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Lecturas: Métodos utilizados en el establecimiento del estado autoritario nazi:

Persuasión y coerción, uso de la fuerza.


Decreto del Incendio del Reichstag1
[…]Hitler, que presentó el decreto al gabinete a las once de la mañana del 28 de febrero,
recordó a sus colegas conservadores que la coalición se había propuesto desde el
principio acabar con los comunistas […] Hitler dejo clara su intención de actuar
implacablemente y sin hacer mucho caso a los formalismos legales. La lucha contra los
comunistas, dijo, ≪no debe hacerse que dependa de consideraciones judiciales≫ […]El
gabinete, pasando por alto las objeciones de Papen a la cláusula 2, accedió a presentar el
decreto a Hindenburg, que lo firmó pese al hecho de que en él cedía una parte
significativa de sus poderes al gobierno de Hitler. Entró en vigor inmediatamente. El
párrafo I suspendía artículos claves de la Constitución de Weimar y proclamaba: Son
admisibles así, más allá de los límites legales que puedan establecer otras normas,
restricciones a la libertad personal, al derecho de libre expresión de opiniones, incluida la
libertad de prensa, el derecho de reunión, de asociación, la inviolabilidad de las
comunicaciones postales, telegráficas y telefónicas, y la necesidad de orden judicial para
los registros domiciliarios y las confiscaciones, así como los derechos de propiedad.
El segundo párrafo permitiría al gobierno hacerse cargo de los estados federados si estaba
amenazado el orden público. Estos dos párrafos, válidos ≪hasta nueva orden≫,
proporcionaron cobertura legal para todo lo que habría de seguir en los meses siguientes.
Podía ponerse en marcha así ya, con toda firmeza, la toma nazi del poder.
El decreto del incendio del Reichstag se emitió en medio de un alud de propaganda […]
acompañada de todo género de tropelías y atrocidades. La propaganda tuvo su efecto.
[…]
Al Ministerio de Justicia llegaron más de doscientos telegramas de agrupaciones locales
nazis de todo el país, exigiendo que los ≪subhumanos≫ cuyos ≪diabólicos planes de
aniquilación≫ amenazaban con convertir ≪nuestra Patria en una extensión de
escombros empapados de sangre≫, debían ser liquidados a tiros o estrangulados
públicamente delante del edificio del Reichstag.

La Ley Habilitante y el fin del gobierno democrático2


Hitler presentó un proyecto de ley que le permitiría gobernar por decreto durante cuatro
años, convirtiéndolo esencialmente en dictador. Su coalición con la DNVP le dio el 52 por
ciento. Eliminando el 12 por ciento del KPD, intimidando a muchos de los diputados del
SPD para que no asistieran a la reunión en la Ópera de Kroll (la nueva sede del
Reichstag...), y ofreciendo al Zentrum/BVP garantías para la protección de derechos de la
Iglesia Católica, se superó la mayoría de dos tercios que necesitaba. Todos los diputados
que asistieron a la sesión, excepto los del SPD, votaron a favor del proyecto de ley,
convirtiéndose así en la Ley Habilitante (444 a 94 diputados votando a favor). Acosando,
prohibiendo y “comprando” el apoyo de los partidos católicos (con la aprobación del

1 Evans, R. (2003). La llegada del Tercer Reich. Ediciones Península. Barcelona.


2 Gris, B., Perera S., Aylwrad, V., Habibi, M. (2015). Estados Autoritarios. Oxford Programa IB Diploma.
Vaticano, que en 1929 ya había llegado a un acuerdo con el régimen fascista en Italia), se
enterró el gobierno democrático en Alemania. Hindenburg firmó el proyecto de ley,
transfiriendo más o menos sus poderes constitucionales al canciller. Si la muerte de
Weimar fue el resultado de un asesinato político o un suicidio político sigue siendo un
área de debate […]La aprobación de la Ley en marzo de 1933 fue el preludio de una serie
de leyes cuando los nazis implementaron el proceso de Gleichschaltung. La Ley
Habilitante por sí sola no garantizaba que todas las instituciones dentro de Alemania
estuvieran comprometidas con el gobierno nacionalsocialista. Instituciones como las
iglesias y el ejército, el movimiento obrero y el servicio civil tuvieron que ser controlados
para hacer realidad el poder nazi.
La purga del servicio civil
La Ley para el Restablecimiento del Servicio Civil de abril de 1933 se promulgó para evitar
las dificultades que habían plagado a Weimar. Constituyó una purga del servicio civil, lo
que permitió al gobierno eliminar elementos que consideraba antinazis. Los “funcionarios
que no sean de ascendencia aria” debían ser despedidos, al igual que los “funcionarios
cuyas actividades políticas hasta el momento no ofrecen garantía de que apoyarán en
todo momento al estado nacional sin reservas”. La intención era eliminar a cualquier
persona hostil al nacionalsocialismo, así como a los descendientes de judíos del servicio
público: empleados en los campos del poder judicial, la diplomacia y la educación. Esta
"limpieza" también fue una oportunidad para recompensar a los nazis leales (los "Viejos
Combatientes" o Alte Kämpfer, aquellos que se habían unido al partido antes de
septiembre de 1930), así como para atraer a lo que se conoció como las "Violetas de
Marzo": aquellos que se unieron el Partido después de marzo de 1933 para avanzar en
sus carreras.
La abolición de sindicatos y partidos políticos3
[..]Las dos alas del movimiento obrero habían estado unidas en la oposición al
nombramiento de Hitler como canciller en enero de 1933. Y ambas habían padecido actos
de violencia y represión en los dos meses siguientes, con ocupaciones y destrozos de
locales en número creciente por bandas de camisas pardas. Según los propios sindicatos,
hasta el 25 de marzo habían sido ocupadas sus sedes por camisas pardas, las SS o
unidades policiales en 45 poblaciones distintas de todo el Reich. Esa presión era la
amenaza más directa posible a la existencia continuada de los sindicatos como los
representantes funcionales de los trabajadores en la negociación de los salarios y las
condiciones con los patronos. Abrió también una brecha, que se amplió rápidamente,
entre los sindicatos, por una parte, y los socialdemócratas, por otra [..].
El 2 de mayo de 1933 camisas pardas y hombres de las SS irrumpieron en todas las oficinas
sindicales de orientación socialdemócrata del país, se apoderaron de todos los periódicos
y revistas sindicales y ocuparon todas las delegaciones del banco sindical. Leipart y todos
los demás funcionarios sindicales fueron detenidos y puestos en situación de ≪detención
preventiva≫ en campos de concentración, donde muchos de ellos fueron objeto de
malos tratos y de humillaciones brutales, y puestos en libertad al cabo de una o dos
semanas. En un incidente particularmente horroroso, paramilitares nazis mataron de una

3
Evans, R. (2003). La llegada del Tercer Reich. Ediciones Península. Barcelona.
paliza a cuatro funcionarios sindicales en el sótano del edificio de los sindicatos de
Duisburg el 2 de mayo. Toda la administración del movimiento sindical y sus valores se
pusieron en manos de la Organización de Células de Fábrica […]Los grupos paramilitares
habían quedado así eliminados con la misma eficacia que los partidos políticos. En el
verano de 1933 se había completado prácticamente la creación de un Estado de partido
único. Solo quedaba, como posible obstáculo para llegar al poder absoluto, Hindenburg,
un senil cero a la izquierda que no parecía tener ya voluntad propia y cuyo cargo había
quedado neutralizado por las disposiciones de la Ley de Habilitación. El Ejército había
accedido a mantenerse al margen. El medio empresarial y de las finanzas se había
sometido. El 28 de junio de 1933 Joseph Goebbels celebraba ya la destrucción de los
partidos, los sindicatos y los paramilitares y su sustitución por el monopolio del poder a
manos del Partido Nazi y sus organizaciones filiales: ≪El camino hacia el Estado total.
Nuestra revolución posee un asombroso dinamismo≫.

La Noche de los Cuchillos Largos4


Dueño del poder político, Adolf Hitler se enfrenta a diversas oposiciones internas a lo
largo del año 1933 y principios del año 1934. La primera proviene de las filas de sus
propios amigos, especialmente de las SA. Hace tiempo que Röhm (Jefe de la SA) y los
dirigentes de la milicia nazi desean que se eliminen las estructuras tradicionales de la
Reichswehr con el propósito de liderar un ejército alemán nazificado. Una pretensión que
preocupa a los generales. Esta dificultad viene aparejada de un problema social: las SA
(Sturmabteilung), auténtico movimiento popular, se ha visto aumentada, desde el 30 de
enero de 1933, por una masa de desempleados y de desplazados sociales que esperan
que el poder nazi le garantice una escalada social a costa de las clases dirigentes
tradicionales […]este resurgimiento del nazismo populista y contestatario importuna a
Hitler, puesto que amenaza con hacerle perder las fuerzas que necesita para consolidar
su poder, a saber, el ejército, el mundo de los negocios, la aristocracia y el presidente
Hindenburg.
[…] Al mismo tiempo, debe hacer frente a las ambiciones de políticos que provienen de
horizontes diversos [...] Su portavoz es Papen […]La relación de Papen con Hindenburg y
con el ejército hace temer dichas denuncias: una desautorización del presidente bastaría
para arrastrar con él al ejército y pondría en entredicho el poder de Hitler[…] No obstante,
Hitler no ignora que la aprobación popular tendría poco peso ante una ruptura con el
Presidente y la clase dirigente. Es este análisis el que lo lleva a pasar a la acción, máxime
cuando la situación urge precipitar los acontecimientos, puesto que Hindenburg, que
tiene ya ochenta y siete años, está gravemente enfermo y Hitler quiere sucederle para
convertirse ipso facto en jefe supremo de los ejércitos. Pero esta sucesión requiere el
acuerdo de los dirigentes de la Reichswehr, quienes, en una consulta realizada en abril y
mayo de 1934 por el Führer, le dan su aprobación con la condición de que este garantice
el monopolio militar del ejército con respecto a las milicias del partido nazi y que reduzca
los efectivos de las SA. Una visita a Hindenburg el 21 de junio termina por convencer a
Hitler de que urge tomar una decisión […]Hitler actúa con una brutalidad inaudita y,
aprovechando una reunión de los mandos de las SA en Wiesssee, donde se encuentra
Röhm, ordena su arresto el 30 de junio de 1934. La mayoría son ejecutados por las SS el

4
Corni. (2017). Breve Historia del Nazismo (1920-1945). Alianza Editorial. Madrid.
mismo día en ese lugar o en Múnich, incluido Röhm, mientras que en Berlín, Göring y
Himmler (jefe de las SS) dirigen la represión. En total, se contabilizaron entre ciento
cincuenta y doscientas ejecuciones.
Además, Hitler aprovecha la situación para impresionar o atacar a todos los demás
oponentes. Así pues, Schleicher, su ayudante Bredow y Gregor Strasser, fueron
asesinados en sus casas. La oposición conservadora también se vio afectada: el jefe de la
Acción Católica, Klausener, fue asesinado, así como los dos colaboradores más próximos
de Papen, su secretario Bose y el periodista Jung, redactor del discurso de Marburgo,
mientras que el propio Papen fue detenido en su propia casa. Esta masacre del 30 de
junio, bautizada como «La Noche de los Cuchillos Largos» (con motivo del título de un
himno de las SA: Afilaremos nuestros largos cuchillos), provoca en toda Europa un
sentimiento de horror. Sentimiento que no comparten ni
los conservadores alemanes ni los dirigentes del ejército, quienes solo quieren recordar
de este acontecimiento la eliminación de las SA, que les satisface y alivia. El 2 de julio,
Hindenburg felicita a Hitler y a Göring por su carácter decisivo, y Blomberg, ministro de la
Reichswehr, manifiesta su reconocimiento en un orden del día en el ejército. El 1 de
agosto, víspera de la muerte de Hindenburg, el gabinete decide que las funciones de
presidente y de Canciller del Reich sean las mismas. Hitler se convierte en jefe de las
Fuerzas Armadas. Este golpe de Estado «constitucional» es ratificado por los miembros
conservadores del gabinete, del ejército, así
como por los electores, de los que un 90 por 100 votan «sí» en el plebiscito del 19 de
agosto de 1934 mediante el cual Hitler hace aprobar su dictadura.

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