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CEFALEA

DEFINICIÓN
Se caracteriza por dolor dentro de la bóveda craneal. Las cefaleas pueden
producirse como resultado de una situación patológica benigna, procesos intra- o
extra craneales, enfermedades de otros sistemas corporales, estrés, tensión
osteomuscular o una combinación de estos factores. La mayoría de las cefaleas
son leves y transitorias, y se alivian con un analgésico leve. Sin embargo, algunas
cefaleas son crónicas, intensas y recurrentes.

TIPOS DE CEFALEA Y MANIFESTACIONES


MIGRAÑA
 La migraña es una cefalea vascular recurrente que dura de 4 a 72 horas, que se
inicia a menudo por un suceso desencadenante y, normalmente, se acompaña
de una disfunción neurológica.
 Es más frecuente entre los 25 y 55 años.
 Más del 80% de las personas con migraña tienen antecedentes familiares.
 La migraña puede manifestarse diariamente o infrecuentemente, como una vez
al año.
Existen dos tipos de migraña, migraña común y migraña clásica.
MIGRAÑA COMÚN:
 Este tipo es el más frecuente y está asociado a factores hereditarios. La fase de
aura está ausente; los pacientes son conscientes sólo de que la cefalea es
inminente.
 La cefalea se presenta gradualmente, dura de horas a días, y pueden
manifestarla mujeres durante los períodos de tensión premenstrual y de
retención hídrica.
 A menudo, los pacientes presentan escalofríos, náuseas y vómitos, fatiga y
congestión nasal.
MIGRAÑA CLÁSICA
La migraña clásica tiene varias fases, que son las siguientes:
 La fase de aura se caracteriza por manifestaciones sensoriales, normalmente,
trastornos visuales como manchas brillantes o destellos en forma de zigzag en
los campos visuales. Esta fase dura de 5 a 60 minutos. Otros síntomas
sensoriales menos frecuentes incluyen entumecimiento u hormigueo en la cara o
una mano, debilidad en un brazo o una pierna, afasia leve, confusión,
somnolencia y descoordinación. Además, algunos pacientes sienten una
premonición de la crisis el día anterior; pueden sentirse nerviosos o con cambios
en el estado de ánimo. El período de aura corresponde al cambio fisiológico
inicial de vasoconstricción.
 La fase de la cefalea se caracteriza por vasodilatación, disminución de la
concentración de serotonina y el inicio de una cefalea pulsátil. Parece que el
dolor se debe a un aumento de la permeabilidad vascular y a la exudación de poli
péptidos por las terminaciones nerviosas peri vascular, en lugar de la
vasodilatación en sí misma.
Las arterias cerebrales se dilatan y muestran edema y rigidez en su pared. La
cefalea suele comenzar unilateralmente, y puede afectar, finalmente, a ambos
lados según aumenta su intensidad en las siguientes horas. A menudo se
presentan náuseas y vómitos. El paciente puede sentirse gravemente enfermo y
a menudo se muestra muy irritable. Los órganos sensoriales se vuelven a
menudo hipersensibles, y el paciente evita los ruidos y la luz. El paciente
presenta sensibilidad en el cuero cabelludo. La cefalea puede durar desde varias
horas a 1 o 2 días.
 Durante la fase posterior a la cefalea, la zona está sensible al tacto, y el paciente
muestra un dolor intenso. El paciente está agotado. El tamaño vascular y la
concentración de serotonina vuelven a la normalidad.
CEFALEA EN BROTES
La cefalea en brotes es un ardor muy intenso, unilateral, por detrás o alrededor de
los ojos. Se manifiesta, predominantemente, en varones de 20 a 40 años. Las
cefaleas se presentan en grupos o en «brotes» de uno a ocho cada día, durante
varias semanas o meses, seguidas de períodos de remisión que duran de meses
a años (Hickey, 2003). El mecanismo fisiológico causal de las cefaleas en brotes
se desconoce, pero comprende un trastorno vascular, la alteración de los
mecanismos serotoninérgicos, un defecto simpático, o la alteración en la
regulación del hipotálamo.
Aunque se puede manifestar la cefalea en cualquier momento, comienza,
normalmente, entre 2 y 3 horas después del comienzo del sueño, despierta a la
persona, y luego, dura de 15 a 180 minutos. Los signos prodrómicos están
ausentes. Un dolor intenso unilateral alrededor o detrás de un ojo acompañan a
rinorrea, lagrimeo, rubor, sudoración, edema facial y una posible miosis o ptosis en
el lado afectado. El mismo lado de la cabeza está afectado en cada brote.
Las cefaleas se producen, a menudo, en primavera y otoño y luego, desaparecen
durante un período prolongado. Las crisis pueden desencadenarse por beber
alcohol, comer algunos alimentos, tomar medicamentos como nitroglicerina, o
pueden tener una causa desconocida.
CEFALEA DE TENSIÓN
La cefalea de tensión se caracteriza por dolor bilateral, con una sensación de una
banda tirante o compresiva alrededor de la cabeza. Se pueden manifestar puntos
dolorosos claramente localizados (puntos desencadenantes). El inicio es gradual y
la intensidad, frecuencia y duración de la crisis varía notablemente. Este tipo de
cefalea está causado por la contracción constante de los músculos de la cabeza y
el cuello. Está desencadenada, a menudo, por situaciones estresantes y ansiedad.
Entre las causas secundarias se incluyen el uso prologando del ordenador y
trastornos oculares, auditivos, sinusales o de las vértebras cervicales. Una postura
anómala asociada a trabajos que requieren la inclinación del torso sobre una mesa
(p. ej., oficinistas, estudiantes) precipita, a menudo, una cefalea de tensión.
Además, bajar los hombros mientras se lee o ve la televisión puede causar
contracción muscular. La mayoría de las cefaleas son del tipo de tensión.

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FISIOPATOLOGÍA
Los huesos y el tejido cerebral carecen de fibras nerviosas sensibles al dolor, pero
algunas estructuras determinadas de la bóveda craneal son sensibles al dolor. La
cefalea se manifiesta cuando se produce tracción, presión, desplazamiento,
inflamación o dilatación de los nociceptores (terminaciones nerviosas que son
receptores de los estímulos nocivos), en áreas sensibles al dolor (Hickey, 2003).
Las estructuras sensibles al dolor incluyen estructuras de sostén, como la piel, los
músculos, el periostio; las cavidades y los senos nasales, las meninges, los pares
craneales II, III, IV, V, IX y X, y los vasos cerebrales, como las arterias extra
craneales y los senos venosos. La mayoría de las estructuras faciales y del cuero
cabelludo son sensibles al dolor. Los tipos más frecuentes de cefaleas son
migraña, cefalea en brotes y cefalea de tensión

DIAGNÓSTICO
El diagnóstico y el tratamiento se basan en la anamnesis, la identificación de
sucesos desencadenantes, y el tipo de cefalea. Una anamnesis y exploración
física completas son parte integral de la valoración. Las pruebas neuro
diagnósticas permiten descartar un proceso patológico estructural. Las pruebas
pueden incluir:
Una gammagrafía cerebral, RM, radiografías del cráneo y de la columna cervical,
EEG o punción lumbar para analizar el LCR, si se sospecha de inflamación.
También, se pueden realizar pruebas metabólicas y de hipersensibilidad si se
sospecha de problemas sistémicos.

COMPLICACIONES
Las complicaciones de una cefalea pueden incluir dolor crónico, problemas para
concentrarse, cansancio, ansiedad, depresión y alteraciones del sueño. En casos
graves, también pueden manifestarse síntomas neurológicos o enfermedades
subyacentes potencialmente mortales, como un aneurisma cerebral o un accidente
cerebrovascular.

 Migrañas crónicas: La cefalea puede convertirse en una migraña crónica


si no se trata adecuadamente.
 Cefalea en racimos: Puede suceder que la cefalea se convierta en una
cefalea en racimos, un dolor de cabeza extremadamente doloroso y
debilitante.
 Depresión y ansiedad: La cefalea crónica puede llevar a la depresión y la
ansiedad debido al dolor y el malestar constantes.
 Pérdida de sueño: La cefalea puede dificultar conciliar el sueño o hacer
que el sueño sea incómodo, lo que puede llevar a la pérdida de sueño.
 Abuso de analgésicos: Si la cefalea crónica no se trata adecuadamente,
puede llevar al abuso de analgésicos y otros medicamentos, lo que puede
empeorar la condición a largo plazo.

TRATAMIENTO

La identificación de la causa o causas subyacentes de una cefalea es el objetivo


principal de la asistencia interdisciplinaria. Si la causa subyacente es tratable, la
cefalea disminuirá, a menudo, o desaparecerá. Un diagnóstico preciso del tipo de
cefalea es la clave del tratamiento. El tratamiento de la migraña comprende una
combinación de educación del paciente, medicación, y medidas para controlar los
factores que contribuyan a su manifestación. Puede ser necesario introducir
cambios dietéticos, como la eliminación de la cafeína, las carnes curadas, el
glutamato monosódico (GMS) y alimentos que contengan tiramina (vino tinto,
queso curado, entre otros). El control del estrés o la biorretroalimentación son
también parte importante de la estrategia general. Los protocolos de tratamiento
de la cefalea en brotes incluyen la eliminación de factores agravantes (p. ej.,
consumo de alcohol) y el consumo de medicamentos y de inhalación de oxígeno.
El tratamiento de la cefalea de tensión tiene como objetivo reducir el grado de
estrés del paciente y aliviar el dolor con hielo y ácido acetilsalicílico o fármacos
antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

El tratamiento farmacológico: Depende del tipo de cefalea. Los objetivos del


tratamiento son reducir la frecuencia y la gravedad de las cefaleas y limitar o
aliviar una cefalea que comienza o está en progreso.

El tratamiento de una migraña incluye la administración de medicamentos para


prevenir el dolor (tratamiento profiláctico), así como fármacos para detener (o
frenar) una cefalea en progreso. El paciente con migrañas frecuentes es candidato
para un tratamiento profiláctico.

Los fármacos que se emplean para reducir la frecuencia y la gravedad de una


migraña son los siguientes:

 Maleato de metilsergida, antagonista de la serotonina que bloquea


competitivamente los receptores de la serotonina en el SNC y es también
un vasoconstrictor potente.
 Clorhidrato de propanolol es un betabloqueante que evita la dilatación
vascular en la piamadre e inhibe la captación de serotonina.
 Topiramato y ácido valproico son fármacos que actúan en el SNC y
anticonvulsivos. Han sido autorizados por la FDA para prevenir migrañas.
ACCIONES DE ENFERMERÍA

 Antes de comenzar el tratamiento, comprobar el pulso y la presión arterial en


ambos brazos, en el paciente tumbado, sentado y de pie.
 Valorar los datos de referencia de la glucemia, el hemograma, los electrólitos y
las pruebas hepáticas.
 Comprobar si el paciente tiene antecedentes de diabetes o trastorno de la
función renal.
 Comprobar la frecuencia y la calidad de las respiraciones; los fármacos de esta
categoría pueden causar disnea y broncoespasmo.
 Administrar el fármaco con las comidas para evitar trastornos digestivos.
 Tener en cuenta que los betabloqueantes causan bradicardia y puede que la
frecuencia cardíaca no aumente en respuesta al estrés, como un ejercicio o la
fiebre. Informar al facultativo si el pulso desciende por debajo de 50 o si la
presión arterial cambia notablemente.
 Enseñar al paciente o a un familiar cómo analizar el pulso y la presión arterial.
 Administrar el fármaco con las comidas o leche, para reducir la irritación
digestiva, debido al aumento de la producción de ácido clorhídrico.
 Valorar las complicaciones renales, del SNC y cardiovasculares.
 La dosis del fármaco se reducirá gradualmente durante 2 a 3 semanas, para
evitar cefaleas de rebote. Es necesario un intervalo de 3 a 4 semanas sin
medicación, por cada período de tratamiento de 6 meses para evitar
complicaciones.
 Controlar los signos de ergotismo, como frío o entumecimiento en los dedos de
las manos y de los pies, náuseas, vómitos, cefalea, mialgia y debilidad. La
vasoconstricción puede alterar más la circulación periférica y aumentar la presión
arterial.
EPILEPSIA
DEFINICIÓN:
La epilepsia (denominado también trastorno convulsivo) es un trastorno crónico de
descargas eléctricas neuronales anómalas, recurrentes, excesivas y de resolución
espontánea. La epilepsia se caracteriza por convulsiones recurrentes que se
acompañan de algún tipo de cambio en la conducta.
CLASIFICACIÓN Y MANIFESTACIONES DE EPILEPSIAS
En la clasificación, las convulsiones se dividen en las que afectan sólo a parte del
cerebro (convulsiones parciales) y las generalizadas (afectan a todo el cerebro).
Una persona puede presentar más de un tipo, en cuyo caso se denominan
convulsiones mixtas.
CONVULSIONES PARCIALES
Las convulsiones parciales comprenden la activación de sólo una parte limitada de
un hemisferio cerebral. Una convulsión parcial sin alteración de la conciencia se
denomina convulsión parcial simple; si la conciencia está alterada, se denomina
convulsión parcial compleja.
CONVULSIONES PARCIALES SIMPLES
Las manifestaciones de las convulsiones parciales simples dependen de la zona
afectada del cerebro.
Las manifestaciones pueden incluir alteraciones en la función motora, signos
sensoriales o síntomas autónomos o psíquicos. Normalmente, está afectada la
porción motora de la corteza, que causa contracciones musculares recurrentes de
la cara o de la parte contralateral del cuerpo, como un dedo o la mano. Esta
actividad motora puede estar confinada en una zona o propagarse
secuencialmente a las zonas adyacentes, fenómeno que se denomina marcha
jacksoniana o convulsión jacksoniana.
Las manifestaciones de una convulsión parcial simple que afecten a la parte
sensorial del cerebro pueden incluir sensaciones anómalas o alucinaciones.
Asimismo, el paciente puede manifestar trastornos en la función del sistema
nervioso autónomo, que causan taquicardia, rubor, hipotensión e hipertensión, o
manifestaciones psíquicas, como una sensación de «déjà vu» (sensación de que
«esto ya ha ocurrido antes») o temor o ira inadecuados, durante una convulsión
parcial simple.
CONVULSIONES PARCIALES COMPLEJAS
Durante una convulsión parcial compleja, la conciencia queda alterada y el
paciente puede presentar una actividad no intencionada y repetitiva, como
chasquido con los labios, caminar sin rumbo o tirarse de la ropa. Estas conductas
se denominan automatismos. Durante una convulsión, el paciente pierde el
contacto con su medio; es frecuente que manifieste amnesia después de la
convulsión, y pueden pasar varias horas hasta que el paciente recupere
totalmente la conciencia. Las convulsiones parciales complejas se originan,
normalmente, en el lóbulo temporal y pueden estar precedidas de un aura, como
un olor infrecuente, una sensación de «déjà vu»o una emoción intensa repentina.
CONVULSIONES GENERALIZADAS
Las convulsiones generalizadas comprenden ambos hemisferios del cerebro así
como las estructuras cerebrales más profundas, como el tálamo, los núcleos
basales y la región superior del tronco encefálico. En caso de convulsiones
generalizadas, la conciencia está siempre alterada. Las crisis de ausencia y las
convulsiones tonicoclónicas son las formas más frecuentes de actividad convulsiva
generalizada; se producen con más frecuencia (especialmente, en los niños) que
las parciales.
CRISIS DE AUSENCIA
Las crisis de ausencia (petit mal) se caracterizan por el cese breve y repentino de
la actividad motora, que se acompaña de una mirada en blanco y de falta de
respuesta a los estímulos. Las crisis de ausencia son más frecuentes en los niños
que en los adultos. La crisis dura, normalmente, de 5 a 10 segundos, aunque
algunas pueden durar 30 o más segundos. Durante una crisis de ausencia, se
pueden observar movimientos como aleteo de los párpados o automatismos,
como chasquido con los labios. La actividad convulsiva puede variar desde
episodios ocasionales hasta varios cientos al día.
CONVULSIONES TONICOCLÓNICAS
Las convulsiones tonicoclónicas (grand mal) son el tipo más frecuente de
convulsiones en los adultos. Este tipo de convulsiones sigue un patrón
característico. Un aura de aviso puede preceder a la convulsión generalizada. El
aura puede ser una sensación vaga de intranquilidad o una sensación anómala
gustativa, visual, auditiva o visceral (como un gusto metálico en la boca, olor a
goma quemada o la visión de una luz brillante). Sin embargo, a menudo la
convulsión se presenta sin previo aviso. La convulsión comienza con la pérdida
repentina de la conciencia y contracciones musculares tónicas intensas
(fase tónica de la convulsión). La contracción muscular provoca la expulsión del
aire de los pulmones y el paciente puede gritar. El paciente pierde el control de la
postura y cae al suelo en una postura opistotónica. Los músculos están rígidos,
con los brazos y las piernas extendidas y la mandíbula apretada. Es frecuente la
incontinencia urinaria; también, se puede observar incontinencia fecal. La
respiración cesa y se manifiesta cianosis durante la fase tónica de una convulsión.
Las pupilas están fijas y dilatadas. La fase tónica dura, como tiempo medio, unos
15 segundos, aunque puede persistir hasta 1 minuto.
La fase clónica, que sigue a la fase tónica, se caracteriza por la alternancia
de contracción y relajación de los músculos en todas las extremidades, junto
con hiperventilación. El paciente tiene los ojos en blanco y suelta espuma por la
boca. La fase clónica tiene una duración variable y remite gradualmente. Toda la
fase tónico clónica de la convulsión dura, generalmente, no más de 60 a 90
segundos.
Después de la fase clónica de la convulsión, el paciente permanece
inconsciente y no responde a los estímulos. Este período se denomina
postica o fase. El paciente está relajado y respira con tranquilidad; recupera la
conciencia gradualmente y puede mostrar confusión y desorientación al caminar.
Después de una convulsión, el paciente puede manifestar a menudo cefalea,
mialgia y fatiga, y dormir durante varias horas. La amnesia de la convulsión es
normal; también, es posible que el paciente no recuerde sucesos previos a la
convulsión.
Debido a la falta de avisos en caso de las convulsiones tonicoclónicas, el paciente
puede lesionarse. Se pueden producir un traumatismo craneoencefálico, fracturas,
quemaduras o accidentes de tráfico de manera secundaria a las convulsiones.

ESTADO EPILÉPTICO
El estado epiléptico se puede manifestar durante una actividad convulsiva. En este
caso, la convulsión es continua, con períodos breves de calma entre convulsiones
intensas y persistentes. Las convulsiones repetitivas pueden ser de cualquier
clase, aunque, generalmente, son del tipo tonicoclónico . Las convulsiones
repetitivas tienen un efecto acumulativo, y producen contracciones musculares
que pueden interferir con las respiraciones. El paciente presenta un riesgo elevado
de manifestar hipoxia, acidosis, hipoglucemia, hipertermia y agotamiento, si no se
detiene la actividad convulsiva. El estado epiléptico se considera una situación
médica de urgencia y potencialmente mortal, que precisa un tratamiento
inmediato.

FISIOPATOLOGÍA

Normalmente, cuando la mente está funcionando activamente, la actividad


eléctrica cerebral está de sincronizada; cuando la mente está en reposo, la
actividad eléctrica está ligeramente sincronizada. Se piensa que la mayoría de las
convulsiones se originan en unas pocas neuronas inestables, hipersensibles e
híper reactivas del cerebro.

Durante la convulsión, estas neuronas producen una descarga híper sincrónica,


rítmica y repetitiva. Aunque el factor de iniciación exacto de la actividad convulsiva
no se ha identificado, se han propuesto varias teorías

 Alteraciones en la permeabilidad o en la distribución iónica a través de la


membrana celular.
 Alteraciones en la excitabilidad de las neuronas de la neuroglia (la neuroglia está
formada por las células de tejido conjuntivo o de sostén del SNC, que incluye los
astrocitos, la oligodendroglía y la microglía).
 Cicatrización o disminución de la inhibición de la actividad de la corteza cerebral
o de la región talámica.
 Desequilibrio de los neurotransmisores excitatorios e inhibitorios, como por
ejemplo acetilcolina (ACh) o ácido gamma aminobutírico (GABA).

Todas las personas tienen un umbral de convulsiones; cuando este umbral se


supera, se puede producir una convulsión. En algunas personas, el umbral de
convulsiones puede ser anormalmente bajo, lo que aumenta su riesgo de
manifestar convulsiones; en otras personas, los procesos patológicos pueden
alterar el umbral de convulsiones. Las neuronas que inician una actividad
convulsiva se denominan foco epileptogénico. La actividad neuronal anómala
puede permanecer localizada, causando una convulsión parcial o focal, o puede
propagarse para afectar a todo el cerebro, causando una actividad convulsiva
generalizada.

Las convulsiones pueden ser también provocadas o no provocadas. Las


convulsiones no provocadas (primarias o idiopáticas) no tienen una causa
identificable, y se presentan como múltiples episodios que se diagnostican como
un trastorno convulsivo. Las convulsiones provocadas (secundarias) incluyen las
causadas por un estado febril en niños, toxemia de la gestación, la abstinencia
rápida de alcohol o barbitúricos, situaciones metabólicas sistémicas (como
hipoglucemia, hipoxia, uremia y desequilibrios electrolíticos) y enfermedades
cerebrales (como meningitis, hemorragia cerebral o edema cerebral).

Las necesidades metabólicas del cerebro aumentan notablemente durante la


actividad convulsiva. La demanda de trifosfato de adenosina (ATP), la fuente de
energía del cerebro, se incrementa, aproximadamente, un 250%. Por ello, la
demanda de glucosa y de oxígeno (necesarios para producir ATP) aumenta, y el
consumo de oxígeno se incrementa, aproximadamente, un 60%. Para satisfacer
este aumento de la necesidad de oxígeno y de eliminación de dióxido de carbono
y otros productos finales del metabolismo, aumenta el flujo de sangre cerebral en,
aproximadamente, 2,5 veces respecto de la normalidad.

Mientras que la oxigenación, la glucemia y la función cardíaca sean normales, el


flujo de sangre cerebral puede responder a este aumento de la demanda
metabólica cerebral. Sin embargo, si el flujo de sangre cerebral no puede
satisfacer estas necesidades, se produce agotamiento y destrucción celular.

DIAGNÓSTICO
Las pruebas diagnósticas sirven para confirmar el diagnóstico de la convulsión y
confirmar las causas tratables y los factores desencadenantes. Las exploraciones
radiológicas incluyen la RM y la TC para comprobar anomalías en el cerebro, y
una radiografía de cráneo para identificar problemas óseos. Un
electroencefalograma (EEG) ayuda a localizar lesiones cerebrales y confirmar el
diagnóstico.
Se puede realizar una punción lumbar para analizar el LCR y confirmar una
infección (aumento de leucocitos) o la presencia de tumores (aumento de la
concentración de proteínas). El análisis de sangre sirve para comprobar el
hemograma, los electrólitos, la urea en sangre y la glucemia.

TRATAMIENTO
Los médicos generalmente empiezan por tratar la epilepsia con medicamentos. Si
los medicamentos no curan la enfermedad, los médicos pueden proponer una
cirugía u otro tipo de tratamiento.

MEDICAMENTOS
La mayoría de las personas con epilepsia pueden dejar de tener convulsiones al
tomar un medicamento anticonvulsivo, al que también se lo llama medicamento
antiepiléptico. Otras personas pueden disminuir la frecuencia e intensidad de las
convulsiones al tomar una combinación de medicamentos.
Es posible que estos medicamentos tengan algunos efectos secundarios. Algunos
de los efectos secundarios leves incluyen los siguientes:

Fatiga
Mareos
Aumento de peso
Pérdida de densidad ósea
Sarpullidos
Pérdida de la coordinación
Problemas del habla
Problemas de memoria y razonamiento

CIRUGÍA
Cuando los medicamentos no proveen un control adecuado de las convulsiones, la
cirugía podría ser una opción. En la cirugía para la epilepsia, el cirujano extrae la
parte del cerebro que provoca las convulsiones.

Los médicos suelen recurrir a la cirugía cuando las pruebas indican que:
Las convulsiones se originan en una zona pequeña y bien definida del cerebro; la
zona del cerebro que se operará no interfiere con las funciones vitales, como el
habla, el lenguaje, la función motora, la visión o la audición.

TERAPIA
Además de los medicamentos y la cirugía, estas terapias potenciales pueden ser
una alternativa para el tratamiento de la epilepsia:
*Estimulación del nervio vago.
*Dieta cetogénica
*Estimulación cerebral profunda
*Neuro estimulación receptiva

COMPLICACIONES
Daño cerebral por causas prenatales o perinatales (por ejemplo, hipoxia o
traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer); malformaciones congénitas o
trastornos genéticos con malformaciones cerebrales asociadas; traumatismos
craneoencefálicos graves; accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada de
oxígeno al cerebro; infecciones cerebrales como meningitis, encefalitis o
neurocisticercosis; tumores cerebrales.

ACCIONES DE ENFERMERÍA
La actuación de Enfermería ante una crisis epiléptica debe ser:
1. Fase ictal
 Si se reconocen los signos y da tiempo, ayudar al paciente a sentarse o ir a
la cama antes de que empiece la crisis
 Mantener la calma y tranquilizar al paciente y familia.
 Garantizar que el paciente esté en un entorno seguro.
 Controlar, pero permitir, todo tipo de movimiento convulsivo.
 Asegurar la vía aérea.
 Observar la forma de inicio de la crisis y el desarrollo de la misma.
 Controlar con reloj la duración de la crisis.
2. Fase postictal
 Observar los síntomas sin interferir.
 Observar el nivel de conciencia y orientación temporo espacial.
 Administrar oxigeno si es posible.
 Brindar ayuda sin imponerla.
 Observar el tiempo de duración de esta fase.
 Registrar de forma minuciosa y pormenorizada en la historia del paciente
todos los datos recogidos.

Qué no debe hacer enfermería durante la crisis epiléptica:

 No introducir los dedos ni objetos metálicos entre los dientes del paciente.
No introducir objetos en su boca ni intentar administrar medicamentos
orales.
 No manipular los miembros afectados para impedir las contracciones
musculares.
 No intentar la estimulación del paciente durante el periodo postictal.
 No exigirle que se levante, ni darle agua o medicación.
 Enfermería no debe alarmarse si el paciente tiene una crisis convulsiva
similar a las anteriores. Se debe avisar al médico cuando:
 La convulsión dura mucho tiempo (más de 4 minutos).
 La crisis es diferente a las anteriores.
 El paciente entra en estatus epiléptico (no recupera la conciencia entre
crisis)
 Si se ha producido alguna lesión durante la crisis.

Si la crisis no cede, Enfermería deberá:

 Canalizar una vía periférica con suero fisiológico.


 Abrir la vía aérea y colocar un Guedel, si el paciente lo tolera.
 Aspirar secreciones si precisa.
 Administrar oxígeno a alto flujo.
 Extraer sangre para analítica.
 Administrar medicación según prescripción médica (Valium, midazolam,
fenitoína…).

Enfermería debe

 Observar la crisis epiléptica, describiendo y registrando el orden cronológico


y su duración.
 Observar el inicio, describiendo y registrando la hora de inicio y conducta
previa (llanto, movimientos estereotipados…); los factores
desencadenantes (estimulación luminosa/auditiva/sensitiva/emocional
fiebre, sueño, alcohol, hipo/hiperventilación, menstruación…).
 Observar los movimientos, describiendo y registrando los cambios de
posición y sitio de comienzo (mano, pulgar, boca o generalizadas); fase
tónica, si la hay; fase clónica (sacudidas, partes corporales afectadas,
características en general).
 Observar la cara, describiendo y registrando cambios de color (palidez,
cianosis o enrojecimiento) y transpiración.
 Observar la boca, describiendo y registrando la posición, desviación de la
comisura, mordedura de la lengua…
 Observar los ojos, describiendo y registrando la posición (hacia adelante,
arriba, los lados o movimientos divergentes); las pupilas (cambio de
tamaño, igualdad y reacción a la luz).
 Observar el esfuerzo respiratorio, describiendo y registrando presencia y
duración de apneas; presencia de estertores.
 Observar otros eventos, describiendo y registrando si existe micción y
defecación involuntaria.
 Observar después de la crisis, describiendo y registrando la hora de
terminación; el estado de conciencia/motor (si habla, se mueve…);
constantes vitales.

Promoción de la salud

Enseñe a los pacientes con cefaleas de tensión técnicas de relajación, como


masajes o biorretroalimentación. También puede ser eficaz el asesoramiento para
controlar la ansiedad crónica. Hay que identificar los desencadenantes de la
migraña o de la cefalea en brotes y, si es posible, eliminarlos. Por ejemplo, se
pueden incorporar hábitos eficaces a la vida cotidiana, como evitar el estrés físico
y emocional, tener patrones de sueños regulares y constantes, comer con
regularidad, y evitar alimentos específicos o alcohol. Algunas recomendaciones
específicas se resumen en la

Valoración

Obtenga los siguientes datos a partir de la anamnesis y la exploración física.

Anamnesis:

■ Antecedentes de un traumatismo, tumor o infección intra cerebral; antecedentes


detallados y descripción de las características de la cefalea; antecedentes
familiares; factores desencadenantes; dieta habitual; efectos de las cefaleas
recurrentes en el estilo de vida, las actividades cotidianas (AC) y el desempeño de
los roles.

Exploración física:

■ Piel (diaforesis, palidez, rubor), ojos (foto sensibilidad, lagrimeo), fuerza


movimiento muscular.

Diagnósticos e intervenciones de enfermería

La respuesta principal de un paciente que precise de intervenciones de enfermería


es dolor agudo. Elabore intervenciones de enfermería que ayuden al paciente a
identificar estrategias para controlar el dolor y las molestias de la cefalea.

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