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● Los niños son progresivamente mejores en tareas que exigen la exploración del
campo visual; sus investigaciones son, en este sentido, cada vez más exhaustivas y
sistemáticas.
● En general, se observa que los niños presentan dificultades mayores que los adultos
a la hora de reorientar su atención; así, si se les indica que deben atender a un
estímulo visual determinado, pero primero se presenta una señal distractora, los
niños orientan su atención fácilmente hacia este estímulo distractor y tardan más
que los adultos en reorientarla hacia el estímulo crítico.
● Donde se ha observado con más claridad esta lentitud infantil a la hora de cambiar
el foco de la atención es en las tareas de tipo auditivo; así, en tareas de escucha
dicótica se ha observado que, hasta los once años, los niños se muestran,
aproximadamente, más lentos que los adultos en reorientar la atención de un oído al
otro.
Para finalizar este apartado, nos referiremos a un trastorno que despierta un gran
interés en los últimos años: la apnea del sueño. Se trata de un trastorno respiratorio
que se caracteriza por una serie de suspensiones breves de la respiración que se
producen en múltiples ocasiones a lo largo del sueño.
El presentar valores más elevados en los test, se ha comportado como una forma de
aproximación más eficaz para conocer de una manera más exacta las habilidades
académicas e intelectuales de los niños superdotados, cuyos resultados en los valores
estándar para su edad cronológica, se acercan o tocan el valor techo de los mismos.
(Gross, 2004). La conclusión que se deduce tras el uso de los test, es que los niños
superdotados son más similares (al menos cognitivamente), a los niños más mayores,
que a los niños de su misma edad cronológica. Esta conclusión tiene su fundamento,
en un estudio electroencefalográfico (EEG) que comparaba (los rayos alpha) en EEG
(en resonancia magnética) de 30 adolescentes de un estudio realizado en Iowa, en
torno a jóvenes precoces matemáticamente (Study of Mathematically Precocious
Youth, CY- TAG), comparado con otros 30 jóvenes de la misma edad cronológica, y 30
estudiantes universitarios. Alexander, O´Boyle y Benbow (1996), encontraron que,
mientras existían diferencias en las radiaciones de banda alpha en los lóbulos temporal
y parietal, que sin embargo:
En otras palabras, los lóbulos frontales de los jóvenes superdotados, parecían estar
funcionando con la madurez similar al de estudiantes cinco años mayores, y ya en
universidad.
De los resultados de este desarrollo precoz neuronal, ¿son por ejemplo los cerebros de
los superdotados estructuralmente más similares, al cerebro de niños de mayor edad,
que el de los niños de misma edad cronológica?
Los datos demostraron que los cambios eran en la trayectoria del propio grosor del
córtex cerebral (la capa exterior de materia gris que mayor implicación tiene en el
funcionamiento intelectual), más que en el propio grosor de la corteza en sí, y que
esto, era lo que estaba más íntimamente relacionado, con los niveles de inteligencia de
los niños. Especialmente, los corticos del grupo de CI más elevado, eran más delgados
cuando estos niños eran más pequeños, pero crecían de manera muy rápida, cuando
los niños superdotados llegaban a la adolescencia, donde sus corticos cerebrales eran
significativamente de más grosor que la media, sobre todo en el córtex prefrontal. En
resumen, el desarrollo neuroanatómico de la inteligencia es dinámico.
Mientras las funciones ejecutivas (control cognitivo) implican una serie de aspectos de
interacción de la memoria de trabajo, incluyendo la atención de lo holístico a las
partes, el retraso en el cierre, en la evaluación y en la actualización de tareas
(Baddeley & Sala, 1998), un rango de datos de estudios de neuroimagen sobre la
estructura neural que correlacionaban varios aspectos de las funciones ejecutivas, han
convergido de manera consistente, en la existencia de activaciones bilaterales del
córtex prefrontal (CFP) (e.g., Koechlin et al., 1999;; Christoff et al., 2001; Parsons &
Osherson, 2001; Strange et al., 2001; Kroger et al., 2002). de ahí, dos cuestiones
neurobiológicas siguientes: 1.¿Existe correlación entre las medidas de inteligencia de
las diferencias en la activación de la CPF (córtex prefrontal)? 2. ¿Existe correlación
entre las medidas de inteligencia de las diferencias en las características estructurales
de la CFP? La evidencia en torno a la pirmera cuestión, se dirige hacia estudios usando
la Tomografía de Emisión de Positrones (PET) (midiendo el metabolismo neural de la
glucosa) que han sido realizados por Duncan y sus compañeros, en los cuales hubo
activaciones neurales en respuesta a los ítmes de las altas g-loaded (i.e., difíciles) en
los test de CI, y que se contrastaban con activaciones en respuesta a bajos ítems de g-
loaded (i.e., fáciles) en test de CI (Duncan et al., 2001).
Pensando en la dificultad de los items de los test de CI, tanto espaciales como
verbales, se deduce el que está involucrada y se produzca la bilateral del CPF.
El anterior foco sobre la CPF, sin embargo, no implica que la CPF sea la región
exclusiva del cerebro involucrada en la superdotación. Más bien, la alta inteligencia se
apoya en la red frontoparietal (Gray, Chabris & Braver, 2003; Gray & Thompson,
2004). La razón es que el control cognitivo es otorgado por el funcionamiento frontal
requiriendo la activación persistente de relevantes inputs de otras áreas cerebrales,
para mantener el compromiso con la tarea (Duncan, 2001).
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