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Evangelio según San Juan

10, 27-30
En aquel tiempo, dijo Lo que mi Padre me ha dado
Jesús: es más que todas las cosas, y
«Mis ovejas escuchan mi nadie puede arrebatar nada de
voz, y yo las conozco, y la mano de mi Padre.
ellas me siguen, y yo les
doy la vida eterna; no Yo y el Padre somos uno».
perecerán para siempre, y
nadie las arrebatará de mi
mano. Palabra del Señor
Las vocaciones nacen en la
oración y de la oración; y
sólo en la oración pueden
perseverar y dar fruto.

El cuarto domingo del tiempo de Pascua se caracteriza por el Evangelio del Buen Pastor, que se lee
cada año. El pasaje de hoy refiere estas palabras de Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las
conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las
arrebatará de mi mano. Mi Padre, lo que me ha dado, es mayor que todo, y nadie puede arrebatarlas
de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno» (Jn 10, 27-30). En estos cuatro versículos está
todo el mensaje de Jesús, está el núcleo central de su Evangelio: Él nos llama a participar en su
relación con el Padre, y ésta es la vida eterna.
Jesús quiere entablar con sus amigos una relación que sea el reflejo de la relación que Él mismo
tiene con el Padre: una relación de pertenencia recíproca en la confianza plena, en la íntima
comunión. Para expresar este entendimiento profundo, esta relación de amistad, Jesús usa la
imagen del pastor con sus ovejas: Él las llama y ellas reconocen su voz, responden a su llamada y
le siguen. Es bellísima esta parábola. El misterio de la voz es sugestivo: pensemos que desde el
seno de nuestra madre aprendemos a reconocer su voz y la del papá; por el tono de una voz
percibimos el amor o el desprecio, el afecto o la frialdad. La voz de Jesús es única. Si aprendemos a
distinguirla, Él nos guía por el camino de la vida, un camino que supera también el abismo de la
muerte.
Pero, en un momento determinado, Jesús dijo, refiriéndose a sus ovejas: «Mi Padre, que me las ha
dado» (cf. 10, 29). Esto es muy importante, es un misterio profundo, no fácil de comprender: si yo
me siento atraído por Jesús, si su voz templa mi corazón, es gracias a Dios Padre, que ha puesto
dentro de mí el deseo del amor, de la verdad, de la vida, de la belleza y Jesús es todo esto en
plenitud. Esto nos ayuda a comprender el misterio de la vocación, especialmente las llamadas a una
especial consagración. A veces Jesús nos llama, nos invita a seguirle, pero tal vez sucede que no
nos damos cuenta de que es Él, precisamente como le sucedió al joven Samuel.
Pregunta a Jesús qué quiere de ti y sé valiente. ¡Pregúntaselo! Detrás y antes de toda vocación al
sacerdocio o a la vida consagrada, está siempre la oración fuerte e intensa de alguien: de una
abuela, de un abuelo, de una madre, de un padre, de una comunidad. He aquí porqué Jesús dijo:
«Rogad, pues, al Señor de la mies —es decir, a Dios Padre— para que mande trabajadores a su
mies» (Mt 9, 38). Las vocaciones nacen en la oración y de la oración; y sólo en la oración pueden
perseverar y dar fruto. Me complace ponerlo de relieve hoy, que es la «Jornada mundial de oración
por las vocaciones».

Ángelus del Papa Francisco: 21/04/2013


Combatir la
Pobreza

Colombia, nuestra patria, es uno de los países con mayores recursos naturales del mundo. Un territorio
dotado por el Creador de grandes riquezas. No se combate la pobreza matando a los ricos, se trata de matar a
la pobreza. Como pastores decimos: hay que condenar el pacado, no al pecador arrepentido; duros contra el
pecado y, padres con el pecador. Entonces, ¿por qué somos pobres? ¡Ah! Son muchas causas; permítanme
analizar algunas. La voracidad del conquistador no tenía límites; muchos de ellos venían con hambre
atrasada. El dorado se buscaba con ansiedad y en lograrlo no había principios morales: se imponía la ley del
más fuerte. Los que llegaron no eran los mejores de la península, aventureros y desarrapados aprovechaban
las naves que zarpaban para las Indias en busca de riqueza. Una persona avarienta y ambiciosa no se sacia
con nada.

Ciertamente nuestros antepasados, los aborígenes no eran muy trabajadores y las costumbres no eran las más
acordes con la justicia. Fray Pedro Simón, un cronista español que vino con su congregación franciscana,
escribió una obra que, a mi juicio, tiene demasiado título para el contenido, Noticias historiales de las
conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales, nos dice entre otras cosas que los indígenas del
altiplano Cundiboyacense ( el cronista vivió en el convento de Ubaté algunos años) , duraban semanas en
fiestas y consumían chicha hasta el punto que algunos morían ahogados en esa bebida, ebrios y aletargados.
Con relación a las normas tribales, narra que cuando el conquistador Don Gonzalo Suárez Rendón, llegó a
Hunza (hoy Tunja), desde el cerro de Soracá, se divisó una especie de estatuas y cuando llegaron al lugar
(hoy llamado los Cojines del Zaque en Tunja), las “estatuas” eran setenta ajusticiados por el “grave delito” de
haber mirado al zaque (según las costumbres ancestrales, para hablar con el zaque había todo un rito: a cierta
distancia arrodillarse y a medida que se iba acercando, se debía lamer la tierra y ya frente, se podía hablar sin
levantarse, no se podía mirar directamente al zaque). Por favor, en todas las culturas se encuentran
costumbres inhumanas y hasta el canibalismo en algunas etnias. ¡Qué horror!, ¡cómo ha sido el ser humano!
Claro, los conquistadores no llegaban con costumbres “santas”; ¡qué crueldad en muchos casos! De modo
que tenemos un pasado marcado por tantas injusticias. La colonia y la independencia estuvieron signadas por
tantas injusticias. Una mentalidad perezosa, buscando que unos trabajen y otros, los “señores” disfrutando de
lo que producían los “esclavos”. Excúsenme, los hechos han cambiado, pero la mentalidad sigue la misma.
La cultura del trabajo productivo poco aparece en nuestra idiosincrasia.

La caridad remplazó a la justicia social; es un eufemismo cultural nocivo para la productividad. En el fondo
del colectivo cultural, aparece que el trabajo lo hizo Dios como castigo. ¡Qué interpretación más errónea de
la Biblia! Se creyó que el Estado asistencialista acababa con la pobreza. ¡Qué concepción más equivocada!

Retiro kerigmático SINE


Entrega de materiales a los Coordinadores de
grupos y movimientos para la misión diocesana

Consagración nuevos monaguillos


Clemente de Alejandría, basándose en la tradición, afirma que San Matías fue uno de los
72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su ministerio. Los hechos de los
Apóstoles afirman que Matías acompañó al Salvador, desde el Bautismo hasta la
Ascensión. Cuando San Pedro decidió proceder a la elección de un nuevo Apóstol para
reemplazar a Judas, los candidatos fueron José, llamado Bernabé y Matías. Finalmente, la
elección cayó sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de los doce. El Espíritu
Santo descendió sobre él en Pentecostés y Matías se entregó a su misión. Clemente de
Alejandría afirma que se distinguió por la insistencia con que predicaba la necesidad de
mortificar la carne para dominar la sensualidad. Esta lección la había aprendido del mismo
Jesucristo.

Según la tradición, predicó primero en Judea y luego en otros países. Los griegos sostienen
que evangelizó la Capadocia y las costas del Mar Caspio, que sufrió persecuciones de parte
de los pueblos bárbaros donde misionó y obtuvo finalmente la corona del martirio en
Cólquida. Los "Menaia" griegos sostienen que fue crucificado. Se dice que su cuerpo
estuvo mucho tiempo en Jerusalén y que Santa Elena lo transladó a Roma.

Tomado de: (https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=145)


El Santo Rosario
Recibieron la nueva vida del
agua y del Espíritu (Sacramento
del Bautismo):
Mayo 8:
Eucaristía de Envío a la misión Andrés Felipe Quintero
Templo. 06:00 p.m. Tiago José Vargas Gómez
Mia Celeste Arias Avellaneda
María Mirian Penagos
Samuel Cárdenas Loaiza
Catequesis para Adultos
Lunes, Miércoles y Jueves
07:30 p.m. Templo

Mayo 14:
Marcha de la Santidad
06:30 a.m. desde los barrios hasta el
templo

Obituario:
Nicolas García Torrente
Jorge Eliecer Suaza
Pedro Fajardo
Fernando Cuchimba Yasnó
Noel Losada
Pm:

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