parte
del Perú, desde su lumpemburguesía
político que prefiere eternamente el
mal menor. Hay momentos en que
debemos decir ¡basta! de verdad. Y
ideológicamente, sentimentalmente,
emocionalmente, con el sistema que
nos oprime. // Romper con el siste-
hasta su lumpemproletariado, padece este enero de 2018 es uno de ellos. Es ma significa construir otro a partir

as
el fenómeno de la inmunodeficiencia el punto final del programa neoliberal de nuestras propias conciencias y
moral, que fue adquirida desde los del noventa, que ya no da más después acciones. Porque nosotros también
comienzos de una república tramposa de veinticinco años de corrupción, acompañamos este sistema oprobioso

ic
y ficticia, sufre un Sida ético. No dis- sometimiento al poder imperial y y debemos dejar de hacerlo desde
tingue el bien del mal, acepta, tolera y fracasos. // Los especuladores, los ahora mismo. // Basta de políticos

ér
s al
apoya la explotación y la corrupción. traficantes, los lumpen empresarios, corruptos. // Basta de tecnócratas
// La crisis del gobierno de Kuczyns-
la ori los ejecutivos de las transnaciona- insensibles. // Basta de traficantes con

Am
ki, y de él mismo como presidente les y las transnacionales mismas, los las demandas populares. // Pasemos de
ilegítimo del Perú, no solo es una agentes de los organismos financieros una izquierda dividida a una izquierda
crisis política en que se ha llegado a internacionales, se han hecho millona- unificada. // Dejemos la dispersión y
t
de di

un punto muerto. No solo es una crisis rios. Ellos han triunfado. El país, la empecemos la articulación. // Seamos
económica en que el Estado es incapaz nación, el pueblo, han quedado en humildes, escuchemos las voces que
a E

de cumplir su rol de protección a sus la pobreza absoluta. // Se podrá decir vienen del pueblo. // Reconozcamos
ciudadanos. Es, sobre todo, una crisis que no hay alternativa. // «No hay las diferencias entre nosotros a la vez
moral. // Un gobierno que padece una alternativa» fue la frase que pronun- que los grandes objetivos que nos
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crisis moral no tiene legitimidad. Un ció Margaret Thatcher en los ochenta unen. Reconozcamos adversarios,
C nd

gobierno que no tiene legitimidad, no cuando despidió a miles de mineros competidores, pero no enemigos en
tiene derecho a gobernar. // Esta es ingleses y volvió a entregar su país a nuestro campo de acción. // Fortalez-
una verdad universal que la parte sana los monopolios y los especuladores. // camos cada grupo, cada partido, cada
Fo

de los peruanos y peruanas, entiende «No hay alternativa» dijeron muchos sindicato, cada organización barrial,
ahora perfectamente. // El punto muer- en el Perú cuando Fujimori despidió cada centro juvenil, dentro de una gran
to actual es consecuencia lógica del a miles de trabajadores y trabajado- concertación social y popular. // Sea-
sistema neoliberal que fue introducido ras, remató los bienes del Estado e mos uno y muchos al mismo tiempo.
a la fuerza en el Perú en los años no- inició el asalto a mano armada a las Muchas voces y una sola poderosa
venta para restaurar el poder imperial arcas fiscales, el robo agravado más voz. // Digamos como los jóvenes
y oligárquico que fue golpeado por gigantesco que se haya producido en revolucionarios de París en 1968:
las guerrillas de 1965, el gobierno nuestra historia. // Es cierto. No hay ¡Seamos realistas, pidamos lo imposi-
militar de Velasco y el paro general alternativa. // Porque las alternativas ble! Porque lo imposible se convierte
de 1977. // Siempre tuvimos dos no se dan por sí mismas. No vienen en posible cuando construimos la
Perú. El Perú oligárquico, heredero del cielo. Se construyen con unidad, posibilidad desde las calles, desde el
de la colonia; y el Perú del pueblo, de generosidad, lealtad con los intereses poder del pueblo, desde nuestra propia

165
165
conciencia. // Muchas voces, muchas expresiones de rechazo de los más distintos orígenes– sino también a las
acciones, una sola concertación, una variados organismos internacionales economías locales de los estados de
sola estrategia. // Este es el momento y un aislamiento que se acrecienta con la frontera sur, y de algunos otros que
¡Que se vayan todos! // Este es el cada ocurrencia del magnate conver- mantienen activos nexos comerciales
momento. El pueblo movilizado y tido en jefe de Estado. Y en el ámbito con regiones específicas de nuestro
nosotros podemos ser la alternativa doméstico, que es el que interesa a país. Además, claro, de lesionar un
si así lo decidimos. quienes lo votaron y celebraron jubilo- entramado social y familiar que tiene
samente su triunfo, sus compromisos su propia dinámica transfronteriza. //
de cambio no tienen mucha perspecti- Hay que decir, desde luego, que al-
va de cumplirse por lo menos a corto o gunos indicadores macroeconómicos
El primer año de Trump mediano plazos. De hecho, más de la hablan favorablemente de la gestión
mitad de los estadunidenses de todas de Donald Trump. Se trata de cifras
El 21 de enero el diario mexicano las orientaciones políticas opinan que alimentan un proceso intensivo

as
La Jornada abrió sus páginas con que la situación interna del país está de concentración del capital, porque
una mirada a esta calamidad que peor que antes de que Donald Trump las disposiciones fiscales de su admi-
vale la pena hacer llegar a todos los se instalara en la Casa Blanca, y no nistración han propiciado que los ricos

ic
rincones de nuestra América: muestra ninguna tendencia a mejorar. se hagan más ricos, fortaleciendo a un
// Los más decepcionados se alinean sector que constituye la base de apoyo

ér
s al
Y cuando despertaron, Trump toda-
vía estaba ahí. // Doce meses –el
la ori en el bando del Partido Republicano,
que es el del presidente. Unos pocos
más sólida para el actual gobierno de
Wáshington. // En cambio, la labor

Am
tiempo que lleva en el cargo– le basta- han llegado a mostrarse pública y de Donald Trump en su primer año
ron a Donald Trump para convertirse seriamente preocupados por la salud de gobierno no colma las expectativas
en el presidente más impopular que mental de Trump a raíz de las decla- de quienes lo votaron porque estaban
t
han tenido los Estados Unidos en los
de di

raciones disparatadas u ofensivas que disconformes con la política tradicio-


últimos setenta y dos años. Es cierto este ha hecho desde que despacha en nal, la ineficiencia de las instituciones
que el republicano no ganó la presi-
a E

el Salón Oval; pero un amplio sector públicas, la prácticamente inexistente


dencia por medio del voto directo, sino no oculta su frustración por el estan- movilidad social a partir del trabajo
gracias al peculiar sistema comicial camiento de los planes orientados a (que en otras épocas constituía uno
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de su país, donde el Colegio Electoral modernizar una infraestructura que de los motores del sistema de libre
desempeña un papel fundamental;
C nd

según ellos está obsoleta por las errá- mercado), la cada vez más lejana
pero la diferencia de sufragios que ticas negociaciones económicas que perspectiva de lograr una vida digna
recibió (2.8 millones menos que su la administración lleva en distintos en materia de vivienda, ocupación,
Fo

opositora Hillary Clinton) no era tan frentes y particularmente por la ines- salud, educación y seguridad, y el dis-
grande como para explicar la descon- tabilidad del equipo presidencial, casi curso de una democracia puramente
fianza que los votantes del otro lado de constantemente sometido a toda clase formal, donde la única participación
la frontera norte manifiestan ahora por de roces, cambios y relevos. // Varias de del ciudadano consiste en votar
su presidente. // La clave se encuentra las medidas legales y sociales (o más periódicamente por opciones que ni
en la propia gestión de Trump. En el bien antisociales) impulsadas por siquiera elige. // Como contrapartida,
plano externo, su promesa de volver Donald Trump son también motivo es probable que los doce meses de
a hacer de los Estados Unidos un país de irritación y descontento aun entre Trump en la Casa Blanca representen
grande (que en su retórica significa la población nativa de los Estados un logro para quienes lo votaron por
capaz de dirigir arbitraria y unilateral- Unidos, porque no solo afectan a sus posturas racistas, xenófobas y par-
mente la política mundial) solo se ha los grupos para los cuales fueron tidarias de la exclusión; para quienes,
traducido en incidentes diplomáticos, adoptadas –en especial migrantes de en palabras del politólogo Samuel P.

166
Huntington, todavía ansíen soñar el en ingeniera, y el negro de la favela El desafío estratégico
sueño creado por una sociedad anglo- en médico, entre otras realizaciones
protestante. // Porque para los demás, similares. Lo condenan por alcanzar de la izquierda
que son mayoría, Donald Trump es el 80% de aprobación popular. Eso latinoamericana
una calamidad. por lo que ya hemos sido condenado
otros. Cuba en primer lugar, cuya Con este título el expresidente de
radicalidad revolucionaria se centró Ecuador, Rafael Correa, publicó el
en extirpar de cuajo el tumor de la 19 de febrero un artículo en el diario
oligarquía local, junto a su soporte Granma, que reproducimos parcial-
Lula y la faralla del diablo exterior. Esa radicalidad hizo, a su mente:
A propósito de las acusaciones que vez, que el enemigo radicalizara su
enfrenta el expresidente brasileño
Luiz Inácio Lula da Silva, nuestro
respuesta y que fuera enfermizo con
nosotros. Con menor radicalidad, D espués de la larga y triste noche
neoliberal de los noventa –que

as
subdirector Aurelio Alonso da a co- todos los intentos de llegar a obje- quebró naciones enteras como Ecua-
nocer esta nota: tivos sociales afines a los que Cuba dor–, y a partir de que Hugo Chávez
adoptaba –a despecho de las condi- ganó a finales de 1998 la presidencia

ic
E n la primera mitad de 2016 la dere-
cha oligárquica brasileña consagró
ciones económicas para costearlo, los
cercos diplomáticos y los reproches
de la República de Venezuela, los
gobiernos derechistas y entreguistas

ér
s al
la variante del golpe parlamentario mediáticos– han sido atacados por del Continente empezaron a derribarse
que poco antes su homóloga para-
la ori las grietas que la moderación deja como castillo de naipes, llegando a

Am
guaya había ensayado, con éxito, abiertas. Sabemos que el avance nuestra América gobiernos populares
contra el presidente Fernando Lugo. de la transformación bolivariana en y adscritos al Socialismo del Buen
Un golpe preparado contra Dilma Venezuela significó que en la primera Vivir. // En su apogeo, en el 2009,
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de di

Rousseff con más elaboración, a década del siglo se desarrollara una de diez países latinos de América del
despecho de la impunidad con que el nueva expectativa continental, a la Sur, ocho tenían gobiernos de izquierda
a E

vicepresidente y otros políticos igual- cual Lula, como otros, no es ajeno. […]. // En mayo de 2008 nace la Unión
mente corruptos falseaban en cadena Pero Brasil es prioridad para los de Naciones Suramericanas (Unasur) y
acusaciones de corrupción que no les enemigos comunes y, consecuente- en febrero de 2010 se crea la Celac, con
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preocupaba probar; como tampoco mente, de los oligarcas. Brasil es el treinta y tres miembros. De los veinte
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se molestaban en responder por las gigante regional, la octava economía países latinos de esta organización
que se les imputaban con sobrada del mundo, y ahora, además, el BRIC regional, catorce tenían gobiernos de
evidencia. Todo se había orquestado indiscutido de nuestra América, con izquierda, es decir, el 70 % […]. //
Fo

para hacer valer la infamia. Ahora una importante representatividad Aunque desde 2002 el gobierno de
se ha abierto un proceso acusatorio regional en potencia. Para Wásh- Hugo Chávez tuvo que soportar un
contra Lula en plena campaña. Una ington, con Trump o sin él, impe- fallido golpe de Estado, es realmente
especie de golpe preventivo. Un co- dirle el regreso al poder a Lula es desde el 2008 que se intensifican in-
lega brasileño decía, con razón, que tan importante como defenestrar a tentos no democráticos de acabar
a Lula no se le condena por aquello Maduro. Habrá que enfrentar desde con los gobiernos progresistas,
de lo que lo acusan, sino por sacar a ahora, con mucha atención y mucho como fue el caso de Bolivia (2008),
Brasil del mapa del hambre mundial. refinamiento, esta contienda por la Honduras (2009), Ecuador (2010),
Por hacer ascender socialmente a faralla del diablo. y Paraguay (2012). Cuatro intentos
millones de brasileños, por permitir de desestabilización, dos de ellos
a los pobres llegar a la universidad, y exitosos –Honduras y Paraguay–, y
que la hija del albañil se convirtiera todos contra gobiernos de izquierda.

167
167
// A partir de 2014 y aprovechando Económica para América Latina y el Estado de opinión […]. // La izquierda
el cambio de ciclo económico, estos Caribe (Cepal), casi noventa y cuatro regional enfrenta los problemas de
esfuerzos desarticulados de desesta- millones de personas salieron de la ejercer –o haber ejercido– el poder,
bilización se consolidan y conforman pobreza y se incorporaron a la clase frecuentemente de forma exitosa pero
una verdadera «restauración conser- media regional durante la última desgastante. // Es imposible gobernar
vadora», con coaliciones de derecha década, en su inmensa mayoría fruto contentando a todo el mundo, más aun
nunca vistas, apoyo internacional, de las políticas de los gobiernos de cuando se requiere tanta justicia social.
ilimitados recursos, financiamiento izquierda. // En Brasil, treinta y siete // Siempre hay que ser autocríticos,
externo, etcétera. La reacción se ha millones y medio de personas dejaron pero se trata también de tener fe en no-
profundizado y ha perdido límites y de ser pobres entre el 2003 y el 2013, sotros mismos. Los gobiernos progre-
escrúpulos. Ahora tenemos el acoso y y ahora son de clase media; pero sistas están bajo constante ataque, las
boicot económico a Venezuela, el gol- esos millones no fueron una fuerza elites y sus medios de comunicación
pe parlamentario en Brasil, y la judi- movilizada cuando un Parlamento no nos perdonan ningún error, buscan

as
cialización de la política –«lawfare»–, acusado de corrupción destituyó a bajarnos la moral, hacernos dudar de
como nos lo demuestran los casos de Dilma Rousseff. // Tenemos perso- nuestras convicciones, propuestas y
Dilma y Lula en Brasil, Cristina en nas que superaron la pobreza y que objetivos. Por ello, tal vez el mayor

ic
Argentina, y el vicepresidente Jorge ahora –por lo que se llama muchas «desafío estratégico» de la izquierda
Glas en Ecuador […]. // La estrategia veces prosperidad objetiva y pobreza latinoamericana, es entender que toda

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reaccionaria está articulada regional- subjetiva–, pese a que han mejorado obra trascendental va a tener errores y
mente y se fundamenta básicamente
la ori su nivel de ingreso, piden mucho más, contradictores.

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en dos ejes: el supuesto fracaso del y se sienten pobres no en referencia a
modelo económico de izquierda, y lo que tienen, peor aún a lo que tenían,
la pretendida falta de fuerza moral sino a lo que aspiran. // La izquierda
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de los gobiernos progresistas. // Con siempre ha luchado contra corriente, La Venezuela de hoy no
respecto al primer eje, desde la segun- al menos en el mundo occidental. La
será el Chile de 1973
a E

da mitad del año 2014, debido a un pregunta es, ¿estará luchando contra
entorno internacional adverso, toda la naturaleza humana? […]. // Los La Casa de las Américas dio a co-
la región sufrió una desaceleración medios de comunicación son un com- nocer el 16 de febrero la siguiente
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económica que se convirtió en rece- ponente más importante en el proceso declaración ante el pronunciamiento
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sión en los dos últimos años. // Los político que los partidos y sistemas de un grupo de países del hemisferio,
resultados son dispares entre países electorales; se han convertido en los emitido el 13 de ese mes en Lima, que
y subregiones, reflejo de la diferente principales partidos de oposición de reclama la exclusión de Venezuela de
Fo

estructura económica y política apli- los gobiernos progresistas; y son los la VIII Cumbre de las Américas:
cada, pero las dificultades económicas verdaderos representantes del poder
de países como Venezuela o Brasil son
tomadas como ejemplo del fracaso
del socialismo, cuando Uruguay –con
político empresarial y conservador.
// No importa lo que convenga a las
grandes mayorías, lo que se haya
L as amenazas del nefasto Donald
Trump de intervenir en Venezuela
por la vía de las armas, con el propó-
un gobierno de izquierda–, es el país propuesto en la campaña electoral, y sito de eliminar de una vez el proyecto
más desarrollado al sur del Río Bravo, lo que el pueblo, el mandante en toda social iniciado por Hugo Chávez, han
o cuando Bolivia tiene los mejores democracia, haya ordenado en las puesto en marcha una maquinaria
indicadores macroeconómicos del urnas. Lo importante es lo que aprue- planeada para desplegarse en los dos
planeta […]. // Probablemente la ben o desaprueben en sus titulares meses que nos separan de la VIII
izquierda es también víctima de su los medios de comunicación. Han Cumbre de las Américas, convocada
propio éxito. Según la Comisión sustituido al Estado de Derecho con el para el 13 de abril en Lima. ¿Culmi-

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nará finalmente en intervención o no? vocean, a la vez, para dar confianza a tiva latinoamericana y caribeña que
¿Esperarán confiados los que, a partir la oligarquía e intimidar al pueblo ve- Wáshington había imaginado neu-
de la renacida Doctrina Monroe, se nezolano. Y para concitar desde ahora, tralizar aislando a Cuba. // Como se
creen amos de América a justificar sin ningún recato, la disposición de recordará, la frustración más cercana
una agresión desde la Cumbre? ¿Ob- sus títeres en la región a jugar como del dominio de los Estados Unidos
tendrán una resolución espuria que aliados en las abyectas tareas que les en la región se produjo en la Cumbre
pretenda deslegitimar las elecciones impongan. Por tal motivo, la alianza de Mar del Plata en 2005. Las políti-
venezolanas de finales de ese mes? cívico-militar constituye en Venezue- cas de Lula, en sintonía con las de
¿Precipitarán ecuaciones militares si la el puntal para el mantenimiento de Chávez y las del anfitrión argentino,
sus cálculos muestran inseguridad en la independencia, la democracia y los Néstor Kirchner, bloquearon la im-
lograr respaldo regional? El primer intereses de la sociedad en el sentido posición del Área de Libre Comercio
eslabón ha sido constituir un grupo más pleno. // El imperio ha alcanzado de las Américas (Alca), gracias a la
con doce gobiernos genuflexos, bauti- en nuestros días, los días luctuosos cual se generalizaría una norma de

as
zado «de Lima», para «obligar» a que de Trump, un nivel de impunidad que sometimiento económico que hubiera
el presidente de Perú reconsiderara convierte al nazismo en un precursor resultado imposible modificar en la
la invitación al mandatario de Vene- opaco e imperfecto. Sería ingenuo, práctica, cuando se quisiera rescatar

ic
zuela. // No pueden desestimarse las por tanto, creer que cualquier victoria la soberanía perdida. Junto a aquella
amenazas como pura retórica, pero el popular será, por si sola, definitiva. Se IV Cumbre de los jefes de Estado

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curso de los acontecimientos estará ha de estar preparado para defender tuvo lugar allí, con un protagonismo
determinado por las variantes que
la ori con la vida lo alcanzado y lo que se muy activo, la III Cumbre de los

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se logre desplegar en esta puja de revela posible alcanzar para el pueblo. Pueblos, que alertaba en torno a la
resistencia. Lo primero a consignar Aunque la mejor victoria de un país postura de los gobiernos vacilantes:
es la capacidad mostrada por Nicolás pacífico ante la realidad de la agresión o votaban contra el Alca o lo hacían
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Maduro para mantener la soberanía y ocupación a sangre y fuego es la de contra sus pueblos. La mayoría votó
que reclama el seguimiento del mode- conseguir evitarla sin concesiones de contra el Alca. Se pudo evitar así una
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lo bolivariano frente a estrategias de principio: la de la paz cuando se logra salida trágica para los países de la
asfixia al interior de Venezuela, y los por la fuerza de la resistencia. Porque América Latina y el Caribe. // ¿Puede
avances de la ofensiva restauradora la claudicación no es la paz, es el ca- la intelectualidad de nuestra América
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neoliberal seguida en el Continente. mino de regreso al desamparo. Sortear dejar de escandalizarse y protestar
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// La insistencia del canciller esta- la amenaza inmediata va a significar, ante tal nueva atrocidad del imperio?
dunidense, el magnate petrolero Rex siempre, ganar el terreno para nuevos ¿Van los pueblos latinoamericanos y
Tillerson, y del senador seudocubano desafíos. // Esto es, sin embargo, tan caribeños a permitir, sin una movi-
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Marco Rubio con sus llamados al importante que el enemigo imperial lo lización como la de 2005, que una
fraccionamiento de las fuerzas arma- teme, y por eso pone mucho énfasis en mesnada de gobiernos sometidos
das venezolanas revela, precisamente, cumplir sus propósitos en el plazo más a las demandas de la Casa Blanca,
que no han encontrado brechas que lo corto. La permanencia y la vitalidad impuestos en muchos casos contra
permitan, y se ven por ello en la nece- del proyecto bolivariano son la espina la voluntad popular, por caminos
sidad de inducirlo criminalmente, para más dolorosa en su garganta, tanto ilegítimos, atente desde Lima contra
hacer de la Venezuela de hoy lo que por lo que significa bilateralmente la libertad, la soberanía y la soli-
el imperio (conducido entonces por para el coloniaje energético, como daridad consagradas por el proyecto
seres como Nixon y Kissinger) logró también –y en no menor escala– por bolivariano y chavista representado
en el martirizado Chile de 1973. Lo ser la piedra angular de una alterna- hoy por Nicolás Maduro?

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RECIENTES Y PRÓXIMAS DE LA CASA

(España-Ecuador), Diego Sánchez (Colombia), María


RECIENTES Teresa Zúñiga (Perú) y Alexis Díaz de Villegas (Cuba),
premiaron a Fernando José Crespi (Argentina) por su texto
Paraje Luna. El Premio de Estudios sobre la Mujer fue para
Del Premio Literario
Hilando y deshilando la resistencia (pactos no catastróficos
Con la habitual conferencia de prensa, el viernes 5 de enero

as
entre identidad femenina y poesía), de Yanetsy Pino Reina
se anunciaron las actividades de la edición 59 del Premio (Cuba), tras las deliberaciones del jurado integrado por
Literario Casa de las Américas en el que concursaron obras Natalia Cisterna (Chile), Marta Núñez Sarmiento y Roxana

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en los géneros de cuento, teatro, ensayo de tema artístico- Pineda, ambas de Cuba. En literatura brasileña, Cristian
literario, literatura brasileña, y se entregaron además el Santos Brayner (Brasil) y Candace Slater (Estados Unidos)

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Premio de Estudios sobre la Mujer y de literatura caribeña acordaron entregar el premio a Erico Veríssimo, escritor do
en inglés o creol. Las palabras inaugurales, el lunes 15 de mundo, de Carlos Cortez Minchillo; mientras que el volu-
la ori
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enero, estuvieron a cargo del cantautor Silvio Rodríguez men Conspirações da raça de cor: escravidão, liberdade e
(ver sección «Del Premio Literario Casa de las Améri- tensões raciais em Santiago de Cuba (1864-1881), de Iacy
cas 2018»). Tras una estancia de lecturas, visitas y presen- Maia Mata, recibió una mención. Y en literatura caribeña
t
taciones de libros en la ciudad de Cienfuegos, el programa en inglés o creol, Elizabeth Nunez (Trinidad y Tobago),
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de los jurados en la Casa incluyó sus presencias en paneles. Jacob Ross (Granada) y Emilio Jorge Rodríguez (Cuba)
Asimismo, en el contexto del Premio quedó inaugurada premiaron al escritor barbadense Anthony Kellman por su
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la exposición Pioneros del Arte Digital en la Colección novela Tracing JaJa, y otorgaron mención a Tell My Mother
Arte de Nuestra América (ver sección «Artes plásticas»), I Gone to Cuba (ensayo), de Sharon Milagro Marshall (Bar-
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cuyas piezas ilustran esta entrega; y fueron presentados bados), y Canouan Suite & Other Pieces (poesía), de Philip
los libros ganadores de la edición anterior. El jurado de Nanton (San Vicente y las Granadinas). Como es tradicional
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cuento, integrado por Marta Aponte Alsina (Puerto Rico), desde el año 2000, la Casa entregó tres premios de carácter
Rodrigo Hasbún (Bolivia), Ariel Urquiza (Argentina) y honorífico: el premio de poesía José Lezama Lima fue para
Daniel Díaz Mantilla (Cuba), otorgó el premio a Todas las
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El zorro y la luna, poemas reunidos (1981-2016), de José


patas en el aire, del cubano Rafael de Águila, y concedió Antonio Mazzotti (Perú); el de ensayo Ezequiel Martínez
menciones a los libros Las cuatro patas del amor, de Jime- Estrada para Cartografía de las letras hispanoamericanas:
na Néspolo, y El pabellón de los animales domésticos, de tejidos de la memoria, de Saúl Sosnowski (Argentina), y
Héctor Prahim, ambos argentinos. El de ensayo de tema el de narrativa José María Arguedas para La madriguera,
artístico-literario, compuesto por Myrna García Calderón de Milton Fornaro (Uruguay).
(Puerto Rico), Saúl Sosnowski (Argentina) y Luciano
Castillo (Cuba), reconoció el volumen Óyeme con los
ojos: Cine, mujeres, visiones y voces, de Ana Forcinito Sobre el Premio Unesco-Unam/ Jaime Torres
(Argentina), mientras que otorgó mención a Los incas Bodet 2017 a la Casa de las Américas
alzados de Vilcabamba en la primera historia (1590)
de Martín Murúa, de Carolina Peña Núñez (Venezuela). El 21 de julio de 2004, quien era entonces Director
En teatro, Olga Cosentino (Argentina), Charo Francés General de la Unesco, el señor Koichiro Matsuura, hizo

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entrega en la sede parisina del organismo al presidente las ciencias sociales». // Este reconocimiento confirma que,
de la Casa de las Américas, del Premio Internacional desde su fundación hace casi sesenta años, esta ha llegado a
Simón Bolívar 2002-2003, otorgado conjuntamente por ser una de las instituciones culturales más conocidas y desta-
la Unesco y la República Bolivariana de Venezuela. En cadas de la América Latina y el Caribe. Su Premio Literario
esta misma sección del número 236 (julio-septiembre es uno de los galardones más antiguos y prestigiosos de la
de 2004) publicamos lo tocante a esa honrosa distinción. literatura latinoamericana. La institución también apoya la
Y el 24 de enero de este año, en nuestra Sala Che Guevara, investigación, publicación y difusión de las obras de escri-
la Doctora Nuria Sanz, Directora de la Oficina Unesco de tores, científicos sociales, humanistas, escultores, músicos,
México, en representación de la señora Audrey Azoulay, y otros artistas y estudiosos de la literatura y el arte. Un
Directora General de la Unesco, hizo entrega a nuestro pre- gigante de la literatura latinoamericana y las humanidades,
sidente del Premio Unesco-Unam/Jaime Torres Bodet 2017. Julio Cortázar, dijo algo que quedó para la historia: que se
Al inicio del acto se escuchó una videoconferencia de la había «descubierto» a sí mismo cuando visitó la Casa por
señora Nada Al-Nashif, Subdirectora General de Ciencias primera vez en 1963. Precisamente la creación reciente de
Sociales y Humanas de esta organización mundial. A una Cátedra sobre el Diálogo Intercultural de la Unesco tiene

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continuación hicieron uso de la palabra el Maestro Rubén el objetivo de facilitar ese tipo de intercambio humanista e
Ruiz Guerra, Director del Centro de Investigaciones sobre interrelación intelectual que reconoció Cortázar.// A un nivel

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América Latina y el Caribe de la Unam, en representación mucho más modesto, me enorgullece recordar mi propia
del Doctor Enrique Graue Wiechers, Rector de dicha gran impresión de hace dos años cuando Roberto me recibió

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Universidad; la Doctora Nuria Sanz y RFR. El acto fue personalmente en la Casa. Fue un privilegio ver de primera
clausurado por un hermoso concierto ofrecido por el Coro mano el excelente trabajo de la institución, el compromiso
la ori
Am
Cámara Exaudi, bajo la dirección de la maestra María extraordinario del equipo consagrado que sigue garantizando
Felicia Pérez. Publicamos a continuación las palabras de con entusiasmo la vitalidad y pertinencia de esta. // Con-
la señora Nada Al-Nashif y las de RFR. cretamente, el reconocimiento del prestigio y pertinencia
t
Palabras de la señora Nada Al-Nashif, Subdirectora Gene- de la Casa es compartido por intelectuales y ciudadanos
de di

ral de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco: mucho más allá del Continente americano. Por este motivo,
Estimado Doctor Roberto Fernández Retamar. // Dis- convocamos a un encuentro exitoso del Comité Científico
a E

tinguidos participantes en la ceremonia de premiación. Internacional del Volumen IX de la Historia general de


// Un gran amigo de Cuba, Nelson Mandela, dijo una África en la Casa de las Américas hace un año. // Con esta

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vez que «un ganador es un soñador que nunca renuncia», ceremonia también rendimos homenaje hoy al gran aporte de
una idea que expresa bellamente la esencia y el camino de Jaime Torres Bodet, el eminente poeta, novelista, ensayista y
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la Casa de las Américas y su relación con el Premio que diplomático mexicano, quien fuera uno de los arquitectos de
será entregado hoy en La Habana. // Difícilmente podría yo la Unesco, así como su Director General de 1948 a 1952.
hacer uso de la palabra en esta ceremonia sin mencionar a Tengo entendido que Roberto tuvo el placer de conocer a
Fo

Mandela. Él también tiene el honor de haber recibido dos Torres Bodet y espero con interés oír hablar sobre esa me-
premios de la Unesco. En 1983 Mandela obtuvo el Premio morable ocasión. // Expreso mi profundo agradecimiento,
Simón Bolívar, y en 1991, el Premio Félix Houphouët-Boigny como siempre, a la Universidad Nacional Autónoma de
de la Paz de la Unesco, mientras que la Casa merecía el México, una prestigiosa institución regional que tuvo la
Premio Simón Bolívar en 2004. // La Casa de las Américas iniciativa de crear este importante premio con el que se
es una institución muy respetada, como lo demuestra que el resaltan los estrechos lazos históricos entre la Unesco y
jurado internacional que evaluó sus méritos llegase a esta la Unam. Doy las gracias a mi colega Nuria Sanz, nuestra
conclusión: «Podemos acordar el Premio para la Casa de las Directora en México, por estar junto a todos ustedes hoy. //
Américas por el papel crucial que ha desempeñado durante Doy fe de mi agradecimiento y aprecio particulares al jurado
decenios y que sigue desempeñando como un espacio cultural internacional: al profesor Souleymane Bachir Diagne, el re-
e intelectual para muchísimos creadores y pensadores de la nombrado filósofo senegalés; a Seteney Shami, antropóloga
América Latina y el Caribe en el arte, las humanidades y jordana y actual directora del Consejo Árabe para las Ciencias

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Sociales (ACSS); y a la profesora Liqun Liu, presidenta de General de la organización durante cuatro años, es motivo
la Universidad de Mujeres de China y titular de la Cátedra adicional de orgullo para nosotros. Quien les habla tuvo el
Unesco de Medios de Difusión y Género. // A nombre de la privilegio de conocerlo, y a solicitud nuestra él nos envió para
Unesco doy las gracias de todo corazón a las autoridades la revista Casa de las Américas su texto «Homenaje a Rubén
cubanas por su apoyo diligente en la organización de esta Darío», donde afirmó: «Rubén Darío es de ayer, por supuesto.
ceremonia y por su compromiso constante en la colaboración Y nunca lo disimula. Pero como todo poeta genuino es también
en diversas esferas que reflejan los valores encarnados en de hoy. Y será de siempre». Lo mismo puede decirse del propio
este Premio. // Queridos participantes: // Al designar a la Torres Bodet, al que el entrañable José Emilio Pacheco, quien
Casa de las Américas como el ganador de la edición de 2017 por cierto también recibió la Medalla Haydee Santamaría,
del Premio Jaime Torres Bodet de la Unesco y la Unam, consideraba el poeta más precoz de su país. // Aprovecho
proclamamos las ideas de José Martí, el cubano universal, para recordar que en su libro de memorias, Tiempo de arena,
cuyo ciento sesenta y cinco aniversario será conmemorado Torres Bodet dedicó un generoso capítulo a su viaje en 1928 a
en los próximos días. // Desearía concluir expresando que la La Habana, invitado por el sabio Fernando Ortiz a ofrecer una
Unesco se siente honrada hoy porque, para decirlo con José conferencia en la Institución Hispano Cubana de Cultura. Lo

as
Martí, «honrar, honra». // Gracias y felicitaciones. esperaban el propio Ortiz y dos escritores entonces jóvenes:
Jorge Mañach y Juan Marinello, editores de 1928. Revista

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Palabras de RFR al recibir la Casa de las Américas el de Avance. El segundo había publicado allí una reseña
Premio Unesco-Unam/ Jaime Torres Bodet: positiva de un libro del mexicano, lo que naturalmente le

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Para la Casa de las Américas es un inmenso honor reci- satisfizo. Y como prueba de la honradez de Torres Bodet,
bir este Premio en las Ciencias Sociales, Humanidades y él mencionó en ese capítulo algo que desgraciadamente
la ori
Am
Artes 2017 que otorgan dos organismos tan prestigiosos e nos caracteriza a los cubanos: y es que en una ocasión,
influyentes como la Unesco y la Universidad Nacional Autó- durante una cena, sonaba una música tan alta que a él se le
noma de México, con el objetivo de reconocer «los esfuerzos dificultaba escuchar a los contertulios.// La Unesco era muy
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de una persona, grupo de personas o institución internacional joven cuando al calor de la Revolución Cubana, e impulsada
de di

que hayan contribuido al desarrollo de la sociedad del cono- por ella, a escasos meses de enero de 1959 nació la Casa
cimiento a través del arte, la enseñanza y la investigación en de las Américas, la cual ha sido y es espacio de encuentro
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ciencias sociales y humanidades», y «destinado a promover y diálogo donde –desde diferentes perspectivas y en un
iniciativas pioneras que puedan contribuir al desarrollo, clima de fraternidad y cooperación– se investiga, divulga,
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difusión y consolidación de los valores de la humanidad». auspicia, premia y publica la labor de intelectuales diversos:
// Al agradecer inicialmente este Premio expresamos, y nos escritores, estudiosos de la literatura y las artes, músicos,
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complace reiterar, lo que representa para nosotros que nos artistas visuales, teatristas, filósofos, historiadores, soció-
lo haya concedido la Unesco, verdadero oasis de cultura, logos, politólogos, economistas, periodistas, entre otros.
tolerancia y paz en el convulso mundo en que vivimos. // En Todos ellos, en circunstancias promisorias o difíciles, han
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cuanto a la Unam, procedimos también a comunicarle nuestra sido nuestro sostén principal en el empeño de fomentar el
gratitud, que ratificamos, y son ejemplos señeros de los vín- intercambio con personas e instituciones de todo el mundo,
culos que ella mantiene con la Casa de las Américas el que así como dar a conocer la diversidad y trascendentes valores
los eminentes profesores suyos Pablo González Casanova, culturales de nuestra región. // Al recibir el Premio Unesco-
Leopoldo Zea, Adolfo Sánchez Vázquez, Alonso Aguilar y Unam/ Jaime Torres Bodet, queremos agradecerlo no solo
Federico Álvarez hayan recibido la Medalla Haydee San- en nombre de los trabajadores de la Casa de las Américas,
tamaría, creada en homenaje póstumo a la extraordinaria la mayoría de los cuales se encuentra hoy aquí, sino también
fundadora de la Casa de las Américas, distinción que otorga el de todos aquellos que en muchos países, como solía procla-
Consejo de Estado de Cuba, a sugerencia de nuestra institución, mar la inolvidable compañera Haydee Santamaría, hacen
a quienes han colaborado con ella de modo excepcional. // Que posible que mantengamos el afán de cumplir, en el campo
este Premio lleve el nombre del humanista mexicano Jaime de la cultura, el sueño bolivariano, martiano y fidelista de
Torres Bodet, uno de los fundadores de la Unesco y Director integración de nuestra Patria Grande. // Muchas gracias.

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El número 289 de nuestra revista fue presentado el martes
Gracias a Violeta 27 de febrero por el escritor y guionista cubano Arturo
A propósito del centenario de la gran cantautora Violeta Arango. La entrega incluyó textos de Ernesto Cardenal,
Parra, el martes 5 de diciembre la sala Manuel Galich aco- Ariel Dorfman, Hugo Niño, Sergio Guerra Vilaboy, y sobre
gió un recital del poeta Víctor Casaus, y la trovadora Heidi Jorge Luis Borges. Contiene, además, colaboraciones de
Igualada, con canciones y poemas de y para esta folclorista, Casa Tomada 2017 y un texto a propósito del centenario
referente de la música popular latinoamericana. En esa de la Revolución de Octubre.
ocasión se proyectaron imágenes del documental Gracias a
la vida, realizado en los años setenta por el propio Casaus, La presentación del número 186 de la revista Conjunto, que
un audiovisual que se filmó en la Casa de las Américas contiene dos materiales como adelanto de lo que sucederá
con la presencia de Isabel Parra, hija de la artista chilena. en la venidera Temporada de Teatro Latinoamericano y
Caribeño Mayo Teatral 2018, fue presentado el miércoles 28
de febrero por el joven dramaturgo cubano Roberto Viñas.
La Casa por la ventana

as
Como colofón, el grupo La Quinta Rueda protagonizó un
Para cerrar el año 2017, el jueves 21 de diciembre tuvimos fragmento de la obra La danza macabra, montaje a partir
una jornada de La Casa por la ventana, donde el teatro y la de una pieza de Strindberg.

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música fueron los principales protagonistas. A las cuatro de
la tarde, el actor cubano Jorge Ferrera presentó su unipersonal

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Jorge, en la sala Manuel Galich. Más tarde, a las siete, la sala Cuba y el Caribe en la Casa
Che Guevara acogió una trovada, dedicada a los cincuenta
la ori Organizada por la Cátedra de Estudios del Caribe «Nor-

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años del Encuentro de la Canción Protesta, que reunió a trova-
dores de varias generaciones, entre ellos Mauricio Figueiral, man Girvan» de la Universidad de La Habana, la XI
Adrián Berazaín, Oscar Sánchez, Ramón David, Fernando Conferencia Internacional de Estudios Caribeños «Cuba y el
t
Bécquer y Erick Méndez. La ocasión sirvió de colofón a la Caribe: 45 años de relaciones» llegó a la Casa el miércoles 6
de di

presentación del número 45 de Boletín Música, publicación de diciembre, cuando la sala Manuel Galich acogiera un
de la Dirección de Música de la Casa de las Américas. panel de jóvenes, dedicado a esta temática. Al concluir, se
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presentó además la revista Pensamiento Propio.

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De libros y revistas
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El miércoles 20 de diciembre, en el habitual espacio Artes visuales


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Mujeres en Líne@ –coordinado por el Programa de Es- El miércoles 6 de diciembre se inauguró, en la sala Contem-
tudios de la Mujer de la Casa de las Américas–, la sala poránea, la exposición Ana Mercedes Hoyos. Gráfica, con
Manuel Galich fue el escenario para la presentación de
Fo

grabados de esa artista colombiana fallecida en 2014, quien,


dos nuevos libros de/sobre Dulce María Loynaz: la edición a través de la representación de las Palenqueras, expresó
crítica de Jardín y Loynacianas, ambos títulos debidos a su búsqueda en la identidad y las tradiciones de su país.
Zaida Capote Cruz y publicados por las editoriales Letras
Cubanas y Extramuros, respectivamente.

En el año del noventa aniversario del natalicio del Che, Espacio para el riesgo
el viernes 16 de febrero, el investigador y profesor uni- El martes 19 de diciembre, en el habitual Espacio para el
versitario Jacinto Valdés-Dapena presentó el volumen riesgo, tuvo lugar el panel «El teatro latinoamericano en
Materiales de la revista Casa de las Américas de/sobre festival», con la participación de Carlos Celdrán, Rubén
Ernesto Che Guevara, con selección y notas de Xenia Darío Salazar, Eberto García, Vivian Martínez Tabares
Reloba, y cuyo prólogo estuvo a cargo del inolvidable y Aimelys Díaz, teatristas y estudiosos cubanos que han
pensador cubano Fernando Martínez Heredia. asistido a notables eventos de la escena.

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La Casa en la Feria Mujeres y familias en la historia y cultura de
Del 1 al 11 de febrero la Casa de las Américas fue nue- la América Latina y el Caribe
vamente una de las subsedes de la vigésimoséptima Feria Del 19 al 23 de febrero tuvo lugar el Coloquio Interna-
Internacional del Libro Cuba 2018, donde presentó, entre cional Mujeres y familias en la historia y cultura de la
otras novedades, dos títulos de su Fondo Editorial: El América Latina y el Caribe, que organiza el Programa de
retorno de los Tigres de la Malasia (Más antimperialistas Estudios de la Mujer de la Casa de las Américas. El even-
que nunca), del mexicano Paco Ignacio Taibo II; y Teatro to acogió como primera conferencista –tras las palabras
del oprimido, de Augusto Boal, publicado en colabora- inaugurales de la anfitriona, Luisa Campuzano– a Catharina
ción con la Fundación Rosa Luxemburgo. Asimismo, se Vallejo, profesora emérita de Concordia University, Mon-
presentaron los dos primeros libros editados por el sello treal. El itinerario del Coloquio dedicó especial atención a
Ojalá: Decirlo todo. Políticas culturales (en la Revolución las prácticas cotidianas y transformaciones socioculturales
cubana), de Guillermo Rodríguez Rivera –cuyas palabras de las mujeres en ámbitos rurales, a la crisis del modelo
de presentación estuvieron a cargo de la narradora cubana

as
colonial de organización de la familia en la narrativa cu-
Laidi Fernández de Juan–; y La canción en Cuba a cinco bana de principios de siglo xx, al divorcio, la maternidad,
voces, de Dulcila Cañizares, Marta Valdés, Guillermo las familias tradicionales y nuevas familias; y, en general,

ic
Rodríguez Rivera, Margarita Mateo Palmer y Joaquín cómo estas temáticas han sido expresadas en diversas
Borges Triana. Dentro del programa en la Casa figuró el manifestaciones artísticas y literarias.

ér
s al
encuentro con la escritora colombiana Piedad Bonnett,
quien leyó algunos de sus poemas más recientes; así como
la ori Visitas

Am
un café conversatorio sobre La promoción de la literatura
desde los jóvenes en Costa Rica, con la presencia de los El 14 de diciembre, Marcia Leiseca, Silvia Gil, Caridad
escritores, editores y diseñadores costarricenses Luis Tamayo y Jorge Fornet, recibieron al abogado español
t
Ernesto García, Fabiola Cordero, Fabián Coto Chávez y Alfred Font Barrot y al compositor y cineasta francés
de di

Carlos Regueyra Bonilla. Tuvo lugar además la presen- Philippe Fénelon, interesados en retomar contacto con
tación de Un siglo de intervención de EE.UU. en Bolivia la Casa, institución tan ligada a Julio Cortázar, de cuya
a E

(1900-2000), Hegemonía territorial fallida: estrategias de obra y sucesión el primero es titular de los derechos y
control y dominación de EE.UU. en Bolivia (1985-2012) albacea, por herencia de Aurora Bernárdez. La gestora
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as o

y BoliviaLeaks: la injerencia política de EE.UU. en el y promotora guadalupense Elvia Gutiérrez, y Stéphanie


proceso de cambio (2006-2010), a cargo del embajador Bérard, teatróloga francesa, fueron recibidas el lunes 18
C nd

de Bolivia, Juan Ramón Quintana Taborga, Loreta Telle- por Vivian Martínez Tabares, directora de Teatro. Mientras
ría Escobar y Luis Suárez Salazar. Por otra parte, la sala que el miércoles 31, RFR, Jorge Fornet y Caridad Tamayo
Fo

Manuel Galich recibió al sociólogo cubano Juan Valdés daban la bienvenida al secretario de Cultura de Mendoza,
Paz, quien presentó su libro La evolución del poder en Argentina, Diego Gareca, quien llegó acompañado del
la Revolución Cubana. Las jornadas de la Feria fueron el coordinador de Ediciones Culturales Alejandro Frías, y
pretexto también para acercarnos a la obra de la escritora de la escritora Liliana Bodoc.
Gisèle Pineau (Guadalupe), autora de El exilio según Julia,
quien compartió un conversatorio con la editora cubana El viernes 2 de febrero nos visitó la Ministra de Cultura
Laura Ruiz, a propósito de la publicación de esa novela de Bolivia, Wilma Alanoca Mamani, quien hizo entrega
por la Editorial Oriente. Mientras tanto, los días 7, 8 y 9 a RFR y a la Casa de las Américas de un reconocimiento
de febrero tuvo lugar el taller Periodismo y literatura, especial por el aporte de esta institución a la cultura e inte-
impartido por Paco Ignacio Taibo II y Federico Mastro- gración de los pueblos. Ese mismo día, RFR y los miembros
giovanni, y coordinado por la Casa de las Américas, la del Consejo de Dirección recibieron al periodista y escritor
Fundación Rosa Luxemburgo, la brigada Para Leer en Ernesto Villegas, Ministro del Poder Popular para la Cultura
Libertad y la revista cubana La Jiribilla. de Venezuela. El martes 6, RFR sostuvo un encuentro con

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el escritor argentino Alejandro Vaccaro. El mexicano Paco de los pueblos indígenas y originarios del hemisferio. El
Ignacio Taibo II fue recibido el miércoles 7 en el salón de encuentro estará centrado en el tema Lenguas Indígenas
Presidencia por Maité Hernández-Lorenzo, directora de de América: expresiones, traducciones, recuperación, y
Comunicación e Imagen de la Casa, y Caridad Tamayo, los participantes podrán abordar desde diferentes pers-
quien además conversó ese mismo día con Juan Ramón pectivas aspectos relacionados con el vínculo entre las
Quintana Taborga, Embajador de Bolivia en Cuba. El jueves 8, lenguas originarias y las políticas públicas, el acceso a
miembros del Consejo de Dirección dialogaron con Dag- la justicia y a la salud, la educación y otros procesos de
mar Enkelmann, Directora General de la Fundación Rosa socialización y formación, la creación literaria, escénica,
Luxemburgo. El viernes 9, RFR, Marcia Leiseca y varios visual y audiovisual, los medios de comunicación, los
miembros de dicho Consejo se reunieron, sucesivamente, activismos políticos y digitales, la diplomacia indígena,
con el escritor Raúl Pérez Torres, entrañable amigo de la la identidad migrante y la espiritualidad ancestral. De
Casa y Ministro de Cultura y Patrimonio de Ecuador; y con igual modo es de interés abordar los esfuerzos múltiples
el señor Héctor Espinoza Farfán, Embajador de Guatemala en la recuperación, revitalización y por revertir el declive
en Cuba. El miércoles 14, Jorge Fornet y Yolanda Alomá, de lenguas indígenas en riesgo. Los interesados podrán

as
directora de Relaciones Internacionales, recibieron al presentar ponencias individuales o paneles mediante
señor Antonio Álves, Embajador de Brasil. El politólogo el envío, antes del 20 de julio de 2018, de una ficha

ic
argentino Atilio Boron llegó hasta la Casa el viernes 16 para con el título de la ponencia, nombre y apellidos del
reunirse con RFR y Marcia Leiseca; mientras que Vivian autor, así como de la organización o institución a la que

ér
s al
Martínez Tabares sostuvo un encuentro el lunes 19 con pertenece, un resumen de no más de doscientas cincuenta
José Emilio Grande Pérez, Cónsul de Argentina en Cuba. palabras y una ficha curricular de igual extensión. Los
la ori
Am
paneles tendrán un límite máximo de cinco integrantes y
el coordinador deberá hacer llegar fichas individuales por
PRÓXIMAS cada uno de ellos. Cada presentación tendrá un tiempo
t
máximo de veinte minutos. Los interesados que no puedan
de di

III Coloquio Internacional de Estudios sobre viajar a La Habana, podrán participar de sus respectivos
paneles vía Skype, lo cual deberán aclarar en el momento
a E

Culturas Originarias de América del envío de la ponencia. Las solicitudes se recibirán a


La Casa de las Américas convoca a la tercera edición de través del correo coa@casa.cult.cu.

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este coloquio que tendrá lugar del 9 al 12 de octubre


de 2018, con el objetivo de visibilizar los actuales desafíos Cierre de la información: 28 de febrero
C nd
Fo

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COLABORADORES / TEMAS

El poeta y ensayista Leonel Alvarado (Honduras, 1967) Roberto Méndez Martínez (Cuba, 1958), mereció el
es profesor en Massey University, Nueva Zelanda. Su Premio Alejo Carpentier de Ensayo.
poemario Retratos mal hablados recibió mención en el El periodista Fernando Morais (Brasil, 1946) tiene en
Premio Literario Casa de las Américas 2013. proceso una biografía de Luiz Inácio Lula da Silva y
Alejandro Amaro Seguí (Cuba, 1991) es licenciado en coordina el blog Nocaute.

as
Letras por la Universidad de La Habana y especialista del William Ospina (Colombia, 1954) es autor de numerosos
Centro de Estudios del Caribe de la Casa de las Américas. libros de poesía, narrativa y ensayo. En 2016 apareció su

ic
Del poeta y periodista Jorge Boccanera (Argentina, 1952) colección de artículos De la Habana a la paz.
recientemente se publicó la antología Ojos de la palabra,

ér
El cineasta, escritor e investigador Alejandro Pedre-

s al
que abarca gran parte de su obra poética. gal (Madrid, 1977) es uno de los compiladores del
la ori volumen La esperanza insobornable: Rodolfo Walsh

Am
El diablo de las provincias, la novela más reciente de
Juan Cárdenas (Colombia, 1978) fue reseñada en nuestra en la memoria, el cual fue reseñado en el número 288
anterior entrega. de nuestra revista.
t
El cantautor Silvio Rodríguez (Cuba, 1946) es uno de los
de di

La periodista Diana Ferreiro (Cuba, 1990) es autora del


blog Desnuda y con sombrilla y forma parte del equipo mayores exponentes del movimiento de la Nueva Trova en
su país. Su más reciente álbum se titula Amoríos (2015),
a E

de Comunicación e Imagen de la Casa de las Américas.


conformado por canciones escritas entre 1967 y 1980.
Cristina Figueroa Vives (Cuba, 1983) es especialista de
as o

la dirección de Artes Plásticas de la Casa de las Américas. Adriana Rodríguez Pérsico (Argentina, 1951) tiene publi-
Ha curado recientes exposiciones exhibidas en la Caixa
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cados numerosos ensayos sobre literatura latinoamericana y


C nd

Cultural São Paulo y en nuestra Galería Latinoamericana. teoría literaria. En 2010 obtuvo el Premio de ensayo Ezequiel
La periodista y crítica teatral Maité Hernández-Lorenzo Martínez Estrada, de la Casa de las Américas, por Relatos
de época: una cartografía de América Latina (1880-1920).
Fo

(Cuba, 1970) es directora de Comunicación e Imagen de


la Casa de las Américas. Ha publicado el volumen de Verde (2016) es la novela más reciente del narrador, poe-
cuentos Las memorias vacías de Solange Bañuelos (2015). ta y ensayista Ramiro Sanchiz (Uruguay, 1978), quien
Silvia Llanes (Cuba, 1966) es profesora, crítica de arte preparó para el Fondo Editorial Casa de las Américas el
y directora de Artes Plásticas de la Casa de las Américas. volumen Antología de narrativa nueva/joven uruguaya.
La narradora y ensayista Margarita Mateo Palmer La narradora y poeta Pamela S. Terlizzi Prina (Argenti-
(Cuba, 1950) obtuvo el Premio Nacional de Literatu- na, 1980) ha publicado los libros Estado de espesura (2012)
ra 2016. Entre sus muchos libros se encuentra Dame el y Doce dientes (2013).
siete, tebano. La prosa de Antón Arrufat (2014).
El investigador y ensayista Roberto Zurbano Torres
Con el recién aparecido volumen Plácido en el laberinto (Cuba, 1965) integra el Centro de Investigaciones Lite-
de la Ilustración, el también narrador, poeta y crítico rarias de la Casa de las Américas.

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