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Encuentra su origen, por una parte, en las relaciones entre Estados soberanos, que en
un principio se caracterizaban por una descentralización, aunque actualmente ésta se ve
corregida por la existencia de la ONU. Por otra parte, también es producto de la
descolonización, antes de la cual las colonias eran Estados sin derechos, meros
instrumentos de negocio.
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situación de globalización, que permite que se produzcan intercambios económicos, de
inversión y de información prácticamente incontrolables, dificulta en gran medida la
protección por parte de los Estados de sus nacionales.
- Las consecuencias más importantes son, por una parte, la interdependencia entre
Estados, ya que el conjunto de medidas tomadas entre Estados en común desborda el
marco tradicional de soberanía de los Estados (un resultado positivo de esta
interdependencia es, por ejemplo, los Derechos Humanos), y por otra parte, la dificultad
de protección de los ciudadanos por sus Estados en interior y exterior de sus fronteras.
Los Principios Estructurales del Derecho Internacional vienen fueron formulados por la
Resolución AG. 2625 (XXV), cuyo nombre completo es «Declaración sobre los principios
de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre
estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas». En la Declaración se
proclama que constituyen principios básicos de derecho internacional, lo que ha
corroborado la Corte Internacional de Justicia, al calificar a algunos de los principios allí
incluidos como “fundamentales”, “esenciales” o “cardinales”. La formulación de estos
principios no es completa, pues sólo se contemplan los siguientes:
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3. El Principio de no injerencia (La obligación de no intervenir en los asuntos que
son de la jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Carta)
4. El Principio de obligación de cooperación (La obligación de los Estados de
cooperar entre sí, de conformidad con la Carta)
5. El Principio de igualdad de derechos y libertad de determinación de los pueblos,
6. El Principio de igualdad soberana de los Estados, a pesar de la existencia de
diferencias económicas o culturales.
7. El Principio de actuación conforme a la buena fe (El principio de que los Estados
cumplirán de buena fe las obligaciones contraídas por ellos de conformidad con
la Carta)
Cabe observar que algún principio incluido en la Carta, como el de promoción y respeto
de los derechos humanos, sólo es enunciado en la A/RES/2625 (XXV) en el marco de
otros principios, pese a tener una indudable autonomía. Y aunque se hace referencia al
libre desarrollo social y económico de los pueblos, no se incluye el derecho al desarrollo
ni el principio de ayuda a los Estados menos desarrollados. Sin que tampoco se haya
incluido el principio de protección al medio ambiente, por haberse consagrado a partir
de 1972. Y debido a que se refieren a las relaciones pacíficas entre Estados, no se han
enunciado los principios de derecho humanitario bélico.
Estos principios tienen una doble función. Por una parte, expresan valores generalmente
aceptados por la comunidad internacional en su conjunto, informan las distintas
estructuras jurídicas que hoy integran el derecho internacional. En ellos se encuentra, por
tanto, el núcleo de las normas de ius cogens. Por otra parte, constituyen verdaderos
principios de organización de la sociedad de Estados, por ser indispensables para la
existencia de unas relaciones pacíficas y de cooperación en dicho grupo social. Por tanto,
constituyen un límite importante al relativismo del Derecho internacional.
b. Principios generales: son valores jurídicos que informan un sector del ordenamiento,
un grupo particular de normas o una determinada institución jurídica. Hay que indicar
que estos Principios nunca han servido para la resolución de un caso concreto.
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- LAS NORMAS son la prescripción de un comportamiento, una conducta que se exige,
se prohíbe o se permite a sus destinatarios. Pueden clasificarse según un criterio
intrínseco o extrínseco.
b) Según el grado de generalidad de los intereses tutelados por la norma, las normas
pueden ser de alcance general (tutelan intereses generales de la comunidad
internacional) o situacionales / especiales (tienen en cuenta unos intereses específicos
de un grupo de estados)
c) Según el grado de obligatoriedad de las normas, éstas pueden ser dispositivas (cuyo
contenido puede ser excluido o modificado previo acuerdo de sus destinatarios) o
imperativas /de ius cogens (poseen una absoluta obligatoriedad por prohibirse su
exclusión y sancionarse con nulidad cualquier acto contrario a su contenido)
d) Según las obligaciones que impone la norma, se puede distinguir entre obligaciones
de hacer vs. obligaciones de no hacer (distinguiendo dentro de las de hacer entre las de
comportamiento y las de resultado), y también entre obligaciones erga omnes (en
general) vs. obligaciones de Estado a Estado.
2. Según el criterio extrínseco, las normas se clasifican por sus modos de creación. Por
lo tanto, las normas pueden ser:
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1. Las funciones y estructuras normativas del ordenamiento internacional son:
c) Las relaciones entre los Estados para salvaguardar los intereses esenciales y
comunes de la comunidad internacional.
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c) Las relaciones para salvaguardar los intereses comunes de la Comunidad
Internacional:
Se basa en los Principios de solidaridad y de protección de los intereses
fundamentales de la CI.
Sus normas están inspiradas en valores sociales generalmente compartidos y
establecen obligaciones de los estados para la comunidad internacional en su
conjunto.
Las normas que lo integran han surgido por la acción conjunta de actos de
diferente naturaleza, resoluciones de conferencias internacionales, de actos no
obligatorios de OOII y de un amplio nº de TTII.
Su tutela puede ser realizada por cualquier Estado y no sólo por el Estado
afectado.
“El derecho internacional es un sistema jurídico. Sus reglas y principios surten efecto en
relación con otras normas y principios y deben interpretarse en el contexto de éstos. En
su condición de sistema jurídico, el derecho internacional no es una compilación aleatoria
de esas normas. Entre ellas existen relaciones significativas. Así pues, pueden existir
normas de rango superior o inferior, su formulación puede requerir criterios generales o
específicos en mayor o menos medida, y su validez puede remontarse a períodos
anteriores o posteriores.”
Como regla general el Estado sólo queda obligado si presta su consentimiento. Esta
característica se deriva del principio de soberanía, igualdad e independencia de los
Estados.
- En cuanto a las normas consuetudinarias, la posición de los terceros Estados puede ser
apreciada en dos momentos distintos: cuando se inicia el proceso de formación de una
nueva norma consuetudinaria (en una materia antes no regulada por el derecho
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internacional), y cuando un grupo de Estados inicia un comportamiento común cuyo
contenido es distinto al de una norma consuetudinaria en vigor, modificando ésta.
Por lo que se refiere a la posición de los nuevos Estados ante el derecho internacional
general, hay que tener en cuenta que, en el momento de nacimiento de un nuevo Estado,
éste se encuentra con un ordenamiento internacional el vigor respecto del cual no ha
podido manifestar su consentimiento, ni positiva ni negativamente. Por lo que cabría
entender que, al faltar tal consentimiento, dicha normatividad general no les resulta
aplicable. Sin embargo, la realidad es otra. Como nuevo sujeto internacional, ese Estado
adquiere un estatuto internacional basado en la soberanía, independencia e igualdad
con otros Estados que le reconoce derechos, pero también le impone ciertas
obligaciones, de forma que el nuevo Estado se halla vinculado desde su independencia
por los principios estructurales del ordenamiento internacional. La práctica demuestra
una oposición sólo parcial al derecho general anterior, en relación con aquellos sectores
del ordenamiento que pueden afectar a sus intereses o que no los contemplan.
- En cuanto a las normas convencionales, según el art 34 del Convenio de Viena de 1969
“Un tratado no crea obligaciones ni derechos para un tercer Estado sin su
consentimiento”. Sin embargo, puede darse el caso de un acuerdo entre dos Estados que
obligue a todos, aunque para que esto sea así se exige intención por parte de los Estados
firmantes de que ese acuerdo obligue a todos los estados, y también aceptación expresa
y por escrito del Estado al que se pretende obligar. Por ello esta modalidad es muy
cercana a la norma general. En el caso de la creación de derechos en un acuerdo entre
dos Estados que beneficien a un tercero, se exige intención, pero la aceptación del tercer
Estado se presupone.
- Los límites a la relatividad vienen dados por la existencia de normas imperativas que
obligan a todos los estados, y no son disponibles.
- Normas dispositivas: Son normas que pueden ser excluidas o modificadas por
acuerdo en contrario de los sujetos.
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- Normas imperativas (ius cogens): Son normas aceptadas y reconocidas por la
comunidad internacional de Estados en su conjunto como normas que no
admiten acuerdo en contrario y que sólo pueden ser modificadas por una norma
ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo carácter.
El Convenio de Viena, en su artículo 53, hace referencia a estas normas al regular las
causas de nulidad de los tratados:
“Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una
norma imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la presente
Convención, una norma imperativa de derecho internacional general es una norma
aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como
norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una
norma ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo carácter”.
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La universalidad que caracteriza a la actual comunidad internacional implica la existencia
de un derecho internacional universal, destinado a regir las relaciones jurídicas que se
establecen en el seno de la comunidad internacional.
Las normas internacionales particulares pueden ampliar, modificar o adaptar las normas
internacionales generales a las situaciones particulares. Estas serán sólo aplicables a ese
ámbito particular.
- Límite: existencia de normas imperativas que obligan a todos los estados. Frente a una
norma imperativa de carácter general no se puede invocar una norma particular.
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cuenta de la situación actual del Derecho internacional y de los elementos de hecho de
que dispone, la Corte no puede pronunciarse definitivamente sobre si la amenaza o el
empleo de las armas nucleares sería lícito o ilícito en circunstancias extremas de legítima
defensa, en las que corriera peligro la propia supervivencia de un Estado”.
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Tema 2: LOS SUJETOS DE DERECHO INTERNACIONAL
Este reconocimiento comenzó a producirse a partir del caso en que las recién creadas
NNUU se plantearon exigir responsabilidad por el atentado que causó la muerte a un
mediador en Palestina, en 1948. Ante la pregunta surgida en la AG sobre si la
Organización “tiene capacidad para presenta contra el gobierno de iure o de facto
responsable una reclamación internacional”, la CIJ declaró que “los sujetos de derecho
en un sistema jurídico no son necesariamente idénticos en cuanto a su naturaleza o a la
extensión de sus derechos, y su naturaleza depende de las necesidades de la
comunidad”.
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por medio de su capacidad de creación de normas internacionales atribuye capacidad
jurídica a otros entes.
Sin embargo, es indiscutible que la posición del Estado está cambiando: el fenómeno de
mundialización está afectando a la posición tradicional del Estado soberano en la
comunidad internacional. Por un lado, su independencia para adoptar decisiones
disminuye ante la realidad de una creciente interdependencia política, económica y
tecnológica. Por otro lado, porque el impulso de los intercambios económicos y de las
comunicaciones desborda el marco tradicional de la soberanía, es decir, de las fronteras
del Estado. Como consecuencia, se está produciendo una cierta debilidad del Estado para
hacer frente a sus funciones tradicionales. Los problemas globales necesitan respuestas
también globales que exceden de la capacidad de un solo Estado y requieren
mecanismos internacionales de cooperación. Aun así, el Estado conserva su posición
central en la sociedad internacional y en su ordenamiento jurídico.
El nacimiento del Estado es para el derecho internacional una “cuestión de hecho” (lo
que significa que el ordenamiento no regula su formación). Sin embargo, los otros Estado
están llamados a verificar su existencia como Estado, lo que requiere el examen de ciertos
elementos, indicados en el art 1 de la Convención panamericana sobre los derechos y
deberes de los Estados (1933). Estos requisitos son:
La existencia de una base territorial constituye uno de los elementos característicos del
Estado, sobre el que han de tenerse presentes varios datos. En primer lugar, que el
territorio puede ser tanto continental como insular, o combinar uno y otro. En segundo
lugar, que comprende los diversos espacios físicos que se hallan bajo soberanía estatal:
el espacio terrestre, los espacios marítimos (mar territorial, salvo en el caso de los Estados
sin costa) y el espacio aéreo subyacente a uno y a otro. Por último, que el territorio del
Estado posee unos límites, constituidos por las fronteras, terrestres o marítimas.
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manifiesta en varias funciones del territorio. En primer lugar, en relación con el origen
del Estado, pues al ser la existencia de este sujeto internacional una cuestión de hecho,
ello requiere determinar si nos encontramos o no ante una entidad que controla
efectivamente un territorio y la población que allí habita. En segundo lugar, a adquisición
y determinación de la soberanía territorial del Estado, cuando éste ya ha sido reconocido
como tal. De todo esto se desprende, en suma, que el territorio, considerado en relación
con los poderes que sobre él se ejercen, no sólo es el elemento que inicialmente permite
verificar la existencia del Estado en el orden internacional, sino que constituye, en un
momento ulterior, el concreto espacio físico en el que un Estado ejerce de manera
efectiva y exclusiva sus poderes.
Por último, sabe identificar una tercera función del territorio del Estado, de carácter
económico, vinculada con los recursos existentes en dicho espacio y la actividad
económica que en él de desarrolla. En la Carta de Derechos y Deberes Económicos de
los Estados se establece que “todo Estado tiene y ejerce libremente soberanía plena y
permanente, incluso posesión, uso y disposición sobre toda su riqueza, recursos
naturales y actividades económicas”.
En cuanto a la organización
A cada Estado corresponde determinar cuál es la organización que precisa para llevar a
cabo las dos funciones generales anteriores. La existencia de un Estado requiere que
cuente con un gobierno, y con ello se hace referencia a que la organización estatal ha de
ejercer una autoridad efectiva sobre un territorio y una población.
En cuanto a la población
En cuanto al tercer elemento, junto al territorio, los poderes estatales se ejercen sobre la
población que habita en dicho espacio. A los fines del derecho internacional, el aspecto
esencial de este elemento radica en la vinculación, política y jurídica, que existe entre un
Estado y un conjunto de personas, los que éste considera sus nacionales, vínculo de la
nacionalidad que también proyecta, por extensión, a las personas jurídicas y a ciertos
objetos, como los buques o las aeronaves.
El Estado también ejerce competencias sobre los extranjeros que se hallan o residen en
su territorio, pero esta competencia se distingue de anterior (basada en la nacionalidad)
en su carácter territorial y no personal, dado que se ejerce dentro del territorio del Estado.
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Mientras que aplicación de la legislación estatal sobre los extranjeros está circunscrita al
propio territorio, tiene una proyección extraterritorial en cuando a los nacionales, siendo
aplicable a éstos cuando se hallan en el extranjero.
Ya desde sus orígenes de van perfilando unos rasgos que caracterizan a estos entes (las
Organizaciones internacionales), como el hecho de que son creación de los Estados (las
OOII son, en realidad, agrupaciones de Estados, aunque no por ello deben confundirse
con las Organizaciones No Gubernamentales). La condición de miembro de una OOII por
parte de un Estado conlleva el disfrute de un conjunto de derechos, así como la asunción
de las obligaciones establecidas en la carta constitutiva. Este estatuto puede ser
modulado en ocasiones a través de fórmulas tales como la membresía parcial o el
reconocimiento de la condición de observador (que confieren a sus detentadores una
participación limitada en el funcionamiento de la organización).
La creación de las OOII se articula a través de un tratado internacional, en virtud del cual
los Estados establecen la organización, crean los órganos necesarios para su
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funcionamiento, definen sus objetivos, le asignan las competencias y prevén los medios
para la realización de sus fines.
Estas tipologías no son categorías estancas, sino que convergen en las diferentes
organizaciones unas y otras características.
El desarrollo de la actividad de las OOII requiere del necesario concurso de los Estados.
Esta circunstancia obliga a las OOII a concertar los oportunos tratados con los Estados
en los que establecen su sede (los llamados “Acuerdos de Sede”), garantizando a través
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de los mismos una serie de derechos, facilidades, privilegios e inmunidades, tanto para
sí como para sus funcionarios, con miras al desarrollo de sus funciones.
La Santa Sede
Grupos armados
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los pueblos implica el derecho del pueblo sometido a dominación colonial a luchar por
todos los medios para alcanzar aquél.
Minorías nacionales
Persona humana
ONG
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Tema 3: LA FORMACIÓN DE LAS NORMAS Y LA CREACIÓN DE DERECHOS Y
OBLIGACIONES INTERNACIONALES. LA INTEGRACIÓN DE LAS NORMAS
INTERNACIONALES EN EL ORDENAMIENTO INTERNO
El carácter consuetudinario del derecho hace que sea muy fácil cambiarlo
Existen dos factores que influyen mucho en el papel que desempeña hoy la
costumbre.
- Termino inicial: constituido por una serie de estados realizados por estado
o por grupo de estados que constituyen la expresión de su consentimiento
respecto de un comportamiento determinado en la esfera de las relaciones
internacionales
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- Consolidación del proceso: generalización de esa práctica por los demás
estados
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- Para la jurisprudencia tiene que haber si o si una práctica es decir que te
comportes conforme a ese nuevo derecho.
Jurisprudencia dice que hace falta la ``opinio iuris´´, pero la opinión doctrinal
no lo comparte, se llega a un acuerdo con una segunda opinión doctrinal
que dice que hay que seguir la práctica general, constante y uniforme y que
si es así ya se presupone que hay ``opinio iuris´´. Para saber si hay opinio hay
que basarse en la inducción.
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C) La participación de las Comunidades Autónomas
7. El control de constitucionalidad de los tratados en el sistema español
A) El control previo
B) El control a posteriori
V. Los actos de las Organizaciones internacionales
En cuanto a la referencia al art 38.1 del Estatuto de la CIJ, hoy se admite por la doctrina
que la enumeración en dicho precepto de los modos de creación del derecho
internacional no es completa, pues si bien comprende los tratados y la costumbre, omite
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otros actualmente reconocidos por la jurisprudencia internacional, como es el caso de
los actos unilaterales y los comportamientos recíprocos de los Estados, y también de los
actos normativos adoptados por los órganos de las OOII.
La creación del derecho en el orden internacional posee rasgos propios, que están
vinculados a dos elementos: Por una parte, está la relación existente entre la formación
de las normas y la creación de derechos y obligaciones internacionales. Las normas son
las que constituyen el “derecho objetivo” en el orden internacional, pero de sus
mandatos y prohibiciones se derivan, subjetivamente, concretos derechos y obligaciones
jurídicas para sus destinatarios, existiendo una unida entre la dimensión subjetiva y la
objetiva. Por otra parte, el segundo elemento es el de la existencia en el orden
internacional de un verdadero proceso de formación del derecho. Existe una
“descentralización” en la creación del derecho, que explica que la formación de las
normas sea progresiva, como ocurre en el caso de la costumbre internacional. En este
proceso hay dos datos esenciales: la expresión del consentimiento individual por parte
de cada sujeto, y la cristalización del consenso común entre quienes han participado en
el proceso, siendo el resultado final de este proceso normativo el establecimiento de una
norma internacional.
Estos rasgos son comunes a todo proceso de formación del derecho, lo que varían son
las formas de manifestar en consentimiento y el consenso, así como el tipo de normas
que surge al final del proceso. Siento esto así, no sorprende que en este ordenamiento
exista una pluralidad de sus modos de formación. Entre éstos cabe distinguir, por una
parte, los procesos de formación de normas y actos normativos y, por otra, los
procedimientos específicos, por los que se establecen obligaciones internacionales.
La costumbre
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ha participado en su creación, pues dicho consenso expresa la aceptación por aquellos
del contenido de la norma.
Los tratados
En tercer lugar, si nos situamos ante la creación del derecho en el ámbito de las OOII, sus
órganos pueden adoptar actos que poseen eficacia normativa, por establecer derechos
y obligaciones para los Estados miembros si así lo ha previsto su tratado constitutivo.
Por último, un acto o declaración unilateral de un Estado puede crear, por sí solo, una
obligación para su autor y, en atención al principio de la buena fe, correlativos derechos
para otros Estados, dado que su autor deberá comportarse de acuerdo al contenido de
dicho acto. El factor determinante es el consentimiento individual del Estado que hace la
declaración. La obligación y los correlativos derechos de los destinatarios del acto surgen
desde el momento en que la declaración se produce. Se atribuye una eficacia normativa
inmediata al acto o declaración unilateral de un Estado dado que, para que surja la
obligación, no se requiere una respuesta o aceptación por parte de los otros Estados.
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normación modificativa, cuando la regulación en vigor de una materia se cuestiona por
la aparición de nuevos factores y necesidades sociales.
Finalmente, la flexibilidad explica también lo que se viene calificando como las nuevas
tendencias en la elaboración del derecho internacional, en concreto en relación con los
tratados, apuntando con ello al recurso a procedimientos informales de creación de las
normas, a través de fórmulas como la llamada diplomacia normativa.
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El acto unilateral de un Estado con eficacia normativa puede ser definido como aquella
manifestación del consentimiento hecha con la intención de producir efectos jurídicos
obligatorios respecto de una situación concreta, de hecho o de derecho, con
independencia de la conducta de otro u otros sujetos respecto de tal declaración.
Los demás elementos del acto unilateral consisten en la autoridad competente para
emitirlo y la forma del mismo. Así, para que pueda producir efectos jurídicos, el
consentimiento del Estado en obligarse debe haber sido expresado por una autoridad
de dicho Estado con facultades en el ámbito de las relaciones internacionales. Se ha
venido entendiendo que las personas competentes son los Jefes de Estado, Jefes de
Gobierno y Ministros de Asuntos Exteriores.
Por último, se plantea la cuestión del fundamento de la obligación creada por un acto
unilateral, esto es, la razón por la que el Estado queda obligado por su declaración. Este
fundamento reside en la buena f, atendiendo a la confianza recíproca creada entre los
sujetos implicados.
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2. Modificación y extinción de derechos y obligaciones internacionales por parte del
comportamiento de los Estados
Por tanto, el elemento característico de este supuesto radica en los efectos jurídicos de
una conducta, de hacer o de no hacer, seguida por dos o más Estados, respecto al
derecho que rige una concreta situación internacional. Nos encontramos, entonces, ante
un procedimiento específico del ordenamiento internacional, relativo no a la formación
ex novo del derecho, sino a su modificación, por obra del comportamiento de los Estado
afectados.
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Si un Estado pone en conocimiento de los demás interesados su intención de ocupar un
territorio del que es soberano, la simple notificación no entraña el establecimiento de la
soberanía territorial, ya que debe existir, además, una actividad de hecho: el ejercicio
continuado, pacífico y efectivo de las funciones del Estado sobre dicho territorio. De la
misma forma, si el hecho o el acto es conforme con el derecho en vigor, la protesta, por
sí misma, no impide la producción de efectos jurídicos.
Por último, el conocimiento de un hecho susceptible de modificar una situación debe ser
apreciado teniendo en cuenta los intereses de los Estados afectados, pues no cabe
admitir, salvo circunstancias excepcionales, que un Estado ignore los hechos de otros
Estados que son susceptibles de afectar a sus derechos en tal situación.
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conducta previsible de un Estado frente a ciertos hecho debe producirse dentro de un
plazo razonable.
El art 38.1 del Estatuto de la CIJ identifica la costumbre internacional como prueba de
una práctica generalmente aceptada como derecho. Esta noción expresa que la
costumbre es un modo de formación de derecho de carácter espontáneo, resultado del
obrar de los Estados en sus relaciones mutuas, esto es, de la práctica internacional. La
referencia a una práctica generalmente aceptada presupone la existencia de una
conducta de los Estados que es uniforme en su contenido y constantemente seguida por
todos los interesados. Por lo tanto, al aludir a una práctica internacional generalmente
aceptada como derecho se pone de relieve que esta conducta constante y uniforme ha
de ir acompañada del consensus de los Estados respecto de su obligatoriedad, esto es,
la práctica exprese la convicción de los Estados interesados de que actúan conforme a
una norma jurídica, de suerte que es el carácter obligatorio de la práctica lo que distingue
a la norma consuetudinaria internacional de un simple “uso internacional” (cierto
comportamiento uniforme y general de la sociedad internacional que obedece a simples
consideraciones de cortesía, de conveniencia o de tradición y no a un sentimiento de
obligación jurídica).
El proceso de formación del ordenamiento internacional revela que este sistema jurídico
es esencialmente de origen consuetudinario. La costumbre, al basarse en el
comportamiento de los componentes del grupo social internacional, presenta una gran
sensibilidad en su formación y en sus modificaciones respecto de las exigencias o
necesidades de los Estados, en cada momento histórico.
En el actual sistema jurídico internacional existen dos factores principales: Por un lado, la
aparición de las organizaciones internacionales, en especial las NNUU. Las OOII
participan en el proceso de creación del derecho en el sistema internacional. Por el otro,
el fenómeno de la codificación internacional, por el que gran parte de las normas
consuetudinarias se han convertido en derecho escrito y sistematizado.
La costumbre internacional se forma por el obrar de los Estados en sus relaciones mutuas.
El origen del comportamiento estatal aparece constituido por una exigencia social a la
que trata de dar satisfacción esta norma consuetudinaria. El término inicial del proceso
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está constituido por una serie de actos, realizado por un Estado o grupo de Estados, que
constituyen la expresión de su consentimiento respecto de un comportamiento
determinado, en la esfera de las relaciones internacionales. La práctica de los Estados en
este proceso se clasifica por la doctrina como elemento “material” de la costumbre. La
convicción jurídica u opinio iuris, como elemento “psicológico” en la formulación de la
norma consuetudinaria. Si la formación de la costumbre constituye un proceso, el factor
temporal es relevante en orden al resultado final de la cristalización de la norma
consuetudinaria.
Respecto de una situación dada de las relaciones internacionales y siempre que ésta
se produzca, los Estados se comportan adoptando una misma conducta, a la que
atribuyen efecto jurídico. Cada caso o situación en la que se manifiesta esta conducta
constituye un precedente de la práctica internacional. El hecho de que cada
comportamiento del Estado, en una situación dada, adquiera el valor de precedente
explica por qué los Estados, en sus relaciones mutuas, manifiesten siempre una
actitud vigilante frente al comportamiento de otros en los asuntos que les conciernen
y que, incluso, se nieguen a admitir determinadas conductas con miras a evitar la
relevancia jurídica de un posible precedente. Ello explica que en ocasiones los
Estados den satisfacción a ciertas pretensiones, pero formulando la reserva de que
se limita tal aceptación al caso particular, no pudiendo servir de precedente su
conducta para casos futuros. Es preciso aclarar que son sólo los precedentes
inequívocos los que adquieren valor para determinar la existencia de una costumbre.
En segundo lugar, la práctica de los Estados debe ser uniforme y constante, esto e,
ha de constituir una práctica consistente. El hecho de que la práctica sea uniforme
entraña una identidad sustancial en el contenido de la conducta entre los Estados
interesados. La práctica constante refleja la repetición de los precedentes y excluye
las respuestas contradictorias, en ocasiones sucesivas. Ha de advertirse, sin embargo,
que la exigencia de uniformidad y constancia no conlleva afirmar la identidad
absoluta de las conductas relevantes.
En tercer lugar, esta práctica uniforme y constante debe haber sido generalmente
seguida en la sociedad internacional, pues la costumbre se consolida mediante la
generalización de una determinada conducta, inicialmente adoptada por varios
Estados. Sin embargo, la generalidad de la práctica no implica que el mismo
contenido de conducta se haya manifestado, necesariamente, en el comportamiento
de todos los Estados. A este respecto, pueden considerarse como Estados
interesados aquellos que han tenido ocasión de comportarse en el sentido de la
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norma que se invoca, contribuyendo mediante su conducta a la formación de la
práctica. En ciertos casos, el contenido de ésta restringe el número de Estados
interesados. En relación con ello, se suscita la cuestión del objetor persistente
(oposición que manifiesta uno o varios Estados a la oponibilidad futura de una
costumbre en formación o susceptible de cristalizar en una nueva norma jurídica.
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planteamientos de la doctrina y de la jurisprudencia no tienen por qué considerarse
contradictorios.
Los tratados cumplen funciones esenciales. En primer lugar, son el instrumento para que
los Estados limiten o modifiquen el ejercicio de los poderes soberanos que les
corresponden, de conformidad con el derecho internacional general. Esta función del
tratado, de modificar el ejercicio de la soberanía estatal en una materia concreta, se
potencia en atención al carácter preferentemente dispositivo de las normas de derecho
internacional, pues los Estados, mediante acuerdo, pueden modificar en las relaciones
inter se el contenido de la reglamentación general. En segundo lugar, los tratados
internacionales pueden constituir el cauce para la satisfacción de los intereses comunes
de los Estados, y en este sentido sirven de medio para una cooperación pacífica entre los
Estados.
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1. Concepto y clases de tratados
Elementos de la definición:
b) El tratado es un acuerdo celebrado por escrito entre Estados u otros sujetos del
derecho internacional. El art 6 del Convenio de Viena declara que “todo Estado
tiene capacidad para celebrar tratados”, dejando deliberadamente sin resolver si
las entidades políticas que forman un Estado compuesto tienen también esa
capacidad, lo que debe resolverse atendiendo al sistema constitucional del
Estado en cuestión.
La capacidad para celebrar tratados se reconoce, asimismo, a “otros sujetos de
derecho internacional”. La capacidad de las organizaciones internacionales para
la celebración de tratados se determina en cada caso según su tratado
constitutivo, de conformidad con una clave teleológica: el cumplimiento de los
fines para los que la Organización ha sido creada. Esto se dispone en e art 6 del
Convenio de Viena de 1986. Finalmente, en la referencia a “otros sujetos de
derecho internacional” cabe incluir ciertas situaciones específicas, como la Santa
Sede, los beligerantes y los movimientos de liberación nacional. Los acuerdos
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celebrados por los dos últimos poseen caracteres específicos por el hecho de que
éstos son sujetos temporales.
d) Por último, un tratado internacional es un acuerdo regido por las normas del
derecho internacional. Esta referencia señala la distinción entre el tratado
internacional, cuyos efectos jurídicos se producen de conformidad con las reglas
del ordenamiento internacional general, de otros acuerdos interestatales, cuyos
efectos se producen en el ámbito del derecho interno. Los Estados pueden
concertar acuerdos regidos por el derecho interno de cada uno de ellos, o por un
tercer sistema jurídico nacional, elegido por las partes.
Existen dos criterios esenciales para distinguir los tratados internacionales de los
acuerdos no regidos por el derecho internacional. El primero se refiere a la
“intención de las partes” de someter un acuerdo al derecho internacional o al
derecho interno de un Estado. El segundo opera por la presunción de las
personas que han intervenido en su celebración, de manera que, si ha sido
celebrado por los órganos responsables de las relaciones internacionales, existirá
una presunción en torno a su calificación como tratado.
B) Clasificación de los tratados internacionales
En atención al número de Estados partes, los tratados pueden ser bilaterales (intervienen
sólo dos Estados) o multilaterales (con una pluralidad de Estados partes). Interesa
destacar que los tratados multilaterales presentan ciertas características propias,
derivadas de la indeterminación de las partes. Además, en los tratados multilaterales
existe una mayor complejidad, por la disolución que se produce en la pluralidad de
regímenes particulares entre los Estados partes, como consecuencia especialmente del
juego de las reservas, de los procedimientos de enmienda y de los supuestos de
suspensión de la aplicación.
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Cabe distinguir dos subgrupos de tratados multilaterales: los generales (abiertos a la
participación de cualquier Estado) y los restringidos (los Estados negociadores coinciden
con los Estados partes.
Por último, el Convenio de Viena de 1969 alude a un grupo particular de tratados, los
que son instrumentos constitutivos de una Organización internacional.
En cada sistema nacional, se determinan los órganos competentes para dirigir y autorizar
la negociación de los tratados. Normalmente, ésta facultad es una facultad del poder
ejecutivo, que suele atribuirse al jefe de Estado. Se ejerce, por delegación de éste, por el
órgano central (Gobierno) y un Departamento específico, el de Asuntos Exteriores. Por
otra parte, la negociación de un tratado, así como los restantes actos del proceso de su
celebración, suscita el problema de la representación del Estado en cuyo nombre se
negocia o se realiza un acto determinado, por ciertas personas.
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presentar plenos poderes, representan a su Estado: es el caso de los Jefe s de Estado,
Jefes de Gobierno y Ministros de Asuntos Exteriores. Asimismo, los Jefes de misión
diplomática y representantes en una conferencia u organización internacional, para la
adopción del texto de un tratado con el Estado ante el que se hallan acreditados. Esto
opera también pera los Jefes de misión permanente ante una organización internacional.
En primer lugar, las negociaciones entre dos Estado se llevan a cabo en el entendimiento
de los negociadores, mientras la negociación se prosiga, se abstendrán de dar publicidad
a los aspectos concretos tratados, así como las soluciones parciales alcanzadas, para
facilitar el desarrollo. En cambio, la negociación en una conferencia, o en el seno de una
organización internacional, posee habitualmente carácter público,
b) La adopción del texto del tratado: Este acto consiste en la expresión del acuerdo sobre
el texto, manifestado por los Estados participantes en su elaboración, y se regula en el
35
art 9 del Convenio de 1969. En el caso de un tratado bilateral o multilateral restringido,
la adopción del texto se efectuará por el consentimiento de todos los Estados
participantes en la negociación. En cuanto a la adopción del texto del tratado en una
conferencia internacional, se efectuará por mayoría de dos tercios de los Estados
presentes y votantes, a menos que esos Estados decidieran por igual mayoría aplicar una
regla diferente.
El art 9 de la Convención de 1986 regula la cuestión en el mismo sentido pero con distinta
redacción en lo que se refiere a los tratados celebrados en el seno de una conferencia
internacional, diciendo que en ese caso la adopción se efectuará con arreglo al
procedimiento que acuerden los participantes en esa conferencia, y de no existir tal
acuerdo, la adopción de efectuará por mayoría de dos tercios de los participantes
presentes y votantes, a menos que se decida por igual mayoría aplicar una regla
diferente.
d) La aplicación provisional del tratado: Dado que el proceso de celebración del tratado
suele demorarse de ordinario, en función del consentimiento definitivo de los Estados
negociadores en obligarse por el tratado, generalmente sometido a la intervención del
Parlamento, el art 25 del Convenio de Viena prevé que si existe urgencia en la aplicación
de las normas contenidas en el tratado entre los Estados negociadores, éstos pueden
convenir, en el propio tratado o de otro modo, que la totalidad o parte de sus
disposiciones se apliquen provisionalmente, antes de que tenga lugar su entrada en
vigor. La situación creada por la aplicación provisional del tratado termina con la entrada
en vigor de éste, o con la intención por parte del Estado de no manifestar su
consentimiento de obligarse.
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a) Históricamente, la manifestación del consentimiento en obligarse por un tratado se ha
expresado a través de la “ratificación”. Por influencia del constitucionalismo, la
ratificación expresa el acto de autorización o aprobación del parlamento al poder
ejecutivo.
Conforme a las disposiciones del Convenio de Viena, un tratado entra en vigor, en primer
término, de la manera y en la fecha que en él se dispone o que acuerden los Estado
negociadores. A falta de tal disposición o acuerdo, el tratado entrará en vigor tan pronto
como haya constancia de consentimiento de todos los Estados negociadores en
obligarse por el tratado.
A) El concepto de reserva
De acuerdo con el art 2.1 d) del Convenio de Viena de 1969, se entiende por reserva una
declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación, hecha por un
Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o adherirse a él, con objeto de
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excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su
aplicación a ese Estado.
Aspectos de la definición:
El flexible sistema establecido por el Convenio de Viena de 1969 en esta materia se basa,
en primer lugar, en el derecho de un Estado contratante de formular reservas al tratado
internacional por el que quiere obligarse. Esa facultad no es absoluta, pues existen dos
limitaciones esenciales. La primera de ellas radica en lo convenido por los Estados
negociadores en el propio tratado, respecto de las reservas que pueden formularse al
mismo. Así, ciertos tratados contienen la expresa prohibición de formular reservas a sus
38
disposiciones; en tal caso, los Estados contratantes pueden considerar que una reserva
no es válida si está prohibida por el tratado. Igual ocurrirá cuando el tratado disponga
que únicamente pueden hacerse determinadas reservas entre las cuales no figure la
reserva de que se trata. La segunda limitación posee un carácter más general y opera en
los casos no previstos en los supuestos anteriores, esto es, cuando los Estados
negociadores nada han convenido respecto de las reservas. Es el supuesto en el cual un
Estado contratante aprecia que la reserva formulada es incompatible con el objeto y el
fin del tratado.
C) La aceptación de la reserva
En correspondencia con la facultad que posee cada estado contratante de formular una
reserva al tratado, los demás Estados contratantes pueden apreciar la validez de tal
reserva y aceptarla o, en su caso, objetar a la misma. De este modo, se introduce en el
seno de un tratado multilateral una serie de relaciones bilaterales, entre el Estado autor
de la reserva y cada uno de los demás Estados contratantes, en atención al hecho de su
aceptación u objeción.
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la aceptación de todas las partes. La segunda de ellas concierne a los tratados
constitutivos de una organización internacional, respecto de los cuales se ha defendido
asimismo la integridad del acuerdo, como garantía de una perfecta igualdad de derechos
y obligaciones entre los miembros. En estos casos, una reserva exigirá la aceptación del
órgano competente de esa organización.
D) La objeción a la reserva
La objeción a una reserva, en el pasado, producía un efecto muy preciso: impedir que el
tratado entrase en vigor entre el Estado que la había formulado y el autor de la objeción.
El Convenio de Viena de 1969 ha adoptado una solución distinta, pues la objeción no
impide la entrada en vigor del tratado entre las partes, a menos que el Estado autor de
la objeción manifieste inequívocamente la intención contraria.
Los efectos de una reserva son los de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas
disposiciones del tratado en su aplicación al Estado autor de la reserva, respecto de otros
Estados contratantes. Surge así un haz de relaciones bilaterales, entre los Estados partes,
cuyo núcleo está constituido, en cada caso, por las reservas formuladas a las
disposiciones del tratado.
Según el art 2.1 del Convenio de Viena de 1969, cuando una reserva sea efectiva con
relación a otra parte del tratado:
a) “modificará con respecto al Estado autor de la reserva en sus relaciones con esa
otra parte las disposiciones del tratado a que se refiera la reserva en la medida
determinada por la misma”
b) “modificará, en la misma medida, esas disposiciones en lo que respecta a esa otra
parte en el tratado en sus relaciones con el Estado autor de la reserva”
Este efecto recíproco opera tanto en el supuesto de aceptación de la reserva como en el
caso de que se haya objetado a la misma y el Estado autor de la objeción no se oponga
a la entrada en vigor del tratado entre él y el Estado autor de la reserva.
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La constitución regula la intervención de los órganos centrales del Estado en relación con
la celebración de los tratados internacionales por parte de nuestro país. Según el art 97
CE, el Gobierno dirige la política exterior del Estado. Por consiguiente, es facultad del
Gobierno el acordar, en Consejo de Ministros, el inicio de una negociación entre el Estado
español y otro u otros Estados, a los fines de celebrar un tratado internacional, y
corresponde también al Gobierno dar las instrucciones oportunas a los representantes
de España para la negociación.
En el primer caso, el art 93 dispone que: “mediante Ley Orgánica se podrá autorizar la
celebración de tratados por los que se atribuya a una organización o institución
internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución”. En estos
supuestos, el Gobierno debe recabar de las Cortes que éstas autoricen la manifestación
del consentimiento de España en obligarse por el tratado mediante una ley orgánica,
cuya aprobación exige mayoría absoluta en el Congreso.
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En el segundo, el art 94.1 dispone que: “La prestación del consentimiento del Estado para
obligarse por medio de tratados o convenios requerirá la previa autorización de las
Cortes Generales, en los siguientes casos: a) Tratados de carácter político. b) Tratados o
convenios de carácter militar. C) Tratados o convenios que afecten a la integridad
territorial del Estado o a los derechos y deberes fundamentales establecidos en el Título
I. d) Tratados o convenios que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda
Pública. e) Tratados o convenios que supongan modificación o derogación de alguna ley
o exijan medidas legislativas para su ejecución.”
En cambio, existen ciertos tratados respecto de los cuales la intervención de las Cortes
Generales es limitada. Según el art 94.2 CE, “el Congreso y el Senado serán
inmediatamente informados de la conclusión de los restantes tratados o convenios”. Por
lo tanto, si un tratado internacional no pertenece a ninguno de los dos grupos anteriores
de tratados, el Gobierno puede acordar en Consejo de Ministros que el representante de
España manifieste el consentimiento del Estado en obligarse por dicho tratado, sin
necesidad de previa autorización por las Cortes. Aun así, el Gobierno tiene la obligación
de informar inmediatamente a las Cámaras de su celebración.
El art 56 CE asigna al Monarca “la más alta representación del Estado Español en las
relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica”,
precisando que ejercerá las funciones que le atribuyan expresamente la CE y las leyes.
De esto se deduce que, en una interpretación sistemática de la CE, el papel asignado al
Rey no le permite intervenir libre de todo control en el desarrollo de la política exterior,
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ni en la fase inicial de celebración de los tratados, dado que dicha función está reservada
constitucionalmente al Gobierno (art 79 CE)
Por otra parte, el art 63.2 CE establece que “al Rey corresponde manifestar el
consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente por medio de tratados, de
conformidad con la Constitución y las leyes.”
La CE considera en su art 149.1.3ª que las relaciones internacionales son una competencia
exclusiva del Estado. Sin embargo, los textos de los Estatutos Autonómicos posibilitan
expresamente la intervención de las CCAA, con distinta intensidad. En términos
generales, existen dos tipos distintos de cláusulas estatutarias.
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lingüísticos o culturales, o las materias “derivadas de su situación geográfica como
territorio limítrofe con otras regiones europeas”
A) El control previo
Este control previo sólo ha sido empleado en dos ocasiones desde 1978: en primer lugar,
con ocasión de la ratificación del Tratado de la Unión Europea en Maastricht en 1992
(por una contradicción con el art 13.2 CE, obligando entonces a una revisión del texto
constitucional), y en segundo lugar, con ocasión del fallido Tratado por el que se
establece una “Constitución Europea”, en 2004, donde se declaró la plena conformidad
de las disposiciones controvertidas de esa Constitución con nuestra CE.
B) El control a posteriori
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la estabilidad de las relaciones internacionales, al operar generalmente tras la entrada en
vigor del mismo.
La amplitud con que nuestro sistema constitucional contempla la posibilidad del control
a posteriori de la constitucionalidad de los tratados puede originar problemas frente a
los otros Estados partes del instrumento internacional.
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Como sujetos de derecho internacional, las OOII se encuentran sometidas a sus reglas
cuando entran en relación con otros sujetos de ese ordenamiento. Sin embargo, el
funcionamiento de la Organización viene regulado no sólo por el acuerdo constitutivo,
sino también por una serie de actos de distinta índole, adoptados por sus órganos. El
conjunto de estos actos jurídicos constituye el derecho interno de la Organización.
La regla general es, por tanto, que los órganos de las Organizaciones internacionales de
cooperación carecen de la capacidad de adoptar actos jurídicos obligatorios para los
Estados miembros, al margen de las reglas para su funcionamiento interno. Existen, sin
embargo, limitadas excepciones. Una de ellas es la atribución al Consejo de Seguridad
de las NNUU de la facultad de adoptar resoluciones de carácter obligatorio, que pueden
implicar el uso de la fuerza armada en el caso de amenaza a la paz, quebrantamiento de
la paz o actos de agresión. Sin embargo, en este supuesto el texto de la Carta prevé la
adopción de decisiones que imponen a los Estados miembros conductas determinadas
para reaccionar ante situaciones concretas, no creándose normas de alcance general.
En otros limitados supuestos, las OOII pueden llevar a cabo actividades cuasi-legislativas,
aunque en estos casos la Organización internacional también carece de facultad de
imponerse a sus miembros, ya que las reglamentaciones dictadas entrarán en vigor para
todos los miembros después de que se haya dado el debido aviso de su adopción,
excepto para aquellos miembros que comuniquen a la Organización dentro del período
fijado en el aviso que las rechazan o hacen reservas.
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B) La actividad normativa de las Organizaciones de integración
Los efectos jurídicos intrínsecos de los actos de una organización internacional, es decir,
los que se derivan de forma directa e inmediata de la adopción del acto en atención a su
contenido, están determinados por las normas del tratado constitutivo de la
Organización, pues son éstas las que le atribuyen competencia en una materia y, al
mismo tiempo, facultan a uno de sus órganos para adoptar un concreto acto con
determinados efectos jurídicos.
Si los actos de los órganos de una Organización internacional son actos “derivados”, por
adoptarse en aplicación de lo dispuesto en su tratado constitutivo, serán las normas de
éste las que han de determinar, en cada caso, cuáles son sus efectos jurídicos intrínsecos,
en atención a su contenido. Los principales efectos jurídicos intrínsecos son los
siguientes:
- Que el acto tenga “fuerza obligatoria” y directa. Este efecto jurídico (que no es la
regla sino la excepción en las organizaciones internacionales) ha de derivarse
expresamente del tratado constitutivo de la organización internacional.
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- En ciertos casos, la fuerza obligatoria del acto sólo se proyecta sobre el resultado
que los Estados miembros han de conseguir, a través de medidas que han de
adoptar en su derecho interno, aunque los deja en libertad respecto a la elección
de la forma de los medios apropiados, como ocurre con las “directivas”. Si los
Estados miembros, transcurrido un determinado plazo, no han procedido aún a
adoptar las medidas de la directiva, sus disposiciones podrán tener efecto directo
si son claras, precisas, incondicionales y no dejan margen de apreciación.
- En otros casos, pese a que un acto posea en principio fuerza obligatoria según el
tratado constitutivo de la Organización, éste faculta sin embargo a los Estados
miembros a aceptar o no, dentro de un cierto plazo, la obligación impuesta o
expresar las razones por las cuales no puede aplicar el acto. “reglamentos”
- Por último, cuando el tratado sólo ha previsto la adopción de actos que sólo son
una invitación a seguir un determinado comportamiento (las “recomendaciones”)
es claro que, al faltar el previo consenso común para la producción de efectos
jurídicos obligatorios, el posterior consentimiento del Estado miembro adquirirá
plena relevancia jurídica, de manera que éste podrá aceptar o no el contenido de
dicho acto.
B) Los efectos jurídicos extrínsecos
El obrar del Estado en orden a la creación del derecho se manifiesta en una doble esfera,
la interna y la internacional, en correspondencia con dos ordenamientos distintos y, en
principio, autónomos, el estatal y el internacional.
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Inevitablemente surgen ciertas relaciones entre las normas del ordenamiento
internacional aplicables al Estado, en el ámbito internacional, y las normas de su orden
jurídico interno. El principio básico es el de la coherencia en la actividad jurídica, que
exige que se eliminen las antinomias o contradicciones que puedan surgir entre las
normas internacionales aplicables al Estado y las normas de su derecho interno.
En las relaciones entre los dos ordenamientos, el dato inicial es el llamado postulado de
la supremacía del derecho internacional, que expresa el hecho de que las obligaciones
asumidas por el Estado, en virtud de una norma internacional, priman sobre las que
establece su derecho interno. En el caso del Alabama entre Estados Unidos y Gran
Bretaña (1872) se dijo que “El derecho interno no puede prevalecer ni sobre las
obligaciones de un Estado, conforme al derecho consuetudinario internacional, ni sobre
sus obligaciones según el derecho internacional convencional”. Asimismo, “Un Estado no
puede invocar respecto de otro Estado su propia Constitución para sustraerse a las
obligaciones que le impone el derecho internacional”.
49
determinada situación. Así sucede con las normas internacionales sobre el mar
territorial. En este ámbito, las normas Estatales deben acomodarse en todo a las
correspondientes normas internacionales.
También cabe preguntarse por el rango que corresponde a la normativa internacional en
el orden interno, y cómo se resuelven los conflictos inter normativos. Desde una
perspectiva doctrinal existen dos posiciones clásicas:
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2. La recepción de las normas internacionales en el derecho español
En el caso de España, mientras que la Constitución de 1931 disponía en su art 7 que “el
Estado español acatará las normas universales de derecho internacional, incorporándolas
a su derecho positivo”, la actual Constitución no contiene ninguna referencia directa a
este tema. Sin embargo, la inexistencia en la CE de una disposición específica sobre la
integración en el derecho español del derecho internacional general no excluye que esta
recepción tenga lugar, pues en el art 96.1 se refiere expresamente a “las normas
generales del derecho internacional”.
La recepción de las normas convencionales presenta mayor importancia, dado que, por
una parte, el Estado de obliga más frecuentemente en virtud de un tratado internacional,
y por otra, porque las normas contenidas en los tratados pueden establecer derechos y
deberes respecto de los particulares. En el derecho español, la cuestión aparece regulada
en el art 96.1 de la CE, cuyo párrafo inicial establece que “los tratados internacionales,
válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte del
ordenamiento interno”.
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El derecho español exige la publicación íntegra del texto del tratado, incluyendo, además
del texto íntegro, aquellos acuerdos ajenos o complementarios del mismo, en los que los
Estados contratantes interpretan, desarrollan o explican la normativa convencional. En el
caso de los tratados multilaterales, debe publicarse también el texto de las reservas o
declaraciones formuladas por España y, en su caso, las objeciones hechas a estas reservas
por terceros Estados. También se impone que esta publicación en el BOE sea continuada
de todos los aspectos posteriores a la entrada en vigor del tratado.
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TEMA 4. LA APLICACIÓN DE LAS NORMAS INTERNACIONALES
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4.2. La responsabilidad internacional del Estado por hechos internacionalmente
ilícitos.
❖ Supuestos particulares:
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- Actuación en interés o por cuenta del Estado (contemplada en el art. 8)
Comportamiento de una persona o entidad se considera hecho del Estado si al
realizar ese comportamiento actúan de hecho por cuenta de otro Estado (comete
un hecho internacionalmente ilícito) bajo sus instrucciones, dirección o control.
- Personas que realizan atribuciones del poder público en ausencia o defecto
de estructuras de gobierno. Comportamiento de una persona o de un grupo de
personas que ejercen de hecho atribuciones del poder público en ausencia o en
defecto de las autoridades oficiales en circunstancias tales que requieren el
ejercicio de esas atribuciones. El art.9 establece que se podrá atribuir dicha
conducta al Estado siempre que la conducta esté relacionada con el ejercicio de
elementos de la autoridad gubernamental, ésta haya sido realizada en ausencia
de las autoridades oficiales y que las circunstancias hayan hecho necesario el
ejercicio de esos elementos de autoridad.
- Los movimientos insurreccionales. No son propiamente grupos de personas,
si no organizaciones a las que el derecho internacional les dan cierta subjetividad,
y por tanto los actos que comentan van a ser hecho internacional ilícito si
vulneran normas, especialmente ius cogens, crímenes contra humanidad,
esclavitud… Si se convierten en el poder establecido en el Estado, serán
responsables de sus actos. Si por el contrario nunca llegaran al poder, al Estado
existente no se le podrá atribuir su hecho internacional ilícito.
- Elemento objetivo.
En cuanto al elemento objetivo, el art 12 del Proyecto de artículos dispone que “hay
violación de una obligación internacional por un Estado cuando un hecho de ese Estado
no está en conformidad con lo que de él exige esa obligación”. Esto comprende tanto
las obligaciones de comportamiento como las de resultado, las obligaciones de hacer y
las de no hacer, las obligaciones erga omnes y las de Estado a Estado. El hecho
internacionalmente ilícito se deriva de la violación de una obligación internacional, con
independencia de la naturaleza y características de la misma.
55
El artículo 40 establece ciertas consecuencias de determinados tipos específicos de
violaciones del derecho internacional identificados según dos criterios:
Así pues, los Estados que no estén involucrados como parte de un hecho
internacionalmente ilícito, ante uno tienen el deber de cooperar para poner fin a la
violación, y al mismo tiempo tienen un deber de abstención que comprende dos
obligaciones: no reconocer como lícita la situación creada por la violación grave de la
obligación emanada de la norma imperativa, y no prestar ayuda o asistencia para
mantener la situación.
El artículo 26 establece que las disposiciones relativas a las circunstancias que excluyen
la ilicitud no excluirán “la ilicitud de cualquier hecho de un Estado que no esté en
conformidad con una obligación que emana de una norma imperativa de derecho
internacional general”.
56
- Debe ser atribuible al Estado en el plano internacional.
- Sólo puede invocarse como circunstancia que excluye la ilicitud dentro de los
límites de alcance y duración que el Estado que manifiesta el consentimiento
establezca.
La segunda circunstancia que excluye la ilicitud es la legítima defensa. (Artículo 21) En
caso de que un Estado lleve a cabo una conducta, aparentemente ilícita, como la fuerza
armada, si ésta es ejercida con el objetivo de rechazar una agresión de otro Estado, no
constituye un hecho internacionalmente ilícito.
La tercera circunstancia que excluye la ilicitud se relaciona con las medidas que el
derecho internacional permite que se adopten contra el Estado autor de un hecho
internacionalmente ilícito para forzarle a cumplir sus obligaciones. Son denominadas
contramedidas y éstas deben ser legítimas según el derecho internacional.
La cuarta circunstancia que excluye la ilicitud es la fuerza mayor. Deben cumplirse una
serie de requisitos:
- Que el interés del Estado que se encuentra en peligro sea esencial. El carácter
más o menos esencial de un interés determinado está en función del conjunto de
las condiciones en que se encuentra un Estado en las diversas situaciones
concretas, por lo que habrá que apreciarlo en cada caso particular.
- Que la adopción de dicha conducta fuese el único medio para proteger dicho
interés esencial.
- El Estado que invoca en su favor la existencia de un estado de necesidad no debe
haber dado lugar él mismo, voluntariamente o por negligencia, a que se produzca
57
ese estado de necesidad. (El Estado de necesidad no debe haber sido provocado
por el estado que “se defiende”).
1. El Proyecto recoge en su art 30 como primera obligación del Estado autor del ilícito la
de proceder a su cesación. Su función consiste en poner fin a la violación del derecho
internacional y en salvaguardar la continua validez y eficacia de la norma primaria
infringida.
- Restitución. Forma más perfecta de reparación pues elimina las consecuencias del
hecho internacionalmente ilícito al borrar o extinguir el daño causado: si éste
consistía en una acción, supondrá la anulación por el Estado de dicha medida; si
se trata de una omisión, se verificará adoptando la medida que el derecho
internacional impone al Estado causante del ilícito.
- Indemnización. Se da ante la imposibilidad de eliminar las consecuencias del
hecho internacionalmente ilícito. La indemnización es el pago de una suma
correspondiente al valor que tendría la restitución en especie, o si se quiere, el
valor de los bienes, derechos e intereses que han sido afectados por el hecho
ilícito y cuyo titular es la persona en cuyo favor se reclama. Esta indemnización
puede ser de modo individual mediante la compensación del daño sufrido para
personas singularizadas, o global en aquellos casos en los que la indemnización
no es directamente proporcional a los bienes objeto de tales medidas, sino que
constituye una suma global por tratarse de indemnizaciones para una
colectividad muy grande de individuos.
- Satisfacción. Entre sus modalidades cabe mencionar las disculpas o
manifestaciones de pesar, a través de una declaración oficial del Gobierno o de
una comunicación por vía diplomática que se hace pública.
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Otro de los procedimientos tradicionales en el derecho internacional para asegurar la
aplicación de sus normas es el ejercicio de la protección diplomática
Para la reclamación de un Estado frente a otro por los daños sufridos por un particular,
el Derecho Internacional establece dos requisitos:
La regla general es, pues, que “en ausencia de acuerdos particulares, es el vínculo de la
nacionalidad entre el Estado y el individuo el único que da al Estado el derecho de
protección diplomática”. Sin embargo, en virtud de un tratado internacional puede
extenderse el derecho de protección diplomática a otras personas que estrictamente no
son sus nacionales, y también a los apátridas y refugiados residentes en el territorio de
un Estado, así como a los miembros de la tripulación de un buque de su nacionalidad
nacionales de otro Estado respecto a daños sufridos por el buque.
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El primero se plantea respecto de la continuidad de la nacionalidad en el tiempo: se
debe ostentar en el momento de la reclamación la nacionalidad del Estado reclamante y
debe continuar siendo nacional en el momento en el que se ejerce la protección
diplomática.
En cualquier caso, el artículo 9 del Proyecto CDI, establece textualmente “A los efectos
de la protección diplomática de una sociedad, se entiende por Estado de la nacionalidad,
el Estado con arreglo a cuya legislación se constituyó dicha sociedad. Sin embargo,
cuando la sociedad esté controlada por nacionales de otro Estado, no desarrolle
negocios de importancia en el Estado en el que se constituyó y tenga la sede de su
administración y su control financiero en otro Estado, este Estado se considerará el
Estado de la nacionalidad”.
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- Cuando el acto ilícito del Estado ha lesionado derechos propios o privativos de
los accionistas (artículo 12 del Proyecto)
El segundo requisito para que el Estado pueda ejercer la protección diplomática es que
el particular haya agotado previamente las vías de recurso que le ofrece el ordenamiento
interno del Estado causante del prejuicio. La reclamación por parte del Estado sólo será
admisible si el particular ha seguido esta vía y no ha podido obtener en el orden interno
la reparación del daño sufrido.
- El particular deberá utilizar todas las vías posibles de recurso contra el acto lesivo,
tanto administrativas como judiciales, que existan en el ordenamiento del Estado
causante del daño, y no sólo alguna de ellas.
- El particular sólo está obligado a recurrir en el orden interno si cabe obtener un
resultado útil o efectivo, es decir, susceptible de modificar la situación creada por
el hecho ilícito y de obtener así una reparación del daño sufrido.
Sin embargo, se contemplan algunas excepciones en las que no será necesario agotar
los recursos internos (establecidas en el artículo 15 del proyecto). Esto es cuando:
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La Corte Internacional de Justicia afirmó que “para garantizar la independencia del
funcionario es esencial que éste, en el ejercicio de sus funciones, no necesite acudir a
una protección distinta de la que puede ofrecerle la propia organización”. De este
pronunciamiento se desprenden dos consecuencias:
Las medidas de autotutela son las diferentes acciones que los estados ejecutan frente a
otros Estados que cometen hechos ilícitos internacionales contra estos, para la
protección de sus propios intereses. Las características de estas medidas son:
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Las contramedidas habrán de suspenderse si el hecho ilícito ha cesado o la controversia
está sometida a un tribunal internacional.
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• Boicot: consiste en la prohibición de importaciones desde el país sobre el cual se
quiere adoptar las contramedidas.
Son la reacción colectiva frente a las violaciones más graves del ordenamiento. Se dan
ante vulneraciones de obligaciones que protegen intereses esenciales para la comunidad
internacional en su conjunto. La competencia para adoptar sanciones internacionales
sólo corresponde a las organizaciones internacionales con competencia en el ámbito de
la paz y seguridad internacionales, principalmente, a la ONU.
Las Naciones Unidas (NNUU) tienen dos órganos de decisión: la Asamblea General y el
Comité de Seguridad.
El Consejo de Seguridad tiene acción vinculante de sus resoluciones y veto por parte de
los 5 grandes estados (China, Rusia, EEUU, Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y Francia),
pero puede imponer sanciones contra un Estado, miembro o no miembro, en caso de
agresión de la paz. En cada caso, el Consejo de Seguridad actúa a través de un Comité
de Sanciones donde están representados todos los Estados y donde las sanciones se
establecen por consenso. La creación de dicho comité se contempla en la resolución por
la que se imponen las sanciones.
Se trata de órganos subsidiarios del Consejo integrados por representantes de todos los
miembros del mismo, a los que atribuye la misión de asegurar el cumplimiento de las
medidas, teniendo en muchos casos poderes de decisión importantes.
Inicialmente las sanciones se dirigían contra el Estado que incumplía o infringía (eran las
sanciones globales), pero se demostraron ineficaces e injustas puesto que los
destinatarios finales de las sanciones eran los más débiles, la población civil. Esto produjo
una evolución del objeto de las sanciones hacia las sanciones selectivas, dirigidas hacia
64
campos concretos del estado, donde los destinatarios finales no eran los civiles, si no los
causantes de la infracción.
Las sanciones selectivas o inteligentes tienen por objeto evitar las consecuencias
indeseadas sobre la población civil inocente. También, el Consejo de Seguridad, está
mejorando mecanismos de aplicación de las sanciones para evitar las repercusiones
sobre terceros.
El paso de las sanciones globales a las sanciones selectivas en la práctica del Consejo de
Seguridad ha mejorado objetivamente el mecanismo de las sanciones. Sin embargo, el
problema se encuentra en que la inclusión de los nombres de personas y entidades es
oscurantista y también en que en relación con las peticiones de exclusión no se
respetan las garantías de defensa consagradas en los convenios internacionales de
protección de los derechos humanos. En particular, las dificultades se plantean en
relación con las sanciones adoptadas contra la lucha del terrorismo internacional.
65
TEMA 5. EL REGIMEN JURIDICO-INTERNACIONAL DE LOS ESPACIOS.
Una corriente doctrinal más moderna prefiere hacer referencia a los modos de adquirir
el título jurídico sobre un territorio, y distingue entre:
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- Modos derivados de un título jurídico. Ejemplo: la cesión, los actos internacionales…
Debe señalarse que una situación territorial consolidada en su origen puede quedar
modificada o extinguida con el transcurso del tiempo como consecuencia del
comportamiento recíproco de las partes. Una situación territorial es susceptible de ser
modificada por consentimiento en el transcurso de un largo período de tiempo, pues la
conducta de un Estado puede ser considerada como equivalente a un consentimiento.
La condición previa es que no exista soberano alguno en el territorio que se ocupa. Hay
que destacar dos situaciones concretas:
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soberano, manifestada a través del ejercicio de sus funciones propias, con actos de
autoridad frente a otros Estados, durante un plazo razonable de tiempo
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Por el contrario, las comisiones de demarcación, compuestas por expertos
técnicos, se limitan a fijar en el terreno materialmente los límites previamente
decididos.
Una frontera establecida por un tratado adquiere una permanencia que el tratado
mismo no necesariamente conoce. Un tratado puede dejar de estar en vigor sin
que la continuidad de la frontera se vea afectada. Se ejercite o no la opción de
terminar el tratado, la frontera permanece.
B. Problemas particulares
- Supuestos de aquellos territorios que, aun habiendo sufrido en el pasado la acción
colonias, no tenían fronteras reconocidas históricamente.
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C. La doble función del principio uti possidetis iuris.
El origen de este principio se encuentra en el continente americano tras dos procesos
emancipadores que tuvieron lugar en 1810 y 1821 respecto a la Corona de España, y
también fue utilizado durante el siglo XX en el continente africano. Este principio jurídico
juega un doble papel, como título jurídico de la soberanía sobre el territorio y como
criterio para la delimitación de fronteras. Es un principio conservador de situaciones,
vinculado a la descolonización, que evita reivindicaciones por parte de terceros Estados.
Los principios y normas del derecho del mar han tenido un largo proceso de formación,
una de cuyas etapas más importantes fue la codificación llevada a cabo en el seno de la
Comisión de Derecho Internacional, que dio lugar a la adopción de 4 convenios en 1958;
70
situadas en el territorio estatal (lagos, ríos…), que se caracterizan por encontrarse dentro
de la línea de base del mar territorial.
La delimitación de las aguas interiores se hace por referencia al mar territorial, dado que
el límite exterior de estas aguas coincide con el límite interior del mar territorial.
La naturaleza jurídica de las aguas interiores está recogida en el artículo 2.1. CONVEMAR
cuando señala que están sometidas a soberanía del Estado ribereño. Ahora bien, esta
soberanía no puede asimilarse sin más a la que existe en el territorio estatal, ya que la
naturaleza física del medio marino y las actividades humanas que se realizan en el mismo
impiden una asimilación absoluta al territorio terrestre. El régimen jurídico de esta zona
es el de soberanía del ribereño. Por ello, el aprovechamiento de los recursos existentes
en la zona está reservado exclusivamente a los nacionales ribereños. La legislación
interna del Estado costero en materia penal, de policía o de seguridad pública, es
plenamente aplicable en sus aguas interiores, incluyendo las normas sobre prevención
de la contaminación. El régimen de navegación de buques extranjeros por las aguas
interiores queda sometido a la legislación del Estado ribereño.
Puertos:
Los puertos, parajes de la costa más o menos abrigados, por disposición natural o por
obras construidas al efecto, en los cuales existe una forma permanente y adecuada de
tráfico marítimo, tienen una importancia esencial dentro de las aguas interiores,
disfrutando de un régimen jurídico específico.
71
ordenamiento jurídico español permite la escala de buques de guerra
extranjeros en puertos españoles y su paso por el mar territorial español en
tiempo de paz. En ella se distinguen tres tipos de escala: accidental, no oficial
y oficial, requiriendo todas ellas petición de autorización, solicitada por vía
diplomática al Ministerio de Asuntos Exteriores español.
Tras la admisión de buques extranjeros se plantea la cuestión de su estatuto en los
puertos. El punto de partida se sitúa en la sumisión a la legislación del Estado ribereño
durante su navegación y estancia por las aguas interiores.
Sin embargo, la sumisión de los buques extranjeros a la legislación penal del ribereño
admite un tratamiento distinto según se trate de buques mercantes o buques de guerra.
- Para los buques mercantes, el Estado del puerto será competente para
sancionar las infracciones penales cometidas a bordo del buque cuando tales
actos sean susceptibles de alterar el orden público o atentar contra la
seguridad de ese Estado. Por el contrario, las infracciones penales cometidas
en el interior del buque que afecten exclusivamente al orden interno de éste,
serán competencia del capitán. En el caso de actos cometidos por la
tripulación de estos buques en tierra, la competencia sancionadora
corresponde por entero al Estado del puerto.
Una bahía es, según la definición que ofrece el artículo 10.2 CONVEMAR, toda
escotadura bien determinada, cuya penetración tierra adentro, en relación con la anchura
de su boca, es tan que contiene aguas cercadas por la costa y constituye algo más que
una simple inflexión de la costa. La escotadura no se considerará como bahía si su
superficie no es igual o superior a la de un semicírculo que tenga por diámetro la boca
de dicha escotadura. Esta definición se refiere a las bahías cuyas costas pertenece a un
solo Estado. La consecuencia jurídica de la existencia de una bahía radica en que las
aguas encerradas en su interior serán consideradas como aguas interiores.
72
La delimitación de las bahías implica la existencia de ciertos criterios que permiten el
trazado de las líneas de cierre en estos espacios. El artículo 10.3 CONVEMAR determina
que para los efectos de su medición, la superficie de escotadura es la comprendida entre
la línea de bajamar que sigue la costa de la escotadura y una línea que una las líneas de
bajamar de sus puntos naturales de entrada.
La superficie de las islas situadas dentro de una escotadura quedará comprendida en la
superficie total de ésta, como si formara parte de ella. Este criterio de delimitación de las
bahías debe ponerse en relación con la distancia máxima que puede alcanzar la línea de
cierre.
- Cuando todos los Estados ribereños tienen acceso a la entrada, como sucede
en las bahías de Higuer y Gibraltar.
- Cuando uno de los Estados está situado en la boca de la bahía, dominando
su entrada, y los restantes ribereños quedan en el fondo del saco, como
sucede en el golfo de Fonseca.
Dado que en ambos tipos de bahías existen intereses comunes de carácter estratégico,
de navegación y de aprovechamiento de sus recursos naturales, las posibles técnicas de
solución serán las siguientes:
73
se subdividen en tres sectores: uno bajo la jurisdicción exclusiva de España, otro bajo la
jurisdicción exclusiva de Francia y el tercero son aguas comunes a los dos países.
Se trata de los espacios de más reciente aparición en el derecho del mar, surgido en la
práctica estatal e incorporada en el texto de la CONVEMAR, pese a la fuerte oposición
inicial de las principales potencias navales. Entendemos por archipiélago como “un
grupo de islas, incluidas partes de islas, las aguas que las conectan y otras características,
naturales, que están directamente relacionadas entre sí, que tales islas, aguas y otros
elementos naturales forman una entidad geográfica, económica, política intrínseca o que
históricamente ha sido considerada como tal”, mientras que un Estado archipelágico es
aquel “constituido totalmente por uno o varios archipiélagos y que podrá incluir otras
islas”.
Las aguas archipelágicas ofrecen dificultades en cuanto a su naturaleza jurídica. Las aguas
archipelágicas podrían parecer asimiladas a las aguas interiores, pero el Estado
archipelágico tiene una soberanía limitada sobre las aguas situadas en el interior de las
líneas de base. Los buques extranjeros gozan del derecho de paso inocente en estas
aguas, todos los buques y aeronaves tienen un derecho de paso ininterrumpido y rápido
por las rutas marítimas y aéreas archipelágicas, y los Estados archipelágicos deberán
reconocer los derechos y actividades tradicionales de otros Estados en las aguas
archipielárgicas, incluidos los cables submarinos.
El concepto de mar territorial se deduce del artículo 2 CONVEMAR cuando afirma que
“la soberanía de un Estado se extiende más allá de su territorio y de sus aguas interiores,
a la franja de mar más próxima denominada mar territorial”. De manera que el mar
74
territorial se configura como un espacio próximo a las costas del Estado o a sus aguas
interiores, sobre el que ejerce poderes soberanos de acuerdo con el derecho
internacional.
- Línea de base normal, “Es la línea de bajamar a lo largo de la costa, tal como
aparece marcada en las cartas a gran escala reconocidas oficialmente por el
Estado ribereño” (art 5 CONVEMAR). Este término está recogido en nuestra
legislación con el nombre “línea de bajamar escorada”.
- “En los lugares en que la costa tenga profundas aberturas y escotaduras o en
los que haya una franja de islas a lo largo de la costa situadas en su
proximidad inmediata, puede adaptarse como método para trazar la línea de
base desde la que ha de medirse el mar territorial el de las líneas de base
rectas que unan los puntos apropiados” (art 7 CONVEMAR).
Existen ciertas situaciones especiales para la delimitación del mar territorial, relativas a
las instalaciones permanentes, a los arrecifes, a las elevaciones emergentes en bajamar,
y a la desembocadura de los ríos.
Por último, se plantea la delimitación del mar territorial entre Estados vecinos: “cuando
las costas de los Estados se hallen situadas frente a frente o sean adyacentes, ninguno
de dichos Estados tendrá derecho, salvo mutuo acuerdo en contrario, a extender su mar
territorial más allá de una línea media determinada cuyos puntos sean equidistantes de
los puntos más próximos de las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura
del mar territorial de cada uno de esos Estados”. Este es el principio de equidistancia.
En cuanto a la anchura del mar territorial, ha sido ésta una de las cuestiones más
debatidas en el derecho del mar hasta los últimos años. Así pues “todo Estado tiene
derecho a establecer a anchura de su mar territorial hasta un límite que no exceda las 12
millas marinas medidas a partir de las líneas de base. En cuanto al derecho español en la
materia, éste fija en 12 millas la
75
anchura del mar territorial español, porque éste es el límite establecido en la actualidad
por la mayoría de los Estados y considerados conforme al derecho internacional vigente”.
PASO INOCENTE:
Dentro del mar territorial existe un equilibrio entre los intereses particulares del ribereño
en orden a su seguridad, y los intereses generales de la comunidad internacional en
relación con la navegación. De ahí, que frente a los derechos del Estado costero, se
reconozca el derecho de paso inocente a los buques extranjeros para navegar por el mar
territorial de cualquier Estado (arts. 17 y ss. CONVEMAR). La precisión del contenido del
derecho de paso inocente exige delimitar dos nociones: el paso y la inocencia del paso.
76
- Cualquier embarco o desembarco que viole los reglamentes fiscales, de
inmigración o sanitarios del Estado ribereño.
- Cualquier acto internacional y de grave contaminación.
- Cualesquiera actividades pesqueras, de investigación científica o
levantamientos hidrográficos.
- Los actos que perturben sus comunicaciones o instalaciones.
- Cualquier otra actividad que no esté directamente relacionada con el paso.
En todos aquellos supuestos en los cuales el Estado ribereño estime que el paso de
buques extranjeros por su mar territorial no es inocente, de acuerdo con los requisitos
expuestos, puede tomar todas las medidas necesarias para impedirlo. Es de destacar que,
respecto a los buques de guerra extranjeros, se permite al ribereño establecer las
disposiciones que estime necesarias para regular el paso, pudiendo exigir cuando se
incumplan que el buque en cuestión abandone su mar territorial. El derecho español
establece que el paso de buques de guerra extranjeros por el mar territorial español no
requiere autorización especial, estando obligados a respetar el derecho de paso
inocente.
- Los primeros serán aquellos estrechos (estrechos secundarios) que unan una
zona de alta mar o una zona económica exclusiva y el mar territorial de un Estado
extranjero, y los que están formados por una isla de un Estado ribereño del estrecho y
su territorio continental cuando al otro lado de la isla exista un espacio abierto a la
navegación. En ambos casos, el régimen de la navegación es el derecho de paso inocente,
aunque sin posibilidad de suspender su ejercicio.
77
5.2.5. Zona contigua.
1. En una zona contigua a su mar territorial, el Estado ribereño podrá tomar las medidas
de fiscalización necesarias para:
2. La zona contigua no podrá extenderse más allá de 24 millas contadas desde las líneas
de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial (esto es, 12 millas
desde la línea exterior del mar territorial)”.
En cuanto a su naturaleza jurídica, no existe dificultad alguna para calificarla como alta
mar, sobre la cual los Estados ribereños tienen competencia para evitar o reprimir las
infracciones cometidas por buques extranjeros a su legislación aduanera, fiscal, de
inmigración y sanitaria, cometidos en los espacios sujetos a la soberanía estatal.
Con la existencia de la zona contigua se limita la posibilidad de que el tránsito hacia alta
mar constituya una evasión directa de la legislación interna de los Estados; en tal sentido,
conviene destacar que ante la inobservancia de las leyes aduaneras, fiscales, de
inmigración y sanitarias, el art 111.1 CONVEMAR reconoce el derecho de persecución
(hot pursuit) de los buques extranjeros a partir de la misma. En el caso de España, nuestra
zona contigua es de 24 millas náuticas contadas desde las líneas de base.
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Las competencias de los Estados en su Zona Económica Exclusiva comprenden derechos
de soberanía para los fines de exploración y explotación de los recursos naturales,
tanto vivos como no vivos, renovables como no renovables, del lecho y el subsuelo del
mar y de las aguas suprayacentes, y con respecto a otras actividades con miras a la
exploración y explotación económicas de la zona, tal como la producción de energía
derivada del agua, de las corrientes y de los vientos. El Estado ribereño tiene además
jurisdicción para el establecimiento y utilización de islas artificiales e instalaciones de
explotación, para la investigación científica en la zona y para la preservación del medio
marino. En las islas artificiales e instalaciones empleadas en relación a los recursos
naturales, el Estado ribereño tiene derecho a establecer zonas de seguridad de 500
metros.
Los Estados tienen también ciertos deberes frente a los demás países en el interior de su
ZEE:
En derecho español se define ZEE española como aquel espacio que se extiende desde
el límite exterior del mar territorial hasta la distancia de 200 millas náuticas, contadas a
partir de las líneas de base desde las que se mide la anchura de aquél, y en el cual el
Estado español tiene derechos soberanos a los efectos de la exploración y explotación
de los recursos naturales del lecho y del subsuelo marinos y de las aguas suprayacentes.
El ejercicio de la pesca por parte de los buques de un Estado en la zona de otro distinto
reposa en el consentimiento de este último.
79
a) El lecho del mar y el subsuelo de las zonas submarinas adyacentes a las costas, pero
situadas fuera de la zona del mar territorial, hasta una profundidad de 200 metros, o más
allá de este límite, hasta donde la profundidad de las aguas subyacentes permita la
exploración de los recursos naturales de dichas zonas;
b) El lecho del mar y el subsuelo de las regiones submarinas análogas, adyacentes a las
costas de las islas.
Según la CONVEMAR:
El empleo por parte del Convenio de Ginebra del criterio batimétrico de profundidad 200
metros y por parte de la CONVEMAR de 200 millas contadas desde la línea de base a
partir de la cual se mide la anchura del mar territorial, presenta un valor secundario para
Estados cuyas plataformas continentales son extensas, pues el criterio operativo va a ser
el borde exterior del margen continental. Se prevé la hipótesis de extender la plataforma
continental hasta una distancia de 350 millas contadas desde la línea de base con el
objetivo de satisfacer a Estados cuyas plataformas continentales son extensas, de manera
que ven ampliada su soberanía más allá de las 200 millas que comprende su ZEE.
80
sedentarias. En lo referente a las competencias que los Estados ribereños tienen sobre
su plataforma continental a los efectos de su explotación y exploración de sus recursos
naturales.
Todos los Estados que tengan soberanía sobre su respectiva plataforma continental,
tienen una serie de obligaciones respecto a los demás Estados. Tendrán que respetar la
libertad de navegación y de sobrevuelo sobre la plataforma, la libertad de colocar cables
y tuberías marinas, la libertad de pesca y la libertad de investigación científica. Los
Estados soberanos de plataformas están obligados a tomar las medidas de seguridad
necesarias para que sus instalaciones y dispositivos no pongan en peligro la integridad
del medio ni la seguridad de la navegación internacional.
Dada su no afectación a ningún Estado, el alta mar está abierta a un sistema de libertades,
disfrutando de su ejercicio todos los Estados, sean ribereños o sin litoral.
- Libertad de navegación: tiene alcance general, ya que todos los Estados, con
litoral o sin él, tienen el derecho de que naveguen en alta mar los buques que
enarbolen su bandera. La bandera constituye el vínculo jurídico que une un
buque a un Estado determinado, precisando la jurisdicción nacional a la que
dicho buque permanece sometido durante su navegación por el alta mar, y a
este fin cada Estado establecerá los requisitos necesarios para conceder su
nacionalidad a los buques. La CONVEMAR exige que exista una conexión real
entre el Estado y el buque que lleva la bandera de dicho Estado.
- Libertad de pesca.
- Libertad de colocar cables y tuberías submarinos.
- Libertad de sobrevuelo.
- Libertad de investigación científica.
- Libertad de construir islas artificiales y otras instalaciones autorizadas por el
derecho internacional.
Existen supuestos excepcionales que limitan la libertad absoluta en el uso de los mares.
Se trata de un conjunto de situaciones en las cuales se reconoce la competencia estatal
para proceder en contra de determinados buques extranjeros no sujetos a su bandera,
cuando se hallan en alta mar, pero han atentado contra la soberanía o seguridad interna
del Estado, o han infringido ciertas normas que protegen intereses de la comunidad
internacional en su conjunto, como las que prohíben la trata de personas, reprimen la
piratería o protegen el medio marino contra la contaminación.
81
En lo referente a la trata de esclavos, se trata de una actividad totalmente prohibida ya
que atenta contra los derechos fundamentales de la persona. El art. 99 CONVEMAR
sostiene que “todo Estado está obligado a tomar medidas eficaces para impedir y
castigar el transporte de esclavos en buques autorizados para enarbolar su bandera y
para impedir que con este propósito se use ilegalmente su bandera. Todo esclavo que
se refugie en un buque sea cual sea su bandera, quedará libre ipso facto.
Por lo que respecta a la piratería, está definida en el art. 101 CONVEMAR como:
La consecuencia jurídica más importante de los actos de piratería radica en que los
buques que han incurrido en ellos quedan al margen de la jurisdicción exclusiva del
Estado cuyo pabellón enarbolan y pueden ser apresados por cualquier Estado en alta
mar. En este caso, corresponde a las autoridades judiciales del Estado que haya realizado
la presa la determinación de las penas que vayan a imponerse a los piratas, así como las
medidas a tomar respecto a los bienes a bordo del buque o aeronave, y respecto a estos
últimos.
82
El artículo 101 de la CONVEMAR señala que si un buque de guerra encuentra en alta
mar un buque extranjero y hay motivos razonables para sospechar que la nave extranjera
se dedica a la piratería, tráfico de estupefacientes, a la trata de esclavos o a efectuar
transmisiones de radio no autorizadas, no teniendo dicha nave nacionalidad o teniendo
la misma nacionalidad que el buque de guerra, aunque lleve una bandera extranjera o se
niegue a mostrar su bandera, el buque de guerra podrá enviar una lancha al buque
sospechoso. Si aún después de examinar los documentos persisten las sospechas, podrá
proseguir el examen a bordo del buque.
Conforme al artículo 111 CONVEMAR, con el fin de posibilitar la defensa del Estado
ribereño frente a las infracciones y delitos cometidos a su soberanía o jurisdicción, la
persecución de un buque extranjero sólo puede comenzar si existen motivos fundados
para creer que ha cometido una infracción de las leyes o reglamentos del ribereño en
cualquiera de los espacios marítimos bajo su jurisdicción. La persecución debe de ser
continua y sin interrupción para la subsistencia del derecho. Ésta cesará en el momento
en que el buque perseguido entre en el mar territorial del país al que pertenece o en el
de un tercer Estado. El uso de este derecho se reserva a los buques de guerra o aeronaves
militares del Estado ribereño cuya legislación ha resultado infringida, así como por los
buques y aeronaves de carácter público que están especialmente autorizadas para estos
menesteres.
El creciente interés de los Estados para evitar los riesgos de la contaminación del medio
marino en general, y de sus costas en particular, ha inducido a algunos países a acordar
la posibilidad de actuación en alta mar contra los buques que supongan un peligro de
contaminación.
El régimen jurídico de esta zona está concebido en función de los recursos minerales, a
los que se considera patrimonio de la humanidad. Sin embargo, los recursos biológicos
existentes en los fondos marinos y oceánicos, no se encuentran comprendidos en la zona,
83
dado que en el momento de la elaboración de la Convención se consideraban de
importancia residual.
La regla general, contenida en el art. 134 CONVEMAR, es que los Estados partes
notificarán al Secretario General de la Autoridad Internacional de Fondos Marinos, para
su registro y publicación, los límites exteriores de sus respectivas jurisdicciones
nacionales mediante coordenadas de longitud o latitud. Los Estados que posean una
plataforma continental con una extensión superior a 200 millas, deberán presentar una
información sobre el límite exterior de su plataforma a la Comisión de Límites prevista
en la CONVEMAR para que haga las recomendaciones oportunas.
La Asamblea está integrada por todos los miembros de la Autoridad, disponiendo cada
uno de ellos de un voto, y reuniéndose en período ordinario de sesiones anualmente. La
Asamblea se configura según la CONVEMAR como el órgano supremo de la Autoridad,
ante el que responderán los restantes órganos principales y posee competencias
concretas en el plano institucional y competencias de política general. Las competencias
generales relativas al funcionamiento de la Autoridad se concretan en la aprobación de
los reglamentos de explotación de la zona y de reparto de beneficios, entre otras. A la
hora de tomar decisiones, el consenso es la norma general. Sin embargo, las decisiones
de la Asamblea sobre cuestiones de fondo se tomarán por mayoría de dos tercios de los
Estados presentes y votantes.
84
Asamblea, del Consejo y de más órganos subsidiarios, limitándose a ejecutar las órdenes
recogidas por la Autoridad.
85
6.1.1. La protección internacional de los derechos humanos.
Esta protección internacional de los derechos humanos de las personas por parte del
derecho internacional tiene dos consecuencias:
Es tras las II guerra mundial, como reacción frente a las violaciones masivas de los
derechos humanos realizadas por los regímenes totalitarios, cuando surge un verdadero
reconocimiento internacional de los derechos humanos con la Carta de las Naciones
Unidas. Para ello fue necesario llevar a cabo dos acciones:
- Excluir todas aquellas acciones que pudieran llevar a cabo los Estados que
supusieran una vulneración de estos derechos y libertades fundamentales.
- Llevar a cabo una acción a favor de su reconocimiento y protección a través de la
adopción de declaraciones y convenios internacionales, lo que se plasmó
inicialmente en la proclamación de la Declaración Universal de 10 de diciembre
de 1948 sobre derechos civiles y político y sobre derechos económicos, sociales
y culturales, respectivamente.
La construcción del derecho internacional de los derechos humanos no es sólo obra de
determinadas organizaciones internacionales del ámbito universal, sino que también han
sido incluidas en tratados internacionales o en actos institucionales adoptados en el
ámbito de las organizaciones regionales.
Algunos principios y normas del derecho internacional de los derechos humanos han
pasado a formar parte del derecho consuetudinario, como es el caso de las normas que
prohíben el genocidio, la esclavitud, la tortura, el asesinato o la desaparición generalizada
de los componentes de un grupo político.
Por otro lado, han surgido los llamados derechos de la tercera generación entre los que
se incluyen, por ejemplo, el derecho a la protección del medio ambiente.
86
Para poder impulsar el respeto de estos derechos humanos es necesario hacer efectivo
otros derechos de carácter colectivo, véase por ejemplo el derecho a la educación o a la
salud. No obstante, la intensidad de la evolución ha permitido crear un amplio campo
normativo de protección internacional de los derechos humanos que inspira e incide en
los ordenamientos estatales.
Pese al hito que supuso en su día, la protección de los derechos humanos sólo se
configuró en el artículo 1.3 de la Carta de las NN UU como un aspecto específico de la
cooperación entre Estados, sin que se creara un órgano principal encargado de su control
ni se estableciese un recurso directo del individuo frente al Estado. La evolución posterior,
sin embargo, ha potenciado estos desarrollos, creando órganos y articulando
mecanismos de control y, lo que es más importante, ha permitido vincular el respeto de
tales derechos y libertades con otras finalidades esenciales de la Organización.
Desde el punto de vista institucional, además de los órganos previstos en los textos
convencionales, se ha producido una evolución que se ha plasmado, de un lado, en la ya
mencionada A/RES/48/141, por la que se creó un Alto Comisionado para la promoción y
la protección de todos los derechos humanos, al que no se asignan nuevos poderes en
esta materia, sino la tarea de lograr una mayor coordinación e impulso dentro del sistema
de las NN UU. De otro, la Cumbre Mundial de septiembre de 2005, adoptó la decisión
de crear un Consejo de Derechos Humanos para coordinar las actividades de los órganos
del sistema de las NN UU, promover con carácter universal el respeto de estos derechos
y examinar sus violaciones, en particular cuando son flagrantes y sistemáticas, haciendo
recomendaciones al respecto. El Consejo se creó como órgano subsidiario de la AG
mediante la A/RES/60/251, de 15 de marzo de 2006, y sustituye a la antigua Comisión de
Derechos Humanos. Está compuesto por 47 miembros, elegidos por la AG, entre Estados
que se comprometen a respetar los derechos humanos, debiendo formular al efecto una
declaración.
- Hacen referencia a la existencia del ser humano como persona. (arts. 1, 3, 6 y 7).
- Incluye derechos relativos a la protección y seguridad de la persona. (arts. 5, 8,
9, 10, 11 y 12)
- Incluye derechos relativos a la vida política y social de la persona. (arts. 13, 15,
18, 19, 20, 21).
87
- Incluye derechos de contenido económico y social para el desarrollo de la
persona. persona (arts. 22, 23, 24, 25, 26 y 27).
-
b) Los pactos de 1966.
Para garantizar que los Estados respetan tales derechos reconocidos en dichos pactos,
se establecieron dos órganos de control:
88
Las técnicas empleadas para el control del cumplimiento de los Pactos Internacionales
son:
- Informes que periódicamente tienen que presentar los Estados sobre los
progresos y dificultades que ha tenido la aplicación de estos instrumentos en sus
respectivos ámbitos internos. Tales informes son examinados por el órgano
competente, aunque éste puede solicitar, asimismo, un informe especial de los
Estados miembros; y posteriormente se transmite a éstos la apreciación del
órgano de control sobre el
c) Otros desarrollos
89
delito de genocidio, de 9 de diciembre de 1948; la Convención sobre el estatuto de los
refugiados, de 1951 (y su Protocolo de 1967); el Convenio sobre los derechos políticos
de la mujer de 1952; la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación racial, de 7 de marzo de 1966; la Convención sobre la eliminación de todas
las formas de discriminación contra la mujer, de 18 de diciembre de 1979; la Convención
contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, de 10 de
diciembre de 1984, la Convención relativa a los derechos del niño, de 20 de noviembre
de 1989 –instrumento que goza de la más amplia aceptación en este ámbito y cuenta
con dos Protocolos facultativos, de 2000 más un tercero de 2011 relativo a un
procedimiento de comunicaciones–, la Convención internacional para la protección de
todas las personas contra las desapariciones forzadas, de 2006 y la Convención sobre los
derechos de las personas con discapacidad, de 2006. Muchos de estos convenios
también prevén órganos específicos de control, como es el caso de las Convenciones
sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, la eliminación de todas
las formas de discriminación contra la mujer, contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o
degradantes, o sobre los derechos del niño. Las técnicas de control previstas en estos
instrumentos no difieren sustancialmente de las contempladas en los Pactos
internacionales de 1966, si bien no todos las recogen acumulativamente; en algún caso,
un mecanismo de control no previsto en la convención ha sido introducido mediante un
protocolo facultativo posterior, como sucedió con la Convención sobre la eliminación de
todas las formas de discriminación de la mujer (Protocolo de 1999).
Por otra parte, el Consejo de Derechos Humanos lleva a cabo procedimientos especiales
de control del respeto de los derechos humanos desde una perspectiva temática o sobre
un país específico; para ello nombra un relator especial, que elabora informes para su
posterior consideración por el Consejo de Derechos Humanos. Junto a los
procedimientos especiales, existe también un procedimiento de denuncia por el que se
reciben comunicaciones confidenciales presentadas por particulares o grupos de defensa
de los derechos humanos que son tramitadas por un grupo de trabajo mediante un
procedimiento confidencial que puede terminar con un informe al Consejo Económico y
Social. Por otra parte, la A/RES/60/251 ha introducido el mecanismo de examen
periódico universal basado en información objetiva sobre el cumplimiento por cada
Estado de sus compromisos en materia de derechos humanos de una forma que se
garantice «la universalidad del examen y la igualdad de trato respecto de todos los
Estados» y al que se concibe además como un mecanismo cooperativo y como
mecanismo complementario a la labor de los mecanismos convencionales de control ya
existentes.
90
En Europa coexisten tres sistemas de protección de los derechos humanos:
- El Consejo de Europa.
- La Unión Europea.
- La OSCE (con alcance más limitado).
El Consejo de Europa posee un carácter preeminente dado que su carta constitutiva
señala en el artículo 4 como condición para el ingreso de un Estado miembro en esta
organización internacional que el solicitante garantice el disfrute de los derechos
humanos y libertades fundamentales a cualquier persona bajo su jurisdicción.
91
- La protección de la actividad política (art. 11 y Protocolo n.º 1)
- La protección del derecho de propiedad y de la educación (Protocolo n.º 1)
- A ellos, cabe añadirle la cláusula del artículo 14 –así como el Protocolo n.º 12–
que aseguran la igualdad en el disfrute de los derechos y libertades reconocidos
en el Convenio, sin distinción alguna, especialmente por razones de sexo, raza,
lengua, religión, opinión u otras circunstancias personales.
92
consideren víctima de una violación por un Estado parte de los derechos que el Convenio
y sus Protocolos reconocen
Los jueces únicos resuelven con carácter definitivo, dictan sentencias, aunque su función
se limita en desestimar por medio de decisiones las demandas individuales
manifiestamente inadmisibles o decretar su archivo; en otro caso, la demanda ha de ser
transmitida a un Comité o a una Sala para proceder a un examen complementario (art.
27 del Convenio).
93
En cuanto al procedimiento cabe distinguir tres fases, aunque también cabe reunir en
una sola Sentencia la decisión sobre admisibilidad y sobre el fondo.
- En la fase de admisibilidad, el órgano de control se cerciora de si los hechos
denunciados merecen ser conocidos por el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos por suponer la violación de derechos y libertades reconocidas en el
Convenio y en sus Protocolos.
Respecto a las demandas individuales se comprueba si el recurrente ha agotado
todas las vías que le ofrece el ordenamiento jurídico de su país.
Por último, se verifica si la demanda reúne determinados requisitos formales: no
ser anónima, no haber sido sometida con anterioridad al Tribunal Europeo de
Derechos Humanos o a otra instancia internacional, no plantearse fuera del plazo
previsto. En caso de que no sea admisible por no cumplir estas condiciones, el
archivo será archivado.
94
de la medida causante de la vulneración, la decisión del Tribunal fijará una
indemnización adecuada a la parte lesionada (art. 41).
Tanto la Carta Social Europea revisada en 1996 como el texto originario de 1961 ofrecen
una cierta singularidad en el reconocimiento de los derechos, pues en su Parte I
contienen una extensa lista de derechos, y en su Parte II determinan su contenido y
alcance. La Parte I se considera una Declaración en la que el enunciado de los derechos
sólo determina los objetivos de política social que los Estados han de alcanzar, sin
imponerles verdaderas obligaciones. Éstas (las obligaciones) se establecen únicamente
respecto a los derechos cuyo contenido y alcance se determina en la Parte II, aunque
cabe aceptarlos de forma limitada por el amplio margen de opción que se deja a los
Estados contratantes. De modo que no existe uniformidad en las obligaciones asumidas
por los Estados partes, lo cual, junto a la posibilidad de formular reservas, compromete
gravemente la eficacia del sistema. A todo ello, se une el hecho del control limitado de
su cumplimiento, dado que éste se basa en la técnica de los informes bianuales de los
Estados partes, que son examinados por un Comité de expertos independientes y
pueden dar lugar a que el Comité de Ministros, previa consulta a la Asamblea
parlamentaria del Consejo de Europa, formule las recomendaciones que estime
pertinentes a los Estados partes (Parte IV). Esta técnica de control, por otra parte, no se
ve alterada en lo esencial en el Protocolo adicional de 9 de noviembre de 1995 que
posibilita la formulación de reclamaciones colectivas por parte de organizaciones
patronales y sindicatos.
95
La evolución de este sistema en el ámbito de la Unión Europea ha dado lugar a la
elaboración de un catálogo propio de derechos y libertades plasmado en la Carta de los
Derechos fundamentales de la Unión Europea–«proclamada» solemnemente el 7 de
diciembre de 2001 y revisada y nuevamente proclamada el 12 de diciembre de 2007–.
Esta Carta tiene el mismo valor jurídico que los tratados, si bien algunos Estados han
excluido tal posibilidad en su ámbito interno (Reino Unido, Polonia y República Checa, a
través de un Protocolo anexo al Tratado de Lisboa). Se introdujo una previsión específica
en el art. 6.2 TUE que dispone lo siguiente: “La Unión se adherirá al Convenio Europeo
para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades fundamentales. Esta
adhesión no modificará las competencias de la Unión que se definen en los Tratados”.
El artículo 7 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea establece unos mecanismos sui
generis a través de los cuales se puede controlar el respeto por los Estados miembros de
los derechos y libertades fundamentales garantizados en los textos precedentes. Por un
lado, el artículo 7 del Tribunal de Justicia establece un procedimiento de carácter
preventivo, según el cual se confiere la posibilidad de que el consejo, previa aprobación
del Parlamento Europeo, pueda constatar el riesgo claro de violación grave de los valores
enunciados en el artículo 2 del Tribunal de Justicia de la UE. Por otro lado, el artículo 7.2
del Tribunal de Justicia de la Unión Europea establece un procedimiento de carácter
represivo con arreglo al cual el Consejo puede adoptar por unanimidad, una decisión
constatando la existencia de una violación grave y persistente de dichos valores,
atribuible a un Estado miembro, pudiendo acordar que se suspendan determinados
derechos derivados de la aplicación de los Tratados al Estado miembro de que se trate,
incluidos los derechos de voto en el consejo, así como modificar o derogar las medidas
adoptadas.
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4. Protección internacional de los derechos humanos y responsabilidad penal de los
individuos
Siendo el respeto de los derechos humanos una obligación erga omnes, el derecho
internacional ha abordado más recientemente las implicaciones de este planteamiento,
al afirmar la responsabilidad penal internacional de los individuos incursos en graves
violaciones de aquéllos y al establecer mecanismos jurisdiccionales específicos para
castigar a los infractores.
Las violaciones graves de los derechos humanos han conducido a que el orden
internacional establezca no sólo la responsabilidad de los Estados sino también la
responsabilidad penal de los individuos responsables de tales violaciones, creando las
instancias adecuadas para sancionarlas.
De otro lado, más fundamentalmente, la reacción frente a las violaciones graves de los
derechos humanos ha llevado no sólo a la creación de Salas y Tribunales penales
internacionales específicos para algunos conflictos, sino a la creación de una Corte Penal
Internacional (CPI). [[Respecto a los primeros, sin ánimo exhaustivo, conviene recordar
que el Consejo de Seguridad utilizó los poderes que le confiere el Capítulo VII de la Carta
de las NN UU para crear ese tipo de tribunales para la antigua Yugoslavia y para Ruanda,
hoy sustituidos por un Mecanismo Residual Internacional. Además, inaugurando una
nueva dinámica, concretada en la creación de Salas o Tribunales internacionales mixtos,
la S/RES/1315 (2000) pidió al Secretario General que negociara un acuerdo con el
gobierno de Sierra Leona con el fin de crear un Tribunal especial independiente para
juzgar las violaciones del derecho internacional humanitario cometidas en ese país; en
cumplimiento de esa decisión, el 16 de enero de 2002 se firmó un acuerdo entre NN UU
y el gobierno de ese Estado para el establecimiento de ese Tribunal, formado por jueces
independientes designados unos por el Secretario General de NN UU y otros por el
97
gobierno de Sierra Leona, abarcando su competencia todas las infracciones cometidas
desde el 30 de noviembre de 1996.]]
Pero el paso más importante ha sido la creación de la Corte Penal Internacional, cuyo
Estatuto fue adoptado en Roma el 17 de julio de 1998 y entró en vigor el 1 de julio de
2002. El Estatuto es un texto complejo dado que se ha agrupado en un mismo
documento lo que en cualquier Estado sería materia propia de varias leyes: un código
penal, una ley orgánica judicial, una ley de enjuiciamiento criminal y una ley de
cooperación judicial en cuestiones penales, todo ello ceñido a los más graves crímenes
de trascendencia internacional.
El artículo 1 del Estatuto declara que la Corte «estará facultada para ejercer su jurisdicción
sobre personas respecto de los crímenes más graves de trascendencia internacional» y
«tendrá carácter complementario de las jurisdicciones penales nacionales». Por otra
98
parte, su competencia es automática, esto es, el Estado que pase a ser parte en el Estatuto
acepta por ello ipso iure la competencia de la Corte respecto de los crímenes
contemplados en el Estatuto (art. 12.1), pudiendo ejercer aquella sus funciones y
atribuciones en el territorio de cualquier Estado parte (art. 4.2). Por otra parte, se admite
la posibilidad de que un Estado no parte en el Estatuto acepte la competencia de la Corte
cuando el crimen se haya cometido en su territorio o sea nacional suyo el presunto
responsable (art. 12.3); asimismo, cabe que la Corte ejerza sus funciones en el territorio
de un Estado no parte cuando medie acuerdo especial con este último (art. 4.2). Sentado
lo anterior, la competencia de la Corte puede ser abordada a través de las siguientes
dimensiones:
c) En cuanto a su competencia ratione temporis, el art. 11 establece que «la Corte tendrá
competencia únicamente respecto de crímenes cometidos después de la entrada en
vigor del presente Estatuto». Rige, por tanto, el principio de irretroactividad como criterio
determinante del ejercicio temporal de la competencia.
99
–al que hace referencia el art. 1 del Estatuto– que supone que ni se confiere competencia
exclusiva a la Corte sobre los crímenes antes mencionados, ni se sustituye a las
jurisdicciones penales nacionales en sus ámbitos respectivos de competencia. Por otro
lado, el art. 13 del Estatuto dispone que la Corte podrá ejercer su competencia respecto
de cualquiera de los crímenes antes mencionados si: a) un Estado parte remite al Fiscal
una situación en que parezca haberse cometido uno o varios de esos crímenes (art. 14);
b) el Consejo de Seguridad, actuando con arreglo a lo dispuesto en el Capítulo VII de la
Carta de las Naciones Unidas, remite al Fiscal una situación en que parezca haberse
cometido uno o varios de esos crímenes, o c) el Fiscal ha iniciado una investigación
respecto de un crimen de ese tipo (art. 15). En sentido contrario, el art. 16 está dirigido a
preservar las competencias de este órgano en materia de mantenimiento de la paz,
reconociéndole el poder de suspender durante un año una investigación o
enjuiciamiento mediante una Resolución aprobada sobre la base del Capítulo VII de la
Carta
100
La Corte Internacional de Justicia está compuesta por 15 jueces sin que dos de ellos
puedan ostentar la misma nacionalidad. Se exige que cumplan ciertas condiciones
individuales y que, en conjunto, representen los principales sistemas jurídicos del mundo.
Su elección se lleva a cabo mediante votación separada en la Asamblea General y en el
Consejo de Seguridad. Para ser declarado electo el candidato deberá obtener la mayoría
absoluta en ambos órganos que votan al mismo tiempo.
Los jueces de la Corte Internacional de Justicia son elegidos por un periodo de 9 años
pudiendo ser reelegidos. Se procede cada 3 años a la renovación de un tercio de los
miembros. En caso de fallecimiento de un miembro, se elige a un sustituto que será juez
de la Corte Internacional de Justicia hasta que termine el tiempo que tendría que estar
como juez el fallecido. Los jueces gozan de inmunidades y privilegios en el ejercicio de
sus funciones.
Cuando en un asunto ante la Corte Internacional de Justicia una de las partes implicadas
cuente con un juez que es de su Estado, la otra parte puede designar a un juez que
también sea de su Estado. Estos jueces son los llamados jueces ad hoc.
101
La jurisdicción contenciosa es exclusivamente interestatal ya que sólo los Estados pueden
ser partes en litigios ante la Corte Internacional de Justicia. Para tener acceso a la Corte
es necesario formar parte del Estatuto (de él forman parte los miembros de las Naciones
Unidas). Sin embargo, aquellos Estados que no son miembros de las Naciones Unidas
pueden convertirse en partes del Estatuto aceptando ciertas condiciones, de
conformidad con lo dispuesto en la Carta y en el Estatuto.
- Compromiso. Acuerdo que surge con posterioridad a una controversia. Si una vez
celebrado el acuerdo surgen discrepancias entre las partes que han establecido
el acuerdo, éstas serán interpretadas según las reglas del derecho internacional
que se utilizan para interpretar tratados. Es necesario que el compromiso haya
sido registrado en la secretaría de las Naciones Unidas y notificado a la corte.
- Actos concluyentes ante la Corte. Consentimiento en el que se permite la
jurisdicción de la Corte. Debe de ser explícito o bien deducirse de la conducta del
Estado.
- Acuerdo internacional en vigor celebrado antes de que surja la controversia.
Expresión del consentimiento en el que éste se presta hacia una futura
controversia para que pueda ejercer su jurisdicción la Corte Internacional de
Justicia. Si cuando surge la controversia el tratado deja de estar en vigor o es
denunciado, no priva a la Corte Internacional de Justicia de su derecho a ejercer
su jurisdicción.
- Declaraciones de aceptación de la jurisdicción obligatoria de la Corte
Internacional de Justicia. Mediante ellas un Estado reconoce como obligatoria la
jurisdicción de la Corte Internacional de justicia y ésta puede ejercerse cuando
surja una controversia con otro Estado que también haya suscrito una
declaración, aceptándola. Cada una de estas declaraciones es en sí misma un acto
unilateral y no un tratado. Sin embargo, su eficacia se haya limitada en la práctica
por varios factores: en primer lugar porque los Estados son absolutamente
libres de suscribir o no suscribir tales declaraciones; en segundo lugar porque
corresponde a cada Estado, cuando formula una declaración que establezca
unos límites temporales (las declaraciones pueden hacerse por un tiempo
determinado o por un tiempo indefinido) y que estén acompañados de
reservas que restringen su aplicación a determinadas condiciones o
circunstancias de los litigios.
En cuanto a las reservas deben tenerse en cuenta tres supuestos: límite que
excluye aquellas controversias surgidas antes de su remisión al Secretario
General de las Naciones Unidas.
102
Son posibles las limitaciones excluyendo las controversias que se susciten
con determinados Estados.
También puede excluirse la posibilidad de jurisdicción del Tribunal sobre
ciertas controversias o determinadas categorías de controversias.
La jurisprudencia reciente ha rechazado las propuestas de algunos Estados de
declarar inválida o interpretar restrictivamente alguna reserva.
103
de los órganos de las Naciones Unidas sólo pueden solicitarlo con autorización de la
Asamblea General.
La Corte será competente para emitir opiniones sobre cuestiones jurídicas No ha excluido
la posibilidad de dar respuestas a cuestiones abstractas o sobre cuestiones no planteadas
de forma clara.
La Corte Internacional de justicia puede negarse o no negarse a emitir una opinión sobre
una cuestión jurídica, aunque, en principio, no debería de negarse. Es más, en la práctica
nunca se ha negado a dar una opinión sobre una cuestión jurídica.
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