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ADORACIÓN AL SANTÍSIMO

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Exposición del Santísimo

Canto inicial: “Alabado sea el santísimo”

Oración a Jesús sacramentado

Amado Jesús, te adoramos y te bendecimos en la sagrada Eucaristía


que se entrega en todo momento en todos los altares del mundo,
como alimento de vida eterna.
Te adoramos hoy junto a toda la Iglesia
que se encuentra orando por las vocaciones
de todos aquellos que tú haz llamado a la existencia.
Te glorificamos Cristo, Maestro divino
y te pedimos nos enseñes a seguir tus pasos
para ser testigos de tu amor.
Danos tus sentimientos
para acoger y compartir el fuego que quema en nuestro interior:
Tu Amor y el deseo de que todos te conozcan y se unan a Ti.
Te adoramos Cristo, Redentor del mundo
te pedimos nos des las fuerzas para dar la vida por cada persona,
para que podamos mostrarles tu amor
y para que encuentren en ti
la Vida plena y abundante.
Amén.

Lector:
Creemos, Señor, que estás aquí realmente presente en este sacramento admirable
en que Tú, Creador del universo, vienes a nosotros como pan que nos fortalece en el
camino. Creemos, Señor. Pero, aumenta nuestra fe, creemos que estás aquí con
nosotros, que nos escuchas, que nos hablas interiormente sin ruido de palabras y que,
indefenso desde el altar, eres un signo de amor, de donación, de entrega sin límites.
A ti aquí presente queremos alabarte y acogiendo tu palabra que nos dice “Rogad
al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38), agradecer las diversas
vocaciones que regalas a la iglesia y pedirte por ellas.

Momento de oración personal (3 minutos aproximadamente)


1° Momento
“LA CERCANIA”

Lectura de la Palabra de Dios.

Lucas 24, 13-27

"Aquel mismo día, dos discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos treinta
kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mientras
conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos. Pero
aunque lo veían, algo les impedía darse cuenta de quién era. Jesús les preguntó: ¿De
qué van hablando ustedes por el camino? Se detuvieron tristes, y uno de ellos, que se
llamaba Cleofás, contestó: ¿Cómo, así que tú eres el único peregrino en Jerusalén que
no sabe lo que ha pasado allí en estos días? Él les preguntó: ¿Qué ha pasado? Le
dijeron: Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y en palabras
delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo los jefes de los sacerdotes y nuestras
autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. Nosotros
teníamos la esperanza de que él sería el que había de libertar a la nación de Israel. Pero
ya hace tres días que pasó todo eso. Aunque algunas de las mujeres que están con
nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y como no
encontraron el cuerpo, volvieron a casa. Y cuentan que unos ángeles se les han
aparecido y les han dicho que Jesús vive. Algunos de nuestros compañeros fueron
después al sepulcro y lo encontraron tal como las mujeres habían dicho, pero a Jesús no
lo vieron. Entonces Jesús les dijo: ¡Qué faltos de comprensión son ustedes y qué lentos
para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas
cosas antes de ser glorificado? Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las
Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por
todos los libros de los profetas”.
Palabra de Dios.

Reflexión.
La lectura nos presenta a dos seguidores de cristo, dos cristianos, que han perdido
el rumbo en su vida. Habían seguido a Jesús, con gran ilusión, pero después de ver al
Maestro crucificado, todas sus esperanzas se habían esfumado, dejando un vacío en su
corazón. Habían visto el aparente fracaso de Cristo. Cristo estaba muerto. Ahora
regresaban a su tierra, volvían a casa desanimados para comenzar con sus vidas
nuevamente. Pero regresan vacíos, insatisfechos; en el fondo, saben que les falta algo, o
mejor, les falta Alguien por quien vivir.
Todos pasamos por momentos así en nuestra vida, crisis de fe, momentos en los
que vemos todo negro a nuestro alrededor. Momentos de dudas, inquietudes y a veces
amargas desilusiones. Momentos en los que nuestras esperanzas se van todas al suelo.
Con facilidad nos sentimos identificados con estos dos discípulos.
Mientras van de camino, un desconocido se acerca a estos dos discípulos y
empieza a caminar con ellos. El camino es largo, y se hace más llevadero en compañía
de alguien. Pero no es un simple desconocido, es Jesucristo que se acerca, callado, y
comienza a escucharles, se interesa por sus preocupaciones.
Jesucristo conoce mis necesidades, mis problemas, pero quiere que acuda a él,
que me desahogue contándole mis problemas. ¡Qué bien conoces Cristo el corazón de los
hombres! Sabe del desánimo, del cansancio en nuestra vida, de los momentos oscuros,
que nos asaltan en cualquier momento. Y quiere enseñarnos que también en esas
circunstancias Él sigue cerca de nosotros, nos habla, nos anima, nos escucha y nos
ama.

Canto.

Signo.
El amigo de Jesús se hace cercano a todos, sale al encuentro del prójimo, a quien
siempre ve como un hermano. Los invitamos a realizar este gesto de Jesús, de acercarse
y escuchar, con el compañero que tenemos a nuestro lado. A él le contaremos alguna
dificultad, algún miedo, algún problema que nos entristece, duele o desanima.

(Música instrumental)

Ahora en comunidad recemos juntos por cada una de las intenciones que
guardamos en el corazón.
Respondemos a cada una de ellas: “Dios amigo, óyenos”

- Te pedimos por nuestra juventud y por nuestros niños, para que encuentren en Ti el
camino. OREMOS.
- Te pedimos por aquellos que sufren, que están pasando momentos duros en sus vidas,
para que encuentren en Ti la esperanza y para que encuentren en nosotros una mano
tendida. OREMOS.
- Te pedimos por nuestros proyectos e ilusiones, para que Tú los lleves a buen término y
para que nosotros llevemos con ellos tu mensaje a este mundo. OREMOS.
- Te pedimos para que reine la paz entre nosotros y para que nos sintamos cada día más
hermanos. OREMOS.
- Te pedimos por los jóvenes que sienten tu llamada, dales generosidad y valentía para
responderte. OREMOS.
- Te pedimos que sigas suscitando vocaciones en el seno de tu Iglesia, hombres y
mujeres que sean luz y sal del mundo. OREMOS.
- Te pedimos que fortalezcas y animes a todos los hombres y mujeres que han
consagrado su vida a tu Servicio, pedimos en especial por nuestro párroco el Padre
Gustavo y por las hermanas Ursulinas. OREMOS.

2° Momento
“EL ENTUSIASMO”

Lectura de la Palabra de Dios.


Lucas 24, 28-31

“Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús aparentó seguir adelante. Pero ellos le
insistieron, diciendo: Quédate con nosotros, porque cae la tarde. Se está haciendo de
noche. Jesús entró, pues, para quedarse con ellos.
Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, lo bendijo, lo partió y
se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él
desapareció”.
Palabra de Dios.

Reflexión.
El desconocido hace ademán de seguir adelante. No quiere imponerse a mi
libertad; se propone, y espera que yo dé el paso hacia Él: ¡Quédate con nosotros, Señor!
De desconocido ha pasado a ser el invitado de honor; aún más, aquel que preside la
cena. Así actúa Jesucristo: sabe que le necesitamos, que es la luz para nuestra
oscuridad, incluso para nuestra densa negrura, y se nos acerca poco a poco, nos va
iluminando, y suscita en nosotros esa hermosa petición: Quédate con nosotros. Estos
discípulos dejaron una rendija abierta a la esperanza, y la Esperanza fue penetrando,
fue abriendo la puerta, y les invadió plenamente. Al celebrar la cena eucarística, se les
abren los ojos y lo reconocen: ¡Jesús está con ellos!
Si! Dios no nos deja, habita en nosotros. Sabemos cómo los discípulos de Emaús
que si el Señor no está viene la noche, la oscuridad. Pero si Jesús se queda con nosotros
aunque sea de noche la claridad aparece, con él vemos la luz, renace la alegría y la
esperanza, encontramos el sentido de nuestras vidas.
Paso a paso, palabra a palabra, va encendiendo la ilusión en los corazones
desanimados, hasta que... poco a poco nos invade el entusiasmo. El entusiasmo es la
experiencia de un “Dios activo dentro de mí”.

Canto.

Signo.
En este momento nos acercaremos hasta el altar, tomaremos un pequeño pan y
en un breve momento elevaremos una plegaria delante de Jesús Eucaristía, pidiéndole
que se quede siempre con nosotros y que reine en nuestros corazones, en nuestras
vidas.

(Música instrumental y cantos)

3° Momento
“LA ALEGRÍA”

Lectura de la Palabra de Dios.


Lucas 24, 32-35

“Se dijeron uno al otro: ¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?
Sin esperar más, se pusieron en camino y volvieron a Jerusalén, donde encontraron
reunidos a los Once y a sus compañeros. Estos le dijeron: ¡Es verdad! El Señor resucitó
y se dejó ver por Simón.
Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo
reconocieron a Jesús cuando partió el pan".
Palabra de Dios.

Reflexión.
Les arde el corazón. Han sido consolados, han sido acompañados en el dolor y el
fracaso. Y en la fracción del Pan, se les abren los ojos y el corazón. Y de noche, ya sin
miedo ni tristezas, llenos de gozo y alegría, los discípulos de Emaús parten a Jerusalén a
anunciar, a testificar que han visto al Maestro, que han recobrado la esperanza.
La alegría es un don de Dios que surge naturalmente del encuentro personal con
Cristo Resucitado y la fe en él.
Los discípulos experimentaron la alegría del encuentro con Cristo y todo cambió.
¡En vez de miedo, VALOR! ¡En vez de falta de fe, FE! ¡En vez de desesperación,
ESPERANZA! ¡En vez de tristeza, ALEGRÍA! ¡En vez de muerte, VIDA! ¡En vez de la mala
noticia de la muerte de Jesús, la Buena Nueva de su Resurrección! Sin dudas salen a
anunciar esta gran noticia, esta Buena Noticia.
Expresemos como los discípulos de Emaús y con nuestro testimonio de vida la
alegría de creer en Cristo, de un Cristo que nos ama con locura, que quiere estar cerca
de nosotros y siempre estará con nosotros. Anunciar este mensaje a tantos que hoy
viven en la oscuridad, en la tristeza. Seamos nosotros los anunciadores de la Alegría de
la Buena Noticia

Canto.

Signo.
¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos
explicaba las Escrituras? (Entra la vasija con el fuego)
Cristo caminas conmigo. Mi corazón rebosa de gozo y quiero cantar, quiero gritar,
quiero trasmitir a otros esta certeza. No estoy solo, Cristo quiere estar conmigo. Está
vivo en la Eucaristía, esperándome pacientemente. No puedo ser indiferente o pasivo
ante tanto amor, por eso hoy te pido me des la fuerza para correr a compartir con mi
familia, y con los demás, esta Buena Nueva.

Canto: Señor mío.

Bendición con el Santísimo

Canto: Alabado sea el Santísimo.

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