Está en la página 1de 28

No.

94 Mayo 2020

Revista trimestral editada por Colaboradores


Agrupación para las Bellas Artes, A.C. Marco Antonio Campos
Eduardo Langagne
Presidente Carlos Bracho
Irma Arana Rodríguez Sandra Valenzuela
Francisco Palacios
Editor Federico Corral Vallejo
Gisela Fierro Mario León
Santos García Wíkit
Consejo Editorial Silvia Rousseau
Gregorio Patrón Segura Gortárez
Margarita Montoya Vicente Rojas
Lilia Navarro Hinelda Hernández
Daniel Burgos
Portada y forros
Sandra María Pérez León Gutiérrez
Yuku Jeeka es una publicación trimestral de distribución gratuita.
Se publica gracias al patrocinio del Consejo Nacional para la Cultura
Descansos visuales de Grabado: y las Artes, el Gobierno del Estado de Sonora, a través del Instituto
Sandra María Pérez León Gutiérrez Sonorense de Cultura, la Secretaría de Educación y Cultura y el Ayun-
tamiento de Cajeme.
Diseño Gráfico
Gisela Fierro Agrupación para las Bellas Artes.
Calle 200 y Colima Int. del Gimnasio Municipal, Cd. Obregón, Sonora,
Editorial .ÏYJDPt5FM
Irma Arana Rodríguez BQBMCB!IPUNBJMDPN
Editorial

APALBA HACE HISTORIA


ABRIL 27 de 1993 - 2020

Hoy hace 27 años que un grupo de amigos nos reunimos para fundar una organización
cultural, en la que se tomara en cuenta todas las amalgamas del arte; es así como surgió en
nuestra ciudad la Agrupación para las Bellas Artes, A. C.

Éramos 56 personas llenas de sueños, de ilusiones y con muchas ganas de llevar a cabo una
revolución cultural y así poder brindar a nuestra sociedad eventos culturales de alta calidad,
coordinándonos con los todos niveles educativos. Nuestra organización ha desarrollado
un intenso trabajo y ha logrado, en su renglón editorial, 94 revistas. Estando por llegar la
edición N°95.

La revista lleva el nombre de una famosa premonitora yaqui YUKU JEEKA, también se
han editado libros de poesía, cuento, de investigación, algunos en presentación de libros de
bolsillo. Se ha hecho todo un gran esfuerzo para estas ediciones en las que también podemos
incluir plaquet, algunos están editados en inglés y español, otros en francés y español y en
dialecto yaqui y español, dando un total las ediciones de 225 ejemplares.

Nuestra organización ha llevado a cabo varias Jornadas Culturales en la Ciudad de


México realizando dentro del mismo marco de la universidad de Chapingo, la UNAM y la
universidad de la Ciudad de México distintos eventos por parte de APALBA.

Y algo que nos llena de satisfacción son las presentaciones que se han llevado a cabo en el
Palacio de Bellas Artes, en los salones en los cuales están dedicados a la literatura.

En estas jornadas participan artistas plásticos de APALBA A.C. realizadas en centros


culturales importantes de la Ciudad de México, de la misma manera se llevan conferencias
magistrales sobre nuestros orígenes y todo relacionado con Sonora.

En este trabajo incansable se nos ha invitado algunas veces a encuentros de revistas


Culturales Nacionales: Tabasco, Querétaro y Oaxaca.

1
En esta tarea de ofrecer lo mejor a nuestra comunidad También, damos las gracias a todas nuestras queridas
Cajemense, nos hemos dado a la tarea de traer escritores universidades; nos sentimos muy orgullosos por su
de alto nivel, nacional e internacional, para presentaciones apoyo.
de sus libros y conferencias realizadas por ellos mismos.
También hemos hecho llegar, tantos a jóvenes niños, Es muy importante para nosotros, desde sus inicios
adultos y adultos mayores, intérpretes del bel canto, haber contado con el apoyo de los diferentes directores
tenores, sopranos, mezosopranos y barítonos. del Instituto Sonorense de Cultura: Lic. Carlos Moncada,
Mtro. Fernando Tapia Grijalva, el Lic. Antonio Ruibal
Además, realizamos conciertos de piano, violín, guitarra Corella y la Mtra. María Dolores Coronel cariñosamente
clásica y música de cámara. En danza, se ha traído danza Poli Coronel.
contemporánea folclore mexicano y autóctono. Se han
realizado talleres, de alto nivel, de danza contemporánea A todos estos grandes amigos GRACIAS.
y de folclore.
También es muy importante reconocer el gran esfuerzo
Se han realizado tres diplomados y talleres de artes que hace por apoyarnos el Secretario de Educación y
visuales con diferentes técnicas, todos ellos con Cultura, el Profesor José Víctor Guerrero González.
artistas plásticos de la Ciudad de México, de diferentes
universidades apoyados por la Secretaría de Cultura. Así mismo, recordamos que esta organización cultural
También se dan talleres de guitarra y teclado para niños. fue apadrinada por el exsecretario de la SEP y querido
amigo, el Lic. Flores Urbina.
Todo esto gracias a la excelente coordinación y
comunicación educativa de todos los niveles escolares. Y mis palabras fueron éstas: no los vamos a defraudar,
Se han realizado 20 Festivales, y en el 2009 se agrega a vamos a trabajar por el bien de Cajeme. Estamos
este festival la entrega a la presea a escritores reconocidos conscientes de que hemos trabajado mucho, y de
nacional e internacionalmente. que quisiéramos hacer más, pero estamos limitados
principalmente no por los recursos.
Por eso, hoy los integrantes de APALBA A.C. damos
las gracias a todos los que nos han apoyado desde un Gracias a nuestros presidentes municipales que desde su
principio y creyeron en nuestro proyecto. Desde su fundación también han apoyado. De la misma manera,
fundación se tuvo el apoyo de CONACULTA y después a los medios de comunicación y a esos amigos, pocos
de la Secretaría de Cultura de la Ciudad México. pero muy valiosos, que nos han acompañado y nos han
fortalecido creyendo que nuestra organización lo merece.
El Primer Secretario de Cultura, el Maestro Rafael Tobar Son difíciles los apoyos para una organización cultural,
y de Teresa, con el cual se hizo una gran amistad, nos aunque no imposibles.
apoyó con una conferencia de su libro el Último Brindis
de Porfirio Díaz. Lo acompañó el Lic. Carlos Moncada LA CULTURA ES EL ALIMENTO ESPIRITUAL DE UN
y, como maestro de ceremonias, el Lic. José Luis Islas PUEBLO PARA TENER MEJORES NIÑOS, MEJORES
Pacheco que en ese momento era el director del Musor JÓVENES, MEJORES CIUDADANOS, POR EL BIEN
de nuestra ciudad. DE MÉXICO.

2
En una universidad alemana
POR MARCO ANTONIO CAMPOS

A Alain Borer

En el departamento de francés del Instituto, a últimas chismes y chistes sobre él, no excluyendo la calumnia de
fechas le han creado al doctor Rimbaud una atmósfera vecindad y difamación de peluquería.
asfixiante. No que lo crea inocente (lo que menos tiene),
pero ninguno de los que pide su expulsión, ha redactado Con el desarrollo pasmoso de las comunicaciones, en
una línea a la altura de él, pese a argüir que nuestro hués- nuestro fin de siglo casi todo y a veces todo se sabe, o
ped no ha escrito nada desde hace cosa de 15 o 16 años. de ser necesario, se inventa. El profesor Möslinger le es-
El doctor Rimbaud llegó a la universidad merced a la re- cribió una carta adjuntándole un paquete con todo lo
comendación del profesor Peter Möslinger (en las uni- que había escrito sobre él. Para su asombro, recibió una
versidades alemanas son famosas las dictaduras de pro- lacónica pero amable respuesta. Con su habitual exage-
fesores), quien, pese a ser marxista en tiempos en que da ración, Rimbaud se lamentaba del frío y lo húmedo de
vergüenza serlo, conocía al dedo y al dedillo todo cuanto las Ardenas que le horadaban el cuerpo. Quería regresar
Rimbaud había escrito, todo cuanto se había escrito so- a Yemen y Harrar, porque necesitaba del sol y el buen
bre él y todo cuanto se había escrito sobre los que habían clima. Cierto: trajo dinero consigo, y no poco, pero nin-
escrito sobre él, sin contar lo atribuible. gún dinero rinde sin fin. Terminaba agradeciéndole sus
libros y artículos pero aclarándole que desde hacía más
El profesor Möslinger se enteró de que Rimbaud había de 15 años sólo escribía cartas a la familia y a amigos y a
vuelto del noroeste de África, y que en su ciudad nati- hombres de negocios y que de literatura simplemente no
va (Charleville) y en el villorrio donde se halla la grana se ocupaba ya.
de su madre (Roche), o se le tenía desconfianza, o no se
le quería, o aun en sectores era visto como un apestado: El profesor Möslinger comentó esto con los otros pro-
primero, por sus fullerías de adolescente, y luego porque fesores del Instituto (Stefan Lindhental, Jan Albrecht y
desde ese tiempo se afanó en la acuñación de epigramas la lingüista Birgit Berg), quienes luego de evaluar la im-
afilados contra su ciudad y sus mezquinos habitantes. portancia desusual del autor, coincidieron en que sería
A su vez éstos se desquitaban haciendo correr rumores, un lujo integrarlo al cuerpo académico. Era fama de

3
Rimbaud estaba considerando ya como uno de los tres En la recepción, el poeta (o ex poeta como ya lo llama
o cuatro poetas mayores de la historia de Francia. Si ca- Möslinger) se tomaba cada dos o tres minutos el mudo
recía de todo mérito académico, su lírica vivía plena de de la corbata que parecía ahogarlo. Cuando uno de los
violencia magia y de radiantes signos. Los profesores que lectores franceses, por hacerlo sentir bien o por rendirle
no lo habían leído, Lindhental y Albrecht, del área de un mínimo reconocimiento, le recitó el soneto de “Las
español y del área de italiano, lo leyeron en traducción vocales”, puso cara de: “¿Cómo? ¿Yo escribí eso?”. Y cuan-
alemana. Convinieron que si la obra no era estrictamente do Möslinger, pese a ser marxista, queriendo ser amable,
un llamado a la moral, tenía un insólito temblor y una le preguntó lo que había querido decir en determinada
despiadada luz. línea de las Iluminaciones, Rimbaud se rascó la cabeza,
puso cara de angustia, y al fin repuso: “Eso, exactamente
Pero los profesores no creyeron que Rimbaud ya no se eso que dice”, El Rector, que admira su obra, le preguntó
ocupara de literatura. Sabían que luego de dejar la escri- cuáles eran para él los poetas franceses de nervio. Citó
tura llegó a ser un viajero notable y un negociante hábil, rápidamente a Baudelaire, hizo una larga pausa, y dijo:
pero suponían que en sus insomnios y ocios africanos Villon sin duda, ah, y leí de niño a los latinos. Perdóna-
seguía leyendo a los grandes autores. me estoy ahora un poco confuso. ¿Y cuál es su opinión,
doctor Rimbaud, sobre el surrealismo?
Se le ofreció un contrato de tres años.
Creo que allí empezaron a designarlo como doctor Rim-
Por un tiempo yo no lograba entender por qué el poe- baud, o si no, fue culpa de la secretaria del Instituto,
ta (o ex poeta como lo llama ahora Möslinger, luego de quien, como ignoraba su título académico, escribió en
ser picado por el aguijón de sus epigramas) aceptó venir. los programas de clases y en su casillero de correspon-
Explorando motivos deduje cuatro posibles: el elevado dencia: Doctor Rimbaud. Y sin duda el primer sorpren-
sueldo, una nueva oportunidad de viaje, la preferencia de dido resultó el poeta (o ex poeta como lo llama ahora
una ciudad como la nuestra al hoyo húmedo de Roche, Möslinger) cuando empezó a oír a estudiantes y secreta-
y en el menor de los casos, porque creyó en verdad que rias decirle doctor Rimbaud o escuetamente doctor
podía asumir el riesgo de la docencia.
Pero lo peor vino con el inicio de las clases. En su caso
Debo ser honesto: desde su arribo las cosas marcharon a específico, decir clases es un eufemismo. Nuestro docen-
la trompa talega. Su experiencia académica en estudios te se ponía en el aula a garrular dos horas sobre su estan-
no llegaba ni al bachillerato, y eso hacía cosa de dos de- cia en Yemen y en el África nororiental: de su trabajo en
cenios. Nunca había pisado un aula universitaria. Pronto Adén a 50 grados a la sombra, de su comercio con pieles,
nos dimos cuenta que al llamarlo hicimos una improvi- marfil y especias, de las largas y penosas caravanas, de la
sación digna de la universidad más atrasada del África y megalomanía y las ruindades del bribón de Menelik, de
de las universidades patito de América Latina. la sed imperialista de Inglaterra, Francia e Italia lleván-
dose cuanto pueden de aquellas miserables y olvidadas
En su recepción de bienvenida se invitó a la créme de in- regiones…
telectuales y docentes. Los galicistas no cabían de asom-
bro (así decían) por nuestra increíble contratación y nos Desde la primera clase los estudiantes se quedaron pas-
felicitaban con una calidez que ahora me parece candi- mados. A la tercera armaron una zalagarda ante el direc-
dez. Desde aquel primer momento Rimbaud me dio la tor del Instituto, y protestaron aduciendo que se matri-
imagen de algo como un cowboy en una fiesta del Prínci- cularon para asistir a un curso de poesía francesa y no de
pe de Gales, o de modo más rotundo, un efe de caravanas autobiografía con un escenario de países salvajes. Sólo
del África sosteniendo negociaciones de compra y venta un puñado de estudiantes, que han leído su obra como
con el Rector. un deslumbramiento, o la han visto como una revelación,

4
salió en su defensa para halagar lo sabroso de la charla de Menos que por su falta de academia, estoy seguro que se
Rimbaud, salpicada de anécdotas suculentas y de histo- sus insultos se tomarán contra él las pruebas de acusa-
rias donde deja caer de pronto, muy bien integradas a la ción. Pero a decir verdad, yo soy de los pocos que tienen
frase, palabras en árabe o en amhara. Los demás, sobre simpatía por su desenfado, por su ironía llena de dardos
todo las mujeres, han puesto el grito en el cielo, lamen- y aguijones ponzoñosos, por su vitalidad esteparia. Pero
tando que las autoridades universitarias hayan permitido esta vitalidad aquí, en una ciudad sombría y con un frío
un fraude de tales dimensiones, y aseguran que ninguna
boscoso, encuentra pocas salidas. Varias veces me lo he
se matriculará de nuevo con él, ni menos, se les ocurrirá
cruzado en la calle, con las manos en los bolsillos y la mi-
recomendarlo. Desdeñosos, otros dicen que no acudirán
rada angustiada, sin saber a dónde dirigirse. A esto añá-
a sus clases y sólo presentarán el examen final pero igno-
dase la incomunicación: el precario alemán que aprendió
ran de qué literatura habrán de hacerla. Los más serios y
pedantes aseveran que ya no asistirán, porque sería tan- hace 18 años en Stuttgart y en su breve paso de un mes
to como prestarse a la convalidación del megafraude a por Viena, lo ha olvidado prácticamente todo. Por eso no
nuestra universidad. va al cine ni al teatro; por eso a quienes más frecuenta en
la universidad es a los arabistas o visita a los árabes de los
No pocos deploran lo impredecible de su temperamen- barrios pobres, con quienes al menos comparte idioma o
to: sus agrias ironías, sus arranques sin dirección, sus imágenes y recuerdos de poblados y paisajes que apren-
exabruptos explosivos. Por hacer un chiste o reírse de dió a querer.
alguien, el poeta sería capaz de beber sangre en la mis-
ma botella con el diablo, además de que, como apunta A sólo dos meses y medio de su arribo no hallamos la
Möslinger en su marxismo vencido, ése tal por cual, el punta de la madeja ni sabemos cómo salir del sainete.
fulanito francés, el francés de frontera que no sabe si es Doctores y lectores, el llamado Mittelbau, también he-
belga o alemán, en fin, el ex poeta, sólo llegó a ser en los
mos discutido varias veces el singular caso en nuestras
últimos años un sucio explorador de negros en el África,
untas. De cierto no vemos una solución negociada que
a quienes sin consideración les arrancaba la plusvalía.
no lastime a Rimbaud ni lastime a la universidad, pues
podemos pasar a la historia negra de la literatura por
Entre algunos de sus epigramas, Rimbaud ha dicho en
clases que un puñado de magisters, doctores, docentes haberlo despedido. Ya puedo leer libros de biógrafos re-
y profesores del Instituto (me reservo los nombres) son probándonos oprobiosamente por haberlo expulsado a
como garrapatas de biblioteca que se sostienen con una causa de falta de méritos académicos sabiendo el genio
gota de sangre en la madera de los estantes, o que otros que teníamos, y arguyendo que quienes lo echamos, vivi-
son sólo una sarta de haraganes que sólo se aplican a ca- remos en la historia de la literatura más por esta ruindad
lentar la silla, o que los ignorantes MIlanes, a quienes no que por nuestras tareas o resultados mediocres.
se les entiende nada en su jerga de pesadilla, a la que lla-
man estructuralismo o semiótica, enmascaran su falta de De cualquier forma veo imposible que nuestro huésped
capacidad crítica acusando a los otros de no ser “científi- vaya a durar tres años. Tengo la corazonada (así lo he
cos”, como si se pudiera ser científico en poesía y en arte. dicho en las untas) que acabará yéndose por su propio
Ha dicho también que los alemanes desde la infancia pie, porque Alemania posee todo aquello que aborrece:
necesitamos tener la bota sobre el hocico para obedecer
la falta de sol, de libertad libre, de vitalidad y de buen
como soldados nazis. Ha comparado a nuestro director
humor. Y fantaseo a menudo que los rigurosos inviernos,
del Instituto, a causa de su panza enorme y su bigote sin
la despiadada humedad, la disciplina casi castrense y la
aseo, con el carnicero de Charleville, y ha afirmado in-
ausencia de finura y cortesía que caracteriza a nuestro
cluso que es menos fastidioso un negro analfabeta que el
relamido decano, quien con su rigidez física y académica pueblo acabarían siendo nuestros mejores aliados.
parece andar con el cuello pasado por almidón.

5
Viga
POR EDUARDO LANGAGNE

Pero si todo es cosa de llegar a la azotea, Gato. Sólo hay Tal vez los charcos y los perros y la casa de tabique, no
que brincar de una casa a la otra y ya estuvo. hay pavimento ni nada y el Gato cruza la calle para ir a la
escuela y tiene una maestra fea, “porque las bonitas están
El Gato sube por el tubo del agua, piernas bien apretadas,
en otras colonias” y a la salida está lloviendo, y “orita que
manos igual, llega a la parte superior de la barda y brinca
se quite nos vamos a la feria, Gato (sí, Martín)”, y subirse
al otro lado; hay un patio, correr sin hacer ruido (¿ver-
a los caballitos del carrusel cuando ya están dando vuel-
dad, Martín?), y llegar a la escalera de servicio, palparse
tas “porque no traemos dinero”, tal vez: “joven, présteme
el costado asegurándose de que trae el desarmador, aho-
un varo para mi camión y entonces disparar en el tiro
ra subir caracoleando, oscuro todo, seguir subiendo sin
al blanco, te toca, Gato (gracias, Martín)”. Jugar canicas
hacer ruido hasta la azotea, eso es. De aquí ya todo será
frente a la tienda de la señora Lupe que vende calcoma-
más fácil, hay que pasar a la casa vecina cruzando por la
nías, estampillas, álbumes, y que vende esos dulces que
viga que une las azoteas, se ve muy débil, sin embargo
se parecen a las gomitas pero tienen forma de víbora y
tienes que llegar, Gato. Entonces palpa nuevamente el
“la señora Lupita nos fía”, o tal vez: “señora Lupe, déme
desarmador y se monta en viga; aunque tarde más, ese
una agüita o un ponchecito que no esté cascado”, tache
modo es más seguro; no hay nadie, Gato, tienes todo el
vuelve, Gato, “ogado peleas, no se vale mano negra”; “ya,
tiempo del mundo, puedes cruzar así, es más lento pero
Gato, tu no juegas”; “no hay tiro pa los matones”, “chi-
más seguro, todo es cuestión de llegar, agarrar los colla-
ras pelas y pinta tu raya, Gato”; “hay palomas y calacas”.
res y listo, pero primero la azotea, alcanzar la otra azotea,
Tal vez está lloviendo todavía pero la calle es mucho más
lo que sigue es fácil, los collares están en el cajón de la
padre que la escuela, “ahí va Cristina”, “a que no te le de-
derecha, todos juntos en una caja negra, llegar y ya es-
claras, Gato”, “cuánto apuestas”, “mi tirito contra el tuyo”,
tuvo, Gato, así, despacio, montando como si fuera una
alcanzarla, “¡Cristina!”, agachar la cabeza, las manos en
enorme víbora, cruzar, que primero hay que llegar a la
las bolsas, apretar la canica en la derecha y subir la cara,
azotea, los collares están en la caja negra, avanzar, Gato,
“¿quieres ser mi novia?”, mugroso éste, escuincle vago,
lento pero seguro, todo el chiste es llegar, bajar, quitar el
mí mamá me ha dicho que no me une con ustedes, no,
vidrio, desatornillar y quitar el vidrio, los collares están
¿qué te crees?”. Entonces piensas que un día le llevarás
en la caja negra, en el cajón de la derecha, llegar, Gato,
una caita de laca, repleta de collares, y ella te amará y te
aunque sientas que la viga se pandea, no se rompe, Gato,
dirá que sí quiere ser tu novia. “¡Cristina!” y regresas a
llegar, eso es todo.

6
casa, los charcos y los perros y casa de tabique, muchas Empezar de nuevo, Gato, el regreso ha de ser más sen-
casas iguales adentro de un patio largo angosto lleno de cillo, montado en la viga, avanzar muy lento, ¿y si de
ropa sobre mecates casi negros y aquí nomás a tres cua- pronto las luces sobre ti?, las preguntas, ¿qué haces ahí,
dras están las casa grandes, las que tienen vidrios del ta- cabrón?, a lo mejor la patrulla y bájate despacio o te meto
maño de una puerta, no, más grandes, “uh, sí, más gran- un tiro, pero si nada mañas es llegar a la azotea, ¿no, Mar-
des”, “mucho más grandes”, una pedrada contra el vidrio tín? Y bajar de la misma manera que subiste, a lo mejor
y a correr, “córrele, Gato”, otra pedrada, “ahí te alcanzo la luz iluminando tu cara, a lo mejor tu gesto temeroso
(ya nos vieron, Martín)”, pero no los van a reconocer, y tú avanzando lento, montado en la viga, con la caja de
dirán ¿ahora qué hacemos?, estos chamacos son todos laca en una mano, a lo mejor un tiro al aire, levanta las
igualitos, al otro día otra vez la escuela, “no entres, Gato, manos, ladrón, y tú despacio tratando de llegar a la otra
mejor irse de pinta”, “bueno, Martín, no entro”, “¿te gusta azotea, a lo mejor otro tiro al aire y la luz sobre tu cara
la escuela, Gato?”, “ya no hay que ir”. y piensas que si devuelves la caita todo estará arreglado,
a lo mejor tirar los collares pero no, porque serán para
Seguir así, Gato, que ya falta poco, luego bajar, los colla-
Cristina y prefieres el riesgo del tiro al aire y tú decides
res están en el cajón de la derecha, en una caja negra de
que no te van a agarrar y menos ahora que la otra azotea
laca, caminar por la azotea ya no tiene riesgo, cuando
está más cerca (¿verdad, Martín?).
menos ya no el mismo, bajas, aflojas los tornillos y entras
quitando un vidrio nada más, los collares están en la caja
negra, y regresas despacio.

7
5, 4, 3, 2…
POR CARLOS BRACHO

El lugar estaba dispuesto. La escenografía era la adecua- tarse de encima ropas que pudieran estorbar sus deseos,
da. Los reflectores iluminaban el decorado. El ambiente hacían de ella una hembra, una real mujer. Ella, María,
era más bien sensual, íntimo. Quizá eran los filtros de sabedora de sus encantos, María, conocedora de su irre-
las lámparas. Quizá contribuían a lograr esa atmósfera sistible capacidad de seducción, repuso, con la furia ape-
los colores de los muebles, del escritorio de madera o la nas contenida:
alfombra rojo quemado, o el tono de las paredes y las —No olvidaré nunca tu descortesía, tu desamor. No tie-
cortinas color durazno. Las luces, colocadas en puntos nes interés por mis cosas, por mí. Me dejaste sola en mi
estratégicos, hacían que las figuras se prolongaran por departamento. Me asomaba a la ventana, te esperaba, an-
el piso y llegaran luego a la altura del techo, de tal for- siaba tenerte cerca. Te iba a recibir con la bata roja que
ma que cada pared multiplicaba la imagen de los dos. tanto te gusta, al gato de angora lo eché por la ventana,
En todo caso, era un cuarto incestuoso, oficina malévola; para que no fueras a estornudar; pensé, aunque no lo
recinto amoroso; testigo erótico de los abrazos y las cari- creas, en tu alergia, ¿sabes? Corrí las cortinas, apagué las
cias, y los besos de los actores. luces, tenia puesto el casete de María Greever, ése que
A Ricardo le tocaba responder. El jefe de piso del estudio tanto te gusta, te preparé un salmón ahumado, tenía
de grabación comenzó la cuenta regresiva, la cuenta sin vodka y galletas de Noruega. En la habitación —no te
retorno. rías— había olor a incienso y mirra, y bajo la bata, Ricar-
—¡Silencio, se graba! Corre video, 5, 4, 3, 2… do, escúchame, yo sola, sin nada, ¿me oyes?, sin nada…
(María permanecía sentada con una copa en la mano. El “sin nada” me dejó sin aliento y mi imaginación voló a
Estaba un poco resentida por mi olvido. Ayer había sido ese momento perdido, a esa imagen.
mi cumpleaños y ni siquiera tomé el teléfono para decir- —Espera, no sigas —le contesté errabundo—. Eso ya
le lo mucho que la quería. Lo mucho que extrañaba sus pasó… si te digo que tuve un día cargado de problemas,
besos.) quizá no me lo creas… ya pasó. María, mi vida, ahora lo
—Perdón, María, no te enojes… que importa es que estás aquí, que estamos aquí, que no
María apuró el último sorbo del champán. Puso la copa existe nada que nos pueda detener. Tú me deseas tanto
en la mesa de centro y dejó ver con ese movimiento su como yo a ti, y el que me quieras más o el que me quieras
maravilloso busto. Sus redondos y frescos pechos. menos, no tiene importancia. Tú me conoces y sabes que
Su desinhibición, su natural desparpajo, su actitud sin por ti soy capaz de todo.
complejos para lanzarse al abrazo y a su capacidad para María dejó terminar las palabras que yo hilvanaba ape-
emprender el eterno juego de dos, a su prontitud por qui- nas y que eran para demostrarle cuánto la amaba.

8
—Está olvidado ya —dijo después de una pausa larga —Bebe —insistió—. ¡Toma!
clavándose sus negros ojos—. Olvídalo, ya lo he borra- Como si fuera un mar el que tuviera yo que apurar, tar-
do todo, Ricardo. Mejor abrázame fuerte, déjame sentir de largos segundos, horas, días en rastrear primero, y en
como vibra tu cuerpo. Quiero deslizar mi mano en tu encontrar después el escaso líquido. Mi lengua voraz no
cuerpo y ver cómo mis dedos se desplazan por tus venas. sabía distinguir si su piel era el vino, o si el vino, o si el
Las sombras comenzaron a girar y a proyectarse de una vino era ella. Bebí. Pasé una eternidad aspirando esas go-
pared a otra. De la alfombra al escritorio. Del teléfono a tas que fueron para mí océanos que yacían en su piel, que
la hiedra. Del cuadro al cartel. Del candelabro a la per- fue, es, mi refugio, mi oasis.
siana. María era sutil, María era coqueta, María era alta, María
En ese rincón un beso, prolongado, ansioso. Debajo del era fuego, cabellos y formas. María abrazaba como pulpo
sofá los cuerpos como esqueletos con frío, pegados, sin en lo profundo de los arrecifes. María besaba con la fuer-
dejar un resquicio. za y la desesperación reflejada en sus ojos.
En el sillón mis manos recorriendo apresuradas su vien- —¡Corté! ¡Se grabó la escena cuatro del capítulo dos! La
tre, su boca, su cabello. Luego en la alfombra sus piernas escena estaba prevista para un programa de muestra que
inmensas, largas, rodeándose como tentáculos sinies- se vendería, de aprobarse el proyecto, a otros países.
tros. Sus labios contra los míos chupando la última gota Las luces del foro se apagaron. La “María” de la historia y
de miel. Qué piel, qué promontorios como luz que res- el “Ricardo” de le escena sonrieron, se felicitaron.
bala en la palma de la mano. Qué cintura, delgada, firme, —Señores, corte a comer —dio el encargado de la pro-
tibia. ducción.
Como pudo, María tomó una copa y vertió algo del mos- —Disponen de una hora. Cuando regresen vayan a que
to en su cuello. les retoquen el maquillaje. Nos vemos en este mismo
—Bebe —ordenó con voz quebrada. foro. Son las dos de la tarde, así que todo el mundo debe-
Bebí. rá estar listo a las tres y treinta. “María” fue directo a su
Luego puso una gota, ¡una gota!, una gota catedralicia en camerino. Yo, el “Ricardo”, al mío.
cada monte, en cada Paricutín. Escuché los pasos presurosos que se dirigían al comedor.

9
La repentina soledad y el silencio llenaron los pasillos.
No resistí el impulso venido de no sé qué parte, y me
deslicé como gnomo hasta su puerta. Abrió. Allí estaba
“María”. Cerré. Apagué las luces. Le fui quitando una a
una las ropas que apenas disimulaban sus formas. María,
ya sin el personaje de “María”, ya sola y su alma, María, ya
sin reflectores, ya sin veedores molestos e indiscretos, era
tímida, María era lo contrario de “María”. Al principio
no protestó. Casi no hizo ningún esfuerzo por detener-
me. En realidad no tuvo tiempo. No alcanzó a organizar
sus ideas. Cuando la besé tenía sus brazos caídos como
deseando no participar de ese asalto. Parecía que María
opondría alguna resistencia. Pero María sucumbió. Ma-
ría levantó poco a poco sus brazos. Y María me besó.
Primero con miedo, con temor, pero el calor la fue ven-
ciendo. Obtuvo fuerzas del más allá. El resoplido fue de
toro campirano y de fuelle de herrero.
—Qué haces —dijo con voz entrecortada—. ¡No seas
insensato, mi vida..!
El “mi vida” la delató, el “mi vida” la vendió. El “mi vida”
la traicionó. Así que allanado el camino, vencí la última
resistencia y penetré al castillo derribando a los guardia-
nes. Arrasé con la plaza que fue tomada, gozada y sa-
queada en una hora.
El botín fue todo para mí, María lloró de alegría. María
me dio después un último beso, tan largo que allí María
se desdobló en “María”…
—Señora, la esperan ya en el foro. ¡Son las tres y media!
Una voz rápida y monótona se escuchó en el pasillo.
—A ver, María, tú aquí, sentada con la copa en la mano.
Eso es, ¡así! Bien. ¡Vamos a repetir la escena!
El director dio las instrucciones del caso. Los camarógra- Sandra María Pérez León Gutiérrez
fos, los iluminadores, el equipo de producción, el audio y
el video estaban listos para tomar nuevamente la escena.
Las luces se encendieron.
—¡Silencio todo mundo! Se graba. ¡Listo video! Corte
video, 5, 4, 3, 2,…

10
Tornasol y morado
POR
PORSANDRA
SANDRAVALENZUELA
MORTIS

Estoy aquí, la trompeta anuncia el espacio


donde despertamos las diosas
y el amanecer se tiñe de morado
mi cabeza resplandece adornada con flores tornasol
mis cabellos rojos como manzanas
en ellos viven conciencias revolucionarias
mis piernas no tienen 25 años ni son exquisitamente bellas
pero recorren este México de los años 2000.
Estoy aquí, el libro sagrado hablante de
un Dios omnipotente con una corona de hombres
desata mandamientos en furiosa voz
frente a delitos de una nueva Jerusalén.
Por eso desde este poema canto, olvido la tristeza y canto.
Estoy en ese sendero como Moisés
en arenas de mi exilio en propio deseo.
Mientras llego en la hora dura de roer, espérame.
Llevo en los pies el peso de lo ajeno
cuando muerden mi mano protectora.
Quiero ser marcada como un violín
optima y musical en preciso instante
de nuestra tragedia predilecta.
Dame tus manos para sembrar una nueva cosecha,
dame tus manos, hoy no haremos gimnasia
frente a la luciérnaga extraviada en el vitral.
Mastiquemos hierbas amargas
que nos fortalezcan en el siguiente invierno.
Estoy aquí, Isaías amonesta, su voz habla de flores póstumas
en el chisporroteante universo. Cierro mi cuaderno.

11
Ella posa la mirada en cada segundo amanecido
desmoronándose en un filón de lluvia en los instantes
su agua se abraza a mis palabras… ¡Ah, ella conmigo!
Pirámide del viento Abre la comitiva de mi sangre para verse desnuda en mis pupilas,
seglar, como una gota de agua al viento.

Tiene mis lágrimas en sus ojos de modo que mi alma


llena de tempestad, elucubra, se regodea, sucumbe.
La sueño diluida en el verano
amada, existente sobre el pretil de un silencio que yo poseo.
Está hecha de tormentas y buganvilias
su altura apunta justamente en el medio de su base,
con aroma a furia, pirámide del viento.

No, no estoy en ella indolente y perezoso tan solo ansío su aguacero tibio
la calidez de sus senos
su fuego orquestal sacudido en mis manos
su montaraz albedrio
el tacto de su intimidad al roce en la séptima belleza
anhelo estar ahí compartiendo el pan, la mirra, la ceniza
el dátil de su lengua
el vuelo en su monte de venus
la tierra de sus pasos
su crisol predilecto
su orgullo
su fuego
POR FRANCISCO PALACIOS

su fortuna
el pecado, el estigma y la expiación ofrendada en su jugosa mordedura.

No, no estoy en ella indiferente tan solo anhelo su aguacero tibio


las uvas de su angustia dolorida,
la mansedumbre de su mirada en el principio de la noche
hacia donde emigra su voz de mariposa impía y lisonjera.

He aquí, ella llueve sin ataduras, expuesta…


amarga
única
turgente
y tiemblan sus caderas paralelas a mi deleite agotado

12
La metáfora
subrayada
POR FEDERICO CORRAL VALLEJO

VII. TEXTOS TEMÁTICOS La metáfora es un don: entra a la subconsciencia de las


Como ya se ha mencionado a los autores de quienes to- cosas y descubre un mundo de ocultas realidades en el in-
mamos sus textos referentes al tema de la metáfora. Por terior de la realidad que nos es dable ver, sentir, gustar, sin
un lado el maestro José Muñoz Cota nos entrega un via- que ello auspicie el encuentro con las semejanzas intimas
je filósofo literario, y por el otro, la joven poeta Raquel que son, en sí, el alma oculta de las apariencias.
Vázquez nos recrea el tema de manera poética, usando El caracol tiene su casa y las mariposas sus alas pintadas.
como guía a la metáfora misma. Ambos textos son de El poeta vive sumergido en una metáfora constante.
suma importancia para lograr una mejor comprensión Intuye el paisaje esencial de la naturaleza. Penetra en el
del tema hasta aquí tratado, todo lo anterior queda im- alma de la existencia y obedeciendo a la incitación de lo
preso como divagación ante la posible ingenuidad de la desconocido, cumple la filosofía de los sueños que crecen
pregunta ¿Qué es una metáfora? en la espiga de las palabras.
Porque cada palabra es la casa de una metáfora y noso-
a). LA METÁFORA DE MUÑOZ COTA: tros, simples vehículos de palabras, superamos la existen-
cia y trascendemos, en busca del ser, mediante el empleo
de las metáforas.
VIAJE EN TORNO A LAS METÁFORAS

II
I
La metáfora es el retrato –metamorfosis de la poesía- es la
Llega la metáfora con aire de chicuelo malcriado, a romper
misma realidad que rompe los muros que a emparedan y
los vidrios de las ventanas y balcones.
le permite escapar de su laberinto innato para volar a la
La metáfora obedece a la necesidad vital de la sorpresa; es
conquista del espacio.
el inicio del asombro y es a su vez el principio de la cultura.
La metáfora destruye los límites del tiempo y, algo
Las cosas existen, están o parecen estar; pero la metáfora
sublime: aumenta la creación al humanizarla, al conferir
motiva el instinto de la aventura creadora.
un luminoso animismo a las cosas inmóviles.

13
Así las esquinas insomnes, fatigadas de su plantón piritual de Alberto Hidalgo, señala: “amarro las playas al
sempiterno, que huyen escogiendo su dirección y el color de podador de sueños para matarlo de jardines”…
su aurora.
V
III El gran prestidigitador de las metáforas que fue el poeta
Vencedora de las limitaciones lógicas, de la presión del peruano Alberto Hidalgo, se dio al trabajar de fijar la ge-
tiempo exacto y abrumada por la rigidez de la lógica e nealogía y naturaleza de la metáforas; cada especie con un
incluso de la razón misma, la metáfora significa el salto ejemplo de su propia espiga.
mortal del trapecista sonámbulo. Así algunas de ellas –dos o tres solamente-:
Baila sobre la cuerda floja a riesgo de caerse y di- “Materialista, concreción de los abstracto: “el viento arras-
simula las expresiones multitudinarias que no han crecido tra a la noche para violarla tras la perspectiva”…
lo bastante para comprenderla y amarla.
Anímica; su utilización de lo concreto:
El cerebro –a pesar suyo- es alambique de metáfo-
“Si la redecilla no les rodeara las alas se volarían los ven-
ras y el corazón también.
tiladores…”
Cada metáfora es única; cabal y completa se vale
A semejante. Por parecido formal:
por sí misma. Cada metáfora llena sus cosmos, un mundo
“Las acequias sacan la lengua cuando caen de un plano a
inédito. Hay quienes vegetan su existencia pidiendo pres-
otro”…
tadas las metáforas impostergables; pero el poeta –que es
imaginación y sensibilidad- respira un aire metafórico y Alberto Hidalgo registra 20 variantes.
posee la virtud mitológica: él, como Midas, transforma en
metáfora todo lo que toca. VI
La metáfora es la segunda piel
IV El poeta es sensibilidad, emoción, inspiración y
Hay hombres de enflaquecido intelecto, que no saben que oficio, ritmo inferior, todo pero a través de la metáfora que
el lenguaje es una forma elemental de la metáfora; pero no sirve de puente luminoso.
hay acto que no encubra una intención metafórica. La au- Ante la visión poética y filosófica del maestro y orador José
tenticidad de la metáfora y no su falsificación ya es harina Muñoz Cota, en relación con la metáfora; cabe mostrar el
de otro parquecillo celestial. trabajo literario de alguien que a pena empieza en el ca-
Pensamos usando la metáfora que amplía la vi- mino de la escritura, pues seguramente su visión aportará
sión; encerramos dentro de una metáfora la realidad del algo desde su trinchera metafórica.
cosmos que todavía no hemos aprehendido. Por eso el
niño, y el indígena, se expresan en sentido figurado y para b). LA METÁFORA DE VÁZQUEZ:
ampliar su interpretación, siempre justa y cabal, compa-
ran las cosas que ya conocen y del frotamiento de dos ideas
nace el fuego de la metáfora original, emotiva, simple y EL LADRÓN DE METÁFORAS
profunda. La intuición me dice que
Señaló Spencer, en un libro antiguo que ya nadie al caer la noche
encuentra, cómo los seres primitivos, llamaron al ferroca- no regresarás a visitar
rril: caballo de fuego. las metáforas escondidas
Los aztecas, poetas y filósofos, denominaron al río en mis ojos.
Papaloapan: río de mariposas.
Hubo una vez un ladrón de metáforas que hurtó risas a las
El poeta argentino, Néstor Alberto Sofía, hijo es- bocas desconfiadas y robó el conejo a la luna hábilmente,

14
pues en su profunda soledad quería salir de la rutina, ter- sintácticas, ya lingüísticas, ya reflexivas, han elaborado
minar de una vez con los monólogos desvelados. estudios minuciosamente detallados en relación a la me-
Sólo deseaba platicar con el conejo, llevarle serenata a las táfora; plumas de gran valía como las de Alfonso Reyes,
metáforas de otros (poetas y ladrones) con guitarras y fo- Jorge Luis Borges, Fernando Vallejo, Agustín Batra, José
llaje de violines. A través de sus miles de hurtos descubrió Lezama Lima, Alí Chumacero, Octavio Paz, entre otros,
la identidad secreta de la esperanza: una llamarada que nos han legado un sinfín de textos ya literarios, ya acadé-
camina contra el viento. micos, en los cuales podemos afianzar nuestra investiga-
La conocí tras cien asaltos al banco de coral. Después de ción, agrandar nuestro criterio, así como profundizarlo
haber cometido todos sus crímenes, lloró amargos versos, en nuestra apreciación para concientizar nuestro análisis.
los más recónditos de sus ojos, porque no pudo robarle un Jorge Luis Borges por ejemplo nos entrega uno de los en-
beso a la bruja pervertida y horrible de todos los cuen- sayos más meticulosos y profundos, en las páginas de su
tos. Pero ni en los sueños más descabellados, concibió que libro Arte Poética, debo aclarar que este estudio por de
alguien como él, haya logrado robarle un beso frío a la más interesante, con lo cual mantiene cautivo al posible
muerte y vivir para contarlo. lector interesado en el tema, antes de ser publicado como
ensayo, fue la segunda de las seis conferencias sobre poe-
Otros autores de estudiosos no sólo de la poesía, sino sía que el autor ofreció en inglés en la Universidad de
de la palabra en toda su manifestaciones, ya poéticas, ya Harvard durante el curso 1967-1968.

Sandra María Pérez León Gutiérrez

15
Subasta de Poemas

El silencio
tiene un precio
POR MARIO LEÓN URIARTE

Y me escapé del bullicio miro que el tiempo se pasa,


para venir al silencio, sin sentirse, sin sentirse.
hay distancia de por medio Oigo el chasquido del agua,
pero se puede encontrar. siento que llueven las hojas,
¡Vamos!, te invito a mi pueblo, bajo mis plantas descalzas.
que esta sierra y este monte Mis ojos siguen de cerca
por nada habré de cambiar, a dos mariposas blancas
que el silencio tiene un precio en correspondido amor.
Que nada puede pagar. Con este carrizo largo,
¿Cuánto me das por mi pueblo? quiebro el espejo del agua
no, no te acepto la ciudad. mientas cruje la hojarasca,
Este árbol lo vale todo, de mis pies al caminar,
estas piedras y el barranco y miro el árbol que muerto,
o las charcas del arroyo aún se sostiene de pie.
que cuando llueve se crecen Canta el agua, la cigarra
para arrastrar el ropaje y el viento canta también;
de la hojarasca que espera sol, caricias, madreselvas
que soló el viento se atreva y el aire sabe escuchar…
a moverla de su arrebato. ¿Qué si vendo yo mi pueblo
Dormita el agua en la peña, o el arroyo del lugar?
verde y amarillo el monte, ¡El silencio tiene un precio,
y yo tirado en las piedras, que nada puede pagar!

16
Poemas

No es posible el olvido
POR MARIO LEÓN URIARTE

¿Cómo?... que te olvidé… ¡qué bah!


si apenas miro alrededor de mí
estás en la pared, en el azul,
en las sencillas cosas y en el aire;
estás en el final y en el principio,
en el amanecer y en el ocaso,
el eje medular de mis acciones
y el impulso vital de cada instante.
Que te olvidé… ¡qué bah!
no se puede mudar de piel a piel
ni mirar a la luna sin soñar;
no es posible olvidar las madrugadas,
los domingos, el viernes y el rosal.
Que te olvidé… ¡qué bah!
si la semilla que sembramos juntos,
tuvo abono y escardo y agua fresca
y el amor es la savia que alimenta.
y es la magia que cura y es veneno.
No te puedo olvidar y no lo intento,
ganaste al tiempo la batalla.
No te puedo olvidar, te llevo dentro,
sangre, célula, beso y oración;
te llevo en mí,
como se lleva el sol la llamarada
y la arena confunde en su ropaje el mar.
Que te olvidé… ¡qué bah!
te llevo dentro.
Sandra María Pérez León Gutiérrez

17
Poemas

Señores, y
no entiendo...
POR MARIO LEÓN URIARTE

No sé si la situación Quisiera dar la razón al intelecto


o la conciencia de ser, de por qué del valor y el desvalor;
me llevan a proponer por qué está más arriba el que es más bajo,
tan lamentable cuestión… y suele hacerse honor al deshonor.
Y es que en verdad señores,
yo no sé si la inflación es como un globo
Que el comunismo es bueno, no lo sé;
que a golpe de pulmón la van hinchando,
lo dice el comunista y su mamá,
o es aquella señora gorda de allá en la esquina,
y la razón la da al imperialista,
a un niño desnutrido amamantando.
el optimista, hablando de Vietnam.

Ignoro si la bolsa de valores


es como el sube y baja de aquel parque, Y mientras pienso en la luna,
que obedeciendo a la razón del peso, un lote pronto adquirir,
se inclina al lado del señor obeso. no sé si al ruso o al gringo
me tendré que dirigir.
Tan sin- igual pareja me entretiene,
esa señora gorda inflacionaria En tanto que el mundo gira,
y el obeso señor en la balanza; yo sigo sin entender,
invaden mi cerebro como tromba, Si la izquierda o la derecha
mas esto no me ciega, y otras cosas,
señores ¿qué debo hacer?...
¡ay! señores, que no puedo entender.

Que el aire se está acabando,


Que la píldora no es buena,
que ya no habrá que comer…
que la droga te hace daño,
Señores, paren la Tierra,
que la muchacha de enfrente,
se casa o se casa este año. que ya quiero deponer.

18
Poemas

Al diablo con
el poeta
POR MARIO LEÓN URIARTE

A veces quisiera ahogar no hay lugar para el poeta,


al poeta que hay en mí que ya deje de soñar,
callar su voz para siempre, que aunque grite y que maldiga,
esconderlo en un rincón, por más palabras que diga
dejarlo bajo un zapato, no será fácil cambiar
de donde no salga más … el mundo que compartimos…
Y es que el poeta señores, Ya le he cantado a la Patria,
es un ser incomprendido al amor y a Soledad,
que sufre como el que más, a la vida y a la muerte,
cuando mira la injusticia, al compañero, a la flor,
cuando ve que nos cabrones al olvido, a la amistad,
se joden a los demás… y tal parece señores
Muchas veces me lo he dicho que aquí nadie me escuchó.
¡al diablo con el poeta! Tendré que morir entonces
que vive dentro de mí, para matar al poeta
voy a echarlo de mi casa, que vive dentro de mí…
voy a correrlo de aquí O tal vez cuando yo muera
pero es inútil, no puedo, vendrá el poeta a vivir.
es tanta tu terquedad Y es que el poeta señores,
que me acerca, que persigue, es un ser incomprendido
exigiéndome que escriba que sufre como el que más,
lo que otros quieren callar. cuando mira la injusticia,
Cómo poder explicarle cuando ve que unos cabrones
que ya basta de poseía, se joden a los demás.
que en esta era moderna

19
Recordando a
Mario León

LEÓN URIARTE el poeta, MARIO LEÓN el de-


clamador; MARIO LEÓN URIARTE, el amigo,
el maestro, el bohemio. Todo ello encarna una
misma persona que, en pleno siglo XX, parece ser
un juglar que va de plaza en plaza contando sus
historias, sus vivencias, con un lenguaje que –sin
alejarse de la expresión poética- se idéntica, con
la mayorías. Es la objetividad hecha palabra bella
que armoniza con lo subjetivo; sublimiza aspectos
duros y enérgicos en expresiones simples… coti-
dianas…

20
Con dedicatoria a Béene

Mi casa, mi pueblo
POR PROFR. SANTOS GARCÍA WÍKIT

En un apacible rincón del Noroeste, en el Valle del Yáki, las cosas más altas y graves que el pensamiento humano
Sonora, México, se encuentra un Pueblo llamado Béene, pueda concebir. Aquí está la Edad Media hecha Poema y
que significa “cuesta abajo”, hoy llamado también Belén símbolo en la imagen esbelta, soñadora y espiritual.
o Pithaya, ubicado dentro de las 500,000 hectáreas de te-
rreno, que nos asignó por acuerdo, el Presidente Lázaro
Aquí en Béene, amanecen los primeros albores, dando
Cárdenas del Río en Octubre de 1938.
gloria y nimbo a la gallarda figura de Tétabiákte, Jefe de
Armas y todos esos singulares Yákis que pasearon sus
Apartado del bullicio de comercios, de las gentes cita- Armas, por los campos de la Leyenda y de la Historia.
dinas, está este Pueblo famoso en los anales de la Histo-
ria y de la Fábula Yáki, “Reliquia Venerable” de la vieja
Las Revoluciones transformaron la Tierra, tocaron a
Pusolána, lugar de Poesía y de silencio, yace esta “Villa
muerte las Armas Yákís, Béene cerrando la última pági-
Peregrina”, como entregada a un sueño de siglos, cual si
na de su Historia, se acostó a dormir el sueño eterno, a la
a contarnos fuesen los graves secretos de la eternidad.
sombra de sus viejos y melancólicos mezquites, el aroma
inextinguible y sutil de 10 siglos de vida humana.
El tráfago moderno huye de este rincón solitario, hacía
lugares de más fácil placer, donde más alegres suenan las
Para quienes amen la Poesía de la Historia y amen tam-
voces de los mercados, que aún no se ha atrevido el mo-
bién la de la Leyenda, más filosófica ésta a veces que la
dernismo abrir.
misma Historia, para los que sientan la noble tristeza de
lo arcaico, la mansedumbre del recuerdo, las dulzuras
Esta -Tierra Madre”, ni el Telégrafo a tender sus vibrantes inefables del silencio y del reposo, ele para los que ten-
hilos, sobre esta triste calzada, ni la Locomotora a surcar, gan devoción a las “Tradiciones del Arte Patrio”, pocos
bebiendo los vientos de esta campiña austera, la ha cam- lugares de meditación y de ensueño habrá más bellos,
biado; por aquí ha pasado la vida Yáki, desde los tiempos originales, íntegros y deleitosos, que este amable Pueblo
de los Súles, de las costumbres viejas, hasta el ocaso del de Béene. Un torpe afán de prosaicos y vulgares refor-
Siglo XVIII, con sus postreras lumbres de vida Yáki. madores, va borrando poco a poco la fisonomía de los
Pueblos de Pusolána. COI Lugares donde mejor se sabo-
Béene, “Libro magnífico de piedra”, del que cada página rea la Poesía de lo pretérito, son los Pueblos Indígenas,
es un pedazo de Historia, un capítulo de Leyenda, una esos relicarios de nuestro Arte y de nuestro espíritu, van
Anécdota peregrina, aquí están 10 siglos contemplán- perdiendo todo su carácter, por un absurdo concepto de
dolos, aquí están en materia y en espíritu, mirándonos la civilización, como si ésta consistiese en la línea recta
con sus cuencas vacías, como las órbitas de las calaveras, y en las “casas-colmena” de 7 pisos y en extrañas nove-
aquí están, hablándonos de la vida y de la muerte, de la dades no cupiera un sano y artístico 11111 progreso, en
Leyenda y de la Historia, de la Belleza y de la Verdad, de la evolución natural de la “Vieja Casa”, mi Casa, Béene.

21
Armero
POR SILVIA ROUSSEAU

Sin duda las tragedias naturales nunca podrán ser re- truyó y los restos del pueblo se convirtieron un gran
producidas en una película en su magnitud real, sin sepulcro comunal.
embargo, los hechos pueden narrarse aunados a otra Algunos trozos de este hecho lamentable se encuen-
historia paralela y llevar al espectador por un camino tran en videos de la época, y la cinta se acerca mucho
de emociones agrestes, teniendo una visión del pasado a lo detallado por las personas involucradas con el se-
con su tristeza dosificada. guimiento del fenómeno volcánico. Si hubo respon-
La película Armero (2017) escrita y dirigida por sables de negligencia, la que esto escribe no conoce a
Christian Mantilla, reúne el rompecabezas previo al ciencia cierta lo ocurrido con ellos, lo que sí quedó
desastre, las piezas que conformaron aquella noche registrado, es que el caos y el dolor posteriores fueron
dolorosa y forma una fotografía mental de las esce- enormes.
nas que la prensa internacional estuvo enviando en De aquellas imágenes que le dieron la vuelta al mun-
los momentos posteriores; se esboza la difícil tarea de do, queda en la memoria la carita de Omaira Sánchez,
rescatistas, coloca puntual las situaciones y errores que una niña ejemplo de valentía y fortaleza, atrapada en
ocurrieron en un punto de Colombia no conocido an- el fango, aunque se intentaron formas de rescate no se
tes de la desgracia. Una tragedia que pudo ser evitada. logró salvarla. Casos como el de esta niña se cuentan
En su momento, la noticia en México fue opacada otros que fueron exitosos, aunque hubo sobrevivientes
porque aún estaban frescas las tumbas de las víctimas que sufrieron amputaciones en miembros inferiores.
de los terremotos de mil novecientos ochenta y cinco, Los fenómenos naturales seguirán existiendo por des-
pero ese mismo año, el trece de noviembre, desapa- gracia, debemos estar preparados, esta es la mayor en-
reció del mapa Armero, Colombia, el cercano volcán señanza de esta conmovedora cinta.
Nevado del Ruíz hizo erupción derritiendo la nieve de
sus costados, dejando caer por la pendiente un arroyo
de lodo y piedras, la crecida del río aledaño al poblado
de pronto se convirtió en un monstruoso caudal im-
parable. De los treinta y un mil habitantes de Arme-
ro sobrevivieron el diez por ciento, los lugareños, sus
animales, edificios, iglesia, parques, casas, todo se des-

22
Cuatro minutos
POR SEGURA GORTÁREZ

Era un viernes del mes de mayo, el día más esperado de El Dr. Garfella lo revisó, confirmó lo que los paramédi-
la semana por el personal que laboraba en el servicio de cos mencionaban y se pasó al cuarto rojo de reanimación
urgencias del hospital general, en las primeras horas de la para continuar con las medidas aplicadas y colocarle un
mañana, esperando la llegada de lo imprevisible, nunca tubo de plástico en la tráquea para asistirlo con un respi-
se sabe lo que sucederá en emergencias, no hay dos días rador artificial e iniciar las medidas avanzadas, a los po-
iguales, la rutina parece haber desaparecido, es una caja cos minutos el paciente recobró los latidos de su corazón
de sorpresas algunas agradables, la mayoría muy tristes, y el pulso, empezaba a luchar con el ventilador siendo
cuando se pierde la salud aunque sea por unos instantes necesario sedarlo.
parece que la vida termina.
—Es Jairo nuevamente, otra vez su corazón, segura-
Se escuchaba el sonido inconfundible de una sirena de mente dejó de tomar los medicamentos. —le dijo el mé-
ambulancia, a cada momento más fuerte, se acercaba a dico a la enfermera Diana.
urgencias, el chofer no apagó la sirena al subir la rampa
Jairo era un hombre joven de 23 años, delgado, alto, con
hacia la puerta de entrada de urgencias, lo que significa-
cabello desaliñado, con múltiples tatuajes en la mayor
ba que el paciente que traían los paramédicos estaba en
parte de su cuerpo con una historia muy dolorosa, aban-
condiciones críticas.
donó su hogar a los 14 años, su padre un alcohólico in-
Entró una camilla empujada por los paramédicos de la veterado, llegaba el la madrugada golpeaba a su esposa
cruz roja, uno de ellos ventilaba al paciente con un ambú y a sus hijos, decidió huir y empezó a vivir debajo de un
y el otro arriba de la camilla dando masaje cardiaco ex- puente, cerca de las vías del ferrocarril, utilizó todo tipo
terno a un paciente masculino de aproximadamente 20 de drogas y se inyectaba nalbufina en la vena, sufrió 3
años de edad. El socorrista le informó al médico, que lo años antes, una grave infección de las válvulas cardiacas
encontraron debajo de un puente, postrado en la ban- quedando dos de ellas dañadas para siempre, con in-
queta con dificultad respiratoria y que durante su trasla- suficiencia cardiaca irreversible, condenado a morir en
do en la ambulancia había presentado paro cardiorrespi- poco tiempo, al menos que se le trasplantara un corazón
ratorio y habían tenido que iniciar las medidas básicas de sano, por lo que tenía que tomar medicamentos en forma
reanimación cardiopulmonar. constante para evitar los episodios de edema agudo pul-

23
monar, ya que al suspenderlos lo hacían ingresar a la sala —¿Eso no es cierto doctor? — Cuestionando al médi-
de urgencias, en esta ocasión era la sexta vez. co. Ante la mirada de asombro de Diana.
Dos horas después el edema pulmonar había desapareci- —Es verdad, Jairo y Diana. Solo 4 minutos tenemos de
do, la frecuencia cardiaca se había normalizado y se de- vida. Uno nunca sabe cuando va a morir, cuando tu cora-
cidió despertar a Jairo, recuperó su estado de alerta como zón se detiene y dejas de respirar, las células de tu cerebro
si no hubiera pasado nada. solo aguantan 4 minutos sin oxígeno, si no te reaniman
antes tu cerebro muere y aunque se logre recuperar el la-
—¿Cómo te sientes Jairo? —preguntó el médico. Jairo
tido cardiaco, haya asistencia ventilatoria y medicamen-
asintió con la cabeza abrió y cerró los ojos, indicando
tos, estás muerto, pero si antes de esos 4 minutos alguien
que estaba bien. —- te voy a retirar el tubo que tienes en
logra reanimar tu corazón tienes más posibilidades de
la tráquea, ya sabes lo que debes hacer, cuando yo te diga
sobrevivir. 4 minutos Jairo, no más, así que, cada 4 minu-
toses y lo retiro—. Así se hizo.
tos debes agradecer a la vida que te mantienes vivo.
—Gracias doctor, nuevamente la libré.
—Nunca lo había visto desde ese punto de vista doc-
—Así es Jairo, otra vez la libraste. tor—comento Diana.
—No debes suspender tus medicamentos, eso pasa por —Por eso la urgencia más grave en medicina es el paro
no hacer caso—inquirió la enfermera Diana. cardiorrespiratorio, tenemos tan solo 4 minutos para tra-
—Hay que vivir la vida—replicó Jairo. Tenemos solo tar de reanimar a ese individuo, y tan solo en cuatro de
un día de vida y hay que vivirlo al máximo. cada diez lo podemos lograr. Si esto lo entendiéramos
todos, nuestra forma de actuar sería diferente. Es una
—No Jairo, no tenemos un día de vida, tenemos solo
fracción pequeñísima que tenemos de vida.
4 minutos.

Sandra María Pérez León Gutiérrez

24
Sandra María
Pérez Leòn Gutiéerrez

También podría gustarte