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Retiro: De Regreso a Jerusalén

El Camino de Emaús (el desaliento) Lc, 24, 13-35


¿Qué es el camino de Emaús?
El camino de Emaús es el sendero que Cleofás y otro discípulo recorrieron desde Jerusalén
hasta su aldea, después de la muerte de Jesús, mientras discutían sobre los sucesos que habían
tenido lugar los días anteriores, en algún punto del recorrido se les apareció Jesús Resucitado.
Ninguno de los caminantes reconoció a Jesús, pero escucharon con asombro su
interpretación de las Escrituras. ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino? Lc,
24,32.
Al llegar a Emaús, le invitaron a pasar la noche con ellos. Fue entonces cuando le reconocieron,
estando a la mesa, al partir el pan.
- Si tienen una Biblia en la mano, busquemos pues este pasaje y leámoslo, meditémoslo,
vivamos la escena de Emaús.
- No dudo en que es la vida de cada uno de nosotros: la palabra de Dios siempre nos dice
mucho mas de lo que pensamos, porque en Dios no hay tiempo, y ese mismo día sigue
siendo nuestro día.
Hoy: ¿Cómo venimos a este retiro? ¿Qué traemos en el corazón? ¿Cuáles son nuestras preguntas,
nuestros reclamos, aquello que nos hace perder la fuerzas y debilita nuestra fe?
Muchas veces en la vida nos identificamos con aquellos caminantes; de por sí ser cristiano
significa ser un caminante, y todos recorremos caminos distintos y a la vez el mismo: el camino de
Emaús.
- Cabe destacar que estos discípulos se dirigían en dirección contraria a la recomendada por
el Señor, que era Galilea. Estaba lejos de la mente de estos discípulos encontrar a Jesús vivo
luego de lo que pasó en el calvario. Sin embargo, no es obstáculo alguno para que el Señor
se ponga manos a la obra para que los dos regresen. Dios nunca da nadie por perdido. En lo
hondo de su corazón, estos dos hombres profesan un fervor extraordinario hacia Jesús. Aun
estando tan desolados, los discípulos no se han desligado del todo.
El pasaje bíblico nos da a conocer el nombre de uno de los discípulos: Cleofás. El otro no
tiene nombre, tal vez para que podamos ocupar su lugar.

Aquí nos detendremos entonces y nos haremos una pregunta: El desaliento


¿Qué nos genera desaliento?
Este significa, decaimiento del ánimo, desfallecimiento de las fuerzas.
Es de humanos desanimarse por cualquier cosa. Pero también es de humanos luchar por
encima del desanimo para poder lograr su propósito. El desaliento es un arma mortal que mata
cualquier sueño y es de tropiezo para cualquier meta. Pero nosotros tenemos el poder de seguir
luchando para no dejarnos vencer. Tal vez, usted dirá, “sí, para ti es fácil decirlo, porque no has
pasado tropiezos”. Pues, se equivoca, primero yo, que no solamente he sido atacado por el
desanimo y los tropiezos, sino que, he llegado también a arrepentirme muchas veces por haberme
dejado vencer por el desaliento. Por varias ocasiones, he mirado las cosas como si ya no hubiese
Retiro: De Regreso a Jerusalén

remedio. He pensado como muchos piensan “que sea como Dios quiera”. Luego me arrepiento al
caer en cuenta que eso no es lo que Dios quiere para sus hijos. Él quiere que sus hijos luchen para
lograr sus metas, aunque sientan los tropiezos del enemigo.
Pues, el desaliento es una de las estrategias más peligrosas del diablo (1Pedro 5,8)
El desaliento, es renunciar, es tirar lo toalla, es no perseverar, no luchar, desistir, es tirar en
saco roto todo lo que Jesús me ha dado.
Reflexionemos: ¿Dónde he puesto mi esperanza? ¿Cómo está mi vida?, ¿qué ha pasado? ¿Qué
situación, persona… me ha hecho daño o me hace perder la paz? ¿Cómo esta mi relación con Dios?
¿me siento amado por Dios? 5min.
- Esta mas que claro que todos en algún momento de nuestra vida nos hemos desanimado,
pero entiendo que como seres humanos es normal que este sentimiento llegue a nosotros; el
punto clave está en que muchos nos hacemos poseedores de un desanimo continuo.
- Causa hay varias: pero el afán es una, en ocasiones nos envolvemos tanto en negocios o
jugadas de la vida y la falta de descanso va produciendo en nosotros un desgaste el cual
afecta nuestra vida en todas las áreas.
Algunas citas: Lc 12, 22/ Filp 4,6 – Pablo nos dice: “por nada estes afanado”. El afán hace
que nuestra mente se desenfoque de lo que verdaderamente tiene importancia y eso hace que
nuestra relación con Dios mengue y al darnos cuenta de que nos hemos desenfocado comenzamos a
tener la sensación de no poder agradar a Dios.
En ocasiones el no poder sobrepasar la debilidad hace que nos sintamos desalentado y
desanimados. El problema de esto es que nosotros queremos cambiar la parte débil que hay en
nosotros a nuestra manera, no entendiendo que es el Señor que se encarga de trabajar en nuestras
debilidades. ¿Qué debo dejar a Dios hacer en mí?

Vuelvo a Lc 24
- El camino de la vida se parece al camino de Emaús. La imagen de estos dos hombres
entristecidos por la vida ¿no es acaso un retrato de lo que muchas veces nos sucede a
nosotros?
- Cuando nos dejamos abatir por la tristeza y el desaliento frente a los problemas, cuando
creemos que aquellos sueños e ideales a los que entregamos nuestra vida siendo jóvenes se han
derrumbado, porque las cosas no suceden de acuerdo a nuestros criterios o a nuestros planes
(un trabajo, una relación, una operación, etc.)
No tenemos también una sensación amarga de fracaso y pensamos que la vida no tiene sentido.

- Entonces viene la tentación de regresar a Emaús, a la vida anterior, y abandonar Jerusalén, que
representa nuestra parroquia, nuestra comunidad, y en definitiva a Dios.
- En este camino nos encontramos con tantas personas que están llenos de heridas, incapaces de
experimentar una autentica alegría, que han perdido la fe y la esperanza. Lo único que puede
sanar el corazón y volver a darle un sentido a la vida es el encuentro personal con alguien que
me ama incondicionalmente, que tiene la respuesta a todas mis preguntas, que nunca va a
defraudar, y ese alguien es el Señor Jesús, muerto y Resucitado.
Retiro: De Regreso a Jerusalén

- Jesús siempre camina con nosotros, el nunca no ha dejado solos, y que por más tristes o duros
que sean los acontecimientos que hemos vivido. El nunca nos ha prometido que nuestra vida
iba a ser fácil o que iba a durar para siempre. El nos ha prometido que estaría con nosotros
todos los días hasta el fin del mundo y que al final del camino nos aguarda en la casa del Padre.
- El siempre ha estado allí, somos nosotros los que no hemos sido capaces de reconocerle.
¿Por qué no le reconocemos? ¿Por qué somos insensatos, tardos de corazón?
El concilio Vat. II en la constitución Gaudium et spes nro. 10 habla de dos tipos de personas que
tienen el corazón embotado:
1. Aquellos que tienen tanto – que su vida está llena de consumismo y superficialidad – que no
sienten necesidad de Dios en sus vidas.
2. Aquellos que están tan oprimidos por la miseria, no tienen tiempo para ponerse a considerar la
pregunta acerca de Dios y el sentido de su existencia.
¿Cómo nos encontramos con Jesús resucitado en el camino de la vida?
De muchas maneras, en la oración personal, en una peregrinación, en un retiro, en los
pobres y afligidos, en el testimonio de una persona, y sobre todo en la Eucaristía.
En cada Eucaristía, Jesús nos explica las Escrituras. Ellas no dan luz para cambiar, para
comprender, que la escuela del Amor es la cruz.

Hermanos es momento de regresar a Jerusalén, de volver el corazón a Dios sin reservas,


pues curados por la fuerza de Jesús vivamos la misión con resiliencia: anunciando la buena nueva,
la vida que nos comunica Jesús. Es momento de compartir que El Señor vive, que nos ama.
Los discípulos se pusieron en camino, es momento, de compartir lo vivido, pues, cuando Dios toca
tu corazón y cambia tu perspectiva de la vida, sientes la necesidad incontenible de transmitirlo a los
demás. Y así te vuelves un servidor, un acompañante en el camino de Dios para tantos hermanos y
hermanas desorientados, que necesitan quien los ayude a encender en sus vidas la fe y la esperanza.

Se cumple aquello que dice San Pablo: consuelas con el consuelo con que has sido
consolado por el Señor.

Quiera Dios que este retiro, nos suceda lo que sucedió con los discípulos de Emaús. Que
nos encontremos con Jesús Resucitado y El cambie nuestras tristezas en alegría y nuestros
desalientos en esperanza, nuestra soledad en compañía.

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